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PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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Page 1: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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I V Aacute N T U R G U E N E V

Diego Ruiz

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PROEMIO

Los invitados ya se habiacutean ido El reloj dio lasdoce y media Soacutelo quedaban el anfitrioacuten SergueyNicolayevich y VIadimir Petrovich

El anfitrioacuten tocoacute la campanilla y ordenoacute retirarlo que quedaba de la cena

-Entonces estaacute decidido- dijo sentaacutendose coacute-modamente en la butaca y encendiendo su cigarri-llo- Cada uno tiene que contar la historia de suprimer amor Le toca a usted Serguey Nicolayevich

Serguey Nicolayevich rechoncho de pelo cas-tantildeo cara fofa y redonda miroacute a su anfitrioacuten y lue-go levantoacute la vista hacia el techo

-No tuve un primer amor Empeceacute directa-mente con el segundo

-iquestY coacutemo fue eso

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-Muy faacutecil Teniacutea dieciocho antildeos cuando porprimera vez empeceacute a cortejar a una sentildeorita en-cantadora Pero lo hacia como si no fuese una no-vedad para miacute Asiacute cortejeacute despueacutes a todas lasdemaacutes A decir verdad a los seis antildeos me enamoreacutepor primera y uacuteltima vez precisamente de mi nintildee-ra Desde entonces ha pasado mucho tiempo Losdetalles de nuestra relacioacuten se han borrado de mimemoria Y aunque me acordase iquesta quieacuten podriacuteainteresarle

-Entonces iquestqueacute hacemos- dijo el anfitrioacuten- Enmi primer amor tampoco hay nada extraordinarioAntes de conocer a Ana Ivanovna mi mujer noestuve enamorado Todo marchoacute a mil maravillasNuestros padres concertaron la boda inmediata-mente iniciamos el noviazgo y nos casamos sin dila-cioacuten Mi historia se cuenta en dos palabras Yosentildeores tengo que confesar que cuando propuse eltema del primer amor lo hice pensando en ustedeshombres no diriacutea viejos pero tampoco joacutevenes sol-teros Bueno usted VIadimir Petrovich iquestno podriacuteaamenizar un poco la velada

-Mi primer amor en efecto fue poco corriente-contestoacute despueacutes de una pausa Vladimir Petrovich

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hombre de unos cuarenta antildeos de pelo negro yacanoso

-iexclAh- exclamaron simultaacuteneamente el anfitrioacuteny Serguey Nicolayevich- Mucho mejor Cueacutente-noslo

-Bien O mejor dicho no voy a contarlo Nosoy un buen narrador Cuando narro o soy lacoacutenicoy seco o prolijo y amanerado Si me permiten voy aapuntar todos mis recuerdos en un cuaderno y lue-go se los leo

Al principio los amigos no estuvieron de acuer-do pero VIadimir Petrovich insistioacute Dos semanasdespueacutes se reunieron de nuevo y VIadimir Petro-vich cumplioacute su promesa

Esto es lo que habiacutea anotado en su cuaderno

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Capiacutetulo I

Teniacutea entonces dieciseacuteis antildeos Era el verano de1833

Viviacutea con mis padres en Moscuacute ellos teniacutean al-quilada una dacha en Kaluzhskaya Zastava frente alparque Nescuchnoye Estaba preparaacutendome paraingresar en la Universidad pero estudiaba poco sinhacer el menor esfuerzo

Nadie poniacutea trabas a mi libertad Haciacutea lo queme veniacutea en gana sobre todo cuando se fue mi tu-tor franceacutes que nunca pudo hacerse a la idea de quehabiacutea caiacutedo laquocomo una bombaraquo (comme une bombe) enRusia y se pasaba la vida tumbado en la cama concara de mal humor Mi padre me trataba con unamezcla de indiferencia y carintildeo Mi madre apenasme haciacutea caso a pesar de ser su uacutenico hijo puesotras preocupaciones acaparaban su atencioacuten Mi

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padre joven y bien parecido se habiacutea casado conella por intereacutes Ella era diez antildeos mayor que eacutel Mimadre llevaba una vida triste Siempre nerviosa ycomida por los celos se poniacutea de mal humor peronunca en presencia de mi padre a quien temiacutea

Eacutel en cambio era seco y friacuteo con ella y la man-teniacutea a distancia No he visto jamaacutes a un hombrede una tranquilidad tan digna tan seguro de siacute y tandominante

Nunca olvidareacute las primeras semanas que paseacuteen la dacha Haciacutea un tiempo espleacutendido

Nos instalamos el 9 de mayo el mismo diacutea deSan Nicolaacutes A veces me iba a pasear por el jardiacutende nuestra dacha o por Nescuchnoye o Kaluzhska-ya Zastava Me llevaba alguacuten libro por ejemplo elmanual de Kaidanov pero raramente lo abriacutea Ymaacutes que leer recitaba en voz alta (me sabia muchosversos de memoria) La sangre me herviacutea el cora-zoacuten se me encogiacutea ridiacutecula y dulcemente Esperabay temiacutea algo Todo me sorprendiacutea y estaba como ala expectativa Mi imaginacioacuten jugaba y revoloteabaen torno a las mismas ideas como los paacutejaros alre-dedor de un campanario Me quedaba meditabundome entristeciacutea y hasta llegaba a llorar Pero detraacutes delas laacutegrimas y la tristeza provocadas por un dulce

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verso o un bello atardecer brotaba corno hierba deprimavera la sensacioacuten de felicidad que produce unavida joven en plena ebullicioacuten

Teniacutea un pequentildeo caballo Yo mismo lo ensilla-ba y me iba solo al galope lo maacutes lejos posible Meimaginaba que era un caballero actuando en un tor-neo (iexclqueacute alegre soplaba el aire en mis oiacutedos) Almirar al cielo se me llenaba el alma de su azul y desu luz radiante

Me acuerdo de que entonces la imagen de unamujer el fantasma de un amor casi nunca apareciacuteade manera clara y niacutetida en mi mente pero en todolo que pensaba en todo lo que sentiacutea se escondiacutea elpresentimiento de algo nuevo inimaginablementedulce femenino algo de lo que soacutelo a medias eraconsciente pero que heriacutea mi pudor

Este presentimiento esta espera inundaba miser recorriacutea mis venas y cada gota de mi sangrePronto quiso el destino que esto fuese realidad

Nuestra dacha era una casa sentildeorial de maderacon columnas y dos alas muy bajas En el ala iz-quierda habiacutea una minuacutescula faacutebrica de papel baratopara empapelar Muchas veces me acercaba a vercoacutemo una docena de nintildeos escuaacutelidos y desarregla-dos se subiacutean sobre las palancas de madera que

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presionaban sobre un cuadrilaacutetero tambieacuten de ma-dera que serviacutea de prensa y asiacute haciendo peso consus deacutebiles cuerpos imprimiacutean dibujos de vivoscolores El ala derecha permaneciacutea vaciacutea y se alqui-laba Un diacutea tres semanas despueacutes del 9 de mayolas contraventanas que permaneciacutean cerradas seabrieron y en las ventanas aparecieron unos rostrosfemeninos Una familia desconocida acababa deinstalarse alliacute Recuerdo que ese mismo diacutea a la horade comer mi madre preguntoacute al mayordomo quieacute-nes eran nuestros vecinos Al oiacuter el nombre de laprincesa Zasequin dijo no sin cierto respeto

-iexclAh la princesa- Pero luego antildeadioacute- Debe deser alguna venida a menos

-Han llegado en tres carruajes de alquiler- dijo elmayordomo mientras serviacutea uno de los platos- Notienen carruaje propio Y los muebles son de losmaacutes baratos

-Siacute- dijo mi madre- Pero es mejor estar aquiacuteMi padre la miroacute friacuteamente Ella se calloacuteDesde luego era imposible que la princesa Za-

sequin fuera una mujer rica El ala pequentildea de lacasa que habiacutea alquilado era tan vieja diminuta ybaja de techo que nadie medianamente acomoda-do accederiacutea a habitarla Pero creo que entonces no

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 2: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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PROEMIO

Los invitados ya se habiacutean ido El reloj dio lasdoce y media Soacutelo quedaban el anfitrioacuten SergueyNicolayevich y VIadimir Petrovich

El anfitrioacuten tocoacute la campanilla y ordenoacute retirarlo que quedaba de la cena

-Entonces estaacute decidido- dijo sentaacutendose coacute-modamente en la butaca y encendiendo su cigarri-llo- Cada uno tiene que contar la historia de suprimer amor Le toca a usted Serguey Nicolayevich

Serguey Nicolayevich rechoncho de pelo cas-tantildeo cara fofa y redonda miroacute a su anfitrioacuten y lue-go levantoacute la vista hacia el techo

-No tuve un primer amor Empeceacute directa-mente con el segundo

-iquestY coacutemo fue eso

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-Muy faacutecil Teniacutea dieciocho antildeos cuando porprimera vez empeceacute a cortejar a una sentildeorita en-cantadora Pero lo hacia como si no fuese una no-vedad para miacute Asiacute cortejeacute despueacutes a todas lasdemaacutes A decir verdad a los seis antildeos me enamoreacutepor primera y uacuteltima vez precisamente de mi nintildee-ra Desde entonces ha pasado mucho tiempo Losdetalles de nuestra relacioacuten se han borrado de mimemoria Y aunque me acordase iquesta quieacuten podriacuteainteresarle

-Entonces iquestqueacute hacemos- dijo el anfitrioacuten- Enmi primer amor tampoco hay nada extraordinarioAntes de conocer a Ana Ivanovna mi mujer noestuve enamorado Todo marchoacute a mil maravillasNuestros padres concertaron la boda inmediata-mente iniciamos el noviazgo y nos casamos sin dila-cioacuten Mi historia se cuenta en dos palabras Yosentildeores tengo que confesar que cuando propuse eltema del primer amor lo hice pensando en ustedeshombres no diriacutea viejos pero tampoco joacutevenes sol-teros Bueno usted VIadimir Petrovich iquestno podriacuteaamenizar un poco la velada

-Mi primer amor en efecto fue poco corriente-contestoacute despueacutes de una pausa Vladimir Petrovich

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hombre de unos cuarenta antildeos de pelo negro yacanoso

-iexclAh- exclamaron simultaacuteneamente el anfitrioacuteny Serguey Nicolayevich- Mucho mejor Cueacutente-noslo

-Bien O mejor dicho no voy a contarlo Nosoy un buen narrador Cuando narro o soy lacoacutenicoy seco o prolijo y amanerado Si me permiten voy aapuntar todos mis recuerdos en un cuaderno y lue-go se los leo

Al principio los amigos no estuvieron de acuer-do pero VIadimir Petrovich insistioacute Dos semanasdespueacutes se reunieron de nuevo y VIadimir Petro-vich cumplioacute su promesa

Esto es lo que habiacutea anotado en su cuaderno

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Capiacutetulo I

Teniacutea entonces dieciseacuteis antildeos Era el verano de1833

Viviacutea con mis padres en Moscuacute ellos teniacutean al-quilada una dacha en Kaluzhskaya Zastava frente alparque Nescuchnoye Estaba preparaacutendome paraingresar en la Universidad pero estudiaba poco sinhacer el menor esfuerzo

Nadie poniacutea trabas a mi libertad Haciacutea lo queme veniacutea en gana sobre todo cuando se fue mi tu-tor franceacutes que nunca pudo hacerse a la idea de quehabiacutea caiacutedo laquocomo una bombaraquo (comme une bombe) enRusia y se pasaba la vida tumbado en la cama concara de mal humor Mi padre me trataba con unamezcla de indiferencia y carintildeo Mi madre apenasme haciacutea caso a pesar de ser su uacutenico hijo puesotras preocupaciones acaparaban su atencioacuten Mi

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padre joven y bien parecido se habiacutea casado conella por intereacutes Ella era diez antildeos mayor que eacutel Mimadre llevaba una vida triste Siempre nerviosa ycomida por los celos se poniacutea de mal humor peronunca en presencia de mi padre a quien temiacutea

Eacutel en cambio era seco y friacuteo con ella y la man-teniacutea a distancia No he visto jamaacutes a un hombrede una tranquilidad tan digna tan seguro de siacute y tandominante

Nunca olvidareacute las primeras semanas que paseacuteen la dacha Haciacutea un tiempo espleacutendido

Nos instalamos el 9 de mayo el mismo diacutea deSan Nicolaacutes A veces me iba a pasear por el jardiacutende nuestra dacha o por Nescuchnoye o Kaluzhska-ya Zastava Me llevaba alguacuten libro por ejemplo elmanual de Kaidanov pero raramente lo abriacutea Ymaacutes que leer recitaba en voz alta (me sabia muchosversos de memoria) La sangre me herviacutea el cora-zoacuten se me encogiacutea ridiacutecula y dulcemente Esperabay temiacutea algo Todo me sorprendiacutea y estaba como ala expectativa Mi imaginacioacuten jugaba y revoloteabaen torno a las mismas ideas como los paacutejaros alre-dedor de un campanario Me quedaba meditabundome entristeciacutea y hasta llegaba a llorar Pero detraacutes delas laacutegrimas y la tristeza provocadas por un dulce

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verso o un bello atardecer brotaba corno hierba deprimavera la sensacioacuten de felicidad que produce unavida joven en plena ebullicioacuten

Teniacutea un pequentildeo caballo Yo mismo lo ensilla-ba y me iba solo al galope lo maacutes lejos posible Meimaginaba que era un caballero actuando en un tor-neo (iexclqueacute alegre soplaba el aire en mis oiacutedos) Almirar al cielo se me llenaba el alma de su azul y desu luz radiante

Me acuerdo de que entonces la imagen de unamujer el fantasma de un amor casi nunca apareciacuteade manera clara y niacutetida en mi mente pero en todolo que pensaba en todo lo que sentiacutea se escondiacutea elpresentimiento de algo nuevo inimaginablementedulce femenino algo de lo que soacutelo a medias eraconsciente pero que heriacutea mi pudor

Este presentimiento esta espera inundaba miser recorriacutea mis venas y cada gota de mi sangrePronto quiso el destino que esto fuese realidad

Nuestra dacha era una casa sentildeorial de maderacon columnas y dos alas muy bajas En el ala iz-quierda habiacutea una minuacutescula faacutebrica de papel baratopara empapelar Muchas veces me acercaba a vercoacutemo una docena de nintildeos escuaacutelidos y desarregla-dos se subiacutean sobre las palancas de madera que

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presionaban sobre un cuadrilaacutetero tambieacuten de ma-dera que serviacutea de prensa y asiacute haciendo peso consus deacutebiles cuerpos imprimiacutean dibujos de vivoscolores El ala derecha permaneciacutea vaciacutea y se alqui-laba Un diacutea tres semanas despueacutes del 9 de mayolas contraventanas que permaneciacutean cerradas seabrieron y en las ventanas aparecieron unos rostrosfemeninos Una familia desconocida acababa deinstalarse alliacute Recuerdo que ese mismo diacutea a la horade comer mi madre preguntoacute al mayordomo quieacute-nes eran nuestros vecinos Al oiacuter el nombre de laprincesa Zasequin dijo no sin cierto respeto

-iexclAh la princesa- Pero luego antildeadioacute- Debe deser alguna venida a menos

-Han llegado en tres carruajes de alquiler- dijo elmayordomo mientras serviacutea uno de los platos- Notienen carruaje propio Y los muebles son de losmaacutes baratos

-Siacute- dijo mi madre- Pero es mejor estar aquiacuteMi padre la miroacute friacuteamente Ella se calloacuteDesde luego era imposible que la princesa Za-

sequin fuera una mujer rica El ala pequentildea de lacasa que habiacutea alquilado era tan vieja diminuta ybaja de techo que nadie medianamente acomoda-do accederiacutea a habitarla Pero creo que entonces no

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 3: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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-Muy faacutecil Teniacutea dieciocho antildeos cuando porprimera vez empeceacute a cortejar a una sentildeorita en-cantadora Pero lo hacia como si no fuese una no-vedad para miacute Asiacute cortejeacute despueacutes a todas lasdemaacutes A decir verdad a los seis antildeos me enamoreacutepor primera y uacuteltima vez precisamente de mi nintildee-ra Desde entonces ha pasado mucho tiempo Losdetalles de nuestra relacioacuten se han borrado de mimemoria Y aunque me acordase iquesta quieacuten podriacuteainteresarle

-Entonces iquestqueacute hacemos- dijo el anfitrioacuten- Enmi primer amor tampoco hay nada extraordinarioAntes de conocer a Ana Ivanovna mi mujer noestuve enamorado Todo marchoacute a mil maravillasNuestros padres concertaron la boda inmediata-mente iniciamos el noviazgo y nos casamos sin dila-cioacuten Mi historia se cuenta en dos palabras Yosentildeores tengo que confesar que cuando propuse eltema del primer amor lo hice pensando en ustedeshombres no diriacutea viejos pero tampoco joacutevenes sol-teros Bueno usted VIadimir Petrovich iquestno podriacuteaamenizar un poco la velada

-Mi primer amor en efecto fue poco corriente-contestoacute despueacutes de una pausa Vladimir Petrovich

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hombre de unos cuarenta antildeos de pelo negro yacanoso

-iexclAh- exclamaron simultaacuteneamente el anfitrioacuteny Serguey Nicolayevich- Mucho mejor Cueacutente-noslo

-Bien O mejor dicho no voy a contarlo Nosoy un buen narrador Cuando narro o soy lacoacutenicoy seco o prolijo y amanerado Si me permiten voy aapuntar todos mis recuerdos en un cuaderno y lue-go se los leo

Al principio los amigos no estuvieron de acuer-do pero VIadimir Petrovich insistioacute Dos semanasdespueacutes se reunieron de nuevo y VIadimir Petro-vich cumplioacute su promesa

Esto es lo que habiacutea anotado en su cuaderno

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Capiacutetulo I

Teniacutea entonces dieciseacuteis antildeos Era el verano de1833

Viviacutea con mis padres en Moscuacute ellos teniacutean al-quilada una dacha en Kaluzhskaya Zastava frente alparque Nescuchnoye Estaba preparaacutendome paraingresar en la Universidad pero estudiaba poco sinhacer el menor esfuerzo

Nadie poniacutea trabas a mi libertad Haciacutea lo queme veniacutea en gana sobre todo cuando se fue mi tu-tor franceacutes que nunca pudo hacerse a la idea de quehabiacutea caiacutedo laquocomo una bombaraquo (comme une bombe) enRusia y se pasaba la vida tumbado en la cama concara de mal humor Mi padre me trataba con unamezcla de indiferencia y carintildeo Mi madre apenasme haciacutea caso a pesar de ser su uacutenico hijo puesotras preocupaciones acaparaban su atencioacuten Mi

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padre joven y bien parecido se habiacutea casado conella por intereacutes Ella era diez antildeos mayor que eacutel Mimadre llevaba una vida triste Siempre nerviosa ycomida por los celos se poniacutea de mal humor peronunca en presencia de mi padre a quien temiacutea

Eacutel en cambio era seco y friacuteo con ella y la man-teniacutea a distancia No he visto jamaacutes a un hombrede una tranquilidad tan digna tan seguro de siacute y tandominante

Nunca olvidareacute las primeras semanas que paseacuteen la dacha Haciacutea un tiempo espleacutendido

Nos instalamos el 9 de mayo el mismo diacutea deSan Nicolaacutes A veces me iba a pasear por el jardiacutende nuestra dacha o por Nescuchnoye o Kaluzhska-ya Zastava Me llevaba alguacuten libro por ejemplo elmanual de Kaidanov pero raramente lo abriacutea Ymaacutes que leer recitaba en voz alta (me sabia muchosversos de memoria) La sangre me herviacutea el cora-zoacuten se me encogiacutea ridiacutecula y dulcemente Esperabay temiacutea algo Todo me sorprendiacutea y estaba como ala expectativa Mi imaginacioacuten jugaba y revoloteabaen torno a las mismas ideas como los paacutejaros alre-dedor de un campanario Me quedaba meditabundome entristeciacutea y hasta llegaba a llorar Pero detraacutes delas laacutegrimas y la tristeza provocadas por un dulce

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verso o un bello atardecer brotaba corno hierba deprimavera la sensacioacuten de felicidad que produce unavida joven en plena ebullicioacuten

Teniacutea un pequentildeo caballo Yo mismo lo ensilla-ba y me iba solo al galope lo maacutes lejos posible Meimaginaba que era un caballero actuando en un tor-neo (iexclqueacute alegre soplaba el aire en mis oiacutedos) Almirar al cielo se me llenaba el alma de su azul y desu luz radiante

Me acuerdo de que entonces la imagen de unamujer el fantasma de un amor casi nunca apareciacuteade manera clara y niacutetida en mi mente pero en todolo que pensaba en todo lo que sentiacutea se escondiacutea elpresentimiento de algo nuevo inimaginablementedulce femenino algo de lo que soacutelo a medias eraconsciente pero que heriacutea mi pudor

Este presentimiento esta espera inundaba miser recorriacutea mis venas y cada gota de mi sangrePronto quiso el destino que esto fuese realidad

Nuestra dacha era una casa sentildeorial de maderacon columnas y dos alas muy bajas En el ala iz-quierda habiacutea una minuacutescula faacutebrica de papel baratopara empapelar Muchas veces me acercaba a vercoacutemo una docena de nintildeos escuaacutelidos y desarregla-dos se subiacutean sobre las palancas de madera que

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presionaban sobre un cuadrilaacutetero tambieacuten de ma-dera que serviacutea de prensa y asiacute haciendo peso consus deacutebiles cuerpos imprimiacutean dibujos de vivoscolores El ala derecha permaneciacutea vaciacutea y se alqui-laba Un diacutea tres semanas despueacutes del 9 de mayolas contraventanas que permaneciacutean cerradas seabrieron y en las ventanas aparecieron unos rostrosfemeninos Una familia desconocida acababa deinstalarse alliacute Recuerdo que ese mismo diacutea a la horade comer mi madre preguntoacute al mayordomo quieacute-nes eran nuestros vecinos Al oiacuter el nombre de laprincesa Zasequin dijo no sin cierto respeto

-iexclAh la princesa- Pero luego antildeadioacute- Debe deser alguna venida a menos

-Han llegado en tres carruajes de alquiler- dijo elmayordomo mientras serviacutea uno de los platos- Notienen carruaje propio Y los muebles son de losmaacutes baratos

-Siacute- dijo mi madre- Pero es mejor estar aquiacuteMi padre la miroacute friacuteamente Ella se calloacuteDesde luego era imposible que la princesa Za-

sequin fuera una mujer rica El ala pequentildea de lacasa que habiacutea alquilado era tan vieja diminuta ybaja de techo que nadie medianamente acomoda-do accederiacutea a habitarla Pero creo que entonces no

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 4: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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hombre de unos cuarenta antildeos de pelo negro yacanoso

-iexclAh- exclamaron simultaacuteneamente el anfitrioacuteny Serguey Nicolayevich- Mucho mejor Cueacutente-noslo

-Bien O mejor dicho no voy a contarlo Nosoy un buen narrador Cuando narro o soy lacoacutenicoy seco o prolijo y amanerado Si me permiten voy aapuntar todos mis recuerdos en un cuaderno y lue-go se los leo

Al principio los amigos no estuvieron de acuer-do pero VIadimir Petrovich insistioacute Dos semanasdespueacutes se reunieron de nuevo y VIadimir Petro-vich cumplioacute su promesa

Esto es lo que habiacutea anotado en su cuaderno

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Capiacutetulo I

Teniacutea entonces dieciseacuteis antildeos Era el verano de1833

Viviacutea con mis padres en Moscuacute ellos teniacutean al-quilada una dacha en Kaluzhskaya Zastava frente alparque Nescuchnoye Estaba preparaacutendome paraingresar en la Universidad pero estudiaba poco sinhacer el menor esfuerzo

