proyecto de tesis liatris
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1. INTRODUCCIÓN
Durante la última década, la demanda del mercado florícola se ha
desarrollado en forma creciente, tanto a nivel nacional como mundial. A
pesar de estar clasificado como un producto “Specialty”, el consumo per
capita ha ido en aumento, lo que sumado a la reciente firma de tratados de
libre comercio, principalmente, con la Comunidad Europea y los Estados
Unidos, generan buenas expectativas para el futuro comercial del rubro.
Este panorama, ha dado origen a la búsqueda de nuevos nichos productivos,
es decir, a una continua investigación de nuevas variedades y al desarrollo
de especies exóticas, que logren satisfacer los gustos y necesidades de los
consumidores.
Dentro de estas especies, se encuentra el Liatris spicata, la cual se ha
cultivado durante 70 años como una planta ornamental de jardín, y sólo en
las últimas décadas se ha descubierto su potencial como flor de corte. El
género, es miembro de la familia de las asteráceas, siendo las especies más
cultivadas Liatris spicata en su variedad Callilepsis, de color azul malva y
Liatris spicata en su variedad Alba de color blanco.
Durante la temporada 2001-2002, se realizó una producción de Liatris en la
Facultad de Agronomía de la PUCV en Quillota y Osorno, como parte del
proyecto FIA C00-A-1-081. En ambas producciones, se presentó sobre un
40% de cormos con forma alargada; este fenómeno no ha sido reportado en
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la literatura revisada y no se ha cuantificado el efecto de este tipo de cormos
en la producción.
Por lo tanto, se planificó un ensayo tendiente a evaluar la producción de
estos cormos, que se han denominado “pupados”, al mismo tiempo, se aplicó
ácido giberélico, puesto que MOE y BERLAND (1986); WANJO (1983), han
reportado mejoras en la producción.
Por lo tanto, los objetivos de esta investigación fueron:
i.) Evaluar el efecto del fenómeno “pupación”, sobre brotación, producción y
calidad de las flores de Liatris y peso de los cormos.
ii.) Evaluar el efecto de aplicar ácido giberélico (500 y 0 ppm) en brotación,
producción de flores, calidad de varas y peso de los cormos, en unidades
pupadas y redondas.
iii.) Determinar si existe interacción entre tipo de cormo (pupado y redondo) y
la aplicación de ácido giberélico.
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2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
2.1. Antecedentes Generales de Liatris spicata: 2.1.1. Clasificación botánica y distribución
El Liatris spp. fue encontrado en Norteamérica desde Canadá a Florida. El
género Liatris está compuesto por 32 especies. El Liatris está en la subclase
dicotiledónea y en la familia asteraceae. Sólo unas pocas especies son
cultivadas, entre estas el Liatris spicata es la más importante (MOE y
BERLAND, 1986).
2.1.2. Descripción de la Especie
Todos los Liatris son especies herbáceas anuales, con tallos rectos no
ramificados. Ocasionalmente, la inflorescencia terminal puede ramificar. Las
varas florales miden entre 60 a 150 centímetros de altura. La inflorescencia
es una espiga y los floretes son sésiles. Cada cabeza floral contiene 10 a 18
flores de 1 a 2 centímetros de largo. La sucesión floral es basipétala, lo cual
es típico de la asteráceas (WAITHAKA, 1985). (Figura 1).
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Figura 1. Espiga de Liatris spicata, que muestra la sucesión floral basipétala,
característica de las asteráceas.
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2.1.3. Métodos de propagación
Los cormos pueden ser obtenidos a través de semillas, como de la
separación de cormos y cormillos desde cormos madres, siendo este último,
método del que se obtienen cormos que producen varas más resistentes y
floraciones más homogéneas. Los cormos obtenidos de la siembra son,
visiblemente, de menor tamaño y desarrollan un menor número de yemas
(WHAITHAKA, 1985).
2.2. Descripción de un Cormo:
2.2.1. Definición de un cormo
Un cormo es la base hinchada de un vástago de tallo, envuelto por hojas
secas de aspecto de escamas. En contraste con el bulbo, que está formado,
primordialmente, por escamas foliares; el cormo es una estructura sólida, que
corresponde a un tallo, con nudos y entrenudos bien definidos (HARTMANN
y KESTER, 1995).
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Los términos de cormo pupado y cormo redondo que son definidos a
continuación:
i.) Cormos pupados: Son cormos con sus internudos elongados. Totalizaron
el 46% de los cormos separados desde cormos madres, ensayados el año
2002, en la localidad de Quillota. Estos presentan una forma de mayor largo,
en relación a su ancho. Los pesos y diámetros promedio se encuentran
alrededor de 16 gramos y dos centímetros, respectivamente. Presentan
además una yema líder en su ápice.
ii.) Cormos redondos: Son cormos que presentan una forma proporcionada
en cuanto su largo y ancho. Totalizaron un 54% de los cormos separados
desde cormos madres, la temporada anterior. Los pesos y diámetros
promedio son de 73 gramos y ocho centímetros, respectivamente. No
presentan una yema líder, sino varias en un mismo nivel topográfico.
