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Cereales y Oleaginosas, 2015 1 PRINCIPIOS BASICOS DE ECOFISIOLOGIA Y MANEJO DE SOJA Ing. Agr. Rubén E. Toledo (1) [email protected] .edu.ar (1) Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC ESTADISTICA Durante la campaña 2014/2015, la superficie sembrada nacional de Soja (Glycine max L.) fue de 20.100.000 hectáreas (has), y una producción total estimada de 61.000.000 de toneladas. (SIIA, 2015) con una productividad promedio nacional de 32 quintales (qq) (BCBsAs, 2015). En la siguiente tabla se detallan las zonas productoras ordenadas según la superficie sembrada, con una relevancia de las zonas Núcleo norte, Núcleo sur y Centro Norte de Córdoba con el 41% de la superficie sembrada nacional, y el 52% de la producción nacional. Tabla 1: Superficie, producción y rendimiento de las difere ntes zonas productivas (Bolsa de Cereales, 2015) Zona Superficie sembrada (has) Producción (ton) Rendimiento (qq) Zona Superficie sembrada (has) Producción (ton) Rendimiento (qq) Núcleo Norte * 3.270.000 12.991.514 41 Centro-este de Entre Ríos 1.250.000 3.185.484 27 Núcleo Sur * 2.730.000 10.566.766 39 NOA * 900.000 1.289.877 26 Centro-norte de Córdoba 2.200.000 8.108.997 38 Centro de Bs As 650.000 1.350.368 25 NEA * 1.500.000 2.374.598 20 Sudoeste de Bs As y Sur de La Pampa 520.000 608.122 17 Sudeste de Bs AS 1.680.000 2.088.180 16 Este de Bs As 220.000 592.228 29 Sur de Córdoba 1.700.000 5.675.951 34 San Luis 180.000 536.670 30 Norte de La Pampa y Oeste de Bs AS 1.850.000 5.234.296 30 Otras * 50.000 108.907 23 Centro-norte de Santa Fé 1.300.000 3.359.321 33 * NOA: (Salta+Tucumán+Jujuy+Catamarca+Oeste Sgo del Estero). NEA (Chaco+Este Sgo del Estero+Formosa). Núcleo Norte (Este de Córdoba+Centro-sur de Santa Fe+Sudoeste de Entre Ríos.). Núcleo sur (Sur de Santa Fe+Norte de Bs. As). Otras (Corrientes, Misiones y E de Rio Negro) A continuación se detallará por un lado, algunos aspectos que hacen a la ecofisiología de soja, y en una segunda parte algunas consideraciones que hacen al manejo del cultivo. ECOFISIOLOGIA Desarrollo Para realizar un adecuado seguimiento, se utiliza una escala desarrollada por Fehr et al., (1971), que describe los estadios fenológicos externos vegetativos (simbolizando con la letra V) y reproductivos (simbolizados con letra R). Estados Vegetativos VE - Emergencia - Se observa el hipocótile en forma de arco, que empuja al epicótile y a los cotiledones, que emergen sobre la superficie del suelo. En el embrión maduro están diferenciados los nudos de los cotiledones, las hojas primarias y la 1 er hoja trifoliada (Hicks, 1983). VC - Etapa cotiledonar - El hipocótile se endereza y cesa su crecimiento. Los cotiledones se despliegan totalmente en el nudo 0 (nudo cotiledonal), y para definir este estado, se observa el nudo inmediato superior (nudo 1) dónde los bordes de las hojas unifoliadas no se tocan. De aquí en más los estados vegetativos se los identifican con el número de nudos . V1 - (1 er nudo) - En el nudo 1 el par de hojas opuestas unifoliadas están expandida totalmente, y en el nudo 2 se observa que los bordes de cada uno de los foliolos de la 1 er hoja trifoliada no se tocan. V2 - (2 do nudo) - En el nudo 2 la 1 er hoja trifoliada está totalmente desplegada, y en el nudo 3 los bordes de cada uno de los foliolos de la 2 da hoja trifoliada no se están tocando.

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Cereales y Oleaginosas, 2015 1

PRINCIPIOS BASICOS DE ECOFISIOLOGIA Y MANEJO DE SOJA

Ing. Agr. Rubén E. Toledo (1) [email protected] .edu.ar

(1) Cereales y Oleaginosas, FCA-UNC

ESTADISTICA

Durante la campaña 2014/2015, la superficie sembrada nacional de Soja (Glycine max L.) fue de 20.100.000

hectáreas (has), y una producción total estimada de 61.000.000 de toneladas. (SIIA, 2015) con una productividad

promedio nacional de 32 quintales (qq) (BCBsAs, 2015). En la siguiente tabla se detallan las zonas productoras

ordenadas según la superficie sembrada, con una relevancia de las zonas Núcleo norte, Núcleo sur y Centro Norte

de Córdoba con el 41% de la superficie sembrada nacional, y el 52% de la producción nacional.

Tabla 1: Superficie, producción y rendimiento de las diferentes zonas productivas (Bolsa de Cereales, 2015)

Zona

Superficie

sembrada

(has)

Producción

(ton)

Rendimiento

(qq) Zona

Superficie

sembrada

(has)

Producción

(ton)

Rendimiento

(qq)

Núcleo Norte * 3.270.000 12.991.514 41 Centro-este de Entre

Ríos 1.250.000 3.185.484 27

Núcleo Sur * 2.730.000 10.566.766 39 NOA * 900.000 1.289.877 26

Centro-norte de

Córdoba 2.200.000 8.108.997 38 Centro de Bs As 650.000 1.350.368 25

NEA * 1.500.000 2.374.598 20 Sudoeste de Bs As y

Sur de La Pampa 520.000 608.122 17

Sudeste de Bs AS 1.680.000 2.088.180 16 Este de Bs As 220.000 592.228 29

Sur de Córdoba 1.700.000 5.675.951 34 San Luis 180.000 536.670 30

Norte de La Pampa y

Oeste de Bs AS 1.850.000 5.234.296 30 Otras * 50.000 108.907 23

Centro-norte de

Santa Fé 1.300.000 3.359.321 33

* NOA: (Salta+Tucumán+Jujuy+Catamarca+Oeste Sgo del Estero). NEA (Chaco+Este Sgo del Estero+Formosa). Núcleo Norte (Este de

Córdoba+Centro-sur de Santa Fe+Sudoeste de Entre Ríos.). Núcleo sur (Sur de Santa Fe+Norte de Bs. As). Otras (Corrientes, Misiones y E

de Rio Negro)

A continuación se detallará por un lado, algunos aspectos que hacen a la ecofisiología de soja, y en una segunda

parte algunas consideraciones que hacen al manejo del cultivo.

ECOFISIOLOGIA

Desarrollo

Para realizar un adecuado seguimiento, se utiliza una escala desarrollada por Fehr et al., (1971), que describe los

estadios fenológicos externos vegetativos (simbolizando con la letra V) y reproductivos (simbolizados con letra R).

Estados Vegetativos

VE - Emergencia - Se observa el hipocótile en forma de arco, que empuja al epicótile y a los cotiledones, que

emergen sobre la superficie del suelo. En el embrión maduro están diferenciados los nudos de los cotiledones, las

hojas primarias y la 1er

hoja trifoliada (Hicks, 1983).

VC - Etapa cotiledonar - El hipocótile se endereza y cesa su crecimiento. Los cotiledones se despliegan

totalmente en el nudo 0 (nudo cotiledonal), y para definir este estado, se observa el nudo inmediato superior

(nudo 1) dónde los bordes de las hojas unifoliadas no se tocan.

De aquí en más los estados vegetativos se los identifican con el número de nudos.

V1 - (1er

nudo) - En el nudo 1 el par de hojas opuestas unifoliadas están expandida totalmente, y en el nudo 2 se

observa que los bordes de cada uno de los foliolos de la 1er

hoja trifoliada no se tocan.

V2 - (2do

nudo) - En el nudo 2 la 1er

hoja tri foliada está totalmente desplegada, y en el nudo 3 los bordes de cada

uno de los foliolos de la 2da

hoja trifoliada no se están tocando.

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Cereales y Oleaginosas, 2015 2

Vn - (n: número de nudos) - La hoja tri foliada del nudo (n) está expandida totalmente, y en el nudo inmediato

superior los bordes de cada uno de los foliolos no se tocan.

Estados Reproductivos

R1 - Inicio de Floración - Se observa una flor abierta en cualquier nudo del tallo principal. En general la floración

comienza en la parte media de la planta progresando hacia la parte superior e inferior. (B aigorri, 2009).

R2 - Floración completa - Hay una flor abierta en cualquiera de los nudos superiores del tallo principal. Esta

etapa indica el comienzo de un período de acumulación diaria y constante de materia seca y nutrientes que

continuará hasta poco después de R6, asimismo se incrementa rápidamente la tasa de Fijación Biológica de

Nitrógeno (FBN) por parte de los nódulos.

R3 - Inicio de formación de vainas - Hay una vaina de 5 milímetros de largo en uno de los 4 nudos superiores

del tallo principal. Condiciones de estrés entre R1-R3 no influyen sobre el rendimiento. En caso de que el número

de vainas se vea afectado, la planta puede compensar con el número y tamaño de granos por vaina, pero con

limitaciones genéticas. (Baigorri, 2009).

R4 - Vainas completamente desarrolladas - Se observa una vaina de 2 cm en uno de los 4 nudos superiores del

tallo principal. Algunas en los nudos inferiores del tallo principal, han alcanzado su máximo tamaño, pero en

general la mayoría lo logra en R5.

R5 - Inicio de formación de semillas - Una vaina ubicada en uno de los 4 nudos superiores del tallo principal,

contiene una semilla de 3 mm de largo. Hacia el final de la formación de vainas comienza el periodo crítico del

cultivo -entre R4,5 y R5,5- es un momento muy sensible para la planta, ya que ha finalizado la floración y cualquier

situación de stress alrededor de R5 (déficit hídrico, de nutrientes, defoliación por orugas, enfermedades foliares,

ataque de chinches, granizo, etc), afectará el número fi nal de vainas y de granos, con efecto negativo sobre el

rendimiento.

En esta etapa de desarrollo la planta logra la mayor altura, expansión radicular y diferenciación de nudos. Se

incrementa y maximiza la tasa de FBN, y a nivel de grano se inicia una rápida acumulación de materia seca y

nutriente.

R6 - Semilla completamente desarrollada - Una vaina, en cualquiera de los 4 nudos superiores del tallo

principal, contiene una semilla verde que llena la cavidad de dicha vaina. Situaciones de estrés entre el estado

R6 y R6,5 pueden provocar marcadas reducciones en la productividad, debido, principalmente, a la disminución del

tamaño del grano, y en menor medida a una caída en el número de vainas por planta y en el número de granos

por vaina. Si el estrés se produce entre el estado R6,5 y R7, el grano ya ha alcanzado su máximo peso seco, por lo

tanto dicho estrés prácticamente no tiene influencia sobre el rendimiento. (Baigorri, 2009).

En esta etapa se logra el máximo peso y la máxima acumulación de nutrientes en planta. Las hojas comienzan a

amarillarse, el envejecimiento y su caída comienzan en los nudos inferiores y continúa hacia arriba.

Aproximadamente entre R6 y R6,5 el grano registra alrededor de un 80% de Humedad.

R7 - Inicio de maduración - Se observa una vaina normal en cualquier nudo del tallo principal ha alcanzado su

color de madurez. En general, y si no hay otro factor que lo ocasione o impida, la planta comienza a perder las

hojas. El grano ha finalizado la acumulación de peso seco -madurez fisiológica-, y junto con la vaina pierde la

coloración verde, virando al color amarillo. Sin embargo el proceso de maduraci ón y acumulación de materia seca

está íntimamente relacionado con la disponibilidad hídrica de la semilla (Egli, 1990). Un estrés hídrico generaría

una alta tasa de pérdida de agua de las vainas, y la semilla no podrá sintetizar las enzimas necesarias para la

maduración, permaneciendo de color verde y disminuyendo su capacidad germinativa. El grano logra el máximo

peso y la máxima acumulación de nutrientes, con un 60% de Humedad.

R8 - Maduración completa - El 95 % de las vainas de la planta han alcanzado el color de madurez. Se completa

el ciclo ontogénico, dónde el grano tiene aproximadamente un 30% de Humedad promedio, y según las

condiciones ambientales se debería esperar entre 5 -10 días, para alcanzar la madurez de cosecha con valores

cercanos al 13,5% de Humedad, que es el establecido como Humedad Comercial en la Norma XVII de Calidad

para la Comercialización de Soja.

Hábitos de crecimiento

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Cereales y Oleaginosas, 2015 3

La planta de soja puede presentar tres tipos de Hábito de crecimiento (HC):

a) HC determinado: Son aquellas plantas en las que prácticamente detienen su crecimiento en altura cuando

inicia la floración -que ocurre a partir de la porción media del tallo principal - Luego de dicha etapa comienza a

generar ramas, cesa la producción de nudos en el tallo principal, y en su extremo apical se forma un ramillete

de estructuras reproductivas. Hasta la floración el crecimiento vegetativo alcanzó un 80% del total del ciclo.

