qué es una rinitis

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¿Qué es una rinitis? La rinitis se define como una situación de inflamación de la mucosa nasal, caracterizada por uno o más de los siguientes síntomas: congestión nasal, rinorrea (anterior y/o posterior), estornudos y prurito (Wallace, 2008). Se puede acompañar de síntomas oculares, óticos y faríngeos. Clásicamente se distinguen las de etiología alérgica y no alérgica, debiendo ser diferenciadas de determinadas enfermedades estructurales y enfermedades sistémicas que pueden simular sus síntomas (CKS, 2011). La etiología es muy diversa: alérgica, infecciosa, fármacos, hormonal, ocupacional y otros factores. No debe ser considerada una enfermedad trivial, pues sus síntomas pueden afectar la calidad de vida de forma muy importante, causando fatiga, cefaleas, deterioro cognitivo y otros. Es causa importante de bajas laborales, por lo que ocasiona importantes costes indirectos. En niños con síntomas no controlados, ocasiona alteraciones del sueño y problemas de aprendizaje escolar (Walker, 2007). La rinitis más común es la de etiología alérgica, afectando un 10-30% de los adultos (Wallace, 2008). Puede coexistir o complicarse con otras enfermedades respiratorias como sinusitis, asma u otitis media. Estudios observacionales pusieron de manifiesto una asociación entre lactancia materna al menos durante cuatro meses y reducción de riesgo de enfermedad atópica, pero un amplio ensayo clínico controlado no ha encontrado asociación (Ruhl, 2009). La lactancia materna no reduce el riesgo de enfermedad atópica (Ruhl, 2009). Tampoco el aplazamiento de la introducción de alimentos sólidos, como frutos secos, pescados o huevos y de la leche de vaca (Zutavern, 2008). subir ¿Cómo se clasifican las rinitis? No hay una clasificación universal admitida por todos. Según recomendaciones de la Joint Council of Allergy, Asthma and Immunology, las rinitis podrían ser clasificadas como alérgicas o no alérgicas y ser diferenciadas de enfermedades que las simulan (Wallace, 2008). Clasificación de las rinitis (Wallace, 2008) Alérgicas: o Intermitente: menos de 4 días a la semana o menos de 4 semanas o Persistente: más 4 días por semana y más de 4 semanas No alérgicas: o Infecciosas: víricas o bacterianas o Hormonales o Emocionales o Gustatorias o Atróficas o Inducidas por medicamentos o Rinitis no alérgica con eosinofilia (NARES)

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Page 1: Qué es una rinitis

¿Qué es una rinitis?

La rinitis se define como una situación de inflamación de la mucosa nasal, caracterizada por uno o más de

los siguientes síntomas: congestión nasal, rinorrea (anterior y/o posterior), estornudos y prurito (Wallace,

2008).

Se puede acompañar de síntomas oculares, óticos y faríngeos. Clásicamente se distinguen las de

etiología alérgica y no alérgica, debiendo ser diferenciadas de determinadas enfermedades estructurales

y enfermedades sistémicas que pueden simular sus síntomas (CKS, 2011).

La etiología es muy diversa: alérgica, infecciosa, fármacos, hormonal, ocupacional y otros factores. No

debe ser considerada una enfermedad trivial, pues sus síntomas pueden afectar la calidad de vida de

forma muy importante, causando fatiga, cefaleas, deterioro cognitivo y otros. Es causa importante de

bajas laborales, por lo que ocasiona importantes costes indirectos. En niños con síntomas no controlados,

ocasiona alteraciones del sueño y problemas de aprendizaje escolar (Walker, 2007). La rinitis  más común

es la de etiología alérgica, afectando un 10-30% de los adultos (Wallace, 2008).

Puede coexistir o complicarse con otras enfermedades respiratorias como sinusitis, asma u otitis media.

Estudios observacionales pusieron de manifiesto una asociación entre lactancia materna al menos

durante cuatro meses y reducción de riesgo de enfermedad atópica, pero un amplio ensayo clínico

controlado no ha encontrado asociación (Ruhl, 2009).

La lactancia materna no reduce el riesgo de enfermedad atópica (Ruhl, 2009). Tampoco el aplazamiento

de la introducción de alimentos sólidos, como frutos secos, pescados o huevos y de la leche de vaca

(Zutavern, 2008).

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¿Cómo se clasifican las rinitis?

No hay una clasificación universal admitida por todos. Según recomendaciones de la Joint Council of

Allergy, Asthma and Immunology, las rinitis podrían ser clasificadas como alérgicas  o no alérgicas y ser

diferenciadas de enfermedades que las simulan (Wallace, 2008).

  Clasificación de las rinitis (Wallace, 2008)

Alérgicas:o Intermitente: menos de 4 días a la semana o

menos de 4 semanaso Persistente: más 4 días por semana y más de 4

semanas No alérgicas:

o Infecciosas: víricas o bacterianas

o Hormonales

o Emocionales

o Gustatorias

o Atróficas

o Inducidas por medicamentos

o Rinitis no alérgica con eosinofilia (NARES)

o Vasomotoras

o Ocupacionales

Enfermedades que simulan rinitis:o Lesiones estructurales

o Licuorrea

o Síndrome de disfunción ciliar

o Poliposis nasal

Rinitis alérgica

Page 2: Qué es una rinitis

La rinitis alérgica es una reacción inmunológica mediada por IgE a nivel de la mucosa nasal

desencadenada por aeroalergenos. Clásicamente se diferencian en estacionales y perennes,

dependiendo de si aparecen los síntomas en una época particular del año o durante todo el año. El grupo

ARIA en 2001 (Bousquet, 2001) propuso una nueva clasificación basada en la duración de los síntomas y

en su gravedad. Según su tiempo de duración: rinitis intermitente y rinitis persistente. Según su gravedad:

leve, moderada y grave.

