r. sierra bravo capitulo 1

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UNIVERSIDAD DEL BIO BIO DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN CIENCIAS SOCIALES R. SIERRA BRAVO CIENCIAS SOCIALES. EPISTEMOLOGIA, LOGICA Y METODOLOGIA : TEORIA Y EJERCICIOS

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UNIVERSIDAD DEL BIO BIO

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES

ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL

MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN CIENCIAS SOCIALES

R. SIERRA BRAVO

CIENCIAS SOCIALES. EPISTEMOLOGIA, LOGICA Y METODOLOGIA : TEORIA Y EJERCICIOS

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CAPITULO 1

ANÁLISIS DEL CONOCIMIENTO: SUS PRESUPUESTOS, ELEMENTOS Y SIGNIFICADOS

EL MUNDO INTERIOR Y EL MUNDO EXTERIOR. PRESUPUESTOS DEL CONOCIMIENTO

Si se toma como punto de partida el hombre, microcosmos que compendia todo lo observable, en el universo se pueden distinguir dos mundos: los llamados mundo exterior y mundo interior.

El primero, exterior a lo más íntimo y profundo del hombre, es el mundo de la realidad espacio-temporal, dotado de una existencia independiente del pensamiento.

El segundo, por el contrario es el mundo de la razón y de la conciencia y sus manifestaciones, sobre todo, el pensar y las ideas. También, sin duda, se debe considerar formando parte de este mundo interior, lo que se supone subyace debajo de la conciencia, o sea el mundo de lo inconsciente en su mas amplio sentido. Pero no es éste el aspecto del mundo interior que nos corresponde examinar aquí, sino el primero.

Ambos mundos son de naturaleza diferente, pues mientras el primero, la realidad espacio-temporal, es el mundo verificable de los cuerpos, es decir, de la extensión y la localización, respecto del segundo no se ha podido comprobar hasta ahora su materialidad, ni que posea las propiedades indicadas de los cuerpos: la extensión y la localización propias e independientes en el espacio.

Sin embargo, aunque sean de naturaleza diferente, no dejan de estar relacionados. Si bien parece que hay que admitir que las diversas modalidades del mundo exterior, es decir, que la realidad espacio-temporal condiciona de alguna manera al mundo interior, es sólo éste mundo y no al revés el que tiene la capacidad de captar y hacer suyo en cierto modo, mediante el conocimiento, el mundo exterior, lo que hace posible que el hombre actúe sobre la realidad material y la transforme.

Dada esta capacidad exclusiva, y sin negar la influencia indicada inconscientemente de la realidad exterior, parece que no hay duda, a mi juicio, que el mundo interior, la razón y el pensamiento, el que domina sobre el mundo exterior y no viceversa, y el que, por medio del conocimiento, pone en relación uno con otro.

Ambos, mundo interior y exterior son, por tanto, los que junto con la capacidad indicada del interior de captar o hacer suyo en cierto modo el mundo exterior, constituyen los presupuestos básicos del conocimiento, es decir, los supuestos previos indispensables para que el conocimiento pueda tener lugar.

ELEMENTOS O ASPECTOS Y SIGNIFICADOS DEL CONOCIMIENTO COMO FACULTAD, ACTIVIDAD RESULTADO Y LENGUAJE

Lo expuesto aquí, al presentamos el conocimiento como lazo de unión entre el mundo interior y el exterior, nos proporciona ya una primera idea de aquél. Sin embargo, es necesario para obtener una noción más cabal del conocimiento, no quedarse aquí y prolongar el análisis de los cuatro elementos o aspectos y a la vez significados que se

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pueden distinguir en él.

Una de las características que definen el mundo del pensamiento es la de ser interior al hombre y, por tanto, propio y peculiar suyo, en cuanto se produce en su intimidad y supone la existencia en él de una capacidad o facultad que lo hace posible.

Precisamente esta capacidad o facultad llamada razón o entendimiento, es el primer aspecto o elemento y también el primer significado del conocimiento. En este sentido, se dice que los animales no tienen conocimiento o que una persona ha perdido el conocimiento, expresiones que no significan otra cosa sino que no tienen o han perdido esta facultad.