Algunas variedades del Grupo de madurez (GM) VI y gran parte de las variedades del GM VII y VIII tienen

este tipo de HC. Figura 1a.

b) HC indeterminado: Son aquellas que siguen creciendo en altura luego de la floración -que generalmente

ocurre a partir de la porción basal del tallo principal- La planta continúa diferenciando nudos en el tallo

principal, y sigue desarrollando estructuras vegetativas ya que hasta ese momento el crecimiento vegetativo

es de un 60% o menos del total del ciclo. Otra característica es que existen diferencias de desarrollo entre las

vainas basales con respecto de las apicales, sin embargo todas maduran al mismo tiempo, debido a que el

grano de las vainas apicales tienen altas tasas de crecimiento. Los GM II, GM III, GM IV, GM V, y algunos

materiales de GM VI y GM VII tienen este tipo de HC. Figura 1b.

c) HC semideterminado: Los tallos continúan creciendo vegetativamente luego de iniciada la floración, que es

una característica propia del HC indeterminado, y las ramificaciones terminan en un ramillete de estructuras

reproductivas, tal como los de HC determinados. En Argentina prácticamente no quedan variedades con este

tipo de HC.

En función de los tres HC descriptos, sembrados en una misma fecha de siembra (FS), y siempre y cuando se

compare cultivares del mismo GM (por ej. GM VI), los cultivares de HC indeterminado son de mayor altura de

planta a madurez que los semideterminados, y estos a su vez de mayor altura que los de HC determinados .

a b

Figura 1: a) HC determinado y b) HC indeterminado

Factores que afectan el desarrollo

La temperatura y el fotoperiodo son los factores ambientales que regulan la duración de las fases de desarrollo

del cultivo, actuando en forma simultánea en las plantas y con evidencia de interacción entre ellos.

(Kantolic et al., 2004a).

Temperatura

La temperatura base de desarrollo varía entre 6 y 10°C. Las temperaturas óptimas diurnas para la fotos íntesis

están comprendidas entre los 30 y 35°C, de modo tal que en la región de la Pampa húmeda, la fotos íntesis de las

sojas sembradas temprano (primavera), puede verse negativamente afectada por las bajas temperaturas, a si

mismo, las altas temperaturas que se registran en el NOA y NEA en el verano, pueden limitar parcialmente al

cultivo. (Salado Navarro, 2012)

Las temperaturas óptimas nocturnas para crecimiento se encuentran entre los 21 y 27 °C. La fijación de vainas se

retarda con temperaturas menores a 22 °C y cesa con temperaturas menores a 14 °C (Jones et al., 1991). Los

requerimientos de sumas térmicas de siembra a emergencia son 105ºC días y 125 ºC días si se considera

temperatura de suelo y aire respectivamente. Por lo tanto la temperatura óptima para el desarrollo normal

vegetativo y reproductivo del cultivo se encuentra entre los 25ºC y 30ºC.

La duración de una fase (habitualmente medida en días) depende de la temperatura, siendo esta determinante en

la longitud de cada una de las etapas. La relación entre dicha duración y la temperatura no es lineal, por ello se

prefiere caracterizar la longitud de una etapa a través de su inversa. Esta función inversa de la duración se llama

tasa de desarrollo y su unidad es 1/día. Figura 2. En términos generales esta tasa aumenta linealmente entre la

temperatura base (temperatura por debajo de la cual no hay desarrollo) y la óptima, donde la velocidad con que se

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Cereales y Oleaginosas, 2015 4

cumple cada etapa es máxima; entre la temperatura óptima y la máxima la tasa disminuye. Por debajo de la

temperatura base y por encima de la máxima el desarrollo prácticamente se detiene y la duración de la fase tiende

a ser infinita (Sadras et al., 2009). Figura 3.

La temperatura regula el desarrollo durante todo el ciclo, sin respuestas diferenciadas entre genotipos en cuanto

a lo observado en la Figura 3, es decir que habría una respuesta universal a la temperatura por parte de todos los

GM; sin embargo los requerimientos de tiempos térmicos para que se produzca la floración tiende a disminuir

desde los GM mayores hacia los GM menores (Piper et al., 1996).

Fotoperiodo

El efecto principal del fotoperíodo es el de inducir la floración. En términos generales la soja se clasifica como

planta de días cortos, es decir que a medida que los días se acortan, el inicio de la floración se adelanta, por lo

tanto la etapa vegetativa se reduce. El fotoperíodo influye y regula la mayor parte de los eventos reproductivos

condicionando el inicio y final de las diferentes fases, y la tasa con que progresan los cambios dentro de la planta .

(Kantolic et al., 2004b). Según la respuesta fotoperiódica se la puede clasificar en: a) cualitativa donde es

necesario superar un valor de umbral crítico para que se produzca la floración; y b) cuantitativa donde la mayor

o menor respuesta va a depender del grado de sensibilidad del GM. (Miralles, et al., 2004) Figura 4a.

A medida que aumenta las horas de luz la velocidad de desarrollo disminuye y se retrasa la floración Figura 4b, la

misma va a depender de un valor crítico que posee cada cultivar, y que por debajo de dicho umbral, la etapa

emergencia-floración no modifica su longitud por efecto del fotoperiodo.

A diferencia de la temperatura que influye durante todo el ciclo del cultivo, la mayoría de los genotipos presentan

una corta fase juvenil o preinductiva, donde la inducción floral puede ocurrir en cualquier estadio después del

desarrollo de la hoja unifoliada (Hicks, 1983). Se puede asumir que a partir de la expansión de las primeras hojas

trifoliadas la planta comienza a ser sensible al fotoestímulo fotoperiódico, y esta respuesta se prolonga hasta el

estado de madurez fisiológica. (Sadras et al., 2000). Por lo tanto el fotoperíodo regula el desarrollo desde V1-V2

hasta R7. Figura 5.

Figura 4: a) Respuesta cuantitativa y cualitativa

al fotoperiodo en soja. Modificado de Miralles

et al., 2004. b) Efecto del fotoperiodo sobre el

tiempo a floración y sobre la tasa de desarrollo

A nivel mundial existen genotipos de soja con un rango muy amplio de sensibilidad fotoperiódica: a) los que son

insensibles, b) los que tienen valores críticos altos adaptados a mayores latitudes, y que florecen con fotoperíodos

muy largos, y c) los que están adaptados a bajas latitudes, que florecen con fotoperíodos más cortos y que poseen

alta sensibilidad.

Figura 2: Efecto de la

temperatura sobre la duración de

fase

Figura 3: Efecto de la temperatura sobre la tasa de desarrollo,

Modificado de Kantolic

2004b

Temperatura

0

0.2

0.4

0.6

0.8

1

0 10 20 30 40 50ta

sa

de

de

sa

rro

llo (1

/d)

V1-R1

R1-R5

Dura

ció

n d

e f

ase

Temperatura

Fotoperiodo

Re

sp

uesta

cu

alita

tiva

Umbral critico

Sensibilidad

Tie

mp

o h

asta

flo

ració

n

Velo

cid

ad

de d

esarr

oll

o b b a

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Cereales y Oleaginosas, 2015 5

En Argentina se utilizan los denominados GM

menores o bajos (II, III, IV y V corto) que requieren

más horas de luz para inducir la floración (menos

sensibles); y los GM mayores o altos (V largo, VI,

VII, VIII) que responden con menor fotoperíodo

(más sensibles). La duración de la etapa

vegetativa esta limitada por la respuesta de cada

genotipo, así como por la acumulación de grados

días. Por lo tanto los GM menores al ser menos

sensibles responden fundamentalmente a la

acumulación térmica , y a medida que mayor es el

GM -más sensibles- el efecto de las horas de luz

sobre el desarrollo es mayor. (Sinclair et al., 2007).

La duración de la etapa VE-R1 depende fundamentalmente del fotoperíodo de la latitud del lugar donde se siembra

(Pascale et al., 2004). En el norte de la región sojera -por ejemplo Posadas- se siembran cultivares que necesitan

menos horas de luz para florecer -GM mayores-; en tanto hacia el sur -por ejemplo Balcarce- se utilizan

materiales con mayores requerimientos de horas de luz para inducirse -GM menores-. Hay que tener en cuenta

que las plantas que florecen anticipadamente, debido a la existencia de días cortos, generalmente tienen poco

desarrollo en altura de planta, y reducida área foliar. (Hicks, 1983). A medida que se atrasa la siembra se reduce

la duración de los ciclos, es decir, que la maduración de estas plantas se adelanta, afectando s u tamaño y

estructura a cosecha, de modo que influye negativamente sobre el rendimiento, por lo tanto el atraso en la FS

implica un mayor acortamiento del número de días de R1 a R8, sin embargo no es solo una disminución de la

etapa reproductiva sino también de la etapa vegetativa.

En la Figura 6 se observa el comportamiento diferenciado entre GM según su respuesta al fotoperiodo, donde la

mayor pendiente indica la mayor sensibilidad a dicho factor, y cuyo valor critico varía entre las 12 y las 14,5 horas

de luz según se trate de un GM mayor o uno menor.

Un ejemplo de interacción entre temperatura y fotoperiodo se observa en la Figura 7 con respuesta diferenciada

según un genotipo A (línea continua) y un genotipo B (línea discontinua), en dos ambientes con temperaturas

controladas (18ºC y 28ºC). Bajo condiciones óptimas (28º) el genotipo B (más sensible) tiene un umbral crítico

menor, requiere menos horas de luz para inducirse a la floración con respecto al genotipo A (menos sensible). En

condiciones sub óptimas (18ºC), el principal efecto es un retraso en el inicio de la floración, se modifica la

sensibilidad al fotoperiodo, y el umbral c rítico se incrementa para ambos genotipos, y como se observa en la

Figura 7, desaparece el valor crítico en el cultivar A -sin respuesta-, y en el B se desplaza hacia más horas de luz.

Esto es observable en FS tempranas con temperaturas media ambiental es más frescas, dónde, además de

aumentar la longitud de la etapa vegetativa, disminuye la sensibilidad al fotoperiodo.

20

25

30

35

40

45

50

55

Fotoperíodo (hs)

Du

ració

n V

E -

R1

GM III

GM IV

GM V

GM VI

60

65

70

12hs – 14,5hs

Dif. GM VI

Dif. GM III

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

9 11 13 15 17 19 21

Fotoperíodo

Día

s d

e V

E a

R1

B 28°CA 28°C

B 18°CA 18°C

Figura 7: Interacción temperatura y fotoperiodo,

basado de Cober et al., 2001

Figura 6: Efecto del fotoperíodo (horas de luz) sobre la duración en días de emergencia a floración.

Modificado de Kantolic, et al., 2006

Figura 5: Influencia de la temperatura y el fotoperíodo en

función de la fase-etapa del cultivo

TEMPERATURA

FOTOPERIODO

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Cereales y Oleaginosas, 2015 6

Por lo tanto la respuesta al fotoperiodo se modifica según la temperatura, y esta influye significativamente en

aquellos GM de menor sensibilidad, de modo tal que cuanto más bajo es el GM, responden más a los cambios en

la temperatura, y a medida que aumenta el GM es mayor la respuesta al fotoperiodo. Temperaturas por debajo

de los 25ºC atrasan la floración independiente de la longitud del día. Con fotoperiodos largos y temperaturas

mayores a 32ºC se producen abortos de flores y vainas. (Whigham and Minor, 1983)

Para visualizar mejor los efectos del fotoperiodo, en la Figura 8a se observa los comportamientos promedios de los

GM III, IV y V corto, considerados de alta productividad, y de los GM V largo y VI calificados de alta

estabilidad. En ambos casos la longitud de la etapa vegetativa -VE a R1- tiene tendencia decreciente a medida

que se atrasa la FS. Sembrados en septiembre los de mayor productividad florecen a los 38 días y los de mayor

estabilidad a los 66 días. En enero la duración fue de 26 días para los productivos y de 46 días para los estables,

es decir que en los GM de alta productividad la diferencia entre FS extremas fue de 12 días, en cambio en los de

mayor estabilidad la diferencia fue de 20 días, lo que demuestra el efecto de la modificación del ambiente, en este

caso con la FS, sobre la respuesta cuantitativa de los GM. Con respecto a la duración de la etapa reproductiva

-R1 a R8- sigue la misma tendencia decreciente que la etapa anterior. Los de alta productividad redujeron su

duración de 100 a 66 días según fuera sembrado en setiembre o enero respectivamente, esta diferencia entre

FS extremas fue similar los de mayor estabilidad, en el cual se redujo de 99 a 70 días. Figura 8b. De modo tal que

el atraso en la FS reduce los ciclos de los diferentes GM, tanto por un acortamiento de la etapa vegetativa

como también de la etapa reproductiva.

y = -2,0437x + 42,008R² = 0,8339

y = -4,332x + 72,65R² = 0,9816

25

30

35

40

45

50

55

60

65

70

75

23-sep 15-oct 01-nov 22-nov 15-dic 11-ene

Dia

s d

e V

E a

R1

FS

Tendencia GM Productivos

Tendencia GM Estables

y = -7,1665x + 108,03R² = 0,9857

y = -6,257x + 105,65R² = 0,9672

60

65

70

75

80

85

90

95

100

105

110

23-sep 15-oct 01-nov 22-nov 15-dic 11-ene

Dia

s d

e R

1 a

R8

FS

Tendencia GM Productivos

Tendencia GM Estables

Figura 8: Tendencia de duración promedio de a) VE a R1 y de b) R1 a R8 promedio de FS (Campaña 2002/03 al 2014/15) Campo

Escuela, FCA-UNC. (31º19’LS, 64º13’LW)

Crecimiento

El crecimiento comienza con la germinación de la semilla, y ocurre cuando absorbió entre el 30-40%

(Sadras et al., 2000) y el 50-55% de su peso en agua (Baigorri, 1997a). La tensión hídrica del suelo no puede ser

menor que -6,6 bares para que germine la semilla dentro de los 5-8 días a una temperatura de 25ºC. (Hicks,

1983). Luego de la germinación se observa la expansión de los cotiledones, aparece el primer par de hojas

unifoliadas y opuestas, y a continuación se desarrollan hojas tri foliadas y alternas, dichas hojas continúan

apareciendo hasta avanzado el estado R4. A partir de R1 comienza la floración y continúa hasta el estado R5.

