parroquia de san eugenio y santa inés valencia

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Parroquia de san Eugenio y santa Inés Valencia Tel. 963795306 / [email protected] www.parroquiasaneugenioysantaines.es 18 de juny de 2017 Cantos para la celebración: • Entrada: Alrededor de tu mesa… 16 • Salmo: Aleluya… Glorifica al Señor, Jerusalén • Ofertorio: Señor te ofrecemos… • Comunión: Cantemos al Amor de los amores... 38 • Adoración: Pange lingua… • Final: Cantemos al Amor de los amores... 38 Oración colecta: Oremos (pausa). Al celebrar hoy la Eucaristía como Cuerpo real y presente de Cristo resucitado, ayúdanos, Padre a vivir en profundidad esta Alianza de amistad que tú has hecho con nosotros. Y que nunca la rompamos. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. PROCLAMACIÓ DE LA PARAULA Primera lectura. El maná con el pueblo de Israel fue alimentado en el desierto era figura del pan eucarístico que Jesucristo dio como verdadero pan del cielo. El hombre no puede vivir sólo de alimentos terrenales, sino que necesita también el alimento de la palabra de Dios y de un alimento todavía más superior que es la Eucaristía. Libro del Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a Salmo 147 Glorifica al Señor, Jerusalén Segunda lectura. San Pablo explica a los primeros cristianos que la comunión del único pan eucarístico es signo de la unión de los cristianos en el Cuerpo de Cristo. Así celebramos la Eucaristía como sacramento de unidad, de paz y de amor. Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17 Evangelio. La lectura de la parte final del capítulo sexto de san Juan proclama uno de los textos más importantes para la fe en la Eucaristía como sacramento de la presencia real del Cuerpo y la Sangre de Cristo resucitado, que es el alimento para la inmortalidad. Evangelio según san Juan 6, 51-58 En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: - «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban los judíos entre sí: - «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: - «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.» Oración poscomunión: Oremos (pausa). Te damos gracias, Padre, por esta Eucaristía en la que nos hemos acercado con la mano tendida, a recibir el Pan de vida haciendo un acto de fe. Ayúdanos a seguir los pasos de Jesús, colaborando en tu proyecto de hacer un mundo más honrado, más justo y más solidario; en definitiva, más humano. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Estancados / José Antonio Pagola El Papa Francisco está repitiendo que los miedos, las dudas, la falta de audacia... pueden impedir de raíz impulsar la renovación que necesita hoy la Iglesia. En su Exhortación La alegría del Evangelio llega a decir que, si quedamos paralizados por el miedo, una vez más podemos quedarnos simplemente en "espectadores de un estancamiento infecundo de la Iglesia". Sus palabras hacen pensar. ¿Qué podemos percibir entre nosotros? ¿Nos estamos movilizando para reavivar la fe de nuestras comunidades cristianas o seguimos instalados en ese «estancamiento infecundo» del que habla Francisco? ¿Dónde podemos encontrar fuerzas para reaccionar?

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Page 1: Parroquia de san Eugenio y santa Inés Valencia

Parroquia de san Eugenio y santa Inés Valencia

Tel. 963795306 / [email protected]

www.parroquiasaneugenioysantaines.es

18 de juny de 2017

Cantos para la celebración:

• Entrada: Alrededor de tu mesa… 16

• Salmo: Aleluya… Glorifica al Señor, Jerusalén

• Ofertorio: Señor te ofrecemos…

• Comunión: Cantemos al Amor de los

amores... 38

• Adoración: Pange lingua…

• Final: Cantemos al Amor de los amores... 38

Oración colecta: Oremos (pausa). Al celebrar hoy la

Eucaristía como Cuerpo real y presente de Cristo

resucitado, ayúdanos, Padre a vivir en profundidad

esta Alianza de amistad que tú has hecho con

nosotros. Y que nunca la rompamos. Te lo pedimos

por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y

reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es

Dios por los siglos de los siglos. Amén.

PROCLAMACIÓ DE LA PARAULA

Primera lectura. El maná con el pueblo de Israel fue alimentado en el desierto era figura del pan eucarístico que Jesucristo dio como verdadero pan del cielo. El hombre no puede vivir sólo de alimentos terrenales, sino que necesita también el alimento de la palabra de Dios y de un alimento todavía más superior que es la Eucaristía.

Libro del Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a

Salmo 147

Glorifica al Señor, Jerusalén

Segunda lectura. San Pablo explica a los primeros cristianos que la comunión del único pan eucarístico es signo de la unión de los cristianos en el Cuerpo de Cristo. Así celebramos la Eucaristía como sacramento de unidad, de paz y de amor.

Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17

Evangelio. La lectura de la parte final del capítulo sexto de san Juan proclama uno de los textos más importantes para la fe en la Eucaristía como sacramento de la presencia real del Cuerpo y la Sangre de Cristo resucitado, que es el alimento para la inmortalidad.

Evangelio según san Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: - «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban los judíos entre sí: - «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: - «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»

Oración poscomunión: Oremos (pausa). Te damos

gracias, Padre, por esta Eucaristía en la que nos

hemos acercado con la mano tendida, a recibir el

Pan de vida haciendo un acto de fe. Ayúdanos a

seguir los pasos de Jesús, colaborando en tu

proyecto de hacer un mundo más honrado, más justo

y más solidario; en definitiva, más humano. Te lo

pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Estancados / José Antonio Pagola

El Papa Francisco está repitiendo que los miedos, las dudas, la falta de audacia... pueden impedir de raíz impulsar la renovación que necesita hoy la Iglesia. En su Exhortación La alegría del Evangelio llega a decir que, si quedamos paralizados por el miedo, una vez más podemos quedarnos simplemente en "espectadores de un estancamiento infecundo de la Iglesia".

