¿podemos criticar a foucault_ foucault como neoliberal

7/24/2019 Podemos Criticar a Foucault_ Foucault Como Neoliberal

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andoenpando.wordpress.com

Podemos criticar a Foucault?

Foucault como neoliberal

by ivanmatheuscalts

Entrevista al socilogo y candidato a doctor en sociologa por la

Universidad Libre de Bruselas Daniel Zamora, quien recientemente

public Criticar a Foucault: los aos 80 y la tentacin

neoliberal. El artculo original apareci en octubre en la revista

Ballast, y fue traducido al ingls por Seth Ackerman de Jacobin.Aqu una versin propia traducida al espaol:

Desde su muerte en 1984, la obra de Michel Foucault se ha

convertido en una piedra de toque para la izquierda intelectual a

nivel mundial. Pero en un provocativo nuevo libro publicado en

Blgica hace unos meses, un grupo de acadmicos liderados por el

socilogo Daniel Zamora levantan inquisitivas preguntas sobre la

relacin de Foucault con la revolucin neoliberal que recinempezaba hacia los ltimos aos de su vida.

En una entrevista este mes con la revista francesa Ballast,Zamora

discute los fascinantes hallazgos del libro, y lo que estos implican

para el pensamiento radical actual. Debajo, el texto de la entrevista,

originalmente en francs.

En el libro Foucau l t , su pensam i en t o , su p er sona , Paul

Veyne, amigo de Foucault, lo describe como inclasificable,

poltica y filosficamente: No crea ni en Marx ni en

Freud, ni en la revolucin ni en Mao, se rea por lo bajo de

los sentimientos progresistas, y no conoc de l posicin

principista alguna sobre los vastos problemas del Tercer

Mundo, consumismo, capitalismo, imperialismo

norteamericano. Usted escribe que l siempre estuvo un

emos criticar a Foucault? Foucault como neoliberal about:reader?url=https://andoenpando.wordpress.com/2015/01/

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https://andoenpando.wordpress.com/2015/01/07/pode...https://andoenpando.wordpress.com/2015/01/07/pode...


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paso por delante de sus contemporneos. A qu se

refiere con eso?

Hay que decir que Foucault innegablemente puso el foco sobre

tpicos que eran claramente ignorados, incluso marginalizados, por

los acadmicos dominantes de su poca. Ya sea en psiquiatra, las

prisiones, o la sexualidad, sus trabajos marcaron un gran terreno

intelectual. Por supuesto que fue parte de una poca, de un contexto

social mucho ms amplio, y que no fue el primero en trabajar sobre

estas cuestiones. Estos tpicos estaban surgiendo en todos lados y

se convirtieron en objetos de significancia social y de movimientos

polticos.

En Italia, por ejemplo, el movimiento anti psiquiatra iniciado por

Franco Basaglia no tuvo que esperar a que Foucault cuestionara a

los sanatorios mentales para formular propuestas polticas

estimulantes de su propio cuo para reemplazar a esa institucin.

As que es claro que Foucault no origin todos esos movimientos

nunca proclam haberlo hecho- pero claramente abri la senda

para un gran nmero de historiadores y acadmicos que trabajaban

en estos nuevos tpicos, nuevos territorios que haban sido poco

explorados.

l nos ense a siempre cuestionar polticamente a las cosas que

para ese tiempo parecan ms all de toda sospecha. An recuerdo

su famosa discusin con Chomsky, donde declar que la verdadera

tarea poltica bajo su mirada era criticar a las instituciones que eran

aparentemente neutrales e independientes, y atacarlas de un

modo tal que la borrosa violencia poltica dentro de ellas fuera

desenmascarada.

Puedo tener algunas dudas sobre la naturaleza de sus crticas

estoy seguro de que volveremos a ellas pero fue sin duda alguna

un proyecto extremadamente novedoso y estimulante.

Haciendo compatible a Foucault con el neoliberalismo, su

libro podra causar muchas molestias.


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Eso espero. Ese es bsicamente el punto del libro. Quera romper

con la imagen demasiado consensuada de Foucault como alguien

que se opuso totalmente al neoliberalismo hacia el fin de su vida.