Luego de la fecundación comienza la formación de vainas y puede continuar hasta avanzado R5. Una vez que las

vainas alcanzan el máximo tamaño se inicia el desarrollo de los granos hasta R7.

Internamente, durante el desarrollo de la semilla, se diferencian en el embrión al menos tres hojas, las dos

unifoliadas y la primera trifoliada y sus respectivas yemas. Entre la germinación-emergencia, se reanuda la

diferenciación de hojas en el meristema apical -1 y 2 hojas más-. Luego de la emergencia el proceso continúa en

el ápice del tallo principal, hasta que el meristema apical cambia al estado reproductivo. A partir de los meristemas

axilares también se diferencian estructuras vegetativas, por lo tanto en muy poco tiempo el número de hojas

potenciales diferenciadas es muy elevado. En cuanto a la diferenciación floral, la transición interna del estado

vegetativo al reproductivo incluye dos eventos importantes: a) La iniciación floral (en un meristema axilar) y b) La

transformación del ápice. Dentro del tallo principal, la diferenciación comienz a en un nudo ubicado en una posición

intermedia del tallo principal y progresa hacia yemas axilares de nudos superiores e inferiores. En varios nudos

pueden diferenciarse estructuras florales. (Mazzilli, 2012) Figura 9.

a b

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Cereales y Oleaginosas, 2015 7

Figura 9: Esquema del ciclo

ontogénico de soja. Cambios

morfológicos, estado de los

órganos reproductivos más

avanzados de los nudos

superiores del tallo principal y

los periodos aproximados de

diferenciación y aparición de

órganos. Iniciación floral (IF) y

cambio de ápice (CA). Kantolic,

et al ., 2004a

La soja es una especie fotosintéticamente clasificada como C3, con menor eficiencia de uso de la radiación (EUR)

que las plantas C4 (p. ej. maíz), de modo tal que las hojas de soja alcanzan un nivel de saturación de luz, a

menores niveles que las C4. (Salado Navarro, 2012). Del total de la radiación solar, entre el 44 y 50% penetra la

atmósfera terrestre, de ese total de radiación, absorbida por la canopia de un cultivo durante el día, el 75-85% es

utilizado para evaporar agua, 5-10% va al suelo en forma de calor, 5-10% vuelve a la atmósfera por intercambio

de calor (convección), y solo entre 1-5% es utilizado por la fotosíntesis. (Gardner et al., 1985, citado por Salado

Navarro, 2012)

La representación del crecimiento se la puede dividir en t res momentos: Una curva sigmoidea, que comienza con

una etapa de crecimiento vegetativo lento hasta el inicio de la floración, donde predomina el desarrollo del área

foliar; le sigue una etapa de crecimiento lineal acelerado hasta R5, y que corresponde a la formación de hojas,

tallos, flores y vainas. A partir de R5 el crecimiento vegetativo disminuye, pero con un crecimiento reproductivo

lineal que culmina con el amarillamiento y caída de hojas. En la etapa final de llenado de granos (R 7) el

crecimiento reproductivo se produce a menor tasa. Figura 10.

La asimilación del carbono, puede medirse mediante la acumulación de materia seca del cultivo, esto se denomina

tasa de crecimiento del cultivo (TCC) y se expresa en g m-2

día-1

, generalmente solo se incluye la parte aérea,

debido a las dificultades para medir las raíces, dicha TCC está estrechamente relacionada a la intercepción de

radiación solar (Figura 11a), la que a su vez depende del IAF. La TCC aumenta a medida que aumenta el IAF hasta

que alcanza un valor crítico capaz de interceptar el 95% de la radiación solar incidente (Figura 11b), esto se conoce

como IAF crítico y se encuentra entre 3,1 y 4,5 (Figura 11c) y depende de la estructura de la planta -cultivar-, que

a su vez depende de la FS y el GM; la densidad de siembra y el espaciamiento entre surco son otras variables que

influyen sobre la estructura final de la planta. De modo tal que si el cultivo no logra alcanzar el IAF crítico, la

primera consecuencia es su menor eficiencia en la captación de la radiación, esto lleva a una menor TCC por lo

tanto el rendimiento disminuye (Figura 11d). La soja puede alcanzar IAF muy altos, sin embargo la TCC no

disminuye. (Baigorri, 1997b) lo que significa que las hojas sombreadas no son parásitas para la planta.

(Shibles et al., 1965).

Existe otra forma de expresar la acumulación de materia seca en términos del área foliar, dicho parámetro se lo

denomina Tasa Neta de Asimilación (TNA) y se expresa g m-2

de área foliar día-1

. De modo tal que la TCC es

generalmente máxima en floración, para luego estabilizarse y posteriormente disminuir hacia la madurez, con una

trayectoria parecida al IAF, en cambio la TNA es mayor cuando las plantas son pequeñas y todas las hojas están

totalmente expuestas a la luz solar. A medida que avanza el desarrollo, las hojas son sombreadas, se reduce la

TNA y se incrementa el IAF. (Salado Navarro, 2012)

Diferenciación de

hojas *

Diferenciación de hojas **

Diferenciación de flores

Fecundación

Aparición de hojas

Aparición de flores

Aparición de vainas

Crecimiento de semillas

Cam

bio

s

externo

sC

amb

ios

intern

os

S E V1… V5… R1 R3 R4 R5 R6 R8

*Hojas diferenciadas en tallo principal

**Hojas diferenciadas en embrión

IF CA

S VE V1 V2 ... V5 R1 R3 R4 R5 R6 R7 R8

PERÍODO CRÍTICO

R4,5-R5,5

IF CA

CA IF

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Cereales y Oleaginosas, 2015 8

R7

R3

R4

R1

Semillas

Carpelos

Tallos

Peciolos

Peciolos caídos

Hojas

Hojas caídas

IAF

TC

C (

%)

b

RI (%)

TC

C

a

0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

1.0

1.2

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9

IAF

Inte

rcep

ció

n d

e R

ad

iació

n

soja

3,5

c

0 0.25 0.5 0.75

100

50

0

150

250

200

NG

po

r p

lan

ta

TC (g/planta día)

d

Figura 10: Acumulación de materia seca en diferentes partes de la planta durante el ciclo del cultivo. Modificado de Baigorri, 1997a

Figura 11: a) Relación entre el % de Radiación Interceptada (RI) y la Tasa de Crecimiento del Cultivo (TCC); b) Relación entre el Ín dice

de Área Foliar (IAF) y el % de TCC; c) Relación entre la % de RI y el IAF y d) Relación entre la TC planta-1 dia-1 y el NG planta-1

En gran parte de las regiones productivas de Argentina, la siembra de noviembre genera máximas alturas en las

plantas en la mayoría de las variedades para cada ambiente. Siguiendo un patrón de comportamiento en función

del momento de siembra, la altura registrada para cada cultivar varía con las condiciones ambientales,

principalmente con la disponibilidad hídrica, es decir, en mejores condiciones las campanas de crecimiento son

más altas (Baigorri, 2002) (Figura 12a); el objetivo será la elección adecuada del GM en función de la calidad

ambiental para así generar un óptimo desarrollo, sin que el cultivo crezca en exceso y se genere vuelco, o que su

crecimiento sea insuficiente con una carga de vainas muy próximo al suelo.

Por ejemplo en la Figura 12b se observa la tendencia de altura de los GM productivos y GM estables , que

modifican su estructura final de planta según el momento de siembra, con mayores registros entre la 2da

quincena

de octubre y noviembre, con diferencias promedios de 21 cm de altura a lo largo de las FS, entre aquellos que son

de mayor estabilidad con respecto a los de mayor productividad. Cabe recordar que las plantas que florecen

temprano, debido a la existencia de días cortos, generalmente no desarrollan estructura ni área foliar normal, la

altura a menudo alcanza tan solo la mitad cuando el genotipo es sembrado en ambientes inadecuados, esta

respuesta es debida principalmente a la floración temprana, las vainas más bajas se forman muy cerca de la

superficie del suelo y como consecuencia aumenta la dificultad para la cosecha. (Hic ks, 1983) Esta característica

es más propia de los GM de mayor productividad -GM menores- sembrados en fechas extremas o ambientes

inadecuados.

Figura 12 a) Patrón de altura según FS y calidad ambiental, según Baigorri (2002); b) Altura de planta a madurez según GM y FS.

(Campaña 2002/03 al 2014/15) Campo Escuela, FCA-UNC. (31º19’LS, 64º13’LW)

a

b

40

50

60

70

80

90

100

OCT. NOV. DIC. ENE. FEBSET

110

ALTU

RA

(cm

)

Alta Calidad ambiental

Intermedia calidad ambiental

Baja Calidad ambiental

FECHA DE SIEMBRA

y = -2,5843x2 + 16,113x + 34,478R² = 0,9356

y = -2,6395x2 + 15,509x + 59,262R² = 0,9473

25

30

35

40

45

50

55

60

65

70

75

80

85

90

95

100

23-sep 15-oct 01-nov 22-nov 15-dic 11-ene

Alt

ura

(cm

)

FS

Tendencia GM Productivos

Tendencia GM Estables

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Cereales y Oleaginosas, 2015 9

Rendimiento

Existen factores reductores que influyen sobre el rendimiento actual o real; si se quiere incrementar la

productividad, y acortar la brecha con el rendimiento lograble o alcanzable, se debe manejar eficientemente los

factores limitantes. La influencia de los factores definidores son los que determinan el rendimiento potencial,

esto es a través de la maximización del uso de los recursos ambientales, minimizando las limitaciones de agua o

nutrientes, así como la reducción de la influencia de plagas, enfermedades, malezas, vuelco, etc. Figura 13.

Figura 13: Esquema de rendimiento potencial, lograble y

real en función a factores reductores, limitantes y

definidores. Modificado de Santos, 2011

El rendimiento potencial no es estático ni atemporal, varia en el espacio (latitud, longitud y altitud de un lugar,

con determinados valores promedio de radiación y temperatura) y en el tiempo (nuevos cultivares rinden más en

función del progreso genético) (Santos, 2011), dicho rendimiento es un ideal, y se podría lograr si se controlaran

todos los factores bióticos y abióticos productores de estrés. Sin embargo es posible estimar cual seria el techo de

rendimiento usando la radiación solar de una localidad determinada, asumiendo que existe toda el agua útil que

las plantas podrían extraer del suelo, esto sirve para conocer si los materiales obtenidos por mejora genética,

pueden seguir rindiendo más en forma indefinida, o si existe un límite para ello. (Salado Navarro, 2012) El

potencial de rendimiento es un atributo genético condicionado fuertemente por el ambiente, donde los GM

menores de alta productividad tienen mayor potencial de rendimiento que los GM mayores, pero exigen mejores

condiciones ambientales durante el período crítico. La estabilidad en cambio está asociada en forma directa al

largo de ciclo, por lo tanto los GM mayores son los de mayor estabilidad. (Baigorri, 1997b)

Del total de recursos que se incorporan al sistema, una parte se destina a órganos vegetativos (raíces, tallos y

hojas) y sólo una proporción de la biomasa, representada por el índice de cosecha ( IC), es lo que finalmente

compone el rendimiento.

Estos conceptos se resumen en una ecuación ecofisiológica, que describe la relación entre generación del

rendimiento y la captura y uso de recursos por parte del cultivo:

Rendimiento = Rinc x Ei x Eur x IC

Biomasa

Donde Rinc es la radiación incidente o disponible, Ei es la eficiencia de intercepción de la radiación

fotosintéticamente activa y está condicionada por el IAF; Eur es la eficiencia de uso de la radiación y representa la

capacidad de la planta de producir biomasa, por cada unidad de radiación fotosintéticamente activa interceptada.

Ambas eficiencias, principalmente Ei, está directamente ligada a la disponibilidad de agua y nutrientes, por lo tanto

las prácticas de manejo contribuyen principalmente al aumento de la cantidad de recursos disponibles para las

plantas. (Kantolic et al., 2004b).

