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1 Universidad de la República Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Licenciatura en Ciencias Antropológicas Taller II de Investigación en Antropología Social PAY PASO: ENTRE EL SURCO, EL SINDICATO Y LA COLONIA Una etnografía del acceso a la tierra en Bella Unión Ma. Magdalena Curbelo Año del curso 2014 Docente responsable del curso L. Nicolás Guigou. Trabajo presentado el 31 de julio del 2015

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Universidad de la República

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Licenciatura en Ciencias Antropológicas

Taller II de Investigación en Antropología Social

PAY PASO: ENTRE EL SURCO, EL SINDICATO Y LA COLONIA

Una etnografía del acceso a la tierra en Bella Unión

Ma. Magdalena Curbelo

Año del curso 2014

Docente responsable del curso L. Nicolás Guigou.

Trabajo presentado el 31 de julio del 2015

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Agradecimientos

A mi familia, por acompañarme siempre.

A los profesores Nicolás Guigou, Marcelo Rossal y Pilar Uriarte, por su orientación.

Al profesor Alfredo Falero, por sus sugerencias y consejos.

A mis compañeros del Centro de Formación Popular de Bella Unión: María, Álvaro,

Damián, Daniel, Gonzalo, Nancy, Gerardo y Paula, por sus opiniones, su apoyo y por

todos los momentos compartidos.

A los compañeros de la Chacra Escuela 15 de Enero: Colacho, Omar, Chino, Oscar y

Mariana.

A la directiva del Sindicato de UTAA, por permitirme acompañaros en sus actividades.

A mis vecinos del barrio Sur: Nancy, Luján, Daniela, Andrea, el Tano y su esposa, por

las tardes de verano compartidas en el barrio.

A Martín, Lorena, Ale y Débora, por mostrarme la “otra” Bella Unión.

A Elsa y su familia por abrirme las puertas de su casa y de sus vidas.

Al Ñato, por colaborarme con su semanario y por las tardes que compartimos.

A los compañeros de Pay Paso: Adriana, Mónica, Bety, Paola, Dayana, Yanina, Carla,

Rosana, Juan, Michel, el Diablo, Tonio, Álvaro, Nelson, Nico, Tanego, Manuel, Pedro,

Café, Cafuyo, Poyín, Lagarto y Melo, porque sin ellos está etnografía no sería posible;

gracias por todo lo que me enseñaron y por compartir conmigo parte de sus vidas y sus

sueños.

3

Resumen

La presente etnografía busca aproximarnos los procesos de acceso a la tierra en los

cuales están involucrados colectivos de trabajadores de la caña de azúcar de Bella

Unión (Uruguay). Reflexionando al respecto de la reciente conformación de una colonia

situada en el área de Pay Paso (a 37 km de Bella Unión), donde un grupo de 35

trabajadores y trabajadoras de la caña de azúcar, han accedido a una fracción de tierras

adjudicada por el Instituto Nacional de Colonización, orientada a la producción de caña

para su posterior venta al ingenio de ALUR S.A.

Algunas de las cuestiones a las que intenta aproximarnos esta etnografía son; las

prácticas y discursos de estos sujetos en tanto colonos, la vida cotidiana en Bella Unión,

el rol del sindicato de UTAA y las historias de vida de estos hombres y mujeres

marcadas por la zafralidad y los surcos de caña. Todas estas cuestiones son presentadas

a partir de la elaboración de un texto único que nuclea diversos relatos, narrativas y

experiencias desarrolladas durante el trabajo de campo.

Palabras claves: Pay Paso, caña de azúcar, colono, acceso a la tierra.

Summary

This Ethnography attempts to approach the process of access to the land in which they

are involved groups of Bella Unión (Uruguay) sugar cane workers. Thinking in this

respect of the recent formation of a colony in the Pay Paso area (37 km from Bella

Unión), where a group of 35 sugar cane workers, have agreed to a fraction of land

awarded by the National Colonization Institute, with the main purpose of sugar cane

production for the subsequent sale to ALUR'S industrial complex.

Some of the issues which are trying to approach this Ethnography are; speech, concepts

and practices of this group of agricultural settlers, their everyday life in Bella Unión, the

role of the UTAA workers Union and even single life stories of each one of these men

and women, marked by the harvest and the grooves of sugar cane. All these issues are

compiled in a single text that brings individual stories, narratives and many other

experiences collected and developed during the fieldwork.

Keywords: Pay Paso, sugar cane, settler, land access.

4

Índice de Contenidos

Resumen…………………………………………………………………………..........3

Índice de Contenidos……………………………………………………………………4

Índice de Ilustraciones…………………………………………………………..……...5

Glosario…………………………………………………………………………………7

Introducción………………………………………………………………………...…..9

De la elección del objeto…………………………………………………………….…10

I La cuestión azucarera……………………………………………………….………12

I.1 Caña de azúcar, el contexto regional……………………………………….12

I.2 Bella Unión: Capital Nacional de la caña de azúcar………………………18

I.3 A las orillas del Itacumbú nació UTAA…………………….……………...25

I.4 Tierra pal´ que la trabaja……………………………………………………36

II Trabajo de campo, la labor etnográfica…………………………….…………...44

II. 1 Estar ahí ………………………………………………………………….44

II. 2 Familiarizar lo extraño: La Bella y sus derroteros…………………...…..48

II.2.a Lo del Gallego…………………………………………….56

II.2 b La llegada del carnaval……………………………………57

II.3 El sindicato de los peludos…………………………………………….....61

II.3 a. Las audiciones radiales de UTAA…………………………..61

II.3 b Reflejos de lucha: El bloqueo a ALUR………………….......62

II.3 c La Comisión de Tierras de UTAA…………..………………..69

III Pay Paso …………………………………………………………………………72

5

III.1 La conformación del colectivo………………………………….……….72

III.2 Luchas, sacrificios y sueños………………………………………...……77

III.3 Cuidar las cañas, regar, manchonera y plantar…………………………...90

IV Solo con la tierra, no basta…………………………………………………….....95

Algunas consideraciones finales………………………………………………………101

Bibliografía………………………………..……………………………..…………....104

Anexos……………………………………………………………………………..….111

Índice de Ilustraciones

1 Recorte de prensa Huelga de hambre de 8 obreros de CALNU en defensa de las fuentes de

trabajo. Semanario Encuentro del Norte. 22 de agosto de 1992. Año 1 Número 24. Bella

Unión………………………………………………………………………………………..…..32

2 Recorte de prensa “No somos un polo de desarrollo, somos esclavos de la miseria”.

Semanario Encuentro del Norte. 7 de octubre de 1995. Año 3 número 173, p. 9...…………….33

3 Recorte de prensa. Semanario Encuentro del Norte. 3 de noviembre del 2000. Año 9 Número

387……………………………………………………………………………………..………..34

4 Cuadro. Evolución del número de productores y superficie de caña cosechada desde la

instalación de ALUR S.A……………………………………………………………………….35

5 Asamblea de UTAA durante el bloqueo a la planta de ALUR. Octubre del 2014…………....36

6 Poster que se exhibe en una de las paredes del sindicato. Sede de UTAA Octubre del

2014……………………………………………………………………………………………..38

7 Memorial Raúl Sendic- ubicado a la entrada de la ciudad sobre la Ruta Nacional nº 3. Febrero

del 2015……………………………………………………………………………………….39

8 Recorte de prensa. Entrega de viviendas a inundados, 48 familias fueron las beneficiarias.

Semanario Encuentro del Norte. 10 de junio de 1995. Año 3 número 158, página 9…………..50

9 Barrio Sur- Bella Unión. Febrero del 2015………………………………………………..….51

6

10 Escuela de tiempo completo Nº 92- Barrio Sur. Febrero del 2015…………………………..52

11 Vecinas dedicadas a la confección de los trajes para carnaval- Febrero del 2015…………58

12 Desfile de carnaval, comparsa del barrio Sur – La Fantasía. Febrero del 2015…………....60

13 Bailarina de La Fantasía- la figura de Iemanjá tatuada en su espalda. Febrero del 2015…...60

14 Audición radial de UTAA. Radio Bella Unión. Setiembre del 2014……………………..…61

15 Camiones cargados de caña esperando se levante el bloqueo, Setiembre del 2014…………63

16 Algunos colonos de Pay Paso esperando que comience la reunión de la comisión de tierras,

en la puerta de UTAA. Febrero del 2015………………………………………………………..70

17 Apuntes relativos a una asamblea realizada durante el campamento de ocupación en las

tierras de Pay Paso, 16 de marzo del 2013. Autora Adriana Ferreira…………………………75

18 26 de febrero del 2014. El día en que se informó desde el INC quienes fueron seleccionados

para ingresar a las tierras de Pay Paso. Notas de Adriana Ferreira………………………….…77

19 Realizando la plantación de nuevas hectáreas de caña (la autora junto a dos de las colonas) -

Pay Paso. Marzo del 2015……………………………………………………………………83

20 Una de las mujeres de la cooperativa cargando un mono de caña recién cortada. Pay Paso.

Marzo del 2015………………………………………………………………………………....83

21 Afilando la cortadora. Pay Paso. Marzo del 2015.………………………………………….86

22 Corte de caña quemada, primera zafra en Pay Paso. Foto de Bety Belén. Mayo del

2015……………………………………………………………………………………………..86

23 Grapo juntando la caña cortada durante la primera zafra en Pay Paso. Foto de Yanina Núñez.

Mayo del 2015…………………………………………………………………………………..87

24 Sindicato de UTAA. Octubre del 2014....................................................................................88

25 Colonos manteniendo la plantación de cañas -Pay Paso. Enero del

2015…………………………………………………………………………………………....92

26 Jugando al truco después del almuerzo-Pay Paso. Enero del 2015………………………93

27 Pay Paso. Durante el riego. Febrero del 2015…………………………………………...…..94

7

28 Ómnibus recientemente adquirido por la cooperativa. Foto de Yanina Núñez. Mayo del

2015……………………………………………………………………………………………99

29 Colonos en Pay Paso. Enero del 2015………………………………………………….…..100

Glosario

ALUR S.A. Alcoholes del Uruguay Sociedad Anónima

APAARBU Asociación de Pequeños Agricultores y Asalariados Rurales de Bella

Unión

CAASA Compañía Azucarera Artigas Sociedad Anónima

CAINSA Compañía Agrícola e Industrial del Norte

CALAGUA Cooperativa Agraria Limitada de Agua para Riego

CALPICA Cooperativa Agropecuaria Limitada para la Industrialización de la Caña de

Azúcar

CALNU Cooperativa Agraria Limitada Norte Uruguayo

CFP Centro de Formación Popular

INC Instituto Nacional de Colonización

MGAP Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca

LARSA La Azucarera Rioplatense Sociedad Anónima

RAUSA Remolacheras y Azucareras del Uruguay Sociedad Anónima

SOCA Sindicato de obreros de CALNU Artigas

SURCA Sindicato Unido Rural de Cañeros de Artigas

SUTRA Sindicato Único de Trabajadores Rurales y Afines

UTAA Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas

8

Términos nativos

Peludo Forma en que se denomina a quienes trabajan en el corte de la caña de azúcar.

Manchonera Acción de aplicar herbicidas a las plantaciones de caña.

Mono Manojo de cañas cortadas que el trabajador carga sobre sus hombros (en el

entorno de unos 50 kg a más.)

Monear Acción de cargar el mono, para sacar las cañas hacia el frente del área donde

se está cortando.

Frente de corte Área del cañaveral en que se va a cortar.

Tablón Parcela de caña de azúcar de forma más o menos rectangular, delimitada de

otras parcelas o tablones por callejones.

Lucha 5 surcos de caña de azúcar conforman una lucha.

9

Introducción

El trabajo en la caña de azúcar, define y caracteriza a parte de los trabajadores rurales de

nuestro país. Desde sus orígenes en tanto proletariado agrícola (Moraes, 1990) el ser y

hacer de los trabajadores del surco ha estado signado por sus demandas de acceso a la

tierra. Demandas que durante la década del sesenta propiciaron la creación del sindicato

de UTAA y las cinco marchas cañeras que este llevó adelante bajo consignas tales co-

mo tierra pal´ que la trabaja y por la tierra y con Sendic.

Desde entonces, las reivindicaciones de los trabajadores del surco continúan vigentes;

cristalizadas en cierta medida a través del acceso a tierras mediado por el Instituto Na-

cional de Colonización (INC), algunos asalariados y pequeños productores se han trans-

formado en colonos. Al respecto se ha conformado una cooperativa constituida por 35

asalariados/as, integrantes todos de la Comisión de Tierras de UTAA, a quienes se les

ha adjudicado recientemente una fracción de tierras en el área de Pay Paso, a más de 30

kilómetros de Bella Unión. Son justamente este grupo de trabajadores y los procesos

de acceso a la tierra en los que se han venido involucrando el cometido de nuestra inves-

tigación. Siendo nuestro principal objetivo lograr una aproximación etnográfica a la

temática, esto es una aproximación fundada en la permanecía prolongada en el campo y

el contacto directo con nuestros interlocutores y su cotidianidad.

Así, el devenir del trabajo etnográfico, dio lugar al presente texto. Este, intenta cons-

truir el mencionado proceso de acceso a las tierras de Pay Paso en función de los relatos

generados en nuestra interacción con varios de los actuales colonos y colonas, es decir

relatos producidos en el trabajo de campo. Y donde el acceso a la tierra se entreteje con

las dinámicas de la vida cotidiana en el pueblo; con los espacios de socialización; los

aconteceres en el sindicato; el momento de adjudicación y los inicios de los trabajos en

la colonia; las relaciones de los colonos con el INC, ALUR y UTAA; las reuniones de la

Comisión de Tierras y con las historias de vida de nuestros interlocutores.

Así, el texto se estructura en cuatro capítulos. El capítulo I propone un rápido recorrido

por el desarrollo de la industria azucarera en el contexto regional, para luego presentar

la forma en que se gestó y desarrolló la industria del azúcar en Bella Unión. Desde la

introducción del cultivo, la creación de los primeros ingenios, el periodo de CALNU y

su posterior desmantelamiento, hasta la creación del actual complejo de ALUR S.A. Del

mismo modo se desarrolla en este primer capítulo, la creación de UTAA y su consolida-

10

ción como el sindicato de Bella Unión, sus reivindicaciones y sus acciones político-

sindicales; así como la cuestión de la lucha por la tierra, las ocupaciones de tierras desa-

rrolladas en la zona y su vinculación con el actual proceso colonizador de Pay Paso.

El capítulo II se presenta como el capítulo eminentemente etnográfico; su primera sec-

ción está orientada a abordar la cuestión del trabajo de campo en la tarea antropológica.

Las secciones dos y tres presentan un recorrido por el trabajo de campo desarrollado

durante la investigación; narran experiencias y relatos acontecidos en los diversos espa-

cios y situaciones que conformaron el estar ahí.

El capítulo III, -también etnográfico- está dedicado al proceso de acceso a las tierras de

Pay Paso; desde la conformación del colectivo de colonos, el proceso de lucha por esas

tierras, hasta la efectiva adjudicación de las mismas con la consolidación de la colonia y

el inicio de los trabajos en ella. Proceso marcado por las tensiones generadas entre el

colectivo de colonos y los otros tres grandes actores presentes ALUR, el INC y

UTAA.

El capítulo IV, en la misma línea que el capítulo tres, presenta las dificultades que en-

frentan los colonos una vez que se concreta el acceso a la tierra. La expresión, Solo con

la tierra no basta, plantea una serie de tensiones y disputas en función de los mecanis-

mos de acceso a la tierra y el rol que desempeñan en ello los distintos actores Estatales.

En último lugar las consideraciones finales intentan resumir brevemente las implican-

cias del proceso de trabajo de campo, pensando el acceso a las tierras de Pay Paso como

parte de las luchas y los mundos de vida de nuestros anfitriones.

De la elección del objeto

La elección del tema de esta etnografía responde fundamentalmente a mi vinculación

con la temática del trabajo en la caña de azúcar generada durante el tiempo que viví en

Araraquara, una ciudad del interior de estado de San Pablo (Brasil), cuyo paisaje al

igual que el de Bella Unión está dominado por la caña de azúcar. El tiempo de

permanencia en Araraquara me permitió involucrarme con la realidad de algunos

trabajadores nordestinos asentados en las zonas periféricas de la ciudad y pueblos de

alrededores. Trabajadores que migran estacionalmente para realizar la zafra de la caña

11

de azúcar en algunas de las pocas usinas del interior paulista que aún conservan parte

de la cosecha de caña de forma manual. Las condiciones de vida y trabajo de estos

sujetos, profundamente movilizadoras; generaron que a partir de ese entonces la

cuestión de los trabajadores del surco no me resultase ajena. Así, llegué a Bella Unión,

motivada en conocer de cerca la realidad de los peludos y particularmente interesada

por los mecanismos de acceso a tierras en los que estaban implicadas sus vidas y sus

luchas.

Este texto etnográfico intenta aproximarnos al proceso de acceso a la tierra en el que

están implicados un conjunto de trabajadores de la caña de azúcar. La construcción de

este proceso a partir de las vivencias del trabajo de campo, se fundó en diversos relatos

de los actuales colonos/as –relatos producidos en mi interacción con ellos-, y en las

experiencias vivenciadas durante las temporadas en el campo. Así, el texto etnográfico

resultado de este encuentro de subjetividades, da cuenta de las dinámicas de la vida

cotidiana en el pueblo (Bella Unión), las relaciones entre la cooperativa de colonos,

UTAA, ALUR y el INC. Los espacios y formas de sociabilidad, las disputas y tensiones

en torno al proceso de acceso a las tierras de Pay Paso, y los ritmos marcados por la

zafra y la entre zafra.

12

I La cuestión azucarera

La cuestión del acceso a la tierra y la conformación de la colonia de Pay Paso, se

relaciona con el desarrollo de la industria azucarera en Bella Unión, la fundación de

UTAA, las ocupaciones de tierras en la zona y el devenir de una actividad agroindustrial

cuya presencia en la vida cotidiana de nuestros anfitriones es notoria; la zafra, el

Ingenio y la caña de azúcar son parte del acontecer de Pay Paso y de los mundos de vida

de nuestros interlocutores.

I.1 Caña de azúcar, el contexto regional

La caña de azúcar fue uno de los cultivos que el viejo continente exportó al nuevo mun-

do durante las conquistas, iniciándose su cultivo en suelos americanos durante la pri-

mera mitad del siglo XVI (Santamaría y García, 2005); desde entonces, la Industria

azucarera se ha desarrollado a lo largo del continente: Cuba, Haití, Estados Unidos, Co-

lombia, Brasil, Argentina y Perú, han sido algunos de los actuales países que han conta-

do con ingenios azucareros en sus territorios; muchos de ellos desde el período colonial

y hasta la abolición de la esclavitud asentados en mano de obra esclavizada. Decenas, -

en algunos casos como el cubano- cientos de ingenios azucareros y miles y millones de

hectáreas de cultivo han caracterizado la industria azucarera de estos países.

Atendiendo a las similitudes y especificidades de las industrias azucareras latinoameri-

canas, a continuación se realiza un rápido repaso por el desarrollo de la industria del

azúcar en la región (específicamente Cuba, Perú, Brasil y Argentina), como forma de

situar la labor azucarera nacional en su justo contexto regional. Atendiendo a que es

justamente la industria del azúcar la base productiva de la recientemente consolidada

colonia de Pay Paso en Bella Unión.

Respecto de Cuba, originalmente la explotación azucarera se localizó en las provincias

occidentales de la isla y su sistema de producción se basó en la mano de obra esclaviza-

da. La introducción del ferrocarril en 1837 permitió aumentar las distancias entre las

plantaciones y los ingenios, generando el abandono de las tierras más desgastadas hacia

otras menos explotadas; así mismo el aumento progresivo de las áreas cultivadas duran-

te el periodo colonial, se corresponde con un aumento en el contingente de esclavos

(Santamaría, 1996). La prohibición de la trata de esclavos en 1820, desencadenó la es-

13

casez de mano de obra en los ingenios, lo cual estancó su crecimiento. Hasta mediados

del siglo XIX la industria azucarera cubana exportaba fundamentalmente azúcar refina-

do hacia Europa y los Estados Unidos, la exportación hacia este último se reforzó du-

rante la segunda mitad de este siglo, donde las industrias refinadoras de los Estados

Unidos se trasformaron en las principales compradoras del azúcar crudo cubano. (San-

tamaría, 1996) La abundancia de tierras aptas para el cultivo generó que el riego y las

prácticas de fertilización tan necesarias en otras economías azucareras fueran casi

inexistentes en los cañaverales cubanos. La industria azucarera de la isla, reposaba sobre

las bases de un complejo productivo que integraba una o varias fábricas, un latifundio,

ferrocarril y hasta un puerto (Santamaría, 1996, p 234). Para el periodo de la primera

Guerra Mundial, Cuba se convirtió en el principal abastecedor de azúcar de los aliados,

aumentando en más de un 80% la capacidad productiva de sus ingenios, ampliando ex-

ponencialmente las áreas de plantación (Santamaría, 1996, p 246). Con el triunfo de la

revolución cubaba de 1959 se intervinieron los ingenios azucareros que estaban en ma-

nos privadas. Hasta 1960 Estados Unidos era el principal importador del azúcar Cu-

bano, con los cambios políticos en la isla y las sanciones económicas que se le imponen,

los ingenios cubanos pierden su principal mercado, en este marco la antigua Unión So-

viética decide apoyar la fabricación de azúcar cubano comprando su producción y apor-

tando maquinaria para la mecanización de la industria. Hasta 1980 prácticamente toda la

economía cubana dependía de la industria azucarera. La disolución de la Unión Soviéti-

ca a inicios de los 90, perjudicó la industria azucarera cubana, en este marco se generan

estrategias de diversificación de la agricultura y se reducen las áreas de cultivo y la

producción de azúcar. Así, a partir del 2000 se reestructuró el sector azucarero, lo que

supuso el cierre de varios ingenios, y la disminución de la superficie de cultivo situación

que se mantiene hasta la actualidad.

En lo que respecta a Perú, la industria azucarera del país andino reposa en grandes inge-

nios que constituyen la dinámica de la economía de la región norte del país. Desde su

consolidación como sector económicamente fuerte a fines del siglo XIX y hasta la dé-

cada de los 60 del siglo XX, el sector azucarero consolidó una oligarquía terrateniente,

dueña de los grandes ingenios que se mantuvo en el poder hasta 1968, año en el cual en

el marco del gobierno militar de Velasco Alvarado (1968-1974), la industria azucarera

del país andino fue cooperativizada. Los antiguos ingenios se trasformaron en coopera-

14

tivas generándose un fuerte control estatal (Santamaría y García, 2005). A partir de

1976 se comienza a configurar la crisis del azúcar. (Zegarra, 2004), transformándose de

una industria esencialmente exportadora hasta la década de los 70´, en una industria

vinculada al abastecimiento del mercado interno. Durante la década de los 80´, se desa-

rrolla una crisis de la industria azucarera peruana que se prolonga hasta fines de los 90´,

cuando desde el Estado se favorece el ingreso de capitales privados para reactivar los

antiguos ingenios, habilitándose la reconversión de las cooperativas azucareras en so-

ciedades anónimas, las cuales desde una lógica empresarial constituyen el actual sustra-

to de la industria azucarera peruana. (Zegarra, 2004).

En el territorio de Brasil, desde su introducción en 1532 por Matrim de Souza, la ex-

plotación de la caña de azúcar fue uno de los sustentos del proceso de colonización. Los

grandes ingenios azucareros característicos del periodo colonial, basados en mano de

obra esclavizada e indígena fueron el motor de la economía del Imperio Portugués. A

partir de 1822 con la independencia de Brasil, la industria del azúcar incorporó innova-

ciones tecnológicas importantes como los ingenios a vapor. Para 1870 el ferrocarril

comienza a ser utilizado para el trasporte de caña de azúcar, permitiendo a los ingenios

azucareros expandirse territorialmente. Es durante el siglo XIX y como consecuencia de

los avances tecnológicos que surge y comienza a desarrollarse una agroindustria estruc-

turada, transformándose el azúcar en el principal producto de exportación. Este desarro-

llo está vinculado a la forma capitalista de posesión de la tierra que se inicia en 1850

con la Lei das Terras, la cual puso fin a la posesión libre de la tierra y estableció la ad-

quisición de estas solo por medio de la compra (Silva De Moraes, 1999)

Para el momento de abolición de la esclavitud en Brasil (1888), los ingenios azucareros

ya habían incorporado prácticamente todas las innovaciones tecnológicas de la indus-

tria de la época (Dos Reis Scarmato, 2005). Progresivamente los ingenios fueron desa-

rrollando en la misma área de cultivo de la caña su procesamiento industrial; surgiendo

así las primeras Usinas modernas de producción de caña en un contexto capitalista e

industrial. En 1933 con la finalidad de otorgar un marco de protección a la agroindustria

azucarera, el Gobierno Federal crea el Institutodo de Açúcar e Álcool (IAA), a partir de

allí el sector azucarero paso a obedecer las reglas de una economía dirigida. (Dos Reis

Scarmato, 2005). En 1990 el I.A.A. es desarticulado, no obstante el sector azucarero

15

sigue siendo controlado por el gobierno, ahora mediante la Secretaria de Desenvolvi-

mento Regional. Hacia 1945 se crean la Liga Camponesa y la Asociação de Trabalhado-

res Rurais, que reivindicaban entre otras cuestiones los derechos de los trabajadores

rurales sobre la tierra. En 1963 durante el gobierno de João Goulart se crea el Estatuto

do trabalhador rural, que reglamenta y regula las relaciones de trabajo en el campo.

Durante el gobierno de facto se crea el Estatuto da terra (1964), que establece la nece-

saria modernización del campo por medio del aumento de la producción y la producti-

vidad. En 1975 se creó el Programa Nacional do Álcool (Proálcool), gestado como un

esfuerzo del gobierno para incentivar la producción de alcohol y otros combustibles

alternativos al uso del petróleo. Con esto a finales de la década de los 70’ se registra en

las zafras de caña de azúcar un aumento importante en la producción de alcohol. Por

meio de uma política de créditos subsidiados, o governo brasileiro estimulou o aumento

de produção da cana-de-açúcar e da capacidade industrial das usinas e destilarias

(Dos Reis Scarmato, 2005, p. 23) Estos dos dispositivos estatales (El Estatuto da Terra y

Proálcool) orientados a favorecer la producción de etanol en sustitución de las importa-

ciones de petróleo, garantizaron la modernización de la agricultura y el cambio en las

relaciones de trabajo, privilegiando las relaciones de producción capitalistas.

