parte oficiallicenciado en sagrada teología, canónigo de la santa igle sia metropolitana de...

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ANO CCXVII—Núm. 339. Jueves 5 de Diciembre de 1878. T omo IV.=Pág . 649 . PARTE OFICIAL PRESIDENCIA DEL CONSEJO DE MINISTROS. S. M. el R ey (Q. D. G.) continúa en esta Corte sin novedad en su importante salud. De igual beneficio disfrutan la Serma. Sra. Prin cesa de Asturias, las Serenísimas Sras. Infantas Doña María del Pilar, Doña María de la Paz y Doña María Eulalia. MINISTERIO DE GRACIA Y JUSTICIA. ACTA DE LA ENTREGA Y CONDUCCION DEL CADAVER DE S. M. LA REINA DOÑA MARÍA CRISTINA DE BORBON AL REAL PANTEON DEL ESCORIAL. D. Manuel de Orovio, Marqués de Qrovio, Gran Cruz de las Reales Ordenes españolas de Cárlos III y de Isabel la Católica, de la Legión de Honor de Francia, de la Pon tificia de Pío IX, de la de la Concepción de Villaviciosa de Portugal y de la del Nishan de Túnez, Gentil Hombre de Cámara de S. M. con ejercicio, Diputado á Cortes, ex-Pre- sidente interino del Consejo de -Ministros y ex-Ministro de Fomento, hijo adoptivo de la Muy Noble, Muy Leal y Siempre Heroica ciudad de Zaragoza y de la Muy Noble, Muy Leal y Fiel de Calahorra, Socio de Mérito de la Real Aragonesa de Amigos del País y de otras varias Socieda des literarias del Reino, Ministro de Hacienda é interino de Gracia y Justicia, y como tai Notario Mayor de Reinos y encargado del Registro del estado civil de la Real fa milia; Certifico y doy fé de que habiendo fallecido S. M. la Reina Doña María Cristina de Borbon en el Havre (Fran cia) el dia %% del corriente mes, á las dos y cuarenta mi nutos de la madrugada, acudí en esta fecha, en uso y des empeño de mi cargo, al Real Sitio de San Lorenzo del Es corial y presencié la llegada á la estación del tren que con ducía al Real cadáver., el cual venía acompañado por el Ex celentísimo Sr. D. José Osorio y Silva Zayss Tellez Girón, Marqués de Alcañices y de los Balbases, Duque de Algete, de Sexto y de Aiburquerque, Grande de España de primera clase, Caballero de la insigne Orden del Toison de Oro, Gran Cruz i de la Real y distinguida Orden española de Cárlos III y otras varias extranjeras, Caballero de la Real Maestran za de-Sevilla, Senador del Reino, Gentil Hombre de Cáma ra deS. M. con ejercicio y servidumbre, su Mayordomo, Caballerizo, Montero j Ballestero mayor, Guarda Sellos y Jofe Superior de Palacio, etc., etc.; por los Gentiles Hom bres de-Cámara con ejercicio y servidumbre, Excelentísi mos señores D. Leopoldo de Pedro y Nash, Marqués de Berr.eaiejís de Sistallo., 'Grande de España de primera cla se, Caballero Gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Cárlos III, del Hábito de Montssa y Secretario Con sejero de las Ordenes militares; y D. José María Manso de Y el asco y Chaves, Conde de Su per un da, Grande de Es paña, Senador y Caballero .ie la Real Maestranza de Sevi lla; por los Mayordomos de -semana, Exorno. Sr, D. Fran cisco María Marín, Marqués de la Frontera, Caballero Gran Cruz de las Reales Ordenes de Cárlos III é Isabel la Cató lica; y Sres. I). Jetó María Ortega, Caballero de la Real y distinguida Orden ..española de Cárlos III; Ib Jo su María Aran da y Escobedc, y D. Manuel Enriourz y 8 orea ere, Marqués de Villacastell y Caballero de la Real Maestranza de Granada; por los Gentiles Hombres de Casa y Boca, se ñores D. José Ulpiano Mollinedo; D. Pedro Juan Cuenca, Caballero de la Real Orden de Cárlos III, Comendador de la de Isabel la Católica, condecorado con la de primera clase del Mérito militar y con la placa de la Cruz Roja; D. Juan Nepomuceno Nevot, Secretario de la Dirección ge neral de Reales Caballerizas y Armería, y D. Guillermo Trabado y Loste; por los Monteros de Espinosa, Sres. Don Santiago Fernandez Gil; D. Angel Merino de Porras, del Colegio de Abogados de Madrid, Abogado fiscal cesante de la Audiencia de Valladolid, Decano de la clase de sustitu tos de la de esta Corte, y Secretario del Real Cuerpo de Monteros; D. Manuel Fernandez de Villa, segundo Diputa do, ó sea segundo Jefe encargado del Detall, y D. Valeriano Madrazo Escalera, Caballero del Hábito de Santiago, Di putado primero, ó sea primer Jefe del Cuerpo; por el señor D. Manuel Flores y Pastor, Oficial primero de la Secretaría de la Mayordomía Mayor de S. M, y de etiqueta y Gentil Hombre de la Real Casa; por el Oficial mayor, Comandan te del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, D. Ricardo Alonso; por otro Oficial del mismo y ocho Guardias Ala barderos, quienes fueron designados párAyconducir el Real cadáver basta este Real Sitio desde Irún, donde se hizo entrega del mismo el Exorno. Sr. Mayordomo Mayor Mar qués de Alcañices, comisionado al efecto por S. M. el R ey . Préviamente advertida, esperaba en la estación la Real Comitiva nombrada también por S. M. para solemnizar la recepción del Régio cadáver, y la cual se componía del Sr. D. Marrano Saenz de Cenzano, desempeñando las fun ciones de Prelado, como encargado interinamente de la Pro-Capellanía Mayor do S. M., Licenciado en Derecho civil y canónico, Capellán de Honor de número, Juez de la Real Capilla y dignidad de Arcediano de la Santa Igle sia Catedral de Osrna; de los Gentiles Hombres de Cámara con ejercicio y servidumbre, Excmos. Sres. D. José María Narvaez y Porcel, Duque de Valencia, Grande de España de primera clase y Caballero de la Real Maestranza