Por otro lado existe una ecuación numérica para definir el rendimiento y está formada por dos variables:

Rendimiento = Número de granos por unidad de superficie x Peso de los granos

Si bien existen compensaciones entre estos componentes, guardan cierta independencia entre s í, que permite

suponer, que un aumento en cualquiera de los dos puede aumentar la productividad de un genotipo. Sin embargo,

en un rango amplio de condiciones agronómicas, el número de granos es el componente que mejor explica las

variaciones en la productividad del cultivo. (Kantolic et al., 2004a). Como ejemplo se puede tomar los resultados

obtenidos en la zona central de Córdoba, donde el 79% de la variación productiva está explicado por la

Radiación

Temperatura

Genotipo

Agua

Nutrientes

Malezas

Enfermedades

Insectos, etc

Nivel de Rendimiento

Factores

Definidores

Factores Limitantes

Medidas para

incrementar el

rendimiento

Medidas para

proteger el

rendimiento

Factores Reductores

POTENCIAL

LOGRABLE

ACTUAL

Medidas para

incrementar el

rendimiento

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Cereales y Oleaginosas, 2015 10

modificación del número de granos, y el 21% lo explica la variación del peso de 1000 granos (Figura 14a y b) Según

el momento de ocurrencia de un estrés será el componente más afectado; si ocurriere durante R3-R6 afecta

significativamente el número de granos, y si fuere luego de R6 afecta el peso de los granos. (Vega, 2006).

y = 1,4112x + 269,43R² = 0,7874

0

1000

2000

3000

4000

5000

6000

7000

8000

0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000 4500 5000

Ren

dim

ien

to (

kg

ha

-1)

Nº de granos m-2

y = 23,599x - 33,115R² = 0,2132

0

1000

2000

3000

4000

5000

6000

7000

8000

0 25 50 75 100 125 150 175 200 225

Ren

dim

ien

to (

kg

ha

-1)

Peso de 1000 granos (g)

Figura 14: a) Relación del número de granos con el rendimiento y b) Relación del peso de 1000 granos con el rendimiento, prom edio

de GM III al VI, campañas 2002/03 al 2014/15 Campo Escuela, FCA-UNC. (31º19’LS, 64º13’LW)

MANEJO DEL CULTIVO

El principal objetivo es el adecuado establecimiento del cultivo luego de la emergencia, que permitirá el máximo

crecimiento durante el periodo crítico, de modo tal que alcance el IAF crítico en un momento de alta exigencia del

cultivo, y así utilizar más eficientemente los recursos disponibles.

La secuencia de prácticas para un adecuado manejo son:

1. Caracterización del ambiente de producción. 2. Adecuada combinación de la FS y GM.

3. Elección del cultivar (HC, Sanidad, respuesta a la FS, potencial de rendimiento). 4. Distribución espacial (el espaciamiento entre surcos y la densidad).

1. Caracterización del ambiente

El ambiente de producción define el crecimiento y desarrollo del cultivo, condicionando que GM es el más

adaptado, en la búsqueda de la mayor respuesta productiva, y se debe tener presente:

Características abióticas:

a) Manejo del Agua (régimen de precipitaciones, agua inicial, napa freática, etc)

b) Temperatura c) Radiación d) Edáficas (serie, capacidad de uso)

e) Capacidad de almacenamiento del suelo f) Capacidad exploratoria de raíces g) Características químicas

Manejo del agua

En este punto se verán algunos aspectos que hacen al manejo eficiente del agua.

La evapotranspiración de los cultivos (ETC) es la suma de la evaporación del suelo y la transpiración de las

plantas (cuando no hay deficiencias de agua). La evapotranspiración real (ETR) es la cantidad de agua

evapotranspirada por el cultivo en las condiciones ambientales en que se desarrolla; en condiciones de estrés la

ETR es siempre menor a la ETC, y esta se obtiene:

ETC = Evapotranspiración potencial (ETP) x el Coeficiente de cultivo (Kc)

Dicha fórmula permite cuantificar el requerimiento de agua del cultivo. (Della Maggiora et al., 2000).

El método de Penman permite estimar la ETP, ya que es un método semiempírico. que en general presenta buen

comportamiento para distintas regiones climáticas, y combina los principales factores que gobiernan la pérdida de

a b

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Cereales y Oleaginosas, 2015 11

agua, como la radiación solar, la temperatura, la humedad del aire y velocidad del viento.

(Della Maggiora et al., 2000) El Kc varía en función de la etapa de desarrollo del cultivo, por ello habrá varios

valores de Kc durante su ciclo evolutivo (Andreani, 1997) Para soja el valor de Kc máximo es de 1,15 y el de Kc

final es de 0,5. Figura 15a.

La eficiencia de uso del agua (EUA) es la relación entre la producción de granos , en función del agua transpirada

(kg de granos mm-1

de agua transpirada). En algunos casos la EUA puede ser usada para incluir no solo el agua

transpirada, sino también al agua evaporada por el cultivo. Dicha demanda evaporativa de las plantas está

determinada por la diferencia entre el Déficit de Presión de Vapor de la atmósfera (DPVa), y el del interior de las

hojas que es prácticamente cero, y que para Tanner y Sinclair (1983) motivó separar la EUA en un componente

específico de las plantas de cada especie (coeficiente K), y otro componente físico (meteorológico).

EUA = K / DPVa

El valor de K para soja es 5, de modo tal que a mayor cantidad de agua transpirada durante el ciclo, mayor es el

rendimiento, ahora bien, lo que hay que tener en cuenta es que la EUA -la pendiente de la recta- va a depender

del DPVa, los niveles del mismo (expresado en Kpa) depende de la región y de la FS; por ello un incremento del

DPVa, si bien el agua transpirada aumenta, el rendimiento disminuye. Figura 15b.

El rango de EUA registra valores entre 5-6 kg ha-1

mm-1

y 11 kg ha-1

mm-1

(Della Maggiora et al., 2000), con un

promedio de 8 kg ha-1

mm-1. El consumo va variando de un mínimo en las primeras etapas de desarrollo

(promedio de 1 mm dia-1

), aumenta a mayor velocidad a partir de R1 y llega a un máximo en R5 (promedio de

8 mm dia-1

), para luego reducir el consumo hacia la madurez del cultivo. Figura 15c.

Figura 15: a) Consumo de agua (mm) del cultivo; b) Variación del Kc durante el ciclo del cultivo de soja, Andriani 1997; c) RTO en

función del agua transpirada a diferentes niveles del Déficit de Presión de la Atmósfera expresado en Kpa. La pendiente de las rectas

es la EUA. Tanner y Sinclair, 1983.

El consumo de agua del cultivo va a depender de:

a. La demanda atmosférica: a mayor demanda atmosférica la planta evapotranspira más, hasta un límite

fijado por el potencial agua de sus hojas, y depende de: la radiación incidente, la temperatura, la humedad

relativa del aire y del viento.

b. La duración del ciclo del cultivo: mayor largo del ciclo del cultivar, mayor es la cantidad de agua

consumida.

c. El área foliar desarrollada: Casi toda el agua transpirada pasa a través de estomas ubicados en la

superficie de las hojas. De manera que a medida que aumenta el área foliar aumenta line almente el

consumo de agua del cultivo.

En condiciones de secano es muy frecuente que las necesidades de agua del cultivo no sean satisfechas, en

estas condiciones la disponibilidad de agua va a depender de:

A. las precipitaciones varían en intensidad y según la campaña y localidad. Desde el punto de vista

agrícola, la precipitación total que llega a la superficie del suelo se divide en dos componentes:

a. La precipitación efectiva: agua que infiltra y llega a la zona radical del cultivo.

b. La precipitación escurrida: agua que no ingresa al sistema y escurre superficialmente y que

aumentará cuando mayor sea: i. La intensidad de la lluvia; ii. La pendiente del suelo; iii. La

humedad del horizonte superficial; y iiii. La falta de cobertura en la superficie del suelo.

a b c

0 20 40 60 80 100 120 140

DDE

R 1 2 3 4 5 6 7 8

V C 1 3 5 7 9 11 13 15 17 19

12

10

8

6

4

2

0

mm/d

0 20 40 60 80 100 120 140

R 1 2 3 4 5 6 7 8

V C 1 3 5 7 9 11 13 15 17 19

R 1 2 3 4 5 6 7 8

V C 1 3 5 7 9 11 13 15 17 19

12

10

8

6

4

2

0

12

10

8

6

4

2

0

mm/d

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Cereales y Oleaginosas, 2015 12

B. El crecimiento y exploración de las raíces cesa aproximadamente en el estado R5. La producción del

cultivo está íntimamente ligada a la t ranspiración, por ello la importancia de un buen sistema de raíces

para cubrir los requerimientos transpiratorios del cultivo, y se debe considerar factores edáficos, biológicos

y climáticos, pero básicamente el aporte de agua y la posibilidad de satisfacer su requerimiento , y

depende de: a) almacenaje de agua dentro del suelo; b) capacidad de las raíces de extraerla; c) capacidad

del tejido vegetal de transmitirla a la parte aérea; y d) capacidad de las raíces de explorar nuevos

volúmenes de suelo. (Gil, 2005)

La profundización de las raíces está asociada a requerimiento de tiempos térmicos, por lo tanto la velocidad de

profundización variará en las distintas regiones productivas. En la Figura 16 se observa como la planta tiene la

capacidad de explorar hasta cercano los 2 m de profundidad, con un patrón de desarrollo del sistema radical que

va evolucionando a lo largo del ciclo del cultivo y que junto con la parte aérea llega a su máxima expresión

alrededor de R5. Cuanto mayor es el GM, será mayor su capacidad para desarrollar estructura aérea y raíces; por

ejemplo la profundidad efectiva de las raíces en Manfredi (Córdoba) -suelo Haplustol éntico- en R4 el GM III

registró 1,3 m, el GM V 1,9 y el GM VII 2,3 m de profundidad (Dardanelli, 1997).

C. La capacidad de almacenaje de agua está

directamente relacionada con la textura y porosidad

del suelo. En el área sojera núcleo predominan los

suelos franco-limosos, que son los de mayor

capacidad de retención. (Andriani, 1997). Según

Salinas y Martellotto (2012) para determinar la

capacidad que tengan los suelos de almacenar agua,

y proveer a los cultivos. va a depender de las

características físicas (textura y estructura) y de

manejo (siembra directa, rotación, etc). En la Tabla 2

se observa los valores orientativos de agua disponible

según la textura de suelo.

Tabla 2: Valores orientativos de agua útil cm -1 de profundidad (Salinas y Martellotto, 2012)

Texturas Capacidad de agua

disponible (mm/cm)

Arenas gruesas 0,2 – 0,62

Arenas finas 0,62 – 0,83

Arenas francas 0,91 – 1,00

Franco arenosos 1,04 – 1,17

Franco arenoso fino 1,25 – 1,67

Franco limoso 1,67 – 2,08

Franco limo arcilloso 1,50 – 1,67

Arcilla limosa 1,25 – 1,42

Arcilla 1,00 – 1,25

Según Andreani (2006) un estrés hídrico entre VE-R1 afecta la estructura de la planta y el área foliar, as í también

como la eficiencia de conversión, y aumenta el aborto de estructuras reproductivas , y puede generar una merma

del 10% del rendimiento; los mecanismos de compensación (serán de mayor o menor magnitud según el momento

de la etapa), así entonces el aborto puede ser compensado total o parcialmente por la fijación de nuevas vainas,

mas granos por vaina, y/o granos más pesados. Si el estrés ocurre entre R1-R5 puede reducir un 20% o más el

rendimiento, provocado por el aborto de flores y vainas siendo en parte compensado con el peso de los granos , si

cesa la deficiencia hídrica luego de R5. Y si el déficit hídrico ocurre entre R5-R7 disminuye simultáneamente el

número de vainas, el número de granos por vainas y el peso de los granos, sin que haya probabilidad de

compensación. Pueden producir pérdidas de rendimiento muy importantes (40% o más).

Características bióticas:

Figura 16: Patrón de crecimiento de raíces y parte aérea de un cultivo de soja, Adaptado de Van doren y Reicosky)

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Cereales y Oleaginosas, 2015 13

Plagas (Figura nº 17)

Relacionadas al suelo

Gusanos blancos (Diloboderus abderus)

Bicho bolita (Armadillidium vulgare)

Siete de oro (larva) (Astylus atromaculatus)

Grillo subterraneo (Anurogryllus muticus)

Nematodos:

Nematodo del quiste (Heterodera glycines )

Nematodo de la agalla (Meloydogine incognita y M. javanica).

Gusano alambre (Conoderus sp, Agriotes sp).

Chinche subterránea (Scaptocoris castanea).

Oruga cortadoras

Chinche verde

Chinche de la alfalfaPalomas

Liebres Barrenador de brote

Orugas defoliadoras

S Etapa vegetativa FloraciónFormación de

vainas

Llenado de

granosMadurez

Trips – Arañuela roja Figura 17: Plagas y momentos de ocurrencia durante el ciclo del cultivo

Que afectan la emergencia del cultivo

Paloma (Zenaida auriculata).

Liebre (Lepus europeus).

Orugas cortadoras:

Oruga áspera (Agrotis malefida).

Oruga grasienta (Agrotis ipsilon).

Oruga variada (Peridroma saucia).

Oruga parda (Porosagrotis gypaetina)

. Que afectan los foliolos

Oruga medidora (Rachiplusia nu).

Oruga de las leguminosas (Anticarsia gemmatalis).

Oruga militar tardía (Spodoptera frugiperda).

Oruguita de la verdolaga (Loxostege bifidalis).

Oruga falsa medidora (Pseudoplusia includens).

Gata peluda norteamericana (Spilosoma virginica).

Trips (Caliothrips phaseolis).

Arañuela (Tetranychus urticae).

