reportaje "entre las sobras", gerardo sifuentes marín - mención honorífica

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Entre las Los desechos generados por la sociedad moderna superan la capacidad para contenerlos, afectando el ambiente y nuestro estilo de vida, por ello han surgido iniciativas tecnológicas que pretenden ayudar a reutilizarlos en nuestro beneficio. Por Gerardo Sifuentes 126 PARTE III Energía bacteriana 120 PARTE I Abrir espacio 124 PARTE II Renacimiento electrónico DOCUMENTO sobras Parte I Abrir espacio C áscaras, envolturas, papeles, envases... los desechos sóli- dos que generamos –aquellos materiales que ya no resultan útiles o funcionales para nues- tra vida diaria– delatan lo que somos y lo que hacemos. Dan una idea del núme- ro de integrantes del hogar, costumbres alimenticias, marcas de consumo predi- lectas, estado de salud, finanzas, man- tenimiento de la casa, etcétera. Desde que hace entre 9,200 y 8,000 años, a co- mienzos del periodo Neolítico, el hombre adoptó un sistema de vida sedentario, la disposición de sus residuos fue uno de los primeros problemas que hubo de re- solver. Tras la adopción de la agricultura, los habitantes de asentamientos perma- nentes solían cavar zanjas en los alrede- dores para enterrarlos, acto que desde la perspectiva sociológica demuestra responsabilidad con la comunidad a la que se pertenecía. Esos depositorios, ahora convertidos en auténticos tesoros arqueológicos, nos permiten compren- der de qué manera la gente de entonces lidiaba con el ambiente, así como su es- tatus y condición económica. En la era moderna la basura se ha con- vertido en un problema ambiental y social que ocupa la agenda de muchos países. Las estrategias para enfrentarla son va- rias, aunque todas tienen en común una urgente necesidad por cambiar la actitud y educación de las personas, empresas y gobiernos. Para los ciudadanos comunes podría pensarse que todo termina cuando barremos y entregamos las bolsas de ba- sura al camión recolector; sin embargo es ahí donde precisamente comienza un gran dilema con implicaciones para la comuni- dad, la ciudad y el planeta. Cupo limitado Dado que poco más de la mitad de la po- blación mundial vive en áreas urbanas, el manejo de sus desperdicios implica un reto logístico de gran magnitud a futuro, y cual- quier descuido en su administración puede provocar auténticos desórdenes sociales. Tomemos por ejemplo lo ocurrido durante 2010 en Nápoles, al sur de Italia, la tercera ciudad más grande de aquel país y capital de la región de Campania: los tiraderos de la urbe y su zona conurbada fueron cerrados dado que habían llegado a su límite máximo. Al quedarse sin lugar para recibir los desper- dicios, el servicio de recolección local detuvo su trabajo durante tres meses, en los que se acumularon hasta 10,000 toneladas de ba- sura, las cuales quedaron amontonadas en las calles. El aire viciado obligó a suspender clases en las escuelas y la gente comenzó a quejarse no sólo por el mal olor que inunda- ba el ambiente y la proliferación de insectos, sino porque también muchos presentaron erupciones en la piel. Los bomberos acudían El problema de la basura FOTO: GETTY IMAGES 120 muyinteresante.com.mx muyinteresante.com.mx 121

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Entre las

Los desechos generados por la sociedad moderna superan la capacidad para contenerlos, afectando el ambiente y nuestro estilo de vida, por ello han surgido iniciativas tecnológicas que pretenden ayudar a reutilizarlos en nuestro beneficio. Por Gerardo Sifuentes

