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info regio panorama 1986 1989 1992 1993 1997 1999 2004 2001 2002 2003 1999 2008 | N° 26 | junio de 2008 | es Política de cohesión de la UE 1988-2008: Invertir en el futuro de Europa

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19861989

19921993 1997 1999

200420012002200319992008

| N° 26 | junio de 2008 |

es

Política de cohesión de la UE 1988-2008: Invertir en el futuro de Europa

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PrólogoPor Dirk Ahner 1

La importancia de las regiones Por Danuta Hübner 2

Invertir en las personasPor Špidla Vladimír 6

1989-1993: De los proyectos a los programas 8

1994-1999: Consolidación y renovación de esfuerzos 14

2000-2006: Hacia el éxito de la ampliación 18

2007-2013: Atención al crecimiento y al empleo 22 Recordatorio de 1988Debate entre funcionarios de la Comisión Europea 26

Notas fi nales 36

Fotografías: Comisión Europea

Cubierta: Digital Vision/Getty images, © DG REGIO

Diseño y texto (salvo declaración específi ca): Wolfgang Petzold con especial agradecimiento a Jean-Charles Leygues, Hugo Poelman, Daniel Mouqué, Caroline Taylor y Thomas Durieux, (Tipik Communications).

Redactor: Raphaël Goulet, Comisión Europea, DG de Política Regional.

Revista impresa en inglés, francés y alemán en papel reciclado.

Disponible en 22 lenguas de la Unión Europea en:http://ec.europa.eu/regional_policy/index_es.htm

Las opiniones expresadas en la presente publicación corresponden a sus autores y no refl ejan necesariamente el parecer de la Comisión Europea.

Í N D I C E

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Canarias (ES)

Guadeloupe

(FR)

Martinique

(FR)

Réunion

(FR)Guyane

(FR)

Açores (PT)

Madeira (PT)

REGIOgis© EuroGeographics Association for the administrative boundaries

Fondos Estructurales 1989-1993: regiones elegibles

Objetivo 1*

Objetivo 2

Objetivo 5b

Objetivo 2 y 5b

Nuevos estados federales alemanes

Nuevos estados federales alemanes con derecho a recibir ayudas a partir de 1990. Situación de países no miembros de la UE en 1993..

* regiones con un PIB per cápita inferior al 75% de la media comunitaria

1.000 km0

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Canarias (ES)

Guadeloupe

(FR)

Martinique

(FR)

Réunion

(FR)Guyane

(FR)

Açores (PT)

Madeira (PT)

REGIOgis© EuroGeographics Association for the administrative boundaries

Fondos Estructurales 1994-1999: regiones elegiblesObjetivo 1*: totalmente elegible

Objetivo 2: totalmente elegible

Objetivo 2: parcialmente elegible

Objetivo 5b: totalmente elegible

Objetivo 5b: parcialmente elegible

Objetivo 6: totalmente elegible

Objetivo 6: parcialmente elegible

Objetivo 5b y 6: parcialmente elegible

Objetivo 2 y 6: parcialmente elegible

Objetivo 2 y 5b: parcialmente elegible

Objetivo 2, 5b y 6: parcialmente elegible

Objetivo 1: 1994-1996

Suecia, Finlandia y Austria con derecho a recibir ayudas a partir de 1995. La región de los Abruzos con derecho a recibir ayudas conforme al Objetivo 1 para el período de 1 de enero de 1994 al 31 de diciembre de 1996. Situación de países no miembros de la UE en 1999.

* regiones con un PIB per cápita inferior al 75% de la media comunitaria

1.000 km0

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P A G I N A 1

Estimado lector,

El presente número de la revista Panorama está dedicado íntegramente a examinar los primeros veinte años de vigencia de la política de cohesión de la Unión Europea. El 24 de ju-nio de 1988, el Consejo adoptó un Reglamen-to en virtud del cual los fondos existentes de la UE entraron a formar parte del contexto de «cohesión económica y social», expresión que el Acta Única Europea había creado dos años antes. Desde entonces, la política de cohesión se ha convertido en una de las políticas comu-nitarias más importantes y debatidas. Por esos motivos, hemos considerado que merecía la pena analizar la relevancia de las razones en las que se basa la política de cohesión, su aplicación práctica y las repercusiones que ha tenido durante todo este período.

El año 1988 marcó no solo el inicio de esta nueva política, sino también el fin de un de-bate que había comenzado unos años antes. Desde finales de la década de los 70, la inte-gración de los fondos de la UE en programas concretos y plurianuales se había puesto a prueba en los denominados «Programas In-tegrados de Desarrollo» y con posterioridad a los «Programas Integrados Mediterráneos». Ambos programas supusieron un cambio ra-dical en relación con la asignación específica que se había dado normalmente a los fon-dos hasta entonces, esto es, el reembolso de proyectos existentes puestos en marcha por los Estados miembros con periodicidad anu-al, sistema que ya no se consideraba demasi-ado convincente y que estaba destinado a ser sustituido por un planteamiento más eficaz.

Desde entonces, la política de cohesión ha servido para enmarcar las intervenciones de la Comunidad Europea mediante la aplica-ción de un enfoque estratégico en los ámbi-

tos europeo, nacional y regional. Además, se ha ido adaptando con el paso de tiempo sin perder por ello de vista su orientación bá-sica, a saber, contribuir al logro de un desar-rollo equilibrado y sostenible de las regiones de Europa. De esa forma, ha hecho y sigue

haciendo posible que los gobiernos naci-onales, regionales y locales participen en estrategias y redes de gran relevancia que engloban políticas diferentes y traspasan fronteras nacionales.

No existe una solución única válida para todas las situaciones en lo que respecta al desarrollo regional. Sin embargo, sí que exis-ten principios, como los de asociacionismo, de transparencia, de subsidiariedad y de participación de la sociedad civil, cuya com-binación da origen a un instrumento esencial de las políticas de desarrollo. Esos principios refuerzan la cooperación entre el sector pú-blico y el privado, y además poseen la capaci-dad necesaria para unir la eficiencia a la des-centralización y la participación activa. En ese sentido, la política de cohesión sigue siendo tan actual como lo fue en el año 1988.

Le deseo sinceramente que disfrute con la lectura de esta publicación.

D I R K A H N E R , D I R E C TO R G E N E R A L D E P O L Í T I C A R E G I O N A L D E L A CO M I S I Ó N E U R O P E A

D i re c t o r G e n e r a l D i r k A h n e r

«[La política de cohesión] se ha ido adaptando con el paso

de tiempo sin perder por ello de vista su orientación básica,

a saber, contribuir al logro de un desarrollo equilibrado

y sostenible de las regiones de Europa».

Prólogo

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P A G I N A 2

Co m i s a r i a D a n u t a H ü b n e r

El objetivo de la cohesión económica y so-cial se expresó en el Acta Única Europea y se hizo realidad en 1988 mediante la adop-ción del primer Reglamento que dio ori-gen a la política de cohesión. Los Tratados de Maastricht, Ámsterdam y Niza reafir-maron la importancia de esta política, y su alcance se ha visto incluso ampliado en el proyecto de Tratado de Lisboa, que le oto-rga una nueva dimensión territorial. Los Consejos Europeos de 1988, 1992, 1999 y 2005 confirmaron la relevancia de la polí-tica de cohesión al asignarle porcentajes cada vez mayores del presupuesto comu-nitario.

No obstante, cuando ahora echamos la vis-ta atrás y analizamos los primeros veinte años de la política de cohesión de la Unión Europea, comprobamos que 1988 sigue siendo un año crucial. Desde entonces, el descubrimiento de la geografía econó-mica de Europa ha supuesto un cambio radical en las políticas, tanto comunitarias como nacionales y regionales. La identifi-cación de las regiones más necesitadas, la definición de prioridades, la implicación de las instituciones locales y la imposición de normas comunes de gestión, control y evaluación constituyen elementos que no sólo han dado resultados tangibles, sino que también han creado un sistema único de gobernanza de múltiples estratos.

La política de cohesión deja bien claro que todas las personas, en cualquier lugar de la Unión, tienen la posibilidad de partici-par en el mercado común y de beneficiarse de él. La política de cohesión es la «mano visible» del mercado cuyo propósito es lograr un desarrollo equilibrado y sos-tenible, además de promover la integra-ción económica en el conjunto de la UE.

La importancia de las regiones

D A N U T A H Ü B N E R , M I E M B R O D E L A C O M I S I Ó N E U R O P E A R E S P O N S A B L E D E P O L Í T I C A R E G I O N A L

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Asimismo, se trata de una política basada en la geografía, que otorga una función específica a cada uno de los territorios europeos, en el sentido de que éstos no suponen un obstáculo a la asignación óp-tima de la actividad económica, sino que pueden convertirse en una fuente de cre-cimiento por sí mismos. Las más recientes teorías económicas confirman este plan-teamiento a través de numerosos estudios de casos prácticos, que ponen de relieve la «importancia de la geografía» y que la política regional puede ser la respuesta a muchas cuestiones de gran significación.

Ahora, podríamos preguntarnos cuáles han sido los logros principales de la política de cohesión de la Unión Europea durante sus primeros veinte años de andadura.

La realidad pone de manifiesto que la UE ha conseguido una admirable convergen-cia económica y social desde el año 1988. En el ámbito nacional, Grecia, España, Ir-landa y Portugal (los principales países beneficiarios de la política de cohesión durante los últimos años) han experimen-tado un crecimiento muy importante. Entre 1995 y 2005, Grecia redujo notable-mente sus divergencias con el resto de la UE-27, ya que pasó de tener el 74 % a al-canzar el 88 % del producto interior bruto medio por habitante de la Unión Europea. En ese mismo período, España pasó del 91 al 102 %, mientras que Irlanda alcanzó el 145 % de la media comunitaria, tras haber partido de un porcentaje inicial del 102 %. Por lo tanto, podemos esperar conseguir resultados similares en los nuevos Estados miembros, en los que la política de cohe-sión acaba de empezar a implantarse y ya es causa de las altas tasas de crecimiento logradas.

En lo que atañe a las regiones, el relativa-mente importante crecimiento económico de aquéllas que poseían un PIB per cápita bajo ha propiciado la convergencia de las regiones de la Unión Europea. Entre los años 1995 y 2004, el número de regiones con un PIB por habitante inferior al 75 % de la media comunitaria disminuyó de 78 a 70, mientras que el número de regio-nes por debajo del 50 % de la media de la Unión se redujo de 39 a 32.

«La política de cohesión es la “mano visible”

del mercado cuyo propósito es lograr

un desarrollo equilibrado y sostenible,

además de promover la integración económica

en el conjunto de la UE».

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La política de cohesión mejora la posición competitiva de las economías regionales al aportar bienes públicos «europeos» que el mercado no puede ofrecer. Las grandes redes de transporte y de energía, una au-téntica política medioambiental europea, la inversión en educación y las actividades de investigación y desarrollo constituyen ejem-plos de ello. También merece la pena desta-car que durante el período actual, la política de cohesión ha conseguido generar un cam-bio radical en las prioridades de inversión. En la actualidad, la cuarta parte de los recur-sos se destina específicamente a iniciativas de investigación y desarrollo, mientras que el treinta por ciento se asigna a infraestruc-turas y medidas medioambientales de lucha contra el cambio climático.

Ahora bien, el valor añadido de la política de cohesión va mucho más allá de la inver-sión en crecimiento y empleo. A través de su modelo único de gobernanza de múltiples estratos, logra implicar a actores locales y regionales en la elaboración y ejecución de las políticas, aportando de ese modo una mayor eficacia y conocimientos locales. Además, consigue «apalancar» y salvaguar-dar la observancia de otras políticas comu-nitarias, bien sea en el terreno de las ayudas estatales, como en el del medio ambiente, el transporte, el apoyo a la innovación o la sociedad de la información. Su funciona-miento es similar al de un «caballo de Troya» que mejora y moderniza a las administracio-nes públicas, que aumenta la transparencia y que fomenta la buena gobernanza. Por último, pero no por ello menos importante, hace que los ciudadanos trabajen conjunta-mente a través de numerosos programas y redes transfronterizos y transnacionales.

Actualmente la política de cohesión es una política de desarrollo plenamente cualifi-cada, basada en activos y en personas clara-mente identificables, lo cual constituye una ventaja fundamental a la hora de hacer fren-te a los nuevos retos a los que se enfrentan los territorios europeos. Éstos tendrán que dar respuesta a la necesidad de adaptarse a las presiones que impone la economía global. El cambio climático planteará ame-nazas y oportunidades a algunos sectores, la demografía y el envejecimiento de la po-blación exigirán cambios en las políticas del mercado de trabajo y los nuevos riesgos so-ciales que se derivan del cambio económico requerirán nuevos enfoques.

Los economistas afirman que el desarrollo regional y local (que aúna el crecimiento económico con la reducción de las dispa-ridades geográficas) será cada vez más im-portante a la hora de dar solución a los retos antes mencionados. Por ello, el debate acer-ca del futuro de la política de cohesión debe considerarse en ese contexto.

Los logros de nuestra política también han sido destacados por otros países. En reco-nocimiento de ese interés, la Comisión Europea ha formalizado memorandos de acuerdo sobre cooperación en materia de política regional con China, Rusia y Brasil, países todos ellos enfrentados a disparida-des regionales crecientes y a grandes des-afíos en cuanto al logro de una mejor gobe-rnanza, de modo que deben otorgar mayor peso a los flujos de información «de abajo arriba» en los procesos políticos y de toma de decisiones. Muchos otros países y orga-nizaciones (Sudáfrica, Ucrania, Mercosur y la Unión Económica y Monetaria de África Oc-cidental) han expresado gran interés en el

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modelo de política de cohesión de la Unión Europea, ya que se considera que constituye un mecanismo enormemente eficaz a par-tir de un reducido alcance presupuestario. A través de la cooperación internacional, la política de cohesión está logrando proyec-tar los valores europeos más allá de los ter-ritorios de la Unión.

«A través de la cooperación internacional,

la política de cohesión está logrando proyectar

los valores europeos más allá de los territorios

de la Unión».

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Co m i s a r i o V l a d i m í r Š p i d l a

El Fondo Social Europeo (FSE) ha invertido en las personas durante más de cincuenta años. Los padres fundadores de la Unión Europea demostraron sus perspectivas con visión de futuro y su pragmatismo cuando consagraron el Fondo en el Tratado de Roma. En la actualidad, el FSE financia medi-das de activación económica y de creación de empleo de calidad por medio de mejores cualificaciones, de modo que es crucial para garantizar la igualdad de oportunidades y el apoyo a las personas desfavorecidas. De los aproximadamente diez millones de perso-nas que participan anualmente en las accio-nes del Fondo Social Europeo, la mitad son mujeres y alrededor de un millón doscientos mil son trabajadores de más edad.

A pesar de que, en un principio, el Fondo So-cial Europeo se concibió con la idea de com-pensar la pérdida de puestos de trabajo en los sectores económicos tradicionales medi-ante la reconversión profesional de los tra-bajadores, en la década de los 70 surgieron nuevos retos que modificaron su perspec-tiva. Así, por vez primera, el desempleo en-tre los jóvenes se convirtió en un problema. Por ese motivo, la Comisión Europea hizo que los programas de apoyo a las perso-nas menores de 25 años fueran prioritarios. También fue el momento en que las ayudas se extendieron a las mujeres, en especial a aquéllas con escasa cualificación y a las que deseaban reincorporarse al mundo laboral.

La crisis energética, la recesión económica y las elevadas tasas de paro experimentadas a principios de los años 80 fueron también origen de nuevos problemas, pero tam-bién de nuevos enfoques para su solución. La Comisión adoptó entonces una decisión muy importante con objeto de dar más apoyo a la formación en nuevas tecnologías a través del Fondo Social Europeo.

