representación de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo xx. tres momentos

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143 Representación de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos Daniel Noemi Voionmaa (*) RESUMEN Este ensayo analiza la representación de las clases propietarias en la literatura chilena en tres momentos claves del siglo XX: durante la república parlamentaria (Casa grande de Luis Orrego Luco), a comienzos de la dictadura militar (Casa de campo, de José Donoso) y al final de ella (Mala onda, de Alberto Fuguet). La transformación en el modo de representación permite pensar en la elaboración de una “estética de la riqueza”, la cual va acompañada de una disminución en el nivel de conciencia de clase mostrada por esos sectores. Palabras clave: Clases propietarias - literatura chilena - estética de la riqueza. ABSTRACT This essay studies the representation of the propertied classes in three moments in Chilean literature: the early 20th century, during the Parliamentary Republic, in the novel Casa grande by Luis Orrego Luco; at the beginning of the dictatorship, in José Donoso’s Casa de campo; and during the return to democracy, in the early 1990s, in Alberto Fuguet’s Mala onda. The modification in the ways in which these classes are represented allows us to think of an “aesthetics of richness” which goes hand in hand with the withering of class consciousness. Keywords: Propertied classes - chilean literature - aesthetics of richness. (*) Doctor en Literatura de la Universidad de Yale. Profesor Asociado del Departamento de Lenguas, Literaturas y Culturas, Northeastern University. Artículo recibido el 15 de septiembre de 2011. Aceptado por el Comité Editorial el 5 de septiembre de 2012. Correo electrónico: [email protected] UNIVERSUM · Nº 27 · Vol. 2 · 2012 · Universidad de Talca Representación de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos Daniel Noemi Voionmaa Pp. 143 a 162

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143Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentosDaniel Noemi Voionmaa (*)RESUMENEste ensayo analiza la representacin de las clases propietarias en la literatura chilena entresmomentosclavesdelsigloXX:durantelarepblicaparlamentaria(Casagrande de Luis Orrego Luco), a comienzos de la dictadura militar (Casa de campo,de Jos Donoso) y al nal de ella (Mala onda, de Alberto Fuguet). La transformacin enelmododerepresentacinpermitepensarenlaelaboracindeunaestticade la riqueza, la cual va acompaada de una disminucin en el nivel de conciencia de clase mostrada por esos sectores.Palabras clave:Clases propietarias - literatura chilena - esttica de la riqueza.ABSTRACTThisessaystudiestherepresentationofthepropertiedclassesinthreemomentsin Chilean literature: the early 20th century, during the Parliamentary Republic, in the novel Casa grande by Luis Orrego Luco; at the beginning of the dictatorship, in Jos Donosos Casa de campo; and during the return to democracy, in the early 1990s, in Alberto Fuguets Mala onda. The modication in the ways in which these classes are represented allows us to think of an aesthetics of richness which goes hand in hand with the withering of class consciousness. Keywords:Propertied classes - chilean literature - aesthetics of richness.(*)DoctorenLiteraturadelaUniversidaddeYale.ProfesorAsociadodelDepartamentodeLenguas,Literaturasy Culturas, Northeastern University.Artculo recibido el 15 de septiembre de 2011. Aceptado por el Comit Editorial el 5 de septiembre de 2012. Correo electrnico: [email protected] N 27 Vol. 2 2012 Universidad de TalcaRepresentacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentosDaniel Noemi VoionmaaPp. 143 a 162144Porburguesaseentiende,laclasedelos capitalistas modernos que son los propietarios de los medios sociales de produccin y que explotan el trabajo asalariado.Federico Engels.Laburguesahademostradoserlamsadaptabledetodaslasclasessociales; unaclasequehadesempeado,leemosenelManiestocomunista,unpapel verdaderamenterevolucionario.Hasidocapazdereinventarseasmisma,unay otra vez, transformando el orden existente y acomodndolo a sus propios intereses. Sus mismas contradicciones, en lugar de provocar su destruccin, han permitido esta constantereinvencin.ReinvencinquedesdecomienzosdelsigloXIX,almenos, funcionatambincomounaapologadelordenexistente(Lukacs,1967,p.48) enlacuallosobjetosdelahistoriaaparecencomoinmutables,leyeseternasdela naturaleza;esdecir,laburguesainventasupropiajusticacinhistricaborrando su misma historicidad. Todo cambio es solo una apariencia de cambio: la burguesa hacesuyoelmottodeFalconerienelGatopardo:Setuttodeverimanerecom, necessariochetuttocambi,quetodocambieparaquetodopermanezcacomoes. As, un anlisis crtico implica, expresado lo ms brevemente posible, en devolverle y enrostrarle la (su) historia a la burguesa. Y este comienza con la pregunta sobre cmo ha sido posible su devenir nuevo de nuevo. Segn Lukacs es su carencia de conciencia de clase la que ha permitido que esto acontezca. En otras palabras, se tratara de un nosaberquesetransformaensaber.Porcierto,estaactitudestatravesadade contradicciones,lascualessevenexponencialmenteincrementadascuandoleemos este no saber convertido en saber en textos literarios que corresponden, ellos mismos, aunaproduccindelaburguesaparalaburguesa(elarte,comoinstitucin,nos recuerda Peter Brger, es la imposicin por parte de la burguesa de un concepto de arte en la sociedad; la literatura como se suele entender an hoy lo sigue siendo (1992, p. 6).Cmohasidoelrecorridodelaburguesaennuestraliteratura?Cmoselavey cmo se ve a ella misma? En las pginas que siguen esbozo una posible trayectoria de las clases propietarias en Amrica Latina desde el punto de vista de su representacin literaria. Busco mostrar cmo las transformaciones estticas dialogan con los cambios sociales. Como dicho, centro mi estudio en la representacin de la burguesa qua clasepropietaria (en breve me referir a la terminologa); no obstante, es bien sabido que una clase social existe solo en relacin con otras. Como Marx sealara: una clase es una relacin social entre personas mediada por cosas, corresponde a relaciones de produccin que responden al qu hace el individuo antes que al qu posee (si bien ello es tambin relevante), como plantea Weber, para quien clase se dene en trminos de posicinenelmercado(Therborn,2008,p.139).Laideadeclasenohadepensarse demodorgido,especialmentecuandotrabajamosconrepresentacionesestticas de ellas. Es en estas donde la nocin de conciencia de clase se hace particularmente central, puesto que se despliega crticamente (con o sin intencin por parte del autor). En otras palabras, en cada representacin de clase existe una conciencia de esa misma Daniel Noemi Voionmaa145clase (o su ausencia) que es a la vez implcita y explcita, externa e interna1.Quisierasugerir,as,encontradealgunadelaslecturasmarxistastradicionales, queenlatrayectorialiterariaquepresentoacontinuacin,laburguesacomouna de las encarnaciones de las clases propietarias- no muestra la ausencia uniforme de conciencia de clase que Lukacs pareciera atribuirle desde sus inicios. Por el contrario, lo que se observa es una potente (o revolucionaria, podra decirse) conciencia burguesa de s misma; una que decrece, si bien no uniformemente, a medida que como clase vaadquiriendomspoder.Enbreve:elnosaberaumentayconellosucapacidad autocrtica. Esta prdida de conciencia no implica, es necesario aclararlo, una prdida desurolhegemnico,msbienalcontrario,indicasuconsolidacin.Dehecho,la proclamacin del neoliberal n de la historia (n de las ideologas, n de las clases) constituye uno de los nales de ese proceso de prdida de conciencia. As, a mayor poder (no entraremos aqu ha discutir aqu si ese poder es real o no) menor conciencia declase.Es,porcierto,nomsqueunaposibilidadcrtica,abiertayalaesperade suspropias(ynecesarias)contradicciones.Enelhorizontedeesteestudioaparece laelaboracindeunaestticadelariqueza,elanverso,enrelacindialctica,de lo que en otro lugar he denominado esttica de la pobreza. Esto es, no se trata de plantear solo un argumento socio-poltico (aunque tambin), sino observar cmo esa transformacin de la conciencia de clase de las clases propietarias va acompaada de determinadas caractersticas estticas.Loscasosescogidoscorrespondenalaliteraturachilena,sinembargo,creoque lasideasgeneralesylatrayectoriapropuestapuedenservlidasparaelrestodel