Desde ese punto de vista, creo que las interpretaciones tradiciones

de sus obras tardas son errneas, o al menos evaden parte del

problema. Foucault se est volviendo algo as como una figura

intocable dentro de la izquierda radical. Las crticas contra l son

tmidas, por decir lo menos.

Esta cobertura es sorprendente porque incluso yo estuve

asombrando por la indulgencia que Foucault muestra al

neoliberalismo cuando me sumerg en los textos. No solamente sus

conferencias en el College de France, sino tambin numerosos

artculos y entrevistas, todas ellas accesibles.

Foucault estuvo altamente atrado al liberalismo econmico: l vio

all la posibilidad de una forma de gubernamentabilidad que era

mucho menos normativa y autoritaria que la de la izquierda

socialista y comunista, a la que l vea como totalmente obsoleta. l

vio especialmente en el neoliberalismo una forma de poltica

mucho menos burocrtica y mucho menos disciplinaria que

aquella ofrecida por el estado de bienestar de la posguerra. l

pareca imaginar un neoliberalismo que no proyectara sus modelos

antropolgicos en el individuo, que pudiera ofrecer a los individuos

una mayor autonoma de cara al estado.

Foucault parece, en ese entonces, a finales de los 70s, moverse hacia

la segunda izquierda, esa tendencia minoritaria pero

intelectualmente influyente del socialismo francs, junto con

figuras como Pierre Rosanvallon, cuyos escritos Foucault apreciaba.

l encontraba bastante seductor este antiestatismo y este deseo de

de-estatizar la sociedad francesa.

Incluso Colin Gordon, uno de los principales traductores y

comentaristas de Foucault en el mundo anglosajn, no tiene

problemas en admitir que l ve en Foucault algo como un precursor

de la Tercera Va de Blair, incorporando estrategia neoliberal


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dentro del corpus socialdemcrata.

Al mismo tiempo, su libro no es ni una denuncia ni una

indagacin acusatoria. Como dijo antes, usted reconoce la

calidad de su trabajo.

Por supuesto! Estoy fascinado por el personaje y por su trabajo. A

mi parecer es precioso. Tambin aprecio enormemente el

recientemente publicado trabajo de Geoffroy de Lagasnerie, La

derniere leon de Michel Foucault(La ltima leccin de Michel

Foucault). En ltima instancia, su libro es como la otra cara de la

moneda de nuestro libro, puesto que ve en Foucault un deseo de

usar el neoliberalismo para reinventar a la Izquierda. Nuestra

perspectiva es que l lo usa como ms que slo una herramienta: l

adopta la visin neoliberal para criticar a la izquierda.

Aun as, Lagasnerie subraya un punto que a mi parecer es esencial y

apunta al corazn de muchos problemas de la izquierda crtica: l

seala que Foucault fue uno de los primeros que de verdad tom los

textos neoliberales en serio y los ley rigurosamente. Antes de l,

aquellos productos intelecutales fueron generalmente rechazados,

percibidos como simple propaganda. Para Lagasnerie, Foucault

desmont la barrera simblica que haba sido construida por la

izquierda intelectual en contra de la tradicin neoliberal.

Aislado en el sectarismo usual del mundo acadmico, ninguna

lectura estimulante ha sido hecha en la que se tomen en

consideracin los argumentos de Friedrich Hayek, Gary Becker o

Milton Friedman. Sobre este punto, uno solamente puede estar de

acuerdo con Lagasnerie: Foucault nos permiti leer y entender a

estos autores, descubrir en ellos un corpus de pensamiento

complejo y estimulante. Es indiscutible que Foucault se esforz

siempre para analizar corpus tericos de horizontes bastante

amplios y diferentes, y para cuestionar constantemente sus propias

ideas.

La izquierda intelectual lamentablemente no ha conseguido hacer lo


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mismo. Frecuentemente se ha quedado atrapada en una actitud de

escuela, rehusndose a priori a considerar o debatir ideas y

tradiciones que nacen de diferentes premisas que las suyas. Es una

actitud muy daina. Uno se encuentra a si mismo lidiando con

gente que prcticamente nunca ha ledo a los intelectuales

fundadores de la ideologa poltica que se supone estn atacando.

Su conocimiento est limitado a unos pocos lugares comunes.

En su libro, usted refuta su visin de la seguridad social y

la redistribucin de la riqueza. Podra decirnos algo

acerca de eso?

