orígenes y precursores del desarrollo humano

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Orígenes y precursores del Desarrollo Humano El humanismo nace en la cultura griega: "fue un hecho histórico mucho antes de comenzar a ser una actitud consciente del espíritu o una tradición cultural". El principio de la tradición humanista puede sintetizarse en la frase "mente sana en cuerpo sano". Esta frase nace del concepto que tenían los griegos acerca de "la doble naturaleza del hombre, que es material y espiritual". El ideal del humanismo es tan alto, que difícilmente se alcanza. Todos los pueblos lo han buscado, tanto los griegos como los romanos, los españoles como los franceses. Así, cada pueblo ha tenido un enfoque humanista en alguna parte de su historia. El humanismo considera al hombre desde el punto de vista espiritual: el ser humano es, dentro de la escala de los seres vivos, el más rico en valores espirituales y en ideales; por medio de ello, desarrolla la razón. La palabra "humanista", proviene de humanus, un adjetivo latino que significa "el que tiene las inclinaciones y sentimientos propios del hombre". Esta palabra se ha ido acercando cada vez más a significar "el que tiene cualidades orales". Cuando el adjetivo "humanista" se aplica a la psicología, deberá entenderse que ésta "no tratará exclusivamente de las tendencias animales del hombre, ni reducirá las funciones humanas a las actividades animales o a sus sacudimientos mecánicos semejantes al reflejo de la rodilla, sino que tomará en cuenta la naturaleza entera del hombre, animal y espiritual". La psicología humanista, al hacer al hombre consciente de todo aquello que es específicamente humano en él, lo humaniza. La tradición científica de la investigación suele cuestionar el sentido de valía que la gente posee; es eso precisamente de lo que se ocupa la psicología humanista: le da importancia al trabajo con los demás ya que "en la exploración de otras personas aprendemos algo que ignorábamos" de nosotros mismos. Existen algunos profesionales, como Sidney M. Jourard y Ted Landsman, que,

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Apuntes de clase Desarrollo Humano

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Orígenes y precursores del Desarrollo Humano

El humanismo nace en la cultura griega: "fue un hecho histórico mucho antes de comenzar a ser una actitud consciente del espíritu o una tradición cultural".

El principio de la tradición humanista puede sintetizarse en la frase "mente sana en cuerpo sano". Esta frase nace del concepto que tenían los griegos acerca de "la doble naturaleza del hombre, que es material y espiritual".

El ideal del humanismo es tan alto, que difícilmente se alcanza. Todos los pueblos lo han buscado, tanto los griegos como los romanos, los españoles como los franceses. Así, cada pueblo ha tenido un enfoque humanista en alguna parte de su historia.

El humanismo considera al hombre desde el punto de vista espiritual: el ser humano es, dentro de la escala de los seres vivos, el más rico en valores espirituales y en ideales; por medio de ello, desarrolla la razón.

La palabra "humanista", proviene de humanus, un adjetivo latino que significa "el que tiene las inclinaciones y sentimientos propios del hombre". Esta palabra se ha ido acercando cada vez más a significar "el que tiene cualidades orales". Cuando el adjetivo "humanista" se aplica a la psicología, deberá entenderse que ésta "no tratará exclusivamente de las tendencias animales del hombre, ni reducirá las funciones humanas a las actividades animales o a sus sacudimientos mecánicos semejantes al reflejo de la rodilla, sino que tomará en cuenta la naturaleza entera del hombre, animal y espiritual". La psicología humanista, al hacer al hombre consciente de todo aquello que es específicamente humano en él, lo humaniza.

La tradición científica de la investigación suele cuestionar el sentido de valía que la gente posee; es eso precisamente de lo que se ocupa la psicología humanista: le da importancia al trabajo con los demás ya que "en la exploración de otras personas aprendemos algo que ignorábamos" de nosotros mismos. Existen algunos profesionales, como Sidney M. Jourard y Ted Landsman, que, después de haber llevado a cabo estudios de investigación en su práctica como psicólogos, buscan el lado humano de la psicología, es decir aquella parte que ayude al ser a revelar su naturaleza humana y su situación, para hacerlas más conscientes, mediante todos los medios que estén a su alcance.