Mosca blanca (Bemicia tabaci).

Umbral de daño

Existe un umbral general de 10 orugas m-1

lineal que define el l ímite para el control y que según la especie

determinará el momento y tipo de tratamiento (Igarzabal et al., 2009) Estudios realizados en EE.UU. indican que

defoliaciones de 1/3 del área foliar en estado vegetativo o en pleno R2, reduciría significativamente el rendimiento.

Defoliaciones mayores a partir de R2 hasta R4 son los que generaría caídas marcadas en la producción, y a partir

de R6 la tolerancia vuelve a incrementarse. (Aragón, et al., 1997).

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Cereales y Oleaginosas, 2015 14

Para el monitoreo de los daños de defoliadoras se recomienda tener presente un umbral de daños según el

momento, las condiciones ambientales y el GM. (Tabla 3). A su vez se puede utilizar un patrón de determinación

del grado de defoliación del lote (Figura 18), donde se toma al azar 5 folíolos del tercio superior, 5 del tercio medio y

5 del inferior, promediando así la defoliación total. El valor resultante de la medición siempre será inferior y mucho

más real al estimado visualmente en forma directa, ya que esta última tiende a magnificar la verdadera defoliación.

(Iannone, 2011).

Tabla 3: Umbrales orientativos de manejo (espaciamiento a 0,35m) (Iannone, 2011)

Periodo Condiciones GM Umbrales

VEGETATIVO

Buenas condiciones

(adecuado

desarrollo)

III y IV 20% de defoliación y 5 o más orugas m-1

> 1,5cm

V y VI 30% de defoliación y 5 o más orugas m-1

> 1,5cm

Estrés hídrico

(limitado desarrollo)

III y IV 10% de defoliación y más de 2 orugas m-1

> 1,5cm

V y VI 15% de defoliación y más de 2 orugas m-1

> 1,5cm

REPRODUCTIVO Desde R3 hasta R5

(inclusive)

III y IV 8-10% de defoliación y 5 orugas m-1

> 1,5cm

V y VI 15-20% de defoliación y más de 5 orugas m-1

> 1,5cm

Que afectan puntos de crecimiento

Barrenador del brote (Epinotia aporema)

Que afectan la etapa reproductiva

Chinches Chinche verde (Nezara viridula). Chinche de la alfalfa (Piezodorus guildinii). Chinche marrón (Dichelops furcatus).

Alquiche chico (Edessa meditabunda).

A continuación en la Tabla 4 se observa, a modo referencial, los niveles de

decisión (NDE) para el control de chinche verde y chinche de la alfalfa.

Tabla 4: NDE para chinche verde y chinche de la alfalfa con EES de 0,52m (Iannone, 2006)

Plaga

NDE según estados reproductivos de soja

R3-R4

Formación de

vainas

R5

Formación de granos

R6-R7 (1)

Después llenado

de grano

Chinche verde (Nezara Viridula) 0,6 – 0,7 m-1 1,5 m

-1 5,5 m

-1

Chinche de la alfalfa (P. Guildinii) 0,4 – 0,5 m-1 0,7 m

-1 3 m

-1

(1) Los umbrales correspondientes al estado R5 continuarán siendo los mismos en R6-7, estado a partir de grano lleno, en el caso de soja para semilla.

a) Enfermedades (Figura 19)

Las enfermedades pueden constituirse en importantes factores limitantes de producción, y pueden clasificarse en:

a. Enfermedades de raíz y tallo (ocasionadas por patógenos vasculares), y provocan pérdidas en

el stand de plantas.

b. Enfermedades foliares (roya de la soja y enfermedades de fin de ciclo (EFC)), reducen el área

foliar sana, con mayor incidencia entre la R1 y R6.

Según Sillón (2012) el progreso de una enfermedad se puede medir a través de la incidencia y/o severidad, la

primera es el porcentaje de unidades afectadas sobre el total de una muestra, obteniéndose a partir de la siguiente

fórmula.

Incidencia = (Nº de unidades enfermas/Nº total de unidades muestreadas) * 100

Figura nº 18: Patrón de defoliación

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Cereales y Oleaginosas, 2015 15

Y generalmente se usa para las enfermedades que afectan toda la planta, como marchitamientos, dumping-off y

podredumbres. En cambio la severidad, es el porcentaje de área foliar afectada en el cultivo, y se la obtiene de la

siguiente manera.

Severidad = (Área de tejido afectada/ Área total) * 100

Podredumbre húmeda del tallo

Complejo de enfermedades de fin de ciclo (EFC)

Cancro del tallo Síndrome de la Muerte Súbita

Podredumbre de la raíz y la base del tallo

S Etapa vegetativa FloraciónFormación de

vainas

Llenado de

granosMadurez

Figura 19: Enfermedades y momentos de ocurrencia durante el ciclo del cultivo

A través de la severidad se calcula la mayoría de las EFC que ocasionan manchas foliares, amarillamiento,

tizones. En la Figura 20 se observa una de las escalas de severidad validadas para Mancha de ojo de rana.

Grado 1 Grado 2 Grado 3

Sin síntomas:

Hojas sanas

sin manchas

Severidad <1% - 5%::

1 al 25% de las hojas con manchas

Severidad 6% al 15%:

100% de las hojas con manchas

Grado 4 Grado 5 Grado 6

Severidad 16% al 35%:

100% de las hojas con manchas

Severidad 36% al 50%:

100% de las hojas con manchas

Severidad > 50%:

100% de las hojas con manchas

Figura 20: Escala de severidad de Mancha de Ojo de Rana. Distefano y Gadban, 2009

Por lo tanto dentro de la diversidad de enfermedades se destacan las EFC, que pueden causar pérdidas de

rendimiento del 8-10% con un máximo de hasta 30%. Con la senescencia de la planta, los mecanismos naturales

de resistencia se vuelven menos activos y consecuentemente, junto con las condiciones lluviosas y húmedas de

ese período, aumenta la manifestación de este complejo de enfermedades, además , la mayoría afectan la calidad

de la semilla cosechada. (Carmona et al., 2004).

Según Sillon (2012) las enfermedades de raíz y tallo son:

Tizón por Rhizoctonia (Rhizotocnia solani).

Podredumbre carbonosa (Macrophomina phaseolina).

Cancro del tallo (Diaporthe phaseolorum f. sp. caulivora/Diaporthe phaseolorum f. sp. Meridionalis ).

Podredumbre por fitoftora, podredumbre de la raíz y tallo. (Phythophthora sojae).

Podredumbre húmeda de la soja. (Sclerotinia sclerotiorum).

Síndrome de la muerte repentina o muerte súbita de la soja. (Fusarium tucumaniae y F. virguliforme. Antes

Fusarium solani).

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Cereales y Oleaginosas, 2015 16

A continuación se mencionan las EFC presentes en nuestro país, recordando que dichas enfermedades son

causadas por patógenos que sobreviven en los rastrojos , y generan lesiones de tejido muerto en las hojas,

anticipando la senescencia natural y defoliación, en los estados reproductivos del cultivo. (Carmona, 2006).

Mancha marrón (Septoria glycines ).

Tizón de la hoja (Cercospora k ikuchii).

Mancha ojo de rana (Cercospora sojina).

Antracnosis (Glomerella glycines (telomorfo) Colletotrichum truncatum (anamorfo)).

Mancha anillada (Corynespora cassiicola).

Tizón de la vaina y tallo (Diaporthe phaseolorum var. sojae/Phomopsis sojae).

Mancha foliar por Alternaria (Alternaria spp).

Mancha foliar por (Philllosticta spp).

Roya de la soja (Phakopsora pachyrhizi).

Oidio (Microsphaera diffusa).

Mildiu (Peronospora manshurica).

Enfermedades causadas por bacterias (biotróficos)

Pústula bacteriana (Xanthomonas campestris pv. glycines).

Tizón bacteriano (Pseudomonas syringae pv. glycinea ).

Enfermedades causadas por virus (biotróficos)

Virus del mosaico común de la soja (VMCS).

b) Malezas

Las nuevas tecnologías contribuyeron a la expansión del cultivo hacia regiones que en el pasado eran poco

factibles, con la consolidación de un modelo productivo caracterizado por la no labranza, por las escasas

rotaciones, y con una marcada tendencia al monocultivo. La elevada dependencia del control químico con

predominio del gli fosato, entre otras cosas, originó la manifestación de los problemas actuales de malezas, y que

se caracteriza por: a) Malezas duras de difícil control o tolerantes a herbicidas disponibles, en especial gli fosato y

b) Malezas resistentes a herbicidas, en especial glifosato. (Papa, 2012). Este autor menciona algunas malezas

problemáticas y son las siguientes:

Parietaria debilis (ocucha, yuyito de la pared, yerba fresca, etc.): Es una especie de ciclo otoño -inverno

primaveral, sensible a gli fosato en los primeros estadios, que se reduce a medida que progresa en su ciclo,

además es tolerante a herbicidas hormonales. La afecta marcadamente la competencia de otras especies de

malezas o de los cultivos. Sensible a las triazinas, por lo tanto la inclusión de un herbicida de este grupo (ej.

atrazina, metribuzín o prometrina) en el barbecho puede ser una buena opción.

Commelina erecta (Flor de Santa Lucía): Es otra de las especies cuyas poblaciones han aumentado en lotes con

siembra directa, y que ha manifestado un alto grado de tolerancia a gli fosato. Emerge a principios de la primavera,

y fructifica en otoño. Es perenne y se propaga tanto por semillas como por rizomas. Su control debe encararse

necesariamente durante la etapa del barbecho.

Viola arvensis (Pensamiento silvestre): Es una especie lati foliada anual o bianual. Su ciclo es otoño inverno

primaveral, puede estar presente en barbechos previos al cultivo de soja, y es citada frecuentemente como una

especie de difícil control con las dosis más frecuentes de uso de glifosato.

Conyza bonariensis (Rama negra): Es una especie anual que se multiplica por semillas, las cuales germinan

principalmente en otoño e invierno, aunque un pequeño porcentaje son capaces de germinar en primavera. Su

ciclo concluye en primavera-verano. En los últimos años, esta especie se ha presentado en la región pampeana

como una maleza importante y de difícil control; s e caracteriza por ser sumamente agresiva, y las pérdidas de

ocasionadas en soja pueden alcanzar valores del 50% o más.

Es importante destacar la creciente expansión de Amaranthus palmieri, presente en lotes de maní, soja, maíz,

sorgo, girasol, bordes de bosques de caldén (ya que el origen de su introducción es La Pampa), así también se la

encuentra en las márgenes de caminos rurales y rutas. (Morichetti et al., 2014)

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Cereales y Oleaginosas, 2015 17

Dentro de las monocotiledoneas declaradas en Argentina como malezas resistentes a glifosato son: Urochloa

panicoides, Eleusine indica, Cynodon hirsutus, Lolium multiflorum, Echinocloa colona, Lolium perenne y

Sorghum halepense.

Bajo la coordinación de Aapresid, la Red de conocimiento de malezas resistentes (REM, 2015), elaboró una serie

de mapas con la presencia de biotipos de malezas tolerantes (Figura 21 y 22) y resistentes (Figura 23 y 24)

Figura 21: Presencia en Argentina de a) Borreria verticillata , b) Chloris sp y Trichloris sp y c) Commelina erecta, REM, 2015

Figura 22: Presencia en Argentina de de a) Conyza bonariensis, b) Gompphrena perennis y Pappophorum sp, REM, 2015

Figura 23: Presencia en Argentina de a) Amaranthus sp RG, b) Echinochloa colona RG y c) Eleusine indica RG, REM, 2015

a b

a b c

a b

c

c

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Cereales y Oleaginosas, 2015 18

Figura 24: Presencia en Argentina de a) Sorghum halepense RG y en Córdoba de b) Cynodon hirsutus RG REM, 2015

A continuación en la Tabla 5 se detalla las malezas presentes en Córdoba, citadas con diferentes grados de

tolerancia/resistencia a herbicidas, principalmente gli fosato

Tabla 5: Listado de malezas predominantes en Córdoba

ALS: inhibidores de la enzima acetolactato sintetasa / ACCsa: inhibidores de la acetil coenzima-A carboxilasa

2. Adecuada combinación de la FS y del GM

La siembra debe realizarse en una época tal que la ocurrencia del período crítico, coincida con condiciones

ambientales favorables. Para ajustar dicho momento el productor cuenta con dos elementos claves: el ciclo de la

variedad y la época de siembra. (Andrade et al., 2000).

Ambientes de producción

Argentina tiene zonas con diferentes limitaciones para la producción: la Zona I con menores registros de

precipitaciones y de alto estrés hídrico, la Zona II con suelos arcillosos (Vertisoles), la Zona III con predominio de

suelos arenosos, la Zona IV con anegamientos y napas altas, y la Zona V con presencia de toscas. Figura 25a

En función del período libre de heladas el área productiva de soja se divide en tres zonas (Figura 25b):

a) Región Norte (al norte de los 30º LS): con suelos franco arenosos y limosos hacia el oeste y arcillosos

hacia el este. En esta región puede sembrarse en un amplio rango de meses, con cultivares del GM IV-V

hasta el GM VIII.

