reflexiones sobre una alternativa carcelaria y las...
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Reflexiones sobre una alternativa carcelaria y las experiencias del
CUD y del CINAP
Juan S.PegoraroUniversidad de Buenos Aires
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Reflexiones sobre una alternativa carcelaria y las experiencias del CUD y del CINAP. /*1
Juan S.PegoraroInstituto de Investigaciones Gino Germani
Facultad de Ciencias SocialesUniversidad de Buenos Aires
I.-
Hace unos años escribí un trabajo llamado "Degradación o resistencia: dos formás de vivir en
la cárcel". /2. La tésis central que exponía estaba referida a los debates -siempre presentes- de
proyectos centrados en la creación de un sistema alternativo a la vida en prisión; la idea allí
sustentada era de que para fundar una forma de vida alternativa de la vida en la cárcel se
necesitaba de un grupo de “internos” capaz de tener la decisión y consistencia moral de
resistirse a la degradación.
Esto requiere una estrategia desde los propios internos que impulse una forma de vida en la
cárcel que contradiga las condiciones estructurales degradantes del sistema carcelario.
Además distinguía entre el “Grupo” y el “Centro”, el primero como el gestor de la
alternativa y el segundo como un lugar o espacio físico en el que el proyecto de vida podía
1 Ponencia presentada en el Seminario/workshop "Secuestros Institucionales y Derechos Humanos: la cárcel y el manicomio como laberintos de obediencias fingidas". Antigua Universidad de Oñati. Gipuzkoa.España. 27 y 28 de junio de 1996.
2 El trabajo de referencia fue presentado en el workshop llevado a cabo en la Antigua Universidad de Oñati en julio de 1991, "Sociología jurídica y democracia" y que fuera reproducido en mimeo para alumnos de la Carrera de Sociología de la UBA, para el curso de la Maestría en Criminología en la Universidad Nacional Autónoma de México, y publicado en "Criminología". Ediciones Edino. Guayaquil, Ecuador 1993.
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realizarse.
La idea de una forma de vida o aún de un sistema de encierro o de exclusión de la vida social
alternativo a la cárcel no es una novedad; por el contrario es una esperanza de presos,
familiares y amigos, y también de “penalistas” y “criminólogos” y jueces, prisioneros de sus
malas conciencias, derivada, en muchos casos, de su propia "especialización pofesional".
Digo esto sobre la “mala conciencia” porque recuerdo aquella frase de Michel Foucault:
“que los jueces se inquieten como nosotros nos inquietamos al encontrarlos tantas veces tan
poco inquietos”
Y cuando hablamos de un sistema alternativo es preciso también situar su antecedente,
quiero decir el supuesto que provoca la idea de buscar una alternativa que no es otro que esa
afirmación tan repetida del “fracaso de la prisión”. No siempre se dice lo mismo cuando se
dice que la prisión ha fracasado, y en todo caso será más necesario explicar por qué
sobrevive esta institución no obstante haber fracasado. En este sentido mis ideas al respecto
son tributarias de aquella función que le atribuyera Michel Foucault a la cárcel y que en gran
medida explica su supervivencia: una función dentro del sistema penal cuya estrategia es
separar los ilegalismos de la delincuencia. \3; por lo tanto y en realidad, no tiene por función
recuperar o resocializar a los delincuentes que pasan por ella. Recordemos que Foucault
decía que la delincuencia era una parte de los ilegalismos, de aquellos ilegalismos que son
separados, clasificados, exhibidos, utilizados, y de esta manera “producidos” dentro de una
3 Foucault, Michel. 1976. Cap. “Ilegalismos y Delincuencia” en Vigilar y Castigar.El Nacimiento de la Prisión. Ed.Siglo XXI. México.
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estrategia general de evitar o cancelar la posibilidad de que los delitos y los ilegalismos se
articulen en una naturaleza común, adquiriendo un amenazante significado político. Creo que
esta idea de Foucault es una indicación insoslayable para permitirnos salir de la sola crítica
compasiva sobre las condiciones degradantes de la prisión y nos permite entenderla como
parte de la estrategia de dominación que pretende legitimar el esquema delito-castigo.
Esquema ilusorio éste \4, en cuanto la política penal, el observable de ella está compuesto por
una dupla: represión y tolerancia más que por delito-castigo. Y definir esta institución
implica reconocer toda la complejidad de sus signficados y así el mismo Foucault dice
también que agregaba “...el sistema carcelario reúne en una misma figura unos discursos y
unas arquitecturas, unos reglamentos coercitvos y unas proposiciones científicas, unos
efectos sociales reales y unas utopías invencibles, unos programas para corregir a los
delincuentes y unos mecanismos que solidifican la delincuencia...” .\5 En suma, la
complejidad de la cuestión cárcel.
Con esto quiero decir que un paso más y el sistema carcelario, tal cual es, se nos presenta
como una parte integrada y funcional a la estrategia de la producción y reproducción del
orden social. De esta manera, suponer que la sociedad -quiero decir el orden social- está
preocupada por la delincuencia que aloja en las prisiones, es verdaderamente creer que está
orientada en la búsqueda de construir un orden social para el bienestar de todos, basado en lo
ético, orientado hacia la justicia social, avanzando hacia un sistema de vida solidario y
crecientemente igualitario, libertario y fraterno; creo que no es su intención.
4 Marín, Juan Carlos, 1993. El no-delito, tan sólo una ilusión... Delito y Sociedad.Revista de Ciencias Sociales. 3: 133-52. 5 Foucault, Michel, ob cit. pag 276.
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Su único resultado evidente es que el encierro excluye de la sociedad al procesado-
condenado y por lo tanto lo incapacita para cometer otras conductas penadas fuera de la
cárcel. No desconozco la función simbólica que el sistema carcelario cumple en la sociedad,
ni minimizo su capacidad para “tranquilizar” a gran parte de la población que está “afuera”.
Los miedos\6 que las relaciones sociales producidas por los hombres generan en otros
hombres no son siempre racionalmente develadas y jerarquizadas y por lo tanto los
delincuentes cargan en general, con la atribución de autorías de magnitud nada comparable
con la “producción” de cientos de millones de seres humanos condenados a la pobreza más
miserable.
