obras públicas - luciano chiconi

Upload: ediciones-cec

Post on 20-Jul-2015

1.371 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Ensayos sobre política y cultura pop en Argentina

TRANSCRIPT

Obras PblicasLuciano ChiconiSi hay algo que recorre estos textos de Luciano Chiconi es una cierta sensacin de incomodidad. Una incomodidad por pertenecer a distintos lugares, por gustar de cosas aparentemente poco conciliables, por tener lecturas que se intersectan en puntos no del todo visibles, por sentirse bien en espacios que a priori parecen extraos, que estn un tanto distantes. Puede ser el peronismo de la revista Unidos o el pop festivo de Katy Perry o el tenis o las pelculas de Godard. O la realpolitik conurbana y los microclimas de los iniciados. Puede ser tambin, sobre todo, algunas de las zonas del kirchnerismo y el nfasis puesto en las continuidades polticas muchas veces oscurecidas que recorren los treinta aos de orden democrtico.Del prlogo de Mariano Canal

Luciano Chiconi naci en Buenos Aires en 1976. Estudi Derecho en la UBA y se recibi de abogado; tambin estudi Letras en Pun, pero no se recibi de nada. Fue militante poltico a tiempo completo entre 1994 y 2004 en la provincia de Buenos Aires. Es autor del blog Desierto de ideas. www.desiertodeideas.blogspot.com

// Buenos Aires, 2012. // www.elcec.com.ar

2

PrlogoSi hay algo que recorre estos textos de Luciano Chiconi es una cierta sensacin de incomodidad. Una incomodidad por pertenecer a distintos lugares, por gustar de cosas aparentemente poco conciliables, por tener lecturas que se intersectan en puntos no del todo visibles, por sentirse bien en espacios que a priori parecen extraos, que estn un tanto distantes. Puede ser el peronismo de la revista Unidos o el pop festivo de Katy Perry o el tenis o las pelculas de Godard. O la realpolitik conurbana y los microclimas de los iniciados. Puede ser tambin, sobre todo, algunas de las zonas del kirchnerismo y el nfasis puesto en las continuidades polticas muchas veces oscurecidas que recorren los treinta aos de orden democrtico. Una cierta incomodidad que fue pacientemente horneada en una poca donde todo estaba mal (los 90) y una adultez iniciada en un pas cuyo estado amagaba con autodestruirse (el 2001 y su posguerra). Estos textos vuelven sobre eso y se preguntan - bajo el cielo estrellado del presente - si de verdad todo estaba tan mal, o, mejor, cun mal estaba lo que s estaba mal y cunto de eso forma parte de las continuidades (incmodas, tan incmodas) que tambin explican el pas actual. Los textos de Obras Pblicas estn tramados con una mezcla de irona y compasin propia de una generacin (hay una cancin que se llama Mi generacin y yo la estoy escuchando justo ahora) acunada en ese arco emocional y poltico formado por los ltimos veinte aos de historia argentina. Es muy difcil no reconocerse en algunos de esos personajes, en alguna de esas geografas urbanas, en algunas de esas aspiraciones y frustraciones. Una ltima cosa: la mayor parte de los textos que forman este libro fueron publicados entre 2008 y 2011 en el blog Desierto de ideas. Juntarlos en un libro digital - un formato nuevo, incipiente, pero con alcances que deseamos poderosos - obedece a la intencin de que muchas de las intervenciones que se elaboraron estos ltimos (e intensos) aos en la web quedaran un tanto ms a salvo del fluir vertiginoso, creador y destructor al mismo tiempo, de la produccin virtual. Pero tambin est presente la voluntad de que esos textos puedan seguir participando de la velocidad y los intercambios de la deriva digital, sin estancarse, sin congelarse, sin convertirse en archivo. Este es, entonces, un producto hbrido, como corresponde a una poca hecha en igual medida de ansiedad, certezas rotas y amor por lo nuevo.Mariano Canal Abril, 2012.-

3

ndiceEducacin Surfer /6 La rodilla de Carla /15 Esa mujer /20 Vctor De Gennaro /29 Tenis /38 Los pacientes meandros de una biografa poltica menor /42 Escenas de la guerra rea de mantenimiento /48 Empleo pblico /54 Plan Trabajar /57 2002 /61 Rebecca de Mornay y Salvador Allende /64 (Pop) Katy Perry /71 Personal Fest /74 Franz Ferdinand /76 Metallica /79 Carla Bruni /83 Desierto de ideas Mondo Cromo (Parque Indoamericano) /87 El oro que no reluce (Menem y el orden democrtico) /95 El Tercer Movimiento histrico es un sueo eterno /99

4

Educacin

5

SurferEran conversaciones desflecadas, una polifona temtica que se extingua ante cada nueva palada de frivolidad que nos inyectbamos para ayudar al pas. Decan cosas de la movilidad social ascendente. De esa movilidad pasteurizada que no se suscriba al ascenso de un par de peldaos en la trama del consumo motomelista. Que esa movilidad no se haca carne hasta que no arrojaba resultados en el campo sexual. Y decan: el que anda en la calle se da cuenta. Nos sentamos bien, con la stellitas bajando, pertrechados detrs del atalaya precario y con fiambrn ideolgico para degustar. Nos arreglbamos. Ponan ejemplos ledos en relampagueos callejeros: una parada de bondi, el espacio multirracial del supermercado, la confabulacin matutina de cuerpos a las puertas de la Anses, el restaurant que a la medianoche devena pub con pista de baile, la postal tribunera de una cancha de ftbol. Todo vala para construir una diversin sociolgica bien groovie. Queran documentar que la plenitud espiritual de la movilidad se alojaba en el fango amoroso y no estrictamente en el colofn monetario de una paritaria. En la embestida sentimento-genital a la mujer blanca del primer cordn, de los barrios ABC1. Hoy, ms que nunca, decan, el posibilismo regla las relaciones humanas. Migraciones temticas desde un concilibulo de reposeras y ante el ritmo titilante de las velas legadas por los tambaleos de la capacidad instalada de Edesur, reina de los subsidios. De lo desperdiciada que est Fergie en Black Eyed Peas, tan subsumida vocalmente detrs de esa conflagracin afro-latina de pseudos-rapeos que tanto dao le hacen al pop. Fergie tiene que cantar rock, lo que queda del rock, decamos. Bancbamos a Fergie porque tiene una voz de fuego que est para ms. Porque puede hacer su laburo sin robar la plata. La brisa trascenda las ventanas y haca zozobrar la iluminacin manual. Sacaban cigarrillos para alternar, y se 6

hablaba despus de difuminar el humo. Las reposeras, de metal dctil, provenan de un ofertn de Coto. Decan: el fotograma de la movilidad social real es el amor entre el ascendente y la minita de clase media que est para ms. Lo atisbado en el trajn urbano del rea metropolitana, pero de este lado. En el bardeo irnico de la cuestin, pedamos que la crislida parasitaria del Conicet estudiara el tema, sin caer en el juliomafudismo de los setenta. Decan: si Fergie est para ms en la industria musical, la chica CBC de clase media del AMBA est para ms a la hora del amor. Celebraban el escalamiento sexual del adolescente suburbano, pero no podan dejar de problematizar ese complejo posibilismo femenino, ese conformismo sentimental que se sedimentaba en estos aos kirchneristas de la estabilidad econmica. Sabamos que este sociologismo frivoln no era digno del sacro ensayismo de un W. Benjamin, y la verdad, eso nos importaba una mierda. Porque sabamos que Benjamin se cag de un tiro porque sali tarde. Se demor ante el avance alemn, durmi Benjamin, y se fue al cielo creyendo en la redencin revolucionaria. Mucho librito de los pasajes, mucho ngel de la historia, pero resulta que se suicid por boludo. Si haba que elegir, preferamos a Adorno porque la hizo mejor, porque muri de viejo y porque se cag en el mayo francs, el ms grande artificio terico de la adolescencia europea. (A esta altura, la frivolidad puede resultar tan pegajosa como el clima que se origina en los aparatos electrodomsticos apagados, tullidos por el abandono de Edesur, y algn escandalizado podra estar llamando al Inadi para denunciarnos, para que la securitate moral nos arme un expediente). Detrs del crujido de un reposera fluy un esto en los noventa no pasaba que cay como una guadaa de peluche, y nos remos. Si haba un conurbano light a ser reflexionado (y sabe dios que lo haba), ste era el lugar correcto. El de reposeras de aluminio nacional y cintas de polietileno que raspaban los muslos. ramos partidarios de los enclaves urbanos seguros, pero hacamos la excursin a La Salada sin acudir a baqueanos y menos a la 7

sensacin amnitica y blindada del micro doble camello. De los noventa, recordbamos el inmediato blanqueo laboral que proponan las empresas de Yabrn, y pensbamos que la novela policial progresista tuvo su polvazo magistral-editorial con el Don Alfredo de Bonasso. Y si Bonasso haba hecho plata gracias a Yabrn, eso significaba que a la izquierda cultural le haba ido muy bien durante la dcada peronista anterior a la de los Kirchner. Hicimos el viaje de egresados en el ltimo gran ao de esa dcada: 1994. Coincidan en que a partir de ah, todo haba comenzado a declinar. Junto con la pauperizacin econmica que se originaba en la longevidad de todo tipo de cambio fijo, se restringa el intercambio irnico que hasta ese momento preservaba las relaciones urbanas dentro del colchn del discurso. Decan que esa disminucin social de la irona acogot el mercado lingstico de la sutileza, y termin de consolidar mbitos de incomunicacin que coincidieron con la aparicin de un posibilismo econmico-sexual naciente muy pujante en las generaciones que nos sucedieron. Si la irona se volva ms elitista, era porque cada vez ms gente quedaba pagando: sencillamente, no entendan. Las instituciones sobrepolitizadas de la nacin hubieran acudido, para explicar este fenmeno, al cotizado concepto de exclusin social. No era as. Nunca nos interes la cantata economicista antimenemista como fuente justificatoria de todos los comportamientos humanos. Tenamos derecho a considerarnos la ltima generacin con expansividad irnica porque los que nos seguan eran un desastre. La incomprensible desaparicin de la irona dej a las relaciones urbanas del conurbano light sin el elemento autocrtico y compasivo que permita, en cierto modo, una comprensin policlasista. Alguien abri la Helatodo para sacar otra cerveza, y la transpiracin de una Heineken brill en la oscuridad. Alguien dijo: la irona es tpicamente pequeo burguesa, nos defendemos con eso. Y eso quin lo dijo? El devorador de chongos del 8

conurbano romano: Pasolini. Otro que muri por boludo, dijo una voz etilizada desde la penumbra, y nos volvimos a rer. Alguien sugiri salir del quincho, en el pasto corra ms vientito. Algunas reposeras crujieron, alguno meti una vela en el pico de una de las botellas verdes vaciadas y salieron a la noche, algunas se sentaron en el borde de la pileta y metieron las piernas en el agua muerta y clorada. En realidad esta movilidad sexual ascendente no nos indignaba. Nos diverta y fogoneaba nuestra curiosidad. Si detectbamos un morocho escuchando msica electrnica, nos alegrbamos: como dijo David Guetta, mi objetivo musical es llevar el house a los sectores populares. Usbamos lentes de cierta aerodinmica para combatir la miopa que habamos adquirido en los noventa, esa poca en que creamos que leerse todo era importante. Te acords del surfer? larg alguien desde una reposera a cielo abierto, y las chicas del conurbano light (que ahora eran apaciguadas madres y estaban insertas en el mercado matrimonial, y que durante la hegemona menemista fueron, para decirlo de alguna manera, mis amigas, mis madres, mis novias, mis putas, mis hermanas) que mojaban sus empeines tostados en la pileta, escucharon y estallaron en risas acotadas, jajajaja, te acords Lu, jajajaja, y yo dije no, no me acuerdo, y ellas siii, te acords, te reacords boludo, jajajaja y yo deca que no pero por adentro recordaba. En 1993, todava discutamos sobre el proceso de privatizaciones encaradas por Carlos Sal Menem para financiar parte del dficit fiscal crnico, yo no estaba de acuerdo y mi padre, muy intervenido por la prosa degennarista y por la vivencia de su despido reciente del tero estatal, no acertaba a ver la caudalosa inversin de guita que el gobierno estaba poniendo en los retiros voluntarios, dadas las circunstancias te rajaban pero te ibas con un buen toco, ms la repartija de acciones de propiedad participada, ms los que quedaban vegetando en las residuales hasta la liquidacin final del ente pblico, ms la posibilidad latente de acciones posteriores contra el Estado Nacional. 9