Es prcticamente un tema no explorado dentro del inmenso corpus

de los foucaultianos. A decir verdad, no cre que estara

trabajando este tema cuando estaba ideando la estructura del libro.

Mi inters en la seguridad social no estaba originalmente conectado

a Foucault de forma directa, pero mi investigacin en el tema me

llev a pensar cmo a travs de los pasados 40 aos hemos pasado

de una poltica dirigida a combatir la inequidad, basada en la

seguridad social, a una poltica dirigida a combatir la pobreza,

crecientemente organizada alrededor de repartos especficos de

presupuesto y poblaciones objetivo.

Pero ir de un objetivo al otro transforma completamente el

concepto de justicia social. Combatir las desigualdades (y buscar

reducir la disparidad absoluta) es muy diferente de combatir la

pobreza (y buscar ofrecer un mnimo a los menos favorecidos).

Llevar a cabo esta pequea revolucin requiri aos de trabajo

deslegitimando la seguridad social y las instituciones de la clase

trabajadora.

Fue mientras lea detenidamente los textos del Foucault tardo

(de finales de los 70 e inicios de los 80) que me di cuenta que l

mismo tom parte plenamente en esta operacin. As, l no slo

ret a la seguridad social, sino que tambin fue seducido por la

alternativa de los impuestos negativos a la renta propuestos por

Milton Friedman en ese periodo. A su parecer, los mecanismos de


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asistencia social y seguro social, los que pona al mismo nivel que la

prisin, las barracas, o la escuela, eran instituciones indispensables

para el ejercicio del poder en las sociedades modernas.

Es tambin interesante notar que en la obra central de Francois

Ewald, l no duda en escribir que el estado de bienestar cumple el

sueo del biopoder. Ni menos! [Ewald fue el discpulo y asistente

de Foucault, ahora un intelectual alienado con la industria de

seguros de Francia y el Medef, la principal federacin de empresas

de Francia].

Dados los muchos defectos de clsico sistema de seguridad social,

Foucault estaba interesando en reemplazarlo con un impuesto

negativo a la renta. La idea es relativamente simple: el estado le

paga un beneficio a cualquiera que se encuentre debajo de cierto

nivel de ingreso. La meta es organizar las cosas de tal modo que sin

necesitar demasiada administracin pblica, nadie se hallar bajo el

nivel mnimo.

En Francia este debate empieza a aparecer en 1974, con el libro de

Lionel Stoleru Vaincre la pauvret dans les pays riches

(Conquistando la pobreza en los pases ricos).Tambin es

interesante notar que Foucault mismo se reunin con Stoleru varias

veces cuando Stoleru era asesor tcnico en el staff de Valery Giscard

DEstaing. Un argumento importante recorre su trabajo y

directamente atrajo la atencin de Foucault: en el espritu de

Friedman, marca una distincin entre una poltica que busca la

igualdad (el socialismo) y una poltica que simplemente quiere

eliminar la pobreza sin retar las desigualdades (liberalismo).

Para Stoleru, cito, las doctrinas pueden llevarnos o a una poltica

dirigida a eliminar la pobreza o a una poltica que busca limitar la

brecha entre ricos y pobres. Es lo que l llama la frontera entre

pobreza absoluta y pobreza relativa. La primera se refiere

simplemente a un nivel arbitrariamente determinado (al que se

dirige el impuesto negativo a la renta) y la otra a disparidades

generales entre individuos (a las que se dirigen la seguridad social y


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el estado de bienestar).

A decir de Stoleru, la economa de mercado es capaz de asimilar

acciones para combatir la pobreza absoluta pero es incapaz de

hacerlo sobre fuertes medidas contra la pobreza relativa. Es por

eso, seala, que cree que la distincin entre pobreza absoluta y

pobreza relativa es de hecho la distincin entre capitalismo y

socialismo. As, lo que est en juego cuando se pasa de una a otra

es un tema poltico: la aceptacin del capitalismo como la forma

econmica dominante, o su rechazo.

