pleyade 15 enrique riobo

Upload: kurkocob

Post on 07-Jan-2016

15 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Antiguedad y modernidad en Ariel de Rodó.

TRANSCRIPT

  • NMERO 15 | ENEROJUNIO 2015 Online ISSN 07193696 / ISSN 0718655X

    Revista

    PlyadeDossier

    Ideas e intelectuales en Amrica Latina: historias, registros y abordajes del pensamiento latinoamericano

    Alejandro Fielbaum Introduccin Vicente Montenegro Ideas e intelectuales en Amrica Latina: historias, registros y abordajes del pensamiento Pierina Ferretti latinoamericano

    ARTCULOS

    Horacio Tarcus Una invitacin a la historia intelectual. Palabras de apertura del II Congreso de Historia Intelectual de Amrica Latina.

    Adriana Mara Arpini Augusto Salazar Bondy y Gastn Bachelard. Consideraciones a propsito de un entramado discursivo.

    Enrique Riob Antigedad y modernidad en el Ariel de Jos Enrique Rod.

    Gonzalo Garca Utopa y sentido histrico en Amrica Latina: el caso de Ariel y la Filosofa de la Liberacin.

    Juan Morel Rioseco Utopa y Comunidad: Dos proyectos de vida comunitaria a comienzos del siglo XX en Chile.

    Rosalie Sitman (Re)discovering America in Buenos Aires: The Cultural Entrepreneurship of Waldo Frank, Samuel Glusberg and Victoria Ocampo.

    Giorgio Boccardo Bosoni Pensamiento revolucionario en Amrica Latina. Juicio crtico a la produccin poltico intelectual a partir de la Revolucin cubana y nicaragense.

    Jorge BudrovichSaez Despus del Marxismo, despus del Anarquismo: Lan Diez y la crtica social no dogmtica.

    Patricia Gonzlez San Martn El marxismo pensado al modo de una filosofa de la praxis. Sealamientos para un pensamiento de lo poltico en la filosofa chilena de la dcada del 60 del siglo XX.

    Blanca S. Fernndez Marxismo hertico en Amrica Latina. Un dialogo posible entre Agustn Cueva & Florencia Puente y Ren Zavaleta.

    Jos Aric Maritegui y la formacin del partido socialista del Per.

  • REVISTA PLYADE 15/ Online ISSN 0719-3696 / ISSN 0718-655X / ENERO-JUNIO 2015/ PP. 41-68

    41

    Antigedad y modernidad en el ariel de jos enrique rod*1

    Enrique Riob**

    Universidad de Chile

    Resumen

    El siguiente trabajo busca reflexionar en torno a la tensin entre lo que se incluye y se excluye de lo latinoamericano en el Ariel de Jos Enrique Rod, tomando como eje central las referencias a la antigedad y su relacin con el presente del uruguayo: la modernidad, o su bsqueda. En ese mbito existen, principalmente, dos variantes, una antigedad altamente valorable para el presente, que es humanista y cuyo legado e importancia son hasta su actualidad fundamentales e inspiradores, y que es usualmente la grecolatina; y otra antigedad que es caduca, alejada del ideal y de la armona, que muchas veces es presentada como ejemplo de las conductas y prcticas negativas, como seran las culturas orientales. En ese sentido, se intenta reflexionar en torno al porqu de tales posturas, as como intentar dilucidar la relevancia que juega lo antiguo en su visin de lo moderno.

    Palabras clave: Ariel Enrique Rod modernidad latinoamericana grecolatino ideal.

    Ancient and Modernity in Ariel of Jose Enrique Rod

    The following paper seeks to reflect around the tension between what included and whats excluded from de idea of the Latin American in Ariel of Jos Enrique Rod, taking as the main axis the references to the antiquity and its relation with the present of the author: the modernity, or its seek. There are, mainly, two ways in which this takes materiality, first theres an highly valuable antiquity for his present, its humanistic and its legacy and importance are, to his present, still fundamental and inspiring; and theres another antiquity thats shown as feeble,

    *1 Este artculo fue recibido el 03 de marzo de 2015 y aceptado el 09 de junio de 2015.** Licenciado y Magster en Historia de la Universidad de Chile, y tesista en el programa de

    Magster en Estudios Latinoamericanos de la misma. Actualmente es ayudante a honorarios del Departamento de Historia de la Universidad de Chile para los cursos de Historia Antigua e Historia de Amrica, siglo XX. Ha sido colaborador del proyecto FONDECYT N 1120278, becario CONICYT (Magster de Estudios Latinoamericanos) y Volcn Calbuco (Magster en Historia). Actualmente participa como tesista en el proyecto FONDECYT N 1150482 y es investigador asociado del Centro de Estudios Histricos de la UBO. Sus principales reas de investigacin son la historia antigua, la recepcin de lo clsico en Amrica Latina, la historia de las ideas en Amrica Latina en el siglo XX y la historia de la educacin en Chile y Mxico en el siglo XX. Contacto: [email protected]

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    42

    almost dead; away from the harmony and the ideal; and that many times is presented as the example of the negative conducts and practices, this are the oriental cultures. In this way, the following writing looks to reflect on why this standings, as well as trying to figure out the relevance that de ancient has to the modern.

    Keywords: Ariel Enrique Rod latin american modernity grecoroman ideal.

    1. Introduccin

    Las dicotomas entre un adentro y un afuera de aquello que se propone como modelo, entre lo que se incluye y se excluye de lo propio o entre la modernidad y la tradicin son, entre otras, algunas de las tensiones que parecen cruzar buena parte de las letras latinoamericanas de los siglos XIX y XX. Es ms, algunos ensayos o novelas que resultan centrales en la produccin intelectual de Amrica Latina pueden leerse como constituidos o estructurados a partir de las posibles caracterizaciones y salidas propuestas para tales tensiones, las que, por supuesto, se materializan de modo diferente segn sea el texto o el autor. Asimismo, estas tensiones pueden tomar distintas formas incluso dentro de un mismo texto, ser metaforizadas y alegorizadas a partir de una diversidad de posibilidades que muestran, no slo una decisin esttica, sino que tambin posibles matices y claves que pueden ayudarnos a comprender de modo ms exhaustivo un texto, as como clarificar su sentido.

    De este modo, lo que buscar hacer en este trabajo ser revisar la manera en que las tensiones mencionadas se materializan en referencias y apelaciones a la antigedad2 en Ariel de Jos Enrique Rod. Lo anterior

    2 Lo planteado por Seth Schein ayuda para comprender esta perspectiva en relacin a lo clsico: The power of the classical does not spring, as is usually thought, from its relation to a real or imagined past, but from its relation to current social, political, and moral values that it helps to legitimate. In other words, the classical is ideological. [] Since antiquity, the discourse of the classical has functioned in just this way to legitimate a social order and a set of institutions, beliefs, and values that are commonly associated with western civilization and our western cultural heritage (SCHEIN, Seth. Our debt to Greece and Rome: Canon, class and ideology. En: A companion to classical receptions, HARDWICK, Lorna; STRAY, Christopher (Oxford: Blackwell Publishing, 2008), 75. Por otro lado, en cuando a la antigedad oriental, es necesario partir del siguiente planteamiento del Orientalismo de Edward Said: Si tomamos como punto de partida aproximado el final del siglo XVIII, el orientalismo se puede describir y analizar como una institucin colectiva que se relaciona con Oriente, relacin que consiste en hacer declaraciones sobre l, adoptar posturas con respecto a l, describirlo, ensearlo, colonizarlo y decidir sobre l; en resumen, el orientalismo es un estilo occidental que pretende dominar, reestructurar y tener autoridad sobre Oriente []Creo que si no se examina el orientalismo como un discurso, posiblemente no se comprenda esta disciplina tan sistemtica a travs de la cual la cultura europea ha sido capaz de manipular e incluso dirigir Oriente desde un punto de vista poltico, sociolgico, militar, ideolgico, cientfico e imaginario a partir del periodo posterior a la

  • 43

    Enrique Riob

    es posible de hacer, pues en esta obra existen diversos momentos en que lo antiguo toma un importante rol, ya sea como evocacin potica, como comparacin con lo moderno, como ejemplo paradigmtico o como modelo imperecedero.

    As, me interesa indagar en torno a cul es el rol de lo antiguo en la solucin o caracterizacin de las tensiones antes mencionadas. En trminos ms concretos, buscar revisar que elementos de lo antiguo se proponen como parte de aquello que debe rescatarse para la Amrica Latina moderna, cules deben desecharse y por qu, en otras palabras, que partes de lo antiguo se integran al adentro y cules al afuera, tomando como referente el proyecto latinoamericano que plantea Rod en Ariel.

    Tambin es relevante reflexionar en torno a cules elementos de lo antiguo se presentan como posibles de ser articulados con lo moderno y cules, por otro lado, parecen quedar anclados en el pasado, en una tradicin que, dependiendo del caso, se puede valorar positiva o negativamente.

    Entre las respuestas tentativas a las preguntas previas, que ejercern el rol de guas para el desarrollo del trabajo, se propone lo siguiente. Lo que usualmente se rescata para la Latinoamrica moderna siempre es relativo a la antigedad grecolatina, altamente idealizada y comprendida como la fuente de una civilizacin (occidental) a la cual, no obstante cierta especificidad continental, se pertenece3. Lo opuesto lo representa, por supuesto, lo oriental, que se utiliza para ejemplificar aquello que queda fuera de los lmites de la proyeccin continental que hace el uruguayo.

    Ahora, si bien la dicotoma entre Occidente y Oriente resulta un marco estructural fructfero para este anlisis, es imposible soslayar la existencia de matices que deben ser abordados, pero que no necesariamente relativizan lo anterior. Especialmente resulta interesante la oposicin entre Atenas y Esparta, el tema de la decadencia en Roma o la metfora del Rey oriental, los que se abordarn de modo ms preciso en el cuerpo de la argumentacin. Por lo mismo, esta anttesis de lo oriental y lo occidental, si bien es clara, es presentada por el autor como una sutil reconstruccin de las figuras histricoideales en cuestin ms que como una tajante oposicin.

