novela del oeste publicada en dos partes

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Page 1: Novela del Oeste publicada en dos partes
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Novela del Oeste publicada en dos partes:Río Perdido (1927) y Nevada(1928).

Eslaodiseadeunmuchachovalerosoe incomprendidoque,atraídopor laazarosavidadelosgrandesdesiertosdelOeste,abandonaelhogarpaternoparacorrerenposdesuexaltadaaventura.Sobre lasáridaspeñasde lasllanuras fronterizas y la profunda umbría de las selvas surge un idilio dejuventud, cuyos episodios se entremezclan con las en crespadas pasionesde aquella humanidad apartada y semisalvaje. Zane Grey, profundoconocedor de los ambientes que describe, logra hacer revivir, con todo sudramatismo y su calor humano, los días heroicos del Oeste americano, lagestadeaquelloshombresrudosylealesquenecesitabanvastoshorizontesparadesarrollarsusaventuras.

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ZaneGrey

RíoperdidoNevada-1

ePubr1.0BigBang10.02.15

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Títulooriginal:ForlornRiverZaneGrey,1927Traducción:EditorialJuventud

Editordigital:BigBangPrimereditor:Titivillus(r1.0)ePubbaser1.2

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I

Benjamín Ide dio el nombre de Río Perdido a aquella solitaria corriente, porqueparecíaseunpocoasupropiavida.

PertenecíaBenjamín a una buena familia y había estado en el colegio superiorhasta la edad de dieciséis años,mas, desde la época en que dio rienda suelta a supasión por los grandes espacios abiertos y por la caza de caballos salvajes, suporvenir parecía tan inseguro y problemático como el curso del Río Perdido. Éstetenía sus fuentes en el lago Claro, una gran superficie de agua en medio de lasmontañasSage,alnoroestedeCalifornia.Empezabaelríomuybienensusfuentesalpie de las maravillosas montañas de cimas redondas, y fluía mansamente durantealgunas millas; mas de pronto se convertía en el río loco, como lo llamaban losindios.

Serpenteabaporlavaguadadelosvallestortuosos,alpiedelascolinasyoteros,lindadosporenebros,hacialosgrandesvallesgrisesdondemilesdecaballossalvajesvagaban errantes; seguía serpenteando luego enmil vueltas a través de la llanura,comosibuscaraunasalidahacialasierrasdeNevada,cuajadasdebosquesdepinos,a cuyo pie volvíase, convertido en un pobre riachuelo, sin arroyos ni fuentes queaumentasensumenguadocaudal,massiemprequeridoporloscazadoresdecaballosy los vaqueros. En las Llanuras Arcillosas, siempre sedientas, perdía su exiguoímpetuy,desviadoporlaenormerocabermejaqueimpedíalelaentradaalacuencadel lagoPatoSilvestre,velase,porúltimo,obligadoadescribirunanchocírculodemásdecienmillas,paraencontrar,alotroladodelasmontañasSage,nomuylejosdesuspropiasfuentes,unmíserofinenlastierrasarenosasdeloqueundíafueelfondodellagoTule.

La cabaña gris, curtida por la intemperie, en que habitaba Benjamín Ideparticipaba un poco de lamelancólica austeridad del país, aunque su situación eramuy pintoresca, pues se hallaba en la costa sur del gran lago sobre el únicopromontorio que dominaba las aguas batidas por los vientos.ElRíoPerdido nacíaprecisamentedebajodelapuertadelacabaña,pueséstanodabasobreellago,sinosobreelrío,haciaeloeste.DesdeallíleeraposibleaBenjamínobservarlatortuosacorrienteenmuchasmillasdeextensión.Elpromontoriodistinguíasedelarestanteydesnudacostadel lagoporqueen su escaso suelo crecían algunos enebros.El lagoClaro tenía diez millas de circunferencia, y en todas partes, salvo en aquelpromontorio, llegaba la artemisa gris hasta el borde de la arena blanquecina de laorilla.Detrásdelacabaña,allídondeelcaboseensanchaba,habíaungrangraneromuy bien construido y unido a un enorme corral. En él piafaban y relinchabancaballos indómitos tal vez para comunicarse con sus hermanos salvajes quecorreteabanlibrementeenlasdistantesladerasqueenlontananzaibansubiendohaciaelcieloazul.Elgraneroyelcorral,quecontrastabanconlapobre:construccióndelacabaña,hubieranadvertidoacualquieraqueBenjamínIdeamabaapasionadamentea

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loscaballosypensabapocoensuspropiascomodidades.Laprimaverahabíasidotardíaaquelañopresentándosemássecaqueningunade

lasseisprimaverasanteriores,quesehabíancaracterizadoporsufaltade lluvia.EllagoClaroestabatanbajodenivelcomonuncarecordabanhaberlovisto los indiosmodoc, que vivieron siempre en su vecindad. La blanca tierra cocida de la playaextendíacadavezmássuanchafaja.Enlaamarillentasuperficieveíansemanadasdepatos silvestres que, en su camino hacia el norte, se detenían allí algún tiempo.AtodashorasdeldíaydelanochepodíaoírBenjamínIdesusgritos.Aquellapartedelpaíseramuyelevada.LaescarchaeneltejadodelgraneroyelhieloenlaorilladelRíoPerdidoerancosascorrienteshastaenlaprimavera.Lasnevadascumbresdelasaltasmontañasquedominabanlaregiónhabíandadoaunapartedeellasunombre.

BenjamínIdesaliódesucabañaparaescudriñarlaparteopuesta,laanchaladeragrisquesubíahastaundesfiladeroentrelosdosgruposdelamontañaSage.Suagudamiradarecorriólatortuosasendahastaellugardóndedesaparecíaenunamelladelamontaña.

—Realmente,nohayporquépreocuparse.Aunque,bienmirado,hubiesendebidoregresaranoche—murmuró,volviendoamirarhacialasenda.

Luego,afuerzadecostumbre,contemplólavastaextensiónmontañosa,tansuavey bellamente gris y purpúrea en la luz de la mañana. Y allí no sufrió ningunadecepción, puesmuy visibles se hallaban nueve caballos salvajes, dos de ellos demaravillosablancuraylosrestantestodosnegros.Vivíanenaquellaladeradelmonte.HabíanpermanecidoallíloscuatroañosqueBenjamínvivíayaenlaregióndelRíoPerdido.Durante el primer añohabíales dado caza, tanto para divertirse como conintencióndebeneficiarseconsucaptura.Sinembargo,siemprelograronescaparse,ycomono era posible echar los de aquella enorme ladera, los dejó en paz, gozandodesdeentoncesconcontemplarlosnadamás.Durantelasnieves,jamássealejabandela ladera, y en el verano bajaban al lago para beber, pero sólo de noche. Seguíansiendosiemprenuevecaballosyjamásadmitíanentreellosaningunoextraño.

BenjamínIdeseemocionabasóloconverlesylesdirigíaalegresgritoscomosiestuviesentancercacomosuspropioscaballosenelcorral.Leencantabasubellezaylalibertadenquesemovían.Loscomprendía.Erancomoáguilas.Suvistaalcanzabaagrandistanciaysabíandistinguirentreseresamigosyenemigos.Losañosvividosenlasselvasleshabíandadoexperiencia.

—¡Ohcaballossalvajes!¿Cuántotiempopodréisresistirallíarriba?—exclamóeljovenconamargura—.Unañomásdesequíasignificaelfindevuestralibertad.

Ello recordó a Benjamín sus propias esperanzas, largo tiempo sin realizar. Siqueríacogerunabuenamanadadecaballosvaliosos,parademostrarasupadrequelacazadecaballossalvajeseraprovechosaynosólooficiodevagabundosybandidos,eraprecisorealizarloaquelaño.SiqueríacogeralRojodeCalifornia,elcaballoque,más que otra cosa, era el señuelo que le llevara a la región solitaria, era necesarioemprender inmediatamente la casi imposible tarea, porque otro verano tan seco y

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caluroso como los anteriores acabaría con todos los caballos y los echaríadefinitivamentedelaregiónhaciaotrasmásabruptas.

Calculábaseenunosquincemilelnúmerodecaballosquevivíanenlibertadenlaregión comprendida entre las montañas de California y las sierras de Nevada, yempezabanaserlaruinadelosganaderosque,pocoapoco,ibanestableciendosushaciendasmásadentroenlasregionesselváticas.Loscaballoserantanabundantesytanbaratos enelEstadodeOregón,que sólo losde excelente raza encontrabanunbuenmercado.BenjamínIdesabíamuybienquesehabíaempeñadoenllegar,comoquiendice,alpiedelarcoiris,y,sinembargo,algoirresistiblelereteníajuntoalRíoPerdido. Prefería cazar un solomustang salvaje y de pura raza, y domarlo para supropiouso,queciencaballoscomunesparalucrarseconsuventa.Suaficiónfavoritaera la causa de su ruina y pobreza. Varios ganaderos habíanle ofrecido cantidadesimportantessilibrabaloscamposdepastosdelaplagadeloscaballossalvajes,peroel joven no cumplía ninguna de las promesas que hizo en este sentido.Llegado elmomentocrítico,suamorporloscaballosenlibertaderamayorquesuafándeganardinero.Nosabíamostrarsebrutalniconelcaballomásfiero,nimataralmustangmásdespreciable.

En el lugar donde la tortuosa senda dejaba el desfiladero de la montaña,aparecierondeprontonubesdépolvo.

—YavienenNevadayModoc—exclamóeljoven—.Yvienenalgalope,locualquieredecirquehanvendidomáscaballos.¿Metraeránnoticiasdecasa?

Benjamínjamáshabíadejadodeesperarnoticiasdelossuyos,aunquemuyrarasveceslasrecibiera.

Muy de tarde en tarde, su hermana Hettie, única que le quedaba fiel, se lasarreglabaparamandarleunacarta.Laúltimadatabadeharíaseismeses.Ahora,conlallegadadelaprimavera,parecíaquesedespertaronenBenjamínlossentimientosdormidos.Duranteellargoyfríoinviernohabíavividocomounaespeciedeosoensu sueño invernal. Los gritos de los patos silvestres y la renovada fragancia de laartemisa, las grises laderas desprovistas de su manto de nieve y las manadas decaballos salvajes, todoello removió en su corazónel deseo,de antiguo sentido,deadentrarseenlamontañayalmismotiempodespertáronselosmásvivosrecuerdosdesumadreydesuhermana,desupadre,austeroeinexorable,delagranjadondenacieraydelosfelicesdíasdesuinfancia.

Sentóse bajo el porche de su cabaña contemplando el rápido descenso de susamigos,perceptiblesúnicamentecomonubedepolvoquerecorríalasinuosasendayque pronto se perdió en la artemisa gris a lo largo del lago. Aparecieron puntosnegrosquepocoapocoibanaumentandodetamaño,convirtiéndosealfinenfigurasde caballos. Al contemplarlos, Benjamín experimentó una emoción muchas vecessentida, lavagaemoción infantilqueasociabaconelpanoramadelpaísselváticoyconelolordelaartemisayelrelinchodeloscaballos,lasalidadelsolyloslargosdíasdeverano.Masyanosemezclaba laantiguaalegríaaesaemoción.Benjamín

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habíapensadodemasiado,envejeciendoprematuramente;habíacomprendidoqueeraprecisoencontraralgomásimportante,algomássignificativoenlavida.Ynoeraquelavidaenaquellosanchosespaciosabiertosyselváticosno le satisficiera,no, sinoporquesentíaseíntimamenteinquietoyexigente,ynosabíaaquécausaatribuirlo.

Losjinetesylosgruposdecargarecorrieronlalíneagrisdivisoriaentreellagoylapraderadeartemisa,cruzaronlapocohondacorrientedelRíoPerdidoyganaronporfinellugarsombreadoyllanodelantedelacabañadeBenjamínIde.

Unindiodeanchacarayfuertemusculatura,vestidocomounvaquerodelOeste,conelpelocortadoibadelante.Elotrojineteeraunafiguramuynotable.Estabaenlasilladesucaballocomosiformaraunapiezaconéste.Bajosuanchoymuygastadosombrerosalíasucabellonegro,quellevabasincortar.Teníaelrostroenjuto,limpioyatezado,narizgrande,ojososcuros,penetrantesyexpresióndebonachón.Llevabaunaespeciedeblusaacuadros,unpañueloencarnadoalcuello,cananaconhebilladeplata y pantalones de piel de gamuza; de uno de los bolsillos de éste sobresalía laculatadeunrevólverdegrancalibre.

—Buenosdías,Ben—saludósaltandode lasilla—.Hehechounbuennegociocontuscaballos.Paguétodastusdeudas.¿Quéteparece,viejocamarada?

—Nevada,sinomientes,encantado—repusoBenjamín.—Es la pura verdad, Ben, y me alegro poderte dar tan buena nueva —dijo

Nevada—.Yaquítienescartadetuhermana.Fuicabalgandohastalagranja,mandéconunchiquillorecadoatuhermanayaguardé.

—¡Ereselsalvadorde lahumanidad!—declaróBenjamíncogiendoávidamenteelabultadosobrequeNevadalealargaba—.Ya,meestabadesanimando.

—Hemoscenadoenlaciudadydesdeentoncesnohemosdejadodecabalgarniunmomento—repusoelotro;mostrándosefatigado.

—¡Puessíquedebéisestarcansadosyhambrientos…!Tú,¿cómo,estás,Modoc?…

—Malo. Ciudad no ser bueno para indio —contestó el piel roja riendo entredientes.

—Mira,Ben,yonodaríaestacabañayestosalrededoresporningunaciudaddelmundo—declaróNevada.

—Ni yo tampoco, si tú yModoc estuvieseis siempre aquí…; pero así, solo, seaburreuno—repusoBenjamín,dedicándoseadescargarlosanimales.

ApocoModocsellevóloscaballos,cuyapelambrehumeabadesudor.—Nevada,hastraídounacantidaddeprovisionestremenda—continuóBenjamín

contemplandolamultituddecajas,sacosybalasqueestabanenelsuelo.—Porquehecompradotodoloquesemehaocurrido—observóNevada.—Eslaprimeravezque,desdehaceaños,mesientoricodeverdad.Ahoravoya

meterlotodoenlacabañaydespuésprepararéeldesayuno.Mientras Benjamín se dedicó a la tarea de almacenar la gran cantidad de

provisionesqueNevadahabía traído;éste sentóse sobreunade lascamas, cubierta

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concolcharojayempezóacharlar.—Tengounmontóndenoticias—dijo—;lacuestiónesrecordarlotodo.Nocreo

queimporteelordendelanarración…Mira.Ben,tupadre,pues…hahechofortuna.Dicen que vendió dos mil acres de terreno que solía estar inundado siempre. Eldesagüe del lago Tale, con el avenamiento de los terrenos fangosos ha hecho sufortuna.Pero,nofueelúnico.HartBlaineteníalamayorpartedeaquelterrenoyhahechomucho dinero.Me entretuve en los almacenes y tabernas, esperando que sehicieradenoche,yclaroestá,hicepreguntasatodoelmundo.Todoslosrancherosque viven lejos del lago Tule están en un aprieto porque no les alcanzan losbeneficiosdelacanalizacióndedesagüe.Notienenagua,elganadoestáflaco,nohaypastosbuenos.EstaépocasecanoperjudicaatupadreniaBlainenianingunodelosrancheros del centro del antiguo lago, pero si elRíoPerdido se seca también, esteveranovanasufrirlomismoquelosdemás.MetropecéconaquelMacadamquetúsabes,ylaverdad,nofuemuycortésalpreguntarporti.Lehicebuenacaracuandocongranplacerlehubieserotolasnarices.Unadelascamarerasdellocalmedijoquebebía losvientospor lahijadeBlaine…,no recuerdosunombre…,aquellaquesefueaestudiaralaUniversidad.Y…

—¿EraIna?—leinterrumpióBenjamín.—Lamisma.BuennegocioparaBlainecasarsuchicaconeseMacadam,¿eh?—Ina Blaine —dijo Benjamín como en sueños—. De be de tener ahora

diecinueveaños.—Oye,camarada,¿esqueesaInaBlainehasidonoviatuya?—preguntóNevada

conalegreinterés.Mascomonoobtuvorespuesta,continuó—:Calculoquesóloeraunaniñacuandotemarchaste.Bueno,paravolveralodeantes,toméaunmuchachoparaquemellevaraacasadetupadre,mientrasModocemprendíaelregresoconloscaballos de carga. Era un chicomuy vivo, muy interesado en la caza de caballossalvajes.No,nointerrumpas,algohayenloscaballossalvajesquehastaloschicosseentusiasman.Lellevéenlagrupayllegamosalahaciendaantesdequesehicieradenoche.Meescondíentrelosárbolesymandéalmuchacho.Claroquelacosaeramuyaventurada porque, con toda probabilidad, se tropezaría con todos menos con tuhermana Hettie. Pero, no, fue ella la que salió a la puerta. Tuvimos que esperardespués largo rato. Por fin, aparecióHettie con la carta que te he dado…Ben, tuhermanaestámuycrecida.Nopudeverlacomomehubieragustado,perovibastante.Mostróse muy simpática, Ben, y me habló con una dulzura que… vamos, meemocioné.Meparecequeno irémásabuscarcartaspara ti…Ella,encambio,merogóquevolviese, y fui tan tontodeprometerle que iría…Así es que regresé conaquel chico al pueblo y me entre tuve un poco más, rondando por las calles deHammell…Oye,Ben,meheenteradodequeaquíenestasmontañashayunapartidadecazadoresdecaballosquehadadoenrobarganado…

—¿Quiéntelohadicho?—preguntóBenjamínconsuspicacia.—Eslacomidilladelpueblo—dijoNevada—.Perodespuésdéconvidaraunos

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vaquerosdescubríquiénfueélquedijoqueesoscazadoresdecaballoseranladronesde ganado. Pues nada menos que Less Setter. Ya sabes que el año pasadodescubrimosalgunasdesushazañas,yaquíestuvoundíaenqueestábamosausentes.Loqueyotedigo,Ben,esqueeseSetteresunamalapersona…

—¿Cómolosabes?—preguntórápidamenteBenjamín.—¿Cómosabes túqueuncaballoesdepurasangreyqueotrono loes?…Sin

embargo,hedeserfrancocontigo:conozcoaLessSetterdesdeantesdequevinieseaCalifornia.

—¡Ah! —exclamó Benjamín mirando fijamente a su amigo. Aquélla era laprimeravezque lehablabadelpasado.Añosantes,unanocheenqueBenjamínsehallabaacampadoenlamontaña,Nevadasehabíaacercadomontadoacaballo.Teníaunaimportanteheridaenelbrazoyveníacansadoycasimuertodehambre;además,sucaballoestabacojo.Benjamínlehabíadichoentonces«Apeaos,forastero,ytomadparte en esta frugal cena. ¿De dónde venís?». El desconocido había contestado«Nevada».Benjamínprestó ayudaal jinete, y aunqueyano se separaron, jamás lehabíadirigidopreguntas.NevadaseencariñóconBenjamín,peronuncahablabadesupasado.

—Aún hay más —continuó Nevada con calma—. Less Setter me conoce. Ysuertequenoselehayaocurridohablardemíenelpueblo,porquedelocontrario,tufamiliaytusamigosdiríanqueno,soydignodesercamaradatuyo.

—Vaya,vaya—exclamóBenjamínconamargura—.Mira,Nevada,nomehablesconenigmas.Cuéntamelo todoonomecuentesnada, comoquieras.Yo te aprecioporloqueeresynoporloquepuedashabersidoenotrasépocas.

—Ben, hablas como un hombre —repuso Nevada, dulcificándose su miradaaguda—.Creoqueenrealidadnadieenlavidamehaapreciadohastaahora,siesquetúmeaprecias…

—Decorazón,compadre—declaróenfáticamenteBenjamín.—Muy bien—repuso Nevada con una maravillosa luz en los ojos—. Henos,

pues, unidos para lo bueno y para lomalo…A veces tengo extrañas impresiones,Ahoramismoestoysegurodequenuestramalasuertesehaacabado.EstainspiraciónmevinocuandoHettiemeentrególacartaparati.Esunasensaciónmuyextrañaquevienenosesabededónde.

Enaquelinstanteentróelindio,silenciosocomosiempre,yrecogiendoloscubosparaelagua,volvióasalir.Benjamínpusomásleñaenelhogardepiedrayempezóaprepararenseguidaeldesayuno.

—Esperoqueestarachademalasuertehaterminado—dijoseriamente—.Pordepronto,hasidounasuertehaberteenviadoa tipara laventade loscaballos.Yonosirvoparaeso;tú,encambio,Nevada,sabesloquequieresynocejashastaalcanzarloquetepropones.

—Oye,Ben,¿hasnotadoalgoparticularenmí?—preguntóNevadasonriente.—¡Quéseyo!—repusosucamaradaalzandolavista—.Veoquetehasafeitadoy

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quetienesunpañueloflamante.—Hasdadoenlaherraduraynoenelclavo,compadre…No,noeseso.Loque

hay es que no he bebido ni una sola vez desde que salí con los caballos. Lo hiceporquecreíaqueacasoveríaatuhermanaynoquiseolerawhisky.

—Eso te honra, Nevada. Y, naturalmente, a Hettie le debió de complacer…,pero…,¿quéhayenellodeparticular?

—Nada,sóloquemeencuentramejor.Meparecequedejarédebeberenlofuturo—observóNevadapensativo—.Ben,silogroparatiaesecaballopelirrojo…

—¿Qué?—exclamóeljoven,dandounsaltocomosilehubiesenpegado.—Perdón,compadre.Quierodecirsiteayudoacogeraeseendiabladogarañón

quetantodeseas,¿meescucharás?—Sí,Nevada.Ahoramismoatenderéatusrazones.Perooye,estoysegurodeque

hasoídoalgodelpelirrojo,¿verdad?…—Vaya,peronolodiré.Quierodesayunarme,ysitedijeraloquesé,seríascapaz

detirarlotodoymarchartecorriendo.Al oír las palabras de su amigo, el joven se emocionó, suplicándole que no le

tuvieraenascuas.—No sé si es el raciocinio o aquella inspiración de que antes te hablaba —

continuóNevada—.Elcasoesquepresientoalgobueno.Yahora,escúchame.Túyyohemosparcelado trescientos veinte acres de esta pradera.Hay tres parcelas quepodríamoscomprarporpoquísimodinero.SetratadelmejorterrenodelvalledelRíoPerdidoyconélselogradominartodalalateralopuesta.Sinadvertirlohastaahora,nos hallamos en realidad en una región propia para ganado. Hagámonos, pues,ganaderos, Benjamín… ¡Maldición! ¡No me mires con esa cara! Te digo que mesientoinspirado.Ahoraeselmomentooportunoparacomprarganado,puestoquevabaratoacausadelafaltadeaguayescasezdepastos.Loprimeroesdecidirse,lodeldinerovendrádespués.Cuandovengalaépocadelaslluvias,habráunaugetremendoen esta región. Los caballos salvajes tienen que desaparecer, naturalmente. Tútambién lo comprenderás así. Pues bien, cojamos al pelirrojo de California y milcaballossalvajes.Losguardaremos,enlugardevenderlos,yconellosempezaremosnuestroranchodecríacaballarengranescala.

