Proyecto Daara

Presentación Cineastas en Acción

Cineastas en Acción es una pequeña ONG creada en 2010 y cuyo radio de acción se centra en el área de La Casamance, en el sur de Senegal. Nuestro punto de partida, como profesionales del medio audiovisual, ha sido utilizar el lenguaje de la imagen para ofrecer soluciones y salidas diferentes a una región cuya cultura sigue anclada en la agricultura, especialmente en las zonas rurales. Pero, por encima de todo, nuestro verdadero objetivo ha sido mostrar la realidad tal como es, fuera de clichés y prejuicios. Ni África es un continente lleno de hambre, guerras y enfermedades, ni Europa es el paraíso soñado donde no existen los problemas.

Comenzamos realizando proyecciones de películas clásicas en lugares donde nunca habían visto una pantalla de cine. Organizamos viajes solidarios con alojamiento en los campamentos de las aldeas, cuyos beneficios revertían directamente en la mejora de la economía local. Y con la ayuda de los voluntarios, diseñamos e impartimos talleres de fotografía y video para niños y adolescentes en los que ellos mismos aprendieron a reflejar y documentar su propia realidad. Como fruto de estos talleres se rodaron dos documentales: “Cuaderno de fotografía de Jules Matar” y “En La Casamance”.

En España, con el objetivo de mostrar la realidad del continente africano a los niños españoles, realizamos charlas y dinámicas en varios colegios (Madrid y Córdoba). Como respuesta al interés creciente que estas acciones despertaron en los jóvenes escolares, desarrollamos un proyecto consistente en el intercambio de video-cartas. A través de grabaciones realizadas en los colegios, los escolares de ambos países (España y Senegal), mostraban cómo era su vida

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y se interesaban por las costumbres de los otros. A consecuencia de este proyecto se crearon debates en las escuelas, tanto de España como de Senegal, en las que los escolares llegaron a la conclusión de que la realidad era muy diferente a la imagen preconcebida que se habían formado, valoraron positivamente las diferencias, descubrieron que hay formas diferentes de emplear el tiempo, aprendieron nuevos juegos y se sorprendieron de la gran cantidad de cosas que tenían en común.

Paralelamente al trabajo desarrollado con los escolares, comenzó nuestra colaboración con las asociaciones de mujeres. Con ellas llevamos a cabo talleres de costura, macramé, cursos de alfabetización y otras actividades que ellas mismas fueron sugiriendo y que han resultado de gran valor para mejorar su capacitación y reforzar su autoestima.

De este modo, durante los primeros años hemos ido profundizando en los diferentes aspectos de esta hermosa región. Y al ampliar nuestra presencia en la zona, nos hemos visto obligados a atender otras necesidades de la población.

El acceso a la sanidad no es sencillo y no todas las familias pueden costear gastos de operaciones que para nosotros resultan básicas. De este modo, al encontrarnos con casos de niños que necesitaban ser operados para evitar vivir el resto de su vida con algún tipo de minusvalía, comenzamos haciendo colectas para cubrir dichas operaciones y también llevamos a algún niño a operar a España puesto que aquí no encontramos quien realizase dicha operación.

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Con la experiencia de todas estas acciones puntuales, nos planteamos crear un fondo médico para la infancia, un fondo que cubriese los gastos básicos de estos niños cuyas familias no tienen acceso a la salud. Este fondo ha sido reforzado con campañas de higiene y salud en los colegios. Gracias a esta iniciativa, se ha conseguido que en los últimos tres años ningún niño de la zona haya muerto por la malaria, se han hecho numerosas intervenciones y hemos mejorado la salud de muchos otros niños.