    De modo anlogo, slo ciertos aspectos de lo grecolatino parecen posibles de ser enlazados con el momento vivido por Amrica Latina hacia el 1900, lo que sugiere posibles articulaciones entre esta tradicin y la

    Ilustracin. Por otro lado, el orientalismo mantiene una posicin de autoridad tal, que no creo que nadie que escriba, piense o haga algo relacionado con Oriente sea capaz de hacerlo sin darse cuenta de las limitaciones de pensamiento y accin que el orientalismoimpone. (SAID, Edward. Orientalismo. (Barcelona: Debate, 2002), 4. Ahora, tengo claro que es complejo traspasar estas nociones sin ms al mbito de lo latinoamericano, pero por ahora no conozco discusiones o propuestas tericas que busquen analizar estos problemas desde este continente, y esta propuesta busca aportar a ello.

    3 De hecho, el mismo Rod es bastante claro en ello, como se puede ver en: ROD, Jos Enrique. Ciudadano de Roma. (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1994).

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    44

    modernidad del continente, a partir de elementos como la importancia de la belleza o la necesidad del desarrollo ntegro del humano, en contraposicin a los planteamientos utilitaristas del positivismo. Aquellos elementos grecolatinos que exceden tal condicin y son igualmente mencionados por el uruguayo, parecen recubiertos por un aura de bienes perdidos, siendo presentados con la nostalgia de un pasado glorioso y hermoso al que es imposible volver. Lo contrario se da con los elementos antiguos que se sitan fuera de lo grecorromano usualmente relacionados con lo oriental, pues estos se presentan como un pasado lejano y opuesto a aquello que se aspira para la contemporaneidad continental.

    En suma, no es posible decir que toda la antigedad occidental se presenta como un referente relevante para la modernidad latinoamericana, pero todo lo antiguo que se presenta como adentro de su propuesta, s es occidental. Lo oriental, por otro lado, siempre se encuentra afuera.

    Antes de poder pasar al anlisis de las obras, resulta necesario hacer una revisin del contexto en la que stas aparecen, as como una mirada a la vida y repercusin del autor, pues en relacin a estos resulta posible vislumbrar algunos aspectos que pueden iluminar algunas de las razones por lo que se apela a cierto mbito de la antigedad en cada caso.

    Entre fines del XIX y principios del XX, la principal tarea de las lites y los estados en Amrica Latina pareca ser la bsqueda de la modernidad, lo que en la prctica implic, entre otras cosas, una integracin al mercado mundial desde una posicin poco ventajosa y dependiente de los mercados externos vendedora de materias primas4, lo que termin generando que, al menos en parte de Latinoamrica, el poder de hecho lo tuvieran las compaas e inversores extranjeros primero ingleses y luego norteamericanos; el inicio de un proceso de migracin campociudad que puso a la ltima como el eje del desarrollo nacional, lo que se explica tambin por las oleadas de inmigraciones internacionales, dinmicas que van a ser fundamentales para la comprensin del devenir social y cultural latinoamericano5 y la aparicin del concepto de masa como un tema relevante en el pensamiento y las letras continentales; la consolidacin del estado oligrquico, por lo que ciertos pactos y pisos mnimos de acuerdo entre las lites fueron necesarios6; una explcita marginacin de grandes grupos sociales de la proteccin estatal, pero tambin un aumento progresivo en la cobertura educacional del mismo, mbito en el que el positivismo era, hacia la poca, la doctrina dominante.

    4 CARMAGNANI, Marcelo. EstadoysociedadenAmricaLatina18501930 (Barcelona: Crtica, 1984), 9; PINTO, Julio. De proyectos y desarraigos: la sociedad latinoamericana frente a la experiencia de la modernidad (17801914). En: ContribucionesCientficasyTecnolgicas, N 130 (2002), 104

    5 ETTE, Ottmar. As habl Prspero. Nietzsche, Rod y la modernidad filosfica de Ariel. En: Cuadernos Hispanoamericanos, nm. 528 (junio de 1994),

    6 CARMAGNANI, Marcelo. EstadoysociedadenAmricaLatina18501930, 142.

  • 45

    Enrique Riob

    El proceso anterior tiene un referente muy claro en la modernidad europea, particularmente con la cultura francesa y el xito econmico ingls.

    As, en los aos de Rod, el proceso de modernizacin se entenda usualmente como algo idntico al proceso de occidentalizacin o europeizacin7, lgica que comienza a ser criticada de modo ms o menos radical dentro del contexto americano hacia principios del siglo XX8, pero que an puede verse replicada.

    En efecto, en varias ocasiones se puede identificar una bsqueda por apropiarse de las bases de lo europeocivilizadooccidental como propio9, lo que sera impensable si los puntos de partida de sendas trayectorias histricas (la americana y la europea), se ven como extremadamente dismiles. En ese sentido, la apropiacin de lo clsico parece resultar una buena opcin para insertarse simblicamente en el mbito de la cultura occidental. As, por ejemplo, dentro del contexto finisecular vemos que lo

    7 Bernardo Subercaseaux, por ejemplo, plantea lo siguiente: Se trata de un modelo que opera y que ya est presente en el siglo XIX, fundamentalmente en los ilustrados liberales que conceban el proceso de civilizacin como europeizacin (SUBERCASEAUX, Bernardo. Historia de las ideas y de la cultura en Chile: desde la Independencia hasta el Bicentenario, Vol.2. (Santiago de Chile: Universitaria, 2011), 22.

    8 Con los movimientos del indigenismo, por ejemplo, que fue muy fuerte en la primera mitad del siglo XX y tiene a Jos Mara Arguedas como uno de sus principales figuras. Previo a ello se pueden encontrar algunos autores o textos particulares, como el clebre Nuestra Amrica de Jos Mart o Forjando Patria de Manuel Gamio.

    9 Principalmente por los grupos sociales que se consideran parte de Occidente sin ms, y que muchas veces monopolizan el discurso pblico. Dussel, por ejemplo, plantea, en trminos muy generales, la siguiente idea: Las lites latinoamericanas se sienten parte de Occidente, y por ende, de la cultura y la historia europeas. DUSSEL, Enrique. 1492Elencubrimientodel otro: hacia el origen del mito de la Modernidad. (Quito: AbyaYala, 1994), 173. En ese sentido se entiende, por ejemplo el afrancesamiento de las oligarquas de fines del XIX y principios del XX, como un afn por incorporarse a Occidente, lo que se vea como necesario para avanzar hacia la modernidad (AMORETTI, Mara. Interculturalidad y mestizaje en Rubn Daro. En: en Asedios posmodernos a Rubn Daro. UNAN, Len, Nicaragua. Editorial Universitaria, 2010. [consultado el 12/10/2014]. Disponible en:

    http://www.ucm.es/info/secom/ProINVESCOM/documentos/interculturalidadymestiza.pdf) El elemento clsico tambin adquiere un firme rol en tal bsqueda, como lo plantea Taboada: en Colombia Miguel Antonio Caro (18431909) bas su rgimen conservador no slo en la mano dura de su polica sino tambin en el estricto conocimiento de la gramtica y las lenguas clsicas; [] en Mxico los miembros del Ateneo de la Juventud lean a Platn hasta altas horas de la noche y se llamaban entre s con nombres helnicos mientras sonrean a Porfirio Daz; el dictador dominicano Rafael L. Trujillo fue el creador, para sus apologistas, de la era griega de la historia dominicana (TABOADA, Hernn. Jos Enrique Rod: el oriental y la Hlade. En: Anuario del colegio de Estudios Latinoamericanos (Vol. 2, 2007), 89, 90. Ahora, si bien los modos tan explcitos ya no proliferan como hace dcadas, y los referentes son otros por ejemplo, para los ms conservadores, Espaa y el periodo colonial tendr un estatuto mayor que Franciame parece que an pervive parte de esta bsqueda por formar parte de Occidente.

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    46

    grecolatino se asocia fuertemente con la educacin10, enfatizando en sus aspectos racionales. Asimismo, Taboada plantea que una cierta imagen de lo grecolatino se utiliza como catalizadora del proceso civilizatorio11. Si bien no es posible aseverarlo de modo contundente, me parece que durante el siglo XIX y principios del XX, se exacerba una visin de lo clsico prefigurada por el afnlatinoamericano de modernidad y la civilizacin12, la que, hacia finales del siglo XIX europeo, particularmente a partir de los trabajos de Nietszche, se estaba poniendo en entredicho.

    Lo anterior se enmarca dentro de una tensin cultural muy relevante del periodo finisecular latinoamericano, la existente entre un pragmatismo positivista y un idealismo esttico modernista, tensin en la cual lo antiguo tambin adquiere cierta importancia13, pero que tiene su centro en los diferentes modos de entender el mundo que una y otra propuesta tenan.

    As, entre las principales caractersticas del positivismo estn la idea del triunfo de la ciencia en Amrica Latina; la nocin del progreso como destino final de la historia14; un exacerbado racionalismo y la bsqueda de un conocimiento objetivo,utilitarista, especializado y enciclopdico.

    10 CARRERA Meja, Mynor. Las fiestas de Minerva en Guatemala 18991919. En: Estudios (1998), Instituto de investigaciones histricas, antropolgicas y arqueolgicas. Universidad de San Carlos de Guatemala; GREENWOOD, Emily. We speak latin in Trinidad The uses of Classics in Caribean literature. En: GOFF, Barbara (Ed.). Classics & Colonialism. (Londres: Duckworth, 2005). De hecho, el mismo Rod plantea que sera idneo tener unas Panateneas continentales (ROD, Jos Enrique, El ciudadano de Roma, 13)

    11 TABOADA, Hernn. Los clsicos entre el vulgo latinoamericano. En: Revista Nova Tellus, (2012), 207.

    12 Lo anterior tuvo importantes repercusiones en el plano social, a partir de una relacin con el biologisimo o el darwinismo social. En ese sentido, el concepto clave sera el de raza, donde vemos aparecer temas como la relacin entre raza y nacin, el pesimismo racial, apreciaciones positivas y negativas del mestizaje y la idea de que slo ciertas razas podan civilizarse; as como la relacin de lo anterior con el progreso, o no, de los pueblos latinoamericanos (HALE, Charles A., Ideas polticas y sociales en Amrica Latina, 18701930 en: Historia de Amrica Latina, vol. 8: Cultura y sociedad, 18301930, BETHELL, Leslie (Barcelona: Crtica, 1991), 2641). Esto entrega bases para ayudar a comprender y en ocasiones a legitimar fenmenos como las masivas inmigraciones europeas que llegan principalmente a la costa Atlntica latinoamericana, las polticas de blanqueamiento, expropiaciones de tierras e incluso exterminaciones, los nefastos zoolgicos humanos y, en ltima instancia, genocidios (como por ejemplo, el ona). En lo anterior podemos ver de manifiesto una tendencia a adoptar en ocasiones sin ms teoras e ideas europeas, y aplicarlas a la realidad latinoamericana.