La reforma del año 1988 representó un cam-bio fundamental en el Fondo Social Europeo en los aspectos siguientes:

> Se estableció una nueva y más amplia vi-sión de la solidaridad europea, de modo que se intensificaron los apoyos otorgados por el Fondo para incorporar la dimensión de cohesión social y ayudar a las regiones más pobres y con una elevada tasa de de-sempleo.

> Además, la planificación a través de pro-gramas plurianuales hizo posible la fija-ción prioritaria de objetivos a largo plazo.

> Por último, se instauró el principio de aso-ciacionismo, que desde entonces no ha cesado de desarrollarse. En lugar de ad-ministrar miles de proyectos por sí sola, la Comisión Europea comparte ahora la programación y administración de los re-cursos del Fondo Social Europeo con los Estados miembros y las regiones.

Con el final de la guerra fría, se inició una nueva era de la integración europea, ya que entre otras cosas se incluía la posibilidad de adhesión de los países de Europa central y del este. Al mismo tiempo, se puso en marcha una nueva fase del proceso de globalización, con exigencias más rigurosas a la movilidad profesional y geográfica de nuestros ciuda-danos. Con la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam en 1997, se adoptó la Estrate-gia Europea de Empleo, que desde entonces

Invertir en las personas

V L A D I M Í R Š P I D L A , M I E M B R O D E L A C O M I S I Ó N E U R O P E A R E S P O N S A B L E D E E M P L E O , A S U N T O S S O C I A L E S E I G U A L D A D D E O P O R T U N I D A D E S

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ha desempeñado un papel fundamental en la coordinación de las políticas comunitarias con objeto de crear más y mejores puestos de trabajo. Así, el Fondo Social Europeo se con-virtió en el instrumento financiero de la Unión para la puesta en práctica de dicha estrategia, además de constituir ahora una de las piedras angulares de la Estrategia de Lisboa.

En la UE de 27 Estados miembros, los dos-cientos millones de personas que forman la población activa europea están altamente cualificados, pero a pesar de ello debemos mejorar sus capacidades laborales para ha-cer mejor frente a los desafíos mundiales que nos aguardan. El envejecimiento de la población implica la necesidad de apro-vechar el potencial de todos nuestros ci-udadanos, tanto jóvenes como mayores, nacionales como inmigrantes, titulados universitarios como personas sin formación académica. Por otro lado, los rápidos cam-bios tecnológicos y económicos exigen un mayor grado de flexibilidad por parte de las empresas y los ciudadanos de Europa. El Fondo Social Europeo puede contribuir a conciliar las necesidades individuales con los requerimientos del mercado de trabajo. También puede ayudar a los Estados miem-bros a alcanzar sus propios objetivos de flexibilidad y seguridad (lo que se denomina «flexiguridad»). Nuestro principal activo lo constituyen nuestros recursos humanos y nuestro potencial humano, y el Fondo Social Europeo nos ayuda a aprovecharlo al máxi-mo de modo estratégico y eficaz.

Las ayudas que brinda el Fondo Social Europeo no son sólo monetarias, ya que la contribución del Fondo a las políticas nacio-nales del mercado laboral puede a veces ser reducida. El hecho de que los programas del FSE sean a menudo utilizados para probar nuevos métodos e ideas y para aprender de otros Estados miembros a través de la coo-

peración y del trabajo en red puede gene-rar valor añadido a un coste reducido. En la nueva Unión Europea, más grande y diversa, la necesidad de cooperación a través de las fronteras es más grande que nunca. Ese va-lor añadido no resulta caro, por lo que mere-cen la pena los esfuerzos por conseguirlo, ya que la Unión Europea debe hacerse más in-novadora y dinámica si quiere competir con éxito en la economía mundial.

Los programas del Fondo Social Europeo sa-tisfacen necesidades nacionales y locales y se basan en un asociacionismo de carácter general. Esos programas se negocian y de-ciden entre los Estados miembros y la Comi-sión Europea, y se llevan a la práctica a través de múltiples organizaciones, tanto públicas como privadas, entre las que cabría destacar a las siguientes: autoridades nacionales, regi-onales y locales, centros de enseñanza y de formación, organizaciones no gubernamen-tales, instituciones de voluntariado, interlo-cutores sociales, asociaciones industriales y profesionales y empresas individuales.

Para el período 2007-2013 se han puesto en marcha recientemente ciento diecisiete pro-gramas del Fondo Social Europeo, cuyo va-lor global supera los 75 000 millones de €. En los próximos años, esos programas deberán proporcionar resultados tangibles y avances concretos sobre el terreno. Ahora más que nunca, debemos utilizar el FSE allí donde sus efectos sean mayores y concentrar nuestro presupuesto en las prioridades correspon-dientes.

Junto con los demás Fondos Estructurales y el Fondo de Cohesión, el Fondo Social Euro-peo consigue que los valores y la solidaridad de Europa se hagan realidad. En mi opinión, ése es precisamente el aspecto más impor-tante de la historia y del futuro del Fondo Social Europeo.

«Junto con los demás Fondos Estructurales

y el Fondo de Cohesión, el Fondo Social

Europeo consigue que los valores y la

solidaridad de Europa se hagan realidad.»

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1989

-93

P A G I N A 8

De los proyectos a los programas 1 9 8 9 - 1 9 9 3

E L C A M I N O H A C I A L A R E F O R M A

Tras la adhesión de Grecia en 1981 y Portugal y España en 1986, las disparidades regionales en la Comunidad Europea integrada entonces por 12 Estados miembros se ampliaron notable-mente. Antes de la adhesión, uno de cada ocho europeos tenía una renta anual un 30 % inferior a la media comunitaria, pasando a ser uno de cada cinco después de la adhesión en 1986.

Como consecuencia de la crisis presupuestaria y del deseo de completar el mercado interior y de promover la cohesión económica y social, la Comisión presentó propuestas al Parlamento y al Consejo para reformar el sistema financiero comunitario. En su comunicación del 15 de fe-brero de 1987 titulada «Llevar a buen término el Acta Única: una nueva frontera para Europa», más tarde denominada «Paquete de medidas

Delors I», la Comisión sugirió normas para mejo-rar la disciplina y el procedimiento presupuesta-rios. La propuesta se refería a un nuevo acuerdo interinstitucional conforme al cual el Parlamen-to, el Consejo y la Comisión adoptarían la pers-pectiva financiera plurianual y las prioridades presupuestarias. A tenor de las conclusiones del Consejo Europeo de Bruselas de 11 y 12 de fe-brero de 1988, las tres instituciones adoptaron el Acuerdo Interinstitucional el 29 de junio de 1988 que estableció por primera vez una pers-pectiva financiera quinquenal, de 1988 a 1992.

Ya en 1985 la Comisión presentó al Consejo un «Libro Blanco»2 sobre la realización del mercado común en la perspectiva de 1992. Posteriormen-te, dos informes de los economistas italianos Tommaso Padoa-Schioppa y Paolo Cecchini3 se añadieron al debate sobre cómo mejorar la in-tegración del mercado. Mientras que el informe

1985 1986 1988

Firma del Acta de Adhesión de España y Portugal Consejo Europeo de Londres

El 5 y 6 de diciembre de 1986, el Consejo Europeo

adoptó en Londres el Acta Única Europea.

Consejo Europeo de Bruselas

El 11 y 12 de marzo de 1988, el Consejo

Europeo adoptó en Bruselas el primer presupuesto

comunitario plurianual para los años 1989-1993,

con frecuencia denominado «Paquete de medidas

Delors I».

Aunque los orígenes de políticas comunitarias que abordan los desequilibrios regionales puedan retrotraerse al Tratado de Roma, hubo que esperar

hasta 1975 para asistir a la creación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional. En sus primeros años, su actividad consistió en proyectos puramente

nacionales, financiando proyectos predeterminados en los Estados miembros con poca influencia europea o subnacional. Se aplicó un sistema anual

de selección y refinanciación de proyectos de forma similar por otros fondos comunitarios con impacto territorial, como el Fondo Social Europeo y el

Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola. Así pues, a comienzos de los años 80 se planteó el problema de la «eficiencia» de los instrumentos

comunitarios y diversos programas experimentales promovieron su integración. En 1986 se produjeron importantes acontecimientos que promovieron

una política «europea» de cohesión más auténtica, especialmente el Acta Única Europea, la adhesión de Grecia, España y Portugal y la adopción del

programa del Mercado Único. En marzo de 1988, el Consejo Europeo de Bruselas decidió asignar 64 000 millones de ecus1 a los Fondos Estructurales,

lo cual duplicó los recursos anuales durante el período 1989-93. El 24 de junio de 1988, el Consejo adoptó el primer Reglamento integrador de los Fondos

Estructurales bajo la égida de la Política de Cohesión. Esta reforma señera introdujo principios clave tales como la atención especial a las regiones más

pobres y atrasadas, la programación plurianual, la orientación estratégica de las inversiones y la implicación de socios regionales y locales.

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P A G I N A 9

Cecchini calculó «el coste de la no Europa», es decir, las pérdidas económicas resultantes de la no finalización del mercado único, a saber, entre 4,25 % y 6,5 % del PIB, el informe Padoa-Schio-ppa sugirió «graves riesgos de desequilibrios delicados durante la liberalización del merca-do» y propuso «medidas de acompañamiento adecuadas para acelerar los ajustes en las re-giones y países estructuralmente débiles». El «Paquete de medidas Delors I», que el Consejo Europeo adoptó por fin en marzo de 1988, dio lugar a un ambicioso programa «1992» que in-cluía la reforma de la Política Agrícola Común y la consolidación de la acción comunitaria en los ámbitos de política de cohesión, ciencia, tecno-logía, política medioambiental y de transporte.

El cambio presupuestario más importante favo-reció a los tres Fondos Estructurales y condujo a un aumento notable de los recursos. Mientras que los pagos anuales aumentaron de aproxi-madamente 6 400 millones de ecus en 1988 a 20 500 millones de ecus en 19934, su cuota rela-tiva pasó del 16 % a casi el 31 % del presupuesto de la UE. Esto fue acompañado por una trans-formación radical en la manera de gestionar los fondos. El Fondo Social Europeo (FSE) desde 1958, el Fondo Europeo de Orientación y de Ga-rantía Agraria (FEOGA) desde 1962, y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) desde 1975, de conformidad con el procedimiento presupuestario anual y con las cuotas naciona-les acordadas en los Reglamentos correspon-dientes, desarrollaron un sistema de proyectos de refinanciación que fueron seleccionados y presentados por los Estados miembros.

Para superar este sistema de juste retour, la Comisión comenzó a desarrollar y a financiar proyectos regionales de forma más autónoma y experimental, lo cual se convirtió en el modelo del método de aplicación de la política de cohe-sión. Estas excepciones incluyeron la coordina-

Italia 1985-1995 1989-1995

Mejora de las infraestructuras Jacques Delors

Jacques Delors, Presidente de la Comisión Europea

entre 1985 y 1995.

Bruce Millan

Bruce Millan, miembro de la Comisión Europea

entre 1989 y 1995, responsable de política regional

y de relaciones con el Comité de las Regiones.

«Europa ve su futuro en el logro de un

equilibrio razonable entre la competencia

y la cooperación, intentando orientar

colectivamente el destino de los hombres

y mujeres que viven en el continente.

¿Se puede conseguir esto fácilmente? No.

Las fuerzas del mercado son poderosas.

Si dejáramos que los asuntos discurrieran

por sus propios cauces, la industria

se concentraría en el norte y el sector

del ocio en el sur. Pero estas fuerzas

del mercado, por potentes que puedan

parecer, no actúan siempre en la misma

dirección. El esfuerzo humano

y la aspiración política deben aunarse

para desarrollar el equilibrio territorial.»

Jacques Delors, 1989

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1989

-93

P A G I N A 1 0

ción de gastos por parte del FEDER, el FSE y el FEOGA-Orientación y empezaron en 1979 con pequeños proyectos experimentales en Nápoles y Belfast, y algunos años más tarde en el departa-mento de Lozer en el sur de Francia. A principios de los años 80 se emprendieron proyectos expe-rimentales más extensos centrados en un plan-teamiento integrado de la planificación regional en otras zonas de la Comunidad a través de las Operaciones de Desarrollo Integradas (ODI). Pro-gramas experimentales más amplios financiados a nivel europeo fueron los Programas Mediterrá-neos Integrados (PMI), asignados en 1986 a Gre-cia, Italia y Francia. Este desarrollo se apoyó en un cambio de paradigma en las políticas y estudios de desarrollo urbano y regional, promoviendo planteamientos más integrados y ascendentes favorecedores de medidas «suaves» en vez de centrarse exclusivamente en la inversión física, por ejemplo en empresas e infraestructura.

P O L Í T I C A D E C O H E S I Ó N E N T R E 1 9 8 9 Y 1 9 9 3

La reforma de 1988 introdujo varios principios para la política de cohesión y sus instrumentos que siguen constituyendo desde entonces su «manual de funcionamiento». Se trata de los principios siguientes:

> Concentración en un número limitado de ob-jetivos con especial atención a las regiones menos desarrolladas.

> Programación plurianual basada en el análisis, la planificación estratégica y la evaluación.

> Adicionalidad, asegurando que los Estados miembros no substituyan los gastos naciona-les por los de la UE.

> Asociación en el diseño y la ejecución de programas que reúnan a actores nacionales,

subnacionales y de la UE, incluidos los inter-locutores sociales y las organizaciones no gu-bernamentales, asegurando la responsabiliza-ción y la transparencia de las intervenciones.

En 1988 se acordaron cinco objetivos priorita-rios:

> Objetivo 1: promoción del desarrollo y del ajuste estructural en las regiones menos de-sarrolladas.

> Objetivo 2: conversión de las regiones seria-mente afectadas por el declive industrial.

> Objetivo 3: lucha contra el paro de larga duración.

> Objetivo 4: facilitación de la integración al mercado laboral de los jóvenes.

> Objetivo 5: (a) aceleración del ajuste de las estructuras agrícolas y (b) promoción del de-sarrollo de las zonas rurales.

Cubriendo el 25 % de la población, esto es, alrededor de 86,2 millones de habitantes, la financiación proporcionada por el FEDER, el FSE y el FEOGA en el contexto del Objetivo 1 ascendió a 43,8 millones de ecus (el 64 % del total). Los países más beneficiados fueron Es-paña, con una asignación de 10 200 millones de ecus con el 57,7 % de su población vivien-do en regiones del Objetivo 1, seguido por Italia (8 500 millones de ecus; el 36,4 % de la población), Portugal (8 450 millones de ecus; el 100 %), Grecia (7 500 millones de ecus; el 100 %) e Irlanda (4 460 millones de ecus; el 100 %). Se asignaron cantidades más peque-ñas a Alemania para sus estados federados germanoorientales cubiertos por el Objetivo 1 a partir de 1990, Francia para Córcega y los departamentos franceses de ultramar, y el Reino Unido para Irlanda del Norte. El 35,2 % de la inversión del Objetivo 1 se dedicó a in-fraestructuras, en particular en el ámbito del

Grecia Irlanda Países Bajos

Mejora en las conexiones de transporte

Construcción de una nueva carretera transfronteri-

za entre Grecia y Bulgaria, Drama, Grecia.

Modernización de los ferrocarriles, Irlanda

Modernización de vía para la extensión de la red

de ferrocarril de cercanías de Dublín, Irlanda.

Mejora de la protección hidrológica

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P A G I N A 1 1

transporte y el medio ambiente, el 33,6 % en inversión productiva, incluida la ayuda direc-ta e indirecta a las empresas y el 29,6 % en recursos humanos.

