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    OPRESIN DE LA MUJER,

    POBREZA Y DESARROLLO

    VINDICACIN DE LA DIGNIDAD DE LA MUJER

    PARA CONSTRUIR NACIONES SANAS

    Dow L. Mll

    S Gh

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    La Editorial JUCUM orma parte de Juventud con una Misin, una organizacinde carcter internacional.

    Para solicitar un catlogo gratuito de nuestros libros y materiales visite nuestro portalwww.editorialjucum.com

    Opresin de la mujer, pobreza y desarrollopor Darrow L. Miller y Stan GuthrieCopyright 2012 por Editorial JUCUM

    Versin espaola: Rosaura Mesones y Antonio Prez

    Edicin: Miguel Pealoza

    Publicado por Editorial JUCUM

    P.O.BOX 1138, Tyler, TX 75710-1138 U.S.A

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida enorma o medio alguno sin el permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citasbreves en artculos o revistas.

    ISBN

    A menos que se especique otra cosa, el texto bblico que aparece en este libro hasido tomado de la Santa Biblia, Nueva Versin Internacional, por la Sociedad BblicaInternacional. Usado con Permiso.

    Imprimido en los Estados Unidos

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    Dedico este libro, con gratitud, a Esther, Geeta, y otrasmujeres de coraje que se levantan, no con puos en alto, sinocon corazones quebrantados, para llamar al mundo a recono-cer el valor intrnseco y la dignidad de la mujer. Gracias! Susapasionantes relatos me impulsaron a escribir este libro.

    DEDICACIN

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    NDICE

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    Agradecimientos 9Introduccin 11

    PARTE 1: LA GUERRA CONTRA LA MUJER

    Captulo 1: Despertamiento al dolor 19Captulo 2: Un mundo de mujeres que suren abusos 31

    PARTE 2: LA MENTIRA: RAZ DEL PROBLEMACaptulo 3: Marco para analizar el asunto 53

    Captulo 4: El aplastamiento de la mujer 65

    Captulo 5: La eliminacin de la naturaleza de la mujer 87

    PARTE 3: LOS FUNDAMENTOS BBLICOSCaptulo 6: Cosmovisin y la palabra de Dios 107

    Captulo 7: La Trinidad como modelo 115

    Captulo 8: Dos palabras proscritas 129

    Captulo 9: La trascendencia de la sexualidad 149

    Captulo 10: El amor maternal de Dios 167

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    PARTE 4: LA HISTORIA TRANSFORMADORACaptulo 11: La gran narracin 191

    Captulo 12: La Creacin y la Cada 201Captulo 13: Los tenebrosos aos y la alborada venidera 221

    Captulo 14: La venida del Esposo 239

    Captulo 15: La Esposa de Cristo 255

    Captulo 16: La boda del Cordero 273

    Captulo 17: El diseo divino de la mujer: Maestra

    de las naciones 279Gua de estudio 303

    Glosario 349

    ndice temtico 355

    ndice de reerencias bblicas 359

    Sobre los autores 363

    Sobre la Alianza Discipulando a las Naciones 364

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    Muchas personas han contribuido a hacer posible este libroen realidad, demasiadas para poder nombrarlas a todas.Sin embargo, con temblor y temor, no quisiera dejar de honrar a lassiguientes:

    Gracias a Cindy Benn, Mandie Miller, Amy Carson, Lindsay

    Lavery, Stephanie Shumate, Laura Robertson y Sarah Gammill, sincuya ayuda y esuerzo prolongado este proyecto no hubiera sidoposible sin su perseverancia.

    A Stan Guthrie, gracias por ser sensible a las cosas que Diosha puesto en mi corazn y por su rico don de la palabra. l com-pil mis pensamientos garabateados en borrador, y mis abundantesnotas, y las convirti en un manual legible.

    A mi editor, Andrew Sloan, le estoy agradecido por su agudezamental, sus preguntas desaantes y por ayudar a pulir el productonal.

    Muchas mujeres me sirvieron de inspiracin, me contaron susexperiencias, me invitaron a dialogar, se mostraron crticas con mitrabajo y me orecieron sus aportaciones. Me animaron a ordenarmis pensamientos en un libro. Gracias, Geeta, Soohwan Park, Eliza-beth Youmans, Ana Santos, Irene Tongoi, Beatrice Langa, Anna Ho,

    Joanna Kim, Anu Dongardive, Wendy Davidson, Belaynesh Tadesse,Kristina Avanesyan, Heather Hicks, Jewel-Anita Hendrix, RosauraMesones, Patricia Cuba, Eli Oliveira, Kate Marsden, Karla Tesch,

    AGRADECIMIENTOS

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    Ruth Mangalwadi, Luki Ortiz, Beth Kanda, y Midori Yanagisawa.Gracias a todas por haberme inspirado en gran manera.

