rascovan itinerarios vocacionales en el ocaso de la sociedad salarial

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Itinerarios vocacionales en el ocaso de la sociedad salarial Por Sergio Rascovan (Fragmento del trabajo publicado en la Colección Ensayos y Experiencias -febrero 2003-) Los problemas vocacionales Los problemas humanos en general y los vocacionales en particular se han complejizado en los últimos años y, su abordaje requiere abandonar la ilusión de una teoría completa explicativa de los diferentes objetos de estudio y adoptar una posición que reconozca la transversalidad del conocimiento, y recurra a los diferentes saberes a modo de una “caja de herramientas” en la que cada instrumental se utiliza en función de las necesidades que los diferentes problemas del campo generan. Lo vocacional es un campo (y no un objeto) en la medida que su existencia supone un entrecruzamiento de distintas variables intervinientes: sociales, políticas, económicas, culturales, psicológicas. Analizar la complejidad de este campo implica respetar las diferentes variables que lo constituyen, recurriendo a los saberes específicos de las diversas disciplinas. Se trata de adoptar un pensamiento pluralista, que no invalide las especificidades disciplinares (asociadas a la idea de objeto), muy por el contrario, se nutre de ellas, con el propósito de trabajar en red a través de una epistemología crítica . Desde una perspectiva social, la elección de qué hacer, en términos de ocupación, está estrechamente relacionada con el contexto social, económico, político, cultural. El contexto es determinante de las formas particulares que adquiere la organización del trabajo y del aparato productivo en cada sociedad, en cada momento histórico. Pierre Bourdieu denomina a esta perspectiva objetividad de primer orden. Considera que el universo social tiene como peculiaridad que las estructuras que lo conforman llevan, por decirlo así, una doble vida. Por una parte la objetividad del primer orden, establecida por la distribución de los recursos materiales y de los modos de apropiación de los bienes y valores socialmente escasos (especies de capital). Por otra, la objetividad de segundo orden, estructurada bajo la forma de clasificación, de esquemas mentales y corporales que fungen como matriz simbólica de las actividades prácticas, conductas, pensamientos, sentimientos y juicios de agentes sociales. Desde una perspectiva subjetiva (objetividad de segundo orden según P. Bourdieu), lo vocacional -tal como nos enseña el psicoanálisis- está estrechamente vinculado con la dialéctica del deseo. La búsqueda de “objetos vocacionales” –básicamente trabajo y/o estudio- es incesante y, a su vez, contingente. No hay un objeto necesario para un sujeto. El proceso de búsqueda de objetos que satisfagan el deseo, es por lo tanto interminable y desde luego, concomitante de la propia constitución subjetiva.

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Page 1: Rascovan Itinerarios Vocacionales en El Ocaso de La Sociedad Salarial

Itinerarios vocacionales en el ocaso de la sociedad salarial

Por Sergio Rascovan 

(Fragmento del trabajo publicado en la Colección Ensayos y Experiencias -febrero 2003-)

Los problemas vocacionales Los problemas humanos en general y los vocacionales en particular se han complejizado en los últimos años y, su abordaje requiere abandonar la ilusión de una teoría completa explicativa de los diferentes objetos de estudio y adoptar una posición que reconozca la transversalidad del conocimiento, y recurra a los diferentes saberes a modo de una “caja de herramientas” en la que cada instrumental se utiliza en función de las necesidades que los diferentes problemas del campo generan. Lo vocacional es un campo (y no un objeto) en la medida que su existencia supone un entrecruzamiento de distintas variables intervinientes: sociales, políticas, económicas, culturales, psicológicas. Analizar la complejidad de este campo implica respetar las diferentes variables que lo constituyen, recurriendo a los saberes específicos de las diversas disciplinas. Se trata de adoptar un pensamiento pluralista, que no invalide las especificidades disciplinares (asociadas a la idea de objeto), muy por el contrario, se nutre de ellas, con el propósito de trabajar en red a través de una epistemología crítica . 