Estos psicólogos opinaban que en esta área, "el paciente y el terapeuta comparten la experiencia pertinente, de modo que el primero pueda tener ideas más claras y sea capaz de liberarse de las influencias que restringen su desarrollo y su autorrealización". A estos investigadores no les parece adecuado el uso del término "terapia", por lo que prefieren referirse a la relación entre el psicólogo y sus pacientes como un diálogo entre dos, en el cual ambos aprenden uno del otro. Jourard y Landsman se refieren a un modo diferente de conocer al ser humano: conocerlo con base en compartir experiencias, a diferencia de adoptar la postura de psicoterapeuta.

"Quizá la virtud más persuasiva de la psicología humanista sea la exactitud de su modelo intuitivo". No debo olvidarse que la psicología humanista se dirige al desarrollo de la persona; por lo tanto, habrá que partir de que cada ser humano es uno e irrepetible y que el psicólogo humanista desarrolla una habilidad intuitiva que lo ayuda en el proceso de facilitación individual y grupal y que, asimismo, se retroalimenta con la riqueza que aporta cada uno de aquellas personas a las que trata

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Cuando Jourard y Landsman llegaron a trabajar con estudiantes de posgrado fueron tomados, sorpresivamente, como innovadores ya que los estudiantes estaban acostumbrados al estilo de la psicología norteamericana. Su innovación fue aplicar los conceptos recién encontrados por ellos sobre la psicoterapia centrada en la persona, mismos que se citan a continuación:

a. El proceso psicoterapéutico está fundamentalmente motivado por el impulso de la persona hacia el crecimiento, la salud y la adaptación. La psicoterapia consiste en liberar a la persona de los elementos que obstaculizan su desarrollo normal.

b. Este proceso está más vinculado a la expresión y clarificación de los sentimientos que a la comprensión intelectual de la experiencia.

c. La comprensión de las circunstancias del presente inmediato de la persona es más importante que su pasado.

d. La experiencia de la relación terapéutica y no la conceptualización de ésta, es el elemento determinante del crecimiento en el proceso terapéutico.

Con esto, puede afirmarse que la psicología humanística nació en los años 1962/62.El concepto de verdad cambió gracias a las aportaciones de grandes filósofos

preocupados por el desarrollo del ser humano, tales como Soren Kierkegaard quien, rompiendo con la filosofía tradicional, sostuvo que la verdad no es objetiva sino que depende de que aquél que la busca esté afectado o no por ella. Así puede concebirse el proceso de búsqueda como la verdad. Todo individuo tiene qué encontrar una verdad, aunque sea la verdad para sí mismo.

El presupuesto fundamental de Kierkegaard es la libertad humana: ve al hombre fundamentalmente libre y, al mismo tiempo, con la posibilidad de estar en la prisión de no ser libre, es decir con la libertad de elegir responsablemente frente a sí mismo.

Posteriormente, apareció el psiquiatra Kurt Goldstein (1878-1965), quien procedía de una familia judía. Su obra principal es El organismo, escrita en alemán y publicada en Holanda en 1934. Murió a los 85 años en la ciudad de Nueva York.

Goldstein difiere con Freud en el concepto de superación, ya que para Goldstein la superación es la tendencia de ir desde un comportamiento desordenado hacia un comportamiento ordenado, lo que conduce a la autorrealización.

Este psiquiatra hace varios planteamientos que nos acercan a la psicología humanista entre los que están los siguientes:

a. Habla acerca de la elección y decisión que todo ser humano tiene como característica existencial, así como de la autorrealización como proceso organísmico y unitario. Afirma que una parte esencial de la autorrealización es la confrontación con el entorno, que conduce a conmociones y catástrofes, en las que puede encontrarse placentera la tensión.

b. Integra, en su teoría del organismo, dos principios de la gestalt: los fenómenos de figura y fondo, como componentes sólidos de una teoría de la totalidad del organismo y la tendencia hacia una buena gestalt. Cabe recordar que Fritz Perls, el fundador de la terapia gestalt la calificaba como terapia existencial; la veía como algo inherente a la naturaleza humana, como una forma totalizadora de organización de elementos individuales, como una homeostasis. Hay que tener presente que para Goldstein el mismo organismo es una totalidad, una gestalt.

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Este psiquiatra tiene relación con Heidegger cuando habla de las posibilidades de elegir y decidir que tiene todo ser humano. Es importante hacer notar que Goldstein buscaba clarificar los principios establecidos por filósofos anteriores a él. Por último la comprensión de Goldstein de la ciencia es fundamentalmente fenomenológica. Todos estos factores lo hacen ser como un "padre de la psicología humanista".

