para el análisis de la filosofía afroamericana horacio cerutti
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Para El Análisis de La Filosofía Afroamericana HORACIO CERUTTITRANSCRIPT
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Publicado en: J. Jess Mara Serna y Viviana Daz [coords.], Filosofa y cultura afroamericanas, Mxico, CIALC-UNAM, 2012, pp. 15-22.
PARA EL ANLISIS DE LA FILOSOFA AFROAMERICANA: UNA
PERSPECTIVA1
Horacio Cerutti Guldberg2
Al agradecer al Dr. Jess Mara Serna Moreno su gentil invitacin para
participar en este sugestivo Coloquio, debo comenzar manifestando que mi
inters por la filosofa africana y afroamericana permtanme que lo mencione
as a pesar de todas las dificultades terminolgicas que van de por medio- se
remonta a hace ya muchos aos. Incluso, no puedo olvidar que desarrollar un
curso de postgrado sobre el tema me cost duros enfrentamientos
institucionales3. No lo lamento, ms bien, me alegra que hayamos seguido
1 Ponencia en el Coloquio Afroamrica organizado por el Seminario Afroamrica. Aportes africanos a la cultura de Nuestra Amrica la SECNA en el CIALC (UNAM) el 1 de diciembre de 2009. Agradezco al Dr. Jess Mara Serna Moreno su gentil invitacin para participar.- 2 Investigador de TC del CIALC, Profesor de la FFyL (UNAM) y miembro Fundador de la SECNA.-3 Remito a mis trabajos Africanness: a Latin American philosophical perspective, en: Latin American Report, (South Africa, University of South Africa-Centre for Latin American Studies), vol. 10, nm. 2, julio-diciembre, 1994, pp. 4-9; Historia de la filosofa en contextos postcoloniales, en: Erasmus. Revista para el Dilogo Intercultural, (Crdoba, Argentina), ao II, nm. 1, 2000, pp. 43-58, publicado tambin en ingls bajo el ttulo: How and why to foster the history of the philosophy in postcolonial contexts? en: Arllen Salles y Elizabeth Milln-Zaibert, The Role of the History of Philosophy in Latin American Philosophy, USA, University of New York Press, 2005, pp. 197-227.
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insistiendo en la relevancia decisiva del conocimiento de estas filosofas. Con
todo, quiero dejar constancia tambin de que en esta temtica me sigo
considerando apenas un aprendiz y lo poco que he podido asimilar de tan
compleja temtica se lo debo a colegas tan fratern@s como el asesinado
Kande Mutsaku ( 1965 -2009 ) de quien por cierto seguimos esperando que
se haga justicia-, Omer Buatu quien felizmente nos acompaa-, Jess Serna
para los amigos Chucho-, Francesca Gargallo, Luz Mara Martnez Montiel.
Lo que quiero compartirles a continuacin no es un trabajo
monogrfico, ni tiene esa pretensin, sino algo ms difcil de lograr: una
visin panormica de conjunto a modo de breve bosquejo para ulteriores
reflexiones. Quiz estas lneas pudieran servir de un cierto mapeo de esta
compleja y apasionante temtica decisiva para Nuestra Amrica y ms all4.
El pensamiento afroamericano est en curso de revaloracin y de
evaluacin pertinente. No puede ser abordado cabalmente si se deja de lado la
experiencia de la resistencia en sus mltiples expresiones: en el cimarronaje,
en las rebeliones articuladas, en las prcticas mgicas y religiosas ritualizadas.
No es posible hablar de resistencia cultural separada de la lucha armada. Los
4 En lo que viene a continuacin me apoyo en la parte correspondiente de una investigacin llevada a cabo por iniciativa de la SRE con motivos del Bicentenario y Centenario que conmemoraremos en 2010.-
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rituales y el simbolismo envolvieron incluso al baile y al tambor. La percusin
marc un ritmo que articul desde dentro este pensamiento. Slo de una
cuidadosa consideracin comparativa con el desarrollo de la filosofa africana
podr echarse luz, merced a los trabajos en curso y que se deben intensificar,
acerca de las especificidades de la produccin filosfica afroamericana. Esta
constituye una de las tareas pendientes ms relevantes para el filosofar
nuestroamericano.
La comparacin, muy fecunda por otra parte, con el desenvolvimiento
del pensamiento filosfico africano en la segunda mitad del siglo XX, debe
tomar en cuenta al menos cuatro ejes alrededor de los cuales se ha articulado y
condensado durante ese medio siglo en un paralelismo sorprendente con la
reflexin nuestroamericana.
- La relacin mito / logos con todos sus matices.
- La oralidad como soporte irreemplazable e indispensable vnculo con
el saber de los ancestros y medio de formacin pedaggica.