Especie Nombre común Familia botánica Tolerancia/Resistencia

Parietaria debilis Parietaria, ocucha Urticáceas Glifosato + tolerante a hormonales

Commelina erecta Flor de Sta. Lucía Commelinácea Glifosato

Ipomoea purpurea Bejuco, campanilla Convolvulácea Glifosato

Gomphrena perennis Siempreviva Amarantácea Glifosato

Viola tricolor Pensamiento silvestre Violácea Glifosato

Cynodon hirsutus Gramilla mansa Poacea (gramínea) Glifosato

Eleusine indica Pata de ganso Poacea (gramínea) Glifosato

Conyza bonariensis Rama negra Asteraceaes Glifosato

Borreria verticilliata Borreria, yerba del pollo Rubiaceas Glifosato

Senecio grisebachii Senecio plateado Asteraceaes Glifosato

Chloris y Trichloris Poaceas (gramínea) Glifosato

Amaranthus quitensis Yuyo colorado Amarantáceas

Glifosato + inhibidores de la ALS*

(sulfunilureas, imidazolinonas,

triazolopyrimidinas)

Amaranthus palmieri Yuyo colorado Amarantáceas Glifosato + Inhibidores de ALS

Bowlesia incana Perejilillo Umbeliferas Glifosato + inhibidores de ALS

Echinochloa crusgali Capin Poaceas (gramínea) (Inhibidores de ALS)

Sorghum halepense Sorgo de alepo Poaceas (gramínea) Glifosato + Inhibidores de ACCasa* –

graminicidas (DIM y FOP)

a b

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Cereales y Oleaginosas, 2015 19

b) Región Pampeana Norte (entre los 30 y 36º LS): con suelos arenosos a franco arenosos hacia el oeste, y

arcillosos hacia el este. Se siembran GM IV al GM VI siendo posible utilizar cultivares de ciclo largo de GM

III hacia el sur y cultivares de GM VIII hacia el norte de la región.

Región Pampeana Sur (al sur de los 36º de LS): con suelos arenosos al oeste y francos hacia el este, donde

ambos pueden presentar tosca. Es la región más limitada en cuanto a combinación de GM y FS sembrándose

cultivares de GM II al IV.

Figura 25: a) Zonas con limitaciones productivas, Baigorri, 2002; b) Ambientes de producción, FS y GM factibles de ser utilizados.

Los cultivares comerciales de soja se aglutinan en GM o grupos de precocidad, de los cuales de los doce (00 al X)

existentes en el mundo, en Argentina son utilizados los GM II, GM III corto y largo, GM IV corto y largo, GM V

corto y largo, GM VI, GM VII corto y largo, y GM VIII; este agrupamiento se basa fundamentalmente en la

duración de la etapa de emergencia (VE) a floración (R1), no solo dado entre los GM sino dentro del mismo

GM, y explicaría la distribución geográfica de los GM en el área de producción de soja (De la Vega et al., 2004).

Elección del cultivar

En Argentina, la utilización de un GM con un determinado largo de ciclo, va a depender de la latitud donde se

siembre, ya que cada GM tiene un comportamiento medio en una banda latitudinal de adaptación

(aproximadamente 200km de longitud). Si un determinado GM se lo siembra en una franja inferior (hacia el sur) se

alarga su ciclo, por lo tanto a mayor latitud, habrá mayor atraso en el inicio de su floración, se retrasa el inicio de

llenado de los granos, lo que puede ser interrumpido por heladas tempranas. Si el mismo GM se lo siembra en

una franja superior a la que está adaptado (hacia el norte), se comporta como un GM de me nor ciclo, y al

desplazar la siembra a menores latitudes, el inicio de

floración se anticipa, y genera reducción del tamaño de la

planta, que t raerá como consecuencia principal un menor

rendimiento. Por ejemplo si un GM V largo se lo siembra en

la franja del GM III corto, se alarga su ciclo con respecto a

lo que ocurre en su franja de adaptación correspondiente; si

se lo siembra en la franja del GM VIII, el ciclo del GM V

largo se acorta.

Por lo tanto hacia el sur de país se siembran genotipos de

menor largo de ciclo, y a medida que nos desplazamos

hacia el norte el rango de GM que se pueden utilizar se

amplía, y por sobre todo, permite utilizar materiales de

mayor largo de ciclo (Figura 26).

I

FS: SET - ENEGM: III – VI REGION PAMPEANA

NORTE

FS: AGO - FEB GM: IV – VIII

REGION NORTE

FS: OCT - DIC GM: II – IV REGION PAMPEANA

SUR

30 °

36 °

II

III

VIII

VII

V-VI

IV L

IV C

III L

III C

II

Figura 26: Franjas latitudinales de adaptación, Baigorri 2009

b

I

II

III

IV

V

a

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Cereales y Oleaginosas, 2015 20

Las características del cultivar que deberán tenerse en cuenta son: a) Longitud de ciclo, b) Hábito de

crecimiento, c) Respuesta fenológica ante modificaciones de la FS, d) Comportamiento frente a enfermedades y

plagas, e) Vuelco, f) Potencial de rendimiento y estabilidad, e) Calidad de semilla, etc.

Características de los GM menores. (II, III. IV y V corto)

a. En FS no favorables por su menor desarrollo y altura de planta, es necesario un mejor ajuste de la

distribución espacial de las plantas.

b. Salvo en situaciones ambientales óptimas, raramente se observa vuelco.

c. Mayor respuesta productiva cuanto mejores son las condiciones ambientales (alta fertilidad y

disponibilidad hídrica).

d. Si bien su característica es de alto potencial productivo, son muy inestables en su respuesta ante

cualquier deficiencia u estrés ambiental.

e. Desocupan más rápido los lotes por su menor longitud de ciclo.

f. Son más susceptibles a problemas de calidad de semilla.

g. Por su menor estructura de planta, requieren un mayor control de plagas, enfermedades, etc.

h. Son de hábito de crecimiento indeterminado.

Características de los GM de mayores (V largo, VI, VII y VIII)

a. En general, salvo en épocas de siembras tardías, por su mayor desarrollo, no requieren un ajuste de la

distribución espacial de las plantas.

b. Son proclives al vuelco bajo situaciones de alta calidad ambiental.

c. Se adaptan a suelos con limitantes físico-químicas, etc.

d. Su principal característica es la estabilidad productiva , que aumenta con el GM, y sobre todo en los de

hábito de crecimiento determinado.

e. Por su mayor ciclo permanecen más tiempo en el lote, esto se acentúa cuando más temprano se siembre.

f. Son de menor productividad que los GM menores en condiciones óptimas ambientales.

Las denominaciones comerciales de los cultivares se representan con letras que identifican a la empresa, luego en

general le siguen 4 números. A los fines prácticos importan los 2 primeros: el 1ero

indica el GM, y el 2do

revela el

largo de ciclo de la variedad en cuestión dentro del GM. Esto último se explica debido a que, en cada GM, existen

variedades de ciclos más cortos o más largos.

Por ejemplo la variedad DM4200RR (empresa Don Mario), es una variedad de GM IV de

ciclo corto, y NS4955RR (empresa Nidera) identifica a un cultivar de GM IV de ciclo

largo. Otros ejemplos son NA5009RG (Nidera) de GM V de ciclo corto y DM 5.9i (Don

Mario) GM V de ciclo largo, en esta caso identificando su HC indeterminado (i) Ocurre

en algunas empresas que una variedad puede ser identificada a través de los dos

números finales, p ej: TJ2266RR, (La Tijereta) de GM VI de ciclo largo. En todos los

casos los acompaña las siglas RR (resistente a Round Up) o RG (resistente a Glifosato).

La incorporación de nuevas tecnologías, se pueden identificar por ejemplo como se

observa en la Figura 27, una bolsa identificada como DM4915 IPRO-STS (Don Mario), se

trata de un cultivar del GM IV largo, con un nuevo gen de tolerancia a gli fosato, y el

primer gen Bt de resistencia a insectos -INTACTA RR2 PRO- y con resistencia a

Ligate™, herbicida desarrollado por DuPont para el manejo de malezas de hoja ancha y

gramíneas anuales.

La juvenilidad es una característica genética que permite una mayor duración de la etapa vegetativa, retrasando

el inicio de la floración, esta característica puede encontrarse en algunos cultivares de GM más altos con HC

determinado, con mayor sensibilidad fotoperiódica y que florecen con menor altura de planta. La incorporación de

este carácter tiene como objetivo la obtención de cultivares adaptados a mayores rangos de latitud y época de

siembra. La juvenilidad permite que los cultivares de crecimiento determinado y semideterminado registren mayor

Figura 27: Bolsa de

semillas de la

empresa Don Mario

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Cereales y Oleaginosas, 2015 21

altura de planta, y que a su vez tengan mayor plasticidad a la FS, permitiendo adelantar el momento de siembra y

ser cultivados más al norte que los del mismo HC que no poseen esa característica.(Baigorri, 2002)

El vuelco se expresa con relación directa a las condiciones ambientales. Los GM mayores de crecimiento

indeterminado son los más proclives al vuelco, aunque dentro de cada GM puede encontrarse diferencias

significativas entre cultivares; por ello la modificación de la FS, la densidad de siembra y el espaciamiento entre

surcos, son prácticas de manejo recomendables. A su vez el excesivo desarrollo de la planta suele verse reducida

en lotes con limitaciones físico-químicas o en situaciones de estrés ambiental.

Los GM bajos son los más susceptibles al deterioro de calidad de semilla , debido a que su maduración es más

temprana en siembras anticipadas, por lo que son sometidas a mayores temperaturas aumentando la posibilidad

de deterioro del grano, además es destacable señalar que a mayor tamaño de grano -característica de los GM

bajos- es más proclive al deterioro en su calidad física.

Un adecuado manejo del arreglo espacial tiene como objetivo mejorar la cobertura del suelo, a t ravés de una

adecuada estructura de planta, que permita alcanzar el IAF crítico durante la definición del número de granos -

Período Crítico-. Hay que tener en cuenta que el at raso de la siembra influye negativamente sobre la plasticidad

vegetativa y reproductiva típica de la soja, y puede estar severamente limitada ya que los efectos del fotoperíodo,

acorta la duración de la etapa vegetativa. (Board and Hall, 1984, citados por Vega y Salas, 2012).

En situaciones donde existan altas probabilidades de lograr una altura de planta inferior a 70 cm, la reducción del

espaciamiento a menos de 0,52 incrementaría el rendimiento (Kruk et al., 2003). La disminución del

espaciamiento entre surcos con la misma densidad, puede disminuir la competencia entre plantas por recursos, al

mejorar la distribución espacial de las mismas. El objetivo es que al acortar la distancia, se vea favorecida la

intercepción de luz en el momento más crítico del cultivo.

El ajuste tanto del espaciamiento como de la densidad está

dirigido principalmente a los GM bajos cuyas estructuras se ven

afectadas en FS extremas; dichos GM tienen la capacidad de

generar altos rendimientos, pero siempre y cuando las

condiciones ambientales sean las óptimas, Son de altos

potenciales productivos pero son muy inestables cuando son

sembrados en épocas no recomendables. En general se utiliza

un espaciamiento de 0,52 m en FS óptima en las diferentes

regiones de nuestro país, con reducción a 0,35 m en FS

extremas. (Figura 28). En zonas de alta productividad (Pampa

Húmeda) en FS óptimas la tendencia es utilizar un espaciamiento

a 0,35 m.

El atraso en la FS puede generar:

a. Acortamiento del periodo vegetativo y reproductivo (ciclo total).

b. Menor desarrollo de planta.

c. Menor número de nudos que se transforman en reproductivos.

d. Menor desarrollo del sistema radicular.

e. Atraso e ineficiente cierre de la canopia, con mayores pérdidas de agua del suelo por evaporación.

Las variables a manejar para reducir el efecto negativo del atraso en la FS:

a) Utilizar una variedad de un GM mayor.

b) Disminuir la distancia entre hileras.

c) Aumentar la densidad.

La soja es una especie con alta plasticidad a la densidad de siembra, ante cualquier situación de estrés compensa

con el aumento del número de ramas y vainas por planta. Sin embargo la densidad que maximiza el rendimiento

puede ser muy variable entre campañas dependiendo del genotipo, de la FS y de las restricciones hídricas y

nutricionales (Kruk et al., 2003). La densidad óptima es aquella que: a) Permite un buen crecimiento evitando el

Octubre Noviembre Diciembre

35 cm

52cm

52 cm 52cm

35 cm

Altur

a

Campana de crecimiento a

Figura 28: Espaciamiento entre surcos sugerido en función de la FS

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Cereales y Oleaginosas, 2015 22

vuelco b) Reduce la incidencia a enfermedades y c) Asegura una adecuada inserción de las vainas inferiores, y

que va a depender de:

a. En FS extremas (tanto tardías como extratempranas es conveniente aumentar la densidad).

b. La latitud (a mayor latitud las densidades óptimas tienden a ser mayores).

c. Las condiciones ambientales (cuando el ambiente limita el crecimiento del cultivo, es necesario

incrementar la densidad).

d. Las características del cultivar (los cultivares con mas crecimiento, ya sea por su mayor longitud de

ciclo, tendencia al vuelco o altura tienen densidades óptimas menores).

e. El espaciamiento entre surcos.