Ahora bien, toda facultad lo es porque realiza o es capaz de realizar una actividad. Este es el segundo significado del término conocimiento: la actividad de la facultad cognoscitiva o mejor dicho la acción de conocer en su más amplio sentido que aquélla efectúa.

De acuerdo con esta segunda significación, el conocimiento se manifiesta en el proceso de formación de conceptos y juicios y en el razonamiento, por el que pasamos de unos juicios a otros. Este proceso consiste, en su origen o fuente primera, en la capacidad del entendimiento de reflejar, en su relación con el mundo exterior, las cosas de este mundo y concebir una imagen mental de las mismas y de sus características.

Esta actividad cognoscitiva produce, como toda actividad normalmente, un resultado, acabado de apuntar, y que son los conceptos, juicios y raciocinios en que se concreta y culmina el conocimiento, es decir, todo el conjunto de ideas consecuencia de la actividad cognoscitiva. Este es el tercer elemento o aspecto del conocimiento y también su tercera significación, en cuanto damos frecuentemente el nombre de conocimiento o conocimientos a todo este conjunto de ideas, resultado del proceso de conocimiento.

Por último, toda actividad precisa de instrumento o instrumentos para llevarla a efecto, de la misma naturaleza que la actividad. Según esto el instrumento por excelencia del conocimiento es el LENGUAJE. Este es el instrumento que da forma a los conceptos y juicios originados en el proceso de conocimiento y el que no es indispensable para pensar o razonar. El lenguaje, por consiguiente, es otro aspecto esencial del conocimiento. En cuanto es su forma, constituye una unidad inescindible con el tercer aspecto acabado del que se puede distinguir pero no separar. De ahí que junto al tercer sentido indicado, se pueda decir que existe también un cuarto, que, esencialmente es el mismo que el del tercero, en cuanto resultado del proceso del conocimiento, pero en el que las ideas o conocimientos se consideran no en si mismas, sino como expresadas y manifestadas mediante el lenguaje.

Es preciso subrayar que el resultado del conocimiento, al ser expresado en el lenguaje hablado o escrito, adquiere una cierta realidad espacio-temporal, que hace que pueda constituir parte del mundo exterior y ser susceptible de conocimiento como tal.

EL CONOCIMIENTO COMO ACTIVIDAD O PROCESO

De los cuatro aspectos y significados del conocimiento acabados de exponer, el que se puede considerar más específico es, sin duda el segundo, dado que está constituido por la actividad o proceso mismo del conocimiento.

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No obstante, el tercero y el cuarto expresan el resultado del conocimiento, por lo que de hecho son, en cuanto tales, parte integrante del mismo. Constituyen su forma lógica y lingüística.

En cuanto al primero, la razón en cuanto facultad, la mente o psiqui su estudio constituye el objeto propio de la psicología.

Lo anterior resulta confirmado por el significado etimológico del término conocimiento, derivado del verbo latino cognoscere, que a su vez tiene su origen, a través del verbo también latino noscere, en la raíz griega, gen, engendrar, concebir, nacer, términos que expresan bastante adecuadamente aquello en que consiste la realidad de la actividad cognoscitiva, pues en ella se puede decir que tiene lugar la generación, concepción y nacimiento de ideas.

Como el mismo nacimiento, el conocimiento no es un fenómeno aislado sino un proceso o serie de fenómenos sucesivos y concatenados que producen las ideas.

En relación a este proceso, en su íntima esencia, incognoscible para el hombre y no verificable, se suele admitir lo siguiente: El mundo interior está abierto al mundo exterior mediante las ventanas de los sentidos. Por la acción de éstos, el mundo exterior penetra en el mundo interior donde, sin duda, es captado inmaterialmente por la facultad cognoscitiva, que, se podría decir, resulta a modo de impresionada y es capaz de producir una imagen de lo conocido y su concepto o idea.

EL SUJETO, OBJETO Y SU RELACION, ELEMENTOS DEL CONOCIMIENTO COMO ACTIVIDAD COGNOSCITIVA

Según se desprende de todo lo expuesto, el conocimiento como actividad pone en relación el mundo interior con el exterior y es por ello, en su ser más íntimo, una relación entre ambos o, de modo más preciso, entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido.