Pero también propongo integrar a su función la idea de que es un espacio de referencia
importante (y también una herramienta) para ser utilizada como amenaza, como elemento de
negociación o para dirimir conflictos entre personas y\o grupos.
Con esto también estoy diciendo que es imposible pensar separadamente la cárcel, el
subsistema cárcel, del Sistema Penal en conjunto ya que es éste el que establece las líneas
generales de la política penal o sea, las formas que adopta el orden social para “combatir a la
delincuencia” y por supuesto, también para no combatirla. Y el combate con la delincuencia,
como dijimos, tiene dos caras, la represión y la tolerancia, cuestión que queda clara en cuanto
nos salimos de las declaraciones y nos dedicamos a describir y analizar las prácticas penales
en la realidad, casi podríamos decir la jurisprudencia del sistema penal \7 ; a lo que hace y a 6 Freud, Sigmund.1981. El malestar en la Cultura. en A medio siglo de El malestar en la cultura. Nestor Braunstein. Coord. Siglo XXI.México.7 Santos, Boaventura de Souza. 1991. Estado,Derecho, y Luchas Sociales ILSA,
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lo que no hace, a sus prácticas concretas. De tal manera, todo proyecto de forma alternativa
a la vida en prisión necesita ir acompañado de una concepción global acerca del sistema
penal, y por lo tanto de un programa general de reformas al sistema penal.
Pero es preciso señalar que uno de los mayores obstáculos que se alzan contra la idea de
una forma menos degradante de la vida en prisión, es la finalidad que se le pretende atribuir
al sistema penal como la herramienta idónea para luchar contra la delincuencia y así lograr la
máxima seguridad y el mayor bienestar para la mayoría de la población \8.
Este es uno de los interrogantes que necesitan ser investigados, tanto teórica como
empíricamente, de cómo se mantiene y reproduce esta supuesta idoneidad del sistema penal
para combatir a la delincuencia, cuando la realidad indica que aún con una expansión y
generalización del mismo y con el aumento y rigor de las penas la “delincuencia” no sólo
sobrevive sino que se extiende y se multiplica.
Como primera medida frente a los proyectos alternativos (un ejemplo de esto fue el penal de
Martín García \9 es no pretender hacer con un conjunto presos (o sea con aquellas personas
sobre quienes ha recaido una condena penal que lo califica de delincuente y que lo etiqueta
como tal \ 10 una vida social basada en la libertad, en la igualdad y la autonomía, en la
Bogota.Colombia, en especial el cap.4: “Introducción a la sociología de la administraciónde justicia”.8 Ferrajoli, Luigi.1986. El Derecho Penal Mínimo. en Poder y Control Número 0. PPU.Barcelona.9 En la Isla Martín Garcia situada en el Rio de la Plata o sea enfrente de la ciudad de Buenos Aires, existia un presidio de puertas abiertas para albergar a unos diez o doce condenados con sus familias.
10 Becker, Howard.1972. Los extraños. Ed.Tiempo Contemporaneo, Buenos Aires.
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cooperación y la solidaridad. Un “hombre nuevo” necesita bases materiales donde
“producirse”y difícilmente pueda realizarse sin libertad ambulatoria y en el marco de las
relaciones sociales hegemonizada por el Capital.
Una reforma que incluya este subsistema, el de la vida en prisión, debe orientarse
necesariamente por una sólida defensa y garantía de los derechos del individuo, nada más
importante para la “defensa social”. Con esto quiero decir que no es posible pensar en la
defensa de la sociedad sin defender, sin garantizar la vida de sus componentes y por ello la
defensa y garantía jurídica de los individuos es su soporte y presupuesto. Por otra y como
orientación general, no atribuir al sistema penal la finalidad de abolir la delincuencia sino
simplemente (?!) y como señalara Luigi Ferrajoli en la obra citada, la de minimizar la
violencia social y el ejercicio de la fuerza, y para ello las propuestas de despenalización de
ciertas conductas que el sistema penal considera delictivas (como por ej. la producción,
distribución, tráfico y consumo de drogas) y la descárcelación por medio de penas más
breves, y la utilización mínima del Derecho Penal. En suma, promover una política penal
orientada hacia una cultura y una práctica garantista en la sociedad en su conjunto y también,
por extensión, dentro de la cárcel.
Como se sabe si no hay una reforma global del sistema, se recibe a los presos en el
subsistema carcelario con la “selectividad social” ya consolidada. Consolidada en tanto y en
cuanto es expresión de la exclusión social previa, o sea la victimización por medio de la
pobreza, y luego otra victimización que ejecuta el sistema penal al tocarlo con sus aparatos
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penales (jueces, policías, cárcel) y hacerlo chivo expiatorio de los males sociales.
Por otra parte sabemos que la prisión es un poderoso instrumento en la negociación de los
grupos de poder, aunque estos resuelven sus conflictos, generalmente, fuera del sistema
penal. En tal sentido, es residual, un subsistema del Sistema Penal.
Y como respuesta en gran medida dictada por la compasión humanistica, siempre se generan
ideas en espíritus sensibles de hacer de la cárcel un verdadero lugar de regeneración y
readaptación social. Para esto los proyectos de reformas, desde su inicio a fines del siglo
XVIII, han recorrido un amplio espectro desde el aislamiento en celdas individuales a un
“pueblo de presos”con sus viviendas, sus lugares de trabajo, su tránsito libre al interior, si lo
desean con sus familias, con escuela, con iglesia, con policía, con normas o reglamentos de
vida legislados por ellos mismos. Idea cautivante como fuera cautivante la de Rousseau
sobre la naturaleza humana, aquélla de que los hombres son buenos por naturaleza pero que
las instituciones los hacen malos por lo que reduciendo tales males sociales, como la falta de
vivienda adecuada, la falta de trabajo, la falta de autonomía, la falta de solidaridad, se
alcanzaría una vida social digna, aún bajo la hegemonía de la sociedad burguesa. En verdad
casi una ilusión, fundada en la fuerza de los deseos más que en la esperanza de que se
realicen \11.
