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¿Por qué tuvo que morirCristo?¿No pudo haber logrado más si hubiese vivido una vida plena yfeliz? Piense en la gente que pudo haber sanado, todo lo quehubiese podido enseñar, los problemas que pudo haber resuelto.¿Por qué estaba obsesionado con morir? ¿Por qué no se defendióen el juicio para bien de su familia, sus discípulos y de todos losque lo admiraban? Este librito, compilado por nuestros escritores,examina las razones dadas en la Biblia en cuanto a por qué Cristoplanificó y permitió su propia muerte.

Martin R. De Haan II

Contenido

El símbolo de la cruz..........................................................................3Las opiniones acerca de la cruz......................................................4Lo ofensivo de la cruz........................................................................6El dilema de la cruz...........................................................................8La solución de la cruz.....................................................................11Los principios de la cruz................................................................12Los resultados de la cruz..............................................................17La ironía de la cruz........................................................................19El trasfondo de la cruz...................................................................24Las palabras de la cruz..................................................................27La acusación de la cruz.................................................................28El llamado de la cruz......................................................................30La satisfacción de la cruz..............................................................31

Título del original: Why Did Christ Have to Die?Foto de la cubierta: TSW / Ed SimpsonTraducción: Mercedes De la RosaLas citas de las Escrituras son tomadas de la versión Reina-Valera, 1960.Copyright ©1997 RBC Ministries, Grand Rapids, Michigan Printed in USA

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El símbolo de la cruz ¿Se imagina cuál sería la reacción pública si un grupo religiosofundamentalista adoptase una silla eléctrica como símbolo? Pienseen lo que sería ver la imagen de una silla eléctrica en el techo desus lugares de reunión o como joya que llevaran en el cuello losprofesos de dicho grupo. Sin embargo, la cruz es eso. La cruz era un medio de castigocapital. La crucifixión era la manera en que los romanos matabana sus peores criminales. Era horrible, mucho peor que una cámarade gas, un pelotón de fusilamiento o incluso la soga de unverdugo. Entonces, ¿por qué dan los cristianos tanta importancia a esteinstrumento de ridículo público y tortura? ¿Por qué estánobsesionados los cristianos con este símbolo de muerte? ¿Sedan cuenta de lo que hacen? En muchos casos, la respuesta parece ser no. Ni siquiera loscristianos se dan cuenta de las implicaciones de la cruz. Se hapopularizado tanto su uso como joya religiosa, como símbolo deamor y esperanza, e incluso como señal de buena suerte, que haperdido gran parte de su significado y horror original. De hecho,se ha convertido en algo tan generalmente aceptado que todo elmundo, desde los seguidores fieles de Cristo hasta los músicosde rock ácido, llevan su imagen en el cuello.

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Las opiniones acerca dela cruz Entonces, ¿qué piensa la gente de la cruz? Más específicamente,¿cómo cree que se relaciona con Cristo? De ahí es de dondeviene el símbolo y donde comienza el verdadero debate. ¿Por quétenía que terminar tan terriblemente una vida tan hermosa? ¿Enqué estaba él pensando? ¿Qué deberíamos estar pensandonosotros? He aquí algunas de las explicaciones que la gente da ala muerte de Cristo. Es un ejemplo de no resistencia. Algunas personas creen quecuando Jesús murió en la cruz nos estaba dando el ejemplosupremo de cómo vivir en un mundo violento y hostil. Dicen quesu muerte nos muestra cómo vivir con éxito siendo losuficientemente fuertes como para permitir que los demás sesalgan con la suya.

Padre, perdónalos, porque no sabenlo que hacen. -Jesús, desde la cruz“ “

Significa lo que quieras que signifique. Los que sostienenesta posición, generalmente creen que Cristo no logró realmentenada cuando murió en la cruz. Puesto que ha llegado a formar unaparte tan importante de nuestro conocimiento, se puede usarpara simbolizar muchas cosas diferentes. No tiene un verdadero significado. Algunas personas dicenque la significación de Cristo estaba en su vida, no en su muerte.Creen que vino a vivir una vida sin faltas en la tierra para quenosotros supiésemos cómo es Dios. Pero eso fue lo único para locual Dios lo envió. Su muerte, dicen, no se relacionaba con sumisión en la tierra.

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Representa fracaso. Los que sostienen este punto de vistadicen que Jesús tenía un plan noble y universal para la tierra,pero que murió antes de poder llevarlo a cabo. Su misión fuemalograda cuando los soldados romanos lo clavaron en la cruzcomo a un criminal común. Cuando Cristo murió, dicen estaspersonas, expresó con ello que había fracasado.

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Lo ofensivo de la cruz Algunas personas ven tantas cosas buenas en la cruz que no laven como un terrible instrumento de muerte. Sin embargo, paraotros la cruz es tan ofensiva que no ven el valor que tiene. El apóstol Pablo dijo que sería así. Escribiendo a los cristianosde Corinto dijo:

Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, paralos judíos ciertamente tropezadero, y para los gentileslocura (1 Co. 1:23).

La afirmación de los apóstoles de que Jesús era el tan esperadoMesías era casi imposible de aceptar para un judío. Creer que elMesías murió en una cruz era inimaginable, sobre todo porque elAntiguo Testamento decía que todo aquel que muriera en unmadero era maldito por Dios (Dt. 21:23). La cruz los ofendíaprofundamente.