Desde una perspectiva social, la elección de qué hacer, en términos de ocupación, está estrechamente relacionada con el contexto social, económico, político, cultural. El contexto es determinante de las formas particulares que adquiere la organización del trabajo y del aparato productivo en cada sociedad, en cada momento histórico. Pierre Bourdieu denomina a esta perspectiva objetividad de primer orden. Considera que el universo social tiene como peculiaridad que las estructuras que lo conforman llevan, por decirlo así, una doble vida. Por una parte la objetividad del primer orden, establecida por la distribución de los recursos materiales y de los modos de apropiación de los bienes y valores socialmente escasos (especies de capital). Por otra, la objetividad de segundo orden, estructurada bajo la forma de clasificación, de esquemas mentales y corporales que fungen como matriz simbólica de las actividades prácticas, conductas, pensamientos, sentimientos y juicios de agentes sociales. 

Desde una perspectiva subjetiva (objetividad de segundo orden según P. Bourdieu), lo vocacional -tal como nos enseña el psicoanálisis- está estrechamente vinculado con la dialéctica del deseo. La búsqueda de “objetos vocacionales” –básicamente trabajo y/o estudio- es incesante y, a su vez, contingente. No hay un objeto necesario para un sujeto. El proceso de búsqueda de objetos que satisfagan el deseo, es por lo tanto interminable y desde luego, concomitante de la propia constitución subjetiva. 

Los problemas vocacionales, asociados con el qué hacer en términos de itinerario vital en el área laboral y educativa, están hoy, fuertemente atravesados por la incertidumbre con relación al futuro, la fragmentación y marginación social, la desocupación y la precarización laborales, la desesperanza y desesperación. Estas características de la época actual, están asociadas a la llamada metamorfosis de la cuestión social , cuyo eje central lo constituye el derrumbe de la denominada sociedad salarial como ordenamiento clásico de las sociedades capitalistas. Es Robert Castel quien sostiene que la cuestión social es una aporía fundamental en la cual una sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar el riesgo de su fractura. Es un desafío que interroga, pone de nuevo en cuestión la capacidad de una sociedad (lo que en términos políticos se denomina nación) para existir como un conjunto vinculado por relaciones de interdependencia. Así es como en actualidad la cuestión social se estructura en torno al

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derrumbe de la condición salarial, mientras que en la década de 1830 la cuestión social se instituyó alrededor del pauperismo. Aparece con mucha claridad un divorcio casi total entre orden jurídico-político fundado sobre el reconocimiento de los derechos del ciudadano, y un orden económico que suponía miseria y desmoralización masivas. Este hiato entre organización política y el sistema económico permitió enunciar por primera vez el lugar de lo “social” desplegándose en el espacio intermedio entre lo estrictamente económico y lo político. 

El derrumbe de la condición salarial como nuevo escenario de la vida social, agravado en los países subdesarrollados o periféricos por las crisis económica, pero también política, lleva a preguntarnos cómo incide estos fenómenos sociales en la producción de subjetividad, básicamente con relación a las maneras que los seres humanos tienen de construir sus itinerarios de vida en las diferentes formas del hacer, aquello que podríamos denominar genéricamente como itinerario vocacional. Los itinerarios vocacionales en las sociedades modernas se organizaron centralmente alrededor del trabajo, como sostén para la vida económica pero también, y básicamente, como fuente de derecho, de modo que la escasez o disminución del mismo, genera cambios en las formas de organizar la vida humana. 

En el actual contexto histórico, me inclino por pensar lo vocacional como incluido en un campo mayor, la Salud Mental, aunque no exclusivamente. Podría, también incluirse en otros campos mayores como son Educación y Trabajo. Adjetivar a ciertos problemas humanos como vocacionales supone, entonces, la articulación de tres categorías conceptuales: subjetividad, educación y trabajo. 

