reseña - la santa cruz de sade

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Reseña a La Santa Cruz de Sade, estrenada en nuestra ciudad la semana pasada SADE VIVE, LA LUCHA SIGUE Mijail Miranda Zapata Una adaptación, e intervención, deliberada del texto clásico La filosofía en el tocador del Marqués de Sade es la nueva propuesta del elenco Kikn Teatr, en trabajo conjunto con la productora cruceña Aldea Cultural. Este último montaje, dirigido por Diego Aramburo, tiene, precisamente, la particularidad de ser el primero en la trayectoria del cochabambino en abordar el entramado social y cultural de la capital oriental. Eugenia (Nancy Cronen), una muñeca rota, una averiada muchachita punk, es la virgen en busca de grande revelaciones, oficia de redentora. Ella -de la mano de Domancé (Winner Zeballos), Madame de Saint Ange (Gabriela Sandoval) y el propio Marqués (Hugo Francisquini)-, trata de trascender los convencionalismos, acceder a lo más recóndito del entendimiento a través del placer, para imaginar y concretar la realidad más perversamente posible y así liberarse –liberarnos- de las ataduras que, presiente, la condenan a un sino de violencia, infelicidad y anhedonia. Con una estructura fragmentaria, el hilo narrativo y la secuencia dramática no son más que pretextos para la construcción de imágenes, acciones y discursos. Estos últimos, claro, íntimamente ligados a los dos primeros y sin relación con las nociones didácticas y maniqueas a las que estamos tan mal acostumbrados. Todo lo contrario. Las voces que se alzan en la última puesta de Kikn Teatr, son gritos de dolor y rebeldía, sonidos sediciosos y apócrifos, la suma del descontento, el hastío y la necesidad de insurrección. Hablamos de una dramaturgia en la que lo metateatral desborda sus propias capacidades conceptuales y acaba siendo una expresión enana. Aramburo juega con una narración en planos diversos, incluso paralelos, cuyas mayores cualidades son el ruido y el caos. De esta saturación verbal, semántica, espacial y visual, se rescatan, paradójicamente, códigos y mensajes pertinentes a cada espectador, permeando su turbación y dejando, no reflexiones ni conclusiones, sino cuestionamientos, incertidumbres, acaso

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La Santa Cruz de Sade. KiknTeatr