Por otra parte sabemos que una vez dictada la sentencia que condena a “sólo la privación de
la libertad”, el preso es “presa” de la propia institución carcelaria y por lo tanto de la lógica
11Freud, Simund. 1969. El porvenir de una ilusión. Alianza Editorial.Madrid.-8-
de su reproducción institucional. Y así la “privación de la libertad” no es sólo eso, sino eso
pero en el interior de una institución con características especiales, la cárcel.
Hace muchos años, Theodor Reik \12, un hombre de la Escuela de Frankfurt puso de relieve
la naturaleza un tanto difícil de la función o rol del Juez en los procesos judiciales penales.
Difícil en cuanto la abstracción y objetividad de la función de hacer encajar tanto el hecho
como la persona que lo comete en la norma penal general. Y es en el acto de la sentencia de
culpabilidad y por lo tanto en la necesidad de aplicarle un castigo al delincuente donde Reik
pone de manifiesto que la personalidad del Juez está integrada no sólo por la ley que dice
interpetar, sino por sus racionalidades, sus pasiones, sus miedos, sus deseos, sus fantasías.
Ni que hablar de la búsqueda de apoyatura “científica” en las decisiones judiciales tan bien
descriptas en la discusión entre Michel Foucault, Jean LaPlanche y Robert Badinter en “La
angustia de juzgar. Debate sobre la pena de muerte”\13. La ciencia -y en especial las ciencias
médicas- aparece para dar una cobertura de verdad irrefutable a la decisión judicial, para
justificarla, para irresponsabilizarla, para tranquilizarla.
II.-
La mayoría de las experiencias y acciones intentadas que conozco, se iniciaron con la
creación “desde afuera” de un grupo humano generador de ayudas, para mejorar las
condiciones de vida de "los de adentro". Los resultados han sido, históricamente, exitosos en 12 Reik, Theodor. Psicoanalisis del crimen. El asesino desconocido
Ediciones Hormé S.A.E. Buenos Aires 196513 Foucault, Michel. “La angustia de juzgar. Debate sobre la pena de
muerte”en Saber y Verdad. Ediciones de La Piqueta. Madrid 1985. -9-
cuanto se mantenía esa “presión” desde el afuera, porque el grupo de internos actuaba en
gran medida al compás de tales impulsos exteriores. Pero una forma alternativa significa la
presencia de otro sujeto colectivo y por lo tanto supone que las ayudas sólo podrían ser eso,
ayudas a tal grupo y no la sustitución de él.
La historia del Centro Universitario Devoto en la Unidad Penitenciaria No.2,-Cárcel de
Devoto-, - y luego la del Centro de Informática Aplicada (CINAP) en la Unidad Penitenciaria
No.16 -Cárcel de Caseros- nos remite, como describiera en el trabajo citado, a una
experiencia novedosa en la que funcionarios y docentes de la Universidad de Buenos Aires
contribuyeron a ese proyecto de vida que se experimentara.
Ambas cárceles, situadas en la ciudad de Buens Aires, concentran la primera unos 1.700 y la
segunda unos 300, y unos 150 menores con causas penales graves. La población carcelaria
total del país asciende actualmente a no menos de 30.000, suma esta que no incluye 3 ó
4.000 presos alojados en comisarías y alcaldías judiciales.
En 1985, dos años después de reinstalarse en el país un gobierno surgido de elecciones luego
de casi una década de gobiernos militares, un grupo de internos alojados en la cárcel de
Devoto solicitó a las autoridades penitenciarias empezar o continuar sus estudios
universitarios.
En ese mismo año dio comienzo una nueva experiencia pedagógica en la Universidad de
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Buenos Aires por la que el primer año de todas las carreras sería cursado con un programa
común de materias básicas donde dos de ellas, "Introducción al Pensamiento Científico" y
"Sociedad y Estado" serían obligatorias para todos los ingresantes, con más cuatro materias
de orientación en la carrerra que había elegido cada alumno
Fue muy importante la presencia y el trabajo de la Lic.Marta Laferriere, en aquellos
momentos Secretaria Académica del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos
Aires, (y actual Directora del Programa UBA XXII de Estudios Universitarios en la Cárcel)
que acogió entusiastamente la demanda de los internos y así en el año 1986 se firma un
convenio entre el Servicio Penitenciario Federal y la U.B.A. que posilitaba la admisión a la
UBA de internos de la cárcel con el ciclo secundario terminado como alumnos regulares y se
autorizaba por parte del Servicio Federal Penitenciario el ingreso de profesores para dictar
clases dentro de la cárcel. La alternativa abierta por el convenio y su puesta en práctica
motivó una demanda sostenida de aquellos que se hallaban en condiciones de iniciar estudios
universitarios y a su vez motorizó demandas por parte de otros internos de terminar sus
estudios secundarios.
El “Grupo”se propuso entonces iniciar o proseguir estudios universitarios y por otro
conseguir un espacio físico donde instalar un “Centro”que permitiera desarrollar tareas
académicas como una base material para modificar la vida en prisión.
.
La alternativa a la "vida en prisión" no fue un acto de iluminación sino que fue gestándose
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sobre la marcha en la medida que algunos internos que conformaban el grupo inicial y otros
que se fueron agregando, motorizados por el estudio, identificaron que el ocio, el aislamiento
y el individualismo, sumado a las condiciones materiales en la que desarrollaban su vida
carcelaria eran los elementos que consumaban la degradación. Para ello el Grupo se propuso
ir concretando y poniendo en práctica "un proyecto de vida" de carácter global al interior del
penal que ofreciera un polo de resistencia al proceso de degradación. Esto requería conseguir
un espacio físico preservado de la vida carcelaria que se desarrolla en los pabellones, y que
permitiera funcionar de alguna manera las condiciones requeridas para el estudio.