Desde ese punto de vista, el poco asolapado entusiasmo de Foucault

por la propuesta de Stoleru era parte de un movimiento ms

grande, que iba a la par con el declive de la filosofa igualitaria de la

seguridad social en favor de una lucha contra la pobreza bastante

ms orientada al libre mercado. En otras palabras, y por ms

sorprendente que parezca, la lucha contra la pobreza, lejos de

limitar los efectos de los programas neoliberales, en realidad ha

militado para su hegemona poltica.

As que no es sorprendente ver que las grandes fortunas del mundo,

como las de Bill Gates o George Soros, se embarcan en esta lucha

contra la pobreza incluso cuando apoyan, sin ninguna contradiccin

aparente, la liberalizacin de servicios pblicos, la destruccin de

todos estos mecanismos de redistribucin de la riqueza, y las

virtudes del neoliberalismo.

Combatir la pobreza de ese modo permite la inclusin de cuestiones

sociales en la agenda poltica sin tener que pelear en contra de la

desigualdad y los mecanismos estructurales que la producen. As

que esta evolucin ha sido parte central del neoliberalismo, y el

objetivo de mi libro es mostrar que Foucault es en parte

responsable de este desarrollo.

La pregunta por el Estado es omnipresente en su libro.

Quien sea que critique su razn de ser se presume liberal.

Pero eso no es olvidar las tradiciones del anarquismo y el


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marxismo, de Bakunin a Lenin? No est pasando por alto

esa dimensin?

No lo creo. Creo que la crtica de las tradiciones marxista o

anarquista es muy diferente de la que Foucault estaba formulando,

y no solamente l, sino una significante lnea del marxismo de los

70.

Primero, por la simple razn que todos esos viejos escritores

anarquistas y marxistas no conocieron nada sobre la seguridad

social o la forma que el estado tomara despus de 1945. El estado al

que Lenin se refera era efectivamente el estado de la clase

dominante, en la que los trabajadores no jugaban rol alguno. El

derecho a voto, por ejemplo, no estaba generalizado para los

hombres- hasta la era de entreguerras. As que es difcil saber qu

habran pensado ellos sobre estas instituciones y su as llamado

carcter burgus.

Siempre me ha irritado esta idea, que es relativamente popular

dentro de la izquierda radical, que la seguridad social es en ltimo

trmino nada ms que una herramienta de control social del gran

capital. Esta idea demuestra un completo malentendido de la

historia y orgenes de nuestros sistemas de proteccin social. Estos

sistemas no fueron establecidos por la burguesa para controlar a

las masas. Al contrario, fue totalmente hostil para ella.

Estas instituciones fueron el resultado del posicionamiento fuerte

sostenido por el movimiento obrero despus de la Liberacin.

Fueron inventadas por los movimientos obreros mismos. Desde el

siglo XIX en adelante, los trabajadores y los sindicatos haban

establecido sociedades mutuas, por ejemplo, para pagar beneficios

a aquellos que no podan trabajar. Era la propia lgica del mercado

y los enormes riesgos que les impona a sus vidas lo que los oblig a

desarrollar mecanismos para la socializacin parcial de los ingresos.

En la fase temprana de la revolucin industrial, slo aquellos que

eran dueos de propiedades eran ciudadanos plenos, y como


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enfatiza el socilogo Robert Castel, fue solamente con la seguridad

social que la rehabilitacin social de los no tenientes de propiedad

tom lugar. Fue la seguridad social la que estableci, junto con la

propiedad privada, una propiedad social, con la intencin de elevar

a las clases populares a la ciudadana. Esta es la idea que Karl

Polanyi desarrolla en La Gran Transformacin, donde ve en el

principio de proteccin social el objetivo de sacar al individuo fuera

de las leyes del mercado y as reconfigurar las relaciones de poder

entre capital y trabajo.

Uno puede, por supuesto, lamentar la forma estatista como la

seguridad social es manejada, o decir, por ejemplo, que debera ser

dirigida por colectivos aunque realmente no me lo creo- pero

criticar la herramienta y su base ideolgica de tal modo, eso es muy

diferente. Cuando Foucault va tan lejos como para decir que es

claro que difcilmente tiene sentido hablar de un derecho a la

salud, y pregunta s una sociedad debera buscar satisfacer la

necesidad de salud de los individuos, y si pueden esos individuos

legtimamente demandar la satisfaccin de esas necesidades ya no

estamos realmente en el registro anrquico.