El 16,6 % de la población, es decir, alrededor de 57,3 millones de habitantes vivían en zonas del Objetivo 2 y recibieron 6 100 millones de ecus (el 9 % del total) proporcionados por el FEDER y el FSE. Los principales países beneficiarios fueron el Reino Unido (2 000 millones de ecus; el 35,5 % de la población), seguido por España (1 500 millones de ecus; el 22,2 %) y Francia (1 200 millones de ecus; el 18,3 %). Aparte de Grecia, Irlanda y Portugal, los demás Estados miembros se beneficiaron en menor medida de las asignaciones del Objetivo 2. De la inversión total, el 55,1 % se gastó en especial en pequeñas y medianas empresas productivas respetuosas de medio ambiente, el 23,9 % en actividades de regeneración física y medio ambiente, a menu-do de zonas previamente industrializadas, y el 20,9 % en recursos humanos.

Centrándose en grupos destinatarios de políti-cas activas del mercado laboral, los programas de los Objetivos 3 y 4 carecían de concentración geográfica y, a diferencia de los anteriores, se acordaron a nivel nacional. La asignación total para ambos objetivos ascendió a cerca de 6 670 millones de ecus (el 10 % del total) y la concedió solo el FSE. Los principales países beneficiarios fueron Reino Unido (1 500 millones de ecus), seguido por Francia (1 440 millones de ecus) y Alemania (1 050 millones de ecus). Los demás países recibieron cantidades inferiores, a excep-ción de Grecia, Irlanda y Portugal, cuyas asigna-ciones del FSE se integraron en el Objetivo 1.

Por último, el Objetivo 5 ascendió a 6 300 millones de ecus (el 9,2 % del total) siendo Francia (2 300 millones de ecus), Alemania (1 400 millones de ecus) e Italia (960 millones de ecus) los principales países beneficiarios.

Reino Unido Portugal Spain

Lucha contra el desempleo Inversión en autopistas, Portugal

La nueva conexión de autopista entre Oporto

y Valença do Miño en la frontera gallega, Portugal.

Construcción de puentes, España

Puente sobre el Bidasoa, Navarra, España.

«El Acta Única Europea mejora

considerablemente el sistema institucional

y establece nuevos objetivos para la

Comunidad, especialmente la consecución

del mercado interior antes de 1992 y la

consolidación de la cohesión económica y

social. La realización de ambos objetivos

también responderá a las expectativas y

necesidades de los países que acaban de

adherirse, los cuales esperan con razón

que su implicación en la Comunidad

promueva su desarrollo y les ayude a

mejorar sus condiciones de vida mediante

la acción combinada de sus propios

esfuerzos y del apoyo de sus socios.»

Comisión de las Comunidades Europeas: Llevar a buen término el Acta Única: una nueva frontera para Europa, COM(87) 100 final, 15 de febrero de 1987.

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1989

-93

P A G I N A 1 2

Mientras que las intervenciones del Objetivo 5a carecían de concentración geográfica ge-neral, las del objetivo 5b se concentraron en las zonas rurales, que representaban una po-blación de 17,6 millones de personas, o 5 % del total. Mientras que los gastos del Objeti-vo 5a se dirigieron a actividades de inversión productiva, la financiación del Objetivo 5b se dedicó a nuevas actividades económicas en zonas rurales (el 47,2 %), a infraestructura y recursos humanos (el 20 % por cada uno) y al medio ambiente (el 12,1 %).

Además de los programas nacionales y regio-nales establecidos de acuerdo con los obje-tivos, un total de 16 iniciativas comunitarias con una asignación de 5 300 millones de ecus (el 7,8 % del total) fueron presentadas por la Comisión para abordar problemas específicos de ciertas regiones o sectores. Con una asig-nación aproximada de 1 100 millones de ecus, la iniciativa «Interreg» apoyó la cooperación transfronteriza entre regiones vecinas, mien-tras que «Euroform», «Now» y «Horizon» (764 millones de ecus) financiaron proyectos en el ámbito de la formación profesional y de la creación de empleo. «Leader» (455 millones de ecus) financió proyectos de desarrollo local y rural; otras iniciativas se dedicaron a recons-truir zonas industriales (Resider, Rechar, RETEX, Renaval, Konver, por un importe conjunto de 1 100 millones de ecus), a las regiones perifé-ricas (Regis: 181 millones de ecus) o a cuestio-nes como la protección del medio ambiente, la energía, las tecnologías de la información y la investigación (Envireg, Regen, Prisma, Telema-tique o Stride, cuyo importe conjunto ascen-dió a 1 600 millones de ecus). Para la asistencia técnica, la Comisión también puso en marcha proyectos experimentales, redes y estudios, así como diversas herramientas para apoyar a pe-queñas y medianas empresas, tales como los «centros de innovación empresariales».

A D M I N I S T R A C I Ó N Y G O B E R N A N Z A

La administración de los Fondos Estructurales entre 1989 y 1993 se rigió por un conjunto de cinco Reglamentos del Consejo que regularon su eficacia y coordinación, su aplicación y dis-posiciones generales, así como la aplicación de cada uno de los tres fondos. Mientras que el Reglamento de coordinación se adoptó el 24 de junio de 1988, las decisiones del Conse-jo respecto a los otros cuatro se adoptaron el 19 de diciembre 1988. Todos ellos entraron en vigor el 1 de enero de 1989.

El Reglamento de coordinación5 definió los objetivos y los principios mencionados an-teriormente, los cometidos de los fondos, las diversas formas de ayuda, destacando los «programas operativos», la obligación de los Estados miembros de introducir para cada uno de los objetivos «planes de desarrollo regio-nal» específicos (para los Objetivos 1, 2 y 5b) o «planes nacionales» (para los Objetivos 3 y 4). Posteriormente, la Comisión adoptaría marcos comunitarios de ayuda (MCA). Además, el Re-glamento de coordinación estipuló índices de cofinanciación de hasta el 75 % para las inter-venciones del Objetivo 1 y del 50 % en el caso de los otros objetivos.

El Reglamento de aplicación6 definió el conte-nido de los planes y de los CSF, los proyectos destacados para los cuales se requerirían de-cisiones de la Comisión, además de establecer el sistema de compromisos de gasto, pagos de las intervenciones y control financiero. Las normas comunes establecieron medidas de supervisión, evaluación, información y publici-dad que acompañarían a las intervenciones.

Los tres reglamentos de aplicación7 relativos al FEDER, al FSE y al FEOGA, sección orientación,

España y Portugal Luxemburgo Irlanda

Un proyecto Interreg entre España y Portugal

Puente sobre el río Guadiana que conecta España

y Portugal.

Mejor señalización en la frontera

Evitar confusiones a los camiones que cruzan

las fronteras de Bélgica, Francia y Luxemburgo,

Interreg.

Rejuvenecimiento de la ciudad

Renovación del área de Temple Bar en Dublín,

Irlanda.

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P A G I N A 1 3

incluían más información sobre el contenido de los planes y programas, la elegibilidad y la asistencia técnica.

Esto constituyó un cambio importante, pues en lugar de la selección anual de proyectos por los Estados miembros y su adopción por la Comisión Europea se pasó a una programa-ción plurianual y más estratégica, basada en una amplia asociación entre las regiones, los Estados miembros y la Comisión Europea. Las decisiones sobre planes (análisis), los marcos comunitarios de ayuda (coordinación de las in-tervenciones) y los programas operativos (apli-cación) fueron un nuevo desafío para los agen-tes involucrados. Para cada nivel, hubo que establecer por primera vez procedimientos de gestión, supervisión y control de los fondos. Además, era necesaria la comunicación entre

políticas e instrumentos con diversas tradicio-nes en todas las etapas del proceso, de modo tal que la primera generación de programas operativos no se adoptó hasta 1990, y como consecuencia se retrasó su aplicación.

Sin embargo, un nuevo grupo de actores a nivel de la UE, nacional y regional y de socios externos a las administraciones públicas co-menzó a formarse, adquiriendo capacidades de aprendizaje y explorando nuevos cauces y formas de asociación para el desarrollo regio-nal y local.

Hechos y cifras clave > Presupuesto total de los Fondos Estructurales: 69 000

millones de ecus, que representan el 25 % del presupuesto de la UE y el 0,3 % del PIB total de la UE.

> Parte correspondiente a las regiones del Objetivo 1: 64 %.

> Población en las regiones del Objetivo 1: 86,2 millones (25 % del total8).

> Principales países beneficiarios: España (14 200 millones de ecus), Italia (11 400 millones de ecus), Portugal (9 200 millones de ecus), Grecia (8 200 millones de ecus).

Resultados > Las regiones del Objetivo 1 lograron disminuir un 3 % la diferencia per

cápita del PIB respecto a la media de la UE. > Se crearon 600 000 puestos de trabajo con los Fondos Estructurales

en Grecia, Irlanda, Portugal y España, y el promedio del PIB per cápita de estos países aumentó del 68,3 % al 74,5 % de la media comunitaria.

> Se formaron 917 000 individuos por medio del FSE. > 470 000 pequeñas y medianas empresas recibieron ayuda en las

regiones del Objetivo 2.

Más información en las páginas «evaluación»: http://ec.europa.eu/regional_policy

Portugal Italia Francia

Protección del medio ambiente

Fondos Envireg utilizados para estabilizar

un vertedero de residuos municipales, Alcanena,

Lisboa e Vale do Tejo, Portugal.

Creación de empleo

Reconstrucción de instalaciones de formación

e industriales para jóvenes, Cagliari, Cerdeña, Italia.

Inversión en pymes

Apoyo a una plantación de plátanos en La Réunion,

Francia.

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1994

-99

P A G I N A 1 4

Consolidación y renovación de esfuerzos

1 9 9 4 - 1 9 9 9

E L C A M I N O H A C I A L A R E F O R M A

En el denominado «Paquete de medidas De-lors II»10, presentado cuatro días después de la firma del Tratado de Maastricht, la Comisión Europea propuso un programa y un presu-puesto para «avanzar hacia la unión económi-ca y monetaria, de modo que la Comunidad se beneficie plenamente de una zona econó-mica organizada y de una moneda única». La propuesta incluyó detalles del nuevo Fondo de Cohesión, el aumento del presupuesto de los Fondos Estructurales y la simplificación de las normas de aplicación. El compromiso adoptado en el Consejo Europeo en Edim-burgo el 11 y 12 de diciembre de 1992 de-terminó definitivamente los recursos para el período 1994-1999. Se asignaron alrededor de 153 000 millones de ecus a los fondos es-

tructurales y 15 000 millones de ecus al Fondo de Cohesión, de los cuales, el 68 % se destinó a las regiones y países más pobres.

En abril de 1993, la Comisión propuso los Re-glamentos de los Fondos Estructurales, acor-dados por el Consejo en julio de 199311. To-mando como base el principio de asociación, el proceso de negociación de los Reglamentos fue acompañado por comentarios del Parla-mento Europeo, de los interlocutores sociales y de las agrupaciones económicas y sociales representativas de los intereses regionales. El Reglamento del Fondo de Cohesión12 se adop-tó en mayo de 1994, incluida una asignación de 15 150 millones de ecus. Se aplicó a los países cuyo producto nacional bruto fuese inferior al 90 % de la media comunitaria a condición de que tuvieran un programa orientado a la con-vergencia económica que cumpliese los crite-

1992 1992 Austria

Firma del Tratado de la Unión Europea Consejo Europeo de Edimburgo

El 11 y 12 de diciembre de 1992, el Consejo Europeo

acordó en Edimburgo las perspectivas financieras

1994-1999.

Por la senda verde, Austria

Centro Europeo de Energías Renovables en Güssing,

Austria.

Adoptado en Maastricht el 7 de febrero de 1992, el Tratado de la Unión Europea y el Tratado revisado de las Comunidades Europeas (TCE) entraron en

vigor 1 de noviembre de 1993. En lo que se refiere a la cohesión y a la política regional, el TCE estableció un nuevo instrumento, el Fondo de Cohesión, y

una nueva institución, el Comité de las Regiones, además de introducir el principio de subsidiariedad. En diciembre de 1992, el Consejo Europeo adoptó

la nueva perspectiva financiera para el período 1994-1999 y se destinaron 168 000 millones de ecus9 para los Fondos Estructurales y de Cohesión. Esto

permitió duplicar los recursos anuales y representó un tercio del presupuesto de la UE. Los nuevos Reglamentos de política de cohesión fueron adopta-

dos por el Consejo el 20 de julio de 1993, incluyendo desde entonces el instrumento financiero de orientación de actividades de la pesca y el Fondo de

Cohesión. Los nuevos Reglamentos confirmaron los principios clave de las políticas, a saber, concentración, programación, adicionalidad y asociación,

y mantuvieron los cinco objetivos existentes con pocas modificaciones. Se consolidaron algunas disposiciones, por ejemplo, la implicación de otras

instituciones de la UE, en especial el Parlamento Europeo, así como las normas sobre asociación, evaluación y publicidad. Tras la adhesión de Austria,

Finlandia y Suecia el 1 de enero de 1995, un Reglamento de enmienda definió el sexto objetivo que favorecía a las regiones muy escasamente pobladas

de Finlandia y Suecia, además de una asignación financiera para los tres nuevos Estados miembros.

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rios de la unión económica y monetaria según lo establecido en el Tratado CE. El fondo podía financiar hasta el 85 % de los costes relacio-nados con proyectos de medio ambiente y de infraestructura de transporte por valor de más de 10 millones de ecus. Se gestionó de acuer-do con las decisiones adoptadas por la Comi-sión sobre los proyectos particulares. Grecia, Irlanda, Portugal y España se beneficiaron del fondo entre 1994 y 1999.

P O L Í T I C A D E C O H E S I Ó N E N T R E 1 9 9 4 Y 1 9 9 9

La reforma de 1993 apenas alteró los objetivos del período 1994-1999:

> Objetivo 1: fomento del desarrollo y el ajuste estructural de las regiones menos desarrolla-das;

> Objetivo 2: reconversión de regiones o par-tes de regiones seriamente afectadas por el declive industrial;

> Objetivo 3: lucha contra el paro de larga du-ración y facilitación de la integración en la vida laboral de los jóvenes y de las personas expuestas a la exclusión del mercado laboral, promoción de la igualdad de oportunidades en el empleo entre hombres y mujeres;

> Objetivo 4: facilitación de la adaptación de los trabajadores a los cambios industriales y a los cambios en los sistemas de producción;

> Objetivo 5: promoción del desarrollo rural: (a) acelerando el ajuste de las estructuras agrí-colas en el marco de la reforma de la Política Agrícola Común y promoviendo la moderni-zación y el ajuste estructural del sector pes-quero; (b) facilitando el desarrollo y el ajuste estructural de las zonas rurales;

1995-1999 Suecia Finlandia

Monika Wulf-Mathies

Monika Wulf-Mathies, miembro de la Comisión

Europea entre 1995 y 1999, responsable de Política

Regional y de relaciones con el Comité de las Regio-

nes y el Fondo de Cohesión.

Invertir en nuevas tecnologías en Suecia

Ordenadores para entornos hostiles - Red ártica

de inventores en Luleå, Suecia.

Inversión en regiones fronterizas

«La calidad de la aplicación depende cada

vez más de la calidad de la asociación.

El éxito de la política de cohesión sobre

el terreno depende de una asociación

viable que reúna a todas las partes

implicadas en el desarrollo económico

de una región. Esto incluye

a representantes de los ministerios

y miembros de la administración local,

así como a representantes del mundo

empresarial, sindicatos, mujeres,

organizaciones caritativas

y voluntarias, además de asociaciones

medioambientales, aun a sabiendas

de que algunos representantes

de la administración central puedan

no estar contentos con tal coyuntura.»

Monika Wulf-Mathies - Primer Foro de Cohesión, 27 de abril de 1997, Bruselas

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1994

-99

P A G I N A 1 6

> Objetivo 6: desarrollo y ajuste estructural de regiones con muy escasa densidad de pobla-ción (a partir del 1 de enero de 1995).