    Deseo expresar especial agradecimiento a Yarley Nio y a suequipo de Juventud con una Misin en Puerto Rico. El trabajode sus jvenes Discipulado a las naciones a travs del arte(DNA) ha supuesto toda una inspiracin para m como desao ala cultura machista de Puerto Rico.

    A dos de mis mejores amigos, Bob Mott y Scott Allen, graciaspor caminar conmigo todos estos aos. Gracias por retarme y porser una pequea banda de hermanos que aman la lucha con las ideas.

    Debo agradecer proundamente a dos amigos que han sidopresidentes de la organizacin en la que he trabajado desde l981.Durante sus respectivos mandatos, Randy Hoag y Greg Vestri crea-ron un espacio para que yo pudiera escribir las ideas que Dios ponaen mi corazn. Gracias a ambos.

    A Volney James y Angela Lewis: Gracias por publicar estelibro. Como saben, ha estado en mi corazn por muchos aos. Sin

    su ayuda hubiera alcanzado una circulacin muy limitada. Graciaspor arriesgarse conmigo.En cuanto a la versin en espaol, estoy en deuda con mi que-

    rida amiga Rosaura Mesones por la traduccin del manuscrito. Tam-bin deseo agradecer a Lucrecia Ortiz y Xiomara Surez la revisindel mismo. Muchas gracias a todas por su dedicacin, colaboraciny hacer posible que este libro llegara al mundo de habla hispana.

    Especial gratitud a Marilyn, la novia de mi juventud, mi mejoramiga y crtica. Ella dio sentido a la palabra cultivar cuidandoa nuestros hijos y nietos. Con su amor, compasin y sentido delhumor ha cultivado su crculo de amigos. Con sus palabras y suvida me ha hecho ver el corazn maternal de Dios. TQM!

    Y sobre todo, estoy en deuda con el Ish y el Novio. Su creacin ysu carcter me ayudan a conocer la gloria de la mujer.

    Y aunque muchos otros me ayudaran, animaran e inspiraran,

    debo aadir que las limitaciones y los errores son exclusivamente mos.

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    Hace algunos aos, una joven coreana se puso de pie en unareunin, y con corazn compungido, ret a los hombres ymujeres presentes en el auditorio a considerar la dicil situacin ylos asaltos contra la dignidad de las mujeres. Sus palabras tocaronuna bra dentro de m; me sent intrigado. Le propuse quedar alda siguiente para tomar ca. La joven me rog que le sugiriera unnombre bblico para ella, siguiendo la costumbre coreana. Inmedia-tamente le recomend el nombre de Ester. Al igual que la amosareina Ester de la Biblia, esta mujer tambin deendi a su gente.

    Luego de explicarle este detalle le dije que yo quera ser comoMardoqueo luchar con ella y lucharporlas mujeres.

    Comenc a preguntarme:qu puedo hacer para apoyar la causa

    de la mujer? En mis viajes internacionales empec hablar sobre ladignidad de la mujer. Las personas me escuchaban y me anima-ban a escribir un libro. Decidimos titularlo Opresin de la mujer,pobreza y desarrollo. Mi esperanza y oracin es que este libro ayudea levantar legiones de mujeres como Ester y hombres comoMardoqueo que decidan apoyar a las mujeres en todo el mundo ydeendan su dignidad.

    El subttulo, Vindicacin de la dignidad de la mujer para cons-truir naciones sanas, responde a la mentira de que el hombre essuperior a la mujer. Ella est hecha a imagen de Dios, por lo tanto,tiene dignidad propia y valor intrnseco. Esta dignidad no le es

    INTRODUCCIN

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    concedida por los hombres, sino por el Creador. Sin embargo,las mujeres y las sociedades necesitan recuperar esa dignidad. El

    mundo est lleno de naciones enfermaspor cuanto la mitad de supoblacin sure la privacin de sus derechos. En consecuencia,debe ser restaurado el rol divino de la mujer: cuidar e instruir a lasnaciones.

    Este libro no slo trata de la mujer; trata tambin de la pobrezaen el mundo. Se ocupa de la interseccin de tres temas aparente-mente muy dierentes: la mujer, la pobreza y la cosmovisin. Seresume en el siguiente enunciado: Una de las principales causasde pobreza en el mundo deriva de una mentira: los hombres sonsuperiores a las mujeres.

    Por haber trabajado desde 1981 en una organizacin interna-cional de ayuda y desarrollo comunitario, me he topado con mspobreza de la que uno se puede imaginar. He sido testigo de unapobreza desgarradora personicada en ojos y vidas de mujeres. Enmuchas culturas del mundo, las nias, las esposas, las hermanas,

    las madres y las amantes suren en manos de hombres cercanos aellas. La pobreza emocional, espiritual y sica que esto provoca esinmensa. Algunos ragmentos aqu incluidos le harn llorar. Otraspginas le harn montar en clera. Otras, le ayudarn a despertara la esperanza de que hay que hacer algo para reducir la crueldad yel surimiento de las mujeres y restaurar la dignidad que Dios lesconcedi.

