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TEMA 2: PLATÓN (427-347 a.C.) Nació en Atenas, de familia aristocrática. A los 18 años se allegó al círculo de Sócrates, quien ejerció extraordinaria influencia sobre su obra y sus doctrinas y de quien fue el más original discípulo. Su filosofía tiene una finalidad claramente política. Se trata de construir el Estado justo, tarea que sólo pueden asumir los filósofos. La fundación de la Academia se encamina a educar a los futuros gobernantes-filósofos. De los primeros filósofos no han quedado más que escasos fragmentos. En cambio, de Platón queda prácticamente íntegra su obra, unos cuarenta “Diálogos”, conservada en la biblioteca de la Academia. Como su maestro, será enemigo declarado de los sofistas, que sostenían la imposibilidad de un conocimiento objetivo sobre la realidad y la ética. El escepticismo y relativismo son posiciones erróneas, según Platón. Existe la posibilidad de alcanzar un conocimiento firme y seguro. Aunque recibe múltiples influencias de todos los filósofos anteriores, cuyas doctrinas tratará de compaginar, tratando de resolver los problemas que han ido planteando, su maestro Sócrates es, sin duda, el filósofo que más influencia tiene en el pensamiento de Platón. Ambos comparten el rechazo del escepticismo y relativismo moral de los sofistas (los sofistas negaban que se pudiera alcanzar un conocimiento objetivo, válido de modo universal, y consideraban que en ética no se podían establecer valores y principios que todo el mundo aceptase). Para Sócrates el conocimiento verdadero se alcanza mediante el diálogo y consiste en definir los conceptos que contienen la verdadera esencia de las cosas. Platón dirá que el conocimiento verdadero consiste en el conocimiento de las ideas y éstas tienen realidad plena en el mundo de las ideas. En el pensamiento platónico influyen además las teorías de Heráclito y Parménides que él concilia mediante su Teoría de las Ideas. La realidad inmutable de Parménides se corresponde con las características del mundo inteligible y el mundo en constante devenir de Heráclito, con las características del mundo sensible. En su teoría antropológica recoge las influencias pitagóricas, muy fuertes en él debido a su proximidad a esta escuela filosófica. Concretamente, el dualismo cuerpo-alma es de origen pitagórico como también lo es la idea de la inmortalidad del alma. Por último, hay que decir que en su explicación de la naturaleza (desarrollada en Timeo obra de vejez) aparecen influencias de Empédocles (la materia constituida por cuatro elementos), de los pitagóricos (esta materia está estructurada matemáticamente), de Anaxágoras (el Demiurgo tiene un antecedente en el Nous). Es importante señalar también que esta explicación de la naturaleza de desarrolla como una crítica al mecanicismo de los atomistas, ya que sostiene que el orden observable en la naturaleza no puede ser el resultado del azar. 1

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Resumen Platon Pau

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Page 1: Platon

TEMA 2: PLATÓN (427-347 a.C.)

Nació en Atenas, de familia aristocrática. A los 18 años se allegó al círculo de Sócrates, quien ejerció extraordinaria influencia sobre su obra y sus doctrinas y de quien fue el más original discípulo.

Su filosofía tiene una finalidad claramente política. Se trata de construir el Estado justo, tarea que sólo pueden asumir los filósofos. La fundación de la Academia se encamina a educar a los futuros gobernantes-filósofos. De los primeros filósofos no han quedado más que escasos fragmentos. En cambio, de Platón queda prácticamente íntegra su obra, unos cuarenta “Diálogos”, conservada en la biblioteca de la Academia.

Como su maestro, será enemigo declarado de los sofistas, que sostenían la imposibilidad de un conocimiento objetivo sobre la realidad y la ética. El escepticismo y relativismo son posiciones erróneas, según Platón. Existe la posibilidad de alcanzar un conocimiento firme y seguro.

