por que los hombres no escuchan y las mujeres no entienden mapas

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PONENCIAS Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas Allan Pease Allan Pease es un experto conocido internacionalmente en lenguaje corporal y comunicación. Sus estudios sobre las diferencias entre los sexos ha impactado a los gobiernos, negocios e individuos por todo el mundo. Uno de los más exitosos autores de Europa, ha vendido más de 20 millones de libros. Habiendo aparecido en la radio y televisión por todo el mundo, las series de televisión y video sobre lenguaje corporal fueron aclamadas entre las mejores y fueron vistas por más de 100 millones de espectadores. Pease es Fellow de la Royal Society of Artes y del Australian Institute of Management, así como Fellow Paul Harris. Pease International 16 Newbold Terrace Royal Leamington Spa CV32 4EG England, U.K. Teléfono: +44 1926 889900 E-mail: [email protected] I/R Code: 5000.03 urante los últimos 30 años he administrado un negocio que estudia todo lo relacionado con conducta humana y nuestra manera de comunicarnos. Voy a compartir con ustedes algo de la información que hemos obtenido como resultado de nueve años de investigación. Hemos analizado los resultados de más de un millón de tomografías cerebrales de hombres y mujeres para mostrar cómo funcionan. Voy a comenzar por hacerles una pregunta. Levanta la mano si por tu experiencia personal, estás plenamente convencido, haciendo a un lado todo lo políticamente correcto, si estás convencido de que el hombre y la mujer no son iguales en su manera de pensar; que son diferentes. Levanta la mano si crees esto. Casi todos. Durante los últimos 20 años, particularmente en los Estados Unidos, ha estado de moda aparentar delante de todos que el hombre y la mujer son iguales. Pero tú sabes en tu propio corazón — y acaban de expresarlo levantando la mano — que no somos iguales. Somos diferentes. Permítanme aclarar esto de una buena vez. “Igualdad” significa que con el mismo trasfondo, destreza, preparación académica, habilidad y talento, recibes el mismo trato, remuneración y prestaciones por hacer lo mismo. Eso es igualdad. Y eso es un hecho legal. Por otra parte, está la “diferencia”. “Diferencia” es asunto de ciencia; es decir, si desarmamos el cuerpo humano y empezamos a analizarlo con toda clase de equipo computarizado, ¿seríamos iguales como hombres y mujeres? La respuesta es no. Somos dramáticamente diferentes. No somos mejores, ni somos peores. Analiza ese concepto. Como seres humanos la mayoría de nosotros aceptamos que los animales piensan de manera diferente; los animales nacen, por ejemplo, sabiendo ladrar o gorjear. Cuando analizas la conducta animal, no es necesario ser un genio para saber de qué animal se trata. Sin embargo, cuando nos analizamos a nosotros mismos, a veces resulta difícil aceptar el hecho de que nos controlan algunas de las mismas leyes biológicas básicas que controlan a la mayoría de los animales. Usando una amplia base de datos de más de un millón de personas en 33 países, estudiamos a los hombres y las mujeres. D

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P O N E N C I A S Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas Allan Pease

Allan Pease es un experto conocido internacionalmente en lenguaje corporal y comunicación. Sus estudios sobre las diferencias entre los sexos ha impactado a los gobiernos, negocios e individuos por todo el mundo. Uno de los más exitosos autores de Europa, ha vendido más de 20 millones de libros. Habiendo aparecido en la radio y televisión por todo el mundo, las series de televisión y video sobre lenguaje corporal fueron aclamadas entre las mejores y fueron vistas por más de 100 millones de espectadores. Pease es Fellow de la Royal Society of Artes y del Australian Institute of Management, así como Fellow Paul Harris. Pease International 16 Newbold Terrace Royal Leamington Spa CV32 4EG England, U.K. Teléfono: +44 1926 889900 E-mail: [email protected] I/R Code: 5000.03

urante los últimos 30 años he administrado un negocio que estudia todo lo relacionado con conducta humana y nuestra manera de

