reflexiones sobre la arqueologÍa superficial

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  • REFLEXIONES SOBRE LA ARqUEOLOGASUPERFICIAL. VALORACION DE SU

    PROBLEMTICA Y UTILIDAD POTENCIALEN LOS YACIMIENTOS PALEOLTICOS

    DE LA MESETA

    FERNANDO DEZ MARTN

    1. INTRODUCCIN

    La investigacin que sobre las etapas paleolticas se ha venido llevando a caboen el centro de la Pennsula a lo largo de los ltimos aos nos ha tenido bien acos-tumbrados al estudio de sitios documentados fuera de contextos estratigrficos. Sonlos ya conocidos por todos como yacimientos' "superficiales" o "en superficie",bien diferenciados de aquellos localizados en posicin estratigrfica.

    Esta consideracin inicial de sitios en superficie o en estratigrafa no es msque una de las varias matizaciones complementarias 2 que, finalmente, aluden a loque sera la divisin en dos grupos bsicos de yacimientos (Querol, 1990: 14): enposicin primaria: donde los materiales se encontraran en la situacin original oprxima de abandono y en posicin derivada: en los que los restos arqueolgicosestn fuera de su posicin de abandono.

    ltimamente algunos autores han negado a los hallazgos superficiales, sean cuales sean suscaractersticas propias, la condicin de yacimientos, debido a que stos no poseera la asociacin vesti-gios-espacio-tiempo que, segn ellos, es necesaria a la hora de aceptar un registro paleoltico (Jimnezet alii, 1996: 96). Sin duda este criterio, que aporta nuevos puntos de vista al debate existente a prop-sito del concepto de yacimiento (Dunnell, 1992: 21-41; Binford, 1992: 43-59; Ebert, 1992 15-34), pre-tende dejar marcada la inutilidad de los vestigios superficiales para la investigacin paleoltica, lo cualsignificara la renuncia a buena parte de la informacin de que, por desgracia, disponemos. Quizs larevisin crtica que necesitan los anlisis dedicados al estudio de materiales descontextualizados, de laque sin duda estos argumentos forman parte, debiera centrarse ms en un cambio de las estrategias yplanteamientos seguidos hasta ahora que en un categrico desprecio de los mismos, puesto que an nopodemos considerar este recurso arqueolgico como eficientemente explotado.

    2 Tambin podramos barajar otras variables tales como yacimientos en cueva o al aire libre (Que-rol, 1990: 14; Santonja, 1992: 40).

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    Como expresin de lo que es una clara dicotoma, los restos arqueolgicos sonconsiderados y clasificados normalmente en relacin a las caractersticas de su con-textualizacin. La posibilidad o no de relacionar los artefactos con una estratigrafase ha convertido en un primer criterio bsico de adjetivacin sobre la informacinque se puede obtener en cada momento.

    Si damos una rpida ojeada a la documentacin disponible actualmente para elPaleoltico inferior, a travs de los puntos reconocidos en todo el territorio mesete-o, resulta fcil encontrarse con un buen nmero de estos sitios "(Santonja y Prez-Gonzlez, 1984; Santonja y Villa, 1990; Santonja, 1995) que en algunas ocasiones,bastante frecuentes por cierto, son la nica referencia existente para este espaciohistrico en los entornos geogrficos en los que se sitan (Castellanos, 1986; Beni-to del Rey, 1990; Dez Martn, 1996a).

    En la mayor parte de los casos los estudios que tratan con este tipo de recur-sos informativos se centran en un anlisis bastante detallado de la industria lfticarecuperada, pretendiendo reconocer de este modo, mediante muestras estadsticaslo ms slidas posible (Santonja, 1995: 41) toda una serie de trazas tecno-tipolgi-cas a travs de las cuales determinar las habilidades de manipulacin de los gruposhumanos que elaboraron esos instrumentos y, as, poder adscribir tales conjuntos aun determinado momento de la etapa paleoltica.

    Pero, aunque como hemos visto, durante los ltimos aos una buena parte delos yacimientos consignados, estudiados y citados han tenido la caracterstica desuperficiales, parece que en estos momentos los investigadores tienden a mirar conno muy buenos ojos este tipo de evidencias.

    Ms que a un desprecio total de las mismas, a lo que asistimos es a una faltade confianza en las posibilidades que tales sitios presentan a la hora de ofrecerinformacin de calidad y efectiva sobre diversos aspectos de la vida de las prime-ras comunidades humanas en los territorios de la Meseta.

    En algunos casos esta desconfianza lleva a los paleolitistas a desechar laidea de que esas fuentes puedan servir ya de ninguna utilidad, condenadoscomo parece que estn, a repetirse a s mismos y a ofrecer una informacinpoco dinmica o novedosa y tendentes a una lamentable esclerotizacin que losimpide resolver cuestiones de alcance en arqueologa (Martn Blanco et alii,1994: 36).

    Para confirmar esta incapacidad manifiesta del registro paleoltico superficial,se tiende a enumerar toda una lista de problemas que este tipo de materiales no pue-den resolver adecuadamente, demostrndose as, quizs de una manera un tantoprecipitada, la inferioridad de estos conjuntos respecto a los yacimientos excavadosclsicos, que s podran solucionar ms airosamente, las ms de las veces, todas esascuestiones.

    Se suelen esgrimir, pues, las siguientes razones por las que la investigacin apartir de evidencias en superficie aportara un nivel de informacin muy reducidoy, por lo tanto, sera desaconsejada en la actualidad: Los materiales superficialeshan sido normalmente muy afectados por diversos procesos postdeposicionales,bien sean de carcter natural o antrpico. Tanto las fuerzas de la naturaleza (decarcter fluvial en la mayor parte de los casos, puesto que los yacimientos se docu-mentan en terrazas principalmente), como las actividades derivadas de la actua-

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    cin humana moderna (laboreo agrcola) son capaces de alterar y destruir las rela-ciones originales de los conjuntos de artefactos.

    Se ha considerado que este problema es uno de los fundamentales a la hora derechazar materiales descontextualizados para su estudio. Parafraseando a Santonja(1995: 41) el problema fundamental, en este sentido, es la ausencia de homogenei-dad de las series, que en muchos casos se ven sujetas a traslados, mezclas y reor-ganizaciones de los objetos. Esta dinmica limita en gran medida la integridad destas, problema slo salvable, en parte, por la aplicacin de ciertos tests objetivosque puedan ofrecer algunas garantas sobre la homogeneidad, representatividad eincluso sincrona de los materiales.

    Es fcil, pues, que en relacin a estas apreciaciones, los conjuntos superficia-les sean etiquetados directamente como meros revueltos (Martn Blanco et alii,1994: 35), valoracin tan rotundamente negativa como disuasoria para quien pre-tenda acercarse a ellos.