126 pa rt e I I I Energía bacteriana

120 pa rt e I Abrir espacio

124 pa rt e I I Renacimiento electrónico

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sobrasParte IAbrir espacio

Cáscaras, envolturas, papeles, envases... los desechos sóli-dos que generamos –aquellos materiales que ya no resultan útiles o funcionales para nues-

tra vida diaria– delatan lo que somos y lo que hacemos. Dan una idea del núme-ro de integrantes del hogar, costumbres alimenticias, marcas de consumo predi-lectas, estado de salud, finanzas, man-tenimiento de la casa, etcétera. Desde que hace entre 9,200 y 8,000 años, a co-mienzos del periodo Neolítico, el hombre adoptó un sistema de vida sedentario, la disposición de sus residuos fue uno de los primeros problemas que hubo de re-solver. Tras la adopción de la agricultura, los habitantes de asentamientos perma-nentes solían cavar zanjas en los alrede-dores para enterrarlos, acto que desde la perspectiva sociológica demuestra

responsabilidad con la comunidad a la que se pertenecía. Esos depositorios, ahora convertidos en auténticos tesoros arqueológicos, nos permiten compren-der de qué manera la gente de entonces lidiaba con el ambiente, así como su es-tatus y condición económica.

En la era moderna la basura se ha con-vertido en un problema ambiental y social que ocupa la agenda de muchos países. Las estrategias para enfrentarla son va-rias, aunque todas tienen en común una urgente necesidad por cambiar la actitud y educación de las personas, empresas y gobiernos. Para los ciudadanos comunes podría pensarse que todo termina cuando barremos y entregamos las bolsas de ba-sura al camión recolector; sin embargo es ahí donde precisamente comienza un gran dilema con implicaciones para la comuni-dad, la ciudad y el planeta.

cupo limitadoDado que poco más de la mitad de la po-blación mundial vive en áreas urbanas, el manejo de sus desperdicios implica un reto logístico de gran magnitud a futuro, y cual-quier descuido en su administración puede provocar auténticos desórdenes sociales. Tomemos por ejemplo lo ocurrido durante 2010 en Nápoles, al sur de Italia, la tercera ciudad más grande de aquel país y capital de la región de Campania: los tiraderos de la urbe y su zona conurbada fueron cerrados dado que habían llegado a su límite máximo. Al quedarse sin lugar para recibir los desper-dicios, el servicio de recolección local detuvo su trabajo durante tres meses, en los que se acumularon hasta 10,000 toneladas de ba-sura, las cuales quedaron amontonadas en las calles. El aire viciado obligó a suspender clases en las escuelas y la gente comenzó a quejarse no sólo por el mal olor que inunda-ba el ambiente y la proliferación de insectos, sino porque también muchos presentaron erupciones en la piel. Los bomberos acudían

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a sofocar cientos de montones a los que ciu-dadanos había prendido fuego en un inten-to por librarse de ella pero que finalmente empeoraba la contaminación. A punto de declararse una emergencia sanitaria, hubo también enfrentamientos entre la policía y habitantes de una zona donde se planeaba abrir un nuevo tiradero, justo en los alrede-dores de una reserva ecológica a los pies del volcán Vesubio. Finalmente la situación se resolvió con la ‘exportación’ de la basura a incineradores y rellenos sanitarios ubicados en Holanda y Alemania, y la apertura de un nuevo relleno sanitario. Esta clase de episo-dios ya se habían presentado en aquella re-gión de forma continua desde mediados de la década de 1990, y desde entonces el go-bierno italiano ha invertido unos 3,000 mi-llones de dólares para remediar la situación, aunque sin éxito inmediato, esto sin contar las multas por parte de la Comisión del Am-biente de la Unión Europea. Además, al pro-blema se suma el hecho de que en esa parte del país, entre las ciudades de Marigliano, Acerra y Nola, la mafia italiana ha utilizado terrenos de los alrededores para depositar de manera ilegal grandes cantidades de de-sechos tóxicos industriales procedentes de la zona norte de la península, afectando la salud de decenas de miles de habitantes.

utopía verdeLos rellenos sanitarios y tiraderos al aire li-bre contribuyen no sólo a la pérdida de las grandes extensiones de terreno que ocu-pan, sino también contaminan los cuerpos de agua superficiales y subterráneos, per-judican la calidad del aire y se convierten en focos de infección de enfermedades.

