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EN BUSCA DE LA DIGNIDAD PERDDE LA ACADEMIA
(La «IES» de los sociópatas liderazgoo de las excelencias de calidad de rendim
y logro de autosujeción egomaníaca)
Mónica Jaramillo R.Profesora, Escuela de Filosofía
Universidad Industrial de Santander
¿QUÉ UNIVERSIDAD QUEREMOS?
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Título: ¿Qué universidad queremos? No.7En busca de la dignidad perdida de la academ
(La «IES» de los sociópatas liderazgos,o de las excelencias de calidad de rendimien
y logro de autosujeción egomaníaca)Mónica Jaramillo R.
Publicación trimestraldel Departamento de Filosofía
de la Universidad del Valle
ISSN 2322-9764
Comité Editorial Will iam Álvarez
Omar Díaz S.Luis Humberto Hernández M.
Editor Will iam Álvarez
DirectorLuis Humberto Hernández M.
DiagramaciónLuis Humberto Hernández M.
Impresión
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PRESENTACIÓN
¿Qué universidad queremos? es una publicación peDepartamento de Filosofía de la Universidad del Vpropone divulgar la producción intelectual oriereflexión crítica sobre la universidad colomparticularmente, de nuestra alma mater. Nació en e
en el contexto de la indignación nacional de los eprofesores, trabajadores y la ciudadanía en generaReforma a la Ley 30 de la educación superior. ¿Qué uqueremos? se afirma en la convicción de que la auun principio fundamental de la universidad y que,
tareas más importantes de la universidad pública pensarse a sí misma, impulsar y garantizar la plecomo condición necesaria para el debate y la cocolectiva del ethos universitario, propendiendpensamiento crítico sobre la universidad que, an
ser universitario con sus fortalezas y debilidades, spensar y construir su deber ser, indagando las conposibilidades de la universidad en su compromigrandes problemas nacionales y en el fortalecimparticipación ciudadana y la democracia ¿Qué u
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EN BUSCA DE LA DIGNIDAD PERDDE LA ACADEMIA
(La «IES» de los sociópatas liderazgoo de las excelencias de calidad de rendim
y logro de autosujeción egomaníaca)
Mónica Jaramil lo R.
Profesora, Escuela de FilosofíaUniversidad Industrial de Santander
Introducción
No hay duda de que la Universidad pública colo
ido perdiendo, día a día, sus verdaderas finalidadehumanistas; y, de esa manera, la conciencia a
ciudadana, crítico-pedagógica y ético-política de
dignidad de ser. Concretamente, desde que é
gradualmente convirtiendo en laboratorio exp
nanotecnológico o de manipulación de la ‘matermoldeable’ para el aprendizaje de la eficacia
adiestramiento de facultades y el espíritu de
(mediante la autopropulsión del espíritu de com
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además y sobre todo del aprendizaje de la eficiencila adaptabilidad, por métodos gestalocondu
asimilación-impregnación o de introspección co
refuerzo de la conducta operante y ‘técnicas
machaqueo, inculcación y habituación’, con m
‘fabricación del espíritu socializado como métodosocial’ que inhieren en el modelo angloamericano-
universidad del capitalismo neoliberal de consumo
palabras, de una antieducación corruptora, pro
antidemocrática, acrítica, antihumanista, ef
mercachifle y masificadora, ‘planificada estratésobre la base de herramientas tecnopedagógicas
sicofisiológicos y sociodarvinistas de tecnogestión
del aprendizaje; de la fisiologización de la e
(‘bioandrogagia’) y la biologización abestializa
ciudadanos universitarios a través de la transmucampus universitario en arena de pugilato y del espa
en ‘campo estratégico’ o que ‘actúa sobre las emoc
moldear las conductas de la gente’ (‘aclimatac
conductas’), en el entorno institucionalizado o no
mecanizado, naturalizado y ‘ecologizado’ o artificprefabricado.
A decir verdad, ese enfoque mercantilista, efi
deshumanizante de la educación ya había empezad
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Porque con el surgimiento de sus conantropocéntricas, la era renacentista le dio asimism
la sed de dominio sobre la naturaleza y los
inexplorados o a la monomanía por la gloria como
‘excelencia’ exitosa (Jacques Heers) de la nacient
mercantil exclusivista, desigualitaria y usurera que, económico, agudizó, por consiguiente las inequidad
y privilegios de clase. Y en la época del de
Renacimiento tardío, con el surgimiento del espírit
y el antimito prometeico de la utopía técnica de
introducido por Francis Bacon en su tratado breve Atlántida de 1627. Bacon, quien era por lo demás m
la orden teosófica de los rosacruces, de la que s
expulsado, –y del que John Dewey haría tres sigl
una exaltada apología, hasta el punto de comp
Montaigne, en su obra Democracia y educación (D239, 247); el tecnoinstructivo catequético de la ant
corporativa como educación en el infantilismo
competencia industrial, de marcado sesgo colberti
por encargo de la Fundación Rockefeller, y sobre
será necesario volver luego, así sea tan solo de pasEs, en efecto, en La Nueva Atlántida en donde exp
(acusado de concusión en 1671 y conocido por s
cortesano e inescrupuloso, por no hablar de que s
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poetológico-alegórico o empiriomítico convieinnovadores técnicos en seres más dioses que los d
de la que los futuros epígonos formalistas (o los p
de la ideología de la aniquilación de la individualid
y la pérdida del sentido de lo concreto) del falso lor
hacen asimismo la amalgamación con su cepostulado, enunciado en 1620 en el Novum Organu
cual el conocimiento es poder ( Nam et ipsa scient
est ), que aquellos entienden, desde luego en el se
equiparación entre ciencia y conocimiento (cient
de la ciencia como poder-dominio (auctoritas) en sudel significado de potestas como facultad pot
capacidad de disponer del derecho de ejercer
expresado en la fórmula baconiana. Así, como s
excelente obra de Ernst Bloch La filosofía del Rena
«[…] es Bacon el primero [desde los tiempos de la an
clásica griega hasta finales del ‘Renacimiento’] que s
a Prometeo como un insurgente técnico lo suficien
aventurado como para inmiscuirse en los asuntos del
más aún, para pretender rehacer la obra del mamanera mucho más competente y genial, activi
alimenta su orgullo. Los hombres formados por Pr
son superiores a las creaciones de Zeus. Bacon utiliza e
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época del barroco produjo muchos: decir de alguien quproyectos» no era entonces un insulto; habrá que
mucho para que el término adquiera la connota
«hacedor de planes». En la época de Bacon un «ha
proyectos» era un hombre ingenioso, preocupado por
el mundo a nuestras necesidades, gracias a sus inve«Nova Atlantis» de Bacon sentó las bases de ese cam
el mismo Bacon no era un conquistador, no era m
prospectivista, un correveidile que sabía muy bien
cuarteles podría un día instalarse» (Bloch, 1972: 1
Y es, en parte, en contra del ars invenendi de Bac
reconoce, empero el espíritu de observación me
importancia de su descubrimiento del método ex
(que bien valdría la pena, a mi juicio, cotejar con
Pitocles de Epicuro de la que pareciera haber replic
los postulados) que G. Wilhelm Leibniz, el pre
humanismo científico y de la ética de la investigación
quien pertenecía también a la orden de los rosacruce
su versión del ars invenendi como arte del descu
para el bien de la sociedad y de la humanidad. Aun
sobre todo, como el mismo Leibniz así lo reco
contraposición a la interpretación que del mismo ha
para quien el objeto de experimentación, mani
i i t l t i fí i i l h
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leyes de la naturaleza son axiomas, el hombre mhecho natural al que se le pueden poner fin
supuestamente puede hacerse también con
naturaleza, por no hablar de su acuñación de
‘eutanasia’ y no precisamente en un acto de conm
ante el sufrimiento del prójimo y menos todavía en la dignidad de la vida humana y de la autonomía y
de la persona individual a morir de manera dig
asimismo el utilitarismo moral de su sistema leviat
obra de Mandeville, La fábula de las abejas. Vicio
beneficios públicos, en el que habría de inspirarse de Adam Smith y demás representantes de la te
sentimientos morales de la Escuela escocesa
suplantando el concepto griego de naturaleza hum
esencia de la hominidad por la idea de naturalez
orgánica en sentido determinista, o como instintnatural o animal del homo homini lupus [fórmula
según Jacques Derrida, y sin que Hobbes hubiera
desde luego tampoco la autoría, del comediógrafo ro
Plauto], se pone en contra de los verdaderos f
humanidad, o del lado de las fuerzas devastadoras qhacer su ruina –para Leibniz «la naturaleza conced
parte, al hombre e incluso a la mayor parte de lo
afecto y dulzura a los de su especie, que en el homb
