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b i a 99 Técnica Técnica Consideraciones iniciales El conocimiento de la arquitectura virreinal perua- na ha estado basado mayormente en el trata- miento de la variable histórico estilística, a partir de la cual se ha pretendido obtener conclusiones de carácter constructivo y estructural, sin el correspondiente análisis propio de este campo. Las bóvedas encamonadas que aparecieron en el Virreinato del Perú no escapan a esta realidad, aceptándose hasta el momento las iniciales con- jeturas sobre estas cubiertas. Ideas que van desde su utilización por únicamente criterios esti- lísticos 1 hasta la explicación de su comporta- miento estructural en función exclusiva de la dis- minución del peso en comparación con las origi- nales bóvedas de fábrica que tuvieron los edifi- cios de aquella época 2 . Desde los albores de la ocupación hispana del Perú en el siglo XVI, los muros se levantaban con proporciones similares a los realizados en la península Ibérica, mientras arcos, bóvedas y cúpulas se hacían bajo las normas de cantería estipulados por los gremios de constructores. Pronto se observaría que las nuevas tierras colo- nizadas eran sacudidas periódicamente por sis- mos, produciendo el colapso de la mayoría de las edificaciones, las cuales no estaban preparadas para hacer frente a estos fenómenos. Durante las pruebas de ensayo y error, los maes- tros constructores observaron que las viviendas de los nativos realizadas con sencillos telares de madera rolliza, caña y tierra, por su flexibilidad resistían mejor a los terremotos. La utilización de la tierra no era ajena a los castellanos, siendo un material con presencia importante en las cons- trucciones hispanas, mayormente en forma de tapia. Sin embargo, la rusticidad de la técnica indígena motivó su inicial consideración como inadecuada para la ejecución de templos y pala- cios, pero la yesería española remedió este inconveniente logrando dar un aspecto final de acuerdo a la magnificencia buscada para las obras. Esta tecnología no sólo brindó seguridad a la construcción en altura en un medio sísmico, sino que permitió edificar diversos tipos arquitec- tónicos, como palacios con sus altos miradores, cuerpos superiores de claustros de conventos y torres de iglesias. Solucionada la forma de construir en altura, aún quedaba por definir el modo de cubrir los tem- plos, los cuales estaban condicionados por exi- gencias espaciales muy dadas a la edificación de bóvedas, especialmente bajo las sugerencias del Bóvedas encamonadas Por Pedro HURTADO VALDEZ * Un recorrido por la evolución, en el Virreinato del Perú, de las estructuras abovedadas europeas y su progresiva utilización en medios sísmicos * Arquitecto por la Universidad Ricardo Palma de Lima-Perú. Maestría en restauración de monumentos por la Universidad Nacional de Ingeniería a de Lima- Perú, y Especialización en restauración de monumentos por la Universidad La Sapienza de Roma-Italia. Master en Restauración y Rehabilitación del Patrimonio (MRRP) por la Universidad de Alcalá-España. Doctorando en la Universidad Politécnica de Madrid en el programa de mecánica de las estructuras antiguas. Miembro de Icomos Perú en el Comité nacional de conservación de arquitectura en tierra y en el Comité científico internacional para el análisis y res- tauración de las estructuras del patrimonio arquitectónico.

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Consideraciones iniciales

El conocimiento de la arquitectura virreinal perua-na ha estado basado mayormente en el trata-miento de la variable histórico estilística, a partirde la cual se ha pretendido obtener conclusionesde carácter constructivo y estructural, sin elcorrespondiente análisis propio de este campo.Las bóvedas encamonadas que aparecieron en elVirreinato del Perú no escapan a esta realidad,aceptándose hasta el momento las iniciales con-jeturas sobre estas cubiertas. Ideas que vandesde su utilización por únicamente criterios esti-lísticos1 hasta la explicación de su comporta-miento estructural en función exclusiva de la dis-minución del peso en comparación con las origi-nales bóvedas de fábrica que tuvieron los edifi-cios de aquella época2.Desde los albores de la ocupación hispana delPerú en el siglo XVI, los muros se levantaban conproporciones similares a los realizados en lapenínsula Ibérica, mientras arcos, bóvedas ycúpulas se hacían bajo las normas de canteríaestipulados por los gremios de constructores.Pronto se observaría que las nuevas tierras colo-nizadas eran sacudidas periódicamente por sis-mos, produciendo el colapso de la mayoría de las

edificaciones, las cuales no estaban preparadaspara hacer frente a estos fenómenos. Durante las pruebas de ensayo y error, los maes-tros constructores observaron que las viviendasde los nativos realizadas con sencillos telares demadera rolliza, caña y tierra, por su flexibilidadresistían mejor a los terremotos. La utilización dela tierra no era ajena a los castellanos, siendo unmaterial con presencia importante en las cons-trucciones hispanas, mayormente en forma detapia. Sin embargo, la rusticidad de la técnicaindígena motivó su inicial consideración comoinadecuada para la ejecución de templos y pala-cios, pero la yesería española remedió esteinconveniente logrando dar un aspecto final deacuerdo a la magnificencia buscada para lasobras. Esta tecnología no sólo brindó seguridad ala construcción en altura en un medio sísmico,sino que permitió edificar diversos tipos arquitec-tónicos, como palacios con sus altos miradores,cuerpos superiores de claustros de conventos ytorres de iglesias. Solucionada la forma de construir en altura, aúnquedaba por definir el modo de cubrir los tem-plos, los cuales estaban condicionados por exi-gencias espaciales muy dadas a la edificación debóvedas, especialmente bajo las sugerencias del

Bóvedas encamonadas

Por Pedro HURTADO VALDEZ *

� Un recorrido por la evolución, en el Virreinato del Perú, de las estructuras abovedadas europeas y su progresivautilización en medios sísmicos

* Arquitecto por la Universidad Ricardo Palma de Lima-Perú. Maestría en restauración de monumentos por la Universidad Nacional de Ingeniería a de Lima-Perú, y Especialización en restauración de monumentos por la Universidad La Sapienza de Roma-Italia. Master en Restauración y Rehabilitación delPatrimonio (MRRP) por la Universidad de Alcalá-España. Doctorando en la Universidad Politécnica de Madrid en el programa de mecánica de las estructurasantiguas. Miembro de Icomos Perú en el Comité nacional de conservación de arquitectura en tierra y en el Comité científico internacional para el análisis y res-tauración de las estructuras del patrimonio arquitectónico.

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concilio tridentino. Para el siglo XVII ya se habíanexperimentado diversas posibilidades de ejecu-tarlas con fábrica, sin haberse encontrado unarespuesta razonable en términos de tiempo, eco-nomía y principalmente de seguridad frente a lossismos. Además, en la constante indagación desoluciones para garantizar la estabilidad de lascubiertas, se volvieron a utilizar las arcaicasbóvedas góticas de crucería3, al asumirse quepodían resistir a los terremotos, sin conseguir laconfirmación en la práctica del desempeñoestructural deseado. Dentro de este panoramacomenzaran a hacer su aparición las bóvedasencamonadas, a mediados del siglo XVII.