    13 Guadarrama plantea, en el mbito de la educacin, lo siguiente: varios positivistas tendan a rechazar la centralidad de lo grecolatino, y dentro de algunas de sus polticas educativas eliminaron o disminuyeron la relevancia de su estudio en favor de las ciencias naturales (GUADARRAMA, Pablo. Positivismo y antipositivismo en Amrica Latina. Versin digital disponible en: http://biblioteca.filosofia.cu/php/export.php?format=htm&id=231&view=1 )

    14 SUBERCASEAUX, Bernardo. Historia de las ideas y de la cultura en Chile: desde la Independencia hasta el Bicentenario, Vol.1. (Santiago de Chile: Universitaria, 2011), 398

  • 47

    Enrique Riob

    Asimismo, esta corriente tuvo fuerte influencia en educacin15, en la ciencia, el pensamiento social e incluso, la poltica; a este ltimo caso se le denomin poltica cientfica, manifestndose en las llamadas constituciones prcticas, tiranas honradas, o el denominado por Valentn Letelier autoritarismo responsable16. El grupo ms representativo de esta idea es, tal vez, el de los cientficos, que daban bases ideolgicas al gobierno de Porfirio Daz.

    Ahora, hacia finales del siglo XIX y principios del XX, la hegemona del positivismo dentro de las ideas latinoamericanas y tambin europeas, con Schopenhauer, Bergson y Nietzsche, principalmente comienza a hacer crisis, y aparecen nuevos movimientos intelectuales y artsticos, siendo los ms relevantes el llamado espiritualismo laico y el modernismo, en los cuales se incluye a Rod. Este ltimo marca una renovacin en el mbito literario, rompiendo con el paradigma de las bellas letras, permeado por el neoclasicismo y muy significativo durante el primer siglo de vida independiente americano. Otras de sus caractersticas es una fuerte preocupacin por lo esttico, donde, como se dijo, rompe con cnones previos; un fuerte afn universalista y cosmopolita, as como una bsqueda por autonomizar la literatura17. Asimismo, debe ser entendida como diversa en trminos polticos18, e incluso, indefinida, como es el caso de Rubn Daro probablemente, el principal representante de este movimiento, en tanto el pensamiento poltico de su figura se encuentra hasta el da de hoy en disputa19.

    A diferencia de varios de los paradigmas positivistas, estos movimientos culturales relevaran aspectos como el afn de totalidad ideal, en contraposicin a lo fragmentario y utilitario; la relevancia en dicho proceso de la inspiracin y la divinidad, la pulsin y la vocacin, as como el mbito de lo artstico y lo esttico; la necesidad y bsqueda de la armona

    15 Ibd., 398399; HALE, Charles A., Ideas polticas y sociales en Amrica Latina, 18701930, 1518.

    16 Ibd., 182117 SUBERCASEAUX, Bernardo. Historia de las ideas y de la cultura en Chile: desde la Independencia

    hasta el Bicentenario, Vol.1. 38918 Ibd., 39419 Por ejemplo, existen autores que plantean a Daro en una relacin importante con las

    ideologas de la lite (BLANCO, Carlos. La ideologa de la clase dominante en la obra de Rubn Daro.En: Nueva Revista de Filologa Hispnica. (1980) Vol. 29, N2.), otros lo muestran como un primer pensador postcolonial, integrndolo y plantendolo como precursor de la tradicin de Said, Fanon, Cesaire y Guha (AMORETTI, Mara. Interculturalidad y mestizaje en Rubn Daro, 3). Por otro lado, se ha ledo a Daro tanto como eje de las polticas culturas de la dictadura somocista como del gobierno sandinista (WHISNANT, David. Ruben Dario as a Focal Cultural Figure in Nicaragua: The Ideological Uses of Cultural Capital. En: Latin American Research Review, (1992), dentro de la Nicaragua contempornea.

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    48

    y del ideal; la importancia de la belleza, la inspiracin divina, la poesa y el arte para poder acceder al ideal, todos los que pueden encontrarse en Ariel.

    En cuanto a Jos Enrique Rod, l fue uruguayo, nacido en Montevideo hacia 1871. Como escritor, ensayista y pensador, su mayor xito es Ariel, cuyas ideas fueron bastante exitosas a nivel continental y an hoy siguen siendo estudiadas, siendo especialmente relevantes en los movimientos estudiantiles de principios de siglo, donde el libro se convirti en un smbolo de la rebelda de la juventud.

    Ahora, resulta relevante para este trabajo el revisar cmo se ha abordado el tema de lo clsico en Rod. En primera instancia, la antigedad no es, usualmente, el prisma a travs del que se aborda la obra del uruguayo, y su tratamiento forma parte de una argumentacin ms amplia. No obstante, es posible distinguir varias maneras en que se interpreta lo clsico, ms all del contexto ideolgico hegemnico.

    Por ejemplo, para Corral El planteamiento de Rod se nutre de lo mejor del pensamiento clsico e incorpora, en su momento, lo nuevo del pensamiento universal20, lo cual dice relacin con el punto de partida para el anlisis del uruguayo el rescate y permanencia de los valores del espritu humano universal21, que provendran, en el caso latinoamericano, de Grecia y el cristianismo primitivo, rechazando la versin pragmticotecnicista del progreso. En ese sentido, el montevideano se ubica, as, sin afn de negar la Modernidad, en la perspectiva de la Tradicin22.

    Distinta idea tiene Ottmar Ette en Proteo en Uruguay, para quien Rod intenta abarcar y unir, desde una perspectiva excntrica, las partes centrfugas, explosivas, de la conciencia occidental, por lo que el uruguayo tom prestada la figura unificadora de la Antigedad de esta cultura occidental [] en la multiformidad de Proteo se transfigura claramente a orillas del Ro de la Plata una vez ms la tan ansiada unidad fundamental en un rostro en perpetuo cambio, por lo que la suya es una escritura en la modernidad, que, a su vez, contiene muchas modernidades divergentes entre s23. En el Ariel, en cambio, se formulara una respuesta esttica a las modernizaciones socioeconmicas dirigidas por los pases hegemnicos, desarrollando un proyecto consciente de lo que podramos llamar [] una modernidad perifrica24, sin embargo, sta estaba mediada por su fe en la

    20 CORRAL, Manuel de Jess. Jos Enrique Rod, pensador finisecular. La vigencia de Ariel en el siglo XXI. En: Ariel (2010), 5859. [Consultadoen lnea el 14/06/2013]. Disponible en:

    http://arielenlinea.files.wordpress.com/2010/07/rodo.pdf

    21 Ibdem.22 Ibdem.23 ETTE, Ottmar. Proteo en Uruguay. [Consultado el 05/07/2013] Disponible en versin html en: http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/06925179711317006710046/p0000001.

    htm#I_0_

    24 ETTE, Ottmar. As habl Prspero. Nietzsche, Rod y la modernidad filosfica de Ariel, 55.

  • 49

    Enrique Riob

    autoridad de los autores franceses, los cuales transmitan la visin de la antigedad grecoromana que se proyecta en el discurso de Prspero (y en el de Rod)25. Finalmente, el autor concluye que, si bien en Ariel se realiza una interpretacin americana del texto universal26, por lo cual crea un espacio propio a partir del cual se inserta en lo moderno sin desplazarse hacia los centros hegemnicos de Europa27, al establecer relaciones slo con la tradicin literaria occidental, y no con las afroamericanas, indgenas, de la cultura popular, etc., latinoamericanas, la visin del futuro, sin embargo, no es la de Amrica Latina sino la de una Amrica Latina28.

    El tratamiento de lo clsico como un medio para dilucidar la posicin de Rod frente a la modernidad es una operacin tambin realizada por scar Montero. Para ste la modernidad tendra, desde Baudelaire, como una de sus imgenes fundamentales el cuerpo fragmentado, mutilado y doliente29, la cual es rechazada de manera clara por Rod, para quien la armona clsica, que se representa en el cuerpo sano, completo y bello del joven ateniense30, corresponde a uno de los valores supremos de Ariel.

    En ese sentido, para Steffanell la idea que Rod busca transmitir a los jvenes tiene como sustento su imagen de la Grecia antigua pues los dioses le regalaron el secreto de la juventud inextinguible, por lo que dentro de tal cultura, los jvenes [] eran llenos de vigor, de liderazgo y que en ellos radicaban los atributos de la raza humana. Todava ms explcito: Para Rod la cultura helnica es la perfeccin de la moralidad humana dentro de la cual los jvenes americanos deban ser tipificados31.

    La pedagoga sera uno de los mejores medios para transmitir estos ideales a la juventud, lo que se hace explcito en el Ariel, obra que tendra, para Corral, uno de sus elementos fundamentales en la educacin racional, por supuesto, ntimamente relacionada con la paideia griega32. Es ms, los ideales clsicos no son slo vlidos para la juventud, sino para

    25 Ibd. 6126 Ibd. 6227 Ibdem28 Ibd. 6229 MONTERO, scar. Rod en el aula latina, Biblioteca Cervantes Virtual, 2010. [Consultado el

    03/02/2015], disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/obravisordin/rodoenelaulalatina/html/

    30 Ibd.31 STEFFANELL, Alexander. Civilizacin/barbarie en la ciudad letrada de Jos Rod y Doa

    Soledad Acosta de Samper: Dos ensayistas americanos del siglo XIX. En: Historia Caribe (2005),115116

    32 CORRAL, Manuel de Jess. Jos Enrique Rod, pensador finisecular. La vigencia de Ariel en el siglo XXI, 5960

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    50

    Amrica Latina, en general33: Es bien claro que para Rod el pensamiento americanista y la civilizacin deben seguir los mismos parmetros helnicos; tomar de este pensamiento filosfico griego es una de las bases de la fundacin del ideal de este ensayista uruguayo. La cultura americana deba tomar su fuente pedaggica y filosfica en su herencia europea34.