Con una cobertura del 24,6 %, equivalente a cerca de 97,7 millones de habitantes, la finan-ciación proporcionada por el FEDER, el FSE y el Objetivo 1 del FEOGA ascendió a 94 000 millo-nes de ecus y a 14 450 millones de ecus para el Fondo de Cohesión (68 % del total de fondos dis-ponible13). El 41 % de la inversión del Objetivo 1 se empleó en el apoyo a las empresas, el 29,8 % en infraestructuras, de cuyo importe, cerca de la mitad se invirtió en transporte, la cuarta par-te en medio ambiente y el 24,5 % en recursos humanos.

60,6 millones de personas (el 16,3 % del total) en las áreas del Objetivo 2 se beneficiaron de un paquete de financiación de 9 400 millones de ecus (el 10,6 % del total) previstos por el FEDER y el FSE, de los cuales el 55,1 % se dedicó en concreto al apoyo a las pequeñas y medianas empresas. El 23,9 % se gastó en regeneración física y medio ambiente, a menudo en relación con antiguas zonas industriales, mientras que los recursos humanos recibieron el 20,9 %.

La asignación total de los Objetivos 3 y 4 ron-daba los 15 200 millones de ecus (el 9,1 % del total). Esta financiación procedía del FSE para medidas dirigidas al mercado laboral y a la in-tegración social.

La asignación del Objetivo 5 ascendía a 13 000 millones de ecus (el 7,8 % del total) y se puso a disposición de las nuevas actividades económi-cas en materia de pesca y de las zonas rurales (el 47,2 %), infraestructuras y recursos humanos (el 20 %, respectivamente) y medio ambiente (el 12,1 %). 32,7 millones de personas instaladas en zonas rurales recibieron apoyo procedente del Objetivo 5b, lo cual representaba el 8,8 % de la población total de la UE.

Suecia y Finlandia recibieron 697 millones de ecus (el 0,4 % del total) procedentes del Obje-tivo 6.

Respecto a un total de 13 iniciativas comunita-rias, se ofreció una asignación de 14 000 millo-nes de ecus (el 8 % del total) para cofinanciar proyectos transfronterizos, transnacionales e innovadores.

A D M I N I S T R A C I Ó N Y G O B E R N A N Z A

Entre 1994 y 1999 se establecieron las normas rectoras de los Fondos Estructurales y de Cohe-sión en un grupo de siete Reglamentos del Con-sejo que regían su eficacia y coordinación, su aplicación y disposiciones generales, y la aplica-ción de cada uno de los cuatro Fondos Estructu-rales. Se adoptó un Reglamento específico para el Fondo de Cohesión. El Reglamento de coor-dinación no supuso muchos cambios en el sis-tema previo de tres etapas introducido en 1989 que incluía planes nacionales, marcos comuni-tarios de ayuda (MCA) y programas operativos. Sin embargo, requirió que los planes nacionales fuesen más detallados, particularmente en ma-teria medioambiental. También introdujo la no-vedad del Documento Único de Programación, en virtud del cual los Estados miembros y las regiones podían presentar planes y programas operativos en un documento, seguido por una decisión única de la Comisión.

Se realizaron importantes progresos políticos durante este período. En noviembre de 1996 se publicó el primer informe sobre la cohesión económica y social, que presentó las dispari-dades económicas y sociales de la Unión a ni-vel regional y evaluó el impacto de las políticas comunitarias y nacionales en su desarrollo. Se presentó en abril de 1997 en el primer Foro de Cohesión, acto que ha acompañado la adop-

Alemania Irlanda del Norte, Reino Unido España

Reconstrucción de infraestructuras

Reconstrucción del puente Kronprinzenbrücke,

Berlín, Alemania.

Mejores vías para el transporte empresarial

Nuevo puerto en Londonderry, financiado

por el FEDER.

Consolidación de la infraestructura europea

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P A G I N A 1 7

ción de cada informe ulterior y se ha convertido desde entonces en el foro de intercambio sobre política de cohesión que mantienen los Estados miembros, las regiones y las partes interesadas.

En mayo de 1999 se adoptó la Perspectiva Europea Espacial de Desarrollo (PEED) como documento no vinculante legalmente, que pro-porcionaba un marco político para las políticas sectoriales a nivel local, regional, nacional y europeo con consecuencias espaciales.

Finalmente, la firma del Tratado de Ámsterdam en octubre de 1997 destacó el principio de la estrategia europea del empleo, que establecía una coordinación más estrecha de las políticas de empleo nacionales.

Hechos y cifras clave > Presupuesto total de los Fondos Estructurales y de Cohesión:

168 000 millones de ecus que representan cerca de un tercio del presupuesto de la UE y el 0,4 % del PIB total de la UE.

> Parte correspondiente a las regiones del Objetivo 1: 68 %

> Población en las regiones de Objetivo 1: 91,7 millo-nes (el 24,6 % del total).

> Principales países beneficiarios: España (42 400 millones de ecus), Alemania (21 800 millones de ecus), Italia (21 700 millones de ecus), Portugal (18 200 millones de ecus), Grecia (17 700 millo-nes de ecus) y Francia (14 900 millones de ecus).

Resultados > El efecto de las intervenciones de los Fondos Estructurales entre

1994 y 1999 en el PIB en términos reales se calcula que produjo una progresión del 4,7 % en Portugal, el 3,9 % en los estados fede-rados germanoorientales, 2,8 % en Irlanda, 2,2 % en Grecia, 1,4 % en España y 1,3 % en Irlanda del Norte.

> En las regiones del Objetivo 1 se crearon 700 000 puestos de tra-bajos netos, aumentando casi en un 4 % la tasa de empleo en Por-tugal, el 2,5 % en Grecia y entre el 1 y 2 % en los nuevos estados federados alemanes, el sur de Italia y España.

> 800 000 pequeñas y medianas empresas, incluidas 500 000 en re-giones del Objetivo 1, recibieron ayudas directas a la inversión.

> Se construyeron o modernizaron 4 104 km de autopista, así como alrededor de 31 844 km de carreteras de otro tipo. Las inversiones en infraestructura ferroviaria dieron lugar a la reducción de la du-ración de viajes en rutas clave tales como Atenas-Tesalónica-Ido-meni (acortando el tiempo de viaje 1 hora 30 minutos), Lisboa-Fa-ro (1 hora 35 minutos), Lisboa-Vila Formoso (1 hora 20 minutos), Larne-Dublín (20 minutos) y Belfast-Derry (25 minutos).

> En las regiones del Objetivo 2 se crearon cerca de 567 000 puestos de trabajo adicionales brutos, las tasas de desempleo disminu-yeron del 11,3 % al 8,7 %, y un total de 3 200 millones de ecus de los fondos del FEDER se invirtieron en el desarrollo de 115,1 millones de metros cuadrados de nuevas zonas e instalaciones industriales.

Más información en la página «evaluación»: http://ec.europa.eu/regional_policy

Alemania Portugal Francia

Promoción del turismo, protección de la cultura Protección del medio ambiente

Limpieza de la Ría Formosa en El Algarve, Portugal.

Investigación y desarrollo

I+D hortícola en Baja Normandía, Francia,

con apoyo del FEDER.

«El Fondo de Cohesión añade una nueva

dimensión a la Comunidad. Debido a su

forma de funcionar, el Fondo permite que los

Estados miembros respondan a los criterios

de convergencia para alcanzar la tercera

fase de la unión económica y monetaria.»

Jacques Delors en el Parlamento Europeo el 11 de febrero de 1992

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2000

-06

P A G I N A 1 8

Hacia el éxito de la ampliación2 0 0 0 - 2 0 0 6

E L C A M I N O H A C I A L A R E F O R M A

En julio de 1997, la Comisión Europea presentó la «Agenda 2000»15, un documento que descri-be las perspectivas generales del desarrollo de la Unión Europea y de sus políticas, los proble-mas horizontales planteados por la ampliación y los rasgos de un futuro marco financiero para los años 2000-2006. El conjunto de medidas le-gislativas resultante se propuso en marzo de 1998 respecto a la reforma de la Política Agríco-la Común, la reforma de la política de cohesión, los instrumentos de preadhesión y el nuevo marco financiero. En su reunión en Berlín el 24 de marzo de 1999, el Consejo Europeo alcanzó

un acuerdo sobre las propuestas de la Comisión, permitiendo así aplicar las medidas legislativas y presupuestarias subsiguientes.

En junio de 1998, la Comisión presentó los Regla-mentos sobre los Fondos Estructurales y de Co-hesión, así como los relativos a los instrumentos de preadhesión acordados por el Consejo -y en parte por el Parlamento Europeo- entre mayo y julio de 1999. De acuerdo con las disposiciones revisadas del Tratado, el Parlamento Europeo participó por primera vez en la adopción de los Reglamentos del FEDER y del FSE mediante el procedimiento de codecisión. El principal cam-bio lo constituyó el nuevo Reglamento «gene-ral»16, adoptado por el Consejo. Éste reemplazó

1999 Letonia Estonia

Consejo Europeo de Berlín

El 24 y 25 de marzo de 1999, el Consejo Europeo

adoptó en Berlín la «Agenda 2000» y el presupuesto

de la UE para el período 2000-2006.

Inversión en infraestructura

Renovación de la estación principal de extracción

de agua de Riga, cofinanciada por el instrumento

de preadhesión, Letonia.

Consolidación del sistema educativo

Una nueva guardería en Estonia, financiada

por el instrumento de preadhesión, SAPARD.

La tendencia a la simplificación del diseño político de la cohesión y de los procedimientos, en paralelo a la preparación para la ampliación, fueron los

dos temas principales del período 2000-2006. La «Agenda 2000» se había forjado desde la segunda mitad de los años 90 y preparó el camino para la

mayor ampliación de la UE, con la adhesión de 10 nuevos Estados miembros en mayo de 2004. Esta ampliación histórica supuso un aumento del 20 %

en la población de la UE, pero solamente un incremento del 5 % en el PIB de la Unión. Con la ampliación se produjeron disparidades cada vez mayores

en la renta y el empleo, pues el PIB medio per cápita en estos nuevos países miembros era inferior a la mitad de la media de la UE y solamente el 56 % de

su población se encontraba en situación de empleo activo, en comparación con el 64 % en la UE de los 15. El territorio de los nuevos Estados miembros

accedió casi por completo al Objetivo 1, elegible para el máximo nivel posible de apoyo de los Fondos Estructurales y de Cohesión. Sin embargo, el traba-

jo comenzó antes de la ampliación, incluida la concepción de instrumentos de preadhesión disponibles para ayudar a los países candidatos de enton-

ces a prepararse para la política de cohesión. Tras una decisión adoptada por el Consejo Europeo de Berlín en marzo de 1999, el presupuesto de 2000-06

para la política de cohesión totalizó 213 000 millones de €14 para los quince Estados miembros. Se proporcionó una asignación adicional de

22 000 millones de € para los nuevos Estados miembros durante el período 2004-06. La «estrategia de Lisboa» fue acordada por el Consejo Europeo de

Lisboa en marzo de 2000, centrada en el crecimiento, el empleo y la innovación, elementos que se convirtieron en el leitmotiv de muchas políticas de la

UE y promovieron el cambio de paradigma en la política de cohesión.

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P A G I N A 1 9

al Reglamento de coordinación y a parte del Re-glamento de aplicación. Además, se adoptaron cinco nuevos Reglamentos relativos al FEDER, al FSE, el Fondo Europeo de Orientación y Garan-tía Agrícola (FEOGA), al Instrumento Financiero para la Orientación de la Pesca (IFOP) y al Fon-do de Cohesión. Entre marzo de 2000 y marzo de 2001, la Comisión adoptó decisiones sobre otros cinco Reglamentos de aplicación que esta-blecieron normas detalladas respecto al uso del euro, la información y la publicidad, los gastos elegibles, los sistemas de gestión y control, así como las correcciones financieras. Por último, en junio de 1999 se adoptaron los Reglamentos del Consejo relativos al Instrumento de Estruc-tural de Preadhesión (ISPA) y al Instrumento de Adhesión Específico de la Agricultura y el Desa-rrollo Rural (SAPARD, por sus siglas en inglés).

P O L Í T I C A D E C O H E S I Ó N E N T R E 2 0 0 0 Y 2 0 0 6

Con la fusión de los anteriores Objetivos 2 y 5, así como 3 y 4, la reforma de 1999 redujo el nú-mero de objetivos de los Fondos Estructurales de seis a tres, y el número de iniciativas comu-nitarias de 13 a 4. Se mantuvieron los tres obje-tivos siguientes:

> Objetivo 1: fomento del desarrollo y del ajus-te estructural de las regiones menos desarro-lladas;

> Objetivo 2: apoyo a la reconversión económi-ca y social de las zonas sometidas a dificulta-des estructurales, en lo sucesivo;

> Objetivo 3: apoyo a la adaptación y moder-nización de políticas y sistemas de educación, formación y empleo.

1999-2004 Polonia Chipre

Michel Barnier

Comisario de Política Regional entre septiembre

de 1999 y abril de 2004.

Mejoras viales

Mejora de la carretera entre Sochaczew y Grojec

para la circunvalación al Sur de Varsovia, Polonia.

Renovación de un pueblo

«Mientras la Unión Europea tenga aspiraciones, debe contar con una política de cohesión que le ayude a cumplirlas. Una aspiración es compartir el progreso en una Europa reunificada. El nuevo horizonte debe dar a la Europa ampliada los medios adecuados en aras del crecimiento dinámico y de un alto nivel de empleo sobre bases sostenibles. Y ya se ha proyectado la manera de lograrlo: debemos perseguir los objetivos establecidos unánimemente en las agendas de Lisboa y Gotemburgo. A fin de cuentas, son nuestras regiones, áreas, pueblos y ciudades, sobre el terreno, los que hacen inversiones, mantienen políticas comunitarias y nacionales y aplican la legislación de la UE. No debemos dejarlos de lado como espectadores, sino hacer de ellos nuestros socios para enfrentarnos al desafío del crecimiento sostenible.»

Michel Barnier en el Parlamento Europeo el 18 de febrero de 2004

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2000

-06

P A G I N A 2 0

Con una cobertura del 37 %, es decir, alrededor de 169,4 millones de habitantes de la EU-25, la financiación proporcionada por los programas FEDER, FSE, FEOGA y Objetivo 1 del IFOP, tota-lizó 149 200 millones de €. Se otorgaron otros 25 400 millones a través del Fondo de Cohesión (lo que representa el 71,6 % de los Fondos Es-tructurales y de Cohesión). El 41 % de la inver-sión del Objetivo 1 se dedicó a infraestructuras, de la cual algo menos de la mitad se asignó al transporte y cerca de un tercio al medio am-biente. El 33,8 % se dedicó a crear un entorno productivo para las empresas y el 24,5 % a re-cursos humanos.

El 15,2 %, es decir, alrededor de 69,8 millones de habitantes, vivían en zonas del Objetivo 2 y se beneficiaron de un paquete de financiación de 22 500 millones de € (el 9,6 % del total) pre-visto por el FEDER y el FSE. De la inversión total, el 55,1 % se dedicó en concreto a las pequeñas y medianas empresas productivas respetuosas con el medio ambiente, el 23,9 % a activida-des de regeneración física y medio ambiente, a menudo para antiguas zonas industriales, y el 20,9 % a recursos humanos.

Centrados en los grupos destinatarios de polí-ticas activas de mercado laboral, los programas de los Objetivos 3 y 4 no estaban sometidos a reglas de concentración geográfica y se acor-daron a nivel nacional. La asignación total para ambos objetivos rondaba los 24 100 millones de € (el 10,3 % del total) y fue proporcionada en exclusiva por el FSE.

Durante el período 2000-2006 se asignaron 11 500 millones de € a cuatro iniciativas comu-nitarias, «Interreg III», «Urban II», «Equal», «LEA-DER+» y acciones innovadoras.