En 2016 comenzamos con un taller estable de capacitación para mujeres, consistente en unas nociones básicas de costura. La aceptación inmediata del taller por parte de estas mujeres y su constancia e ilusión, nos llevaron a ampliar nuestras expectativas y crear una firma de costura (Kotou) en la que dichas mujeres trabajan haciendo ropa y complementos elaborados con telas autóctonas. Entre los productos destacan vestidos, faldas, bolsos, carteras, prendas para niños, gorros, mochilas… en definitiva, una variedad de productos, que la propia ONG se encarga de vender en mercadillos solidarios de España y en tiendas de comercio justo. Los beneficios de esta venta repercuten directamente en la economía de estas mujeres y ayudan a subvencionar otros proyectos de la ONG como el fondo médico y talleres de alfabetización para adultos.

Nuestro programa para el 2018 es seguir atendiendo estos proyectos: Continuar con el taller textil, consolidar el fondo médico infantil, seguir organizando viajes solidarios para mejorar el turismo responsable de esta zona.

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NUESTRA MISIÓN:

Acercar dos continentes que a pesar de su proximidad se desconocen ayudando a derribar los prejuicios y estereotipos que existen por ambas partes. Porque ni África es solo hambruna, guerras y enfermedades, ni Europa es el Paraíso con el que sueñan los jóvenes africanos y que lleva cada año a miles de ellos a jugarse la vida intentando llegar a un espejismo que no existe. Por esta razón creemos en la necesidad de establecer lazos entre estos dos continentes, favoreciendo el intercambio y el conocimiento por ambos lados. África tiene mucho que ofrecer. Es un lugar donde la solidaridad, la hospitalidad y la generosidad no solo se mantienen, sino que se estimulan. Europa debe cambiar su mirada y tender la mano, no por caridad, sino por amistad. Y África debe aprender de Europa, de su evolución y de sus errores para poder encaminarse hacia el futuro, sin perder su identidad.

NUESTROS VALORES:

Nuestros principales valores son la solidaridad y la honestidad. Ambos nos llevaron a crear “Cineastas en acción”.

Porque creemos que el medio audiovisual es una herramienta muy útil en los tiempos que vivimos para mostrar la realidad, compartir ideas y acercar culturas.

Creemos además que el conocimiento es un derecho y como tal debe estar al alcance de todos los seres humanos.

Creemos que la forma de ayudar a los países en vías de desarrollo no es traerles el progreso y el consumismo, sino aportarles experiencias y dotarles de herramientas para que ellos mismos construyan su futuro.

Creemos, en definitiva, que hay mucho que compartir, que nadie es más que nadie por el hecho de haber nacido en un lugar o en otro, que tenemos más elementos en común que diferencias y que el intercambio es una experiencia que nos hace mejores personas.

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Presentación Proyecto Daara

Las Daaras son el nombre que reciben las Escuelas Coránicas en Senegal y están regidas por los marabouts, quienes se hacen cargo de la alimentación, alojamiento y educación de un grupo de niños (talibés) provenientes de aldeas de la región y cuyos padres no pueden garantizar su mantenimiento. Pero las daaras, no son escuelas como tal, sino la casa donde el marabout vive con su familia y en la que acoge a estos niños.

Por su parte, los marabouts no disponen de ayudas extras para el mantenimiento de sus discípulos y esto lleva a que los propios niños dediquen la mayor parte de su jornada a mendigar para cubrir su alimentación. Esta práctica se ha convertido en una tradición y los musulmanes consideran beneficioso ayudar a estos pequeños talibés con un poco de dinero o comida.

Pero estos niños crecen siendo analfabetos, pues debido al tiempo que pasan mendigando, ninguno de ellos acude al colegio y su educación se limita a unas horas al día de estudio del Corán, única materia que el marabout les puede enseñar.

Por esta razón y con el fin de asegurar la alimentación y un mínimo de educación a estos niños hemos creado este proyecto.

Si bien es cierto que hay marabouts que se benefician directamente del dinero recaudado por sus talibés, no se puede generalizar, pues algunos de ellos viven en situaciones realmente precarias. Este es el caso de nuestro primer beneficiario:

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Se trata de una pequeña daara de un barrio de Ziguinchor, en la que, junto al marabout y su familia, conviven 17 niños de edades comprendidas entre los seis y los catorce años.

