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P. KROPOTKINE Palabras de un rebelde VALENCIA f' . Sempet'e -EDITOR PHiTO& SO ROLLA, ii O 1 32

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P. KROPOTKINE

Palabras de

un rebelde

VALENCIA

f' . Sempet'e-EDITOR

PHiTO& SO ROLLA, iiO 1 32

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Imp. P. Sancho, Atz. Mayoral, 5 1 2•

I-·'

Decididamente marchamos a pasos de gigante bacia h revolucion, hacia una conmoci6n que, iniciaudose en un pais, se propague, como en 1848, a todos los pa1ses vecinos; agitando la socieda.d actual basta. sus entraiias, Tenovando y fortaleciendo las fuentes de la vida.

Para confirmar nuestra creencia, ni siquiera tenemos uecesidad de invocar el testimonio de nn celebre historia­<lor a1eman (1) 6 de un fil6sofo italiauo muy conocido (2) -que, uno y otro, despues de haber estndiado detenida­mente la historia moderna, predicen una gran revoluci6n para ultimos de siglo (3). Nos basta con observar el cua­<lro que hemos tenido ocasi6n de presenciar durante los 1iltimos veinte anos y juzgar por lo que actualmente nos rodea. Dos hechos predominantes se desprenden del fon­do oscuro de la tela: cl despertar de los pueblos, la ban­earrota moral, intelectual y econ6mioa de las clases 4li-

(t) Gervious, Tn1,..1ucritin d ln his&aria del siglo XIX. (i) Ferrari, La ra1on del Estado. CJ) Este trabajo rue esrrilo y puhlicado en el pcri6dico Et

llebeld1, de Gioebra, en 1819. (N. d.el T.)

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PALABH A:, IJI' L!\ Hi ll l. l.UC:

recton :s; y el esfuerzo impotcnte de estas mismas clr.s~ para impedir el despertar.

• ' . Si, el despcrtar de los pueblo En Ia fabrica infecta, como en el sombrio y . uci r

bodeg6n, en el campo como en las tristes galcrias de I· mina, se elabora y fomenta. actunlmeute un nuevo mundo· En la sombrlas multitudes que Ia burguesla despreci:1 tanto como teme, de cuyo seno ha. salido siempre el balito que iuspira a los grandes reformadores los mas a;-duo~ problemas de ecouomia ocial y organizaci6u politica,. toman cuerpo uno tras de otro y se di5cntcn y solucionau con arreglo a lo nov! iruos dictados del sentiruiento Y la justicia.. Se corta por Jo sano en las plagas de Ia. actua: sociedad y a las nuevas aspiraciones se unen conccpcio · nes elevadas.

Las opiniones infinitas se cruzan y se rozan entre si ~ pero las dos primerns ideas surgeu claras y precisa.; del sordo zumbido de las voces que discuten: abolici6n de 1& propiedad individual; supresi6u del Estado; comunismo ; 'l.ntonomia. de los municipios ; nni6n internacional de los puebios que trabajan. Son dos vias distintas que couver­geu ba.cia un mismo pnnto: la igualda d. No la hip6crita [orma de igualdad, iu crita por Ia burguesia en sus ban­dera y establecimientos publicos, que solo sirve para me­jor escla\ izar a los que trabajan, sino la. ignaldad real ~ la tierra, el capital y el tra bajo pam todos los hombres.

Pueden las clases rcinantes coml.Jatir estas aspiracio­nes; reducir a prisi6n los hombres que las snstentau ; im­pedir la circulaci6n de sus escritos. La idea penetra en todos los cerebros, domina todos los corazoues como en otro tiempJ los domin6 cl sueuo de Ia tierra rica y libro

J, KROPOTNINB 7

:le Orienta, para euya defensa corrian 6. afiliarse en las ruzadas. Podran al parecer contener los rApidos progre­

;os de la idea, pero si impiden su desarrollo en la. su· pedicie minara el suelo, para reaparecer luego mas Vlgo­rosa. que antes. Fijaos, sino, en los progresos del socialis· uo en Francia dos veces resucitado en el corto espacio ' . . ~ quince ailos. La ola, domiuada en su pnmer empuJe, >t levanta inmediatamente mas imponente y avasalladora, . v en cuanto la primera tenta.tiva de poner en practica. la d~a se haya hecho con relativo exito, surgira esta ~on ;o!a. su sencillez y atractivos, para ponerse ante los OJOS

i et odo el mundo. Si la primera tentativa no fracasa los ~b ~ros , adquiriendo conciencia. de su propia fuerza, daran \. 1 s pueblos un impulso heroico. .

Este monento ao esta ya lejano. Todo lo aprox1ma: ta. 1\iseria, que obliga a los desgraciados a refiexionar' y la Huelga fo rzosa. qne arranca a los hombres del estrecho reqnto del taller para lanzarlos ala. calle, en donde apren­i et a conocer los vicios, el fausto y la impotencia de las <:: la!Cs directol'as.

"' * * ~y que hacen mientras tanto las castas privilegia­

:la.s? f \rientras las ciencias naturales adquieren una. ampli·

tud ~e nos recuerdan el siglo ~asado al apro~imarse la (}'ran revolnci6u · mientra.s energtcos y audaces mventores ~bren cada dia ~uevos horizontes a la lucha del hombre contra las fuerzas hostiles de la naturaleza., la. ciencia so­cial de la burguesia permanece muda., 6 se entretiene re­ma:chando los clavos de la viej a. teoria.

Pero ·progresan acaso en la vida practica las clases a.canodad~? Lejos de esto, se aferran obstinada.ment.e ea agiar los restos de su bandera, dirundiendo el indiviQ.ua-

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PALABRAS DE UN REBELDll.;

lismo egoista, la competencia entre los hombres y las na· ciones, Ia omnipotenCia del Estado centralizador. Pasao del proteccionismo allibre cambio y de este al proteccio· nismo, de la reacci6n alliberalismo y de aqnf a la rea.c· cion; del ateismo a Ia momerla y de la momeria al abismo; pero siempre con miedo, con los ojos vueltos bacia el pa; sado, incapaces de realizar nada. que sea durable.

Todo lo que han hecho ba sido desmentir lo que babi~ orometido

Nos promP.tieron t.esde la oposici6n la libertad 41 trabajo, y 11os han hecho esclavos del taller, del capatiz y del amo. Se encargaron de organizar la industria y t· rantizar nuestro bienestar, y nos han dado las crisis -terminables y la miseria; nos prometieron la instrucci n, y nos han reducido a la imposibilidad de iustruirnos; 10s dijeron que la libertad politica seria un hecho bajo su jei· nado y nos han a.rrastrado de reaccion en t•eacci6n; 1os prometieron la. paz y nos han llevado a guerrear sin fn.

Han faltado a cuanto nos prometieron.

~oro el pneblo, barto y:• • de engaaos, se preg~ el por que de su sitnaci6n, luego de haberse dejado go be nar durante tanto tiempo por la burguesia, y halla la co es­taci6n en la situaci6n econ6mica actual de Europa.

La crisis, en otro tiempo calamidad pasajera, ~ ha convertido en cr6nica.

El m'tmero de obreros sin trabajo actualmente en toda. Europa se eleva a varios millones, y a muchas deceuts de mil el nlimero de los que ruedan de ciudad en ciud d y de pueblo en pueblo implorando la caridad publica, 6 a.motinandose con actitud amenazadora pidiendo pa1~ o traba;o,

I '

I

'

J. KROPOTKINl!;

Lo mismo que los campesinos ds 1787 rociaba.n a mi· Hares por los caminos, sin hallar c11 el rico suelo de Francia, acaparado por Ia aristocracia, ni una pequeiia parcela de teneno para cultivarlo, ni un viejo a.zad6n para remover Ia tierra, lo mismo hoy, los obreros sin tra· ba.jo, sin hallar materias primeras ni instrumentos nece­-sarios para prodncir, acaparados por una porcion de holgaza~tes, se ven obligados a pasearse con los brazos cruzados.

Graudes indnstrias que mnet·en, populosas ciudades nomo Sheffield, que quedan desiertas. Miseria en Inglate­rra, sobre todo en Inglaterra, por ser el pais donde los i\Conomistas han aplicad~ mejor sus principios; miseria en Alsacia; hambre en Espana y en It&lia; carencia de trabajo en todas partes y con ella la. miseria mas e~pan­tosa; los nifios lividos, las mujeres envejecidas; las enfer­medades segando vidas obreras a graudes golpes, he ahi .a donde hemos llegado con el actull.l regimen.

i Y at1u nos hablan de so bra de productos! Es verdad; pero es mas cierto que el minero arran­

-cando montes de hulla no tiene ni un pequel1o pedazo para calentarse en lo m is rudo del iuvierno; que el teje­-dor que tcje kilometros de tela, no puede comprar una eamisa a sus niiios desnudos; que el albaiiil que construye -suntuosos palacios no tiene ni una misera choza para al­bergarse y que las obreras que visten con seda las ruuiie­cas para juguetes, no pueden ponerse un pobre refajo de algod6n.

c:Es a esto a lo que Haman organizaci6n de Ia industria? Obrarian con mas propiedad si dijerau que es una alianza para dominar por el hambre a los trabajadores.

• • • El capital, ese producto del trabajo de la especie hn-

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10 PALABRAS DE UN llEJ.>ELD~

mana acumulado por unos cuantos potcntados, desapa­rel!e,

1

uos dicen, con la agricultura y la industria por {al­

ta de seguridad y protecci6n. <,D6nde va, pues a refugiarse cnaudo sale de las ~a­

jas de candales? Hay para el colocacioues mas V'3DtaJO­sas. Ira a alimentar los harenes del Sultan, a sostet~er las gnerras de unas naciones contra ott·as. 0 bien servu·.a

1)ara fnndat· una sociedad de acciouistas, no para prodnctr nada util. sino siemplemellte para hacer a los dos 6 tres aiios una quicbr~t escaudalosa, que permita a sus fnulla­dores retirarse llevandose consigo los millones que re­preseutan «el beneficia de la id~a» .. o .t~l vez ese capital se emplee en construir ferrocarnles mutlles al Gothard~ al Jap6n 6 al Sahara, si es preciso, para que los Rostchtld, funda.dores, ingenieros jefes v contratista.s ganen todos. los millones que quierau.

Pero a doude mas se dirigira e1 capital sera al agio­taje, al juego de la alta Bol a. El capitaJista especnla sobre la alza ficticia en el precio del tl'igo 6 el algod6n, sobre la politica, husmeando el alza que se producira a coutinuaci6n doe nna cuesti6u, de una reforma, de una nota diplomci.tica; iendo con frecuencia agentes mismc­del go bier no los que promueven las cuest10nes para lan­zarse a estas especulaciones.

Y a este agiotaje que mata la industria llaman ellos­cgerencia iuteligente de lo uegocios, ,.

* * * En resumen; el caos econ6mico 0:1 llegado al colma Este caos no puede durar mucho tiempo. El pueblo no puede sufrir mas crisis provocadas pGr

la rapacidad de las cla.se reinantes; quiere vivir traba­ja.ndo y no pasar alios y mas aflos de miseria con acom­pa.iiamiento de caridad humillR.~te.

.,

J. KROPOTKINE 11

El obrere se apercibe de la incapacidad de las clases gobernantes: iacapacidad de comprender las aspiracio­nes; incapacidad para reorganizar la industria, e iucapa­cidad de reorganizar equitatfvamente la producci6n y el cambia.

El pueblo pronunciara pronto su fallo inapelable sa­bre Ia bancarrota de la burguesia y se encargara el mis­

•mo de la gerencia de sus negocios, al primer momento oportano que se presente.

Este momento no puede tardar a causa mismo de los. males que roen la industria, y su llegada sera acelerw por la. ~scomposici6n de los Estado&

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La situaci6n econ6mica de Europa se resume en do palabras: caos industrial y comercial y quiebra de Ia pro­ducci6n capitalista.. La situaci6n polltica se caracteriza por Io siguiente: descomposici6n ga.lopante y pr6xima bancarrota de los Estados.

Recorredlos todos, desde Ia autocratica Rusia basta Ia. oligarquia burguesa rle Suiza, y no hallareis ni uno i­quiera que no vaya a paso de gigante bacia su descom­posici6n y por consecuencia a Ia revoluci6n. Viejos impo­tentes, in fuerza en su base para so tenerse, roidos por esafermedades constituciouales, incapaces de asimilarse Ia multitud de ideas nuevas, derrochan las cscasas fnenas que les restan, viven artificialmente y accleran mas su caida, arauandose como viejas gnu1onas.

* * •

Una enfermedad incurable les amenaza a todos: lave­jez senil, Ia decrepitud. El Estado, esta organizaci6n que <leja en poder de unos cuantos los asuntos de todos, es

J. KROPOTIUNE 13

una ronnfll de organizaci6n humana qut. t.a dado de si cuanto tenia, y por eso Ia humauida.d intenta nuevas for­mas do agrupaci6n.

Luego de haber llegado a su apogeo en el siglo diez y ocho, los viejos Estados de Europa han entrado ya en la. fase del descenso. Los pueblos, sobre todo los de raza la­tina, aspiran a Ia destrucci6n de ese poder que DO sirvo mas que para cobibir su libra desenvolvimiento. Quieren la autonomla de las provincias, de los municipios, la aso­~iaci6n entre sl de los grupos obreros, supresi6n de pode­res que impongan, esta.Mecimiento de lazos de apoy(} mutuo y libre acuerdo. Tal es Ia fase hist6rica en qn& entramos, y nada puede impedir su realizaci6n.

Si las clases directoras tuvieran el sentimiento de sn conservaci6n se darian prisa en ponerse al frente de estas aspimciones; pero envejecidas con la tradici6n, sin otro culto que el de la bolsa, se oponen con todas sus fuerzas al progreso de las nuevas ideas, y ese procedimiento nos lleva fatalmente hacia una coumoci6n violenta.. Las aspi­racioues humanas se abriran paso, aunque para ello Ia metralla y el inceudio hayan de ha.cer funciones impor­tantes en la lucha.

• • •

..,...-, ..... _ ..

Cllando despu~s de la ea{da de las instituciones eB la Edad Media, los Estados nacientes hacian su aparici6n en Europa, y se afirmabau y engrandecian por la conquistat pol' la a tucia y el asesinato, sus funciones se reducian a un pequeflo circulo de lgs ne'gocios humanGS.

Hoy el Estado ha llega.do a iumiscuirse en todas las manircstaciones de nuestra vida; desde la cuna a la tum­l>a ngs U'itura con iU peit. th~a.s veces el Eita.Qo central,

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14 I'ALABRAS DB UN REBELDE

otras el de Ia pwvincia., otras el municipio; un poder nos persi ' ue a cad&. paso, nos aparece al volver do cada es­quina y nos vigila., nos impone, nos esclaviza.. Legisla so­bra todos nuestros a.ctos, y amontona tal cumulo de !eyes que confuuden a.l mas listo de los a.bogados. Crea cada dia. nuevos engranajes que adapta zurdamente a la vieja guimbarda recompuesta, llegaudo a construir una maqui-11& tan complicada, bastarda y obstructiva, que subleva a los mismos eucargados de bacerla funcionar.

El Estado crea ademas un ejercito de empleados, ara· "!)as con largas ufias que no conocen del universo mas que lo visto a traves de los sucios crista.les de la oficina 6 lo contenido en los textos absurdos que Henan el papelote de los archivos; multitud estupida. que no tiene otra. reli· gi6n que el dinero, ni mas preocupaci6n que Ia de pegarse .A un partido cualquiera, negro, azul 6 blanco, que le ga· rantice un maximum de sue! do por un minimum de tra" bajo.

Los resultados nos son por desgracia barto conocidos: -tHay una sola rama de Ia actividad del Estado que no indigne a quien tenga. algo que ver con ella?

iHay un solo ramo en el que el Estado, luego de mu-1:hos siglos de existencia de reformas, no de pruebas evi­dentes de completa incapacidad?

* • • Las sumas iumensas que el Estado arranca a los put·

lllos, a pesar de ser mayores cada dia, no son nunca su­fieientes. El Estado vive siempre a cargo de las futuras generacioues; se llena de deudas y ma.rcba por todas lados a la. ruina.

La deuda publica de los :&stados de Europa alcanza

J. KltOPl>TK:NL 15

1& suma fabnlosa, incroible da mas de cien milmiflOM~ de milloncs de francos. Si tndos los ingresos do los Es ­tados se destinaran futegJ·ameute a cubrir esta dcndn ne · ccsitarian para ello uada menos que v~inte ai1os. Pero lcjos de disminuir, estas deudas aumentan de dia en dia Por la fuerza natural de las cosas, las necesidades de los Estados son mayores que los medios de que disponen; cs preciso que cubran sus atribucioncs, y por eso cada parti­do que sube al podct· viene obhgado a et·ear nnevos em . p lens para. sus clicntes: esto es fatal.

Por consecuencia, el deficit y Ia deuda publica van Cada. dia en aumento hasta en tiempo de paz. En tiempo de guerra la deuda a.umenta de uu modo increible; y Ia eosa no tieue remedio; impo ible salir del atolladero.

Los Estados marcha.n a toda maquiua bacia Ia ruina, nacia la banca.rrota. El dia que los pueblos, hartos de pa­.gar cuatro mil millones de interescs anuales a los bau­queros, declar en la quiebra de los Estados, esta mucho mas pr6ximo de lo que parece.

* * •

Decir cEsta.do• es lo mismo que decir •guerra•. El Estado procura ser fuerte, mas fuerte que sus vecinos, si no se con vierte eu j uguote de ellos. Procura adem tis ' , debilitar y empobrecer los otros Estados para imponerles su ley y su poli tica, y para enr1quecerse en detrimento de ollos. La lucha por la prcponderancia, que es Ia base -de Ia organizaci6n ecou6mica burguesa, es tambien base -de la organizaci6n politics.. Por esto Ia guerra es hoy oeoudici6n normal en Europa. Guerras pruso-dinamarque­sa, pruso-anstriaca, franco-prusia.na; guerra de Oriente

• I

guerra contmua en Afghanistan. Nuevas guerras se pre-t>:•ran: Rusia, Inglatorra., Alcmania., Francia, etc., estan

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16 P.nAI.lRAS DE UN REBELD~

pr6ximas 1\ lauzarse sus ejercitos. Actua.lmente L.ty moti­vos de gnerras para treinta alios.

La guerra es, pues, la pe1·dici6n, Ia crisis, el aumento­en los impuestos, el a.montonamieuto de deudas. Es mas; cada guerra es uu fracaso moral para los Estados . Luego de terminada la luchli., los pueblos se apercicen q1:1e el Es­tado da pruebas de incapacidfLd, basta en sus principale~ atribuciones. No sabe organizar la defensa. del territorio, y basta victorioso fracasa. Fijemonos, si no, en la fer. mentaci6n de ideas que naci6 de la guerra de 1871, lo­mismo en Alemania que en Francia, 6 en el descontento general en Rusia luego de Ia guerra de Oriente.

Las guerras y los ejercitos matan los Estados, acele­ran su bancarrota moral y econ6mica. Una 6 dos gran des gnerras mas y da.ran el golpe de gracia a esas viejas maquinas.

... * *

Allado de Ia guerra exterior esta la interior. El Estado, aceptado por los pueblos con Ia condici6n

de ser el defensor de los debiles coutra los fuertes, se ba convertido hoy en fortaleza de los ricos contra los explo­tados, del propieta.rio contra los proletarios.

,Para que sirve esta inmensa maquina. que llamamos Estado? ,Es pa.ra impedir Ia explotaci6n del obrero por el capitalista, del ca.mpesino por el reutista? c:Es para faeilitar y asegurar el ti'a.bajo, para defeudernos contra el usurero, para suministrarnos alimentos cuando Ia espo­sa ama.da no tiene mas que agua para calmar el hambre del. nino que llora agarrado a su exhausto sooo? No, y mil veces no. El Estado protege la explotacion, la. espe­culaci6n y Ia propiedad privada, producto del robo. El proletario que no tiene otra fortuna que iUS brazos, no

J. KROPOTKJ~E 17

puede esperar nada del Estado sino es una organizaci6n fundada para impedir su emancipaci6n.

Todo para el propietario holgazflll; todo contra el pro­lctario trabajador; la instl'Ucci6n burguesa que desde la ~~s. tierna edad COI'l'ompe 1a infancia, inculcandola pre­JU ICios de esclavitud: la Iglesia que confunde el cerebro de la mujer; la ley que impide la difusi6n de ideas de so-1idaridad e igualdad; el dinero, que sirve a veces para corromper ilos que se hacen ap6stoles de la solidaridad de los tra bajadores; la carcel y la metralla a discreci6u para reducir a silencio a quien no se deja corromper. He llhi Ia misi6l; del E5tado.

* • *

lDm·ara mucho lo existente? GPuede prolongarse esta. ;ituaci6n? No, por cierto. Una clase entera de la sociedad, Ia que todo lo produce, no puede continuar sosteniend() por nuis tiempo una organizaci6-n establecida especial­meute contra ella. Por todas partes, bajo la brutalidad tutocnttica como bajo la bipocrecia gambettista, el pue­blo descoutento se subleva. La historia de nuestros dias es Ia historia de los gobiernos privilegiados conti'a. las 'l. piracione. igualitarias del pueblo. Esta lucba constitu­~·e la priucipal preocupacion de los gobernantes, e influi­:ios por ell1.1. dictan todos sus 11.ctos. Ya no es por princi­pios, por consideraciones de bien pttblico por lo que ac­tnalmente se fabrican leyes u obran los gobiernos, sino Para combatir al pueblo, para conservar privilegios.

Solo esta lucba serfa suficiente para derribar la mas fnerte organizaci6n politica. Pero, cuamlo esta lucha se opera en los Estados que van arrastrados por Ja fatalidad hist6rica bacia Ia decadencia; cuando estos Estados co­rren vertiginosamente a la ruina., y mas aun destruyendo

.r. ~

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Hi l'A LA BRAS DE UN REBELDB

.utre si como se destruyen; cuando en fin el Estctdo todo­p doro,' o 0 haec odiar basta por aquollns a quieu pt oteo·e. cuando tantas causas concnnen hacia, uu punto tinico, cl r ttltado de Ia lucha no puede potH•, r e en duda. El pue­blo que tiene la fuo :·~a, derrotani a sus opresores; la cai­da de lo E-tados es ya cuestio r~ de poco tiempo relativa­meute, y Ia mas tmnqnila fi lo<, ofia, dibuja ya en el ho­rtzoute el inceudio de una gn~u revolueion que se anun­cia.

Neceald11. d de la .Rovolac.(o.a

Hay epocas en la vida de la humanida.d, en qne la uecesidad de una formidable sacnlida, de un cataclismo que remnova la sociedad hasta en sus entrat1as, se impo· ne sobre todos los pnntos 3. la vez. En e. tas epocas, todos los hombres de cora.z6n estau descontentos del ordeu de cosas exi tente, dicen que es preciso el que grandes aeon· tecimientos vengan a romper el hilo de la historia; arro· jar a Ia humanidad de los caminos de corrupcion y de ru· tina, y lanzarla por vias nuevas a lo desconocido, en bus· {:a del ideal.

Se siente .a necesidad de una revoluci6n inmeusa, implacable, que vcnga, 110 solo a dernnnbar el regimen econ6mico basado sobrc Ja ruda explotaciou, Ia c pecnla· don y el fraude, Ia escala politica basada en la domina­cion de un os cuantos, porIa astncia, Ja iutriga y la meu­tira , sino tambieu a agitar Ia socicdad en Ia vida intelec­tnal y moral, sacudir el estupor, rehacer las costumbres, lleYar al ambieute de pa ionos viles y mezqniuas del mo­meuto el soplo vivificador de las nobles pasioues, de los graodes entusiasmos, de los generosos ideales,

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~i) l'ALABRAS DE UN REBELDE

En esas epoca , que la mediocridad ahoga toda­inteligencia i no se pro tcma ante los pontifices, que Ia ruornlidad mezquina del Justo mcdio hace la ley, y la ba­jeza reina victoriosa; en cstas epocus, repetimo ' Ia reYO­luci6n es una imperio. a uece idad. Los hombres honrados de toda Ia sociedad iuvocan Ia tempestad para q\le vengn a pnrificar con sn lu\lito de fuego Ia peste que todo lo in· ''ade, a limpiar el enmohecimiento que lo roe todo y arras­trar tras si, en su fut·io a marcha, los escombro del pasa­do, eri(J'idos en obsticulo, pri\·andonos de aire y luz, y par<t que de, en fin, al mundo entero alientos de vida, de iu\·entud y J10nradez .

1 • o es olo Ia cue ti6n del pan Ia que se pone en esas cpocas, sino una cuesti6u de progreso, contra Ia inmovi­lidad; de de arrollo humauo, contra el embrutecimiento; de vida contra Ia fetida e. tancaci6n del pautano.

La hi toria nos conserva elrecuerdo de una de esas epocas, Ia de la decadeucia del imperio romano; Ia hu· manidad atraviesa hoy una muy parecida.

* * * Como los romanos de la decadencia, nos hallamos

no otros frente a una transformaci6n profunda, hecha ya. en los espiritus, y que solo uecesita circunstancias fa \'0-rables para traducirse a la realidad. Si Ia revoluci6n se impone en el terreno econ6mico, si es una imperiosa ne­ce idad en el terreno politico, se impone mas at'm en el terreno moral.

Sin lazos morales, in ciertas oblicraciones que cada miembro de Ia sociedad se crea con rel;ci6n a 'los demas 'Iliembros, que pasa.u luego al estado de costumbres no 1ay sociedad posib le. Los lazos m01·ales y los Mbito~ de \ociabilidad los hallamos en todos los grupos humanos, y

J. KROrOTKINE

muy des~ri'Oiladu!> y rigurosamcn te pncstiJ!'> en prac tica -an las tn bns primiti \·as, desechos vivos de lo q•1e fu e la bu manidad eutera en sus origcues .

Pez o Ia ®signal dad de l~ts c0ndicio nes, la explotaci6u del hombre por el hombre, ln. dominacili u do las m::~.sas por unos cuantos, han venido a miuar y di!Struir ~S.)S

-preciosos prodnctos de Ia \' ida priP1itiva de las sociedades . La gmude industria, basada en b. ex plotaci6n, el comercio fundado sabre el fraude; !a dominaci6n de los qne se titu­lan «Gobierno" ao puede coexistir con los pri ucipios mo­-rales, apoyados sabre Ia solidaridad para todo , que en· contramos en media do las tribus ra,is distantes de nuest ra. vida moral aivilizada. cQue solida.ridad puede existir, er1 efecto, en~re el capitalista y el 0 brero que este explota: cEntre el Jefe del ejercito y el soldado, el gobernautc .Y el gobernado?

Asi vemos que la. moral primitiva basada sabre el entimiento de identificaci6n del indi viduo con todos su.s

semejantes, ha sido sustitnida por Ia moral hip6crita. de. las religiones. Estas han procm·ado y procuran legitimat eon sofi mas la explotaci6n y la esclavitnd, y so limitan .simplemente a hablar mal de los acto mas brutales dt• <Otro estado. Stt moral mata en el individno las obJi cracio· 0

nes para con sus semej autcs y le impoue la sumisi6n y cl 1·espeto a uu Ser supremo, a una ahstracci6n invisible, ·cnyo furor pucde conjurarse comprando su benevolencia .al precio que sus servidores indiquen.