de Granada, y D. José Osorio y Heredia, Conde de la C-orzana, Grande do España de primera clase y Caballero de la Real Maestranza de Zaragoza; de los Mayordomos de semana Excmos. Sres. D. Cárlos Hidalgo Ortiz de Zugasíi, Admi nistrador patrimonial del Real Sitio del Pardo, y D. Ma nuel de Rosales y Godoy, Caballero Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica y de la del Nishan Iftijar, Co mendador de la de Cristo de Portugal y Secretario Tesore ro de S. A. R. la Serma. Sra. Princesa de Asturias; y se ñores D. Andrés Cayuela, Coronel de Ingenieros, Comen dador de la Real Orden de Cárlos III y condecorado con las placas del Mérito militar roja y blanca, y D. Francisco Fernandez de Villavicencio, Comendador de número de ia Real Orden de Cárlos III; de los Gentiles Hombres de Casa y Boca limos. Sres. D. Manuel Sainz de la Maza, Caballero de Ja Real y distinguida Orden española de Cárlos III y do la Real y Militar de San Fernando de primera clase, Comendador de número de la de Isabel la Católica, ex- Diputado y Decano del Real Cuerpo de Monteros de Cá mara y Guarda de S. M. y Diputado del Cuerpo Colegiado de la Nobleza de Madrid, y D. José López y López, Ca ballero y Comendador de número de la Real Orden de Isabel la Católica, condecorado con la placa de la Cruz Roja, Jefe superior honorario de Administración, Con cejal del Ayuntamiento y Procurador de los Tribunales dei Reino; y Sres. D. Federico do Lozas y Berros ; Don Enrique Fernandez de la Iliva, Comisario de Guerra; Don Natalio Rodríguez Zurdo, Oficial de la Intendencia ge neral de ia Rea 1 Casa; F. Ildefonso Antonio Bermejo, Ca ballero y Comendador de la Real Orden de Isabel Ja Ca tólica, y Oficial del Cuerpo de Archiveros, Biblioteca rios y Museos; dolos Capellanes de Honor señores Don Tomás Chillón, Cura del Real Palacio y Ministro Can ciller de la insigne Orden del Toison de Oro; D. Gerardo Mullé de la Cerda, Fiscal de la Real Capilla y Licenciado en Derecho civil y canónico; D. Gaspar Bono y Serrano, Canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana de Búrgos, Be nemérito de la Patria, entre los Arcades de Roma Argiro Laturio, Caballero de la Real y distinguida Orden espa ñola de Cárlos III, Comendador de la de Isabel la Católica, condecorado con las Cruces de distinción de Bilbao y Mo reda, Párroco castrense retirado, ex-Profesor de Latinidad del establecimiento complutense, agregado á la Universi dad Central, ex-Profesor de Historia, Religión y Moral en el Colegio de Cadetes de Caballería; Socio corresponsal de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, individuo de mérito literario de la Bibliográíico-Mariana de Lérida, y Socio de la Económica Numantina de Soria y de la de Amigos del País de Zaragoza; D. Hilario Blanco, Doctor y Licenciado en Sagrada Teología, Canónigo de la Santa Igle sia Metropolitana de Tarragona, Académico de número de- la Real de Arqueología y Geografía, individuo del Claustro de la Universidad Central, Juez de concurso en varias oca siones, Examinador Sinodal de este Arzobispado y juris dicción patriarcal, y Caballero de la Real y distinguida Or den de Cárlos III; D. Gregorio Montes, Doctoren Sagrada Teología, Predicador de 8. M. y Rector y Administrador de la Real parroquia y hospital del Buen Suceso; y Don José Joaquín de Cafranga y de Pando, Predicador de nú mero de S. M., Secretario de la Real Capilla, Maestro de ceremonias de la misma y Comendador, de número de la Real y distinguida Orden española de Cárlos III; de los Caballerizos de campo Sres. D. Antonio do Pineda y Ce- bellos Escalera, Comendador de número de la Real Orden de Isabel la Católica, Caballero de la de San Juan de Jeru- salen, de la de Cristo de Portugal, de Leopoldo de Bél gica, etc., y condecorado con la medalla del viaje de S. M., y D. Gaspar Viana de Cárdenas y Milla, Comendador de número de Ja Real Orden de Isabel la t'aiólica; del Admi nistrador del Real Patrimonio en el Sitio del Escorial, se ñor D. Mariano de Ibarrola y Cáceres, y de una Sección de Ja Escolta Real al mando del Coronel y Jefe de la misma Excmo. Si?. Duque de Ahumada. Además, asistieron á este acto el Excmo. Sr. D. Tomás O’Ryan y Vázquez, Teniente General de los Ejércitos Nacionales, Caballero Gran Cruz de las Ordenes de San Hermenegildo, Isabel, la Católica, Mérito militar por servicios de guerra, de San Mauricio y San Lázaro de Italia y primer Ayudantejle S. M. el Rey; el Excmo. Sr. D. Antonio María Rubio, Secretario par ticular de S. M. Ia Reina Doña María Cristina de Bor bon (Q. E. G E ); y el Capellán que fuó de la misma. La fuerza militar del Real Sitio hizo al cadáver de S. M. los honores que prescribe la Ordenanza. Seguidamente el Excmo. Sr. Marqués de Alcañices dijo: «Declaroá pre sencia de todos los circunstantes que conduzco el Rea¿ cadáver de S. M. la Reina Doña María Cristina de Bor bon.» Y yo el infrascrito Notario Mayor de Reinos añaai: «De ello certifico y doy fé.» Conferida la custodia del mismo Real cadáver, según tradición y costumbre, á los Monteros de Espinosa, se en tonó un responso por el Clero parroquial del Sitio, y tras ladado el féretro por los Gentiles Hombres de Casa y Boca al Real coche-estufa, que tirado por seis caballos se halla ba fuera de la estación , emprendió su marcha la fúnebre comitiva en el órden. siguiente: Abrían el paso los uar~ das y Sobreguardas dol Real Sino del íoscoruu y i-n pi-