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ahora, con qué utilidad [expresión que el filósofo lo que hace a las producciones científicas, la inv
artefactos y las obras civiles, en el sentido ciceron
communio utilitatis] y considera el fin (Leibniz,
110; y, 61 NT).2
Es así como, para Leibniz, la ciencia ha de ir siemano de la filosofía y en lucha común en c
contracorriente de las filosofías bárbaras y fanáticade un lado, de los misósofos o cultores de los re
escépticos (por alusión al concepto de misología ac
Platón en el Fedón, o de quienes aborrecen los razo y terminan odiando a sus semejantes como los mis
haciéndose portavoces del discurso mentiroso y suDiálogo del que el gran filósofo y científico clásic
había hecho la traducción); y, del otro, de quienes a
contra de sus conocimientos, los ponen al servsectarismos correligionarios; o, cuando no, de las
comunes y las verdades establecidas que pretensustraerse a las exigencias de la fundamentación y
público; y agrega: «Es cierto que, para evitar es
desórdenes, se pueden establecer reglamentos para lpúblicas y otras controversias, en virtud de las cuales
poner en duda algunas verdades establecidas; pero bien un asunto de policía que de filosofía» (Leibniz,
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«Tanto o más motivo hay para cuidarse de aquellos queinnovar, lo más a menudo por pura ambición, com
desconfiar de las opiniones antiguas. Y tras haber m
largamente sobre los antiguos y los modernos, he lleg
conclusión de que en casi todas las doctrina
encontrarse buen sentido. De manera que me agradlos hombres de estudio buscasen algo en que satis
ambición, ocupándose más bien en construir y avan
en retroceder y destruir. Desearía que se pareciese
los romanos, los cuales hacían hermosas obras públi
a aquél rey vándalo al que su madre recomendó
pudiendo pretender igualar esas grandes constru
buscase la manera de destruirlas» (Leibniz, 1704: 1
El agudo contraste existente entre los dos enfoq
otro, por consiguiente que el que hoy en día marca a
hiato entre los humanismos críticos y la contracu barbarie; o entre el conocimiento clásico o perd
conocimiento duradero o del desuso programa
Toffler) como conocimiento mercancía, cálculo-
pertinente, y estratégico planificador de las
(«pensamiento estratégico» como racionalización tecno «proyección de las acciones», en suplantación d
deliberativa y de la acción social y humana o de la co
de la autonomía moral de la persona) de la ‘nue
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periférica y la cultura de diccionario o de Wikipedmarca, por lo tanto la abisal diferencia existen
conocimiento como legado de la humanidad para la
la vida y la humanización del mundo y el con
productivista posesivo como autoinstrucción o aut
de los clientes-productores en competencias básicas y en destrezas útiles para el mercado, yendo en con
formación integral como educación en la autonom
de la lectura crítica del mundo y de la investigació
pausada, y educación para el florecimiento espir
persona y la dignificación de la vida humana. O, lo qa decir lo mismo, lo que separa la filosofía de la
como pedagogía crítica de la tecnoinstrucc
inculcación de hábitos mentales y tecnopedagogí
directividad centrada en el cliente; la investigación
del aprendizaje corporativo-‘colaborativo’ o de proyectos, es decir, fundado en valoraciones o en m
de valor u opiniones no justificadas (‘presabere
instrucción de los productores en la con
‘transdisciplinar’ o autonomista e insular (en supla
la investigación inter y multidisciplinar, como exinterrelación entre las disciplinas y subdisciplinas a
éstas con las demás ciencias del conocimiento, para
omnicomprehensivo e interproblemático de las pr
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autogenerados en la vida humana, animal y bioampodrían derivarse de sus aplicaciones. No es de a
en tales condiciones, que Pierre Bourdieu vea asim
necesidad de considerar el ars invenendi , en cuanto
del espíritu creador contra ‘el espíritu de la época’,
de base de un proyecto crítico de renovación de lade la investigación como vigilancia epistemológica.
allá del mero ars probandi de la mecánica lógica, o
retórica del descubrimiento, reconozca, por ta
misma evidencia en la reflexión sobre la investigac
la posibilidad de trazar un nuevo camino desde verdadero y sin atajos del método sociológico his
(Bourdieu, 1973: 17 ss.).
Ahora bien, el principio nuclear del enfoque ed
la ideología «iluminista» del progreso, que
desarrollarse en paralelo al proyecto de la Ilustraciópor parte de la judería jacobina seglar, y de la q
Cassirer sería uno de los primeros en hacer la
amalgamación para supuestamente diferenciar la «I
alemana de la francesa, es asimismo el de la exaltació
del trabajo como posibilidad de ascenso en la escalque, a juicio de sus defensores, suprimiría por
desigualdades socioeconómicas. Una idea
«historiadores industriales» –para emplear la
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pensamiento y de toda producción poética, ni conmundo y la vida –en cuanto Prometeo es el inve
educación dirigida y del racionalismo…, que ha ind
hombres a trabajar en contra de su propia volunta
nunca más serán liberados de su cadenas, como es
propósito Friedrich Schlegel en el sugestivo «Idiliode su bellísima novela Lucinda (Schlegel, 1799: 54
Y los dos grandes «pioneros» o formatead
educación del pueblo como educación de las masas
masas en los que la universidad de los paráme
‘excelencia’ y los liderazgos egomaníacos tiene paradsu principio, fueron los racionalistas visionarios o
de la judería atea jasidista o ultraortodoxa (o del m
sionista dieciochesco del «Gran despertar» o de la
sublime») Moses Mendelssohn, precursor de la H
ilustración judaica, o del «iluminismo» [término reEmmanuel de Swedenborg, el fundador de la secta de
Jerusalén» en su obra Arcana celestia de 1749 y
además de en el formalismo metaficisista de la
naturalis de Christian Wolf (al que Kant le daría en
crítica el nombre de explicación fisicoteológica, enfunda a su vez la teoría popperianista de los «tres mu
habría inspirado la obra de Mendelssohn, escrita d
después, Jerusalén o acerca del poder religioso];
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Kant –el más eximio representante de la I( Aufklärung), como como clarificación por el pens
través de la razón, en el combate por la lucidez,
través de la educación en la autonomía o para la em
crítica del individuo y aprendizaje del filosofar, po
a toda forma de masificación de la ensinstrumentalización del individuo. Kant, para
verdadero fin de la Aufklärung es, por consigui
procurar el bien de la humanidad, Weltbeste» –com
precisamente en contra de Mendelssohn, y en m
también para rebatir las tesis irracionalistas o fiteólogo Friedrich Jacobi, fundadas en el sentim
religioso, en su excelente ensayo de 1786 ¿Qué es
en el pensamiento?
Sea también de ello lo que fuere, las tesis de M
–quien, como se lee en el riguroso estudio prelim versión española de la obra ¿Qué es Ilustración?, es
también cotraductor de la misma Agapito Maes
fundado una teoría de la visión cíclica de la historia
se inspiraría, por cierto la filosofía dialéctica hege
historia [pero en la que, además y sobre todo se informalismo sociológico-empiriomítico neokant
mencionado Georg Simmel el judío pangerman
inventor de la teoría corporativa de los «Ángeles in
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de la filosofía )], las tesis de Mendelssohn no decontroversiales, por lo que se refiere específicam
educación cultural del pueblo. Así, entonces, par
presupuesto de que la educación se descompone e
Ilustración, el filósofo judeoalemán considera, en
en lo que atañe a la educación del hombre en geneha de enfatizar menos en la formación de la persona
cuanto en la del hombre tomado en abstracto o
antropoculturalista universalista («el destino hum
persona individual es el destino inesencial y
ciudadano»), haciendo abstracción, por lo tanto dcultural de los educandos y de su procedencia fam
buscando, en cambio la necesaria armonía que ha
entre el destino esencial [o innato] del hombre y
[natural] del ciudadano [del común], que, a su ju
avanzar siempre al mismo paso, para evitar los pecorrupción social:
«La persona humana como tal no necesita ninguna
pero necesita Ilustración. La posición social y la p
determinan en la vida burguesa derechos y debercada uno de sus miembros. Conforme a ellos se
diferentes habilidades y destrezas, tendencias, in
diferentes costumbres sociales, hábitos, cultura y
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universal , sin diferencias de posición social; la Ilustrahombre considerado como ciudadano se modifica seg
social y profesión. De nuevo, el destino del hombre e
aquí sus medidas aspiraciones y finalidad» (Mend
1784: 12-13).
