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153 Psicoanálisis - Vol. XXXI - Nº 1 - 2009 - pp. 153-166 Identificaciones alienantes y repetición. Una contribución acerca de la transmisión transgeneracional Silvia Nussbaum 1. INTRODUCCION Freud en 1914, cuando escribe “Recuerdo, repetición y elabora- ción”, nos enseña que “el analizado no recuerda nada de lo olvidado o reprimido, sino que lo vive de nuevo. No lo reproduce como recuerdo, sino como acto; lo repite sin saber, naturalmente, lo repite”, … “la transferencia no es por sí misma más que una repetición y la repetición, la transferencia del pretérito olvidado, el analizado repite en lugar de recordar, y lo hace bajo las condiciones de la resistencia”. Freud, a partir de estas afirmaciones se pregunta: “qué es realmente lo que repite” y se responde “repite todo lo que se ha incorporado ya a su ser partiendo de las fuentes de lo reprimido: sus inhibiciones, sus tendencias inutilizables y sus rasgos de carácter patológico”. Sin embargo esta respuesta es relativizada por el mismo Freud (1920) cuando trata la repetición en “Más allá del Principio del placer”. La tarea de hacer consciente lo inconsciente no siempre daba resultado. Los momentos del pasado más representati- vos eran ‘repetidos’ como sucesos actuales en lugar de ser recorda- dos como un trozo del pasado. La novedad del 20, es que este pasado que se repetía no había sido representado –“la compulsión de repe- tición”. Deleuze (1969) marca un hito al mostrar cómo la repetición, en su iteración, trasciende lo previamente representado. Para Deleuze, la repetición no hay que pensarla subordinada a las exigencias de la representación.

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  • 153Psicoanlisis - Vol. XXXI - N 1 - 2009 - pp. 153-166

    Identificaciones alienantesy repeticin.Una contribucin acerca de latransmisin transgeneracional

    Silvia Nussbaum

    1. INTRODUCCION

    Freud en 1914, cuando escribe Recuerdo, repeticin y elabora-cin, nos ensea que el analizado no recuerda nada de lo olvidadoo reprimido, sino que lo vive de nuevo. No lo reproduce comorecuerdo, sino como acto; lo repite sin saber, naturalmente, lorepite, la transferencia no es por s misma ms que unarepeticin y la repeticin, la transferencia del pretrito olvidado, elanalizado repite en lugar de recordar, y lo hace bajo las condicionesde la resistencia. Freud, a partir de estas afirmaciones se pregunta:qu es realmente lo que repite y se responde repite todo lo quese ha incorporado ya a su ser partiendo de las fuentes de loreprimido: sus inhibiciones, sus tendencias inutilizables y sus rasgosde carcter patolgico. Sin embargo esta respuesta es relativizadapor el mismo Freud (1920) cuando trata la repeticin en Ms all delPrincipio del placer. La tarea de hacer consciente lo inconsciente nosiempre daba resultado. Los momentos del pasado ms representati-vos eran repetidos como sucesos actuales en lugar de ser recorda-dos como un trozo del pasado. La novedad del 20, es que este pasadoque se repeta no haba sido representado la compulsin de repe-ticin.

    Deleuze (1969) marca un hito al mostrar cmo la repeticin, en suiteracin, trasciende lo previamente representado. Para Deleuze, larepeticin no hay que pensarla subordinada a las exigencias de larepresentacin.

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    En este texto me interesa especialmente la relacin entre larepeticin y lo que no tiene representacin. Para ello incorporar laclnica de lo transgeneracional, siguiendo a diversos autores que hanestudiado el tema y aproximaciones al mismo que he ido haciendo enlos ltimos aos (Silvia Nussbaum, 2002a; 2002b; 2004; 2006, 2008;Pelento, Maria Lucila 2002).

    Sugiero que incorporar el vrtice transgeneracional a la clnica,ampla la mirada convirtiendo en datos cuestiones que podran pasardesapercibidas.

    En esta presentacin har una breve puntuacin sobre el problemade la transmisin, para luego extenderme en el material clnico delanlisis de un adolescente e ilustrar a travs del mismo el papel de latransmisin de las identificaciones alienantes y el efecto de repeti-cin de contenidos que han pretendido quedar ignorados por genera-ciones predecesoras.