Se considera rinitis intermitente cuando los síntomas están presente menos de cuatro días a la semana o

menos de cuatro semanas, y rinitis persistente cuando los síntomas están presente más de cuatro días a

la semana y durante más de cuatro semanas.

En cuanto a su gravedad, se valora su impacto en la vida diaria. Se basa en alteración del sueño o

menoscabo de las actividades diarias, trabajo, ocio, deporte y estudios (Brozek, 2010).

Se desarrolla habitualmente antes de los 20 años, con frecuencia con antecedentes familiares de atopia.

Los alergenos son generalmente, excluyendo las ocupacionales, inhalantes domésticos, especialmente

ácaros (dermatophagoides, lepidoglyphus, etc.), animales (pelo, saliva y orina de gatos, perros, caballos,

roedores, aves, etc.), esporas de hongos (alternaria, cladosporium, aspergillus, etc.) y pólenes (hierbas,

árboles y malezas). Las intermitentes son más comúnmente debidas a pólenes y esporas de hongos,

mientras que las persistentes son más frecuentemente debidas a ácaros y animales domésticos.

La incidencia del tipo y gravedad de la rinitis alérgica está relacionada con la edad; en los niños en edad

escolar y adolescentes es más común la rinitis alérgica estacional y en los adultos aumenta la incidencia

de la rinitis perenne.

El diagnóstico de la rinitis alérgica se basa en los síntomas típicos, antecedentes, el examen físico y la

respuesta a una prueba terapéutica.

Los síntomas incluyen rinorrea acuosa, estornudos, prurito nasal, ocular y boca, y congestión nasal,

cuando se exponen a desencadenantes específicos. La rinorrea es común a todas las rinitis; los síntomas

de prurito nasal, estornudos, prurito y ojos llorosos, y la respuesta a un alergeno específico son más útiles

para diferenciar la rinitis alérgica (Gendo, 2004).

Los posibles hallazgos físicos incluyen surco nasal transversal, edema periorbitario u ojeras, línea de

Dennie Morgan y mucosa nasal pálida con moco acuoso (Instituto Mexicano del Seguro Social, 2010).

El surco nasal es un pliegue transversal blanquecino que se forma en el dorso nasal por el continuo

frotamiento para calmar el prurito.

Las ojeras alérgicas son un oscurecimiento periorbitario secundario a estasis venosa por congestión en

dicha área.

Las líneas de Dennie Morgan son líneas o pliegues que se observan a nivel del párpado inferior

secundarios a edema en dicha área.

Los antecedentes de atopia familiar, el uso de gotas nasales de corticoides en el embarazo (Martel, 2009)

y la exposición a ambientes adversos, como el tabaquismo familiar, se consideran factores de riesgo para

el desarrollo de la rinitis alérgica (Brozek, 2010).

Los síntomas de muchos pacientes con rinitis alérgica estacional mejoran con el paso del tiempo, incluso

con curaciones espontáneas de 10-20% y mejoras de 40-65% entre los 5-23 años de seguimiento

(Greisner, 1998).

En los pacientes con rinitis alérgica persistente debe evaluarse la presencia de asma mediante la historia

clínica y exploración torácica, siendo a veces necesaria la valoración del flujo aéreo antes y después de

administrar un broncodilatador (Brozek, 2010; Price, 2006).

Rinitis no alérgica

Las rinitis no alérgicas se caracterizan por síntomas periódicos o perennes de rinitis que no son resultado

de eventos dependientes de IgE.

Page 3: Qué es una rinitis

Las rinitis infecciosas pueden ser virales o bacterianas. Las rinitis infecciosas agudas son

frecuentemente debidas a infecciones virales. Las bacterianas presentan rinorrea purulenta, dolor facial y

presión, y derramen posnasal con tos, todo lo que implica la presencia de una sinusitis, que debe ser

motivo de otra guía. La sinusitis puede ser una complicación de una rinitis alérgica.

Las rinitis pueden ser inducidas por medicamentos muy diversos, como aspirina y otros AINEs,

reserpina, guanetidina, fentolamina, metildopa, inhibidores de la ECA, clorpromazina y contraceptivos. El

término de rinitis medicamentosa sólo debe ser aplicado a la condicionada por el uso de

vasoconstrictores nasales. La intolerancia a la aspirina se caracteriza por la presencia de eosinofilia,

pólipos nasales, sinusitis y asma.

Las rinitis hormonales son debida a embarazo, menopausia o durante las alteraciones endocrinas como

hipotiroidismo o acromegalia, principalmente.

Las rinitis gustatorias son inducidas por comidas o bebidas alcohólicas por mecanismos no alérgicos

desconocidos.

Las rinitis emocionales son desencadenadas principalmente por el estrés y la estimulación sexual.

En la rinitis atrófica se produce una atrofia progresiva de la mucosa nasal, lo que condiciona la

presencia de abundantes costras, obstrucción, hiposmia y mal olor.

La rinitis no alérgica con síndrome eosinofilia (NARES), se caracteriza por la presencia de eosinofilia

nasal y síntomas perennes con pruebas alérgicas negativas y ocasionalmente hiposmia (Wallace, 2008).

La rinitis vasomotora es una rinitis no alérgica persistente, con una hiperrespuesta nasal a

desencadenantes no específicos, como cambios de temperatura, humedad, humo de tabaco o fuertes

olores, que intensifican sus síntomas. Predomina la obstrucción y la rinorrea.

