¿qué pasa cuando amenazan a un periodista colombiano?

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¿QUé PASA CUANDO AMENAZAN A UN PERIODISTA COLOMBIANO? Por Laura María Panqueva Otálora

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En este texto Laura María Panqueva Otálora, hace un análisis de cómo los periodistas colombianos han tenido que documentar los hechos sociales y políticos del país, conviviendo con la guerra.Las amenazas hacia periodistas, durante años se ha vivido en el país. Pero realmente qué pasa cuando un periodista es amenazado. La autora nos lo cuenta.

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¿Qué pasa cuando amenazan a un periodista colombiano?

Por Laura María Panqueva Otálora

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Un reportaje y dos crónicas responden a

esta pregunta

¿Qué pasa cuando amenazan a un

periodista colombiano?

Por Laura María Panqueva Otálora2012

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REPORTAJE

CRóniCA

CRóniCA

diro González: coraje incansable.

al aire con edGar astudillo.

7 censura, muerte y soledad

la amenaza a periodistas en colombia: censura, muerte y soledad.

Índice

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A Guillermo y a Sonia –mis padres– por ser pacientes y creer en mis ideas. A Beto, quien se unió a este viaje y lo hizo suyo. A José Navia, por exigirme precisión y más precisión. A David Reina y su diseño desinteresado. Y a Mauricio, ese editor y compañero incansable de mis letras.

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censura, muerte y soledad

la amenaza a periodistas en colombia:

censura, muerte y soledad 10 11 censura, muerte y soledad

La Relatoría Especial para la Libertad de Prensa de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha comunicado su preocupación por la situación de impunidad que rodea a los crímenes de periodistas colombianos.

gotá y aún se encuentra en la primera etapa procesal, es decir que no ha pasado de la indagación preliminar.

para muchos periodistas, como rodrigo castilla, el asesinato de su hermano fue una mordaza. para otros, como edgar astudillo, quien en ese entonces era director del programa El informador de Córdoba, en radio panzenú, “un caso delicado que visibilizó la situación de su gremio en la región”. astudillo fue amenazado menos de un mes después del asesinato de clodomiro castilla.

al igual que castilla, astudillo –en un princi-pio– ignoró las dos llamadas anónimas que le hicieron después de publicar una denuncia en mayo de 2010 en la que afirmaba que los paisas, una banda ilegal que opera en antioquia y tiene presencia en la Guajira, córdoba, sucre y cesar, estaba invadiendo la vereda de san Fran-cisco del rayo, zona rural del municipio de montelíbano, sur de córdoba.

como astudillo no dejó de emitir sus informativos, aún con los riesgos advertidos, un día, al salir de radio panze-nú, fue interceptado en una esquina cercana por un grupo de hombres con armas automáticas que iban en una camioneta blindada. uno de ellos se bajó y le puso su pistola en la cabeza, a pesar de que el periodista iba escoltado por un policía. en ese momento comprendió que irse de la ciudad era la única opción para seguir con vida. esa misma noche empacó una maleta y se abordó en un vuelo directo a bogotá.

su intempestiva huida despertó en sus colegas y en su familia un miedo lleno de incertidumbre y silencio, pues no sabían su paradero ni tampoco se atrevían a dar declaraciones profundas sobre su caso. sin embargo, su amigo y colega rodrigo castilla fue el único que advir-tió que edgar astudillo tuvo que salir de montería por la misma situación que otros han padecido: “como aquí no le dan el valor al periodista, uno tiene que sobrevivir como

doce periodistas ríen y hacen chistes recostados sobre un muro de la explanada ubicada frente a la alcaldía de montería, córdoba, mientras esperan que un funcionario de la oficina de prensa aparezca y les entregue un comunicado. el sol es sofocante esta mañana.

dentro del grupo se encuentra un hombre de estatura baja, gafas gruesas y camisa de rayas. desde hace más de una hora espera sentado en uno de los muros aledaños a la portería de la edificación, y carga bajo su brazo derecho una revista. es rodrigo castilla, hermano del periodista clodomiro castilla, asesinado el 19 de marzo de 2010 en su residencia, ubicada en la urbanización el puente uno, a doscientos metros de un cai de la policía. un desconocido le disparó en ocho oportunidades y huyó con su cómplice en una motocicleta. clodomiro cas-tilla, quien era director y propietario de la revista El Pulso del Tiempo, además de periodista de la emisora La voz de Montería, había denunciado amenazas de muerte en su contra.

este hecho atemorizó a los periodistas de la re-gión y levantó voces de inconformidad por parte de orga-nismos internacionales, como la relatoría especial para la libertad de expresión de la comisión interamericana de derechos humanos (cidh). en un comunicado la en-tidad “expresa su preocupación por la situación descrita y exhorta al estado colombiano a avanzar en la lucha contra la situación de impunidad que aún rodea estos crímenes. para ello, se debe apoyar la labor de jueces y fiscales, e im-pulsar mecanismos reforzados de prevención y protección de la libertad de pensamiento y de expresión”.

sin embargo, este tipo de pronunciamientos no han sido efectivos en el desarrollo de estos procesos judi-ciales, pues pedro Vaca, asesor de la línea de lucha contra la impunidad de la Fundación para la libertad de prensa, Flip, asegura que después de dos años el caso de castilla fue trasladado a la unidad de derechos humanos de bo-

REPORTAJE

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El 1 de febrero de 2002 miles de personas se manifestaron en el centro de Manizales para despedir a Orlando Sierra.

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sea y cuidarse de lo que va a decir. si eso no le gusta al ‘gamonal’, al funcionario o al politiquero, lo ponen entre la espada y la pared. ahora, en febrero de 2011 Expectativa, mi revista, cumplió 30 años y en el número de aniversario le hice una mención a edgar, en la que decía que esperába-mos que volviera a hacer periodismo en montería, como él lo sabe hacer. pero es muy difí-cil. no creo que regrese porque aquí no hay garantías”.

su caso es un retrato de lo que sucede en colombia cuando amenazan a un perio-dista: coerción a la libertad de expresión, desplazamiento, au-tocensura, inestabilidad econó-mica, inseguridad, impunidad y, en ocasiones, muerte. así lo aseguran cuatro periodistas co-lombianos y líderes de opinión que han denunciado este flage-lo social a través de agudas investigaciones.

desde la óptica de ignacio Gómez, director de la Fundación para la libertad de prensa, Flip, “muy fre-cuentemente el periodista acaba marginándose del oficio o entrando a la lista de muertos. además, su sustento queda en riesgo y sus contenidos dejan de existir”. y es que es un problema de tal magnitud que termina “acabando com-

pletamente con la libertad de expresión, convirtiéndose en un constreñimiento a la democracia, pues el periodista de inmediato vira la información hacía temas banales, dejando de contextualizar, de analizar y de interceptar las noticias”, explica marta ruiz, asesora editorial de la revista Sema-na. por otro lado, jorge González, jefe de investigaciones

de la revista Dinero y autor de La censura del fuego. Periodistas asesinados en Colombia, agrega que “la amenaza logra, en oca-siones, desplazar al periodista, separándolo de su familia, la cual se convierte en un rehén más de la situación. muchas veces es ésta la que le pide al periodista que por el bien de sus hijos se abstenga de seguir denunciando”. sin embargo, “las reacciones de sus seres queridos son muchas. desde el

divorcio, la pelea matrimonial, hasta la solidaridad total. entonces, así como hay periodistas que han sufrido el final de su vida familiar con motivo de las amenazas, hay otros que, admirablemente, sus familias los han acompañado hasta el final”, afirma ignacio Gómez, destacado por sus investigaciones sobre parapolitica y corrupción durante el gobierno de álvaro uribe.