    Antes de comenzar con el anlisis del Ariel, es necesario hacer un alcance general con respecto a la manera en que Rod vea lo clsico, que no es nica dentro de la poca. Para Taboada, durante la segunda mitad del siglo XIX la intelectualidad europea propuso nuevas valoraciones de la herencia griega, entre las cuales se encuentra la de Renan quien evocaba la armona antigua como contrapeso de las amenazas plebeyas del presente35. Esta se contrapona con una visin dionisiaca de lo heleno, mediada en gran parte por las ideas de Nietzsche. Si bien sta tuvo repercusin en Latinoamrica36, a largo plazo, slo en determinados sectores prosper la exgesis neopagana, y nuestras arcaicas sociedades prefirieron la manera de Renan, muy ledo por Amrica Latina37.

    Lo que me interesa destacar en este caso son dos cosas. Primero que la imagen de lo clsico en Rod no es la nica posible de tener, sino que es una de varias que estn disponibles en el momento y, por lo mismo, se entiende que es la ms acorde a su forma de pensar. Lo segundo, es que a partir de una u otra interpretacin de lo clsico, es posible comenzar a trazar diferencias entre Rod y otros autores de la poca, especialmente Mart y Daro, pues mientras este ltimo cantaba los goces de la Hlade pagana, aceptando de manera explcita que esta era una imagen ms francesa que griega: Amo ms que la Grecia de los griegos / la Grecia de la Francia, porque en Francia / al eco de las risas y los juegos / su ms dulce licor Venus escancia38, el uruguayo criticaba la artificialidad de la Grecia dionisiaca que adoraba el

    33 En efecto, la idea de Amrica Latina como un continente esencialmente joven, es reconocida en Rod (ALVARADO, Mariana. Rod y su Ariel. El Ariel de Rod. En: Cuyo. Anuario de Filosofa Argentina y Americana (2003), 160)

    34 STEFFANELL, Alexander. Civilizacin/barbarie en la ciudad letrada de Jos Rod y Doa Soledad Acosta de Samper: Dos ensayistas americanos del siglo XIX116

    35 TABOADA, Hernn. Jos Enrique Rod: el oriental y la Hlade, 89

    36 Todo esto responda al momento dionisiaco que viva Amrica Latina, tal como lo expres en su oportunidad el brasileo Sousa Bandeira, en momentos en que su coterrneo Jackson de Figueiredo confesaba en carta a Mrio de Alencar en 1915: Dionisos fue quizs el ideal nico de mi adolescencia. Traducido a nuestros trminos, ese momento revelaba una nueva sensibilidad hacia el erotismo, la exploracin del deseo femenino, el tratamiento del tema homosexual, novedades de las ltimas dcadas del siglo xix, que fueron tambin de combate al positivismo y de una nueva preocupacin por la identidad, en lo cual ocup posiciones tambin el retorno a Grecia. (Ibdem.).

    37 Ibd. 9038 DARO, Rubn. Divagacin (v. 4955) En: Prosas Profanas, 1896.

  • 51

    Enrique Riob

    nicaragense (porque crea que la suya s era real)39, y mientras el cubano planteaba que nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra40, de la lectura del Ariel se emana lo absolutamente opuesto, pues lo precolombino brilla por su ausencia mientras que su filohelenismo empapa buena parte de las pginas de su ensayo.

    Otro elemento a destacar es el rol que juega lo oriental en el uruguayo. Para Ette, la alteridad cultural que s representa en Ariel es la del oriente, es decir, lo que, en y para las literaturas europeas, representaba lo otro41. Taboada va ms all. Si bien acepta la idea anterior, la radicaliza, comprendiendo que Rod igualaba el Oriente con las masas indgenas y mestizas de Amrica42 y que La asimilacin de Amrica con el Oriente fue otro lugar comn incorporado por Rod a su ya larga lista: por eso afirma que la poblacin rural de poca de la independencia habitaba un desierto y en semibarbarie pastoril no muy diferentemente del rabe beduino o del hebreo de tiempos de Abrahn o Jacob. El Otro de Rod es americano al mismo tiempo que oriental, porque en el fondo los dos derivan de la misma esencia43. En ese sentido, parece ser claro que el Oriente resulta en el autor uruguayo una tradicin que debe quedar fuera de la conformacin moderna de Amrica Latina, pues como se ver, remite a la contradiccin de aquello que se toma por bueno.

    2. La antigedad y el ideal en Ariel

    El tema de la juventud cruza el clebre ensayo Ariel, y dentro del marco general que entrega tal tpico, Rod se enfoca en varios aspectos especficos, por ejemplo la relevancia que deben tener los jvenes como motor de cambio de las sociedad o las caractersticas intrnsecas usualmente positivas que tal condicin parece tener para los individuos, pero tambin para los colectivos. En ese sentido, queda claro que la juventud va ms all de un espacio temporal o una etapa etaria, es una suerte de estado del alma, del espritu que no slo puede, sino debe, mantenerse en aquellos a los que Rod apela. De tal modo, la conservacin y aplicacin de los valores de la juventud a la sociedad, con el objetivo de incidir en ella, es una

    39 TABOADA, Hernn. Jos Enrique Rod: el oriental y la Hlade, 94

    40 MART, Jos. Nuestra Amrica. 1891 [Consultado el 02/03/2015]. Disponible en: http://www.ciudadseva.com/textos/otros/nuestra_america.htm

    41 ETTE, Ottmar. As habl Prspero. Nietzsche, Rod y la modernidad filosfica de Ariel. 61.42 TABOADA, Hernn. Jos Enrique Rod: el oriental y la Hlade, 9443 Ibd. 95

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    52

    responsabilidad que Prspero el profesor cuya ltima clase resulta el eje del ensayo, le endosa a sus alumnos44.

    La funcin principal de la lozana y que tambin parece ser la razn central para la necesidad de mantenerla viva y operativa en el espritu de sus estudiantes se revela unas pginas ms adelante: la bsqueda del ideal es una pulsin irrefrenable e irresistible para la juventud45. Esta misin, en todo caso, no es completada por todas las generaciones que, por su condicin de juveniles, han estado llamadas a hacerlo, pues algunas de ellas han renegado colectivamente de los valores de la juventud, habindose encontrado destinadas a personificar, desde la cuna, la vacilacin y el desaliento46. De ah la fundamentalidad de que estos sean conservados y desarrollados por los jvenes.

    Ahora, est funcin que cumple la juventud parece tener relacin con algunas de las caractersticas asignadas a ella, las que segn Rod se ven encarnadas de modo paradigmtico en la antigua Grecia:

    Hubo una vez en que los atributos de la juventud humana se hicieron, ms que en ninguna otra, los atributos de un pueblo, los caracteres de una civilizacin, y en que un soplo de adolescencia encantadora pas rozando la frente serena de una raza. Cuando Grecia naci, los dioses le regalaron el secreto de su juventud inextinguible. Grecia es el alma joven. Aquel que en Delfos contemplaba la apiada muchedumbre de los jonios xdice uno de los himnos homricos se imagina que ellos no han de envejecer jams. Grecia hizo grandes cosas porque tuvo, de la juventud, la alegra, que es el ambiente de la accin, y el entusiasmo, que es la palanca omnipotente47.

    Lo anterior parece tener repercusin hasta la contemporaneidad del autor, quien afirma que en la Hlade, producto del estado de gracia con respecto a la juventud: nacieron el arte, la filosofa, el pensamiento libre, la curiosidad de la investigacin, la conciencia de la dignidad humana, todos esos estmulos de Dios que son an nuestra inspiracin y nuestro orgullo48.

    Interesante resulta que dentro del mismo prrafo se presenta la contraparte de esta juventud colectiva, la que se sita tambin en la antigedad: Egipto. En efecto, luego de mencionar una ancdota donde Sais sacerdote egipcio llama nios a los griegos frente a Soln legislador

    44 ROD, Jos Enrique. Ariel. (Santiago: Ediciones Ercilla, 1938), 1545 Ibd. 151646 Ibd. 1747 Ibd. 1718. 48 Ibd. 18

  • 53

    Enrique Riob

    ateniense, se le asignan al pueblo africano las caractersticas de la vejez y la senectud:

    Absorto en su austeridad hiertica, el pas del sacerdote representaba, en tanto, la senectud, que se concentra para ensayar el reposo de la eternidad y aleja, con desdeosa mano, todo frvolo sueo. La gracia, la inquietud, estn proscriptas de las actitudes de su alma, como del gesto de sus imgenes la vida. Y cuando la posteridad vuelve las miradas a l, slo encuentra una estril nocin del orden presidiendo al desenvolvimiento de una civilizacin que vivi para tejerse un sudario y para edificar sus sepulcros; la sombra de un comps tendindose sobre la esterilidad de la arena49.

    Las citas son elocuentes. Para el nosotros de Rod quien le dedica el libro a la juventud de Amrica y tiene por oyentes literarios a un grupo de estudiantes50 Grecia sigue siendo motivo de orgullo, y los resultados de su juventud colectiva estn todava latentes en la continua renovacin del ideal que debe emprenderse generacin por generacin. En alguna medida, se plantea la existencia de distintos niveles de juventud, y el de los griegos an marcara la pauta para nosotros, pues cumple el rol de ser la juventud de la civilizacin a la que se pertenece, entregndole una suerte de primer ideal51, a partir del cual se pueden desarrollar otros diversos, que se relacionan con nuevos niveles de juventud ms acotados, pero no por ello menos intensos52. En ese sentido, lo griego parece contener un mpetu que para Rod sigue ejerciendo fuerza y gua para la juventud continental, lo que puede enmarcarse dentro de una operacin que relaciona lo griego con lo latinoamericano.

    Lo anterior tiene su inmediato corolario, pues Egipto cumple la funcin opuesta a la griega, en tanto se deja en evidencia la lejana de tal pueblo con el ideal promovido por el Prspero de Rod. Incluso, se podra decir que es un pueblo que se encuentra intrnsecamente alejado de las caractersticas de la juventud, cuya relevancia para el presente del uruguayo es prcticamente nula. Es la encarnacin histrica de aquello que debe ser rechazado por sus lectores.