Cabe señalar, empero que ni el individualismo-m
ni el principio moderno de la meritocracia o del d
los merecedores –que solo se conjuga en las primera
del singular y del plural y no deja de recordar, por c
bella sentencia del emperador-filósofo Marco Amérito de cada uno es tanto mayor cuanto meritoria
de sus afanes» (Marco Aurelio: 175-180: 130 [Lib. V
la meritocracia como carrera hacia el éxito pro
autopropulsión de los talentos innatos del sín
sobresalientes (Murakami), con el que se consagrarel principio de la expertocracia moderna
estamentalización jerárquica de las sociedades or
estratos de dominación jerárquico-asimétrica, rep
sistema de división social de las corporaciones me
oficios, fueron, en realidad una invención de la Iluindividualismo-masificador y el exclusivismo de é
que, como ya se dijo, la visión antropocén
‘Renacimiento’ les echaría las primeras bases, no es
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con miras a garantizar la obediencia sumisa de los sdéspota, debía tener carácter reformista y ponerse
el desarrollo de la economía y el innovamiento in
quien, en más de un aspecto es también, y por l
razones, uno de los principales precursores, con A
el «Padre» del liberalismo económico, del modeloneoliberal posindustrial y de ‘talla única’ y de su e
las demás esferas de la vida social; y que no por
definido de manera grandilocuente e hiperbólica a
imaginario en La riqueza de las naciones, como u
probo, de muy profundos conocimientos de detalexperiencia y agudeza para el examen de las cuenta
en una palabra, de talento singular para impone
orden y el método de la recaudación y de las renta
(Smith, 1776: 591). Dichas concepciones fueron de
por Mirabeau y Emmanuel Sieyès (fundador con junto con La Fayette, Talleyrand y Robespierre –el
una sola idea fija’ como él mismo se autodenomin
Sociedad jacobina, constituida en Versalles en 17
nombre fue adoptado en memoria del Gran maestre
de los templarios Jacobo de Molay quemado en quinientos años atrás en 1314 por orden del rey
Felipe ‘el hermoso’, también conocida como la Socie
amigos de la libertad y de la igualdad y que, como
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encima del carácter de ciudadano [nótese la simillas tesis de Mendelssohn, escritas apenas cinco a
Las desigualdades de propiedad y de ingenio son c
edad, sexo o estatura, etc. No modifican la igu
civismo» (Sieyès, 1789: 171).
La «Nueva universidad progresista»
del Sín dr om e de sob r esa l i en t es
Dicho todo lo anterior, y a modo de punto de tr
de inflexión, formulo de entrada las preguntas: ¿
verdadero origen histórico, y el objetivo iestratégico al que propenden los «reformistas revo
del sistema educacional» corporativo con la ama
formal de la ‘IES’ semipública o de la «Universidad d
de la ideología jacobina con la universidad privada,
lo que se trata es precisamente de privilegiar la pdetrimento de la segunda?, ¿Cuál es la relación exis
esa homologación ficticia y la subrepticia elimi
concepto de «Universidad pública» y la suplan
concepto de profesor (del lat. ‘ professor-profiteri ’ o
sus conocimientos al servicio de la racionalidad púdecirlo en el lenguaje académico medieval) por el
operador conceptual «docente» (del lat. ‘docere-d
del ‘enseñante-enseñado’ que acata con sumisión l
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caído en desuso término ‘docente’, a fin de difere Instituciones docentes o pobres», o los ‘santuarios
encontraron asilo sistemas ya periclitados y obsoletos, desterrados ya de todos los rincones del
decir, en las que se imparte ‘el conocimiento im
que, en su opinión es propio de las disciplinas liberaque la filosofía es de todas las más perversa e irren
donde solo hay docentes-asalariados o maestros oftrabajan tan sólo por el prestigio y para aum
emolumentos…( Si no hay saqueo no hay pag
Universidades ricas cuyos Profesores se consagran y el desarrollo de la ciencia y lo cultivan con esmer
que estos sí han de conservar su denominación(Smith, 1776: 681). Y es, por consiguiente, con ba
mismas distinciones que se funda la subsecuente
abstractiva de las primeras en las segundas bajo el apelativo de IES, promovida por la ideología neoli
de conculcar el derecho a la educación pública dignde la destrucción del concepto mismo de Universid
y de la negación de su dignidad de estatus; que habr
necesariamente primero por la vulneración de la destatus de los profesores y su reducción a meros
asalariados’ o ‘estratégicos’ y ectoplasmáticos; raque, para decirlo asimismo en la fraseología del «c
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Con todo lo cual se explica, por otra parte, a quépolítica discriminatoria, impulsada al interior de la u
pública que consiste en anidar en ella, a imitac
universidades privadas capacitadoras de élites o de
de ‘Alto nivel’ –que no necesariamente lo son to
educación serpentina de sesgo exclusivista, supuformadora de líderes emprendedores; o, lo que equiv
lo mismo, para solo unos cuantos favorecidos del
decir, de calamocanos sedientos de triunfo, ávidos
de distinciones; o de crédulos incautos embriagados
mieles del ansia de poder y de dinero y dotados innato para dirigir o arrollar a los futuros ‘suba
«Demuéstrales que hay algo en ti que es realmente
su reconocimiento por tu talento no tendrá límites»
escritor inglés, de origen polaco Joseph Conrad en s
novela, sin parangón en la literatura clásica anticeuropea y por su belleza estilística El corazón de la
(Conrad, 1899: 225). O en otras palabras, de ‘impl
de hacer operativo bajo el dictado de otros, las
abiertamente discriminatorias del sistema ed
bancomundialista o de la educación universitaria de peatonal para los ‘emprendedores exitosos’ y los r
los lerdos, que son, por regla general los e
provenientes de los sectores más deprimidos de la
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como «política antidiscriminatoria inclusidemocratización de la educación para garantizar la
social» o del tratamiento ‘preferencial’ de las cond
ingreso para los estudiantes afroamericanos y
latinoamericano. Con lo que se propende, entr
‘reclasificar’ a esos mismos estudiantes a los quesido incapaces de competir con los futuros cuadros
de las élites –a quienes solo se admite el ingreso a la u
cuando han alcanzado los topes máximos exigidos e
SAT o de aptitud a los estudios superiores, equivalen
colombiano–, se les ofrece graciosamente un cursode nivelación en competencias básicas o de capac
reciclaje y entrenamiento intensivo para el niv
escolar [sic.]. El cual no habiendo sido aprobado las
veces, como es obvio, los encauza, con la ayuda de o
profesionales o de ‘tutores-consejeros expertos’,estudios blandos como el trabajo social, las relacion
o los programas de Educación física’, para que estos
obligados a desertar de la universidad. Pero con
busca, además y sobre todo erosionar las
interhumanas, interétnicas, interculturales e interinal interior del campus universitario y la relación
maestro-discípulo; suplantar la formación clási
estudios de feminismo y el culturalismo de fac
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referencia escrito por el sociólogo estadounidenseindio, Dinesh de Sousa del que traduzco el título de
francesa: La educación contra las libertades. Polí
‘raza’ y el sexo en los campus americanos (D’Souza
68ss, 89ss, 134, 232), como resultado de u
investigación de campo, realizada por el autor en1990 en las universidades de Harvard, Berkeley
Howard, Michigan, California y Duke. Y al que su
filiación al partido Republicano y apologética a
‘capitalismo democrático’ o a la ‘democracia
estadounidense’; que lo lleva inclusive hasta el irrisible exabrupto de decir que «la democracia am
conquistado hoy a la más grande parte de Amér
continente habituado a la dictadura, y eso gracias a l
de los derechos del hombre impulsadas por el presid
[cuya lucha en favor de la paz nadie desconoce po proseguidas por los presidentes Reagan y Bush»
27), hacen todavía más significativo, a mi
reconocimiento de las profundas repercusiones soci
de la proverbial ‘ignorancia científica y cultu
estudiantes estadounidenses’, rayana en el subalfabefectos de la política del nuevo multiculturalismo co
antidiscriminatoria racista’. Aunque el autor exim
responsabilidad al gobierno estadounidense y a las
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libertaria de la universidad americana y de los estu Alto nivel, que por mérito propio se ganaron el
ingresar en ella (ibíd .: 27, 72ss, 185, 213, 218, 405);
las veces gracias a la situación socioeconómica priv
sus familias, como el autor se olvida de señalarlo.