    Los materiales que provienen de contextos superficiales no pueden reflejarde manera adecuada la complejidad de los fenmenos arqueolgicos. La industrialtica, a menudo la nica fuente de informacin recuperada, ofrece una raquticavisin de las actividades llevadas a cabo en estos sitios. Como hemos visto antes,la mayor parte de los yacimientos apenas s cuentan con series ms o menos abun-dantes de materiales lticos cuyo estudio parece estrechamente limitado a la obten-cin de datos tecno-tipolgicos. La ausencia de otros vestigios no permite elaborarhiptesis sobre las actividades econmicas que aquellas paleocomunidades llevarona cabo en cada yacimiento, ni, en suma, de las complejas relaciones de subsistenciaentre el medio y los grupos humanos. La parcialidad de los datos se ve igualmentereflejada, pues, en las inferencias resultantes de su anlisis, por lo que existen abun-dantes opiniones que indican que slo con los yacimientos en posicin primariapodremos acceder a la reconstruccin de los Sistemas de Aprovechamiento de losgrupos humanos durante el Plio-Pleistoceno (Querol, 1990:15).

    Estos conjuntos carecen de potencial analtico al escaparse, principalmente,del control cronolgico. No existen en estos casos, como es lgico, relaciones estra-tigrficas y valoraciones de contextualizacin cronolgica y, del mismo modo, no esposible disponer de otros referentes tales como datos faunsticos o polnicos. De estemodo resulta tremendamente problemtico poder ofrecer un marco temporal fiabley mnimamente ajustado para estos yacimientos, que habitualmente han de conten-tarse con vagas aproximaciones inducidas a partir de caracterizaciones industrialeso, en todo caso, de aproximaciones geocronolgicas no siempre bien acotadas.

    Los materiales superficiales estn influidos por la subjetividad que imponeuna recoleccin arbitraria de documentacin. Adems de toda la problemticaexpuesta anteriormente, la recogida, creacin y estudio de colecciones de artefac-tos en yacimientos superficiales est estrechamente relacionada con otros elemen-tos escasamente objetivos tales como las habilidades del prospector tanto en reco-nocer los puntos de acumulacin de artefactos lticos como para recoger conjuntosrepresentativos estadsticamente, alejados de cualquier seleccin arbitraria.

    Los anlisis llevados a cabo a partir de artefactos superficiales no pue-den producir resultados positivos. En relacin a lo anteriormente expuesto ycomo corolario de dichas argumentaciones, parece existir hoy en da un cierto

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    consenso en reconocer la ausencia de resultados efectivos a partir del anlisis deyacimientos paleolticos en superficie. Se constata, parece ser, una ntida incapa-cidad de este tipo de yacimientos para aportar datos (Martn Blanco el alii,1994:36), fuera de los tan repetidos anlisis industriales de una u otra inclinacinterica.

    De las razones que acabamos de enumerar parece inferirse la idea de que losyacimientos superficiales, a diferencia de los sitios con una estratigrafa conserva-da, careceran de la mnima integridad arqueolgica exigible a cualquier yaci-miento para poder presentar una escena o una realidad contrastable empricamenteen el espacio y tiempo.

    Parece pues, como nos indica este sucinto repaso al estado de la cuestin de laarqueologa superficial paleoltica 3, que existe, como indicbamos al principio, unacierta depreciacin de lo superficial y un comn acuerdo en cuanto a las grandesdeficiencias que estos yacimientos ofrecen para la investigacin.

    Sin embargo esta tendencia crtica que parece haberse consolidado en los lti-mos tiempos, con una buena dosis de razn segn lo argumentado hasta ahora, noes nueva. En los primeros ochenta algunos trabajos que se ocuparon del significa-do de los yacimientos superficiales ya apuntaban las mismas reflexiones sobre laproblemtica asociada a este tipo de sitios (Lewarch y O'Brien, 1981: 312).

    Por tanto, ante este panorama, hemos de rechazar definitivamente los con-juntos superficiales paleolticos en nuestro anlisis, o por el contrario, asumiendosus deficiencias (por todos reconocidas), hay algn modo de aprovecharnos de ellosy conseguir que aporten informacin novedosa y de vala?, Estn, finalmente,sobrevalorados sus inconvenientes frente a sus posibles ventajas?

    Pretendemos a lo largo de estas pginas llevar a cabo una modesta reflexinsobre este aspecto, de una trascendencia terica ms importante de lo que a prime-ra vista pudiera parecer, puesto que para las pocas ms antiguas de nuestra Prehis-toria no es sencillo hacerse con materiales en posicin estratigrfica y, adems,resulta an ms complicado toparse con una serie de buena calidad que contribuyade manera eficiente y rotunda a la resolucin de cuestiones de inters para la arque-ologa del Paleoltico.

    La acotacin de este problema es, decamos, de cierta envergadura puesto quesi hacemos un repaso rpido de los sitios de esta etapa conocidos hasta el momen-to en la Cuenca del Duero percibiremos de inmediato como, adems del gran cor-pus de sitios superficiales que forman el patrimonio de la investigacin inferopale-oltica, muchos de los yacimientos situados en contextos estratigrficos reflejanseries igualmente cargadas de algunos de los problemas asociados en pginas ante-riores a los sitios superficiales (Santonja, 1992: 42).

    Ante esta realidad, y puesto que son escassimas las estaciones en las quepodamos encontrar un registro en situaciones ideales de conservacin, frente a laabundancia de paisajes arqueolgicos superficiales, resultara rotundamente incon-

    3 Creemos que estas valoraciones sirven sobre todo para los yacimientos descontextualizados depocas remotas, no slo por la importancia que han tenido los materiales en superficie, sino tambin por-que son los ms directamente implicados en esta problemtica.

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    veniente rechazar una fuente de informacin teniendo en cuenta, sobre todo, la granescasez de las primeras.

    La maduracin de esta situacin debera, a nuestro juicio, abrir una va deanlisis que tienda a redimir a los sitios superficiales de su desahucio, exploran-do vas que saquen de ellos el mayor provecho posible a partir de sus cualida-des, dejando ya establecido el marco de sus incapacidades. La observacin deesas cualidades y la justa acotacin de las limitaciones ocuparn las siguientespginas.

    2. ENCUADRE CONCEPTUAL: LOS SITIOS SUPERFICIALES FRENTE ALOS YACIMIENTOS EN POSICIN ESTRATIGRFICA, UNA DUALI-DAD COMPLEJA

    Como hemos comentado en la introduccin, una de las distinciones ms carac-tersticas entre los yacimientos arqueolgicos, es la que hace referencia a las con-diciones y las cualidades del registro. As pues, existiran unos yacimientos, sobrelos que ya hemos hablado, en los que los materiales aparecen depositados en lasuperficie de las distintas formaciones geolgicas, y habra otros que podran recu-perarse en contextos sedimentarios concretos.

    Aunque esta divisin, de carcter formal, puede ser aplicada a todo tipo depocas, toma mayor importancia en los sitios paleolticos, en los que el carcter desuperficial, en el caso de los primeros, y en estratigrafa, para los segundos, poseeun valor decisivo a la hora de definir cada uno de ellos.

    No es extrao, por tanto, que ante la comparacin de ambos tipos de yaci-mientos sean siempre ms valorados los que pertenecen al segundo grupo, puestoque stos ofrecen unos materiales contextualizados, la posibilidad de obtener infor-macin proveniente de fuentes complementarias (datos geomorfolgicos o fauns-ticos) y de dispensar conclusiones cronolgicas directamente relacionadas con loscontextos de los que provienen.