Nadie poniacutea trabas a mi libertad Haciacutea lo queme veniacutea en gana sobre todo cuando se fue mi tu-tor franceacutes que nunca pudo hacerse a la idea de quehabiacutea caiacutedo laquocomo una bombaraquo (comme une bombe) enRusia y se pasaba la vida tumbado en la cama concara de mal humor Mi padre me trataba con unamezcla de indiferencia y carintildeo Mi madre apenasme haciacutea caso a pesar de ser su uacutenico hijo puesotras preocupaciones acaparaban su atencioacuten Mi

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padre joven y bien parecido se habiacutea casado conella por intereacutes Ella era diez antildeos mayor que eacutel Mimadre llevaba una vida triste Siempre nerviosa ycomida por los celos se poniacutea de mal humor peronunca en presencia de mi padre a quien temiacutea

Eacutel en cambio era seco y friacuteo con ella y la man-teniacutea a distancia No he visto jamaacutes a un hombrede una tranquilidad tan digna tan seguro de siacute y tandominante

Nunca olvidareacute las primeras semanas que paseacuteen la dacha Haciacutea un tiempo espleacutendido

Nos instalamos el 9 de mayo el mismo diacutea deSan Nicolaacutes A veces me iba a pasear por el jardiacutende nuestra dacha o por Nescuchnoye o Kaluzhska-ya Zastava Me llevaba alguacuten libro por ejemplo elmanual de Kaidanov pero raramente lo abriacutea Ymaacutes que leer recitaba en voz alta (me sabia muchosversos de memoria) La sangre me herviacutea el cora-zoacuten se me encogiacutea ridiacutecula y dulcemente Esperabay temiacutea algo Todo me sorprendiacutea y estaba como ala expectativa Mi imaginacioacuten jugaba y revoloteabaen torno a las mismas ideas como los paacutejaros alre-dedor de un campanario Me quedaba meditabundome entristeciacutea y hasta llegaba a llorar Pero detraacutes delas laacutegrimas y la tristeza provocadas por un dulce

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verso o un bello atardecer brotaba corno hierba deprimavera la sensacioacuten de felicidad que produce unavida joven en plena ebullicioacuten

Teniacutea un pequentildeo caballo Yo mismo lo ensilla-ba y me iba solo al galope lo maacutes lejos posible Meimaginaba que era un caballero actuando en un tor-neo (iexclqueacute alegre soplaba el aire en mis oiacutedos) Almirar al cielo se me llenaba el alma de su azul y desu luz radiante

Me acuerdo de que entonces la imagen de unamujer el fantasma de un amor casi nunca apareciacuteade manera clara y niacutetida en mi mente pero en todolo que pensaba en todo lo que sentiacutea se escondiacutea elpresentimiento de algo nuevo inimaginablementedulce femenino algo de lo que soacutelo a medias eraconsciente pero que heriacutea mi pudor

Este presentimiento esta espera inundaba miser recorriacutea mis venas y cada gota de mi sangrePronto quiso el destino que esto fuese realidad

Nuestra dacha era una casa sentildeorial de maderacon columnas y dos alas muy bajas En el ala iz-quierda habiacutea una minuacutescula faacutebrica de papel baratopara empapelar Muchas veces me acercaba a vercoacutemo una docena de nintildeos escuaacutelidos y desarregla-dos se subiacutean sobre las palancas de madera que

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presionaban sobre un cuadrilaacutetero tambieacuten de ma-dera que serviacutea de prensa y asiacute haciendo peso consus deacutebiles cuerpos imprimiacutean dibujos de vivoscolores El ala derecha permaneciacutea vaciacutea y se alqui-laba Un diacutea tres semanas despueacutes del 9 de mayolas contraventanas que permaneciacutean cerradas seabrieron y en las ventanas aparecieron unos rostrosfemeninos Una familia desconocida acababa deinstalarse alliacute Recuerdo que ese mismo diacutea a la horade comer mi madre preguntoacute al mayordomo quieacute-nes eran nuestros vecinos Al oiacuter el nombre de laprincesa Zasequin dijo no sin cierto respeto

-iexclAh la princesa- Pero luego antildeadioacute- Debe deser alguna venida a menos

-Han llegado en tres carruajes de alquiler- dijo elmayordomo mientras serviacutea uno de los platos- Notienen carruaje propio Y los muebles son de losmaacutes baratos

-Siacute- dijo mi madre- Pero es mejor estar aquiacuteMi padre la miroacute friacuteamente Ella se calloacuteDesde luego era imposible que la princesa Za-

sequin fuera una mujer rica El ala pequentildea de lacasa que habiacutea alquilado era tan vieja diminuta ybaja de techo que nadie medianamente acomoda-do accederiacutea a habitarla Pero creo que entonces no

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 5: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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Capiacutetulo I

Teniacutea entonces dieciseacuteis antildeos Era el verano de1833

Viviacutea con mis padres en Moscuacute ellos teniacutean al-quilada una dacha en Kaluzhskaya Zastava frente alparque Nescuchnoye Estaba preparaacutendome paraingresar en la Universidad pero estudiaba poco sinhacer el menor esfuerzo

Nadie poniacutea trabas a mi libertad Haciacutea lo queme veniacutea en gana sobre todo cuando se fue mi tu-tor franceacutes que nunca pudo hacerse a la idea de quehabiacutea caiacutedo laquocomo una bombaraquo (comme une bombe) enRusia y se pasaba la vida tumbado en la cama concara de mal humor Mi padre me trataba con unamezcla de indiferencia y carintildeo Mi madre apenasme haciacutea caso a pesar de ser su uacutenico hijo puesotras preocupaciones acaparaban su atencioacuten Mi

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padre joven y bien parecido se habiacutea casado conella por intereacutes Ella era diez antildeos mayor que eacutel Mimadre llevaba una vida triste Siempre nerviosa ycomida por los celos se poniacutea de mal humor peronunca en presencia de mi padre a quien temiacutea

Eacutel en cambio era seco y friacuteo con ella y la man-teniacutea a distancia No he visto jamaacutes a un hombrede una tranquilidad tan digna tan seguro de siacute y tandominante

Nunca olvidareacute las primeras semanas que paseacuteen la dacha Haciacutea un tiempo espleacutendido

Nos instalamos el 9 de mayo el mismo diacutea deSan Nicolaacutes A veces me iba a pasear por el jardiacutende nuestra dacha o por Nescuchnoye o Kaluzhska-ya Zastava Me llevaba alguacuten libro por ejemplo elmanual de Kaidanov pero raramente lo abriacutea Ymaacutes que leer recitaba en voz alta (me sabia muchosversos de memoria) La sangre me herviacutea el cora-zoacuten se me encogiacutea ridiacutecula y dulcemente Esperabay temiacutea algo Todo me sorprendiacutea y estaba como ala expectativa Mi imaginacioacuten jugaba y revoloteabaen torno a las mismas ideas como los paacutejaros alre-dedor de un campanario Me quedaba meditabundome entristeciacutea y hasta llegaba a llorar Pero detraacutes delas laacutegrimas y la tristeza provocadas por un dulce

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verso o un bello atardecer brotaba corno hierba deprimavera la sensacioacuten de felicidad que produce unavida joven en plena ebullicioacuten

Teniacutea un pequentildeo caballo Yo mismo lo ensilla-ba y me iba solo al galope lo maacutes lejos posible Meimaginaba que era un caballero actuando en un tor-neo (iexclqueacute alegre soplaba el aire en mis oiacutedos) Almirar al cielo se me llenaba el alma de su azul y desu luz radiante

Me acuerdo de que entonces la imagen de unamujer el fantasma de un amor casi nunca apareciacuteade manera clara y niacutetida en mi mente pero en todolo que pensaba en todo lo que sentiacutea se escondiacutea elpresentimiento de algo nuevo inimaginablementedulce femenino algo de lo que soacutelo a medias eraconsciente pero que heriacutea mi pudor

Este presentimiento esta espera inundaba miser recorriacutea mis venas y cada gota de mi sangrePronto quiso el destino que esto fuese realidad

Nuestra dacha era una casa sentildeorial de maderacon columnas y dos alas muy bajas En el ala iz-quierda habiacutea una minuacutescula faacutebrica de papel baratopara empapelar Muchas veces me acercaba a vercoacutemo una docena de nintildeos escuaacutelidos y desarregla-dos se subiacutean sobre las palancas de madera que

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presionaban sobre un cuadrilaacutetero tambieacuten de ma-dera que serviacutea de prensa y asiacute haciendo peso consus deacutebiles cuerpos imprimiacutean dibujos de vivoscolores El ala derecha permaneciacutea vaciacutea y se alqui-laba Un diacutea tres semanas despueacutes del 9 de mayolas contraventanas que permaneciacutean cerradas seabrieron y en las ventanas aparecieron unos rostrosfemeninos Una familia desconocida acababa deinstalarse alliacute Recuerdo que ese mismo diacutea a la horade comer mi madre preguntoacute al mayordomo quieacute-nes eran nuestros vecinos Al oiacuter el nombre de laprincesa Zasequin dijo no sin cierto respeto

-iexclAh la princesa- Pero luego antildeadioacute- Debe deser alguna venida a menos

-Han llegado en tres carruajes de alquiler- dijo elmayordomo mientras serviacutea uno de los platos- Notienen carruaje propio Y los muebles son de losmaacutes baratos

-Siacute- dijo mi madre- Pero es mejor estar aquiacuteMi padre la miroacute friacuteamente Ella se calloacuteDesde luego era imposible que la princesa Za-

sequin fuera una mujer rica El ala pequentildea de lacasa que habiacutea alquilado era tan vieja diminuta ybaja de techo que nadie medianamente acomoda-do accederiacutea a habitarla Pero creo que entonces no

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 6: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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padre joven y bien parecido se habiacutea casado conella por intereacutes Ella era diez antildeos mayor que eacutel Mimadre llevaba una vida triste Siempre nerviosa ycomida por los celos se poniacutea de mal humor peronunca en presencia de mi padre a quien temiacutea

Eacutel en cambio era seco y friacuteo con ella y la man-teniacutea a distancia No he visto jamaacutes a un hombrede una tranquilidad tan digna tan seguro de siacute y tandominante

Nunca olvidareacute las primeras semanas que paseacuteen la dacha Haciacutea un tiempo espleacutendido

Nos instalamos el 9 de mayo el mismo diacutea deSan Nicolaacutes A veces me iba a pasear por el jardiacutende nuestra dacha o por Nescuchnoye o Kaluzhska-ya Zastava Me llevaba alguacuten libro por ejemplo elmanual de Kaidanov pero raramente lo abriacutea Ymaacutes que leer recitaba en voz alta (me sabia muchosversos de memoria) La sangre me herviacutea el cora-zoacuten se me encogiacutea ridiacutecula y dulcemente Esperabay temiacutea algo Todo me sorprendiacutea y estaba como ala expectativa Mi imaginacioacuten jugaba y revoloteabaen torno a las mismas ideas como los paacutejaros alre-dedor de un campanario Me quedaba meditabundome entristeciacutea y hasta llegaba a llorar Pero detraacutes delas laacutegrimas y la tristeza provocadas por un dulce

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verso o un bello atardecer brotaba corno hierba deprimavera la sensacioacuten de felicidad que produce unavida joven en plena ebullicioacuten

Teniacutea un pequentildeo caballo Yo mismo lo ensilla-ba y me iba solo al galope lo maacutes lejos posible Meimaginaba que era un caballero actuando en un tor-neo (iexclqueacute alegre soplaba el aire en mis oiacutedos) Almirar al cielo se me llenaba el alma de su azul y desu luz radiante

Me acuerdo de que entonces la imagen de unamujer el fantasma de un amor casi nunca apareciacuteade manera clara y niacutetida en mi mente pero en todolo que pensaba en todo lo que sentiacutea se escondiacutea elpresentimiento de algo nuevo inimaginablementedulce femenino algo de lo que soacutelo a medias eraconsciente pero que heriacutea mi pudor

Este presentimiento esta espera inundaba miser recorriacutea mis venas y cada gota de mi sangrePronto quiso el destino que esto fuese realidad

Nuestra dacha era una casa sentildeorial de maderacon columnas y dos alas muy bajas En el ala iz-quierda habiacutea una minuacutescula faacutebrica de papel baratopara empapelar Muchas veces me acercaba a vercoacutemo una docena de nintildeos escuaacutelidos y desarregla-dos se subiacutean sobre las palancas de madera que

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presionaban sobre un cuadrilaacutetero tambieacuten de ma-dera que serviacutea de prensa y asiacute haciendo peso consus deacutebiles cuerpos imprimiacutean dibujos de vivoscolores El ala derecha permaneciacutea vaciacutea y se alqui-laba Un diacutea tres semanas despueacutes del 9 de mayolas contraventanas que permaneciacutean cerradas seabrieron y en las ventanas aparecieron unos rostrosfemeninos Una familia desconocida acababa deinstalarse alliacute Recuerdo que ese mismo diacutea a la horade comer mi madre preguntoacute al mayordomo quieacute-nes eran nuestros vecinos Al oiacuter el nombre de laprincesa Zasequin dijo no sin cierto respeto

-iexclAh la princesa- Pero luego antildeadioacute- Debe deser alguna venida a menos

-Han llegado en tres carruajes de alquiler- dijo elmayordomo mientras serviacutea uno de los platos- Notienen carruaje propio Y los muebles son de losmaacutes baratos

-Siacute- dijo mi madre- Pero es mejor estar aquiacuteMi padre la miroacute friacuteamente Ella se calloacuteDesde luego era imposible que la princesa Za-

sequin fuera una mujer rica El ala pequentildea de lacasa que habiacutea alquilado era tan vieja diminuta ybaja de techo que nadie medianamente acomoda-do accederiacutea a habitarla Pero creo que entonces no

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 7: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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verso o un bello atardecer brotaba corno hierba deprimavera la sensacioacuten de felicidad que produce unavida joven en plena ebullicioacuten

Teniacutea un pequentildeo caballo Yo mismo lo ensilla-ba y me iba solo al galope lo maacutes lejos posible Meimaginaba que era un caballero actuando en un tor-neo (iexclqueacute alegre soplaba el aire en mis oiacutedos) Almirar al cielo se me llenaba el alma de su azul y desu luz radiante

Me acuerdo de que entonces la imagen de unamujer el fantasma de un amor casi nunca apareciacuteade manera clara y niacutetida en mi mente pero en todolo que pensaba en todo lo que sentiacutea se escondiacutea elpresentimiento de algo nuevo inimaginablementedulce femenino algo de lo que soacutelo a medias eraconsciente pero que heriacutea mi pudor

Este presentimiento esta espera inundaba miser recorriacutea mis venas y cada gota de mi sangrePronto quiso el destino que esto fuese realidad

Nuestra dacha era una casa sentildeorial de maderacon columnas y dos alas muy bajas En el ala iz-quierda habiacutea una minuacutescula faacutebrica de papel baratopara empapelar Muchas veces me acercaba a vercoacutemo una docena de nintildeos escuaacutelidos y desarregla-dos se subiacutean sobre las palancas de madera que

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presionaban sobre un cuadrilaacutetero tambieacuten de ma-dera que serviacutea de prensa y asiacute haciendo peso consus deacutebiles cuerpos imprimiacutean dibujos de vivoscolores El ala derecha permaneciacutea vaciacutea y se alqui-laba Un diacutea tres semanas despueacutes del 9 de mayolas contraventanas que permaneciacutean cerradas seabrieron y en las ventanas aparecieron unos rostrosfemeninos Una familia desconocida acababa deinstalarse alliacute Recuerdo que ese mismo diacutea a la horade comer mi madre preguntoacute al mayordomo quieacute-nes eran nuestros vecinos Al oiacuter el nombre de laprincesa Zasequin dijo no sin cierto respeto

-iexclAh la princesa- Pero luego antildeadioacute- Debe deser alguna venida a menos

-Han llegado en tres carruajes de alquiler- dijo elmayordomo mientras serviacutea uno de los platos- Notienen carruaje propio Y los muebles son de losmaacutes baratos

-Siacute- dijo mi madre- Pero es mejor estar aquiacuteMi padre la miroacute friacuteamente Ella se calloacuteDesde luego era imposible que la princesa Za-

sequin fuera una mujer rica El ala pequentildea de lacasa que habiacutea alquilado era tan vieja diminuta ybaja de techo que nadie medianamente acomoda-do accederiacutea a habitarla Pero creo que entonces no

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 8: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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presionaban sobre un cuadrilaacutetero tambieacuten de ma-dera que serviacutea de prensa y asiacute haciendo peso consus deacutebiles cuerpos imprimiacutean dibujos de vivoscolores El ala derecha permaneciacutea vaciacutea y se alqui-laba Un diacutea tres semanas despueacutes del 9 de mayolas contraventanas que permaneciacutean cerradas seabrieron y en las ventanas aparecieron unos rostrosfemeninos Una familia desconocida acababa deinstalarse alliacute Recuerdo que ese mismo diacutea a la horade comer mi madre preguntoacute al mayordomo quieacute-nes eran nuestros vecinos Al oiacuter el nombre de laprincesa Zasequin dijo no sin cierto respeto

-iexclAh la princesa- Pero luego antildeadioacute- Debe deser alguna venida a menos

-Han llegado en tres carruajes de alquiler- dijo elmayordomo mientras serviacutea uno de los platos- Notienen carruaje propio Y los muebles son de losmaacutes baratos

-Siacute- dijo mi madre- Pero es mejor estar aquiacuteMi padre la miroacute friacuteamente Ella se calloacuteDesde luego era imposible que la princesa Za-

sequin fuera una mujer rica El ala pequentildea de lacasa que habiacutea alquilado era tan vieja diminuta ybaja de techo que nadie medianamente acomoda-do accederiacutea a habitarla Pero creo que entonces no

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 9: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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presteacute mucha atencioacuten a esto Y el tiacutetulo principescono me impresionaba gran cosa pues acababa de leerLos bandidos de Schiller

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 10: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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Capiacutetulo II

Teniacutea la costumbre de andar por el jardiacuten conuna escopeta esperando que un cuervo se pusiera atiro Siempre habiacutea odiado a estos paacutejaros precavi-dos voraces y astutos El diacutea referido llegueacute al jar-diacuten despueacutes de haber merodeado sin eacutexito algunopor todos los caminos (los cuervos ya me conociacuteany se limitaban a graznar desabridamente desde lejos)y me acerqueacute por casualidad a una valla muy bajaque dividiacutea nuestra propiedad de la franja estrechade jardiacuten que se extendiacutea detraacutes del ala derecha a lacual perteneciacutea De repente oiacute unas voces Mireacute atraveacutes de la valla y me quedeacute de piedra Vi algoinsoacutelito

A pocos pasos en un claro entre matorrales deframbuesa auacuten verde estaba una mujer joven alta yesbelta vestida con un traje rosa a rayas y con un

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 11: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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pantildeuelo blanco en la cabeza A su alrededor habiacuteacuatro hombres joacutevenes en cuyas frentes haciacutea es-tallar por turno unas florecitas grises cuyo nombreno conozco pero que los nintildeos conocen muy bienEstas flores tienen como unas bolsitas que estallancon un chasquido al chocar contra algo duro Losjoacutevenes poniacutean la frente con tanto entusiasmo y enlos movimientos de la muchacha (la veiacutea de perfil)habiacutea algo tan delicado exigente mimoso burloacuten ytierno que casi griteacute de admiracioacuten y placer y sentiacuteque estaba dispuesto a darlo todo para que esos de-ditos encantadores hiciesen estallar una flor sobremi frente Se me cayoacute la escopeta deslizaacutendose so-bre la hierba y me olvideacute de todo Devoraba con lavista su talle tan esbelto su cuello sus bellas manossus cabellos rubios despeinados bajo el pantildeueloblanco los ojos entreabiertos de mirada inteligentelas pestantildeas sus tiernas mejillas

-iexclOiga joven- dijo alguien a mi lado- iquestCreeusted que estaacute permitido mirar a las damas de losotros

Tuve como una sacudida y me quedeacute liacutevidojunto a miacute al otro lado de la valla estaba un desco-nocido de pelo negro muy corto que me mirabacon ironiacutea En ese mismo instante la joven se volvioacute

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 12: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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hacia miacute Vi unos inmensos ojos grises en un ros-tro que ahora expresaba excitacioacuten e hilaridad Depronto la cara se estremecioacute empezoacute a reiacuter susdientes blancos brillaron sus cejas se elevaron en ungesto coacutemico Me puse colorado levanteacute del suelola escopeta y perseguido de una carcajada sonoraaunque no maliciosa me escapeacute a mi cuarto y metireacute sobre la cama cubrieacutendome la cara con las ma-nos El corazoacuten no dejaba de darme brincos en elpecho Me sentiacutea muy nervioso y alegre Una emo-cioacuten nunca experimentada me inundaba

Cuando hube descansado me peineacute me laveacute ybajeacute a tomar el teacute La imagen de la joven seguiacutea per-siguieacutendome El corazoacuten dejoacute de darme vuelcospero se contraiacutea dulcemente

-iquestQueacute te pasa- dijo mi padre- iquestEs que hasmatado un cuervo

Estuve a punto de contaacuterselo todo pero no lohice y soacutelo sonreiacute imperceptiblemente para los de-maacutes Antes de acostarme sin saber por queacute di tresvueltas sobre un pie y me di crema Luego meacosteacute y dormiacute toda la noche de un tiroacuten Antes deamanecer me desperteacute durante unos segundos le-vanteacute la cabeza mireacute extasiado a mi alrededor y mevolviacute a dormir

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 13: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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Capiacutetulo III

laquoiquestCoacutemo conocerlosraquo Fue lo primero que penseacuteal despertarme por la mantildeana Antes de tomar el teacuteme fui al jardiacuten pero no me acerqueacute demasiado a lavalla y no pude ver a nadie Despueacutes del teacute di variospaseos por la calle delante de la dacha lanzando des-de lejos miradas a las ventanas Creiacute ver su cabezadetraacutes de las cortinas y atemorizado me apresureacute aescapar laquoPero hay que conocerlosraquo penseacute andandosin rumbo por el arenoso descampado que se ex-tendiacutea delante de Nescuchnoye laquoPero iquestcoacutemoraquoEste era el problema Recordeacute los maacutes pequentildeosdetalles de nuestro encuentro de la viacutespera No seacutepor queacute pero con especial relieve surgiacutea el recuerdode coacutemo se habiacutea reiacutedo de miacute Pero mientras ex-citado andaba pensando distintos planes el destinoya se habiacutea preocupado de miacute

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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Page 14: PRIMER AMOR IVÁN TURGUENEV

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Durante mi ausencia mi madre habiacutea recibidouna carta de nuestra vecina escrita en papel gris ysellada con lacre de color marroacuten de ese que seemplea en los avisos de correo o para lacrar botellasde vino barato En la carta escrita en un estilo pocoelegante y descuidada caligrafiacutea la princesa pediacutea ami madre proteccioacuten Mi madre al decir de la prin-cesa conociacutea gente importante de la cual dependiacuteasu suerte y la de sus hijos ya que teniacutea pendientesunos asuntos graves laquoMe dirijo a usted- escribiacutea-como una dama noble a otra dama noble Es paramiacute un placer aprovechar esta ocasioacutenraquo Al terminarpediacutea permiso a mi madre para visitarle Cuandollegueacute encontreacute a mi madre de mal humor Mi pa-dre no estaba en casa y no teniacutea a nadie que le acon-sejase No contestar a una noble dama y maacutes auacuten auna princesa no pareciacutea correcto Pero mi madreignoraba coacutemo contestar Le pareciacutea inoportunoredactar la carta en franceacutes pero la ortografiacutea rusatampoco era su punto fuerte Ella lo sabiacutea y por esono queriacutea comprometerse Se alegroacute con mi llegaday me mandoacute que fuese a ver a la princesa y le expli-case de palabra que ayudariacutea a su alteza en lo queestuviera s su alcance y que le rogaba que la visitasehacia la una El hecho de que se cumplieran mis