—Nevada,antesmehasdichoquenohabíasbebidounasolavez.—Telojuro,además.—Entonces,¿quésetehametidoenlacabeza?—Elsentidocomúnyunainspiración.—Nevada, ¿cuánto rato hablaste con mi hermana? —preguntó Benjamín

seriamente.—Paramí fueron unos segundos, pero creo que en realidad hablamos cosa de

mediahora—contestóNevadaconinconscientecomplacencia.—¿QuétehadichoHettie?—continuópreguntandoBenjamínconavidez.—Aunquesabíaquiénera,mepreguntósieraamigotuyo;cuandoledijequesí,

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empezóadispararmeunaandanadadepreguntasacercadeti,alasquerespondíconigualrapidez.Despuésmemiródefrente(creoquefueenaquelmomentocuandomeflechó) diciendo: «Nevada, si es usted amigo deBen, lo esmío.Dígame, pues, laverdad. ¿Viven ustedes dos honradamente?». Le con testé: «Señorita Hettie, noacostumbromentiralasmujeres,ymuchomenosausted.Benyyovivimoshonradamente…».Entoncesmeapretó lamanoyseechóa llorar, fueunmomento terribleparamí.Apocovolvióaserladeantes,seirguió,espetándomeenlacara:«¿Nolesdavergüenzaalosdosquelescrean…loquenoson?Ésteesunpaísnuevo.Algúndíaserágrande.Losdossonustedesjóvenesyfuertes,ybuenosjinetes.¿Porquénohacenalgo?Santoybuenoque lesguste lacazade loscaballossalvajes,pero,poramor deDios, hora es que los cojan también. Podrían venderlos. Podrían comprarganadoy parcelas. Pueden estudiar, hacer proyectas y, sobre todo, pueden trabajar.Hayquedemostraraestosviejosdeaquí,tantestarudos,quesabenseralgo…».Enfin,queridoBen,unniñamehubiesepodidotumbarenelsueloenaquelinstante,tanemocionadoestaba.Teníaunasenormesganasdehablar,dedecirtodoloqueguardoenelpecho,peronopudepronunciarniunapalabrasiquiera.Ellasemarchóconun«hastalavista»,dejándomeallíplantadocomountonto.

—¡DiosbendigaaHettie!—exclamóBenjamín—.Nomesorprende.Yadeniñateníauncorazónmuygrande.Ahoratienecasidiecisieteañosyyaesunamujercita.¡Ypensarquenolahevistoendosaños!

Modoc regresó con los cubos de agua y Benjamín terminó de preparar eldesayuno.Cuandosuscompañerossesentaronalarudamesa,eljovensalióparaleerlacartadesuhermana.Seechóalasombradeunárbolyconmanotemblorosaabrióelsobre.

ElRancho.QueridoBenTe escribo rápidamente estas líneas, y sólo una parte de lo que quisiera

decirte,porquemediceelchiquilloqueNevadameesperaafuerayquetengoquedarmeprisa.¡Cuántomegustaríaquefuesestúquiénestáesperando!

»Papá está fuera. Se ha ido con el señor Setter aKlamathFalls. Los dosestánhaciendograndesnegociosconelganado.Haymuchosrancherosqueseestán arruinando a causa del tiempo seco. Creo que mejor sería que papáayudase a esos pobres, y no se aprovechase de su des gracia como estáhaciendo.NomegustaeseSetter,ycuandovengastediréelmotivo.

Ben,haceyamucho tiempoqueno te escribo.Casiunaño.Yaacabémisestudiosen laEscuelaSuperior,peromamádeseaquemequedeencasaasulado.PapáyelseñorBlaine,yalgunosmásdelosantiguospobladoresdellago,hanganadomuchodinerodesdequeelGobiernomandósecarellagoTule.Nosésiserábuenoono.Enciertomodo,hastaesagradabletenerdinero,perohayotrascosas,encambio,quenomegustan.Comosabes,papásiemprehasido

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muydurode carácter y ahora semuestra, además, orgulloso.Por añadidura,sientotenerquedecirtequetushermanosyhermanas(menosyo)soncasitodosmalos. Quisiera escribirte detalladamente lo que hacen, pero no hay tiempoparaesoytelodirécuandonosveamos.Ahoravamosaloqueimportadecirteenestacarta.

Mamánoseencuentrabien,Benjamín.Esinútilseguircondisimulos.Estámalayamímeparteelcorazón.Túeressupreferido,y,desdequétemarchaste,estáconsumiéndose lentamente.Creoque ladurezadepapá, la injusticiaquecontigo comete, acabará con ella. Sea como sea, está enferma y desea verte.Naturalmente, en obediencia a nuestro padre, no te llamará, pero tú lo quepodríashaceresdarleunasorpresa.Y,Benjamínquerido,sipudiesesprobaranuestramadrequenollevasunavidaociosaquelascosasqueeseSetteryotroshandichoapapásonmentiras,creoquemejoraríadesalud.Demodoque,elmismo día que recibas esta carta, montas a caballo y te vienes acá. Alanochecerestaréalamiraporversiteveovenir.Seráfácilarreglarquepases,algunos instantes al ladodenuestraqueridamadre, y luego tú y yo iremosacharlaralbosquecillo,puestenemosquehablarmucho.

Tengounasartadecosasquedecirte;Ben,acercadé loqueestápasandoaquí.Además,voyahacertealgunaspreguntasmuyclaritas,¿oyes?Creoqueya te figurarása loquemerefiero,porque si tengo tiempodehablarconese«Nevada»empezaréporhacérselasaélmuyparticularmente.

QueridoBen,noquieroterminarestacartasinhablardeInaBlaine.Acabade regresar del colegio. Sentí ciertomiedo de encontrarla, pero fueron vanosmistemores,porquesiguesiendotansimpáticaybuenacomoloeracuandotúyellaeraisnovios,deniños,yyosiempreosmolestaba.Además,esencantadora.El colegio la ha mejorado cierta mente, y si no fuera por nuestra madre,aprovecharíalaoportunidadeiríatambién.

HevistoaInatresveces.Creoquevamosaserbuenasamigas.Enmuchascosaspensamosigual.AInanoselehasubidoeldineroalacabezay,omuchomeengaño,oelpetimetredelaciudadquelapretendenoesdesugusto.

Y,Benjamín,ellaterecuerda.Aúnnosomostaníntimasparaquemedigaloquepiensa,peronoséporqué,creoquetúleeressimpático.Nomeparecequélos años que ha pasado fuera de aquí la hayan hecho cambiar, a no sermejorandoentodo.Porque,esosí,encuantoasuaspectohacambiadomucho.No la conocerías. Inahaoídoya loque sediceporaquí sobre tumaneradevivir y demás.Me interrogó sin preámbulos ni ambages. Le dije la verdad yahora ella quisiera ayudarte.Dice que las dos vamos a intrigarmás que losdiplomáticos, que ya es decir. Mostró tremenda curiosidad acerca de aquelcaballodepelambrerojaquedicenpiensascazar.

Queridohermano,biensabesquenotediríamentirasacercadeloqueyo,mamáoInapodamossentirrespectoati.Estamossegurasdequeeresbueno,

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perodetodosmodos,comotequeremos,esprecisaquehagamosalgo.Inaseráundíalajovenmásricaypopulardetodoslospueblosyranchosdeestegranvalle.¿Creesqueesolavaacambiar?¡No!Mira,Ben,enestosmontestútienesalgo mejor que cazar que ese garañón salvaje, Me refiero al amor de tuinfancia,InaBlaine.Yalo,sabes,pues.

Esprecisoterminar,aunquemeduele.¡Quénadatedetengadevenir!Yporsinolosabes,soymuycapazdemontaracaballoeirabuscarteyomisma.

Teabraza,HETTIE

CuandoBenjamínterminódeleerlacartateníalosojosarrasadosenlágrimas,yel corazón le latía violentamente. Permaneció sentado, inmóvil, durante muchotiempo,sosteniendolacartaenlamano,dejandovagarlamiradaporencimadelríohacia las pradera s del monte. $m embargo no las vio. Imaginábase las escenas,familiares de su infancia, el hogar, sumadrey su lindahermanita con sus grandesojosazules;recordótambiénelenormepantanobatidoporlosvientos,alolargodellagoTule,elcolegiodeHammell,elgranprado;queseextendía,ensuavedeclivedesdeelranchodeIde;hastaeldeBlaine.

Vioaunamuchachadecatorceaños,consustrenzasdepelocastañocolgándoleporlaespalda,sublancoyaterciopeladocutisquenoseatezabanisiquieraenveranoy losojososcurosde suavemirada.Luego recordó la sólida figurade supadre,demúsculosydefrenteférreos,elrostrollenodearrugas,señalesdesuvidaendurasluchas.

Porúltimopensóensumadre,puntoesencialde lacartadeHettie.Laviejecitaestabaenferma,agotadaporlavidayporeldolor.

Benjamínsintió laspunzadascruelesdel remordimiento; fueparaélun instanteamargo,perobreve,porquedecidióalinstantehacerunavisitaasumadre.DoblandolacartadeHettie,entróenlacabaña.

—Modoc,ensillaelcaballogris—dijo.Elindiocesóensulabor,saliendoalmomento.Nevadaalzólavista,mirandoa

Benjamínconojosdecuriosidad,comosiquisieraadivinarloquelepasaba.—¿Malasnoticias,Ben?—preguntó.—Sí…Hettiedicequemimadreestá…muymalyquedeboiraverla—repuso

Benjamín, sacando almismo tiempo sus espuelas y arreos—. Sea como sea, simimadremuriese,eldolorhabríadeserinmensoparamí,peroañadiendoaelloelsaberquehesidoyoquienlehadestrozadoelcorazón;es…

Cabizbajasedirigióasulecho,dejandocaerlasespuelasyarreos,ysesentóenelbordedelacama.

—Malas noticias son ésas, Ben. Pero no seas pesimista —exclamó Nevada,tocándolecariñosamenteenelhombro—.Tumadrenoesvieja.Creoquealverteseanimaráyesposiblequesepongabuena.Notedejesllevarporelpesimismo.Ésteha

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sidotumal,comoelmíofuelabebida.Terminemosdeunavezconlosdos…Vengaesamano.

—¡Vive Dios! Nevada, tú tienes algo entre ceja y ceja y quieres arrastrarmecontigo—repusoBenlevantándoseviolentamente,y,alargandolamano,estrechóladesuamigo—.Esprecisodejarmedepreocupaciones;demasiadomehepreocupadohastaahora.

—Amigo,esonoestábien—leatajóNevada—.Sinadateimportaenlavida,noeresbueno.Amímepasó;nuncamepreocupónada…hastaquelleguéaquí.Seamosvalientesydemosunmentísrotundoatodoelpaís.

—Sihubieraenmí…loqueHettiecree…loquetúcrees—murmuróBenjamínroncamente,luchandopordominarse.

—Ben,desdehaceseismesesqueveovenireso—dijoNevadaconvozsuave,aproximándosepaternalmenteasuamigo—.Nosupebienloqueera,peroHettiemeha puesto sobre la pista. Te digo que nuestra suerte ha cambiado, ya no nos seráadversa…Esposibleque tengaquematar aLessSetter, pero esonova aningunaparte…Ahoratevasaveratumadreyatuhermana,lasllenarásdefelicidad,puestoque tienen fe en ti. Mientras estés fuera reflexionaré seriamente. Pero, de todosmodos,vuelvemañanaporlanoche.

—¿Enquévasareflexionartanseriamente?—preguntóBenconcuriosidad.—Pues…sobretodo,acercadelRojodeCalifornia—repusoNevadagravemente

—.EsepelirrojodemustanghainvernadoenlascercaníasdellagoMuleDeer.—¡Imposible,Nevada!—exclamóBenjamín,dolorido.—Esunhecho,anoserquetodoslosvaquerosmientan.Ynoveoporquéhabían

dementir.EseRojo esunanimalmuycuco.Creíamosqueestabavagandopor loscampos de lava y las cuevas deModoc, donde hay tantos caballos salvajes, o encualquierotrapartedeesaenormeextensióndeterrenoalestedellagoPatoSalvaje.Maseseendiabladogarañónhapermanecidotodoel inviernotansóloadiezmillasde nuestra cabaña. Supongo que los que lo sabían no creían en la posibilidad decazarlo.Yo,encambio,tedigoqueelinviernoeslamejorépocaparacazarcaballossalvajes,ytelohedeprobar.

—Ahora es tarde.Laprimavera estápróxima.De todosmodos, túyModocosiréismañanaallagoMuleDeer.

—¡Yalocreo!Pero…medisgustadecírtelo,Ben;deahoraenadelantehabrámásdeunapartidadecazaparacogeralRojo.

—¿Porquéahoramásqueelinviernooelveranopasados?—preguntóeljovenprestamente.

Pues…heoídohablarmuchoporahí,sobretodoenlastabernas.Hayunnuevorico, un tal Blaine, quien ha ofrecido diez mil dólares por la captura delRojo deCalifornia,sanoydomado.

—¡Blaine!…—exclamóBenjamín,asombrado—.SetratadeHartBlaine,porquenohayotro.Esvecinodemipadre…¡Diezmildólares!¡Puessiesunafortuna!Y

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anteseratanavaroquenodabasiquieraunamanzanaaunniño.¡Cuántodinero!—Deberíasestarmuysatisfecho—afirmóNevada—,porquenadiemásquetúva

acazaralRojo.—Nopienso en el dinero, sino para qué querráBlaine ese caballo. ¡Y encima,

sanoydomado!Noloentiendo.—A mí no me extraña. Hay muchos rancheros en el norte de California que

daríancualquiercosaporposeer lo.NoséquevaquerodijoqueLessSetterofreceporélmásdediezmildólares.Siesverdad,creeréqueeldineroabundaahoraenestacomarca…ytenloporseguroquemefijarébienentodosloscaballosqueveaenlamontaña…Sí,sí,BenjamínIde,loqueoyes…Bueno,volviendoaBlaine,creoqueéstequiereelRojoparasuhija.

La ideapareció tanabsurdaal jovenque seechóa reír. ¡ElRojodeCalifornia,aquellocoyvelozcorcel,paraladulceInaBlaine!Eraridículo.Y,sinembargo,InaBlainenoeralaúnicapersonaalaqueBenjamínhubieraconcedidolaposesióndelcaballo,aunquefuesesólodepensamiento.ElRojodeCalifornia lepertenecíaaélporderechopropio,porhaberlodescubierto—puesBenhabíasidoelprimeroquelovieracomopotroenlaartemisa—yporlosañosquellevabavigilándolo.

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II

¡Zonk…honk…honk…!Las roncas notas interrumpieron el sueño de InaBlaine.Abrióéstalosojos,yalavagaluzgrisáceadelamontañanosediocuentadedóndesehallaba.¡Honk…honk…honk…!

—¡Oh,los,patossilvestres!—exclamódeprontoconalegra—.¡Estoyencasa…otra vez enmi casa! Durante el tiempo en que Ina estuvo ausente, en el colegio;nuncahabíaoídoelmelodioso,gritodeunpatosilvestre.Hastasehabíaolvidadodelosmás señalados hechos de la vida selvática del lagoTule, pero una vez oído denuevo el simpático grito, ¡cuántos recuerdos dulces de su infancia acudían a sumemoria!Eralabienvenidaasucasa.Aquelsonidoeraenciertomodounapequeñacompensación por la pérdida del lago. Ina habíase asombrado, disgustándose almismotiempo,alveraquellaanchallanuradecamposverdesyamarillos,cruzadospor innumerables acequias, donde un día le sonreía la plateada superficie del lagoTule cual brillante espejo ovalado entre las grises colinas de artemisa y los negroscamposdelava.EllagoTulehabíadesaparecido.ElhechoparecíacambiarhastaelaspectodelaelevadayblancacúspidedelMonteShasha.

Ina permaneció acostada contemplando la llegada del nuevo día. La ancha ylujosa habitación en que se hallaba no era la misma en que pasara su infancia yprimera juventud.Ésahabía sidouncuartitodeparedesblanqueadas, conun techooblicuoyunapequeñaventana.«Díasqueyanovolverán»,murmurólajoven.Aquelcuartitotanquerido,sagradoensurecuerdo,habíadesaparecidocomoellagoTule.Losdíasdesuinfancia, tandulcesalrecuerdo,habíanterminadoparasiempre.Suspadres, sus hermanos, todos habían cambiado.Así lo comprendió Ina con tristeza.Mientrasellahabíaestadoenelcolegio,creciendoeinstruyéndose,ensucasanadahabíapermanecidoquieto.

EraInaBlainelaterceraentreloscuatrochicosytres,muchachashijosdelafamiliaBlaine,ylapredilectadésupadre,unagricultordelEstadodeKansas;emigradoalnortedeCalifornia,dondecompróunagranextensióndetremedalalolargodellagoTule.Durante las épocas de lluvia, aquellas tierras estaban cubiertas de agua.Conotrosexploradores,tanprevisorescomoél,habíatrabajadoallíenesperademejorestiempos, y cuando el Gobierna procedió a serrar el lago, realizóse para ellos elmilagrodelalámparadeAladino.

Sinembargo,yamuchoantesdesonreírlelafortuna;habíaenviadoasuhijaInaaunaescueladelEstadadeKansas.Teníaunhermanoen laciudaddeLawrence,encuya casa, lamuchacha fuemuy bien recibida.No había sido intención deBlainedejar a su hija tanto tiempo allí; mas unas veces por falta de fondos, otras porenfermedadenlafamiliadeltíodeIna,éstanopudopasarnuncalasvacacionesencasa de sus padres. De estemodo es tuvo ausente cuatro años, durante los cuales

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Blaineseviodeprontofavorecidoporlasuerte.LasmáscarasesperanzasdeIna,alregresar,eranladegozardelibertad,darpor

terminados sus estudios, el hallarse de nuevo entre los suyos y la de posponer elinevitablemomentodededicarsealascosasseriasdelavida.

«Esprecisoqueyoveaelladodivertidodelavida—soliloquióriendo—.Porqueno cabedudaque esdivertido.Papaíto semuestra tanpomposoy engreído;mamáestá siempre preocupada con las modas nuevas; Archie, muy orgulloso de suposición,comoprimogénitodeunpotentadodelaganadería;FreyyBobsealejandelalabordelcampo,prefiriendogastarcuellosblancosydivertirseconlasmuchachasdelacercanaciudad,y,porúltimo,mihermanaKatie,quevaacasarsenadamenosque con un abogado de Klamath. ¡No la entiendo! En cambio, los niños mecompensarán; cuando se hayan acostumbrado de nuevo a su hermana mayor nosvamosadivertirmucho.¡Arriba,pues!—exclamóapoco,ysaltódellecho».

Estabadenuevoensucasay,fueseloquefueraelcambioquesehabíaoperadoenelpaísyensufamilia,erasupatriaysufamilia;ysóloallípodríaserfeliz.InahabíaestadoenSanLuis,DenverySanFrancisco,ciudadesque lehabíangustadomucho, sobre todo la última, pero jamás sería dichosa sino en el campo y en losgrandesespaciosabiertos.AdorabalaregiónnorteñadeCalifornia,suvastedad, lasgrandesmontañasblancas,lasinterminablescolinasdesuavependiente,cubiertasdearomáticaartemisa,loslagos,arroyosyríosy,enmediodetodo,lasdispersasaldeasylosplanosverdeantesdelosranchos,aúnpocosennúmero.

—Pues no se enfadó pocomi padre anoche cuando le dije que algún día iba aactuardemaestradeescuelaaquí—musitóIna—.¡Ymamitapusounacaradereinaofendida! ¿Qué les habrá pasado a mis queridos padres? Creo que les debe deimportarmuchomieducación.¿Quésepropondrán?Caramba,cuánviejaysabiamesiento…¡perono,aquíestoyotravezenmielementoyquierogozarlavida!,jugarconDallenlosmontonesdeheno,pescarynadarycabalgarconMarvie.¡Conquéansiedadme lo pidió el chico!…¿YBen Ide?…Niuna carta de él en todos estosaños.¡QueridoBen!¡Cómovuelaeltiempo!DicenqueBensehavueltomalo,peronolocreo,nuncalocreí.Siempreeraunchicounpocoraro,distintodelosdemás,perobuenazoenelfondo…¿Mehabráolvidado?TeníaunañomenosqueArchie,demodoqueahoratieneveinticuatro.Yaestodounhombre.Loscincoquemellevanoimportabantantocuandoyosóloteníaquince.

Lajovenseasomóalaventanacontemplandolagloriosamañana.Elfrescoarrevibraba de ruidos… el grito de los patos silvestres, el canto de los pájarosprimaverales,elberreardelosternerosyelmugidodelasvacas.Lospastosestabananimadosconcaballos,ganadovacunoycerdos.Cantabanlosgallosyporentrelossetososaseelalegresilbardeunvaquero.

Ina bajó las escaleras atravesando después el nuevo y anchísimo corredor queconducíaalapartequehabíasidolaantiguacasa.Supadrehabíacometidoelerrorde erigir un edificio de piedra junto a la vieja casa, mitad de troncos, mitad de

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ladrillos,mas eramuy significativo que, a pesar de haberse encumbrado, no podíaolvidarelhumilderefugiodeantaño.Hastaconservabaenélunahabitaciónparasíylas oficinas junto a la antigua estancia habíase construido una cocina, y aquélla, ajuzgarporlaslargasmesasybancosrústicos,estabadestinadaalahordadevaquerosdesupadre.

Inaseasomóalcomedorantesdeseguiradelante.Estabavacío.Despuésoyóasumadreenlacocinayentrócorriendo,sorprendiéndolaayudandoa:cocinero.

—Buenosdías,mamá.¿Dóndeestálagente?—exclamólajovenconalegría.—Caramba,¡mehasasustado!—dijolamadreconembarazo.Tratábasedeuna

mujeralta,fuerte,depelocanoylíneasdurasenelrostro—.Nadiesehalevantado,exceptotupadreyyo.

—¿Ah,sí?PerosiantesArchie,aestashoras,estabalimpiandoelestablodeloscaballosyKatieordeñabalasvacas—repusoIna,siempreriendo.

—Yanolohacen—replicólaseñorasecamente.Puesyo,cuandomenosvoyaintentardeordeñarlasvacas.—Ina, tu padreno se gastó el dinero endarte una educación superior para que

hicieraseso—protestólamadre,alarmada.—Perotúsolíasordeñar lasvacas,yyonuncamerebajohaciendoloquetú—

respondióInadulcemente,mientrasabrazabaasumadre.—Tu padre tiene puestas en ti grandes esperanzas —repuso la señora,

reflejándoseensuvozladuda.Noconocíabienaaquellahija,largosañosausentedecasa,yahoratanpersonamayor.Parecióaturdidaporcircunstanciasdeimportanciamonumental,yquenoerannaturales.

—Losvaquerospuedenentrardentrodepoco—dijodespués—.Másvalequetevayas.

—¿Porqué?Amímegustaríaverlos.—Tupadrehadichoquenoquierequeningúnvaquerotegalantee.—¡Caramba! ¿Y si a mí me gusta? Tú te casaste con papaíto cuando era un

vaquero.—Peroesoeradistinto,Ina.—Megustaríasaberporqué.—Hijamía,yoentonceseralecheraenelranchodeKansasdondeHartBlaineera

vaquero, y la cosa era natural. Tú ahora eres hija de un hacendado que serámillonario.