2.2.2. Estructuras de un cormo
La mayor parte de la estructura de un cormo, consiste en tejido de reserva,
formado por células de parénquima. En el cormo maduro, las bases secas de
las hojas persisten en cada uno de esos nudos y envuelven el cormo. Esta
cubierta, conocida como “túnica”, lo protege de lesiones y de la pérdida del
agua. En el ápice del cormo hay una yema vegetativa terminal, la cual se
desarrollará formando las hojas y la inflorescencia. En cada uno de los
nudos se producen yemas axilares. En un cormo grande, varias yemas
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superiores pueden desarrollar varas florales, pero el crecimiento de aquellas
yemas cercanas a la base del cormo es, generalmente, inhibido. Sin
embargo, si algo impide que crezcan las yemas principales, estas yemas
laterales pueden producir un brote (HARTMANN y KESTER, 1995).
2.2.3. Sistema radicular
En un cormo se producen dos clases de raíces: un sistema radical fibroso
que se desarrolla de la base del cormo madre; y raíces engrosadas,
carnosas y contráctiles en la base del cormo nuevo. Aparentemente, estas
últimas raíces se desarrollan en repuesta a temperaturas fluctuantes que se
registran cerca de la superficie del suelo y con la exposición de las hojas a la
luz (HARTMANN y KESTER, 1995).
CENTRO INTERNACIONAL DE BULBOS DE FLOR (1993), señala que el
cormo produce un sistema de raíces extensivas que sirven, tanto para
proporcionar sujeción en el suelo, como para absorber agua y nutrientes. En
la medida que el nuevo cormo incrementa su tamaño, se desarrollan nuevas
y anchas raíces en su base.
2.2.4. Fisiología de un cormo
La evolución de una planta de Liatris multiplicada vegetativamente es la
siguiente: el cormo plantado brota y desarrolla una planta que,
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prácticamente, vive a expensas de las reservas de este cormo; este proceso
ocurre hasta que tienen tres o cuatro hojas verdaderas. En el momento de la
floración, la planta emite una inflorescencia en la parte aérea, al mismo
tiempo que en la parte subterránea está disminuyendo el tamaño del cormo
originario y sobre él se forma otro cormo nuevo y varios cormillos por debajo
de ese cormo, cuyo número es variable según la variedad, calibre del cormo,
época y profundidad de plantación (REES, 1992). Los nuevos cormos o
cormillos deben pasar un periodo de inactividad antes que vuelvan a crecer.
Esta hibernación es profunda, ya que no ocurre cambio físico alguno en este
cormo. Cuanto más pequeño es el cormo, mayor es el tiempo de inactividad,
algunos cormillos pueden estar inactivos durante todo un año, pero la
mayoría de los cormos pueden recomenzar su crecimiento al cabo de cuatro
meses de inactividad (CENTRO INTERNACIONAL DE BULBOS DE FLOR,
1993).
2.2.5. Ciclo vegetativo del cormo.
El ciclo vegetativo de un cormo de Liatris, fue descrito por WAITHAKA
(1985), en el se distinguen los siguientes tres estados:
Desarrollo vegetativo: se inicia con la brotación de raíces tractoras para
sujetarse al suelo, también comienzan a brotar las yemas que posea el
cormo y, al mismo tiempo, el cormo emite una serie de raíces adventicias
que le sirven para realizar la absorción de nutrientes. A continuación
comienza a desarrollar todo el sistema foliar, que culmina con la emisión de
la inflorescencia. Mientras tanto, el cormo cede sus reservas a la parte aérea,
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en el cuello de la planta se comienza a almacenar reservas, originando un
nuevo cormo que engrosa lentamente, mientras la planta crece y florece.
(Figura 2).
Retraslocación de nutrientes: una vez que la planta ha florecido, si las
condiciones climatológicas (temperatura y luminosidad) son óptimas, el
engrosamiento del nuevo cormo se hace más notorio. En este sentido, la
planta inicia una fase de muerte vegetativa que culmina con el agotamiento
de hojas y maduración definitiva del cormo.
Reposo vegetativo: los cormos de Liatris necesitan un período de reposo
vegetativo desde que son levantados del suelo hasta que se inicia la
siguiente brotación. Durante este período, produce una serie de reacciones
químicas y transformaciones biológicas en sus sustancias de reserva. Este
reposo vegetativo, tiene un tiempo promedio de 15 semanas. Conviene que
en este período, de reposo vegetativo, el cormo se encuentre con
temperaturas bajas, sin llegar a temperaturas bajo cero.
Los nuevos cormos, una vez que hayan pasado su correspondiente tiempo
de reposo vegetativo, están en condiciones de desarrollar un nuevo ciclo,
idéntico al que se acaba de describir.
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Sector de inicio del nuevo cormo
Formación de cormillos
Figura 2. Muestra un cormo de Liatris levantado durante su desarrollo
vegetativo, con sus raíces nuevas y sanas, además se aprecia el inicio del
engrosamiento en la base del tallo y aparición de los cormos.
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2.2.6. Formación y desarrollo de cormos hijos
Los cormos hijos, se forman alrededor de las yemas axilares del cormo
madre. Los cormos hijos que provienen de las yemas axilares, ubicadas en
la parte más externa de los cormos madres, se desarrollan primero que los
ubicados en el sector central. El desarrollo de los cormos, comienza cuando
las inflorescencias llegan a su punto de cosecha. La cosecha de las varas
estimula el crecimiento de los cormos hijos, aunque los cormos hijos de la
zona externa se hayan formado antes, su tasa de crecimiento es lenta y,
finalmente, los cormos hijos formados en la zona central de los cormos
madres terminan con un mayor tamaño (WHAITHAKA, 1985).