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deseos de forma tan inesperada y raacutepida me alegroacute yme asustoacute Pero procureacute que nadie notase el azora-miento que se apoderoacute de miacute y antes de marchar-me fui a mi habitacioacuten a ponerme una corbatanueva y una chaqueta En casa aunque muy a mipesar andaba con blusoacuten y cuello vuelto

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Capiacutetulo IV

En la antesala estrecha y vetusta adonde entreacute-tembloroso y agitado mi cuerpo- me recibioacute uncriado viejo y de pelo canoso con cara de cobreoscuro ojos porcinos de mirada tosca y en la cara yen las sienes las arrugas maacutes profundas que jamaacuteshaya visto En un plato llevaba la espina roiacuteda de unarenque Abriendo con el pie la puerta que conduciacuteaa la habitacioacuten dijo bruscamente

-iquestQueacute desea-iquestPuedo ver a la princesa Zasequin-iexclBonifacio- gritoacute una estridente voz femeninaEl criado me dio la espalda sin decir palabra

vieacutendose entonces la gastada tela de su librea quetan solo teniacutea un botoacuten amarillento con un escudoestampado Se retiroacute dejando el plato en el suelo

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-iquestEstuviste en la comisariacutea del barrio- repitioacute lamisma voz

El criado dijo algo inaudible-iquestQueacute iquestQue ha venido alguien iexclAh el sentildeorito

de al lado Dile que pase-Tenga la bondad de pasar a la sala- dijo el cria-

do apareciendo delante de miacute y levantando el platodel suelo

Me levanteacute y paseacute a la salaMe encontreacute en una habitacioacuten pequentildea bas-

tante desordenada con muebles baratos que pare-ciacutean haber sido colocados muy deprisa Al lado de laventana sentada en un silloacuten que teniacutea uno de losbrazos roto estaba una mujer de unos cuarentaantildeos despeinada y fea ataviada con un vestido viejode color verde y con un pantildeuelo chilloacuten de estam-bre alrededor del cuello Sus pequentildeos ojos de co-lor negro se clavaron en miacute

Me acerqueacute a ella y le hice una reverencia-iquestTengo el honor de hablar con la princesa Za-

sequin-Yo soy la princesa Zasequin iquestUsted es el hijo

del sentildeor V-Siacute vengo con un encargo de mi madre

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-Sieacutentese por favor Bonifacio iquesthas visto doacutendeestaacuten mis llaves

Transmitiacute a la sentildeora Zasequin la respuesta demi madre a su nota Me escuchoacute golpeando con susgruesos y rojos dedos sobre la ventana Cuandotermineacute volvioacute a mirarme fijamente

-Muy bien estareacute sin falta- dijo al fin- iexclQueacute jo-ven es usted todaviacutea iquestCuaacutentos antildeos tiene Permiacute-tame que se lo pregunte

-Dieciseacuteis- dije haciendo sin querer una pausaLa princesa sacoacute del bolsillo unos papeles mu-

grientos que teniacutean algo escrito se los acercoacute casihasta la nariz y se puso a inspeccionarlos

-Buena edad- dijo dando una vuelta y remo-vieacutendose en la silla- Por favor consideacuterese en sucasa Aquiacute no guardamos cumplidos

laquoDemasiados pocos cumplidosraquo penseacute obser-vaacutendola detenidamente y sintiendo una repulsioacuteninvoluntaria al presenciar su desgarbada figura

En ese mismo instante la otra puerta se abrioacute yaparecioacute una joven la misma que habiacutea visto el diacuteaanterior en el jardiacuten Alzoacute la mano y una sonrisacruzoacute por su cara

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-Esta es mi hija- dijo la princesa sentildealaacutendola conel codo- Zenaida el hijo de nuestro vecino ViquestCoacutemo se llama por favor

-VIadimir- contesteacute levantaacutendome y tartamu-deando de emocioacuten

-iquestSu patroniacutemico-Petrovich-Siacute Conociacute a un jefe de policiacutea que tambieacuten se

llamaba VIadimir Petrovich Bonifacio no busquelas llaves Las tengo en el bolsillo

La joven seguiacutea miraacutendome con la misma son-risa frunciendo un poco el centildeo e inclinando la ca-beza hacia un lado

-Ya he visto a monsieur Voldemar- dijo ella (Per-cibiacute como un dulce frescor el sonido plateado de suvoz)- iquestMe permite que le llame asiacute

-iexclPor Dios- dije balbuceando-iquestDoacutende fue eso- preguntoacute la princesaLa joven no contestoacute a su madre-iquestTiene algo que hacer ahora- dijo al fin sin

dejar de mirarme-No-iquestQuiere ayudarme a devanar una madeja Ven-

ga conmigo

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Me hizo una sentildeal con la cabeza y salioacute de lasala Me fui detraacutes de ella

En la habitacioacuten donde entramos los muebleseran algo mejores y estaban distribuidos con muchogusto aunque tengo que confesar que en esos mo-mentos no me pude fijar en nada Me moviacutea comosi estuviera sontildeando y sentiacutea un bienestar estuacutepida-mente tenso

La princesa se sentoacute sacoacute una madeja de lanaroja y sentildealando una silla que estaba enfrente de miacutedesatoacute con cuidado la madeja y la puso en mis ma-nos Todo esto lo haciacutea sin decir palabra con unalentitud burlona y con la misma sonrisa amplia ymaliciosa de sus labios entreabiertos Empezoacute aenrollar la lana en una carta de baraja doblada por lamitad y de pronto me sorprendioacute con una miradaclara y fugaz que me hizo bajar la cabeza Cuandoabriacutea del todo sus ojos que teniacutea normalmente se-micerrados su cara cambiaba por completo Eracomo si apareciese la luz en ella

-iquestQueacute pensoacute de miacute ayer monsieur Voldemar-preguntoacute despueacutes de una pausa- iquestLe he causadomala impresioacuten

-Yo princesa yo no penseacute nada iquestCoacutemo po-driacutea- contesteacute muy azorado

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-Escuacutecheme- contestoacute ella- No me conoce to-daviacutea Soy muy rara y quiero que siempre me diganla verdad Usted seguacuten he oiacutedo tiene dieciseacuteis antildeosy yo tengo veintiuno Como ve soy mucho mayorque usted y por eso tiene que decirme siempre laverdad y obedecerme- antildeadioacute- Miacutereme iquestpor queacuteno me mira

Me azoreacute auacuten maacutes pero levanteacute la vista haciaella Ella sonrioacute aunque no como antes sino comosi quisiera darme aacutenimo

-Miacutereme- dijo bajando carintildeosamente la voz-No me desagrada que me miren Me gusta su caraPresiento que seremos amigos Y yo iquestle gusto- dijocon picardiacutea

-Princesa- empeceacute yo-En primer lugar llaacutememe Zenaida Alexandro-

vna Y segundo iexclvaya una costumbre la de los ni-ntildeos la de la gente joven- rectificoacute ella- de no decirllanamente lo que sienten Eso es bueno para losmayores pero no para nosotros Porque yo le gustoiquestno es asiacute

-Naturalmente me gusta usted mucho ZenaidaAlexandrovna No quisiera ocultarlo

Ella movioacute lentamente la cabeza-Tiene usted ayo iquestno- preguntoacute de repente

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-No hace mucho que no tengo ayoMentiacutea No haciacutea ni un mes que me habiacutea des-

pedido de mi ayo franceacutes-iexclOh ya lo veo Es usted ya mayorMe dio un ligero golpe en los dedos-Tenga derechas las manos- me advirtioacute Y em-

pezoacute a devanar con cuidado la lanaAprovechando que no levantaba la vista empe-

ceacute a mirarla primero furtivamente luego cada vezcon maacutes confianza Su rostro me parecioacute auacuten maacuteshermoso que el diacutea anterior iexclEra tan fino inteli-gente y hermoso Estaba sentada de espaldas a laventana que teniacutea echada una cortina blanca La luzdel sol atravesando la cortina bantildeada con una luzsuave sus cabellos abundantes y dorados su castocuello sus redondeados hombros y el pecho suavey tranquilo La miraba y iexclqueacute entrantildeable y queridaempezaba a ser para miacute Empeceacute a tener la sensa-cioacuten de que la conociacutea desde haciacutea mucho tiempo yque antes de conocerla no sabiacutea nada y no habiacuteavivido Llevaba un vestido oscuro algo gastado yun delantal Pienso que hubiese acariciado congusto cada pliegue de ese vestido y de ese delantalLa punta de los zapatos asomaba debajo de su ves-tido Me hubiera inclinado reverentemente ante esos

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zapatos laquoEstoy sentado delante de ella- pensaba-La he conocido iexclQueacute dicha Dios miacuteoraquo Poco faltoacutepara que saltara de emocioacuten de la silla pero soacutelomoviacute un poco los pies como un nintildeo que tiene ensus manos una golosina

Me sentiacutea a gusto tal como se siente el pez en elagua Me hubiera gustado quedarme en la habita-cioacuten y no salir de ella durante un siglo

Sus pestantildeas se levantaban suavemente Otravez brillaron carintildeosos sus ojos claros volviendoella a sonreiacuter

-iexclQueacute manera de mirar es esa- dijo lentamentehacieacutendome un gesto amenazante con el dedo

Me puse colorado laquoTodo lo comprende todolo ve- penseacute- iexclY coacutemo no lo va a comprender y vertodoraquo

De repente en la habitacioacuten contigua se oyeronunos golpes y el tintineo de un sable

-iexcl Zenaida- gritoacute la princesa desde la sala- Belo-vsorov te ha traiacutedo un gatito

-iexclUn gatito- exclamoacute Zenaida que levantaacutendo-se bruscamente de la silla tiroacute el ovillo de lana sobremis rodillas y salioacute corriendo

Yo tambieacuten me levanteacute y despueacutes de colocar lamadeja y el ovillo sobre la ventana entreacute en la sala y

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me detuve desconcertado en medio de la habita-cioacuten habiacutea un gatito a rayas espatarrado Zenaidaestaba de rodillas delante de eacutel y le acariciaba concuidado el hocico Al lado de la princesa tapandocasi el lienzo de la pared entre ventana y ventana viun buen mozo un huacutesar rubio de pelo encrespadocara sonrosada y ojos saltones

-iexclQueacute gracioso- repetiacutea Zenaida- Sus ojos noson grises sino verdes iexcly queacute grandes Muchas gra-cias Viacutector Egorovich Es usted muy amable

El huacutesar a quien conociacute como uno de los joacuteve-nes que habiacutea visto el diacutea anterior sonrioacute e hizo unareverencia haciendo tintinear las espuelas y los ani-llos del sable

-Como ayer se dignoacute usted expresar su deseo detener un gatito a rayas y con grandes orejas puesme he encargado de encontrarlo Mi palabra es ley-manifestoacute repitiendo la reverencia

El gatito emitioacute un sonido deacutebil y empezoacute a ol-fatear el suelo

-Estaacute hambriento iexclBonifacio iexclSonia Traacuteiganleleche

La criada vestida con un traje amarillo ya viejoy un pantildeuelo destentildeido al cuello entroacute con un pla-tito de leche en la mano y lo puso delante del gatito

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Este se estremecioacute cerroacute los ojos y empezoacute a sorberle leche

-iexclQueacute lenguumlita tan rosada tiene- dijo Zenaidabajando la cabeza casi al ras del suelo y miraacutendololadeando la cabeza casi por debajo de su nariz

El gatito sacioacute su hambre y empezoacute a ronro-near moviendo con coqueteriacutea las patas Zenaida selevantoacute y volvieacutendose hacia la criada le dijo sin elmenor intereacutes

-Lleacutevatelo-Zenaida su mano por el gatito- pidioacute el huacutesar

ensentildeando los dientes y cimbreando su enormecuerpo centildeido por un ajustado uniforme nuevo

-Las dos- replicoacute Zenaida y le dio las dos ma-nos Mientras las besaba el huacutesar Zenaida me mira-ba por encima del hombro

Permaneciacutea inmoacutevil en el mismo sitio y no sa-biacutea si reiacuterme decir algo o simplemente seguir calla-do De repente vi por la puerta de la sala queestaba abierta la figura de nuestro lacayo FiodorMe hacia sentildeales con las manos Saliacute automaacutetica-mente hacia eacutel

-iquestQueacute quieres- le pregunteacute

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-Su mamaacute me ha mandado por usted- dijo envoz baja- Estaacute enfadada porque todaviacutea no ha re-gresado con la respuesta

-iquestLlevo aquiacute mucho tiempo-Maacutes de una hora-iexclMaacutes de una hora- repetiacute sin poder contener-

me Y volviendo a la sala empeceacute a hacer la reve-rencia de despedida moviendo los pies

-iquestA doacutende va- preguntoacute la princesa asomandola cabeza por detraacutes del huacutesar

-Tengo que ir a casa Bueno- antildeadiacute dirigieacutendo-me a la vieja- direacute que vendraacuten ustedes dos

-Diacutegalo asiacute hijoLa princesa sacoacute precipitadamente la caja del

rapeacute y lo aspiroacute emitiendo un sonido tan fuerte quehasta sentiacute una sacudida

-Diacutegalo asiacute- repitioacute moviendo sus paacuterpados llo-rosos y tosiendo

Volviacute a hacer la reverencia me di la vuelta y saliacutede la habitacioacuten con esa sensacioacuten incoacutemoda quesiente todo hombre demasiado joven cuando sabeque estaacuten miraacutendolo

-Oiga monsieur Voldemar venga de nuevo a vi-sitarnos- dijo la princesa y rioacute otra vez

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laquoiquestPor queacute se reiraacute siempre pensaba cuandovolviacutea a casa acompantildeado de Fiodor que no deciacuteanada pero iba detraacutes de miacute mostrando su desapro-bacioacuten Mi madre censuroacute mi tardanza Estaba in-trigada con lo que podiacutea haber estado haciendodurante tanto tiempo en casa de la princesa No ledije nada y me marcheacute a mi habitacioacuten Me sentiacutemuy triste de repente Haciacutea esfuerzos para no llo-rar Teniacutea celos del huacutesar

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Capiacutetulo V

La princesa tal como habiacutea prometido visitoacute ami madre pero no le cayoacute simpaacutetica No estuve enla visita pero mi madre le comentoacute a mi padrecuando estaacutebamos comiendo que la princesa Zase-quin le pareciacutea laquoune femme tregraves vulgaireraquo que la habiacuteacansado con sus peticiones de que intercediera porella ante el priacutencipe Sergio sobre no sabiacutea queacute liti-gios y asuntos laquodes vilaines affaiacuteres dargentraquo y que debiacuteaser muy chismosa Pero mi madre tambieacuten antildeadioacuteque habiacutea invitado a ella y a su hija a que vinieran aldiacutea siguiente a comer (al oiacuter laquoy a su hijaraquo hundiacute lanariz en el plato) porque a pesar de todo era veci-na y con tiacutetulo A esto mi padre dijo que recordabaquieacuten era esa sentildeora ya que conocioacute de joven alpriacutencipe Zasequin ya fallecido hombre de una edu-cacioacuten esmerada pero poco inteligente y capricho-

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so Era conocido en sociedad por el apodo de laquoleParisienraquo porque habiacutea vivido largo tiempo en PariacutesHabiacutea sido muy rico pero perdioacute toda su fortuna enel juego y no se sabe por queacute probablemente pordinero aunque podiacutea haber elegido mejor- antildeadioacutemi padre y sonrioacute friacuteamente- se casoacute con la hija deun oficinista y despueacutes de casarse se metioacute en ne-gocios y se arruinoacute definitivamente

-Seguramente pediraacute dinero prestado- dijo mimadre

-Es muy posible- dijo friacuteamente mi padre-iquestHabla franceacutes

-Muy mal-Hum Es igual Me parece que te he oiacutedo decir

que has invitado tambieacuten a la hija Alguien me hadicho que es una chica simpaacutetica y bien educada

-iexclAh entonces no ha salido a su madre-Ni a su padre- contestoacute mi padre- Era tambieacuten

una persona bien educada pero poco inteligenteMi madre suspiroacute y se quedoacute pensativa Mi pa-

dre calloacute Yo me sentiacute muy azorado durante estaconversacioacuten

Despueacutes de comer me fui al jardiacuten pero sin laescopeta Me prometiacute no acercarme al laquojardiacuten de losZasequinraquo pero algo maacutes fuerte que mi voluntad

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me empujaba hacia aquel lugar y no sin causa Ape-nas me habiacutea acercado a la valla cuando vi a Zenai-da Esta vez estaba sola Teniacutea en las manos unlibro pequentildeo y andaba lentamente por el caminoNo advirtioacute mi presencia

Casi me la dejeacute escapar pero me di cuenta atiempo y tosiacute mas no se detuvo sino que se echoacutehacia atraacutes con la mano una cinta ancha de colorazul que colgaba de su sombrero redondo de pajame miroacute sonrioacute apenas y otra vez volvioacute la vistahacia el libro

Me quiteacute la gorra y demoraacutendome un poco memarcheacute muy pesaroso laquoQue suis-je pour elleraquo penseacute(Dios sabe por queacute) en franceacutes

Oiacute detraacutes de miacute un sonido de pasos que cono-ciacutea Me volviacute y vi que mi padre con su raacutepida y li-gera manera de andar se acercaba a miacute

-iquestEs la princesa- me preguntoacute-Siacute es ella-iquestEs que la conoces-La he visto hoy en casa de su madreMi padre se detuvo y girando suacutebitamente sobre

sus talones se fue en la direccioacuten que habiacutea venidoAl alcanzar a Zenaida le hizo una reverencia corteacutesElla tambieacuten le contestoacute con una reverencia no sin

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expresar cierto asombro Vi coacutemo lo seguiacutea con lavista Mi padre siempre se vestiacutea elegantemente conoriginalidad y sencillez Pero nunca su figura meparecioacute esbelta nunca llevoacute con tanta distincioacuten elsombrero sobre su cabello encrespado que ya em-pezaba a caer

Quise acercarme a ella pero ni me miroacute Le-vantoacute su libro a la altura de los ojos y se marchoacute

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Capiacutetulo VI

Paseacute la tarde y la mantildeana del diacutea siguiente en unestado de triste somnolencia Recuerdo que quisetrabajar y abriacute el manual de Kaidanov pero en vanomiraba las liacuteneas del libro y pasaba las paacuteginas delfamoso manual Por lo menos diez veces leiacute quelaquoJulio Ceacutesar se distinguioacute por su valor militarraquo perono comprendiacutea nada y cerreacute el libro Antes de lacomida otra vez me di crema y me puse la chaquetay la corbata

-iquestPara queacute te vistes asiacute- preguntoacute mi madre-No eres todaviacutea estudiante y soacutelo Dios sabe siaprobaraacutes iquestEs que hace tanto que te han hecho elblusoacuten iquestO quieres que lo tiremos ya

-Es que tenemos invitados- dije en voz baja casial borde de la desesperacioacuten

-iexclVaya tonteriacutea iquestQueacute invitados son eacutesos

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Habiacutea que obedecer Me cambieacute la chaqueta porel blusoacuten pero no me quiteacute la corbata La princesamadre y su hija llegaron media hora antes de comerLa vieja se habiacutea puesto encima de su vestido verdeque ya conociacutea un chal amarillo y se puso una cofiapasada de moda con cintas de color chilloacuten Ense-guida empezoacute a hablar de sus letras de cambio Sus-piraba lamentaba su pobreza laquodaba la murgaraquo perono se andaba con ceremonias aspiraba el rapeacute conel ruido acostumbrado se revolviacutea sobre la silla co-mo la vez anterior Daba la sensacioacuten de que ni si-quiera le pasaba por la cabeza que era princesa Encambio Zenaida adoptoacute un aire grave casi de supe-rioridad como una verdadera princesa Su cara ad-quirioacute una expresioacuten de friacutea inmovilidad y dignidadNo la conociacutea ni reconociacutea tampoco su manera demirar y sonreiacuterse aunque esta nueva imagen suyame pareciacutea belliacutesima Llevaba un vestido ligero degasa con dibujos de color azul claro El pelo le caiacuteaen bucles por las mejillas seguacuten la moda inglesaEste peinado le iba muy bien a la expresioacuten friacutea desu cara Durante la comida mi padre estaba sentadoa su lado y daba conversacioacuten a su vecina con esacortesiacutea elegante y reposada que le caracterizaba Devez en cuando la miraba y ella tambieacuten pero de una

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manera muy extrantildea casi con hostilidad Hablabanen franceacutes Me acuerdo de que me sorprendioacute lapureza del acento de Zenaida En el transcurso de lacomida la princesa madre seguiacutea sin arredrarse pornada comiendo mucho y haciendo elogios de losplatos Mi madre al parecer estaba ya cansada deella y le contestaba con aire de ligero y resignadodesprecio Mi padre de vez en cuando frunciacutea elcentildeo Zenaida tampoco le gustoacute a mi madre

-Es una soberbia- dijo al diacutea siguiente- iquestY porqueacute presume tanto Avec sa mine de grisette

-Me parece que no has visto nunca a las grisettes-dijo mi padre

-iexclGracias a Dios-Desde luego Pero iquestcoacutemo puedes opinar de

ellasZenaida no me haciacutea ninguacuten caso Al poco rato

de terminar la comida la princesa empezoacute a despe-dirse

-Confiacuteo en su proteccioacuten Maria Nikolayevna yPiotr Vasilievich- dijo como si entonase una melo-diacutea a mi padre y a mi madre- iquestQueacute puede uno ha-cer Tuvimos buenos tiempos pero ya se fueronHeme aquiacute con categoriacutea de alteza- antildeadioacute rieacutendose

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desagradablemente- Pero iquestde queacute sirve la noblezasi no da para comer

Mi padre le hizo una reverencia corteacutes y laacompantildeoacute hasta la puerta de salida Yo estaba depie vestido con mi blusoacuten corto y miraba al suelocomo si me hubieran condenado a muerte La acti-tud de Zenaida hacia miacute me aniquiloacute definitiva-mente Cuaacutel no seriacutea mi sorpresa cuando al pasar asu lado me dijo muy de prisa en voz baja con esaexpresioacuten carintildeosa en los ojos que ya conociacutea

-Venga a visitarnos hoy a eso de las ocho iquestmeoye Venga sin falta

Yo soacutelo pude expresar mi sorpresa moviendolas manos pero ella ya se habiacutea ido echaacutendose so-bre la cabeza un chal blanco

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Capiacutetulo VII

A las ocho en punto vestido con la chaqueta ypeinado con esmero entraba yo en la antesala delala de la casa donde viviacutea la princesa El criado viejome miroacute hoscamente y se levantoacute de la silla condesgano En la sala se oiacutean voces alegres Abriacute lapuerta y a causa del asombro di un paso haciaatraacutes En medio de la habitacioacuten subida sobre unasilla estaba la princesa sujetando con sus manos unsombrero de caballero La rodeaban cinco hombresQueriacutean meter la mano en el sombrero pero ella losubiacutea y lo agitaba Cuando me vio dijo en voz alta

-Un momento un momento Tenemos un nue-vo invitado Hay que darle tambieacuten un billete- ysaltando de la silla con agilidad me cogioacute por la so-lapa de la chaqueta- Vamos- dijo- iquestpor queacute se que-da parado Messieurs permiacutetanme que les presente a

