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PLAN DE PASTORAL 2005/2008 Diócesis de Huesca Al encuentro con el misterio de Dios Unidos en la comunión del Cuerpo de Cristo Enviados a la misión con la fuerza del Espíritu

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PLAN DE PASTORAL 2005/2008 Diócesis de Huesca

Al encuentro con el misterio de Dios Unidos en la comunión del Cuerpo de Cristo

Enviados a la misión con la fuerza del Espíritu

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Edita: Obispado de Huesca Plaza Catedral 2 – Apartado 2 22080 Huesca mail: [email protected] web: www3.planalfa.es/obhuesca Portada. Resucitado. Retablo mayor de la S.I. Catedral de Huesca (Foto V. Plana)

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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CONTENIDO

Presentación LA INCESANTE NUEVA EVANGELIZACIÓN

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Primera parte NUESTRO PUNTO DE PARTIDA: LA GRACIA DEL SEÑOR

11 1. Nueva evangelización: el arte de vivir… en cristiano. 13 2. Jesucristo: nuestro afecto y seguimiento de su persona. 15 3. Sabiéndonos hijos de esta iglesia y de esta generación. 16

Segunda parte LINEAS DE ACCIÓN PASTORAL

1. Encuentro con el misterio de Dios. Renovación de personas y comunidades.

23

2. Unidos en la comunión del Cuerpo de Cristo. Organización diocesana.

28

3. Enviados a la misión con la fuerza del Espíritu. La Evangelización.

33

Tercera parte PUESTA EN MARCHA DEL PLAN DEL PASTORAL

1. Objetivos y acciones prioritarias para cada curso. 44 2. Todos estamos implicados. 45 3. Actitudes que facilitarán la puesta en marcha del Plan de Pastoral.

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Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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SIGLAS

CEE Conferencia Episcopal Española EIE Ecclesia in Europa. Exhortación Apostólica

del Santo Padre Juan Pablo II a los obispos, presbíteros y diáconos, consagradas y consagrados, y a todos los fieles laicos sobre Jesucristo vivo en su Iglesia y fuente de esperanza para Europa. 2003

LG Lumen Gentium. Constitución Dogmática del

Concilio Vaticano II. Noviembre de 1964 NMI Novo Millennio Ineunte. Carta Apostólica del

Sumo Pontífice Juan Pablo II al episcopado, clero y fieles al concluir el Gran Jubileo del año 2000.

cf. confrontar

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Presentación

LA INCESANTE NUEVA EVANGELIZACIÓN

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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El Obispo de Huesca Una Diócesis es una realidad viva formada por los

bautizados que con sus diversas vocaciones y ministerios dentro de

la Iglesia, continúan en el tiempo lo que tuvo comienzo en Jesucristo

y en los primeros discípulos cristianos, a quienes confió el Señor el

mandato misionero de ir a todo el mundo anunciando la Buena

Noticia (cf. Mc 16,15).

El Papa Juan Pablo II nos decía que debemos recomenzar

con nuevo impulso esta larga historia cristiana de salvación a la luz

de cuanto Dios nos ha dicho en este tiempo de gracia: “es el

momento de que cada Iglesia, reflexionando sobre lo que el Espíritu

ha dicho al Pueblo de Dios en este especial Año de gracia, más aún,

en el período más amplio de tiempo que va desde el Concilio

Vaticano II al Gran Jubileo, analice su fervor y recupere un nuevo

impulso para su compromiso espiritual y pastoral” (NMI 3).

Cuando estamos ante una larga historia diocesana, como es

el caso de nuestra Iglesia local, podríamos correr el riesgo de

zambullirnos en la inercia de la repetición de cuanto se venía

haciendo o, justamente al revés, improvisar novedades como si

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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nada se hubiera hecho antes. Para evitar estos bandazos, es

saludable realizar un plan de trabajo pastoral, que tenga en cuenta

los diferentes factores de nuestra historia cristiana, que siempre se

conjugan con los tres tiempos verbales de la misma vida: un pasado

que con gratitud no olvidamos, un futuro que preparamos con

esperanza, y un presente que queremos vivir con apasionada

responsabilidad. El ayer, el mañana y el hoy de nuestra historia,

están marcados por la fidelidad de Dios que siempre camina con

nosotros, y por la compañía de la Iglesia que nos sostiene con su

enseñanza, sus sacramentos y el testimonio de los santos.

Se nos pedía a los Obispos en la carta apostólica Novo

millennio ineunte: “exhorto ardientemente a los Pastores de las

iglesias particulares a que, ayudados por los diversos sectores del

Pueblo de Dios, señalen las etapas del camino futuro” (NMI 29). Por

este motivo, he querido poner manos a la obra en la realización

compartida de un Plan Pastoral de la Diócesis de Huesca, para el

trienio 2005-2008, en donde de modo ordenado fijemos con pasión,

con gratitud y con esperanza, lo que entendemos que el Señor nos

está pidiendo en este momento de nuestra historia. En primer lugar

formé un equipo de trabajo compuesto por los distintos miembros

del Pueblo de Dios: sacerdotes, consagrados y laicos. Este grupo de

hermanos y hermanas ha trabajado con enorme diligencia. Entre las

indicaciones que hice al grupo de trabajo que he presidido en las

distintas reuniones, subrayé los referentes que nos podrían iluminar,

y marcar las pautas necesarias para evitar esos extremos a los que

me he referido al principio. En este sentido, y porque vivimos en

comunión con la Iglesia universal y debemos estar atentos al

Magisterio pontificio, hemos querido partir de lo que a todos los

católicos se nos dio como vademécum al finalizar el año jubilar

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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(Novo millennio ineunte), así como la exhortación sobre el momento

que vivimos los cristianos europeos (Ecclesia in Europa). En

segundo lugar, las orientaciones de la Conferencia episcopal que

pusieron un punto de concreción en nuestro suelo patrio sobre

cuanto para la universalidad de la Iglesia se había indicado por el

Papa (Una Iglesia esperanza. “¡Mar adentro!” Plan Pastoral de la

CEE 2002-2005). En tercer lugar, teníamos en cuenta la propia

realidad diocesana, sirviéndonos de la relación quinquenal completa

que presentamos al Papa y la Santa Sede como informe de nuestra

Diócesis con motivo de la reciente Visita Ad Limina Apostolorum.