Digamos que la de Menem, en los hechos, fue una privatizacin notoriamente populista, aunque nosotros estbamos demasiado susceptibles leyndonos todo, aprendiendo el lenguaje solemne y dostoievskiano que se encerraba en frases como desguace del patrimonio nacional y genocidio econmico, y nos oponamos con indignacin al proceso privatizador, y lo que uno no quera admitir era que lo haca ms en solidaridad con su padre eyaculado laboralmente de la hibernacin pblica que por vivencias personales. Era el invierno de 1993, sera un jueves, viernes o sbado, y nosotros (los que ahora estbamos reclinados en las reposeras, acostados en el pasto o sentados en el borde de la pileta, fumando y bebiendo en silencio o con monoslabos) nos juntbamos a hablar de poltica antes de ir a bailar. El machaje adolescente se reuna a tratar los temas polticos de la semana, ya parloteados hasta el hartazgo durante la semana educativa, porque todos bamos a un colegio privado progresista y haba que estar empapado, haba que saber. Y mientras las chicas del conurbano light se acicalaban para reventar la noche, se entregaban a la ingeniera ilusionista del push-up, experimentaban con glitter labial, armaban y desarmaban mil y una combinaciones textiles, se revocaban los baches faciales con el angel face, nosotros tombamos un aperitivo y nos bajbamos una endogmica lnea poltica y a veces caa gente exgena, algn garche provisorio de las chicas del conurbano light, y ah se sent ese da el surfer a la mesa poltica, nadie saba su nombre, ni su trabajo (era una persona que nos superaba en edad, porque las chicas del conurbano light solan elegir mayores para garchar), nos dijeron l es surfer, es un buen chico, su pasin es domar las olas, trtenlo bien mientras nos preparamos. El proceso privatizador me afectaba mucho, yo deca que algunas privatizaciones correspondan y otras no, y me enrosqu en las formas de la liquidacin de las empresas pblicas, los precios viles, (es decir, cuestiones menores) y mis amigos decan s, Luciano, tens razn, esto es una vergenza, pero en octubre 10

pierde, acordate, la gente no se banca ms esta fiesta, y el surfer no deca nada y queramos que hablara para gastarlo, para ver cunto era lo que no saba de poltica, y le pregunto: vos a quien vas a votar en octubre? - A Menem. Por alguna razn quisimos rernos y no pudimos, el surfer se mantena impasible y sin que se lo reclamramos, empez a pronunciarse a favor de la Reforma del Estado, invoc razones elementales de inversin y competitividad para aceptar la privatizacin de Entel, y mis amigos se callaron y me miraban para que reaccione y le contestara, y el surfer emanaba argumentos con pereza y solidez, expresaba casi con despojo carveriano los conceptos de Roberto Dromi, con una inevitabilidad no necesariamente fatalista. Vos recordars lo que era sacar un telfono con el plan Megatel me deca el surfer con giros de una amistosidad casi insoportable, y yo intent mostrar aplomo y tir balas de fogueo del tipo intervencin del estado o ajuste salvaje y el surfer ganaba terreno el estado est interviniendo, pero quiz de una forma que a vos no te guste o esto va a traer una modernizacin tecnolgica que en el futuro vamos a agradecer, cuando el capitalismo sea ms complejo y evidentemente aquel no fue un buen da para m, estaba sin reaccin y aparecieron las chicas con sus vestidos un poco abigarrados, con la excitacin creciente que implicaba para ellas ir a mostrarse a la pista de baile, y presenciaron azoradas el final de la discusin entre el surfer y yo, porque yo haba optado por elevar la voz para compensar la flojera argumental y se notaba, si hubiera sido boxeo las tarjetas no hubieran dejado dudas, gan el surfer por puntos, y las chicas rean y le decan al surfer, a ese stranger que me haba cagado el da, ay, sos el primero que le gana una discusin sobre poltica a Luciano, jajaja, y el surfer dijo pero si no discutimos, hablamos nada ms, no es para tanto y l se ri y yo me re y mis amigos y la chicas rieron, porque si bien las chicas tambin concurran a aquel mtico colegio privado progresista, la poltica no les importaba, a ellas les importaba el 11

amor y sus derivados y en ese ao, 1993, estaban abocadas a un curioso proceso de desclasamiento musical, haban empezado a escuchar a Los Redondos y moran por el Indio, se hundan en el canturreo de su lrica, iban a los karaokes del conurbano light y cantaban Susanita con una pasin slo comparable a la que pona Hendrix sobre las seis cuerdas, en cierta manera a ellas la poltica les chupaba la concha pero a m el surfer me haba guillotinado el ego con los consistentes salmos de la Biblia de Dromi (mucho ms rida y realista que la antiqusima Biblia del Pepe con la que la generacin de mis padres se inyectaba morfina intelectual durante la moda poltica de los setenta, los setenta del pleno empleo y el blanqueo completo del mercado laboral, porque las mejores obras de la literatura paritaria se firmaron durante el gobierno de Isabel, y as como el rock muri en 1974, los grandes convenios colectivos de trabajo se celebraron en 1975, en ese ao Lorenzo Miguel escribi su obra maestra: el CCT 260/75 de la UOM, pero nuestros padres preferan la morfina pepista y se iban de la Plaza, y mientras tanto Isabelita estatizaba las estaciones de servicio cuando ya todo era un caos y se necesitaba Orden, cuando los obreros peronistas pedan a Isabel que diera lea, cuando todo se iba a la mierda, y pegue, y pegue, y pegue Isabel, pegue) y eso me record mi encuentro posterior con Roberto Dromi, durante los aos dulces de la pax kirchnerista, cuando en el 2005 voy al casino de Mar del Plata y ah lo veo, est en una mesa jugando pker, haciendo apuestas austeras, con un habano que le cuelga de la comisura del labio y un vaso de whisky en la mano obesa, y en un descanso mientras el crupier mezclaba las cartas, me acerco y le digo: Roberto, creo que compartimos dos pasiones: Independiente y el derecho administrativo. Yo te le en la facultad, Roberto. Y Dromi me mira, arma una sonrisita sin dejar de malear el habano en la comisura, me da la mano con el brazo que no sostiene el whisky y me dice: A ver si salimos campeones este ao, pibe no? La luna obraba como un spot lumnico eficaz. Se vean los cromados opacos de las reposeras, el sudor de las botellas, y el 12

crculo rojizo de los cigarrillos. Los que no estaban acostados en el csped vean el resplandor huidizo del agua de la pileta, movida por los cansinos empeines de ellas, que hablaban poco, en voz baja y con palabras cortas. Cuando, a fines de 1993, las chicas del conurbano light nos preguntaron si las bamos a acompaar a ver a Los Redondos a Huracn, les dijimos que no. Resulta que nosotros, el machaje adolescente politizado, sabamos como vena la mano. Un amigo les advirti: ahora tienen un publico peligroso. Mucho negro. Adems, a nosotros nos gustaba la msica extranjera, pero las chicas haban flasheado con el Indio, con su ngel de la soledad y de la desolacin, ellas no notaban el cambio, y en todo caso, queran vivir su aventurita lumpen, eran absolutamente vrgenes en ese plano, y nosotros no, porque el conurbano (el territorio compartido) nos haba permitido la inevitabilidad policlasista, ramos blancos y sureos y nos bancbamos la convivencia porque no tenamos prejuicios, y no tenamos prejuicios (tenamos posjuicios) porque la calle estaba medianamente caminada y ellas eran tan solo chicas del conurbano light cuya pretensin era ser dancing queens y ahora pintaba el capricho lumpen bajo fachada redondista, y nosotros no bamos a coparticipar de eso, haba algunas calles caminadas en nuestro favor. Acudieron entonces, al surfer. Se llevaron al cotizado surfer como custodia, pese a que saban que el surfer no conoca el territorio (slo conoca, levemente, el mapa) y todo sali mal, sencillamente el surfer no pudo garantizar la integridad fsica de las chicas del conurbano light, sucumbieron a la avalancha morocha que ingres sin pagar, el surfer se vio desbordado y cobr, y las chicas fueron tocadas, levemente lastimadas por la marea ricotera, el surfer no conoca el lenguaje policlasista, no tuvo capacidad adaptativa y si la tuvo todo lleg demasiado tarde, las chicas ya haban recibido el estrs traumtico emergido de ese catico contacto con el pueblo que no presuman violento (pero nosotros s). Las chicas desecharon al surfer. Ingratamente. Se haba terminado la 13

magia. Como en

Straw Dogs, la violencia

dispar

la

desconfianza, las chicas no crean ya en el surfer, tanto como Susan George no confiaba ya en Dustin Hoffman. Pas ms de una semana, y las chicas del conurbano light ni hablaban del surfer, yo le deca a la que mantena encuentros coitales con l lo largaste, no? y me rea y ella, que se pareca bastante a Susan George, se quedaba en silencio, le duraba el miedo autoritario sufrido por la desproteccin fsica frente a la violencia (lo que para nosotros no era ms que una violencia amistosa, la que se origina en la convivencia, pero ellas tenan prejuicios y el prejuicio es autoritario, es excluyente y de ese modo echaron a la negrada ricotera y al surfer sin contemplaciones) y yo lo respet ms que nunca al surfer, lo respet poltica y personalmente, aunque el surfer era historia, haba cado en desgracia, nuestra Susan George lo haba expulsado del paraso, y ahora estbamos ah, reclinados en las reposeras, fumando y tomando en silencio en la noche sin energa elctrica, todos ms pacificados y con menos emociones para mostrar, y ellas cada tanto sacaban sus empeines tostados del agua para que brillaran un poco en la oscuridad.