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Resea a La Santa Cruz de Sade, estrenada en nuestra ciudad la semana pasadaSADE VIVE, LA LUCHA SIGUEMijail Miranda ZapataUna adaptacin, e intervencin, deliberada del texto clsico La filosofa en el tocador del Marqus de Sade es la nueva propuesta del elenco Kikn Teatr, en trabajo conjunto con la productora crucea Aldea Cultural. Este ltimo montaje, dirigido por Diego Aramburo, tiene, precisamente, la particularidad de ser el primero en la trayectoria del cochabambino en abordar el entramado social y cultural de la capital oriental.Eugenia (Nancy Cronen), una mueca rota, una averiada muchachita punk, es la virgen en busca de grande revelaciones, oficia de redentora. Ella -de la mano de Domanc (Winner Zeballos), Madame de Saint Ange (Gabriela Sandoval) y el propio Marqus (Hugo Francisquini)-, trata de trascender los convencionalismos, acceder a lo ms recndito del entendimiento a travs del placer, para imaginar y concretar la realidad ms perversamente posible y as liberarse liberarnos- de las ataduras que, presiente, la condenan a un sino de violencia, infelicidad y anhedonia.Con una estructura fragmentaria, el hilo narrativo y la secuencia dramtica no son ms que pretextos para la construccin de imgenes, acciones y discursos. Estos ltimos, claro, ntimamente ligados a los dos primeros y sin relacin con las nociones didcticas y maniqueas a las que estamos tan mal acostumbrados. Todo lo contrario. Las voces que se alzan en la ltima puesta de Kikn Teatr, son gritos de dolor y rebelda, sonidos sediciosos y apcrifos, la suma del descontento, el hasto y la necesidad de insurreccin.Hablamos de una dramaturgia en la que lo metateatral desborda sus propias capacidades conceptuales y acaba siendo una expresin enana. Aramburo juega con una narracin en planos diversos, incluso paralelos, cuyas mayores cualidades son el ruido y el caos. De esta saturacin verbal, semntica, espacial y visual, se rescatan, paradjicamente, cdigos y mensajes pertinentes a cada espectador, permeando su turbacin y dejando, no reflexiones ni conclusiones, sino cuestionamientos, incertidumbres, acaso temores. Los excesos en la retrica teatral en la trayectoria del cochabambino nunca fueron tan oportunos. Porque no son slo recursos artsticos para sustentar esta obra, sino que se corresponden y confrontan a los mecanismos, arbitrarios y agresivos, de los que se vale toda arquitectura meditica para reproducir roles estereotpicos y sus inherentes relaciones de dominacin.Aunque a momentos completamente inaccesible, el hermetismo de La Santa Cruz de Sade encuentra vlvulas de escape en soliloquios confesionales y catrticos en los que los actores, adems de entregarse sin miramientos, acercan al pblico a experiencias ms tangibles e inmediatas. Este vnculo provoca una reaccin emptica en el oyente que, por ms extraviado o indignado que se encuentre, en tanto se confronta a un discurso complejamente codificado y altamente provocativo, se ve reflejado y representado sobre el escenario.Ahora bien, si algo puede reclamarse, es precisamente ese hermetismo que impide a una parte considerable del pblico acercarse a este tipo de experiencias artsticas. No creemos que un teatro intelectual y vanguardista deba estar escindido de un intento de dilogo ms abierto con el espectador. Aunque desde este espacio seguimos y valoramos el trabajo de Diego Aramburo, no todos los que se acercan al hecho teatral tienen nuestra predisposicin. Propuestas que interpelan a la sociedad, ambiciosas discursiva y estticamente, que merecen y exigen mayores auditorios, tambin tendrn que ofrecer ciertas concesiones, en pos de formar nuevos y mejores espectadores.En conclusin, la gran apuesta del director cochabambino quizs resida en el inters por representar un imaginario social, constituido por mltiples niveles de entendimiento, relacionamiento y emocionalidad. Es probable que esta intencin se refleje en la disposicin espacial de los personajes y todos los elementos que componen la escena en La Santa Cruz de Sade. Porque, resulta evidente, la superposicin de planos, desplazamientos y acomodacin de acciones e imgenes, no responde a meras exigencias tcnicas, sino a la necesidad de reproducir y reflejar en el escenario la forma en la que construimos ideologa, o proyectamos deseos, o reprimimos impulsos. Es decir, la forma en la que nos constituimos seres sociales, a partir de rdenes represivos y preestablecidos. Reconstruye, en ltima instancia, las dinmicas que instrumentalizan y objetivizan la sexualidad, como expresin mxima del sujeto de su intimidad y su develamiento-, condenndola a un fro ejercicio mercantil en el que se intercambian lo mismo bienes emocionales, fsicos o econmicos.Apunte no menos importante, es el justo y merecido desagravio que desde este lugar del mundo y a manera de homenaje, se le hace a uno de los ms grandes creadores de la historia de la humanidad que, desde siempre y an ahora, ha sido vctima de persecuciones, prejuicios y desaprobaciones. Donatien Alphonse Franois de Sade, a ms de un gran escritor y filsofo, fue tambin un valiente revolucionario al que no le caben aquellos ignominiosos eptetos de decadente y perverso.Lamentablemente, para nosotros, tambin libertinos irredentos, el texto de Sade, a pesar de haber transitado ms de 200 aos, no pierde validez. Nuestra sociedad sigue sumida en la hipocresa y la doble moral est institucionalizada. Como en esa Santa Cruz que tan bien retrata Aramburo, esa en la que crucifican pblicamente a un hombre de la periferia por abusar sexualmente de un perro, pero eligen por sexta vez un alcalde que ejerce sistemtica e impunemente violencia contra las mujeres de su entorno y, simblicamente, las de toda esa capital. Pero la ciudad de los anillos no es ms que el reflejo de un estado machista y falocntrico que, en cuanto la heterosexualidad de su Vicepresidente despierta sospechas, obliga a montar la boda ms meditica y grandilocuente de la historia poltica boliviana. Las contradicciones de este pas van ms all de lo indio y lo colonial, de lo mestizo y lo originario, de lo camba y lo colla. Detrs de tanta vistosa mscara, hay otras pieles, supurantes y hediondas. Estamos dispuestos a verla? Estamos dispuestos a [email protected]: @mijail_kbx