    Existe pues, y hablamos exclusivamente de yacimientos del Paleoltico infe-rior/medio en la Meseta, una compartimentacin decididamente rgida de lo quepueden ofrecer ambos grupos de yacimientos, lo que tiende a infravalorar los mate-riales proveniente de sitios en superficie frente a los que se encuentran en posicinestratigrfica de una forma determinante, convirtindose este hecho en una suertede verdad poco discutida.

    Esta postura tiene, a nuestro juicio, mucho de predisposicin apriorstica y aveces poco de justa reflexin, al convertirse casi en sinnimos los conceptos deyacimientos en posicin estratigrfica e in situ. El hecho de que los materialesarqueolgicos puedan ser documentados dentro de una matriz de sedimentos hahecho equivocar con cierta frecuencia la concepcin arqueolgica con la geolgica(para la que los materiales en estratigrafa s poseeran la cualidad de in situ). Sinembargo, la realidad, como siempre ocurre en estos casos, est bastante ms carga-da de matices de lo que en un principio cabra esperar.

    Para empezar, no es tan slida la idea de que los yacimientos en estatigrafacarezcan por principio de mucha de la problemtica imputable a los sitios superfi-

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    ciales. Parece conveniente resaltar la indicacin de Santonja (1992: 41-42) quellama la atencin sobre la gran cantidad de puntos intermedios que existen entreambos polos (yacimientos en posicin primaria-desplazados), lo que viene a des-montar las rigideces conceptuales antes aludidas.

    La realidad es pues ms compleja y parece que muchos conjuntos conservadosen posicin estratigrfica han sido afectados por procesos postdeposicionales, porejemplo, tan intensos como puede haber ocurrido con los superficiales (Butzer,1989: 101). Igualmente, siguiendo algunos estudios ya clsicos, parece que cadavez resulta menos clara la automtica relacin entre niveles estratigrficos y unida-des arqueolgicas con significado, como lo atestiguan algunos trabajos que han tra-tado de estudiar y discutir los procesos de formacin de algunos sitios conservadosen posicin estratigrfica (Villa, 1982).

    En relacin a las consideraciones hechas por P. Villa, ambas categoras deyacimientos se acercaran an ms si tenemos en cuenta el hecho de que, como indi-ca Dunnell (1992:35), todos los depsitos enterrados (que entraran en la categorade sitios en posicin estratigrfica) fueron en su da depsitos supefficiales. Todoslos sitios enterrados, pues, habran podido esta sometidos potencialmente a idnti-cos procesos, en muchos casos, que los superficiales y poseer, igualmente, una pro-blemtica similar.

    Tras lo expuesto no es nuestra intencin, en ninguna medida, discutir la impor-tancia que tienen los registros conservados en posicin estratigrfica, cuyo interspuede ser determinante en muchas ocasiones, pero s llamar la atencin sobre lanecesidad de romper esa barrera psicolgica que habitualmente se ha venido levan-tando entre estas evidencias y las superficiales.

    Si muchas de las limitaciones propias de los yacimientos conservados en super-ficies contemporneas, que segn parece condicionan de manera notoria el grado deinformacin que dispensan, son tambin imputables a los conservados en estrati-grafa y, a pesar de ello, estos ltimos no son cuestionados de manera tan estricta(Martn Blanco et alii., 1994: 35), convendra tener ms en cuenta este modo de pro-ceder en futuras reflexiones.

    Si, a pesar de la problemtica asociada a algunos registros conservados enestratigrafa, como hemos visto, se tiende a aceptar la importancia cientfica deestos sitios, no entendemos por qu no ha de hacerse lo mismo con los yacimientossuperficiales.

    Las cualidades de unas u otras evidencias no deberan venir determinadas portal prejuicio conceptual, sino por las caractersticas que, en uno u otro caso, poseanlos conjuntos. Se tratara de valorar las cualidades de los yacimientos para resolverproblemas establecidos previamente, independientemente de la etiqueta que lleve elsitio en cuestin. Si existen yacimientos conservados en posicin estratigrficamejores y peores (alterados en muy diversas maneras), por qu no puede ocurrirlo mismo con los yacimientos superficiales?

    Lo que en principio parece una razonable estrategia de partida, se contradi-ce con las tesis que discuten vivamente el papel de los sitios superficiales en lainvestigacin paleoltica y dudan de sus posibilidades reales a la hora de aportarinformacin innovadora sobre la realidad mesopleistocena en cualquier espacioterritorial.

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    Sin embargo, sus capacidades o incapacidades dependern de muchos facto-res, entre los que se cuentan las caractersticas del registro y el programa de inves-tigacin que se pretende llevar a cabo, aspecto este ltimo determinante a la horade plantear la investigacin y de conducir los resultados.

    Quizs si llegamos a tener en cuenta todas estas apreciaciones, podremosentender como la investigacin arqueolgica puede ser fructfera a partir de cual-quier tipo de informacin dentro de la gran variedad de que disponemos, siempre ycuando el estudio parta de un marco terico previamente establecido, acoplado a lascaractersticas de cada caso, y no a un mismo patrn repetido en cualquier yaci-miento, sean cuales sean sus cualidades y defectos.

    Sabemos que no todos los yacimientos poseen caractersticas suficientes paraaportar informacin de tipo social y econmica, y que solamente existen algunoscasos afortunados que exhiben registros de esta naturaleza. Esta escasez no seratanto el problema como la pretensin de aspirar a un mismo nivel de informacinen sitios que, como los superficiales, no son buenos dispensadores de la misma.

    Siguiendo a Clarke en su modelo para una metodologa arqueolgica (Clarke,1984: 26 ss.) tanto la excavacin de yacimientos en estratigrafa como el estudio dedatos superficiales entraran, sin distincin, en la esfera del anlisis contextual,concepcin terica que aproxima definitivamente ambas categoras en un solo con-junto de observaciones disponibles para el anlisis especfico de los artefactos y lasntesis terica.

    A partir del reconocimiento y comprensin de estos argumentos, los yaci-mientos superficiales seran aceptados para su potencial investigacin, recuperan-do, como punto de partida, su dignidad cientfica. En esta lnea es donde debemossituar la idea de que la distribucin superficial de los artefactos constituye unaapropiada fuente de datos arqueolgicos independiente de los restos situados en elsubsuelo (contexto estratigrfico) (Dunnell y Dancey, 1983: 5). Esta concepcinconstituye, a nuestro juicio, un interesante voto de confianza depositado en lossitios superficiales como portadores de informacin efectiva.

    Es en esta lnea ms optimista en la que se han venido elaborando diferentespropuestas de trabajo para la optimizacin de la informacin ofrecida por los regis-tros superficiales. En este contexto se desarrolla la lnea terica que ha cristalizadocon el uso de conceptos tales como arqueologa extrayacimiento, off-site o nonsitearchaeology, (Thomas, 1975; Foley, 1981; Dunnell y Dancey, 1983) encuadradodentro de un enfoque paisajstico, con claras tendencias de estudio espacial o terri-torial, que analizaremos ms adelante, como respuesta terica que va ms all de laidea de yacimientos superficiales (Dunnell, 1992: 35), pero que irremediablementelos acapara4.