en definitiva, cuando se amenaza a un periodista se intimida a sus seres queridos, al gremio y al medio; se atenta contra uno de los valores más importantes de la democracia que es la libertad de prensa y se le cercena a la comunidad el derecho que le otorga el artículo 20 de la constitución política a estar pronta y debidamente informada. sin embargo, aun cuando quienes profieren la amenaza logran la mayoría de veces estos fines perversos, hay periodistas que deciden asumir los riesgos para cum-plir con su misión de denunciar sin contemplación, así como lo hizo orlando sierra, subdirector del periódico La Patria de manizales, quien fue asesinado el 30 de ene-ro de 2002, frente a su hija.

su historia, registrada en el libro La censura del fuego, expone un ejemplo de valentía en esa tarea diaria de contarle a la sociedad sobre los abusos del poder pú-blico. “en los últimos tiempos [sierra] estuvo dedicado a espolear a miembros de la coalición política encabeza-da por los senadores omar yepes alzate y Víctor renán barco. a esa coalición atribuía varios de los males que aquejaban al departamento de caldas”, asegura este rela-to. su muerte despertó la indignación de algunos medios de comunicación nacionales, como el diario El Tiempo, El Espectador, la revista Cambio y la revista Semana. du-rante varios días un grupo de periodistas de estos medios investigó en manizales las circunstancias del asesinato. los periódicos y revistas que formaron parte del proyecto publicaron en forma conjunta, el mismo día, el reportaje producto de esa labor investigativa.

en 2002, luis Fernando soto, el hombre que dis-paró, fue sentenciado a 19 años de cárcel, de los cuales solo pagó cinco gracias a una suma de beneficios que fueron

muy cuestionados. un año después fue muerto por la poli-cía en un enfrentamiento en cali. por este crimen también fueron condenados a pagar 28 años de prisión luis arley ortiz, alias “pereque”, y Francisco antonio Quintero, alias “tilín”, reconocido como jefe de los sicarios de la Galería de manizales. tras diez años del homicidio de sierra la justicia colombiana continúa en el proceso para condenar a los actores intelectuales.

tan solo el 17 de septiembre de 2012 comenzó el juicio en pereira al ex dirigente liberal de caldas Ferney tapasco. en esta audiencia las declaraciones de algunos de los testigos señalan que el político sí tuvo relación con el asesinato de sierra.

según La Patria, Flavio restrepo, quien para la época trabajaba como periodista en ese diario, les contó a los investigadores detalles de una de las amenazas: “ta-pasco le tira las gafas al piso a sierra y se las rompe, ade-más le dice que lo va a matar”. según el testimonio, sierra recoge las gafas se las entrega a su agresor y le dice, pala-bras más palabras menos: “usted me puede matar, pero las gafas me las tiene que pagar”. a los dos días llegaron las gafas reparadas al periódico.

en este proceso, que fue aplazado para el próximo 26 de noviembre, también están vinculados otros miembros de la coalición: henry calle obando, asistente de tapasco, y los hermanos jorge y Fabio lópez.

en una columna publicada días después del falle-cimiento de sierra, Flavio restrepo cuestiona el hecho así: “¿saben ustedes por causalidad quién en este departamento [caldas] tiene poder político-sicarial para matar al contra-dictor [...] ¿sumisión o muerte? ¿será esa la nueva consigna para una región tan sufrida?”.

“Tratar de silenciar los medios de comunicación es un acto

doblemente terrorista, porque es, al miedo, infundirle el

silencio”. Esta fue una de las reflexiones de Orlando Sierra,

días antes de ser asesinado.

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EL riEsgO dE infOrMarEn La PrOvincia

sin duda alguna, los periodistas regionales están más expues-tos a las intimidaciones, debido a que “no cuentan con los mismos regímenes de garantía y de protección que tienen los periodistas que estamos trabajando en bogotá. no es lo mismo que jorge González, periodista de Dinero, reciba una amenaza y tenga la posibilidad de comunicarle a la policía, a que la reciba un periodista de caquetá, en donde han sido asesinados 14 colegas durante los últimos tres lustros, donde no existe ni la más mínima protección”, sentencia González. y agrega que “la mayoría de estos medios son independientes entre comillas porque se financian con la pauta oficial y a ve-ces una forma de amenaza tiene que ver con ‘te voy a retirar la pauta publicitaria, con lo cual vas a morir asfixiado financie-ramente’”. además, en estas zonas en donde el debate no es tan rico, la amenaza termina por acabar completamente con la libertad periodística, afirma martha ruiz.

según informaciones recientes de la Flip, los territo-rios que presentan mayores problemas para ejercer el oficio son cesar, antioquia, Valle del cauca, tolima, arauca, atlántico, cauca, bogotá y norte de santander. esto en tanto a núme-ro de obstrucciones periodísticas que se han presentado a los largo de este año. sin embargo, javier Vargas, quien trabaja en el área de monitoreo de la Flip, asegura que “la existencia de un conflicto permanente representa un riesgo más grande para la labor del periodista. por eso, en departamentos como cesar y arauca existe un tipo de obstrucción mucho más violento y serio que los que se presentan en bogotá, ya que en sus casos las amenazas provienen usualmente de actores ilegales”.

debido a estas limitaciones, ignacio Gómez asegu-ra que “en la prensa de provincia hay temas que prefieren no tocar por las consecuencias que eso puede tener, toda vez que los periodistas regionales son gente muchísimo más vulnerable que aquellos que trabajan para los grandes medios”. pero si estos temas son investigados y el periodista es amenazado y callado, todos callarán. de esta manera, “el delito que iba a hacerse pú-blico queda oculto y pierde toda la ciudad o pueblo porque el crimen se va a seguir cometiendo, sea robo, abusos, violaciones a los derechos humanos, contaminación o cualquier otro”, expli-ca maría teresa ronderos, asesora editorial de la revista Semana, directora de Verdadabierta.com y columnista de El Espectador.

por otro lado, al ser señalado el periodista se convierte en una voz solitaria pues, por lo general y apelando a su ins-tinto de supervivencia, su gremio se distancia de este tipo de denuncias. en la actualidad, para el periodista jorge Gonzá-lez, “no existe el sentido de colegaje y de solidaridad, y la única ayuda que se puede esperar es de parte de unas organizaciones no gubernamentales”. González reconoce el trabajo de inicia-tivas como el proyecto antonio nariño, que desde 2001 se ha dedicado a capacitar a los periodistas regionales en temas de cubrimiento de conflicto armado, autoprotección y derechos humanos. esto con el fin de fortalecer el trabajo investigativo en zonas que tienen mayor incidencia de grupos al margen de la ley como antioquia, cauca y norte de santander. según claudia mejía, directora del proyecto, “estos periodistas tienen que estar más acompañados, pues las problemáticas en el pe-riodismo regional son bastantes. Van desde las malas condi-ciones laborales –ya que la gran mayoría no están vinculados a los medios de comunicación, así que nadie los respalda en sus denuncias y están condicionados por la pauta– hasta obstruc-ciones en su oficio por parte de actores ilegales y autoridades; limitaciones en el acceso a la información y desconocimiento de las herramientas investigativas como las bases de datos”.

entre las 111 víctimas por amenaza que se registra-ron en 2011 por la red de alerta y protección al periodista se encuentran dos casos muy nombrados en los informes de libertad de expresión de la Flip. estos son el ya mencionado caso de edgar astudillo, director del noticiero El Informador de Córdoba, y el de diro césar González, director del semana-rio La Tarde en barrancabermeja, santander.

estos comunicadores fueron entrevistados en las ciudades donde se encontraban en el primer semestre de 2011. edgar astudillo, debido a las constantes amenazas, se había trasladado a bogotá, y diro césar González estaba ubicado en barrancabermeja.