    Espero que este libro despierte la conciencia de muchos hom-bres y mujeres y que se levante una generacin de Mardoqueos yEsteres dispuestos a deender la dignidad de la mujer. Est usteddispuesto a ser uno de ellos?

    Un objetivo ms ambicioso de este libro sera comprobar quealgunos relatos culturales desgarradores se transorman en historiasque honran a la mujer. As desarrollaremos naciones sanas, suscep-tibles de ser transormadas mediante la divina obra que Dios enco-

    mend a la mujer.Este libro contiene cuatro partes importantes:En la Parte 1, La guerra contra la mujer, contar mi despertar

    personal al surimiento de las mujeres. Luego echaremos un vistazo, a

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    vuelo de pajaro, al abuso que suren las mujeres en todo el mundo,y examinaremos el ruto de la misoginia.

    En la Parte 2, La mentira: raz del problema,nos centraremos enla raz de la misoginia como marco para analizar el problema desdesu raz. Estableceremos este marco analizando tres concepcionesde la especie humana, las cuales infuyen el punto de vista que seadopta rente a la mujer. Puesto que este marco se establece en elpoder de la tradicin cultural, veremos cmo el sexismo aplasta a lamujer y cmo el eminismo radical elimina su naturaleza emenina.

    En la Parte 3, Los fundamentos bblicos, examinaremos cincotemas bblicos generales que nos ayudarn a enmarcar nuestra res-puesta a dicha mentira. En primer lugar, estudiaremos los principiosde interpretacin bblica que servirn de gua a nuestro examen.En segundo lugar, exploraremos que la unidad/diversidad de la Tri-nidad muestra el modelo que sigue nuestra teora social: que lasmujeres no son ineriores a los hombres. Despus examinaremosdos conceptos que el mundo consideravicios, pero que el reino de

    Dios identica como virtudes: el servicio y la sumisin. En cuartolugar, consideraremos la sexualidad para descubrir que no se tratade meras dierencias sicas, sino de un refejo de nuestra naturalezatrascendente. Finalmente, veremos que la estructura corporal de lamujer revela el corazn maternalde Dios.

    En la Parte 4, La historia transformadora, examinaremos la meta-narracin o gran historia bblica que arroja una perspectiva de lamujer concebida en la mente de Dios, y santica a la esposa de Cristoen el vestbulo de la eternidad. Veremos que las Escrituras comienzany terminan con nupcias. Comenzando con la creacin, veremos quela especie humana (varn y hembra) ue creada siguiendo un patrnTrinitario de unidad y diversidad. Un estudio proundo de la Cadarevelar la distorsin de las relaciones hombre-mujer que conducen ala devaluacin y la degradacin de la mujer. Luego veremos la grave-dad del pecado de la nacin hebrea para localizar el surgimiento del

    sexismo en el espritu de Baal. En el Nuevo Testamento veremos queJess ue el primer eminista. l desa la concepcin de la mujerde su propia cultura juda y la de la ms amplia cultura grecorro-mana. Rastrearemos el nacimiento de la iglesia y la tenue sombra del

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    glorioso rescate de la esposa de Cristo. En las postrimeras del libroestudiaremos la imagen de las bodas del Cordero como las nupcias

    que culminan la historia de la humanidad.Este libro termina reconociendo la prounda realidad de que lamano que mece la cuna es la misma que gobierna el mundo.

    Este libro va dirigido a un amplio espectro de lectores y diver-sidad de grupos. Uno de ellos sera el de los cristianos que sirven alos pobres. Podra incluir a los misioneros, operarios de desarrollocomunitario y ayuda humanitaria, asistentes sociales, voluntarios,miembros de iglesia y lderes de organizaciones sociales y espiri-tuales. Cono en que todos ellos encuentren en estas pginas losundamentos bblicos para el ministerio y la edicacin de comuni-dades que respeten a la mujer.

    Un segundo grupo incluye a todo aquel que tenga un intersproesional en temas y necesidades relacionados con la mujer. Podraincluir a los asistentes sociales cristianos y no cristianos, proesionalesde la sanidad, terapeutas, consejeros, educadores, clrigos y mentores.

    Un tercer grupo estara compuesto por todos aquellos cristianosque deben despertar al abandono y la injusticia que sure la mujer entodo el mundo, e incluso algunas veces en nombre del cristianismo.La iglesia es el principal instrumento que Dios usa para transormarla sociedad. Por tanto, debe despertar al abuso que sure la mujer,tanto dentro como uera de sus muros, para que Dios la use paratraer sanidad a esta orma de quebranto tan personal.