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ANO CCXVII —Núm. 339. Jueves 5 de Diciembre de 1878. Tomo IV.=Pág. 649.

P A R T E O F I C I A LPRESIDENCIA DEL CONSEJO DE MINISTROS.

S. M. el R e y (Q. D. G.) continúa en esta Corte sin novedad en su importante salud.

De igual beneficio disfrutan la Serma. Sra. Prin­cesa de Asturias, las Serenísimas Sras. Infantas Doña María del Pilar, Doña María de la Paz y Doña María Eulalia.

MINISTERIO DE GRACIA Y JUSTICIA.

A C T A

DE LA ENTREGA Y CONDUCCION DEL CADAVER DE S. M. LA REINA DOÑA MARÍA CRISTINA DE BORBON AL REAL PANTEON

DEL ESCORIAL.D. M anuel de Orovio, M arqués de Qrovio, G ran Cruz

de las Reales Ordenes españolas de Cárlos III y de Isabel la Católica, de la Legión de H onor de F rancia , de la P o n ­tificia de P ío IX , de la de la Concepción de V illav iciosa de P ortugal y de la del N ishan de Túnez, G entil H om bre de Cám ara de S. M. con ejercicio, D iputado á Cortes, ex -P re- sidente in terino del Consejo de -Ministros y ex-M inistro de Fom ento, hijo adoptivo de la Muy Noble, Muy Leal y Siem pre H eroica ciudad de Zaragoza y de la Muy Noble, Muy Leal y Fiel de C alahorra, Socio de M érito de la Real Aragonesa de Amigos del País y de o tras varias Socieda­des literarias del Reino, M inistro de H acienda é in terino de Gracia y Justic ia , y como ta i N otario M ayor de R einos y encargado del R egistro del estado civil de la Real fa­m ilia;

Certifico y doy fé de que habiendo fallecido S. M. la R e i n a Doña M aría C ristina de Borbon en el H avre (F ran ­cia) el dia %% del corriente mes, á las dos y cu aren ta m i­nu tos de la m adrugada, acudí en esta fecha, en uso y des­empeño de m i cargo, al Real S itio de San Lorenzo del Es­corial y presencié la llegada á la estación del tren que co n ­ducía al Real cadáver., el cual venía acom pañado por el E x ­celentísim o Sr. D. José Osorio y Silva Zayss Tellez Girón, Marqués de Alcañices y de los Balbases, Duque de Algete, de Sexto y de A iburquerque, G rande de España de p rim era clase, Caballero de la insigne Orden del Toison de Oro, Gran Cruz i de la Real y d is ting u id a O rden española de Cárlos III y o tras varias ex tran jeras, Caballero de la Real M aestran­za de-Sevilla, Senador del R eino, Gentil H om bre de C ám a­ra d e S . M. con ejercicio y servidum bre, su M ayordomo, Caballerizo, M ontero j Ballestero m ayor, G uarda Sellos y Jofe Superior de Palacio , etc., etc.; por los Gentiles H om ­b res de-C ám ara con ejercicio y serv idum bre, E x celen tís i­m os señores D. Leopoldo de Pedro y N ash, M arqués de Berr.eaiejís de Sistallo., 'G rande de E spaña de p rim era cla­se, C aballero G ran Cruz de la Real y d istingu ida Orden de C árlos III , del H ábito de M ontssa y Secretario Con­sejero de las Ordenes m ilitares; y D. José M aría Manso de Y el asco y Chaves, Conde de Su per un da, Grande de E s ­paña, Senador y C aballero .ie la Real M aestranza de Sevi­lla; por los M ayordom os de -semana, Exorno. Sr, D. F ra n ­cisco M aría M arín, M arqués de la F ron tera , Caballero G ran Cruz de las Reales Ordenes de Cárlos III é Isabel la C a tó ­lica; y Sres. I). Je tó María Ortega, Caballero de la Real y d istingu ida Orden ..española de Cárlos III; Ib Jo su María A ran da y E scobedc, y D. Manuel Enriourz y 8 o rea e re ,