Aunque recibe múltiples influencias de todos los filósofos anteriores, cuyas doctrinas tratará de compaginar, tratando de resolver los problemas que han ido planteando, su maestro Sócrates es, sin duda, el filósofo que más influencia tiene en el pensamiento de Platón. Ambos comparten el rechazo del escepticismo y relativismo moral de los sofistas (los sofistas negaban que se pudiera alcanzar un conocimiento objetivo, válido de modo universal, y consideraban que en ética no se podían establecer valores y principios que todo el mundo aceptase). Para Sócrates el conocimiento verdadero se alcanza mediante el diálogo y consiste en definir los conceptos que contienen la verdadera esencia de las cosas. Platón dirá que el conocimiento verdadero consiste en el conocimiento de las ideas y éstas tienen realidad plena en el mundo de las ideas.

En el pensamiento platónico influyen además las teorías de Heráclito y Parménides que él concilia mediante su Teoría de las Ideas. La realidad inmutable de Parménides se corresponde con las características del mundo inteligible y el mundo en constante devenir de Heráclito, con las características del mundo sensible.

En su teoría antropológica recoge las influencias pitagóricas, muy fuertes en él debido a su proximidad a esta escuela filosófica. Concretamente, el dualismo cuerpo-alma es de origen pitagórico como también lo es la idea de la inmortalidad del alma.

Por último, hay que decir que en su explicación de la naturaleza (desarrollada en Timeo obra de vejez) aparecen influencias de Empédocles (la materia constituida por cuatro elementos), de los pitagóricos (esta materia está estructurada matemáticamente), de Anaxágoras (el Demiurgo tiene un antecedente en el Nous). Es importante señalar también que esta explicación de la naturaleza de desarrolla como una crítica al mecanicismo de los atomistas, ya que sostiene que el orden observable en la naturaleza no puede ser el resultado del azar.

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1. LA TEORÍA DE LAS IDEAS: EL CONOCIMIENTO Y LA REALIDAD.

A. LA NATURALEZA.-

La doctrina central de la filosofía platónica es la teoría de las Ideas, también denominadas Formas. Consiste en la afirmación de que existen realidades inmateriales, inmutables y universales.

Las Ideas están incorporadas a la realidad física dotándola de una determinada estructura y organización. No obstante, Platón afirma que las Ideas existen también como arquetipos o modelos perfectos en una especie de reino separado de la materia, el Mundo Inteligible, que sólo puede ser captado por la razón, y que se diferencia del Mundo Sensible (Mundo físico). En el diálogo Timeo se explica por medio de un mito el origen del Universo. Platón considera el mundo físico que percibimos como el resultado de la actividad ordenadora de una Inteligencia divina, el Demiurgo, que da forma o estructura a la materia caótica conforme a unos modelos o arquetipos eternos y perfectos (las Formas o Ideas).

Este tema fue abordado por Platón en su vejez, concretamente en el Timeo. Narración en la que recurre al mito en muchas ocasiones, para ilustrar su teoría. En las ideas expuestas por Platón en torno al tema de la naturaleza se nota la influencia de los pitagóricos y la crítica dirigida al mecanicismo atomista. Desde su punto de vista, los seres naturales y todo lo que sucede responde a un fin, a un plan, no es puramente casual. Es visible, tangible y corpóreo y si no es perfecto es por causa de la materia. Lo más destacado es que, este cosmos ha surgido como resultado de la intervención de tres elementos:

a) Una materia amorfa y caótica, que existía desde siempre y estaba dotada de movimientos desordenados. Esta materia sería la causa material de la naturaleza.

b) Una inteligencia ordenadora o Demiurgo que actuaría como la inteligencia ordenadora que produjo todas las cosas. Sería el constructor (causa eficiente). Hay que aclarar que Platón no deja claro si el Demiurgo es una especie de divinidad o, más bien, una forma mítica de expresar la acción de las ideas sobre la materia.

c) Las Ideas como los modelos que el Demiurgo tomó como referencia a la hora de construir la naturaleza. Ellas serían las causas ejemplares de las cosas. Pero como además el objetivo del Demiurgo al construir la naturaleza es imitar las ideas, ellas son también las causas finales de la naturaleza. Lo que se pretende reproducir, aquello a lo que tienden y la explicación de su comportamiento.

