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ISSN: 0210-4547 Anales de Literatura Hispanoamericana ¡999, 28: 393-412 Periodización generacional de las letras nicaragílenses EDUARDO ZEPEDA-HENRÍQUEZ Academia Nicaragúense de la Lengua 1 Teoría y método En Nicaragua nunca se ha examinado rigurosamente el problema genera- cional. Y no se olvide que las generaciones son la dinamo de la historia y, al mismo tiempo, su llave. Pero también debe tomarse en cuenta que si es ver- dad que nuestro país no tiene aún conciencia del tema generacional, es igual- mente cierto que hay una especie de reclamo subconsciente o, más bien, que se ha intuido la necesidad de abordar ese tema. Significativamente, la poesía nicaragúense lo ha hecho suyo, en el «Códice de Abril», de Pablo Antonio Cuadra. Pero la creación poética no requiere modernos métodos de investiga- ción y, por ello, ha dado un mito generacional al estilo de la genealogía y no de la historia; un mito que por algo tiene el sabor tradicional de la gene- alogía de Jesucristo en el Evangelio de San Mateo. Es claro que aquí tam- poco pretendemos hacer un discurso del método de las generaciones. Estas páginas quieren ser un ensayo de teoría, incluido su nexo etimológico con el acto de contemplar Porque la teoría es algo más que una abstracción. Implica también la funcionalidad de fijar una imagen, en este caso, la ima- gen de nuestra realidad histórica, que, por su naturaleza de imagen, no es ya la realidad; pero que, por lo mismo, la puede reflejar hasta hacerla reco- nocible. hay acierto, pues, no será principalmente por la teoría, sino por el método. 393

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ISSN: 0210-4547AnalesdeLiteratura Hispanoamericana¡999, 28: 393-412

Periodizacióngeneracionalde las letras nicaragílenses

EDUARDO ZEPEDA-HENRÍQUEZAcademiaNicaragúensede laLengua

1

Teoríay método

En Nicaraguanuncase haexaminadorigurosamenteel problemagenera-cional.Y no se olvideque las generacionesson la dinamode la historia y, almismotiempo, su llave. Perotambiéndebetomarseen cuentaque si es ver-dadquenuestropaísno tieneaúnconcienciadel temageneracional,es igual-mentecierto quehayunaespeciede reclamosubconscienteo, másbien,quese ha intuido la necesidadde abordaresetema.Significativamente,lapoesíanicaragúenselo ha hecho suyo, en el «Códicede Abril», de Pablo AntonioCuadra.

Pero la creaciónpoéticano requieremodernosmétodosde investiga-ción y, por ello, ha dadoun mito generacionalal estilo de la genealogíayno de la historia;un mito quepor algotieneel sabortradicional dela gene-alogíade Jesucristoenel Evangeliode SanMateo.Es claro que aquí tam-pocopretendemoshacerun discursodel métodode las generaciones.Estaspáginasquierenserun ensayode teoría,incluido sunexo etimológicoconel acto de contemplarPorque la teoría es algo más que unaabstracción.Implica tambiénla funcionalidadde fijar unaimagen,en estecaso,la ima-gen de nuestrarealidadhistórica,que, por sunaturalezade imagen,no esya la realidad;peroque,por lo mismo, la puedereflejarhastahacerlareco-nocible. Sí hayacierto,pues,no seráprincipalmenteporla teoría,sino porel método.

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Ahora bien,másque exponerla doctrina clásicade Pindero de Ortegasobrelas generacionesy sumétodohistórico, se tratade valersede tosmis-mos, aunquesin dejarde respondera estapreguntainevitable:¿Quées unageneración?En efecto,comencemospordecirqueel núcleo del conceptode«generaciónhistórica» reside en su sentido de «actualidad»,entendidanotanto comopresente,cuantocomorealidaden queconsistela historiay que,por ello, la determina.La actualidadconstituye también,en cierto modo,elprincipio de la historia, porquehace queésta sea lo que es. Así, pues,debeconcebirsela actualidad,cuandomenos,como principio complementariodela historia, y no simplementecomo un momentodado, ni como algo quemuevela atencióngeneral en el mismo tiempo en que es referido, lo cualseríaidentificar la actualidadcon la «moda».

Para la historia, la única actualidad«sustantiva»es la del «acto» (delhechohistórico),que,por analogía,puedereferirsea la ideade «actualidad»en la filosofia tradicional.Porque,históricamente,lo «actual»dice «activo»,aunqueya con una nota adjetival o de accidente.De allí, pues,la condiciónde «añadido»queen la historia tienela pura «presenciafísicade lo real», lomismoque«su estarpresenteatodos».En efecto,«quedaren lahistoria»,porejemplo,no es «estarpresente»,sino«perdurar»,quesignificadurarmásalláde lo presente.Y es también«estaren vigor», o sea,justamentelo contrariodel queestá«decuerpopresente».Por tanto,aquíla «actualidad»debeenten-dersecomo«duración»históricay, asimismo,como«energía»o «actividad».Además,es claro que, bajoestaperspectiva,resultasólo accesoriala «actua-lidad» de la «noticia»,ensuacepciónmásmoderna.Porconsiguiente,en estanociónhistórica de «actualidad»hay muchode aquelladoctrina aristotélicadel «acto»o la «actualidad»como energía,que implica unaoperaciónres-pectode la «potencia».Asimismo,actuses un derivadode ago, que respon-de a la idea de poneren movimiento,de hacero, incluso, de vivir De aquíqueahoracoloquemosel acentomásen el obrarqueen el tiempode la obra.Y todaactualidad-que-es-actuaciónsuponeun sujeto o «actor»,que, en laesferaontológica,es el ser, y en la historia,el hombre.

Hay queobservarqueesa«actualización»humanatienecaráctergenéri-co, por razónde que la historia,esencialmente,es colectiva.Resultaobvio,sin embargo,quehastaenun determinadosoportecultural ocurrenvariacio-nesdel «sentidohistórico», las cualesexplican la dinámicade la historia yson, en definitiva, la historia misma.Vale decir,pues,queel sentidohistóri-co es vario dentrode su unidad,como los hilos cruzadosque forman unasola trama.Y ese «temacon variaciones»respondeexactamentea la reali-

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dadsocial, cuya existenciasólo es verdaderaactualidadcuandogenérica-mentesu actuaciónequivalea variar el sentidohistórico. Por consiguiente,ademásde la ideade «actualización»,debemosde asociara la esenciade la«generaciónhistórica»los conceptosde «género»y de «variaciónde senti-do». Por otraparte,la notagenéricasuponeunaseriede caracterescomunesa los hombresque, en cada variación del sentidohistórico, se actualizansocialmente,comoactoresde esadinámicaque es la historia.Y la comuni-daddecaracteresempiezaporel hechodequeesoshombresdesembocanenla actualidadal mismo tiempo. Es cierto que tambiénellos estáncondicio-nadospor las realidadescomunesal resto de la sociedaden que«actúan»;pero igualmentese distinguen,dentro de ésta,por entenderde otra maneralas mismasrealidades.Lo quevaria,pues,es el sentidohistórico,en lamedi-da que va de lo «actual»al tiempo que no es de «actuación».Se dan,asi-mismo, realidadesnuevas;pero éstees un problemaquese enfocarámásadelante.