Entonces, conjuntamente con su decisión de estudiar una de las primeras dificultades que
enfrentaron fue encontrar un lugar donde instalar materialmente el Centro ya que al interior
de los pabellones los problemas de convivencia, producto en gran medida del hacinamiento,
generaban violencia, frustración y deterioro personal; por lo tanto el mejoramiento de las
condiciones carcelarias se trasformó en la base material para plasmar una forma alternativa y
un proyecto de vida.
Las dificultades para los estudiantes se acrecentaban por el sólo hecho de que al estar
dispersos en diferentes pabellones se producía la imposibilidad de compartir textos, temas
de estudio, o la pérdida de tiempo que supone para la concurrencia a clase el traslado desde
diferentes extremos de la cárcel a los lugares donde precariametne se daban clases. A esto
había que sumar la amenaza siempre latente de algún guardiacárcel que no le pareciera de su
agrado permitir al interno movilizarse hasta el aula de clase como forma ya sea de castigo o
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de mero ejercicio de su facultad decisoria.
Una de las primeras dificultades que enfrentaron era el de encontrar un lugar donde instalar
materialmente el Centro ya que al interior de los pabellones los problemas de convivencia
producto en gran medida del hacinamiento, generaban violencia, frustración y deterioro
personal; por lo tanto el mejoramiento de las condiciones carcelarias se trasformó en la base
material para plasmar una forma alternativa y un proyecto de vida. El primer paso fue contar
con la autorización del Servicio Penitenciario para que cediera al Grupo un lugar al interior
del penal para construir un par de aulas que se logró no sin arduas negociaciones.
El proyecto fue tomando cuerpo con la ayuda de diferentes personas, como empresarios,
religiosos, comerciantes, profesores, amigos de los internos que fueron llamados por el
Grupo para colaborar de diversas formas en la idea de que se necesitaba un espacio físico
para la educación y reservado al Centro.
También el Grupo Universitario fue consiguiendo materiales para la construcción como
ladrillos, cemento, arena, caños, cables, luces, elementos de informática como computadoras,
fotocopiadores, donaciones de libros para la biblioteca, todo esto de empresas comerciales,
ONGs., organismos internacionales, particulares, organismos religiosos. Así, poco a poco la
actividad del Grupo fue permitiendo un desarrollo del Centro con amplias vinculaciones con
el exterior, generando una red de contención a los embates que desde siempre el Servicio
Penitenciario realizaba contra él; lejos de aislarse se relacionaba más y más fuertemente con
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la vida real.
Y a partir de allí la propia dinámica del estudio y las necesidades que se generaban hicieron
que se avanzara en más construcciones y edificaran un baño, luego una sala de profesores,
luego una biblioteca, luego una cocina, luego una capilla, luego un patio cubierto, luego tres
dormitorios para alojar a estudiantes presos !!!. En suma los propios internos construyeron
más de 1.500 mts. cuadrados que es el Centro Universitario Devoto en el interior de la cárcel.
El Centro se inauguró oficialmente en diciembre de 1987 luego de recorrer como
describimos suscintamente un proceso donde el esfuerzo de los reclusos logró superar por
medio del trabajo cooperativo y autogestionario el aislamiento natural que se vive en el
interior de una cárcel; su resultado fue entonces, la creación de un espacio físico en el
interior de la cárcel para internos que cursan estudios universitarios.
Todo este proceso fue discutido palmo a palmo con las autoridades del Penal que se vieron
situados en la ambivalencia de oponerse a "reclamos humanitarios" por la tensión que eso
implica a la lógica carcelaria que siempre consideran como sagradas las exigencias de
seguridad y disciplina institucional, y también, por otra parte, exhibir como ejemplo y logro
del mismo Servicio Penitenciario los resultados que iban alcanzando los presos con su
propio trabajo.
Una particular fuente de conflictos fueron ciertas actividades de extensión o extra-
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universitarias del Centro, que como proyecto de vida se desarrollaba y crecía. Uno de ellos
fue la creación de una oficina o despacho de Asesoría Jurídica gratuita para toda la población
de la Cárcel, con el apoyo de profesores de la Facultad de Derecho y la presentación de
innumerables reclamos por la situación de los detenidos; las denuncias de malos tratos, de
apremios ilegales, de pedidos de excarcelación, de habeas corpus fueron marcando un ritmo
procesal que denunciaba la lentitud o el olvido de una causa en los ámbitos judiciales o
canalizaba fuera de los muros la inquietud de la población carcelaria.
Otro aspecto, derivado de la propia actividad del Centro fue que alrededor de la Asesoría
Jurídica se organizó un sistema de delegados de los pabellones que permitió un diálogo más
fluído y transparente entre la población carcelaria y las autoridades y posiblitó la
acumulaciòn y clasificación de la información actualizada del estado judicial y procesal de la
mayoría de las causas. Además organizó campeonatos de football, en el que participaban
otras instituciones como empleados de la Municipalidad, o empleados del poder judicial, o
de organizaciones vecinales o de municipalidades del conurbano de Buenos Aires, así como
campeonatos de ajedrez, conciertos, recitales, seminarios, conferencias y demas actividades
de recreación. También comenzó a realizar trabajos de edición de libros y apuntes de clase y
duplicación de materiales de lectura para alumnos de la UBA.
Asismismo miembros del CUD participaron en la elaboración de proyectos de reformas a los
Códigos Penal y Procesal de Capital Federal y de Provincia de Buenos Aires, realizaron
tareas de relevamiento de datos e informes demográficos para organismos oficiales y
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estudios sobre temas tales como marginalidad, pobreza, delincuencia, drogadicción, etc. con
material bibliográfico y estadístico y referidos especialmente al conurbano bonaerense.
En tal sentido el apoyo de los profesores de la Universidad fue indispensable y la relación
con ellos fue ganando en solidaridad y respeto mutuo a tal punto que se fue acuñando la idea
de que los internos que concurrían a las clases y seminarios que se dictaban en el Centro
Universitario Devoto eran “alumnos de la Universidad presos”. Esta “inversión” rompía, por
lo menos en el imaginario inmediato, la lógica estigmatizadora de la etiqueta de “presos” al
anteponerle la de alumnos presos.