M arqués de V illacastell y Caballero de la Real M aestranza de G ranada; por los Gentiles Hombres de Casa y Boca, se­ñores D. José U lpiano Mollinedo; D. Pedro Juan Cuenca, Caballero de la Real Orden de Cárlos III , Com endador de la de Isabel la C atólica, condecorado con la de p rim era clase del M érito m ilita r y con la p laca de la Cruz Roja; D. Ju an Nepomuceno Nevot, Secretario de la Dirección ge­neral de Reales Caballerizas y A rm ería , y D. Guillerm o Trabado y Loste; por los M onteros de Espinosa, Sres. Don Santiago F ernandez G il; D. Angel M erino de P orras, del Colegio de Abogados de M adrid , Abogado fiscal cesante de la A udiencia de Valladolid, Decano de la clase de s u s ti tu ­tos de la de esta Corte, y Secretario del Real Cuerpo de M onteros; D. M anuel Fernandez de Villa, segundo D ipu ta­do, ó sea segundo Jefe encargado del Detall, y D. V aleriano Madrazo Escalera, Caballero del H ábito de Santiago , D i­putado prim ero, ó sea p rim er Jefe del Cuerpo; por el señor D. M anuel Flores y P asto r, Oficial p rim ero de la S ecre taría de la M ayordom ía Mayor de S. M , y de e tiqueta y G entil H om bre de la R eal Casa; por el Oficial m ayor, Com andan te del R eal Cuerpo de G uardias A labarderos, D. R icardo Alonso; por otro Oficial del m ism o y ocho G uard ias A la­barderos, quienes fueron designados párAyconducir el R eal cadáver b asta este Real S itio desde I rú n , donde se hizo entrega del m ism o el Exorno. Sr. M ayordom o M ayor Mar ­qués de Alcañices, com isionado al efecto por S. M. el R e y .

Préviam ente advertida, esperaba en la estación la R eal C om itiva nom brada tam bién por S. M. para so lem nizar la recepción del Régio cadáver, y la cual se com ponía del Sr. D. M arrano Saenz de Cenzano, desempeñando las fu n ­ciones de Prelado, como encargado in terinam ente de la Pro-C apellanía M ayor do S. M., Licenciado en Derecho civil y canónico, Capellán de Honor de núm ero, Juez de la Real Capilla y dignidad de Arcediano de la Santa Igle­sia Catedral de Osrna; de los Gentiles H om bres de Cám ara con ejercicio y serv idum bre, Excm os. Sres. D. José M aría Narvaez y Porcel, D uque de Valencia, G rande de España de p rim era clase y Caballero de la Real M aestranza de Granada, y D. José Osorio y H eredia, Conde de la C-orzana, Grande do E spaña de p rim era clase y Caballero de la Real M aestranza de Zaragoza; de los M ayordom os de sem ana Excm os. Sres. D. Cárlos H idalgo Ortiz de Z ugasíi, A dm i­n is trad o r patrim o n ia l del Real Sitio del P ardo, y D. Ma­nuel de Rosales y Godoy, Caballero G ran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica y de la del N ishan Iftija r, Co­m endador de la de Cristo de P o rtuga l y Secretario Tesore­ro de S. A. R. la Serm a. Sra. P rincesa de A sturias; y se­ñores D. A ndrés C ayuela, Coronel de Ingenieros, Comen­dador de la Real Orden de Cárlos III y condecorado con las placas del M érito m ilita r roja y blanca, y D. Francisco Fernandez de V illavicencio, Com endador de núm ero de ia R eal Orden de Cárlos III; de los Gentiles Hom bres de Casa y Boca lim os. Sres. D. Manuel Sainz de la Maza, Caballero de Ja Real y d istingu ida Orden española de Cárlos III y do la Real y M ilitar de San Fernando de p rim era clase, Comendador de núm ero de la de Isabel la Católica, ex- D iputado y Decano del Real Cuerpo de M onteros de Cá­m ara y G uarda de S. M. y D iputado del Cuerpo Colegiado de la Nobleza de M a d rid , y D. José López y López, C a­ballero y Com endador de núm ero de la Real Orden de Isabel la Católica, condecorado con la placa de la Cruz R o ja , Jefe superior honorario de A d m in is trac ió n , Con­cejal del A yuntam iento y P rocurad or de los T ribunales dei R e in o ; y Sres. D. Federico do Lozas y B erros ; Don Enrique Fernandez de la Iliv a , Com isario de G uerra; Don N atalio R odríguez Z urdo, Oficial de la In tendencia ge­neral de ia Rea 1 C asa; F. Ildefonso A ntonio Berm ejo, C a­