La biología modernaha definido los limites normalesde la vida humana.«Cada individuo tieneun periodode existenciaperfectamentelimitado, quepuedeser.., tanto comosetentaañoso másparael hombre» (El hombrey elmundobiológico). Esetiempo vital, sinembargo,incluye la etapade super-vivencia histórica,lo mismo quela inicial de purareceptividad.Y en ningu-na de las dos hayverdaderaactualización,salvoexcepciones,queserianindi-viduales. Los hombresde aquellaetapapertenecena las «clasespasivas»,porqueya ha pasado«su hora», quees, precisamente,la de la «acción»his-tórica. En cambio, los del período señaladoen último término son apenasactores«en potencia»que devienenhacia la plenitud de su propio sentido,que es la actualidad.Tenemos,por tanto,una nuevaprecisión: la de que eslícito hablarde «tiempo histórico»,substancialmente«vital», pero diferentedel tiempoconsideradocomotal por labiología. De ahí que un mismo tiem-po histórico implique una relación vital entre quienesse hanactualizadosocialmenteala vez, sobretodo aquellosindividuos integradosen sociedadescon un tipo —aunqueno un grado— de cultura semejante.Y esa relaciónvital no necesitadarseen el espacio,sino en el tiempo,puestoqueno se tra-ta de formasde vida, sino de fondosvitales,de actitudes,que son modosdeexpresarestructurasdel espíritu o, si se quiere, «formas interiores»,a pesarde que antela palabra«forma»sea corrientepensarsólo en la figura física.Por lo demás,todaforma internapredicaun significado,que,enestecaso,esel sentidohistórico. Hay, desdeluego,un «espíritudel tiempo»o, parasalvarel tópico, una«simultaneidadespiritual».

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Por añadidura,la experienciademuestraque, entrelos hombresreciénllegadosa la actualidady los queestánpor salir de la misma,no existever-daderasimultaneidadespiritual, ni participaciónen unamisma variedaddelsentidohistórico. Se detectanen esaactualidad,por lo tanto, dos tiemposhistóricosdeslindadospor variacionesde sentido: el tiempo de los quesur-genhistóricamentey el de quienestodavia se mantienenen la actualidad,conforme el equilibrio de los principios sociológicos de innovacióny deconservación.Pero antesapuntábamosque no sólo puedevariar el sentidohistórico, sino las realidadesmismas,en plural. Y, lógicamente,lasrealida-destambiénvarianen un tiempode innovacióny no de conservación,o sea,cuandoun génerohistórico del génerohumanose actualiza,pero con unaactualidadque sugierela del cambioontológico.En consecuencia,en dichaocasiónse produceun nuevosentidohistórico—naturalmente,másradicalqueotros— y, además,nuevasrealidades,quepertenecenala substanciadequienesentonces,con las mismasrealidadesnuevas,definen su propiaactuación.

En suma,entendemosel término«generación»comoun génerohistóricocaracterizadopor unasimultaneidadespiritualen los individuos quelo inte-gran, asi comopor unavariación—cuandomenos—del sentidode la reali-dad, y que, al actualizarsesocialmente,marcasu tiempo y, por lo mismo, lasecuenciade la historia. Por lo demás,si una generaciónconcretaha traídoconsigono solamenteuna variedaddel sentidohistórico, sino tambiénunainnovaciónreal, estoes,quemodifica la realidadsocialmisma, sabremosqueestamosante unageneracióncapital, determinanteo resolutiva.Y adviértaseque sólo en sentidotropológicoes posiblereferirsea las generacionescomominorías, como espaciostemporaleso como cambiosde la sensibilidadcolectivay del mundoen torno.

II

Aplicacióndel método

Apliquemosahoraa nuestrarealidadliteraria estemétodohistórico—queno es unaopinión, sino la razónde un hecho—,no obstantela desventajadeconsiderarúnicamenteunaparceladel vivir nicaragliense.Es preciso,antesquenada,determinarel punto de partidade nuestrocómputogeneracional:la mencionadageneracióncapital y su conductor.En nuestropaís,además,

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no ofrece dificultad el señalara RubénDario como el inicio del recuentogeneracionalen nuestrahistoria literaria,porqueél es el indiscutible funda-dor de la tradición poéticade Nicaragua.Rubén cumplió treinta años en1897, sólo unosmesesdespuésde la publicaciónde Prosas Profanas, ellibro conel que entrabaa suprimeraetapade actualidad,que duraríalo queunageneración,estoes, quince años,naturalmentehaciendograciade losfundamentosteóricosde Ortegay Gassety de las razonesque daremosmásadelante,Por otra parte, contandosiete años a cadaladode la fechamen-cionada,nosencontramoscon un «radio de accióngeneracional»,es decir,un «radio de contemporización»(1890-1904).Y adviértase,de unavez portodas,que no se tratasólo de una «zona de fechas»—quedijo Ortega—-,puesésta respondeapenasa un sentidocronológicoy, por tanto, no corres-pondeplenamentea la dimensiónde nuestrasideasde «actualidadhistórica»y de «simultaneidadespiritual». Ahora bien, todos aquéllospoetasquealcanzarona tener treinta años dentro de esos linderos generacionales(Manuel Maldonado,RománMayorga Rivas, Santiago Argúello, JuandeDios Vanegas...) formaronen la generacióncapitalde Darío o primeragene-ración modernista,que no era ya precursorani simple continuadoraen lapoesíanicaragúense,y quepoéticamenteaportó una enérgicavariación desentidoen la historia de nuestracultura y —lo quees másimportante—unanuevarealidaduniversal.Cabetambiénobservar,sólo parasugerirel alcan-ce del método,que no parececasualel cambio socio-políticoque se dio enNicaraguacon el triunfo de la revolución liberal de 1893, casi coincidiendoconel comienzode aquellageneraciónresolutivay, por supuesto,dentrodela misma.

