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REFORMAS Y LA NECESIDAD DE RE-INVENCIÓN DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA: UNA MIRADA DESDE EL CASO BOLIVIANO (VERSIÓN PRELIMINAR-WORK IN PROGRESS) Dr. José Mirtenbaum Kniebel Director de la Escuela de Postgrado UAGRM Preparado para EL SEMINARIO INTERNACION UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI- BRASILIA. 23-27 de noviembre, 2003

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REFORMAS Y LA NECESIDAD DE RE-INVENCIÓN DE LA

UNIVERSIDAD PÚBLICA: UNA MIRADA DESDE EL CASO BOLIVIANO

(VERSIÓN PRELIMINAR-WORK IN PROGRESS)

Dr. José Mirtenbaum Kniebel Director de la Escuela de Postgrado

UAGRM

Preparado para EL SEMINARIO INTERNACION UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI-BRASILIA. 23-27 de noviembre, 2003

Dr. José Mirtenbaum-ESCUELA DE POSTGRADO-UNIVERSIDAD AUTONOMA GABRIEL RENÉ MORENO. Santa Cruz, Bolivia

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I. La universidad boliviana y la construcción de los saberes coloniales.

El sistema de la Universidad boliviana, al igual que otras en América Latina, con excepción de Brasil1, nació en una época colonial evangelizadora como centro de reflexión teológica, filosófica y jurídica. Su rol era entrenar al “colonizador interno” en las artes y saberes de gobierno de un territorio mayoritariamente poblado por culturas originarias. En las tierras altas de Bolivia, las culturas andinas tenían amplios conocimientos de la organización estatal, tal como funcionaba en la época del Tawantinsuyu. Mientras en las tierras bajas y amazónicas, los grupos originarios estaban articulados a una matriz confederativa de grupos humanos que no tenían una cabecera central de gobierno y Estado. Este panorama humano da a lugar a los diferentes tiempos de fundación de las universidades bolivianas y americanas, entre los siglos XVII al XIX. De hecho, las universidades del lado andino son más antiguas que el de las tierras bajas. Todas ellas respondiendo a objetivos “civilizatorios” de un territorio definido por poblaciones de “bárbaros” y/o “salvajes” y en última instancia como “vacíos” como es el caso de la amazonía continental. La primera universidad colonial en territorio andino es la de San Marcos de Lima en 1557 y en Bolivia, la Universidad de Charcas, se funda en 1624. Aun siendo heredera de una tradición elitista, la influencia política de la Universidad boliviana a principios del siglo XIX fue relativamente importante a nivel del Cono Sur para los movimientos independistas y pro-republicanos, cediendo como en el caso de Chuquisaca, un espacio académico en la formulación de críticas ideológicas en contra del colonialismo español. Aun así, la universidad fue diseñada como una institución para los hijos de terratenientes y clase mercantil ascendente de la época colonial a la época republicana. Por lo tanto no fue un espacio para reivindicar los derechos consuetudinarios de la mayoría de pobladores originarios de las repúblicas nacientes en América Latina, hasta que se dieron cambios revolucionarios en la sociedad boliviana a mediados del siglo XX. De hecho, el Estado republicano de Bolivia, gobernado desde sus regiones de enclave económico, fue modelado a la imagen del Estado francés y emergió de un contexto de rebelión anticolonial asociado a corrientes ideológicas europeas. Estas a su vez, eran anti-indígenas y civilizadoras. Salvo raras excepciones, la

1 Las universidades brasileras fueron fundadas entre 1905 y 1924 en una era post-revolución industrial

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intelectualidad política educada en las Universidades bolivianas de los principios de la era republicana, era totalmente euro-centrista en su discurso ideológico estaba centrado en las categorías de “progreso” y “civilización” de la nueva nación. En los casos más extremos, los académicos bolivianos llegaron a elaborar discursos sociológicos cientificistas que justificaban la necesidad del etnocidio de los pueblos originarios a titulo de aplicar el darvinismo social, emergente del colonialismo británico. Tales son los casos de eminentes pensadores como Gabriel René Moreno, y Antonio Arguedas. Tomando en cuenta el sumum histórico de este contenido ideológico de la Universidad republicana, el aspecto positivista y técnico/científico de la Universidad boliviana nunca logro desarrollarse. El modelo de Universidad napoleónica concebida por Andrés Bello, siempre subsumió la investigación científica a la preocupación política, de tal manera que la investigación científica era secundaria. El interés de las clases ilustradas del Estado boliviano, era comprenderse a sí mismas y situarse jurídicamente en medio de una nación indígena que debía “civilizar” y además “evangelizar”.2 Entender este horizonte epistemológico y ontológico del significado de “universitas” en el marco de la doctrina de la Iglesia es importante, en el sentido que la moderna Universidad Boliviana nunca logró separarse del todo de su origen elitista, teológico, filosófico, civilizador y puramente reflexivo. Para principios del siglo XX, la gran corriente del manifiesto de Córdoba estaba erradicando las actitudes oligárquicas de una Universidad decadente y saturada de prácticas autoritarias centradas en la conducta institucional de las clases elitistas y el clero conservador. Por ello y en cierta manera, las bases fundamentales del desarrollo del conocimiento científico en la universidad boliviana, fueron postergadas hasta 1952. Por cierto esta fecha marca una instancia histórica demasiado tardía dentro de los avances de la Revolución Industrial en los países anglosajones, donde la Universidad estaba estrechamente ligada a una comunidad de empresarios interesada en la aplicación de los descubrimientos científicos a la actividad productiva. El intento tardío del Estado boliviano de insertar el conocimiento técnico/científico a las aulas de la Universidad recién se da a través del “Estado nacionalista” de 1952, cuya pretensión original es modernizar la Bolivia "atrasada". En este mismo sentido, la necesidad de desarrollar un conocimiento científico y su aplicación al desarrollo económico de Bolivia surge de manera indirecta en la aplicación de los principios de la “autonomía” señalados por referéndum en la década de 1930 y se consolida parcialmente

2 Por lo general los primeros rectores de las universidades bolivianas eran

intelectuales religiosos adscritos al poder de la Iglesia Católica

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con las necesidades de un conocimiento especializado por parte del Estado nacional de 1952, como efecto de la nacionalización de las minas. Sin embargo, aunque el Estado boliviano de 1952 fortaleció el espacio de los principios de la “autonomía universitaria” con el fin de que ésta logre por sí misma un desarrollo propio de lo que se entiende por "conocimiento científico", el mismo Estado boliviano nunca articuló una idea clara de que tipo de conocimiento requería para su propio desarrollo y el desarrollo económico de la nación en su conjunto. Para 1955 el Estado acepta la institucionalización del "cogobierno" docente/estudiantil como medida de desarrollo político de la Universidad complicando la posibilidad de un desarrollo netamente técnico/científico que está basado principalmente en la jerarquía de la acumulación de conocimiento, asociado a la experiencia personal del investigador y/o docente. En consecuencia, las decisiones del Estado nacionalista sobre el uso adecuado de los recursos naturales nacionalizados en el territorio nacional, nunca contó con un sustento adecuado de parte de un conocimiento técnico/científico, desarrollado por una inteligencia nacional en las Universidades del país. Por el lado político ideológico, la Universidad produjo un liderazgo significativo para la administración del Estado. No se puede obviar que los mayores ideólogos de la Revolución de 1952 y otros que fueron los constructores del Gobiernos nacionalistas fueron “hijos” de la Universidad Autónoma Boliviana. En todo caso, por las orientaciones iniciales de organización académica de la Universidad boliviana en su conjunto, se puede percibir que la prioridad seguía centrada, aun en 1952, en simplemente reproducir una clase política criolla ilustrada al estilo francés, a partir de la importancia cedida a las facultades de Derecho y no la creación de una masa crítica de científicos positivistas. Desgraciadamente la Universidad boliviana, aun en sus momentos más populistas siempre proyectó su “imagen” académica dando más énfasis a un ritualismo “docto/jurídico”, que a la investigación y producción neta de conocimientos científicos. Lo más cercano a lo propiamente técnico/científico que la Universidad boliviana produjo es el funcionamiento de las facultades de Medicina y de Ingeniería, que en varios momentos de la década de 1960, llegaron a niveles de excelencia académica. El resultado final de estas tendencias históricas y estructurales de la Universidad boliviana es, que el mundo de la “infosfera” y la “globalización” nos han atropellado, por ende la acumulación sistemática de información traducida en conocimientos propios dentro del pensum total de la Universidad boliviana, es siempre un conocimiento obsoleto. Se sabe que el conocimiento social y científico, profundamente reelaborado a través de las múltiples fuentes de información actualmente disponibles, es hoy

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un pre-requisito fundamental para proyectar el desarrollo económico de cualquier país que pretende entrar en el juego de la globalización. En este proceso de reelaboración del conocimiento, la Universidad boliviana y posiblemente un gran número de universidades latinoamericanas no terminan de ubicarse y prefiere mantenerse en su cómoda inercia "docto/jurídica” que sigue consolidando una administración burocrática anacrónica de tipo casi surrealista. En este sentido, la Universidad boliviana no ha proyectado todavía, ni ha podido posesionarse de un papel específico con referencia al modelo de desarrollo por el cual el Estado boliviano ha estado transitando desde fines de la segunda guerra mundial. Por lo tanto el papel que la Universidad boliviana ha jugado hasta 1985 en el desarrollo económico del país es el de una "neutralidad" condicionada por las posibilidades de la toma del poder político, dada la inestabilidad social y económica del país. Desde otra perspectiva, el Estado boliviano de 1952 a partir de su poca práctica histórica en los ejercicios de planificación económica nacional, nunca apela seriamente a su inteligencia centrada en las aulas de la Universidad pública. Al contrario, el Estado de ese entonces ve a la Universidad como una entidad ideológicamente sospechosa y políticamente volátil. Por ello, repitiendo una formula francesa se crea el Instituto Tecnológico de La Paz para intentar un fortalecimiento en la preparación de recursos humanos capaces de administrar una tecnología necesaria en función de un Estado productor de minerales. Al mismo tiempo y por contrapartida, reproduce una imagen casi exacta de los manejos de la política partidaria, al interior del cogobierno en las Universidades. En la realidad práctica y a lo largo de un medio siglo de las relaciones entre Estado y una Universidad “relativamente autónoma”, la Universidad boliviana continúo siendo un espacio de pura reflexión filosófica y política. Es más, la esencia de esta reflexión residía en la “teologización” de un marxismo mecánico secante, diseñado por un caudillismo criollo, con la agravante que en la esencia de esta reflexión metafísica y poderosamente seductora, la construcción del conocimiento dialéctico materialista (científico) debería ser postergada hasta que sé de una transformación socialista de la sociedad. Por lo tanto la Universidad boliviana toma el papel de querer ser un actor principal (vanguardia) en la toma del poder y desde ahí desarrollar un conocimiento “verdaderamente científico” de la sociedad. Entre 1985 y 2003, el paradigma neoliberal desarma la universidad pública, manteniendo los presupuestos fijos y dejando que la institución se masifique. Hoy tenemos una universidad en permanente crisis financiera y una demografía explosiva de demandas.