—Mamá, lo demillonario esmuy altisonante, pero amí nome impresiona—repusoInaseriamente—.Papaítoyyovamosateneralgunasdiscusiones.

—Ina,túhassidosiempreunamuchachaobediente.—Y lo seguiré siendo, mamá…, con algunas reservas. Ahora mismo voy a

empezarsiéndolo,puesmemarchoparaqueesosinteresantesvaquerosnomevean…aún.Inavolvióalaotrapartedelacasa,muypensativa.Sumadresehallabametidaen cosas que no comprendía.La antigua vida del rancho, un poco dura por cierto,

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pero sencilla y agradable, había terminado. La joven se fue al saloncito que yaexplorara el día anterior. Le gustaba a pesar de su aspecto desafiante. En el hogarabiertoardíanalgunosleños.Unaromafamiliar,desconocidodurantemuchotiempo,esparcíaseporlahabitación.¡Cuántosrecuerdosdespertabaenella!Suinfancia,conlasexcursiones,montadaen jaquitas,y las fogatasde loscampamentossurgíandeprontoanteella.

Ina seacurrucóenunamplio sillón juntoalhogar, comosolíahacerdeniña,yestabaapuntodeensimismarse,cuandoentróraudasuhermanaDall,perseguidaporMarvie.AlveraInacesaronlashostilidades.Dalleraunamuchachitaangulosa,dedoceaños;Marvieunguapomuchachodecatorce,ojiazulypelirrojocomotodoslosBlaine, excepto Ina. Entablóse animada conversación, durante la cual Dall hizoincesantespreguntassobreelcolegio,Kansas,lasciudadesylosviajes,mientrasqueMarvietratabadehablardesucaballoydequeelsábadoeraprecisoqueInafueseconélamontaracaballoyapescar.

Más tarde bajó la hermana mayor, Katie, llevando un vestido de lujo, pocoapropiadopara lahora,pensóIna,yqueno leestabanadabien.KatieBlaine teníaveintidósaños,eraaltayflaca,pareciéndosealgoasumadre,perodelíneaymiradasmásduras.NohabíamostradoningunaalegríacuandoregresóIna.Éstahabíasedadocuenta el día anterior de que su hermana la miraba de hito en hito, lo que ladesconcertó.Inajamáshabíapensadoenotracosaqueenquererporigualatodoslossuyos,peroahoraveíaseobligadaaalejardesíciertasideas.

—Marvie,nohacefaltaquetúyDalloscomáisahoraaIna—dijoKatie—.Havueltoparaquedarseaquíynolaperderéis.Además,dicemamáqueosdeisprisaconeldesayunoparaquenovayáistardealcolegio.

Inalossiguióalcomedor,dondelosesperabalaseñoraBlaine.Tratábasedeunahabitaciónalegreysoleada,aunquedemasiadolujosaparaunrancho.

—¿Dóndeestánpapáyloschicos?—preguntólajovenalsentarse.—BobyFredhandesayunadoconlosvaqueros—contestólamadre,añadiendo

luegodemalagana—:Yaveceslohacetupadretambién.DallyMarviesentáronsealaderechayalaizquierdadeIna,comprendiendoésta

quelosdoslasalvaríandecualquiersituaciónenojosa.Eranaúndemasiadojóvenesparaqueinfluyeseenelloselcambioquesehabíaoperadoenlafamilia.Inasedijoqueellaysusdoshermanosmenoresseríanbuenosamigos.EncuantoasumadreyaKatie,lajovenseveríaobligadaaenfrentarseconideasnadadivertidas.

—Ina, no sabes, vamos ahora en coche a la escuela—anuncióDall, con ciertodejodeimportanciaquetanobviaeraenlosdemásmiembrosdelafamilia.

—Pues yo siempre iba a pie—declaró Ina—. Recuerdo muy bien el camino,fangosoeninviernoypolvoriento:enverano.

—Amímegustamuchoiracaballo;loquememolestaesqueloenganchen—dijoMarvie—.Oye, Ina,,papámedejaelcocheyelcaballo lossábadosypasado,mañanaessábado.

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—Irécontigodonde túquieras—respondió Ina—.Yo tambiénquieromontaracaballo.¿Sabessipapátienealgunoparamí?

—Pero,oye,¿dóndetieneslosojos?—preguntóelmuchacho—.Lospastosestánllenosde caballos, el corral tambiény ademáshayotros en el granero.Papá sehaasociadoaungrantratanteencaballos,untalLessSetter,quetieneequiposentodoelpaís.Yotengodoscaballos.Dall,unajaca;BobyFred,mediadocenacadauno.TúdiapapáquequiereselRojodeCaliforniayfíjateloquepasa.

—Y¿quiéneselRojodeCalifornia?—preguntósuhermanacongraninterés—.¿Setratadeuncaballoodeunvaquero?

—Esungarañónsalvaje,elmáshermosoymásrápidodequeheoídohablarenmi vida. Es demasiado listo para dejarse coger… Ina,me gustaría que elRojo deCaliforniafuesetuyo.

—Es emocionante lo que dices, Marvie, pero yo quiero un caballo domado,mansoydócil.

—Losmustangssalvajessonlosmejoresylosmásmansos,unavezdomados.—Puesbien,diréapapáquedeseoelRojodeCaliforniaparaverquépasa.Katie interrumpió la conversación, diciendo aMarvie yDall que se preparasen

para ir al colegio. Ina salió con ellos, montada en el carro hasta el término de lavereda,congranalegríadelosdos.

La vereda, de considerable extensión, en nada había cambiado. Ina reconociófácilmente los árboles y arbustos que formaban, junto con las rocas, el borde delcamino. Mirando hacia atrás, vio que la colina verde ocultaba a medias la casablanca, y vio también el conjunto de graneros, nuevos y viejos, que había en lahermosa y fértil plana que antes era un pantano cubierto de agua. Advertíase laprimaveraenelairedelamañana.Bandadasdepájarosvolabandeunaaotracopadelos árboles. Desde lejos oíase el graznido de los patos silvestres: Más allá de laverdeanteplanaempezabanlaseminenciasdelavaquepocoapococonvertíanseencolinasymontes,ymáslejosaún,elcolordebronceoscurodelalavatrocábaseenelprofundo verdor de los bosques de pino. Y encima de todo, enmajestuosa altura,erguíaseelmonteShasha,deblancacima,penetrandocualalbanubeenelclaroazul.Hacia el Sur y el Este, las laderas de artemisa gris de las montañas obstruían elcamino a la selvática región del otro lado. Ina respiro profundamente, sintiendo laíntimaalegríaqueleprodujoelcoloridodelpaisaje,lafraganciadelavegetaciónylamúsica de los seres, la dulce libertad de aquella hacienda rodeada de abruptasmontañas. Su corazón es taba rebosante.Allí había nacido. Los dulces y tristes recuerdos de su infancia surgieron vivos en su memoria. Comprendía ahora que ennada había cambiado. Todo lo que aprendiera y estudiara, sólo había servido parafortalecerloslazosquelauníanalassencillasexpresionesdelanaturalezadeaquelambiente.

Lajovenseentretuvoenrecorrerlosbosquecillosde,pinosyarcesque,congransatisfaccióndeella,nohabíansidotocadosalefectuarselasmejorasdelahacienda.

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Lahorcaduradeunviejorobleparecíalamismaquecuandoellaseencaramaraallícon lospiesdesnudos,y lospinosdeanchascopasno revelabanningunaseñaldelpasode los años.Asustóle a lamuchachaadvertir el cambioqueellamismahabíasufridoalcrecer,mientrasqueaquellosviejosyqueridosárbolesseguíansiendolosmismos que cuando ella era niña. ¡Qué grande era la fuerza que unos pocos añosejercensobrelavidadeloshumanos!

De pronto vino a su memoria otro recuerdo. Ella y Benjamín Ide se habíanenfadadotansólounavez,yaquélhabíasidoelescenariodeljuvenildisgusto.¿Cuálfuelacausadeaquellariña?Inasesonrojóalreclinarsecontraelnudosoárbol;porunasolavezBenhabía faltadoa la tranquilayplatónicacamaraderíaqueentre losdosreinaba.Elrecuerdodesuatrevimientoeradulceyemocionantealavez.Prontotornaría a verlo, lo mismo que esperaba volver a ver a todos sus condiscípulos.Anhelabahallarseotravezfrenteaellos;masenelcasodeBen,aunquegrandeerasudeseodecontemplarlo, íntimamente se resistíaaverlocondemasiadapremura.Elviejo pino guardaba vagos pero obsesionantes recuerdos en todos los cualesinterveníaBenjamín.

EllargopaseodeInalallevóalfinalpintorescoyviejocorralyalgranero,que,extrañaobservación,nohabíasufridocambioalgunoenelafándemodernizarlotodo,Hart Blaine, su padre, había conservado, inconscientemente acaso, algo de laatmósferaqueantañoreinabaenlahaciendadellagoTule.

Pronto vio lamuchacha a su padre, quien, en lugar de llevar como antes botasaltasybatamanchada,ves tíaahora trajenegroyzapatos.Hablabaconunhombreque se hallaba sentado en un birlocho, sosteniendo las riendas de un tronco decaballosjóvenesyfogosos.NingunodelosdosdiósecuentadelallegadadeIna;encambio,losvaqueroscircundanteslavierony,alpasar,dejaroneltrabajoduranteuninstanteparacontemplarlaconfrancaadmiración.

—…Le digo, Setter, que es un negocio que nome gusta—estaba diciendo elpadredeIna,conimpaciencia,cuandoellallegó.

ElhombredelbirlochoseincorporóconrapidezyBlainesevolvió,viendoaIna.La expresión dura de su rostro se suavizó, trocándose en sonrisa de cariño y deorgullo,porqueInaeralaniñadesusojos.

—¡Hola,papá!—exclamólamuchacha—.Estoydandounpaseoparaverloquehashechodemipobrehacienda.

—Buenosdías,hijamía—repusoBlainealargandolamano—.Ina,tepresentoauno de mis socios, Less Setter, de Nevada. —Y dirigiéndose a éste, rodeando almismotiempoasuhijaconelbrazo—:Lamásqueridademishijas,queacabaderegresardelcolegio.

—Es para mí un gran orgullo conocerla, señorita Ina —replicó Setter congallardía,llevándoselamanoenguantadaalsombrerodeanchasalas.

Inarespondióconunainclinaciónyfijóluegosumiradafrancaenaquelhombrede barba leonada y ojos ardientes, que parecían devorarla. Setter, aunque no tenía

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aspectodejoven,parecíafuerteyvigoroso,yeramuydistintodeloshombresqueInahabía acostumbrado tratar. Hasta en aquel momento, tan pasajero, en que ella notomabainterésenSetter,éstehizosobrelamuchachatangranimpresiónqueperdiósu alegría. Cobró al instante desconfianza hacia aquel socio de su padre y sólohaciendounesfuerzologródominarse.RecordódeprontolacharladeMarvieacercadeloscaballosyaprovechólaoportunidadparadeciralgo.

—Papá,quierouncaballoparamí—dijodirigiéndoseaBlaine.—Pues puedes tener una docena, si quieres —contestó su padre—. Tenemos

centenaresdebuenoscaballos.ElseñorSetteracabadevendermeciencabezasmás,todosdeNevada,yentreellosloshaymuyhermosos.Porotraparte,mehanhechounbuenpedidodesdeSeattle,demodaquehasdeelegirpronto.

—Pero, papá, siempre he soñado con tener un caballo verdaderamenteexcepcionalyhermoso—continuódiciendoIna,ydecíalaverdad.

—No recuerdo, hija mía, que hayas tenido preferencia por ninguna clase decaballos—observóBlaine.

—Éramosmuypobres—murmuró Ina suavemente—.Recordarásqueme ibaapiealaescuela,eninviernoyenverano.

—¡Ah! ¡Ah! Sí, Ina, lo recuerdo y me complace pensar en ello… Bien, bien,ahoranosomospobresysiapeteceselmejorcaballodeestaregiónnotienesmásquedecirlo.

—Papá,quieroelRojodeCalifornia—exclamólajovenrápidamente.—¿Cómo? ¿Ese garañón salvaje? —exclamó Blaine, asombrado—. Pero, hija

mía,sitodoslosvaquerosdeestostresEstadoshanidotrasesecaballosinpoderlocazar…

—¡Oh,quéhermosoyvalientedebedeser!—InaseentusiasmódetalmodoqueolvidóquesóloenbromahabíamencionadosudeseodeposeerelRojodeCalifornia.

—Señorita,setrata,enefecto,deungrancaballo—interpusoSetter—.Yoloviunasolavez,hacemásdeunaño.Esunanimalesbelto, fuerte,ágil,conpelambrerojacomoelfuegoyunacrincomounallama.Ynoesunmatadordecaballos,comolamayoradelosgarañones.Casitodoslosjinetesycazadorescreenqueseráfácildedomarlo,demaneraquehagaquesupapáseloprometa…Yosoytestigo,Blaine,yseráprecisoquecumplasupalabra.

—Hijamía, elRojo de California será tuyo si hay quien lo cace—replicó supadre.

—Se le puede dar caza, creo —dijo Setter, meditabundo—. Sólo hay pocosequipostrasél.Sonhombresquesedicencazadoresdecaballossalvajes,peroesonoessinoparaocultarellatrociniodeganadovacunoycaballar.HallylossuyosandancercadeSilverMeadow,y,probablemente,losúnicosquevandeverdadtraselRojoson losquecapitaneaeseIde.Sededican tambiéna robar,perocreoqueIdedeseatantoelRojo…

—¡Ide!—leinterrumpiólamuchacha—.¿SerefiereustedaBenjamínIde?

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—Sí,Benessunombre.—Pues, ¡miente usted! Ben Ide no es ladrón de caballos —exclamó Ina con

vehemencia.—Calma,muchacha—interpuso su padre—.Has estado largo tiempo fuera de

casayaquíhanpasadomuchascosas,buenasymalas.LuegosedirigióaSetter:—Comprenda usted, Less; esto es nuevo para Ina. Ella yBen iban juntos a la

escuela,jugabanaquídeniños,ymeparecequeesungolpeduroparaellaenterarsede…

—Yonolocreo,papá—leinterrumpiósuhija,acaloradaaún,perotemblando.—Sientomucho,señorita—dijoSetter—,habersidoyoquienlediesetanmala

noticia.Mas,porloquesesabe,sucompañerodeinfanciahaidopormalcamino.InavolviólaespaldaaSetter,agobiadadeprontoporinusitadafuriaydolor.La

sorpresaqueexperimentóaladvertirsuemociónaumentabasutemblor.—Papá—dijo, tratandodedominarse—,¿sehapodidocomprobarqueBenIde

bayacometidoalgúnactocriminoso?—Hijamía,sehahabladomucho.Pocodespuésdemarchartetú,Bensefueala

montaña loco por los caballos.Amos Ide, su padre, es un hombre de sentimientosreligiosos y creo que Ben representa para él lomismo que tú paramí. Pues bien,Amos no pudo hacer nada con el chico, porque éste no quiso trabajar, y por finriñeron.Desde entonces,Ben está ausente.Yo no le he vistomás, aunque otros levieron.LaseñoraIdehasufridounrudogolpeconlarupturayestáenferma.DevezencuandoentroaveralosIde,peronuncasehablaallídeBenjamín.Durantelosdosúltimosañoshemosdadoenllevarnuestroganadoapaceralosvallesyllanos,juntoalRíoPerdido.Benviveporallí.Ypasaquebastantesvacasycaballoshan…handesaparecido.DeaquíquesehabledeBen,aunqueyonopuedodecirquesehayacomprobadonuncaquefueseél.

—Noesfácildeterminarenunaregióntanselváticacomoéstaquiéneselquesededicaalabigeato[1]—interpusolavozglacialdeSetter,condejodeautoridad—.Elganado que su papá de usted echa demenos, lomismo que el de otros, jamás sevuelveaver.EstoquieredecirqueselollevanhaciaelEstadodeNevadaohaciaelSur,cruzandolasaltassierras.

—Tantomásmotivohaypara que a un jovendebuena familia, antes vecinoyamigonuestro,noseleacusedeserun…

Al detenerse Ina antes de pronunciar la odiada palabra, Setter quitócuidadosamente la ceniza de la punta de su cigarro y luego fijó en la joven suinescrutableeincoloramirada.

—Diceel refrán:«Dimeconquiénandasy tediréquiéneres»—aseveró—.EljovenIdeviveencompañíadeunindiorenegado,untalModoc,yunvaqueroquehuyódeNevadaporperseguírseleporcuatrero.

La seguridad y convicción que ponía Setter en sus palabras llamaron

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poderosamente la atención de Ina, a pesar de que la acusación le dolía en lomáshondo.SequedómirandoaSetterhastaqueésteperdióunpocodesufríaserenidad,eInacogióundestellodeloqueseocultabatraslamáscara.Fascinábalealajovenalgo que no pudo comprender. Obligada a escuchar las acusadoras afirmaciones,miraba inconscientemente, con la extraña inconsciencia de la mujer, a un hombrecuyoaspectodespertabaenellaun fuerteantagonismo,massinpoderexplicarseelmotivo.

—Papá,nomeparece lógico loquediceelseñorSetter—declaró la jovenconfranqueza—.MehacerecordaraBenmásdeloquepensé.NocreoqueBenrobaraniparasalvarsedelamuerte.¿Cómoesposiblequeunmuchachocambieentanpocosaños?

Yluego,enfrentándosedeliberadamenteconelnuevosociodesupadre,añadió:—SeñorSetter,sirecuerdobienquiénesBenjamínIde,tendráqueresponderlea

élde loqueacabadedecir.Tengaustedporseguroqueyoleveréyquese lodirétodo.

—¡Ina! ¿De qué estás hablando?—preguntó su padre con impaciencia—. Esocasi es insultar a Setter.Y tú no puedes ir a buscar aBen, ni te permitiría yo quehablesconél.

—CreíquetúmismomellevaríasaveraBendemodoque…Inaviolallamadelacóleraenelrostrocurtidodesupadreyrecordósucarácter

irascible;viotambiénquevariosvaqueroshabíanidoacercándoseyquelamirabanboquiabiertos.

—Muchacha,vuelvesaquíconideasmuyextrañas—declaróBlaine—.Siesoestodoloquehasaprendidoenelcolegio,lamentohaberteenviado.

—Papá,tengovoluntadyopiniónpropia…Séloquehedepensar—repusoInamuysentida.

—Bueno,puesnopiensesenveraBenIde,ynosehablemásdelasunto.—Querido papá, te aseguro que veré a Ben Ide —aseveró la muchacha con

firmeza.—¡Veyentraahoramismoencasa!—ordenóBlaineásperamente.Ina semarchó, erguida la cabeza, el rostro en llamas,mirando fijamente a los

vaqueros.AlirseoyóqueSetterdecía:—Unamuchachamuyterca,amigo;lecostarádominarla.—Ustedtambién,¿porquéinsistiótantoenlodeljovenIde?—preguntóBlaine,

furioso—. Parece que tiene usted mucho empeño en esparcir esa noticia por todoHammellylaregión…

Inanooyómás,ycuandosehallótambiénfueradelalcancedelavista,saliódelcorralysedirigióotravezalbosquecillo.Sentósebajoelviejopino,estableciendoasíuneslabónanteelpasadoylaslamentablesnoticiasqueacababadeoír.Repasótoda laconversación,yaunquequisoacusarsedehaberdesconfiadodeunhombrequeerasociodesupadreyporhaberprovocadolairadeéste,nologróarrepentirse

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desuactitud;másaún,sesintiózaheridayenojada.—Sifueseverdad—balbuceó—,yo…haréqueBenvuelvaalbuencamino.

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III

Ina pasó el resto de la mañana bajo el viejo pino del bosquecillo; después deserenarse,pensóseriamenteenelproblemaqueeraprecisoafrontar.

Sedijoque,amedidaquesurgiesenlos incidentes,resolvería lascomplejidadesdel asuntayquenoera casode empeñarse en cruzar elRubicónantesde llegar elmomentodecisivo,nitampocopermitirqueladecepciónseenseñoreasedeella.

Almorzóasolasconsumadre,KatiehabíaidoconsupadreaHammell.Lajovenesforzóse en ser agradable y simpática con sumadre y supo conquistarla en ciertomodo.Habíasedadoprontocuentadequenohallaríaningúnobstáculoensucaminosisedejabaguiarporlosdeseosycaprichosdesufamilia.LaseñoraBlaineparecíamuy preocupada con los innumerables deberes que incumben a la mujer de unranchero, siendo así que por su nueva posición no le correspondía cumplirlos.Durantetreintaañoshabíasidoesclavadesutrabajo,desdelamañanahastalanoche,cediendoalaimperativanecesidaddehacereconomías.Ahoraocupabaunaposiciónenlaqueleestabavedadopensarsiquieraentalesdeberes,apesardequeejecutarloseraparaellaunarutinaimprescindible.Júraleimposibleolvidarlosysumalestarteníaporcausasuaturdimiento,puesenelfondoeraunamujerinfelizporelcambiodelascircunstanciasensufamilia,desdichadelacualnosedabacuenta.HubierasidoenellalógicahablarconnaturalidadconInaacercadelpasado,sobrelasduraspruebasymomentosdealegríaporquepasaron,sobrelastareascaserasqueantestenían,sobrevecinos tanpobrescomoellosenaquel tiempoy sobremuchasotrascosasdeestaíndole.Masviéndoseprecisadaahablardelosasuntostocantesasunuevomododevivir,suconversaciónnoeranatural.Inatuvolaimpresióndequesumadreeraunapersona muy afecta da, pero recordando al mismo tiempo la dura labor y lasinterminablesquejasdeotrostiempos,sedijoqueerapreferiblesuafectación.

—Madre,háblamedelosIde—preguntólajoven,entreotrascosas.—Pues lamento decirte que los Blaine y los Ide ya no son los vecinos que

solíamosser—repusolaseñoraBlaine,pensativa—.Creoquelaculpaesdetupadre.Amos Ide tambiénhahecho fortuna,pero la suerteno se leha subidoa la cabeza.Creequenosotrossomosorgullosos.

—Suesposasehamantenidoalejadadetodasociedadduranteestosúltimosaños.Antesibaaúnregularmenteala iglesia,masdesdequeelpastorempezóapredicarsobreloshijospródigos,novolvió.Yonoheidoaverladesdehacemuchotiempo,perohevistoaHettie.Estámuycrecida.TuhermanoFredestuvoenamoradodeella,peronohacemuchosehaechadounanoviadelaciudad.

—YdeBen,¿quéhay?—inquirióIna.—Dicenlosvaquerosqueahorasehaconvertidoencazadordecaballossalvajes.—Parecequeseleconsideraunpocoproscrito,¿verdad?—SedicequeAmosIdedioaBenaelegirentreararelcampoovivirsuvidade

montaña.Benprefiriódejarsucasa.Sumarchafuemuyduraparasumadre.

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Pococonsuelo logróInade laconversaciónconsumadre,por loquedecidióiralgúndíaavisitaraHettieyasumadre.Mastanprontocomoconcibiólaidea,éstenoladejóenpaz.Pasólajovenlaprimerapartedelatardeendesembalarsuscosasyenarreglar suhabitaciónmása sugusto.Mientras sehallabaasíocupada,pensabaconstantementeenlosIdeyalterminarlatareadecidióirenseguidaavisitarlas.