Las rinitis ocupacionales son desencadenadas en respuesta a un agente presente en el lugar del

trabajo y pueden ser debidas a reacción alérgica o no. Pueden causarla animales de laboratorio,

graneros, maderas, látex y agentes químicos, entre otros. A menudo coexiste con asma ocupacional. Hay

que distinguirlas de las rinitis exacerbadas por el trabajo, pero no causadas por él, las cuales son rinitis

preexistentes o concurrentes que empeoran por exposición en el lugar del trabajo, pero la enfermedad no

ha sido causada por el entorno laboral (Moscato, 2009). Nos orienta la presencia de síntomas durante o

posteriores al trabajo en relación a los días de descanso. A menudo la rinitis ocupacional precede al asma

ocupacional (Scadding, 2008).

Condiciones que remedan la rinitis (Wallace, 2008; CKS, 2011) Pólipos nasales. La poliposis nasal se considera una rinosinusitis crónica. Debe sospecharse en

obstrucción nasal permanente y/o anosmia. Anormalidades anatómicas. Los signos y síntomas de rinitis pueden ser producidos por otras

patologías, como desviación septal, tumores o hipertrofias de cornetes. En los niños pueden ser

vegetaciones adenoideas o reflujo faringolaríngeo. Licuorrea. Ocasionado por trauma o cirugía reciente. Rinorrea unilateral, con características de agua

de roca, espontánea o desencadenada con maniobras de hiperpresión venosa. Es necesario el

estudio del líquido para su confirmación. Síndrome disfunción ciliar. Puede ser primaria o secundaria, contribuyendo a rinitis recurrente e

infecciones sinusales.

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¿Cómo valorar inicialmente una rinitis?

La valoración inicial de la rinitis se realiza con la anamnesis y la exploración física, no siendo precisa en

numerosas ocasiones exploración complementaria alguna.

Anamnesis

En el interrogatorio es preciso preguntar acerca de la frecuencia, duración e intensidad de los síntomas,

así como de su intermitencia, estacionalidad y factores desencadenantes (Brozek, 2010).

1. Enfermedad actual:o Síntomas nasales: obstrucción, aspecto rinorrea anterior y/o posterior, prurito,

estornudos, cefaleas, dolor facial, epistaxis, etc. Uni o bilateralidad de los síntomas.

Hay que valorar si los síntomas son persistentes o bien con carácter intermitente.

Page 4: Qué es una rinitis

o Otros síntomas ORL: hipoacusia, otalgia, adenopatías cervicales, molestias

faríngeas, disfonía, etc.o Síntomas asociados: dolor y prurito ocular, síntomas respiratorios de vías bajas, tos,

expectoración, etc.o Desencadenantes de los síntomas, cambios de temperatura, comida, esfuerzo,

exposición a polen, ácaros o animales, etc.o Tratamientos previos para la rinitis.

o Afectación de su calidad de vida por el proceso, imposibilidad de dormir, alteración

laboral, escolar, etc.

2. Antecedentes personales:o Medicaciones habituales: IECAs, AINEs, anticonceptivos u otros tratamientos

hormonales, B-bloqueantes, inhibidores de la 5-fosfodiesterasa.o Antecedentes de trauma o cirugía nasal.

o Historia de intolerancia a AAS o pólipos nasales.

o Antecedentes de enfermedades como asma, dermatitis, otitis, sinusitis, asma, etc.

o Antecedentes a exposiciones laborales, ambientales y ocio.

3. Antecedentes familiares:o Principalmente rinitis, asma y dermatitis atópica.

Exploración física

La exploración mínima debe ser a nivel nasal, ocular, oídos, pulmón, piel y cuello.

Nasal: inspección de la pirámide y el vestíbulo nasal para apreciar posibles desviaciones y posible

surco nasal transversal. La fosa nasal puede ser explorada con la ayuda del otoscopio o mejor con

un rinoscopio, realizándose una rinoscopia anterior, donde podemos apreciar el aspecto de la

mucosa nasal, aspecto del moco, existencia de pólipos, cuerpos extraños, estado de los cornetes,

etc. Ojos: edemas periorbitarios, conjuntivitis, líneas de Dennie Morgan.

Oídos: apreciación del conducto auditivo externo y tímpano.

Auscultación pulmonar: presencia de sibilancias.

Piel: lesiones de eccema o dermatitis atópica.

Cuello: palpar en busca de adenopatías.

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¿Qué exámenes complementarios solicito?

No es preciso realizarlos siempre; se realizan según el diagnóstico de sospecha diagnóstica.

Pruebas alérgicas

Los test alérgicos están recomendados en pacientes con síntomas graves, en pacientes donde ha fallado

la terapia o en pacientes de diagnóstico dudoso. Hay que tener en cuenta que pacientes libres de

enfermedad pueden tener positividad a test cutáneos o IgE anticuerpos.

Test cutáneos. Si los test alérgicos son requeridos, el prick test es el de elección, mediante técnicas

de prick y extractos alergénicos estandarizados. Poseen sensibilidad y especificidad muy altas.

Deben realizarse en pacientes con rinitis moderada-grave y que con medidas de control ambiental y

medicamentos no obtienen mejoría. Los antihistamínicos inhiben los resultados de las pruebas

cutáneas, por lo que deben suprimirse antes de su realización, dependiendo los días del prescrito;

habitualmente es necesario entre una y dos semanas. También pueden ser alterados por

antidepresivos tricíclicos y corticoides tópicos, pero no orales. Las pruebas intradérmicas son más

sensibles pero menos específicas y seguras, quedan como segundo recurso en caso de un prick

test dudoso. No se recomiendan en caso de pacientes con dermografismo, lesiones extensas de la

piel o embarazadas. IgE alergeno-específica (RAST). Su sensibilidad y especificidad varían mucho (Gendo, 2004).

