rajagopal capítulo 8

42
CAPÍTULO 8 Recodificando la resistencia: los movimientos sociales y el desafío al derecho internacional Una atención predominante a los movimientos sociales con agendas reformistas supone una valoración política acerca de cómo puede llegar a conseguirse una reforma global drástica en esta etapa de la historia. (Falk 1987, 173) L os juristas generalmente no se preocupan de la política de masas o de la resistencia popular. Por formación profesional, orientación intelec- tual, posición política y de clase, y tradición, los juristas se concentran en el estudio de instituciones de varias clases, sean gubernamentales o priva- das. Cuando se ocupan del cambio social y del papel del derecho en él, tienden a indagar a partir de conjuntos diferentes de preguntas. Por ejem- plo, en el derecho doméstico, examinan la “contribución” de los tribunales a los movimientos de derechos civiles en los Estados Unidos, estudiando los casos decisivos como Brown vs. Board of Education * . El resultado de esas discusiones “técnicas” o “jurídicas” deja por fuera la contribución de las masas a las transformaciones históricas y sólo destaca el papel desem- peñado por jueces y juristas. En esta reducción bastante clínica de los he- chos, el “caso” acaba convirtiéndose en el acontecimiento histórico en sí, de forma que la historia jurídica se reduce a catalogar episodios fácticamente abstraídos que tienen poca relación entre sí. Esta tendencia del derecho doméstico occidental a ignorar la contribu- ción de las masas ha sido criticada desde al menos dos direcciones en los últimos años. Primero, en los Estados Unidos, una diversidad de teóricos (críticos de la raza, feministas, teoría gay-queer-lesbianas ** ) ha sometido a * Caso decidido por la Corte Suprema de Estados Unidos en el que se declaró inconstitucional la segregación racial en los centros educativos (Nota del editor). ** Se prefieren los términos “gay” y “queer” en el idioma original. La teoría de género distingue con claridad entre homosexualidad masculina y femenina, y aunque podría traducirse “gay” por Colección En Clave de Sur. 1ª ed. ILSA, Bogotá D.C. Colombia, febrero de 2005 El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

Upload: mario-vela

Post on 09-Nov-2015

11 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Rajagopal Capítulo 8

TRANSCRIPT

  • 269

    CAPTULO 8

    Recodificando la resistencia: los movimientossociales y el desafo al derecho internacional

    Una atencin predominante a los movimientos sociales con agendasreformistas supone una valoracin poltica acerca de cmo puedellegar a conseguirse una reforma global drstica en esta etapa de lahistoria. (Falk 1987, 173)

    L os juristas generalmente no se preocupan de la poltica de masas o dela resistencia popular. Por formacin profesional, orientacin intelec-tual, posicin poltica y de clase, y tradicin, los juristas se concentran enel estudio de instituciones de varias clases, sean gubernamentales o priva-das. Cuando se ocupan del cambio social y del papel del derecho en l,tienden a indagar a partir de conjuntos diferentes de preguntas. Por ejem-plo, en el derecho domstico, examinan la contribucin de los tribunalesa los movimientos de derechos civiles en los Estados Unidos, estudiandolos casos decisivos como Brown vs. Board of Education*. El resultado deesas discusiones tcnicas o jurdicas deja por fuera la contribucin delas masas a las transformaciones histricas y slo destaca el papel desem-peado por jueces y juristas. En esta reduccin bastante clnica de los he-chos, el caso acaba convirtindose en el acontecimiento histrico en s,de forma que la historia jurdica se reduce a catalogar episodios fcticamenteabstrados que tienen poca relacin entre s.

    Esta tendencia del derecho domstico occidental a ignorar la contribu-cin de las masas ha sido criticada desde al menos dos direcciones en losltimos aos. Primero, en los Estados Unidos, una diversidad de tericos(crticos de la raza, feministas, teora gay-queer-lesbianas**) ha sometido a

    * Caso decidido por la Corte Suprema de Estados Unidos en el que se declar inconstitucional lasegregacin racial en los centros educativos (Nota del editor).

    ** Se prefieren los trminos gay y queer en el idioma original. La teora de gnero distinguecon claridad entre homosexualidad masculina y femenina, y aunque podra traducirse gay por

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 270 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    crtica este modelo descontextualizado, tecnocrtico-racional del derecho yde la historia jurdica, alegando que ignora el papel que juega el derecho enla vida diaria y en la asignacin de poder a los participantes en la sociedad,adems de desconocer la actuacin de la gente comn como agentes delcambio legal. Para esos crticos, el modelo jurdico liberal que sigue siendohasta ahora dominante en los Estados Unidos es irremediablemente inco-rrecto, debido entre otras a estos puntos ciegos, por lo que se requiererepensarlo fundamentalmente. Sin embargo, aunque algunos de estos es-critos aluden a los movimientos sociales, la gran parte de los trabajos aca-dmicos no se ocupan explcitamente de las obras sobre estos movimientos,con la reciente excepcin de algunos acadmicos como Kimberly Crenshaw(1988), Lucy White (1993, 1997) y Janet Halley (1998). Estos ltimos seinspiran, entre otros, en el trabajo jurdico terico de Robert Cover (1983,40), que concibe la nocin de comunidades interpretativas que crean elderecho y le dan significado a travs de su accin vivida.

    Segundo, un pequeo nmero de tericos sociojurdicos y de compara-tivistas de los Estados Unidos y Europa y varios constitucionalistas de pa-ses no occidentales, mediante su compromiso explcito con el trabajoacadmico sobre movimientos sociales, estn realizando una crtica pre-cursora de las teoras liberales de los derechos, de la justicia y de la demo-cracia. Entre ellos se incluyen los trabajos de Joel Handler (1978) sobrederechos civiles, Estado de bienestar y otros movimientos en los EstadosUnidos1; Austin Sarat (Sarat y Kearns 1995) sobre identidad y derechos;Jrgen Habermas (1996) sobre derechos y democracia; Alan Hunt (1990) yNeil Stammer (1999) sobre derechos humanos; Sousa Santos (1995) sobreteora jurdica y derechos humanos; Upendra Baxi (1998) sobre democra-cia, derechos y justicia; ms recientemente, encontramos los trabajos deDiane Otto (1996a, 1996b, 1997b) sobre derechos humanos y teora posco-lonial, y de Julie Mertus (1999) sobre la sociedad civil transnacional. Estascrticas han puesto de manifiesto el prejuicio elitista de las teoras de dere-chos existentes y de las concepciones de la democracia, intentando parale-lamente formular concepciones generales del derecho que puedan acomodarla actuacin de las comunidades e individuos subalternos.

    Un aspecto central de estas dos corrientes de trabajo acadmico hasido interrogarse sobre el papel del derecho en la regulacin del poder en

    homosexual masculino, sonara extrao y, adems, esta palabra es hoy de uso extendido. Porotro lado, queer, cuyo significado literal es raro, se usa para definir una forma de identidadde gnero caracterizada por su desestructuracin, es decir, por la imposibilidad o voluntadcontraria a identificarse y asumir una de las identidades sexuales claramente establecidas en lasociedad, como gay, lesbiana o heterosexual. El intento de la teora de gnero hispanoamerica-na por popularizar la palabra raro todava es insuficiente (N. del T.).

    1 Los trabajos ms recientes de este autor se concentran en el bienestar y la pobreza. Vase, p. ej.,Handler y Hasenfeld (1997).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 271RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    nuestra vida cotidiana y, a su vez, sobre el impacto de las prcticas diariasen el derecho mismo2. Este estudio de la dinmica entre los aspectosinstitucionales y extrainstitucionales de la vida social y de la importanciade la movilizacin extrainstitucional para el xito o fracaso de las institu-ciones ha inyectado nuevos elementos en la comprensin del derecho. Dehecho, una de las principales caractersticas diferenciadoras de las obrasacadmicas sobre movimientos sociales fue ese nfasis en la interconexinentre las formas diarias de las luchas por el poder y la poltica institucional,en los contextos nacional y global (vase, p. ej., Falk 1987). Dicho en otraspalabras, una perspectiva a partir de los movimientos sociales destaca laimportancia de las formas extrainstitucionales de movilizacin para el xitoo el fracaso de las formas institucionales3. En este sentido, esas formasextrainstitucionales de movilizacin constituyen importantes campos deresistencia que siguen estando ms all de los lmites cognitivos del nicodiscurso de resistencia autorizado por el derecho internacional, es decir, delos derechos humanos.

    Sin embargo, hasta ahora, muy poco de lo anterior ha penetrado en elderecho internacional. ste permanece atrapado en una versin de la pol-tica que se concentra estrechamente en la prctica institucional y en unacomprensin de lo social que asume la unidad del agente como algo dado.Ambas cosas caracterizan al derecho internacional, dndole un punto devista artificialmente reductivo. Los acadmicos ms destacados son cons-cientes de ello e intentan dotarlo de un enfoque ms amplio, primordial-mente mediante la identificacin de actores no estatales como actoresinternacionales4, y defendiendo un derecho a la identidad personal quepermita al derecho internacional acomodar la pluralidad de agentes socia-les (sobre la base de la clase, el gnero, la raza, la etnicidad y similares)(Franck 1996). Aun con esas intenciones, gran parte de lo que ocurre en losespacios extrainstitucionales del Tercer Mundo sigue siendo invisible parael derecho internacional. Planteo que se debe parcialmente a las limitacio-

    2 Esta es la comprensin del poder que presenta Michel Foucault (1980): el poder no se confinaa los mbitos institucionales y polticos, sino que circula en todas las esferas de la vida comoun fenmeno relacional.

    3 Esto es lo que Claus Offe (1985) llama poltica no institucional y Rajni Kothari (1993) forma-ciones polticas no partidistas.

    4 Tiene una historia pasada rica. La primera ola de escritos acadmicos defenda el reconocimien-to de las instituciones internacionales y de las corporaciones multinacionales como actoreslegales. Vanse Corbett (1924), Jenks (1958), Friedman (1964) y Jessup (1956). Una segunda oladefenda el reconocimiento de los individuos, pueblos y movimientos de liberacin como acto-res legales. Vanse Lauterpacht (1940), Sohn (1982) y Quaye (1991). Una tercera ola estdefendiendo hoy en da el reconocimiento de las ONG como actores legales internacionales.Vanse Spiro (1995) y Charnowitz (1997). Richard Falk (1998) ha estado reivindicando un ordenmundial pos-Pacto de Westfalia que se basara en el advenimiento de una globalizacin desdeabajo.