- La oposicin modernizacin versus tradiciones seculares.
- La situacionalidad o localizacin en que surge siempre la reflexin, sin
atentar contra sus ansias de universalizacin.
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El excelente trabajo del investigador alemn Janheinz Jahn (1918-1973)
sobre las culturas neoafricanas permite adentrarse en ciertas caractersticas
nodales de la filosofa africana, partiendo del rechazo de cualquier
minusvaloracin de lo africano como irracional, asistemtico o prelgico
exponente de la mentalidad primitiva, como fuera considerado por el
socilogo y antroplogo francs Lucien Lvy-Bruhl (1857-1939), quien se
autrocriticara de semejante propuesta al final de su vida5. Jahn invita,
sugestivamente, a recuperar los aportes de cinco trabajos producidos con
posterioridad a la Segunda Guerra y que mostraran ciertas caractersticas
comunes generalizables a todo el pensamiento africano. Tomar en cuenta estos
aportes completamente independientes entre s de un monje belga, una
etngrafa francesa, una artista norteamericana, un sabio africano analfabeto y
un erudito africano sobre los sistemas filosficos de cinco pueblos diferentes:
balubas, ruandeses, dogones, bambarras y haitianos, permite recuperar esos
rasgos comunes. Jahn los resume, con toda precisin y a sabiendas de su papel
apenas sugeridor de aspectos ms complejos, en cuatro categoras que operan
a modo de principios articuladores de la reflexin, las cuales habran sido
5 Janheinz Jahn, Muntu: Las culturas neoafricanas. Traduccin Jasmin Reuter. Mxico, FCE, 1 reimpresin 1978 [1 ed. en alemn, 1958; 1 ed. castellano, 1963], 348 pgs. El escritor e investigador alemn brinda aqu una muy respetuosa muestra de las culturas neoafricanas. De particular inters para este estudio es el captulo IV. Ntu, dedicado a la filosofa africana.-
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detectadas, expuestas y examinadas con todo rigor por Alexis Kagame
(1912?-1981), erudito ruands, en su tesis doctoral en la Universidad
Gregoriana de Roma en 1955:
1) Muntu = hombre (plural: Bantu)
2) Kintu = cosa (plural: Bintu)
3) Hantu = lugar y tiempo
4) Kuntu = modalidad.
Es importante advertir que los significados de estos trminos, Jahn los coloca
entre comillas, porque no pueden ser traducidos sin ms as. La traduccin es
aproximativa y lo importante es advertir que hay una lgica coherente y muy
racional al interior de esas filosofas del ntu. Que su enfoque es
coordinadamente sistemtico, al punto de hacer inviable cualquier
segmentacin arbitraria de la totalidad. Que no puede confundirse sin ms con
simplistas mitificaciones. Jahn recupera lo que denomina una simptica
formulacin del autor yoruba Adeboye Adesanya quien sugiere una
unificabilidad recproca de todas las disciplinas. Con ello se muestra como
inseparable lo percibido, lo experimentado y lo vivido. Pero, no como
incoherente o absurdo. Para mediados de los cincuenta del siglo pasado, tanto
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en frica como en Nuestra Amrica, con el movimiento de la ngritude se
mostrara la fuerza del redescubrimiento de la filosofa africana para brindar
empuje a su propia autoconciencia y a su merecido protagonismo histrico.
Habr que esperar hasta aos recientes para que Edouard Glissant (Martinica,
1928) cuestionara, y otros despus de l, esas monolticas races africanas y se
brindara mayor apertura a la especificidad de la creolidad6.
Actualmente, el antroplogo latinoamericanista mexicano Jess Mara
Serna Moreno, a quien debemos el acceso al valioso texto de Jahn, ha
mostrado algunos elementos indispensables para brindarle rumbo a las
investigaciones pendiente sobre la filosofa afroamericana. En primer trmino,
al asociar la cuestin de la diversidad a la de la unidad y, al mismo tiempo, a
la identidad abarcante. Con ello la propuesta de una Amrica mestiza
muestra sus lados flacos y la ideologizacin del concepto de mestizaje.