2.3. Influencia de factores externos sobre la brotación y desarrollo de los
cormos:
2.3.1. Temperatura y tiempo de almacenaje
El tiempo y la temperatura de almacenaje influyen sobre el porcentaje de
brotación de las plantas. Al almacenar los cormos a temperaturas de 0° C,
por un tiempo mayor a 15 semanas, ESPINOSA y HEALY (1991), informan
un adelanto en la brotación disminuyendo, por lo tanto, los días desde la
plantación hasta la cosecha. Por otro lado, al someter los cormos de Liatris a
temperatura de 5°C, por un periodo mayor a 15 semanas, aumentan el
número de brotes desarrollados por cormo, en comparación con otras
temperaturas y tiempos de almacenajes.
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2.3.2 Fotoperíodo y temperaturas de desarrollo
ESPINOSA y HEALY (1991), explican que temperaturas de suelo menores a
5°C, inhiben el desarrollo de las yemas, además, indican que temperaturas
cercanas a 20°C durante los primeros quince días post plantación, aseguran
una alta emergencias de los brotes. ZIESLING y GELLER (1983), plantean
que al someter los cormos de Liatris a días largos, se obtienen mayores
largos de varas luego de un adecuado tratamiento de frío
2.3.3. Ácido giberélico
Este ácido, puede sustituir, parcialmente, los requerimientos de frío en el
rompimiento de la dormancia de los cormos, promueve la floración anticipada
y además tiene incidencia sobre el largo de las varas. La interacción entre
giberelinas y tratamiento de frío provoca una floración anticipada y más
inflorescencias que los tratamientos utilizados por separado. Al aplicar
giberelinas, posterior a que los cormos hayan recibido tratamiento de frío, se
producen menos varas florales, pero de mejor calidad que si la aplicación se
realiza antes que el tratamiento de frío (WANJO, 1983).
Cuando los cormos reciben un tratamiento de temperaturas frías óptimas, no
existe efecto del ácido giberélico en la floración, independiente del
fotoperíodo (KOZIOL, SALAC y FITZGERALD, 1983).
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Por otro lado, MOE y BERLAND (1986), afirman que el ácido giberélico
puede sustituir el requerimiento del día largo para florecer, pero sólo
sustituye en parte el requerimiento de frío.
2.4. Requerimientos de la especie:
2.4.1.- Exigencias Climáticas
2.4.1.1. Temperatura
En la brotación de los cormos, es necesario que el suelo tenga una
temperatura superior a los 10°C., temperaturas menores retrasan o incluso
inhiben el desarrollo de las yemas. Cuando las temperaturas del suelo son
superiores a 30°C, es perjudicial para el cultivo, sobretodo si las plantas han
desarrollado la cuarta hoja (ESPINOSA y HEALY, 1991).
Las temperaturas óptimas para el desarrollo del Liatris, se encuentran entre
los 10 y 15 °C para la noche, y 20 a 25 °C para el día (WHAITHAKA, 1985).
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2.4.1.2. Humedad relativa
La humedad relativa óptima para este cultivo, fluctúa entre un 60 y 70%.
Deben evitarse humedades superiores, por riesgo de enfermedades que
pueden afectar al follaje como también a las varas florales (WHAITHAKA,
1985).
2.4.1.3. Luminosidad
ARMITAGE (1993), plantea que la floración ocurre independientemente del
fotoperíodo, indicando que se acelera al someterse a un fotoperíodo de día
largo, pero que una excesiva exposición de las plantas a este fotoperíodo,
reduce el número de flores por cormo.
El Liatris spicata es una planta que responde al fotoperíodo de día largo
facultativo (ESPINOSA y HEALY, 1991).
2.4.2. Suelos
El Liatris es poco exigente en suelos, sin embargo, los prefiere franco-
arenosos y de buen drenaje. El pH óptimo de desarrollo está entre 6.0 y 6.5
(ARMITAGE, 1993).
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Los suelos muy húmedos perjudican los cormos; en este tipo de suelos se
debe establecer un sistema de drenaje. Los suelos aluviales son ideales,
tanto para la producción de cormos, como para flor cortada. Los suelos muy
orgánicos, pueden producir espigas florales largas, también cormos grandes
que requieren un secado adecuado, ya que se han desarrollado en un suelo
con un alto contenido de agua y, por lo tanto, son más susceptibles de
pudrirse en el almacenamiento (CENTRO INTERNACIONAL DE BULBOS
DE FLOR, 1993).
2.4.3. Fertilización
La información respecto a la fertilización de Liatris no es clara, existiendo
diferentes posiciones.
MOE y BERLAND (1986), recomiendan fertilizar con 300 kg por hectárea de
una mezcla de nitrógeno, fósforo y potasio en proporción de 10: 8,6: 8,3,
para aumentar el largo y el peso en la vara y la calidad de la espiga floral.