continente hispanoamericano. Porltimo,esnecesarioefectuarunaaclaracinterminolgica:elttulodelensayo reereaclasespropietarias.Enunborradorpreviohabamosoptadoporelms ambiguodeclasesaltas,enotro,directamenteporeldeburguesa,yenun tercero,poreldeclasesdominantes,clasesgobernantes,uoligarquaquees elempleadoporGrnorRojoensuexcelenteestudioLasnovelasdelaoligarqua chilena. En efecto, el estudio de lo que Edwards Vives llam alguna vez la fronda aristocrtica -como veremos, una parte de las clases propietarias- est lejos de ser una entidad homognea. Sin entrar en disquisiciones que alargaran innecesariamente el trabajo, podemos notar tres aspectos: el empleo del trmino clase, su uso en plural y el adjetivo a l adscrito.1Raymond Williams nos recuerda que Marx no pas de unos cuantos borradores al intentar denir qu es una clase social y aunque mucho se ha escrito desde ese entonces, el trmino sigue siendo impreciso hoy. En tanto relacin econmica, agrupadiversossignicados:puedeserentendidacomoungrupo(objetivo),rangooformacin(1983,p.69).Al enfatizar la nocin de conciencia de clase, estamos pensando en clase como formacin: una organizacin que expresa y se representa a s misma social, poltica y culturalmente. En palabras de E.P. Thompson: we cannot understand class unless we see it as a social and cultural formation, arising from processes which can only be studied as they work themselves outoveraconsiderablehistoricalperiod(1964,p.11).Enelcasoparticulardelaburguesa,cuandoellaseconvierte enlaclasegobernante,surepresentacinestestrechamentevinculada,conlaformacindelEstado-Nacin.Enotros trminos, como plantea Therborn: In the general bourgeois format representation of the ruling class has to be expressed as national representation (2008, p. 183). Esto es de especial importancia en el caso latinoamericano en general y chileno en particular. En efecto, la mayora de las novelas decimonnicas pueden ser (y han sido) ledas en clave alegrica, aludiendo alperiododeformacinyconsolidacindelosEstadosNacin(VaseaesterespectoelestudioyaclsicodeDoris Sommer, Fundational Fictions).Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos.146Como ya referido, una clase existe solo de modo relacional. Gramsci emplea el trmino de clases propietarias para aquellos que son dueos de los medios de produccin. El plural se justica en tanto existen varias clases grupos en este sentido- que son dueas delosinstrumentosdeproduccin.Gramscidistingue,inicialmente,acapitalistas (dueosdelcapital)yterratenientes(dueosdetierras).Ensuconjunto,envarios pasajes,capitalistasyterratenientessonllamadosburguesa(Gramscidestacael carcterurbanodeellos,aadiendountercergrupo,loscapitalistasrurales)2.La burguesa se distingue claramente de una pequea burguesa, la cual pertenece a la clase no propietaria o, en algunos casos, se incorpora a lo que Gramsci llama clases intermedias,delascualesexisteunamplioespectro(Donaldson,2007,p.12).As, nosotros hemos optado por emplear la nocin de clases propietarias en el sentido que el lsofo italiano le atribuye, partiendo, evidentemente, de la conviccin, que la sociedad debe ser entendida en trminos de clase. Asimismo, el concepto de burguesa sirve como sinnimo en la mayora de los casos. Otros trminos que empleamos a lo largodelensayo,clasesaltas,clasesdominantesohegemnicas,requeriran igualmenteunajusticacin(osucrtica),ysonempleadosporrazonesestilsticas, siguiendo, por cierto, el uso habitual que de ellos se hace3. Finalmente, la expresin oligarquaremiteasusentidoetimolgico,gobiernoejercidoporunospocos pertenecientesalamismaclasesocial(segnladenicindelaRealAcademia), locualparecehabersidolarealidadpolticaalolargodegranpartedelahistoria latinoamericana, adems de referir a su componente simblico, como seala Rojo4.En1842JosVictorinoLastarriaproferasufamosodiscursodeincorporacinala Sociedad de Literatura de Santiago y con tal acto performativo se daba inicio ocial alaliteraturachilena.Elaoanterior,porvezprimera,seproducauncambio democrtico de presidente: Manuel Bulnes Prieto reemplazaba a Jos Joaqun Prieto Vial5. Y un ao despus de su discurso, Lastarria publicaba un curioso relato sobre las guerras de independencia: El mendigo. En este, el protagonista mostraba la cara oculta de la gesta libertadora: habiendo luchado por el ejrcito patriota, termina sus das en la ms abyecta de las pobrezas. As, este relato da inicio a una lnea-tendencia 2Del Cuaderno de la crcel 5, se podra inferior que las clases propietarias varan de acuerdo al momento histrico. El pasaje es, adems, sumamente interesante, pues demuestra la complejidad y confusion existente en el uso de los trminos.La idea se repetir luego en el Cuaderno 8, pargrafo 52. Escribe Gramsci, criticando a Mosca: A veces parece que por clase poltica entiende la clase media, otra vez el conjunto de las clases propietarias, otras veces aquello que se llama la partecultadelasociedadoelpersonalpoltico(claseparlamentaria)delEstado(p.21).Vaseelinformativo artculo de Donaldson, Gramsci and Class para una discusin detallada del asunto y una revisin de la nocin de clase en Gramsci.3 Como puede advertirse, el concepto de clases hegemnicas es particularmente complejo. La discusin sobre hegemona, que se da a partir del mismo Gramsci, con la subsiguiente reelaboracin de Laclau y Mouffe -quienes llegan a argumentar queGramsciterminadescartandolanocindeclaseyatacansunocindehegemona-sobrepasaloslmitesdeesta aclaracin terminolgica.4Rojoaclaraelusoqueledaaoligarqua,distancindosedelasimplenocindeunaclasesocialenunsentido restringido: un grupo de personas que ms que el poder material y funcional poseen un poder de carcter simblico, que ellas ejercen generalizando y haciendo participar al conjunto de la sociedad de lo que Cornelius Castoriadis bautiz hace cuarenta aos como un imaginario, el que constituye ni ms ni menos que el presupuesto a base del cual consciente e inconscientementelasociedadencuestinasume(imaginarioinstituido)oconstruye(imaginarioinstituyente)las guras/formas/imgenes a partir de las cuales puede tratar de alguna cosa (pp. 13-14). Estoy de acuerdo con Rojo en la necesidad de apreciar el carcter simblico de la oligarqua, mas esto no excluye la relevancia de su ser tambin una clase social, entendida, como seal arriba, en un sentido ms laxo. 5 Lo de democrtico, como sabemos, es ms bien un concepto formal, especialmente mirado con los parmetros de hoy. No obstante, y ms an si se compara con lo que suceda en los otros pases latinoamericanos, hay una estabilidad formal en Chile que es innegable. Prieto Vial haba sido reelecto en 1836, as el primer recambio democrtico ocurre en 1841.Daniel Noemi Voionmaa147que se prolonga y proyecta hasta el presente en la literatura chilena: la representacin delasclasesexcluidas(ensusmltiplesdenominaciones)ysuantagnicarelacin con las clases que provocan esa exclusin. En breve: el conicto de clases est en los (posibles)iniciosdelaliteraturachilena.EstosetornarmscomplejoenMartnRivas (1862), donde los choques se darn entre las clases propietarias y una incipiente clase media o de medio pelo, mientras que las clases bajas apenas aparecen y cuando lo hacen asemejan marionetas al servicio de un no tan oculto maestro6. Estas divisiones se acentuarn an ms a medida que el proceso modernizador se intensica y con ello la pobreza adquiere rasgos ms terribles y el protagonismo de las masas deja de ser algodevodevilysetransformaenunarealidadsocial.AcomienzosdelsigloXX se producen las primeras masacres de trabajadores. El rgimen seudo parlamentario yoligrquicoqueseimponeenlaguerracivilde1891,excluyealasclasesbajasy medias. La literatura, evidentemente, no est ajena a estos acontecimientos y empieza, de mltiples modos y diversas perspectivas, a dar cuenta de los profundos y radicales cambiossocialesypolticosqueacaecen.Transformacionesquesemaniestan tambin en el campo esttico7. As, en los aos diez y veinte, un modernismo tardo se ve enfrentado a una variedad de vanguardias, las cuales a su vez se opondrn a una literaturaquebuscarunarepresentacindirectayobjetivadelarealidad.Losaos sesenta se nos presentan como un mundo en s mismos: la revolucin en libertad de Frei, y los acontecimientos a nivel mundial parecen engaosamente indicar que otro mundo s es posible. Luego, la experiencia socialista de la Unidad Popular que intenta implementareseotromundo,elGolpeMilitarconelconsecuenteestablecimiento