La primera parte de este Plan me correspondió elaborarla a mí

como una introducción breve a lo que constituye el punto de partida:

la gracia del Señor. La nueva evangelización a la que continuamente

somos emplazados supone también una continua parábola: la vida

se abraza y se vive de modo cristiano, y aquí reside nuestra humilde

aportación hacia dentro y hacia fuera de la Iglesia. Pero para que

esto sea posible, hemos de estrenar cada día nuestro afecto por el

Señor, sencillamente nuestro amor a Dios que se traduce en

seguimiento de su Persona en la vocación que cada uno ha recibido.

Esta diferencia vocacional nos sitúa en la Iglesia como una

comunidad unida pero no confundida, en donde cada uno tiene un

quehacer, una llamada, una forma de construir el Reino de Dios

desde la comunión eclesial. Igualmente, desde el amor a Dios y

desde nuestra pertenencia a la Iglesia, nos sabemos miembros de

una generación concreta en el hoy de la sociedad que nos ha tocado

vivir, con sus luces y sus sombras. Estas son las coordenadas de

las que partimos y que jamás debemos presuponer.

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Confiamos al Señor y a la Virgen Santísima, a todos nuestros

Santos intercesores, que este Plan Pastoral de la Diócesis de

Huesca, nos ayude en el próximo trienio a seguir con fidelidad

creativa la historia cristiana que hemos heredado, de modo que con

la santidad de nuestra vida podamos acercar al hombre concreto de

nuestro tiempo la luz y la esperanza de la salvación de Jesucristo,

como han hecho siempre los mejores hijos de la Iglesia en cada

generación.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm Obispo de Huesca

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Primera parte

NUESTRO PUNTO DE PARTIDA: LA GRACIA DEL SEÑOR

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Primera parte

NUESTRO PUNTO DE PARTIDA: LA GRACIA DEL SEÑOR

1. NUEVA EVANGELIZACIÓN: EL ARTE DE VIVIR… EN

CRISTIANO

El día 10 de diciembre de 2000, el entonces Cardenal

Joseph Ratzinger pronunciaba una conferencia a los catequistas

reunidos en Roma con motivo del Año Santo jubilar. Su intervención

comenzaba con unas palabras que bien nos sirven ahora a nosotros

como frontispicio de este Plan Pastoral, porque lo enmarca en su

justa posición: “La vida humana no se realiza por sí misma. Nuestra

vida es una cuestión abierta, un proyecto incompleto, que es preciso

seguir realizando. La pregunta fundamental de todo hombre es:

¿cómo se lleva a cabo este proyecto de realización del hombre?

¿Cómo se aprende el arte de vivir? ¿Cuál es el camino que lleva a

la felicidad? Evangelizar quiere decir mostrar ese camino, enseñar el

arte de vivir. Jesús dice al inicio de su vida pública: he venido para

evangelizar a los pobres (cf. Lc 4, 18). Esto significa: yo tengo la

respuesta a vuestra pregunta fundamental; yo os muestro el camino

de la vida, el camino que lleva a la felicidad; más aún, yo soy ese

camino. La pobreza más profunda es la incapacidad de alegría, el

tedio de la vida considerada absurda y contradictoria. Esta pobreza

se halla hoy muy extendida, con formas muy diversas, tanto en las

sociedades materialmente ricas como en los países pobres. La

incapacidad de alegría supone y produce la incapacidad de amar,

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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produce la envidia, la avaricia.... todos los vicios que arruinan la vida

de las personas y el mundo. Por eso, hace falta una nueva

evangelización. Si se desconoce el arte de vivir, todo lo demás ya no

funciona. Pero ese arte no es objeto de la ciencia; sólo lo puede

comunicar quien tiene la vida, el que es el Evangelio en persona”.

Es muy importante lo que acabamos de leer, porque se trata

de un enorme reto a nuestra fidelidad creativa para anunciar al

hombre de hoy el Evangelio de Cristo. A este hombre herido por

tantos flancos hay que acercarle la gracia de la salvación cristiana

como un modo nuevo de vivir las cosas, todas las cosas. El arte de

vivir como secreto del Evangelio del Señor. Por esta razón tenemos

que insistir en la necesidad de una nueva evangelización que

teniendo en Dios su fuente e iniciativa, nos urge a la caridad

cristiana en una vocación evangelizadora que convoca a todos los

hijos de la Iglesia.

En primer lugar, pues, debemos insistir de que no se trata de

una programación teórica fruto de un análisis de laboratorio, sino

que la primera cuestión a subrayar es que se trata de una ayuda

para concretar el mandato del amor que el Señor nos ha confiado.

“Nuestra programación pastoral se inspira en el mandamiento

nuevo, que Él nos dejó: “Que como yo os he amado, así también os

améis unos a otros” (Lc 13, 34) (NMI 42). Si nuestra reflexión no nos

abriese al amor concreto como la mejor Buena Noticia, sería una

programación vacía de contenido cristiano, “como bronce que suena

o címbalo que retiñe” (1 Cor 13,1).

En segundo lugar, reafirmamos la necesidad de aquel

llamado que se nos hizo por parte de Juan Pablo II, de abrir caminos

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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de una nueva evangelización. En este impulso verdaderamente

misionero, deben comprometerse todos los cristianos con sus

diversas vocaciones y responsabilidades dentro de la Iglesia. “Hay

que suscitar en la Iglesia una nueva acción misionera, que no podrá

delegarse a unos pocos especialistas, sino que acabará por implicar

la responsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios” (NMI

40).

En tercer lugar, debemos ahondar incansablemente en la

doble mirada de nuestro ardor misionero eclesial: lo universal de la

Iglesia y lo particular de nuestra Diócesis, sin caer en la abstracción

anónima ni tampoco en un provincianismo empobrecedor. El

binomio Iglesia universal e Iglesia particular debe dar cabida al

evangelio único del que somos portavoces. Así, “dentro de las

coordenadas universales e irrenunciables, es necesario que el único

programa del evangelio siga introduciéndose en la historia de cada

comunidad eclesial” (NMI 29).

2. JESUCRISTO: NUESTRO AFECTO Y SEGUIMIENTO DE SU

PERSONA

Nos sabemos acompañados por Aquel que dijo con verdad

“Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt

28, 20). En este sentido, la alusión a Cristo no es una referencia

romántica o abstracta, sino que traduce una relación concreta llena

de afecto hacia su Persona viva, y secunda todo cuanto Él nos ha

propuesto como condición y fruto de su seguimiento discipular.