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II. La situación actual de la Universidad Boliviana

Algunas constataciones importantes que el investigador Gustavo Rodríguez Ostria y sus colaboradores3 han logrado sintetizar en el estudio sobre la Universidad y la educación superior en Bolivia nos señala que:

I. “Tradicionalmente, la educación superior no ha sido analizada en Bolivia y en otras latitudes de forma sistemática como objeto de estudio. En otras palabras, particularmente la universidad pública no ha construido un espacio de reflexión sobre si misma, que funcione como categoría cognoscitiva, sociocultural o epistemológica explicativa de sus diversos procesos”4

II. La Universidad pública en Bolivia ha perdido su sentido de orientación que se generaba a través del “discurso revolucionario” contestatario de los gobiernos dictatoriales y autoritarios. Hoy se ha dedicado a hacer una histriónica de “marketing” y lavado de imagen pública y se ha embarcado en la búsqueda de la eficiencia, eficacia, acreditación, auto-evaluación y modernización, aunque en el seno de las prácticas socioculturales internas del sistema universitario boliviano, estos conceptos no tienen ningún asidero real.

III. Ni la Universidad, ni el Estado boliviano tienen una idea clara sobre cual debe ser el rol de la educación superior en el futuro del desarrollo político y económico de la Nación, considerando que el siglo XXI es el punto de entrada a la sociedad globalizada que se rige por la “acumulación” y el uso del conocimiento científico.

Un primer punto general de análisis es que la institución universitaria pública, se encuentra en un estado de crisis paradigmática como entidad encargada de la acumulación del conocimiento científico y racional. Dicho de otra manera, La universidad pública de la “modernidad subdesarrollada” ha dejado de ser una institución que acumula conocimiento, y debe de aquí a un plazo perentorio acumular el suficiente capital simbólico y cultural de conocimiento para reconstituir de nuevo su status de “universidad”. De otro modo su camino será el de sucumbir ante otras instituciones privadas de educación superior que

3 “De la Revolución a la Autoevaluación Universitaria”. PIEB. La Paz. 2000. El

énfasis en letras itálicas es nuestro. 4 pag. 1 en: “De la Revolución a la Autoevaluación Universitaria”. PIEB. La

Paz. 2000

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tienen mayores ventajas comparativas y que ahora se proyectan en el espacio del proyecto ALCA. Un segundo punto, la universidad pública en Bolivia está hoy “bajo observación” desde el Estado neoliberal y la sociedad, en la medida que el principio de la autonomía del espacio universitario en vez de generar un ambiente de libre pensamiento, está siendo utilizado para ocultar deficiencias en la administración académica y financiera por parte del sistema de co-gobierno paritario, aunque en estricta defensa a los proyectos de privatización de la educación superior. Desde otra perspectiva más abstracta, la dimensión mitológica de la “autonomía universitaria” boliviana es utilizada por los diferentes grupos internos de presión para tejer un sistema de sutilezas en el manejo administrativo, que tienden a violar los principios más básicos de una cultura verdaderamente democrática. Por lo tanto, una administración racional de los recursos existentes se hace inviable, como también se hace inviable la gobernabilidad de la institución. Aun siendo así la realidad, el concepto constitucional de autonomía universitaria en Bolivia debe ser respetado y cualificado para las funciones de la sociedad del conocimiento. En las actuales condiciones no podemos soslayar el hecho que Universidad pública en Bolivia se ha entrampado en un estado de inercia y decadencia intelectual al reproducir hábitos y actitudes poco relacionadas a lo que debería ser una institución académica dedicada exclusivamente a la libre circulación y transmisión de ideas que alimenten los nuevos paradigmas científicos. La decadencia intelectual y la pobreza científica en las que se desenvuelve la educación superior boliviana contemporánea, en primer lugar se debe a la ausencia de políticas gubernamentales claras respecto a la utilización del conocimiento científico en el proceso del desarrollo económico y social del país. En segundo lugar, la decadencia se debe también a una falta de recursos financieros adecuados y oportunos que estén vinculados a políticas gubernamentales bien definidas desde una perspectiva del papel que debe jugar la educación superior en el proceso del desarrollo económico y social de la nación. 5 Si bien es cierto que, la falta de asignaciones racionales por parte del Estado boliviano es un problema importante, también es cierto que la ineficiencia de las gestiones académicas se debe a la naturaleza del manejo político de la gestión del co-gobierno docente/estudiantil, el cual tiende a subsumir el carácter científico. Las contradicciones inherentes al esquema “clientelar” del co-gobierno docente/estudiantil ha subordinado la función académica de la

5 El gasto del Estado boliviano en CyT es de 26.4 millones de dólares, o sea el .30% del PIB. Brasil asigna un .77% de su PIB. Japón asigna un 4% de su PIB al desarrollo de la investigación. Proporcionalmente en términos de PIB y poblaciones uno puede sacar sus propias conclusiones.

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producción neta del conocimiento a los cálculos personalistas de pequeños grupos de presión. El objetivo de éstos grupos al interior de la universidad se ha reducido solamente a apropiarse de una carga horaria de trabajo que define la magnitud de un salario mensual, creando un sistema perverso de inseguridad económica para el docente. Es decir de una manera u otra, el “libre mercado interno” para distribuir el valor presupuestario de las horas académicas ha deformado la calidad de enseñanza y aprendizaje que se necesita en una institución de educación superior en función de establecer una base de creación del conocimiento científico. Los docentes de verdadera vocación están obligados a una situación involuntaria de inseguridad laboral, como resultado de los pequeños juegos de poder, eliminando las posibilidades de la creación libre y pedagógica en la transmisión de conocimientos, o en su caso la libre organización de los saberes de acuerdo a las capacidades reflejadas en una experiencia personal de méritos. Se debe señalar también, que a pesar de que el juego político académico debe ser guiado por una ética intachable, las acciones políticas al interior de la comunidad universitaria son muchas veces guiadas por la insensatez del culto a la personalidad, como también cargadas de una visión oportunista y de corto plazo, en la medida que todo gira alrededor de las dádivas de las autoridades elegidas por el claustro. Desde ésta perspectiva y bajo la influencia de un modelo político de los partidos tradicionales, la universidad se ha convertido en una institución muy poco democrática y eminentemente verticalista. Por lo tanto no existe una delegación de responsabilidades y toda decisión, sea ésta grande o pequeña, recae finalmente en la personalidad institucionalizada del Rector o en su caso una consulta al aparato del partido. En síntesis, la producción del conocimiento socialmente pertinente ha sido severamente subordinada a una lógica de prebendalismos políticos, que terminan destruyendo los principios más elementales del verdadero sentido de la libertad del pensamiento, lo cual incide negativamente en la esencia de la autonomía, como también reduce la calidad de la estructura la administración académica. Se supone que en una comunidad de intelectuales responsables, aún existiendo conflictos ideológicos de profundidad, son los valores fundamentales asociados a la búsqueda del conocimiento los que generan hábitos y actitudes democráticas. Estos valores están basados en la tolerancia, la solidaridad, el respeto a las diferencias de opinión, el diálogo abierto y sobre todo aquello que está relacionado a la esencia de la honestidad. Este proceso transaccional de libre información, permite la acumulación del capital simbólico cultural necesario para la aplicación práctica del conocimiento científico.

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Sin embargo en las últimas décadas éste proceso transaccional de intercambio de ideas ha ido desapareciendo en la universidad pública boliviana de tal modo que en la actualidad la institución no tiene ninguna opinión versada, ni investigada sobre las múltiples problemáticas que afectan al país. Posiblemente este es el caso de un gran número de universidades latinoamericanas. Es dramático observar que la universidades en los últimos años quince años, bajo el efecto de una ausencia de reflexiones críticas sobre la relación entre modelos económicos de mercado y sistemas alternativos de educación, se han convertido en instituciones cerradas y poco tolerantes a la idea del cambio interno. Con esta atmósfera, las reformas en la educación superior que se requieren para el siglo XXI serán sumamente difíciles, pero no imposibles. Por el efecto del juego político que se desarrolla cada tres a cuatro años en un escenario inverosímil y mímico de las peores prácticas políticas, se ha generado un estilo de elecciones universitarias que han convertido el libre juego democrático, en un ejercicio perverso de dádivas y discursos llenos de promesas vacuas. Finalmente al tomar cuerpo la gestión del ganador del claustro universitario, inmediatamente se generan alianzas oportunistas, venganzas personales, ajuste de cuentas, acoso político y otras prácticas típicas de clases políticas carentes de una ética fundamental. En una sumatoria de factores, todo este proceso de decadencia intelectual, atenta contra las posibilidades de operar un cambio cualitativo que va más allá de las simples propuestas jurídicas de cambio de normas, cuyo objetivo es generar un discurso de cambio para no cambiar nada. Tomando en cuenta éstas observaciones principistas, es necesario fomentar un análisis colectivo y autocrítico, para abrir un debate serio y prolongado sobre el futuro de la educación superior en Bolivia y en Latinoamérica, considerando los desafios que esperan a las universidades públicas en la sociedad de conocimiento del siglo XXI.