Sus palabras hacen pensar. ¿Qué podemos percibir entre nosotros? ¿Nos estamos movilizando para reavivar la fe de nuestras comunidades cristianas o seguimos instalados en ese «estancamiento infecundo» del que habla Francisco? ¿Dónde podemos encontrar fuerzas para reaccionar?

Page 2: Parroquia de san Eugenio y santa Inés Valencia

Una de las grandes aportaciones del Concilio Vaticano II fue impulsar el paso desde la "misa", entendida como una obligación individual para cumplir un precepto sagrado, a la "eucaristía" vivida como celebración gozosa de toda la comunidad para alimentar su fe, crecer en fraternidad y reavivar su esperanza en Jesucristo resucitado.

Sin duda, a lo largo de estos años hemos dado pasos muy importantes. Quedan muy lejos aquellas misas celebradas en latín en las que el sacerdote "decía" la misa y el pueblo cristiano venía a "oír" la misa o a "asistir" a la celebración. Pero, ¿no estamos celebrando la eucaristía de manera rutinaria y aburrida?

Hay un hecho innegable. La gente se está alejando de manera imparable de la práctica dominical, porque no encuentra en nuestras celebraciones el clima, la palabra clara, el rito expresivo, la acogida estimulante que necesita para alimentar su fe débil y vacilante.

Sin duda, todos, presbíteros y laicos, nos hemos de preguntar qué estamos haciendo para que la eucaristía sea, como quiere el Concilio, "centro y cumbre de toda la vida cristiana". ¿Cómo permanece tan callada e inmóvil la jerarquía? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación y nuestro dolor con más fuerza?

El problema es grave. ¿Hemos de seguir "estancados" en un modo de celebración eucarística tan poco atractivo para los hombres y mujeres de hoy? ¿Es esta liturgia que venimos repitiendo desde hace siglos la que mejor puede ayudarnos a actualizar aquella cena memorable de Jesús donde se concentra de modo admirable el núcleo de nuestra fe?

ESPIRITUALIDAD DE COMUNIÓN

El domingo pasado celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, y este domingo la Iglesia universal celebra la solemnidad de Corpus Christi, del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia real de Cristo: Yo soy el pan vivo… Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.

Hoy, personas de diferente condición, nacionalidad, raza y lengua, están celebrando esta misma fiesta, y aunque no les conozcamos, deberíamos sentirnos unidos a ellos, porque como hemos escuchado en la 2ª lectura: El cáliz de la bendición que bendecimos,

¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan. La solemnidad de Corpus Christi nos hace una llamada a vivir la comunión, la “común unión” que tenemos todos los que somos y formamos la Iglesia.

Pero no es fácil vivir esa comunión, porque tendemos a vivir la fe de un modo privado e individualista. Por eso, recordando la solemnidad de la Santísima Trinidad que celebramos la semana pasada, debemos tener presente que Cristo nos ha revelado que el Dios único y verdadero es comunión de vida y amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y esta comunión trinitaria se nos comunica en Cristo a todos los que creemos en Él creando la comunión que es la Iglesia. (Anteproyecto del Plan Diocesano de Pastoral Valencia). De ahí que los cristianos están en comunión unos con otros porque primariamente están en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo. Sólo en el encuentro y comunión con Dios, la Iglesia recibe su vigor y vitalidad (Cardenal Antonio Cañizares, carta de presentación del Anteproyecto del Plan Diocesano de Pastoral).

La comunión en la Iglesia es fundamental para manifestar el designio de Dios y ofrecer la Buena Noticia del Evangelio. Por eso, antes de pensar en tareas y organizaciones, hace falta vivir una auténtica “espiritualidad de comunión”, como recomendó el Papa Juan Pablo II en la carta apostólica Novo Milenio Ineunte (4243). La espiritualidad de comunión se caracteriza por cuatro elementos principales: la mirada del corazón al misterio de la Trinidad que habita en nosotros y en nuestros hermanos; la capacidad de sentir al hermano como “uno que me pertenece” en la unidad profunda del Cuerpo místico; la capacidad de ver todo lo positivo del otro como “un don de Dios para mí; y el saber “dar espacio” al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros. Y esta enseñanza de San Juan Pablo II acaba con esta advertencia valiente: “Sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión” (Anteproyecto del Plan Diocesano de Pastoral).

(…) Que la comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo nos lleve a desarrollar la necesaria espiritualidad de comunión con la Trinidad, sintiendo a otro como hermano, como un don de Dios, y traduciendo todo eso en hechos concretos, sobre todo hacia los más desfavorecidos.

accioncatolicageneral.es

INTENCIONES DE LAS EUCARISTÍAS:

Martes día 20. En sufragio de Emilia Gargallo y de

Concepción Mompó.

Miércoles día 21. En sufragio de Santiago Gargallo y

de Luisa Dolz

Jueves día 22. En sufragio de Secundino Hinojosa y

de Juan Domínguez.

Domingo día 25. 10 horas: en sufragio de Juan

Sánchez.