A D M I N I S T R A C I Ó N Y G O B E R N A N Z A

Durante el período 2000–2006, la cooperación entre la Comisión y los Estados miembros se reforzó con disposiciones sobre control y disci-plina financiera. Se esclarecieron las responsa-bilidades de las autoridades de gestión y pago nacionales y se simplificó y aceleró la gestión del programa utilizando medidas de disciplina financiera y la regla «n+2»; según la cual, la no presentación de pruebas de los pagos en el pla-zo de dos años conlleva la pérdida de la asigna-ción. Además, se impuso una implicación más fuerte de los Estados miembros y de las regio-nes en la supervisión y evaluación del progra-ma mediante un sistema de evaluación previo, intermedio y posterior.

En términos de desarrollo de políticas, el segun-do y el tercer informe sobre cohesión económi-ca y social dieron lugar a un animado período de reflexión y debate entre mayo de 2001 y febrero de 2004 respecto al impacto y el diseño futuro de la política de cohesión. Esto facilitó la apro-bación de las nuevas propuestas de la Comisión para los Reglamentos del período 2007-2013.

Desde octubre de 2003, las «JORNADAS DE PUERTAS ABIERTAS – Semana europea de las regiones y las ciudades», se han convertido en la reunión anual por excelencia de los respon-sables políticos y expertos de toda Europa y de otros países. Organizadas conjuntamente por la Comisión Europea y el Comité de las Regiones, junto a regiones y ciudades de toda Europa, el Parlamento Europeo y organizaciones privadas, financieras y de la sociedad civil, las jornadas de puertas abiertas proporcionan una plataforma para el intercambio de experiencia e ideas en cuanto a desarrollo regional.

2004 España Bélgica

Ampliación de la UE a 25

1 de mayo de 2004, celebración de la ampliación

de la UE a 25 Estados miembros.

Reapropiación de antiguos vertederos Creación de empleo

Trabajos adaptados para los inmigrantes

en Amberes, Bélgica.

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P A G I N A 2 1

Un nuevo instrumento financiero, el Fondo de Solidaridad de la Unión Europea, que no for-ma parte de la política de cohesión, se creó en noviembre de 2002 para proporcionar ayuda urgente a regiones asoladas por catástrofes im-portantes.

Hechos y cifras clave > Total de Fondos Estructurales y de Cohesión disponibles:

213 000 millones de € para la UE-15 entre 2000 y 2006, y 21 700 millones de € para los 10 nuevos Estados miembros entre 2004 y 2006, lo que representa cerca de un tercio del presupuesto de la UE y el 0,4 % del PIB total de la UE.

> Parte correspondiente a las regiones del Objetivo 1: 71,6 %.

> Población en las regiones del Objetivo 1: 169,4 millo-nes (el 37 % del total).

> Principales países beneficiarios: España (56 300 millones de €), Alemania (29 800 millones de €), Italia (29 600 millones de €), Grecia (24 900 millones de €), Portugal (22 800 millones de €), Reino Unido (16 600 millones de €), y (Francia (15 700 millones de €).

Resultados > Entre 2000 y 2006, se calcula que los gastos del Objetivo 1 han

creado alrededor de 570 000 puestos de trabajo netos de los cua-les cerca de 160 000 correspondieron a los nuevos Estados miem-bros.

> En España, los Fondos Estructurales invirtieron alrededor de 4 000 millones de € en investigación, desarrollo tecnológico, innovación y tecnologías de la información para más de 13 000 proyectos de

investigación en los que participan cerca de 100 000 investigado-res y la aportaron cofinanciación para la mayoría de los actuales 64 parques tecnológicos españoles.

> En Grecia, la inversión continua en el metro de Atenas ha redu-cido la congestión del tráfico y la contaminación. Se financiaron ocho nuevas estaciones, incluidas cuatro estaciones de enlace, así como 17 trenes. A mediados de 2005, 17 200 pasajeros lo uti-lizaban en horas punta en comparación con los 15 500 previstos inicialmente. En España, las inversiones en el sistema de carreteras se calcula que ahorraron 1,2 millones de horas de tiempo de des-plazamiento al año.

> Para las regiones del Objetivo 2, los estudios a nivel de empresas sugieren que a finales del período 2000-2006 se habían creado cerca de 730 000 puestos de trabajo.

> En Cataluña, el programa del Objetivo 2 implicó a más de 6 000 in-vestigadores de la región (el 21 %) y ascendió a 1 400 mil millones de € (37 %) de la inversión de sector privado en la sociedad de la información.

> En el Reino Unido, más de 250 000 pequeñas y medianas empre-sas recibieron apoyo en las regiones de los Objetivos 1 y 2. Alrede-dor de 16 000 empresas recibieron ayuda financiera directa.

Más información en la página «evaluación»: http://ec.europa.eu/regional_policy

República Checa Austria Eslovaquia

Formación para los refugiados Renovación urbana

Utilización de los fondos de URBAN para

la renovación del centro de la ciudad de Viena.

Inversión en energía renovable

Un parque eólico en Cerova, Eslovaquia.

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2007

-13

P A G I N A 2 2

Focalización en crecimiento y empleo

2 0 0 7 - 2 0 1 3

E L C A M I N O H A C I A L A R E F O R M A

En febrero de 2004, la Comisión Europea publicó un documento18 sobre el futuro de la Unión am-pliada que incluía una propuesta presupuestaria para los años 2007-2013. Del presupuesto total de 1 025 000 millones de €19, 336 000 millones de se destinaron a los Fondos Estructurales y de Cohe-sión, mientras que se asignaron otros 70 000 millo-nes de € al desarrollo rural mediante una partida distinta a la cohesión. Tras arduas negociaciones, el Consejo Europeo acordó el presupuesto los días 11 y 12 de diciembre en Bruselas, lo cual dio lugar a un acuerdo interinstitucional entre el Consejo, el Parlamento y la Comisión en abril de 2006 de 864 000 millones de €, de los cuales 308 000 millo-nes se reservaron para la política de cohesión. Al mismo tiempo, se programó la revisión del presu-puesto para 2008/09.

Desde 2001, la Comisión ha moderado un inten-so período de reflexión sobre el futuro de la polí-

tica de cohesión de la UE. En junio de 2004 la Co-misión presentó un paquete legislativo de cinco Reglamentos20 que incluía uno de disposiciones generales, tres relativos al FEDER, al FSE y al Fon-do de Cohesión, y uno final relativo a la «Agrupa-ción Europea de Cooperación Territorial». El Con-sejo y Parlamento los adoptaron en julio de 2006 tras alcanzar un acuerdo sobre el presupuesto. En diciembre de 2006, estos Reglamentos fueron complementados por un solo Reglamento21 de aplicación que sustituyó a los cinco existentes con disposiciones sobre información y publici-dad, sistemas de gestión y control, irregularida-des, correcciones financieras y elegibilidad.

P O L Í T I C A D E C O H E S I Ó N E N T R E 2 0 0 7 Y 2 0 1 3

A la vez que fusionó los objetivos previos 2 y 3, la reforma de 2006 transformó la iniciativa In-terreg en un tercer objetivo e integró al mismo

2005 Alemania 2007

Consejo Europeo de Bruselas

El 15 y 16 de diciembre de 2005, el Consejo Europeo

acordó en Bruselas el presupuesto de la UE para

el período 2007-2013.

Apoyo a la Investigación y desarrollo

El Fondo Europeo de Desarrollo Regional apoya

la investigación en tecnología solar en Berlín,

Alemania.

Ampliación a 27

1 de enero de 2007: los miembros son ya 27

con la llegada de Bulgaria y Rumanía.

La más alta concentración de recursos en los Estados miembros y las regiones más pobres, la inclusión de todas las regiones, y el cambio de prioridades

con objeto de impulsar el crecimiento, el empleo y la innovación, son, en pocas palabras, los cambios principales de la política de cohesión de la UE du-

rante el período actual. En la UE de 27 Estados miembros, uno de cada tres ciudadanos de la UE –170 millones en total– vive ahora en las regiones más

pobres, que reciben ayuda del objetivo «Convergencia». Las disparidades económicas y sociales se han acentuado notablemente con las ampliaciones

recientes. En términos de renta per cápita, Luxemburgo es ahora siete veces más rico que Rumanía. A nivel regional, la diferencia es incluso mayor:

la región más rica es la zona central de Londres, con 290 % de la renta per cápita media de la UE-27, mientras que la región más pobre es el noreste

de Rumanía con el 23 % de la media de la UE. El Consejo Europeo acordó en diciembre de 2005 el presupuesto para el período 2007-2013 y asignó

347 000 millones de €17 a los Fondos Estructurales y de Cohesión, de los cuales se prevé gastar el 81,5 % en las regiones de «convergencia». Siguiendo

procedimientos simplificados, la mayor parte de los 436 programas, que cubrían todas las regiones y Estados miembros de la UE, fueron acordados

antes de que finalizase 2007. El cambio radical en sus prioridades significa que una cuarta parte de los recursos está destinada ahora a la investigación

y a la innovación, y alrededor del 30 % a la infraestructura medioambiental y a medidas de lucha contra el cambio climático.

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P A G I N A 2 3

tiempo otras iniciativas comunitarias en los pro-gramas principales. Los objetivos prioritarios se definen del siguiente modo:

> «Convergencia»: pretende acelerar la con-vergencia de los Estados miembros y de las regiones menos desarrolladas, es decir, aque-llas cuyo PIB per cápita sea inferior al 75 % de la media de la UE;

> «Competitividad y empleo regionales»: comprende las demás regiones de la UE con el objetivo de consolidar la competitividad y el atractivo de las regiones, así como el em-pleo;

> «Cooperación territorial europea»: basa-do en la iniciativa Interreg, ofrece apoyo a la cooperación transfronteriza, transnacional e interregional, así como a las redes.

El número de instrumentos financieros para la cohesión se reduce de seis a tres: dos Fondos Estructurales (FEDER y FSE) y el Fondo de Cohe-sión. La ayuda específica de los anteriores FEOGA e IFOP se proporciona ahora mediante el nuevo Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADR) y el Fondo Europeo de Pesca (FEP).

El objetivo de «convergencia» concierne a 84 regiones en 17 Estados miembros, así como a una población de 170 millones de habitantes y –aplicando un procedimiento de reducción pro-gresiva– a otras 16 regiones con 16,4 millones de habitantes y un PIB solo ligeramente supe-rior al umbral debido al efecto estadístico de la ampliación. La cantidad disponible de acuerdo con el objetivo de convergencia es de 282 800 millones de €, lo que representa el 81,5 % del total. 199 300 millones de € de dicha cantidad se dedican a las regiones de convergencia, 13 900 millones de € a las regiones de reducción progresiva y 69 600 millones al Fondo de Cohe-sión, destinado a 15 Estados miembros.

Grecia 2007 2007

Mejora de la infraestructura ambiental

El proyecto del río Nestos - llevado a cabo

en colaboración con Bulgaria – la presa Thissavros

se ha construido para mejorar la irrigación

y el suministro de energía.

Firma del plan de política de cohesión de Portugal

Danuta Hübner firma el plan portugués

de política de cohesión 2007-2013 en Lisboa

el 4 de julio de 2007.

4º Foro de Cohesión

«Estoy convencida de que la política

europea de cohesión tiene la base

adecuada para resolver los desafíos

que se presenten. El activo más

importante, a mi entender, es el sistema

de gobernanza de niveles múltiples,

basado en la responsabilidad y la

asociación. Este sistema, por una parte,

estimula la eficiencia y el desarrollo

económico mediante la cooperación entre

los niveles europeo, nacional y regional,

mientras que por otra, arraiga firmemente

la política a los territorios de la Unión

y a los corazones de sus ciudadanos.»

Danuta Hübner en el 4º Foro de Cohesión el 27 de septiembre de 2007 en Bruselas

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2007

-13

P A G I N A 2 4

Un total de 168 regiones en 19 Estados miem-bros son elegibles en virtud el objetivo de «competitividad y empleo regional», lo cual representa un total de 314 millones de habi-tantes. 13 de estas regiones, con 19 millones de habitantes, son las denominadas «zonas de integración progresiva», que se benefician de asignaciones financieras especiales debido a su situación anterior como regiones del Objetivo 1. Este objetivo dispone de 54 900 millones de €, lo que representa sólo el 16 % por debajo de de la asignación total. 11 400 millones están desti-nados a las regiones de integración progresiva.

En el contexto del objetivo de «Cooperación territorial europea», la población que reside en zonas transfronterizas es de 181,7 millones (el 37,5 % de la población total de la UE), mientras que todas las regiones y los ciudadanos de la UE están incluidos por lo menos en una de las 13 zonas transnacionales de cooperación existen-tes. Los 8 700 millones de € (el 2,5 % del total) disponibles para este objetivo se desglosan del siguiente modo: 6 440 millones de € para accio-nes transfronterizas, 1 830 millones de € para acciones transnacionales y 445 millones de € para cooperación y redes interregionales. En el contexto de este objetivo, la Comisión puso en marcha la iniciativa «regiones para el cambio económico» para promover redes de excelencia destinadas al desarrollo sostenible de regiones y ciudades.

A D M I N I S T R A C I Ó N Y G O B E R N A N Z A

Una simplificación importante del período ac-tual radica en la introducción de dos fases de programación en vez de tres. A tenor de las «Di-rectrices Comunitarias de Cohesión», la planifi-cación tiene lugar a nivel nacional a través de los Marcos Estratégicos Nacionales de Referencia, mientras que la aplicación se deja en manos de

los Programas Operativos. Tanto los Reglamen-tos como las Directrices requieren que la nueva generación de programas «destinen» cierta pro-porción de los recursos a inversiones clave vin-culadas a la estrategia renovada de crecimiento y de empleo, incluyendo la investigación y la innovación, las infraestructuras de importancia para Europa, la competitividad industrial, las energías renovables, la eficiencia energética, las innovaciones con componente ecológico y los recursos humanos. En las regiones de «Conver-gencia», estas prioridades deben recibir el 60 % de la financiación disponible total y el 75 % en todas las demás regiones. En la UE-27 la propor-ción media de recursos destinados a las inver-siones clave de Lisboa representan el 61,2 % del objetivo de Convergencia y el 76,7 % del obje-tivo de Competitividad y empleo regionales. En conjunto, alrededor de 200 000 millones de € se asignarán a estas inversiones. Comparado con el período previo, esto representa un aumento de más de 50 000 millones de €.

Se han racionalizado otras disposiciones, por ejemplo las normas de elegibilidad, acordadas actualmente a nivel nacional y no por la UE, así como la atención creciente al principio de pro-porcionalidad, con objeto de reducir la burocra-cia y las restricciones impuestas a los programas más pequeños.

Tres nuevos instrumentos políticos, denomina-dos Jaspers, Jeremie y Jessica, mejorarán la co-operación entre la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones y otras instituciones fi-nancieras a fin de consolidar el desarrollo de ca-pacidades y asegurar de que los Estados miem-bros y las regiones realizan un uso adecuado y eficaz de los fondos.

La Agrupación Europea para la Cooperación Te-rritorial (AECT) permitirá que las autoridades re-gionales y locales de diversos países creen agru-paciones de cooperación en calidad de personas

2007 Italia Dinamarca

JORNADAS ABIERTAS

Reunión de expertos e intercambio de experiencias

e ideas durante las Jornadas de Puertas Abiertas,

reunión anual de las regiones y ciudades de Europa.

Estudio del medio ambiente marino Mejora del transporte, fomento del crecimiento

Nuevas instalaciones aeroportuarias para fomentar

el desarrollo empresarial en Dinamarca.

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P A G I N A 2 5

jurídicas para proyectos tales como transportes o servicios sanitarios transfronterizos.

El Instrumento de Preadhesión (IPA) reemplazó a los instrumentos previos de preadhesión en 2007. El IPA está diseñado para ayudar a los paí-ses candidatos y a los potenciales países candi-datos de los Balcanes occidentales a prepararse para su eventual adhesión, incluido el ámbito del desarrollo y de la cooperación regional.