III. Proyección de universidad pública en el contexto de un nuevo tipo de desarrollo

capitalista: el caso boliviano A partir de las reflexiones históricas y críticas antes señaladas, podemos recién empezar a analizar cual es y debe ser el papel de la Universidad en un mundo, donde las utopías de las sociedades “absolutas” han sido transformadas en la dura realidad de las sociedades “viables”. Pero el carácter de la sociedad viable ya no depende solamente de una revolución política, sino depende primero de una “revolución” del procesamiento de la información disponible en el ámbito

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interno, para luego intentar su uso práctico en las transformaciones políticas que ayuden a definir los caminos de desarrollo que debe seguir una sociedad como la boliviana. Partiendo de esta forma de abordar el problema del papel de la Universidad en el desarrollo económico, la revolución de la información plantea a la Universidad pública el asumir dentro del contexto de la Nación-Estado un rol estratégico al interior del funcionamiento del propio Estado; es decir tomar en serio su papel de entidad estatal gestora de un proceso de acumulación de conocimientos útiles y aplicables a la realidad del desarrollo humano nacional. Sin embargo para perfilar este rol con más precisión, el propio Estado nacional debe a su vez debe establecer claramente que es lo que quiere demandar de sus instituciones de educación superior públicas y hacia donde debe dirigir a la sociedad civil en la búsqueda de una identidad cultural definida por su diversidad, considerando todo el contexto de una creciente economía y cultura globalizada, que proyecta un estilo de vida homogeneizado por la lógica del “pensamiento único” del mercado. En el caso boliviano, las reformas constitucionales de 1994 y la Reforma Educativa fueron un primer paso en la definición jurídica de nuestra búsqueda de una identidad nacional, basada en la aceptación de la diversidad cultural. Por primera vez en nuestra historia euro-céntrica nos reconocemos abiertamente como una sociedad multiétnica y pluricultural que debe educarse respetando los diferentes lenguajes vernáculares. Sin embargo, por razones políticas, se ha circunscrito a una forma de control estatal sobre la autonomía de gestión universitaria. Por otro lado, el forcejeo financiero entre Estado y Universidad para mantener una inercia presupuestaria histórica y dejar las cosas tal cual están y han estado desde 1952 debe realmente llegar a una resolución de un conflicto que tiene carácter permanente y peca de ser un circulo vicioso sin salidas creativas. José Joaquín Brunner llama a esta relación Estado/Universidad “perversa”.6 Es perverso que la Universidad a partir de los presupuestos ejecutados en función de sus gastos operativos, es reducida a una “agencia de empleos” para los partidos políticos de la oposición de un gobierno, como también en los últimos diez años de negociación presupuestaria la Universidad se ha convertido en una especie de agencia de bienes raíces de infraestructura que no está planificada para la función de la educación superior. Si el Estado boliviano desea fortalecer a la Universidad pública como su brazo intelectual, aun con limitaciones que pueda tener actualmente, la relación financiera entre ambas instituciones públicas debe cambiar radicalmente. En este campo es

6 “Nueva Sociedad”. Número 107. Caracas, Venezuela. páginas 70-82

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necesario construir en conjunto un sistema de inversión social, más que un sistema de costos, ya que la educación superior es una inversión social a largo plazo y no un costo económico que es inscrito anualmente en el presupuesto nacional. Siendo aun más concretos, la función de la investigación, la enseñanza y la interacción social deben ser reconceptualizados a la luz de los nuevos paradigmas de por ejemplo una Universidad Invisible y global que garantice la educación permanente de la sociedad debe entrar en un acoplamiento estructural y responder a un proceso de autopoiesis que le permita estar en armonía y equilibrio con la sociedad a quien sirve. Los gastos operativos que estas tres funciones demandan en el escenario de la globalización y una educación permanente, deben ser concebidos como “carteras” de inversión y acumulación simbólica y social del conocimiento y no así como meros gastos en un presupuesto contable que responde a la oferta y demanda. En la realidad impuesta por la necesidad de administrar la vasta información disponible a escala mundial, el Estado debe cambiar todo su enfoque político sobre el rol de la educación superior. La Universidad ya no puede ser vista como un bloque monolítico “docto/jurídico” que genera profesionales con conocimientos obsoletos a partir del momento de su egreso, sino debe abocarse a la construcción del “ser humano integral”. La Universidad por su lado no puede estar divorciada de las necesidades estatales de acceder a un conocimiento estratégico, a partir de una planificación conjunta a largo plazo. Posiblemente utilizando y mejorando la estructura enunciativa de la Reforma Educativa se puede llegar a una posición de consenso racional y no meramente partidario/sectorial. Complementariamente, la Universidad boliviana debe transformar su administración académica y operativa actual para poder asumir un papel estratégico en el desarrollo socioeconómico del país. En este sentido, siempre ha sido un tabú decir que el co--gobierno no es un sistema eficiente de toma de decisiones respecto a las necesidades de desarrollar conocimientos técnico/científicos; pues se debe reconocer que el sistema de co— gobierno, tal cual como está funcionando hoy, es totalmente inoperante respecto a las nuevas tareas impuestas por una sociedad altamente informatizada y cada vez más democrática en el intercambio de información a través de los procesos de aprendizaje permanente. Por lo tanto la dimensión política del co--gobierno debe ser también reconsiderada en función de las nuevas tendencias del conocimiento y no al revés, es decir que las necesidades políticas determinen las necesidades del conocimiento.

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Tanto el Estado como la Universidad, asumiendo una posición conjunta y complementaria, deben tener un paradigma claro de cómo se va a utilizar el conocimiento técnico/científico disponible en las redes informáticas y en los procesos de la investigación, para sentar las bases de los objetivos estratégicos nacionales del tipo de desarrollo dentro de una creciente globalización económica. Aunque la economía global se rige por la incertidumbre de supuestas “leyes” del mercado, la función de la planificación estratégica nacional debería estar basada en el procesamiento efectivo del conocimiento y por lo tanto se convierte en una tarea de fundamental importancia tanto para el Estado, como para la universidad. Es en esta dirección que la Universidad boliviana debe replantear su papel en el campo del desarrollo socioeconómico, basando sus propuestas presupuestarias en una total reformulación planificada respecto al conjunto de la administración académica. En este sentido el desarrollo del conocimiento adecuado a nuestra realidad y su conexión con la realidad planetaria, parte de la formación de equipos multidisciplinarios para la investigación/enseñanza y no parte de “torres” facultativas encerradas en su lógica feudal asumiendo que cada campo del conocimiento tiene “su” verdad absoluta.

IV. El rol de la universidad en la creación del capital humano necesario para nuevas formas

de desarrollo. Desde 1953, el Estado boliviano y la Universidad pública siempre han asociado el desarrollo a la ilusión de la industrialización de Bolivia. Hasta hoy, la industrialización es un sinónimo de la idea del “progreso”, que sé valoraba en el siglo XIX como la idea central de la evolución social. Así todavía lo creen, los revolucionarios universitarios, como los administradores de empresas entrenados en las universidades bolivianas. Sin embargo debemos tener conciencia de que en primera y última instancia, el modelo de desarrollo económico industrial nos ha condenado desde un principio a ser exportadores de materia prima sin valor agregado. Ingenuamente todos seguimos en la década de los sesenta, las recomendaciones económicas de CEPAL para llegar a la “industrialización” a través de la sustitución de importaciones; hoy CEPAL nos recomienda la planificación de economías locales y regionalizadas. Se debe reconocer que la industrialización como paradigma de desarrollo económico para Bolivia al mejor estilo del siglo XIX, es una propuesta imposible e inviable. Bolivia nunca será, ni debe buscar ser una nación industrializada. Por lo tanto la educación superior debe reorientar toda su iniciativa industrialista a una escala adecuada de desarrollo que pueda satisfacer las necesidades humanas de este país.