comunicarnos. Voy a compartir con ustedes algo de la información que hemos obtenido como resultado de nueve años de investigación. Hemos analizado los resultados de más de un millón de tomografías cerebrales de hombres y mujeres para mostrar cómo funcionan. Voy a comenzar por hacerles una pregunta. Levanta la mano si por tu experiencia personal, estás plenamente convencido, haciendo a un lado todo lo políticamente correcto, si estás convencido de que el hombre y la mujer no son iguales en su manera de pensar; que son diferentes. Levanta la mano si crees esto. Casi todos. Durante los últimos 20 años, particularmente en los Estados Unidos, ha estado de moda aparentar delante de todos que el hombre y la mujer son iguales. Pero tú sabes en tu propio corazón — y acaban de expresarlo levantando la mano — que no somos iguales. Somos diferentes. Permítanme aclarar esto de una buena vez. “Igualdad” significa que con el mismo trasfondo, destreza, preparación académica, habilidad y talento, recibes el mismo trato, remuneración y prestaciones por hacer lo mismo. Eso es igualdad. Y eso es un hecho legal. Por otra parte, está la “diferencia”. “Diferencia” es asunto de ciencia; es decir, si desarmamos el cuerpo humano y empezamos a analizarlo con toda clase de equipo computarizado, ¿seríamos iguales como hombres y mujeres? La respuesta es no. Somos dramáticamente diferentes. No somos mejores, ni somos peores. Analiza ese concepto. Como seres humanos la mayoría de nosotros aceptamos que los animales piensan de manera diferente; los animales nacen, por ejemplo, sabiendo ladrar o gorjear. Cuando analizas la conducta animal, no es necesario ser un genio para saber de qué animal se trata. Sin embargo, cuando nos analizamos a nosotros mismos, a veces resulta difícil aceptar el hecho de que nos controlan algunas de las mismas leyes biológicas básicas que controlan a la mayoría de los animales. Usando una amplia base de datos de más de un millón de personas en 33 países, estudiamos a los hombres y las mujeres.

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Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas (continuación) Cuando escribí el libro Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas, se convirtió en un bestseller en todo el mundo. Imaginábamos que eso podría suceder, porque los hombres piensan como hombres en todas partes del mundo. Trátese de los Bantú de Sudáfrica o de los esquimales de Alaska, sean australianos, americanos, ingleses, chinos, coreanos, los hombres piensan como hombres. Las mujeres piensan como mujeres en todas partes. Pero hombres y mujeres no piensan igual. Les daré un ejemplo. Si tu médico te dijera que puedes tomar un vaso de vino tinto al día por motivos de salud, porque has aumentado un poco de peso y tu colesterol está elevado, trata de imaginarte dónde lo tomarías. ¿Lo tomarías en tu casa, o en un club nocturno? ¿Tomarías en un bar? ¿Con quién estarías? ¿Con tus amigos? ¿Solo? Esto es importante. ¿Dónde te tomarías este vaso de vino tinto? Bueno, 82% de las mujeres se visualizan sentadas alrededor de una mesa redonda. Esto es muy interesante, porque más de tres cuartas partes de los hombres se visualizan en una mesa cuadrada o rectangular. En otras palabras, como hombres escogemos una mesa que nos permita ocupar posiciones de poder y de estatus en relación con otros. La mujer se sienta a una mesa redonda, en la que todas están al mismo nivel. Las mujeres piensan que al tomar su vaso de vino, tendrán por lo menos una amiga con ellas y estarán comentando una amplia gama de temas interesantes. Hasta allí llega la cosa. Los hombres también se visualizan sentados a la mesa, con su vaso de vino tinto. Pero hay un par de diferencias sutiles. Yo estoy hospedado aquí en el Marriot, en la zona de Gaslamp. Tienen allí un balneario con jacuzzi. Ahora quiero que se imaginen que van a ir al jacuzzi a pasar un rato agradable. Imaginen que se trata de pasarla bien en un jacuzzi. ¿Cómo sería? Bueno, la respuesta respecto a lo que tú o yo imaginamos como un rato agradable en un jacuzzi depende si eres hombre o mujer. Tendrás una perspectiva diferente, dependiendo de cuál es tu sexo. La misma situación, una perspectiva diferente. Después de unos tres años de estar analizando imágenes de resonancia magnética, llegamos a la conclusión muy evidente, y si eres mujer esto te sorprenderá, de que el cerebro masculino es un mecanismo muy sencillo. El cerebro del varón es muy sencillo. Cuando se trata de analizar tomografías, es más fácil analizar el cerebro del