    49 Ibdem.50 De modo an ms claro, una vez ejemplificado la juventud colectiva a partir de lo griego

    y del cristianismo, Prspero las proyecta hacia sus alumnos, quienes se muestran como dueos de la posibilidad de continuar el incesante mpetu de los antiguos: Sed, pues, conscientes poseedores de la fuerza bendita que llevis dentro de vosotros mismos (Ibd. 19).

    51 Como una suerte de matriz del ideal que luego se puede desenvolver de modos particulares en cada contexto histrico, pero que remite al mismo punto de partida.

    52 En ese sentido, Rod le entrega una buena cuota de importancia a la necesidad de ser original, de reforzar la individualidad, para no caer en la copia irreflexiva, en la mediocridad de ser uno ms y no poder destacar en ningn mbito. (Ibd. 6468)

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    54

    En otras palabras, la potencia juvenil griega se enmarcara adentro del proyecto latinoamericano de Rod, mientras que su contraparte Egipto se encuentra totalmente afuera del mismo.

    Una ejemplificacin parecida es realizada a partir del cristianismo, encontrando tambin en ste la lucha entre lo joven y lo viejo, pues mientras su esencia contiene la alegra del alma juvenil53, en su relacin con el ascetismo y el estoicismo se encuentra el germen de la decrepitud, la relacin con lo inmovilizado. En efecto, para Rod la conformidad con la situacin vivida, su aceptacin pasiva lo que podra relacionarse con el estoicismo no es tolerable, y aunque reconoce la existencia de consecuencias al poner en todo momento por delante los ideales, incluso stas pueden terminar siendo positivas, pues de ellas pueden salir valiosas lecciones54. En ese sentido, el racionalismo excesivo reido con el dejarse llevar por la pulsin natural a seguir el ideal que tendra la juventud tambin es fustigado como algo alejado de la bsqueda de Prspero55.

    De hecho, cualquier desarrollo excesivo de una sola capacidad humana, en desmedro de todas las dems es decir, la especializacin y la divisin tajante del trabajo, es considerada por Rod como negativa, tanto a nivel individual como colectivo, pero siendo este ltimo particularmente nefasto. Por supuesto, ello tambin es ejemplificado a partir de lo antiguo, tildando a Fenicia y a Esparta como culturas empequeecidas por enfocarse slo en un mbito del desarrollo humano: el comercio y la guerra respectivamente56.

    Las anteriores culturas y ciudades son contrastadas con Atenas, que se muestra como el dechado de la armona en el desarrollo de todas las potencialidades humanas:

    Atenas supo engrandecer a la vez el sentido de lo ideal y el de lo real, la razn y el instinto, las fuerzas del espritu v las del cuerpo. Cincel las cuatro fases del alma. Cada ateniense libre describe en derredor de s, para contener su accin, un crculo perfecto, en el que ningn desordenado impulso quebrantar la graciosa proporcin de la lnea. Es atleta y escultura viviente en el gimnasio, ciudadano en el Pnix, polemista y pensador en los prticos. Ejercita su voluntad en toda suerte de accin viril y su pensamiento en toda preocupacin fecunda [] Y de aquel librey nico florecimiento de la plenitud de nuestra naturaleza, surgi el milagro griego, una inimitable y encantadora mezcla de animacin y

    53 Ibd. 181954 Ibd. 2255 Ibdem.56 Ibd. 34

  • 55

    Enrique Riob

    de serenidad, una primavera del espritu humano, una sonrisa de la historia57.

    Ms all de la radical idealizacin de Atenas, queda claro que para Rod la vida de los atenienses era casi perfecta y debe ser tomada como ejemplo, no obstante, reconoce claramente que es un pasado que, si bien se encuentra an presente a nivel ideal, ya no puede volver. En su contemporaneidad ya no se encuentran las condiciones para el desarrollo perfectamente armnico de todo lo humano, pues esto slo es posible entre los elementos de una graciosa sencillez58, a la que, debido el grado de complejidad de su presente, ya no se puede volver. A pesar de la evidente melancola que tal realidad provoca, el uruguayo da cuenta de que an es posible cultivar aunque sea en una medida menor, ms acorde a su momento el ideal humanista del desarrollo total de la potencialidad humana, pero para ello la vida no puede consagrarse al afn materialista o la exacerbacin de slo una virtud o labor: la reflexin y la contemplacin desinteresadas, en suma, la posibilidad del momento de ocio59 sirve como eficaz antdoto para conservar, al menos en alguna medida, el ideal que encarna la polis tica.

    No obstante lo anterior, Rod ejemplifica el acto de pasar tiempo consigo mismo con un cuento sobre un Rey oriental, lo que a primera vista parece paradjico, pues como se vio las consecuencias de tal accin se le asignan principalmente a lo ateniense. Ms an, ste es presentado como un gran monarca, altamente hospitalario y bondadoso con todos sus sbditos, as como amable con la naturaleza, quien a pesar de tener todas estas atenciones con su pueblo, guardaba un espacio dentro de su palacio para encontrarse consigo mismo, es decir, para poder estar solo, pensar y meditar sin que nadie le moleste, lo que resulta muy valorable para el uruguayo.

    Ahora bien, del cuento se entiende que slo el Rey posee la virtud y la libertad para llevar a cabo esta accin, aunque por su condicin de soberano puede tambin ser catalizador de la misma en quienes se encuentran debajo de l. En ese sentido, parece ser que la oposicin entre lo oriental y lo occidental sigue operando, pues aunque en el oriente pueda darse el tiempo de ocio necesario para el desarrollo armnico del hombre, ste se encuentra circunscrito exclusivamente al monarca, lo que replica la idea del despotismo oriental que tendra slo un ciudadano, el Rey. Esto cambia con Grecia, especialmente Atenas, pues all todos podran lograr esta superioridad espiritual, lo que se sindica como una de las principales razones para tomarla como modelo.

    57 Ibd., 28 29.58 Ibd. 2659 Lo que nuevamente parece remitir a lo griego. Ibd. 33

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    56

    Y es que, para Rod, la belleza esttica que recubre todos los aspectos del desarrollo de Atenas, es una variable esencial para reconocer en ella el ejemplo mximo del desarrollo armnico del hombre. En efecto, la presencia de lo bello parece ser un indicio para el reconocimiento de la virtud, de aquello que se acerca al ideal60, y en ese sentido, la existencia de tales caractersticas en esta polis resulta evidente. Nuevamente se produce un acercamiento entre lo griego ateniense, en este caso, pues con Esparta pasa lo opuesto y aquello que se busca promover por parte de Rod, mientras que con respecto a lo oriental, representado por Fenicia, se produce un alejamiento de lo mismo.

    La belleza, en todo caso, no slo es relevante como una variable ms del desarrollo ntegro del hombre, sino que es una condicin fundamental para distinguir lo superior de lo vulgar61. As, Rod relacionar lo bello con lo justo y lo bueno62, y en ese entendido la hermosura ser considerada como una cualidad que logra mejorar todo. En relacin a lo anterior, la belleza tambin se conecta con lo armnico; es un elemento imposible de soslayar si lo que se busca es el desarrollo completo de la potencialidad humana. As, se hace posible acceder a la virtud sin la belleza, aunque aqulla quedara truncada.

    La ejemplificacin histrica que entrega Rod hace referencia a algo ya conocido: el ascetismo cristiano. ste, desarrollara una sola faz del ideal, lo que redunda en su no aspiracin a la totalidad de la divinidad. En suma: excluy de su concepto de la perfeccin todo lo que hace a la vida amable, delicada y hermosa63; y esta exclusin es proyectada histricamente hasta el puritanismo religioso que:

    persigui toda belleza y toda seleccin intelectual; que vel indignado la casta desnudez de las estatuas; que profes la afectacin de la fealdad, en las maneras, en el traje, en los discursos; la secta triste que, imponiendo su espritu desde el Parlamento ingls, mand extinguir las fiestas que manifestasen alegra y segar los rboles que diesen flores, tendi junto a la virtud, al divorciarla del sentimiento de lo bello, una sombra de muerte que an no ha conjurado enteramente Inglaterra, y que dura en

    60 Ibd. 363861 Ibd. 35.62 Ibd. 36. Pablo Rocca plantea la relevancia de la nocin platnica de belleza e ideal en el

    Ariel de Rod en el siguiente artculo: ROCCA, Pablo. Enseanza y teora de la literatura en Jos Enrique Rod: (Apndice: Apuntes inditos de un curso de literatura de Rod), Biblioteca Cervantes Virtual, 2010. [Consultado el 03/02/2015], disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/obravisor/ensenanzayteoriadelaliteraturaenjoseenriquerodoapendiceapuntesineditosdeuncursodeliteraturaderodo/html/037c5a23881a4af0a729155a7bfa7b51_5.html

    63 ROD, Jos Enrique. Ariel, 39.

  • 57

    Enrique Riob

    las menos amables manifestaciones de su religiosidad y sus costumbres64

    El ensayista uruguayo deja perfectamente clara su visin del puritanismo, y si al principio se hace un guio al alejamiento que ste tendra de la cultura clsica, hacia el final del mismo prrafo resulta palmario que, para Rod mucho ms que todas las severidades de ascetas y de puritanos, el ideal antiguo, particularmente ateniense y platnico, resulta un dechado mucho ms idneo para el desarrollo cultural y espiritual de los oyentes de Prspero.

    Ahora, lo anterior no quiere decir que el uruguayo se aleje de la idea cristiana de virtud. De hecho parece ocurrir lo contrario, pues su intencin es la de lograr conciliar el ideal antiguo con el cristiano: La perfeccin de la moralidad humana consistira en infiltrar el espritu de la caridad en los moldes de la elegancia griega65. En efecto, esa conexin, que se habra logrado por acotados momentos en los inicios del cristianismo debe ser reeditada66, debe volver a hacerse pues el devenir histrico la ha roto, separando sus partes como si fueran autnomas, desintegrndose tambin el ideal como totalidad. Y comprendiendo el propsito del libro, es posible pensar que esa conciliacin tiene por lugar idneo Amrica Latina. Particularmente importante resulta, en este caso, el apellido que se le entrega al continente, pues ste apela explcitamente a la tradicin clsica a lo latino, romano, usualmente vinculado tambin a lo griego en contraposicin a la Amrica Sajona, cuya cercana a Inglaterra marcara una visin distinta del ideal, de la virtud.