Pero las relaciones cada dia mas frecuentes estable-' <:en hoy entre los individuos, los grupos, las na.cioues y

eoQ.tiuentcs, nuevas obligaciones morales para la huma· nidad; y a medida que las creencias religiosas se desva.­.necen, ~1 hombre se apercibe de que para ser feliz debe imponerse deberes, no con nn ser desconocido, siuo cou a quellos con quiencs ha do estar en relaciones. Sc va yu.

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tl"i, PALAOTIAS DE t: . HEBELDE

comprendiendo por los cerebros libres que Ja. felicid ~d de hombre nislado no es posible, porque s6lo pn6de hal!:Lrla en la felicidad de todos, eu la lib01·tad de la especie hu­mana. Los principia negativo de !a moral religio a .. 1\ o robar:i.s, no matar<is, etc. ", Jo sustituyeu los prin"ipios pcsJt.ivos, infinitamente mAs amplios, y ensnncMndose mas cada dia de la moral lmmana. A ln. defeu. a de t:n Dios que podemo violentar y apaciguar cou oi'renda.<:, ha sncedido el sentimiento de solidaridad con cada uno y todo ala vez que dice a] hombre: «Si quieres SCI' feliz, haz a. los dema lo qne qnisiercs qnc te hicieren i ti mb­mo.» Y esta sola a.finmcion, iudncci6n c:cntifica que LO

tiene nada que ver con bs pre.:;c ripcioucs religiosa~. abre de golpe un horizonte iurueuso de perfectibilidad y de mejora de nne tra e pec1e.

La necesidau de rehacer nuestrn.s rcln :::ioues sobre ese principia tan sencillo y sublime, sc haec sentir ru:\s cada. dia; pero nada 6 mny poco, al menos, puede haccr e por cste camino, mientras que Ja explotaci6n y Ia esc !a vit •1 d 1a hipocresia y el ofisma continnen sieudo la base dill nucstra orgauizncion social.

* • • .~fil e,;emplos podriamos citar en aro.ro de nue.,tra.

tests, pero nos limitamos a nuo solo, al m:l.<; terrible a de nuestros bijos. ~Que hacemos de ellos en Ja socicdad actual?

El respeto a la infancin. es una de las mcjorcs cna 1ida­des que se han desarrollado en la hnmanidad a m~dida que hacia. ">U penosa marcha del csta.do salva. ·e il. s~ ac­tual estado. ,cuantas veces uo hemo \'isto ;d hombre mas depraYado desarmado por la risa inocente de un niilo? Pues bien; basta este rcspeto de~aparece de entre nos-·

P. h.lWl'UTh.l ~ B

o' ro<:, y los niuos son hoy carne de maquina en nue t1·a o··icdad, si no son juguetes para satisfacer las mas bes­

tiales pasiones.

• • *

To,l podemos ver las largas y penosas jornaaa.s que los ui1ios hacen en fabricas, campos y talleres; asi se les mata. fislcamente, pero aun esto es poco. La sociedad lle­va u infamia ha ta matarlos moralmente.

Reduciendo la ensefianza a Ull aprendizaje rutinario qnc no da niuguna aplicaci6u a las j6veues y nobles pa-iones y a la necesidad de ideales que la mayor parte de

lo niiios sienten a cierta edad, la sociedad hace que toda na turaleza iudependiente, poetica 6 altiva, tome odio a la cscnela, se eucierre en sf misma y vaya, lejos de la verdnu y el bien, a procurarse una satisfacci6n a sus pa­siones. Unos buscan en la novela la poesia que les ha faltado en la vida y se atiborran de esa literatura inmun­da, fa.bt·icada por la burguesia a quince 6 veinte centimos entrega, y a poca predisposici6n que tengan bacia el ex­travio, acaban como el joYen Lemaitre, por abrir el vien­tre 6 COI'tar el Cuello a otros niilos COil el prop6sito deli­berado de hacerse «asesino celebre., Los otros se dan a una vida execrable, y s6lo los niuos del «justo medio», los qne no tienen pa.siones ni entusiasmos, ni sent1mientos de indepeudencia, llegau sin accidentes al fin apetecido. E tos dan a la sociedad su contigente de burgueses hon­rados con mczqniua moralida.d, qne no roban, es ciet'to, el sombrero a los pasantes pero que saquean «con decen­cia >> a sus rlieutes; que careceu de pasiones , pero hacen ocultamente visitas a sns amig-ns para de embarazarse de la gra a mou6toua que el buen puchero crea y, arrastt·an-

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l'ALABRAS DE UN REBELDE

:lose con h1pocr esia por el cieuo, invocan el santo nombre ie Ia justicia c uando cua!quiera intente tocar sus rique. 'as. Eso los niilos. En cuanto a las niuas , la burguesia las corrompe desde la mas tierna edad . Lecturas absur· ias, muilecas coquetamente vestidas, costumbres y ejem· plos edificantes de mad res «honradas», nada le faltara Q. Ia nina para que en su dia sepa venderse a quien mas ~ e . Ademas, estas criaturas siembran Ia gangrena a su \lrededor; Ia hijas del obrero Guo miran con envidia a las elega utes burguesitas, voluptuosas y coquetonas a los doce alios? Pero si Ia madre es «virtuosa» del modo que lo sou las bnenas burguesas, Ia educaci6n sera peor toda­via. Si Ia niiia es inteligente y apasionada apreciara muy pronto en su justo valor esta moral de doble fondo que

11e sintetiza con Ia frase siguiente: «Am a a tus semejantes, pero estafalos cuanto te sea. posible .»

cS6 virtuoso, pero basta. cierto pun to»; y ahogada en ssta atmosfera de baja moralidad, no hallando en Ia vida nada hermoso, sublime y atractivo que respire verdadera pasi6n, se arrojan con Ia cabeza gacha en los brazos del primero que salga, con tal de que le satisfaga sus apeti· tos de vanalidad y lujo.

• • • Meditad cstos hcchos, refiexionad sobre las causas ql'l.e

.os producen y deciduos si tenemos raz6n para afirmar qne se necesita una revoluci6n formidable para arrancat je nuestra sodedad el mal, basta en sus mas hondas rai· ces, porque mientras las causas de Ia gangrena existan nada podra curarse.

Mieutras teugamos un a casta de holgazanes que vivan d.e . n~estro trabajo, so pretexto de que son necesarios para :iing1rnos, estos holgazanes ~eran siempre un foco pesti·

P . KROPOTKIN E 25

Jeute pt:.?a. la moralidad publica. El hombre gandul y em-1lrutecido, que se pa a Ia vic,la bu cando uuevos placercs Y en quien todo sentimiento de solidaridad para con l~s de· mas esta muerto por los pl'iucipios mismos de su ex1sten· cia y a! coutrario los sentimie utos del mas asqueroso

' . ' egoismo se nutren con la practica de su propia vida, es.~ hombre pecara siempre de Ia mas grosera sensuali­-dad, envileciendo cuanto toque. Con un saco de escudos Y sus iustintos de bruto, prostituira niilos, mujeres, arte, teatro, prensa; vendera. su pais y a quienes lo defiendan: cobarde para matar el mismo, asesiuara lo mejor y mas sano de su patria, por seres como el corrompidos, el dia que vea en peligro su bolsa, unico manantial de sus ale­gria.s y felicidades.

Esto es fatal, y los escritos de los moralistas no lo evi· taran. La peste esta en nuestras entranas; es preciso des­truir la. causa; si decidimos proceder por el hierro .Y por el fuego, no tenemos tiempo que perdcr. Nos lo ex1ge ~a salud de la huma.nidAd q,ue se halla ill inminente peli-

.gro.

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.La pr6zim.a revolac:ioa

En el precedente capitulo hemos llegado a la conclu­sion de que Europa rueda por un plano incliuado hacia una conmoci6n revolucionaria.

Estudiando el modo de la producci6n y el cambio, tal cuallo ha organizado la burgnes!a, nos hallamos con un estado de cosas atacado por irremediable gangrena ; ve­mos Ia ansencia de toda base cientifica. y humanitaria, la loca disipaci6n del capital social, Ia ambici6n llevada. ha ta el deiprecio de todas las !eyes de sociabilidad, la. perpetua guerra indu trial, el cao ; y muy pronto el grito de: jla bnrguesia ha fra,ca ado! alrlra de todos los Jabios, con la rara unanimidad qne en otro tiempo caracteriz6 Ia proclamaci6n del fraeaso de las dinastias.

Estudiando el desart·o llo de los E tados y el papel his­t6rico que han de empei1ado en Ia de. com posicion que hoy les amenaza de muerte, nos couvencemos de que ese modo d~ agrupaCI6n humana ha termiuado sn misi6n hist6rica, ha dado de si cuanto podia, y esta. actmtlmente pr6xi mo i desaparecer bC!.jo el peso de sus infinitas atribuciones, para ceder su pnesto a nuevas or "'anizacioues basad as en 0 ,

P. KROPOTKINE 27

principios tambien nnevos y mas en armonia, por couse· cuencia., con las modernas tendencias de la humanidad.

Los que observan con atenci6n el movimiento de las ideas en el seno de Ia sociedad actual, estan perfecta­meute capacitados del entusiasmo con que el pensamicnto humano trabaja para llegar a la revisi6n completa de las apreciaciones que nos fueron legadas por los siglos pasa­dos, y en Ia elaboraci6n de nnevos sistemas cieutlficos y filos6ficos, llam.,dos a ser Ia base de Ia sociedad futura. Noes solamente el sombrio reformador que, exteuuado por un trabajo superior a sus fuerzas y por una miseria mayor que su paciencia, critica las vergonzosas institu· ciones, cuyo peso soporta y sueiia en un muudo mejor, sino tambieu el sabio que, aunque educado en los anti· guos errores y prejnicios, aprende, no obstante, a des­embarazarse de ellos poco a poco, prestando atenci6n a las nuevas ideas cucarnadas en el espiritu popular, para hacerse un dia el portaestandarte de ellas. «La pi,queta de la critica desmoroua a gran des golpes toda la herencia de mentiras que nos habian legado como verdades indis­cutibles; filosofia, ciencias naturales moral historia

' ' ' arte, nada resistini al espiritu demoledor», gritan alar-mados los con ervadores. Nada, en efecto; hasta las bases mismas de vuestras iustituciones sociales, propiedad y poder, seran atacadas, lo mismo por el esclavo de Ia mina que por el obrero de la iuteligeucia; ignal por el intere­sado en el cambio que por el que retrocederia asustado el dia que v1cra tomar cuerpo estas ideas, saliendo de entre el polvo de Ia bibliotecas y encarnandose en el tumulto que acompmia a toda realizaci6n pnictica.

• :!< •

Decadcncia y dcscomposici6n de las formas e.xistes y

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28 PALABRAS DE UN REBELDE

~eneral descontento; ardua. elaboraci6n de formas nuevas v deseo impaciente de cambio; Mlito jnvenil de la crltica. en el terreno de la ciencia, la filosofia, la etica, y general fermentaci6n de la opinion publica; indiferencia perezosa 6 resistencia criminal de los detentadot·es del poder, en -cnya fuerza conffan, y adem as ra bios a oposiciou al des­arrollo de las nueYas a piraciones: tal ba sido siem pre el estado de las societlades el dia anterior a las "'randes re-

. 0

volucwnes, y tal es hoy atiu. y esto no viene a afirrnado Ia imaginaci6n excitada de un grupo de exaltados; lo des· ~ubre la tra.nquila observacion cientifica. Los mismos que para justificar su punible indifereucia se complacen con decir: «Tranquilicemonos, todavia no peligra nuestt·a si· tuacion:o; estos mismos afi.rman en secreto que la lucha e agra~·a y que el mundo marcha bacia la ruina. Solo que despues de haber revelado el secreto de sus temorcs vuelven la espalda y continuau aferrados a la rutina y ai "icio.

«jPero se ha anunciado tantas veces esta revolaciou!• -exclama a nuestro lado el pe imista: «jhe creido en ella alguna vez, pero me he cansado despue !» La tardanza es necesaria para que, madurando, sea su fruto mas sa· bro o. uPor dos veces la revolncion estm·o a punto de

estallar en 1754 Y en 177l:t, nos dice un historiador ha­b lando del siglo diez y ocho (ibamos a escribit·: elJ. 1848 Y el1871). Pnes bien, por no haber estallado e:.ttonces fne ma.s fecunda y poderosa. a ultimos de sig lo '

• ~ 0

. ~e.]emos dormir a los lll difercntr y vacilar a los J7b. stmts•as: tenemos otras cosas qu bacer y no debemos .preocuparuos de ellos.

Pero c:que caracter sera 1 de esta revoluci6n que tan

P. KROPOTKINE

tos homLtes a.nnncian y proclaruan y que actitud debe ser la nnestra en presencia de esta eventualidad?

No haremos profecias hist6ricas: ni el estado embrio­nario de la sociologia, ni el estado actual de la histo • ria, que segun la expresion de Agustin Thierry «no hace mas que sofocar la verdad con f6rmulas de convenci6n »

' n(\ nos autorizan para ello. Limitemonos, pues, a exponcr algnnas sencillas cuestiones.

GPodemos admitir ni por un momento siquiera que toclo este iumenso trabajo de revision y reforma que se opera ~n todas las clases de Ia sociedad, pueda desapare­cer por un simple cambio de gobierno? lO que el descon· tento econ6mico, crcciendo y extendiendose mas cada dia, no iutente manifestarse en la vida publica cuandc la descomposici6n del poder le suministre circunstancia~ favorables?

Enunciar estas cuestiones no es resolverlas, natural· mente. Pero podemos creer que los campesinos irlandeses e ingleses, si entreven la posibilidad de tomar posesi6n de la tierra que tantos al1os cultivan, y suprimir los sefio· res que tan cordialmente detestan, c:uo aprovechanin Ia primera ocasi6n que tengan para realizar lo que es su mc'ts ardiente deseo?

lPodemos creer que Francia, en un nuevo 48 europeo, se limitani a sustituir unos hombres por otros y no pro­cm·ara hacer cuauto sea posible para mejorar la suerte de los trabajadores? c:Que los campesinos francescs, vien­do el poder central desorganiza.do, no intentaran amparar~ se de los fertiles prados de los vecinos conventos, asi como igualmente de los campos fecundos del gran burgues que, habiendo venido unos y otros a establecerse a 'u 1ado no han cesado de redondear sus propiedades en de­trimento de Ia. suya propia? iPodemos dudar de que e~te mismo campesino no se pondra Jel lado de los que le

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l'ALABilAS Dli UN Il ~ ll ELD~

o:re~ca n sn apoyo para reaJizar sn ideal de trab:tj o y li-be:-tad? ·

,: Hahnt quien dude de que el campesino italiano, cspa­iwl y esla ro, uo hara lo mismo que el irlaude y el iu· g-les') GPucue cn,ver a uadie duda de que los mineros, har­tos de miseria, de sufrimiento y de desgrncias, 110 haran nu esfuerzo para eliminnr a los propicta.l'ios de la miua ~~ dia que se aperciba11 de que el ejerci~o desorganizado deja de obcdecer a sus jcfes?

G Y el artesano eucastillado en la tenebrosa y hUmeda pocilga doude habita 6 trabaja, con las manos heladas y el cst6mago Yacio, trabajando dcsde Ia mai'ia11a ala tarde para poder pagar al panadero y dar un pedazo de pan a sus pequeuuelos, tanto nu1s queridos cuanto mas enfer­mizos? Gy el desgraciado que ha dormido bajo cnal!J.uier cubertizo de la plaza 6 en al umbral de cualqnicr puerta, porqne no ba podido pagarse el lujo de diez centi mo que necesita para dormir en un asilo? GPreguutadle si quenia dormir en un palacio suntuoso, donde podria alojar a su mnjer y sus bijos' ba tante mas honrados segura.mente que el gran burgues que lo babita? GSi no le gu taria var €n el a.lmaccu comtm, en el dep6sito de la solidaridad, ba ·tante pan para cuantos no han aprendido a ser hol­gazanes; ; uficiente ropa para abrigar a los onfiaqueci ­dos hijos del obrero tan bien como los del burgues?

c:Se cree acaso que los que visten harapos ignoran que en los almacenes de una gran poblaci6n hay suficientes generos para satisfacer las primer as necesida.des de tod os los habitantes, y que si los trabajadores se emplearan .en la fabricaci6u de objetos utiles en vez de ocuparse en la confeccion de objetos de lnjo, no producirian bastante para todos?

En fin. GPuede admitirse que estas cosas dichas y re­petida.s no hayan producido o,u efecto en la conciencia

P. KUOI'OTKINR 31 "'

dopu!ar, y que el pueblo no intente ponerlas en practica el dia mismo que se sienta con fuerza suficiente para ello?

• • • El buen sentido de la humanidad ha. contcstado ya a

e:.tas cnestio'nes. Ho aqui la respuesta: La pr6xima revoluci6n tendr:i un cani.cter de gcnera­

Jidad que lc distinguira de toda.s las precedentes. No sera solo un pais el que se lanza.ra a la lucha, ino todos los .de Europa. Si en otro tiempo una revoluci6n local era po­sible, en nnestros dias, con los la zos de solidaridad que se han establecido en Europa y dado cl equilibrio it!sta­ble de todos los E tados, una revolnci6n locales imposil>ll' si dura a.lgl1n tiempo. Lo mismo que en 1848 un movi­micnto iniciado en un pais se extendera necesariame nte a todos los paises, y el fuego revolucionario abrasara <i. Ia Europa entera.

En 184 las poblaciones sublevadas depositaron !'U

confianza en un cambio de gobierno, en una reforma cons titucional; hoy 110 estamos en ese caso. El obrero pari­sien no esperara nuda de un nuevo gobierno, aunqne fuera cl de la commune libre: intentara arreglarse las cosa el mismo.

El pueblo ruso no necesitani. que una con tituci6n le declare dueiio del suelo que cultiva; pore casas que seau la coufiauzas de triunfo procurara am p[t rarse el mismo· hoy lo intenta ya: pruebalo los continuos motiues en este sentido.

Lo mismo sncedeni. en Italia, en Espana; y si el obrero aleman se deja embaucar durante alg lill tiempo por gentes que l:i speran todo de un telcgrama de Brr­fn, el ejemplo de sus veciuos y la iucapacidad de sus jefcs

,I

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::J2 PAUBRAS DE UN RRBELDE

no tardart\ en desengauarlos y bacerles entrar ~::1 la. vi~ revoluciouaria. El can\.ct r dist intivo de_la pr6xlma re~o·

1 · · .t pt!es el sio·• iente: <<Teutattva de revoluc16n UClO ll Cl'<11 , n .

hecha por los pueblos, pero de revoluci6n econ6~uca, Y sin esperar que caiga de arriba, como mana llov1do del

cielo.» . . Pero .. . estamos viendo la risa del pesimlsta q~e vlene

4 poncrnos alguna «Objeci6n», «alguna observaCJ6n sola­mente». Venga, pues; nosotros la escucharemos Y lacon·

testa.remos.

Los derechos politicos

La prensa burguesa nos ha.bla diariamente en todos los tonos del valor y la importancia de las libertades po· Hticas, de los derecbos del ciudada.no: sufragio universal libertad de elecci6n, libertad de la. prensa., de reuni6n, etcetera.

- Puesto que teneis tautas libertades, nos dice, Gpor que apelais a la rebeldia? lLa liberta.d que poseeis no os asl'gura la posibilidad de todas las reformas necesarias, sin que tengais necesidad de recurrir al fusil? Analicemos lo que valen elilaS famosas libertades polfticas a nUl'Stro pun to de vista, al pun to de vista de las clases desposeidas, que no gobiernan a nadie y que no tienen ningun dere~ho y sf muchlsimos deberes.

No diremos nosotros, como se ba dicho alguna vez, que los derechos politicos no tienen ningun valor. Sabe­mos perfectamente que desde los tiempos de servidumbre, y basta despues del siglo pasado, ciertos progresos se han realizado: el hijo del pueblo no es ya un ser privado en absoluto de todo derecho como lo fue en otros tiempos.

s

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k'ALABRAS DE UN REBELDR

El campesino frances no puede ser azotado en mita~ de la calla como lo es el campesino ruso en nuestros d1as. En los establecimientos ptiblicos, fuera del taller, ~1 obre­ro, sobre todo el de las grandes ciudades, se cons1dera ~1 igual de no imports. quien. El obrero, tanto en ~r.ancta como en cualquiera otra parte de la Europa mend10nal, ya no es el esclavo sin ningun derecho humano,. tratado por la aristocra cia como bestia de carg!J:. Gracias a las revoluciones, ala sangre derramada por el pueblo, ha po­dido adquirir algun derecho personal, que nosotros no: complacemos en consignar.

Mas, como sabemos distinguir, hemos de establecer diferencias entre derechos y derechos. Hay derechos que tienen un valor real y hay otros, en cambio, que nolo tie­nen. Los que intentan confundirlos no hacen sino engaiiar al pueblo. Hay derechos, como por ejemplo, la igualdad del rustico aldeano con la del arist6crata., en sus relacio­nes privadas, que han ad quirido carta de naturaleza, Y son al pueblo tan caros que se sublevaria inmediatamente contra quien intentara violarlos; y hay otros, como el su­fragio universal, la libertad de imprenta, etc .. que no ha pod-ido alcanzar el pueblo, y saba perfectameute que Ia burguesia gubernamental se los ha reservado, casi por complete, para defender los derechos de las clases privi­le0iada y manteuer sn poder sobre el pueblo. Estos de­recho no son ni politicos siquiera, puesto qne no alcan­zan a la gran masa del pueblo; y se les llama as! porupo­samente porque nuestro leuguaje politico es un calo incorupreusible , elaborudo por las clases goberuantes para su uso particular y en beneficio propio al mismo tiempo.

... * *

~Para que sirve, en efect", nn derecho politico si :10

P. KROPOTKINIJ

~s instrumento que defienda la independencia, Ia dignidad y la libertad de los que no tienen fuerza suficiente para imponer el respeto de sus derechos? <.Que utilidad reporta un derecho a los esclavos gj no sirve para emanciparles? Ni Gambetta, ni Bismarck, ni Gladstone, necesitaron :nunca libertad de imprenta 6 reuni6n, puesto que escri· bian cuanto querian, se reunian con quien les daba la gana y pt·ofesaban las ideas que mas les satisfac!an: eran libres, como lo sou actualmente sus sucesores. Los que necesitan que se les g·arantice la libertad de hablar y es­cribir y la de agruparse, son precisameute los que uo son bastante fuertes para imponer su voluntad. Y asi han sido siempre, basta en su origen, todos los derechos po­liticos.

<,A nuestro punto de vista os derechos politicos de -que hablamos, deben ser solamente para .us que carP.cen de ellos?

No, por cierto. El sufragio universal pueae alguna vez, basta cierto punto, proteger a la. burguesia contra las imposiciones del poder central, sin que tenga necesi· J.ad de recurrir coustantemente a Ia fuerza para defender­sa. Puede servir tambien para establecer el equilibrio en­tre dos fuet·zas que se disputen el poder, sin que los rivales t eugan que recurrir a las armas, como se hacia en otro tierupo. En cambio no puede ayuda.r en nada si se trata de destrtlir el poder 6 siquiera limitar su poderio, abolir su dominaci6n. Es, en resumen, un exceleute instrumeuto para solucionar pacificamente las querellas entre gober­nantes. c;Pero que utilidad tiene para los gobernados?

La historia misma del sufragio universal confirma con harta elocuencia nnestras razones. Mientras la bnrguesia crey6 que el sufragio universal podia, en manos del pue· blo, convertirse en arma contra los privilegiados, lo com­batio furiosameute; pero el dia. <iue qued6 probo.do,

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36 PALABRAS DE UN lillBELDE

en 1848, que el tn.l snfragio no ticne nada d~ temible, 9i. no al coutrario, que con el se conduce mny b1en a las mul­titudes, la burg no, fa lo acept6 sin rodeos. Actualmente, la mi ma burgne ia es qnien mejor lo defiende, ~orque comprende que, uo solo cs arma para a.rr~glar las difer~n­cias entre los que ambicionan el poder, smo que tamb1en para asegurar su dominaci6n.

• '* •

La libertad de la prensa esta en el mismo ca,so. ~Qu~ argumento ha sido el mas conclnyente a los ojo d~ la uurguesia para doclarar la libertad de la prensa? Su Im­potencia.

J\Ir. Gire.rdin ha hecho todo nn Jibro sobre este tema: La impotencia de Ia prensa. «En otro tiempo, dice, se qnemaba vivas a las hechiceras porque eran las gen~es bastante bestias para creerlas todopoderosas; hoy se m­curre en la mi rna barbaridad con respecto a la prensa porque se la cree tambi6n poderosa. Pero esto no es cier· to, y su poderio es tan ficticio como el de las bl'Ujas de la Edad Media. Kada, pues, de per ecuciones a h~ preusa.• He ahi lo que en otro tiempo decia Mr. Gerardiu. Y cuo.n­do actualmeute discuten entre si los bnrgucscs sobrc la libertad de la prensa, c:~ue de argumentos no expouen en su favor? "Ved, diceu estos, Iuglaterra, Suiza, los Esta­dos Unidos; la prensa es libre y no obstante la explotaci6n capitalista esta mejor establecida que en cual'luier otro pais; el imperio de la riqneza esta mas seguro que en toda otra pa.rte.

Dejad que las ideas subversivas se manifiesten: ~no tenemos a nuestra disposici6n cuantos medias necesitamos para ahogar la voz de sus peri6dicos sin recurrir a Ia vio-

P. h.!WPOTKI:\1.1

leu cia? Adcm <i.s, si en nu mom en to de e(crveccnci~t la prensa, rei'Olnciouada lJegara a COUStituir Ull pcligro llO nos faltarian prctcxtos p:~.1·a suprimirla de uu solo golpc.»

Para Ia libertad de reuui6u el razouamiento es el mismo.

cr Demos complP-ta Iibcrtad de reuui6u, dice Ia bargue­sfa libre que entiende bien la defensa de sus intereses: la. libertad uo puede pcrjudicarnos. Lo uuico que debemos temer son Jag sociedades secrctas, y la libertad de re­union cs el modo mas eficaz para que dcsaparezcan. Si en un momento de excitaci6u las reuniones publicas amcna· zaran nuestra tra.nquilidad, medios nos sobran po.J·a su­priroirlas, puesto que la fuerza del gobierno esta a uucstt·a disposicion .,.

«(. Y la in violabilidad del domicilio? i Valiente cesa! a

cCousiO'uadla en nnestros c6digos; pregonadla en alta 'VOZ», ilicen los mas listos gobernantes. o:No queremos que la policia penetre en uuestro domicilio; pero iustituiremo. un gabiuete negro para vigila.r los suspecto ; lleun.r~mos

-t~i pais de soplones, haremos una li ta de los sospecho, os. los segniremos siempre de cerca, y cuaudo ,·camas que la -eosa va mal, dam<>s rieuda suelta a nuestra brntalidad nos burlamos de Ia iuviolabilidad, nos llevamos al cala· bozo desde sus propias camas a qnien nos pa.rczcu., Io re· moveroos todo sin respeto uiagnoo, yen paz.» « Cargnmo~ -durn mente contra todo el muudo, y si alguien gl'ita fucrte ala carcel con el." «Diremos que a la guerra. re pondc­mos con Ill guerra, y no aplaudiran.»

