pon 03 burgos
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Burgos Ramón [email protected]
Elbirt Ana Laura [email protected]
Gonza Cinthia Natalia [email protected]
Serrano Palacios Lucía [email protected]
Tolava María Florencia [email protected]
Facultad de Humanidades-Universidad Nacional de Salta
Eje temático 03. Comunicación Popular y Comunitaria
“Querer, pretender, insistir”. Sistematización de experiencias de comunicación
comunitaria en la Universidad Nacional de Salta
Introducción
La ponencia busca dar cuenta de un trabajo de sistematización y reflexión sobre algunas
experiencias de comunicación comunitaria realizadas por estudiantes de 2° y 3° año de
la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Salta, en las
asignaturas Práctica en Comunicación Comunitaria e Institucional y Comunicación
Popular y Alternativa. Para ello, lo que sigue, responde a una labor que nos aproxima al
trabajo de intervención centrado en la experiencia de tres grupos a partir de un análisis
de los informes presentados por. Nuestro trabajo también retoma las voces de l@s
estudiantes que realizaron las intervenciones a partir de una serie de entrevistas que
pretenden dotar de profundidad nuestro planteo que, como se verá, responde a un plan
más amplio que busca construir las bases de una reflexión en el campo de la
comunicación comunitaria (popular y alternativa) en Salta1.
Esta problematización es abordada a partir del trabajo de adscripción estudiantil que
realizan tesistas de la carrera. En ese marco se indaga, de manera general, en el rol del
comunicador en las organizaciones comunitarias (o lo que l@s estudiantes entienden
por ellas) y en particular, en los espacios de comunicación generados a partir de su
intervención. Así también, se interroga sobre la apropiación de estos espacios por parte
de los actores institucionales, a fin de analizar en qué medida estos procesos
comunicacionales constituyen escenarios incipientes para la democratización y la
participación ciudadana.
El trabajo que presentamos es el producto de un recorrido colectivo que queremos
mencionar. A partir de los primeros intentos de sistematización y de su puesta en
común, se fueron desarrollando caminos interdependientes e interconectados. La
participación en las Jornadas “14 años de Comunicación e Intervención Comunitaria en
Tartagal”, en marzo de 2011, fueron decisivas para el camino que comenzamos a
emprender como colectivo de trabajo.
Los espacios de intercambio y discusión en los que participamos con quienes hoy
coordinan la mesa en REDCOM, Liliana Lizondo y Claudia Villamayor, hicieron que
“nos caiga la ficha”. La propuesta provocativa de Villamayor de reflexionar sobre
1 Para un análisis sobre las conceptualización de lo alternativo, popular y comunitario, ver Burgos y Bustamante, 2011.
nuestras prácticas, de “sistematizar”, fue el empujón final para plasmar en proyectos,
algunas ideas que nos andaban rondando2.
La sistematización como proceso en la planificación de la comunicación
El programa de la cátedra Comunicación Popular y Alternativa3 establece dos opciones
para la elaboración del trabajo final de forma grupal. Continuar con el diagnóstico de
comunicación realizado en una institución comunitaria4, mediante una intervención o
desarrollar un mapeo de experiencias de comunicación popular y alternativa en la
ciudad de Salta.
Considerando estos elementos, planteamos la posibilidad de sistematizar las
intervenciones llevadas a cabo por l@s estudiantes. La sistematización pretende servir
como orientadora para pensar, entre otras cuestiones:
El rol del comunicador en una institución comunitaria.
Los espacios de comunicación generados a partir de la intervención de un
comunicador en esas instituciones, y la apropiación de éstos por parte de los
actores institucionales.
2 Ese encuentro funcionó como un “click” dentro de nuestro equipo. De regreso de Tartagal hacia Salta le dimos cierre a la presentación del Proyecto de Extensión Universitaria con participación estudiantil “L@s chic@s a la radio”, que estamos desarrollando actualmente en el Barrio Apolinario Saravia de la capital salteña. Posteriormente, presentamos el Proyecto de Investigación “Comunicación popular y alternativa en contextos de frontera. Mapeo de actores, territorios y experiencias en el noroeste argentino”, que llevamos adelante con financiamiento del CIUNSa. Además organizamos y participamos de diferentes paneles, talleres y congresos en Tartagal y Jujuy. 3 Esta asignatura se dicta durante el primer cuatrimestre del 3° año de la carrera.