    Pero antes de pasar a ese tema, resulta necesario desarrollar otro aspecto de la relacin entre lo bello y lo bueno, como es la nocin del buen gusto y su relacin con la idea de superioridad. Esta relacin aparece explicitada del siguiente modo: Yo creo indudable que el que ha aprendido a distinguir de lo delicado lo vulgar, lo feo de lo hermoso, lleva hecha media jornada para distinguir lo malo de lo bueno67, y aunque se hace la apreciacin de que el buen gusto cuyo paradigma parece ser la arquitectura griega, especficamente el Partenn68 no es el nico criterio para valorar las acciones humanas, negarle su estatuto entre las grandes virtudes sera un error an peor. Es ms, la relacin entre lo bueno y lo bello sera tan ntima que posibilitara concebir la ley moral como esttica de la conducta69.

    64 Ibd. 3965 Ibd. 4066 Ibdem.67 Ibd. 3868 Ibd. 4169 Ibd. 38

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    58

    Interesante resulta que lo anterior es aplicable tanto al mbito individual como al colectivo70, y con respecto a este ltimo se asevera que la relacin entre lo bueno y lo bello:

    podra tener su smbolo en la [relacin] que Rosenkranz afirmaba existir entre la libertad y el orden moral, por una parte, y por la otra la belleza de las formas humanas como un resultado del desarrollo de las razas en el tiempo. Esa belleza tpica refleja, para el pensamiento hegeliano, el efecto ennoblecedor de la libertad; la esclavitud afea al mismo tiempo que envilece; la conciencia de su armonioso desenvolvimiento imprime a las razas libres el sello exterior de la hermosura71.

    En seguida se afirma una relacin entre los pueblos que tienen ese tipo de carcter gusto fino o la adopcin de formas graciosas con el genio de la propaganda, es decir el don poderoso de la universalidad72, o sea, la posibilidad de movilizar sus valores ms all de sus propias fronteras. Su capacidad de apelacin es mucho mayor que la de aquellas culturas que no tienen tales caractersticas, y en ese sentido, es ms factible que sus ideas y visiones subsistan al paso del tiempo, que prevalezcan al movimiento de la historia73, pues se encuentran baadas por la luz de las Gracias. En ese sentido, lo hermoso, a nivel de materializacin de las ideas74, implica mayores posibilidades para su supervivencia. La misma lgica es luego aplicada al mbito de lo individual y lo humano, acercndose de modo bastante explcito un discurso social darwinista:

    Tal as, en las evoluciones de la vida, esas encantadoras exterioridades de la naturaleza, que parecen representar, exclusivamente, la ddiva de una caprichosa superfluidad, la msica, el pintado plumaje de las aves: y, como reclamo para el insecto propagador del polen fecundo, el matiz de las flores, su perfume han desempeado, entre los elementos de la concurrencia vital, una funcin realsima; puesto que significando una superioridad de motivos, una razn de preferencia para las atracciones del amor, han hecho prevalecer, dentro de cada especie,

    70 El autor uruguayo lo afirma de la siguiente forma: La idea de un superior acuerdo entre el buen gusto y el sentimiento moral es, pues, exacta, lo mismo en el espritu de los individuos que en el espritu de las sociedades (Ibd. 42)

    71 Ibdem.72 Ibd. 4373 Ibd. 87.74 Rod lo plantea del siguiente modo: Las ideas adquieren alas potentes y veloces, no en el

    helado seno de la abstraccin, sino en el luminoso y clido ambiente de la forma (Ibd. 43)

  • 59

    Enrique Riob

    a los seres mejor dotados de hermosura sobre los menos ventajosamente dotados75.

    La relacin entre la belleza y la fortaleza de la raza76 se muestra como relevante; lo hermoso en tanto indicio de virtud ha de prevalecer sobre lo feo. Resulta bastante interesante dar cuenta de que esta lgica parece tener su ejemplo paradigmtico en los griegos, que han sido profusamente utilizados para ejemplificar la conexin establecida de lo armnico, lo virtuoso y lo bueno con lo bello y que, como tambin ha explicitado el uruguayo, conformaron un ideal imperecedero en parte debido a la preciosidad de su materializacin con un mpetu y fuerza, a su juicio, an vigentes; y es precisamente a ste al que se apela como la tradicin en la cual Rod busca incluir a Amrica Latina, modelando, por ende, su porvenir: Pero en ausencia de esa ndole perfectamente diferenciada y autonmica, tenemos los americanos latinos una herencia de raza, una gran tradicin tnica que mantener, un vnculo sagrado que nos une a inmortales pginas de la historia, confiando a nuestro honor su continuacin en lo futuro77.

    Lo anterior, por supuesto, tiene su clara contradiccin en el enfoque puramente utilitario y pragmtico, los que encuentran consonancia con las

    75 Ibd. 43. Resulta interesante hacer notar que Rod hace referencia en dos ocasiones a los pueblos arios, quienes parecen ser privilegiados en las dotaciones raciales: desde que con sus alas aviv la hoguera sagrada que el ario primitivo, progenitor de los pueblos civilizadores, amigo de la luz, encenda en el misterio de las selvas del Ganges, para forjar con su fuego divino el centro de la majestad humana (Ibd. 96). Asimismo, estos pueblos son explcitamente relacionados con los griegos, algo usual para la poca, pero que da cuenta de una visin permeada por el racismo imperante en Europa y Amrica Latinan en tanto se entiende que es posible transferir una serie de valores y cualidades biolgicamente, y que en este caso opone a los Estados Unidos: Intil sera tender a convencerles de que la obra realizada por la perseverante genialidad del ario europeo, desde que, hace tres mil aos, las orillas del Mediterrneo, civilizador y glorioso, se cieron jubilosamente la guirnalda de las ciudades helnicas; la obra que an contina realizndose y de cuyas tradiciones y enseanzas vivimos, es una suma con la cual no puede formar ecuacin la frmula Washington ms Edison (Ibd. 82)

    76 Esta conexin parece ser un aspecto relevante del discurso racializado de la poca que poda tomar como referencia clara a las estatuas griegas como ejemplos de perfeccin fsica, al que se deba aspirar, como ocurre con Luis Bisquertt: El fin de la educacin, dice Guyau, es desarrollar todas las posibilidades de un ser. Una de tales posibilidades es la adquisicin de la belleza plstica, asunto que, lejos de tener un inters exclusivamente esttico, tambin lo tiene y muy grande desde el punto de vista biolgico. Es que el concepto de belleza plstica est ntimamente ligado al de la salud, al de valor funcional orgnico. La perfeccin de la forma anatmica, interna o externa, macroscpica o microscpica, corresponde, en cada ser, a la perfeccin y normalidad de la funcin fisiolgica. Y la forma anatmica correcta o normal siempre ha sido considerada como bella, en el sentido de provocar emocin esttica, en el sentido de atraer, de agradar interiormente. Las obras cumbres de la estatuaria griega qu son, sino formas anatmicas perfectas? BISQUERTT, Luis. Aspectos de la Educacin Fsica. En: Revista de educacin, Ministerio de Educacin Pblica de Chile. Ao II, N22 (1930), Santiago., 664.

    77 ROD, Jos Enrique. Ariel, 66

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    60

    crticas que Rod hace espritus estrechos que slo enfocan su desarrollo en una parte del ideal, algo que fue ejemplificado por el uruguayo a partir del ascetismo y puritanismo cristiano, particularmente ingls, y que finalmente se proyecta hacia los Estados Unidos, que beberan de esa fuente78. En todo caso, el uruguayo no iguala a los norteamericanos y a los ingleses, y parece valorar ms a los ltimos, planteando que debajo de su corteza de utilitarismo, bajo la indiferencia mercantil [] esconde, a no dudarlo, una virtualidad potica escogida, y un profundo venero de sensibilidad79. Incluso, se llega a plantear de que la vida en Inglaterra es la mejor desde la Grecia antigua, pero sus virtudes que no parece haber sido legadas a nuestros vecinos del norte, pues mientras el pueblo ingls tiene una intuicin aristocrtica, el norteamericano tiene una mal entendida democracia que nivela hacia abajo e impide una verdadera conciencia nacional80. En ese sentido se entiende cuando Rod afirma la imposibilidad de que ste pueblo supere al europeo81.

    As, y ms all del reconocimiento de las virtudes de los norteamericanos, Rod deja en claro, no slo que la tradicin grecolatina no forma parte de los elementos constitutivos de este pueblo, sino que plantea la inexistencia de tradiciones verdaderas en su cultura, lo que ha resultado en que ese pueblo no ha sabido substituir la idealidad inspiradora del pasado con una alta y desinteresada concepcin del porvenir. Vive para realidad inmediata, del presente, y por ello subordina toda su actividad al egosmo del bienestar personal y colectivo82. As, aquello que Amrica Latina tiene sobrado una tradicin milenaria sobre la cual erigir su cultura, los norteamericanos adolecen. No obstante, el uruguayo tambin reconoce que lo que all hay de sobra, como es la pasin por el trabajo, el xito material y la existencia de

    78 Ibd. 6379 Ibd. 7480 Ibd. 7481 Ibd. 82 8382 Ibd. 73. Resulta interesante contrastar esta postura con la que pueden tener los mismos

    estudiosos y clasicistas norteamericanos, que resulta harto lejana. De hecho, en la polmica suscitada por la publicacin del libro Atenea Negra, apareci una suerte de defensa corporativa del clasicismo estadounidense, liderada por Mary Leftkowitz, contra las posturas de Bernal, que relativizaban la importancia de Grecia para la conformacin del Occidente moderno. Ante ello, la autora plantea lo siguiente: Cualquier intento por cuestionar la autenticidad de la civilizacin de la antigua Grecia tiene implicancias directas incluso en personas que ordinariamente tienen poco inters en el pasado remoto. Desde la fundacin de este pas (EEUU), la antigua Grecia ha sido conectada ntimamente con los ideas de la democracia americana (LEFTKOWITZ, Mary. Not out of Africa. Citado en KETE ASANTE, Molefi, Race in antiquity: Truly out of Africa. [Consultado el 25/07/2014] Disponible en: http://www.asante.net/articles/19/raceinantiquitytrulyoutofafrica/).