hombre que el de la mujer, porque todo está en su lugar. Son más o menos ordenados. Ahora me voy a referir a la mayoría de los hombres y la mayoría de las mujeres la mayor parte del tiempo y en la mayoría de las circunstancias. No todos los hombres ni todas las mujeres. Como tres de cada cinco hombres y mujeres se ajustan muy bien a los patrones de conducta a los que me refiero. Uno en cada cinco de ustedes tiene un cerebro al que le llamamos de sexo cruzado. Es decir que tienes aspecto de hombre, pero en mayor o menor grado, pudieras pensar más como mujer. Eso no significa necesariamente que seas homosexual. Existen mayores posibilidades de eso, pero significa, por ejemplo, que puedes llegar a una fiesta, mirar a las personas allí presentes, y te das cuenta por su aspecto, cómo se sienten. Te das cuenta si la gente se siente tensa o molesta, cosa que la mayoría de los hombres no pueden percibir. De modo que eres muy perceptivo. Pero al sacar el auto del estacionamiento constantemente le estás pegando a las cosas. Así que aproximadamente uno de cada cinco de nosotros tiene un cerebro de sexo cruzado. Y uno en cinco en un punto intermedio. Así que aquí estamos hablando de tendencias generales de conducta. Tratándose de cerebros masculinos, les voy a dar a ustedes cuatro ayudas para vender, convencer, persuadir y llevarse bien con el sexo opuesto. Les voy a mostrar cómo conseguir que el otro 50% de la humanidad te vea de manera positiva y acepte lo que estás proponiendo. ¿Les parece bien? Les voy a mostrar esto en el ambiente de sus negocios y también en su ambiente personal. Decimos que el cerebro masculino está compartimentado. Quiero que imaginen que cada uno de los varones aquí presentes tienen la cabeza llena de cuartitos y cada cuartito tiene por lo menos una función importante que realiza muy bien, aislada de todos los demás. Pero el cerebro de la mujer tiende a no funcionar de esa manera. De hecho, es difícil analizar el cerebro de la mujer en una tomografía, porque es algo desordenado. Hay cosas por todas partes. Es difícil determinar dónde se encuentran las cosas. Por ejemplo, en el caso de la habilidad para hablar, la mayoría de los hombres habitualmente tiene la capacidad para hablar en un hemisferio, el hemisferio izquierdo. Son cuatro puntos del tamaño de tus dedos. En otras palabras, damas, para los hombres no es una función cerebral importante. En términos sencillos significa que el

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Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas (continuación) hombre promedio no habla mucho. Ninguna mujer necesita ver tomografías cerebrales para entender esto. El hombre promedio no habla. En el caso de la mujer, el habla se localiza en la parte delantera izquierda, delantera derecha, posterior izquierda, posterior derecha y cuatro en medio. En otras palabras, caballeros, la mujer promedio con la que te topas en la vida de los negocios tiene tantas palabras que podrían desprenderle la "oreja" a una taza. A otras mujeres esto les parece completamente normal, pero a los hombres les parece interminable. Los hombres parecen no hablar nada. A los demás hombres eso les parecen completamente normal. Así que compartimentación es lo primero. La línea que conecta el hemisferio izquierdo con el derecho. Imagina que tuvieras sobre tus hombros dos computadoras enlazadas por una línea que se llama “cuerpo calloso” que permite que un lado envíe información al otro lado. Existen dos diferencias importantes aquí. Primero, para la mujer promedio este cable es como 12% más grueso, y como cosa interesante, cuento con un 30% más conexiones. Esto sería una mujer típica del mundo y en este aspecto no encontramos ninguna diferencia cultural en 35 países. La mujer típica tiene lo que llamamos un cerebro multitareas. Lo que esto significa, caballeros, es que la mujer promedio aquí presente habitualmente puede realizar simultáneamente entre dos y cuatro tareas no relacionadas entre sí. Damas, ¿sí o no? Ella puede correr un programa en Internet mientras platica por teléfono con un cliente respecto a algo completamente diferente a lo que está en la pantalla. Recientemente observé a mi esposa, o mi pareja, — porque así se les dice ahora — haciendo esto. Estaba hablando por teléfono, corriendo un programa en la red, comunicándose a señas con su agente de compras y tomando té con la mano derecha. ¿Cómo se logra hacer esto? Como hombre, ni siquiera te puedo mostrar cómo se hace. Pero si tienes un cerebro multitareas, aparentemente no es muy difícil. Damas, yo soy como la mayoría de los hombres en el mundo: tengo un cerebro altamente compartimentado con pocas conexiones, un cerebro más específico que se concentra en tareas únicas y se dedica a una sola tarea. Tengo un cerebro de una sola vía. Y como cuatro de cada cinco varones tienen un cerebro de una sola vía. Mujeres, esto significa que la mayoría de nosotros podemos hacer una sola cosa a la vez. Y así decimos, ¿no?