He ahí, entonces, más allá de sus tenebrosos vílos totalitarismos bolchevique, nazi y maoísta pro
que me he ocupado extensamente en el artícul
inédito, «La selección natural de las hormigas-obre
fábrica social » (término acuñado por Dewey y rep
Mao Tsé-Tung, cuyo vicepresidente del Comité Revde la Universidad Peita, Chu Pei-yuan, la más célebr
y que, desde 1966, se convertiría en el epice
«revolución proletaria progresista de la Unive
Pueblo» durante los años de la Revolución Cultural c
1970, había cursado estudios de Doctorado en econUniversidad de Chicago; siguiendo en ello la política
«transportar las experiencias exitosas vinieren
vinieren»), he ahí entonces, decía, el previsible re
medalla de esa educación semipública rent
internamente desigualitaria y asimétrica, o de doblelos pocos elegidos que han de subir en detrimento
bajan de la ‘Nueva IES’ productivista (que ha co
conocimiento en tecnosaber y la formación inte
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del mercado). Los cuales coexisten, los unos al lotros en mortal indiferencia, sobre todo por pa
desciudadanizadas élites de los estudiantes empre
‘de mentes brillantes’, amaestrados en la contra
individualismo competitivo mercenario (J. M. Coe
egomaniatizaciones hedonistas y antisociales: Ser los otros, más querido, sobresaliente o exitoso, co
también el sociólogo y pedagogo crítico alemán Mich
Y que en no poca medida están asimismo en el or
liderazgos sociópatas o misantrópicos, que so
conducir a la despersonalización del individuo, síquicomoral, el iletrismo y el abstencionismo dem
Así las cosas, está muy en lo cierto el precitado y
escritor John Maxwell Coetzee, laureado Nobel de
2003, cuando afirma: «Hay gente que tiene la ca
imaginarse como otra persona y hay gente que n(cuando esa carencia es extrema, los llamamos psi
hay gente que tiene esa capacidad pero decide no
práctica» (Coetzee, 2004: 87). Coetzee para quien
incapaz de poner en obra y acción su capacidad de im
empática y creadora es necesariamente un sujetocomo se lee también en su excelente obra Hombr
cansancio que, desde el punto de vista éticopolí
espero poder mostrarlo al final de estas reflexion
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ciernes y en serie; y –por autorreproducción mim violencia o autogeneración imitativa de la vio
indiferencia como indiferencia cínica–, a los soc
masa. Una sociedad, en suma, para decirlo todavía
parafrástica con el escritor australiano de origen su
a la que se le ha agotado hasta tal punto la fuerza ctensión, que ésta ha acabado por asemejarse a una m
de algodón; y de la que la mente se ha vuelto ta
pareciera estar asimismo en trance de quedarse ad
Pero que habiendo perdido la capacidad de inquiet
juicio de Leibniz como se verá luego está en el princonciencia moral] ha sido poseída por el afán in
destructor (Coetzee, 2005: 156-157). Y en la que los
los hastiados animales de Nietzsche dominad
aburrimiento endémico e incapaces de darle
consiguen enfrentarse a su entorno «no irritánreduciendo sus expectativas, aprendiendo a es
paciencia a que se solucionen los conflictos y deja
maquinaria mental funcione a un ritmo más lento
2006: 230, 232-33).
Nada ilustra mejor, a mi juicio todo lo que se acabque el siguiente pasaje del incisivo cuento epigram
folclore de nuestra generación» del escritor japon
Murakami, sobre la carrera a los talentos de la e
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«Yo siempre me he considerado una persona muy […]. Era como si siempre estuviera metido en una es
marco, vivía siempre procurando no salirme de él.
había algo parecido a una línea que me indicaba el
Era como una autopista bien señalizada. Para dirigi
dirección, póngase en el carril de la derecha . Más
encontrará una curva […]. Yo seguía la curva y to
alababan. Todos me admiraban.
[…] En este sentido, mi vida, al menos los primer
transcurrió de una manera perfecta. Jamás tuve
problema que pudiera calificarse como tal. Pero, sin eyo era incapaz de captar el sentido de la vida. A me
crecía, más se fortalecía esa idea vaga. ¿Qué es lo que
buscando? No lo sabía. Síndrome de sobresalientes
notas en matemáticas, inglés, educación física, en to
padres me elogiaban, los profesores decían que iba mpude entrar en una buena universidad. Pero yo n
para qué servía en realidad, qué era lo que de verda
hacer. No tenía la menor idea de qué facultad debía
¿Tenía que ir a la facultad de Derecho? ¿A la de Ingen
a la de Medicina? A mí me daba igual. Creo que pod
cualquier cosa a la perfección. Pero no tenía
preferencia. Por eso, siguiendo los consejos de mis pad
mis profesores, ingresé en la Facultad de Derech
i id d d ki f l id
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estrella de su curso, y líder por naturaleza»– Nos hesforzado mucho desde pequeños. «Adelante, sigu
adelante», te van diciendo. Y justamente porque t
capacidad, vas avanzando tal como te lo piden.
formación de tu personalidad se queda atrás. Y llega u
que no puedes dar más de ti. En el sentido moral […].
fui un hombre muy realista, probablemente lo siga
ahora […]. Pero en la universidad aprendí que hay
realidades en este mundo. El mundo es muy grande
coexisten diferentes sistemas de valores. No hay
necesidad de ser un alumno sobresaliente. Y salí al
(Murakami, 2008: 82-83, 91-93).
Naturalmente, esto no significa que la universid
de formar a los futuros profesionales para su inse
mundo laboral, ni que ésta no sea una de las p
expectativas que mueven a los jóvenes a realizar suniversitarias. Pero cuando se pretende hacer de la u
tan solo una agencia de empleos y, como señala c
Ernesto Sábato, «la educación que no está indepen
poder, y por lo tanto, encauza su tarea hacia la for
gente adecuada a las demandas del sistemaexclusivamente con ese fin, yendo así en detrim
formación humanista, lo perdido será el ser huma
habrá privilegiados que puedan a la vez comer tene
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de la calidad de la educación pública, como ‘heestratégica para favorecer las posibilidades de movil
para el mayor número de estudiantes en co
socioeconómicas adversas’. No sin razón afirma tam
Saramago En sus palabras, que: Hay que cambiar
de movilidad social por Movilización social y descivil (Saramago, 2010: 523). Porque en ‘la nueva u
esas expectativas laborales son cada vez más i
precarias, y eso los mismos estudiantes muy bien l
que explica en gran parte, los fenómenos de sobrepe
y deserción estudiantil, ante el miedo de ‘salir al mno encontrar en él posibilidades de inserción labo
con los estudios realizados, en el caso hipotético
fuera dable conseguir un empleo. Por no men
innovadoras propuestas de los tecnoingenieros ind
empresariales y de cámaras corporativas de econométras y empresarios con ánimo más ‘filantróp
en el sentido corporativo de la palabra o del hum
solidario mediático como estrategia política interv
y ‘retorno de beneficios’) que altruista; expertos tod
calidad de tecnogestión gerencial de ‘manejo doceconvertidos (gracias al apoyo de los ‘expertos edu
de las corporaciones económicas, lo que equivaldría
menos que a convocar una brigada de pirómanos p
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verdaderos factores de sus dificultades y deficienciaspor todos, y en todos los medios de información
detentan el monopolio, que en sus manos de conta
llave de sésamo para ‘superar la brecha social exist
‘IES’ colombianas y aminorar las desigualdades soci
que ellos mismos han coadyuvado asimismo a autopeligrosa falla sismológica estructural que hoy
universidad pública al borde del desplome y de
supuesta ‘nueva universidad del futuro’ no será m
vestigio de su siniestración.
‘La nueva universidad del futuro’ a la que se refiMusil en su magistral novela histórico-testimonial
sin atributos, que escribió, dejándola inconclusa has
hora de su muerte, sobre las inadvertidas e imp
repercusiones de la implantación de la
tecnocientífica rentabilista, que en no poca medidacontribuir a autopropulsar el surgimiento de la bar
sociedad prehitleriana de la Viena de la
austroprusiana de la preguerra. Es decir: La u
nueva… ‘en la que la libertad empieza a asemejarse a
que concede una ventana enrejada’ [ en una soindustrialismo cuartelario, bajo un régimen
económica como dice también Oscar Wilde en su
ensayo «El alma del hombre bajo el socialismo», p
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admiración por la actividad humana, que de enespíritu con un imperceptible poso de insignificancia
[…]» (Musil, 1930-1942 II: 620, y véase, 771). O, si
la universidad del «nuevo hombre», el «nuevo A
moldeado en arcilla sino en plomo», recién salido de
de los dioses sicopompos o de los mediadores de Dafirma Zósimo el historiógrafo seudognóstic
neomitraico del siglo V de origen judeoconstantin
Spinoza habría de tildar de «masoreta de las
infernales», y apologista del Imperio del Augusto; p
también el verdadero ‘pionero’ de la ideología dehistoria evenemencial como eterno presente en
anhistórico»– o del «nuevo Prometeo frankenstei
universidad, por lo tanto, de los hábitos rutineros
en donde el otro ya no es el prójimo sino el enem
potencial, la otredad, el competidor, el aliado estrgente, el usuario, el cliente, el productor, el en
extranjero y el extraño, exacerbando con ello el
estampida de la agudización de la espiral de viole
autorreproducción mimética o imitativa, frente
nueva cultura fisiológico-visceral considera que nhacerse, alentada en ello por las tesis del sociob
posdecimonónico redivivo de sesgo hobbesiano, p
«la agresividad innata y el egoísmo congénito, con
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encanallado por los aburridos hacedores de planes de los rendimientos, utilidades, subalfabetismos y
excelentes o estándares de excelencia de cobertu
de rendimiento, o de la cultura de supermercado
compraventa, empezando por los títulos universit
programas rentabilistas de posgrado de la antieducel éxito y el provecho. A semblanza de la tecnoi
para la sociedad de los felices de la Orden Fordist
heteroconducida y teledirigida por la tecnología para
inspección público, descrita por Aldous Huxley en
‘futurología de la concienciación’, como el mismo lUn mundo feliz. En donde ya no existen los libro
aprende por autosugestión y método de hipnopedia
nombre de los autores clásicos, el arte, y la ciencia m
sido desmantelados por completo. La era modular de
ciudades inteligentes’ en donde, a causa de laambiental, los individuos se desplazan en helicóptero
de esparcimiento, cuyos parques han sido fabri
materiales sintéticos. La sociedad de los clónicos hu
para quienes ‘amar es detenerse’, aunque cada día s
anterior; en la que ‘cada uno pertenece a todopertenecen a uno’, aunque solo sean en el nadie y en
y así solo se viva en medio de soledades yuxtapuest
o a pesar del millón de amigos. Y para quienes, a
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y trabaje para comprar o venderse a vida; para con vida en la contravida del consumo de la
institucionalizada; o de la vida no vivida, el asna
envilecimiento y la autodestrucción.