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 272 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    nes de las categoras liberales, como la de derechos, que se emplean pararepresentar los movimientos sociales y debido a las cuales continan exis-tiendo puntos ciegos en el derecho.

    En este captulo me ocupar de la aparicin en el espacio extrainstitu-cional del Tercer Mundo de varios movimientos sociales que surgen comomovimientos religiosos, campesinos, medioambientales, de los pueblos in-dgenas, de los trabajadores, de los granjeros, de los ocupantes ilegales deviviendas, feministas y de mujeres, de gays y de lesbianas y de su relacincon el derecho internacional.

    El principal argumento presentado en este captulo tiene dos compo-nentes: primero, se sugiere que la praxis de estos movimientos socialesplantea retos epistemolgicos y tericos radicales al derecho internacio-nal, tanto al predominante como al crtico, en la medida en que esos movi-mientos presentan concepciones alternativas de la modernidad y deldesarrollo que no pueden ser suficientemente aprehendidas por las ramasexistentes del derecho internacional, incluyendo la de los derechos huma-nos. En otras palabras, hay formas importantes de resistencia en el TercerMundo que permanecen ms all del marco discursivo del derecho interna-cional. No pretendo afirmar que estos movimientos sean invariablementeprogresistas; de hecho, muchos de ellos encarnan formas de poltica de locultural que son problemticas para los derechos de las minoras, las muje-res y otros grupos. No obstante, hasta esos movimientos conservadoresemergen a menudo como una reaccin contra el fracaso de los rdenes yregmenes geopolticos precedentes y, como tales, permiten realizar uncuestionamiento colectivo de lo que tena de equivocado esa geopoltica. Larevolucin iran es un buen ejemplo: aunque se demostr violenta y dicta-torial, ha permitido a los iranes intentar el desarrollo de formasculturalmente legtimas de concebir el progreso social y poltico que noreplican los errores del rgimen del Sha, entre los que figuraban una alie-nacin total del Islam y un proceso de modernizacin violento.

    Para ilustrar esta idea presento una serie de herramientas conceptua-les tomadas del trabajo acadmico sobre los movimientos sociales, vincu-lndolas despus con los debates jurdicos internacionales, para demostraras que pensar el derecho internacional a travs de los movimientos socia-les es mucho ms positivo que hacerlo a travs de los Estados (como hacenlos positivistas irrealistas) o los individuos (como hacen los liberales y losnaturalistas).

    El propsito central de esta investigacin en las pginas que siguen esresponder la pregunta: cmo se inscribira esta resistencia en el derechointernacional? El concepto de poltica de lo cultural es introducido eneste captulo y se sugiere que el derecho internacional debe alejarse de laconcepcin unitaria de la esfera poltica en que se sostiene y que concibe al

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 273RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    Estado o al individuo como los actores polticos principales. Examino luegocuatro reas en las cuales la praxis de los movimientos sociales supone undesafo radical a los derechos humanos, que funcionan como el nico dis-curso aprobado de resistencia, como lo expliqu en el captulo anterior:a. el establecimiento de un discurso alternativo de derechos humanos

    desde la praxis de los movimientos sociales que no se puede represen-tar mediante el paradigma existente de los derechos humanos. La praxisde los movimientos sociales problematiza la posicin tradicionalprosoberana o antisoberana de los internacionalistas, mostrandocmo es posible reconocer los derechos humanos sin apoyarse en elEstado y, al mismo tiempo, evitar adoptar una postura antiestatal quees caracterstica del discurso predominante sobre los derechos;

    b. la redefinicin de sociedad civil y democracia: los movimientos socialesempujan al derecho internacional ms all de las definiciones formalistasde democracia, como los derechos electorales, y de definiciones negati-vas de la sociedad civil, como campo de la actividad no gubernamental,hacia una definicin ms rica y positiva que se fundamenta en unapoltica de lo cultural de la identidad, la autonoma y el territorio. Asu-miendo una perspectiva de los movimientos sociales se demuestra quela nocin de sociedad civil no se restringe a las ONG, en mi opinin.Tambin se introduce el concepto de pblicos alternativos de NancyFraser para proponer una revigorizacin del concepto de sociedad civilen el derecho internacional;

    c. la ruptura del nexo entre propiedad y derechos, reafirmando el controllocal sobre la propiedad; los movimientos sociales han obligado a laconstruccin de concepciones alternativas de las estructuras econmi-cas y propietarias en varios pases occidentales y no occidentales, reve-lando as sorprendentemente lo inadecuado de las concepcionesexistentes acerca de la propiedad y los mercados, y planteando seriosretos al internacionalismo liberal;

    d. los movimientos sociales contradicen uno de los principios centrales delas ortodoxias liberales actuales: el de que una mayor globalizacinconduce inexorablemente a una marginalizacin de lo local y hacia eltransnacionalismo; en lugar de ello, los movimientos sociales mues-tran que una mayor globalizacin puede perfectamente conducir haciaun incremento de la importancia de lo local como agente de cambiosociopoltico en los pases en vas de desarrollo. Esta idea de lo localpuede reflejarse en estructuras gubernamentales (como los Panchayats*

    * El autor se est refiriendo a una forma de autoridad local en los Estados de la India, semejantea un concejo popular municipal, pero que en la India en ocasiones se desarrolla tambin en unsegundo nivel de confederaciones municipales. Obviamente, supone una descentralizacin delpoder gubernamental (N. del T.).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 274 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    en la India) o a travs de combinaciones nicas entre gobierno y socie-dad civil que suponen un reto para la propia definicin del Estado5. Enningn lugar esto es ms visible que en la popularidad reciente de laautonoma, la descentralizacin y la devolucin de competencias a laescala local en varios pases en vas de desarrollo.

    El segundo componente del argumento principal de este captulo esque mientras que el sistema jurdico internacional contina todava orga-nizndose sobre una base global, tambin se demuestra cada vez msinadecuado y es resistido, cooptado y transformado por los movimientossociales en el mbito local y tambin glocal*. Ello tiene serias impli-caciones para los lmites espaciales dentro de los cuales se conceptualiza,se elabora y se discute el derecho internacional. Sugiero que el derechointernacional es incapaz hoy en da de abordar ese desafo.

    LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DERECHOINTERNACIONAL: UNA INTRODUCCIN TERICAY UNA REDEFINICIN DE LO POLTICO

    Comenzar ofreciendo una introduccin contextualizada de los desafostericos que surgen cuando se adopta una perspectiva del derecho interna-cional desde los movimientos sociales. El inters actual por los movimien-tos sociales debe remontarse al contexto histrico en el cual las formas demovilizacin popular comenzaron a transformar el Tercer Mundo. Durantelos aos cincuenta y sesenta, las principales formas de movilizacin popu-lar en el Tercer Mundo se organizaban en torno a la nacin, iban dirigi-das esencialmente a la liberacin nacional del gobierno colonial, seorganizaban en torno al concepto de clase y se encaminaban a la transfor-macin estructural de los rdenes sociales y econmicos coloniales y de-pendientes** dentro del Tercer Mundo. Este radicalismo de masas seencontraba detrs del radicalismo de lite del Tercer Mundo del que fuetestigo la ONU cuando se exigi un NOEI. Todo ello fue acompaado y

    5 Un excelente ejemplo de ello se puede ver en Tendler (1997, captulo 6).

    * Glocal es el adjetivo correspondiente al neologismo glocalizacin, que se utiliza con fre-cuencia en la bibliografa sobre la globalizacin para denotar fenmenos sociales (como losmovimientos estudiados en este libro) que combinan la accin global con la accin local (Notadel editor).

    ** El autor usa en el original la palabra comprador, que la lengua inglesa incorpor del portu-gus para definir originalmente a los intermediarios comerciales de nacionalidad china y deotras nacionalidades asiticas que servan de puente entre el capital extranjero y el capital local.Estos intermediarios amasaban a veces grandes fortunas que dependan, naturalmente, delmantenimiento de estructuras de dependencia econmica colonial. Por extensin, se habla decomprador class o clase dependiente, en el sentido de una burguesa local cuyos interesesestn alineados con el inters del capital extranjero (N. del T.).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 275RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    seguido de grandes movilizaciones pblicas en los pases occidentales, comolos movimientos en los EE.UU. por los derechos civiles, el nacionalismonegro, los derechos de las mujeres y los derechos de las lesbianas, o elmovimiento verde en Alemania occidental o las protestas estudiantiles de1968 en Francia.

    Sin embargo, a comienzos de los setenta, despus de la cada planea-da de Allende en Chile, la divisin de la coalicin del Tercer Mundo a me-diados de los setenta, la contencin de los movimientos nacionalistas y declase por los dos superpoderes, y la desilusin genuina de los movimientosde base con la violencia del proyecto de construccin nacional en muchospases del Tercer Mundo, comenzaron a surgir nuevas formas de moviliza-cin popular, que respondan y se resistan a nuevas formas de dominaciny explotacin (como la explotacin de la mano de obra extranjera, los ocu-pantes ilegales de viviendas, las mujeres, etc.).

    Estas formas de movilizacin comenzaron a transformar el panoramapoltico, econmico y social en muchos pases del Tercer Mundo y, sin em-bargo, no se podan analizar dentro del paradigma marxista, que habaproporcionado las herramientas para la interpretacin del cambio socialradical en el Tercer Mundo durante varias dcadas. El trabajo acadmicosobre los movimientos sociales surgi en gran medida como respuesta aesas nuevas formas de movilizacin, aunque intentara explicar tambin elagotamiento de la ideologa de izquierdas. Ello explica el intento por distin-guir las nuevas formas de movilizaciones populares como nuevos movi-mientos sociales, que se basaran en una poltica de identidad, separndolosas de los movimientos sociales presumiblemente viejos, tales como losmovimientos de liberacin nacional o los movimientos basados en la clase.