De ahí que los elementos básicos que se pueden distinguir en él sean:

a) El sujeto b) El objeto c) Su relación

a) El sujeto. Es el elemento de la acción de conocer que, según la caracterización de aquélla realizada antes, recibe y capta la impresión, la concibe y expresa en la idea.

En él se pueden distinguir dos sentidos: amplio y estricto.

En sentido amplio, el sujeto es, como es obvio según lo expuesto, el hombre individual todo entero, pues, aunque realice esta actividad por medio de órganos, los sentidos, y de una facultad, la razón o inteligencia, específicos, estos se pueden distinguir pero no separar del hombre en su conjunto, que es el que conoce, como lo pone de manifiesto.

Consecuencia de esta conclusión es que el proceso de conocer no depende sólo de los órganos y facultades cognoscitivos, sino que todos los órganos y facultades del hombre intervienen de alguna manera en el mismo y lo marcan de una u otra forma con su imprenta.

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Según la distinción de partida en este análisis entre mundo interior y exterior, el sujeto, en sentido estricto, del conocimiento no es el hombre todo entero, sino su mundo interior, el centro al que se imputan la conciencia y los actos intelectuales del hombre. En relación a este mundo interior el mismo hombre en conjunto y en sus distintas facetas puede ser objeto de conocimiento.

b) Objeto. Sujeto y objeto son etimológicamente dos palabras contrapuestas, formadas las dos por derivación del término verbal latino jaceo, yacer, y su unión con las preposiciones latinas sub, debajo, y ob, ante, y que significan, por tanto, literalmente yacer debajo y yacer ante respectivamente. Por tanto, respecto del conocimiento, si sujeto es lo que subyace al hombre, es decir, lo que se considera su ser más íntimo y profundo, objeto es lo que yace ante esa intimidad del hombre o está puesto ante ella de modo que pueda ser conocido.

Igualmente, del mismo modo que se distingue el sujeto en sentido amplio y estricto, así, en relación al objeto se pueden diferenciar también los dos sentidos indicados: amplio y estricto.

En sentido amplio, objeto de conocimiento posible es el mundo exterior en su conjunto y en sus partes, que antes he caracterizado como el mundo de la realidad espacio-temporal, dotado de una existencia independiente del pensamiento del hombre.

En sentido estricto, en el acto de conocimiento concreto, el objeto de conocimiento actual no es la cosa o fenómeno parte del mundo exterior conocidos, sino lo que hay de inteligible en esa cosa capaz de ser percibido y captado en el acto de conocimiento. Aunque estamos en un terreno filosófico, no susceptible hasta ahora de verificación, parece evidente, y en ello suelen coincidir las distintas corrientes filosóficas, el proceso del conocimiento no actúa sobre la cosa misma, la cosa misma de Kant, pues ésta permanece en todo caso intacta e inalterada en dicho proceso, de donde la necesidad de distinguir, como se ha hecho, y sin que ello suponga que el primero deje de ser el fundamento del segundo, entre objeto en sentido amplio y estricto.

Si según lo expuesto, el objeto en sentido estricto tiene su origen, fundamento y razón de ser en la cosa o en el objeto en sentido parece que se debe concluir, adoptando una posición realista, que ambos no son independientes ni están totalmente separados.

Sin embargo, no todas las corrientes filosóficas piensan así; hay muchas escuelas modernas que, de una u otra forma, no ven esta relación que se podría llamar objetiva entre la cosa y el objeto, y los separan sosteniendo alguna especie de idealismo gnoseo1ógico, que hace del objeto una creación del conocer, relegando la cosa a la oscuridad o penumbra de la incertidumbre.

c) Relación. Etimo1ógicamente, relación procede, a través de los verbos latinos refero y fero, de1 término griego fero, que significa llevar encima, transportar, llevar de un lado para otro. Este sentido da idea de la función y enlace entre términos o cosas distintas que tiene la relación, la cual, por tanto, se puede definir como aquello por lo que están comunicadas o enlazadas cosas o términos diferentes.