    Segn muchas de las propuestas de investigacin de esta lnea el estudio inten-sivo de materiales superficiales parece haber sido efectivo y eficiente en ciertoscasos (Lewarch y O'Brien, 1981: 298).

    Dunnell opina que la lnea terica que no considera el yacimiento como unidad de anlisis (site-less view) no debe equipararse simplemente con el estudio superficial. Sin embargo, el hecho de que launidad de anlisis y de interpretacin sea no el sitio sino el artefacto convierte a los yacimientos super-ficiales en verdaderos protagonistas de este tipo de investigacin.

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    Sin embargo, tras esta sucinta disquisicin terica que nos ha llevado a una lneade investigacin, que ms adelante analizaremos, conviene centrarse brevemente enel inters que posee la investigacin sobre los procesos de formacin en los trabajosque tratan con yacimientos superficiales, antes de analizar todas estas cuestiones.

    3. LA IMPORTANCIA DE LOS PROCESOS DE FORMACIN EN LOSCONJUNTOS SUPERFICIALES Y LA TEORA POSTDEPOSICIONAL

    Como sealaba Clarke, los procesos deposicionales y postdeposicionales aso-ciados a la recuperacin de materiales poseen una importancia esencial y todosestos aspectos, analizados tanto desde una ptica terica como desde la experimen-tacin, deben ser abordados antes que cualquier anlisis de los datos o de la inter-pretacin del comportamiento (Clarke, 1984: 16).

    Segn Lewarch y O'Brien (1981: 299) el anlisis de estos mecanismos es fun-damental en cualquier categora de yacimientos por varias razones: slo a partir dela obtencin de una buena comprensin de los factores actuantes en la formacinde cada agregado puede elaborarse una investigacin de tipo cuantitativo fiable;los contextos de recuperacin actuales son esenciales a la hora de documentar pro-cesos postdeposicionales que, como ha quedado bien claro, no solo ha operadosobre materiales en superficie; cualquier investigacin de este tipo demuestra unagran complejidad en los procesos de formacin que han creado los contextos derecuperacin contemporneos, complejidad que evita toda asuncin apriorsticasobre el potencial de cualquier material arqueolgico, sea superficial o en estrati-grafa, hasta que una investigacin preliminar demuestre cules han sido los proce-so que han afectado a los materiales y su grado de actuacin.

    La acotacin de los complejos procesos de formacin son entonces elementalesa la hora de comprender contextos de recuperacin y conocer su potencialidad de uso.

    En la mayor parte de los casos el conocimiento que los arquelogos tienen deestos procesos de formacin y que aparecen descritos en los diferentes trabajos estbasado en unos datos generales sobre el tipo de fuerzas actuantes en los diversoscasos (Martn Blanco et alii, 1994: 18; Santonja, 1995:434; Dez Martn, 1996a:55)y solamente en algunas ocasiones se han abordado trabajos iniciales sobre las carac-tersticas propias del tipo de fuerzas actuantes en series del Paleoltico inferior(Gutirrez Morillo, 1993) aunque an carecemos en la Meseta tanto de estudios decarcter experimental, que controlen la especificidad de nuestro medio geogrfico(Santonja, 1993: 435), como de un cuerpo terico que considere en s la interaccinde los proceso postdeposicionales en los yacimientos paleolticos.

    Puesto que los arquelogos necesitan conjuntos representativos de materialessuperficiales, una de las cuestiones preliminares esenciales a la hora de acercarnosa esta problemtica es saber en qu medida las superficies actuales se diferenciande las antiguas, de los depsitos del subsuelo y de otras superficies contemporne-as (Lewareh y O'Brien, 1981: 300).

    La mayor parte de stas ltimas, si no todas, han sido geomorfolgicamentedinmicas durante el Cuaternario, con solo una fraccin de sus formas coincidentescon los paisajes actuales. De este modo dichas superficies, en las que se enclavan

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    los contextos de recuperacin, son necesariamente diferentes a las antiguas y, delmismo modo, diferentes entre ellas en virtud de mecanismos tanto antrpicos comode la dinmica de los procesos geomorfolgicoss.

    Entre los principales procesos de alteracin valorados en los yacimientos pale-olticos superficiales de la Meseta destacamos los siguientes:

    Accin de cursos de agua de carcter fluvial. Entre los procesos erosivos dealteracin, la actuacin de las aguas es determinante. La mayor parte de conjuntoslticos de carcter superficial provienen de ambientes fluviales relacionados con losdistintos niveles de terraza de los valles de los ros meseteos. Parece ser que la ocu-pacin de estos ambientes no solo sera fundamental entre los grupos humanosmesopleistocenos en la Meseta, sino que tambin sera precisamente en estos entor-nos donde las posibilidades de conservar materiales, tanto en estratigrafa como ensuperficie, sera ms fcil. As pues, la mayor parte de investigaciones se ha llevadoa cabo tradicionalmente en los principales cursos fluviales, donde se han documen-tado los yacimientos ms relevantes (Santonja y Prez-Gonzlez, 1984).

    El conocimiento de la actuacin de las fuerzas provenientes de la accin flu-vial es, pues, de un gran inters, si como parece, una gran cantidad de yacimientosprovienen de este medio.

    A partir de la variada labor experimental y terica existente en este campo(Cheetham, 1976; Turnbaugh, 1978; Foley, 1981; Schick, 1984, 1986, 1987a y b,1991) se han establecido los siguientes principios sobre las fuerzas de tipo fluvial:

    Alargamiento de los sitios. Se trata de un proceso comn en sedimentos flu-viales, donde las diferentes fuerzas del agua actan directamente sobre los materia-les. Los vestigios de la actividad antrpica tienden a ser desplazados en direccinde la corriente de agua dominante. Los restos afectados por estas corrientes depen-den de la fuerza de la misma y del grado de incidencia sobre los materiales deposi-tados. En la Meseta se han documentado algunos casos en los que esos procesos sereconocen en estatigrafa, como en el yacimiento toledano de Pinedo (Santonja,1992: 42-44) sometido a procesos de traccin.

    Redistribucin de artefactos. En algunos casos el material afectado por lasfuerzas del agua es depositado cerca del sitio original de abandono o desplazadocon una intensidad variable, dependiendo de de la duracin e intensidad de lascorrientes actuantes. En general, sometidos los materiales a corrientes de intensi-dad media-alta, la prdida de stos se centra en las piezas de dimensiones msreducidas.

    Reacumulacin de artefactos. En ciertas circunstancias es posible que seproduzcan reagrupamientos de materiales aguas abajo. En general, estos fenmenosse producen en los casos en los que la velocidad de la corriente disminuye sbita-mente de manera local y en aquellas reas en las que existe algn obstculo.Mediante la experimentacin se ha observado cmo las mezclas en la reacumula-cin provoca un sesgo de heterogeneidad en las colecciones.

    5 En este sentido, reconocemos dos grandes niveles tericos en los proceso de formacin: el deri-vado del comportamiento humano y el que se inscribe en la esfera de las fuerzas actuantes postdeposi-cionales.