    Hacia finales de los noventa, los movimientos basados en la identidadcomenzaban a perder fuerza y fueron sujetos a una crtica severa por partede los posmarxistas, entre otros. Ello sigui al descubrimiento de que elmovimiento hacia el mercado que experiment la poltica de desarrollo acomienzos de los noventa coincidi convenientemente con la relegacin dela clase a favor de la identidad.

    El espectro completo de trabajos acadmicos que discute los procesospolticos y sociales anteriores es a lo que me refiero como trabajo acadmi-co sobre movimientos sociales. Es un trabajo acadmico complejo, variadoy que se extiende a lo ancho de varias disciplinas, incluyendo la sociologa,la poltica comparativa, la antropologa y los estudios crticos de desarrollo.

    Este trabajo acadmico contiene una multitud de concepciones acercade lo que constituye un movimiento social y de lo que distingue un movi-miento nuevo de uno viejo. Por poner un ejemplo, Mario Diani (1992)identifica los siguientes elementos generales en un movimiento social: 1)involucra redes de interacciones informales entre una pluralidad de acto-

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 276 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    res, 2) tiene un compromiso con los conflictos culturales y polticos, y 3) seorganiza sobre la base de creencias compartidas e identidades colectivas.De esta definicin surgen varias cuestiones importantes.

    Primero, est la cuestin de qu es lo que hace que un movimiento sedesarrolle con ms xito que otro, es decir, qu tipo de redes de interaccinson necesarias para convertir el descontento popular o la desafeccin espo-rdica en un movimiento viable. Una respuesta general a esa pregunta esque la organizacin del movimiento social o las ONG proporcionan elaglutinante necesario para coordinar a actores con motivaciones mltiplesy conseguir que se unan al movimiento (Tarrow 1998, 15). Ello no significaque las ONG lideren movimientos sociales6 o que por s mismas los consti-tuyan (Diani 1992, 13-14)7. Amnista Internacional no es un movimientosocial, pero puede formar parte de movimientos sociales concretos en luga-res concretos, como en un movimiento por la abolicin de la pena capital,por ejemplo.

    Segundo, la pluralidad de actores en los movimientos sociales incluyeorganizaciones, grupos de individuos e individuos, cada uno de ellos poten-cialmente con distintas motivaciones para unirse a dichos movimientos. Elmovimiento antiglobalizacin, que se ha manifestado en las calles de Was-hington y de muchas otras ciudades del mundo, es un ejemplo de esa plura-lidad: est integrado por activistas sindicales occidentales, preocupados porla prdida de trabajos, pero tambin por sindicalistas que presionan por unmayor proteccionismo econmico; por activistas medioambientales preocu-pados por el dao ecolgico que causan las prcticas empresariales globales,pero tambin por anarquistas que arrojan bombas a las tiendas de Starbucks,la empresa multinacional comercializadora de caf; por activistas de dere-chos humanos preocupados por la falta de responsabilidad democrtica so-cial de las empresas y de las organizaciones internacionales, pero tambinpor gobiernos que explotan esos temores para promover sus interesesgeopolticos; por movimientos sociales del Tercer Mundo para los cuales lalucha contra la globalizacin es una lucha por la supervivencia, junto conotros que se suman a las manifestaciones, pero que no tienen ningn inte-rs inmediato en juego y a los que simplemente les gusta ser parte delespectculo. Explorar y comprender estas distintas motivaciones es funda-mental para aprehender adecuadamente cmo funcionan en la prctica lasnormas y procesos jurdicos internacionales.

    Tercero, la nocin de conflicto es comprendida, como observa Diani(1992, 10), de distintas maneras por los acadmicos. Algunos entienden el

    6 Como afirma Tarrow (1998, 15), una relacin bimodal entre lderes y seguidores se encuentraausente en los movimientos.

    7 Vase Fisher (1997).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 277RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    conflicto como algo primordialmente interpersonal y cultural (Melucci 1989),mientras que otros lo ven como algo dirigido hacia el cambio econmico ypoltico8. En el contexto del Tercer Mundo, la mayora de los movimientossociales surgen del conflicto con el desarrollo capitalista. Barry Adam (1993,322) seala que:

    ignorar la dinmica del desarrollo capitalista, el papel de los merca-dos de trabajo en la reorganizacin espacial y las relaciones familia-res, y la interaccin de las categoras nuevas y tradicionales depersonas con los patrones de empleo y desempleo, es ignorar losrequisitos estructurales que han hecho que los nuevos movimientossociales sean no slo posibles, sino predecibles.

    Estos escritos acadmicos tambin observan que la manera en que sedesenvuelve un conflicto, las estrategias que se usan, los medios desplega-dos y los despreciados, y simplemente aquello que se considera poltico,dependern de los mtodos histricos propios de protesta en cada sociedad,lo que Tarrow (1998, 18) llama convenciones de protesta. Ello exige unacomprensin profundamente contextualizada de la resistencia, a diferen-cia de la categora totalizante de los derechos, que presupone que la resis-tencia se expresa slo en los campos seculares, racionales y burocrticosdel Estado moderno, especialmente a travs del sistema judicial. As, losparisinos construyen barricadas (Tarrow 1998, 19) y los indios despliegandharnas y satyagrahas*. La poltica de lo cultural como concepto es crti-ca para comprender lo que se acaba considerando poltico cuando aparecenconflictos en sociedades concretas. En lugar de eso, el derecho internacional(y el derecho general) reduce los conflictos complejos de las sociedades nooccidentales a la cultura poltica racionalista, universalista e individualis-ta de Occidente (Mouffe 1993, 2).

    El elemento final de la definicin de Diani es que los movimientos seorganizan sobre la base de creencias compartidas e identidades colectivas,lo que lleva a plantearse la cuestin en primer lugar de cmo llegan aconstruirse esas identidades. Algunos sugieren que una movilizacin delconsenso es una parte activa en la formacin de un movimiento (Tarrow1998, 22-23), mientras que otros advierten que las diferencias irreconcilia-bles conducen a procesos de realineacin y negociacin entre los actores(Diani 1992, 9). Para m, ambos procesos se dan en muchos movimientossociales, a menudo simultneamente. Segn aumenta la distancia entrelos diferentes actores y se aleja la posibilidad del consenso, comienza a

    8 Tarrow (1998, 18) teoriza que los movimientos responden a las oportunidades polticas ypromueven sus causas en directo conflicto con las esferas polticas formales. Los posmarxistasdestacan cmo surgen los movimientos a travs de las luchas existentes dentro del Estado y elcapital. Vase Adam (1993).

    * Formas de protesta popularizadas por Gandhi en la India. Las dharnas se pueden traducircomo sentadas, mientras que las satyagrahas son manifestaciones no violentas (N. del T.).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 278 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    ocurrir la realineacin de las identidades. Este proceso es totalmente diferen-te de la perspectiva del derecho a la identidad que adopta el derecho interna-cional y que contempla la identidad como una mera eleccin individual.

    Ms all del liberalismo y el marxismo:hacia una poltica de lo cultural

    Sobra comentar, por lo tanto, que las nuevas formas de movilizacin delTercer Mundo no pueden ser analizadas usando las categoras liberales,como la de los derechos.

    Primero, la teora liberal asume una distincin tajante entre lo pblicoy lo privado, privilegiando slo aquello que pertenece a la esfera pblicapara la proteccin legal. Como muestra vvidamente el eslogan feminista lopersonal es poltico, ese esquema simplemente fracasa a la hora de tomar encuenta las relaciones de poder en los mbitos domstico o privado. Esa dis-tincin se basa en un mbito estrictamente delimitado de lo poltico que,como han mostrado las feministas, entre otros, es inadecuado.

    Segundo, la teora liberal asume que todo poder legtimo confluye enuna voluntad soberana y que toda la actividad poltica debe conducirse atravs de mbitos institucionales, como el poder legislativo, y a travs deinstituciones, como los partidos polticos. En la experiencia de los movi-mientos de masas del Tercer Mundo, esa presuposicin aparece como disci-plinaria (en la medida en que excluye a otros mbitos para hacer poltica) ycomo generadora de una versin corrupta del estatismo.

    Los tericos sociales europeos, especialmente Jrgen Habermas, AlainTouraine, Claus Offe y Alberto Melucci, han criticado esa tendencia liberala unificar el espacio poltico. Habermas, de manera especfica, ha teorizadoacerca de los nuevos movimientos sociales, inspirndose en la experienciade los movimientos alemanes de los Verdes, y ha postulado la idea de esfe-ra pblica donde, segn l, tendra lugar la formacin de la opinin conanterioridad a la formacin de voluntad en los mbitos polticos sanciona-dos. Esta idea de esfera pblica ha sido una herramienta til para laconceptualizacin de los movimientos sociales.

    Tercero, la teora liberal asumi la unidad del actor social (como consu-midor, productor, ciudadano, etc.) y creo mbitos formales en los cuales serepresentaran los intereses de esos actores sociales. La praxis de los movi-mientos sociales en el Tercer Mundo muestra que la heterogeneidad y lapluralidad de los actores sociales es una caracterstica esencial de la movi-lizacin de masas, que el modelo de representacin liberal no puede aco-modar sin violentar ese carcter heterogneo.

    Cuarto, la teora liberal asumi una visin armoniosa del crecimientoeconmico, en la medida en que dio por hecho que el Estado de bienestar

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 279RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    de la posguerra se encargara de humanizarlo. Esa conviccin se basaba enel entendimiento de que las contradicciones creadas por las institucionesde la sociedad civil (la propiedad, el mercado, la familia y otras similares)seran neutralmente resueltas por el Estado. En lugar de conseguirseese resultado, el Estado simplemente coloniz la sociedad civil y, prcti-camente, todos los espacios de la vida. Ello fue especialmente cierto enLatinoamrica y Asia, donde se persigui una industrializacin dirigida porel Estado como parte de una estrategia de sustitucin de las importacio-nes. Consecuentemente, los movimientos sociales en el Tercer Mundo hansurgido en parte como un intento por liberar del Estado esos espacios de lavida, y en parte como un intento por politizar las propias instituciones de lasociedad civil, de manera que ya no dependan de ms regulacin y mayorcontrol.