4 Los diagnósticos fueron realizados durante el cursado de la cátedra Práctica en Comunicación Comunitaria e Institucional (en el 2° cuatrimestre del 2° año). Ambas materias dan cuerpo a una de las orientaciones de la carrera: “comunicación comunitaria y alternativa”.
Los procesos comunicacionales y la construcción de ciudadanía.
La sistematización de estas experiencias tiende a una reflexión que posibilite
(re)nombrar y (re)significar las prácticas realizadas para construir análisis teóricos. Su
importancia radica en la capacidad de problematizarlas, ponerlas en relación e intentar
construir una matriz que permita interpretarlas en los contextos en los cuales éstas se
inscriben. “[Sistematizar es] hacer dialogar las múltiples experiencias vividas en las
prácticas y las reflexiones para transformarlas en nuevos conocimientos” (Kejval, 2006:
20).
Partiendo de esta definición creemos que toda tarea de sistematización, en la medida en
que busca darles continuidad, va más allá de la transferencia directa de categorías
teóricas rígidas, pues es una investigación orientada a la acción, es decir, una reflexión
desde la práctica para mejorarlas y fortalecerlas.
“La sistematización parte de las demandas de la práctica (conocer para actuar), para
comprender y enriquecer las experiencias. De este modo puede servir para conocer
mejor los problemas y las necesidades sociales atendidas, mejorar los aportes
metodológicos, técnicos, instrumentales; identificar y comprender las interacciones
entre los actores de la promoción social.” (Ayllón Viaña, 2004: 3).
Para este trabajo, la experiencia es central en la producción de conocimiento, porque
nos ayuda a mirar construcciones de sentido, formas de interacción entre actores y, en
un nivel más amplio, los escenarios institucionales (con sus posibilidades y
limitaciones) en que se mueven los estudiantes de Ciencias de la Comunicación de la
UNSa5.
Analizamos estas experiencias, principalmente a partir de los informes finales
producidos desde el año 2009. Estos nos presentan un interesante panorama sobre las
representaciones de l@s estudiantes y los miembros de las organizaciones acerca de
diferentes aspectos, en especial las concepciones sobre lo popular, lo alternativo y lo
comunitario, a partir de las cuáles se realizan los diagnósticos y las intervenciones
comunicacionales.
En esta línea, se incluye en el análisis la puesta en común de estos trabajos que se
realiza en el marco de los coloquios finales de la cursada, puesto que consideramos que
esta socialización de las primeras experiencias en el campo de la comunicación
comunitaria es fundamental para reflexionar acerca del rol del comunicador en
escenarios de transformaciones. En este sentido, pensamos que los diagnósticos y las
intervenciones efectuadas por los estudiantes, las discusiones realizadas a lo largo de la
cursada y esta sistematización son parte de la construcción de un marco teórico de
interpretación que surge indefectiblemente del trabajo de/en el campo.
“En las instancias de prácticas de aprendizaje, los sujetos de conocimiento generan
espacios reales de significación, creación y apropiación de teorías y métodos. Estas
instancias deben facilitar procesos de reflexión para la acción y la producción de nuevos
conocimientos, herramientas y tecnologías” (Rétola, 2006:14).
5 “Las experiencias son procesos socio-históricos dinámicos y complejos, individuales y colectivos que son vividas por personas concretas. No son simplemente hechos o acontecimientos puntuales, ni meramente datos. Las experiencias, son esencialmente procesos vitales que están en permanente movimiento y combinan un conjunto de dimensiones objetivas y subjetivas de la realidad histórico-social” (Jara Holliday, 2006:7, las cursivas son del autor).
