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REVISTA OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN COLOMBIANA PARA EL ESTUDIO DEL DOLOR Volumen 4 Número 2 2009 ISSN 1692-9985 DOLOR Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Volumen 4 No. 2 - 2009 Páginas 1-88

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REVISTA OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN COLOMBIANAPARA EL ESTUDIO DEL DOLOR

Volumen 4 – Número 2 – 2009

ISSN 1692-9985

DOLOR

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REVISTA OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN COLOMBIANAPARA EL ESTUDIO DEL DOLOR

DOLOR

Volumen 4 – Número 2 – 2009

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EDITORESJuan Carlos Acevedo González y John Jairo Hernández

COMITÉ EDITORIALJohn Jairo Hernández

Carlos Moreno Juan Miguel Griego

René EstupiñánSergio Ramírez

Adriana CadavidRené RodríguezJorge Gutiérrez

COORDINACIÓN COMERCIAL Y EDITORIALElsa Bejarano

John Jairo HernándezJuan Carlos Acevedo González

CONSULTORES NACIONALESGermán Ochoa

Juan Miguel GriegoCarlos Francisco Fernández

CONSULTORES INTERNACIONALESFernando Cervero (Canadá )

Oscar de León Casasola (EUA)Marc Sindou (Francia)

Pedro Bejarano (España)Luz Hidela Patiño (Canadá)

María Soledad Cepeda (EUA)Juan Vicente Gómez-Barrios (Venezuela)

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no coinciden necesariamente con las de los directores o loseditores de la revista Dolor. Las sugerencias diagnósticas o terapéuticas, como elección de productos, dosificación y métodos de empleocorresponden a la experiencia y al criterio de los autores.

La revista Dolor es una publicación trimestral de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor.

Tarifa Postal Reducida N. de la Administración Postal Nacional – ISSN 1692-9985

Todos los textos incluidos en la revista Dolor están protegidos por derechos de autor. Ninguna parte de esta publicación puede serreproducida por cualquier medio, mecánico o electrónico, sin el permiso escrito del Editor.

Diagramación e impresión: Editora Guadalupe S.A. Bogotá-Colombia.

DOLOR Volumen 4 • Número 2 - 2009

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DOLOR Volumen 4 • Número 2 - 2009

AUTORES

Patricia GómezMédica Anestesióloga, Clínica Vascular Navarra.

Carlos Eduardo Hoyos CuervoM.D., Residente III año de Anestesiología y Reanima-ción, Universidad Militar Nueva Granada

Luis Carlos Peñas MontañoM.D., Residente III año de Anestesiología y Reanima-ción, Universidad Militar Nueva Granada

Edwin Alejandro Moreno HerránM.D., Residente III año de Anestesiología y Reanima-ción, Universidad Militar Nueva Granada

Juan Pablo SuescúnM.D., Residente III año de Ortopedia y Traumatología,Universidad Militar Nueva Granada

Omar F. GomezeseAnestesiólogo Especialista en Dolor y Cuidado Paliati-vo. Dir. Clínica de dolor Fundación Cardiovascular deColombia. Profesor Anestesia y dolor de La Universi-dad Industrial de Santander.

Olga Natalia López OteroMédica Cirujana.

Juan Carlos Acevedo GonzálezNeurocirujano especialista en Neurocirugía Funcional,Dolor y Espasticidad. Jefe de la Unidad de Neurocirugíadel Hospital Universitario de San Ignacio, profesor dela Pontificia Universidad Javeriana.

Ernesto Alejandro EstebanResidente de Neurocirugía. Pontificia UniversidadJaveriana, Hospital Universitario de San Ignacio. Bogotá,Colombia.

Verónica Tafurt MejíaEstudiante VI año Facultad de Medicina, Énfasis enrehabilitación y Cuidados Paliativos, Universidad deLa Sabana.

Edmundo Gónima ValeroMédico Anestesiólogo y Algesiólogo, Coordinador Clí-nica de Dolor Hospital Militar Central, Profesor dePostgrado Cátedra Dolor y Cuidados Paliativos HospitalMilitar Central, Profesor Universidad de La Sabana,Especialista de Clínica de Dolor – Compensar IPS.

Yenny C. Quiroga E.Estudiante XII Semestre Pontificia Universidad Javeriana.

Claudia P. ZambranoEstudiante XII Semestre Pontificia Universidad Javeriana.

José Miguel SilvaUrólogo. Pontificia Universidad Javeriana.

Carlos F. Acuña AguilarMSc. Máster en Cuidados Paliativos. Especialista enMedicina Paliativa.

Manuel VergaraNeurocirujano, Universidad Javeriana.

Carlos Andrés Arroyave Bernal

Sociólogo de la Universidad Santo Tomás. Artículo re-sultado de la investigación “La construcción social dela enfermedad –en la profesión médica– a la luz de lacarrera moral del médico paciente” presentada parael premio Internacional del Dolor “Héctor TejadaHernández” en el marco del XVIII Congreso Interna-cional de Dolor, V Congreso Latinoamericano de Do-lor, VIII Encuentro Iberoamericano de Dolor.

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Asociación Colombiana para el Estudio del DolorCapítulo Colombiano de la IASP

JUNTA DIRECTIVA2009-2010

PRESIDENTEJorge Santiago Daza Barriga

VICEPRESIDENTEGermán William Rangel

SECRETARIOLuis Enrique Florez F.

TESORERAGinna Rocío García Parra

VOCALESOnofre Silva

Jesús Chaustre

FISCALDoris Montealegre

CORRESPONDENCIA:

JOHN JAIRO HERNÁNDEZ, MD. (Editor)Revista DOLOR

Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor.Calle 134 No. 7B-83 Of. 715, Bogotá, DC., Colombia.

Teléfono y fax: (571) 6271645 - 6271897Correo electrónico: [email protected]

DOLOR Volumen 4 • Número 2 - 2009

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Asociación Colombiana para el Estudio del DolorCapítulo Colombiano de la IASP

COORDINADORESGRUPOS DE INTERÉS

DOLOR NEUROPÁTICOCarlos Moreno

INTERVENCIONISMOJuan Miguel Griego

DOLOR EN NIÑOSRené Estupiñán

DOLOR CRANEOFACIALSergio Ramírez

DOLOR AGUDO POSTOPERATORIOAdriana Cadavid

DOLOR POR CÁNCERY CUIDADO PALIATIVO

Ricardo Salazar

DOLOR DE ESPALDA Julio César Vergara

COORDINADORESREGIONALES

BOGOTÁDoris Montealegre

COSTA NORTEJuan Miguel Griego

ANTIOQUIA – CHOCÓJohn Jairo Vargas

ANDINAClaudia Inés Correa

SUROCCIDENTALEduardo Alape

EJE CAFETEROJosé Fernando López

ORIENTEOmar Gomezese

SURORIENTEJosé Fernando Guerrero

DOLOR Volumen 4 • Número 2 - 2009

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La Revista Dolor publica artículos originales clínicos y experimenta-les sobre dolor, reportes sobre terapéuticas médicas y quirúrgicas,estudios cooperativos, epidemiología, estudios de medicamentos,métodos diagnósticos, reportes de casos clínicos, cartas al editor yeditoriales. La Revista Dolor es la publicación oficial de la Asocia-ción Colombiana para el Estudio del Dolor (ACED). Si el manuscritoes aceptado para su publicación, el autor debe enviar una autoriza-ción escrita a la revista Dolor concediendo a esta los derechos decopia. Ningun aparte del material publicado puede ser reproduci-do sin permiso escrito del editor. La revisión de los artículos siguelas normas sobre publicaciones médicas en cuanto al concepto queexpresen los árbitros al Comité Editorial.

EVALUACIÓN DE PARESLos trabajos deben ser inéditos y suministrados exclusivamente a laRevista Dolor donde se someten a evaluación por pares por el Gru-po de Árbitros, quienes presentan su evaluación al Comité Editorialpara su aceptación y publicación. Su reproducción total o parcialdebe de contar con la aprobación del Editor.

RECOMENDACIONES1. El trabajo no debe haber sido previamente publicado, excepto

en forma de resumen de memorias en eventos académicos na-cionales o internacionales.

2. Los trabajos deben contener los nombres completos de los auto-res con sus respectivos créditos laborales y académicos, anotan-do sus correos electrónicos.

3. Si se hace alusión a gráficos, fotos, dibujos o tablas previamentepublicados por el autor u otros autores, se debe acompañar delpermiso escrito de la entidad editorial de la revista o libro dondefueron publicados, dándosele crédito a estas entidades.

4. Los artículos deben ser escritos en español, y se debe anexar unresumen en español y en inglés.

5. Las fotos y gráficos serán enviados en formato de JPG, JPEG,TIFF o GIF, con suficiente resolución.

6. Formato de texto Microsoft Word 98 o más recientes, o WordPerfect, tipo de letra “Times New Roman”, tamaño de letra 12puntos, a espacio simple o sencillo.

ORGANIZACIÓNLos trabajos deben tener un título, autores, resumen en español einglés, palabras claves, introducción, material y métodos, resulta-dos, discusión, agradecimientos y bibliografía.1. Tamaño del manuscrito. Si el trabajo excede el número de

palabras los autores deben revisarlo nuevamente para evitarque les sea devuelto. Resumen en español e inglés: 250 pala-bras cada uno. Hasta seis palabras claves en español e inglés.Introducción: 500 palabras. Discusión: 1500 palabras. Materialy métodos, y resultados: sin límite de palabras. Si se deseapasar de estos límites se debe tener permiso escrito del editorprincipal de la Revista.

2. Página de título. Esta debe incluir: a) título completo (preferible-mente sin fórmulas químicas y sin abreviaciones); b) Nombre yapellidos completos de todos los autores; c) Afiliaciones labora-les y académicas completas de todos los autores; d) número depáginas de texto que contiene el trabajo (incluyendo tablas yfiguras) y el número de tablas y figuras; e) dirección postal yelectrónica, y número de teléfono del autor principal.

3. Bibliografía. La citación de referencias bibliográficas en el textose deberá presentar entre paréntesis mencionando el autor odos primeros autores (sus apellidos) y año de la publicación(metodología Vancouver). Nunca se hará colocando númerosreferenciales. Cuando existan más de dos autores de una refe-rencia, se citarán en el texto con el apellido del autor principalseguido de las palabras “y cols”.

En la página final de bibliografía serán puestas todas las refe-rencias citadas en el texto, en orden alfabético por autor princi-pal. Estas deben ser completas y deben incluir: a) apellidosseguidos por las iniciales de los nombres, hasta un máximo detres (si hay más de tres se deben incluir las palabras y cols); b)nombre del artículo; c) nombre de la revista; d) año de publica-ción; e) volumen y número de páginas.Para citación de libros se llevará a cabo la siguiente secuen-cia: a) autor o autores; b) título del capítulo; c) editor o edito-res del libro; d) título completo del libro; e) lugar de publica-ción; f) casa editora responsable de la publicación; g) año depublicación; h) número de las páginas.Para citación de manuscritos en preparación o trabajos no ad-mitidos o no publicados, se debe citar en el texto como comuni-cación personal, pero no deben aparecer en el listado final debibliografía.Ejemplos:Adams CWM. Neurohistochemistry. Amsterdam: Elsevier, 1965.Goldenberg DL. Psychiatric and psychological aspects offibromyalgia syndrome. Rheum Dis Clin N Am 1989; 15: 105-115.Goldenberg DL. Fibromyalgia and its relation to chronic fatiguesyndrome, viral illness and immune abnormalities. J Rheumatol1989; 16: 91-93.Turner JA. Coping and chronic pain. In: Bond MR, Charlton JE,Woolf CJ, editors. Pain research and clinical management. Proc.VIth World Congress on Pain, Vol. 4. Amsterdam: Elsevier, 1991.pp. 219-227.

4. Ilustraciones. Las ilustraciones deben ser numeradas en arábigosde acuerdo con la secuencia de aparición en el texto, referidascomo Fig. 1, Fig. 2, y así sucesivamente. Se agradece no enviarfiguras en formato PDF.

5. No se aceptan fotos ni figuras a color. Si a juicio del editor prin-cipal de la revista se llegare a concluir que las imágenes a colorde un determinado artículo son necesarias, el sobre-costo de estapublicación será cargado a los autores del artículo de referencia.

6. Leyendas de las figuras. Toda ilustración enviada para publica-ción debe traer su respectiva leyenda explicativa. Estas tambiéndeben ser escritas con números arábigos, el mismo de su figuraacompañante, que se enviarán en páginas separadas y al finaldel manuscrito. Todos los símbolos y abreviaturas usadas en lafigura deben ser adecuadamente explicados.

7. Tablas. Todas deben incluir su leyenda explicativa. Las tablas condatos numéricos deben ser escritas a doble espacio y en páginasseparadas, numeradas en secuencia arábiga (Tabla 1, Tabla 2, etc.).

8. Agradecimientos. Siempre deben situarse al final del texto yantes de la bibliografía.

ASPECTOS ÉTICOS1. Ética en investigación animal.

Los autores se deben remitir a las guías de experimentaciónanimal dadas por el comité de investigación y asuntos éticos dela IASP, publicados en Pain, 1983; 16: 109-110. Los autoresdeben especificar si el trabajo experimental fue revisado poralguna institución de cuidado de animales o un comitéequivalente.

2. Ética en investigación humana.Los autores informarán sobre el trabajo de investigación enhumanos y demostrarán que éste fue aprobado por un comitéde ética debidamente constituido en la institución para la cualse trabaja, o su equivalente.Cada uno de los autores de los artículos aceptados parapublicación tendrá derecho a recibir tres ejemplares de larespectiva revista sin ningún costo. Si se requieren más secobrará el precio correspondiente en el mercado al momentode la publicación.

DOLOR Octubre 2007 • Volumen 2 • Número 2INSTRUCCIONES A LOS AUTORES

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ÍNDICE TEMÁTICO

EDITORIALLa ACED y sus retos ................................................................................................................... 8

Homenaje a la vida y obra del Dr. Tiberio Álvarez EcheverriPatricia Gómez ............................................................................................................................. 11

Características clínicas y epidemiológicas del dolor crónicoen militares colombianos heridos en combate

Carlos Eduardo Hoyos Cuervo, Luis Carlos Peñas Montaño,Edwin Alejandro Moreno Herrán, Juan Pablo Suescún ................................................................... 15

Ablación por radiofrecuencia del ganglio de Gasser en pacientescon neuralgia del trigémino

Omar F. Gomezese, Olga Natalia López Otero ............................................................................. 22

Utilidad de la gamagrafía ósea en el estudio del dolor espinal crónicoJuan Carlos Acevedo, Ernesto Alejandro Esteban .......................................................................... 26

Aproximación al dolor neuropático en pacientes con lesión medularVerónica Tafurt Mejía, Edmundo Gónima Valero ............................................................................ 38

Utilidad de la neuromodulación en el tratamiento del dolorde origen urológico. Implantación de sistemas de neuroestimulaciónpara el control de la cistitis intersticial y la vejiga hiperrefléxica

Juan Carlos Acevedo González, Yenny C. Quiroga E.,Claudia P. Zambrano, José Miguel Silva ........................................................................................ 49

Calidad de vida: objetivo primordial de los cuidados paliativosCarlos F. Acuña Aguilar ................................................................................................................ 59

Síndrome centromedular.Revisión de tema y presentación de dos casos

Manuel Vergara, Juan Carlos Acevedo .......................................................................................... 63

El dolor y el sufrimiento en el médico paciente: aspectos sociológicosCarlos Andrés Arroyave Bernal ..................................................................................................... 76

DOLOR Vol. 4 No. 2 - 2009

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Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 No. 2 - 20098DOLOR

EDITORIALEDITORIALEDITORIALEDITORIALEDITORIAL

LA ACED Y SUS RETOSLA ACED Y SUS RETOSLA ACED Y SUS RETOSLA ACED Y SUS RETOSLA ACED Y SUS RETOS

El programa Bogotá sin dolor, propuesto por FEDELAT en mayo pasado y avalado por la Asociación

Colombiana para el Estudio del Dolor (ACED) será, sin lugar a dudas, la piedra angular para el desarrollo

definitivo de la algesiología en los países miembros de FEDELAT; lo cual puede alcanzarse si existe real volun-

tad política en las filiales de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) que permita disponer

de su capacidad de penetración para transformar y liderar este proceso en los estamentos del Estado, en el

ámbito gubernamental, público y privado, tal y como ha acontecido en países desarrollados, como España,

Nueva Zelanda, Estados Unidos, Inglaterra y en otros más, en los cuales las Asociaciones de Dolor han

liderado los parámetros de la calidad en la prestación de los servicios de salud y, muy especialmente, en el

tratamiento del dolor, lo que ha permitido estandarizar procedimientos y recursos, entre ellos el del recurso

humano en la prestación de dichos servicios.

Estamos convencidos de que los parámetros de calidad que se iniciarán, exigirán de los miembros de la

ACED, y a la ACED misma, involucrarse de manera horizontal mediante alianzas estratégicas en los procesos

formativos de educación en dolor en Colombia, para satisfacer la gran demanda existente en este campo. En

ese orden de ideas, la prestación de los servicios con calidad permitirá no sólo la codificación de los diferentes

síndromes dolorosos, hoy llamados CUPS, sino la adecuación en los diferentes niveles de intervención para,

de esta manera, lograr establecer unos parámetros de comportamiento profesional que nos conduzcan a

alcanzar, entre otros, el mecanismo de habilitación. Esto es urgente.

La prestación de servicios con calidad es, al fin, la propuesta de la ACED desde su constitución, como una

asociación científica y gremial, cuyo objeto principal es el de ser exclusivamente de educación, científica,

investigativa, gremial y de beneficencia, íntimamente relacionada con el estudio, prevención y tratamiento del

dolor en sus diversas manifestaciones. Esa es su esencia e involucra a todos los profesionales de la salud,

cuyo interés es hacia la investigación, la educación y la capacitación en el campo del dolor. Para el logro de

esas metas y de su misión, se deben utilizar todos los recursos e integrar a todos los estamentos estatales,

públicos o privados, e incluir a la sociedad misma, para incidir en el desarrollo de sus fines.

Por lo anteriormente expuesto, debemos adelantarnos en los procesos, los cuales deben ir más allá de

lo que actualmente hemos venido haciendo, mediante un mecanismo que le permita a la institución como

tal un equilibrio financiero que amerite incorporar procedimientos estratégicos, científicos, administrativos

y funcionales, para así procurarle a sus asociados una educación médica continuada, acorde con los

adelantos tecnológicos, educativos, científicos e investigativos y con las necesidades en esta materia, cre-

ciente con los avances del saber. Y, por qué no, con el ánimo de proyectarse más allá de su accionar o

misión, utilizando alianzas estratégicas que permitan su sueño cimero, entre muchos de sus asociados,

cual es el de alcanzar la idoneidad en dolor entre sus miembros y, de paso, a consolidar la pertinencia a la

institución.

Deben ser, pues, sus horizontes de tal naturaleza que sus asociados logren acceder a unos mecanismos

ideales para el logro de la idoneidad, del querer hacer de cada uno de ellos: los asociados y de quienes lo

requieran. Al perdurar en esa senda de preparación científica y académica quienes lo demanden, se consti-

tuyen en la real misión de nuestra ACED. Esa supervivencia como institución debe permitir, de manera obje-

tiva, un enfrentamiento a las dificultades crecientes de salud pública, como lo es el manejo del dolor crónico,

y el de la calidad correspondiente, para enfrentar el dolor agudo. Esa es su razón de ser.

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9Editorial

Otro de los grandes retos es seguir participando activamente en su componente social, en el que le

corresponde actuar por derecho propio, ya que su esencia debe ser la de velar, no sólo por las herramientas

necesarias para tratar, aliviar o erradicar el dolor, sino la presencia de un componente marco, en la

macroeconomía y la racionalidad, la equidad y la oportunidad, la calidez y la accesibilidad, de todos los

elementos insustituibles en el manejo del dolor, como derecho fundamental de cada ser humano.

Para mayor claridad debe, pues, la ACED, contar con procesos y mecanismos de evaluación permanente,

que le permitan una evolución y su supervivencia natural; hechos que deben ser ajustados, adaptados,

ampliados, complementados, y que con rigurosidad permitan la viabilidad conceptual, estratégica y funcio-

nal, que con apoyos administrativos le posibiliten un adecuado funcionamiento.

Es real y tangible el desempeño de la ACED a nivel nacional. Sin embargo, los colombianos esperan aún

más muestras de esa representatividad en el manejo del dolor y anhelan que nuestra voz sea escuchada con

respeto, porque la ACED ha venido trabajando y lo hace de manera comprometida y seria, con pasos firmes

en el cumplimiento de su deber, como quiera que ha sido la cuna determinante del nacimiento de la algesiología

en el país, responsabilidad de la cual jamás debe alejarse, sino por el contrario, involucrarse cada vez más.

Igualmente se espera que se logre preservar la accesibilidad de las herramientas y de los medicamentos

necesarios para el manejo del dolor agudo y crónico. Recientemente, con argumentos sólidos, se hizo una

defensa en este sentido, impidiendo con ello que entes nacionales con desconocimiento de causa impusieran

restricciones en la disponibilidad de dichos fármacos.

Este último argumento me permite hacer algunas observaciones, porque a pesar de estar relegados en la

utilización de opioides, se nos quiso enviar un mensaje más negativo aún, hecho que afortunadamente no

pasó. Sin embargo, los análisis internacionales nos permiten señalar que existen serias barreras que debe-

mos vencer. El consumo de analgésicos opiáceos ha aumentado en más de dos veces y media en la última

década a nivel mundial, casi que exclusivamente en los países desarrollados, donde se prescribieron alrede-

dor de 235 millones de opioides en el año 2008 y cerca de 50 billones de dólares se venden al año a nivel

mundial en analgésicos, muy especialmente en Europa y Estados Unidos. Para el año 2006, estos países

representaron casi el 96% del consumo mundial de fentanil, el 89% de morfina y el 97% de oxicodona. Se

piensa que este desequilibrio con respecto a nuestros países pueda ser originado en parte por las creencias

culturales, por los sistemas regulatorios, o por un entrenamiento inadecuado en todo el personal de salud

requerido para recetar dichos fármacos y tal vez la falta de recursos para su adquisición. Estos, quizá, son los

factores que explican las barreras y el escaso uso de los mencionados fármacos en los países latinoamerica-

nos, entre ellos el nuestro; razón por la cual es pertinente una educación médica continuada más entusiasta

y eficiente, en procura de un mayor entrenamiento del equipo de salud en el manejo del dolor y de alcanzar

una mayor optimización en el manejo del mismo y de los opiáceo, lo cual habrá de conducir a zanjar la

opiofobia que aún subsiste y a permitir la facilitación y penetración de los diferentes medicamentos opioides.

Es igualmente conveniente reconocer e identificar a la población susceptible en la cual se utilizarán estas

sustancias a largo plazo y contemplar el riesgo de presentar dependencia y prever el impacto general de la

tolerancia, conociendo todas las variables farmacodinámicas y farmacogenéticas que se generan al formular

estos medicamentos.

Debe hacerse el análisis de tópicos como el de la prestación de los servicios de salud con calidad, el cual

impacta el proceso científico, educativo y administrativo, esencia fundamental de la ACED, para que involucre

en sus quehaceres programas de tipo académico y científico, acorde con los últimos adelantos tecnológicos y

mediante procesos administrativos que permitan un mejor desempeño así como diversas y necesarias. Igual-

mente los de orden económico y social, los que exigirán, a no dudarlo, un giro extraordinario de nuestro

accionar como Asociación, como lo es el hecho de entrar a deliberar frente a las necesidades existentes de

una asociación que se creció, que evolucionó y que exige mayores herramientas en estos campos administra-

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Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 No. 2 - 200910

tivos, así como en todos los procesos tecnológicos, académicos y científicos, para el control o erradicación del

dolor; tareas que se cumplirán en la medida en que tengamos una institución sólida administrativamente,

con un mecanismo financiero autosostenible y, además, funcionalmente activa y participativa.

Otro de los tópicos de trascendental importancia que nos conduce a la investigación, unificación de crite-

rios o guías diagnósticas y de manejo, y a una prospectiva de mayor impacto, es el de la propagación de la

unidades de dolor y con ellas las del establecimiento del manejo del dolor en los diferentes niveles de atención

en Colombia; me refiero a la constitución de las unidades de dolor, de la cual nos encargaremos en una

próxima ocasión.

Bienvenidos sean, pues, estos retos para el bien no sólo de los asociados de la ACED sino también para

todo el pueblo colombiano.

Jorge Daza

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11Patricia Gómez: Homenaje a la vida y obra del Dr. Tiberio Álvarez Echeverri

Homenaje a la vida y obraHomenaje a la vida y obraHomenaje a la vida y obraHomenaje a la vida y obraHomenaje a la vida y obradel Drdel Drdel Drdel Drdel Dr. Tiberio Álvarez Echeverri. Tiberio Álvarez Echeverri. Tiberio Álvarez Echeverri. Tiberio Álvarez Echeverri. Tiberio Álvarez Echeverri Patricia Gómez*

“Un profesor trabaja para la eternidad,pero nadie puede decir dónde acaba su influencia”

Anónimo

En el marco del congreso iberolatinoamericano: VCongreso Latinoamericano de Dolor, VIII EncuentroIberolatinoamericano de Dolor, XVIII Congreso Inter-nacional de Dolor realizado en Bogotá en mayo delpresente año se llevó a cabo el homenaje a la vida yobra de nuestro querido profesor,amigo y miembro ACED, el doctorTiberio Álvarez.

Fue para mí un honor habersido asignada para hacer tanmerecido homenaje al Dr. Tibe-rio Álvarez quien ha influido pro-fundamente en muchísimaspersonas con las que ha tenidocontacto y quien además ha lo-grado dirigir el curso de nuestrasvidas hacia la gratificante ambi-ción de aliviar el dolor y el sufri-miento.

Hablar de Tiberio, no es hablarde dolor, es hablar de calidad devida, es un ejemplo de vida. Tibe-rio es un sabio, un maestro; no soloenseña sobre un área del conoci-miento, sino que con su ejemplo,enseña que la calidad de vida es más valiosa que elconocimiento.

Su alegría y buen sentido del humor no son cua-lidades paradójicas para alguien que trabaja en unode los aspectos más difíciles en el campo de la

* Médica Anestesióloga, Clínica Vascular Navarra.

algología como es la tanatología, pues es precisa-mente el área de la medicina del dolor que necesitaa los más sabios, pacientes y enérgicos maestros.Con él se aprende que las personas que trabajanen tanatología terminan sabiendo más sobre la vida

que sobre la misma muerte, comolo expone Elizabeth Kübler-Ross ensu libro: La rueda de la vida.

Nació en San Andrés de Cuer-quia, un hermoso pueblo de An-tioquia, Colombia, rodeado derománticas montañas que proba-blemente influyeron profundamen-te en su sensibilidad. Su padre fuemaestro y tal vez por ello se expli-ca esta virtud que se lleva en la san-gre y se transmite a través de lasgeneraciones.

Estudió Medicina en la Univer-sidad de Antioquia y trabajó comomédico rural y posteriormente di-rector en otro bucólico puebloantioqueño (Frontino), en dondese caracterizó por su integración ala vida del pueblo, y es que de to-dos sus valores, su capacidad de

acercamiento a las personas y su “don de gentes”son, quizás, sus cualidades más importantes. ParaTiberio no existen las barreras sociales, ni de raza yno le importa si está frente al estudiante de primeraño o al especialista más preparado; para todos siem-pre tiene el mismo trato amable y desinteresado. Estocomprueba una vez más que Tiberio tiene “la senci-llez propia de los espíritus grandes”.

Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

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12 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

Como profesor es muy admirado; recuerdo queen las mañanas era el primero en llegar a las reunio-nes académicas y siempre nos esperaba en la puertafrente a la fuente central de nuestro querido HospitalSan Vicente de Paúl (hospital de la Universidad deAntioquia), cuya construcción de origen francés nosinfundía a todos un aire de paz. Nadie llegaba tardea las reuniones académicas de la mañana; al contra-rio, todos tratábamos de llegar un poco más tem-prano para conversar con Tiberio, quien siempre teníaalgún comentario amable, un chiste o alguna ense-ñanza oportuna que nos permitía comenzar el díacon gran entusiasmo y autoestima.

Por su espíritu aventurero y de avanzada, buscóotros espacios diferentes al ambiente de salas decirugía y viajó a París a estudiar reanimación cardio-cerebro-pulmonar en el Hospital de Necker; allí des-cubrió un lugar propicio para su crecimiento personaly deleite cultural, pues se encontró en medio de mu-seos, música, arte, arquitectura milenaria…

Regresó a Medellín endonde continuó sus laboresdocentes y transmitió la visióndel anestesiólogo que debesalir del quirófano y explorarotros campos como la reani-mación, la algología y latanatología.

Formó la primera Unidadde Dolor y cuidados paliati-vos en Colombia, sitio de ro-tación de estudiantes dediferentes disciplinas del áreade la medicina, enfermería,terapias, etc.; para todos siempre estuvieron las puer-tas abiertas, pues Tiberio tiene muy claro el conceptode que todo aquel que quiera saber sobre dolor esbienvenido.

En su recorrido por la tanatología, tuvo la oportu-nidad de conocer personalmente a personas tan va-liosas como John Bonica, Joris de Castro, Donald Irish,y Cecily Saunders de quien aprendió su filosofía refle-jada en esta frase:

“Tú importas por ser tú: importas hasta el últi-mo momento y haremos todo lo posible, no sólopara ayudarte a morir mejor, sino a vivir hasta elfinal”.

Nos enseñó que el cuidado paliativo es la cienciaque alivia el dolor, afirma la vida, no apresura ni pos-pone la muerte, integra el cuidado psicológico, socialy espiritual y permite vivir, tan activamente como seaposible, hasta la muerte.

El acercamiento a los enfermos mediante el tactoes su gran secreto. Nos recuerda continuamente quelos médicos hemos olvidado tocar a los pacientes,mirarlos a los ojos y tratar de adivinar el mensajesubliminal que hay implícito. Este aspecto humanode la medicina ha sido motivo de inspiración paravarios de sus libros y artículos.

Ha profundizado en el manejo de la fase terminaly el apoyo cercano a las familias y sus pacientes y enmás de una oportunidad los ha acompañado en suscasas. Es impactante hablar con las mamás de niñosque Tiberio ha acompañado, porque si hay algo difí-cil de aceptar, es “La muerte niña”, uno de sus textosmás exitosos. Tiberio ha podido llegar a sus casas, a

sus familias, a sus corazonesy a sus secretos más íntimos.

Con su ejemplo hemosaprendido el acercamien-to a los pacientes y su fa-milia, el lenguaje verbal yno verbal, la importanciade la comunicación y el tac-to y el fortalecimiento de larelación médico-paciente ydel paciente con su familiay sus seres queridos. La hu-manización de la medicinay la calidad de vida son sufortaleza.

No sólo tiene admiradores entre los algesiólogos,anestesiólogos, médicos, enfermeras, terapistas, sinoentre las familias de los pacientes que han tenido laposibilidad de tenerlo en estas sombrías etapas de lavida.

Un aspecto para resaltar es que además de lamedicina, se acerca con profundidad y entusiasmoen forma continua y por muchos años a las artescomo la música (guitarra, canto), el cine, el ilusionis-mo de la magia, la lectura, la escritura… Ha escrito yprofundizado sobre la historia de la medicina y hasido socio fundador de la Academia Colombiana deHistoria y de la Academia Antioqueña de Historia;

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13Patricia Gómez: Homenaje a la vida y obra del Dr. Tiberio Álvarez Echeverri

además, ha rescatado fotografías antiguas que apa-recen en las portadas y capítulos de varios textos yrevistas.

Es admirador apasionado de Charles Chaplin yha hecho numerosos cine-foros para estudiantes,cursos y congresos médicos

Aún pertenece al Círculo de Magia de Medellín,con quienes se reúne periódicamente. Su nombreartístico es “Macqroll el Magiero” y en cualquier mo-mento, saca del bolsillo de su saco alguno de sustrucos para hacer gala de tan maravilloso arte.

El amor por la literatura lo ha llevado a conocer apersonajes como Gabriel García Márquez y visitarloen su casa en México.

Ha publicado más de cien artículos sobre temasde anestesia, reanimación, atención en desastres,tanatología, algología, historia de la medicinaantioqueña y magia.

Ha sido editor de varios libros, boletines, revistas ypara empezar a publicar, creó su propia editorial: edi-torial por hacer, en donde publicó sus primeros libros.