,, Ln. correspondencia es tam bien respetable. Consigne. mos iO'ualmente en nuestro codigo su inviolabili.dad. «SJ el jef; de una carteria de pueblo a brc por curio~idad. uHa -earta, le destitnimos inmediatamente y lo pnblicamos en los periodicos." o:Que m:)llstrnosidad, que crimen.» Tened 4:uidado qne los pcqneiios scc:ctos que uos contamos entre

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38 PALABRAS DB UN REBELDE

llmigos no puedan ser divulgados. Pero si husmeamos qu& . e t;11ma n'g 'm complot contra nnestros privilrgios, en· toncc no respetamos nada: abriremos todas la cartas, nombramos mil emplcado para. practicar Ia ilegalidad, y si algmen se atreve a protestar, contestamos francamente ~omo lo hizo tm ministro ingles en medio de estruendosos­apla.usos en toda la camara: «Si, senores mios; con pro­funda disgusto y con el coraz611 oprimido nos hemos de­cidido a violar la corre pondencia; pero es exclusivamen­te porqne la patria (lease aristocracia y burguesia) est& en pcligro.•

• • • He ahi a lo que se reducen las cacareadas libertades

polfticas. La liLertad de Ia prensa y de reuni6n no se respeta

«mas que cuando el pueblo nola esgrime contra las cla­ses pt·ivilegiadas. »

De pue de todo Ia cosa es bien natural. El homb1·e no goza de otros derechos que los que se ha conquistado en Ia lucha, ni puede tener mas Jibertades que las que este dispuesto a defender con tantemente con las armas en la. ruano . Si nose azota ya a hombres y mujeres en medio de las calles de Paris, como se hace en Odessa, es porqus cl dia que un gobierno lo intentara, el pueblo lincharia a los ejecutores.

Si los arist6cratas no se abren paso a traves de las multitudes en fiesta, a garrotazo limpio, por sus criados, e scnci!lamente porque si lo intentaran el pueblo daria buena cncnta de ellos; si existe cierta. ig-t;aldatl cnt1 ~ obrcro y patr6n, en Ia calle y los esta.blecimientos publi­eos, es porque el obrero, grP.cias a las revoluciones pre-

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cedentes posee un sentimiento de dignid~ personal q1w no le pe;mite soportar la ofensa de su amo. P~r esto, Y no por los derechos inscritos en las leyes, disfruta el obrero actual alguna libertad.

* . • *

Es evidente que en la sociedad actual, dividi~a ~~ ~iervos y se11ores, la verdadera libertad no puede exlStu, y no existira nunca mientras haya explotados Y explot~· dores, gobernantes y gobe1·::ados. Sin emb~rgo, no se.si­gue de aqui que basta el dia que la revoluc16n anarqmsta lo haya barrido todo, deseemos nosotros ver la pre~sa

amordazada como en Alemania, el derecho de reurn~n anulado como en Rusia, la inviolabilidad personal reduci­da a lo que es en Turquia. Siendo como somos escla.vos del capital, qneremos poder escribir y pu~licar lo . que bien nos parezca, y deseamos podernos reu~ Y orgamzar como nos plazca., precisame11te para sacudrr el yugo de} capital.

Pero es ya tiempo de que comprendamos que ~o es a las !eyes constitucionales a quienes hemos de ped!r dere­eh os. No es una ley, en un pedazo de papel que puede romperse a la men or fantasia de un gobierno, en lo que debemos ver la salvaguardia de nuestros derechos natu­rales: Solo baciendonos bastante fuertes para imponer nuestra voluntad, conseguiremos que nuestros derechos .sean respetados. . .

Qu eremos tener la libertad d~ hablar y escnb1r lo que sint~mos; el derecho de reunimos y organizarnos? Pues no debemos esperar que ol permiso nos venga del Pa~Ja­mento 6 que una ley mendigada al Senado nos autonce.

Constituyamos u11a fuerza organizada, capaz de ~n­seiiar los dientes, como se dice vulga.rmente, 8. cualqme-

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4() Y.ALA'IJRAS 8E UN ~.5BL00

ra que intente restringir el derecho de palabra Y de nl·

nni6n; seamos fuertes, y podremos e tar seguro de que nadie no discutira el derecho de hablar, escribir y pn· biicar lo que queramos. El dia que, unido los explotado , podamos sa.lir en numero de algunos miles a la calle, 6 tomar directamente ln. defensa de uue tros derechos, na­die inteutara di putarnos los ya conqui tados y reiviudi­earemos a nue tro favor otro ruuchos a los que tenemos derecho. Entonces, y solo eutonce , habremos adquirido derechos que en vano pediriamos durante decenas de aiios a las Cortes y al Senado; ademas, la garantia de esos de­rechos serA bastante mas s6lida que si estuviera. esc.rita en papeles mas 6 menos limpio .

L&s libertades no se daP "c tomau. ·· ... .. - '

A LOS JOV~NES

I

A estos me dirijo; que los viejos-los viejos de cora­zoo y de espiritu, enti~ndase bien-nose molesten en leer lo que no ha de afec~arles en nada.

Supongo que ten~is dieciocho 6 veinte aiios, habeis terminado vuestro estudio 6 aprendizaje y eutrais; en el gran muudo; supougo ta.mbi~n que vuestra inteligeucia se ha purgado de las imbecilidades eon que han pretendi­do atrofiarla y oscurecerla vnestros maestros, y que ha· ceis oidos de mercadet• a los continuos sofismas de lo partidarios del oscurautismo; en una palabra, que no soi~ de esos desdicbados engendros de una sociedad decadente que solo procuran por la buena forma de sus pautalones lncir su figura de monos sabios en los paseos, sin baber gnstado en la. vida mas que la copa de la. dicba, obtenida a cualqnier precio ... Todo al contrario de esto, os jnzg6 entendimiento recto, y sobre todo, dotados di gran ce­rar:6n.

La primera duda. que surge en vestra imaginaci6n e11

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l'ALAllRAS DE U ' REDELDE

Mta: •GQue voy A ser?:o E ta pregunta os Ia ha.be1s hech() cuanta veces Ia razon o ha permitido di cernir.

Verdaderamente que cuaudo se c. ta en esa temprana edad en que todos son sueuos de color rosa uo se pien a en hacer mal alguno. De pnes de haberse estudiado una Ciencia 6 un arte-a expensas de la sociedad, uote e bien -nadie piensa en utilizar los conocimientos a.dquit·idos Como in trnmento de explotacion yen beneficio exclu ivo. y muy depravado por el vicio debiera. e tar en verdad el que siquiera. una vez no haya soilado en ayudar a los que gimen en Ia. miseria del cuerpo y la miseria de la inteli­geucia. HaMis tenido uno de esos sneiios, Guo es 'erdad? Pnes estudiemos el modo de convertirle en realidad.

No r.e Ia posicion ocial que ha precedido a vuestr() nacimiento; quiza favorecido por Ia suerte habeis podido adquirir couociruientos cientificos, y sois medico, aboga­do, literato, etc.: si es asi, a vuest.·a vi ta abrense vasti­. imo horizoutes y se os ofrcce un porvenir sonriente quiza dichoso. 0, por el coutrario, maldito de Ia suerte' ois hijo de uu pobre trabajador, y no habeis tenido otro;

conocimientos que Ia escuela del dolor, de las privacione y sufrimientos ...

Establezcamos el primer caso; habeis cursado medici­na; soi , pues, un facultati\'0. Un dia un hombre de mano ca~lo~~' cubierto con una blusa, viene a buscaros para que ~~ ta1s 3. una enferma, conduciendoos a casa de la pa­Cleute por una interminable serie de callej uelas cuyas ca.sas trascieudeu a pobreza. '

Llegais, Y os es forzoso casi encaramaros por una. es­trecba escalera, cuyo a.mbiente esta cargado de hidroge­no, por las emana.ciouc que despide la torcida de un fa­ro! cuyo aceite se ha agotado.

D~spues de salvar dos, cnah·u 6 treinta escalones, pe­netni.Js en la habitaci6u de la pobre enferma.. Como

P. KnOPOTKINE 43

nJCstra a.ma esta a11n pura, el coraz6n os late con rna violencia do la acostumbrada al contemplar aquclla iufe­liz tirada sobre uu mal jerg6n, y.. aquellas cuatro 6 cin­co criatnra , lividas, tiritaudo de frio, acun·tt~adas al lado de su pobre madt·c, a fin de recoger el calor de Ia !;ebrc, ya que alii huelga todJ abrigo. Los infelices nit1os, a qnienes la desgracia ha hecho SU picaces, OS con tern plan nsu tados y se arriman mlis y mas a su madre, sin apar­tar sus grandes ojos espantados de vuestra. persona.

El marido ha trabajado durante su vida doce y trece ho ras diarias, pero ahora esta de mas hace tres meses: esto 110 es rat·o, se rcpite peri6dicameute. A 11 tes no se noraba tanto su falta de trabajo, pues cuando esto acon­tccia su mujcr iba a lavar-jquien sabc si habra lavado lo vue:;tro!-para ganar uua peseta al dia. Pero ahora, pos­tl·ada en ellecho del dolor hnce dos meses, lees imposi­ble, y la. mi eria mas espantosa cierne sus negras alas en aqucl hogar.

GQno di pondt·eis A aquella enferma, doctor? Desde \nego habrcis compreudido que alii reina la agonia gene­ml por falta de alimcntaci6n; Gprescribireis carne, aire puro, ejercicio cu el campo, una alcoba seca y bien ven· tilada? i E to seria ir6nico! Si hubiet·a. podido Ia enferm~

proporcionarse todo esto, no hubiera esperado vue tro con '}j o.

Esto no es todo. Si vnestro exterior revela franqueza y houdad, OS referirau historias tanto 6 mas tl'lstes: la mujcr de Ia otra babitaciou, cuya tos desgarra el coraz6n, cs una planchadora; en el tramo de abaJO todos los nitios tiencn fiebre; Ia lavandera que ocupa el piso alto no He­g-ad ti. Ia proxima primavera: jab! iY en la casa. de u ado, en Ia otra, Ia situaciou e peor! ...

lQne peusai de todos estos enfermos? Seguramente· le~ rccomeadar iais cambio de aire, un trabajo menos pro~

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4-! !'ALAURAS DE UN R EBELDE

1ongado, nna alimentacion sana y nutritiva. ; pero mo p<r dei. , y ab<1.ndon!is aquella.s catacnmbas del dolor con el ect·azon lacet·ado .

Al siguiente dia, y cuando aun no habeis cl.esechado la. preocupacion de Ia vispera, nn compaiiero os dice quo ha renido nn Iacayo en carruaje para que fnemis a visi-ar al propietario de una casa, donde habia eurerma una

se:1ora extenuada :i fuet·za del insomuio, cnya vida esta estit consagrada u Yisitas, afeites, bailes y disputar co n su estt.ipido marido.

Vue tt·o compat1ero le ha prescri to Mbitos m.i.s mode· rados. comida poco e ·timnlaute, paseos al aire libre, tran ­qu ilidad de espiritn y ejercicios gimmi.sticos en su alcoba. a fin de sustituit· uu trabajo tltil: una mnet·e pnrquc ha .c:H~c ido d. a limcnto y descanso durante sn Yida, y la {)::rn ·ufre pot·q ue mmca ha sabido lo que c~ t:-abajar.

Si sois uno de esos repugnantes se1·es que ante uu <>s­pect{tculo tt·iste y repugnante se consuelan con dingir una mirada. de compa ion y bebet·se una copa de cognac, os ircis acostumbrando gradualmente a esos contrast~ y ItO pcnsareis sino ~!: elevaros a la. altura de log satisfe• chos para evitar teuer qne rozaros en lo sucesivo con los desgraciados.

Pero si al contrario. sois hombre; si cl entimiento se traduce en volunta.d y Ia parte auimal no se ha super· puesto a Ia inteligente, volvereis a vuestra casa dici ·· n· doos : ~Esto es infa me ; esto no pnede continuar ani por mas tlempo. Es menester evit:tr la-. eufermchd<:s y no cumrlas. jAbajo las drogas! Aire, buena alimeutaci.6u y ·on trabajo m:l.s racional; por al.ti debe comenzarse; da Gtro modo, la prvfesi6u de mMico :;6lo es un e11g:.tilO y una farsa.

E~ _ese ~ismo iustante compl'enl\ereis el auar·]uismo y «>entl:-e1s esttm·dos por couocedo todo; y si el a.ltruismo

P. KROPOTKINE 45

no es una palabra vacia de sentido, si a.plicais al estudit\ de Ia cuesti6n sO'Cial las rigidas inducciones del fil6sofo naturalista, vendreis a, nucstras filas y sereis un nuev(). ~Joldado de Ia Revolnci6n social.

Quiza se os o~urra:-iAl diablo las cuestiones pr~:k­ticas! Como el fil6sofo, el astr6nomo, consagremonos a las especulaciones cie.ntificas. Esto segnramente pueee producir un goce individual, una abstracci6n de la socie· :lad y sus males. Pero silmdo asi, yo pregnnto: ~en qllC o;e di[erencia el filo ofo dedicado t\. pa ar la. vida todo lo ~tgradablemente posible del borracho que s6lo bnsca en la bebida la. inmedwta. satisfacciou de uu placer? Induda­blemeute el fi losofo ha teuido mejor acierto cuando a la elecci6u del goce, que es mas duradero que el del bona­cho; pero esta es Ia sola dife;·encia: uno y otra. tienen la mismn. mira egoista y personal.

Pero no deseais bltcer vida semejaute, y si, por el eontrario, trabajar en bien de la Humanidad; entonces sa.ltanl. on vnestro cerebro una formidable objeci6n, y por poco aficionado a Ia critica que seais, comprendereis pel'· fec~amente que en esta sociedad la ciencia no es otra cosa que nn apendice de lujo que no sirve sino para bacer mas agradable la vida de lo~ ~enos, permaneciendo ina;c­cesible a los mas.

Ahora bien; hace mas de nn siglo que la. cieueia. ha establecido sobre bases s6lidas, razonadas nociones cos· mogonicas cuanto al origen del Universo. GCuantos la' eonoceis? Algunos millares solamente desperdigados entre centenares de millares snmidos aim en s11persticiones dig­nas de los salvajes, y por consiguiente dispuestos a servir de lastre a los impostores religiosos.

0 bien lanzad una ojeada sobre lo que ha hecho la ciencia para elaborar Ius bases de la higiene fisica y mo­ral: ella os dice c6mo debemos vivir para conservar Ja

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46 PALABRAS DE UN REBELDE

salnrl del cuerpo y mautener en bueu estndo las numero­sns masa de nuestra poblacione . Pero todo esto es letra muerta, porque Ia cieucia so lo exi te para un puiiado de privilegiado , y porque las desigualdades que dividen A la sociednd eu dos cia '3s-explotados y detentadores del cnpital-hacen que las enseilanzas racionales de la exis­teucia eau Ia mAs amarga de las ironlas para Ia iumeu· sa mayorla.

A tin podria citar mas ejemplos, pero no Jo juzgo im.­presciudible, puesto que Ia cuesti6u no es amontonar ver­dades y de cubrimieutos cieutificos, sino extender basta lo infinito los ya adqmridos, basta que bayan peuetrado en Ia generalidad de los cerebros. Conviene ordeuar de tal snerte las co a , que Ia masa del geuero bumano pue­da compreuderlas y aplicarlas: que Ia cieucia deje de ser un lnjo; todo al contrario, que sea la base de la vida de todos. Asi lo exige Ia justicia.

De este modo no ocurriria, por ejemplo, lo que pasa. hoy c.on Ia t~oria del origen mecanico del calor, que enu~1ctada el stglo pasado por Hit· y Clausius, ha perma­uectdo durante mAs de ocbenta aiios enterrada en los ana­tes academicos, basta que Ia desenterrarou los conoci­mientos de Ia fisica extendidos lo suficieute para formar una ~arte del publico capaz de compreuderla; ba sido ne-esart~ tres geueraciones para que las ideas de Erasmo y

Darwm sobre la variabilidad de las especies fuesen aco· gidas Y ~d~itid~ ~or los fil6sofos academicos, obligados por In optut6n publica. El fil6sofo, as! como el artista J'

el poeta, es siempre producto de Ia sociedad en que ens~­ila y se mueve.

Si os persuadi.s de es~as . verdades comprendereis que es de todo pnnto tmprescmdtble ca.rubia.r radicalmente un tal e tad~ ~e cosas que condena al fil6sofo a repretarse d conoctm1eutos cieutificos y a.l resto del gcnero humauo

1>. KROPOTKI Ng 17

i permanecer eu Ia misma ignorancia que bace diez si­o-Jos· esto e en el estado de esclu.vitud y de maquina 1:1 ' ' iucapaz de asimilarse las verdades establecidas. Desde el momento que os hayais persuadido de estas profunda.s verdndes ireis poco a poco odiando Ia iuclinaci6n a la eiencia pura y trab~jareis por buscar el medio de efectuar ~sa transformaci6n social; y si inangurais vuestras inves­tigaciones con la mi rna imparcialidad que osha guia.do en los estudios cientificos, abrazareis sin remedio Ia cau­sa del socialismo.

Hareis, en una palabra, tabla rasa de todos los sofis­mas y engrosarets nuestras filas, cansados de procurar placeres a esa mouoria. que de tantos disfruta, y poudreis todo vuestro valer al servicio de los oprimidos.

Estad se('l'uro que entonces el seutimicuto del deber enmplido y Ia perfecta relaci6n entre vuestras ideas y accioues os demostraran una exi teucia nueva que os cs desconocida; y euando el dia, dia que iududa.blemente se aproxima-con permiso de vuestros profesores-se haya. realizado el fin que os propouiais, las nuevas fuerms del trabajo cientlfico colectivo, con Ia. podero a ayuda de ejercitos de trabajadores que veudt·an a prestarle SU COU·

eurso, baran que la. cieucia de uu paso hacia adela.ute, comparado con el cual ellento progreso del preseute pa­recera simple jnego de niilos.

Eutonces gozareis de la ciencia., y este goce sera para "todos.

n

Abordemos otro pnnto. Supongamos habeis termiuado vuestra carrera. de Derecho, y por con ignicutc, os hallais abocado a desempeilar un puesto en el foro, halaga.do pol

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l'ALABRAS DE tlN REDIII.DH

las mti.s bellas ilusiones respcct o a vnestro po,renir - os bao-o la justicia de que comprendeis lo que altrui 1110 ·i~ ­nifica._:Quiza eutonces digais: c6Hay nada. mas. no~lo que dedicar su vida a una lncha vigorosa contra. toaa lll ­

jnsticic1, aplicar sus facultades al triunfo de la ley, que es. la e:mrcsi6n de la justicia. suprema?»

P.erfectamente: co111o todavia no teneis experiencia propia, os veis obligado a recurrir A. las cr6nicas jud ie ·a­les donde encontrareis hechos que os ilustren. ' . .

Aqui teuemos, por ej emplo, un rico prop1etano qno pide la expulsion de un colono que no ha podido pagar, efecto de cualquier circunstancia fortuita, la reuta con· venida. Desde el punto de vista legal, no hay escape; si el pobre labrador no paga, sea cualquiera la causa que lo imposibilite, debe ser expulsado de la fiuca : en este puuto la ley es inexorable.

Si os conformais con la exteriaridad de los hecbos pc­direis la expulsi6n creyendo que asi cumplis con vue: tro deber; si, por el contrario, profundizliis en el asunto, en· contrareis mu cha!l veces que el propietario ha derrochado siempre sn reuta, en tanto que el colono ha trabajado co· tidiana111ente; que el propictario no ha hecho nada rara mejorar sus tierras, y sin embargo, el valor de estas, n.cr• ced a los esfucrzos de aquel colono a quien arroj:LU del suelo que ha regado con su sudor, ha t riplicado en c:n. cnenta ailos, contribuyendo tam~ien a ello el 111ayur pre· cio adqnirido por la construcci6n de un ferrocar ril, 6 1: 1. :\

carretera., 6la deseeaciou de una laguna, 6 la rotnrac·(·n y cnltivo de terrenos antes baldios, obra todo no del pro­pir.tario, sino de aquel miserable colono que se ha arrui • L.ado por haber t enido que tratar con los usureros, que lc han sacrificado hasta lo tlltiroo, agotando implacablemcn· te todos sus recnrsos.

La. ley, sin embargo, Sl.I!IUPre i favor de la propied.td p

1' . KROPOTKINE

~sta concluyente : sea de ello lo que quie~ , el derecho fa· vorece al propietario y desconoce el del colono; pero sj vuestro sentimiento de justicia natural no ha sido aun su­plantado por las ficciones leg ales, lque hareis? GSosten­ireis que el colono debe ser arrojado a la calle, en conso­aancia a Io estatuido por la ley, 6 sostendreis que lo justo ~ que el propietario pagne al colono el total aumento del valor de sus tierras, puesto que es debido muy principal­mente al trabajo y desvelos de este? Esto no esta escrito en ningt1n C6digo, per o es lo que la equido.d demanda. !Que partido tomareis: el de la ley contra la justicia 6 el de la justicia contra la ley?

Y cuando se hayan declarado en huelga los trabajado­res sin prevenirlo con quince dfas de anticipaci6n, Ga que lado os inclinareis? En favor del patr6n que, aprovechan· dose de una prolongada crisis, ha conseguido ganancia s fabulosas, 6 contra la ley yen defensa de los trabajadores que durante todo ese tiempo s6lo han percibido un peque· ilo j ornal y vi sto morir de hambre a sus mujeres e hijos?

0Defendereis esa ficci6n que consiste en afirmar la. liberta.d de las transacciones, 6 mantendreis la equidad que estatu­ye que un contrato celebrado entre el que ha comido bien y el que no ha. pro bado bocado, esto es, entre el fuerte y el debil, es un contrato leonino?

Pongamos otro ejemplo: un hombre que vagaba. a.lre. dedor de una carnicerfa rob6 nn pedazo de carne; la gente eorri6 tras el gritando: ialladr6n!; se le detuvo e interro­go, averiguandose que era un artesano sin traba.jo, que ha~ia eua.tro dfas no habfan comido ni el ni su familia. Pi. di6sele al carnicero que lo dejase en libertad; pero este era partidario (para los demas) del cumplimiento de la. justi~ia, y el hambriento fue sentenciado a seis meses de prisi6n. GNo se sublevara I.a. conciencin contra una ley y una sociedad que pronuncia todos los dias ~emejantes infames juicios?

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c!Pedireis la aplicaci6n de la ley contra el hombre que. privndo de educi6n y maltratado desde su infancia, sin haber oldo nunca palabra de afecto y de carino, termine su fatal carrera n.sesinando, azuzado por el hambre, li. un veci11o para robarle una peseta? c!Pedireis su muerte, 6 lo que es peor, que vaya veinte aiios a presidio cuando os consta que es mas bien que criminal loco, y que su cri­men es o bra de la sociedad entera? c!Pedil eis que vayan a presidio esos infelices tejedores que en un momento de desesperaci6n prendieron fuego a la fabrica donde han consumido sn existencia y dejado su sudor, 6 que fusilen a.l insurrecte que enarbol6 en la barricada la bandera del porveuir? No se gurameote.

Si eu vez de repetir lo que se os ha enseliado 1·azo­ndis; si analizais la. ley y apartais de ella esas nebulosas ficcioues ron que se le ha em·uelto a fin de ocultar su Yerdndcro origen, que es el derecho del mas fuerte, y su fondo, que ha sido siempre la. consagrae16n de toda.s las tiranias que pesan sobre el genero humano a traves de n larga y sa.ngrienta. historia; cuaudo hayais com­prcudido esto, sentireis un profundo desprecio por la ley y seutireis avers!6n sin tasa contra esa moustruosidad que os coloca. diariamente en oposici6n con la con­cieucia.

Y como esa lncha no puede ser eterna, 6 tendreis que subordinaros a ser un miserable, 6 rompereis con la abo­minable tradici6n y vendreis a nuestro !ado a trabaj ar por la oompleta destrucci6n de esta injusticia econ6mica, so· cial y politica, y entonces ser6is socialistas revolucio-narios.

Y tu, joven ingeniero, que has soilado mejorar If suerte de los traba.jadores aplicaudo la cieucia a la indus· tria, jque tristes desengaiios te espct•an! Has dedicado tr jttreuil cnergia. y entendimiento 8. la. formaci6n de Ul

proyQcto de [enocarril fJ. IW bot·dca.ndo montauas y sah·an­do precipicios una. dos pueblos sepa.rados por Ia. naturale­za. Uua vez comenzada. Ia obra, vereis masas de obreros diezmados por las privaciones y las enfermedades y otros que vuelveu a sus casas con alguuas monedas y la semi­lla de Ia cousuuci6n; y cuando csta obra. de progreso se haya term~uado, lejo de servir para que los obreros pue­d~n comumcar eutre si, los vereis exclu!dos de gozar y dt~f:utar de su tmbajo, sirviendo en cambio para que la uttliCe la burgnesia para dar paso :t sus ejcrcitos. . Habeis. derlicado !a flor de vuestra juveutnd a perfec­

•cwnar uu mvento que facilitc Ia producci6n, y, desoues de muchos ensayos y largas vigilia.s, conseguis sa.ca.r a tlote vuestro pensamie'uto, lo poneis en pnictica, y sus resultados sobrepujan vucstros calculos. Las cousecneu­cias primeras de vue tro adelanto las snfrini.n los tmha­jadores. Diez, cieuto, mil 6 mas serli.n despedidos de lo 11alleres y reducidos :i l<t miseria ; mientras que dos 6 tres burgues~s, con.la aplicaci6u de Ia mar)ltiua 6 mti.quinas de -vnestra mveuct6n, se enriqueced.u con vucs tro im·ento Y beber.an _a. Ia salud del medio qtte les facilita una mayoi' ganuncJa a costa del incl'uento mal'tirio del hambre de multitnd de familias. No habiais pl'cvisto esto alia eu vuestros insomnios, ci Vel'dad? c!No hubierais ct·cldo nnnca {]Ue lo que juzgabais adelanto, progreso, beneficia, ~e trocara., por !eyes arbitrarias y desp6ticas de estc infame -desorden social, en llauto, desdicha y miseria de infinidnd de seres? Pues esto es lo que, hoy por hoy, t·e:mlta: y sin e':'b~rgo, uo~o~ros,. amn.ntes del p1·ogreso, annque sus VlCtimasyro~tcintonall, caemos bendicieudole; jtnnto ama­mos la. ciencia!, y maldiciendo :1. sus detcntadot·es.

Esto no es pal'ad6gico; estudiados los recientes ade­lantos industriales, rcsulta que ln. costurera, por ejemplo, no ha ganado nada con la ;'!venci6n de la mllquiua de

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co er; quo, a. pesar de las perfora.doras de diamante; e obrero muere de ankilo toma eu los tuneles; que los al­bai\iles lo3 braceros todos carecen de trabajo no ob~tan-, te los a: censores Giffard. Si discutls, pnes, los problemas ociale con e a independenciu. de criterio que os ha guia­

do en los problemas tecnicos, deducireis necesariamentl la couclusi6n de que, bajo el domiuio de Ia propiedad pri­vada y del abominable regimen del salario, todo invento, lejos de aumentar el bienestar del obrero, hace mas pesa­da su eadem~, mas degradaute el trabajo; disminuye el tiempo de ocupaci6n, prolonga la crisis y s6lo viene a a.1ia.dir comodidades ala clase de los satisfechos.

