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REFORMAS DEL PALACIO
DEL MARQUÉS DE DOS
AGUAS Y SU VALOR
PATRIMONIAL
Historia y Gestión del Patrimonio Artístico
Universidad de Valencia
Alba Candel Flor
3º Grado de Historia del Arte
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ÍNDICE
Introducción 3
Contexto histórico del palacio 4
Construcción e intervenciones del palacio 5
Valor patrimonial 11
Conclusión 12
Bibliografía 13
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INTRODUCCIÓN
En este trabajo hablaré sobre el Palacio del Marqués de Dos Aguas, que es uno de los
edificios más céntricos de la ciudad de Valencia, situado en la calle Poeta Querol número
2. El edificio perteneciente al siglo XVIII es una de las obras cumbres del barroco civil
valenciano y destaca por su abundante decoración tanto interior como exterior pero en
especial por la recargada decoración que posee la portada de sus fachadas.
Ilustración 1 Palacio del Marqués de Dos Aguas.
El trabajo estará estructurado en diversos apartados por el que comenzaré haciendo un
breve resumen del contexto histórico del palacio y de la familia Rabassa a la cual
pertenecía dicho palacio. Seguidamente hablaré sobre el inicio de su construcción y las
reformas e intervenciones que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo en dicho
palacio poniendo especial énfasis en la portada principal. También habrá un apartado
en el que se explique el valor que se le ha otorgado, sus usos y en qué momento fue
declarado parte del patrimonio cultural valenciano. Por último haré una breve
conclusión sobre el trabajo y habrá un apartado final con la bibliografía utilizada para
realizarlo.
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CONTEXTO HISTÓRICO
Este palacio pertenecía en sus orígenes a los Marqueses de Rabassa Perellós que la
encargaron para hacerla servir como vivienda habitual, recibieron el título de Marqueses
de Dos Aguas en 1699 por Carlos III. La familia adquirió un alto rango como nobleza
mediante diversos contratos mercantiles con Oriente y el cobro de Tributos o derechos
de la Generalitat en el Reino de Valencia, también ocupaban altos puestos en la
gobernación política de Valencia y acumulaban importantes herencias que provenían de
las alianzas matrimoniales con prestigiosas familias valencianas.
En esta familia cabe destacar el nombre de Giner Rabassa Perellós y Lanuza, que fue III
marqués de Dos Aguas y primer director de la Academia de Santa Bárbara, que
posteriormente sería la Real Academia de Nobles Artes de San Carlos. A él se le debe la
renovación barroca que se le dio al palacio.
La descendencia de la familia se extinguió con Giner Rabassa Perellós y Palafox,
académico de Honor de la Real Academia de San Carlos. Este dejó su herencia en 1853
a Vicente Dasí Lluesma que se convirtió en el primer marqués de Dos Aguas de esta
generación, el cual hizo una de las remodelaciones del palacio y apoyó siempre a los
artistas valencianos. Tras la muerte de este heredero, los bienes llegaron a manos de
Guillermo de Casanova que vendió el palacio y estuvo en abandono hasta 1941. Aunque
el título marquesal recayó sobre su cuñada Concepción Dasí Moreno que tras su muerte
lo recibió su primogénito Rafael de Rojas y Dasí. Pero actualmente, desde 1983 posee el
título Pascual de Rojas y Cárdenas, quien lo transmitirá a sus hijos varones, siendo así
los futuros sucesores.
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CONSTRUCCIÓN E INTERVENCIONES DEL PALACIO
Los orígenes de este palacio se remontan a los siglos I y III d.C. cuando la zona era una
necrópolis romana, en una de sus intervenciones se hallaron sedimentos de cerámica
musulmana pero ya a finales del siglo XIV i principios del XV se comenzó a construir el
palacio propiamente dicho, siguiendo las directrices del gótico valenciano. En el exterior
se componía de tres cuerpos dispuestos alrededor de un patio y una sola torre en una
de las esquinas. Pero en 1740, el Marqués Ginés de Rabassa Perellós y Lanuza quiso
cambiar el aspecto del palacio haciendo una renovación barroca de acuerdo con el estilo
predominante de la época. Los principales artífices de estas reformas fueron el pintor
Hipólito Rovira, el escultor Ignacio Vergara y el decorador Luis Domingo, en esta reforma
fue cuando se llevó a cabo la portada de la fachada principal. Más tarde en el siglo XIX
se llevará a cabo una nueva remodelación sobre todo en el interior pero esta vez
siguiendo las pautas del estilo neoclasicista. Y finalmente a principios del siglo XX el
edifico se vende y se le hace una nueva restauración, llevada a cabo por Mauro Lleó y
J.A. Pastor.