en el caso de astudillo, sobrevivió en la capital del país casi un año –desde octubre de 2010 hasta julio de 2011– trabajando en un principio como vendedor en un almacén de frutas y verduras y narrando las novenas navideñas en un con-junto residencial de soacha, cundinamarca. luego, pagó un espacio los fines de semana al mediodía en Radio Cordillera, de Radio Todelar, para emitir un programa de noticias, que fue cancelado tres meses después por falta de recursos económicos. mientras tanto, su esposa y su hija –liney y andrea–, vivían en una habitación pequeña, en una pensión en montería porque se vieron oligados a entregar la casa que tenían en arriendo. para sostenerse trabajaban en “un programa radial dirigido por andrea, del que edgar participaba con informes y entrevistas políticas, conseguidas después de pasar horas en el senado de la república”, asegura liney, quien en ese entonces (6 de junio de 2011) buscaba un tiquete de avión hacia bogotá.

en medio de esta situación astudillo decidió en julio de 2011 regresar sin medidas de seguridad a montería porque, según él, en la dirección de derechos humanos del ministerio del interior y de justicia, le dijeron que si se iba

“En la prensa de provincia hay temas que prefieren no tocar por las consecuencias que eso puede tener, toda vez que los periodistas regionales son gente muchísimo más vulnerable que aquellos que trabajan para los grandes medios”, Ignacio Gómez.

Según la FLIP , los territorios que presentan mayores problemas para ejercer

el oficio son Cesar, Antioquia, Valle del Cauca, Tolima, Arauca, Atlántico, Cauca, Bogotá y Norte de Santander.

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A la izquierda, Diro César González en un congreso sobre Paz en Noruega. A la derecha, uno de los tantos sufragios que ha recibido el periodista en los últimos años.

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era bajo su responsabilidad, pues al no pertenecer al pro-grama de protección a periodistas, no podían asignarle ni escoltas ni carro blindado.

luz stella moncada, jefe del área de protección de esta dirección, no quiso referirse a los casos de amena-zas con el argumento de que estos archivos son privados y es prohibido publicarlos.

en la actualidad, astudillo es coordinador de prensa de los juegos nacionales en montería y su único interés es terminar de pagar los estudios de derecho de su hija, por lo que prefiere evitar los temas que mencionen a las bandas criminales, pues no está dispuesto a volver a vivir desplazado y lejos de su familia.

por otro lado, diro césar González, quien en 2010 recibió el premio al coraje de un periodista co-lombiano, ha sido víctima en los últimos seis años de siete amenazas, en las que se incluye un atentado frustrado en 2006 a las afueras de la casa de sus suegros, ubicada en el barrio provivienda, de barrancabermeja. por esta razón tuvo que salir de la región con su esposa, tatiana jiménez, y asentarse durante 11 meses en un apartamento arrendado en el barrio Kennedy, de bogotá.

Volvió a barrancabermeja con dos escoltas y una camioneta blindada para reabrir su periódico e insistir en sus denuncias, como aquella titulada Las mulas del microtráfico, publicada en mayo de 2011. aquí relataba la historia de un menor que tuvo que escapar de la ciudad porque le debía dinero a una banda ilegal dedicada al tráfico de drogas, y lo estaban buscando para asesinarlo.

durante este tiempo su esposa sufrió graves pro-blemas de salud y nadie quería arrendarles una vivienda por la situación de riesgo en la que se encontraban. sin embargo, esto no impidió que el periodista continuara con sus investi-gaciones. en junio de 2012, González publicó el libro Los días que estremecieron a Barrancabermeja, que reúne varias de sus in-dagaciones sobre temas de corrupción, paramilitarismo y orden público en santander. según informaciones de la Flip, este trabajo le provocó nuevas amenazas, pues a su casa llegó el 5 de junio de 2012 este panfleto: “un mensaje hecho a tu medida, el cementerio está lleno de valientes como el de la foto. bobo hijueputa no queremos ver más tu pasquín. no te metas con nuestros amigos gonorrea. rastrojos auc”. los supues-tos autores son una de las bandas criminales más grandes del país, que nacieron en el norte del Valle y se expandieron hacia nariño, putumayo, cauca y la costa pacífica.

para complementar y corroborar la situación de los periodistas víctimas de amenazas, también se entrevistó a ocho periodistas regionales, entre ellos marco tulio Valen-cia, quien era director del periódico El Norte, de mariquita (tolima), leiderman ortiz, director del periódico La voz del pueblo, de caucasia (antioquia), alex pájaro, redactor de la sección judicial del periódico vespertino El Propio, de montería (córdoba), y luis eduardo montoya, director y propietario del periódico El Puente, de honda (tolima).

a Valencia le hicieron un atentado en 2010, según documentó la Federación colombiana de periodistas, Fecolper, por denunciar la existencia de expendios de droga, la violencia y la corrupción de su región. leiderman también fue víctima

de un atentado con granada el 22 de mayo de 2010, según su versión, por hablar en el programa Hora 13 del canal telean-tioquia, sobre un atentado perpetrado por los rastrojos en un edificio vecino a su vivienda, donde se alojaba un miembro de los urabeños. por otro lado, pájaro fue amenazado en 2010 a las afueras de las instalaciones del periódico por un hombre armado, tras una noticia en la que informaba sobre la presunta complicidad entre senadores de córdoba para asesinar al exal-calde del municipio de san antero (córdoba), William pérez. al igual que pájaro, montoya fue intimidado desde 2009 por señalar escándalos de corrupción, sobornos e inoperancias de los servidores públicos de tolima.

sus testimonios documentan la delicada situación a la que se enfrenta un comunicador después de haber sido amenazado. en un primer momento guardan completo si-lencio y cambian de rutina. luego denuncian su situación ante la Fiscalía y en algunos casos reciben protección. de esta manera, continúan informando a veces igual de com-prometidos con sus denuncias, a veces lejos de estas. sin em-bargo, siempre conscientes de que los autores de sus constre-ñimientos se encuentran libres.

Alrededor de 10 periodistas que trabajan en el Valle del Cauca, Cauca, Santander, Tolima y Sucre, recibieron amenazas atribuidas a las Autodefensas, Los Rastrojos y Los Urabeños.

¿QuiénEs aMEnazan?

según el periodista ignacio Gómez, “muy frecuentemente se trata de parapolíticos. es decir, de políticos que están in-volucrados en temas de narcotráfico. y cuando el periodista revela esos nexos, termina amenazado. otros actores son los grupos ilegales. en su orden: los paramilitares, la guerrilla, luego autoridades civiles y militares, es decir policías y mili-tares”. así también lo asegura maría teresa ronderos, quien afirma que “los que amenazan son los funcionarios corrup-tos, los grupos armados, los empresarios que han cometido delitos y quieren ocultarlos, y la mafia del narcotráfico”.

tales aseveraciones son confirmadas por los infor-mes que han publicado en los últimos dos años organiza-ciones como reporteros sin Fronteras (rsF). esa entidad ubica al grupo ilegal águilas negras en la lista de “depreda-dores de la libertad de prensa”. esta organización criminal es acusada de amenazar a cinco periodistas y 60 onG, entre ellas la Federación colombiana de periodistas, Fecolper. se resalta, además, que alrededor de 10 periodistas que traba-jan en el Valle del cauca, cauca, santander, tolima y su-cre, recibieron amenazas atribuidas a las autodefensas, los rastrojos y los urabeños, estas dos últimas denominadas por las autoridades como bandas criminales (bacrim). sin embargo, la distinción que el gobierno de álvaro uribe hizo entre estas y los paramilitares no existe para ignacio Gómez. según él, “si uno mira dónde están estas bandas y qué ha-cen, son paramilitares. ellos no han perdido su asociación con las Fuerzas militares y muy frecuentemente delinquen gracias a su relación con los militares. solo que les cam-biaron el nombre para dar la sensación falsa de que los paramilitares se habían acabado. pero ellos operan igual a los paramilitares. es decir, no hay ningún cambio”.