En el año 1987 el Centro Universitario Devoto ya había reunido treinta internos que cursaban
estudios correspondientes al Ciclo Básico Común (CBC) y segundo y tercer año de la
carrera de Abogacía, y segundo año de la Carrera de Psicología. Es necesario poner de
relieve la importancia de la presencia de profesores de la Universidad en la cárcel para dictar
los cursos porque implicaba que otra institución ajena a la lógica carcelaria estuviera
presente. En 1990 el Centro llega a tener 65 alumnos distribuidos en las carreras de
Abogacía, Psicología, Sociología, Informática y el CBC.
La experiencia impulsada por el Grupo Universitario Devoto fue logrando un alto grado de
difusión y convocatoria al interior del penal, que puede medirse por su efecto multiplicador
en la cantidad de internos (procesados y penados) que se incorporan al programa e inician el
alejamiento de la "vida carcelaria" donde el ocio, la violencia, la degradación y la corrupción
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son parte constitutiva de esa vida. Paralelamente los internos que participaban en la vida del
CUD también se dedicaron a ayudar a los estudiantes del secundario impartiendo clases de
apoyo y los preparaban para los exámenes.
III.-
Estas tareas fueron continuando su ritmo de expansión y resultando cada vez más
conflictivas con el Servicio Penitenciario y también con altas esferas del Gobierno que había
asumido a mediados de 1989. La naturaleza de los reclamos de los integrantes del Centro y
con esto la repercusión o visibilidad del horror carcelario se contradecía con esa lógica de la
invisibilidad del mal. Es de hacer notar que producto de todo este trabajo fue que los
internos habían ido legitimando el reclamo de que los estudiantes pudieran vivir dentro del
mismo Centro. Con la construcción de dormitorios en su interior se había logrado el permiso
para que algunos presos, muchos menos de los que su capacidad ofrecía, pudieran vivir al
interior del Centro. Eran alrededor de 10 y menos de 14 los que a partir de 1987 pudieron
alojarse en esas instalaciones -algunos salieron en libertad- no obstante que hubiera en él
capacidad para más de 40; el SPF por diferentes motivos siempre arbitrarios y discrecionales
no permitía aumentar ese número.
Poco a poco el “Proyecto de Vida” iba entrando en contradicción con la Institución ya que
esta iba perdiendo o estaba amenazada de perder, en el interior del Centro su capacidad
autoritaria y discrecional ya que se había logrado cierta privacidad, autonomía y libertad de
movimiento a su interior. El orden disciplinario dentro del Centro había dejado de ser el
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ordinario para toda la cárcel y los alumnos que allí vivían así como los que pasaban el día
estudiando en las aulas o biblioteca, o trabajando en las computadoras, se autoadministraban
dependiendo mínimamente del sistema.
Además el Centro denunciaba, por diferentes medios, no sólo los excesos del personal
carcelario en los pabellones, sus requisas, golpes, castigos, y prohibición de visitas, etc. sino
también las contrataciones dudosas de suministros de alimentos y demás bienes, el destino de
las donaciones a los internos que eran desviadas hacia la institución o apropiados por algunos
carceleros, la aplicación discrecional de premios y castigos, los "informes" de conductas que
podían o no beneficiar o entorpecer la libertad de algunos de los internos, el manejo de las
cuestiones procesales, etc. O sea que era un espacio no funcionalizado por la lógica
institucional.
Pero la existencia del Centro también entraba en contradicción con otro aspecto de la
realidad carcelaria como es el de grupos de internos que negociaban por medio de la
colaboración con las autoridades, de la delación y el sometimiento mejores condiciones de
vida de carácter individual y prebendal por ej.un régimen de visita más privado, el paso de
ciertos elementos o provisiones sin requisa, tráfico de influencias, informes favorables para
salidas transitorias, y con esto la constitución de liderazgos mafiosos de los cabecillas, las
bandas a su interior con la violencia brutal, y en fin el dominio en los pabellones por parte de
aquellos internos en gran medida cooptados por la lógica institucional. El Centro era ajeno a
esa lógica y su misma existencia permitía que toda la vida de la cárcel podía ser observada y
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de alguna manera cuestionada.
Por otra parte, algunos funcionarios del Poder Judicial, casi todos ellos ligados al gobierno,
también comenzaron a referirse a los "privilegios" del Grupo Universitario motivados, en
gran medida, por el hostigamiento a que estos los sometían con sus reclamos de celeridad en
los procesos y de la ausencia del contralor por parte de los funcionarios de las condiciones de
vida de los presos.
El otorgamiento de algunos indultos y conmutación de penas que concediera el Poder
Ejecutivo como producto de gestiones del Secretario de Justicia muy ligado a la estrategia de
la institución generó en los internos que permanecían en los pabellones sin concurrir al
Centro por no estar en condiciones educativas reglamentarias, reclamos por los “privilegios”
del Centro y así una creciente fuente de conflicto entre los que apoyaban a éste, y otros que
apostaron a salidas individuales confiando en las promesas de los funcionarios de mejorar su
situación procesal y penal.
De tal manera se fue gestando una alianza, o quizás mejor una coalición de intereses entre el
SPF, miembros del poder judicial, funcionarios de gobierno e internos de la propia cárcel que
posibilitó que el SPF decidiera que se cancelara el alojamiento de los internos en el interior
del Centro y se los trasladó y dispersó por diferentes pabellones./14 Esto motivó una huelga
14 Es de hacer notar que al interior de la cárcel había y hay lugares para alojar a ciertos internos que gozan de favores y privilegios por su origen
social o político, como lo fueran en aquelo momento el ex-diputado nacional Norberto Imbelloni condenado por homicidio, el dirigente de los Montoneros, Mario Firmenich, el ex-juez Remigio Gonzales Moreno condenado por extorsión, y algunos otros por el estilo
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de hambre de cinco de ellos, y de inmediato el SPF los confinó en celdas de castigo.