Antesde proseguirel análisis,convieneaclararque la fechacentralqueequilibra los términoscronológicosde cadageneraciónes la que,precisa-mente, la identifica. La de Rubén Darío sería, por tanto, la generaciónde1897. Y estodebequedarabsolutamenteclaro, porque en nuestropaís sesuelemarcaralgunageneracióncon la fechade su limite inicial, y así sehablade los gruposgeneracionalesde 1920 (como en la antologíade JulioLinares) o de 1950, quesonen realidadlos de 1927 y 1957,respectivamen-te, comoenseguidase pondráde manifiesto.Además,aun ladoy al otro dela fecharepresentativahaysendosperíodosde siete años,quecorrespondena cadaunade las dosvertientespromocionalesde unageneración.Y he aquíuna relación anticipadade la cronologíageneracionalnicaragliense,desdeRubénDarío hastael presente,a fin de que el lector puedaorientarsetem-pranamente:

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1890-1904 (Generaciónmodernistay de Darío,o de 1897).1905-1919 (Segundomodernismonicaragúenseo generaciónde 1912).1920-1934 (Generaciónpost-modernistao de 1927).1935-1949 (Generaciónde vanguardiay post-vanguardia,a un tiempo,

o de 1942).1950-1964 (Generaciónherederapor excelenciay, por lo mismo, de

tipo «renacentista»,o de 1957).1965-1979 (Generacióndel terremotode Managuao de 1972; diezma-

da tempranamentepor la muerteo la locura).1980-1994 (Última generaciónque se ha definido por completoo de

1987; generaciónde la guerracivil queestablecióuna dicta-dura deextremaizquierda).

A estasalturas,ya puedenapreciarseel rigor y la sencillezdel método,elcual opera igualmentehacia el «antes»que hacia el «después»,tomandosiemprecomopuntosde referencianuestrasgeneracionescapitales,resoluti-vas o determinantes.Una simplecuentaretrospectivanos lleva al períododela generacióninmediatamenteanterior a la modernista;período que va de1875 a 1889. Es el de ModestoBarrios—el precursor—,el historiadorJoséDolores Cámez, los poetasFelipe Ibarra y Mariano Harreto o el publicistaPedro Ortiz. Está a la vista que esta generaciónno puede ser llamadapre-modernista—salvoel casoparticular deBarrios——, porqueno fue siquie-ra especialmentepoéticay, aunqueRubénse hayarelacionadoamistosamen-te con los integrantesde la misma, dicho contacto personaltuvo que ser,necesariamente,el de un miembrode la generaciónqueirrumpíaconquienesaún conservabansu «actualidad»——término nada convencional,que com-prendela ideade «duración»del tiempode la historia,concretándolo,y ade-másla de«vigencia»,quediceOrtega—.Puesbien,aquellarelaciónde Darlocon los hombresde letrasdel grupo generacionalde 1882, por muy cordialque fuese,era la relaciónnaturalentreunainnovacióny lo establecido,entrela aventuray los interesescreados.Setrata, en fin de cuentas,de un sentidode la sucesiónpor substitución—poniendoel acentoen éstay sin entender-la siemprecomosuperación—;sentidoquerelacionael tiempode «predomi-nio» conel de «iniciación».

El lugar comúnde que la historia estáregidaporel pasado,es másbienuna«fosacomún»parasepultarlosproblemashistóricos.Porqueestáa lavis-ta que las generacionesquemuevenla historia no son las quedesaparecen,sino aquellasque despuntan.Si ocurrieselo contrario, la historia seriaun

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puro anacronismoo, cuandomenos,sumovimiento se reduciríaal mínimo.Por esoel verdaderohistoriadorno evoca,sino que actualiza.«Evocan>sig-nifica llamar inútilmente a las sombras,dejandoquevuele la imaginaciónohaciendomemoria.«Actualizar»,en cambio,es descubrirlas realidadeshis-tóricas: las históricamenteactuantesy las que quedanen la historia. De ahíqueel ojo avizordistingaentre«quedarenla historia»y «pasarala historia».Vanoempeñoseríaponerlecerrojosal sepulcrodel Cid, sencillamenteporqueestávacio.Quedaren la historiaes,sin duda,unaforma de resucitar.Y no lodecimosen sentidofigurado, sino en el real de ser actualizable.La historiasólo se entienderealmentereferidaa la actualidado, si se quiere,al tiempohistórico, cuyo dinamismoconsiste en que una «nuevaola» generacionalreemplazaa otra generaciónqueva perdiendoaltura.La actualidadhistórica,por tanto,tienedos sentidos,quefuncionanpor renovación,aunqueno siem-pre por oposición.El procesohistórico, pues, resulta más «dilógico» que«dialéctico»;pero,en esadilogía, ambossentidosno seprestanal equívoco,sino queafirman su«entredós»,en cuantorelacionadoscomo«co-actuales»,y, por ende,sus respectivosmodosde significarseen la misma actualidad,dentro de una dinámicade reposicioneso relevos.

No haymáseficazrazonamientoen pro de la ideade la generacióncomounidadhistórica—y, a la vez, detoda sumetodología—quecontrastaríaconel acontecerde la sociedadnicaragúense.Puesbien, tomandoel siglo comoespaciotemporal suficientey, además,prestigiado,remontémonosal año1800,y anotemoslos cambiosradicaleso los de merosentidohistórico.

1800 (1807) 1814. Casi todoslos historiadorescentroamericanosestánde acuerdoen señalarque entrenosotrosla épocade la Ilustración —en elestrictosignificadodel término——,no llegó másallá de 1808. Lo cual quieredecirque,a pesarde que la Sociedadde Amigosdel Paísfuerasuprimidaporreal cédula del 14 dejulio de 1800, el estadode espírituque esa instituciónrepresentabase conservócon vida duranteochoañosmás,o sea,quelas uto-píassocialesy el positivismo,heredadosde lacenturiaprecedente,caracteri-zaron todavíaa los centroamericanosdel sigloXIX en un períodocasi equi-valenteal de unapromocióngeneracional.En cambio,en los añossiguientes,hasta1814,los vientosquesoplaroneranmenosutópicos,pues,precisamen-te, entre1811 y la fechaya señaladaseprodujeronenCentroaméricalos prin-cipalesmovimientossubversivosanterioresa nuestraIndependencia,y todosellos,por casualidad,en tomo al año fundacionaldc nuestraUniversidaddeLeón, nacida por decretode las Cortesde Cádiz del 10 de enerode 1812.

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Estasegundaetapase distinguió,pues,porun predominiodel independentis-mo a todo trance.Por consiguiente,de 1800 a 1814 se definieron dos pro-mocionesde «ilustrados»e independentistas,sintetizándoseambas,por lógi-cas influenciasmutuas,en la que llamamosgeneraciónde los Prócereso dela Independencia.