No sin razón dice también Robert Musil que tod
educativa que vaya en menoscabo del hombre esque vale a fortiori por todas aquellas que se auto
como ‘progresistas o revolucionarias’, lo único que p
es estremecer la tierra. Sobre todo, cuando los ciud
reciben formación sino tan solo instrucción o ca
técnica y manual , y se desestimula la lectura de losel estudio de la ‘aburrida y periclitada filosofía’
ocurrió en la sociedad bienpensante de la «Viena
mundo» en vísperas del estallido de la Gran Gue
describe con acierto, a juzgar por lo que en buena par
es la nuestra (y digo en buena parte, habida cuepareciéramos ser quizá la copia empeorada del p
como la época de la veneración de las bajezas, es d
condensar sus profundas reflexiones de manera mu
«La época de la fe basada en la incredulidad complet
que lo que cuenta no es la religión sino su finalidad época antifilosófica y cobarde de la papeleta del v
tiene el coraje de decidir lo que vale y lo que no vale
democracia significa hacer las cosas que suceden; e
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Lawrence Durrell y Giorgio Agamben) y en moral-coética del éxito del fisiologismo cientificista, que s
alma por la lógica. Y, así también, la pedagogía cr
pensamiento autorreflexivo sobre la enseñanza-ap
en «la facultad de reflexión suprasubjetiva de la
moderna que hace posible establecer un contacto con el medio ambiente» (Musil, 1930-1942 II: 166400-01, 573; y I: 310, 517, 519, 582, 605-06).
Tal es, en suma el sombrío bosquejo de ‘la nueva
la que los hacedores de planes han pretendido ‘aclim
desde comienzos de los años 60’s., con la creaOrganización de Cooperación y Desarrollo Económ
bajo la iniciativa de John F. Kennedy. Hasta hacer
de dónde venimos y lo que fuimos; perder la c
histórica de la memoria, a fin de hacernos incapaces d
por qué nos hemos convertido en lo que somos; definitiva la conciencia autorreflexiva de quiénes squé no deberíamos seguir siendo, sin la cual no
tampoco imaginar un mundo otro, ni encontrar la
contribuir a hacerlo realidad. He ahí, finalmente, el
sentido de la huera, consabida y mil veces replicanegacionista del formalismo anhistórico…« Ap
desaprender», acuñada por el sicofisiólogo soci
colaborador del régimen nazi Burrhus Skinner, q
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«El leer atentamente es para el estudiante una fevitación: estudia para evitar que le pillen no sabie
contingencias aversivas [«o de refuerzo de la c
operante a través de técnicas subrepticias de mach
trituración»] pueden ser de lo más sutiles […]. Esto
evidentemente, no merece la pena recordarlos, el
se ha compuesto para enseñar formas de leer qu
recordar […]. Enseñar a un estudiante a estudiar es e
técnicas de autocontrol que aumenten la probabilida
recuerde lo visto u oído. La memorización palabra por
es un caso especial […]. El estudiante que sabe estud
rápidamente un vistazo a un texto para exponerinstante y posiblemente solo a la visión periférica u
palabras necesarias, o destapa parte del texto seg
necesitando» (Skinner, 1966: 136-138).
No habiéndome quedado tampoco nada de nada dno periférica de la obra cumbre de Skinner, a no ser u
sentimiento de náusea sartreana, bien podría apli
engatusadoras perfidias de sus fascistizantes tecnoin
la excelente ocurrencia del gran filopedagogo fran
citada por George Steiner en la ya mencionada obrade los Maestros: «La ley más hermosa de la vida es
no se admira se olvida» (Steiner, 2001-2002: 151). N
tiene de lo que realmente se desprecia, porque prof
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que habría de constituirse asimismo en el emblem‘revolucionario’ de reforma de la educación austr
para el cambio social, impulsado apenas cinco años
proclamación de la República de Weimar y de l
República Federal de Austria, fundado en el c
autodisciplina férrea, el autocontrol, el fortalecicuerpo, el espíritu de autosacrificio, la sed de in
capacitación profesional para la enseñanza me
detrimento de las humanidades y de los cono
improductivos, impulsada, desde 1913, por el recién
presidente del partido socialdemócrata Friedrich que habría que agregar, además que esa fallida refo
de consagrar supuestamente, tan solo tres años d
destino natural de Alemania como ‘Maestra d
replicada del masonerismo por Oswald Speng
decadencia de occidente , bajo cuyo influjo desarrollarse asimismo el proyecto de reforma imp
los nazis para la implantación de la política del cam
de la ‘nueva mentalidad alemana’. Naturalmente, fu
en nombre de la ideología del nuevo conocimie
‘mecanismo de purificación de la cultura alemana’ incendio del Reichstag, tuvo lugar en mayo de 19
sería el primer paso de la ‘hoja de ruta’ (para de
fraseología sionista) del proyecto totalitario del te
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Zweig, Thomas Mann, Marcuse, Adorno y Bertolt Btambién de los clásicos de la literatura, empe
Shakespeare, de la filosofía, la historia, la p
innumerables obras científicas, como las de Einst
había sido instigada por el recién nombrado por Hitle
día de su accesión al poder como ministro de la infde la propaganda Joseph Goebbels, que habría de
sobre todo en las hoy celebérrimas y no menos
divisas: «lo que no existe, lo hacemos existir» y «u
replicada mil veces se convierte en verdad»; y
además doctor en filosofía, gran amante de la música y reputado especialista en pintura del siglo XVII.
Y entonces, ¿ Para qué los libros, cuando los mism
del añoso y folclórico bambuco del arrullador c
colombiano, reconocen haber malgastado la vida tr
dado cuenta de que el hombre es tan solo un pobreleña y la vida solo un viaje?, ¿no es necesario, acaso
pluma , puesto que, como lo saben ellos por
experiencia de la vida, de leer solo queda un mundo
y estando ya tan cansados de todo, solo quisieran
último sueño de paz y de olvido? Y cuando la felhabía que saber cómo atraparla al vuelo, como dice
los únicos que pueden hacer conocer lo que es c
que le han prestado al resto de la humanidad el
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independientemente de cualquier ganancia últimdemuestra sobradamente la utilidad negativa de
azar» (Skinner, 1974: 71).
¿Qué hacer, en tales condiciones, para recobrar la
de nuestra dignidad críticopedagógica y, desde ahí
perdida de la academia? Sé que la respuesta no es sde lo que sí estoy plenamente convencida, siguiendo
es de que solo a través del reconocimiento de có
llegado a ser lo que desgraciadamente somos, podrí
en camino de empezar a renovar nuestras conci
recuperar el sentido de nuestro ser y del Alma Mátaunque muchos profesores universitarios somos c
de que las cosas no están bien como están, no son
que habiendo reconocido que la universidad públic
día al borde del colapso, piensan que el actu
capitalista neoliberal fue implantado para quedarsse tratara de un inexorable fatum. Ello, no obsta
asimismo la más firme convicción de que para
definitiva siniestración de la educación pública di
en contra de las tendencias predominantes
filisteísmo que pretende con sus baladronadas sfuentes de nuestras tradiciones y de nuestra cultur
autóctona y el legado de la cultura humanista de l
occidental o grecoeuropea y con ello veinticinco
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empática y política y del fortalecimiento de la ciudadana, y, por supuesto, de la conciencia hist
memoria, como educación para el florecimiento e
profesional y educación para la paz. Para lo cual
volver en primer lugar a las fuentes del pensamien
sus desarrollos, en diálogo con los pensadores clásiclos filósofos, y humanistas contemporáneo
pensamiento crítico, lúcido y emancipador del que l
de la Excelencia de lo excelente es el ideal de real
decir, la excelencia social como idea-meta o aspi
felicidad (eudaimonia) o a la autorrealización ehumana. Pero, también y sobre todo como con
plenitud o de armonía consigo mismo y de tras
(yendo así en contravía de los trascende
embaucadores como «perfección nihilista de la n
evocar la excelente expresión de Lewis Mumford ede las utopías); o, si se prefiere, siguiendo en ello a
Chesterton, como conciencia del alto orgullo de se
en lucha contra los poderes invisibles, y la deshum
del hombre:
«[…] Syme se había olvidado de la juvenil traves
hizo al meterse en la policía: no pensaba ya e
representante de una asociación de gentleman’s que
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pináculo sideral del lugar común. Sintió que tenía sola superioridad inconsciente y elemental que expe
el hombre valeroso ante el poder de las bestias o el sa
el poder del error. Harto sabía que no contaba con la
física e intelectual del presidente Domingo [es dec
Mano invisible heteroconductora de la masa hum
Syme distinguía muy bien: «Hasta percibía las
separadas; pero notaba también con extrañeza que
movían como un solo hombre. Parecían llevar traje
sombrero ordinario; pero no se dispersaban ni adel
en desorden como lo hubiera hecho una muche
vulgar. Su uniformidad era temerosa y mecánica. parecía un ejército de autómatas. Syme lo hizo
Ratcliffe. –«Sí –dijo el inspector–, eso es disciplina.