    Cmo trata la teora marxista todo esto? Despus de todo, el marxis-mo ha proporcionado las herramientas tericas para analizar los conflictossociales en el Tercer Mundo durante casi medio siglo. Una respuesta direc-ta es, como he sugerido, que los movimientos sociales del Tercer Mundosurgen sustancialmente como respuesta al fracaso del marxismo como dis-curso liberatorio. Esto se debi a muchos factores. Primero, el marxismoasumi la identidad de los agentes sociales (campesinos, mano de obra,etc.) a travs de estructuras sociales permanentes que privilegiaban algu-nas categoras sobre otras (v. gr., el proletariado como la vanguardia). Ellosignific, por ejemplo, que una lucha que careciese de una base de clasereal, como el feminismo burgus o los granjeros kulak*, no poda sercomprendida dentro de la teora. Debido a ello, el marxismo se fue hacien-do rpidamente irrelevante para la mayora de las luchas sociales del Ter-cer Mundo, que se organizaban en torno a los problemas de la degradacinmedioambiental, la opresin de las mujeres, la distribucin del trabajo o ladesposesin de la tierra o de los activos productivos de los granjeros.

    Segundo, el marxismo estaba comprometido con una visin evolutivade la sociedad y en consecuencia tenda a interpretar todas las luchas so-ciales en trminos de un movimiento del feudalismo al capitalismo, porejemplo. Adems de ser rgido y esencialista, ese determinismo histricono poda captar la naturaleza real de muchos de los movimientos socialesdel Tercer Mundo, que combinaban las luchas sobre los aspectos materia-les (lucha econmica) con las luchas sobre los significados simblicos (lu-

    * En ruso, kulak es la palabra que se usa para definir al granjero rico, es decir, a aquel queposee tierras y ganado suficientes para una explotacin econmica rentable. Durante el gobier-no de Stalin, se revelaron contra la colectivizacin de sus bienes, lo que ocasion una represindel gobierno comunista que se propuso eliminarlos como clase. Algunas estimaciones calcu-lan que la represin de los kulak caus 7 millones de muertos. Vase John Heidenrich (2001).How to Prevent Genocide: A Guide for Policymakers, Scholars, and the Concerned Citizen.Westport, CT: Praeger Publishers (N. del T.).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 280 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    cha cultural). Adems, esta visin evolutiva rayaba en etnocentrismo alasumir automticamente la superioridad de ciertas formas especficas demodernidad occidental sobre la tradicin no occidental. Fue rechazada porvarios movimientos sociales en el Tercer Mundo como los zapatistas, quese organizaron en torno a una identidad cultural particularmente fuerte.

    Tercero, el marxismo comparta con la teora liberal la comprensin deun espacio poltico unificado y, en consecuencia, vea el Estado como elprincipal agente del cambio social y econmico. Consecuentemente, el pro-psito de la movilizacin de masas as se teorizaba era la captura delpoder estatal. Ello se reforzaba mediante el estatismo de los modelos dedesarrollo del Tercer Mundo en el periodo posterior a la Segunda GuerraMundial, como el de sustitucin de importaciones y la promocin de lasexportaciones. Los movimientos sociales, por otro lado, rechazaban el Es-tado como principal agente de las transformaciones sociopolticas y no bus-caban el poder del Estado como un fin en s mismo. En lugar de ello, buscabanrecuperar su propio espacio poltico, en el que pudieran establecer el ritmoy la direccin del cambio econmico.

    Cuarto, el marxismo comenz a perder contacto con los nuevos mode-los de estructuras econmicas y las nuevas formas de lucha que les acom-paaban, no slo en las sociedades industriales avanzadas, sino tambin enel Tercer Mundo. Estas nuevas economas, como se poda ver claramenteen la aparicin de la inversin directa extranjera o en los mercados decapital y bienes, comenzaron a mostrar que la esfera de la acumulacin decapital y sus procesos eran ms amplios que aquellos de la produccin eintercambio de bienes. Eran ms amplios de al menos dos formas: prime-ro, la acumulacin de capital estaba ocurriendo en una escala global, mien-tras que la produccin de bienes se haba teorizado dentro de los lmites delEstado-nacin. Segundo, la acumulacin de capital comenzaba a incluircantidades substanciales de trabajo (trabajo domstico, trabajo del inmi-grante informal en industrias de bajos salarios) y riqueza (la naturaleza ens) que no se incluan en la produccin e intercambio de bienes. En pocaspalabras, se estaba creando una economa internacional.

    Por todo ello, el marxismo era simplemente incapaz de proporcionarlas herramientas tericas para aprehender y responder ese fenmeno. Losmovimientos sociales que aparecen en el Tercer Mundo surgen en granmedida como respuesta a estas nuevas formas duras de economa global.Los movimientos de pueblos indgenas, de pescadores, de granjeros y lasprotestas antiglobalizacin son as el resultado del fracaso del marxismocomo una doctrina de izquierdas coherente. Sugerira, siguiendo a GailOmvedt (1993, xvi), que lo que se necesita es un materialismo histrico detodos los grupos afectados negativamente por la nueva economa global (nome extiendo ms en este punto).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 281RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    Los movimientos sociales surgen, por lo tanto, como un desafo al libe-ralismo y al marxismo, y, por ello, por extensin, a las teoras existentesdel derecho internacional. Estas teoras van desde lo utpico (liberal, oc-cidental, naturalista) a lo apologtico (marxista, tercermundista, positivista).Los utpicos imaginan un mundo sin soberana (aunque no necesariamentesin Estado), en el cual los individuos sean los actores polticos primarios.Los apologistas, por otro lado, asumen la comunidad poltica del Estado-nacin como el principal actor poltico y buscan imaginarse un orden jurdi-co internacional que est creado y limitado simultneamente por esasoberana. Los movimientos sociales invierten ambas formas de imaginar-se el orden internacional: buscan preservar la autonoma que se contieneen la visin positivista, pero abandonan el Estado-nacin como la colectivi-dad que garantizara esa autonoma; tambin comparten la profunda sos-pecha naturalista del Leviatn, pero reconocen una multiplicidad de mbitosque incluye a la comunidad (ms que al individuo en s) como actor poltico.En lugar del espacio poltico unificado que permiten las teoras existentes,los movimientos sociales buscan redefinir los propios lmites de lo que sepuede considerar propiamente como poltico.

    De hecho, todos los movimientos sociales ponen en marcha una formanica de la poltica, que etiquetara como poltica de lo cultural. Al deciresto, no pretendo privilegiar a los movimientos que sean ms claramenteculturales, calificndolos como autnticos. En el pasado, esa fue la conse-cuencia de una falsa dicotoma entre los movimientos sociales nuevos yviejos: los nuevos estaran basados en la identidad y en nuevas formas depoltica (como los derechos humanos, medio ambiente, etc.), mientras quelos movimientos viejos lucharan por los recursos y por la necesidad decontrolar las contradicciones de la economa capitalista (como los ocupan-tes ilegales de viviendas o los movimientos de pescadores y campesinos).Ms bien, las identidades de todos estos movimientos estn fuertementeasociadas con estrategias de supervivencia, lo que da nacimiento a una formade la poltica mucho ms rica, contextual y relacional. Como se expresa enuna importante recopilacin de ensayos (lvarez, Dagnino y Escobar 1998, 7):

    Interpretamos la poltica de lo cultural como el proceso puesto en mar-cha cuando el conjunto de actores sociales transforman e incorporandistintos significados y prcticas culturales en conflicto entre s... Locultural es poltico porque los significados son constitutivos de los pro-cesos que, implcita o explcitamente, buscan redefinir el poder social.Es decir, cuando los movimientos despliegan concepciones alternativasacerca de las mujeres, la naturaleza, la raza, la economa, la democra-cia o la ciudadana, que alteran los significados culturales dominantes,estn poniendo en marcha una poltica de lo cultural.

    Esta definicin deja ver claramente que la poltica es mucho ms queun conjunto de acciones tomadas en mbitos polticos formales (como el

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 282 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    parlamento); ms bien es un fenmeno descentrado en el que se englobanlas luchas de poder, que tienen lugar en mbitos privados, sociales, econ-micos y culturales, adems de en los mbitos formales. Al desafiar y redefinirlo que cuenta como poltico y quin define qu es poltico, los movimientossociales fomentan concepciones alternativas a lo poltico mismo.

    Para ilustrar de forma ms clara esta definicin rica y relacional de loque significa lo poltico para el derecho internacional, resumir sus ele-mentos:

    a. La poltica va ms all de lo que hacemos en los mbitos formales y porconsiguiente ms all de los derechos de voto y la representacin. Sinembargo, el derecho de los derechos humanos y la ciencia poltica pre-dominante continan centrndose en lo que ocurre en los mbitos for-males, excluyendo las movilizaciones no institucionales. Por ejemplo,un destacado terico de la democracia (Diamond y Plattner 1993) afir-ma que la institucionalizacin poltica es el factor ms importante yurgente para la consolidacin de la democracia. Esta visin reduc-cionista rige varios campos del derecho internacional, incluyendo elmantenimiento de la paz y la construccin de la paz, el derecho econ-mico internacional, el buen gobierno y las intervenciones humanita-rias para salvar a los Estados fallidos.

    b. Las luchas sobre los significados y valores en el dominio de la culturason tambin polticas. Lo personal es finalmente poltico. Esto invierteel prejuicio contra la cultura que ha exhibido tradicionalmente el dere-cho internacional.

    c. Las luchas polticas son relacionales: no son individuales. As se aban-dona el modelo individualista de la poltica que ha gobernado la teorade los derechos liberales y la teora jurdica internacional realista. Paradarle significado a las concepciones alternativas en torno al cuerpo dela mujer, se necesita mirar la forma en que los grupos y las comunida-des se movilizan en circunstancias especficas.