Menos sensible que las pruebas cutáneas, con una especificidad similar. Es de interés en caso de

Page 5: Qué es una rinitis

no tener disponibilidad del prick test, así como si el paciente toma medicación que pueda interferirla

(Angier, 2010). La IgE total no es específica y no debe utilizarse. Test de provocación conjuntival y/o nasal. Sólo indicadas ante discordancias importantes entre la

historia clínica y las pruebas cutáneas. Citología nasal. Para apreciar la presencia o no de eosinofilia. Su interés clínico es escaso, por lo

que no es utilizada habitualmente en el diagnóstico de las rinitis alérgicas (Crobach, 1996).

Pruebas radiológicas

En ocasiones será necesario el estudio de tórax para descartar patología pulmonar asociada o un TAC de

senos ante la sospecha de poliposis u otros procesos.

Técnicas rinométricas

Son técnicas que permiten valorar la permeabilidad de las fosas nasales, mediante medición de las

presiones y caudales nasales. Quedan en mano del especialista de ORL, especialmente para valorar

posible tratamiento quirúrgico.

Otros test Prueba sacarina: se realiza para el estudio de la motilidad ciliar, en caso de sospecha de una

disquinesia ciliar. Biopsia de la mucosa nasal: para examen de los cilios, en caso de sospecha de alteración de la

motilidad, o para visualización de lesiones compatibles con enfermedades de granulomatosis.

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¿Cuál es el manejo diagnóstico?

El diagnóstico de la rinitis alérgica está basado en los síntomas típicos, examen y respuesta a una prueba

terapéutica de medicación (Ruhl, 2009).

Si los test alérgicos son requeridos por gravedad de los síntomas, fallo en la respuesta a la terapia o por

lo incierto en el diagnóstico, el prick test es el de elección. La medición del alergeno-específico IgE puede

ser usada cuando la prueba de piel no puede ser practicada.

Tras la anamnesis y exploración física podemos estar en cinco circunstancias sospechosas:

Rinitis infecciosa

Etiología estructural

Rinitis alérgica

Rinitis no alérgica (excluida la rinitis infecciosa)

Dudosa rinitis alérgica o no alérgica (excluida la rinitis infecciosa)

Posible alteración infecciosa:signos/síntomas sugieren etiología infecciosa (CKS, 2011; ICSI, 2001)

Infección respiratoria vírica aguda: Inicio rápido de los síntomas

Rinorrea, tos y fiebre

Limitada máximo 14 días

Puede incluir malestar general, ronquera,

inyección conjuntival, pérdida de apetito,

cefaleas y asteniaSinusitis bacteriana (uno o más de los siguientes factores): Dolor facial o sinusal especialmente

agravado por cambios posturales o

maniobra de Valsalva Fiebre

Drenaje nasal purulento

Page 6: Qué es una rinitis

Posible alteración estructural: (derivar a ORL):

signos/síntomas que sugieren etiología estructural

Obstrucción unilateral

Rinorrea unilateral

Hiposmia o anosmia

Algias faciales

Epistaxis

Deformidad facial

Hipoacusia unilateral

Traumatismo

Adenopatías cervicales

Posible etiología alérgica:signos/síntomas que sugieren etiología

alérgica (CKS, 2011; ICSI, 2001)

Prurito en ojos, nariz, paladar, oídos

Rinorrea acuosa

Estornudos

Síntomas estacionales

Sensibilidad a alergenos específicos

(polvo, animales, polen, etc.) Historia familiar

Coexistencia asma o eccema

Posible etiología no alérgica:signos/síntomas sugieren etiología no

alérgica (CKS, 2011; ICSI, 2001)

Sensibilidad a tabaco, perfume, cambios

de temperatura, irritantes, etc. Desencadenante tras medicación o

trastorno hormonal Historia de test negativos

Abuso  de vasoconstrictores tópicos

Inicio de síntomas en edad adulta

Duda si alérgica o no:signos/síntomas duda si alérgica o no

Síntomas constantes o episódicos

Obstrucción nasal bilateral

Sinusitis recidivantes

En caso de sospecha de etiología estructural el paciente debe ser enviado a ORL. Entre ellas hay que

destacar:

Presencia de rinorrea purulenta y obstrucción nasal unilateral en el niño que sugiere la presencia de

un cuerpo extraño. Rinorrea purulenta unilateral de mala evolución con hiperestesias faciales y epistaxis: tumor de fosa

o seno. Obstrucción nasal bilateral con epistaxis en adolescente: fibroma nasofaríngeo.

Obstrucción nasal con adenopatías y otalgia y/o hipoacusia: tumor de cavum.

La causa más frecuente en el adulto de obstrucción unilateral es la desviación septal.

El diagnóstico de la rinitis alérgica se basa en síntomas típicos, examen y la respuesta al tratamiento

empírico. En caso de clara patología alérgica podemos iniciar el tratamiento o bien considerar los test

Page 7: Qué es una rinitis

alérgicos. Si es leve e intermitente no es necesario los test. Antes de recomendar medidas de evitación

del alergeno, las cuales pueden cambiar el estilo de vida del paciente, deben realizarse los test alérgicos

para identificar el alergeno. En todos los casos es el prick test la prueba de elección.

En caso de evidente etiología no alérgica, si la causa es clara actuaremos sobre ella e iniciaremos el

tratamiento sintomático; en caso contrario realizaremos tratamiento sintomático.

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¿Cómo tratar la rinitis alérgica?

El manejo de la rinitis alérgica comprende:

Evitar factores desencadenantes

Tratamiento farmacológico

Inmunoterapia

Cirugía

Cuando el diagnóstico clínico es evidente, el tratamiento sintomático debe iniciarse, el cual incluye

medidas de prevención, y medicación (ICSI, 2001).

En las rinitis alérgicas estacionales, los lavados nasales con solución salina mejoran los síntomas tanto en

niños como en adultos (Scadding, 2008).