no obstante, las bacrim –entre las que se in-cluyen a las águilas negras, los urabeños, los paisas y los rastrojos– fueron diferenciadas por la Funda-ción arco iris en una investigación realizada en 2008, que exponía la magnitud de su poderío territorial en el país. este informe afirma lo siguiente: “divididas

en 100 núcleos armados y con 21 nombres diferentes, es-tás bandas ejercen algún tipo de acción violenta en 246 municipios”. y aunque todas generan terror, cabe resaltar que se diferencian en tres tipos: “las emergentes como las águilas negras; las de rearmados, como la de alias ‘cuchi-llo’ (muerto el 25 de diciembre de 2010 en una zona selvá-tica cercana al municipio de mapiripán); y las disidentes, lideradas por paramilitares que se salieron del proceso de desmovilización o que nunca quisieron entrar”.

actualmente, departamentos como córdoba, magdalena, bolívar, norte de santander, santander, an-tioquia, tolima y cauca están invadidos por estos grupos que luchan entre sí para apoderarse de más tierras y mo-ver el negocio de las armas y las drogas. en este contexto, defensores de los derechos, como los periodistas que se

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arriesgan a denunciar las atrocidades cometidas por actores ilegales y los casos de corrupción, son sometidos a ame-nazas, censuras, intimidaciones y asesinatos. ellos, afirma ignacio Gómez, “fueron incluidos en las listas de personas eliminables publicadas por los actores ilegales”. por ejem-plo, en 2003 se revelaron en arauca dos “listas negras”, una de las Farc y otra de las auc, en donde se incluía a 18 periodistas. así lo asegura la investigación El Estado de prensa en Colombia: una mirada con énfasis en las regiones, del académico carlos alfonso Velásquez.

por otro lado, de acuerdo con los informes de la Flip, entre el 2000 y el 2011 se han presentado 48 casos de periodistas asesinados por razones relacionadas con el oficio. de estos, solo en nueve casos se han proferido sentencias condenatorias, la mayoría contra los autores materiales. sin embargo, gracias a las preguntas incluidas en las versiones libres de los paramilitares en el marco

de la ley de justicia y paz, sobre su participación en los homicidios a periodistas –una iniciativa de la sociedad interamericana de prensa– los tribunales pudieron vin-cular a políticos regionales con algunos de estos crímenes. así fue como se esclareció el asesinato del periodista josé emeterio rivas.

él, quien trabajaba como locutor y director del programa de investigación contra corrupción de la emi-sora Calor Estéreo en barrancabermeja, fue asesinado el 6 de abril de 2003 en el corregimiento de meseta san rafael, por un grupo de paramilitares del bloque central bolívar (bcb) de las autodefensas unidas de colombia (auc). su desaparición fue financiada por el exalcalde de barrancabermeja, julio césar ardila. el político fue condenado en 2009 a 28 años de prisión por pagar 150 millones de pesos para que se cometiera el crimen. tam-bién fueron sentenciados Fabio pajón lizcano y abelar-

do rueda tobón, quienes desempeñaban los cargos de secretario de infraestructura y secretario de gobierno, res-pectivamente, en la alcaldía de barrancabermeja, para la época de los hechos.

los otros dos homicidios en el marco de la ley de justicia y paz fueron confesados por los paramilitares andrés darío cervantes, alias ‘el chiche’, y juan Francisco prada márquez, alias ‘juancho prada’.

el primero admitió haber asesinado a efraín Varela, quien se desempeñaba como director de la emisora Meridiano 70, en arauca, en 2002. y el segundo se declaró autor intelectual de la muerte de martín la rotta duarte, director de la emisora La Palma Estéreo, en el municipio de san alberto, cesar.

de parte de la Fiscalía también ha habido una denuncia pública sobre estas alianzas ilegales para matar periodistas. en 2010 diego mendoza, en ese entonces el fiscal general de la nación, tras hacer una evaluación de

los casos de periodistas asesinados en el país señaló para la agencia ap que estos “generalmente no obedecen a un plan sistemático, sino a la reacción de algún personaje, de esos políticos asociados con organizaciones criminales, que resultan denunciados públicamente (por comunicadores) y entonces cometen el homicidio”.

iMPunidad: factOr QuE aLiMEntaLa viOLEncia

no obstante, es preocupante que las investigaciones de delitos contra periodistas amenazados y asesinados, como la de clodo-miro castilla, no tengan grandes avances. esta es una queja de todos los periodistas que fueron entrevistados para este repor-taje, pues hasta el momento no han recibido ninguna respuesta judicial sobre sus casos. por su parte, leiderman ortiz asegura que “esta lentitud en los procesos genera una sensación de des-protección, desinterés y abandono por parte del estado”.

en la actualidad son más de 157 periodistas –se-gún los indicadores de 2011 de la Fundación para la li-bertad de prensa– los que han denunciado y no han tenido importantes resultados en su investigación. según el últi-mo informe de esta organización, titulado El olvido de la Justicia, “la impunidad tiene efectos graves en el periodis-mo, ya que se convierte en una forma de coartar las liberta-des de opinión, de ex presión y de prensa”.

para el periodista jorge González “la impunidad es un mensaje para que los que amenazan y asesinan periodistas sigan actuando libremente, pues se convierte en su mejor aliado, pero para la sociedad la impunidad es un cáncer terminal”. así que, “mientras esta continúe, los periodistas están atados a vivir con la incomodidad de un esquema de protección, o aún más complejo, permanecer en estado de riesgo y ser asesinados”, esgrime ignacio Gómez. ese es el caso de los 67 periodistas, confirmados por la unidad nacional de protección del minis-terio del interior y de justicia, que hasta el 7 de mayo de 2012 se encontraban en estas condiciones.

luz stella moncada, jefe de la dirección de de-rechos humanos del ministerio del interior y de justicia admite que, “en un ideal, el programa de protección no debería existir si funcionara el aparato judicial. es decir, que hay unos temas que son estructurales y no se van a mejorar con un esquema de protección o con sacar a un periodista de su territorio”. por eso, en la medida en que haya una voluntad y rigurosidad para investigar las ame-nazas contra los periodistas, y que desde la jurisprudencia colombiana se fortalezca la libertad de información, los delincuentes van a entender que están afectando los dere-chos de todos y que una sociedad reacciona en estos casos. mientras tanto, la vocación periodística parece ser la úni-ca herramienta para enfrentar el miedo a ser asesinados, y aunque ésta es fundamental en la tarea periodística, resul-ta insuficiente cuando el deber es mantener debidamente informada a una sociedad. ‹›

Entre 2000 y 2011 se han presentado 48 casos de periodistas asesinados por razones relacionadas con el oficio. De estos, solo en nueve casos se han proferido sentencias condenatorias, afirma la FLIP.