Sin embargo, el CENTRO INTERNACIONAL DE BULBOS DE FLOR (1993),
indica que los cormos constituyen una cantidad de material de
almacenamiento, por lo que las plantas no requieren en forma absoluta de
nutrición al principio de su desarrollo; además, las hojas y las espigas una
vez emergidas, realizan fotosíntesis bajo condiciones favorables.
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Por otra parte, en Chile, SCHIAPPACASSE (2003), determinó que las
necesidades nutricionales de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio,
para alcanzar un buen nivel de productividad y de calidad de las varas
florales de Liatris, es de 266, 32, 345, 181 y 90 kilogramos por hectárea,
respectivamente.
2.4.4 Control de malezas
La aplicación de herbicidas persistentes post plantación, logran mantener el
cultivo libre de malezas, hasta después de la floración. Dentro de estos
herbicidas, el uso de Dazomet (tetrahidro-3,5-dimetil-2H-1,3,5-tiadizina-2-
tiona, BASF), en dosis de 600 kilogramos por hectárea, controla,
efectivamente, la mayoría de las malezas y es posible emplearlo también,
como tratamiento de preplantación en Liatris spicata. Este ingrediente activo,
a pesar de tener un amplio espectro de acción en malezas, su efectividad en
la época de verano es menor, dado que no controla algunas especies
crucíferas y compuestas. Lo ideal en este caso es eliminarlas, utilizando un
azadón, y manualmente cuando son pequeñas (OLATE, KOGAN y
FIGUEROA, 1995).
2.4.5. Control fitosanitario
Si se plantan cormos sanos en un suelo sin infecciones, la probabilidad de
que se manifieste alguna enfermedad es baja. Cuando los cormos portan
enfermedades, estas se desarrollarán, especialmente, si la planta sufre
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estrés, aún cuando hayan sido desinfectados antes de la plantación con
productos químicos. Las enfermedades que pueden afectar al cultivo del
Liatris son: Botrytis cinerea enfermedad adquirida bajo condiciones de
humedad, afectando tanto a flores como a hojas superiores; Sclerotinia
sclerotium y Rizhoctonia solani enfermedades que se desarrollan en el suelo
y que se transmiten por contacto directo con los cormos; Verticillium dahliae y
Verticillium albo-atrum enfermedades que se diseminan a través de la
propagación vegetativa de cormos que deben ser controladas al mantener
los cormos en condiciones de baja humedad durante el periodo de
almacenaje (ORNAMENTAL BULBS, CORMS AND TUBERS, 1993).
2.5. Floración:
Desde el momento en que se inicia la formación de la inflorescencia, hay que
evitar que el cultivo se vea enfrentado a situaciones extremas como
anegamientos; humedad, bajo el punto de marchitez permanente; y a
temperaturas ambientales y de suelo bajo los 5°C, ya que estas situaciones
influirán en los procesos fisiológicos de formación de la inflorescencia,
determinando una menor cantidad y calidad de la floración final
(SALISBURY, 1994; SALINGER, 1991).
El tamaño de los cormos ha mostrado una marcada influencia en la floración.
El número de días de plantación a floración decrece a medida que el peso
del cormo aumenta. El peso del cormo también aumenta el peso de la vara
floral y el número de flores por inflorescencia y ha mostrado un leve efecto en
la altura de la planta (WANJO, 1983).
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WHAITHAKA (1983), plantea que la aplicación de ácido giberélico en dosis
de quinientas partes por millón desarrolla una mayor cantidad y calidad de
varas florales.
HAYASHI (2001), por su parte, indica que la aplicación de ethephon en dosis
de mil miligramos por litro o de giberelinas en dosis de quinientas partes por
millón, mejora el resultado sobre las variables altura de la vara, largo de la
espiga y grosor de la vara.
2.6. Índice de cosecha, clasificación y almacenaje de las varas:
El índice de cosecha corresponde al momento en que el tercio superior de la
inflorescencia está coloreada por completo. En días de mucho calor o
cuando las plantas sufren un estrés hídrico en esta etapa, las flores pueden
abrirse rápidamente, impidiendo la comercialización de esas espigas. Los
tallos se cortan con un cuchillo, presionando sobre la base de la vara o
mediante el uso de tijeras podadoras. Posterior a esto, es conveniente
almacenar las varas en cámaras de mantención con temperaturas entre
cuatro y seis grados (MOE y BERLAND, 1986).
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La clasificación se realiza según el largo, rectitud y calidad de las flores,
determinadas de la siguiente forma:
Primera: largo mayor de 90 cm, varas rectas, flores de calidad.
Segunda: largo de 80 cm, varas rectas, flores de calidad.
Tercera: largo de 70 cm, varas levemente torcidas, flores de calidad.
Cuarta: largo de 60 cm, varas algo torcidas, algunas flores deformes
(ARMITAGE, 1993).
2.7. Cosecha de los cormos:
Es recomendable levantar los cormos antes que el follaje remanente esté
totalmente seco, logrando entonces una mejor retención de los cormillos y
reducir la posibilidad de contaminación con enfermedades del suelo. Es
importante, que después de levantados los cormos, sean secados
rápidamente, colocados en bandejas con arena y bajo un cobertizo o una
cámara con buena ventilación (CENTRO INTERNACIONAL DE BULBOS DE
FLOR, 1993).