Sólo una cosa a la vez. Un hombre detiene el auto al lado de la carretera y saca un mapa. No es que esté perdido, está buscando una nueva ruta. Mira: Si tu cerebro ha evolucionado durante un millón de años para poderte orientar, para poder llegar a casa, y de pronto te encuentras en territorio desconocido, no quieres que te lo recuerden. Así que sacas un mapa. Una pregunta para las mujeres: ¿qué es lo primero que hace el hombre con el radio? Le baja el volumen. ¿Qué te parece? Es un hombre que le baja al radio para poder leer el mapa. ¡Imagínate! Le baja al radio para ver el mapa. ¿Tiene eso algún sentido? Si pudieras examinar su cerebro, sí tendría sentido. No puede trazar una ruta mientras escucha. O traza una ruta o escucha. Y el tipo está tomando una autopista o atravesando un crucero. Si le hablas no puede tomar esa salida. Caballeros, ¿es cierto o no es cierto? El hombre no puede hacer el amor y contestar preguntas simultáneamente. Tiene que ser una cosa o la otra. Así que, número uno para las mujeres: Si tratan a todos los hombres en su vida: clientes, compañeros de trabajo, hijos, hermanos o padres sobre la presuposición de que existe una buena posibilidad de que este tipo tenga un cerebro de una sola vía, la vida súbitamente se volverá mucho más fácil. En otras palabras, cuando le estés presentando tu caso a un hombre, dale una sola cosa a la vez. Si encadenas todas la cosas juntas, — que como mujer es muy fácil de hacer — si las presentas todas juntas, la mujer promedio puede clasificar las partes y determinar qué está relacionado con qué. Para el hombre todo eso es un gran misterio. Y no estamos muy seguros de qué se trató todo el asunto. Incluso anatómicamente existen algunas diferencias. Y los ojos son una parte de nuestro cerebro que se encuentra fuera de la cabeza. Anatómicamente son iguales a los ojos de la mujer, pero lo que ven los ojos de un hombre es dramáticamente diferente a lo que ve la mujer. El software de su cerebro permite al hombre ver hacia adelante mucho mejor que la mujer, y con mayor precisión que ella, a larga distancia. Eso tiene mucha lógica en términos evolutivos. Le permite ver un blanco a gran distancia y concentrarse en él sin distracciones. La visión de la mujer promedio alcanza por lo menos 45 grados hacia la periferia, para un total de 180 grados. ¿Escuchan, caballeros? En otras palabras, ella está platicando con un caballero, y alcanza a ver a otras

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Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas (continuación) personas a ambos lados y atrás de ella mientras lo mira a él. Damas, ¿es cierto o no es cierto? No sólo puede hacer esto, sino que alcanza a oír de qué están hablando. Y en el camino a casa posteriormente, le podrá decir qué estaban sintiendo y pensando de lo que platicaban, mientras ella lo miraba a él. Pero como hombres, nosotros vemos directamente hacia delante por largas distancias. La ventaja de eso es que vemos un blanco sin distracciones. La desventaja para los hombres aquí presentes, damas, es que por eso no pueden ver las cosas en refrigeradores, gabinetes o cajones. Toda mujer aquí presente ha sostenido una conversación con algún hombre en el transcurso de la última semana. La edad no importa. Él está frente a un refrigerador abierto. Esta es la conversación: ¿Dónde está la mantequilla? Y tú le contestas: Está en el refrigerador. No, no está aquí. Estoy frente al refrigerador en este momento, y no hay. Levanta la mano si has tenido una conversación de estas en la última semana. Y si eres mujer pudieras llegar precipitadamente a la conclusión de que todos los hombres han de estar tontos. Porque ella entra a la cocina, mete la mano al refrigerador, y ¡zas! De la nada aparece la mantequilla. Hicimos una investigación sobre esto. ¿Saben qué están buscando los hombres cuando abren el refrigerador? Están buscando algo diferente que las mujeres. La mujer busca textura, forma y color que identifique el objeto. El hombre está buscando la palabra M-A-N-T-E-Q-U-I-L-L-A. El envase está volteado al otro lado y el hombre no lo puede ver. Bueno, veamos algunas tomografías. Lo que están viendo aquí es la tomografía de 50 hombres. Es una tomografía compuesta, mirando desde la parte superior de la cabeza hacia abajo, como a la mitad de la cabeza. Las áreas oscuras indican zonas de más alta circulación sanguínea. En otras palabras, esa es la parte del cerebro que se enciende cuando estos hombres reciben instrucciones específicas. Las instrucciones eran: Al mirar a la cara a otra persona, evaluar qué están pensando de ti. Analízalos. ¿Qué sienten respecto a lo que están diciendo y presentando? Platica con ellos. Analiza su lenguaje. En otras palabras, evalúalos y considera lo que está sucediendo. Eran 50 hombres que estaban haciendo eso.