En una ‘utopía verde’ la meta sería no ge-nerar desperdicios, situación que luce im-posible, aunque bien se les podría reducir al mínimo –como ya se ha comenzado a ha-cer– aprovechándolos en formas diversas, ya sea reciclándolos o reutilizándolos. Este objetivo es un enfoque conocido como Cero Basura y ha sido adoptado ya por ciudades como Buenos Aires (Argentina), Estocol-mo (Suecia), o Sídney (Australia). Existen ejemplos que bajo este esquema han al-canzado metas muy ambiciosas, como el de San Francisco, Estados Unidos, donde según reportes de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de aquel país, 77% de los desechos sólidos que ahí se generan han encontrado nuevas funciones o servido

como ingredientes para composta; el obje-tivo que pretenden es alcanzar el 90% para el año 2020. En la ciudad de Los Ángeles se calcula que dos terceras partes de su basu-ra siguen la misma alternativa. EPA estima que en el resto de las urbes de aquel país sólo una tercera parte de sus desperdicios han evitado el camino hacia el relleno sani-tario. Ésta es la meta última de la estrategia de Basura Cero: eliminar, en lo posible, el uso de estos depósitos hasta prácticamente desaparecerlos –en teoría–, debido a su alto costo, tiempo de vida limitado –entre 10 y 15 años– y el daño irreversible a los suelos y cuerpos de agua que significan. Además, la disponibilidad de terrenos para confina-mientos se limita cada vez más con el creci-miento de la mancha urbana, por lo que es urgente considerar su eventual reemplazo –así como reducir el uso de incineradores y eliminar los tiraderos a cielo abierto, tan persistentes en algunos países–.

Las tácticas para alcanzar estos objetivos han sido muy diversas e involucran por

supuesto a todas las partes del proceso de recolección de la basura. Un ejemplo desta-cado es la coordinación que han mostrado los pepenadores de la ciudad de Pune, India, núcleo urbano de tres millones de habitan-tes (donde cada uno genera en promedio 0.3 kilos de basura). En los últimos 20 años estos recolectores se han organizado en una cooperativa funcional conocida como Colecta y Manejo de Desperdicios Sólidos, que ofrece el servicio de recolección a do-micilio –”puerta por puerta”– para realizar ellos mismos la separación de los desechos orgánicos in situ. De este modo, al tiempo que mejoran su calidad de vida sin la inter-vención gubernamental, ahorran al año un promedio de 2.8 millones de dólares al mu-nicipio –cuyo sistema de recolección tiene severas limitaciones–, brindando el servicio a 330,000 hogares, es decir 47% de la ciudad. Otro hecho es que 92% de sus 2,000 miem-bros son mujeres, quienes pertenecen a la casta social dalit, la más baja según los usos y costumbres en aquel país.

Algo parecido al caso anterior surgió en la provincia vasca de Guipúzcoa, España, don-de sus 19,300 habitantes generan alrededor de 0.86 kilos de basura diarios cada uno. En 2002 los tiraderos de la zona se abarrota-ron y el gobierno decidió clausurarlos y adquirir incineradores para deshacerse de los desperdicios; sin embargo, la intensa oposición de la ciudadanía a esta opción dio como resultado un movimiento civil en el que se creó una organización de recolec-tores voluntarios. Éstos, al pasar casa por casa recogiendo los desechos orgánicos, redujeron 80% la cantidad de basura que llegaba a los confinamientos, evitando su saturación. Los resultados demostrados pueden ser tomados como ejemplos de co-laboración y cultura ciudadana moderna, aunque cada país tiene sus particularida-des muy propias, como el nuestro.

Basura de la casaEn México cada uno de sus habitantes ge-nera entre 0.9 y 1.5 kilos de basura al día. De las 47.8 millones de toneladas de residuos sólidos que se acumulan anualmente (ci-fras de 2011), son el Estado de México y el Distrito Federal las entidades que más con-tribuyen a esta cantidad, con 6.6 millones y 4.9 millones de toneladas respectivamente. Les siguen los estados de Jalisco (2.9), Vera-cruz (2.25), Nuevo León (2), Guanajuato (1.9) y Puebla (1.85). Del gran total de los desper-dicios, se estima que 53% lo constituyen re-siduos orgánicos –de ahí la importancia de

separarlos–, 28% podrían reciclarse y 19% no son aprovechables –y por lo tanto serían los únicos que terminarían en el depósito–.