Ahora bien: :maudo os bayais peuetrado de esta gratl verdad, (,que bareis? (,Acallar con sofismas los gritos de vuestra conciencia y procurar adquidr de cualquier modo los goces y plnceres que disfrutan los explotadores, u obe­decereis los impulsos del coraz6u que os dice: cNo, no es esta Ia epoca de las iuveuciones; trabajemos primero por trausformar el modo de ser de la producci6n, y cuando esto se ha.ya efectnado, todo adelanto industrial sera, no beueficioso i una clase, sino al genero huma.no?•

No temais por Ia ciencia; esta, como la libertad, no puede perecer: y no perecera seguramente en manos de los trabajadores: cnaudo esas masas hoy sumidas en la ignorancia despierten a Ia luz de la inteligencia., desarro­llada por medio del estudio y del trabajo, Ia. mecauica to­mara vuelos descouocidos; llegara sin duda alguna a lo que, ni en bip6tesis, puede hoy entreverse.

<,Y que decil· cnn.uto al maestro de escucla., ese peda­gogo harapiento y muerto de bambre de nne tros dias? No me refiero ciertameute .a.l ser rnti uario que toma 8\1

profesion como nna pesada carga, sino al que, rodeado d& uu grupo de alegres nil1os se siente solicitado por la at­m6sfera. infantil que li rodia y b:Jl.ta de rnocala.r i D aqne-

:'. KROPOTKlNE 53

llos cerebros apenas formados las ideas de humanidad quE ~1 mi3mo a.carici6 cuando era joven. Sufrireis cuando e. 1iiscipulo a quieu por fuerza os empei1ais en que aprenda illlatiu no da pie cou bola, no se asimila. el idioma de Lacio: pero observad en cambio sus bellezas de coraz6n y -c6mo se eutusiasma al recitar la historia de Guillermo Tell .Y con que pasi6n ba. leldo los versos de Schiller:

Jamas lemble ante el hombre l1bre, y sl al romper las cadenas del escla.vo ...

Procm·ad desarrollar aquellos germenes de libertad, - que! odio contra los tira:::os, y esto coutrabalanceara el perpetuo sermon domestico que trata de anular tan bellas cualidades, supe ditandolas a ese necio respeto al cura, al .rey, aljuez, a todo el atrabilial'io sistema inventado por el antoritarismo para refrenar los impulsos de Ja libertad, las sacudidas de Ia inteligencia bacia la investigaci6n.

Nne tr·a mision es sembrar el bien, difuudir la luz y, por medio de Ia instrucci6n, libre de todos los prejuicios de la rutina, crear corazones que odien la tirania y desde Ja. infancia maldigan a todos los verdugos y todos los ex­plotadores. La enseuanza no es ese pesado repetir trans· mitido de una en otra generacion, sin exameu, sin varia­cion, con la monotonia del pendulo: esa es la instmccion burguesn.que, cual pesada mole, comienza i perturbar l&S facultades mentales del uiiio a fin de cercenar en su cere­bro todas las nobles emulaciones por lo grande, lo huma· 11itario, lo bello.

La burgaesia ha <lesnaturalizado de tal suerte las fuentes primer11s doude se desarrollan las facultades del ser. que .ha logrado convertir lo que debia ser templo de la verdad -la escuela-en presidio, y al que debia ser pri­mer magistrado-el maestro-en carcelero.

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64 ,

PALABRAS Utl UN Uhll.b:Ll>E

Hay que romper sin vacilaciones ese !echo de Procu. -to; hay que caminar adelanto: 6 con la burguesia, que o paga malamente vuestros servicios y os relega. eterna­mente a into:ricar los cerebros infantiles con los veneno de la autoridad, la religion y la propiedad, o al campo anarquista a trabajar con los revolucionarios para edur· r ala jtJYOntud en el vordadero camino de Ja CnlllDCipacj{,:l del hombre, eu las sanas doctriuas de 1a equidad, de la SJ lidaridad y de Ia libertad.

Y, por 1'lltimo, vosotr'!)S, jovenes artistas, escultorr. pintOJ'tlSI poetas, illUSiCO I (.110 veis que el sagrad0 fueg(} que inspit·6 a vuestros predece ores ha desaparecido hoy d!a, que el arte es vulgar, snpeditado a los perversos gustos de uua burgnesia adocenaua, y por tanto impera. en absoluto la medi11n!a? Y no pncde ser de otro modo: In inspiracion de descnbrit· un nuevo mundo y bafiarse en la. fuentes de la natnraleza que creo las obras maestras d · l Renacimiento se ha agota.do en nnostros tiempo s. El idea} revolucionario no lo ha dado calor hasta ahor a, y a falta de este ideal, el unico racional y yerdadero, las artes han supuesto un bast:wdeado realisrno que consiste en foto · grafia.r trabajosamente Ia gota de rocio en la hoja de la planta., imitar los mi1 culos de la pata de un cormipcto 6 describit· en prosa y verso el aire asfixiaute del salon de una meretriz de alto rango.

Pero si esto es asl, me preguntareis-~que es lo que debem ha.cer?

La contestacion es mny sencilla; si el fuego sacro qn<; deeis poseer es t'micamente un fuego fatuo, entonces con­tinuareis como basta aqui, y to do vuestro gusto artistico . vnestra inspiracion degenerara rapidamente en decorat tiendas, proveer de libretos de operotas de tel'cera. clase y ha.cer cuentos para las veladas de noehebuena: mucho. vats descendiendo por ostn. pendiente eou gran rapidez ..•

P. 1\ H Cl l'O 'JKlS E

Pt•·o s1 vuestro corazon late verdaderamente alnn fso­uo con el de la. hnmanidad; si como verdadoro poeta M

ocupais de las realidades de Ia vida, jah! entonces, cou­templande ese mal' de tristezas, ft•ente a freute de gentes que perecen de hambre; a la vista de esos cadavere~ amontonados en las minas y esa a.glomcraci6n de cuerpos runtilados en las barricadas, vieudo esas iuterminables cuerdas de deportados que van a enterrarse en las per­petuas nieves de la Siberia 6 en los pautanos tropicales; ante csta dosesperada lucha sostenida entre los gritos de dolor de los vencidos y las orglas de los venced ores, en­tre el ego!smo contra ln. cobardla y entre la noble resolu­cion y !a despreciable astucia, no podeis permanecer neu­tral y vendrcis a colo caros al lado del oprimido, porque sabeis que lo hermoso, lo sublime, el espir itu mismo de la vida estan al !ado de aquellos que luchan por la luz, por la bumanidad.

Ya os oigo interrumpirme de nuevo. Si Ia ciencia abstracta es un lujo y la practica de Ia medicina una far­sa: si Ia ley exclnye la jnsticia, y las invenciones mecani­cas no son sino iustrumento d'3 robo; si la escuela, en oposicion a los deseos del verdadero maestro, ha de ser annlada y el arte sin Ia idea revolucionaria s6lo puede degenerar, Gque me queda a mf que hacer? Os lo dire; un trabajo vasto e importantfsimo, en el cual estaran vuestras acciones en completa armonia con vuestra conciencia; una empresa. capaz de elevar los caracteres mas nobles y ge­:a.erosos.

~Que trabajo? Voy a deciroslo: o capitulais con vues­tra conciencia y decis al fin: «perezca la humanidad con tal que yo tenga muchos placeres y pueda gozarlos por completo, toda vez que la gente es bastante necia para permitfrmelo:o; 6 una vez mas se os pt·esentara la inevita­b \ alternativa de tomar parte con los revolucionarios y

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56 1'.\L\BRA DE 'REBELnE

trnbajar con ellos para la comple a tr:.tn fo_rmact6n d~ l_a : o"iedad. Tal es Ia irrefragable con ecuencta del anah 1

ne acabn.ruo de hacer: esta. e Ia logica conclusi6n 8. que todo hombre inteligente ha de llegar sin remedio, con tal de que razone con lealtad sobre lo que pasa a su alrededor, rle~cartando los sofismas que su educaci6n privilegiada. Y el interes de Jo que le rodean han de lizado en su oido.

Lle,.ado a esta conclusi6n, le pregunta, lqne ha. de hacer ~ e pre enta naturalmente; la contestaci6n es fa­cil: dejad el medio en que estais colocado y en el cual es rooda. decir que el pueblo no es mas que un putla.do de bruto ; veuid a mezcla.ro con ese puebJ.o y la. contesta­cion surgirti por si sola.

Vereis que en todas partes, Inglaterra, Francia, Ale­mania, Italia, Ru ia, E tados Unidos, all! donde hay una clase privilegiada y otra oprimida, exi te un gran movi­miento en el eno de la clase trabajadora, cuyo objeto es romper para sicmpre la esclavitud impuesta por el feuda­li mo capitali ta, y echar lo cimientos de una sociedad e tablecida sobre Ia based ju ticia e igualdad. Ya no es suficiente al hombre d 1 pueblo manife tar sus dolores en uno de esos cantos cuya melodia o trapa a el coraz6n, como los que se cautaban por los iervo del siglo XVIII v se cantan todada. por los aldeano eslavos; ahora. tra­ba.ja con sus corupafieros por u emancipsci6n, con cono· cimieuto de le que hace y contra todos los obstaculos que ucuentra en su camino. u pensamiento esta constaute­

mente en ejercicio, considerando que es lo que deberia hacm·se {1. fin de que la vida, en Iugar de set· una carga para ln tre cuarta parte. de la humanidad, pueda ser .ma verdatlera • atisfhcci6n para todos; se ocupa de lot mas arduos problemas de ociologia y procura resolver· JO · con su bucn cntido, u el ph·itn de observaci6n y mn· ~:ha. expericncia., con objeto <1e ponerse de acuerdo con

P. KROPOTKINE

~tros tan miserables como el, trata de formar grupos, orgauizar; forma sociedadcs sostenidas con dificultad por pequefias suscripr.ioues; procura hacer pactos con sus compafieros del !ado alla de la frontera y prepara el dla en que las guerras intemacionales sean imposibles de un modo mas eficaz que el nsado p or los frios filantropos que ahora nos aburren con su tonterias sobre lapaz nni· ver. al. A fin de conocer lo que haceu sus hermanos y psra tener con ellos conexi6n mas intima y elaborar sus ideas, sostieue jpero a oo ta de cuantos sacrificios y euantes incesantes e fuerzos! su prensa trabajadora.

Al fin, cuando la. hora llega., se levauta, y enrojecien • do el pavimento de las barricada.s con su sangre se Ianza a couqui tar esa libet·tades que los poderosos y sa.tisfe­chos sabr&n de pues c6mo corromper y como Tolver con­tra eJ de nuevo.

jQue interminable serie de esfuerzos! jQue lucha tan {nee ante! jQue trabajo vuelto continnamente a empezar, una vece para llenar los hueco ocasionados por las de­~ercione , resultado del causaucio, corrupcion y perse· CU£iones; otra pat·a reunir las queb,·antadas fuerza.s dlse­miuadas por lo fusilamieuto y las ruata.nzas a sangre fria; otra , en fin, para reauudar lose tndio. bruscamente iutenumpidos por cl burgucs eu grande escala!

Los peri6dicos se estableceu por hombres que se han visto obligados n. privarse del sueno y alimento, a fin de poder arrancar ti la sociedad los conocimientos mas prcci­o ; la agitaci6n se sostiene con centimos deducidos de la .antidad nece aria para adquil'ir lo absolutam~nte indis­pensable p3.ra. Ia vida, y todo e to bajo Ia constante ame­naza de ver a su familia reducida a. la mas espantosa mi· seria. tan pronto como el pa.tr6n sepa que su trabajador, su esclavo, estli tocado de socialismo.

Esto es lo que verl>is; si os mezclais con el pueblo. 'l

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68 PAL.\nl\H~ DE UN REDELDE

en esta lucba incesaute, cuautas vece uo se lla preg-nu1 a do inultimente el trabajador, al par qne cnmiuabn. bajo eT peso de so yogo: «~Donde, pnes, est~\ esa gente jcven a quicn se ha ensenado a nnestm costa, esos j6vcnes a qnie­nes alimentamos y vestimos mientrns estndia ban? ~Don de estan aquellos para. quienes hcmos e dificado, con uuestros hombros agobiados bajo el peso de nnestras cargas y nue tros est6magos vacios , esos colegios, esas salas de conferencia y esos museo.,? ~D6udc cstan los hombres para. enyo beneficio uosotros con nuestros rosiros palidos y de · macrados hemos impreso esos he1·mosos libros, muchos de los eoales ui aun podemos leer? GD6ude estin esos profe­sores que pretenden poseer la ciencia y para quienes la misma. humanidad no vale tanto como un insecto raro? GD6ude los que siempre estan ha.blando en favor de la 1i · bertad y nunca tratan de conqnistarla, vieudola consta.n­temente pisoteada bajo sus pies? GD6nde esos escntores y poetas, esos pintores? c:D6nde, por 1\ltimo, estt'l. toda e a f:tlauge de hipocritas que l1abla del pueblo con lagrimas en los ojos, pero que jamas por ninguu concepto se en· cueutra entre nosotros ayudt\.ndouos en nuestro trabajo?•

c::D6nde estau eu verdad? Unos se entregan al de ca.uso con Ia mas cob a. de iJl·

diferencia; ott·os, la mayorla, desprecia.n 6. l:l. S'~cia, multi· tud y estan dispuesto s a lanzarse sobre elln.s si se atl·eve a tocn.r uno solo de sus privilegios.

Es verdad que de cuando en cnn.n~o viene a nosotro~ algun joven que sueila con tamborl'::. y barrica.das y busca impresiones fuertes; pero que desc:rta. la. causa del pueblo P-n cuanto percibe qne el ca.mir.o de la ba.rrica.da es largo, ~1 trabajo pesado y las coronas de laurel que han de ga· narse en e ta campana e~t{m cubiertn.s de espiuas. Geue­ra.lmente estos ambiciosos especnladores sin trabajo, quie­nes, no ha.bieudo podi{lo hacP.r na.da en otro sentido, tra-

P, KROPOTKINB 59

tan de sorp~ender a. la gentc por este medio, y que seran poco despues.los pnmeros en denun~ia.1·la cnaudo el pue­blo dasee aphcar los p1·iucipios que ellos mismos bablan profesado, estan tal vez basta dispuestos a volver sus ar­mas contra la. vii mult1tud si se atreve a moverse a.utes que ellos hayau dado la senal. . Agregad .a esto, bajos iusnltos, desprecio completo y

v1les calummas de parte de la gran mayoria y sabreis lo­~ue el pueblo p1<1ede esperar hoy de lu. mayor parte de los J6venes de las clases privilcgia.das en concepto de ayuda. para la revoluci6n social.

Pero aCtn preguntais c,que haremos? Cuando todo esta por hacer, cuando un ejcrcito entero de gente joven en­contrarfa bastante en ocupa.r todo el vigor de su viri! cnergfa Y toda la fnerza de su inteligencia y taleuto para ayudar al pueblo en la va.sta empresa que ha acometido pregunt6.is c,qne hareis? Escuchad: vosotros amautes d~ Ia c.ie~cia p nra, si estli.is penetrados de los

1

principios del soc1ahsmo, si habeis comprendido el vet·dadero ~igni· ficado .de Ia revo lnci6u que boy llama a nuestras puerta.s c:no vets que toda cien cia debe ser reconstitnida a fin de ponerla en armonia. con los nuevos principios, que os corresponde realizar en este,terreno uul\ revoluci6n mu­cho mas grande que Ia que tuvo ltwar en todos I os ramos de 1~ cie~cia durante el siglo XVITI? c:No observais que Ia h1stona, que hoy no es mas que nn cuento de viejas sobre gruudes reyes, gra.udes hombres de Estado y gran­des P~rl.am rntos, qne la J1istoria misma tiene que volverse a escnbtr desde el puuto de vista del trabajo hecho por las masas en Ia larga evoluci6n del genero humano? Gque la economia social qne hoy es puramente la santificacion d~l robo por el capital tiene que reconstruirse de nuevo, lo m1smo en su principios fundn mentales que en sus innu­merables aplica.ciones? ,que ~ a utropologia, sociologia y

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60 PALABRAS DE UN REBELDR

~tica de ben ser completamente re[undidas, y que las mis. mas ciencias naturales miradas desde otro pnnto de vistr de ben su[rir una profunda modifiraci6n, lo mismo ea lc que se se refiere a Ia coucepcion de lo fen6meuos natura· les que respecto al metodo de exposicitn?

Sieudo, pues, asi, poneos a trabajn.r; colocad vuestra capacidad al servicio de la buena causa: ayudad os espe­cinlmcnte con vuestra clara 16gica a combatil· las preocu­paciones y a establecer con vuestra. siutesi. los cimientol' de uua orgauizaci6n mejor: mas aun: enseuad uos <\ usat en nucstros argumentos diaries el valor de vue tras ver· daderas inve tigaciones cientificas, y mostradnos, como hicieron nuestros predet:csores, de que modo los hombres se atreveu a sacrificar ha.sta Ia vida misma por el triuufo de Ia verdad.

Vosotros, los doctores, que habeis apreudido el socia· li roo por una amarga experiencia, no os causeis nu:.:ca de decirnos hoy y manana, en todo tiempo y lngar, que Ia bumanidad misma marcba. nipidamentc a su dcgeneraci6u si perruauece en su condici6n actual: qne todos vue tros medicameutos contra las enferruedades han de scr irupo­teutes mieutras que la mayoria del genero bnma.no ve­gete en condiciones absoluta.mente coutrarias a aq nell as que Ia. ciencia os dice son necesarias a Ia sa.lud: que las enfermedades es lo que se debe desanaigar, que es lo que debe hacerse para consegnirlo.

Venid con vuestro escalpelo y disccad pa~·a nosotros con ruauo firme esta nuestra sociedad que nipidamente marcha a Ia putrefacci6n, y dccidnos lo que podria y debe­ria er una existencia racional; iasi tid, como verdadero cirujano, en que un mi.embro gaugrenado debe a.mpntarse cuauto puede contagiar al cuerpo entero.

Vosotros, que habeis trabaja.do por la. apliooci6n de la cieucia a la industria venid y dccidnos francamentP

l'. KROPOTK1NE 61

rual ha sido el resultado de vuestros \lescubrimientos; conveuced !i. aquellos que no se atreven a marchar re­sneltamente hacia el porvenir y hacedles ver cuautas nuevas iuvenciones lleva en su seno el conocimiento ad· qnirido ha.sta el dia: que podria hacer la industria. bajo mejores condiciones y cuanto podria el hombre producir flicilmeute si trabajase siempre con el fin de favorecer sll propia. producci6n.

Vosotros, poetas, pintoree, escritores, mus1cos, si comprendeis vuestra verdadera misi6n y el exacto inter6s del arte mismo, venid a nosotros: poned vuootra pluma, vuestro lapiz, vuestro cincel y vuestras ideas al servicio de Ia revoluci6u; presentaduos con vuestro elocuente es­tilo y con vuestros expresivos cuadros la lucha heroica del pueblo contra sus opresores; encended el coraz6n de nnestra jeventud con ese glorioso eutnsiasmo revolucio­nario que inflam6 el pecho de nuestros antecesores; decld a las runjeres que carrera tan gloriosa es la del marido que dedica su vida A la gran causa de la emancipaci6n social.

1\fostrad al pueb!o que triste es su vida actual, y ha-. cedle tocar con la mano la causa de su desgracia! Decid· nos que racional ser!a la. vida. si no se encontrase a cada paso las locuras e ignominias de vuestro presente ordeu ~<~d::.L

Finalmentf>, todos los que poseeis conocimientos, ta­leuto, capa.cidad, industria, si ten.eis un atomo de simpatia en vuestro cora.z6u, venid y poned vuestro servicio a dis­posici6n de aquelloil que mas lo necesita.n. Y tened pre­sente si venls que no lo haceis como amos, sino como compalleros de peuas: que no nnfs a go'bernar, sino a. fortaleceros eu una 11u.eva vida que se eleva constante­mente bacia. Ia. conquista. del porve.u.ir; que mAs que A en· Beilar 1 veuis a reCOiil' J.aa asp~·acio~eS de lOi J.U:iSj a tl£li,

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G:2 PALABRAS DR UN ItEDELLC

vinnrlas, A darles forma y a trabajar con~t.'\utcmente con todo el fuego de lajuveutnd y el juicio dt. la t.<iad madu· ra. para haccrlas posible eu el momeuto actt~s.l; _,ntouces, y olo entouces, seguircis una couducta vordaderamente noble y racioual, vieudo asi que cada esfuerzo vuestro en este sentido produce frutos en abundancia; y uua vez es­tablecida esta sublime armouia entre vuestras acciones y lo que os dicta vuestra conciencia, obteudreis facultades que nuuca sonasteis pudieran dormir latentes en vosotros mi mos.

Lachad incesantemente por el triunfo de la. verdad, justicia e igualdad entre los hombres, cuya gratitud ga­nareis. ~Que Carrera. mas noble que esta pnede desear la juveutud de todos los paises?

Tiempo he necesitado para mostraros a vosotros que perteueceis a las clases a.comodadas, que, en vista del di­lema que os preseuta Ia vida, os vertHs ohligado, sieudo honrados y sinceros, a venir a trabajar con los auarquis­ta y defender con ellos la cat1sa de la revoluci6n social. jQue claro y sencillo es todo esto! Pero cuando uno se di­rige a aqnellos que no han suh·ido los efectos del medio en que vive Ia burguesia., jCmintos sofismas hay que com­batir! jcuautas preocupacioues que veneer! jcuautas objo­eioues interesadas que desechar!

Hoy no es ficil el ser uno breve al dirigirse a vosott-os, j6veues del pueblo; la fuerza misma de las cosas os impo­le a ser a.narqu istas, por poco valor que tengais para ra­zonar y obmr.

Salir de las filas del puebio y no dedicar e, a ser po· sible, al triunfo de la revolucio u, es desconocer ol verda.­dero iutcres y abaudona.r su causa y su verdadera misi6n hist6rica..

GRecordais la epoca en que nifio a.tin fuisteis una tarde de invierno a jugar en vuestra oscura. ca.llejuela.? El frio

1'. KROPOTKINB 63

os penetraba li traves de vnestros bgeros vestidos y el fango ha.cia lo mismo por los agujeros de vuer.tros viejos zapatos; aun entonces, cuando visteis a esos rollizos ni­flos, ricamente vestidos, pasar a cierta dtstancia y mira· ros con desprecio, comprendisteis bien clarnmente que '6S8S mufiecos, vestidos de punta en blanco, no erau igua· les a vosotros ni en inteligencia ni en energia; pero nui.s tarde, cuaudo os visteis obligados a encenat·os en nna sucia fabrica desde las cinco 6 las seis de la ma.il.aua, pa· ra permanecer doce hot·as al !ado de una maquina, y couvertidos en otra, obligados a seguir dia tra.s dia sns movimientes incesantes 6 mon6tonos, pudisteis compreu· iler qne mientras tanto los otros iban trauquilameutc a ~prender en hermosas academias, escuelas y uuiversida­des; y ahot·a esas mismas criatut·as, meuos iuteligentes, pero mas instruidas, han venido a ser vuestros amos, y gozau de todos los place res, de los beueficios de la ci \'ili­zaci6u. Y a vosotros ~que suerte os espera?

Volveis a una habitacioo pcquetia, oscut·a y humeda, en la que se eucuentrau reuuidos en uu espacio bastaute pequcuo cinco 6 sois set·es humauos, y en la que vuestra madre, cnusada de la vida., envejecida nij.s por los cuida.­~os y fatigas que por los aiios, os ofrcce pan duro y un poco de agua sucia Hamada por ironia cafe; y para dis­traer vuestra imaginacion teneis siempre presente la si­guicnte pregunta: c~C6mo se podt·a pagat· maiiana a! pa­nadero y al casero al d[a siguiento?» jComo! ~Habeis de anastrat· la misma desoucia.da existeucia que arrastra.· ron vuestt·os padres durante trcinta 6 cu:1.reuta. aiios? (.Ha.beis de tt·abajar toda. la vida. para proporcionar a otros todos los placeres del bieuestar, do la. ilustraci6n y ~el arte y guardar po.ra vosotros 1inicamente la constante ansiedad respecto a eucont~·ar maftana. uu podazo de p11.11

1ue llevaros a la boca.? ~Ab;tndonai'0is ptua sic:npre todo

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64 Pb.LABRAS DE UN REBELDE

lo que hace la. vida agradable, para dedicaros a propor eionar comodidades sin fin a uu puuado de holgazanes? t(>s aniqn1lareis trabajando para recibir en cambio menos de lo indispensable y ser victima de la miseria cuaudo sobreviene una de esas crisis que por desgracia son tan frecuentes? ~Es esta la clase de vida a que aspirais? ~Os dareis tal vez por vencidos? No viendo modo alguuo de­salir de vuestra situaci6u, tal vez os digais: «Generacio­nes enteras han sufrido la misma suerte, y yo, que e11 nada puedo variar lo existente, debo someterme tam bien; sigamos, pnes, trabajando, y procuremos vivir lo mejor que se pueda.

Perfectamente; en tal situacion, el iluminar vuestro entendimieuto sera poco menos que imposible. Pero llega. un dia en que se presenta una crisis de esas que no son ya. fen6menos pasajeros, como antes succdia, sino que des~ruye toda una inlustria, que auiqnila a familias ente­ras; luchais como los de mas, contra la calamidad; pero pronto veis como vuestra mujer, vuestros hijos sucumben poco a poco a causa de las privaciones, y desapareccn a causa de la falta de alimentos, de cuidados y de a.sisten· cia medica y van a conclnir sus dias en un asilo de po­bres mientras que la vida del rico se pasa alegre y gozo­sa en las grandes ciudades, brillando la luz del sol, y permaueciendo completamente extrafio e indiferente a los gritos de angustia de aquellos que perecen. . Entonces comprendereis cuan repuguante es esta so-­

Cledad; refiexionareis sobre las causas de estas crisis, y el ex.amen llegara hasta el foudo mismo de esta a.bomina­cion que pone a millones de seres humanos 8. merced de. 1o brutal ambicion de un puuado de explotadores; enton­c~ comprendereis que los a.narquistas tienen raz6n al de­c~r que nuestra sociedad actual pnede y dt-be ser 1·eorga­ll.l.ZAda de pies a cabeza.