Veamos a 50 mujeres que estaban haciendo exactamente el mismo ejercicio. Cincuenta mujeres, cara a cara, haciendo evaluaciones. Al mirar esto llegas rápidamente a una conclusión. Y los colocaré ahora lado a lado. Llegas rápidamente a la conclusión de que cuando se trata de una evaluación cara a cara, la mujer es mucho más capaz de hacer esto que el hombre promedio. Dejaremos esto en la pantalla por un rato, — camarógrafos, si fueran tan ambles — para poderlo comentar. También observarán que en el caso de la mujer, la mayor parte de su evaluación se realiza en la parte posterior del cerebro. Esta es la parte visual del cerebro. En 1976 leí un libro muy famoso que se llama Lenguaje Corporal, que analizamos utilizando películas de 8 mm. Hombres y mujeres tenían que evaluar si las personas estaban diciendo la verdad en las películas. Así inició todo esto para mí, cuando yo era agente de seguros de vida. Y rápidamente sacamos una conclusión. El estudio mostró que la mujer promedio es 3 a 4 veces más hábil que el hombre promedio para detectar las mentiras. Porque la parte visual de su cerebro está recogiendo las señales del cuerpo y relacionándolas con las palabras y separando la realidad de la falsedad. Y por esto, al hombre promedio le resulta tan difícil mentirle a una mujer en su cara. Caballeros, ¿es cierto o no es cierto? La conclusión es: no le mientas a una mujer a la cara. No lo hagas. Llámale por teléfono; pero cara a cara, ¡olvídalo! En términos muy sencillos. Aquí está el cerebro femenino, y uno de cada cuatro hombres tiene un cerebro que se parece más a éste que a aquel. El cerebro femenino es un modelo de comunicación. En términos sencillos, este es un modelo de precisión espacial en tiro al blanco. El cerebro femenino es capaz de hablar 8-9 mil palabras al día, procedentes de 17 ramos. Ocho a nueve mil diarias, con claridad y sin esfuerzo. Una niña de tres años de edad en cualquier país del mundo tiene casi el doble del vocabulario de un niño de la misma edad. Se le entiende el 100%. Noventa y dos por ciento de todos los niños menores de 12 años en el mundo que toman terapia del lenguaje, ¿de qué sexo son? Varones. ¿Quién los lleva? Su madre. Y por lo general, estos niños tienen una hermana mayor. Porque si no tuvieran una hermana mayor, ¡nadie notaría que el chico no puede hablar! Si todos los hijos en la familia fueran varones, pues, no habría problema. El padre piensa que todos son

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Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas (continuación) perfectamente normales, y posiblemente la madre deje de hablar. Si todas son niñas y el último que nace es hombre: a los cuatro años de edad la terapia del lenguaje está obligada. ¡El chico no habla! Esta mujer puede realizar otros cuatro a cinco mil cambios de tono de voz. Además tiene otros 4-5 mil ademanes, movimientos y expresiones. Suma todo esto: su capacidad de emisiones de comunicación para un solo día típico. Para una mujer típica en cualquier parte del mundo, son 20 a 24 mil emisiones de señales de comunicación. A esta comunicación le llamamos palabras. 20-24 mil al día, caballeros. El hombre promedio emite 7-10 mil diarias. Poco más de la tercera parte de lo que ella habla. Menos de la mitad. Piensa en esto: ella es capaz de emitir 20-24 mil palabras al día. Él emite 7-10 mil. Esto resulta obvio cuando se sientan por la noche a cenar, porque él ya habló sus 10,000 palabras. A ella le pudieran quedar 10 a 15 mil, dependiendo de cómo haya estado su día. Al final del día, allí está el hombre sentado, haciendo lo que los hombres han hecho por 100,000 años — y analizamos sociedades en Sudáfrica y Borneo. Al terminar un día de cacería, los hombres regresan de la caza al ponerse el sol. Se sientan y contemplan la fogata, y siguen haciendo esto hasta que se quedan dormidos. Los hombres aquí presentes siguen haciendo esto. Solo que lo hacen con un televisor y un control remoto, para cambiar de canal en canal durante los comerciales. Se llama contemplación de la fogata. Esta es una necesidad específica para el varón. Pareciera que la mujer no necesita esto. Su propósito es regenerar … Porque el cerebro masculino opera a alta velocidad, luego se detiene. Alta velocidad. Alto. El de la mujer opera a alta velocidad todo el tiempo, incluso cuando está dormida. Cuando la mujer está dormida, tienen como 76% de su función eléctrica cerebral, que contrasta con un 25% para el hombre típico. Y por eso el hombre no entiende cuando le preguntan. Allí está un hombre, contemplando la fogata, viendo por la ventana. Y ella hace esa pregunta que los hombres aborrecen: ¿Qué estás pensando? Bueno, damas, la respuesta es muy sencilla: Nada. No estamos pensando nada. ¿Se dan cuenta? La mujer no puede entender que puedas estar sin pensar. No estamos pensando nada. Lección número uno para las mujeres aquí presentes: a los hombres hay que presentarles las cosas una por una.