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monsieur Voldemar el hijo de nuestro vecino Aquiacute-dijo dirigieacutendose a miacute y mostraacutendome por turno alos invitados- el conde Malevskiy el doctor Lushinel poeta Maidanov el capitaacuten Nirmatskiy ya retira-do y Belovsorov el huacutesar que usted ya conoce Es-pero que sean buenos amigos

Estaba tan aturdido que no saludeacute a nadie Eldoctor Lushin resultoacute ser aquel sentildeor moreno quetan despiadadamente me hizo avergonzarme en eljardiacuten A los otros no los conociacutea

-iexcl Conde- siguioacute Zenaida- Escriacutebale su billete amonsieur Voldemar

-Eso no es justo- replicoacute el conde con ligeroacento polaco hombre moreno de bellas faccionesvestido con mucha elegancia ojos castantildeos muyexpresivos nariz blanca y fina y un bigotito sobreuna boca minuacutescula- El sentildeor no jugoacute con nosotrosa las prendas

-No es justo- repitieron Belovsorov y el que ha-biacutea sido presentado como capitaacuten retirado de unoscuarenta antildeos que teniacutea la cara feamente picada deviruelas el pelo rizado como un moro y era carga-do de hombros torcido de piernas vestido con unachaqueta militar sin galones que llevaba desabro-chada

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iexclEscriba el billete se lo ordenondash repitioacute la prin-cesa- iquestQueacute motiacuten es este Monsieur Voldemar estaacutecon nosotros por primera vez Hoy no hay leyespara eacutel iexclNada de protestar iexclEscriba pues asiacute loquiero yo

El conde levantoacute los hombros pero inclinandosumisamente la cabeza cogioacute la pluma con su manoblanca adornada con varias sortijas cortoacute un trozode papel y empezoacute a escribir en eacutel

-Por lo menos permiacutetame explicarle al sentildeorVoldemar de queacute se trata- empezoacute Lushin con vozsocarrona- porque estaacute completamente desconcer-tado Veraacute usted joven y estamos jugando a lasprendas A la princesa le toca pagar una sancioacuten Elque saque el billete de la suerte tendraacute derecho abesarle la mano iquestHa comprendido usted lo que leacabo de decir

Soacutelo pude dirigirle una mirada Seguiacutea de piecomo enajenado La princesa subioacute de nuevo a lasilla de un salto y empezoacute otra vez a mover el som-brero Todos alargaron sus manos y yo con ellos

-Maidanov- dijo la princesa a un joven alto en-juto de cara de ojos pequentildeos miopes y pelo muylargo de color negro- Usted como poeta deberiacutea

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ser generoso y ceder su billete a monsieur Voldemarpara que tenga dos oportunidades en vez de una

Pero Maidanov hizo un gesto negativo con lacabeza y agitoacute su cabello Yo metiacute uacuteltimo la manoen el sombrero y abriacute mi billete iexclDios miacuteo lo queme pasoacute cuando vi escrita la palabra laquobesoraquo

-iexclBeso- griteacute sin querer-iexclBravo ha ganado- dijo la princesa- iexclQueacute

contenta estoyBajoacute de lasilla y me miroacute a los ojos con una mi-

rada tan diaacutefana y dulce que mi corazoacuten se estreme-cioacute

-Y usted iquestestaacute contento- preguntoacute-iquestYo- respondiacute apenas-Veacutendame su billete- rugioacute inesperadamente en

mi oiacutedo Belovsorov- Le dareacute cien rublosContesteacute al huacutesar con una mirada que expresaba

tal indignacioacuten que Zenaida batioacute palmas y Lushinexclamoacute iexcllaquoBravoraquo

-Pero- siguioacute eacutel- como maestro de ceremoniastengo la obligacioacuten de supervisar el cumplimientode todas las reglas Monsieur Voldemar doble unarodilla Esa es la costumbre

Zenaida se plantoacute delante de miacute ladeoacute un pocola cabeza como para verme mejor y me tendioacute la

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mano con mucha dignidad La vista se me nubloacuteQuise doblar una rodilla pero caiacute sobre las dosAcerqueacute los labios a la mano de Zenaida con tantatorpeza que me arantildeeacute un poco la punta de la narizcon una untildea

-iexclBien- gritoacute Lushin y me ayudoacute a levantarEl juego de las prendas seguiacutea Zenaida hizo que

me sentara a su ladoiexclQueacute castigos no inventariacutea Tuvo que hacer

por cierto de estatua y eligioacute como su propio pe-destal al feo Nirmatskiy Le mandoacute que se y tirara alsuelo y se escondiera su cara bajo el pecho Las risasno cesaban ni un minuto A miacute nintildeo educado en lasoledad y en el ambiente de una casa sentildeorial seriase me subioacute a la cabeza esta alegriacutea sin convencio-nes casi impetuosa esta manera de relacionarmecon gente desconocida Simplemente me emborra-cheacute como si hubiese bebido vino Empeceacute a reiacutermey hablar subiendo la voz maacutes que nadie de maneraque hasta la vieja princesa que estaba en la habita-cioacuten de al lado con un gestor de Iverskiye Vorota aquien habiacutea llamado para pedirle consejo salioacute de lahabitacioacuten para verme Pero me sentiacutea tan feliz quecomo suele decirse me importaba todo un bledo yno haciacutea ninguacuten caso a las reacuteplicas iroacutenicas y mira-

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das de reprobacioacuten Zenaida seguiacutea mostraacutendomesu predileccioacuten y no me dejaba marchar de su ladoDurante una sancioacuten pude estar junto a ella cu-bierto con su mismo pantildeuelo de seda Teniacutea quedecirle mi secreto Me acuerdo de coacutemo nuestrascabezas entraron en una penumbra sofocante se-mitransparente y penetrada de un aroma que ma-reaba iexclCon queacute suavidad brillaban sus ojos en estapenumbra iacuteCoacutemo respiraban con ansiedad sus la-bios semiabiertos iexclCoacutemo se veiacutean sus dientesmientras las puntas de su cabello me rozaban que-maacutendome Yo callaba Ella sonreiacutea con misterio ymalicia y por fin me dijo

-Bueno iquestqueacuteLas prendas nos cansaron y empezamos a jugar

a la cuerda iexclDios miacuteo iexclQueacute arrebato sentiacute cuandoal distraerme me ganeacute un brusco y fuerte golpe enlos dedos Despueacutes intentaba adrede hacer como sime descuidaba pero ella se burlaba de miacute y no to-caba las manos que le tendiacutea

iexclQueacute no hicimos durante esa tarde Tocamos elpiano cantamos bailamos representamos un cam-pamento gitano vestimos a Nirmatskiy de oso y ledimos de beber agua con sal El conde Malevskiynos ensentildeoacute varios juegos malabares con las cartas y

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terminoacute barajaacutendolas y quedaacutendose con todos losases en el juego del whist por lo que Lushin laquotuvo elhonor de felicitarloraquo Maidanov nos recitoacute frag-mentos de su poema El asesino (estaacutebamos en plenoauge del romanticismo) Lo queriacutea editar con pastasnegras con el tiacutetulo en letras de color de la sangreRobamos al tendero de Iverskiye Vorota el gorroque teniacutea sobre las rodillas y le obligamos comorescate a bailar la danza kazachoc Al viejo Bonifaciole pusimos una cofia y la princesa se puso un som-brero de caballero No es posible contarlo todoSoacutelo Belovsorov no saliacutea del rincoacuten donde perma-neciacutea centildeudo y enfadado A veces sus ojos se lle-naban de sangre enrojeciacutea y pareciacutea que en esemismo momento iba a lanzarse sobre todos noso-tros y que nos tirariacutea como astillas por todos loslados Pero la princesa le lanzaba una mirada leamenazaba con el dedo y eacutel volviacutea a permaneceriracundo en su rincoacuten

Por fin se nos agotaron las fuerzas La princesaera como ella misma deciacutea incansable No le arre-draba ninguacuten esfuerzo pero tambieacuten ella sintioacute can-sancio y dijo que queriacutea descansar A las doce de lanoche la cena que consistiacutea en un pedazo de quesoya rancio y unas empanadillas friacuteas de jamoacuten picado

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que me parecieron maacutes ricas que cualquier foie-grasHabiacutea soacutelo una botella de vino cuya forma era algorara oscura con el cuello dilatado de tal maneraque el vino en ella pareciacutea tinta roja Aunque la ver-dad es que nadie lo bebiacutea Cansado y feliz hasta laextenuacioacuten me marcheacute de la casa Al despedirseZenaida me apretoacute la mano y sonrioacute de una maneramisteriosa

La noche lanzoacute su aliento pesado y huacutemedo so-bre mi cara acalorada Pareciacutea que se estaba prepa-rando una tormenta Nubes negras creciacutean y seextendiacutean por el cielo cambiando a la vista denuestros ojos sus contornos de humo El vientotiritaba impaciente en los aacuterboles oscuros y en al-guacuten lugar de la lejaniacutea detraacutes del horizonte murmu-raba en voz baja enfadado el trueno

Entreacute en la habitacioacuten por la puerta de atraacutes Micriado dormiacutea en el suelo y tuve que pasar por en-cima de eacutel Se despertoacute y me comunicoacute que mi ma-dre otra vez se habiacutea enfadado conmigo y quequeriacutea enviar a alguien a buscarme pero que mi pa-dre la convencioacute para que no lo hiciera (Yo nuncame acostaba sin despedirme de mi madre y sin pe-dirle la bendicioacuten) iexclNo habiacutea nada que hacer

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Dije al criado que me quitariacutea la ropa solo y memeteriacutea en la cama y apagueacute la vela Pero ni medesvestiacute ni me acosteacute

Me senteacute en la silla y estuve asiacute sentado durantemucho tiempo como hechizado iexclLo que sentiacutea eratan nuevo y tan dulce Seguiacutea sentado mirando unpoco hacia atraacutes sin moverme y soacutelo de vez encuando me reiacutea calladamente recordando algo ome estremeciacutea al pensar que estaba enamorado quelo que sentiacutea era el amor Delante de miacute el rostro deZenaida flotaba calladamente en la oscuridad Flo-taba y no acababa de pasar Sus labios seguiacutean son-riendo misteriosamente sus ojos me miraban unpoco ladeados interrogantes pensativos y carintildeo-sos como en el instante en queme despediacute de ellaPor fin me levanteacute me acerqueacute de puntillas a micama y puse con cuidado mi cabeza sobre la almo-hada sin desnudarme como si tuviese miedo deahuyentar con alguacuten movimiento brusco el senti-miento que me embargaba

Me acosteacute pero ni siquiera cerreacute los ojosPronto noteacute que empezaban a entrar en mi habita-cioacuten unos deacutebiles destellos Me incorporeacute y mireacute a laventana El marco se distinguiacutea ya claramente de loscristales que emitiacutean una tibia y misteriosa luz blan-

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ca laquoHay tormentaraquo penseacute y en efecto habiacutea tor-menta pero sonaba muy lejos Apenas los truenosse oiacutean soacutelo se veiacutean en el cielo unos rayos opacoslargos y ramificados Mas que brillar se sacudiacuteanconvulsivamente como el ala de un paacutejaro mori-bundo Me levanteacute me acerqueacute a la ventana y estu-ve alliacute hasta la mantildeana del diacutea siguiente Los rayosno cesaban ni un solo momento Era lo que en elpueblo llaman una noche de gorrioacuten Miraba ab-sorto el descampado de arena la masa oscura deljardiacuten Nescuchnoye las fachadas amarillentas de losedificios lejanos que tambieacuten pareciacutean estremecersea cada destello Miraba y no podiacutea dejar de miraresos rayos mudos esos destellos contenidos pare-ciacutean armonizar con los estremecimientos mudosque destellaban en mi interior Empezoacute a amanecerManchas de color carmiacuten anunciaban la auroraConforme amaneciacutea los relaacutempagos palideciacutean y sehaciacutean maacutes cortos Ya iban perdiendo intensidad yal fin desaparecieron ahogados por la luz del nuevodiacutea

Tambieacuten desaparecieron los destellos luminososen mi interior Sentiacute un gran cansancio y el peso delsilencio pero la imagen de Zenaida seguiacutea volandotriunfante sobre mi alma Soacutelo que esta imagen pa-

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reciacutea que estaba ya apaciguada Como un cisneblanco se sacude las hierbas del pantano asiacute se se-paroacute ella de otras figuras prosaicas que la circunda-ban y yo durmieacutendome ya le rendiacute con mirecuerdo un culto confiado de despedida

iexclOh sentimientos humildes sonidos blandosbondad y tranquilidad de un alma conmovida ale-griacutea diluida de las primeras devociones del amoriquestDoacutende estaacuteis iquestDoacutende estaacuteis

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Capiacutetulo VIII

Al diacutea siguiente por la mantildeana cuando bajeacute paratomar el teacute mi madre me rintildeoacute pero menos de loque esperaba y me obligoacute a contar coacutemo habiacutea pa-sado la tarde del diacutea anterior Le contesteacute en pocaspalabras omitiendo muchos detalles y tratando depresentarlo de la forma maacutes inocente

-A pesar de todo no son gente comme il faut- dijomi madre- No tienes por queacute meter la nariz en esacasa en lugar de preparar tu examen y estudiar

Como sabiacutea que las preocupaciones de mi ma-dre por mis estudios no iban maacutes allaacute de estas pala-bras no creiacute necesario contradecirle pero despueacutesde tomar el teacute mi padre me cogioacute del brazo y sa-liendo conmigo al jardiacuten me hizo contarle todo loque habiacutea visto en casa de los Zasequin

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Era extrantildea la influencia que teniacutea mi padre so-bre miacute y extrantildeas eran nuestras relaciones No seocupaba en absoluto de mi educacioacuten pero jamaacutesme insultaba Respetaba mi libertad hasta tal puntoque era si se puede decir asiacute corteacutes conmigo soacuteloque no accediacutea a que me acercase a eacutel Le queriacutea leadmiraba me pareciacutea un modelo de hombre yiexclDios miacuteo con queacute pasioacuten me hubiese acercado a eacutelsi no hubiese sentido la mano que nos separaba Encambio cuando queriacutea sabiacutea casi instantaacuteneamentecon una sola palabra con un solo movimiento ins-pirar en miacute una confianza sin liacutemites En esos mo-mentos mi alma se abriacutea hablaba con eacutel sin trabascomo si fuese un amigo comprensivo un mentorbenevolente Despueacutes me dejaba de una maneraigualmente inesperada y su indiferencia volviacutea a se-pararme de eacutel de un modo suave y carintildeoso perodecidido

A veces estaba de buen humor y entonces eracapaz de jugar y hacer travesuras conmigo como sifuese un nintildeo (le gustaba cualquier movimientocorporal que exigiese esfuerzo) Una vez (iexcluna solavez) me acaricioacute con tanta ternura que faltoacute pocopara que llorase pero su buen humor junto consu ternura desaparecieron sin dejar rastro y lo que

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ocurrioacute entre nosotros no me dio esperanza algunapara el futuro como si todo hubiera sido un suentildeoMe poniacutea a veces a contemplar su rostro inteligentediaacutefano de bellas facciones y mi corazoacuten empeza-ba a temblar Todo mi ser se dirigiacutea hacia eacutel pare-ciacutea que comprendiacutea lo que estaba pasando en miacuteEntonces me acariciaba la mejilla y luego se mar-chaba o empezaba a ocuparse de otra cosa o derepente adoptaba una actitud friacutea como soacutelo eacutel sa-biacutea hacerlo En ese mismo instante yo me quedabahelado y me replegaba sobre miacute mismo

Estos momentos de ternura hacia miacute a los quepocas veces se entregaba nunca estaban motivadospor mis suacuteplicas silenciosas aunque evidentesSiempre veniacutean de una manera inesperada Medi-tando maacutes tarde sobre el caraacutecter de mi padre llegueacutea la conclusioacuten de que otras cosas le impediacutean pen-sar en miacute y en la vida familiar Amaba otra cosa ysupo gozar de esa otra cosa plenamente laquoCoge todolo que puedas pero no te dejes dominar Ser duentildeode uno mismo eacutese es el truco de la vidaraquo me dijouna vez Otra vez en calidad de joven demoacutecratame puse en su presencia a razonar sobre la libertad(ese diacutea teniacutea un momento laquobuenoraquo como yo lo

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llamaba Entonces se podiacutea hablar con eacutel de lo quefuese)

-Libertad- repitioacute- iquestSabes tuacute lo que puede hacerlibre a un hombre

-iquestQueacute-Su voluntad su propia voluntad y le daraacute tam-

bieacuten poder que es mejor que libertad Aprende aquerer y asiacute seraacutes libre y mandaraacutes

Mi padre antes que nada y maacutes que otra cosaqueriacutea vivir y viviacutea Quizaacute presentiacutea que no dis-frutariacutea durante mucho tiempo del laquotrucoraquo de la vi-da murioacute a los cuarenta y dos antildeos

Le conteacute a mi padre con todo detalle la visita ala casa de los Zasequin Me escuchaba medio aten-to medio distraiacutedo sentado en un banco y dibujan-do algo con la punta de una vara Se reiacutea de vez encuando me miraba de una manera inocente y soca-rrona y me incitaba con preguntitas y objecionesAl principio no me atreviacute a pronunciar el nombrede Zenaida pero no me pude contener y empeceacuteluego a cantar sus alabanzas Mi padre de vez encuando se reiacutea Luego se quedoacute pensativo se ende-rezoacute y se levantoacute

Me acordeacute de que al salir de casa habiacutea manda-do que le ensillaran un caballo Era un buen jinete y

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sabiacutea domar mucho antes que el sentildeor Reri a loscaballos diacutescolos

-iquestVoy contigo padre- le pregunteacute-No- contestoacute y en su rostro adoptoacute la expre-

sioacuten indiferente y atenta de siempre- Vete solo siquieres y dile al caballerizo que esta vez no salgo

Me dio la espalda y raacutepidamente se marchoacute Leseguiacute con la vista hasta que desaparecioacute detraacutes de lapuerta Vi coacutemo su sombrero se moviacutea por encimade la valla entroacute en casa de los Zasequin

No estuvo alliacute maacutes de una hora pero inmedia-tamente despueacutes se marchoacute a la ciudad y no volvioacute acasa hasta la tarde

Despueacutes de la comida fui yo mismo a ver a losZasequin En la sala encontreacute a la vieja princesa so-la Al verme se rascoacute la cabeza por debajo de la co-fia con el extremo de la aguja de hacer punto y sinmaacutes me preguntoacute si podriacutea pasarle a limpio unainstancia

-Con mucho gusto- contesteacute y me senteacute en elborde de una silla

-Soacutelo que cuide de poner las letras lo maacutes gran-des posible- dijo la princesa tendieacutendome una hojallena de garabatos- iquestPodriacutea hacerlo hoy

-Hoy lo hago

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La puerta de la habitacioacuten contigua se entrea-brioacute un poco y pude ver en el hueco de la puerta elrostro de Zenaida paacutelido pensativo con el pelodescuidadamente echado hacia atraacutes Me miroacute consus ojos grandes y friacuteos y cerroacute con cuidado lapuerta

-iexcl Zenaida Zenaida- dijo la viejaZenaida no contestoacute Me lleveacute la instancia de la

vieja y la estuve copiando toda la tarde

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Capiacutetulo IX

Mi laquopasioacutenraquo empezoacute ese diacutea Recuerdo que sentiacutealgo parecido a lo que debe sentir un hombre queha encontrado un empleo dejeacute de ser simplementeun joven adolescente para convertirme en un ena-morado He dicho anteriormente que desde aqueldiacutea empezoacute mi pasioacuten Podriacutea antildeadir que mis sufri-mientos tambieacuten empezaron ese mismo diacutea Sufriacuteaen ausencia de Zenaida Mi mente no podiacutea fijarseen nada y todo se me caiacutea de las manos Durantediacuteas enteros pensaba obstinadamente en ella Su-friacutea pero en su presencia me sentiacutea maacutes aliviadoTeniacutea celos comprendiacutea que era poca cosa para ellame enfadaba tontamente y tontamente me humilla-ba A pesar de todo una fuerza irresistible me lleva-ba hacia ella y cada vez que traspasaba el umbral desu casa sentiacutea una bocanada de felicidad Zenaida

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comprendioacute en seguida que estaba enamorado y yono penseacute nunca en ocultarlo Ella se reiacutea de mi pa-sioacuten jugaba conmigo me mimaba y me haciacutea sufrirEs dulce ser la uacutenica fuente la causa tiraacutenica e ina-pelable de las grandes dichas y de la desesperacioacutenmaacutes honda de otro ser y yo era en manos de Ze-naida como la blanda cera

Hay que decir que no era el uacutenico que se habiacuteaenamorado de ella Todos los hombres que visita-ban su casa estaban locos por Zenaida y ella los te-niacutea a todos a sus pies Le divertiacutea inspirarles unasveces confianza y otras dudas y manipularlos seguacutensu capricho (a esto llamaba laquohacer que los hombreschoquen los unos contra los otrosraquo) y ellos no pen-saban hacer resistencia y se sometiacutean con gusto Entodo su ser lleno de vitalidad y belleza habiacutea unamezcla de astucia y despreocupacioacuten de afectacioacuteny sencillez de calma y vivacidad Sobre todo lo quehaciacutea o deciacutea sobre cada movimiento suyo lleno defina y delicada gracia sobre todo su ser se trasluciacuteasu fuerza original y juguetona Su cara tambieacutencambiaba constantemente como en un juego ince-sante casi al mismo tiempo expresaba ironiacutea serie-dad y apasionamiento Pasaban sin cesar por susojos y labios los maacutes diversos inestables y fugaces

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sentimientos como sombra de nubes en un diacutea desol y viento

Cada uno de sus admiradores le era necesarioBelovsorov a quien llamaba laquomi animalraquo o simple-mente laquomiacuteoraquo se hubiera dejado gustoso prenderfuego por ella No esperando nada de sus capacida-des mentales y demaacutes virtudes le propuso sin em-bargo casarse con eacutel insinuando que lo de los otrossoacutelo eran palabras Maidanov respondiacutea a la venapoeacutetica de su alma Hombre bastante friacuteo comocasi todos los escritores trataba obstinadamente deconvencerla-probablemente tambieacuten a siacute mismo- deque la adoraba La cantaba en versos interminablesy se los declamaba con entusiasmo poco naturalpero sincero Ella le compadeciacutea y a la vez se bur-laba un poco de eacutel No le creiacutea demasiado y des-pueacutes de haber escuchado atentamente susexpansiones le obligaba a leer algo de Pushkin paradespejar el aire como deciacutea Lushin hombre mor-daz aparentemente ciacutenico y meacutedico de profesioacuten laconociacutea mejor que todos y la amaba maacutes que nin-guno aunque a sus espaldas y en presencia de ella lainjuriaba Lo respetaba pero no le haciacutea ningunaconcesioacuten y algunas veces con un deleite especial y

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maligno le haciacutea sentir que eacutel tambieacuten estaba en susmanos

-Soy una coqueta no tengo corazoacuten soy unaactriz- le dijo una vez delante de miacute- Pues biendeme su mano que le voy a clavar un alfiler Sentiraacuteverguumlenza ante este joven sentiraacute dolor pero sinduda tendraacute la bondad de reiacuterse

Lushin se sonrojoacute se dio la vuelta se mordioacute ellabio pero todo terminoacute con que le dio la mano Lepinchoacute y eacutel efectivamente empezoacute a reiacuterse y ellase reiacutea tambieacuten introduciendo bastante profunda-mente el alfiler y miraacutendole a los ojos que eacutel en va-no procuraba mover de un sitio a otro