Este proceso de construcción teórica va en consonancia con la constitución del campo
de la comunicación popular y alternativa en América Latina, en donde las experiencias
de organización y de toma de la palabra aparecen discutiendo modelos hegemónicos,
obligando a cambiar las formas en las que se concebía y teorizaba el desarrollo y el rol
de la comunicación en él. La importancia de sistematizarlas, entonces, se encuentra en
la posibilidad de revisar cómo nombramos las prácticas, las etiquetas que utilizamos y
las maneras con las que abordamos las realidades de las organizaciones comunitarias en
escenarios complejos. Si, como afirma Luís Ramiro Beltrán, “la práctica traiciona a la
teoría” (en Gumucio-Dagrón y Tufte, 2008: 263), este trabajo es un intento por “volver
a mirar” desde dónde producimos conocimiento y desde qué lugar designamos lo
popular, lo comunitario y lo alternativo.
De manera complementaria, nuestra propuesta de sistematización incluye entrevistas a
l@s estudiantes que realizaron estos trabajos, haciendo énfasis en los ejes del rol del
comunicador y los espacios de comunicación generados. También nos pareció
importante entrevistar a miembros de las organizaciones con las que se trabajó6.
Siguiendo a Alfredo Ghiso elegimos un tipo de sistematización con orientación
hermenéutica, es decir, una reflexión que indaga sobre las interpretaciones que los
propios sujetos hacen sobre la experiencia7.
Este autor hace una distinción entre los abordajes de las sistematizaciones y clasifica
distintos enfoques: histórico dialéctico, dialógico e interactivo, de reflexividad y la
6 Vale mencionar que al momento de escribir esta ponencia aún no concluimos con las entrevistamos a los miembros de las organizaciones. 7 “Uno de los mayores desafíos en la práctica de sistematización es ir más allá de la reconstrucción descriptiva o narrativa de la experiencia para alcanzar una lectura interpretativa que aporte a una reflexión más teórica de la misma.” (Torres Carrillo, 2011: 47).
construcción de la experiencia humana, deconstructivo y el hermenéutico. Este último
se define por el interés “en la interpretación desde todos quienes participaron de una
experiencia -incluido por supuesto el investigador- para develar juegos de sentido,
dinámicas, que permiten reconstruir las relaciones que se dan entre los actores, teniendo
en cuenta el espacio sociocultural desde el cual cada uno de ellos interpreta y lee la
práctica.” (Ghiso en Bermúdez Peña: 2005: 3).
Por otra parte, sostenemos que la sistematización de las experiencias se encuentra en la
base de la planificación de la comunicación en organizaciones comunitarias y de la
sociedad civil. La planificación de la comunicación se divide en dos grandes áreas: el
diagnóstico y la planificación propiamente dicha (o intervención, como la denominamos
en la cátedra) (Uranga, Moreno y Villamayor, 1994). La planificación es un complejo
entramado y no lineal (como se la considera desde algunas perspectivas instrumentales)
que conecta una situación inicial con una situación deseada.
Pensar la gestión de los procesos comunicacionales con una mirada que atienda a la
construcción de ciudadanía requiere de la constitución de una metodología de
investigación acerca de las prácticas que atraviese todo el proceso de la planificación,
posibilitando así la previsión de situaciones y redefiniendo los cursos de acción en caso
de ser necesario. En este sentido, se concibe la sistematización de la experiencia no
como un informe que se presenta al terminar un trabajo en una organización, sino como
una herramienta de reflexión-en-la-acción (Barnechea, González y Morgan, 1994: 2)
que nos permite comprender las situaciones para orientarnos en ellas y (re)organizar
nuestras prácticas.
Lecturas preliminares de experiencias de intervención comunitaria en la ciudad de Salta
En este apartado haremos algunas anotaciones que surgen de las lecturas de los
informes de intervención presentadas por tres de los dieciséis grupos de estudiantes que
finalizaron la cátedra de Comunicación Popular y Alternativa a fines de Julio de 2011.
