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  • La contracultura ha sustituido casi por completo alsocialismo como base del pensamiento polticoprogresista. Pero si aceptamos que la contracultura esun mito, entonces muchsimas personas vivenengaadas por el espejismo que produce, cosa quepuede provocar consecuencias polticasimpredecibles.Asegurada la polmica tanto con los partidarios de NoLogo de Naomi Klein como con sus opositores, JosephHeath y Andrew Potter destrozan el mito que siguedominando el pensamiento poltico, econmico ycultural en el que se basan tanto el movimientoantiglobalizacin como el feminismo y el ecologismo.Estos jvenes profesores canadienses defienden quelas dcadas de rebelin contracultural no slo no hanservido para nada, sino que han resultadocontraproducentes para los fines que pretendanalcanzar. Nos hemos acostumbrado tanto a los ataquesde la derecha contra la contracultura que cuestaimaginar cmo sera una crtica desde la izquierda.En una narracin de gran alcance en la que se mezclanla historia de la cultura pop, el manifiesto poltico y elanlisis social, este libro se detiene en el nacimiento dela contracultura, en su espritu contrario a las normas,en la rebelin como signo de diferenciacin y elnacimiento del consumidor rebelde, en los

  • nacimiento del consumidor rebelde, en loscazatendencias, y en cmo reconciliarse con lamasificacin y transformar a los consumidores enciudadanos.Con sorprendente claridad, en Rebelarse vende sereivindica, desde la crtica contracultural, la necesidadde preocuparse ms por cuestiones de justicia yequidad para lograr autnticos avances sociales.

  • Joseph Heath y Andrew Potter

    Rebelarse vendeEl negocio de la contracultura

    ePUB v1.0Polifemo7 01.01.12

  • Ttulo original: The Retel Selt. Why The Culture Can 't BeJammedJoseph Heath y Andrew Potter, 2004.Traduccin: Gabriela Bustelo.Diseo/retoque portada: John Wiley & Sons, Ltd.

    Editor original: Polifemo7 (v1.0)ePub base v2.0

  • AgradecimientosQueremos dar las gracias en especial a Julie Crysler, ex

    editora de THIS Magazine, junto con Chris Bucci deHarperCollins en Canad y Marin Manneker de HarperCollinsen Estados Unidos. Gracias a Kevin Olson, June Clark, SeanSilcoff y Suzanne Board por sus tiles comentarios sobre eloriginal, y a Vida Panitch por su inestimable ayuda en lapreparacin del texto final. Sarmishta Subramanian nos ayud aponer en marcha el proyecto. Tambin queremos agradecer alSocial Science and Humanities Research Council de Canad elapoyo econmico que nos ha prestado.

    Nuestra mayor deuda intelectual es con Thomas Frank, elprimero en desarrollar la nocin de teora contracultural y endemostrar su importancia respecto al consumismo cool orebelde. Los ms importantes planteamientos de Frank sontan profundos que la mayora de sus lectores sencillamente nohan logrado entenderlos. En parte, este libro pretende corregiresa carencia.

    Antes de continuar, queremos hacer una aclaracin en

  • Antes de continuar, queremos hacer una aclaracin encuanto a nuestro mtodo de colaboracin. Aunque este libro lohemos escrito a medias, hemos preferido no usar la primerapersona del plural a partir de la introduccin. Aparte de que esenosotros nos suena un poco grandilocuente, los dos tenemosla costumbre de acompaar nuestros razonamientos conancdotas y recuerdos incompatibles con el uso del plural. Poreso hemos redactado el texto en primera persona del singular,que suena ms relajado, pero sin especificar cul de los dos estcontando la historia. Damos por hecho que al lector no le va aimportar demasiado saber cul de los dos llevaba el pelomorado y un aro en la nariz en 1988, cul tena un padre en elejrcito, cul de los dos creci en Saskatoon o en Ottawa, ocul cantaba Free to Be You and Me en el coro del colegio. Encualquier caso, no afecta al argumento del libro.

  • IntroduccinSeptiembre de 2003 fue un momento decisivo en la historia

    de la civilizacin occidental. Fue el mes en que la revistaAdbusters empez a aceptar pedidos de Black Spot, laszapatillas de deporte subversivas que fabrican ellos mismos. Apartir de ese da, nadie con dos dedos de frente sigui pensandoque existiera un enfrentamiento entre la cultura convencional y lacultura alternativa. A partir de ese da qued claro que larebelda cultural, tal y como la plantea la revista Adbusters, nosupone una amenaza para el sistema, sino que es el sistema.

    Creada en 1989, Adbusters es el buque insignia delmovimiento contracultural. Su filosofa mantiene que lapropaganda y la mentira imperantes en la sociedad actual, sobretodo como consecuencia de la publicidad, han convertido lacultura en un gigantesco sistema ideolgico diseado paravender el sistema. El objetivo de estos kamikazes es atascarla cultura, bloquearla trastocando los mensajes que reproducensus dogmas y obstruyendo sus canales de propagacin. Elmovimiento pretende producir un levantamiento poltico radical.

  • movimiento pretende producir un levantamiento poltico radical.En 1999, Kalle Lasn, director de Adbusters, mantena que elbloqueo cultural ser lo que los derechos civiles fueron en ladcada de 1960, el feminismo en la de 1970 y la proteccinmedioambiental en la de 1980.

    Pero hoy, cinco aos despus de su proclama, est usandola marca Adbusters para comercializar su propia lnea dezapatillas deportivas. Qu le ha pasado? Se ha vendido alsistema?

    En absoluto. Es esencial tener esto muy claro y, sobre todo,entenderlo. La revista Adbusters no se ha vendido, paraempezar porque no tena nada que vender. Nunca tuvo unadoctrina revolucionaria. Lo que defenda era sencillamente unaversin recalentada de la teora contracultural que la izquierda haabanderado desde la dcada de 1970. Y esta doctrina, lejos deser revolucionaria, ha sido uno de los motores del capitalismoconsumista durante los ltimos cuarenta aos.

    En otras palabras, lo que nos ofrece la revista Adbusters es,y siempre ha sido, el verdadero espritu del capitalismo. El casode las zapatillas de deporte es una mera constatacin de esehecho.

    Lasn describe su proyecto de las deportivas como unarompedora tcnica de marketing que quitar puntos a Nike. Sifunciona, sentar un precedente que revolucionar elcapitalismo. Pero cmo exactamente se supone que va arevolucionar el capitalismo? Reebok, Adidas, Puma, Vans y otramedia docena de compaas llevan dcadas intentando quitarpuntos a Nike. Eso se llama competir por hacerse con el

  • puntos a Nike. Eso se llama competir por hacerse con elmercado. Es decir, capitalismo en estado puro.

    Lasn defiende su proyecto de las deportivas alegando que sucalzado, frente al de sus rivales, no se va a fabricar con mano deobra ilegal, aunque se importe de Asia. Eso est muy bien. Peroel comercio justo y el marketing tico no son ideasrevolucionarias ni mucho menos, y desde luego no suponenningn tipo de amenaza para el sistema capitalista. Si elconsumidor est dispuesto a comprar ms caros unos zapatosfabricados por trabajadores felices o unos huevos puestos porgallinas felices, entonces comercializar ese tipo de productospuede ser rentable. Esta tcnica ya la han usado con enormexito The Body Shop y Starbucks, entre otros.

    *

    Los kamikazes de la cultura no son los primeros que intentandestruir el sistema alterando las pautas de consumo. Lacontracultura lleva cuarenta aosjugando a lo mismo, yobviamente no funciona. Los hippies expresaban su rechazo delconsumismo de la sociedad estadounidense con collares largos,sandalias y zuecos Birkenstocky el Volkswagen Escarabajo.Pero a partir de 1980 esa misma generacin la del amoruniversal y el poder de las flores protagoniz la reaparicindel consumo conspicuo ms flagrante de la historia de EstadosUnidos. Los hippies se hicieron yuppies. Y nada representabamejor la filosofa yuppie que el monovolumen, el coche que un

  • mejor la filosofa yuppie que el monovolumen, el coche que unlocutor describi adecuadamente como una comunidadparticular con ruedas. Pero cmo se pasa del VolkswagenEscarabajo al Ford Explorer? Parece ser que no es tan difcil.

    Resulta que los hippies no haban claudicado (por muchoque lo pareciera). La explicacin es ms sencilla. Lo que sucedees que la ideologa hippie y la yuppie es la misma. Nunca huboun enfrentamiento entre la contracultura de la dcada de 1960 yla ideologa del sistema capitalista. Aunque no hay duda de queen Estados Unidos se produjo un conflicto cultural entre losmiembros de la contracultura y los partidarios de la tradicinprotestante, nunca se produjo una colisin entre los valores dela contracultura y los requisitos funcionales del sistemaeconmico capitalista. Desde el momento en que naci, lacontracultura siempre tuvo un espritu empresarial. Reflejaba,como Adbusters, la autntica esencia del capitalismo.

    Los hippies se compraban el Volkswagen Escarabajo poruna razn fundamental: para demostrar que rechazaban a lasociedad de masas. Los tres grandes fabricantes de coches deDetroit llevaban ms de una dcada soportando duras crticaspor sacar al mercado vehculos deliberadamente obsoletos. Seles acusaba de renovar los modelos y diseos continuamente,obligando al consumidor a cambiar de coche para estar a laaltura del vecino. El coqueto pero intil alern pas a encarnar lopeor del depravado derroche consumista. Ante semejantepanorama, Volkswagen abord el mercado estadounidense conuna pregunta muy sencilla: Quieres demostrar a los dems queno formas parte del sistema? Compra nuestro coche!

  • no formas parte del sistema? Compra nuestro coche!Cuando los hippies empezaron a procrear, descubrieron que

    el viejo Escarabajo no daba la talla. Lo malo era que no estabandispuestos a comprar una ranchera familiar como la de suspadres. Haban tenido hijos, pero seguan considerndose unosinconformistas. Y el monovolumen tena precisamente esarebelda chic que buscaban. Su rasgo ms comercial era laversatilidad del todoterreno. Hasta el grupo de rock TheGrateful Dead alababa su traccin a las cuatro ruedas. Es decir,todos estaban de acuerdo en lo esencial: el sistema obliga alindividuo a avanzar en lnea recta por el carril de lahumanidad, pero el rebelde no puede sentirse atado. El rebeldenecesita su libertad. Tiene que saber que en cualquier momentopuede desviarse y empezar a seguir su propio camino.

    Y, teniendo esto en cuenta, el monovolumen es perfecto.Comunica un mensaje muy contundente: Yo no soy unfracasado con hijos que vive en el extrarradio. Mi vida es unaaventura. Proclama que su dueo no es un carca, ni una piezadel engranaje.