Lo que peor comprendiacutea eran las relaciones queexistiacutean entre Zenaida y el conde Malevskiy Esteera un hombre de buen ver haacutebil y listo pero apesar de ser un nintildeo a mis dieciseacuteis antildeos creiacutea adi-vinar en eacutel algo falso algo sospechoso y me sor-prendiacutea que Zenaida no notara nada de estoPudiera ser que ella percibiera esa falsedad pero nole molestaba Una educacioacuten equivocada extrantildeasamistades y costumbres la presencia continua de sumadre la pobreza y el desorden de su casa todoello empezando por la libertad de que gozaba lajoven y la conciencia de su superioridad sobre los

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que la rodeaban desarrollaron en ella una actitud deabandono e indolencia semidesdentildeosa Ocurriacutea quepasase lo que pasase ya viniese Bonifacio a anunciarque no habiacutea azuacutecar ya saliese a relucir alguacuten chis-me desagradable o que se peleasen los invitadosella soacutelo sacudiacutea sus rizos y deciacutea

-TonteriacuteasY ya no habiacutea maacutes problemaEn cambio sentiacutea hervir la sangre cuando Ma-

levskiy se acercaba a ella balanceaacutendose como unzorro se apoyaba con elegancia en el respaldo de susilla y empezaba a decirle algo en voz baja al ladocon una sonrisita servil y autosuficiente Ella cruza-da las manos le miraba atentamente sonreiacutea y mo-viacutea la cabeza

-iquestQueacute necesidad tiene de escuchar al sentildeor Ma-levskiy- le pregunteacute una vez

-Es porque tiene un bigotito muy bonito- con-testoacute- Pero eso a usted no le importa

-iquestPiensa usted que le quiero- me dijo en otraocasioacuten- No no amo a los que tengo que mirar dearriba abajo Necesito alguien me domine No en-contrareacute a nadie asiacute si Dios quiere No me someto anadie iexclNi hablar

-Entonces iquestno amaraacute usted nunca

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-iquestY es que a usted no lo amo- dijo y me dio ungolpe en la nariz con la punta del guante

Siacute Zenaida se reiacutea mucho de miacute Durante tressemanas la vi a diario y iexclqueacute cosas no hariacutea conmi-go Rara vez nos visitaba pero yo no lo lamentabaen nuestra casa se transformaba en una sentildeoritauna joven princesa y eso me cohibiacutea Temiacutea descu-brirme delante de mi madre- a quien Zenaida nocaiacutea en gracia- que siempre nos observaba hostil-mente A mi padre le teniacutea menos miedo pareciacuteaque no advertiacutea mi presencia dedicaacutendose a hablaren algunas ocasiones con ella pero siempre de cosasque teniacutean mucho sentido Dejeacute de estudiar leer yhasta de dar paseos y montar Como un escarabajoal que le han atado la pata con un hilo siempre dabavueltas alrededor del ala tan querida de la casa Mehabriacutea quedado alliacute siempre Pero era imposible mimadre se enfadaba y a veces la propia Zenaida era laque me echaba Entonces me encerraba en mi ha-bitacioacuten o me iba al otro extremo del jardiacuten me su-biacutea a las ruinas de un alto invernadero de piedra ycon los pies colgando sobre la carretera permaneciacuteasentado en el muro exterior durante horas y mirabamiraba sin ver nada Cerca de miacute sobre las ortigascubiertas de polvo revoloteaban con parsimonia

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mariposas blancas mientras un diestro gorrioacuten sesentaba cerca sobre un rojo ladrillo roto y piaba en-fadado moviendo el cuerpo y desplegando la colaLos cuervos todaviacutea recelosos graznaban de vez encuando sentados en lo alto de la copa abierta de unabedul El sol y el viento jugueteaban tranquilos ensu escaso ramaje mientras el repicar tranquilo ytriste de las campanas del monasterio Donskoy lle-gaba de vez en cuando Yo seguiacutea sentado mirandoy escuchando y mientras todo mi ser se impregnabade un sentimiento inenarrable en el que estaba con-centrado todo la melancoliacutea la alegriacutea el presenti-miento del futuro el deseo y miedo de vivir Peroentonces no comprendiacutea absolutamente nada de esoy no sabiacutea llamar por su propio nombre nada de loque bulliacutea en mi interior Hoy lo llamariacutea con unsolo nombre el nombre de Zenaida

Y Zenaida seguiacutea jugando conmigo como ungato con un ratoacuten Unas veces coqueteaba conmigoy yo entonces me excitaba y perdiacutea la nocioacuten deltiempo otras veces ella se alejaba de miacute y yo enton-ces no teniacutea el valor de volver a acercarme a ella ode mirarla

Recuerdo que durante unos diacuteas estuvo muy friacuteaconmigo Yo completamente acobardado entraba

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sigilosamente en su casa e intentaba sentarme juntoa la vieja princesa a pesar de que precisamente en-tonces refunfuntildeaba y gritaba continuamente susasuntos financieros iban mal y habiacutea tenido dos dis-cusiones con el policiacutea del barrio

Una vez pasaba por el jardiacuten al lado de la valla yvi a Zenaida Estaba inmoacutevil sentada sobre la hier-ba la cabeza apoyada en las manos Quise mar-charme sigilosamente pero quedeacute clavado en elsitio No la comprendiacute al momento Repitioacute sugesto En un instante salteacute la valla y corriacute contentohacia ella Pero me detuvo con la vista y me mostroacuteun camino a dos pasos de ella Aturdido sin saberlo que haciacutea me puse de rodillas al borde del cami-no Estaba tan paacutelida se trasluciacutean cada uno de losrasgos de su rostro una melancoliacutea tan amarga uncansancio tan grande que mi corazoacuten se encogioacuteSin poder contener balbuceeacute

-iquestQueacute le pasaZenaida alargoacute la mano cortoacute la hierba la mor-

dioacute y la tiroacute lejos-iquestMe quiere mucho- me preguntoacute al fin- iquestDe

verdadNo dije nada iquestpara queacute teniacutea que decirlo

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-Siacute- dijo sin dejar de mirarme- Asiacute es Sus ojoslo demuestran- antildeadioacute y quedando pensativa setapoacute la cara con las manos- Todo me produce naacuteu-sea- dijo en voz baja- Me iriacutea al fin del mundo yano aguanto maacutes ya no puedo con esto iquestY queacute meespera despueacutes iexclQueacute martirio Dios miacuteo queacutemartirio

-iquestPor queacute- pregunteacute tiacutemidamenteZenaida no me contestoacute soacutelo encogioacute los hom-

bros Yo seguiacutea de rodillas miraacutendola invadido detristeza Cada palabra suya se me clavaba en el cora-zoacuten En ese instante hubiese dado con gusto mi vi-da para que no sufriera Seguiacutea miraacutendola aunquesin comprender por queacute sufriacutea tanto cuando se le-vantoacute de repente en un arrebato de tristeza y se fuedel jardiacuten y se dejoacute caer al suelo como si la hubiesensegado Todo era luz y verdor alrededor El vientomurmuraba en el follaje moviendo de vez en cuan-do una rama larga de frambueso sobre la cabeza deZenaida En alguacuten sitio se arrullaban las palomasmientras las abejas zumbaban volando bajo sobre lahierba Encima dulcemente se extendiacutea el cielo azulY yo estaba tan triste

-Reciacuteteme algunos versos- me dijo Zenaida amedia voz apoyaacutendose sobre el codo- Me gusta

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usted cuando recita porque parece que canta Ustedes joven Reciacuteteme En los montes de Georgia Perosieacutentese antes

Me senteacute y reciteacute En los montes de GeorgiaPorque no puede dejar de amar- repitioacute Zenai-

da- Por eso la poesiacutea es buena Porque nos habla delo que no hay y de que no soacutelo es mejor que lo quehay sino que es maacutes verdadero Porque no puede dejarde amar Quisiera iexclpero no puede

Quisiera iexclpero no puedeSe calloacute y de repente volvioacute y se levantoacute-Vaacutemonos Maidonov estaacute ahora con mamaacute Me

ha traiacutedo su poema y lo he dejado solo Tambieacuten eacutelestaacute disgustado ahora iexclQueacute se le va a hacer Algu-na vez lo sabraacute pero no quiero que se enfadeconmigo

Zenaida me estrechoacute raacutepidamente la mano y semarchoacute corriendo a casa Yo la seguiacute Maidanov nosempezoacute a leer su Asesino recieacuten publicado pero yono lo escuchaba Salmodiaba con voz alta sus yam-bos las rimas se sucediacutean y sonaban como cascabe-les vaciacuteas y resonantes pero yo seguiacutea mirando aZenaida y trataba de comprender el sentido de susuacuteltimas palabras

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iquestO un rival ocultoTe ha sojuzgado con alevosiacutea

dijo con resonancia nasal Maidanov Mis ojos ylos de Zenaida se encontraron Ella los bajoacute y sesonrojoacute levemente Advertiacute que se sonrojaba y mequedeacute helado del susto Ya antes teniacutea celos de ellapero ahora por primera vez la idea de que estuvieseenamorada pasoacute como un relaacutempago por mi cabezalaquoiexcl Dios miacuteo estaacute enamoradaraquo

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Capiacutetulo X

Mi verdadero suplicio empezoacute entonces Mecansaba de pensar en ella de darle vueltas y conti-nuamente en la medida de lo posible espiaba sincesar a Zenaida Habiacutea cambiado y eso era obvio Seiba sola a pasear y estaba paseando durante muchotiempo A veces no saliacutea a ver a sus invitados Sepasaba horas y horas en su habitacioacuten Antes jamaacuteslo haciacutea De pronto me hice muy perspicaz

-iquestNo seraacute eacuteste el elegido iquestO el otro- me pre-guntaba mientras mi imaginacioacuten volaba de un ad-mirador a otro El conde Malevskiy (aunque meavergonzaba por causa de Zenaida confesar estoante miacute mismo) me pareciacutea maacutes peligroso que otros

Mi capacidad de observacioacuten no iba maacutes allaacute dela punta de la nariz Al parecer mi actitud reservadano pudo engantildear a nadie Por lo menos el doctor

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Lushin muy pronto me comprendioacute Pero eacutel tam-bieacuten habiacutea cambiado en los uacuteltimos diacuteas Habiacutea pa-lidecido y se reiacutea tan a menudo como antes perocon una risa maacutes baja mordaz y corta Su suave iro-niacutea anterior y su aparente cinismo habiacutean dado pasoa una irritabilidad incontrolada

-iquestPor queacute se pasa aquiacute las horas muertas jo-ven- me dijo un diacutea cuando nos quedamos solos enla sala de los Zasequin (La joven princesa no habiacuteavuelto todaviacutea y la voz estridente de su madre se oiacuteadesde el aacutetico de la casa Estaba regantildeando a la cria-da)- Usted tiene que estudiar y trabajar mientras esjoven Pero iquestqueacute estaacute haciendo

-iquestCoacutemo puede usted saber si trabajo o no en ca-sa- le contesteacute con cierta soberbia pero tambieacutencon confusioacuten

-iquestDe queacute trabajo puede usted hablar No es esolo que tiene en la cabeza Bueno no discuto a suedad es normal Pero lo que pasa es que su eleccioacutenha sido poco afortunada iquestEs que no ve queacute casa eseacutesta

-No le comprendo- dije-iquestQue no comprende Peor para usted Me veo

en el deber de reprenderle Nuestra raza la de losviejos solterones puede pasarse por aquiacute Porque

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iquestqueacute nos puede pasar Somos gente curtida no senos atraviesa nada En cambio usted tiene todaviacuteala piel muy fina El aire de aquiacute resulta viciado parausted puede contraer una enfermedad

-iquestQueacute quiere decir-Pues eso iquestEs que estaacute usted sano ahoraiquestEs que es usted normal iquestEs que lo que siente

es provechoso y bueno para usted-Pero iquestqueacute siento- respondiacute aunque compren-

diacute que el doctor teniacutea razoacuten-Joven joven- siguioacute el doctor con un severo

tono de voz como si en estas dos palabras hubieraalgo muy humillante para miacute- no estaacute usted todaviacuteapara poder engantildear Porque lo que lleva dentro lodice la cara Peroiquestpara queacute hablar Tampoco yovendriacutea si no (el doctor apretoacute los dientes) si nofuese un loco como usted Lo uacutenico que me sor-prende es coacutemo usted con la inteligencia que tieneno ve lo que estaacute pasando a su alrededor

-iquestQueacute es lo que pasa- pregunteacute y me replegueacute ala espera de sus palabras

El doctor me miroacute con un aire de ironiacutea compa-siva

-iexcl Estoy bueno yo tambieacuten- dijo como si hablasepara siacute- iexclPues siacute que hay necesidad de deciacuterselo a eacutel

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En una palabra-antildeadioacute levantando la voz- el aireque se respira aquiacute no te conviene Le gusta estaraquiacute bueno iquesty queacute En un invernadero tambieacuten seestaacute muy bien pero no se puede vivir alliacute Oiga haacute-game caso empiece otra vez a estudiar el manual deKaidanov

Entroacute la princesa madre y empezoacute a quejarse aldoctor de un dolor de muelas Luego llegoacute Zenaida

-Fiacutejese usted doctor- dijo la princesa- regaacutentildeelaTodo el diacutea estaacute bebiendo agua con hielo iquestEs quees bueno esto para el pecho tan deacutebil que tiene

-iquestPor queacute hace eso- preguntoacute Lushin-iquestY queacute puede pasar-Que puede constiparse y morirse-iquestDe veras Bueno pues que asiacute sea-iexclVaya- murmuroacute el doctor La vieja princesa

se marchoacute-iexclVaya- repitioacute Zenaida- iquestEs que el vivir es

tan divertido Mire alrededor iquestQueacute me puede de-cir iquestEs bueno todo lo que ve iquestO es que usted creeque yo no lo comprendo que no lo siento Megusta beber agua con hielo y usted quiere conven-cerme seriamente de que una vida asiacute vale tantocomo para no arriesgarla por un instante de placerno hablo ni siquiera de felicidad

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-De acuerdo Si el capricho y la independencia-dijo Lushin- Estas dos palabras la definen Todo suser estaacute en estas dos palabras

Zenaida rioacute nerviosamente-Sus cartas han llegado tarde querido doctor

Observa usted mal estaacute equivocado Es en los ca-prichos en lo que menos pienso ahora Distraermecon usted distraerme conmigo misma iexclvaya unasuerte Y en cuanto a la independencia monsieurVoldemar no ponga esa cara tan triste No aguantoque nadie se compadezca de miacute- dijo y se marchoacute

-Muy viciado muy viciado estaacute aquiacute el aire parausted- me dijo otra vez Lushin

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Capiacutetulo XI

Por la tarde en la casa de los Zasequin se reu-nieron los invitados de costumbre

La conversacioacuten giroacute alrededor del poema deMaidanov Zenaida lo elogioacute sinceramente

-Pero iquestsabe queacute le digo- le explicoacute a Maida-nov- Si yo fuese poeta escogeriacutea otros poemasPuede ser que sean tonteriacuteas pero a veces me vie-nen a la cabeza pensamientos extrantildeos sobre todoantes de que amanezca cuando el cielo empieza aponerse rosa y gris Por ejemplo Pero iquestno se reiraacutede miacute

-iexclNo iexclno- gritamos a una voz-Yo me imaginaria- dijo cruzando las manos y

mirando hacia un lado- un grupo de chicas joacutevenesde noche en una gran barca en un riacuteo tranquilo La

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luna brillando y ellas vestidas de blanco y cantandoun himno

-Comprendo comprendo siga- dijo Maidanovcon aplomo y como sontildeando

-De repente en la orilla se oye un alboroto vo-ces risas antorchas panderos Es una multitud debacantes que corre cantando y gritando Ahora yaes de su incumbencia pintar el cuadro sentildeor poetaSoacutelo que yo quisiera que las antorchas fueran rojasque echen mucho humo y que los ojos de las ba-cantes brillen bajo las coronas de flores Las coro-nas tienen que ser oscuras No se olvide de laspieles de tigre y de las copas y del oro mucho oro

-iquestDoacutende tiene que estar el orondash preguntoacute Mai-danov echando hacia atraacutes su cabello terso yabriendo las ventanas de su nariz

-iquestDoacutende En los hombros en las manos en lospies en todas partes Dicen que en la antiguumledad lasmujeres llevaban anillos de oro en los tobillos Lasmuchachas de la bacanal llaman a quienes estaacuten enla barca Han dejado de cantar su himno y no pue-den seguir pero no se mueven El riacuteo las acerca a laorilla De repente una de ellas se levanta despacio(Esto hay que contarlo bien coacutemo se levanta des-pacio a la luz de la luna coacutemo se asustan sus arru-

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gas) Salta a la orilla y las bacanales la rodean y se lallevan impetuosamente desapareciendo en la pe-numbra de la noche Imagiacutenese ahora el humo ycoacutemo ya no puede distinguir nada Soacutelo queda sucorona en la orilla

Zenaida calloacute (laquoiexclOh estaacute enamoradaraquo penseacuteotra vez)

-iquestY nada maacutes- preguntoacute Maidanov-Nada maacutes- contestoacute-Eso no puede ser un argumento para un poe-

ma- dijo eacutel con aplomo- Pero aprovechareacute su ideapara un verso liacuterico

-iquestEn estilo romaacutentico- preguntoacute Malevskiy-Claro a la manera romaacutentica a imitacioacuten del

poeta George Byron-Creo que Hugo es mejor que Byron- dijo el

conde son suficiencia- Es maacutes interesante-Hugo es un escritor de primer orden- replicoacute

Maidanov- Mi amigo Toncosheyev en su novelaespantildeola El Trovador

-iexclAh iquestes eacutese el libro con los signos de interro-gacioacuten al reveacutes- preguntoacute Zenaida

-Siacute asiacute acostumbran a ponerlos los espantildeolesQuiero decir que Toncosheyev

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-Bueno otra vez van a discutir ustedes sobre elclasicismo y el romanticismo- le interrumpioacute porsegunda vez Zenaida- Mejor vamos a jugar

-iquestA las prendas- intervino Lushin-No a las prendas es muy aburrido Vamos a

jugar a las comparaciones(Este juego lo inventoacute Zenaida Se menciona

cualquier objeto y cada uno procura compararlo conalgo siendo premiado el que encuentre la mejorcomparacioacuten)

Se acercoacute a la ventana El sol acababa de poner-se En el cielo a gran altura se veiacutean nubes rojas yalargadas

-iquestA queacute se parecen estas nubes- preguntoacute Ze-naida A continuacioacuten sin esperar nuestra contesta-cioacuten prosiguioacute- Encuentro que se parecen a lasvelas purpuacutereas del barco de oro de Cleopatracuando iba al encuentro de Marco Antonio iquestSeacuerda Maidanov de que me lo ha contado haceunos diacuteas

Todos nosotros como Polonio en Hamlet di-jimos que las nubes recordaban precisamente estasvelas y que nadie podriacutea encontrar una comparacioacutenmejor

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-iquestCuaacutentos antildeos teniacutea entonces Marco Antonio-preguntoacute Zenaida

-Deberiacutea ser joven- dijo Malevskiy-Siacute joven- afirmoacute Maidanov muy seguro-Perdoacuten- dijo Lushin- pero ya habiacutea pasado de

los cuarenta-Los cuarenta- repitioacute Zenaida miraacutendole furti-

vamenteMe marcheacute pronto a casa laquoEstaacute enamorada pe-

ro iquestde quieacutenraquo deciacutean involuntariamente mis labios

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Capiacutetulo XII

Pasaban los diacuteas Zenaida se volviacutea cada vezmaacutes extrantildea maacutes incomprensible Una vez entreacute averla y la encontreacute sentada en una silla de paja conla cabeza apoyada en el borde afilado de la mesa Selevantoacute Toda su cara estaba bantildeada en laacutegrimas

-iexclAh es usted- dijo con una sonrisa cruel-Venga aquiacute

Me acerqueacute Me puso la mano en la cabeza ycogieacutendome de repente del pelo empezoacute a tirar deeacutel

-Me hace dantildeo- dije al fin-iexclAh le hace dantildeo iquestY es que a miacute no me hace

dantildeo iquestNo me hace dantildeo- repitioacute

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-iexclAy- exclamoacute de repente al ver que me habiacuteaarrancado un pequentildeo mechoacuten de pelo- iquestQueacute es loque he hecho iexclPobre monsieur Voldemar

Estiroacute con cuidado los pelos que me habiacuteaarrancado se los enrolloacute en el dedo e hizo un anillocon ellos

-Los voy a meter en mi medalloacuten y los llevareacuteconmigo- dijo mientras las laacutegrimas brillaban toda-viacutea en sus ojos- Esto probablemente le consolaraacuteun poco Y ahora adioacutes

Volviacute a casa donde me esperaba un contra-tiempo desagradable Mi madre teniacutea una disputacon mi padre Le reprochaba algo Eacutel seguacuten sucostumbre callaba friacutea y corteacutesmente y enseguida semarchoacute

No pude oiacuter lo que dijo mi madre ni estaba pa-ra eso pero soacutelo recuerdo que despueacutes de haberhablado con mi padre me mandoacute llamar a su cuartoy muy disgustada habloacute de mis frecuentes visitas a lacasa de la princesa que seguacuten sus palabras era unefemme capable de tout me acerqueacute para besarle la mano(haciacutea esto siempre que queriacutea acabar la conversa-cioacuten) y me fui a mi habitacioacuten

Las laacutegrimas de Zenaida me habiacutean dejado des-concertado No sabiacutea queacute explicacioacuten darle al suce-

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so Me encontraba a punto de comenzar a llorarpues a pesar de mis dieciseacuteis antildeos era un nintildeo

Ya no pensaba en Malevskiy aunque Belovso-rov cada diacutea se haciacutea maacutes amenazante y miraba almantildeoso conde como un lobo puede acechar a uncordero Me perdiacutea en mis pensamientos y buscabalugares apartados Sentiacutea predileccioacuten por las ruinasdel invernadero Me subiacutea al alto muro me sentabay permaneciacutea sentado tan desconsolado tan solo ytan triste en mi juventud que me compadeciacutea de miacutemismo iexclCuaacutento me complaciacutean estos sentimientostristes iexclCuaacutento me deleitaba con ellos

Una vez estaba sentado en el muro mirando lalejaniacutea y escuchando el repiqueteo de las campanasSentiacute que algo se moviacutea imperceptiblemente dentrode miacute no era el soplo del viento ni el temblor delmisterio sino algo fraacutegil como el aliento delicadocomo la intuicioacuten de que alguien estaba cerca Bajeacutelos ojos Abajo por el sendero vestida con un trajeligero de color gris y con una sombrilla rosa que seapoyaba en el hombro caminaba Zenaida Me viose detuvo y levantando el borde de su sombrero depaja alzoacute hacia miacute sus ojos de terciopelo

-iquestQueacute hace ahiacute en las alturas- me preguntoacute son-riendo de manera extrantildea- Usted- siguioacute- que

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siempre me estaacute diciendo que me quiere salte aquiacutea la vereda si es verdad lo que me dice

Auacuten no habiacutea acabado Zenaida de pronunciarestas palabras cuando ya caiacutea yo desde lo alto co-mo si alguien me hubiese empujado en la espaldaEl muro teniacutea unos cuatro metros de altura

Caiacute en tierra con los dos pies juntos pero elgolpe fue tan fuerte que no me pude mantener depie me caiacute y por unos instantes perdiacute el conoci-miento

Antes de abrir los ojos sentiacute a mi lado a Zenai-da

-Mi querido nintildeo- deciacutea inclinaacutendose sobre miacuteexpresando su voz asustada ternura- iquestCoacutemo pu-diste hacerlo iquestCoacutemo pudiste obedecer Siacute tequiero Levaacutentate