    Destacara en esa puntuacin algunas cuestiones

    a. El sujeto de la pulsin fue el sujeto del que se ocup centralmen-te el psicoanlisis en la primera tpica.b. El lugar de las hiptesis filogenticas.

    En este contexto es importante destacar que Freud pensaba que laherencia se transmita de modo filogentico. Este es el modelomediante el cual Freud explicaba la transmisin de la represinprimaria, los diques, en Tres Ensayos... (S. Freud, 1905); tambinfue el modelo al que acudi en Ttem y Tab para explicar laprohibicin del parricidio (S. Freud, 1913); las fantasas originariasencontraron la misma base explicativa (S. Freud, 1917a); etc.

    Las hiptesis filgenticas son tiles si las pensamos de la formaen que nos lo sugiere Kas (1993), enhebradas como las perlas de uncollar cuyo hilo filogentico sabemos es falso. Es importante noperder las perlas, ya que nos proponen un trabajo de transmisinpsquica entre y a travs de las generaciones, aunque postulara otrognero de engarce entre ellas, diferente al de la filognesis.

    c. La identificacin, un cambio de paradigma

    En este recorrido quiero resaltar que la identificacin implic uncambio de paradigma.

    Si bien Freud haba contemplado la nocin de identificacin desde

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    el comienzo de su indagacin clnica, sta recin toma todo su pesoen Duelo y Melancola.

    Buena parte de los analistas coinciden que la identificacin concarta de presentacin metapsicolgica en Duelo y Melancola (S.Freud, 1917b) y Psicologa de las masas y Anlisis del Yo (1921)toma todo su espesor en El Yo y el Ello (1923). Este ltimo textoimplica un cambio en el modo de concebir el sujeto que le interesa alpsicoanlisis. En l Freud afirma que el Yo es la sede de lasidentificaciones, y desarrolla desde las identificaciones, el tema delcomplejo de Edipo, el Super Yo en tanto heredero del complejo deEdipo. Desde esta nueva perspectiva dada por la segunda tpica elsujeto del inconsciente es, adems de un sujeto de la pulsin, unsujeto de herencia. Su subjetividad est instituida por identificacio-nes adquiridas en el seno de una matriz familiar que otorga lugares,plantea ideales, propone ejes axiolgicos con prescripciones y pros-cripciones, prefigura conflictos. Las relaciones interpersonalesinternalizadas resultado de identificaciones, juegan un fuertepapel en los conflictos intra-personales.

    d. El sujeto del inconsciente, un sujeto de herencia

    El sujeto del inconsciente fue considerado entonces un sujeto deherencia en tanto se lo supuso constituido segn dos determinacionesconvergentes:

    una primera tributaria del funcionamiento propio del incons-ciente en el espacio intra-psquico (resultado del esfuerzo de trabajoque impone la pulsin) y

    una segunda dada por la exigencia de trabajo psquico impuestaa la psique por el hecho de su ligazn con lo inter-subjetivo, por elhecho de su sujecin a los conjuntos de los que procede: los vnculosque tiene con la familia, grupos, instituciones masas (Kas, 1993).

    e. La transmisin y el Narcisismo

    La cuestin de la transmisin tambin fue considerada al introdu-cir la concepcin del narcisismo. Desde Introduccin del Narcisis-mo (Freud, 1914) se supuso que el narcisismo de un sujeto seapuntalaba sobre la generacin que lo anteceda, ya que en laconsideracin de los padres, su hijo, his majesty the baby debarealizar sus sueos irrealizados. El sujeto quedaba dividido entre la

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    doble necesidad de ser para s mismo su propio fin y ser el eslabnde una cadena generacional a la que est sujeto sin la participacinde su voluntad.

    Podemos plantear desde esta mirada que: Cada individuo est predeterminado por vnculos que preexis-

    ten a su nacimiento. El sujeto empieza a ser antes de nacer. La identificacin primaria encuentra su esencia en lo que se

    imagin sobre ese sujeto. Se heredan aspiraciones, conflictos, encrucijadas, irracionalida-

    des. Cada individuo, como nos ense Freud citndolo a Goethe,

    tendr que hacer suyo este paquete identificatorio, remodelarlo ydesde ese cimiento armar lo nuevo que pueda inventar.