    Si a la generacin de 1960 le obsesionaban los coches, laGeneracin X parece haber tenido una fijacin con el calzado.Los zapatos siempre fueron una prenda bsica de la estticapunk, desde las botas militares y las deportivas Converse hastalas botas Doc Martens y Blundstone. Por eso el papel del malode la pelcula pas del sector del automvil al del calzado yqued en manos de la empresa Nike. Para los detractores de laglobalizacin, Nike representaba todo lo malo del naciente

  • capitalismo mundial.Como era de rigor, la campaa contra esta empresa tuvo

    momentos bochornosos. Durante las famosas revueltas deSeattle en 1999, los manifestantes destrozaron la tienda de Nikeen el centro de la ciudad, pero las imgenes de los asaltanteshundiendo a patadas el escaparate muestran que varios de ellosllevaban calzado de la marca que tanto odiaban. Pareceredundante opinar que quien considere a Nike el origen de todoslos males no debera llevar calzado de esa marca. Por otra parte,si miles de jvenes se niegan a comprar Nike, constituyen unmercado potencial para el calzado alternativo. Atentos a estefenmeno, Vans y Airwalk lograron aprovechar parte de larebelda chic asociada al monopatn para vender millones dedlares en calzado deportivo. Nada nuevo bajo el sol. Es lomismo de siempre. Y Adbusters slo quiere llevarse una partedel pastel.

    *

    Pero cmo va a ser transgresor vender calzado deportivo?Para comprender la respuesta, conviene fijarse bien en laprimera entrega de la triloga Matrix, Se ha escrito mucho sobrela filosofa Matrix, casi siempre errneamente. Para entenderla doctrina central hay que acudir a la escena de la primerapelcula en que el personaje Neo ve al conejo blanco. Cuandoda un libro a su amigo, en el lomo aparece el titulo Simulacraand Simulation,[1] de Jean Baudrillard.

  • and Simulation,[1] de Jean Baudrillard.Muchos crticos creyeron ver ah la idea central de Matrix.

    La pelcula retrata un complejo mundo ilusorio que engaa anuestro cerebro mediante unas mquinas sensoriales que nosconvencen de que vivimos e interactuamos en un mundo deobjetos fsicos, es decir, un experimento mental que sera unaversin actualizada del escptico Cmo sabemos que no loestamos soando?, de Ren Descartes. Esta interpretacin eserrnea. Matrix no pretende ser una representacin de undilema epistemolgico. Es una metfora de una idea poltica quetiene sus orgenes en la dcada de 1960. Parte de una idea quetuvo su mxima expresin en la obra de Guy Debord, elfundador no oficial de la Internacional Situacionista, y en la de sudiscpulo Jean Baudrillard.

    El marxista radical Debord escribi La sociedad delespectculo y fue uno de los principales instigadores de mayodel 68 francs. Su tesis era sencilla: el mundo en que vivimos noes real. El capitalismo consumista fagocita todas las experienciashumanas autnticas, las transforma en un producto consumible ynos las revende a travs de la publicidad y los medios decomunicacin. Convierte todos los componentes de la vidahumana en un espectculo en s mismo, es decir, un sistema desmbolos y representaciones gobernado por su propia lgicainterna. El espectculo sufre tal grado de acumulacin que seconvierte en una imagen, escribi Debord. En otras palabras,vivimos en un mundo de ideologa total en el que estamostotalmente alienados de nuestra naturaleza esencial. El

  • totalmente alienados de nuestra naturaleza esencial. Elespectculo es un sueo que se ha hecho necesario, es lapesadilla de la sociedad moderna, prisionera de s misma, quefinalmente expresa tan slo su necesidad de dormir.

    En semejante mundo, la tradicional preocupacin por laigualdad y la abolicin de la sociedad de clases se queda pasadade moda. En la sociedad del espectculo, el nuevorevolucionario debe buscar dos cosas: la conciencia del deseoy el deseo de la conciencia. Es decir, debemos hallar formas deplacer independientes de las necesidades que nos impone elsistema y debemos despertar de la pesadilla del espectculo.Como hace Neo, tenemos que elegir la pildora roja.

    En resumen, tratndose de rebelda y activismo poltico, esintil intentar cambiar los pequeos detalles del sistema. Quimporta quin sea rico y quin sea pobre? Qu importa quintenga derecho al voto y quin no? Qu importa quin tenga unmayor acceso a los empleos y las oportunidades? Todo ello esslo una ilusin efmera. Y si los productos son slo imgenes,a quin le importa que unas personas tengan ms y otrasmenos? Lo importante es reconocer que toda la cultura, toda lasociedad, es una pesadilla que debemos rechazar por completo.

    Evidentemente, esta idea tiene poco de original. Es una delas ms antiguas de la civilizacin occidental. En La Repblica,Platn comparaba nuestra vida terrenal con una cueva llena deprisioneros que, encadenados al suelo, slo ven sombrasreflejadas en la pared a la luz de una hoguera. Cuando uno delos prisioneros escapa y sale a la superficie, descubre que elmundo en que haba vivido era una pura ilusin. Regresa a la

  • mundo en que haba vivido era una pura ilusin. Regresa a lacueva para dar la buena nueva a sus compaeros, pero stossiguen enzarzados en sus mezquinas discusiones.Desconcertado, al recin liberado le resulta difcil tomarse enserio todos estos tejemanejes polticos.

    Siglos despus, ios primeros cristianos se valdran de estahistoria para explicar la crucifixin de Jess. Antes de estesuceso, se daba por hecho que la llegada del Mesas supondrala creacin del reino de Dios en la Tierra. Como es de suponer,la muerte de Jesucristo acab con estas expectativas. Por tanto,algunos de sus seguidores optaron por reinterpretar estos hechoscomo una seal de que el verdadero reino no deba de estar eneste mundo, sino en el ms all. Mantenan que Jesucristo habaresucitado para comunicar esta noticia, como el prisionero dePlatn que regresaba a la cueva.

    As que la idea de que vivimos en un mundo ilusorio no esnueva. Lo que s cambia, sin embargo, es la mentalidad populara la hora de afrontar este engao. Platn no tena ninguna dudade que liberarse implicaba dcadas de estudio y reflexinfilosfica. Para los cristianos era an ms difcil: slo la muertenos daba acceso al verdadero mundo ulterior. Sin embargo,Debord y los situacionistas opinaban que el velo de la ilusin sepoda traspasar mucho ms fcilmente. Bastara con una ligeradisonancia cognitiva, una seal de que algo no funcionaba en elmundo que nos rodea. Esto lo poda producir una obra de arte,un acto de protesta o incluso una prenda de ropa. SegnDebord, las alteraciones con el ms bajo y efmero de losorgenes son las que finalmente han trastocado el orden del

  • orgenes son las que finalmente han trastocado el orden delmundo.

    Y precisamente de aqu surge la idea del bloqueo cultural. Elactivismo poltico tradicional es intil. Equivale a intentarreformar las instituciones polticas incluidas en la trama deMatrix. Qu sentido tendra? Lo que realmente tenemos quehacer es despertar a las personas, desenchufarlas, liberarlasde la tirana del espectculo. Para lograrlo tenemos que produciruna disonancia cognitiva. Mediante actos simblicos deresistencia, debemos sugerir que en el mundo hay cosas que nofuncionan.

    Uno de estos actos es el de la zapatilla deportiva BlackSpot.

    Dado que la cultura no es ms que ideologa, la nicamanera de liberarse y liberar a los dems es resistirse a la culturaen su totalidad. De ah nace la idea de la contracultura. En lapelcula Matrix, los habitantes de Sin son la versin actual delrebelde contracultural de la dcada de 1960. Son ellos los quehan despertado, los que se han liberado de la tirana de lasmquinas. Y, desde este punto de vista, el enemigo es todoaquel que se niegue a despertar, que insista en someterse a lacultura. En otras palabras, el enemigo es la sociedadconvencional.

    El personaje Morfeo resume perfectamente la teoracontracultural al describir la matriz: La matriz es un sistema,Neo. Y ese sistema es nuestro enemigo. Pero cuando estsdentro y echas un vistazo a tu alrededor, qu ves? Empresarios,

  • profesores, abogados, carpinteros. Justo las personas cuyasmentes queremos salvar. Pero hasta que lo consigamos, siguenformando parte del sistema y por eso son el enemigo. Tienes queentender que la mayor parte de esta gente no est preparadapara que la desenchufemos. Y muchos de ellos estn tanacostumbrados, son tan patticamente dependientes del sistema,que lucharn por defenderlo.

    *

    En la dcada de 1960, los hippies declararon su implacableoposicin al sistema. Renunciaron al materialismo y la avaricia,rechazaron la censura y estandarizacin del macartismo y sepropusieron crear un mundo nuevo basado en la libertadindividual. Pero qu sucedi con tan buenas intenciones?Cuarenta aos despus, el sistema no parece haber cambiadomucho. En todo caso, el capitalismo consumista no slo hasobrevivido a varias dcadas de rebelda contracultural, sino queha salido fortalecido. Si Debord pensaba que el mundo estabasaturado de publicidad y medios de comunicacin a principiosde la dcada de 1960, qu hubiera opinado del siglo XXI?

    En este libro mantenemos que varias dcadas de rebeldaantisistema no han cambiado nada, porque la teora social enque se basa la contracultura es falsa. No vivimos en la matriz,ni tampoco vivimos en el espectculo. Lo cierto es que elmundo en que vivimos es mucho ms prosaico. Consiste enmiles de millones de seres humanos cada uno de ellos con su

  • miles de millones de seres humanos cada uno de ellos con supropio concepto del bien intentando cooperar con mayor omenor xito. No hay ningn sistema nico, integral, que loabarque todo. No se puede bloquear la cultura porque lacultura y el sistema no existen como hechos aislados. Lo quehay es un popurr de instituciones sociales, la mayora agrupadasprovisionalmente, que distribuyen las ventajas y desventajas dela cooperacin social de un modo a veces justo, peronormalmente muy injusto. En un mundo as, la rebeldacontracultural no slo es poco til, sino claramentecontraproducente. Adems de malgastar energa en iniciativasque no mejoran la vida de las personas, slo fomenta eldesprecio popular hacia los falsos cambios cualitativos.

    Segn la teora contracultural, el sistema se organiza sobrela base de la represin del individuo. El placer humano esinherentemente anrquico, indisciplinado, salvaje. Para tenercontrolados a los trabajadores, el sistema debe infundirnecesidades manufacturadas y deseos prefabricados, que a suvez pueden satisfacerse dentro de la estructura de la tecnocracia.El orden existe, pero a expensas de la infelicidad, la alienacin yla neurosis generalizada. Por tanto, la solucin est en recuperarnuestra capacidad de sentir placer espontneo mediante, porejemplo, la perversidad mltiple, o el teatro alternativo, o elprimitivismo moderno, o las drogas experimentales, o cualquierotra cosa que nos ponga las pilas. La contracultura considera ladiversin como el acto transgresor por excelencia. El hedonismose transforma en una doctrina revolucionaria.

  • Resulta extrao, entonces, que este tipo de rebeldacontracultural haya servido para consolidar el capitalismoconsumista? Si es as, ha llegado el momento de dar un repaso ala realidad. Divertirse no es transgresor, ni socava ningnsistema. De hecho, el hedonismo generalizado entorpece la laborde los movimientos sociales y hace mucho menos atractivos lossacrificios en nombre de la justicia social. En nuestra opinin, laizquierda progresista tiene que diferenciar su inters por osproblemas sociales de su teora contracultural, abanderando loprimero y abandonando lo segundo.