Sus obras más destacadas son:

1. Texto de anestesia y reanimación, 1978, 1995,2003.

2. Dolor en cáncer, 1980.

3. Ayudando a morir con dignidad, 1982, 1987.

4. Dolor, problemática y tratamiento, 1986.

5. Cuando los niños se van, 1990, variasreediciones.

6. Historias subterráneas de la medicinaantioqueña,1990.

7. Coinvestigador del libro Universidad deAntioquia: Historia y presencia.

8. Coautor del texto Los cuidados paliativos enla cultura latina, publicado en España por laEditorial Arean en 1999. Coautor del libroEstado de los estudios sobre la violencia enAntioquia en la década de los noventa, 2001.

9. Facultad de Medicina de la Universidad deAntioquia. Historia, crónica y testimonio.

10. Coautor del libro Ensayo sobre la Universi-dad de Antioquia, 2003, con motivo de la ce-lebración de los doscientos años de fundaciónde la Universidad.

Algunos de sus artículos para destacar son:

1. “El ritual de la muerte niña”.

2. “Los umbrales de la muerte e historia de lamuerte en occidente”.

3. “Aproximación al trabajo de la muerte”.

4. “Medicina de Bucaramanga”.

5. “Dolor en neonatos y el Sufrimiento en el niño”.

6. Capítulos del libro Dolor en el niño publicadopor la sociedad colombiana para el estudiodel dolor en 2002.

7. “Los cuidados paliativos y el concepto hospi-cio”. Publicado por la revista Pain: Clinical upDate de la Asociación Internacional para elEstudio del Dolor.

8. Numerosos artículos sobre dilemas éticos enla fase terminal, publicados por la revistaLatreia.

Ha realizado importantes investigaciones como:

1. Morbilidad y mortalidad entre los anestesió-logos de Antioquia.

2. Dosificación del flúor en la orina de los aneste-siólogos de Medellín.

3. Uso de sustancias psicoactivas entre un gru-po de anestesiólogos de Medellín.

4. Pertenece al grupo interdisciplinario que inves-tiga sobre la violencia urbana.

5. Balance de los estudios sobre la violencia enAntioquia en la década de los noventa.

Sus artículos han sido publicados en: la RevistaUniversidad de Antioquia, Latreia, Antioquia Médica,Anales de la Academia de Medicina de Medellín,Unilab, Revista de la Sociedad Colombiana de Anes-tesia, Ilusiones y Pain: Clinical up Date.

Perteneció al consejo de redacción de la revistaProdolore que se publicó por diez años, al comité de

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14 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

redacción del Boletín Desastres, de la ciudad deMedellín, de la revista Latreia de la facultad de medi-cina de la Universidad de Antioquia.

Ha ocupado importantes cargos en:

1. Academia de Medicina de Medellín(expresidente).

2. Miembro fundador de la Sociedad Colombia-na de Historia de la Medicina.

3. Sociedad Antioqueña y Colombiana deAnestesiología.

4. Sociedad Antioqueña de la Historia de la Me-dicina.

5. Círculo Mágico de Medellín.

Pero, se preguntarán: ¿qué es lo más importantepara que una persona pueda desarrollar todo supotencial?

Su familia. La popular frase que dice que detrásde cada hombre hay una gran mujer, se confirma eneste caso. María Cecilia, su esposa, ha dejado, hapermitido, ha apoyado… continuamente a su espo-so. La estabilidad de su hogar y el amor de sus treshijas y ahora de sus nietos, han permitido que puedacontinuar creciendo cada día más.

Algunas de sus distinciones son:

1. 1997. Medalla al Mérito, Servicio Seccional deSalud de Antioquia, Medellín.

2. 1999. Profesional Distinguido, Universidad deAntioquia.

3. 1999. Profesional Distinguido, Sociedad Co-lombiana para el Estudio del Dolor.

4. 2002. Medalla de Plata Francisco Antonio Zea.Máxima Distinción U. de Ant., Universidad deAntioquia.

5. 2009. Homenaje a la Vida y Obra, V Congre-so Latinoamericano de Dolor, VIII EncuentroIberoamericano de Dolor, XVIII Congreso In-ternacional de Dolor, Bogotá.

En Colombia es querido por todos los miembrosde la Asociación Colombiana para el Estudio del Do-lor y estoy segura que este homenaje será motivo defelicidad para todas las otras personas que han teni-do contacto con él a nivel nacional e incluso a escalainternacional; muchas de las cuales hubieran queri-do estar presentes y que por una u otra razón no lopudieron hacer. Es por esto, que me decidí a escribirsobre este homenaje para compartirlo con todosustedes.

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15Carlos Eduardo Hoyos Cuervo & Cols.: Características clínicas y epidemiológicas del dolor crónico en militares. . .

Características clínicas y epidemiológicasCaracterísticas clínicas y epidemiológicasCaracterísticas clínicas y epidemiológicasCaracterísticas clínicas y epidemiológicasCaracterísticas clínicas y epidemiológicasdel dolor crónico en militares colombianosdel dolor crónico en militares colombianosdel dolor crónico en militares colombianosdel dolor crónico en militares colombianosdel dolor crónico en militares colombianosheridos en combateheridos en combateheridos en combateheridos en combateheridos en combateCarlos Eduardo Hoyos Cuervo*, Luis Carlos Peñas Montaño*, Edwin Alejandro Moreno Herrán*, Juan Pablo Suescún**

ResumenResumenResumenResumenResumen

Antecedentes: el dolor crónico es cada vez másreconocido como uno de los mayores problemas desalud en muchos países. Sin embargo, el dolor cróni-co secundario a heridas producidas en el campo deguerra ha sido poco descrito en la literatura, así comoen nuestro país.

Objetivo: identificar y describir las característicasclínicas y epidemiológicas de los militares colombia-nos heridos en combate con trauma de guerra y diag-nóstico definitivo de dolor crónico, que fueronevaluados y manejados en la Clínica del Dolor delHospital Militar Central.

Materiales y métodos: se realizó un estudioobservacional descriptivo retrospectivo tipo serie decasos. Desde el año 2003 hasta el año 2008. n =104 pacientes.

Resultados: el principal diagnóstico fue dolorneuropático de miembros inferiores con el 28,6% y eldiagnóstico de salud mental más común fue desordende adaptación en el 89,6%. En el análisis multivariadola presencia de dolor neuropático de miembros infe-riores y superiores fue positivamente asociado al nú-mero de nervios lesionados (95% IC 0,27, 0,69; valorp = < 0,001) y al artefacto que produjo la lesión (95%IC 0,008, 0,16; valor p = 0,031).

Conclusiones: estos resultados indican que sedeben realizar mejoras de las medidas preventivascomo de los tratamientos para preservar y mantener

* M.D., Residente III año de Anestesiología y Reanimación, Uni-versidad Militar Nueva Granada.

** M.D., Residente III año de Ortopedia y Traumatología, Uni-versidad Militar Nueva Granada.

la eficiencia en el servicio militar, con el fin de evitar lapresentación de estos eventos.

Palabras clave: dolor crónico, lesiones en com-bate, trauma.

AbstractAbstractAbstractAbstractAbstract

Background: chronic pain has been recognizedas one of the major health problems in many countries.However, chronic pain secondary to combat injuriesin the war field has been poorly described in theliterature and in our Country.

Objective: to identify and describe clinical andepidemiological characteristics of Colombian militarymen hurt in combat with war trauma and diagnosisof chronic pain, which were evaluated and handledin Pain Clinic of Military Central Hospital.

Materials and methods: we carried out andobservational, descriptively and retrospectively seriesof cases study. Since 2003 to 2008. n = 104 patients.

Results: the primary diagnosis was neuropathic painin lower limbs with 28.6% and the diagnosis of mentalhealth more common was adaptation disorders with89.6%. In multivariate analysis the presence ofneuropathic pain of lower and upper limbs was positivelyassociated with the number of injured nerves (95% CI0.27, 0.69; p value = < 0.001) and the artifact thatcaused the injury (95% CI 0.008, 0.16; p value = 0,031)

Conclusions: these results suggest that improve-ments must be made of preventive measures andtreatments to preserve and maintain efficiency in themilitary, to avoid the presentation of these events.

Key words: chronic pain, combat injuries, trauma.

Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

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16 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

IntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducción

El dolor crónico, definido como la persistencia dedolor por más de tres meses (Gerdle y cols., 2008;Neville y cols., 2008; Fauci y cols., 2008), es cada vezmás reconocido como uno de los mayores proble-mas de salud en muchos países. Se ha demostradoque afecta la salud psicológica, social, el bienestareconómico y en general la calidad de vida en diferen-tes comunidades. Es una condición común en losadultos con una prevalencia promedio de 15% (2%-40%) alrededor del mundo (Casals y Samper 2004;Chen y cols., 2004; Feng y cols., 2007); así como unade las razones más frecuentes por las cuales la po-blación busca atención médica (Gureje y cols., 2009,El y cols., 2003; Domres y cols., 2003).

En Colombia, según el Cuarto Estudio Colombia-no sobre el Dolor, de la Asociación Colombiana parael Estudio del Dolor (ACED), el 53% de los adultosentre los 18 y 65 años ha presentado algún tipo dedolor en el último mes.

Poca información se tiene acerca del dolor crónicosecundario a heridas producidas en el campo de gue-rra. Aunque es evidente que es un problema univer-sal entre los soldados heridos en combate. En EstadosUnidos, se ha encontrado que el 65% de los solda-dos son heridos por explosivos, minas, explosionesde metralla y otros, y el 60% de éstos experimentanniveles significativos de dolor (Clark y cols., 2007). EnColombia, la consulta por dolor crónico secundarioa trauma de guerra en militares activos de las Fuer-zas Militares de Colombia se ha incrementado con-forme aumenta el número de operaciones y el pie defuerza (Ministerio de Defensa, 2009); sin embargo,no disponemos de datos exactos al respecto.

Por lo tanto, este trabajo pretende identificar ydescribir las características clínicas y epidemiológicasde los militares colombianos heridos en combate contrauma de guerra, diagnosticados con dolor crónicoy que fueron evaluados y manejados por el equipointerdisciplinario de la Clínica del Dolor del HospitalMilitar Central entre los años 2003 y 2008.

Materiales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodos

Población a estudio

Realizamos un estudio observacional, descriptivo,retrospectivo, tipo serie de casos. Los pacientes que

se tuvieron en cuenta en este estudio fueron aquelloscon diagnóstico definitivo de dolor crónico y militaresen actividad pertenecientes a las Fuerzas Militares deColombia, ingresados por heridas en combate alHospital Militar Central entre los años 2003 y 2008.

Los pacientes heridos en combate que no fueranmilitares activos (civiles y personal armado de formailegal), militares evacuados por traumatismos, pato-logías médicas o quirúrgicas dolorosas diferentes altrauma en el combate y que sufrieran ataques (aten-tados) durante el transporte al centro asistencial, asícomo presentar dolor crónico de cualquier índole ytener historia de trauma de guerra previo en la re-gión anatómica de presentación actual, fueron ex-cluidos del presente estudio.

Procedimientos

Los datos y las variables analizadas se tomaronde la historia clínica de los pacientes que cumplíancon los criterios de inclusión; se registraron en un for-mato estándar, en el que se consignaron datossociodemográficos, antecedentes e información acercade la ocurrencia del trauma, hospitalización y egreso;se utilizó la clasificación CEI-9 para codificar los diag-nósticos de dolor crónico de nuestra población (Vi-cente- Fatela y cols., 2007) y se almacenaron en unabase de datos en Excel.

Análisis de los datos

Para el análisis de los datos usamos el paqueteestadístico SPSS 12.0, para calcular las medias y des-viaciones estándar de las variables a estudio. A suvez realizamos análisis univariados, donde la presen-cia de dolor crónico neuropático en extremidades in-feriores y superiores se consideró como la variabledependiente y las otras variables como predictoras.Con el fin de evitar la presencia de posibles variablesde confusión, se hizo el ajuste a través de la construc-ción de un modelo multivariado. Todos los test fueronhechos a dos colas y se consideraron estadísticamentesignificativos si p < 0,05.

ResultadosResultadosResultadosResultadosResultados

En este estudio se encontraron 1803 militares he-ridos en combate, atendidos en el Hospital MilitarCentral entre el año 2003 y el 2008, de los cuales104 fueron diagnosticados con dolor crónico; con unpromedio de edad de 25,8 años (mediana 26, +/-

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17Carlos Eduardo Hoyos Cuervo & Cols.: Características clínicas y epidemiológicas del dolor crónico en militares. . .

DE 4,4 años). El 100% de la muestra estaba constitui-da por hombres. Las características generales de lapoblación se observan en la tabla 1.

fijación externa e interna en el 29,9% y la amputaciónen 8,7% de los casos. De los pacientes amputados (n= 9), dos presentaron síndrome de miembro fantas-ma (Tabla 3).

Tabla 1. Características sociodemográficas de militarescon dolor crónico (n = 104).

Variable n %

GéneroMasculino 104 100

Insti tuciónEjército Nacional 93 89,4Armada Nacional 10 9,6Fuerza Aérea Colombiana 1 1

GradoSoldado 91 87,5Oficial 3 2,9Suboficial 10 9,6

Estado CivilCasado 16 15,4Soltero 62 59,6Unión libre 26 25

EscolaridadPrimaria incompleta 9 8,7Primaria completa 21 20,2Secundaria incompleta 36 34,6Secundaria completa 33 31,7Universitarios Incompletas 3 2,9Universitarios Completos 2 1,9

Tabla 2. Causas del trauma, localización de la herida ynúmero de sitios afectados (n = 104).

Variable n %

Artefacto que produjo la lesiónArma de fuego 66 63,5Mina 27 26Granada 10 9,6Cilindro 1 1

Clasificación lesión primariaProyectil arma de fuego 66 63,5Heridas por fragmentos 36 34,6Heridas por onda explosiva 2 1,9

Localización herida primariaMiembros inferiores 36 34,6Miembros superiores 31 29,8Tórax 16 15,4Espalda 8 7,7Cabeza y cuello 7 6,7Abdomen 3 2,9Glútea 2 1,9Testículo 1 1

Número sitios lesionados1 53 512 30 28,83 18 17,34 2 1,95 1 1

Número sitios ortopédicoslesionados0 33 31,71 63 60,62 8 7,7

El principal artefacto que produjo la lesión fue elarma de fuego (fusil) en el 63,5%, seguido de minaen el 26% de los casos. Las heridas y el dolor prima-rio y secundario se localizaron principalmente enmiembros inferiores y miembros superiores con el34,6% y 29,8% en el caso de heridas y en el 42,3% y34,6% en el dolor primario (Tablas 2 y 4).

Los pacientes fueron sometidos a diferentes pro-cedimientos quirúrgicos. Estos se agruparon en pro-cedimientos ortopédicos, de tejidos blandos, cirugíavascular, cirugía de tórax y exploración abdominal.Los procedimientos quirúrgicos de tejidos blandos yortopédicos predominaron. En tejidos blandos elprocedimiento más común fue la exploración/des-bridamiento en el 92% de los casos. Los procedimien-tos quirúrgicos ortopédicos más comunes fueron la

Tabla 3. Distribución del número de procedimientos qui-rúrgicos en militares heridos en combate (n= 104).

Procedimiento N

Tejidos blandos 99Tratamiento ortopédico 69Torácico 35Cirugía vascular 22Exploración abdominal 13

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18 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

Se realizó electromiografía a 67 pacientes (64%) ysolo 11,5% presentaron osteomielitis, sobre todo enlos miembros inferiores y superiores (n = 9), sin en-contrarse asociación entre el artefacto que produjola lesión y la aparición de osteomielitis p (> 0,05).

A su vez el 12,4% de los pacientes presentó algúndaño en los órganos de los sentidos; el más comúnfue la pérdida visual unilateral con el 4,8%, seguidade la hipoacusia unilateral en el 3,8% de los casos.En cuanto a la terapia intrahospitalaria el 94,2% larecibió y el 5,8% no.

El principal diagnóstico fue dolor neuropático demiembros inferiores con el 28,6%, seguido de dolorneuropático de miembros superiores en el 15,4%.También se destaca el síndrome regional complejotipo I y II, los cuales al realizar la sumatoria se presentaen el 26,9% de los casos. En cuanto al diagnóstico desalud mental más común se observa que el desordende adaptación ocupa el primer lugar con el 89,6% delos casos (Tablas 5 y 6).

En el análisis univariado, el número de nervios le-sionados fue positivamente asociado con la presen-cia de dolor neuropático en extremidades inferiores ysuperiores de los militares con diagnóstico de dolorcrónico (IC 95% 0,02, 0,05; valor p = < 0,001). En elanálisis multivariado el número de nervios lesiona-dos (95% IC 0,27, 0,69; valor p = < 0,001) y el arte-facto que produjo la lesión (95% IC 0,008, 0,16; valorp = 0,031) fue positivamente asociado a la presen-

Tabla 4. Localización del dolor primario y secundario.

Variable (n) N %

Dolor primario (104)Miembros inferiores 44 42,3Miembros superiores 36 34,6Tórax 12 11,5Espalda 9 8,7Cabeza y cuello 1 1Generalizado 1 1Testículos 1 1

Dolor secundario (5)Miembros inferiores 2 40Miembros superiores 1 20Espalda 1 20Tórax 1 20

Tabla 5. Diagnóstico (n= 104).

Variable n %

Diagnóstico

Dolor neuropático miembro inferior 30 28,8

Dolor neuropático miembro superior 16 15,4

Síndrome regional complejo tipo IImiem. superior 16 15,4

Síndrome regional complejo tipo iimiem. inferior 8 7,7

Dolor neuropático torácico 7 6,7

Dolor crónico espinal 7 6,7

Dolor torácico 4 3,8

Dolor neuropático espinal 3 2,9

Dolor crónico miem. inferiores 3 2,9

Dolor crónico miem. superiores 3 2,9

Síndrome regional complejo tipo Imiem. inferior 2 1,9

Síndrome regional complejo tipo Imiem. superior 2 1,9

Dolor generalizado 1 1

Dolor testicular 1 1

Dolor neuropático cara 1 1

Tabla 6. Diagnóstico de salud mental en militares diag-nosticados con dolor crónico (n= 104).

Variable (n) N %

Diagnóstico salud mental

Desorden de adaptación 88 84,6

Desorden postraumático 7 6,7

Desorden depresivo 5 4,8

Desorden de estrés agudo 3 2,9

Esquizofrenia paranoide 1 1

cia de dolor neuropático de miembros inferiores y su-periores. La edad, el diagnóstico de salud mental, elnúmero de lesiones, el número de lesiones ortopé-dicas, no fueron significativamente asociados a estetipo de dolor (Tabla 7).

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19Carlos Eduardo Hoyos Cuervo & Cols.: Características clínicas y epidemiológicas del dolor crónico en militares. . .

Murray (13%) y Bhatnagar (11,3%) (Murray y cols.,2008; Bhatnagar, 1992).

A su vez y con el fin de brindarles el mejor trata-miento, a los pacientes se les sometió a diferentesprocedimientos quirúrgicos; se destacan los tratamien-tos en tejidos blandos y procedimientos ortopédicos,evidenciando la alta frecuencia de heridas por explo-sivos (Clark y cols., 2007; Kopf, 2005).

Se realizaron nueve amputaciones, pero solo dosde los pacientes presentaron síndrome de miembrofantasma. La literatura reporta que después de unaamputación las sensaciones fantasmas y el dolor fan-tasma son fenómenos comunes (Dahl y Cohen,2008). Algunos estudios han estimado que la preva-lencia de sensaciones fantasma varía del 29% al 78%y la prevalencia de dolor fantasma puede ser del 49%al 83%, pero estos dependen en gran medida de fac-tores tanto periféricos como centrales (Flor y cols.,1995; Flor y Sherman, 2001; Bosmas y cols., 2007).

En nuestro estudio también analizamos los da-ños que fueron provocados por las heridas de gue-rra en los órganos de los sentidos; las más comunesfueron la pérdida visual y la hipoacusia, dos de losdaños más frecuentes a nivel mundial y que van enaumento. Según Weichel la incidencia de heridasoculares ha pasado de 0,65% durante la Guerra

Tabla 7. Análisis univariado y multivariado de dolor neuropático en miembros inferiores y superiores.Variable

Variable Análisis univariado Análisis multivariado

Valor p IC 95% Valor p IC 95%

Edad (años)< 25 años 0,25 -0,30, 0,08 > 0,05 -0,26, 0,1> 26 años

Artefacto que produjo la lesiónArma de fuegoOtros artefactos > 0,05 -0,03, 0,11 0,03 0,008, 0,16

No. de lesionesNinguna lesión 0,17 -0,06, 0,32 0,25 -0,08, 0,29> 1 lesión

No. de lesiones ortopédicasNinguna lesión ortopédica> 1 lesión ortopédica 0,27 -0,09, 0,03 >0,05 -0,21, 0,19

Diagnóstico de salud mentalDesorden de adaptación (sí /no) > 0,05 -0,11, 0,11 > 0,05 -0,06, 0,14

No. de nervios lesionadosNingún nervio lesionado < 0,001 0,02, 0,06 < 0,001 0,27, 0,69> 1 nervio lesionado

DiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusión

En el presente estudio, la edad de la población fuemenor que en los estudios de Cohen y cols. y Clark ycols.; en el primero el promedio de edad fue de 34,6años y en el de Clark fue de 28,1 años (Cohen y cols.,2005; Clark y cols., 2007), mientras que en los pa-cientes atendidos en el Hospital Militar Central seencontró un promedio de edad de 25,8 años.

A su vez y contrario al estudio de Cohen, donde laprincipal causa de herida fue de carácter desconoci-do en el 30% de los casos y solo el 17% reportó habersido herido en el campo de guerra, nosotros reporta-mos que en el 100% de los casos los militares fueronheridos durante servicio (Cohen y cols., 2005).

La localización de las heridas se situó principal-mente en los miembros inferiores y superiores. Deacuerdo con la literatura el 75% de todas las heridasen los conflictos armados modernos son en las extre-midades (Busic, 2006) y las heridas en extremidadesde miembros inferiores son 1,6 veces más frecuentesque las de miembros superiores (Bhatnagar, 1992;Necmioglu, 2004). El 12,4% de los pacientes evalua-dos en nuestro estudio desarrollaron osteomielitis; ennueve casos la osteomielitis se produjo en extremida-des inferiores y superiores. Cabe destacar que estosresultados son muy similares a los presentados por

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20 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

de Crimea de 1854-1856 a 13% durante la Opera-ción Tormenta del Desierto en 1991; múltiples ex-plicaciones se han propuesto al respecto, algunashablan acerca del aumento en el uso de explosivosde fragmentación, así como la utilización de uni-formes que dejan desprotegidos los ojos y las ex-tremidades (Ari, 2006; Weichel, 2008). Las lesionesoculares son una condición altamente traumáticae incapacitante, que en lesiones serias en prome-dio puede alejar a una persona de su trabajo por21,6 días (Lau, 2000).

En el caso de la pérdida de audición es bien cono-cido que los militares están altamente expuestos alruido producido por los disparos. En nuestro estudiose presentó la hipoacusia unilateral, la cual es con-cordante con la evidencia (Dalton y cols., 2001; Toh,2002; Helfer, 2003; Moon, 2007).

En cuanto al diagnóstico de dolor crónico, en elpresente estudio encontramos que nuestros pacien-tes están afectados por dolores crónicos de tiponeurológicos; el 44,2% presenta dolor neuropático enmiembros inferiores y superiores y el 26,9% presentasíndrome regional complejo tipo I y II, presentándoseen el 23,1% de los casos lesión nerviosa (De Boer ycols., 2007; Roganovic y cols., 2006). Estos diagnós-ticos han sido poco descritos en los militares, algu-nos estudios señalan que los militares tienden areportar y se les diagnostica más por dolor abdomi-nal, dolor crónico generalizado y hernia lumbar(Thomas y cols., 2006; Forman y cols., 2007; Cohen,2005; Ang y cols., 2006; Fritz, 2002; Larson, 2005).Sin embargo, en nuestro estudio podemos explicarque este alto porcentaje de militares con dolorneuropático y síndrome regional complejo se debe ala alta prevalencia de militares con nervios lesiona-dos (n = 67), (De Mos y cols., 2009; Verdolin y cols.,2007) a las múltiples regiones comprometidas y altipo de población elegida en el presente estudio(Baron, 2005; Jensen y cols., 2003).

A su vez es evidente la comorbilidad con la saludmental, pues la totalidad de la muestra presenta des-órdenes de adaptación y sintomatología depresiva.La mayoría de los estudios (Davis y cols., 2000; Breivik,2006) muestran una gran incidencia de depresión enpacientes con dolor crónico; más o menos el 19% delos veteranos de la guerra del golfo sufren de desór-denes depresivos (Fukuda, 1998; Ismail, 2002;Nampiaparampil, 2008).

En cuanto a las asociaciones, en el presente estu-dio fue posible establecer el riesgo de sufrir de dolorneuropático a mayor número de nervios lesionados.

En el presente estudio no fue posible demostrarla influencia de otros factores, como la edad, el nú-mero de lesiones en general y ortopédicas, debido alimitaciones por el tipo de diseño y al bajo tamañode la muestra. Sin embargo es importante recalcarque es necesario y de vital importancia realizar másinvestigaciones al respecto para ver qué otras varia-bles podrían estar asociadas con el dolor crónico.

En conclusión, este es el primer trabajo que pre-senta una caracterización clínica y epidemiológica enel manejo del dolor crónico en pacientes heridos encombate en Colombia.

A su vez estos resultados indican que se debenrealizar mejoras en las medidas preventivas como enlos tratamientos para preservar y mantener la eficien-cia en el servicio militar, con el fin de evitar la presen-tación de estos eventos, los cuales repercuten en lacalidad de vida del paciente y generan altos costosen atención sanitaria y de compensación económicaque deben ser asumidos por la comunidad.

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22 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

Ablación por radiofrecuencia del ganglio de GasserAblación por radiofrecuencia del ganglio de GasserAblación por radiofrecuencia del ganglio de GasserAblación por radiofrecuencia del ganglio de GasserAblación por radiofrecuencia del ganglio de Gasseren pacientes con neuralgia del trigéminoen pacientes con neuralgia del trigéminoen pacientes con neuralgia del trigéminoen pacientes con neuralgia del trigéminoen pacientes con neuralgia del trigéminoOmar F. Gomezese*, Olga Natalia López Otero**

La neuralgia del trigémino es una enfermedad quecausa en muchos pacientes dolor severo que puedeinterferir con la realización de actividades como co-mer, afeitarse, maquillarse e incluso afectar su esta-do de ánimo. Su diagnóstico usualmente se basa enciertas características clínicas.

En Estados Unidos se ha estimado una incidenciade cuatro a cinco casos por cada 100.000 personas,siendo más frecuente en mujeres que hombres, asícomo también en personas de edad media o avan-zada, a pesar de poderse presentar igualmente enpersonas jóvenes.1

El tratamiento de los pacientes con neuralgia deltrigémino de origen idiopático frecuentemente se con-vierte en un reto en la práctica clínica a pesar de laexistencia de múltiples opciones terapéuticas y guíasbasadas en la evidencia para el manejo para estapatología.2-4 Cuando el tratamiento farmacológicofalla, o cuando se presentan efectos medicamentosossecundarios no tolerables, se debe contemplar laopción de la ejecución de técnicas mínimamenteinvasivas o un abordaje quirúrgico con el fin de miti-gar los síntomas dolorosos.

La lesión por radiofrecuencia del ganglio de Gasseres un procedimiento especialmente realizado en pa-cientes ancianos, por ser mínimamente invasivo, pro-porcionando alivio inmediato del dolor, con una tasade éxito que varía entre el 97,4 y 100% en la faseinicial5, y en el periodo de dos a cinco años no esfrecuente que se requieran re-intervenciones.6 El pro-

* Anestesiólogo Especialista en Dolor y Cuidado Paliativo. Dir.Clínica de dolor Fundación Cardiovascular de Colombia. Pro-fesor Anestesia y dolor de La Universidad Industrial deSantander.

** Médica Cirujana.

cedimiento consiste en localización con ayuda de vi-sión fluoroscópica del agujero oval (ver figura 1), pos-teriormente se procede a insertar el electrodo deradiofrecuencia penetrando hasta la cisterna del gan-glio de Gasser (ver figura 2). Se realiza prueba moto-ra y luego sensitiva, tratando de lograr la reproduccióndel dolor, se procede a realización de la ablación bajosedación.

Dentro de los efectos adversos que pudierangenerarse, se encuentran: los relacionados con lesio-nes del nervio trigémino (disestesia, parestesia,hipoestesia, debilidad de los músculos maseteros,keratitis, anestesia corneal, injuria de nervios adya-centes (lesiones del II, III, IV, VI pares craneales), in-fecciones (meningitis, absceso cerebral) y mortalidadque usualmente es baja y se ha reportado debida ahemorragia cerebral. De estos, los de mayor inciden-cia son la pérdida de la sensibilidad facial y disestesias;sin embargo, el impacto que éstos han tenido en lacalidad de vida de los pacientes no es llamativo.7-9 Laincidencia en cuanto a la presencia de disestesias yrecurrencia del dolor varía de acuerdo al grado desensibilidad perdida, siendo menor cuanto más es elgrado de ésta7.

El presente artículo pretende mostrar nuestra ex-periencia en pacientes con neuralgia del trigéminocon la realización de ablación por radiofrecuencia delganglio de Gasser como tratamiento sintomáticoposterior a haberse agotado opciones terapéuticasfarmacológicas.

Materiales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodos

Entre el 2006 y el 2009, se detectaron siete pa-cientes con esta entidad que acudieron a la consultade clínica de dolor. Los datos clínicos fueron extraídosde las historias clínicas y la información faltante fue

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23Omar F. Gomezese & Olga N. López O.: Ablación por radiofrecuencia del ganglio de Gasser en pacientes. . .

obtenida por medio de contacto telefónico con los pa-cientes. En cada uno de los casos se obtuvo informaciónde antecedentes patológicos, informes de imágenesdiagnósticas, medición de la intensidad de dolor porescala verbal de cero a diez antes de la ablación y almomento de ponernos en contacto con el paciente;adicionalmente evaluamos la presencia de efectos se-cundarios post-procedimiento, disminución de dosifi-cación de medicamentos y cambios en la calidad devida. La mayor parte de la información se obtuvo demanera telefónica mediante la realización de un cues-tionario estándar por este medio.

ResultadosResultadosResultadosResultadosResultados

Describimos siete pacientes con el diagnóstico deneuralgia del trigémino idiopática, con las caracterís-ticas clínicas que se muestran en la Tabla 1.

De todos los pacientes, la edad media fue de60 años, y sólo dos pacientes tuvieron edad inferiora 60 años. Tres fueron hombres y cuatro mujeres. Endos pacientes el tiempo de evolución de sintomatologíafue de tres años y en los cuatro restantes mayor atres años. Sólo un paciente no tenía antecedentespatológicos; los otros seis presentaron como antece-dente hipertensión arterial, un paciente insuficiencia

cardiaca y dos pacientes diabetes mellitus. Ningúnpaciente tuvo como antecedente cirugía de cabeza ycuello y la intensidad del dolor previa al procedimien-to en todos los pacientes fue referida de 10/10 enescala verbal.

Las medicaciones indicadas previas al procedi-miento oscilaron en número entre dos y cuatro(antineuropáticos, opioides débiles, aines) condosificaciones máximas al día. No se encontró al-gún hallazgo importante en las imágenes diagnósti-cas de los pacientes.

Al realizarse la ablación por radiofrecuencia delganglio de Gasser, en seis pacientes descritos, no sepresentaron complicaciones relacionadas con ésta.En el paciente 4 se presentó bradicardia que cediórápidamente después de la administración deatropina.

Posterior al procedimiento, en todos los pacientesse presentó escala de dolor 0/10 hasta el tiempo dela evaluación; al paciente 5 se le realiza procedimien-to con mejoría completa de dolor evaluado en 0/10por un mes, presentándose dolor escala verbal 9/10en región orbitaria izquierda, por lo que se le realizanuevamente el procedimiento con escala de dolor 0/10 al momento de la evaluación.

Figura 2. Inserción del electrodo de radiofrecuenciapenetrando hasta la cisterna del ganglio de Gasser.

Figura 1. Localización del agujero oval bajo visiónfluoroscópica.

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24 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

Tabla 1. Características clínicas de los pacientes.

Escala de dolor Tiempo de Antecedentes NMDUPaciente Género Edad previa a evolución de Patológicos previos al

procedimiento los síntomas procedimiento

1 Masculino 60 10/10 8 años Hipertensión arterial 4

2 Femenino 47 10/10 7 años Hipertensión arterialDiabetes mellitus 3

3 Masculino 64 10/10 10 años Hipertensión arterialInsuficiencia cardíaca 3

4 Masculino 71 10/10 12 años Hipertensión arterialDiabetes mellitus 2

5 Masculino 61 10/10 6 años Hipertensión arterial 4

6 Femenino 46 10/10 3 años Negativos 4

7 Femenino 71 10/10 3 años Hipertensión arterial 4

NMDU: Número de medicamentos utilizados por día para manejo de dolor.