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sentado en el andén de una polVorien-ta calle que conecta el barrio provienda con la avenida 52 en el sector nororiental de barrancabermeja, santander, diro césar González, director y propietario del semanario La Tarde, se lleva las manos a la cabeza y recuerda cómo fue ese día cuando un hombre armado llegó a la casa de sus suegros y le gritó a su esposa que los iba a matar.

todo comenzó el 26 de diciembre de 2005 cuando La Tarde publicó en la sección judicial una noticia sobre la deten-ción de josé del carmen arévalo, sindicado por ser cómplice del homicidio de una joven llamada marelbis rocío ospina. el artículo escrito por la esposa de diro césar González, tatiana jiménez, se ilustraba con una foto de un hombre identificado como josé del carmen arévalo, esposado. además narraba los momentos previos y posteriores a la muerte de la mujer, e incluía algunos apartes del comunicado del comandante de la policía para el magdalena medio, Óscar hernando torres. el informe oficial aseguraba que las autoridades se encontraban “estableciendo la participación o la presunta responsabilidad del detenido de pertenecer al grupo ilegal de las autodefensas”.

josé del carmen arévalo salió libre menos de un mes después y una de las primeras cosas que hizo fue ir a amenazar al periodista que, según él, le había dañado la hoja de vida.

en 2007 la Federación internacional de periodistas, Fecolper, aseveró que “diro cesar González entregó la foto-grafía y el nombre del paramilitar que intentó asesinarlo el año pasado al propio Vicepresidente de la república, y el sujeto, josé del carmen arévalo Quintero, alias “pata de palo” o “el toche”, se pavonea tranquilamente por las calles del puerto”. posteriormente, entre junio y diciembre de 2011 la unidad nacional de Fiscalías para la justicia y la paz fijó una diligencia para versión libre de arévalo Quintero.

Diro González:

coraje incansable

BARRAnCABERMEJA, sAnTAndER

Vivió en madrid, parís y Finlandia, donde se capacitó en te-mas de derechos humanos y periodismo, y confirmo que su trabajo era en colombia. “es un castigo que no aguanté. por eso, decidí volver al país a pesar del riesgo”, asegura González.

en 2001, conoció a tatiana, una joven de piernas largas, pelo ondulado, facciones marcadas y mejillas coloradas. con ella, su sexta esposa, fundó un nuevo periódico. La tarde, como lo llamó, son ocho pliegos que visualizan el conflicto ar-mado y la inoperancia de los servidores públicos de santander. “si venía de diro césar iba a ser diferente”, aseguró uno de los vecinos cuando tuvo en sus manos el nuevo periódico.

entre los centenares de artículos que ha publi-cado, resaltan algunos de denuncia, como aquel que de-nunciaba la persecución que sufría un niño a causa de sus nexos con el microtráfico. Fue en abril de 2011 cuan-do La Tarde abrió con la historia de un joven que se vio obligado a salir de barrancabermeja porque lo estaban buscando para matarlo. Mulas del microtráf ico titulaba la nota, en la que se afirmaba lo siguiente: “para nadie es un secreto que en algunas discotecas del puerto petrolero, la zona rosa del sector nororiental y la famosa calle 10 cuen-tan con la entrega de productos controlados por urabe-ños y rastrojos [grupos ilegales], que utilizan una red de menores para evadir el control de las autoridades cuando adelantan operativos o detenciones”. a raíz de estos in-formes recibió un panfleto, amenazas telefónicas y videos intimidantes. pero de todas estas presiones, la que lo llevó

La Tarde, una PubLicaciónindEPEndiEntE

este semanario se caracteriza por abordar temas de corrup-ción, orden público y tráfico de drogas. su enfoque investi-gativo no es nuevo. desde hace más de 20 años diro césar González, un hombre de bigote canoso, voz lenta, estatura mediana, pantalón de dril y poncho al hombro, investiga los temas de corrupción y violencia que se presentan en su re-gión. primero cuando comenzó su carrera periodística en una emisora regional de Radio Todelar y posteriormente en los tres periódicos independientes, de los que fue dueño y director. su experiencia le ha permitido conocer a fondo los acontecimientos más importantes que han ocurrido en los últimos 50 años en barrancabermeja, y aunque esta ciudad parece su tierra natal, no lo es. esos rasgos indígenas, acen-tuados en la forma rasgada de sus ojos, le recuerdan a sus ancestros wayuu y a una familia que dejó en 1970 cuando se fue de pedraza, magdalena, un pueblo donde todavía el agua se carga con burro y la gente se baña en el río.

de los años setenta a los noventa trabajó como lo-cutor de varios informativos de noticias que se emitían en las emisoras regionales. sus entrevistas a políticos y figuras pú-blicas, como luis carlos Galán, le dieron un reconocimiento social. durante este tiempo se casó cinco veces, tuvo cuatro hijos y apareció en la lista de las 10 personas más amenazadas de santander, lo que lo obligó a salir del país por tres años.

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Diro César ha sido invitado a conferencias y eventos sobre libertad de prensa, Derechos Humanos y procesos de paz en México, República Dominicana y Noruega.

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al límite y lo silenció durante un largo tiempo fue la de un hombre que amenazó a su esposa tatiana en la puerta de la casa de sus suegros, ubicada en el barrio provivien-da. según ella, el mismo que había sido detenido por el asesinato de marelbis ospina: josé del carmen arévalo.

***

una hora antes de que el hombre agrediera con sus palabras a tatiana, diro césar disfrutaba de un boca-dillo y un vaso de leche en la puerta, mientras reposaba con tranquilidad el almuerzo. al rato decidió tomar una siesta y mientras tanto dos tipos en moto aparecieron por la cuadra preguntando con tono fuerte por el periodista.

“era una dt blanca que aceleraba horrible. cuando oí que mi sobrina estaba diciéndoles que diro césar no estaba, salí. ahí mismo se me hizo conocida la cara del tipo. me dijo ‘malparida hijueputa perra’. el parrillero le preguntó: ‘¿le damos?’, él respondió ‘no, ya sabemos donde vive’. pero antes de irse me dijo ‘ustedes me dañaron la hoja de vida’”, asegura tatiana mientras sus piernas se mueven inconscientes y nerviosas.

impactada con el inesperado encuentro, esperó a que el ruido de la moto se alejara para entrar a la casa. mien-tras cerraba las ventanas, por su cabeza se paseaba la cara del hombre. en ese momento se acordó de la foto que ella misma había to-mado el día de la detención de josé del carmen arévalo y le dijo a su mamá que creía que era él.

el temor invadió a las mujeres de la casa. su madre es-taba pasmada. acelerada, tatiana entró al cuarto y con voz de apuro despertó a su esposo. “Vino ese tipo a matarte”, le gritó. todavía adormilado, diro no entendía con claridad lo que su es-posa le trataba de decir. pensaba que estaba exagerando. ella, sin esperar a que el periodista reaccionara, buscó en el archivador la noticia sobre el asesinato de marelbis ospina para comprobar que el hombre era el mismo que la agredió.

horas más tarde su casa estaba repleta de policías, miembros de la sijin (policía judicial) y demás entidades de seguridad. la gente afuera especulaba sobre el alboroto y corrió el chisme de que los estaban allanando por drogas.

sin embargo, dentro de la vivienda la situación era más delicada y sensible. allí se encontraba el defensor del pue-blo, jorge Gómez lizarazo, quien en un intento por calmar a tatiana le preguntó si quizá los nervios la habían llevado a con-fundir al sicario, lo que le valió un enfrentamiento con ella. para salir de dudas, Gómez lizarazo llamó y comprobó que josé del carmen arévalo, efectivamente, había salido de la cárcel la mañana del 17 de enero de 2007. “de ahí en adelante fue el calvario. a las 11 de la noche, después de poner la denuncia,

me empecé a sentir muy mal. me dio vómito, desesperación y nervios. me tuvieron que hospitalizar, porque según el médico el cuerpo estaba muy débil”, cuenta la esposa de diro.

la mañana siguiente la casa de sus padres, en donde habían pasado la noche, amaneció en completo silencio. en la calle dos patrullas hacían ronda y adentro ella en cama y su esposo preocupado. entonces, una mujer de piel morena tocó su puerta. les dijo que venía de parte del negro –uno de los so-brenombres de josé del carmen arévalo–, que se comunicaran con él. cortante y enfada tatiana se negó: “dígale que si tiene algo de qué hablar, que vaya a la policía”. ante esta situación las autoridades les recomendaron que viajaran a bogotá.