EnotrotiempoexistíaunasendamuytrilladaentrelahaciendadellagoTuleyelranchodelosIde.Inayahabíanotadoqueaquelviejosenderoestabaenpartearadoyenpartecercado.DeestemodovióseobligadaairporlasendalateralalacarreterayasuregresopodríaesperarallíaDallyMarviecuandoviniesendelaescuela.

Mientras se cambiaba de ropa, la joven advirtió de pronto que estaba dandomucha importancia a vestirse bien, cosa que desde su llegada a la hacienda no lahabía preocupado aún.Nopodía negarse que inconscientemente deseabamostrarseelegantealosIde.Pero,«¿alaseñoraoaHettie?»,preguntóselajovengravementealmirarse en el espejo. La respuesta fue que se sonrojó, sintiendo al mismo tiempociertoresentimientoconsigomisma.

SucedióqueKatievioaInabajarporlaescaleraprincipal.—¡PorelamordeDios!—exclamó,ingenuamentesorprendida—.¿Vasaalguna

fiesta?—YconsusojosdehalcónmiróaInadearribaabajo,dibujándoseunrictusdedesdénensuboca.

Lamirada y el tono contuvieron el natural y franco impulso de Ina, que iba adecirasuhermanadóndepensabair.

—¿Tegustamivestido?—preguntósecamente—.TíaLeonormelotrajodeSanLuis.Sólosetratadeunsencillovestidodepaseo,peroabsolutamentemoderno.

—Nomeentusiasma—replicóKatie.Ina se echó a reír y salió. Su hermana le deseó a gritos que se divirtiese. El

genuino amor de Ina por su hogar y por su familia habíale hecho olvidar porcompleto,durantelosañosqueestuvoausente,ciertoirritantetratopeculiarenKatie,yahoralarecordó.

—CasiparecequeaKatienolegustequehayaregresado,nitampocomimanerade vestir. Pues, ¿qué dirá cuando me vea con el traje que estrené el día de losexámenes?

Alo largodelsenderohabíaunafaja lisaysuavepara losviandantesycuandoInaechóaandarporél,encontrósedecaraalasmontañasdeartemisa,alotroladodelas tierrasbajasque antes constituían el fondodel lago, y lasmontañas rocosas enlontananza.Elsoldelatarde,muybajoya,inundabaconsuaveluzlasgrisescimasyhermosasladeras.Inasintióacelerárseleelpulso;revivióenellasuviejoamorporlosespaciosabiertos,lascolinassolitarias,lasfrescasbrisasylafraganciadelaartemisa.EraesteamorporlaNaturalezalarazóndeotrasecretaalegríaporsuregresaalosescenariosdesuinfancia.Yalcontemplarconlamiradaintensalasgrisesmontañasconsuspurpúreassombrasenlashendiduras,sintióseatraídahaciaellas,comosilallamasen.¡Lallamadadelasmontañas!Luegopensóqueenaquelladirección,enla

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vertienteopuesta,estabaelRíoPerdido.Idadominósúbitamentesuspensamientosycontinuó su camino con paso apresurado, echando sólo de cuando en cuando unamiradapensativahacialosnegrosmontesaisladosdelaselvaenelOeste.

Antesdeadvertirlo,llegóalranchoIde,yseviofrentealamismaviejapuertademadera y del seto vivo, desaliñado. El verdor del sombrío patio y la vereda queconducía a la casa eran también los mismos, y casi esperaba ver venir, saltandoalegremente,aRover,elperrodeDen.MasRovernovino.Inapenetróporlapuertadelsetoysuspasoslallevaron,comoantesalapuertaposteriordelacasa.Elpatioyla casa tenían el feo aspecto que les imprimía el usoy la comodidad.Cruzando elampliopórtico,llamoalapuerta.

Ésta se abrió al instante, saliendounamuchachade rostro simpático, ojosmuyazulesycabello,rizado.HastateníalaspecasqueInatanbienrecordaba.Llevabalamuchachaunampliodelantal,losbrazosarremangadoshastaelcodoyenunamanoteníaunaescoba.Demomentosequedómirandoalareciénllegada.

—Hettie,¿nomeconoces?—preguntóIna.—Yo…sí…,no—balbuceólamuchacha,conelrostroencendido.—SoyInaBlaine.—Sí…,claro…,sabíaqueerastú,sóloqueestástancambiada…,tanelegante—

repusoHettieconencantadoraturdimiento—.Yanosdijeronquehabíasvuelto.Mealegrodeverte.Entra,mimadreestádentro.

—Hettie,túhascrecidomucho,másqueDallyMarvie—dijoInaentrandoenlaampliaybieniluminadacocina—.Sinexagerar,puedodevolverteelcumplido.

—Gracias—repusoHettiesonrojándose—.Erestanamablecomosiempre.Venyverásamimadre.

Ylallevóaunahabitacióngrande,enlaquehacíalavidalafamiliaIde.—Mamá—anuncióHettie a lamujerde rostrodulcey tristeque se levantó—,

aquíestáInaBlaine,quevieneavernosaldíasiguientedesuregreso.—Espero,señoraIde,queustedseacuerdedemí—dijoInaavanzando,unpoco

emocionada.—¡InaBlaine!—exclamólaanciana,temblorosalavoz,apresurándoseaponerse

suslentes—.¡Cómonohederecordarte,situnombrecasimeestanfamiliarcomoelde Hettie…! ¡Conque tú eres Ina! No te hubiese reconocido. Bien venida seas,querida.Esunrasgomuytuyoveniravernosenseguida.Yadijeanochequetúnocambiarías.

—¡Oh,señoraIde!,cambiadaestoy,puestoqueahorayasoymayor—repusoInaestrechándole lamano, y luego, cediendo al cálido impulso de su corazón, besó lamacilentamejilla—.Peromealegrodeestarencasay…piensoseguirsiendolaqueera.

—Claroquesí,hija,apesardequeahoraeresyatodaunamujercita.Ven,siéntateaquíycuéntanosdetuvida.InanohabíatenidonuncaunauditoriotanatentocomoHettieysumadre.Hablódurantemásdeunahora,contandolavidaquehabíahecho

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durante,suausenciaylosmilincidentesdelcolegio.—Muchas gracias, Ina, por el rato agradable que nos has proporcionado —

murmurólaseñoraalfinal—.Esperoqueloscambiosquesehanoperadoentucasanotehagandesgraciada.

—Noloconsentiré—repusoIna,animada—.Confiesoquemehubiesegustadoencontrara losmíos igualque loshabíadejado,pero…noesasí. ¡Qué levamosahacer!Yosabréatenermealanuevasituación.

—¿Vasaveniravemosdecuandoencuando?—preguntólaseñoraIde.—Lomismoqueantes—contestólajovenconcalor.—Atupadreno legustará, Ina.Esunhombremuyduro,enciertomodo tanto

comomimarido.—Ya hemos tenida un choque —dijo Ina cándidamente—, del que salí mal

librada.—Mamá, Ina sigue tan valiente como cuando disputaba con Ben —exclamó

Hettieconsúbitoimpulso.Al parecer, la alusión a Ben era inoportuna, porque la anciana se puso seria y

grave.Inasintióquesehubiesehechomencióndelhijo,porqueahoraveíaseobligadaadeciralgoacercadeél,ynosabíaqué.

—Sí, recuerdo aBenynuestras riñas infantiles tanbien como todo—dijo consencillez—.Megustaríahablardeaquellostiempos,perolodejaremosparaotrodía.Adiós,señoraIde.Vendréaverlaamenudo…Hettie,¿quieresacompañarmehastalacalle?HedeencontrarmeconMarvieyDall.

—Conmuchogusto,Ina—respondióHettie.Mas,unavezfueradelacasa,Inasediocuentadelacohibiciónqueembargabaa

Hettie, lo mismo que a ella, y se dispuso a poner fin a la azarosa situación. Sinembargo, sólodespuésde recorrer lamitaddelcaminodioenelmodode llegaralcorazóndesupequeñaamiga.

Volviéndosedeprontohaciaella,preguntósinambages:—Ahora,dime:¿quéhaydeBen?Hettie se tornó tan pálida que sus pecas se destacaban mucho, y sus ojos se

llenarondelágrimas.—¿Túlohasoídoya?—preguntóroncamente.—Heoídomuchastonterías—repusoIna—.Nocreoniunapalabradetodo.Tú

dimelaverdad.—¡Québuena eres, Ina!—exclamó lamuchacha casi sollozando, y le cogió la

mano—.Nohaymuchoquecontar.Benadorabalavidadelasselvasyloscaballossalvajes.No podía remediarlo.Mi padre lo echó de aquí por eso…Hizo queBenfuesecasiunproscrito.Mimadreestádescorazonadayyo…sufrotambién.AcercadeBenjamínsehan inventado todasuertedementiras,ydesdequehavenidoaquíeseSetter,ledifamanmásymás.

—MeheencontradoyaconSetter.Nomegustanimeinspiraconfianza,Hettie.

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DijocosasmuygravessobreelamigodeBen,unvaquerodeNevada.—Le odio, Ina—exclamó Hettie, sonrojada—. Además de sus mentiras sobre

Ben,tengootrosmotivos.—Nohacefaltaquemelosdigas.Durantemiscuatroañosdeausenciaheconocidoamuchoshombres…Hettie,yonopuedocreerqueBenseacapazderobar.

—Yoséquenoloharía,Ina—repusoHettieconcalor—.Noesfácildecircómolosé,perotengalaíntimaconviccióndeloquedigo.

—¿EsquetufamiliahaperdidolafeenBen?—Sí,todosmenosmimadre,yellanoesyafeloquetiene,sinoesperanza.Mi

padre ha acabado con ella. Tú sabes queBen fue su orgullo, y la decepción le hahechoenvejecerrápidamente…Esterrible;nocomprendoporquésehadeenfadartanto por el amor demi hermanopor los caballos salvajes.Meda rabia cuando lopienso.

—Bien, Hettie; parece, pues, que las dos pensamos lo mismo—continuó Inasobriamente—.Ahorasetratadesaberquéesloquepodemoshacerparaarreglarlo.

—Ina…,notecomprendo—balbuceólamuchacha.—HemosdesalvaraBenantesdequeseatarde—declaróIna,sonrojándosede

unmododeliciosoaldarsecuentadelcalorconquehablabaenfavordelamigodelainfancia.

—¡Hemosdesalvarlo!¿Túyyo?—preguntóHettiemuybajo,asombrada.—Sí.Túeressuhermanayyo…lacompañeradeinfancia.Probablementesomos

los únicos amigos que tiene, excepto aquel vaquero deNevada…Hettie, yo estoyformándome una opinión propia de ese vaquero del que Setter afirmó que era uncuatrero.CreoqueesunhombrequehacecausacomúnconBen,alquehabráhalladosolitarioyproscrito.Talveztambiénaéllegustenloscaballossalvajes.Esprecisoqueveamosalosdos,yendo,siespreciso,aRíoPerdido.

—Yo iré, aunque mi padre, si se entera, me castigará severamente —declaróHettie,sobrecogida.

—Loharemoscomoúltimo recurso;mas,entre tanto,esperaremos.Algopuedepasar,talvezseráposibleenviarunacartaaBen.Otambién,sisabequehevuelto,puedequedeseevermeyvenga.

—Estoy segura de que lo deseará, pero no vendría aunque le escribieses —observólamuchachacontristeza.

—¡Pobre Ben! ¡Cómo debe de sufrir…! En fin, hemos llegado al cabo de lavereda, y allí vienen mis hermanos. Volveré a verte pronto, Hettie. Entre tanto,recuerdaquesomosdosconspiradorasterribles.

—¡Oh,Ina,québuenaeres!Debuenaganatedabaunabrazo—exclamóHettie,llenadegratitud.

—Bien,hazlo.PeroHettiehuyórápidamenteporlavereda.

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Llegó el sábado. Ina lo pasó con Marvie al aire libre… Era un hermoso día deprimavera, llenode risay sana emoción, aunque tambiéndemomentos enque InacontemplópensativalassuavesladerassobreelriachueloenqueMarviepescaba,yotrosenquesoñaba.

AcausadeunardiddeKatie,quepromoviócasielenojodeIna,noselepermitióaDallacompañarlos,ylajovensemarchósolaconMarvie,paranodecepcionarlo.

Yaoscurecíacuandolosdosregresaronalahacienda.Ina,alentrarcaladayconelpeloenmarañadoenlamuyiluminadacocina,nonecesitabalamiradatorcidadeKatiepara saberque suaspectoera todomenoselegante.No le importaba: estabacansadaydichosa.ElenojodesupadreconMarvie,lossentimientosencontradosdesumadre,lamanifiestadesaprobacióndeKatie;nocausaronelmenorefectosobrelajoven.¡Quédíatanfeliz,detanbellosrecuerdos!Marviehabíasereveladocomounverdadero hermano, como un hermano del que toda muchacha ha de sentirseorgullosa.Sudignidadysu títuloacadémicohabíanhechopoca impresiónsobreelmuchacho,puesobligóaInaatomarparteentodassuschiquilladas.Habíallevadolasriendasdelcaballodelcoche,trepadoporlascolinas,vadeadotorrentes;habíasecaído, resbalando en el riachuelo; había remado en la lancha mientras Marviededicábaseconahíncoyesperanzaalapesca,yhabíaleayudadoaforcejearconunaenormetruchaquetragóelanzuelo,peroquelogróescapar.

Inasedioprisaentomarseunbañoycambiarsederopaparabajarprontoycenara solas conMarvie. Encontró, almuchacho un poco cabizbajo: seguramente huboquienseencargódereprimirlaexuberantealegríaconqueregresaradelaexcursión.Inasedijoquenadieninadapodríaborrarelrecuerdodeellanilainefabledichaquelasalidaleproporcionó.HizocasoomisodelacaraavinagradadesuhermanaKatieyconquistóprontoasumadre,interesándolaenlasperipeciasdeldía.

—Bien—ledijosupadre—,nodudoquetehayasdivertidomucho,peronoestábienenunajovendetuedad.MarviehubierapodidosaberquenotedebióllevaraRíoPerdido.

—¡Pero si no hemos idomás que a la desembocadura, cerca de Hammell!—protestóelmuchacho—.Notraspasamossiquieralascolinas.

—¿Por qué no las traspasamos?—preguntó Ina rápidamente. Deseo ir a todaspartes.Eldomingopróximoiremosallago.

El señorBlainemiróa suesposa,comosiquisiera recordarlealgoqueantes lehabíadicho;despuéslevantósetosiendodeunmodopeculiar,tosqueInarecordabamuybien.

—Marvie, túconvertirása tuhermanaenuna locuela—dijoseveramente—.Eldomingoquevienenotellevarásnielcochenielcaballo.

—Pero, papá, Ina no puede hacer toda la caminata a pie—protestó el chico,poniéndoseencarnado—.Amímeseríaigual.

—Inairáconotro,elcuallallevaráencoche—replicóelseñorBlaine.—¡Hum!Yaséquiénes:eseMacadam,supongo—dijoMarvie,disgustado.

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—¿QuiénesMacadam?—inquirióIna,mirandoprimeroaMarvieydespuésasupadre.

—Pues el chico lo ha adivinado —dijo riendo el señor Blaine—. Me olvidéhablartedeSewellMacadam.Es:unjovenmuysimpáticoybueno,deKlamath.Supadreesamigomío,yespropietariodetresalmacenes.Yaleconocerás,porqueleheinvitadoacomereldomingoqueviene.

—Me complacerá conocerlo —respondió Ina, aunque mirando, dudosa, a suhermano.

Éstenomostróquecompartíaelconvencimientodesuhermana.Despuésde lacena,cuandoInayMarvieestabansolosenelsaloncito,estando

presente Dall, la joven hizo algunas preguntas acerca del hombre que había devisitarloseldomingosiguiente.

—Esdelaciudad—repusoMarvie—.Esunpetimetrequenomegusta.¿Porquéno?—Nosabríadecírtelo,puesnotengoningúnmotivo.Peronolollevaríaapescar

conmigo.—Esosíqueesdefinitivo—observóIna,pensativa—.Loquenorecuerdoesque

papátuvieracostumbredeinvitarajóveneslosdomingos.—Ina…,yoheoídoalgo…Simeprometesnodecirnada…—murmuróMarvie

mirando con recelo en derredor suyo—. Dall lo sabe también, porque estabaconmigo.

—Teprometonodecirnada.—OímoshablarapapáyalseñorMacadam;estabanjuntoalgraneroytrataban

deungrannegocio.MacadamespadredeeseSewellquevaavenireldomingo.Esmuyrico,tienemuchastiendas.Élypapavanahacerjuntosunnegocio,ysehabladeti.

—¡Marvie!¿Quéestásdiciendo?—exclamóIna,sorprendida.—PregúntaseloaDall,ellalooyótambién.—Ina,yoheoídoquepapádecíaque siSewell seenamorabade ti la cosa iría

comounaseda—respondióDallsatisfecha,conojosrelucientes.—¿Selohasdichoaalguien?—preguntóIna.—Amamá,yKatielooyó.Mamáparecíaconfusacomosuelemostrarsesiempre.

Katienosechódelacocinaestabafuriosa.ElnoviodeKatieesamigodeeseSewellMacadam.

—Noselodigasanadie,teloruego—suplicólajovenconcalor.—Te lo prometo —aseveró el muchacho, mirando a su hermana con ojos de

cariño—. Pero si permites que ese petimetre te haga el amor… no saldrás más apescarconmigo.

—No te apures, Marvie—dijo Ina dando un beso a su hermano—. Iremos apescarsiemprequequierasllevarme.

EnaquelmomentolesinterrumpieroneInanotuvooportunidaddepensarenla

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chismografíahastaquesefueasuhabitación.Demomentolaidealeparecióridículaytratódeolvidarla.Masreparóenotrasparticularidadessignificativasynotardóendecirseque,lasituaciónerahartocompleja.Sudesanimaciónsóloduróuninstante,pues la joveneravalientee intrépida.Loque ledolíaera tenerqueoponersea losdeseosdesufamilia,cosaqueparecíainevitable.Sedijoquelomejorseríanotomarninguna decisión, sino dejar que los acontecimientos determinasen su actitud.Esperaba,sinembargo,conciertacuriosidad,lallegadadeSewellMacadam.

Al llegar lamañanadel domingo Ina se dio cuenta deque, por lo que atañía aaqueldía,lavidafamiliardelosBlaineseguíasiendolamismaqueantaño:

Toda la familia ataviábase ahora, el domingo, más que en otros años,especialmenteKatie,querevelabadeunmodoinconfundiblequeeraunacampesinaindebidamenteinfluidaporsusambicionesysusamigosdelaciudad.Sushermanos,exceptoMarvie,teníanlosdoscaballosycarruajepropioparairalaiglesia.ElseñorBlaine llevóel restode la familiaenunvehículodedosasientos,que Ina imaginóreconocer.EllaysuhermanitaDallibanenelasientodelantero,consupadre.

La iglesiadelpueblo, losmuchachos,muyufanos, en sus trajes relucientes, lasmuchachasconvestidos clarosyvistosos,y los caballos atados a la sombrade losárboles…,todoparecíaigualquecuandoInasemarchó.

Al penetrar en la iglesia, sus padres, con ademán majestuoso, tratando decomportarsedeacuerdoconsuposición,ysuhermanaKatie,orgullosacomounpavoreal, reparó Ina en que su familia, y sobre todo ella misma, eran la envidia demuchos.Elhechonolaazorónipoconimucho,peroimpidióquepudieramiraralosdemásconelinterésquedeseaba.Sólodespuésdeestarsentadaempezóareconoceralasgentes.

ElpredicadoreradesconocidodeIna;eraunhombredemedianaedad,deaspectoserioybondadoso,devozsimpáticayquehablabaconsencillezygranseriedad.Inahabíaoídopredicadoresmenosvaliososeniglesiasdelasgrandesciudades.Despuésdel sermón, cuando todos se arrodillaron para orar, Marvie se inclinó hacia Inadiciendo,envozbaja:

—Ésedeallíaladerecha,primerafila,esSewellMacadam,alladodelnoviodeKatie.Sonunpardegansos,peroamínomelapegan.

InabajóaúnmáselrostroehizoseñalaMarviedequesecallara.Sinsaberporqué,estabadeacuerdocon laopiniónde suhermano,pero temíaqueéste sediesecuenta.

De momento, sin embargo, Ina no tuvo ocasión de satisfacer su curiosidad, ycuandolacongregaciónsaliódela iglesia,vióseInaasediadaporviejosconocidos,condiscípulas,señoritasyacomoella,vecinosyamigos.Recibiómuchosparabienes,pero,enmediodetodo,nopudosustraersealaideadequelamirabanconenvidia.ComprendióprontoqueelencumbramientodesupadreenaquelmundopequeñodellagoTulehabíaengendradolaenvidiayelmenospreciodeciertasgentes.Encontrólasmiradasinquisitivasdealgunasmadresdefamiliaquesindudasepreguntabansi

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tambiénellahabíasufridolanefastayperniciosainfluenciadelaeducaciónydelasriquezas.

PresentáronlaapocoalnoviodeKatie,unhombredeedadmaduracuyonombreno entendió. Era carilleno, sonriente, y en sus modales procuraba ser suave yelegante,massinlograrlo.

Sucompañero,unjovendeaspectodepetimetre,rubio,conbigoterizadoyojosgrandes,lánguidos,azulclaros,eraélseñorSewellMacadam.Llevabaguantesyunbastoncito.AlserpresentadoaIna,mostrósemuyufanoenconoceralamuchacha,lacual,porsuparte,sólolerevelabaunagranindiferencia.

Gradualmentedispersóselamultitud,yendounosaocuparsusvehículosyotrosapasear calle abajo. Macadam monopolizó a Ina, pero; con gran satisfacción de lajoven,suhermanoMarvienoseapartabadesulado.

—Voya comer conustedes—anuncióSewell—.Puedeusted subir ami cocheparaquelalleveacasa.Tengounpardeexcelentesyfogososcaballos.

—Muchasgracias,señorMacadam—repusoInasuavemente—,perolestengounmiedoterriblealoscaballosfogosos.Iréconmifamilia.

El jovencaballeromostrósemuysorprendidoy,después,enojado.Ina lesaludóconunainclinaciónalejándoseconMarvie,quienleapretólamano.Sentáronselosdos en el asientodelanterodel cochede supadre, adondeya se había encaramadoDall,mientraselseñorBlainedesatabaloscaballosdeunárbol.Alvolverse,riendasenmano,vioaIna.

—Pero…¿noteharogadoSewellquefuesesconélacasa?—preguntó.—Sí—contestólajovensonriendo.—¿Quéhaces,pues,aquí?—Esqueprefierovolver a casa en compañíadeMarvieyDall, papá—repuso

Ina.Lapresenciadelosdemásevitó,sinduda,quesupadreriñesealajoven.Inavio

laviolenciaqueestabahaciendoparadominarseyleoyómurmuraralgoalsubiralasiento.AdivinoqueenlainvitacióndeSewellyelenojodesupadrehabíamásquecoincidencia casual, y durante todo el caminomostrósemuypensativa, deseosa dereservarseeljuiciosobrelosacontecimientos.