    En cuanto a la justicia social, todos los grandes logrosobtenidos en Norteamrica durante el ltimo medio sigloproceden de una reforma sistemtica llevada a cabo dentro delsistema. Tanto los movimientos pro derechos civiles como elfeminismo han beneficiado enormemente a determinadossectores desfavorecidos, al tiempo que la proteccin socialproporcionada por el Estado del bienestar mejoraba lascondiciones de vida de todos los ciudadanos. Pero estasmejoras no se han conseguido desenchufando a las personasde la red de ilusiones que gobierna sus vidas. Se deben a unlaborioso proceso de poltica democrtica basada en el debate,la investigacin, la coalicin y la reforma legislativa. ste nosparece el camino que hay que seguir.

    Puede que sea menos ameno, pero potencialmente es muchoms til.

  • Primera parte

  • 1.El nacimiento de la

    contracultura

    A primera hora de la maana del 8 de abril de 1994, llegun electricista para instalar un nuevo sistema de seguridad en unchalet con vistas al lago Washington, al norte de la ciudadestadounidense de Seattle. En el invernadero se encontr con eldueo de la casa, Kurt Cobain, muerto sobre un enorme charcode sangre. Cobain haba tomado una sobredosis mortal deherona, pero para no dejar cabos sueltos, se haba volado laparte izquierda de la cabeza con una escopeta Remington delcalibre 20.

    Cuando se difundi la noticia de la muerte de Cobain, noextra a casi nadie. Al fin y al cabo, se trataba del hombre quehaba sacado la cancin Me odio a m mismo y quieromorirme. Como cantante del grupo Nirvana, probablemente elms importante de la dcada de 1990, todo lo relacionado con

  • ms importante de la dcada de 1990, todo lo relacionado conl tena una inmediata repercusin meditica. Sus anterioresintentos de suicidio se haban hecho pblicos. La nota que habajunto a su cuerpo no dejaba lugar a dudas: Es mejor quemarseque irse apagando lentamente. Sin embargo, su muerte produjoun pequeo revuelo comercial basado en la teora de laconspiracin. Porque quin mat a Kurt Cobain?

    Por un lado, la respuesta es obvia. A Kurt Cobain lo matKurt Cobain. Pero el cantante de Nirvana tambin fue vctima deuna idea falsa: la teora de la contracultura. Aunque seconsideraba un msico punk, un rockero dedicado a hacermsica alternativa, haba vendido millones de discos. En granparte fue l quien propici que la msica antes denominadarock duro se rebautizara como grunge, una etiqueta muchoms comercial. Pero en vez de sentirse orgulloso, estapopularidad siempre le pareci algo de lo que avergonzarse.Tena mala conciencia por haberse vendido alasmultinacionales.

    Cuando el disco estrella de Nirvana, Nevermind, super enventas a Michael Jackson, el grupo se puso de acuerdo paraintentar disminuir su nmero de fans. El siguiente lbum, InUtero, contena msica deliberadamente oscura e inaccesible.Pero no sirvi de nada. El disco lleg al nmero uno en las listasestadounidenses.

    Cobain fue incapaz de conciliar su dedicacin a la msicaalternativa con el xito popular de Nirvana. Finalmente, elsuicidio debi de parecerle la nica manera de salir del impasse.

  • Prefiri abandonar (sin haberse vendido al sistema) antes queperder lo que le quedaba de integridad. Cualquier cosa con talde defender que la msica punk es la libertad. Por desgracia,Cobain no se plante la posibilidad de que todo su mundo fuesementira, es decir, que no exista la msica alternativa, ni el circuitoconvencional, ni la relacin entre msica y libertad, ni elconcepto de venderse a las multinacionales. Lo nico queexiste son las personas que hacen msica y las personas queoyen msica. Y cuando la msica que se hace es buena, la gentequiere escucharla.

    Por tanto, de dnde procede el concepto de loalternativo? De que hay que ser poco popular para serautntico?

    Cobain era un autodidacta que deca haberse educado en laescuela Msica Punk 101. Una gran parte de la filosofa punkconsista en rechazar lo que haban defendido los hippies. Frentea grupos como Lovin' Spoonful haba que or a Grievous BodilyHarm. Mucho mejores que los Rolling Stones eran ViolentFemmes, Circle Jerks y Dead On Arrival. Las crestas mejor queel pelo largo. Las botas militares mejor que las sandalias. Laaccin mejor que el satyagrafa.[2] Lo punk era lo no hippie.

    Cul era la explicacin de esta actitud hacia los hippies?No se trataba de que fuesen demasiado radicales, sinodemasiado tibios. Ellos s se haban vendido. Eran, como decaCobain, unos hippicritas. Para entenderlo, bastaba con ver lapelcula Reencuentro, de Lawrence Kasdan. Estaba claro. Loshippies se haban hecho yuppies. Yo slo me pondra una

  • hippies se haban hecho yuppies. Yo slo me pondra unacamiseta teida, deca Kurt Cobain, si estuviera hecha consangre de Jerry Garca[3].

    Al principio de la dcada de 1980, la msica rock era unaimitacin plida y abotargada de s misma. Se haba convertidoen un espectculo para los grandes estadios. La revista RollingStone era un complaciente instrumento comercial dedicado avender msica mala. Dada su dejadez, podemos imaginar lavergenza de Cobain cuando le ofrecieron salir en portada.Acept hacerlo, pero llevando una camiseta en la que ponaLAS REVISTAS DE MSICA CONVENCIONAL NOGUSTAN. Estaba convencido de que as iba de incgnito yevitaba venderse: Podemos disfrazarnos del enemigo parainfiltrarnos en la mecnica del sistema y fomentar supodredumbre desde dentro, sabotear el imperio fingiendo jugarsu juego, comprometernos slo lo suficiente para denunciar susmentiras. Y as los pendejos peludos, sudorosos, machistas ysexistas pronto se ahogarn en un pozo de semen y cuchillas deafeitar, indefensos ante la rebelda de sus hijos, la cruzadaarmada y desprogramada que avanza manchando los suelos deWall Street de escombros revolucionarios.

    Aqu vemos claramente que Cobain y el movimiento punkrechazaban casi todas las consignas procedentes de lacontracultura hippie, pero hubo una que se tragaron con anzueloy todo. La idea que aguant contra viento y marea fue la de lacontracultura en s. En otras palabras, pretendan hacerexactamente lo mismo que hicieron los hippies, con la diferenciade que no iban a venderse al sistema. Iban a hacerlo bien.

  • de que no iban a venderse al sistema. Iban a hacerlo bien.Hay leyendas que no mueren nunca. Uno ve repetirse el

    mismo ciclo sin parar, como un disco de hip-hop. Lacontracultura tiene el matiz romntico de la filosofa del gueto y labanda callejera. Los raperos de xito tienen que mantener sucredo callejero, tienen que seguir siendo autnticos. Vanarmados, procuran acabar en la crcel, hasta se meten en algntiroteo, con tal de demostrar que no son delincuentesprefabricados. As que adems de los muchos punks y hippiesmuertos, ahora tenemos un panten cada vez mayor de raperosmuertos. Se habla de la matanza de Tupac Shakur[4], como sihubiese sido una amenaza para el sistema. Eminem dice que sudetencin por posesin y ocultacin de un arma fue una movidapoltica para impedirle salir a la calle. La historia se repite una yotra vez.

    Esto no sera tan importante si slo afectase al mundo de lamsica. Por desgracia, la idea de la contracultura est tanincrustada en nuestro concepto del mundo que influyepoderosamente en nuestra vida social y poltica. Adems, se haconvertido en el modelo conceptual de toda la polticaizquierdista contempornea. De hecho, ha sustituido casi porcompleto al socialismo como base del pensamiento polticoprogresista. Pero si aceptamos que la contracultura es un mito,entonces muchsimas personas viven engaadas por el espejismoque produce, cosa que puede provocar consecuencias polticasimpredecibles.

  • *La idea de que los artistas deben enfrentarse a la sociedadconvencional es todo menos nueva. Tiene su origen en el sigloXVIII, en el movimiento romntico que extendi su influencia acasi todo el arte del siglo XIX. Su mxima expresin y msduradero xito comercial fue La Bohme, de GiacomoPuccini, un canto a esa decadencia parisina que hoy llamaramosun estilo de vida alternativo. En aquellos tiempos, un artistaque se preciara mora de tisis (de tuberculosis, paraentendernos), no de sobredosis o en una carrera callejera decoches. Pero para el caso, es lo mismo.

    Para comprender aquel temprano Romanticismo, hay quetener en cuenta el impacto que tuvo el descubrimiento del NuevoMundo, y concretamente las islas del Pacfico, sobre lamentalidad europea. Hasta entonces, Europa daba por hechoque la humanidad haba vivido desde el comienzo de la historiaen sociedades jerrquicas. La monarqua, la aristocracia y lasclases sociales formaban parte del orden natural de las cosas. Enel siglo XIII, Santo Toms de Aquino resuma una filosofa quese prolongara durante siglos:

    Todo lo que sucede en la naturaleza es bueno,porque la naturaleza siempre obra del mejor modoposible. La forma de gobierno clsica en la naturaleza esla norma del uno. Si tenemos en cuenta las partes del

  • la norma del uno. Si tenemos en cuenta las partes delcuerpo, veremos que una de las partes mueve todo elresto, a saber, el corazn. Si contemplamos las partesdel alma, veremos que una de las facultades gobiernasobre las dems: la razn. Igual les sucede a las abejas,que slo tienen una reina, y al universo en su totalidad,que slo tiene un Dios, creador y seor de todas lascosas. Esto no carece de motivo, pues una pluralidadsiempre se deriva de una unidad. Puesto que las obrasde arte imitan las obras de la naturaleza y una obra dearte es ms perfecta cuanto ms se asemeje a lanaturaleza, el mejor gobierno de las gentes ser porfuerza un gobierno nico.

    Quinientos aos despus, Jean-Jacques Rousseau estara deacuerdo con la primera lnea de este prrafo todo en lanaturaleza es bueno, pero rechazara el resto. Gracias aldescubrimiento del Nuevo Mundo, los filsofos como Rousseausupieron que haba personas que vivan sin jerarquas sociales,sin monarquas ni aristcratas hacendados y a veces incluso sinasentamientos ni ciudades. No tardaron mucho en deducir quetal deba de ser la condicin natural de la humanidad y que lasgrandes civilizaciones del mundo, con sus complicadas jerarquassociales y sistemas de privilegio, representaban una terribledistorsin del orden natural.

    De este modo, Rousseau lleg a la conclusin de que lasociedad era un gigantesco fraude, un sistema de explotacinque los fuertes haban impuesto a los dbiles. Estaba convencido

  • que los fuertes haban impuesto a los dbiles. Estaba convencidode que la supuesta civilizacin haba puesto grilletes a lospobres y fortalecido a los ricos, destruido sin remedio la libertadnatural, establecido para siempre las leyes de la propiedad y ladesigualdad, convertido la usurpacin en un derecho irrevocabley sometido a la humanidad entera al trabajo, el servilismo y lamiseria para enriquecer a un pequeo grupo de hombresambiciosos.