14

La rodilla de Carla

1. Cuando la nieve ces de adornar el suelo, ped exhumar los libros. Hubo que darle con maza y cortafierro al concreto, el trabajo rtmico, manual, lo hacan con lcida indiferencia. El nico curioso era el pibe de quince aos que peda desenterrar una literatura poltica que crea embalsamada y blsamo reverberante desde el fondo de la historia. Era una tarde dominical de paz menemista y acaso en el inconsciente colectivo de izquierdas se cincelaba la certidumbre de que ahora si haba pasado lo peor, y los adultos que me rodeaban aceptaron ver con desgano racional las sobras de un tiempo, las reliquias que retorizaban la praxis. Despejados los ltimos escombros, vimos el osario: los libros eran barro y lombrices. Yo te dije me dijeron entre sabias risas, pero en ese tiempo, el pibe de quince aos sola decepcionarse. 2. Un abigarrado verano noventista en San Bernardo (ahora no se puede ir, est lleno de negros, baj mucho me dicen amigos y conocidos, y yo asiento), bamos a la playa con la Enciclopedia de las Ciencias Filosficas y una pequea hermenutica hegeliana para ver si entendamos por lo menos una puta oracin con qu jactarnos. El pibe de diecisiete aos quera juntar kilometraje filosfico en la larga marcha hacia la erudicin trascendental, aquella que deparara destinos majestuosos, una oda a la ilustracin para alcanzar prestigios inmaculados, est en las cartas. Aquel fue un gran verano, feliz para las clases medias venidas a menos (o sea, y tambin, para los sectores populares): se volva a veranear, a ir al mar, despus de los largos aos de malaria alfonsinista, del melodrama hiperinflacionario. Pero nosotros nos clavbamos un Hegel, y polticamente, en la cspide: ramos progresistas qu duda caba? Ms tarde (tardamente), el pibe de diecisiete aos vio en un cine desierto a

Jeanne Moreau en La Notte apenndose por constatar de qu poco le sirvieron la cultura, los estudios y las bibliotecas para entender la vida. 3. Yo fui a un colegio no estatal cuyos directivos y profesores tenan simpatas, vnculos o afiliaciones al Partido Comunista, el Partido Socialista y al peronismo de izquierda. Precisamente, y no por esta singularidad, se trat de un gran colegio. No usbamos uniforme, vestamos de civil, y de la vestimenta no emergan desigualdades. No haba sanciones disciplinarias y nos dejaban fumar en los recreos: a nosotros, que no lo ramos, nos aplicaban la pedagoga del oprimido. Era ese un gran colegio privado progresista del conurbano (ahora no se puede ir, est lleno de negros, baj mucho me dicen amigos y conocidos, y yo asiento) cuyo plantel docente, macanudo, abierto y convenientemente antimenemista, sola idolatrar a Alfredo Bravo. Alguien los bautiz a algunos de ellos, a los menos tirados, como los socialistas con chalets de dos plantas, pero ellos preferan autodenominarse luchadores populares. Nosotros, los alumnos de diecisiete aos, antes que con clsicas pornos yanquis, preferamos pajearnos con las pelculas de Costa Gavras. Un da cayeron Prez Esquivel y el padre Farinello a dar una charla sobre derechos humanos, el auditorio repleto, docentes, padres, alumnos, prensa. Pero las porteras, el fotocopiador (que llevaba al laburo los libros con los discursos de Pern, y me los mostraba) y los muchachos de limpieza y mantenimiento, no estaban. Y Prez Esquivel se larg noms a narrar los aos trgicos con sus giros atonales y su desconcertante voz artificial, era un Nunca Ms parlante y tena una enorme pericia para describir los casos ms aberrantes con la impostada cordura del intelectual, era un greatest hits de torturas y vejaciones. Con razn lleg a Nobel de la Paz, es un fenmeno chicane un reo en el fondo y nos remos bajito, algunos padres nos condenaron con la mirada. Farinello le agregaba al relato el tono melodramtico, le daba emocin a sus 16

temblorosos titubeos vocales, algunos comenzaban a lagrimear, se trataba de una puesta en escena de alta densidad dramtica, digna de Bergman. Nos rompimos las manos aplaudiendo los valientes testimonios, y los panelistas, ya ms relajados, sonrean y firmaban autgrafos, se sacaban fotos con padres y docentes del palo, y los profesores ms encumbradamente sartreanos (histricos defensores de la educacin pblica y los derechos humanos) se llevaron a los prceres al chalet de dos plantas de alguno, para seguir la tertulia en un mbito ms ntimo, con biblioteca y discografa acorde, y con el confort que requiere la reflexin y el soliloquio eticista. El pibe de diecisis aos tena muchos libros en la cabeza pero una inveterada vocacin de juntarse con los reos y outsiders de la clase, y ellos se fueron rpido, cuando los aplausos estaban en su etapa ms ensordecedora. Otro da, el que vino a dar una charla fue Alberto Albamonte en su carcter de funcionario menemista, buscando establecer un contacto entre la clase poltica y los jvenes. Loable intencin, Albamonte vena a escuchar, temario abierto, pregunten chicos. Naturalmente, la audiencia era acotada en relacin con el estadio lleno que haban metido Prez Esquivel y Farinello, eran exclusivamente alumnos, y casualmente los ms politizados estbamos all: Viene Albamonte, seguro hay quilombo se comentaba y entonces nos preparbamos para el show. Albamonte se larg con un discurso sobre su gestin gubernamental, sin ideologizar, mesurado. No haban pasado diez minutos cuando los comandantes en jefe del combativo Centro de Estudiantes, envidiables cuadrazos fanticos de Serrat y Silvio, salieron a cruzar a Albamonte para facturarle el prontuario: procesista, facho, asesino, hijo de puta. Los pibes del Centro, clarividentes que pertenecan a las familias acomodadas del distrito, le hacan un juicio popular in situ a Albamonte (un hombre de derecha que ahora opt por la hotelera), lo poblaban de justicieros eptetos, todo un pueblo detrs de ellos, algn da les agradeceran. En coro le empezaron a gritar neoliberal, y algunos practicaban puntera con acuosas 17

escupidas de moco sobre el lapidado funcionario, que inici una catica retirada de aquella zona liberada: en ningn momento apareci alguna autoridad de mi colegio progresista para evitar lo previsible. El pibe de diecisis aos contempl el episodio con impronta festiva (antimenemismo o muerte), y slo con el tiempo comprendi el enorme poder de la retrica progresista. Los noventa, esos aos en los que el progresismo se convirti en una dictadura cultural dijo, y se fue por una calle ms oscura. 4. Nos habamos aprendido de memoria (en un invierno de la Convertibilidad, un invierno donde nos compramos la compactera, la casetera y la TV color que no tuvimos en quince aos) las pginas de La Doctrina Peronista: una Argentina justa, libre y soberana de Ortega Pea y Duhalde, y ya estbamos listos para iniciar una militancia de rescate de las banderas. El pibe de dieciocho aos terminaba el colegio y quera graduarse en poltica real, militar. Pero toda militancia genuina se desliza hacia formas ridas: todo ejecucin. Las formas bonaerenses de la militancia conducen a la llaga peronista de la vspera, y el punto ideolgico desde el que uno inici el camino se diluye en la ancdota, e inclusive mentar lo que dijo el General es poco aconsejable frente al denso apremio de las urgencias: mi peronismo de izquierda se haca bosta contra la rocosa cotidianeidad de una militancia peronista de la necesidad, una estresante carrera con obstculos a resolver por doquier, y los ms idneos eran seres despreciables, panormicamente impresentables, desmesurados de la periferia. Era la aridez real del Estado que haba que domar, una burocracia tironeada por reclamos incesantes, postergados. El pibe de dieciocho aos public un aviso clasificado: permuto todo Hernndez Arregui por curso para tramitar pensin por invalidez y silla de ruedas ante el ministerio de Accin Social de la provincia. 5. El Negro Willy sola caer con un pedo moderado a la oficina, 18

les tiraba onda a las secretarias de los concejales. Tena sus transitas, tiernas corruptelas que permitan solucionar verdaderas bombas de tiempo, un balazo el Negro en el terreno de los contactos y la improvisacin para desactivar un campo minado, un chanta que nunca te dejaba a gamba pero a veces estaba cado y medio reventado, tena batallas campales con la jermu o andaba sin guita y vena el mangazo, despus te lo devuelvo, pero sabamos que no, y no importaba. Tena mil quilombos personales Willy, pero era capaz de voltearse a un influyente escracho de la secretara de Salud para sacar invaluables medicamentos oncolgicos que de otro modo, un vecino que estaba en la lona no poda conseguir. El Negro Willy se acerca con una sonrisa pcara, tiene un libro bajo el brazo, es Viaje al Fin de la Noche. Se pone serio: Luciano, quiero que a la placita de mi barrio le pongamos un nombre, no tiene. Quiero ponerle Juan Jos Valle. Me hacs el proyecto?

19

Esa MujerDedicado a Rodolfo Walsh

Los primeros meses de la convertibilidad blanca pasaron con la pacifica liviandad primaveral con la que transcurre una reafirmacin social creyente en la estabilidad del poder adquisitivo. Es lgico: la pretensin de aditivarle ms normalidad institucional a una estabilidad econmica tambin es una ambicin populachera, los pobres quieren un mercado reglado para consumir con ms calidad, para que la noche negra no retorne, para que el derrame sea una realidad efectiva despoblada de distorsiones emocionales y de teoras universitarias. Siempre fue as, desde que aquel leonazo herbvoro dijo que la vscera ms sensible era algo que estaba fuera del cuerpo pero dentro de la condicin humana. Pero lo que ningn eminente justicialista haba podido actualizar doctrinariamente desde 1975-76 era la idea de justicia social para la posmodernidad democrtica que se forjara en esos aos. Cmo solidificar el detrs de la escena del derrame para que dependiese menos del oleaje fiscal y de los vientos cruzados de la cuenta corriente comercial externa. Estas y no muchas otras cosas ms integraron siempre la discusin medular de la accin poltica, y en esos primeros meses de convertibilidad blanca haba todava una paz que no dejaba de expresarse con un poder de compra recatado. Una tensa calma. En esos das en los que Menem estara entregando la banda a otro gobierno democrtico, el padre de un amigo abrira una cadena de drugstores en el conurbano sur, iba a invertir y dar trabajo, venite a laburar conmigo Lucianito, atendeme un kiosco, si necesits la guita, yo s que tens una poltica de ingresos muy deprimida, te tens que ordenar un poco. Hice un training laboral en el drugstore de la cadena que ms facturaba, con un empleadaje muy festivo y dctil que trabajaba por encima de las 20

expectativas que el dueo de la cadena pona sobre ellos (adolescentes que quemaban su remuneracin en Yamila durante cada fin de semana) y como yo era un recomendado, se consensu un acting de entrenamiento poco riguroso, as que mis limitaciones estaban una vez ms preservadas por el lobby. El padre de mi amigo era un pragmtico de la vida muy interesado por la poltica. Tenamos largas charlas sobre el ayer y hoy del quehacer nacional; era, sin ser peronista, admirador de muchos peronistas polmicos: Rucci, Herminio Iglesias, Manuel Quindimil, Fernando Galmarini. Tambin era fan de Alejandro Agustn Lanusse. En su concisa biblioteca Mi Testimonio tena un lugar preferencial, junto a los libros de Felipe Pigna. Era nacido y criado en Villa Dominico, y deca que con slo tres aos de gestin, Herminio haba sido el mejor intendente de Avellaneda, y que nadie lo haba podido superar. El alumbrado, barrido y limpieza funcionaba como un relojito, Luciano, Herminio la tena clara porque saba lo que le interesaba al vecino, y s, tena sus transas pero las manejaba muy bien, todava no tuvimos otro como Herminio, hay que decir la verdad. Pero lo que no me haba dicho era que tena que compartir la conduccin del kiosco. Es una mina, ella ya trabaja en otro comercio de la cadena, tiene experiencia, es para apuntalar la cosa. Oriana no estaba hecha de oro, pero luca la rubiez apcrifa que naturalmente ostentaban las chicas de Lans en esos aos, dedicadas a la promocin supermercadista, a ir a bailar a La Casona y si haba suerte, saltar a la fama como modelo-vedette o casarse con un empresario de la burguesa nacional dedicado a la rama de los servicios. Digamos que Oriana no tena nada que envidiarle fsicamente a otras chicas con el mismo perfil (rubias oriundas de Lans) que posteriormente forjaron una tradicin lanusense en el nuevo establishment de la belleza nacional: Jessica Cirio, Florencia Floppy Tesouro y Victoria Xipolitakis. Pero Oriana haba quedado empastada existencialmente, estaba limitada a 21