Los tratados sobre bóvedas de madera

Para comprender la relevancia de la propuestaestructural de las bóvedas encamonadas, tendre-mos que remitirnos a los tratados existentes en laépoca, indagando en ellos con ojos más de cons-tructor que de historiador del arte, para determinarhasta qué punto pudieron condicionar su presen-cia y desarrollo dentro del territorio sudamericano. En el ámbito de la carpintería de lo blanco, lostres tratadistas fundamentales del siglo XVIIespañol fueron el carpintero y alarife de SevillaDiego López de Arenas, el fraile agustino Andrésde San Miguel y el maestro de obras deSalamanca Rodrigo Álvarez. No obstante, estáregistrada la influencia en el Virreinato peruanosólo del primero, quedando el resto aún en unaetapa oscura, a pesar de la presencia de SanMiguel en México4. A evidenciar lo mencionadoestá el inventario realizado a la biblioteca de unode los más importantes alarifes de Lima, el maes-tro Santiago Rosales (1681-1759)5.

a) Diego López de Arenas: De los tratadosencontrados en la biblioteca de Santiago Rosales,únicamente el de López de Arenas correspondía ala carpintería de lo blanco. Es interesante la des-cripción que hace sobre el modo de ejecutar unamedia naranja en madera: "Si la quisieres hazer endiez cascos, la demostraré aquí toda enteramen-te, por la mucha similitud que tiene con la esfera,sea la quadra y buelta redonda de su estriboA.B.C.D. haz su anchura seis partes la línea que lacorta por el centro y de ella básate con una sexta

parte, como lo dize E. F. y pon el punto del com-pas en el centro del quadrado, y punto G. y des-crive alrededor una parte de circulo, empeçandoen el punto E. y acabando en el punto F. acrecien-tale agora los peraltes en esta parte del circulo, yquedarán inclusos los dos camones, y en la plan-ta sacarás los campaneos que tiene cada camon,dándoselos por la orden que se da a la campanade la lima de la media caña"6.Son de extrañar la descripción y el dibujo queadjunta (figura 1), por no corresponder en ningúncaso al sistema constructivo encontrado en lasiglesias virreinales peruanas o en sus equivalen-tes españolas. Incluso la formación de las juntasde la armadura con un rayo de Júpiter muestra unaparente desconocimiento de la técnica real, alprocurar una junta que obedece principalmente aun trabajo a tracción y no a compresión comosería el caso. Por su parte, Toajas Roger parece también haber-se dado cuenta de la falta de precisión de Lópezde Arenas cuando refiriéndose a las cúpulasseñala que “las explicaciones de Arenas sobre laestructura cupular resulta incompleta, tal vez porla dificultad de fundamentar razonadamente lo

Figura 1. Lamina de López de Arenas, con el tipo decerchas que obtiene y una unión en rayo de Júpiter(LOPEZ, 1633).

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que conoce por transmisión práctica de taller, ylos dibujos y plantillas heredados; no aclara cómodetermina los centros de los sectores de círculoque determinan los triángulos cuivos de la mon-tea” 7. Igualmente, la mención del campaneo delas “medias cañas” aplicadas a las cerchas queforman los arcos de la bóveda resulta una com-plicada labor sin justificación aparente, sóloacostumbradas a hacerlas en las armaduras conlimas moamares, para acompañar la curvatura yel paralelismo de los maderos de las esquinas8.

b) Sebastiano Serlio: Este tratado también seencontró en la biblioteca de Santiago Rosales, yal parecer era conocido en la esfera del virreina-to del Perú. Aunque en una de sus láminasmuestra el dibujo de una bóveda ejecutada conarcos de madera (figura 2), no define la unión delos camones (piezas cortas y curvas de madera)para la formación de la cercha. Además no serealiza con camón y contracamón por el lado delcanto, como indicaría la lógica constructiva, sinoa nivel de tres roscas superpuestas, que difícil-mente hubiesen dado estabilidad a la estructurasin un elemento de enganche común a los tresarcos, cosa que hará en el siglo XIX Armad Emyen su propuesta de cubiertas abovedadas paracubrir grandes luces de instalaciones industria-les y estaciones ferroviarias. El mismo SerIiomenciona que con esta armadura “...se podríahacer una bella y fuerte pérgola en un jardín, o enotro sitio todavía ...”9. Es decir, en ningún

momento se planteaba la posibilidad de cubrir lanave de una iglesia, estando dirigida a ambientesmás domésticos, como el caso de la pérgola a laque hace referencia.

c) Philibert De I'Orme: Un poco lejano en eltiempo, se encuentra su tratado, donde elaboróuna manera de cubrir espacios con bóvedas ycúpulas realizadas a partir de piezas cortas y del-gadas de madera, solapadas en forma de arco,como si se tratase de la cuaderna de una nave,con riostras a manera de espigas que pasaban enlas cajuelas realizadas en las piezas principales ysujetadas por clavijas también de madera (figura3). No se tiene noticias de si los carpinteros virrei-nales tuvieron a disposición este tratado paraconsultas, a pesar de la presencia de una solu-ción parecida en las bóvedas y cúpula de la igle-sia jesuita de Córdoba (Argentina) realizada porPhilipe Lemer. Aun en este caso, la propuesta deLemer es de mayor alcance técnico, al lograr unelemento estructural que actúa más como unaviga reticular curva que como un arco, en el sen-tido de que los empujes son absorbidos por elmismo sistema cerrado, logrando pre compresio-nes en las uniones a través del uso de cuñas, y el

Figura 2. Tipo de arco de madera graficado por Serlioen su tratado (SERLIO, 1600).

Figura 3. Detalle de las uniones en la propuesta deDe L'Orme (DE L'ORME, 1561).

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curvado de las tablas de cerramiento que presio-naban contra los arcos11 (figura 4). Por otro lado, los tratados españoles e italianosde la época mayormente consultados enHispanoamérica no hacen mención al plantea-miento de De L'Orme, quien provenía de unambiente más inclinado a las tendencias góticasdel norte europeo que al de los pueblos medite-rráneos, más influenciados por las ideas renacen-tistas, y en consecuencia su difusión sería tam-bién rara12. Asimismo, las bóvedas de maderarealizadas en España no muestran la influenciadel arquitecto francés, siendo generalmentearmaduras ocultas exteriormente; por tanto nointeresaba definir la curvatura externa de las pie-zas de madera, además de estar colgadas de lospares de la cubierta o suspendidas de una vigaapoyada en los muros.d) Fray Lorenzo de San Nicolás: Otro tratado

importante en España es el de Fray Lorenzo de SanNicolás, quien en el capítulo LII de la primera partede su obra habla de la manera de realizar una bóve-da encamonada y de una tabicada: “... Demas delo dicho se puede ofrecer en algun salon hazeralguna bobeda rebasada, y esta unas vezes se hazeencamonada, haziendo camones de madera, queson unos pedaços de viguetas, ó tablones, y fixan-se en el asiento de la bobeda, y rematan en el untercio de su lado, y de unos a otros se tabican, yqueda la bobeda con menos peso... Es bobedasegura de poco peso, por ser tabicada de sencillo,y yo la tengo hecha de quarenta pies de largo, diezy ocho de ancho, con solos tres pies de buelta. Sifuere encamonada, sentarás los camones en ellugar que están las çancas, 6 tornapuntas, con laparte de buelta que les toca” 13.

Figura 5. Lámina de Fray Lorenzo de San Nicolás mos-trando la armadura de un chapitel que muchos con-funden con una cúpula encamonada (SAN NICOLAS,1639).