Su pecho respiraba frente al miacuteo sus manos to-caban mi cabeza

De pronto- iexclqueacute maravillosa sensacioacuten me inva-dioacute entonces- sus labios suaves frescos empezarona cubrir mi rostro de besos Pero pronto Zenaidadebioacute de darse cuenta por la expresioacuten de mi ros-tro que ya habiacutea recobrado el conocimiento aun-que permaneciacutea con los ojos cerrados puesponieacutendose bruscamente en pie dijo

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-iexclLevaacutentese nintildeo travieso loco iquestQueacute es eso deestar tumbado sobre el polvo

Yo me levanteacute-iexcl Deme mi sombrilla- dijo Zenaida- iquestSabe

doacutende la dejeacute iquestPor queacute me mira asiacute iexclVaya tonteriacuteaque ha cometido iquestNo se ha hecho dantildeo iquestLe hanpicado las ortigas iexclNo seacute por queacute le pregunto todoesto iquestPor queacute me mira iexclPero si no se entera denada iexclNo dice nada- prosiguioacute como dicieacutendoseloa siacute misma- iexclVaacuteyase a casa monsieur Voldemar yliacutempiese Y no venga detraacutes de miacute porque me voy aenfadar y entonces nunca

Se alejoacute deprisa sin terminar su discurso Yo mesenteacute en el camino No me teniacutea en pie Las ortigasme quemaban la cara me doliacutea la espalda y sentiacuteamareos pero la dicha que sentiacute entonces no la volviacutea sentir en mi vida

Era como un dolor dulce diluido por todo micuerpo que acaboacute en saltos de juacutebilo y exclamacio-nes de alegriacutea Efectivamente era todaviacutea un nintildeo

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Capiacutetulo XIII

Me sentiacute tan contento y orgulloso todo aqueldiacutea conservaba tan vivo el recuerdo de los besos deZenaida en mi cara recordaba cada palabra suyacon tal estremecimiento y eacutextasis celebraba tantomi inesperada dicha que hasta sentiacutea pavor de lamisma y no queriacutea ni siquiera ver a la causante deestas nuevas sensaciones Me pareciacutea que ya no de-biacutea pedir maacutes al destino que ahora habiacutea de laquoaspirarbien el aire por uacuteltima vez y morirraquo En cambio aldiacutea siguiente al ir de visita sentiacutea gran nerviosismoque en vano procuraba encubrir bajo la maacutescara deuna fingida desenvoltura muy en consonancia conla actitud de un hombre que quiere dar a entenderque sabe guardar los secretos Zenaida me recibioacutecon naturalidad sin ninguna emocioacuten Se limitoacute aamenazarme con el dedo y a preguntarme si teniacutea

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alguacuten cardenal Toda mi desenvoltura y aire demisterio desaparecieron en un instante y con ellosmi aturdimiento Naturalmente no esperaba nadaextraordinario pero la tranquilidad de Zenaida fuecomo un chorro de agua friacutea

Comprendiacute que para ella era un nintildeo y eso meafligioacute muchiacutesimo Zenaida recorriacutea los lugares de lahabitacioacuten y me dedicaba una leve sonrisa cada vezque me miraba pero su pensamiento estaba lejosEsto lo veiacutea con toda claridad laquoiquestLe hablariacutea yomismo sobre lo de ayer- penseacute- iquestLe preguntariacutea adoacutende iba con tanta prisa para saberlo ya de unavezraquo Pero desistiacute y me quedeacute sentado en un rincoacuten

Entroacute Belovsorov Me alegreacute de su llegada-No le he encontrado un caballo manso de

montar- dijo en tono severo dirigieacutendose a Zenaida- Freutag me habloacute de uno pero no me fiacuteo Tengomiedo

-iquestDe queacute tiene miedo- preguntoacute Zenaida-Permiacutetame que se lo pregunte

-iquestDe queacute Pues de que no sabe montar Noquiera Dios que le pase algo iquestPor queacute se ha enca-prichado con esta idea

-Eso ya es cosa miacutea monsieur animal miacuteo En-tonces se lo pedireacute a Piotr Vasilievich (A mi padre

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lo llamaban Piotr Vasilievich Me sorprendioacute quemencionase su nombre con tanta naturalidad comosi no dudara de que estuviese dispuesto a hacerleese favor)-iexclAh entonces iquestes con eacutel con quien quiere mon-tar- replicoacute Belovsorov

-Con eacutel o con otro Eso para usted no cuentaNo es con usted y eso basta

-Conmigo no- repitioacute Belovsorov- iexclComo us-ted quiera iexclQueacute le vamos a hacer De todos modosle traereacute el caballo

Tenga cuidado y no me traiga una vaca Le digode antemano que quiero ir de prisa

-Vaya al trote si quiere Con quieacuten va a montariquestcon Malevskiy

-iquestY por queacute no guerrero Bueno tranquiliacutecese-antildeadioacute- y no eche fuego por los ojos Ireacute con ustedtambieacuten Ya sabe lo que siento ahora hacia Male-vskiy iexcluf- dijo sacudiendo la cabeza

-Lo dice para tranquilizarme- murmuroacute Belo-vsorov

Zenaida entornoacute los ojos-iquestEso le consuela iexclOh oh oh iexclguerrero- dijo

como si no hubiese podido encontrar otra palabra-Y usted monsieur Voldemar iquestvendriacutea con nosotros

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-No me gusta ir con demasiada gente- mur-mureacute sin levantar la vista

-iquestPrefiere tecircte-agrave-tecircte Bueno a quien Dios se ladeacute San Pedro se la bendiga- dijo- Vaacuteyase puesBelovsorov a buscar el caballo Lo necesito paramantildeana

-Bien pero iquestde doacutende saldraacute el dinero- dijo lavieja princesa

Zenaida fruncioacute el centildeo-A usted no se lo pido Belovsorov me lo fiaraacute-Lo fiaraacute lo fiaraacute- gruntildeoacute la princesa y de re-

pente gritoacute a pleno pulmoacuten- iexclDuniacha-Mamaacute le he regalado una campanilla- objetoacute

Zenaida-iexcl Duniacha- repitioacute la viejaBelovsorov se despidioacute y yo me fui con eacutel Ze-

naida no me pidioacute que me quedase

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Capiacutetulo XIV

Al diacutea siguiente me levanteacute temprano me hiceun bastoacuten y me marcheacute al campo laquoVoy a ver si ol-vido penasraquo me dije a miacute mismo El diacutea era hermo-so despejado y no haciacutea bochorno soplaba un airefresco y juguetoacuten silbando entre los aacuterboles perosin forzar la voz movieacutendolo todo pero sin in-quietarlo Paseeacute durante mucho tiempo por losmontes y por los bosques No me sentiacutea feliz Saliacutede casa con el propoacutesito de abandonarme a la triste-za pero mi juventud el diacutea espleacutendido el aire fres-co el largo paseo el deleite de tirarse al suelo sobrela tupida hierba influyeron en mi aacutenimo Los re-cuerdos de aquellas palabras inolvidables de aque-llos besos invadieron mi alma Me gustaba pensarque Zenaida no podriacutea dejar de comprender justa-mente mi decisioacuten mi heroiacutesmo laquoPara ella otros

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son mejor que yo- pensaba- No importa Por elcontrario otros dicen que lo van hacer y el que lohizo fui yo iexclY queacute no seriacutea capaz de hacer porellaraquo Mi imaginacioacuten empezoacute a avivarse Empeceacutea pensar coacutemo la salvariacutea de las manos de los ene-migos coacutemo desangrado la sacariacutea de una mazmo-rra coacutemo moririacutea a sus pies Me acordeacute de uncuadro que colgaba en la pared de la sala de estar denuestra casa Malec Adel raptando a Matilde Enese mismo instante me fijeacute en un paacutejaro carpinteroque cuidadosamente subiacutea por el fino tronco deabedul y miraba con precaucioacuten a la izquierda a laderecha y hacia atraacutes como un muacutesico su contra-bajo

Luego empeceacute a cantar Nieves blancas pero mepaseacute a una romanza entonces muy popular laquoTeespero cuando el ceacutefiro juguetoacutenraquo A continua-cioacuten comenceacute a declamar en voz alta la alocucioacutende Yermak a las estrellas de la tragedia de Jomia-cov Intenteacute componer algo de tipo sentimentalHasta redacteacute el estribillo con que debiacutea terminar elpoema laquoOh Zenaida Zenaidaraquo pero no me salioacutenada maacutes Mientras tanto se acercaba la hora de lacomida Bajeacute del monte al llano Una senda estrechay arenosa serpenteaba y conduciacutea a la ciudad Me fui

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por la vereda Oiacute un ruido sordo de herradurasdetraacutes de miacute Mireacute hacia atraacutes me pareacute sin querer yme quiteacute la gorra Vi a mi padre y a Zenaida Ibanjuntos Mi padre le deciacutea algo inclinaacutendose haciaella y apoyaacutendose con la mano sobre el crin del ca-ballo Sonreiacutea Zenaida le escuchaba taciturna ba-jando gravemente los ojos y apretando los labiosCuando los vi estaban solos pero unos instantesdespueacutes aparecioacute por detraacutes de un recoveco Belo-vsorov vestido con el uniforme de huacutesar y una cha-quetilla por encima y montando un caballo negrocubierto de espuma El animal un pura sangre mo-viacutea la cabeza resoplaba y se balanceaba riacutetmica-mente El jinete lo conteniacutea y le aplicaba lasespuelas al mismo tiempo Me aparteacute Mi padre co-gioacute las riendas con las manos y se erguioacute Ella le-vantoacute lentamente la vista hacia eacutel y los dos salieronal galope Belovsrov pasoacute detraacutes de ellos haciendoruido con el sable laquoEl estaacute rojo como un cangrejo-penseacute- Y ella iquestpor queacute estaacute tan paacutelida Ha estadomontando a caballo toda la mantildeana y sin embargoiquestpor queacute estaacute tan paacutelidaraquo

Me marcheacute a toda prisa y llegueacute a casa justo an-tes de empezar la comida Mi padre se habiacutea cam-biado de ropa y lavado y fresco estaba sentado al

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lado de la silla de mi madre y le leiacutea con su voz altay expresiva un folletoacuten del laquoJournal des Deacutebatsraquopero mi madre apenas le prestaba atencioacuten Vieacuten-dome a miacute me preguntoacute doacutende habiacutea estado todo eldiacutea y antildeadioacute que no le gustaba la gente que deam-bula no se sabe por doacutende y no se sabe con quieacutenlaquoEstuve soloraquo quise contestar pero mireacute a mi padrey no seacute por queacute no abriacute la boca

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Capiacutetulo XV

En los cinco o seis diacuteas que siguieron apenaspude ver a Zenaida Deciacutea que estaba enferma Estono impediacutea a los visitantes venir a hacer guardiacomo deciacutean ellos todos a excepcioacuten de Maidanovque siempre se desanimaba mucho y empezaba aaburrirse cuando no teniacutea la oportunidad de entu-siasmarse Belovsorov se sentaba hurantildeo en un rin-coacuten abrochado de arriba abajo En el rostrodelicado del conde Malevskiy siempre habiacutea unasonrisota maliciosa Efectivamente habiacutea caiacutedo endesgracia de Zenaida y con mucho esmero tratabade engatusar a la vieja princesa Fue con ella en co-che a ver al gobernador Aunque hay que decir queeste viaje no fue afortunado ya que Malevskiy tuvoalgunos contratiempos Le recordaron no seacute queacutehistoria con no se sabe queacute oficiales de camino y

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tuvo que decir al dar explicaciones que entoncesera un inexperto Lushin veniacutea unas dos veces al diacuteapero no se quedaba mucho tiempo Yo le teniacutea unpoco de miedo despueacutes de nuestra uacuteltima conversa-cioacuten pero al mismo tiempo sentiacutea una atraccioacutensincera hacia eacutel Una vez nos fuimos a pasear por eljardiacuten de Nescuchnoye Estuvo muy amable y servi-cial me deciacutea los nombres y propiedades de lashierbas y flores Sin maacutes como suele decirse gritoacutedaacutendose una palmada en la frente

-iexclY yo imbeacutecil de miacute que deciacutea que era una co-queta iexclPor lo visto es grato sacrificarse para otros

-iquestQueacute quiere usted decir-A usted no quiero decirle nada- replicoacute LushinEn cuanto a miacute Zenaida trataba de no verme

Mi presencia- no podiacutea dejar de observarlo- le cau-saba una impresioacuten desagradable Me daba la espal-da sin que ella lo pudiera remediar Eso era loamargo del caso eso era lo que me hacia sufrir Pe-ro no habiacutea nada que hacer Trataba de que no meviese y soacutelo intentaba espiarla de lejos lo que nosiempre conseguiacutea Le seguiacutea pasando algo extrantildeoSu cara era otra toda ella era otra Fue en una tran-quila y caacutelida tarde cuando me sorprendioacute el cambiooperado en ella Estaba sentado en un banco pe-

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quentildeo que habiacutea debajo de un frondoso sauacuteco Megustaba ese sitio Desde alliacute se veiacutea la ventana de lahabitacioacuten de Zenaida Yo estaba sentado Sobre micabeza en el sombriacuteo follaje un paacutejaro pequentildeo semoviacutea soliacutecito Un gato gris estirando su lomo en-traba furtivamente al jardiacuten Los primeros escara-bajos zumbaban intensamente en el aire quetodaviacutea permaneciacutea transparente aunque ya careciacuteade luz Estaba sentado y miraba a la ventana espe-rando a que se abriese Y en efecto se abrioacute y apa-recioacute Zenaida Estaba vestida de blanco y tanto ellacomo su rostro hombros y manos eran de una pali-dez de alabastro Durante un rato permanecioacute in-moacutevil Estuvo observando durante largo tiempocon la mirada detenida bajo sus cejas fruncidas ja-maacutes la habiacutea visto con una mirada asiacute Despueacutesapretoacute fuertemente sus manos se echoacute hacia atraacuteslos mechones de pelo que le cubriacutean la oreja sacu-dioacute la cabeza y con un gesto eneacutergico la agachoacute ycerroacute la ventana

A los tres diacuteas me vio en el jardiacuten Queriacutea es-conderme pero ella misma me detuvo

-Deme la mano- dijo con el afecto de antes-Hace mucho que no charlamos

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La mireacute Sus ojos brillaban tranquilos Su rostrosonreiacutea como a traveacutes de la niebla

-iquestSigue enferma- le pregunteacute-No ya ha pasado todo- dijo y cortoacute una pe-

quentildea rosa de color rojo- Me siento un poco can-sada pero pronto se me pasaraacute

-Y volveraacute a ser como antes- le interrogueacuteZenaida acercoacute la rosa a su cara y me parecioacute

ver el reflejo de los peacutetalos rojos en su rostro-iquestEs que he cambiado- me preguntoacute-Siacute ha cambiado- dije a media voz-Le he tratado friacuteamente lo seacute- empezoacute Zenai-

da- pero no teniacutea que haber hecho caso de estoNo podiacutea comportarme de otra forma Pero paraqueacute hablar de ello

-iexclNo quiere que la ame eacutesa es la verdad- griteacutedesesperado en un arrebato incontenible

-No aacutememe Pero no como antes-iquestY coacutemo-Seamos amigos si quiere- Zenaida me dio la

rosa para que la oliese- Escuche soy mayor queusted Podriacutea ser su tiacutea de verdad Bueno su tiacutea nopero siacute su hermana mayor Y usted

-Soy un nintildeo para usted- la interrumpiacute

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-Bueno siacute un nintildeo pero encantador buenolisto a quien quiero mucho iquestSabe queacute le digoDesde hoy le hago mi paje No olvide que los pajesno deben apartarse nunca de sus sentildeoras He aquiacute elsigno de su nueva dignidad- dijo ella metiendo larosa en la solapa de mi chaqueta- El signo de nues-tra benevolencia hacia usted

-Antes habla recibido de usted otros signos debenevolencia- dije

-iexclAh- dijo Zenaida y me miroacute de reojo- iexclQueacutebuena memoria tiene Bien ahora tambieacuten estoydispuesta

E inclinaacutendose hacia miacute me imprimioacute en lafrente un beso tranquilo y puro

Antes de que tuviera tiempo de levantar la vistase dio la vuelta y dicieacutendome laquoiexclSiacutegame pajeraquo mar-choacute en direccioacuten a su casa La seguiacute desconcertadolaquoiquestSeraacute posible que esta joven humilde e inteligentesea la misma Zenaida que he conocidoraquo Hasta sumanera de andar me pareciacutea maacutes pausada su tallemaacutes majestuoso y mejor proporcionado

Pero Dios miacuteo iexclcon queacute fuerza empezaba a ar-der de nuevo en miacute el amor

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Capiacutetulo XVI

Despueacutes de la comida otra vez se reunieron losinvitados en el ala izquierda de la casa La princesasalioacute a recibirles Todos estaban presentes como enaquella primera tarde inolvidable para miacute Estabahasta Nirmatskiy Maidanov habiacutea llegado antes quenadie trayendo unos versos nuevos Empezoacute el jue-go de las prendas pero ya sin las ocurrencias extra-vagantes de otros tiempos sin locuras ni ruidohabiacutea desaparecido de la velada el elemento gitanoZenaida habiacutea dado un aire nuevo a la reunioacuten Yocomo su paje estaba sentado a su lado por derechopropio Por cierto propuso que al que le tocara pa-gar prenda debiacutea contar su suentildeo Pero esto no dioresultado Los suentildeos o resultaban poco interesan-tes (Belovsorov vio en suentildeos que dio de comer alcaballo un cubo de carpas y que el caballo teniacutea una

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cabeza de madera) o poco naturales inventadosMaidanov nos obsequioacute con toda una novela llenade criptas y sepulcros aacutengeles con arpas floresparlantes y sonidos lejanos Zenaida no le permitioacuteque acabase

-Bueno ya que nos hemos desviado hacia lascomposiciones- dijo- pues que cada uno cuentealgo inventado

El primero en hablar debiacutea ser BelovsorovEl joven huacutesar se azoroacute-iexclNo puedo inventar nada- dijo-iexclQueacute tonteriacutea- contestoacute Zenaida- Imagiacutenense

que estaacute casado y cueacutentenos coacutemo pasariacutea el tiempocon su mujer iquestLa tendriacutea encerrada

-La encerrariacutea-iquestY estariacutea con ella-Desde luego que estariacutea con ella-Muy bien iquestY si a ella eso le aburriera y lo en-

gantildease-La matariacutea-iquestY si se escapase-La alcanzariacutea y la matariacutea de todas formas-Bueno Vamos a suponer que yo fuese su mu-

jer iquestqueacute hariacutea entonces

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Durante alguacuten tiempo Belovsorov permanecioacutecallado

-Me matariacutea a miacute mismo-Veo que su cancioacuten se acaba enseguidaA Zenaida le tocoacute pagar la segunda prenda Le-

vantoacute los ojos hacia el techo y quedoacute pensativa-Oigan lo que se me ha ocurrido- dijo al fin-

Imagiacutenense un aposento espleacutendido una noche deverano y una fiesta maravillosa La fiesta la da lajoven reina En todas partes hay oro preciososcristales sedas fuegos diamantes flores aromastodos los caprichos del lujo

-iquestLe gusta el lujo- la interrumpioacute Lushin-El lujo es bonito- le contestoacute- Me gusta todo

lo bonito-iquestMaacutes que lo bello- preguntoacute eacutel-Demasiado sutil no lo comprendo No me in-

terrumpa Entonces la fiesta es espleacutendida Haymuchos invitados todos son joacutevenes bellos va-lientes Todos estaacuten enamorados locamente de lareina

-iquestNo hay mujeres entre los invitados- preguntoacuteMalevskiy

-No o espere siacute las hay-iquestSon todas feas

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-Encantadoras pero todos los hombres estaacutenlocos por la reina Ella es alta esbelta y lleva unapequentildea diadema de oro sobre su pelo negro

Mireacute a Zenaida y en ese instante me parecioacute maacutesalta que todos nosotros De su frente de alabastrode sus cejas inmoacuteviles emanaba una inteligencia tanclara y un poder tal que penseacute laquoTuacute eres la reinaraquo

-Todos se agrupan en torno a ella Todos le di-rigen los discursos maacutes halagadores

-iquestEs que a la reina le gusta la adulacioacuten- pre-guntoacute Lushin

-iexclQueacute hombre tan molesto No me deja en paziquestA quieacuten no le gusta la adulacioacuten

-Una uacuteltima pregunta iquestLa reina no tiene mari-do- dijo Malevskiy

-No lo he pensado Un marido iquestpara queacute-Pues claro- asintioacute Malevskiy- iquestPara queacute

-Silence- dijo Maidanov que hablaba mal elfranceacutes

-Merciacute- le dijo Zenaida- Entonces la reina oyelos discursos escucha muacutesica pero no mira a nin-guno de los invitados Seis ventanas estaacuten abiertasde par en par desde el techo hasta el suelo a traveacutesde las cuales se ve un cielo oscuro cubierto de estre-llas refulgentes y el jardiacuten con aacuterboles grandes La

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reina mira al jardiacuten Alliacute entre los aacuterboles hay unafuente blanca que se deja oiacuter en la oscuridad de lanoche La reina oye a traveacutes del ruido de la conver-sacioacuten y la muacutesica el murmullo del agua Mira a lafuente y piensa todos ustedes caballeros sois no-bles inteligentes ricos estaacuteis a mi alrededor captaacuteisal vuelo cada palabra miacutea estaacuteis dispuestos a morira mis pies pues soy vuestra duentildea Pero ahiacute al la-do de la fuente estaacute esperaacutendome aquel a quien yoquiero el que es mi duentildeo No lleva trajes lujososni diamantes Ni nadie lo conoce pero me espera ysabe que ireacute a su encuentro y no hay fuerza en elmundo que pueda impedir que cuando yo quieravaya a verlo y me quede con eacutel y me pierda con eacutelen la oscuridad del jardiacuten bajo el murmullo de losaacuterboles y el sonido de la fuente

Zenaida se calloacute-iquestEsto es inventado- preguntoacute Malevskiy con

maliciaZenaida ni lo miroacute siquiera-iquestQueacute hubieacutesemos hecho nosotros sentildeores-

dijo de repente Lushin- si hubieacuteramos estado entrelos invitados y conocieacutesemos la existencia de esehombre feliz de la fuente

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-Un momento un momento- lo interrumpioacuteZenaida- Yo misma les direacute lo que hariacutea cada unoUsted Belovsorov lo desafiariacutea Usted Maidanovcompondriacutea un epigrama O no porque usted nosabe hacer epigramas Compondriacutea un poema largoal estilo de Barbier y publicariacutea la composicioacuten enlaquoEl Teleacutegraforaquo Usted Nirmatskiy le pediriacutea presta-do No le prestariacutea dinero con intereacutes Usteddoctor- ella hizo una pausa- En lo que toca a us-ted no seacute lo que hubiese hecho

-Haciendo uso de mis derechos de meacutedico de lacorte-contestoacute Lushin- le aconsejariacutea a la reina queno organizara fiestas si no tiene ninguacuten intereacutes porsus invitados

-A lo mejor tiene razoacuten Usted conde-iquestY yo- preguntoacute Malevskiy con su sonrisita de

mal aguumlero-Usted le dariacutea un caramelo envenenadoEl rostro de Malevskiy se torcioacute un poco apare-

ciendo por un instante en su cara una mueca judiacuteaPero en seguida empezoacute a reiacuterse

-Y en lo que toca a usted Voldemar- siguioacuteZenaida- Bueno basta Vamos a jugar a alguna otracosa

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-Monsieur Voldemar en calidad de paje de la rei-na le llevariacutea la cola del vestido cuando saliese co-rriendo al jardiacuten- dijo Malevskiy maliciosamente