GraciasaMarvieyDall,laprimeracomidadedomingoqueInatomabaensucasanotranscurrióaburridanimolestaparalajoven.Losdoshermanosmenorestuvieronlainteligencia de comprender la oportunidad que facilitaba sentarse a la mesa encompañía.DallteníaunsecretoquecompartíaintuitivamenteconIna.Marviediósesutilmente a la oposición con toda la ingenuidad y diablura de un muchachoespabilado.Algunasdesusobservacionesnofueronentendidasporsupadre,quien,comiendo con buen apetito, no era dado a la observación. Lomismo pasaba a sumadre, ensimismada en sus pensamientos. También pasaban inadvertidas a Sewell

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Macadam,peronoasí aKatie, que lemirabaconojos furibundos,ni a Ina,que ledabagolpespordebajodelamesa,sinqueelmuchachoseinmutara.

—Señor Macadam, debe usted de tener muchas novias con esos caballos tanvelocesqueposee—observóMarviecándidamente—.Lamayoríadelasmuchachasnorepararíanennadacontaldepodersalirencochetiradoportanbuenoscaballos.

—Nosontantas,Marvie—repusoeljoven.—¿Sabeustedllevarlosconunasolamano…paratenerlibrelaotra?—inquirió

elchico.—Conelmeñiquelosllevaría.—¡Québien!—exclamóMarvie.Después de la comida, Marvie fue enviado a un re cado en el que había de

emplearunahora,yDallfuemandadaasuhabitación;Katiesealejóconsufiancé[2],evidentemente para dar un paseo en coche, y sus padres, sin excusas de ningunaclase,dejarona Ina solaparaqueentretuvieraal convidado.EldescaroconqueseefectuóeldesfiledetodosfueparaInaungrandisgustoy,anoserporlalástimaqueledabansuspadresysuhermanamayor,hubieseprotestadoairadamente.¡Quépuerily estúpida era su actitud! Ina advirtió con creciente amargura el abismoque habíaentreellay lossuyos,ysedijoquesólopodríasalvarsemostrándosecomprensiva.Luego se dedicó a la tarea de entretener a aquel joven presuntuoso. Macadam lainterrumpióenseguidadiciendoquesaldríanadarunpaseoencoche,ycuandovioqueellaeradedistintoparecer,afirmóquetodoslosdomingosporlatardellevabaaunaseñoritadepaseo.

—Hace usted muy bien—respondió Ina—. Aún es muy temprano y, por mí,quedaustedperdonado.

Sewell se quedó mirándola como si la joven perteneciese a una especiedesconocidaparaélycuandoalfinvislumbróquenoquería iryqueleaconsejababuscarseotramuchacha,revelóensusfaccionesderesentimientonosólosuegoísmo,sinounamanifiestadesilusión.Enaquelmismomomentodio Inapor terminadasupacienciaylosdeseosdecumplirsusdeberesparaconlosamigosdesupadre.

—DeseaballevarlaaLakeville,pueshedichoaalgunosamigosmíosqueiríamosallí. Bueno…, iremos el domingo que viene—dijo con petulancia, sin que se leocurrieraqueInapudiesedeclinarnuevamentelainvitación.

Después de reanudar la conversación, preguntó a Ina acerca de su vida en elcolegioysusparientesenKansas.Inacontestódebuengradoyampliamente,porqueaquelasuntoeramuydesuagrado;peromuyprontoadvirtióqueaSewellMacadamno le interesaba más que saber qué hombres había conocido allí. No ocultaba sucelosa curiosidad. Ina hubiera sentidomás respeto por él si le hubiese preguntadodeliberadamentesiteníanovioosiflirteabacontodosoconninguno.Alobservarlo,cortó su discurso sobre el colegio yKansas, y le indujo a hablar de sí. Sewell nonecesitóqueselesuplicara.

SewellMacadameracomerciante.Vendíadetodo,alcontado,nadadecréditos;

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lo que importaba eran las ganancias; largas horas y poco sueldo para losempleados…, de todo habló volublemente. Sus ratos de ocio los dedicaba a loscaballos de carrera, al adorno de su persona, al juego de naipes y a las mujeresbonitas. ¡Jamás habíase sentido Ina tan halagada! Sewell no amaba la vida al airelibre,nuncahabíasesentadojuntoalafogatadeuncampamento.Conceptuabaquelacaza implicaba un trabajo demasiado duro y que el pescar con caña era perderlastimosamente el tiempo. El avenamiento del lago Tule dijo que era un golpemaestro de comerciantes inteligentes, de los cuales uno era su padre.Nunca habíavistouncaballosalvaje,nielgrispurpúreodelaartemisaenlosmontes.

—Salgamosunpocoapasearporelpatio—sugirióInaalfin,levantándose.Asíleobligóasalirdondehubieseaire,perosinquepudieramarcharse.Inspeccionaronlos corrales, los cobertizos, graneros, caballos, y en todo halló defectos el señorMacadam.Odiabalavidadecampo.

—AustedlegustarávivirenKlamathFalls—dijodepronto,comoinspirado.—Ya lo creo—murmuró Ina ahogando la risa.Anhelaba la jovenquevolviese

Marvie, lamentándose de que a su favorecido adorador de la ciudad se le hubiesedadotananchocampo.

Congrandisgustodelajoven,Macadamviodeprontoelbosquecilloenlapartetraseradelacasayexpresóeldeseodeirallí,mostrándosesúbitamentesentimental.Ina le llevó, mal de su grado. Parecíale un sacrilegio…, algo que no lograbacomprender del todo.La buena voluntad y simpatía con que aceptara entretener alamigodesupadresedesvanecieronbajoaquellosárbolesseculares.MacadamtratóportresvecesdeapoderarsedelamanodeIna,y,porfin,ellaprotestó.

—Señor Macadam, creo comprenderle a usted —dijo—. Pero usted no meentiendeamí.Yonotengoporcostumbredejarquelosjóvenesretenganmimano.

—Venga,Ina,seaustedcomprensiva.¿Quéimportaeso?—dijoél.—Noimportamucho,esverdad,peronolodeseo—repusoella,separándose.—Oiga usted, puede queme tome por tonto, pero no lo soy, ¿sabe?—replicó

Sewellfrunciendoelceño.—¿Quéquiereusteddecir?—Bueno…,nosoytantontoparacreerqueesustedmojigatadespuésdehaberse

pasadocuatroañoslejosdesucasa,tratándoseconlamardehombres.Además,malempiezaestoparanosotrossi…noshemosde…,silascosashan…

LaagudamiradadeInaleobligóacallar.—SeñorMacadam,estáusted incurriendoenalgúnerror.Nosotros,siserefiere

ustedanosotrosdos,ustedyyo,nohemosempezadonadaenabsoluto.Hágameelfavor,volvámonosacasa.

Sewelllaacompañódemaltalanteylajovenaprovechólaprimeraoportunidadparadespedirsedeél,masSewell llevósupetulanciaalextremodeacompañarlaalpórtico, donde los padres de ella se hallaban, en compañía del señor Setter. PocosminutosdespuésregresóKatieconsunovio,eInapretextóbuscaralgo,retirándosea

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suhabitación.Trasunahorademeditación,lepasóeldisgustoyelenojo,peroalmismotiempo

estabadeterminadaaquenoserepitieralosucedidoaquellatarde.Noestabaseguradelosmotivosdesupadre,perocomprendióclaramentesusdeseos.SabíaInadelaspruebasquepasabanalgunasmuchachasdelcampo,losdeseosdecuyospadreseranleyparaellas,ycomprendióquenolequedabamásremedioqueafirmarsuspropiosderechos desde el principio. De aquí que, cuando los convidados se hubieronmarchado,sepresentódenuevoysedirigióasupadre.

—Papá,¿porquémehasdejadosolaconelseñorMacadam?—¿Cómo?—exclamóelseñorBlaine;ycuandolerepitiólapregunta,respondió

—:CreoqueeljovenSewellhavenidoavisitarteati.—Perosiyonoleconocía…,nitampocoleheinvitado.—Esonoimporta.Leinvitéyo.Ina comprendió entonces a su padre y lo vio muy distinto de aquel ser cuyo

recuerdohabíalesido tanqueridodurantesuausencia.Eldineroy la falsaposiciónhabíaninfluidosobreéltantocomosobresumadre,aunquedeunmodomuydistinto.

—¿Porquéleinvitaste?—continuóIna,advirtiendoquelacalmaydesenvolturaconquepreguntabadisgustabanasupadre.

—Sewellesunjovenmuysimpáticoybueno.Supadreesamigomíoy,enciertomodo,misocio.Creíquevosotrosdospodíaisfamiliarizaros.

—Gracias.EsoexplicalapresenciadelseñorMacadam.Élsíqueibacaminodefamiliarizarseconmigo,comotúdices.

Enaquelinstante,Marvieechóseareíragrandescarcajadas.¡Cállate y sal de aquí! —ordenó el señor Blaine. Luego, volviéndose a Ina,

encarnadoel rostro,continuó—:Ina,noniegoquehayadadopábuloaSewellparaquecreyeraquetegustaríaati.

—Losiento,peronomegusta.—Bien;maloeseso,peroyategustarámásadelante,cuandoleconozcasmejor.—Esabsolutamenteimprobable,padremío—replicóIna,dándosecuentadeno

haberempleadoelnombrecariñosadepapá,quesiempreusara.—ElpadredeSewellyyovamosahacerjuntosunimportantenegocio—dijoel

señorBlaine,respirandocondificultad—.SongentemuyorgullosaysitúofendiesesaSewell,podríasperjudicarme.

—Noofenderé ni a él, ni a ningunode tus amigos o socios. Seré respetuosa ycortés,comocorrespondealosmiembrosdetufamilia,cuandonosvisiten.PeronodeseoquemedejensolaotravezconelseñorSewellMacadam,niconotrohombrealguno.Nolotoleraré.

—Papá, Ina está aún enamorada de Ben Ide —intervino Katie, mostrandodespecho.

Unaardorosallamasubióalrostrodelajoven.ElnombredeBenjamínIdeteníaelinexplicablepoderdeconmoverla,ueldescubrimientohizoquecallara.

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—DebíasestaragradecidaalasatencionesdeSewellMacadam—declaróKatie,losojosllameantes.

—Mira,Katie,yonomedejoengañartanfácilmentecomotúporlaadulacióndeloshombresdelaciudad—replicóIna,sinpoderloremediar—.Acasonuestranuevaposiciónyfortunanoseanajenasaesaadulación.

La discusión que era inminente fue detenida porque la señoraBlaine rompió alloraryMarviegritódesde lapuerta insultandoaKatie.El señorBlainese levantóparairacastigarlo.Katie,pálidaytemblorosa,guardabasilencio.Inatratódecalmarasumadrey,apoco,cuandoelseñorBlainevolviómurmurando:«Esechicomevaasalir como Ben Ide», reanudaron la interrumpida cena, avergonzados todos dehabersedisgustado.

Ina permaneció aquella noche sentada junto a la ventana de su habitación. Lasranas primaverales emitían su quejumbroso croar y las notas suaves despertarondulces recuerdos del viejo hogar, de su infancia y su juventud… y Benjamín Ide.DesdelaventanaveíaloscontornosdelosmonteslejanostrasloscualesestabaelRíaPerdido. Y dejando caer la cabeza sobre el alféizar, la muchacha llorósilenciosamente.

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IV

BenIdemontósucaballogrisy,cruzandoelRíoPerdido,sedirigióhaciaelNorte,muypreocupado.RegulóelpasodesucaballoparallegaraHammellamediatarde,peroelanimalnoestabahabituadoaavanzarconlentitudyBen,ensimismadoensuvanoarrepentimientoydesesperadoanhelo,olvidósedesujetarlo.

Almediodíallegóaladivisoriaentrelasmontañasy,desdeallí,echólamiradaatráscontemplandolaregiónenmediode lacualestabael lagoClaroy,enel ladoopuesto,unamanchita,queerasucabaña.

—¡Qué hermosura de país! —exclamó—. Me disgusta que la civilización seapodere de él, mas es preciso. Con ella vendrámi oportunidad de apropiarme delvalledelRíoPerdido.

Benteníalacostumbredecontemplarpensativotodocuantolerodearamientrascabalgaba por las sendas, y aquel día sus facultades de percepción eran anormalmente activas,mientras que su corazón torturábase en encontrados sentimientos depena,esperanzayduda.ApesardelosesfuerzosquehacíanolefueposibleolvidarloqueHettieledijeraensucartaacercadeInaBlaine.Bennopodíadarcréditoasuspalabras.Hettielequeríaentrañablementeyhabíavistolascosasdemasiadocolorderosa; sin embargo, al pensar en Hettie, embargábale aquietadora dulzura. Era unalocura soñar siquiera en lo queHettie apuntaba en su carta, porque Ina Blaine nopodíasermujerdeunsolitariocazadordecaballossalvajescomoél.

BenllegóaHammellunahoraantesdeloquesehabíapropuesto.Dejósucaballoen el atadero de la baranda de los almacenes Ketcham y penetró en éstos. ¡Quéagradable era saberse libre de deudas! El saludo de Ketcham era tan cordial quecomplació a Benjamín. Cambió breves palabras con el inteligente comerciante yluego cruzó la calle para entrar en la casa de bebidas. También allí le dieron labienvenida, pues desde el dueño, MacGill, y el mozo de mostrador, hasta losvaqueros,jugadoresydemásconcurrentes,todosconocíanaBenjamínIde.

—Para mí, algo suave, amigos—dijo invitando a todos al mostrador—, perotomadloquegustéis,quepagoyo.Ydecidmequeatodososvabien,queasíoslodeseo.

Pasóunahoraenelbar,escuchandolosmismoschismesqueNevadalerefirierayalgunosmás.Conunodelosvaqueroshabíatrabajadoyésteseexplayóasugusto.Cuandoyacasihabíaterminadodehacerpreguntas,entróStrobel,elalguacilmayordelcondado.Benconocíamuybienaaquelproboeinteligenteoficialysabíaqueleapreciaba.

—¿Cómoestás,Ben?—preguntóStrobelalsaludodeljoven—.Haceunañoquenoteveo.Cuéntamedeti.EnaquellaconversacióncomprendióBenelsutilcambioque se había operado en sus asuntos y ¡todo en un día! Ben se vio obligado aexpresarse de acuerdo con las extrañas ideas deNevada y de sus buenos auguriospara el porvenir. Y al hablar de esa forma, él mismo creía en la realidad de los

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hechos.—Bien,bien,amigoBenjamín…, tengoqueconfesarquecorrenporahíciertas

habladuríasacercadeti—dijoalfinStrobelenvozbaja;yprocedióarelataraljovenloquedeélsedecía.

—Mireusted,Carlos—declaróBenconsincerocalor—,ésassonvilesmentiras.Ustedmeconocedeniñoyleruegonomeobligueadesmentirqueyopuedaserunladróndecaballos.

—A decir verdad, yo mismo no creí en esas cosas por lo que se refiere a ti.Pero… ¿tus compañeros? EseModoc gozaba demala fama antes de ponerse a tuservicio,yLessSetter juraqueNevadaesuncuatreroynotoriopis tolerodeotrasregiones.

—YosabíalodeModoc—repusoBenconseriedad—.MaspocosédeNevadarespectoa suvidaanterior.Desdeque losdosestánconmigo, seportanbieny sonhonrados y buenos a carta cabal. No podrían hacer nada malo sin que me dieracuenta.Yloqueesmás,conmimaneradevivirydeactuarylademisdosamigos,piensoacallarlashabladurías.

—Me complace mucho oír eso, muchacho —respondió el alguacil mayor—.Siemprefuibuenamigodetupadrehastaquedelanochealamañanasehizorico.Tengoparamíque te tratóconexcesivadureza.Ahoranovayas adecirlopor ahí,perocuentasiempreconCarlosStrobel.

—Suconfianzameenorgullece,Carlos—respondióBenemocionado.—Bueno,otra cosa,peromutis también, ¿eh?…Últimamente semehanhecho

muchosreprochespornohaberaprehendidoaúnaesapandilladeladronesqueandaporlosmontesdelaartemisa.TupadreyHartBlaineformanpartedelconsejoymeparecequedebesdesaberloqueellosignifica.Siquieresvenirconmigoamioficina,juraráselcargodeagentemío,secreto,desdeluego;entoncespuedesestaraltantodelascosasenlamontañayarrestaraquiencojasconlasmanosenlamasa.

—Gracias por la gran confianza que en mí demuestra, amigo Carlos, pero noquiero atarme. De todosmodos tenga por seguro que estaré al tanto y que tendrésiempreaustedalcorrientedetodo.

—Bien,Benjamín,meharásunseñaladofavoravisándomedeloquesepas.—Unmomento,Carlos—añadióel jovenaldarleelalguacilmayorlamano—.

¿QuiéneseseLessSetter?—Bueno,ahoraquelopienso,nosénadadeél—contestóStrobel,.pensativo—;

dicenquevienedelestedelasierra…Hablamuchoygastaenormemente.Siempreestáhaciendonegocios enganadovacunoy: caballary tambiénen tierras.EsmuyamigodeHartBlaine,ahora.

—Parececosaseria—repusoBen—.Perodetodosmodos,Carlos,voyadarleunconsejo:vigileaeseLessSetter.Entéresecalladamentedesusnegocios.Esonoharáningúndañoypuedeproporcionaraustedunabuenasorpresa.

—Tienes penetración,Ben—exclamóStrobel,mirándole fijamente—; confieso

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quehasdadoenelclavo.Despidiéronseenlapuerta;StrobelsealejómuypensativoyBen, ensimismado también, se dirigió al sitio donde dejara atado su caballo. Alacercarse,viouncochecito,enganchadoalcualhabíauntroncodecaballosfogosos,ydesdeelinteriordelatiendaoíansevocesalegresdegentejoven.Yaibaamontar,cuandorecordóquequeríacomprarfósforos.Deestasuerte,llevandosucaballoporlabrida,seencaminóhacialaentradadelatienda.

Deéstasalió,bajandoasaltoslaescalera,unamuchachavestidadeazul,quesedetuvo de pronto. Ben alzó los ojos y contempló el rostro dulce, cautivador, deaquellaniñacuyorecuerdollevabaenelcorazón.InaBlaine,alta,esbelta,hallábaseanteél,mirándoleconaquellosojososcuros,aterciopelados,quesiemprehabíansidosumayorencanto.

—¡BenjamínIde!¿Meconoces?—preguntólajoven.Laalegría,elreprocheenlavoz,enlamirada,sumieranaBenenlamáscompletaconfusión.Diósecuentadeotraspersonasfrentea la tienda,degentequeestabaenelcoche,ysedijoqueeraprecisonomostraranteellassusemociones,yesto,añadidoalacicatequeparaéleralaintencióndelajoven,desaludarlocomoviejosamigos,ledevolviósuserenidadysangrefría.

—Pero¡siesIna!—dijoestrechándolelamanoqueellalealargaba.—¡Oh, Ben, cuánto has crecido!—exclamó Ina, mirándole de arriba abajo—.

¡Pero si estás hecho un verdadero hombre…! Has envejecido, Ben…—La jovenestudió su rostro y sus ojos se ensombrecieron—. Pero te reconocí en seguida…¿Estásbiendesalud,Ben…,detodo?

—Paréceme que me encontraba bien hasta hace un minuto —repuso Bensonriendo.

—Ereselmismodesiempre,Ben—dijoInaalegremente,perosonrojándose.Sucedióaestounmomentodeazaroso silencioentre losdos,queBen tratóde

romperpronto.—Estásmuybella,Ina.Esperoqueelregresaratucasatehahechodichosa.—Sí… y no, Ben —observó Ina—. Tengo mucho que contarte, y aquí no

podemoshablar.¿Cuándotendrástiempoparamí?—Esotúlohasdedecir,Ina—respondióeljovenmirándolafijamente.Ina apartó lamirada, vaciló y luego; como si hubiese tenido una idea feliz, se

volvióhaciaeldiciendo:—Hede encontrarmecon tuhermana a las ocho en la veredaquehay entre tu

casaylacarretera.¿Quieresiraesperarmeallí?—Yovoyahoraaver aHettieyamimadre.Pero, Ina, temoque te arriesgues

muchohablandoconmigo.—¿Enquésentido,Ben?—Lagentehablaríaviéndonosjuntos.Ademástupadre…—Nomeimportaelriesgo.DiqueirásconHettieaencontrarme.—Sirealmente…lodeseas…,iré—repusoBenvacilandobastante.

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—Gracias,Ben.Hastalasocho,pues—dijolajoven,ysemarchó.Bensubiólaescaleraparaentrarenlatienda,yalpasaralladodevariaspersonas

nopercibiósusrostrosytampocorecordóloquequeríacomprar,tanaturdidoestaba.—Aquél era el jovenMacadam en el coche de los Blaine—anuncióKetcham

confidencialmentemientrasesperabaqueBendiesesusencargos.—¿Macadam?Nolovi.¿Quiénes?—Su padre es un comerciante muy rico de Klamath. Su hijo Sewell es un

ambicioso,corretrasInaBlaine,ylagentedicequeelpadredeellaquisieratenerloporyerno.

Bensealejóconlamayorrapidezposibledelradiodetaleschismografías,peroesto no mitigó su dolor. Luego recordó lo que Nevada le dijera acerca de eseMacadam.

SinpoderolvidaraIna,llevósucaballoaunacocheríaparadarledecomerydebeber.Despuéspensóensuspropiasnecesidades,aunquenosentíagranhambre.Sinembargo,encaminóseaunrestaurante.

Unvientofrescosoplabadesdelamontaña;eralahoradelapuestadelsolylospatossilvestresvolabanaltosdandograznidos.

YalaoscuridadhabíainvadidolagrancuencadellagoTulecuandoBenIdeentróacaballoenlaveredadondeantañocorrieraconlospiesdesnudos.Enelbordedelalejanasierraadvertíaselaclaridaddelalunanaciente.Enmitaddelavereda,juntoaungrupodeárboles,detuvoBensucaballoycontinuóelcaminoapie.

Elolordetierrareciénaradallenabaelfrescoambiente.Unatristeza,propiadelanochecer, invadióla llanura.Sucedíanselosrápidosrecuerdosdelasescenasdelainfancia de Ben. Ninguna de ellas podía volver. Ahora era un proscrito, entrandofurtivamente en su casa, ausente su padre. Mas al tiempo de avergonzarse, sintiótambiénjustacólera.Laculpadetodonoeraenteramentedeél.

Aldejarlaveredaparadirigirsealapuertadelseto,seleacercó,silenciosamente,unamuchacha.

—¿Ben?—dijoenvozbaja.—Sí,aquíestoy.Ella se precipitó a sus brazos, estrechándolo con fuerza y sollozando. Ben

correspondió instintivamente a las caricias. Claro que sólo podía tratarse de suhermana,peroahoraeraalta,unaverdaderamujeryparaél,extraña,exceptoen lavoz.