Porque la palabra de la cruzes locura a los que sepierden…. -1 Corintios 1:18

“ “

La cruz también ofendía a los gentiles. En su opinión era locura.Creían que su manera de pensar lógica y su buen vivir satisfaríana los dioses. No veían razón alguna para creer en la muerteinsensata de un obscuro galileo. ¿Y qué dice la gente hoy? ¿Todavía ofende la cruz? ¿Todavíatropieza la gente con su mensaje?

Si su punto de vista filosófico no incluye la realidad delpecado y la necesidad de un Salvador, la respuesta es sí.Si esperan ganar la aprobación de Dios por su buena manera

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de vivir y sus altas normas morales, sí.Si esperan el favor de Dios en base de su herencia nacionalo nombre de familia, sí.Si piensan que Dios es demasiado amoroso como paracastigar a la gente por sus malas acciones, sí.

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El mensaje de la cruz, una «silla eléctrica del primer siglo», losofende. De lo que tenemos que darnos cuenta es de que la cruzno es sólo algo con lo que es difícil vivir. En realidad hace posiblela vida. De hecho, la cruz resolvió el mayor dilema de todos lostiempos.

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El dilema de la cruz La cruz resuelve dos grandes dilemas: uno desde la perspectivade Dios y otro desde la perspectiva del hombre. Todos los pa-dres comprenden el dilema de no querer corregir a un hijodesobediente con una disciplina dolorosa, mientras se dan cuentaal mismo tiempo de que no pueden pasar por alto su mala conducta. ?Qué hace usted, entonces? Ama al niño. Pero es un niño quetambién le ha desobedecido, y ahora mismo le está mintiendo enun esfuerzo por tapar lo que hizo. Claro, usted lo ama, pero tambiénsabe que no puede sencillamente desatender el problema. Tieneque ser castigado, y usted tiene que hacerlo. La situación causada por nuestro pecado era infinitamente máscompleja que esa. Sin embargo, existen algunos paralelos. Puestoque Dios es un Dios santo, no puede ignorar el pecado. Noobstante, porque es un Dios de amor, no está dispuesto a querecibamos lo que merecemos. Otra ilustración podría ayudarnos a ver el dilema desde laperspectiva del hombre. Imagínese un grupo de personasatrapadas en el techo de un edificio alto envuelto en llamas. Laúnica manera de salvarse es saltar al techo de un edificio que lequeda al lado: ¡a diez metros de distancia! Desesperada, la gentecomienza a intentar el salto imposible. Algunos saltan más queotros, pero todos se caen y mueren.

Eso mismo sucede con la irremediable condición delhombre delante de Dios. Nuestro pecado causó una separaciónentre nosotros y un Dios santo la cual no se puede suprimir connada de lo que hagamos. Somos completamente incapaces desalvarnos a nosotros mismos. Pero el amor de Dios proveyó unasalida: la cruz de Cristo.

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Podríamos representar el dilema así:

La necesidad del madero del Calvario se puede rastrear a unárbol mucho más antiguo. Todos nuestros problemas comenzaroncuando nuestros primeros padres comieron voluntaria ydesobedientemente del árbol del conocimiento del bien y del mal.Dios había dicho que Adán y su esposa iban a morir si comíandel fruto de ese árbol. Y así fue. Desde ese momento, ningúnhombre fue el hombre que debía ser. Desde aquel momento, loshijos de Adán nacieron físicamente vivos, pero espiritualmentemuertos. No sólo se perdió el paraíso, sino también la inocenciacon la que fue creado el hombre. Todo niño nacido desde el Edén hasta hoy ha demostrado queesa inocencia se perdió. Aunque una vez fue creado para andarcon Dios, el hombre ha heredado una naturaleza que le haceolvidar a Dios, aborrecer a su prójimo, y vivir una vida deautodestrucción. Por esta causa, David, el rey de Israel, dijo: «Heaquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mimadre» (Sal. 51:5). Y el apóstol Pablo escribió: «… el pecado entró en el mundopor un hombre…» (Ro. 5:12) y «Porque la paga del pecado esmuerte…» (6:23). En otra carta escribió: «… en Adán todos

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mueren…» (1 Co. 15:22). Esta es nuestra condición. Cuando Adán siguió el camino de laserpiente, no sólo se hizo daño a sí mismo. Cuando comió deaquel árbol desafiando a su Hacedor, la muerte espiritual y físicacayó sobre todos los hombres. Y así ha llegado ahora a nosotros.La prueba es que todos nosotros pecamos contra Dios en laprimera oportunidad que se nos presentó. Además, no podemos hacer nada para remediarlo. No haymejoramiento propio ni buenas obras que puedan recobrar loque Adán perdió. El profeta Isaías vio esto claramente, pues dijoque nuestros mejores esfuerzos no son mejores que trapos sucios(Is. 64:6). Mucho más tarde, el apóstol Pablo expresó el mismoconocimiento (Ef. 2:8,9). Sus palabras nos recuerdan que no hayhombre que pueda elevarse a la altura de Dios por esfuerzo propio. Estas son malas noticias. Sin embargo, la Biblia, el libro másconfiable del mundo, dice que es verdad. Nacemos en este mundoespiritualmente muertos. Nacemos separados de Dios. Nacemosen un mundo de muerte física y espiritual, y a menos que sucedaalgo, viviremos la vida en rebeldía contra Dios. A menos quesuceda algo, estamos destinados al juicio de Dios: la segundamuerte, el lago de fuego creado para el diablo y todos susdemonios. Y como si eso fuera poco, la Biblia nos dice que no hay nada enel mundo que podamos hacer por nuestra cuenta para merecer unrescate. Sin duda, necesitamos ayuda. Necesitamos rescate.Necesitamos ser librados de nuestra culpa y esclavitud… antesde que sea eternamente demasiado tarde.