Por último, el cuarto informe sobre Cohesión Económica y Social, así como el Foro de la Cohe-sión celebrado el 27 y 28 de septiembre de 2007, desencadenaron el debate sobre el futuro de la política de cohesión de la UE después de 2013.

Hechos y cifras clave > Total de Fondos Estructurales y de Cohesión disponibles:

347 000 millones de € que representan el 35,7 % del presupuesto de la UE y el 0,38 % del PIB total de la UE.

> Parte correspondiente a las regiones del Objetivo 1: 81,5 %

> Población en las regiones del Objetivo 1: 170 millo-nes (el 35 % del total, incluidas las regiones de reduc-ción progresiva)

> Países beneficiarios principales: Polonia (67 300 millo-nes de €), España (35 200 millones de €), Italia (28 800 millo-nes de €), República Checa (26 700 millones de €), Alemania (26 300 millones de €), Hungría (25 300 millones de €), Portugal (21 500 millones de €) y Grecia (20 400 millones de €).

Resultados esperados > De acuerdo con los modelos macroeconómicos, se calcula que

la inversión política de cohesión añadirá por término medio un 6 % al PIB de los nuevos Estados miembros, sin perjuicio de los marcos hipotéticos de referencia. Por ejemplo, el modelo Hermin

prevé un 9 % adicional en el PIB para Lituania, República Checa y Eslovaquia; el 5,5-6 % para Bulgaria, Polonia y Rumanía; el 3,5 % para Grecia y alrededor del 1-1,5 % para España, los estados fede-rados germanoorientales y el Mezzogiorno italiano.

> Antes de 2015, los Fondos Estructurales y de Cohesión podrían haber creado hasta 2 millones de puestos de trabajo adicionales.

> Tomando como base las evaluaciones previas de varios Estados miembros, la atención especial a los sectores de investigación e innovación creará 40 000 puestos de trabajo adicionales.

> En el sector del transporte, 25 000 km de carreteras recientemente construidas o reconstruidas y 7 700 km de vía férrea contarán con el apoyo de inversiones políticas de cohesión de la UE.

> Muchos Estados miembros y regiones consideran el cambio cli-mático y el desarrollo de economías con baja emisión de carbo-no como elementos prioritarios de sus programas. Por ejemplo, Luxemburgo pretende reducir el 10 % de las emisiones de CO

2,

mientras que Eslovaquia planea reducir más del 20 % de con-sumo energético en la producción. En Italia, Francia, República Checa, Malta, Inglaterra y País de Gales existen programas que incluyen disposiciones para el desarrollo de sistemas específicos de evaluación del carbono.

Más información en la página «evaluación»: http://ec.europa.eu/regional_policy

Eslovenia Polonia Bélgica

Desarrollo del turismo Renovación de los espacios públicos Viaje más limpio

Bulevar verde, un servicio gratuito de autobús

de lanzadera para reducir el tráfico, Hasselt,

Limburgo, Bélgica.

«El éxito de las regiones y ciudades radica en su capacidad de apertura y en la oferta de prosperidad económica y bienestar social a sus habitantes, brindándoles la oportunidad de desarrollar plenamente sus facultades. Europa necesita más que nunca la creatividad, las cualificaciones y el entusiasmo de sus regiones y ciudades. En la era de la globalización, deben desempeñar un papel destacado en la Europa competitiva que estamos intentando crear.»

José Manuel Barroso, Presidente de la Comisión Europea, 9 de octubre de 2006, en la inauguración de la Semana Europea de las Regiones y las Ciudades

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D i r k A h n e r J e a n - C h a r l e s L e yg u e s Ta s s o s B o u g a s P h i l i p L o weP A G I N A 2 6

Volviendo la vista a 1988 D E B A T E E N T R E A L T O S F U N C I O N A R I O S D E L A C O M I S I Ó N E U R O P E A

Dirk Ahner: Bienvenidos a este encuentro orga-nizado para volver la vista al pasado para saber lo que ha ocurrido y cómo durante este famoso y quizá único «momento Delors» en 1988, cuan-do nació la política de cohesión y tuvo lugar este cambio radical de la gestión de proyectos hacia un enfoque más estratégico centrado en los agentes regionales. Me gustaría analizar con su ayuda el desarrollo de la política desde entonces y finalmente intercambiar opiniones sobre sus perspectivas más allá del año 2013. En este último aspecto, actualmente estamos adquiriendo conocimientos especializados y asesoramiento tanto por parte de académicos como de profesionales, en cuanto a las razones en las que se asienta esta política, a los futuros retos a los que se enfrentarán las regiones y a las posibilidades de simplificación y de una mejor gobernanza. La comisaria Danuta Hübner pre-sentará los resultados de estas reflexiones en un informe en la primavera de 2009.

Jean-Charles Leygues: Nos gustaría debatir sobre tres cuestiones. En primer lugar, después de todo y a pesar de las dudas de algunos sobre su carga burocrática, ¿ha dado resultados posi-tivos esta política? En segundo lugar, ¿cuál ha sido el modelo original de desarrollo detrás del diseño de la política de cohesión? Y finalmente, ¿ha cambiado este modelo, y si es así cómo, en los cuatro periodos legislativos y presupuesta-rios desde 1988, incluyendo la ampliación con-tinua de la Unión Europea?

Tassos Bougas: Desde mi punto de vista, ori-ginariamente existían dos corrientes de pen-samiento dentro de la Comisión, los «integra-cionistas» con una visión como la concebida en los «Programas Integrados Mediterráneos» (PIM) defensores de que la Comisión desem-peñara un papel importante junto con los Estados miembros y las regiones, y un segun-do grupo que favorecía un papel más mode-

El debate tuvo lugar el 5 de marzo de 2008 en Bruselas. Dirk Ahner es director general de la Dirección General de Política Regional desde el año 2007

y fue responsable de estudios prospectivos en el campo de la agricultura, el medio ambiente y el desarrollo rural, en la Dirección General de Agricultura

donde fue director general adjunto entre 2003 y 2006. Graham Meadows trabajó para la Dirección General de Política Regional desde 1989 hasta

2006 y fue director general desde 2003 hasta 2006. Además, fue asesor en el Gabinete del Presidente de la Comisión Gaston E. Thorn (1981-1985)

y jefe del Gabinete de Stanley Clinton Davis, miembro de la Comisión (1986-1989). Jean-Charles Leygues fue subdirector del Gabinete del Presidente

de la Comisión Jacques Delors (1987-1992) y director general adjunto en la Dirección General de Política Regional entre 2004 y 2007. Philip Lowe es

director general de la Dirección General de Competencia desde 2002 y fue jefe del Gabinete de Bruce Millan, el entonces comisario de Política Regional

entre 1989 y 1991. Jérôme Vignon, director de «Protección Social e Inclusión Social» de la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Igualdad de

Oportunidades, fue miembro del Gabinete del Presidente Jacques Delors en 1985. Tassos Bougas es jefe de unidad de la Dirección General de Política

Regional y fue subdirector del gabinete del Comisario Georgios Varfis, responsable de Coordinación de Políticas Estructurales, en la segunda mitad de

los años 80. Robert Shotton, director de Asuntos Generales de la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores, fue responsable de

Iniciativas Comunitarias en la Dirección General de Política Regional entre 1989 y 1993 y de los entonces nuevos Estados miembros Finlandia, Austria,

Suecia y finalmente Grecia. Las opiniones expresadas no se corresponden necesariamente con las de la Comisión Europea.

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J é r ô m e Vi g n o n G r a h a m M e a d o w s R o b e r t S h o t t o nP A G I N A 2 7

rado de la Comisión, donde los Estados miem-bros fuesen los que condujeran las políticas. Esto no ha cambiado desde entonces y hasta cierto punto ha sustentado la distinción entre los instrumentos más experimentales y «co-munitarios» de la política, como el innovador método de concepción e implantación de po-líticas públicas, acciones innovadoras, iniciati-vas comunitarias y redes, y aquellos programas operativos gestionados más en nombre de los Estados miembros y las regiones.

Philip Lowe: Recuerdo cuando entre 1979 y 1981 era miembro de un grupo de trabajo de la Comisión a las órdenes de Jean Jaeger, que trabajaba sobre la cuestión de cómo conseguir que los instrumentos estructurales fueran más eficaces en vista de los límites impuestos por el presupuesto comunitario. En aquel momen-to, ese grupo no pensaba tanto en los grandes principios de la política de cohesión, como la solidaridad, sino en cómo se podrían mejorar la eficiencia y la eficacia de las intervenciones comunitarias mediante un «enfoque integra-do» que pusiera los diferentes instrumentos estructurales (FEDER, FSE, préstamos del BEI, etc.) al servicio de los objetivos regionales o nacionales y permitiera a países como Grecia beneficiarse globalmente de un volumen de inversiones con un importante impacto ma-croeconómico y consecuentemente resultados tangibles en el crecimiento. Durante ese perío-do, muchos ministros de economía de los Es-tados miembros compartían este entusiasmo por la «eficacia y eficiencia». En 1984, cuando Graham y yo éramos miembros del Gabinete del Presidente Gaston Thorn, el grupo de tra-bajo elaboró un informe de la Comisión que se presentó al Consejo ECOFIN. Fue en aquel momento cuando se empezó a debatir abier-tamente sobre la idea de «cohesión económi-ca y social». Tanto el concepto de la eficiencia como el de la cohesión fueron propuestos por Jacques Delors en 1985 y le permitieron domi-nar el debate sobre una nueva visión de Euro-pa, quizá en todas partes excepto en el mundo anglosajón. Sin embargo, incluso en el Reino Unido, el lema de un «enfoque integrado» im-

pulsó las actividades de desarrollo regional en Escocia y en la región noroeste. No se trataba de una mera cuestión de integración técnica de instrumentos financieros, sino que también destacaba la cuestión de precisamente quién era responsable en la Unión Europea, en los países y en las regiones del diseño y la ejecu-ción de cada parte de un programa regional.

Jérôme Vignon: Es cierto que antes del gran acontecimiento de 1988, había tenido lugar una cierta fermentación del concepto de co-hesión económica y social y de los Fondos Estructurales en los Estados miembros y las universidades. El debate sobre un modelo de desarrollo eficiente tenía lugar al mismo tiempo que la Realpolitik, que cuestionaba si los países ricos debían continuar aportando dinero a fondos que otros absorbían sin nin-gún resultado. Frases como «¡Quiero que me devuelvan el dinero!» y «Deutschland ist nicht der Zahlmeister Europas!» formaban parte de este escenario en el momento de la llegada de Jacques Delors y su respuesta fue que los Fondos Estructurales se transformarían en po-líticas estructurales para lograr la cohesión so-cial. De hecho, cuatro elementos cruciales, de los cuales algunos siguen aún entre nosotros, respaldaban aquel gran acontecimiento.

El primero, el «momento institucional» ya no es tan importante como antes. El texto legal de 1987 decía: «para lograr que el Acta Única sea un éxito». El mensaje político para los Es-tados miembros que más se beneficiaban de la consecución del mercado común era que ya estaban preparados para hacer un esfuerzo a través de la política de cohesión. Además, el enfoque del presupuesto plurianual iría acompañado de un ejercicio de gestión, pro-gramación, evaluación y control serio. La única manera de obtener «más dinero» era mediante más restricciones controladas por la Comisión. Probablemente, ese tipo de compromiso polí-tico sigue siendo único en la historia, incluso aunque hoy en día el éxito de la ampliación esté estrechamente relacionado con la cohe-sión económica y social.

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El segundo elemento atañe a la «transferencia de competencias», una idea política que tuvo aceptación en muchos Estados miembros a fi-nales de los 90 y que condujo a la creación del Comité de las Regiones en 1992. La política de cohesión amplió las capacidades de los actores más proeuropeos de las regiones que estaban a favor del Acta Única Europea.

El tercer elemento de apoyo a finales de los 80 era el intento intelectual por volver a idear políticas de desarrollo en general. El panorama estaba tradicionalmente dominado por aque-llos académicos convencidos de que la con-vergencia regional dependería básicamente de la inversión en infraestructuras. Una nueva corriente de pensamiento, sin embargo, estaba convencida de que solamente un enfoque in-tegrado sería capaz de aprovechar el potencial local endógeno y crear crecimiento sostenible. Los Programas Integrados Mediterráneos fue-ron los primeros en probar este concepto de desarrollo y supuso principalmente la participa-ción de grupos interesados locales en lugar de nacionales. A pesar de que no se llegó a poner en práctica la idea original de Jacques Delors de aceptar solamente programas propuestos regionalmente, dominó las negociaciones con los Estados miembros y tuvo como resultado una mayor descentralización de las responsabi-lidades.

El último elemento del programa original ha se-guido siendo válido en todos los periodos que le han seguido. Finalmente, a la hora de formu-lar los objetivos de la política hay que ponerles un nombre, un nombre que no deje lugar a dudas de que existe una «importante razón eu-ropea» para actuar. El «desarrollo rural» fue una

de esas razones porque se trataba de una parte importante de la reforma de la Política Agrícola Común (PAC). Hacer que la ampliación, la rees-tructuración económica y el mercado común sean un éxito, son también de vital importancia para Europa. La idea política de «si te ayudas a ti mismo, Europa te ayudará» tuvo bastante éxito en esa perspectiva, y creo que siendo el lema de la política estructural de la UE «al servicio de Europa», todavía se justifica hoy en día, aunque haya que reflexionar sobre ello de cara al futuro. Lo que sigue siendo una cuestión sin resolver dentro de la Comisión es la coordinación entre las Direcciones Generales que gestionan los diferentes fondos. Al no haber optado por una coordinación «externa» a través de una nueva Dirección General, el enfoque integrado de los fondos sigue estando vigente, ya que, desde mi punto de vista, ha quedado claro que «marchar juntos» no funciona.

Jean-Charles Leygues: En cuanto a su tercer punto, Jérôme, sobre la «lucha de las dos co-rrientes», los «creyentes en las infraestructuras» y aquellos convencidos de que la innovación y un enfoque integrado conducirían a un desa-rrollo homogéneo, creo que la solución final fue simple y pragmática. Definir la elegibilidad y la financiación para ambos grupos, los defensores de las infraestructuras y los de enfoques inte-grados de desarrollo, resolvió y parcialmente acabó con el debate interno de la Comisión y también de los Estados miembros.

Tassos Bougas: Me gustaría recordar el contex-to económico y social y las diferencias relativa-mente importantes que enmarcaban el debate. Los índices de crecimiento en los años 80 eran bastante modestos en los Estados miembros más pobres. Además, la política de cohesión se veía como un mecanismo reglamentario en cuanto a que su objetivo era aliviar las posibles externalidades negativas producidas por el de-sarrollo de políticas comunitarias, concretamen-te en lo relativo a las perspectivas del mercado interior. Finalmente, además de una «integra-ción por ley» más pasiva o negativa, la Comuni-dad necesitaba políticas dirigidas a los ciudada-

«La respuesta de Delors fue que los Fondos

Estructurales se transformarían en políticas

estructurales para lograr la cohesión social.» Jérôme Vignon

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nos y la creación mediante algunos incentivos financieros comunitarios de una «integración positiva». La política de cohesión tenía un triple objetivo; hacer frente a las disparidades, aliviar las posibles externalidades negativas y apoyar la integración positiva. Eso fue exactamente lo que el informe Padoa-Schioppa puso sobre el tapete.

Graham Meadows: Me gustaría volver al tercer punto de Tassos y al cuarto punto de Jérôme, es decir, a la idea de que la existencia de una polí-tica regional europea se justifica si se ve como equilibrio de los efectos negativos de integra-ción o bien como expresión de alguna «gran idea», como la de «llevar a cabo una ampliación exitosa». Creo que no es correcto, especialmen-te la visión de que la política solamente puede justificarse en relación con una gran idea. Real-mente pienso que este enfoque nos plantea un problema.