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Dicho de otro modo, como se ha afirmado en la larga

trayectoria de la Iglesia a través de sus mejores hijos, los santos,

estamos llamados a la santidad como relación con el Señor y como

consecuencia de nuestro encuentro y seguimiento de Él. Por eso, “la

perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es el de la

santidad” (NMI 30).

No obstante, la santidad cristiana no es un camino de

perfección privada y solitaria, sino que responde a una vivencia

santa en una convivencia fraterna, haciendo “de la Iglesia la casa y

la escuela de la comunión: este es el gran desafío que tenemos..., si

queremos ser fieles a los designios de Dios y responder a las

profundas esperanzas del mundo” (NMI 43).

Tal y como se apuntaba en la carta apostólica que venimos

citando, la santidad tiene una pedagogía, es decir, un método que

es el del encuentro con el Señor y en la celebración de su Presencia

sacramental entre nosotros. Por este motivo, en “esta pedagogía de

la santidad es necesario un cristiano que se distinga ante todo en el

arte de la oración” (NMI 32), como algo que jamás debemos dar por

supuesto: tanto la oración personal, como la oración litúrgica y la

espiritualidad de los sacramentos.

3. SABIÉNDONOS HIJOS DE ESTA IGLESIA Y DE ESTA

GENERACIÓN

No podemos ocultar una cierta perplejidad a la hora de

situarnos como hijos de esta generación en el tiempo que nos ha

tocado en suerte vivir, y al mismo tiempo hijos de la Iglesia de

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nuestros días. Ya lo señalaba la exhortación Ecclesia in Europa al

decir que “la época que estamos viviendo, con sus propios retos,

resulta en cierto modo desconcertante... y muchos cristianos están

sumidos en este estado de ánimo” (EIE 7).

Pero esto lo que implica y despierta en nosotros es

precisamente una atención responsable para llegar a descubrir lo

que el Señor nos puede estar pidiendo a través de la circunstancia

concreta de cuanto acontece en nuestros días. Porque “nuestros

ojos de testigos de Jesús han de saber descubrir en los signos de

los tiempos las llamadas de Dios a su Iglesia y los reclamos de

Buena Noticia que esa cultura muestra” (CEE, Plan Pastoral 2002-

2005, n. 9).

Sin duda alguna, que debemos apuntar las situaciones que

nos puedan estar reclamando una respuesta más urgente por la

problemática que señala nuestra realidad diocesana. Aunque será

susceptible de una concreción anual a la hora de fijar los objetivos

que en coherencia con el presente Plan Pastoral nos propongamos

cada curso, ya vemos cómo en este momento nos está solicitando

una respuesta la carencia de sacerdotes y la situación totalmente

precaria de nuestro Seminario vacío. Los nuevos rostros de pobreza

también nos están pidiendo una apuesta de servicio pastoral que

con entraña samaritana reconozca en ellos los rasgos dolientes de

Jesús y desde Él anuncie el evangelio que trae gracia, esperanza y

libertad. Del mismo modo, la familia y los enormes desafíos que

plantea la intemperie en la que se desprotege y se confunde esta

institución básica del cristianismo y de la sociedad. Como una

temática trasversal la secularización de nuestra sociedad, a veces

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diseñada desde un plan laicista claramente reconocible en

poderosos medios de comunicación y en determinadas políticas

administrativas, también reclama en nosotros una respuesta pastoral

que afecta tanto a los alejados de la Iglesia como a los que

permanecen en su seno de modo pasivo e indolente.

Por todo ello, podemos decir que “la mirada pastoral sobre

nuestra Iglesia nos ofrece luces y sombras, porque, en cuanto

peregrina, es santa y siempre necesitada de purificación” (CEE, Plan

Pastoral 2002-2005, n. 2). Pero estos elementos que acabamos de

apuntar y que desarrollaremos a continuación en las diversas líneas

de acción pastoral, no deben eclipsarnos al pensar que todo es

resultado de fuerzas extrañas y ajenas a la Iglesia. Al menos, no

podemos pensar que este resultado sólo es fruto de los “demás”

como si nosotros, en nuestra conciencia personal y comunitaria no

hubiera también una responsabilidad. Bien lo indicaba el Plan

Pastoral de la Conferencia Episcopal Española al insistir en que “la

cuestión principal a la que la Iglesia ha de hacer frente hoy en

España no se encuentra tanto en la sociedad o en la cultura

ambiente como en su propio interior; es un problema de casa y no

sólo de fuera. Es cierto que esta situación eclesial está influida por la

cultura que nos toca vivir” (CEE, Plan Pastoral 2002-2005, n. 10).

Por este motivo, y sin ignorar el peso de las sombras que

nos pueden oscurecer el camino, debemos afirmar sin caer en un

vacío optimismo que las luces que también sostienen nuestra

confianza son una razón para caminar esperanzados. Porque son

muchos también los elementos preciosos que en esta generación y

en esta Iglesia se levantan para mantener nuestro ánimo y fortalecer

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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nuestra credibilidad. Como decía con toda su fuerza el Papa Juan

Pablo II, “no se trata, pues, de inventar un nuevo programa. El

programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la

Tradición viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay

que conocer, amar e imitar, para vivir en él la vida trinitaria y

transformar con él la historia hasta su perfeccionamiento en la

Jerusalén celeste. Es un programa que no cambia al variar los

tiempos y las culturas, aunque tiene cuenta del tiempo y de la

cultura para un verdadero diálogo y una comunicación eficaz. Sin

embargo, ahora ya no estamos ante una meta inmediata, sino ante

el mayor y no menos comprometedor horizonte de la pastoral

ordinaria. Dentro de las coordenadas universales e irrenunciables,

es necesario que el único programa del Evangelio siga

introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial, como

siempre se ha hecho. En las Iglesias locales es donde se pueden

establecer aquellas indicaciones programáticas concretas —

objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los

agentes y la búsqueda de los medios necesarios— que permiten

que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las

comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los

valores evangélicos en la sociedad y en la cultura” (NMI 29).