    d. El conflicto se encuentra en el corazn de la poltica. Este elemento,que se toma del marxismo, invierte la presuncin de la teora liberal afavor de la armona entre las clases sociales (y el resultante encubri-miento de los conflictos subyacentes). Estos conflictos, que surgen tan-to en el nivel simblico como en el material, no se dan entre Estados-nacin, sino entre clases. Este elemento presta una perspectiva muynecesitada y orientada hacia la izquierda que se opone al prejuicio capi-talista, procosmopolita y proglobalizacin del derecho internacional.

    e. Postulando una poltica de lo cultural, los movimientos sociales fomen-tan efectivamente modernidades alternativas. Como lo expone FernandoCaldern, algunos movimientos plantean la cuestin de cmo ser mo-derno y diferente a un tiempo (citado en lvarez, Dagnino y Escobar

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 283RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    1998, 9): al movilizar significados que no pueden definirse dentro de losparadigmas ordinarios de la modernidad occidental, desafan la autori-dad del derecho internacional para pronunciarse acerca de qu es lomoderno y qu lo tradicional.

    f. Finalmente, las identidades no se producen simplemente como conse-cuencia de la eleccin individual, sino de las actividades relacionalesentre un grupo de personas que se renen para conseguir un propsitocomn en la forma de un movimiento. En este sentido, los derechos ala identidad son inherentemente relacionales9, algo totalmente extra-o tanto a las aproximaciones utpicas como a las apologistas del dere-cho internacional.Se puede ver ahora que la praxis de los movimientos sociales desafa

    constantemente los propios fundamentos del derecho internacional y pro-porciona una forma ms realista y esperanzadora de imaginar un ordenpos-Westfalia, como lo ha llamado Richard Falk. En lugar de las categorasuniversales de soberana y derechos, los movimientos sociales ofrecen unadefensa de lo pluriversal de las comunidades locales. Al hacer eso, mues-tran las limitaciones de un orden mundial liberal kantiano, que se asientaprincipalmente en la autonoma individual y en los derechos, y de un ordenmundial realista, que se basa primariamente en la soberana estatal.

    REPENSANDO EL DERECHO INTERNACIONALDE LOS DERECHOS HUMANOS: LOS MOVIMIENTOSSOCIALES COMO ESTRATEGIAS CONTRAHEGEMNICAS

    En esta seccin planteo un enfoque interdisciplinario del derecho interna-cional de los derechos humanos desde la perspectiva de la teora de losmovimientos sociales en la antropologa social. La discusin se sita en elcontexto marcado por la aparicin de varios tipos de movimiento de protes-ta y resistencia en el Tercer Mundo durante las dos ltimas dcadas ms omenos. A pesar de la aparicin de esos movimientos y de un conjunto deescritos acadmicos, el derecho internacional de los derechos humanos hapermanecido virtualmente aislado de ambas cosas. De hecho, las obrasacadmicas sobre el derecho internacional y el derecho internacional delos derechos humanos que han intentado realizar un trabajo interdisci-plinario, hasta ahora no han prestado atencin a la antropologa social, engeneral, ni a la investigacin sobre movimientos sociales, en particular10.

    9 Los trabajos acadmicos recientes sobre derechos y propiedad en los EE.UU. se han dirigidohacia la construccin del enfoque a partir de las relaciones sociales, como discuto despus.Vase en particular el trabajo de Jennifer Nedelsky, Joseph Singer y Jack Beerman.

    10 Las excepciones son Falk (1987), Hunt (1990), Aziz (1995) y Stammers (1999). Para un intentoparcial de comprometerse con los movimientos sociales, vanse Otto (1996a) y Weston (1992).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 284 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    Dada la retrica antiestatal de gran parte del derecho internacional delos derechos humanos y el nfasis que la teora y prctica de los derechoshumanos coloca en el papel de las ONG y de la sociedad civil, sorprendebastante que los activistas de los derechos humanos y los internacionalistasno se hayan tomado seriamente la investigacin sobre movimientos socia-les. Esta seccin intentar dar algunas respuestas a esas cuestiones. Granparte del trabajo interdisciplinario existente, que surgi en parte como unintento por comprender la influencia creciente de la sociedad civil globalen la poltica internacional, se apoya en la teora de las relaciones interna-cionales, con su retrica centrada en el Estado y en una estructura norma-tiva liberal o realista (Lipschutz 1992, Wapner 1994, Symposium Issue 1994,Spiro 1995). Siendo as, no aprecia el desafo fundamental, epistemolgico,que los movimientos sociales presentan al derecho internacional. Los aca-dmicos analizan la aparicin de los movimientos sociales dentro del para-digma liberal de los derechos humanos, en lugar de ver la praxis de losmovimientos sociales como un desafo y una alternativa al discurso de losderechos. Sostendr que los movimientos sociales constituyen efectivamentealternativas al discurso de los derechos.

    Comenzar revisando algunos de los temas del ltimo captulo paraproporcionar el marco en el que se desarrolla este tema. Para empezar, noobstante toda su retrica antiestatal, la teora y la prctica del derechointernacional de los derechos humanos se construye sobre la doctrina de lasoberana. De hecho, su posicin antisoberana slo lleva a la doctrina dederechos a un callejn sin salida, vaco y contencioso, donde vive entre elbloqueo terico y la limitacin prctica, al afirmar la centralidad de la sobe-rana mediante su negacin. En concreto, las debilidades crticas de lahistoriografa aceptada de los derechos son dos, como yo lo veo: la omisinde la resistencia social interna como praxis de los derechos humanos, porestar centrada exclusivamente en el Estado, y su aceptacin acrtica de laretrica liberal antisoberana, sin examinar los fundamentos culturales ysocioeconmicos de los derechos y la soberana. Estas debilidades han re-ducido bastante el potencial transformador del discurso internacional delos derechos humanos y lo han convertido en una sirvienta de las constela-ciones y ejercicios concretos de poder.

    Estas debilidades se deben a la naturaleza del discurso de los derechos,el vocabulario de la praxis internacional de los derechos humanos y surelacin con la soberana y la propiedad. Como ya lo sostuve, el discursopredominante sobre los derechos tiene un efecto profundamente conserva-dor sobre el potencial transformador de los derechos humanos internacio-nales. Ello ocurre de distintas formas. Primero, segn la teora liberalinspirada en Locke, los derechos se concebiran negativamente, como esfe-ras de autonoma individuales frente al Estado. De hecho, esa es la forma

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 285RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    en que los derechos de propiedad se concibieron exactamente bajo el capi-talismo liberal del laissez-faire anterior a la Primera Guerra Mundial y laforma en la que se comprendi la soberana en el orden mundial pos-Westfalia.

    Esa idea de derechos negativos se encuentra en el centro del discursode los derechos humanos bajo la forma de los derechos civiles y polticos.Por su naturaleza, estos derechos negativos no se cuestionaban las causasestructurales o sociopolticas que estn en la raz de las violaciones dederechos humanos, tales como las estructuras de la propiedad de la tierra,la militarizacin, la autonoma local o el control sobre los recursos natura-les. Segundo, los otros derechos que s cuestionaban la base material de lasviolaciones de los derechos humanos, es decir, los derechos econmicos,sociales y culturales, fueron tratados como derechos de segunda genera-cin, cuyo cumplimiento dependa de un estndar de realizacin progre-siva y no eran de inmediato cumplimiento. Tercero, los derechos colectivoscomo la autodeterminacin, que tenan el potencial de alterar la naturale-za conservadora de la praxis de los derechos humanos, fueron controladosal ser sometidos a dos reglas: que no violaran la integridad territorial exis-tente de los Estados y que no incluyeran la autodeterminacin econmica.

    Esta situacin sufri un cambio significativo en los aos setenta y ochen-ta. Primero, la teora del desarrollo se desplaz del crecimiento por goteoal crecimiento con redistribucin y de las necesidades bsicas al desarrollohumano participativo. Durante el mismo periodo, el discurso de los dere-chos humanos tambin se desplaz de un nfasis exclusivo sobre los dere-chos civiles y polticos a una posicin en la que todos los derechos eranindivisibles e interdependientes y, finalmente, a un conjunto de derechosde tercera generacin, como el derecho al desarrollo. Esta convergencia,de las polaridades econmicas y polticas, produjo una crisis en la teora delos derechos humanos, aunque tambin abri nuevos campos excitantespara la prctica de los derechos humanos. Esa crisis se produjo como resul-tado del hecho de que derechos como el derecho al desarrollo van directa-mente contra la base de la legitimidad del Estado y contra la viabilidad dela doctrina de la soberana, al cuestionar la ndole desarrollista del Estado,incluyendo la labor prominente del Estado en el proceso de desarrollo. Sinembargo, esta crisis parece haberse superado por el momento.

    Las razones principales por las cuales esta nueva corriente de crticaha sido exitosamente cooptada por el discurso de los derechos humanosson dos: primera, la nueva corriente no cuestiona en s el modelo de desa-rrollo que segua el Estado y el papel dominante del Estado en ese proceso;segunda, la nueva corriente tambin se estructur mediante el discurso delos derechos y, por lo tanto, perda gran parte de su potencial tranformador,sin intentar repensar los trminos liberales lockeanos de ese discurso para

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 286 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    poder reflejar las formas pluriversales de la dignidad humana y la libertad.Sin que ocurra ese replanteamiento, la articulacin de cualquier proyectoemancipador dentro del lenguaje de los derechos est limitada por sus tr-minos disciplinarios y racionalistas, que subrayan la autonoma individualpor encima de las relaciones humanas y la confianza. El modelo de desarro-llo seguido por el Tercer Mundo se basaba en las ideas occidentales deracionalidad y progreso, que tenan que cuestionarse para poder formularuna praxis crtica de los derechos humanos. El discurso de los derechos,con su conexin histrica con las ideas de propiedad y soberana, tena quereemplazarse con otras estrategias o discursos con el fin de superar suinfluencia conservadora. Nada de esto ocurri.

    Contrastndose con esta historiografa, los movimientos sociales ofre-cen muchas cosas que son diferentes e interesantes desde el punto de vistade los derechos humanos. Primero, gran parte de la prctica y la teora delos movimientos sociales es radicalmente escptica frente al desarrollo, en lamedida en que esos movimientos sociales no pretenden alcanzar econmicay socialmente a Occidente, sino que buscan determinar qu clase de creci-miento es mejor para ellos, bajo qu condiciones debera ocurrir ese creci-miento y si no deberan existir lmites para l. En este sentido, contradicenlas ideas occidentales de racionalidad y progreso, que se basan en el princi-pio de la escasez y una poltica de crecimiento siempre en aumento.