Así, el desarrollo permanente que ha experimentado la industria de la caña de azúcar,

nos permite decir que actualmente esta es un pilar fundamental de la economía de Bra-

sil, ocupando el primer lugar en producción y rendimiento medio por hectárea, siendo el

Estado de São Paulo el mayor productor, concentrando el 55.2% de la producción del

país (Dos Reis Scarmato, 2005).

Desde la década del 50’ del siglo XX se inició un proceso de trasferencia de la fuerza

de trabajo desde dentro hacia fuera de los ingenios; marcado por el abandono del siste-

ma de trabajo por “colonato” que implicaba el trabajo familiar de la tierra y donde las

familias vivían en las mismas tierras que trabajaban; y la adopción de las formas de

producción capitalistas más modernas, en las cuales el trabajo se individualiza, y se mo-

netariza por completo. En general, los mismos trabajadores siguieron siendo utilizados

para el trabajo de la caña, en los ingenios en que antes residían o en otros, es decir con-

tinuaron constituyendo la principal fuerza de trabajo, asentándose en las ciudades pró-

ximas a los ingenieros como mano de obra, disponible, y clandestina (Sigaud, 1979);

16

este proceso conllevó el surgimiento de los trabajadores migrantes, estacionarios o

bóias-frias, tan característicos de las usinas de caña paulistas (Silva De Moraes, 1999).

En la República Argentina, la provincia de Tucumán es la principal productora de caña

de azúcar. Los primeros cultivos fueron introducidos por los padres jesuitas en el siglo

XVII a partir de variedades traídas desde Brasil. La actividad azucarera fue desmantela-

da una vez expulsados los jesuitas en 1767, posteriormente en 1819 se reintroducen los

cultivos de caña de azúcar en la provincia, extendiéndose su producción hasta la actua-

lidad. Desde su segunda introducción, la actividad azucarera crece de forma sostenida y

para 1859 la región contaba con 24 ingenios azucareros. Con el arribo del ferrocarril en

1876, la industria azucarera cambia rápidamente, introduciendo nuevas tecnologías que

modernizaron los ingenios y favorecieron el aumento de la producción (Calvo, 2008).

Hasta mediados del siglo XX el complejo azucarero tucumano se desarrolla sin mayores

dificultades. En la primera mitad de la década del 60 se produce un fuerte crecimiento

en la acumulación de stock de azúcar y como consecuencia los precios disminuyen drás-

ticamente, lo cual desencadenó una crisis en el sector. Así, para 1966 el gobierno nacio-

nal decide intervenir, estableciendo por ley cupos de producción para los ingenios, limi-

tando la producción de azúcar tanto para el mercado interno como para exportación. La

crisis económica del sector generó a nivel social grandes migraciones de zafreros de la

caña a emplearse en otras provincias (Giarracca, et. al, 2001). Posteriormente, las políti-

cas neoliberales de los 90´ retiran todo el apoyo estatal que la industria azucarera po-

seía. En este contexto la conformación del MERCOSUR, expone la producción de azú-

car argentina a la libre competencia con las grandes usinas productoras de Brasil. Así

mismo es durante los noventas que se inicia el proceso de mecanización acelerado de

corte de la caña de azúcar, que sustituirá drásticamente mano de obra asalariada por

maquinaria (Giarraca, et. al. 2001)

Por otro lado, el área cañera de la provincia tucumana ha venido experimentando un

retroceso, producto del avance de otros cultivos, fundamentalmente el del limón. Para la

zafra de 1991 se estimó una superficie de cultivo de unas 250 mil hectáreas, decayendo

a unas 200 mil para la zafra del 2006 (Calvo, 2008) De la producción de azúcar realiza-

da en Argentina el 60% aproximadamente corresponde a los cultivos de la provincia de

Tucumán, repartiéndose el 40% restante entre las provincias de Salta, Jujuy, Santa Fe y

17

Misiones (Calvo, 2008). Al igual que para la zona de Bella Unión (salvando las distan-

cias entre las casi 200 mil hectáreas de caña presentes en Tucumán de las aproximada-

mente 8 mil en Bella Unión), la producción azucarera es la principal actividad económi-

ca de Tucumán; donde entre empleos directos e indirectos son casi 40 mil las personas

que dependen en alguna medida de la economía de azúcar (Calvo, 2008).

Para poder dimensionar la escala de la industria azucarera a nivel regional es útil com-

parar la cantidad de hectáreas cultivadas de caña de azúcar en Brasil, Argentina y Uru-

guay. Mientras en Brasil el área cultivada para el año 2005 ascendió a las 4.050.000

hectáreas, en Argentina rondaba las 306.000 hectáreas (Calvo, 2008, p. 10) y en nuestro

país en medio de la crisis del ingenio de CALNU y su transición a ALUR S.A. el área

cultivada para la zafra del 2005 rondaba las 3.200 hectáreas (Moraes Obregón, 2012, p.

159) En este sentido, nula incidencia ha tenido la introducción de la caña de azúcar en

nuestro territorio; una introducción tardía, pensada en términos del contexto regional

donde los cañaverales han existido desde la colonia, y prácticamente insignificante pen-

sada en términos de cantidad de ingenios y volumen de producción. Sin embargo, en

términos subjetivos, la realidad de los hombres y mujeres, de las familias de trabajado-

res de los cañaverales, parece repetirse en unas y otras regiones. El salario a destajo; la

mecanización y la estacionalidad del trabajo que genera importantes desplazamientos de

población tanto para la realización de la zafra en las regiones azucareras, como en pro-

cura de otros empleos en el periodo de entre zafras; son cuestiones ampliamente abor-

dadas a nivel regional (Silva de Moraes, 1999; Giarraca, 2000; Piñeiro, 2001; Meren-

son, 2010; Riella 2012) y han caracterizado a una masa de asalariados, pertenecientes a

los sectores más sumergidos. Ya sean tucumanos, brasileros nordestinos, peruanos, o

bellaunionense, estos hombres y mujeres del surco, han enfrentado problemáticas simi-

lares, y destinos inciertos marcados en todos los casos por la zafralidad.

18

I.2 Bella Unión: Capital Nacional de la caña de azúcar1

Según la historiografía local la colonia del Cuareim (Bella Unión) fue fundada a fines

de 1828 por el Gral. Fructuoso Rivera con población guaraní traída de las Misiones

Orientales; los corregidores y caciques de los siete pueblos de las Misiones Orientales,

se reúnen en asamblea en las márgenes de Ibicuy el día 18 de diciembre de 1828 y

deciden trasladarse al Estado Oriental (Antúnez de Olivera, 1979, p. 10). Así el

Ejército del Norte, familias indígenas en setecientas almas y cuarenta y cuatro mil

animales prosiguieron su marcha hacia el Cuareim el cual atravesaron el día 29 de

diciembre de 1828. Situándose en el Paso de los Higos, formándose así la Colonia del

Cuareim. (Antúnez de Olivera, 1979, p. 16) La vida de la colonia fue efímera y en el

marco de la primera presidencia de la República, la misma fue destruida. Los reclamos

del Brasil de que los indios habían sido traídos a la fuerza y acusaciones de desórdenes

que allí se habían producido y que se había levantado un pueblo sin autorización,

llevaron al traslado de la colonia a los límites del Yi en San Borja. (Antúnez de Olivera,

1979, p. 25)

Con el nombre de Santa Rosa del Cuareim tuvo su segunda fundación en 1853 a

instancias del gobierno central de Eduardo Acevedo. Desde la segunda mitad del siglo

XIX y hasta comienzos del XX, la zona recibe un importante influjo de inmigrantes

españoles e italianos, lo cual junto a la llegada del ferrocarril (1887) dinamizará el

potencial comercial del poblado, en tanto zona de tránsito. Será recién en 1928, que al

conmemorarse el centenario de la campaña de las Misiones, Santa Rosa del Cuareim

cambie su nombre a Bella Unión.

Situada en el extremo norte del país en la confluencia de los ríos Uruguay y Cuareim

desde su fundación fue centro del comercio de tránsito, especialmente con Rio Grande

do Sul. A comienzos del siglo XX, asumió la ganadería como principal actividad

agropecuaria. Hasta las primeras décadas del siglo pasado la ganadería convivió con la

agricultura familiar, fuertemente asociada al aporte de la inmigración de origen europeo.

El lino y el girasol eran cultivos que se venían ensayando en la región desde 1926, la

introducción de estos cultivos en la zona por los colonos de ascendencia rusa fue

1 Esta frase se exhibe en el cartel azul que indica la entrada a la ciudad.

19

rápidamente incorporada por los agricultores locales y para mediados del siglo XX el

girasol era uno de los cultivos más extendidos (Moraes, 1990).

A inicio de la década de 1940 se implementa en el área de Bella Unión un plan de

fomento agrícola, enmarcado en la estrategia estatal de sustitución de importaciones; el

cual incluía la adaptación de diversas variedades de uva, algodón y caña de azúcar en

una zona hasta entonces esencialmente ganadera (Moraes, 1990). El ensayo de nuevos

cultivos en la zona formaba parte de un fenómeno mayor de desarrollo del agro,

iniciándose un proceso de colonización agraria, vinculado al desarrollo de las

comisiones de fomento rural. El proceso de industrialización que estaba experimentando

el país en ese periodo conllevó una demanda cada vez mayor de materias primas fuentes

de la pujante industria.

El surgimiento de la agricultura industrial en Bella Unión implica dos procesos

entrelazados, por un lado la transición del poli al monocultivo, por el otro el da la

producción familiar a la explotación capitalista. Con el desarrollo de la industria

azucarera, se abandona la forma de explotación familiar; donde la familia era en efecto

la detentora de los medios de producción, la proveedora de la fuerza de trabajo y la

principal destinataria de la producción.

Hasta que se produjese el auge de la industria azucarera local, la producción de azúcar

nacional estaba basada en la importación de crudos y en forma muy menor de la

producción de la remolacha que desde 1903 era producida por un ingenio remolachero

de capitales franceses instalado en la zona de canelones. Décadas más tarde una firma

uruguaya compra el ingenio a los franceses y surge Remolacheras y Azucareras del

Uruguay Sociedad Anónima (RAUSA), sin embargo la producción de azúcar nacional

que se realizaba en las instalaciones de RAUSA era insuficiente, por lo cual la

refinación de crudos importados siguió siendo la fuente principal de azúcar para el

consumo. (Moraes, 1990)

En 1936 motivado por el interés de obtener cultivos alcoholígenos el directorio de

ANCAP, experimenta la introducción de caña de azúcar, estableciendo en el

departamento de Rivera los primeros cultivos con variedades procedentes de Tucumán.

Los cultivos experimentados en Rivera fueron exitosos, por lo cual hacia 1941 se

decidió llevar la plantación de caña más al norte, presuponiéndose su éxito al tratarse de

regiones con condiciones climáticas más próximas a las de Tucumán.- zona de origen

20

de los cultivos. En este año uno de los ingenieros a cargo de las experimentaciones del

cultivo en Rivera- Alfredo Mones Quintela, introduce los primeros cultivos de caña en

Bella Unión. En este contexto se crea en 1942 la primera compañía industrial

procesadora de caña de azúcar en Bella Unión- la Compañía Azucarera Artigas

Sociedad Anónima (CAASA) y en 1944 se produce la primera zafra cañera en el país.

En el marco del aumento de preciosos de las materias primas consecuencia de la

Segunda Guerra Mundial y la necesidad de abastecimiento de los países europeos, desde

el Estado se impulsa un modelo económico orientado a la sustitución de importaciones;

con fuerte apoyo al desarrollo de la industria nacional, potenciando el implemento de

diversos cultivos entre ellos trigo, oleaginosas y caña de azúcar (Piñeiro y Moraes,

2008). La progresiva expansión de la caña de azúcar generó a su vez cambios en las

formas de producción. El objetivo de la producción ya no será principalmente el

consumo familiar, ahora se produce para vender, y obtener ganancias. Ganancias que

serán posteriormente invertidas en infraestructura (en la compra de maquinaria, la

fabricación de galpones, y la obtención de nuevas tecnologías); generalizando el

proceso de acumulación y el uso de mano de obra asalariada. En este contexto, la

actividad agrícola irá perdiendo su carácter de economía de subsistencia para

transformarse en un sistema de producción capitalista.

En tanto la agricultura se afianza como actividad económica, los agricultores comienzan

a definirse como un grupo social con perfiles propios, empiezan a reconocerse en sus

problemas y sus éxitos, como un sector de la sociedad con intereses específicos

(Moraes, 1990, p.152), articulando una verdadera economía del azúcar. Este proceso

dará origen a la conformación de nuevos actores sociales; por un lado los cañeros

plantadores de caña, propietarios de los medios de producción, grupo que irá sustituir al

de los productores ganaderos en la cúspide de la estratificación social. Y en el otro

extremo del diagrama social los peludos el proletariado agrícola, nacido y crecido al

influyo de la economía del azúcar (Moraes, 1990, p.185), fuente principal de mano de

obra que articula el proceso de industrialización local. La denominación de los hombres

(y mujeres) que trabajan en el corte de la caña de azúcar como peludos, es producto de

la comparación de estos con el tatú peludo; como este animal de la zona los cortadores

caminan encorvados sobre la tierra, cargando los monos (manojos) de caña en sus

hombros y con la ropa y a la piel impregnadas de las cenizas que liberan las cañas

recién quemadas (Merenson, 2010a).

21

El desarrollo de la industria azucarera contó con el apoyo del Poder Ejecutivo y en

1949 el entonces Presidente de la República Luis Batlle Berres envía al parlamente un

proyecto de ley sobre Especie Sacarígenas, ley que se aprobaría un año más tarde. Dicha

ley preveía una serie de mecanismos proteccionistas sobre la pujante industria y sentaba

así las bases de un claro intervencionismo estatal; intervencionismo que protegía la

industria pero no a los hombres que con su trabajo la hacían posible (González Sierra,

1994, p.179). De esta forma las políticas proteccionistas del Estado no fueron

acompañadas de un control efectivo del cumplimiento de las obligaciones laborales por

parte de las industrias, lo cual tendrá posteriormente consecuencias en el bajo nivel de

formalidad y legalidad en el cual se desempeñarán los trabajadores de la caña.

Durante las primeras zafras la demanda de mano de obra era mayor que la oferta, los

peones rurales acostumbrados al trabajo con el ganado no encontraban atractivo a la

labor en las plantaciones agrícolas. Fue la mano de obra flotante, la población activa

desocupada y los trabajadores zafrales quienes se incorporaron rápidamente a la labor

de la caña. Mano de obra que no solo provenía de los alrededores de los cañaverales,

sino que en muchos casos era migrante, a pesar de los impedimentos legales las zonas

de frontera y en especial Bella Unión eran zonas permeables, donde el ingreso de

trabajadores zafrales de Brasil y Argentina constituía gran parte de la mano de obra

empleada en la caña. Así nacía la figura del hombre de campo, haciendo referencia a

un conjunto de características, cualidades y valores depositados en las personas que

poblaron la campaña. Hombre de campo, entonces, es la nominación que reúne a los

obreros de las azucareras, para sin importar su lugar de origen, ser presentados como

nativos (Merenson, 2010a).

Para estimular la producción de azúcar nacional (que en ese entonces era un porcentaje

mínimo en relación a los crudos y el azúcar refinado que se importaba) la ley de

Especies Sacarígenas declaraba de interés nacional los cultivos de remolacha y caña de

azúcar. Mediante el Banco República se facilitaba a las empresas azucareras créditos

muy convenientes para la mejora de su capacidad industrial. También la ley preveía que

el Estado regulase el precio de la materia prima tanto como del azúcar refinado

creándose para este fin en 1951 La Comisión Honoraria del Azúcar. A pesar de este

complejo aparato proteccionista no se logró revertir la dependencia de los crudos

importados en el abastecimiento de azúcar para el consumo. El azúcar producido con

22

materias primas nacionales apenas si llegó al 44% del total del azúcar para consumo en

1961 (Moraes, 1990, p.191)

En este marco y con la pionera CAASA en funcionamiento, se crea en 1945 una nueva

empresa destinada a la producción de azúcar, La Azucarera Rioplatense Sociedad

Anónima (LARSA), dedicada al cultivo de las especies sacarígenas, quedando la

actividad industrial en manos de la compañía hermana Compañía Agrícola e Industrial

del Norte (CAINSA) cuyo ingenio comenzaría a funcionar hacia 1951.

La transformación del cultivo de la caña en la actividad agrícola fundamental de Bella

Unión, implicó cambios en la forma de trabajo de la tierra, aumentó las inversiones en

maquinaria (fundamentalmente para el riego) y modificó el destino final de la

producción que ya no será esencialmente para el consumo familiar sino para la

comercialización con las grandes plantas industriales procesadoras de azúcar. Asimismo

en este período se crea el Instituto Nacional de Colonización (1948).

En un contexto de desarrollo exponencial de la industria azucarera; las labores de

siembra, mantenimiento de los cultivos y cosecha, van a requerir necesariamente de

mano de obra asalariada. En este sentido, el modo de producción familiar será

paulatinamente remplazado por el trabajo asalariado de un contingente de población

agrícola que se irá asentando en las zonas próximas a los cañaverales, transformándose

en asalariados agrícolas (Moraes, 1990). En este período, debemos situar las disputas

en torno al origen de la palabra peludo y el inicio de las relaciones de producción

específicamente vinculadas a la agroindustria azucarera (Merenson, 2010a, p.27).

Tanto CAASA como LARSA y CAINSA obtenían su materia prima no solo de las áreas

de cultivo de caña que le eran propias a las compañías, sino además que compraban

parte de la materia prima a productores independientes, a los cuales muchas veces

pagaban un precio menor que el fijado por la Comisión Honoraria del Azúcar. Esto

como consecuencia de que los precios eran establecidos por dicha Comisión en función

al rendimiento teórico que tendrían los ingenios, rendimiento que en los hechos no era

tal, producto de la escasa capacidad de industrialización que tenían las empresas. Este

escenario no tardó en generar tensiones, tensiones que se harían más fuertes con el

23

correr de los años cuando los niveles de rendimiento agrícola de la caña se elevaran y

los ingenios se mostraran incapaces de absorber la producción agrícola (Moraes, 1990)

En 1952 la Azucarera Artigas desarrolla un plan de colonización por medio del cual

vierte el total de su plantación en las manos de los productores individuales -antiguos

empleados de la compañía, ahora flamantes colonos- que a cambio de las tierras que

recibían se veían obligados a vender toda su producción de caña exclusivamente al

ingenio de la compañía Artigas. Así nacía la primera Cooperativa Agropecuaria de

Cañeros Santa Rosa. Esta forma de producción basada en el colonato, puede

considerarse como el primer antecedente en la zona de lo que serán 60 años después las

formas de producción en cooperativas de trabajo impulsadas por las políticas de acceso

a la tierra desarrolladas por el Estado a través del INC y ALUR.

Hacia 1959 se produce un cambio en las políticas económicas del país. La salida del

Batllismo del poder implicó también el fin de las políticas proteccionistas y el nuevo

proyecto económico liberal impulsado por el entrante gobierno blanco-ruralista,

conllevó una política monetaria de libertad cambiaria y libre importación. La gestión

blanca, se caracterizó por una política liberal, defensora del rol del mercado y de la

iniciativa privada, se presentó como la antítesis del proyecto anterior. Ante una

metrópoli indiferente se gestaban los primeros signos de crisis de la experiencia

neobatllista y el quiebre del andamiaje proteccionista a la industria azucarera

(Merenson, 2010a, p.54). Este viraje político-económico, no solo facilitó la importación

de azúcar crudo para refinar sino que ya no obligaba a las compañías a producir un

cierto porcentaje de azúcar nacional para poder importar el crudo.

En este contexto económico desfavorable a la industria azucarera, la precariedad de las

condiciones laborales, los bajos salarios percibidos, y los atrasos e incumplimientos en

los pagos aumentaban el descontento de los trabajadores y fortalecían las formas de

organización. Así, en 1957 un grupo de trabajadores de las plantaciones de LARSA-

CAINSA, exigió el pago de los jornales adeudados desde hacía 6 meses y ante la falta

de respuesta de la empresa declaró la huelga. El conflicto subió rápidamente de tono y

ante la declaración de una huelga de hambre y ocupación la empresa solicitó la

mediación del Ministerio de Industria y acordó con los obreros el pago del 70% de lo

adeudado luego de 21 días de huelga.

24

En 1960 el ingenio de CAASA, abandonó definitivamente su actividad industrial.

Frente a esta situación los productores independientes que hasta el momento vendían

con dificultad su materia prima a CAASA enmarcados en el proyecto de colonización

que la compañía impulsara años atrás; ahora debían crear una nueva cooperativa para

controlar no solo el cultivo de la caña sino también la etapa de industrialización. Así

surge la Cooperativa Agropecuaria Limitada para la Industrialización de la Caña de

Azúcar – CALPICA.

En 1961 los cultivos y el ingenio de LARSA-CAINSA fueron adquiridos por capitales

norteamericanos de la American Factory que ese mismo año comenzó su actividad en

Bella Unión con el nombre de Compañía Agrícola Franquía S.A. (CAFSA) Es posible

que los capitales azucareros presentes en Cuba como consecuencia de la Revolución se

movilizaran en busca de mercados alternativos. El capital norteamericano hacía, de

esta forma, su entrada cautelosa en el sector azucarero del Uruguay en el mismo año

en que la Revolución Cubana definía su orientación socialista y repelía a las tropas

norteamericanas en Playa Girón. (Moraes, 1990, p. 205)

Para 1961 la industria azucarera de Bella Unión reposaba sobre dos emprendimientos

disímiles: El ingenio de la American Factory (ex CAINSA) y el emprendimiento

cooperativo CALPICA llevado adelante por un grupo de ex colonos de la Azucarera

Artigas. Aun cuando entre 1960 y 1965 CAINSA produjo un promedio de 4.000

toneladas y CALPICA un promedio de 2.000 toneladas de caña por zafra, hasta

mediados de la década de 1970 la actividad de ambos ingenios no logró elevar la

producción de azúcar en base a caña nacional por encima del 20% del total consumido

en el país. (Merenson, 2010a, p. 50)

Para 1963, se realiza la asamblea fundacional del Movimiento Norte Uruguayo en

Marcha (Moraes Obregón, 2012); con el propósito de aumentar el desarrollo industrial

de la zona, dicho movimiento integraba no solo a productores cañeros, sino también a

comerciantes y vecinos de la ciudad. Dos años más tarde el gobierno nacional a través

del entonces Ministerio de Industria y Trabajo, realizó un llamado para la instalación de

nuevos ingenios azucareros en la zona. Así, se instalaría un nuevo ingenio propiedad de

la Cooperativa Agraria Limitada Norte Uruguayo (CALNU), en 1968 los productores

cañeros amplían su modelo cooperativo mediante la creación de la Cooperativa Agraria

Limitada de Agua para Riego CALAGUA. (Moraes Obregón, 2012).

25

Para 1970 el ingenio de CALNU se encuentra en su máximo funcionamiento,

decidiéndose la compra del ingenio de la American Factory (ex CAINSA) y su

posterior cierre, en este escenario CALPICA cierra su ingenio y se reconvierte a

cooperativa de riego.

I.3 A las orillas del Itacumbú nació UTAA

UTAA fue el espejo en el que se miró gran parte de la sociedad nacional para descubrir un

rostro nuevo que aventaba el «como el Uruguay no hay», que sacudía el «suave gris de la

indiferencia». (González Sierra, 1994, p.194)

El conflicto desatado en 1957 con un grupo de trabajadores del ingenio de LARSA-

CAINSA, sentó de alguna manera las bases para la creación en 1961 de la Unión de

Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA), que nace en oposición de los intereses de

la patronal y en defensa de los intereses de los peludos (González Sierra, 1994)

Así, fue en una asamblea realizada un 21 de setiembre de 1961, congregados los

orientales, los brasileños, y los correntinos, aindiados y melenudos, hábiles con el

cuchillo y baqueanos de todos los montes, ocultos en los matorrales de Itacumbú, junto

al arroyo marginado de sarandíes que se fundó entre ceibales y blanquillos, la Unión de

Trabajadores Azucareros de Artigas. (Rosencof, 1969, p. 20)

La fundación de UTAA se en marca en la creación de una serie de sindicatos que venía

desarrollándose a partir de 1950 en procura de atender los reclamos de los asalariados

rurales en relación a los bajos salarios y las pésimas condiciones de trabajo. En 1953 se

creó el Sindicato Único de Peones de Tambo, en 1957 se fundó el sindicato de los

obreros de la remolacha azucarera SUDOR y en 1959 la Unión de regadores y

destajistas del Espinillar, entre otros (González Sierra, 1994).

Para la época la situación de dependencia de los trabajadores respecto a las azucareras

era casi total, la amplia mayoría vivían en el predio del ingenio o en sus zonas aledañas;

asimismo tanto la Compañía Azucarera Artigas como CAINSA pagaban los jornales de

los trabajadores mediante un vale que podía ser canjeado por ropa y comida en una

cantina situada en las instalaciones de la empresa; haciendo que el no percibir su salario

26

en dinero aumentara la dependencia de los trabajadores para con la compañía azucarera.

Las jornadas laborales se extendían desde 10 hasta 14 horas diarias consecuencia del

sistema de pago basado en la productividad donde cortar más implicaba ganar más. Esta

forma de salario es extremamente ventajosa al capitalista, ya que el aumento de la

productividad del trabajo no depende de la inversión constante en capital, sino del

propio trabajador y de su fuerza física (Silva De Moraes, 1999). La computación del

salario basado en la productividad lejos de ser una realidad de antaño es actualmente el

escenario en que viven los cientos de trabajadores asalariados de las plantaciones de

caña en Bella Unión perpetuando así las precarias condiciones laborales; en definitiva

parecen ser los mismos rostros, en distintos sujetos (Giarracca, 2000, p. 7).

Para la época en que se crea UTAA, el marco legal en que se desarrollaba las

actividades de los zafreros de la caña de azúcar era casi inexistente; la Caja de

Asignaciones Familiares era el único organismo de seguridad social que comprendía a

los trabajadores de la caña. El organismo estatal no efectuaba ningún tipo de control

sobre los mecanismos de pago; el salario que recibía el trabajador se establecía en

función de la estimación que realizaba el capataz de la cantidad de caña que el

trabajador había cortado en esa jornada, así el propio trabajador no tenía idea exacta de

cuánto dinero iba recibir en ese día por la caña que estaba cortando (Moraes, 1990).