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Segunda parte

LINEAS DE ACCIÓN PASTORAL

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Segunda parte

LINEAS DE ACCIÓN PASTORAL

I.- Encuentro con el misterio de Dios -Renovación de personas y comunidades-

Es importante que lo que nos propongamos, con la ayuda de Dios, esté fundado en la contemplación y en la oración. El nuestro es un tiempo de continuo movimiento, que a menudo desemboca en el activismo, con el riesgo fácil del «hacer por hacer». Tenemos que resistir a esta tentación, buscando «ser» antes que «hacer» (Novo Millennio Ineunte 15).

En la programación que nos espera, trabajar con mayor confianza en una pastoral que dé prioridad a la oración, personal y comunitaria, significa respetar un principio esencial de la visión cristiana de la vida: la primacía de la gracia. (Novo Millennio Ineunte 38)

I.1. Intensificar la formación integral de un laicado adulto, responsable y comprometido

Se necesitan programas pedagógicos, que capaciten a los fieles laicos a proyectar la fe sobre las realidades temporales. Tales programas, basados en un aprendizaje serio de vida eclesial, particularmente en el estudio de la doctrina social, han de proporcionarles no solamente doctrina y estímulo, sino también una orientación espiritual adecuada que anime el compromiso vivido como auténtico camino de santidad. (Ecclesia in Europa 41). Se debe intensificar la formación del laicado, en los catecumenados

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parroquiales, y en todos los movimientos y asociaciones de Apostolado Seglar.

Acciones y mediaciones:

1. Dar a conocer el Proyecto de Formación para laicos que está elaborando la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar; constituir, si es preciso, una comisión diocesana que ayude a utilizar este material en diversos ambientes y sectores: jóvenes, mundo rural, personas mayores...

2. Promover los movimientos de Acción Católica y aquellos que tengan como fin la formación de cristianos para tener una presencia cualificada en el mundo.

3. Seguir impulsando la Escuela Diocesana de formación cristiana, coordinarla con otras realidades de formación, con el proyecto de constituir un Instituto Superior de Ciencias Religiosas.

4. Organizar cursillos específicos de Doctrina Social de la Iglesia.

5. Abrir un aula de actualidad que trate los temas que se hablan en la calle y en los medios de comunicación.

Responsables: Comisión Diocesana de Apostolado Seglar;

Responsables de comunidades y movimientos; Consejo Diocesano de AC; Arciprestes; Escuela Diocesana de formación cristiana.

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I.2. Renovar la pastoral sacramental y revitalizar la dimensión espiritual de nuestras comunidades

Urge una verdadera experiencia de Dios para hacer presente hoy y aquí el misterio de Jesucristo, y urge el testimonio cristiano de personas y comunidades que hagan realidad la llamada a la santidad y coherencia del compromiso bautismal. Hace falta, pues, que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda programación pastoral (Novo Millennio Ineunte 34).

Acciones y mediaciones:

1. Fomentar grupos de oración y de Biblia, y de revisión de vida, en parroquias, unidades de pastoral y arciprestazgos, según las posibilidades.

2. Crear y potenciar equipos de liturgia; que ayuden en las distintas comunidades a vivir el sentido de los tiempos litúrgicos, de las celebraciones y lugares sagrados.

3. Aprovechar los ensayos de cantos en las parroquias y para las celebraciones diocesanas para introducir y/o profundizar en el misterio de Dios. Realizar un compendio de cantos en papel y en audio.

4. Potenciar la Delegación de Catequesis y, desde aquí, asumir los procesos catequéticos vigentes en la Diócesis.

5. Elaborar un directorio diocesano que contenga las normas actualizadas en relación con la preparación y celebración de los Sacramentos de Iniciación, Reconciliación y del Matrimonio, que dé unidad a la praxis en toda la diócesis.

6. Elaborar materiales catequéticos sencillos que ayuden a los sacerdotes y a las personas que acogen a aquellos que piden la celebración de sacramentos, para que puedan acoger mejor y desarrollen su tarea con mayores posibilidades evangelizadoras.

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7. Ofrecer retiros y ejercicios espirituales a jóvenes, familias...

8. Redescubrir la riqueza del sacramento del Perdón, aprovechando la liturgia de Adviento y Cuaresma.

9. Aprovechar los procesos de beatificación existentes en la diócesis, para presentar a los santos como modelos de fe y de vida.

Responsables: Delegación de Catequesis, Delegación de

Liturgia, Delegación de Música, Sacerdotes, grupos de espiritualidad.

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I.3. Favorecer la renovación humana, intelectual, espiritual y apostólica del presbiterio

No se puede ignorar que el ejercicio del sagrado ministerio encuentra hoy muchas dificultades, bien debidas a la cultura imperante, bien por la disminución numérica de los presbíteros, con el aumento de la carga pastoral y de cansancio que esto puede comportar (Ecclesia in Europa 36). Es necesaria una verdadera renovación de cada presbítero, en su ser y hacer ministerial, y del presbiterio en su conjunto.

Acciones y mediaciones:

1. Potenciar la vida espiritual de los presbíteros (sacramentos, oración, retiros, Ejercicios Espirituales).

2. Facilitar las suplencias para participar en una formación permanente renovada, dando a conocer también iniciativas que se desarrollen fuera de la Diócesis.

3. Fomentar el encuentro de los presbíteros por arciprestazgos y por edades

4. Favorecer la dimensión y atención humana del presbítero.

5. Potenciar el acompañamiento personal del presbítero ("dejarse acompañar y saber acompañar a otros").

6. Enviar sacerdotes a estudiar y plantear la posibilidad de tiempos sabáticos.

Responsables: Consejo Presbiteral, Consejo Episcopal, Delegación del Clero, los propios presbíteros.

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II.- Unidos en la comunión del Cuerpo de Cristo

-Organización diocesana-

Otro aspecto importante en que será necesario poner un decidido empeño programático, tanto en el ámbito de la Iglesia universal como de las Iglesias particulares, es el de la comunión (koinonía), que encarna y manifiesta la esencia misma del misterio de la Iglesia. (Novo Millennio Ineunte 42).

Los espacios de comunión han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de cada Iglesia. En ella, la comunión ha de ser patente en las relaciones entre Obispos, presbíteros y diáconos, entre Pastores y todo el Pueblo de Dios, entre clero y religiosos, entre asociaciones y movimientos eclesiales. Para ello se deben valorar cada vez más los organismos de participación previstos por el Derecho canónico, como los Consejos presbiterales y pastorales. (Novo Millennio Ineunte 45).