1815 (1822) 1829. A partir de 1815,esegrupo generacionalhabíaentra-do en su tiempo de «predominio»o de podery, naturalmente,fue entoncescuandopudo llevar a cabola Independenciade Centroamérica,exactamenteal final del lapso inicial de sieteañosde la nuevageneración(1821),queerala primera de nuestravida independiente.Aquí, por tanto, se da tambiénunnormal entrecruzamientode dos generaciones,sobretodo entre los grupospromocionalescolindantesde unay otra,comose advierteenel procesocre-adorde la Universidadleonesa,cuyafundación——en el periodogeneracionalde 1807— se soldabacon su inauguraciónen 1816,a comienzosde estasiguientegeneración.Sinembargo,en 1822,añointermediode la mismaeta-pa generacional,se proclamaríala anexiónal Imperio de Iturbide. Estamos,pues,antenuestraprimerageneraciónde vida independientey, por paradoja,tambiénimperial,lo cualindicaque-—-en el tiempocorrespondientea supro-moción postrera— le tocó debatirseentre la Independenciay el Imperiomexicano,imponiéndosepronto aquélla, con la instalaciónde la AsambleaConstituyentede Centroamérica(1823); con el decretode abolición de laesclavituddictadopor la misma(1824),y, especialmente,con laConstituciónFederalcentroamericana,sancionadaen ese último año, y la cual parecíarobustecerentrenosotrosel republicanismocon que empezaranuestravidaindependiente.No obstante,se habíadesatadoen Nicaraguala guerra civil,queera, enprincipio, entremonárquicosy republicanos—inclusodespuésdela destitucióndel EmperadorIturbide—, recrudeciéndosecon las JuntasGubernativas,en la guerrade 1824,la cual ocasionaríala pérdidadel territo-rio de Guanacaste(por decretodel CongresoFederalCentroamericano,1826)y empalmaríaprácticamentecon otra guerra,de caráctermáspersonalista(Cerda-ArgUello),que no cesósino hasta1829 —fronterageneracional—yya enplenaetapadelas Jefaturasde Estado.Por lo demás,estageneraciónesla de Morazán—campeóndel unionismocentroamericano—,quienla habíadefinidoal cumplir treintaañosdeedaden 1822.

1830 (1837) 1844. La generacióninmediatamenteposteriorse abrió conla paz eventual que le daríadon Dionisio Herrera, «el pacificador»,quien

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EduardoZepeda-Henriq¡sez Periodizaci¿n generacional de las Jeitos nicaragñenses

tomó posesióncomoJefede Estadojustamenteen 1830. El jefe Herrerasóloveríaenapañarseesapaz por un levantamientoa causadel centralismodelgobiernode la Federación.Esteespaciogeneracionaltuvo, por añadidura,unnotableprogresocultural y administrativopropiciadopor la efimerajefaturadel Coronel don JoséZepeda,quien fue asesinadoen el añoclavede la mis-ma generaciónde 1837; generaciónquesería,sobretodo, la de la proclama-ción de NicaraguacomoEstadoSoberano(1838),por decretode unaAsam-blea Constituyenteconvocadabajo la Jefaturadel doctorNúñez,sucesordeZepeda.Curiosamente,pues, la Federaciónhabíaduradoquince añosjustos.Y todavíarestaconsignarel intentode restauraciónde la unidadcentroame-ricana,en el gobiernode don Pablo Buitrago, generosainiciativa que inspi-raríaotra hechapor la generacióninmediatamenteposterior,duranteel man-datode don JoséLeón Sandoval.

1845 (1852) 1859. Es sorprendenteque la Historia de Nicaragua, deAyón, abarque«hastael añode 1852», fechadefinitoria de estegrupo gene-racional.Peroestábamosen 1838,y en esteañohabíacomenzadola etapadelos SupremosDirectoresy, con lamisma, la peoranarquíade nuestrotejidohistórico, sobretodo a partirde 1844 y 1845 —fechasde límites generacio-nales——,-en queinvadieronnuestrosuelotropassalvadoreñasy hondureñasalmandodel generalFranciscoMalespín.Cabeseñalarque, en buenapartedelos quince años del Directorio, el debilitado Poderestuvoen manosde losintelectualesde la generaciónde 1837, quienessirvieronde gozneentreéstay elposteriorgrupogeneracional,quesurgióbajo los signosde la anarquíayla humillación. Así, los soldadosinglesesdesembarcabanen nuestraCostaAtlántica (1848), como ya lo habíanhechosiete años antesa las órdenesdeAlexanderMcDonald, Superintendentede Belice; igualmente,entrabanenjuego los interesesnorteamericanos,con el contratode un canal interoceáni-co a travésde territorio nicaragtiense(1849), o con el TratadoClayton-Bul-wer, firmadoa espaldasdeNicaraguaporEstadosUnidose Inglaterra(1850),y, en fin, el filibustero William Walker pretendíaadueñarsedel paísy escla-vizarlo (1855-1857),recibiendo la patriótica respuestade nuestraGuerraNacional.Ya es sintomáticoque,justamenteen el añocentralde estagenera-ciónde 1852 (9 de octubre)esté fechadoel decretodel DirectorSupremodonJoséLaureanoPineda«declarandoilegal, nulay atentatoriaa los derechosdeNicaraguala proclamaciónhechapor varios individuos residentesen SanJuandel Norte erigiéndoseen República»;decretoverdaderamentedefinito-rio de la anarquíaque le tocóvivir a la mismageneración.

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Peroaún no hemosmencionadola contiendacivil de 1854, entredemo-cráticosy legitimistas,acaudilladosporMáximo Jerezy porFrutoChamorro,respectivamente.Y aquí es oportunoindicar que la personalidaddel generalChamorrogravitó alrededordelos añosclavede supropia generacióny delasiguiente,pueshabía llegado a su actualidadhistóricaen el año inmedia-tamenteanterior a 1837, y luego tomaría posesióndel cargo de DirectorSupremoun año despuésde 1852. Por ello, resultasignificativo que fuesedon Fruto el primer nicaragilenseque ostentarala denominaciónde Presi-dentede la República, lo cual implicabaconsolidarel PoderEjecutivo,dán-doleconstitucionalmenteatribucionessuficientes.Era comoun preludiode launitaria constitucionalidad—que exige un orden social mínimo— de lostreintay cinco añosde gobiernosconservadores,con un conservatismolibe-ralescoen determinadasactuaciones,y máspropio de partidoquede filoso-fia política. Y es curioso que dichaetapase conozcaen Nicaraguacomode«los treintaaños»,es decir, como el tiempojusto de dos generaciones.Puesbien, una nuevaAsambleaConstituyentedeclarabaque el períodopresiden-cial del generalTomásMartínez—previstocomodecuatroañosenla Cons-titución de 1858— empezaríaen 1859, que, rigurosamente,es una de lasfechaslimítrofesentreestegrupo generacionaly el de 1867.