Para m, y a diferencia de Foucault, lo que debemos hacer es

ahondar en los derechos sociales que ya tenemos, deberamos

construir sobre lo que ya existe, como seala Bernard Friot. Y la

seguridad social es una herramienta excelente que deberamos

tanto defender y ahondar en.

En esa misma lnea, cuando leo a la filsofa Beatriz Preciado, que

escribe enLibrationque no vamos a llorar por el final del estado

de bienestar, porque el estado de bienestar es tambin el hospital

psiquitrico, la oficina para discapacitados, la prisin, la escuela

patriarcal-colonial-heteronormativa, me hace pensar que el

neoliberalismo ha hecho mucho ms que transformar nuestra

economa; ha reconfigurado profundamente la imaginacin social

de cierta izquierda libertaria.

Si se ve a los pocos intelectuales crticos que retan a


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Foucault (pensando en Mandosio, Debray, Bricmont,

Micha, Moville, o Quiniou), uno podra decir, en

trminos generales, que lo critican por posicionarse a s

mismo ms como societal que como social [ms

sociocultural que socioeconmico]. Pero enfocndose en

lo marginal (los excluidos, los prisioneros, los locos, los

anormales, las minoras sexuales, etc.), no hizo

Foucault posible traer a la luz a todos aquellos que antes

de eso haban sido ignorados por el marxismo ortodoxo

que solamente haba podido ver relaciones econmicas?

Est completamente en lo cierto. Lo dir de nuevo: su contribucin

en este punto es muy importante. l claramente trajo de las

sombras a todo un espectro de opresiones que haba sido invisible

antes. Pero su acercamiento no solamente apuntaba a poner estos

problemas en vitrina: l buscaba darles una centralidad poltica que

puede ser cuestionada.

Para decirlo claramente: desde su perspectiva, y en la perspectiva

de muchos escritores de ese periodo, la clase trabajadora de hoy es

aburguesada, est perfectamente integrada al sistema. Los

privilegios que obtuvo tras la guerra ya no la hacen un agente de

cambio social, sino que, al contrario, un freno a la Revolucin. Esta

idea estaba bastante difundida en aquel tiempo, puede ser

encontrada en autores tan variados como Herbert Marcuse o Andr

Gorz. Gorz ira ms lejos an y hablara de una minora

privilegiada con respeto a la clase trabajadora.

El fin de esta centralidad que tambin es sinnimo del fin de la

centralidad del trabajo encontrara su vitrina en las luchas

contra la marginalizacin de minoras sociales o tnicas. El

lumpenproletariat (o los nuevos plebeyos, para usar el trmino de

Foucault), adquiri una nueva popularidad, y ahora era visto como

un sujeto genuinamente revolucionario.

Para estos autores, el problema ya no es ms la explotacin, sino

que es el poder, y las formas modernas de dominacin. Como


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escribi Foucault, si el siglo XIX estuvo ocupado sobre todo con las

relaciones entre las grandes estructuras econmicas y el aparato

estatal, ahora era el problema con lospetit pouvoirs[pequeos

pobres] y los sistemas de dominacin difusos los se haba

convertido en problemas fundamentales.

El problema de la explotacin y la riqueza haba sido reemplazado

por el de demasiado poder, el poder controlar la conducta

personal, y las formas de poder pastoral moderno. A comienzos de

1980, parece claro que para Foucault la pregunta ya no giraba en

torno a la redistribucin de la riqueza. No tena problemas en

escribir: Uno podra decir que necesitamos una poltica econmica

que lidie no con produccin y distribucin sino una que lidie con

relaciones de poder. As, es menos acerca de una lucha en contra

del poder como un agente de explotacin econmica, y ms acerca

de luchas contra el poder cotidiano, encarnadas especialmente en el

feminismo, el movimiento estudiantil, las luchas por las prisiones, o

aquellas de los indocumentados.

Djeme ser claro, obviamente el problema no es haber puesto en

agenda todo un espectro de dominaciones que haban sido

ignoradas antes, el problema viene del hecho de que estas

dominaciones son ms y ms teorizadas y pensadas fuera de las

preguntas por la explotacin. Lejos de delinear una perspectiva

terica que piense a travs de las relaciones entre estos problemas,

son poco a poco enfrentados unos contra otras, incluso pensados

como contradictorios.