Los cormos nuevos son separados manualmente del cormo madre y llevados
a una cámara de mantención, donde comienzan un período de inactividad
(CENTRO INTERNACIONAL DE BULBOS DE FLOR, 1993).
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2.8. Principales países productores y perspectiva nacional:
La información estadística en producción mundial de Liatris es deficiente. Los
dos países más importantes en la producción son: Israel y Holanda. La
demanda de flores de corte de Liatris ha aumentado, lentamente, en nuestro
país durante los últimos años y el período principal de venta es en época de
verano y principios de otoño, concentrándose el 75% en enero y febrero. Con
la entrada en vigencia del Tratado de libre comercio con la Unión Europea,
en febrero del 2003, aumenta la posibilidad de incrementar la casi nula
participación en ese mercado, el cual es el mayor consumidor a nivel mundial
(ODEPA, 2003).
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3. MATERIAL Y MÉTODO
3.1. Ubicación del ensayo:
El ensayo se llevó a cabo en la Estación Experimental la Palma, en los
terrenos del área de floricultura, pertenecientes a la Facultad de Agronomía
de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, ubicados en Quillota, V
región, Chile.
3.2. Definición de la zona del ensayo:
Quillota se ubica entre los 32 ° 50’ y 33° 10’ Latitud Sur y 71° 10’ Longitud
Oeste. El clima de Quillota puede clasificarse como mediterráneo, con un
período seco durante el verano y lluvias durante el invierno.
El régimen térmico, presenta una temperatura media anual de 15,3°C, con
una máxima del mes más cálido (enero) de 27° C y una mínima del mes más
frío (julio) de 5,5° C. El período libre de heladas es de nueve meses:
septiembre a mayo.
El régimen hídrico se caracteriza por una precipitación anual de 437 mm,
siendo el mes más lluvioso junio, con 125 mm (NOVOA et al., 1989).
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3.3. Materiales:
Los principales materiales utilizados en este ensayo fueron: 250 cormos de
Liatris spicata, la mitad eran cormos redondos, y la otra mitad eran cormos
pupados, provenientes de un cultivo anterior, realizado en la Estación
Experimental La Palma. Los cormos fueron levantados en abril del 2002 y
permanecieron en una cámara de mantención por 19 semanas a 5°C .
Cuadro 1. Caracterización de cormos redondos y pupados de Liatris spicata.
Se muestra el peso expresado en gramos y el tamaño en
centímetros.
Tipo de
cormo
Peso promedio de los
cormos antes de
plantación (g)
Tamaño promedio de los cormos
antes de plantación (alto/diámetro)
(cm)
Cormos
redondos
72,6
8/8
Cormos
pupados
16,3
6/2
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3.4. Metodología:
La plantación se realizó en mesas de 12 metros de largo por un metro de
ancho. Los cormos se distribuyeron a 15 x 25 centímetros, constituyendo tres
hileras en cada mesa. El riego fue proporcionado a través de dos cintas de
riego por goteo con un caudal de 4 lt x m-1 x hora-1.
El tratamiento de aplicación de ácido giberélico, se realizó el mismo día de la
plantación, para ello, 125 cormos redondos y 125 cormos pupados fueron
sumergidos una hora en una solución de 500 ppm de giberelina. El resto de
los cormos se sumergieron en cinco litros de agua previo a la plantación.
Sobre la mesa de plantación, se realizaron los orificios de plantación,
utilizando tubos de PVC de 15 centímetros de diámetro, totalizando una
densidad de 21 cormos por metro cuadrado.
La unidad experimental, compuesta por 21 cormos, se estableció según un
diseño completamente al azar y se usaron tres repeticiones.
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Los tratamientos realizados fueron:
T1: Cormos redondos con aplicación exógena de giberelinas en dosis de 500
partes por millón.
T2: Cormos pupados con aplicación exógena de giberelinas en dosis de 500
partes por millón.
T3: Cormos redondos sin aplicación exógena de giberelinas.
T4: Cormos pupados sin aplicación exógena de giberelinas.
Durante el desarrollo del cultivo, se monitoreó periódicamente el estado
fitosanitario, procurando de esta forma, detectar cualquier ataque de plagas o
foco de enfermedades en forma oportuna. Por otro lado, se mantuvo la
condición de humedad necesaria en el suelo a través del riego por cintas,
realizando riegos cada cinco días por una hora. A contar de octubre el riego
se realizó con una frecuencia de tres días y el mismo tiempo; el cambio de la
frecuencia en el riego, tuvo por objetivo cubrir las necesidades de las plantas
de acuerdo a su etapa de desarrollo y condiciones medioambientales de la
época.
La cosecha de las varas se realizó con cuchillo, realizando un corte oblicuo
a cinco centímetros de la base del tallo. Las varas cosechadas se separaron
por tratamiento y repetición.
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3.5. Variables a evaluar:
a.) Brotación: expresado como número de tallos desarrollados por cada
cormo plantado.
b.) Días a cosecha: expresado como los días promedio desde la plantación a
la cosecha de todas las varas de la unidad experimental.
c.) Número de varas cosechadas: expresada como el número de varas
promedio cosechadas por cormo.
d.) Calidad de la flor: expresado como, largo promedio de vara, medidos en
centímetros desde el corte al ápice; largo promedio de la espiga, medido en
centímetros desde la flor inferior al ápice de la espiga; y grosor promedio de
la vara, medido en milímetros, diez centímetros sobre el corte.
e) Peso de los cormos: expresado como el peso promedio de los cormos por
tratamiento.