1860 (1867) 1874. Por ser éstauna épocamenosrevueltaque las ante-dores,sus demarcacionesgeneracionalesparecenaún másclarasa la vistadel observadorEn estaocasiónes la Historia de Nicaragua,de JoséDoloresGámez,quealcanza«hasta1860», Jaque,curiosamente,nos fija la linde ini-cial de la generaciónde 1861. Este primer encuadregeneracionalde «lostreintaaños»comprende,casi conexactitud,los dos períodoscuadrienalesdelgeneralTomásMartínez(1859-1863-1867),sin contar los quince mesesenque ejerció la Presidenciaantesde promulgarsela Constituciónde 1858; elperiododel generalFernandoGuzmán(1867-1871),y el de don VicenteCua-dra (1871-1875). La obra de gobierno del generalMartínezfue, sobretodo,de recuperaciónnacional.Se suscribióentoncesel TratadoCaijas-Jerez,queevitabauna guerracon Costa Rica; celebróseun Concordatocon la SantaSede,conocasióndel cual se nombraríaal poetaJuanIribarrenSecretariodela Legaciónde Nicaraguaen Roma; se firmó un nuevocontratocon la Com-pañíadel Tránsito,modificándololuegoy «mandandoquese tengacomoleyde la República»;se emitió un acuerdocon el «Reglamentoparael puertoypoblaciónde 5. Juandel Norte», que ya habíasido declarado«libre paraelcomerciodetodaslas naciones»,eximiéndoseademása susvecinosdel pago

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de «alcabalaen la ventade bienesraíces»,y se mandó«que los buquesCor-sanosno puedanpermaneceren los puertosde la Repúblicapor másde vein-ticuatro horas».Sin embargo,la Presidenciadel generalMartínezse vio tur-badaporla guerrade 1863, que,conel movimientosubversivode 1869 —yaen la etapagubernativadel generalFernandoGuzmán—,fue el primero delos dos paréntesisrevolucionariosde estageneración,en cuya fechaculmi-nantehabíallegadoal Poderel generalGuzmán.Ahorabien, fueradeun nue-vo Tratado de Amistad, Comercio y Navegacióncon los EstadosUnidos—bajo la administraciónde Guzmán——,vale reseñartreshechosimportantesparala culturanicaragíjenseque se dieron enel mismo espaciogeneracional:el nacimientocapitalde RubénDarío; la subvenciónconcedidapor el Estadoa Paul Levy, a fin de que escribierasuobra histórico-geográficaNicaragua,publicadaen París el año 1873, y la llegadade los jesuitas expulsadosdeGuatemalay El Salvador,quese establecieronennuestropaís(1871),alprin-cipio del mandatode Don Vicente Cuadra,y que seriandecisivosen la for-mación inicial de Rubén,comolo reconocióel poeta.

1875 (1882) 1889. Rigurosamente,la nuevageneraciónse abríacon latoma de posesiónpresidencialde don PedroJoaquínChamorro(1875-1879),quien, de maneraasombrosa,también señalaríael comienzodel siguienteperíodo generacionalcon la fechade su muerte(1890). Pero, dentro de lageneraciónen quegobernóDon PedroJoaquín—quien, comoes lógico, per-tenecíaa la anterior o de 1852—, se sucedieron,además,los gobiernosdelgeneralJoaquínZavala(1879-1883),del doctorAdánCárdenas(1883-1887)y del coronel EvaristoCarazo(1887 —¡y sorpréndaseel lector!— 1889). Elcaso es que, por esa «razónde la sinrazón»con que avanzala historia,elcoronelCarazofalleció sin acabarsuetapade gobierno,comoparaclausurarestageneraciónen su fechaexacta,y así completarel tiempojusto de «lostreinta años»del dicho popular.Por tanto,parecieraquela historia confirma-ra la intuición cronológicadel pueblonicaragílense.

Estelapso generacionalse caracterizó,despuésde la generaciónde losPróceres,por sualtitud de vuelosculturales.Por algo, en suaño culminantese inaugurabanuestraBiblioteca Nacional (1882), verdaderosímbolo delambienteintelectualde la época,comolo era la UniversidaddeLeón respec-to de la generaciónque realizóla independenciay la que le siguió. Tambiénpor algo, el mismo grupo generacionalde 1882 fue el que precedióal deRubénDarío,y, aunqueno hayasido aquélun grupoquese distinguierapoé-ticamente,pudo darle a Rubénel medio cultural indispensableparael culti-

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yo de su vocación literaria precoz. Porque el progresode la educaciónnacional logradoduranteel gobiernode don Pedro JoaquínChamorro,sólotieneun breveantecedenteBajo laJefaturadel coroneldon JoséZepeda,quedotó de reglamentosa laeducaciónen todoslos niveles,restableciendonues-tras institucionesuniversitarias;que implantécon fuerzade ley el requisitodel grado de Bachiller en Filosofia y DerechoCanónicoparael ordenamien-to sacerdotal,y que llevó a cabola fundaciónde varios centrosescolares-todo lo cual, puestoen sazónhistórica,habíaconstituidouna hazañaen prode laculturapopular. Pero laobraeducacionalde don PedroJoaquín,a ladis-tancia de tres generaciones,tuvo ya la redondezde la creaciónmadura.Erala «instrucciónpública»vuelta«educaciónnacional»,ensentidomoderno.ElPresidenteChamorrofue quien puso bajo la responsabilidaddel Estadolaorganizacióny la altadirecciónde toda la escalaeducativa;quienordenó,pordecretolegislativo del 8 de marzode 1877, la obligatoriedady la gratuidadde la educaciónprimaria; quien mandóestableceruna EscuelaNormal enManagua,y quienfomenté la enseñanzalaboral,haciendollegar instructoresecuatorianosparala confecciónde sombreros«Jipijapa».Puedeafirmarse,pues,queduranteel gobiernode don PedroJoaquínChamorroserealizó unaverdaderaliberalizaciónde la enseñanzaenNicaragua.Por lo demás,sólo unhechoentristecióesteperiodopresidencial,y fue el ultraje quehizo anuestrapatria la Alemaniade Bismarck,con el beneplácitode EstadosUnidosy deInglaterra,al convertiren conflicto internacionalun asuntode derechopriva-do (Eisenstuck-Leal).

Otro sucesolamentable,aunquede naturalezadistinta, se produjo en elsiguientegobierno.Aludimos a la expulsiónde la Compañíade Jesús(1881),ordenadapor el PresidenteZavala,y queconstituyóunatremendaequivoca-ción en el ordende la cultura, comola realidadlo demostraríamástarde.Porotraparte,un añodespuéstuvo lugar layareferidainauguraciónde laBiblio-tecaNacional, acontecimientoparael cual compusoDario su poema«ElLibro». Y el generalJoaquínZavalatambiénauspiciévariasobrashistóricasy jurídicas de interés nacional, como la Historia de Nicaragua, de TomásAyón. En estamisma etapageneracional,peroya durantela PresidenciadeldoctorCárdenas,fue fundadaenManaguala Escuelade Artesy Oficios, conprofesorescontratadosprincipalmenteen Francia,y con los cualesRubénpracticabasu tempranofrancés.Gobernandoasi mismo Cárdenas,se decreté(9 de septiembrede 1884)el primer exilio de don EnriqueGuzmán,modelode ingenieríaliteraria, quien,en Guatemala,experimentóun giro de noventagradosen supensamientopolítico y, a la vez, tuvo la oportunidadde estudiar

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en vivo el unionismodel generalJustoRufinoBarrios,movido por la «ambi-ción de extendersus dominios»,como escribíadon Enriqueen unade susenérgicas«instantáneas»con las que, en suDiario íntimo, fijé la imagendeaqueldictador. Pero,entretanto, yaestamosa las puertasdel mandatopresi-dencialdel coronelEvaristoCarazo,interrumpidosúbitamentepor la muertede éste,la cual cerrabaasimismola última generaciónde «los treinta años»,que dejaba,todavíahúmeda,otra concesióncanalera.