La creación de UTAA, es uno de esos acontecimientos cuya fuerza simbólica se

perpetúa mitopraxicamente hasta nuestros días (Sahlins, 1988; Guigou, 2000). De este

modo, para la gente del pueblo el sindicato, tal vez resultado de la fuerza simbólica del

acontecimiento creador, es aun hoy un lugar de búsqueda de soluciones para los

problemas cotidianos, para la falta de trabajo e incluso para el acceso a tierras. Junto

con UTAA la figura de Sendic es otro de los pilares que continúan simbólicamente

presente. Para cuando Sendic propiciara la fundación de UTAA ya había participado de

la creación del Sindicato Único de obreros Rurales de Paysandú en 1957 y de la Unión

de Regadores y Destajistas del Espinillar en 1959. Así lo recuerda uno de nuestros

anfitriones: El sendicato decían los peludos que no diferenciaban muy bien entre Sendic

y sindicato.

Otro de los sujetos recuerda: Sendic acá fue como un héroe, sí, él pasaba por acá (por

el barrio Las Pierdas) y la gente salía con él, atrás de él.

27

El trabajo precario, los incumplimientos en los pagos y las pésimas condiciones de vida

desencadenaron la huelga que inicia UTAA el 4 de enero de 1962, estableciéndose un

campamento a las orillas del arroyo Itacumbú. Así lo recuerda uno de los sujetos

entrevistados:

En setiembre del 61 se funda la UTAA y el enero del 62 largan la huelga general, en

etapa de riego. Fue la primera experiencia que hicieron como trabajadores

organizados, hubo otras experiencias anteriores pero terminaron en callejones sin

salida digamos, punto muerto. Pero fue muy dura la huelga porque fueron casi 4 meses

de condiciones muy duras haciendo un campamento en el arroyo Itacumbú con las

familias, con expulsión de la gente de las plantaciones, con persecución policial.

El 3 de abril del mismo año las empresas azucareras firmaron un convenio donde se

comprometían a pagar todos los rubros atrasados. No obstante el acuerdo fue

incumplido por lo cual la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas decide marchar

hacia Montevideo con el fin de hace oír sus reclamos ante el parlamento. Así se gestó un

ritual de larga duración (Merenson, 2010b), que inició su camino con la primera

marcha de UTAA, partiendo de Bella Unión hacia Montevideo el 24 de abril de 1962 y

regresando a fines de junio.

Los medios de comunicación rápidamente se hicieron eco de las protestas; mientras las

publicaciones de El Sol y El Popular (socialista y comunista respectivamente) apoyaban

la marcha y defendían las reivindicaciones de la UTAA, la denominada prensa grande

desestimó las marchas, sosteniendo que sus integrantes no eran uruguayos sino

“agitadores” argentinos y brasileños que lucraban con la situación (Merenson, 2010 b).

Así, la figura del peludo como hombre de campo, dio lugar a una imagen del peludo

presentado como el extranjero agitador y el extremo norte del país se constituyó como

la imagen de la alteridad. (Merenson, 2010 b, p. 77) Entre los peludos de la UTAA

ciertamente había además de uruguayos, correntinos y riograndenses, que siendo

inmigrantes ilegales tenían como única opción de empleo la zafra de la caña; así

también muchos de zafreros eran nacidos en Artigas, otros provenían de Salto, Rivera,

Paysandú y otras partes del país. En tanto cortadores de caña, sin importar su

nacionalidad, se encontraban sometidos por el mismo sistema perverso de explotación.

La importancia que revestía la figura de Sendic para la UTAA, su persecución y

clandestinidad, llevaron al sindicato a definiciones políticas muy precisas,

28

transformándose la UTAA en un movimiento político-social estrechamente vinculado al

surgimiento del Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Por la propia dinámica de

los hechos UTAA se vio obligada, o tuvo la posibilidad de desenvolver una acción cada

vez más abiertamente política. A las dificultades de funcionamiento sindical provocadas

por las listas negras, a la represión como resultado de las confrontaciones de clase

desplegadas en Bella Unión, se sumó la persecución y búsqueda de que era objeto

Sendic y los controles represivos más agresivos sobre UTAA. Los peludos fueron

tempranamente sospechosos de «sedición» (González Sierra, 1994, p.191) Para

entonces, las acciones reivindicativas del sindicato trascendían lo estrictamente laboral,

colocándose la Reforma Agraria en el centro de sus reclamos, bajo la consigna tierra

pal´que la trabaja, se propició un accionar político.

El 7 de enero de 1964 los trabajadores cañeros ocuparon la planta industrial del

CALPICA en reclamo de los rubros salariales impagos, en medio de una fuerte

represión y abuso policial hacia los dirigentes sindicales. El día 19 de enero una acción

combinada de la policía y las fuerzas militares procede al desalojo de los huelguistas.

Así el 20 de febrero del 64 la UTAA anuncia su partida de Bella Unión hacia

Montevideo en lo que constituyó la segunda marcha de la sindical. «Por la tierra y con

Sendic» fue la consigna central de la marcha, por medio de la cual UTAA gira el eje de

la acción sindical a una acción política-social más directa. De esta forma lo recuerda

uno de nuestros entrevistados:

Un poco el prestigio de la UTAA se lo ganó también en esas luchas no solo por la

consigna sino también por las formas…. Los peludos con Raúl inauguraron una forma

de acción muy agresiva frente a las patronales y culmina con la ocupación de los

escritorios de CAINSA, eso un poco definió; pero también definió que la UTAA en esa

época tenía un programa, tenía objetivos el tema de la lucha por la tierra. El problema

central de los trabajadores acá era el problema de la zafralidad, acá hasta el año 70,

71 había 3 mil hectáreas de caña entonces eran 3 meses de zafra, mucha gente en ese

período pero después muy poca cosa más. Era el propio trabajador golondrina, hacia

la zafra de la caña, la remolacha más al sur, las frutas, en Brasil el arroz, y terminaban

otra vez acá en la caña-

Otra de nuestras interlocutores, madre de una de las colonas de Pay Paso recuerda estos

tiempos: Con 15 años, escapada de mi madre con unas hermanas nos fuimos a la

29

marcha. Mi madre no quería que fuéramos viste porque decía que eran peligrosas,

mataban gente, y eran cosas de tupamaros.

En este contexto donde los reclamos de los trabajadores de la caña se hacía cada vez

más visible, nace como vimos en 1965 el ingenio azucarero CALNU (hasta el momento

funcionaban en la zona dos grandes ingenios, CALPICA y la American Factory). La

cooperativa de CALNU integraba un conjunto de productores locales que conformaban

la pujante burguesía cañera y que procuraban aumentar la capacidad productiva del

ingenio mediante una fuerte inversión en maquinaria y tecnología, no obstante los

beneficios redituaban solo al grupo acomodado de productores cooperativistas, en tanto

los conflictos de los trabajadores asalariados seguían presentes. El nuevo ingenio realizó

su primera zafra en 1968, cuando procesó el resultado de 2.160 hectáreas de caña. De

allí en más y hasta fines de la década de 1990 tanto la producción como las hectáreas

cosechadas experimentaron un fuerte crecimiento, especialmente entre 1971 y 1978 y

entre 1984 y 1990, cuando la superficie de caña procesada estuvo entre las 7.600 y las

9.000 hectáreas respectivamente2 (Merenson, 2010a).

La tercera marcha de UTAA se produce en 1965, partiendo el 19 de febrero y

regresando el 10 de junio. Durante este período y cuando el parlamento avanzaba en la

consideración del Estatuto del Trabajador Cañero, un grupo de delegados del Sindicato

Unido Rural de Cañeros de Artigas (SURCA) concurre a Montevideo, a manifestarse

contrario a las reclamaciones del UTAA. El SURCA, era un sindicato creado en 1962 e

integrado por personal de confianza de las empresas: capataces, obreros industriales y

otros ajenos al trabajo directo en las plantaciones. Se impidió así la concreción del

estatuto.

Desde la segunda mitad de la década del 60, la acción sindical de la UTAA se radicaliza,

la organización polariza su discurso tanto en el campo sindical como en el político. En

este contexto, tras la asunción de Pacheco Areco a la presidencia (1967-1972), la

disolución de varias agrupaciones políticas de izquierda y los primeros allanamientos a

los locales sindicales de la UTAA, esta realiza su cuarta marcha hacia Montevideo; la

cual partió el 16 de febrero de 1968 y regresó el 30 de mayo.

2La zona en la que estaban emplazados los Ingenios de CALPICA y CAINSA actualmente se encuentran

dos centros poblados que tomaron sus nombres de dichos ingenios. Así mismo el ingenio de CALNU es

actualmente la planta industrial de ALUR SA.

30

En marzo de 1971 la UTAA emite un comunicado público en el que manifiesta su apoyo

al recién creado partido político Frente Amplio (fundado el 5 de febrero de 1971) Con

su apoyo, el sindicato tenía como propósito «ayudar a convertir al Frente en un eficaz

instrumento de movilización y de lucha de masas.» (“UTAA con el Frente”. Marcha, 19

de marzo de 1971. En: González Sierra, 1994, p. 216) y realiza así su quinta marcha

partiendo de Bella Unión a fines de marzo y regresando a fines de abril. Las cinco

marchas desarrolladas durante el periodo de entre zafras, impactaron en la capital,

haciendo que los reclamos de los cortadores de caña dejaran de ser un eco lejano que

venía desde el norte, para transformarse en una cuestión presente, en hombres, mujeres

y niños identificables, cuyos rostros ahora la sociedad montevideana podía ver de cerca

(Merenson, 2010 b).

Posteriormente, la irrupción de la dictadura militar paralizará la dinámica sindical, hasta

mediados de los 80 cuando varios sindicatos rurales son reactivados. En 1984 se

constituye en Bella Unión el Sindicato Único de Trabajadores Rurales y Afines

(SUTRA) y en 1985 se establece una comisión provisoria para la reactivación de

UTAA con varios de sus dirigentes recientemente liberados (Panizza, 2012). Hasta 1992

coexisten ambos sindicatos, no obstante siendo UTAA en los hechos el verdadero motor

de movilización de los trabajadores; así lo relata uno de nuestros interlocutores,

dirigente de UTAA en aquel período:

Toda esa etapa pos dictadura es difícil desde el punto de vista de mantener la

organización sindical, bajo cuerda éramos lo que movilizábamos, no nos dejaban

entrar (a las plantaciones) pero íbamos de noche en el lugar donde quedaban

trabajadores.

Desde mediados de los 80´ y producto del desarrollo industrial, el medio rural ha

experimentado un proceso acelerado de concentración de la tierra, proceso acompañado

de la creciente expansión de los modos capitalistas de producción. Con las formas

capitalistas de explotación de la tierra, se consolida la figura de los asalariados rurales;

hombres y mujeres que despojados de su medio originario de subsistencia (la posesión

de la tierra) se ven obligados a vender su fuerza de trabajo, insertándose en la lógica de

la producción. En este contexto y en el marco del Plan de Desarrollo Regional del

Vértice Noroeste (Plan VER.NO), también conocido por el slogan Bella Unión: polo de

desarrollo, el ingenio de CALNU acuerda con el Estado el inicio del proceso de

31

reconversión productiva de la producción agroindustrial; por intermedio del Banco

República se subvencionaron las cooperativas CALAGUA (riego), SARINOR

(horticultura) y CALVINOR (vitivinicultura). En su conjunto, estos establecimientos

también situados sobre la Ruta Nacional Nº 3, reunieron a 121 productores dedicados a

cultivos hortícolas y llegaron a generar más de 900 puestos de trabajo entre la industria

y el campo, a los que debe sumarse los 3.000 cortadores de caña y los 700 trabajadores

del ingenio empleados en el procesamiento de las 9.000 hectáreas azucareras plantadas

a fines de la década de 1980. (Merenson, 2010ª, p. 29)

El ingenio de CALNU, impulsado durante la década de los 70´ por el gobierno de facto

y con apoyo de la burguesía local, monopolizando la fabricación de azúcar refinado en

la zona, había transformado a Bella Unión en un polo de desarrollo durante la década

de los 80´. No obstante, en los 90 la situación cambia; se reduce la producción de azúcar

nacional, la incorporación del Pías al MERCOSUR y la decisión del gobierno blanco de

Lacalle de importar el azúcar crudo termina de consolidar la crisis de CALNU que se

agudiza durante los 2000 (Díaz Estéves, 2009).

En 1991, año en que Uruguay firmó el Tratado de Asunción y se incorporó al

MERCOSUR, CALNU reunía algo más de 350 productores que en su conjunto

empleaban a 3.000 trabajadores durante la zafra (Merenson, 2010a). El ingreso de

Uruguay al MERCOSUR significó entonces una fuerte conmoción para Bella Unión,

pues el nuevo esquema exponía la producción nacional de azúcar a la libre competencia

con los restantes socios del mercado común. En este marco en 1992 motivados por la

defensa de las agroindustrias de la zona, distintos sectores sociales de Bella Unión,

conforman la Intersectorial. Esta incluía productores, trabajadores, comerciantes y

diversas organizaciones religiosas y sociales de la zona, reuniendo a sectores

históricamente enfrentados en un espacio de acuerdo y defensa de las industrias locales

(Moraes Obregón, 2012, p. 64).

En un escenario que imponía la libre competencia con Brasil y el fin de las medidas

proteccionistas del azúcar empujando a una insostenible reconversión de la industria

local, la Intersectorial se expresa en un comunica público en el que destaca que:

Es inevitable pensar que a la caña de azúcar se la debería seguir protegiendo, ya que el

mundo azucarero protege al azúcar. (…) No somos competitivos con Brasil por dos

motivos: (la industria azucarera en Brasil cuenta con) subsidios gubernamentales, y auto

32

subsidio producido por el alcohol y la energía eléctrica. Y porque estamos convencidos

que la reconversión es impensable en corto y mediano plazo. (Semanario Encuentro Del

Norte. 27 de febrero de 1993. Año 2. Número50, página 8. Bella Unión) 3

1. Huelga de hambre de 8 obreros de CALNU en

defensa de las fuentes de trabajo. Semanario Encuentro del Norte. 22 de agosto de 1992. Año 1 Número

24. Bella Unión.

La crisis de CALNU cristalizó entre 1992 y 1995; para la fecha las hectáreas de caña

cosechadas por el ingenio habían mermado drásticamente en un proceso continuo de

disminución iniciado en 1989, año en el cual el área de caña cosechada ascendía a

8.500 hectáreas mientras que para la zafra de 1994 ese número disminuyó a 4500

hectáreas. (Encuentro del Norte, 1995, año 3, nº70 pag.3)

La situación crítica del ingenio se agudizó en 2001, cuando el entonces Presidente de la

República Dr. Jorge Batlle anunció el fin de las medidas proteccionistas sobre la

industria azucarera. Para el 2005 CALNU cumplía su última zafra, habiendo

acumulado una deuda cercana a los US$ 65 millones. En 2006, en el marco de la

presidencia del Dr. Tabaré Vázquez, frente al reclamo de la sociedad local por la

3Debo un profundo agradecimiento a Antonio Speciali, por permitirme acceder a su tesoro; los ejemplares

del semanario Encuentro del Norte que publicó junto con su esposa desde 1992 hasta 2004. El tiempo que

dedicó a buscar los semanarios tan cuidadosamente guardados; las tardes compartidas entre cafés y

galletitas en que me explicó el trabajo que realizó durante más de una década que se dedicó a difundir los

acontecimientos relevantes para el pueblo; su ayuda y sus historias; han sido un valioso aporte a mi

investigación.

33

reactivación de la agroindustria en la zona; el Frente Amplio propone un proyecto

sucroalcoholero como política económica y social con la que intervenir en el lugar. Así

mismo la visibilidad que adquirió en el 2004 -a 10 años del comienzo de la crisis del

polo de desarrollo- el barrio de Las Láminas, tuvo un peso decisivo para volver la

cuestión de la pobreza y el estancamiento de Bella Unión una cuestión nacional4 (Díaz

Estéves, 2009).

2. “No somos un polo de

desarrollo, somos esclavos de la miseria”. Semanario Encuentro del Norte. 7 de octubre de 1995. Año 3

número 173, página 9.

4Actualmente de las Láminas solo perdura el nombre, ya que cuidadas construcciones de material,

pintadas de los más diversos colores dieron lugar a casas confortables y pintorescas, donde décadas atrás

existían modestos ranchitos de láminas de madera y chapa.

34

3. Semanario Encuentro del Norte. 3 de

noviembre del 2000. Año 9 Número 387.

La Bella Unión de los 2000 se presentaba como una de las ciudades donde la crisis

económica nacional había golpeado más fuerte, trasformando a los hombres y mujeres

hasta ahora dependientes de la economía del azúcar en desocupados y a numerosos

pequeños productores en desposeídos de la tierra ya que muchos perdieron sus tierras en

manos de prestamistas a los cuales no podía pagar el dinero adeudado consecuencia de

la falta de producción. Atendiendo a que los problemas económicos son en última

instancia problemas políticos (Martins de Souza, 1980), se volvía necesario crear

acciones políticas que regulasen la concentración de la tierra y la situación de estos

trabajadores. Así en 2004 producto del encuentro e intercambio de los distintos

sindicatos rurales, se crea la Unión Nacional de Trabajadores Asalariados Rurales y

Afines (UNATRA), la cual incluye dentro de sus principales reivindicaciones la mejora

en las condiciones salariales y el derecho a la tierra (Moraes Obregón, 2012).

Consecuentemente, en el marco del primer gobierno de izquierda y a tono con el

proyecto de País Productivo impulsado desde el Frente Amplio, la empresa estatal

ANCAP arrendó las instalaciones de CALNU, asumiendo sus deudas y dando origen a

35

Alcoholes del Uruguay Sociedad Anónima (ALUR SA). ALUR inicia sus actividades

en 2006 siendo propiedad del grupo ANCAP en un 90% y de Petróleos de Venezuela

en el 10% restante. La producción incluye desde azúcar para el consumo, hasta etanol,

biodiesel, energía eléctrica y alimento animal. En 20011 la facturación anual de la

empresa se ubicó en el entorno de los 116 millones de dólares, de los cuales un 29%

correspondió a la producción de azúcar, otro 29% correspondió a biodiesel, un 27% a

etanol, un 13% correspondió a las harinas proteicas, un 1.5% al etanol potable y un

0.5% a la energía eléctrica. (Políticas, 2012)

Evolución del número de productores y superficie de caña cosechada desde la instalación de

ALUR S.A.

2006 2007 2008 2009 2010 2011

Número

de productores

286 s/d 365 s/d 336 400

Superficie

cañera cosechada (has.)

2961 5188 6038 5815 7494 8800*

*La superficie corresponde al área plantada, no cosechada.

4. Fuente: Moraes Obregón, Álvaro. 2012. ¿Campo en disputa? El acceso a la tierra de los trabajadores de

UTAA al “Campo Placeres” en Bella Unión. Tesis de grado en Agronomía- Facultad de Agronomía-

UDELAR. Página 74.

Con la creación de ALUR se reconfiguran las formas de organización del capital y el

Estado adquiere el rol de empleador. ALUR en tanto empresa debe responder a las

exigencias del mercado global, por lo tanto no ha cambiado la base del modelo

capitalista de producción, de manera que los trabajadores deben enfrentar los mismos

desafíos y problemas que cuando existía CALNU (Pereira, 2011)

36

5. Asamblea de UTAA

durante el bloqueo a la planta de ALUR. Octubre del 2014.

I.4 Tierra pal´ que la trabaja

El capitalismo es hoy la forma de producción hegemónica en el medio rural de toda

América Latina, con la expansión del capitalismo se expande también la mano de obra

asalariada, generando una sensible disminución en la presencia de la producción

familiar en el campo. En nuestro país, los establecimientos de carácter familiar pasaron

de controlar el 9,5% del total de la tierra en 1956 al 5,4% en el 2000 (Piñeiro, 2001, p.

71), así las disminución del trabajo familiar en el campo se vincula directamente a la

desaparición de los predios menores a 100 hectáreas y el aumento de la concentración

de la tierra en grandes establecimientos. Este proceso se ha visto favorecido por las

disparidades existentes en los precios para la compra de hectáreas de tierras en nuestro

país en comparación con los países de la región; para el año 2005 el precio promedio de

la hectárea agrícola y ganadera rondaba en Uruguay los 1050 dólares, mientras que en

Brasil ascendía a los 1550 dólares y en Argentina a los 3560 dólares la hectárea (Piñeiro

y Moraes, 2008, p.3). A los procesos de concentración de la tierra deben sumarse los

cambios tecnológicos introducidos en las explotaciones rurales en las últimas décadas,

lo cuales aumentaron la producción reduciendo el número de trabajadores necesarios

(Piñeiro, 2001). En este marco se ha vuelto más compleja aún la posibilidad de

inserción en el mercado laboral para los trabajadores rurales y en el caso que nos ocupa

37

para nuestros anfitriones, convirtiendo a las luchas por el acceso a la tierra, en una

demanda fundamental de los trabajadores en el medio rural.

Las reivindicaciones y luchas por la tierra han estado presentes con grados distintos de

intensidad a partir de la segunda mitad del siglo XX, fundamentalmente vinculadas a

organizaciones sindicales con anclaje en lo rural (Panizza, 2012). Así, en el contexto

latinoamericano se ha destacado la conformación en 1984 del Movimento dos

Trabalhadores Rurais Sem Terra (MTS), el cual se constituye como principal

interlocutor de los debates de reforma agraria en Brasil. El accionar del MST no solo se

ha centrado en la reforma agraria en tanto contestataria a una determinada forma de

producción en el medio rural, sino también en tanto lucha política, hay pues una doble

matriz en las reivindicaciones del MST, económico-productiva, y política (Lopes,

2004). Esta doble matriz, está presente también en el accionar que el sindicato de UTAA

ha tradicionalmente desarrollado. En este sentido, UTAA ha sabido incorporar a las

acciones sindicales de reivindicación de los derechos laborales, la lucha por el acceso a

la tierra como eje central de sus reclamos. La consigna tierra pal que la trabaja ha

formado parte del repertorio de medidas de lucha que se extiende desde la conformación

de UTAA en 1961 hasta nuestro días. Medidas que se vuelven más visibles en contextos

sociales y políticos más favorables a las organizaciones sindicales (en este caso los

gobiernos de izquierda que se han sucedido desde 2005 a la fecha) y que implican una

acumulación de experiencias que construyen la memoria colectiva del sindicato. Así lo

recuerda uno de los militantes de antaño:

En esos años es además que digamos a iniciativa de Raúl (Sendic Antonaccio) se

empieza a plantear el tema de la tierra, todo el año 63 hacemos una fuerte campaña

por la expropiación, radial, en las asambleas, moviendo a la gente, porque la

zafralidad era muy fuerte como sigue siendo hasta ahora.

Si vos miras en esencia la situación de los trabajadores, de los asalariados rurales de

aquel tiempo y la de hoy no cambió nada. La zafralidad, hoy, yo que se… el peludo

antes se diferenciaba fuertemente en el lugar en el que vivía. Hoy en la vestimenta casi

no tenes diferencias, más o menos todo el mundo se viste igual, además creo que hay

una asalarización mayor que antes, no en esta zona, esta zona siempre fue dominada

por unos cuantos productores bastante grades y algunos pequeños productores que

medraban en torno a los grandes, no hubo un campesinado no hubo una fuerte división

38

de la tierra. (…) la impresión que llevaban los montevideanos de las marchas era

porque nos diferenciábamos realmente, éramos distintos.

En este sentido, las luchas por la tierra y la figura y el accionar de Sendic se han

constituido como pilares fundamentales para la efectiva ocupación de tierras. Podríamos

decir que la figura mítica de Sendic sigue presente aun hoy en el sindicato de UTAA; no

solo así lo atestiguan los posters y carteles que refieren a frases y pensamientos del líder

campesino que adornan las modestas paredes del sindicato, sino también la constante

identificación que la sociedad local establece entre Sendic y UTAA.

6. Poster que se exhibe

en una de las paredes del sindicato. Sede de UTAA Octubre del 2014

Días antes de las elecciones nacionales celebras en primera vuelta el día 27de octubre

del 2014, se inauguró en Bella Unión a la entrada del pueblo sobre la ruta 3 una placa

conmemorativa a Raúl Sendic, acto coordinado por la central del MPP de la ciudad y

del cual UTAA no participó. En la posterior audición radial del sindicato, un oyente se

comunicó pidiendo explicaciones sobre el porqué UTAA no se hizo presente en dicho

homenaje, la respuesta de uno de los dirigentes sindicales fue concreta, se trataba de un

acto político. Esta situación esboza la forma en que se ha tejido en Bella Unión la figura

heroica de Sendic, y el rol que la sociedad local le asigna en relación al sindicato de los

peludos.

39

7. Memorial Raúl Sendic-

ubicado a la entrada de la ciudad sobre la Ruta Nacional nº 3. Febrero del 2015.

Por otra parte, la asunción del Frente Amplio al Gobierno Nacional en 2005, implicó

un cambio en las pautas de restricciones y oportunidades políticas, promoviendo una

mayor acción colectiva de los trabajadores de Bella Unión (Panizza, 2012). En este

contexto en el año 2006 en el marco de la implementación del proyecto sucroalcoholero,

las organizaciones sindicales y sociales de la zona reclamaban la participación activa de

los trabajadores en la reactivación industrial, integrando a los trabajadores en los

directorios de CALNU, GREENFROZEN, CALAGUA, CALVINOR y CALPICA,

advirtiendo los riesgos de un sistema productivo basado en el monocultivo de la caña de

azúcar. Así como la adquisición de tierras baldías o improductivas por parte del INC,

para su adjudicación a grupos de asalariados.

La efectiva implementación del proyecto sucroalcoholero con la creación de ALUR, no

contempló las demandas de los trabajadores. El accionar estatal no cambió la desigual

distribución de la tierra y en un comienzo el Proyecto sucroalcoholero relegó totalmente

a los trabajadores de la posibilidad de participar en la producción de caña, en la medida

que se exigían requisitos que éstos no poseían. (Echeverriborda, 2007). Al mismo

tiempo desde el año 2005 el grupo de trabajo de la SCEAM (Servicio Central de

Extensión y Actividades en el Medio- Universidad de la República) en Bella Unión,

40

venía desarrollando un ciclo de talleres de formación sobre cooperativismo y

asociativismo.