Evitar factores desencadenantes

Page 8: Qué es una rinitis

Es fundamental evitar los factores desencadenantes del cuadro clínico, es decir, los alergenos, pero

también los posibles irritantes como humo de tabaco, cosméticos, etc.

En los alérgicos hay que disminuir la exposición al alergeno y mejorar las condiciones medioambientales,

pues la supresión total del alergeno es imposible, pero la reducción a su exposición puede reducir la

gravedad de los síntomas (Brozek , 2010; Sheikh, 2008). El alergeno puede ser sospechado e identificado

por la historia clínica.

Cuando requiere una importante inversión económica o cambios de vida sustancial para el paciente

debemos considerar la confirmación diagnóstica con los test alérgicos e identificar el alergeno específico.

Evitación de alergenos

ÁcarosEvitar objetos susceptibles de acumular polvoSistema de limpieza húmedo o con filtrosFundas impermeables para colchón y almohada

Animales Evitar mascotas en el domicilio o al menos en el dormitorioLavar con frecuencia semanal y evitar que permanezca en las zonas de mayor habitabilidad

Pólenes Evitar ejercicio aire libre en época de polinización y mantener ventanas cerradasEl aire acondicionado es recomendable

Tratamiento farmacológico

Fármacos de utilidad en la rinitis alérgica:

Medicamento Estornudos

Rinorrea

Obstrucción

Prurito Síntomas

oculares

Cromoglicato Intranasal

Gotas oculares

+-

+-

+-

+-

--

Descongestionante Intranasal

Oral

--

--

+++++

--

--

Antihistamínico Oral

Intranasal

Gotas oculares

++++-

++++-

++-

+++++-

++-+++

Bromuro de ipratropio

- ++ - - -

Corticoides +++ +++ +++ ++ ++

Page 9: Qué es una rinitis

intranasales

Antileucotrienos - + ++ - ++

1. Los corticoides intranasales son los fármacos más efectivos para controlar el conjunto de

los síntomas en la rinitis alérgica (Wallace, 2008), y son considerados la primera línea de

terapia en los pacientes con síntomas moderados o graves. Controlan especialmente la

obstrucción nasal de modo muy superior a los antihistamínicos. Reducen la obstrucción

nasal, prurito, estornudos y la rinorrea tanto en la rinitis alérgica como en las no alérgicas.

Tienen también un efecto variable sobre los síntomas oculares (Scadding, 2008).

Inicia su acción entre 6-8 horas después de la primera dosis, aunque su mejoría clínica

puede no ser aparente hasta pasado algunos días, con máximo efecto a partir de las dos

semanas.

Han demostrado efectividad tanto en su uso a demanda, como continuado, pero su

máxima efectividad sólo se alcanza de esta última forma (Wallace, 2008). Puede ser usado

de forma profiláctica en las rinitis estacionales iniciando el tratamiento una o dos semanas

antes de la estación alérgica (Scadding, 2008).

Todos los corticoides intranasales tienen eficacia semejante variando solo su

biodisponibilidad sistémica. La absorción sistémica es inapreciable para la fluticasona y

la mometasona, pequeña para el resto y alta para la betametasona y dexametasona, por

lo que no se aconseja en tratamientos prolongados estas dos últimas (Scadding, 2008).

La presentación en gotas intranasales de beclometasona o fluticasona que aportan una

mayor dosis, pueden usarse durante un breve período de tiempo hasta mejorar la

obstrucción nasal, continuando con el spray nasal (CKS, 2011).

Los efectos secundarios son escasos: irritación, sequedad local y epistaxis en ocasiones

por aplicación incorrecta sobre el tabique nasal (Wallace, 2008). La fluticasona furoato es

mejor tolerada que la fluticasona propionato y tiene una eficacia similar (Meltzer, 2010).

La dosis terapéutica debe ser la menor que controle los síntomas.

2. Los antihistamínicos orales son eficaces en el control de los estornudos, picor y rinorrea,

con escaso efecto sobre la obstrucción nasal. Mejoran también los síntomas no nasales,

conjuntiva, paladar, piel y vías aéreas inferiores (Scadding, 2008). En el momento actual

se emplean

principalmente cetirizina, ebastina, fexofenadina, loratadina, desloratadina y mizolasti

na. La última comercialización es la bilastina. Todos son efectivos, pero la respuesta

individual varía entre los diferentes pacientes.

Los de segunda generación producen menor sedación y trastornos psicomotores,

permitiendo además una dosis diaria, por lo que es aconsejable su utilización (Brozek,

2010). No obstante, la cetirizina y la azelastina son sedantes aproximadamente en un

10% de los pacientes (deShazo, 2011). La loratadina y la desloratadina no son sedantes

para la mayoría de los adultos, a dosis habituales. Lafexofenadina no es sedante a dosis

recomendadas ni a dosis altas (deShazo, 2011).

Los antihistamínicos orales son una opción popular para muchos pacientes, especialmente

en las rinitis leves e intermitentes. En las persistentes o con mayores síntomas deben ser

usados los corticoides intranasales, solos o combinados, por su mayor eficacia. Los

pacientes que presentan sedación con la segunda generación de antihistamínicos, o que

prefieren una terapia local, responden mejor con corticoides intranasales.

3. Los antihistamínicos tópicos pueden ser utilizados por vía intranasal u ocular, siendo los

más usados la azelastina y levocabastina, los cuales tienen escasa absorción sistémica.

Tienen la ventaja de su comienzo de acción en pocos minutos y pueden ser administrados

a demanda, siendo preferidos en algunos pacientes para las rinitis leves intermitentes en

Page 10: Qué es una rinitis

uso intranasal (Scadding, 2008). En general son muy bien tolerados (Price, 2006). En las

rinitis alérgicas persistentes de adultos y niños se sugiere no administrarlos hasta tener

más datos sobre su eficacia y seguridad (Brozek, 2010).