1890 (1897) 1904. Esverdadqueel doctorRobertoSacasa,tambiéncon-servador,habíasubido al Poder,primero como senadordesignadoy luegocomocandidatoelecto(1889-1891-1893),y cuyoscuatroañosno cumplidos,sumadosa aquellosquince mesesno constitucionalesdel generalMartínez,completanlos treinta y cincoañosrealesdeAdministracionesconservadoras.Pero no es menoscierto que habíanllegado otros tiempos,y la generaciónque entoncesirrumpíaerade signo genuinamenteliberal, comoqueel 28 deabril de 1893 funcionabael detonadorde la revoluciónquetriunfaríael 25 dejulio, siendo nombradoPresidentede la República, por una AsambleaNacionalConstituyente,el generalJoséSantosZelaya,de quiendiría el doc-tor CarlosCuadraPasos,en frase iluminada: «El pueblode Nicaraguadele-gó en él la facultaddeaccionar»(Dos Hombres,DosHistorias).Y estagene-ración nacientefue nadamenosque ¡la de RubénDarío!

Ahora bien, paraubicar literariamentelos anterioresapuntesgeneracio-nales—que, másque un elementalescorzohistórico de nuestrosiglo XIX,quierensercomoseñalesde tránsitoen la carrerade relevosde nuestrasfor-masde vida nacional—, convieneañadirun cuadrocronológicode la suce-sión de esasseis generacionesqueprecedierona la de Rubén:

1800-1814 (Generacióncentroamericana«resolutiva»,que realizó laindependencia,o generaciónde los Próceresy de 1807,que,en lo literario, correspondeala herenciadel Neoclasicismo).

1815-1829 (Primerageneraciónde vida independienteo de 1822, y, sise quiere,generacióndel Imperioy de la RepúblicaFederal,equivalenteal tránsito que representaronlos neoclásicosrezagadosy los precursoresdel Romanticismo).

1830-1844 (Generaciónde la SoberaníaNacionalo de 1837,correspon-dienteal Romanticismo).

1845-1859 (Generaciónde la GuerraNacionaly de la Anarquíao de1852,que equivaleal Posromanticismo).

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1860-1874 (Primerageneraciónde losTreintaAños y, si se prefiere,delnacimientode RubénDarío o de 1867, que correspondealRealismoy sus«derivados»).

1875-1889 (Última generaciónde los Treinta Años y de la formaciónnicaragliensede Rubén,o de 1882, equivalentea la de losprecursoresdel Modernismoen nuestralengua).

1890-1904 (Generación«predominante»de Darío y Primer Modernis-mo nicaragliense,o de 1897).

III

La generaciónde 1957 (1950-1964)

Hoy, el término«generación»estámásde modaquenunca,en virtud desu empleoen la industriaaeroespacialo en la de material informático,y asíse habla,por ejemplo, de ordenadoresdc primera,segundao terceragenera-ción. Perodejemosdichousoterminológicoen lo puramenteilustrativo.Aquísólo debemospartir de la generacióncomo«génerohistérico»y no de otraclase,ni siquieralabiológica.Porqueal igual quelas generacionesen elpla-no de la historia fuerondenominadasde tal modo a imageny semejanzadela biología,a suvez las llamadasgeneraciones«literarias»respondieronaunaterminologíatraslaticia,o bienpor extensión;aunque,esosi, máscercade laIdea de unageneraciónhistórica.

Todo ser humanose inscribehistóricamenteen la generaciónque le espropia,o sea,la típica —como que se tratade un «género»—en un espacioy un tiempo dados.Y ello se muestraen la mía nicaragliense,conun «radiode accióngeneracional»queva de 1950 a 1964,peroqueha sido identifica-da erróneamentepor su fechainicial; no por la culminantey máscarecteri-zadorade 1957, quees el fiel de la balanzaentreaquelloslímitescronológi-cosde nuestraquindenial«actualidadhistórica»,vale decir, la del «ejerciciode la edad» de los coetáneosque entoncesalcanzamosla madurezde lostreintaaños.

No existe,en efecto,ningunageneración«literaria»propiamentedicha,sino es apenascomo segmentode la generaciónen el sentidode la historia.Pero,hechaesaadvertencia,resultalícito hablarde «generacionesliterarias»sólopor víade ejemplo;siemprequetalesgruposse ajustenrigurosamenteala periodizaciónhistóricaque,a su vez, obedeceal ritmo generacional.Ade-

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más,en todageneraciónse articulandos promociones.De ahí que,en Nica-ragua,laestructurageneracionalde 1957 estécompuestadeunaprimerapro-moción, a cuya parcelaliteraria pertenecenpoetas como Juan FranciscoGutiérrez,que,no obstantesuretiro agrarioo «tiburtino»,se relacionéamis-tosamentecon todosnosotros,teniendopor editor a nuestroMario Cajina-Vega; como SalvadorMurillo, al que yo conocí en personatempranamentedurantemis añoschilenos,y a pesarde su lejaníaaustral o tal vez por ellomismo; comoErnestoMejía Sánchez,CarlosMartínezRivas y ErnestoCar-denal, aquieneslos miembrosde la promociónmásjoven tratamosasidua-menteen las tertulias de JoséCoronelUrtechoy de EnriqueFernández,con-forme lo contadopor el mismo Mejía Sánchezen su «Tríptico de Coronel»(1976). Y, en fin, comoGuillermo RothschuhTablada,aisladode su promo-ción, aunquecercanopor razónde la edada nuestrosegundogrupo promo-cional.

Esteúltimo grupoha sido presentadotorpemente—quierocreerquepordesconocimiento,antesque por malicia— como diseminadoy descompasa-do; lo cual se invalida conel sólohechode quela mismapromocióntuvo unnúcleogranadino(FernandoSilva, Rodolfo SandinoArgilello, ErnestoGutié-rrez y EduardoZepeda-I-Ienríquez),conunatertulia periódicapropia,en casade Gutiérrez; habiendofundadouna revista (Matinal), y conpáginaslitera-rias publicadasregularmenteen El Diario Nicaragliense.A tales actividadesen común, se sumabanalgunos otros jóvenesgranadinosde la promociónanterior —en un simpático transfuguismoliterario—, como Luis Favilli(quien entoncesescribíapoemasen prosa)y Luis Mejía González;así comoun estudiantedel InstitutoNacionalde Oriente,de nuestraedady aficionado,no devotode las letras: HumbertoGómez,hoy médicoen Florida.