    Segundo, partes sustanciales de la teora y prctica de los movimientossociales no se basan en el Estado como centro de actividad. Ello se debe noslo a que muchos movimientos sociales no aspiran al poder del Estado,sino tambin a que la prctica de muchos movimientos sociales trasciendeel dualismo soberana-antisoberana que tipifica el discurso de los derechoshumanos.

    Tercero, la prctica y la teora de los movimientos sociales ofrecenmaneras de pensar interesantes y distintas acerca de cmo conseguir elpotencial emancipador o liberador del discurso de los derechos, sin sucum-bir entonces a las influencias conservadoras sobre la propiedad y la sobera-na que se encuentran en sus races.

    Finalmente, es muy probable que la investigacin sobre movimientossociales contribuya al derecho internacional de los derechos humanos almenos en dos campos de crtica importantes. En el campo de las crticasfeministas a la distincin pblico-privado, la nocin de poltica de lo cultu-ral, planteada anteriormente, es probable que como resultado de su esfe-ra poltica descentrada y de la pluralidad de actores sociales ofrezca unaalternativa a la poltica liberal del discurso de derechos humanos predomi-nante. Muestra cmo podra ser posible desarrollar una praxis de los dere-chos humanos sin caer vctima de la distincin pblico-privado. Tambin,en el rea de las crticas del Tercer Mundo al relativismo cultural, es pro-

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 287RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    bable que la teora y la prctica de los movimientos sociales puedan mos-trarnos cmo es posible una praxis de derechos humanos que no sucumbaal universalismo utpico de la prctica mayoritaria o caiga en una crasaapologa del relativismo. Puede hacer eso mostrando cmo el debate sobreidentidades y valores se ve influenciado y afectado por el debate acerca delas estrategias y los recursos. A continuacin me detengo en estos tpicos.

    En este punto, debo hacer notar que no pretendo afirmar, en ningncaso, que los movimientos sociales existan como categora homognea, conun conjunto limitado e identificable de actores, racionalidad, estrategias,estructuras y valores comunes a todos ellos. Por el contrario, son extrema-damente diversos y varan enormemente de pas a pas e incluso de regina regin dentro de un pas. Pero sugerira que es esta pluralidad y contra-diccin la que hace que los movimientos sociales sean un campo de estudiode los derechos humanos interesante y til, sustrayndolo al discursomonoltico universalizador y totalizante en el que ha permanecido por tan-to tiempo.

    Los movimientos socialescomo crtica al desarrollo y la soberana

    Las siguientes siete caractersticas alejan a los movimientos sociales deldiscurso dominante de los derechos humanos que acabamos de presentar(y de sus errores). Primero, los movimientos sociales ofrecen una crticafundamental contra los modelos de desarrollo existentes y contra sus pos-tulados concomitantes de racionalidad (el lugar del experto), progreso (elsndrome de alcanzar a los desarrollados) y una narrativa metalineal. Unbuen ejemplo de esos movimientos es el Narmada Bachao Andolan (NBA)en la India (Rajagopal 2005). Hay otros ejemplos de resistencia sociopolticaque han ofrecido una crtica al modelo dominante del desarrollo, entre losque se incluiran las comunidades de base construidas en torno a la teolo-ga de la liberacin en Latinoamrica, el movimiento revivalista islmicoen Sudn o Afganistn, los movimientos revivalistas culturales,medioambientalistas o seguidores de las doctrinas de Gandhi en la India, aligual que el movimiento de los Verdes en Alemania Occidental (Banuri1990).

    Estos movimientos parecen, en general, rechazar el modelo racionaltecnolgico que subyace al discurso dominante del desarrollo. Debe obser-varse aqu que estos movimientos son significativamente distintos de otrosmovimientos del Tercer Mundo, digamos de los aos cincuenta, que pusie-ron sus esperanzas en el desarrollo comunitario. Para estos movimientossociales, el rechazo del modelo occidental implica tambin el rechazo delmarxismo, al menos en su teora de la linealidad, el modo de produccin yla versin estalinista de la vanguardia. An ms, estos movimientos socia-

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 288 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    les tambin difieren del viejo modelo de desarrollo comunitario o del purorelativismo por el nfasis que colocan en la relacin entre desarrollo y unateora de la democracia (Sheth 1987, Benhabib 1996). Ello permite distin-guirlos de la nueva corriente en el discurso de los derechos humanos delderecho al desarrollo, puesto que hace problemtica la propia nocin dedesarrollo.

    Segundo, varios movimientos sociales centran sus luchas en los nive-les materiales y simblicos, desplegando una poltica de lo cultural comola delineada anteriormente. Los ejemplos incluyen el Working WomensForum (Foro de las Mujeres Trabajadoras, WWF por sus iniciales en in-gls), el movimiento de mujeres pobres ms grande de la India, sobre elque se realiza un estudio de caso detallado en el siguiente captulo; el mo-vimiento de los ocupantes ilegales de viviendas urbanas en Brasil; el Pro-ceso de las Comunidades Negras (PCN), un movimiento indgena negro dela Costa Pacfica de Colombia, o los zapatistas en Mxico. Las luchas deestos movimientos no pueden interpretarse nicamente mediante un razo-namiento instrumental de los derechos o desde el marxismo como lucha declases. En vez de eso, el ejercicio de los derechos para los participantes deestos movimientos tiene un doble propsito: es importante en sus propiostrminos y les permite afirmar su dignidad como seres humanos, pero tam-bin les permite usar el discurso de los derechos para perseguir los objeti-vos de su lucha. La poltica liberal detrs del discurso de los derechos notiene ninguna base terica que permita acomodar este aspecto psicolgico-cultural fanoiano-nandyniano de las luchas sociales.

    Tercero, partes significativas de la prctica y la teora de los movimientossociales no se apoyan en el Estado, lo que se deduce de varias razones. Prime-ro, muchos movimientos sociales no aspiran generalmente al poder del Esta-do como un fin en s mismo11. Si uno toma los ejemplos del NBA o de losmovimientos Chipko en la India, el Co-madres o Encuentros en Latinoamrica,el movimiento ecolgico venezolano o los zapatistas en Mxico, se confirmaesa afirmacin. El movimiento zapatista es un ejemplo particularmente ade-cuado: un movimiento de la poblacin mexicana organizado en torno a la iden-tidad cultural (la etnicidad, el lenguaje, relacin con la naturaleza) que sinembargo no busca ni busc la secesin de Mxico.

    Es bastante inapropiado analizar esos movimientos en el marcointerestatal del derecho internacional (usando las doctrinas del reconoci-miento de Estados y la secesin) o en el marco liberal (usando los derechosconstitucionales). De hecho, el que no pretendan tomarse el poder estatales una de las principales caractersticas que distingue a estos movimientos

    11 Hay ejemplos de estos movimientos que s aspiran al poder del Estado, como el movimiento Daliten la India, pero no son reflejo de la tendencia general.

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 289RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    sociales de sus contrapartes histricas, como los movimientos obreros delsiglo XIX o las rebeliones campesinas del siglo XX. El Estado, naturalmen-te, puede jugar un papel importante en la formacin de estos movimientos(como ocurre con el movimiento medioambientalista venezolano) o en lasdecisiones estratgicas o tcticas por las que optan dichos movimientos.Muchos movimientos tambin trabajan con el Estado, ayudndole a cum-plir con los objetivos de sus polticas de desarrollo (como hizo C. P. Bhatt enel movimiento Chipko o Arch-Vahini en la agitacin social causada por larepresa de Narmada en Gujarat), lo que no le quita nada al hecho de quemuchos movimientos sociales no buscan el poder estatal, puesto que seven a s mismos como formaciones polticas no partidistas, como lo ex-presa Rajni Kothari (1993). No significa tampoco que repudien el poderestatal o que busquen desplazarlo gradualmente. Su fin no es la disolucinprogresiva del Estado propugnada por el marxismo ni una sociedad civilliberal que desplace al Estado y el demos como lugar real de la accinpblica. Esta forma de resistencia y protesta no centrada en el Estado esbastante distinta del discurso mayoritario de los derechos humanos, que seconstruye sobre la visin liberal de que toda actividad poltica es oprosoberana o antisoberana. En ese sentido, la orientacin de los movi-mientos sociales ayuda a trascender el dualismo soberana-antisoberanadel discurso de los derechos humanos descrito anteriormente.

    Sin embargo, no significa que estos movimientos sociales sean apolti-cos. De hecho, la poltica de los movimientos sociales parece estar des-centrada, y en ella el lema lo personal es poltico adquirira un significadoreal. Su agenda poltica parece ser una democratizacin de sus institucio-nes polticas, de la familia, de la comunidad, del lugar de trabajo y de lasociedad en general. Muchos movimientos basados en la identidad, inclu-yendo los movimientos feministas en la India y Latinoamrica o el movi-miento homosexual en Brasil, parecen organizarse ellos mismos a partirde esa comprensin de la poltica. Ello les ayuda a superar la divisin delespacio poltico que traza la teora poltica liberal entre lo pblico y lo pri-vado y que subyace en el discurso de los derechos humanos.

    Cuarto, diversos movimientos sociales rechazan la violencia como me-dio y otros parecen tener una relacin ambivalente acerca de ella (Falk1987). Los zapatistas en Mxico, el movimiento Jharkhand en la India y elmovimiento de los sin tierra en Brasil estn todos en esta categora. Todosellos tenan la posibilidad y la opcin de ejercer la violencia, pero la recha-zaron explcitamente. Se dejan a un lado as las teoras maostas o marxis-tas que apoyan expresamente el aplastamiento de las estructuras existentes.Mientras que el uso de la violencia es necesariamente una decisin tctica,hay pruebas suficientes de que existe una diferencia cualitativa en la acti-tud de la movilizacin popular hacia ese asunto.