La elección de estos grupos se debe a nuestro interés por abarcar experiencias disímiles,
tanto en el aspecto del abordaje de la comunicación popular, como las acciones
concretas llevadas a cabo en las instituciones comunitarias8. Los grupos seleccionados
trabajaron en las siguientes organizaciones:
Centro Integrador Comunitario (CIC) – Fundación Capitales Solidarios
(FUCAS), ubicado en el Barrio Santa Cecilia9.
Liga de Amas de Casa.
Cooperativa la Minka.
A la hora de realizar este análisis preliminar, leímos los informes de intervención desde
la mirada que tenemos sobre la comunicación, la comunicación popular y sobre el rol
del comunicador. Entendemos la comunicación de una manera amplia e integradora que
8 En los informes leídos encontramos diferentes experiencias en instituciones de diversos sectores: organismos públicos, organizaciones no gubernamentales, cooperativas, comedores populares y hasta un sindicato. Esta diversidad de instituciones da cuenta de un abanico de concepciones acerca de qué es una institución comunitaria.
9 En este caso, el grupo de estudiantes hizo el trabajo de diagnóstico en el CIC y la intervención en FUCAS, debido a las posibilidades de acción que le permitía esta última institución para trabajar más “cómodamente”. Ambas organizaciones son del mismo barrio y FUCAS participa de la mesa de reuniones de la Comisión Directiva del CIC.
no se reduce a los medios tecnológicos de información. Lo comunicacional constituye
un aspecto significativo de la vida humana en el que se producen, intercambian y
negocian formas simbólicas (Uranga, 2010: 12). De esta manera, se prefiere hablar de
procesos comunicacionales, por la complejidad de fenómenos sociales que atraviesan
las relaciones y que construyen sentidos, que configuran prácticas sociales.
Como sostiene Alfaro Moreno, lo comunicativo es “una dimensión básica de la vida de
las relaciones humanas y socioculturales. Es el reconocimiento de la existencia de
actores que se relacionan entre sí dinámicamente, (…) con quienes cada sujeto
individual o colectivo establece interacciones objetivas y principalmente subjetivas; es
decir que se interpelan intersubjetivamente” (1993: 27).
Consideramos que la comunicación popular es un proceso de democratización de la
palabra, de generación de espacios de discusión en donde los sujetos puedan mirar(se) y
nombrar(se) desde otro lugar y desde el propio. Es una comunicación que valora la
interacción humana y la construcción colectiva para la producción simbólica.
La comunicación comunitaria / popular / alternativa / educativa / participativa /
ciudadana / para el cambio social entre los diferentes apellidos que -como afirma
Gabriel Kaplún (2007)- nombraron, desde los años ‘70, las experiencias en
comunicación en América Latina tienen en común el ejercicio de la palabra como parte
del derecho a la información. Estas prácticas concretas están atravesadas por un
proyecto político cultural (Villamayor y Lamas, 1998) que discute el modelo
hegemónico de la comunicación comercial, privatista y centralizada en poca manos.
En esta línea, los trabajos realizados por los estudiantes en el marco de las cátedras son
experiencias incipientes de construcción ciudadana en tanto posibilitan la promoción y
apertura de espacios de expresión para el diálogo de saberes y el desarrollo de
habilidades comunicativas en procesos formativos colectivos. Creemos, en este sentido,
en abordar la transformación social desde la palabra porque es a través de ella que se
construyen sociedades participativas, como base para la constitución de una nueva
cultura política.
Desde la cátedra leemos los diagnósticos y las intervenciones no como hechos aislados,
sino como parte de un proceso mayor y complejo, el de la formación de comunicadores
y comunicadoras desde “una perspectiva que se sustenta en los valores humanísticos”,
respondiendo a uno de los perfiles propuestos por la carrera de Ciencias de la
Comunicación de la UNSa para “desarrollar preferentemente su práctica profesional en
el ámbito de medios alternativos de comunicación (radios y publicaciones barriales,
parroquiales, municipales y/o comunitarias en general)” (Plan de Estudios, 2005).