—¿Quétepasa,Hettiequerida?—murmuróBenprofundamenteconmovido.—¡OhBen…,cuántomealegrodeverte!—repusolamuchacha,separándoseun

poco, pero sin dejar de abrazarlo—. ¡Qué grande eres! ¡Qué bien has hecho envenir… en seguida! Le estoymuy agradecida a Nevada. Es un buenmuchacho…Ben, quiero que vengas conmigo para que veas a nuestra madre. Está sola, peropodríavenir alguien.Túyyopodremoshablar después.Confíoque la sorpresanoseráperjudicialamamá;esmás,creoqueesolapondrábuena.Ven…Peroquétorpe

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eres,Ben…,ycómosuenantusespuelas.—Hettie,aúnnopuedocreerqueseastanalta—murmurósuhermano,dejándose

llevarbajolososcurosárboleshacialailuminadaventanadelacocina.Llegaronalospórticos.Hettielerogóquenohicieraruido.¡Cómoleapretabalamano!Elcorazónlelatióconviolencia.Losrecuerdosdelpasadoleoprimían…Muchas,muchasveceshabíaentradoasíen laoscuridad,despuésdeundíade lococorrerpor loscamposdesobedeciendolosmandatosdelpadre,paraquelamadreloprotegiese.Parecíaquetuvieralospiesdeplomo,ylasespuelasnocesabanconsutintineo.Hettieabriólapuerta; la cocina estaba vacía.Ben entró tras su hermana…,nada había cambiado.Las riquezas de su padre no se revelaban en aquella amplia y cómoda cocina. Eltictacdelviejorelojtuvounefectosedantesobreél.Asimismohabíasonadocuandosupequeñohermano Judyestaba en la agonía. ¡Cuántos añoshabíanpasadodesdeentonces!

Hettie se volvió hacia él, iluminada por la brillante luz, pálida el rostro,relucienteslosojos,conunaoraciónenloslabios.

—Mamá—dijoenvozbajayrota—,aquíestáalguienquequiereverte.—Bien, hija mío, dile a ese alguien que entre —contestó su madre con voz

complacientedesdelahabitacióncontigua.—No,esnecesarioquesalgas—repusoHettie.Hubounmomentodesilencio.Bencontuvolarespiración.Hettieseacercóala

puerta del cuarto. Ben oyó el ruido de una silla, luego pasos lentos, casi débiles,pensó;unasombracruzólaluzdelaotrahabitación.Luegovioelrostroadoradodesumadreydeprontocalmósesuagitación.

—¡Mamá!—exclamóincapazdemantenerpormástiempoelsilencio,ycondospasossecolocóenelcírculodelaluz.

Sumadrelevio,reconociéndoloenelacto,ydesurostrodesapareciódeprontoydeunmodomaravillosolaexpresiónde,penaydedolor.

—¡Hijomío!…¡Benjamíndemialma!—exclamóabriéndolelosbrazos.Unpocomástarde,Hettiecondujoasuhermanootravezafuera:atravesaronel

patio, ahora iluminado parcialmente por la luz de la luna, sombrío en otras partes,yendohacialapuertadelseto.

—Esperemosaquí.Aguardoaalguienaquien talvez teagradever también—dijoHettieempujándolohaciaunbancoenlasombra—.¡OhBen…!Missúplicassehancumplido.Yosabíaqueloquemamánecesitabaeraverteparaapreciarconsuspropios ojos lo que yo ya comprendí…, que esos chismes sonmentiras. Tú la hasconvencidoyahoraestácambiada.Ahoratambiénestoyseguradequetodoirábienyquepapáalfinseconvencerálomismo.

—¡Hum!Nosé;creoquepapánomeperdonaránunca.—¡Quépoco le conoces!Si tú tuvieras éxito enesenegocioque tantoodia,de

muyotromodocantaría.Papáadoraeléxito,eldinero.Demasiado,afe.Yahoraquemeacuerdo,Ben,papayel señorSettervanaparcelar loscamposyermosdelRío

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Perdido.Estátealtanto;Ben,sihayunaugeenelpreciodelosterrenosydelganadoenaquellaparteselváticadondetúvives,podríasasegurarteunabuenaporción.

—Nevadahadicholomismo—repusoBen,pensativo—.Cadaunodenosotrostenemosyanuestrasparcelasypodríamoscomprartresmás.¿Cuántosacreshayencincoparcelasacientosesenta?

—¡Vayaunmatemática!Ochocientosacres,naturalmente.—¡Cáspita!Muchoterrenoes,pero…correréelalbur.Mañanamismofirmaréla

compradeesastresparcelas.Suspropietarios,MooreySims,estánasqueadosyadetan pertinaz sequía.Quieren vender pronto y barato. Pero tengo poco dinero y esacomprapodríaarruinarme.

—Será tu fortuna —aseveró Hettie con energía—. Tú procura tener ya esasparcelascuandopapáyelseñorSettervayanallíparacomprarterreno.Megustaríaverquécaraponen…Ben,yatedijeenmicartaquenomegustaSetter.Tratóde…familiarizarsedemasiadoconmigo.

—Otra cosa más, y grave, en la cuenta de Setter —murmuró Bensignificativamente.

—Él es el responsablede todos esos chismesque sedicende ti.Loquenohepodido comprender es por qué ha de hablarmal de ti; nome gusta sumanera deproceder. En cambio, papá cree que es el hombre que va a traer la suerte a estaregión,yencuantoalseñorBlaine,sóloveporlosojosdeSetter.

—NotepreocupesporSetter,peroapártatesiempredeél.Tengoparamíqueesteverano habrámás de una sorpresa para las gentes…Hettie, ahora que he vuelto averte,serámásduroelperderteotravez.

—Nome vas a perder—declaró Hettie, abrazándole—. ¡Oh, yo soy una granintriganteytengoquiénmeayude!Notevamosaperderdevista,niatiniaNevada.

—¿Quiéneslaotrapersona?—InaBlaine—murmurósuhermana.—Hablas…comounlibro—dijoBenincrédulo,aunqueemocionado.Loqueen

las últimas veinticuatro horas había sucedido era demasiado para su carácteramargado. Estaba ablandándose y no podría resistir aNevada,Hettie e InaBlainejuntos,siinsistíanendecirtodoslomismo.

—TúespératehastaqueveasaIna.—Hettie,yolahevistoya.Laencontréesta tardeenHammell.Merogóquela

esperaseaquíporqueibaaveniraverte.—¡Caramba,caramba!¡Quésuertehastenido!¿Ynotepruebaesoloqueacabo

dedecir?—No prueba sino que Ina es tan buena como antes.He sabidomi desgracia y

arriesga su buena reputación para demostrar que sigue creyendo en su antiguocamarada.

—¡Quécamaradaniquéniñomuerto!—exclamóHettieconcalor—.Túyellahabéissidonovios.YotedigoqueInateama;yosílosé,aunquenadiemáslosepa.

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—PorelamordeDios,Hettie,nodigas tonterías—dijoBenconpasión—.Mevolverásloco.

—¿Esquelaamasaún?—¿Si la amo?No pensé nunca en eso—repuso su hermano con voz ronca—.

No…,claroque…¿Cómohabríadeatreverme?Hettie,túolvidasquesoyunpobrecazador de caballos, despreciado por mi familia, señalado como un proscrito y…ladrón.

—¡Cállate!AquívieneIna—murmuróHettie—.VieneMarvieconella.Elchicoesmuylealytequieremucho.HáblaleaInacomohablasteamamá.

Levantándose, se alejó de él para ir al encuentro de las dos figuras que seacercaban.Bensequedóenelbanco,luchandopordominarsusemociones.Sumadrey Hettie le habían conmovido y ahora temblaba ante la esbelta figura que seaproximabaalaluzdelaluna.

HettiellevóaInayMarviealsitiodondeestabaBenyluegosealejóconMarvie,sopretextodepasearunpoco.

Inapenetrólentamenteenlaoscuridad,alzandounpocolasmanosparaguiarse,ysedejócaerenelbanco.

—Ben—murmurósinaliento.—Ina.—Temíquenomeesperarías,porquehevenidotarde.Lajovenseinclinóhacia

él, evidentemente aún cegada por la luz de la luna, pero Ben vio los ojos de ellareluciendo,oscuros,elocuentes,maravillososenaquellacaraadorada.

—Hettiedijoquehasvistoatumadre…,queahoraseencuentramejor.Estoytancontenta,Ben,quedebuenaganameecharíaallorar…¿Túechasteabajotodosesosvileschismes,verdad?

—Sí.—¿Jurastequeesfalso?¿Laobligasteaquetecreyera?¿Hicisteelvotodeque

con tuconductaharíascallara fagente?Túhassidosiemprehonradoynopuedesmenos de seguir siéndola. Sé que tú trabajarás, ahorrarás dinero, demostrarás a tupadrequesehaportadomalcontigo,quealfinpuedeestarorgullosodeti.

—Sí,Ina,temoqueheprometidohacertodoesoquedices—repusoBenconvozronca—.Yaunque tengola intencióndehacerlo, temoqueseademasiadoparamí.LafedeHettie,elamordemimadre,debilitaronmivoluntad.Hubiesejuradotodoloquemepudiesenhaberpedido.

—Ben, no es eso, sino que en aquel momento hablaba tu innata bondad. Esprecisoquelocumplas.NiHettienitumadrecreaentimásdeloqueyocreo.

—¡Ina!Nodigas…eso—balbuceóBen—.¿Quésabestúdemídespuésdetantosaños?

—¿Hacambiadotucorazón?—preguntólajovensuavemente.—No—afirmóBen—,anoserqueseaporelmalquehehechoamimadreno

obedeciendoamipadre.Pero,Ina…,nomefueposiblehacerlaslaboresagrícolas.

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Mi padre nomemandabamás que arar, ordeñar, cavar y cosas por el estilo, todomenoslastareasdelvaquero,odeljinete.Queríamatarenmíelamoralosespaciosabiertos,peronohizosinoempeorarlascosas.

Benrelatódespués,enbrevesycálidaspalabras,suvidasolitariaenlaregióndelRíoPerdido,hablódésusfielesamigosNevadayModoc,ydesuscaballosfavoritos,de loscaballossalvajesquerecorrían lasselvas,de lagloriadelRojodeCaliforniacruzandocomounaflechadefuegolaspraderas,delassalidasypuestasdelsoljuntoallagoClaro,delosnatossilvestres,delosciervosylobos,detodoloqueparaélerahogarenaquellosparajesyladerasdeartemisa.

—Ben,situpadrefueserazonable,reconoceríalaoportunidadquesebrindaenelpaísquetantoamas—observóInagravemente—.Ypodríaayudarte.Pero…estandurocomolalavadelamontaña.Tienesquehacerlotodosolo,Ben…Mipadreestáobcecadoconsus ideas, la fortunaysussueños lehan trastornado.Yovolvíacasacon la loca alegría de hallarme otra vez entre losmíos,mas, poco a poco, he idocomprendiendoquemicasanoeraloquehabíasido,quenoerayaelhogardeantes.Mimadreestá fuerade su sitioynocomprendenada;no tiene sentidodelhumor;estáobsesionadaconelcambiodenuestrasuerte,yseolvidadelascosas;olvida,porejemplo, que no debe batir manteca. ¡Oh, tú no sabes…! Katie es distinta, se havuelto orgullosa y tiene relaciones con un hombre de la ciudad del quedesgraciadamentecreoquenotienemásmirasqueeldinero.Mishermanosmayoresyatienenamenoselservaqueros,lesatraelaciudadyseguramentelosperderemos.Marvie yDall son aún niños y eso es paramí un consuelo.Yo estaré a su lado ylucharéporellos.Papáyyochocaremosconfrecuencia.Laprimeravez,acausadeun hombre llamado Less Setter, uno de los socios de papá. Setter te acusó de sercuatreroyledijequementía.YtambiénledijequesirecordababienaBenIde, leseríaprecisoprobarsusacusaciones.

—Ina,¿delantedetupadremedefendisteasí?—Sí, señor.Y ésa fue la causa de nuestro primer choque.Hemos tenido otros.

Creo,sinembargo,que,unavezlepasaelenfado,meadmiraporelvalor.LeheoídodecirleaKatiequedebíaimitarme.Mihermananogustademisvestidos,nidemisideas;nonosllevamosbien.Encambio,mimadreyyo,cuandoestamossolas,vamosentendiéndonoscadavezmejor.Yoestoyayudándolaymequedaréaquíporellaylospequeños.

—Nuncacreíquepudierastenerdisgustosentucasa…¡Quévergüenza!…Pero,naturalmente, tu padre pronto te casará con algunos de sus socios como ese LessSetteroesepetimetredeMacadam,delqueoigohablartanto.

—Mehalagas,Ben—repusoInaconvozextraña—.Tútehasolvidadodemí…ydemuchascosas.—No…,no.Perdóname,Ina.Erestúquienolvida.Hevividounavida muy dura y solitaria desde que los dos…, desde que te marchaste. Juro quesiemprehesidohonrado,peronohehechonadaquepudieraelevarmeatunivel…¡Oh,nodigasqueteheolvidado!

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—Yatecomprendo,Ben—aseveróInacondulceserenidad—.Hassufrido,estásamargado, crees que no tienes esperanzas demejorar. ¡Qué equivocación,Ben!Tesientesheridoporlasinfamiasqueteatribuyen,porquecreesqueeresunproscritodelacasadetuspadres,porquehasdevermeamí,tuamigadelainfancia,aescondidas.Eresorgullosoyyonotequisieradeotromodo,exceptoenquevieraslascosasmásclaramente.

—Yo no te comprendo, Ina, no pueda seguirte. No soy más que un pobredescaminado.Hasta tu bondadme asombra. Fuimos condiscípulos, compañeros dejuegos,noviosenbroma…,yporeso,nuncatuveotra,perotodopertenecealpasado.Soy un pobre cazador de caballos, para no decir otra cosa… Tú has vuelto aquíhermosa,instruida;eresorgullodeunviejoyricohacendadoquedeseatratarsecongentedelaciudad…Asíescomoyoloveo.Ypreferiría…

Inaselevantódeprontoy,mirándoleporencima,surostroiluminadoporunrayodelunaqueatravesabaelespesofollaje,lepusolasmanosenloshombrosy,aunqueeldeseodeélerahundirseydesaparecerasucontacto,algomaravillosoqueveíaensusojoslesostuvo.

Antesdequelajovenpudierahablar,llegoHettiecorriendojadeanteyagitada.—Ben…, papá viene con el coche—dijo—. Es preciso que me encuentre en

compañíademamácuandoentre.¡Adiós!MandaaNevadaporcartas…¡Adiós;Ina!TúyMarvieharéisbienenregresaracampotraviesa.

BenhabíaselevantadomientrasHettiehablaba,yalalejarsesuhermana,viojuntaasíaunmuchacho.

—¡Hola,Marvie!Tencuidadoquemipadrenoveaaquía Ina—ledijoenvozalta—.YventealRíoPerdidoparapescarconmigo.

—¡Yalocreoqueiré!—exclamóMarvie.Porencimadelruidodeloscascosdeloscaballospercibiólavozdesupadreyse

quedófrío.Inaestabaallí,serena,aunquepálida,comositodoslospadrescruelesdelUniversonadaleimportasen.Ben,alinclinarsehaciaella,comprendióquelamiradadeaquellosojososcurosleobsesionaríasiempre.

—¡Jamás conocerás cuánto te agradezco lo que has hecho pormí!—murmuróconfervor—.Yocumplirécomobueno…,seré…¡Adiós,Ina!

—Adiós,no,Ben.¡Hastalavista!—repusoInaconsuaveacento.El jovenestrechó rápidamente sumanoy semarchócorriendohasta llegar a la

cercaquerodeabaelcampo.Aldetenerseallí,oyóqueloscaballosseacercabanyaasucasa.

Comounfugitivo,sevaliódelaoscuridadparallegaralsitiodondedejaraatadosucaballo,ysemarchódelranchodesupadrecomosilepersiguiesen.Perseguíaleelremordimiento, por una emoción desconocida que no podía ahogar y que no seatrevíaaafrontar.

Llegó a su cabaña un poco después de medianoche, tras infatigable cabalgar.Metió el caballo en el corral y entró en la casa.Modoc y Nevada aún no habían

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regresadodesuviajedeexploraciónhaciaSilverMeadow.Bensesentóenelpórticoporqueleparecíaimposiblepoderdormir.

Después del momento de confusión, al huir del rancho de los Ide, habíareflexionadoseriayserenamente.Yanoodiabaasupadre.ElremordimientoporeldañoquehabíacausadoasumadreyaHettielohabíaborradotodo.Yalcontemplareloscuroríoyelanchovalle,pensóenInayenlatremendainfluenciadeellaensuvida.

Laadoraba; si ella sehubiesequedadoencasade suspadres, sino se,hubieseausentadonunca,jamáshubierahuidoparaconvertirseenuncazador.

—¿Quéhaqueridodecir?¿Quépalabrasibaapronunciarcuandopusosusmanosencimademishombros?—Soliloquióenvozalta,preguntándosedenuevoloqueyatantas veces se había preguntado durante el camino. Creo que no fue más que laexpresión de su bondad, de su gran corazón. Ina no podría olvidar a un viejocompañero suyo, nunca escucharía los chismes ni le importaría lo que la gentepensase…Pero esamirada…, esos ojos adorables…, el temblor de su voz…, ¿erasólo amistad?No, no, eramuchomás. Aún no lo sabe, pero aquel antiguo cariñofraternaldeellaestátrocándoseenamor.Estabaesperandoquelatomaseenbrazos.¡Diosmío!Si hubiese reparado en eso en aquelmomento, nimi honor, ni el buennombredeella,mehabríandetenido.Peronolovi…¡Ina,midulceIna,noviademiinfancia…, ahora eres una mujer espléndida, hermosa! Y pensaba elevarme haciaella, ¡qué buena es!…Mas no debo dejar que eso progrese. Sería su desgracia, suruina… Sin embargo, pudiera ser… No, no; necesito muchos años para que minombrevuelvaaserpronunciadoconhonraportodos…,añosenlosqueellatendráque esperar, sufriendo el desdén de su gente, las burlas de los amigos. Y yo…consumiéndomedeanhelo,decelos. ¡No,nopuedeser! ¡InaBlainenoesparamí!¡Nolaverémás!Asíescomomejorpuedomostrarmedignodelafequetieneenmí.

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V

El inquieto sueño de Ben fue interrumpido al amanecer por las recias pisadas deNevadayModos,queregresabanenaquelinstante.

—¡Caracoles!¡Aquíestádurmiendo!—exclamóNevada,alentrar.Benseincorporórápidamenteymiróalvaqueroconmaltalante.—Debuenaganatedabaunazurra—gritó.—Pero,hijo,¿quétehehechoyo?—preguntóNevadariendo.—Mehasdespertado—dijoBengritando.—Claro, pero ya es hora de levantarse. ¿Es que has tenido buenos sueños?—

replicóNevada.—¿Sueños? ¡No! Pero…, durmiendo no recordaba nada. Y vienes tú con tus

pisadasescandalosasyahoratodovuelve.—¡Caramba!¿Quéesloquevuelve?—interrogóNevadaasustado.—Loshechos,ladurarealidad—gimióBen—.Soyelsermásdesgraciadodela

tierra.Quisieraemborracharmehastamásnopoder…,peronopuedo.La aguda: mirada de Nevada se suavizó, y, con un sus piro de alivio, siguió

contemplandoasuamigo.—Claroquenopuedesemborracharte,tonto—declaró—.Esoseacabóparalos

dos.¿Quéhicisteenlaciudad?—Mala fue la ida, pero la vuelta… fueun infierno.—¿Encontraste a tumadre

bien?—Sí,bastante;mejordeloquecreí.Ylaanimémucho.¡Diosmío!,lascosasque

hejuradohacer,Nevada,jamáspodrérealizarlas.Sinembargo…,espreciso.—Claro.Yacomprendo.YdeHettie,¿qué?—preguntóelvaqueroconansiedad.—Mi sorpresa al verla fue tremenda—dijo Ben—. Está hecha una verdadera

mujer,peroloquemásmechocófuesualegríaysuconfianza.Puesestoypordecirquesealegrómuchodeverme.

—Sí que está eso divertido, ¿verdad?—repusoNevada—:Bueno… ¿Vistes alviejo?

—No,graciasaDios.—¿Niaotroquecreequeeresundesdichadocuatrero?—No,enesohetenidosuerte.NisiquieraenHammell.ViaStrobel,elalguacil

mayor,yestoyseguroqueesungranamigomío.Nocreeenloschismes.—¡Muy bien! Entonces, ¿a qué viene estar enfadado? Paréceme que no tienes

razóndequejarte.Ben bajó la cabeza ante sus tristes recuerdos. El momentáneo destello de

esperanza y satisfacción se apagó ante: la ola de increíble desastre que creíainminente.Despertarparaencontrarquelanochenohabíahechosinoaumentarsuscuitas,eramásdeloqueBenpodíasoportar.

—Ben,meparecequetúhasvistoatunovia—declaróNevadacomosidepronto

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comprendieraelhumordesuamigo.—¿Quédices?—balbuceóBen,alzandoelrostro.—A la novia de tu infancia, comoHettie la llamó—dijoNevada—.Esa joven

damitadelaUniversidadquevaavalerunmillóndedólares.LamuchachaalaquelosvaquerosdeHammellllamanla«PerladellagoTule».

—¡Cállate,oterompolacabezaconesepalo!—gritóBen,hechounafuria.—Diosmío,¡quéflechadoestáelchico!—exclamóNevada—.Pues,¡síqueeres

agradecido!Di,simedespides,¿quiénvaaarreglareseasuntoamorosoporti?Bengimió,retorciéndose:

—Nevada, es terribleoírtehablarde esemodo…,con tanta serenidady sangrefríacomosi…

—Pero, queridoBen, yoveomuyclaro loque te pasa…—observó el vaqueropersuasivamente—.¿HasvistoaInaBlaine?Confiesadeunavez,hombre.

—Sí,laviyahímeduele—replicóBencontristeza.—¡Ah!Y…¿noestabacambiada…,noestáorgullosacomo losdemásBlaine?

NomedigasqueHettiesehaequivocado—imploróNevada.Ben se irguió de pronto como si alguien le obligara a expresar lo que era

imposiblecreer.—Nevada, sí, encontré a InaBlaine.Dos veces.Una, la primera, enHammell;

luego,enelpatiodenuestracasa.MesaludóenlacalleMayordeHammell,delantedesusamigosymuchagente…,comosinadahubiesepasado…Luego,porlanoche,estando yo conHettie, llegó sola.Estuvimos solos…, no sé cuánto tiempo. Pareceahoraquefueunsueño,aunquenoestoytanlocoquenorecuerdealgunoshechos…Inamostrósemaravillosa,unencanto…,meencendióconsufe,su…,su…,nomeatrevo a pensarlo siquiera. De todos modos, ella está de mi parte, tal como dijoHettie.YahatenidounchoqueconsupadreenpresenciadeLessSetter,alqueoyódecir queyo eraun cuatrero…¡Y…,bueno,dijo tantas cosas!Nos interrumpieronantesdequehubiesedichotodoloquedeseabadecirme.Llegómipadreenelcocheymeviobligadoaescapar…Perosentísusmanosencimademishombros…,visusojosalaluzdelaluna…y,teaseguro,Nevada,quepuedequeestéloco,perocreoqueInaaúnmequiere.

—¡Ah!Ytútehasvueltoaenamorardeella,sóloquemillonesdevecespeorqueantes,¿eh?