La referencia al carácter divino del Demiurgo no es suficiente para sostener que hay en Platón una teoría sobre Dios, ya que podría tratarse nada más que de una alegoría de carácter literario. Lo que parece claro es que de Anaxágoras habría tomado la idea de una inteligencia ordenadora (Nous) ya que es, en cierto sentido, un antecedente del Demiurgo platónico.

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Las Ideas son la causa de la existencia de las cosas sensibles que percibimos. La Idea es la esencia común de la que participan las realidades individuales del mundo físico. Esa relación de dependencia puede expresarse también diciendo que la Idea es el modelo imitado imperfectamente por las cosas individuales.

El mundo inteligible o mundo de las Ideas es un mundo ordenado y jerárquico. Al referirse a otro mundo, a un mundo que no es el mundo de la realidad física, Platón no se está refiriendo a algún “lugar”, aunque a veces lo denomine como un mundo celeste o divino, sino más bien a otra dimensión de realidad, la dimensión de lo inteligible.

Del mismo modo que las cosas sensibles participan de las Ideas, también las Ideas participan del Bien. Según Platón, la Idea del Bien representa la máxima realidad y perfección. Todo lo que existe es real en tanto que participa del Bien. Con esta idea, Platón está “moralizando” la realidad misma, haciendo del bien y el mal ideas referidas a la realidad de las cosas, con la intención de incluir la ética en el terreno del conocimiento de la realidad.

B. EL CONOCIMIENTO.-

Al defender la existencia de dos mundos Platón está proponiendo un dualismo ontológico. Con él se concilian las posiciones filosóficas de Heráclito y Parménides. Heráclito había hablado de una realidad en constante devenir y contradicción. Y esta descripción es aplicable al mundo sensible. Parménides, por su parte, defendió una concepción estática de la realidad, negando el movimiento y el cambio. Descripción apropiada para referirse al mundo inteligible.

Esto da lugar a un segundo dualismo, referido a los modos por los que el ser humano puede conocer ambos mundos: conocimiento sensible y conocimiento intelectual, dirigidos a cada uno de los dos mundos o dimensiones de la realidad:

1. EL MUNDO SENSIBLE: Mundo de las copias o apariencias. Mundo material, de los seres naturales (generados y perecederos). Mundo de los seres compuestos, múltiples y variables. Conocido a través de los sentidos.

2. EL MUNDO INTELIGIBLE: La auténtica realidad. Mundo de los modelos o arquetipos (Ideas), que son los patrones de las cosas materiales. Estas realidades son únicas, eternas e inmutables. Son independientes del mundo sensible y de ellas deriva éste. Mundo eterno, perfecto e inmutable. Conocido a través de la inteligencia, captado intelectualmente

Por medio del mito de la caverna, desarrollado en el libro VII de la República (cap. 1-4), Platón expone este aspecto de su pensamiento. La existencia de dos mundos, el de la caverna (mundo sensible, que es un mundo menos real, mundo de las sombras, de las copias) y el del exterior (mundo inteligible, que es el mundo de los objetos verdaderos). Los prisioneros de la caverna serían los humanos que se mantienen en el nivel más bajo del conocimiento (el sensible), mientras que aquellos que ascienden al mundo exterior representan a quienes se inician en el conocimiento intelectual.

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Así pues, junto a la existencia de dos mundos en el mito de la caverna se señala también la existencia de dos tipos de conocimiento. Uno, el conocimiento confuso y erróneo de los prisioneros dentro de la caverna. Otro, el conocimiento verdadero que alcanza el prisionero cuando sale al exterior. Este proceso de ascensión en el saber es para Platón a un tiempo liberación y purificación, acercamiento al bien y retorno al origen, perfeccionamiento intelectual y moral.