Acaso por razón de edad,FernandoSilva, que tambiénestudiabaen elInstituto granadino,junto a Gutiérrezy los hermanosRaúl y TomásElvir(asiduoscontertuliosde origenhondureño,pero nicaragúensesde adopción),fue quiennos aglutinó,dándonosconcienciade «contemporización»genera-cional. Entreparéntesis,enjulio del añoen queescribo,y durantemi viaje aNicaragua,pararecibir honoresestatalesy municipales,fui a casade Silvaconocasiónde saberqueél estabadelicadode salud,y le encontrétan depri-mido que se me ocurrió decirle, con muchacomplacenciasuya: «¡Aguante,poeta,paraque puedaleer lo queestoy escribiendosobrenuestrapromocióngeneracional!»FernandoSilva, quecumplió treinta añosen 1957,estásitua-do en el «techo»—comoahorase dice—de nuestrageneración,o biena hor-cajadas,si se prefiere,en el caballetede las dos vertientespromocionalesde

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la mismageneración.Silva, sin embargo,en vez de deslizarsepor el planoinclinadocorrespondientea los mayoresen edad,se ladeabahaciadondenoshallábamosnosotros,los de la segundapromocion.

En mi visita nicaragliense,me acompañémi tambiéncompañerodearmasliterarias Rodolfo Sandino Argílello, el poetapromisorde Muriendoabril (1954) y ahoraMagistradode la Corte Supremade Justicia.El y yoconectamosa los poetasde nuestraedadque estudiabanen el Instituto gra-nadino, con los dcl Colegio Centro-América.Es más, FernandoSilva yErnestoGutiérrezasistían,conun permisoespecial,a las clasesde literaturaque impartíael maestroy poetajesuita2. Angel MartínezBaigorri, en nues-tro Colegio. Así se explica mejor la concienciade grupo y de comuniónenla poesíaque siempretuvimos,hastael punto de queErnestoGutiérrez,sig-nificativamentey ya el 15 de diciembrede 1976,me escribióinstándomeaquetratasede nuestrapromocióngeneracional,dentro de la carrerade rele-vos de las generacionesnicaragúenses.Y añadíaGutiérrez,con cierta dosisdehipérbole:«esmuy convenientequeesoquedeclaroen Nicaraguay nadiemejor que vos parahacerlo».

Sin embargo,en ese viaje a mi tierra, despuésde una dilatadaausencia—durantela cual los hombresy la Naturaleza,al parecer, pusiéronsedeacuerdoparadestruirel país—,ya no hallé a ErnestoGutiérrez,enjutocomosupoesía,consuperfeccionismodematemáticosolemney su absolutaserie-dad; yano encontréa RaúlElvir, plenode silencio,de inteligenteironía y ensu«infiernoparticular»,y tampocohallé sobrela tierraa Mario Cajina-Vega,mi editor e interlocutormaratonianoen su Editorial Nicaragliense,haciendogalade su lenguajesensorial—de los cinco sentidos—y de su talentonarra-tivo, quelo situé,junto a LizandroChávezAlfaro, en la cima de la prosacre-adorade todaunageneración.

ChávezAlfaro, por su parte,y conel éxodoa cuestas,habíaregresadoaMéxico. Él ha sido nuestrovecino en el tiempo másque en el espacio;perotuvo la atenciónde visitarme, el año 1973, en mi casamadrileña.En cuantoa los dos Luises, Mejía Gonzálezy Favilli Picazzo,seguíanresidiendoenEstadosUnidos. Y a Luis Favilli le deboun ingrávidopoemaen prosa,de losañoscuarentay tantos,sobreel virtuosismode mi madreal piano; poemaalqueyo correspondíentoncesconotro en verso,aparecidoennuestraspáginasliterarias del diario granadinomencionadomás arriba, y que conteníaelsiguienteestribillo, con la onomatopeyade las máquinasde imprimir deaquellosaños,o sea,de las viejas«prensas»del mismoDiario Nicaragñensede la Granadatrasatlántica:

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Titén, tan, tis,tatín, ton,tas,sé cuantopuedasarmonioso,Luís;sé poeta,sin mas.

Iv

Dos carasde una medallageneracional

Con ocasiónde otorgarseel premio Príncipede Asturias de las Letras,en 1985, al poetaAngel González,no en vano se ha recordadoprofusamen-te queéstepertenecea la generaciónque,atendiendoasufechainicial, sue-le conocersecomode 1950,y queyo prefierollamar de 1957,por supuntode equilibrio histórico (1950-1964).La actual concesiónde estepremio sevuelve, pues,un acontecimientogeneracional:el de un grupoliterario que,despuésdel modernista,ha hechomásen favor de la comunidadpoéticaennuestralengua,a través de Españay deNicaragua.Precisamente,en tornoal año 1957, Ángel Gonzálezpublicabaaquellamordacidad—unas vecessutil y otras,desgarrada—del libro Ásperomundo(1956),y la tristezaradi-cal del mismo, y su gran humanidadconteniday derramada,a un tiempo.Además,en el propioañogravitatorio, se hizo a la mar el poemarioDesetí-brimiento de América, de Jaime Ferrán, como un encuentrodeslumbradorconsigomismo o con su auténticomodo de ser poeta,que no era sino elencuentrocon la universalidaddelo español.Y, al añosiguiente,agitaronelaire los Conjuros,de Claudio Rodríguez;verdaderaspalabrasmágicasdon-de la realidadlocal serealiza en trascendencia,a la medidadel común idio-ma, y hastael «paisano»se hace«prójimo»,tomándosesolidario en el ¡násamplio sentidohispánico.Pero tambiénentoncesvieron la luz castellanalosversosmíos de Como llanuras (1958), que eranmi descubrimientojubilosode España.Lo cierto es quemi generaciónliteraria nicaragiiensese relacio-nó plenamentecon su paralelaespañola;ya que los miembrosde aquéllavinimos a España—con pocasexcepciones—justamentea la edaden quesuelenhacerselas amistadesde fondo. Merece,por tanto, un estudioaparteel sentidohistóricode esasrelacionespersonalesy suconjunciónen el espí-ritu generacional.