En 1945, W. Snyder realizó un estudio que analizaba el contenido de las investigaciones del psicoterapeuta sobre la persona que recibe ayuda. Su estudio fue repetido por J. Seeman, en 1949, quien encontró que a partir de las primeras entrevistas comenzaba el movimiento de quien recibe la terapia hacia una mayor comprensión de su persona en cuanto a sí misma. Cuando el terapeuta tenía una actitud empática y una aceptación incondicional, se apreciaba más claramente que en la persona sujeta a tratamiento surgía una mayor actividad en la planeación de la expresión de sentimientos positivos en sustitución de la anterior manifestación de los sentimientos negativos.

En un segundo momento, aproximadamente entre 1946 y 1953, Rogers escribió un libro sobre psicoterapia no directiva, que facilitó el trabajo de los psicólogos clínicos y los orientadores, quienes no habían encontrado un instrumento apropiado para satisfacer las necesidades de sus clientes.

El planteamiento del cual parte Carls Rogers es la empatía, que puede describirse así: el modo como el terapeuta "siente el mundo interno del cliente, con todos sus significados muy personales, como si fuese el suyo propio.

Siente la confusión del cliente, su miedo, su ira o su sentimiento de ser tratado en forma injusta, como si esos sentimientos fuesen los suyos propios, pero no se enreda en ellos con su propia inseguridad, miedo o ira", es decir, se hace uno con el paciente, sin perder su propio yo, pero con la aceptación incondicional hacia la persona que recibe ayuda. Cuando el terapeuta experimenta una actitud cálida, positiva y aceptante hacia la realidad del paciente, lo aprecia en forma total

Para conseguir lo anterior es necesario:a. Establecer un ambiente de empatía en el que el otro se sienta entendido, sea cual

fuere su situación.b. Lograr que el paciente se sienta aceptado en forma incondicional, sea cual sea la

situación en que se presenta o por la que está pasando.

Para que un terapeuta consiga lo antes mencionado, tendrán que pasar varias sesiones; también es posible que la relación se establezca desde las primeras sesiones: no hay una regla para ello. Rogers dice que el establecimiento de este tipo de relación se va "sintiendo" y afirma, también, que es válido aceptar frente al cliente y discutir con él que la empatía no se está dando, por lo que la terapia no funcionará.

Las aportaciones de Rogers fueron de gran ayuda para los psicólogos clínicos y para los orientadores, sobre todo en 1951, cuando estos profesionales no encontraban aún en dónde ubicarse, a pesar de que existía ya un cierto número de posturas al respecto. No obstante, la labor de los psicólogos clínicos y de los orientadores aún no se identificaba plenamente con ningún proceso terapéutico, lo que habría facilitado llevarla a cabo con mayor seguridad y brindar una ayuda que realmente satisficiera los problemas de los pacientes.

Como se dijo más arriba, J. Seeman repitió, en 1949, la investigación que en años anteriores había realizado Snyder y encontró que, en principio, cuando el terapeuta

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mantiene una actitud empática con el cliente y una aceptación incondicional, la persona logra tener una mayor comprensión de sí misma y una mayor actividad en planeación de la expresión de sentimientos positivos.

Otro autor, llamado D. Stock (1949), encontró una correlación positiva entre los sentimientos de una persona hacia sí misma y los sentimientos de esa misma persona hacia los demás.

Otra contribución importante de Rogers fue su planteamiento acerca de la expresión y clarificación de los sentimientos, más que de la comprensión intelectual de los mismos, lo cual se pone de manifiesto en la entrevista con el terapeuta cuando el cliente no únicamente se refiere a sus sentimientos, sino que, además, transmite actitudes cuando se siente aceptado y comprendido.

"En 1951, Bergman concluyó que después de las intervenciones estructuradas o interpretativas del terapeuta se producía en la persona que recibía ayuda un abandono de la exploración en la experiencia del yo, mientras que la clarificación empática del sentimiento generaba en la persona una continuada exploración de la experiencia y la adquisición de una más profunda comprensión de sí misma".

Las investigaciones continuaron y los resultados iban siendo cada vez más interesantes. En una de ellas, se llegó a la conclusión de que era más importante la empatía que los años de experiencia que tuviera el terapeuta.

"Burgental profetizó que la psicología humanista traería a la humanidad cambios revolucionarios parecidos a los que supuso la ciencia en su tiempo". En 1949 formuló, por vez primera, algo parecido a unos principios de psicología humanista.

De igual modo, Rogers, en 1963, profetizó: "la psicología humanística conducirá a formulaciones teóricas que resultarán tan sorprendentes para los psicólogos convencionales como lo fueron las teorías del espacio no euclidiano para los físicos convencionales. Conllevará una visión del hombre como arquitecto responsable de sí mismo, subjetivamente libre y que elige".