Con una densidad por debajo de 30-35 plantas m2 el rendimiento comienza a disminuir. En un año favorable y

con buenas condiciones hídricas, una disminución muy pronunciada en la densidad (entre 35-55%), puede

provocar mermas en los rendimientos de hasta 15-31% y 20-25% según la distribución de plantas fuera uniforme o

desuniforme respectivamente. (Baigorri, 2009).

El uso de densidades altas en FS tardías de los GM bajos -dados por su inestabilidad-, disminuye los efectos

negativos sobre el rendimiento. Es esperable encontrar mayor respuesta al aumento de la densidad en siembras

tardías en ambientes poco productivos, donde el cierre del canopeo antes del comienzo de los estadios

reproductivos críticos está más comprometido. (Vega y Salas, 2012).

Plan de siembra para las diferentes regiones productivas

Los planteos que a continuación se detallan son teóricos, y deben ser adaptados a cada situación tanto geográfica

como a nivel de lote, y cabe recordar que en cualquiera de las regiones productivas, se debe identificar cuál es

la FS óptima, para así sembrar en ese momento el GM más bajo que permita el ambiente.

En cada una de las Figuras siguientes se identifica las FS con mayor probabilidad que la calidad ambiental, donde

se va a desenvolver el cultivo, sea muy favorable -muy alta- o desfavorable -muy baja-.

En la Región Norte (por encima de los 30º de

latitud sur) la época de siembra se extiende entre

la 1er

quincena de septiembre y la 2da

quincena de enero o 1er

quincena de febrero,

donde se pueden utilizar GM V al VIII (hacia el

NOA) y se puede bajar al GM IV en el NEA. Las

mejores condiciones ambientales se dan entre la

2da

quincena de septiembre y octubre, y se

puede utilizar el GM V; entre fines de octubre y

noviembre los GM VI y VII, este último puede

sembrarse en enero, y el GM VIII entre fines de

diciembre y enero donde las condiciones

ambientales son de peor calidad por el mayor

estrés térmico. De modo tal que en la Región

Norte a medida que se atrasa el momento de

siembra disminuye la calidad ambiental y mayor

debe ser el GM que se utilice. (Figura 29)

En la Región Pampeana Norte (entre los 30º y

36º de latitud sur) la FS recomendada se

extendería entre la 2da

quincena de septiembre

y la 1era

de enero, con GM III al VI. En siembras

extratempranas (septiembre-1er

quincena de

octubre) en general son los GM V o GM VI de

HC indeterminado los que mejor se adaptan;

entre la 2da

quincena de octubre y noviembre el

Figura 29: FS y GM recomendados para la Región Norte en base a la calidad ambiental según FS, Modificado de Baigorri 1997a

GM

V

VI

VII

VIII

Dic EneSet Oct Nov

Fecha de siembra

Muy alta

Muy baja

GM

III largo-

IV corto

IV largo

V

VI

Fecha de siembra

Set Oct Nov Dic Ene

Muy alta

Muy baja

Figura 30: FS y GM recomendados para la Región Pampeana Norte en

base a la calidad ambiental según FS, Modificado de Baigorri 1997a

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Cereales y Oleaginosas, 2015 23

GM IV preferentemente de ciclo largo y si el ambiente lo permite (mayor fertilidad química y física de los suelos,

mayores precipitaciones, riego o presencia de napa, etc) en la 1er

quincena de noviembre se puede utilizar el GM

III o GM IV de ciclo corto. En diciembre lo recomendable son los GM V de ciclo corto, y hacia fines de diciembre y

enero al GM V de ciclo largo. En siembras de fines de diciembre y no más allá de la 1er

quincena de enero podrían

utilizarse los GM mayores de HC determinado, sobre todo en lugares sometidos a alto estrés ambiental. (Figura 30)

En la Región Pampeana Sur (al sur de los 36º de latitud sur), la época de siembra se ubicaría entre la 2da

quincena de octubre y la 1er

quincena de

diciembre, con GM II al IV. A fines de octubre se

optaría por GM IV de mayor ciclo cuando el

ambiente es de menor calidad; los materiales

cortos del mismo GM y de GM III se sembrarían

en noviembre; y entre la 2da

quincena de

noviembre y 1er

quincena de diciembre los GM III

corto y GM II. Una siembra en la 2da

quincena de

diciembre aumenta la probabilidad de que

heladas tempranas, influyan negativamente

sobre el ciclo del cultivo. Es decir en la Región

Pampeana Sur a medida que se atrasa la FS

menor debe ser el GM utilizado. (Figura 31)

Como ejemplo se observa la Figura 32a que representa tendencias lineales de rendimiento, lo cual es decreciente

a medida que se atrasa la FS, con una caída progresiva en la productividad, pero esta tendencia tiene bajo ajuste

tanto para los GM productivos (R2 = 0,19) como para los estables (R

2 = 0,47). El ajuste se mejoró cuando se

graficó una tendencia polinómica, donde los GM productivos registraron un R2 = 0,92, y los GM estables R

2 = 0,66

Figura 32b. De modo tal que se puede decir que el mejor comportamiento productivo para la región central del país,

se logra cuando se siembra entre la 2da

quincena de octubre y noviembre , dónde se destacan los GM

productivos; en siembras anticipadas prevalecen los GM estables, pero en la práctica es poco probable las

siembras extratempranas por la baja disponibilidad hídrica, pero si es importante destacar la caída en los registros,

en siembras tardías, sobre todo de los GM productivos y la tendencia de obtener mejores resultados con GM

estables.

Para resumir, en Argentina el cultivo de soja tiene dos comportamientos diferenciales, por un lado están aquellos

GM cuya tendencia es la mayor productividad, pero con altas exigencias a óptimas condiciones ambientales y

de manejo, que minimicen todo tipo de estrés, ya que estos GM son inestables, es decir cualquier falla en el

ambiente, disminuyen su respuesta productiva. Dicho en otras palabras cuanto más bajo es el GM más productivo

es pero también la exigencia es mayor. Por otro lado están aquellos cuya tendencia es la mayor estabilidad, que

se adaptan a situaciones o condiciones más estresantes, y que, si bien la tendencia es la disminución de la

y = -153,26x + 3396,6R² = 0,1875

y = -164,02x + 3665,5R² = 0,4735

1000

1200

1400

1600

1800

2000

2200

2400

2600

2800

3000

3200

3400

3600

3800

4000

23-sep 15-oct 01-nov 22-nov 15-dic 11-ene

Ren

dim

ien

to (

kg

ha

-1)

FS

Tendencia GM Productivos

Tendencia GM Estables

GM

II-III corto

III largo

IV corto

IV largo

Fecha de siembra

Set Oct Nov Dic Ene

Muy alta

Muy baja

Figura 31: FS y GM recomendados para la Región Pampeana Sur en base a la calidad ambiental según FS, Modificado de Baigorri 1997a

a

y = -207,26x2 + 1297,5x + 1462,2R² = 0,9188

y = -71,41x2 + 335,86x + 2999R² = 0,665

1000

1200

1400

1600

1800

2000

2200

2400

2600

2800

3000

3200

3400

3600

3800

4000

23-sep 15-oct 01-nov 22-nov 15-dic 11-ene

Ren

dim

ien

to (

kg

ha

-1)

FS

Tendencia GM Productivos

Tendencia GM Estables

b

Figura 32: a) Tendencia lineal y b) Tendencia polinómica de rendimiento según FS y GM (Campaña 2002/03 al 2014/15) Campo

Escuela, FCA-UNC. (31º19’LS, 64º13’LW)

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Cereales y Oleaginosas, 2015 24

productividad a lo largo de las FS, la caída en el rendimiento es menor, basado en la estructura de planta, y su

mayor longitud de etapas -característico de estos GM- Si se comparara los GM altos de HC indeterminado vs los

de HC determinado, estos últimos presentan mayor estabilidad y mejor comportamiento ante situaciones

ambientales estresantes.

Algunos aspectos de la nutrición

La soja no es indiferente a la necesidad de absorber una importante cantidad de nutrientes para su crecimiento y

definición de rendimiento; los elementos de mayor importancia son el Nitrógeno (N) el Fósforo (P), el Azufre (S)

y el Calcio (Ca), en menor medida el Magnesio (Mg) y el Boro (B). En la Tabla 6 se observan los requerimientos de

absorción y extracción, tanto en base seca y corregida a base húmeda.

El cultivo tiene un comportamiento peculiar desde el punto de vista nutricional, por un lado es capaz de mantener

rendimientos relativamente elevados en condiciones de baja fertilidad, y por el otro presenta requerimientos

nutricionales similares o superiores a, por ejemplo, el trigo y el maíz de alto potencial productivo. (Ciampitti, et al.,

2012)

Tabla 6: Absorción, extracción e índice de cosecha (relación extraido/absorbido), para los principales nutrientes de soja. Las

unidades se encuentran expresadas en base seca y en base húmeda (Hº comercial 13,5%) (Ciampitti y Garcia, 2007)

Macronutrientes

Nitrógeno

El grano tiene un alto contenido de proteína, razón por la cual es altamente demandante de N, y lo acumula

sostenidamente desde VE hasta finales de llenado de granos. En R5 es dónde se observa las máximas tasas de

absorción del nutriente.

Las deficiencias nitrogenadas se manifiestan por marcadas reducciones en el c recimiento, y por el amarillamiento

de las plantas, con la aparición de los primeros síntomas en las hojas inferiores (hojas viejas). Al tratarse de una

oleaginosa, la planta se nutre del N que obtiene a través de dos mecanismos, ya sea por absorción del suelo o por

FBN donde las bacterias fijadoras de N atmosférico (N2) (Bradyrhizobium japonicum) convierten el N en amonio

mediante la acción de la enzima nitrogenasa, y que luego la soja fija el N2 a través de su simbiosis con las

bacterias. Es importante destacar que el N obtenido por FBN es energéticamente costoso para la planta: por FBN

necesita 2,9 – 6,1 g C/g N, y por absorción y asimilación de nitratos del suelo necesita 0,8 – 2,4 g C/g N (Sprent,

1989).

Debido a este gasto energético de la planta para asimilar N2 atmosférico, estas desarrollaron mecanismos que le

permiten regular el número de nódulos que pueden mantener en sus raíces y su eficiencia relativa. Cuando hay

suficiente disponibilidad de N en el suelo, la planta por razones de economía energética privilegia la incorporación

del N edáfico por sobre el N atmosférico. Opera por lo tanto un balance global en la planta, la cual le resulta más

barato energéticamente absorber N del suelo que fijarlo. Es importante comprender que los rizobios en los nódulos

actúan como simples bacterias productoras de amonio (NH4+), dejando a la planta el costo energético de la

asimilación. (Gonzalez y Racca, 2012)

Las bacterias demoran de 5 a 10 horas para penetrar a través de los pelos radiculares a la planta, y unos 20 días

luego de emergido el cultivo, los nódulos se hacen visibles para alcanzar su máximo tamaño en R6; la FBN

comienza unos 30 días después de la emergencia y la tasa de FBN se va incrementando hasta un valor

máximo en R5 para luego disminuir. Hasta floración las necesidades de N son cubiertas mayormente por la oferta

Nutriente

(expresado en

base seca)

Absorción

total

Extracción

de granos

Índice de

cosecha

Nutriente

(expresado en

base húmeda)

(13,5%)

Absorción

total

Extracción

de granos

Kg ton-1

de granos % Kg ton-1

de granos

Nitrógeno (N) 75,0 55,0 73 Nitrógeno (N) 66,4 48,7

Fósforo (P) 6,9 6,1 89 Fósforo (P) 6,1 5,4

Potasio (K) 39,0 19,1 49 Potasio (K) 34,5 16,9

Calcio (Ca) 16,0 3,0 19 Calcio (Ca) 14,2 2,7

Magnesio (Mg) 9,0 3,5 39 Magnesio (Mg) 8,0 3,1

Azufre (S) 4,5 3,2 72 Azufre (S) 4,0 2,8

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Cereales y Oleaginosas, 2015 25

edáfica mientras que los aportes por FBN son muy importantes luego de la floración y durante el llenado de los

granos (Zapata et al, 1987).

El aporte de N por FBN tiene un rol fundamental en la producción del cultivo; estimaciones para la región

productora del centro y norte del país indican que entre el 26% y el 71% del N acumulado es aportado por la FBN,

por esto se considera en Argentina un aporte promedio de 50%. (Collino et al., 2007). La magnitud del aporte

de la FBN se verá seriamente afectada por la aplicación de fertilizantes nitrogenados, por el aporte de N a través

de la mineralización de la materia orgánica, o por una fuerte intensidad de fertilización nitrogenada en lotes con

cultivos antecesores que dejan altos contenidos residuales de nitratos, por lo tanto mayor disponibilidad de N en el

sistema ejerce un efecto antagónico sobre la FBN. (Salvagiotti, et al., 2009) La fertilización con N a la siembra no

ha mostrado respuestas en rendimiento, mientras que aplicaciones en estados reproductivos avanzados los

resultados son variables; por esta razón y para evitar afectar la FBN, no se recomienda la fertilización nitrogenada

de soja. (Garcia y Ciampitti, 2009).

El Bradyrhizobium japonicum al no ser una cepa nativa es necesario incorporarla a nuestros sistemas a través de la inoculación para que la simbiosis sea efectiva. Según la resolución SENASA Nº310/1994:

Los inoculantes deben contener no menos de 1000 millones de rizobios g-1

o ml de producto a la fecha de

elaboración, y no menos de 100 millones g-1

o ml a la fecha de vencimiento.