En conclusión, Platón distingue dos niveles de conocimiento: el saber (ciencia: epistéme) y la opinión (dóxa). Las opiniones son inestables, cambiantes. Para que la opinión pueda convertirse en ciencia hará falta que encontremos el fundamento, el criterio que nos permita distinguir las opiniones falsas de las verdaderas. El paso de la opinión verdadera a la ciencia se explica mediante el proceso de reminiscencia (recuerdo) que permite a la mente humana recobrar el conocimiento alcanzado antes de que quedara atrapada en un cuerpo mortal. Con lo cual aparece otro importante dualismo en el pensamiento platónico, el dualismo antropológico, del que se hablará al estudiarsu teoría sobre el ser humano.

En el diálogo La República, Platón identifica la ciencia (episteme) con el conocimiento inteligible (conocimiento intelectual), que está dirigido a las Ideas, cuya realidad sólo se puede captar con la razón, mientras que la opinión (doxa) es el conocimiento sensible, que tiene como objeto las realidades del mundo físico.

En la opinión pueden distinguirse dos grados de menor a mayor perfección: En el nivel más bajo de conocimiento se encuentra la imaginación (eikasía), que consiste en el conocimiento de sombras, copias o imágenes de las cosas del mundo físico. El segundo nivel de la opinión es la creencia (pístis), que tiene por objeto la percepción de las realidades del mundo físico, copias imperfectas de las Ideas. Este nivel de conocimiento, aun siendo el inferior, no es del todo falso ni despreciable, ya que constituye un valioso peldaño para acceder al nivel superior. Los sentidos no ofrecen al hombre la verdad plena, pero tampoco le engañan de forma inevitable.

En cuanto a la ciencia, podemos distinguir dos grados atendiendo a la manera de conocer los objetos propios de la ciencia, las Ideas. El nivel inferior es denominado diánoia (pensamiento) y consiste en un conocimiento alcanzado a través del razonamiento, en el que la mente capta la Idea como la esencia permanente y universal de las cosas sensibles que de ella participan, pero solo de forma aproximada, basándose en la experimentación y recurriendo a hipótesis. Por último, el grado más elevado de conocimiento es la nóesis (intuición intelectual), que es el conocimiento de las Formas o Ideas y de su relación con el Bien sin apoyarse en sus copias sensibles. Se trata de un conocimiento en el que el alma puede captar directamente las Ideas del mismo modo que las contempló cuando se hallaba libre del cuerpo.

La duplicación de mundos le planteó a Platón una serie de problemas, que él mismo analizó y fue resolviendo a lo largo de su obra.

1. Problema de la relación entre los dos mundos. Entre ambos existe un abismo ontológico: son de naturaleza totalmente diferente. Uno es eterno, perfecto, inmutable. El

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otro no es más que una copia, imperfecta y corruptible. ¿Cómo expresar la relación entre ambos? Platón empleó distintos términos para ello: participación, imitación, comunicación. Lo importante, y sobre este punto nunca dudó, es que es gracias a las Ideas como las cosas sensibles llegan a ser lo que son, en tanto tienen en ellas sus modelos o patrones. En ese sentido puede afirmarse que las cosas “participan” en las ideas.

2. Problema del número de Ideas. Después de algunas Platón indica que existen: Ideas de los objetos matemáticos (igualdad, semejanza, desemejanza, unidad, paridad,...). Ideas de los valores morales (Bien, justicia, piedad,...). Ideas de los valores estéticos (Belleza,...). Ideas de las cosas sensibles (Todas las esencias o especies de objetos del mundo sensible tienen en el mundo inteligible su correspondiente idea, que es única, mientras que los seres materiales son múltiples).

3. Problema de la jerarquía entre las Ideas. Platón en distintas obras habla de distintas ideas como las más importantes en el mundo inteligible. En República la idea principal es la Idea de Bien, que es la causa de la verdad y del ser de las cosas sensibles. En otras obras este lugar lo ocupa la idea de Belleza, Uno, Ser,...

A través de su Teoría de las Ideas, Platón, siguiendo a Sócrates, rechazó el escepticismo y subjetivismo de los sofistas y defendió la posibilidad de un conocimiento objetivo y universal, válido para todos. El conocimiento de la verdad es accesible para hombre. Para Platón alcanzar el verdadero conocimiento significa conocer la auténtica realidad, es decir, conocer las ideas. Y hace falta un esfuerzo para alcanzar el mundo inteligible.