ballero y Com endador de la Real Orden de Isabel Ja Ca­tólica, y Oficial del Cuerpo de A rch iv ero s, B ib lio teca­rios y Museos; d o lo s Capellanes de H onor señores Don Tomás C h illón , C ura del Real Palacio y M inistro Can­ciller de la insigne Orden del Toison de Oro; D. G erardo Mullé de la Cerda, Fiscal de la R eal Capilla y L icenciado en Derecho civ il y canónico; D. Gaspar Bono y Serrano, Canónigo de la S anta Iglesia M etropolitana de B úrgos, Be­nem érito de la P a tr ia , en tre los A rcades de R om a A rgiro L aturio , Caballero de la Real y d istinguida Orden espa­ñola de Cárlos III, Com endador de la de Isabel la Católica, condecorado con las Cruces de d istinción de Bilbao y M o­reda, Párroco castrense re tirado , ex-Profesor de L a tin id ad del establecim iento com plutense, agregado á la U n iv ersi­dad Central, ex-Profesor de H istoria, Religión y Moral en el Colegio de Cadetes de Caballería; Socio corresponsal de la Real A cadem ia de Buenas L etras de Sevilla, ind iv iduo de m érito literario de la B ibliográíico-M ariana de L érida , y Socio de la Económ ica N u m an tina de Soria y de la de Amigos del P a ís de Zaragoza; D. H ilario Blanco, D octor y Licenciado en Sagrada Teología, Canónigo de la S anta Ig le ­sia M etropolitana de T arragona, Académ ico de núm ero de- la Real de A rqueología y Geografía, ind iv id u o del C laustro de la U niversidad Central, Juez de concurso en varias oca­siones, E xam inador Sinodal de este Arzobispado y ju r i s ­dicción patriarcal, y Caballero de la Real y d istingu ida O r­den de Cárlos III; D. Gregorio M ontes, D octo ren Sagrada Teología, P red icador de 8. M. y R ector y A dm in istrador de la Real parroqu ia y hospital del Buen Suceso; y Don José Joaquín de Cafranga y de Pando, P redicador de n ú ­mero de S. M., Secretario de la Real Capilla, M aestro de ceremonias de la m ism a y Com endador, de núm ero de la Real y d istinguida Orden española de Cárlos III; de los Caballerizos de campo Sres. D. A ntonio do P ineda y Ce- bellos Escalera, Com endador de núm ero de la Real Orden de Isabel la Católica, Caballero de la de San Juan de Je ru - salen, de la de Cristo de P o rtu g a l, de Leopoldo de Bél­gica, etc., y condecorado con la m edalla del v ia je de S. M., y D. G aspar V iana de Cárdenas y M illa, Com endador de núm ero de Ja Real Orden de Isabel la t'a ió lica; del A dm i­n is trad o r del Real Patrim onio en el Sitio del Escorial, se ­ñor D. M ariano de Ibarro la y Cáceres, y de un a Sección de Ja Escolta Real al m ando del Coronel y Jefe de la m ism a Excm o. Si?. Duque de A hum ada. Además, asistieron á este acto el Excm o. Sr. D. Tomás O’R yan y Vázquez, Teniente General de los E jércitos Nacionales, Caballero Gran Cruz de las Ordenes de San Herm enegildo, Isabel, la Católica, Mérito m ilita r por servicios de guerra, de San M auricio y San Lázaro de Ita lia y prim er A y u dan te jle S. M. el R e y ; el Excm o. Sr. D. Antonio M aría R ubio, Secretario p a r ­ticu lar de S. M. Ia R eina Doña M aría C ris tin a de B or­bon (Q. E. G E ); y el Capellán que fuó de la m ism a.

La fuerza m ilita r del Real S itio hizo al cadáver de S. M. los honores que prescribe la Ordenanza. Seguidam ente el Excm o. Sr. M arqués de Alcañices d ijo : «Declaroá p re ­sencia de todos los c ircunstan tes que conduzco el Rea¿ cadáver de S. M. la Reina Doña María Cristina de Bor­bon.» Y yo el infrascrito N otario Mayor de Reinos añaai: «De ello certifico y doy fé.»

Conferida la custodia del mismo Real cadáver, según trad ic ión y costum bre, á los Monteros de Espinosa, se e n ­tonó un responso por el Clero parroquial del Sitio, y t r a s ­ladado el féretro por los Gentiles Hombres de Casa y Boca al Real coche-estufa, que tirado por seis caballos se h a lla ­ba fuera de la estación , em prendió su m archa la fúnebre com itiva en el órden. siguiente: Abrían el paso los u¡uar~ das y Sobreguardas dol Real S ino del íoscoruu y i-n p i -

650 5 Diciembre de 1878. Gaceta de Madrid.=Núm. 339.

quete de caballería; seguían los clarines y timbales de las Reales Caballerizas; los empleados de las mismas y del Real Patrimonio de San Lorenzo, el Administrador del mismo, el Ayuntamiento del Escorial presidido por su Al­calde, que se agregó al acompañamiento, la Cruz de la Real Capilla, un Furrier, varios músicos y cantores, los Cape­llanes de A ltar, los Capellanes de Honor, cuatro Gentiles Hombres de Casa y Boca, los Mayordomos de semana y los Gentiles Hombres de Cámara con ejercicio y servidum­bre antes citados. Inmediatamente ib a d Real coche-estufa precedido de cuatro batidores y un correo» marchando á sus costados cuatro Muiitem. de Espinosa, seis Gentiles Hombres de Casa y Boca con hachas, el Caballerizo de Campo Sr. D. Antonio do Pineda, el Jefe de la escolta Real Exorno,, Sr. Duque de Ahumada y la Autoridad militar del Sitio; presidiendo el duelo el Exorno. Sr. Marqués de Al­calices, acompañado do mi el infrascrito Notario Mayor do Reinos y del Capellán do Honor y h m ile la Real Ca­pilla Sr. i l Mariano Sartw do Cíenzano; cerrando el cortejo fúnebre fuerzas de inlonkf iu y caballería.