mano del Domingo. Tal vez está a cien millas de aquí
temor los gobierna a todos, como el dedo de Dios»]; <
en ese momento su inferioridad le parecía tan naturno tener los músculos del tigre o un cuerno en la n
manera del rinoceronte» (Chesterton, 1908: 98-
80).
El alto orgullo de ser humano…; es así también
humanistas griegos y grecorromanos entienden
Excelencia, que muchos siglos después tendría
profundas resonancias en pensadores como Leibniz
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El concepto filosófico de Excelencia individ y social como dignidad de ser
Es así como, con Aristóteles y los pensadore
Epicteto, Séneca y Marco Aurelio, los humanistahelenistas o grecorromanos definen la Excelen
significado filosófico de dignidad, en el sentido de vide soberano bien (esto es, como vida digna o no m
consecución de la paz y la armonía del alma; o,
muchos siglos después Séneca, de la grandezaacompañada de dulzura, a la que apunta el es
autorrealización de una vida humana, dignamentDe ahí, por tanto, que, para Aristóteles, una
deficiente es apaideusía, 4 término antitético
cívicopolítico y éticosocial de la paideia, está estraparentado con las ideas de indolencia, ausencia de
criterio, injusticia (adikía), desenfreno (akolasía) y
incivilidad (kakegoría). Lo que hace, como ymostrado en la Ética a Nicómaco, escrita con anteri
obra mencionada, que se nos elogie o censure popasiones, las cuales no han de ser inhibidas [o autorr
sino moderadas, pero que sea solo por nuestras virt
nuestros vicios, que se nos llama buenos o malos; cque las virtudes son una especie de eleccione
adquieren sin elección. Las cuales por eso mismi i l i d lib d
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digna, buena o no malograda, o vivida a conciencia y
(eudaimonia). O, como se inquiere asimismo Husserlroborativa y magistral obra Lecciones sobre la ética
del valor: «¿Cómo puedo hacer de la totalidad de m vida bella y buena y, como lo dice la expresión t
cómo alcanzar la auténtica eudaimonia, la verdader
(Glüskseligkeit )?» (Husserl, 1908-1914: 82)eudaimonia es, ante todo para Aristóteles, la acción
gradual de las virtudes dianoéticas o de las accionecomo modos de ser; o bien, de los principios de la raz
que solo pueden resultar de la deliberación
( proairesis), cuyo objeto no es el fin, sino los mconducen al fin, sin la cual no es posible hacer eleccio
de las que el justo medio es el real criterio de decisson precisamente las que procuran la felicidad,
modo que la injusticia es la principal fuente de la in
de la desdicha, como les sucede a los que cifran la fel goce momentáneo o en lo perecedero, y a qui
colma. La deliberación racional que es, en defcondición de la formación del talante social (
ciudadano ( polités), para la vida de la polis, a tr
adquisición de un talante estable (héxis), por opo visión vulgar de la felicidad, o de las que lo asoci
bienes exteriores y tangibles, «representando al hoi d l ó i f d t
E b d l di id d did d
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lucro, que desconocen la dulzura de vivir y
verdaderos amigos con quienes compartir las ri
pensamiento y de la sabiduría práctica– como la i
de la felicidad, toda vez que: «Nadie, en efecto puede
es fugitivo de la verdad […]. [Sin la cual no pued
precaverse contra] los desgarramientos y los golpes dpermaneciendo siempre donde se ha establecido bien
y encontrando allí su equilibrio, aun cuando la
amenace con su furor» (Séneca, 62 a.C.: 54 [III. 1. V
Ahora bien, a pesar de algunas fundadas crítica
puedan hacer a la visión senequista o estoica de lcomo vida eterna, como lo hace, por ejemplo, Zygmu
en La sociedad sitiada (Bauman, 2002: 159-165), n
cierto que, para el filósofo cordobés –como afir
Epístolas Morales a Lucilio I – la felicidad como bie
es, y lo es sobre todo, un aprendizaje individual de lamoral y del goce verdadero de vivir, o del placer d
de saberse vivir, que nace de una elección de vida
por la exigencia de vivir de acuerdo con la natur
conformidad con la razón. Sin lo cual no habría p
tampoco, para decirlo más allá de Séneca, autonom y democrática. Comoquiera que: «La felicidad de la v
de la buena conciencia, de las honestas decision
acciones rectas, del desprecio al azar, del sereno
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también para el filósofo clásico alemán, como ya lo h
en su obra temprana, y como se verá asimismo un
adelante, lo único que puede sustraernos de la l
indiferencia o de la indiferencia moral :
« La inquietud que lejos de ser contemplada com
incompatible con la felicidad, es esencial para la feli
las personas, la cual nunca consiste en una posesión
que las volvería insensibles e incluso estúpidas, sin
progreso continuo e ininterrumpido hacia mayores
lo cual no puede dejar de venir acompañado por un d
menos por una inquietud continua, pero tal y com
acabo de describir, que no llega a incomodar, sin
limita a esos elementos o rudimentos de dolor, no aper
por separado, pero que sin embargo bastan para s
acicate y para espolear la voluntad… […] La felicidad
así decirlo, un camino entre los placeres; y el placmás que un paso adelante hacia la felicidad, el más c
se puede dar en función de las impresiones actuales,
siempre el mejor […]. Hace falta pues, que el espí
preparado de antemano y se encuentre ya en dispos
ir de pensamiento en pensamiento, para no de
excesivamente en un escalón resbaladizo y peligro
ello es conveniente no pensar más que de pa
determinadas cosas, para conservar mejor la libe
Mónic
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y preguntarse: ¿dic cur hic? Réspice finem [«Di po
haces»; «Ve hasta el fondo del asunto»], es decir,
estamos? Vayamos al caso, vayamos al hecho [al asu
al «hecho» como escribe el traductor, término qu
condice, para nada con el pensamiento de Leibniz, pa
los hechos son simples datos de experiencia y que ‘na
por sí solos’; idea en la que se funda, en gran parte sal empirismo ciego, como pensamiento reductor]» (
1704: 219, 225-26).
Es precisamente a partir de la justificación del in
vínculo existente entre la inquietud y la feliciprincipio de autorrealización individual humana,
obras tempranas Escritos Filosóficos y Escritos d
jurídica y política, define Leibniz los lineamien
humanismo científico cimentado en el principio
justicia. En las que respectivamente afirma su inprobar, citando el verso de Virgilio: Nadie es feliz,
que lo es, para que otros no lo nieguen, que la feli
sólo de los espíritus (Leibniz, 1664-1677: 117), as
más firme convicción de que como sabiduría y bond
la justicia no es otra cosa que la caridad del sabiuna bondad hacia los demás que se ajusta a la sa
para mí, la sabiduría no es otra cosa que la ciencia de
(L ib i 6 ) U h i i ífi h
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a las éticas científicas o prescriptivas del empirism
ahí resulta fácil comprender por qué entonces, es el s
de curiosidad inquieta y desasosiego moral, lo que
al investigador científico blindarse contra la prepo
libertad de indiferencia. Idea que en Leibniz se fu
todo en el postulado moral de que la justicia debe
siempre a la acción: «Y decir: stat pro ratione vo
voluntad ocupa el lugar de la razón’, ésta es prop
divisa de un tirano» (Leibniz, 1693: 81). Y quien r
ya a Hobbes, al que compara inclusive con Trasímac
del que hace Platón uno de los personajes centrales
I de su Diálogo República y para quien «lo justo no e
que lo que conviene al más fuerte» (338 a-c), al que
considerarse, por lo tanto, como el verdadero pre
relativismo ético o de la idea de que lo justo, lo
verdadero en sí mismos, y lo que a cada uno le pasignifica y equivale a decir lo mismo], es incapaz de
con sus paradojas, entre el hecho y el derecho:
«Pues una cosa es lo que se puede y otra la que se deb
Es el mismo Hobbes quien cree, y por la misma razó
verdadera religión es la del Estado. Y, por consiguie
si el emperador Claudio, quien publicó un edicto en
establecía que en un Estado libre el eructo debía s
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quiere y puede impunemente, por perverso que sea
traición, el asesinato, los envenenamientos, los s
aplicados a personas inocentes, etc., todo esto sería ju
tiene éxito. Ello equivale a cambiar el sentido de los té
hablar un lenguaje diferente al de los otros hombre
ahora se ha entendido la justicia como algo diferente d
siempre prevalece. Se cree que un hombre de éxito p perverso y que una acción impune, puede, no obsta
injusta, es decir, merecer ser castigada, de manera que
de saber por qué tal acción lo merece, sin que con ello
en la cuestión de si se cumplirá una sentencia, o de
algún juez que la dicte» (Leibniz, 1693: 83).