La sangre se me subioacute a la cabeza Pero Zenai-da ponieacutendome los brazos sobre los hombros enese mismo instante y levantaacutendose un poco dijocon voz temblorosa

-Nunca le di a su alteza el derecho a ser des-corteacutes Por eso le pido que haga el favor de mar-charse- Hizo con la mano una sentildeal hacia la puerta

-Perdoacuten princesa- dijo Malevskiy en voz bajaponieacutendose paacutelido

-iexclLa princesa tiene razoacuten- dijo Belovsorov ytambieacuten se levantoacute

-Le juro que no lo esperaba- siguioacute Malevskiy-Creo que en mis palabras no habiacutea nada que Ni seme pasoacute por el pensamiento ofenderla Perdoacutene-me

Zenaida le dirigioacute una mirada glacial y sonrioacutefriacuteamente

-Bueno queacutedese- concedioacute haciendo un gestodisplicente con la mano- Nos hemos enfadado inuacute-tilmente con monsieur Voldemar Si tanto le gustazaherir en esta ocasioacuten lo ha conseguido

-Perdoacuteneme- repitioacute Malevskiy

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Recordando el gesto de Zenaida penseacute que unareina no podriacutea mostrar con maacutes dignidad el caminode la calle a un descomedido

El juego de las prendas no duroacute mucho despueacutesde este pequentildeo incidente Todos se sentiacutean un po-co incoacutemodos no tanto por lo ocurrido cuanto porun sentimiento no del todo determinado pero queabrumaba a los presentes Nadie hablaba de ellopero todos lo advertiacutean dentro de siacute mismos y en elpensamiento del vecino Maidanov nos recitoacute susversos Malevskiy con afectado entusiasmo los elo-gioacute laquoAhora quiere hacerse el buenoraquo me dijoLushin al oiacutedo Poco despueacutes nos fuimos Depronto Zenaida se puso meditativa La vieja prince-sa mandoacute que nos dijesen que le doliacutea la cabezaNirmatskiy empezoacute a quejarse de su reumatismoMuy pronto nos fuimos

Durante mucho tiempo no pude cerrar los ojosni conciliar el suentildeo La historia de Zenaida excitoacutefuertemente mi imaginacioacuten laquoiquestNo habraacute en ella unaalusioacuten- me preguntaba- iquestA quieacuten aludiriacutea iquestAqueacute Y si verdaderamente aludiacutea a alguien iquestcoacutemopudo tener el valor de No no no puede serraquo- medeciacutea a miacute mismo cambiando de postura y con lasmejillas ardiendo Pero evocaba la expresioacuten del

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rostro de Zenaida cuando contaba su historia Re-cordaba la exclamacioacuten que se le escapoacute a Lushin enel parque Nescuchnoye y los suacutebitos cambios deactitud haciacutea miacute y me perdiacutea en conjeturas laquoiquestQuieacutenes- Pareciacutea que estas dos palabras las teniacutea ante misojos escritas en la oscuridad y que sobre miacute colga-ban como una nube baja y de mal aguumlero Sentiacutea supeso y esperaba que de un momento a otro iba aestallar la tormenta A muchas cosas me habiacuteaacostumbrado durante la uacuteltima temporada muchascosas habiacutea visto en casa de los Zasequin desordenrestos de velas cuchillos y tenedores rotos el teacutetricoaspecto de Bonifacio los trajes gastados de las cria-das los ademanes de la vieja princesa Esa vidaextrantildea ya no me sorprendiacutea Pero no me podiacuteaacostumbrar a lo que intuiacutea oscuramente en Zenai-da laquoAventureraraquo la llamoacute mi madre al referirse a ellaen una ocasioacuten Mi iacutedolo mi deidad iexcluna aventure-ra Este nombre me quemaba Queriacutea alejarme deeacutel escondieacutendome bajo la almohada Me enfureciacuteay al mismo tiempo iexclqueacute no dariacutea por ser el hombrefeliz de la fuente

La sangre me empezoacute a arder laquoEl jardiacuten lafuente- Penseacute- Me voy al jardiacutenraquo Me vestiacute deprisay saliacute fuera La noche era oscura los aacuterboles apenas

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susurraban Un friacuteo ligero bajaba del cielo y de lahuerta veniacutea un olor a hinojo Me paseeacute por todoslos caminos El sonido leve de mis pasos me atemo-rizaba y me daba fuerzas al mismo tiempo Me de-teniacutea esperaba y oiacutea coacutemo latiacutea mi corazoacuten conlatidos raacutepidos y fuertes Al fin me acerqueacute a la vallay me apoyeacute en ella De repente a varios pasos de miacuteaparecioacute y desaparecioacute raacutepidamente la figura de unamujer iquestFue una ilusioacuten Fijeacute mi vista en la oscu-ridad corteacute la respiracioacuten iquestQueacute es esto iquestSon pa-sos que oigo o son los latidos de mi corazoacutenlaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- dije yo con voz apenas percepti-ble Y esto iquestqueacute es iquestUna risa reprimida iquestel mur-mullo de las hojas iquesto el suspiro casi al lado de mioiacutedo El miedo empezoacute a apoderarse de miacutelaquoiquestQuieacuten estaacute ahiacuteraquo- repetiacute con una voz auacuten maacutes baja

El aire vibroacute por un instante Un punto encen-dido trazoacute una liacutenea de luz era una estrella que caiacutealaquoiquestZenaidaraquo quise preguntar pero la palabra murioacuteen mis labios Y de repente un profundo silencio sehizo a mi alrededor tal y como sucede a mediano-che Hasta los grillos cesaron de cantar en los aacuter-boles Soacutelo se oyoacute el ruido de una ventanaentornada Estuve quieto durante un rato y luegovolviacute a mi habitacioacuten a mi cama ya friacutea Sentiacutea una

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extrantildea emocioacuten como si hubiese ido a una cita yhubiera quedado solo viendo pasar la dicha de otro

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Capiacutetulo XVII

Al diacutea siguiente pude ver a Zenaida soacutelo duranteunos instantes Se fue a no seacute doacutende con la viejaprincesa Pero vi a Lushin que por cierto apenas sedignoacute saludarme y tambieacuten a Malevskiy El jovenconde movioacute los labios en una sonrisa y empezoacute ahablar conmigo amistosamente De los visitantes deZenaida era el uacutenico que habiacutea podido introducirseen nuestra casa y conquistar la confianza de mi ma-dre Mi padre no lo soportaba y le hablaba con unacortesiacutea insultante

-iexclAh Monsieur le page empezoacute Malevskiy- En-cantado de verle iquestQueacute hace su bella reina

Su rostro de color lozano y de bellas faccionesme era tan antipaacutetico y me miraba con un aire tandespectivo que no le contesteacute

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-iquestTodaviacutea estaacute usted enfadado- prosiguioacute- Notiene usted razoacuten No he sido yo el que os ha nom-brado paje y son las reinas las que tienen pajes porlo general Pero permiacutetame que le diga que cumplemal con su obligacioacuten

-iquestPor queacute-Los pajes no tienen que dejar a sus sentildeoras ni a

sol ni a sombra Los pajes tienen que saber todo loque hacen Hasta tienen que observarlas- dijo eacutelbajando la voz- de diacutea y de noche

-iquestQueacute quiere usted decir-iquestQueacute quiero decir Pues creo que hablo claro

De diacutea y de noche De diacutea todaviacutea puede pasar Dediacutea hay luz y pasa mucha gente Pero de noche escuando nos acecha el peligro Le aconsejo no dor-mir por las noches y observar observar sin descan-so Acueacuterdese en el parque de noche al lado de lafuente ahiacute es donde hay que estar al acecho Medaraacute las gracias

Malevskiy rioacute y se volvioacute de espaldas Al princi-pio no di mucha importancia a lo que me dijo Te-niacutea la reputacioacuten de un buen mistificador y eraconocido por su habilidad en hacer juegos de misti-ficacioacuten en los bailes de maacutescaras a lo que ayudabamucho esa falsedad casi inconsciente que impreg-

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naba todo su ser Quiso burlarse un poco de miacutepero cada palabra suya se infiltraba como veneno entodos mis poros La sangre se me subioacute a la cabezalaquoiexclAh de modo que esas tenemos- me dije a miacutemismo- Maravilloso Esto quiere decir que no enbalde sentiacutea la necesidad de ir al jardiacuten iexclNo lo per-mitireacute- dije daacutendome un golpe en el pecho con elpuntildeo aunque a decir verdad no sabiacutea queacute era lo queno iba a permitir- Ya sea Malevskiy el que venga devisita (puede haberse ido de la lengua pues es losuficientemente descarado) o cualquier otra persona(la valla de nuestro jardiacuten es baja y no hay dificultaden saltarla) se acordaraacute muy bien de miacute el que lohaga No le aconsejo a nadie verse conmigo cara acara Demostrareacute a todo el mundo y a ella la trai-dora (al fin la llameacute traidora) que seacute tomarme lavenganza por mi manoraquo

Me fui a mi habitacioacuten saqueacute del cajoacuten de miescritorio una pequentildea navaja de fabricacioacuten inglesaque acababa de comprar y frunciendo el centildeo me lametiacute en el bolsillo con cara de friacutea y concentradadecisioacuten como si no se tratase de nada nuevo niextrantildeo para miacute

Un impulso malicioso me levantoacute el corazoacuten yme lo petrificoacute en el pecho Hasta que cayoacute la tarde

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no desaparecioacute el fruncimiento de centildeo ni tampocodespegueacute los labios Iba de una lado para otro conla navaja oculta en el bolsillo apretaacutendola en la ma-no y preparaacutendome de antemano para algo terribleEstos desconocidos sentimientos llamaron tanto miatencioacuten que puede decirse que casi no pensaba enZenaida Me veniacutea a la imaginacioacuten Aleco el jovengitano laquoiquestA doacutende vas bello joven Yace raquo y lue-go laquoEstaacutes cubierto de sangre iquestQueacute has hechoNadaraquo iexclCon queacute cruel sonrisa repetiacutea este laquonadaraquo

Mi padre no estaba en casa pero mi madre quedesde haciacutea alguacuten tiempo estaba en un estado per-manente de sorda irritabilidad que no la dejaba casini un momento se fijoacute en mi semblante fatal y medijo a la hora de la cena

-iquestPor queacute refunfuntildeas como un ratoacuten ante unmontoacuten de grano

Yo me limiteacute a sonreiacuter condescendientemente ypenseacute laquoiexclSi lo supieranraquo Dieron las once Me mar-cheacute a mi habitacioacuten pero no me desvestiacute Esperabala llegada de la medianoche Por fin dieron las docelaquoiexclYa es horaraquo dije Casi sin abrir la boca abrochaacuten-dome todos los botones y hasta arremangaacutendomesaliacute al jardiacuten

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Escogiacute de antemano el sitio donde me pondriacuteaal acecho era al final del jardiacuten donde la valla quedividiacutea nuestra propiedad de la de los Zasequin ter-minaba en un muro comuacuten y habiacutea un abeto solita-rio Oculto por su ramaje bajo y espeso podiacuteaobservar coacutemodamente en la medida en que lopermitiera la oscuridad de la noche todo lo que pa-sara a mi alrededor Alliacute mismo serpenteaba un ca-mino que siempre me parecioacute misterioso Comouna culebra se metiacutea por debajo de la valla que enese sitio conservaba las huellas de pies que habiacuteansaltado por encima de ella y conduciacutea a una glorietarodeada de un tupido ramaje de acacias Llegueacute adonde estaba el abeto me apoyeacute en el tronco y mepuse al acecho

La noche era tan tranquila como el diacutea anteriorPero en el cielo habiacutea bastante menos nubes y lassiluetas de los arbustos hasta de las flores altas sedistinguiacutean mejor Los primeros momentos de laespera fueron agobiantes casi aterradores iexclEstabadispuesto a todo Soacutelo pensaba queacute hariacutea cuandollegara el momento Gritariacutea laquoiquestA doacutende vasiexclQuieto iexclO lo confiesas o te matoraquo iquestO asestariacutea elgolpe sin maacutes Cada sonido cada susurro cadamurmullo me pareciacutea lleno de sentido profundo

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fuera de lo comuacuten Estaba preparado Me inclineacutehacia adelante Pero pasoacute media hora pasoacute unahora Mi sangre se calmaba y se entibiaba La ideade que todo esto era en vano que era hasta ridiacuteculoque Malevskiy me habiacutea gastado una broma empezoacutea aduentildearse de miacute Dejeacute mi lugar de vigilancia y diuna vuelta por el jardiacuten Como si todo en la natura-leza se hubiese puesto de acuerdo no se oiacutea ninguacutenruido Todo estaba tranquilo Hasta el perro dormiacuteahecho un ovillo a la entrada Me subiacute a las ruinas delinvernadero Vi ante miacute el campo lejano recordeacute miencuentro con Zenaida y quedeacute pensativo

De pronto me estremeciacute Me parecioacute oiacuter coacutemochirriaba una puerta que se abriacutea Luego un ligerocrujido de una ramita rompieacutendose En dos saltosbajeacute de las ruinas y me quedeacute quieto en el sitio Enel jardiacuten se oiacutean claramente unos pasos ligeros y raacute-pidos pero cautelosos Se acercaban hacia miacutelaquoiexclAquiacute estaacute aquiacute estaacute al finraquo cruzoacute como un rayopor mi corazoacuten Saqueacute precipitadamente la navajadel bolsillo y convulsivamente la abriacute Unas chispasrojas empezaron a aparecer en mis ojos De miedo yrabia empezoacute a erizaacuterseme el cabello Los pasos seorientaban derechos hacia miacute Yo estuve quieto

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esperando Aparecioacute un hombre iexclDios miacuteo iexclErami padre

Lo conociacute en el acto aunque iba embozado enuna capa oscura y con el sombrero encasquetadohasta los ojos Pasoacute de puntillas delante de miacute Nome vio aunque nada me ocultaba pero me contrajey encogiacute tanto que hasta creo que me igualeacute con latierra El celoso Otelo dispuesto a asesinar se con-virtioacute de repente en un escolar La aparicioacuten de mipadre me asustoacute tanto que ni siquiera me di cuentaen los primeros instantes de doacutende veniacutea ni haciadoacutende desaparecioacute Soacutelo entonces despueacutes de lasorpresa me levanteacute y penseacute laquoiquestPor queacute estaraacute mipadre de noche en el jardiacutenraquo Pero ya estaba todotranquilo alrededor A causa del miedo se me habiacuteacaiacutedo la navaja en la hierba pero ni siquiera intenteacutebuscarla Estaba muy avergonzado Poco a pocovolviacute en miacute Pero al regresar a casa me acerqueacute a mipequentildeo banco situado bajo un arbusto de sauacuteco ymireacute a la ventana de la habitacioacuten de Zenaida Losdiminutos cristales de la pequentildea ventana despediacuteanuna tenue luz azul bajo el deacutebil reflejo que caiacutea delcielo De repente su color empezoacute a cambiar De-traacutes de los cristales (lo veiacutea lo veiacutea claramente) co-

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menzoacute a descender una cortina blanca hasta quebajoacute totalmente y quedoacute inmoacutevil

-iquestQueacute ha sucedido- dije en voz alta casi invo-luntariamente cuando me vi otra vez en mi habita-cioacuten- Un suentildeo una casualidad o

Las conjeturas que empezaron a surgir en mifantasiacutea eran tan nuevas y tan extrantildeas que hastacareciacutea de valor para meditarlas

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Capiacutetulo XVIII

Me levanteacute por la mantildeana con dolor de cabezaLas emociones de la viacutespera estaban lejanas En sulugar vino una perplejidad penosa y una tristeza queantes no habiacutea conocido Era como si algo murieseen miacute

-iquestPor queacute parece un conejo al que le han extraiacute-do la mitad del cerebro- me dijo al verme Lushin

Durante el desayuno miraba furtivamente unasveces a mi padre y otras a mi madre Como siempreeacutel estaba tranquilo y ella seguacuten costumbre en esta-do de secreta irritacioacuten Esperaba que mi padre mehablase amistosamente como lo haciacutea de vez encuando Pero ni siquiera me hizo su friacutea caricia detodos los diacuteas laquoiquestSe lo cuento todo a Zenaida- pen-seacute- iexclQueacute maacutes da ya Todo ha terminado entre no-sotrosraquo Me fui a verla pero no soacutelo no le conteacute

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nada sino que ni siquiera la pude ver como yo hu-biese deseado El hijo de la princesa un cadete deunos doce antildeos habiacutea llegado de San Petersburgopara pasar las vacaciones Enseguida Zenaida meencomendoacute el cuidado de su hermano

-Aquiacute os presento- dijo dirigieacutendose a su her-mano- a mi querido Volodia (me llamaba asiacute porprimera vez) gran amigo miacuteo Tambieacuten eacutel se llamaVolodia Quieacuteralo por favor Todaviacutea es un salvajepero tiene buen corazoacuten Lleacutevelo a Nescuchnoyepasee con eacutel toacutemelo bajo su proteccioacuten iquestVerdadque lo haraacute iexclTambieacuten usted es tan bueno

Puso carintildeosamente sus manos sobre mis hom-bros y yo me quedeacute desconcertado La llegada deeste nintildeo me convertiacutea en nintildeo a miacute tambieacuten Mira-ba sin decir palabra al cadete que tan silenciosocomo yo me miraba a miacute Zenaida rioacute y nos empujoacuteal uno hacia el otro

-iexclDense un abrazo nintildeos- Nos dimos un abra-zo

-iquestQuiere ir conmigo al jardiacuten- le pregunteacute alcadete

-Como usted quiera- dijo eacutel con voz silbanteenteramente de cadete

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Zenaida volvioacute a reiacuter Tuve tiempo de fijarmeque nunca su rostro habiacutea tenido un color tan ma-ravilloso El cadete y yo nos marchamos En el jar-diacuten habiacutea un columpio viejo Le hice sentar en unatabla estrecha y empeceacute a columpiarlo Estaba sen-tado inmoacutevil con su uniforme de pantildeo grueso conanchas cintas doradas agarrando fuertemente lascuerdas del columpio

-Pero desabroacutechese el cuello- le dije-No importa estamos acostumbrados- dijo y to-

sioacute un pocoSe pareciacutea a su hermana sobre todo en los ojos

Me resultaba agradable ocuparme de eacutel pero almismo tiempo aquel dolor sordo seguiacutea royendo micorazoacuten laquoAhora efectivamente soy un nintildeo- pen-saba- pero ayerraquo Me acordeacute del sitio donde el diacuteaanterior perdiacute la navaja y la encontreacute El cadete mela pidioacute cortoacute un tallo grueso se hizo un silbato yempezoacute a silbar Otelo tambieacuten tocoacute un poco elinstrumento

iexclPero coacutemo lloraba por la tarde ese mismoOtelo en los brazos de Zenaida cuando encontraacuten-dolo en un rincoacuten del jardiacuten le preguntoacute por queacuteestaba tan triste Las laacutegrimas irrumpieron con talfuerza que Zenaida se asustoacute laquoiquestQueacute le pasa iquestQueacute

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le pasa Volodiaraquo- repetiacutea y viendo que no contes-taba y seguiacutea llorando intentoacute intentoacute darme unbeso en la mejilla mojada Pero volviacute la cara y dijetratando de sofocar los sollozos

-Lo seacute todo iquestPor queacute jugoacute conmigo como conun juguete iquestQueacute falta le haciacutea mi amor

-Soy culpable ante usted Volodia- dijo Zenaida- iexclAh soy muy culpable- dijo y apretoacute las manos-iexclCuaacutento de malo oscuro pecaminoso hay en miacutePero ahora no juego con usted lo quiero Ustedmismo no puede suponer por queacute y coacutemo Peroiquestqueacute es lo que sabe

iquestQueacute podiacutea decirle Estaba delante de miacute y memiraba Y yo le perteneciacutea todo entero desde la ca-beza hasta los pies cuando me miraba Un cuartode hora despueacutes ya estaba corriendo y jugando conel cadete y Zenaida No lloraba Reiacutea aunque de lospaacuterpados un poco hinchados caiacutea al reiacuterme unalaacutegrima En el cuello en vez de la corbata llevabauna cinta de Zenaida Griteacute de alegriacutea cuando pudealcanzarla Haciacutea conmigo lo que queriacutea

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Capiacutetulo XIX

Me veriacutea en una situacioacuten muy difiacutecil si me pi-dieran que contase lo que me sucedioacute la semana quesiguioacute a mi expedicioacuten frustrada Fue una tempora-da extrantildea llena de nerviosismo un verdadero caosen el que sentimientos opuestos pensamientossospechas esperanzas alegriacuteas y sufrimientos searremolinaban en un torbellino Me daba miedoverme por dentro si es que un nintildeo de dieciseacuteisantildeos puede mirar en su interior Me daba miedotomar conciencia de cualquier cosa Simplementeprocuraba vivir el diacutea desde la mantildeana hasta la tar-de Pero de noche dormiacutea ya que la irresponsabili-dad infantil me ayudaba a ello No queriacutea saber si yoera amado y no queriacutea confesarme a miacute mismo queno me queriacutean Trataba de no ver a mi padre pero a

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Zenaida no podiacutea dejar de verla En su presenciasentiacutea como si un fuego me quemase Pero iquestparaqueacute necesitaba saber queacute fuego era ese que me haciacuteaarder y derretirme si era tan dulce arder y derretir-se Me dejaba llevar por todas las emociones y meengantildeaba a miacute mismo No permitiacutea que los recuer-dos me invadiesen y cerraba los ojos a lo que pre-sentiacutea habriacutea de suceder en el futuro Estalanguidez no podiacutea durar mucho Un suceso ines-perado hizo que todo cesase y que las cosas toma-sen otro rumbo

Cuando un diacutea volviacute para comer despueacutes de unpaseo bastante largo me entereacute con asombro deque comeriacutea solo que mi padre se habiacutea marchado yque mi madre estaba indispuesta No queriacutea comery se habiacutea encerrado en su dormitorio Por la carade la servidumbre intuiacute que algo extraordinario ha-biacutea sucedido No me atreviacutea a preguntar pero teniacuteaun amigo el joven cocinero Felipe- muy aficionadoa los versos y que tocaba muy bien la guitarra- aquien me dirigiacute Por eacutel supe que se habiacutea producidouna disputa terrible entre mis padres (en la habita-cioacuten de la servidumbre femenina se oiacutea todo hastala uacuteltima palabra gran parte de la conversacioacuten fueen franceacutes pero Masha la doncella de mi madre

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habiacutea vivido cinco antildeos con una modista en Pariacutes ylo comprendiacutea todo) que mi madre habiacutea acusado ami padre de infidelidad de relacionarse con la sentildeo-rita vecina y que mi padre intentoacute primero justifi-carse y luego no se pudo contener y a su vezpronuncioacute no seacute queacute palabras muy crueles (pareceque sobre su edad) por lo que mi madre se puso allorar Supe que mi madre habloacute de una letra decambio extendida a favor de la vieja princesa seguacutendeciacutea y que habloacute muy mal de ella y tambieacuten de lajoven sentildeorita y que entonces mi padre hasta laamenazoacute

-Y toda esta situacioacuten- seguiacutea Felipe- ha sidoocasionada por una carta anoacutenima No se sabequieacuten la ha escrito Si no es asiacute iquestcoacutemo hubiesen po-dido salir a la luz del sol cosas como eacutestas si no hayrazoacuten para ello

- Pero iquestes que ha habido algo- dije con difi-cultad sintiendo que las manos y los pies se me he-laban y que algo en mi pecho empezaba a temblar