de un rgimen doble de terror -poltico y econmico-, que nos recuerda que bajo los adoquines,alcontrariodelogritadoenmayodel68,nohabaarenadeplaya,yel discutidoyconictivoretornoalademocraciaconstituyenlabasehistrico-social para la literatura de los ltimos 35 aos. Lalaborcrticahaprivilegiadoelestudiodelarepresentacindelasclasesbajasy las clases medias8; as, el esbozo de estudios de las clases propietarias consituye un complementonecesarioy,almismotiempo,proveeunaperspectivadiferentede laproduccinliterariadeunperiodo.Comodicho,ningunaclasepuedeleerseen sosinconsiderarsurelacinconlasotrasclases.Unaclasemedia,porejemplo, quedurantemuchotiempo,carecideunaconcienciadeclaseyquelonicoque pretenda era acceder al mundo de la oligarqua9; o una clase baja que rpidamente 6Esto es, el verdadero conicto de clase, el que no se resuelve, no es entre Martn Rivas y la familia de los Encina (baste sumatrimonioparaprobarlo);sinoelqueexisteentrelosRivas-EncinaylosMolina,lafamiliademediopelo,cuya situacin no se modica sino se mantiene a lo largo de la novela.7 Para una ms detallada revisin y estudio de la situacin cultural y poltica del periodo 1924 a 1938, vase mi libro de prxima aparicin Revoluciones que no fueron.8 Esta aseveracin ha de ser matizada. Muchos son los estudios que s analizan y estudian la presencia de las clases altas y hegemnicas en la literatura chilena, pero en la mayora de los casos estos trabajos corresponden a estudios de novelas o autores particulares, o bien a estudios comparativos entre dos novelas o autores. La nocin de un trayecto o recorrido de la representacin de las clases altas en la literatura chilena no ha sido, hasta el momento, detalladamente estudiada. Evidentemente,lamayoradelosestudiostieneuncarctersociolgicoohistricovaseeltextodeF.Pikeparauna revisin de la bibliografa existente hasta 1960-. El trabajo ya mencionado de Grnor Rojo, publicado durante la escritura de este ensayo, es una bienvenida excepcin. Con su tono ameno e irnico, Rojo efecta una aguda crtica de seis novelas de la oligarqua. Rojo, y en ello este ensayo busca distanciarse, no estudia directamente la idea de una conciencia de clase, dado su rechazo a la idea de la oligarqua en tanto clase social; sin embargo, s alude a la construccin de una conciencia de s misma por parte de la oligarqua. Rojo, adems, le da una gran importancia al posicionamiento del autor, algo que si bien comparto y considero no solo importante sino necesario, no es central en mi anlisis.9 En esto coinciden los historiadores Alberto Edwards Vives y Fredrick Pike y el crtico literario Domingo Mel.Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos.148pasa de ser vista como el roto que vacila entre lo pintoresco, lo cmico y lo pattico, aunproletariadocapazdearmarseyconstituirsecolectivaypolticamente;estos dosfenmenosimpactandediversosmodoslamaneraenquelasclasesaltasson pensadas y se piensan a s mismas. En 1891, como referido, la oligarqua que para EdwardsVivessiemprehabaestadoenpugnaconelpoder-obtieneelpoder poltico con nula o escasa oposicin, y llega a la edad de oro de su predominio (188). Hasta el gobierno de Sanfuentes (1915-1920), la rotativa ministerial es un espejo del funcionamiento de una clase que, desconectada de la realidad social del pas, parece querervivirunbellapocahaciendousodeunosrecursosqueestarnlejosdeser ilimitados.Laespeculacinenlabolsadevaloressetransformaenlaespeculacin delavida:riquezassonhechasydesechasenunsantiamn,latransformacin social implicar una sustancial modicacin de la tica social. En particular, la clase propietaria deja de lado su consabida sobriedad y se hace parte o confunde con lo que muchos estudiosos de la poca llaman los nuevos ricos en una vida de ostentacin y desenfreno. Con la revolucin de septiembre de 1924, se pondr n a este interregno delaRepblicaParlamentaria.Muchocambiar,perocomosiempresucedeconla historia, para que ello suceda, mucho ha de mantenerse igual. Nuestroensayoseiniciaconesemomentodeprofundocambioticoysocial.Un momentoquequisiramoscaracterizarcomounodeacentuacindelaprdidade concienciadeclase:unolvidarsedesmismaquesedespliegaenelregocijodes misma. Pero para lo cual se hace necesario un saber previo: saber para no saber. As, se han escogido tres novelas, que corresponden a tres momentos10 transformadores enlahistoriachilenadelsigloXX.Almismotiempo,esterecorridopuedeleerse comounintentodeesbozarunagenealogahistrico-social-literariaenelsentido deFoucault:observarlasfuerzasytendenciasenfuncionamientoquedanformaa nuestra visin de mundo y desde las cuales se establecen las relaciones de poder que conformannuestrarealidaddecrisisactual.Lasnovelasqueanalizamosson:CasaGrande(1908)deLuisOrregoLuco, Casadecampo(1978)deJosDonosoy Malaonda (1991) de Alberto Fuguet.Casa grandeEn el fondo, la tarea crtica de hoy consiste en disociara este monumento de la literatura cannica chilena que esdon Luis Orrego Luco de la idea que l tuvo de s y de su obra y de juzgarlo por lo que l es en la densa cuantocontradictoria trama de su complejidad.Grnor RojoLa novela de Luis Orrego Luco publicada en 1908 es, probablemente, ms recordada por el escndalo que su aparicin produjo en los circuitos de la high society santiaguina, queporloqueellamuestradeesaclasesocial.Ledaenclave,comoromanclef (seconvirtiendeportedemuchosdescubrirquinseescondatrastalocual 10 Este ensayo es parte de un proyecto ms amplio, que incluye tanto el anlisis de la literatura anterior, del siglo XIX, como el estudio de otros momentos signicativos en el siglo XX (los aos 30 y los 60, por ejemplo). Vernica Romero es quien tuvo la idea original para este estudio y con ella esperamos concluirlo en un futuro cercano.Daniel Noemi Voionmaa149personaje), pas de constituir una crtica general al estado de descomposicin de la sociedad chilena a convertirse en un ataque a individuos particulares. Afrenta de por s considerable, que se agravaba por el hecho de provenir de alguien de la misma clase. As, la reaccin de algunos es un captulo ms de la misma novela; como nos recuerda Mel: El autor fue condenado al aislamiento, se lleg hasta negarle el saludo en la calle y la prensa afecta a los intereses que se crean amagados por el novelista cay sin piedad sobre l. Qu era lo que tanto escandaliz a la sociedad chilena de la poca? La descripcin del modus operandi de los ricos en un periodo donde lo que reinaba era la especulacin pura en los negocios? La ostentacin y supercialidad con que se arrojaba en cara de los otros las riquezas bien o mal adquiridas? El fracaso, incluso ridculo, de un sistema poltico que la misma oligarqua haba luchado por imponer? Lamuestradeunadoblemoralenmateriaderelacionesdepareja,puescomolo demuestran muchos de los personajes, lo nico que realmente importa es el dinero? Unafalsaytambinsupercialreligiosidad?Laaparentedefensadeldivorcio? Oelqueunhombredealcurnia,comongelHeredia,fueracapazdeasesinara sulegtimamujerpara,as,enprincipio,quedarlibreypoderrehacersuvidaen Estados Unidos junto a su nueva infatuacin? Todo esto est presente en un retrato devastador y minucioso de la clase privilegiada y gobernante: sin llegar, al contrario de lo notado por varios crticos, al extremo de un naturalismo zolesco11, Orrego Luco procura incorporar y reunir un realismo sumamente descriptivo en el que se destaca elafnporlaexplicacinpsicolgica.Todoestoprovocaopuedehaberprovocado lairacundiadelectoresylectoras;peroCasagrandenoessolamenteesacrtica. Estaesevidentey,comosealado,contundente;loqueresultamssorprendente, sinembargo,eselmodoenqueOrregoLucoescapazdedescribiratravsdel periplo de Heredia y de su relacin con la hermosa Gabriela Sandoval, el recorrido ytransformacindelaclasealacualellospertenecen;dehecho,comoarmaRojo el verdadero protagonista de Casa Grande no es el histrico Heredia ni menos an su aburrdisima mujer, sino el sector de la sociedad al que ellos pertenecen (pp. 28-29). Desde la despreocupada vida del grupo de jvenes en el verano de 190 en la hacienda del Romeral de Culipeumo, propiedad de los Sandoval, que se describe en el primero de los cuatro captulos -en el cual ngel y Gabriela se enamoran, pero su amor es vetado por el padre de ella, Leonidas12-, pasando por la simblica muerte del viejo Leonidas que sucede al mismo tiempo que la explosin del auge especulativo burstilde1905enelquesecreanempresassinsustentoalguno,yqueprovocael desenfrenoenelgastoyeldespilfarro(hastaellutoseconvierteenunproblema