Los seres y fenómenos que observamos en el universo son diferentes pero no dejan de tener algo en común que los une y vincula y, por tanto, relaciona de muy diverso modo entre sí. En ello hay que empezar por contar incluso el hecho de formar parte del mismo

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universo.

La relación exige como elementos dos términos, o sea, dos seres o fenómenos distintos, y un fundamento, es decir, un hecho o circunstancia que da lugar a la relación.

En el conocimiento, si consideramos como términos su objeto y sujeto en sentido amplio, esto es, el mundo exterior y el hombre, el fundamento de su relación cognoscitiva tiene carácter potencial y está constituido Por la propiedad de las cosas del mundo exterior de ser inteligibles y la capacidad de su conocimiento por el hombre.

En cambio, si consideramos como términos de la relación del conocimiento su objeto y sujeto en sentido estricto, es decir lo inteligible de la cosa y el que hemos llamado mundo interior del hombre, entonces el fundamento de esta relación es actual y está constituido por el acto mismo del conocer, que es lo que pone en relación a ambos términos. De ahí que el conocimiento mismo sea en sí una relación.

Es una relación en la que la cosa no resulta, como se ha indicado, afectada ni alterada en su realidad y en la que el hombre queda afectado intelectualmente, pero no modificado físicamente.

En esta relación de conocimiento, se tienen, según se considere decisivo en ella el objeto o el sujeto o se acentúe la importancia de uno u otro, las posiciones filosóficas del objetivismo y el subjetivismo, que, en cierto modo se corresponden con las entes indicadas, del realismo y el Idealismo.

EL CONOCIMIENTO COMO RESULTADO Y SUS MANIFESTACIONES: EL CONCEPTO, LA PROPOSICION y EL RAZONAMIENTO

Lo acabado de exponer sobre la actividad de conocimiento solo expresa esta actividad en su origen o raíz primera. El proceso de conocimiento es, en realidad, más complejo y no termina aquí.

El resultado inmediato de la actividad cognoscitiva analizada es la formación de conceptos, que se expresan mediante términos lingüísticos. Tomando como base los conceptos formados, él proceso de conocimiento se prolonga y da lugar como nuevo resultado, a la formación de proposiciones o enunciados y de razonamientos. Veamos un poco más detenidamente cómo sucede así.

El concepto significa etimológica y literalmente, lo concebido, término que, dada la similitud expuesta del conocimiento, con la generación y el nacimiento, expresa adecuadamente el resultado o consecuencia de la actividad cognoscitiva. En esta actividad podemos concebir la existencia de una cosa en su conjunto, p. ej. de esta mesa, o bien, alguna característica de la cosa, por ej. su color: negro, blanco. En el primer caso el concepto es concreto y suele recibir el nombre de singular o individual, esta mesa, mientras que en el segundo es abstracto y suele recibir el nombre de universal: el color negro, porque se aplica a todas las cosas negras y no sólo a esa mesa.

Dados estos dos tipos de conceptos, la razón o el pensamiento tiene la capacidad de relacionarlos y unirlos en el juicio, v.g., esta mesa es negra, que constituye la segunda

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forma del resultado del conocimiento.

El juicio, que en la lógica moderna suele recibir e1nombre proposición y su expresión verbal el de enunciado, se deriva etimológicamente del verbo latino judico, jus dico: decir, el derecho, o declararlo, o sea afirmarlo o negarlo. En armonía con esta raíz etimológica el juicio o proposición afirma o niega también una característica en relación a una cosa.

Pero el conocimiento del hombre no está ligado exclusivamente conceptos y juicios formados con base en la percepción inmediata de la realidad, sino que posee, asimismo, las capacidades de memorizar o archivar estos conceptos y juicios en la memoria, la de evocarlos después, y, finalmente, la de relacionarlos mediante el razonamientote múltiples maneras, sin referencia a la experiencia inmediata y deduciendo de sus consecuencias lógicas.

El razonamiento constituye, pues, la tercera forma que adopta el resultado del conocimiento. Se trata de un conocimiento, que se podría llamar derivado y que permite el reconocimiento de conceptos y juicios referentes a cosas alejadas en el espacio y en el tiempo, el relacionarlos de muy diversas formas, incluso metafóricas, y la derivación de nuevos conceptos y proposiciones.