    Como crtica devastadora de la sociedad, no tienedesperdicio. Despus de leerla, Voltaire no pudo por menos deescribir a Rousseau: He recibido su ltimo libro contra lahumanidad y le doy las gracias por l. Jams se haba empleadotanta inteligencia en demostrar que somos todos idiotas. A uno leentran ganas, al leer el libro, de ponerse a andar a gatas. Perocomo hace ms de sesenta aos que perd esa costumbre, meentristece no poder retomarla. Tampoco puedo marcharme avivir con los salvajes del Canad, porque las enfermedades a lasque estoy condenado me obligan a disponer de un mdicoeuropeo.

    Sin embargo, pese a la trascendencia de sus palabras, laintencin de Rousseau no era condenar a la humanidad nirecomendar el regreso a la vida salvaje. Su obra sobre elcontrato social dejaba claro que no se opona al orden social ens ni al imperio de la ley. Se opona al modelo jerrquico quedicho orden haba adoptado en su propia sociedad. Lo que leenfureca era la perversin del orden natural y la subsiguienteexplotacin social.

  • Es decir, pese a lo devastador de su acusacin, la crtica deRousseau iba dirigida contra una clase social concreta a la queconsideraba enemiga: la aristocracia. Adems, consideraba a lapoblacin la gran masa como su aliada natural en la lucha.Los movimientos sociales que su obra desencaden (anteriores ycoetneas a la Revolucin Francesa) no fueron rebelionesanrquicas contra la sociedad en general. Iban dirigidosconcretamente contra las clases gobernantes (motivo por el cuala fines del siglo XVIII casi toda la aristocracia francesa estabamuerta u oculta).

    Incluso los anarquistas del siglo xix no eran realmenteanarquistas en el sentido moderno del trmino. No se oponan alorden social, ni eran individualistas. En muchos casos, ni siquieraqueran eliminar el Estado. Simplemente se oponan a laimposicin del orden social por la fuerza y al militarismo delprimer Estado-nacin moderno surgido en Europa. La premisams radical del Catecismo revolucionario de Mijal Bakunin,uno de los documentos bsicos del anarquismo poltico, defiendeel federalismo voluntario como principio de la organizacinnacional, junto con el sufragio universal de ambos sexos. Dehecho, el clebre anarquista Bakunin fue el primero en hablar delos Estados Unidos de Europa.

    Por tanto, aunque se condenara el trasfondo manipulador dela sociedad en su conjunto, nadie tena dudas en cuanto a quincontrolaba a quin. En los siglos XVIII y XIX, el objetivo de losactivistas y pensadores radicales no era eliminar el juego, sinonivelar el terreno donde se desarrollaba la accin. De ah el

  • nivelar el terreno donde se desarrollaba la accin. De ah elcarcter marcadamente populista que tena la poltica radical delprimer periodo moderno. El objetivo era espolear a las masascontra sus gobernantes.

    Pero en la segunda mitad del siglo xx, la poltica radical dioun giro significativo. En vez de un aliado, se empez a consideraral pueblo como un ente sospechoso. En poco tiempo el puebloes decir, la sociedad convencional pas a ser el problema,no la solucin. Mientras que los grandes filsofos de laIlustracin haban despotricado contra la obedienciatachndola de actitud servil impulsora de la tirana, los radicalesempezaron ajuzgar la conformidad como un vicio muchomayor.

    En la historia de esta extraordinaria inversin est la clavepara entender el origen del mito de la contracultura.

    *

    Las denominadas revoluciones burguesas del siglo XVIIIfomentaron la eliminacin gradual de los privilegios aristocrticosen Europa y, sobre todo, en Estados Unidos. Pero en vez deabolir la explotacin social por completo, se limitaron a sustituiruna clase dominante por otra. En vez de campesinos gobernadospor una aristocracia terrateniente, surgi una franja social detrabajadores a las rdenes de los capitalistas que controlaban losbienes de produccin. Cuando la incipiente economa demercado empez a generar volmenes insospechados de

  • riqueza, el dinero sobrepas a la propiedad de tierras y laalcurnia como motivo de privilegio.

    La naturalezajerrquica de esta sociedad emergente eraobvia. En el siglo xix, pareca claro que el capitalismo acabaradividiendo a la sociedad en dos clases antagnicas. La divisinentre ricos y pobres era tan flagrante como lo es hoy en muchospases subdesarrollados. La mayora de las personas tena queganarse el pan, es decir, pasar muchas horas trabajando en unafbrica en psimas condiciones para vivir en la miseria msabsoluta. Pero tambin existan personas que rentabilizaban eltrabajo ajeno, disfrutando de los enormes beneficios queproducan sus inversiones. Y entre ambos sectores no habaprcticamente nada.

    Sin embargo, aunque pudiera parecer que las masas habanintercambiado una forma de explotacin por otra, haba unadiferencia bsica entre la sociedad de clases que surgi de lasrevoluciones burguesas y la jerarqua aristocrtica que laprecedi. Al contrario que los campesinos, literalmenteobligados a permanecer en la tierra y trabajar para su seor, losmiembros de las clases trabajadoras eran formalmente librespara hacer lo que quisieran. Ya no estaban ligados a la tierra;tenan libertad para deambular cuanto quisieran, vivir dondequisieran y aceptar cualquier trabajo disponible o conveniente.Es decir, la explotacin social inherente a las sociedadescapitalistas asuma un carcter del todo voluntario. Cuando untrabajador sufra un accidente en la fbrica o la mina, el dueopoda zafarse de la responsabilidad diciendo; Nadie le oblig a

  • poda zafarse de la responsabilidad diciendo; Nadie le oblig aaceptar el trabajo. Saba el riesgo que corra.

    No faltaron las crticas condenando la explotacin y elsufrimiento que trajo el primer capitalismo. Pero todas topabancon un problema fundamental. Si las condiciones eran tanterribles, por qu las clases trabajadoras parecan dispuestas asoportarlas? Al principio, los socialistas revolucionariosarengaron a los asalariados para que se hicieran con el controlde las fbricas donde trabajaban. Pero, curiosamente, nolograron convencerles y esto requera una explicacin. Al fin y alcabo, si controlar los medios de produccin iba a beneficiarclaramente a las clases trabajadoras, por qu no se ponan aello?

    Aqu hizo su aparicin Karl Marx con su famosa crtica a laideologa. Segn Marx, la clase trabajadora era vctima de unailusin, que l llamaba fetichismo de la mercanca. En vez deconcebir la economa como una relacin esencialmente socialentre una serie de individuos, la vean como un mercadogobernado por un sistema de leyes naturales. En su errneaopinin, los precios y los salarios suban y bajaban por puroazar. Perder un empleo era simple mala suerte, como versesorprendido por una tormenta. Los vaivenes del mercadodependan de fuerzas ajenas a nuestra voluntad. Es decir, si lossueldos bajaban o suba el precio del pan, no se poda culpar anadie.

    Para Marx, esta materializacin de las relaciones socialeshaba llegado a tal punto que a los trabajadores les alienaba suactividad laboral. Vean su trabajo simplemente como un medio

  • actividad laboral. Vean su trabajo simplemente como un mediopara llegar a otros fines. El capitalismo haba creado un pas deobreros obsesionados con el reloj. Segn Marx, las clasestrabajadoras no queran hacer activismo poltico porque estabancompletamente engaadas por este cmulo de ideas falsas. Sinsaberlo, con su fetichismo consumista y su alienacin laboralapuntalaban la ideologa capitalista. Adems, todo ello sucedadentro de los parmetros del cristianismo tradicional, queprometa a los trabajadores un paraso en el ms all, siempreque se portaran bien en el ms ac. En otras palabras, la religinera el opio que haca tolerable el sufrimiento obligatorio.

    Basndose en este diagnstico del problema, el socilogomarxista no pretenda implicarse directamente en la salvacinde la clase trabajadora. Adems, los comunistas y los socialistasa menudo eran mal recibidos en las fbricas. Por eso haba queradicalizar a los trabajadores antes de poder organizarlosapelando a su conciencia de clase. Esto implicaba emanciparlosdel dominio de la ideologa burguesa. Haba que cambiarles lamentalidad para hacerles conscientes de sus propios intereses .Slo al liberarlos de lajaula mental en que estaban prisionerospodran empezar a serrar las rejas de la autntica jaula social.

    Por desgracia, la clase obrera result de lo msdecepcionante. En vez de conspirar para derrocar el capitalismo,los trabajadores queran beneficios materiales, como sueldosms altos y seguros mdicos. Desde la perspectiva marxista,este tipo de reformismo no abordaba ninguno de los asuntosfundamentales. De momento, los trabajadores se estabanlimitando a cambiar la decoracin de su jaula, pero en cuanto

  • limitando a cambiar la decoracin de su jaula, pero en cuantojuzgaran su situacin ms objetivamente, era inevitable queacabaran por rebelarse.

    Sin embargo, al ir avanzando el siglo xx, este diagnsticoresultaba cada vez menos convincente. Por ejemplo, la renuenciainicial a conceder el voto a los trabajadores se basaba en lasuposicin mantenida por las clases dirigentes europeas yestadounidenses de que sin duda procuraran expropiar a lasclases pudientes. En otras palabras, usaran el voto para usurpara los ricos sus propiedades. Sin embargo, esto no sucedi. Lostrabajadores votaron a favor de la reforma, no de la revolucin.

    Tras la Revolucin Rusa, resultaba an ms difcil entendereste peculiar comportamiento altruista de los trabajadores,procedente de su fetichismo de la mercanca. Cmo podanpensar que el capitalismo era natural e inalterable cuando lahistoria de la Unin Sovitica demostraba claramente que eraoptativo? Los rusos haban demostrado que los trabajadores, siqueran, podan librarse del sistema capitalista y sustituirlo con elque eligieran. Adems, hasta la dcada de 1960 no termin deperfilarse la eficacia o ineficacia de cada sistema econmico. Enlos primeros tiempos de la Unin Sovitica, poda dar laimpresin de que el comunismo iba a generar una mayor riquezaque el capitalismo. Por lo tanto, cmo se explicaba la pasividadde las clases trabajadoras europeas y estadounidenses?

    El capitalismo era un hueso ms duro de roer de lo quemuchos izquierdistas pensaban. Para obviar la posibilidad de quea los trabajadores les pudiera gustar el capitalismo, los tericos

  • a los trabajadores les pudiera gustar el capitalismo, los tericosmarxistas optaron por remozar la teora de la ideologa. En ladcada de 1920, por ejemplo, Antonio Gramsci argumentabaque el capitalismo engaaba ideolgicamente a las clasestrabajadoras, no a base de datos falsos sobre el funcionamientode la economa, sino estableciendo una completa hegemonacultural, que a su vez reforzaba el sistema. Gramsci llegaba asugerir que toda la cultura literatura, msica, pintura era unreflejo de la ideologa burguesa que la clase trabajadora debarechazar para poder emanciparse. Defenda la necesidad decrear una nueva cultura.

    Inicialmente este argumento cay en saco roto. CuandoMarx mantena que el Estado era simplemente el comitejecutivo de la burguesa, la cosa ya sonaba a paranoia. La ideade que la burguesa pudiera tener controlada toda la culturapareca aun ms disparatada. Cmo iba a ser un timo lacultura? Costaba creer que pudiera organizarse un fraude desemejante tamao.

    Sin embargo, todo el asunto cobr credibilidad con eladvenimiento de la Alemania nazi.