Sin embargo no toda la basura que se ge-nera acaba en los lugares especializados. Una parte, entre 8 y 12%, es seleccionada de forma previa por un sector informal de la so-ciedad integrado por miles de recolectores y pepenadores que viven de su comercio. Así vidrio, aluminio, cartón, fierro y plástico es vendido entre miles de pequeños comercios dedicados a devolver estos materiales al ci-clo de producción industrial. Por lo general controlados mediante sindicatos con filia-ciones políticas, algunos de estos grupos han entrado en conflicto con la privatización de la recolección de basura en ciertas ciuda-des, y quizá no estarían de acuerdo, por mo-tivos económicos, con los lineamientos de proyectos similares a los de Pune o Guipúz-coa. El doctor Héctor Castillo Berthier, pio-nero en el estudio sociológico de la basura en la Ciudad de México, afirma que tan sólo en la capital del país unas 250,000 personas dependen indirectamente de este proceso, que en conjunto genera ganancias millona-rias aunque las condiciones de marginación e insalubridad en la que viven buena parte de los pepenadores es otro de los proble-mas sociales que requieren atención. Por lo pronto, las campañas para promover entre

los ciudadanos la clasificación y separación de los desechos antes de entregarlos al ser-vicio de recolección, avanza poco a poco en las diferentes ciudades del país, pero toda-vía hay mucho por hacer.

Una forma de alcanzar los objetivos pro-puestos por la iniciativa Cero Basura, y al mismo tiempo proporcionar fuentes de trabajo, podría encontrarse en un ambicio-so plan conocido como Biotecnología Inte-gral de los Residuos Sólidos Municipales y Agroindustriales (BIRSMA), el cual consis-te en la clasificación previa y reutilización integral de los desperdicios por medio de plantas de reciclaje industrial y biológico –de acuerdo con las necesidades de cada municipio– donde la basura se convierta técnicamente en materia prima que funja como un “recurso generador de empleo” sin que deteriore el ambiente que la concentra. El maestro en ciencias Sergio Palacios Ma-yorga, responsable del Laboratorio de Mi-crobiología de Suelos de la UNAM y director del proyecto, considera que con el volumen de materia orgánica que se desecha, se podrían producir grandes cantidades de composta y biofertilizantes, además los al-rededores donde se llevaría a cabo la selec-ción de basura podrían servir como viveros. “Si aprendiéramos a no generar desperdi-cios, los tiraderos y rellenos ya no tendrían razón de existir”, dice el maestro Palacios. Dado que 70% de la basura inorgánica son plásticos, la presencia de una recicladora de este material en cada planta sería muy im-portante. Estos centros bajo el esquema de BIRSMA serían hasta 20 veces más baratos que la instalación de un relleno sanitario, con la ventaja de que tendrían una vida útil indefinida. También dentro del proyecto se tienen contempladas algunas alternativas para ‘biorrecuperar’ los sitios de disposición que han llegado al final de su vida útil (ver recuadro). “Cuando ya no se genera basura, sino residuos separados desde el origen y clasificados (residuos industrializables u orgánicos ‘composteables’), el panorama cambia por completo; la actividad de los trabajadores se dignifica, pues los residuos se pueden manejar de manera tecnificada, limpia, mucho menos riesgosa y más ren-table”, asegura Palacios.

En México cada habitante genera al día entre 0.9 y 1.5 kilos de basura.

fuentes: “el ambiente en números. selección de estadísticas ambientales para consulta rápida”, semarnat; “asentamientos y actividades humanas. generación por entidad federativa”, en inegi.org.mx; zwia.org; no-burn.org/ZWcasestudies; atiq uz Zaman y steffen Lehmann, Zero Waste sa Research centre for sustainable design and Behaviour, architecture and design, university of south australia