II.1. Promover las vocaciones específicas y especialmente al ministerio sacerdotal.

Es necesario y urgente organizar una pastoral de las vocaciones amplia y capilar, que llegue a las parroquias, a los centros educativos y familias, suscitando una reflexión atenta sobre los valores esenciales de la vida, los cuales se resumen claramente en la respuesta que cada uno está invitado a dar a la llamada de Dios (Novo Millennio Ineunte 46). En este momento concreto, toda la Diócesis de Huesca -y especialmente el presbiterio- debería comprometerse sobre todo en la promoción de vocaciones al sacerdocio.

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Acciones y mediaciones:

1. Encomendar a una persona de cada arciprestazgo la tarea de animar y sostener la pastoral vocacional en su demarcación, que sea enlace con la Delegación de Pastoral Vocacional y dé a conocer las actividades de la Delegación a sacerdotes y consejos arciprestales.

2. Garantizar que en la Pastoral Juvenil y en la Catequesis esté presente la dimensión vocacional, presentando y fomentando las distintas vocaciones específicas.

3. Facilitar la reflexión sobre la vocación y la misión del sacerdote a los grupos de Pastoral Familiar y Pastoral Educativa, de acuerdo con la especificidad de cada grupo.

4. Pedir al Señor por las vocaciones en las Misas, Laudes y Vísperas de cada día y especialmente los primeros domingos de mes.

5. Preparar a acompañantes vocacionales. 6. Acercar a los seminaristas a los jóvenes y a la diócesis,

procurando su integración en Pastoral Juvenil

7. Participar en las actividades que organice la Delegación de Pastoral Vocacional, especialmente en el Día del Seminario.

8. Favorecer encuentro de orientación vocacional.

9. Avanzar en la coordinación entre las Delegaciones de Pastoral Vocacional, Familia, Enseñanza y Catequesis.

10. Enriquecer el equipo de la Delegación de Pastoral Vocacional, para que puedan ofrecerse a las parroquias, colegios de la Iglesia, profesores de religión, familias...

Responsables: Delegaciones de Pastoral Vocacional, Juventud,

Familia, Catequesis, Enseñanza, todo el presbiterio, CONFER.

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II.2. Potenciar específicamente la pastoral rural

Nuestra diócesis es fundamentalmente rural. Nuestros pueblos están sometidos a una continua reconversión que en muchos casos avanza hacia la práctica desaparición. En bastantes ocasiones, la programación diocesana y de las Delegaciones cuenta poco con la realidad de los pueblos. La Diócesis de Huesca reafirma el compromiso de anunciar la Buena Noticia en el mundo rural.

Acciones y mediaciones:

1. Todas las Delegaciones y organismos diocesanos contemplarán en sus programaciones la realidad rural.

2. Dar respuesta a las nuevas necesidades pastorales de nuestros pueblos, atendiendo concretamente la realidad peculiar de los pueblos-dormitorio alrededor de Huesca-capital.

3. Fortalecer los Consejos de Pastoral Arciprestales, y crearlos donde no los haya, para que promuevan la pastoral de conjunto y la corresponsabilidad entre sacerdotes, laicos y religiosos.

4. Potenciar la presencia del sacerdote en el mundo rural y no sólo puntualmente en las celebraciones dominicales.

Responsables: Delegaciones Diocesanas, Parroquias y

arciprestazgos rurales.

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II.3. Valorar la vida de especial consagración y sus carismas, y

favorecer su integración real en la pastoral diocesana ordinaria

El testimonio de las personas consagradas es particularmente elocuente... Europa necesita siempre la santidad, la profecía, la actividad evangelizadora y de servicio de las personas consagradas (Ecclesia in Europa 37). Es urgente y necesaria la colaboración estable y organizada de los religiosos con el ministerio apostólico y con los laicos El Vaticano II habló de "cooperación unánime en la obra común" (Lumen Gentium 30). Es preciso seguir estrechando la colaboración entre los religiosos y religiosas y nuestras comunidades parroquiales, arciprestales y organismos diocesanos.

Acciones y mediaciones:

1. Favorecer la participación activa de los consagrados, y de sus comunidades, en la vida ordinaria diocesana, según la riqueza de sus propios carismas, tanto en acciones puntuales y Jornadas Diocesanas específicas como en organismos e instituciones.

2. Conocer, valorar y potenciar más y mejor la presencia de los religiosos y religiosas en las parroquias, unidades de pastoral, arciprestazgos y diócesis, y en las obras propias, ejerciendo sus respectivos carismas.

3. Formar parte de la Delegación de Vocaciones, y participar en las actividades de la Delegación de Apostolado Seglar a la hora de potenciar los movimientos eclesiales.

4. Integrar desde su propio ámbito eclesial monástico a las comunidades claustrales, para que orando y ofreciéndose sostengan las diversas realidades diocesanas.

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Responsables: Consejos de Pastoral parroquiales, arciprestales y diocesano, Delegación de Pastoral vocacional, Delegación de Vida Consagrada, CONFER.

II.4. Clarificar y potenciar la misión de las Unidades de Pastoral

y de los Equipos de Pastoral que las animen

La Diócesis de Huesca ha trabajo seriamente en este campo, en sintonía con muchas diócesis del norte de España. Es preciso valorar el recorrido realizado (desigual en los distintos arciprestazgos) para reconducirlo, si fuera necesario, y potenciarlo; de modo que podamos dar una respuesta más eficaz y eclesial a los retos que nos plantea la evangelización en esta tierra y en esta hora.

Acciones y mediaciones:

1. Que el Obispo, junto a los distintos Consejos Diocesanos, especialmente el de Pastoral, valore el camino realizado en este aspecto y dé las orientaciones que crea oportunas.

2. Potenciar y favorecer los Consejos Pastorales Parroquiales y/o de Unidad de Pastoral, estableciendo criterios claros de actuación

3. Hacer un seguimiento continuo de las iniciativas que se vayan realizando.

Responsables: Sr. Obispo, Vicario General, Consejo Diocesano

de Pastoral, Consejos arciprestales, arciprestes.