Hubo reducción en el número de medicamentosutilizados post-procedimiento al igual que su dosifi-cación día (ver figura 3).

Como efecto secundario, todos los pacientes refi-rieron parestesias ubicadas en la hemicara del ladode realización del procedimiento; ninguno las identi-ficó como factor que interfiriera con su calidad de vida.

Todos los pacientes refirieron mejoría en su cali-dad de vida posterior al procedimiento, pudiendo rea-lizar sin inconveniente actividades como comer,maquillarse, afeitarse, y mejoría de su estado de áni-mo. Uno de los pacientes refirió reintegro a su vidalaboral.

Figura 3. Cambio en el número de medicamentosutilizados.

Tabla 2. Características de los pacientes posterior a la ablación.

Paciente TTDP hasta la evaluación Escala de Número de medicamentos Efectos secundariosdel paciente dolor AMEP utilizados AMEP post-procedimiento

1 2 años 0/10 3 Parestesia2 1 año 0/10 1 Parestesia3 2 meses 0/10 1 Parestesia4 2 meses 0/10 1 Parestesia5 1 año 0/10 1 Parestesia6 1 año 0/10 1 Parestesia7 2 años 0/10 2 Parestesia

TTDP: Tiempo transcurrido desde el procedimiento.AMEP: al momento de la evaluación del paciente.

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25Omar F. Gomezese & Olga N. López O.: Ablación por radiofrecuencia del ganglio de Gasser en pacientes. . .

DiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusión

La neuralgia del trigémino es uno de los síndromesdolorosos neuropáticos más complejos y que másafectan la calidad de vida del paciente; existen múlti-ples reportes en la literatura que hablan del manejode esta patología, desde el manejo médico conantineuropáticos tipo carbamazepina, hasta las nue-vas generaciones como la pregabalina. Habiendo sidohasta el día de hoy posiblemente el gol estándar enel manejo de este tipo de patología, han aparecidolos procedimientos intervencionistas, desde losmínimamente invasivos hasta las grandes cirugías querequieren accesos muy difíciles para llegar hasta elganglio de Gasser. Dentro de los procedimientosminímamente invasivos se ha reportado, desde lossimples bloqueos con anestésicos locales, las lesio-nes con fenol o alcohol que prácticamente se hanabandonado, por el riesgo de daño en otras estruc-turas, hasta llegar hoy en día a los dos procedimien-tos más utilizados, como son la radiofrecuencia y lacompresión con balón, siendo esta última probable-mente más económica; sin embargo, y dado que setiene que utilizar una cánula suficientemente gruesapara poder introducir una sonda con balón, laposiblidad de daño a estructuras vasculares o ner-viosas se podría incrementar.

Las lesiones por radiofrecuencia ofrecen comoprincipales ventajas la mínima incidencia de compli-caciones; creemos relacionada con la utilización decánulas extremadamente delgadas (calibre 22),adicionalmente es un procedimiento que se puederealizar ambulatoriamente, con costos que son rela-tivamente bajos.

ConclusiónConclusiónConclusiónConclusiónConclusión

La lesión por radiofrecuencia es un procedimientomínimamente invasivo con muy baja tasa de compli-caciones, que permite un alivio significativo del dolor

y por ende en la calidad de vida, aunque se necesita-rán más estudios comparativos, con otras técnicasmédicas y o invasivas; los resultados preliminares nospermiten sugerirlo como técnica de rescate en aque-llos pacientes que no toleran la medicación, o quecon tratamientos médicos no consiguen un alivio sig-nificativo de su dolor. La disminución dramática en elconsumo de analgésicos y medicación para dolorneuropático, y el mantenimiento de este alivio por almenos dos años nos sugieren que es un procedimien-to muy costo-efectivo; sin embargo, se requiere se-guimiento a más largo plazo, para observar otrosefectos secundarios, y poder realizar reportes con masde cinco años de seguimiento.

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26 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

Utilidad de la gamagrafía ósea en el estudioUtilidad de la gamagrafía ósea en el estudioUtilidad de la gamagrafía ósea en el estudioUtilidad de la gamagrafía ósea en el estudioUtilidad de la gamagrafía ósea en el estudiodel dolor espinal crónicodel dolor espinal crónicodel dolor espinal crónicodel dolor espinal crónicodel dolor espinal crónicoJuan Carlos Acevedo*, Ernesto Alejandro Esteban**

IntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducción

El dolor espinal es una de las patologías de mayorincidencia en la población mundial, afectando princi-palmente a los pacientes en los rangos de edad demayor productividad laboral, y por ende generandograndes pérdidas económicas en incapacidad labo-ral y en uso de recursos del sistema de salud. Se con-sidera que entre el 60% y el 80% de la poblaciónmundial presentará dolor lumbar en algún momen-to de la vida1, en la mayoría de los casos la duracióndel dolor es aguda y transitoria con una recupera-ción en aproximadamente seis semanas; sin embar-go, entre el 10% y 20% la sintomatología persistirápor mayor tiempo, generando incapacidad para eldesarrollo de las actividades cotidianas, traduciéndoseen pérdidas en el orden de los 67 millones de díasproductivos por año1, este subgrupo de pacientes esel que requiere la realización de estudios adicionalespara determinar la etología del dolor y basado enesto planear el tratamiento más adecuado. El abor-daje inicial al dolor espinal consiste en una historiaclínica completa y un examen físico exhaustivo, pos-terior al cual, según sea la sospecha diagnóstica, sesolicitan estudios confirmatorios, entre ellos imáge-nes diagnósticas en busca de una lesión estructuralque explique el cuadro; sin embargo, en el momentode decidir el tipo de estudio existe una confusión acercadel tipo de examen a realizar y con frecuencia se rea-lizan estudios sin indicación que arrojan resultadosque no clarifican el cuadro. Por lo tanto el determinarel momento justo y el tipo de imagen a solicitar es de

* Neurocirujano especialista en Neurocirugía Funcional, Dolory Espasticidad. Jefe de la Unidad de Neurocirugía del Hospi-tal Universitario de San Ignacio, profesor de la Pontificia Uni-versidad Javeriana.

** Residente de Neurocirugía. Pontificia Universidad Javeriana,Hospital Universitario de San Ignacio. Bogotá, Colombia.

gran importancia en la resolución de la dudadiagnóstica2. Tradicionalmente el estudio busca unaaproximación morfológica de la patología, esperan-do encontrar una lesión estructural que identifique lacausa del problema; un ejemplo de este tipo de estu-dio son las radiografías estáticas y dinámicas, latomografía computarizada, la resonancia magnéti-ca; sin embargo, con frecuencia dichos estudios fa-llan en demostrar una alteración estructural queexplique el cuadro e incluso muestran lesiones estruc-turales en pacientes que se encuentran asinto-máticos1, por lo tanto surge la necesidad de un estudioque adicionalmente al detalle anatómico genere unainformación fisiopatológica de la región de estudio,por lo cual los estudios de medicina nuclear, especifí-camente la gammagrafía ósea, surgen como unaopción que refleja la actividad metabólica del tejidolocalmente, demarcando una zona con actividadmetabólica anormal que se correlacione con lasintomatología del paciente1. Actualmente la litera-tura al respecto del papel de la gammagrafía óseaen el estudio del paciente con dolor espinal es esca-sa, por lo cual consideramos necesaria la realizaciónde un estudio clínico que determine las indicaciones ylas características del estudio en el diagnóstico, se-guimiento y manejo del dolor espinal.

Materiales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodosMateriales y métodos

Se realizó un estudio retrospectivo monocéntrico(Hospital Universitario de San Ignacio) en conjuntocon el servicio de Medicina Nuclear, se recolectaron100 pacientes llevados a gamagrafía ósea corporaltotal durante el periodo comprendido entre abril yjunio del 2009.

Criterios de inclusión: con la finalidad de no pre-sentar sesgo de elección se realizó el estudio de las100 gamagrafías óseas realizadas en el periodo de

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27Juan Carlos Acevedo & Ernesto Alejandro Esteban: Utilidad de la gamagrafía ósea en el estudio del dolor. . .

tiempo entre abril y junio del 2009 de manerasecuencial, independiente de la indicación, edad, gé-nero o hallazgos, con la finalidad de aleatorizar laelección de la población a estudio.

Criterios de exclusión: se excluyeron del estudiotodos las imágenes en las que no se realizó SPECTespinal, como parte del estudio; se excluyeron lospacientes en los que no se contaba con informaciónsobre su sintomatología previa o en los que no fueposible la entrevista con el paciente para determinarla sintomatología en el momento del examen.

Los estudios se realizaron en el servicio de medici-na nuclear del Hospital San Ignacio. Todos los proce-dimientos se realizaron en el mismo equipo degamagrafía. El procedimiento inicia con la aplicaciónintravenosa de 30mCi de metilendifosfonato - 99mTC,posteriormente se realizan imágenes dinámicas enproyección anterior y posterior en las zonas de inte-rés según la indicación clínica, se adquieren imáge-nes tardías (tres horas posterior a la aplicación delmedio de contraste) de cuerpo entero en proyeccio-nes anterior y posterior así como cortes tomográficosa la columna evaluando las fases angiográfica,vascular y ósea. Los resultados fueron valorados pordos médicos especialistas en medicina nuclear.

Recolección de datos

Se revisó la base de datos del servicio de Medicinanuclear del Hospital San Ignacio y se escogieron porsecuencia las gamagrafías óseas según los criteriospreviamente descritos; se realiza revisión de la histo-ria clínica de cada paciente para determinar la clínicaprevia, la indicación, la edad, el género, los hallaz-gos y la evolución posterior. Adicionalmente se reali-zaron entrevistas telefónicas a los pacientes en losque se requirió profundizar en la anamnesis por faltade datos en la historia clínica o con el fin de confir-mar los pacientes que se encontraban asintomáticosen el momento del estudio. Los datos fueron confina-dos en la tabla que se describirá en la sección deresultados.

Análisis de los datos

Se realizó un análisis estadístico de la población,describiendo las características generales como sexo,edad, indicación del estudio, hallazgos, síntomas enel momento de la realización del estudio. Se dividió lapoblación en cuatro grupos diferentes:

1. Pacientes con síntomas de dolor espinal conhallazgos espinales positivos en lagamagrafía.

2. Pacientes con síntomas de dolor espinal sinhallazgos espinales positivos en lagamagrafía.

3. Pacientes sin síntomas espinales oasintomáticos con hallazgos positivos en lagamagrafía.

4. Pacientes con síntomas espinales sin hallaz-gos positivos en la gamagrafía.

Basados en dichos resultados se definió sensibili-dad, valor predictivo positivo, valor predictivo negati-vo y especificidad de la gamagrafía en relación conlos síntomas de dolor espinal en el momento de rea-lización del procedimiento. Adicionalmente se realizómedición de la razón de probabilidad tanto positivacomo negativa.

ResultadosResultadosResultadosResultadosResultados

Descripción general de la población

La población la constituyeron 100 pacientes, conuna edad promedio de 50,66 años, rango de edadde 3 a 97 años, 57 mujeres y 43 hombres, una pro-porción de 1,3 mujeres por cada hombre. La indica-ción más frecuente para la realización delprocedimiento fue el estudio de metástasis espinales(49%), seguido del estudio de la patología espinaldegenerativa o traumática (29%), en tercer lugar elestudio del dolor osteomuscular de origenextraespinal (15%), en cuarto lugar el estudio de lapatología ósea infecciosa (5%) y por último el estudiode la hiperplasia condilar (2%). Ver Figura 1.

Figura 1. Porcentaje de indicaciones de realización degamagrafía ósea en la población.

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28 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

Dentro de los pacientes cuya indicación fue el es-tudio de patología espinal se diferenciaron dos gran-des grupos: enfermedad degenerativa 93,2% y traumaespinal 2,8%. Ver Figura 2.

Figura 2. Distribución de la patología espinal en la po-blación.

Figura 3. Distribución de la población según la localiza-ción de la sintomatología.

Dentro del grupo de pacientes con enfermedaddegenerativa 16 presentaban dolor lumbar (59%), 4dolor cervical (14,8%), 3 presentaban cirugía espinalprevia (11,1%), 3 presentaban dolor sacroiliaco(11,1%), y 1 presentaba dolor torácico en estudio(3,7%). Ver Figura 3.

Los hallazgos espinales fueron clasificados en tresgrupos: 1. Realce facetario, 2. Sacroiliaco, 3.Discovertebral. Independiente de las indicaciones ode la sintomatología de los pacientes, 43% de lasgamagrafías fueron negativas para todos los hallaz-gos, 57% presentaron algún hallazgo espinal y 22%presentaron hallazgos espinales positivos múltiples.Ver Figura 4.

Figura 4. Hallazgos espinales en la gamagrafía.

Descripción específica de las poblaciones

Las cuatro se grafican en la figura 5.

Figura 5. Porcentaje de distribución de grupos de estu-dio según síntomas y hallazgos en la gamagrafía.

Pacientes con síntomas de dolor espinal con ha-llazgos positivos en la gamagrafía: en este grupo seincluyeron todos los pacientes que presentaban do-lor espinal en el momento de la realización de estu-dio, con hallazgos positivos de realce facetario,sacroiliaco o del complejo discovertebral. Un total de36 pacientes presentaron dichas características. Die-ciséis de los 36 pacientes (44,4%) presentaron hallaz-gos múltiples en la gamagrafía, 55,6% presentaronhallazgos únicos. La indicación en nueve de los pa-cientes (25%) fue estudio de extensión con tumor pri-mario conocido, se confirmó la presencia demetástasis espinales relacionadas con el dolor en sietepacientes (77,7%), siendo negativa en dos pacientes(22,3%). Dieciocho fueron estudiados bajo sospechade enfermedad degenerativa, de los cuales catorcepresentaban patología lumbosacra y cuatro patolo-

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29Juan Carlos Acevedo & Ernesto Alejandro Esteban: Utilidad de la gamagrafía ósea en el estudio del dolor. . .

gía cervical. En el caso del realce sacroiliaco en estapoblación se observó en siete (19%) pacientes de loscuales cinco (71%) presentaban síntomas y signos desacroiliitis previa, un 30% (dos pacientes) presentórealce sacroiliaco sin clínica previa sugestiva desacroiliitis. El realce facetario fue segundo más fre-cuente, observándose en 21 pacientes (58%); en lamayoría de los casos el realce facetario se asoció adolor radicular (14 pacientes 66%), seguido de sínto-mas de dolor axial en siete pacientes (33,3%); de es-tos pacientes solo dos (9%) presentaban exacerbacióndel dolor con la extensión y mejoría con la flexión. Yfinalmente el realce del complejo discovertebral seobservó en la mayor parte de la población, obser-vándose en 22 pacientes (61,1%) en los cuales el sín-toma más frecuente fue el dolor axial en 14 de lospacientes (63%), seguido del dolor con irradiaciónradicular en ocho pacientes (36%). La indicación delestudio en nueve pacientes (25%) era el estudio demetástasis espinales; el estudio de patologíadegenerativa se observó en 17 pacientes (47%).

Pacientes con síntomas de dolor espinal sin ha-llazgos positivos en la gamagrafía: en este grupo seincluyeron los pacientes que presentaban síntomasde dolor espinal pero en los que no se observó nin-gún hallazgo en la gamagrafía. Un total de siete pa-cientes presentaron dichas características en esteestudio. Dos de estos pacientes (27%) presentabansíntomas espinales con cáncer primario conocido sinevidencia de metástasis en el estudio, dos pacientes(27%) fueron estudiados por sospecha de enferme-dad lumbar degenerativa, dos pacientes (27%) pre-sentaban síntomas de sacroiliitis con gamagrafíasnegativas, y el restante 14% (un paciente) se estudiópor sospecha de fractura por acuñamientopostraumática.

Pacientes sin síntomas de dolor espinal con ha-llazgos positivos en la gamagrafía: en este grupo seincluyeron los pacientes asintomáticos o con sínto-mas no relacionados con dolor espinal que presen-taban hallazgos positivos en la gamagrafía. Un totalde 24 pacientes presentaron estas características. Laindicación más frecuente en este grupo fue el estudiode extensión en pacientes con cáncer sin síntomasespinales, en total de 18 pacientes (75%). Seguidosde estudio de dolor cervical, tres pacientes (12,5%),un paciente en estudio de enfermedad osteomuscularno espinal (4,1%), y un paciente en estudio de trau-ma espinal sin síntomas con escara sacra en estudio

de compromiso infeccioso espinal (4,1%). La localiza-ción más frecuente de realce en la gammagrafía enlos pacientes asintomáticos fue facetaria en 14 pa-cientes (58%), seguida del cuerpo vertebral en 12pacientes (50%) y por último articulación sacroiliacaen 4 pacientes (16%); un hallazgo común, principal-mente en relación con la captación en el cuerpo ver-tebral, es la presencia de osteofitos en los cuerposvertebrales; esto se observó en seis pacientes (25%)de esta población.

Pacientes sin síntomas de dolor espinal sin hallaz-gos en la gamagrafía: en este grupo se incluyeron lospacientes asintomáticos o con síntomas o relaciona-dos con dolor espinal que no presentó ningún ha-llazgo imagenológico en la gamagrafía. Un total de33 pacientes cumplieron con dichas características.La indicación en este grupo fue la búsqueda de ex-tensión en pacientes con tumor primario; esta condi-ción se observó en 20 pacientes (60%), seguida delas causas osteomusculares no espinales observadasen nueve pacientes (27,7%), y en igual cantidad indi-caciones infecciosas en dos pacientes (6%), traumaen dos pacientes (6%) e hiperplasia condilar en dospacientes (6%).

Cálculo de validez y seguridad de la gamagrafía ósea

La gamagrafía ósea es una prueba dicotómicaque clasifica a un paciente como enfermo o comosano en función del resultado negativo o positivodel estudio, sin tener variables intermedias o esca-las diagnósticas; estas características permiten cla-sificar los datos en la tabla de 2x2, mostrando enlas filas el resultado de la prueba diagnóstica y en co-lumnas el estado real de los enfermos en relación conel Gold Standar que en ausencia del mismo no basa-remos en los síntomas en el momento del estudio21.

La sensibilidad es definida como la probabilidadde clasificar un individuo como enfermo o la posibili-dad de que un paciente enfermo tenga un resultado

Tabla 1. Tabla 2x2 análisis características operativasgamagrafía ósea.

Posi t ivo Negativo Total

Síntomas 36 7 4 3Asíntoma 24 33 5 7

Total 6 0 4 0

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positivo en la prueba. Es posible calcularla según latabla de 2x2 expresada como la cantidad de pacien-tes enfermos que obtuvieron un resultado positivo enla prueba:

Sensibilidad: Vp/Vp +Fn = 83%

La especificidad es definida como la capacidad declasificar a un paciente sano como sano, o la proba-bilidad de que un paciente sano obtenga un resulta-do negativo. De igual manera es posible calcularlaexpresándola como la cantidad de pacientes sanosque obtuvieron un resultado negativo.

Especificidad: Vn/Vn +Fp= 57%

La seguridad de la prueba valorada se encuentradeterminada por los valores predictivos negativo y po-sitivo, nos permiten responder al interrogante: ¿Cuáles la probabilidad de que el paciente se encuentre real-mente sano/enfermo según el resultado del estudio?Con la limitante de que dicho resultado depende de laprevalencia de la enfermedad de la población21.

El valor predictivo positivo es la probabilidad depadecer la enfermedad si se tiene un resultadopositivo.

Valor predictivo positivo: Vp/ Vp + Fp= 60%

El valor predictivo negativo es la probabilidad deque un paciente con resultado negativo de la pruebaesté realmente sano.

Valor predictivo negativo: Vn/ Vn + Fn = 82%

La influencia de la prevalencia en la población,como aclaramos previamente, limita la valoración deestos resultados; por lo tanto, se hace necesario rea-lizar el cálculo de las razones de probabilidad. Lasrazones de probabilidad constituyen la comparaciónde proporciones entre sujetos con la alteración y aque-llos que no la tienen que presentan un nivel dado enel resultado de una prueba diagnóstica22.

La razón de probabilidad de un resultado positivocompara la proporción de verdaderos positivos entreel total de enfermos (sensibilidad) con la de falsospositivos (1-especificidad). Ya que es una medida derazón expresa cuantas veces más o menos es proba-ble que se encuentre un resultado positivo de unaprueba en personas enfermas en comparación conlas no enfermas. (22).

Razón de probabilidad positiva: Sen / 1 –Esp = 1,9

Este resultado indica que un resultado positivo es1.9 veces más frecuente entre personas enfermas queentre pacientes sanos.

La razón de probabilidad para un resultado ne-gativo, compara la proporción de falsos negativos enrelación con la especificidad de la prueba.

Razón de probabilidad negativa: 1 – Sen / Esp = 0.3

Cuando el resultado de la razón es igual a la uni-dad el resultado de la prueba puede ser igualmenteprobable que provenga de un enfermo que de un noenfermo, Un valora menor que 1 (como en este caso)refleja que el resultado de la prueba corresponda aindividuos sin la alteración22.

Marco teóricoMarco teóricoMarco teóricoMarco teóricoMarco teórico

Gamagrafía ósea

La gamagrafía ósea es un estudio de medicinanuclear, en el cual, además de permitir la valoraciónanatómica de las estructuras, proporciona infor-mación sobre el metabolismo óseo. Los factores de-terminantes de la captación del radiotrazador sonprincipalmente tres: la actividad metabólica del hue-so, el flujo sanguíneo local y el contenido de calcio. Elradiofármaco que se utiliza con mayor frecuencia esel tecnesio 99 metaestable 99mTc; este compuesto,que es el generador de los rayos gamma detectadospor la gammacámara, es radiotrazador y se une aun compuesto difosfonado (metilendifosfonato,hidroxietilendifosfonato), el cual se fija a los huesosmediante quimioabsorción3. Para la obtención de lasimágenes se requiere de tres fases: dos fases inicia-les, la fase angiográfica y la fase vascular que permi-ten evaluar la perfusión y el flujo sanguíneo al huesoy los tejidos blandos circundantes, en dicha fase seobserva aumento de la captación del radiotrazadoren caso de un proceso inflamatorio agudo o crónico;posteriormente se observa la fase ósea, en la cual sedetermina el estado metabólico del hueso, aumenta-do en las patologías que generan gran recambio óseocomo las metástasis osteoblásticas, y disminuido enlas patologías en las que exista un déficit metabólicocomo en las metástasis osteoclásticas, observándoselesiones hipocaptantes; si la lesión en cuestión nogenera ningún cambio en el metabolismo del hueso,la imagen será isocaptante y no se podrá diferenciardel hueso normal3. Adicionalmente a las diferentes

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fases existen a su vez diferentes métodos de adquisi-ción de imágenes. Usualmente las imágenes gama-gráficas suelen ser planares, es decir bidimensionales,las cuales limitan el detalle anatómico y por lo tantono permiten valorar con suficiente claridad la locali-zación de la lesión; por lo tanto, se han desarrolladodiferentes métodos de adquisición que posibilitanmayor definición anatómica y permiten localizar conmayor claridad la zona de la lesión principalmenteen estructuras anatómicas pequeñas como las vérte-bras espinales. Entre ellas se encuentra la técnica deSPECT (single photon emission computed tomogra-phy), la cual permite obtener una imagen en las tresdimensiones, obteniendo visión en 360 grados, ofre-ciendo un mayor detalle anatómico; esta última es lade mayor utilidad en la valoración de la patologíavertebral y de la articulación temporomandibular3. Enesta técnica se realiza la adquisición de las proyec-ciones en múltiples ángulos, las cuales posteriormenteson procesadas, logrando una reconstruccióntomográfica de la imagen, permitiendo una valora-ción en tres dimensiones y una imagen con detalleanatómico; adicionalmente, si se requiere mayor pre-cisión, es posible realizar reconstrucción con imáge-nes de TAC previas de la zona afectada y realizar fusiónde imágenes.

Gamagrafía ósea y dolor espinal

La gamagrafía ósea posee una alta sensibilidadpero una baja especificidad, la cual se mejora me-diante el procesamiento computarizado con recons-trucción tomográfica (SPECT) o la adición deradiotrazadores específicos (leucocitos marcados) se-gún la indicación del caso2. La gamagrafía se ha uti-lizado en una gran variedad de patologías espinales.

En el estudio en pacientes con sospecha de enfer-medad inflamatoria espinal la gamagrafía demostróbaja sensibilidad en la detección de cambiosinflamatorios en relación con los cambios radiológicos,sugiriendo poca efectividad de la gamagrafía en lospacientes con espondilitis anquilosante. Sin embar-go, posteriormente Rothwell demostró que en pacien-tes con otra patología inflamatoria crónica como lasacroiliits, la utilidad de la gamagrafía era mayor;estudió a 60 mujeres con dolor lumbar crónico de lascuales 24 presentaron hallazgos sugestivos desacroiliitis como causa del dolor, demostrándose soloen una la presencia de cambios radiológicos sugesti-vos de la enfermedad, por lo cual la gamagrafía es

una excelente opción que brinda el diagnóstico antesde que se presenten los cambios en las imágenes con-vencionales en las etapas tardías de la enfermedad4.

La presencia imagenológica de espondilolisis enpacientes jóvenes deportistas es considerada suficien-te para atribuirle la causa de dolor espinal; sin em-bargo, este hallazgo imagenológico puede serincidental en paciente mayores en los que la causadel dolor puede deberse a otros hallazgos adiciona-les frecuentes como la estenosis espinal, osteoartritiso enfermedad del disco2. Ryan y Gibson estudiaronpacientes mayores con hallazgos de espondilosis aso-ciadas a dolor lumbar y observaron que la presenciade acumulación del radiotrazador en los bordes dela fractura de la pars se asocia a proceso inflamato-rio con lesión aguda generadora de dolor5.

La sospecha de lesión tumoral es tal vez la princi-pal indicación para la realización del estudio, es devital importancia en el manejo de pacientes con en-fermedad tumoral maligna determinar la presenciade metástasis óseas para dirigir el manejo médicodel paciente2. Se ha determinado previamente quelos cambios radiológicos en pacientes con diagnósti-co de metástasis espinales pueden tardarse hasta 18meses o más6. En un estudio realizado por Schuttle7,estudió 227 pacientes con primario conocido; de los130 pacientes que presentaban dolor espinal 82 fue-ron positivos para metástasis en la gamagrafía,adicionalmente 80 de los 97 pacientes sin dolorespinal no tenían metástasis en este estudiogamagráfico, de estos 97 pacientes sin dolor espinal13 presentaron gamagrafías positivas con hallazgossugestivos de lesiones osteoblásticas; la conclusióndel autor es que en el estudio de pacientes con sos-pecha de metástasis espinales el dolor espinal es unaexcelente indicación de la realización de gamagrafíaósea, con la salvedad de las lesiones osteoblásticasen las cuales el dolor es infrecuente.

El estudio del arco posterior es de vital importan-cia en la valoración de la espondilolistesis. Collier8.Estudió 19 pacientes adultos con evidenciaimagenológica de espondilolistesis y espondilolisis enpacientes con y sin síntomas de dolor lumbar; se rea-lizaron imágenes biplanares y SPECT; en los pacien-tes asintomáticos no se observó captación delradiotrazador ni asimetría en el arco posterior; en lospacientes sintomáticos el SPECT detectó, en 8 casos,aumento de la actividad del arco posterior que se

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observaba normal en las imágenes biplanares; en loscasos de espondilolistesis sin captación en el SPECTse consideró que la causa del dolor lumbar era inde-pendiente de la listesis; el autor concluye que en au-sencia de aumento de la actividad metabólica en eldefecto de la pars observada en la gamagrafía sedebe descartar la listesis como causa directa de dolor.

La presencia de enfermedad infecciosa del discointervertebral, discitis, aumenta la fase vascular y lacaptación del radiotrazador; sin embargo, en las imá-genes biplanares es limitada la posibilidad de eva-luar este realce, por lo cual se sugiere realizarimágenes de SPECT2.

Se ha reportado aproximadamente 56% de tasade pseudoartrosis posterior a cirugías de fusiónespinal. Las fusiones recientes aumentan la capta-ción del radiotrazador durante el periodo de fusiónósea al incorporarse con el hueso adyacente; esteproceso persiste por largos periodos de tiempo; sinembargo, en las imágenes en caso de adecuado pro-ceso de fusión debe observarse disminución de la acu-mulación del radiotrazador progresivamente; en casode pseudoartrosis la concentración de radiotrazadorpermanecerá de igual intensidad o incluso aumenta-rá progresivamente2. Estudios comparativos degamagrafía frente a radiografías dinámicas, para laevaluación de la pseudoartrosis, han demostrado unasensibilidad de 0,78 frente a 0,43 a favor de lagamagrafía; sin embargo, es de anotar que en di-chos estudios se han observado pacientesasintomáticos con hallazgos gamagráficos sugesti-vos de pseudoatrosis; esto se explica por lo reporta-do en la literatura que indica que el 50% de lospacientes con pseudoartrosis son asintomáticos9.Lusins10, estudió tres grupos de pacientes: (1) pacien-tes llevados a laminectomía, (2) pacientes con múlti-ples laminectomías con resección parcial de la faceta,(3) pacientes con laminectomía y fusión. Se observóque 8 de los 19 pacientes llevados a laminectomíapresentaban acumulación del trazador en el segmentointervenido y en los segmentos adyacentes; ademásen todos los pacientes llevados a fusión se observaacumulación del trazador en la masa de fusión y enlos segmentos adyacentes; esto comprueba que lue-go de la realización de dichos procedimientos ocu-rren cambios en la biomecánica de la columna quegeneran estrés o recarga de las estructuras adyacen-tes, cambios que pueden ser observados y seguidosen el tiempo mediante la gamagrafía ósea10.

El realce según la localización se puede presen-tar en:

El cuerpo vertebral y el disco intervertebral:osteomielitis, cáncer, fracturas, hemangiomas, enfer-medad de Paget y osteofitos, entre otras; todas se ca-racterizan por aumentar la captación del radiotrazador.El disco intervertebral aumenta la captación en los pro-cesos infecciosos como la discitis y la enfermedaddegenerativa,11. La enfermedad degenerativa presen-ta diferentes grados de realce con patrones muy va-riables11. La presencia de lesiones metastásicasespinales es frecuente dadas las características del dre-naje venoso y sus comunicaciones con la cavidadabdominopélvica; la localización más frecuente en elcuerpo vertebral es en su aspecto posterior en relacióncon el plejo de Bastón; posteriormente se observa enlas imágenes la lesión del pedículo vertebral caracte-rística de las lesiones tumorales vertebrales: se hanrealizado diversos estudios que determinan, según lalocalización de la lesión, su probable etiología12; 96%de las lesiones que ocupaban en el cuerpo vertebralcon extensión al pedículo eran malignas; todas las le-siones que se observaron en el aspecto anterior delcuerpo vertebral, las articulaciones facetarias y el es-pacio intervertebral fueron benignas.

El arco posterior: el hallazgo anormal más fre-cuente en el arco posterior es el realce de la articu-lación facetaria, y es frecuentemente asociada aosteoartritis u osteoma osteoide, trastornos inflama-torios y fracturas11.

La respuesta de los pacientes a la realización debloqueos facetarios según los hallazgos también hasido estudiada18. Spiros estudió 47 pacientes subdivi-didos en tres grupos de estudio: A1 pacientes lleva-dos a bloqueo de la articulación facetaria con realceen la gamagrafía, A2 pacientes sin hallazgos en lagamagrafía llevados a bloqueo según indicación delmédico tratante, B en los que ningún paciente se lerealizó gamagrafía y fueron realizados los bloqueossegún la clínica; se observó que la mejoría del dolorfue mayor en los pacientes del grupo A1 que en elresto, además que se disminuyó el costo al reducirel número de segmentos intervenidos.

La acumulación del radiotrazador a nivel de la parsinterarticularis es un signo de estrés o fractura secun-daria a espondilolistesis. En la figura 7 se observanlesiones de la pars interarticularis con lisis sin listesis,tomado de la referencia16.

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Diversos estudios han determinado la utilidad dela realización de la gamagrafía a pacientes jóvenescon sospecha de espondilolisis. En el estudio dePapanicolau (17), se estudiaron pacientes atletasjóvenes con dolor lumbar mediante radiografías ygamagrafía ósea, observando que el 38% de las ra-diografías mostraban cambios sugestivos de espon-dilolistesis, en la gamagrafía se encontró aumentodel radiotrazador en 35%; cinco pacientes los hallaz-gos en la radiografía no se observaron en lagamagrafía normal, lo cual sugería una lesión anti-gua; cuatro pacientes presentaron realce en lagamagrafía sin hallazgos en las radiografías: sugie-ren lesión aguda o en proceso; por los anterioreshallazgos los autores concluyen que la gamagrafíaes de gran utilidad en este tipo de pacientes ya que

Figura 6. Imágenes de osteoartrosis facetaria en gama-grafía y radiografías simples. Tomado de referencia 16.