***

durante los 11 meses de exilio en la capital del país diro no consiguió ningún trabajo y el bajo estado de ánimo de tatiana era preocupante. sin embargo, gracias a la intervención de la Fundación para la libertad de prensa, Flip, el Gobierno les otorgó durante tres meses un sub-sidio de poco más de un millón de pesos. con eso, cuenta la pareja, pagaban el arriendo de un apartamento ubicado detrás del hospital de Kennedy, y lo restante alcanzaba apenas para los servicios. “Vivíamos con lo poco”, es la conclusión de su dramática experiencia.

en la capital nadie los co-nocía. su nombre solo aparecía en las bases de datos de desplazados del ministerio de protección social. y para completar, la situación labo-ral no mejoraba. diro continuaba desempleado. “las dinámicas han cambiado y él ya es un hombre en-trado en edad”, dice tatiana.

la alimentación era esca-sa. cada tres meses el ministerio de

protección social les regalaba una canasta familiar, que, según ella, “venía con productos de mala calidad, algunos imposibles de consumir porque ya estaban cristalizados”.

Finalmente, después de varios estudios de riesgo, el ministerio del interior y de justicia les asignó un esquema de seguridad con dos escoltas, dos chalecos antibalas, dos teléfonos y una camioneta blindada. entonces en 2008, de-cidieron volver a barranca.

sin embargo, no todo iba bien, la salud de tatia-na se encontraba en el límite. estuvo en cuidados inten-sivos, perdió 20 kilos y su pelo se debilitó. cuenta diro que “antes de las amenazas ella era una mujer saludable, se podría decir que robusta”.

en 2009 las intimidaciones regresaron y el rechazo de sus vecinos se manifestó aún más. nadie les quería arren-dar una casa. la razón: por seguridad. ante esta dificultad los padres de tatiana les prestaron una propiedad pequeña a po-cos metros de la de ellos, donde intentaron volver a comenzar.

ya en el segundo semestre de 2009, en medio de la presión por las llamadas que le hacían para exigirle que retirara la denuncia instaurada en contra de josé del carmen arévalo, llegó la noticia: tatiana iba a ser mamá. desde ese momento a ella le fue retirado su esquema de seguridad sin ninguna explicación; según ella por la no-ticia de su embarazo. se quedaron solamente con el de diro, que estaba compuesto por una camioneta, un telé-fono avantel y un escolta.

para el comunicador la aparición de oriana Falla-cci –nombre que le puso a su hija en honor a la irreverente periodista italiana– fue un cambio de vida. ella lo estimuló a pensar en nuevos proyectos. se volvió más disciplinado con los horarios y preocupado por la educación de su bebé. mientras compartía con ella comenzó a escribir un título que desarrolla los casos de personajes –guerrilleros, civiles, paramilitares y políticos– que por alguna razón fueron noti-cia en su región, pero que hoy permanecen en el olvido. sus insumos y la experiencia de su carrera periodística le han dejado muchas inquietudes, que busca responder en lo que sería su ideal de vejez: escribir libros.

ser padre de nuevo le trajo responsabilidades y pre-ocupaciones, pues debido a las difíciles condiciones de seguri-dad en las que nació la niña, sus familiares aseguran que ella es poco tolerante y se desespera por el encierro en el que viven. por esta razón, el médico les recomendó sacarla a caminar, mínimo, una vez al día. sus padres saben que cuando empieza

a gritar fuertemente es porque necesita cambiar de ambiente. a tatiana le pasa algo similar cuando siente que sus días son monótonos y sus desplazamientos limitados. como solución a esto, diro viaja con frecuencia con su familia a algún sitio que los haga olvidar la barrancabermeja que los amenaza.

el descanso es sentarse frente al mar, comer pes-cado y cuidar a su bebé. es en santa marta donde cami-nan por la playa sin preocuparse. el miedo desaparece por unos días, y entonces es cuando diro piensa en la posibilidad de trasladarse a otro lugar muy cerca del mar. pero esto es un proyecto a largo plazo, pues todavía no está preparado para retirarse del periodismo.

la última amenaza la recibió el 5 de junio de 2012, luego de publicar Los días que estremecieron a Barrancaber-meja, el libro que llevaba escribiendo más de un año y que compila algunas de sus investigaciones más profundas. el panfleto decía: “un mensaje hecho a tu medida, el cemente-rio está lleno de valientes como el de la foto. bobo hijueputa no queremos ver más tu pasquín. no te metas con nuestros amigos gonorrea. rastrojos auc”. este tipo de men-sajes le generan temor y lo obligan a aislarse de los lugares públicos por varios días, pero aún así, no está dispuesto a dejar de escribir. es un hombre valiente que lucha diaria-mente contra una pesadilla constante: la muerte. su esposa con tranquilidad sabe que, de llegar a suceder, lo único que quiere diro es que sus cenizas vuelen sobre el mar caribe. “de allá vengo yo y allá quiero volver”. ‹›

“Gracias a la intervención de la FLIP , el Gobierno les otorgó durante tres meses un subsidio de poco más de un millón de pesos”.

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censura, muerte y soledad 24 25 censura, muerte y soledad

a las seis de la tarde la bahía del río sinú se prende de voces y de vallenatos. sus canoas reco-bran movimiento para llevar a los habitantes que viven al otro lado. desde el balcón de la casa de radio panzenú –una emisora de montería que lleva más de 20 años fun-cionando– se observa un paisaje tranquilo ambientado, en ese instante, con la voz de edgar astudillo.

“amigos oyentes, que dios los siga bendiciendo y protegiendo, no olviden que la paz es un derecho y un deber de todos”. el hombre de tono grueso, camisa azul manga corta y alma rebelde apaga el micrófono, recoge los papeles y sale de la cabina convencido de que al otro día volverá. su escolta, un joven policía, pronto se le une.

así recuerda astudillo esa tarde en que pensó que lo iban a matar: juntos caminan por el borde de la acera sin mucha prisa. astudillo, inseparable de su maletín y su gra-badora, inicia una conversación que pronto es interrumpida de manera abrupta en la esquina de la cuadra, cuando una camioneta les detiene el paso. en ese momento, un hombre se baja del carro y con la pistola apuntándole en la cabeza llama de su celular para pedir las instrucciones de su jefe. el periodista, paralizado, mira hacia donde está el policía, pero pronto comprende que él no puede controlar la situación, pues el sicario está acompañado de varios hombres armados.

“me amenazó y me dijo que si quería amanecer vivo en montería necesitaba que le cumpliera cinco requerimien-tos. uno de esos era que reuniera a los periodistas para con-vencerlos de que no mencionaran el nombre de la banda cri-minal los paisas, pero yo no acepté. hablé por teléfono con el jefe de ellos, quien insistió en lo mismo. Finalmente, el tipo colgó y se quedó mirándome. pensé que me iba a matar, pero bajó el arma, se montó al carro y desapareció”, cuenta edgar.

MOnTERÍA, CóRdOBA

Los programas radiales de Edgar Astudillo se han caracterizado por sus entrevistas a líderes sociales y políticos.

Edgar Astudillo

al aire consin salir del impacto, esa noche llegó pálido, ner-

vioso y desesperado; empacó ropa en una maleta y sin que nadie se diera cuenta, ni siquiera su escolta, se fue al aero-puerto y abordó el último vuelo hacia bogotá.