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 290 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    Quinto, el ascenso de los movimientos sociales tambin muestra unafrustracin general con la democracia liberal y la poltica institucional for-mal. Esta prdida de fe se encuentra inextricablemente atada al fracaso delEstado en el Tercer Mundo en el cumplimiento de las promesas del desa-rrollo, pero tambin refleja una crtica ms fundamental a las limitacionesde estas instituciones, situndose as por fuera del discurso de derechospredominante, que se basa en una visin reducida de la democracia liberalcomo derecho al voto, posibilidad de candidatizarse en unas elecciones yotras manifestaciones formales semejantes (Mutua 1996a). Como lo expre-sa Smitu Kothari (1995, 448):

    Para los grupos econmica y socialmente desposedos, no es suficien-te abrazar la democracia electoral ni tampoco las polticas afirmati-vas en ausencia de una reestructuracin bsica de la sociedad haciaun mayor igualitarismo. El reto no es la distribucin y la redis-tribucin, sino la reestructuracin, de forma que exista una mayorequidad en el acceso y control de los recursos productivos. En ausen-cia de ello, la democracia tiene poco significado.

    De hecho, los movimientos sociales buscan redefinir la propia idea dedemocracia, al reconstituir las bases de la sociedad civil a travs de laaccin contrahegemnica. Trabajo este tema ms adelante, en la seccinsobre sociedad civil.

    Sexto, la mayora de los movimientos sociales del Tercer Mundo que heestudiado se encuentran insertos en campos jurdicos12 transnacionales,sin que por ello se conviertan en internacionales o en transnacionalesen un sentido tradicional. Habitan y explotan lo internacional cuando lointernacional les visita en sus casas, pero no tienen deseos de expandirsepara construir alianzas transnacionales. En esta imagen del derecho inter-nacional, una relacin no se convierte en internacional o transnacionalsimplemente por cruzar los lmites de un Estado. Ms bien, las relacionesya estn constituidas por y en los enclaves del derecho internacional yaexistentes en los Estados-nacin. Por ejemplo: el PCN en Colombia haestructurado su movilizacin dentro de los trminos del debate sobre di-versidad biolgica generado por la ratificacin de la Convencin sobre Di-versidad Biolgica; el WWF de mi estudio de caso se establece en la Indiaen la esfera de los derechos internacionales de las mujeres; los zapatistasviven dentro del mundo de los derechos de los pueblos indgenas en Mxico.

    Ninguno de estos movimientos desea convertirse en un movimientotransnacional puesto que son movimientos de base locales; pero adoptanuna actitud estratgica y eclctica hacia lo internacional cuando lo interna-cional viene a visitarlos a sus pueblos, arrabales y bosques. Esta imagen

    12 Sobre el uso de este trmino, vanse Trubek et al. (1994) y Bourdieu (1987).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 291RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    del derecho internacional es completamente diferente a la que se tienedesde los derechos liberales, cuyos lmites cognitivos se definen por loslmites del Estado-nacin, pensndose entonces que la sociedad civil sehace global o internacional slo cuando tiene actividades en ms de unEstado. Esta comprensin simplemente reproduce el orden espacial delorden internacional estatalista e intenta tamizar toda conducta humana atravs de ella.

    Sptimo, la prctica y la teora de los movimientos sociales ofrecen unanueva e interesante forma de pensar acerca de cmo rescatar las promesasemancipadoras del discurso de los derechos liberales sin sucumbir a susraces de soberana y propiedad que discutimos anteriormente, lo que tam-bin ayudara a responder a la acusacin de que los derechos humanos sonla poltica de la lite y no la poltica de las masas. Para los granjeros,dalits*, mujeres, medioambientalistas y habitantes comunes de los pueblosdesde la India hasta Los Andes, lo que diferencia a los movimientos socia-les de derechos humanos es que son el producto de las luchas reales deestas personas y no de una concepcin abstracta a priori. Esas luchas refle-jan una convergencia entre teora y accin, que los activistas y acadmicosde los derechos humanos siempre han deseado, pero que nunca han podidoconseguir hasta ahora. Esas luchas muestran cmo las comunidades y losindividuos pueden conseguir su autonoma y autorrealizacin participandoen la configuracin de su propio destino sin estar sujetos por lmites teri-cos. Y sin embargo, para poder ofrecer un programa suficientemente deta-llado y bien estructurado como alternativa al discurso de los derechosliberales, los movimientos sociales necesitan anclarse en una teora de lajustificacin que proporcione direccin normativa y coherencia al activismo.Los movimientos sociales parecen carecer de esa teora general, aunquehe discutido algunas orientaciones tericas en el captulo 1, incluyendo lanocin de contrahegemona, articulada por Antonio Gramsci.

    Ver los movimientos sociales como prcticas discursivas contrahege-mnicas les permitir concentrarse en las distintas manifestaciones de esepoder hegemnico en su vida personal y poltica. Este nfasis, por consi-guiente, se situara en el campo real de actuacin del poder, en vez de enalgn concepto predeterminado como lo pblico o incluso lo poltico.Eso permitira concentrarse en las cuestiones de clase, gnero, sexualidado en la divisin entre urbano y rural, que han sido ahogadas por el podertotalizante del discurso de los derechos liberales. Podramos entonces pre-guntarnos por la contextualizacin de las luchas locales y por las diferen-

    * En el sistema de castas de la India, la casta inferior. Sus condiciones de vida son extremadamentedifciles como consecuencia de su pertenencia a esa casta y ello a pesar de que la Constituciny el Estado indio formalmente penalizan el mantenimiento de la sociedad de castas. Aproxima-damente el 15% de la poblacin India pertenece a esa casta (N. del T.).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 292 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    cias en las formas en que se experimenta localmente la opresin y que seencuentran ocultas a la vista.

    Navegando por la crtica: el feminismo,el relativismo cultural y los movimientos sociales

    Uno de los resultados constructivos de una alianza interdisciplinaria entrelos movimientos sociales y el discurso de los derechos humanos reside ensu potencial de evitar o trascender algunas de las principales crticas con-tra el discurso predominante de los derechos humanos. Las formas princi-pales de esas crticas son las que siguen.

    Primero, las acadmicas feministas han criticado fuertemente la divi-sin binaria pblico-privado que subyace en la estructura del discurso pre-dominante (Engle 1993, Romany 1993) y la han criticado por estardeterminada en su retrica, prcticas y aparatos institucionales por el g-nero (Charlesworth, Chiakin y Wright 1991). Como ya he observado, lapoltica de los movimientos sociales, con su carencia de centro y el colapsoresultante de la distincin pblico-privado, ofrece una alternativa creble ala poltica del discurso de los derechos. Adems, gran parte de la praxis delos movimientos sociales es consciente de los fundamentos patriarcales delas esferas polticas, econmicas, sociales y personales de sus vidas e inten-tan combatirlos mediante su lucha. Ello explica por qu una parte sustan-cial de la teora y la prctica de los movimientos sociales nos ha sido ofrecidagracias a las causas feministas.

    Segundo, los activistas, acadmicos y lderes del Tercer Mundo hanacusado de neocolonialismo e imperialismo al discurso de los derechoshumanos y denunciado sus races occidentales (Bell 1996) y se han reafir-mado en el relativismo cultural como defensa (Ghai 1994). De hecho, comoha observado Makau Wa Mutua (1996b), los debates ms enconados sobrelos derechos humanos se daran hoy en da en torno a la cultura. Junto aello se encuentra el argumento de que el modelo occidental de derechoshumanos intenta exportar un modelo liberal democrtico occidental, pues-to que muchos de los derechos polticos y civiles, como el derecho regularal voto, slo pueden ejercerse en tales regmenes.

    La teora y la prctica de los movimientos sociales ofrecen un poderosoargumento en contra. Lo hacen de dos formas. Primero, los movimientossociales ofrecen un modo indgena y local (y por lo tanto legitimadoculturalmente) de cuestionar la violencia del Estado desarrollistaposcolonial. Estas formas de cuestionamiento pueden variar de cultura acultura, mostrndose como protestas abiertas, como en Brasil, o a travsde la resistencia cotidiana, como en Malasia, como ha sealado James Scott(1990, Scott y Kerkvliet 1986). En otras palabras, los movimientos socialesnos muestran una forma alternativa de resistencia y protesta que no se

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 293RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    fundamenta en la ideologa occidental de los derechos humanos. Segundo,como ya se ha mostrado, la praxis de los movimientos sociales tambinpermite la construccin de una teora democrtica a partir de las luchasreales de los pueblos, que ayudara a derrotar el monopolio que el modeloliberal democrtico tiene en nuestra imaginacin.

    Tercero, la teora de la movilizacin de los recursos, cuando se combi-na con la teora de los movimientos sociales, ofrece una explicacin y unajustificacin de las varias formas de movilizacin y protesta en los pasesdel Tercer Mundo, que dependen ms de las estrategias, los recursos y lasalianzas. Un ejemplo sera el de NBA al pactar con el Fondo de DefensaMedioambiental y otros grupos occidentales medioambientalistas para pre-sionar al Banco Mundial y al Congreso de los Estados Unidos. Otro sera elde los zapatistas al aliarse con varios grupos fuera de Mxico y usar Internet,el correo electrnico y otras tecnologas occidentales para promover sulucha. Esos ejemplos muestran que el argumento del relativismo culturalno explica el nexo local-global que a menudo permite que los movimientosde resistencia local florezcan y tengan xito. Este factor se discutir conms detalle en la seccin sobre globalizacin.