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III.- Enviados a la misión con la fuerza del Espíritu

-La Evangelización- Hace falta reavivar en nosotros el impulso de los orígenes, dejándonos impregnar por el ardor de la predicación apostólica después de Pentecostés. Hemos de revivir en nosotros el sentimiento apremiante de Pablo, que exclamaba: «¡ay de mí si no predicara el Evangelio!» (1 Co 9,16)... Esta pasión suscitará en la Iglesia una nueva acción misionera, que no podrá ser delegada a unos pocos «especialistas», sino que acabará por implicar la responsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios. (Novo Millennio Ineunte 40).

¡Iglesia en Europa, te espera la tarea de la «nueva evangelización»! Recobra el entusiasmo del anuncio. Siente, como dirigida a ti, en este comienzo del tercer milenio, la súplica que ya resonó en los albores del primer milenio, cuando, en una visión, un macedonio se le apareció a Pablo suplicándole: «Pasa por Macedonia y ayúdanos» (Hch 16, 9). Aunque no se exprese o incluso se reprima, ésta es la invocación más profunda y verdadera que surge del corazón de los europeos de hoy, sedientos de una esperanza que no defrauda. A ti se te ha dado esta esperanza como don para que tú la ofrezcas con gozo en todos los tiempos y latitudes. Por tanto, que el anuncio de Jesús, que es el Evangelio de la esperanza, sea tu honra y tu razón de ser. Continúa con renovado ardor el mismo espíritu misionero que, a lo largo de estos veinte siglos y comenzando desde la predicación de los apóstoles Pedro y Pablo, ha animado a tantos Santos y Santas, auténticos evangelizadores del continente europeo. (Ecclesia in Europa 45)

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III.1. Potenciar la pastoral familiar

En la tarea de la transmisión de la fe juega un papel esencial la familia cristiana. Ahí se experimenta la imagen del amor de Dios Padre, se aprende a rezar y a hablar con Jesús, se descubren los signos religiosos, se da la posibilidad de integrar de manera natural la fe con la vida tanto en las alegrías como en las dificultades. (Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Española 2002-2005, n. 32).

Acciones y mediaciones:

1. Dar a conocer y apoyar los cursos de orientación al matrimonio, las catequesis bautismales para padres, la Escuela de Padres y Madres, el Centro de Orientación Familiar y todas las actividades de la Delegación de Pastoral familiar.

2. Plantear desde cada arciprestazgo la organización de jornadas y celebraciones dedicadas a la familia.

3. Favorecer la coordinación con Pastoral Juvenil y Vocacional.

4. Hacer presente la pastoral familiar en los medios de comunicación, fomentando valores cristianos.

5. Propagar en las familias la lectura de la Biblia y de publicaciones de inspiración cristiana.

6. Facilitar a las familias materiales para poder rezar en los hogares.

7. Trabajar con las familias el despertar religioso de los niños.

8. Cuidar la acogida en las parroquias de los novios que piden celebrar el sacramento del matrimonio.

9. Procurar el seguimiento pastoral de las familias que eventualmente se acercan a la parroquia o a la Iglesia, con motivo de la celebración de sacramentos, funerales…

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10. Posibilitar la formación de las personas cristianas ante los nuevos retos que la vida actual nos presenta (abortos, uniones entre personas del mismo sexo, problemas de bioética, nuevas pobrezas, violencia en el hogar...), desde una clara e inequívoca adhesión al Magisterio de la Iglesia.

11. Potenciar la catequesis familiar.

12. Fomentar la formación de catequistas de pastoral familiar

Responsables: Delegación de Familia, Delegación de MCS,

responsables de comunidades.

III.2. Potenciar la pastoral juvenil

Hace falta renovar la pastoral juvenil, articulada por edades y atenta a las distintas condiciones de niños, adolescentes y jóvenes. Es necesario además dotarla de mayor organicidad y coherencia, escuchando pacientemente las preguntas de los jóvenes, para hacerlos protagonistas de la evangelización y edificación de la sociedad. (Ecclesia in Europa 62)

1. Profundizar en la coordinación entre catequistas y animadores de Pastoral Juvenil.

2. Promover la creación de equipos arciprestales de Pastoral Juvenil.

3. Fomentar la participación y compromiso mutuo entre las distintas realidades juveniles y las comunidades parroquiales.

4. Responder a las convocatorias de la Delegación de Pastoral Juvenil, tanto en las iniciativas diocesanas, como en las que provengan de la Conferencia Episcopal o la Santa Sede.

5. Comenzar a trabajar la Pastoral en la Universidad.

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6. Seguir el trabajo de coordinación de la Pastoral del tiempo libre

7. Ofrecer a todos los jóvenes de la diócesis que se confirman la posibilidad de continuar el proceso de fe, insertándose en movimientos y grupos cristianos.

8. Promover iniciativas de acercamiento a jóvenes alejados.

Responsables: Delegación de Pastoral Juvenil, movimientos y

grupos de Pastoral Juvenil, responsables de comunidades.

III.3. Potenciar la pastoral educativa

En orden a la integración de la fe con la vida y la cultura, cobra un papel singular la pastoral educativa. Dentro de ella, la escuela católica, de titularidad diocesana o de Institutos de vida religiosa o de otras instituciones o iniciativas, tiene especial importancia. (Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Española 2002-2005, n. 40).

Acciones y mediaciones:

1. Sensibilizar a los padres para que tomen conciencia de que ellos son los primeros educadores de sus hijos y los responsables de elegir la educación que quieren para ellos.

2. Garantizar el acompañamiento al profesorado de Religión y de los profesionales cristianos de la enseñanza.

3. Responder a las actividades que programe la Delegación Diocesana de Enseñanza.

4. Hacer un plan conjunto de las Delegaciones de Enseñanza, Catequesis, Pastoral Juvenil y Vocacional,

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atendiendo especialmente al alumnado de bachillerato, de cara a la pastoral vocacional y universitaria.

5. Potenciar la dimensión evangelizadora en los colegios religiosos, cuidando la incorporación de niños, jóvenes y familias en la vida de la diócesis.

6. Promover desde la Delegación de Enseñanza espacios de reflexión sobre el papel que juega la formación de la escuela en relación con el desarrollo integral de las personas.

7. Fomentar el compromiso de los cristianos de la enseñanza con los más desfavorecidos (que suelen ser los que presentan fracaso escolar).

Responsables: Delegación de Enseñanza, responsables de

comunidades.