demoda:sombreros,tocasyvestidosnegrosencargadosaPars(p.129);hasta ladesgracianaldondeconuyelacrisiseconmicaproductodelndelaccin nanciera resumida en la cada estrepitosa del valor de las acciones de la compaa 11 Vase el libro de Rojo para una acertada (y divertida) revisin de la crtica sobre la novela.12 Las razones del pater familias, que terminan siendo correctas, estn basadas en una perspectiva sicolgica fuertemente inuida por Bourget (como se seal uno de los aspectos caractersticos del realismo de Orrego Luco). La herencia biol-gica sera fundamental para determinar el comportamiento de los hombres; de ah que la actitud de Heredia sea, a n de cuentas, lgica. De hecho, el nal de la novela es explicado ya en el cuarto captulo de la segunda parte desde esta ptica. La prolepsis del narrador es clarsima: Para comprender la generacin del drama que deba conmover tan profundamen-te a la sociedad santiaguina en una noche de invierno; para penetrar en esos misterios hasta hoy no conocidos, es preciso desnudar las almas, estudiar hasta los antecedentes siolgicos y hereditarios que prepararon lentamente la catstrofe (p. 146). Orrego Luco fue muy criticado por el uso, excesivo para muchos, de este enfoque. Creemos, no obstante, que no deja de existir un cierto dejo, tal vez involuntario, de irona en ello.Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos.150Malveos en la que Heredia tena invertida gran parte de la riqueza de su esposa13 -lo cual indica una diferencia, en denitiva, de clase- y que lleva a muchos a la ruina o al suicidio -como al amigo de la familia Vanard-, el asesinato de Gabriela a manos de su esposo, la nal alucinacin de este y su posible y problemtica redencin.Lanovelaseiniciaenfatizandoelsurgimientodeunanuevaclasedominante,en oposicinalaqueprevalecaenelsigloXIXydelacualLeonidasSandoval,es elsimblicovestigioquemuere14.Lanuevaclasepropietaria,enesteChilepost revolucionario, es una combinacin: La sociedad chilena se compone de oligarqua mezcladaconplutocracia,enlacualgobiernanunascuantasfamiliasdeantiguo abolengo unidas a otras de gran fortuna, transmitindose, de padres a hijos, junto con las haciendas, el espritu de los antiguos encomenderos o seores de horca y cuchillo que dominaron al pas durante la Conquista y la Colonia, como seores soberanos (p.37). Aqu la coexistencia es clave: ha irrumpido un nuevo grupo, los nuevos ricos, quecomparteneldominiodelosmediosdeproduccin;perolacoexistenciaser brutal pues cambiar radicalmente el modo de comportamiento y, por ende, la tica, del grupo dominante. (Ntese adems que este grupo conforma la sociedad chilena). Si en Martn Rivas veamos como la burguesa minera acceda al poder y sitial social delavetustaoligarquaterrateniente,seguaexistiendounaticadelasobriedad, eltrabajoyelrespetoaunamoralidadcristiana-catlica,quesesimbolizabaenel protagonista homnimo; en Casa grande, las nuevas y las viejas clases que detentan el poder son vctimas de s mismas y caen en una espiral de decadencia que parece notenerfondo15.Laminuciosadescripcinquehaceelnarradordelosespacios, particularmenteloscerrados,lasvestimentas,lascostumbresyusossociales,van dando cuenta, paulatina mas inexorablemente, de una tica de vida vacua y supercial, unaqueestregidaporlaleydelmnimoesfuerzoydelaaparienciapura.Sees lo se aparenta, podra ser el motto de esta sociedad, vlido tanto para la apariencia fsicaexternacomoparalasrelacioneshumanasylossinnmerodeaffaires,reales e inventados, que alimentan las ansias de la chismografa local. Todo lo bueno de la antiguaclase,parecedecirnosOrregoLuco,sehaperdido.LaCasagrandeesuna autntica casa de remolienda: la prctica social y la prctica poltica -la cada de un ministerio es tan frecuente y comentada al mismo nivel que las nuevas prendas que llegandePars-quedansituadasalmismonivel.Aestohemosllegado.Quhacer, 13 Como deja muy en claro Gabriela cuando ngel le reprocha por el gasto excesivo en artculos suntuarios -imprescindibles, claroest,paraella-ylaconminaarestringirlos:Mecomolomo,entiendes?,lomo,ynotengoquedarlecuentaa nadie!... (p. 314). Las cursivas, que estn en el original, enfatizan la crtica explcita: los hombres de la clase de Heredia no trabajan, exceptuando la especulacin en la bolsa cuyos resultados ya hemos observado; viven de la dote de su esposa (o de la herencia de ella como en este caso) hasta que ellos mismos hereden. De ah en adelante, ngel no puede decirle nada a Gabriela. 14As,Casagrandeestanto,comosealaGoicdesdesuestructuranarrativaytipodenarrador,lamsacabada manifestacin de la novela decimonnica en Chile (p. 87), pero a la vez est dando cuenta del agotamiento ideolgico de ese periodo. Un agotamiento que tambin se expresa narrativamente en el uso de la tendencia experimental a la Zola, queelmismoGoicnota.ParaRojo,lanovelaconstituyeunadefensadelgruposocialquehaperdidosusmoresyque deberecuperarlas;acusaalageneracinmsjoven,delaquelosprotagonistasdesunovelasonejemplos,dehaber descuidado este mandato (p. 45), que implica la perpetuacin de ser lo que se es. De acuerdo, pero adems Orrego Luco, junto con ese gesto nostlgico, parece -involuntariamente si se quiere,- reconocer la imposiblidad de ese retorno.15LainterpretacindeReginaValdsapuntaenestadireccin,sibien,anuestrojuicio,laclasearistocrticanose autodestruye sino que se transforma. Para Valds, la novela es la gran casa que alberga individuos no individualizados, cada uno atrapado por las normas que rigen al crculo social y religioso al que pertenecen, [] La sociedad aristocrtica haconstruidoalolargodelahistoria,ypormediodesutradicin,unmodelodevidaparalizantequelallevaasu autodestruccin. Esto simbolizan los personajes de ngel y Gabriela (p. 240).Daniel Noemi Voionmaa151entonces? Si la solucin est en manejar las apariencias y hacer como si todo estuviera bien,observamosqueesonoesposible.LareconciliacinentrengelyGabriela, luegodelapublicitadarelacindelconunaprimadonnadelTeatroMunicipal, suviajeaEuropadondeseenamoradeunanorteamericana,Nelly,unaGabriela ms joven, no es, evidentemente una solucin. Ni los hijos logran sostenerlos juntos. LaideadeunavidaconNelly,-quepuedesimbolizarunaseriedeaspectos:desde laatraccinporunamodernidadydesarrolloparticularesalescapedelmundo asxiante de la sociedad chilena; desde la fascinacin con lo extranjero a la reiteracin de la patologa hereditaria de Heredia (no es casual el nombre)-, es destrozada en su mismo punto de inicio. Para llegar a Nelly, ngel ha tenido que asesinar a Gabriela, pero es el mismo asesinato el que le impide volver a ella. El asesinato de Gabriela es la metfora ms potente en Casa grande. Ya el mismo mtodo escogido, el veneno, nos remite al sector social y, en trgica parodia, al recordarnos ciertos textos britnicos, a la idea de Chile como la Inglaterra de Amrica del Sur. Asesinato, adems, que queda socialmente impune; secreto que s se sabe, pero como todo debe mantenerse oculto. Pero asesinato, tambin, que amenza con destruir a la clase misma, una clase que ha llegadoaunpuntodesdeelcualhadebuscardesesperadamentelaregeneracin. Una clase castigada por su vanidad; una vanidad de la cual, en su alucinacin frente a un viejo crucijo, pide perdn ngel. l, como la clase a la cual pertenece, ngeles cados,deberintentarsalirdelapenumbra,laoscuridadalaquehallegado.La novela termina con esa interrogante: podremos salir de este pozo moral y criminal en el que nos hallamos? La respuesta -la oracin recitada frente al Cristo: el que me sigue no anda en tinieblas, mas tendr lumbre de vida (p. 361), parece indicar el deseo, por parte del autor, de un retorno a una vida ms austera y menos ostentosa. En ese sentido,OrregoLucopropondraunregresoauntiempopretritodondetodoera mejor; actitud reaccionaria, por cierto; pero que queda en entredicho cuando volvemos a notar que ngel Heredia larga su confesin y profesa su fe en medio de un estado de alucinacin profundo. La respuesta, la salida de la debacle, entonces, no est solo en ese regreso a un illo tempore, en la recuperacin de un cristianismo autntico: el futuro es inevitable. Qu hacer con su inevitable e inefable modernidad?Casagrande,metforadeesagrancasaqueeselpas,apuntahacialaprdidade concienciadeclasequepresentalaburguesa,sunosaberseloquesees.Ylohace desdeelparadjicosaberdeunodelosdesuclase:OrregoLucoparecieraquerer gritar:nosotrossomosesto,unestoquelveconterrorsevaperdiendo.Pero,asu vez, en ese no saberse lo que se es, va a