Figura 4. Detalle de las uniones en la bóveda deLemer (LANER, 2001)

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Asimismo, en el capítulo LI de la segunda parterefiere el modo de cubrir capillas de planta circu-lar con madera: “...su planta es como la passada,redondo por adentro, y ochavada por fuera lasparedes, excepto que no llevan tirantes, y así laplanta no la pongo entera, sino parte della, y/obastante para su inteligencia, que de lo demos-trado se vendrá en su conocimiento; y así sobreel enrasamiento de paredes sentarás nudillos atrechos, y sobre ellos los estrivos en una caxaochavada, que guarde el vigo de la parte mas del-gada de la parte de adentro, que vayan encasa-dos a media madera con sus cabeças, y siempreestos estribos será bien que sean gruesos, res-pectivamente del hueco de la Capilla...” 14.Sin embargo, aquí surge un gran error de muchosestudios consultados15, el de tratar de asemejaruna cúpula encamonada con la armadura de unchapitel con una sección interior curva, como seobserva en la lámina que San Nicolás acompañaa su tratado (figura 5). A reafirmar esta aprecia-ción está el tratado de Rodrigo Alvarez (figura 6),

quien muestra un dibujo exactamente similar alde San Nicolás donde refiere que se trata de unchapitel. Por otra parte, no se ha encontradoreferencia a la utilización de este tratado en elvirreinato peruano, además de que las cúpulasencamonadas que aparecerán en Perú difierencompletamente de aquello que San Nicolás tra-taba de explicar.

Aparición del sistema constructivo en España

A pesar de que entre los años 1550 a 1555,Philibert De L'Orme inventó su sistema de arma-dura de madera de tablas curvas y cortas, utili-zándolo en 1555 en la cubierta del castillo deLimours, sobre el ala lateral de acceso16, y en1559 en el proyecto de la cúpula en la recons-trucción del monasterio de Montmartre17 (figura7), no se tienen referencias de si influenciódirectamente en la arquitectura hispana deentonces.Pero será San Nicolás quien mencionará que “enEspaña, particularmente en esta Corte se vanintroduciendo el cubrir las Capillas con cimborriode madera, y es obra muy segura, y muy fuerte, yque imita en lo exterior a las de cantería, esta seha usado dello en edificios, ó que tienen pocosgruesos de paredes, ó que lo caro de la piedra es

Figura 6. Armadura de un chapitel según RodigoAlvarez (NUERE, 2000).

Figura 7. Lamina de De L'Orme con su sistema dearmadura aplicado a una cúpula (DE L'ORME, 1561).

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causa de que se hagan con materia mas ligera, ymenos costosa. En Madrid mi patria, Corte delRey de España, hizo la primera un famosoArquitecto de la Compañía de lesus, por nombreel Padre Francisco Bautista, en el ColegioImperial de su Religión, en su gran fabrica de suiglesia, que por los malos materiales de estaCorte, fue necesario echarla de madera. Yo hize lasegunda en mi Convento de AgustinosDescalços, en esta Villa de Madrid, en la Capilladel Desamparo de Christo; la tercera hize enTalavera en la Hermita de Nuestra Señora delPrado, con el resto de su Capilla mayor; y la quar-ta que traçé, se executó en Salamanca, tambienen mi Convento de Agustinos Descalços, y la exe-cutó un famoso Arquitecto, Religioso de miReligión, que fue discípulo mio, llamado FrayPedro de San Nicolas”18.De los edificios mencionados todavía no se haconfirmado la existencia de las armaduras enca-monadas. Aunque estas estructuras aparecen enla biblioteca de la capilla de los Caracciolos enAlcalá de Henares (figura 8) o la iglesia parroquialde Torija en Guadalajara (figura 9) deI siglo XVIII,dentro del área de Castilla, mientras que lasbóvedas de madera de las iglesias de regionesvascas y gallegas corresponden notoriamente aotra tipología estructural más de acuerdo con latradiciones del norte de Europa, en donde se cur-vaban largos troncos de madera para formar las

costillas de las bóvedas de crucería. Estos dos ejemplos no sólo son tardíos en com-paración con las bóvedas encamonadas en Perú,sino que la mayoría de ellas no son autoportan-tes, porque están colgadas de una estructurasuperior, generalmente del tirante de la cubierta.Así, en la biblioteca de Caracciolos, la cerchaestá formada por camones clavados entre sí ysujeta de una viga superior de madera que definela estructura portante, quedando relegados losarcos únicamente a un nivel de conformaciónespacial. Por debajo de las cerchas se da formaa la bóveda con tablas unidas por clavos a loscamones.En la iglesia parroquial de Torija, todo el conjun-to está sujeto de dobles vigas de madera a lolargo de la nave según el ritmo impuesto por losarcos fajones. Sobre estas vigas se apoyan seis

Figura 9. Detalle de la bóveda encamonada en la igle-sia parroquial de Torrija, Guadalajara (VILLANUEVA,2005).

Figura 8. Detalle de la cercha de la bóveda encamona-da en la biblioteca de la capilla de Caracciolos enAlcalá de Henares (HURTADO VALDEZ, 2004).

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correas longitudinales, en el sentido de la nave.Las cerchas están colgadas de las correas a tra-vés de unos listones de madera y se apoyan enellas mediante un empalme por muesca, asegu-rado con clavos. Finalmente, la forma de labóveda viene dada por tablas clavadas desdeabajo sobre las cerchas. Estas tablas, al igualque en el caso anterior, están distanciadas entreellas, dejando unas ranuras rodeadas con cor-deles para facilitar la fijación del yeso.

Las bóvedas encamonadas en el Virreinato del Perú

En el Virreinato del Perú se consideraba inicial-mente poco decente el empleo de la madera paracubrir los templos, mas fueron los numerosos sis-mos que remecieron estas tierras los que motiva-ron la incorporación de este tipo de armadura enla arquitectura religiosa, por considerarse másseguras, especialmente después del terremoto de1687, que para entonces ya estaba habituada alcerramiento de las cubiertas con material pétreo. Así, en las consultas efectuadas a los principalesalarifes de Lima con respecto a las reparacionesde la Catedral después del temblor de 1609,Alonso de Arenas refiere “en lo que se propone sipara la seguridad y perpetuidad conviene desha-cer y bajar el dicho edificio y cubrirlo de madera, aesto no se responde porque no es justo se pongaen plática cosa tan fuera de razón y camino que nose puede presumir haya persona que en estotoque”19. Por su parte, Pedro Blasco alegaba que“en lo que toca a si es cosa conveniente cubrir ladicha iglesia de madera respondo que no soy delparecer por muchos respetos e inconvenientes yel primero es que para enmaderar la dicha iglesiase ha de perder todo lo en ella fabricado... y sehan de bajar los pilares hasta los tercios bajos para