Finalmente, en 1962, se fundó la American Association of Humanistic Psychology.Así pues, los promotores más importantes del movimiento humanista fueron los

estadounidenses Carl R. Rogers (1902-1987) y Abraham Maslow (1908-1970). Maslow, quien era hijo de un inmigrante ruso judío de Kiev, se describía a sí mismo como muy tímido. En un principio estudió derecho, pero lo abandonó para estudiar psicología. Sus deseos eran un tanto utópicos y mesiánicos por lo que al leer a Skinner se enfocó hacia su teoría. Sin embargo, conoció a otros psicólogos como Kurt Koffka, quien era de origen alemán. Koffka trabajó arduamente en investigaciones relacionadas con el proceso del desarrollo de la psicología como ciencia experimental. Su trabajo, junto con el de W. Kohler, sentó las bases para el futuro desarrollo de la gestalt como una forma de interpretar y manejar la realidad psicológica.

Erich Fromm es también considerado como uno de los profesionales que hicieron aportaciones al humanismo en la psicología. Fromm consideraba que las sociedades enfermas producían personas igualmente enfermas. Su teoría habla acerca de cómo se va formando la personalidad con base en la situación social, política y económica en que se vive. Contrariamente a otros psicólogos, no centra el desarrollo de la personalidad en la relación entre padres e hijos que se da en los primeros cinco años de vida de un individuo.Alfred Alder, quien rechazó el pansexualismo de Freud y consolidó una estructura teórica acerca de la conducta humana formando su propia aproximación psicoanalítica, llegó a la conclusión de que la motivación real del hombre es su afán de superioridad; él, junto con

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otros autores, cambió el rumbo que se llevaba y optó por comprender la psicología con el sentido de las ciencias naturales.

Maslow era, desde entonces, una personalidad importante para la psicología humanística. Al igual que Carl Rogers, fue un psicólogo científicamente reconocido y de orientación científica. Este intelectual buscaba el crecimiento de la persona a raíz de lo "bueno" que tiene como, por ejemplo, la lucha por la salud, la identidad, la autonomía, la demanda de perfección, etc., actitudes que, según afirmaba Maslow, todo ser universalmente humano posee.

En 1954, Maslow publica su obra principal titulada Motivation and Personality y, en 1968, publica Towards a Psychology of Being. El tema principal de este autor es la teoría de las necesidades. El Desarrollo Humano hace referencia a la psicología humanista, cuya filosofía establece que todo ser humano es diferente a los demás, es único y que, por lo tanto, debe admitir la responsabilidad de sus actos y su comportamiento tomando en cuenta las influencias ejercidas sobre él por su constitución genética, su familia, la sociedad y las circunstancias.

A diferencia de otros especialistas que sólo estudian ciertos tipos de conducta, los psicólogos humanistas se concentran en los sentimientos y el bienestar general de quienes acuden a ellos, a los que suelen llamar clientes y no pacientes, porque consideran que esas personas no son seres enfermos.

Las terapias del orden humanista atienden más bien a los problemas vigentes del individuo, a sus sentimientos y a sus reacciones ante los hechos de la vida. Estas terapias no tratan de hacer una evaluación exhaustiva de las experiencias infantiles y de los motivos inconscientes que pueda haber tenido el cliente sino que, más bien procuran desarrollar en él un mayor conocimiento de su modo de ser y de la capacidad para comunicarse consigo mismo y con los demás.

Los humanistas buscan devolver a las personas la confianza en sí mismas, para que sean capaces de adoptar actitudes que los hagan sentirse mejor y estar más sanos.

El Mtro. José Gómez del Campo, quien fue alumno de Juan Lafarga, realizó una labor académica que sirvió de base para que se estructurara la Maestría en Desarrollo Humano en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Este programa se estructuró, asimismo, para la Universidad Iberoamericana contando con la valiosa cooperación de Alberto Segrera, egresado de la Universidad de Lovaina, Bélgica, en el desarrollo curricular.

Con estos antecedentes se formalizó la propuesta, misma que se llevó a cabo en las dos universidades mencionadas anteriormente y, además, en la Escuela de Psicología del CETYS, en Tijuana. El programa en esta última institución fue diseñado por Darío Sánchez junto con un grupo de colegas egresados del ITESO.