    Las posibilidades creativas, innovadoras de un sujeto suelen verseentorpecidas por identificaciones alienantes que impiden reelaborarlo heredado y obligan a repetirlo. Son, parafraseando a Piera Aula-gnier, excesos en la transmisin. Para ilustrar este punto, volver(Nussbaum, 2002a) a recordar a Theodore Lidz (1957), un notableinvestigador y psicoanalista de la Universidad de Yale, que en losaos sesenta abord la transmisin generacional de la irracionalidadpostulando que, dada la asimetra derivada del estado de desamparoinicial, los hijos se ven, en ocasiones, obligados a aceptar las defensasde los padres y a obliterar los deseos propios. Lidz enfatizaba laimpermeabilidad de los padres para registrar y connotar la imposibi-lidad de or al nio y percibir sus necesidades emocionales.

    Otros desarrollos psicoanalticos apuntaron en esta direccin:entre ellos nombrara a Frida Fromm-Reichman (1939, 1950) y supostulacin sobre la madre esquizofrengena; Lyman Winne (1965)y su concepcin sobre la pseudomutualidad; Ronald Laing (1965) ysu nocin de mistificacin; Harold Searles (1965, 1971, 1979),resaltando el papel de la madre en la esquizofrenia; Piera Aulagnier(1975) y su concepcin acerca de la psicosis, etc.

    Todos ellos, en mayor o menor medida acentuaron el papel de lano investidura de los hijos, enfatizando adems cmo la divergenciaen los modos de sentir se percibe como un factor de desquiciamiento.Exaltan estos trabajos el lugar determinante que juega la imposibili-dad de construir la alteridad y la diferencia.

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    2. DENTRO DE LA MATRIZ QUE CONCIBE AL SUJETO COMO UNSUJETO DE HERENCIA, SE PUEDEN DISTINGUIR DOS TIPOS DECONTRIBUCIONES: LA TRANSMISION DE LA GENERACION QUENOS ANTECEDE Y LA TRANSMISION TRANSGENERACIONAL

    2.1. La transmisin de la generacin que nos antecede

    La transmisin que recibimos de la generacin que nos antecede,de la que heredamos modos de pensar, de sentir, y conflictos que cadahumano tiene que procesar, aquello que heredaste de tus padres,para poseerlo, adquirelo del Fausto de Goethe, citado por Freud enTtem y Tab. Luego de Freud, son muchos los autores pos-freudianos que han contribuido a expandir esta visin. Por conocidas,slo voy a nombrar algunas de ellas:

    2.1.1. La contribucin kleiniana, postulando que el interior delcuerpo materno da el modelo del mundo interno

    Recordemos que segn Klein (1932) el mundo interno se armasobre la base de la relacin que tiene el beb con el interior del cuerpomaterno. Luego el mundo ser visto como una simbolizacin de lovivido en esa relacin.

    2.1.2. Las contribuciones que enfatizaron el papel del otro en laconstitucin subjetiva

    Luego de la posguerra empez a tomar cuerpo dentro de la teorapsicoanaltica la necesidad de otra mente para constituir la propia.

    Anotara en este punto lo propuesto por Bion (1962) y la funcin dereverie materna; Winnicott (1951) y el espacio transicional, mostran-do el lugar de la madre suficientemente buena en tanto sostn de lailusin y moduladora de la desilusin; Piera Aulagnier (1975) con supostulacin sobre la anticipacin materna y el papel que da a laviolencia primaria y secundaria; Laplanche (1987) con su teora de laseduccin generalizada y la nocin de significantes enigmticos; etc.

    Es central dentro de lo que estoy exponiendo connotar el cambioque implic pasar de hiptesis filogenticas a hiptesis que privile-giaron la transmisin cultural para explicar cmo somos atravesadospor sentidos de las generaciones que nos preceden. Se produjo unenorme salto cuando se consider que detrs de la vida individual de

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    cada uno existe un tesoro a veces annimo, a veces con nombre yfigura. No slo la familia prxima nos antecede y nos instituye ennuestro modo de ser. Los antepasados que contribuyen a la confor-macin de la subjetividad son mltiples, tenemos diversas tradicio-nes detrs de nosotros, no una sola; hay una circulacin de prohibi-ciones y significados entre generaciones, transmisin y repeticin deencrucijadas que nos vienen de nuestros antecesores ms lejanos.Estas devienen determinantes del modo en que se constituye cadaindividualidad dentro de la trama familiar que la precede y a su vezprefigura a la que la sucede.

    Lacan (1966) ocupa un lugar esencial en este territorio. Fuepionero con su concepcin de las relaciones entre el sujeto y lacultura.