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La solución de la cruz Cuando Adán y Eva pecaron, Dios pudo haberlos matadoinstantáneamente. Y hubiese sido justo al hacerlo, porque sunaturaleza santa exige que la desobediencia sea castigada con lamuerte. No obstante, puesto que Dios es amor, no mató a nuestrosprimeros padres. En vez de ello los buscó, les proveyó piel deanimales, y les dio una maravillosa promesa (Gn. 3:15). En esemomento, Dios anunció las buenas nuevas. Sí, las buenas nuevasson que Dios mismo resolvió el dilema: ¡su amor contrapesa susantidad! El amor encontró un camino. El amor encontró unmadero, la cruz (Ro. 5:6). Dios en su sabiduría proveyó la manerade deshacer el terrible daño que el primer árbol hizo al hombre. El árbol en el huerto del Edén ha dado paso a la cruz. Y en aquelmadero de humillación, la bondad triunfó sobre el mal. La miseri-cordia triunfó sobre la justicia. El rescate se completó. La misiónse cumplió. El dilema se resolvió.

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Los principios de la cruz ¿Cómo lo hizo Dios? ¿Qué vio Él en ese horrible madero deejecución? ¿Qué sucedió cuando su Hijo unigénito y amadosangró, luchó y clamó: «Consumado es», y luego entregó elespíritu? Examinemos dos principios de resolución que terminaron conel dilema causado por nuestro pecado e incapacidad y la santidady el amor de Dios: 1) el principio de un sacrificio adecuado, y 2) elprincipio de la sustitución necesaria.PRINCIPIO NO. 1:La cruz proveyó un sacrificio adecuado.

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No puede haber perdón sin unamuerte sacrificatoria (He. 9:22).Mediante su muerte en la cruz,Jesucristo presentó a Dios unsacrificio suficiente para pagarpor los pecados de toda lahumanidad. Las muertes deanimales del Antiguo Testa-mento estaban muy por debajo,porque en realidad no quitabanel pecado.

Los sacrificios del Antiguo Testamento tenían que ofrecersecada día. Al altar se llevaba animal tras animal y allí se sacrificaba.Cada nuevo día traía consigo una nueva ronda de inmolacionessacrificatorias. El escritor de Hebreos, comentando sobre estehecho, dijo: «Porque la sangre de los toros y de los machoscabríos no puede quitar los pecados» (He. 10:4). Además, esos sacrificios eran solamente por pecados cometidosinvoluntariamente, en ignorancia, o por debilidad humana (Lv.4:2-7). En los días del Antiguo Testamento, no se podía ofrecer

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sacrificio por un pecado premeditado y deliberado. Es por esoque David, cuando se arrepintió de su doble pecado de adulteriocon Betsabé y del asesinato de Urías, ni siquiera presentó unsacrificio. Más bien fue delante de Dios con un «corazón contritoy humillado» para hallar perdón (Sal. 51:16,17). Por su muerte en la cruz, el Señor Jesús proveyó un sacrificiopara siempre por todos nuestros pecados (He. 10:12). El suyo fueel sacrificio completo y perfecto. Satisfizo toda exigencia de unDios santo, y da salvación a todos los que confían en Cristo.

… pero ahora, … se presentóuna vez para siempre por elsacrificio de sí mismo para quitarde en medio el pecado. -Hebreos 9:26

“ “ Su sacrificio fue adecuado por varias razones:

Se hizo miembro de la familia humana. Pudorepresentarnos verdaderamente (algo que ningún ángelpodía hacer) porque adoptó naturaleza humana.Vivió sin pecado. Confrontado por la tentación física,mental y espiritual, Jesús no pecó (He. 4:15). Por tanto,cuando murió lo hizo como un perfecto ser humano.Puesto que no pecó, pudo morir por nuestros pecados.Siguió siendo Dios. Aunque Cristo se hizo totalmentehumano, también retuvo toda su deidad. No era mitadDios y mitad hombre; era completamente Dios ycompletamente hombre. Su deidad fue lo que dio a susacrificio un valor infinito, haciéndolo adecuado parapagar por los pecados de toda la humanidad.

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PRINCIPIO NO. 2:La cruz proveyó un sustituto necesario.