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Lo que Bolivia debería buscar hacia el siglo XXI es la creación de una base productiva agro-ecológica, silvicultural y energética que le permita una seguridad alimenticia interna a largo plazo, como también la dotación de energía limpia y barata. Los beneficios de la creación de excedentes de exportación específicos a esta alimentación de alta calidad orgánica, generada mayormente en espacios de alta biodiversidad del territorio nacional, podría ser el capital que sustente la transformación socioeconómica de la sociedad. Por lo tanto, la creación de excedentes alimenticios debe ser articulada a un concepto de sostenibilidad ecológica y a la vez económica a través de la apropiación de nichos específicos en el mercado mundial. Para esto se necesita conocimientos específicos y una actitud de absoluta creatividad, que se deben generar en el seno de las instituciones universitarias con un presupuesto adecuado a los requerimientos de una planificación estratégica. Se debe tomar en cuenta que los problemas de la escasez de alimentación que se dará con mucha frecuencia en los países de nuestro continente y otros en el siglo XXI, es consecuencia directa de un manejo insensato de los recursos naturales en favor de las sociedades de alto consumo suntuario. Esta escasez puede ser agravada por nuestra irracional búsqueda de una rápida tasa interna de retorno en el modelo de exportación de recursos naturales sin un valor agregado. No se puede ser exportador de maderas preciosas, de gas natural, de soya o de metales livianos si no se conciben estos rubros en el contexto global de una planificación estratégica para su producción sostenible. En síntesis, el futuro económico de naciones que tienen todavía una vasta disponibilidad de recursos naturales como es el caso de Bolivia, está basado en su capacidad de producir alimentos en espacios protegidos y con un fuerte componente del uso racional de su diversidad biológica y sus reservas de energía. Bolivia tiene grandes ventajas comparativas en este campo. Para lograr una transformación productiva, la Universidad debe abandonar el perfil elitista del actual profesional, para preparar recursos humanos muy especiales que tengan una educación cultural humanista y una pasión para la investigación total. Es más que obvio que la curiosidad para la investigación no procede de una educación memorística, sino más bien de una educación realmente democrática, humana y holística. Complementariamente, hay que considerar que la cultura tecnología precolombina de las poblaciones andinas y amazónicas en materia de producción alimenticia, a través de su entendimiento de la biodiversidad local, es todavía viable y altamente productiva. Por lo tanto debe ser rescatada y reciclada en la dimensión de un proceso de desarrollo sostenible a largo plazo, a través de programas académicos investigación transversal y

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multidisciplinaria. Esto es solamente posible si la investigación científica pone atención a la importancia vital de la historia de los pueblos originarios en el contexto de la neocolonización y sus luchas de preservación ecológica. Frente a esta propuesta, la Universidad debe prepararse internamente para producir una o dos generaciones de un capital humano relacionado a un paradigma todavía incompleto acerca del significado de un desarrollo sostenible el cual se debería basar enteramente en la producción de alimentos y el desarrollo de modelos tecnológicos para la producción de energía alternativa. Es obvio que el conocimiento científico y social necesario para una sociedad construida sobre el paradigma del desarrollo ecológicamente sostenible parte de una premisa asociada los nuevos conceptos de la conservación y reciclaje del sumum de energía biológica que una sociedad puede producir. Esto requiere de los docentes y estudiantes, una nueva forma política de pensar y actuar en el proceso de la enseñanza/aprendizaje/investigación, lo cual tiene una relación directa a la verdadera esencia del concepto de democracia participativa en el ámbito académico. El concepto de “desarrollo sostenible” desde una perspectiva ecológica y no medioambiental, obliga a la Universidad a abrirse aún más a su entorno social y debe prepararse para esta apertura total en la medida que nos sugiere el concepto de la “educación permanente” para el desarrollo humano. La apertura a la que nos referimos está relacionada a uno de los conceptos que Carlos Tünnerman Bernheim7 nos sugiere sobre la Universidad Latinoamericana del siglo XXI: “(Es...) Una institución forjadora de ciudadanos conscientes y responsables, de profesionales, investigadores y técnicos formados interdisciplinariamente, dotados de una cultura humanística y científica, capaces de seguirse formando por si mismos, de adaptar sus conocimientos a las transformaciones y de localizar la información pertinente, evaluarla críticamente, juzgar y tomar decisiones” Si tomamos esta visión como objetivo y las aplicamos al sistema universitario boliviano en vigencia, es evidente que la estructura burocrática de la Universidad tiene que ser radicalmente transformada sobre la base de un redimensionamiento de todos los procesos de la administración académica que debe tender a ser flexible, mayor democratización de relaciones docente/estudiante y finalmente la resolución del conflicto histórico entre Gobierno y Universidad.

7 Tünnermann B. Carlos: “La Educación Superior en el Umbral del Siglo XXI.

CRESALC/UNESCO. Caracas. 1996. pag, 140

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La Universidad boliviana y latinoamericana debe insertarse en el verdadero contexto de prácticas democráticas y participativas, sin tener miedos irracionales a los derechos que la sociedad civil tiene, para demandar una “rendición social de cuentas” o para llevar adelante una evaluación crítica de sus potenciales y limitaciones. Esto en lo concreto: ??Significa despartidizar total y radicalmente los procesos de

profesionalización de la Universidad boliviana. ??Significa reformar profundamente las “torres feudales” de las facultades

clásicas y abrirlas a la función de las necesidades de la integración de las nuevas disciplinas emergentes de nuevos modelos de conocimiento.

??Significa ofrecer fuentes de conocimiento a través de instancias diferentes a las clases magistrales presenciales y memorísticas.

??Significa articularse verdaderamente con la pulsación de la vida cotidiana del ciudadano pluricultural boliviano en su necesidad de resolver problemas apremiantes que están relacionados a la economía de la escasez.

??Significa promover el derecho que cada ciudadano boliviano tiene para acceder a las inmensas posibilidades de la “infosfera”, basado en sus necesidades socio-culturales.

??Significa dotar a la Universidad con centros de información bibliográficos actualizados.

??Significa que el Estado boliviano aunque achicado en estos tiempos neoliberales, debe cumplir al pie de la letra el mandato constitucional de una “educación pública como su más alta función”.

Para darle una nueva forma a la percepción de la educación superior, se requiere recursos humanos facilitadotes del conocimiento y no aquellos “doctos” en su rol de académicos enciclopédicos. Por ello: ?? El nuevo profesional universitario tiene que entender la relación intrínseca entre las ciencias naturales, sociales y humanísticas. ?? En concreto, que un agrónomo entienda la relación entre cultura andina y el uso ritual de la tierra. ?? Que un economista entienda que no todo se resuelve en pequeñas formulas mecánicas de un costo/beneficio engañoso. ?? Que un ingeniero civil pueda construir una represa sin el uso del cemento. ?? Que un abogado entienda que el mandato de la Ley no está por debajo de una prebenda política o una posición de trabajo. ?? Que un sociólogo no crea que el socialismo está a la “vuelta de la esquina” y un antropólogo no crea que todos los “indios” de nuestro país son tan “puros” y libres de la “contaminación” occidental.

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Las profesiones que se deben estimular en las Universidades deben estar diseñadas de acuerdo a lo que Javier Medina concibe como el entendimiento del desarrollo económico que surge entre la “complementariedad de la economía liberal y las economías indígenas de reciprocidad”8. En suma, no podemos darnos el lujo de continuar asumiendo que la Ingeniería Comercial entiende la contabilidad de “doble entrada” en forma distinta a los Administradores de Empresa. Ni tampoco podemos pretender que la Ingeniería mecánica es una carrera más “científica” que la Arquitectura. Ni tampoco podemos darnos el lujo de tener carreras repetitivas ad--infinitum en todas la Universidades. Todos los campos del conocimiento que hoy integrados a un modelo estratégico de desarrollo ecológicamente sostenible, son complementarios en la medida de su capacidad de proyección a un macro/espacio de la inter y transversalidad de las disciplinas académicas El tipo de profesionales que debe formar la Universidad en función de los requisitos de un país como Bolivia que está forzado a adaptarse rápidamente a una “aldea global”, es una Universidad descongestionada de preocupaciones financieras e ideológicas que están construidas sobre la ilusión de que toda la población boliviana va a ser “licenciada” o de una “autonomía absoluta” contestaría a un Estado que está tan perdido como la propia Universidad en el maremoto de la “infosfera”.

V. Una propuesta de reinvención de la Universidad pública Boliviana

Como se ha analizado hasta aquí, el modo de gestión académica basada en una cabecera netamente política no esta adaptada a las exigencias de una sociedad global altamente informatizada en su transmisión del conocimiento. Tampoco se puede obviar que el Estado boliviano no ha diseñado todavía una política real de desarrollo económico que pueda ser viable en el contexto de acciones concretas que utilicen óptimamente lo que se tiene en el acervo cultural, social y natural de la formación social boliviana o cualquier otra formación social compleja y abigarrada. La Universidad podrá solamente desplegar su papel en el desarrollo socio-económico nacional, regional y local si sus estructuras mentales se alejan de ese modelo de Universidad docta y rígida desarrollado para la revolución industrial y se acerca más a un concepto de la universidad “invisible” que

8 Medina, Javier: “Rol de la Univesrsidad en la promoción económica”. Mimeo. La

Paz. 1998. Ver también otros trabajos de este autor.

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requiere de una flexibilidad y excelencia académica, para lograr que la población en general acceda a una educación permanente y por lo tanto acceda a una nueva visión de mundo. Las distintas dinámicas de cambio imperantes en el país y otros de Latinoamérica, el continente y el mundo, obligan a la Universidad pública a considerar una transformación radical en su perfil académico y en su conducta institucional, si es que pretende sobrevivir en una sociedad globalizada que se rige primordialmente por procesos acumulativos del conocimiento científico y social. En síntesis, a lo que se apunta es lo que Graciela Mazorco9 sostiene para el caso boliviano donde: “Desde el nuevo-viejo paradigma de la Unidad, la permanente degradación del proceso educativo y la nula contribución de la universidad a la solución del problema nacional del subdesarrollo y la dependencia puede ser encarada mediante una transformación cuyo fundamento y objetivo sea la destrucción del ser mutilado racional y la recuperación del SER HUMANO INTEGRAL (Humano, Natural y Cósmico) y de su pleno potencial de cosmocimiento y sabiduría y con ello, la autogeneración de egresados, Seres Humanos Integrales-ya no simples profesionales- con un nivel de cualificación infinitamente superior al que proveen las que son catalogadas como “mejores” universidades del mundo”

VI. Aspectos pedagógicos de una educación superior flexible

La idea que hemos criticado en este documento, respecto a la reproducción de una Universidad que imparte el conocimiento bajo un sistema de enseñanza elitista de perfil docto— jurídico, cuyo axis pedagógico es la “propiedad” de la cátedra --emulando el paradigma del siglo XVIII--, es necesario pensar en el docente universitario como un facilitador del conocimiento. El rol del facilitador es hacer que el conocimiento sea accesible a todos los que lo necesitan, por lo tanto el docente universitario debe “enseñar a aprender haciendo” en el sentido más amplio posible. Este cambio de percepción acerca del docente universitario, es solo posible si se considera que el “facilitador” es una persona de amplios conocimientos “alrededor” de su especialidad. Como hemos explicado más arriba, un agrónomo sin conocimientos de los marcos culturales de la agricultura pre—