Eso es esencialmente por lo que algunos lo critican:

ensalzar la figura del delincuente, el criminal, y el

lumpen mientras se ridiculiza al conservador

trabajador y obrero.

En su libro, Jean Loup Amselle realiza un vnculo entre

este abandono del pueblo y la posicin ecolgica-

burguesa-bohemia de la izquierda gubernamental,

similar a Terra Nova [un think tank neoliberal francs

cercano al Partido Socialista]. Qu piensa de eso?


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El problema es que el rechazo a la clase trabajadora ha tenido en

cambio resultados sorprendentes. Ha puesto en la mira del debate

pblico la exclusin social de los desempleados, inmigrantes, y la

juventud de las afueras de la ciudad como el principal problema

poltico. Esta evolucin termin siendo el punto de partida tanto

de la izquierda como de la derecha- para la centralidad que los

excluidos iban a asumir, la idea que ahora la sociedad

posindustrial nos dividira entre aquellos que tienen acceso a

mercado laboral y aquellos que, en un grado u otro, estn excluidos

del mismo, desplazando as el foco desde el mundo del trabajo a la

exclusin, la pobreza o el desempleo.

Como los socilogos Stphane Beaud y Michel Pialoux han notado,

este desplazamiento localizara indirectamente a los trabajadores

del lado de los incluidos, aquellos que tienen un trabajo del lado de

los privilegiados y favorecidos

Esta lgica, que ha redefinido la cuestin social en ambos lados

tanto en la derecha como en la izquierda- como un conflicto entre

dos facciones del proletariado, antes que uno entre el capital y el

trabajo, es algo que necesita ser examinado. En la Derecha, el

objetivo era limitar los derechos sociales de la poblacin

excedente (supernumerarios) movilizando a los trabajadores

(actifs) en contra de ella, y en la izquierda el objetivo se volvi

movilizar a la poblacin excedente en contra del aburguesamiento

de los trabajadores. Ambos lados entonces aceptan la centralidad

de las facciones excluidas de la fuerza de trabajo estable, a

expensas de los trabajadores.

Podemos entonces preguntarnos si, cuando Margaret Thatcher

contrast la clase baja protegida y mimada con aquellos que

trabajan, no estara expresando en forma inversa la tesis de

Foucault o Andr Gorz? Esta nueva doxa de la derecha

conservadora neoliberal busca esencialmente, como nota Serge

Hamili, la redefinicin de la cuestin social de tal modo que la

lnea de divisin ya no separe a ricos y a pobres, capital de trabajo,

sino dos fracciones del proletariado una de otra: aquella que sufre


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de la fatiga de compasin de aquella que representa el estado de

bienestar.

Es obvio que el contexto poltico de estas declaraciones de la

derecha difiere radicalmente de aquellas que hicieron estos autores

de fines de los 70, pero ambos presuponen que en la actualidad son

los excluidos donde radica el problema, o la solucin, es la

poblacin excedente la que se ha vuelto el sujeto poltico central y

ya no la clase trabajadora.

En efecto, cmo no podramos ver una extraa paradoja entre la

non class de Gorz y la underclass tan usada por el idelogo ultra

conservador Charles Murray? Tanto para Gorz y para el

movimiento neoliberal, ya no es el hecho de ser explotado donde

radica el problema sino la relacin que uno tiene con el trabajo. Goz

ve los estilos de vida de la poblacin excedente como una

liberacin del trabajo, y Thatcher ve un vicio de pereza que debe

ser combativo. Uno eleva un derecho a ser perezoso al status de

virtud, all donde el otro lo seala como una injusticia que debe ser

destruida.

Pero por debajo, estas dos versiones funcionan en la misma lgica.

As, tanto la izquierda como la derecha quieren que la poblacin

excedente sea el problema, tomando el lugar de estas viejas,

anacrnicas, dogmticas ideas que posicionaron a la explotacin en

el corazn de la crtica social.

Tanto la derecha como la izquierda quieren enfrentar a estas

facciones del proletariado que, con la evolucin econmica

neoliberal, han entrado en una competicin destructiva entre ellas

mismas. Como la filsofa marxista Isabelle Garo describi con

exactitud, este cambio ayudara a reemplazar la explotacin y su

crtica con una focalizacin en la vctima a la que se le niega la

justicia, el prisionero, disidente, homosexual, refugiado, etc.