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3.6. Diseño estadístico:
Los datos obtenidos tras la realización del ensayo, fueron sometidos a un
análisis de varianza, como un diseño completamente al azar, con arreglo
factorial de 2x2, teniéndose como factor A: los cormos pupados y cormos
redondos, y factor B: Con y sin aplicación de ácido giberélico. Con cuatro
tratamientos y tres repeticiones por tratamiento dispuestos completamente al
azar.
Se aplicó el test de Fisher, con un 95% de confianza y, en los casos que se
observó una diferencia significativa en los resultados obtenidos, entre
tratamientos, se aplicó el Test de separación de medias de LSD con un 95%
de significancia.
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4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS
4.1 Brotación expresada como número de tallos originados por cormo
plantado:
No se observó interacción de los tratamientos tipo de cormos, con el
tratamiento de la aplicación de giberelinas sobre la brotación. Los resultados
analizados por separado se muestran en el Cuadro 2.
Cuadro 2. Efecto del tipo de cormo y la aplicación de ácido giberélico (0 y 500ppm), sobre el número de yemas desarrolladas en Liatris spicata.
Tratamiento Número de yemas
desarrolladas por cormo
Cormos redondos
Cormos pupados
4,15 a
1,48 b
Cormos sin aplicación de giberelina
Cormos con aplicación de giberelina (500ppm)
2,45 n.s.
3,18 n.s.
Los valores seguidos de letras distintas son estadísticamente diferentes, con un nivel de significación del 5%, según el test de LSD. “n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo, con una probabilidad de error del 5%.
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Los antecedentes indican, que los cormos pupados desarrollan un menor
número de yemas que los cormos redondos, probablemente, esto se debe a
la forma elongada que determina una alta dominancia de la yema apical en
dichos cormos (Figura 3). Los cormos redondos, presentan yemas en el
mismo plano, que no son afectadas o inhibidas por las yemas superiores
(Figura 4).
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Figura 3. Muestra los cormos pupados de Liatris spicata, desarrollados la
temporada anterior por cormos madres. Estos tienen forma alargada y
presentan una yema líder.
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Figura 4. Aspecto general de los cormos “redondos” de Liatris, se observa
que presentan varias yemas en un mismo nivel topográfico y un igual número
de nuevas estructuras.
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Los resultados concuerdan con lo postulado por MOE y BERLAND (1986),
quienes determinaron, que el número de yemas es mayor en cormos de
mayor peso y diámetro, aumentando el porcentaje de yemas receptivas al
frío, resultando finalmente en una mayor brotación por cormo.
Los resultados también concuerdan, con la idea que aquellos cormos que
presentan una forma más elongada, tienen una mayor dominancia apical,
inhibiendo otras yemas que se encuentren en un plano inferior, generando
por lo tanto, una menor brotación, si las semanas de frío, temperatura de
suelo, dosis y momento de aplicación de las giberelinas a la que fueron
sometidas las poblaciones fuese la misma (REES, 1992).
Con respecto a los tratamientos de ácido giberélico, no se obtuvo diferencias
significativas atribuibles a su aplicación, sobre el número de yemas
desarrolladas en los cormos de Liatris spicata sp.
Para analizar este resultado, se debe considerar que WANJO (1983), plantea
que la aplicación exógena de giberelina mejora la brotación, al someter los
cormos a cuatro y ocho semanas de frío. Además, se ha determinado que la
aplicación exógena de ácido giberélico, en dosis de 500 ppm puede suplir en
parte el requerimiento de frío para la inducción floral y el quiebre de la
dormancia. Por otro lado, MOE y BERLAND (1986), determinaron que los
cormos de Liatris spicata sp. tratados con ácido giberélico, promueven
fuertemente el número de tallos brotados por cormo, señalando además que
este fenómeno es menos marcado cuando la aplicación es posterior a 15
semanas 5°C.
32
Estas afirmaciones difieren de los resultados obtenidos en este ensayo, esto
se debe, probablemente, a que los cormos de este ensayo permanecieron
por 19 semanas a 5°C, en una cámara de mantención, con lo que cumplieron
un óptimo tratamiento de bajas temperaturas para el quiebre de su
dormancia, no dando a lugar algún efecto mejorador en la brotación al aplicar
giberelina exógenamente posterior al tratamiento de frío.
4.2 Efecto de los tratamientos en los días a cosecha de las varas florales
después de la plantación:
No se observó interacción de los tratamientos de tipo de cormos y aplicación
de giberelina, sobre el número de días a cosecha. Los resultados se
presentan por separado en el Cuadro 3.
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Cuadro 3. Efecto de los tratamientos tipo de cormo y aplicación de giberelina sobre el número de días a cosecha de las varas florales.
Tratamiento Número promedio de días a
cosecha
Cormos redondos
Cormos pupados
112 n.s.
115 n.s.
Cormos sin aplicación de giberelina
Cormos con aplicación de giberelina
(500ppm).
115 n.s.
113 n.s.
“n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error del 5%.
Los resultados indican, que no existe diferencia significativa en el número de
días a cosecha de las varas provenientes, tanto de cormos redondos como
de los cormos pupados.