FUNCION DEL LENGUAJE EN EL CONOCIMIENTO Y SU RESULTADO

El resultado, pues, del conocimiento se concreta, según lo expuesto en el epígrafe anterior, de forma triple, en conceptos, juicios y raciocinios. Ahora bien ninguna de estas formas podría lograr expresión o sería posible sin alguna modalidad de lenguaje. El lenguaje. es, por tanto, el instrumento de que nos servimos para expresar los conceptos, formar los juicios y pensar o razonar, y el que, como tal instrumento, nos sirve para dar forma a aquéllos.

Los conceptos sólo adquieren forma y, mediante ésta, existencia, cuando se les atribuye un término lingüístico que les represente y exprese. Por otra parte, la formación de juicios y el razonar sólo se hace posible porque los conceptos no sólo están en nuestra mente como ideas puras, sino representados por términos lingüísticos o, aunque no sea aSÍ, podemos encontrar en el acto de pensar una palabra que sea más o menos adecuada a esa pura idea.

De ahí que a la triple forma del resultado del conocimiento, conceptos, juicios y raciocinios, corresponda una también triple manifestación lingüística de los mismos: los términos, enunciados y conjuntos de enunciados.

Pero el lenguaje no sólo está unido indisolublemente al conocimiento como su forma e instrumento, sino que, quizás por este hecho mismo y porque no es creación propia del individuo que conoce y piensa, sino que éste lo recibe de la sociedad, influye, sin duda, sustantivamente y no sólo como instrumento y desempeña, por tanto, un papel activo en el conocer y el pensar.

El alcance de este papel activo no está aún determinado científicamente pero, de acuerdo con A. Schaff (1967), en este papel activo se pueden distinguir las siguientes

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manifestaciones:

a) La sociedad de la que formamos parte nos transmite, junto con su lenguaje, una visión de las Cosas y una determinada concepción de la vida que, si existe, indudablemente, ha de influir en el conocer y pensar de cada individuo.

b) Dada la inescindible unidad indicada entre lenguaje y el conocer y pensar , el lenguaje es también pensamiento, porque nos trasmite el significado determinado que cada término posee según la definición que se le ha asignado socialmente.

c) El individuo no sólo recibe el lenguaje de la sociedad, sino que participa también en su creación. A este respecto, el lenguaje es también mediador entre el pensamiento social transmitido y el pensamiento individual creador.

d) El lenguaje puede influir en la forma como percibimos la realidad. Se cita el ejemplo de los esquimales que poseen en su lenguaje hasta treinta términos distintos para designar otras tantas modalidades de nieve. Es el lenguaje, pues, un factor que hace que su percepción de la nieve sea distinta de la nuestra.

e) En fin, el aspecto más importante en el papel activo del lenguaje en el conocimiento es, sin duda, su influencia, según su capacidad de abstracción y generalización, en la posibilidad y la forma de formular preguntas "dirigidas" a la realidad, lo que, sin duda sucede en las lenguas sin términos universales, planta, animal, etc. o sin sistema numeral, en relación a las demás lenguas.

Modernamente, los estudios de Herder, Humbolclt, Salir-Worf y otros sobre la importancia del lenguaje y el desarrollo de la lingüística como ciencia han motivado el creciente interés que se concede al lenguaje actualmente en todos los campos y especialmente en las ciencias sociales.

Por ello, de acuerdo con Seiffert (1977, 32), se puede llamar trercera o del lenguaje, a la época filosófica actual en relación a la segunda, de la conciencia, en la Edad Moderna, y a la primera, del ser, en la antigüedad y la Edad Medí:!.

Sin embargo, sucede, como pasó antes con el psicoanálisis, que especialmente algunas de estas direcciones, todo lo pretenden interpretar en clave lingüística y olvidando el carácter instrumental esencial y principal en el lenguaje, no dejan de caer en un formalismo lingüístico. Sea lo que fuere, no se puede afirmar que estas nuevas orientaciones hayan producido frutos importantes en las ciencias sociales.