4. Los corticoides orales sólo se deben emplear en la rinitis alérgica en casos muy graves y

en corto periodo de tiempo. Los corticoides inyectables o depot no tienen indicación (CKS,

2011; Brozek, 2010; Price, 2006; Scadding, 2008; deShazo, 2011).

5. El uso de descongestionantes tópicos, tipo nafazolina, oximetazolina, fenilefrina entre

otros, pueden ser útiles en un principio en el control de la obstrucción y rinorrea, pero

presentan el efecto creciente de rebote y dan lugar a una rinitis medicamentosa si se usan

más de 7 a 10 días, por lo que su utilización debe quedar limitada a los primeros días

(Brozek, 2010). Es de utilidad para mejorar la permeabilidad nasal antes de la

administración del corticoide intranasal (Scadding, 2008).

6. Con respecto a los descongestionantes orales, el empleo de agonistas adrenérgicos

sistémicos, tipo pseudoefedrina, empleados asociados a antihistamínicos, tienen valor

discutido, ya que pueden producir efectos adversos a nivel del SNC y cardiovasculares,

estando contraindicado en la presencia de arritmia, enfermedad coronaria, hipertensión,

hipertiroidismo, glaucoma, retención urinaria y patología psiquiátrica. Por su poca

efectividad no son generalmente recomendables (Scadding, 2008).

7. El bromuro de ipratropio es muy eficaz en el control de la rinorrea, pero carece de efecto

sobre la obstrucción y el prurito (Brozek, 2010).

8. Las cromonas, cromoglicato disódico y nedocromil sódico intranasales, son muy bien

toleradas y pueden ser de elección en mujeres embarazadas y niños. Su eficacia es menor

que la de los corticoides tópicos. Pueden estar indicadas en rinitis leve o cuando estén

contraindicados los corticoides tópicos (Wallace, 2008; CKS, 2011; Scadding, 2008).

Precisan ser usadas varias veces al día (tres o cuatro). También son utilizadas en gotas

oculares para los síntomas conjuntivales. 

9. Respecto a los antileucotrienos, no se recomienda su uso como primera línea de

tratamiento (CKS, 2011). Puede ser útil en pacientes con rinitis alérgica estacional

asociada con asma o poliposis nasal que son pobremente controlados con otros

tratamientos (CKS, 2011; Scadding, 2008). Su uso en rinitis alérgica aislada es discutido,

pues la combinación de antihistamínico y antileucotrienio no es más efectiva que los

corticoides intranasales (Scadding, 2008). No obstante, es una opción en pacientes no

controlados con corticoides intranasales y antihistamínicos.

10. Respecto a la capsaicina intranasal, las evidencias actuales son insuficientes para su uso

en la práctica clínica (Cheng, 2008).

Inmunoterapia

La inmunoterapia sublingual y subcutánea es pesada y tiene algún riesgo, pero es efectiva en la

reducción de síntomas y disminución de necesidad de medicación, aunque la magnitud de este efecto es

poco clara.

La inmunoterapia específica subcutánea está indicada en la rinitis alérgica cuando existe sensibilización

demostrada mediada por IgE a antígeno único o grupo muy reducido de antígenos, y los pacientes no son

controlados con medidas preventivas ni con farmacoterapia o no la toleran o la rechazan (Calderon,

2008). Se ha evidenciado su eficacia en sensibilizaciones a polen, ácaros y determinados epitelios. Es

efectiva si se administra de forma adecuada. Requiere que sea administrada por personal cualificado con

posterior monitorización de 30 minutos. Durante el embarazo puede continuarse sin aumento de dosis.

Puede haber una recaída al suspender la medicación, más frecuente en tratamientos inferiores a 5 años.

(Joint Task Force on Practice Parameters, 2007).

Page 11: Qué es una rinitis

La inmunoterapia sublingual presenta las mismas indicaciones más las que rechazan la inmunoterapia

subcutánea. La inmunoterapia sublingual es eficaz para la rinitis alérgica y se ha mostrado que es una vía

segura de administración (Radulovic, 2010). En niños se acepta el inicio de la inmunoterapia a partir de

los cinco años. Esta terapia no está exenta de riesgos, con posibilidad extrema de una reacción

anafiláctica.

Cirugía

El lugar de la cirugía se limita a la corrección de las deformidades anatómicas y, en caso de obstrucción

persistente no controlada, a realización de cirugía sobre los cornetes, aunque su eficacia en este caso es

dudosa. No hay ensayos clínicos aleatorios de tratamiento quirúrgico de la rinitis alérgica (Jose, 2010).

En caso de acompañarse de sinusitis crónica también puede ser necesaria la cirugía.

Page 12: Qué es una rinitis

La elección del tratamiento depende generalmente de la gravedad y duración de los síntomas, del

síntoma predominante y de las preferencias de los pacientes, con respecto a terapia local o general.

Page 13: Qué es una rinitis

Las medicaciones principales son antihistamínicos orales y tópicos, corticoides tópicos, bromuro de

ipratropio, antileucotrienos, descongestionantes intranasales y cromoglicato sódico.

El tratamiento con corticoides intranasales y antihistamínicos no sedantes es suficiente en la mayoría de

los pacientes.

Especiales consideraciones son necesarias en asma, ancianos, mujeres embarazadas, atletas y niños.

El tratamiento debe ser valorado a las 2-4 semanas, para en caso de no control usar medicación

alternativa o asociada.

En casos de rinitis persistente moderada/grave es aconsejable continuar con la medicación un mes

después del alivio de los síntomas (Price, 2006).

En caso de conocer el desencadenante alérgico, se puede emplear antihistamínico oral previo a la

exposición, o corticoides tópicos 1 a 2 semanas previa a la exposición.