Desde esta posición, los trabajos realizados en las organizaciones comunitarias colocan
a l@s estudiantes y al equipo de cátedra en la necesidad de poner el cuerpo en
movimiento, y entendemos que ese gesto constituye en sí mismo un acto disruptivo al
discutir prácticas enquistadas en la academia. Consideramos que estos espacios en la
universidad nos sitúan en una relación diferente con la teoría, por la presencia del
cuerpo y esto nos lleva a la necesidad de elaborar lo que sentimos; y bien sabemos que
aún con lo mucho que se ha avanzado en ciencias sociales, los sentimientos tienen un
lugar periférico para las pretensiones de racionalidad moderna.
A continuación, desarrollaremos algunos aspectos que consideramos en las primeras
anotaciones de la sistematización vinculadas al rol del comunicador, los espacios de
comunicación y los procesos comunicacionales.
Nociones de comunicación:
A nivel general, en los informes de intervención no se explicita la postura del grupo
acerca de la idea de comunicación con la que abordan su trabajo en una institución. Sin
embargo, es posible reflexionar sobre las nociones que se activan en la metodología y
las propuestas. Al respecto, Vargas y Uranga enumeran una serie de pasos propios de la
gestión y planificación de la comunicación, los cuales fueron contemplados en la
sistematización: “los conceptos que organizan la mirada de los actores y la propia, a
modo de marco teórico o conceptual. La organización del proceso metodológico, que
comprende la selección de una perspectiva y de las herramientas que se corresponden
con la mirada elegida” (2010: 91).
Notamos, por otra parte, que algunos grupos desarrollan un concepto comunicacional en
base a los autores trabajados durante la cursada, pero a la hora de realizar la
intervención realizan acciones que no se acercan al marco teórico presentado.
Creemos, en este punto que la teoría aparece en muchos casos, separada de la práctica.
En reiteradas ocasiones, por ejemplo, se propone efectuar un diagnóstico participativo y
una intervención que, en términos ideales, propicie la democratización en la toma de
decisiones de las instituciones; sin embargo, en el orden del hacer, las estructuras de
poder rígidas de las organizaciones, la cultura institucional y los tiempos que disponen
los estudiantes para plasmar actividades conforme al cronograma de la cátedra, los
obliga a realizar acciones que van en disonancia al marco teórico con el que llegan a la
institución10.
“Un comunicador social se enfrenta al desafío de adaptar su mirada porque vos
venís cargado de teoría, de formitas de cómo llegar a la gente. Eso entra en un
quiebre porque las condiciones propias de los grupos y de las instituciones que uno
se acerca, y de los problemas que te plantean te hacen adaptar ese laburo, el desafío
de adaptar las soluciones. El desafío también está en atenuar un poco tu mirada
porque uno llega con una mirada muy crítica hacia las instituciones, entonces por
ahí no soportás estar hablando con un dirigente que es evangelista, se te torna un
poco denso, pero si vas sacando los aportes que hacen a la identidad de esa
institución, que hacen a las prácticas que se dan ahí adentro” (Florencia, CIC Santa
Cecilia y FUCAS).
En relación a este punto, el grupo que trabajó con la Liga de Amas de Casa realizó un
trabajo interesante a partir de charlas y encuentros con las socias, en las que se discutían
cuestiones vinculadas al género y la tercera edad. Ellos propusieron esta metodología
10 “Las voluntades y los deseos no alcanzan si la realidad presenta otros componentes y dinámicas. Suele haber muchas más impurezas en el campo de las acciones. Las definiciones no crean la realidad por decreto. Más bien la realidad impone ciertas condiciones para las cuales las conceptualizaciones pueden ser más o menos pertinentes, ajustadas y transferibles” (Cimadevilla, 2008:5).
para que sea a partir del debate entre las mujeres que se generen instancias de
participación y de construcción colectiva, puesto que en el diagnóstico comunicacional,
el grupo consideró como principal problemática la permanencia desde hace décadas de
las mismas personas en los cargos que conforman la Comisión Directiva de la
institución.