El edificio original ha sufrido todo tipo de añadidos y crecimientos que han sido
incontrolados y todo eso ha llevado a realizar una operación en la que se ordenase,
completase y se estructurase la morfología del edificio. Para realizar todas las
intervenciones que se tenían pensadas en primer lugar se realizó un documento
topográfico que permitió detectar varias anomalías a tener en cuenta.
En la primera de las intervenciones llevada a cabo por Giner Rabassa Perellós y Lanuza
no solo se cambió el estilo sino que también se amplió el palacio, haciendo cinco pisos,
duplicando las torres y cambiando las ventanas por balcones. Pero lo más importante
de esta intervención será la portada principal.
Todas las fachadas del edificio estaban decoradas con pintura al fresco representando
temas alegóricos, realizadas por Hipólito Rovira pero que pronto desaparecerán, y
aunque en 1770 se volverían a realizar por el pintor José Ferrer, las pinturas volverían a
desaparecer, siendo sustituidas por estuco jaspeado, técnica que se utilizará también en
el revestimiento de varias dependencias del interior del edificio. La fachada principal
que se encuentra en la calle Marqués de Dos Aguas, se reforma creando un eje central
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de simetría para la portada, que fue diseñada por Hipólito Rovira quien se inspiró en “La
fuente de los cuatro ríos” de Bernini y realizada por Ignacio Vergara que seguirá las
pautas neoclasicistas pero manteniendo algunas características barrocas. La portada se
hizo hacia 1745 y está hecha con alabastro de la antera de Niñerola, propiedad del
marqués, situada en el término municipal de Picassent. Las dos figuras que aparecen
desnudas a ambos lados de la puerta son la representación de los dos ríos más
caudalosos de la Comunidad Valenciana, el Turia y el Júcar. Estas dos figuras se
encuentran en la parte inferior, donde se encuentra la puerta, ambas tiene formas
ondulantes y están rodeadas por motivos vegetales y animales. En la parte del zócalo
aparece el escudo y a ambos lados la figura de dos hércules y por último en el cuerpo
superior de la portada aparece una hornacina con la imagen de la Virgen del Roser que
conserva un tono clasicista, mientras que los ángeles y el niño son más característicos
del rococó, alrededor de esta hornacina hay un rico programa escultórico y sobre ella
un ángel con las alas desplegadas sobre la bola del mundo. De esta parte superior se han
hecho varias interpretaciones iconográficas pero una de las más aceptadas es que se
trata de un canto a la historia de la humanidad regida por la ley moral. Ignacio Vergara
no siguió fielmente el proyecto diseñado por Rovira especialmente en la zona del zócalo
y en la superior en las que incorporó algunos cambios.
Ilustración 2 Portada principal del Palacio.
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Esta fachada tenía una baranda alabeada que separaba ambos cuerpos pero que se
quitó en la reforma del siglo XIX. La portada es más típica de una iglesia que se un edificio
civil, realizada completamente al estilo de un retablo de influencia italiana.
De esta época actualmente se conserva en el palacio la distribución espacial de la
fachada, la gran portada en alabastro, la cúpula de la escalera principal pintada al fresco
sobre mortero de cal y arena por Hipólito Rovira y la carroza de las Ninfas de los
Marqueses de dos Aguas.
