poemas parcial ii
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Pablo Arabena, de Intoxicaciones, Babeuf, 2015
XXVII
Estos son los perros que muerden mi mente
Caballos arrastrando promontorios
Nubes de la desgracia permaneciendo
Sobre las cosas que vemos pasar
Los tendones se tensan y cae algo a nosotros
Que vemos girar las imágenes locas
que se superponen
se desprenden espirales de miedo
los dientes de los perros
esperan en mi interior
escapar hacia mí de nuevo ahora.
Gastón Moyano, de Pico De Oro, Babeuf 2015.
No dan derecho al ocio piececitos obreros
No porque no te guste, los jazmines
prosperarán para que los pies pisen
con su rastro los campos donde florecen
tus jazmines ingratos pieses obreros cortan
su camino por ahí
por donde hay mucho jazmines
la forma del queso tienen esos pies
y se imagina uno el andar poco ecléctico
del tumbero No porque no te guste
él no va a cortarse las uñas de los pies
y la conciencia de los parecidos:
el pulgar hijo de almaceneros el índice
delgado y ebrio el albañil vecino del Fachinal
el medio un chorro lindo en la amanecida
el femenino anular una coqueta putita
de oficio anal y el auricular
su niñito prendido a su pierna Corta
esas uñas de lagarto que llaman cutícula
Las delicias de la vivos dedos cantan
Y bailan pies anchos mazmorras en vez
de pies
Saltan altos cercos?
No porque no te guste los pasos esparciéndose
Atenti el oído lo nuestro era un día de baile
Querida bailemos oh oh bailabas con tu abrigo
De oferta color verde agua fumabas cigarrillos
armados zapatos negros tenías puestos
Uña come carne uña encarnada mala para
el baile como una poesía sin ritmo
en pura prosa ponías mil días completos
días de hueso y hierro la jeta se te dora
al sol vas con las patas laceradas lastimadas
por el camino de jazmines No porque no te
guste no habrá trama vital de laceramiento
aunque en torno todo sereno
Se lacera sin piedad en medio de la serenidad
Las almohadillas de las pata rotas olor a culo
Sin un billete en el bolsillo sin un brillo ni para
Alquilar ni para chupar ni para la droga el tiempo
y el laburo gastan las patas huelá esos pies compruebe
que pisan la mierda donde se hunden No porque no te guste
salen con trabajo o sin trabajo arrastran su coro de párvulos
al colador al colador No porque no te guste vas a ver esos
pies tristes duramente descarnados gentilmente pinchan
cortan la blanda grasa de la planta de los pies destrozan
la blandura de los pies y la pudren No porque no te guste
sus estómagos son muy buenos todo lo digieren como
los perros que no los mata el vidrio molido Encima de la nariz
miran los jazmines que pisan sus pies morados ay son como
moras reventadas al calor del asfalto en un barrio de Godoy Cruz
No porque no te guste no te dan la purga antes que los cristales
del frio lleguen a fijar las bacterias en la cloacas de tu casa y afloren
con los primeros calores para atormentar a la carne de tu carne
No porque no te guste no va a comerse a cualquier hora hermosos
Fiambres patas en alto hinchadas sobre la almohada
tomando birra helada
al lado la doña pronunciando mal las palabras pies
en la palangana azul
con sal
para el ocio negado a su clase
Gastón Ortiz Bandes, de El Guanaco, Babeuf, 2015
El último humor
Estoy embarazado.
Obvio que no sé quién es la madre.
O el padre, porque he estado bastante bi últimamente.
Cuando en el test-adán me salió la segunda raya,
me desmayé con la cabeza en el bidet.
Pero esta vez lo voy a tener.
Yo aborté.
A fines del 2000 éramos tan pobres
que la progenitora y yo pedimos plata a otros amantes:
ella doscientos pe a un poeta,
yo cien a un dj y cien a un especialista en Hegel casto.
Una pareja muy jipi amiga de otra pareja muy jipi amiga
nos prestó una casa larga y de adobe para la espera.
Fue con pastillas.
En la clínica clandestina me hicieron sentir una bosta.
Desvestite, me dijo el enfermero, un tetón
que me dejó a patas sobre un granito helado,
infinita media hora con una bata violeta.
Hasta que escuché salir al que estaba antes
en la sala de espera, con anillo pero solo:
a mí en cambio me acompañó un amigo de Ingeniería
que había ya pasado por esto calladito.
La progenitora se re-portó, me acuerdo.
Nos hizo el aguante en un drástor cerca, con su novia,
a la que también yo por ahí me movía: era diciembre.
De repente el tetón me agarró, me subió a una camilla.
Me depiló boca abajo ano y testículos.
Echándome unas gotas por la uretra me preguntó
si era judío, frotando mi bálano siempre al aire.
Cuando conviene, respondí, con el último humor.
Entonces te anestesio más, suspiró, se pone tiesa,
moretoneada, te la vas a querer serruchar.
Cuando apareció la doctora me miró como diciéndome:
tantos que quieren y no pueden...
Con guante de látex y unas pinzas
me metió dos pastillitas, y dijo: Ahora a esperar.
Le pregunté si me iba a doler mucho.
Como una peritonitis, contestó, pero nomás unas horas.
Le pregunté por dónde iba a salir.
Me miró como diciéndome: vos sos un boludo…
Pero respondió, secota: Y mijito, por donde entró.
Claudio Rosales, de Poemas de Tecnotronic , Babeuf 2015
direccionador
un invierno en Uspallata
Arduino el sodero, alcanzó el satori
en un furgón de la empresa al mediodía
cuando almorzaba sanguches
y jugo de una botellita
y el cuerpo muerto de un palomo
golpeó el parabrisas.
junio también es un mes cruel Arduino
la rabia es una senda en la nieve
los camiones pasan por el ruta.
Agustina Randis, de Objeto Directo, Babeuf, 2015
Maipú-Mza, cosas que vi
un sauce llora al costado del acceso
las penas que el viento le cuenta
un algarrobo de buen porte rompe
el paisaje de talud pedregoso
un pequeño espacio verde
con un mapa de Sicilia y un banquito
de cemento que lo acompaña
llora la distancia
un jacarandá florecido
de fondo flores grafiteadas
un viejito de boina a su sombra
observa la velocidad de los autos
un paredón del puente pintado
con la cara de un Chávez joven
habla de la revolución latinoamericana
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