Las personas que desean tratamiento a demanda, coincidiendo con sus síntomas de vez en cuando, son

controladas preferentemente con antihistamínicos (CKS, 2011):

Antihistamínico oral: si conjuntivitis alérgica, menor de 5 años o preferencia por tratamiento oral.

Antihistamínico intranasal: los demás casos.Las personas que desean tratamiento preventivo para controlar los síntomas más frecuentes o persistentes (CKS, 2011): Si predomina la obstrucción nasal: corticoide intranasal.

Si predomina los estornudos o rinorrea:o Si está presente una conjuntivitis alérgica: antihistamínico oral.

o Si es necesario un tratamiento más eficaz: corticoides intranasales.

Las personas que desean un alivio rápido de los síntomas, mientras actúa el resto del tratamiento (CKS,

2011):

Si predomina la obstrucción: descongestionante intranasal máximo de 7 días.

Si está usando corticoides intranasales añadir un antihistamínico oral.

Si los síntomas son muy graves, con afectación en la calidad de vida, prednisona 20-40 mg día en

adultos y 10 mg en niños durante 5-10 días.

Cómo actuar en fallos de terapia

En los pacientes que tomaban antihistamínico oral, añadir un corticoide intranasal y revisar a las 2-4

semanas.

En los pacientes que ya tienen corticoide intranasal, asegurarse de que lo usan adecuadamente y pasar a

la dosis máxima, revisando a las 2-4 semanas.

En los pacientes con síntomas residuales con dosis máxima de corticoides intranasales, continuar con

ellos y añadir:

Si persiste prurito, rinorrea y estornudos o conjuntivitis alérgica, añadir antihistamínico oral.

Si persiste la rinorrea después de asociación de antihistamínico oral y corticoide intranasal, añadir

bromuro de ipratropio. Si el problema es la obstrucción nasal, añadir un descongestionante nasal un máximo de 7 días.

Los pacientes con síntomas persistentes con máxima terapia deben ser derivados a ORL para su

valoración.

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¿Cómo tratar la rinitis no alérgica?

Las rinitis infecciosas son motivos de otras guías.

Page 14: Qué es una rinitis

En las rinitis no alérgicas es fundamental evitar los factores desencadenantes del cuadro clínico, como

medicamentos o irritantes. El tratamiento debe ir dirigido a la causa, si la etiología es evidente, y

asociarse a tratamiento sintomático.

En todas las rinitis, independientemente de su etiología, se aconseja evitar el tabaco e irritantes

ambientales como humos y polvos.

En las sustancias desencadenantes de tipo profesional, hay que plantearse medidas de protección y en

casos graves sin control, el cambio de actividad (Moscato, 2009).

Para la obstrucción nasal, el tratamiento de elección lo constituyen los corticoides nasales, siendo a veces

necesario asociarlo en periodos cortos de 3 a 7 días a descongestionantes nasales tópicos u orales. En

caso de rinorrea continua pueden utilizarse los corticoides nasales o el bromuro de ipratropio.

La rinitis no alérgica con eosinofilia responde habitualmente al tratamiento con corticoides intranasales

(Scadding, 2008).

En las rinitis inducidas por fármacos, especialmente tratamientos antihipertensivos, es preciso cambiar la

medicación. La rinitis medicamentosa puede estar superpuesta o agravar a otra rinitis. El tratamiento debe

iniciarse con corticoides nasales asociado en ocasiones a un episodio corto de corticoides oral para retirar

posteriormente cuando estén controlados los síntomas. No debemos olvidar estudiar una posible rinitis

subyacente.

En la rinitis vasomotora el tratamiento de elección son los corticoides tópicos, siendo a veces necesario

valorar la utilización en periodos cortos de descongestionantes nasales, tres a cinco días, o de bromuro

de ipratropio en caso de rinorrea no controlada.

Las rinitis hormonales requieren el tratamiento de la patología causante.

En los casos en que hay pólipos nasales, el tratamiento es con corticoides tópicos y, en episodio cortos,

corticoides sistémicos, siendo preciso en caso de mala evolución el tratamiento quirúrgico, seguido de

corticoides tópicos.

En las rinitis atróficas se aconseja lavados nasales y aplicación tópica de lubricantes. Determinar si el

paciente toma alguna medicación que pueda causar sequedad de mucosas.

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¿Qué hago en circunstancias especiales? Asma, embarazadas, niños, ancianos o atletas

Asma

Un número importante de asmáticos, entre 60-80% padecen también rinitis. Se considera que la rinitis es

un factor de riesgo y su tratamiento inicial puede prevenir la aparición del asma o su gravedad. Se

observa que su tratamiento mejora el control del asma.

Los corticoides nasales aislados no han demostrado eficacia para el control del asma. La combinación de

corticoides intranasales e intrabronquiales en la práctica clínica es habitual (Taramarcaz, 2008).

Los antileucotrienios pueden ser útiles en pacientes con asma o poliposis nasal, que son pobremente

controlados con otros tratamientos (CKS, 2011; Scadding, 2008).

Embarazadas

Las causas más comunes son el empeoramiento de una rinitis preexistente, alérgica, vasomotora,

inducidas por medicación o infecciosa El riesgo-beneficio debe ser valorado en el uso de cualquier

fármaco.

El momento más crítico en el uso de la medicación como posible causante de malformación es en el

primer trimestre, coincidiendo con la organogénesis.

