reflexion padre corral think tank usem

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"Los retos del Pensamiento Social Cristiano en el mundo del siglo XXI. ¿Se puede vivir el PSC en un mundo post-industrial y multicultural?" (Primer Think Tank en México, USEM-UNIAPAC). Pbro. M. en C. Eduardo Corral Merino 1 30 de octubre del 2013. 1. Saludo e Introducción. En primer lugar agradezco la invitación para es te intenso · encuentro de re fle xión. Es interesa nte cuá nto bien, y cuánta verdad puede salir en tan poco tiempo. Felicito a mis pr edece so res en el uso de la palabra. Qu é alegría que institu ciones como la UNIAPAC y la USEM Confederación, abran estos espacios de discernimiento. Antes que nada, para preguntarnos cómo estamos entendiendo y desde qué refere ntes estamos construyendo nuestra lectura de la realidad. Calibrar nues tra mirada, en lugar de volver a un interminable recuento de lo que no funciona, es una tarea mucho más evangélica, interesa nte y útil. Me adelanto un poco, pero es precisamente el Pensamiento Social Cristiano el gran referente, el gran marco epistemológico, que no so lamente teórico o práctico, que nos permite comprender la realidad individual y social que vivimos. Apl audo a demás este ejercicio, pues en nuestros días, hay personas que, paradójicamente se quejan de que las cosas están muy mal (honestame nte creo que no están tan ma l, pues por lo menos estamos a nte evidencias de lo que no funciona y sobre todo en s qued a). Afirman vehementemen te que no podemos seguir as í, sin embargo, a la primera provocación de verdadera reflexión, encuentran cualquier pretexto para pasar hacia lo pragmático, los queh aceres, hacia lo que depende de e ll os, más que a un aná li sis se reno que implica abrir se a un horiz onte mayor, de escucha, de comprensión. El discernimiento, la reflexión, implican una disposición espiritual. Un qu erer ubicarse s a ll á de uno mismo para entenderse en un todo, que no lo nos de sa fía, sino principalmente nos ilumina. Recuerdo que un angustiado estudiante me decía: "¡Dígame! ¿Por dónd e empiezo la tesis de licenciatura? ¡No nada! ¡Nunca he hecho una!" Eso fue como a las 8 de la mañana. Después de e nte nder su angustia, tomar un café y una dona con él, lo llevé a la biblioteca de la universidad, lo senté en un es critorio iluminado y muy ventilado y le dije: Escribe qué quieres de la tesis, qué tienes para realizarla y antes que nada, cómo te imaginas el proceso para h acer la, con todas sus implicaciones. 50 minutos más tarde regresé. Le pregunté: ¿Ya estás más tranqui lo? Sonriente me 1 Sacerdote de la Arqu idi óces is de Morelia. Es Licenc iado en Derecho por la Universidad Ib eroa mericana del Distrito Federal. México. Maestro en Ad ministración In tegral del Ambi ente por El Colegio de la Frontera Norte. Hizo sus estu di os de Filosoña Eclesiástica en la Universidad de Navarra, España; de Teología en la Unive rsidad Pontificia Gregoriana en Roma, Italia. Actualme nte es Secr eta rio Ejecutivo de las Dimensiones de Pastoral Edu cativa y de Cultura de la Conferencia del Epi sco pado Mexicano. Es r esp onsab le de la Pastoral Universitaria de la Arqu idiócesis de Morelia. Desde novie mbre de l 2012 es A sesor Moral de la Confederación USEM; desde el 2006 es As eso r Moral de la USEM-Morelia. Antes de ser sacerdote fue fu ncion ario público y abogado litigante. Es Cape llán Sco ut así co mo Vicario Parroquial. Ha si do profesor uni ve rsitario en distintas instituciones acad émicas (UIA- Tijuana, UNLA, UVAQ, Se minario Dio cesa no de Morelia), impartiendo clases de: Ambie nte y Desarrollo, Filosofía del Derecho, Condición Hu mana, Te nd encias Contemporáneas del Pensami e nto , Deontología jurídica, Filoso ña de la Cu ltura, entre otras. 1

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"Los retos del Pensamiento Social Cristiano en el mundo del siglo XXI. ¿Se puede vivir el PSC en un mundo post-industrial y multicultural?"