supervivir en el comercio minorista, tena un carcter muy flamgero que le complicaba el escalamiento, se haca la lady pero le costaba disimular su perfil barrial, su impronta pugilstica en el lenguaje, y eso que Oriana tena la ventaja de no necesitar mejoramientos plsticos. A diferencia de Jessica, Floppy y Vicky, a Oriana las tetas y el culo le venan as de fbrica. Mucho lumpenaje se acercaba al kiosco para ver a Oriana, los colectiveros estaban como locos, algunos casi no ocultaban su ereccin pugnando dentro del jean percudido y otros se quedaban contando historias inviables para llamar la atencin, para mirarle durante un par de minutos ms el nacimiento de las tetas, porque Oriana a veces vena con escotes que Pierre Bourdieu no hubiera dudado en calificar como violencia simblica, Oriana levantaba la libido lumpen durante los das esperanzados de la convertibilidad blanca, los linyeras pasaban, los tullidos pasaban, Oriana era la Virgen a la que el pobrero masculino iba a visitar en busca del blsamo visual para afrontar luego las horas amargas de esta nueva etapa del capitalismo, rezndole a la durabilidad del poder adquisitivo que Duhalde quiso sincerar y no pudo en el marco de la campaa presidencial, y mis amigos peronistas que estaban en el Frepaso estaban ilusionados y yo que haba trabajado con ellos y cort boleta para que entraran como legisladores provinciales y concejales tambin tena cierta expectativa, recordaba aquella foto con Bordn en el Unione e Benevolenza en el 94 y despus de eso me jur que fotos con polticos no, no garpa, no sirve, salvo la que me saqu hace poco con Mara Laura Leguizamn, y ya lo ve, y ya lo ve, es la gloriosa jotap de La Plata de los 90, aguante Mara Laura que es tan rubia como Oriana. Frente al drugstore haba un kiosco de diarios y revistas. Abramos casi conjuntamente a eso de las 6 de la maana, el dueo era un seor alemn que manejaba muy bien el idioma castellano y que no crea en los polticos. ramos muy puntuales en la apertura de los comercios, l por rigorismo germano, yo por neurosis. Oriana llegaba siempre un poco tarde, con el pechito 22

jadeante alegando algn acoso en el puente de la estacin, siempre algn villero o un borracho o un pajero (deca con lamento impostado) le quera tocar o le tocaba el culo, y a los que lograban posarle la mano los cagaba a carterazos, o les daba con el bolsito platinado de Kosiuko, Oriana mora por los atuendos de Kosiuko, reventaba el salario en Kosiuko y se vesta para matar pero slo iba a despachar bebidas y golosinas para los cautivantes sectores medios y populares del conurbano sur, y los das que Oriana llegaba deprimida por algn quilombo con el novio o porque se senta gorda era un garronazo, Oriana se pona insoportable, no laburaba, se tiraba en una silla y se la pasaba lagrimeando, deca que era fea, que el novio era un hijo de puta, y si justo caa el dueo a chequear el nivel de actividad se transformaba, todo era alegra y felicidad, mostraba el mejor perfil de sus tetas, tiraba nmeros de venta y pagos a proveedores que ella no haba hecho, y cuando el dueo se iba se desintegraba la puesta en escena, se prenda un marlboro y despus de pitarlo un par de veces me deca Luciano, puedo fumar? y pona cara de apaleada, s Oriana, fum, y desplegbamos nuestras risas conjuntas. Oriana viva en ese difuso magma territorial en el que Lans se transforma en Monte Chingolo, y representaba a esa clase de mujer que genera debilidades en los hombres letrados, los hombres universitarios que se debaten entre previsibilidad de acceder a una mujer con ttulo, y el adrenalnico aventurerismo que significan mujeres como Oriana, rubias debilidades con cierta impulsividad, con tendencia a la emocin violenta y con opiniones muy favorables al crimen pasional. Detrs de un cuerpo monumental y un carisma explosivo se ola la incertidumbre de la femme fatale, Oriana era una Lana Turner autctona, una especie de Mara Aurelia Bisutti lanusense. A media maana, cuando se produca un reflujo de venta, leamos los diarios, el alemn nos traa a m Pgina 12 y Oriana lea Clarn y Popular. Oriana deca que no le gustaba leer libros, los libros la aburran, pero el diario le encantaba leerlo, realizaba 23

una lectura muy pormenorizada aunque las pginas de poltica las pasaba con mayor velocidad y cuando llegaba a las policiales se emocionaba, se perda en la narracin de homicidios, secuestros, violaciones, lea con pasin extrema, ida del mundo, y mientras lea mova la boquita de rouge sin audio, se le estremeca levemente el busto y si la noticia policial le haba gustado mucho me peda que se la leyera en voz alta y yo le lea el delito, Oriana entraba en un estado hipntico, lemelo otra vez Luciano, y si era un crimen pasional con arma blanca o un tramontina de importacin brasilea sufra ms, las lgrimas le corran despacio por el maxilar. Oriana lamentaba que el alemn no comercializara la revista Esto!, era la publicacin que ms le gustaba, las fotos, las historias, ella la lea desde chiquita, porque cuanto ms complejo era el caso, ms gozaba la rubia de cejas azabaches, entonces Oriana empezaba a elaborar hiptesis, detectaba culpables, narraba la verdadera trama de los hechos, desarrollaba una investigacin policial notable que casi siempre terminaba con una ideal pena de muerte para el supuesto asesino o violador, Oriana era partidaria de un Estado represivo y de un sistema penal riguroso en el castigo. A veces yo intentaba hacerme el garantista para joderla, invocaba el Estado de derecho, imitaba la verba compungida de los abogados del CELS, recitaba un compendio de derechohumanismo, me aventuraba con frases abstractas como la secuela dictatorial, y Oriana se alteraba, los pezones le adquiran relieve bajo la remerita Kosiuko entalladsima, las venas se le hinchaban bajo las sienes levemente aceitunadas, me deca que me callara, elevaba la voz y me pegaba con la palma abierta en los brazos, yo le deca que la causa de todo haba empezado el 24 de marzo de 1976 y ella golpeaba con regularidad y me deca and a cagar nene con voz aniada, a los violadores hay que matarlos si te violaran a una hija, una novia, una hermana, si me violaran a m, vos que haras?, y la palma abierta de Oriana se acomodaba secamente contra mis brazos una y otra vez, y a veces me cortaba la piel con las uas postizas largusimas, y el esmalte se confunda con mi 24

sangre, y yo le tena que decir que era un chiste, que no era para tanto, par loca de mierda, y Oriana estrellaba su manos sobre mis brazos, eran como latigazos, pegaba y lagrimeaba, era su forma de demostrar amor. Un da imprevistamente, Oriana no vino a trabajar. Me avis por telfono que estaba toda hinchada, que haba tomado pastillas para adelgazar y le haba dado una alergia, ella era fan de las arceligasol reductora y saba que le hacan mal, pero no lo poda controlar, haba das en que la volteaba la depre y se empastillaba, Oriana tena uno de los mejores lomos de la nacin y se senta excedida de peso, era incomprensible, lloraba por el telfono y juraba que no lo iba a hacer ms, pero yo saba que lo iba a volver a hacer, las minas como Oriana eran un drama, yo estaba harto porque en ese kiosco de mierda no ganaba un mango y encima me entero de que Oriana ganaba ms que yo por el mismo laburo, la concha de tu madre. Lo encar al padre de mi amigo y le digo me cagaste, tir arriba de la mesa el art. 14 bis de la constitucin nacional, igual remuneracin por igual tarea, pero el dueo narr su estrategia de marketing, que era ms compatible con la dinmica del mercado: ella gana ms porque atrae la clientela, ella vende ms que vos, es simple; si ella no estuviera, la ecuacin econmica del comercio estara en riesgo, tendra que cerrar el kiosco y vos te quedaras sin empleo. La explicacin del dueo me convenci y pens que el caso de Oriana era como el de las actrices de la industria porno: ellas ganan muchsima ms plata que los actores, en realidad el porno es una actividad profundamente feminista, inclusive en Estados Unidos ser pornstar otorga prestigio, son verdaderas estrellas del espectculo, quizs el caso de Jenna Jameson sea el ms paradigmtico, pero no es el nico. Pens que en la Argentina atrasbamos con ese tema, ac se seguan discutiendo abstracciones como la cosificacin del cuerpo femenino de la mano del ultrafeminismo progresista que copaba los institutos de gnero de las universidades pblicas, y que esconda un fundamentalismo lesbiano muy poco serio en trminos de 25

realidad efectiva sobre los derechos de las mujeres y sobre todo, muy inconducente para mejorar el progreso patrimonial de las mujeres. Mi lectura de Pgina 12 obedeca a la ansiosa coyuntura de ver cmo se manejaba Chacho en el hbitat novedoso del poder, despus de aos de meliflua escritura en la revista Unidos y de otros diez aos de comentarismo poltico desde la inmunidad parlamentaria. Lo queramos a Chacho, nos caa bien Chacho y hojebamos el diario buscando alguna declaracin relevante que saldra en la prensa del palo, y Chacho no deca nada, y Oriana lea su Clarn, se detuvo en las pginas polticas por una vez, y me pregunt: Qu quiere decir esto? y me puso el diario cerca de los ojos: Oriana quera que le explicara la tablita de Machinea, al parecer a la rubia debilidad le haba hecho ruido la medida gubernamental. Le dije que era una reforma tributaria que le daba mayor progresividad al sistema, recit la luminosa Biblia de Arnaldo Bocco, el economista estrella de Chacho cuando el poder era una lejana, cuando el teorema del gordo Baglini era charlado por la militancia frepasista en algn plenario lgubre realizado en entristecedoras instalaciones soviticas de un local del Suteba, edificios arquitectnicamente deprimentes, baluartes de la esttica de la privacin, ah la culpa, locales del Suteba tan crepusculares como esos monoblocs soviticos que aparecen en las primeras pelculas de Kieslowski, las del Declogo, pero Oriana desconfiaba, yo tan solo me quera solidarizar con mis amigos peronistas del frepaso y le suba el precio a la tablita radical, y Oriana frunca esas cejas azabaches tan funcionales a la eyaculacin incontrolada, ella descrea del equipo econmico o de m, esto no me gusta, es un impuestazo larg de pronto, en este pas siempre pierden los laburantes larg de pronto, yo a stos no los vot, no me interesa, la poltica es toda sucia larg de pronto, y Oriana cort una pequea tira de rollo de cocina, la dobl en varios cuadraditos para achicarla y se la meti en un bolsillo de la pollera de jean desflecada, dijo voy al bao, no hagas nada raro mientras no estoy y sali rumbo al bar de al 26