Pero la historia del Centro había sido conocida por diferentes organismos y miembros de la
sociedad civil, profesores, escritores, religiosos, diputados -en especial de la oposición-, e
incluso periodistas con prestigio y de diversos medios (radiales, periodísticos y televisivos)
por lo que el conflicto trascendió a la opinión pública que presionó fuertemente sobre el
Gobierno, que estaba directamente involucrado en la estrategia de hacer abortar la naturaleza
y el carácter del Centro como proyecto alternativo de vida en la prisión.
Al final, de tensas negociaciones, cuatro integrantes del grupo fueron trasladados a otra
cárcel -la de Caseros- como forma de destrabar el conflicto y así se inició una nueva etapa en
el Centro Universitario Devoto: la mayor ingerencia del Servicio Penitenciario en el manejo
del Centro, decidiendo cuáles presos podían bajar a estudiar en él desde los pabellones, la
cuasi eliminación de la asesoría jurídica, en especial como elemento de denuncia de
situaciones aberrantes y de defensa de los derechos de los presos, la limitación de los que
podían vivir en el Centro -4 ó 5 personas-, y la elección de ellos en forma arbitraria por el
SPF, la permanencia en el Centro de los "jefes" de los Pabellones y de otros internos
durantes las horas de clases que no eran universitarios y por lo tanto la paulatina
transformación del espacio en un lugar de "estacionamiento" de personas que poco tenían
que ver con el proyecto de vida que construyeran los internos del Grupo Universitario
Devoto. No obstante esto, se mantuvo y se fue ampliando la presencia de la Universidad a
través de los profesores universitarios y de la oferta educativa del Programa UBA XXII.
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Situación que prosigue hasta ahora y que de todas maneras implica sino una alternativa de
vida tal como fuera el proyecto original, una situación que posibilita la no degradación
personal.
IV.-
De alguna manera los cambios que se produjeron al interior del Centro (CUD) en cuanto a la
ingerencia del Sistema Penitenciario en su manejo corrió en paralelo a la obstinación del
Grupo y por lo tanto apenas ingresados en la Cárcel de Caseros, los internos Shocklender,
Pelay, Castro Roberts y Vidal referentes imprescindibles del Grupo Universitario Devoto se
propusieron reproducir el intento original logrando a los pocos meses ser trasladados a una
cárcel vecina, la Unidad 16 para impulsar en dicha cárcel un nuevo proyecto con menores
detenidos e internados por causas penales.
Nuevamente el grupo trabajó en reciclar un gran espacio que estaba absolutamente
deteriorado y en desuso, y fue construyendo paulatinamente en él celdas más decorosas
donde vivir, aulas, baños, sala de profesores, y en especial una imprenta donde se editan
materiales para la Universidad y también para trabajos exteriores. Otra vez la autogestión del
grupo fue obteniendo donaciones de ladrillos, cemento, materiales de construcción,
materiales eléctricos y de plomería, muebles diversos, y también un lote de computadoras
para la enseñanza de la informática a los menores y su resultado fue el Centro de Informático
Aplicado a las Ciencias Sociales (CINAP). Los docentes de la Universidad fueron para esto
también un aporte inestimable en la preservaciòn y en el desarrollo de este proyecto ya que
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también ahí comenzaron a desarrollar sus tareas académicas con los nuevos alumnos que se
inscribían en las diferentes carreras universitarias. Los menores tuvieron cursos de
aprendizaje de nivel primario y secundario, taller de expresión corporal, teatro, taller de arte
y pintura, taller literario, un grupo de música, y cursos de informática. Para esto se ha
contado con la colaboración de organizaciones estudiantiles y de estudiantes universitarios
que colaboran en tal proyecto que pudo desrrollarse en medio de dificultades de todo tipo
hasta 1994 y unos meses del 95. En el interín varios motines producidos en reclamos de
golpizas y malos tratos a los menores fueron haciendo más y más conflictivo el trabajo del
Grupo con los menores que eran más y más castigados y más retaceadas su traslado al
Centro. Paralelamente se sostuvo la enseñanza universitaria a un pequeño grupo de internos
mayores, pertenecientes a las fuerzas de seguridad ya que tal cárcel aloja principalemente a
ese tipo de internos. . Es de hacer notar que de los cuatro internos originales del Grupo
trasladados a esta cárcel, sólo uno permanece en prisión, y este hecho por una parte tan
bueno, ha resentido el trabajo en su interior. Además el Sistema Penitenciario mantiene su
estrategia de obstaculizar de diversas maneras la continuidad de este proyecto y desde hace
más de un año más que trabajar en su consolidaciòn y extensión el esfuerzo de algunos
internos se centra en que no sea cancelado totalmente por las autoridades.
En 1994 el programa de UBA XXII, se amplió a una cárcel de mujeres, Ezeiza, donde
también un grupo de internas, en gran medida impulsadas por el conocimiento de la
actividad del CUD y del CINAP requirió incribirse en la Universidad. Y así se está
desarrollando también en dicha cárcel un movimiento de las internas tratanto a partir de la
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presencia de profesores de la universidad ir creando un centro universitario. Esta experiencia
no tiene una historia similar a la del GUD ya que es reciente, pero la sola presencia de la
universidad está logrando abrir un espacio de interacción personal e institucional.
V.
Un elemento a destacar es que desde hace unos tres años la mayoría de los grupos que
trabajan en torno a los Derechos Humanos han tomado la cuestión carcelaria como un
problema de su agenda y con ello están desarrollando acciones -todavía discontinuas- en la
defensa de los "presos sociales".
Historicamente y ligado a las luchas políticas de los 60 y 70 los diferentes gobiernos tanto
civiles como militares, caracterizaron como delictuales a gran parte de las actividades
políticas contestatarias o de resistencia al autoritarismo. Los presos políticos, revindicando
su especificidad y por lo tanto su actividad política no delictual, rechazaban ese calificativo y
no aceptaban ser mezclados con los presos “comunes”.