En nuestro país existen algunos estudiosos del Desarrollo Humano. Esto ha tenido como consecuencia una actividad académica que ha cristalizado en la producción de obras bibliohemerográficas, generadas por especialistas, -como la Mtra. Ana María González, el Dr. Juan Lafarga y el Dr. José Gómez del Campo, entre otros- que han contribuido al enriquecimiento de la evolución y moderación de la teoría del counseling y su adaptación a nuestra cultura.

El Dr. Lafarga y el Dr. Gómez del Campo han publicado una obra en cuatro tomos titulada "Desarrollo del Potencial Humano" que contiene diversas aportaciones a la psicología humanista. Estas aportaciones están constituidas por artículos relacionados con los principales autores del Desarrollo Humano y la psicología transpersonal, cuyo

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contenido se expone con claridad y sencillez. En dichos volúmenes, Juan Lafarga aporta al lector elementos esenciales de la psicología humanista.

Esta corriente ha atravesado por una serie de dificultades para avanzar, sobre todo por las grandes críticas y los fuertes cuestionamientos de que ha sido objeto; por lo tanto, debe cuidarse mucho el cuadro conceptual básico de esta disciplina. Otro desafío que hay que afrontar es el desarrollo de una ciencia que sea humanística. A este respecto Carl Rogers decía: "si hemos de existir en un mundo científico, de moléculas de DND y RNA; en un mundo de microbiología, de estimulación eléctrica del cerebro y de análisis químicos de estados psicológicos, debemos hallar una forma de conocimiento que sea promisoria. El mismo autor se preguntaba si podrían formarse científicos humanistas que tuvieran el compromiso, la audacia y la tenacidad de pensamiento en relación con los problemas y paradojas que las ciencias "difíciles" han desarrollado.

Los humanistas se preguntan: ¿Lograremos sostener, en este mundo que se empeña en materializarnos y en desvalorizarnos, una filosofía en donde el ser humano se escoja a sí mismo, sea su propio arquitecto?

¿Sobreviviremos ante las disyuntivas que nos plantea a diario el consumismo, en un mundo en donde se impone el utilitarismo? Podría parecer que la filosofía humanista es contraria a todo lo que hoy estamos viviendo; por ello reconocemos que el valor de vivir se encuentra en el proceso de la vida. Lo anterior significaría que en vez de preguntar: ¿Has aprendido quebrados, biología o matemáticas?, debería preguntarse: ¿Qué existe en el proceso de estos aprendizajes que para ti resulta valioso? Asimismo, significa que en vez de la pregunta: ¿Has logrado un matrimonio feliz?, podría preguntarse: ¿Cuál es el proceso de tu matrimonio?

En esta filosofía se busca un método científico como un proceso que alcance aproximaciones de la verdad, ya que vivimos en un mundo que constantemente está cambiando en conocimientos y en tecnología. Así, sólo podremos encontrar la seguridad en un proceso cognoscible y no, en certezas conocibles.

Las contradicciones son, día a día, mayores y los valores más distantes en el mundo de hoy; parecería que el hombre no va a llegar a acercarse al otro en esa relación que busca la psicología humanista. Por otra parte, se observa que cada día se da una mayor demanda de estos procesos como una necesidad de la vida, que parece írsenos de las manos sin poder hacer nada. Así, se hace necesario que los individuos se preparen más y más para transmitir con actitudes el proceso de vida que propone el Desarrollo Humano.

En México es cada vez más notoria la necesidad de ayuda o facilitación en el proceso de crecimiento. Otro tanto o más sucede en otros países, donde el materialismo parece agobiarlos a tal grado que se han despersonalizado, lo que ha lanzado a sus habitantes tras la búsqueda de algo que los rescate y los vuelva a encontrar como seres humanos, como personas. Desmaterializar a la humanidad no es muy difícil: lo que pasa es que se han perdido las dimensiones de lo que hace que los individuos crezcan o no como personas. La violencia, la corrupción y el poder han invadido a la Humanidad; se les ha dejado penetrar en los hogares y ahora habrá que rescatar todo lo perdido.

Es en este punto donde la psicología humanista tiene mucho qué hacer, en todos los estratos sociales y en todos los países del mundo. Es notable, diariamente, la invasión de los medios masivos que evidencian el grado de enajenación al que se ha llegado y el grado de violencia que invade las sociedades. Lo que puede hacerse es rescatar a la persona, a ese ser humano tan dotado de todo y tan desperdiciado para que, como dice Rogers, desarrolle todas sus potencialidades, que son innatas.