  • 61

    Enrique Riob

    una identidad clara, en Amrica Latina faltan83, pues aunque venga de una tradicin antiqusima, an no ha tomado las riendas de su destino.

    Ahora, esta oposicin no es algo que sea valorado como necesariamente negativo. De hecho, el uruguayo la entiende como una suerte de impulso, pues conserva el inters y el estmulo de la vida, los que de otro modo desapareceran agotados, en la quietud de una unidad absoluta84; y el ejemplo histrico que materializa tal premisa terica est situado, nuevamente, en la Grecia antigua, especficamente la distincin entre Esparta y Atenas que previamente ya fue mencionada, en cuyos polos se apoya el eje alrededor del cual gira el carcter de la ms genial y civilizadora de las razas85, aunque no por ello considere que ambas tradiciones son equivalentes, pues queda claro cul ve como ms ptima para el desarrollo de Amrica Latina. As, aunque lo espartano exceda el ideal de Rod, su importancia es central para que exista lo ateniense. Asimismo, en ambos casos hay una distancia con la quietud extrema, que parece ser parte de la caracterizacin orientalista del Oriente.

    Aunque esta oposicin sea graficada primero a partir de dos polis griegas, luego se materializar de otros modos en relacin a lo antiguo. Primero se compara a los Estados Unidos particularmente la influencia poltica de una plutocracia representada por los todopoderosos aliados de los trusts con la decadencia de la Repblica Romana, pues all la relacin tan ntima entre la economa y la poltica fue antecedente de la ruina de la libertad y de la tirana de los Csares86. Ms adelante, Rod hace una odiosa comparacin entre los Estados Unidos y Fenicia, planteando que:

    La obra del positivismo norteamericano servir a la causa de Ariel, en ltimo trmino. Lo que aquel pueblo de cclopes ha conquistado directamente para el bienestar material, con su sentido de lo til y su admirable aptitud de la invencin mecnica, lo convertirn otros pueblos, o l mismo en lo futuro, en eficaces elementos de seleccin. As, la ms preciosa y fundamental de las adquisiciones del espritu, el alfabeto, que da alas de inmortalidad a la palabra, nace en el seno de las factoras cananeas y es el hallazgo de una civilizacin mercantil, que, al utilizarlo con fines exclusivamente mercenarios, ignoraba que el genio de razas superiores lo transfigurara convirtindole en el medio de propagar su ms pura y luminosa esencia

    No slo se sugiere que los Estados Unidos no pertenecen al concierto de las razas superiores, sino que adems se consigna su obra material

    83 Rod, Op. Cit. 6684 Ibd. 6685 Ibdem.86 Ibd. 7980

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    62

    como slo un medio para llegar a un fin mejor, que puede o no ser logrado por ellos, dejando en claro que a estos an les falta avanzar en el camino de la civilizacin. En un sentido similar, pero an ms explcito en la posible vinculacin de lo estadounidense con lo oriental, si los primeros no cambian su camino, Rod hace la siguiente afirmacin: Por otra parte, una civilizacin que est destinada a vivir y a dilatarse en el mundo; una civilizacin que no haya perdido, momificndose, a la manera de los imperios asiticos, la aptitud de la variabilidad, no puede prolongar indefinidamente la direccin de sus energas y de sus ideas en un nico y exclusivo sentido87.

    Aunque la conexin no sea evidente existen, al menos, dos guios a una relacin entre los Estados Unidos con lo oriental, mientras que tal situacin no se da nunca para Amrica Latina, la que siempre se relaciona a lo clsico grecolatino y se aleja de aqullo. De hecho, ya hacia el final de su ensayo plantea, desde el tema de lo urbano, lo nefasto que resultara para nosotros terminar como ellos:

    Existen ya, en nuestra Amrica latina, ciudades cuya grandeza material y cuya suma de civilizacin aparente, las acercan con acelerado paso a participar del primer rango en el mundo. Es necesario temer que el pensamiento sereno que se aproxime a golpear sobre las exterioridades fastuosas, como sobre un cerrado vaso de bronce, sienta el ruido desconsolador del vaco. Necesario es temer, por ejemplo, que ciudades cuyo nombre fue un glorioso smbolo en Amrica; que tuvieron a Moreno, a Rivadavia, a Sarmiento; que llevaron la iniciativa de una inmortal Revolucin; ciudades que hicieron dilatarse por toda la extensin de un continente, como en el armonioso desenvolvimiento de las ondas concntricas que levanta el golpe de la piedra sobre el agua dormida, la gloria de sus hroes y la palabra de sus tribunos, puedan terminar en Sidn, en Tiro, en Cartago. A vuestra generacin toca impedirlo88.

    En el mbito de lo urbano Rod es tajante al separar lo griego de lo oriental, pues mientras lo primero sigue brillando con luz propia, lo segundo ya fue dejado en el olvido: De las piedras que compusieron a Cartago, no dura una partcula transfigurada en espritu y en luz. La inmensidad de Babilonia y de Nnive no representa en la memoria de la humanidad el hueco de una mano, si se la compara con el espacio que va desde la Acrpolis al Pireo89. De este modo, Rod deja en claro que no es posible

    87 Ibd. 8688 Ibd. 9089 Ibd. 88

  • 63

    Enrique Riob

    apelar a la tradicin oriental como gua para la Latinoamrica moderna, pues sta no es suficiente ni se enmarca dentro de aquello que l mismo consign como superior. Lo opuesto ocurre con lo clsico, que usualmente se presenta, sino como el inicio de una tradicin que debe ser retomada por la juventud latinoamericana, como el ejemplo paradigmtico de aquello que se considera ptimo90.

    Una clara referencia a este ltimo modo de aproximarse a lo griego se da en los pasajes que Rod le dedica a la democracia. En ellos se desarrollan algunas problemticas propias de la democracia en el mbito de la modernidad, especialmente la conciliacin entre las formas de la alta cultura y el buen gusto lo que apelara a una suerte de desigualdad o jerarqua intrnseca entre los individuos y los pueblos91 con aquellos aspectos que van al sentido contrario, como es el afn materialista, la vulgaridad o la mediocridad de las masas y la bsqueda de una igualdad total.

    Ahora, la postura del uruguayo es sin duda bastante ms matizada que la de otros autores que cita profusamente en su ensayo, particularmente Taine y Renan con quienes concuerda plenamente en otras instancias que se muestran como reacios a la democracia92, pues consideran que ella resulta en la prdida de todos los valores aorables y dignos cultivados a lo largo de la historia europea, as como en la victoria del populacho con todo lo que eso implica93. En efecto, para estos autores el problema principal de la democracia es que se basa en una premisa falsa, en la igualdad de todos y todas, as como su promocin del desorden, la violencia, el exceso y la mediocridad. As, la democracia, que segn estos autores no resultara un sistema poltico apto para la modernidad, tendra en s misma un aura de los bienes perdidos, como lo plantea Rod: sabis que a este delicado y bondadoso ateniense [refirindose a Renan] slo complaca la

    90 Lo que plantea el uruguayo de modo claro en la siguiente cita: Si los tiempos divinos en que las almas jvenes daban modelos para los dialoguistas radiantes de Platn slo fueron posibles en una breve primavera del mundo; si es fuerza no pensar en los dioses, como aconseja la Forquias del segundo Fausto al coro de cautivas; no nos ser lcito, a lo menos, soar con la aparicin de generaciones humanas que devuelvan a la vida un sentimiento ideal, un grande entusiasmo; en las que sea un poder el sentimiento; en las que una vigorosa resurreccin de las energas de la voluntad ahuyente, con heroico clamor, del fondo de las almas, todas las cobardas morales que se nutren a los pechos de la decepcin y de la duda? Ser de nuevo la juventud una realidad de la vida colectiva, como lo es de la vida individual? (Ibd. 2021). Nuevamente puede verse aqu que Grecia se empapa con un aura de los bienes perdidos, que fueron parte de la tradicin a la que se pertenece, pero queya no puede volver.

    91 Ibd. 475392 Al nivel que Renan la compara con Calibn y la asume como la derrota de Ariel.

    93 Incluso se compara a las hordas de vulgaridad que se lanza sobre los faros de la civilizacin con los hunos liderados por Atila (Ibd. 51). Nuevamente parece relacionarse lo oriental con aquello que se ve como fuera del proyecto de Rod.

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    64

    igualdad de aquel rgimen social siendo, como en Atenas, una igualdad de semidioses94.

    De todos modos, el uruguayo siempre es bastante claro en que su visin de la democracia no es tan pesimista como la de estos intelectuales franceses, y no obstante ve en ella bastantes problemas, tambin asume que cualquier otro sistema poltico sera peor. Para l la democracia debe ser una suerte de meritocracia de la virtud95, y en ese sentido, el autor pone toda su esperanza en la educacin96, en la posibilidad de elevar los espritus de las mayoras con el objetivo de lograr forjar un pueblo digno de ser heredero de la tradicin clsicacristiana y, a su vez, suficientemente fuerte como para poder proyectarla hacia el futuro a pesar de todos los inconvenientes y obstculos.

    3. Reflexiones finales

    A lo largo de este periplo, espero haber dado cuenta fehacientemente del modo en que Rod se refiere a la antigedad dentro de su Ariel y como ello se vincula con su visin de lo que debe ser la Amrica Latina moderna, la que resulta explcita y claramente enmarcada dentro del mbito de lo occidental, anclada particularmente en la tradicin clsica (principalmente griega) y el cristianismo primitivo y divorciada de lo oriental y en menor medida lo sajn.

    Vale la pena profundizar un poco en esta ltima afirmacin, pues si bien es usual que se presente a lo sajn como la anttesis del ideal en el Ariel, me parece que su trato de lo oriental es an ms polarizado, pues a esto ltimo no se le asigna prcticamente ningn valor, siendo siempre el ejemplo de lo negativo, algo que no ocurre con Estados Unidos y mucho menos con Inglaterra, pues en ambos casos se realizan alabanzas a sus virtudes. Asimismo, la Amrica Sajona se muestra como aquello que puede empujar a la Amrica Latina a lograr su mxima virtud, lo que se metaforiza a partir de la relacin entre Esparta y Atenas, lo que reafirma que el desdn con que Rod mira hacia el norte no es tan grande como el que tiene cuando mira hacia el este.