    La crtica al estatismo: distinguiendo entrelas orientaciones liberales y las de los movimientos sociales

    Un punto aparentemente en comn entre el trabajo acadmico terico so-bre los movimientos sociales y el que se hace en el campo del derechointernacional liberal sera la crtica al estatismo y la regulacin. Los libe-rales postulan una reconceptualizacin de la soberana por la que esta sedesagregue y la formulacin de un orden jurdico en el que la soberanase convierta en la capacidad de participar en un proceso regulador inter-nacional (Slaughter 1995)13. Los tericos de los movimientos sociales afir-man que el Estado en s es una fuente (y no un agente, como en la teoramarxista) de explotacin y de violencia hacia los subalternos, en parte por-que es el producto de una modernidad eurocntrica y en parte porque es elmedio principal a travs del cual tiene lugar el proceso de modernizacin.Como lo dice Pramod Parajuli (1990, 175), los movimientos sociales desa-fan al ogro filantrpico del Estado-nacin moderno y buscan el gobiernosocial autnomo. Ello puede llevar a que algunos sostengan que elinternacionalismo liberal y los movimientos sociales comparten muchascosas. Argumentar en contra de esta suposicin y sugerir que los inter-nacionalistas liberales estn en contra no tanto del Estado, sino de la sobe-rana y especialmente contra la autonoma de las unidades nacionales.Tambin sugerira que la crtica al Estado de los movimientos sociales es

    13 Uso sus escritos acadmicos como paradigma del trabajo jurdico internacional liberal.

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 294 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    totalmente distinta del discurso selectivo de los internacionalistas contrala soberana.

    Primero, los internacionalistas liberales parten para su trabajo de unadivisin simplista del mundo entre Estados liberales y no liberales,arrogndose as no slo el poder de determinar las categoras en las que sedivide el mundo, sino tambin retomando la divisin colonialista ya fami-liar del siglo XIX entre Estados civilizados y no civilizados. Por ello argu-mentan que su nueva concepcin de soberana desagregada slo se aplicaentre Estados liberales (blancos? occidentales? capitalistas? desarrolla-dos?). Para los Estados no liberales se aplicaran concepciones ms tradi-cionales de soberana en sus relaciones con los Estados liberales (Slaughter1995, 536). La soberana de estos ltimos se encontrara menos limitadapor los individuos y los grupos de una sociedad transnacional que por otrosEstados e instituciones internacionales (Slaughter 1995, 536). Adems delhecho de que este intento viola el postulado jurdico bsico de la igualdadde los Estados, la experiencia de los movimientos sociales del Tercer Mun-do demuestra que esa pretensin es en s tpicamente falsa: como mostrmi discusin sobre los proyectos de Polonoroeste y Narmada en la segundaparte, la soberana del Tercer Mundo se encuentra incluso ms sujeta a loslmites creados por los individuos y los grupos de la sociedad transnacional(con toda su vaguedad). An ms importante, la praxis de muchos movi-mientos sociales intenta articular un cosmopolitismo incorporado a lo lo-cal, que no puede comprenderse dentro de los lmites cognitivos de ladistincin liberal-no liberal.

    Segundo, los internacionalistas liberales trabajan totalmente dentrode una visin del mundo donde hay un nico modelo de Estado, lo que haceque sus teoras sean casi etnocntricas. Por ejemplo, esta teora asumeque la presencia de ciertas instituciones es algo dado (como los parlamen-tos, los sistemas judiciales, las burocracias) y defiende un principio de nointerferencia en la competencia institucional, una versin ligeramentevelada de la doctrina de la separacin de poderes estadounidense. Los mo-vimientos sociales no consideran necesaria ninguna institucin. Su actitudes a menudo estratgica, contingente y oportunista hacia las institucionesdel Estado, apoyndose en aquellas que muestran una intencin de ayu-darlos a conseguir sus intereses en un momento dado o intentando limitarlasen caso contrario. Los movimientos sociales tambin buscan reconfigurarel propio significado de lo pblico, sin mostrar un gran inters en losdiseos institucionales reconocidos. En contraste, los internacionalistasliberales asumen que ciertas instituciones del Estado son dadas y lasfetichizan como actores emergentes transnacionales, lo que es paradjicoen un discurso pretendidamente antisoberana, que coloca al Estado comola anttesis del internacionalismo.

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 295RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    Tercero, el internacionalismo liberal concibe cada institucin del Esta-do con funciones duales representativas y reguladoras (Slaughter 1995,534). Esto (junto con el ya discutido fetichismo de las instituciones) dejaclaro que su objetivo central es la soberana y no el Estado. De hecho, si lasoberana es la capacidad de participar en un proceso regulador internacio-nal, lgicamente el Estado necesita fortalecerse y no debilitarse, de mane-ra que pueda llevar a cabo las responsabilidades reguladoras asumidas porlos tratados internacionales14.

    En contraste, los movimientos sociales se oponen a la burocratizacincreciente del mundo de la vida y consecuentemente ven el estatismo comouna estrategia regresiva. Destacan el aspecto representativo del autogo-bierno sobre su aspecto regulador y defienden tercamente su autonomacomo movimientos sociales. De hecho, los movimientos sociales sospechantanto de la burocratizacin que sus propias estructuras internas son muy amenudo fluidas, horizontales y sin liderazgos jerrquicos y, por lo tanto,son muy diferentes de las ONG. Esta combinacin idiosincrsica de defen-sa de la soberana externa (mediante la autonoma) y de oposicin al esta-tismo es una nueva orientacin que viene del Tercer Mundo y que constituye,a mi juicio, una novedad y un desafo con respecto a las orientaciones exis-tentes en el derecho internacional.

    Cul sera entonces una posible base terica para comprender losmovimientos sociales, que se oponga al estatismo y preserve al mismotiempo la autonoma? Especficamente, por qu los movimientos socialesse oponen a la burocratizacin de sus mundos de la vida como aspectoscentrales en sus luchas contra el poder? Aunque la respuesta a esta pre-gunta no es todava evidente, sugiero que comprender la nocin degubernamentalidad de Foucault nos puede proporcionar una clave acerca dela estrategia que siguen los movimientos sociales en relacin con el poder.

    En su ensayo Governmentability (Gubernamentalidad), Foucault (1991,102) define la gubernamentalizacin del Estado como el conjunto de institu-ciones, procesos, anlisis y reflexiones, clculos y tcticas que permiten elejercicio de esa forma muy especfica y a un mismo tiempo compleja de po-der. Desde esta visin, el poder tiene una forma burocrtica que no se en-cuentra puramente confinada dentro de un Estado monoltico. Foucault (1991,103) ataca efectivamente una visin reduccionista de la importancia relativadel papel del Estado que podra hacernos pensar en el Estado como un blancoque necesita atacarse. Reducir el Estado a un blanco puede ser convenientepara los activistas y los polticos, pero no se corresponde con la realidad delejercicio del poder en las sociedades modernas, que va ms all de las estruc-turas del Estado. Como afirma Foucault (1991):

    14 Para un argumento similar reciente, vase Fox (1999).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 296 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    El Estado... no tiene esa unidad, esa individualidad, esa rigurosafuncionalidad, ni, para decirlo francamente, esa importancia; tal vez,despus de todo, el Estado no sea ms que una realidad compuestay una abstraccin mitificada, cuya importancia es bastante ms li-mitada de lo que muchos de nosotros pensamos.

    Esta comprensin del Estado se deriva de su nocin de poder, que con-cibe como semejante a una red, y que ms que encontrarse confinado enestructuras englobara todas las relaciones humanas. Si esto es verdad, elpoder no se ejerce meramente por las estructuras estatales (en las accio-nes de polica, la aprobacin de leyes, etc.). Se encuentra incorporado encada forma de relacin burocrtica y rutinaria. El poder en esa explicacinno es unidireccional, sino pluridireccional. Como nos dice Colin Gordon(Gordon, Burchell y Miller 1991, 36), la perspectiva de la gubernamentalidadda lugar a un conjunto de modos distintos de pluralizacin del gobiernomoderno, lo que contribuye a la relativizacin de la lnea conceptual quesepara el Estado y la sociedad. La libertad real, por lo tanto, podraconseguirse liberndonos de la burocratizacin rutinaria de nuestras vidascotidianas y recuperando los mundos de la vida que hemos perdido. Estacomprensin nica del poder es la que hace a los movimientos socialesadoptar una actitud crtica hacia el estatismo como estrategia emancipadora.

    LOS MOVIMIENTOS SOCIALESY EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL:RECONFIGURANDO LA DEMOCRACIA

    El discurso sobre la sociedad civil, que emerge principalmente de las tran-siciones democrticas de Latinoamrica, Asia y Europa del Este en los aosochenta y noventa, parecera ofrecer una base terica para el anlisis delos movimientos sociales como formas extrainstitucionales de accin colec-tiva que pretenden renovar la accin democrtica15. La aparicin de estasnuevas comunidades globales (Spiro 1995) tambin se cree que tiene elpotencial de democratizar el derecho internacional, principalmente a tra-vs de las ONG (vase, p. ej., Charnowitz 1997). Sin embargo, la oenegei-zacin del discurso de la sociedad civil es problemtica por varias razones,principalmente por ser demasiado reductiva y por dejar escapar esencial-mente el potencial radical que tendra una perspectiva desde los movimientossociales para transformar el derecho internacional. Una forma dereconceptualizar la nocin de sociedad civil mediante los movimientos so-ciales es pensar en las esferas pblicas como ocupadas por la sociedad civil

    15 Los trabajos acadmicos destacados sobre sociedad civil incluyen: Cohen y Arato (1992), Hall(1995), Seligman (1992), Keane (1998a y 1998b), Gellner (1994), Rosenberg (1994), Bell (1989),Taylor (1990), Walzer (1991 y 1992) y Christenson (1997).

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 297RECODIFICANDO LA RESISTENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL DESAFO AL DERECHO INTERNACIONAL

    como pblicos alternativos subalternos, tal y como nos lo sugiere NancyFraser (1994).

    Debe observarse que el concepto de democracia se ha introducido en eldiscurso jurdico internacional (Crawford 1994, Franck 1992). Aunque nin-guno de los tratados sobre derechos humanos exige un rgimen polticoparticular en el que puedan disfrutarse (incluso, hasta el fin de la GuerraFra era habitual para los internacionalistas afirmar el carcter no ideol-gico de los derechos humanos), muchos afirman que los derechos humanospromueven una democracia liberal de estilo occidental y que dependen deella (Mutua 1996a). El impacto de este nuevo giro del derecho internacio-nal se puede ver en las invocaciones a un derecho al gobierno democrti-co (Franck 1992), en los programas multilaterales y regionales para lademocratizacin, mediante la construccin de la paz y el buen gobierno, yen el argumento a favor de las intervenciones prodemocrticas.

    Estos esfuerzos han sido ideolgicamente influidos por una definicinformalis