(Primer Think Tank en México, USEM-UNIAPAC).

Pbro. M. en C. Eduardo Corral Merino1

30 de octubre del 2013.

1. Saludo e Introducción.

En primer lugar agradezco la invitación para este intenso · encuentro de reflexión. Es interesante cuánto bien, y cuánta verdad puede salir en tan poco tiempo. Felicito a mis predecesores en el uso de la palabra.

Qué alegría que instituciones como la UNIAPAC y la USEM Confederación, abran estos espacios de discernimiento. Antes que nada, para preguntarnos cómo estamos entendiendo y desde qué referentes estamos construyendo nuestra lectura de la realidad. Calibrar nuestra mirada, en lugar de volver a un interminable recuento de lo que no funciona, es una tarea mucho más evangélica, interesante y útil. Me adelanto un poco, pero es precisamente el Pensamiento Social Cristiano el gran referente, el gran marco epistemológico, que no solamente teórico o práctico, que nos permite comprender la realidad individual y social que vivimos.

Aplaudo además este ejercicio, pues en nuestros días, hay personas que, paradójicamente se quejan de que las cosas están muy mal (honestamente creo que no están tan mal, pues por lo menos estamos ante evidencias de lo que no funciona y sobre todo en búsqueda). Afirman vehementemente que no podemos seguir así, sin embargo, a la primera provocación de verdadera reflexión, encuentran cualquier pretexto para pasar hacia lo pragmático, los quehaceres, hacia lo que depende de ellos, más que a un análisis sereno que implica abrirse a un horizonte mayor, de escucha, de comprensión.

El discernimiento, la reflexión, implican una disposición espiritual. Un querer ubicarse más allá de uno mismo para entenderse en un todo, que no sólo nos desafía, sino principalmente nos ilumina. Recuerdo que un angustiado estudiante me decía: "¡Dígame! ¿Por dónde empiezo la tesis de licenciatura? ¡No sé nada! ¡Nunca he hecho una!" Eso fue como a las 8 de la mañana. Después de entender su angustia, tomar un café y una dona con él, lo llevé a la biblioteca de la universidad, lo senté en un escritorio iluminado y muy ventilado y le dije: Escribe qué quieres de la tesis, qué tienes para realizarla y antes que nada, cómo te imaginas el proceso para hacerla, con todas sus implicaciones. 50 minutos más tarde regresé. Le pregunté: ¿Ya estás más tranquilo? Sonriente me

1Sacerdote de la Arquidiócesis de Morelia. Es Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana del Distrito Federal. México. Maestro en Administración Integral del Ambiente por El Colegio de la Frontera Norte. Hizo sus estudios de Filosoña Eclesiástica en la Universidad de Navarra, España; de Teología en la Universidad Pont ificia Gregoriana en Roma, Italia. Actualmente es Secretario Ejecutivo de las Dimensiones de Pastoral Educativa y de Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Es responsable de la Pastoral Universitaria de la Arquidiócesis de Morelia. Desde noviembre del 2012 es Asesor Moral de la Confederación USEM; desde el 2006 es Asesor Moral de la USEM-Morelia. Antes de ser sacerdote fue funcionario público y abogado litigante. Es Capellán Scout así como Vicario Parroquial. Ha sido profesor universitario en distintas instituciones académicas (UIA­Ti juana, UNLA, UVAQ, Seminario Diocesano de Morelia), impartiendo clases de: Ambiente y Desarrollo, Filosofía del Derecho, Condición Humana, Tendencias Contemporáneas del Pensamiento, Deontología jurídica, Filosoña de la Cultura, entre otras.

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dijo: Sí. Era cuestión de serenarme, ver qué quiero, verificar si esto es posible, saber qué tengo para emprender el camino y sobre todo de verme como sujeto hacedor de esa realidad. La verdad, esto último "del sujeto hacedor de la realidad", no me lo dijo como tal, pero así lo entendí.