Figura 7. Pars interaticularis con lisis sin listesis en gama-grafía y radiografías simples. Tomado de la referencia 6.

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determina lesiones en fase aguda antes de que sepresenten cambios en la radiografía y ayuda a deter-minar el tiempo de evolución de las imágenes en lasradiografías17.

La localización del realce en la gamagrafía es unindicio inicial del tipo de lesión; en la figura 8 se ob-serva el esquema de diagnóstico topográfico.

Diversos estudios han confirmado la importanciade la realización de SPECT adicional a las imágenesplanares para el estudio de las patologías espinales13,se estudiaron 1390 pacientes, observando que 31%de las imágenes solo se observan en la valoracióncon SPECT, 24% se observaba en ambas pero conmayor detalle en el SPECT, 44% se observaban igua-les en ambas y solo 0,4% se observaban solamenteen la proyección planar, lo que demuestra la granutilidad del SPECT en el estudio de pacientes con sos-pecha de lesión espinal de cualquier etiología13. Otrosestudios han determinado que la principal utilidad

del SPECT en el estudio de la enfermedad espinaldegenerativa consiste en el estudio del arco posterioren pacientes con sospecha con origen óseo o articu-lar del dolor espinal, pacientes cuyos síntomas princi-pales se exacerban con la extensión y no presentansignos de compresión radicular14.

El estudio del paciente con dolor sacroiliaco esparticularmente difícil por la limitación de los signosclínicos, la aparición tardía de signos imagenológicosy la ausencia de estudios de laboratorio20. Se ha de-sarrollado con la finalidad de mejorar la utilidaddiagnóstica la realización de gamagrafía ósea de laarticulación sacroiliaca con medición del índicesacroiliaco (gamagrafía cuantitativa), la cual ha de-mostrado mejoría en las características diagnósticas.Kacar y cols.19 realizaron un estudio comparativo en-tre pacientes asintomáticos y con diagnóstico desacroiliitis con la finalidad de observar la validez delíndice sacroiliaco para el diagnóstico de gamagrafía,observando que era mayor en los pacientes de géne-

Figura 8. Esquema diagnóstico topográfico según realce en la gamagrafía. Tomado de la referencia 2.

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35Juan Carlos Acevedo & Ernesto Alejandro Esteban: Utilidad de la gamagrafía ósea en el estudio del dolor. . .

ro masculino disminuía con la edad en las mujeres;en el estudio 11 de los 13 pacientes con enfermedadsacroiliaca presentaron hallazgos positivos en lagamagrafía, los dos casos restantes fueron positivosal disminuir la región de interés en la medición delíndice sacroiliiaco19, demostrando que es una herra-mienta de gran utilidad en el diagnóstico.

Estudios comparativos con otras modalidadesdiagnósticas

Se han realizado diversos estudios comparativosde la gamagrafía en relación con los hallazgosimagenológicos. En un estudio realizado en 34 pa-cientes,15 el 89% de quienes presentaban anormali-dades en el SPECT se correlacionaba con los hallazgosen la tomografía; por otra parte, solo 67% presenta-ban cambios en las radiografías simples; solo el 37%de las lesiones advertidas en las imágenes SPECT fue-ron observadas en las imágenes biplanares. El autorconcluye que el SPECT provee una informacióndiagnóstica mayor que las radiografías o las imáge-nes biplanares; adicionalmente, la mayoría de las le-siones observadas en el SPECT se corresponden concambios en la tomografía15.

DiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusión

Con el objetivo de determinar las característicasoperativas de la gamagrafía ósea en el estudio depacientes con dolor espinal de diversas etiologías, serealizó el análisis de 100 pacientes a los que se lespracticó el estudio por diversas indicaciones, revisan-do de manera retrospectiva la sintomatología quepresentaban en el momento de la realización de lagamagrafía; se logró una aleatorización del estudiomediante la revisión de manera consecutiva de losprocedimientos realizados en el Departamento deMedicina Nuclear según su fecha de realización en-tre los periodos de abril-junio del año 2009; se exclu-yeron del estudio los pacientes en los que no se realizóSPECT espinal como parte del estudio ya que la tasade detección es mucho mayor que la de las imágenesbiplanares como se revisó ampliamente en el marcoteórico. En todos los pacientes se llevó a cabo el mis-mo procedimiento estandarizado técnicamente, en elmismo equipo, y fueron evaluados por dos médicosnucleares de manera aleatoria que no se encontra-ban al tanto de los objetivos del estudio. Con la fina-lidad de recolectar los datos clínicos de los pacientes

en el momento de la realización de la gamagrafía sehizo una revisión sistemática de la historia clínica yadicionalmente entrevistas telefónicas para confirmary complementar los datos carentes.

La población la constituyeron 100 pacientes, conuna distribución aleatoria por selección secuencialsegún la fecha de realización del estudio; se observóuna distribución homogénea de género, 57 mujeresy 47 hombres, con una edad promedio de 50 años,con una gran rango de edad de 3 a 97 años; la indi-cación más frecuente de la realización del procedi-miento fue la búsqueda de metástasis espinales enpacientes con tumor primario conocido (49%), segui-do del estudio de enfermedad degenerativa cervicalo lumbar (29%); otras indicaciones fueron el estudiode patología osteomuscular no espinal (15%), sospe-cha de patología infecciosa (5%) e hiperplasiaprostática (2%). Los hallazgos positivos en lagamagrafía se dividieron en la presencia de realcefacetario, sacroiliaco o del complejo discovertebral;la mayoría de los estudios presentaron algún hallaz-go imagenológico (57%). Con el fin de hacer un estu-dio más profundo de la población se subdividió encuatro grupos de estudio: un grupo de pacientes consíntomas y hallazgos positivos en la gamagrafía (ver-daderos positivos), otro con síntomas y sin hallazgospositivos en la gamagrafía (falsos negativos), otro sinsíntomas y con hallazgos positivos en la gamagrafía(falsos positivos) y un último grupo de pacientes sinhallazgos en el estudio y sin síntomas (verdaderosnegativos). El grupo de más pacientes fue el desintomáticos con hallazgos (verdaderos positivos: 36pacientes), seguidos de los pacientes sin síntomas sinhallazgos positivos (Verdaderos negativos 33 pacien-tes) seguidos de cerca por los pacientes sin síntomascon hallazgos positivos (falsos positivos: 24 pacien-tes), y por último los pacientes con síntomas sin ha-llazgos positivos (falsos negativos: 7 pacientes).

A la luz de la evidencia actual no existe un patrónde oro en el estudio del dolor lumbar de ningunaetiología, los estudios imagenológicos carecen de lascaracterísticas suficientes para ser considerados enesta categoría y no existen estudios séricos o funcio-nales que permitan un acercamiento certero a la pa-tología. Es en esta ausencia de patrón de oro que sedecide la comparación de los resultados de lagamagrafía en relación con la sintomatología; sinembargo, hay que reconocer que la semiología y lossignos clínicos carecen de evidencia suficiente para

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36 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

diferenciar entre un origen facetario, sacroiliaco odiscovertebral; no obstante, es la herramienta demayor utilidad en el momento. En este subgrupo depacientes sintomáticos con hallazgos positivos se ob-servó que un gran porcentaje de los hallazgosgamagráficos eran múltiples, combinaciones diver-sas de dolor sacroiliaco facetario o discovertebral, locual generaría en la sintomatología de los pacientesvariaciones en el patrón del dolor y los signos en elexamen físico. La zona con mayor frecuencia de real-ce con el radiotrazador fue el complejo discovertebralseguido de la articulación facetaria, en esta últimacon una marcada asociación, 66%, a dolor de carac-terísticas radiculares más que axiales; es una hipóte-sis para explicar esta tendencia que la hipertrofiafacetaria que clásicamente acompaña al síndromegenera canal espinal estrecho que genera el dolorradicular característico. Adicionalmente se evaluó elsigno clásico de la exacerbación del dolor con la ex-tensión; en escaso número de casos se presentabaeste signo en los pacientes con realce facetario (9%),lo cual desvirtúa la sensibilidad y validez diagnósticade este signo. En el estudio se observó una sensibili-dad adecuada para pacientes con sospecha de en-fermedad sacroiliaca (71%); sin embargo, la poblaciónde estudio es escasa (siete pacientes) y no permiterealizar conjeturas; es de resaltar que a todos lospacientes con sospecha clínica o paraclínica desacroiliitis se les realizó el índice sacroiliaco para con-firmar o descartar el diagnóstico. Los pacientes conrealce discovertebral presentaron en su gran mayo-ría dolor de características axiales (63%) y con distri-bución radicular (36%); la asociación más frecuentefue con estudio de enfermedad degenerativa en rela-ción con la presencia de osteofitos, seguida de labúsqueda de metástasis espinales en pacientes contumor primario y dolor espinal; de igual forma que loreportado en la literatura, la presencia de dolorespinal en relación con cáncer aumenta el riesgo delesiones espinales metastásicas. La subpoblación depacientes sintomáticos sin hallazgos fue la de menorincidencia en todo el estudio (7%), encontrándose unapoblación heterogénea con indicaciones diversascomo el estudio de metástasis, trauma, enfermedaddegenerativa y sacroiliitis.

Los pacientes en el grupo de falsos positivos, ha-llazgos positivos en la gamagrafía en pacientesasintomáticos, fueron 24; la indicación más frecuen-te (75%) fue el estudio de metástasis espinales en

pacientes asintomáticos, lo cual concuerda con lo re-portado en la literatura; la probabilidad pretest enpacientes con cáncer asintomáticos de encontrar unametástasis ósea es baja; la localización más frecuen-te de realce en este grupo fue la articulación facetaria,seguida del realce de cuerpo vertebral en relación conosteofitos en pacientes con enfermedad degenerativaen estadios tempranos, y en un 16% (cuatro pacien-tes) con realce de la articulación sacroiliaca en pa-cientes asintomáticos. Como afirmamos previamente,la población en nuestro estudio con enfermedadsacroiliaca es escasa; sin embargo, es de resaltar laposibilidad, según los hallazgos descritos, de realcede la articulación sacroiliaca con índices aumentadosen pacientes asintomáticos, y por último la poblaciónde verdaderos negativos con una incidencia de 33%,la segunda en incidencia luego de la de verdaderospositivos, cuya indicación más frecuente fue el estu-dio en pacientes asintomáticos con cáncer, seguidadel estudio de patologías osetomusculares no rela-cionadas a dolor espinal.

Basados en estos resultados se realizó un estudiode características operativas de la gamagrafía óseadeterminado por las cuatro poblaciones descritas pre-viamente en una tabla de 2x2 de estudio de validezde pruebas diagnósticas; el total de verdaderos posi-tivos fue de 36, falsos negativos de 7, falsos positivosde 24 y verdaderos negativos de 33, obteniéndoseuna sensibilidad de 83% y una especificidad de 57%.Estas características generan la discusión del papelde la gamagrafía en pacientes con dolor lumbar; laalta tasa de falsos positivos hace que presente unabaja especificidad; sin embargo, es de resaltar la bajatasa de falsos negativos. Esto sugiere que ante unresultado positivo se requiera una prueba confirma-toria de mayor especificidad y una correlación claracon la clínica del paciente. Por otra parte, la presen-cia de un resultado negativo hace una gran probabi-lidad de que el individuo en estudio no presente laenfermedad y no requiera de estudios adicionalespara descartarla. Estas características operativas su-gieren que la gamagrafía debe ser considerada comouna prueba de tamizaje en el estudio de pacientescon sospecha de metástasis espinales, estudio deldolor lumbar, estudio de patología infecciosa espinal.Para completar la caracterización del funcionamientode la prueba se realizó el cálculo de los valorespredictivos, encontrando un valor predictivo positivode 60% y valor predictivo negativo de 82%; estos va-

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37Juan Carlos Acevedo & Ernesto Alejandro Esteban: Utilidad de la gamagrafía ósea en el estudio del dolor. . .

lores, como era de esperarse, en relación con loshallazgos de especificidad y sensibilidad del estudio,sugieren que presenta mayor validez epidemiológicala presencia de un resultado negativo; la validez delresultado positivo debe evaluarse a la luz del caso.Sin embargo, como fue previamente expuesto, estasvariables son dependientes de la prevalencia de laenfermedad y, por lo tanto, teniendo en cuenta quela prevalencia de la enfermedad espinal es alta ennuestra población, se presenta un aumento del valorpredictivo de la prueba y una disminución en el valorpredictivo negativo, por lo cual se requirió del cálculode las razones de probabilidad para evitar la influen-cia de la prevalencia de la enfermedad. El cálculo dela razón de probabilidad positiva mostró una proba-bilidad de 1,9, lo que sugiere que en presencia de unresultado positivo hay una probabilidad de 1,9 vecesmayor que se presente en pacientes enfermos que enpacientes sanos; de otra forma, la razón de probabi-lidad negativa fue del 0,3. En este caso, ya que elresultado es inferior a la unidad (1), el resultado su-giere que ante un resultado negativo la mayor pro-babilidad es que el resultado provenga de la poblaciónasintomática.

El cálculo de las razones de probabilidad avala lautilidad de la gamagrafía como prueba de tamizajeal tener gran validez los resultados negativos, des-cartando en un gran porcentaje la presencia de laenfermedad y al requerir de valoraciones adicionalesla presencia de resultados positivos, a la luz de laevidencia actual no existe un patrón de oro para eldiagnóstico de la etiología del dolor espinal por locual se debe realizar un abordaje conjunto en queconfluyan la evaluación física, los signos clínicos, lavaloración de tamizaje con gamagrafía y la correla-ción con los hallazgos anatómicos imagenológicosen estudios de radiografías, resonancia nuclear mag-nética o tomografía.

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38 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

Aproximación al dolor neuropático en pacientesAproximación al dolor neuropático en pacientesAproximación al dolor neuropático en pacientesAproximación al dolor neuropático en pacientesAproximación al dolor neuropático en pacientescon lesión medularcon lesión medularcon lesión medularcon lesión medularcon lesión medularVerónica Tafurt Mejía*, Edmundo Gónima Valero**

ResumenResumenResumenResumenResumen

El dolor es una condición incapacitante presenteen todos los pacientes con lesión medular; es un sín-toma que aún no todos los médicos contemplan comoparte fundamental de la historia clínica y que abarcaun infinito de posibilidades de abordaje.

El adecuado conocimiento de los mecanismos deproducción de dolor y de la fisiopatología a nivel ce-lular son pilares fundamentales en el acercamientoal paciente; así mismo, el uso de escalas de clasifica-ción y algoritmos de manejo facilitan la aproxima-ción y el adecuado tratamiento de los pacientes conlesión medular. Existen hoy en día múltiples opcionespara el manejo farmacológico e intervencionista deldolor neuropático en estos pacientes, por esto se hacenecesario conocer el soporte científico de los mismospara realizar una selección adecuada y benéfica parael paciente. El siguiente trabajo pretende dar una vi-sión general acerca de los mecanismos, clasificación,presentación, evaluación y abordaje del dolorneuropático en los pacientes con lesión medular.

Palabras clave: lesión medular, dolor neuro-pático, tratamiento.

AbstractAbstractAbstractAbstractAbstract

Pain is a disabling condition in all patients withspinal cord injury; it is a symptom not yet introduced

* Estudiante VI año Facultad de Medicina, Énfasis en rehabilita-ción y Cuidados Paliativos, Universidad de La Sabana.

** Médico Anestesiólogo y Algesiólogo, Coordinador Clínica deDolor Hospital Militar Central, Profesor de Postgrado CátedraDolor y Cuidados Paliativos Hospital Militar Central, ProfesorUniversidad de La Sabana, Especialista de Clínica de Dolor –Compensar IPS.

as a primordial part of the clinical history, whichinvolves multiple treatment options. Certain knowled-ge of pain mechanisms, cellular physiopathology andclassification systems for neuropathic pain are thebasic stones in the approach of these patients. Nowa-days, there are multiple choices for pharmacologicaland non-pharmacological treatment of pain, this iswhy it is necessary to know how evidence is workingout, to make a right choice for the patient. This workgives a clear vision about mechanisms, classification,clinical presentation, assessment and approach ofneuropathic pain in patients with spinal cord injury.

Key words: spinal cord injury, neuropathic pain,treatment.

IntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducción

A nivel mundial, las lesiones medulares tienen unaincidencia de 15 a 40 casos por millón de habitan-tes; se desconoce el costo y la incidencia de las le-siones medulares en Colombia; sin embargo, se sabeque en Estados Unidos aproximadamente 11000casos de lesión medular ocurren al año, con unaprevalencia anual estimada en 253.000 personas.De todas las lesiones medulares, aproximadamenteun 77,8% ocurren en hombres, el 46,9% ocurre de-bido a accidentes de tránsito, seguido por caídas,violencia y lesiones relacionadas con el deporte; yentre el 10% y el 20% ocurren por trauma penetran-te (Sekhon y Fehlings, 2001). De todas las lesionesmedulares, el 55% compromete la columna cervical,el 15% la columna lumbosacra, otro 15% la colum-na torácica y otro 15% más otras regiones de la co-lumna vertebral.

La mayoría de los pacientes con lesiones medula-res presentan dolor crónico; se ha estimado una pre-valencia entre 70% y 90% (Félix y Widerström-Noga,

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39Verónica Tafurt Mejía & Edmundo Gónima Valero: Aproximación al dolor neuropático en pacientes con lesión medular

2009); sin que haya relación con el sexo o calidad dela lesión (sea esta completa o incompleta) (Dijkers ycols., 2009). En aproximadamente un tercio de lospacientes con lesión medular este dolor es severo(Marjeke y cols., 2007. Ulrich y cols., 2008), de carac-terísticas neuropáticas y refractario al tratamientomédico (Félix y Widerström-Noga, 2009. Ptzke, 2002);es un dolor que además empeora con el tiempo, in-terfiere con el patrón de sueño y tiene un fuerte im-pacto en la calidad de vida de los pacientes(Cruz-Almeida y cols., 2005. Rintala y cols., 2009).

Los pacientes con lesiones medulares tienen múl-tiples impedimentos físicos y si a esto se le suma elhecho de que tengan un dolor persistente, nos en-contramos con pacientes sumamente complejos demanejar; pacientes que muchas veces han tenido quesaber lidiar con el dolor (Widerström-Noga y cols.,2009), pues han resultado refractarios a todos lostratamientos instaurados. Esto hace que finalmenteel dolor interfiera en el funcionamiento global, a nivelcognitivo, emocional, físico, e incluso con el patrónde sueño. Se ha encontrado además que a mayornivel de estrés psicológico existe una mayor necesi-dad de evaluar e intervenir, pues el control sobre elestado de ánimo y la función cognitiva ayuda a me-jorar la calidad de vida en estos pacientes (Nicholsony cols., 2009). Por esto se ha propuesto una aproxi-mación teniendo como referencia un modelo

biopsicosocial, que comprenda la función cognitivadel paciente, sus respuestas y mecanismos de adap-tación ante el dolor y el ambiente social en el que seencuentre (Nolton y cols., 2009. Widerström-Noga ycols., 2009); ya que se ha demostrado que el efectode la función cognitiva afecta directamente la per-cepción del dolor e impide tomar conductasadaptativas que finalmente interfieren con la calidadde vida (Ullrich, 2007). El tratamiento dirigido a ali-viar el sufrimiento de los pacientes con lesión medulardebe ir enfocado en un modelo biopsicosocial, don-de se controle el dolor y los posibles factores que pue-dan interferir en la percepción del mismo; determinarla interferencia de estos factores en la calidad de vidaes tan importante como determinar la severidad deldolor (Nolton y cols., 2009).

ClasificaciónClasificaciónClasificaciónClasificaciónClasificación

Múltiples esquemas de clasificación se han pro-

puesto para el dolor en los pacientes con lesión

medular, algunos más nuevos que otros; sin embar-

go, todos con un nivel de fiabilidad adecuado (Ullrich,

2007), lo que le permite al médico cierto grado de

flexibilidad en el momento de abordar al paciente.

Sin embargo, actualmente el más utilizado es aquel

propuesto por la IASP (International Association for

the Study of Pain) (Bruchiel y Frank, 2001).

Tabla 1. Sistemas de clasificación de dolor en pacientes con lesión medular.

Bryce y cols., Cárdenas y cols., Donovan y cols., IASP (Sidall y cols., Tunks, 19862 0 0 6 2 0 0 2 1 9 8 2 2002 )

Encima del nivel: Neurológico: –Segmentario Nociceptivo: Encima del nivel:–Nociceptivo –Medula espinal –Medula espinal –Músculo-esquelético –Miofascial–Neuropático –Zona de transición –Visceral –Visceral –Siringomelia

–Radicular –Mecánico –Neuropático –No asociadoEn el nivel: –Visceral –Psicógeno –Encima del nivel a lesión medular–Nociceptivo –Músculo-esquelético –En el nivel–Neuropático –Mecánico –Debajo del nivel En el nivel:

–Sobreuso –RadicularDebajo del nivel: –Hiperalgesia–Nociceptivo –Fractura–Neuropático –Miofascial

Debajo del nivel:–Alodimia–Dolor fantasma–Visceral–Miofascial

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40 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

FisiopatologíaFisiopatologíaFisiopatologíaFisiopatologíaFisiopatología

Cuando se produce una lesión medular, se gene-ran múltiples mecanismos, tanto espinales comosupraespinales que promueven la muerte celularneuronal y consecuentemente los fenómenos de plas-ticidad y sensibilización que resultan en el estableci-miento y la perpetuación del dolor.

En el sitio de la lesión se genera una cascadainflamatoria acompañada de un componenteexitotóxico que afecta la funcionalidad y vitalidad delas neuronas espinales. Los mediadores inflamatoriosproducen cambios en la excitabilidad neuronal, dis-minución del tono inhibitorio local y cambios en lamodulación de la vía descendente; mecanismos quepueden ser considerados como los generadores deldolor (Yezierski, 2009).

Así mismo, hay una serie de eventos bioquímicosmoleculares a nivel central, desencadenados por elmismo trauma o la isquemia en la médula espinal,que generan: 1) Reorganización de circuitos espinalesque integran y transmiten la información sensitiva.2) Cambios en la expresión de mediadores infla-matorios (que llevan a la pérdida de homeostasisentre circuitos inhibitorios y excitatorios). Y 3) Disrup-ción de eventos celulares que afectan la señalización,transducción y supervivencia de las vías nociceptivas(Yezierski, 2009).

Los cambios en el estímulo térmico y mecánicogeneran pérdida del tono inhibitorio, lo que estimulael reclutamiento de neuronas cercanas y aumenta laexpansión de sensaciones anormales en el nivel de lalesión; esto genera cambios en los potenciales deacción, produciendo actividades ectópicas y descar-gas prolongadas.

Así mismo, a nivel supraespinal se forman focosgeneradores o amplificadores de descargas anorma-les, estimulados por el fenómeno de deaferentación(falta de llegada del estímulo). Esto es perpetuadopor la expresión cortical de CCK y péptidos opiáceos,cambios en las propiedades funcionales de lasneuronas talámicas y fenómeno de muerte celular enla corteza cerebral.

Ocurre también un fenómeno importante; el deplasticidad neuronal. Este fenómeno es quizá el másimplicado en la generación del dolor a largo plazo eneste tipo de pacientes. Se produce entonces la

fosforilación de proteínas reguladoras, una regula-ción positiva y negativa en la transcripción de genes,un debilitamiento en las conexiones espinales, muer-te neuronal; y talvez lo más importante, la activaciónde la microglía, que acelera todo este proceso de plas-ticidad neuronal.

En pocas palabras, los mecanismos productoresde dolor en los pacientes con lesión medular son:

• Pérdida de mecanismos inhibitorios.

• Descargas ectópicas a nivel espinal ysupraespinal.

• Plasticidad sináptica.

• Activación espinal y supraespinal de lamicroglía.

• Cambios en las vías de señalización celular.

Presentación clínicaPresentación clínicaPresentación clínicaPresentación clínicaPresentación clínica

Como ya sabemos, existen dos tipos de dolor cró-nico en los pacientes con lesión medular; estos se en-cuentran definidos según el mecanismo por el cual seproducen. El dolor músculo-esquelético nociceptivo sepresenta por sobreuso, adquisición de posiciones ex-tremas, estrés mecánico, movimientos repetitivos (es-pecialmente en miembros superiores), dislocación,escoliosis, inestabilidad mecánica y osteoporosis. Porotro lado, el dolor neuropático tiene dos mecanis-mos de producción, uno espinal y otro cerebral. Anivel espinal se lesionan los tractos inhibitoriosdescendentes y aumenta la excitabilidad neuronal loque se traduce como generación de señalesnociceptivas que se experimentan como dolor; y a nivelcerebral hay una alteración en la expresión de loscanales de sodio voltaje-dependientes y cambiosbioquímicos en estructuras corticales y subcorticales(Widerström-Noga y cols., 2009).

De acuerdo con esto, tenemos entonces dos for-mas de presentación del dolor:

• Músculo-esquelético: se produce por daño aestructuras vecinas (hueso, ligamentos, mús-culos, discos, articulaciones facetarias); es undolor nociceptivo localizado a nivel de la le-sión o en miembros superiores, en caso deque sea por sobreuso (Marjeke y cols., 2007.Cruz-Almeida, 2005).

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41Verónica Tafurt Mejía & Edmundo Gónima Valero: Aproximación al dolor neuropático en pacientes con lesión medular

• Neuropático: está descrito en el nivel de la le-sión y debajo de la misma. El dolor producidoen el nivel de la lesión tiene una distribuciónsegmentaria en el dermatoma de la misma ytres niveles por debajo de la lesión; mientrasque el dolor que se produce por debajo de lalesión está localizado más de tres niveles pordebajo, es constante, varía con el estado deánimo, no se relaciona con la posición o elmovimiento y se exacerba con sonidos fuerteso patologías asociadas como IVU, estreñi-miento, etc. El dolor neuropático lo describenla mayoría de pacientes como quemante, lan-cinante, de tipo ardor o corrientazo; y puedeestar asociado o no a alodinia (dolor desen-cadenado por estímulo no doloroso) ohiperalgesia (respuesta exagerada al estímu-lo doloroso) (Widerström-Noga y cols., 2009).

EvaluaciónEvaluaciónEvaluaciónEvaluaciónEvaluación

Al encontrar un paciente con lesión medular quepresente dolor crónico, lo primero que se debe teneren cuenta es realizar una historia clínica completa yexhaustiva (Ullrich, 2007); en donde se incluya la cla-sificación del dolor (de acuerdo al mecanismo de pro-

ducción), un examen neurológico, físico y músculo-esquelético completo, la evaluación del estado men-tal, la evaluación del dolor como tal; y en esto se debehacer especial énfasis, teniendo en cuenta el inicio,factores asociados, tratamiento previo, evaluación dela intensidad (EVA), localización, distribución, calidad,severidad, periodicidad, duración, aliviantes,agravantes, inspección de áreas de alodinia,hiperalgesia, hiperpatía, hiperestesia, su interferen-cia con las actividades básicas cotidianas (ABC) y ac-tividades de la vida diaria (AVD).

Es importante tener en cuenta la diferenciacióndel tipo de dolor, y ya que existen los criterios diag-nósticos para dolor neuropático según Tredde, 2008,lo más adecuado es usarlos para no errar en el diag-nóstico y tampoco en el tratamiento: 1) Distribuciónneuroanatómica del dolor. 2) Historia de traumao enfermedad que afecte sistema nervioso periférico ocentral. 3) Signos sensitivos positivos o negativos quese correlacionen con el nivel lesionado. 4) Pruebasdiagnósticas confirmatorias de lesión neurológica.

Hay que recordar también, que el dolor de lospacientes con lesión medular no depende únicamen-te de mecanismos fisiopatológicos específicos, sinotambién de factores psicosociales que pueden llegar

Figura 1. Mecanismos de producción del dolor en lesión medular.

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42 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

a modular la experiencia del dolor (Widerström-Nogay cols., 2009); por esto la intervención debe serindividualizada y basada en una evaluación comple-ta que incluya dichos factores y la interferencia con lacalidad de vida del paciente. Existen varios instrumen-tos que nos ayudan a la evaluación multidisciplinariade estos pacientes; dentro de los más recomendadospor sus altos niveles de exactitud se encuentran elMPI (West Haven-Yale Multidimensional PainInventory), Grading Chronic Pain Disability Scale, BriefPain Inventory, Beck Depression Inventory, MinnesotaMultiphasic Personality Inventory (MMPI), Lattinen Test(Levendoglu y cols., 2004).

El estado mental del paciente es importante en elmomento del abordaje ya que los estímulos dolorosospueden activar esquemas mentales o patrones dememoria relacionados con dolor (Ullrich y cols., 2008),y modificar de esta forma la percepción del mismo. Laactitud del paciente en cuanto a hacer frente al dolorpuede resultar perjudicial o beneficiosa. Algunos pa-cientes deciden hacer frente quedándose “quietos”; seha demostrado que este tipo de respuestas adaptativasaumenta la severidad del dolor y la interferencia delmismo en la calidad de vida, así como la discapacidada largo plazo (Nolton y cols., 2009). Las ideas de des-esperanza y minusvalía (“catastrophizing”) se relacio-nan directamente con la percepción en la severidaddel dolor (Marjeke y cols., 2007); y el soporte socialmejora la adherencia al tratamiento y mecanismosadaptativos. Por tal razón se debe enfatizar en la rela-ción entre dolor y factores psicosociales asociados parala identificación de blancos a tratar.

TTTTTratamientoratamientoratamientoratamientoratamiento

El tratamiento de los pacientes con lesión medulary dolor crónico debe ir encaminado, primero que todo,a un enfoque multidisciplinario, y segundo, a un en-foque etiológico. Se debe tener en cuenta el origendel dolor (músculo-esquelético o neuropático) paraasí dar un manejo adecuado. En este caso se haráénfasis en el manejo del dolor neuropático, ya que esprecisamente este tipo de dolor, el que resulta másdifícil de controlar y el más incapacitante.

Para el dolor músculo-esquelético existen muchassoluciones, dentro de las cuales se encuentran:inmovilizaciones, correcciones quirúrgicas, terapia dereentrenamiento postural, AINEs, opioides y baclofen(en caso de espasticidad) (Ullrich, 2007).

El dolor neuropático en cambio, no posee tal nú-

mero de posibilidades de manejo, y sólo algunos tra-

tamientos se han estudiado con un buen nivel de

evidencia, en donde se soporta su uso pero no se

reconoce su efectividad a largo plazo; en resumen, el

dolor crónico de tipo neuropático en los pacientes con

lesión medular es manejable y modulable hasta cier-

to punto, pero hay que tener en cuenta que el paciente

debe conocer sus metas y el médico debe conocer las

expectativas del paciente, y que la comunicación es

indispensable en el proceso y en la adherencia al

tratamiento.

Dentro de los medicamentos moduladores del

dolor neuropático usados en pacientes con lesión

medular, se encuentran:

• Pregabalina

• Gabapentin

• Antidepresivos tricíclicos

• Opioides

• Lidocaína IV

• Clonidina + Morfina

• Minociclina

• Toxina botulínica

Y dentro del manejo intervencionista se encuentran:

• Electroestimulación

- Estimulación eléctrica transcutánea (TENS)

- Electroestimulación craneana (CES)

- Estimulación medular

• Manejo Quirúrgico

- Cordotomía

- Cordectomía

- Laminectomía

A continuación se describirán las recomendacio-

nes de tratamiento médico no quirúrgico para el

manejo del dolor en los pacientes con lesión

medular.

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43Verónica Tafurt Mejía & Edmundo Gónima Valero: Aproximación al dolor neuropático en pacientes con lesión medular

Pregabalina:

Grado de Recomendación: A

La pregabalina es un medicamento que ejerce suacción sobre canales de calcio, modulando su influjosobre las neuronas hiperexcitadas, produciendo asíuna disminución en la liberación de neurotransmisoresexcitatorios (específicamente glutamato). Se han re-portado algunos efectos adversos como somnolen-cia y mareo, que no obligan a la suspensión delmedicamento.

Dosis sugerida: 150-600 mg/día.

• Se ha visto que la pregabalina a dosis de 150-600 mg/día es más efectiva que placebo paramejorar el dolor neuropático de intensidadmoderada a severa y mejora el estado gene-ral del paciente con lesión medular; este me-dicamento tiene también efectos ansiolíticosindirectos, mejorando así el estado de ánimo(Siddall y cols., 2006). Esto es importante porlo ya mencionado acerca del modelobiopsicosocial en cuanto al abordaje en estetipo de pacientes (Nivel de evidencia I, Gradode recomendación A).

Gabapentin

Grado de recomendación: A

El gabapentin es un medicamento cuyo mecanis-mo de acción hasta ahora viene siendo descrito; secreía, previamente, que ejercía un efecto GABA inhi-bitorio (de ahí su nombre); sin embargo, hoy se sabeque se une a la subunidad alfa-2-delta de los cana-les de calcio tipo N dependientes de voltaje, de estamanera modulando el influjo de estos iones hacia elinterior de la célula y evitando la liberación deneurotransmisores excitatorios.