Además la lucha política que se expresaba en el combate en diversos frentes contra el
régimen, distinguía entre una cuestion de hechos y una cuestión de derechos. En forma, es
cierto que un tanto ambigua, la lucha política implicaba discutir el derecho de propiedad
privada. Algunos reclamando expropiaciones por parte del Estado de propiedades
extranjeras, y aún de argentinos y otro discutiendo sobre la propiedad en general en cuanto
debía subordinarse tal derecho a las necesidades sociales. El tema del poder, o sea la
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capacidad de llevar a cabo estas políticas estaba a la orden del día y contradictoriamente no
integraba una concepción sobre las luchas sociales en la que los presos eran un producto del
proceso histórico asi como también lo son los marginados, los excluidos, los pobres.
En este sentido el sistema también aceptaba tal separacion. Michel Foucault en una
entrevista-discusión con “maoistas”\15 señalaba que la estrategia de la burguesía era
precisamente la separación de los delitos de la política contestataria. Allí sostenía que la
gran preocupación burguesa no es la locura o la delincuencia, sino la sedición. La burguesía
puede convivir y de hecho convive (y con provecho) con la locura y también con la
delincuencia, pero con lo que no puede convivir es con la sedición, con la subversión. Por lo
tanto, no fue una concesión a los derechos de los presos aquella separación entre militantes
políticos y delincuentes presos, sino precisamente evitar que se “contaminen”. Pero a partir
de un reconocimiento de lo limitado de una concepción de los derechos humanos el tema
carcelario ha encontrado una creciente participación de diversos organismos y por lo tanto
una fuerte base para el cuestionamiento del sistema carcelario.\16
VI.-
No pocas dudas quedan luego de estas experiencias que pretenden resistir a la degradación e
ir creando un sistema alternativo a la vida en prisión. El proyecto llevado a cabo por el
Grupo, potenciando las condiciones autogestionarias que concitara el apoyo del exterior ha
15 Foucault, Michel.1978. “Sobre la justicia popular.Debate con los maos” en Microfísica del Poder. Ed.la Piqueta, Madrid 1978. También en Poder,
Derecho y Verdad. en Genealogía del Racismo. La Piqueta.Madrid 1992.16 Rivera Beira, Iñaki. 1995. La cárcel en el Sistema Penal.Un análisis estructural. en especial el Cap.IX. M.J.Bosch Editores. Barcelona.
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sido de por si un resultado no obstante sus parciales fracasos, sus dificultades, sus disputas
internas, sus discontinuidades y aún su actual desnaturalización de la idea originaria de un
“proyecto de vida”. Probó, en suma, que era posible una vida al interior de la institución
carcelaria no degradada, y que su realidad entraba en contradicción no con la sociedad sino
con el orden social y las estrategias de colonización, de cooptación, de degradación, que
estructuralmente produce la cárcel en sus "presas".\17
El CUD o la historia del CUD y también la del CINAP es casi la historia de un proyecto en
gran medida abortado; pero no obstante, la experiencia de su construcción y la actuación en
él de docentes universitarios es todavía un hecho apreciable que se mantiene aunque más no
sea como un lugar posible de vivir y estudiar. En suma, ¿por qué negar que un logro
apreciable es haber hecho posible un experimento de que esa "población" puede vivir y
resistirse a la degradaciòn aunque no pudiera sostenerse la “alternativa de vida”?
Los resultados, los éxitos en un enfrentamiento, son casi azarosos pero la lucha que tal
enfrentamiento implica es una memoria que molesta a las formás de dominación existentes
en el orden social y abre el camino al “pensar como una posibilidad”. \18.
Y no se trata de un "proyecto de resocialización" al que la laborterapia, o la oración, o la
soledad del confinamiento, o la educación apuestan tradicionalmente \19; se trató y trata en
este caso de un proyecto alternativo a la degradación, que como decía el Juez Federal de 17 Goffman,Erving. 1984. Internados. Amorrortu editores.Buenos Aires18 Negri, Toni. 1989. Fin de Siglo Paidos/Universidad.Madrid.19 Bergalli, Roberto.1980. La recaida en el delito:modos de reaccionar contra ella. Barcelona
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Wisconsin, James E.Doyle, a raíz de una cuestión de censura carcelaria "Estoy convencido
de que la institución de la prisión debe desaparecer. En muchos sentidos resulta tan
intolerable en los Estados Unidos como lo fue la institución de la esclavitud, igualmente
embrutecedora para todos los que participan en ella, igualmente nociva para el sistema
social, igualmente subversiva para la fraternindad humana, aún más costosa en cierto
sentido y probablemente menos racional" \20. Las apelaciones a diversos tratamientos de
reinserción social de los internos supone que la sociedad que los ha excluido los quiere
recuperar, ya que su orden social no seria selectivo, ni estigmatizador, ni produciría
conforme a la división del trabajo exclusión alguna, y sería igualitaria, fraternal y solidaria;
esto, como sabemos, está tan lejos de la realidad como tan cercana a la falsedad y a la
hipocresía. Y por otra parte la reincidencia o no en el delito y la “carrera delictual” no
depende, por cierto, sólo de la capacidad o de la libertad moral de elegir.
Dónde ubicar la acción de la Universidad y la respuesta del Grupo Universitario ? Esto abre
otra pregunta relacionada con el “afuera” quiero decir con la interacción que se produjo y se
produce con la Universidad, y con sus profesores que dan sus cursos a los alumnos presos.
Esta interacción es un resultado de honda significación a punto tal que luego de once años la
Universidad es una institución que no puede soslayarse al momento de la toma de decisiones
por parte del Ministerio de Justicia, por parte del Servicio Penitenciario, por parte de la
Procuraduría de Ejecución Penal; el espacio académico dentro de la cárcel está formando
parte, ahora, de ella y en ese espacio prima la identidad universitaria. Y también la
20 citado por Norval Morris en El futuro de las prisiones. Siglo XXI Editores, México 1981.
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Universidad se ha tornado una institución de consulta para las comisiones de Diputados y
Senadores que trabajan en esta problemática.