9 Educación y Saber Andino”. Mimeo de la UMSS. Cochabamba, Bolivia.2003

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colombina y a la vez sin conocimientos de la relación entre lo precolombino y la ingeniería genética moderna, es simplemente un técnico especializado con una visión estrecha para las necesidades de la pedagogía moderna. Los facilitadores pedagógicos, son docentes abiertos a un constante proceso de actualización integral que parte desde su interés personal hacia una forma de articular los grandes campos del conocimiento en el ámbito de su praxis docente. Se trata entonces de una investigador nato, un comunicador eficiente y una persona con conciencia social. La construcción colectiva e institucional de facilitadores pedagógicos de ésta naturaleza requiere en primera instancia de una estabilidad económica para el individuo. La transformación de un “catedrático” en facilitador pedagógico no es posible en una “economía” de castigos y recompensas como lo es el sistema de la carga horaria actual. Por lo tanto, se debe intentar el reemplazo del sistema de las cargas horarias, por un sistema distinto de remuneración basado en proporcionalidades fijas y variables en las funciones de docencia, investigación y extensión. Es decir un docente puede ser remunerado sobre la base del tipo de actividades que puede desarrollar con sus potencialidades y experiencia científica. Desde la perspectiva que se señala en la declaración de la UNESCO, el objetivo fundamental de la educación superior en el siglo XXI, debe estar dirigido a: 1. Ser accesible “por igual para todos en función de los méritos respectivos”,

sin discriminación alguna, por lo tanto debe ser equitativa. 2. Formar “diplomados altamente cualificados y ciudadanos

responsables...construyendo un espacio abierto que propicie la formación superior y el aprendizaje a lo largo de toda la vida". En esta perspectiva la educación superior debe fortalecer los componentes "esenciales del desarrollo cultural, social, económico y político, y como elemento clave del fortalecimiento de las capacidades endógenas, la consolidación de los derechos humanos, el desarrollo sostenible, la democracia y la paz, en un marco de justicia"

3. Fortalecer las funciones de la Universidad como centro de previsión, alerta y prevención mediante un análisis constante de las nuevas tendencias sociales, económicas, culturales y políticas. Para ello, la institución universitaria deberá disfrutar de plenas libertades académicas y autonomía, siendo responsable para con la sociedad y rindiéndole cuentas.

4. La Universidad debe ser pertinente, evaluándose en función de la adecuación entre lo que la sociedad espera de ella y lo que la institución realiza, fundando sus orientaciones a largo plazo en objetivos y necesidades sociales, en particular el respeto a las culturas y la protección del medio ambiente.

5. La Universidad debe alcanzar y mantener un nivel de calidad en todas sus funciones y actividades, como son: la enseñanza y programación

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académica, dotación de becas, nombramiento de personal, selección de alumnos, mantenimiento de infraestructura y mejoramiento del entorno académico. Todo ello prestando especial atención al progreso de los conocimientos mediante la función de la investigación.

6. Establecer políticas de formación permanente del docente que actualice y mejore sus competencias, estimulado la innovación en los planes de estudio y los métodos de enseñanza, garantizándole las condiciones profesionales y financieras apropiadas para que con ello se vele por la excelencia de la enseñanza y la investigación.

Como complemento a las recomendaciones que se han extraído de los documentos de la UNESCO, se deben señalar los principios básicos que han sido elaborados por varias comisiones de trabajo académico de la propia UAGRM, donde la concepción de la educación superior se basa en objetivos que deben también tender a que el estudiante aprenda a: ? ? Desarrollar su vida personal hacia un estado de mayor autoestima y así

abrir las fuentes de razonamiento que le ayuden a resolver todo tipo de problemas.

? ? Enriquecer sus potencialidades de relacionamiento con el grupo humano que lo rodea.

? ? Fomentar el conocimiento de sus tradiciones socioculturales ? ? Superar los prejuicios y juicios de valor que son propios de una sociedad

que practica la discriminación y elevar su respeto por las diferencias La fuente de los contenidos del aprendizaje está inscrita en el proceso histórico del desarrollo epistemológico de los campos de conocimiento y sus disciplinas. Pero en el plano propio de la epistemología, el contenido del aprendizaje debe considerar las siguientes dimensiones: ? ? Una apertura epistemológica de los saberes en tanto que no existe un

modelo cognitivo exclusivo y hegemónico para la producción intelectual en general.

? ? La liberación del razonamiento y pensamiento de toda tutela dogmática. ? ? La orientación del aprendizaje hacia la Inter, Intra y transdisciplinariedad. En el plano axiológico el currículo debe tender a que el estudiante aprenda a ser: ? ? Un profesional que contribuya a la construcción de su propio conocimiento

científico. ? ? Un profesional capaz de ser agente de transformación ? ? Un profesional que desarrolle un alto sentido ético y de responsabilidad

social.

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Según el positivismo de Auguste Comte, el conocimiento humano ha transitado por tres etapas de desarrollo epistemológico: la teológica, la metafísica y la positiva. Otros pensadores han definido esta transición señalando la transformación del conocimiento simple en conocimiento complejo, de acuerdo a los procesos de sinergia que se han dado entre los campos del conocimiento. Así por ejemplo, la matemática ha sido imprescindible para el desarrollo de la física y la química y en forma inversa ambas han desarrollado la aplicación práctica de las matemáticas, como también la filosofía ha sido imprescindible para el desarrollo de las ciencias sociales y a la inversa. Siguiendo esta lógica, un modelo posible de administración académica basado en la organización matricial de los campos de conocimiento aceptados universalmente, es practicable cuando se aceptan las siguientes condiciones: ? ? El proyecto curricular debe ser planificado en función al dinamismo de los

saberes, la sociedad y los estudiantes. ? ? El proyecto curricular debe viabilizar una gestión permanente de cambio. ? ? El proyecto curricular debe estar sistemáticamente vinculado con el entorno

social que lo rodea. ? ? Se debe adoptar una planificación curricular flexible y abierta al cambio. ? ? Se debe asumir que el proceso de la adquisición de conocimiento a través

de toda la vida es dialéctico, al igual que los cambios que operan en la realidad, considerando que el conocimiento dialéctico es apenas una aproximación a la realidad, más no es la realidad misma.

En la medida que la UNESCO ha definido que el centro de actividad de la Universidad debe ser el APRENDIZAJE, éste proceso ya debe ir acompañado de un contenido básico que tiene principalmente un carácter científico, humanista e transversal en el aspecto trans-disciplinario.

VII. Los nuevos paradigmas científicos y su cosmovisión para las reformas en la educación

superior de América Latina

El mundo real y virtual de la sociedad globalizada Se podría sostener que sociedad del conocimiento, tuvo su efecto sobre la vida cotidiana de las distintas formaciones sociales y políticas del planeta cuando la ampliación de las redes de información, transporte y comunicación plasmo su utilidad práctica. Como consecuencia de este largo proceso acumulativo de

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conocimiento, el intercambio sostenido de acciones comunicativas10 horizontales se amplio considerablemente entre todas las personas que tienen acceso a una computadora o un teléfono celular. Este aspecto debe asociarse con los paradigmas de la nueva física quántica y sus resultados prácticos. Por cierto estamos también refiriéndonos a un fenómeno de la modernidad que Alvin Toffler11 define como la “revolución informática”. Sin embargo en este contexto complejo, se debe entender dos cosas fundamentales:

I. Que la circulación de información es solamente la base del conocimiento cuando los seres humanos transforman a información en una serie de modelos de comprensión científica y filosófica y finalmente en una ampliación de la posición cósmica del “ser humano integral”.12

II. Que el conocimiento humano es una acumulación de información procesada, analizada y utilizada, que hoy gravita más allá de las instituciones universitarias e invade todos los ámbitos institucionales públicos y privados donde se lleva a cabo las funciones de la investigación y extensión del conocimiento.

Por otro lado también debemos ser políticamente concientes para entender que, la sociedad del conocimiento ha utilizado el vehículo histórico del capitalismo avanzado para arribar a las vidas cotidianas de los países desarrollados y se ha desenvuelto a través de una hegemonía económica circunscrita a éstos países, convirtiendo a los habitantes de los países periféricos en usuarios pasivos de la tecnología informática y de comunicación. Por lo tanto estamos en el mismo centro de la producción del “pensamiento único”.13 Es más, este sistema planetario hoy denominado “globalización” ha impulsado desde varios de los organismos multilaterales, una serie de reformas institucionales y políticas al interior de los aparatos del “viejo” Estado Nacional considerado en su momento “soberano” durante la era post-industrial, colocando a este modelo de Estado en un sistema geopolítico de Estados redes y sistema de co-soberanías de bloques regionales a nivel planetario” como sostiene el sociólogo Manuel Castells. Ejemplos de estos bloques son aquellas comunidades organizadas al interior de la Comunidad Europea, la Comunidad 10 Por acción comunicativa se entiende:”…las acciones de los agentes implicados en ella coordinan no mediante cálculos egocéntricos del éxito sino mediante actos para lograr la comprensión.” (Habermas, 1984:286) 11 Toffler, A: “La Tercera Ola” 12 Gonzales, T. e Illescas, J.M: “Acerca de la Ontología, Gnoseología y Epistemología de lo Humano Integral.” Ediciones de la Nueva Escuela de Postgrado. UAGRM. Santa Cruz, Bolivia. 2003