Es en este escenario que el 15 de enero del 2006 un grupo de trabajadores nucleados en

UTAA, la Asociación de Pequeños Agricultores y Asalariados Rurales de Bella Unión

(APAARBU)5 y el Sindicato de Obreros de CALNU Artigas (SOCA) protagonizaron la

ocupación de dos fracciones de 32 hectáreas de tierra en Colonia España, una chacra

situada a pocos metros del ingenio de ALUR, a la altura del kilómetro 644 de la ruta Nº

3 (Merenson, 2010a). Con la medida, los trabajadores reclamaban una política de

tierras acorde a las necesidades y los intereses de los asalariados y pequeños

productores rurales; procurando la consumación de un proceso de reforma agraria

(Echeverriborda y Moraes Obregón, 2010).

Así, el tradicional reclamo de “tierra pal que la trabaja” en los más de 40 años de

existencia de UTAA no cuajó en experiencias concretas y significativas de acceso a la

tierra, hasta que se produce la primera ocupación efectiva en 2006 (Díaz Estéves, 2009).

En el comunicado público del 15 de enero del 2006 las organizaciones de trabajadores

expresaban:

“En posesión de la tierra, podemos trabajar todos los días, comer, levantar nuestras

casas, atender la salud y el bienestar de nuestras familias, educar bien a nuestros hijos.

¿Es acaso delito luchar por defender el primer derecho del hombre, de la mujer, que es

el sagrado derecho a la vida? (UTAA –SOCA- APAARBU. Comunicado público 15 de

enero del 2006. En Echeverriborda y Moraes Obregón, 2010, p. 4)

El proceso de ocupación se prolongó casi un año, tiempo durante el cual se realizaron en

el predio una serie de cultivos hortícolas y se sembraron las primeras 8 hectáreas de

caña, gracias a recursos provenientes del apoyo solidario de organizaciones sociales. Al

cumplirse seis meses de la ocupación se realizó una Jornada sobre Políticas de Tierra,

donde diversas organizaciones sindicales y sociales discutieron el proceso de ocupación

que se venía desarrollando, como una forma de combatir la zafralidad y la desocupación

(Echeverriborda y Moraes obregón, 2010). El proceso finalmente desencadena la

posterior adjudicación de las tierras ocupadas a la empresa ALUR la cual otorgaría los

5La Asociación de Pequeños Agricultores y Asalariados de Bella Unión (APAARBU) creada en 2005

nuclea a pequeños productores familiares y asalariados rurales que se desprendieron de UTAA.

41

derechos de uso de las fracciones a una cooperativa formada por trabajadores de la

UTAA, constituyéndose así la Cooperativa 15 de Enero. En el predio también se

estableció la base física de un programa de formación para los asalariados y pequeños

productores de la zona, cogestionado por la Universidad de la Republica a través del

Centro de Formación Popular y las organizaciones sindicales locales (Panizza, 2012).

En enero del 2007, un grupo de pequeños productores lecheros de la zona, denominados

grupo Mandiyú, realizan la ocupación de una fracción de tierras de la Colonia Eduardo

Acevedo en reclamo de tierras para pastoreo de su ganado e infraestructura para

lechería. El reclamo implicaba la diversificación productiva, en un escenario de fuerte

impulso a la caña de azúcar a través del proyecto de ALUR.

Las dos ocupaciones de tierras que se sucedieron en Bella Unión en 2006 y 2007,

implicaron un conjunto de acciones políticas y públicas por parte de los sindicatos

participantes; que en ambos casos involucran más que el acceso a la tierra, también se

reclama el apoyo del Estado a los trabajadores (a través del INC por ejemplo) para

acceder a subsidios que permitan trabajarla.

Es en este contexto que a mediados del 2007 comienza a funcionar la Comisión de

Políticas de Tierra, integrada por diversos sindicatos de la zona, el Ministerio de

Ganadería, el Instituto de Colonización y la Universidad de la República; orientada en

principio a articular las demandas por tierra con la disponibilidad de tierras

(Echeverriborda y Moraes Obregón, 2010).

En este sentido, en los últimos años el INC no solo ha adquirido mayor cantidad de

tierras sino que ha venido desarrollando nuevos modelos colonizadores, además de las

fracciones individuales que componen las colonias, se ha hecho énfasis en la formación

de soluciones colectivas atendiendo a diversas formas asociativas de pequeños

productores y asalariados rurales (Chiappe, y Espasandín 2014). Es así que en el marco

de la Comisión de Políticas de Tierra se trabaja durante los años 2008 y 2009 para la

adjudicación de tierras en lo que más tarde constituirá la Colonia Raúl Sendic

Antonaccio, no obstante la comisión deja de reunirse a fines del 2009 y las tierras de la

colonia Sendic son efectivamente adjudicadas a comienzos del 2010. (Panizza, 2012).

A pesar de la desarme de la Comisión, en tanto espacio de dialogo entre

organizaciones sociales y estatales; desde el sindicato de UTAA se continúan con la

organización de una comisión de tierra en la esfera del accionar del sindicato.

42

En este marco, el acceso colectivo a las tierras en el área de Pay Paso, es un acceso

mediado por el sindicato de UTAA, dado que el plan de colonización preveía la

adjudicación de tierras a un colectivo de trabajadores formado a partir de UTAA. No

obstante ni todos los actuales adjudicatarios pertenecían al sindicato o a su Comisión de

Tierras, sino que su integración obedeció a la necesidad formal impuesta desde el INC

de integrar la Comisión de Tierras del sindicato. Así la colonia en tanto espacio social

nuclea a un conjunto de individuos con grados distintos de integración e interacción,

pero que construyen en tanto colectivo una serie de discursos y prácticas en torno a la

conformación de la colonia (Chiappe y Espasandín, 2014)

El plan de colonización, orientado fundamentalmente a otorgar tierras a grupos de

colonos organizados en cooperativas u otras asociaciones y en el caso de Bella Unión

centrado en la producción de caña de azúcar para su posterior venta a ALUR; se

presenta para muchos de nuestros interlocutores como la única alternativa posible a la

zafralidad, asegurándose así un salario estable todo el año:

Yo trabajo en la zafra, y hago seguro un año si, un año no, este año ya no hice seguro, y

por yo estar involucrado en el sindicato changa, no consigo, no conseguís changa en

ningún lado…Y sabes que vas a tener en Pay Paso trabajo seguro todo el año, que si

vos haces bien las cosas, no te digo que te vas a quedar millonario pero vas a vivir un

poquito más cómodo. Y ta, y no quiero lujos tampoco, yo me pongo una meta y hasta

que no llego no descanso y ahora la meta es quedarme tranquilo noma, ya me cansé de

andar de un lado pal´ otro, y yo cuando me fui pasaba un tiempo, en Montevideo, un

tiempo acá, un tiempo para allá… y digo eso te cansa.

La dependencia casi total respecto de ALUR que tienen estos emprendimientos

cooperativos, tanto para la obtención de maquinaria y transporte, como del sistemas de

riego, genera una situación dual; por un lado los trabajadores son considerados en tanto

productores –ya que ahora poseen el recurso tierra-. Por otro lado, en los hechos los

colonos son tan dependientes de ALUR como los obreros del ingenio, ya que no

disponen de capital económico, transformándose así en lo que varios de mis

interlocutores mencionaron: peones baratos de ALUR. En definitiva la obtención de la

tierra no implicó la construcción de una propuesta contra-hegemónica (Pereira, 2011, p.

253).

Así lo relató uno de los entrevistados:

43

Nosotros teníamos un concepto, una idea respecto al acceso a la tierra de ir generando

una cosa diferente a lo que es el modelo dominante. Y en todas las experiencias de

acceso a la tierra repetimos exactamente el modelo.

No obstante, el discurso de los actores técnicos se contrapone a esta idea de nuestros

anfitriones de transformarse en meros peones de ALUR:

No, yo no lo veo así…digo ta… creo que tiene una bruta ventaja que tengan la

producción vendida, la venta asegurada, eso ningún rubro te lo da. Es un negocio que

está recontra protegido para el lado de ellos y quieras o no tiene mil facilidades (…) No

son empleados de ALUR, son proveedores de materia prima, que ta, obviamente tenes

que producir en las reglas de ellos (ALUR), pero bueno como en cualquier rubro, es

como que me digas que los ganaderos son empleados del frigorífico, no. Creo que de

hecho el cambio lo ves, para mi es notorio el cambio de ser peludos a ser colonos.

La conformación de la colonia en las tierras de Pay Paso, se constituye como parte de

este conjunto de experiencias prácticas y simbólicas de lucha por la tierra (Panizza,

2012), donde la adjudicación de tierras a colectivos de peludos, supone una forma

inacabada y compleja de inserción de estos colectivos en el proyecto sucro-alcoholero.

44

II Trabajo de campo, la labor etnográfica

Toda etnografía en tanto proceso articula conocimiento y emotividad, perdida y

enriquecimiento (Cardoso de Oliveira, 2007), así la labor etnográfica se constituye a

partir de una serie de vivencias, relatos, anécdotas, encuentros y desencuentros, entre

nosotros y los otros, producto del estar ahí.

II.1 Estar ahí

Dado que la presente investigación se desarrolla en el marco de la finalización de la

Licenciatura en Ciencias Antropológicas, la misma se constituye como una

aproximación etnográfica. Esto es, una forma particular de aproximación a la realidad

social, que implica en la ejecución del trabajo de campo el estar ahí. Forma de trabajo

que se inaugura como método de investigación a inicios del siglo XX con las

investigaciones de Malinowski, el estudioso debe (…) colocarse en buenas condiciones

para su trabajo, es decir, lo más importante de todo, no vivir con otros blancos, sino

entre los indígenas (Malinowski, 1986 [1922], p. 24), ya que solo estando ahí, será

posible captar los imponderables de la vida real (Malinowski, 1986 [1922]).

Desde entonces, el trabajo de campo se constituye como una especie de rito de paso,

necesario para transformarse en antropólogo (Rabinow, 1992). Así pues lo que ha

caracterizado a la labor del antropólogo es la forma peculiar de trabajo de campo y no

tanto las problemáticas que la disciplina aborda. (Geertz, 2001, p.91)

Si la práctica etnográfica consiste en una forma de descripción o representación de lo

que los otros piensan y dicen, el tipo de descripción que implica corresponde a lo que

suele llamarse de interpretación, esto es una descripción densa (Guber, 2001). Esta

descripción densa, a diferencia de la descripción superficial basada en criterios externos

y sin entrar en dialogo con los sujetos de estudio, se constituye como el cometido de la

práctica etnográfica en tanto forma de descripción- interpretación que se construye en el

dialogo con los otros, siendo pues uma hierarquia estratificada de estruturas

significantes. (Geertz, 2008, p. 17)

El estar ahí, implicó la realización dos temporadas de trabajo de campo en Bella Unión.

La primera durante la primavera del 2014 y la segunda durante el verano y comienzo

45

del otoño del 2015; así para mi primer estadía en la ciudad la zafra estaba casi

extinguiéndose, mientras que la segunda estadía trascurrió entre el período de entre

zafras y el inicio de la zafra 2015.

Aprendemos con el cuerpo, ya que el orden social se inscribe en el cuerpo (Bourdieu,

1995); y en definitiva lo que hacemos al hacer etnografía es poner el cuerpo; ya que es

imprescindible someterse al fuego de la acción in situ, para adquirir las competencias

necesarias que nos ayuden a penetrar lo máximo posible en esta forma de estar en el

mundo, que implica el fenómeno social estudiado (Wacquant, 2006, p.16). Someterse

al fuego de la acción in situ, implicó tomar parte en diversas actividades de la vida

cotidiana de nuestros interlocutores, participando así de un repertorio de actividades que

incluyeron: las reuniones de la Comisión de Tierras de UTAA, diversas asambleas

realizadas en el sindicato, instancias de negociación con el INC y ALUR, reuniones del

Centro de Formación Popular (coordinadas por SECEAM -UDELAR), participar de

las audiciones radiales del sindicato; así también como una vez adjudicadas las tierras

en Pay Paso acompañar a nuestros interlocutores en sus jornadas de trabajo en la

colonia; participando igualmente del día a día de nuestros anfitriones: largas charlas en

sus casas, mates compartidos, festejos, cumpleaños, comidas, partidos de fútbol, etc. En

este sentido fueron también de utilidad las llamadas redes sociales: Facebook, skype y

whatsapp; estas sirvieron como herramientas de contacto y comunicación con varios de

nuestros interlocutores, durante los períodos que no realizamos trabajo de campo estas

herramientas nos permitieron mantenernos al tanto de la vida cotidiana de nuestros

anfitriones y los acontecimientos relativos a Pay Paso. En definitiva, nuestro oriente

etnográfico trató más de un entramado que de un topos específico. (Guigou, 2010: 123)

El trabajo de campo, es de hecho un trabajo de producción de la realidad social; los

relatos de los cuales se nutre esta etnografía son reflejo de esa producción, algunos

resultado de conversaciones informales, otros de las notas de campo, los otros producto

de entrevistas realizadas, pero en última instancia todos ellos construcciones generadas

en nuestras interacciones con los otros y cuyo valor depende de esto. Lo que constituye

el trabajo de campo son las anécdotas, las parábolas, los cuentos, las mini-narrativas con

el narrador dentro de ellas (Geertz, 2012, p. 59)

En ese sentido, la labor etnográfica es reflexiva; en tanto el investigador construye en su

interacción con los otros la realidad a la cual intenta aproximarse. La reflexividad en el

46

trabajo de campo debe ser entendida en tanto la toma de conciencia del investigador

sobre su persona y los condicionamientos sociales, políticos, intelectuales, de género,

etarios, de pertenencia étnica y clase social, que son parte del proceso de conocimiento.

(Guber, 2001, p. 48). Durante el trabajo de campo la reflexividad del investigador entra

en relación con la reflexividad de sus interlocutores nativos y es en este encuentro de

reflexividades que tiene lugar la producción de conocimiento. Así la legitimidad del

estar ahí proviene de que solo estando ahí, es posible realizar el tránsito de la

reflexividad del investigador a la reflexividad de sus interlocutores. (Guber, 2001, p. 53)

De este tránsito de reflexividades fue parte el traslado del lugar de residencia

establecido en una primera instancia en una casa que alquila la Universidad ubicada en

el centro de la ciudad; a la casa de una de mis anfitrionas, ubicada en el barrio Sur,

generándose así un mayor adentramiento en la dinámica del pueblo, varios de mis

interlocutores cercanos se trasformaron en vecinos. Esta mayor interacción colaboró en

una aprensión más cabal de las pautas y prácticas de socialización, las formas de

presentarse en la vida cotidiana y las representaciones sociales de mis anfitriones, dado

que como señala Geertz:

O que o etnógrafo enfrenta de fato (…) é uma multiplicidade de estruturas conceptuais

complexas, muitas delas sobrepostas ou amarradas umas ás outras, que são

simultáneamente estranhas, irregulares e inexplícitas, e que ele tem que, de alguma

forma, primeiro aprender e depois apresentar. (Geertz, 2008, p. 20)

El trabajo de campo etnográfico, implica en sí mismo una forma muy estrecha de

relacionamiento con nuestros interlocutores (Cardoso de Oliveira, 1998). El estar ahí,

envuelve la presencia del investigador en el campo, esto es la presencia de su yo cultural

(Rabinow, 1992) y emocional. Lograr un alto grado de confianza e intimidad con

nuestros anfitriones nos permitió acceder a sus relatos, opiniones y experiencias: a su

realidad desde cerca, a aspectos de su vida que de no ser producto una relación de

estrecha cercanía no hubiese sido posible acceder; no obstante también implicó la

imposibilidad de mantenerse al margen, al margen de su universo de significación, de

sus vidas cotidianas, sus intereses, sus dilemas y conflictos.

47

Así lo relata Evans-Pritchard en uno de los pasajes de su obra cuando refiere a sus dos

trabajos de campo entre los Azande y los Nuer:

Precisamente porque viví en estrecho contacto con los nuer, tuve con ellos más

intimidad que con los azande (…) Los azande no me permitieron vivir como uno más

entre ellos; los nuer, sin embargo, no me dejaron vivir al margen de ellos. (Evans-

Pritchard, 1940. En Clifford y Marcus, 1991, p. 141)

Comprender lo que nuestros interlocutores “realmente son”, es decir comprender la

forma en que se nos presentan (Goffman, 1997), no depende tanto de nuestra sensación

de haber sido aceptados por el grupo, e incorporados a él, ya que esta sensación tiene

que ver con nuestra propia biografía no con la de ellos. Lograr esta comprensión tiene

más que ver con nuestra habilidad de captar los modos de expresión de nuestros

interlocutores, es decir comprender, sus sistemas de significación. (Geertz, 1998, p. 107)

Ahora bien, en la elaboración del texto etnográfico, no son estos sistemas de

significación per se lo que se ponen de manifiesto, sino una construcción ficcional

(Geertz 2008 [1973], Clifford y Marcus, 1991) que incluye las experiencias en el

campo, las conceptualizaciones teóricas, la subjetividad del investigador y la forma en

que estos elementos se relacionan entre sí. El proceso etnográfico en tanto complejo,

dialogal y polifónico es convertido en historia como forma de crear el texto etnográfico

y en ese nivel es que se manifiesta lo alegórico en tanto práctica de textualización

(Clifford y Marcus, 1991, p. 167)

El desafío más grande que enfrenta la etnografía como texto es el hecho de representar

en un texto simple, lo múltiple (Clifford y Marcus, 1991, p.242), integrando en una

única historia una serie de eventos dispersos, tejiendo una trama de significación

(Ricoeur, 1994). La elaboración del texto etnográfico implica ante todo hallar el punto

preciso desde el cual establecer el discurso. O sea hallar el punto en el que le sea posible

al investigador encontrarse cara a cara con el otro, sin perder la visión de su propio

rostro (Pratt En Clifford y Marcus, 1991, p. 68), en definitiva toda etnografía es en un

sentido amplio tan poética como ficcional (Geertz, 1989), ya que en tanto narrativa, la

etnografía implica la representación ficcional de una acción, es decir el tejido de una

intirga (Ricoeur, 1994).

48

Así, la forma en que aquí se presenta: el acceso a las tierras de Pay Paso, la

conformación del colectivo de colonos, la vida cotidiana de nuestros anfitriones y las

dinámicas del pueblo; en tanto forma de narrar; define y delimita aquello que

presentamos en el texto (Geertz, 2012). Se evocan recuerdos, memorias y relatos de

nuestros interlocutores que se hacen presentes en la forma de devenir-imagen, porque el

recuerdo solo puede configurarse en imágenes (Ricoeur, 2008, p. 22), imágenes de sus

luchas, de sus historias, de sus aconteceres.

II.2 Familiarizar lo extraño: La Bella y sus derroteros

Você não penetra, exatamente em outro cultura, como a imagen masculinista insinuaria. Você

se coloca no caminho dela, que então o envolve e enreda. (Geertz, 2012, p. 43).

Llegar a un lugar, en este caso a Bella Unión es al decir de Geertz una experiencia

palpable en tanto que sentida en la piel y penetrante lo suficiente como para ser

experimentada debajo de la piel (Geertz, 2012, p. 26).

Transformar lo exótico en familiar y lo familiar en exótico (Da Matta, 1978) es la doble

tarea que caracteriza a la labor etnográfica; en un sentido, Bella Unión, sus moradores,

y sus historias, nos resultan familiares, en tanto ellos como nosotros pertenecemos a un

mismo macro mundo social. No obstante en otro sentido, tan real como el primero, el

norte olvidado, nos resulta extraño, diferente, exótico. Las acciones de nuestros

interlocutores, sus formas de comprarse, de ver el mudo, responde a las estructuras de

significación en las que están inmersos y de las que forman parte, significaciones que

permiten varias escrituras y sobre todo varias lecturas que se juegan precisamente en la

interpretación (Ghasarian, 2008, p.19). Muchas veces escuché la expresión así somos en

Bella Unión, nosotros somos así, en referencia a determinadas prácticas de mis

anfitriones que de hecho me resultaban ajenas. Al decir acá somos así, estos sujetos,

estaban diciendo; nuestras prácticas se corresponden con las disposiciones sociales que

internalizamos a través de nuestros habitus (Bourdieu, 1995); o mejor aún esta

explicación posible es la que encontramos para dar cuenta de estas experiencias surgidas

en el trabajo de campo.

49

En medio de prácticas, gustos y formas propia de otros habitus, de otros campos hasta

entonces desconocidos, existía el deseo por momentos presente por momentos oculto de

regresar a casa, es decir al mundo social cuyas reglas del juego – para tomar una

expresión de Bourdieu- conocía.

Esta sensación de incomodidad, tan característica de la escena etnográfica (Barley, 2004

[1983]), paulatinamente se fue transformando, y aquellas prácticas que nos resultaban

tan ajenas, al comienzo, en algún sentido fueron incorporadas a nuestro universo

simbólico, en algún sentido, al igual que nuestros anfitriones las “naturalizamos”, y se

convirtieron así en otro mundo, en otra forma posible. Tomando las palabras de

Malinowski, (…) empecé a tomar parte de alguna manera en la vida del poblado, a

esperar con impaciencia los acontecimientos importantes o las festividades, a tomar

interés personal por los chismes y por el desenvolvimiento de los pequeños incidentes

pueblerinos. (Malinowski, 1986 [1922], p.25)

La entrada al campo fue mediada por el Centro de Formación Popular y los docentes de

Extensión Universitaria que forman parte del Centro. El primer día en la ciudad luego

de un interminable viaje de 8 horas en el Norteño (única compañía de ómnibus que hace

el recorrido directo Montevideo-Bella Unión) comenzó con la visita a la Chacra Escuela

15 de Enero, donde conocí a dos históricos dirigentes de UTAA uno de ellos además

supo ser secretario de Sendic durante el tiempo que el líder campesino permaneció en

Bella Unión. Ese mismo día también conocí a quienes se trasformarían posteriormente

en parte de mis interlocutores más cercanos, algunos de los compañeros del por

entonces proyecto de Pay Paso.

La distancia que separa la chacra escuela del centro de la ciudad son aproximadamente

30 kilómetro. Con el tiempo aprendí que estar en la ciudad de Bella Unión es en

categorías nativas estar en el Pueblo o en la Bella, ir a la Chacra Escuela 15 de Enero es

ir a la 15, la colonia Eliseo Salvador Porta, ese nombre tan rimbombante no es más que

Pay Paso, algunos de los barrios de la ciudad como Las Piedras o Las Láminas, son el

pueblo Las Piedras y el pueblo Las Láminas, el área de viviendas del Plan Juntos, es

simplemente el Farolito. Mi propio barrio Sur, es en realidad el Barrio Extensión Sur-

núcleos de viviendas evolutivos- más conocidas como las viviendas de los inundados

(dado que su origen se debe a un plan estatal con financiamiento extranjero para la

50

construcción de viviendas para familias que vivían en las zonas inundables próximas la

Rio Uruguay).

8. Entrega de viviendas a inundados, 48 familias fueron las

beneficiarias. Semanario Encuentro del Norte. 10 de junio de 1995. Año 3 número 158, página 9.

La labor del antropólogo no consiste en estudiar la aldea sino en la aldea (Geertz,

2008), en este sentido nuestro trabajo de campo se inscribe en la ciudad de Bella Unión

en tanto espacio social y simbólico. Ciudad cuyo paisaje cotidiano está marcado por

cientos de hileras de caña de azúcar que se extienden más allá de la vista, el ir y venir

de los camines que llevan la caña desde las chacras hasta el ingenio de ALUR, el olor a

la vinaza6 que penetra en el aire y las cenizas de la caña recién quemada que se

esparcen por el ambiente durante la zafra.

En la medida que comenzamos a alejarnos del centro de la ciudad para adentrarnos en

sus distintos barrios, las calles dejan sus prolijas formas de asfalto para transformarse en

sinuosos caminos de tierra y pedregullo. También el clima parece dar un respiro y

permite correr una brisa fresca entre los campos que rodean los barrios periféricos, y

que son un desahogo al calor agobiante de las calles del centro cercadas de

construcciones.

6Residuo liquido obtenido en el procesamiento industrial de la caña de azúcar.

51

9. Barrio Sur- Bella

Unión. Febrero del 2015.

Todos en la ciudad, que contabilizando los barrios periféricos cuenta con unos 12.200

habitantes7, tienen alguna conexión con la economía del azúcar. ¿Quién no ha trabajado

alguna vez cortado caña, aplicando herbicidas, desmalezando o regando? ¿Quién no

tiene algún familiar cercano, que haya trabajado en el ingenio de ALUR en la época que

era de CALNU?, ¿quién no conoce a los choferes de los camiones que transportan

caña, o de los ómnibus que transportan diariamente a los peludos para el trabajo? En

definitiva, la economía de la ciudad está ampliamente organizada en torno a la

actividad cañera, lo cual impacta directamente en la vida del pueblo y sus habitantes.

Así pues, la vida cotidiana de nuestros interlocutores más cercanos, está fuertemente

atravesada por la caña de azúcar:

Acá, el pueblo de Bella Unión, lo que tenemos es la capital del azúcar y eso es lo que

mueve todo, mueve la fábrica de ALUR, mueve los peludos en las chacras, mueve el

campo, mueve todo; las almacenes, los supermercados, todo gira alrededor de ALUR,

de esa fábrica. La mayoría. Porque otro tipo de trabajo no hay acá, es caña nomás, y si

hay otro tipo de trabajo de invernáculo y todo es miseria, no es nada.

La vida en el pueblo cambia bastante a partir de marzo, con el inicio de las clases; en

las mañanas, al medio día y en las tardes el ir y venir de escolares y liceales atesta las

calles del centro.

712.200 habitantes es la cantidad de población relevada en base al Censo Nacional del año 2011. INE-

http://www.ine.gub.uy/censos2011/resultadosfinales/artigas.html.

52

10. Escuela

de tiempo completo Nº 92- Barrio Sur. Febrero del 2015.

No obstante, la ciudad despierta verdaderamente a partir de junio, cuando comienza la

zafra de cosecha de la caña de azúcar. Los comercios aumentan sus ventas, los boliches

nocturnos llegan a su capacidad máxima los sábados a la noche, ya que el viernes a la

tarde o el sábado en la mañana los peludos reciben su paga semanal. Y toda la vida en la

ciudad parece dinamizarse.