Esto, no concuerda con lo postulado por MOE y BERLAND (1986), quienes
manifiestan, que el número de días a cosecha disminuye, mientras mayor
sea el diámetro y peso de los cormos. WAITHAKA (1983), determinó que los
cormos de mayor tamaño, producen una brotación anticipada, lo que se
34
traduce, posteriormente, en un menor número de días a cosecha de las
varas florales. Probablemente, esto se debe a la mayor cantidad de varas
producidas por los cormos redondos, los cuales, si bien produjeron varas
más precoces que los cormos pupados, en el promedio del número de días a
cosecha de las varas, no difiere significativamente con el promedio de varas
producidas por los comos pupados.
Los cormos sin aplicación de giberelinas y aquellos con una aplicación de
500 partes por millón, no presentan diferencias significativas en el número de
días que demoran las varas en desarrollarse, desde su plantación hasta el
momento de su cosecha.
Esto no concuerda con lo expuesto por WANJO (1983), quien sometió los
cormos por 4 semanas a 5°C antes de plantarlos y determinó que la
aplicación de giberelinas en dosis de 500 ppm, reduce los días a cosecha de
las varas frente a dosis menores y al tratamiento sin aplicación.
Probablemente, esto se debe a que la aplicación de giberelinas suple
parcialmente el requerimiento de frío para la inducción floral, pero si el
periodo de frío preplantación es superior a 15 semanas, la aplicación no tiene
efecto en la floración como lo determinó KOZIOL, SALAC y FITZGERAL
(1981).
35
4.3. Efecto de los tratamientos en la producción de flores:
4.3.1 Efecto de los tratamientos en la cantidad de flores producidas,
expresado como número de varas cosechadas por cormo.
No se observó interacción de los tratamientos tipo de cormo y aplicación de
giberelina, sobre el número de varas cosechadas. Los resultados analizados
por separado se presentan en el Cuadro 4.
Cuadro 4. Efecto del tipo de cormo y aplicación de giberelina sobre el
número de varas de Liatris promedio cosechadas por cormo.
Tratamiento Número de varas promedio
cosechadas por cormo.
Cormos redondos
Cormos pupados
1,5 a
1,2 b
Cormos sin aplicación de giberelina (0ppm).
Cormos con aplicación de giberelina (500ppm).
1,3 n.s.
1,3 n.s.
Valores seguidos de letras distintas son estadísticamente diferentes, con un nivel de significación del 5%, según el test de LSD. “n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error del 5%.
36
Los antecedentes indican, que se cosecha un mayor número de varas de los
cormos redondos que de los cormos pupados. Probablemente, esto se debe
a que el número de varas cosechadas aumenta a medida que aumenta la
cantidad de yemas y peso de los cormos, variables que son mayores en los
cormos de mayor diámetro, como lo plantean MOE y BERLAND (1986).
Por otro lado, los resultados indican que no existe diferencia significativa
entre aplicar giberelina dosis de 500 ppm o no hacerlo, sobre la cantidad de
flores cosechadas, esto concuerda con lo postulado por KOZIOL, SALAC y
FITZGERALD (1981), quienes plantean que cuando los cormos han recibido
un óptimo tratamiento de frío, el efecto de la aplicación de giberelina sobre el
número de varas cosechadas es nulo.
Al comparar el promedio de varas cosechadas por cormo, con el promedio de
yemas desarrolladas por cormo, se aprecia que en los cormos redondos,
disminuyó la cantidad promedio de varas cosechadas, en relación a las
yemas desarrolladas, esto se debe, principalmente, a que estos cormos
producieron una cantidad importante de varas no comercializables, las
cuales fueron descartadas. Esta situación no se presentó en los cormos
pupados, los cuales desarrollaron un bajo número de varas, pero éstas se
encontraron dentro de una clasificación de calidad comercializable.
37
4.3.2. Efecto de los tratamientos en la calidad de las flores producidas
Los parámetros utilizados para la evaluación de la calidad en este ensayo
son: el largo de vara, el grosor de la vara y el largo de las espigas.
No se observó diferencia en la interacción entre los tratamientos tipo de
cormo y aplicación de giberelina, sobre la calidad de flores producidas en
este ensayo. Los resultados analizados por separado se presentan en el
Cuadro 5.
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Cuadro 5: Efecto de los tratamientos tipo de cormo y aplicación de giberelina sobre la calidad de las flores de Liatris producidas, evaluada bajo los parámetros de largo de vara, largo de espiga y grosor de las varas.
Tratamiento Largo de vara
(cm)
Largo de espiga
(cm)
Grosor de vara
(mm)
Cormos redondos
Cormos pupados
95,88 a
83,25 b
28,45 a
22,95 b
0,65 a
0,39 b
Cormos sin aplicación
de giberelina ( 0 ppm)
Cormos con aplicación
de giberelina (500 ppm)
85,75a
93.78 b
26,07 n.s.
25,33 n.s.
0,54 n.s.
0,50 n.s.
Valores seguidos de letras distintas en las columnas son estadísticamente diferentes, con un nivel de significación del 5%, según el test de LSD. “n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error del 5%.