    *

    Es imposible entender la evolucin histrica del siglo xx sinaceptar el enorme impacto que tuvo el nazismo y sobre todoel Holocausto sobre el pensamiento poltico occidental. Elcaso alemn sirvi para constatar que una poltica errnea puedegenerar cosas mucho peores que un mal gobierno. Puede

  • generar cosas mucho peores que un mal gobierno. Puedeprovocar una pesadilla hecha realidad.

    Los griegos y los romanos ya eran conscientes de que elpoder absoluto afectaba al estado mental del tirano. En LaRepblica, Platn sostena que la tirana revela esa parte delalma que habitualmente

    slo se despereza durante el sueo, cuandoduerme el resto del alma, la parte razonable, tierna ypoderosa []. Entonces la parte salvaje, llena decomida y bebida, abandona el sueo y procura hallaruna manera de satisfacerse. Sabemos que en esemomento nada puede detenerla, ajena ya al freno de lavergenza o la razn. Es capaz de tener trato carnal conuna madre, pongamos por caso, o con cualquier otroser, tanto si es hombre como deidad o bestia. Cometerlos ms viles asesinatos y no habr comida que lerepugne. En una palabra, no hay locura o desatino que learredre.

    Sin embargo, lo que los europeos vieron en el nazismo eramucho ms escalofriante que estas antiguas formas de tirana. Siantao la locura slo afectaba al propio tirano, y quiz a sucrculo ms ntimo, en Alemania pareca haberse vuelto loco elpas entero. El nazismo tena todo el aspecto de una psicosiscolectiva. Qu otro nombre puede darse a una sociedad encuyos campos de concentracin se conservaba

  • cuyos campos de concentracin se conservababurocrticamente hasta el ms nimio detalle sobre el oro de losempastes que llevaban las personas exterminadas?

    Siempre se ha sabido que las masas pueden ser peligrosas.En plena revolucin, hasta los ciudadanos ms cumplidoressaquearn y robarn. Las gentes ms apacibles gritarn pidiendosangre y venganza al verse rodeadas de hordas que piden lomismo. Los sentimientos son altamente contagiosos. Un grupode personas rindose hace que todo parezca ms gracioso. Ungrupo de personas furiosas produce un efecto paralelo. Por lotanto, es frecuente que un individuo se comporte de formaalocada o contraria a sus costumbres habituales si formaparte de una gran masa de personas.

    Adems, es extremadamente difcil enfrentarse a lasopiniones o sentimientos de un grupo. La psicologa de masasimpone la conformidad. Un ejemplo de ello es la tirana impuestapor el pblico del tpico programa de entrevistas en la televisin.Slo unas ideas concretas, expresadas de una manera concreta,son aceptadas por la masa. De ah la fuerte presin psicolgicaque sufren los participantes, convertidos en autnticas vctimas.Como deca en el siglo xix Charles Mackay en su conocido libroExtraordinary Popular Delusions and the Madness ofCrowds [Los extraordinarios delirios populares y la locura delas multitudes]: Es cierto que los hombres piensan en masa; y secomprobar que enloquecen en masa, pero slo recuperan lacordura lentamente y de uno en uno.

    En la segunda mitad del siglo xix, a los europeos lesfascinaban estas modalidades de comportamiento colectivo.

  • fascinaban estas modalidades de comportamiento colectivo.Libros como el citado de Mackay y La psicologa de lasmasas de Gustave Le Bon fueron enormemente populares. Sinembargo, la locura colectiva tenda a considerarse como algotransitorio. Los delirios compartidos reciban el nombre demoda o capricho. El grupo se imbua de un sentimientopasajero que desapareca tan deprisa como haba llegado.Despus de una conducta disparatada, llegaba elarrepentimiento.

    Lo que caracteriz a la Alemania nazi fue una mentalidadcolectiva de alcance desconocido y extraordinaria duracin.Segn un destacado historiador, los nazis lograron hacersemejante atrocidad inslita en la historia de la Humanidadgracias a su empleo de los medios de comunicacin. Lapropaganda radiofnica nazi, concretamente, llegaba a millonesde hogares.

    En otras palabras, con la Alemania nazi naci lo que despusse llamara la sociedad de masas. Tradicionalmente, las tiranashaban tenido un carcter elitista. El pueblo deba obedecer alpoder establecido y mantenerse ajeno a la poltica. Sin embargo,los gobiernos totalitarios modernos movilizaban a las masas. Enun arrebato entusiasta, el pueblo se converta en una fuerzadictatorial por derecho propio. Para ello fue fundamental lainvencin de los medios de difusin que, combinados con lastcnicas propagandsticas modernas, permitan al Estado cultivary reproducir a lo grande un fanatismo y un conformismo que slosuelen verse a pequea escala. As naci la sociedad de masas,

  • suelen verse a pequea escala. As naci la sociedad de masas,hija ilegtima de los medios de difusin y la psicologa colectiva.

    Para observar cmo los medios pueden producir el contagiomasivo de un sentimiento, basta con encender la televisin oescuchar un programa de radio. La clsica comedia televisivasuele tener lo que llamamos risa enlatada y los programas deentrevistas tienen un pblico en el estudio, precisamente porqueor a la gente rerse nos induce a la risa. El efecto funciona tantosi la risa procede de personas que estn en la misma habitacincomo si nos llega a travs de un medio de difusin. De igualmodo, las emisoras de radio emplean un conocido sistema paraindignar o escandalizar. El enfrentamiento entre un presentador yun invitado es muy eficaz si se busca generar y mantener unareaccin emocional compartida.

    El nazismo, obviamente, fue una versin desorbitada de estefenmeno. Pero en la Unin Sovitica, Stalin demostr que lastcnicas propagandsticas podan usarse al servicio de unaideologa diferente. En su libro 1984, George Orwell creaba unaversin algo suavizada de esta pesadilla totalitaria, sugiriendoque una sociedad poda ejercer un mayor control psicolgico ymanifestar mucha menos violencia en su intento de adoctrinar alas masas. Es decir, el totalitarismo poda gobernar nuestra vidacotidiana de una manera mucho ms sutil.

    Esta preocupacin se increment dramticamente con lahisteria anticomunista de la dcada de 1950. En 1951, cuandoveintin prisioneros de guerra estadounidenses desertaron,pasndose al bando de Corea del Norte, el periodista EdwardHunter acu el trmino lavado de cerebro para describir el

  • Hunter acu el trmino lavado de cerebro para describir elproceso de control mental y reeducacin asociado a losregmenes comunistas. El concepto se hizo enormemente populary empez a usarse retroactivamente para describir las tcnicasusadas por los nazis alemanes. En su libro La conquista de lamente humana, publicado en 1957 y considerado un clsico,William Sargant argumentaba que Hitler se haba valido delfervor inducido y el hipnotismo colectivo para espolear a lasmasas.

    El ejrcito estadounidense y la CIA tardaron poco enreaccionar. Al director de la CIA Alien Dulles le interesabaespecialmente el asunto y encarg un informe especial sobre lastcnicas de lavado de cerebro que usaban los chinos y lossoviticos. La CIA empez a hacer experimentos conprisioneros coreanos e ingenuos voluntarios estadounidensespara perfeccionar sus tcnicas de manipulacin. Como todo esteproceso de investigacin se haba hecho pblico, enseguidasurgieron crticas contra el gobierno estadounidense, acusado delavar el cerebro no slo al enemigo, sino tambin a lapoblacin civil. El libro que escribri Vance Packard en 1957contra la industria publicitaria, Las formas ocultas de lapropaganda, giraba precisamente en torno a esta cultura de laparanoia. Packard mantena que el consumidor estaba expuestoa una publicidad subliminal, avivando el miedo colectivo queproduca la idea del control mental. La sospecha suscit talpnico que se tard tres dcadas en desmitificarla.

    Todo esto, sumado a la histeria anticomunista, gener unrecelo an mayor en la poblacin de los triunfantes pases

  • recelo an mayor en la poblacin de los triunfantes pasesaliados ante el posible avance del totalitarismo. Ahora nosresulta fcil volver la vista atrs y alegar que su inquietud eraexagerada. Por supuesto que estos pases no perdieron ningunade sus libertades bsicas a la larga, pero en aquel momento eradifcil barruntarlo. En concreto, el miedo a la manipulacinpsicolgica que pudiera haber tras la propaganda produjo uninmediato temor a la publicidad y a los medios de difusin.Incluso prescindiendo de la televisin, la incorporacin en lapublicidad escrita de elementos visuales como el dibujo, lafotografa y el diseo grfico pareca tener la intencin al igualque la propaganda de Hitler de soslayar la capacidad racionaldel lector e impactar directamente en el plano emocional. Laposibilidad de semejante nivel de manipulacin era inquietante.

    Por tanto, fueron muchos los que vieron un nexo entre elcapitalismo moderno y el fascismo (al fin y al cabo, el nazismoera el hijo endemoniado de la sociedad y la cultura europeas;no pareca disparatado sugerir que las mismas corrientes quehaban generado el fascismo en Alemania e Italia pudieran latirocultas en Inglaterra, Francia y Estados Unidos). A ojos demuchos, las democracias occidentales eran variantes sutiles delsistema fascista bsico.

    El bosquejo de esta teora ya exista mucho antes de laguerra. En 1932, Aldous Huxley planteaba en Un mundo felizuna sociedad distpica donde se haba alcanzado la felicidadabsoluta a travs de la manipulacin total. Situada en el ao 632d. F. (despus de Ford), Huxley imaginaba un mundo donde la

  • d. F. (despus de Ford), Huxley imaginaba un mundo donde lamanipulacin gentica ha producido una clase trabajadoraplenamente satisfecha con su papel servil. Mientras tanto, laociosa clase alta se atiborra de soma, una droga que embota elcerebro, produce una difusa sensacin de bienestar y anula lacuriosidad. La individualidad se suprime tanto literal comofiguradamente, porque todos los miembros de la sociedad sonclones.

    En plena posguerra, la izquierda achacaba el escaso brorevolucionario de la clase trabajadora a una manipulacinsemejante a la ideada por Huxley. A diferencia de la religin,que aseguraba el paraso tras la muerte, la publicidad nosprometa un paraso a la vuelta de la esquina. Bastaba concomprar un coche nuevo, una casa en las afueras o unelectrodomstico eficaz. Los productos de consumo se habanconvertido en el nuevo opio del pueblo, el autntico soma.Para los marxistas la publicidad no se limitaba a promocionarproductos concretos, sino que era propaganda del sistemacapitalista. Potenciaba el recin descubierto consumismo, unaespecie de conformismo colectivo propagado a travs de losmedios de difusin. Al esclavizar la individualidad y laimaginacin, el consumismo produca un simulacro de felicidad eimpeda a la clase trabajadora apreciar la vida en toda sudimensin o imaginar un mundo mejor.

    Con el surgimiento de la publicidad en la dcada de 1950, lateora de la hegemona de Gramsci volvi a tener sentido.Antes de la guerra, aquello de que toda la cultura estabaorquestada y programada por la burguesa sonaba a una teora

  • orquestada y programada por la burguesa sonaba a una teorade la conspiracin. Exactamente cmo lograba la burguesamontar algo semejante? Pero en la posguerra, la respuestapareca evidente: bombardeando a la clase trabajadora conpublicidad, transmitiendo el falso mensaje de que acumularproductos equivala a ser feliz. De repente, que toda la culturapudiera ser un sistema ideolgico empez parecer posible. Al finy al cabo, los nazis haban hecho un lavado de cerebro absolutoa los alemanes. Por qu nos bamos a librar los dems? Y siefectivamente ramos vctimas de una manipulacin semejante,cmo bamos a ser conscientes de ello?