Dosis sugerida: 300 mg cada 8 horas

• Está demostrado que a dosis de 300 mg cada8 horas (máx. 3600mg/d), el Gabapentin dis-minuye hasta en un 60% la intensidad deldolor, mejorando la calidad de vida de lospacientes (Levendoglu y cols., 2004). Su faltade titulación es responsable de efectos adver-sos y puede llevar a descontinuar la medica-ción (Nivel de evidencia I. Grado derecomendación A).

• Además, se ha visto que continúa producien-do efectos a largo plazo (incluso tres añosdespués) en cuanto al alivio del dolor (Ptzke ycols., 2002). (Nivel de evidencia III, Grado derecomendación B).

• El gabapentin debe ser considerado como te-rapia de primera línea para pacientes condolor neuropático secundario a lesiónmedular, en un contexto agudo o crónico(Siddall y Middleton, 2005). (Nivel de eviden-cia III, Grado de recomendación B).

Antidepresivos

Los antidepresivos, y en mayor medida los del gru-po de los tricíclicos, se han venido usando desde haceya bastante tiempo en el manejo de dolor de caracte-rísticas neuropáticas. Dentro de los más conocidospara este uso se encuentran amitriptilina, bupropión,venlafaxina y duloxetina.

• Se ha encontrado que la combinación entreestos antidepresivos y los anticonvulsivantesmencionados anteriormente es efectiva en elmanejo de pacientes que no responden a lamonoterapia (Raja y cols., 2002). (Nivel deevidencia II, Grado de recomendación B).

La amitriptilina es un medicamento antidepresivoperteneciente a la familia de los antidepresivos tricíclicosque inhibe la recaptación de serotonina ynoradrenalina a nivel sináptico.

• La amitriptilina no es un medicamento efecti-vo en el alivio del dolor neuropático en lospacientes con lesión medular (Cardenas y cols.,2002). (Nivel de evidencia II, Grado de reco-mendación D).

Opioides

Los opioides son medicamentos ampliamente uti-lizados para el manejo del dolor agudo y crónico. Seha demostrado que los opioides tienen una eficaciamayor que el placebo para el control del dolor a lar-go plazo en los pacientes con lesión medular (Elon ycols., 2009). En cuanto al manejo de dolor neuropáticoen lesión medular se han estudiado básicamente lametadona y el tramadol.

El tramadol es un opioide débil que actúa comoagonista de los receptores opiáceos tipo u; además

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44 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

es un inhibidor débil de la recaptación de noradrena-lina y serotonina.

Dosis sugerida: iniciar con dosis de 25 mg cada 8horas e ir titulando, con una dosis máxima de 200mg/día.

• Es un medicamento que tiene efectos benéfi-cos en cuanto al alivio de la intensidad deldolor neuropático en los pacientes con lesiónmedular; sin embargo, aún con dosis bajas(50 mg/d) y durante periodos cortos se venefectos secundarios (temblor, sudoración, náu-seas, vómito, ansiedad, alucinaciones, tremor,espasmos musculares) que obligan a aban-donar el medicamento (Norrbrink y Lundeberg,2009). (Nivel de evidencia II, Grado de reco-mendación E).

En cuanto a la metadona es necesario aclarar queconstituye un agonista opioide sintético de altapotencia, con pocos metabolitos activos, es muyeconómica y no causa resistencia cruzada con otrosopioides. Tiene también acción en la inhibición de larecaptación de serotonina y noradrenalina lo quepotencia la vía inhibitoria descendente.

Dosis sugerida: máximo 30 mg/día después dehaber alcanzado niveles terapéuticos.

• Es un medicamento que actualmente se reco-mienda como segunda línea en pacientes queno han respondido a morfina o que han pre-sentado toxicidad a la misma (Davis, 2000).(Nivel de evidencia III, Grado de recomenda-ción C).

Morfina + clonidina (intratecal)

La morfina es un opioide fuerte que acompañadocon la clonidina ejerce un efecto de sinergismo al in-hibir el tono simpático y agonizar los receptoresopiáceos.

Dosis sugerida: SSN + 0,2-1 mg morfina + 50-100 ug clonidina vía intratecal.

• Se ha demostrado que una administraciónintratecal de SSN + 0,2-1 mg de morfina +50-100 ug de clonidina brinda un alivio deldolor en pacientes donde otros medicamen-tos hayan resultado refractarios. Su mezclaes más efectiva incluso que cada medicamen-

to por aparte, lo que puede sugerir un efec-to sinérgico entre ambos (Siddall y cols.,2000). (Nivel de evidencia II, Grado de reco-mendación B).

• La ruta de administración intratecal tiene la ven-taja de una entrega efectiva del medicamentoen el sitio de acción requerido con mínimos efec-tos adversos (Siddall y cols., 2000). (Nivel deevidencia II, Grado de recomendación B).

Lidocaína

La lidocaína es una anestésico local que actúa so-bre canales de sodio inhibiendo su entrada a la célulay evitando su despolarización. Se cree que la lidocaínatiene tanto acción central como periférica y puede ali-viar el dolor en el nivel de la lesión y por debajo delmismo.

• Se ha demostrado que a dosis de infusiónde 5mg/kg de lidocaína iv el dolorneuropático de los pacientes con lesiónmedular disminuye significativamente(Finnerup y cols., 2005). (Nivel de evidenciaII, Grado de recomendación B).

Minociclina

La Minociclina es un medicamento pertenecienteal grupo de las tetraciclinas, cuyo uso se ha propues-to como inhibidor de la microglia, suprimiendo el pro-ceso de plasticidad neuronal y retardando la aparicióndel dolor en los pacientes con lesión medular (Tan ycols., 2009).

Toxina botulínica

La toxina botulínica es un medicamento prácti-camente nuevo que detiene la liberación excesivade acetilcolina en las contracciones musculares,los espasmos reflejos y las distonías; puede rom-per el círculo vicioso de contractura, compresiónvenosa, isquemia y liberación de bradikininas,caída del pH. También se ha visto que bloquea laliberación de los neurotransmisores excitatorios:adrenalina, noradrenalina, sustancia P, CGRP, hista-mina (Mense, 2004). Es un medicamento utilizadopara el dolor cuando este está asociado con ciertasenfermedades involucradas con sobreactivaciónmuscular.

Existen dos tipos de toxina (Argoff, 2002):

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45Verónica Tafurt Mejía & Edmundo Gónima Valero: Aproximación al dolor neuropático en pacientes con lesión medular

• Toxina tipo A (Botox).

• Toxina tipo B (Myobloc).

- Se ha encontrado que las inyecciones sub-cutáneas de toxina botulínica tipo A (Botox)pueden disminuir el dolor neuropático, al-terando el mecanismo periférico de trans-misión del dolor y disminuyendo lasensibilización central (Jabbari y Maher,2002). (Nivel de evidencia II, Grado de re-comendación C).

- Además, la toxina botulínica tipo A usadaa bajas concentraciones puede considerar-se como una opción terapéutica en el ma-nejo del dolor neuropático crónico(Wittekindut y cols., 2006). (Nivel de evi-dencia III, Grado de recomendación B).

TENS (Estimulación eléctrica transcutánea)

La estimulación eléctrica transcutánea se utilizapara el fortalecimiento muscular, el mantenimientodel estado físico, el sanamiento del tejido lesionado yel control de la espasticidad. Además, esta interven-ción evita el proceso de plasticidad neuronal que esel que finalmente está implicado en la producción yperpetuación del dolor neuropático en los pacientescon lesión medular (Sadowsky, 2001). Además tienea su favor, la falta de efectos adversos.

• Este tipo de terapia merece una considera-ción como terapia complementaria; es decir,como parte de un manejo interdisciplinario(Norbrrink, 2009). (Nivel de evidencia III, Gradode recomendación C).

CES (Electroestimulación craneana)

La electroestimulación craneana es un método noinvasivo que entrega una microcorriente al cerebro víaelectrodos, estabilizando el movimiento deneurotransmisores, estimulando la producción de IGF-1, y facilitando la normalización de los niveles demonoaminas posterior al estímulo nocivo. No se handemostrado efectos adversos con este tipo de terapia.

• Puede ser efectivo en tratamiento de dolor cró-nico en pacientes con lesión medular, pero susefectos a largo plazo aún no se han evaluado(Tan y cols., 2006). (Nivel de evidencia III, Gra-do de recomendación C).

Estimulación medular

La estimulación medular tiene efectos sobre el te-jido sobreviviente alrededor del nervio lesionado;específicamente, incrementa la materia gris y dismi-nuye la astrocitosis, mejorando de esta forma la re-cuperación anatómica y funcional del tejido (Hentally Burns, 2009). Funciona a través de electrodos colo-cados en el asta dorsal y en localizaciones peridurales;sin embargo, su mecanismo de acción específico aúnno se ha establecido; se cree que activa axones espe-cíficos inhibiendo transmisión central y que a su vezbloquea la transmisión en fibras nociceptivas (Northy Wetzel, 2002).

• La estimulación temprana y prolongada delnúcleo del rafe magno probablemente reversela alodinia por encima del nivel de la lesiónpor medio de la recuperación del tejido adya-cente (Hentall y Burns, 2009). (Nivel de evi-dencia II, Grado de recomendación B).

• Se ha demostrado que la estimulaciónmedular es efectiva en pacientes en los quepor otros métodos no intervencionistas no selogra un adecuado control del dolor (Segal ycols., 1998). (Nivel de evidencia II, Grado derecomendación B).

• La estimulación medular tiene mejores resul-tados en comparación con cuidados conser-vadores y cirugías a repetición (Kemler y cols.,2000). (Nivel de evidencia II, Grado de reco-mendación B).

• Además, se ha demostrado que produce unaimportante mejoría en la capacidad funcionaly la calidad de vida del paciente, así como enla satisfacción con el tratamiento (Kumar ycols., 2008). (Nivel de evidencia II, Grado derecomendación B).

RehabilitaciónRehabilitaciónRehabilitaciónRehabilitaciónRehabilitación

La rehabilitación en los pacientes con lesión me-dular va encaminada a establecer estrategias com-pensadoras ante impedimentos físicos no remediables(Behrman y Harkema, 2007). Es importante hacerénfasis en la restauración adaptativa de actividadesbásicas cotidianas (ABC) y actividades de la vida dia-ria (AVD); el paciente debe ser lo más independiente

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posible. Para esto, el manejo debe ser multidiscipli-nario, con participación de terapia física, terapia dellenguaje, psicopedagogía, terapia ocupacional, tra-bajo social, psicología, psiquiatría, neuropsicología,etc. (Sipski y Richards, 2006).

Los dos principales objetivos de la rehabilitaciónen el paciente con lesión medular son: 1) Maximizarla recuperación y 2) Restaurar la función lo más cer-cano posible al estado premórbido.

Sin lugar a dudas la terapia más beneficiosa es elreentrenamiento en marcha, ya que se basa en larepetición de una actividad previamente aprendidaque puede llegar a modular la plasticidad neuronalpor medio de impulsos sensitivos repetitivos, estimu-lando la activación del sistema neuromuscular pordebajo de la lesión con el objetivo de activar fibrasnerviosas para que recuperen una tarea motora es-pecífica (Behrman y Harkema, 2007). Otras técnicasutilizadas en la terapia física son: fomentar arcos demovimiento, fortalecimiento muscular, rehabilitaciónvesical y de retención intestinal, reentrenamiento entransferencias y traslados, y entrenamiento en el usode ayudas externas como sillas de ruedas, tablas detransferencias, uso de órtesis, etc. La terapia física hademostrado reducir mínimamente el dolor en los pa-cientes con lesión medular (Curtis y cols., 1999. Hicksy cols., 2003) (Nivel de evidencia II); además, mejorala calidad de vida en cuanto a las metas propuestaspor el paciente, lo anima a seguir el tratamiento (Hicksy cols., 2003). Los ejercicios de estiramiento, las téc-nicas de relajación y las terapias de frío-calor ayudanal reestablecimiento normal del tono, por tanto me-joran la espasticidad y consecuentemente el dolor(Langeveld y cols., 2008).

DiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusión

A lo largo del tiempo, las causas de morbimorta-lidad han tenido una variación; los accidentes detránsito y los eventos violentos han tomado una im-portancia significativa y constituyen hoy en día y anivel mundial una de las principales causas de muer-te, enfermedad e incluso discapacidad, con mayorprevalencia en las personas jóvenes. La lesión medulares un desencadenante común en este tipo de eventosy su localización a nivel cervical es la forma de pre-sentación más frecuente, lo que implica un mayorgrado de discapacidad al comprometer niveles mo-tores y sensitivos superiores.

Entre el 70% y 90% de los pacientes con lesiónmedular presentan dolor; sus características de seve-ridad y refractariedad hacen que este síntoma tengaun fuerte impacto en la calidad de vida del paciente.Se ha propuesto entonces la creación de un modelobiopsicosocial, para entender así las distintas varia-bles que puedan llegar a intervenir en la percepcióndel dolor. Se debe tener en cuenta el estado de áni-mo y la función cognitiva de este tipo de pacientes;constituye una ayuda esencial en la aproximación,además de una forma de preveer los mecanismosadaptativos que pueda llegar a tomar el paciente entorno al dolor.

El dolor en los pacientes con lesión medular tienedos formas de presentación; se encuentra el dolornociceptivo producido por factores mecánicos y eldolor neuropático producido por cambios celularesneuronales en la zona de transición. Este último es elque se presenta con mayor frecuencia y es referidopor los pacientes como quemante, lancinante, ardor,corrientazo y puede o no estar asociado a alodinia ohiperalgesia.

Los mecanismos fisiopatológicos orientan y expli-can esta forma de presentación del dolor neuropático;actualmente se conoce que cuando hay una lesiónmedular se desencadena toda una cascada infla-matoria en el nivel de la lesión, que produce muerteneuronal, cambios en la excitabilidad neuronal y reor-ganización de circuitos, lo que genera disminución deltono inhibitorio local, cambios en la modulación de lavía inhibitoria descendente y aumento en el campo derecepción de las aferencias. Estas actividades ectópicasy prolongadas finalmente alteran la percepción sensi-tiva normal, manifestándose como dolor. Así mismo,a nivel supraespinal se originan focos amplificadoresde descargas anormales, cambios en las propiedadesfuncionales de las neuronas talámicas y muerte celu-lar en la corteza cerebral.

La plasticidad neuronal es un fenómeno clave enla instauración del dolor neuropático; los cambiosbioquímicos y estructurales que ocurren y la activa-ción de la microglía se han propuesto como posiblesetiologías y actualmente constituyen uno de los cam-pos de investigación en cuanto a tratamiento.

Es responsabilidad del médico hacer un diagnósti-co adecuado para consecuentemente instaurar el tra-tamiento indicado. La historia clínica debe ser completa,

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47Verónica Tafurt Mejía & Edmundo Gónima Valero: Aproximación al dolor neuropático en pacientes con lesión medular

con una anamnesis exhaustiva en donde se incluyanlas interferencias en actividades básicas cotidianas (ABC)y actividades de la vida diaria (AVD) y el impacto en lacalidad de vida. Se deben usar escalas de valoraciónintegral; dentro de las más recomendadas se encuen-tran: MPI (West Haven-Yale Multidimensional PainInventory), Grading Chronic Pain Disability Scale, BriefPain Inventory, Beck Depression Inventory, MinnesotaMultiphasic Personality Inventory (MMPI), Lattinen Test.Del adecuado enfoque depende el tratamiento a utili-zar y la mejoría del paciente.

Múltiples estudios se han encaminado a buscarun medicamento que logre controlar el dolor en lospacientes con lesión medular. Con un soporte cientí-fico importante, se recomienda el uso de Gabapentiny Pregabalina, ya que son los únicos medicamentosque demuestran un alivio importante del dolor y con-secuentemente mejoría en la calidad de vida. Muchosotros han sido estudiados y aunque no tienen igualbeneficio, sirven como opciones alternativas de trata-miento: antidepresivos, opioides, lidocaína, toxinabotulínica. En el ámbito intervencionista la estimu-lación medular ha tomado un lugar fundamental enel alivio del dolor; es una opción de tratamiento ytiene una gran ventaja sobre el resto al no producirefectos adversos.

La rehabilitación debe ocurrir al mismo tiempo; sedeben restaurar las actividades básicas cotidianas(ABC) y actividades de la vida diaria (AVD); el pacien-te tiene que ser lo más independiente posible. Paraesto, el manejo debe ser multidisciplinario, con parti-cipación de terapia física, terapia del lenguaje,psicopedagogía, terapia ocupacional, trabajo social,psicología, psiquiatría, neuropsicología.

Finalmente, es indispensable saber que el manejode este tipo de pacientes no solamente va encamina-do de manera farmacológica, la rehabilitación debeser un proceso integral y multidisciplinario, en dondese tengan en cuenta también todos los problemasque el paciente pueda tener, tanto a nivel físico, comoemocional y social. Nunca olvidar que el abordajedel paciente con lesión medular debe ser dentro deun modelo biopsicosocial.

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49Juan Carlos Acevedo González & Cols.: Utilidad de la neuromodulación en el tratamiento del dolor. . .

Utilidad de la neuromodulación en el tratamientoUtilidad de la neuromodulación en el tratamientoUtilidad de la neuromodulación en el tratamientoUtilidad de la neuromodulación en el tratamientoUtilidad de la neuromodulación en el tratamientodel dolor de origen urológico.del dolor de origen urológico.del dolor de origen urológico.del dolor de origen urológico.del dolor de origen urológico.Implantación de sistemas de neuroestimulación para el controlImplantación de sistemas de neuroestimulación para el controlImplantación de sistemas de neuroestimulación para el controlImplantación de sistemas de neuroestimulación para el controlImplantación de sistemas de neuroestimulación para el controlde la cistitis intersticial y la vejiga hiperrefléxicade la cistitis intersticial y la vejiga hiperrefléxicade la cistitis intersticial y la vejiga hiperrefléxicade la cistitis intersticial y la vejiga hiperrefléxicade la cistitis intersticial y la vejiga hiperrefléxica

Juan Carlos Acevedo González*, Yenny C. Quiroga E.**, Claudia P. Zambrano**, José Miguel Silva***

La neuromodulación sacra ha sido una opción detratamiento para la incontinencia urinaria (IU) que seha ido usando desde los años setenta y que cada vezmás se ha implementado en casos en los que el tra-tamiento farmacológico no tiene una respuesta favo-rable o existe una contraindicación clara para su uso.En este artículo, revisamos el caso de una pacientecon Miastenia Gravis y con IU neurogénica secunda-ria, en quien el uso de agentes farmacológicos em-peoró su enfermedad de base por lo que se consideróque la neuroestimulación sacra era la mejor opciónde tratamiento, obteniendo posteriormente resulta-dos favorables en cuanto a la sintomatología y a lamejoría en la calidad de vida de la paciente.

Caso clínicoCaso clínicoCaso clínicoCaso clínicoCaso clínico

Paciente femenino de 47 años de edad con ante-cedente de Miastenia Gravis IIB diagnosticada en el2000 con prueba de edrofonio, test de Lambert y defibra única, quien se encuentra en manejo porneurología desde entonces, teniendo un curso fluc-tuante y progresivo de su enfermedad. Fue llevadaa timectomía transesternal en febrero del 2002; re-porte de patología sin cambios patológicos. Poste-riormente con persistencia de la sintomatología, harequerido múltiples tratamientos farmacológicos conpiridostigmina, esteroides, azatioprina, ciclosporina

* Neurocirujano especialista en Neurocirugía Funcional, Dolory Espasticidad. Jefe de la Unidad de Neurocirugía del Hospi-tal Universitario de San Ignacio, profesor de la Pontificia Uni-versidad Javeriana.

** Estudiante XII Semestre Pontificia Universidad Javeriana.

*** Urólogo. Pontificia Universidad Javeriana.

y deflazacort. Estuvo hospitalizada en tres ocasio-nes por inminencia de falla ventilatoria por lo querecibió inmunoglobulina humana G 400 Mg por kilopor 5 días.

Secundario al uso de esteroides presentó síndro-me de Cushing, y múltiples infecciones del tracto res-piratorio, gastroenteritis e infección de vías urinarias(IVU), que han requerido múltiples hospitalizacionesy manejo con antibiótico.

En uno de los episodios de IVU en el que estuvohospitalizada en noviembre del 2004, la paciente re-fiere que presenta sintomatología importante de ur-gencia e incontinencia urinaria por lo que fue evaluadacon urodinamia y cistografía miccional. En la urodina-mia se evidencia hiperactividad severa del detrusorcon esfínteres coordinados, y cistografía miccional enla que no hay evidencia de reflujo vésico-ureteral, ca-pacidad vesical de 250 cc, presencia de residuopostmiccional significativo. Valorada por el servicio deUrología quienes consideran que dado el antecedentede IVU, sintomatología importante de incontinenciaurinaria de urgencia, y hallazgos en urodinamia setrata de una vejiga hiperrefléxica asociada a MiasteniaGravis, con un componente irritativo adicional secun-dario a Cistitis Intersticial, se decide dar profilaxisantibiótica y tratamiento tópico mediante instilacionesde oxibutinina intravesical cada semana por seis se-manas ya que no es candidata al uso de anticolinér-gicos sistémicos. Se inicia manejo con Tofranyl 25 mg/noche.

Posteriormente la paciente es hospitalizada porpresentar descompensación de la Miastenia Graviscon inminencia de falla ventilatoria secundaria a irri-gación intravesical con oxibutinina, urología suspen-

Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

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de instilaciones y se aumenta dosis de trofanyl a 50mg/noche.

Dado que es imposible el uso de anticolinérgicosorales e intravesicales puesto que descompensanla Miastenia Gravis, Urología propone realizaciónde neuromodulación (estimulación eléctrica deraíces sacras) como tratamiento que mejore lascontracciones involuntarias, y disminuya en conse-cuencia las IVU y de esta forma facilitar el controlde la enfermedad primaria. Solicitan valoración porNeurocirugía en donde se discute el caso en juntaquirúrgica, se valoran imágenes y cuadro clínico yse considera que la paciente es candidata para ci-rugía funcional: estimulación de raíces sacras. Esimportante señalar que las patologías urológicasque la paciente presenta se ven acompañadas dedolor. El procedimiento se realiza en dos tiempos:en un primer tiempo se ubican electrodos de prue-ba, la paciente lleva un diario evolutivo para elseguimiento de sus síntomas y posteriormente secoloca el sistema de estimulación definitivo. El pri-mer procedimiento se realizó en marzo del 2007sin complicaciones, con una adecuada evoluciónpostoperatoria y resultados favorables en cuanto ala sintomatología y ausencia de nuevos episodiosde IVU, por lo que en abril del 2007 es llevada nue-vamente a realización de segundo tiempo quirúr-gico para colocación definitiva de estimulador deraíces sacras, sin complicaciones; radiografía de ab-domen de control muestra neuroestimulador enadecuada posición (Figuras 1 y 2). Adecuada evo-lución postoperatoria.

Incontinencia urinariaIncontinencia urinariaIncontinencia urinariaIncontinencia urinariaIncontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es la salida involuntariade orina; es importante tener en cuenta esta enti-dad, estudiarla y brindar un manejo completo yaque puede afectar de manera importante la calidadde vida de la persona que la sufre y puede llevar aun deterioro del tracto urinario superior.

La incontinencia urinaria puede ser de urgencia,de esfuerzo o mixta; de acuerdo con esta clasifica-ción se puede definir la etiología y el tratamiento másapropiado para cada caso.

En esta revisión haremos referencia a la inconti-nencia de urgencia y especialmente a la vejiganeurogénica y su tratamiento neuroquirúrgico.

Figura 1.

Figura 2.

Para lograr una adecuada continencia urinaria, lafunción de la vejiga y del esfínter urinario debe estarconservada y debe estar coordinada entre sí; esto seencuentra regulado por un mecanismo neural dentrodel cual se encuentran impulsos aferentes y eferentesque se transmiten por vías periféricas (infraespinales) yneuraxiales (cefálicas y espinales). El mecanismo de lamicción es controlado por interacciones entre el centro

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miccional sacro que se encuentra entre S2-S4 (núcleode Onuf) que es parasimpático y produce la mayorparte de impulsos excitatorios para la vejiga, el siste-ma simpático toracolumbar en T10-L2, nervios sacrossomáticos (nervios pudendos) que son vías colinérgicas,el centro miccional póntico y centros superiores en elcerebro y cerebelo. Por lo tanto se podría decir que enla micción tenemos un componente voluntario que de-pende de comportamiento aprendido que se desarro-lla cuando se da la maduración del sistema nerviosocentral, y la integración de los mecanismos autonómi-cos y somáticos eferentes en la medula espinal.

La micción tiene dos fases: la primera es la fasede almacenamiento o llenamiento la cual es unafase de baja presión, debido a la propiedad viso-elástica del detrusor: acomodación o compliance, enla cual a medida que se llena la vejiga, esta perma-nece con una presión baja casi cercana a cero, lacual es menor a la presión de la uretra para podermantener la continencia. Por otra parte, es importan-te que durante esta fase no se presenten contraccio-nes involuntarias como sucede en casos de vejigahiperactiva.

Esta fase se encuentra regulada por los nerviossimpáticos ya que inhiben el sistema parasimpáticoque provoca las contracciones vesicales, además pro-ducen la relajación y expansión del detrusor y cierranel cuello vesical por medio de la contracción del esfín-ter interno de la uretra.

A medida que se va llenando la vejiga se vaestimulando el nervio pudendo con el cual se con-trae el esfínter externo de la uretra, para así juntocon la contracción del esfínter externo lograr man-tener la presión uretral mayor que la vesical; si estono se logra se produciría un escape de orina.

La segunda fase es la de evacuación, en la que seda la micción. Esta fase se puede dar de forma vo-luntaria o de forma involuntaria (refleja). Desde quehay más de 120 cc de orina en la vejiga, se producela primera sensación de llenamiento vesical, poste-riormente con los 200 cc se da el primer deseo, enestos momentos no hay cambios de presiónintravesical, la capacidad vesical del adulto se encuen-tra entre 400 y 600 cc.

El reflejo involuntario se da cuando la distensiónde la vejiga hace que se activen los receptores de lapared y se transmita la señal a través de los nervios

aferentes que llegan a la medula espinal lumbosacray hacen sinapsis con la vía espino-bulbo-espinal, enla cual las fibras ascienden hasta el centro miccionalpóntico y descienden nuevamente hasta el núcleoparasimpático en la medula lumbosacra para pro-ducir la relajación del esfínter seguida por la contrac-ción del detrusor. En este punto el nervio pudendoproduce la relajación del elevador del ano lograndola relajación del piso pélvico, produce la relajaciónesfinteriana, disminuyendo la resistencia uretral; cuan-do se da esta relajación el sistema parasimpático es-timula la contracción del detrusor, en la cual seaumenta la presión vesical que excede la presiónuretral, logrando la salida de orina.

Esta fase es a la vez regulada por el cerebro, el cualdecide finalmente en qué condiciones realizar el va-ciamiento vesical. La función normal se da cuandola persona tiene la habilidad de decidir en qué mo-mento y dónde iniciar el proceso de micción.

Cuando se produce una alteración neurológica enalguno de estos sistemas, todo el mecanismo de con-tinencia se ve afectado, produciendo diferentes sínto-mas ya sea de retención urinaria o de incontinenciaurinaria.

Cuando se presenta compromiso de la funciónvesical por alguna alteración neurológica se podríanpresentar dos situaciones: una vejiga hiperactiva ouna vejiga acontráctil. En este artículo haremos rele-vancia a la vejiga hiperactiva ya que la paciente pre-sentó esta patología.

La vejiga acontráctil puede ser con baja com-pliance, en la cual se produce un aumento rápido yprogresivo de la presión intravesical o con altacompliance en la que la vejiga puede acumular gran-des volúmenes sin que el paciente sienta deseos deorinar y sin tener cambios en la presión intravesical.Este tipo de patología se presenta principalmente entrastornos que afecten la motoneurona inferior; lasintomatología es de retención urinaria con posteriorincontinencia por rebosamiento.

En la vejiga hiperactiva se producen contraccio-nes involuntarias del detrusor durante la fase dellenamiento; en este caso el trastorno generalmen-te se encuentra en la motoneurona superior y sepueden encontrar dos situaciones diferentes tenien-do en cuenta la actividad del esfínter: cuando hayun aumento involuntario en la actividad del esfín-

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ter durante las contracciones, se hace diagnósticode vejiga neurogénica con dissinergia detrusor-esfinteriana, y se debe a que hay alguna lesión entreel centro miccional póntico y el núcleo parasim-pático S2-S4. La otra situación sería cuando losesfínteres están coordinados, es decir que al pro-ducirse la contracción del detrusor se produce re-lajación esfinteriana; esto se da debido a lesionescerebrales que afectan las conexiones entre la cor-teza cerebral y el centro miccional póntico o losnúcleos de la base o el cerebelo; se ve en pacientescon ECV hemorrágico o isquémico, tumores cere-brales, parkinson, entre otros.

En el caso de la vejiga hiperactiva los síntomasque se presentan son de urgencia urinaria, nicturia(mayor de dos veces en la noche), polaquiuria (ma-yor de ocho veces al día).

El diagnóstico de estas entidades se realiza pormedio de una buena historia clínica, teniendo en cuen-ta los antecedentes tanto de enfermedades, cirugíasprevias, medicamentos y el examen físico; entre loslaboratorios que se deben solicitar se encuentra eluroanálisis para descartar infección urinaria, ya queen algunas ocasiones la sintomatología de urgenciase puede atribuir a esta y por otra parte la inconti-nencia urinaria predispone a infecciones urinarias;medición del residuo postmiccional ya sea por mediode ecografía. Por otra parte, el paciente debe llevarun diario miccional, para evaluar la cantidad y la fre-cuencia urinaria. La cistoscopia se deja para pacien-tes que puedan presentar una patología urológicaconcomitante, infecciones urinarias a repetición ohematuria.

El patrón de oro es la urodinamia, que evalúa lasfases de almacenamiento y de evacuación. Tiene va-rias partes: la primera es la uroflujometría libre, lacual es útil en el estudio de las patologías obstructivas;posteriormente se procede a llenar la vejiga registran-do la presión vesical (Pves), la presión abdominal(Pabd) (para el estudio de la incontinencia de esfuer-zo) y la presión del detrusor (Pdet) que es la diferen-cia entre las dos presiones anteriores. Por último serealiza electromiografía del esfínter estriado.

Teniendo en cuenta el registro de la urodinamiase encontraría en la vejiga acontráctil con pobrecompliance un aumento progresivo y rápido de lapresión intravesical como se muestra en la figura 3.

Tomado de referencia 1.Figura 3.

Tomado de referencia 1.Figura 4.

En la vejiga hiperactiva, el registro evidencia con-tracciones involuntarias del detrusor (Figura 4).

En el manejo terapéutico de la IU se incluyen di-versas alternativas, sin que deban considerarse comoexcluyentes entre sí, sino al contrario, pueden y de-ben ser usadas de forma complementaria para obte-ner los mejores resultados terapéuticos. Es por elloque para decidir el tratamiento más adecuado en cadapaciente, se deberá valorar el tipo de incontinencia,las condiciones médicas asociadas, la repercusión dela incontinencia, la preferencia del paciente, la aplica-bilidad del tratamiento y el balance entre los benefi-cios / riesgos de cada tratamiento.

En este artículo se hará referencia al tratamientode la vejiga neurogénica y especialmente al tratamien-to con estimulación eléctrica y neuroestimulación.

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Inicialmente se debe tratar de corregir la causade la incontinencia; sin embargo, en muchos casos dealteraciones neurológicas esto no se logra completa-mente por lo que se debe hacer un manejo más quetodo sintomático y lo que se intenta es suprimir lascontracciones involuntarias del detrusor, para esto seutilizan fármacos, modificaciones del comportamien-to, rehabilitación del piso pélvico, estimulación eléctri-ca y neuromodulación.

Dentro del manejo farmacológico los agentes másutilizados son los anticolinérgicos antimuscarínicos,los cuales son inhibidores de los receptores deacetilcolina, y por lo tanto ayudan a inhibir las con-tracciones involuntarias del detrusor y aumentandola capacidad vesical. La dosis de estos medicamentosse va titulando hasta que el paciente presente efectosadversos entre los cuales se encuentran la resequedadde las mucosas, visión borrosa, constipación,taquicardia supraventricular. Las contraindicacionesson: pacientes con glaucoma de ángulo cerrado,miastenia gravis, hipertrofia prostática, íleo paralíti-co, entre otras.

Dentro de este grupo de medicamentos se encuen-tra la tolterodina, la propiverina, el más usado es laoxybutinina que ha demostrado que disminuye lossíntomas, disminuye las contracciones involuntariasy aumenta la capacidad vesical, y es más selectivo deltracto urinario por lo que produce menos efectossistémicos, este medicamento se puede dar de formasistémica o por irrigación vesical.