***

“ahora, cuando alguien se me acerca, yo no le miro los ojos sino las manos. es raro, pero desde que me pusieron esa arma en la cabeza se me ha vuelto una obsesión”, afirma el periodista mientras voltea los ojos para echar un vistazo a los extraños que entran y salen de una de las tiendas, ubica-da a pocas cuadras de la plaza de bolívar, en bogotá. desde hace más de 20 años este payanés apasionado de la política es víctima de graves amenazas. antes de que lo abordaran a la salida de radio panzenú ya había sido atacado vía tele-fónica. esa vez le advirtieron que si no dejaba de hablar de los paisas, una banda ilegal que opera fundamentalmente en el norte del país, lo iban a callar. el amenazante se refería a las noticias en las que edgar astudillo había mencionado a

ese grupo. una de estas correspondía al asesinato de un di-rigente en san bernardo del Viento, municipio de córdoba. “las autoridades están investigando el hecho. pero algunos de los habitantes del sector, que prefieren reservar su identidad, acusan a la banda criminal de los paisas como los autores de este homicidio”, aseveró edgar esa tarde en su informativo, en donde, además, les abrió un espacio a los testigos del crimen.

aunque él hizo caso omiso a la advertencia y conti-nuó su trabajo, al poco tiempo, mientras se dirigía acompañado de un fotógrafo bogotano a la ciénaga arcial, ubicada cerca del municipio pueblo nuevo, lo amenazaron en persona: “íbamos en el carro cuando aproximadamente 60 motos aparecieron en el camino. uno de ellos se bajó y me dijo que yo no podía ir a la reunión y pese a que le insistí que no sabía de qué me hablaba, nos quitaron los equipos de fotografía y nos obligaron a devol-vernos. asustados llegamos a la alcaldía y coincidencialmente me encontré con tres campesinos que estaban denunciando que el grupo criminal de los paisas les había quemado sus parcelas. al día siguiente –el 25 de agosto de 2009– publiqué esa infor-mación en mi programa y de nuevo me amenazaron”.

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A la izquierda, el periodista con la exsecuestrada Clara Rojas en el centro de Bogotá. A la derecha, Astudillo en la emisión de uno de los primeros programas que hizo para Radio Todelar.

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profunda se fue a montería durante un mes con la idea de experimentar nuevas oportunidades. pero sus cálculos fallaron y terminó quedándose durante los siguientes 35 años.

“cuando llego a córdoba encuentro un periodis-mo cerrado. sin embargo, como yo llevaba una grabadora de voz empecé a utilizar testimonios en mis programas y de alguna manera fui cambiando la costumbre de hacer periodismo libreteado”. eso, sumado a su astuta idea de brindarle un espacio a la gente para que hablara sobre sus problemas, le generó mayor audiencia.

todos los días entre las 12 del día y las 2 de la tarde los habitantes encendían sus radios para oír Habla Pueblo, un noticiero en el que edgar contaba los hechos y las noticias coyunturales, y posteriormente daba vía libre a las voces de la gente. el formato tuvo tanta aceptación popular que ori-ginó el movimiento social cívico habla pueblo, por medio del cual, y en alianza con la unión patriótica (up), se lanzó a las elecciones al concejo municipal.

los resultados de esta contienda fueron satisfacto-rios. en representación de la unión patriótica quedó electo su amigo alfonso cubajante. sin embargo, ese triunfo les duró poco tiempo. a los tres días de las votaciones mataron a cubajante, según astudillo, por pertenecer a ese partido de izquierda, que sufrió el asesinato de 2.800 de sus militantes y miles de desaparecidos a finales de la década de los ochenta.

en esa época astudillo era reconocido, más que como periodista, como un líder político. él había decido, al

igual que varios comunicadores en colombia, especialmen-te en la región, vincularse a la administración local. Frente a esto, el jefe de investigaciones de la revista Dinero, jor-ge González, considera que “cuando un comunicador de-cide trasponer la puerta giratoria e ir del oficio al servicio público y, luego, comprar el tique de regreso, debe asumir inevitablemente el riesgo de ser considerado como un ‘pe-riodista militante’. y le resultará difícil desprenderse del sambenito según el cual todo lo que escriba, diga o difunda por cualquier medio tendrá la intención de favorecer o de hacerle deleznable el terreno a alguien. esta situación será particularmente inquietante si quienes lo ‘matriculan’ son miembros de grupos violento o pertenecen a sectores aliados de la corrupción”.

cuenta edgar, quien en ese entonces era conce-jal suplente, que después de hacerle un reclamo al alcalde de montería, jesús maría lópez, por incongruencias con unos manejos de dineros, es amenazado nuevamente y para salvaguardar su vida se ve obligado a declararse víctima de la violencia. durante seis meses permaneció escondido y si-lenciado, hasta que el 23 de agosto de 1988 decidió convocar en el concejo a un debate para denunciar tales anomalías.

“ese día en el establecimiento no había un solo po-licía ni nadie del departamento administrativo de seguridad (das), lo cual me pareció raro. sin embargo, continué con mi plan. a los pocos minutos el presidente, héctor londoño, suspendió el debate y yo me di cuenta que algo raro pasaba. decidimos aplazar la reunión e irnos en el carro de londoño. cuando transitábamos la carretera de montería que conduce a medellín, nos abrieron fuego. creo que logramos salir con

vida porque el carro se metió debajo de una tractomula y los tipos que nos perseguían pen-saron que habíamos muerto”. en esa oportunidad, una de las balas alcanzó a penetrar en su mano izquierda y con los años el impacto se convirtió en una pequeña cicatriz, testimonio del crudo atentado.

los meses posterio-res al intento de asesinato el periodista vivió resguardado en compañía de liney, quien para ese momento ya era su pareja. juntos se apoyaron, pues al igual que edgar, ella ha-bía sido amenazada por militar en el partido de la unión patriótica. sin embargo, cuando comenzaron a perseguirlo motos desconocidas decidió salir de montería una madru-gada escondido en una nevera. la idea fue de un amigo suyo, quien le prestó un pequeño camión para su huida. así, in-

"Logramos salir con vida porque el carro se metió debajo de

una tractomula y los tipos que nos perseguían pensaron que

habíamos muerto”.

lleno de temor decidió autocensurarse, dejando de emitir denuncias que relacionaran a las bandas crimina-les. pero, en mayo de 2010, no aguantó el silencio y volvió a informar sobre las acciones por parte de esos grupos. los campesinos de san Francisco del rayo, jurisdicción del mu-nicipio de montelíbano, córdoba, le contaron que los paisas estaban controlando las rutas del narcotráfico desde el sur de su corregimiento y él lo denunció en su programa.

esto le valió nuevas llamadas amenazantes y un sufragio que describía el día y la hora de su supuesta muerte. asustado, se fue a la Fiscalía en una caravana conformada por otros 20 periodistas y allá, durante tres horas, contó las últimas intimidaciones. a raíz de estas denuncias le asig-naron un escolta, el mismo que estuvo presente la noche en que lo arrinconaron en la esquina de radio panzenú y que oyó las advertencias que el sujeto le hizo mientras le apun-taba en la cabeza con un arma.

***

había sido amenazado uno de los periodistas más antiguos de la región, quien, gracias a su ingenio, marcó un punto de referencia en la radio de montería. su historia de periodista comenzó en 1977 por casualidad, gracias un amigo –josé Vicente moskus– quien al percatarse de sus capacida-des como locutor le ofreció la dirección de un noticiero en radio panzenú. así, el joven de pelo esponjado y curiosidad

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A la izquierda, Astudillo con Andrea, su hija menor y también su colega. A la derecha, Andrea con Liney, su mamá, en uno de los supermecados aledaños a la pensión donde vivían en Montería, durante el tiempo que Astudillo estuvo desplazado en Bogotá.