Por un momento, ya en mi vehículo, después del episodio, me dio la impresión de que como humanidad nos hace falta lo mismo para cruzar este Cambio de Época. Nunca hemos resuelto esa tesis, ni hemos hecho un recuento de qué queremos hacer, y tampoco hemos imaginado con disciplina y realismo las implicaciones de este camino. Quiero pensar que este primer Think Tank en México, pueda llegar a ser ese escritorio iluminado y ventilado, que nos permita ver qué debemos hacer, de dónde podemos partir, pero sobre todo ubicarnos en esta realidad más amplia que nosotros, coadyuvando con ella, para llevarla a buen fin. Estos son mis deseos para esta extraordinaria iniciativa.

2. El Cambio de Época: la oportunidad para la apertura a la trascendencia.

Debo decir que el tema que me han propuesto es sanamente ambicioso. Sin duda alguna, los organizadores de este evento muestran su seriedad, así como claridad ante el desafío en el que nos encontramos. Sin embargo el tema asignado es propio de una tesis doctoral. Agradezco la encomienda, pero debo ser honesto, en cincuenta minutos que me quedan, creo podré dar sólo algunas pinceladas.

El tema tiene dos partes:

• "Los retos del Pensamiento Social Cristiano en el mundo del siglo XXI, y • ¿Si se puede vivir el PSC en un mundo post-industrial y multicultural?"

Estos dos temas están profundamente ligados. El Pensamiento Social Cristiano confronta la "Buena Noticia", el Evangelio, con la realidad histórica presente. Ésta, por supuesto que está caracterizada por un mundo post-industrial y multicultural, sin embargo son sólo dos factores del denominado Cambio de Época.

Este es el gran tema. Presento algunas reflexiones que lo enmarcan, con el fin de que podamos llegar después a una conclusión:

a) La dificultad de comprender la realidad.

La Epistemología es una rama de la Filosofía que busca responder a la pregunta de cómo conocemos. Ve problemas tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se le justifica o invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, como verdad, objetividad, realidad o justificación.

Ortega y Gasset dice que: "No sabemos lo que pasa y eso es lo que pasa". Esta es una de las características fundamentales del Cambio de Época. Observamos una distancia entre lo que acontece y la conciencia amplia de su significado. Tenemos la impresión constante de que el

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presente es susceptible de comprens10n sólo en su superficie. Nos angustiamos pues no entendemos, no podemos explicar a cabalidad lo que pasa.

Lo anterior, no só lo porque nos faltan referentes de interpretación y de lectura sobre la realidad compleja de hoy, sino también porque los acontecimientos son tantos y tan veloces que la intención de conocimiento se ve desbordada continuamente por la rapidez de las interacciones propias de procesos extremadamente diversos (económicos, sociales, políticos, ideológicos, religiosos, culturales, etc.).

Recientemente, un empresario, dueño de una firma legal muy fuerte, me pidió le ayudara. Me suplicó que lo acompañara como observador a una reunión de socios en la que participaban alrededor de veinte personas. Después de dos horas de intenso diálogo entre ellos, me pasó a una sala y me preguntó mi opinión. Le dije que claramente había un problema epistemológico. Los asistentes, le señalé, son extraordinarios, apasionados, entusiastas, y con unas ganas muy grandes de verdad, de sentido, de razón. Pero, entre ellos hay una manera muy distinta de acercarse mentalmente a la realidad.

Agregué: "Mira, las generaciones mayores a los cuarenta y cinco años, propias de la modernidad y del encumbramiento de la razón y la ciencia, siguen siendo muy teóricas - aunque paradójicamente se jacten de pragmáticos-; tienen poca capacidad de leer la realidad, quieren resolver los asuntos con fórmulas, recetas, estrategias geniales, órdenes, instrucciones. Por otro lado, las nuevas generaciones son pragmáticas -aunque también paradójicamente imponen implícita y arbitrariamente sus teorías-. A ellos no les importa el porqué de las cosas, sólo quieren resultados, evidencias, datos, números, y por supuesto, hechos.