Estas tomografías muestran, señoras, qué ocurre cuando ustedes están hablando—y caballeros, es importante que entiendan esto—cuando los hombres estén hablando… Primero, la situación típica para un hombre cuando él está hablando: estas tomografías muestran que funcionalmente el está sordo. Esto es muy importante. No puede oír cuando está hablando. Cerebro de una sola vía significa—damas, escuchen esto muy bien—la mayoría de los hombres que ustedes conocen, en todo el mundo, pueden hablar o escuchar. Hablar o escuchar. Esto es tan importante. Él puede hablar o escuchar. La mayoría de nosotros no podemos hacer lo que la mayoría de las mujeres sí pueden. Y por esto, cuando los hombres hablan con otros hombres, hablan por turno. Así que estoy yo, y estos tres caballeros que tenemos una conversación. Tomaríamos turnos. No intentaríamos hablar todos al mismo tiempo. Yo hablo primero, tomo mi turno, los miro a ellos y ellos hacen lo que están haciendo ahora. Cara congelada. Yo soy feliz con caras congeladas. Eso significa que me van a conceder mi turno. Así que yo termino mi turno, y ahora le toca al otro, y nosotros simplemente hacemos: Ah, anjá, anjá. Luego sigue el turno de él. Ah, ajá, ajá. Y luego el turno de él. Ah, ajá, ajá. ¿Cómo hablan las mujeres con otras mujeres? Todas hablan al mismo tiempo. ¿Por qué? Bueno, estas tomografías muestran la razón. Porque pueden hacerlo. Sus cerebros son organizados, véanlos. Van a hablar y escuchar al mismo tiempo. Damas, ¿es cierto o no es cierto? Díganles. Las mujeres hablan y escuchan al mismo tiempo. No sólo pueden hacer eso, señores, lo pueden hacer sobre varios temas diferentes. Esto puede suceder en un misma frase. Como que ella empieza con el tema número uno, y a mitad de la frase, sin previo aviso, introduce un segundo tema. Ustedes, caballeros, están pensando que todavía está con el primer tema con el que comenzó. Las mujeres que la están escuchando se dan cuenta, oyen el tono de voz, sabían que lo iba a hacer, y allá van con un segundo tema. Ustedes los varones están pensando que es el primer tema. Y se están preguntando: ¿de qué está hablando? ¿Qué está ocurriendo? Pero no quieren decir nada por temor a pasar por idiotas. Así que permaneces allí como si nada. Muy bien. Luego ella introduce un tercer tema. Y cuando termina, las mujeres entienden lo que sucedió con los tres casos. Damas ¿sí o no? Miren las caras de los hombres. Allí están sentados con esa cara.