Felipe hizo un guintildeo significativoSiacute Eso no hay manera de ocultarlo iexclCuidado

que ha sido su padre cauteloso esta vez pero siem-pre hay que encargar un coche o lo que sea No sepuede prescindir en estos casos de la gente

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Dije a Felipe que se marchara y me tireacute en lacama No prorrumpiacute en sollozos no me dejeacute llevarpor la desesperacioacuten no me pregunteacute coacutemo y cuaacuten-do pudo ocurrir eso no me sorprendiacute como lo hu-biese hecho antes de no haber sido capaz deadivinarlo hace tiempo Ni siquiera murmureacute de mipadre Lo que supe era superior a mis fuerzas Estasuacutebita revelacioacuten me aplastoacute Todo habiacutea termina-do Todas mis flores habiacutean sido arrancadas de untiroacuten y yaciacutean a mi alrededor tiradas por el suelo ypisoteadas

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Capiacutetulo XX

Al diacutea siguiente mi madre anuncioacute que volviacutea ala ciudad Por la mantildeana mi padre entroacute en su dor-mitorio y estuvo mucho tiempo encerrado con ellaNadie pudo oiacuter lo que le dijo pero despueacutes de laentrevista mi madre ya no seguiacutea llorando Se tran-quilizoacute y pidioacute que le trajesen de comer pero noaparecioacute en la sala y no revocoacute la orden Me acuerdode que estuve vagando toda la tarde pero no entreacuteen el jardiacuten y no mireacute ni una sola vez hacia el ala delos Zasequin Por la tarde fui testigo de un aconte-cimiento extraordinario Mi padre llevoacute a Malevskiycogieacutendolo del brazo hasta la puerta de salida atra-vesando la sala En presencia del lacayo le dijo friacutea-mente

-Hace unos diacuteas que a su alteza en una casa leensentildearon la puerta de salida Ahora no voy a entrar

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en explicaciones con usted pero tengo el honor decomunicarle que si me honra con su visita otra vezlo tirareacute por la ventana No me gusta su letraEl conde se inclinoacute hizo crujir los dientes y agaza-pado desaparecioacute

Empezaron los preparativos del viaje a Moscuacute aArbat donde teniacuteamos la casa Mi padre por lovisto tampoco queriacutea permanecer maacutes tiempo en ladacha Pero al parecer supo convencer a mi madrepara que no armase un escaacutendalo Todo se haciacuteacon sigilo sin prisas incluso mi madre envioacute a uncriado para que saludase a la princesa y le comuni-case que por su estado de salud no podiacutea verla antesde marchar Yo vagaba como un enajenado y soacuteloqueriacutea una cosa que terminase todo cuanto antesUna cosa no lograba comprender iquestCoacutemo ella unachica joven buena y princesa despueacutes de todo ha-biacutea podido decidirse a eso sabiendo que mi padreno era un hombre libre y pudiendo casarse si hu-biese querido con Belovsorov iquestQueacute era lo que ellaesperaba iquestCoacutemo no temioacute sacrificar su futuro Siacutepensaba eso siacute que es amor eso siacute que es pasioacuteneso siacute que es fidelidad Y recordaba las palabras deLushin laquoiexclQueacute dulce es sacrificarse iexclDulce paraotrosraquo Una vez pude ver en la ventana del ala de la

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casa una mancha paacutelida laquoiquestSeraacute posible que eso seael rostro de Zenaidaraquo penseacute Efectivamente erasu rostro No pude resistir maacutes No podiacutea dejarlasin decirle el uacuteltimo adioacutes Busqueacute una oportunidady me fui a verla

En la sala me recibioacute la vieja princesa con susaludo de siempre indiferente y descorteacutes

-iquestPor queacute se marchan tan precipitadamente-dijo metieacutendose rape en ambos agujeros de la nariz

La mireacute y me tranquiliceacute La palabra laquoletra decambioraquo que dijo Felipe me martirizaba No sospe-chaba nada por lo menos asiacute me pareciacutea Zenaidaaparecioacute por la habitacioacuten de al lado vestida de ne-gro paacutelida con el cabello suelto Me cogioacute de lamano y me invitoacute a seguirla

-Oiacute su voz- empezoacute- y saliacute inmediatamenteiquestTan faacutecil era para usted abandonarnos nintildeo malo

-Vine a despedirme de usted princesa- contes-teacute- Probablemente para siempre Ya habraacute oiacutedoque nos vamos

Zenaida me miroacute fijamente-Siacute lo seacute Gracias por haber venido Pensaba

que ya no lo veriacutea jamaacutes No me guarde rencor Aveces lo he hecho sufrir pero no soy como usted seimagina

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Se dio la vuelta y se apoyoacute en la ventana-De verdad que no soy asiacute Seacute que no tiene buen

concepto de miacute-iquestYo-Siacute siacute usted-iquestYo- repetiacute tristemente y mi corazoacuten empezoacute

a vibrar otra vez bajo la accioacuten de su encanto irre-sistible e inexpresable-iquestYo Creacuteame ZenaidaAlexandrovna que haga usted lo que haga me mar-tirice como me martirice la querreacute y la adorareacutehasta el fin de mis diacuteas

Ella se volvioacute hacia miacute raacutepidamente y exten-diendo las manos abrazoacute mi cabeza y me dio unbeso fuerte y apasionado Soacutelo Dios sabe a quieacutenbuscaba ese beso largo de despedida pero participeacuteaacutevido de su dulzura porque sabiacutea que no se volveriacuteaa repetir laquoiexclAdioacutes adioacutesraquo repetiacutea

Me apartoacute y salioacute de la habitacioacuten Tambieacuten yome fui No soy capaz de expresar el sentimiento conque me marcheacute No quisiera que se repitiese perome considerariacutea infeliz si no lo hubiese experimen-tado nunca

Nos fuimos a vivir a la ciudad Tuvo que pasaralguacuten tiempo hasta que pude olvidarme del pasado yponerme a trabajar Lentamente mi herida se iba

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curando Pero contra mi padre no teniacutea ninguacuten re-sentimiento Al contrario habiacutea crecido mi estima-cioacuten hacia eacutel Que los psicoacutelogos expliquen estacontradiccioacuten como mejor puedan Una vez iba poruno de los bulevares y topeacute para gran satisfaccioacutenmiacutea con Lushin Lo queriacutea por su caraacutecter abierto ysin doblez ademaacutes me era caro por lo que evocabaen miacute Me fui corriendo hacia eacutel

-Ah- dijo frunciendo el centildeo- iquestEs usted jovenDeacutejeme que lo vea Estaacute todaviacutea un poco mal decara pero ya no hay tristeza en los ojos Ya pareceusted un hombre y no un perro faldero Eso estaacutebien iquestTrabaja

Suspireacute No queriacutea mentirle pero me daba ver-guumlenza decirle la verdad

-Bueno no importa- siguioacute Lushin- No se de-sanime Lo principal es vivir como Dios manda y nodejarse llevar por las pasiones iquestPara queacute Te llevedonde te lleve la ola siempre iraacutes de mal en peor Elhombre tiene que estar firme sobre sus pies aunquesoacutelo sea encima de una piedra Yo parece que estoyun poco enfermo En cambio Belovsorov iquestperosabe lo que le ocurrioacute

-No iquestQueacute ha pasado

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-Desaparecioacute Dicen que se fue al Caacuteucaso Unaleccioacuten para usted joven Y todo es por no saberdespedirse a tiempo Usted parece que no ha salidomal parado esta vez Tenga cuidado no se dejeatrapar otra vez iexclAdioacutes

laquoNo me atraparaacuten- penseacute- No la vereacute jamaacutesraquoPero quiso el destino que viese a Zenaida una vezmaacutes

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Capiacutetulo XXI

Mi padre saliacutea diariamente a darse un paseo acaballo Teniacutea un magniacutefico ejemplar de pura san-gre de raza inglesa de cuello fino y patas largasdesbordante de energiacutea y de muy mal caraacutecter Sellamaba Eleacutectrico Soacutelo mi padre sabiacutea dominarloUna vez entroacute a verme de muy buen humor cosaque haciacutea tiempo no sucediacutea con eacutel Queriacutea salir depaseo y ya se habiacutea puesto las espuelas Empeceacute apedirle que me llevase con eacutel

-Mejor es que juguemos al juego de saltacabri-llas- me contestoacute mi padre- Porque con tu caballoalemaacuten no creo que puedas alcanzarme

-Claro que puedo Me pondreacute tambieacuten espuelas-De acuerdo entoncesNos pusimos en camino Teniacutea un caballo mo-

ro muy peludo muy fuerte de pies y bastante veloz

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Es verdad que teniacutea que esforzarme mucho cuandoEleacutectrico iba al trote pero no me quedaba rezagadoa pesar de todo Jamaacutes vi un jinete como mi padreMontaba con tanta gracia y con agilidad desdentildeosatal que pareciacutea que el caballo que teniacutea debajo apre-ciaba estas cualidades y haciacutea alarde de su jinetePasamos los bulevares visitamos el Devichye Polesaltamos varias veces alguna valla (al principio medaba miedo saltar pero mi padre despreciaba a lospusilaacutenimes por lo cual dejeacute de temer) pasamosdos veces el riacuteo Moscova y ya pensaba que volve-riacuteamos pronto a casa puesto que mi padre habiacuteaobservado que mi caballo estaba cansado De re-pente se desvioacute a un lado cuando estaacutebamos en elvado Krimsquiy Brod y siguioacute por la orilla del riacuteoLo seguiacute Cuando llegamos a un montoacuten apilado detroncos viejos saltoacute aacutegilmente de Eleacutectrico memandoacute que bajase y daacutendome las riendas de su ca-ballo me pidioacute que lo esperase alliacute mismo al ladode los troncos Habieacutendome dicho esto torcioacute poruna callejuela lateral y desaparecioacute Empeceacute a andararriba y abajo llevando detraacutes de miacute los caballos yrintildeendo con Eleacutectrico que en plena marcha de vezen cuando sacudiacutea la cabeza se quitaba el polvoresoplaba relinchaba y cuando paraba escarbaba la

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tierra con la pezuntildea y mordiacutea relinchando a mi ca-ballo alemaacuten en el cuello En una palabra se com-portaba como un pursang mimado Mi padre novolviacutea Del riacuteo llegaba un vaho huacutemedo y desagra-dable Comenzoacute a caer una lluvia menuda que pintoacutede puntitos minuacutesculos los troncos en cuya proxi-midad deambulaba Ya me habiacutea aburrido maacutes de loque hubiese querido No podiacutea maacutes y mi padre noacababa de venir Un guardia urbano finlandeacutestambieacuten gris de arriba abajo como los troncos conun enorme chacoacute en forma de tiesto sobre su cabe-za y con un alabarda en la mano (iexclqueacute falta haciacutea unguardia urbano en la orilla del riacuteo Moscova) se meacercoacute y torciendo hacia miacute su cara de anciano llenade arrugas dijo

-iquestQueacute hace aquiacute con los caballos sentildeorito Deacute-jeme que les eche una ojeada

No le contesteacute Mi pidioacute tabaco Para que medejara tranquilo (tambieacuten la impaciencia me acucia-ba) di unos cuantos pasos en la direccioacuten que sehabiacutea ido mi padre Luego recorriacute la pequentildea boca-calle hasta el final dobleacute la esquina y me pareacute En lacalle a unos cuarenta pasos de miacute al lado de laventana de una casita de madera vuelto de espaldasestaba mi padre Se apoyaba con el pecho en el

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marco de la ventana En la casita medio oculta porla cortina habiacutea una mujer sentada vestida de ne-gro que hablaba con mi padre Esa mujer era Ze-naida

Me quedeacute de una pieza Esto siacute que no lo espe-raba Mi primer impulso fue el de salir corriendolaquoMi padre se daraacute la vuelta y entonces estoy perdi-doraquo penseacute pero un sentimiento extrantildeo maacutes fuerteque la curiosidad maacutes fuerte inclusive que los celosmaacutes fuerte que el temor me hizo permanecer dondeestaba Empeceacute a observar haciendo esfuerzos poroiacuter alguna palabra Pareciacutea que mi padre insistiacutea enalgo Zenaida se negaba Como si fuese ahora veosu rostro triste serio bello y con un sello de lealtadmelancoliacutea y amor imposible de ser descrito Ytambieacuten de desesperacioacuten No puedo encontrar otrapalabra Pronunciaba palabras monosilaacutebicas sinlevantar la vista y soacutelo sonreiacutea sumisa y obstinadaSoacutelo por esa sonrisa reconociacute a mi Zenaida de otrostiempos Mi padre movioacute los hombros y se pusobien el sombrero lo cual era en eacutel una sentildeal de queempezaba a perder la paciencia Luego pude oiacuterunas palabras laquoVous devez vous seacuteparer de cettehellipraquo Ze-naida se levantoacute y tendioacute la mano De repente algoinsoacutelito ocurrioacute ante mis ojos mi padre levantoacute el

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laacutetigo con el que estaba sacudieacutendose el polvo delos faldones de su chaqueta y se oyoacute un golpe secoque cayoacute sobre la mano descubierta hasta el codoMe costoacute trabajo contener el grito Zenaida se es-tremecioacute miroacute silenciosa a mi padre y levantandolentamente su mano hacia sus labios besoacute la cicatrizroja Mi padre tiroacute el laacutetigo subioacute veloz las gradasdel pequentildeo porche y entroacute en la casa Zenaida diola vuelta y extendiendo las manos inclinoacute la cabezahacia atraacutes y tambieacuten se apartoacute de la ventana

Encogido por el susto con el horror de lo in-comprensible en el corazoacuten corriacute hacia atraacutes y des-pueacutes de haber retrocedido por la callejuela y dehaber dejado a Eleacutectrico detraacutes de miacute me volviacute a laorilla del riacuteo No podiacutea comprender nada Sabiacutea quemi padre aunque friacuteo y duentildeo de siacute mismo a vecesse dejaba llevar por arrebatos de furor A pesar deesto no podiacutea entender queacute es lo que habiacutea vistoPero en ese mismo instante comprendiacute que vivieselo que viviese me seriacutea imposible olvidar durantetoda la eternidad el movimiento la mirada y la son-risa de Zenaida Comprendiacute que su imagen esaimagen nueva que suacutebitamente se me habiacutea apareci-do quedariacutea grabada para siempre en mi memoriaMiraba estuacutepidamente al riacuteo y no me daba cuenta de

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que las laacutegrimas se me estaban cayendo laquoLa estaacutenpegando- pensaba- pegando pegandoraquo

-iquestQueacute te pasa iexclDame el caballo- oiacute detraacutes demiacute la voz de mi padre

Le di automaacuteticamente las riendas Montoacute sobreEleacutectrico El caballo un poco resfriado se enca-britoacute y dio un salto de unos tres metros pero mipadre lo dominoacute muy pronto Le metioacute las espuelasy le dio un golpe con el puntildeo en el cuello

-iexclDemonio no tengo laacutetigo- murmuroacuteRecordeacute el silbido y el golpe del laacutetigo que habiacutea

oiacutedo hace unos instantes y me estremeciacute-iquestDoacutende lo has perdido- le pregunteacute a mi padre

un poco despueacutesMi padre no me contestoacute y lanzoacute el caballo al

galope Lo alcanceacute Queriacutea ver su cara-Te habraacutes aburrido solo- dijo abriendo apenas

la boca-Un poco Pero iquestdoacutende has perdido el laacutetigo-

le pregunteacute otra vezMe lanzoacute una mirada raacutepida-No lo he perdido- dijo- Lo he tiradoSe puso meditabundo y bajoacute tristemente la ca-

beza Y soacutelo entonces por primera y uacuteltima vez

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pude ver cuaacutenta ternura y compasioacuten podiacutean expre-sar sus rasgos severos

Otra vez lanzoacute el caballo al galope pero yo nopude alcanzarlo Llegueacute a casa un cuarto de horadespueacutes

laquoEsto siacute que es amor- me deciacutea una y otra vezcuando de noche estaba sentado al lado de mi mesade trabajo en la que empezaron a aparecer los cua-dernos y los libros- iquestCoacutemo no indignarse coacutemosoportar un golpe de cualquier mano aunque sea lamaacutes querida Pero parece que siacute puede ser siamasraquo Y yo iquestyo queacute pensaba

El uacuteltimo mes me hizo envejecer y mi amorcon sus emociones y sufrimientos me parecioacute a miacutemismo algo pequentildeo pueril insignificante ante ladimensioacuten desconocida del otro amor sobre el cualapenas podiacutea hacer conjeturas Me asustaba comoun rostro desconocido bello pero amenazante alque en vano te esfuerzas por ver en la penumbra

Un suentildeo extrantildeo y espantoso tuve esa mismanoche Me parecioacute entrar en una habitacioacuten oscurade techo bajo Mi padre estaacute con un laacutetigo en lamano dando patadas en el suelo En el rincoacuten acu-rrucada estaacute Zenaida con una cicatriz roja no en lamano sino en la frente Detraacutes de ellos todo cu-

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bierto de sangre se yergue Belovsorov que abre suslabios paacutelidos y amenaza furioso a mi padre

Dos meses despueacutes ingreseacute en la Universidad ymedio antildeo despueacutes mi padre murioacute (de un ataque)en Petersburgo donde acababa de llegar con mimadre y conmigo Diacuteas antes de morir recibioacute unacarta de Moscuacute que le emocionoacute profundamenteEntroacute a pedir no seacute queacute a mi madre y seguacuten medijeron eacutel iexclmi padre hasta lloroacute El mismo diacutea quetuvo el ataque por la mantildeana empezoacute una carta diri-gida a miacute redactada en franceacutes laquoHijo miacuteo- me es-cribiacutea- teme al amor de una mujer teme esa dichaese veneno Mi madre despueacutes de su muerte en-vioacute una importante cantidad de dinero a Moscuacute

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Capiacutetulo XXII

Pasaron unos cuatro antildeos Acababa de terminarla carrera y no sabiacutea todaviacutea a ciencia cierta queacute ibaa ser de miacute a queacute puerta iba a llamar Mientras tan-to paseaba sin hacer nada Un diacutea por la tarde vi enel teatro a Maidanov Ya se habiacutea casado y conse-guido un empleo pero eacutel no habiacutea cambiado Seemocionaba lo mismo que antes cuando no veniacutea acuento se deprimiacutea con la misma rapidez

-iquestSabe- dijo como quien no quiere la cosa- quela sentildeora Dolskiy estaacute aquiacute

-iquestQueacute sentildeora Dolskiy-iquestEs que no se acuerda La que fue la princesa

Zasequin de la que estaacutebamos enamorados todosincluso usted iquestSe acuerda En la dacha en frente deNescuchnoye

-iquestEstaacute casada con Dolskiy

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-Siacute-Y iquestestaacute aquiacute en el teatro-No estaacute en Petersburgo ha venido aquiacute hace

unos diacuteas Luego viajaraacute al extranjero-iquestQuieacuten es su marido- pregunteacute-Un chico estupendo Y rico Estamos emplea-

dos en el mismo departamento en Moscuacute Com-prenderaacute que despueacutes de lo que pasoacute Usted debesaberlo todo muy bien (Maidanov sonrioacute misterio-samente) No le fue faacutecil casarse La cosa tuvo susconsecuencias Pero con su inteligencia todo esposible Vaya a verla Se alegraraacute mucho de verloEstaacute auacuten maacutes hermosa

Maidanov me dio las sentildeas de Zenaida Estabaalojada en el hotel Demut Recuerdos de otros antildeosempezaron a revivir en miacute Me prometiacute visitar a mipasioacuten preteacuterita al diacutea siguiente Pero tuve que haceralgo urgente y pasoacute una semana luego otra y cuan-do al fin me acerqueacute al hotel Demut y pregunteacute porla sentildeora de Dolskiy supe que habiacutea muerto inespe-radamente cuatro diacuteas antes al dar a luz

Algo me golpeoacute el corazoacuten La idea de que po-diacutea haberla visto y no la vi y el pensamiento amargode que no la veriacutea nunca maacutes me fustigaban con

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toda la fuerza de un justo reproche laquoiexclHa muertoraquorepetiacutea mirando estuacutepidamente al portero

Me puse a caminar sin rumbo fijo Todo lo quehabiacutea significado para miacute salioacute otra vez a la superfi-cie y se puso ante mis ojos La muerte habiacutea sido lasolucioacuten la meta hacia la que habiacutea ido acelerandoel paso una vida joven apasionada brillante y llenade emocioacuten Esto iba pensando Me imaginaba susrasgos tan queridos sus ojos su pelo encerrados enuna caja angosta en la huacutemeda oscuridad de la tie-rra aquiacute mismo cerca de miacute que todaviacutea vivo yprobablemente a varios pasos de mi padre Pensabatodo esto esforzando la imaginacioacuten mientras quelos versos

laquoDe labios indiferentes escuchaba la nueva de la muerteY la oiacutea con indiferenciaraquo

resonaban en mi alma iexclOh juventud juventudnada te importa Te parece poseer todos los tesorosdel universo y hasta la tristeza te es agradable Eresengreiacuteda y soberbia Dices laquoved soy la uacutenica quevivoraquo y sin embargo tus diacuteas tambieacuten pasan y de-saparecen sin dejar rastro apenas Todo lo que hayde ti desaparece como la cera al sol como la nie-ve Y quieacuten sabe si el misterio de tu encanto estaacuteno en la posibilidad de hacerlo todo sino en la po-

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sibilidad de pensar que todo lo haraacutes estaacute en quederrochas inuacutetilmente las fuerzas que de todos mo-dos no hubieses sabido emplear en otra cosa estaacuteen que cada uno de nosotros piensa completamenteen serio que ha sido un derrochador que comple-tamente en serio se imagina que tiene derecho a de-cir iexclLo que hubiera hecho si no hubiesedesperdiciado el tiempo

Y heme aquiacute preguntaacutendome queacute esperaba enqueacute confiaba queacute porvenir tan brillante se me pre-sentaba despueacutes de acompantildear con un suspiro conun sentimiento triste el fantasma de mi primeramor que aparecioacute por un instante

iquestQueacute se ha cumplido de todo aquello que espe-raba En este momento cuando sobre mi vida em-piezan a cernirse las sombras de la tarde iquestqueacute otracosa me queda maacutes lozana y maacutes querida que losrecuerdos de esa tormenta matinal de primavera quetan deprisa pasoacute

Pero creo que me calumnio injustamente Tam-poco entonces en aquel tiempo irresponsable de lajuventud fui sordo a esa voz triste que clamoacute pormiacute esa voz solemne que me llegoacute desde la tumbaMe acuerdo de que unos diacuteas despueacutes de enterarmede la muerte de Zenaida yo mismo dominado por

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una irresistible fuerza de atraccioacuten asistiacute a la muertede una pobre viejecita que viviacutea en la misma casaque nosotros Cubierta de harapos acostada sobreduras tablas con un saco por almohada moriacutea trassufrir una penosa agoniacutea Pasoacute toda su vida en unalucha constante con la miseria de cada diacutea No vionunca diacuteas alegres y no proboacute la miel de la felicidadiexclCoacutemo no iba a alegrarse de que haya llegado lamuerte la libertad el reposo Y no obstante mien-tras su decreacutepito cuerpo resistiacutea mientras su pechose levantaba bajo la mano de hielo que la oprimiacuteamientras no la abandonaron sus uacuteltimas fuerzas laviejecita se persignaba y deciacutea con voz apenas per-ceptible laquoiexclDios miacuteo perdoacutename los pecadosraquoSoacutelo con la uacuteltima chispa de conciencia desaparecioacutede sus ojos la expresioacuten de miedo y horror ante lamuerte Y recuerdo que aquiacute ante el lecho de estapobre viejecita sentiacute miedo por Zenaida y quise re-zar por ella por mi padre y por miacute

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