P. KROPOTKINE 65

Mas pasando de las cri.sis generales a vuestro caso particular, suponemos que un dia, cuaudo vnestro patr6n trate por medio de una nueva reduccion del j orual de sa­caros algunos centimos con el fin de anmentar aun mas ~U fortuna, protestais; a lo que OS contestara COU nltane­ria:- «Idos a comer hierba sino quereis trabajar por el precio que ofrezco.»-Entonces comprendereis que vues­tro patron no solo trata de esquilaros como uu animal in­ferior: que no contento con teueros sujeto en sus garras por medio del sistema del salario, trata ademas de hace­ros un esclavo en todos conceptos. Entonces os rebajareis ante 61, abandonando toda idea de digmdad humana y con· cluyendo por snfrir todas las hurui!.la.ciones posibles, 6 la sangre se os subira a la cabeza; os detendreis rm la odiosa pendiente en que vais resbalando, y encontrandoos despe­dido y en Ia calle sin trabajo, coruprendereis cuanta razon tienen los anarquistas cuando dicen « jrebelaos, levan taos contra esta tirania economica, porque ella es causa de toda esclavitud!» Entonces vendreis y ocupareis vuestro puesto en las filas de los revolucionarios, y trabajareis con ellos por Ia completa destruccion de toda esclavitud economica, social y politica.

Otro dia oireis referir la historia de aquella encanta­do~a muchacha cuy? caracter alegre, fraucas maneras y ammada conversamon tanto habiais admirado. Despues de haber luchado durante afios contra ]a miseria aban­dono su pueblo natal por Ia capital: bien sabia. 'que alli la lucha por Ia existencia debia ser dificil, pero esperaba al menos poder buscarse la vida honradameute. Pues b~~n, ya saMis cual ha sido su suerte: ga.lanteada por el h!JO de un teudero, se dejo engaiiar por sus dulces pala­bras! se eutrego a el con toda la pasion de la juventud, y se v16 despues abamlonada con una criatura en los brazos·

' SlemprP · ~erosa, nuncaee.s6 de luchar, pero se destrnyo f>

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66 PALABTIAS DE UN REDELDE

~n esta desiguallucha contra el ba.mbre y el frio, yendo ti, couclnir sus dins eu uno de esos hospitales cuyo nom· bre nadie recuerda ... GQue hareis? Una vez masse os pre· ;ontan dos caminos que seguir: 6 tratais de desecbat tau desagro.dable recuerdo con la siguieute estt'lpida frase:

-«Ella. no fue la primm·a, ni sera la ultima,,-y tal vez balhindoos alguna noche en la taberna cou otros ul· trajeis la memoria de la iufeliz mnchacha cou algun cuen· to repugnantc; 6, por el coutrario, el recuerdo del ~asado os llegar<\, al corazl>n; tratareis de eucoutrar al mfame !ed nctor pa rn escupirle al rostro, y rellexionando sobre las causns d~ estos males que ocur1·en dia.riameute, com­prenderei · que nnuca. cesarll.n en tanto que la. sociedad este diYididtt en dos campos: en el uno los desgraciados y eu el otro los perezosos, las fieras con dulces palabras e inclinacioues be tiales. Com preudercis que es ya tiempo sobrado de concluir con esta. difereucia y volareis a colo· caros entre los revolucionarios.

Y vosotras, mujeres del pueblo. GHabeis oido sin cou• rnoYeros la triste relaci6n de esta historia? Mientras que cariciais la lind:~. cabeza de esa criatura que dnerrnc eu

vue, tros brazos, (.DO habeis pensado uuuca en la suerte que le espcra sino se cambian las presentes co~1diciones de la socicdad? GNo reflexiomiis ~obre e1 porvemr reser· vado a vncstrns bermanas y a ynestros hijos? GQnereis que estos tambien vegeten como vegetarou vuestros pa· dres, sin mas ocnpaci6u que la de buscar cl pan de cada dia ui otro placer que el de la ta bel'lla? c,Dcseais qne vues· tro marido y ' 'uestros hijos e ten , iem pre a merced del primer ad,·enedizo que l1ayn heredado llC su · padre uu capital con que poder explotarlo~:.? c:Os avendrcis. a q~tl sigan siendo siempre esclaYc de un amo y matena d1s puesta para sen·ir de a bono ·\ los prados de los ricos e1

plotadore ! i o nuuca.!

P. lOtOPOTKINE 67

Bien s~ que se os ha encendid~ la ~ogre al oir qne vuestro marido, despues de haber entradc en una huelga lleno de entusiasmo y de determinaci6n, ha concluido por .aceptar con el sombrero en la mano las condiciones dic­tadas por el orgulloso burgues en un tono altameute des· prcciativo. Sc que habeis admirado 3. esas mnjeres espa­ftolas que en un alzamicuto popular han preseutado el pecho a las bayonetas de los soldados en las primera~ filas de Ia insurrecci6n. Estoy seguro que mencionais cou re,·erencia el nombre de la mujer que atraves6 con una babel pecho de aquel rufian que se atrevi6 a ultrajar a nn pri iouero anarquista en su calabozo: y estoy persua· dido de que vucstro coraz6u late con mas violencia cuan· io I eis COlli() se reunian bajo una lluvia de balas las IDU·

.~res ae Paris, para animar a los hombres y estimularlo~ .:\. ejecutar actos de heroismo.

Repito que sobre todo Jsto no abrigo ningun genera de duda, y por eso estoy couvencido de que tambien con· cluire!s por reuniros a aquellos que trabajan por la COll• quista del porvenir.

Cada uno de vosotros, pues, JOVenes honrados, horn· bres y mujercs, trabajadores del campo y de las fabricas, :utesanos y soldados, comprendereis cm1.les son vuestros derecho y OS Vendr~iS COn DOSOtros, a fin de trabajar COU

vuestros hermanos en Ia. preparaci6u de esa revoluci6u que, barriendo todo ve~tigio de esclavitud, destruycndo tigad11ras y cadenas y rorupiendo con viejas y gasto.das tradiciones, abra a todo el gencro humano un nuevo y 'tncho campo de feliz existencia, establcciendo al fin Ia ' erdadera libertad, igualdad y fraternidad eu la socie­lad humana. Que no se diga que nosotros, siendo nn gru­po relativamente in ignifieaute, somos demasiado debiles para consegnir el mn.gnifico fin a que aspiraruo : contad Y ved cuantos somos los que sufrimos esta injusticia.

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68 li'ALADRAS DE UN REBELDE

Nosotros !os trn.bajadore<> del campo, que trnbajamo~ para otros y mn.scamos la paja, mientras quo uuestros amos se comeu el trigo: nosotros solos somos millones d~ hombres: somos tau uumerosos, que formamos Ia masa. del pueblo.

No otros los obrero de las fabricas, que tcjemos ter­ciopelos y sedas para cubrirnos de harapos, tambien so· ruos uun. gran multitud, y cuaudo el ruido de la fabrica nos deja un momenta de reposo, invadimos las c::tlles y plazas como el mar en las grandes mareas de verano.

jAy! todos juntos, los que sufrimos y somos diaria­mcute insultados, formamos tal multitnd, que ningun hombre puede contar; somos el Oceano que lo abraza e iuvade todo.

Nos ba-sta querer para que se baga la justicia y todos los tiranos de la tierra muerdan el polvo.

Nos basta querer para que Ia revoluci6n social acabe­con todas las iufamias y tQdos los ~ri vilcgios.

LA GUE.R.RA

Triste es el espectaculo que ofrete Europa. en este momenta, pero edificantll al mismo tiempo. De un lado on movimiento extraordinario de diplomaticos y cortesa­nos, que se aumenta visiblemente en cuanto el viejo con­tiuente eanpieza a oler a p6lvora. Se hacen y desh::~.cea aliauzas; se regatea, se veude el rebaiio humano para ase gumrse de los aliados: «Tautos millones de cabezas ga­rantiza. esta casa a la vuestru; tantas hectareas como -cebo; tantos puertos para exportar sus l:.t.nas», y ::;e es­fuerzan para enga.fi.arse er. el merca.do como vulgares mercachifies: a esto se llama, en la jerga politica, diplo· ruacia.

De otro !ado armamentos y mas armameutos. Cada Qia se hacen nnevos descubrimieutos para mejor matar & uuestros semejautes, nuevos ga tos, nuevos emprestitJ , nuevos impuestos. Fomentar el patriotismo haciendo <i los hombres rabiosos chatwinislas, es la ),tbOI" mas poJitica y lncrati,·a del periodismo. Ni los uii\o<~ shuiera estau libres de tal fuwr: se forman bata.lloues do criaturas, sa

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70 PALABBAS DE UN REBELDB

lee; £:dnca en el odio a los ex.tranjeros; se les imp one la. oLedicucia. ciega a los gobiernos del momento, scan azu­lc , blancos 6 negros, y cuando llegan a los veiutc aiios, se le cargara como a burro de cartuchos, uteusilios pt·ovi iones y un fu il; se les euseilara a ma.rchar al soui· do de tambores y trompetas; a degollar, como bestias fe­roces a derecha e izquierda, &iu preguntarse jamcis el por qu6 ni con que objeto: hay gente delante, muertos de halilbre, alemanes, franceses 6 e palioles, es igual; se re­belau, gritan; son Dncstros hermanos, no importa. Suena el clttrin y matan. He ahi a lo que conduce la sa.biduria de nnestros gobiernos y educadores; he ahi todo lo que han sabido daruos como ideal precisamente en una epoca en que todos los desheredados del mnndo se abrazan fra­terualmente por encima de todas las fronteras.

• • •

1 Ah! barba.ros, no ha.Mis querido el socialismo y ten­drcis Ia guerra. cGuena de it·cinta, de cnarenta, de riu­cuenta aiio "· decla Herzeu despnes de 1848, y, en elec­to, asi ha sido. Si cl c:t:i6n cesa. de tronar aqui, cs para tomar nuevo- alientos y empc.~ar m<i fuerte en otra pu.r­te, miontras que Ia gnerra curopea, la honible re\·uclta de los pueblos nos ameuaza, desde hace muchos aflos, sin. que epamos por que nos batir~mos, con qnien ni contra. qui6n, en nombt•e de que priucipios, ni cou que interes.

En otros tiempos, si habia gnerras sabian al rueuos por qne se mataban. Tal rey ofeudia al nnestro: «dcgo­llemo ' pnes, a sus Sttbdito::. "Tal emperad ot• qnel'itt nsnr­par al nnestro alguuas prorincias: «mnramos, pues, por­conservarlas para ~ H'"'tra C'ri tiaua Majestad., Se bat fan por riralid:.tdcs de IC,)'C'i. La caus:t era. esttipida, 1)ero

P. KROPOTKINR 71 para tal es causas apenas si se podian organiza.r algunos miles de hombres. ~Por que diablos hoy, los pueblos ente­ros se lauzan uuos contra otros?

Los reyes ya no sou moti vo de guerras. Victoria ya. no hace caso de los insultos que le prodigan en Francia~

pa.ra vengnrla los ingleses no se querellaran; pero c:pode­mos afirmar que tal vez deutro de poco la guerra no esta­lle eutre Fra.ucia e Iugla.te!Ta, por la snpremacia en Afri­ca, por la cuesti6u de Onente 6 por otra causa cual­quiera?

Por ant6crata, malo y d6spota, y por gran persouaj e qno sc imagine ser Alejandro, emperador de todas las Ru· sias, apuntada todas las insolencias de Chauverlaiu sin salir de su cubil de Gatchiua, mientra.s que los banquero~ de Petersbnrgo y los fabricantes de Moscou, que son lo~ patriotas actuales, no le impongan la ordeu de poner en movimieuto los ejet·citos. Yes que en Rusia como en In· g-laterra., en Alemania como en Francia, ya no se lucha por los reyes, sino por la iutegridad de los intereses y eJ aumento de la riqneza de la Muy Poderosa Majestad de Rostchild, Sehucides, compal5.ia de Auziu, y por el medro de Ia alta banca y Ia gran industria.

Las rivalidades de los reyes han sido sustituidas por la.lucha entre las sociedades burguesas.

• ••

Se habla todavla de cpreponderancia»; pero tradueid esta eutidad met~tfisica en hechos materiales, examinad c6mo la preponder:tuci:t polltica. do Alemauia, por ejem­p.lo. se rilanifiesta eu este momcnto, y vereis que se trnta stmplemcllte de prepondemllcia econ6mica en los merca­dos iuterua.cionales. Lo que Alemnnia Francia Rnsia

I I I

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72 t'ALABH \ . DE U~ RGBELDB

lnglaterra y Au tria desean conquistar actnalmente, net es la dominaciou militar, sino la domiuaci6n econ6mica.. Es el derecho de imponer sus mercancia. , sus tarifas de adua.uas a las naciones vecinas; el derecho de explotar lo pueblo atrasados en industria; el privilegio de cons­truir caminos de hierro, donde no los hay, para coll\·er­tir e con tal pretexto en amos de los mercados: el dere­eho, en fin, de usurpar de tiempo en tiempo algtin puerto para activar el comercio 6 alguna provincia para lleva.r el sobrante del mercado.

Cuando nos declaramos actualmeute guerra, es para asegurar a nuestros grandes iudustriale un treiuta por ciento de beneficio a los barone finauciero la domina.· cion de la Bolsa, a los accioni ta de camiuos de hierro y de las minas una renta de cienios de miles de franco . Tan cierto es esto, que si fueramos un poco cousecueutes con nuestro procedimiento, reemplazariamos las aves de rapina de uuestras banderas por el becerro de oro, y los viejos emblemas por uu saco de escudos. Lo nombre' de los regimieutos, bautizado en otro tierupo con nombt-es de principes de sangre, debieramos pouerles nombre. de principes de la industria, denominandolos regimiento in· fanteria de Schucides, de Auzin, de Rostchild; asi sa· briamos al menos por que nos matabamos.

• • •

Abrir nuevo~ mercados, impouer sus mercanc{as bue­nas 6 malas: he aW el fondo de toda politica actua.', euro· pea y continental; la verdadera cau'3a de las guerras en el i~lo XIX.

En el siglo pa<;ado, Inglaterra fne la primera en inau• gurar el sistema de la gran industria por la exportaci6n.

t'. lill!Jl'U .i'l\ 1. ,: 'l )

Amonton6 !os p:·oletarios en las ciudadcs, per e :ciut·c los oficios, centuplic6 la produccion y comcnzo <i ncunw· Jar en sus almacenes verdadera moutotita. de gcnero: elaborados. E to · generos, como e facil supouer, • o aran para los desgraciado que lo Ia' r!caba.n. Pagado~ como actna.lmente, cou salario snficieute-; apena para pan, Gc6mo habian dfl comprar las ric.1 tela. de algod6u I' lana qne ellos mi mo tejtan? Y lo., bnque ing-lt':e · ur­::aban cl OcL'il ao buscando CO Ill pradorc · en cl cvu inente europco, en A ia, eu Oceania 6 en America, sc"nros J<!

o.o hallar en uiugun puerto competidores. La mi eria, uua mi eria negra como la de todo lo proletario. , reiuaba en todas las poblacioue ; pero los fabricotut s, lu Ill' go­ciantes, se enriq uecia.u prodigio :1 meu e. La riq uczas iraidas del extranjcro se a.curuulabau catre las ma.uo de m pequeilo uumcro y lo economi La. del coutineute in­litaban a Sll compntriota tL egnir eJ ejcmpJo.

Hacia el final del iglo pas· do Ia Francia emp z6 a ~acer la misma. evolucion y sc orgauizaba para producir r exportar. La re\'oluci6u, al traspa Ul' el podcr, atrajo ~acia las ciudades los hambriento de los campos, cnri­luecio a Ia bul'guel'ia, y determiuo nuevo l'llUIOO a Ia wolucion econ6mica. La bnrguesia. inglc a, a! notal' e ts !ambio, se conmovi6 mncho nui que de Ia decla.l'aciones ·epublicanas y de la sangre derramada en Paris, y, secun· iada por la aristoct·acia, declar6 guerra iu cuartcl a sus ~olegas franceses, que ameuazaban con cerrur los merca­dos europeos 3. los productos ingleses.

Todos conoceruos el resultado de esta guerra. La Francia fne veucida, pero se habia couqmstado un

puesto en los mercado . La do burO'uesias, inglesa Y :Cancesa, hicieron por un momeuto una intima alianza; se reconocian hermanas. Pero la Francia. se esfuerza en producir para la exportaci6n, y qui ... re acaparar los mer•

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PAL~Bn S DE DN REBELnE

cados. l'in tPner en cnenta que el progreso industrial se prOp1ga de Occid0nte a Oriente y C(lllqnista llUC\'0~ pai­ses. La burl!'nesia entouces procura en:::anchar el c1rculo de sus beneficios, y soporta. durautr. dicciocho aiios a Na­pole6n el peqneno , e perando int'ttilmente que ~l usurpa­rlor imponga ~ Ia Europa entera su ley econ6m1ca , a ban· donandole el dia que se convence de que no es capa.z de real ize t· tal ideal.

Una nueva naci6n , Alemania, admite tambien ~ste­regimen econ6mico. Arranca de los campos a los bam· llrientos los traslada a las ciudades, y estas dobla.n el nt'1mero de sus habitantes en algunos alios. Organiza ]a,_

producci6n en grande escala. Una industria formidable, armada de herramientas pcrfeccionadas y secnndada. per­una instrucci6n tecnica y cientifica, prodigada <1. di cre­ci6n amontona a su vez multitud de productos destina.­dos,' no a los productores, sino a la exportaci6n, al euri­quecimiento de los amos.

Los capitales se acumulan y buscan colocaci6n ven­tajosa en A ia, en Africa, en Turquia, en Rusia. L& Bolsa de Berlin rivaliza con lade Paris y aspira a domi­narla..

Un grito sali6 entonces del seno de la burguesla ale­mana; uuirse bajo no import& que bandera, aunque fuera la. de Prusia y aprovecharse de esta fuerza para imponer sns productos, sus tarifas, para ampararse de nn bmm puerto en el Balti~o. en el Adriatico, a ser posible. Des­truir la potencia militar de Francia, que amenazaba bace treinta afios con imponer la ley econ6mica. de Europa Y dictarle sus tratados comerciales.

La guerra do 1 70 fue la consecuencia; Francia ya. no domina los mercados. Alemania intenta dominarlos actuaimente; alentada por la ambici6n, extiende mas cada dia la ex plotaci6n, sin preocupa.rse de las crisis ui c!e la

P. KROPOTKINE 75

insegnridad eron6mica que roe su regimen. Las costas de Afric<t, los trigos Cosca, los llanos fertiles de Polonia, Ia~ stepas de Rusia, las pue1'tas de Hungria, los frondoso valles de Rumania, todo excita Ia rapacidad de Ia burgue · sLt <tlemaua..

Cada vez que un negociante aleman recorre estos lla· nos apeuas cultivados, esa.s poblacione.:; en las que la iudu. tria carcee de vida y presencia el correr de las­aguas bacia el mar sin aprovecbarlas para fecundar los campos inmediatos, sieute qne el coraz6n se le oprime aute ta.n natural espectaculo. En su imaginaci6n aparece dibnj c.do con chillones colore los sacos de oro que saca­rla de todos esos elementos que tan escasos productos. rinden en su estado actual y jura que un dia llevara l&~

civilizaci6n, es decir, su explotaci6u a todos esos paisesr y sobre todo a los do Oriente. En espera de qne esto lle gne impone sus productos, sus camiuos de hierro :1 ltalia, a Austria, a Rnsia. Pero cstos pa.lses se emancipan poe a poco de la tutela. de su veciuo. Eutran tambicn lenta. mente en la 6rbita de los paises industriales; y su juven· tnd burguesa no desea. otra cosa que enriquecerse, expor tando a su vez los articulos de sus fabricas.

En pocos a.11o Ru ia e Italia han dado un salto cnor me eu la extension de us respectivas industt·ias, y como sus productores, rcducidos a }a mas horrible miseria, no pnedcn comprar uada, los fabricautes rusos, aust1 iacos € italianos, elabora.n tnmbien para la exportaci6n. 1\eccsi­tan a su vez mercados, y como los de Europa estan ya· ocapudos, se dirigen sobre Asia y Africa, en dondc luchau ferozmeute y por lo que tendran que venir a las rna­nos, mas pronto 6 mas tarde, por no ponerse de acuerdo sobre a quit41 corresponde la mayor cantidad del botin.

• • •

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76 PALABRAS DE UN RBBELDE

,:Que alianzas podran hacer en esta sitnaci6u creada -por ~I caracter mismo que dan a Ia industria los que las dirigen? La alianza de Alemania y Rusia es de pura con­Yenioncia. Alejandro y Guillermo pueden abrazarse cuan­to quieran ; pero Ia bnrguesia uaciente de Rusia de testa cordialmente a Ia alemana y esta paga en la misma mo ­neda. Todos re corda~os por lo reciente, el grito de in­dignaci6n salido de toda la prensa alemana, con rara. nnauimidad, cuando el gobierno Juso aument6 con uu tercio los derechos de aduana sobre los generos impor ­tados. cLa guerra contra Rusia, deciau los burgueses alemane y los obreros que hacen coro en estas cuestio­nes, seria mas popular entre nosotros que la guerra con Francia».

La famosa alianza de Alemania y Austria, es cosa escrita sobre la arena . Las dos potencias, las dos burgue­sias, fStau muy cerca de romper con las falaces alianza -de ~u gobiernos por una sencilla. cuesti6n de tarifas Austria y Hungria, sobre set· hermanas gemelas, estan siempre en guerra, porque sus intereses sou diametral­mente opuestos en Ia explotaci6n de los Slavos meridio· nale . La Francia misma se halla dividida por cuesti6n de tarifas.

* * * No haMis querido el socialismo y tendria!s Ia guerra

brutal, interminable, si Ia revoluci6n no viniera a poner fin A una situaci6n tan iunoble como absurda.

Arbitraje, equilibria, supresi6n de les f'jercitos pcr­manentes, desarme, no son mas que hermoso sncf:o • iu aplicaci6n practica posible. S6lo Ia revoluci6n podr;i po· ner fin al actual estado de cosas, poniendo los instrumen­tos de trabajo, las maquinas, las nuterias primeras y

P. lrROPOTKI:\I>

toda Ia riqueza socia.l, en poder de los prodnctores, y organizando l& producci6n de modo que satisfaga todas las necesidades de los que trabajan.

Trabajar todos para uno y uno para todos, he ah1 la tinica condici6n para que la paz sea un hecho en el seno de las naciones, que la piden a gritos, pero que no puede implantarse por oponerse a ello los a tuales poscedores de la riqaeza social.

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cTodo lo que afirmais es muy justo•, nos dicen con frc­·cnencia nuestros contradictores. c Vuestro idea.l de comu­nismo y anarquia es sublime, y su realizacion implanta­rla el bienestar y la paz sobre la tierra; pero sois muy pocos pam defenderlo, escaso el numero de los que lo comprende, y apena.s una.s cuantas docenas los hombre~ bastante desinteresados que propagan sn a.dvenimiento.» cSois una insignifica.nte miuoria, un d6bil grupo diseroi­nado por todas partes, perdido en medio de una multitud iudiferente, y frente a un enemigo terrible, bien orga.ni­zado. en posesi6n de armas, capital, instrncci6n: la lu­cha que haMis emprendido es superior a vuestras fuerzas.•

He ahi la objeci6n que sale continuamente de los la· bios de nuestros mejores contradictores, y alguuas veces basta de nuestros enemigos.

Veamos, pues, lo que hay db cierto en esta objeci6n. Que nuestros grupos sean nna infima minoria comre.e

ra.da con los millones de habitantes q~e pnebla.n la tierra.

K. ({R O!'OJ:Kl:\"E 79

wtda hay ro is cierto. Todos lo:; grupos ~efcnsores de nn ideal nuevo han empezado siempre s:ando una peque-11a minoria; y nosotros cs casi seguro que continua.remos s·cudo cscasos en nt'tmero, hasta el dia de la. rcvoluci6n. ~ Pero pucde ser esto en modo alguno un a.rgumento con­tra nosotros? Actnalmente los optimistas son en mayoria. <. Y es que por eso dcbieramos nosotros hacernos oportu­nistas? Basta 1790, los realistas y los constitucionalistas eran mayoria: ~por esta raz6n debieran los republicanos de entonces haber renunciado a sus ideas y hacerse tam­bien realistas, precisa.mente cuando Francia marchaba 8. pasos de gigante hacia l& supresi6n de la realeza.

Que seamos pocos, no nos importa: la cuesti6n no es es esa. Lo que nos in teresa es saber si las ideas libertarias ~stan conformes con la evoluci6n que se produce en este momento en el espil'itu humauo, y sobre to do en los pue bios latinos, y, sobre este punto, no cabe duda. La evo!u­eiou nose produce en sentido autot·itario, sino en el senti­·do de la libertnd individua.l, de la Jib0t't:td del grupo pro­ductor y consumidor, de la autonomia. d.)l municipio, del grupo, de la federaci6n libre. La. evolu·~i6n no va hacia la. prepoudcrancia del individuali ·roo propictario, sino hacia. 1a producci6u y el consumo en com(ln. El comuuismo en las grandes ciudades no asusta a nadie, trataudose, sobre todo, del comuuismo libertario. En las peqnmias poblacio­ues la evoluci6n se opera en el mismo sentido, y aparte algnnas comarcas, tanto de Fra.ucia como de otro paises, doude determiuadas circnu taucias soci<'l.le conti non el progreso de la evoluciou, los campcsiuos marchan e:1 ciertas relacioues hacia cl comunismo en los in<strumcutos del traba.jo. Por esto, cada vez que exponemos nuestr<J.s ideas alas masas, cada vez qno ltl , hablaruos el ieuguaje, seucillo, comprensiblo, apoyado con cjctni1los pnicticos <le la re\•oluci6n tal como uusvtros la cutcndcmos, se ues

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J

acoge siempre con aplau os en los grand~s centros indn.­triales jO'ual que en las pequeila. poblaclOnes rurale .

y ~stas mamf staciones son logica y espontanea . , t nuestro ideal de libertad y comuui mo fuera ~e ulta~ o de la. especulaci6n filos6fica, alido de los sombnos gabt­netes de estudio de los abios, es seguro que est?s dos hermo os principios no hubieran hal~ado eco en mn~t~u~ parte. Pero esta do ideas ban nacJdo de las en~uwa,.,. mi smas del pueblo; on el enunciado de Jo qu~ dJcen y piensan los obreros y los campesinos, cuando sahdos de la rutina. cotidiana vislnmbran en el porvenir un mundo meior· son el resultado de la evoluci6n lenta que se ha

J ' • 0'1 · el efectuado en los espiritus en el curso de este Slo o, son concepto popular de la. transforma.ci6n qu~ v~ ~ operar _e dentro de poco para.la implantaci6n de la.]nstlc1a, la. soh­duidad y la fraternidad entre las ciudades Y las aldeas. Como son nacidas del pueblo, el es quien las aclama cada vez que se le exponen con sencillez y claridad. E~ e to radica precisamente su verdadera fnerza y no e~ t:l numero de sus adhP.rentes activo , agrupados y orgamzados, con entereza suficieute para. arrastrar las consecnencias de la. lucha. y burlarse de los peligro que !leva con igo el tra­baja.r por la revoluci6n popular. El mimero d~ esto · au: menta sensiblemente; pero basta la. vispera m1sma de 1, sublevaci6n general, que se convertira en imponen:e mn· yoria, continuaremos siendo como boy, escasos en numP.rc

• • • La hilstoria nos demuestra. que los que fueron minorla

la vispera de la revoluci6n, son fuerza predominante nl dla. siguiente, si representan la expresi6n verdadera de 1~~ aspiraciones populares, y si la. revoluci6n dura ba~tnt t l' tiempo para que la idea revolucioua.ria j>ueda e:liteuder. ,. •

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germinar; !)roducir u fruto ; porque no deb mos olvi­darlo: con una revoluci6n de uno o do di no podremo, trnn. formar la ociedad en el entido del comuni mo y la euergia; una sublevaci6n de poco dias no puede hacer mas que derribar un gobierno para poner otro. PuedP Jeemplazar nn Napole6n por nn Julio Favre, pero no pued cambiar en nada las institnciones fnndamentales de la sociedad. Se necesitara nn periodo insurrecciona.l de mu­chos alios, para. consolida.r con la re>oluci6u un nuevo regimen en la propiedad y las agrupaciones humanas. Para derribar el regimen feudal agricola y la. omnipoten­eia del rey, fue necesaria una in nrrecci6n de cinco afios (178 , 1793); para destruir el feudali mo bur O'Ues y la. omuipotencia de la plutocracia, se necesitara tal vez mas.