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Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas (continuación) Ahora bien, si estamos en casa, en confianza, en el hogar, haremos las reclamaciones obvias. Decimos cosas como: "¿Tiene algún sentido esta conversación?" "¿Adónde vamos con todo esto?" "¿Se supone que debo. qué…?" "¿No fue lo que me pediste que hiciera"? "¡Pues quién te entiende!" "¿Crees que soy adivino?" Por cierto, esto del "adivino" es en todos los idiomas. A los hombres se nos necesitan presentarnos las cosas una por una. Hay que entender… si eres mujer: Si le toca a él su turno, para que seas convincente, persuasiva, motivadora, haz que él se sienta bien, diciéndole que sí, cuando le toca a él su turno. Si eres mujer, ¿qué debes hacer? Permite que él tome su turno. Déjale su turno. Tomamos 29 mujeres en una gran empresa de recursos humanos en Inglaterra. Las capacitamos para enseñarles que cuando traten con solicitantes masculinos, respeten su turno cuando le toque hablar a él. Que se muerdan la lengua, que se resistan usar vías múltiples con el fin de establecer una relación. Y cuando él termine su turno, te quedas allí con cara de jugador de póquer, haciendo gruñidos. Al final de treinta días con estas pruebas, los candidatos masculinos fueron entrevistados para preguntarles qué concepto tenían de cada entrevistadora. Las 29 mujeres que habían emitido gruñidos frente a los hombres, fueron seleccionadas por los hombres—quienes no sabían que estábamos haciendo esto—fueron seleccionadas por los hombres como las mujeres más inteligentes, capaces y competentes que jamás hubieran conocido. Número uno para los varones aquí presentes: Al tratar con una mujer, o mujeres, no esperes tu turno. No habrá turno. Hay participación. Simplemente abre la boca y échalo. La mayoría de los hombres piensan: “Si alguna vez voy a tomar un turno, vamos a estar hablando al mismo tiempo. Tendré que levantar la voz para darme a entender. Camarada, simplemente habla. Te quedarás sordo en ese momento. No importa. Ella estará pensando: “Este tipo sí entiende.” ¿Has escuchado a un hombre? ¿Has escuchado a una mujer? Si los hombres siempre manifestasen sus emociones en el rostro, como lo hacen las mujeres, tus antepasados hubieran sido atacados por otros hombres. Te darías cuenta de que este tio está en un situación de debilidad. Podemos derrotarlo. Así que, como varones aquí presentes, somos la suma total de varones que han evolucionado con un rostro sin expresión en el foro público. Aquí está el hombre moderno feliz. Triste.

Interesado. Excitado. Todo se ve igual. Si eres mujer, esto es una cosa algo espantosa. Le estás tratando de presentar tu caso a un tipo con una cara de póquer. ¿Cómo escucha una mujer a otra mujer? Sencillo. Observen esto durante el receso que vamos a tener dentro de unos momentos. Cuando una mujer habla con otra, la otra mujer refleja las emociones de la mujer que habla. Le hacen así: "¿De verdad?" "No me digas…" en lugar de "Ah", o "¿Cómo crees?" "Ya sé…" en lugar de un simple "Ajá". Así que si eres hombre y quieres convencer a las mujeres, llévalas aparte, escúchalas para que piensen que eres un tipo maravilloso. Y deben asentir a lo que estás proponiendo. ¿Cómo le haces? Sencillo. Número uno, caballeros, muéstrale que estás vivo mientras ella habla. No te quedes allí con cara de póquer, haciendo, ah, ajá, ajá, esperando que llegue tu turno, porque no va a llegar. Tú participa. Por otra parte, aquí está un hombre entrenado, escuchando a una mujer que está platicando acerca de algo que le pudiera haber sucedido: "¿De verdad?" "¿Hiciste eso?" "¿Cómo fue?" "Me imagino lo que sentiste." No hagas esto con otros hombres. Con la mujer, sí. Con otros hombres, no. Y lo importante es que no le digas lo que hubiera hecho. Como varones queremos ofrecer soluciones para todo, porque para eso estamos programados—para ofrecer soluciones. Escuchas su plática: “¿De verdad? Así es. ¡Vaya! ¿Qué te parece? No.” La mayoría de los hombres, sin embargo, escucharían a una mujer así: “Mmmm Hmmm. ¿Por qué no intentas esto? Aquí está mi solución. Esta es mi sugerencia. ¿Por qué no haces eso? Y le dices lo que haga, y ella se molesta. Así que, si eres mujer, le vas a dejar al hombre su turno. Vas a sentarte, morderte la lengua, resistirte a operar en vías múltiples. Mientras él te habla, vas a poner cara de póquer. Y para los varones, no van a esperar su turno. Vas a participar y mostrar emoción. Éste es el problema al tratar con mujeres en los negocios si eres hombre. La mujer quiere hablar primero para descubrir quién eres. El hombre quiere ir directamente a los hechos y presentar la propuesta. La mujer quiere saber quién eres. Así que ella te empieza a hablar, y en muchos casos te van a hablar acerca de cosas personales. Casi todos los hombres interpretan esto así: “Acabo de conocer a esta mujer. ¿Por qué me está hablando de