lado sin iluminacin y poblado de algunos borrachos matinales que no dudaran en torcer el cuello para verla desfilar hasta la puerta de madera del fondo que tena una D pintada a mano temblorosa con ltex interior blanco, una D toda chorreada. Los das de comercio son muy frtiles para el aprendizaje callejero pero tambin estn llenos de monotona, la ms mnima apetencia intelectual no deja de ser deglutida por la rutina de la compraventa, de la oferta y la demanda, y haba das en que a Oriana no le alcanzaba la lectura de Clarn y Popular, y entonces lea Gente y Caras, pero un da tampoco alcanzaron estas revistas. - Estoy aburrida. Quiero leer una revista porno. Traeme una. Le dije and vos a pedrsela al alemn, vos la quers leer, a m no me jodas. Me da vergenza dijo, vos sos hombre y ests ms acostumbrado and vos. Oriana insista con la diplomacia de la sonrisa y adems lograba, increblemente, impostar facciones oculares y labiales que representaban con cierta convincencia la timidez, seguramente algn desprevenido o quien no hubiera convivido con Oriana y la viese en ese instante artificial hubiera pensado que efectivamente esa rubia de Lans era tmida. Haba que reconocer que Oriana era buena en lo suyo, era un orgullo clsico del conurbano sur, era una rubia debilidad para cualquier hombre letrado del distrito bonaerense. El alemn me mostr el material porno que tena a la venta, la rubia est aburrida le digo y nos remos. Opt por una revistita de edicin barata con fotos muy explcitas y casi nada de texto, le retiramos el plastiquito negro, la puse adentro de un Clarn y retorn al drugstore con el diario enrollado, Oriana esperaba sentada en la banqueta con una sonrisa histrica, casi me arranc el diario de las manos, se lo puso en la falda, cruz las piernas, dej caer los zuecos en el piso, abri el diario, la revistita estaba encasquetada en la seccin clasificados, Oriana sostena el diario con una mano y con la otra empez a hojear la revista, los clientes la vean leer Clarn, el artculo del holands Van der Kooy quizs, pero qu chica informada pensaran los clientes que la vieran en ese 27

momento, y yo no la quise mirar, me puse a despachar o pasarle el plumero a las pastillas halls que brillaban en el exhibidor a $ 0, 60 (gracias Menem), no quera verla leer la revistita, una boludez total, y Oriana me llama, ven, ven Lu, mir y voy y me seala un coito bastante clsico, Oriana se re fuerte y yo sonro pero en silencio y gira la pgina y se ve un rostro femenino lleno de semen y una pija desagotada expectante, Oriana dice uuuhhh qu asco! y se re mucho y fuerte, era evidente que ya no se aburra ms. Los meses buclicos de la convertibilidad blanca se deterioraban por la cada del consumo, cada vez vendamos ms cigarrillos sueltos ($ 0,10 la unidad), mis amigos peronistas del Frepaso me llamaban, venite Lucianito que nos faltan cuadros, tu contrato est al caer, venite que es buena guita, sabemos que tu poltica de ingresos viene deprimida, te tens que ordenar un poco, venite que entre los radicales y los pececitos no paran de hacer cagadas, nos van a llevar al tacho. Oriana me dijo que la pasaban a otro drugstore de la cadena y ella no quera, estaba triste, yo le dije que volva a la poltica, Oriana se alegr porque saba que era lo que me gustaba, pero se puso ms triste, en esos das la vi peligrosamente amansada, sedada, ella no era as, slo levant presin cuando insinu que la gestin municipal de Manuel Quindimil no era todo lo buena que haba sido en aos anteriores, un comentario mnimo, pero Oriana reaccion como si le hubieran matado a la madre, no habls mal de Manolo, nene! qu tens para decir de Manolo? y Oriana gritaba, gritaba como nunca antes lo haba hecho Manolo siempre viene a mi barrio, habla con mi mam, con los vecinos, yo tengo fotos con Manolo y con mi mam, siempre solucion las cosas que necesitaba la gente del barrio, Manolo es rebueno, nene. Y lo deca con conviccin y con muchos ms decibeles de los que yo poda soportar, Oriana era manolista, Oriana era nacida y criada, Oriana era una turrita, Oriana era esa mujer que llenaba de incertidumbre y atraccin a todos los corazones frizados de los hombres letrados de la provincia de Buenos Aires. 28

Vctor De Gennaro

Lo vimos venir por entre la hilera de rboles recin plantados, mi viejo le dijo qu hacs, Vctor, y l tir un hola-hola administrativo y sigui hasta el borde de la cancha, rasp los dedos en el pasto, se persign y entr a picar, haca violentas pasadas desde el crculo central hasta la lnea lateral, iba y vena como un poseso en la ceremonia del precalentamiento. El mobiliario de hormign en la zona de parrillas tena mal hechas las terminaciones y si a eso sumamos que en el marco del buceo te raspabas mal contra el fondo de la pileta (rugoso en vez de liso, la concha de la lora), uno cerraba la jornada tajeado, cortado, raspado y paspado, como eyectado de una sala de torturas y encima haba que bancarse un partidito de once entre ATE capital y ATE provincia porque jugaba el macho, el lder, el papi de la causa neosindical, el poronga intelectual que preparaba los papiros para romper con la CGT, pero todava no. A ese camping de ATE que se estren a los ponchazos y con las retroexcavadoras y niveladoras en pleno laburo le faltaba infraestructura, se ola un paisaje posguerrista y una arquitectura masoca de la privacin bastante jodida, muy inoculada en estos tipos que desprecian al afiliado y al confort burgus en general. Yo no alcanc a ver entre los veintids a Germn porque no le conoca la cara, pregunt y me dijeron no est, est Vctor, pero no, el tipo que inventara el Frente Grande no estaba, seguramente no crey conveniente irse hasta la rotonda del vapor para tocar e ir, para meter cambios de frente raspando la bola con el empeine y que quede mansita a los pies del receptor, para gritarle al tres sal siempre para afuera y no para adentro, para acomodar al habilidoso rival a los dos minutos de juego a base de aforismos obscenos y acupuntura botinera en los tobillos.

29

Vctor elongaba de cara al inicio y yo lo imaginaba respondiendo a la cmara muevo yo Mauro, Vctor De Gennaro; tena una camiseta verde con vivos blancos, pantaln y medias blancas y la otra seccional de ATE luca camiseta roja con pantaln y medias azules: el mismo panorama cromtico que haca algunos meses atrs cuando con mi to fuimos a la cancha de Vlez (platea) a ver un Independiente-Ferro por la rueda de ganadores del nacional 85, un 0-3 sufrido hasta la mdula sea a causa de un Oscar Romn Acosta intratable que le coma la espalda a un negro Clausen que iba pero no volva y a una inusual insolvencia defensiva de Villaverde-Trossero-Enrique, que permitan que los estiletazos al rea que partan de la zurda de Oscar Romn sean trocados por gol por aquellos innombrables delanteros de Ferro. Goyn se juntaba los ndices enguantados y se los mostraba al negro, pero Nstor Rolando ni bola, se iba para adelante en busca de un descuento utpico, y haba que pensar que esas desavenencias premeditaron la golpiza Goyn-Clausen en la bruma del vestuario de unos meses despus (dicen que, desnudos, se masacraron a toallazos mojados) inaugurando una larga etapa de relaciones tormentosas entre arqueros y zagueros rojos que tendra su culminacin emocional con el tndem explosivo que formaron Islas y el polaco Arzeno durante la era Brindisi. Pero dejemos el costumbrismo futbolero para la pluma liberal de izquierda del fofo Eduardo Galeano, que adems es un boludo que concibe al ftbol como un factor de liberacin nacional, el verso ese del talento sudamericano y la tosquedad europesta (no lo viste jugar a Alex Del Piero, al Roby Baggio?) y todo narrado con una densidad pica que no siempre el ftbol tiene; ms literarios son los haikus futboleros de mi viejo, hechos de concisin y tajancia: Grillo fue mejor que Maradona, lo que pasa es que en esa poca no haba televisin. Bastaba ver el camping de ATE, y compararlo con el de SMATA de Cauelas que uno ya conoca (porque a los nios nos gusta una infraestructura competitiva y cmoda, nos gusta que haya 30

inversin), ms la leyenda negra que se teja domsticamente para evitar hablar de las instalaciones de UPCN, para no entender por qu Vctor es un cuadrazo y Andrs Rodrguez un hijo de puta. En todo caso podamos decir que Vctor haba copirraiteado la frase esos cuatro vivos para designar imprecisamente al establishment econmico, las corporaciones, al Goyo Prez Companc y Bunge y Born (que haban sido la burguesa nacional peronista en la dcada del 50) y que la usaba como estribillo en todas sus presentaciones, que bastoneaba de afuera en el Frepaso de Lans, que puso a Carlitos Custer como lobbysta en el vaticano y que bien vala la pena preguntarse si aquel camping tardo no fue bancado con crditos blandos del Banco Ambrosiano. Y no mucho ms. Pero el afiliado de ATE es un hombre poltico muy creyente en la esttica del sufrimiento, quera winds of change y si el costo era tener una obra social indigna, el costo se pagaba porque Vctor es un cuadrazo, aunque los que pagaban eran los hijos que no contaban con lugares adecuados para la atencin mdica y la recreacin. La pileta de SMATA tena el fondo lisito, se poda bucear con el esternn pegado al piso. A UPCN, directamente, se le aplicaba la dictadura cultural. El fan de ATE (hay que entender) vena con mucha historieta setentera, con una constelacin de mambos no saldados que condicionaban su visin de la poltica y del sindicalismo. Para 1985, completamente limados y apaleados por lo que ellos lean como una derrota cultural (un sintagma fatal que no se conoca en el almacn de la esquina), votaban directa e indistintamente al Partido Comunista, al Partido Socialista, al PI o al MAS, se entusiasmaron con la ilusin electoral del Fral y lean con fruicin un librito infantil de Nstor Vicente titulado casi paradojalmente Sin dogmas ni trampas, iban a buscar consuelo a la ferifiesta, pedan con histeria mal disimulada el fin del bipartidismo, pinchaban con alfileres un muequito de Andrs Rodrguez, estaban muy mal. No s si saban que en esa desesperacin, ellos se distorsionaban: crean luchar por el armado de un frente de masas (FRENTE amplio de liberacin, 31