Emesia forma i! ir ignore la comitiva por los jardines del Principie, haciéndose las oportunas pausas para que so can­tasen los solemnes responsos do costumbre; y al llegar 4 la puerta principal de la Real Capilla, ántes Monasterio de San Lorenzo, fue bajado el féretro del Real clu he-estufa y colocado sobre una nitsa enlutada que se hallaba dispuesta debajo de los arcos que dan paso al atrio de los Re) es. Es­peraban en aquel punto al Real cadáver el Emilio, Sr. Car­denal Arzobispo de Toledo, revestido de capa pluvial, y el Clero de dicha Real Capilla. Abiertas á presencia de todos la caja exterior y las otras dos en que se encerraba el Real cadáver, y reconocido este por mí el infrascrito y la mayoría de los asistentes, después de haberse entonado un solemne responso, ítié conducido el ataúd á la iglesia por los Genti­les Hombres de Casa y Boca hasta ponerle en un altar de cuatro caras que en medio del templo se hallaba dispuesto y cubierto de un rico paño recamado de plata. A derecha é izquierda lucían blandones de cera blanca; en el centro es­taba colocado el grao candelabro de bronce, que se destina á los Reales enterramientos, con nueve hachones encendi­dos, y en los demás altares las velas acostumbradas en ta­les ceremonias. Hacían la guardia al Real cadáver cuatro Monteros de Espinosa y cuatro Alabarderos. Acto conti­nuo se retiró al coro la Real Capilla y se cantó solemne oficio de difuntos, celebrando misa de cuerpo presente el Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo. Concluidas las preces, condujese procesionalmente el Real cadáver por los Gentiles I-íombres hasta la puerta del Panteón, donde le recibieron los Monteros de Cámara y Guarda, quienes le acompañaron y custodiaron hasta ponerle delante del altar. Abierta entonces la caja mortuoria, el Excmo. señor Marqués de Alcañices llamó tres veces consecutivas por su nombre á S. M. la Reina Doña María Cristina de Bor- bon; hízose un nuevo reconocimiento del cadáver por di­cho señor, por mí el infrascrito Notario Mayor de Reinos y por muchos de los circunstantes, en cuya presencia y la mía el Excmo. Sr. Marqués de Alcañices dijo, con voz clara e inteligible: «La Reina Doña Cristina de Bor- bon ha muerto.» Inmediatamente, después de rezarse un resper so por el eternn descanso de S. I\í. la Augusta finada, el expresado E x c m o , Sr. Mayordomo Mayor, Jefe superior de Palacio, añadió: «Declaro y ju ro , si ne­cesario fuere y conmigo el Sr. D. Mariano Saenz dr Cenzano, Capellán do Honor y Juez do la Real Capillo, y ibuliib f u díñate individuo' de la Real comitiva que rsir es v¡ cuerpo cadáver djc S. M. la Reina Doña María Cristina de Borlen. ¿Declaráis tridos y juráis lo mismo que yn aca­ldo ílu jurar y declarar?» Y unánimes respondieron tolos á rni presencial RS'í declaramos y juramos. < En vísta de lo cual yo el infrascrito Aíutaiío Mayor de Reinos dije; «Be Iros di'daracioru's que acaban de hacer el E r cano. Sr. Mar- quilas» rile Alcañiccti, Mayordomo Mayor, Jnfe superior de. Pataio, y lus ríe más individuos de esta Ri al comitiva, certifico y doy íc.»

# Ce r r a da la c a j a m o r t u o r i a , fueron e n t r e ga da s las l l aves así como la l i c en ci a de enterramiento, e xp e d i d a con a r r e ­glo al fifis 7íj de la Iry de R e g i s t r o civ il , al Sr . D. M ariano fie I ba r r o ! a y Careros , Ad mi n i st r a d or del R e a l P a t r i m o n i o en es fe ¡ l e a l Sitio, quien re dio por mingado. La fuerza m i l i t a r hizo en los m o m e n t o s oport unos las des car gas do c« a l u m b r e 0

Dr Imite J j m i l mrf i l l i r» y doy fi corno Not a r i o M a y o r do I b iNiru y j R mítn^nntn Mi ni s t ro de Ha c i e nd a , i n t e r i n o de G r e c i a y Ju st i c i o , en Ja R e a l Capi l l o , ántes Monas t er i o de S a n Lore nz o, á 30 de A go s t o de I87S„=^Kri íed im tm io fl e v crda d, = El il/i t vu a í s d t O ro v lo.

PROYECTO DE LEY .¡¡¡¡Artículo 1.° Se autoriza al Ministro de Hacienda para que, oyendo al Consejo de Estado en pleno, modifique la legislación vigente sobre contabilidad pública, con arreglo á las bases siguientes:

1.a A partir de 1.° de Julio de 1879 la continuación de la contabilidad del Estado referente al presupuesto de 1878-79 y á los ejercicios cerrados anteriores se fundará sobre los saldos que ofrezcan las cuentas de las oficinas li­quidadoras y ordenadoras cerradas én 30 de Junio de 1879.

2.a Sin perjuicio de que los Jefes de las oficinas centra­les y provinciales den el mayor impulso á la rendición de cuentas atrasadas de que se hallen en descubierto, cuida­rán bajo su responsabilidad y con las sanciones que en uso de esta autorización se establezcan, de que la contabilidad correspondiente al nuevo período de 1.° de Julio de 1879 en adelante se lleve al corriente en todos los ramos de su respectivo cargo.