Evidentemente no me comprendió a la primera, así que se me ocurrió hacer uso de una vieja frase que se atribuye a Albert Einstein, y le pedí la leyera varias veces. Ésta dice:

"Hablamos de teoría, cuando sabemos todo, pero las cosas no funcionan. Hablamos de prácticacuando las cosas funcionan pero no sabemos porqué. Aquí hemos podido reunir teoría y práctica: nada funciona y nadie sabe porqué".

Paso siguiente, le dije que por supuesto requeríamos en la vida de teorías, pero teníamos que aceptar que ninguna puede reconocer por completo a la realidad, compleja, con múltiples condicionantes que debemos incorporar y asumir.

Por otro lado, le afirmé contundentemente que tampoco la lectura inmediata de la realidad, como hacen los pragmáticos, es representativa de la misma, pues ésta no se agota en su presente, en lo inmediato, en lo superficial, sino que responde a un sentido, a una naturaleza de las cosas, a un fin, a una realidad que rebasa el presente para abrirse al futuro y reconocer su pasado.

Un poco desesperado, me preguntó: "Entonces, ¿qué debo hacer con ellos para lograr acuerdos, y que el despacho no esté a la deriva de poderes fácticos?". No sin miedo a ser teórico o pragmático, le dije: "Hay que ayudarles a pensar más ordenadamente y con criterios más amplios. El problema, guardando los matices, no son propiamente ellos, sino su forma de pensar, de situarse en la realidad, la manera en que comprenden este proyecto conjunto".

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La época post-industrial es así, pragmática. No quiere teorías, modelos, sino que busca resultados sin preguntarse por causas o efectos, sujetos o consideraciones. Deja de pensar al hombre como centro, fundamento y fin de toda realidad humana, para poner sólo al centro la producción. El Cambio de Época, además de una crisis epistemológica, nos presenta una crisis de sentido.

El Pensamiento Social Cristiano, con sus principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción, resuelve esta crisis epistemológica y de sentido. Nos enseña a pensar desde un orden, con referentes sólidos, retomando la dignidad humana como centro y poniendo el bien común como sentido de nuestro pensar y quehacer. Este Pensamiento, abre al ser humano y todas sus instituciones implícitas (entre ellas la empresa) a un fin trascendente que no se reduce a un tiempo, a una época, a una circunstancia o coyuntura.

Hoy debemos reconocer que no sólo es nuestra ignorancia, sino también una manera equívoca del pensar (y pensarnos en la realidad), al no verificar nuestros referentes desde los cuales pensamos, lo que nos ha llevado a una crisis global. La inmediatez, la fragmentación, el abuso de la técnica, el desplazamiento de niveles sapienciales, la soberbia intelectual, el ansia de control, la auto-referencialidad, nos llevan a múltiples y continuos errores.

Pensemos por ejemplo en esta frase: "Quien crea que un crecimiento exponencial puede durar siempre en un mundo finito o está loco o es un economista" (Kenneth Boulding). O bien, "¿Puede una tierra finita soportar un proyecto infinito?" (L. Boff). Fíjense cómo ambas posturas no cuestionan la realidad, sino los referentes a partir de los cuales intentamos comprenderla.

b) Una realidad global, aunque con particularidades y distintas manifestaciones, cuyos fundamentos pueden leerse más allá de la auto-referencialidad.

La multiculturalidad actual nos muestra que la realidad es única, amplia y global, aunque se presente siempre de distintas formas, expresiones y particularidades. La misma multiculturalidad nos ha llevado a identificar lo verdaderamente común. En el ámbito del Derecho, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y los distintos tratados sucesivos, así nos lo manifiestan. Por otro lado instrumentos de gestión en lo público como en lo privado, presentes en distintas áreas como salud, educación, gobierno, así como ciertas tendencias de certificación y control, también lo atestiguan. Se buscan hoy las constantes de la realidad, en una cierta uniformidad de sentido. No podemos olvidar los esfuerzos que la misma UNIAPAC ha hecho en esta tarea, en conjunto con el CELAM y el Pontificio Consejo "Justicia y Paz" con el documento "La Vocación del Líder Empresarial", de septiembre del 2012. ¡Qué decir del instrumento de gestión que la UNIAPAC Latinoamericana ha gestado y desarrollado, conocida como el Protocolo de Responsabilidad Social Empresarial!