Mi grupoliterario nicaragliensefue solidario consus mayores,acrecen-tando,perfeccionandoy actualizandoel legadorecibido.Nuestrageneración

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allí se dio cuentade que las «experiencias»de la tardíavanguardiade Nica-raguaeranaprovechablesen aquelloqueno teníande puros«experimentos».Así se explica que lo máscaracterísticode la generaciónnicaragilensede1957 sea la plenitud. Aludo, por consiguiente,a unaobraque no sólo com-pletó lo hechopor aquella vanguardia,sino quetambiénordenólos resulta-dos de las pruebasrealizadaspor la misma, renovandolo renovable,explo-rando cuanto habíaquedadoa mediasy, antesque nada, seleccionandoconrigor. La originalidad de dichaobra es doble: la de unaverdaderaevolucióny la de no renegarde sus origenes.En efecto,aquellosgruposgeneraciona-les que representanen gradosumola novedad,la iniciativa, el experimentooel descubrimiento,como la generaciónde vanguardiade Nicaragua,se dis-tinguenpor la inquietudde la aventura.Empleandoun símil —siemprecon-vencional—,diré que a los descubridoressiguen los conquistadoresy colo-nizadores,que, a su vez, se caracterizanporel ordeny la seguridad.Por esopuedenser perfeccionistas,como, en su mayoría, lo son los adscritosa lageneraciónnicaragúensede 1957. Esees el tipo de generaciónherederaporexcelencia,en la cual suelen darselos renacimientos,aunque,al hablar deéstos,casi nadie pongaatenciónen el prefijo «re». Se trata, pues,de unmodelo de generaciónplenariay evolutiva,al mismo tiempo. De aquí que lamía de 1957,no obstantehabersido personalmenteformadaen lo literariopor los maestrosde aquella vanguardia,no se aventuraraen excesosvan-guardistas.

Seríaingenuopensarqueestegrupo, de creaciónmásarmónicay equi-librada,ha sido conformista.La verdades quesabeaprovecharlo queresul-ta válido de las experienciasvanguardistasy, por lo mismo, es una genera-ción rectificadora.A ella se debetambiénuna positivatransformaciónde laprosay de la crítica literaria, llevadasambasagradosdeprecisióndescono-cidos anteriormenteen Nicaragua,tanto en la prosapoética, como en lanarrativa, como en la prosade ensayo. Dicho grupo se muestra,además,estéticamenteexigenteo con un marcadosignoestético—no «esteticista»—a excepcióndeCardenaly FernandoSilva, que,por lo demás,corroboranladinámicasimbolistadeNicaragua,cuyaarmoníase da enel núcleode atrac-ción generacional,a través de unaescalade gradosde condensaciónsimbó-lica, que va de la imagen apenassimbolizadaa la abstracciónapenaspura.Por ello, la mismageneraciónse ha definido, enúltimo término,comocon-ciliadora de la purezay «la impureza».Y allí están,paraejemplificarlo,elpoemariode ese último nombre,de Mejía Sánchez,o las ideasestéticasdeErnestoGutiérrez.

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El carácterestéticoy, además,de conciertoo de síntesises lo que, enresumidascuentas,distinguea lapoesíade mi generaciónnicaragliense,y loque,a la vez, afirmasupeculiaridad,referidaa su correspondienteespañola.Porqueen estaúltima es posibledeslindarnítidamentesusdospromociones,en virtud de los respectivosacentosque predominanen una y en otra, Noshallamos,en principio, ante unageneraciónmenosunitaria que su paralelanicaragilense.Efectivamente,el primerode susgrupospromocionales—el deAngel González—se ¡nclina hacia lo testimonialy crítico, aunquegeneral-mentecon expresiónreflexiva e intelectualizada.De estapromoción, acasosea Bousoñoel único que ha derivadohaciaunapoesíade la palabrapor lapalabra,y quees una forma de lucidez luciferina y, por lo mismo, como lacaraocultade esalucidez queencontramosen poetasnicaragiiensesal estilode Mejía Sánchezo de MartínezRivas.

Ahora bien, en la otra promoción generacionalespañolaresalta,comoverdaderomatiz, unamayorsolidaridadhumana,acompañadade un lengua-je másnaturaly directo. Pero lo que interesarealmentees subrayarque lasdos promocionesde estageneración,tienenunavisión «ética»del mundo,comonota característicacomún; mientrasqueel grupo generacionalnicara-gtiensede 1957 se distingue,sobretodo, porsu carácter«estético».A un ladoy a otro del océano,conlos poetasdenuestrageneración,la imagenvolvió aconcebirsecomo fruto natural de la imaginación.No se alude a la imagenornamentalque precedióa la literaturamoderna,ni a la gimnásticade lasvanguardias,ni a la documentalde la poesíade protesta,sino a la imagencomo liberación—o purificación— y, por lo tanto, como signo de lo máshumano.

La generaciónde 1957 habíanacido en la llamada«civilización de laimagen»,esdecir,en un caossensorialdondela imagensehacemecánica,yla sensibilidadse adormece,y la imaginaciónes siervade la publicidad.Deaquíque,por lo general,los poetasde estageneraciónreaccionandoanteunaimagenutilitaria, reproductoray repetitiva,yano entendieronla poesíacomosimple «comunicación»y menoscomoespejo de realidades,sino comovíade conocimientovivencialy, por supuesto,comoremediode la soledadcre-adora.Es la poesíaquereliga en el misteriodecrear«otro yo», el cual yanoes «uno mismo» y, por consiguiente,se solidarizaconel mundoen torno,enuna relaciénde imageny semejanza.Pero una imagenque crea su propiamagiay sacramento,sudinamismoesencial:dinamismoqueesel del tiempoy que,sin embargo,llega en plenitudde composiciónhastasalvarla tempo-ralidad. Es la imagenhechapalabra,que,por sunaturalezapoética,instituye

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unacomunión entreel poetay el mundo,sin confundirlosy, por lo mismo,sin desnaturalizarel lenguaje;antesbien, ensanchandosu eficacia humana.Así, el lenguaje poético se da como un medio natural de expresión,peroextendidoalmáximodesusposibilidades,o sea,tensadohastasuvalidezuni-versal.

Por lo demás,seríacurioso estudiarla influenciadeEzraPounden algu-nos de dichospoetasespañolesy nicaragtiensescoetáneos.Ya es reveladorque JaimeFerránsea,comoCardenal,traductorde Pound.¿No cultivan aca-so el «prosema»lo mismo Angel GonzálezqueMejía Sánchez?Y valdríalapenahacerun paraleloentrela poesíadel mismoCardenaly la de JoséAgus-tín Goytisolo. El referido tema de la «pureza»,anotadopor Bousoñocomopropiode la obradeClaudioRodríguez,tieneclaracorrespondenciaen Nica-ragua,especialmenteen Mejía Sánchezy en MartínezRivas. Perodebopre-cisar que el tema en cuestiónes igualmenteuna concepcióndel universo,yquela «pureza»en ClaudioRodriguez—lo mismocomoun «don»quecomoun «deber»se mueveen unaórbitamoral, y, en cambio,en los citadospoe-tas nicaragflensesresultamásbien unapreocupaciónestética.Estéticay éti-cason,pues,las doscarasatlánticasde unamismamedallageneracional;unamedalla—que dice «media»—comopartidaen dos mitadeso, mejor, comomediadoraentrelos poetashispanoamericanosy los españoles.

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