Pensar lo vocacional desde la perspectiva de la Salud Mental Comunitaria (SMC) implica un cambio de paradigma. Se trata de revisar los tradicionales modelos de abordaje en OV que, por lo menos en Argentina, privilegiaron la comprensión de los problemas vocacionales en el ámbito del sujeto individual. Por lo mismo, las respuestas que se han dado fueron a través de una intervención personalizada del llamado “consultante” (para diferenciarlo del paciente, por un lado y del alumno por otro) individuo al que se lo diagnosticaba, aplicando diversos recursos. El diagnóstico podía elaborarse desde dos posiciones diferentes, aunque igualadas en supremacía de lo individual: la modalidad clínica y actuarial . Los dispositivos de OV reforzaban las comprensiones naturales de lo vocacional, excluyendo a la vida socio-comunitaria y a la cultura del análisis de la problemática y, por ende, de las acciones prácticas. Las formaciones universitarias de grado en el país han sido subsidiarias de este modelo de intervención, al propender a la producción de un profesional “especialista” en alguna área aislable de la vida. 

Los problemas vocacionales, concebidos como vicisitudes existenciales son parte del campo de la salud mental comunitaria, (aunque no necesariamente formen parte del sistema de salud) no pueden comprenderse desde la sola referencia a los individuos aislados, tampoco en la abstracción de una causalidad social. Los problemas vocacionales se ubican justamente en la relación entre individuo y sociedad, y esta manera de pensar pone inmediatamente a la comunidad en el centro del problema. La aceptación de este nuevo campo para el abordaje de los problemas vocacionales modifica casi todos los criterios anteriores: se requiere de un tipo de conocimientos que permita integrar y articular diferentes áreas en que la tradición académica organizó el saber (antropología, psicología, psicoanálisis, sociología, economía, pedagogía.) 

Esta diferenciación y especialización en la organización de conocimientos y en las especialidades a que da lugar, ha mostrado ser fuente de dificultades para un tipo de acciones de salud que requiere comprender el problema en la complejidad de la vida social y comunitaria, contextualizar los problemas y los objetivos, y programar acciones con la participación de sectores, instituciones y organismos comunitarios. Eso lleva a que la formación profesional, fuertemente ligada a la comprensión parcializada de la problemática vocacional de individuos aislados, se constituya en una presión importante para dar a la atención en OV un sesgo asistencialista, basado en la atención de consultorio (aún cuando se atienda en ámbitos no

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hospitalarios, los valores de la atención permanecen ligados a aquellos del consultorio profesional). 

El itinerario vocacional como carrera La carrera en el apogeo de la sociedad salarial fue una verdadera institución productora de subjetividad. Se la concebía como una senda que duraba toda la vida, a través del mundo laboral y era expresión de una vocación o disposición únicas, que los individuos adoptaban al iniciar su madurez pero para el que frecuentemente se preparaban desde la niñez. Las carreras de este modo se perseguían durante toda la vida laboral de los individuos. Así podría caracterizarse el escenario propio de la segunda mitad del siglo veinte, en el que las carreras proporcionaban una posición de empleo formal en una cultura profesional establecida y, para muchos, suponía progreso dentro de la jerarquía de una organización. 

El deterioro de la carrera profesional como institución es, para Flores y Gray , una consecuencia inevitable del surgimiento de las economías basadas en el conocimiento. Muchas de las prácticas y de las instituciones heredadas de fases anteriores de la revolución industrial son inadecuadas para el mundo de trabajo que las nuevas tecnologías han traído consigo. El trabajo es el principal ordenador de la vida social, independientemente del lugar de clase que cada quien ocupa en la formación económico-social. La carrera ha sido una institución social central en la civilización industrial del siglo veinte. Para vastos sectores de la clase media, “hacer carrera” constituía unas de las aspiraciones fundamentales de la vida adulta. Aunque la mayoría nunca tuvo total acceso a ella, una carrera ha sido una de las pocas formas de hacer realidad el valor de la autonomía personal que aún es una aspiración para la mayoría, sostienen Flores y Gray. 