La cuestión se centra, por tanto, en responder a la pregunta sobre qué debe hacer el hombre para llegar a conocer el mundo inteligible. Y la respuesta la va a encontrar precisamente en el ser humano, cuya alma le permite tender a lo inteligible, siempre que consiga organizar su vida del modo adecuado, poniendo el cuerpo al servicio de esta noble tarea, que constituye para Platón el sentido de la existencia humana.

2. ANTROPOLOGÍA PLATÓNICA

El dualismo (alma - cuerpo) constituye el núcleo de la doctrina platónica sobre el ser humano. Platón recoge ideas procedentes del pitagorismo: El alma es inmortal y su unión con el cuerpo es accidental y transitoria. Como explica en el Menón, el Fedón y el Fedro, nuestras almas son inmortales, pero están sujetas a un ciclo de nacimientos en cuerpos mortales.

El alma pertenece al ámbito de las Ideas, mientras que el cuerpo pertenece al mundo de los seres físicos. Mientras permanece unida al cuerpo, la tarea fundamental del alma es purificarse. Las impurezas vienen de su relación con el cuerpo, de sus exigencias y necesidades. En su estado desencarnado el alma tiene la oportunidad de conocer las Formas (Ideas) directa y claramente. La experiencia del nacimiento y la contaminación con el cuerpo producen el olvido, pero las imperfectas aproximaciones sensibles a las Formas pueden estimular la reminiscencia de las Formas en sí mismas.

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La concepción platónica del hombre está influenciada por la mística órfico-pitagórica, combinada con la Teoría de las Ideas. El origen del hombre se explica en el Fedro, mediante el mito del carro alado (el alma como jinete que cae de su carro y va a parar al mundo físico, quedando encerrada en el cuerpo), donde se señala el carácter dualista del hombre. El hombre está constituido por dos realidades independientes:

1. EL CUERPO. Sustancia material, imperfecta, corruptible, mudable, cárcel para el alma, que llena a ésta de deseos y necesidades, que la hacen olvidar su origen.

2. EL ALMA. Sustancia espiritual, eterna, simple, que pertenece al mundo inteligible y se halla encerrada en el cuerpo. Su actividad propia es la actividad intelectual y tiene un importante papel como intermediaria entre los dos mundos. Por origen pertenece a uno, pero se encuentra encarnada en el otro.

Propiamente hablando, el hombre es un alma encerrada en el cuerpo. El alma, procedente del mundo inteligible y que se precipitó en el mundo de la materia, está unida al cuerpo de un modo accidental e incómodo para el alma. Esta unión es transitoria y el alma se liberará plenamente del cuerpo con la muerte, aunque en vida tiene la oportunidad de hacerlo de modo transitorio mediante la práctica de la actividad intelectual. Con ella se pone en relación con el mundo de las ideas, mundo al que pertenece, de manera que se consigue purificar el alma. Es interesante señalar que para Platón la purificación no significa, como en la mística, la realización de actividades prácticas, sino actividad intelectual.

En el Menón (también en Fedro y Banquete) se insiste en que el verdadero conocimiento es “reminiscencia”. El alma recuerda las ideas a partir del conocimiento sensible. El conocimiento de las cosas sensibles proporciona al alma la ocasión para recordar lo ya conocido en el mundo inteligible, antes de venir a este mundo y que olvida al encarnarse en el cuerpo.

En obras posteriores señala que el conocimiento verdadero supone el ascenso del alma al mundo inteligible (ascenso que requiere de esfuerzo y disciplina mental y para el que es muy importante la educación). Se insiste ahora en que de lo que se trata es de aprender a mirar en la buena dirección (desligarse de lo sensible para ascender al mundo inteligible y, ya dentro del mundo de las ideas, elevarse hasta la idea de Bien que tiene prioridad sobre las demás). En el Banquete se insiste en el papel fundamental que tiene el Amor- Eros en esa elevación del alma hacia lo inteligible.