Jesús estaba pensando en lasustitución cuando dijo a susseguidores que daría su vida«en rescate por muchos» (Mr.10:45). Ya fuese que lo reconocieseno no cuando lo dijo, susdiscípulos iban a enterarsepronto de que Cristo estabaplaneando dar su vida a cambiode su liberación legal del

pecado y la culpa. En la cruz, Cristo murió en lugar de ellos… ynuestro. En el Calvario, sufrió la muerte que todos nosotrosdebimos haber sufrido, soportando el castigo que merecíamos.«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijounigénito…» (Jn. 3:16). Debido a nuestra impotencia, Dios enamor envió a su Hijo para que nos sustituyese. Él cambió su vidapor la nuestra y murió para que nosotros pudiésemos vivir (Is.53:5,6; Ro. 5:8; 1 Co. 15:3; 2 Co. 5:21; 1 P. 2:24; 3:18). Cuando Jesús dijo que había venido a dar su vida en rescatepor muchos, los que lo escucharon probablemente se dieroncuenta de que Él estaba pensando en el sistema judío desacrificios. Desde temprana edad habían visto cómo llevaban alaltar ovejas, toros o palomas para matarlos. Sabían que la muertedel animal se asociaba con sus pecados. Cuando observaban alsacerdote colocar la mano en la frente del animal, entendían queeso era símbolo de la transferencia de la culpa del pecador alanimal. Luego, al ver que mataban a la bestia y que rociaban lasangre en el altar, entendían que esa sangre de alguna manerasimbolizaba la remoción de la culpa. El mismo principio del sustituto se cumplió más tarde en Aquel

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de quien Juan el Bautista dijo: «He aquí el Cordero de Dios, quequita el pecado del mundo»(Jn. 1:29). Este principio queda ilustrado por una anécdota de la historianorteamericana. En una tribu indígena, alguien estaba robandopollos. El jefe declaró que, si atrapaban a esa persona, el ofensorrecibiría diez latigazos. Al ver que los robos continuaban, losaumentó a veinte latigazos. Los pollos seguían desapareciendosistemáticamente. Airado, el jefe aumentó la sentencia a 100latigazos, una sentencia de muerte segura.

… Cristo fue ofrecido una solavez para llevar los pecadosde muchos. -Hebreos 9:28

“ “ Finalmente atraparon al ladrón. Pero el jefe se encontraba en unterrible dilema. ¡El ladrón era su propia madre! Cuando llegó el día de ejecutar la pena, toda la tribu se congregó.¿Sería el amor del jefe mayor que su justicia? La multitud se quedóboquiabierta de asombro cuando vio que el jefe ordenó que atasena su madre al palo para azotarla. Luego se quitó la camisa,revelando su poderosa estatura, y tomó el látigo en la mano. Peroen lugar de levantarlo para dar el primer golpe, se lo pasó a unjoven guerrero indio que estaba junto a él. Lentamente, el jefe caminó hacia donde estaba su madre y laenvolvió con sus fuertes brazos. Luego ordenó al guerrero que lediese a él los 100 latigazos. Eso fue lo que Jesús hizo por nosotros. Por amor se convirtióen nuestro sustituto y murió en nuestro lugar. Venció nuestraincapacidad de salvarnos al pagar el precio de nuestros pecados.En nuestra ilustración, la vida de una madre se extendió por mediodel amor sustitutorio de su hijo; para nosotros, la vida eterna fue

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comprada mediante la muerte sustitutoria de Cristo. Por ende, la muerte de Cristo tuvo un valor tremendo, porqueeliminó la separación que había entre Dios y el hombre. Mire denuevo lo que sucedió. La condición del hombre: Condenado por el pecado de Adány el suyo propio, e incapaz de hacer nada para salvarse a símismo, el hombre estaba bajo la pena de muerte. La posición de Dios: Dios estaba obligado por su propiasantidad a castigar el mal. Hacer menos que eso habría sido violarsu propio carácter. Pero puesto que también es amor, deseabasalvar al hombre de su sentencia de muerte. La resolución: Cristo, el Hijo de Dios, se hizo humano, vivió

una vida sin pecado, y luegomurió en nuestro lugar. Sumuerte sacrificatoria ysustituidora hicieron posiblenuestra salvación. Mire el diagrama completo. Lemuestra cómo la muerte deCristo resolvió el dilema.

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Los resultados de la cruz La muerte de Cristo hace 2.000 años no fue tan sólo un actoheroico que cautivó la imaginación de un grupo de idealistasreligiosos.Tampoco fue un acto de debilidad. Fue una misión de rescate llena de amor, valor y desafío a lamuerte. El resultado es que la persona que confía en Jesucristocambia en su relación con Dios y en su relación con su propiopecado. Y su futuro cambia, tanto en esta vida como en lavenidera.

Si pudiésemos ganarnos nuestrasalvación, Cristo no hubiese muertopara proveérnosla.

“ “ Ese cambio se define en cuatro conceptos básicos que muestranlos resultados de lo que Cristo hizo por nosotros. He aquí lo quenos pertenece una vez que hemos aceptado la muerte sacrificatoriay sustituidora de Cristo. 1. RECONCILIACIÓN: estamos en paz con Dios. CuandoJesucristo murió en la cruz hizo posible que nos reconciliásemoscon Dios y que restaurásemos la comunión con Él por la fe enCristo. La enemistad se cambió en amistad, la alienación enfiliación, la hostilidad en fe, y el odio en amor debido al sacrificiode Cristo en la cruz (Ro. 5:1,10; 2 Co. 5:18-20; Ef. 2:16; Col. 1:20-22). 2. JUSTIFICACIÓN: somos declarados justos delante de Dios.Cuando Jesucristo murió, absorbió nuestro castigo. Por tanto,cuando creemos en Él, nuestros pecados no están más en nuestracontra (Ro. 3:24; 4:5; 5:1,9; 8:30,31; Tit. 3:4-7). 3. REDENCIÓN: Somos rescatados de nuestro pecado ycondenación. La muerte de Cristo también significa que hemos