Por inoculación se deben incorporar 80 mil rizobios por semilla de soja.

En el envase debe constar obligatoriamente la fecha de vencimiento y el número de lote.

Los inoculantes comerciales se presentan de distintas formas (tipo de soporte):

a) Turba

b) Dolomita

c) Líquidos

Líquidos oleosos

Líquidos oleosos + Inoculante solido

Líquido oleoso + Fungicida + Inoculante

Líquidos acuosos

Al inocular, la bacteria se naturaliza en los suelos y puede permanecer más de 10 años, pero al cabo de 4 a 5

años de introducida, la cepa es prácticamente diferente de la original. En este punto cabe remarcar que las

cepas naturalizadas son más competitivas, y más resistentes al estrés pero menos eficientes en la FBN que las

recientemente introducidas. En condiciones óptimas la soja de 1ra

tiene pronta y abundante nodulación. En

cambio la soja de 2da

o de 1ra

sembrada en un suelo con poca humedad se demora la nodulación, y cuando ésta

se produce tiende a ubicarse en las raíces secundarias. Ante la detección de deficiencias en la inoculación, la

reinoculación de plantas adultas no es factible, ya que las raíces primarias son receptivas solo en los primeros

días. (Racca, 2002).

Como recomendación Racca (2002) menciona inocular siempre en campos sin historia sojera y/o en soja de 2da

o en soja de 1ra

con suelos secos, y cuando se da la combinación de un buen inoculante, una buena técnica de

aplicación y bajo costo. En campos con historia sojera la inoculación es con muy buena concentración. Teniendo

en cuenta que el cambio anual de diferentes inoculantes no tendría mayores respuestas , el consejo de inocular

una vez cada 3 años no sería razonable.

Los factores limitantes para la FBN son de tres órdenes (González y Racca, 2012):

Los relacionados con la calidad del inoculante y las técnicas de inoculación, incluyendo el uso de biocidas

asociado a la bacterización de la semilla.

Factores climáticos o ambientales, entre los que se destacan: estrés hídrico, estrés por altas temperaturas,

la interacción entre ambos y estrés salino.

Desbalances nutricionales, entre los cuales los más frecuentes son deficiencia de P y S, aunque en

algunas regiones del país, aparecen respuestas de magnitud variable al agregado de algunos

micronutrientes, en especial Co y Mo.

Al mismo tiempo Perticari (2006) menciona limitaciones para la simbiosis:

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Cereales y Oleaginosas, 2015 26

Los suelos con moderada o alta disponibilidad de formas inorgánicas de N, y/o importantes tasas de

mineralización durante el ciclo del cultivo, retardan el inicio de la nodulación y/o inhiben el

funcionamiento.

La simbiosis es sensible a condiciones de anegamiento con sólo 2 a 3 días de inundación se puede

provocar alta mortandad de nódulos.

Condiciones de sequía en la siembra provocan mortandad de bacterias. En etapas tempranas retrasa la

aparición de nódulos y en etapas reproductivas limita la FBN.

Cada vez que el agua útil disminuye por debajo del 60% (umbral crítico para la soja durante el llenado de granos)

se compromete también la fijación de N, que es máxima en esta etapa. Normalmente la capacidad de fijación de

los nódulos se restablecen si las condiciones de sequía no son tan severas o duran muchos días, no obstante con

menos del 10 % del agua útil, aunque los nódulos y el cultivo recuperen su humedad al llover o regarse, la

capacidad de fijación se torna irrecuperable (Racca, 2002).

Cuando se fertiliza en conjunto con la siembra, se debe evitar el contacto directo con l a semillas inoculadas, ya

que los fertilizantes, al modificar el ambiente sobre el entorno de la semilla (PH, salinidad y emisión de amoníaco)

pueden provocar, en función de la dosis y condiciones ambientales, una elevada mortandad de bacterias.

(Ciampitti et al., 2012)

Fósforo

La soja posee la capacidad de crecer y desarrollarse con niveles de P más bajos que los cereales. Es importante

la disponibilidad de este elemento para lograr un rápido crecimiento, y un desarrollo adecuado de la parte aérea,

de las raíces, de los nódulos (número, ubicación y tamaño) y de una eficiente FBN. En caso de deficiencia se

refleja una marcada disminución del crecimiento inicial, con hojas pequeñas de color verde oscuro y más gruesas;

deficiencias severas pueden retrasar la maduración del cultivo. El P se acumula sostenidamente a altas tasas

hasta una etapa ligeramente unos 15 días posteriores al cese de la absorción del N. Las tasas máximas de

acumulación tienen lugar durante el llenado de los granos, y decaen recién hacia la finalización de este periodo.

(Garcia, et al., 2009)

Los criterios para decidir la fertilización fosfatada (Ciampitti et al., 2012) son:

Suficiencia: Aplicar el P estrictamente necesario para satisfacer las necesidades inmediatas, solamente

con niveles de P extractable por debajo del umbral crítico.

Reposición: Aplicar el P extraído por el cultivo reponiendo el P al suelo.

Reposición y construcción: Aplicar el P extraído por el cultivo, más el P destinado a elevar el nivel del

nutriente en el suelo.

La respuesta a la fertilización fosfatada depende del nivel de P disponible en el suelo, pero también es afectada

por factores del suelo (textura, temperatura, materia orgánica, pH), del cultivo (requerimientos, nivel de

rendimiento) y de manejo del fertilizante. Se recomienda, para las diferentes áreas agrícolas de Argentina, la

determinación del contenido de P extractable de los suelos (método de Bray Kurt z P-1) en la capa de 0 a 20 cm de

profundidad; habrá respuesta en soja cuando los valores sean inferiores a 14-17 ppm. (Fontanetto et al., 2011)

Mesonutrientes

Azufre

La dinámica de absorción del S sigue un ritmo muy similar a la del N, y también está asociada a la expansión foliar

y el crecimiento vegetativo de la planta. Se acumula a elevadas tasas alrededor de R3, decayendo el ritmo de

absorción en etapas posteriores. (Garcia y Ciampitti, 2009). Los síntomas de deficiencia son similares a los de N

(hojas amarillentas) pero se dan en las hojas superiores (más jóvenes) (Fontanetto, et al., 2011). Generalmente

presenta una clorosis general incluyendo nervaduras, y los tallos se tornan finos, duros y elongados. Debido a la

participación en proteínas estructurales de la planta, es que su disponibilidad debe ser adecuada desde la

germinación misma. La deficiencia de S en soja puede reducir la síntesis de las enzimas que forman parte del

aparato fotosintético. Se considera también que debido a la estrecha relación entre el metabolismo del S y del N,

las deficiencias del primero afectan la asimilación y concentración del segundo en las hojas.

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Cereales y Oleaginosas, 2015 27

Debido a la alta movilidad de los iones sulfato en el suelo, la determinación de S-sulfato a la siembra es solamente

orientativa, se indican umbrales de 8-10 ppm como nivel crítico, por debajo de los cuales puede encontrarse

respuesta a la fertilización.

Según Garcia, (1998) otros indicadores que pueden utilizarse para determinar la necesidad de S son:

Suelos arenosos de baja materia orgánica (<2%).

Suelos degradados (sistemas intensivos) con reducciones marcadas de materia orgánica.

Cultivos de alto rendimiento fertilizados con N y P.

Relaciones N:S en suelo mayores de 5-7:1.

Relaciones N:S en tejido vegetal superiores a 15:1

Calcio, Magnesio

El Ca interviene en el sistema de asimilación de nutrientes, en la formación de la pared celular y está involucrado

en la superviviencia y crecimiento de los rizobios. Es un elemento inmóvil a nivel de floema y no se redistribuye en

la planta, por lo tanto la deficiencia nutricional se presenta en las hojas nuevas o más jóvenes. El Mg presenta

movilidad dentro de la planta, trasladándose de órganos maduros a órganos de activos crecimiento, su deficiencia

por lo tanto se ve en hojas maduras. (Ciampitti et al., 2012). Según dichos autores, hay que tener en cuenta que:

La absorción de Ca y Mg están limitadas a PH bajos.

Aun aumentando el contenido de Ca en solución a PH bajo, no hay una correspondencia a nivel de

absorción, lo cual demostraría la competencia directa por otros cationes o indirectamente a t ravés del

menor desarrollo radicular.

Es difícil separar las deficiencias de Ca o Mg, respecto a la toxicidad de Al (aluminio) o Mn (manganeso), a

PH muy bajo en el suelo.

La infección por parte del Bradyrhizobium requiere niveles altos de Ca, y pueden agudizar la deficiencia.

La deficiencia de Ca en general es de difícil observación, porque suelen presentarse previamente

problemas de acidez.

En la Figura 33 se observa un diagrama orientativo para el manejo nutricional del cultivo, donde a partir del análisis

de suelo se plantea la inoculación, y si se detectara alguna falla en la misma sería conveniente, pero poco

practicable, una fertilización nit rogenada. Si el contenido de materia orgánica estuviera por debajo del 2% y los

niveles de sulfato por debajo de 10 ppm se recomendaría emplear fuentes azufradas directamente o en los

cultivos previos que integran las rotaciones, dada la residualidad encontrada. (Fontanetto et al., 2006); cuando el

nivel de fosfato está por debajo de las

20 ppm estará a criterio del técnico

fertilizar con P, basado en que no habrá

respuesta por parte del cultivo, pero

sirve para el mantener los niveles de P

en el suelo; ya por debajo del nivel

crítico de 15 ppm el cultivo respondería

a la fertilización.

Figura 33: Diagrama para el manejo de la

nutrición de soja, modificado de Fontanetto y

Keller, 2006

Análisis de Suelo

Inocular

P < 20 ppmSI

NO

P < 15 ppm

No hay respuesta, puede

fertilizarse (mantener)

NOSI

Fertilizar con P

(Dosis= P10)

Fertilizar con P

(Dosis > P10)

Otros:

Ca, Co, Mo,

Mg, etc.

Experiencias locales

y/o Regionales

(faltan datos)

MO < 2%

S-SO4 < 10 ppm

Fertilizar con S

Fallas de

Inoculación

Fertilizar con N

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Cereales y Oleaginosas, 2015 28

Bases de comercialización

En la Tabla 7 se detalla la NORMA XVII (Resolución 151/2008) , y que, a los efectos de dicha reglamentación, se

entiende por Soja a los granos de la especie Glycine max L. , y cuya entrega queda sujeta a la siguiente base de

comercialización:

Materias extrañas: - 1,0% incluido 0,5% de tierra. - Granos quebrados y/o partidos: 20,0%. - Granos dañados:

5,0%. - Granos verdes: 5,0%.

Tolerancia de recibo: Las entregas de soja quedan sujetas a las tolerancias de recibo que se establecen a

continuación:

Materias extrañas: 3,0% incluido 0,5% de tierra.

Granos negros: 1,0%.

Granos quebrados y/o partidos: 30,0%.

Granos dañados: 5,0%. Se computarán dentro de este rubro y hasta un máximo del 1,0% a los granos

quemados por secadora o "de avería".

Granos verdes: 10,0%.

Humedad: 13,5%.

Chamico (Datura ferox): 5 semillas por kilogramo.

Insectos y/o arácnidos vivos: Libre.

Tabla 7: Bases estatutarias de soja

RUBROS BASE ( % )

TOLERANCIA ( % ) REBAJAS MERMAS

MATERIAS EXTRAÑAS 1,0 3,0

Para valores superiores al 1,0% y

hasta el 3,0% a razón del 1,0% por cada por ciento o fracción

proporcional. Para valores superiores al 3,0% a razón del 1,5% por cada por

ciento o fracción proporcional.

incluido TIERRA 0,5 0,5 Para valores superiores al 0,5% a

razón del 1,5% por cada por ciento o fracción proporcional.

GRANOS NEGROS --- 1,0 ------------

GRANOS QUEBRADOS Y/ O PARTIDOS

20,0 30,0

Para valores superiores al 20,0% y hasta el 25,0% a razón del 0,25% por

cada por ciento o fracción

proporcional. Para valores superiores al 25,0% y hasta el 30,0% a razón del 0,5% por cada por ciento o fracción

proporcional. Para valores superiores al 30,0% a razón del 0,75% por cada

por ciento o fracción proporcional.

GRANOS DAÑADOS

(brotados, fermentados y ardidos, por calor, podridos)

5,0 5,0

Para valores superiores al 5,0% a

razón del 1,0% por cada por ciento o fracción proporcional.

incluido GRANOS

QUEMADOS o "AVERIA" --- 1,0

Para valores superiores al 1,0% a razón del 1,0% por cada por ciento o

fracción proporcional.

GRANOS VERDES 5,0 10,0 Para valores superiores al 5,0% se

rebajará a razón del 0,2% por cada por ciento o fracción proporcional.

HUMEDAD ---- 13,5 ---------------

Para mercadería recibida que exceda la tolerancia de recibo, se descontarán las mermas correspondientes,

de acuerdo a las tablas establecidas.

CHAMICO ---- 5 semillas por Kg. ----------------

Para mercadería recibida

que exceda la tolerancia de recibo, se practicarán las mermas correspondientes.

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Cereales y Oleaginosas, 2015 29

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