13 por “pensamiento único” entendemos el hecho de que la ciencia positivista y lineal reduce todo los aspectos de la vida a una lógica mercantil asertiva que se basa en las relaciones de dominación. (Capra, F.: “La Trama de la Vida”. Editorial Anagrama. Barcelona. España. Tercera Edición. 2000)

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Andina, el MERCOSUR o el TCA. A estos procesos geopolíticos estatales, se deben agregar las redes de universidades que se han estado formando desde la década de los años 1970, en combinación con tratados de cooperación bi y multinacional. Ejemplo de ello es UNAMAZ, CRISCOS, UNIVERSIDAD ANDINA. Es evidente que, la base de organización de estos bloques yace fundamentalmente en la dinámica histórica de los intercambios comerciales y la construcción de mercados comunes de mercancías y servicios. A fines del siglo XX y ya entrando al siglo XXI, uno de los servicios el cual es la función natural de la universidad de cada país, ha sido invadido por la “globalización” virtualizada, en cuya atmósfera informática se ofertan hoy una serie de cursos de postgrado que complete la ecuación “titulo = empleo”, para efectos de la especialización, profesionalización o capacitación de recursos humanos. Estos recursos humanos deben ser perfilados para servir los intereses del mercado diseñado por las estrategias de corporaciones transnacionales e intereses privados. De ahí por ejemplo, emergen categorías económicas de conducta social del “pensamiento único” que ofrece: “liderazgo” “competitividad”, “inteligencia emocional”, “gerencia estratégica”, “gestión de excelencia”, “emprendimiento”, “técnicas para las toas de decisión” “ventajas comparativas”, etc. De hecho, este factor de la competencia virtual desde entidades universitarias con renombre, con las universidades públicas ha intensificado la relación conflictiva entre Estado y Universidad y ha ahondado la crisis paradigmática de lo que significa el rol de la Universidad pública en el ámbito de la sociedad Latinoamericana. También este factor, está obligando a las universidades públicas a entrar en un proceso de reinvención, para de nuevo intentar tomar un rol protagónico en el siglo XXI, con miras a la sociedad del conocimiento que se desarrollará en un continente indo-afro-latino-americano, tranversalizado por una conflicto territorial ínter-imperialista y neo-colonial a escala mundial. El contexto socio-cultural-global de los nuevos paradigmas científicos Empezare este segmento de análisis señalando que la teoría sociológica acerca de la “modernidad” elabora un diagnóstico que sostiene las siguientes constataciones:14 ??El mundo moderno es una jaula de hierro de sistemas racionales de la que

no hay salida. ??El capitalismo tiende a sembrar las semillas de su propia destrucción ??El mundo moderno ofrece menos cohesión moral que las sociedades

anteriores

14 Ritzer, G.: Teoría Sociológica Moderna” MacGraw-Hill editores.Madrid. España. 2002.

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??La ciudad genera un tipo particular de persona. ??En su vida social, la gente tiende a representar una serie de actuaciones

teatrales ??El mundo social se define por principios de reciprocidad en relaciones de

toma y daca. ??Las personas crean mundos sociales que en última instancia llegan a

esclavizarlas. ??Las personas siempre conservan la capacidad de cambiar los mundos

sociales que las constriñen. ??La sociedad es un sistema integrado de estructuras y funciones sociales. ??La sociedad es un “juggernaut” con la posibilidad siempre presente de

desbocarse. ??Aunque parece que el mundo occidental esta inmerso en un proceso de

liberación, en realidad es cada vez más opresivo. ??El mundo ha entrado en una nueva era post-moderna que se define cada

vez más por simulaciones no auténticas y falsas de la realidad. Entendida esta lista sintética que describe elementos transversales de la sociedad “moderna” en la cual todos estamos transitando como ciudadanos de una abigarrada diversidad cultural y diferentes cosmovisiones del mundo, hay nuevos elementos sociológicos y antropológicos que nos vienen desde los paradigmas científicos de la física, biología y ecología que nos muestran justamente una “visión de mundo” mucho más compleja de la que se imaginaron Descartes, Newton y Darwin. Es decir, las ciencias modernas nos muestran una “cosmovisión” que se acerca mucho más a lo que “realmente” ES EL MUNDO, pero que las antiguas culturas habían descrito en formas codificadas, metafóricas o a veces literales. Sin embargo, por su carácter lineal y excluyente, las ciencias de origen cartesiano negaron las potencialidades y la capacidad de los pueblos no-occidentales de describir y sentir el cosmos y el rol que el ser humano tiene en este orden-desorden. Estamos por lo tanto hablando de la secuencia caos-orden-caos, como elemento primordial del acto creativo y recreativo de todo lo que empieza-termina-empieza, ad-infinitum. Empecemos sin embargo este segmento de análisis con algunos aspectos de la teoría del conocimiento, como una reducción de entendimiento y sentimiento del cosmos por parte del “pensamiento de la no-unidad” o como José Mario Illescas llama el “cosmoscimiento” que sería una integralidad que trata de un “pensamiento de unidad”. Según Graciela Mazorco15 cuyo análisis abre el “viejo” mundo del pensamiento andino transmitido por Tatiana Gonzáles y José Mario Illescas, hay cinco problemas que han sido eternamente discutidos, a saber:

15 Mazorco, G. Teoría del Conocimiento en Gonzáles T y Ilescas, J.M.: “Acerca

de la Ontología, Gnoseología y Epistemología de Lo Humano Integral”. Escuela de Postgrado. UAGRM. Santa Cruz, 2003

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1. La posibilidad del conocimiento: ¿Puede el sujeto ‘aprehender’ el objeto? 2. El origen del conocimiento: ¿Es la razón o la experiencia la fuente del

conocimiento? 3. La esencia del conocimiento –el problema central--: ¿El objeto

determina al sujeto? ¿o a la inversa? 4. La forma del conocimiento: ¿Hay una aprehensión racional?¿Intuitiva? 5. El criterio de la verdad: ¿Cómo saber que el conocimiento es verdadero?

En forma más concreta, Edgar Morín16 en su documento de la UNESCO sobre “Los Siete Saberes Necesarios a la Educación del Futuro” plantea:

1. El error y la ilusión como “la ceguera del conocimiento”. 2. Los principios del conocimiento pertinente basados en aprehender “las

relaciones mutuas y las influencias recíprocas entre las partes y el todo den un mundo complejo”.

3. La enseñanza de la condición humana en su todo, “físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico”.

4. La enseñanza de la identidad terrenal a partir de la “globalización” desde el siglo XVI y sus interconexiones desde ese entonces,

5. Aprender a enfrentar en el siglo XXI las incertidumbres que trae el riesgo,, lo inesperado, lo incierto con una capacidad de adquirir información “en el camino”.

6. Enseñar la comprensión mutua entre los seres humanos. 7. La educación debe conducir a una “atropo-ética”, considerando el

carácter ternario de “individuo-sociedad-especie”. La ética individuo-especie requiere de una “ciudadanía terrestre, practicable a través de una sociedad democrática.

A través de la Inter-intra-combinación de los listados arriba definidos por los aspectos sociológicos de la modernidad, los aspectos filosóficos sobre el conocimiento y finalmente, por los aspectos necesarios para la educación del siglo XXI, quisiera ahora analizar algunos aspectos sobre lo que las ciencias modernas nos “muestran” como factores de incertidumbre y de conocimiento que está en pleno proceso de hacer una ruptura epistemológica profunda con el “maquinismo” que nos dejo la herencia cartesiana y newtoniana de los últimos doscientos años, considerando que en casi todas las universidades de Latinoamérica, el conocimiento todavía de lo transmite en formatos obsoletos y fragmentados por especialidades situadas en el sistema facultativo.

La visión del mundo desde varios paradigmas científicos modernos

El físico austriaco Frithof Capra17 inicia su exploración desde la ecología profunda señalando que desde la perspectiva de la ecología profunda

16 Morín, E. UNESCO. Paris, Francia.1999

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(contrastado a una ecología medio ambientalista) se reconoce “la interdependencia fundamental entre todos los fenómenos y el hecho de que, como individuos y sociedades, estamos inmersos en (y finalmente dependientes de) los procesos cíclicos de la naturaleza.

Aquí quiero inmediatamente enfatizar que este es un conocimiento acumulado por las mitologías, historias, prácticas y rituales de los pueblos originarios de todas las latitudes del planeta. Pero lamentablemente y por una situación de exclusión de parte del sistema científico occidental, el conocimiento originario se convierte en un reciente “descubrimiento” para la ciencia moderna, aun positivista en su proceso de aprehender la realidad. Sin embargo es importante señalar que la dimensión feminista y política del paradigma de la ecología profunda, apunta al hecho de varios de los problemas por el cual hoy atraviesa el mundo “terrenal” o el “mundus inmundus” de San Augustín, tiene sus raíces en la emergencia del “sistema dominador”18 de los hombres. Por lo tanto la organización social anti-ecológica y depredadora moderna, en varias de sus expresiones más esenciales se basa en la reproducción del patriarcado, imperialismo, capitalismo y racismo, aspecto que es también reproducido inconscientemente en la organización académica y administrativa de las instituciones universitarias.

El concepto de madre tierra entendido como gaia por los griegos de la era pre-helénica o por pacha-mama por la cultura de los pueblos pan-andinos que iniciaron su caminar antes del Tawantinsuyu, define que el planeta es un sistema vivo interrelacionado en todos sus aspectos como un gran sistema holístico y totalizante que funciona armónicamente. Es decir, que existe una interrelación sistémica entre los micro-organismos más “pequeños” con las formas de vida más “complejas”. En este mismo sentido, no se puede entender la complejidad de los sistemas autopoieticos, ni los sistemas de acoplamiento estructural si no se tiene un sentido de las construcciones transversales que deben ser hechas entre la física, la biología, la química y varias de las ciencias sociales. Por cierto las nuevas teorías sociológicas y antropológicas, basados en los avances de James Lovelock, Maturana y Varela apuntan al hecho de las sociedades modernas basadas en un modo de producción y consumo capitalistas, no tienen un futuro promisorio en un planeta que requiere de ajustes en los hábitos de consumo y producción para poder lograr un equilibrio armónico entre las sociedades y la naturaleza. Estos factores deben ser parte de las nuevas formas de enseñar las ciencias exactas, las ciencias sociales y las humanidades en las universidades.