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sido comprados de la esclavitud al pecado y a Satanás. El preciodel rescate por nuestros pecados ha sido pagado completamente(Mt. 20:28; Ro. 3:24; 1 Co. 1:30; Gá. 3:13; 4:4,5; Ef. 1:7; Col. 1:14;Tit. 2:14; He. 9:12; 1 P. 1:18,19). 4. PROPICIACIÓN: somos libres de la ira de Dios. Esto esposible debido a una ofrenda aceptable hecha a nuestra cuenta.La ofrenda se hizo para aplacar a Dios, para desviar su ira deusted (1 Jn. 2:2; Ro. 3:25; He. 2:17; 1 Jn. 4:10).

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La ironía de la cruz La ironía de todo esto es que algo tan feo como la cruz -algo losuficientemente repugnante como para hacer que la gente rechaceal mejor hombre que ha vivido jamás- es en realidad nuestraúnica esperanza de rescate de nuestra impotencia espiritual. Esoes lo que dice la Biblia. Y eso es lo que Cristo confirmó cuandoresucitó triunfalmente de entre los muertos. La cruz no fue unerror. No se trata de alguien que vivió una vida buena en malostiempos. La ironía de la cruz es que 1) es el mayor ejemplo delamor de Dios, y que 2) al morir, Cristo también nos mostró cómovivir. La primera ironía es esta:La muerte de Cristo demostró el amor de Dios. La gran verdad del versículo más conocido y amado de la Bibliaes que la cruz fue evidencia del amor de Dios.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado asu Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, nose pierda, mas tenga vida eterna (Jn. 3:16).

Un pasaje paralelo dice así: «En esto hemos conocido el amor,en que él puso su vida por nosotros…» (1 Jn. 3:16). Algunas personas buscan el amor de Dios en la naturaleza.Pero no hay garantía de que lo encontrarán allí, porque el mensajedel mundo creado es conflictivo. A veces parece decirnos queDios es maravillosamente amoroso. El cálido rayo de sol, la suavelluvia, las flores que florecen en los campos y el vigilante cuidadode una vaca por su becerro, todos parecen decir: «Dios es amor.» Sin embargo, otras veces el mensaje de la naturaleza esexactamente el contrario. El sol y la sequía vuelven al suelo duroe improductivo. Un tornado mortal puede rugir de un cielooscurecido sin advertencia. Un gato o un chacal merodeandopor la noche pueden matar un nido de conejos jóvenes. O unvolcán en erupción puede borrar villas enteras, matar cientos de

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personas, y dejar desamparados a otros miles. No, el amor deDios no siempre se puede ver en la naturaleza. Tampoco es el amor de Dios claramente evidente en la historia.Una familia de emigrantes de Vietnam o de Corea puede decir quesu mudanza a los Estados Unidos es una prueba de que Dios losama. Pero si hablas con una joven madre de tres niños cuyoesposo acaba de morir a manos de un secuestrador de aviones,podría ridiculizar amargamente la idea de que un Dios de amorcontrola todos los acontecimientos. Muchos de los judíos quevivieron los horrores de Auschwitz o Dachau también rechazaríanla idea de que el amor de Dios está demostrado en la historia.

En la cruz vemos el amor de Diosen su mejor manifestación, ynuestro pecado en su peormanifestación.

“ “ Cuando los cristianos hablan de que el amor de Dios se hamanifestado, deben, por tanto, señalar otra cosa como evidencia.Según la Biblia, esa evidencia es la cruz. Puesto que Jesucristo esel Hijo de Dios, su muerte fue una profunda declaración del amorde Dios. Dios ha mostrado su amor para con nosotros, pero a un grancosto. En la persona de Jesucristo, Dios se hizo miembro de lafamilia humana. Vivió toda su vida sin pecado. Luego, aunqueera inocente, sufrió una muerte terrible para hacer posible nuestrasalvación. Brillando a través de la oscuridad que rodeó al Calvarioaquel día fatal estaba el maravilloso resplandor del amor de Dios.Piensa un momento en lo que Cristo sufrió y recuerda lo quesignificó para nosotros. Observa con asombro cómo agoniza delante de Dios el Padre