FRENTE del sur, FRENTE grande, FRENTE pas solidario) cuando en realidad a lo nico a que se resistan era a ceder espacio en la disputa de la palabra, y lo lograron, porque ellos no vean como un costo leer la realidad poltica a travs de un imperfecto sistema braille. Porque si adems de llevarse mal con el campo de los hechos, les venan a disputar las palabras, poda volver la nusea, pero todava no. Cmo se conforma el plantel docente de un colegio privado progresista del primer cordn? Con un muestrario poltico que va desde el PC hasta el peronismo de izquierda, como corresponde. Con afinidades gremiales enlazadas al tronco ATECTERA, como corresponde. Cundo se fue al carajo la revista Lnea? En su etapa noventista, cuando Mary Snchez se convirti en columnista y pedan el armado de un FRENTE nacional contra un presidente peronista. Cuando no entendieron al menemismo. Pero qu plantel docente el de mi colegio privado progresista! Pececitos, socialistas, montoneritos, carpablanquistas. Gente muy apaleada para prestarse al humor (o a lo sumo un humor lesluthierista bastante choto), gente muy aferrada al Estatuto (al que confundan con la justicia social), pero con los que se poda negociar si se mostraba uno pacfico y acorde en el terreno de la palabra, si no disputaba. Un colegio privado y progresista que promova el garantismo educacional: no haba sistema disciplinario, el ncleo almneo se autogobernaba sobre la base de pautas de convivencia y el muequeo pedaggico de docentes integrados al campo popular. El sueo hmedo de Paulo Freire, de la compaera Adriana Puiggrs. En la prctica, un sistema basado en la rosca y la persuasin para acceder a privilegios, ir a tomar un caf con el docente afn y cerrar el paquete para tener un ao sabtico en el plano de las exigencias educativas. Para nosotros un negocio redondo, pero el alumnado con menos luces, los que no explicitaban su pertenencia al palo, ni demostraban rasgos de sobrepolitizacin, ni iban a las manifestaciones del 24 de marzo, 32

estaban jodidos porque no se enquistaban en la endogamia de la comunidad educativa, y se les exiga ms, se les peda que estudien, y los docentes militantes los miraban con cara de ojete porque no haba desprecio ms lgico que el que se diriga al que no asuma un compromiso poltico, una causita existencial, los que no queran vivir del limosneo ideolgico. Pero eran una minora, y el resto mayoritario ingresbamos en el pacto de liviandad educativa cerrado con docentes y directivos. Que laburen los giles, nosotros hablamos de poltica. Y era cierto, se hablaba de poltica, algo muy distinto a hacer poltica, porque, y digmoslo claramente, al docente ceterista no le gusta laburar, as como al empleado de ATE no le gusta laburar. No es ni bueno ni malo, es la realidad, y lo que no tiene es remedio, ellos creen estar para cosas ms importantes, el efluvio poltico, el marchismo desenfrenado (no puedo ms con la abstinencia, necesito una marcha), desgastan horas laborables en el clickeo de interminables cadenas de mails de fuerte consignismo, textos aparentemente esclarecedores, se cotidianizan en la gimnasia del pasilleo, le huyen con pnico a los programas de capacitacin alentados por la administracin pblica, Weber es un anatema para los guachos estos. Cuando Cristina Fernndez de Kirchner decidi proveer a los argentinos de un nuevo DNI y se puso a tope la capacidad tecnolgica y operativa del Renaper, cuyo correlato implicaba tener recursos humanos acordes a un servicio estatal eficaz y de profesionalidad (donde lo que se necesita es laburar y no romper las pelotas), Cristina cerr con Andrs Rodrguez, porque la cara del Estado necesitaba empleados consustanciados con el servicio pblico, y as fue: el Renaper es upecenista. El da que el tronco Ctera-ATE deponga su actitud, cunto ms amplificada estar la capacidad instalada del Estado, esa boludez que van a empezar a manguear los votantes a partir de 2012. A esta fauna la tenemos junada desde los 9 aos, desde que Vctor De Gennaro apareci trotando desde los vestuarios por entre los rboles recin plantados y hacia el verde csped para asegurar con pases cortos y drsela redonda 33

siempre a un compaero. Y con el garantismo educacional, Luciano, qu pas? Obviamente, en l germinaba el huevo de la serpiente: el ncleo almneo ms politizado que firmaba el pacto amigable de no disputa de la palabra, tambin poda voltearlo, porque si en su momento aprovechamos la zona liberada gestada por el personal directivo para proceder a la ejecucin verbal de Alberto Albamonte, tambin podamos cargarnos al docente militante amigo con el que hacamos lobby para inflar las calificaciones; como vern, la realpolitik nos tom por asalto temprano, y nos hicimos inmunes al verso mientras convivamos con l. Y empezamos a usar la palabra, un uso prostitutivo, para sacar intereses, para joder, para disputar con displicencia, sin las solemnizaciones que el docente apaleado tomaba tan en serio, el pacto se quebraba porque nosotros ramos ms dctiles con la palabra, la ponamos al servicio de nuestra vanidad, de pulsiones un poco srdidas, y el docente militante quedaba atrapado en la rigidez ceterista, en el consignismo pusilnime que envileca el lenguaje, y se empezaron a poner nerviosos. Quisieron imponer el orden, o reclamar piedad. A un pececito que dictaba filosofa le preguntaba por Hegel por qu no das Hegel? y el pelilargo canoso te llamaba aparte, par Luciano, aflojme un poco que yo hice un cursito para sumar horas ctedra y de Hegel no s una mierda, no me escrachs. Transpiraba el fan de Patricio Echegaray, y en realidad era gracioso porque uno de Hegel tampoco saba una mierda, era insufrible leer esos fiambres que los tipos haban escrito para evitar coger (Kant) o para coger al mnimo (Hegel), lo que pasaba es que nosotros manejbamos mejor la palabra, insinubamos, pareca que sabamos, construamos mejor el verso. Cundo fue certera la revista Lnea? En el ochentismo dictatorial, por eso era censurada. Porque hay que ver, seores, lo que escriba Salvador Ferla en Lnea, cmo describa el pasaje 1975-76, con qu adjetivos, sa era la poca que se viva, y no, no nos ruboricemos por lo que escriba Ferla, todava no. Cmo contener a esa jaura letrada que se morda la cola, que incurra en un rebeldismo incausado 34

incomprensible, ese era el drama del docente militante del tronco Ctera-ATE, qu hacer con un crneo destinado a promedios dorados en la UBA que se aburra ante el enciclopedismo progresista que sala de la boca de una docente militante pseudojiposa, hoy masa crtica de Proyecto Sur, y ayer de la gloriosa Unidad Socialista, pseudojiposa porque se compraba los jeans en el equivalente de lo que hoy sera Tucci, y el crneo, un rubiecito tipo Axel B. que como l tena un futuro brbaro que se malograra, se aburra, se bajaba la bragueta, pelaba y la dejaba ah, y segua escuchando. Una cosa muy asexuada, ldica, por eso las chicas pispeaban y se rean, y la pseudojiposa quis averiguar la causa de las sonrisas, fue y pispe, y uno nunca va a entender qu era lo escandaloso de verle la pija planchada a un adolescente ubista, era imposible que la jipi no las hubiera visto de todo tamao y curvatura, pero era notorio que la pseudo estaba un poquito intervenida por los estudios de gnero y lea la situacin como una agresin exhibicionista sobre el propio cuerpo, un acto violento o quin sabe que cosa, lo curioso es que las chicas no lo haban tomado de ese modo, sino que se cagaban de risa. La pseudojiposa nos quiso castigar con un examen relmpago ah mismo, indignada, con una cara que equivala a la que tienen ciertas chicas esculpidas por la ausencia estructural de pija o aunque ms no sea de un dildo, la verdad era que no s entenda la causa de tanta ojetez, de tanta virulencia. Sabamos que la pseudojiposa le armaba carpetas a Alfredo Bravo, memos, papers, ideas cruciales contra la reforma educativa que impulsaba la compaera Susi Decibe, la amiga del Guille Moreno, y todo nos remita a la gloriosa jotap, porque debi ser Susana, y no el antipoltico Dani Filmus, la ministra educativa del compaero Kirchner. La pseudojiposa nos conmin a la exaccin de una hoja para ejercer su revanchismo, y perdi. Se le dijo al bombn de la escuadra alfredobravista-ceterista: que se equivocaba, que incurra en una confusin conceptual al castigar una inconducta con una examinacin sorpresiva del conocimiento. Que conocimiento y disciplina eran mbitos 35

separados de la vida educativa, que lo que corresponda en todo caso era una sancin disciplinaria y no ejercer una especie de castigo intelectual que no tena nada que ver. La mina qued aturdida y si hubiera existido un 0-600-Alfredo-Bravo-teescucha, hubiera llamado para pedir instrucciones, algo con que rebatir a esta pendejada soberbia que se atreva a disputar con solvencia y no con bardeo vacuo en el campo de la argumentacin, de las palabritas, del chamuyo, de esa evanescencia tan apartada de los hechos. El bombn del Tucci marcadito tir la toalla: haba perdido algo ms que la autoridad docente, haba perdido la autoridad intelectual y eso el viejo tronco Ctera-ATE era algo que no poda tolerar: sentir el vientito pesado de una temporada alicada en las palabras. Se tomaban muy en serio el verismo en el terreno del chamuyo, y era una pena. As decaa un colegio privado progresista, con la ruptura de un pacto amorfo de buena conciencia ideolgica y el inicio de una reposada tensin verbal en el mbito de la enseanza, el sutil acicateo al docente militante que daba el mal paso. Para nosotros, un divertido testeo de nuestra furibundia letrada antes de anotarnos en la UBA, para ellos una situacin insostenible desde el punto de vista psicolgico. Es ms fcil tomar un colegio que sentarse en una mesa con el docente y macerarlo en base a palabritas, haikus, citas choreadas. Se lo decimos a los pendejos del Pellegrini y del Nacional que no tienen aguante verbal, y te toman el colegio influidos por el breviario trosko-pequeb. Grow up, pendejos, y den la batalla cultural con palabritas, caf de por medio con el sistema docente, cepillen al ministro Bullrich en una mesa de negociacin, discutan currcula y no edificios, boludones, que te refuten una carpeta propositiva y no estrofas consignistas, volteen argumentos y no puertas de baos, porque sino se parecen a los forros del Mayo Francs, ese gran artificio pequeb de la adolescencia europea que se carg Sheila en Petite Fille de Franais Moyen, esa cancin poltica que fue censurada por la 36

gauche intelectual francesa bajo la excusa de ser pop barato y comercial sin pretensiones artsticas serias, bla, bla: verso. Sheila sac el tema en junio del 68 y anunci, parodiando el elitismo wertheriano de esos nios ricos que tenan tristeza y fumaban caprichos, el aluvin gaullista de votos que se vena: al Mayo Francs lo liquid una cancin yey, pero nadie dice nada. Sheila, al ritmo del madison, les haba sacado la ficha a aquellos nios aburridos que se amargaban porque los obreros volvan al trabajo, esos chantas que no queran planificarse una vida, en definitiva, pibes cmodos que no queran disputar la palabra por los canales institucionales, enemigos declarados de la inversin productiva, del estado benefactor y del acceso al crdito hipotecario. Ac somos displicentes, insinuamos que estamos para ms para no confirmarlo nunca, somos displicentes como Lady Gaga en el pop o Neymar en el Brasileirao o en la Copa, porque no hay nada ms divertido que joder con las palabritas, tirar amagues, punchi-punchi o tiki-tiki, a disputar, a disputar