Compañía basureraEste es el aspecto que presentaría una planta de tratamiento de desperdicios bajo el pro-yecto BIRSMA (Biotecnología Integral de los Residuos Municipales y Agroindustriales), dirigido por el biólogo y maestro en ciencias Sergio Palacios Mayorga, del Laboratorio de Microbiología de Suelos de la UNAM. Su ubicación podría ser sobre basureros existentes ‘biorrecuperados’. “Los suelos utilizados para establecer sitios de disposición final de re-siduos sólidos municipales (tiraderos o rellenos sanitarios) prácticamente no se recuperan nunca, pues la basura los altera de manera irreversible. Sin embargo se puede realizar una estabilización, es decir, que los residuos ahí dispuestos (convertidos en basura) se cubran con una “geomembrana” (cubierta plástica flexible) y taludes con declive de tierra de baja permeabilidad a fin de que el agua de lluvia ya no penetre al relleno y, de este modo, evitar que los residuos y sus contaminantes se dispersen o se salgan de control (estabilización)”, indica el experto. El tiempo que tardaría la estabilización dependería de la dimensión del sitio y la empresa que la lleve a cabo, pudiendo estar entre 2 y 6 meses. En algunos casos se podrían cubrir los taludes con pasto para mejorar el paisaje.

organIzados. Los pepenadores de Pune, en India, llevan a cabo la recolección y separación de residuos sólidos ‘casa por casa’ en 47% de la ciudad.

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Los consumidores se muestran presurosos por no quedarse atrás ante lo último en tecno-logía. Cada vez se estrecha más el ciclo en el que surgen nuevos

modelos de computadoras y teléfonos celulares que eventualmente serán sus-tituidos. Los aparatos ‘pasados de moda’ u obsoletos tienden a ser guardados por sus usuarios en un cajón o clóset y reco-gen polvo por una larga temporada hasta que son regalados, vendidos o llega el mo-mento de desecharlos, por lo que se entre-gan al servicio de recolección de basura. Si bien un individuo o familia promedio no renueva la totalidad de sus electrodomés-ticos cada año (ver recuadro), el volumen de la basura electrónica (basura-e, en in-glés e-waste) que se genera en conjunto es enorme. Desde televisores y refrigera-dores hasta cables y juguetes, el consumo en este sector, especialmente gadgets, se incrementa aproximadamente 5% al año.

“Muchos productos eléctricos y electró-nicos son guardados en casa o en tien-das al final de su ciclo de vida”, se lee en un análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP). ”Los propietarios de equipo obsoleto creen que éste guarda un valor adicional para ellos. Por ello, la tendencia a mantener o acumular impide calcular el monto real

de desechos electrónicos.” No hay mane-ra de cuantificar con precisión la cantidad de desperdicios de este tipo que son ge-nerados. En México, cifras de la Secretaría

del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y del Instituto Nacional de Eco-logía consideran cantidades que van desde las 180,000 hasta las 300,000 toneladas al año, cuyos componentes son fuente de contaminación. Además, la mayoría de los 2,443 municipios del país auditados por la UNEP no cuentan con la infraestructura ni restricciones para disponer este tipo de desechos en tiraderos locales. A la fecha, la única empresa dedicada de manera inte-gral al tratamiento de estos productos en el país, Recicla Electrónicos México (REMSA), con sede en Querétaro, estima que me-nos del 2% de la totalidad de la basura-e en el país es reciclada de modo adecuado, mientras que el resto se almacena o dispo-ne de forma inadecuada, provocando que elementos y sustancias como plomo, mer-curio, cadmio, bifenilos policlorados y éte-res bifenílicos polibromados, entre otros, perjudiquen el ambiente.

Perlas en el lodoEn la llamada ‘minería urbana’, llevada a cabo en diversas partes del mundo de manera informal, se recuperan metales preciosos contenidos en los circuitos de

del consumo real de materia prima, la UNEP calcula que tan sólo la producción de computadoras personales, laptops y celu-lares del año 2007 significó el empleo de 3% del suministro mundial de oro y plata, 13% de paladio y 15% de cobalto.

Rescate-eMéxico es el país que más basura elec-trónica per cápita genera en materia de televisiones (alrededor de 0.9 kilogra-mos al año por persona), seguido por Brasil y China (0.7 kg cada uno) y Sudá-frica y Marruecos (0.5 kg) (ver recuadro). En cuanto a refrigeradores, nuestro país es uno de los que más producen desechos de estos aparatos en Latinoamérica, en promedio 0.4 kilos per cápita. El proble-ma que la basura-e resultante genera ha sido investigado en México desde hace casi una década y han surgido distintas iniciativas para contrarrestarlo. Quizá el proyecto más visible sea el Programa Nacional de Educación, Acopio y Reci-clado de Residuos Electrónicos de la Se-marnat, que junto con REMSA ha llevado a cabo ‘reciclotones’ en los que la pobla-ción de un municipio puede entregar en los centros de acopio los aparatos que ya no le sirvan, desde viejas videocasete-ras Beta/VHS, pasando por estéreos y hornos de microondas, hasta consolas de videojuegos y memorias USB.