“Si bien un poco nos basamos en la teoría, sabíamos que es muy difícil llevarlo a la
práctica porque es un proceso que necesita de tiempo y mucho esfuerzo. Veíamos
que éramos nosotros los comunicadores quienes teníamos que generar herramientas
para que sean ellas mismas [las socias de la Liga de Amas de Casa] quienes
generen este cambio, por eso nosotros decíamos darles charlas para que en
mínimas cosas ellas se vayan dando cuenta de lo mucho que tienen para dar, para
que no tengan un rol pasivo, sino un rol activo y que propicien más cosas para la
institución y la sociedad” (Cintia y Gabriel, Liga de Amas de Casa).
“En relación a la comunicación, nosotros compartimos la idea de la comunicación
como un objeto democrático… es la puesta en común entre distintas personas, es la
capacidad que tenemos de entendernos a partir de la búsqueda de igualdad.
Llegamos con una concepción y fue operativa en algunos puntos, y en otros no lo
fue, porque no siempre se podía por ejemplo hacer grandes críticas al gobierno de
turno” (Mauro, Cooperativa La Minka).
Otro aspecto a destacar en esta lectura preliminar de las intervenciones es la falta de
identificación de necesidades o problemáticas de comunicación en las instituciones.
Definimos como “problemas de comunicación” a aquellos que “obstaculizan,
distorsionan o desvirtúan los procesos de diálogo necesarios para la acción” (León
Zuñiga et al: s/f: 33), como por ejemplo, la monopolización de la información y de la
toma de decisiones o la ausencia de espacios de diálogo entre los distintos sectores. En
este sentido creemos que existen problemas que no son estrictamente comunicacionales
(por ejemplo, administrativos) pero que se pueden reflexionar y proponer una solución
desde la dimensión comunicacional (abrir espacios de discusión como asambleas,
organizar una movilización, realizar foros/debate, etc.).
Ideas acerca del rol del comunicador:
Siguiendo estas concepciones de comunicación, observamos distintas maneras de
entender el rol del comunicador en una institución comunitaria. Algunos informes
mantienen la idea del comunicador que planifica por fuera de las problemáticas
institucionales y que posee un saber (“herramientas”) que permite “mejorar” la
comunicación de la organización.
Algunos grupos entrevistados, por su parte, destacan del rol del comunicador en una
institución comunitaria, la posibilidad de “adentrarse en la realidad de los sujetos”, y a
partir de ese mundo simbólico elaborar estrategias de comunicación que se “adapten a
las necesidades de las organizaciones”. El comunicador es visto como un “diseñador”
de estrategias de comunicación que “acompaña” a los grupos, tratando de no “invadir”
en el acontecer institucional.
“El rol del comunicador es, en primera instancia, de observador y de diseñador de
estrategias que puedan mejorar las instancias de comunicación que se manejan en una
institución, tanto desde adentro como hacia afuera. La reflexión que puedo hacer es que
es una tarea difícil, que la experiencia vale muchísimo porque tenés que bajar toda una
serie de contenidos a la práctica pura y ahí no hay libro que te diga cómo resolver tal
situación” (Florencia, CIC Santa cecilia y FUCAS).
“Nos exigió mucho tiempo la intervención porque era avanzar de a poco, de acuerdo a
lo que nos dejaban, tratar de no faltar el respeto, tratar de no parecer muy inmiscuidos
en lo que estábamos haciendo.” (Cintia y Gabriel, Liga de Amas de Casa).
Por otra parte, se presenta otro modelo de comunicador asociado al diálogo de saberes
con los actores institucionales y de la comunidad, como un facilitador de la discusión
pública y organización de los distintos sectores.
Al ser una lectura preliminar partimos de pre nociones acerca de los roles del
comunicador, pero al momento de profundizar en la sistematización, pretendemos una
superación de éstas, anclándolas en las condiciones en que los estudiantes intervinieron.