Hay pues una búsqueda de las verdades perennes, de principios comunes. Debemos decirlo con toda claridad, el Pensamiento Social Cristiano tiene como objetivo precisamente ese, desvelar una verdad que nos acontece a todos y que nos une por igual, desvelando nuestra identidad, con sus rasgos fundamentales. Estos principios no sólo nos ayuda a comprendernos a nosotros mismos, sino que también nos ayudan a ofrecer las consecuencias de estos principios a los demás.

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Somos seres humanos llamados a vivir en el reconocimiento de nuestra dignidad, abiertos a la experiencia de la libertad y la responsabilidad, como seres individuales (únicos e irrepetibles), pero al mismo tiempo seres relacionales, sociales, abiertos a la otredad (a lo otro que es la creación; a los otros, que es el prójimo, al Absolutamente Otro, que es el Creador). Pero sobre todo, seres capaces de conciencia. No olvidemos aquella bella frase de Pascal: "Un alma es más que el universo entero, pues éste no tiene capacidad de conciencia de autodestrucción, la nuestra sí".

Para nosotros, católicos practicantes, este acontecimiento no es sólo un dato, un referente, sino es la Persona de Jesucristo, que "revela el hombre al hombre y le manifiesta la grandeza de su propia vocación" (Cf. Gaudium et Spes, No. 14).

Dentro de éstas, hay una que quisiera destacar particularmente. Es la libertad religiosa. En el corazón del hombre hay un anhelo constitutivo del ser humano a descubrir el propio misterio en una Persona que revele toda nuestra verdad. Como ejemplo, cito un precioso poema "Hermandad", de Octavio Paz:

Soy hombre: duro poco y es enorme la noche. Pero miro hacia arriba: las estrellas escriben. Sin entender comprendo: también soy escritura y en este mismo instante alguien me deletrea.

Las exigencias evangélicas propuestas en el Pensamiento Social Cristiano no son otra cosa más que el deletrear de nuestro ser en la historia, acto profundo de amor de un Dios Creador que no nos ha dejado a la deriva, sino que en la Persona de Cristo, su Hijo, constituida en comunión fraterna, sale a nuestro encuentro para llevar a plenitud su misma obra, no sin nuestra participación, en el entendido de que la salvación, no es otra cosa más que un camino de realización, de encuentro, de diálogo, de comunión.

El Papa Francisco, en su preciosa obra: "Educar: Exigencia y Pasión", en uno de los subtítulos que se llama: "Ante los desafíos de nuestra cultura", nos dice:

"El hombre de hoy experimenta el desarraigo y el desamparo. Lo llevó hasta allí el afán desmedido de autonomía heredado de la modernidad. Ha perdido el apoyo en algo que lo trascendía. Aquí se da una tensión entre los opuestos regla-originalidad, en la que hay que evitar caer en la coerción -que es exageración de la regla-, como en la impulsividad -que es exageración de la originalidad-... Al encontrarse dividido, divorciado consigo mismo, confunde la nostalgia propia del llamado de la trascendencia con la añoranza de mediaciones inmanentes también desarraigadas".

El asunto entonces, es si el hombre seguirá viéndose sólo a sí mismo, en una dinámica auto­referencial, o si podrá ver hacia el firmamento, o por lo menos a la realidad misma que nos interpela. Si seguirá solamente buscando en sus propias teorías y modelos, acciones y estrategias,

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ideas o pasiones, o será capaz de ver la mano del Creador, en la configuración de lo creado, pues también "somos escritura", como lo señaló Octavio Paz. La cuestión fundamental es saber si el hombre sólo confiará en sus ciencias, o si las trascenderá, para ponerlas en diálogo con una Sabiduría Eterna.

Las distintas cns1s (la económica, ecológica, política, social, demográfica, urbana, rural, religiosa incluso), no son más que manifestación de la crisis del ser humano mismo. Morin lo señala con gran acierto: "La gigantesca crisis planetaria es la crisis de la humanidad, que no logra acceder a la humanidad".