Pues bien, durante est~ periodo de excitaci6n, cuando el espiritu trabaja con acelerada rapidez, cua.ndo todo el muudo, lo mismo en las ciuda.des snntuosas como en las sombrias cabanas, se toma interes por la cosa comun, se discute, se ha.bla, se intenta convertir al vecino, sera euando la idea ana.rqnista , sembrada hoy por los grnpos exi tentes, podra germinar, producir sns frntos y preci­sarse en el espiritu de las grandes masas. Los indiferen­tes de hoy seran entonces pa.rtidarios convencidos de la. nueya idea; asi ha sido siempre el progreso dt la.s ideas, Y la gran revolnei6n francesa nos pnede servir de ejemplo.

• • • Es cierto que esta revoluci6n no fue tan intensa

como la que nosotros propagamos. No hizo mas que derri­bar la. aristocracia para coloca.r en sn puesto la. burgue­sla; no toc6 el regimen de la propiedad individual· a] contra.rio, lo reforz6, puesto que fue ella la que inau~ur4 la explotaciou burguesa. Pero en eambio alcanz6 un re-

c

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acoge siempre con aplausos en los grand~s centros indn -triales iO'nal que en las pequeila. pobla.c1ones rurale .

Y ~s~s mamfestaciones son l6gicas y espontaneas. i nuestro ideal de libertad y comuuismo fuera resnltndo de la especulaci6n filos6fica., salido de los sombrios gabi­nete de estudio de los sabios, es seguro que estos dos hermosos principios no hubieran hallado eco en ningt~u~ parte. Pero estas do ideas han nacido de las en~rauas. mismas del pueblo; son el enunciado de Jo q~e d1cen Y piensan los obreros y los campesinos, cuand~ sahdos de la rutina cotidiana vislumbran en el porvemr un mundo major; son el resultado de la evoluci6n leota. que se ha efectuado en los espiritus en el curso de este s1glo; son el concepto popular de la transformaci6n qu~ v~ ~ operar .~ dentro de poco para la implantaci6n de la.]nstlcla, la. soh· duidad y la fraternidad entre las ciudades y las aldeas. Como son nacidas del pueblo, el es quien las a.clama cada vez que se le exponen con sencillez y claridad. E~ esto radica precisamente su verdadera fuerza y no e~ d numero de sus adherentes activo , agrupados y orgamzados, con entereza suficieute para arrastrar las consecuencia. de Ia lucha y burlarse de los peligros que lleva consigo el tra­bajar por la revoluci6n popular. El mimero d~ esto · an: menta sensiblemente; pero basta la. vlspera m1sma de I. sublevaci6n general, que se convertira en imponen~e mn· yoria, continuaremos siendo como hoy, escasos en nnmerc

• • • La biStoria nos demuestra que los que fueron minorla

la vispera de la revoluci6n, son fuerza predomiuante nl dta siguiente, si representan la expresi6n verdadera de ln~ aspiraciones populares, y si la revoluci6n dura bastn1 t l

tiempo para que la idea revoluciouaria JlUeda ellteuder,;•·,

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germinar 'J producir sus frutos; porque no deberuos elvi­darlo: con una revoluci6n de uno o dos dias no podremos trnnsformar la sociedad en el sentido del comunismo y la euergia; una sublevaci6n de pocos dias no puede hacer mas que derribar un gobierno para. poner otro. Pued~ reemplazar un Napole6n por un Julio Favre, pero no puede cambiar en nada. las instituciones fnndamentales de la sociedad. Se necesitara nn perlodo insurreccional de mu· chos aiios, para. consolida.r con la revolnci6n un nuevo regimen en la propiedad y las agrupaciones humanas. Para derribar el regimen feudal agricola. y la omnipoten­cia del rey, fue necesaria una insurrecci6n de cinco afios (1788, 1793); para destruir el feudalismo bnrgues y la omuipotencia. de la plutocracia, se necesitara tal vez mas.

Pues bien, durante este periodo de excitaci6n, cua.ndo el espiritu trabaja con acelerada rapidez, cuando todo el muudo, lo mismo en las cindades suntuosas como en las sombrias cabanas, se toma interes por la cosa comtin, se discute, se habla, se intenta convertir al vecino, sera euando Ia idea anarquista, sembrada hoy por los grupos existentes, podra germina.r, producir sus frntos y preci­sarse en el espiritu de las grandes masas. Los indiferen­tes de hoy seran entonces partidarios convencidos de la nueva idea; asf ha sido siempre el progreso d~ 1as ideas, y la gran revolnei6n francesa nos puede servir de ejemplo.

* • • Es eierto que esta. revoluci6n no fue tan fntensa

eomo la que nosotros propagamos. No hizo mM que derri­bar la aristocracia para eolocar en su puesto la burgue· sia; no toc6 el regimen de la propiedad individual; al contrario, lo reforz6, puesto que fue ella la que inauguro Ia explota.cioll burguesa. Pero en cambio alcanw un re-

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82 PALABRA.S DE UN REBELDB

snltado inntenso para la lmmanidad, ttbolieudo defiuitlva ... ~e~te Ia servidumbre, y aboliendo por Ia fuerza, proce­dJmJeuto mncho mas eficaz que el de las Ieyes; abri6 Ia. era de las revoluciones que se suceden con pequeiios in­terva.los. ! que .nOS ~proximan IDSR cada dia a }a gmn Revolucwu Soc1al; d16 al pueblo frances esa impulsion revoluciouaria siu la cual los pueblos vividan aun en Ia mas abyecta de las opresiones; lcg6 al mundo una. co­rriente de ideas fecundas para el porvenir; despert6 en los esplritns l:J. rcbeldia y di6 educaci6n reYolucionaria a los pueblos, y sobre todo al pueblo frances.

Si en 1871 Francia hizo la Commune, y hoy acepta. el comunismo libertario, mientras que los demas pueblos estau todavia en el perlodo autoritario 6 constitucioua­lista, es porque a ultimos del pasa do siglo luch6 durante cuatro a nos para hacer Ia revoluci6n que lleva sn nombre.

Recordemos, annque s61o sea de paso, el tri te cundro que Francia ofrecfa algunos af\os antes de Ja revolucion, Y veremos cua.n exigua minoria raprescutnban los eue­migos del poder realista y feudal.

Los campesinos vivian en una miseria y en una i~no­rancia tan grande, que hoy no seria muy dificil b~cer­nos una idea. Perdidos en aldcas sin comunicacioues regulares, ignoraban lo que sucedia a vcinte le!!:na de distaucia; estos seres encorvados pcrpetuamente A la tie­rra, habitando en mfseras chozn.s, victimas de la peste y el hambrc, pnrccian condenados a eterua serYidnmbre. La in.'urrecci6n eu comun era impo. iblc; al menor intcuto de r~beldia aparecia. Ia soldadesca I asesinaban a die~tro y smicstro a todo el mundo, y colgaban a los directore 6 ioiciadores del motln cercn de las fncntes, @ de los sitio frccuentado ·, para. imponer el terror y la. sumisiou. Ape· na:- SJ algunos audaces propagadistas recorrian de inc6g· uito los villorrios, predicando el odio con.tra los opresores,

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f despcrtando en escaso utimcro Ia cspcr:~.n za de una. ;ociedad mas huma.nitaria; apeuas si los hambrientos so :~.treviaa a pedir pan u o~ ab:ln timida.mentc protestar ~ontra los impuestos. Hojead los arcl.Jivos de algunos ~ueblos solameute y os couveucereis de esta verdad.

En cuanto a la bnrguesia., lo tiuico que Ia caracteriza· oa era Ia co bard ia ; solo algunos individuos aislados, in ten· ;abau raramente atacar al gobiemo y despertnr el espiri­nt de rebeldia con nctos audaces. Pero la grau masa nurgnesa doblaba vergonzosamente el espiuazo ante e; <ey y su corte, ante la nobleza y ante los mismos cria· ios de Ia nobleza. Qnien quiera courencerse de lo que iecimos, que lea las aetas municipales de aquclla. epoca. r vera de que vil bajeza estaLa impregnada aqnella bur· ~nesia antes de 1789. La mas innoble cobardfll que re· sistra lil. l11. to ria despt·endiase de S liS paJabrns, a po, ar df Louis Blanc y otro a.dnlador de la burgu esi n, que In! iplaudeu. Los raros revolnciouarios de aqnella 6poca, !Uaudo mirnban a su ltlrededor, y Camilo Desmoulin: prouunci6 con ra.z6n esta palabra: •En 178) cr amos ape· uas uua doceua. de republicauos en todo Paris•.

• • • Y sin em bar go, que trausforr~.:: · ~u cuatro aflos mU-!

tarde. Eu cuanto la fuerza de Ia realcza cmpezo a des­membrarse por el C3racter de los acontecimientos, e: pueblo tom6 pa~e en la insubordiuacion. Durante el aft( 1788, se iuiciaron algunos pcquenos motiues parcialef por los campesinos de ciertas rcgioues; como las hnelgas ]>arciales de nuestros dias, escla.taban en varios punto~

~e Francia a uu mismo tiempo; pero poco a poco S" CX•

tendieron, se generalizaron, tom:uou un canl.ctcr mlis radical, se hi1:o mlls dificil dominadas.

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82 PALABRAS DE UN REBBLDB

snltado inruenso para la humanidad, nbolieudo definitiva ... ~e~te Ia servidumbre, y aboliendo por la fuerza, proce­dJmJeuto mncho mas eficaz que el de las !eyes; abri6 Ia era de las revoluciones que se suceden con pequeilos in­ter~a.los. _Y que .nos ~~roximau mas cada dia a Ia gmn Re-. olucwn Soc1al; dw al pueblo frances esa impul ion revolucionaria siu Ia cual los pueblos vivirfan nun en Ia mas abyecta de las opresione ; lerr6 al muudo una co­rriente de ideas fecundas para el porvenir; despert6 en los esplritus Ia. rcbeldia y dio educaci6n reYolucionaria a los pueblos, y sobre todo al pueblo frances.

Si en 1871 Francia hizo Ia Commune, y hoy acepta. el comunismo libertario, mientras que los demas pueblos estan todavia en el periodo autoritnrio 6 coustituciona­lista, es porque a tiltimos del pasado siglo luch6 durante cuatro anos para hacer Ia revoluci6n que lleva sn nombre.

Recordemos, anuque s61o sea de paso, el tri te cuadro que Francia ofrecia algunos afios antes de Ia. revoluci6n, Y veremos cnan e:x:igua minoria rapreseutnbnn los eue. migos del poder realista y feudal.

Los campesinos vi,·ian en una miseria y en una igno­rancia tan grande, que hoy no seria muy dificil bacer­nos una idea. Perdidos en aldeas sin comunicaciones regulares, ignoraban Jo que SUCedia a YCiute Je~uas de distanci~; estos seres encorvados perpetuamente ~ Ia tie­rra, hnbttando en miseras cbozns, victimas de la peste y el bambre, parecian condenados a eterua serYidurnbre. La iru urrccci6n eu comtin era impo. ible; al menor intento de ~beldia aparecia la soldadesca' ascsinaban a dicstro y smicstro a todo el muudo, y coJo-aban a lo directore<; 6 . . . 0

mtcladores del motin cerca de las fncutcs, 0 de los sitios frccuentado ·, para imponer el terror y Ia. sumisiou. Apo­na.~ st algunos audaces propagadistas recorrian de inc6g· nito los villorrios, predicando el odio co:.tra los opresores,

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f despcrta.udo en escaso utimero Ia espero.n za de una. ~ociedad mas Ilumanitaria; apeuas si los hambrientos so ~treviall a pedir pan u osaba.n tlmidamente protestar Jontra los impuestos. Hojead los archivos de algunos ~ueblos solamente y os couvencereis de esta verdad.

En cuauto ala bnrguesia. lo tiuico que Ia carncteri:a· II& era Ia co bard ia; solo algunos individuos a.islados, inten· ;a.bau rarameute atacar al gobieruo y despertar el espiri­~u de rebeldia con nctos audaces. Pero la. gran mnsa flurgnesa doblaba vergonzosamente el espinazo ante e; <cy y su corte, ante Ia nobleza y ante los mismos cria· ios de Ia noLieza. Quien quiera con \·encerse de lo que iecimos, que lea las aetas municipales de aquc!la epoca. i vera de que vii bajeza estaba irnpregnada a.qnella bnr-5nesia antes de 1789. La mas innoble cobardi;:~ que rc· 5istra Ia. htstoria desprendinse de sus palabrns, i pc.· ar d1 Louis Blanc y otro a.dnlador de la. burgu csi n, que llu tplaudeu. Los raros revolncioua.rios de aqnella 6poca, !Uando miraban a su alrededor, y Camilo Dcsmoulin: prouunci6 con raz6n esta palabra: «En 1781 er amos ape· aas una docena de ropublicanos en todo Paris•.

• • • Y sin embargo, que trausfotr1:: ·~n cnatro anos m.U

tarde. Eu cuanto la fuerza de Ia realcza cmpezo it des· membrarse por el ~rt\cter de los acoutecimieJitos, e: pueblo tom6 par~e en Ia insubordiu acion. Durante el a.iic 1788, se iniciaron algunos pcqueilos motines parcialcf -por l.os campesinos de ciortas rct,·ioues; como las hnelga~ }'at·ctales de nuestros dias, escla.tabau en varios pnnto~ {}(l F:ancia a un mi ·mo tiempo; pero poco a poco s•> CX•

tendteron, se generaliza.ron, toma.rou un canl.cter mas radical, se hizo mas dificil domiuarlas.

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J'ALAOHA DE u;-: REUELDg

Dos ai'los ante nadie se atreYia a pedir una pequei1~t di. minuci6n en Ia tributad6n sei\oria.l-como hoy se pide un aumento eil lo alario -y dos alios de puc , en 17 9, lo c:unpesiu o ya no e contentan con tan poca cosa. Una idea general mgi6 st'tbitamente de Ia multitnd : la de sacudir completamente el yno-o de Ia nobleza, del cle­t'O y del bnrgnl-s propietario. Apercibidos los campe inos rle que cl ,<>"ol.Jieruo se desmerubmba y perdia sus fnerzns para coutener el ruotiu, c ·u ble\'aron contra sus cnemi­o-os . Los hombres 1a<l.! re neltos prenden fuego a.! castillo lendal, micntra que Ia ma a sumi a y miedo a espera. qn la llamas dPl iucenuio lleguen ha ta las nubes, para atn.r a lo cobmdor s de impue to en los mi mos in tru­mentos de nplicio donde perecierou los precursores del iacobini:mo. Ven con extraueza que la tropa no llegn. t-·ar:t reprimir el motin ;e t:i. ocnpada. en otra parte, Y Ia. ·nbl baci6u e pt·opaga. de aldea en alden, con tanta rapidez, que a lo poco meses Ia mita.d de Ia Francia es p1· . a del incendio.

Mientras que los futm o rerolucionarios de Ia bnrgne­~ia e pro. temabnu aun delante del rey, y mientras los ~ralllle per:onajes de Ia. futura revoluci6n intentaban do­miuar los motiue , arrancando a los poderosos irri orias cone ione , los pueblos y las ciudades se sublevaba.n, mucho antes que tuYiera. Iugar Ia famosa reuni6n de lo~ cEstudos generales» y que Mirabeau pronunciara Sill'

Cogo os di cm os. Cientos de motine (Taine conoce tres· cieuto·) estallan en los pueblos antes que los parisien. e~,. arm:ldos con picas y viejo. canones, tomnran ln. Dastillla.

Desde este momento fue impo ible doroin:lr ln. revoiu· ci6n. Si hubiera e ta.lln.do en Paris solamente; sino hubie­ra c;iuo mas que una revoluci6n parlameutaria, la brutalidad de Ia [uorza hubiera pouido aho;arla en sangre, y l&li bordo.s de la contrarrevoluci6u hubierau pasea<lo de ciu·

J, KROPOTKI , E

odad en cfudad Ia bandera blanca, degollaudo sin cnartel ~ Jo ca.mpesiuo y a los ha.raposos muertos de ham~re. Pero afortunadameute, de de el p1·incipio, Ia rev?lu~16u l~abia tornado otro car:i.cter. Habia e ta.llado ca<>I . simultu.nea· mcute en mil puntos distintos; en cada. poblac16n, en ca~a alden, en cada ciudad de provincia, Ia ruiuoria.s revoluc10· Darias fuertes por sua.ndacitt. y por el apoyo que halla.?an en las' aspiraciones del pueblo, se dirigiau a Ia. conqlllsta de los cnstillos feudales, tomaban al asalto los ayu~ta· mientos Ia Bastilln, aterrorizaban a Ia aristocracia, ll Ia

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~Ita burguesia y abolia.ulo privilegios. La ~mona cmpo· z6 Ia revoluci6n yarra traba con igo la rnultrtud.

Lo mismo sucedera con Ia revoluci6n que nosotros &nunciamos. LA idea del comunismo libertario, represen­tada hoy por una. pequeda minoria, pero que adquie~·o ~ierto dommio en el espiritu popular, acabara por cuuqUis­tar Ia gran rna a.. Los grupos esparcidos por tod;~s partes, poco numerosos, pero fuertes por el apoyo que halla.ran en el pueblo, leva.ntaran un dia Ia bandera roja de la insurrec­~i6u. Esta, como la otra. insurreaci6n, estallaudo en mu­chos puntos a un mismo tiempo, impedira el estableci· miento de un gobieruo cualquiera., capaz de contener los sucesos; y Ia revoluci6u seguira su camino basta que haya coucluido su misi6n: Ia abolici6n del Estado y de Ia pro· piedad indi\'idual.

Cuando esto llegue, Ia minoria actual se convertira en imponeute mayoria, en la masa d-e todo el pueblo y en ln­cha contra Ia propiedad individual y el Estado implautara el comunismo y la. anarq nia..

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LA OBDEN

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Con frecnencia se nos roproeba ha.ber arcpt:11l o com v · divisa.la. palabra aunJ·quia, que tanto temo1· in;uude en los espiritus: « Vuestras ideas sou hermosas, se uo dice . pero couvenid con nosotros en que elnombre que las gintetizan ha. sido elegido torpemeute.~ «Anarqnfa, en el lenguaje corriente, es sin6nimo de desorden, de caos; csa palahr:1 despierta en los espiritus ln. idea de lu. lur hn. entre intere­ses contraries, de individnos que se combaten, de un es­tado en que la armonla no pncdc estauleccrsc cutre los hombres.~

Eropezemos primero por hacer la observacion de qne ninguna idea que representc una tendencia une,·a ryucdc elegir desde su principio un nombre que exprcso ~~rfoc­tamente sus aspiraciones. No son los mcndigos de Bra­haute los que iuvcntarou este nombre, tan popular actual mente; pero primero, como apodo y como sob:·c nombre bien puesto, admitido mil.s tMde por los parw.lutios en general, couvirti6se pronto en nombre propio. A pesar de todo lo que la preocur:n.c.ion predispouga eu c<,Dtra, se

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convendra wn nosotros en que la palabra encierra una. gran idea.

Elnombre de «descamisad os» en 1793, lDO era un ca~ lificativo parecido? Los enemigos de la revoluci6n popular fneron los que lo inventaron. Este nombre representaba, no obstante, su significaci611 despreciativa, el ideal de la ~ublevaci6n del pueblo, de la multitud harapieuta, harta. d<' llliscria, coatra todos los rcalistas, patriotas y jacobi­nos, bic11 Yestidos de continua etiq ueta, que, a pesar de ~us pomposos discursos y del incicnso quemado antes sus es'a tnas por los historiadorcs burgucses, erau los verda­dero. enemigos del pueblo, hacia el que scotian un pro­fuLdO despreCiO por SU miseria, por SU espiritu libra e ignalital'io, por su eutusiasmo revolucionario.

Lo ruismo sncedi6 con el nombre de nihili.~mo, que tanto ha scrvido a los periodistas para illventar intrigas ~ sn costa. Sobre el popularlsimo nombre se ban heeho juegos de palabras, buenos y malos, hnsta que se han ~ouveucido de que no servia de b auti::-mo a 11na secta l :· . rroca , casi religio.sa, sino ti una fuerza vordnderaruente reyoJucit naria. Lanzado ala public1Jad por Tourgnenclf en sn noYela aLos padres y los hijos», fne admitido por los «padres», que c1 cian vengarsc asi de la desobedieucia de los hijos. Los «hijos» aceptaron el nombre, y cuando mas tarde se apercibieron de que se prestaba a falsas intcrpretaciones y qnisierou cambiarlo, ya no les fne posible. La preusa y el publico no queria reconocer a los revolucionarios rusos mas que con el nombre primitivo. Adem:is, el calificativo no habia. sido mal eleg1do, puesto que encerraba una idea tambieo; e:xprcsabe. la negac.i6n en coujnnto de los hechos de Ia civilizaci6n aGtual, basa.da. au la opresi6n do una clase pot· otra; Ia negaci6n del re­!Pmeu econ6mico actual, Ia negaci6n del gubernameuta­rismo y del podcr, de la politica burguesa, de la ciencia

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88 PALABRAS DB UN BEBELDR

rntinaria., de la moralidad capitalista, del arte puesto a1

sel'vicio de los explotadores, de los usos y costumbre~ grotescos y la dcte table hipocresia que los siglos pasa­d_os han legado a la sociedad actual; en resumen, la nega· c16n de todo cuauto la civilizaci6n burguooa rodea m uuestros dfas de veneraci6u.

Lo mi mo ha sucedido con los anarquistas. Cuaudo del seuo de la Internacional surgi6 uu grupo que negaba Ia au­toridad en !a Asociaci6n, y Ia combatia en todas susformas, e llam6 prirnero partido ( ederalisla, luego anti-estatista

Y anti-autoritario. Por entonce basta evitaba elllamar­se anarqnista. La palabra an-arqu fa (entouces se escribia as!) parecia aproximar demasiado los anarquistas a los Prondhonianos, a quienes la Internacioual combatla en aquel tiempo por sus reformas ecou6micas; a causa pre· -cisamente de ese antagonismo, los adversarios se com­placian llamandoles anarquistas; ademas, cou ese uombre pretendian los enemigos probar, que q_uienes lo ostenta· bau, no sentian otra ambici6n que la de fomentar el desorden y el caos, sin pcnsar en los resultados. Eutonces 1a fracci6u anarquista acept6 el nombre con toda su significaci6n y consecuAncia. Se discuti6 un poco sobre el pequP.fio gui6n que separaba el an de anarquia, expli­cando que con esta forma, la palabra an-arquia, de ori­gen griego, queria decir ausencia de todo poder, y no desorden; pcro bien pronto convinieron aceptarlo en toda su magnitud, sin pt·eocuparse en la inutil tarea de rectifi­car a los correctorcs de imprenta, ni dar al publico lecciones de gricgo.

La palabra volvi6, pues, a su significa.ci6n primitiva, ordinaria, comtiu, tal como !a defiui6 en 1816 el fil6sofo ingles Benthau: «La. filosofia que desea reforma.r una mala ley, decfa, no predica la guerra contra ella.• o:El caracter del anarquista es muy diferente. • cNiega 1&

P. KROPOTKlN'b 8~

existencia de }a ley y sn validez, e:xcita A los hombres 4 desconocerla como ley y A sublevarse contra su ejecuci6u. • El seutido de Ia palabra. se ha ensanchado mucho basta hoy; la anarqnia niega no olamente las .!eyes existent~,, siuo todo poder establecido, toda autondad; la esenCia, sin embargo, continua siendo la misma: la rebel~ia contra todo poder, contra toda autorida.d, en cualqmer forma que se ruanifieste. . . .

cPero esta. pa.!abra., aunque 6lo sea. por preJUlClO, nos dicen, infunde en los espfritus el temor a.l desorden, al ca.os. »

Enteudamonos antes de eutrar en materia. lD3 q11e <lrden se trata? cEs el orden de Ia armonia que nosotros nuhclamos; de la que se establecera en las relaciones hu­mauas cua.udo nuestra especie aca.be de estar dividida en d')s clases y de ser devorada. una por otra? lEs acaso d& la a.rmonia. que resultara de la solida,ridad de los intereses caaudo todos los hombres tomcu una misma y unica. fa­milia, cua.ndo cada uno trabajara para el bienestar de to­dv , y todus para el de cada. uno? No, por cierto. Los que reprochan a Ia. ana.rquia ser Ia negaci6n del ordeo, no hablan de Ia amwnia del porvenir; se refieren al orden tal como se define en Ia. organizaci6n social actual. Vea­roo , pue:>, que orden cs este que la a.narquia quiere des­t:·uir.

Lo que hoy se entiende por orden, segun los pa.rtida­rios de lo existente, los iudividualistas, es la monstruosi­dud de que hayan de trabajar nuey_e decimas partes de la. hnmanidad para. procurar luj~, felicidades y satisfaci6n de todas sus p:~.siones, hasta la-s m3.s execrables, a ua puiiado de holgazanes. El orden cs privar a la mayoria, A cuautos trabajan de lo que !Se necesita para una vida higieuica, para el desa.rrollo racioual de ln.s facultades iutelectuales; es reducir a nueve dccimas partes de 1&.

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PALA BRAS DE UN RBBELDE

hnmaniu;td a.l es -do de bestia.s de carga, vtviendo ap<l­nas al dia., sin derecho :1i siquiera a pensar en los goccs ~ue a.l hombre procm·a ol e::.tndio de Ia ciencia, la C!rca.­ei6u del1ute ...

El orden es Ia miseria y el ha.mbre convertidos en estado normal de Ia sociedad; es el campesiuo irlundes muriendo do inauici6u, el campesino ruso, mnrielldo de difteria, de tifn ·, de hambre ;\. consecuencia de Ia escasez, en mcdio de moutoues de trigo que se cxportan al <'X­

tranjero; e C} pueblo ita liano obJigado a abandoua.r 1!1.

fertil campiiia de su pui ' , para rodar por Eruropa bn•c:tn­do tuneles que perforar y rudo. tra.bajos que hacer, en don de expone su vida dia.riamente y en doude ron( re aplastado en plena juventud; es la tierra arrancada al ca.mpesino, para destina.rla a engordar ganado que s;r·;e pa1·a nutrir gandules; es el suelo baldio, abandonado, sin culti vo, antes que restituirlo a qui en le arrancaria con el esfuerzo de sus brazos el pan sagra.do de su familia. El ordeu es Ia mujer que se vende para alimcntar a sns hijos, es el nifio redncido al presidio de nna fabrica, 6 a morir de hambre; es el obrero couYertido en m:iquina. Es ol fantasma del obrero sublen.do a las puertas del rico, el pueblo indignndo, a.rmado cna.l giga.ntcsco. Keme­sis, a las puertas de los gobcmautes.