Los antecedentes indican, que los cormos pupados producen varas de
menor longitud, menor grosor y con un menor largo de la espiga que los
cormos redondos. Esto, probablemente se debe a un mayor contenido de
reservas y de fitohormonas dentro de los cormos redondos, apoyándose esto
en lo que planteado por WAITHAKA (1983), quien dice que cormos de mayor
peso, tamaño y madurez producen varas de mayor altura, grosor y largo de
espiga.
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Con respecto a los cormos tratados con giberelina en dosis de 500 ppm y
aquellos sin aplicación, los resultados indican, que no existe diferencia
significativa en dos de los parámetros evaluados sobre la calidad de flores
producidas: largo de la espiga y grosor de las varas.
La aplicación exógena de giberelinas provocó un aumento en la altura de las
plantas. Este resultado concuerda con WANJO (1983), quien empleó
giberelina sobre cormos de Liatris, determinando que se obtienen varas e
inflorescencias con mayor largo.
Por otro lado, se ha demostrado que la aplicación exógena de giberelina,
estimula el crecimiento de tallos, raíces y hojas, no así en otras estructuras
de la planta como inflorescencias o ancho de tallo (SALINGER, 1991)
corroborando los resultados obtenidos referentes a largo de espiga floral y
grosor de tallo.
4.4 Efecto de los tratamientos sobre el peso final de los cormos.
No se observó interacción de los tratamientos tipo de cormo y aplicación de
giberelina, sobre el peso final de varas cosechadas. Los resultados
analizados por separado se analizan en el Cuadro 6.
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Cuadro 6. Efecto del tipo de cormo y la aplicación de ácido giberélico (0 y 500ppm), sobre peso final por cormo.
Tratamiento Peso final promedio por cormo
Cormos redondos
Cormos pupados
122 a
63 b
Cormos sin aplicación de giberelina
Cormos con aplicación de giberelina
(500ppm)
92 n.s.
93 n.s.
Los valores seguidos de letras distintas son estadísticamente diferentes, con un nivel de significación del 5%, según el test de LSD. “n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error del 5%.
Los antecedentes indican, que el peso final promedio de los cormos
redondos es mayor al peso promedio de los cormos pupados, con lo que se
mantuvo la misma tendencia que existió, entre los pesos de los cormos
redondos y pupados, previos a la plantación.
Entre los cormos tratados con 500 ppm de ácido giberélico y aquellos sin
aplicar, no hubo diferencia significativa, en el peso promedio de los cormos.
Esto, probablemente, se debe a que dentro de estos dos tratamientos, se
evaluaron cormos redondos y elongados, determinando que el peso
promedio no se ve afectado por la aplicación de giberelinas.
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5. CONCLUSIONES Los cormos pupados (de menor tamaño y peso que los cormos redondos),
desarrollan menos yemas por planta, menor número de flores y menor
calidad de la flor, expresada como largo de varas, tamaño de la
inflorescencia y grosor de las varas.
Los cormos redondos por el contrario, desarrollan mayor número de brotes
(yemas por planta), producen mayor cantidad de flores de mejor calidad que
los cormos pupados. Con respecto al peso, se determinó que los cormos
redondos mantienen un mayor peso que los cormos pupados, después de
ser cosechados.
Los días a cosecha no dependen del tipo de cormo usado.
La aplicación de giberelina (500 ppm) a cormos de Liatris de cualquier tipo
(redondos o pupados) no afecta la producción de yemas, los días a cosecha,
el número de varas cosechadas, grosor de varas, tamaño de las
inflorescencias ni el peso de los cormos; sin embargo, permite obtener flores
mas largas, equivalentes a ocho centímetros de mayor largo de vara, con
respecto a las varas provenientes de cormos sin aplicación de giberelinas.
No se determinó interacción entre tipo de cormo y aplicación de giberelina
sobre la producción de brotes ni de flores de Liatris.
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6. RESUMEN Debido a la aparición de cormos, anormalmente elongados, en producciones de
Liatris hechas en Quillota y Osorno, a partir de materia importado desde Israel y a
antecedentes bibliográficos disímiles sobre el efecto de la aplicación de ácido
giberélico en los cormos, se montó un ensayo en la Estación Experimental La
Palma, tendiente a evaluar el efecto del tipo de cormo (pupados o elongados y
redondos) sobre brotación, tiempo desde plantación a cosecha, producción de flores
en calidad y cantidad de varas, al mismo tiempo se evaluó el efecto de aplicar 500
ppm de ácido giberélico en preplantación de los cormos y la interacción entre ambos
factores.
El ensayo se condujo en diseño factorial con tres repeticiones, donde la unidad
estuvo constituida por un grupo de 21 cormos.
Los resultados indican que los cormos redondos desarrollaron un mayor número de
yemas, mayor número de varas cosechadas y de mejor calidad que de los cormos
pupados. Todos los tratamientos presentaron un comportamiento similar con
respecto a número de días a cosecha, encontrándose en un rango promedio entre
112 a 115 días. Los cormos que recibieron aplicación de giberelina desarrollaron
varas más largas que aquellos que no fueron tratados; en cambio, presentaron
resultados similares con respecto al tamaño de las inflorescencias y al grosor de las
varas
No se detectó interacción entre tipo de cormo y la aplicación de ácido giberélico.
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7. LITERATURA CITADA
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