presente continuo 24 - 30 enero

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  • 8/13/2019 Presente Continuo 24 - 30 Enero

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    VIERNES

    La Culturera.Amaneces cansado y resacoso.Ayer fue tu ltimo jueves en mucho tiempo. Lasemana que viene comienzan las clases y se aca-

    ban las salidas intempestivas. Hoy la cabeza te explota yapenas puedes hacer nada en condiciones. As que prc-ticamente dedicas el da a vagar de un lugar a otro. Inten-tas leer y te sumerges en Lolita, que an no has termina-do. Te sigue maravillando. Pero tambin es cierto quehay un momento en el que la novela se transforma enuna especie de gua de viaje por Estados Unidos y queesa parte, que te resulta menos atractiva, est ralentizan-do tu lectura.

    Por la noche asistes con R. a la entrega de los premios deLa Culturera. Intento de escapada ha resultado ganadora enla categora de literatura. No puedes estar ms contento. So-bre todo porque en los ltimos aos la literatura est con-

    virtindose en una de las grandes bazas culturales de la Re-gin. Cada da aparecen libros excelentes de escritoresmurcianos. Por eso te honra tanto que el jurado haya con-siderado que tu novela merece ese galardn.

    En la gala disfrutas rodeado de amigos y gente de la cul-tura. Y una de las cosas que ms te alegran es contemplarcmo una iniciativa como La Culturera, que sabes que hasurgido gracias al esfuerzo y el empeo personal, es capazde reunir a tanta gente en un evento y enfatizar as algo im-portante: que en Murcia pasan muchas y muy buenas cosas,

    y que la cultura se sigue moviendo. A pesar de todo.

    Despus de la gala, das una pequea vuelta con R. y te co-mes un gofre de chocolate. Es la mejor manera que se te ocu-rre de celebrar el premio. Lo disfrutas como si fueses un nio.Te pones de chocolate hasta las cejas.

    SBADO

    Principio y fin. Por la maana buscas el cuadernoen el que esbozaste Intento de escapaday hacesuna foto junto al premio. Principio ynal. Te das

    cuenta de que la estructura queplanteaste no tiene nada que ver

    con el resultado. No coincide si-

    quiera el ttulo o los nombresde los personajes. Entre lanovela que pensaste y la que

    alnal vio la luz hay unabismo. Lo que tenasen la cabeza era mu-cho ms ambiciosode lo que despus

    pudiste o supiste es-cribir. Esto te hace pensaren que uno nunca escribeel libro que quiere, sino elque puede. Y que entre elescritor que uno imaginay quisiera ser y el es-

    critor que alnal es hayuna distancia insalvable.Poner juntos el premio

    y el cuaderno de esbozoste sirve para revivir aque-llos das en los que todocomenzaba. Y lo quedesde luego no se te pa-saba por la cabeza (pormucho que lo soaras) es que esas frases sueltas en uncuaderno acabaran publicadas en la editorial con la quetanto habas fantaseado. Sientes, en cualquier caso, que

    ya est bien y que es hora de dar carpetazo aIntento de es-capada. En tu mesa hay ahora otros cuadernos, otros es-bozos. Otro tiempo ha empezado. Es el tiempo de redac-cin de esa novela sin nombre que ahora te obsesiona.Esa novela que probablemente nunca acabar siendo lanovela perfecta que ahora tienes en la cabeza. Porque alnal toda obra es una mala copia de una idea previa. Qui-z en un futuro lejano inventen el artilugio para convertirlas ideas en libros. Hasta entonces, habr que pelearsecon el lenguaje para que entre lo que uno piensa y lo queuno escribe al menos haya un parecido de familia.

    DOMINGO

    Buenos libros. Hace un da primaveral. Sales a co-

    rrer. No aguantas demasiado. Acabas a lectura deTiempo de encierro, de Domnico Chiappey es-

    cribes una resea para la revista Otra Parte. Te ha gustadomucho la novela. Has disfrutado sobre todo de las ree-

    xiones sobre el arte y la tecnologa. Y tambin sobre elmodo en el que uno de los protagonistas narra su procesode prdida del hogar y su transformacin en extranjero.Chiappe es un gran escritor. Te alegra no cesar de descu-brir buenos libros. Quisieras detener el tiempo y encerrar-te a leer. Se te acumulan las lecturas.

    LUNES

    Escribir.Escribes toda la maana. Sientes que

    u-ye. Necesitas escribir a mano y en cuaderno. Escomo si apresaras la historia y las palabras; como

    si emularas la voz del personaje que narra la accin.Por la tarde escuchas la conferencia deAlberto Ruiz de

    Samaniego en el CENDEAC. Cita a Benjaminy a Hei-degger. Habla de la luz en el arte contemporneo. Acabacon una esplndida escena del Casanova de Fellini sobreel apagamiento del espectculo. Quieres volver a esa pel-cula. Regresas en bicicleta. De camino, casi te tira el vien-to. Te encuentras a M., a quien no veas prcticamentedesde los tiempos de la universidad. No te reconoce.