Otros fármacos utilizados son los antagonistasde los receptores alfa adrenérgicos, los beta ago-nistas y los antidepresivos, que no son tan usadosen nuestro medio para el tratamiento de vejiganeurogénica.

Se recomienda que el tratamiento farmacológicodebe combinarse con frecuencia con cateterismo inter-mitente limpio; lo ideal, si la condición del paciente lopermite, sería la realización de autocateterismo con elfin de que el paciente pueda tener más independencia.

Las técnicas comportamentales sirven para aumen-tar el conocimiento por parte del paciente de los mús-culos de la vejiga y del suelo pélvico, reduciendo losepisodios de incontinencia en la mayor parte de lospacientes sin causar efectos adversos. Existen variostipos de técnicas:

• El entrenamiento vesical consiste en una seriede ejercicios para mejorar el control de flujode orina.

• Rehabilitación del suelo pélvico: se basa en larealización de los ejercicios de suelo de pelviso de Kegel, que refuerzan los músculospélvicos de los pacientes. Para la rehabilita-ción de los músculos del suelo pélvico tam-bién se utilizan los conos vaginales y laestimulación eléctrica de dichos músculos.

Las terapias comportamentales son de elección enlas IU de urgencia, de esfuerzo y mixta.

La fisioterapia está considerada a menudo comoel tratamiento de primera elección dado su carácterno invasivo y los resultados en términos de alivio delos síntomas, la posibilidad de combinar fisioterapiacon otros tratamientos, el bajo riesgo de efectos se-cundarios y un coste entre moderado y bajo.

Los recursos del fisioterapeuta pélvico incluyen in-tervenciones como el diagnóstico fisioterapéutico, laeducación e información de los pacientes, el entrena-miento de la musculatura del suelo pélvico (MSP), elentrenamiento de la vejiga (EV), el entrenamiento conconos vaginales, la estimulación eléctrica, labiorretroalimentación, etc.

Estimulación eléctrica

La primera persona que condujo investigacionesfisiológicas sobre las raíces nerviosas espinales fueMagendie (1822) en donde documentó que perrosen los que se realizaba una sección de los segmentosposteriores presentaban disminución de la sensibili-dad con preservación de la función motora, mientrasque con la sección anterior se preservaba la sensibili-dad con un daño en la función motora. Con estoshallazgos, en 1878 Saxtorph empezó a realizarestimulación directa a la vejiga en pacientes con re-tención urinaria por medio de un catéter transuretral.Con estos hallazgos se empezaron a realizar estu-dios y a desarrollar nuevas técnicas de estimulaciónde la vejiga.

En 1972, Brindley empezó a estudiar laestimulación de raíces sacras y la implantación deestimuladores de raíces sacras anteriores en pacien-tes con IU. Posteriormente Tanagho y colaboradores(1982) empezaron a estudiar las raíces sacras y cómo

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es su contribución para la función urinaria. Inicial-mente experimentaron con perros parapléjicos en losque insertaban un electrodo en espiral para dismi-nuir el daño del nervio y lograron obtener una ade-cuada contracción vesical, sin compromiso de loesfinteriano. Gracias a los hallazgos de este estudio,se comenzaron a realizar estudios en humanos iden-tificando los diferentes patrones de estimulación y larespuesta de cada músculo afectado.

Durante el desarrollo de estos procedimientos seencontró que al presentarse la contracción de losesfínteres, se abolía la actividad del detrusor.

Gracias a estos hallazgos se empezó a introducirel concepto de neuromodulación y su fundamentopara la realización de nuevos métodos paraimplementarla.

La estimulación eléctrica se usa en aquellos casosen los que los tratamientos mencionados anterior-mente no han logrado controlar la IU. Sin embargo,hay situaciones en las que está contraindicado el usode esta terapia; entre ellas se encuentran: anormali-dades anatómicas de la columna sacra, pacientes conenfermedades mentales que no puedan manejar eldispositivo y pacientes embarazadas,

Dependiendo del tipo de IU, la estimulación eléctricafunciona de diferentes formas dentro del reflejo miccionalS3: neuroestimulación que se usa para el vaciamientovesical en vejigas neurogénicas o neuromodulación encasos de disfunción vesicoesfinteriana.

Incontinencia de esfuerzo

El objetivo de la estimulación eléctrica en este casoes mejorar la función de los músculos del suelo pélvico,mientras que en los pacientes con incontinencia deurgencia, el objetivo parece ser inhibir la hiperactividaddel músculo detrusor.

La estimulación eléctrica se centra en la restaura-ción de la actividad refleja mediante la estimulación delas fibras del nervio pudendo con el fin de crear unacontracción de la MSP; esta conduce a una respuestamotora en los pacientes en los que no es posible unacontracción voluntaria debido a un suelo pélvico insu-ficiente, con la condición de que el nervio esté intacto.

La estimulación eléctrica “activa” (esto es, elpaciente contrae voluntariamente la MSP durante laestimulación) es mejor que la estimulación eléctri-

ca “pasiva”, pero el efecto de estos dos plantea-mientos todavía no se ha evaluado.

Incontinencia de esfuerzo con disfunción del suelopélvico

El objetivo principal del tratamiento es conseguiruna buena conciencia de la MSP. Durante el trata-miento se usan las siguientes técnicas: palpacióndigital por el propio paciente o por el fisioterapeuta,estimulación eléctrica y/o biorretroalimentación encombinación con entrenamiento de la MSP. Si el pa-ciente es consciente de la contracción y relajación dela MSP, el tratamiento continúa con el uso de EMSPexclusivamente.

Si una disfunción del suelo pélvico coexiste condisfunciones de las vías respiratorias o del tracto loco-motor o con un comportamiento de esfínteres inade-cuado, también tienen que abordarse estos problemas.El objetivo final del tratamiento es una restauracióncompleta de la funcionalidad del suelo pélvico.

Hiperactividad del detrusor

La estimulación eléctrica teóricamente estimulael reflejo de inhibición del detrusor (RID) y apaci-gua el reflejo de micción, produciendo una dismi-nución de la disfunción de la vejiga hiperactiva.

La estimulación eléctrica intenta inhibir las contrac-ciones involuntarias del músculo detrusor mediantela estimulación selectiva de las fibras nerviosasaferentes y eferentes en el suelo pélvico, que condu-cen a la contracción de la musculatura parauretral yperiuretral, ya sea de forma directa o a través de losreflejos espinales.

Se puede suprimir las contracciones involuntariasdel detrusor, logrando relajar la vejiga y recuperar elcontrol miccional.

Técnica de neuromodulación

La neuromodulación sacra tiene dos pasos: en elprimero, se realiza un ensayo clínico temporal conestímulo externo, y en el segundo se realiza la im-plantación subcutánea del generador de pulsoimplantable (IGP).

Se puede realizar bajo anestesia local, en posicióndecúbito prono, se debe localizar el foramen de S3, ycolocar el electrodo en la raíz de S3 el cual se com-

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prueba por la respuesta motora o sensitiva, o pormedio de rayos x. Al principio el electrodo se conectaa un generador de pulso externo por aproximada-mente siete días. El paciente durante estos días debellevar un diario miccional en el cual debe anotar lossíntomas urinarios, la frecuencia urinaria y el residuopostmiccional; si no se logra una adecuada respues-ta se debe realizar una revisión para ver si no se des-plazaron los electrodos. Si los síntomas mejoraronmás del 70%, se realizará el segundo paso de la co-locación del IPG.

En la figura 5 se muestra la colocación de la anes-tesia local.

Imagen tomada de referencia 8.Figura 5.

Tomado de referencia 1.Figura 6.

Tomado de referencia 1.Figura 7.

En la figura 6 se muestra S3.

Para localizar S3 se encuentra aproximadamentea 9 cm del cóccix hacia cefálico y 2-3 cm lateral de lalínea media. La posición se puede comprobar me-diante fluoroscopia (Figura 7).

Electrodo en S3 conectado a un generador depulso externo; para confirmar si está bien colocado,se coloca a través de un dilatador.

Tomado de referencia 9.Figura 8.

Electrodos en S3 bilateral; ya se verificó su ade-cuada posición, se retiró dilatador (Figura 9).

La colocación del implante subcutáneo se apreciaen la figura 10.

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Técnica de neuroestimulación

Inicialmente se deben hallar las vías eferentesparasimpáticas y el arco reflejo sacro y posteriormenteencontrar las raíces de S2-S3 y S4, y se puede realizaruna rizotomía dorsal de estas raíces; sin embargo,este procedimiento puede producir pérdida de laserecciones reflexogénicas y lubricación vaginal, asícomo también disminución de la motilidad del colóncon su consecuente estreñimiento.

Se realiza primero la rizotomía y posteriormentelos electrodos se pueden colocar de forma intraduralo extradural en las raíces ventrales de S2-S3-S4, y sepueden estimular de manera selectiva; de esta for-ma, para lograr la erección electroinducida se esti-mula S2, la micción electroinducida S3 y la defecaciónelectroinducida S4.

Ya fijados los electrodos, se realiza un bolsillo enel abdomen inferior por medio de un túnel subcutá-neo, en donde se coloca un estimulador que se pro-grama desde el exterior por ondas de radiofrecuenciaso se puede poner un receptor de emisión de impul-sos, poniendo un emisor transcutáneo cada vez quese realiza la micción.

En la figura 11 se muestra un esquema del siste-ma de Brindley para neuroestimulación sacra.

Tomado de referencia 1.Figura 10.

Tomado de referencia 9.Figura 9.

Tomado de referencia 1.Figura 11.

A continuación se muestran 2 RX de un pacientedel Hospital Universitario San Ignacio a quien se lecolocó un neuroestimulador para tratamiento de in-continencia urinaria; en la figura 12 se muestra laposición de los electrodos y en la figura 13 se puedever el electrodo conectado al PIG.

De una forma global, los resultados obtenidosson considerados como positivos y con muy esca-sos efectos secundarios. Los resultados presenta-dos en los diferentes trabajos han oscilado entre el60% y el 90% de efectos positivos, incluyendo tantocasos de curación (recuperación de la continencia)como de mejoría en los síntomas urinarios acom-pañantes (polaquiuria, urgencia miccional, urgen-cia-incontinencia).

Globalmente, esta técnica ha demostrado unosresultados positivos, con porcentajes de mejoría en-tre un 50% y un 70% de recuperación de la continen-cia en torno al 20% a 40%.

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to en la calidad de vida sino que también constituyeun factor de riesgo importante para presentar infec-ciones urinarias y conlleva a repercusiones importan-tes en el tracto urinario superior.

La incontinencia urinaria es un motivo frecuente deconsulta tanto en los servicios de urología y ginecologíacomo en medicina general, y en los últimos años haaumentado en frecuencia en neurocirugía, ya que cadavez más se han ido implementando tratamientos qui-rúrgicos como la neuromodulación sacra, la cual esun tratamiento que ha venido cogiendo más fuerza yha venido siendo más utilizado no solo para el trata-miento de dolor neuropático y cistitis intersticial sinotambién para el tratamiento de la vejiga neurogénica,ya que ha mostrado favorables resultados en cuantoa la continencia de los pacientes, la disminución en losepisodios de infección urinaria y mejoría en la calidadde vida de aquellos pacientes en los que los tratamien-tos convencionales con medicamentos, cateterismo in-termitentes, y cambios en el estilo de vida, no son lasolución para esta patología, ya sea porque no hayuna adecuada respuesta a estos, o porque existe unacontraindicación clara para su uso; como se muestraen el caso de nuestra paciente, quien secundario aMiastenia Gravis presenta vejiga hiperrefléxica y debi-do a esta condición tiene contraindicación absolutapara el uso de anticolinérgicos, ya que estosdescompensan la patología de base y la pueden llevara una falla ventilatoria con un riesgo de mortalidadmuy importante. Posterior a la cirugía de neuromo-dulación, la paciente no volvió a presentar episodiosde infección urinaria, mejoró la sintomatología de in-continencia y urgencia urinaria y no ha tenido reper-cusiones dentro del tracto urinario superior.

Todo esto nos lleva a pensar que se debe tener encuenta la neuromodulación sacra dentro de los dife-rentes tratamientos de la incontinencia para propor-cionar mayores beneficios a pacientes en quienes nose ha logrado un adecuado control de la continenciaya sea por la refractariedad a los tratamientos médi-cos o porque existen contraindicaciones para su uso.

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Figura 13.

Figura 12.

ConclusionesConclusionesConclusionesConclusionesConclusiones

La incontinencia urinaria es un problema comúnen la sociedad que implica una adecuada evaluaciónpara un diagnóstico claro y poder brindar un trata-miento oportuno ya que no solo tiene un alto impac-

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59Carlos F. Acuña Aguilar: Calidad de vida: objetivo primordial de los cuidados paliativos

Calidad de vida: objetivo primordialCalidad de vida: objetivo primordialCalidad de vida: objetivo primordialCalidad de vida: objetivo primordialCalidad de vida: objetivo primordialde los cuidados paliativosde los cuidados paliativosde los cuidados paliativosde los cuidados paliativosde los cuidados paliativosCarlos F. Acuña Aguilar*

Podemos definir la calidad de vida en términosgenerales como el bienestar, la felicidad y la satisfac-ción de un individuo, que le permite alcanzar ciertacapacidad de actuación, funcionamiento o sensaciónpositiva de su vida.

Su realización es muy subjetiva, va directamenterelacionada con la personalidad y el entorno en quevive el individuo.

La Organización Mundial de la Salud la definecomo la percepción que un individuo tiene de su lu-gar en la existencia, en el contexto de la cultura y delsistema de valores en los que vive y en relación consus expectativas, sus normas y sus inquietudes.

Como podemos comprender, se trata de un con-cepto muy amplio que está influido de modo com-plejo por la salud física del sujeto, su estadopsicológico, su nivel de independencia, sus relacio-nes sociales, así como su relación con los elementosesenciales de su entorno.

Este concepto de calidad de vida se centra en di-versos aspectos del enfermo como la capacidad físi-ca o mental, la capacidad de llevar una vida normaly una vida social satisfactoria, el logro de los objeti-vos personales, los sentimientos de felicidad y de sa-tisfacción, así como la dimensión existencial oespiritual.

El valor de todas nuestras intervenciones terapéu-ticas paliativas, tanto médicas como psicológicas,sociales y espirituales, debe ser analizado teniendoen cuenta el impacto que las mismas tienen en lacalidad de vida de la persona que estamos atendien-do y de su grupo familiar.

* MSc. Máster en Cuidados Paliativos. Especialista en MedicinaPaliativa.

La calidad de vida es algo difícil de medir; paraalgunas personas, agregar tiempo de sobrevida essinónimo de agregar valor a la vida, lo que no siem-pre es correcto. De esta manera, en el área de losCuidados Paliativos el paradigma va dirigido en elsentido de que las personas portadoras de enferme-dades en condiciones paliativas no se les acelera nidetiene el proceso de morir. Los especialistas en Cui-dados Paliativos no prolongamos la vida ni acelera-mos la muerte, sino que intentamos estar presentes yaportar los conocimientos especializados de cuida-dos médicos, sociales, soporte emocional y espiritualdurante la fase terminal de enfermedad, en el entor-no que incluye el hogar, la familia y los amigos.

Se debe evaluar la efectividad de un determinadotratamiento antineoplásico o un tratamiento de sos-tén de vida, enfocándonos en la necesidad de cadapersona y en el significado individual de calidad devida. Esto nos permite plantearnos si el hecho deagregar tratamientos que solamente prolongan lavida de forma relativa y a cualquier costo, produciráen muchas ocasiones molestia, angustia y sufrimien-to en la persona enferma, es ético y justificable. Nospermite también plantearnos que, por el contrario,hay tratamientos que no aumentan la superviven-cia, sino que agregan calidad y cuidado. Estas me-didas podrían ser más convenientes para algunaspersonas en condiciones de terminalidad, y deberíabrindárseles a estas personas la opción por estoscuidados.

La dificultad en medir la calidad de vida reside enque tiene un significado diferente para cada perso-na. Por esta razón, el abordaje paliativo va orienta-do hacia la individualización y personalización delas diferentes situaciones por las que atraviesa tan-to la persona enferma como su familia, lo que justi-fica la dificultad en poder realizar esta medición.

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En la adaptación satisfactoria al deterioro progre-sivo como consecuencia de una enfermedad en con-diciones paliativas o bien del envejecimiento que llevana la muerte, mantener una alta autoestima, conser-var la libertad, la felicidad y el bienestar guardan re-lación con la buena calidad de vida en general.

Uno de los parámetros que hay que tener en cuentapara evaluar la calidad de vida es la “funcionalidad”:la funcionalidad física, psíquica, social y espiritual.

Funcionalidad físicaFuncionalidad físicaFuncionalidad físicaFuncionalidad físicaFuncionalidad física

Es la que más valoran las personas en general yla que quieren mantener mientras vivan, medianteprocesos de adaptación de las micro-pérdidas físicasque día a día va dejando el progreso de la enferme-dad. Nuestra intervención paliativa debería estar di-rigida a mantener la autonomía de estas personas,logrando la adaptación necesaria a las actividadesde la vida diaria, a través de la reconceptualizacióndel potencial residual y la capacidad de participaciónque aún conservan.

Funcionalidad psíquicaFuncionalidad psíquicaFuncionalidad psíquicaFuncionalidad psíquicaFuncionalidad psíquica

Es otro de los elementos que se desean conservarmientras se esté vivo. Las funciones son formas pro-pias de la actividad del sujeto: modos de ser y deobrar con respecto a los contenidos de nuestro yo.Pertenecen a esta categoría las representaciones ta-les como: el percibir, recordar, conocer, observar, pen-sar, amar, odiar, querer, etc.

El apoyo familiar y social es fundamental con rela-ción a la salud, especialmente la psíquica: las perso-nas necesitan amar y sentirse amadas. La necesidadde sentirse amados no decrece con los años, aumen-ta cuando padece una enfermedad grave y cuandose acerca la muerte.

Funcionalidad socialFuncionalidad socialFuncionalidad socialFuncionalidad socialFuncionalidad social

Es el papel que desempeñan los individuos o gru-pos en el seno de una sociedad. En toda colectividadexiste la división de funciones entre personas o gru-pos, de modo que cada cual realice una contribuciónespecífica a la sociedad.

El sociólogo estadounidense Talcott Parsons definiólas funciones como “modos sistemáticamente ordena-

dos de ajuste o adaptación del sistema social”, queprovocan cambios en las estructuras sociales. SegúnParsons, hay que distinguir cuatro funciones en el senode un sistema social: estabilidad normativa (que impli-ca un cierto orden en el cambio); integración (asegurala coordinación entre las partes del sistema para sufuncionamiento); prosecución de objetivos (de las di-ferentes partes del sistema o de éste en su totalidad),y adaptación (del conjunto de los medios para alcan-zar esos objetivos). Las estructuras sociales respon-den a una función determinada: las estructuras desocialización surgen por la necesidad de la estabili-dad normativa, las estructuras del derecho y aparatojudicial por la función de integración, las estructuraspolíticas por la prosecución de objetivos y las estruc-turas económicas por la adaptación.

Gracias al análisis de las funciones y al funciona-lismo se han podido estudiar las interrelaciones quese dan entre los elementos de la cultura y de la socie-dad, además de las relaciones entre cada elemento yel conjunto sociocultural.

Para la funcionalidad social se precisa suficienciaeconómica y relaciones socio-familiares o en su de-fecto políticas adecuadas de pensiones, actividadesculturales y ambientales, cuidados sanitarios que lefaciliten su adaptación al ambiente y le brinden unbienestar mínimo, garantizando la cobertura de lasnecesidades básicas tales como: alimentación, vivien-da, vestido, salud, cultura y ocio.

Funcionalidad espiritualFuncionalidad espiritualFuncionalidad espiritualFuncionalidad espiritualFuncionalidad espiritual

La espiritualidad es un área que siempre seimpacta de una manera profunda a lo largo del pro-ceso de enfermedad y muerte de una persona. Tam-bién es la que más lentamente se recupera. Suimportancia radica en las funciones tan elevadas quese gestan en esa área del ser, como su capacidad deamar y de trascender.

Para intentar generar una definición de espiri-tualidad, y para efectos prácticos, utilizaremos elmodelo de “constitución trascendente del ser

humano”, que nos señala al espíritu como: el alien-to de la vida, lo que anima al cuerpo y a la mente. Deesta manera la espiritualidad puede ser definida comoel estado de funcionalidad de ese espíritu, especial-mente con relación a sus tres dimensiones: la perso-nal, la interpersonal y la universal.

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61Carlos F. Acuña Aguilar: Calidad de vida: objetivo primordial de los cuidados paliativos

Para una buena salud espiritual es necesario quela persona mantenga una relación adecuada conestos tres niveles. Necesidad de relacionarse y sentir-se bien con un Ser Superior, según sus creencias, enuna dirección vertical y en una dirección horizontalconsigo mismo y con su entorno.

De las personas en condiciones paliativas se en-cuentran los siguientes factores que influyen en lacalidad de vida: a) la independencia funcional enaspectos tales como el físico, el psíquico y el econó-mico; b) la vida en el domicilio, con los suyos, consus familiares, con su pareja; c) la relación familiar,social, con personas, animales, plantas, las cosasimportantes para esa persona; d) la soledad objeti-va o subjetiva que puede representar un factor ne-gativo para la calidad de vida de los enfermos; d)como se acepte la vida; e) tener objetivos, metas quenos ayuden a vivir e ilusionarnos; f) favorecer elautoestima; es muy valioso, incluso con sufrimiento;g) tomar el sufrimiento como parte de la vida, acep-tándolo como un valor ético que dé sentido a la vida;h) la ética, la moral, los valores (el amor, la honesti-dad, la sinceridad); si los tenemos y practicamos dansentido a la vida y nos ayudan a reestructurarla deacuerdo a las distintas circunstancias; i) la posibili-dad de disfrutar el tiempo libre; j) el estado psicoló-gico y los recursos psíquicos con los que cuenta lapersona; k) el bienestar psicológico entendido comoel estado de ánimo, tanto positivo como negativo; l)la percepción que tiene sobre la salud, que puedeser medida con preguntas y la capacidad funcionalcon escalas; m) el factor económico es un ingredientede la calidad de vida, no sólo en la vejez sino a todaedad; n) la satisfacción vital es una de las dimensio-nes últimas de la calidad de vida. Es imposible queuna persona se sienta bien de salud y de autono-mía si mantiene aislada.

La calidad de vida es un concepto multidimensionalque cubre aspectos subjetivos y objetivos, tiene mu-cho que ver con satisfacción vital, la salud y la capa-cidad funcional. Sobre todo con la “salud percibida”y capacidad funcional entendida como autonomía.Entre los investigadores no hay consenso en la defini-ción de calidad de vida. Un concepto involucra varia-bles subjetivas tales como: satisfacción, felicidad,autoestima, difíciles de medir. Las variables objetivastales como: la economía, el nivel sociocultural, el dé-ficit funcional, problemas de salud son más fácilesde medir.

Se entiende calidad de vida como la satisfacciónde vivir en libertad y bienestar, es decir con un funcio-namiento físico, social, económico, emocional y espi-ritual, que nos permita lograr todos nuestros deseoso nos permita resignarnos y encontrar satisfacción,paz, al ser queridos y recibir consuelo.

Podemos concluir que la calidad de vida es difícilde cuantificar, por involucrar dimensiones subjeti-vas difíciles de medir, que mediante la creación deindicadores podemos explicar las diferencias en lasatisfacción con datos objetivos. Los elementos ofactores que podemos cuantificar son: los recursoseconómicos, la salud física, las incapacidades fun-cionales. Los recursos familiares y sociales, la vi-vienda, la actividad y el ocio. Además, la calidad devida está muy relacionada con el grado de fun-cionalidad. A la economía se puede resaltar que laspersonas puedan sentirse satisfechas con recursoslimitados, pero suficientes para sus aspiraciones onecesidades básicas. Las escalas o modelos utiliza-dos para evaluar calidad de vida deben ser lo sufi-cientemente sensibles como para detectar cambiossutiles ocurridos con la evolución de la enfermedad.La conclusión más importante es que el profesionalformado en Cuidados Paliativos debe desarrollaruna escucha clínica activa que deberá adecuarse alas características personales del enfermo y tendrácomo primordial objetivo: acompañar, sostener yayudar a elaborar el proceso de muerte de las per-sonas que atiende.

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63Manuel Vergara & Juan Carlos Acevedo: Síndrome centromedular. Revisión de tema y presentación de dos casos

Síndrome centromedularSíndrome centromedularSíndrome centromedularSíndrome centromedularSíndrome centromedular.....Revisión de tema y presentación de dos casosRevisión de tema y presentación de dos casosRevisión de tema y presentación de dos casosRevisión de tema y presentación de dos casosRevisión de tema y presentación de dos casos

Manuel Vergara*, Juan Carlos Acevedo**

“One having a dislocation in a vertebra of his neck, while he is unconscious of his two legs and his two arms,

and his urine dribbles – an ailment not to be treated”–Edwin Smith Surgical Papyrus–Copiado de manuscrito original

3000 a 2500 AC

ResumenResumenResumenResumenResumen

El síndrome centromedular es la lesión medularincompleta más frecuente. Fue descrita desde 1954por Schneider, y ha sido tema de debate en cuanto afisiopatología, pronóstico y tratamiento. Se caracteri-za por debilidad desproporcionada de los miembrossuperiores con relación a los inferiores, alteración delos esfínteres y compromiso sensitivo variable, asímismo con un patrón de recuperación bien estableci-do. Los hallazgos imagenológicos se encuentran enun amplio rango al igual que las posibilidades qui-rúrgicas. Inicialmente considerada una patología demanejo conservador, las nuevas publicaciones mues-tran el beneficio de cirugía temprana en grupos es-pecíficos de pacientes.

Se hace una revisión extensa de la literatura y sepresentan dos casos significativos de la experienciadel autor principal.

AbstractAbstractAbstractAbstractAbstract

The traumatic central cord syndrome is the mostfrecuent of the incomplete spinal injuries. It was first

* Neurocirujano, Universidad Javeriana.

* * Neurocirujano especialista en Neurocirugía Funcional, Dolory Espasticidad. Jefe de la Unidad de Neurocirugía del Hospi-tal Universitario de San Ignacio, profesor de la Pontificia Uni-versidad Javeriana.

described by Schneider in 1954, and has been subjectof discussion on it´s phisiopathology, prognosis andtreatment. It is characterized by a disproportionatedweakness of the upper limbs in comparisson to thelower limbs, sphincter compromise and a variabledegree of sensory involvement; it also has a welldescribed recovery pattern. The radiologic findings arewithin a wide range, as are the surgical possibilities.It was initially considered a conservative-treatmententity, but new publications show the benefits of earlysurgery in specific groups of patients.

Here we present an extensive review of the literatureand present two representative cases fron the autor´s

experience.

Introducción y abrebocas históricoIntroducción y abrebocas históricoIntroducción y abrebocas históricoIntroducción y abrebocas históricoIntroducción y abrebocas histórico

En 1954 el Dr. Schneider y cols. publicaron unaserie de nueve casos previos y seis casos propios deun síndrome de lesión medular incompleto que lla-maron “síndrome medular central”. Se caracterizapor debilidad predominante en miembros superioresen relación con los inferiores; compromiso sensitivoen el nivel de la lesión y disfunción vesical (usual-mente retención) variables. Se ve principalmente enancianos, con trauma en hiperextensión del cuello,con radiografías usualmente normales o con espon-dilosis; y con un patrón de recuperación típico:primero se recupera la fuerza de los miembros infe-riores, luego la función vesical y finalmente la movi-

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lidad de las extremidades superiores, quedando deúltima la recuperación de los movimientos finos delos dedos. La recuperación del déficit sensitivo nosigue ningún patrón14, 15.

Se atribuía la clínica a la distribución somatotópicadel haz corticoespinal en el cordón lateral de la mé-dula, como lo propuso Foerster en 19367, 8, 13-16. Tra-dicionalmente se ha descrito una distribución enláminas de las fibras motoras en la médula espinal;en una posición medial se ubican las de los segmen-tos cervicales y hacia lateral las fibras de los segmen-tos sacros. Schneider se apoya en el trabajo deFoerster y propone un mecanismo fisiopatológicocaracterizado por el “pinzamiento” de la médula en-tre un complejo osteofítico anterior y la protrusiónhacia el canal del ligamento amarillo. Esto llevaría aun mecanismo similar al descrito por Bennet en185915 que lesionaría la porción central de la médula(la más suceptible) y produciría hematomielia, expli-cando los hallazgos clínicos15,17. En su trabajo,Schneider anota que a diferencia de Bennet, él noencuentra lesiones óseas traumáticas ni lesiónhemorrágica en los especímenes examinadospostmortem; por lo que propone que la lesión se debea contusión y/o a concusión del cordón medular se-cundaria a compresión ejercida por tejidos blandos(disco intervertebral – ligamento amarillo). En estu-dios facilitados por Taylor en 1951, se demuestra laindentación del ligamento amarillo ante lahiperextensión, llegando a reducir hasta en un 30%el diámetro del canal medular, sirviendo como apoyoa la teoría de Schneider.

Con el paso del tiempo, nuevos estudios anató-micos y fisiológicos cuestionarían dicha fisiopatología.En 1973 Hopkins y Rudge fracasaron al tratar dedocumentar la laminación de las fibras descrita porFoerster, proponiendo que el predominio parético delos miembros superiores se debía a la lesión de lasfibras al nivel de las sinapsis en la sustancia gris17.Sin embargo, Jiménez demuestra que no hay lesiónde la sustancia gris como se propuso anteriormente,y los trabajos de Quencer y Collington7,13 demues-tran que efectivamente el cordón lateral es el mássusceptible a la lesión, pero que la misma se distribu-ye por todo el tracto, sin un patrón de medial a late-ral, mostrando, sí, una preferencia por fibras de calibregrande8. ¿Cómo se explicaría entonces la diparesia?Al parecer, el haz corticoespinal cumple una función

mucho más importante en el movimiento evolucio-nado de los miembros superiores que en la locomo-ción y, por lo tanto, una lesión difusa del mismocausaría mayor déficit en las manos y principalmenteen los dedos.

El manejo de esta entidad siempre ha sido temade discusión. En los primero trabajos, incluidos los deSchneider, se consideraba que el síndrome centrome-dular era una entidad de buen pronóstico y que laintervención quirúrgica podría incluso ser perjudicial.Con base en este concepto, el manejo fue conserva-dor durante mucho tiempo, reservando la cirugía paracasos de fracturas y/o inestabilidad. Con el conoci-miento más profundo de la biomecánica y con el ad-venimiento de nuevas técnicas quirúrgicas, seempezaron a ver progresos en los pacientes que alno mejorar espontáneamente eran descomprimidos.Estudios más recientes muestran que los pacientesllevados a cirugía de manera temprana tienen unarecuperación más rápida y menor estancia hospita-laria; aunque a largo plazo, la diferencia en cuanto afuncionalidad con respecto a los no operados no seasignificativa1, 3, 4-6, 9-11, 14-18, 20.

En general, se ha descrito como bueno el pronós-tico del síndrome centromedular, con varios factorespronósticos como son la edad, el grado de compro-miso motor al ingreso, escolaridad, comorbilidad,inestabilidad vertebral, hiperintensidad medular enresonancia magnética, el diámetro antero-posteriordel canal, la cirugía y el desarrollo del “síndromecentromedular crónico”, caracterizado por la apari-ción de espasticidad y el retroceso funcional1, 2, 4, 17, 24.

A continuación presentamos una extensa revisiónde la literatura concerniente al síndrome centrome-dular, con anotaciones históricas y actualización deconceptos. La ilustramos con dos casos representati-vos de la experiencia del autor.

Anatomía aplicadaAnatomía aplicadaAnatomía aplicadaAnatomía aplicadaAnatomía aplicada

No es el objetivo de este trabajo hacer una des-cripción detallada de la anatomía de la médula espinaly del haz corticoespinal; sin embargo, se exponen acontinuación conceptos claves para los fines de estarevisión.

En la configuración interna de la médula espinal,el haz corticoespinal es fácilmente reconocido en el

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65Manuel Vergara & Juan Carlos Acevedo: Síndrome centromedular. Revisión de tema y presentación de dos casos

cordón lateral desde los segmentos cervicales hastalos sacros, con un tamaño progresivamente decre-ciente a medida las fibras abandonan el haz y que-dan cada vez menos para inervar las alfa-neuronasremanentes. Como bien se sabe, inicia en la uniónbulbo-medular después de la decusación de las pirá-mides. Tradicionalmente se habla de una distribuciónsomatotópica así: las fibras que inervan los miem-bros superiores se ubican en la porción medial deltracto; las que inervan los miembros inferiores, hacialateral14-16, 21, 22 (Figura 1).

para cada hemimédula de la arteria espinal anterioren un número de cinco a ocho por centímetro en laregión cervical. La arteria espinal anterior también daarterias circunferenciales que reposan en la superfi-cie de la médula formando un plexo al anastomosarsecon las ramas de las arterias espinales posteriores,supliendo la periferia del cordón medular. Dichos va-sos se ven elongados y aplanados en caso de com-presión anteroposterior de la médula, explicando unmayor compromiso de los cordones laterales25. Lasarterias espinales posteriores irrigan las columnasposteriores y la parte posterior de las astas posterio-res a través de un plexo.