3.a Desde la fecha citada la contabilidad de las Admi­nistraciones económicas se entenderá dividida, con sujeción á lo que se disponga, en contabilidad general y contabili­dad auxiliar, corriendo la primera á cargo de las Inter­venciones y la segunda al de los Negociados correspon­dientes de las Secciones administrativas.

4 .a La Intervención general y las Ordenaciones de los Ministerios y ramos centralizados simultanearán también con el desempeño de la contabilidad corriente del nuevo período la liquidación y ajuste délas cuentas atrasadas de los ejercicios anteriores.

5.a Si al terminarse esa liquidación los saldos que re­sulten de las cuentas respectivas no guardasen la debida conformidad con los que hubieran servido de base á la contabilidad que so establezca en i.° de Julio de 1879, se acordarán ó propondrán por la Intervención general las disposiciones que sean procedentes para que no se inter­rumpa la continuación de la contabilidad, ni se irroguen perjuicios al Estado ni á los particulares por los errores ó defectos en que hubieren incurrido las oficinas al fijar los créditos ó débitos de la Hacienda y del Tesoro, y para que se exija la responsabilidad á que hubiese lugar.

8.a Tanto en la redacción de las cuentas del período anterior como en las del que parta de 1.° de Julio de 1879, la Intervención general de la Administración del Estado, encargada de establecer las reglas á que han de subordi­narse todas las contabilidades auxiliares y de mantener en cada una de ellas un método uniforme de asientos, libros y cuentas, establecerá la reducción de conceptos que, sin apartarse de la nomenclatura de los presupuestos del E s­tado, simplifique la liquidación y ajuste, y no confunda los ingresos ó servicios que sea conveniente detallar.

7.a Se constituirá un cuerpo de empleados especiales para los cargos de Jefes de Intervención y Tenedores de li­bros de la Administración económica y demás dependen­cias del Estado, exigiéndose las circunstancias de aptitud que, en uso de esta autorización, determine el Gobierno para el ingreso en los referidos destinos.

Art. 2,° El Ministro de Hacienda dará cuenta á las Cortes del uso que haga de la autorización que esta ley le concede.

Madrid 30 de Noviembre de L 8 7 8 .= E 1 Ministro de Ha­cienda, E l M a r q u é s d e O r o v i o .

REAL ORDEN.

E x cmo. Sr.: Vista la apelación de D. José Carratalá y Blanes contra el fallo do esa Dirección general de 3 de Se­tiembre último, que desestimó la petición del reintegro de los derechos pagados de más por dicho interesado en la Aduana de Alicante, con declaración núm. 1.482, por una partida de vino de Vermoutb, de origen italiano.

Resultando que el interesado pide la rectificación del aforo con los derechos de las naciones convenidas para el vino, y devolución de la correspondiente diferencia de de­rechos:

Considerando que la rebaja concedida á los vinos fran­ceses por el convenio de 8 de Diciembre de 1877 se aplica y debe aplicarse á los vinos de todas las naciones conve­nidas, pero es cuando se trata realmente de vino proce­dente de la vid:

Considerando que el Vermouth es una de tantas com­posiciones llamadas vino, sin serlo, y sobre lo que no se ha convenido con Francia ni con otra nación rebaja alguna de derechos;

Y considerando que sólo razones arancelarias ajenas á los convenios hacen que el repertorio del Arancel indique para el adeudo del llamado vino Vermouth la partida de los verdaderos vinos;

S. M. el R ey (Q. D. G.) so ha servido confirmar el fallo de que no procede devolver derecho alguno, porque el Ver­mouth no está sujeto á las reducciones de derechos esta­blecidos para los vinos de las naciones convenidas.

De Real orden lo digo á V. E, para su inteligencia y efectos consiguientes. Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid 9 de Noviembre de 1878.

OROVIO.Sr. Director general de .Aduanas.

MINISTERIO DE FOMENTO.

REA LES ÓRDENES.

En vista de las razones alegadas por el Ayuntamien­to de Manacor en la instancia remitida por V. S ., y de

MINISTERIO DE HACIENDA |REA L D ECRETO !

De acuerdo con el Consejo de Ministros, ¡< cd&o en autorizar al uc lí..uícu lfi para que pr o-.-ntr' á j

las Cortes un proyecto de ley facultando al Gobierno para ¡ reformar la Contabilidad general del Estado.

Dado en Palacio á treinta de Noviembre de mil ocho­cientos setenta y ocho.

ALFONSO.El Ministro de Hacienda,

A LAS CORTES.

La Contabilidad del Estado, que esclarece y guia en to­dos sus actos la gestión de la Hacienda pública y resume sus rt saltados para someterlos á la sanción de la ley y al juicio de la opinión, no realiza sino imperfectamente tan altos iin.es, cuando el atraso en sus operaciones viene á privarla de interés y eficacia. Para acudir ai remedio de este grave mal con que lucha tiempo hace la Administra­ción, tiene el Gobierno la honra de pedir á las Cortes la autorización necesaria en el adjunto proyecto de ley.