La segunda intervención del palacio fue llevada a cabo en 1854 y 1867, impulsada por el
nuevo marqués de Dos Aguas Vicente Dasí y Lluesma, joven heredero del marquesado
de Dos Aguas casado con Carmen Puigmoltó. En este periodo se reconstruye, se reforma
y se decora el palacio acorde con su época y con su posición social y económica. Este
mandó remodelar la decoración interior y exterior del palacio al estilo francés de la
época, el neorrococó. Contrató al arquitecto Ramón María Ximénez y Cros al que se le
planteó la remodelación a partir del estilo ya existente en el palacio. En el interior siguió
una decoración prácticamente neorrenacentista con pequeñas variaciones del
decorador José Nícoli. El arquitecto Ramón Ximénez Cros, abalaustró los balcones,
decoró con rocallas jambas y dinteles de puertas y ventanas, introdujo en los frontones
personajes femeninos desnudos a veces en forma de figuras fantásticas. También
decoró las torres, los balcones y las ventanas, estos dos últimos con estuco o terracota,
mientras que las fachadas se pintaron con estucado jaspeado que imitaba un mármol
en tonos grises y rosas que eliminaba las anteriores pinturas al fresco de Hipólito Rovira.
En esta misma intervención se redistribuyeron las estancias del palacio y se añadió en el
segundo piso el archivo y la biblioteca de Dos Aguas. También se reformó por completo
la escalera principal y únicamente queda la bóveda vaída que cubre la caja de la escalera
de la anterior reforma barroca.
El interior del palacio se decoró con pinturas y mármoles, realizados por los mejores
artistas del momento. En esta reforma, Francini abrió la puerta lateral del palacio en
1865 que da la calle Poeta Querol, llamada la Puerta de los Carruajes.
La inauguración del nuevo palacio ya reformado se hizo en mayo de 1876 con un gran
baile. En 1924 Guillermo de Casanova que se hizo con la propiedad del palacio, lo cierra,
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por lo que el edificio entró en un periodo de abandono. Entre 1950 y 1954 se realizó una
restauración artística de las obras que albergaban las salas, pero la total rehabilitación
del edificio fue llevada a cabo por los arquitectos José Antonio Pastor Pastor y Mauro
Lleó Serret.
Los primeros planos que conocemos del palacio son los realizados para la reconstrucción
del edificio por los arquitectos J. Pastor y M. Lleó en 1950 y lo representado en ellos
coincide con la distribución espacial realizada en la reforma de Vicente Dasí en la
segunda mitad del siglo XIX.
Ilustración 3 Plano realizado por J. Pastor y M. Lleó para la reconstrucción.
Entre 1969 y 1971 el palacio fue ampliado y como idea principal se planteó restaurar la
zona original del palacio en la primera planta, rehabilitar las plantas baja, segunda y bajo
cubierta y más tarde remodelar la ampliación de los años sesenta, para aumentar la
superficie construida y adecuarla a las necesidades de oficinas, talleres y almacenes
propios de un museo. De estas obras de ampliación se encargó el arquitecto Alfonso
Fungairiño Nebot, quien se planteó esta actuación con la idea de totalidad. Así pues en
la planta baja se quería realizar un punto de acceso, en la primera planta siguiendo la
tradición de los period rooms anglosajones se introdujo mobiliario y objetos de las
colecciones para recrear en todo lo posible el siglo XIX. En la segunda planta, se albergó
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una exposición permanente de fondos que tuviese relación con las colecciones
instaladas en el nuevo edificio. Y por último la bajo cubierta que a lo largo de las obras
albergará despachos de dirección y administración e igual una biblioteca, exposiciones
temporales y almacenes, esta zona irá cambiando de función dependiendo del
desarrollo de las obras.
A pesar de todo esto, en 1991 el museo tuvo que cerrar sus puertas para realizar una
nueva restauración, debido a los defectos estructurales del edificio y las humedades que
hacían peligrar la colección museística y el palacio en sí mismo. En 1998 una vez
finalizadas las obras fue nuevamente reabierto al público con el resultado que hoy
podemos ver.
Ilustración 4 Museo Nacional de Cerámica González Martí.
La idea principal de las últimas rehabilitaciones realizadas en el palacio era: recuperar la
estabilidad del edificio y evitar los agentes agresores, la datación de los diversos
elementos suprimiendo añadidos espurios y falsificaciones, una adecuación funcional
introduciendo una nueva escalera y acceso para minusválidos, rehacer las instalaciones
y una nueva instalación museográfica.