En un primer acercamiento durante el mes de Mayo de 2017, conocimos sus circunstancias y planteamos al marabout nuestra preocupación. Tras contar con su permiso nos dispusimos a mejorar las condiciones del alojamiento de los niños, que dormían, en dos pequeños habitáculos con el suelo de tierra, sobre unas finas esterillas. Con la ayuda de varios voluntarios y la aportación nuestros socios, nuestra primera acción consistió en dotar a las habitaciones de colchones para que pudiesen descansar mejor por la noche, y también recibieron un taller básico de limpieza y mantenimiento del entorno, así como de higiene personal, gracias al cual, entendieron que dedicar un pequeño tiempo al día a esas labores, les previene de numerosas molestias y enfermedades.

La salud ha sido otra de nuestras principales preocupaciones desde el principio. La segunda acción ha consistido en recaudar fondos para subvencionar un seguro médico que cubra los servicios sanitarios de los niños. A día de hoy, gracias a la aportación de socios y colaboradores, cuentan con este seguro durante todo el año.

También realizamos con ellos semanalmente, un taller de alfabetización. En tan solo un año, los niños han aprendido a leer y a escribir. A partir del mes de julio 2019, también se realizarán con ellos charlas sobre varios temas que pueden afectar su día a día, tal como la gestión de las emociones.

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Pero aún queda mucho por hacer. La ayuda y asistencia no puede ser más que el principio, y nuestro objetivo sería conseguir que la daara se autoabastezca y que los niños no se vean obligados a mendigar, al menos durante el tiempo que deben estar en la escuela.

Con el fin de seguir estrechando lazos, ganarnos la confianza del Marabout y poder continuar nuestra labor con los niños, nos hemos comprometido a contribuir a su alimentación, aportando el arroz necesario para las comidas. Contribución que se hace mes a mes. Y además, hacernos cargo de apoyar la educación de los niños ofreciéndoles clases de alfabetización dos tardes a la semana, empezando por lo más básico como son las letras y los números. Estas clases se complementan con actividades para mejorar el carácter y la convivencia entre ellos.

Además, al observar las condiciones de aislamiento a los que están sometidos, debido en gran parte a su situación (estar en un lugar ajeno y separados de su familia), hemos organizado juegos en los que se han integrado otros niños del barrio para poder acercarlos, darles la oportunidad de que se conozcan y puedan integrarse socialmente.

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Pero ahora, tras estas primeras acciones, llega el momento de dar un paso más y hacerles a ellos responsables de su propio abastecimiento. Es aquí donde nuestro proyecto comienza a tomar forma.

Nuestro objetivo es ayudarles a crear un huerto para que ellos mismos cultiven su comida y aportarles talleres básicos de mantenimiento para que puedan sacar el mayor rendimiento a la tierra.

De esta forma, parte del tiempo que dedican a mendigar, lo pueden emplear en aprender a gestionar un huerto y hacerse responsables de su propia alimentación y entender lo que es la economía de subsistencia. Al ser varios, además, podrían organizarse en turnos o repartirse las labores de forma que les permita poder ir a la escuela.

Barajamos también la posibilidad de montar una pequeña granja de pollos, que ellos mismos puedan gestionar y que les permita tener carne para comer e incluso vender, para poder acceder a su vez a otros productos básicos.

Para ellos necesitaríamos, además de los materiales necesarios para trabajar la tierra y las semillas que se deben plantar, contar con la ayuda de un agricultor que enseñe a los niños lo que se puede cultivar, los tiempos de sembrado y recogida, así como los cuidados que requieren los distintos productos. Porque además de aportarles responsabilidad, también están aprendiendo algo que les puede resultar útil para su propio futuro.

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Para más información, podéis visitar nuestra página web:

http://cineastasenaccion.org