Para los días en que comenzó mi estadía de campo en Bella Unión, el grupo de

aspirantes a tierras de Pay Paso estaba bastante fragmentado; malestares, rispideces

internas, enojos, tensaban las relaciones entre unos y otros, para algunos de nuestros

anfitriones existen dentro del colectivo dos sub grupos; en términos nativos la barra de

la pesada y los otros, estas definiciones correspondían a uno de nuestros interlocutores

que integraba la que él definió como La barra de la pesada, la que no se come lo que

manda ALUR y el Instituto. A medida que la estadía se prolongaba, y fundamentalmente

a causa de encuentros y desencuentros personales, logre acercarme más a estos otros,

que en las primeras semanas de campo me resultaba ajenos, a pesar de compartir las

reuniones de la Comisión de Tierras poco más que eso era mi contacto con este grupo

de interlocutores que fueron los primeros en entrar a trabajar a la cooperativa, una vez

que esta se constituyó formalmente y Colonización entregó las tierras a fines del año

pasado. Así que mi interés por estar ahí, en las jornadas de trabajo en la chacra, en el día

53

a día de los cañaverales de Pay Paso, hizo posible mi acercamiento a este otro grupo de

interlocutores que con el tiempo se trasformaron en tan cercanos como los primeros.

Los primeros días de mi estadía en el pueblo trascurrieron entre mi interés por lograr

incorporarme a las distintas actividades que desarrollaban mis interlocutores, la

curiosidad de estos sobre mi trabajo y mi capacidad para adaptarme a una ciudad que en

mucho se parecía a aquella pequeña ciudad del interior paulista donde el año anterior

había sabido vivir unos meses. La abundancia de productos brasileros en los mercados,

la cercanía de la Barra do Quaraí8 lugar preferido de mis interlocutores para realizar las

comprar por sus precios bajos, la música brasilera funk y sertanejo mayoritariamente

que se oía casi en exclusivo en los boliches del pueblo, me hacían recordar esos

tiempos, en Araraquara, lo cual favoreció mi capacidad para adaptarme a Bella Unión.

También fue en estos primeros días que conocí a quien se trasformaría en una gran

amiga y consejera, Elsa, profesora de Historia y Ciencias Económicas, docente en los

dos liceos locales. Nuestros criterios afines hacían posible sentirme en su casa por

primera vez, yo misma, abandonando el ropaje de etnógrafa, que tan rígidamente me

había impuesto al principio. Mi relación creciente con Elsa y su familia, de la cual

terminé sintiéndome parte, me permitieron adentrarme en el campo con mayor soltura,

logrando poco a poco abandonara el grabador y la libreta de apuntes que los primeros

días parecían una parte más de mi cuerpo y comenzar a ver, escuchar, sentir e

involucrarme con lo que pasaba en Bella Unión. Durante mi segunda estancia en el

campo diferentes circunstancias dieron lugar a la posibilidad de vivir en la casa de Elsa

en el barrio Sur, lo cual me permitió transformarme en vecina de muchos de los

cooperativistas de Pay Paso. Conocer a Elsa y a su familia fue una experiencia fortuita,

que se trasformaría en una de mis grandes ganancias personales durante mi permanencia

en Bella Unión, había ganado amigos, verdaderos amigos:

Llegamos al barrio Sur, era domingo, como las cuatro de la tarde, había llovido, todo

estaba embarrado; no había nadie afuera, probablemente estaban durmiendo la siesta.

Solo una casa se veía con gente y allí entramos, era la casa de Raúl y Elsa.

Raúl es colono en la Sendic, pertenece a uno de los grupos que funciona mejor y que ha

obtenido mayores ganancias, Elsa es profesora de economía e historia de los dos liceos

8 Ciudad de Rio Grande do Sul -Brasil, limítrofe con Bella Unión.

54

de Bella Unión (uno de ciclo básico y el otro de bachillerato) además de dar clases en

el pueblo cercano de Tomas Gomensoro (a 20 km).

Por primera en la casa de Raúl y Elsa me sentí a gusto; es decir desde mi llegada

estuve a gusto, pero no había logrado hasta el momento desprenderme de mi rol de

“etnógrafa”, pero con Elsa y Raúl era distinto, allí era solo Magdalena, tal vez porque

sentía desde que los conocí que teníamos cosas en común, formas de pensar,

pertenecías de estatus etc., o por su amabilidad, pero entre mates, whiskies y una

picada pasamos la tarde conversando sobre mi trabajo. Elsa me hizo varias preguntas

relativas a la estructura de mi proyecto de investigación, objetivos, hipótesis previas,

métodos cualitativos o cuantitativos etc., así que por un rato conversamos en términos

diferentes a los que converso con la mayoría de mis interlocutores en Bella Unión.

(Notas de diario de campo)

En el barrio Extensión Sur, viven parte de mis anfitriones, así que una vez que mudé mi

lugar de residencia para la casa de Elsa, era frecuente encontrarme con varios de los

colonos en la calle, en la casa de algún vecino o en el almacén. Las dos almacenes que

se ubican a una distancia de unos pocos metros una respecto de otra, son no solo el

principal punto de abastecimiento de comestibles, bebidas, productos de higiene,

medicamentos, ropa, calzado y accesorios, sino además centros indiscutidos de chismes,

allí en torno a ellas, en medio de las calles de tierra trascurre la vida cotidiana del barrio.

El día amanece con el bullicio de los niños que ingresan a la escuela de tiempo

completo recientemente inaugurada, para esta hora de la mañana la mayoría de los

hombres ya emprendió camino a las chacras para trabajar. Durante el verano, el medio

día es el horario para permanecer adentro, el calor es insoportable y las calles quedan

desiertas hasta la tardecita cuando comienza a bajar el sol. En las noches previas a la

celebración del carnaval, el paseo vespertino preferido por todos es ir a ver los ensayos

de la comparsa del barrio.

Entusiasmada por participar con mis interlocutores de cuantas actividades ellos me

permitieran, asistí a partidos de fútbol, compartí mates y comidas, comencé a

integrarme a las reuniones de la Comisión de Tierras, a las audiciones radiales del

sindicato y a varios ámbitos de la vida cotidiana de mis anfitriones. Poco a poco logré

integrarme a la cotidianidad de la ciudad, lo cual significó, frecuentar los diversos

espacios sociales que frecuentan mis anfitriones, compartiendo con ellos momentos de

55

lucha, como lo fueron los días del bloqueo a la planta de ALUR, instancias de trabajo,

en las reuniones de la Comisión de Tierras y en las jornadas en Pay Paso y diversos

espacios de recreación.

La chacra, el sindicato, el barrio, el carnaval, la cancha de fútbol, son espacios sociales

que integran la vida de nuestros interlocutores y en los cuales entran en juego

disposiciones, habitus, prácticas y estructuras simbólicas, que configuran el ser y hacer

de estos sujetos. En estos micro mundos sociales trascurren sus vidas cotidianas y la

cuestión del acceso a las tierras de Pay Paso atraviesa trasversalmente dichos espacios,

los permea. El acceso a tierras para trabajarlas, se vincula inexorablemente con la

preocupación por la zafralidad y esta es una cuestión presente en todos los ámbitos de la

vida de nuestros interlocutores; esperan ansiosos la llegada de la zafra aunque

consientes de los tiempos de sacrificio y agobio que viene por delante; sufren en sus

cuerpos y en sus almas el tiempo de entre zafras donde casi ninguna estrategia parece

ser suficiente para parar la olla. Así acabar con la zafralidad es su gran anhelo y es en

este sentido que el acceso a la tierra es la vía posible de cumplir un sueño (Wacquant,

2006)

Algunos de los espacios por los que transcurrí en el pueblo junto con mis anfitriones, (lo

del Gallego, el carnaval, los campeonatos de fútbol, las audiciones radiales del

sindicato, las reuniones de la Comisión de Tierras, las jornadas en la colonia, las

festividades, las tardes en el barrio, etc.) forman parte de esos lugares y prácticas

propias de la vida cotidiana en la Bella, no obstante la forma en que yo me integraba a

estos espacios, interpelaba a mis anfitriones:

¿Qué es en definitiva lo que hace un antropólogo?, preguntaban varias veces mis inter-

locutores, ¿todos eligen como vos cosas del campo?, ¿se fueron a vivir también tus

compañeros lejos de sus casas? preguntaban otros. Yo no sabía bien como explicar que

es en realidad lo que se supone hace un antropólogo y sentía que mi involucramiento

tan profundo con la vida en el pueblo, mis amistades, mis salidas de boliche; desacre-

ditaban lo que se supone estaba haciendo allí. En definitiva solo me interesaba por la

vida de la gente, iba a la chacra algunos días y ayudaba en los trabajos, pero todo eso

parecía para ellos más que una metodología de investigación, que una práctica de

campo, unas vacaciones lejos de casa. (Notas del diario de campo)

56

II.2a Lo del Gallego

Lo del Gallego es el nombre con que todos en el pueblo conocen a la Whiskería9

Maliquibú, la única que hay en Bella Unión y cuyo dueño es apodado el Gallego.

Prácticamente todos en la ciudad han frecuentado alguna vez lo del Gallego, hombres de

todos los estratos sociales conocen bien este lugar, sin embargo las mujeres que lo

frecuentan (exceptuando las que allí trabajan), pertenecen mayoritariamente a los

sectores populares. Tal vez ese sea el motivo por el cual uno de mis interlocutores al

saber de mis planes de conocer lo del Gallego me increpó -¿por qué no vas a lo de Elsa

mejor? lo del Gallego no, eso no es un lugar para vos- Para él, la casa Elsa, la profesora

de historia, parecía ser el tipo de lugares que eran “para mí”. Y lo del Gallego, estaba

claro, no era un lugar para mí, este sujeto no fue el único que se notó sorprendido con

mi visita a lo del Gallego, prácticamente todos mis interlocutores consideraron mi

presencia allí innecesaria. El asombro de mis anfitriones, se inscribe en las lógicas de

relacionamiento entre hombres y mujeres y lo que por consiguiente es esperable del

comportamiento de unos y otros, lógicas marcadas por la dominación masculina en

tanto forma paradigmática de la violencia simbólica; violencia que es ejercida sobre un

agente social con la anuencia de este, dado que se desconoce como violencia (Bourdieu,

1995, p. 120).

Supongo que lo del Gallego debe ser como todas las whiskerías aunque yo nunca había

entrado a una, así que para mí fue todo una novedad.

Entré junto con Eugenia, las luces violetas y rojas, me mareaban un poco, sumado a la

cerveza que nos invitó el Malevo luego de desafiarnos a las dos a hacer fondo blanco

con un vaso rebosante de cerveza, primero lo hizo Eugenia sin dificultad, luego era mi

turno, por supuesto ni Eugenia ni el Malevo le tenía fe a como ellos decían la chic de

la universidad, pero para su sorpresa y la mía propia, bebí la cerveza sin parar más

rápido que nuca y hasta dejar el vaso vacío. Así, que a partir de ahí las cervezas

invitación del Malevo no pararon de llegar.

9Local comercial donde se despacha whisky y otras bebidas alcohólicas y que también opera como

burdel.

57

Al poco tiempo de estar en el lugar, llegaron el Gallego y su esposa, ella debe tener

unos 40 años, él unos 60 largos. Estacionaron su lujoso auto en la puerta y entraron, mi

anfitriona rápidamente me los presentó, diciéndoles que yo venía de la Universidad y

deseaba conocer el lugar.

La noche trascurrió tranquila, sentadas en la barra bebíamos cerveza y conversábamos

con Malevo, el Gallego y su esposa sobre la vida en la pueblo. A nuestras espaldas, la

noche en la whiskería trascurría igual que siempre. (Notas del diario de campo)

II.2b La llegada del carnaval

Así como para Geertz Bali se revela en una riña de gallos, en tanto en estas

celebraciones se revela lo que es ser realmente un balines (Geertz, 2008, p. 283), así

mismo se revela Bella Unión en carnaval, en tanto celebración que de una u otra forma

involucra a todos en el pueblo. Las semanas previas a la realización de la gran fiesta

están marcadas por los rituales cotidianos de ensayo de las diferentes comparsas que

saldrán en el desfile. Para entonces, ya me había mudado a la casa del Elsa en al barrio

Sur y todas las noches se colaba por las ventanas de la casa la música proveniente de

los ensayos de la comparsa del barrio -La Fantasía, este año el tema central de su

espectáculo serían los orishas, con canciones dedicadas a Obá, Yemanj y San Jorge; aún

recuerdo parte del estribillo de estas canciones que durante unos 20 días escuché

interrumpidamente.

Las hijas de varias de mis vecinas desfilarían en La Fantasía por lo cual pude conocer

de cerca la forma en que se realizan los trajes para el desfile: la comparsa brinda a cada

participante las lentejuelas, canutillos y demás accesorios necesarios para la confección,

además del modelo al que debe ceñirse la hechura del traje y cada danzante debe

realizar su vestuario, tarea que es llevada a cabo por las mujeres: madres, tías, abuelas,

vecinas y las propias bailarinas de todas las edades colaboran en la confección del traje,

que se trasforma en una tarea casi comunitaria. Era común observar las tardes de verano

en medio del calor agobiante, reunidas en alguna casa, un grupito de mujeres, amigas,

vecinas y familiares, dedicadas a la realización de los trajes; cociendo lentejuelas y

canutillos pasaban la tarde. Por supuesto, era casi que una regla que el último día, las

58

últimas horas previas al gran acontecimiento – el desfile- las mujeres estuvieran jugando

una carrera contra el reloj, enfrascadas en los últimos detalles del traje.

11. Vecinas dedicadas a la confección de los trajes para carnaval- Febrero del 2015.

El día de comienzo del carnaval, la ciudad amanece agitada, la Avenida Artigas –

avenida principal- está cortada desde la esquina del Abitab hasta la plaza principal.

Trabajadores de la municipalidad están pintando la calle de blanco a modo de sugerir

una gran alfombra blanca por la que desfilarán las comparsas que salen este año: La

Fantasía, Titanitos, Rítmicos del Samba, Titanes, Cardenales, La Jeringa, y el Trio

Eléctrico. Desde la mañana temprano los puestos de ventas de comida y bebida se están

ubicando en las esquinas que les corresponden. Las calles laterales ya están cerradas de

modo que solo quedan habilitadas determinadas entradas para el gran espectáculo. En

cada una de ellas se ubica un sujeto encargado de la venta de entradas y junto con él un

policía para evitar que nadie ingrese sin pagar. No solo se cobra el derecho de poder

estar allí, en la avenida principal de la ciudad, sino que claro está las mesas y sillas

blancas ubicadas sobre las veredas de la avenida están en alquiler y su precio es

59

bastante superior al de las entradas, por lo cual solo se benefician de poder disfrutar del

espectáculo de forma gratuita los vecinos cuyas casa se ubican sobre la Avenida Artigas

en el área comprendida por el desfile- la más importante de la ciudad- y por tanto los

vecinos más pudientes. Como refería uno de nuestros interlocutores, los pobres tenemos

que pagar y las cuatro noches es caro.

Hay diferencias de estatus que se reproducen en el carnaval, las diferentes comparsas

corresponden a diferentes barrios, es decir están integradas por vecinos de diferentes

estratos socio-económicos, lo cual se refleja en la mayor o menor suntuosidad de los

carros alegóricos, los trajes y los maquillajes de los participantes. Las diferencias de

estatus no solo se reproducen a la interna de la competencia, también entre los

espectadores; las mejores áreas para disfrutar del espectáculo son las próximas a la

Junta Municipal, dado que allí se ubica el jurado y por lo tanto es el espacio donde las

comparsas muestran su espectáculo más fervientemente. Las mesas y sillas en esa zona

de la avenida están ocupadas por vecinos de la clase media y media alta. Los menos

pudientes acceden a comprar entradas para el espectáculo pero difícilmente se

enfrasquen en el alquiler de una mesa, teniendo encuentra que estamos en pleno período

de entre zafras y casi no hay trabajo.

Las cuatro noches de carnaval, son esperadas con ansiedad, es el gran acontecimiento

del verano, donde el consumo excesivo de alcohol y los bailes en el parque que se

inician finalizado el desfile y pueden extenderse hasta el medio día siguiente; están

asegurados. Así todos los espectadores se presentan al show luciendo sus mejores ropas,

especialmente las mujeres, quienes se engalanan para el espectáculo poniendo en juego

toda una parafernalia del arreglo del cuerpo. Es notorio para cualquier observador atento

el alto grado de preparación y cuidado que conllevan entre las mujeres las salidas

nocturnas. Estas, independientemente del nivel socio-económico, invierten gran

cantidad de esfuerzos, tiempo y dinero en prepararse para las salidas nocturnas y las

noches de carnaval no serían la excepción, muy por el contrario serían la confirmación

más extrema de la regla. Vestidos, maquillajes, zapatos de taco alto, accesorios y

peinados; son parte de esa puesta en escena del yo (Goffman, 1997) que las prácticas de

las mujeres mantiene y reproducen; yo misma, conociendo la forma de arreglo esperable

para las salidas nocturnas, en un intento de “estar a tono”, me compré un vestido nuevo

para la ocasión. La serie de reparos que se toman en el cuidado del cuerpo, tienen a ver

con la forma en que se presentan las mujeres en la vida pública, y las formas de

60

relacionamiento entre hombres y mujeres, palpables en la vida cotidiana de Bella Unión.

Formas marcadas por una fuerte dominación masculina de los espacios sociales. Dicha

dominación se refleja en la construcción simbólica y práctica de los cuerpos, donde se

impone una definición diferenciada de los usos legítimos del cuerpo (Bourdieu, 2000, p.

37) (…) donde la exhibición controlada del cuerpo más que un indicio de liberación,

permanece evidentemente subordinada al punto de vista masculino (Bourdieu, 2000, p.

44).

12. Desfile de carnaval, comparsa

del barrio Sur – La Fantasía. Febrero del 2015.

13. Bailarina de La Fantasía- la figura de Iemanjá tatuada en su

espalda. Febrero del 2015.

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II.3 El sindicato de los peludos

Como se refirió anteriormente, la posibilidad del acceso a la tierra para trabajadores de

la caña de azúcar, es articulada a través del sindicato de UTAA. Los frentes de acción de

la organización sindical superan lo estrictamente laboral; luchas por la tierra, mejoras

en las condiciones de vida para la gente del pueblo, las demandas para que la capital no

relegue el norte olvidado; son parte del accionar político del sindicato y es en este

contexto que nace en la Comisión de Tierras de UTAA, el proyecto de Pay Paso.

II.3a Las audiciones radiales de UTAA

En diferentes oportunidades acompañé a la entonces dirigencia de UTAA a varias de las

audiciones radiales que cada domingo al medio día se emitían por radio Bella Unión,

donde se difundían noticias de interés para los peludos.

Cuando el reloj indicaba que era medio día, la locutora daba paso a la melodía de

Milonga Cañera que anticipaba se acercaba el espacio de la UTAA, era un ritual que se

repetía todos los domingos, ya sea la escuchara por radio, ya sea acompañara a mis

anfitriones a la locución, no había audición que no comenzara con las melodías de esa

emblemática canción de Zitarrosa.

14. Audición radial de UTAA. Radio

Bella Unión. Setiembre del 2014.

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La primera audición a la que asistí, fue al tercer día de haber llegado a la ciudad y en

ella se trató un tema de vital importancia para la zafra que ya estaba casi

extinguiéndose; la caña enredada:

Durante la audición yo saqué algunas fotos. Los dirigentes del sindicato difundieron

una asamblea que se realizaría al otro día a las 6 am en la calle Montevideo, para

tratar el tema de la caña enredada. Parece que esta zafra además de ser bastante

lluviosa hay mucha caña enredada lo cual complica muchísimo el trabajo del cortador,

y teniendo en cuenta que el trabajador gana por semana en función a la cantidad de

caña cortada, cuanto más enredada este la caña, menos cantidad se corta, porque

requiere más esfuerzo; la ecuación es simple, esto significa menos paga.

Mientras esperábamos para entrar a la audición una autoridad de ALUR llamó a

Ricardo para discutir el tema de la caña enredada. Me parece por el tono de la

conversación que le pedía que no hicieran huelga. Durante la audición Ricardo

convocó a la asamblea de mañana y aclaro que la decisión que se tome frente a este

problema se resolverá en la asamblea, entre todos los compañeros y que no depende de

la dirección del sindicato. (Notes del diario de campo)

II.3b Reflejos lucha- El bloqueo a ALUR

La asamblea que se inició el día lunes a las 6 de la mañana en la calle Montevideo,

desencadenó una medida de bloqueo a la planta de ALUR. Así, este fue el gran primer

acontecimiento al que asistí, estaba en un terreno político (Scott, 2000) no había dudas,

y el bloqueo al ingenio con su inmediata consecuencia de la imposibilidad de entrar

caña a la planta, fue uno de estos acontecimientos cuyo peso simbólico definió el

accionar de UTAA en lo que restaba de la zafra, actuando como una especia de mensaje

de alerta, -de no quedarse quietos- que el sindicato emitió para las autoridades del

Ingenio.

63

15. Camiones cargados de caña

esperando se levante el bloqueo, Setiembre del 2014.

Ese día me levanté a las 5 de la mañana, salí de la casa y comencé mi camino de más de

20 cuadras hasta la calle Montevideo. Al ir acercándome al lugar de la asamblea sentí

que inevitablemente todas las miradas se dirigían hacia mí, era la única mujer en medio

de unos 200 trabajadores, ninguna de las mujeres que integran el sindicato habían

llegado aún a la asamblea. La amplia mayoría de los que estaban allí nunca me habían

visto y no entendían que hacía ahí una gringa, como me decían en ese entonces algunos

(después con el tiempo, la gringa de trasformó, en la cumpa, o la Madalena). Era

imposible no sentirme un poco incómoda, pero creo que lo disimulé muy bien, solo

pasaba entre medio de ellos y decía buen día, buen día, hasta que le pregunté a uno si

había visto a Ever, me dijo, si, él está por allá, y me señalo, el camino hacia más

adelante.

Llegué donde estaban Ever, Ricardo y Damián, los saludé mientras el resto de los

sujetos miraba preguntándose qué hacía yo ahí, así que Ever, rápidamente aclaro, la

compañera es de Extensión, de la Universidad, vino a hacer un estudio sobre Pay Paso.

Para ese entonces ya no hacía más esfuerzos en aclarar que en realidad yo no pertenecía

a Extensión.

Comenzó, la asamblea, Ricardo, por entonces secretario general del sindicato fue el

primero en tomar la palabra, explicó la situación: ya había un grupo de cortadores que

estaban de paro y la asamblea debía decidir si unirse al paro o no. El tema está claro: la

caña esta enredada y ALUR no quiere que entren maquinas a los surcos a engavillar

porque dice que daña la cepa. Con las cañas así, los cortadores demoran más de un día

64

solo en abrir el surco y como se les paga por caña cortada todo ese esfuerzo no se

traduce en el salario,

Con la caña así es imposible que el trabajador pueda llevar semanalmente un jornal

digno a su casa, que serían unos 3 mil 3500 pesos semanales y no 1500 como lleva

ahora, ¿quién mantiene una familia con $1500 por semana?

La propuesta que surge de la asamblea es que se le pague al cortador por la caña

cortada y despuntada y que sea la máquina la que entre a sacarla del surco, ahorrándose

el trabajador el tener que cargar el mono de caña hasta el frente de corte; no obstante

ALUR no estaba afín a la propuesta,

Claro la máquina daña la cepa, pero ¿el cuerpo de peludo y su salario a quién le

importan?

Así que por unanimidad en asamblea se resolvió parar e iniciar una concentración en la

entrada del ingenio.

Llegamos a ALUR, enseguida se colocaron las motos frente a la entrada de la planta

impidiendo que los camiones cargados de caña ingresaran a abastecerla.

Se prendió una fogata en la entrada del ingenio, aunque el viento no ayudó para que

prosperara, se hizo una colecta de dinero para la olla popular y se dispuso todo para que

los aproximadamente 30 sujetos que estábamos allí pasáramos el día.

Ricardo que ya estaba comunicado con las radios de Artigas y Bella Unión para difundir

la situación que atravesaban los peludos y la huelga, me pidió le consiguiera el teléfono

de alguna radio de Montevideo, unas horas después logró comunicarse con Radio

Montecarlo, y el País digital que por supuesto estaba deseoso de cubrir la noticia que

evidenciaba- “lo mal que funcionaba”- ALUR, el emprendimiento estrella del Frente

Amplio en las vísperas de las elecciones nacionales.

A medida que trascurrían las horas los camiones cargados de caña se amontonaban a la

entrada del ingenio, todos esperaban algún gesto de interés por parte de la directiva de

ALUR que hasta el momento se había rehusado a recibir a los peludos. A la negativa de

los directivos de ALUR de negociar, se le sumó el telegrama colacionado que enviaron

desde la Asociación de Plantadores de Caña de Azúcar del Norte Uruguayo

(APCANU), el documento afirmaba que si no se levantaba la medida inmediatamente

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los productores denunciarían ante el Ministerio de Trabajo el incumplimiento del

convenio colectivo y el convenio caería. Las señales enviadas desde la directiva de la

empresa estatal y la asociación de plantadores, lejos de atemorizar a los peludos

avivaron el fuego histórico de UTAA y ahora perecían todos resueltos a que de ahí no se

movía nadie.

Se convocó a una asamblea entre los que allí estaban, Ricardo tomó la palabra y dijo

Nos están metiendo el dedo en el culo a los trabajadores, ellos incumplen

sistemáticamente le convenio, y ahora nos quieren obligar a echar marcha atrás, así no

compañeros, sino no somos dignos de la historia de este sindicato.

Otro compañero agregó, bajo presión no se trabaja, estos lo que quieren con el

telegrama es meter presión. Ahora enfurecieron más a los peludos, si pensaban

amedrentarlos.

Por unanimidad se resolvió que no solo seguía el paro y el bloque a ALUR, sino que se

iban a redoblar esfuerzos y tratar de entrar en diálogo con los sindicatos de SOCA (los

obreros de la planta de ALUR) y otro sindicato más, para que ellos también como dijo

Richard, compañeros de lucha y de clase, se sumaran al paro.

Los relatos que hacen alusión a los abusos de los patrones burgueses, de los

padecimientos de los compañeros de lucha, de clase; son parte de un discurso que

nuestros anfitriones reproducen a partir del sindicato. La UTAA, en tanto campo social

genera una cierta moralidad, un cierto sentido del ser peludo10

, que se inscribe en los

cuerpos, prácticas y discursos de los sujetos (Wacquant, 2006), que determina casi una

forma de ser, de presentarse (Goffman, 1997) que no solo surte los efectos deseados

sino que se muestra consistente, en tanto los discursos de resistencia no solo explican la

conducta, sino que también la construyen (Scott, 2000).