La mejor forma de reciclar un elec-trónico es desensamblando todos sus componentes, de una manera eficiente y sin generar contaminación –en países como Suecia aún se emplean incinerado-res–. La empresa REMSA ha desarrolla-do procesos para el reciclado del plástico

(HIPS, ABS, PP, entre otros), vidrio, me-tales ferrosos (hierro y acero) y metales no ferrosos (como cobre, aluminio, etc.) en productos como pisos y adoquines, pellets del plástico para fabricar taco-nes de zapatos y fondos para canchas de pasto sintético, tapas de rines de las llan-tas, moldes para fundición, y demás. Las campañas para el acopio de material que organiza buscan “educar a la población sobre los peligros de desechar sus elec-trodomésticos”, en el sentido de que no basta con entregar los aparatos a ‘chata-rreros’, quienes no sabrán cómo separar los componentes de manera adecuada y afectarán directamente el entorno. En 2011 la firma pudo reciclar de modo in-tegral más de 1,000 toneladas de resi-duos electrónicos posconsumo, aunque considera que todavía no es suficiente: la planta tiene capacidad para procesar un máximo de 25 toneladas diarias, que significa un reciclaje anual de 9,000 to-neladas aproximadamente. La puesta en marcha de 45 centros de acopio en 16 es-tados del país está respaldada también por un programa de donación de compu-tadoras que han sido reacondicionadas para escuelas de escasos recursos, con el propósito de reducir la brecha digital.

fuentes: sustainable innovation and technology transfer industrial sector studies. Recycling-from e-Waste to Resources. July 2009 // diagnóstico de desechos electrónicos en méxico. dr. guillermo J. Román moguel. ciiemad-instituto Politécnico nacional. 2006.

Composición de desechos electrónicosLos electrodomésticos que forman parte de la vida diaria están construidos con una gran variedad de elementos que pueden ser recuperados o dejar un rastro contaminante.

fuente: diagnóstico de desechos electrónicos en méxico. dr. guillermo J. Román moguel. ciiemad-instituto Politécnico nacional. 2006.

Metales no ferrosos (Al, Cu, Au…)

Vidrio de monitores/tV

plásticos14.2%

Metalesferrosos39.1%

Cables2.2%

Tablillas circuitos impresos

1.9%

5.8%

Otros1.6% 0.8%

Materiales peligrosos

21%

13.4%

Materiales mixtos con plásticos

Ciclo de la vidaSi bien muchos aparatos pueden ‘pasar de moda’ más rápido que antes, lo cierto es que en su tiempo de vida son capa-ces de cumplir a la perfección las fun-ciones para las que fueron diseñados.

AparatoPromedio

de vida útil (años)

Peso promedio

(kg)

Pc monitor 5-8 25

Laptop 5-8 5

impresora 5 8

teléfono móvil 4 0.1

televisión 8 30

Refrigerador 10 45

Basura-e en el mundoLa UNEP ha realizado el cálculo de la cantidad de basura electrónica que es desechada por año en algunos países. Las cifras se reflejan en toneladas métricas.

computadoras, máquinas copiadoras y monitores. Se calcula que de una tonela-da de teléfonos celulares, más o menos 10,000 unidades, es posible obtener 3.5 kg de plata, 340 g de oro, 140 g de paladio y 130 kg de cobre, quizá no parezca mucho en volumen pero, dado que se emplean en cantidades mínimas por aparato, estos materiales fácilmente podrían regresar como componentes de nuevos productos –cada teléfono celular llega a tener 250 mg de plata, 24 mg de oro, 9 mg de pala-dio y 9 gramos de cobre–. En general, los aparatos electrónicos modernos pueden contener hasta 60 tipos distintos de com-puestos, algunos valiosos, otros peligrosos, o ambos, siendo las tarjetas impresas las que reúnen la mayor parte de ellos. Los te-léfonos celulares ordinarios tienen alrede-dor de 40 elementos contenidos en la tabla periódica, incluyendo metales base como cobre y estaño, metales especiales como cobalto, indio y antimonio, y metales pre-ciosos como plata, oro y paladio. Éstos con-forman hasta 23% del peso de un celular, la mayoría cobre, mientras que el resto son plásticos y material cerámico.