El orden es uua minoria iusignificar.te, educada en Ia~ eatedras gnbernamentale -qne por esta scncilla rrrzou se impoue a las ma.yorias-y oduca a us bijos para ocnpar mas tarde las mismas funcioues, con objcto de mantcue1· los mismos privilegios, por la. astucia, Ia connpcion Ia fuerza y el crimen; es Ia guerra coutiuna de hombre l\

hombre, de oficio a oficio, de clase a clnse, de naci6u ~ naci6n; es el cafi6n siR cesar en Europa uu solo iu;taute su estampido de muerte; es Ia deva tuci6n de lo can:· pos, el sacrificio de generacio~ae..s enteras eu 1a ~uerra.: 1•

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destrneci6u en uu ai\o de todas las riquezas aeumuladas en muchos siglos de ruda labor.

El ordeu es Ia set·vidumbre, el embotamiento de la inteligencia., el envilecimiento de Ia raza humana, man­tenido por el hierro, por el latigo y el fuego; es la muerte continua por el gris11, sepultando a miles de des­ventnrados mineros, destrozados, couvertidos en piltrafas por Ia rapacidad de los patronos 6 ametra.llados, acrihi­llados a bayonetaros, si iutentan quejarse de sn snerte negra. El orden, en fin, es ellngo de sangre en qne aho· garon a Ia Commune de Paris; es Ia muerte de treinta mil hombres, mnjeres y niuos, destrozados por las bombas Y la metralla, entenados con el blanco suda.rio de cal viva en las calles de Paris; es el destino de Ia juventud rnsa. condenada. a podrirse eu las C!i.rceJes y a ser sepnltada. en las uieves de Ia Siberia, y los mejores, los mas energi­carnente puros, los mas heroicos, a morir ahorcados por la cuerda dol verdugo. jHe ahi el ordenl

• • • Veamos ahora el desorden, lo que las gentes sensa.tn.s

llaman dcsorden. Es Ia protcsta del pueblo contra el iunoble orde~ pre·

sento, Ia protesta para romper las cadeuas, destrmr. los obstaculos y marchar lnchando bacia un porvemr m~JOr. El desordeu es el timbre m:l.s glorioso que Ia huma.mdad tieue en su historia.

Es el despertnr del pensamiento Ia vispera misma de Ins rovolnciones; Ia 11Cgaci6n de las hip6tesis sancioundas por la inmoyilida.d de los siglos precedentes; el germeu de un randal de irlens nucvr.s, de invencioues maravillo­sas, de obras audaces; es 1a soluci6u de los problemas eieutlficos.

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~f' r-ALADRAS DR UN R EB~l..Dit

.EI desor~en es la abolici6n de Ia esclavitnd a.ntigua., ,Ia msurrece16n de los pueblos, Ia supresi6n de la. servi­dnmbre feudal, las teutativas de abolici6n de Ia esclavi­tnd ecou6mica; es la rebeldia del campesino contra el dero Y los sellores, inceudiando los palacios para engrau­decer su choza, saliendo de 16bregos tugurios para disfru­ta,r del sol y del aire; es Ia Francia aboliendo la monar­quia Y dando un golpe mortal a la tirania en toda la Europa occidental.

El desorden es el 1848 haciendo temblar los reyes y proclamando el derecho al trabajo; es el pueblo de Pru·is luchand.o por una idea nueva y quo, a pesar de baber sucumb1do ametra.llado, liga. a la humauidad la idea del «m~nicipio libre• que abre el camino ha cia la gran revo· lnc16u que uosotros deseamos: la. revoluci6n social.

Lo que !Iaman desorden son esas epo cas durante 1118 cual~s geueraciones enteras sostieneu lucha incesnute y se sac.nfica.n, preparando a la humanidad para on mnndo meJ or, hbrandola de la tirania y Ia servidumbre del nasa-do· sou · d d • • esos perto os, urante los cuales el gen io popular s~ desenvuelve y hace en pocos alios pasos giga ute~ cos, sm los que la hnmauidad no huhiera salido de Ia esclavi-tud a t' · 1 h · . . n .Igua, ni e ombre hulnera deJndo de ser bcstia cnvtlectda. por la tirauia y la miseria. El desorden es e1 getmcn ~e las mas hermosas pnsioues, de los mtis gran­des ~ero1smos, es la epopeya del supremo ancor a la hu· mamdad.

La palabra anarqufa, que implica Ia negaci6n dol orden a~tual .e invoca el recuerdo de los mas hellos momentos de la VIda de los pueblos, c:uo esta bien eleorido para cali­ficar a UIJ~ falan.ge de hombres qtte va a J~ conquista d& nu porvemr de libertad y amor para uuestra especio?

f:.e CoJDJD'GJle de Parh

I

EllS de Marzo de 1871 el pueblo de Paris snblevA· base contra un poder generalmente detestado y despre­ciable y proclamaba la ciudad independiente y libre, per­teneciendose a si misma.

Esta destrucci6n del podec central se realiz6 sin el aparato ordinaria de las revoluciones anteriores. Los go­bernantes se eclipsarou ante el pueblo arma.do, los sol­rlados evacuaron Ia ciuda.d, los fnncionarios se apresuraron a huir a Veriallos, lleva.ndo cousigo tedo lo que pudieron . EJ gobieruo se evapor6 como una marea de agua putrida al soplo del vieuto primav~ral, y el 19, Pa.ris, sin verter una gota de sangre ni disparat· uu tiro, eucontr6se libre de la plaga. que emponzoilaba el ambieute de Ia gran cindad.

La revoluci6n que acababa de realizarse abria una nueva era eu la s~rie de las revolnciones por la.s cuo.les marchan los pueblos de la esclavitud a la libertad. Con el nombre de Communt- na.ci6 una idea nueva, llamada a ser tl puuto de partida de laa revolucioues futuras.

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94 PALABRAS DE UN RRBELDE

Como ocnrre siempre con las grn.ndes idc:1s. no fni• prodncto de las concepciones de un fil6sofo, de un in­.Cividuo; n:1ci6 en el espiritu colcctivo, sali6 del coraz6n de uu puehlo entero; y si nl principia rcvisti6 cierta va­gueuad, d~bese a que los encargad_os de pra.cticarla no Ia eoncebian tau clara como Ia concebimos nosotros hoy: merced a esto no pudiet·on d:use cneuta de Ia rovoluci6n que iuaugurc.ban, de la fecuudidad del nuevo principia qne tratab:~.n de poner en ejecuci6u. Unicamente cuando se quiso estahlecel'la rue cuaudo se eutrcvi6 su alcauce futuro; s6lo en el trabajo de Ia inteligencia operndo de pnes fue donde este nuevo principia se precis6 mas y mas, apareciendo en toda su lucidez, belleza, justicia e importabcia en los resultados.

* * * Desde que el socialismo tom6 mayor expausi6n dn·

rante los cinco 6 seis alios que precedieron a la Commune, una duda preocupaba. sobre todo a los elaboradores de Ia pr6xima. revoluci6n social: era. esta saber cual seria el modo mas propicio de agrupar a las socicrlades en est-1 gran revoluci6n econ6mica. que el desarrollo actual de I& industria impone a nuestra generaci6n, y qne no puedo ser otro que la. abolici6n de la. propiedad individual y que pase a ser comliu todo el capital a.cumulado por las geue · raciones precedentes.

La. Asociaci6n Internacionn.l de Tra.baj~tdores se encar· g6 de responder a esta objeci6n satisfactoriameute. L;l

agrupaci6n-decia-no debe limita.rse a una sola n:tcion, sino qne debe extendet·se por encima de las fronteras ar· tificiales, haciendolas desapa.recer. Bien pronto esta g-ran idea penetr6 en el cora.z6u de los pueblos y se a.poder6 de ~s espiritus. Perseguida despues por la liga de todas las

.,... !CUOl'OT KI:\g

t'eaccioues, ila viviclo, sin embn.rgo, y on el nh1rn·•nt.o an ~ue los pueblos subleva.~!o hagan dc&apareccr todos los ~ bstacnlos que se ponen en su camino, rcnacera con mayor pnjauza.. Qnedaba por avel'iguar cm\.les serian las partes iute o-r!l.ntcs de esta vasta Asociaci6n.

:Eutouces se eucoutmron freute a. rrente dos gramles idea para solncionar la cuestion: de un lario el E:;tado vop ntar , y de otro la. Anar •Jnla. Se~llll los soci:distas alemanes, el E:tado uebia tornar po.~c: ion ric las riquezas acumuladas y darsclas a los obreros, organizar Ia produc­ci6n y el cambio, velar pot· la vida y el funcionamient(} de b sociedad.

Li:\ mayor parte de los socialista.s de ln. rnza latina, eo virtud de la expcriencia. adquirida, rcspondia qne seme­jaute Estado-caso que pudiera existir-seria Ia peor de las tiranltts, y oponia. a C3te ideal, COpiado del pu.s_a~?• otro iueal nuevo, Ia an-archia; es decit·, la aboltctou cornpleta de los Estados y la. organizaci6u de lo simple a 1() cornpuesto por la. libre fedcraci6n de las fuerzas popu­lares, de las productores y cousumidores.

Bien pronto se admiti6 por alg1m0 · estadist~s ~ne ciert:unente la anarquia represcuta.ba una ore;amznc161' nperiot· en alto grado al E tado popular; perv asto

decian: o:El ideal anarquico se ha.lla tau a!ejado de nos­otros que no tenemos necesidad de preocuparn.os de el.· Pot· otra parte, faltaba ala. teorln. anarqni ·ta una f6rmula eoncreta y seucilla a la vez que pt•ecisal':t. el pnnto de parLida, diera cuerpo a. sus concepcioucs y demo~trase q~e podian apoyarse sobre una tendencia quo tuVtesc o:us­tencia real para el pueblo. La federa.rion do las ro~·pot·o.· cionos de oficio y de grupcs de cousnmidores por encuna. de las frontcra.s y fnern. d~ Ia tutela de los actnales E ·tados, pare cia. nun muy ngn.; y ftlcilmcute drja lJa en trevor al mismo tiempo llUO no podia r.otn}H e1.dcr las Dl:tnifcsLa.cio-

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J'ALAllRAS DE UN REBELl.>E

DPs huma.nas en toda sn diversidad. Era preci<>o encon­tr&r una f6rrnula rnJ clara, rn<l.s tangente y cuyo pl'i­met\) elementos oxistiesen en Ia realidad de las cGsas.

No se trataba simplemente de elaborar una teor!a­iPOCO importan Ins teorias! - pnesto que en tanto que una. idea nuova no ha encontrado su euuuciado neto, procis() y di~tiuto de las cosas existeutes, no logra apoderarse de­los espit·itus ni los nrrebata hasta el pnnto de animarlos a lanzat·se a uua. lucha decisiva. El pueblo llO va jamas a lo desconocido sin apoyat e en una idea clara y fran­camente fot·mulada que le sirva de trampoliu, digi moslo. asi, a su punto de partida. E. tc puuto de partida es la.. misma raz6n quien se encaga de indical'le.

* * * Cinco meses durante los cuaks Paris, o.islado por­

e! sitio, habia. vivido sn propia. \'ida., habianle dado a c-lnocer los inmensos recursos econ6micos, inteler.tuales Y morales de que disponia: de esta. suerte llcg6 a com­prender Ia fuet·za de su iniciativa. AI mismo tiempo s&

ha.bia enterado que Ia banda de chal'latanes que se apu­derara del poder era impotente para organizar ni la defensa de Francia ui el desarrollo del interior: habia. visto este gobiemo ceutral servir de obstaculo a cuanto­la inteligeucia podia producir de uti!, y comprendido­que el gobieruo, sea de Ia clase que quiera, es impotente p~ra ~roveer a los gra.udes desastres y Cacilitar la evolu­cJ6n dtspuesta a cumplirse: Ia prueba. la eucontraba e11 que durante el sitio se ha.bia mantenido Ia miseria de los. tra.bajado.res a.l lado dellujo insultante te los ha.raga.ues, Y el ~obJCruo central no babia couseguido, a pesar d&" sns d1versas tentatints, poner tet·miuo a uu tan escanda­loso estado de cosas. Sicmura que el pueblo pretenwa.

P. KROP OTKI ::.I E 97

mo..crsP, el gcbicrno apretaba las cad en as que le snjeta.· b:tn, y de aqni naci6, natnralmente, la idt~a de que Paris uebia de constituirse en Commune iudependiente para poder realizar dentro de sus muros lo que dictara al pue­blo su pensamiento y lo que reclamaran sus uecesidades.

E<>ta palabra: LA COMMUNE, se escap6 eutonces de todos los labtos.

• • •

La Commune de 1871 no pod!a ser mas que un embo­zo. Nacida en medio de una guerra y de dos ejercitos disp;tcstos a darse la mano para aplastar al pueblo, no se atrevi6 a lanzarse por completo en la. via de la revolu­ci6n econ6mica · no se declar6 fra.ncamente emancipadora, , . ni procedi6 a Ia expropiaci6n capita.lista, ni a la orgam-znci6n del tra.bajo, ni aun siquiera hizo el censo general de todos los recursos de la ciudad. No se atrevi6 a rom­per con la tradici6n del estado y el gobierno represent&· tivo ni trato de efectuar en su seno esa organizaci6n de 1~ simple a lo complt~jo que habia inaugurado al pro­clamar ]a indepeudeucia y libre federaci6u de las Com· munes. Segurameute que si hubiera Yivido algnn~s mese! mas se habria visto impulsada, por la fuerza misma d_e las circnustaucias, bacia estas dos resoluciones. No olvl· demos que la burguesla ba ta.rdado cuatro alios de per! ode ravoluciouario para pasar de la monarquia templada ~ sn republica, y asi no nos extrana.rl\. que .el pueblo df Paris no franquease de una sola vez el espaclO que separa la. Commune auarquista del gobierno de los pillos. Per<! ya que entonces no fne, teugamos la. seguridad que Ia proxima rovolucion, 9ue ~q Francia y ta.mbien en Esp;na

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PAL.ABHA DE UN REDELDE

er<t com !Ia li ta, reanuda.ni. Ia obr.1 iutormrnplda por los ase~mos de V tn·salles.

• • • La Commune sucumbi6 , y la burgues!a. se \·eng6, ya.

sabemo como, del e panto que le habia cansado sacu· d.ie11do el yugo de us gobemautes. As! proM que Ia. sociedad model'lla esta realmonte compuesta de dos elases: de nna parte el hombre que tmbaja y da al bur· gu mas de Ia mitad de lo que produce, y, sin embargo, tieue que sucumbit· a lo crimeues de sn amo; y de otm el harag<l.n auimado de in tintos de fiora caruicera, que odia. a u e clavo y e ta dispne to a degolla.rle como uu ~ordero.

Despnes de haber encerrado al pueblo de Paris y tapa· do toda. la salidas, lauzarou a los soldados embrutccidos por el a.mbiente del cuartel y el viuo y les dijerou eo plena Asamblea.: «.llalad los lobos, las tobas y los lobe:.· nos.• Y al pueblo (1):

- cjHao-us lo que hagas, vas a perocer! Si se te prrnde con las armas en la mano : jla m uet·le! Si las eutrega : ;Ia mtu~rtc! Si te bates. jla muerle! Si pides perdon : ;la ~nuerte.' A cualquier lado que vuelvas los ojos, dereclia, IZquierda, alto 6 baj o: jla muerte! No solameute est a~ fuera de la ley, sino fuera de la humanidad. Ni la edad Ill ~I sexo pueden salva.rte a ti ni a los tuvos. Vas a morir, pero antes saborearas Ia agonia de tu mujet·, de tus her• mauas, de tu mad_re, de tus hijas, de tns hijos, ann cuandc seau cstos de pecho. A tu presencia recogerau los herido~ en la ambulancia para concluirlos a bayo11.etazos 6 magui-

(1) De Ia Historla popular 1 parliJITientarJtJ 1U a Commune 111 laru, por Arturo Arnould.

P . UOPOT!rn(B 99

liar su enerpo ! culatazos. Se los agarrara a.un vivos ~or en pierna destrozada 6 sn sa.ngriento brazo y se los arroJa· ra en medio de la calle, como uu mont6n de basura.

jLa muerte!j La muerte! jLa muerte! Y luego, despues de la orgia desenfren_a~a sobre los

montones de cadaveres, despues del exterm1mo en ma~a, la venganza mezquina y por tanto atroz, que dura aun, del martinete, las esposas, el cepo en la. bodega del buque, los Jatigazos, el hambre, los insultos soeces, todos los refinamientos de la cruel dad ...

GOlvidara el pueblo estas obras? , cDerrotada, pero no vencida•, la Commu~~ renace

boy: noes solo.mente un sueiio de vencidos acanCiando en su imagina ci6n una bella esperanza, no; la Co~1muue es hoy el objeto preciso y visible de la revoluc16n que se -cierne sobre nosotros. La idea ha penctrado en las masas, les ha. dado una bandera, y nosotros creemos firmeme~1te que la generaci6n presente podra efectua~· la Revolttcton 1ocial en la Commune, y terminnr con Ia mnoble explota­-ei6n burguesa, emancipando a los pueblos de la tutela del Estado e inangurando en la especie humana una nueva era ~e libertad, igualdad y solidaridad.

n

Diez anos (1) nos separan yll. del dfa en ~ne el pueblo •e Paris, destrnyendo el gobierno de los tratd~res ~ne se hab!a.n apoderado del poder i. la caida del tmpeno, ~e (:Onstituy6 en Commune y proclamo i V 'ndepeudeu.cla

(1) Eat& eacrlto en •arzt de 1181

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)(\) l'ALABTI .~S Dr. t::'l llEll~LD~

11-~solnta_. Y, sin em hargo, todas las tniradas se vneh>eo tllln hac1a Ia focha del 18 de Marzo de 1871, que nos re­cuer~f~ una de la; rnru gratas esperanzas; el aniversa.rio de e e d1a memorable es cl que so propoue testejar el pueblo solcmuemente, y mnuann. por Ia tarde el coraz6n de milla­res Je proletario do ambos mnndos latira al unisouo fra­ternizando l\ traves de ]as fronteras y de los oceano~ Cl~ Em.' opa, on America, rocordaudo con eutusiasmo la r~vo­lnct6u del P~oletariado parisien<:e. Yes que e a idea., pOl· la cnal '·crtJO su s>angre el pn·oblo do Paris y sufri6 Jns plng:ts de Caledonia, cs nua. de osas ideas que por si solas en'::~~h·en_ lllHt re,·olncion; una idea grande que pnede recnnr ~aJO los plicgue de sn ba11dera todas l:ts teudencias. revolnc10uurias de los pueblos que marcha.n en pos de su emaucipaciou.

Segnr:~meute que i nosotros nos limita.rarnos a regis­trar los hech?s realcs y palpables rcalizados por ]a Com. muno d~ Pans, deberiamos dedncir que esta idea no era l~ suficJeutemeute vasta para abrazar sino una parte mi­mmn del pro~rama re,·olncionario; pero si observamo~ . por el contrano, el espiritn que inspiraba A las rnasas del P~leblo cuaudo el movimieuto del 18 de Marzo, las teuden­c~as que pugnaban P01' brotar a la nperficie y no tnvieron tlempo de pasar al domiuio de la realidad, porque antes fueron sepultadas entre montones de cadaveres, comprcn. ~:rcmos _ent~nccs cl alcance del movirniento y las simp a-

s que msplra. en el scno de las ma,c:as obreras de lo~ do~ mnndos. La Comm t · h . uue en nsJn ~>n'll-. 110 por lo que lia he-c o, smo por lo que promete h:t..:cr el dia que tritwfc .

• • • . .IDe d 6nde Tiene esa fuerza irresistible n... t 1

ann a.ti Q la.i . . "''"" a rae as p tLS • ma.sa.s op.nm1da.s bacia el IIUivimiento dt-

P. KROPOTKll'\E 101

1871? lQue 1dea. represeuta la Commune y por que t iene tan inmenso atra.ctivo entre los proletarios de todos los paises?

La respuesta es sencilla. La revolnci6u de 1871 fue nn movimieuto eminentemeute popular, hecho por el pueblo mismo, na.cido esponta.neamente de las masas, y en ~stas fue donde encontr6 sus defensores, sus heroes, sns mar­tires, y tuvo sobre todo ese caracter «Canalia" que la burguesla no le ha perdonado ni le p erdonara jam as. Y adem6.s, la idea madre de esa. revoluci6u-vaga, es ver­dad, inconscieute quiza, pero sin embargo bien promm· {:jada en todos sus actos-era Ia idea. de Ia revoluci6n social tratando de establecer, despues de tautos sig los de lucha, la verdadera igualdad para todos; era Ia. rc,·oln· cion de la «Cana.lla,. marchando A la. conquista de sus derechos.

Se ha tratado, es cierto, :r se trnta aun de desnn.tura• lizar el verdadero sentido de esta revolnci6n, presentan­dola como una simple idea de reconquistar la indepe!:don­cia para Paris y constituir un pequeiio Estado dentro de Francia; nnda. menos cierto que esto; Paris no pretcudia. aislarse de Francia ni conquistarla por las armas : Paris no queria eucerrarse en sus muros como on benerlict.ino en su claustro. Si reclamaba. su independcncia, si qnerl:t impedir la iutrusi6n del poder central en sus negorios et·a porque veia en esta independencia un medio de clah(lrar tranqnilameute las bases de la organizaci6n fntnm Y rea.liza.r en su seuo la revoluci6n social; una. rerol:t ciou {}lle hnbiera tran formado completameute el regimi.'ll de la producci6n y del cambio, basandolos sobre la justicia; tiUC hubiem modificado las relaciones hurnanns, esta!>:c­<:icudo Ia igualda.d de condiciones y do medios, Y qno hn­biet·n. rehecho Ia morul de nnestra socicd1td, daudolu por base los pt·iuci}'ios de equidad }' solidaridad.

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102 PALAOUAS DE UN lli ~DELDB

La inaepeudencin. comuunl uo era, pues, para pueblo de Paris sino ruedio para llegar a la revolucioc social.

• • • Este objeto le hubiese alcanzado ciertamente si la re·

voluci6n hubiese podido seguir su libre curso, si el pue­blo de Pa.ris no hubiese sido fusilado, ametmllado y ase· siuado por los verdugos de Versalles. Encontrar una idea clara, precisa, comprensible para todo el mundo, tal f 1e en efecto Ia preocupaci6u del pueblo de Paris desue los primeros dlas de su independencia; pero una idea tan grande no germina en uu di<t por rapida que sea su e1nbo· raci6n y propaganda durante los periodos revoluciou11r ; o~. Le era preci o ciet'to tiempo pam desarrollarse, penetra: en las masas y traducirse en hecho , y este tiempo fue ei que le falt6 a la Commnue de Paris. tanto mas cuant.o que hace diez alios las ideas del socialismo revolucioLa ;· io atravesaban un periodo tt·ansitorio. Eu 1871 el comnnis­mo autoritario, gubemameutal y mas 6 rueuos religio o de 1 48 no se habia apoderado de los es.p iritus practico y lib1 es de nuestra epoca. iD6nde encoutrar hoy uu pari­sieuse que consienta encerrarse en uu cuartel falan&teria· no? Por otra parte, il colectivismo, que quiere uncir en ~u mismo carro el salario y Ia propiedad colectiva, era mcomprensible, poco atractivo, erizado de dificultades en su aplica.ci6n practica; y el comuuisruo libre el comunis-. ' mo anarqUista apenas se conocia ni se atrevia a afrontar los ataques de los adoradores del gubernamentalismo. . Reinaba la 'indecisi6n en los esplritus, y los comnna­

hstas no se atrevlan 8. demoler la pt·opiedad iudiridual, faltos de una idea bien determinada. I!utouces se dej6 convencer por este razotlSlmienfo que los :.:.dormideras

P. KROPOTKINR 103

repiteu desde hace afios: «Aseguremos primero la victo· ria, y despues veremos lo que se puede ha.cer. »

• • • ·Ase()'urar primero la victoria? jComo si hublese medio

ae ~oustituir la. Commune libre siu to car Ia propiedad!

1Como si hubiese medio de veneer al enemi()'o en tanto r1ue In gran masa del pueblo no se interese direc~amente en el triunfo de la revoluci6n. viendo Jlegar el b10nestar material, moral e intelectual para todos! Se trataba de 1mplnntar primero la Commune, aplazando para mas tarde Ia revoluci6n, siendo asi que el unico modo de proceder era consolidar la Commnne por la 7'evolucion social.

y lo mi mo ocnrri6 cou el principia gubernarueutal: al proclamar la Commune Jibre, el pueblo de Paris estable­cla un principia esencialmente auarquista; pero como por e.<a epoca apeuas si se conocia la idea anarqnista, se de­tnvo a mitad del camino, y ann dentro de Ia Commune libre se incli::6 por el :tutoi'ital'i. mo, estalJlcciendo un Cousejo municipal copia fiel de los Consejos municip:Llc~ mas autoritarios.

Si admitimos, en efecto, que un gobierno ceutral es absolutamente im1til para arr'eglar las relaciones de las Communes entre si, ;.por que aceptaremos la necesidad d_e arreO'la.r l:ls relacioues mutna.s de los grnpos que con ti-

t> • • •• tuyen las Communes? y si abandonu.mos a Ia hbre JlliC!a-

tiva de las Communes el cuidado de entenderse para Ins empresas que couciernen a varias ciudades a la vez, ;.pol' querehusar esa misma iniciativa a los grupos de qne se

compone una Commnue? id d P · e ha. de~trn o Pero en 1871 el pueblo e ans, qu · .

. b 1 .· c. e11sat·o re,·olncwna tantos gob1ernos esta a en e p11m 1 "J

' d · 6 lle\ ar rio contra el sistema gulJernameutal: &e CJ , pues,

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10-! PALADRAS DB UN REBHLDB

del fetichi~mo gubernamental y erigi6 un gobierno. Las eonsecuenctas ya son conocidas. Euvi6 al Hotel de Vill 4 sus ~ej?t:es hijos; y alli, iumovilizados en medk> d: papeles mutlles, obligados a goberuar cuaudo sus instin· tos les _orde~aban estar y marchar con el pueblo; obliga­:los ~ d~cuttr cuaudo era preciso obrar, y perdiendo }3

tnsp~ra.ct6n que nace del contacto continuo con las masas, se ~ler?n reducidos a la impotencia, paralizados por su l$lejanueuto del f?co de las revoluciones, el pueblo, y obs­~uyeudo ellos mtsmos Ia iniciativa popular.

* • • In~ub.ada en un periodo transitorio, cuando las ideas

Je soctahsmo Y autoridad sufrian una modificaci6n pro-~unda· 'd J. l b '. nact a ll espa.ldas de una guerra, de un foco aisla-.

0• <1:1° _los canones de los prusianos, la Commune debia

sucumbnr.