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en Getsemaní hasta que su sudor se hace como grandes gotas desangre que caen al suelo. Mira con horror cómo lo arrestan como a un criminal, lo azotancon un látigo romano y lo torturan, se burlan de él y lo ridiculizancon una corona de espinas. Llora por Él cuando se cae bajo el pesado madero que le obligana cargar hasta el lugar de su ejecución. Encógete de repugnancia porque los endurecidos soldadosromanos le clavan las manos, traspasan sus pies, y conbrusquedad colocan el madero en su lugar. Escúchalo cuando cuelga allí en la cruz orando por susenemigos, hablando con amor a su madre, y prometiendosalvación al criminal que se arrepiente. Guarda silencio ante el cielo que se pone negro al mediodía ya medida que observas tres horas de pavorosa oscuridad almediodía. Escucha su clamor de abandono: «Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has desamparado?» Recuerda que en la cruz, Jesús soportó la agonía del infiernopor ti y por mí. Dios era su Padre. Había existido con Él desdetoda la eternidad en una relación más estrecha que cualquieraque podamos conocer. No obstante, el Padre «al que no conociópecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemoshechos justicia de Dios en él» (2 Co. 5:21). La segunda ironía es:La muerte de Cristo nos mostró cómo vivir. No sólo nos dio la cruz la mayor evidencia del amor de Dios,sino que también nos proveyó de un principio espiritual de vida.El amor que llevó a Jesucristo a esta obra de autosacrificio sinparalelo fue un ejemplo para nosotros. Hemos de amar como Él amó; vivir como Él vivió. El SeñorJesús estaba pensando en la cruz la noche antes de su crucifixióncuando dijo a sus discípulos: «Un mandamiento nuevo os doy:

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Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que tambiénos améis unos a otros» (Jn. 13:34). El amor del Calvario ha de serla norma de nuestro amor.

… Cristo padeció por nosotros,dejándonos ejemplo, para quesigáis sus pisadas. -1 Pedro 2:21

“ “

Jesucristo también pensaba en su muerte en la cruz cuando dijoesto:

De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no caeen la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva muchofruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece suvida en este mundo, para vida eterna la guardará. Sialguno me sirve, sígame… (Jn. 12:24-26).

Esta es la ley de la cosecha: es preciso que una semilla mueraantes de poder producir una planta. Jesucristo fue la «semilla»que tuvo que morir. No obstante, su muerte produjo vida espirituala todos los que confíen en Él. Somos el fruto de su sufrimiento yde su muerte. Pero la ley de la muerte que da vida no terminó con la cruz deCristo. Jesús declaró que también se aplica a sus seguidores.Debemos tomar el camino de la cruz, el camino de morir a nuestrospropios deseos egoístas si hemos de dar la clase de fruto para elcual Dios nos creó (Ef. 2:8-10). El apóstol Pablo vio este principio en la muerte de Cristo. Una yotra vez habló de ser crucificado con Cristo, de morir al yo, y deandar en la ruta del Calvario. Con profunda convicción escribió:«Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro SeñorJesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo almundo» (Gá. 6:14).

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Puesto que la cruz de Cristo fue la inspiración y la confianza dePablo, éste pudo dar por perdido el sistema del mundo por seralgo inútil y muerto. No vio nada de atractivo en él. Cuando vivimos por la ley de la cosecha damos fruto en nuestroservicio para Cristo. Siguiendo su ejemplo, debemos primero moriral yo. Al hacerlo, podremos decir junto con Pablo: «Con Cristoestoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristoen mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo deDios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gá. 2:20). He aquí de nuevo la ironía de la cruz. No sólo nos da la vida deDios, sino que lleva nuestra vida a Dios.

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El trasfondo de la cruz Somos afortunados por poder mirar retrospectivamente a lacruz y verla en perspectiva. Los primeros discípulos de Cristo nofueron tan privilegiados. Para ellos, la crucifixión fue como unatragedia terrible y desconsoladora. Su amado Líder estaba muerto.Sus esperanzas de un reino mesiánico se habían evaporado. Susenemigos se alegraban. Se quedaron pasmados por el inesperadogiro que tomaron los acontecimientos. Únicamente después,cuando Cristo los sorprendió con su presencia resucitada,comenzaron los discípulos a entender que el Antiguo Testamentoseñalaba a una cruz así como también a un reino. Sólo entoncescomenzaron ellos a ver que Cristo tenía que desempeñar el papelde un Siervo sufrido antes de poder regresar como el Reyprometido.

Porque con una sola ofrenda hizoperfectos para siempre a lossantificados. -Hebreos 10:14

“ “

El Jesús resucitado explicó a sus asombrados seguidores cómola cruz era parte del plan de Dios. Primero, les mostró sus heridas.Luego dijo: «Estas son las palabras que os hablé, estando aúncon vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo queestá escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en lossalmos» (Lc. 24:44). Les abrió los ojos para que vieran las imágenesy profecías acerca de su muerte (v.45). Hojeemos el AntiguoTestamento para ver ejemplos de cada una de ellas.Profecías del Antiguo Testamento de la muerte de Cristo

Génesis 3:15: la simiente de la mujer sería «herida».Salmo 16:10: Cristo no permanecería en la tumba.

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Salmo 22:1: el grito de abandono.Salmo 22:6-8: el Mesías burlado.Salmo 22:15: la sed de Cristo.Salmo 22:16: manos y pies traspasados.Salmo 22:17: las miradas de sus enemigos.Salmo 22:18: suertes echadas sobre sus vestidos.Salmo 69:21: a Cristo le ofrecen vinagre.Isaías 49:7: el Siervo de Dios menospreciado.Isaías 50:6: el Mesías sufre abuso físico.Isaías 52:14: su rostro es afeado.Isaías 53:5: traspasado por nuestros pecados.Isaías 53:7: silencio ante sus acusadores.Isaías 53:9: su tumba se encuentra entre los ricos.Isaías 53:12: lo identifican con criminales.Daniel 9:21: el Ungido de Dios es «cortado».Zacarías 12:10: el Mesías es «traspasado» por Israel.Zacarías 13:7: el Pastor es herido.