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P O N E N C I A S

Por Qué los Hombres No Escuchan y las Mujeres No Entienden Mapas (continuación) cosas personales? Quizá quiere dormir conmigo, eso ha de ser. Sí. Y eso es lo que sucede. Malinterpretamos la amistad como intimidad. Bien. Finalmente, los hombres hablan con lo que llamamos términos directos. Términos directos significa que hacemos frases más cortas. Una de apertura, una de cierre, y en medio, por lo menos un hecho concreto o una solución. Términos directos. Decimos más o menos lo que pensamos o sentimos. Para la mujer, esto se percibe como agresivo. Esto es universal. No encontramos ninguna diferencia cultural en ninguna parte en relación con esto. La mujer habla con lo que llamamos términos indirectos. Si eres hombre es indispensable que entiendas lo que significa esto. Términos indirectos significa que cuando esté hablando contigo, realmente no te está diciendo lo que piensa o quiere. Más bien está insinuando o sugiriendo algo, con la esperanza de que tú lo percibas. Pero como hombres, no somos buenos para percibir las cosas. Se nos escapa la mayor parte. Por ejemplo, imagina que estás manejando en la carretera, y vas bajando una loma. Caballeros. Por su puesto que tú vas manejando. Tienes una caja de velocidades con cinco cambios. El radio está apagado porque es una carretera sinuosa. Vas hacia allá, y estás bien enfocado, ¿no? Un enfoque compartimentado. Una mujer se dirige contigo y te dice: “Mi amor, ¿quisieras una taza de café?” Caballeros, levanten la mano si dirían que no. ¿Se dan cuenta? Estos hombres creen que los están invitando a un café, ¿no? Una pregunta para las mujeres: Cuando le dijiste al hombre: "Mi amor, ¿quisieras una taza de café?" ¿Te interesa si él quiere café? Esto no tiene nada que ver con él. ¿Qué es lo que realmente está diciendo? "(Yo quiero café. Quiero hacer una parada. Por favor vamos a parar)." Tú dijiste que no querías café, —que fue lo que te preguntó—, y seguiste manejando. Me pregunto cómo te fue al final del día. Porque te ha de haber castigado. ¿Cómo castigan las mujeres a los hombres? Número uno, dejan de hablarle. Me voy a vengar, no le voy a hablar en dos días. ¡Ah, qué castigo tan terrible! A los hombres les encanta el silencio. Y en términos indirectos: ella está lista para un gran

evento en MDRT. Sale con un vestido nuevo. Está un poco nerviosa respecto al vestido. Te muestra dos pares de zapatos, uno de color azul y uno de color dorado. “Mi amor, ¿cuáles zapatos debo llevar al evento esta noche? ¿Llevo los azules o los dorados? No logro decidir.” ¿Cuántos de ustedes, señores, escogerían un par? Estos son los solteros o los divorciados. Una pregunta para las mujeres. Caballeros, escuchen esto. Cuando ustedes le preguntaron al hombre. “¿Me pongo los azules o los de color dorado?, Mujeres: ¿querían que él les escogiera los zapatos? Sí o no. ¡No! No quieren eso. Señores, es una trampa. Ella ya los ha escogido. ¿Saben lo que dicen la mayoría de los hombres? “Ah, lleva los azules.” La siguiente respuesta de ella es: “¿Qué tienen de malo los dorados? ¿No te gustan los dorados? ¿Qué problema tienes con los dorados? Dime algo, si no te gustan los dorados, simplemente di que no te gustan. En realidad es una cosa muy sencilla." Él piensa que su solución ha sido rechazada, y dice: “Si no te gusta mi solución, no me preguntes.” Y luego lo castigan en la segunda manera en que la mujer castiga al hombre: mandándolo a la sala a dormir en el sofá. “No quiero verte. ¡Ni te me acerques!" La mujer cree que este es un castigo. Un hombre solo, en la sala, en el sofá, con un control remoto y la cocina a un lado. Y la mujer garantiza que no le va a hablar. ¿Eso es el castigo? Para el hombre es como salir de campamento. Nos encanta. Si quieres castigar a un hombre, oblígalo a sentarse frente a ti para que comente sus sentimientos. ¡Eso sí que es castigo! El hombre y la mujer son diferentes. No mejor ni peor. Nos comunicamos de manera diferente. Si tú aceptas y sigues la idea de que el hombre y la mujer ahora son exactamente iguales, estás condenado a un índice de divorcios del 63%. Porque así está. 52% en Inglaterra, 55% en Australia. El hombre y la mujer simplemente no se llevan bien fácilmente ni en el matrimonio. ¿Por qué? Porque hablan diferentes idiomas. Lo que se necesita hacer es lo siguiente: Trata con el sexo opuesto reconociendo que hablan un idioma extranjero, y aprende a hablar ese idioma, y les vas a encantar. Así, estarán dispuestos a decir que sí a cualquier cosa que les propongas.