37

TenisMuchos recuerdan hoy casi al borde de las lgrimas que se originan dudosamente en la memoria aquel discurso lluvioso de Ricardo Alfonsn en la Rural, las gotitas de agua nvea se deslizaban oblicuamente por la influencia de algn viento y el presidente gorjeaba contra las corporaciones que tanto mal le haban hecho a su gobierno. Digamos que el borbotn parquenortista ya no le dejaba ver a RA los problemas de conduccin del estado que se originaron en una omisin de lectura: no comprender que no exista capacidad administrativa y fiscal bsica para que el estado funcionara. Por eso Menem es el padre de la democracia. Mientras RA conmova con las palabras a un sector emblemtico de la cultura progresista (los vencedores culturales de una derrota poltica anterior, que sucedi cuando yo no haba nacido, tambin estaban ah), el populacho entraba en el suplicio poltico de la inestabilidad econmica, en la antesala buclica de un Plan Primavera para todos. Pero los nios de clase media estatal y pujante preferamos, en las jornadas anteriores a cualquier saqueo supermercadil realizado casi con amabilidad cetrina, ir al club de la empresa del estado, el atildado club de los cuellos blancos y obreros de la industria militar, las fabricaciones militares inauguradas por el compaero general Savio cuando el que era un nio era mi padre. Los nios jugbamos al tenis, nuestros padres cuelloblanco jugaban al tenis, nuestras madres cultas y amas de casa jugaban al tenis. Jugbamos sobre lo que un Carlitos Moy o un Alex Corretja llamaran tierra batida, que para m suena mejor que polvo de ladrillo. Jugbamos de la maana a la noche mientras afuera Alfonsn se hunda en una tarda y absurda verba antiruralista en un pas que no tena mecanismos burocrticos para cobrar impuestos (siempre es primero la economa y luego la poltica, como deca en la intimidad ese gran presidente que fue Nstor 38

Kirchner), porque se come y se educa no con el pelpa constitucional sino con guita, con caja, con margen fiscal, porque el supervit de las finanzas publicas es la esperanza del pueblo capitalista. Los negros con camisas azules de grafa nos dejaban la cancha bien regada, los flejes tan blancos que se poda pasar la lengua como se pasa sobre un helado artesanal o sobre una rajita higienizada, pelbamos nuestras raquetas de grafito 45 o 90 en un mercado hegemonizado por Prince pero yo usaba Yamaha, drive, revs, volea y smash, los morochos cancheros hacan un laburo intuitivo con el polvo de ladrillo, eran unos genios, y en el BALTC tambin son todos morochos los que te preparan la cancha, en ese caso con camisas de grafa verdes, y cuando fui a ver la exhibicin Sabatini-Kournikova se me acerc el canchero despus de regar y escobear, se qued ah parado se da vuelta y me dice vos sabs cuanto hace que trabajo ac, pibe? y claro que era una pregunta retrica pero hizo la pausita igual, desde el 73, la primera vez que gan Vilas ac, le gan a Borg y el tipo se pone a lagrimear, y Kournikova ya est en la lnea de base para esperar el saque y da saltitos y el morocho lagrimea por el recuerdo y de reojo le mira las piernas a Anita y desde la tribuna alguien grita dale negro, raj que ya empieza y yo me voy a sentar a la platea pero el negro se queda ah todava con la escoba en la mano, lagrimea menos y le mira ms las piernas a Anita, y Gaby va a sacar (con ese saque pedorro que tuvo siempre) y el negro se aviva y se va, y el culo y las gambas de Anita son historia, 15-0, ace de Gaby, tomen putos, vamos argentina carajo. Y cuando RA anunciaba una economa de guerra en esa caja negra final y no cuando corresponda, es decir, cuando arrancaba su mandato y la mitad ms uno era lo que haba plasmado el colegio electoral, los nios de los estatales pegbamos el drive con poco top, no como ahora, y nuestros padres se enfrascaban en competitivos torneos internos. Al medioda los calores y el hambre nos hacan cortan la actividad. Nos agrupbamos todos en la masiva confitera y en la teles mirbamos tenis. Era la 39

poca de oro de Gaby Sabatini y se analizaba mucho, se discuta si iba a llegar a nmero uno, y haba gente insufrible que radiografiaba golpes, pero mir que bien lateraliza el torso la Navratilova en el saque y otros que parecan al borde del orgasmo mientras vean un Becker-Sampras sobre carpeta indoor (posiblemente un Masters, supongo), y eran todos estatales de cuello blanco, sanamente amesetados por la plenitud protoprivatizadora, antes de que Menem los sacara del jardn infantil de la improductividad pblica para llevarlos a la jungla adulta de la actividad privada, antes de que se hicieran hombres en el mbito del videoclub, la rotisera o el rems. Para esa poca, la direccin cvico-militar del club decidi modificar su poltica de asociacin: empezaron a aceptar socios externos, se rompi la endogamia de los trabajadores de la empresa pblica, ahora vena gente de afuera, y con una capacidad econmica caudalosa, familias turgentes del sector privado con poder de fuego adquisitivo muy superior al de un asalariado calificado de las terminales y desfinanciadas empresas pblicas. Encima muchos de estos extranjeros jugaban mejor al tenis y en los torneos se reflejaba la tensin social, la pica entre los externos y los de fbrica, aunque ah no tallara ningn obrero, ningn compaero trabajador manual de fundicin, de aleaciones, salvo uno. Uno que slo apareca cuando se jugaban los torneos, el seor C., que llegaba en silencio con su bolso de cuero armado, su panza de vino y su chuequera impronunciable, sacaba su raqueta de madera muy bien barnizada en la era del grafito, y las esposas de los cuellos blancos y los externos se iban desesperadas a la cancha donde jugaba el seor C., las minas se meaban cuando vean moverse al negro en el precalentamiento, se mova poco porque tena buen timming y mucha fuerza en el brazo, una aceleracin tremenda casi sin mover el cuerpo. Y las cultas amas de casa pegaban sus manos y sus tetas al alambrado romboidal para ver mejor al seor C., que haca mucho saque y volea y los cagaba a todos, inclusive a adolescentes pulcros que estaban todo el da con la raquetita y tambin se cogan a las minitas ms 40

lindas del club, y el negro les ganaba en tercera ronda 6-3 y 6-3 sin despeinarse. Y el seor C. era un obrero de la fabricacin militar y jugaba muy bien al tenis, con un estilo clsico que hoy no existe ms, el revs todo con slice y cuando el rival no lo vea se te meta en la red, y listo. Sola perder en cuartos de final, con rivales ya de mayor nivel y entonces saludaba al vencedor, y se iba en silencio, no saludaba a nadie ms que su oponente: era como un personaje de Rulfo, pero ste exista de verdad, era un forastero que encabritaba las aguas mansas de la recreacin estatal, era como un hombre sin nombre de Leone que viene, hace su trabajo y se va, y ese silencio calentaba ms a las amas de casa cultas y desesperadas, y cuando el seor C. le ganaba a un socio externo, los cuellos blancos tomaban ese triunfo ajeno para gastar a los externos se es nuestro, es de fbrica les decan mientras retrocedan en la plantilla de asociados y en la capacidad econmica, y todo esto pasaba antes de la Reforma del Estado que RA no quiso hacer, tan slo, por cagn. Un da estaba yo en los vestuarios, me estaba poniendo la mallita para ir a la pileta, estaba todo desierto, yo estaba tranquilo porque en el cambio de ropas no habra testigos de lo que para m era mi pija chiquita, mi pija tensa y chiquita de nio estatal pudoroso, y alguien haba porque empez a sonar agua en la zona de duchas, y yo me quede en silencio junto a mi vestidor y escuch, y de repente se siente un silbidito desde las duchas, alguien se fregaba y silbaba, y era como una cancin pero no saba qu era, yo era tan solo un nio estatal que jugaba tenis, y haba una parte en que el silbido aumentaba su fuerza ( y que slo muchos aos despus pude notar que era la parte que coincida con por ese gran argentino que se supo conquistar) y otras en que el silbido se perda detrs del agua sanitaria de la ducha, y volva, hasta que par junto con el agua. Despus de un rato, sala por el pasillo hacia la puerta, con el bolso de cuero armado, en cuero, shorcito y ojotas y todava chorreando agua por el lomo, el seor C., y en total silencio y sin verme y sin ver a nadie, dej una lnea de agua en el piso, y se fue. 41

Los pacientes meandros de una biografa poltica menor

Como todos saben, yo fui a un colegio privado progresista del sur del conurbano. Mis profesores eran afiliados al Partido Socialista que llevaban una estampita de San Alfredo Bravo en las agendas. Unos pocos eran afiliados al Partido Comunista, y describan con pasin la experiencia poltica del FRAL. Eran buenos tipos que nos daban una educacin abierta, casi nos dejaban entrar con un porro al aula, si queramos. Eran noventismo. Ya exista pginadoce. Yo era un pber poltico que haba aprendido que haba que tratar con indiferencia al peronismo: no te gastes, nene, es bonapartismo. Y yo no quise saber ms, porque era un nio poltico con una biblioteca heredada. Una biblioteca completa de Scalabrini Ortiz que viraba, antes de que la cosa se pusiera problemtica, hacia los textos duros del marxismo, esos reglamentos polticos que entregan la receta de la buena conciencia y tranquilizan a las almas alarmadas dicindoles que la ideologa es todo. Yo me cri en un colegio privado y progresista, como otros nios se criaban en colegios privados y religiosos. Eran los mejores das de la Convertibilidad, cuando los sueldos congelados rendan mucho, cuando el poder adquisitivo era algo (un bien social) despus de las hiperinflaciones. Los profesores de mi colegio podan comprarse muchos libros, eran los ganadores del modelo, pero en la terapia lo negaban, hablaban de neoliberalismo. Yo tambin tena muchos libros, y ya me aburra. Quise pasar a ser un pber militante, quera saber de que se trataba realmente. Quise saber si en la calle haba algo parecido a eso que lea como progresismo, y tambin, si los peronistas eran tan malos como 42 los aos iniciticos del

decan, si eran todos negros con carencias de pronunciacin y sintcticas embaucados por la sarasa de un lder. Eran los 90. Era jodido para un nio poltico empezar a militar en esos aos. Ahora es ms fcil. Axioma: uno milita donde puede, pero ms temprano que tarde uno se encuentra, en algn tramo del sendero, con algn modo de la sustancialidad poltica del peronismo. No es una cuestin partidaria, ni de afiliaciones, ni de sellos, banderas o escudos; es un cruce que ocurre. Un cruce con personas, con hechos, con costumbres, con desmesuras, con incomodidades, con errores, con actitudes, con ciertas fraternidades horizontales, microfsicas, invalorables. Yo empec a militar en el bordonismo, circa 1994. Menos por estricta eleccin que por azar y ciertas casualidades. Uno milita desde donde puede, y elige recin cuando recorri un camino que le permite desprenderse de los padres. La madurez en la militancia se adquiere cuando uno puede luchar contra la ideologa sin sentir la culpa. Militar es destruir una ideologa, cualquiera sea ella. Destruir aquello que no nos deja caminar, aquello que nos deja caer en la mentira. Axioma: La militancia te hace saber que la poltica es ingrata. Que es difcil. Que es mucho ms fcil criticar desde afuera. Que uno se relaciona con personas, y no con ideologas. Que en la militancia territorial de base del conurbano no se habla de ideologa ni del significante vaco. Que los que te salvan no son los que blanden el pendn de la nitidez ideolgica. Del tiempo bordonista viene el cruce inicial con la desprolijidad peronista, de un peronismo mucho ms civilizado en tanto pata peronista del Frepaso, pero que no poda esconder sus races sindicales, punteriles, sus historias prteritas de izquierda y derecha peronista, su negritud e impronta desmesurada, la crtica velada al anticorrupcionismo de Chacho, la postura fagocitante del vamos por todo y les sacamos el partidito a estos progres, la vocacin de copar internas y la gestualidad desafiante y patoteril para abrirse paso a los pechazos, si era 43

