octubre
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¿Es internet el disco duro de nuestro cerebro?
Varios psicólogos responden a esta pregunta diciendo que internet se está
convirtiendo en una extensión de nuestra mente. “Internet es una especie
de memoria colectiva”, señalóStephen Kosslyn de la Universidad de
Harvard.
Un equipo de investigación dirigido por Betsy
Sparrow ha testado la hipótesis de que Internet
realmente se haya convertido en una especie de
memoria externa. Para ello realizaron una serie de
experimentos. El primero de ellos consistió en efectuar
preguntas difíciles a varios participantes pregraduados
y analizar sus pensamientos. Según los resultados, las
preguntas difíciles los llevaban a pensar de forma automática en
ordenadores y motores de búsqueda. En otro test, los participantes tenían
que responder a preguntas fáciles o difíciles, y luego completar una versión
de la tarea de Stroop: los participantes tenían que mirar a una serie de
palabras y decir de que color estaban escritas. Después de las preguntas
difíciles, los participantes tardaban más en nombrar el color de palabras
como “Google”. Esto es una prueba de que el concepto “motor de búsqueda”
estaba en sus mentes y por lo tanto interfería más con el proceso de
identificar y nombrar el color.
A continuación, otro grupo de participantes pregraduados leyeron 40
preguntas y respuestas y luego las escribieron en un ordenador. A la mitad
de los participantes se les dijo que el ordenador guardaría sus entradas, y
a los demás se les dijo las entradas serían borradas. Los participantes a
los que se les dijo que se guardarían sus entradas realizaron peor una
prueba de recuerdo posterior, como si hubieran confiado en el ordenador
como memoria de almacenamiento externa. Además, dentro de cada grupo,
a la mitad de los participantes se les había instruido explícitamente en
tratar de recordar las respuestas, pero esto no provocó ninguna diferencia
en su rendimiento memorístico, de lo que se puede concluir que a los
participantes les influyó más el aspecto de que la información fuera o no a
estar disponible, independientemente de si supiesen que serían puestos a
prueba al respecto.
En otra fase del estudio, los participantes
leyeron unas preguntas, las escribieron y
las guardaron en una determinada carpeta.
Diez minutos más tarde escribieron de
memoria tantas preguntas como pudieron,
y luego intentaron recordar en qué
carpeta estaba cada pregunta, la hubieran escrito o no. El hallazgo
sorprendente fue quelos participantes eran mejores en recordar la
ubicación de las preguntas que las propias preguntas. Es más, eran más
propensos a recordar la ubicación de las preguntas que no habían podido
recordar. Es como si nos hubiésemos convertido en expertos en el uso de
ordenadores para almacenar conocimiento por nosotros, y somos mejores
en recordar dónde se almacena la información que la propia información.
Según los investigadores esta es una evidencia preliminar de que cuando
las personas creen que la información va a estar disponible de forma
continua -como creemos teniendo Internet-, son más propensas a recordar
dónde se encuentra esta información que los detalles de la propia
información. Basándose en los resultados se podría argumentar que, el
incluir el ordenador y los buscadores online como un sistema de memoria
externa al que se puede acceder a voluntad, es un uso adaptativo que
hacemos de la memoria, es decir, que esto provoca un cambio en nuestros
hábitos de memorizar.
De todos modos, estos resultados hay que cogerlos con cautela, no
estamos hablando de nada nuevo, ni de que los ordenadores van a controlar
nuestra mente, ni otras historias de ciencia ficción similares. Resultados
equivalentes se podrían haber obtenido utilizando libretas de notas en vez
de ordenadores, además, no existe evidencia de irreversibilidad, es
simplemente una adaptación y un hábito de conducta, no una proceso de
evolución biológica.