que la armadura de la dicha madera no suba másde lo necesario habiendo de ser de cinco pañosde más de que habiendo de cargar la maderasobre pilares y arcos de ladrillo si por falta de estri-bos los derriba el temblor también ha de caer lamadera y si por estar bien estribados los dichosarcos se también se han de tener las bóvedas y sinéstos hay otros inconvenientes en la madera bienordinarios que son incendios corrupciones y car-comas pues en menos de cincuenta o sesentaaños crían carcomas que la va comiendo y ellamisma se corrompe y acaba...”20. Estas declara-ciones nos dan una idea de que hasta comienzosel siglo XVII se creía más conveniente desde elpunto de vista estructural y ornamental realizar lasbóvedas en piedra o ladrillo. La constatación de los efectos negativos que pro-ducían los sismos en las bóvedas de fábrica impul-só la realización de la primera experiencia, en laiglesia de Santo Domingo de Lima, de colocar unacubierta a base de bóvedas encamonadas (figura10). De esta forma Maroto realiza en 1666 unaarmadura de madera curva con el tejido de unamembrana de caña y recubierto de tierra, perosujeta de una viga horizontal apoyada en los murosde adobe del templo. Esta estructura aparece unaño antes de la propuesta de Lemer en Córdoba(Argentina) para la cubierta de la iglesia de LaCompañía bajo la influencia del sistema constructi-vo desarrollado por De L'Orme (figura 11). Habrá que esperar hasta 1675, durante la recons-trucción de la iglesia de San Francisco, cuandoManuel de Escobar y el arquitecto portuguésConstantino de Vasconcellos21, perfeccionan elsistema de Maroto de modo que las bóvedassean autoportantes, incorporando el murete deadobe de contrarresto de empujes y uniones fle-xibles, logrando además definir la cúpula sobre elcrucero con el mismo criterio (figura 12). A partirde este momento, esta técnica constructiva se

Figura 10. Sección de la bóveda de la iglesia de SantoDomingo de Lima (MARUSSI, 1981).

Figura 11. Intradós de la iglesia La Compañía deMendoza - Argentina, (LANER, 2001).

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generalizará en todo el Virreinato del Perú hastaconvertirse en norma obligatoria luego del terre-moto de 174622.

Cuando el Cabildo Eclesiástico le pide a FrayDiego Maroto su parecer respecto a la recons-trucción de las bóvedas de la Catedral, despuésdel terremoto de 1687, comenta: “...y por el consiguiente no se molesta la dichafachada mayormente cuando las bóvedas inme-diatas se hacen de cedro y yeso contrahaciendoy remendando a las demás de crucería, tercele-tes mayores y menores y sus lazos relevando conlas mismas molduras que tienen las de ladrillo sinque se pueda reconocer si lo son o no porqueestas y la nueva forma se ha reconocido porexperiencia ser fábrica más segura en tan repeti-dos temblores mayormente cuando las que hizode esta manera este declarante en la Iglesia desu Convento siendo así que era de pocos funda-mentos en lo tocante a la albañilería las bóvedasque hizo encima de los pilares y arcos que hanpadecido y no las bóvedas por haberlas hechode cedro y yeso...”23. Por tanto en estas tierrasprimó más la variable seguridad que la económi-ca para el uso de las bóvedas y cúpulas enca-

monadas.

Tipología constructivade las bóvedasencamonadas

Básicamente las categoríasconstructivas de estas bóve-das y cúpulas dependen desu carácter estructural. Laprimera corresponde al siste-ma suspendido, donde elintradós de la nave está for-mado por arcos sujetos a unaarmadura superior, mayor-mente vigas horizontales. Porlo general estos arcos nocolaboran en la descarga delpeso de la estructura y es uti-lizado únicamente para defi-nir el espacio a cubrir, singenerar empujes laterales alformar parte de una estructu-ra mayor que descarga elpeso de la cubierta en formavertical hacia los muros o pies

Figura 12. Intradós de la iglesia San Francisco de Lima(HURTADO VALDEZ, 2005).

Figura 13. Detalle constructivo de la bóveda de la capilla Nuestra Señora deLoreto de Lima (HURTADO VALDEZ, 2006).

VIGA MADRE.

ESPIGA DE PIE DERECHO PASANTE POR ZAPATA Y SOLERACON TOPE LATERAL PARA VIGA.

SOLERA UNIDA A ZAPATA CON CUERDAS DE CUERO.

ZAPATA DE PIE DERECHO.

PIE DERECHO.

ESTRIBO.

JABALCON.

TABLAS QUE FORMAN EL ARCO TRILOBULADO.

CERCHAS ENCAMONADAS.

PANEL DE CERRAMIENTO DE TELAR DE MADER, CAÑA YBARRO (QUINCHA).

GATILLO DE UNIÓN DE PIES DERECHOS EN COLA DE MILANO.

MURO DE ADOBE.

TABLA DE CERRAMIENTO HORIZONTAL.

MOLDURA DE MADERA.

TIENTOS O CUERDAS DE CUERO AMARRADAS Y CLAVADAS.

VIGA SECUNDARIA.

ESPIGA DE PIE DERECHO EN BASE.

BASE DE PIEDRA.

TOPE DE LADRILLO.

TRABAZON DE UNIÓN ENTRE PIE DERECHO Y VIGA PRINCIPAL.

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derechos laterales (figuras 13 y 14). El segundo tipo constituye el sistema autoportan-te, donde el intradós y el extradós de la bóvedaestán definidos por arcos que se sostienen enconjunto y forman la estructura. En este caso nosólamente interesa definir un espacio interior sinotambién mostrar la volumetría exterior queadquiere la edificación, por lo que se evidenciaexternamente la curvatura del extradós. Aquí segeneran empujes laterales que serán recibidospor los estribos y los semi diafragmas verticales

de adobe incluidos en la armadura, antes detransmitir dichos esfuerzos a los muros (figura 15).

Elementos del conjunto y técnicas de ensamblaje

En general, la armadura, tanto para las bóvedascomo para las cúpulas, estaba formada por los

siguientes elementos:

a) Elementos de confinación almuroEncadenado: Eran piezas que reco-rrían horizontalmente todo el períme-tro de la armadura y marcaban el ini-cio de ella, estando empotrados enel muro, generalmente de adobe.Debían de servir a la nivelación delmuro que era dejado en “alberca”por el maestro albañil para el iniciodel trabajo del maestro carpintero.Se trataba de otorgar una superficiehorizontal apta para el apoyo de losarcos, sujeta a tolerancias másestrictas que la terminación de losmuros. Era raro utilizar otros elemen-tos de nivelación como eran los nudi-llos en España. Cumplían además lafunción de recibir y repartir los empu-jes generados por las cerchas hacialos muros.

b) Estructura portanteCerchas: Se construían a partir decamones y contracamones de cedroo roble, colocados en forma alterna-da por su canto y unidos mediante

clavos hasta dar la forma del arco que se nece-sitaba (figura 16). A veces también se aplicabancintas de cuero de vaca u oveja de un dedo deancho, las cuales se colocaban húmedas, y alsecar producían una mayor presión por retrac-ción del material, pero formaban una unión fle-xible que aumentaba la ductilidad de la estruc-tura. Este sistema otorgaba una alta racionaliza-ción del proceso constructivo, evitando el exce-sivo desperdicio de madera, al asignarse unmódulo de corte que podía repetirse según las

Figura 14. Detalle de la maqueta de la bóveda enca-monada de la capilla de la Virgen de Loreto (HURTA-DO VALDEZ, 2005).

Figura 15. Detalle constructivo de la bóveda y cúpula de la iglesia deLa Compañía de Pisco (HURTADO VALDEZ, 2006).