Platón aborda las funciones psíquicas del ser humano en diálogos como la República y el Fedro. Distingue tres aspectos en la psique o alma: la razón (alma racional), el apetito (alma concupiscible) y el ánimo (alma irascible). A la razón corresponde ordenar y controlar el apetito. En el apetito residen los impulsos irracionales y los deseos motivados por las necesidades corporales. El ánimo es el coraje o valor que cumple la función de auxiliar a la razón para refrenar los apetitos, aunque una mala educación puede corromperlo y hacer que ceda a las demandas del apetito.

Esta visión tripartita del alma se corresponde con el mito del carro alado utilizado en el Fedro. Platón compara el alma con un carro del que tiran dos caballos conducidos por

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un auriga. De los dos caballos uno es noble y valeroso, mientras que el otro es indisciplinado. El conductor del carro simboliza la razón, mientras que los dos caballos representan los otros dos aspectos del alma.

En resumen, tenemos que distinguir tres almas o partes del alma (Platón no aclara esta cuestión y concretamente en la República habla de facultades del alma, interpretables como partes). Éstas son:

1. ALMA RACIONAL. Es la encargada del conocimiento intelectual, del conocer, pensar. De naturaleza divina, eterna e inmortal. Simbolizada por la cabeza.

2. ALMA IRASCIBLE. Es la voluntad, a ella corresponde el querer. Sede de las pasiones nobles (fortaleza, valor...). Simbolizada por el corazón.

3. ALMA APETITIVA O CONCUPISCIBLE. Encargada del apetecer. Sede de los deseos y pasiones que nacen del cuerpo, sensibles. Simbolizada por el vientre.

De las tres, la principal es la primera que debe gobernar sobre las otras dos, ya que se trata del alma específica de los seres humanos, que no comparte con los animales. El alma en su más pura esencia, completamente libre de todos los deseos y emociones que surgen de su asociación con el cuerpo, es inmortal y divina. No obstante, las pasiones y los apetitos, no la abandonan necesariamente después de la muerte. A menos que haya llevado un vida filosófica, sigue estando contaminada de lo corpóreo y tiene que andar errante hasta que de nuevo es aprisionada en un cuerpo (Fedón).

Un problema que plantea esta concepción antropológica es cómo entender la inmortalidad del alma. En el Fedro se habla de la inmortalidad del alma completa. En el Timeo, en cambio, se presenta como inmortal únicamente el alma racional. Por tanto, podemos decir que para Platón el alma racional es inmortal y debe dominar sobre las otras dos. Sobre la inmortalidad de las otras dos, Platón dudó.

La concepción antropológica platónica lleva asociada una concepción peyorativa del cuerpo (cárcel para el alma, que “contamina” a ésta, alejándola del mundo inteligible) y la sobrevaloración de lo intelectual, como lo verdaderamente importante. A la parte racional corresponde el control de las otras dos (partes irracionales); éste es el objetivo del hombre virtuoso.

Esta concepción lleva asociada también una ética intelectualista, como se verá más adelante. Se destaca la necesidad de controlar las tendencias del cuerpo y se indica cómo el ascetismo y el cultivo de la virtud son las armas fundamentales de que disponen las almas para liberarse de la nociva influencia cuerpo.

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3. TEORÍA ÉTICA

En varios sentidos se puede afirmar que Platón plantea una “ética intelectualista”. En primer lugar, frente al escepticismo sofista, afirma la posibilidad de demostración racional de en qué consiste lo bueno, ya que las virtudes morales son Ideas, es decir, seres cognoscibles intelectualmente. Y no hay que olvidar que Platón sitúa el Bien como culmen del mundo de las ideas.

La investigación socrática, que Platón va a continuar, respondía a la necesidad de explicar la existencia de criterios o valores morales de validez universal, puesto que los sofistas habían planteado una ética relativista, según la cual los valores morales no son absolutos sino que dependen de las circunstancias de cada lugar o cada época. Si existen normas o valores universales deben proceder de una realidad distinta de la que percibimos en este mundo. La posibilidad de un orden moral y político descansa, según Platón, en el reconocimiento de que existe un orden ideal (Mundo inteligible) constituido por realidades inmateriales, inmutables y universales.