10

Ser peludo no sería algo trivial; al respecto en el MLN (cuyos orígenes se vinculan al sindicato de

UTAA) se discutió sobre la recaracterización de los militantes en base al hecho de ser peludo;

introduciendo el concepto de “peludización”, como análogo al de proletarización. Consultar: Alonso, J.

(2011). Tupamaros en Chile. Una experiencia bajo el gobierno de Salvador Allende.

http://encuru.fhuce.edu.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=59:tupam.

66

El paro y el bloqueo continuaron hasta el otro día, algunos compañeros, entre ellos Ever,

Damián y Ricardo se quedaron a pasar la noche en lo que era una especie de carpa

improvisada, durmieron casi nada y descansaron menos. A las 9 de la mañana del día

siguiente se reúne la que en ese entonces era la directiva del sindicato (para fin del

2014, algunas circunstancias internas a UTAA generaron un cambio en gran parte de su

directiva), para discutir las medidas a tomar, que posteriormente se plantearían en una

asamblea a realizarse entre las aproximadamente 40 personas que allí se encontraban.

Ricardo tomó la palabra:

Hay varias opciones o agudizar la medida, que podría ser establecer que nadie corte

caña, sin bloquear la entrada a la planta porque se corre el riesgo de ser desalojado

judicialmente, pero si nadie corta caña no va a entrar ni un centímetro de caña a la

planta.

O levantar el bloqueo con un cuarto intermedio, para instalar una mesa de

negociación, con ALUR, UTAA y el Ministerio de Trabajo.

Se convoca a la asamblea, allí Ricardo explica las posibles medidas a tomar. Otro de los

sujetos presentes hace referencia a que en el canal de televisión local algunos

productores representantes de la Asociación de Plantadores salieron a dar palo al

sindicato, y a tratarlos de terroristas, Ricardo explica que redoblar esfuerzos en las

medias de lucha también implica un desgaste del trabajador, ellos, (refiriendo a los

productores) están bien alimentados, duermen bien, los compañeros no, están acá,

pasando la noche al frio.

Ever toma la palabra, refiere la persecución sindical que sufren algunos compañeros del

sindicato en las chacras, cuando piden en las chacras agua, o zapatos siempre los

chicanean por ser del sindicato.

Algunas de las mujeres allí presentes hablan entre ellas sobre lo perjudicial o no de

levantar el bloqueo; a su juicio, una vez que entraran todos los camiones a la fábrica y

ALUR contara con materia prima ya no afectaría a la empresa que los peludos hicieran

paro otra vez. Sus comentarios me parecen atinados y a pesar de estas mujeres formar

parte de la directiva del sindicato, no plantean sus ideas a la asamblea. Así parece

funcionar para las mujeres dentro del sindicato, dan ideas al oído (Echeverriborda,

67

2007) pero casi nunca se escuchan sus voces en las asambleas, la violencia simbólica

(Bourdieu, 2000) es tan efectiva que es raro observarlas fuera de las actividades que

parecen estarles estipuladas dentro de la organización sindical, tareas administrativas,

limpieza, etc.

Ya transcurrida la tarde, se hizo presente el Sr. Juez letrado de turno, un hombre que

rápidamente cayó bien entre los peludos, macanudo, medio petizo, gordito, ex

gremialista y abogado defensor de los trabajadores, después de escuchar las causas del

conflicto, decidió que una delegación de 3 dirigentes de UTAA, lo acompañaran al

interior del ingenio para intentar llegar a un acuerdo con la directiva de ALUR.

El accionar del Juez resultó efectivo, y favorable a los peludos, logró que se instaure la

mesa de negociación en Bella Unión y no en Montevideo como se pretendía desde el

Ministerio de Trabajo. Generándose un cuarto intermedio de 24 hrs. para negociar, si no

se lograba nada, los trabajadores tenía el derecho de retomar la media de lucha.

Parece que en ALUR se pusieron nerviosos con el juez de lado de los peludos, comenta

uno de los dirigentes sindicales. Ahí se decidió levantar el bloqueo.

El día posterior al levantamiento del bloqueo, se realizó una reunión entre ALUR,

UTAA y APCANU con la mediación del Ministerio de Trabajo. El sindicato se retiró

de la reunión sin haber llegado a un acuerdo, por lo cual ALUR resolvió convocar a una

reunión bilateral con UTAA para el día siguiente.

-Este mismo día en que se realizara la reunión bilateral entre ALUR y UTAA el

entonces presidente de la República José Mujica se encontraba en Bella Unión; su

cometido, inaugurar la escuela de tiempo completo que funciona en el barrio Sur y a la

cual actualmente asisten los hijos de varios de mis anfitriones11

.-

Ya dispuestos en la entrada del Ingenio, era el momento de ingresar a la reunión,

Leonardo De León (entonces presidente de ALUR) le hizo señas a Ricardo de que

entraran, yo pensaba quedarme a fuera con un grupo de peludos, esperando mientras la

directiva de UTAA se reunía, esa era mi idea, pero no la de los compañeros de la

directiva, vos entras con nosotros, vamos vamos, me hacía seña Ricardo, como si en

11

Foto 10. Página 51.

68

algún punto mi presencia en la reunión, fuera una especie de objeto exótico de prestigio

(Bourgois, 2010, p. 68)

Todos nos sentamos en torno a una gran mesa oval, de un lado De león y tres ingenieros

más de ALUR. Yo estaba ubicada a un lado de De León, a mi otro lado estaba Alfredo,

después seguían Darío, unos peludos del frente de corte más complicado con la caña

más enredada, Estela, Damián, Ricardo, Ever y Alex.

El sindicato pide soluciones para los grupos que tiene solo caña enredada, como en la

Colonia Sendic. Desde ALUR se estima que quedan unas 127 mil toneladas de caña

por cosechar antes de que termine la zafra a mediados de noviembre, de esas 127mil, 90

mil seria para cortar manualmente y 37 por la máquina. Pero como aclara uno de los

participantes, es fácil decir que la caña no está enredada mirando de arriba de la

camioneta. Entonces, lo primero que se acuerda es armar un equipo de trabajo para

saber con exactitud el área de caña trabada. Con respecto al dinero extra que pedían los

peludos se pagase por tonelada de caña trabada no serían los $42 iniciales que había

planteado el sindicato, pero se aseguraba desde la directiva de la empresa que algo se

arreglaría. Era casi medio día, De León pidió tiempo hasta las 14 hrs. para decidir el

número que ALUR se podía comprometer a pagar. Así que se hizo un intervalo para

almorzar y esperar la respuesta.

Luego del cuarto intermedio, ALUR había ofertado una paga extra por tonelada de caña

trabada de $28, el piso que manejaba UTAA era de 35 o 30, así que negociaron y

lograron llevarlo a $30 extra por tonelada de caña trabada. Se acordó también que

ALUR por única vez completaría el adelanto semanal de los trabajadores hasta $3 mil, y

se logró engavillar adentro en las 50 hectáreas aproximadamente que serán replantadas

el próximo año12

.

12

Engavillar adentro, implica que el cortador corte la caña, la engaville, o amarre formando los monos y

no la saque hasta el frente del tablón, sino que sea una máquina – el grapo- que entre al surco y realice

esta operación, lo cual deja a los trabajadores más tiempo para invertir en el corte. La caña enredada

producto de las inclemencias climáticas dificulta mucho más el corte, retrasando los tiempos productivos

de los trabajadores, y esto se traduce en una disminución de su salario. Al permitirse engavillar dentro del

tablón, ese tiempo que se ahorra el trabajador en cargar los monos de caña hasta el frente de corte, se

utiliza para cortar más. Ahora bien, como el pasaje del grapo dentro del tablón daña las cepas de caña,

solo se acordó la engavillada para las áreas que serían replantadas el próximo año.

69

Después de establecidos los acuerdos, ALUR citó a los productores de APCANU para

informales de lo pactado. Así finalizaba el episodio etnográfico más relevante desde el

inicio de mi estadía en el campo. Episodio donde la fuerza del mito creador de UTAA

se actualizaba constantemente; las discusiones, las asambleas, el bloqueo, la disposición

de los cuerpos y las almas, de ir pa´ delante, de trancar el pie a ALUR y a los gringos,

evocaban esos momentos de antaño, de la UTAA de los sesenta, donde entre, asambleas

y medidas de lucha los problemas parecían ser los mismos.

II.3c La Comisión de Tierras de UTAA

Todos los martes a las 18 horas se realizan las reuniones de la Comisión de tierras de

UTAA, reuniones que durante la etapa previa a la adjudicación de las tierras de Pay

Paso podríamos denominar como reuniones de la Comisión de Tierras del sindicato y

que tenían lugar semanalmente en la sede de este. No obstante, una vez adjudicadas las

tierras y efectivizada la conformación de la cooperativa, las reuniones de aspirantes a

colonos se trasformaron en asambleas de los colonos de Pay Paso, al principio

realizadas igualmente en el local de UTAA, con el tiempo y a consecuencia de que los

trabajos en la caña de azúcar exigían a los colonos pasar días enteros en la chacra, las

reuniones comenzaron a hacerse directamente allí. Mientras tanto, en el sindicato se

arma una nueva Comisión de Tierras con nuevos aspirantes a colonos, evidenciando así

un proceso que parece ser cíclico: se genera el espacio de la Comisión de Tierras desde

UTAA, se establece un grupo de aspirantes a colonos, mediante diversos mecanismos

de presión y luchas se consigue acceder a una fracción de tierras a través del INC y con

el plan de trabajo con ALUR; una vez que se concreta la adjudicación de estas tierras

los peludos, hasta ahora aspirantes a colonos; se trasforman en colonos, cooperativistas,

pequeños productores y su cambio de rol cambia también como veremos más adelante

las relaciones con UTAA; desde UTAA se genera entonces una nueva Comisión de

Tierras.

70

16. Algunos colonos de

Pay Paso esperando que comience la reunión de la Comisión de Tierras, en la puerta de UTAA. Febrero

del 2015.

Las reuniones de la Comisión de Tierras están bastante ritualizadas: hay un orden

considerablemente fijo de quién toma primero la palabra, de cómo se disponen los

sujetos en el espacio -es decir quien se sienta cerca de quién-, y del momento que se da

inicio a la reunión. La misma por lo general inicia de 30 a 40 minutos después de la

hora que estaba pactado el encuentro. Así también es fácil percibir cuando se termina, su

final no depende de que se haya tratado el último tema propuesto, o de que Alejandro, -

que generalmente es el moderador de las reuniones- cierre la conversación, sino que

paulatinamente los sujetos empiezan a levantarse e irse, incluso en medio de la

exposición de algún compañero, como si las locuciones, como si el tiempo allí, ya

fueran suficientes, simplemente se levantan y se van y así, termina dándose fin a la

reunión.

Alejandro es en general quien abre las reuniones, se encarga de la parte administrativa,

de como dice él llevar los papeles de la conformación de la cooperativa, así, con el

tiempo, una vez que la cooperativa este conformada y las tierras hayan sido adjudicadas

Alejandro se trasformaría en el Presidente de la cooperativa y Ever en su secretario

general.

En la primera reunión de la Comisión de Tierras de la que participé, se presentó el

documento de elaboración conjunta con ALUR y el INC que refiere al funcionamiento

de la cooperativa unas vez las tierras sean adjudicadas, el dinero que pagará ALUR por

los trabajos, la obligación de reinvertir el 15% de las ganancias en maquinaria, la

obligación de cumplir con los trabajos en tiempo y forma etc.

71

Ese documento ya había sido puesto a revisión del grupo de cooperativistas y acordaron

con ALUR algunas modificaciones que ya aparecían en el borrado que presentó

Alejandro ese día, como por ejemplo que a la obligación del cumplimiento de las tareas

en tiempo y forma por parte de los colonos se sumara la obligación de ALUR de

entregar en tiempo y forma los abonos, herbicidas y todo el material necesario para

poder trabajar.

Después de leer el documento, se abre un espacio de diálogo, uno de los sujetos dice:

Presiona ALUR y presiona el Instituto como si esto fuera un cuartel, o una cárcel, que

tenes que trabajar bajo régimen autoritario de ellos, el 50% que ALUR quiere

administrar (el 50 % de las ganancias ALUR exige reinvertirlas) y no nosotros, nos

está llamando de irresponsables.

Cuanto más se participa menos se observa y cuanto más se observa menos se participa

(Guber, 200, p. 58) así pues lo experimenté durante las muchas reuniones de la

Comisión de Tierras en las que participé, cuanto más observaba y tomaba notas literales

de lo que se decía, cuanto más me preocupaba por reflexionar sobre el orden en que se

daba la palabra y los gestos que acompañaban los discursos; menos podía concentrarme

en participar de la reunión, en escuchar y no solo oír a mis interlocutores, en extraer una

reflexión crítica de todo aquello que se decía.

En varias ocasiones durante el tiempo de permanencia en el campo se hizo referencia a

las divisiones internas en el grupo de colonos; divisiones, rispideces y enojos, que en

varias de las reuniones de la Comisión de Tierras eran perceptibles. Así también es

menester decirlo, estas discrepancias entre unos y otros, se fueron suavizando con la

consolidación del proyecto. Una vez que se efectivizó la ocupación de las tierras y la

cooperativa comenzó a trabajar, primero en el mantenimiento de las hectáreas de caña

ya plantadas y posteriormente en el nuevo proceso de plantada y la zafra de corte; las

desavenencias internas si bien no desaparecieron, quedaron solapadas por la gran

cantidad de trabajo a realizar para lo cual la organización, la división de tareas y el

entendimiento entre los cooperativistas parecía ser la clave y de hecho así lo fue. Las

jornadas que pude compartir con los colonos en las plantaciones de Pay Paso

evidenciaban el buen clima general de trabajo y alegría por el sueño alcanzado, lleno de

dificultades en el camino recorrido y en el que restaba por recorrer, pero con la

tranquilidad de saber que se estaba allí y que sus vidas ya estaban empezando a cambiar.

72

III Pay Paso

La conformación de la colonia de Pay Paso, resultado del proceso de lucha por el

acceso a esas tierras, ha implicado un devenir largo y complejo, devenir que no se

extingue con la adjudicación de las tierras y la constitución de la colonia, sino que se

continúa con los desafíos cotidianos del ser colonos que nuestros anfitriones enfrentan

diariamente.

III.1 La conformación del colectivo

Nuestros interlocutores dan forma externa a sus propias experticias volviéndolas

discurso para relatárnoslas (Rabinow, 1992, p 143). Así, varios de los sujetos

entrevistados reflexionaron y dotaron de sentido las prácticas de lucha que

desencadenaron la conformación de la cooperativa y el acceso a las tierras de Pay Paso;

como forma de poder presentar un discurso coherente ante nuestros requerimientos. La

forma en que nuestros interlocutores narran el proceso de acceso a las tierra en Pay Paso

responde no solo a la existencia concreta de determinados hechos y acontecimientos

que marcaron efectivamente el acceso a estas tierras; sino más aun, a un conjunto de

disposiciones sociales de producción de esos acontecimientos (Bourdieu, 2007).

La denominación de nuestros anfitriones en tanto colonos y colonas, responde al modo

en que desde el INC se intitula a los sujetos adjudicatarios de tierras, así también la

expresión cooperativista, se utiliza en este texto como sinónimo de colono, ya que los

35 colonos-as de Pay Paso conforman una Cooperativa de Trabajo, en tanto figura legal

que los nuclea. Colono es pues una denominación generada desde fuera, etic podríamos

decir; mientras que peludo es un expresión emic.

El proceso que narran los cooperativistas, es un proceso temporal, en tanto que el

mundo que exhibe una narrativa es siempre un mundo temporal, y se torna tiempo

humano en la medida que se articula de modo narrativo (Ricoeur, 1994, p. 15). En

general, nuestros anfitriones coinciden al señalar que el proceso de acceso a estas tierras

comenzó cuando se realizaron las primeras acciones de lucha en el año 2011 al rearmase

la Comisión de Tierras de UTAA. Desde entonces, los cooperativistas han trascurrido

la conformación del colectivo de la colonia Eliseo Salvador Porta, proceso que

comprendió diversas acciones de lucha política directa, deliberada y visible (Scott,

2000), donde el acontecimiento que marca el origen simbólico de estas acciones, es la

73

primera ocupación que en el año 2011 realizan en tierras privadas próximas al poblado

de CALPICA pertenecientes a un prestamista local:

De ahí decidimos ir a Almeida, (prestamista dueño de las tierras que ocuparon),

agarramos un día, dice vamos a las 15 de Enero (Chacra escuela 15 de enero), nos

vamos a reunir todos y vamos a saltar el alambre... Ahí reunimos todas las cosas,

porque veníamos haciendo pollos, trabajando y juntando plata, viste? por eso, por

alguna cosa que tuviéramos que hacer ya teníamos un fondo. Ahí juntamos todo, nos

empezamos a juntar y fuimos. Empezamos a llevar vehículos: bicicletas, motos, auto,

camioneta, lo que rayara, una caravana salimos todo en la ruta y ahí paramos ahí y

empezamos a saltar el alambre.

Así, la ocupación de tierras se constituye como una acción política de los trabajadores,

acción que contiene reivindicaciones vinculadas a la esfera política y a la esfera del

trabajo y la producción (Echeverriborda y Moraes Obregón, 2010, p. 10). Las medias de

lucha continuaron; posteriormente se realizó un campamento a las orillas del arroyo

Itacumbú:

Después que paso eso, estuvimos como dos semanas ahí, decidimos irnos para el

Itacumbú porque ahí el que estaba de presidente del Instituto decidió venir y nos

salimos del Almeida y nos fuimos a acampar al Itacumbú, con toda la gente que estaba,

más o menos éramos como 40 ahí en ese tiempo.

Al mismo tiempo se trabajaba desde la Comisión de Tierras del sindicato en la

generación de un proyecto de acceso a tierras que sentó las bases para la consolidación

del acceso a las tierras de Pay Paso. En el 2012 un grupo de peludos integrantes del

sindicato y aspirantes a colonos viaja a Montevideo a realizar una movilización y

campamento en las inmediaciones del Palacio Legislativo, con el fin de hacer oír sus

reclamos en la capital:

Ahí fuimos a Montevideo primero allá, a acampar enfrente al Palacio Legislativo y a

ver, a ver qué esperanza de un pedazo de tierra. Y allá fue muy bueno, todo lo que

hicimos.

74

Así lo recuerda otra de nuestras anfitrionas:

Fuimos a Montevideo hicimos las revoluciones frente al Palacio Legislativo por más

tierra, porque nos prometieron más tierras. De ahí machacando siempre a Berterreche

(entonces presidente del INC) para que viniera para entregar viste.

…Después de todas las idas a hablar con Berterreche, de pedir respuestas por más

tierras, de volver de nuevo a Montevideo, de venir a Bella Unión, de hacer un

acampamento en frente a la plaza, acá enfrente al Instituto por pelear por más tierras;

pedimos que viniera Berterreche y él se negaba de venir, él se puso duro con nosotros

que no había más tierras que era eso y ta´. Y Ahí que salió de los planteos de todo el

relevamiento que hicieron salieron las tierras de Pay Paso.

Ha sido un devenir largo y complejo, como aclara una de las colonas, no todos están

desde el principio en este proceso y ha generado mucho desgaste, algunos compañeros

se fueron y otro se sumaron más recientemente.

Posteriormente se realizaron dos campamentos en el área de Pay Paso. El primer

campamento de ocupación se realizó en febrero del 2013, en reclamo de que el INC

adjudicara las tierras, así lo relata una de nuestras interlocutoras:

Fueron tiempos difíciles, de muchas luchas. Hubo días (durante el primer campamento

que duró un mes) que se pasó hambre, ni pa´ comer teníamos, ¡si habrá sido difícil!

…Ahí salió a las tierras de Pay Paso, nosotros para conseguir esas tierras tuvimos que

acampar afuera de Pay Paso, estuvimos un mes y algo ahí, aguantando, tormentas, frío,

lluvias.

A este relato, se agrega otro:

Decidimos ir a acampar (a Pay Paso) viste así, fíjate que íbamos reuniones y fue pasando

como tres años ahí ya, reunión tras reuniones y el Instituto de cada 15 días reuniones que te

llevaba a matar eso, y ahí acampamos allá, ahí pasamos dos meses creo en la acampada allá,

hasta que habían decidido que nos daban las hectáreas.

Para ahí viste que eran 92 familias que teníamos ya no la teníamos más, se fue agotando,

agotando… viste que la gente quería ya, y es un proceso y no aguantó el proceso y ta ahí

quedamos, muy pocos quedamos, y se fue sumando y fuimos invitando gente y llegamos a las 42

familias y fue el Instituto que clasifica por h o por b y llegamos a 35 y fue los que quedamos.

75

17. Apuntes relativos a una asamblea realizada

durante el campamento de ocupación en las tierras de Pay Paso, 16 de marzo del 2013. Autora Adriana

Ferreira.

A inicios del 2014 los aspirantes a colonos realizaron un segundo campamento de

ocupación, - tuvimos que hacer otra acampada a principios del año (2014) pa´ que las

adjudicaran de una vez-, recuerda uno de los sujetos en la recorrida por la colonia.

Ahora bien, la forma en que los colonos recuerdan y relatan los campamentos de

ocupación en Pay Paso, en tanto verdaderos acontecimientos (Sahlins, 1988), motores

de la concreción efectiva de la adjudicación de estas tierras, difiere de la mirada

institucional del INC; para los trabajadores y para los actores institucionales, los relatos

de los acontecimientos seleccionados, llevan a lugares diferentes (Guigou, 2011):

(…) De hecho todo lo que se hizo fue después de que el Instituto había comprado el

campo. O sea la ocupación por lo que yo hablé con la gente fue más un reclamo para

ALUR que para el Instituto. Nosotros… se compró el campo y se les dijo que era para

ahí… para (el proyecto de Pay Paso).

Los dos campamentos de ocupación realizados en Pay Paso funcionan como especies de

hitos reforzadores de la cohesión grupal, varias veces al referir a las divisiones internas

76

en el grupo, nuestros anfitriones refieren a que después de todo lo que pasamos juntos

donde ni para comer teníamos ahora, no vamos a separarnos. Así, los relatos

generados en torno a los dos campamentos, las diversas ocupaciones de tierras y

medidas de lucha; han cimentado la construcción de una memoria colectiva, la cual

fortalece el sentido de pertenencia al grupo, generando un relato sobre esos

acontecimientos que se presentan en cierto sentido como heroicos. Esta relación entre

memoria e identidad implica que para fijar ciertos parámetros de identidad el sujeto

selecciona ciertos hitos, ciertas memorias y las sobrevalora en detrimento de otros hitos

y otras memorias (Jelin, 2002: 24)

Las medidas de lucha llevadas adelante por el colectivo de Pay Paso, así como las

históricas marchas de la UTAA en los 60´se dieron en un tiempo específico, el tiempo

de entre zafras; en los meses de verano, entre que culmina una zafra y se inicia la

siguiente. Y no por casualidad, sino porque durante la zafra las preocupaciones

inmediatas son otras, la necesidad de obtener un buen jornal, de cortar más caña para

ganar más dinero, dificulta el que los sujetos puedan pensar durante el periodo de corte

en su situación como colectivo, como clase, para ello hay que tener tiempo, tiempo que

solo se tiene de forma forzada durante la entre zafra:

La pelea siempre…. En la lucha…para conseguir algo vos tenes que pelearlo, y tenes

que tener paciencia también porque no es fácil, no es fácil tener que dejar la casa de

uno para ir a un acampamento y a veces dejas tu familia para pelear por algo que vos

no sabes si va a estar o no. Si vos sabes que sí, vos la tenes que seguir peleando.

Mucha gente de la que estuvo con nosotros en la primera entrada de las tierras, fue

gente que la peleó y se quedó y hoy por hoy ellos no están. En base de esa pelea que

ellos dieron hoy por hoy entramos a esas tierras de Pay Paso.

Por otro lado desde el Instituto Nacional de Colonización se genera también un discurso

sobre este proceso y la colonización de las tierras en Pay Paso:

Siempre hubo demanda de tierra para el tema de los productores cañeros, entonces se

armó a partir de las organizaciones sociales de la vuelta, la comisión de Políticas de

Tierra que le llamaban ellos, que no era básicamente una Comisión de Política de

Tierras, si bien era una demanda por tierra para caña de azúcar. (…) Que

77

participaban, UTAA, productores cañeros y todas esas organizaciones de la vuelta, y el

Instituto y la Intendencia, y el Ministerio también. En ese contexto la UTAA armó un

proyecto de acceso a la tierra para el cultivo de caña; en base a eso, a ese proyecto fue

que se compró el campo de Pay Paso (….) El Instituto lo compra como el último apoyo

al proceso cañero, al proyecto sucro-alcoholero de Bella Unión. En 2012 se compró el

campo. Los perfiles básicamente son asalariados de la caña, que se hizo bastante en

conjunto con ellos (con UTAA), ellos dieron una lista de aspirantes, nosotros

entrevistamos, creo que hubo diferencias en uno o dos que nosotros no estábamos de

acuerdo y bueno se transó ahí. Y es los que hoy están trabajando.

18. 26 de febrero del 2014. El día en que se informó desde el INC quienes fueron seleccionados para

ingresar a las tierras de Pay Paso. Notas de Adriana Ferreira.

III.2 Luchas, sacrificios y sueños

Gran parte de nuestros anfitriones, integran el grupo de 35 cooperativistas que ha

recientemente accedido a una fracción de tierras adjudicada por el Instituto Nacional de

Colonización en el área de Pay Paso, constituyéndose así la Colonia Eliseo Salvador

Porta13

. No ha sido objeto de esta etnografía adentrarnos en la complejidad que implica

13

El nombre formal de la Colonia es Eliseo Salvador Porta, no obstante nuestros interlocutores la

denominan simplemente Pay Paso, en referencia al área geográfica donde se ubica la colonia, los campos

de Pay Paso situados a 37 km de Bella Unión.

Hoy a las 6 de la tarde Toledo entrega la

lista de los 35 a entrar en Pay Paso.

Estamos casi todos pero ta.

Los sueños si se cumplen, cuando sos

persistente en lo que en realidad

quieres.

78

la conformación de una cooperativa de trabajo, -como figura que nuclea al grupo de 35

colonos-, en tanto modelo de autogestión (la construcción de una forma democrática

de toma de decisiones, instancias colectivas de participación, formas solidarias a la

interna del colectivo etc.), es decir no adentraremos en la discusión del modelo

cooperativo de autogestión, en tanto alternativa posible al modelo capitalista imperante.

(Peixoto, 2004). No obstante esta es una cuestión que permanece abierta a futuros

análisis.