    Un cuarto grupo estara ormado por no cristianos que se inte-resan por el tema de la mujer pobre y suridora de abusos.

    Estos lectores pueden conocer la concepcin bblica de la mujer,adoptar una nueva perspectiva y tal vez reconsiderar su opinin sobreel abuso de la mujer en el mundo cristiano. Ellos tambin puedendescubrir el amor de Dios a la mujer dentro y uera de la iglesia.

    El ltimo grupo estara ormado por mujeres interesadas en cono-cer cul es su rol en la sociedad. Estas mujeres necesitan comprender

    su rol desde una perspectiva bblica y dar una respuesta personal.Nos hallamos inmersos en una gran batalla verbal que aecta, enltima instancia, a la esencia misma del ser humano: qu signicaser una amilia, estar casado y, nalmente, qu signica edicar una

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    nacin piadosa. Muchas personas pueden disentir en este debate,pero los desacuerdos deben manejarse con civismo y claridad. Por

    civismo queremos dar a entender que nunca debemos menospre-ciar a una persona o su postura; debemos tratarnos con respeto,como seres humanos, y como hermanos y hermanas en Cristo. Porclaridad, debemos buscar los signicados y las dierencias precisas,sin diluir los asuntos, por amor a la unidad. As es como he conce-bido y escrito este libro.

    Todos nos hallamos en un proceso vital. Desde que Dios meabri los ojos a la perversidad de esta mentira contra la mujer, heemprendido un viaje para convertirme en un Mardoqueo quedeende y respalda a mis hermanas. Le invito a acompaarme ya mantener su mente abierta al Espritu Santo a medida que lee.Cono que al concluir la lectura de este libro usted tambin sientauna justa indignacin contra el maltrato de la mujer, como la sientoyo, y pueda caminar por el mundo decidido a enderezar este mal.

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    LA GUERRA CONTRA LA MUJER

    PARTE1

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    Me explic cmo cambian los hombres coreanos despus decasarse. Me explic el concepto de Conucio conocido como namjon

    yobi, que puede ser traducido como los hombres arriba, las mujeresabajo o los hombres son honorables; las mujeres despreciables.La joven me cont cmo tratan los coreanos a sus esposas. Su padrehaba humillado a su madre por tantos aos que la pobre mujer ter-min suicidndose.

    Entonces me pregunt en tono lastimero: Qu puedo hacer?Amo a mi novio, pero temo lo que pueda llegar a ser despus decasado! Es un hombre coreano!.

    Sent una pena prounda por esta joven y lament el dilema enque se encontraba. Mientras segua viajando por el extranjero oacada vez ms este tipo de historias. Refejaban actitudes degradantesy abusivas hacia las mujeres, tanto de parte de los cristianos comode los no creyentes.

    En enero de 1997 viaj a Corea para ayudar a mi buen amigoMoiss Kim en una conerencia que acogi ms de seiscientos estu-

    diantes. Durante el vuelo, me llam la atencin un artculo del NewYork imes. Haba sido escrito en Corea por Sheryl WuDunn, y setitulaba Las mujeres coreanas todava sienten la obligacin de dara luz un hijo varn.1Contaba la historia de una mujer coreana, Lee

    Young Sun. Ella y su esposo ya tenan una hija cuando ella se diocuenta que estaba embarazada por segunda vez. En secreto, visita su mdico para conrmar su embarazo y conocer el sexo de susegundo beb. El doctor le dijo que dara a luz a otra nia.

    Young Sun habl con su esposo quien, sin la menor vacilacin ledijo que en caso de que ella se quedara embarazada tena que dar aluz un varn. Esta pobre mujer capt el mensaje y abort a su hijita.

    Se me saltaron las lgrimas. Entonces me dije:Oh Seor!, cmopuede ser esto? Si las nias sufren tanto menosprecio en la sociedadcoreana, que incluso son asesinadas, cmo se sentir esta joven madreen su condicin de mujer? Cmo ser la vida de Young Sun en una

    sociedad que aborrece tanto a las mujeres?Con lgrimas en los ojos segu leyendo. WuDunn deca que la

    misoginia es comn en Asia. Anualmente nacen en Corea del Sur30.000 nias menos por causa del aborto, apuntaba WuDunn. Si

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    esta cira se compara con los 330.000 nacimientos anuales, resultaque se aborta aproximadamente uno de cada doce etos de sexo

    emenino.2

    China, la India, y otros pases de Oriente tambin estndescubriendo que las madres en estado de gestacin abortan etosde sexo emenino, lo que ocasiona una disminucin de nias ymujeres en la sociedad.