    En ese sentido, por una parte la antigedad grecolatina y por otra la oriental son los dos polos que marcan el adentro y el afuera, es decir, aquello que puede, e incluso debe, incluirse dentro del proyecto histrico que se busca desarrollar en contraposicin a lo que debe ser excluido del mismo.

    94 Ibd. 5495 Ibd. 6296 Ibd. 5657

  • 65

    Enrique Riob

    As, todos aquellos que an no sean parte de este adentro, deben lograr insertarse dentro de tales valores, ya sea a travs de la autoafirmacin individual o colectiva de los valores de la juventud o desde de la educacin. De otro modo Amrica Latina no lograr despegar, desarrollarse de modo idneo en el mbito de la modernidad.

    En ese sentido, no resulta difcil pensar porque estas pginas se han tildado de radicalmente eurocntricas, aunque me parece que ello puede no iluminar de modo correcto este ensayo. En efecto, si bien es innegable la aficin que Rod muestra por lo europeo, esto siempre se encuentra en funcin de lo propio; l no slo reproduce los discursos del viejo mundo, tambin los reelabora a partir de aquello que ve como idneo para el desarrollo de Amrica Latina. El problema, me parece a m, se encuentra ms en su visin continental, pues sta se encuentra extirpada de buena parte de sus tradiciones culturales ms arraigadas de indgenas o del mundo popular las que si bien no son nombradas, no parece difcil pensar que eran mal vistas por el uruguayo, ya sea por su vulgaridad o por su lejana del ideal clsico, mientras que ste, no obstante sea compartido por algunas lites, parece estar, efectivamente, ms alejado de la sociabilidad real de Amrica Latina.

    Es ms, lo que para l debe encontrarse adentro es una entelequia de las antiguas Grecia y Roma97, las que histricamente se sustentaron principalmente con trabajo esclavo, tenan mnimos niveles de alfabetizacin y contenan una mucho mayor diversidad, incluso lingistica98 que la que probablemente se pensaba en la poca. En ese sentido, lo que Rod afirma sobre la antigedad clsica parece tener ms que ver con una proyeccin de su ideal para Amrica Latina que con la historia antigua propiamente tal.

    Finalmente, lo que me resulta ms interesante de esta lectura es el dar cuenta de la prefiguracin y de los usos del pasado para poder justificar y legitimar una visin particular del presente y el porvenir, pero no tanto para criticarla como para entenderla y poder buscar cules son sus races y sus proyecciones, pues pueden ser relevantes para repensar las complejas relaciones que se han tejido entre lo continental y lo universal.

    97 Cfr. BERNAL, Martin. Atenea Negra.Las races afroasiticas de la civilizacin clsica. (Barcelona: Crtica, 1993), VASUNIA, Phiroze. Greater Rome and Greater Britain. En: GOFF, Barbara (Ed.). Classics & Colonialism. (Londres: Duckworth, 2005), VLASSOPOULOS, Kostas. Constructing antiquity and modernity in the eighteenth century: distantiation, alterity, proximity, immanency. En: Intentional History. Spinning Time in Ancient Greece. FOXHALL, L, GEHRKE, H. J. and LURAGUI, N., (Stuttgart, Franz Steiner Verlag, 2010), WEISS, Irene. Roma en Chile: Sobre la proyeccin del mundo antiguo en la conquista de Amrica. En: Argos (2011), HARRISON, Thomas. Through British Eyes: The Athenian empire and modern historiography. En: GOFF, Barbara (Ed.). Classics & Colonialism. (Londres: Duckworth, 2005).

    98 Por ejemplo, se ha planteado que menos del 20% de la poblacin del imperio romana hablaba latn. (ver: CASCAJERO, Juan . Escritura, oralidad e ideologa Hacia una reubicacin de las fuentes escritas para la Historia Antigua. Pp.: 95144. Gerin, N 11, 1993.)

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    66

    4. Referencias bibliogrficas:

    ALVARADO, Mariana. Rod y su Ariel. El Ariel de Rod. En: CUYO. Anuario de Filosofa Argentina y Americana, Nm. 20, ao 2003, pp. 155 a 173. Pg. 60

    AMORETTI, Mara. Interculturalidad y mestizaje en Rubn Daro. 2010. Pg. 3. Disponible en:

    http://www.ucm.es/info/secom/ProINVESCOM/documentos/interculturalidadymestiza.pdf

    BERNAL, Martin. Atenea Negra.Las races afroasiticas de la civilizacin clsica. Ed. Crtica. Barcelona 1993.

    BISQUERTT, Luis. Aspectos de la Educacin Fsica. Pp: 664675. En: Revista de educacin, Ministerio de Educacin Pblica de Chile. Ao II, N22, Santiago, 1930

    BLANCO, Carlos (1980). La ideologa de la clase dominante en la obra de Rubn Daro.En: Nueva Revista de Filologa Hispnica. Vol. 29, N2.

    CARMAGNANI, Marcelo. Estadoy sociedad enAmricaLatina18501930, Barcelona: Crtica. 1984.

    CORRAL, Manuel de Jess. Jos Enrique Rod, pensador finisecular. La vigencia de Ariel en el siglo XXI. En: Ariel Nro. 5 07/2010, Uruguay, pp.: 5762. Pg. 57. Disponible en: http://arielenlinea.files.wordpress.com/2010/07/rodo.pdf

    CARRERA, Mynor. Las fiestas de Minerva en Guatemala 18991919. En: Estudios (Febrero 1998) Instituto de investigaciones histricas, antropolgicas y arqueolgicas. Universidad de San Carlos de Guatemala. Pp: 166175

    DARO, Ruben. El viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical. Corregidor. Buenos Aires, 2003

    ETTE, Ottmar. Proteo en Uruguay. Disponible en versin html en: http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/06925179711317006710046/

    p0000001.htm#I_0_

  • 67

    Enrique Riob

    . As habl Prspero. Nietzsche, Rod y la modernidad filosfica de Ariel. En: Cuadernos Hispanoamericanos, nm. 528 (junio de 1994), pp. 4962

    GREENWOOD, Emily. We speak latin in Trinidad The uses of Classics in Caribean literature. En: Goff, Barbara (Ed.). Classics & Colonialism. Duckworth, London, 2005.

    GUADARRAMA, Pablo. Positivismo y antipositivismo en Amrica Latina. Versin digital disponible en: http://biblioteca.filosofia.cu/php/export.php?format=htm&id=231&view=1

    HALE, Charles A., Ideas polticas y sociales enAmricaLatina, 18701930 pp. 164, en Leslie Bethell, editor, Historia de Amrica Latina, vol. 8: Cultura y sociedad, 18301930, 1991.

    HARRISON, Thomas. Through British Eyes: The Athenian empire and modern historiography. En: Goff, Barbara (Ed.). Classics & Colonialism. Duckworth, London, 2005.

    LEFKOWITZ, Mary. Not out of Africa. Citado en Molefi Kete, Race in antiquity: Truly out of Africa. Disponible en: http://www.asante.net/articles/19/raceinantiquitytrulyoutofafrica/

    MONTERO, scar. Rod en el aula latina. Disponible en:http://www.cervantesvirtual.com/obravisor/rodoenelaulalatina/html/

    b7e70a979a444f5ba6bb8080e40df651_2.html#I_0_]

    PINTO, Julio. De proyectos y desarraigos: la sociedad latinoamericana frente a la experiencia de la modernidad (17801914). En: ContribucionesCientficasyTecnolgicas, N 130, 2002.

    ROD, Jos Enrique. Ariel. Ediciones Ercilla, Santiago, 1938

    . Ciudadano de Roma. Coleccin La expresin americana. Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1994.

    SAID, Edward. Orientalismo. Ed. Debate, Barcelona, 2002.

  • Antigedad y modernidad en el ariel de Jos Enrique Rod

    68

    SCHEIN, Seth. Our debt to Greece and Rome: Canon, class and ideology. En: Hardwick, Lorna, Stray, Christopher (Eds.) A companion to classical receptions, Blackwell Publishing, 2008. Pp: 7586.

    STEFFANELL, Alexander. Civilizacin/barbarie en la ciudad letrada de Jos Rod y Doa Soledad Acosta de Samper: Dos ensayistas americanos del siglo XIX. En: Historia Caribe, nm. 10, 2005, pp. 111122

    SUBERCASEAUX, Bernardo. Historia de las ideas y de la cultura en Chile: desde la Independencia hasta el Bicentenario, Vol.1. Santiago de Chile: Universitaria, 2011

    . Historia de las ideas y de la cultura en Chile: desde la Independencia hasta el Bicentenario, Vol.2. Santiago de Chile: Universitaria, 2011

    TABOADA, Hernn. Jos Enrique Rod: el oriental y la Hlade. En: Anuario del colegio de Estudios Latinoamericanos, Vol. 2, 2007. Pp. 8995

    . Los clsicos entre el vulgo latinoamericano. P. 207. En: Revista Nova Tellus, 302,2012. Pp.: 205219

    VASUNIA, Phiroze. Greater Rome and Greater Britain. En: Goff, Barbara (Ed.). Classics & Colonialism. Duckworth, London, 2005.

    VLASSOPOULOS, Kostas. Constructing antiquity and modernity in the eighteenth century: distantiation, alterity, proximity, immanency. En: Foxhall, L, Gehrke, H. J. and Luraghi, N., eds., Intentional History. Spinning Time in Ancient Greece. Franz Steiner Verlag, 2010. Pp.: 341360,

    WEISS, Irene. Roma en Chile: Sobre la proyeccin del mundo antiguo en la conquista de Amrica. En: Argos, 34.1, Asociacin Argentina de Estudios Clsicos. Buenos Aires. 2011. Pp.: 97114

    WHISNANT, David. Latin American Research Review, Vol 27 N3. Ruben Dario as a Focal Cultura Figure in Nicaragua: The Ideological Uses of Cultural Capital. 1992.