—Esodebedeser—murmuróBen,suspirando.LaconfesióndesuamigotuvosobreNevadaunefectodesconcertanteparaBen,

quien,alfinyalcabo,noconocíamuybienalvaquero.ParecíaqueNevadaaceptabaunaresponsabilidadquetraíaconsigoconsecuenciasgravesquesóloélpreveía.

—Levántate, niño grande—dijo con calma y una luz en sus ojos que no ibadirigidaaBen—.Tienesdelanteunagran lucha.Déjate,pues,desensiblerías.Bienestá que ames a tu chica con todo tu corazón, pero ha de ser para volverte máshombre. Y fíjate, la corazonada que tengo es cada vezmás fuerte. Vamos a jugar

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exponiendotodoloque tenemos,amigo…,elamory lamismavida.Yoconozcoaese Setter. Su juego es profundo, y calumniarte es parte de él. Creo que tambiéncomprendoporquéSetternoeshombreparatolerarobstáculosensucamino.

—Ahoraquerecuerdo,Nevada,aún tengoalgocontraélqueesmuchopeor—afirmóeljoven.

NevadaseinclinóhaciaélcontantarapidezqueBenquedóasombrado.—¡Ah!¿Quées?—Casimedamiedodecírtelo.—Ahorayanopuedesocultármelo,Ben.—Pues…,mihermanamedijoqueSettertratóde…ofenderla.Ben se sintió de pronto agarrado por unamano férrea que le hizo saltar de la

cama.Nevadalemiróconojosdefuego.—Di,¿notehasequivocado?—preguntóconvoztajante.—Seguro.Hettieesverazynadadadaalaexageración.Nopreguntédetalles.Me

bastóquemedijesequehabíatratado…deofenderla.—¡Le mato! —exclamó Nevada con voz ronca, soltando a Ben tan

inopinadamentequeeljovensecayósentadoenlacama.—Yotambiénestoyfurioso,Nevada,peronocreohagafaltamatarlo.¡Cálmate!

Noquieroquevayasapresidionitratándosedemihermana.—Bueno…, ya pensarás de otromodo cuando conozcas a Less Setter tan bien

comoyo—repusoNevadaásperamente—.Ahoracomamos,porquetenemosdelantemuchotrabajo,amigo.

A pesar de lo acerbo de sus emociones, Ben se vio arrastrado por la energía y elespírituemprendedordeNevada.Hastaentonceseljovenhabíasidosiempreelfactordominanteentodaempresa,masahoraNevadaseapoderódelasriendas.

—Bueno,hombre;perodespuésdehablartantodecomprarlasparcelasdeSimsydesuvecino,decogerotramanadadecaballossalvajesyDiossabequémás,nadame has dicho aún de lo que tú yModoc habéis descubierto—dijoBen en son deprotesta.

—Laverdad,amigo,nomegustaqueensilles tucaballomásvelozynosdejesaquícontodoeltrabajo,comolohashecho—repusoNevada.

—¿Notienesconfianzaenmí?—Cuandounhombreestáenamorado,noesbuenoparanada.—Oye,Nevada,encuantoaesodeestarenamorado,creoquetútambiénloestás.

¡Ydemihermana!Esoynootracosahacambiadoalvaquerodescuidadoyalegreenunaverdaderafieraquesueñaportodoloalto.

NevadasetornórojoysedetuvoensutareaparadirigirunamiradaescrutadoraaBen.Sumanoenjutatemblabaalalzarlaenademándeinconscientesúplica.

—¿Ysiloestuviera?—preguntó,haciendounesfuerzo.

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—¡Ysiloestuvieras!Vamos,hambre;siestátanclarocomolargaestunariz…¡Ycuidadoqueeslarga!¿Quéquieresdecir?

—Amigo,nosirvoniparaquitarleelpolvoaloszapatitosdeHettie,esoyalosé.Pero,vamos,elconocerlamehacambiadoporcompleto.

Nevada, no creo que seas tan malo—declaró Ben con franqueza—.Mas, seacomosea,teconfiaríaamihermana.AsímismoselohedichoaHettie.

—¡Válgameelcielo!—exclamóelvaquero—.Y¿quétedijo?—Hettiesepusocomolagrana—dijoBenriendo—ymecontestó:«Pero,Ben,

sólo tengo dieciséis años…». Y si quieres creerme a mí, Nevada, te diré que mihermanatequiere.Ynosotros,losIde,somosgentesingular.Cuandoqueremosaunapersona,esdeverdad,yparasiempre…Natural,simipadreseenterayteveporsucasa,teecharáalatigazos.

Parécemequehasdichobastanteconloúltimo.Ytediréunacosa,BenIde:Eresunhombreamigusto.Tedebomásdeloquenuncapodrépagarte.

—Estamosenpaz,Nevada.—Nuncaestaremosdeacuerdoeneso…Pero, considerando las cosasdesde su

verdadero punto de vista, he aquí que dos desdichados domadores de caballos,proscritos,pornodecirfueradelaley,sevuelvenlocos,seenamorandelashijasdeloshacendadosmás ricosymás testa rudosdelnortedeCalifornia…Esdivertido,¿verdad?

—Podrásermuydivertidoparaotros,especialmenteparaunespantapájaroscomoeseSewellMacadam,peronoloesparanosotros.Esgrandeyesterribleparalosdosytalvezenelloencontraremosnuestrasalvación.

—¡Ajá!Yavassiendorazonable.Noolvidesnuncaloqueacabasdedecir,Ben…Yahora,bastayadepalabras.Venganesoscinco.Venceremosomoriremos.

Las vibrantes palabras deNevada, la tensión de sus facciones, el fuego de susojosconmovieronprofundamenteaBen.Susmanosseenlazaronconférreafuerza.

—Ahora,Ben,esseguroquevamosajugárnoslotodo—dijoNevadavolviendoamostrarsenatural.

—¿Ah,sí?—preguntóBenconundejodeironía,peroemocionado.—¿Cuántoscaballostienesenlospastosdelrío?—Cuarentacabezas.¿Quéhaydeellos?—¿Cuántovalen?—Nolosvendería.—Claro que sí. Tendrás que venderlos pronto. Dime ¿cuánto sacaríamos en

Klamath?—Aciendólaresporcabeza,talvezmás.Cualquiertratantedeganados,alverlos,

sabequevalendoscientosdólares.—¡Muybien!Melofiguraba,peronoestabaseguro.Bueno,¿decuántascabezas

puedesprescindir?—¡Nideunasiquiera!—dijoBengritando.

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—Muchacho,cálmate,escúchame…ÉstaserálaprimeracartaquevasajugarenfavordeInaBlaine…Bensintiócomosiunpuñalleatravesaseelcorazón.Nevadamostrábaseinexorableeirresistible,revelandosusuperioridadentodoslosdetalles.

—Muybien,Nevada.¿Cuántoscaballosdeseas?—Treinta. Así tendremos tresmil dólares, la suficiente para comprar esas tres

parcelasyparaotrascosas.ViayeraSimsylepreguntésiqueríavender.Creyóquemees tababurlandodeél,peroal finmedijoquenos lodaríadebaldecon taldepodersemarchar.Estáallídesdehacetresañosyésteeselsextoañodesequía.Estáarruinado,lomismoquesusvecinos,yporesonopuedeaguantarmás.Bien,amigo;no vamos a aprovecharnos de su miseria. Lo que está claro es que Less Settertambiénha echado el ojo sobre esas parcelas.Quiere comprarlas paraHartBlaine,pero por un pedazo de pan.Me dijeron enHammell queBlaine ha comprado unadocenaderanchosenlavecindad,casipornada.

—Esmuyduroparaesaspequeñosrancherosversecogidosasí,alcabodetantosañosdesequía.NotengomuybuenaopinióndeeseHartBlaine.

—Es que ha perdido la cabeza. Siempre fue pobre; de pronto se enriqueció yahora es como un vaquero borracho y con dinero.No olvides que ha caído en lasterriblesgarrasdeLessSetter.

—¡Vayaunmundoqueeséste!—suspiróBen.—Mira,acabemospronto laventade loscaballos,porque, sino,memuerodel

disgusto.¡Treintademisúltimosymejorescaballos!Asísólomequedarediez.¿Concuálesmequedaré?

—Yoelegirélosdiezparati—sugirióNevadasonriendo.—No, señor; eso lohagoyo.Veamos:GrayyVnockeye,desde luego; además,

Juniper, Brushy, Modoc Blak, Gander. Éstos son mis favoritos. Prefiero morir dehambre antes que separarmede ellos.Ahora se trata de elegir entreSandyyBess,SimpleSimónyBlucBoy…

—Oye,Ben; ¿verdadquenovacilas enquedarteSandy?Megusta ese caballo.Claroesquenuncamelodiste…

—Pero ¡hombre de Dios!, Sandy es tuyo —exclamó Ben, furioso—; no menegarásqueesmuydifícildesprendersedeloscaballosqueunoquiere.

—Claro que es un poco duro, pero sé razonable. Quédate con los que más tegusten,comoyoconSandy.Entotalnopasarándeunadocena,yesoessuficiente.Hemos de coger otra manada, y di: si podemos… perdón, compadre, cuandopodamoscogeralRojodeCalifornia,¿vasachiflartetambiénporélparaquedártelo?

—No,nomeloquedaré.SelodaréensecretoaInayluegoselovenderéalpadredeella.Esolegustaramucho,estoyseguro,porque,comoIna,nohayninguna.

—¡Ajá!Puesya tengoganasdever a esachica…Bueno,vámonosahoraa lospastosparaacabarconestedichosoasunto.

Modoc,elindio,lesaguardabafueraconlosdosanimalesdecarga;cuandoéstosestabandispuestos,selosllevóhaciaelgranero,mientrasBenyNevadamontarona

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caballoysedirigieronatrotevivohacialoscamposdepastos.Benhabíacercadounoscienacresdesuterreno,unaextensafaja,decincoacres

deancho,alolargodelrío.Tratábasedeunaextensióndetierrabaja,cubiertadeartemisayhierbaque, cercadel aguadel río, aúnerabastante fértil parcabastar a suscaballos.

NuncacomoenaquellaépocahabíamerecidoRíoPerdido tanbiensunombre.Cadadíabajabaelnivelunaodospulgadasylasuperficieestabacubiertadeespumaverde. El agua, sucia y fangosa, corría lentamente por entre los bordes de tierrareseca.

—Está secándose—dijo Nevada—.Otromes como éste y el río será, en estaparte, sólo un lecho de fango. Tuviste mucha suerte, Ben, en descubrir aquelmanantial.

Almismotiemposeñalabaunamanchaverdemásabajodelrío,dondehabíaungrupode sauces.AllíhabíadescubiertoBen,cuandoelniveldel ríoestabayamásabajodeloqueseconocieraenaquellaregión,unmanantialdeaguafríaydenotablevolumen, considerando los seis años que duraba la sequía. Ni siquiera un indiohubiera sospechado su existencia, porque, hasta poco antes de descubrirlo Ben, elmanantialestabacubiertoporlasaguasdelrío.ErapropiedadindiscutibledeBenIde,paraelcualnoteníaprecio.Aunquesesecasenporcompletoelríoyellago,todavíaseguiríahabiendoaguaallí.TantoBencomoNevadasuponíanqueelmanantialeraelnacimientodeunacorrientesubterránea,procedentedelalejanatierradelSur,porqueconocían el terreno de la región palmo a palmo y sabían que no había agua enningunaparte.

—Amigo,poresaaguapodemosatrevernosaarriesgarnos—aseguróBen—.Esepequeñomanantialesparanosotrosunaminadeoro.

—¡Ajá!Pues,manasalaobra.Voyahacerlaselección.Túveteaabrirlapuertadelcercado.

BenhizoloqueNevadaleindicó,contentoysatisfechodequelasuerteestuvieseechada.Suindecisiónysuamoraloscaballoshabíansidosiemprelacausadequeeljoven no llegara a hacer negocios provechosos. Ahora sus vacilaciones habíanterminado.NoseatrevíaBenapensar francamenteen la lacónicaafirmacióndesuamigodequeaquellaventaeraelprimeractoquerealizabaenfavordeInaBlame,aunqueenelfondosabíaqueeraesoloqueleanimabaahora.

EljovenayudóaNevadaaconducirunhatajodefogososcaballosporlaáridaygris llanura, entre las dos laderas de la artemisa, hacia las llanuras llamadasMuteDeer.Enépocasfértilesaquellallanuraeramuyhermosa;masahora,trasseisañosdesequía, estaba convertida en áridos campos, con una brisa de agua, sucia yamarillenta,enelcentro,yalgunasmanchasdehierbaenlassuavespendientes.Aquíyallíveíansepequeñosgruposdeganadoflacoypobre.Tampocofaltabaalgúnqueotroesqueletodevacacalcinadoenaquelescenarioderuinadelosrancheros.

Las tres parcelas que los dos amigos pensaban comprar comprendían toda la

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llanuraypartede las laderasmásaltas.Ben,quenohabíavistoaquelparajedesdehacíaunaño,sequedósobrecogidodellamentableestado.Ellago,ahorareducidoaunabalsa,noteníamanantialessubterráneos,sinoquese llenabadelasaguasdelanieveyde las lluvias,perocomonohabía llovidoenseisaños,ni lasnievesde lamontañaalcanzaban,alderretirse,elfondodelvalle,elaguaquequedabaerasuciaycorrupta,inapropiadaparaelganado.

BenyNevadaaballaronloscaballosalcorral,cercadoconestacas,ysedirigierondespués a una pequeña cabaña de troncos, dondeModoc habíase detenido con loscaballosdecarga.Vivíaen lacabañael rancheroSims.Eraunhombresimpáticoyhábil, que antes había sido expertísimo vaquero. Parecía ahora desanimado y supersonayelambientedesucasateníanelsellodelostiemposdifícilesporlosqueSimspasaba.

—Apéense y entren—dijo cordialmente—. ¿Adónde van con esos estupendoscaballos?Megustaríasabercómohacenpasamantenerlosvivos.

—Nevada,déjamehablar—dijoBenalverquesuamigosedisponíaahacerlo—.Sims,hemosvenidoparacomprarsurancho.¿Quierenvenderustedysusamigos?

—¡Hombre deDios! ¡Si queremos!—exclamó el ranchero—.Mire, Ide henosvenidoaquíconelcapitaljustoy,sihubiesellovido,lasuertenoshabríahechobuenpapel.Peroesta terrible sequíanoshaarruinado.Yo ledigoqueestas tresparcelassonelpeornegocioquehayen todaCaliforniadelNorte.El sitiodeMoorees tanmalo como éste, y en cuanto al de Nagel, parece, que una ola de fuego lo hayaarrasado.

—¿Querránvender?—Demilamores—repusoSimsrápidamente.—Muybien.¿Cuántoquierenustedes?—Pero,Ide;¿hablaustedenserio?—Sí;Nevadayyovamosaarriesgarnos—contestóBenconfranqueza.—Ojalá lo pudiera hacer yo, peso estoy arruinado y no tengo crédito. Nuestro

errorfuecomprarestasparcelassin tenerencuenta lasépocasdesequía.Sabíamosque el lagoMule Deer era superficial tan sólo, mas una buena balsa nos hubiesepodidosalvar.Y,precisamente,enelterrenodeMoorehayunacariadaenlaqueunbuen dique de cemento hubiese hecho maravillas. Sin embargo, cuesta dineroconstruirlo.

—Puesnosotrosvamosaconstruirlo—observóNevada.—Dígamesuúltimoprecio.—¿Lespareceque…ochocientosdólaresesmucho?—contestóSimsvacilando.—Espoco—afirmóBen—.Pondremosmil.VayaabuscarenseguidaaMoorey

Nagel, para cerrar tratos. Tengo treinta buenos caballos, allí, en su corral. PuedenustedesvenderlosmañanamismoenKlamathaciendólares,porcabeza,ysitienensuerteysabennegociar,lesdarándoscientosdólaresporcadauno.

—Lecojolapalabra—exclamóSimsgritando—ylebendecirétodalavida,Ide.

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El negocio quedó hecho, pues los amigos de Sims mostráronse tan dispuestoscomo él a vender, si no más; y al mediodía tuvo Ben la satisfacción de verlosdispuestosamancharseaKlamath.

Le chocó la actitud de Sims, que tan pronto se mostraba jubiloso comopreocupado.PorfinllegóMooreenuncarrodemuellesconsufamilia.

—Fíjateenellos—dijoNevadasimpatizandoconlosreciénllegados—.LamujerdeMooreestállorandodealegría.Leshashechoungranfavor,Ben.

Cuando,porúltimo,lacaravanaestabaenmarcha,caballosytodo,SimsllamóaBenapartee,inclinándoseenlasilla,ledijo:

—Ide,tanprontocomovendaloscaballosyarreglelosdocumentosenfavordeusted,voyamarcharmealaregióntrigueradelEstadodeWashington.¿Meguardaráelsecreto?

—Claro,hombre—repusoBen,sorprendido,másporlaactituddeSimsqueporloqueleacababadedecir.

—¿Sevaustedameterdellenoenelnegociodelganadovacuno?—Sí,mástarde.—Quieroprocederconhonradezconusted.LamujerdeMooreeshermanamía;

estabamuriéndoseaquí.Creoqueustedlahasalvado.Ysiahoraledoyunabuenainformación,¿medarásupalabradequenolodiránuncaanadie?

Ben,porrespuesta,alargólamano,queSimsestrechó.Estabapálidoylerelucíanlosojos.

—Me vi precisado a encubrir a esa banda de abigeos que se esconde en lasmontañasdetrásdeSilverMeadow.Nomequedabasinohacerloasíomorir.Bueno,pues,esabandaestámandadaensecretoporunimportantetratantedeganados,unapersonadelaquenuncasospecharíausted.Yonohesimpatizado.Ylesheespiado.Elconsejoqueledoyeséste:nosefiénuncadeningunodeesosgrandestratantesdeganado o rancheros. No ponga ganado alguno aquí hasta que los ladrones hayandesaparecido.Ymantenganlosojosbienabiertos;quizáporesemediologrealgo:

Dicholocual,Simsespoleósucaballoysemarchó,dejandoaBen,estupefacto,sinsaberquédecir.Nevadaseleacercóapoco.

—¿Qué diablos te ha contado Sims? —preguntó de un modo casual, peromirándolefijamente.

—No te lo puedo decir, Nevada, pero… es muy importante —contestó Ben,respirandoconfuerza.

—¡Ajá!Bueno, compadre;Modocyyopodríamosdecirtealgodelporquéesosbuenoshombresestabantancontentosdevenderysacudirseelpolvodeestaregión.

—Elvientoquesoplaahoraaquíesmaloparatodos—observóBen.—Eso mismo. Pero donde ellos han perdido, nosotros ganamos. Nos han

regalado,comoquiendice,cuatrocientosochentaacresdelmejorterrenodeestepaís.Pero,amigoyrancheropipiolo,vamosadejarloasícomoestáporalgúntiempo,sinocuparnosdeél.¿Estamos?

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—Eres un demonio de hombre —exclamó Ben mirando a Nevada conadmiración,sinsaberloquesuamigosabía.

—Puessitúlodices,debeserverdad—repusoNevada,complacido.—El mejor compañero del mundo —aseveró el joven, mas, al punto, añadió

maliciosamente—:Esdecir,elmejorcompañeromasculino.—¡Miratúpordóndesesaleahoraelniño!—exclamóNevadacongrandisgusto

—.Ningunamujer,nisiquieraHettie,mehubieraimpulsadoadecireso.—Nevada…YoapuestocualquiercosaaqueHettieteobligaríaaesoyamucho

más. Pero ya estamos divagando otra vez.Vaya un par de rancheros que vamos aresultarsi…

—Elganadovacunoesparanosotroscosasecundaria.Loquevamosahacerescazar,cuidaryvendercaballos.Recorramosahoraestoscuatroochentanuestrosparaverquétalestán.Mañanairemosacaballoaloslechos,delavaylascuevasdehielo.

—¿Meestásocultadoalgo?—preguntóBenmirandoasuamigofijamente.—Bueno,noeseso—respondióelvaquero—,peroviqueteníaslacabezallena

de Ira Blaine, y la verdad, no he querido que olvidases a la lindamuchachita tanpronto.

—¡Nevada,miraquetelavasaganar!—exclamóBen,medioenserio,mediaenbroma.

—Estávistoquehabráquedecirlotodo.Bueno,pues,anteayerModosdescubrióunagranmanadadecaballossalvajes.Estuvoahí,enaquellamontaña,yvioqueloscaballosbajaronalvalleenderechuraalascuevasdehielo.

—¡Rayos y centellas! —dijo Ben gritando—. ¡Lo que estábamos aguardandodesdehacetresaños!

—Eso mismo. No hay ya agua en esas sierras y laderas. Los caballos estáncansadosdebeberesaaguasuciaycorruptadellago.YelaguadelRíoPerdidoestátambiénfangosayamarga.Enaquellascuevaslahayclarayfría.Modoscuentaqueyasuspadresyabuelossolíancogerallíloscaballos,y,comotúdices,hemosestadoesperandolaoportunidaddesdeaños.

¡Qué suerte la nuestra! Tú sabías todo eso cuando esta mañana me pusiste elpuñalenelpechoparaquevendiesemiscaballos,¿verdad?

—Sí,señor.Miideaeraverdequétempleestabashecho.—¿VioModosalRojodeCalifornia?—preguntóBenávidamente.—No,peroyosí—repusoNevada,contagiándose,conelentusiasmodesuamigo

—.Estabayocabalgandoaunasseisuochomillasmontearriba,buscandohuellas.Subí bastante alto, y al doblar un recodo tropecé con el Rojo. Tenía consigo unpequeñohatajo,casitodoyeguas.IbanendirecciónalNorte.¡QuémaneradecorrercuandoelRojomevio!¡Parecementiraquepuedacorrertanto!Estoysegurodequésedirigióhacialassierrasaltas.

Muy bien! Así está fuera de peligro durante este verano —observó Ben,satisfecho—.Ytendremostiempodetrabajar.CogeremosalRojocuandolasnieves

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loechendelamontaña.—Ahoravas siendo razonable, amigo.Tedigoqueesodeenamorarse…¡Alto!

¡Ay,ay,ay…!Sí,hombre,sí,yameestoycallando.—Mástevale…Vamosahoraarecorrernuestroscuatroochentacomotúdices.No necesitó Ben un gran esfuerzo de imaginación para comprender que, al

adquirirlastresparcelas,habíanhechounmagníficonegocio.Había,cuandomenos,trescientosacresdel terreno llanode tierramargosa,muyproductivaenépocasdelluvias normales. Esta extensión no incluía el área del lagoMuleDeer, que ahoraestaba con vertido en una hondonada arenosa en cuyo centro había un pequeñocírculo de aguay fango.La entradadel cañóndeMoore resultó ser un lugar idealpara la construccióndeundique.Unapareddediezmetrosde altopor sesentadeancho constituiría un magnífico embalse para formar un lago de grandesdimensiones, capaz de retener agua suficiente para varios años de sequía. Yestableciendoasíelregadíoenaquelvallecálido,protegidodelosvientos,ellugarseconvertiría en un paraíso. Ben y Nevada hablaban con entusiasmo de lasposibilidades de su propiedad, discutiendo como muchachos, y hacían proyectoscomo hacendados ricos. Sin embargo, tenían las pruebas delante. Ben se dijo quehabíacompradounterrenomagníficoacambiodeunhatajodecaballos.¿Quédiríasupadreaesto?¿QuédiríaInaBlainecuandoalgúndíavieseaquelvalleconvertidoen lugar frondoso y fértil? Ben sintió que el corazón le latía con inusitada fuerza.Habíacambiadolasuerte,estabacaminodelograralgoquesorprenderíaaaquellosencallecidos hacendados de la región del lago Tupe. Mas, a pesar de la futuramaravilladesunuevapropiedad,nuncaabandonaríasucabañasobreelRíoPerdido.