    Por aos, he sido testigo personal de un increble maltrato a lasmujeres. Pero en aquel momento, a solas en el avin, comprend larealidad espeluznante de que lo que est sucediendo no es sino unholocausto mundial de mujeres: la matanza de nias antes de nacer.Si esto ocurre en Corea del Sur, donde un tercio de la poblacinarma observar las enseanzas de Cristo, entonces puede ocurrir, yde hecho ocurre, por doquier.

    Aterric en Corea del Sur con el corazn roto. Aquella semanaui invitado por la institucin antriona a un coloquio de pregun-tas y respuestas. ramos tal vez unos cuarenta, sentados en el suelo,ormando un crculo, en un saln de conerencias ubicado en el

    stano. Una mujer que superaba los veinticinco aos ue la primeraen hablar, y dijo: Odio ser mujer en Corea.Sus palabras me restallaron en el odo y aguijonearon el alma.

    Cuando se sent le pregunt por qu albergaba aquel sentimiento.Entonces comenz a relatar una experiencia sorprendente y dolo-rosa. Mientras contaba su caso empez a llorar. Un poco despus lasotras mujeres tambin lloraban en silencio. Despus de terminar surelato, habl otra mujer, y luego otra. Abrieron corazones desoladosy qued expuesto el dolor reprimido en sus vidas.

    Los hombres que haba en el saln agacharon la cabeza aver-gonzados. Muchos de ellos escuchaban por primera vez el dolor y elmaltrato que sus palabras y hechos haban causado a sus hermanas.Despus de cuarenta y cinco minutos, se maniestaron abiertamenteen el saln las heridas del alma. Sin embargo, pareca no darse unaactitud de arrepentimiento en los hombres quizs solo cierta

    tristeza.Luego oramos y brot ms llanto y ms gemido en las mujeres.Despus, uno de los hombres or diciendo: Seor, permite quelas mujeres accedan al liderazgo. Despus de or estas palabras no

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    pude escuchar nada ms, porque me invadi el enojo. Esos hom-bres crean que todo se solucionara concediendo a las mujeres

    algo importante para hacer. Esos varones cristianos estaban ensu mayora ciegos y no vean cmo haban herido a sus hermanasen Cristo. Tambin estaban ciegos ante la verdad bblica de que lamujer, su propia existencia, es intrnsecamente valiosa por el hechode ser una persona. Tampoco parecan valorar todas las tareas queaquellas mujeres realizaban. Ellos pensaban que con una sola cosaque hicieran liderar las personas adquiran valor.

    Mi mente se asemejaba a un torbellino. Dnde est la oracinde arrepentimiento de los hombres por sus actitudes y su desprecio a las

    fminas? Dnde est la oracin de gratitud a Dios por el regalo tan pre-cioso que han recibido en ellas? Dnde est la oracin de admiracin

    por lo que ellas simplemente son? Dnde est la oracin de gratitud porlo que hace la mujer?

    Cuando Moiss y yo volvimos al lugar donde nos alojbamoslemos las preguntas que los estudiantes nos haban hecho en la con-

    erencia. La primera me conrm que Dios estaba haciendo algoque nosotros no habamos proyectado. Un joven escribi: Piensausted que los hombres y las mujeres son iguales? Exactamente iguales?Gnesis 3:16 asegura que tu esposo te dominar. Yo tengo novia. Amoa mi novia. Signica esto que somos iguales? Voy a dominarla?

    La segunda pregunta era extensa y proceda de una joven. Decaas:

    Tengo una pregunta acerca el rol de las mujeres y su posicinen la amilia, la iglesia y la sociedad. Usted dice que las ideasacarrean consecuencias. Quisiera mostrarle algunas consecuen-cias que arrastran las mujeres, especialmente en los trabajos querealizan. Le explicar la labor que ellas desempean en la ami-lia. En nuestro pas [tradicionalmente] las mujeres hacan todoel trabajo de la casa, regaban los platos, cocinaban, limpiaban,

    lavaban la ropa y cargaban con los nios. Tambin trabajabanen el campo. Las mujeres se levantaban muy temprano para pre-parar el desayuno. Despus del desayuno, limpiaban la casa ysalan a hacer sus labores cotidianas en el campo; luego volvan

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    a casa para preparar la cena, acostar a los nios, lavar los platos ylimpiar la casa.

    Las cosas estn cambiando en Corea. Ahora las mujeres yano salen al campo, van a la ocina, pero hacen muchas cosasantes de ir a la ocina y cuando regresan a casa. Me gustara saberlo que piensa Dios acerca de este problema y de la pobre mujer. Ycreo que este no es un problema personal, sino social, estructurale histrico.

    Moiss y yo sentimos que Dios quera que pusiramos a un lado

    nuestra agenda. Un jueves por la maana anunciamos que bamosa hablar de las relaciones entre el varn y la mujer. Dios nos visit.Fue uno de los das ms intensos de mi vida. Las animadas conversa-ciones en grupos pequeos, la conesin, el arrepentimiento, el per-dn, y nalmente la adoracin, hicieron de aquel un da inolvidable.