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    Actividades agrcolas. Aunque los efectos de esta actividad pueden actuarcomo complemento de cualquier otro tipo de procesos, entre los que se encuentranlos efectos de carcter fluvial ya considerados, los traslados de materiales relacio-nados con el laboreo agrcola no suelen ser muy citados en los trabajos de la Mese-ta, posiblemente, como se indicaba ms arriba, porque han prevalecido los sitiosestudiados en reas fluviales, donde los proceso dominantes han sido los produci-dos por las aguas.

    Es poco habitual el estudio de yacimientos en otros entornos que no sean losfluviales. En esos casos predominan los sitios elevados, de origen precuaternario,cuyo significado es poco conocido por el momento (S antonja, 1992: 434). En estetipo de sitios, la presencia de materiales superficiales y los procesos postdeposicio-nales que virtualmente han incidido sobre ellos han sido atribuidos directamente alefecto del laboreo agrcola (Dez Martn, 1996b: 96).

    Los trabajos que han abordado de manera experimental este tipo de fuerzas6(Roper, 1976; Lambrick, 1977; Trubowitz, 1978; O'Brien y Lewarch, 1981; Hasel-grove, 1985) han reconocido la incidencia de al menos los siguientes tipos de fac-tores (Lewarch y O'Brien, 1981: 308): desplazamientos horizontales; desplaza-mientos verticales; alteracin de la forma y contenido de los conjuntos; cambioen las condiciones y conservacin de los conjuntos de artefactos.

    Ente estos factores sealaremos los siguientes: Los desplazamientos verticales. Este tipo de perturbacin agrcola es un pro-

    ceso direccional y acumulativo. Los cambios son ms intensos en las primerassesiones de arado y su intensidad disminuye paulatinamente en las siguientes(Lewarch y O'Brien, 1981). Este proceso es responsable de la exposicin de losmateriales a los agentes naturales, principalmente el viento, que pueden provocarfenmenos de eolizacin sobre los individuos de manera diferencial.

    Los desplazamientos horizontales. Hemos visto cmo en los casos en los queexisten fuerzas de agua actuantes se producen alargamientos de los sitios y patro-nes lineares de dispersin y redistribucin. En este caso las fuerzas actuantes de tipovertical se ven completadas con movimientos de carcter horizontal que desplazande modo lateral los utensilios sacados a la luz, dependiendo de las dimensiones delos materiales o la duracin y direccin del laboreo. Diversos estudios experimen-tales han demostrado que la incidencia de los desplazamiento de tipo vertical sonmenos serias que lo que muchos arquelogos crean en un principio. Roper (1976),lleg a la conclusin de que el desplazamiento horizontal de los materiales se pro-duca en un radio medio de no ms de 5 metros entre piezas remontables. Trubo-witz (1978), a partir de un estudio en el que se observaba el comportamiento demateriales lticos sometidos a estos procesos de laboreo agrcola durante un perio-do de tres arios, concluy que "no hubo una variacin significativa en los patronesde distribucin de restos lticos a lo largo de los tres aos que dur la observacinde las labores agrcolas".

    6 Todos los estudios que conocemos en esta lnea han sido elaborados en un entorno anglosajn.Desconocemos la existencia de experimentaciones similares llevadas a cabo en el mbito espaol.

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    Aparte de la existencia de otro tipo de alteraciones postdeposicionales 7 , menosmencionados en nuestro entorno, el conocimiento de las dos citadas resulta funda-mental a la hora de elaborar cualquier aproximacin a la historia formativa de losconjuntos superficiales del Paleoltico inferior y medio de la Meseta, por lo quesera muy importante prestar atencin a la comprensin de las dinmicas prove-nientes de los mismos.

    4. LA PROBLEMTICA DE LOS YACIMIENTOS SUPERFICIALES.CONSIDERACIN CRTICA DE ALGUNOS DE SUS ASPECTOS

    Como ya sabemos, se vienen considerando una serie de limitaciones por lasque se tiende actualmente a desconfiar de las posibilidades de los yacimientossuperficiales para resolver cuestiones de inters en arqueologa paleoltica. Despusde enumerar esas crticas, acotar someramente el marco conceptual en el que situarla dicotoma entre lo superficial y lo enterrado y hacer una pequea incursin en losprocesos de formacin que tan importantes son en el caso que nos ocupa, parececonveniente considerar crticamente todos estos aspectos:

    1. La incidencia de los procesos postdeposicionales vistos como un demritoque afecte exclusivamente a los sitios que no tienen la ventaja de encontrarse en uncontexto estratigrfico se fundamenta en una idea un tanto preconcebida y acepta-da comnmente, en virtud de la cual los sitios en posicin estratigrfica seranregistros ms o menos fosilizados en la poca en la que se originaron. Estos yaci-mientos poseeran el privilegio de mantenerse libres de todos los procesos que safectaran al otro tipo de sitios.

    Ya hemos visto que esta impresin es poco afortunada y que la alteracinpuede afectar potencialmente a cualquier tipo de depsito (Villa, 1982; Butzer,1989). Como se ha indicado (Santonja, 1992: 42) no es posible seguir asumiendo lasimplista divisin entre yacimientos desplazados e in situ, puesto que la realidad,parece estar llena de matizaciones que invalidan esta impresin reduccionista.

    Ante la evidencia de que una gran variedad de procesos posteriores a la depo-sicin pueden influir en cualquier conjunto, la postura ms equilibrada consistira,a nuestro entender, en el conocimiento de dichas fuerzas para, habiendo estableci-do una estrategia terica inicial, llegar a discriminar en qu medida un tipo de yaci-mientos puede resolver las preguntas propuestas, sin elaborar una seleccin previaatendiendo nicamente a la categora a la que stos pertenecen.

    La idea, en este sentido, es la inversa a la planteada por algunos autores: nodiscriminar con antelacin un grupo concreto de sitios, sino ms bien conocer lagnesis de los mismos, controlando los procesos de formacin para saber en qumedida pueden acoplarse con xito a los objetivos perseguidos desde el comienzo.

    7 Se incluyen otros procesos entre los que estn los de tipo animal (alteracin de los suelos pro-ducida por roedores e insectos); de naturaleza vegetal (producidos por raices); los climticos (accin tr-mica y elica) y, sobre todo, otros derivados de la accin geolgica como las fuerzas derivadas de laactuacin de la gravedad o arrastre (Wood y Johnson, 1978; Lewarch y O'Brien, 1981, Allen, 1991).

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    El hecho, adems, de que se reconozca la actuacin de fuerzas naturales dealteracin posdeposicional no tiene por qu limitar las potencialidades de investi-gacin de los yacimientos. En el caso de aquellos que se han visto afectados por laactividad agrcola parece que las investigaciones experimentales llevadas a cabo enlos ltimos veinte arios han demostrado como los efectos producidos por el aradoson menos intensos de lo que se supona en un principio. En el entorno de la Mese-ta parece que los desplazamientos de los materiales han permitido, en algunoscasos, preservar unos ciertos patrones de distribucin de los sitios y, posiblemente,unos entomos de hbitat no muy lejanos de sus emplazamientos primitivos (DezMartn, 1996b: 97).