La carrera ha sido la vía principal a través de la cual la mayoría de la gente podía esperar establecer continuidad y significado, siendo autores de sus vidas económicas. Como una de las instituciones centrales para legitimar los beneficios de una economía capitalista, su declive amenaza con devastar esa legitimidad a lo largo y ancho de la sociedad, particularmente en las clases medias en las que la preocupación por la carrera ha sido más fuerte. Para la mayoría de la gente, la corrosión de las carreras se ha experimentado como una disminución del control que tienen sobre sus vidas El problema al que actualmente se enfrenta la gran mayoría de los seres humanos es la vulnerabilidad por la inseguridad de sus empleos, con las ineludibles consecuencias económicas, pero también simbólicas, en tanto la pérdida de significado que ocurre cuando la vida laboral deje de tener una forma discernible. 

Es imposible recuperar el entorno económico que dio sustento a la institución de la carrera, el apogeo de la sociedad salarial. De manera que resulta más sensato considerar, examinando las fuerzas que están cambiando la naturaleza del trabajo, cómo hacer para construir itinerarios de vida acordes al nuevo escenario social. (...) Las prácticas de Orientación Vocacional en épocas de crisis deben estar al servicio de elaboración psíquica del drama social. En este sentido la crisis puede ser una oportunidad para abrir debates sobre el momento histórico que nos toca vivir y los efectos que produce en la subjetividad. No se trata de transmitir verdades acerca de lo que cada uno tiene que hacer, pero sí proponer un análisis de la situación desde una perspectiva ideológica en las que se establezcan líneas divisorias claras. El discurso neoliberal ha calado hondo en las mentalidades y ha producido su sujeto. El sálvese quién pueda lo sintetiza de manera ejemplar. El discurso neoliberal al tiempo que hace visible los valores de libertad y singularidad del sujeto humano: “Cada uno es libre de hacer lo que quiere”, invisibiliza la despreocupación por el otro, el deterioro de los lazos sociales solidarios, el desinterés por el bien común y la apetencia desenfrenada por el tener más, por la acumulación irrestricta. 

Los argentinos estamos preocupados. No podría ser de otra manera. El futuro se nos presenta como gran incógnita. Frente a ello, los profesionales de la Orientación Vocacional tenemos un

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importante desafío: abrir espacios donde poder hablar, polemizar, intercambiar, confrontar. En los que sea posible pensar, soñar, crear. Espacios, en definitiva, en los que pueda sostenerse la tensión entre el despliegue de un proyecto personal y el proyecto colectivo que como pueblo, como nación queremos.

(Para acceder al texto completo ir a http://www.noveduc.com.ar)

Bibliografía Bohoslavsky, Rodolfo. La orientación Vocacional. Una estrategia clínica. Nueva Visión, Buenos Aires, 1983.

Castel, Robert. Metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Paidos. Buenos Aires, 1997

Colectivo Situaciones. Contrapoder. Una introducción. Ediciones de mano en mano. Buenos Aires, 2001.

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Gorz, André. Miserias del presente. Riquezas de lo posible. Paidos. Buenos Aires, 1998.

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Flores, F. Gray, J. El espíritu emprendedor y la vida wired. El trabajo en el ocaso de las carreras. Mimeo 2001. 

Lewcowicz, Ignacio. de la Aldea, Elena. La comunidad entre lo privado y lo público. Mimeo, 2001

Neffa, Julio. Actividad, trabajo y empleo. Algunas reflexiones sobre un tema en debate en Gavilán, Mirta. Revista Internacional Orientación y sociedad. UNLP, 2000.

Pavlovsky, Eduardo. Micropolítica. Página/12 Buenos Aires, 06/01/2002

Rascovan, Sergio. (comp..) Orientación Vocacional. Aportes para la formación de orientadores. Novedades Educativas. Buenos Aires, 1998.

Rascovan, Sergio. Los jóvenes y el futuro ¿Y después de la escuela ... qué? Psicoteca Editorial. Buenos Aires, 2000.