    Empec a llamar Estera la joven que hizo el primer comentariodurante el tiempo de preguntas y respuestas (muchos de los cristia-nos coreanos adoptan nombres bblicos). Le puse ese nombre por sucoraje, igual que exhibiera Ester en la Biblia, por deender a su gentey a otras mujeres. Ped a Dios que hiciera de m un Mardoqueo dis-puesto a deender y ortalecer a las mujeres.

    El tema

    Este libro no slo trata de la mujer. Trata de ideas. Las ideas que

    albergamos en lo ms proundo del alma repercuten mucho ms allde nuestras vidas y amilias. Pueden crear sociedades sanas o pobres;edicar o destruir naciones. Este libro procura abordar y desman-telar una idea engaosa, que de una manera u otra ha inectado atodas las culturas y trado consecuencias desastrosas para todos: quelos hombres son superiores a las mujeres.

    En un libro anterior, Discipulando naciones: el poder de la verdad

    para transormar culturas,3

    Stan Guthrie y yo decamos que de las tresgrandes cosmovisiones del planeta el tesmo, el animismo y el secu-larismo, slo la primera proporciona el capital intelectual y espiritualpara crear sociedades sanas y desarrollo humano. Y sin embargo, como

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    demuestran tristemente los ejemplos esgrimidos en la introduccin, amenudo los cristianos han sucumbido ante esta mentira.

    Por supuesto, la iglesia primitiva, imitando el ejemplo revolu-cionario de Cristo,4se convirti en un bastin de esperanza para lasmujeres. Sabiendo que seran tratadas con respeto por los cristianos,ellas huyeron del paganismo misgino de la antigua Roma y pro-curaron el respeto que les oreca el cuerpo de Cristo, donde ya nohay hombre ni mujer (Glatas 3:28). A travs de la historia, en lamedida en que los cristianos imitaron las palabras y la vida de Jesu-cristo, su obediencia proporcion libertad a las mujeres. Por tomarsolo un ejemplo, William Carey, misionero britnico en la India anes del siglo XVIII, sirvi de instrumento para poner n a la brutalprctica hind [sati] de quema de viudas.

    Pero, lamentablemente, la iglesia no siempre ha tenido encuenta el modelo de Cristo y su trato a las mujeres. Con demasiadarecuencia las iglesias han apoyado y siguen apoyando el statuquo de la cultura sexista, justicando y siendo cmplices del trato

    inhumano infigido a la mujer. Al ser testigos de la injusticia come-tida, un porcentaje cada vez mayor de cristianos deensores de losderechos de la mujer, ha procurado, inadvertidamente, tomar par-tido por los valores sexistas masculinos.

    Aunque arman la dignidad y el valor de la mujer, han acabadopor invitarlas a ser como los hombres. Este es el llamamiento deleminismo radical. (Este enoque deectuoso lo examinaremos con

    ms detalla ms adelante.)No obstante, este libro busca una va de equilibrio: rechaza elsexismo en todas sus ormas, as como la alsa solucin del emi-nismo. Desperdiciaremos nuestra vida claudicando ante los alsospostulados de la cultura actual? O presentaremos batalla en estemundo? Viviremos vidas dignas de la conanza y la gracia que Diosnos ha conerido?

    Aqu examinaremos a las mujeres y amilias desde la perspectivade tres paradigmas o modelos undamentales y dos acomodos para-digmticos. Todos ellos suponen distintas concepciones de lo quesignica ser mujer.

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    Tres paradigmas fundamentales

    El primer paradigma, el atomismo, cree en ladiversidadabsoluta, sin que exista unidad. El atomismo valora lamasculinidad y se expresa en toda clase de sexismo. A suvez, el sexismo conduce a la opresin de la mujer.

    El segundo paradigma, el monismo, cree en la unidadabsoluta, sin diversidad. La creencia hind de que todarealidad es una, capta perectamente este paradigma.Exalta la androginia. Este paradigma se expresa en el

    feminismo radical. En la prctica, este enoque conduceal aplastamiento de la mujer.

    El tercer paradigma, el rinitarismo, cree en un caminointermedio la comunidad y releja la unidad ydiversidad de la Deidad. Este paradigma, basado en lateologa ortodoxa cristiana, valora tanto la mujer comoel varn y halla su expresin en lacomplementariedad.

    El Trinitarismo, bien entendido, conduce a la dignidadde la mujer.

    Dos acomodos paradigmticos

    Por supuesto, la gente tambin los cristianos no viven a lapereccin sus modelos o paradigmas. Ni tampoco siguen siemprelas claras deniciones del manual. En el mundo real, la gente suele

    escoger su propia losoa, o incluso la combina conorme a susdeseos o necesidades. En este libro examinaremos dos componen-das de los tres modelos undamentales que observan los individuosen su actitud y en su trato a la mujer.