    En el caso de los conjuntos que se han visto afectados por la actividad de losros, la situacin es ms problemtica debido a una mayor y ms variada intensidadde las fuerzas del agua, sobre todo cuando nos referimos a los cursos principales. Aesto habra que sumar el hecho de que todos los estudios abordados con ese tipo deevidencias han sido dirigidos hacia el mismo esquema de actuacin, el rastreo deseries encuadrables en esquemas cronoculturales especficos. En todo caso, an nose ha demostrado la ineficiencia efectiva de este tipo de yacimientos en investiga-ciones que partan desde otros puntos de vista, como los territoriales.

    2. El hecho de que los yacimientos superficiales, por causa de las limitacio-nes que ya hemos comentado desde el principio de nuestra exposicin, sean inca-paces de aportar informacin valiosa sobre aspectos de cierta complejidad, comopudieran ser la economa y la subsistencia, debera ser matizado en cada caso par-ticular.

    Las posibilidades de interpretar yacimientos superficiales en relacin conestrategias de hbitat o movilidad han sido puestas en tela de juicio por el evidentehecho de que sobre cada sitio, adems de posibles reacumulaciones no intenciona-das de materiales, se producen solapamientos de artefactos que indican momentoso ciclos diferentes de ocupacin de los distintos ambientes por parte de diferentesgrupos humanos. Esta cualidad de los yacimientos superficiales es vista por algu-nos arquelogos como una clara deficiencia en la posibilidad de ser interpretados.Segn Ebert (1992: 9) esta opinin es solamente vlida si se hace prevalecer el inte-rs de los acontecimientos individuales e instantneos. Sin embargo, ante socieda-des altamente mviles, como las que nos interesan, el reconocimiento de puntos deactividad y manipulacin en algn modo recurrentes cobrara mayor relevancia enun tipo de anlisis de carcter regional o zonal.

    Se ha de reconocer, por otro lado, que los yacimientos superficiales no sonidneos para preservar materiales de naturaleza ms perecedera y dbil que laindustria ltica. Este es un problema evidente ante la gran destruccin que sufrenotros restos asociados a los de la manipulacin ltica en las condiciones de super-ficialidad (aunque la escasez de otras fuentes de inferencia es una caractersticaque comparten un buen nmero de yacimientos conservados en estratigrafa). Portanto, la ausencia de materiales complementarios de contrastacin no nos permi-tira la investigacin sobre aspectos de economa y actividad subsistencial encada sitio documentado, aunque no todos los arquelogos estn de acuerdo encuales son las evidencias ms idneas para rastrear la dedicacin econmica delos grupos humanos en diversos momentos de nuestra historia. Algunos, en este

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    sentido, daran un importante papel al reconocimiento de patrones recurrentes demovilidad y uso del territorio en la interpretacin de aspectos econmicos (Ebert,1992: 11).

    3. La posibilidad de inferir datos cronolgicos a partir de yacimientos superfi-ciales es, a nuestro juicio, la deficiencia ms clara y rotunda que padecen este tipode conjuntos. Todas las pretensiones de establecer secuencias cronoculturales a par-tir de la variabilidad de la industria del achelense meseteo han sido problemticasy parece que para una poca como sta no es aconsejable servirse nicamente dedatos formales o tipolgicos. Parece, adems, que los apoyos provenientes de lageocronologa, como las secuencias establecidas por los niveles de terrazas en losentornos fluviales, han de ser tomados en muchas ocasiones como aproximativos.La idea pues de obtener un control temporal firme a partir de estos conjuntos esinviable en estos momentos.

    A pesar de ello, queremos dejar constancia de que la excesiva preocupacinpor resolver las cuestiones cronolgicas y las claras deficiencias que en estesentido poseeran los yacimientos superficiales, vistos desde la perspectiva cl-sica de los sitios excavados, ha podido jugar un papel determinante, en algunoscasos excesivo, en la visin netamente pesimista que se posee de los sitiossuperficiales.

    Habra, quizs, que preguntarse si el planteamiento de los aspectos cronolgi-cos ha de moverse, para el arquelogo, inexcusablemente, en un marco tan rgidocomo el que usamos en estos momentos o podramos permitirnos en un futuro lalicencia de liberarnos del deber de ofrecer en todo momento datos que indiquen seg-mentos congelados en el tiempo como nica va posible para mostrar las conclu-siones de la investigacin acometida.

    En todo caso, recapitulando sobre lo dicho en este apartado, las limitacionesque pareceran insalvables en los sitios superficiales frente a los situados en posi-cin estratigrfica seran:

    Incapacidad de conservar materiales perecederos en relacin con los lticosque puedan hacer luz sobre el tipo de actividades econmicas y de aprovechamien-to del medio llevadas a cabo en cada lugar especfico.

    Imposibilidad de controlar la variable temporal a partir de datos cronolgi-cos fiables y contrastados.

    Ahora bien, no observamos con demasiada frecuencia la misma situacin res-pecto a yacimientos de mayor importancia? es posible, por otro lado, aprovecharla informacin que s podemos controlar en cada caso? y en qu marco de actua-ciones sera ms viable la optimizacin de esa informacin?

    5. UNA ALTERNATIVA PARA LOS YACIMIENTOS SUPERFICIALES:LA ARQUEOLOGA EXTRAYACIMIENTO Y EL ANLISIS DISTRIBU-CIONAL

    Desde hace ya algunos aos el medio anglosajn (Thomas, 1975; Foley,1981a y b; Dunnell y Dancey, 1983) ha conocido el desarrollo de una lnea te-rica, no muy seguida en nuestro entorno, en la cual el inters de los yacimien-

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    tos superficiales es fundamental y prioritario frente a los sitios conservados enel subsuelo al basarse no tanto en los sitios como unidades morfolgicas de an-lisis sino en los artefactos, unidad bsica de investigacin en arqueologa, re-cordemos8.

    En palabras de Foley (1981: 157) los materiales arqueolgicos son espacial-mente continuos, por lo que el sitio (entendido como yacimiento tradicional , pre-servado en un contexto estratigrfico definido)puede no ser el medio ms adecua-do de anlisis.

    Esta misma idea es aceptada por Dunnell y Dancey (1983:272) quienes consi-deran que la distribucin continua de artefactos por la superficie es un aspecto pri-mordial frente al sitio en s mismo. Esta concepcin hace prevalecer la variabilidaden la densidad de artefactos y la comprensin por parte del arquelogo de las uni-dades de asociacin con significado a travs de los diversos procesos de deposicinque han venido actuando (Dunnell, 1992: 36).

    Lo que, en definitiva se pretende es variar la escala de trabajo, haciendo hin-capi en la asociacin de artefactos a lo largo de un determinado espacio sobre elyacimiento, lo que ha conducido a una serie de investigaciones de carcter espacial,territorial a partir de estos principios bsicos de distribucin de artefactos (Rossig-nol y Wandsnider, 1992). De este modo el uso del recurso terico llamado yaci-miento no sera estrictamente necesario.