emerger la natualizacin de la misma clase -sucreerseeterna.Lanovela,comoapuntaRojo,terminaencatstrofe(p.20).Yes ahdondepodemosadvertir,siguiendolalecturaqueJamesonhacedeLukacs,el punto ciego interno de la burguesa y de la experiencia existencial del capitalismo (p. 208). La Contigencia, en Lukacs, marca el lmite de la posibilidad de pensarse a s misma de la burguesa: cuando los eventos ya no pueden ser entendidos deviene la catstrofe y se marca lo irracional. Pero, paradjicamente, esta catstrofe no llevar a la destruccin de la clase que la experimenta, sino a su transformacin y, al mismo tiempo, consolidacin, dejando atrs ciertos aspectos que ya no son necesarios (como, por ejemplo, la supuesta no ostentacin propia de la oligarqua decimonnica). As, al transformarse y vaciarse de su propia historia (dejar de conocerse, ir borrando an ms Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos.152su conciencia de clase), la burguesa ir acentuando su poder. Orrego Luco reclama por la prdida de ciertas costumbres que este paso implica, pero debe reconocer que, comoseplanteabaunpardedcadasantes,laburguesaesunaclasequenecesita revolucionar(se) para seguir existiendo. Viniendo de l, esta crtica y queja corresponden a un mea culpa: es el olvido de su papel histrico y de quin se es y se ha sido (aunque esa conciencia sea originalmente, strictu sensu,falsa; incluso una falsa conciencia puede perderse). As, la combinacin deunincompletonaturalismopsicologista,detalladasdescripcionesespacialesylo que podramos denominar el uso alegrico de la tcnica folletinesca, conforman un textoquecomolapocaquequieredecribirsehallaenunaencrucijadapolticay esttica: Orrego Luco tiene en sus espaldas a Blest Gana y est claramente buscando romper con l. La crisis y desmoronamiento de una clase social (su transformacin) es tambin la crisis de una literatura que lucha por desprenderse del peso del realismo decimonnico a travs de la exacerbacin de algunas de sus facetas.Casa de campoUna pera deslumbrante, sombra y dolorosa.Carlos FuentesTransformacionesfundamentalesocurrenenlasdcadasquesiguenalanovelade OrregoLuco.En1925sevuelveaunsistemapresidencialistayseseparaelEstado de la Iglesia; la dcada del 30, luego de la inestabilidad poltica en el primer lustro, ve el ascenso al poder de un sector importante de las clases medias. As, el de Pedro Aguirre Cerda ser el primero de una serie de gobiernos radicales que producirn un cambio profundo en la poltica y estructura social del pas. Simultneamente, las clases popularesincrementansusdemandasysusvocessehacenmsaudibles.En1970, como parte de este proceso -que se est dando no solo en Chile sino a nivel mundial- asumelapresidenciaSalvadorAllende,conunprogramaquebuscadesarrollar unavachilenaalsocialismo.Elcontrataquedelaburguesaesbrutal:El11de septiembre de 1973 es un golpe y una catstrofe. Un golpe: se derriban los sueos de una sociedad ms igualitaria, loa anhelos de cambioy revolucin; y una catstrofe: la instauracin de una, en palabras del diccionario, grave alteracin del orden regular de las cosas. El estado de excepcin se convierte en lo normal y, mucho ms rpido y ms fcilmente de lo que se podra haber esperado, la mayora de la sociedad acepta lasnuevasreglasdeljuego.Elterrorylarepresin,ladesconanzaylacensura, pasan a ser parte del entorno cotidiano; los intentos de resistencia armada son a ratos irrisorios,aratossuicidas.As,enestecontextoapocalptico,unodeloscircuitos privilegiadosdedenunciay(deintentode)resistenciaeslaproduccinliteraria. Desdeunamplioabanicodeposicionesseacusa,serevelaaquelloquerealmente ocurreyserebelacontralosqueahoradetentanelpoder.Desdeeltestimonioa laexperimentacinvanguardista:todocaminonoessolovlidosino,tambin, necesario.Adems,lamencionadaalteracindelordennormalimplicauna profunda reformulacin discursiva de cmo se piensa a y cmo se conciben las clases socialesensyensusobligatoriasrelaciones.Enparticular,lasclasespropietarias, queduranteelperiododelgobiernosocialistahabanvistoseriamenteamenazado Daniel Noemi Voionmaa153supoder,alretomareltotalcontroleconmico(quenohaban,dehecho,perdido) yacercarsealpoderpoltico-militar,loharndesdeunaposicinmuydistinta.En breve: el golpe del 73 produce un signicativo cambio en la identidad de la clase alta; al dejar de lado toda apariencia democrtica, podra argirse, mostrar todas sus garras. Este desnudamiento ideolgicoiracompaadoconlainsistenciaenlainevitablidad desuser;locualtendrsunonplusultraenlaimplementacindelneoliberalismo y el ya mencionado n de la historia, que tiene como prerrequisito la negacin de su condicin de clase. Sin embargo, con lo que dicha clase no contaba, y esto es un punto que marca su transformacin, era que la recuperacin de su papel y posicin implicara la participacin en su seno de actores que solo unos aos antes hubiesen sido abiertamente rechazados.Publicadaen1978,CasadecampodeJosDonosoconstituye,aprimeravista,una clara alegora de los acontecimientos en torno al golpe de Estado ocurrido cinco aos antes16.Dehecho,yenestoobservamosunadirectarelacinconlaCasadeOrrego Luco, los paralelos que se pueden trazar entre la novela y la realidad son mltiples: Marulanda es el Chile de los ricos, la familia Ventura, que se aprovechan del trabajo de los nativos/clases bajas y crean el mito sobre los antropfagos a los cuales hay que combatiratodacosta.Estemiedoesinculcadoatodaslasgeneraciones,perouno de los que llega relacionarse con esas familias, Adriano Gomara, se da cuenta que la verdad es muy distinta. Comienza a relacionarse con los nativos y rpidamente es declarado loco y encerrado en una torre de la gran casa. Los adultos deciden tener su da de campo y durante ese abandono en que dejan a los nios (el futuro del pas), quepuededurarundaounaocomolanovelaseencargaderepetir,Gomaraes liberado de la torre y toma el poder, permitiendo a los nativos vivir en la casa y hacer uso de sus bienes. Nada de esto sucede fcilmente y la misma actitud de Gomara es en muchos casos contradictoria y criticada por algunos de los nativos. Por si an esto no fuese suciente para establecer un paralelo, Gomara, al igual que Salvador Allende, es mdico. Sin duda, el listado de rasgos que son traducibles es considerable y la crtica existente ha dado buena cuenta de ellos.17 Incluso el mismo texto se muestra conscientedesuseralegrico:Peroqutiemposeranestosquecorransilas consabidas fantasas infantiles, al desbocarse, podan irrumpir, quizs destruyndolo, en el mundo que siempre habas sido como era y que deba seguir sindolo? (p. 262). Porcierto,losnivelesdecrticaquepuedendesprendersedelanovelaabarcan unmbitomuchomsamplio.Elnarrador,enquienconuyeneltpiconarrador omniscientedelanovelarealistadecimonnicoqueapeladirectamentealos 16 Esta contina siendo la interpretacin dominante. Monika Kaup (2005) la dene como an allegorical novel about Latin American history and culture in general and Chiles national trauma of the 1973 overthrow of Salvador Allendes popular socialist government by Pinochets dictatorship in particular (p. 92). Por cierto, la novela de Donoso, de esta manera, sera un modelo de cmo Jameson caracteriz a la narrativa del tercer mundo -alegoras nacionales- en su famoso y altamente problemtico ensayo de 1986 Third World Literatures in the Era of Multinational Capitalism. 17 As, por ejemplo, Beatriz Urraca seala que a nivel alegrico estos grupos forman un microcosmo de la sociedad actual, constituyndoseenrepresentantesdelasclasesquelaforman:laburguesacapitalista(losgrandes),elproletariado(los nativos), los americanos (los extranjeros), los oprimidos (los nios) y el ejrcito (los criados) (p. 114). Nelly Martnez, en tanto, plantea una triple alegora o, como ella lo llama, prcticas discursivas: la del descubrimiento, conquista y colonizacin deAmrica, particularmente la relacionada con Cristbal Coln; la del neo-colonialismo de nes del siglo XIX y principios del XX, tal como se dej entrever en un momento del discurso modernista de Rubn Daro; a la reciente dictadura militar que culmina el intento de Salvador Allende en Chile de desmantelar el desarraigado orden neo-colonial (p. 9). Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos.154lectores y los gua, el narrador como creador que se encuentra en permanente lucha consuspersonajesysupropiacreacin,alaNiebladeUnamuno18yelnarrador autocrticoyconscientedesconrasgosexperimentales(porejemplo,elmismose declara narrador omnisciente (p. 349), efecta una fuerte crtica a la posibilidad de representacin de la realidad que tiene la literatura. La insistencia en ser ccin, en que todo ha sido inventado por su imaginacin -Aquel verano -el que nos hemos imaginado como punto de partida de esta ccin- (p. 20) es la primera declaracin del ser ccin- puede parecer un simple juego retrico, demasiado obvio, para leer la novela, precisamente, al revs: como alegora de la realidad. No obstante, al mismo tiempo,muestralafutilidaddelaobraliterariaquealhacerseconscientedesu capacidaddedenunciaatravsdelaalegorapierdeesemismocarcterydeviene solo texto, o menos an: vaco signicante y signicativo. La biblioteca en la casa de los Ventura, en la cual, al inicio de la historia, Arabela, que es una fuente casi innita deinformacin,pasaencerradacasitodoelda,funcionacomoperfectametfora de dicho vaco: [Wenceslao] Antes de salir, sin embargo, alcanz a ver que Arabela presionaba una seccin de las tallas de la biblioteca, y que paneles de lomos alineados muy prietos en los anaqueles saltaban como tapas, revelando que adentro no haba niunapgina,niunaletraimpresa(p.32).Lanovelasesostieneenestatensin: cmo dar cuenta de la violenta realidad reconociendo que ello es a la vez necesario e imposible. Casa de campo es una lucha de la literatura misma por recobrar su sitial comohechoestticoysocial.Ycomopartedeesalidyenesecontextodeterror quelanoveladescriberealistaynorealistamente,sedespliegalacaracterizaciny transformacindelosVentura,aquellosquedetentanelpoderyrigenlosdestinos de Marulanda.Es la auto-conciencia de ser literatura (de ser parte de lo que Brger denomina Institucin Arte), esto es, su fortsimo carcter metaliterario y, por ende, autoirnico, lo que marca un quiebre fundamental con el texto de Orrego Luco y, as, con el modo en que las clases propietarias son representadas. En otras palabras, el carcter meteliterario, que puede ser caracterizado como un suprarrealismo a ratos, que cuestiona la posibilidad de la representacin literaria, es en s una alegora paradjica de la clase social de los Ventura. Paradjica pues en la negacin de su posibilidad est su mismo devenir. Reconoce que no puede ser, pero al hacerlo se constituye como tal. El problema es uno que apunta tanto a la nocin de representacin como a la de historia. Enefecto,serlanocindehistoriadelosVenturalaqueseverdrsticamente alteradaenlanovela.Sielloshanvividotodoeltiempoenunmundodondelas aparienciasylossimulacrossetomanporlarealidad-siendolarejaquerodeaala 18 Las primeras pginas del captulo 12 marcan el clmax de esta tcnica. En ellas el narrador se describe a s mismo yendo aentregarelmanuscritodenitivodeCasadecampoaleditoryenelcaminoseencuentraconunodelospersonajes, Silvestre Ventura, con quien entra a un bar, conversan y l le lee a Ventura partes del manuscrito, recibiendo una serie de recticaciones por parte de este. Luego de esta escena, en un momento metaliterario (de los que es posible hallar muchos enlanovela)elnarradornosexplicaqusignicanparallospersonajes:Nointentoapelaramislectoresparaque crean en mis personajes: preero que los reciban como emblemas como personajes, insisto, no como personas- que por serlo viven slo en una atmsfera de palabras, entregndole al lector, a lo sumo, alguna sugerencia utilizable, pero guar-dando la parte ms densa de su volumen en la sombra (p. 404). Para un anlisis del concepto de autora y la relacin entre personajes y autor/escriba, vanse los artculos de Beatriz Urraca y de Pedro Melndez-Pez. Adriana Valds enfatiza la importancia de esta estrategia y su relacin con la imaginera demonaca en la obra donosiana, la cual, adems, adquiere singular vigencia en el contexto histrico de su publicacin. Daniel Noemi Voionmaa155propiedadelexplcitosmbolodeestadialctica19-alnaldelanovelaesemundo parecedesmoronarseconlainvasindelosvilanos.Peroaquelloqueestsiendo radicalmente cuestionado y puesto en duda es la estructura de la sociedad proyectada y las relaciones de clase que giran en torno a la propiedad privada, la cual constituye, como bien seala MacAdam, la gran ccin que es desplegada en la novela. A partir del texto de Marx y Engels La sagrada familia, o crtica a la crtica crtica, seala: Esta abstraccin, que Marx y Engels quieren revelar como una ccin y no como un hecho real, es el concepto formativo de Casa de campo (p. 258). Esta ccin, la propiedad privada, contina, y la necesidad de conservarla, engendra otra -los nativos por ser canbales merecen ser esclavos- (p. 259). Para poder mantener este estado de falsa conciencia y seguir acaparando el oro (que haba sido arrebatado a los nativos en un illotemporequepuedeentendersecomoelmomentodelaacumulacinprimitiva), losVenturapocoapocoysindarsecuentavanhaciendoconcesiones.As,cuando regresandelpaseoydecidennovolveralacasasinodejarleslaresponsabilidad alossirvientesderecuperarla,estninvoluntariamenterenunciandoasupapel histrico.Serestenuevogrupoquealhallarunaidenticacinquenoposean antes(lossirvientesadoptanlosvaloresdelosVentura)asumensuposicincon loquelosVenturalleganaserprescindibles(p.259).Peroelestablecimientode esta sociedad nueva es, por cierto, ms complejo y no se trata simplemente de un reemplazo como pareciera sugerir MacAdam, quien no prosigue su anlisis ms all. La oligarqua, para poder mantener su sitial, entra en una serie de pactos y alianzas que, necesariamente la alteran y, como ya sealamos, implican la inclusin de nuevos actorescomopartedelaclasegobernante.LosVenturasolopuedenmantenersu poderycontrolsobrelosniosylosnativosconlaayudadelossirvientes.Como visto,identicacindeestosltimosconlosmilitaresesclarayapuntanosoloal momentodelquiebredemocrticode1973sinoaunarelacinquesevenadando desdemuchoantes20peroqueahoraes,nalmente,descubierta,revelada.Deeste modo,paradjicamente,lanovelaalmostrarlasverdaderasrelacionesdela clasepropietariaestdescorriendoeltupidovelo,leitmotivquesereiteraen mltiplesoportunidadesenlanovela,conquelafamiliaoelnarradorocultanlos sinnmerosdeepisodiosquedignandesagradables.Deestamanera,laclasealta pasa a caracterizarse tambin con los mtodos de represin propios de los militares: latorturayladesaparicin-queaparecenenrepetidasocasionesenlanovela-no sonsoloaceptadasporlaclasegobernantesinoquedirectamentepromovidaspor ella.AscomoenCasagrandelaoligarquachilenaeramostradaeneldespilfarro, viviendo una vida separada del resto la sociedad -a la cual ni siquiera ve-, en Donoso, elderrochedelaclasedominanteserdeotrotipo,responsableyejecutorade lasatrocidadesocurridas,loquesederrochaesviolenciaymuerte.Enefecto,las relacionesentrepoder,clasespropietariasyviolenciasehaceevidente,elveloque 19ParaMaraSalgadoladialcticaapariencia-realidadesunodelospuntalesalrededordeloscualesgiratemticay estilsticamente Casa de campo (p. 284). La reja es el gran smbolo pues aparenta proteccin pero los nativos y los nios fcilmentelassocavan.Labibliotecaconlibrosvacoses,evidentemente,otrocasoextremo.Eljuegodelosnios-La Marquesa Sali A Las Cinco- o las guras del trompe loeil refuerzan an ms esta idea.20 En la larga tradicin democrtica chilena parece olvidarse que los primeros presidentes fueron militares (recin en 1851,conManuelMonttsetieneunpresidenteelectocivil).En1891,laGuerraCivilenfrentaalEjrcitoylaMarina, eltriunfodeestaltimaes eltriunfodelaoligarquaparlamentaria.Adems,paranoextendernosenloconocido,las incursionesmilitaresnosontaninexistentescomoamuchoslesgustarapensar:golpesdeEstadoen1924y1925,la dictadura de Ibez de 1927 a 1931, el catico ao de 1932, dan cuenta de una directa participacin a lo largo de toda su historia de los militares en las esferas del poder poltico.Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos.156las camuaba se ha descorrido. El desnudamiento ideolgico antes referido va de la mano de la brutalidad de su propia violencia.Elotroaspectoqueprovocauncambiosignicativoenelmodusoperandiyenla constitucin de esta clase, es un aspecto que tambin haba existido desde mucho antes, pero que solo ahora queda al descubierto con toda su virulencia. En efecto, la relacin de los Ventura con los extranjeros no es algo que suceda solo al nal de la historia. En la primera parte, antes del paseo que emprenden los adultos, Silvestre, entonces, seenfrentconAdelaida,aclarndolelaposicindedependenciadelafamiliacon respectoalosextranjeros.Eloro,lasriquezasobtenidasporlaexplotacindelos nativos, es comprado por los extranjeros. Sin embargo Adelaida, la hermana mayor, se niega a aceptarlo: los Ventura, declar ella, no dependan de nadie (p. 114). Al nal de la novela, cuando la venta de la casa y de las tierras a los extranjeros es eminente, la actitud ser una de total aquiescencia hacia los extranjeros. Ellos, as como lo hacen lossirvientes,tambinadoptanlaideologadelosVentura(ohasidoalrevs?)y refuerzanyexpandenelaparatorepresivo.Losextranjerossernmsefectivos:al transferirlas[lasminasdeoro]ustedesanuestrasmanosnosotroseliminaremos realmente,nonominalmentecomoustedes,alosantropfagos:lomecanizaremos todoparaprescindirdeellos(p.426).LosVenturasiantesdependandelpoder adquisitivo de los extranjeros, ahora pasan a ser totalmente dependientes de ellos: su pervivencia implica la aceptacin de esta intromisin y de las nuevas reglas del juego (delmercado)queellaconlleva.Finalmente,enestenuevoorden,losVenturase vern obligados a aceptar la participacin de Malvina, hija simblicamente espuria, que roba el oro de las bvedas de la casa y se arranca junto con unos nativos a la ciudad. Martnez ve en esto la gradual emergencia de las clases medias y proletariada [que] debilita el poder hegemnico local y pone en peligro el viejo orden (p. 10). Agrega queestospersonajestambinaludenalosnuevosricos,alaclaseenriquecida durante el periodo de prosperidad econmica (p. 10) durante el rgimen militar. Si bien esta ltima armacin es histricamente discutible (la novela ha sido terminada de escribir en 1978 cuando el auge econmico est recin comenzando), s es acertado armar la participacin de nuevos actores en el mapa del poder econmico y poltico que emergen gracias a la accin de los militares y de la presencia ya no velada de los extranjeros, eufemismo, por cierto, para los intereses norteamericanos. Casa de campo es un testimonio histrico del momento climtico de la transformacin brutaldeunasociedadydesusclases21.Yes,alavez,untestimonioliterariode bsqueda por una voz de denuncia y de innovacin. Funciona como espejo de la clase hegemnica que regir los designios del pas durante el resto de los aos setenta hasta nes de los ochenta y cuyo legado directo, Chicago mediante, se ve con demasiada claridad en el Chile actual. El referido afn metaliterario de la novela, sumado a su profesin anti-realista (el da que puede ser un ao como motivo que se repite) y su carcter alegrico, crea por oposicin un efecto realista ms radical que el logrado por Orrego Luco. Es decir, marcando el carcter literario, reconociendo la imposibilidad delarepresentacinmisma,Casadecampolograunacaracterizacinmsrealista, 21 En este sentido, contradice totalmente lo que plantea Anna Houskov en su artculo La narrativa chilena de resistencia antifascista, donde acusa a Donoso de que si bien ha adoptado posiciones antifascistas, su obra no es consecuente con estas posiciones (p. 36). Daniel Noemi Voionmaa157potente,deunaclasesocialenelmomentoenquelaviolenciaenlacualellase hasustentadohistricamentesehacevisibleyconelloslaconcienciadesmisma pasaaunlugarmayordeocultamiento.Laaporafunciona:ensuimposibilidad representativa (realista) radica esa misma posibilidad.El sery eldevenirposteriordelasclasespropietarias,larutahaciala(casitotal) desaparicin de la conciencia de s misma, que analizaremos en Mala onda ya estn inscriptosenlaviolenciayelterrorqueaqusenosensea.Unnosaberseque posibilitasujusticacinsinjusticia.Loquevieneserunmaquillajedemocrtico. Pero en los nuevos tiempos, en la era del vaco, a veces la apariencia y el simulacro son la realidad Mala onda debo reconocer que Fuguet ha tratado la jerga de cierta juventud burguesa actual con cierta plasticidad literariaIgnacio ValenteLa publicacin en 1991 de la primera novela de Alberto Fuguet provoc un escndalo quesibiennoalcanzlasdimensionesdeldeCasagrande,fuesucientepara catapultar al escritor a la fama. La crtica furibunda y moralista del crtico canonizador delmomento,IgnacioValente,sacerdotedelOpusDei,eratajante.Comenzabaas: slo pude leerla hasta la mitad. Se me hizo insoportable. Grandes sern las tragaderas que necesita un crtico literario, y creo que las mas lo son, pero no llegan a tanto como para terminar esta bazoa. Si bien reconoce cierta agilidad en la prosa del escritor, esconelmundoquesedescribeconelcuallsehaestrellado.Mundoqueda cuenta de la peor onda de la novela chilena actual; mundo que se caracteriza por laabrumadorainanidaddeesosmuecosdeclasemedia-altasantiaguina.Esos muecos de clase media-alta se ubican en una doble encrucijada temporal que es clave en el texto. La primera temporalidad es la del acontecer del relato: el diario de vidadelprotagonista,MatasVicua,abarcadel3al10deseptiembrede1980,los das previos al plebiscito en el cual se raticara la nueva constitucin poltica creada por Pinochet con el n de perpetuarse no solo l sino el sistema por l implementado ydelcualMatasysuclasesehanbeneciado.Lasltimascincopginas(de330) correspondenal14deseptiembre.As,comopuntodepartida,lanovelatratade un periodo sumamente complejo y violento desde la perspectiva poco usual, para la literatura hasta ese entonces, de, primero, un joven, y, segundo, de la clase acomodada, perteneciente a una familia que ha aprovechado del bienestar econmico que ha trado para unos pocos la dictadura y que, por lo mismo, son partidarios del rgimen. MalaondaesunBildungsromancondensadoenunasemana.Setratadelaprendizajede Matas; uno que est marcado por la situacin poltica y econmica de su momento: partedelasalvacinmomentneadelprotagonistaesdarsecuentadeesarealidad poltica.Dehecho,enelmomentodelclmaxdelanovela,cuandolabandonasu casa -aunque solo sea por un par de noches- la razn que ha gatillado los hechos ha sido un comentario poltico de Matas sobre el comportamiento de su clase social quevive desconectada, tal como suceda en Casa grande, de la realidad social. En medio de una cena de cumpleaos, el to Sergio est contemplando las carnes y jamones y Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos.158ensaladas y langostas y frutas y alcachofas rellenas (p.276). El polisndeton refuerza la sensacin de riqueza y acumulacin: es un y que suma y suma; no hay necesidad deelegir,elloslotienentodo.Anteelcomentariodelto-Ydespusdicenqueen Chilenohayqucomer-,Matasdiceloquedebodecir:Porqunosedauna vueltaporlaspoblacionesydejadehablarhuevadas(p.277).Matasnuncaha estado en una poblacin (poco despus arrancar, miedoso, de su nico acercamiento a una), pero no obstante maniesta su quiebre con su familia de esa manera. Es, por cierto,elresultadodeunprocesoqueincluye,comoentodanoveladeformacin, lacompaayguamomentneadeciertospersonajes.Unbarmandeizquierdas pero amante de la cultura de los Estados Unidos, Alejandro Paz de Chile; un msico norteamericanoenbuscadesusalvacin;HoldenCaueld,elalterego,conquien comparte tambin su ser judo, que halla en la novela de Sallinger; una profesora de castellano,FloraMontenegro,cuyasclasessonlasfavoritasdeMatasyenlasque lobtienelasmejorescalicaciones(nodejadesersignicativoquelapruebaque es devuelta al curso es sobre Casa de campo y el comentario que Flora escribe junto a la respuesta de Matas a la pregunta sobre a qu momento determinado se reere la novela es otro ingrediente ms en el aprendizaje poltico de l: parece claro que Donoso est hablando del Golpe de Estado de 1973 Te parece normal que se torture, que ocurran secuestros, que los sirvientes castiguen a los nios con autorizacin de los padres? (p. 209). As, estos elementos le permiten a Matas tener una visin de loquesucede,aprender,yeseaprendizajeconstituyeensumismaconstruccin,la revelacin de la realidad de su clase -Matas es el narrador, la voz de su grupo social- que tanto espant al crtico de El Mercurio. La juventud santiaguina de clase media-alta es caracterizada por la aparente supercialidad en su comportamiento y, en lo que no deja de ser otra similitud a lo que observbamos en la novela de Orrego Luco, por escasa o nula importancia que tiene el trabajo. Se trata de pasarlo bien y ello puede incluirmsica,sexoydrogas.Sinembargo,yestonohasidonotadoporlacrtica, ese comportamiento de Matas y su grupo de amigos es un resultado y reejo de lo que ha sucedido con las generaciones mayores, con el modelo que les han impuesto sus familias. Y, en este punto, la alegora de la nacin se torna evidente. La familia de Matas solo mantiene su forma exterior, como Gabriela y ngel, solo funcionan para afuera.Ambostienenamantes,nohaycomunicacinentreellosyterminanconla separacin total. La madre se va de la