No obstante, antes de entrar en ello, quisiera mencionar una cuestión relacionada con el ini-cio de la fase de la política actual en 1989. Lo único que aún no se ha mencionado es que a principios de los años 80, la Unión realmente se quedó sin dinero porque el presupuesto de la PAC se había agotado. Convencidos de que debía haber dinero en algún lado, la Comisión buscó en varias líneas presupuestarias y final-mente descubrió grandes cantidades de crédi-tos de pago que no habían sido utilizados en el FEDER y el FSE, donde suele haber importantes compromisos presupuestarios sin utilizar. Por lo tanto, la Comisión tuvo que hacer frente a unas circunstancias en las que necesitaba transferir recursos a la agricultura, pero no podía hacer-lo, a pesar de que los créditos de pago estaban ahí sin utilizar, porque se habían destinado a los Fondos Estructurales.

La Comisión se irritó mucho debido a esta «crisis de flujos de caja» por la ligereza y facilidad con la que se habían comprometido los fondos sin hacer un seguimiento exhaustivo de los gastos. Esto se incorporó al debate sobre los Fondos Es-tructurales, incluyendo el deseo de asegurarse desde el principio de que el dinero comprome-

tido se gastaría finalmente. No debemos olvidar esto cuando hoy en día la gente se muestra contraria a la norma de liberación automática de créditos (la norma n+2) o cuando se critica el método de programación. Éstos fueron ele-mentos de la reforma de 1989 en respuesta al hecho de que la política anterior no había fun-cionado.

Una segunda cuestión a tener en cuenta es que la política previa a la reforma se limitaba a co-financiar los proyectos de gasto público y que, ya en aquel momento, el sector público estaba perdiendo importancia debido a la privatiza-ción. La reforma de la política amplió intencio-nadamente su alcance para tener en cuenta esas nuevas condiciones. No debemos olvidar que Margaret Thatcher era la primera ministra británica por aquel entonces.

Ahora me gustaría decir algo sobre el peligro del punto de vista de Jérôme de que la políti-ca regional europea necesita la justificación de «une grande cause européenne», lo que viene a decir que la política es parte de un compro-miso de uno u otro tipo: «usted quiere el mer-cado único, pues tendrá que pagar por ello» y más tarde «usted quiere la moneda única, pues tendrá que pagar por ello»; y de nuevo «usted quiere la ampliación, pues tendrá que pagar por ello». No estoy de acuerdo con esta interpreta-ción cínica que pone en mal lugar a algunos Estados miembros, rechazando sus argumen-tos legítimos sobre el crecimiento económico y poniendo en su lugar la idea de que solamente intentaban robar la diligencia de la Unión.

«En la Unión, contamos con una tercera

política que forma parte de nuestro arsenal

de crecimiento económico y que

nos proporciona un factor de equilibrio:

la política de cohesión.» Graham Meadows

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Este enfoque resta dignidad a la política y no es correcto. Si la política fuera el resultado de un compromiso, ¿por qué sigue en marcha? ¿Por qué ha aumentado en volumen desde enton-ces? Existe otra explicación para la aparición de la política que no solamente es más veraz, sino que además es más práctica para nosotros para determinar la siguiente fase de desarrollo de la política. Esta explicación consiste en que la po-lítica existe para equilibrar el crecimiento. La Unión cuenta con tres políticas de crecimiento. Tiene el mercado único, incluyendo los acuerdos comerciales con terceros países y tiene la mone-da única. Como economistas sabemos que esto produce crecimiento y también sabemos que este crecimiento promovido por el mercado no va a ser equilibrado. Produce una conmoción en la economía que agranda las disparidades de renta, y vemos como ocurre lo mismo en China y Brasil, países con una política regional mucho menos desarrollada que la de la Unión.

Sin embargo, en la Unión, contamos con una tercera política que forma parte de nuestro arsenal de crecimiento económico y que nos proporciona un factor de equilibrio: la política de cohesión. La política regional y de cohesión busca equilibrar las disparidades que se crean constantemente debido al crecimiento y ayudar a las regiones con un menor crecimiento a de-sarrollarse más rápidamente y alcanzar la tasa general de crecimiento de la Unión. Me parece

que esta explicación es más acertada y más im-portante. Enriquece la idea de Jérôme sobre «el compromiso». Es posible que la política regional y de cohesión se creara en un momento dado como parte de un compromiso a corto plazo, pero eso no significa que su razón de ser esté limitada. La causa por la que existe la política es que ofrece a la Unión la posibilidad de alcanzar un crecimiento más equilibrado.

Jérôme Vignon: Esto me hace insistir en algo. Jacques Delors tenía mucho interés en evitar que la política de cohesión y el uso de los Fon-dos Estructurales se convirtieran en pura redis-tribución. «El compromiso» era contrarrestar los efectos del mercado único y de la moneda única en los países más pobres. Quería que los Estados miembros más ricos siguiesen intere-sándose por la política e implicándose en ella, y lo dejó muy claro, por ejemplo, durante la reunificación de Alemania cuando los nuevos estados federales alemanes se convirtieron in-mediatamente en beneficiarios de los Fondos Estructurales. Por ello, «el compromiso» es algo muy complejo.

Graham Meadows: El hecho de que Jacques Delors quisiera que la política fuese más que re-distributiva sigue siendo importante hoy en día. Tenemos una política mucho más rica que un simple mecanismo distributivo. Si exageramos la idea de «el compromiso», estamos minimizando la importancia económica del mercado interior y de la moneda única. El mercado interior trajo beneficios a Alemania en 1989, por ejemplo, y ha beneficiado a Alemania todos los años des-de entonces. Igualmente, la política regional y de cohesión era necesaria para equilibrar el cre-cimiento en 1989 y ha sido necesaria todos los años desde entonces. El mercado interior crea crecimiento y disparidades constantemente, la política regional y de cohesión europea trabaja sin cesar para reducir esas diferencias. Mientras haya crecimiento, habrá disparidades y el traba-jo para disminuirlas y, consecuentemente, equi-librar el crecimiento será constante.

Tassos Bougas: No era posible definir la po-lítica de cohesión como un puro mecanismo de redistribución comunitario. Yo resaltaría el hecho de que fue concebida como política de distribución condicional con tres grados de condicionalidad. El primero es que las priorida-des de la política de cohesión deben contribuir a la ejecución de prioridades comunitarias, el segundo que las transferencias de la política de cohesión no deben sustituir a las acciones nacionales y deben utilizarse para inversiones,

«Debe ser una “política para todos”,

no solamente para los países pobres.» Tassos Bougas

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y finalmente la obligación de responsabilidad y buena gestión. Debe ser una «política para todos», no solamente para los países pobres. Desde el principio ha estado claro que todos los países deberían beneficiarse de ello.

Philip Lowe: El mensaje fundamental de la política de cohesión no era redistribuir la ren-ta. Era crear unas condiciones en las que todos tuvieran la oportunidad de participar en el mer-cado interior y beneficiarse de él. Su objetivo era posibilitar a los Estados miembros y a las re-giones para fomentar el comercio y la inversión en sus propios territorios, pero siempre dentro del marco europeo. No significaba dar dinero a las regiones más pobres para compensarlas por la liberalización. Pero no se puede esperar que las empresas inviertan en regiones que no cuentan con las infraestructuras apropiadas ni la mano de obra adecuada. En resumen, todo lo que contribuya a la posibilidad de tener éxito comercial, pero que esté más allá de las puertas de una fábrica. «Movilizar energía en las regio-nes» era la fuerza impulsora de la política de cohesión en oposición a la simple concesión de parte del presupuesto comunitario a las regio-nes porque eran pobres. La política de cohesión no estaba definida por la «minoría de bloqueo del Consejo», como decían algunos.

Jérôme Vignon: Se trataba del equilibrio por la dignidad, dignidad entre Estados miembros y regiones desigualmente poderosos y desigual-mente ricos, y se consideraba que nadie debía de-pender de ayudas. Éste era el marco político de la propuesta. Obviamente, la razón subyacente era que aquéllos que reciben más debían comprome-terse a llevar a cabo algunas acciones. Al principio, me referí a las innovaciones relacionadas con la gestión presupuestaria. Dos de esos elementos que justificaban otorgar gran influencia a la Co-misión Europea eran las cuestiones de evalua-ción y de adicionalidad que deben asegurar a los contribuyentes netos que el dinero se utilizaría adecuadamente en todas partes. Creo que una de las dificultades es que no hemos sido capaces de cumplir con esas innovaciones específicas. La «evaluación y el valor añadido» son grandes fallos

desde mi punto de vista y no se refleja lo suficien-te que hemos sido eficaces, por ejemplo, en los informes sobre la cohesión. Lo mismo se puede decir de la «adicionalidad». Algunos de los Estados miembros más grandes no han conseguido cum-plir con ello y estos hechos han debilitado nuestra postura. Por ello, de cara al futuro me pregunto si no podríamos desarrollarlo mejor y cumplir con la cuestión de la innovación financiera.

Philip Lowe: Un factor positivo que subesti-mamos, en contraposición al pesimismo inicial sobre la masa crítica de la intervención de los Fondos Estructurales en términos macroeconó-micos, es el efecto positivo de la política de co-hesión en cuanto a expectativas empresariales. Una importante inversión en las zonas que eran las más pobres y la reducción del riesgo políti-co y comercial eran consecuencia de las ayudas de la UE, es lo que el hecho de ser miembros proporcionó a estos países mucho más pobres. Mientras que la tasa máxima de crecimiento que alcanzamos era del 4 % en cuanto a PIB, el efecto era en muchos casos mucho mayor. Tam-bién contribuyó a otro efecto que Grigoris Varfis no dejaba de explicarme: «No olvide que no tra-tamos con los países y las regiones más débiles sino con las administraciones más débiles».

El otro factor que solíamos subestimar era la po-sible complejidad política del enfoque integra-do. Un enfoque integrado nunca puede ser un fin en sí mismo porque debe estar equilibrado frente a los intereses de la eficiencia y la demo-cracia. Hay países relativamente pequeños don-de el gobierno nacional reclama el monopolio de la palabra «integración». No les gustaba la idea de que la Comisión quisiera la propiedad del «enfoque integrado» y equiparara la inte-

«El mensaje fundamental de la política de

cohesión era (…) crear unas condiciones en las

que todos tuvieran la oportunidad de participar

en el mercado interior y beneficiarse de él.» Philip Lowe

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gración con la transferencia de competencias. Déjenme contarles algunas anécdotas sobre el principio de asociacionismo durante el período de las negociaciones de los primeros progra-mas de los Fondos Estructurales. Solíamos ver a nuestros socios irlandeses con semanalmente, muchas veces para tratar de la división entre la financiación del FSE y del FEDER. Los ministros irlandeses solían reunirse para preparar una de esas reuniones y Charlie Haughey, el primer mi-nistro o Taoiseach, una vez les dijo a sus colegas: «¿Qué dice Sandro Gaudenzi que tenemos que hacer hoy?» En otra ocasión, les habíamos su-gerido que el alcalde de Cork debía participar en las negociaciones de asociaciones sobre pro-gramas para el suroeste de Irlanda, pero dijo: «Me importa un bledo lo que diga el alcalde de Cork. Tenemos que tomar decisiones importan-tes como Gobierno nacional y esto es lo impor-tante. Somos una economía de tres millones de personas, no de sesenta millones, y no acepta-mos un enfoque de «lo mismo para todos»«. Por ello, el asunto del enfoque integrado debe estar relacionado con el nivel al que se aplica y con la condicionalidad que se consigue en cada nivel.

Esto otro ocurrió en el Consejo Europeo de Copenhague22 en 1987, cuando todavía no se había adoptado el Reglamento Marco. La Direc-ción General XXII no iba a estar presente, pero en el último momento alguien dijo que sería mejor que acudiera. Yo llevaba una nueva cal-culadora electrónica, obviamente ni pensar en el ordenador en aquellos tiempos. Al final del día, me pidieron que fuera a la sala adjunta a la

cámara del Consejo, porque los jefes de estado estaban calculando los saldos netos. Así que acabamos con un montón de números porque, después de todo, la principal cuestión era si es-tábamos hablando acerca de un «compromiso neto» para compensar a los Estados miembros más pobres o acerca de un sentido más amplio de la política estructural europea. No se llegó a ningún acuerdo en aquel momento. De vuelta en el aeropuerto ese sábado por la tarde, com-pré a mi mujer un jersey danés blanco y desde entonces siempre me dice que éste fue el único resultado tangible del Consejo Europeo de Co-penhague. Sin embargo, en febrero de 1988, se celebró un Consejo Europeo especial y fuimos con el canciller Kohl a las otras delegaciones, y de alguna forma fue un momento decisivo, al menos en cuanto a la visión política, que fue más allá de los saldos netos.

Más tarde, y esto refleja la historia sobre la «transferencia de competencias», hubo una ex-traña combinación entre regiones que creían que eran importantes y aquellas otras que pen-saban que ya no lo eran. El presidente de Bavie-ra organizó una gran conferencia que se cele-bró en Múnich, con un camarero detrás de cada asiento. Incluso los representantes más pobres, por ejemplo de Extremadura, tenían camarero. En 1990, la gente pensaba que se trataba de una nueva era para las regiones. Los represen-tantes de Strathclyde se sentaban al lado de los de Baviera y pasaron casi dos años hasta que se dieron cuenta de que realmente no era así exac-tamente el mundo en el que vivíamos. La cues-tión, por supuesto, era dónde residían el poder y la legitimidad. Con la política regional de la UE, se podía obtener legitimidad en algunos países, pero no en otros. La conferencia de Mu-nich marcó un momento importante, pero fue un momento que dudo que vuelva a ocurrir.

Robert Shotton: Me gustaría hablar un poco sobre mi experiencia en las regiones. Alguien tuvo que redactar una vez un primer documen-to llamado «programa» y uno de los primeros fue presentado con orgullo en Creta, un borra-dor de unas pocas páginas. Fuimos allí para ver

«Se trataba del equilibrio por la dignidad,

dignidad entre Estados miembros y regiones

desigualmente poderosos y desigualmente ricos,

y se consideraba que nadie debía depender

de ayudas.» Jérôme Vignon

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a las autoridades locales cretenses, que dijeron lo siguiente: «Sí, esto es muy bonito, pero ne-cesitamos un teléfono. Con éste solamente po-demos llamar a Atenas. No nos está permitido llamar directamente a Bruselas. Así que, ¿po-drían conseguirnos otro teléfono?, por favor» Lo estuvimos hablando y finalmente consiguieron otro teléfono. Lo siguiente fue: «Necesitamos un coche nuevo, ¿qué me dice de un coche nuevo?» Y les dijimos: «De acuerdo, veremos lo que podemos hacer para conseguir un coche nuevo. ¿Pero podrán aceptar este programa y gestionarlo?» Creo que había una gran diferen-cia entre la idea intelectual y la realidad del país, y no solamente de ese país, que se encontraba muy lejos de la teoría. Realmente tuvimos que poner en marcha el proceso de «creación de go-bierno» durante unos años en aquella región y en aquel país para poder aplicar efectivamente la visión teórica.

Uno de los primeros pasos que fue de gran importancia para las autoridades centrales de Grecia fue saber quién gastaba qué. Una de las cosas que les gustaba del programa era que la mayoría de las líneas de gasto para el «desarro-llo económico» general era transparente por-que contaba con secciones llamadas medio am-biente, transporte, sociedad de la información, etc. Cuando se sumaban todas las secciones de todo el país, se podía ver cuánto gastaba Grecia y en qué. El siguiente ejercicio que tuvieron que hacer fue encontrar proyectos que encajaran dentro de, digamos, la sociedad de la informa-ción, y así obtener más dinero de «Bruselas». Debido a la necesitad de cofinanciación nacio-nal, los ministerios afectados realmente no te-nían mucho dinero de sobra porque tenían que utilizar su dinero nacional para estas cosas.