    En este tipo de aproximaciones la aportacin de los yacimientos superficiales(a pesar de que se evita la categora heurstica de sitio o yacimiento) puede serimportante, por cuanto que en su valoracin salen fortalecidos los aspectos en losque son menos discutibles.

    Existe un conjunto de trabajos, enmarcados una lnea de enfoque paisajsticoque han pretendido llevar a cabo un anlisis de tipo territorial en reas concretas apartir del estudio de materiales superficiales en relacin a sus entornos geogrficosy a la frecuencia de distribucin de sitios y artefactos (Lewarch y O'Brien, 1981:319). En estos casos se ha considerado que los materiales superficiales son muyapropiados para solucionar problemas de tipo local o regional, frente al yacimientotradicional en estratigrafa, sobre todo en lo que concierne a la investigacin sobrela distribucin espacial de los sitios en la lnea de la reconstruccin de lps sistemasde asentamiento.

    Todas estas aproximaciones dan una gran importancia al estudio de los proce-sos de formacin que han afectado a los diversos conjuntos, as como a la com-prensin y anlisis de las paleosuperficies, pretendiendo la bsqueda de la relacinentre el anlisis geomorfolgico de los paisajes y los modelos que examinan lasrelaciones entre las estrategias de asentamiento prehistrico y la estructura y cam-bio de los paisajes (Russell Stafford, 1995: 70).

    Adems de trabajos centrados en el desarrollo del marco terico que acabamosde comentar (Russell Stafford, 1992; 1994; 1995), existen otros que han hecho hin-

    Off-site o non site archaeology en la literatura anglosajona.

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    Teora analtica Yacimientoe interpretativa conservado

    Distribucin deartefactos conservada

    Teorapostdeposicional

    Procesos deexposicin Procesos de

    concentracin

    Procesos deexposicin

    Deterioroorgnico

    Procesos deenterramiento

    Procesos dedispersin

    Procesos dedispersin

    Procesos deenterramiento

    Restos dehabitacin Restos de

    artefactosTeora Abandono dedeposicional artefactos

    Teora Consumo depredeposicional alimentos

    Restos de adquisicin yconsumo de alimentos

    Abandono delasentamiento

    Manufactura y usode artefactos

    Adquisicinde material

    Formacindel asentamient

    Formacin Actividades dedel asentamiento adquisicin de

    Subteoras operacionales alimentosde Clarke (1973:16) Yacimiento Extrayacimiento

    Restos deadquisicin de leiia

    Delimitacin delrea de hbitat

    Fig. 1. Desarrollo de la informacin yacimiento y extrayacimiento segn Clarke (1973: 16).(Fuente Foley, 1982: 179).

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    capi en la interpretacin de sistemas de adaptacin y movilidad en el territorio paradiferentes ejemplos de sociedades de cazadores-recolectores (Camilli y Ebert, 1992;Stafford y Hajic, 1992). Del mismo modo, se han llevado a cabo diversos estudiossobre organizacin tecnolgica a partir de la investigacin de las distribucin de lasestrategias tecnolgicas a escala regional (Nelson, 1991: 86).

    Para estas lneas de investigacin el registro arqueolgico superficial sera fun-damental en el planteamiento y resolucin de cuestione de carcter antropolgicobasadas en la movilidad, abastecimiento de materias primas y uso del territorio porparte de los sistemas humanos. (Ebert, 1992: 11).

    Desde la perspectiva del registro arqueolgico superficial tanto los gruposhumanos como los artefactos, el carcter de movilidad o el medio ecolgico soncomponentes que estn continuamente interactuando, por lo que la relacin entrelas cualidades del territorio y los materiales culturales es ya de por s una fuente deinformacin vlida.

    Parece, pues, que esta corriente cientfica, de marcado carcter procesual porotro lado, est siendo asumida por un nutrido grupo de investigadores que conside-ran que la posibilidad de elaborar investigaciones concluyentes a partir de los mate-riales arqueolgicos, tal y como aparecen distribuidos en el espacio, puede aportarconclusiones vlidas y aprovechables en la investigacin. Las corrientes de la arque-ologa distribucional, extrayacimiento o del paisaje ofrecen un marco terico en elque los artefactos superficiales tienen un papel preponderante en los intentos dereconstruir la interaccin del hombre con el medio en el que ste se desenvuelve.

    A pesar de que ya existe una muy meritoria lnea de investigacin terica yprctica en la arqueologa del paisaje en Espaa (Orejas, 1995) centrada, por otrolado, en etapas ms modernas de nuestra prehistoria, en nuestro entorno solamentesabemos de algunas vagas referencias acerca de cierta investigacin de carcterespacial a partir del achelense meseterio (Gimnez Gonzlez et alli, 1987: 158) aun-que desconocemos, por desgracia, su planteamiento y conclusiones.

    Hubiera sido de gran inters poder contar con alguna experiencia sobre estetipo de trabajos, con la idea de poder valorar los resultados de una manera msdirecta. Sin embargo esta lnea terica de investigacin, con desarrollos metodol-gicos propios y adaptados, parece no haber obtenido demasiada atencin o no serdepositaria de suficiente confianza en su posible xito o viabilidad a juzgar por laausencia de propuestas de este talante. De hecho, para algunos investigadores laaportacin que los anlisis de tipo territorial y geogrfico pueden ofrecer al cono-cimiento de nuestro Paleoltico es poco relevante (Martn Blanco et alii, 1994).

    Aunque ya hay estudios clsicos que han realizado aproximaciones en estalnea encaminados a conocer la distribucin de sitios en la Meseta del Duero y lan-zar algunas interpretaciones sobre la distribucin de los conjuntos a lo largo delterritorio (Santonja, 1993, 1996), lo cierto es que carecemos de investigaciones aescala ms reducida que intenten establecer esta metodologa en marcos ms preci-sos, salvo algunos estudios que abordan el tema en un tono netamente preliminar(Arniz, 1992).

    En este sentido creemos que la interpretacin territorial a escala local o zonalpodra ser una va de investigacin posible a la hora de aprovechar todo un corpusde informacin procedente de yacimientos superficiales. Es posible que esta lnea

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    de anlisis deba ser selectiva y que no todos los conjuntos de estas caractersticaspuedan resolver convenientemente los problemas planteados.

    Podran considerarse aportaciones con xito e interesantes ante la combinacinde varios, o todos, de los puntos sugeridos a continuacin:

    La existencia de un marco terico previo de actuacin que adecue desde elcomienzo las estrategias de investigacin con los datos disponibles. Solamenteestableciendo las lneas de trabajo con antelacin ser posible optimizar la infor-macin aportada por los sitios superficiales. La pretensin de abordar estudios decarcter territorial en determinadas reas de inters o de rastrear patrones de distri-bucin podra generar un marco metodolgico que revalorizara el valor de los datosarqueolgicos de tipo superficial.