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necesidades.Estas grandes piezas de conjunto se realizabansiguiendo el trazo a escala natural de la secciónrealizada sobre un andamio ubicado a la alturade los arranques de la bóveda, para luego pro-ceder a su colocación definitiva por el giro de laarmadura. Sus extremos se encastraban en elencadenado por medio de una larga espiga, paraevitar los desplazamientos horizontales quepodrían ocasionar los empujes de las cerchas.En estas armaduras se ha observado que lastestas de los camones podían estar colocadas atope o con ensambles a media caja, en este últi-mo caso realizado a 45° en su canto y con incli-nación radial de la testa hacia el centro de lacurva24 (figura 17). Cuando se trataba de realizar lunetos en las

bóvedas o dar la forma a la cúpula, se efectua-ban sectores de arco de menores dimensiones,que partían del encadenado y terminaban en eltercio o el cuarto superior de las cerchas princi-pales, introducidos en un rebaje que aumentabala superficie de contacto entre ambas.Posibilitaban además la disminución de las dis-tancias entre los puntos de apoyo de las cañas,lo cual beneficiaba en su colocación, de maneraque el peso del recubrimiento de tierra no lashacía ceder. Riostras: Eran piezas de madera colocadas enforma horizontal y alternada entre las cerchaspara unirlas en todo su recorrido, estando sepa-radas por una distancia variable, que oscilabaentre los 60 y 120 cm. Su función era transmitiry redistribuir sobre ellas las cargas de lascubiertas, además de mantener la separaciónde los arcos y evitar en la fase constructiva elvolteo de ellos. Relleno de adobe: En la zona de arranque de laarmadura junto al muro, entre el encadenado y laprimera riostra se solían colocar tornapuntas,rellenándose este espacio con adobe, con el finde conseguir formar un diafragma parcial queayudara a evitar el desplazamiento lateral de lascerchas y verticalizar la resultante del empuje. Anillo de unión (en las cúpulas): Tenía forma octo-gonal y servía para la conexión de las diferentescerchas en la parte alta de la semiesfera y contri-buir al anclaje de la linterna. Se armaba con pie-zas robustas, mediante el uso de ensambles acola de milano. Las cerchas principales se fijabanal encadenado y al anillo central, mediante ranu-ras que se abrían en éstos últimos.

c) Elementos de cierreTejido de caña: Formada por cañas25 unidas entresí con cintas de cuero y conectadas a las cerchaspor clavos colocados en dichas cintas.Generalmente en el extradós se colocaban ente-ras y hacia el intradós partidas longitudinalmentey extendidas. Recubrimiento de tierra: Era una capa de barrocon un espesor exterior mínimo de 5 cm, realiza-do con una proporción de 15% de arcilla, 10% delimo, 55% de arena y 20% de agua, incorporán-dose además paja y pelo animal para evitar una

Figura 16. Bóveda y cúpula encamonada de la iglesiaLa Compañía de Pisco (HURTADO VALDEZ, 2004).

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excesiva retracción por secado. La colocacióndel recubrimiento de tierra permitía aislar y prote-ger del medio ambiente a los diversos compo-nentes de la armadura, ya que mantiene secoslos elementos de madera debido a su bajo equi-librio de humedad de 0,4 a 6% en peso y a sualta capilaridad. Los insectos y hongos no pue-den destruir la madera y caña en estas condicio-nes, ya que los insectos necesitan de 14 a 18%,y los hongos más de 20% de humedad para vivir. Asimismo, el barro, por sus buenas característi-cas de aislamiento térmico y acústico, resultabaideal para este tipo de espacios, permitiendotambién una fácil reparación de las fisuras cau-sadas por los sismos.Este estrato de tierra era estabilizada mediante laadición de cal, y en algunos casos se cubría conuna película de jugo de cactus, con el fin de otor-gar mayor impermeabilidad a la cubierta. En elintradós de la bóveda se realizaba un recubri-miento final de yeso, procurando un efecto visualde una bóveda o cúpula realizado con cantería,además de colocarse múltiples tipos de moldu-ras.

Transmisión de cargas y empujes

Las cerchas de las bóvedas eran realizadas conmadera, con incorporación de un cerramiento detejido de cañas y revoco de tierra, por lo queotorgaban menores empujes a los muros encomparación a las originales de fábrica, ya que elempuje varía con el peso en modo proporcional26.Este empuje, además de verse reducido por el

material usado, venía verticalizado con el empleode un relleno de adobe en el cuarto inferior de lasbóvedas. Así se conseguía transmitir con másseguridad las cargas dentro del tercio central delmuro de adobe, y evitar excentricidades queresultasen riesgosas. La colocación de riostras transversales a losarcos, a los cuales era fijado el tejido de cañasrecubiertas con tierra y cal, formaban en conjun-to una retícula continua que garantizaba la distri-bución homogénea de las cargas y esfuerzos enla superficie de la bóveda, hasta llevarlos al enca-denado apoyado sobre el muro. Por otro lado, la consolidación del terreno bajolas fundaciones, que se miden en períodos dedecenios, conduce a asientos y cambios geomé-tricos, obligando a la estructura a adaptarse aestas modificaciones. En el caso de una bóvedaencamonada, por su flexibilidad era más fácil derealizar este ajuste con menor riesgo a su estabi-lidad.

Comportamiento dinámico durante sismos

Las antiguas directivas de diseño de arcos ybóvedas de fábrica se basaban en leyes de pro-porción más que en criterios de resistencia origidez27, buscando que la geometría de laestructura asegurase la transmisión adecuadade los esfuerzos dentro del material, general-mente trabajando sólo a compresión, sin laadmisión de otros tipos de esfuerzos; en conse-cuencia, era normal la aparición de fisuras. Apesar de que estos signos constituyen la expre-sión habitual de la estructura de adaptarse a suentorno y estabilizarse en el tiempo, en un mediosísmico adquieren particular importancia, moti-vada por la forma y rigidez de la construcción ysu relación con las propiedades del terreno.Durante un sismo, el edificio vibra bajo su fre-cuencia natural y si ella es cercana a la del suelo,se producirá una resonancia dinámica y el dañoestructural resultante será mayor. Las fisuras dela obra cambiarán su frecuencia natural yaumentarán o disminuirán esta resonancia.Si bien estas estructuras en tierras sudamerica-nas eran estáticamente estables, tenían un des-empeño dinámico de riesgo, pues los construc-

Figura 17. Detalle de la unión de los camones y con-tracamones, así como las trabas entre ellas en la capi-lla de la Virgen de Loreto (HURTADO VALDEZ, 2005).