    El primero, chauvinismo, intenta llegar a un acuerdo entre elatomismo y el rinitarismo. Al igual que el atomismo, el chauvi-nismo, como el mismo nombre indica, conduce al aplastamiento de

    la mujer.El segundo, igualitarismo, es un intento de acomodo entreel monismo y el rinitarismo. Desgraciadamente, al igual que elmonismo, el igualitarismo conduce al abatimiento de la mujer.

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    El reto

    Si todos los paradigmas y acomodos contrarios a la mujer sebasan en la idea arraigada, aunque alsa, de que los hombres sonsuperiores a las mujeres, entonces, la solucin ha de hallarse necesa-riamente en el nivel de la cosmovisin. Ni todo el dinero del mundopuede detener la violencia contra la mujer y el hundimiento de laamilia. Leyes nuevas, sin vidas transormadas, slo conducirn ams legislacin y ms crceles. La raz del problema est en la men-tira, en una meta-narrativa alsa. Hemos de cambiar la percepcin

    social de la mujer y de la amilia.Necesitamos la meta-narrativa de la perspectiva histrica de

    Dios. Si se narra y se cree, esta idea crear un nuevo teln de ondoen la vida de las gentes; un teln de ondo que devolver a la mujerla dignidad y el respeto para los que ue creada.

    Descripcin general

    Este libro consta de cuatro partes principales: La guerra contrala mujer (examina el ruto de la misoginia). La mentira (examinala raz de la misoginia). Los undamentos bblicos (examina lameta-narrativa bblica) y La historia transormadora (examina eldesignio divino de la mujer).

    Mi principal audiencia son las personas tanto hombrescomo mujeres que han recibido un llamamiento de Dios para

    trabajar con la gente ms humilde: misioneros, obreros de desarro-llo y ayuda en catstroes, trabajadores sociales, pastores y lderesde iglesia.

    Mi segunda audiencia son las eministas, incluyendo las de laprimera ola (eministas maternales que ansan entender su voca-cin como madres y amas de casa), las eministas de lasegunda ola(las eministas modernas que dudan que la maternidad sea buena

    y creen que el valor de la mujer se halla en el mercado laboral)y lasfeministas de la tercera ola(las eministas posmodernas queaceptan la ilusin andrgina de la sexualidad neutra y ansan vivirsu realidad).

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    Lenguaje

    Evidentemente, estos son asuntos muy sensibles y a menudoreutados acaloradamente. Las palabras que uno usa como huma-nidadyhermanos, por ejemplo pueden, por s solas, prender todoun debate. No sorprende: estamos inmersos en una gran lucha determinologa. Pero, en realidad, la lucha se extiende mucho msall; incluye asuntos tan bsicos como el sentido del ser humano, laamilia, el matrimonio y la edicacin de naciones piadosas.

    Aventurarse en este ambiente altamente acalorado no es pro-

    pio de pusilnimes. Pretendo hablar como si me dirigiera a amigos o,por lo menos, amigos potenciales, que podrn no estar de acuerdocon este planteamiento, pero los desacuerdos deben ser claros y civi-lizados: por lo que toca a lo primero, porque somos seres humanos,y en cuanto a lo segundo, porque la precisin y la comprensin sonvitales para seguir avanzando en la discusin.

    En ese sentido, qu palabras o trminos sera conveniente usar

    en este libro? Debemos decir hombreo humanidad, o usaremosuna palabra ms neutra como especie humana? Usaremos lpara reerirnos aly aella, o usaremos ellospara ambos gneros?

    Es importante ser sensible a la dignidad y al valor intrnseco dela mujer no quiero izar banderas de alerta roja innecesariamente,pero tambin debemos entender que el lenguaje es un refejo de lacosmovisin de una cultura. No es neutro. Dice un axioma sociol-gico: Antes de cambiar una sociedad hay que cambiar el lenguaje que

    ella usa. Seamos o no conscientes, la guerra por la conquista del cora-zn y el alma de las naciones comienza con la lengua. Ciertamentehemos percibido evidencias lingsticas de esa guerra en Occidente.