En el Cambio de Época, está plasmada la gran oportunidad; ante las evidencias múltiples que nos interpelan fuertemente, para buscar más allá de nosotros mismos, para lograr conciliar la tensión entre el presente histórico -producto también de un pasado- y la apertura hacia el futuro; para lograr la conciliación entre el límite propio de la realidad creatural y la plenitud a las que estamos convocados a participar; entre el camino y el destino, que a un mismo tiempo se reclaman pues no pueden existir, uno sin el otro. Detrás de cada crisis hay hoy una reforma pendiente, mediada por un ambiente de pluralidad e incertidumbre natural.

Detrás de la crisis ecológica, económica, social, cultural, política, demográfica, de sentido, de fundamentos, se reconoce la necesidad de una Reforma del Pensamiento, una Reforma del Espíritu manifiesta principalmente en el tema educativo; una Reforma de la Vida que garantice sostenibilidad/sustentabilidad para las generaciones futuras; una Reforma Social con un nuevo modelo de civilización incluyente, ajena a toda indiferencia y a toda discriminación, vinculante necesariamente a una dinámica solidaria/subsidiaria; una Reforma Moral que recupere lo esencialmente humano y lo ofrezca a tiempo y a destiempo.

No puedo dejar de mencionarlo, pero debemos reconocer que la USEM, y más específicamente algunos empresarios decididos y positivamente intrépidos, estoy convencido, han impulsado muchas de estas reformas a través de sus cincuenta años, en México, en América Latina y en el mundo.

El Cambio de Época es una gran oportunidad. Es la puerta a la fe, a la esperanza y a una verdadera caridad, valor supremo. Estas tres virtudes teologales, han sido ampliamente trabajadas en el Magisterio Social de la Iglesia, por nuestros últimos Papas.

El cambio actual no es como los cambios del pasado. Sencillamente nunca antes estuvimos en una situación s imilar. Aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información, así como aprender a preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo.

3. Y la pregunta sería entonces: ¿Tiene algo que decir el Pensamiento Social Cristiano, frente a este Cambio de Época?

La respuesta tajante es sí, y mucho. Expongo mis razones:

Primero: El PSC no sólo intenta señalar las tareas y las responsabilidades de todo ser humano

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en el compromiso social, sino busca crear un consenso universal de cara a la solución de los problemas concretos, para que desde el propio interior del hombre emerja una cultura más humana, más digna, más justa, más fraterna. No busca pues, imponer una ideología, sino ofrece principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción que le permiten al hombre de hoy comprender, asumir y transformar la realidad. Tiene un triple carácter: teórico, práctico e histórico, que le ayuda a todo ser humano a actuar desde la conciencia, en un contexto histórico determinado. Entre paréntesis, quisiera sólo señalar que en· esta característica, que debe ser una respuesta verdaderamente personal, está el secreto del Principio de Subsidiariedad. Si el hombre no responde desde su interior, por más que una autoridad lo requiera, o la solidaridad lo exija, no será una respuesta plena, legítima ni auténtica. "El que sabe, puede y tiene más, debe ayudar al que sabe, puede y tiene menos". ¿Pero cómo podrá hacerlo, si no sale desde lo profundo de su corazón?

Segundo: El PSC es una herramienta generadora de la cultura de la vida, pues como señalaba el ya próximo San Juan Pablo 11, en la UNESCO, el año de 1980, asume que: "Hay que considerar íntegramente, y hasta sus últimas consecuencias al hombre como valor particular y autónomo, como sujeto portador de la trascendencia de la persona. Hay que afirmar al hombre por él mismo, y no por ningún otro motivo o razón: ¡únicamente por él mismo! Más aún, hay que amar al hombre porque es hombre, hay que reivindicar el amor por el hombre en razón de la particular dignidad que posee". Así, el PSC está orientado a todos los hombre, a todo el hombre, a cualquier hombre. Ésta, puede ser entonces asumida y ofrecida, sin distinción alguna.