casa (metafricamente, para Matas, muere) y el padre se revela tambin como un adolescente, incapaz de enfrentarse y reconocerse a s mismo. La escena hacia el nal -que por suerte Ignacio Valente no alcanz a leer- nosmuestraapadreehijointercambindoseprostitutasyconsumiendowhiskyy cocana. Es el punto de inexin, de ah en adelante, dice Esteban, todo ser diferente, un nuevo comienzo. La novela concluye el comienzo de ese comienzo: el sentimiento liberadordeMatas,desentirseasalvoporahoradejandoatrslamalaonda, mientras desciende el cerro San Cristbal, bajo el amparo de la sombra de la virgen queseyergueensucima22.Ahorabien,estavisindeunaclasequeviveenla opulencia y el despilfarro, una realidad econmica cticia, que termina provocando laquiebradealgunos,tieneunladomuchomsoscuroqueledasuespecicidad alacaracterizacindelaclasedominante.SielpadredeMatas,Esteban,esan 22Estenal,cuyaaspectoreligiosoesotraconexinmsconCasagrande,hasidoledocomounhomenajealcuento de Antonio Skrmeta El ciclista del San Cristbal. Es interesante pensar en los diferentes momentos histricos que se conectan de esta manera. Desnudo en el tejado, la coleccin de cuentos donde aparece El ciclista fue publicado en 1969.Daniel Noemi Voionmaa159de cuentas un pobre diablos, un verdadero papanatas que quiere ser amigo de su hijo, el padre del mejor amigo de Matas, Nacho, es el smbolo de la clase gobernante ensufacetamsopresora.l,unmiembrodealtorangodelaArmadachilena,ha desheredado a su hijo por no querer este seguir sus pasos en la armada. Sin embargo, Nacho y sus amigos se aprovechan de ese contacto tanto para beber a destajo en el bar de moda, el Juanchos, (simplemente cargan a la cuenta de su padre lo que consumen; ademslasrelacionesdeldueodelbar,ydeltrcodedrogasconPinochetson explcitas en la novela), como para ubicarse por encima de la ley. Cuando la polica los detienepocosminutosantesdeltoquedequeda,Nachomuestralaidenticacin correspondienteylospolicasterminancuadrndosefrenteaellosyescoltndolos a su casa. La ley, observamos, no se aplica para esta clase. Esta ley diferente acompaa alusoirrestrictodelafuerza-tambinfueradetodaley-,yelpodereconmico-la dictadura impone las reglas del juego-. La clase civil que acompaa a la dictadura, y que por lo mismo comparte y es cmplice del poder, se ubica en esa posicin supra-legal. No es solo una super-abundancia de bienes y el dispendio de ellos, es una clase que est marcada por el exceso totalitario, un exceso que tiene su versin ms liviana en la vida de los jvenes, pero que adquiere su verdadera faz, criminal, en la gura del padre de Nacho. Ahorabien,sealbamosquelanovelaconcluyeconunadobleposibilidadde redencin,laqueprometeelpadredeMatas(maanaempecemosconalgn orden (p. 324) le dice a su hijo al ingresar al prostbulo de lujo) y la del mismo joven, su salvacin por ahora. Esto es, la novela se abre hacia un despus. Y es en este instantecuandopodemosconectarconlasegundatemporalidadquehabamos dejado pendiente al inicio de nuestro breve anlisis. Los hechos de la novela suceden en1980.Peroellahasidopublicadaen1991:Malaondaes,tambin,lanovela delretornoalademocracia.Deesemodo,ladescripcindelaburguesaqueha aprovechadoeconmicaypolticamentedeladictadurayquesehaconstituido enunanuevaburguesa,estenlasbases,enlosfundamentos,delnuevoChileque emerge. Un Chile que continuar aplicando un sistema neoliberal en el cual la clase propietaria no encontrar lmite alguno para sus ansias de poder y enriquecimiento. En consecuencia, la salvacin de Matas es momentnea y paradjica: el nuevo Chile que surge con el cambio de gobierno no es ni ser un borrn y cuenta nueva: lo que hasucedidoantessigueypermaneceah.Enesesentido,lanoveladeFuguetera un llamado de atencin para la democracia naciente: miren, pareca decir, esta es la gente que como sociedad hemos creado y la vuelta a la democracia no los va a hacer desaparecernicambiar.Chileesyserotro:suclasedominantecontinuarsiendo lamismayactuandodemodosimilar-alaquesenosdescribeenMalaonda.Si Matas Vicua en 1980 tena 17 aos, hoy casi 35 aos despus, no sera extrao que fuese gerente de una empresa o, por qu no, diputado o senador del nuevo Chile. El espanto de Valente, as, adquiere singular vigencia: solamente estaba apuntando en direccin errnea.23Fuguet,quienparticipenuntallerliterariodirigidoporDonoso,tambinhace 23 La novela y Fuguet no han dejado de ser criticados fuertemente por la crtica acadmica. La estrecha, aunque a nuestro juicio ambivalente relacin con el neoliberalismo, es la razn principal de crtica. Vase la introduccin y los dos primeros captulos de De Macondo a McOndo de Diana Palaversich; el tercer captulo y excelente crtica de Luis Crcamo-Huechante en Tramas del mercado; la provocativa lectura de Rub Carreo en Memorias del nuevo siglo, solo por nombrar algunos. Representacin de las clases propietarias en la literatura chilena del siglo XX. Tres momentos.160empleo del recurso a la metalitaratura -la novela es un diario que Matas escribe- yhaymltiplesreferenciasasuescriturayaotrasnovelas(esuntextomucho msliterarioqueloquelamayoradelacrticasuelesealar).Almismotiempo, hayunamenorcomplejidadenelniveldelosplanosderealidadquesemanejan, devocesnarrativas(shayundesdoblamientodelaconcienciadeMatas,que enalgunasedicionesestencursiva)y,engeneral,latramanopresentamayores complicaciones.Aestosesumaelempleodeunlenguajemscoloquial(usodel argotparaValente),esdecir,unlenguajeconexpresionescoloquialesyungran empleodereferenciasalaculturapopular(cineymsicaespecialmente).Todo esto es usualmente incluido en las crticas a la novela -los adjetivos de comercial, light,sonfrecuentes-ysurelacinestrechaconelsistemaeconmiconeoliberal ylaculturadelespectculoamericana.Noobstante,esenestamismallanezade estilo,simplicidadsisequiere,dondesedescubrelaposiblidaddelpasonal enlaprdidadeconcienciadeclasedelaburguesa.Ahorayanoquedanadaque ocultar:inclusolasdistancias(ccin-realidad,culturaalta-baja,etc.)enunavena muypostmoderna,sedesvanecen.Nosetratadecalidadliteraria,tampocodesi lanovelaesunaapologadelneoliberalismo,lanovela-enunalecturaposible- desnuda el devenir de la clase propietaria, incorporando la violencia de Donoso y el derroche y alienacin que apareca en Orrego Luco. Su subterfugio es la vida de un adolescentequeestapuntodeconvertirseenadultoenunnuevoChile;unChile que tambin debe dejar atrs su traumtico pasado. Pero Matas no puede dejar de ser quien es: el representante del nuevo poder econmico producto de la dictadura (ms all de si ciertos negocios funcionen o no). As, lo que la novela abre al futuro eslainterroganteporlaconciencia(ylasalvacinono)deesaclasesocial,deesa clase propietaria en el Chile que se viene. Lo hace, desde una visin crtica, al mostrar la plenitud que alcanza el no saber (se) de Matas y de su clase. Aquello que tanto se lahacriticado-sunomostrarlasrealidadesmayoritariasdelpas-constituyeuno desuspuntosclave:laclasedeMatasnobuscasituarseenuncontextohistrico, eseterna,paraellalaHistoria(conmayscula)haterminado,soloquedan,quizs, posible historias minsculas. De este modo, se cierra un ciclo de paulatina desaparicin de conciencia de clase de laburguesa,quevaacompaadodeunamayorvisibilidaddelaviolenciaquele acompaa y, sin dejar de notar una serie de transformaciones, de su saberse en su no saber como nica alternativa, ms all de la historia. La prdida de conciencia es, a n de cuentas, la otra cara de su triunfo (por ahora), el ejemplo de lo que algunos llamaron el n de la historia. Pero como sabemos, la historia no tiene un n (su n es solo una partedesuhistoria).Laliteraturaqueacompaaaestahistoriayquetambinla constituye, en los ejemplos que hemos dado, puede pensarse como un recorrido de transformacin realista y alegrica, adems de tica y moral; es, tambin, reconocer la capacidad realmente revolucionaria de una clase social que incluso en sus momentos mscrticoshasidocapazdereinventarse.Esasreinvencioneshanllevadoala burguesa a desconocerse o negarse en tanto clase, en un proceso que, como visto a travsdeestasrepresentacionesliterarias,hasidopaulatinomasnotorio.Esto,que es su condicin de necesidad, puede convertirse en su peor enemigo. Quizs. Ciertos nales han sido profetizados antes y seguimos esperando. BibliografaDaniel Noemi Voionmaa161Brger, P. y Brger, C., The Institutions of Art, Lincoln: Nebraska Press, 1992.Donaldson, M., Gramsci and Class Faculty of Arts - Papers. Mayo. 2007. 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