    Elizabeth Elliot, herona misionera, escribe: Palabras como hom-bray masculinidad han sido eliminadas de nuestro vocabulario: noshan aconsejado claramente que nos olvidemos de ellas, porque norepresentan nada ms que biologa, y que nos centremos ms bien en

    lo que signica ser personas.5

    Keith Windschuttle nos muestra cmo el lenguaje ha cam-biado la palabrasexo, que tiene rasgos biolgicos (varn y hembra)y trascendentes (masculino y emenino), por la palabragnero,

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    que se ha convertido en un trmino maleable, fexible, que per-mite la reasignacin y el intercambio de roles y unciones sexua-

    les. Gnero es un trmino que despide el hedor de las polticassexuales de los setenta. Hizo su aparicin cuando los activistashomosexuales comenzaron a exigir que ya no se tolerara la homo-sexualidad, sino que se les otorgara en todo orden de cosas igualtrato que a los heterosexuales. Esto ue respaldado por las propiaseministas que pretendan eliminar las dierencias entre hombresy mujeres.6

    Este cambio de lenguaje refeja un cambio de cosmovisin. Yno slo eso, sino que ha cuajado en las leyes de la sociedad. Winds-chuttle asegura: Esto signica que la palabragnero, que hasta hacepocos aos no era ms que un sustituto poltico de moda de la pala-brasexo, ha sido actualmente consagrada en la legislacin.7

    Hasta principios del siglo veinte la palabrahombresignicimago Dei(imagen de Dios, un concepto bblico), y se daba porsentado que inclua tanto a la mujer como al hombre. Desgracia-

    damente este sentido se est debilitando porque los sexistas ven eneste tipo de lenguaje un retroceso a los tiempos antiguos y patriar-cales. Pero yo sostengo que esta clase de terminologa no vienede los machistas, sino de Dios. Por tanto, no nos asiste ningnderecho a deshacernos de la palabra (hombre) para reerirnos a losdos gneros. En cambio, tenemos la responsabilidad de entenderlay asumirla.

    Como eminista maternal y autora, Mary A. Kassian escribe: Diostiene el derecho de darse un nombre a s mismo, al mundo y a las perso-nas que l ha creado De l no de la psicologa, sociologa, antropo-loga o de cualquier otra ciencia humana recibimos el marco apropiadopara entendernos a nosotros mismos, al mundo y tambin a Dios.8

    Por lo cual, examinemos brevemente el relato bblico. Gnesis 1:2627 maniesta: Y Dios dijo: Hagamos al ser humano a nuestraimagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar,

    y sobre las aves del cielo; sobre los animales domsticos, sobre losanimales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por elsuelo. Y Dios cre al ser humano a su imagen; lo cre a imagen deDios. Hombre y mujerlos cre (nasis aadido).

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    Resulta curioso que en el Diccionario Webster9 de la lenguainglesa de l828,woman (mujer) es una palabra compuesta de womb

    (matriz) yman (hombre). La idea es que la mujer es el emenino de laraza humana que ha llegado a la edad adulta. Una mujer es un hom-bre con una matriz. Por lo tanto, existen dos tipos de seres humanos:

    hombres con matriz hombres sin matriz

    Dios dise al hombre y a la mujer para ser imago Dei. Tanto

    el hombre como la mujer son hombre. Puesto que Dios tienederecho a hacer esto, usar los siguientes trminos indistintamente:especie humana, imago Dei, hombre y gnero humano.

    En este espritu de cortesa y claridad, prosigamos con el tema.

    Notas

    1. Sheryl WuDunn, Korean Women Still Feel Demands to Bear a Son, New YorkTimes, January 1, 1997.

    2. WuDunn emplea correctamente una palabra tcnica para denir lo que una

    mujer lleva en su matriz. Sin embargo, la palabra ms correcta es beb. Por generacio-nes, se ha llamado beb a lo que la mujer lleva en la matriz. La sensibilidad modernanos ha llevado a usar el trmino eto, suavizando as el lenguaje para acilitar el abortode bebs y, en el caso de este relato, para que los coreanos puedan abortar anual-mente a 30.000 preciosas nias an bebs. Como seres humanos debemos llorar laprdida de esos bebs y, en particular, por sus mams, y por las mujeres de estassociedades, en general, en las que se desprecia tanto a la mujer.

    3. Darrow L. Miller, Discipulando naciones: El poder de la verdad para transfor-mar culturas (Tyler, Texas: Editorial Jucum 2002).

    4. El ejemplo revolucionario de Cristo se desarrollar en el captulo 14.5. Elisabeth Elliot, Te Essence of Femininity: A Personal Perspective, in RecoveringBiblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism, John Piper andWayne Gru- dem, eds. (Wheaton: Crossway, 1991), 394.

    6. Keith Windschuttle, Language Wars, Quadrant(May 2004); http://www.sydne-yline. com/Language%20Wars.htm.

    7. Ibid.

    8. Mary A. Kassian, Te Feminist Gospel: Te Movement to Unite Feminism With the

    Church (Wheaton: Crossway, 1992), 24243 (cursiva en el original).9. La razn por la que uso tan recuentemente el Diccionario Webster de 1828 esporque, a dierencia de otros diccionarios ms modernos, ue escrito conscientementedesde la perspectiva de la cosmovisin bblica.

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