III.4. Potenciar la pastoral en el campo social y caritativo

Tenemos que actuar de tal manera que los pobres, en cada comunidad cristiana, se sientan como «en su casa». ¿No sería este estilo la más grande y eficaz presentación de la buena nueva del Reino? Sin esta forma de evangelización, llevada a cabo mediante la caridad y el testimonio de la pobreza cristiana, el anuncio del Evangelio, aun siendo la primera caridad, corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras al que la actual sociedad de la comunicación nos somete cada día. La caridad de las obras corrobora la caridad de las palabras. (Novo Millennio Ineunte 50).

Acciones y mediaciones:

1. Potenciar desde Cáritas diocesana la coordinación con otras instancias caritativo-sociales, como Conferencias de San Vicente de Paúl, HH. de Cruz Blanca, Manos

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Unidas, Proyecto Hombre, Pastoral Penitenciaria, pastoral de la Salud.

2. Acentuar la dimensión evangelizadora en la acción caritativo-social, de modo que los pobres no se vean sólo como objeto de nuestra atención social, sino como destinatarios del anuncio evangelizador, respetando en todo caso la fe de cada uno.

3. Seguir avanzando en el trabajo con inmigrantes y transeúntes.

4. Conocer el trabajo que se está realizando para responder al problema de la soledad en las parroquias y arciprestazgos y realizar un plan de trabajo en cada arciprestazgo, a través de Cáritas interparroquial, los Consejos Pastorales de Arciprestazgo o los grupos de sacerdotes.

5. Desarrollar Cáritas, especialmente en los arciprestazgos rurales.

6. Fomentar y formar para el voluntariado cristiano, especialmente en Doctrina Social de la Iglesia, promoviendo su identidad eclesial y parroquial.

7. Denunciar las causas de las situaciones de pobreza e injusticia y anunciar la esperanza que genera el evangelio proclamado desde la Iglesia.

Responsables: Delegación de Cáritas Diocesana, Consejos

Diocesanos y Arciprestales, Parroquias, Comunidades cristianas.

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III.5. Renovar la pastoral de las parroquias, arciprestazgos y

Delegaciones diocesanas, para que sus acciones sean más evangelizadoras

Nuestras comunidades eclesiales tienen que forcejear con debilidades, fatigas, contradicciones. Necesitan escuchar también de nuevo la voz del Esposo que las invita a la conversión, las incita a actuar con entusiasmo en las nuevas situaciones y las llama a comprometerse en la gran obra de la «nueva evangelización». (Ecclesia in Europa 23).

Acciones y mediaciones:

1. Consolidar la misión de los arciprestazgos, para realizar una pastoral integral y de conjunto, y el de los arciprestes, como coordinadores de la pastoral arciprestal.

2. Facilitar materiales que ayuden a los distintos organismos diocesanos a revisar y renovar sus acciones pastorales.

3. Descubrir el sentido catequético, evangelizador y cultual del Patrimonio, y no sólo su aspecto artístico-cultural.

4. Animar la vida misionera de nuestras comunidades y apoyar a los misioneros ad gentes.

5. Potenciar y coordinar el trabajo pastoral con inmigrantes.

6. Formar a sacerdotes y laicos para comenzar a trabajar en el ámbito del ecumenismo y del diálogo interreligioso.

7. Enriquecer el equipo de Pastoral Gitana y promover sus actividades

8. Promover la presencia más cualificada en los Medios de Comunicación Social, el uso más evangelizador de los propios y el acompañamiento de los profesionales cristianos.

9. Potenciar la Pastoral de la Salud y garantizar el acompañamiento de los profesionales cristianos.

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10. Aprovechar las posibilidad que nos ofrece la religiosidad popular, en auge en estos momentos

11. Tener en cuenta la realidad obrera en la pastoral general de la diócesis

Responsables: Delegaciones Diocesanas, Responsables de

comunidades, Arciprestes.

Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Tercera parte

PUESTA EN MARCHA DEL PLAN DE PASTORAL

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Plan Pastoral Diocesano 2005/2008 Diócesis de Huesca.

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Tercera parte

PUESTA EN MARCHA DEL PLAN DE PASTORAL

Las parroquias y los arciprestazgos, los movimientos y asociaciones de apostolado seglar, las organizaciones que promueven la espiritualidad y la caridad, todas las delegaciones y organizaciones diocesanas de esta Iglesia de Huesca, en comunión con la Iglesia española y universal, los últimos años precedentes han trabajado teniendo en cuenta dos referentes fundamentales: las Conclusiones de la Asamblea Diocesana, revisadas y actualizadas en el año 1996 y los Objetivos Diocesanos que cada año se proponían.

A partir de este curso, la Diócesis de Huesca cuenta con este nuevo instrumento: el Plan Diocesano de Pastoral. Será la guía que oriente el trabajo pastoral de cuantos formamos esta Iglesia oscense para, al menos, los próximos tres cursos. Con el Plan Diocesano de Pastoral y los objetivos que cada año se propongan, nuestra Diócesis quiere impulsar el anuncio del Evangelio del Señor desde y con la Iglesia, crecer en comunión entre los distintos caminos y carismas de quienes componemos esta Iglesia particular, y promover una espiritualidad sólida y bella que llene de esperanza la propuesta de la fe a nuestros contemporáneos. Lo hacemos con la conciencia de cuanto nos recuerda el Señor Jesús: sin Mí no podéis hacer nada (Jn. 15,5), amaos los unos a los otros (Jn. 13,34), como el Padre me ha enviado, así os envío yo (Jn. 20,21).

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Objetivos y acciones prioritarias para cada curso

No vamos a comenzar a la vez con todos los objetivos y sus correspondientes acciones. El Sr. Obispo, con el Consejo Diocesano de Pastoral, propondrá a toda la Diócesis los objetivos y las acciones prioritarias para cada curso.

Estos objetivos diocesanos serán asumidos por los Arciprestazgos, que deberán concretarlos y adaptarlos a la propia realidad, a través de las Consejos arciprestales y las reuniones de sacerdotes. Asimismo, podrán señalar otros objetivos y acciones del Plan Diocesano que, aunque no hayan sido propuestos por el Consejo Diocesano de Pastoral, respondan los retos que el arciprestazgo tenga planteados.