De manera que, y para terminar está brevísima
del humanismo científico de Leibniz en el que hubie
detenerme todavía un poco, la inquietud es para el
condición sine qua non de la reactivación del isimpatía como reflejo o sentimiento moral de just
ésta que hace asimismo de Leibniz el verdadero pr
la idea de imaginación empática como toma de actit
y ejercicio praxiológico o realizat ivo de la just
aprendizaje del ser justo obrando con justicia: «Plugar del otro, y estarás en el verdadero punto de
juzgar lo que es justo y lo que no lo es» (ibíd.: 93).
Tanto la ética deliberativa aristotélica como la
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g p
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–como lo hace, por ejemplo en Julia, o la Nueva E
distinciones hechas por Epicteto sobre el mal aparen
real; el bien que está en nosotros y el que está fuera d
rechaza empero la fortaleza estoica, según la c
momento en que el mal nos viene de afuera, «el ver
solo podemos recibirlo de nosotros mismos, y que
lleva el bien consigo, llevará también su dicha», filo
que declara, por lo tanto no hacer mucho caso (
1761: 209). Aunque, como yo añadiría, solo en est
su crítica a la fortaleza estoica como dominio de la
Puesto que el autodominio estoico se entiende, desd
el sentido de la autonomía moral como posesión de
de poder mantenerse firme y morar en sí, que es
indicio de un espíritu equilibrado, o como la actitud
quien se concentra en sí mismo, vive para sí confor
moral que él mismo se impuso sin depender de la op
juicio ajenos; lo que no significa, para nada que el
de caminar siempre al mismo paso y por la misma ru
64 a.C.: 95, 98, 127, 177 [Libro I, epist. 1-1; 2-1. Lib
9-14; 20-1]). Es así como para Rousseau, si la auton
causa que determina la voluntad, la cual solo puede
como la potestad de comparar, juzgar y deliberar qu
el hombre solo pueda ser activo en sus juicios
precisamente esto lo que se entiende por entendim
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concordancia de Kant con Rousseau no llega más lej
como éste lo reitera una y otra vez en Emilio, solo
nos induce a obrar, comoquiera que el mundo no
animal que por sí mismo se mueva, y que la razón
activa: «Uno de los errores de nuestro siglo es emple
demasiado desnuda, como si los hombres fueran pu
[…]. Queriendo dejárselo todo al raciocinio, hemos
palabras nuestros preceptos, y nada hemos exp
acciones. La razón sola no es activa, y aunque alg
retiene, raramente excita y nunca hizo nada grand
siempre, es la manía de los espíritus apocados, pero
fuertes tienen otro idioma, y ese idioma es el que
hace actuar» (Rousseau, 1762: 268, 307; 397). [Las d
citas, del Libro IV, hacen parte de la magistral Prof
del vicario saboyano , contra las religiones te
fanáticas e hipócritas de los predicadores
inquisitoriales o de los moralistas despóticos, q
Rousseau confunden la religión con el ceremonia
convierten la moral en asunto de control y represió
Y, en la Nueva Eloísa, refuerza Rousseau todavía má
al quietismo sereno o a la fortaleza del sabio
inquirirse:
«¿Cómo reprimir la pasión, incluso la más débil, cu
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obra de ellas: la fría razón nunca hizo nada ilustre;
triunfa de las pasiones cuando enfrente hay otras p
Cuando la de la virtud se eleva, sólo ella domina y m
en equilibrio a todas las demás. Así se forma el ve
sabio, quien no está libre de pasiones como cualqu
hombre, pero que sólo él sabe vencerlas con las p
mismas, como un piloto se abre camino entre las temp(Rousseau, 1761: 536).
Ello, no obstante, no le impide a Rousseau cimende eudaimonia, siguiendo en ello el principio e
concibe la felicidad solo en sentido moral o como vhacer el bien. Pero que por eso mismo, nada tie
tampoco con el bien-estar basado en la ley de la nque concita al hombre «a que haga lo que no es de
para prevenir lo que le sería más penoso. Para est
nos sirve la previsión, y de esta previsión bien o malnace la sabiduría o la miseria humana. Porque nconfundir la felicidad del hombre natural que es t
como su vida y tiene por fundamento el no pade felicidad moral . Es decir, la felicidad que nace d
comunes miserias y excita el corazón, y la engañosala felicidad humana que tienen los solitarios, o qui
germinar en ellos el orgullo, la vanidad y la envidiaque la felicidad moral tiene que ver asimismo con la
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en cuanto ejercicio de la autonomía moral en el ám
razón práctica y práctica de la felicidad, que define
Kant la idea de Felicidad como eudaimonia, en la C
razón práctica o segunda crítica, 1788, no sólo en
goce verdadero de vivir o felicidad propia, sino
cuanto amor a sí mismo como filautía o dignidad d
que, en la segunda parte de la Metafísica de las c
1797, «Doctrina de la virtud», asume sobre todo e
de autorrespeto como conciencia de la dignidad pro
valía personal en tanto que deber de virtud , el c
exclusivamente, según Kant, en la autolegislación m
autolimitación –autonomía del entendimiento
dignidad de dictarse la ley que uno mismo se impus
lee también en Séneca, y no en la constricción ext
amor a sí mismo, para Kant, el cual no ha de ser c
por lo tanto, con el amor propio como egoísmo; e
primitiva –como dice Rousseau–, anterior a cualqu
la cual se derivan en cierto modo y a manera de mod
todas las demás; y que como amor de sí mismo […] s
en altivez en los espíritus fuertes y en vanidad en los
y en todos se alimenta a costa del prójimo» (Rous
307, 310)]. Y añade Kant,
«[ ] la conciencia que tiene un ser racional del agra
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ellos todos pertenecen al principio del amor a sí mism
propia felicidad. Consecuencia: Todas las reglas p
materiales ponen el fundamento de la voluntad en la
inferior de desear, y, si no hubiese ley alguna me
formal de la voluntad que la determinase suficient
no podría admitirse tampoco facultad alguna sup
desear. […] Por eso no es propiamente la moral la doccómo nos hacemos felices, sino de cómo debemos lleg
dignos de la felicidad . Sólo después, cuando la
sobreviene, se presenta también la esperanza de se
partícipes de la felicidad, en la medida en que hemo
de no ser indignos de ella. Digno de la posesión de unde un estado es uno, cuando el hecho de que esté en
concuerda con el supremo bien [la virtud moral]
1788: 39, 161 [cap. I, § III, Teorema II; cap. II, § 5])
No puede haber, por consiguiente Excelencia
autonomía de la voluntad , concepto axial de la étic
toda vez que ésta constituye el principio mismo de la
que el filósofo opone a la noción de heterono
tendencia a dejarse arrastrar o dominar, como así
en la tercera crítica, Crítica de la facultad de juzg
propias inclinaciones y emociones empíricas o por
ajeno (del gr. «héteros»= «el otro que dicta la ley»)
puede haber, desde luego tampoco autonomía de l
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los usurpados o hipostáticos conceptos de felicidad y
(Kant, 1781: 120-121 [A 84-85-B117]).
Kant para quien, como escribe casi al término de
de ésta su primera Crítica, la filosofía es la mera id
ciencia posible que no está dada en concreto en nin
Pero que, en cuanto metafísica, de la naturaleza o d
o filosofía en el sentido más estricto y propio de
llámesela como se la llame (pero que es, en todo cas
posible de los principios de las ciencias, y fuente por
de la validez de sus fundamentos teóricos de princi
de sus conceptos, los cuales solo pueden ser extra
conocimiento racional legítimo), es la única que ase
puede asegurar, por la tanto la legitimidad mis
ciencias; pero, además y sobre todo de si sus fines s
con el fin principal de la humanidad, o si, por el c
entraban y lo pervierten, poniéndose en alerta cu
ocurre, ya que «es también la metafísica lo que coro
desarrollo de la razón humana». Y esto es así, en
que considera la razón de acuerdo con aquellos e
aquellas máximas supremas que han de servir de fu
incluso a la posibilidad de algunas ciencias y el us
ellas. El hecho de que como mera especulación
expresión en el sentido filosófico de la palabr
conocimiento teórico-crítico que no pudiendo ser
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bienestar de la comunidad científica, ya que la
impide que los valerosos y fértiles desarrollos surg
comunidad se alejen del fin principal, de la felicidad
(Kant, 1781: 651, 658 [A 838-B 866; A 851-B 879).