    A principios de la dcada de 1960, Stanley Milgram,catedrtico de Psicologa en la Universidad de Yale, hizo unaserie de experimentos que confirmaron los peores temores demuchos en cuanto a la relacin entre el fascismo y la democraciamoderna. Como revelaba el nombre de su proyecto, a Milgramle interesaban la obedienciay la responsabilidad individual. Suobjetivo era determinar hasta qu punto era flexible unciudadano medio sometido a un gobierno autoritario. Uno de susexperimentos era bastante sencillo: dos individuos acudan a sulaboratorio, aparentemente para participar en un estudio sobre lamemoria y el conocimiento. Uno haca de alumno; el otro, deprofesor. El alumno pasaba a una habitacin donde se le atabacon correas a una silla y se le conectaba un electrodo a lamueca. Mientras tanto, el profesor se sentaba ante una granmquina llamada Generador de descargas elctricas tipo ZLB.El aparato tena una serie de palancas denominadas de izquierdaa derecha Descarga leve, Descarga moderada, Descarga

  • a derecha Descarga leve, Descarga moderada, Descargafuerte, hasta llegar a Peligro: descarga potente y por ltimo ados palancas etiquetadas con un sencillo pero siniestro XXX.Al alumno se le explicaba que deba memorizar varias listas depalabras pareadas y que si se equivocaba, el profesor leaplicara una descarga breve que ira aumentando sucesivamentede intensidad.

    El proyecto experimental era de hecho un complicadomontaje. El verdadero protagonista era el profesor y elobjetivo del experimento no era estudiar el efecto del castigosobre la memoria, sino comprobar la capacidad de una personacorriente para hacer sufrir a una vctima inocente y angustiada. Elalumno era falso y las descargas elctricas no eran tales.

    Los resultados fueron verdaderamente inslitos. Aunque elalumno haca bien patente su sufrimiento (con gritosdesesperados y quejas sobre un dolor en el pecho), el profesorsegua haciendo preguntas y aplicndole descargas elctricas, amenudo sin obtener respuesta alguna por parte del alumno (queen realidad era un actor). Milgram se qued atnito: ms de lamitad de los estadounidenses de New Haven, una tranquilaciudad del estado de Connecticut, parecan dispuestos aelectrocutar a un conciudadano hasta dejarlo inconsciente oincluso producirle la muerte, slo porque un hombre vestido conbata blanca les haba dado instrucciones de hacerlo.

    Cuando los resultados del experimento se hicieron pblicos,muchas personas se escandalizaron al plantearse la legitimidadtica de la investigacin (que hoy en da sigue generando

  • polmica). Pero pasando esto por alto, qued claro queMilgram haba aplicado una Descarga fuerte a nuestras ideaspreconcebidas sobre la condicin humana y la naturaleza delmal. De sus experimentos sac las siguientes conclusiones: Unapersona corriente que cumple con su trabajo y no pareceespecialmente hostil puede convertirse en el agente ejecutor deun terrible episodio destructivo. Adems, pese a la naturalezadaina de un acto incompatible con los criterios ticos mselementales, pocas personas parecen tener la suficiente enterezapara resistirse a la autoridad.

    Esta reflexin se parece mucho a las que hace HannahArendt en su libro de 1963, Eichmann en Jerusaln, sobre lamentalidad de Adolf Eichmann, el funcionario nazi responsablede aplicar la solucin final. Cuando investigaba el juicio deEichmann para el New Yorker, Arendt lleg a la conclusin deque la acusacin se equivocaba al intentar retratarlo como unmonstruo sdico cuando slo se trataba de un burcrata simplny meticuloso que pasaba horas en su despacho revisandopapeles y acatando rdenes. En otras palabras, era unconformista. Milgram concibi su experimento precisamentepara poner a prueba la tesis de Arendt sobre lo que elladenominaba la banalidad del mal.

    En aquel momento, Arendt estaba recibiendo duras crticaspor atreverse a sugerir que un nazi como Eichmann pudiera serotra cosa que el demonio encarnado. Los experimentos deMilgram ayudaron enormemente a silenciar estas detracciones ya integrar el concepto de banalidad del mal en nuestro estudio

  • a integrar el concepto de banalidad del mal en nuestro estudiode la naturaleza humana. Milgram tambin contribuy a hacerms crebles los crecientes paralelismos entre el fascismo y lasociedad de masas estadounidense. El conformismo se estabaconvirtiendo velozmente en uno de los pecados capitales denuestra sociedad.

    Para la cultura popular, la sociedad de masas siempre serlo que era Estados Unidos en la dcada de 1950. Es decir, unmundo de familias perfectas, verjas pintadas de blanco, cochesrelucientes y parejas de novios casaderos, pero tambin unmundo de absoluto conformismo donde la felicidad se lograba aexpensas de la individualidad, la creatividad y la libertad. En estemundo, como diran los fallecidos hermanos Kennedy, la libertadantao exigida se haba hecho obligatoria.

    La pelcula Pleasantville critica la sociedad de masas conun argumento cinematogrfico bastante pintoresco. Narra lahistoria de dos jvenes de hoy que viajan en el tiempo hastallegar a la poca de las tpicas series televisivas de la dcada de1950. Y resulta que todo parece perfecto: siempre hace sol, elequipo local nunca pierde y no existen la pobreza, el crimen, ni lacorrupcin. Todo sale siempre bien. Sin embargo, esta felicidadse obtiene a costa de una uniformidad total. Los habitantes de laciudad ignoran alegremente la existencia de cualquier mundoajeno a su ciudad. Los libros que llenan las estanteras estn enblanco. Todos cenan pastel de carne, noche tras noche. Nadacambia jams. El mundo entero est atrofiado.

    Para reflejar el drama de la ciudad de Pleasantville, el filmretrata la dcada de 1950 en blanco y negro. Pero como los dos

  • retrata la dcada de 1950 en blanco y negro. Pero como los dosjvenes de nuestro mundo inevitablemente contaminan la paz ytranquilidad con sus nuevas ideas y costumbres, el mundoblanquinegro empieza a iluminarse con fogonazos de color: unarosa roja, un coche verde, un cuadro chilln. Lentamente, unopor uno, los habitantes de Pleasantville van tomando color alzafarse de sus ataduras mentales. Se liberan de una existenciaque es, literalmente, montona y gris.

    Estamos ante el concepto de la contracultura en todo suesplendor. La poblacin no se enfrenta a una clase dominante nia un sistema opresor que les empobrezca. El problema es queestn prisioneros en una jaula de oro y han acabado adorandosu propia esclavitud. La sociedad les controla al limitar suimaginacin y suprimir sus ms profundas necesidades. Parasolucionarlo, tendran que huir de la conformidad. Es decir,deben rechazar la cultura por completo. No les queda msremedio que crear una contracultura basada en la libertad y laindividualidad.

    Segn Theodore Roszak (cuyo libro de 1969 El nacimientode una contracultura dio a conocer la palabra contracultura),la sociedad entera se ha convertido en un complejo sistema demanipulacin, en una tecnocracia. El rigor de las mquinas ylas fbricas ha acabado dominando todas las facetas de la vidahumana. En una sociedad semejante, la poltica, la educacin, elocio, el entretenimiento, la cultura en su totalidad e incluso losimpulsos inconscientes [] se rebelan contra la tecnocracia. Sesaben vctimas de un escrutinio y una manipulacin puramentetcnicos. En semejantes circunstancias, la nica solucin es

  • tcnicos. En semejantes circunstancias, la nica solucin esrechazar conjuntamente tanto la cultura como la sociedad. SegnRoszak, los partidos tradicionales de izquierdas, incluyendo a loscomunistas y sindicalistas, se han convertido en los tteres de latecnocracia: Para acabar con esta nueva clase poltica, bastaracon rehacer las torres y torretas de la ciudadela tecnocrtica,creando as los cimientos del edificio que debe construirse.

    Conviene destacar la profunda reorientacin que estosupone para las tendencias polticas ms radicales. Lastradicionales inquietudes izquierdistas tales como la pobreza, elnivel de vida y el acceso a la asistencia mdica, se consideransuperficiales, pues slo forman parte de una reformainstitucional. A la contracultura, en cambio, le interesa lo queRoszak denomina la liberacin psquica de la clase oprimida.En su opinin, un modernillo que oye jazz en el local de modapuede convertirse en un crtico ms profundo de la sociedadmoderna que un defensor de los derechos civiles o una feministaque hace campaa para lograr una enmienda constitucional.

    *

    Si nos detenemos un instante, parece obvio que esta teoracontracultural resulta algo extraa. Al fin y al cabo, el defectoclsico del capitalismo sin duda el primero que plantea Marx es que explota a las clases obreras, generando pobreza ysufrimiento. En otras palabras, el gran problema del capitalismoes que priva a los trabajadores de sus bienes materiales. La

  • es que priva a los trabajadores de sus bienes materiales. Ladepauperacin del proletariado, como lo llamaba Marx.

    En este contexto, suena un poco raro eso de que la clasetrabajadora se ha vendido y que la abundancia de productos deconsumo es un mero opiceo usado para apaciguarlos eimpedirles ver cules son sus verdaderos intereses. Es comodecir que dar de comer a un nio no es alimentarlo, sinoaplacarlo para hacerle olvidar el hambre. Es precisamente estaincapacidad del sistema capitalista de proporcionar bienes a lostrabajadores lo que les da motivos para querer derrocar elsistema. Oponerse al consumismo equivale a criticar alcapitalismo por satisfacer demasiado a la clase obrera, que depura saturacin sera incapaz de salir a derrocar el sistema. Perola pregunta es inevitable: qu necesidad tiene de hacerlo?

    De hecho, Roszak reprocha a los estudiantes parisinos demayo del 68 que intentaran aliarse con los obreros franceses.Considera a la clase obrera un aliado poco fiable, ya que leinteresa personalmente que funcione el sistema de produccinindustrial. La piedra de toque sera determinar hasta qu puntoestn dispuestos los trabajadores a desmontar grandes sectoresde la estructura industrial con fines distintos de la eficiencia, laproductividad y el alto consumo. Seran capaces de olvidar lasprioridades tecnocrticas en pos de una vida ms sencilla, unritmo social ms pausado, un ocio elemental?

    Aqu vemos cmo los intereses tradicionales de la clasetrabajadora se ven reducidos a simples prioridadestecnocrticas. Pero Roszak puede estar cometiendo la simplezade intentar imponer los intereses de la clase intelectual y

  • de intentar imponer los intereses de la clase intelectual yacadmica libertad de imaginacin, una vida ms sencillaal resto de la poblacin (argumentando que no aceptarlos es servctima de la tecnocracia). Lo malo de creer que todos somosvctimas de una ideologa total es la imposibilidad de decidir qufactores apoyan o desmienten esta tesis.