“Las condiciones de la materia te llevan a decir ‘bueno, ya estoy en el tren, no hay
manera de cambiar de institución a 15 días de presentar el informe final’. Entonces uno
tiene que decir ‘seamos operativos y hay que hacer lo que hay que hacer’. No en la
primera instancia de diagnóstico que no hubo ningún problema, pero en la segunda
instancia uno ya se condiciona. Incluso las críticas, uno se las guarda en ese momento
porque pueden surgir 20 o 15 días antes de entregar la devolución final y uno no puede
retroceder ya. Uno trata de ver cómo generar criticas sin destruir el proyecto de
intervención. Esa es otra cuestión que en ese momento no la reflexiona y cuando llega
ese momento de hacerlo es más difícil sintetizarlo porque son cuestiones que uno las
digiere incluso un mes después de entregar el trabajo practico final” (Mauro,
Cooperativa La Minka).
De las metodologías de intervención:
“Fue por medio de charlas, de dinámicas donde ellas participaban, era como ir
rompiendo esa estructura de grupos e ir dando prioridad a que haya una relación más
equitativa, más participativa entre las integrantes.” (Cintia y Gabriel, Liga de Amas de
Casa).
“En un comienzo hubo una gran aceptación porque ellos necesitaba exponer sus
trabajos, estaban organizando un congresos de comunicación popular entonces la página
web les sirvió para la inscripción. Pero después, hubieron dos cuestiones fundamentales:
nosotros diseñamos las cosas pero nos olvidamos de algo muy importante y que no hubo
tiempo para arreglarlo después y que incluso teniendo contacto con la institución no se
pudo organizar que es, digamos, no se pudieron apropiar del todo porque nosotros lo
creamos. Lo utilizaron en el momento y después lo dejaron y lo dejaron porque no
sabían cómo volver a armarlo. Faltó hacer que se apropien más de lo que uno propuso.
Entonces uno ve que son circunstanciales las cosas que va dejando, que tampoco es la
idea porque uno quisiera que lo utilicen y que le sea más útil por más tiempo” (Mauro,
Cooperativa La Minka).
En estas referencias podemos observar el grado de participación de los actores
institucionales y de los comunicadores. En cuanto a la metodología elegida para la
intervención podemos distinguir entre aquellas que optaron por la apertura de espacios
de discusión (foros/debate, radio abierta a la comunidad, capacitación en herramientas
de comunicación) y otras que se enfocaron en la elaboración de mensajes (difusión):
elaboración de folletos, producción de spot radiales, habilitación de un espacio web,
entre otras.
Como afirma Krohling Peruzzo, “las experiencias de democratización gestan formas de
participación popular; porque es en esa praxis como se desarrolla el proceso educativo
para la ciudadanía. Para comprender su dimensión en cuanto instrumento educativo para
la conquista de la ciudadanía, debemos entenderla como un componente inherente a los
procesos de organización y acción popular más amplios” (2001: 92).
Anotaciones preliminares
Consideramos que la tarea de sistematización implica tomar en cuenta una multiplicidad
de discursos y factores que rodean a cada práctica de intervención en concreto, puesto
que no es posible mirar estas experiencias sólo desde informes escritos o entrevistas
aisladas a los actores participantes. En este sentido, planteamos desarrollar una serie de
aspectos a considerar en el proceso de reflexión.
La trayectoria de los alumnos en el campo de la comunicación.
El plan de estudios de la carrera.
Las posibilidades de acción que delimita la institución.
Las demandas de los actores de la organización.
Las percepciones de la institución sobre el rol del comunicador.
Los plazos para la realización de la intervención.
Los medios de los que disponen los alumnos (recursos económicos y de
formación).
El diálogo entre los estudiantes que forman el grupo, entre otros.
En esta dirección creemos en una sistematización participativa que nos involucre en la
tarea con los actores implicados en las intervenciones. Es decir, que la sistematización
se oriente a generar un intercambio de experiencias entre los estudiantes de la carrera,
las instituciones y las cátedras en las que participamos, que lleve a que cada uno de
estos grupos reflexione sobre sus propias prácticas y construyan conocimientos a partir
de ellas. Por ello, este proceso requiere una metodología de investigación de diseño
conjunto que nos posibilite construir con los sectores mencionados, para una reflexión
que fortalezca el campo de la comunicación popular y alternativa en la ciudad de Salta.
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