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tores hispanos no las habían preparado para disi-par energía sísmica. Los arcos y bóvedas defábrica se mantienen estables mientras las condi-ciones geométricas no cambien sustancialmente,es decir, la forma de la estructura garantiza elpaso de la línea de empujes dentro de ella, conlos límites fijados por los bordes del mismo mate-rial. Cuando la línea de empujes toca el extradóso intradós, se forman rótulas, entrando a trabajarun arco de modo triarticulado, siendo perfecta-mente estable; además, el desempeño estructu-ral de una bóveda tiene aún más posibilidades deestabilidad.Ciertamente, el arco catenario resulta más efi-ciente que el de medio punto, usualmente emple-ado en el Virreinato del Perú, por coincidir suforma con el recorrido de la línea de empujes. Sinembargo, cualquiera que sea la forma del arco obóveda, ante un sismo la respuesta dinámica seráesencialmente elástica si la estructura ha sufridosólo un agrietamiento limitado y conserva todavíaun carácter casi monolítico. Pero al aumentar laaceleración, a esta fase elástica se superpondráotra con distinta frecuencia de vibración, dondelos bloques de la bóveda chocan entre sí y propi-cian su separación, hasta producir un nuevo des-ajuste en la geometría inicial, con la consiguienteaparición de un mecanismo de colapso produ-ciendo el fallo de la estructura. En las construcciones europeas en medios sísmi-cos, los arcos y bóvedas se ejecutaban conengatillados y grapas entre los bloques o lasdovelas de piedra, para mantener en lo posible laforma de la estructura. También se dotaba de unestribo con ancho suficiente no sólo para trans-mitir los empujes a la cimentación, sino para con-solidar la geometría de la edificación, evitandoque los muros de abriesen. A pesar de todasestas precauciones, el sistema no garantizaba laestabilidad dinámica de dichas bóvedas. Frente a las estructuras abovedadas aplicadas enEuropa, en el Virreinato del Perú se optó por laincorporación de la técnica constructiva desarro-llada, es decir, realizar la planta baja de los edifi-cios en adobe, dejando para la cubierta el uso delas bóvedas encamonadas. No obstante que enun comienzo el uso de estas bóvedas no era bienvista, principalmente por los incendios28, se

impuso finalmente su utilización a tal punto queel gran maestro de obras Manuel de Escobarreferirá en 1688 que “...las cubiertas de la fábricapor ser de madera larga y con clavazón del fierroes más resistente a las mociones del terremoto yen esta forma se conoce la mayor seguridadhaciéndose de madera...”29.Dado que la fuerza de actuación de un sismoestá en proporción al peso de la estructura, lautilización de un material, no sólo ligero sinoprincipalmente realizado con materiales de altaresistencia a la tracción, permitió edificar enaltura sin menoscabar la resistencia de losmuros de base, contribuyendo a este fin lasuniones adoptadas para el encuentro entre laestructura flexible de madera y la rígida deadobe del piso inferior. La unión entre ambas estructuras estaba dadapor una viga perimetral de madera, que actuabacomo encadenado de la parte superior del muroy base de las bóvedas de quincha, ayudando aarriostrar a los muros de adobe e impidiendo sunatural separación durante un sismo, tratando debrindar un efecto diafragma para responder soli-dariamente al movimiento, ya que como lostechos pesaban poco y eran flexibles, la partesuperior de los muros hubiese vibrado como unborde libre, con una fuerza inercial actuando den-tro y fuera del plano; en este último caso podíaocasionar la separación de los muros y el vuelcodel muro de fachada, si el momento positivo sehacía grande en la parte central, cuando existíaun gran distanciamiento entre contrafuertes omuros laterales.

Aumento de la ductilidad del sistema

En el caso de las bóvedas encamonadas, un grantrabajo dinámico lo realizaba el tejido de cañaque actuaba como una armadura interna conamplia posibilidad de resistir tensiones (figura18). Además el revestimiento de barro con cal nosólo protegía de la intemperie a los diferentes ele-mentos de la estructura sino contribuía con lascañas a definir una superficie continua a modode una membrana asegurando un trabajo solida-rio de toda la estructura no sólo a nivel estáticosino principalmente durante un sismo30.

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Así también, estas bóvedas no estaban rígida-mente conectadas al encadenado ubicado sobreel muro, sino mediante una espiga sumamentelarga y trabada por un murete de adobe. De estaforma, durante un temblor los arcos que forma-ban la bóveda podían moverse libremente tam-bién en sentido vertical dentro de la caja realiza-da, porque la dimensión de la espiga asegurabaque no escapara de su posición. De igual mane-ra, el uso de cintas de cuero para las uniones(figura 19) permitió cierto grado de libertad almovimiento sin que se perdiera la forma geomé-trica inicial, siendo lo suficientemente flexiblespara disipar la energía sísmica sin llegar a colap-sar, y cuyas tolerancias de deformación eran yatomadas en cuenta.

Descenso del centro de gravedad

El centro de gravedad de un sólido es un puntoimaginario en el que puede considerase concen-trado todo su peso o el punto por el cual pasa laresultante del peso. Siempre se asumió que elrelleno de adobe en la parte baja del panel dequincha buscaba el descenso de su centro degravedad, consideración que también se asumió

para el caso de las bóvedas encamonadas,cuando se señalaba que “el centro de gravedadde un entramado sencillo... se puede estimar quese encuentra situado ligeramente por debajo delpunto definido por el cruce de las dos diagona-les... pero, como generalmente se procedía arellenar los espacios de la parte inferior de laarmazón, con adobe o ladrillo según la clase demuro sobre el que se apoyaba el esqueleto demadera, resultaba que al situar una masa demayor peso hacia la parte baja, la altura del cen-tro de gravedad se acercaba a la solera, lo cualaumentaba la estabilidad...”31.Sin embargo, si realizamos una rápida verifica-ción visual de la estructura, observaremos quetanto el panel de quincha como la armadura abo-vedada no están huecas, sino llenas con un tupi-do tejido de caña y recubrimiento de barro, por loque el peso específico de esta parte no puedeestar demasiado alejado del peso específico delrelleno de adobe en la base, de igual espesor quela parte superior. La posición del centro de gravedad de unapared de quincha de altura "h" sin relleno deadobe en la parte inferior se determina con faci-lidad, ya que podemos asemejarla a un árearectangular de características homogéneas.Cuando un área posee una línea de simetría, elcentroide estará obviamente en esa línea, y sihay dos líneas de simetría, el centroide se colo-cará en la intersección de sus diagonales, portanto la coordenada en el eje "y" será igual ah/2. En el caso de una bóveda de cañón lacoordenada "y" del centro de gravedad seubica normalmente a 4R / 3p, medido desde labase. Sin embargo, para determinar la posicióndel centro de gravedad de una pared de quin-cha o una bóveda encamonada, incluyendo elmurete de adobe en el cuarto inferior, debemosrealizar un cálculo de los momentos estáticosde las partes con relleno de adobe y con relle-no solo de barro y caña32.Así, del cálculo efectuado para comprobar lahipótesis del descenso del centro de gravedadse encontró que su nueva posición en "y" esigual a 0,95 (4R / 3p) en el caso de bóvedas, quepara efectos constructivos no es significativo33.Por tanto, la razón para rellenar estos cuartos

Figura 18. Utilización actual de refuerzo de caña en losmuros de adobe para aumentar su ductilidad (HURTA-DO VALDEZ, 2005).

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inferiores con adobe están más relacionadoscon formar una guía que impidiese a la espiga delos camones escapar del encadenado durantelos movimientos sísmicos y de asegurar en laetapa de la construcción de la bóveda, cuandose posaba el arco sobre el encadenado, el actuarcomo peso muerto que ayudara a verticalizar losempujes de las armaduras hasta que se comple-tara la edificación de todo el tramo, ya que lasestructuras antiguas no sólo debían estar enequilibrio una vez finalizada su construcción sinoen cada etapa de ella. Finalmente, creaba unsemi diafragma dentro del plano, impidiendo eldesplazamiento de los arcos en el sentido lateraly absorbiendo las vibraciones sísmicas en estadirección.