Page 15: Qué es una rinitis

Estudios observacionales hasta ahora han demostrado seguridad para los antihistamínicos de primera y

segunda generación. La seguridad de los antihistamínicos de segunda generación usados durante el

primer trimestre ha sido confirmada a través de amplios registros de embarazos, estudios de caso-control

y estudios de cohortes (Wallace, 2008). Sin embargo, la precaución se mantiene para unos pocos

antihistamínicos, como la difenidramina e hidroxicina. No hay estudios epidemiológicos para la

fexofenadina y muy escasos para desloratadina, azelastina y levociterizina. Por tanto, quedaría como más

segura la loratadina y la citerizina con riesgo B (Wallace, 2008). CKS recomienda la loratadina (CKS,

2011) por la existencia de más estudios que la avalan. No obstante, son preferibles los antihistamínicos

tópicos por su inicio de acción más rápida y su mínima absorción, no exponiendo al feto a posibles

efectos (CKS, 2011).

Los descongestionantes orales deben evitarse por el posible factor de riesgo de malformaciones

abdominales, especialmente en el primer trimestre del embarazo. En caso de ser necesario el uso de

descongestionantes tópicos, tiene mayor perfil de seguridad que los orales en el primer trimestre, aunque

es deseable en episodios muy cortos y fuera del primer trimestre, ya que no ha sido estudiado.

El cromoglicato es un fármaco seguro para el tratamiento de la rinitis alérgica en el embarazo. La

necesidad de su uso frecuente, cuatro veces al día y su reducida eficacia con respecto a otros fármacos

limita su aceptación por los pacientes (riesgo B).

Montelukast es también un tratamiento seguro, como ha sido puesto de manifiesto en el tratamiento del

asma (riesgo B).

Los corticoides intranasales pueden ser usados por sus perfiles de seguridad y eficacia. Los estudios

clínicos y epidemiológicos son limitados. Es razonable extrapolar la seguridad de los corticoides inhalados

a los intranasales, no habiéndose evidenciado defectos congénitos con beclometasona, budesonida, o

fluticasona propionato. Es aconsejable continuar con el corticoide que controlaba su rinitis antes del

embarazo, y si debe comenzar su uso durante el embarazo, utilizar la budesonida con amplios estudios

(Wallace, 2008) (riesgo B).

Con respecto a la inmunoterapia, se desaconseja iniciarla durante el embarazo, pero si ya se inició antes

con beneficio terapéutico sin originar reacciones sistémicas, puede continuarse, aunque sin aumentar la

dosis (Angier, 2010).

El empleo de duchas nasales o uso de spray salino puede ser efectivo (CKS, 2011).

Niños

Las rinitis infantiles más frecuentes son debidas a infecciones respiratorias. En la rinorrea purulenta

unilateral hay que sospechar un cuerpo extraño nasal. En las bilaterales hay que sospechar alteraciones

inmunológicas o de la motilidad ciliar. Otras causas unilaterales son la atresia de coana.

En caso de presencia de pólipos es necesario descartar una fibrosis quística.

El tratamiento de la rinitis alérgica en niños es, en líneas generales, semejante al del adulto, debiendo

comenzar con la evitación del alergeno. Los corticoides intranasales prescritos deben ser los de menor

biodisponibilidad sistémica, como la budesonida, mometasona o fluticasona, no habiéndose advertido

efectos en el crecimiento de los niños con el uso de ellos (CKS, 2011). No obstante, debe monitorizarse el

peso y talla.

La cetirizina oral y la loratadina pueden utilizarse desde los 2 años de edad. Los antihistamínicos

intranasales, desde los cinco años.

No hay evidencias acerca del beneficio de agregar antihistamínicos a los esteroides nasales tópicos en

niños con rinitis alérgica, por lo que es importante considerar si los costes y efectos adversos de los

antihistamínicos lo justifican (Nasser, 2010).

Las rinitis de causas alimentarias se acompañan casi siempre de manifestaciones orales y digestivas. El

reflujo gastro-esofágico puede condicionar una rinitis en los niños más pequeños.

Page 16: Qué es una rinitis

Ancianos

Las causas más frecuentes son las inducidas por medicación, en las que predomina la obstrucción, las

debidas a hiperreactividad colinérgica, la cual se asocia con una profusa rinorrea acuosa que puede

agravarse con las comidas y las ocasionadas por atrofia de la mucosa nasal, que condiciona sequedad y

congestión nasal.

Los corticoides nasales pueden ser utilizados de forma segura, ya que no causan cambios atróficos en la

mucosa nasal.

Con respecto a los antihistamínicos, es importante la utilización preferente de los de segunda generación,

los cuales no suelen inducir sedación y efectos anticolinérgicos.

Los descongestionantes orales deben ser empleados con precaución, debido a la posible presencia de

patología prostática y cardiovascular, por lo que no se aconsejan como medicamentos de elección.

El bromuro de ipratropio debe usarse con precaución en caso de glaucoma o hipertrofia prostática.

Atletas

La medicación dada a un atleta de nivel, debe reunir dos requisitos: no estar en la lista de “productos

dopantes” y no disminuir sus resultados deportivos. Antes de realizar una competición el atleta debe

apreciar si el fármaco que emplea está en la lista. En ocasiones, la lista de productos doping del COI no

coincide en su totalidad con algunas federaciones internacionales de ciertos deportes. Los

antihistamínicos están permitidos en el COI pero pueden estar prohibidos en la federación internacional

de algunos deportes.

La terapia óptima para un atleta con sintomatología de rinitis alérgica consiste en evitación del alergeno,

en combinación con un antihistamínico de segunda generación y/o corticoide intranasal. El cromoglicato

puede ser usado 30 minutos antes de comenzar la competición.

  Productos de uso en las rinitis considerados doping por el COI

Vasoconstrictores (pueden estar mezclados con otros productos)

Desoxiefedrina (oral o nasal) Efedrina (oral o nasal) Fenilefrina (oral)Fenilpropalamina (oral o nasal)Propylhexedrina (oral o nasal)Pseudoefedrina (oral o nasal)

Corticoides Prohibidos excepto su uso en: oídos, ojos, piel, inhaladores e infiltración  local o intra-articular (notificación médica escrita en infiltración)

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