Imágenes de la muerte de Cristo en el Antiguo TestamentoLas imágenes de la cruz aparecen en tres figuras del AntiguoTestamento. LOS SACRIFICIOS: la muerte sustituidora de Cristo serepresenta más a menudo en el Antiguo Testamento por mediodel sistema de sacrificios. Muchos eruditos bíblicos consideranla provisión de pieles de animales para Adán y Eva como lainiciativa de Dios para proveer para el pecado del hombre medianteel sacrificio (Gn. 3:21). El sacrificio de la Pascua es una imagenprimordial de liberación mediante la sangre derramada de uncordero (Éx. 12; Lv. 23; 1 Co. 5:7; 1 P. 1:19). Juan el Bautistavinculó el sacrificio de animales con Jesucristo cuando exclamó:«He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn.1:29). En Hebreos 9:11-10:18 se da una amplia explicación. LA SERPIENTE DE BRONCE: Israel fue afligido con mordidasde serpientes debido a su desobediencia. Por instrucción de Dios,

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se hizo una serpiente de bronce y se colocó sobre una asta enmedio del campamento. Todo el que la miró fue sanado de lamordida de serpiente (Nm. 21:4-9). Cristo sería «levantado» y todos los que lo miraran en feexperimentarían sanidad espiritual (Jn. 3:14). JONÁS: Jesús también enseñó que la experiencia de Jonás enel vientre del gran pez durante tres días y tres noches era unafigura de su propia muerte, sepultura y resurrección (Mt. 12:39-41). Por tanto, mediante profecías y figuras, el Antiguo Testamentoprevió la muerte de Cristo. Su crucifixión no fue un desvíoimprevisto en el plan de Dios. Más bien, fue la razón misma por laque vino.

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Las palabras de la cruz Incluso al morir, Cristo nos estaba enseñando cómo vivir. Lassiete frases que pronunció desde la cruz y que se hallanregistradas nos enseñan siete lecciones profundas sobre la vida.

«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»(Lc. 23:34). El perdón es mejor que la venganza.«De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso»(Lc. 23:43). La fe es recompensada con promesa.«Mujer, he ahí tu hijo.» «He ahí tu madre» (Juan 19:26,27).Nuestras propias necesidades no deberían sermásimportantes que las necesidades de los demás.«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»(Mr. 15:34). Todo lo que ponga en peligro nuestrarelación con Dios debería producir angustia.«Tengo sed» (Jn. 19:28). Estas palabras, pronunciadaspara cumplir la profecía, nos recuerdan la autoridadde las Escrituras.«Consumado es» (Jn. 19:30). No permita que su atenciónse desvíe de la meta.«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»(Lc. 23:46). En su sufrimiento, encomiéndese a Dios.

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La acusación de la cruz En la Biblia hay palabras asombrosas que testificarán parasiempre de la maldad del hombre. Para describir la ejecución deJesucristo, los escritores de los Evangelios usaron la afirmación:«Lo crucificaron.» Nunca antes había soportado Alguien taninocente una manifestación similar de la burla y el despreciohumanos. Todo el proceso fue una aterradora revelación delpecado humano. En primer lugar, estaba el odio celoso de los líderes religiososde Israel. Los fariseos, saduceos y escribas unieron fuerzas paradesacreditar a Jesús (Mt. 22:15-46). Tenían resentimiento por supopularidad (Mt. 21:45,46; Jn. 12:19). Decían que sus milagroseran obras de Satanás (Mt. 12:22-30). Se consternaban porqueaceptaba a la gente ordinaria (Lc. 15:1,2). Aborrecían cómodesenmascaraba la hipocresía de ellos (Mt. 15:1-14). Aunque selos consideraba los líderes espirituales de Israel, acusaronfalsamente, enjuiciaron ilegalmente, condenaron y crucificaronal Enviado de Dios (Mt. 26-27). En segundo lugar, estaba la traición codiciosa de Judas. Comouno de los discípulos, compartió la vida y ministerio de Jesús.Pudo experimentar las enseñanzas, los milagros, el corazón y elalma mismos del Salvador. Pero al final, Judas optó por traicionarlo.Como tesorero de los Doce, muchas veces robaba de la bolsacomún (Jn. 12:6). Por ende, no es de sorprenderse que vendiesesu propia alma, y al Salvador, por treinta piezas de plata. En tercer lugar, estaba la astuta cobardía de Poncio Pilato, elgobernador de Palestina nombrado por César. Era odiado por loslíderes judíos. Él sabía que lo estaban manipulando para quematase a Jesús y se resistió. Todas sus jugadas defensivasfallaron. Aunque proclamó públicamente la inocencia de Cristo,no lo liberó. Cediendo a la presión, ordenó su crucifixión.