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La tercera gran intervención realizada en dicho palacio ha modificado sustancialmente
el edificio y ha sido realizada por el Ministerio de la Gobernación a través de la dirección
General de Regiones Devastadas para adaptarlo al Museo de Cerámica.
Así pues la gran actuación del siglo XVIII, la segunda actuación del siglo XIX y varias
actuaciones González Martí para su adecuación como museo han marcado su imagen
actual.
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VALOR PATRIMONIAL
Según el artículo 1.2 de la Ley 4/1998, de 11 de junio, de la Generalitat Valenciana del
Patrimonio Cultural Valenciano, entendemos como patrimonio cultural valenciano
todos aquellos bienes muebles e inmuebles de valor histórico, artístico, arquitectónico
[…] existentes en el territorio de la Comunitat Valenciana, o que, hallándose fuera de él,
sean especialmente representativos de la historia y la cultura valenciana.
Así pues, de acuerdo con dicha ley, el Palacio del Marqués de Dos Aguas se ha
considerado como un Bien de Interés Cultural del patrimonio valenciano.
En 1932, el Ayuntamiento estudió la adquisición del palacio pidiendo un informe a la
Real Academia de San Carlos, para instalar en el una serie de instituciones públicas. En
el periodo que duró la Guerra Civil, esta idea se mantuvo en pie, manifestando la Junta
Municipal de Cultura en varias ocasiones la voluntad de adquirir el palacio para
destinarlo a Museo de Artes Decorativas. Al finalizar la guerra, el palacio se declaró
Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional en 1941 para evitar que avanzase
el estado de ruina en el que se encontraba. Tras una disputa entre el Ayuntamiento y el
propietario del edificio, el inmueble pasó finalmente a ser propiedad del Estado y en la
Orden del 13 de enero de 1949 se aceptó el precio de venta del palacio y se indica que
éste se adquiere para instalar en él la colección de cerámica de Manuel González Martí
que fue donada al Estado. Desde este año el palacio del Marqués de Dos Aguas y actual
Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí” es propiedad del
Estado Español y configura una pieza fundamental en el ámbito patrimonial valenciano
tanto por su valor histórico como museístico.
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CONCLUSIÓN
Para concluir, como se ha visto anteriormente, el Palacio del Marqués de Dos Aguas es
un edificio importante del centro histórico de la ciudad de Valencia que ha sido fruto de
muchas transformaciones e intervenciones de carácter restaurativo y para poder
evaluar su evolución a lo largo de los años hay que tener en cuenta todos los factores
que han influido. Todo esto hace que el edificio tenga un gran valor histórico y artístico
de grandes rasgos que identifican al pueblo valenciano, por lo que se ha considerado un
Bien de Interés Cultural dentro del Patrimonio Valenciano.
Con este y otros monumentos declarados patrimonio cultural valenciano se pretende
que la población comprenda la historia de la ciudad y se preserve el acervo cultural de
la misma.
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BIBLIOGRAFÍA COLL CONESA, J.; ESPONA ANDREU, P. El patrimonio artístico e histórico de los Rabassa de Perellós y el Palacio de Dos Aguas. Valencia: Amigos del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, 2005. COLL CONESA, J. Et Alt. El palacio de Dos Aguas. Claves de su restauración. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2001. LIDÓN MASIÁ, M. C. Entorno y evolución del Palacio del Marqués de Dos Aguas, Tesis doctoral inédita dirigida por Taberner Pastor, Universidad Politécnica de Valencia, Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación, leída en Diciembre de 2014. PÉREZ DE LOS COBOS GIRONÉS, F. Palacios y casas nobles de la ciudad de Valencia. Valencia: Ajuntament de Valencia. PROSPER SORIANO, M. P.; MATAS GARCÍA, J. M. Arquitectura civil y religiosa en la ciutat de Valencia. Valencia: Lo Rat Penat, 1996. SARTHOU CARRERES, C. Valencia Monumental. Valencia: 1954. TORMO, E. Levante. Madrid: Calpe, 1923.