    En cualquier caso, parece claro que a los trabajadores no lesinteresaba demasiado liberar su imaginacin. En vez de abarrotarlas galeras de arte y los recitales de poesa, han seguidoteniendo una aficin malsana por los deportes, la televisin y lasbebidas alcohlicas. Naturalmente, esto alimenta la molestasospecha de que al gran pblico le pueda gustar el capitalismo,que pueda realmente querer tener productos de consumo.Parece sugerir que la incapacidad del capitalismo para satisfacerlas necesidades profundas de la gente quiz no sea tan grave,sencillamente porque esas necesidades profundas no existen.En otras palabras, los acadmicos parecen haber confundido losintereses de su propia clase social con los intereses generales dela poblacin, dando por hecho que lo bueno para m es lobueno para la sociedad (ni mucho menos son los primeros encometer un error semejante!).

    La incmoda suposicin de que al gran pblico puedagustarle el capitalismo se ve reforzada por la constatacin de quela rebelda contracultural no parece servir para nada. Alcontrario que en Pleasantville, donde la transformacin sociales instantnea, radical y muy visible, en el mundo real la libertadde imaginacin no parece estimular al proletariado y mucho

  • de imaginacin no parece estimular al proletariado y muchomenos curar la injusticia, eliminar la pobreza ni impedir la guerra.Adems, a la ideologa capitalista no parecen afectarle los actosde rebelda contracultural. La sociedad conformistacaricaturizada en Pleasantville es muy rgida, tanto quecualquier indicio de individualismo se considera un peligromortal. El anticonformismo debe eliminarse, nos dicen, odesestabilizar todo el sistema.

    Por eso la primera generacin de hippies hizo todo loposible para eliminar la vestimenta tpica de la dcada de 1950:los hombres se dejaron barba y pelo largo, negndose a llevarchaqueta y corbata; las mujeres empezaron a llevar minifalda,tiraron a la basura todos sus sujetadores y dejaron de usarmaquillaje, etctera. Pero estas prendas y estilos de vestirtardaron poco en saltar a la publicidad y los escaparates de lastiendas. Los grandes almacenes empezaron a llenarse decolgantes con el signo de la paz y collares largos. En vez deconsiderar a los hippies como una amenaza para el ordenestablecido, el sistema haba sabido ver sus posibilidadescomerciales. Y la esttica punk se recibi exactamente delmismo modo. En las tiendas modernas de Londres se vendanimperdibles de diseo mucho antes de que se separasen losmiembros del grupo Sex Pistols, el mximo representante de lamsica punk.

    Cmo se explica esto? Los rebeldes contraculturales creanestar haciendo algo verdaderamente radical, que representabaun profundo cambio social. Su rebelda pretenda amenazarseriamente al capitalismo, que dependa de un ejrcito de dciles

  • seriamente al capitalismo, que dependa de un ejrcito de dcilestrabajadores dispuestos a someterse a la disciplina materialistadel sistema. Sin embargo, el susodicho sistema pareca aceptartranquilamente esta supuesta rebelda. Y la falta de resultadosvisibles perjudicaba seriamente al ideario contracultural. Al fin yal cabo, segn los rebeldes contraculturales, el fallo de laizquierda tradicional era su superficialidad, porque el cambio alque aspiraba era meramente institucional. Los rebeldescontraculturales, en cambio, decan atacar la opresin a un nivelms profundo. Sin embargo, pese al radicalismo de susintervenciones, no parecan conseguir ningn resultado concreto.

    Llegado a este punto, el movimiento contracultural podahaberse visto con el agua al cuello de no ser por una autnticagenialidad: la teora de la apropiacin. Segn esteplanteamiento, la represin impuesta por el sistema es mssutil que, por ejemplo, la Inquisicin espaola. En un primermomento al sistema le basta con asimilar la resistencia mediantela apropiacin de sus smbolos, la eliminacin de su contenidorevolucionario y la comercializacin del producto resultante.Con este bombardeo de incentivos por sustitucin se consigueneutralizar la contracultura de tal manera que el pblico nisiquiera llegue a conocer su origen revolucionario. Es slo alfallar esta apropiacin inicial cuando se recurre a una represinflagrante y la violencia inherente al sistema queda demanifiesto.

    Al incorporar esta teora de la apropiacin, la contraculturase convierte en una ideologa total, en un sistema depensamiento completamente cerrado, inmune a la falsificacin,

  • pensamiento completamente cerrado, inmune a la falsificacin,en el que cada supuesta excepcin tan slo confirma la regla.Los rebeldes contraculturales llevan muchas generacionesfabricando msica subversiva, pintura subversiva, literaturasubversiva y ropa subversiva, por no hablar de lasuniversidades abarrotadas de profesores que propagan ideassubversivas a sus alumnos. Curiosamente, el sistema pareceaguantar bien tantsima subversin. Pero cabe pensar que nosea tan opresor como lo pintan? Ni mucho menos, contesta elrebelde contracultural. sta es la constatacin de que el sistemaes incluso ms opresor de lo que creamos. No hay ms que verlo bien que asimila tanta subversin!

    All por el ao 1965, Herbert Marcuse acu un trminopara describir este tipo concreto de represin. Lo denomintolerancia represiva. El concepto tena entonces tan pocosentido como tiene ahora.

  • 2.Freud en California

    Si pidiramos a los peces que nos describieran su vida enel fondo del mar, es probable que olvidaran contarnos lomojado que est. Es frecuente que no reparemos en los rasgosms sobresalientes de nuestro entorno precisamente por loubicuos que son. Con nuestro mbito mental sucede algo muyparecido. Hay teoras tan universales, tan incorporadas anuestras vidas, que ni siquiera nos damos cuenta de que sonteoras.

    En este sentido, con la obra de Sigmund Freud nos pasa lomismo que a los peces con el agua. Ya casi no la consideramosuna teora susceptible de ser verdadera o falsa. Se ha convertidoen la lente con la que observamos la realidad. Esto esespecialmente evidente en Estados Unidos. Para comprobarlo,basta con poner cualquier programa de entrevistas en horariodiurno. Todos esos trminos de psicologa popular (lo que sus

  • diurno. Todos esos trminos de psicologa popular (lo que susdetractores llaman psicobobadas) como autoestima,rechazo, negacin, dependencia, yo infantil, etctera,tienen su origen ms o menos directo en la obra de Freud. Noslo nos influye en la manera de hablar de nosotros mismos, sinoen el concepto que tenemos de nuestra identidad. Por poner unejemplo, la mayora de la gente cree tener un subconsciente.Cuando tienen un sueo extrao, confunden una palabra conotra o reaccionan de una manera inesperada, lo achacan todo alsubconsciente. Si les decimos que el subconsciente es slo unateora y que quiz no exista en absoluto, respondern con unamezcla de incredulidad y desdn: Pues claro que tenemos unsubconsciente. Quien diga lo contrario debe de estar pasandopor una etapa de negacin.

    Pero si el subconsciente es tan subconsciente como supropio nombre indica, cmo sabemos que existe? Sipudiramos percibirlo de una manera consciente, ya no serasubconsciente. Por tanto, es evidentemente una simple teora.De hecho, antes de 1900, cuando Freud public Lainterpretacin de los sueos, la gente no viva convencida detener una mente consciente y otra subconsciente. El hecho deque ahora s suceda se lo debemos a Freud.

    Es probable que el concepto de contracultura no hubierallegado a cristalizar de no ser por Freud. Por s sola, la crticamarxista de la sociedad de masas nunca cal muy hondo en lasociedad estadounidense. Pero al combinarla con la teora de larepresin freudiana, se hizo tremendamente popular. Enprincipio, Marx y Freud hacen una extraa pareja. Si el

  • principio, Marx y Freud hacen una extraa pareja. Si elmarxismo es fundamentalmente optimista y utpico, la visinfreudiana de la sociedad es desoladora. Para el padre delpsicoanlisis, la civilizacin representa la anttesis de la libertad.La cultura se basa en la subyugacin de los instintos. Por tanto,el progreso de la civilizacin consiste en la paulatina represin denuestra naturaleza instintiva, con la consiguiente incapacidad deser felices.

    Aun as, en caso de tener que elegir entre civilizacin ylibertad, Freud saba que lo razonable sera optar por lacivilizacin. Lo que pretenda era llamar la atencin sobre lotrgica que era esta eleccin. Por otra parte, en la dcada de1960 esta opinin tuvo muchos detractores. En caso de tenerque elegir entre libertad y civilizacin, decan, siempre sequedaran con la primera. Freud les haba revelado que paraevitar la represin de nuestra naturaleza instintiva, no quedabams remedio que rechazar toda nuestra cultura al completo. Lanica solucin que quedaba era crear una contracultura.

    En muchos aspectos, el concepto de contracultura procedecasi directamente de la teora psicolgica freudiana. Su anlisisde la mente humana prcticamente obliga a considerar la culturaen su conjunto como un sistema represivo. Y si el problema dela sociedad el motivo de que seamos todos tan infelices esla sociedad en s, entonces la nica forma de emanciparse esrechazar la cultura entera, la sociedad entera. Tenemos quepasar del sistema en su totalidad.

    Pero cmo desemboca el anlisis freudiano en estaconclusin tan extraordinaria? Pues precisamente a partir de sus

  • conclusin tan extraordinaria? Pues precisamente a partir de susconceptos ms conocidos. La nocin bsica es su teora de larepresin. Al describir a una persona apocada comoreprimida o anal; al decir que una persona poco realista esnegativa; al sugerir que una persona difcil tiene furiacontenida o complejos sin resolver, estamos basndonosimplcitamente en esta teora.

    Freud argumentaba que la mente se divide en tres partes: elello, el yo y el supery. El ello o subconsciente es el foco denuestras necesidades e impulsos instintivos (la psicologa popularsuele llamarlo el yo infantil). El ello se rige por el principio delplacer. Carece de realismo y de autocontrol. Es sencillamente unmanojo catico de deseos primarios y descontrolados. Es comoun nio pequeo tumbado en mitad de una tienda de juguetesgritando: Dmelo, dmelo, dmelo. Por otra parte, el ello notiene valores ni lmites morales. Aunque algunos de nuestrosimpulsos bsicos sean altruistas y bondadosos, otros sonindeciblemente crueles y violentos. Lo cierto es que no slotenemos tendencias sdicas, sino que somos capaces dedisfrufar dndoles rienda suelta.

    Segn Freud, el ello de un hombre quiere acostarse con sumadre y matar a su padre; y el de una mujer lo contrario. Perose es otro cantar.

    En El malestar en la cultura, Freud describa nuestrosinstintos bsicos de la siguiente manera:

    El ser humano no es un tierno animal que busque ser

  • El ser humano no es un tierno animal que busque seramado y se defienda slo si le atacan; es todo locontrario, una criatura entre cuyos atributos instintivoscuenta con una buena dosis de agresividad. Enconsecuencia, ve a su vecino no slo como un prjimomanipulable o un objeto sexual, sino tambin como unindividuo sobre el que poder descargar su agresividad yun colaborador desinteresado capaz de dar unasatisfaccin sexual no consentida y tambin dejarserobar, humillar, herir, torturar o matar. Es decir, Homohomini lupus. Teniendo en cuenta nuestra propiaexperiencia y la de la historia de la humanidad, quin denosotros tiene el valor de negarlo?