La compañía belga Umicore, una de las empresas de reciclaje más importantes del mundo, estima que cada tonelada de ba-sura-e podría contener 100 gramos de oro; si las empresas fabricantes de estos apa-ratos tuvieran un sistema eficiente de reci-claje, cubrirían parcialmente su demanda de metales importantes, y los países pro-veedores hacerse menos dependientes de la minería. El reto en todo caso es el diseño de modelos de aparatos hechos a partir de materiales que fueran fácilmente recicla-bles. Pero si consideráramos la magnitud

computadoras impresoras teléfonos móviles televisiones Refrigeradores

colombia 6,500 1,300 1,200 18,300 8,800

méxico 47,500 9,500 1,100 166,500 44,700

Brasil 96,800 17,200 2,200 137,000 115,100

india 56,300 4,700 1,700 275,000 101,300

china 300,000 60,000 7,000 1’350,000 495,000

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Renacimiento electrónicoParte II

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Celdas suciasLas celdas de combustible microbial generan energía a partir de bacterias, aprovechando sus reacciones metabólicas. Consisten en dos electrodos separados por una membrana semi-impermeable sumergida en una solución electrolítica. Los electrodos se conec-tan con un cable, donde el ánodo o electrodo negativo está constituido por bacterias que crecen en él, las cuales descomponen los desperdicios provenientes de lixiviados o agua de cañería para generar una corriente eléctrica, y a la vez limpian el líquido. Pueden eliminar hasta 80% de la materia orgánica. Utilizar microbios hace que las celdas sean autosustentables, pues las bacterias se reproducen y pueden crear energía por tiempo indefinido, siempre y cuando se les ‘alimente’.

La idea de limpiar el biogás tiene el propósito de que cualquier persona en casa o empresa lo utilice directamente.

Los lixiviados son el jugo de los de-sechos sólidos; escurren y se acu-mulan en el fondo de los tiraderos de basura, se filtran por la tierra y pueden alcanzar los mantos freá-

ticos y aguas de pozos. Así explica el doctor Armando González Sánchez, investigador adscrito a la coordinación de ingeniería ambiental del Instituto de Ingeniería de la UNAM, otro de los graves problemas que derivan de la acumulación indiscriminada de basura en sitios no especializados. Por lo general “estos desechos sólidos se con-finan en lugares cerrados, sin aire, es decir están sometidos a condiciones de poco oxí-geno. De ellos algunos microorganismos se pueden alimentar, consumiendo principal-mente la materia orgánica, su actividad ge-nera productos como el biogás, constituido básicamente por metano y dióxido de car-bono”, explica el especialista. Los rellenos sanitarios son sitios especializados para la disposición de desechos sólidos, que deben contar con un impermeabilizante y con-ductos que capten estos lixiviados –cons-tituidos por materia orgánica, nitrógeno, fósforo, patógenos y metales pesados–,

además de recuperar también el biogás para su aprovechamiento como fuente de energía alternativa.

filtro vitalEn México existen pocas iniciativas para aprovechar este último. Si bien muchas veces se le quema, la cantidad de compo-nentes sulfurosos y dióxido de carbono que se dispersa en el ambiente también contri-buye a generar otros problemas. El doctor González Sánchez menciona que el ácido sulfhídrico (H2S), que es un gas muy tóxico contenido en el biogás, “si no es elimina-do antes de ser quemado se precipitará en forma de lluvia ácida”. Ante esta situación, él junto con algunos investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana Cuajimalpa, desarrolló y puso en práctica un biofiltro híbrido para el tratamiento del biogás, teniendo como principal objetivo su desulfuración. Este sistema funcionó du-rante un año a nivel laboratorio y después fue aplicado en campo en el parque Prados de la Montaña, en la zona de Santa Fe, en la Ciudad de México, donde hasta comienzos de la década de 1990 era un basurero. “Lo instalamos ahí durante siete meses, tiem-po en el cual pudimos evaluar su funcio-namiento en condiciones reales. La idea es dejar el biogás limpio para que cualquier persona en casa o empresa lo utilice direc-tamente sin generar molestias a los usua-rios y al ambiente”, señala González.