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Figura 19. Utilización de cintas de cuero en la capillade La Virgen de Loreto (HURTADO VALDEZ, 1995).

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sette libri (edición facsímil de la edición deVenecia de 1600), segunda parte. Colegio deAparejadores y Arquitectos Técnicos deAsturias. Oviedo, España. 1986. SCHILDER DIAZ, César Cristian. La herenciaespañola: las bóvedas y cúpulas de quincha enel Perú. En Actas del Tercer Congreso Nacionalde Historia de la Construcción, Sevilla, 26-28 deoctubre de 2000, volumen II. Instituto Juan deHerrera, Madrid, 2000, pp. 1.019-1.026. TIMOSHENKO, Stephen P. Mecánica de mate-riales. Unión Tipográfica Editorial HispanoAmericana S.A. de C.V. Mexico, 1979. TOAJAS ROGER, María Angeles. Diego Lópezde Arenas, breve compendio de la carpintería delo blanco y tratado de alarifes. Visor Libros S.L.,Madrid, 1997. VILLANUEVA DOMINGUEZ, Luis de. Bóvedasde madera. En Actas del Cuarto CongresoNacional de Historia de la Construcción, Cádiz 27-29 de enero de 2005, volumen II. InstitutoJuan de Herrera, Madrid, España. 2005. pp.1.103-1.113.

NOTAS

1. Por ejemplo se ha planteado que el cambio delas bóvedas vaídas por las de crucería de laCatedral de Lima se realizaron principalmentepor los gustos estilísticos. Cfr. SANCRISTÓBAL, Antonio. La catedral de Lima:Estudios y documentos. Museo de ArteReligioso de la Catedral de Lima. Lima, Perú.1996. 2. Generalmente se reduce todo el desempeñoestructural de las bóvedas encamonadas a ladisminución de peso y a un hipotético descensodel centro de gravedad de estas estructuras porla sola utilización de un relleno de adobe en sucuarto o quinto inferior. Cfr. MARUSSI CASTE-LLAN, Ferruccio. La quincha en las edificacio-nes monumentales del Virreinato del Perú. Tesisdoctoral, Universidad Politécnica de Madrid,Escuela Técnica Superior de Arquitectura.Madrid, España. 1981. Cfr. SCHILDER DIAZ,César Cristian. La herencia española: las bóve-das y cúpulas de quincha en el Perú. En Actasdel Tercer Congreso Nacional de Historia de laConstrucción, Sevilla 26-28 de octubre de 2000,volumen II. Instituto Juan de Herrera, Madrid,2000, páginas 1019-1 026. 3. El hundimiento de las bóvedas de cañón rea-lizadas con ladrillo en la iglesia de Pacasmayo ycon piedra en la catedral de Cuzco produjeron elcambio por bóvedas de crucería. Las bóvedasde la catedral de Lima se rehicieron después delterremoto de 1609 bajo el sistema de crucería,pero volvieron a colapsar en el terremoto de

1687, reconstruidas luego en sistema encamo-nado. 4. En realidad el tratado de San Miguel sólohace referencia a la traza geométrica de unacúpula encamonada sin mencionar las caracte-rísticas de su construcción. Cfr. NUERE MATAU-CO, Enrique. La carpintería de lo blanco, lecturadibujada del manuscrito de Fray Andrés de SanMiguel. Colegio Oficial de Arquitectos deAndalucía Oriental, Málaga, 1990, folio 88. 5. Los principales volumenes encontrados fue-ron "Arquitectura" de Pietro Catáneo, edición enitaliano publicado en 1554; "Tercer y cuartolibros de Arquitectura de Sebastiano Serlio", edi-ción traducida por Villalpando en Toledo en1565; "Perspectiva y Espectacularidad" deEuclides, editada en castellano por PedroAmbrosio de Onderiz en Madrid en 1585; "BreveCompendio de Carpintería de lo Blanco yTratado de Alarifes con la conclusión de la Reglade D. Incola Tartaglia y otras cosas tocantes a lacarpintería de compás" de Diego López deArenas de 1633. "Breve tratado de bóvedasregulares e irregulares" de Juan de Torrija, edi-tado en 1661; "Arquitecto Perfecto" en dos volu-menes de Sebastián Fernández de Medrano,fundador de la Academia Militar de Bruselas,editada en el último tercio del siglo XVIII;"Tratado Nuevo de las Cosas Maravillosas deRoma"; "Arquitectura Militar" de Matías Dogacen latín; "Fortificaciones de Plazas" y"Elementos Militares" de Diego Enriquez deVillegas. MARUSSI CASTELLAN. Op.cit, p. 122. 6. LOPEZ DE ARENAS, D. Breve compendio dela carpintería de lo blanco y tratado de alarifes(edición facsímil de la primera edición de Sevillade 1633 de Luis Espinan). Albatros, Valencia,1982, folio 32v. 7. TOAJAS ROGER, María Angeles. DiegoLópez de Arenas, breve compendio de la carpin-tería de lo blanco y tratado de alarifes. VisorLibros S.L., Madrid, 1997, p. 197.8. En el ambiente de la carpintería de lo blancose designaban como "medias cañas" a las bóve-das de madera en rincón de claustro. Cuando serealizaban con limas moamares (dos limas para-lelas que partían de la esquina correspondientea cada muro y concurrían en lo alto) era nece-sario ejecutar una corrección geométrica defini-da por la torsión de los maderos para producir lacurvatura sin perder el paralelismo de las carasverticales de las piezas. Este trabajo era conoci-do como "campaneo". 9. SERLIO, Sebastiano. Tutte l'opere d'architet-tura, et prrospetiva, di Sebastiano Serlio bolog-nese, dove si mettono in disegno tutte le manie-re di edifici, e si trattano di quelle cose, che sonopiù necessarie a sapere gli Architetti. . Diviso in