    Siguiendo esta tradicin, aunque con un perfil propio, cito nueva-mente a Piera Aulagnier (1975).

    Para Aulagnier es central la internalizacin de enunciados cultu-rales y sociales en el proceso de humanizacin. Su concepcin acercadel contrato narcisista ha sido iluminadora para esclarecer estacuestin.

    Para esta autora el sujeto del inconsciente es un sujeto sujetadopor, y a la, cultura. El individuo es sujetado por la cultura para suhumanizacin a travs de la incorporacin de los enunciados defundamento del grupo en el que se va a socializar, enunciados que sinduda tendr que metabolizar para hacerlos propios.

    Tambin ha sido capital el aporte de Ren Kas (1976) con sunocin de pacto denegativo para dar cuenta del papel instituyente delgrupo social

    Kas plantea que el individuo no puede rehusarse a ser unsujeto de herencia; si lo hiciera se pensara a s mismo comoautogenerado.

    2.2. La transmisin transgeneracional

    Esta temtica ha sido trabajada especialmente por algunos psicoa-nalistas franceses (N. Abraham, M. Torok, 1978; R. Kas, 1993; S.Tisseron, 1992; C. Nachin, 1995; M. Enriquez, 1996, entre otros)quienes en esta cuestin distinguen:

    2.2.1. la transmisin va la identificacin designando con ello unvnculo entre generaciones de

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    2.2.2. otra transmisin apoyada en lo negativo en el sentido de loque no ha advenido, de lo que es ausencia de inscripcin y represen-tacin, o de lo que en forma de encriptado est en stasis sin serinscripto y se transmite directamente por el afecto, el objeto bizarro,o el significante en bruto.

    Nicols Abraham y Mara Torok (1961-1978) han hecho unaexcelente teorizacin sobre la transmisin de lo que adolece de faltade significacin. Proponen el concepto de cripta para contenidos queno pueden ser elaborados, que quedan enquistados.

    Este tipo de aproximacin tendr en cuenta el abordaje de acon-tecimientos particulares vividos por la persona o las generacionesprecedentes. Un tema de especial consideracin en la gnesis de lacripta es el de los contenidos referidos a las vergenzas familiares ya duelos no elaborados. Estos dan por resultado un indecible queorigina patologa en las generaciones siguientes: un fantasma innom-brable que no podr ser objeto de representacin verbal. Se trata decontenidos ignorados por los hijos con una existencia presentida.As, los hijos de padres portadores de criptas pueden desarrollardificultades en el pensamiento, problemas en el aprendizaje, fobias.En la generacin de los nietos ocasionar impensables y podr daruna clnica con sensaciones, emociones, imgenes bizarras sin corre-lato con la vida psquica o familiar. Puede tambin dar lugar aconductas adictivas, delirios, trastornos psicosomticos.

    Me ha resultado tambin importante la contribucin de HaydeFaimberg (1985, 1988) que en la misma lnea que los autores de lotransgeneracional, contribuye a este territorio acuando las nocionesde telescopaje generacional y la de identificaciones alienantes.

    3. DISCUSION CLINICA

    Voy a relatar un material clnico con el fin de ilustrar la transmi-sin de sentidos y encrucijadas a travs de las identificaciones en lacadena intergeneracional.

    Juan haba terminado el colegio secundario. Su madre y su abuelapaterna, que viva con su familia, le haban dicho que deba analizar-se, l lo acept. En las entrevistas iniciales, Juan transmita unasensacin de agobio ante lo que pensaba que era un destino inevita-ble: deba seguir trabajando en la empresa familiar en la que estaba

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    hacindolo desde los comienzos de su adolescencia. Supona que enla mente de sus padres, de su abuela, as como en todo su medio social,no caba otra posibilidad ms que sta. Esta cosmovisin lo abruma-ba y mostraba ante ello intensas ansiedades claustrofbicas.

    Tena desde haca un ao una novia, novia de su mismo gruposocial y confesional, adecuada para los estndares familiares.

    En los primeros tiempos despleg al modo de una transferenciapreformada, una gran prolijidad en la observancia de los aspectosformales del anlisis. Juan mantena un estricto cumplimiento de loshorarios, del pago de los honorarios, tambin se mostraba colabora-dor en la sesin lindando con actitudes reactivas. Sin embargo,contradiciendo este estilo, con alguna frecuencia faltaba sin avisar ytena alguna reticencia para contar qu era lo que haca en esasrabonas.