Pero por su carll.cter eminentemente popular comenzo •ma era nueva e I . d I . ' 'd n a serte e as revolucwnes y por sus ' eus, fue Ia pre d I . . .' ' . cursora e a revolucwn social. Los ase-smntvs descon 'd f ,. . oct os, eroces y cobardcs con que la bur-ouesta celebr6 s·1 ca'd 1 . ~ • . ' 1 a, a veuganza mnoble que los ver-"J.Ugos eJercteron du t ran e nueve anos con los prisioueros esas ot·gias de . 'b 1 l . ' b . . Celli! a es 1an abterto un abismo entre la utguesta. y el . 1 t · d

~ . d 1> 1 0 e arta. o que no se cega.ra uunca El atu e Ia . d' . . . d b . . mme tata revoluct6n el pueblo cumplira su e er, st no alcauza Ia victoria, no le puede caber dudn.

a.cetca de 1 t eu a s_uer e que le espera, y, por lo tanto obrara

cousecueuctn. ' Bu efecto sabe h

Francia. ~ -. mos oy que en el momento en que ,. 1 . · se CriJa eu Communes, el pueblo no debe rti darse ..,o lle,·no y esperar de J.ll . . . .

1 . . t: a llllCintlV!~ de las medidas re· vo ucwuana.s. Despues de hl\ber barrido los gusanos que

I'. KB.OPOTKlN R 105

le roen , se &poderara por s( mismo de Ja r1~neza social para ponerla en comun, segt'm los principio~ del comunis­mo auarquista. Y Cllnndo se hayan abo lido completa­mente Ia propicdad indiv1dnnl, el gobiemo y el Estado, so constituira librerucnte segun las ueces:dadcs que lo hayan sido dictadus por 1:~. Yida mi,ma. Destrozando lns cadcuas y derribando los idolos, la humanidad marchara bacia un pon·euir mcjor, no conociendo ui amos ni escla­vos, 110 vencraudo sino a los nobles martires que han pngado con su ~r.up;re y sus sufrimicntos las primera.s tcntatints de cmancipaci6n y nos ha iluminado en nuestra marcha bacia la. couquista. de Ia libertad .

III

Los fest~'jos y rcnnioncs pt'1hliras orgnnizndos ellS de Marzo en todus Ia.> cindades tlonde hay gn;pos revolucio­narios con~titnldos mrrece t'Oda nne~ tru :tte1:ci6n, no so­!amen{.e ccmo manil'c~>tacion del ej6rcito de lo' proletarios, sino tn mlien como exprcsi6n de lo. sc11timientos que animau i los reYoluciOI:ario de lo.' rlos m1mrlos. Asi se <'Uentan mcjor que por todas las papc-lctHs electoralcs, y se formnla.n sus aspil'aciones on plena JiLcrhtd, sin dcja.rs., tnflneucia.r por consideraciones do t<lcticn e!ccto1·al.

AI decto, los proleta.rios rcnnidos esc dia no se limi­tn.u a hacer el elogio del pueblo parisir.r.se y pedir vm:­gam:a contra sus ascsinos, sino qne, inspirandosc en aquel becho heroico, von ma-s lt..;vs: discntcn las enseflanzas que es preciso deducir de la Cornllllllle de 1871 rnra la Pr6xima revoluci6u· se "'regnutau cnales eran las fn!t!ls

' 1 -de que adolecia Ia Comruuue, y eso, uo rnrn cr:tirar <! lr~t

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106 JIA LA lHl ,&.~ DR UN REBEL DE

h~mbres, sin? para poner de relieve c6mo las prcocupll.· ClOnes que remaban entonces sobre la propiednd y Ja anto­ridad han impedido el completo dcseuvolv imi~nto de Ja. idea revoluoiona.rio. y que esta iluminara a.l muudo enter() con sus rayos vivificautes.

La ensefianza de 1871 ba aproveehado 3. todo el pro­letariado, que, rompiendo con lo antio-uos preiuicios ha.

• t> J ' d1cho c6mo entiende xu re\·oluci6n.

• • • Es cierto que en adelante Ia insurrecci6n de las Com­

munes no sera un simple movimieuto conmnalisla. Los que CJ'ean que es preciso establecer Ja Commune indepen­d.ieute y despues hacer ensayos de reformas econ6micas, se veran desbordados por el desarrollo del espiritu popu­lar. Sera por actos revolucionarios, aboliendo la propie­da.d individual, como las Communes afirmaran y consti­tuir{tn su independencia.

El dia en que por cousecuencia del incremento de 16 acci6n revolucionaria el pueblo bana. los gobiernos y anoje el desorden en el campo buro-ues que s6lo se man-

• t> ' t1enen .por la protecc i6n del Estado-cosa que no esta muy leJos-el pueblo insurreccionado no esperar;\. que un gobierno cualquiera decrete por medio de su desconocida . abi~urfa la~ r~formas conocidas ecou6micas, sino que n ~ol~ra p~r s1 m1smo la propiedad individual por la ex pro­pmclon VIolenta, tomaudo posesi6n en nombre de todos d 1 . ' , e _a nqueza social acumulada por el trabajo de las geue-

raclOnes precedentes.

No se Jimitara A expropiar a los detentadores del ca­pital soc~al por medio de un decreto; que seria letra muerta, smo que tomara posesi6n en el acto y esta.blecera

derechos definitivamente; organizaJ·a el taller, a fiB

P. KROPOTKINE 107

de que nose interrumpan las labores; cambiara su tngurio por nn alojamiento higi~nico; se dispondra para utilizar inmediatamente toda la riqueza amontonada las ciudades; y tomara posesi6n de ella como si siempre la hnbicra dis· frnto.do. Una vez expropiado el b11.r6n industrial que saca sn botin de Ia miseria del obrero, la prodncci6n continna­r:i, descmbarazada de las trabas que hoy Ia limitan y nbolicndo las infinitas especnlaciones que sobre ella pesan. «J,amas se ha producido tanto en Francia como cnando, dcspnes de 1793, Ia tierra fue arrancada de mauos de los senores- decia Michelet. & Jam as se habra trabajado tanto como el dla en que, por cl trabajo libre, cada. pro­greso del obrero sea un origen de bienestar para Ia Com­mune entera.

Cuando ala riqneza social, se ha tratado de establecer una divisi611' 6 me,·or dicho se ha con<>egnido dividir al ' . ' partido socialista a prop6sito de esta. cue ti6n. La escuela que hoy se llama coleclivista, sustituyendo al colectivis­mo de Ia anti o-n a Into:·na.cioual (que no era otra cosa que

0 ••

el comnuismo antiautoritario ), una especie de colect!Vls-mo doctriua.rio, ha quel'ido establecer una distinci6n entt·e el capital que sirve pam la. producci6n y el clestiu_ndo a snbvenir a las necesidades de la vida. La maqmua., Ia f<i.bt·ica, Ia materia primera., las vias d,e comnnicaci6n y el suclo, de una parte; las habitaciones, los product_os mannfa.ctnrados de otra. Los unos convertidos. en pro pie­dad colectiva l~s otros destiuados, segun los represen­tantes de es'ta escuela, a permanecer propiedad indi­vidual.

Se ha tratado de establecer esta distinci6n, pero el bnen sent.ido popnla.r ha comprendido qne era ilusoria e impo. ible de establecer. Viciosa en teorla, cae en Ia prac­tica de Ia vida. Los trabnjn.dores ban compreudido que la casa que nos abriga., el carb6n y el gas que quemamos, e

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108 PALADRAS DE UN RIWELr

a.limento que consume Ia maqnina humana para sostcncr la vida, el tra.je con qne d hombre se cubre pam prcscr• va.r su existencia, el libro qne lee para instruirse, Ia dis­tra.cci6n que se procm·a, son pnrtcc; tau i!ltegrall'tes y necesarias para el buen exito 00 )a. prodncci6n y dosn.l'l'O­llo progrcsiVO de la humn.niuarl COIUO Jas ma1Uill::tS , las manufnrtnras y las primoras materius; han compr~'nfliclo

que mantener Ia pt·opicdad indiddnnl rnra estns l'l1l l {' ' ltS

serla sostener la desigunldad, Ia oprc<>i6n, Ia cxp1otnc=6n y pan\lizar de anteruano los resultados de Ia cxpropiuci6n 'a•·cial.

En efecto, en sus rennionos los proletarios revolnrio· Uarios afirman cl:J.ramente SU derccbo a todo la ri111C7.3

5ocial y aholir la propiednd indiYidnal, as! para los \'3 lo­rcs de consnmo como para los de prodncci6n . « El dia do Ia revolnci6n-dicen los porta voz de Ia masa obrc1 n-nos apoderaremos do toda Ia riqneza, de todos los Yalorcs amontonados en la-s ciudndes y los pondremos a dispos:­ei6n de todos.-Cada nno podnl. coger lo que tenga necc­sidad de los g-raneros de uncstrns cindnrfes, y e tad !"egn· ros que no fn1tara hac;ta que Ia prodncci6n libra emprenda :>u nueva mnrcha. En !as tiendas de nu~'stra.s rindndes hay trajes para vestir a todos los qne careceo de olios y basta objetos de lujo pnra cl que los desec."

He a~ni como, a juzg>tr por lo qno so dice en las rennioncs, .comprcndo el p·wblo la n e,·olncioa: lutrocluc­ci6u ium diata del cornunic;mo annrqui. ta y libre organi­zacion de Ia p1·odncci6n. Estahlecido<; estos rlos puntos, las Communes do Ia. reYolnci6u que se cierne sobro ones­tras cabezas uo resp43taran los errores de nnestros prcde­eesorcs qne, vertioJitlo sn ~ang•·e gcnorosa., han limpia.do de obst:i.culos el camino del porvenir.

• • •

1'. ICROPOTKINE 100

Tn.mpoco so ha. establecido un completo acuerdo­annque no este lejos de acordarse-sobre ot1·o punto no­JLeno importaute: el gobierno.

Respecto de este usunto existen dos opinioues. •E.; preciso-dicen los de noa-const1tnir elmismo dia de Ia rCI'oluci6n un gobierno que se apoderc del poder. Esic gobierno, fnerte, potente y resuelto, liara la revoluci6 tt dc('retu ndo csio y lo otro, y obliga.ndo a todo el muudo a obcdeder sus tlecretos. "

«-jTrL<>te ilnsi6u-dicen los de la otra escueb­Todo gobierno central, encarga.do de goberna.r una na­ci6n, est11ndo, como no puede menos, formado de elcmen tos heterogeueos y siendo couservador por su esenci<t gubernameutal, uo hara. otra cosa que servir de o bsttkulo a la revoluei6n. Impedira que las Communes dispuesbts mat·chen adelanto, y no inspir::t.ra un soplo revoluciouario a las Communes rotrasadas. Lo mismo ocurrira en el seno de una Commune insurrer.ta: 6 bien el gobierno comnual sanciona los hechos realizados, y entonces s6!o es una rncda. incomplata; 6 bien pretender!\. marchar a s11 cabcza, reglament:ludo lo que debe sancion arse por el pueblo ruismo para ser viable, aplicando tcorfas alli don· de es preciso que toda. Ia sociedad elabore for·mas nuc1·~s de la vida comlm con esa fuerza de cre:~.c;6u que sur~;e en el organismo social cuando ve romperso las cadenas y abrir e ante sus ojos amplios horizoutcs. Los hombrrs en el poder estorbar{m este movimicuto de avaoce, sin prodncir n&da de lo que hubieran sido cap:~.ces de produ· cir permauociendo en las filas dol pueblo ayudando a elaborar la nueva organi1aciou, en vez de encerrarse en las can~illerla.s agotAudose eu esterilcs dL~cursos. Serlin, pues, -~ iUifO,Iimente y u peligro: impotintes p~ra. <1 bien, formidabl~ para el mal; por CORiigllieate, no t1encn tazdn ie iOr,a

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110 PALADRAS DR UN REDELDI:

Por natural y justo qne sea este razonamirnto, nnn se titubea por los que tienen a.rr&igadn-o;, acumulada y acre­dit~dn la preocupnciones seculares, sostenidas pot· los i'ltl'rcsado en mantener Ia religi6u del gobierno alln.do de Ia religi6u de la propiedad y de la. religi6u divina.

Esta prcocupaci6n-ultima de la o;el'ic: Dios, propic­dad, gobicrno-exi te aun, y es un peligro para Ia pr6x:i­run revoluci6n. cNosotros, y por nosotros mismo. , nos nrreglaremos nuestros asuntos sin e perar las 6rdeuc- de ningt'tn gobierno, y pa~aremos por encima. de los que quieran imponerse bajo forma de cura, propietario 6 go­bcruante•-dicen ya los proletarios. -Nosotro espcra· mos que si el partido anarquista contimia. combatiendo vigorosamente el guberuamentalismo y no se de via de su camino dejnndose arrastrar por las luchas del podcr, en lo pocos aiios que quedan aun hasta la revolu.ci6u , Ia preocupaci6n gubernamental estara tan debilitada que no tendra fuerzas p:lra arrastrar tras si a las masas prole· tarias.

• •• Sin embargo, hay todavla en las reuniones populares

una laguna que vamos a senalar: que no se hace nada 6 casi nada por los obreros del campo. Todo se limita a los de las cindades. Parece que no existe el campo para el trabajador de las capitales. Hast& los oradorcs que se ocupan de la pt·6xima. revoluci6u no se atreven a hablar en su nombre. lEs preciso insistir mucho sobre el peligro que rc ulta. de esto?

La ema.ncipaci6n del Proletariado no sera posible en tanto que el movimiento revolucionario no se infiltre en los obreros del campo. Las Communes insurrectas no podrin sostenerse ni un ano si el movimiento no abraza a aquellos. Cuando el impuesto, 1a hipoteca, la. reuta y.

111

lac; instittreiones ttne los sostienen hayan sido arrojados ~ los cuatro vientos, entonces compreuderan los o.gricut­tores las veutajas de la. revoluci6n. Conviene que el obre­ro de lo. tierra sepa de autemauo que el obrero de Ia .cil!dad uo podrU. hacer nunca nada que le sea pcrjudicinl y oueroso, sino que, lejos de eso, irli. con e! uu ido de Ia mano pa.ra conqnistar dt una vez y dcfinitivumeulc Ia igunl1lad para totlos.

Para este objeto los trabajadores debcn imponcr~c Ia ,IJI'Cil de ayuda.r a Ia prop:tga.nd<t entre los campesinos. huporto. mucho que en cada pueblo Itaya Ull~t pc JIICiia.

orgauizucion especial, una rama de la Lig-a agraria, para la propaganda en el seno de los labradores, y que esta -e haga con el mismo intcres que eu los centros indus· trlale .

El comienzo sera dificil ; pero tengamos preseute qno n envuelto en esa propaganda el exito de la Revoluci6u social, que no triunfat·a hasta el dla que los trabajadores de la fabrica, unidos a los cultivadores del campo, mar· chen a realizar estas dos legitimas aspiracioncs: la tierra I p:U'.l ellabrador, la fabrica para el obrero industrial.

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PA.LADRAS DE UN REBELDB

lU go•ierDo reprHeDfaU.-o

I

Cua.ndo observa.mos ln.s sociedndes lmmn.uas en sus ~gos esencin.les, haciendo abstraccion de las mauifosta­Clones secuudarias y temporales , nos eucontra.naos con q~e el regi~en politico por el que se rigeu, son la expre­Sl6~ del regtmeu econ6mico, existente en el seno de la soc1eda_d. La organizaci6n politica no cambia a gusto do· los legtsladores; puede cambia.r de nombre, preseutarsc h~y ~on el nombre de monarqnia, mafiana con el de Re­pubhca, _pero su fondo no sufre modi.ficaci6n esencia.l; se a~apta siempre al regimen econ6mico del cuaJ es expre-516n ~I mismo tiempo que le consagra ~ lo mantiene.

Sl a veces en Sit evoluci6n, el regimen politico de nn. pais ~e a.trasa sobre la modificaci6n econ6mica. que se efectua, eutonces uua brnsca. su.cudida. lo destrnye, lo remuev~ Y lo mod!lla de modo que se apropie al regimen econ6mico establecido. Si, a! contrario sucede que al hacerse una revoluci6n el regiiueu polltlco va. mas alia que el econ6mico, quedau los progresos politicos en estado Ge lctr& muerta, de pura f6rwula. c.ellsiJruados sola.meot~

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1'. KROP TKh'J; 113

en los pn.peles, pero sin aplicac-i6n real. Asf, por ejemplo, sc,n los "Hrchos del hombre» que, apesar de su importau­cia histurica, uo cs sino un documento mas en el volumi­noso legaj o de la historia humana, y las hermosas pala­bras de «Liberta.d», «lgualdad», «Fraternidad», no pasa­ron de nn estaclo de ensneiio 6 de meutira, inscrito en las paredes de los presidios y las iglesias, mientras que la hb~rtad y la igmtldad no vengan a se1· la base de las rela-

ciolles ccon6micas. El sufra()'io universal nose hubiera concebido en una.

b • •

"Ocied:td bnsada en la escla vitnd; como el despot1smo sena t tmbicn inconcebible en un mnudo que se basara en la verdadrra. libm'tad y uo en la llamaLla de trausacciones qne s6lo es libcrtad de explotn.ci6n.

Las clases obm·as de la Europa occidental asi lo han comprendido; sabcn qne las socienadcs continuaran aho­gando los progresos de las iustitucioues politicas mieutras cl regimen capitalista actual no desaparezca; sabeu tam· bi{m que e. as instituciones, a pesar de sus hermosos llombrcs, no son otra cosa que la conupci6u y la domiu~­ci6u del fuerte erigirlo eu sistema, la muerte de toda ll­·bertad y de todo proo-reso y estan convencidas de que el unico medio de derribar esos obstaculos es establecer las re!aciones ecou6micas bajo un uuevo sistema: la propieclad colectiva. Saben, ~n lin, que para realizar una revoluci6u politica profunda y durable, es preciso hacer una revolu·

cion econ6mica. Pero a causa de la intima relaci6n que existe entre

el regimen politico y el econ6mico, es evidente que una. rcvoluci6n en el modo de producir y de distribuir los pr~­ductos, no puede llacerse sino paralelaroente a una modl· fiea.ci6n completa de esas iustituciones que geue~almcute se de ia-uan con el norobre de instituciones polittcas. La aabolici6u do la propieda<! individual y la ex.plotaciou que

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114: 1'\L\.DRAS DE t;' llEDELOF

· an cousccucucia; cl c. tablccimicnto del regimen colcc-'ista 6 commundJ s ri<t imposiblc si quL Jl;ramos con­

scn·ar al rui mo ticmpo uucstros parl:llncutos y uuestros reyes. Un llllC\'0 rcoimcn cconornico cxigc un cambia profuudo en el politico , y e&ta 'CJ dud l1a ~ ido taml•iLD comprcndida ror todo el mundo, que el progreso iutelec~ tun! que se opera cu las masas popul:ncs, actual mente cstA i"'nalmente uuit!o ;\, las dos cucstiones que hau de resol­verse.

Di currieudo obrc el porvcuir politico estndia. al mis· mo tiempo el ecou6ruico, y all::tdo de las palabra cColec­tn·ismo• y «Cornrunui mo•> oimos prounuciar las de E:;ta· do Obrcro, Jlu11icipio libre, Anarquia, etc.

Regia general. cGQuercis estudiar con proncho?• cEmpczad por iumolar uno a uno los mil prejuicios que QS han euscuado.» Esta~ pa.labr:B, con las que un astr6 · nomo ilu: tt·e empezaba U. explicar un cnrso, puedeu apli­carso igunlmente a todos lo rn.mo3 del saber huma 11 o; y ill'ICho mis aun a Ia cieucins oci:t.les que a las fi ·icas, porqae de de lo pr·imcro pasos en t'l domiuio de csta I ll OS

hallamo eu presencia de uu:~. multitud de p:·ejuicios here­dado de otro tiempos; de ideas a.bsolutamente fal~a'>, lanzati.a para mejor engai\ar al pueblo, y de so[i.-mas mi­nw·iosamcute elabot·ados por desencauzar el jnicio popular. Ast cs que tencmos que hacer un enorme trabnjo prcJimi· n:n para poder luego adelantar con scgnridad.

Entre los muchos prejuicios hay uuo sobre todo ~uc merece especial ateuci6u, porque no :6lo es la ba e de to· ~a !a. ~nstitucioues modet·uas, sino porque ha llamos su mtluencw. en casi totlas las doctrinas , ociales su tentada por lo:\ reforruadorcs; este prejuicio consiste en dcpJstta r

P. KROPOTKINE llo

ton a nncstra fe y nucst ra cspcranzas en un gooier no ''e· presenla!Lvo, en nn gobierno p1'ocurarlor. .

Hacia fin del siglo XVIII, el pueblo frances destnua la monarquia, y el ultimo de los reyes absolutos espiaba en el cadalso todos sus cl'imenes y los de sus predecesores.

Parecia en esta epoca, que todo lo que la rovoluci6u hizo de bueuo, de grande y de durable, fue obra de Ia ini­ciativa y euergia de los individuos 6 los grupos, Y_ que gracias a la desorganizaci6n y debilidad del gobter_no central, parecia, repetimos, que el pueblo no estaba dts­pue to a some terse al grupo de uu_ nuevo poder, basndo en los mismos principios que el anttguo, y tanto m:is fue~­te cuanto meuos corrompido por los vicios del pode~· ~~rt­vado. Lejos de esto, bajo la influencia de los prc~lllc~os

gubemamentales y dejuudose engaiiar por ~as apanenctas de libertad y de bienestat· que daban, segun enton_ces se decia, las constituciones d(} Inglaterra Y Amcnca,_ el pueblo frances se pago tambien el lujo de una coustttu­cion y luego de otras eonstit1tcioues,. con_ tauta frecueu­cia carubia.das, qne va t·iaron hasta elwfimto c~ l~s .deta­lles, pero qne todas s~ basarou en ~l mismo ~n_uct.pt~: cc~ ITobieruo represcntatt,·o. Monarqut<t 6 Repubhca, ,po fmporta! cl pueblo no se gobierua por si ruismo; e~ go­bcruado 'por represeutnntes mis 6 meuo bic_u elegtdos. Proclam6 su soberania, pero abdico de ella y su~ ~!Ia con~ tinua. Puede, bien 6 mal, hacer diputados y vtgllarlos o no, pero sea como fuere, sel·cin ell?s y ~o cl pt~eblo_ lo . encargados de arreglar la iufiuita dtvcrstdad de lllt_e• esc~ encoutrados en las relacioues hnmanas, tau comphcadns en el coujunto.

* * • Lue(To de Francia, todos los paises de la Europa cont!·

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. ·6 T d unos dcspucs .nental hicieron la mtsma evolucl u. 0 os,

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11 G PA LA II HAS DE 1J ~ l t ED I'LD R

d, otroc::, dorril'aron las mouarqnias absolntas y se lanza­ron al parlnm ntari, mo. Hastn el despoti.~m o de Oriente ha. entrado en el mismo terrcno: Bulrraria Servia y ,, • b '

lurquw, han ensayado cl rt·g-imcu con- titucional; eu Rnsia. mismo se iutenta. 1<acndir cl yugo de una camarilla para roemplnzarlo por el de uua as~tmblea de delega.dos.

Y siempro irrual Francia inangurando los nnevos de­r:otcros, cae sicmpre en los mismos etTores. El pueblo, d_I gt:stado por la triste experiencia de Ia monarqnia cons­tt tnciOual, la dcstrnye nn diu; elige una a a.mblea. boras. de. pnes, que s6lo se difercucin. de lo destruido en elnom­Lt·e, Y le confia la tarea de gobernarlc ... No satisfecho de 1~ asamblca se entr~ga a un baudido que tolera la inva­Sl6u dol cxtranjero sobre el fertil saelo de Francia.

V cinte nuos despues, cae nnc\·amente en la misma f:~~ta;~Yi udo libre la ciUL1ad de Paris, abandonada por el CJ 1 rc,"o Y el poder, no se le OCUITC ensayar una nueva fO,I"Ill.a que faciJite la implantacion de lllle\'O regimen OCQ­IlOllliCO.

Sntisfecbo por baber cambiado el nombre de imperio por el de Republica. y cste por el de Commune, aplica nue\:amente en el sino de esta el istema representative. Falotflca la nueva. idea con la berencia desgraciada del pasa_do; depone su luiciativa ante una asamblea de gentes elcg1das _al azar y le confia la reorgauizacion completa de las relaclOues humanas, unica cosa que hnbiet·a dado a }a Connmu10 Ia fnerza y la vida.

i Las ronstituciones he elias pedazos peri6dicamente, rneda u_ como hojas secas nrrastradas por los vendavales de otouo, pero como si na.da; los hombres vuelven siem­pre ~obr_e sus pasos como ciegos desodentados: desheclla la. v~ges1ma constituci6n so funda Ia vig~sima pl'imera!

• • •

P. KllOl'OTKI:-IE 111

Y sicmprc la misma teoria. Con ha.rta frel'nenria se ';en reform::t.uorcs que, en materia ecou6mica, no lr~paran auto un cambio completo de las forma.s ex.isteutes y ha t,t

ioteutau el carnbio completo desde el (oudo ala supcracio en el modo de producci6n y cambio del regimen act.un!. Pero cuaudo so tra.ta de exponer una doctt·ina politica radical y logica, les fal ta atrevimiento pa.ra tocar el ~istema representative. Con el nornbre de 8slado obrero o .llunicipio libre se esfuerzau para conservar a cualqnier prccio ese famoso gobieruo procurador. Toda nna. i"aza., todo un pueblo, sostiene este dcsgraciado sistema.

Afortauadarucute la luz empicza 3. hac01·se en tan Nn port::tute cnesti6n. El gobicrno rcprcsentatiYO no e~ ~istema establccido uuica.meute en paises remotos; ha fnnciou::t.(lo y fuuciona en plena Europa occident~}, en toda..o:; sus variedade y bajo toclas las formas posthles, lesde la monarquia liberal, basta Ja Commune rC\'OllH:io­uaria. Annque a.lp;o tarde, empczamos a uotar qne las g:·o.udes esperauzas que no iuspir6 en un principio eran iu[uudadns y que el tal si.stema se ha couvertido en uu simple instrumeuto de intrigas, de enriquecimiento per~~· ua l y de trabas a ]as iniciativas popU~P.reS, al de Clli'OlVl­lllieuto ulterior. Nos apercibimos de que !a religi:Sn :cprc­seutativa tiene el rnismo valor que lade las supenonrladcs naturales y la persoualidad de los reyes. :\Ins que so ; <»mprondemos ya que los Yicios del gohieruo repl·_cseu! .. ;l­tivo no d~nenden solamente de la desi;nnldad socwl, SHIO

<fUe ap:icado en un medio ambiente en donde iodos ~ul! hombre tuvieran i.;ual derecho al capitnl Y al t rau!l.JO, prgduciria resultados fUllestos. Y, sin grandes tc~IOI'~S a e luivocarnos, se puede prever el di~ en que esta ~~~~lltu ­ci6n nac1dn sen-un Ja feliz expre. t0n de J. S. i\Itll. del

) b • • 1 ; 0 del !"!''' uo deseo de pt otegerse contra bs ga1 rs :) c, p.c . J •

las aves de rapiua, cedoni. su puesto a una orgau1zacl6u