    El estudio de reas geogrficamente homogneas, con personalidad propia,en la que se puedan definir una serie de caractersticas continuas o coherentes. Elestudio de la realidad paleoltica en reas geogrficamente bien delimitadas puededotar de un marco de coherencia interna a los proyectos de investigacin. En estesentido confiamos en la posibilidades que podra tener la aplicacin de una investi-gacin distribucional a espacios tales como el pramo del sureste vallisoletano enel que ya se han llevado a cabo pequeas aproximaciones a lo que consideramosuna realidad singular del Paleoltico de la zona (Dez Martn, 1996b).

    El estudio de reas en las que se posea un control efectivo de los procesospostdeposicionales que han actuado sobre los materiales lticos y la variedad de losmismos. La investigacin geoarqueolgica en los trabajos que siguen la lnea de laarqueologa distribucional tienen, como hemos visto, una importancia sustancialpara su desarrollo. En este sentido creemos que las labores de investigacin locali-zadas en sitios en los que podamos controlar la homogeneidad o diversidad de losprocesos postdeposicionales y conocer su tafocenosis gozara de grandes ventajas.Convendra, por ejemplo, dedicar algn esfuerzo a la comprensin e investigacinde los procesos mecnicos introducidos por el laboreo agrcola en nuestro entorno,tal y como se viene realizando en otros pases.

    El estudio de reas en cuyo mbito se haya definido alguna secuenciaestratigrfica que pueda servir como punto de referencia en la combinacin deinformaciones. Es posible que en los casos en los que disponemos de yacimien-tos en posicin estratigrfica con una secuencia de datos complementarios deinferencia (Atapuerca, Ambrona-Torralba como los ms conocidos y otros) laaplicacin de una investigacin encaminada a obtener informacin complemen-taria de tipo territorial pueda aprovechar de manera efectiva la informacin dis-ponible a partir de los datos superficiales, en la lnea de lo ya realizado en al-gn caso.

    A nuestro juicio la posibilidad de acceder a registros superficiales estratgi-cos y de buena calidad pueden ser muy valiosos en s mismos, como portadores deinformacin, y en relacin con otro tipo de yacimientos, bien sean superficialestambin o con estratigrafas disponibles. En estos casos estos materiales son id-neos para el anlisis e interpretacin del poblamiento paleoltico en relacin alespacio geogrfico y no tanto como portadores de datos obtenidos desde la pticatradicional de registro arqueolgico con estratigrafa, frente a los que siempre que-darn en inferioridad de condiciones.

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    6. CONSIDERACIONES FINALES

    Hemos visto como en los ltimos tiempos asistimos a una depreciacin de losyacimientos situados en superficie por parte de algunos investigadores. Se hanexpuesto una serie de razones por las cuales este tipo de sitios no podra ofrecerinformacin de inters y novedosa sobre cuestiones de alcance en arqueologapaleoltica.

    Segn estas lneas de investigacin las posibilidades de estos recursos infor-mativos quedaran reducidas a la repeticin de poco novedosos repertorios tipol-gicos y, a lo sumo, podran servir par elaborar unas muy generales apreciacionesgeogrficas sobre el ambiente ecolgico en el que se sitan los yacimientos.

    A nuestro juicio esta visin tiene sus races tanto en un concepto repetitivo delas estrategias de investigacin utilizadas (que como sabemos se han limitado tra-dicionalmente a un anlisis industrial a partir del cual elaborar pretendidas secuen-cias cronoculturales), como en la aplicacin del mismo tipo de expectativas que sepersiguen en los yacimientos con estratigrafas. Ambas lneas, sobre todo la segun-da, conducen irremediablemente a la frustracin cuando se pretende aplicar idnti-cos patrones de actuacin a todos los sitios.

    En un anlisis detallado y crtico observaremos cmo existen algunos proce-sos que pueden afectar igualmente a ambas categoras de yacimientos (los que tie-nen que ver con la formacin de los sitios), que no deberan ser causa de discrimi-nacin en ningn caso, sino punto de partida de la investigacin.

    Sin embargo, es una realidad indiscutible que los yacimientos superficiales notienen capacidad para conservar fuentes complementarias de informacin (fauna,polen), y resuelven de manera tremendamente vaga e imprecisa la cuestin tempo-ral. En estos sentidos siempre estarn en condiciones de inferioridad frente a deter-minados sitios en estratigrafa que, reconocemos, siguen siendo potencialmenteregistros del mximo inters para la investigacin paleoltica.

    A pesar de ello, dejando clara la supremaca de ciertas estratigrafas para resol-ver algunas cuestiones esenciales 9, varios arquelogos (basndose en la construc-cin de ciertas lneas tericas e interpretativas) han querido confiar en los yaci-mientos superficiales la resolucin de algunas cuestiones de tipo zonal o espacial,tambin para sociedades de cazadores-recolectores.

    Esta va, que potenciara sin duda las cualidades de los sitios en superficie, noha sido hasta el momento probada en los sitios paleolticos de nuestro entorno,salvo en apreciaciones generales aplicadas a todo el mbito de la Meseta.

    Creemos, finalmente, que es necesario lanzar una reflexin sobre esta va deinvestigacin y las posibilidades que potencialmente pudiera ofrecer, partiendo deuna actitud crtica hacia los resultados obtenidos hasta el momento. Por desgraciano abundan los yacimientos con estratigrafas de calidad en el mundo del Paleolti-co inferior y medio de nuestro mbito. Esta realidad relacionada con una exclusivaatencin a este tipo de sitios, inamovible por el momento, reducira nuestras posi-

    Desde luego el control temporal lo es. Consideramos que la posibilidad de obtener informacincronolgica fiable o incluso de tipo numrico es una aspiracin fundamental en arqueologa paleoltica.

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    bilidades de trabajo al continuo estudio y revisin de los yacimientos ms impor-tantes conocidos hasta ahora, lo cual, a pesar de las limitaciones, no dejara de serinteresante por las continuas aportaciones y renovacin de ideas que esta actitudpudiera generar; mantenerse a la espera de que aparezca una buena y nueva secuen-cia que poder estudiar, postura, desde nuestro punto de vista, demasiado cmoda;o, por qu no, otra actitud posible podra ser la de renunciar al estudio del Paleol-tico mientras no se cuente con nuevos yacimientos que renan las caractersticasrequeridas por los investigadores (Jimnez et alii, 1996: 95-98).

    Desde luego las dos ltimas opciones son poco razonables. Quizs, dentro deuna renovada confianza en las posibilidades que puedan aportar los yacimientossuperficiales, existan reas en las que podran probarse metodologas para la aplica-cin de la investigacin zonal y territorial al Paleoltico teniendo como punto de refe-rencia principal las distribuciones y organizaciones superficiales y, hasta que no sedemuestre lo contrario, no podemos desechar a la ligera las posibilidades de esta fuen-te de informacin.

    En este punto, considero que la siguiente reflexin es una lcida e intuitivaqueja que tambin puede ser aplicada de un modo tremendamente oportuno al usoque se ha hecho y que se puede hacer de los yacimientos superficiales, y que resu-me con gran acierto la cuestin que hemos pretendido desarrollar en estas pginas:Hay yacimientos, por desgracia, a los que se les interroga sobre lo que no puedeninformar, mientras a otros no se les pregunta precisamente aquello que estn encondiciones de decir. (Santonja, 1992: 8)

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