Debray escribe en M ode rn es ca t a c om bes que Foucault,

el rebelde subversivo, se ha vuelto un filsofo oficial.


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Cmo entiende esta paradoja? Y cmo explicara como

Foucault puede seducir a tantos en entornos radicales que

sin embargo afirman con fuerza que desean ponerle un

fin a la era neoliberal?

Es una pregunta muy interesante pero no tengo una respuesta

satisfactoria para ella. No obstante, sugerira que es en gran parte

gracias a la estructura de campo acadmico mismo. Tendras que

regresar a Bourdieu y los excelentes trabajos de Louis Pinto para

entender mejor esta evolucin.

No hay que olvidar nunca que unirse a una escuela, o asociarse

con cierta perspectiva terica, significa asociarse uno mismo a un

campo intelectual, en el que hay una lucha importante por el acceso

a las posiciones dominantes. En ltima instancia, llamarse a s

mismo un marxista en la Francia de los 60- cuando el campo

acadmico estaba en parte dominado por autoproclamados

marxistas- no tena el mismo significado que llamarse marxista

hoy.

Los conceptos y autores cannicos son claramente instrumentos

intelectuales, pero tambin corresponden a diferentes estrategias

para volverse parte del campo y las luchas sobre ste. Los

desarrollos intelectuales entonces estn en parte determinados por

relaciones de poder dentro del campo mismo.

Adems, me parece que las relaciones de poder dentro del campo

acadmico han cambiado considerablemente desde el fin de los 70:

despus del declive del marxismo, Foucault ocup un lugar central.

En realidad, ofrece una posicin cmoda que permite introducir

cierto grado de subversin sin empaar los cdigos de la academia.

Movilizar a Foucault es relativamente valorado, les permite

frecuentemente a sus defensores publicar en prestigiosas revistas,

unirse a amplias redes de trabajo intelectual, publicar libros, etc.

Amplios grupos del mundo intelectual se refieren a Foucault en su

trabajo y lo tienen diciendo todo y hasta lo contrario. Uno puede


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ser asesor del MEDEF y publicar sus conferencias! [En referencia a

Francois Ewald, asesor de la principal federacin francesa de

empresas]. Dira que Foucault abre puertas. Y no puedes decir lo

mismo de Marx en la actualidad.

Esta crtica a los mrgenes como centro del combate

poltico podra terminar encantando a todas las formas de

contra-revolucionarios en Francia o Blgica. No tiene

miedo de caer en su juego?

No creo que exista una crtica conservadora de Foucault y ms

ampliamente, de lo que Mayo del 68 representa en la historia social

francesa. Esta crtica ya no es ms marginal: uno puede encontrarla

entre los idelogos de la derecha conservadora como Eric Zemmour

o dentro del Frente Nacional. Abiertamente critican todo el legado

feminista, antirracista y cultural de Mayo del 68 mientras dicen

poco acerca de los estragos econmicos del neoliberalismo. Es como

si el problema fuera el liberalismo poltico que surgi en los 80, y

solamente regresando de estas evoluciones societales podremos

construir la sociedad.

Uno frecuentemente escucha este tipo de ideas, segn las cuales fue

la destruccin de los valores familiares o las formas comunitarias de

los lazos sociales lo que permiti la expansin del neoliberalismo.

Podra haber algo de verdad estos anlisis, pero son totalmente

ingenuos cuando proponen un regreso a estilos de vida ms

tradicionales. Estaramos yendo a un liberalismo de tipo ms

autoritario, con el regreso a los valores familiares, el regreso a la

fantasa total de la cultura nacional, y el viejo capitalismo

pre-globalizacin.

Y sobre la idea de caer en su juego, no creo que sea un problema.

Si hay algn problema con algunos aspectos del legado de Mayo del

68, el rol de la izquierda es no cerrar sus ojos por que la extrema

derecha lo dice, sino al contrario, brindar su propio juicio, formular

su propia crtica, para no perder la batalla ideolgica. Esa es la tarea

que necesitamos empezar para reconstruir una izquierda que sea


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tanto radical como popular.


¿podemos criticar a foucault_ foucault como neoliberal

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