17 Capra, F.: “La Trama de la Vida”. Traducción David Sempau.Editorial

Anagrama.3ra. Edición. Barcelona, España. 2000. 18 Eisler, R. interpretada por Capra, según “The Chalise and the Blade”.

Harper-Row, San Francisco. 1987.

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VIII. Las dimensiones políticas de la ontología del ser, a consideración de los conceptos de

Reforma A manera de cerrar este aporte a las discusiones de reformas universitarias en los sistemas universitarios latinoamericanos hacia le siglo XXI, quiero concluir con las siguientes reflexiones filosóficas: ¿Como podemos sentir la esencia de lo más profundo del ser humano en una época donde la humanidad misma no se siente como tal?. Hemos arribado a un punto donde los seres humanos ya no se reconocen entre si y a titulo del HOMBRE enajenamos lo más intimo de la relación entre hombres y mujeres humanos, relación de la cual nace todo ser humano en su forma material reconocible y familiar para todos. Sin embargo, a nombre de lo humano hemos construido las estructuras más perversas del poder y del poder manipular al otro a quien pensamos y sentimos como “inferior” o como el “otro diferente”. Todos los “inferiores” y “otros diferentes” son simplemente hombres y mujeres humanos que no tienen el color de la piel blanco o no pertenecen a los “círculos” superficiales del privilegio social, económico o de prestigio, diseñados por los miedos más infantiles del manejo de una posición dentro de un grupo social. De esta manera hemos empezado construyendo nuestro prejuicio contra la mujer en cuya matriz se define y consolida el centro del “todo”. Y hoy consideramos como un gran logro de la “modernidad” política del sistema capitalista avanzado, el hecho de que al lado femenino de la humanidad le podemos ceder algo de nuestro poder como masculinos humanos, diciendo de que estamos preocupados por los asuntos del “genero” en el mundo de las injusticias. Hemos continuado con la construcción de ésta estructura de perversidad, señalando al indígena americano, al negro africano, al musulmán y al judío como seres “sospechosos” de su humanidad y finalmente por motivos de conquista y destrucción, definirlos como no-humanos o en algunos momentos como quasi-humanos; todo a nombre de la civilización de lo enajenado por el uso indiscriminado del poder. Siguiendo un elemental sentido de culpabilidad, al indígena americano queremos “darle” un territorio que siempre fue suyo, mostrando así un sentido de falsa generosidad. Para las mujeres inventamos un mundo de falsedades que las hacen simples objetos de gozo sexual masculino a nombre de una cultura de la vanidad que sirve tanto al ego de los hombres, como extrañamente al de las mujeres. A través del matrimonio formal y monogámico, es decir una relación de propiedades por excelencia, las mujeres se encargan de la castración y de la comida del hombre, para que el hombre gobierne sobre otros hombres de una manera absolutamente llena de

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crueldad, siempre recordando que su crueldad nace por el odio a su propia madre. A tal perversión hemos arribado después de miles de años de una historia mal contada por aquellos historiadores que trabajan para mantener las cosas tal como están. Estamos desequilibrados, estamos por lo tanto insanos y locos. Lo irónico es que esto no lo reconocemos y preferimos estigmatizar de locos a los que dicen ciertas verdades dolorosas, o aquellos que cuestionan normas que mantienen las relaciones humanas Resulta que los instrumentos más confiables de la física cuántica y la de relatividad son aquellos que relacionan la mente humana con formas de observación abstracta. Las dos visiones, tanto la de física cuántica, como la de relatividad, se plantean una explicación aparentemente inverosímil que se centra sobre la esencia elementalmente dialéctica del mundo “material” que rodea e interactúa con todo los organismo biológicos. Su forma metafórica nos muestra que estamos dentro de una espiral que no tiene comienzo, ni tiene fin, tal como percibimos la espiral del ADN. Sin embargo los conocimientos primitivos no metaforizan este conocimiento, sino lo asumen como una realidad intuida y aprehendida por la combinación de la mente y el corazón, que al final de cuentas en el mundo material son expresiones concretas de las potencialidades de organización del ADN. Por otro lado, sentir y conocer la totalidad del universo es el tema central de todo pensamiento religioso de la humanidad, retrocediendo a tiempos inmemoriales dormidos en nuestro inconsciente colectivo que yace finalmente en las pulsaciones electroquímicas de las combinaciones y recombinaciones de los amino-ácidos y los cuatro elementos substanciales representado por la guanina, citosina, adenina y timina. Por toda esta consideración, no se puede evitar percibir que las nuevas dimensiones teóricas de la física y biología modernas, toman en cuenta el ritmo de la continuidad y contradicción del espacio-tiempo para intentar explicar la vida misma desde una perspectiva macro y microscópica, que en última instancia trata de visualizar la infinidad integrada de la dimensión material convertida en energía. Desde este punto de vista, pareciera que estamos en un universo que aparenta ser un holograma diseñado por fuerzas intencionadas que generan patrones y pautas que conectan diferentes dimensiones. Es más, la concepción de la esencia concreta de la materia ha pasado a ser una función de varios campos de energía que sé auto-generan en forma permanente y sostenida, como tarea esencial de la naturaleza propia del Universo. Sin embargo, lo extraordinario es que la naturaleza del Universo material utiliza como instrumento fundamental para su transformación permanente, un estado de conciencia específico. Este estado específico de conciencia está incorporado en cualquier unidad biológica que se pueda

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reconocer que tiene “vida”. Como también esta conciencia está presente en la articulación de todas las unidades biológicas entre si. Analizados en conjunto, ambos modelos de la teoría física, es decir lo establecido en la relación de los campos teóricos de la “mecánica cuántica” y la “física de relatividad”, nos dan como resultados una visión del universo que ha generado múltiples debates sobre las reconsideraciones que se deben implementar en la generación acumulativa del conocimiento científico moderno. En este sentido por ejemplo, hoy todavía no existen las matemáticas que puedan asociar las escalas de lo microscópico con lo astrofísico. Es más, estaríamos considerando una dimensión matemática desconocida para el capital de conocimiento acumulado por ésta disciplina abstracta. Sin querer ser paradójicos en una apreciación lingüística, la visión acerca del “principio” y el “final” del Universo se ha “expandido” tanto, que en última instancia la nueva física estimula profundamente la necesidad de un nuevo paradigma biológico de la evolución humana, que resultaría mucho más abigarrado que el imaginado por Charles Darwin en sus investigaciones empíricas sobre el origen de la especie humana sobre este planeta. Al mismo tiempo, esta evolución humana debe ser explicada en términos filosóficos sociológicos, antropológicos económicos y políticos, que tengan su correlato en las dinámicas de transformación histórica, transcendiendo y añadiendo una mayor complejidad a la comprensión de los sistemas de Hegel y de Marx. Por otro lado es maravillosamente extraño, que los paradigmas de la nueva física “cuántica” y de “relatividad” nos acercan mucho más a los conocimientos profundos que las antiguas civilizaciones precapitalistas tenían sobre el cosmos; un cosmos que estaba y quizás todavía está habitado aparentemente por deidades, incluyendo al Dios Bíblico, representado por la combinación cabalística de las consonantes YHYW. Aunque sea profano decirlo desde una perspectiva materialista, la nueva física hace que nuestras deidades espirituales se convierten en entidades mucho más tangibles a la percepción humana, aunque mucho más complejas de interpretar en su “accionar” sobre el proceso creativo del universo visible a los sentidos humanos. Con los avances logrados en las investigaciones teóricas de la “mecánica” cuántica y la física de la relatividad, el “principio de la incertidumbre” queda claramente situado como una premisa fundamental de la esencia de la materia física y se convierte en una de las plataformas centrales que permiten concebir un universo extremadamente dinámico, cambiante y consciente creador de su propia energía. Algunos físicos como Fritof Capra19, y entendidos en la materia como Michael Talbot20, se han atrevido a postular que el universo es una esencia energética

19 El Tao y La Nueva Física

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viviente y que la conciencia humana que se cobija en lo más profundo de su matriz, es una de sus múltiples “formas” de auto-expansión. Pero esta forma de expandirse, guarda relación con una infinita potencialidad para generar todo tipo de variaciones de vida orgánica y por lo tanto otras formas de conciencia. De ahí que por ejemplo, la biodiversidad de un planeta como el nuestro, no es más que una pequeña muestra de lo que posiblemente existe en el contexto de un número indeterminado de planetas similares en su funcionamiento ecológico; aunque éstos planetas estén a distancias donde no parece ser posible el contacto entre una forma de vida y otra en el transcurso de miles de generaciones.21 Bajo esta forma de percibir las cosas, el ser humano en toda su fragilidad biológica, parece ser una pequeña unidad (bit) de información de la cual aparentemente se puede reproducir la totalidad del Universo. Esto es por lo menos observable en la biología de la clonación. Empero a escala cósmica, la duplicación exacta de conciencias es una hipótesis no verificable. De hecho, encontramos en la nueva física una forma revolucionaria de percibir la dimensión material de nuestra existencia que replantean radicalmente las limitaciones paradigmáticas que la física de Isaac Newton ha impuesto en los últimos trescientos años, al condicionar la esencia del Universo a una simple mecánica de las “leyes” de la gravedad. Como se recordará, el paradigma de Newton postula la existencia por separado de los espacios “vacíos” y los objetos materiales que “llenan” ese espacio. Desde el Universo emergente en las visiones teóricas de Heisenberg y Einstein, se muestra al conjunto del universo material, no como un espacio infinito exterior que está objetivado para servir los propósitos “científicos” de la “observación, comparación, experimentación” y por lo tanto de la “medición”, para finalmente “comprobar” su obvia existencia. Más bien, en la reflexión teórica de la nueva física aparece un universo donde es más viable pensar que lo que nosotros los seres humanos “observamos” como un espacio estable y relativamente ordenado por leyes físicas de la gravedad, es en realidad una serie infinita de “campos” (llámense estos electromagnéticos, gravitacionales, biológicos etc.) que están involucrados en un proceso auto-sostenido de mutaciones, proceso que a la vez es creado y recreado por la interacción entre “objeto observado” y “observador”. En este nuevo modelo de universo material, el tiempo y el espacio son definitivamente un continuo imperceptible por el individuo en su vida cotidiana y de su existencia social, hasta tal extremo que nuestra racionalidad construida por denominadores comunes de escalas de valor, le es difícil aceptar la