Por ello, todo el dinero nacional también se transfería al mismo sistema de gestión. Por pri-mera vez, esto dio al Ministerio de Economía, que recibía los fondos de la UE, la oportunidad de ver y controlar lo que hacían todos, lo que constituía un importante paso hacia delan-te para ellos. Después, tenían que buscar más proyectos para gastar el dinero. Yo diría que

tuvieron que pasar unos años hasta que estos países del sur de Europa adaptaron sus siste-mas, al mismo tiempo que con nuestra ayuda intentaban desarrollar una forma más efectiva de planificación. Así es como eran las cosas hace tan sólo diez años. Más tarde empezaron con

cosas más difíciles, como asociaciones entre el sector público y el sector privado o complejos proyectos de investigación y desarrollo tecno-lógico (IDT), y luchaban para poder hacer frente a la situación. También intentamos acabar con la corrupción y los fallos en el sistema a gran es-cala en muchas partes de la Unión y realizamos avances en ese campo para que hubiera más control en el sistema. Toda esta larga historia es para decir que mucho de lo que hemos hecho en realidad es para posibilitar que esas perso-nas que están en el gobierno y que controlan el dinero del país cuenten con las herramientas y los mecanismos necesarios para hacerlo de for-ma eficaz. Pienso que también hemos logrado que los países hagan cosas difíciles. Por lo cual, si algunos cuestionan si hemos cumplido con los principios fundamentales de la política, yo diría que sí, pero antes uno tiene que tratar las cosas más básicas y trabajar desde ahí. También debo mencionar la «línea de financiación espe-cial», algo fantástico en los Programas Integra-dos Mediterráneos. La idea era colocar todos los fondos en un solo paquete y todo lo que no pudiera financiarse con los fondos establecidos directamente se financiaría con esta línea espe-cial, y de este modo no habría obstáculos para un enfoque integrado sobre el terreno.

«Realmente tuvimos que poner en marcha

el proceso de “creación de gobierno” durante

unos años en aquella región y en aquel país

[Grecia] para poder aplicar efectivamente

la visión teórica.» Robert Shotton

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Jean-Charles Leygues: En lo que respecta a las futuras proyecciones de la política, creo que debemos recordar el primer punto que mencionó Jérôme: el extraordinario momento institucional. La Unión siempre ha estado en crisis. En 1988, la posibilidad política e institu-cional que existía era crear esa política inter-vencionista y estructural con el control de la

Comunidad. ¿Por qué ese instrumento en aquel momento? El principal motivo era que después de «Fontainebleau»23 surgió un programa polí-tico que compartían Felipe González, François Mitterrand y Helmut Kohl. Y poco después de «Fontainebleau», se otorgó una extraordinaria legitimidad y confianza política a la Comisión, y la política de cohesión fue muestra de esa le-gitimidad. Era el signo visible de confianza en la Comisión para dirigir esa política adecuada-mente. La lección que aprendimos de la crisis presupuestaria, de la cual una política en ma-nos de Estados miembros, la política agrícola, se veía como el origen, fue la política de cohesión, que se esperaba que funcionase de otra forma. Aquel «momento de confianza» duró algunos años y creo que la confianza en la capacidad de la Comisión para gestionar el presupuesto de acuerdo con las prioridades políticas también es crucial para el futuro debate. En cuanto a la política de cohesión, la confianza absoluta en el principio de subsidiariedad acompañó aquel momento entre 1988 y 1994 y nadie cuestionó el aspecto de democracia en desarrollo. Desde entonces, ha cambiado radicalmente. La idea de un desarrollo integrado ha perdido terreno en los Estados miembro y poco a poco también en la Comisión y por lo tanto, la confianza en lo que la Unión debía gestionar ha disminuido.

Jérôme Vignon: Si empezamos a hablar so-bre el futuro, me gustaría destacar dos puntos. El primero tiene que ver con los ministros de Economía y Hacienda, porque son ellos los que organizan la mayor parte del debate sobre la política de cohesión y no los responsables de Desarrollo, Formación e Infraestructuras. Está en manos de los ministros de Economía y Hacienda proporcionarnos los medios para asegurar que el dinero se gasta adecuadamente, lo que sería el componente de Realpolitik. No contamos en absoluto con estos medios, consistentes en una compensación entre una cierta flexibilidad de los Estados miembros para programar las inter-venciones y a cambio otorgar una herramienta mucho más importante a la Comisión para el control y la evaluación. La cuestión del control es crucial cuando hablamos de nuevo de los ministros de Economía y Hacienda, incluyendo el uso de recursos que no se han absorbido en un momento dado. Este aspecto de rigor ha estado presente en todos los documentos de 1988, y me pregunto cómo se traduciría hoy en día, por ejemplo de cara a nuestra preparación del periodo 2007-2013 ó más allá. El segundo punto es lo que yo denomino la «importante razón europea». El diseño de la política estruc-tural tiene que dar respuesta a un elemento de indignación. Debemos ser capaces de decir que el dinero que necesitamos para la política estructural responde a algo que los ciudada-nos perciben como inteligente. Por ejemplo, la cuestión medioambiental que tiene un impor-tante y desequilibrado impacto en el territorio y el cambio climático son, sin lugar a dudas, un caso de acción común. Los problemas sociales en las ciudades aumentarán y tenemos que darles respuesta, lo que para mí es otra cuestión importante para Europa. En lo referente a la re-estructuración de la economía ante la globaliza-ción, de nuevo creo que nuestro trabajo no ha terminado todavía y que más vale que nos ade-lantemos y contrarrestemos sus consecuencias.

Graham Meadows: De nuevo aparece la idea de «la importante razón europea» que ahora mismo es la «indignación» frente al cambio cli-mático o los problemas sociales en las ciudades,

«Creo que la confianza en la capacidad de la

Comisión para gestionar el presupuesto de

acuerdo con las prioridades políticas también

es crucial para el futuro debate.» Jean-Charles Leygues

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y de nuevo vuelve a venderse mal la política re-gional y de cohesión europea. Puede contribuir a solucionar los problemas medioambientales y puede ayudar a resolver las dificultades surgi-das a raíz de la deslocalización, que forma parte del proceso de crecimiento desenfrenado. Pero cuanto más centramos la política en una cues-tión como el «medio ambiente», más en conflic-to entramos con el principio de subsidiariedad, porque son las regiones las que deben decidir cómo utilizar los recursos de la política y las re-giones tienen objetivos económicos concretos. La política de cohesión es mucho más que una política medioambiental.

La «indignación» es siempre algo pasajero. Nuestros razonamientos de la política deben centrarse más en «acabar con la pobreza de los ciudadanos mediante el crecimiento económi-co». Hay que equilibrar el crecimiento económi-co que está convulsionando la economía y ha-ciendo que crezcan las disparidades, y la Unión necesita una política económica que tenga ese objetivo. Éste es el mismo tema de siempre y no algo temporal. Nuestra política debe basarse en una verdad constante, no simplemente en la in-dignación.

Jérôme Vignon: Yo creo que debemos apor-tar constantemente nuevas ideas, porque los momentos históricos de entusiasmo no duran mucho. Por ello pienso que las «importantes razones europeas» cambian. El problema de la pobreza y la necesidad de cohesión territorial han aumentado enormemente con las nuevas ampliaciones. Debemos renovar nuestros argu-mentos principales constantemente y justificar los cambios en la ingeniería presupuestaria al mismo tiempo, si queremos conseguir el apoyo necesario de los ministros de Economía.

«Debemos ser capaces de decir que el dinero

que necesitamos para la política estructural

responde a algo que los ciudadanos perciben

como inteligente.» Jérôme Vignon

«Nuestros razonamientos deben centrarse más en

acabar con la pobreza de los ciudadanos mediante

el crecimiento económico.» Graham Meadows

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1. A precios de 1988. 2. «Completar el Mercado Interior», Libro Blanco de la Comisión al Consejo

Europeo (Milán, 28-29 de junio de 1985), COM (85) 310. 3. Padoa-Schioppa, Tommaso. et al (1987) Efficiency, Stability and Equity:

A Strategy for the Evolution of the Economic System of the European Community, París; Cecchini, Paolo. (1988) The European Challenge 1992: The Benefits of a Single European Market, Aldershot, Inglaterra.

4. A precios actuales. 5. Reglamento (CEE) n° 2052/88 del Consejo de 24 de junio de 1988, Diario

Oficial de las Comunidades Europeas nº L 185 de 15.7.1988. 6. Reglamento (CEE) n° 4253/88 del Consejo de 19 de diciembre de 1988,

Diario Oficial de las Comunidades Europeas nº L 374 de 19.12.1988. 7. Reglamentos del Consejo (CEE) n° 4254/88, n° 4255 y n° 4256 del 19 de

diciembre de 1988, idéntico Diario Oficial que el indicado anteriormente. 8. Incluidos los estados federados de Alemania germanoorientales.9. A precios de 1994. 10. De la Acta Única al post-Maastricht: los medios de nuestras ambiciones,

COM (92) 2000 final, Bruselas, 11 de febrero de 1992 11. Publicado en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas nº L 193 de

31 de julio de 1993. 12. Véase: Diario Oficial de las Comunidades Europeas nº L 130 de 25 de

mayo de 1994; la cantidad aquí mencionada incluye una asignación para el año 1993.

13. A efectos de comparación con períodos subsiguientes, las cuotas relativas incluyen en lo sucesivo las asignaciones al Fondo de Cohesión.

14. A precios de 1999. 15. Agenda 2000: Para una Unión más fuerte y más amplia, comunicación de

la Comisión Europea COM (97) 2000 del 16 de julio de 1997. 16. Publicado en: Diario Oficial de las Comunidades Europeas nº L 161 de

26 de junio de 1999. 17. A precios actuales. 18. Construir nuestro futuro común – Retos políticos y medios presupuestarios

de la Unión ampliada (2007-2013), comunicación de la Comisión COM (2004) 101 de 10 de febrero de 2004.

19. Las cifras de este apartado corresponden a precios de 2004, mientras que las otras partes del capítulo hacen referencia a precios actuales.

20. Versiones finales publicadas en: Diario Oficial de la Unión Europea nº L 210 de 31 de julio de 2006.

21. Reglamento (CE) n° 1828/2006 de la Comisión de 8 de diciembre de 2006; Diario Oficial de la Unión Europea nº L 45 de 15 de febrero de 2007.

22. 4-5 de diciembre de 1987.23. El Consejo Europeo de Fontainebleau del 25 y 26 de junio de 1984

proporcionó una vía para acabar con el punto muerto presupuestario de la Comunidad.

N O T A S F I N A L E S

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Canarias (ES)

Guadeloupe

(FR)

Martinique

(FR)

Réunion

(FR)Guyane

(FR)

Açores (PT)

Madeira (PT)

REGIOgis© EuroGeographics Association for the administrative boundaries

Fondos Estructurales 2000-2006: regiones elegibles

Objetivo 1*

Retirada progresiva(hasta 31/12/2005)

Retirada progresiva(hasta 31/12/2006)

Programa especial

Objetivo 1 Objetivo 2

Objetivo 2

Objetivo 2(parcialmente)

Retirada progresiva(hasta 31/12/2005)

Retirada progresiva (parcialmente)(hasta 31/12/2005)

Las regiones de Estonia, Lituania, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Chipre y Malta son todas elegibles a partir del 01/05/2004.

* regiones con un PIB per cápita inferior al 75% de la media comunitaria

1.000 km0

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Canarias (ES)

Guadeloupe

(FR)

Martinique

(FR)

Réunion

(FR)Guyane

(FR)

Açores (PT)

Madeira (PT)

REGIOgis© EuroGeographics Association for the administrative boundaries

Fondos Estructurales 2007-2013: objetivos de convergencia y de competitividad regional y empleo

Regiones de convergencia*

Regiones de retirada progresiva

Regiones de incorporación gradual

Regiones de competitividad y empleo

* regiones con un PIB per cápita inferior al 75% de la media comunitaria

1.000 km0

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45-60 > 13060-75 75-100 100-130

55 %44 %

8 % 7 %

30 %

45 %56 %

39 % 16 %

7 %

53 % 76 %

63 %

En el gráfi co se pone de manifi esto la evo-lución de los gastos de la política de cohe-sión entre los años 1989 y 2013 en valores absolutos y relativos. Mientras que en 1989 los pagos efectuados a través de los Fondos Estructurales y del Fondo de Cohesión eran algo inferiores a 10 000 millones de euros, está previsto que en 2013 hayan alcanzado la cifra de 54 000 millones de euros, lo cual representa un tercio del presupuesto de la Unión Europea. No obstante, en valores relativos, el volumen de los fondos se ha mantenido en torno al 0,4% del PIB comu-nitario desde fi nales de los años 90.

En el gráfi co se muestra la evolución de las regiones de la UE-15 para el período 1995-2005, clasifi cadas de acuerdo con su PIB per cápita en relación con la media comunitaria. Así, por ejemplo, en el grá-fi co se pone de relieve que el 45% de las regiones que poseían un PIB per cápita de entre el 45 y el 60% de la media de la UE había logrado un volumen superior de PIB en el año 2005.

A L G U N A S C I F R A S R E L E V A N T E S

En los cuatro gráfi cos se muestra la variación del porcentaje de gastos derivados de los Fondos Estructurales y del Fondo de Cohesión durante cuatro períodos presupuestarios desde el año 1989. Obsérvese que debido a los cambios efectua-dos en la defi nición de algunas categorías, no todas son comparables durante los cuatro períodos. En lo que atañe al pe-ríodo actual, alrededor de la cuarta parte de los fondos se destina a actividades de investigación e innovación, otra cuarta parte a empleo e inclusión social, mientras que sólo algo más del 20% se destina a infraestructuras de transporte y el 15% a proyectos medioambientales.

Gastos de la política de cohesión, período 1989-2013

Regiones en transición

De infraestructuras a innovación

Millones de euros a precios actuales (eje izquierdo)

% del PIB (eje derecho)

Infraestructuras

Recursos humanos

Ayudas a las empresas

Medio ambiente

Ascendieron

Investigación e innovación

Energía

No se modifi caron

Categorías de PIB per cápita

Cultura, turismo y desarrollo urbano

Otros ámbitos

Disminuyeron

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 20130

10.000

20.000

30.000

40.000

50.000

60.000

0,00 %

0,10 %

0,20 %

0,30 %

0,40 %

0,50 %

0,60 %

Ayudas asociadas a las empresas

1989-1993 1994-1999 2000-2006 2007-2013

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Comisión EuropeaDirección General de Política RegionalUnidad B1 – Comunicación. Información. Relación con terceros países Raphaël GouletAvenue de Tervueren 41, B-1040 Bruselas (Bélgica)Fax: (32-2) 29-66003E-mail: [email protected]: http://ec.europa.eu/regional_policy/index_es.htm

ISSN 1608-3873

© Comunidades Europeas, 2008Reproducción autorizada a condición de que se mencione la fuente.

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Política de cohesión de la UE 1988-2008: Invertir en el futuro de Europa

El presente número de la revista Panorama está dedicado íntegramente a examinar los primeros veinte años de vigencia de la política de cohesión de la Unión Europea. El 24 de junio de 1988, el Consejo adoptó un Reglamento en virtud del cual los fondos existentes de la UE entraron a formar parte del contexto de «cohesión económica y social», expresión que el Acta Única Europea había creado dos años antes. Desde entonces, la política de cohesión se ha convertido en una de las políticas de la UE más importantes, infl uyentes y debatidas. En los artículos contenidos en esta publicación se analiza el origen de esta política, los cambios que ha experimentado con el paso del tiempo y sus efectos en los períodos de programación, tanto actual como pasados. Para más información, incluidos vídeos, mapas, presentaciones y esta revista en veintidós lenguas, visite la página web siguiente:

http://ec.europa.eu/regional_policy/policy/history/