La arteria espinal anterior se forma de las arteriasvertebrales a nivel del agujero magno y recibe ramasdel tronco tirocervical izquierdo que entran al canalcon la raíz de C3 o C4, aportando irrigación hasta T4aproximadamente. El segmento torácico de la médulaes irrigado por una rama variable de una de las arte-rias tercostales, usualmente T5 o T6. El vaso principales la arteria radicular magna o de Adamkiewicz quenace de la intercostal izquierda en T10, T11 o T12 enel 75% de la población21, 23, 25 (Figura 2).

El drenaje venoso se puede dividir en un grupointrínseco y uno extrínseco (Figura 3). El primero estáformado por dos grupos:

• El grupo anterior mediano. Se compone de lavena surcal anterior, paralela a la arteria, yque drena de manera oblicua en la vena

Figura 1. Esquema de la configuración interna de lamédula espinal. Nótese la distribución somatotópica delhaz corticoespinal propuesta por Foerster.

Estudios como los de Hopkins y Rudge en 197317 ymás recientes como los de Quencer y Collington en-tre otros7, 8, 13, arrojan resultados contradictorios. Noha sido posible la confirmación de dicha distribucióndentro del haz corticoespinal. Se describen, eso sí,fibras de diferentes calibres y esto se explica por losvariados orígenes de las mismas. Las fibras que na-cen de la circunvolución precentral (área 4 deBrodmann) corresponden del 30% al 60% del tractocorticoespinal; de las neuronas gigantes de Betz sólonacen el 3% al 4% de las mismas, con la particulari-dad que éstas son las más gruesas y de mayor velo-cidad de conducción. Otro 30% aproximadamentenace de la corteza premotora, en el área motora su-plementaria y en el cíngulo. Hay otras fibras prove-nientes de zonas con función sensitiva23.

En cuanto a la irrigación de la médula espinal, lasdescripciones no han variado mucho desde las pri-meras descripciones de Adamkiewicz y las más re-cientes de Turnbull. La porción central es irrigada porlas arterias surcales, las cuales nacen alternativamente Figura 2. Irrigación segmentaria de la médula espinal.

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espinal anterior. La vena surcal anterior nacede los capilares de los funículos anteriores,astas anteriores y la porción anterior de losfunículos laterales.

• El grupo radial. Se compone de muchas ve-nas pequeñas de la sustancia blanca, quenacen de capilares en la parte posterior delos cordones laterales, cordones posteriores yla sustancia gris restante. Su curso es radialhasta alcanzar el plexo pial al igual que lasvenas coronales.

El sistema extrínseco está formado por venas queestán por fuera de la médula; y corresponde a la venaespinal anterior, las venas coronales, las venasmedulares que acompañan a las raíces16.

FisiopatologíaFisiopatologíaFisiopatologíaFisiopatologíaFisiopatología

Se cree que fue Bennett en 1859 el primero endescribir que la hematomielia se podía producir sintrauma óseo significativo, en un caso de una mujerebria quien fue pateada en la nuca por su esposo. Laautopsia demostró un coágulo en el centro de lamédula sin evidencia de fracturas.

Shneider se apoyó en los trabajos previos de Taylory Blackwood y propuso la hiperextensión de la co-lumna cervical como principal mecanismo fisiopatoló-gico de la lesión centromedular (Figura 4). Losestudios demostraban que el ligamento amarillo po-

día indentarse y reducir hasta en un 30% el diámetrodel canal. En el aspecto anterior se encontraban confrecuencia cambios espondilósicos y el disco inter-vertebral, lo que llevaba finalmente a un “pinzamiento”del cordón medular. Resaltaba que la mayoría de lospacientes tenían una edad avanzada y que la pre-sencia de cambios espondilósicos en la columna po-día precipitar la lesión; además encontraba que confrecuencia el trauma se debía a caídas con traumaen cara, como lo describió Perardi en 193414, 15.

En un intento de reconstruir el estrés producidopor la hiperextensión, Pantek creó un modelo de seg-mentos medulares a partir de espuma. Figura 5.

Pudieron determinar diferentes tipos de estrés so-bre las estructuras neurales:

• Estrés compresivo antero-posterior.

• Estrés tensil longitudinal por desplazamientoantero-posterior de las fibras.

• Estrés tensil longitudinal por desplazamientolateral de las fibras.

Concluyeron que en las columnas laterales, elestrés compresivo es el principal factor lesivo, ya quecompromete la parte más anterior del haz espino-talámico lateral y la más medial del corticoespinal.Las fuerzas tensiles, aunque menores, causan másdaño que las compresivas en las columnas anterio-res y posteriores15.

Figura 3. Drenaje venoso de la médula. La mitad poste-rior drena por el sistema coronal hacia las venas medularesposteriores. La parte anterior y medial drena por el siste-ma de la vena espinal anterior, la parte lateral por elsistema de las medulares anteriores a través de las radia-les. Las flechas indican la dirección del flujo.

Figura 4. Mecanismo de lesión en el síndromecentromedular. (A) En flexión se observa la protrusión deldisco intervertebral y (B) en extensión el ligamento ama-rillo se proyecta hacia al canal.

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67Manuel Vergara & Juan Carlos Acevedo: Síndrome centromedular. Revisión de tema y presentación de dos casos

Desde ese entonces, Schneider anotaba que en lamayoría de los especímenes examinados, el principalhallazgo patológico era el edema en la región centralde la médula. Trabajos posteriores propusieron la si-guiente cascada de eventos:14

1. Inmediatamente después del trauma se alte-ra la permeabilidad endotelial y se rompenpequeñas vénulas en la sustancia gris central,lo que lleva a extravasación de eritrocitos.

2. La hemorragia comprime los capilares y llevaa hipoperfusión e hipoxia.

3. La hipoxia lleva a edema de la glia, vacuo-lización y edema endotelial. En la sustanciablanca, el edema con compromiso axonal, seve en los primeros 20 minutos del trauma.

4. Este proceso se extiende lateralmente, llegan-do al punto máximo de edema entre el día 3 y6 postrauma.

El compromiso de central a lateral comprometeríafinalmente el haz corticoespinal en su porción másmedial inicialmente, lo que explicaría el compromisoprimordial de los miembros superiores (Figura 6).

Figura 5. Modelo de un segmento medular. Abajo semuestra la distorsión de las fibras causada por compre-sión antero-posterior. Schneider R C, Cherry G. Thesyndrome of acute central cervical spinal cord injury.Journal of Neurosurgery. 1954; 11(6): 546-77.

Figura 6. Compromiso de la porción medial del hazcorticoespinal.

Como se mencionó anteriormente, la distribuciónde las fibras propuesta por Foerster ha sido cuestiona-da por varios investigadores subsiguientes. Por estemotivo se pensó, entonces, que la explicación dela paresia predominante en los miembros superiores,se debía a compromiso a nivel de la sinapsis con lamotoneurona en la sustancia gris; concepto que seríatambién rebatido por trabajos posteriores7, 8, 13, 17. En1992 Quencer y cols. publican un trabajo correla-cionando once resonancias con tres patologías de pa-cientes con síndrome centromedular. Encontró que lamayoría de los pacientes presentaban espondilosis,sólo uno tenía fractura, todos mostraban señal demielopatía en el T2 y ninguno de hemorragia. Los ha-llazgos patológicos fueron incluso más interesantes:no se encontró sangre; el principal hallazgo fue ladisrupción axonal de manera difusa, especialmente enlas columnas laterales y en el haz corticoespinal. Lasustancia gris estaba intacta. Los hallazgos eran de-pendientes del tiempo: tres días después del traumase evidenciaba edema con separación de las unidadesaxón-mielina con leve disrupción mielínica; a las seissemanas, la comparación de las columnas lateral ydorsal mostraba una lesión axonal severa en la pri-mera (Figura 7); a los siete meses, daño axonal y

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68 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

mielínico era evidente, principalmente en los cordoneslaterales y afectando primordialmente a las fibras degran calibre13. (Figura 8).

En el 2000, Jiménez y cols. descartan la pérdidaneuronal en la sustancia gris medular como etiologíade síndrome centromedular. También descartan otrasetiologías propuestas como el compromiso del hazcorticoespinal ventral. Lo que describen va a favor delo ya documentado por Quencer, entre otros: com-promiso de las fibras de gran calibre en el hazcortiespinal lateral que según Bunge, se conectan di-rectamente con las motoneuronas encargadas de losmovimientos de las manos8.

En conclusión, aunque se desconoce el mecanis-mo exacto por el cual en el síndrome centromedularpredomina la paresia de los miembros superiores, sepropone que un daño difuso de la vía piramidal afec-taría principalmente a las fibras gruesas que al pare-cer, tienen una función primordial para el controlmotor de los movimientos finos de las manos (másevolucionados) y no tanto para la locomoción. De estamanera se explicaría también la recuperación de lasfunciones en orden ascendente de complejidad.

Hallazgos imagenológicosHallazgos imagenológicosHallazgos imagenológicosHallazgos imagenológicosHallazgos imagenológicos

Los apoyos imagenológicos en el síndromecentromedular han evolucionado en paralelo a lacomprensión de su fisiopatología y, en buena medi-da, han contribuído a la misma. Inicialmente, cuan-

do se contaba sólo con radiografías, las series decasos describían ausencia de lesión traumática, perocon frecuencia la presencia de enfermedad espon-dilósica como precipitante. Cuando las radiografíassimples no muestran hallazgos que expliquen del todola lesión medular, está indicada la realización deproyecciones dinámicas (en flexo-extensión). La esca-nografía precisa las lesiones óseas y además da unaexcelente imagen del compromiso del canal medular.Actualmente, se prefiere la IRM como método diag-nóstico, debido a la mejor visualización de la medulay de los tejidos blandos circundantes14, 15, 19.

En el ya mencionado estudio de Quencer y cols.,los hallazgos en IRM demostraban que la mayoría delos pacientes presentaban enfermedad degenerativaprevia, sólo uno sufrió fractura y todos mostraronalteración de la señal en T2 (hiperintensidad) en elparénquima medular sin estigmas de sangrado. Laalteración de la señal se evidenció principalmente entrelos niveles C3-4 a C5-67, 13.

Estudios más recientes, como el de Song y cols.,encontraron correlación estadísticamente significati-va entre hiperintensidad prevertebral, inestabilidad y

Figura 7. A la izquierda se muestra la configuraciónnormal del cordón posterior. En la imagen de la derechase muestra la pérdida axonal y formas anormales demielina en el cordón lateral.

Figura 8. Localización del daño axonal. Se marcan lossitios donde se evidenció edema o disrupción axonal. To-das las columnas presentaban daño, con predominio enlas laterales.

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69Manuel Vergara & Juan Carlos Acevedo: Síndrome centromedular. Revisión de tema y presentación de dos casos

nivel clínico; hiperintensidad intramedular y nivel decompresión, e inestabilidad y pronóstico.3 Por otrolado, otros autores no han encontrado asociaciónentre la localización de la hiperintensidad intramedulary el nivel clínico7. (Figura 9)

intervención temprana4. Actualmente, algunos auto-res cuentan dentro de las sindicaciones quirúrgicas lassiguientes: compresión con déficit neurológico per-sistente (dos semanas), deterioro neurológico e ines-tabilidad11. El abanico terapéutico abarca cirugíasdescompresivas y/o estabilizadoras, tanto por vía an-terior como posterior, ya que se sabe que la hiperflexióny herniación del disco intervertebral también causa sín-drome centromedular hasta en el 14% de las series.Los primeros reportes arrojan resultados alentadorespara los grupos tratados quirúrgicamente, especial-mente en pacientes jóvenes, en cuanto a tiempo derecuperación; sin embargo, ambos grupos tienen unafuncionalidad similar a largo plazo1, 3, 11.

En 1998, Chen y cols. publican un estudioprospectivo con 37 pacientes con espondilosis y le-sión medular incompleta, de los cuales 16 fueronoperados y 21 fueron tratados de manera conserva-dora. Los resultados mostraron que el 81,2% de lospacientes operados mejoraron en los dos díaspostoperatorios, con diferencias significativas en lafuncionalidad a los 30 días y 6 meses de seguimien-to, pero no a largo plazo. La cirugía se relacionó conrecuperación y movilización más rápida, estanciahospitalaria más corta y menores complicaciones. Nohubo diferencia entre los pacientes tratados con metil-prednisolona y los que no la recibieron20.

En cuanto al momento ideal de la intervención,Guest et al. apoyan la intervención temprana (<24hpostrauma). En su estudio con 50 pacientes obser-varon que los pacientes con síndrome centromedularsecundario a hernia de disco y a fractura-luxación,tenían mejor pronóstico en la escala motora si sesometían a cirugía temprana; no siendo así paralos pacientes con espondilosis o canal estrecho, enlos que no había diferencia significativa entre los quese intervenían antes o después de las 24 horas(Figura 10).

En el 2001, se reunió el Congress of NeurologicalSurgeons y la American Association of NeurologicalSurgeons, llegando a la conclusión que en la actua-lidad, y a la luz de la evidencia disponible, no se cuentacon guías para el manejo del síndrome centromedular,pero se recomienda:18

• Manejo en Unidad de Cuidado Intensivo.

• Manejo médico para mantener TAM de 85 a90 mmHg.

Figura 9. IRM cortes sagitales en T2. A la izquierda seevidencia la señal hiperintensa prevertebral que se relacio-na con el nivel clínico del paciente. A la derecha, lahiperintensidad prevertebral muestra el segmento inestable.

Manejo quirúrgicoManejo quirúrgicoManejo quirúrgicoManejo quirúrgicoManejo quirúrgico

En su artículo original, Schneider contraindicabala cirugía en estos pacientes, ya que notó una mejo-ría espontánea importante y documentó deterioro clí-nico en los pacientes intervenidos. Anotó que laausencia de un bloqueo subaracnoideo en la pruebade Quackenstedt se explicaba por un edemalongitudinal en la médula y no limitado al segmentoafectado; por lo tanto, una descompresión sería in-útil. De igual manera descartaba la mielotomía,propuesta por Holmes para el manejo de la hema-tomielia, y la incisión pial propuesta por McVeight,por las razones ya expuestas.14, 15 El manejo de es-tos pacientes fue conservador por muchos años conbase en estas anotaciones; el pilar de la terapéuticaera la tracción, la inmovilización en caso de necesi-dad, la estabilización de la columna tres a cuatrosemanas posterior al trauma.

Con el desarrollo de los métodos diagnósticos mo-dernos y el avance en el conocimiento de la biomecánicay la fisiología espinal, se ha notado que los pacientesse benefician de manejo quirúrgico, e incluso de una

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70 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

• Se recomienda la reducción temprana de frac-turas y luxaciones.

• Se recomienda la descompresión temprana dela médula, particularmente si la compresiónes focal y anterior.

Aparentemente el pronóstico de esta entidad noes tan favorable como se creía. Aunque se esperamejoría neurológica en el período inmediatopostrauma en un 75% de los casos y hasta en un92,3% a largo plazo, sólo un 59% de los pacientesalcanzarán una deambulación funcional a corto pla-zo y un 86% la lograrán a largo plazo. Por otro lado,en algunas series, hasta el 23,8% de los pacientesdesarrollan lo que algunos autores llaman “síndro-me centromedular crónico”; el cual se caracteriza porla aparición tardía y progresiva de espasticidad y

Figura 10. Flujograma del manejo del síndrome centromedular. Guest J, Eleraky MA. Traumatic central cord syndrome:results of surgical management. Journal of Neurosurgery. 2002; 97(1 Suppl):25-32.

ocasionalmente a déficit ascendente, lo que lleva aun retroceso en la funcionalidad y en ocasiones li-mita al sujeto a silla de ruedas.1, 24 La recuperacióndel control esfinteriano se alcanza en el 81%.

Otros factores asociados a pobre pronóstico son:1, 2, 4

• Baja puntuación en la clasificación motora alingreso.

• Hiperintensidad medular y/o prevertebral enla IRM inicial.

• Diámetro A-P del canal.

• Cirugía tardía (2 semanas).

• Edad avanzada (> 70 años).

• Baja escolaridad.

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71Manuel Vergara & Juan Carlos Acevedo: Síndrome centromedular. Revisión de tema y presentación de dos casos

DiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusiónDiscusión

El síndrome centromedular es la lesión medularincompleta más frecuente. En algunas series, la etio-logía más frecuente son los accidentes de tránsito,mientras que en las series asiáticas, la principalcausa son las caídas. Fue descrito por Schneider en1954, caracterizado por una debilidad desproporcio-nada de las extremidades superiores con respecto alas inferiores, discontrol de esfínteres y cambios sen-sitivos variables; con un patrón de recuperaciónespontánea bien definido que empieza por los miem-bros inferiores, luego los esfínteres y por últimomiembros superiores y las manos. Usualmente lasradiografías no demuestran lesiones traumáticas; sinembargo, la IRM demuestra lesión de tejidos blan-dos y del tejido nervioso en la mayoría de los casos.Se ve principalmente en pacientes de edad avanza-da con enfermedad espondilósica previa que sufrentrauma en hiperextensión del cuello, aunque hastaen un 14% se puede deber a hiperflexión. El meca-nismo propuesto desde entonces y que todavía rige,habla de la protrusión de elementos blandos (prin-cipalmente el ligamento amarillo) hacia un canalespinal previamente estrecho, ocasionando unpinzamiento de la médula.

Se creía que la debilidad predominante de losmiembros superiores se debía a una disposiciónsomatotópica del haz cortioespinal lateral; sin em-bargo, estudios más recientes han demostrado queel déficit se debe a compromiso de fibras gruesas delcordón lateral, viéndose más afectados los movimien-tos finos de las manos que los burdos de la locomo-ción (como filogenéticamente se esperaría) y que dichadisposición no existe.

En cuanto al manejo, debido a las observacioneshechas por Schneider y autores subsiguientes, se li-mitó a tracción, inmovilización, soporte terapéutico yestabilización de fracturas “en frío”. A partir de losaños setenta con el advenimiento de nuevas técnicasdiagnósticas y quirúrgicas, se empezó a evidenciar elbeneficio de la descompresión y/o estabilización deestos pacientes en agudo; lo que se traduce en unapronta recuperación con menor estancia hospitala-ria y menos complicaciones secundarias, pero a lar-go plazo, no existe una diferencia funcional entre lostratados quirúrgicamente y los tratados conservadora-mente. Y aunque en la actualidad no hay guías niestándares en el manejo del síndrome centromedular,

se recomienda la descompresión y la estabilizacióntemprana, especialmente cuando la compresión esanterior y focal.

El estudio de esta patología nos da una visiónpanorámica de la evolución en la comprensión demecanismos fisiopatológicos del sistema nervioso, deldesarrollo de métodos diagnósticos y de técnicas qui-rúrgicas que tienen un impacto en el manejo y el pro-nóstico de los pacientes; pero nos demuestra laimportancia de la observación clínica y de un conoci-miento básico sólido.

Caso 1Caso 1Caso 1Caso 1Caso 1

Paciente masculino de 43 años, procedente de Sincelejo.

Tomografía

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IRM

Control posquirúrgico

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73Manuel Vergara & Juan Carlos Acevedo: Síndrome centromedular. Revisión de tema y presentación de dos casos

Caso 2Caso 2Caso 2Caso 2Caso 2

Paciente masculino de 51 años, procedente de Italia, presenta trauma en hiperflexión de cuello al caerhacia atrás, con cuadriplejía inmediata que evoluciona en cuestión de horas a cuadriparesia de predominioen miembros superiores.

IRM

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76 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el médico paciente:médico paciente:médico paciente:médico paciente:médico paciente:aspectos sociológicosaspectos sociológicosaspectos sociológicosaspectos sociológicosaspectos sociológicos

Carlos Andrés Arroyave Bernal*

IntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducción

La presente investigación constituye un esfuerzoinicial por comprender, desde una perspectiva so-ciológica, el proceso de construcción social de la en-fermedad en la profesión médica. Para tal fin, serealizaron entrevistas en profundidad a médicos pa-cientes colombianos con enfermedades agudas (cán-cer) y/o crónicas (diabetes). Mediante estasentrevistas se hizo el rastreo de la carrera moral delmédico paciente captando su trayectoria social comoenfermo e identificando simultáneamente ejes temá-ticos representativos en su proceso de enfermedad.Ejes tales como el dolor y el sufrimiento surgen comoun elemento transversal de todo el estudio dondemediante la vivencia de esta situación el grupo so-cial de médicos se cuestiona –a través del conflictode roles (entre el rol del médico y del paciente)– supropia profesión, el sistema de atención en salud, eléxito del conocimiento aplicado, y el significado so-cial de la enfermedad, dando elementos para la com-prensión de la enfermedad desde las definicionessociales de los propios expertos (médicos) cuandoson pacientes.

La construcción social de la enfermedad en laLa construcción social de la enfermedad en laLa construcción social de la enfermedad en laLa construcción social de la enfermedad en laLa construcción social de la enfermedad en laprofesión médicaprofesión médicaprofesión médicaprofesión médicaprofesión médica

Cuando se habla por lo general de estudios sobresalud y enfermedad no es difícil encontrar la dicoto-mía entre los roles del médico y del paciente, dondesubyace el médico como observador lejano y objetivoy el paciente como agente vivencial de su padecimiento.

* Sociólogo de la Universidad Santo Tomás. Artículo resultado de la investigación “La construcción social de la enfermedad –en laprofesión médica– a la luz de la carrera moral del médico paciente” presentada para el premio Internacional del Dolor “HéctorTejada Hernández” en el marco del XVIII Congreso Internacional de Dolor, V Congreso Latinoamericano de Dolor, VIII EncuentroIberoamericano de Dolor.

¿Pero qué sucede cuando estos dos fenómenos sonsimultáneos?

Esto, teniendo en cuenta que la “Medicina ha ob-tenido una jurisdicción casi exclusiva para determi-nar qué es enfermedad y consecuentemente cómodebe actuar la gente para ser tratada como enfer-ma” (Freidson, 1978). Luego, la trayectoria (o carre-ra moral al estilo de Goffman, 2004) del médico comopaciente respondería al interrogante de cómo se cons-truye socialmente la enfermedad desde la perspecti-va propia del profesional de Medicina.

“La Medicina tiene la autoridad para establecer sila queja de una persona es una enfermedad y la de laotra no, se puede decir que la Medicina está compro-metida en la creación de enfermedad como un esta-do social que un ser humano puede asumir” (Freidson,1978).

A la luz de un análisis sociológico del conflicto deroles entre el rol del enfermo y el rol del médico sepodrían vislumbrar nuevas aproximaciones a las de-finiciones sociales de la enfermedad en la profesiónmédica.

A menudo la Medicina se considera como crea-dora de las posibilidades sociales para representar laenfermedad; en ese sentido, el monopolio de la Me-dicina incluye el derecho para crear la enfermedadcomo un rol social oficial (Freidson, 1978).

Se podría pensar que es incuestionable la Medici-na en tanto se dedica a una realidad biológica inalte-

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77Carlos Andrés Arroyave Bernal: El dolor y el sufrimiento en el médico paciente: aspectos sociológicos

rable, tan independiente del hombre como son lasleyes de la física o de la química.

Esta concepción se sustenta en los desarrollosmédicos del siglo XX, y después de integrar en unavisión biopatológica las concepciones anatomoclínica,fisiopatológica y etiopatológica de la enfermedad,características del siglo XIX, donde se llegó a plantearque la enfermedad era un proceso única y exclusiva-mente biológico (Molina, 2007).

Pese a esto, historiadores de la Medicina comoSigerist (1987) deja en claro mucho –antes que laepidemiología multicausal y la Medicina social con-temporánea lo dijeran– que para el individuo la en-fermedad no es solo un proceso biológico, sinotambién una experiencia que puede afectar profun-damente su vida entera y puesto que el hombre creala civilización, la enfermedad influye en su creación alafectar su vida y sus actos.

Mucho tiempo después, el sociólogo Eliot Freidson(1978) afirma que la visión de la enfermedad comodesviación biológica es esencialmente abstracta ypragmática. Donde si bien podemos suscribirnos aesta visión como a una dimensión de “verdad”, nopodemos basarnos en ella como única guía para elanálisis ignorando completamente el carácterinterpretativo de la realidad social.

“En la sociedad humana, el designar algo comoenfermedad tiene consecuencias independientes delestado biológico del organismo. Consideremos dosindividuos en sociedades distintas, ambos con la mis-ma infección extenuante; en un caso se dice que lapersona está enferma, se la pone en cama y es aten-dido por otros; en el otro caso, se dice que es perezo-so, y es maltratado por los demás. El curso y elresultado de la enfermedad pueden ser biológicamentelos mismos en ambos casos, pero el interjuego entreel enfermo y los otros son significativamente diferen-tes” (Freidson, 1978).

Pero más allá del reiterado debate entre lo “bioló-gico” y lo “social” en torno al proceso de la enferme-dad, lo que se debe resaltar es que la enfermedad esuna construcción histórica, cultural y social, dentrode lo que evidentemente se adscribe la experienciasomática de manera integral.

Para el análisis sociológico lo que interesa es laenfermedad como producto de una definición social.

Ya que se vive y se reacciona a los padecimientos,entre otras cosas, de acuerdo a la cultura de unadeterminada clase social o grupo social específico,reacción que está en estrecha vinculación con el co-nocimiento.

La idea que se tiene respecto al enfermo dependede su situación o grupo social. La forma en que res-ponde una persona de clase alta a la enfermedad esdistinta que la de un obrero. Así mismo que la de unmédico a una persona que no lo es. El grado de co-nocimiento condiciona un papel específico para cadaenfermo y casi para cada enfermedad.

Además del conocimiento, hay otros factores cla-ves en el proceso de construcción social de la enfer-medad, como es en definitiva su trayectoria o carrera.Definida no solo en torno al desenvolvimiento físicode la enfermedad de un paciente, sino a la organiza-ción total del trabajo que se realiza durante el cursode la enfermedad, también al impacto en quienesestán involucrados con dicho trabajo y con su orga-nización, y así mismo con su estrecha relación con elentramado de relaciones sociales del paciente.

Para analizar sociológicamente la construcciónsocial de la enfermedad de un grupo social específico(los profesionales de Medicina) a la luz de la carreramoral del médico paciente no deberíamos restringirnosa la adopción de concepciones médicas de enferme-dad y su tratamiento. Como advierte Freidson (1978):

“Primero, puede ser imprudencia a la luz de la his-toria. Aun la lectura más rápida de la historia de laMedicina lleva al conocimiento de que muchas con-cepciones médicas de enfermedad actuales no soniguales a las de la Medicina ‘moderna’ del pasado, yque al menos algunas concepciones de la Medicina‘moderna’ del futuro serán contradictorias con lasactuales. Segundo, se debe recordar que, juzgado pornormas científicas de verificables o confiables, el cor-pus de la Medicina moderna constituye una colecciónde enfermedades extremadamente heterogéneas, quevan desde signos firmes y quejas relacionadas direc-tamente con un microorganismo infeccioso en un ex-tremo, hasta cosas tan vagas como la ‘enfermedadmental del otro’. Tercero, y la más importante, no haynecesidad real para un sociólogo de la Medicina deadoptar la ontología de la Medicina, a menos quedesee realizar la misma tarea que la del médicoejerciente o del investigador, probar y perfeccionar

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las concepciones médicas de enfermedad y su trata-miento. Si hay algo que es privativo de la sociología,es su preocupación con la realidad social de la vidahumana la que, si bien nunca es completamente in-dependiente de otros niveles de realidad, puede sertratada últimamente como una realidad en sí misma”.

Desde el punto de vista sociológico, el problema aabordar es la idea de la enfermedad misma, comolos signos y los síntomas llegan a ser clasificados odiagnosticados como una enfermedad, como un in-dividuo llega a ser designado como paciente o enfer-mo y como se moldea la conducta social por mediodel proceso de diagnóstico y tratamiento.

“Podríamos definir enfermedad como una formade desviación social cuyo tratamiento es el dominioautorizado de la profesión médica. El interés socioló-gico genérico es el estudio científico de la conductaque gira en torno de lo que se denomina enferme-dad: lo que es social en cuanto al ser y llegar a estarenfermo y acerca del diagnóstico de la enfermedad.En cualquiera caso empírico particular, la enfermedadpuede, o no, ser ‘real’ biológicamente, pero el rol delenfermo siempre es ‘real’ socialmente” (Freidson,1978).

Para poder analizar ese rol del enfermo o de pa-ciente es necesario dar cuenta de su trayectoria so-cial de la enfermedad. Podemos investigar losmecanismos que vinculan a los individuos y su expe-riencia con la comunidad profana y profesional, dadoque a través de su paso de una posición a otra, elindividuo tiene experiencia con distintos agentes yentidades de control social.

Esta trayectoria –leída a través de la carrera moraldel médico como paciente–intenta evidenciar la cons-trucción social de la enfermedad en la profesión Mé-dica. Posee varios elementos que son comunes acualquier enfermo pero que se diferencian según elgrupo social al que se aplique. Estos elementos sonel tratamiento, el diagnóstico, el dolor y sufrimiento yel hecho social de afrontar la enfermedad. Estos ele-mentos desbordan el mero hecho clínico biológico dela enfermedad y expresarían su constructosocioclínico.

“El diagnóstico y el tratamiento no son actos co-munes a los ratones, monos y seres humanos, sinoactos sociales peculiares a las personas. La enferme-dad como tal puede ser una afección biológica, pero

la idea de enfermedad no lo es, ni tampoco lo es elmodo en que los seres humanos responden a ella. Enestos términos, la desviación o enfermedad biológicase define socialmente mediante actos sociales que lacondicionan” (Freidson, 1978).

Elementos tales como el diagnóstico y el tratamien-to son variables permanentes en la actividad médica,donde sus calificaciones no son homogéneas ya queno hay un acuerdo único respecto a la designación aldiagnóstico y tratamiento entre los profesionales dela salud.

“Hay tan distintas escuelas y opiniones en Medici-na que la designación (diagnóstico) aplicada a un in-dividuo con problemas y los métodos usados paramanejarlos o para aliviar su dolor, variarán en unamedida considerable independientemente de sus que-jas y conducta. La Medicina no es una institución com-pletamente homogénea, puesto que el diagnóstico ylos prejuicios terapéuticos se organizan en ‘escuelas’libres que van más allá del sector salud. Otro modode apuntar a este problema es referirse al reconoci-miento de distintas ‘opiniones’ médicas acerca de lainterpretación y del manejo de signos y síntomas, to-das más o menos legítimas” (Freidson, 1978).

A partir de la existencia de tales escuelas se puedededucir que el ser diagnosticado y tratado de ciertaforma depende en parte de lo que “realmente” estámal, y en parte de la preferencia del agente profesio-nal que se elige y del sistema de referencias socialesen el que se encuentra.

Si bien se puede considerar común a la Medicinala existencia de distintas opiniones, éste no es un he-cho insignificante. Es importante en tanto apunta adiferencias organizadas de manera sistemática quese sustentan a sí mismas con respecto a la designa-ción y al tratamiento de la desviación en Medicinaque, por su misma existencia, ponen en discusión laestabilidad y la objetividad del conocimiento médico.“Lo que es compartido por todos los médicos es latendencia a imputar enfermedad; lo que los divide enalgunos casos es la enfermedad a ser imputada o, sino la enfermedad, el enfoque a adoptar hacia la mis-ma” (Freidson, 1978).

“¿Cómo puede el ejerciente estudiar un diagnósti-co y un método de tratamiento determinados paralos cuales hay insuficiente evidencia de sustentacióncomo para forzar la unanimidad a todo lo largo de la

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profesión? ¿Cómo se sustentan los distintos concep-tos de enfermedad (y designaciones) para la mismaqueja?

¿Cómo se sustentan las distintas filosofías de tra-tamiento? ¿Cómo se establecen y mantienen los dife-rentes roles del enfermo? Las respuestas a estaspreguntas, creo, residen en el carácter subjetivo de laexperiencia clínica del profesional de Medicina”(Freidson, 1978).

Cabe decir, que además de este carácter subjeti-vo, lo que está implícito en una concepción de enfer-medad es la participación en una cultura o gruposocial determinado, como así mismo en un sistemade conocimiento y significado.

“En el proceso de atribuir significado a su expe-riencia el paciente individual no inventa los conteni-dos por sí mismo, sino más bien utiliza los significadosy las interpretaciones que le ha proporcionado la vidasocial” (Freidson, 1978).