Aunque bajo otra geografía Foucault se preguntaba acerca de su práctica en el GIP en los
años 60s. Decía Foucault, \21 que ... el humanismo consiste en querer cambiar el sistema
ideológico sin tocar la institución; el reformismo en cambiar la institución sin tocar el
sistema ideológico. La acción revolucionaria se define, por el contrario, como una
conmoción simultánea de la conciencia y de la institución: lo que supone que se ataca a las
relaciones de poder allí donde son el instrumento, la armazón, la armadura. Ud cree -se
pregunta Foucault_ que se podría enseñar filosofía de la misma forma, su codigo moral si el
sistema penal se desmorona ? Y luego hablando del GIP: “sus intervenciones no se
proponian como objetivo último que las visitas a las prisiones pudieran durar treinta
minutos o que las celdas estuvieren provistas de retretes, sino llegar a que se pusiese en
cuestion la división social y moral entre inocentes y culpables.... sobre el sistema
penitenciario, el humanista diría: los culpables son culpables, los inocentes, inocentes. De
todas formás un condenado es un hombre como los otros y la sociedad debe respetar lo que
hay en él de humano; en consecuencia, retretes. Nuestra acción por el contrario, no busca el
alma o el honor más allá del condenado, sino que busca borrar esta profunda frontera entre
la inocencia y la culpabilidad. Esta discusión es parte de la agenda de cada grupo que se
propone “intervenir”. No creo que deba ser el supuesto de la intervención, y en todo caso
quién marca los objetivos y el ritmo deben ser los propios internos. La discusión sobre la
21 Foucault, Michel.1978. Más alla del Bien y del Mal. en Microfísca del Poder. Ed.La Piqueta.Madrid.
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prioridad entre objetivos últimos y objetivos inmediatos me parece que no puede definir a
priori la decisión de participar o de ayudar o no al Grupo.
Por otra parte la actual situación carcelaria es cada vez más conflictiva, no sólo por el
hacinamiento que implica el aumento de su población en los últimos años, sino por un clima
moral general en la sociedad que lleva necesariamente a un cuestionamiento de la autoridad
moral de los castigos. Y por lo tanto una seguidilla de motines tremendamente cruentos y
sórdidos y con gran cobertura periodística y televisiva han estigmatizado más aún a los
internos. Esto parece ser una comprobación de lo exitoso del sistema carcelario, en cuanto va
logrando que la docilidad de su población sólo tenga en sus motines una expresión
espasmódica /22 de reclamos acerca de las extremás condiciones de vida y no un proyecto de
sistema alternativo a la cárcel.
Claro que la idea de una forma de vida al interior de la prisión siempre es un tema abierto a
la discusión. El “pensamiento abolicionista”, aún con sus diferencias internas vive con
tensión el hecho de promover algunas mejoras en las condiciones de vida de los internados,
porque la tarea principal parece ser la metódica y continua deslegitimación del sistema
22 Ver al respecto el notable estudio del historiador Edward P.Thompshon, "La economía moral de la multitud" en Tradición, Revuelta y Conciencia de Clase. Grijalbo, Barcelona 1978. Este estudio muestra la inexactitud de atribuirles un carácter "espasmódico" a los motines de sobrevivencia como los saqueos a los molinos de trigo y almacenes por parte de la plebe a finales del Siglo XVIII ya que expresaban una continuidad con la necesidad de mantener una relación con el patriciado basado en el “paternalismo” que éstos habìan conquistado con su mismo ejercicio paternal. El paternalismo implica derechos pero también obligaciones y es una díada que necesita mantenerse en interacción. El advenimiento de formás más mercantiles y menos solidarias o comunitarias generaron los motines de las másas que trataban de preservar la continuidad moral de la relación paternal. Estos motines no pueden explicarse con la simple y vulgar apelación a lo delictual.
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carcelario; pero no es la única manera de ir demoliendo las bases de tal sistema con la
apelaciòn a las teorías abolicionistas y por ej. Mássimo Pavarini, \23 -entre otros- ha señalado
el horror carcelario y la inequidad de la prisión desde una posición garantista y de mínima
aplicación del sistema penal.
De todas maneras, el CUD y el CINAP han sido un importante punto de referencia para
pensar una cárcel menos degradante aún dentro de ella. Quiero decir que su existencia,
aunque como proyecto de vida fuera en gran medida abortado, estableció que la "posibilidad
de ser" se podía concretar. Y la supervivencia del Centro aún sin el Grupo Universitario, o
sea sin ese grupo humano que imponía un particular sentido a ese espacio, no es lo mismo
que la situaciòn carcelaria en los pabellones. Y esto a su vez permite espejar la vida de los
pabellones para señalar su inequidad. Sus actividades se han extendido y han crecido
notablemente en estos once años: por el Centro Universitario Devoto han pasado más de 500
estudiantes universitarios, y más de 300 en estudios de informática; actualmente cuenta con
100 alumnos y 53 más en informática. Por el CINAP pasaron más de 150 alumnos y más de
100 estudiantes de informática; y actualmente cuenta con 56 alumnos universitarios. En la
Cárcel de Ezeiza, han pasado unas 80 alumnas, y 50 que cursaron computación, y
actualmente hay 35 alumnas uniersitarias y 23 en otras actividades, como traducciones, tipeo,
informática. Además varios internos han logrado terminar sus estudios de licenciatura en
abogacía, en psicología, en ciencias económicas, en informática.
23 Pavarini, Mássimo. I confini della punibilità. Introduziones a una sociologia della pena. Edizioni Martina. Bologna, 1994.
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En resumen, he querido fundamentar aquí la importancia que tiene para un proyecto
alternativo al sistema de la prisión la previa existencia de un grupo humano conformado por
los propios internos que se propongan resistir y no degradarse. La historia y la memoria de
las experiencias del CUD, como la del CINAP expresan una realidad y tal realidad es la
historia del Grupo Universitario y la de los centros que estos crearon, pero también la
historia de la entrada y presencia de la Universidad y de sus profesores a la cárcel.
Un sistema alternativo al interior de la cárcel requiere de un proyecto de vida, y la
autonomía y la autogestión del grupo de internos parecen hasta ahora, las formás observables
de ello. La singularidad de estas experiencias realizadas por el Grupo, aunque difícilmente
sostenidas por mucho tiempo son parte de esta historia nunca acabada, de luchas, de
resistencias, de solidaridades por la dignidad humana. ♣
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