    La tarea de imponer algn tipo de orden y contencin al ellorecae en nuestro ego o yo, es decir, en nuestra menteconsciente. Su labor es procurar que el ello sea ms realista ensus exigencias, que acepte el placer pospuesto frente alinmediato, el trabajo frente al juego, la seguridad frente a laespontaneidad. Por desgracia, segn Freud, no somos criaturasexcesivamente racionales. El yo, por s solo, sencillamente notiene la fuerza ni los recursos necesarios para controlar al ello.Cuando se exaltan nuestros sentimientos amor, furia, celos,odio normalmente somos incapaces de racionalizarlos.Consecuentemente, la sociedad humana es imposible, porque nologra controlar nuestros recursos psicolgicos ms primarios.Somos sencillamente demasiado voltiles y poco gremiales. Noreaccionamos como las abejas que, ante determinados estmulos

  • reaccionamos como las abejas que, ante determinados estmulosqumicos, realizan de inmediato las tareas ms necesarias para lacolmena. Para comprobar nuestro bagaje biolgico basta conacudir al ejemplo de los chimpancs, que se matan y violan entres por puro placer (pese a lo que nos cuenten los documentalesdel Discovery Channel). Por tanto, en principio la jerarquizacinhumana funciona igual que una manada de lobos o una tribu dechimpancs. Para organizarse, nuestros antepasados contabancon un macho alfa que someta a la manada primaria agolpes, alzndose con el poder jerrquico. Este macho alfaconstituye el molde de la figura paterna. La aparicin del padreaporta al yo un aliado en la batalla para controlar el ello. Cuandoel yo infantil interioriza el miedo al padre sancionador yamenazante, surge una nueva estructura pssquica: el supery. Aligual que el ello, el supery se encuentra en el subconsciente.Pero puede aliarse con el yo para controlar el ello. El superycensura nuestros deseos y asocia la vergenza y la culpa con lasatisfaccin de nuestros instintos ms bsicos.

    Es la interaccin del supery y el ello lo que genera elconcepto de una personalidad de tipo anal. Como cualquiermadre o padre sabe bien, defecar es algo que a los nios lesproduce tanto placer, que lo hacen donde y cuando se lesantoja. El ello es profundamente escatolgico y todas lasfunciones corporales le producen un enorme placer. Sinembargo, para funcionar socialmente el individuo debe aprendera controlar estos impulsos. Este proceso comienza cuando eladulto ensea al nio los primeros rudimentos de higiene

  • corporal, imponindole una serie de normas que limitan sucapacidad de satisfaccin instintiva. El supery del nio sedesarrolla conforme va interiorizando las reaccionesdisciplinarias del adulto. Empieza a asociar la vergenza y laculpa con determinadas funciones corporales, lo que a su vez leproporciona el autocontrol necesario para reprimir el deseo deeliminar instantneamente sus residuos.

    El trastorno que produce una personalidad anal puedesurgir si a un nio se le impone con demasiada dureza elaprendizaje de la higiene corporal. En este caso, en vez dedesarrollar un supery que censure slo la satisfaccin anal, elsupery del nio desarrollar una actitud reprobatoria haciatodas las funciones corporales. El nio se convertir en un adultoreprimido incapaz de disfrutar de ningn placer corporal(especialmente del sexo).

    La idea bsica de la teora de Freud es que, con eldesarrollo del supery, ninguno de los conflictos instintivoslatentes llega a resolverse de manera decisiva. Nuestros deseosms primarios nunca desaparecen; slo se reprimen. Freudcompara la mente con una ciudad aeja como Roma, cuyosbarrios antiguos nunca se derriban, sino que se rodean desucesivos apndices. Desde fuera la ciudad puede parecer muymoderna, pero el centro seguir siendo arcaico.

    La mente de un adulto conserva intactos todos los deseosprimarios de un nio. Sencillamente ha aprendido a controlarlos.Para conseguirlo, emplea dos estrategias bsicas. Los instintospueden reprimirse o sublimarse. La represin implica que el

  • pueden reprimirse o sublimarse. La represin implica que elsupery no permite al ello satisfacer un deseo concreto. Lapersona en cuestin elige llevar la procesin por dentro. Estocrea frustracin, ansiedad e infelicidad. La alternativa esreemplazar estos impulsos con una alternativa socialmenteaceptable, un placer sustitutorio. Podemos, como dira Freud,aprender a sublimar nuestros deseos. En vez de matar a pap,podemos echarle un pulso y ganarlo. En vez de acostarnos conmam, podemos casarnos con una chica que nos resultaextraamente familiar. En vez de asesinar, podemos jugar alCluedo y as sucesivamente.

    Segn Freud, la mente humana obligada a comportarse ensociedad funciona como una olla a presin tapada y puesta alfuego. El vapor no se elimina, sino que se acumula (como lafrustracin que experimentamos al vivir en sociedad). Lasublimacin es la vlvula de seguridad que nos permite eliminaralgo de vapor de vez en cuando. Si el fuego no est demasiadoalto, puede alcanzarse el equilibrio y la tapadera no se moverde su sitio. De lo contrario, puede saltar por los aires. Laneurosis surge cuando una persona lucha por autocontrolarse yemplea procedimientos excntricos para sublimar sus deseos. Enpalabras de Freud, una persona se vuelve neurtica al no podertolerar la cantidad de frustracin que le impone la sociedad consus correspondientes ideales culturales.

    Casi nadie pone en duda que la neurosis es algo muy comn.Pero si un individuo puede convertirse en un neurtico, no lepodra pasar lo mismo a una sociedad entera? ste es el asuntoradical que Freud plantea en El malestar en la cultura. Si

  • radical que Freud plantea en El malestar en la cultura. Sinuestra civilizacin se basa, como dice l, en la supresin denuestros instintos, es posible que el progreso social nos hagacada vez ms neurticos?

    *

    Hoy en da, la teora de Freud sobre los instintos primariosse considera desfasada. Es obvio que la mayora de la genteniega tajantemente querer acostarse con su madre o su padre.Pero incluso los que rechazan esta teora en concreto, aceptan elmodelo de la mente como una olla exprs. Segn esta teora, losdeseos que dominamos para ser socialmente aceptables nodesaparecen; slo se ocultan bajo la superficie, es decir, tras elumbral de nuestra mente consciente. Ah permanecen al acecho,listos para resurgir en cuanto tengan la oportunidad.

    Esta tesis la demuestra el hecho de que cuando una personase desinhibe como sucede cuando est borracha o muyfuriosa, se comporta de una forma antisocial. Esto parecesugerir que la socializacin no transforma la esencia de lanaturaleza humana; simplemente nos capacita para controlarnuestros impulsos primarios.

    Pongamos como ejemplo el hecho de decir palabras soeces.Lo primero que podemos resaltar es que, al enfadarnos, decirtales palabras nos gusta. Pero las palabras en s no suelen tenerninguna relacin con la situacin. Son simplemente una serie detrminos o frases relacionados con algn tab social: el sexo, la

  • trminos o frases relacionados con algn tab social: el sexo, ladefecacin, el incesto o la blasfemia. Entonces, por qu losdecimos? La teora freudiana mantiene que cuando una personaalcanza un determinado nivel de frustracin, el supery pierde elcontrol. La furia se desborda, dando al ello un permisotemporal para hacer lo que se le antoje. La persona en cuestinsoltar una serie de improperios y sentir placer al expresarestos impulsos instintivos normalmente reprimidos.

    Lo cierto es que aunque la teora de Freud resulte bastanteextica, no es tan implausible. Por poner otro ejemplo prcticode la teora freudiana, consideremos el anlisis que hace delhumor. En su opinin, el humor consiste en eludir la censura delsupery. Al contar un chiste, damos el esquinazo a nuestramente consciente, dejando al ello meter un gol al supery, detal manera que experimentamos una repentina descarga deplacer asociada con un tab pensado antes de que la menteconsciente pueda cazarlo y reprimir la reaccin.

    Veamos, por ejemplo, el chiste ms gracioso del mundo(segn LaughLab.co.uk, que ofreca una seleccin de 40.000chistes y recibi ms de dos millones de respuestas):

    Dos hombres estn cazando en un bosque de NuevaJersey y uno de ellos cae repentinamente al suelo.Parece que no respira y tiene los ojos en blanco. Alverlo, el otro hombre saca su telfono mvil y llama a losservicios de emergencia. Con voz entrecortada, le dice ala operadora: Mi amigo est muerto! Qu hago?. Lamujer, con voz serena y controlada, le contesta:

  • mujer, con voz serena y controlada, le contesta:Tranquilo. Primero hay que asegurarse de que estmuerto. Se oye un silencio y despus un disparo. Luegoel hombre vuelve a coger el telfono y dice: Vale. Yaest. Y ahora qu?.

    Por qu nos hace gracia esta situacin? Segn la teorafreudiana, nos divierte porque el acto de violencia que describenos produce un regocijo instintivo. Pero ese placer que sentimosante la idea de que un cazador mate de un tiro a un amigo estprohibido. El chiste lo que hace es engaar a nuestra menteconsciente, logrando que la idea esquive momentneamente a sucensura y nos permita experimentar el placer que nos produce.

    En un principio interpretamos la frase hay que asegurarsede que est muerto en un sentido adecuado al contexto (esdecir, convendra tomarle el pulso), de tal manera que al llegaral final tardamos unos segundos en recomponer la historia.Cuando se oye el disparo y el cazador dice Vale. Ya est.Yahora qu?, tenemos que volver a la frase hay queasegurarse de que est muerto y deducir que el cazador la hainterpretado literalmente (hay que matarlo). Estos segundos deconfusin, mientras nuestra mente consciente vuelve sobre suspasos, nos permite experimentar el placer que le produce al ellola brutalidad del suceso (y tambin la imbecilidad del cazador,por supuesto).

    Por lo tanto, para Freud la comedia consiste en colar ideasde rondn al supery. Por eso disfrutamos de la risa. Y por eso

  • de rondn al supery. Por eso disfrutamos de la risa. Y por esoel ritmo o tempo de un texto es tan importante para la comedia.El humor a menudo comparte con la blasfemia su inters por lostemas tab, pero tambin se centra en la frustracin que nosproduce la vida diaria (el llamado humor contemplativo). Encualquier caso, e independientemente de sus mritos, la teorafreudiana tiene un valor innegable. Alguien ha sabidoexplicarnos mejor lo que es la risa?

    Sin embargo, si aceptamos la teora freudiana del humor,estaremos aceptando implcitamente su teora de la represin.Todos sabemos que los nios pueden ser increblemente crueles.Pero si Freud tiene razn, los adultos en el fondo no son muydistintos. La socializacin no elimina la crueldad. Slo nosensea a controlarnos. Si los impulsos no estuvieran latentesbajo la superficie, deseosos de exteriorizarse, por qu tantaspersonas se ren al pensar en un cazador matando a su amigo deun disparo?

    *

    Lo inquietante de su teora de la represin es que equipara elautocontrol individual con el control represivo procedente delexterior, es decir, de la sociedad. Ambos tipos de control limitannuestra libertad. O estamos bajo el yugo del padre primario, olo interiorizamos y nos dejamos dominar por la censura y ladisciplina del supery. En cualquiera de los dos casos, laposibilidad