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TécnicaTécnica

sette libri (edición facsímil de la edición deVenecia de 1600), segunda parte. Colegio deAparejadores y Arquitectos Técnicos deAsturias. Oviedo, España. 1986, libro VII, cap.LXXIIII, folio 199. 10. DE L'ORME, Philibert. Traités d'architecture:Nouvelies lnventions pour bien bastir et á petits fraiz (1561). Premier Tome de l'Architecture(1567). Edición facsimil de Léonce Laget, Libraire-Editeur. Paris, Francia. 1988, folios 8v, 9, 10 y 10v. 11. LANER, Franco. Mettere in forza, la chiesadella Compagnia di Gesú a Cordoba. En AdrasteaN°18. Habitat legno s.p.a. Edolo, Italia. 2001, p. 14. 12. "To demonstrate that de l'Orme's treatise hadno inmediate success, it must be said thatVicenio Scamozzi in his L'idea dell'architetturauniversale doesn't mention it, even though hewrites at lengthh about Italian and foreign archi-tecture of the time. Scamozzi's work was theresult of his log journeys around Europe notingarchitecture, and of his studies about differentbuilding techniques. The French treatise wasn'trediscovered until the nineteenth century, duringthe renewed ¡nterest in the gothic when illustiouspeople, Duch as Jean Baptiste Rondelet andArmand Rose Emy, referred to itin their works".CAMPA, María Rita. "Le Nouvelles lnventionspour Bien Bastir et a Petits Fraiz by Philibert del'Orme: a New Way to Conceive Wood RoofCovering". En Proceedings of the SecondInternational Congress on Construction History.Vo/ume 1. Queens' Col/e ge, CambridgeUniversity 29th march - 2nd april 2006. MalcomDunkeld, James Campbell, Hentie Louw, MichaelTutton, BilI Addis, Robert Thorne. Cambridge,Inglaterra. 2006, pp. 525-541, p. 531. 13. SAN NICOLAS, Fray Laurencio de. Arte yuso de architectura (edición facsímil de la edi-ción de Madrid de 1639 y 1664). AlbatrosEdiciones, Madrid, 1989, Primera Parte,Capítulo LII, folios 92 y 92v. 14. Ibidem. Segunda Parte, folio 189. 15. Se llega a decir que San Nicolás ". . . descri-be minuciosamente con ayuda de una lámina primorosamente dibujada la construcción de unacúpula encamonada" VILLANUEVA DOMIN-GUEZ, Luis de. Bóvedas de madera. En Actasdel Cuarto Congreso Nacional de Historia de laConstrucción, Cádiz 27-29 de enero de 2005,volumen II. Instituto Juan de Herrera, Madrid,España. 2005, pp. 1103-1113, p. 1104. 16. "Dans les années 1550-1555, sans qu'onpu/sse préciser les dates, Delorme invente lesystéme de charpente á petits bois. La rósistan-ce des poutres constituées d'ais assemblées parcheville est officiellement testée devant le roi. En1555, l'invention, aux dires de l'architecte, estmise en oeuvre au cháteau de Limours pour

couvrir ¡'a/Ile d'accés... Celle-ci pourrait doncétre une de ces charpentes d'assemblage ¿arbalétriers courbes reliés par des liernes".BOUDON, Françoise; Jean Blécon. PhilibertDelorme et le cháteau royal de SaintLéger-en-Yvelines. Picard Éditeur, Paris, 1985, p. 53. 17. "Un incendio distrusse nel 1559 II conventode Montmartre, e poco prima della sua morteEnrico II promise al/e suore di soccorrerle nell'o-pera di ricostruzione, concedendo loro l'uso deimateriali giá imp/e gati per una Salle deTriomphe effimera reaiizzata al/e Tournelles. Inprevisione di ció de l'Orme progettó un'immensarotonda di 180 piedi di diametro... e coperto daun'alta cupo/a lignea dalia struttura caratteristi-camenfe ingegnosa, sormontata da una largalanterna...". BLUNT, Anthony. Philibert de I'Orme(Traducción al italiano de la edición original deinglés de 1958). Electa, Milano, 1997, p. 99 18. SAN NICOLAS, Fray Laurencio de. Op.cit,Segunda Parte, Capítulo LI, folio 189. 19. SAN CRISTÓBAL SEBASTIAN, Antonio.Op.cit, p. 51. 20. Ibidem, p. 54. 21. Constanino de Vasconcelos falleció en 1668,dos años después que Maroto introdujera el sis-tema de bóvedas encamonadas y aunque alprincipio era partidario de cubrir el templo conbóvedas de ladrillo es de suponer que finalmen-te debió plantear junto a Escobar la estructurade cubierta a base de madera en la iglesia SanFrancisco. 22. En el dictamen que el cosmógrafo francés LuisGoudin dirigió al Virrey, después del terremoto de1746 en Lima, refería que era "evidente que elPaís no permite edificio elevado ni construcciónpesadas y las paredes sean de piedras, o de ladri-llos, o de adobes, cuando todas ellas piden que ensu naturaleza un cierto grueso... así mismo demadera para la bóveda que según se acostumbrase hará de quincha. BERNALES BALLESTEROS,Jorge. Lima, la ciudad y sus monumentos.Consejo Superior de Investigaciones Científicas -Escuela de Estudios Hispano Americanos deSevilla. Sevilla, España. 1972, p. 305. 23. SAN CRISTÓBAL SEBASTIAN, Antonio.Op.cit, p. 98. 24. Corresponden a las bóvedas a las cuales setuvo acceso directo, concernientes a las cubiertas de la Catedral de Lima, la capilla de laVirgen de Loreto en la Casona de San Marcosde Lima y la iglesia jesuita de Pisco. 25. Se trata de la especie gunerium sagittatum,con un diámetro aproximado de una pulgada. Es de consistencia compacta y flexible, llena defibras internas muy resistentes a la tensión.También soporta al ataque de hongos e insectos. 26. El espesor de una bóveda de fábrica era muy

parecido al realizado en madera, caña y tierra. Sin embargo el peso específico de una bóvedaencamonada y rellena con estos materiales es900 Kg/m3, mientras que el del granito bordealos 2700 Kg/m3 y el ladrillo los 1800 Kg/m3. 27 Los tres criterios estructurales fundamentalesson resistencia, rigidez y estabilidad. Sin embar-go para un maestro constructor antiguo los con-ceptos de resistencia y rigidez eran secundariosal momento de proyectar una edificación. Es unhecho que las tensiones medias de una estruc-tura normal de fábrica son bajas y las deforma-ciones generalmente despreciables, por lo quela clave para entender estas estructuras ha debuscarse en una correcta comprensión de sugeometría. Cfr. HEYMAN (1995). 26 En las reparaciones de la catedral de Lima ainicios del siglo XVII Juan del Corral dirá: "sien-do de carpintería tiene muchos riesgos de fuegoy durar poco las maderas y esto digo por expe-riencia que tengo de España de haber desbara-tado y visto desbaratar algunas iglesias y con-ventos en España...". SAN CRISTOBALSEBASTIAN, Antonio. Op. cit, p. 56. 29. lbidem, p. 102. 30 En los ensayos realizados por la UniversidadNacional de Ingeniería sobre casas modularesde quincha se observó que cuando al recubri-miento de barro y paja se incorporaba un delga-do estrato de arena, cemento y yeso incrustán-dose en las fisuras del revoque de tierra forma-ban un elemento monolítico. El recubrimientogeneral que producía controlaba la curva esfuer-zo deformación horizontal del conjunto, resis-tiendo su propio peso en dirección horizontal, esdecir, sin colapsar. KUROIWA (2002), p. 141. 31. MARUSSI CASTELLAN (1981), p. 111. 32. El momento estático de un área plana res-pecto a un eje dado es igual al área multiplicada por la distancia normal del centroide del área aleje. Si se divide un área en un número de par-tes, la suma de los momentos estáticos de laspartes es igual al momento estático del áreacompleta. Este es el principio por medio del cualse determina la posición del centroide de unafigura compleja. 33. Para el cálculo se han considerado un pesoespecífico de los adobes de 1,400 Kg/m3 y de laquincha conservadoramente de 900 Kg/m3. Losresultados arrojaron un descenso del centro degravedad para paneles verticales del 7% de suposición sin que tuviera el relleno de adobes enla parte baja y un 5% para superficies curvas,que dentro de la estructura general no es rele-vante para mejorar su comportamiento sísmico.Lógicamente el descenso será aún menor si seconsidera el mayor valor del peso específico dela quincha de 1,200 Kg/m3. �