En segundo lugar, ya que el bien y los valores morales son ideas, el camino para alcanzarlos solo puede ser la actividad intelectual. El sabio que dedica su vida al conocimiento es también el hombre virtuoso. En Platón aparece también la identificación de la Virtud con el conocimiento de las ideas. Es bueno el que conoce la Idea de Bien y para conocer las ideas es necesario el ascenso al ámbito inteligible. Así aparece expuesto en el Mito de la caverna, donde también se recoge la consideración de que el que conoce las ideas tiene un compromiso con los demás hombres (debe volver a la caverna para liberar a los demás = función social de los filósofos).

La Virtud así entendida solo es accesible a los filósofos, es decir, a quienes han entendido que la vida humana solo es buena si se vive de acuerdo con las exigencias del alma racional, y se esfuerzan por ascender en el terreno del conocimiento, desde las sombras hasta la luz, como los prisioneros escapados de la caverna, en un recorrido que es a la vez purificación, iluminación y liberación. El proceso de educación del ser humano es descrito de forma alegórica en el Mito de la Caverna. El filósofo es representado en el mito como el esclavo liberado que aprende a distinguir las sombras de la caverna de la verdadera realidad del mundo exterior. El mundo exterior representa la realidad inteligible de las Ideas, y el sol que ilumina los objetos del mundo visible representa el Bien del cual proceden la perfección e inteligibilidad de las ideas. La contemplación de las ideas, que culminan en el Bien, es lo que hace buenos a los hombres.

En tercer lugar, la ética platónica se centra en analizar en qué consiste la verdadera virtud (Areté). Por areté se entiende la cualidad que capacita al hombre para vivir en armonía consigo mismo y con los demás. Supone ser valiente, justo, piadoso, moderado, es decir, poseer sentido de la justicia, tener capacidad para resolver cuestiones prácticas y gozar moderadamente de los placeres.

En la República la Virtud aparece identificada con la Justicia o Armonía, entendida como el ordenamiento de las partes del alma, de tal modo que, la superior domine sobre las inferiores y cada una de ellas tenga la virtud que le es propia:

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1. Parte Racional - PRUDENCIA (Prever las consecuencias de los propios actos, reflexionando de forma inteligente)

2. Parte Irascible - FORTALEZA o VALOR (Saber soportar el dolor o exponerse al peligro en la medida conveniente).

3. Parte Concupiscible o Apetitiva - TEMPLANZA o MODERACIÓN (Uso imprescindible de los placeres corporales para conservar la propia existencia y para la perpetuación de la especie).

La Justicia sería para Platón el equilibrio o armonía de los tres aspectos que distingue en el ser humano: la razón (alma racional), el ánimo (alma irascible) y el apetito (alma concupiscible). Cada una de estas partes del alma tiene una virtud propia. Corresponde a la razón gobernar, es decir, ordenarnos lo que debemos hacer, y la virtud propia del buen gobierno es la sabiduría. La parte irascible del alma tendrá como virtud propia la fortaleza o valor. Por último, la virtud propia del alma concupiscible será la moderación o templanza. Un individuo será justo cuando cada una de estas partes del alma cumpla la función que le es propia.

En Fedón y Fedro se insiste en que la Virtud consiste en la purificación del alma (que se ve encerrada en un cuerpo sensible). Y esta purificación supone liberar al alma de las pasiones corporales, admitiendo únicamente unos placeres moderados. Es decir, las emociones (lo irascible) y los instintos (lo concupiscible) han de ser sometidos al verdadero destino del ser humano que reside en el desarrollo de su racionalidad. O, lo que es igual, es el alma racional quien debe gobernar prudentemente sobre las otras dos para que el hombre sea virtuoso de verdad.

También aquí queda claro el carácter intelectualista de la ética platónica. Esta característica pasará a su teoría política, cuando Platón aplique lo dicho sobre la bondad del individuo a la organización de una “sociedad buena”.