    MARTES

    Docencia. Comienzan las clases. Has tenido elprimer cuatrimestre libre para escribir, viajar ydar conferencias y ahora te toca centrarte en la

    docencia. Eres consciente de que deaqu a junio slo vas a poder escribirrestndole horas al sueo. Dar claserequiere esfuerzo fsico y mental. Y noslo son las horas que uno est en elaula, sino sobre todo las de prepara-cin de la asignatura y las que tienes

    la materia en la cabeza. La mente aca-ba ponindose en modo clase y esdifcil resetearla y volverla a llevar almodo novela. Es como si tuvieras quecambiar el chip. A partir de este mo-mento dejas de ser escritor y vuelves aser profesor.Despus de clase, asistes asombrado

    a la conversacin de Claudio Magriscon Francisco Jarauta y Pedro Luis Ladrn de Gueva-ra. Escuchar a Magris en la Facultad es un privilegio. Esuno de los grandes escritores europeos. Unagura in-cuestionable. Te sorprende sobre todo su humildad ylucidez a la hora de hablar del papel de los intelectualesen la sociedad. Al acabar la charla, te rma El danubio.Regresas a casa con el tesoro bajo el brazo.

    Por la noche, escribes como un poseso en el cuader-no. Te acuestas tarde y con el brazo dolorido. Imaginasque escribiras mejor con una buena pluma.

    MIRCOLES

    Pluma. Clase introductoria de Historia del ArteContemporneo en Filosofa. Te encanta daresta asignatura. Cada carrera tiene unos a lum-

    nos diferentes, pero el perl de los de Filosofa es espe-cial. Esperas que este ao sigan teniendo el nivel de

    otros cursos.Despus de la clase, bajas a Murcia y te plantas en Es-

    tilogrcas Lpez para comprar una pluma. All descu-bres todo un universo en torno a la estilogrca. Eso esalgo que siempre te ha fascinado, la gente que conocesu mundo; los expertos en campos especcos. Vuelvesa casa con una pluma Delta y antes de comer la pruebasen el cuaderno. Sientes que ah tambin est la novela,en el medio, en las herramientas de escritura.

    Por la tarde, haces un pequeo movimiento y notasque el cuello se vuelve a quedar pinzado. Empiezacomo un dolor leve y poco a poco se va haciendo msgrande.

    A pesar de eso, sigues escribiendo hasta tarde en elcuaderno. No puedes esperar; la pluma tiene que serusada.

    JUEVES

    Dolor.Amaneces con un dolor insoportable.Apenas has podido dormir y ahora ya hay nomanera de que se calme el malestar, te pongas

    como te pongas. Te tomas tres pastillas de Robaxisal, co-ges la bici y te vas a clase. Cuando llegas a Murcia, el do-lor ya incluso te nubla la vista. Como puedes, te subes ala tarima y comienzas con tu primera clase seria de l-timas tendencias del arte. Cada vez que te giras hacia la

    pizarra para apuntar algo porque sigues utilizando lapizarra ves las estrellas. Pero intentas guardar las for-mas. Parece o eso quieres creer que nadie se dacuenta. En cuanto acabas la clase, como si hubieras sali-

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    Presente continuo

    Profesor de Historia del Arteen la UMU y escritor.

    @mahn

    Miguelngel

    Hernndez

    Claudio Magris en la Universidad de Murcia

    Opiniones

    LaOpininDOMINGO, 2 DE FEBRERO, 201434

    do de un trance, desaparece la adrenalina y vuelve eldolor.

    Despus, anulas las dos reuniones que tienes y regre-sas a casa para meterte en la cama con una manta ca-liente y una ensalada de calmantes. Te levantas anpeor.

    Por la tarde intentas leer, pero ya no encuentras lapostura correcta. Esto s que te resulta grave. De pie, va-gas de un lado a otro de la casa. Te cuesta trabajo inclu-

    so comer. Te acomodas por la noche como puedes en elsof y ves con R. el ltimo captulo deAmerican HorrorStory. Era una serie que prometa mucho, pero estatemporada ha sido puro manierismo.

    Despus de eso, intentas escribir, volver a leer, haceralgo, pero no puedes. Tampoco puedes dormir. El dolores intenso. Sientes incluso un hormigueo en las manos.

    Y en un momento te asustas porque no ves por un ojo.Seguramente es sugestin. Es nada ms que un dolorde cuello. Acabar yndose. Al menos eso esperas.

    Viendo desde el anteatro de la playa urbana avan-zar las olas montaosas, con su cresta despeinada porel viento, se aprecia la banalidad de otros espectculosde taquilla. Es tambin un modo, metiendo dentro lacadencia y el ritmo de las ondas como si fuera un dia-pasn, de recomponer la lgica de todos movimientosinteriores del cuerpo, sintonizndolos con la frecuen-cia imperturbable de la mar. Unos pequeos jinetesque intentan cabalgar las olas, dejndose caer luego

    en oblicuo por su vientre hasta que la blanca falda sevuelca sobre ellos, son el contraste que da la medidade los tamaos. El espectador que rodea la conchanunca est a la altura de la representacin. An decuentas el mar lleva ya tanto tiempo con la obra encartel que se mueve por el escenario con ms seguri-dad que la que exhibe en el suyo el pblico,que aqueja la falta de ensayos y la ignoran-cia del libreto.

    El libreto ms antiguo

    Dos veces breve Pedro de Silva