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En cuarto lugar, está el deseo inconstante en la multitud. Unosdías antes, las masas habían gritado: «Hosanna al hijo de David»,cuando Cristo entró en Jerusalén. Pero ahora clamaban por sumuerte gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»

Les habló otra vez Pilato, queriendosoltar a Jesús; pero ellos volvierona dar voces, diciendo: ¡Crucifícale,crucifícale! -Lucas 23:20,21

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En quinto lugar, estaba la crueldad despiadada de los soldadosromanos. Lo desnudaron y lo azotaron. Se burlaron de Él. Loescupieron. Le colocaron una corona de espinas en la cabeza. Selo llevaron lejos, golpeado y sangrando, y lo crucificaron. ¡Quéconducta tan monstruosa! Ahora bien, sería fácil para nosotros condenar a estas perso-nas. Pero seamos honestos. Esas obras malvadas contra el Hijoinocente de Dios representan la verdad acerca de todos nosotros.Son una acusación de nuestro propio pecado.

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El llamado de la cruz Mire de nuevo la cruz. Mire a Aquel que está muriendo allí. Élnunca pecó, pero no obstante, está en la cruz para llevar la penapor los pecados de todo el mundo. Está muriendo allí por usted.Ese debería ser usted en la cruz. Es una escena bien fea, ¿verdad? Nos muestra lo terrible que esel pecado y el precio tan horrible que hubo que pagar paraliberarnos de él. Si es cristiano, acérquese a la cruz una vez másdebería llenar su corazón de gratitud por lo que Cristo hizo porusted allí. Como su sacrificio y sustituto, hizo posible que fueseperdonado y salvo de su pecado. ¿Por qué no le da las graciasahora mismo? Luego decida andar en obediencia a Dios. Si no es cristiano, ¿por qué no confía en Él como Salvador? Supecado es real. No puede hacer nada en absoluto al respecto,excepto confiar en Jesucristo. No espere. Dígale que cree en Élcomo su Salvador personal. Pídale que lo salve. Lo hará, porquefue por usted que murió en aquella terrible cruz. Él fue su sacrificio.Pagó la pena por su pecado. ¡Confíe en Él ahora!

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La satisfacción de la cruzpor Darlene Lehman,como se lo contó a Judith Fabisch

Si alguna vez hubo un momento en que no quisiera ser aceptadapor Dios, no lo recuerdo. Nuestro hogar era religioso. Abuelanunca tuvo que obligarme a ir a la iglesia los domingos y días deguardar. Después de la escuela, muchas veces me detenía en lafría y débilmente iluminada catedral cerca de nuestra casa y mearrodillaba en uno de los bancos vacíos. Era una devoción deagonía. Quería el perdón de Dios con desesperación, pero Élsiempre parecía estar muy lejos.

Impulsivamente, ¡me tomé elagua bendita!“ “

Cuando tenía unos diez años de edad, el obispo visitó nuestracatedral. Mientras estuvo allí, bendijo cierta cantidad de agua.Abuela me envió a conseguir una botella de la misma para ponerlaen los pequeños frascos vacíos que había regados por toda lacasa. Corrí hasta la catedral, pero caminé a la casa mucho máslentamente. Estaba pensando profundamente. Deseaba tanto seraceptada por Dios. Impulsivamente, ¡me tomé el agua bendita!Abuela no pudo enojarse conmigo, pues entendía la culpa y eldeseo que puede haber en el corazón de una niña. Pero todavíano estaba satisfecha. La escuela secundaria no apagó la sed que había en mi alma,pero al poco tiempo me hallé ocupada con los estudios, losamigos y los novios. Antes de que cumpliera un año de habermegraduado, conocí a Dick y me casé con él. Al poco tiempo meestablecí en la rutina de formar un hogar y una familia.

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Aunque amaba a mi esposo y mi hogar, anhelaba más que nuncala paz espiritual. Aumenté mis actos de devoción a mi iglesiaasistiendo fielmente y haciendo cosas adicionales para tratar deobtener la aprobación de Dios. Sin embargo, seguía saliendo deallí vacía. Hasta fui a una reunión evangelizadora en el centro dela ciudad, pero no entendí lo que decían y me alejé frustrada.Estaba lista para hacer cualquier cosa para agradar a Dios.

Me di cuenta de que debía habermeacercado a la cruz hacía muchotiempo. Sabía que la sed de mi almase satisfaría allí.

“ “ Le supliqué a Dios. Clamé a Él. Rogué para se me revelase. Y larespuesta vino finalmente de un lugar inesperado: a través de misuegra. Siempre la había rodeado una sensación de paz, y siemprehabía sido muy amable. Por eso, cuando me pidió que laacompañase a una reunión de damas cristianas, accedí con gusto.Una misionera daba una charla. En términos claros, amorosos einconfundibles, nos llevó a la cruz. Entendí por primera vez elsignificado de la muerte de Cristo: ¡alabado sea Dios! Me dicuenta de que debí haber ido allí -a la cruz- hacía mucho tiempo.Sabía que la sed de mi alma se satisfaría allí. Acepté el amor y elperdón de Dios. Con lágrimas de gozo, confié en Cristo y en susacrificio por mí. Desde entonces, los años no han sido fáciles. Con el tiempodejé mi iglesia por la vacuidad de sus rituales. Crecí rápidamenteen Cristo y en mi compromiso con Él. Dick no lo comprendió y meabandonó. Pero el Señor nos ha sostenido a mí y a los niñosdurante todos estos años.

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La paz y la satisfacción que encontré en la cruz han sido reales,mucho mayores de lo que podría encontrarse jamás en una botellade agua bendita. El perdón de pecados y la aceptación de unDios santo sólo se pueden hallan en la cruz.