Afroamerindia, propuesta por Carlos Lenkersdorf, o
Indoafrolatinoamrica le aparecen como versiones ms pertinentes. Con
todo, seguimos pensando que la expresin martiana Nuestra Amrica resulta
6 Un antecedente poco atendido en el pensamiento haitiano lo constituye Antnor Firmin, De lgalit des races humaines. Anthropologie positive (1885). dition prsente par Jean Mtellus. Montral, Mmoire dencrier, 2005, 407 pgs. Un trabajo reciente muy sugerente es el de Katia Frazao Costa Rodriguez, A construcao da identidade no Caribe de lngua francesa: Da Negritude a Antillanite Csaire e Glissant en la excelente Revista Brasileira do Caribe. Goiania, Centro de Estudos do Caribe no Brasil, Universidades Federal de Gois, vol. VIII, n 15, jul./dez., 2007, pp. 137-164.-
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la ms abarcante o la menos reductiva. Al mismo tiempo, conviene destacar
las dificultades para el reconocimiento decisivo del Estado nacional como
pluritnico o plurinacional. A ello habra que aadir tambin la posibilidad,
efectiva en algunas zonas de Nuestra Amrica, de estados multi o
plurinacionales. El nosotros aparece as como una unidad compleja y lo que
unifica remite a historia compartida y origen comn. Que la diversidad es
patente, basta con recurrir a las diversas modalidades metafricas con que se
aludi a las mezclas, en un separatismo de castas excluyente. Conviene retener
una cita que reproduce Serna Moreno y que es sumamente descriptiva
respecto al esfuerzo por deslindar los ingredientes de una mescolanza
indgena, negra, etc.:
pardo, lobo o zambo: indio con negra; jarocho: negro con
india; chino: lobo con negra; cambujo: chino con india; zambo
prieto: negro con zamba; galfarro: negro con mulata; negro con
cuarterona: tente en el aire; albarasado: tente en el aire con
mulata; gbaro: lobo con china; etc.7
7 Jess Mara Serna Moreno, Cultura e identidad de los pueblos afroamericanos en: Ricardo Melgar y Rossana Cassigoli (coordinadores), Nosotros? Interrogantes sobre cultura latinoamericana. Mxico, Posgrado de Estudios Latinoamericanos, UNAM, en prensa, gentileza del autor.
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La clasificacin descalificatoria se haca difcil. Pero, lo que estaba claro era
el desprecio racista. La negritud apareca asociada a lo no deseado,
vergonzoso, atribuible a aquellos que carecan de la condicin de sujetos
autnomos. Eran vistos como sujetos sin historia. Esclavos por naturaleza,
serviles, feos, sucios, malolientes. Asociados a lo malo, diablico, marginal.
Eran vistos como perezosos, cuando justamente se los explotaba sin piedad en
su fuerza de trabajo. Tarados, viciosos, defectuosos8.
Frente a esto se levantara el ya mencionado movimiento que
reivindicara la nocin de negritud. Francfonos antillanos participaran en
Paris de la fundacin de revistas decisivas como Lgitime dfense (1932) y
Ltudiant noire (1934). Aim Csaire (1913-2008) y Ren Marn
(1887-1960) originarios de Martinica y LenDamas, de la Guyana Francesa,
entre otros, junto con los senegaleses Leopold Sedar Senghor (1906-2001),
Osman Sose y Birago Diop (1906-1989) fueron sus promotores. Tambin de
la Martinica, Frantz Fanon (1925-1961) aport reflexiones nodales. Aunque
quiz no haya sido estudiado acabadamente su aporte intelectual, terico y
filosfico, como partcipe de la Guerra de liberacin de Argelia a partir de
8 De gran importancia terica para el tratamiento de estas cuestiones tnicas resultan los dos textos de la triloga todava no terminada de Miguel Baraona, Ecos cercanos. Los clsicos y la cuestin tnica. Santiago de Chile, LOM Ediciones / Universidad de Santiago, 2007, 271 pgs. y Reflejos de un espejo fracturado. Heredia, Costa Rica, Universidad Nacional, 2009, 375 pags.-
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1954. Para una evaluacin del aporte de la antropologa haitiana a esta
temtica son muy relevantes los aportes de Lannec Hurbon9.
En fin, quedan por explorar detalladamente las complejas relaciones
entre filosofa y religin, animismo y resistencia, heterogeneidad y
transculturacin -tal como planteara esta ltima nocin el antroplogo cubano
Fernando Ortiz (1881-1969)-, criollizacin y mestizaje, etc., para quedar en
condiciones de reconstruir acabadamente la filosofa afrocaribea10.-
9 Cf. su obra ya clsica, El brbaro imaginario. Mxico, FCE, 1993, 224 pgs.-10 De consulta ineludible resultan los dos volmenes Luz Mara Martnez Montiel (Coordinadora), Presencia africana en Sudamrica y Presencia africana en el Caribe. Mxico, CONACULTA, 1995, 654 y 661 pgs. respectivamente y tambin el libro de Francesca Gargallo, Garfuna Garnagu, Caribe. Mxico, Siglo XXI / Quintana Roo / Universidad de Quintana Roo / UNESCO, 2002, 101 pgs.-
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