    Con el tiempo y con dificultad me cont que se iba a leer a un bar.Embargado por una enorme vergenza me fue diciendo que tena unagran pasin por la literatura y dado su pudor sobre esto, no hablabademasiado conmigo sobre la cuestin.

    Juan estaba convencido que yo tendra una muy mala opininsobre su actividad que l senta clandestina. Para su abuela y para m,segn l, sta era la actividad de un vago, una actividad improductiva.

    En estas rabonas tambin apareca su subversin ante lo que lsupona el dictamen social, prescripciones de qu y cmo se debanhacer las cosas, e incluso acerca de su forma de estar en el anlisis.

    El resentimiento que tena por tener que cumplir con lasobligaciones que le planteaba esta modalidad pudo convertirse entema de anlisis con el correr de las sesiones. Aparecieron entoncestorturantes ideas obsesivas y pesadillas que no recordaba.

    Deca con gran orgullo que su padre era un hombre que hacatodo bien. Era un prspero y exitoso empresario que viva toda suvida cumpliendo con sus deberes. En su juventud haba sido unhombre dicharachero que haba transitado por el teatro y que en esostiempos prometa como actor. Sin embargo, al llegar la adultez sentcabeza, dej esos pecados de juventud de lado y se cas. Comenza trabajar con su madre y una hermana la abuela y la ta de Juan,montando una empresa familiar. Juan supona que la abuela paternatena un gran ascendiente sobre su pap y su ta soltera y haba jugadoun importante papel en este sentar cabeza. Todos vivan en la casade la abuela; Juan contaba que no haba alegra en su hogar.

    El ascendiente que tena la abuela se apoyaba en su carcter

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    esforzado y duro ya que haba tenido que atravesar infortunios. Serelataba una historia desgraciada sobre su vida: haba sido abandona-da por su marido el abuelo paterno de Juan, vivan en la capital deun pas limtrofe con la Argentina, y entonces, por la mala actitudde este hombre, no haba tenido ms remedio que viajar a BuenosAires y sola haba tenido que llevar adelante su vida y la de sus treshijos. Se hablaba muy mal tambin de un to de Juan, el otrohermano de su padre, se deca que era un jugador, un irresponsable.El padre de Juan, en cambio, era puesto como ejemplo de abnegaciny de devocin por la actitud que tena tanto para con su madre, paracon su hermana, como para con su actual familia.

    Tiempo despus, Juan cont en una de sus sesiones que en el baral que iba a leer haba conocido a una chica de la que empez aenamorarse. La chica en cuestin no rimaba muy bien con el perfilesperado por su familia, y menos an con el hecho de estar de novio.No le caba romper con la novia adecuada que tena por esa poca.

    Juan estaba muy inquieto con este encuentro, estaba deslumbradopero se lo vea y deca sentirse muy avergonzado.

    Relat en una sesin que haba hablado con su padre de lo que leocurra. El padre le reproch tanto su vagancia como sus malaselecciones amorosas, alejadas de lo que deba ser. Tiempo despusdescubri, para su sorpresa e indignacin, que su padre tena unaamante desde haca tiempo.

    Juan viva la relacin con la chica que conoci en el bar con unaintensa culpa. Senta que a l no le caba lo que haca su padre, quienpareca vivir sin molestia una doble vida. Juan senta que el modeloque le propona su padre, una vida cumplida con licencias asenmarcaba las rabonas literarias o sexuales no lo satisfaca.

    Por esa poca lleg la noticia que su abuelo paterno haba muerto,la abuela decidi que el padre de Juan fuese a la ciudad en la que elabuelo haba quedado viviendo a buscar el cadver de este malhombre. Juan acompa al padre y para sorpresa de ambos seenteraron al llegar que este mal hombre era muy apreciado en esacomunidad.

    En el velorio supieron que el abuelo haba formado una nuevafamilia que estaba muy al tanto de la existencia de la familia de Juan.Esta nueva familia los conoca a travs de los relatos del abuelo. Juanse sinti muy bien tratado por estos familiares de los que l nadasaba. Ellos en cambio conocan su nombre, su historia, sus activida-des. Le hablaron del sufrimiento del abuelo, ya que segn la versin

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    que relataban, la abuela lo haba abandonado y haba impedido quelos viera.