20 Mysticism and the New Physics. 21 Esta es una forma de interpretar las hipótesis de Carl Sagan

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posibilidad de que los universos pueden existir en forma “inter-intra-combinada”22 y al mismo tiempo sin que la conciencia individual y social se percate de ello. Sin embargo de cuando en cuando, aparecen interlocutores específicos en las culturas humanas que señalan la existencia total, pero interpretada por otros como paralela de estos universos, (chamanes, místicos, religiosos y científicos). Pero la mayoría de los seres humanos solamente aceptan “ver” lo que la racionalidad convencional les enseña, a ver. Es más, todo lo que se nos enseña a “ver” es producto de la forma en que somos educados a percibir desde el momento que somos “concebidos” como seres humanos por las distintas culturas que habitan este planeta. El problema de la percepción humana y la “construcción social de la realidad”23 son aspectos que la sociología y la antropología moderna está intentando estudiar. Si se añade otra perspectiva más, la visión particular de un solo Universo de eventos, es aparentemente ordenada por la participación de la conciencia de uno o varios “observadores” humanos, pero sujeta a una serie de consideraciones de la construcción racional acerca de los eventos que observamos. Es decir muchas veces las sociedades y culturas tienen distintas visiones de cómo está ordenado el mundo material y por extensión como debemos aproximarnos a el. En los postulados de la nueva física, es más racional pensar en la posibilidad de un “observador u observadores que participan” que la posibilidad de un “observador neutro”. Si bien, Heisenberg llega a la conclusión que en el contexto de la dimensión atómica y subatómica de la materia, la medición “objetiva” de los fenómenos naturales y físicos es imposible por parte de un “observador” y sus instrumentos, la deducción lógica de esto es que la “construcción” de la realidad por parte del “observador participante” es más factible para explicar fenómenos que salen fuera del marco metodológico de las ciencias causalistas y/o positivistas basadas en la concepción Newtoniana del Universo. En este sentido, bajo las condiciones señaladas por el “principio de la incertidumbre” y la continuidad del espacio-tiempo, la materia puede ser definida como “luz gravitacionalmente atrapada” que puede aparecer como una onda o una partícula al mismo tiempo. De acuerdo a esto y cambiando la escala de “observación” es posible que bajo ciertas condiciones, un Universo de “dimensiones” similares al nuestro, pueda caber en un espacio del tamaño de la cabeza de un alfiler, cumpliendo con la

22 Gonzales e Illescas: “Acerca de la Ontología, Gnoseología y Epistemología de

lo Humano Integral”. Escuela de Postgrado. Santa Cruz, Bolivia. 2003 23 ver el trabajo clásico de Berger y Luckman: “La construcción Social de la

Realidad,

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naturaleza de la “intra-combinación”. En este proceso, la relatividad de los eventos y horizontes de “observación” juegan un rol definitorio. El hecho de la materialización primigenia de los fenómenos naturales ya no es explicable por la física causalista de Newton, se debe a que la gravedad no es un elemento importante de organización en las dimensiones atómicas. Tampoco se puede establecer con la seguridad que se pretendía hace dos siglos, de que el Universo donde se desencadena nuestra evolución y nuestros sistemas galácticos es un “objeto” absolutamente separado de la conciencia del “observador”. En el planteamiento de los problemas de investigación de la nueva física, la conciencia ya no es una “variable” que puede ser ignorada y debe ser tomada en cuenta como parte integral del “objeto observado” y es más, es muy probable que la conciencia del “observador” tiene un efecto definido sobre los resultados esperados de la observación del “objeto”. En pocas palabras, “observador” y “objeto” construyen un evento que es perceptible tanto al “observador” como al “objeto” al mismo tiempo. Tanto la “mecánica” cuántica, como la física de la relatividad establecen la posibilidad de que el universo que se observa cotidianamente es en realidad una versión singularizada de una infinidad de realidades intra-combinadas y que la conciencia humana puede crear una conexión entre diferentes singularidades para reafirmar lo observado. Más aún, la propia naturaleza de la conciencia permite que ésta “exista” en todos estos “universos paralelos”, como el nexo que intra-combina la esencia de la totalidad, aunque solamente capta aquello que decide “construir” como una observación consolidada de la totalidad de todos los Universos. Hasta aquí entonces, se puede señalar que las metodologías de observación “científica” y “positivista” transferidas desde la física newtoniana a las ciencias sociales durante el siglo XIX con el propósito de descubrir “leyes” acerca de la “conducta” y la “sociedad” humana, deben considerarse no apropiadas para efectos de lo que la Sociología entiende por la “construcción social” de la realidad. Tanto Peter Berger como Anthony Giddens24 ya sostienen este punto de vista, en sus propuestas para la exploración de nuevas reglas para el método sociológico. En la medida que ciencias sociales como la Sociología, Economía, Antropología e inclusive la Psicología, han tratado de replicar la epistemología asociada a los métodos de observación, experimentación y comparación de la física causalista de Newton, el resultado de esta aplicación ha conducido a las ciencias sociales a formular un andamiaje de supuestas “leyes”, que en el fondo no son más que

24 “Las nuevas reglas del método sociológico”. Amorrotou Editores. Buenos

Aires, Argentina. 1993.

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postulados y categorías teóricas de análisis útiles solamente para un periodo determinado de observación histórica. De este modo, ninguna de las ciencias sociales puede asumir los poderes de la “predicción” como lo hubieran querido las presuposiciones “racionalistas” y “positivistas” de los fundadores de la sociología. Si bien la s ciencias sociales modernas se asemejan cada vez más a un conjunto de disciplinas que juegan con categorías construidas operacionalmente para efectuar mediciones probabilísticas, es necesario ya señalar que ante los postulados de la nueva física, biología y química, que las ciencias sociales está obligadas a reconsiderar su tendencia a una “objetividad universal” como fuente epistemológica de su “observación científica”. La probabilidad de que existan varias respuestas al mismo evento o viceversa, ya está por ejemplo establecido en la arqueología evolutiva, a través del estudio de la emergencia independiente, pero similar de núcleos civilizacionales prístinos. Desde la perspectiva de este planteamiento comparativo, las categorías de análisis sobre la realidad social que las ciencias sociales han utilizado hasta 1970, han empezado a ser reconsideradas para explicar los cambios fundamentales que hoy se están dando en la sociedad del siglo XXI. En síntesis, por ejemplo la sociología y la antropología se están alejando del universo de Newton, para redescubrirse en el mundo de Heisenberg, pero ya no como un parangón de la física, sino como disciplinas de acumulación de conocimientos relativos, que parten de una realidad cotidiana predefinida, que se presta a la interpretación de que la sociedad no es más, ni menos que una construcción simbólica concertada por todos. Si hemos de “entender” la totalidad del mundo que nos envuelve con los sentimientos intuitivos de nuestra más profunda forma arquetipal de “ser, siendo nomás”, veremos que la construcción simbólica del universo que tratamos de entender racionalmente ya está codificada en su forma “enrollada”, si se quiere, como un rollo de cualquier texto del mundo antiguo, en la genética más intima de la persona. Jimena Tatiana Gonzales y José Mario Illescas tratan de hacernos entender que la gran genética que hace posible la totalidad de toda la vida biológica del universo, no solamente está en el individuo, sino en la intra-conectividad de todas las “unidades” individuales que hacen al “todo” y el “todo” que hace a todas la “unidades”. Ahora bien, para entender y sentir lo que es necesario aprehender más allá de lo que vemos desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, es necesario construir una gnoseología, una ontología y una epistemología que “refleje” claramente la verdadera “identidad” de la totalidad de las infinitas

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combinaciones e intra-combinaciones que nos dan tanto la explicación de no solamente la luz, sino la naturaleza de la oscuridad. Explicación que también considera al mismo tiempo el sonido y el silencio, sin separar lo “uno” de lo “otro”. Una nueva forma de gnoseología, epistemología y ontología por lo tanto, parte desde el ser humano real y no de la virtualización de “lo humano” como no los presenta ésta etapa del desarrollo de la civilización del conocimiento en manos de un capitalismo imperial y globalizado de una manera depredadora. Todos estos nuevos pensamientos que convergen desde muchas latitudes del mundo y que están siendo planteadas por Morín, Illescas y otros, muestran en cierta manera el camino que las nuevas formas de Universidad deben toamr en este continente indo-afro-latinoamericano. Es decir nuestras universidades deben estar dedicadas a la vida misma, a nuevas formas de educación y por lo tanto nuevas formas de pensar la totalidad en su forma colectiva y su forma individual. Es por cierto un camino necesario que la humanidad debe recorrer hacia el futuro, tomando en cuenta que estos pasos proyectados, son nomás pasos retrospectivos hacia lo que los antiguos ya sabían en el comienzo y final de todas las cosas.

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