11 art. 53 de la do 25 de Junio de 1870 confirió á la Dirección general de Contabilidad la fiscalización ó inter­vención de los ingresos y pagos, encargándola al propio tiempo de llevar toda la contabilidad del Estado.

t l desempeño de tan vastas funciones exigía esfuerzos difíciles, que no economizó aquel Centro al formar lá ins­trucción y modelos de 10 de Mayo de 1870, y al proveer á las oficinas de la Administración económica provincial, no sólo de los formularios de cuentas y relaciones de los dife­rentes ramos y rentas, sino también do los libros princi­pales y auxiliares y do los documentos necesarios para or­denarlos pagos y Jos ingresos de una manera uniforme, que hiciese práctico el cumplimiento de tan extenso é im ­portante servicio.

Mas no ha bastado por desgracia el celo con que han concurrido á levantarle las dependencias de la Adminis­tración pública. La época de aquellas reformas no fué sin duda favorable á su resultado, pues la perturbación consi­derable, ya introducida en la contabilidad por sucesos an­teriores, so agravó después con un nuevo y dilatado pe­ríodo de agitación y guerra, que trajo consigo dificultades financieras crecientes, exigiendo el planteamiento de re­cursos extraordinarios y demandando la emisión de cuan­tiosos valores, cuya creación y movimiento han producido, y producirán aun, una complicación extraordinaria en la contabilidad del Estado. Estas causas y la extensión dada í los actos y documentos de cuenta y razón y á la gestión interventora en la reforma de 1870 han influido en el es- lado poco satisfactorio en que se encuentran la contabiíi- Jad provincial y la central de la Hacienda pública, no obstante haberse reducido el número de cuentas, haciendo anuales las de liquidación de derechos y obligaciones, ó sea las de rentas públicas, gastos públicos y operaciones del Tesoro, que ántes fueron mensuales y trimestrales. Se ha elevado á más del doble el atraso de cuatro años á que llegó en el de 1868 la rendición de cuentas generales, puesto que la Teneduría de libros de la Dirección general de Con- I labilidad se ocupaba entonces en el ajuste demias de 1863-64, ¡ Y hoy se halla pendiente el de nueve ejercicios, presenta- f 1 as recientemente á las Cortes por el Ministro que suscribe i as cuentas definitivas de 1866-87, y dispuestas para ren- 1 iirse al Tribunal las de 1887-88. ¡

La organización actual de la contabilidad, unida á los i leberes de fiscalización impuestos á las oficinas interven- I oras, no puede continuar si ha de dominarse el inmenso 1 rabyjo que produce el desempeño de tan importantes fun- | Iones, levantando á la vez el atraso en que se encuentra 8I examen, comprobación y ajuste de cuentas anteriores. 1

Es, pues, preciso, al propio tiempo que se simplifique en 10 posible el sistema de cuenta y razón, establecer Seccio- § íes especiales que atiendan al servicio atrasado sin entor- I íoccl* el cu:so ordenado y puntual de la contabilidad cor- i dente. 1

No teño puede esperarse de la reforma delicada y difí- 1II da ias cuentas y libros porque la contabilidad hadóse- i ;iñf necesariamente todos los actos del vastísimo y com- f ilícado conjunto d e ja Administración del Estado. Se haca f >orcbto m ism o indi qiensable modificar la distribución J leí improbo trabe jo que al presente está encomendado á I as S"cciunes do Intervención en las provincias. Sin que 1 e falte en lo esencial aJ precepto legislativo que confirió á I a Dirección di* Contabilidad, hoy Intervención general, el ¡ crvlciopio cítenla y razón, puede quedar á su cargo la 1 ontribílídad central o general, y al de ios Negociados ó i lecciones administrativas Ja auxiliar ó de detalle, que es ¡ n rigor peculiar de esos ramos y necesaria para su acer­ada gestión.

0 - di ja sentir vivamente también, como queda dicho,a necesidad de medidas que faciliten la formación inme- I lata de las cuentas generales del Estado. Tendrá por pre- ¡ ¡sion esta reforma íntimo enlace con Ja ántes indicada, j ues la falta de puntualidad y acierto en la formación y I istificacion de las cuentas parciales constituye el obs- 11 cu lo más grave con que lucha Ja contabilidad general. 1 luminar su atraso ofrece no cortas dificultades, y sí este É :*sultado hubiera de obtenerse por el orden regular de con- I nublad, se haría sin duda esperar demasiado, aun sin f. uroas contrariedades, que no son de temer felizmente. |

1 ara hacer eficaces las reformas que en el sentido ex- I nerto y después de madura reflexión se adopten, es por | uño de convení. ncia notoria que ía ley autorice la conti- I i ‘icion de las cuentas generales á partir de una fecha \ mlfi, ñn que se desatienda el servicio anterior, que habrá I o símultanear-ae en términos que permitan enlazar ios re- 1 ilíomis do las do i < pocro, anticipando ía ordenada forma- 5 ¡ i*i ’ T'uulíoacion de íro cuentas corrientes, á que inte- \ roa pr ‘ for peí teredo atención. |

Por ¡os ro olivos expuestos, el Ministro que suscribe jj ros M a n to rn e orrolo o. M. y el acuerdo de! Consejo de f 1 te tu íl ia honra de presentar á las Cortes el ad~ 1

'Id ^ro cía de te1 y. |- 'Ó r o ?? í]° <lo i8 7 8 .= E i Ministro-de Ha- ¡k i i . m s u / • L i U Q í é s d j Í ' í í u u a , I!

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