necesario. Detrs de la inmaculada figura renovadora y blanca del Pilo Bordn apareca esa horda indisciplinada, venan otra vez los perucas a ensuciar la genuina experiencia progresista del Chacho. Detrs del occidental Pilo surga la imagen preocupante de un tal Moyano que le brindaba estructura y le movilizaba, cuidado. Y detrs de todo eso, el Keyser Soze de la poltica del conurbano: Duhalde. Y a pesar de todo, yo era un nio al que le molest que Chacho perdiera esa interna del 95; a pesar de mi bordonismo lo haba votado, y yo tambin pens en aquel momento que a Chacho lo haban cagado con el aparato. Con el tiempo me di cuenta que a Chacho no lo haba cagado nadie, que l se cag slo porque no laburaba, porque se la pasaba desratizando de peronistas a su partido, porque bajaba listas a lo loco para que no perder internas, porque termin pensando que tener militancia era un gasto al pedo, porque Mariano Grondona lo empez a invitar todos los jueves a Hora Clave, porque se aferr a la excusa del clientelismo para explicar sus fracasos en la construccin territorial que l mismo desalentaba, porque le fue echando la culpa al PJ de todo lo malo que le suceda al pas. Pero yo todava era un nio poltico que quera salvar al progresismo partidario que haba ledo, y cuando Bordn se fue del Frepaso, me acerqu al Frente Grande, en vez de irme directamente al PJ, cosa que hice algunos aos despus, circa 2000. Pero aquel tiempo sirvi para ver desde adentro la fbrica chachista, la coleccin que de dirigentes que pari era el un antimenemismo, culturalmente tambin

antiperonismo. El Frepaso fue la crnica finiquitada del apogeo y cada de un modo de concebir la organizacin poltica y la valoracin del militante: un modo elitista, excluyente, sectario, servil, hipcrita, es decir, con una lgica bastante hija de puta. Era la primera vez que yo vea en poltica que a los que laburaban los expulsaban y a los parsitos los premiaban: ah tambin empec a verificar que la cosa iba a terminar mal. Y todo eso lo produca un partido progresista. 44

Por eso para m no es admisible ya discutir las sucesivas y posibles redenciones del progresismo nacional: yo di por cerrada esa cuestin hace trece aos, cuando la Alianza asuma el poder poltico de la nacin. De all hasta el 2001 y el 2003 lo que hice fue confirmar qu tipo de relaciones eran las que establecan los distintos partidos polticos entre poltica y gestin: el PJ ganaba por afano. Fin del debate. La discusin sobre el progresismo real es obsoleta, aun cuando el kirchnerismo la haya relanzado. Algo que confirma que para ello siempre se necesita de algn tipo de peronismo en el medio, que coloque las agendas que cada poca va pidiendo. Y la lgica hija de puta de la estructura profunda del progresismo no ha variado: Solanas, Sabbatella y ca. le siguen buscando la cuadratura al crculo. En el mejor de los casos se puede tratar de buenos tipos, con buenas ideas, pero que estn estructuralmente incapacitados para hacer poltica en el seno del pueblo. Los muchachos actuales son una copia inspida de Chacho lvarez, y a m, dejme con el original, con el ms poltico, con el que todava sigo apreciando. No son malos tipos, slo se trata de poltica. Guste o no, la catstrofe de 2001 la tuvo que asumir el aparato peronista nacional y bonaerense en ejercicio del poder ejecutivo nacional. Los que piensan que gobern el senador Duhalde segn narraba la opereta de Verbitsky en esos das, estn muy equivocados. Lo que la mayora de la gente politizada no entiende es que los punteros y las manzaneras no eran duhaldistas: eran del barrio en el que vivan. En esos das no encontr ninguna manzanera que preguntara filiaciones polticas. Y hubo que ver escenas muy jodidas que me recuerdan lo que hoy pasa en Santiago de Chile, y es terrible: cuando se estaba haciendo el relevamiento para entregar la primera tanda del Plan Jefes y Jefas de Hogar, muchas personas de barrios cntricos y lindas casitas pero que no tenan para comer, sentan la humillacin de la desproteccin, y aceptaban la bolsa de comida que le entregaba el puntero con bronca, pero inermes. 45

Personas de clase media que se sentan devaluadas porque una negrita de la villa que laburaba en la muni le vena a tomar los datos para acceder al PJJH. Personas que cobraban los 150 mangos pero lo ocultaban en su barrio residencial, otras que iban llorando a cobrar el plancito y otras que desataban sus miserias una vez que se cerraba la puerta del chalet, porque literalmente, no tenan para morfar. Cuando ests hundido en la mierda, es ese peronismo el que te salva. Uno ve eso, y ves que el PJ, aun con todas las crticas que puedan hacerse, es el resguardo mnimo que existe ante el abismo. Y te vas al PJ. Como deca Eva, ests obligado a ir. No es lo ideal, no ser lo mejor, es lo que hay donde no hay casi nada. Y yo aprend hace mucho que en poltica se labura con lo que hay, se organiza desde lo que existe, porque las necesidades son para ayer. Bienaventurados sean los que pueden esperar, porque de ellos no ser el reino de la poltica.

46

Escenas de la guerra

47

rea de mantenimiento (La mujer del cuadro)

Vesta como Jerry Seinfeld en la primera temporada de Seinfeld: remera o chomba tirante metida adentro del pantaln de jean gastado y zapatillas blancas de tenis. Podramos decir que no era la indumentaria adecuada para un director municipal (el director poltico), pero a poco de saber que se trataba de la direccin del rea de mantenimiento, cualquier inquisitoria textil quedaba dispensada: el mantenimiento municipal no poda ofrecer ornamentos polticos a la gestin, era el subsuelo cotidiano y oscuro de la impasible rueda administrativa del Estado mnimo, ni siquiera Weber tena idea de lo que era ese leprosario de la burocracia lumpen, Max hubiera huido horrorizado del rea de mantenimiento a los quince das. Por eso la eleccin textil del director estaba tcitamente disculpada por los altos mandos municipales, el tipo no formaba parte de la marquesina gestiva, no tendra que compartir nunca una foto con el intendente. El director era un pececito bastante realista que haba pasado las horas de la infancia en Solano. A diferencia de la rama pececita ms blanca y urbanizada que haba militado durante los 80 en los organismos de derechos humanos (bsicamente en la Liga y APDH), el director vena de una experiencia gremial junto a Zanola y las primeras huelgas del 79, fue delegado contra la privatizacin noventista, se cagaba lo suficiente en la retrica del anlisis que todava imperaba en el partido, en realidad haca aos que estaba fuera de toda orgnica, pero la convertibilidad blanca le haba dado la posibilidad de acercarse casi novedosamente al poder de la mano de vas ms moderadas, y haba qu ver cunto del pasado volva a la hora de arquitectonizar la accin. El director sola contar las historias de 48

ellos, una atmsfera que estaba fuera de mis posibilidades generacionales, pero que escuchaba con gracia. Las ms divertidas eran las historias de los pececitos que tenan el habitual viaje inicitico a la URSS, llegaban a Mosc con las mejores expectativas pero resulta que se encontraban con el mazazo miserable del socialismo real y volvan muy quebrados, la mayora se hacan evangelistas y no era chiste, el director contaba casos con nombre y apellido, los pececitos volvan y se metan al evangelismo, se dedicaban al estudio pentecostal, y otros ingresaban en instituciones psiquitricas, y a m esas historias me hacan rer mucho, y aunque el director no comparta mi risa, narraba lentamente con relajacin, era evidente que disfrutaba del relato. Al mes de asumir el cargo, el director me dijo que se iba de vacaciones, un mes con la familia a la costa. Puse algn reparo, le dije que recin asumamos, que haba que asentar la autoridad ante un plantel de 200 empleados que eran los condenados de la tierra municipal, por lo tanto difciles de manejar, ac venan a parar los desterrados de reas ms competentes, los menos calificados, era un autntico lumpen-proletariado que te podas poner de gorra a la primera de cambio que te mandaras un moco, eso fue ms o menos lo que le dije al director pececito y l dijo: No te calents, no pasa nada, vos lo vas a manejar bien. Un da antes de irse a vacacionar, lleg al despacho (nuestro despacho) y adems de la mochilita que traa al laburo, vino con una bolsa de plstico en la mano. Era un clsico despacho de director municipal, con la bandera de la repblica argentina a un costado y la bandera de la provincia de buenos aires al otro y detrs del escritorio una pared amachimbrada hasta la mitad y de ah para arriba pared blanca, limpia. En el centro de la pared, detrs del silln del director, haba un cuadro mediano con una foto de Evita. Era el nico dato poltico que se poda rastrear en la oficina. El director se saca la mochila y la cuelga en un perchero, gira y se pone a mirar el cuadro. Lo mira en silencio durante un rato, entonces yo levanto la vista de unas planillas y 49

lo miro desde mi escritorio, y miro a Evita, y veo cmo el director la mira a Evita y espero, porque algo va a pasar, pero el director solo mira el cuadro, y cuando la escena parece perder inters, el director se agacha y abre la bolsa de plstico y saca un cuadro, o lo que yo intuyo que es la parte trasera de un cuadro y lo apoya en su escritorio, el cuadro est boca abajo y yo no veo, y el director vuelve a mirar el cuadro de Evita, y se le acerca lentamente, estira sus manos y descuelga el cuadro de Evita y lo coloca delicadamente en el fondo de un armario. Finalmente el director levanta el otro cuadro y lo pone en el lugar que estaba Evita, por fin veo la cara gorda, la papada kilomtrica, el trapo en la cabeza y unas telas multicolores jiposas que empiezan debajo de esa papada, y ms abajo unas palabras hechas en computadora, una muy buena tinta de impresin que deca: Rigoberta Mench Premio Nobel de la Paz. Y ms abajo una leyenda entrecomillada que no alcanzaba a distinguir desde mi mdico escritorio, seguramente un dixit ejemplar de la gorda, una frase docente y sentida para que tomemos conciencia. El director me pregunta si la conozco, le digo que s con la cabeza. Yo la admiro mucho a esta mujer me dice el director sin que se noten inflexiones en su voz, y yo no digo nada, retorno a mis planillas para evitar decir cualquier cosa, para que mi sorpresa sea solo digerida por m mismo. Cuando el lumpen-proletariado supo que qued a cargo, empezaron a rondar la oficina. Cada uno vena con su historieta personal, casi todos venan en plan lacrimoso a peticionar alguna clase de bonificacin salarial, las mujeres no tardaban en llorar, mi marido est preso, mi nenita est muy enferma, me mostraban certificados mdicos nuevos o percudidos, casi todos estaban endeudados hasta la mdula con mutuales y financieras de baja solvencia y fuertes intereses punitorios, algunos tenan el salario embargado y se quejaban porque de bolsillo cobraban poco, esto es una injusticia Luciano, las empleadas ms jvenes que estaban contratadas venan con polleritas ms cortas dispuestas a la guerra de la negociacin