5. TEORÍA POLÍTICA PLATÓNICA

Este intelectualismo ético lo va a trasladar Platón al terreno de la política, estableciendo un paralelismo entre el individuo y la sociedad. Las mismas partes que ha distinguido en cada ser humano (racional, irascible y concupiscible) pueden reconocerse en todo grupo social, de manera que el buen funcionamiento de la sociedad se logrará haciendo que cada parte cumpla su función y gobierne la parte racional.

El rasgo principal de este estado ideal es la justicia, entendida ésta, en paralelo con la ética, como armonía entre las partes. Este estado es justo porque sus partes están organizadas armoniosamente, de modo que cada hombre, en función de sus capacidades, desarrolla las actividades para las que es más apto. Desde el punto de vista platónico hay que distinguir tres grupos sociales (aclaremos que Platón no distingue entre hombres y mujeres, los considera igualmente dotados por la naturaleza y, por tanto, capaces de realizar las mismas funciones):

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1. ARTESANOS O PRODUCTORES. Son como el alma concupiscible de la ciudad. Encargados de las tareas productivas (alimentación, vivienda…). Han de poseer, sobre todo, las virtudes de la moderación y el esfuerzo (TEMPLANZA).

2. GUERREROS. Serían el alma irascible. Se encargan de la protección de la ciudad frente a enemigos internos y externos. Deben ser fuertes y valientes (FORTALEZA)

3. FILÓSOFOS-REGENTES. Hombres en los que predomina el alma racional y que han de ser como la cabeza de la sociedad. A ellos corresponde la responsabilidad de gobernar la ciudad. Deben ser también serenos y deseosos de aprender (PRUDENCIA). Se ocupan del Bien común que para ellos es su propio bien. Conocedores del Bien y las demás ideas, pueden desear mantenerse en la contemplación de lo inteligible pero, cuando la ciudad los reclame, deberían hacerse cargo de los asuntos del gobierno.

Los intereses individuales se supeditan a los intereses del conjunto, de la comunidad. Lo que importa es que la ciudad funcione como un todo armónico y esto supone la subordinación de los intereses particulares al bien común. El Estado será justo cuando cada una de estas tres clases cumpla la función que le es propia. La Justicia consiste en la armonía de las clases que forman el Estado.

La reflexión sobre la justicia conduce a una reflexión sobre las causas por las que las sociedades existentes son injustas. Platón considera que todos los regímenes políticos existentes están enfermos, particularmente la democracia, que algunos consideran el gobierno del pueblo cuando en realidad es, según Platón, el gobierno de una minoría de demagogos que logran ganarse el favor del pueblo a costa de halagos y engaños.

En la República Platón propuso el modelo de Estado Ideal. Este estado ideal no puede ser una democracia (Platón conoció la democracia ateniense y la padeció en la muerte de Sócrates), ni una tiranía (en ésta las leyes son arbitrarias). Tendrá que ser una aristocracia (los “mejores” son quienes gobiernan). Mientras no gobiernen los más sabios no se alcanzará la justicia, pues es absurdo dejar que personas sin la educación y los conocimientos apropiados dirijan los asuntos del Estado.

La política es una preocupación fundamental en toda la obra platónica y está íntimamente relacionada con los demás aspectos de su filosofía (teoría de las Ideas, antropología, ética...). Por ello Platón le dará una importancia capital a la educación. La sociedad ideal no sería posible si todos los ciudadanos no reciben una formación adecuada a las funciones que van a desempeñar, una formación que tenga en cuenta las capacidades e intereses de cada uno.

Por eso diseñó un sistema educativo universal y público, distribuido en varios niveles y con firmes mecanismos de selección, con el fin de dotar a los ciudadanos del conocimiento suficiente para dirigir sus vidas y prestar su servicio al Estado. Al nivel superior accederían los intelectuales (Filósofos), de cuya buena formación dependerá la justicia y la felicidad de toda la sociedad, ya que serán ellos los encargados de gobernar.

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