A su vez, las Parroquias y/o Unidades de Pastoral, teniendo en cuenta los objetivos diocesanos y arciprestales, realizarán su programación cada curso. Al igual que los arciprestazgos, podrán programar otros objetivos y acciones del Plan Diocesano que estén más acordes con su realidad.

El Pleno y la Comisión Permanente del Consejo Diocesano de Pastoral animarán, harán seguimiento y evaluarán del desarrollo de los objetivos y acciones prioritarios que se vayan estableciendo.

A final de cada curso, los arciprestazgos, unidades de pastoral y parroquias también harán evaluación de los objetivos y las acciones propuestas al comienzo, para dar gracias a Dios por los avances conseguidos y corregir las deficiencias detectadas.

Las Jornadas de Pastoral nos ayudarán a conocer el trabajo que se está desarrollando en las diferentes parroquias y arciprestazgos y animarán la puesta en marcha de los diferentes objetivos del Plan de Pastoral.

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Todos estamos implicados

Hasta ahora nos hemos referido a las parroquias, unidades de pastoral y arciprestazgos, como ámbitos en los que nos encontramos todos: laicos, consagrados y sacerdotes. Pero, para que este Plan sea verdaderamente diocesano, nos ayude a crecer en espiritualidad y comunión e impulse la acción evangelizadora, todos los grupos y organismos que conforman la diócesis hemos de sentirnos implicados.

- Los Institutos de Vida Consagrada

Los consagrados y consagradas, desde sus obras propias y desde su trabajo en parroquias y arciprestazgos, están llamados a seguir ofreciendo, con humildad y en comunión con la Iglesia Diocesana, la experiencia de que sólo Dios puede saciar al corazón humano su hambre de felicidad sin tasa. Contamos también con la oración y el impulso de nuestras cuatro comunidades contemplativas

- Los sacerdotes y el Seminario

El ministerio de los sacerdotes al servicio de la unidad de las parroquias y de la diócesis entera, los convierte en elementos claves para la puesta en marcha de cualquier iniciativa pastoral. El Plan de Pastoral puede ayudarles a ejercer su ministerio en comunión creciente con el Obispo, con el resto de presbíteros y con la diócesis entera y, de esta forma, será más fácil superar las dificultades que entraña hoy su misión.

También los seminaristas han de conocer el Plan de Pastoral, como instrumento que les permita insertarse cordialmente en la diócesis que un día servirán desde el ministerio presbiteral.

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- Movimientos y asociaciones de Apostolado Seglar

A pesar de que nuestra diócesis es pequeña, tenemos una rica realidad de movimientos y asociaciones de Apostolado Seglar, cada uno de ellos con su identidad y misión. Todos están llamados a realizar un papel importante en la puesta en marcha de este plan, sobre todo en lo que se refiere a la evangelización de la sociedad y en el fortalecimiento de nuestras comunidades parroquiales y diocesana.

- Las Comisiones y Delegaciones Diocesanas

Las Delegaciones Diocesanas han dinamizado la pastoral de nuestra Iglesia oscense y han de seguir haciéndolo. El curso pasado organizamos las delegaciones diocesanas en cuatro comisiones: Evangelización y Educación en la Fe, Apostolado Seglar, Caridad y Promoción Social, Clero y Vida Consagrada. La puesta en marcha de este Plan de Pastoral puede servir para que estas Comisiones coordinen las programaciones y las actividades de las respectivas delegaciones.

- Cáritas e instituciones sociocaritativas.

La caridad pertenece al ser más íntimo de la Iglesia y, por tanto ha de visibilizarse no solamente en las acciones dirigidas a los más pobres, también ha de traslucirse en cada una de las acciones de la Iglesia. Este plan puede ayudarnos a potenciar la pastoral de la caridad y a ejercerla de forma más coordinada, evangélica y eclesial en sus motivaciones y en su realización.

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Actitudes que facilitarán la puesta en marcha del Plan de Pastoral

Para que este plan de pastoral nos ayude y nos impulse sin agobiarnos, tenemos que mezclar apropiadamente la gratitud y la conversión, la programación y la flexibilidad, el realismo y la esperanza.

Gratitud, para dar gracias a Dios por la preciosa herencia cristiana que recibimos y por la certeza de que no va a faltarnos en ningún momento la fuerza del Espíritu de Cristo. Conversión, porque ningún plan de pastoral servirá de nada, si las personas que hemos de llevarlo a cabo no tenemos el deseo de ser santos, de renovarnos personal e interiormente.

Programación, de modo que quede claro qué actividades se van a hacer, cuándo, cómo, quiénes van a ser los responsables, cómo y cuándo las vamos a revisar. Flexibilidad, para adaptar la programación a las circunstancias del momento y no a la falta de responsabilidad.

Realismo, para reconocer con humildad las pobrezas y limitaciones y no pretender grandezas que superen nuestra capacidad. Esperanza, porque –como decíamos más arriba- sabemos y tenemos la experiencia de que el Espíritu de Dios alienta la vida de la Iglesia y su fuerza se muestra en nuestra debilidad.

¡Caminemos con esperanza! Un nuevo milenio se abre ante la Iglesia como un océano inmenso en el cual hay que aventurarse, contando con la ayuda de Cristo. El Hijo de Dios, que se encarnó hace dos mil años por amor al hombre, realiza también hoy su obra (Novo Millenio Ineunte 58).

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El Señor habla del sembrador que siembra en el campo del mundo. Y la semilla, como su palabra, como sus curaciones, parece algo insignificante en comparación con la realidad histórica y política. Del mismo modo que la semilla es pequeña, insignificante, así es también la Palabra.

Sin embargo ―dice―, en la semilla está presente el futuro, porque la semilla contiene en sí el pan de mañana, la vida de mañana. En apariencia, la semilla no es casi nada y, a pesar de ello, es la presencia del futuro, es promesa ya presente hoy. Y así, con esta parábola, dice: "Estamos en el tiempo de la siembra; la palabra de Dios parece sólo una palabra, casi nada. Pero ¡ánimo!, esta palabra contiene en sí la vida. Y da fruto". La parábola dice también que gran parte de la semilla no da fruto porque cayó en el camino, entre piedras, etc. Pero la parte que cayó en tierra buena dio fruto: el treinta, el sesenta, el ciento por uno.

Benedicto XVI a los sacerdotes de la diócesis de Aosta (25 de julio de 2005)

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