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merso en una claustrofobia, sin luz y con la tristeza de dejar a su esposa, llegó de nuevo a bogotá.

durante más de seis meses, mientras buscaba trabajo, estuvo resguardándose en casas de amigos y co-nocidos, en los barrios de Villa mayor y santa rita. un día inesperadamente lo llamó horacio serpa, quien en ese momento era consejero de paz, para que volviera a la ca-pital de córdoba y apoyara un proceso de desmovilización de las autodefensas campesinas de córdoba y urabá. en una de esas reuniones se entrevistó con el líder de esta or-ganización ilegal, Fidel castaño y, según él, el jefe parami-litar le dijo que podía volver con la condición de que no se metiera con su grupo armado. “con esta información deci-do regresar para no dejarme prescribir y luchar por lo que había conseguido durante esos años”, afirma el periodista, quien cumplió con la exigencia del jefe paramilitar, y por algunos años se abstuvo de mencionar en su programa las atrocidades que este grupo paramilitar cometía.

a raíz de esto, en plena década de los noventa, edgar se dedicó a los informes culturales, deportivos y sociales. “me pasé a otro punto, porque cuando uno habla de justicia lo en-

y respeta la decisión que tomó andrea de no emitir ninguna clase de información relacionada con las bandas criminales que comprometa la seguridad de la familia.

tanto la joven como su mamá, tuvieron que afrontan una situación muy delicada. cuenta liney que el hogar se vio afectado por las constantes amenazas que sufría su esposo. “cuando mi mamá se enfermó y no había sino una hermana atendiéndola, nosotros decidimos irnos a vivir con ella. pero en el periodo en el que estaba gra-ve, edgar fue amenazado. tristemente, a los pocos días mi mamá murió y él tuvo que huir a bogotá”.

duró 30 días escondido en la capital, sin contestar el celular ni dar pistas de su paradero. “mi vieja experiencia me ha enseñado que cuando tú haces denuncias terminas siendo víctima o del estado o de estos grupos ilegales”, ase-gura el periodista. sin darse por vencido comenzó a buscar trabajo en cualquier lugar en donde pudiera utilizar su inge-

nio periodístico. pasó hojas de vida a las diferentes cadenas radiales, habló con sus colegas para tantear las oportunida-des y al ver que en ningún lugar lo empleaban aceptó con humildad un trabajo en el que le tocaba usar un megáfono para vender las frutas de un almacén ubicado en el centro. a este le sumó otro empleo que consistía en narrar las novenas de aguinaldos, en un barrio de soacha, cundinamarca.

a pesar de que fue un diciembre lleno de so-ledad, nunca se apartó de la locución. “el micrófono ha sido su vida”, afirma liney, quien durante esa misma épo-ca se vió obligado a irse a vivir con su hija a una pensión. “al principio nos tocó muy duro, sobre todo a andrea, quien enfrentó el aislamiento de sus compañeros”. hoy eso las tiene sin cuidado, pues saben que la gente, incluso del gremio periodístico, tiende a alejarse cuando hay ru-mores de amenaza. ellas solo quieren seguir trabajando para que andrea termine su carrera de derecho.

durante esos primeros días de junio de 2011 li-ney extrañaba a su marido y sus tiempos de tranquilidad. constantemente se soñaba en medio de una persecución, en donde corría para escapar del filo de un cuchillo. esa angus-tia era mitigada por su hija, quien la despertaba con el ánimo de tranquilizarla y traerla a la realidad.

mientras tanto, edgar no lograba estabilizarse. como su alimentación era desorganizada adelgazó y tam-bién envejeció bastante. su esposa asegura que a pesar de esto, experimentó una nueva etapa: cambió su forma de vestir por una similar a la de su ídolo, el “che” Guevara.

era usual encontrarlo por las calles del centro de bogotá con una boina negra, un chaleco rojo y una camisa blanca, azul o de cuadros. además, se ingenió un nuevo progra-ma de noticias en Radio Cordillera, de radio todelar, que pagó durante tres meses con el dinero reunido de las ayu-das de diferentes organizaciones internacionales y de los tres salarios mínimos que tiene presupuestado el Gobierno para apoyar la reubicación de periodistas amenazados. pero aunque el programa contenía entrevistas interesantes con políticos, no pudo sostenerse por falta de pauta publicita-ria. ya en marzo de 2011 se había quedado sin ahorros y estaba profundamente preocupado, pues tenía que pagar la matrícula de la universidad de su hija y otros gastos.

en ese momento, cualquier dinero que le entra-ra era significativo. por ejemplo, algunos de sus colegas en córdoba le pagaban cien mil o doscientos mil pesos por ha-cer especiales de algún tema político. para esto pasaba horas caminando por la plaza de bolívar y por el congreso de la república, donde entrevistaba a los congresistas que salían del recinto directo a sus carros. igual, el pago no era lo que lo motivaba a seguir buscando nuevas informaciones, sino su interés de no desvincularse con el periodismo regional. así, pasaba informes desde muy temprano a radio panzenú y después a la voz de montería, a radio rcn y a radio lorica. la mayoría de estas noticias hablaban sobre el riesgo electoral por la intervención de las bandas criminales en la política; sobre el aumento de desplazados en las diferentes regiones, entre otros temas que involucraban casi siempre a la administración de córdoba.

durante estos meses las amenazas no cesaron. una vez, comenzando el 2011, lo llamaron a su celular mientras caminaba por la carrera séptima. “me dijeron ‘sapo, hijue-puta te tememos ubicado, te vamos a matar’. ese día a mí se me salió la rabia, y en lugar de quedarme callado empe-cé a tratarlos mal. cuando devolví la llamada, me encontré que había sido realizada desde una cabina, ubicada cerca a la plaza de bolívar. todo eso lo he ido denunciando pero hasta ahora no ha pasado nada”, cuenta edgar.

cansado de no encontrar ninguna oportunidad la-boral estable y de no ver avances en sus investigaciones judi-ciales pensó en regresar a montería a finales de julio de 2011. alejandro lyons, actual gobernador de córdoba, le ofreció trabajar como su asesor de prensa. él informó al ministerio del interior y de justicia y pese a las advertencias que le hizo la entidad de que regresar a montería era un riesgo, se fue, pues no estaba dispuesto a seguir pasando necesidades.

durante la campaña, lyons le prestó una camioneta para su movilización, pero ésta le fue retirada y ahora anda por las calles escoltado de nuevo por un policía. desde agosto de este año se desempeña como coordinador de prensa de los juegos nacionales en montería. y aunque volvió a la radio con el programa El informativo de Córdoba, en el que trata temas de la actualidad nacional, admite que se ha “autocensu-rado, como mecanismo de supervivencia”. ‹›

marcan de mamerto y de izquierdista y no era la idea. además, en córdoba el tema de la paz está vedado”. (esta afirmación la hizo meses antes de que se conocieran las negociaciones entre las Farc y el gobierno de juan manuel santos).

a pesar de los problemas que le generó el perio-dismo, astudillo fomentó la práctica de ese oficio en su familia. por ejemplo, con escasos siete años, andrea –su última hija– se paraba frente a su padre para declamarle poemas. “él era estricto y si tú te equivocabas te lo hacía repetir hasta que te saliera perfecto”. así fue como la pe-queña empezó a destacarse en público y a participar en los programas de radio transmitidos desde su casa.

con ella tiene una relación más cercana a la que maneja con sus otros tres hijos, quizá porque con andrea –la única que tuvo con liney– le dedicaba mucho tiempo y le contaba con todo detalle sus experiencias en el campo pe-riodístico. actualmente, esta joven de 22 años es reconocida en montería como una líder. su capacidad comunicativa y familiaridad con el micrófono la llevan hoy a coordinar El programa de Andrea, un espacio en el que transmite diferen-tes contenidos de interés social y en ocasiones las noticias políticas que su padre le enviaba desde bogotá.

la gente la oye por su tono juvenil y serio, por lo que edgar la apoya y se siente orgulloso, pues cree en su vocación,

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"Hay una lucha pendiente que es la de la libertad de

expresión y la tenemos que librar con ferocidad".

Kurt Westergaard