El sistema se considera híbrido debido a la combinación de dos procesos diferen-tes; uno químico y otro biológico. Pero el proyecto de investigación del que forma parte tiene una meta más ambiciosa, ge-nerar productos de valor agregado. “El H2S podría transformarse en azufre elemental, y utilizarlo como fertilizante, precursor de cosméticos o como materia prima para la producción de ácido sulfúrico, que es muy empleado en la industria. El CO2, gas de efecto invernadero, se podría usar para ali-mentar cultivos de algas, de las que sería posible obtener aceites esenciales o lípi-dos para producir biodiesel. De esta forma tratamos de cerrar convenientemente los ciclos de la materia”, afirma el académico.

que abastece el alumbrado público y el Me-tro de la ciudad de Monterrey. Es quizá un modelo que reúne los beneficios buscados por el proyecto BIRSMA (Biotecnología In-tegral de los Residuos Sólidos Municipales y Agroindustriales), el cual también podría aplicar los métodos de reciclaje electrónico y encontrar la manera de obtener produc-tos de valor agregado a partir de residuos del tratamiento del biogás.

Si bien dista mucho para encontrar una solución definitiva a los residuos sólidos y sus derivados, las soluciones disponibles brindan cierto optimismo, y son varios los investigadores e institutos dedicados a ex-perimentar con ellas. El componente más importante, sin embargo, seguirá siendo promover la cultura del reciclaje y hacer conciencia sobre lo que desechamos; al fi-nal nos afectará a todos.

fuentes: tratamiento biotecnológico de corrientes gaseosas. dr. armando gonzález sánchez.

reciclaelectronicos.com Página de REMSA, empresa dedicada al reciclaje profesional de residuos electrónicos.Programa Nacional para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos 2009-2012. SEMARNAT.

Para saber más

Respuesta inmediataEntre los ejemplos más notables en el ma-nejo de desperdicios, está el que lleva a cabo el Sistema Integral para el Manejo Ecológico de Procesamiento de Desechos, organismo descentralizado del gobierno de Nuevo León. Su planta Benlesa, en el relleno sani-tario de Salinas Victoria, ha sido calificada como el primer proyecto de energía reno-vable que utiliza biogás como combustible. Datos del Instituto Nacional de Energía indi-can que ahí se generan 12.72 MWh, energía

Limpia gasesLos biofiltros son sistemas que permiten, mediante el uso de microorganismos, el trata-miento de compuestos volátiles orgánicos e inorgánicos presentes indeseablemente en corrientes gaseosas. En el Instituto de Ingeniería de la UNAM, el doctor Armando González Sánchez propone un modelo sencillo donde se efectúa la eliminación de ácido sulfhídrico del biogás, empleando bacterias inofensivas al humano y el ambiente, pero útiles para transfor-mar el gas contaminante en un producto inerte y no tóxico. El biogás libre de ácido sulfhídrico se puede usar entonces como combustible limpio, evitando así problemas subsecuentes asociados a su uso, como la lluvia ácida y malos olores en el ambiente.

Aguas residuales

Dióxido de carbono Biofilm

Biofilm

Membrana

Agua purificada

Oxígeno

Gas limpio

Biopelícula

Gas limpio

Contaminante

O2

Producto no tóxico

Gas contaminado

Lecho empacado

Agua

Agua

Soporte orgánico

Microorganismos

Gas contaminado

Cátodo

Electrones

Electrones

Energía

tanque LLeno. En la ciudad de Jameln, Alemania, se llena el tanque de un auto cuyo motor ha sido modificado para funcionar con biogás obtenido de rellenos sanitarios.

en su jugo. Las emisiones líquidas que escurren de la basura se conocen como lixiviados.

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Energía bacterianaParte III