Las trayectorias personales de los colonos, aunque diversas tiene muchos puntos en

común; historias de vida marcadas por la zafralidad y por las migraciones temporales en

busca de alguna changa en el periodo de entre zafras. La gran mayoría provienen de

familias de peludos, para los cuales la caña de azúcar forma parte de sus historias de

vida, de la de sus hermanos, padres y abuelos. Las actividades agrícolas cumplen un

papel importante en la estructuración de la vida social (Riella y Mascheroni, 2012,

p.242); así la actividad cañera determina la dinámica de la vida cotidiana en Bella

Unión. Los tiempos de trabajo marcados por el ciclo de desarrollo de la caña de azúcar,

el riego en el periodo de entre zafras, el corte como principal fuente de ingresos y los

seguros de desempleo, determinan la forma en que se vive en el pueblo. Durante la zafra

los hogares de los peludos quedan solo ocupados por mujeres y niños desde las 6 de la

mañana hasta la tarde, es en época de zafra también que los trabajadores aprovechan

para mejorar el ranchito, comprarse algún electrodoméstico o mueble que les falte, o

cambiar la moto. Cuando finaliza la zafra, el fantasma de la desocupación ronda en la

región (Giarracca, et. al., 2001), quienes cobran el seguro de desempleo (que es

percibido en régimen de año intermedio), saben que cada año es más difícil conseguir

trabajo “en negro” para complementar el dinero del seguro con alguna changa; porque

como consecuencia de los controles del BPS y el Ministerio de Trabajo, los patrones se

cuidan cada vez más. Quienes están en el año que no les toca el seguro, se revuelven en

alguna changa, la mayoría buscan ocuparse en el riego, claro está si no es un verano

lluvioso – como este último- donde el riego prácticamente no fue necesario. Años

anteriores algunos peludos se rebuscaban bagayeando alguna cosa de Monte Caseros

para vender en la ciudad, pero últimamente la aduana nacional implementó una política

de 0 kilo no permitiendo el ingreso de mercadería desde Argentina. Los más afortunados

consiguen alguna changa como albañil, o en alguna chacra, el resto queda en casa

mientras sus esposas salen a trabajar haciendo alguna limpieza, para parar la olla.

79

La imposibilidad de insertarse en otro mercado de empleo, producto de los bajos niveles

de escolarización formal así como de la escasez de ofertas laborales en la ciudad, lleva a

muchos trabajadores a una vez finalizada la zafra de la caña, migrar en busca de

empleo; algunos migran en forma colectiva, en grupos de amigos, parientes o vecinos

(Giarracca, et. al. 2001). Los destinos más recurrentes son Salto y Montevideo;

esperanzados en obtener empleo en algún establecimiento agropecuario salteño, o los

más aventurados probar suerte en la construcción en la capital, donde muchas veces

tiene algún familiar que los puede recibir en sus casas; migran como forma de

sobrevivir los meses de entre zafras. No obstante, migrar es una decisión difícil y en la

media que los sujetos forman una familia la movilidad estacional se vuelve una elección

más compleja (Gallas, 2010 p. 51), así lo refiere uno de nuestros interlocutores:

Yo ahora estaba pensando, estaba quedando sin plata y ayer salí y corté un pasto en

casa, estaba cortando allí en casa y la vecina me habló y yo le corté el de la vecina,

viste. Ta y después tengo alguno otro conocido que otro allí en la vuelta y siempre sale

una changa. Pero tampoco es mucho lo que gano en las changas, y así como yo hay

otros peores todavía, yo bien o mal mi mujer ahora está trabajando, es lo que me va

salvando, sino, sino, no sé. Yo estuve a punto de irme a Montevideo… a hacer una

temporada allá en Montevideo y después venirme, pero no es fácil vos tenes que dejar

todo solo acá.

(…) Ahora ta la meta es quedarme tranquilo nomas, ya me cansé de andar de un lado

pal´ otro, y yo cuando me fui pasaba un tiempo en Montevideo, un tiempo acá, un

tiempo para allá... y digo eso te cansa, y a veces no te das cuenta y haces daño a los

güirises y los acostumbras a que anden de un lado a otro y no es bueno.

Es en medio de esta realidad amarga de zafras y entre zafras, que el proyecto de Pay

Paso se consolida como horizonte posible para nuestros anfitriones. La colonia Eliseo

Salvador Porta se enmarca dentro del plan de políticas de colonización desarrolladas por

el INC en los últimos cinco años, donde se han privilegiado las formas colectivas de

acceso a la tierra (Chiappe y Espasandín, 2014). En este caso en particular, el INC

adquirió los campos donde se emplaza la colonia en el año 2012, el área total es de 3000

hectáreas de las cuales 1300 se definió que se entregarían bajo la modalidad de colonato

a un grupo de trabajadores de la caña de azúcar, integrantes de la Comisión de Tierras

80

de UTAA; en el área restante el INC planea realizar un llamado abierto para su

ocupación por parte de productores lecheros.

El predio 1300 hectáreas de la colonia tiene como actividad principal el cultivo de caña

de azúcar para su venta de forma exclusiva al ingenio de ALUR, combinando esto con

una serie de emprendimientos de diversificación productiva que incluyen desde cría de

cerdos, manejo de la zona de montes como área protegida, lechería, hasta el arriendo

de los campos para pastoreo.

Actualmente existen en el predio unas 310 hectáreas de caña plantadas, por lo cual la

adjudicación de las tierras y el ingreso de los colonos se han venido realizando en tres

etapas sucesivas. En las primeras semanas de diciembre del 2014 (luego de concretada

la adjudicación) ingresaron los 10 primeros colonos, encargándose del mantenimiento

de las hectáreas de caña plantadas en ese entonces (160 hectáreas). Durante el mes de

marzo de este año se inició la plantación de unas 150 hectáreas más de caña, lo cual

implicará el ingreso para mediados de año de otros 10 cooperativistas. En la última

etapa, para el año 2016 ingresaría el restante grupo de colonos completándose así la

plantación de las 450 hectáreas de caña previstas por ALUR y el INC.

Así relata una de las colonas, las experiencias de las plantadas de caña de 2014 y 2015:

El año pasado (2014) cuando plantamos, plantamos 196 hectáreas algo de eso. Ta fue

medio difícil, el año pasado fue bastante difícil porque…estábamos acampados allá, y

tuvimos… llovía, no podíamos plantar, demoramos más que… pero por suerte yo pienso

que este año (por la plantada que se realizó en marzo del 2015) fue distinto del año

pasado, fue mucho mejor. Yo pienso que este año fue mucho mejor, por lo menos en la

cooperativa pienso yo que la plantada fue mucho mejor, porque medio como que ellos

se organizaron viste, como ellos dicen, que ellos no querían pasar lo mismo que el año

pasado ¿no? Yo pienso que para otro futuro, más adelante va a ser mucho mejor.

En tanto cooperativa de trabajo, el grupo de colonos toma ciertas decisiones operativas

vinculadas a la realización de las tareas de mantenimiento de los cañaverales, pero poca

incidencia tiene en las grandes decisiones productivas, estas son tomadas por ALUR, así

por ejemplo aunque sea evidentemente necesario un parque de maquinaria si ALUR no

habilita su compra y concede el dinero en forma de préstamo, su adquisición se torna

imposible, del mismo modo es ALUR quien decide cuantos cortadores se podrán

81

contratar para la zafra, ya que los técnicos de la empresa estatal realizan una estimación

en función de la cantidad de caña a cortar y se liberan los rubros para contratar

exactamente a esa cantidad de gente, ni un cortador más. Así el sustento cotidiano de

los colonos depende del dinero que en forma de adelanto reciben todos los meses de

parte de la empresa estatal, cuya finalidad es costear la realización de las tareas relativas

al cultivo, mantenimiento y cosecha de las hectáreas de caña plantadas; adelanto que

será descontado del pago de la materia prima remitida al ingenio. Este adelanto funciona

en los hechos como un salario de $13500 aproximadamente que reciben mensualmente

los colonos en la medida que ingresan a trabajar a la colonia (para el momento en que se

realizó el trabajo de campo efectivamente habían ingresado a trabajar 10 de los 35

colonos). En este sentido,

(…) Experimentan (los colonos) una nueva relación de subordinación en el proceso

productivo. ALUR financia, asiste, pero también supervisa. Si hay tareas que no se

están realizando los técnicos de ALUR van a velar porque se realicen, porque ALUR

está altamente interesado en los buenos resultados de los procesos productivos. En este

proceso de supervisión en buena medida (los colonos) no toman decisiones

estratégicas, toman decisiones tácticas, si laboreo de noche o de mañana, si aplico el

herbicida hoy o pasado mañana. Pero las decisiones estratégicas de laborear, de

aplicar el herbicida, de sembrar esta cepa, no las toman. (Oyhanctabal, 2014)

Así lo relata uno de los colonos de Pay Paso:

ALUR es la peor, está el dicho que dicen, ¿cómo es? divides y reinarás. Y estos

monstruos pa´ eso, pa´ eso son mandados a hacer. Digo, los mismos técnicos cuando

viene ya te viene lavando la cabecita. En la plantada a mi vino uno de los ingenieros

(de ALUR) que estaba encargado del campo en la plantada, que yo le reproché porque

nosotros no queríamos surcos de más de 100 metros y nos hicieron surcos de 240 mts.

Yo le digo, -pero acá mandamos nosotros- le digo, si nosotros dijimos más de 100 mts.

no, más de 100 mts. No. –No pero las máquinas- No pensamos en las máquinas,

pensamos en los compañeros, en el trabajo que vamos a dar, si hoy o mañana no hay,

bueno ahí se ve pero... no, no, nos respetan a nosotros. Por más que seamos los 35 vos

lo que pienses, ALUR, no. Digo tenes que agarrar y pararte en la puerta allá para que

te respeten, sino no te respetan.

82

De esta forma se produce el pasaje del trabajador asalariado dependiente, hacia una

nueva realidad, en la cual desde el punto de vista objetivo el trabajador controla

parcialmente algunos medios de producción y sin embargo continúa siendo dependiente

(Moraes Obregón, 2012, p. 182). Esta situación contradictoria tiene un profundo

significado en la construcción de subjetividades, por un lado refuerza el imaginario

colectivo acerca de la reproducción de la relación patrón- empleado y por el otro,

produce cambios en algunos trabajadores respecto a su posicionamiento de clase,

haciéndose referencia a su condición de “productor” (Moraes Obregón, 2012, p. 186)

De los 35 colonos, 8 son mujeres, tres de ellas han sido parte del proceso de lucha por

las tierras de Pay Paso desde sus inicios en 2011 vinculándose a UTAA a través de su

Comisión de Tierras. La vinculación de las mujeres al sindicato se relaciona con las

reivindicaciones que este lleva delante y que van más allá de lo estrictamente laboral;

integrando la lucha por tierras, mejores condiciones laborales para los trabajadores de

Bella Unión, desempleo, etc. Así el accionar de UTAA supera lo estrictamente sindical,

siendo el sindicato no solo de los peludos sino de toda Bella Unión. De esta forma,

algunas de nuestras interlocutoras comenzaron su vinculación a UTAA porque algún

pariente cercano, ya sea su pareja, su padre, o sus hermanos cortan caña, no obstante

otras no se relacionaron necesariamente a través de un tercero (Echeverriborda, 2007).

El orden de género condiciona las prácticas sindicales de hombres y mujeres,

construyéndose formas de ser mujer y ser hombre particulares en torno al espacio

sindical (Echeverriborda, 2007) Así son actividades fundamentalmente de las mujeres el

reparto del azúcar que a cada trabajador le corresponde durante la zafra, el cobro de la

cuota sindical y otros trámites administrativos.

83

19. Realizando la

plantación de nuevas hectáreas de caña (la autora junto a dos de las colonas) - Pay Paso. Marzo del 2015

20. Una de las mujeres de la cooperativa cargando un

mono de caña recién cortada. Pay Paso. Marzo del 2015

La gran mayoría de los integrantes de la cooperativa parecen tener alguna relación de

parentesco entre sí: tíos, primos, hermanos, suegros, yernos y compadres son algunos

de los lazos que unen a nuestros anfitriones; además de los lazos de amistad y el hecho

84

de que la zona de residencia de la mayoría de ellos se concentra en unos pocos

barrios de la ciudad, por lo cual además muchos son vecinos. Son justamente en estos

lazos de vecindad y parentesco donde se encuentra el origen de las primeras formas de

asociación entre nuestros interlocutores. Fue a partir de los pequeños grupos de

parentesco, vecindad y afinidad, que se integraron paulatinamente a la Comisión de

Tierras de UTAA, que se consolidó con posterioridad la formación de una cooperativa

única. Así lo relataba la esposa de uno de los cooperativistas:

La idea nació así en casa, ahí los güirises se reunían y salió la idea de pelear por

tierras, después se enteraron de la Comisión de Tierra de la UTAA y ta´ fueron para

ahí.

Así mismo durante el período de la plantada se puede observar como la forma en que se

organiza el corte de la caña semilla (así se denomina a la caña que se corta para plantar)

es en función de estos grupos de afinidad; distintos grupos de parientes y amigos cortan

juntos en un mismo frete de corte. Así también la organización del trabajo implicó la

solidaridad a la interna del colectivo de colonos, los más experientes enseñaban a

quienes menos conocían del trabajo, haciendo que las rispideces internas desaparecieran

frente a la solidaridad endogrupal:

Y bueno… los güirises siempre me ayudaron, en eso también puedo decir, siempre me

estuvieron apoyando los compañeros, siempre me ayudaron. Siempre ellos trataron de

enseñarme, porque yo no sabía nada, del tema de caña nunca supe hasta que me

enseñan ahora, porque ellos me enseñan a cortar caña, a despunta, hasta monear

porque ni monear sabía. (Monear lo usan para referirse a la acción de cargar los monos

– manojos- de caña sobre los hombros para trasladar la caña cortada hacia el frente del

tablón)

Durante el tiempo que se prologó el corte de la caña semilla y la plantada de las 150

hectáreas de caña que se le sumaron a las 160 hectáreas ya existentes, pudimos observar

de cerca, participando en las jornadas cotidianas de corte en los cañaverales de Pay

Paso, la forma en que el ser cortador se inscribe en el cuerpo:

El movimiento reiterado de los brazos, la forma en que el cuerpo se inclina sobre las

cañas para realizar el corte con la cortadora y luego despuntar la caña ya cortada con

el facón, el peso de los monos de caña sobre los hombros, el ir y venir entre el barro, el

85

hollín de la caña quemada sobre sus rostros, la piel curtida por las heladas de la

madrugada y el sol del mediodía; generan un ser y hacer del peludo que se inscribe en

su cuerpo a modo de habitus.

En época de zafra, por las noches aunque los músculos del brazo con que se maneja la

cortadora estén en reposo, generan movimientos involuntarios de contracción, reflejos

del movimiento voluntario reiterado, necesario para realizar el corte. Al no usar

guantes los cayos en las manos producto del uso de la cortadora y el facón son

importantes, los pies también sufren con los incómodos zapatos que generan

callosidades y dolor. Después que termina la zafra las manos comienzan a suavizarse

como si ocurriera un acto de magia, los pies pierden su rugosidad y los músculos de los

brazos se distienden, hasta el peso corporal aumenta un poco, pero claro la magia se

acaba al inicio de la zafra siguiente. (Notas del diario de campo)

Así, el ser y hacer de los cortadores de caña se inscribe en sus cuerpos a modo de

habitus (Bourdieu, 1995; Wacquant, 2006), siendo resultado de las formas concretas de

existencia de estos sujetos que identificamos y se auto identifican como peludos, formas

de existencia social, que se reproducen generacionalmente: la gran mayoría de nuestros

interlocutores proviene de familias de peludos, abuelos, padres e hijos dedicados al

trabajo en los cañaverales. Muchos de ellos, comenzaron a trabajar en la caña de azúcar

en la infancia, con 10 u 11 años ayudaban a su padre o algún hermano mayor a

despuntar y cargar los monos de caña hasta la cabecera del tablón. Cortar caña de azúcar

conforma sus vidas- en un sentido mucho más profundo que una mera actividad laboral,

porque el ser peludo se aprende en la práctica, hacerse peludo es en un sentido

apropiarse de un conjunto de mecanismos corporales y esquemas mentales. (Wacquant,

2006)

86

21. Afilando la cortadora. Pay Paso. Marzo

del 2015.

. 22. Corte de caña quemada, primera zafra en

Pay Paso. Foto de Bety Belén. Mayo del 2015.

87

23. Grapo juntando la caña cortada durante la

primera zafra en Pay Paso. Foto de Yanina Núñez. Mayo del 2015

El lugar que le asignamos a los objetos en la etnografía (Gatti en Guigou y Álvarez

Pedrosian, 2013), tiene relación con el lugar que le asignan los actores en su universo

social, para cualquier peludo, el facón y la cortadora tiene un rol central, así lo evidencia

la inmensa réplica de un facón y una cortadora que adornan las paredes del sindicato de

UTAA y así también lo indica la importancia que tienen estos instrumentos para

nuestros interlocutores, uno de ellos, decía:

Cada cortador tiene su cortadora y su facón y solo usa la de otro si se le rompe y

alguno que tiene dos le presta. Nosotros (en referencia a los más jóvenes) gastamos

hasta 3 cortadoras y facones por año, a Mario (uno de los cortadores más veteranos,

colono en Pay Paso) una cortadora igual le dura 3 años, y su facón también, es viejo y

está afilado como nuevo, él las cuida más.

88

24. Sindicato de UTAA.

Octubre del 2014.

Sin dudas la cortadora y el facón siendo mucho más que meros accesorios, tienen un

sentido simbólico propio, este sentido es siempre un hecho cultural, enmarcado en un

territorio determinado y en un tiempo específico y que desde el punto de vista de los

sujetos es percibido naturalmente (Gatti, en Guigou y Álvarez Pedrosian, 2013, p.63).

Así también, la cortadora y el facón, han sido parte del paisaje cotidiano en Pay Paso,

una vez que en el mes de mayo se dio comienzo la primera zafra de corte de caña de

azúcar. La cantidad de hectáreas de caña a cortar volvieron necesaria la contratación de

mano de obra. De este modo comienza a gestarse el proceso complejo de trasformación

de asalariados rurales en colonos, proceso que interviene en la construcción identitaria

de estos sujetos, la cual se presenta en constante producción, -definida en términos de

ipse, es decir mutable, flexible y en tanto la decantación de una posibilidad entre tantas.

(Ricouer, 2008)

Así mismo, la contratación de peludos para el corte durante la zafra, hasta hace poco

compañeros de trabajo; puede acarrear algunas dificultades de las cuales nuestros

anfitriones son conscientes:

Porque vos tenes todo eso, ah si ustedes son la UTAA ustedes tiene que pagar mejor.

No, a nosotros nos dan, como a todos, nos dan esa plata y el costo es eso, lo que se

paga es eso, y bueno se negocia, nosotros siempre buscamos la forma, es que ahora

89

vamos a tener todos esos choques siempre, ¿viste? pero buscamos la forma de pagarle

lo que es y ta pelado, no robarle, y es así, es la forma de trabajar con la gente.

La trasformación de asalariados (peludos) en colonos implica de hecho una serie de

tensiones en cuanto a la relación de este colectivo de colonos con ALUR y el INC en

tanto actores responsables en cierto sentido de esta trasformación y de los cuales

dependen para asegurar la viabilidad productiva de la colonia. Ahora bien, también se

generan tensiones en las relaciones de los actuales colonos con la organización sindical

que les dio origen, UTAA. Fue a través del sindicato que nuestros interlocutores

accedieron a las tierras de Pay Paso, formar parte de la Comisión de Tierras del

sindicato era un requisito excluyente para poder constituirse como aspirantes a colonos.

Como refirió en alguna oportunidad uno de los docentes universitarios del CFP:

Al Centro de Formación le preocupa que el sindicato (UTAA) se transforme solo en un

medio de distribución de tierras, o sea, no tiene un proyecto colectivo, la gente se

sindicaliza porque sabe que por ahí es más fácil que colonización les de tierras.

De igual forma lo relató un técnico del INC al ser entrevistado:

Que la vinculación sindicato -productor colono vamos a decir, tampoco es muy…la

mayoría si les preguntas, que no están de acuerdo, pero que están en el sindicato

porque si no, no entran, eso lo tiene claro. Si no están en el sindicato no entran a las

tierras. A veces no están de acuerdo con el sindicato, pero están porque bueno es la

manera.

Tal vez producto de esta integración exigida al sindicato, las relaciones de este con las

cooperativas de colonos una vez que estos acceden a las tierras se diluyen y se tensan.

Así lo evidenciaron las rispideces generadas durante la última plantada de caña en Pay

Paso donde las relaciones con el sindicato se ubicaron en su punto más álgido, cuando

UTAA reclamó a los colonos la entregar a tiempo del equipamiento de trabajo necesario

para el corte de la caña semilla, actividad para la cual habían sido contratados algunos

cortadores. De hecho el retraso en la entrega era responsabilidad de ALUR, a pesar de

los pedidos de los colonos, el Ingenio se demoró en hacer efectivo el envío de los

equipos a la colonia y así se retrasó su entrega a los trabajadores contratados. Al tanto

de los retrasos en la entrega del equipamiento, algunos dirigentes de UTAA se hicieron

90

presentes en la colonia, en reclamo por esta situación generando tensiones con parte del

grupo de colonos.

En este sentido podríamos pensar que las dificultades que plantea el mantenimiento del

vínculo entre los colonos y la organización sindical una vez que se accede a las tierras,

puede en algún punto estar relacionado a estas cuestiones de como los sujetos se

acercan al sindicato. El sindicato en tanto organización no ha podido hasta ahora

mantener un vínculo duradero con los colonos una vez que se produce el acceso a las

tierras, esta situación no es exclusiva del proceso de Pay Paso, del mismo modo ocurrió

en la Colonia Raúl Sendic, Campo Placeres y Colonia España; en todos estos casos la

conformación de cooperativas y grupos de colonos implicó la defensa de una cierta

autonomía respecto de las organizaciones que dieron origen a los cooperativistas,

debilitándose recíprocamente los lazos entre las cooperativas de colonos y las

organizaciones de referencia (Echeverriborda y Moraes Obregón, 2010), en lo que

respecta a UTAA en tanto organización sindical , acompaña e impulsa las luchas de los

trabajadores por acceso a tierras, no obstante una vez que se concreta la adjudicación los

peludos se trasforman en colonos, teniendo ahora necesidades y demandas distintas, las

cuales el sindicato no ha logrado canalizar:

Sí, porque viste que -------- (integrante de la directiva actual de UTAA) nomas se

comprometió de que iba a participar todos los martes en la reunión y nunca participó, y

él se comprometió con nosotros y nunca… Y viste que ellos tendrían que tener la

responsabilidad de ellos también, no?

Al respecto de las tensiones generadas en este devenir de peludos en colonos; en el

discurso nuestros interlocutores refieren a esta diferenciación entre el ser peludo y el

ser colono:

Ahora se creen más porque son colonos y se creen capaces de explotar al peludo como

lo explota el patrón, andan en camioneta y se dan esos lujos inaccesibles para un

peludo.

Nosotros somos trabajadores pero a lo último tenemos un pedazo de tierra y tenemos

que afrontar la responsabilidad (…) (al trabajador) se le va a pagar, acá nadie le va a

robar nada, nadie se va a quedar con un peso del peludo, se le va a pagar todo.

91

Para los actores técnicos también parece funcionar esta lógica de oposición entre el ser

peludo y el ser colono:

Hay un nuevo orden patronal. Hay una necesidad objetiva de trabajo extra grupal en el

proceso de corte. Y está la posibilidad objetiva de no realizar esa tarea que ellos

históricamente realizaron y ahora la pueden dejar de hacer, pueden dejar de cortar

caña de azúcar. (…)

Ya no venden su fuerza de trabajo, ahora realizan parte del proceso productivo. Hay un

proceso de subsunción hibrida. No tiene condiciones para acumular porque están

subordinados al ingenio, pero también aparece la posibilidad de comprar fuerza de

trabajo (…) ¿Qué son entonces? Va a surgir una suerte de clase hibrida que está en

esta posición intermedia (…) Ya se dan cuenta que no son asalariados, que ahora

organizan parte del proceso de trabajo. Ellos ni se identifican con los empresarios,

pero ya se empiezan a dejar de identificarse con los asalariados de donde provienen.

Ellos se van distanciando de UTAA, no se sienten contenidos en la UTAA tampoco

sienten que tiene que ingresar a las organizaciones de empresarios (Oyhanctabal, 2014)

No obstante, es con los peludos (antiguos compañeros de trabajo) con quienes los

colonos comparten por ejemplo un trago a la noche, el barrio, los juegos de sus hijos,

los gustos y las preferencias musicales y alimenticias, los lugares donde realizan las

compras, etc. Es decir los ámbitos de socialización siguen siendo prácticamente los

mismos, es con los peludos y no con los productores de APCANU con quienes

comparten su cotidianidad. Así, en el complejo proceso de trasformación de peludos en

colonos, determinar ¿quién es ahora el patrón? ¿Quién está del otro lado del mostrador?,

parece no ser lo relevante, porque en última instancia quien toma las decisiones

trascendentes sobre el proceso productivo, es ALUR, no la cooperativa de colonos.

Ahora bien, lo que ocurre podríamos decir es una resignificación de los sujetos y del rol

que desempeñan, existe una matriz simbólica donde estos sujetos ocupan ahora otros

espacios, otros campos (Bourdieu, 1995), y así en ese devenir de peludos a colonos se

reconstruyen permanentemente sus identidades, en tanto mutables, flexibles (Ricoeur,

2008)

92

25. Colonos mantenimiento la

plantación de cañas -Pay Paso. Enero del 2015

III.3 Cuidar las cañas, regar, manchonera y plantar

Partí hacia Pay Paso a las 6 de la mañana cuando tomé la combi Patito Feo en la esquina

de la casa de Elsa, el día anterior había coordinado con Manuela y Alejandro para ir con

ellos y acompañarlos en la jornada de trabajo. Así que fui junto a ellos en la combi que

compraron con dinero del sueldo de cada uno de los diez, que integran el primer

subgrupo de colonos que ya ingresaron a trabajar en la Colonia. La combi que apodaron

Patito Feo es una Volkswagen de los 80´en un estado bastante malo, en la palanca de

cambios por algún motivo que aun ellos no conocen no entra el cambio de segunda, solo

primera y tercera, cuarta no se puede dar porque como dijo Carlos se funde. Durante el

viaje hasta la chacra, que dura unos 45 minutos, el olor a nafta que sale de la camioneta

permea el aire y hace por momentos complicado respirar; pero la combi cumple su

función principal: llevarlos y traerlos todos los días desde la chacra, evitando romper

sus motos en los deplorables caminos llenos de pozos que conducen hasta Pay Paso.