    El abuelo haba sentido gran pesar por como haba sido laseparacin. Tiempo despus que la abuela se fue, el abuelo volvi acasarse, tuvo otros hijos, lo que no implic desentenderse del sostneconmico de la abuela de Juan y de los hijos que haban tenidojuntos.

    Juan volvi muy conmovido de este viaje, perda fuerza a sus ojosla indudable historia tantas veces repetida por su abuela que presen-taba a su abuelo como un desalmado. Senta que poda ahora noseguir los dictmenes de la abuela. Las verdades de esta abuela eranslo una versin. Verdades que en su exceso haban templado lassignificaciones que poblaban la subjetividad de Juan. Las verdadesde este orden matriarcal lo haban instituido, haban capturado suidentidad. Poder relativizarlas ampliaba sus posibilidades de signifi-cacin, de representacin, de identificacin.

    Juan poda pensar lo que hasta ese momento era para l impensa-ble. Poda percibir que muchos de sus imposibles, estaban deter-minados en tanto eslabn de una cadena de la que era miembro,heredero y transmisor (R. Kas, 1993).

    La circulacin de significados entre generaciones, su transmisiny repeticin devenan determinantes de las identificaciones alienantesque se desplegaban en la transferencia. El anlisis permiti poner enpalabras, hacer decibles las cristalizaciones alienantes que eranactuadas en transferencia en la situacin analtica, en la sumisaaceptacin de las reglas, en los ocultamientos, en las extraasausencias, en los contenidos vergonzantes. Recordemos que cuandocit la contribucin de Abraham y Torok deca que un tema deespecial consideracin en la gnesis de la cripta son los contenidosreferidos a las vergenzas familiares y a duelos no elaborados. Estosdan por resultado un indecible que origina patologa en las genera-ciones siguientes: un fantasma innombrable que no podr ser objetode representacin verbal.

    Haba probablemente una historia que resultaba vergonzante paralos ojos familiares, los ojos de la abuela, historia que necesitabaquedar oculta. Lo indecible apareca a travs de la doble vida delpadre de Juan, de las vergenzas que Juan experimentaba por su idaal bar, por su condenable amor a la lectura, por su dificultad enaceptar su enamoramiento.

    Al volverse decible esta historia, ocultada dos generaciones antes,

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    Juan poda hacer una lectura de la vida y de la relacin conmigo quele permita leer sin sentir que con eso violaba alguna norma.

    Esto permiti tambin explorar cmo modelaba de acuerdo a suspropias circunstancias el paquete identificatorio con que se encontra-ba y as Juan pudo ser constructor e inventor de una historia libidinal,de su novela familiar, y extraer las causas que le parecan razonablesy aceptar las exigencias de las duras realidades con las que le erapreciso cohabitar (Piera Aulagnier, 1984)

    4. LA TRANSMISION DE IDENTIFICACIONES ALIENANTES

    Dira para terminar que las identificaciones merecen la adjetiva-cin de alienantes cuando son solidarias con una historia quepertenece en parte a otro. En ellas es importante estudiar loscomponentes narcisistas en la transmisin y la apropiacin que lospadres pueden hacer de los hijos.

    Tengamos en cuenta que cada identificacin no supone sola-mente una visin de uno mismo, se acompaa tambin de laubicacin que uno cree que tiene respecto de los otros y tambin delos supuestos a partir de los cuales cada Yo elabora su propia teoradel conocimiento (Money Kyrle, 1967). Se transmite y se recibeentonces una epistemologa, cuyos axiomas luego son usados paraconocer y valorar el mundo. En eso que se nos transmite se nosincluye en una cosmovisin.

    Los padres y abuelos narcisistas, en oportunidades incluyen en elpsiquismo de sus hijos y sus nietos significados que les son propios ose apropian de significados que les son placenteros. Tambin suelenodiar en hijos y nietos lo que se aparta de sus ideales y odian de s.Cuando esto ocurre, alienan al hijo dejndolo sin espacio para suspropios anhelos, se incluyen intrusivamente o lo desposeen de sudeseo. Instituyen identificaciones amarradas en convicciones queoperan como verdades que llevan a repeticiones que anulan todo poderplstico, creativo. Quedan inscriptas como marcas caracterialesatrapantes y alienantes que demarcarn claustrofobias, ahogos, sinposibilidad de ser nombradas y entrar en un comercio asociativo quepermita elecciones, remodelaciones, creacin.

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