“(…) Puede ocurrir que la misma persona note quealgo puede funcionar mal en ella. Pero en el pasosiguiente del proceso no puede actuar como un indivi-duo: si realmente intenta actuar como si estuviera en-fermo pidiendo privilegios y exención de lasobligaciones ordinarias, requiere tanto la aprobaciónde quienes lo rodean como su acuerdo en cuanto aque sus quejas ‘realmente’ representan enfermedad.Si quienes lo rodean no concuerdan con su interpre-tación de su dificultad, exigirán que cumpla con susobligaciones. Él tiene la probabilidad de obtener acuer-do y apoyo sólo si muestra evidencia de síntomas quelos otros consideran que es enfermedad y si él losinterpreta de un modo que sea admisible para losdemás. (…) En rigor, la estructura social puede obli-gar a las personas a actuar como enfermos aún cuan-do ellas no se consideren como tales” (Freidson,1978).

Debe quedar claro que el rol del enfermo se con-figura desde la estructura social a partir de una seriede elementos culturales involucrados en las respues-tas de la enfermedad como la visión del cuerpo, lainterpretación del dolor y de distintos síntomas, elconocimiento de la enfermedad y las actitudes haciala Medicina moderna.

Elementos tales como el dolor son producto de sig-nificaciones sociales que ha pesar de tener un funda-

mento biológico, su respuesta no es meramente bio-lógica.

“Las respuestas al dolor tienen una tendencia avariar más que los estímulos objetivos que se suponeestán motivando el dolor. Los individuos, por supues-to, difieren entre sí en el modo que responden al do-lor, pero como sociólogo estoy más interesado en laevidencia de que las respuestas al dolor sonpredecibles sobre la base de la pertenencia a un gru-po y que los significados sociales adscritos al dolorson compartidos por miembros de grupos” (Freidson,1978).

Claramente el dolor no es una simple variable quepueda ser tratada como una constante biológica enel proceso de la construcción de social de la enferme-dad, ni tampoco es una variable que pueda ser expli-cada exclusivamente en referencia a diferenciaspsicológicas individuales.

“Las respuestas del dolor varían según la expe-riencia cultural del grupo social (…) además, dadoque la variable decisiva no es tanto el dolor mismocomo el significado del dolor, se deduce que paracomprender cómo la gente se llega a considerar en-ferma cuando siente dolor, debemos aislar algunosde los significados fundamentales que giran en tornoa la percepción del dolor” (Freidson, 1978).

Así mismo, el sufrimiento juega un papel impor-tante porque –aun más– tiene que ver con las rela-ciones sociales del paciente y en definitiva con suentorno. Es quizás una evidencia social, resultado delmismo dolor.

El enfrentar la enfermedad es otro tema vital, por-que da cuenta de cómo se afronta y/o se supera unpadecimiento, sobre todo si este implica cierta grave-dad que provoque rompimientos con el estilo de vidaanterior, luego aquí se configuran elementos como elconocimiento, la significación, las estrategias y la re-lación con el entorno social en el constructo de la tra-yectoria de la enfermedad.

La reacción “organizada” a la enfermedad es par-te fundamental en su construcción social, para esto,es necesario tener en cuenta no solo al personal mé-dico y sus respectivos pacientes, sino distintos ámbi-tos sociales como el grupo familiar y los amigos.Porque la enfermedad, sobre todo cuando es de cier-ta gravedad –como el cáncer o la diabetes– sobrepa-

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sa el mero hecho individual para convertirse en unhecho social.

“(…) he subrayado el concepto de sistema de re-ferencias personales porque este lleva implícito la ideade una reacción de la sociedad organizada a la en-fermedad, una reacción que es selectiva para centra-lizar la atención en un atributo más que en otro, quedeclara qué es grave y qué menor, y que ejerce unaimportante presión para que el individuo se compor-te conforme a esto” (Freidson, 1978).

Teniendo en cuenta todos estos elementos descri-tos –que los consideramos fundamentales para abor-dar la enfermedad como construcción social–poseemos por ende, las herramientas suficientes ypertinentes para poder hacer un análisis sociológicoque trascienda la tradicional dicotomía entre el roldel médico y paciente, que aún hoy en día está per-manentemente presente de manera casimonotemática en los estudios en el área de la socio-logía de la Medicina:

“(…) consideraciones sobre las diferencias entrelas aproximaciones de la enfermedad por parte delprofano y del especialista científico.

1. Los profanos y los especialistas poseen cono-cimientos totalmente divergentes acerca de losacontecimientos de la enfermedad. Si bien ennuestra cultura el conocimiento de las enfer-medades por parte del profano depende engran parte del conocimiento científico de laenfermedad y viene informado por sus pers-pectivas generales, el conocimiento del pro-fano es científicamente muy imperfecto, tantoen detalles como en generalidades.

2. La persona que tiene una enfermedad no sólola comprende de modo diferente, sino quela considera desde una perspectiva distintaque el médico. Se encuentra emocionalmenteincluido de un modo que no lo estarían losdemás, y particularmente los especialistas,que poseen conocimiento científico abstrac-to y una metodología como instrumentospara enfrentarse a la enfermedad. Por ello,mientras que el médico evalúa objetivamen-te el significado de los síntomas, la perspec-tiva del enfermo es subjetiva, pues es el únicoque siente el dolor y cuya vida está afectadapor la enfermedad.

3. El especialista suele considerar un caso deenfermedad en términos de los conocimien-tos que posee, si bien los médicos, aunqueposean gran experiencia, aprenden ciertamen-te de sus enfermos; el profano, ordinariamen-te, cambia notablemente su perspectiva de laenfermedad como consecuencia de su expe-riencia como enfermo, sobre todo a causa delo que aprende de los especialistas a los cua-les consulta.

4. La base para decidir qué acción hay que em-prender con respecto a la enfermedad sueleser muy diferente para el enfermo que para elprofesional. El médico posee un conocimien-to detallado de la patología como base frentea la cual evaluar lo que está haciendo. Enparticular, está capacitado para emitir unpron{ostico o una estimación de las probabi-lidades de cada enfermo, a la vista de lo cualpuede conocer la posible enfermedad del pa-ciente y su condición fisiológica general”(Rodney, 1973).

Se puede deducir entonces que por lo general, elprofesional de Medicina es el que está “autorizado”para aplicar la etiqueta social de enfermedad. De ahíque cuando los médicos son pacientes se puede abor-dar –a través de esta paradoja– la configuración delas significaciones sociales que hace de la enferme-dad el propio sistema médico.

De tal manera, mediante el análisis sociológico delconflicto de roles entre el médico y el paciente –a laluz de su carrera moral como enfermos– se puedeindagar de una manera alternativa la construcciónsocial de la enfermedad que realiza la cultura profe-sional médica donde sobresale de manera especialel dolor y el sufrimiento como eje transversal de latrayectoria que padecen los médicos pacientes.

El dolor y sufrimiento en el El dolor y sufrimiento en el El dolor y sufrimiento en el El dolor y sufrimiento en el El dolor y sufrimiento en el médico pacientemédico pacientemédico pacientemédico pacientemédico paciente

Las enfermedades suelen producir (aunque notodas) dolor y sufrimiento. El dolor se puede manifes-tar de forma diferente en cada persona, de acuerdocon sus características socioculturales. Las personasy las sociedades desarrollan estrategias diversas con-tra el dolor. La dolencia del cuerpo suele vulnerar alas personas generando paralelamente una situaciónde soledad. Se intenta abordar el dolor en el propio

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médico paciente. El dolor además de físico y mental,está socialmente construido, por lo que se espera queel médico realice su construcción a partir de ser co-nocedor de la enfermedad y de su dolencia.

Dolor y sufrimiento son los aspectos que más mie-do (y angustia) generan en la mayoría de la pobla-ción. Suelen ser el detonante para establecer undiagnóstico y pedir ayuda:

“Me desperté con un dolor ni el berraco, con undolor de puñalada, y no sabía qué era, me tomé al-guna cosa, traté de manejarlo y no pude. Le dije a miesposa que también es médica, y le dije: ¡Me estoyjodiendo, tengo algo raro! Entonces me dio algo más,algún espasmódico, y conclusión a las 4 de la maña-na le dije: O nos vamos para el hospital o nos vamospara la clínica”. (MP3: p.60. Se trata de la entrevistaen profundidad número tres, y página 60 de trans-cripción1 ).

Dolor y sufrimiento son dos aspectos que se pue-den diferenciar. El dolor hace referencia a un males-tar individual del cuerpo, mientras que el sufrimientotiene que ver más con las relaciones sociales; a pesarde esto no son dos aspectos que se excluyen entre síy se podría decir que ambos se sostienen en formassocioculturales:

“Bueno el dolor es una experiencia desagradableque uno tiene, que lo lleva pues a un sufrimiento (…)el dolor es directamente proporcional a la cultura delindividuo, entre más culta es la persona, más le due-len las cosas, entre menos cultura tiene, menos le dueley uno en la práctica lo ve con alguna persona en elmercado que se le cayó un bulto encima, que se le caeuna uña del pie y el pie se le pone vuelto nada y eltipo sigue trabajando como si nada, entonces la es-cala del dolor es muy diferente a una persona queaunque no sea mayor el daño que se haya hecho,pero pega el grito en el cielo” (MP4: p.84).

Otro médico paciente afirma: “El dolor es irreme-diable, el sufrimiento es una opción para mí” (MP2:p.44). Cabe resaltar que el sufrimiento principal du-rante el proceso de padecimiento de la enfermedad

puede ser la soledad: “En mi experiencia siempre tendía negar el sufrimiento, yo tenía un poco de sufrimientopor el abandono, o por una sensación de abandonoasí no sea cierta” (MP2: p.44).

De tal forma el dolor es un indicador de que algono va bien en el cuerpo (o en la mente). Es a vecesdifícil que los dolores determinen el tipo de dolenciaque se tiene, pero en muchos casos ayuda a com-prender la sintomatología de la persona: “Mi expe-riencia ha sido eso, que el dolor me salvó la vida”(MP1: p.11).

Socialmente suele temerse más al dolor que a laenfermedad, aunque el dolor no es más que un indi-cador de que en el cuerpo ocurre una disfunción. Elinterés está en detener ese sufrimiento a través demedicamentos. El dolor es un factor de desestabiliza-ción que suele generar incertidumbre. El conocimien-to adecuado de los síntomas puede permitir calmarese sufrimiento, pues se sabe hasta dónde puedenllegar esos síntomas.

Por lo general en la carrera médica no se suele en-señar sistemáticamente acerca del manejo del dolor.Sin embargo esto ha cambiado en los últimos años,ha cambiado en tanto se interesa más la Medicina porestos temas, como por nuevas interpretaciones:

“El dolor ha cambiado mucho, desde la época enque yo estudiaba hasta esta parte ya que aparecie-ron todas las nuevas teorías y todo esto, y para unofue la nueva interpretación que hoy se le da, hastallegar a lo que hoy en día son las clínicas de dolor ylos médicos especializados –los algólogos– que sonmédicos especialistas exclusivamente en manejo dedolor agudo y crónico” (MP4: p.85).

Pese a estos avances, cuando es el propio médicoque se convierte en paciente suele cuestionar muchasde estas teorías y por ende su propio conocimientomédico:

“A mí particularmente no me sirvió mucho. <Risa>(…) es mi parecer personal. Otra persona dirá:¡muchisísimo!, gracias a ser médico. Eso puede sonar

1 Para la citación de las entrevistas en profundidad se aclara que la abreviatura MP se refiere al médico paciente. Esta abreviatura vacon número respectivo (entre 1 y 5) que se refiere al número de la entrevista. Además se coloca el número de página de latranscripción. Estas entrevistas se pueden consultar con previa solicitud al investigador a este correo electrónico:[email protected].

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un poquito petulante llegar uno a esa afirmación, perono puedo juzgar esto. Pero en mi caso no sirvió paranada, al contrario le voy a decir algo muy personal,hasta muchas de las teorías sicológicas que tenía acer-ca del dolor se cuestionaron, por decir las etapas dela aceptación del dolor, el duelo, a mí eso no me sir-vió para un ¡carajo!” (MP1: pp.13-14).

En el médico paciente es de esperar que el com-portamiento del dolor sea diferente, de ahí que sesuponga que en algunos casos los médicos no tien-den a socializar su dolor, ya que se presume que ellosmismos son capaces de solucionarlo: “Siempre lonegué, nunca les comenté, solo en el caso que noresistía el dolor pues les avisaba” (MP5: p.107). Lue-go, se tiende al ocultamiento del dolor a familiares,amigos o profesionales de la salud, como indicadorde enfermedad negada.

Los dolores ponen a prueba la capacidad de losmédicos pacientes para afrontarlos. Un dolorinvalidante, en que no se aclara la procedencia, pue-de preocupar seriamente al médico, pues se suponeque debe saber algo de su procedencia y por endesaber algo más para solucionarlo:

“Haciendo interpretaciones de esto o aquello parahacer un diagnóstico de una tendinitis, de unos cálcu-los, de una amibiasis, una colitis amibiana o algo, ycompartimos opiniones, pero en vista que el dolorno…, en esta etapa final, que después de dos mesesentonces cuando los colegas pues claro, que inicial-mente muchos de mis colegas también no daban alprincipio y me examinaron y me hacían y me seguíancomo aumentando esta ignorancia de qué era lo queestaba pasando” (MP1: p.4).

Esta experiencia de dolor y sufrimiento del médicopaciente genera que se quejen por la mala atenciónde otros profesionales e incluso cuestionen su propiosistema ortodoxo en salud:

“Acudía a la Medicina alternativa y fue genial, caberesaltar que a diferencia de la Medicina tradicionalellos tienen evidentemente un mejor trato con los pa-cientes, son más sensibles con los pacientes práctica-mente terminales” (MP5: p.108).

Cabe resaltar que a diferencia del resto de la po-blación el médico utiliza su conocimiento para dife-renciar los dolores y por ende enfrentarlos en lasdistintas etapas:

“Ehhhhhhhh, el tratamiento produce un dolor tran-quilo que calma, es un dolor, un dolor de salud, es undolor sanador. El dolor del daño, el dolor…, yo lotuve, tuve un cosquilleo, él estuvo agazapado, pero esla misma sensación que cuando usted tiene un pro-blema en una muela y se la calma, le duele pero cadadía está mejor, es un dolor reparador, no sé si mehago entender” (MP2: p.45).

Cuando se trata de un dolor producido a conse-cuencia de una intervención quirúrgica se llega a pen-sar en los errores que se cometen durante una cirugía:

“La posición que me colocaron en la cirugía medesplazó un poquito las vértebras y mientras ellas secuadran otra vez…, tuve los dolores más horribles queusted se haya podido imaginar, pasé un postoperatoriode 30 días insufribles, aún cuando la anestesia fuemuy rica. Resulta que no permití jamás en la vida, queen ninguna cirugía me pusieran esos medicamentos,porque una era de origen opiáceo, entonces me po-día causar adicción, y fue un placer, y nunca más.Nunca lo permití, ni lo consumí por mi conciencia so-bre el uso, por los adictos y todo eso, porque sonmedicamentos adictivos” (MP2: p.49).

El conocimiento puede producir sufrimiento en al-gunos casos. El médico sabe los riesgos que tieneuna intervención y su seguridad está basada en laconfianza que tiene de los profesionales que lo atien-den. Sin embargo, es posible que se cometan erro-res. El dolor en sí mismo alerta sobre una supuestaequivocación, pues se supone que al pasar por untratamiento quirúrgico esos médicos restablecen lasalud. Se suele perder el control sobre lo que se des-conoce. Para algunos médicos pacientes es una si-tuación embarazosa, porque sus conocimientos lesproducen incertidumbre sobre su enfermedad.

La utilización de calmantes o ciertos medicamen-tos es un tema complejo para los médicos. Dependedel dolor y, sobre todo, de la evolución de la enfer-medad. Ciertos médicos prefieren no utilizaranalgésicos o si los utilizan son muy suaves, tal vezporque sus conocimientos les permiten un mayor con-trol sobre el dolor. También es probable que se cues-tione sobre la relevancia de la formulación de losmedicamentos:

“Uno debe ir de los analgésicos más suaves y quetengan menos efectos secundarios, porque los quetienen efectos secundarios son más difíciles de mane-

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jar y pueden tener algunas contraindicaciones por-que en Medicina es preferible saber qué se debe dary qué no se debe dar, si yo sé qué debo dar, lo hagoadecuadamente y si sé qué no debo dar, todavía lohago mejor, porque dejo que otro que sepa lo haga.¿Si me entendiste cómo es? Si yo quiero darle a unapersona algo –y lo veo en la práctica médica– quehay gente… es lo que se llama escopeta de regade-ra: le disparan cinco drogas para ver si alguna le pegay eso no se debe hacer, si uno no tiene conciencia ysabe qué es lo que debe dar es mejor que no lo hagay deje a otro colega que sí sabe qué es lo que tiene elpaciente y le va dar los medicamentos adecuados, elfamoso principio en latín ‘primum non nocere’ (pri-mero no hacer daño) nos lo enseñaron como princi-pio médico” (MP4: p.86).

El médico tiene expectativas sobre el comporta-miento del paciente. A veces, algunos médicos espe-ran que el paciente demande el servicio que es posibledarle. Cuando el médico asume su rol de enfermoespera comportarse de acuerdo a lo que se exigiríade sus pacientes en circunstancias similares:

“Entonces no podía sino acatar lo que él me decía,entenderlo, asumirlo, y llevarlo. Ahora ser un buenpaciente, en el sentido de no joder, o joder lo menosque uno pueda, es que… el quejetas es tan peligrosocomo el que no dice nada, uno tiene que ser fidedig-no a los síntomas y a todo, y eso fue lo que procuréhacer, y jodí mucho alrededor del vómito porque esque la pasé muy mal, muy mal, muy mal, pero de res-to estuvo todo fue bien” (MP2: p.51-52).

De esta forma se deduce la idea –falsa– que losprofesionales de la Medicina aguantan más la enfer-medad y aún el mismo dolor. El comportamiento fren-te al dolor de estos médicos depende, entre otras cosas,de su experiencia profesional con los pacientes. Eseconocimiento frente a las actitudes del dolor y la enfer-medad suele faltar en los enfermos. Los pacientes notienen una gran necesidad de cuidar sus comporta-mientos mientras pasan por un dolor o sufrimiento acausa de una enfermedad. El médico percibe la enfer-medad y el dolor como las demás personas, pero es elentorno profesional lo que le presiona para compor-tarse de una manera distinta. Su rol como médico queademás sufre de un dolor es atípico incluso para elpersonal médico que lo atiende.

Se podría afirmar que el dolor depende de aspec-tos culturales y de la clase social del paciente. Por eso

cuando un médico tiene un dolor se espera que sucontrol sea mayor: “Si, todo fue atípico, a mí me aten-dieron por fuera de tiempo, por fuera de los horarios,por fuera de todo, eso ha hecho que el acceso a laatención médica es diferente, más fácil” (MP2: p.42).

El dolor y el sufrimiento pueden producir un cam-bio en el comportamiento de los médicos y además araíz de su vivencia pueden trascender la mera expli-cación patográfica:

“El dolor me ha enseñado muchísimo más a en-tender que el sufrimiento de cada persona es único eimportantísimo en ese momento, entonces, muchísi-mo, me ha enseñado muchas cosas, es decir, enton-ces me hace tener una prudencia absoluta, primeroen los conceptos que voy a decir y lo primero quebusco es que el interlocutor sienta que estoy totalmenteidentificado con él a través de ese dolor. Ya despuésveré qué pasará, yo trato con el tiempo, yo veo queva pasando, si esa persona va dejar que yo lo puedaayudar, pero por el momento me hace tener una pru-dencia y un respeto absoluto sobre este dolor de aque-lla persona” (MP1: p.12).

La Medicina suele acostumbrar a sus profesiona-les a cierta frialdad y distanciamiento frente al dolor yel sufrimiento de los demás. Pero esto se cuestionacuando el dolor es propio. Por ende, su sufrimientoes un momento de tensión porque produce una re-flexión sobre la experiencia de ser médicos y tratar eldolor con la población enferma.

Gran parte de los médicos saben los problemasde soledad que suelen generar las enfermedades;sobre todo, cuando se trata de enfermedades graveso terminales en que los pacientes necesitan el apoyofamiliar, de amigos o colegas para enfrentar su pro-blema. Las personas no están preparadas para lamuerte. Un objetivo de la Medicina es tratar de man-tener con vida a una persona a pesar de que la en-fermedad lo lleve inevitablemente a la muerte. Laprofesión médica está de manera constante enfren-tando esos problemas. Es de suponer que los médi-cos están preparados para enfrentar el sufrimientode los pacientes o bien el propio cuando ellos mis-mos caen enfermos. Sin embargo, esto no parece serasí; evidencia de ello es cuando enfrentan la soledadque conlleva una enfermedad grave como el cáncer:

“El momento fue…, a mí me pasó un frío por todoel cuerpo. Alcancé a ver como el abandono de mis

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hijos, ehhh mi ex mujer y que todo se quedaba pos-puesto, pero yo no me amedrenté para nada, nosfuimos de una, con todo lo que había que hacer, y asífue. (…) Me sentí muy solo todo el tiempo, aún de miesposa y de mis hijos, –para mis hijos era como situviera gripa o algo así– vomitaba todo el día, eso fue¡horrible!, no podía comer, no podía dormir bien”(MP2: p.40).

Esto también evidencia la dificultad que tienen al-gunos profesionales de la Medicina en convencer alas personas más cercanas que están enfermas, estotal vez sucede por quizás se espera que el médicomaneje más fácilmente el dolor y el sufrimiento, porlo que se supone que estos médicos son capaces detratarse a sí mismos su malestar.

Los médicos sufren y tienen dolor de maneras di-ferentes al resto de la población. Se puede inferir quelos médicos al conocer sobre su enfermedad se en-cuentran en una situación de soledad porque no seespera que se comporten como la población. Algu-nos médicos definen dolor y sufrimiento de acuerdocon la enfermedad que padecen. Se habla de dolorcuando se tiene una molestia física del cuerpo, mien-tras que el sufrimiento depende de la percepción sub-jetiva de la enfermedad. Un médico puede tener undolor sin tener sufrimiento. En cuanto a los doloresde diagnóstico rápido, se sabe cómo medicarlos yllegar a una cura. Pero también puede haber sufri-miento sin dolor. Un médico que a través de un

diagnóstico sabe que tiene cáncer puede no tenerdolor y, sin embargo, pasar por un sufrimiento consi-derable. Dolor y sufrimiento pueden vivirse a un mis-mo tiempo. En cualquier caso, el conocimiento(médico) transforma tanto el dolor como el sufrimientorespecto a la enfermedad.

De tal modo se evidencia (figura 1) mediante elanálisis cualitativo de la información de las entrevis-tas a los médicos pacientes a través del programainformático Atlas. Ti versión 5.2 cómo en el dolor y elsufrimiento de los profesionales de Medicina conflu-yen diversos factores que dan cuenta del proceso dela enfermedad no como un hecho meramente bioló-gico sino también como una construcción histórica,cultural y social. Es aquí donde el dolor y el sufrimien-to a la luz del conflicto de roles (entre el rol del médi-co y del paciente), conjugado con el conocimientomédico (sobre la enfermedad de los otros), cambia laactitud ante la salud y la enfermedad al enfrentarsecon la enfermedad propia.

Las características especiales en que se encuentrael médico en la sociedad le otorgan una autoridadsobre el conocimiento de las enfermedades. Si ade-más es el médico quien está como paciente, es en-tonces posible averiguar la eficacia que tiene elconocimiento médico para tratar los padecimientos.También nos proporcionaría más elementos paraaveriguar sobre la significación social de la enferme-dad, sobre el manejo del dolor y el sufrimiento, el

Figura 1. Análisis cualitativo –mediante el programa informático Atlas. Ti versión 5.2– de las entrevistas a médicospacientes que corresponde al eje temático del dolor y sufrimiento en donde se evidencia la conjunción y/o relación dediversos elementos sociales en torno a la construcción social de la enfermedad en el profesional de Medicina.

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85Carlos Andrés Arroyave Bernal: El dolor y el sufrimiento en el médico paciente: aspectos sociológicos

quehacer del profesional de Medicina, la atención ensalud y la ruptura de los roles sociales de paciente yexperto.

ConclusionesConclusionesConclusionesConclusionesConclusiones

El dolor y el sufrimiento, además de físicos y men-tales, están socialmente construidos, por lo que seespera que el médico realice su construcción a partirde ser conocedor de la enfermedad y de su dolencia.

En el análisis se demuestra que a diferencia delresto de la población el médico utiliza su conoci-miento para distinguir los dolores y, por ende,enfrentarlos en las distintas etapas; pero algunasveces ante la imposibilidad de solucionar el dolor yel sufrimiento los médicos pacientes acuden a laMedicina alternativa. Cuestionan los errores médi-cos sobre todo en el ámbito quirúrgico. Son máscuidadosos y críticos con el uso de medicamentos.Su doble rol como médico y paciente los hace ac-tuar de manera distinta frente al dolor y el sufri-miento. La soledad es un factor relevante cuandoel médico es paciente, donde se evidencia algunasveces la negación de su propio sufrimiento ante sured familiar y de amigos. Pese a esto también estasredes se convierten en su gran apoyo. Cuando losmédicos pacientes viven su propio dolor y sufrimien-to llegan a entender aún más el del otro (sus pa-

cientes) y eso genera transformaciones en su aten-ción en salud.

BibliografíaBibliografíaBibliografíaBibliografíaBibliografía

1. Alonso, L. Delgado y J. Gutiérrez (Coord). Métodos y técnicascualitativas de investigación en ciencias sociales, Madrid:Síntesis, 1994.

2. Berger, Peter y Luckmann, Thomas. La Construcción social dela realidad. Amorrortu editores, 2003.

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4. De la Cuesta Benjumea, Carmen. Salud y enfermedad. Lecturasbásicas en sociología de la medicina. Editorial Universidad deAntioquia, 1999.

5. Elias, Norbert. La soledad de los moribundos. Madrid: Fondode Cultura Económica, 1987.

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86 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

CONVOCATORIA NACIONAL E INTERNACIONAL

• PREMIO INTERNACIONAL DE INVESTIGACION EN DOLOR “HÉCTOR TEJADA HERNÁNDEZ”

• PREMIOS NACIONALES DE INVESTIGACION EN DOLOR A MEJOR:

MALLA CURRICULARDOLOR EN EL PREGRADO

MONOGRAFIA EN DOLOR,ESTUDIANTES DE PREGRADO

PROYECTO DE INVESTIGACION:ESTUDIANTES DE POST GRADO EN DOLOR

PREMIO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIONEN DOLOR “HECTOR TEJADA HERNÁNDEZ”

Se crea el “Premio Internacional de Investiga-ción en Dolor “Héctor Tejada Hernández” parapromover la investigación en todos los campos deldolor, dentro del contexto nacional e internacional y,a su vez, honrar la memoria del Profesor Héctor TejadaHernández, pionero en la transmisión y génesis deconocimiento en este campo y Miembro Fundador dela Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor.

Se crean los Premios Nacionales de Investigación endolor, con el fin de incentivar las disciplinas del doloren las instituciones formadoras de recursos huma-nos en salud en Colombia, teniendo en cuenta a lainstitución misma con su malla curricular, a sus estu-diantes de pregrado en salud y a los estudiantes depost-grado en dolor.

PREMIOS NACIONALESDE INVESTIGACION EN DOLOR

Con el fin de estimular a los CENTROS FORMADORESDE RECURSOS HUMANOS en la investigación de lagénesis del conocimiento del dolor, fomentar la in-vestigación y condiciones académicas en dichos cen-tros educativos, se crean tres premios nacionales, asaber:

• Estimulo a facultades de pregrado, que ten-gan MEJOR MALLA CURRICULAR.

• Estímulo a estudiantes de Pregrado, que pre-senten la mejor MONOGRAFIA EN DOLOR.

• Estímulo a estudiantes de Post-Grado,que presenten el MEJOR PROYECTO DEINVESTIGACION

Premio Internacional de Investigación en Dolor“HÉCTOR TEJADA HERNÁNDEZ”

y Premios Nacionales de Investigación en Dolor

DIRIGIDO A:

• El Premio Internacional “Héctor TejadaHernández” En él, pueden participar de mane-ra individual o colectiva, todas las personas quedesarrollen investigación en cualquier aspectodel dolor, dentro del territorio colombiano o encualquier país, con representación de laInternational Association for the Study of PainIASP.

• Premios de Investigación Nacionales:

- MONOGRAFÍAS ACERCA DEL DOLOR: Es-tudiantes de Pregrado de Ciencias de Salud

- PROYECTOS DE INVESTIGACION: Estudian-tes de Post-Grado en la Especialización enDolor.

- PROYECTOS A FACULTADES DE CIENCIASDE LA SALUD:

Facultades de Ciencias de Salud delPregrado: Que presenten la mejor MALLACURRICULAR.

BASES DEL CONCURSO:

• Investigaciones originales o inéditas que a la fe-cha del cierre de la convocatoria evidencien resul-tados parciales o definitivos; así como las trabajosrealizados a la fecha tipo MONOGRAFIAS EN DO-LOR, MALLA CURRICULARES que presenten conclaridad los aspectos programáticos en dolor y lapresentación de PROYECTOS DE INVESTIGACION

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87Carlos Andrés Arroyave Bernal: El dolor y el sufrimiento en el médico paciente: aspectos sociológicos

AVALADOS en los programas de POST-GRADOen Dolor.

• Remisión en original y tres copias impresas yen medio magnético a la sede de la Asocia-ción Colombiana para el Estudio del Dolor(Calle 134 # 7B-83 Of. 715), de cada uno delos productos comentados.

• Envío de un resumen de 250 palabras máxi-mo incluyendo título y seudónimo en sobrecerrado: “Premio Internacional en Dolor HéctorTejada Hernández”, “Premio mejor MONO-GRAFIA EN DOLOR”, “Premio a MEJOR MA-LLA CURRICULAR”, premio a “MEJORPROYECTO DE INVESTIGACION EN DOLOR”,a la sede de la ACED, así como la dirección yteléfono de los autores.

• Se seleccionarán un trabajo ganador, porcada modalidad, así: para el PREMIO IN-TERNACIONAL, un trabajo ganador a ME-JOR MALLA CURRICULAR, un premio para laMEJOR MONOGRAFIA EN DOLOR, un pre-mio para el MEJOR PROYECTO DE INVESTI-GACION; los cuáles serán presentados ypremiados en el marco del Congreso Inter-nacional de Dolor.

• Los trabajos serán calificados en forma ciegapor un jurado integrado por 4 miembros dereconocida experiencia en los campos del do-lor y la investigación.

• La fecha límite de entrega, será el día 15 deAbril del año 2010 a las 6:00 p.m. Serán váli-dos los enviados por correo certificado, cuyosello de envío esté dentro de este plazo.

• Los miembros del jurado, asignarán porcen-tajes de calificación a los siguientes aspectos:

• Importancia y aplicación de la investigaciónen el campo del dolor

• Metodología

• Presentación

INSTRUCCIONES DE PRESENTACION

• Los manuscritos deben ser enviados en pa-pel, tamaño carta, en interlineado de l.5 lí-neas, en letra Arial, tamaño 12, en lenguajeMicrosoft Word.

• Se aceptan figuras y tablas en blanco y ne-gro. No se aceptarán ilustraciones en color.Las figuras y las tablas deben ir numeradasindependientemente, con números arábigosy con sus correspondientes pies de foto odescriptores de las figuras y tablas.

• Las referencias bibliográficas no se citarán enel texto, sino al final del artículo, por ordenalfabético, sin numeración.

Las referencias se deberán incluir en la siguiente forma:

Revistas

• Apellido del autor, iniciales de sus nombresseguidas de dos puntos, título del artículo,nombre de la revista, seguido de punto se-guido, número del volumen, número de pá-ginas seguido de coma y año de publicación.

• Ejemplo: PAULI P, WIEDEMANN G, NICKOLAM: Pain sensitivy, cerebral laterality, andnegative effect. 80:359-364, 1999

• Si se trata de mas de cuatro autores, se cita-rán los tres primeros seguidos de “et al”.

Capítulos de Libros:

• Apellido del autor, iniciales del nombre segui-das de dos puntos, título de capítulo, númerodel capítulo, seguido de punto y la palabra ES(si es en Español) o IN (Si es en Inglés) segui-da de dos puntos, autor del libro, título dellibro, ciudad donde se editó el libro, editorial,páginas donde figura el artículo y año.

• Ejemplo: BEHAR O: Semaphorin Genes andDorsal Root Ganglion Axonal Guidance,Chapter 2, In: D.Borsook (Ed.) MolecularNeurobiology of Pain. Seattle, IASP Press, 13-22, 1997.

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