La jornada de trabajo arranca como 7 y media después de tomar unos mates y comer

algunas galletas a modo de desayuno, ahí se organiza lo que se va a hacer en el día, en

este caso tocaba arrancar las malezas que se esparcen entre las cañas, así que Julio,

Laura, Manuela y Esteban me enseñaron a usar la azada. Por supuesto la cantidad de

maleza que logré arrancar no fue ni la mitad de la que arrancó el resto del grupo, incluso

antes de llegar al área donde Julio- que es el que organiza las tareas de campo-, resolvió

debíamos trabajar, ya estaba cansada de caminar entre el barro y las cañas soportando el

93

calor y cargando con la azada. El trabajo fue duro, aprender a usar la azada no es fácil

para una citadina, que conoce casi nada de tareas en el campo - Como le dijo Manuela a

Esteban mientras Julio me enseñaba de donde tenía que agarrar la azada y que

movimiento hacer para no lastimarme la columna y lograr arrancar las malezas. -Lo que

es estudiar, fíjate que nuca agarró una azada en su vida la gurisa-.

Como a las 11 y media, después de más de 3 horas de trabajo regresamos para el casco

de la estancia donde están las instalaciones que usará el INC, y en las cuales ahora hay

un casero. De lado de la casona central están las instalaciones que usan mis anfitriones,

4 piezas, un baño y una cocina dispuestos en galería; allí descansamos durante el

almuerzo.

Comimos, tomamos bastante agua fría, y nos tiramos un rato en el pasto a descansar, yo

me senté junto a Laura y Manuela que son las únicas dos mujeres del grupo de 10

colonos que ya ingresó a trabajar.

26. Jugando al truco después del

almuerzo-Pay Paso. Enero del 2015.

Luego del almuerzo y un rato de descanso se repetía el ritual, termo de agua en mano,

azada, y sombreros todos partimos otra vez hacia los cañaverales para seguir arrancando

maleza. Al día siguiente se comenzaría a aplicar herbicidas, o como le dicen mis

anfitriones, manchonear.

94

Como a las tres y media de la tarde juntamos todo y emprendimos viaje de regreso a

Bella Unión, en la Patito Feo.

Cuando comenzó el riego, las dos mujeres del grupo fueron instruidas por sus

compañeros en la forma en que se debían hacer los canales para poder regar. Ellas

fueron quienes luego me enseñaron a mí. El riego es una actividad un poco más

entretenida que arrancar maleza, pero igualmente desgastante. La clave consiste en

saber dónde armar los atajos para que corra el agua, para que llegue al final del surco y

sea efectivo, para ello se debe hacer el canal lo más próximo posible a las hileras de

caña.

27. Pay Paso. Durante el riego. Febrero del 2015.

Ya sea se tratase de arrancar malezas, aplicar herbicidas o regar, el mismo ritual de

trabajo se repetía diariamente de lunes a viernes, desde que salía el sol hasta las cuatro

de la tarde, los sábados la jornada de trabajo se extendía hasta el mediodía. Así se

ponían en marcha las labores en la colonia y comenzaba a tomar forma la producción de

caña de un grupo de trabajadores y trabajadoras, ahora colonos.

95

IV Solo con la tierra, no basta

Sin dudas la dinámica de la caña de azúcar marca el devenir de Bella Unión y sus

moradores, imprimiéndole a la ciudad dos ritmos distintos, uno el de la zafra y el dinero

seguro; el otro el de buscar la changa durante la entre zafra. Esta lógica, la lógica

amarga de la caña de azúcar, hace que el anhelo de poder superar de la zafralidad sea el

principal objetivo de nuestros interlocutores en el proyecto de Pay Paso:

Como todo trabajador aspira a que su familia esté bien, por eso es importante el acceso

a la tierra, para trabajar algo que es tuyo, para salir de la zafralidad.

Del mismo modo que la posibilidad de escaparle a la zafralidad, la posibilidad de no

realizar más el trabajo agobiante y sacrificado del peludo es otro de los motores a tener

en cuenta, así lo relata la esposa de uno de los colonos:

Yo apoyo mucho a (…), a veces esta con ganas, me dice - ah-toy con ganas de

abandonar- No!, le digo, aguantá, siempre estoy aguantá, aguantá. Porque uno nunca

sabe ¿no?, puede ser la oportunidad de no ser un peludo más. Porque mira que

tampoco te digo que él no va a hacer más nada, que va a quedarse sentado, él va a

estar haciendo las cosas pero no va a ser tan matador como el ser peludo. Cuantos

meses pasaba (…) sin trabajar, 4, 5 meses sin trabajar esperando la zafra. Al menos es

un trabajo seguro, todos los meses tenes esa platita, lloviendo, no lloviendo tenes esa

plata.

Ahora bien, el acceso a la tierra no se transforma en la solución a sus problemas en la

medida que:

Hoy el proyecto de ALUR no es un proyecto social, es una empresa que debe dar lucro

al Estado, lo social quedó atrás.

Para otro de nuestros interlocutores:

No es solo la tierra y nada más, al trabajador hay que darle condiciones (condiciones

para trabajar la tierra) Y la forma en que hoy se accede a la tierra es en muy malas

condiciones… Digo, que la Ley de colonización no la cumplen, porque te entregan la

tierra sin condiciones… le falta más apoyo, más apoyo del Estado ¿no? Porque yo

calculo que si todos pusieran un poquito los 35 era para haber entrado de un principio.

96

Así lo relata otro de los entrevistados:

Es cierto, hoy tenes cerca de cien familias que están asentadas en la tierra en los

diferentes emprendimientos, pero eso no ha significado un cambio en la calidad de las

cosas… hay algunos que están hechos pelota, (en referencia a algunos de los grupos de

las colonias) les ha ido mal, están recontra endeudados, desanimados totalmente, digo,

entonces se vuelven casi unos mendigos de ALUR para que les resuelva un peso a fin de

año...

Todo el sistema, el sistema tal como está implementado por ALUR no tiende a que en

esos emprendimientos los trabajadores tengan, adquieran independencia; tratan de

agarrarlos y mantenerlos, los endeudan…

Otro de los colonos coincidía con este relato:

A mi motivo de ver ALUR lo que siempre hizo fue trancar, porque digo, a él (ALUR) le

sirve un grupo que esté totalmente dominado por él, el tema que vos le estas debiendo y

tenes que hacer lo que él quiere y no un grupo que esté totalmente liberado, que no, no

tenga que depender tanto de él.

Así lo relata otro de los cooperativistas:

Tenemos muchas experiencias acá en la vuelta que han fracasado, y sabemos que

muchos han fracasado por la división, sabemos que la división te lleva a eso. Y… y la

forma más fácil que ALUR tiene para la división es la plata, te digo porque yo lo he

visto ya, eh… te doy tal cosa… y empiezan así… a endulzarte. Así pasó en la colonia

(en la Colonia Raúl Sendic) claro, en la Sendic iban a ALUR y para fulano le daban tal

cosa y ahí se dividían; después que se dividían los mataban. La contra que hay, es que

acá en la zona -y Pay Paso la va a tener,- es que ALUR centraliza todo, cargada, corte,

todo.

La situación de la que da cuenta estos relatos, podríamos pensarla como consecuencia

de la forma en que se han gestado las políticas de acceso a la tierra para los asalariados

rurales en nuestro país- Mediado por el INC, grupos de trabajadores -cuyas formas de

asociación en muchos casos responden más a un requisito formal impuesto desde el INC

que a un deseo colectivo de organizarse- se trasforman en adjudicatarios de fracciones

97

de tierras que reciben bajo la modalidad de arrendamiento. Así el grupo es la condición

para el acceso a las políticas públicas y pocas veces se encara como un proceso a

construir (Guedes, 2014). Para el área de Bella Unión, el acceso a la tierra está

directamente vinculado al cultivo de caña de azúcar para su venta en exclusiva al

ingenio de ALUR, como principal mecanismo de obtención de lucro de esas tierras. Así

antiguos asalariados zafrales, se trasforman en pequeños productores – colonos-

Colonos que tienen solo las manos para trabajar, desposeídos de los recursos

económicos necesarios, para acceder entre otras cosas a un parque de maquinaria

(grapos, camiones, tractores, etc.), indispensable para el funcionamiento del proyecto

productivo:

El área ya es grande ya son 300 hectáreas (de caña) que tenemos, tenemos 160

hectáreas que está en pie y más la caña que se plantó que llega más o menos a las 300

hectáreas y con 300 hectáreas ya precisamos el parque de maquinaria, el tractor, el

grapo, el camión, la tolva… Toda esa maquinaria precisamos, si o si, porque ya es

grande el área, y para el otro año van a haber 500 hectáreas, precisamos si o si… y eso

todo dependemos de ALUR. (Contratar la maquinaria) tampoco sirve, porque siempre

liberando plata, siempre pagando, pagando, y pagando. (…) Esa es la jugada que tiene

ALUR te quiere apretar, apretar, apretar… a ver qué reacción nosotros tenemos… pero

nosotros estamos firmes que queremos el parque de maquinaria, es que lo

precisamos… de que te sirve tener 300 hectáreas si no podemos tener ni un tractor? No

tiene sentido, ¿de qué te sirve?

Al respecto, también se expresaba uno de los técnicos del Instituto Nacional de

Colonización:

La idea es que de caña van a ir 400 hectáreas, más un 20% de caminería interna, en

total 500 hectáreas van a estar ocupadas con el cultivo de caña. Pero a ellos (en

referencia a los colonos) se les entregan 1200 hectáreas o sea que hay 700 que tiene que

aprovecharlas, con otros cultivos, ganadería, o lo que sea. A ellos los que se le

complica ahí, es que no tiene capital… capital de producción.

(…) De hecho este perfil que el Instituto apunta acá, se da solo acá. Porque si bien en

todos los rubros apunta si a los asalariados rurales, cualquier asalariado rural,

ganadero por ejemplo, si bien es asalariado rural tiene sus vaquitas, que el patrón le

98

deja tener en la estancia sus vaquitas , un capital mínimo de producción tiene. Acá, no,

acá el único capital de producción que tiene ellos es la fuerza de trabajo que tienen,

ellos… no tiene nada.

Del mismo modo que el parque de maquinaria se vuelve indispensable así también lo es

un ómnibus que oficie de medio de trasporte de los colonos y eventualmente de los

cortadores contratados durante la zafra; la colonia esta emplazaba en un área bastante

alejada de la ciudad y los caminos que conducen a ella están en muy malas condiciones,

por lo cual la necesidad de un trasporte era imperante:

Nosotros estamos peleando por el tema del trasporte, para tener un ómnibus, pa´ tener

un ómnibus para la gente ir y volver, y no estropear las motos (…) No están dando

bola, en el sentido que no están acomodando los caminos y tiene que acomodar los

caminos, más mismo ahora para el trasporte de la caña, los camiones esos pesados,

van a quedar desechos los caminos pura huella y para pasar autos y motos un peligro

de caer.

…El tema es que ALUR nos quiere fundir antes de arrancar, esa es la realidad, ALUR

nos quiere fundir, nos pone muchas trabas para no meter ómnibus y alquilar el

ómnibus y en todo ese periodo de zafra ¿cuánta plata se va para alquilar un ómnibus?

4, 5 mil pesos todos los días, para llevar y traer los peludos… Nosotros queremos

comprar el ómnibus. (…) Y claro, están llevando, y llevando pa´ delante porque a

ALUR le conviene que nosotros alquilemos, por la plata… ¿cuánta plata se va en 6

meses de zafra? Cada vez nos vamos a ir enterrando más, esa es la jugada que ellos

quieren hacer.

Luego de casi 10 meses de luchas, pedidos y tratativas los colonos accedieron a la

compra de un ómnibus mediante una serie de facilidades que la empresa CUTCSA les

otorgó.

99

28. Ómnibus

recientemente adquirido por la cooperativa. Foto de Yanina Nuñez. Mayo del 2015.

La falta de recursos económicos, del parque de maquinaria y la necesidad de un

trasporte, acaba por insertar a la cooperativa de colonos en una lógica de dependencia

económica respecto de ALUR y el INC; lógica que limita su autonomía y los vuelve

presos de la buena voluntad de las instituciones estatales para el funcionamiento del

proyecto productivo; los trabajadores se encuentran enajenados del proceso de trabajo,

dado que el diseño, la planificación y el control del mismo, depende del departamento

agrícola de ALUR S.A. (Moraes Obregón, 2012, p.194)

Así al desafío cotidiano que enfrentan los colonos de consolidar la organización del

colectivo y gestionar el trabajo desde lo grupal, tarea que no resulta sencilla:

Porque el trabajo en la caña de azúcar es muy individualista y eso complica pa´que los

compañeros aprendan a trabajar como un colectivo.

Se le suman las dificultades económicas producto de la forma en que acceden a la

tierra: sin condiciones reales que aseguren por parte de las políticas públicas los

recursos productivos necesarios para el trabajo en la caña de azúcar. En ese sentido las

políticas públicas de acceso a la tierra para asalariados y pequeños productores rurales

de todo el país, en tanto políticas sociales son un producto del sistema capitalista, e

implican una relación múltiple que involucra por lo menos tres actores: el Estado, las

clases hegemónicas y las clases trabajadoras; actores que están en permanente tensión,

por lo cual más que pensadas como meras concesiones por parte del Estado estas

políticas sociales deben ser entendidas como resultado de las relaciones conflictivas y

100

las luchas de poder entre las tres partes relacionadas (Pastorini, 1997). Así las políticas

de acceso a la tierra gestionadas por el INC son en parte el fruto de la acción colectiva

de lucha de los trabajadores rurales.

No obstante de las diversas dificultades que imponen los mecanismos actuales de

acceso a la tierra y que enfrentan diariamente nuestros interlocutores; el anhelo de

mejorar sus condiciones de trabajo y de vida, sigue siendo el motor principal de sus

luchas, así la conquista de las tierras de Pay Paso se trasforma en una máquina de

sueños (Waquant, 2006):

El sacrificio y la pelea recién empieza, después vos veras el fruto, pero primero te

cuesta… Si vos queres ese pedacito de tierra, pelealo como venga, anda como puedas,

porque es tuyo y vos lo luchaste por tenerlo.

Yo pienso en un futuro, yo pienso en mi familia, en mi gente, en mis hijos.

29. Colonos en Pay Paso.

Enero del 2015.

Ya pasamos lo peor, porque pasamos lo peor ahora que tenemos esto, ¿vamos a bajar

los brazos? justamente ahora después de que pasamos tres años peleando, sin un

pedacito de tierra, porque no teníamos ni la palabra de ellos. Ahora que tenemos,

porque no tenemos grande pero ya tenemos algo en que apoyarnos, ¿qué vas a largar?,

ahí vos tenes que darte más fuerzas, ahí vos tenes que pelearla, porque ahí es donde

recién empieza la pelea… ¿Me entendés? , la pelea recién empieza, y vamos a ver

cuánto nos va a costar esto.

101

Algunas consideraciones finales

La presente etnografía intentó aproximarnos a la cuestión del acceso a la tierra entre los

trabajadores y trabajadoras de la caña de azúcar. Aportando particularmente a la

comprensión de los procesos de acceso a las tierras de Pay Paso en los que están

implicados nuestros anfitriones; para quienes la lucha por la tierra es parte de sus vidas,

sus aconteceres y es palpable en su cotidianidad. En la interacción de nuestras

reflexividades, se desarrolló el proceso de trabajo de campo, esa poderosa fuerza

disciplinar, asertiva, exigente y coercitiva, que no puede ser esquivada (Geertz, 2012, p.

100). Proceso del cual resultaron los relatos y las vivencias referidas en este texto.

Proceso, trasformador, movilizador y a partir del cual sin dudas ya no somos los mismos

(Cardoso de Oliveira, 2007).

La dinámica de la caña de azúcar marca el devenir de Bella Unión y sus moradores,

imprimiéndole a la ciudad dos ritmos distintos, uno el de la zafra y el dinero seguro; el

otro el de la entre zafra y el buscar la changa. Esta lógica, la lógica amarga de la caña

de azúcar, el anhelo de poder superar la zafralidad y obtener un salario estable todo el

año hacen del proyecto de Pay Paso un horizonte posible para nuestros anfitriones.

El proceso de Pay Paso comprendió diversas acciones de lucha. Los relatos generados

en torno a los dos campamentos de ocupación y las diversas medidas de presión desa-

rrolladas por el colectivo de aspirantes a colonos; han cimentado la construcción de

una memoria colectiva de la colonia, la cual fortalece el sentido de pertenencia al gru-

po y es productora de prácticas y discursos. Las trayectorias personales de los colonos,

aunque diversas tiene muchos puntos en común; historias de vida marcadas por la zafra-

lidad y las migraciones temporales en busca de alguna changa en el periodo de entre

zafras; la gran mayoría provienen de familias de peludos, para los cuales la caña de azú-

car forma parte de sus mundos de vida.

Al respecto, la UTAA, en tanto campo social genera una cierta moralidad, un cierto

sentido del ser peludo que se imprime en los cuerpos, prácticas y discursos de los suje-

tos (Wacquant, 2006). Es justamente en este ser peludo, que se inscriben las luchas por

la tierra y el accionar político del Sindicato. Así, desde la Comisión de Tierras de la

UTAA se presiona y se trabaja en pos de efectivizar el acceso a la tierra para grupos de

102

peludos. En este marco, el acceso colectivo a las tierras de Pay Paso, es un acceso me-

diado por el sindicato, dado que el plan de colonización preveía la adjudicación de tie-

rras a un grupo de trabajadores conformado a partir de UTAA.

Las políticas de colonización desarrolladas desde el INC en los últimos años se han

orientado a favorecer formas colectivas de acceso a la tierra (Chiappe, y Espasandín

2014). Grupos de trabajadores (cuyas formas de asociación en muchos casos responden

más a un requisito formal impuesto desde el INC que a un deseo colectivo de organizar-

se) se trasforman en adjudicatarios de fracciones de tierras que reciben bajo la modali-

dad de arrendamiento; así el grupo es la condición para el acceso a las políticas públicas

y pocas veces se encara como un proceso a construir (Guedes, 2014). Para el área de

Bella Unión, el acceso a la tierra está directamente vinculado al cultivo de caña de azú-

car para su venta en exclusiva a la planta de ALUR, como principal mecanismo de ob-

tención de lucro de esas tierras. De este modo, antiguos asalariados zafrales, se tras-

forman en pequeños productores – colonos-. Colonos que tienen solo las manos para

trabajar. Desposeídos de los recursos económicos indispensables para el funcionamien-

to del proyecto productivo, se vuelven dependientes de ALUR para la obtención de ma-

quinaria, transporte, sistemas de riego, etc. Se genera pues una situación dual; por un

lado los trabajadores son considerados en tanto productores –ya que ahora poseen el

recurso tierra- por otro lado, en los hechos los colonos son casi tan dependientes de

ALUR como los obreros del ingenio, ya que no disponen de capital económico, trans-

formándose así en lo que varios de mis interlocutores mencionaron: peones baratos de

ALUR. Así, al desafío cotidiano que enfrentan los colonos de consolidar la organiza-

ción del colectivo y gestionar el trabajo desde lo grupal, se le suman las dificultades

económicas producto de la forma en que acceden a la tierra: sin condiciones reales que

aseguren por parte de las políticas públicas los recursos productivos necesarios para el

trabajo en la caña de azúcar.

En este marco, ocurre la trasformación de asalariados (peludos) a colonos; produciéndo-

se una resignificación de los sujetos y del rol que desempeñan, existe una matriz sim-

bólica donde estos sujetos ocupan ahora otros espacios, otros campos (Bourdieu, 1995)

y así, en ese devenir de peludos a colonos se reconstruyen permanentemente sus identi-

dades, en tanto mutables, flexibles (Ricoeur, 2008).

103

Transformarse en colonos, implica de hecho una serie de tensiones en cuanto a la rela-

ción del colectivo de colonos con ALUR y el INC en tanto actores responsables en cier-

to sentido de esta trasformación y de los cuales dependen para asegurar la viabilidad

productiva de la colonia. Ahora bien, también se generan tensiones en las relaciones de

los actuales colonos con la organización sindical que les dio origen, UTAA. Fue a tra-

vés del sindicato que nuestros interlocutores accedieron a las tierras de Pay Paso, formar

parte de la Comisión de Tierras del sindicato era un requisito excluyente para poder

constituirse como aspirantes a colonos. Producto de esta integración exigida al sindicato

y de la escasa capacidad de la organización sindical para atender las demandas de los

colonos, -que ya no son las mismas que cuando eran peludos-; las relaciones entre

UTAA y las cooperativas de colonos se diluyen y se tensan. Al respecto podríamos pre-

guntarnos: ¿Corresponde a UTAA en tanto el sindicato de los peludos, atender las de-

mandas de grupos de colonos una vez que estos acceden a la tierra?, ¿se deberían gene-

rar otras formas de organización de colonos que respondieran a sus interese?, ¿debería

pensarse el proceso de acceso a la tierra, en el marco de un proyecto político del Sindi-

cato que contemplara la lucha por la tierra y los procesos que ocurren una vez que se

accede a ella? Estas interrogantes permanecen abiertas a futuros análisis.

En síntesis, este texto intentó reflejar no solo el proceso personal y profesional que

implica el hacer etnografía, sino también presentar una mirada, muchas miradas,

respecto a la forma en que se gestó y consolidó el acceso a las tierras de Pay Paso; en el

cuál las políticas públicas aún tiene mucho por hacer, por trasformar, porque esta

máquina de sueños (Wacquant, 2006) que es Pay Paso, depende demasiado de los

campos burocráticos del Estado (Bourdieu, 1995) que poco parecen entender de la

verdadera lucha que libran nuestros anfitriones cotidianamente.

Quién no deja la lucha. Los fuertes. Guerreros que piensan en un futuro sin pensar

en ningún desgaste.…

…UTAA… Con un señor llamado Raúl Sendic hombre y nombre de fuerza que luchó

y aun algunos guerreros lo llevan presente con su fuerza. Peleando por salarios

dignos, por los peludos, por gente trabajadora. Por la tierra.

(Notas relativas al primer campamento en Pay Paso. Gentileza de su autora Adriana Ferreira)

104

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Semanario Encuentro del Norte. 1992. 1 de agosto. Año 1 Número 21. Bella Unión.

Semanario Encuentro del Norte. 1992. 22 de agosto. Año 1 Número 24. Bella Unión.

Semanario Encuentro del Norte.1993. 27 de febrero. Año 2. Número50. Bella Unión

Semanario Encuentro del Norte. 1995. 9 de setiembre. Año 3 Número 170. Bella Unión.

Semanario Encuentro del Norte. 1995. 7 de octubre. Año 3 número 173. Bella Unión.

111

Anexos

Se adjunta un cd con un audiovisual de elaboración propia a partir de una selección de

fotografías tomadas en el campo, la mayoría de las imágenes que conforman el

audiovisual fueron capturadas por la autora, otras pertenecen a compañeras y

compañeros de Pay Paso, les agradezco a ellos por permitirme utilizar sus fotos.

En el mismo cd se encuentra un archivo de este texto en formato pdf.

Semanario Encuentro del Norte

A continuación se presentan algunas portadas y notas del semanario Encuentro del

Norte el cuál fue parte de la vida de los bellaunionense entre 1992 y 2004, en esos 12

años de publicaciones el semanario supo dar cuenta de la situación de crisis que

afectaba a la industria azucarera local.

Semanario

Encuentro del Norte. 28 de Marzo de 1992. Año 1 Número 3. Bella Unión.

112

Semanario Encuentro del Norte. 23 de

mayo de 1992. Año 1 Número 11. Bella Unión.

113

Semanario Encuentro del Norte. 30 de

mayo de 1992. Año 1 Número 12. Bella Unión.

Semanario Encuentro del

Norte. 8 de agosto de 1992. Año 1 Número 22. Bella Unió.

114

Semanario Encuentro del Norte. 19 de marzo

de 1993. Año 2 Número 54. Bella Unión.

Proclama de la Intersectorial en medio de la

crisis: QUEREMOS MANTENER VIVIA LA CAÑA DE AZÚCAR- Semanario Encuentro del

Norte. 27 de marzo de 1993. Año 2 Número 55. Bella Unión.

115

Semanario Encuentro del Norte. 2 de

octubre de 1993. Año 2 Número 80. Bella Unión.

Semanar

io Encuentro del Norte. 23 de abril de 1994. Año 2 Número 106. Bella Unión.

116

Reflejos de la crisis- Semanario Encuentro

del Norte. 2 de setiembre de 1995. Año 3 Número 169. Bella Unión.

117

Semanario Encuentro del Norte. 10 de octubre de 1997. Año 6 Número 259. Bella Unión.

118

Semanario Encuentro del Norte. 15 de octubre de 1999. Año 8 Número 345, página 3. Bella

Unión

119

Semanario

Encuentro del Norte. 14 de abril del 2000. Año 9 Número 367. Bella Unión.

120

Semanario Encuentro del Norte. 1 de

setiembre del 2000. Año 9 Número 380. Bella Unión.

121

Semanario Encuentro del Norte. 15 de

diciembre del 2000. Año 9 Número 391. Bella Unión.

Semanario Encuentro del Norte.6 de julio del

2001. Año 10 Número 410. Bella Unión

122

Semanario Encuentro del Norte.9 de

noviembre del 2001. Año 10 Número 424. Bella Unión.

Movilización en Montevideo

sindicatos de UTAA y SOCA. Semanario Encuentro del Norte.7 de diciembre del 2001. Año 10

Número 427. Bella Unión.

123

Semanario Encuentro del Norte.18

de enero del 2002. Año 10 Número 431. Bella Unión.

Semanario

Encuentro del Norte.8 de febrero del 2002. Año 10 Número 433. Bella Unión.

124

Semanario Encuentro del Norte. 26 de juliodel

2002. Año 11 Número 449. Bella Unión

Semanario Encuentro del Norte. 10 de enero

del 2003. Año 11 Número 460. Bella Unión

125

Entrevista al entonces secretario general de UTAA Luis (el gordo) López, actualmente alcalde

electo de Bella Unión por el Frente Amplio. Semanario Encuentro del Norte. 13 de julio del

2004. Año 13 Número 495. Bella Unión.