Tercero: El PSC tiene dos dimensiones que hay que tener en cuenta siempre: la ético­doctrinal y la práctico-histórica. Como puede apreciarse entonces no sólo es una teoría, sino exige necesariamente su experiencia. Ambos niveles interactúan en una retroalimentación virtuosa. Su experiencia, retroalimenta su comprensión, y viceversa. De esta forma, conforma una unidad de contenido y método. ¡Qué importante es este aspecto para el empresario! Pues su actividad, su empresa, lo que emprende pues, no es otra cosa que la oportunidad para salvarse (cumplir su fin), realizándola.

Cuarto: El PSC, entonces, combina una sabia tensión entre opuestos: es decir entre lo divino y lo que es históricamente cambiante; entre lo que es permanente y lo que puede ser abandonado; entre lo que es necesario y lo que es contingente. Así, conciliando los opuestos, es capaz de integrar un sistema, en donde a través de un dinamismo de vida, de sentido, va orientando procesos y generando bien, que no sólo su bien.

Quinto: El PSC pertenece a la Teología, y más precisamente a la Teología Moral. Esto implica reconocer que necesita de la hermenéutica propia de una Teología en relación con la praxis. Esta implicación, advierte que el problema está en acertar en la relación entre justicia evangélica y justicia práctica para la realización de la vida social. Entramos entonces en la gradualidad, es decir en la sucesión de lo que se debe, puede y quiere.

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Sexto: A través del PSC, la Iglesia entra en un diálogo de servicio con el mundo, no sólo de manera periférica, sino entabla una relación profunda como "sal de la tierra" (Mt. 5, 13) y como luz (Mt. 5, 14). Lo hace, a través del servicio de considerar, en todo momento, la dignidad de la persona humana como principio de orden social. Se basa en su origen, en la naturaleza de ser creado por Dios (RN 18, MM 214, 219), y en su destino, es decir en cuanto tiene un fin inmediato como es el cultivo, desarrollo y perfeccionamiento de todas sus facultades, en lo cual consiste su felicidad temporal (QA 118) y en cuanto tiene un fin último como es su participación en el designio de Dios (RN 15, 18, 30; QA 118; MM 214).

Séptimo: En este sentido el alma del PSC es el ser humano, ser inteligente y libre, sujeto de derechos y deberes (GS 7; RN 4 y 5; MM 208), capaz de autogobernarse (MM 55) y de ejercer su señorío sobre las demás criaturas (RN 30) y ordenado por su propia naturaleza a la sociedad (RN 35; QA 118; MM 60). Su opción es en favor de la dignidad y en contra de las esclavitudes y de las manipulaciones que surjan en el campo político y cultural. Todas las instituciones humanas (familia, escuela, empresa, matrimonio, asociación civil, sindicato, Estado, orden internacional, etc.), deben recuperar este principio rector.

Octavo: Con la luz del Evangelio, el PSC describe la raíz del desorden social y con claridad señala que la confrontación entre el mensaje evangélico y los signos de los tiempos generan una tensión entre continuidad y renovación, prueba de su perenne validez (SRS 3). En este punto, no puede olvidarse que la caridad en la verdad es la clave que permite no sólo el desarrollo humano, sino la encarnación de éste, gracias a la Fuerza del Amor Inteligente, que es el mismo Cristo, capaz de conciliar y renovar la tierra.

El PSC es pues, como diría nuestro querido maestro Efraín González Morfín, un gran tesoro. Que está escondido, sí, pues siguiendo la dinámica del "secreto Mesiánico", el continuo "no se lo digas a nadie" del mismo Jesús, debe ser conocido no desde el decir de otros, sino a través de la propia experiencia, a través de la voz de la conciencia en donde se manifiesta siempre el Sumo Bien.

De nueva cuenta felicito a nuestro Presidente, el Ing. Lázaro Tamez Guerra por esta iniciativa. Agradezco a Germán, y su equipo, su enorme empuje, y a Ustedes su atención.

Lo reitero, ¿qué otra Institución hay como la USEM-UNIAPAC, que pueda dar un servicio tan grande a la sociedad hoy? ¿Cómo no ver que durante más de cincuenta años, la Providencia no ha dejado de prepararnos para participar con plena conciencia, de este momento de Cambio de Época? Les pido, que todo esto lo lleven a la oración, al compromiso, a la fraternidad, al servicio.

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