De todo lo anteriormente dicho se despren
Excelencia académica , idea que tiene asimis
aristotélicas, y hacia la cual de ninguna mane
propenderse sin la dignificación de la educación co
o dignidad de ser de la Academia (en tanto y en cuan
verdadera vía de realización-aspiración a la excele
de la que sólo el individuo autónomo, y en su fue
puede ser su propia mesura y sin compararse con
pueda hacerse por decreto, así aquella pudiese ca
exigencias de la cuestión de derecho). Pero la
académica tampoco puede proyectarse en el tiempo
a reglas de patología, y menos todavía a normas pa
poderes arbitrarios, para decirlo con Kant. De ahí
haya definido el concepto de dignificación (gravi
sentido de una «determinación constante en el obra
por el espíritu de resolución»; lo que supone, a su
modo necesario, tanto la exigencia de hacerse ca
cosas que realmente importan y de tomárselas en se
la de responder públicamente por nuestros act
nuestras resoluciones se han convertido en accione
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la educación, de que para formar al ciudadano,
formar primero al hombre y las dos cosas no puede
la vez; y, así, que la primera tarea de la filosofía con
estudio de la condición humana y del estado del mu
mundo tal cual es; y por lo tanto, del modo com
hombres están hechos (Rousseau, 1762: 68, 71, 461,
Ninguno de ellos concibe la filosofía de otra manera
una tarea crítico-pedagógica, lo que hace que el
oficio del filósofo, la verdadera razón de ser de s
académica de estatus, no pueda ser otra que el dign
ser maestro; es decir, maestro de justicia y de la v
no es posible sin la formación en y para la libertad de
y como educación para la vida. Y contra los pel
antieducación y la antipedagogía corruptoras de la
sofísticas, o del hiperempirismo ciego, que son tam
lo son por antonomasia, las principales aliadas de l
No obstante, fue quizá Rousseau el primero de l
pensadores clásicos, en haber comprendido que
imperar la filosofía en el reino de los hombres, el
sería necesariamente un mundo más humano; y que
llegar a ser inclusive un mundo peor de lo que h
efectos de la conversión de la filosofía en un pe
relajado, que la hace siempre proclive a dejarse llev
por la ambición de lucro y de fama, el egoísmo po
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fanatismos teocráticos y despóticos, la autoc
represión de las libertades de expresión y la e
credulidad humanas, el pintor humanista crí
militante liberal, mordaz crítico del espíritu d
Francisco de Goya, en la presentación de su m
escalofriante serie de dibujos al carboncillo Los cap
hoy se encuentra expuesta en el museo de El Prado
Aunque es siguiendo también en ello a los repr
del estoicismo grecorromano, que de modo semeja
de inspirar también al Schiller de las Cartas sobre la
estética del hombre, que define Rousseau la exc
sentido éticopedagógico en términos de enseñanza d
filosofía, para el aprendizaje del amor-justicia desd
sensitiva del filósofo como talento socioafectivo
como se dijo más arriba, parte del postulado rousse
que solo la imaginación compasiva y la pasión nos
obrar, comoquiera que la razón por sí sola no es a
quien no deja por ello de recalcar tampoco, como
escrito y afirmado un año antes en su novela episto
la Nueva Eloísa –obra emblemática de la literatu
dieciochesca, cuyo trasfondo ético-social
pedagógicopolítico se ha tendido, empero a eludir
mucho que hagamos por los demás, cada hombre e
su propia vida (Rousseau, 1761: 223). Y todo
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ambición, las mezquinas pasiones humanas, y si ej
tan buena humanidad, que se nos ofrece po
(Rousseau, 1762: 440).
La mala filosofía de los argumentos fríos de los f
gabinete, o del pensamiento insular en los planos s
epistemológico, cuyo conocimiento de las realidade
se reduce las más de las veces al universo de una
quienes el hábito les ha matado la imaginación, ra
que ya solo saben filosofar tristemente, y la ambi
arrebatado no solo la pasión, sino además la digni
en la Nueva Eloísa le había hecho decir con ferv
exclamatorio: «¡Ah!, no me hable de filosofía! ...;
ese engañoso escaparate que sólo consiste en vanos
ese fantasma que no es más que una sombra, que n
llamar desde lejos a las pasiones, y nos hace qu
cobardes cuando las pasiones se acercan». La f
quienes escudriñan el mundo como simples espe
ponen siempre el sentimiento ‘en meras fórmulas g
«Puedo decir que en mi vida oí hablar tanto de sentim
que en mi vida comprendí tan poco lo que decían […]
esto, uno no podría creerse hasta qué punto
acompasado, medido, pesado, en lo que llaman procedi
es decir, lo que hay qué hacer o no hacer. Todo lo
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Pero que señala, además de manera reiterad
desenvolvimiento interno de nuestras facultades y d
órganos es la educación de la naturaleza ; e
aprendemos a hacer de este desenvolvimiento po
sus enseñanzas, es la educación humana , y la adq
nuestra propia experiencia sobre los objetos que n
es la educación de las cosas. De modo que natura
hombre, no quiere decir otra cosa que «el co
disposiciones primitivas que no han sido alteradas p
opiniones, bajo la presión del hábito» (Rousseau
68).
Y es esa, a juicio de Rousseau, y para evocar
tópicos centrales abordados por el filósofo en Emil
problema que nos ocupa, una filosofía efectista que
dejado arrastrar por los prosaísmos puestos a la m
los doctos de los salones que prejuzgan sobre lo qu
leer, escribir y decir y la manera como debe decirse
para hacer grandes a los enanos. O el pensamie
filósofos de lo sombrío que, cuando formulan sus d
escrito, se embozan las más de las veces bajo el m
anonimia negándose a hablar en la primera persona d
como si no tuvieran conciencia de su propio yo; l
que por todas partes impere el mal gusto de las
comúnmente admitidas, y que todo sea signo de al
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como verdadero educador, tras «acompañar al alum
proceso de maduración para la ciudadanía…, sabe
culmina en el momento en que ya no es maestro de su
sino conciudadano de alguien con quien él
enriquecedora experiencia de emancipación»], se
cultivar en su discípulo el sentido del cuidado de
escrita y de la precisión y belleza del lenguaje, a t
lectura de los grandes pensadores clásicos (ibíd.: 4
Tal es asimismo la visión de la educación preconi
escritor, pedagogo y científico humanista Ernesto S
el que la educación debe concentrarse, por lo t
búsqueda de una vida más humana en tanto que s
humanista de la vida (o en la «grandeza del alma ac
de dulzura» como veíamos en Séneca). Sin lo cual n
dable, en su opinión, encarar una educación diferen
cimentada en la formación espiritual o en la edu
corazón como reaprendizaje del goce de vivir:
«La búsqueda de una vida más humana debe come
la educación […]. Tenemos que reaprender lo que e
Estamos tan desorientados que creemos que gozar
compras. Un lujo verdadero es un encuentro hum
momento de silencio ante la creación, el gozo de una
arte o de un trabajo bien hecho. Gozos verdaderos son
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arrogante sabelotodo] y la cercanía a la muerte me en
a reconocer la mayor de las alegrías en la vida
inunda, aunque aquélla no es posible si la humanidad
sufrimientos atroces y pasa hambre. […] E
indudablemente frente a la más grave encrucija
historia, ya no se puede avanzar por el mismo camin
tiempo que el sentimiento humanista de la vida pfrescura; en su interior han estallado contrad
destructivas: el escepticismo le ha minado su ánimo.
el hombre y en las fuerzas autónomas que lo sostenía
conmovido hasta el fondo» (Sábato, 2000: 67-68,
De todo lo cual se desprende, como necesario
que la Excelencia académica sólo «existe», por co
en su in-existentia o en sentido inmanente (esto es
proyectada en y por el pensamiento), categorial (o
regulativo, por oposición a la supuesta evidencia deque terminan hablando y demostrándose por sí solos
que al operador ideológico «contrafáctico») y as
aproximativo (como así sucede con las líneas p
equidistantes entre sí, que van siempre de la par p
pueden tocarse). Pero se desprende, ademásexcelencia humana se la hace existir tan solo cuando
sueño o el anhelo de alcanzarla, o cuando se pone e
el poder de la imaginación creadora para decirlo en
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objetivable, y solo puede expresarse, como afirm
Kant en la Crítica de la razón pura, como idea de raz
que no puede darse en los sentidos un objeto