Hacialacaídadelsoldeldíasiguiente,NevadayBen,seguidosdeModos,conlosanimalesdecarga,acercábansealaregiónselváticaconocidaporloslechosdelava.Muchasmillas de llanuras de artemisa conducían al bosque de pinos que subía engradasondulanteshacia la laderayermaycenicienta, la lomade la lavanegray lacúspide de la montaña. En primer término los pinos eran amarillentos, perdiendogradualmentesutonopálidohastaaparecerverdesyexuberantes.

En el linde del bosque,Benhizo alto para establecer un campamento seco.Decadatrespinosaparecíaenaquellaparteunomarchitoymoribundo.Lasagujasdelasramasestabansecasyamarillas.Seisañosdesequíahabíanacabadoconmuchosdeaquellos nobles árboles. El bosque estaba en extremo reseco y el olor a resina erasofocante.

Duranteaqueldía,Benysusamigoshabíancruzadolashuellasdeunamanadadecaballossalvajes,ydurantelasfaenasdelcampamentoydespuésdelacena,sentadosal calor de la fogata, la conversación giraba alrededor de la caza. A la mañanasiguienteemprendieronlamarchaantesdelasalidadelsol,ascendiendolentamenteyendirecciónalOeste.

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Cuandosalióelsol,inundandoconsuscálidosrayoselbosque,Bensedijoquenuncahabíavistounlugartanhermoso,tansecoytanagreste.Noseoíaelmáslevesonido de criatura viviente. Los árboles, muy separados entre sí, eran todosamarillentos, aunque de aspectomajestuoso, en su decadencia. El suelo, de origenvolcánico, estaba cubierto de hierba seca, blanquecina; no era sino piedra pómez,granulada y gris, tan fina y quebradiza que los cascos de los caballos levantabannubesdeblancopolvo.Avanzaban los trescazadoresmuy lentamente,y sólobajolospinos,dondelasagujascaídascubríanelterrenopedregoso,elcabalgareramáscómodo. Las agujasmuertas caían sin cesar de los árboles resecos, formando unaespeciedesuavelluvia.

Cuantomásavanzaban,ascendiendo,más semanifestaban lascaracterísticasdeaquellaregión,queformabaunenormecampodelava.Laalturadelospinos,aunquemásaisladosentre sí, eracadavezmayor,y las laderasdepiedrapómez,cadavezmáspinas,Haciaelmediodía,Modoc,queibadelante,empezóadescenderunpocohasta llegara lapoblada laderadeungrancañón,alotro ladodelcualerguíaseunenormeriscodepinosydepiedraroja.Enaquellugarempezabanarevelarsepruebasmásevidentes,máscrudas,de las fuerzasvolcánicasquereinaronallíenanterioresmilenios. Bajo los pinos notábanse de cuando en cuando indicios de lava negra ycobriza. Estas manchas iban en aumento de número y tamaño y a poco se veíaclaramentequeunadelgadacapadepiedrapómezcubríauntremendoestratodelava.

Porfinalcanzaronunsitiodelbosquedesdeelcual,acausadelapendiente,sepodíaver abajo el vasto campode lechosde lavade color azul, negro, rojo, comohierromohoso,llenodehendiduras,grietasycavasformandounasuperficiedesigual,abruptaypeligrosa,porlacualeracasiimposibleavanzar.

Modocllevóaloscazadoresenseguidaalapartedondeabundabanlascavernasdehielo,queerangrandesaberturasenla lava,queaparecíanentodaspartescomoventanas demisteriosas profundidades, siendo cada una de ellas enormes burbujasreventadas al enfriarse la lava candente. Era una región peligrosa, donde se hacíadifícilavanzarmontadoacaballo.Algunosde losagujeros teníanquincemetrosdeprofundidadyeldabledeanchura;crecíanenellosarbustosyenelfondoestabalaentradaalacueva.Encadaunadeéstassesuponíalaexistenciadenieve,delacualfluíaaguacristalinayfría.

PeroModocdudabadeestoúltimo.Seapeójuntoamuchosagujerosydescendiólaboriosamenteasufondoparabuscarelagua,yporfinhallóunacuevaenlaquelahabía.Sinembargo,éstanoeraaccesiblealoscaballos,pueserapreciso,subirlaconsoga y pozal. Eligieron los cazadores aquel lugar por campamento. Mientras loarreglaban,ausentóseModoctratandodeverlashuellasdeloscaballossalvajes.Enlalargaladeraqueelterrenoformabaallí,crecíalablanquecinahierbaensuficienteabundanciaparaservirdepastoa loscaballos.Bennopudomenosdecreerque laestrella de su suerte estaba ascendiendo, y cuando Modoc regresó llegó al plenoconvencimiento.Veníasonriendo.

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—Muybien…tiempomásseco…nuncavisto—dijo,casisinaliento—.Haberencontrado vieja cueva de los Modoc…, pista caballos…, agua. Hacer trampa…cogermuchos,muchoscaballos…

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VI

TantoBencomoNevadateníangrandesdeseosdeverlatrampadelaqueModocleshablaracontantaseguridad,maselindioaconsejólesqueesperasenunmomentomásfavorable.Elpocovientoquesoplabaaúnfavorecíaaloscaballos.Sinembargo,alacaída de la tarde el viento giró hacia el Oeste, haciéndose más fuerte. Modoc, aladvertirlo,cogióunhachayalgunosclavoslargosy,rogandoasuscamaradasquelesiguiesen,emprendiólamarchaapie.

El indiosaliódelbosquepor lapartequedabasobre loscamposde lava.Éstosaparecían ante los cazadores comoun lago tumultuoso, petrificadodepronto, y desiniestroaspecto.Aunquelíquidoundía,ahoraestabadurocomoelacero,formandotodasuertedehendiduras,crestas,cuevas,fisurasyrajas.Aquíyallácrecíanpinosentrelasfisuras,alparecersintierradondeecharraíces.Muchosdelospinoshabíanmuertohacíapocoyotrosempezabanavolverseamarillosenlapuntadelascopas,señaldefaltadeaguaenlasraíces.

Al avanzar los cazadores dificultosamente por el camino, lo abrupto de lacorrientedelavasuavizábasepocoapoco;encambio,losgrandeshuecosformadosporlasburbujasagrandábansemásymás,multiplicandoalmismotiemposunúmero.Benseasomóacavernastanenormesqueenellashubieracabidounacatedralentera.

Por fin, Modoc se detuvo en el borde, lleno de arbustos y árboles, de lahondonadamayorqueBenhabíavisto.Teníacuandomenosunacredeextensión,eracortadaapicoentresladosybastanteabruptaenlaparterestante.LosagudosojosdeBenadvirtieronprontolaestrechaveredaformadaporloscascosdecuadrúpedosque,empezandoenelborde,ensanchábasepocoapocoenlapartedemásfácildescensohastaadquirirformadeunanchocaminocuyofineraunagigantescacaverna.Muyhondaydesuelollano,lahondonadaerauncorralnatural.

—¡Grandiosoesto!—exclamóNevada—.Parecehechoporencargo.—Modoc,elaguaestáalláabajoenlacueva—aseveróBenconemoción.—Granagujerollenodeagua.Sinfondo.Todohielo—repusoelindio.—Caramba,Nevada, somos ricos.Veamosdóndeprincipia laveredaparacazar

mejorloscaballos.Ben sabía porModoc que los de su tribu, en otros tiempos, solían emboscarse

cercadelacuevavigilandodurantelanocheelmomentoenqueloscaballosibanabeber; y echar luego a correr para obstruir el lugar angosto por donde la veredaconducía al borde. Era una trampa muy sencilla, casi absurda por lo fácil. En elmomentoenqueBenviopordóndeentrabaelcaminoen lahondonada,casisintióvergüenzadecazarloscaballoscontantafacilidad.Había,sinembargo,dosgrandesdificultades.Una de ellas era que sólomuy raras veces, cuando la estación era desequíaexcepcional,acudíanloscaballosaaquelsitio.Ylasegundaconsistíaenque,unavezcogidosenlatrampa,eraunatareaaventuradaydurasacarlosdeallísanosysalvos.MasnoporesodesanimóseBen;sabíacómotratarloscaballos,yencuantoa

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Nevada,ésteeraunmaestroenelmanejodellazo.Modoc puso en seguidamanos a la obra; empezó a cortar ramas y troncos, y

cuandoBenhubocontempladoasusanchaslatrampafascinadora,arrastróconsigoaNevadaparaayudaralindio.Entrelostresconstruyeronunpuertatanpesadaquelescostó trabajo llevarla al punta deseado, donde la ocultaron bajo los arbustos. Dosgrandes rocas de lava a ambos lados de la senda daban fe de haber servidoantiguamentedequicialesparalaspuertasquecerrabanlatrampa.

—¡Caramba!—exclamóNevada,despuésdeempujarunade lasrocashaciaunsitiomásconveniente—.¿Yésteestodoeltrabajoquetenemosquehacer?Casidavergüenzaaceptardespuéseldinero.

—Aúnfaltalopeor—observóBen,satisfecho.—¿Te refieres a sacar los caballos de la hondonada, después de cazarlos?—

preguntóNevada.—Claro,hombre.Seráelhuesomásduroquenoshabrátocadoentodoslosdías

denuestravida.El vaquero, al oírlo, perdió su entusiasmo y se puso a pensar. Al regresar al

campamento,Modocexplicóunodelosmétodosdequesevalieronlosindiosparacapturarloscaballosdespuésdeencerrarlosenlatrampa.Consistíaendejarlossaliruno a uno por la puerta y echarles el lazo en aquelmomento.Mas Ben no quisoaceptaresteplan,considerándolopocoprácticoparaél.Losindiosnodeseabannuncamásqueunospocos caballos,mientras que él queríamuchos.Senecesitaría, pues,tiempoparacapturarlos.

—Bueno, esperaremos aver cuántos cogemos en la trampay si sonbuenos—decidióeljovenporúltimo.

—Meparecequeeso será lomejor—repusoNevada—.Tengouna ideaacercadelmejormododehacernosconellos,perocostarátrabajo.

Acabaron rápidamente los deberes del campamento, y aun antes de hacerse denoche,lostresestabancómodamenteocultosenunaeminenciadelalavacercadelbordedelahondonada.Modoshabíaescogidoelsitiocongrancuidadorespectoaladireccióndelviento.

Habían decidido dormir por turnos para que hubiese siempre uno de ellosvigilando.Beneligiólaprimeraguardiay,mientrassuscompañerosseenvolvíanensusmantas,eljovensedispusoarealizarunatareallenadeencantosparaél.

Oscureció.Unaaunaaparecieronlasestrellasenelfirmamento.Unafrescabrisaconunhálitodenievebajódelascimasdelalava.Aintervalos,losruidosdelaselvarompíanelsilencio,entreelloselgraznidodelospatossilvestres,quedespertóhondaemociónenBen.Cruzabanlasaves,muyaltas,elcielo,endirecciónalNorte,tardíasensueternoperegrinaje.DesdeelpaísllanohaciaellagoMuleDeersubíanlasnotaspicadas de los coyoteas rompiendo la soledad.Más tarde, desde una lejana loma,resonó el horrible quejido de un lobo. Unmochuelo ululó de unmodo peregrino:LuegooyóBenellentoavanzardeunpuercoespínquerascabalalavaalcaminar.El

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crujir de los arbustos, el desgaje de las ramas, el rodar de trozos de lava, el suaveimpactodecascossobreladurasuperficie,tododecíaaBenquelosciervosbajabanaalgunacavernaparabeber.Tambiénpercibiólaspisadassuavesdeotroscuadrúpedos.

LasvocesdelaselvaeranparaBentanfamiliarescomolasdesusamigos,y,sinembargo,nosecansaba jamásdeellas.Habíaen la selvaalgoquenocomprendía,massuamoraellayasuscriaturaseraunacosainnataenBen.Ylasvelasnocturnasenparajessolitarios,teníanparaélungranencantoyllenábasedevivasatisfacción.

Nodespertóasuscompañerosllegadalahoradelrelevo;sólounavezsacudióaNevadaporqueroncabadeunmodoescandaloso.Nonecesitabadormir;sólodeseabagozarplenamenteelencantodeaquellanochemaravillosaencuyashorasparecíaqueselerevelabaelmisterioylasignificacióndelavida.

Elevóse la luna blanca y enorme sobre la cimade lamontaña y desapareció elnegromantoquehastaentonceshabíapesadoconsustinieblassobreloscamposdelava. El suave céfiro de la noche cesó de soplar y también se apagaron los ruidosselváticos. La majestad de la plena soledad embargó a Ben hasta que de prontodespertódesuarrobamiento,aloírelruidoderecioscascossobreladuraroca.Unagranexcitaciónseapoderódeél.¡Loscaballossalvajesveníanparaabrevar!Yaeracerca de la una. Ben aguardó un momento más en su extraña alegría, antes dedespertarasuscompañeros.

Al mero contacto de la mano levantóse Modos silenciosamente, volviendo lacabezahacialahondonada.

—¡Uf!—dijomuybajo.MascostódespertaraNevada,quienempezóacharlarenseguida.—¡Malditosseanlossueños!¡PuesnoestabayosoñandohabercogidoalRojode

California,queloregalabaaHettieyquetúmepegabasuntiro!—¡Cállate,bribón!—dijoBeninclinándosesobreél—,quevienenloscaballos.Nevada,aloírlo,selevantésinhacerruido,escuchandoalmismotiempo.—A eso llamo yo hablar bien, amigo —murmuró—. Ya los, oigo. Vienen

directamentehaciaacá.—Buenadireccióndelviento.Noestar asustados.Tener suertenosotros.Coger

muchos—dijoModocenvozbaja.Bennohabíapodidoaún averiguar exactamente ladirección enquevenían los

caballos peromantuvo los ojos clavados en la loma gris donde estaba la pista. Elsonido de los cascos era primeromuy débil, poco a poco se hizomás fuerte, paracesardeprontayvolverluegootravez.Gradualmenteibaelruidoenaumento,hastaadquirir:unritmoinvariable.

Yamuy cerca del lugar donde se hallaban los tres cazadores parecía alejarse ycesar. Ben sabía que era debido a haberse detenido el guía de ellos, haciendo losdemás,unotrasotro,lomismo.

—¡Uf!¡Ahíestán!—murmuróModos.Sombrasnegras ibanformándoseen laoscuridad.Bensintióunagranemoción.

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¿Quiénnoquisierasercazadordecaballossalvajes?Élpreferíasuactualestadoaldelosreyes.Masalmismotiempotuvounrepentinopesar.NohabíaesperanzadequeelRojodesus,obsesionesfueseelguíadeaquellamanada.Elhermosogarañónnosedejaríacogerdecualquiermodoenunacueva.

NevadapusosupesadamanosobreelbrazodeBen.—Mira,allá…,sí,allá—murmuró.Bendejódemirarendirecciónalahondonadagrisáceadelaqueibansurgiendo

lasformasnegras,ydirigiólavistahaciaelcampodelavainundadoporlaluzdelaluna.Unnoblecaballonegrosedestacabaenlaluz.Habíasurgidotrasunaenormeroca, a la cabeza de una fila de caballos, la misma que Ben había estadocontemplando. Tratábase obviamente del guía. Su aspecto era rudo y salvaje. Alparecersedetuvotan,sóloporprecaución.Estuvoasíquietohastaqueunafilalargade caballos salió del banco de lava y otra de la hondonada grisácea; luego avanzóhacialacueva,desapareciendoenelborde.Lasfilasdecaballoslesiguieron;caballosnegros,grises,pintojosybayos,amontonándosetodosenelextremodelapista.Benoyóelcrujirdelalava,elcaminarinquietodemuchoscascos.Eljovenpermanecióacurrucadoenelsuelo,agitadoporlatensión:delmomento.Nevadasoliloqueabaenvozbaja.Elindiosepusosilenciosamentedepie.

—Disponteacorrer—murmuróBen.—Dalestiempo—repusoNevada—.Ahoranopiensanennadamásqueenbeber

elagua frescade lacaverna.ParecióleaBenun tiempo interminablehastaquevioqueelúltimocaballodesaparecíaporelborde.Esperó,suspensoelánimo,hastaqueelruidodeloscascos,elrodardepiedras,sealejó,apagándose,yentoncesdiolavoz.BeneraunbuencorredoryNevadadababuenaszancadas,peroelindioseadelantóaambosyyaestabatirandodelapesadapuertacuandolosdosllegaron.

—Todosauna—ordenóBencogiendolapuerta—.¡Ahora!Tambaleandobajoelgranpesollevaronlapuertahaciaellugarpredispuestoyen

pocosminutoslateníancolocadaponiendotambiénlasgrandesrocasparasujetarla.Luego Ben se irguió, sudoroso, y miró sin poder hablar a Nevada, que había

permanecidoserenoeinmutable.—Bueno,Ben,¿quémedicesahorademisvaticinios?—dijoconvozpausada.—¿Vaticinios?—Claro,hombre.Lodelcambioennuestra,suerte.Creoqueestabastanlocoque

nada pudiste ver; mas yo creo que hay unos cien caballos en esa manada. Estánencerradosenlatrampa.Sonnuestros…,conunpocodetrabajo.Y¿quénosimportaanosotrostrabajar?

Nevada…, tus vaticinios… parecen cumplirse —dijo Ben jadeante aún delesfuerzoydelaemoción,sentándoseparasecarseelrostro—.¡Cielos!¡Quéfáciles!Demasiadobuenoparaserverdad.

—No.Esbuenoyesverdad.CuandocojasalRojotuyoentoncespuedesdelirar,siquieres,peroesto…,estonoesmásqueunbuendíadetrabajocorriente.

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—Retrocedamos al borde—dijoBen, levantándose para asomarse al enorme yoscuro despeñadero. Una de sus paredes estaba envuelta por las tinieblas, la otrailuminadaporlablancaluzdelaluna.Loscaballossalvajesnosehabíanciadoaúncuentadequeestuviesenencerrados.Desdelacavernaoíanseloshuecosimpactosdesuscascos.

—Bueno,osvoyadecirlaideaquetengo—empezóNevada,deunmodocasual,levantándose para escrutar el enorme y sombrío abismo—. Se trata de una granmanada. Habrá entre ellos caballos excelentes y otros de buena cepa. Nos costarádinero cogerlos y mantenerlos todos, pero el coste no es nada comparado con suvalor.EnviemosaModocaHammellenbuscadepajaygranos,alambre,cuerdasyclavos. Necesitaremos algunos carros; llenos, de todo; desde la carretera podemossubirloalomosdecaballos.MientrasModocestáausentecortaremosestacasparauncercadoparaconstruirungrancorral.Desdeaquítiraremoscomidaaloscaballos,ycuando todo esté listo, dejaremos entrar a algunos en el corral para cogerlos ydomarlos.Pocosauntiempo,desdeluego;mientrastanto,elrestodelamanadaseiráacostumbrandoavernos.¿Eh?

—Maravillosa idea, Nevada—aseveró Ben—. Y si hay tantos como tú dices,tendremostrabajoparaunmesomás.

—Ya sabes,Ben,queunamanadade caballosdenoche siempre engaña—dijoNevadagravemente—.Hastaunapequeñamanadasecomponedemuchoscaballosylaquehemosvistoestanocheeramuygrande.

Siempre está animándome, Nevada —repuso Ben, alegre. Suspiróprofundamente,diciendodespués—:Porvidade…,algúndía…

—¡Ajá!—leinterrumpióNevada—.Nomevengasaquívaticinando,porqueesolohagoyo…Parécemequedebemosdormirunpocomás.

—¡Yono!—exclamóeljoven—.Elamanecernoestádemasiadolejos.—Bien, bien; no es malo estar enamorado, pero es preciso dormir y comer

regularmente.Modoc, que había estado aparte, dio de pronto una voz de sorpresa, diciendo

después:—Venirmáscaballossalvajes.Alpunto,BenyNevadaseconvirtieronenestatuas.—Cogermuchosmás—visóelindio.—Es verdad,Ben; podemos atraparmás—repusoNevada, agitado esta vez—.

¡Escucha!Losotrosestánabajoenlacueva,unosbebiendoyotrosesperandoquelesllegue el turno. No saben que están encerrados. Podemos quitar la puerta yescondernosaunlado.Algunosdelosqueahoravienenentrarán,conseguridad,ennuestratrampa.

Bensintiólasensacióndeceder,mas,antesdehacerlo,reflexionóuninstantey,apesardequeleatraíalaidea,decidióencontra.

—No, no lo haremos —dijo—. Más vale pájaro en mano…, como sabes.

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Podríamoscogermás,perotambiénpodemosperderloqueyatenemos.Supontequelos caballos que están abajo empiezan una estampida. Nos sería absolutamenteimposiblevolveracerrarlapuerta.Esdemasiadoarriesgado.

—Bueno, pensándolo bien, tienes razón —contestó Nevada de maya gana—.Además, Si tuviéramos otra vez suerte, tal vez cogeríamos demasiados paramanejarlosconfacilidad.

Parecióle a Ben que la luna no iba a ponerse nunca, que el amanecer jamásllegaría.Paseándosedeaquíparaallá,enelcampode, lava,bajo lospinos,esperó,anhelante,laaurora,sumidoenprofundospensamientos.Avecesoíaelpiafardeloscaballos,avecessusfuertesresoplidos.Latrampapuestaeramuysegura,porqueenlapartesuperiordelapistasólohabíalugarparauncaballoy,cerradalapuerta,loscaballosnopodríantomarcarreraparasaltarla.

Por fin se puso la luna y, gradualmente, la oscuridad gris tornóse en negrassombras.Llególahoramásoscuraypasótambién.UndébilclarorenelEsteanuncióla llegada del día. Pronto se iluminó el cielo, adquiriendo un color rosado; lassombraspalidecieron,desapareciendoy,rápidamente,sehizodedía.

Benysusdoscompañerosseinternaronarastrasenunasmatasparaasomarsealbordedelabismo.Nevadafue,alparecer,elqueprimerovioloscaballos,puesdioaBen tan tremendo golpe que estuvo a punto de caerse. Mas éste no devolvió elamistosopuñetazoporhaberdescubiertoalgoasuvez.Pocoapocovioclaramente:el suelo ceniciento del gran agujero estaba cuajado de caballos salvajes y hacia lasubida, donde empezaba la pista, había también muchos. En la parte superiordestacábaseunafiladeellos.Estabaninmóviles,abatidos,comosisehubiesendadocuentadequeseencontrabanenunaapuradasituación.

Ben se retiró pronto para reflexionar.Nevada permaneció acechando aún largorato; cuandoal fin retrocedióparaacercarseaBen, su rostro radiabade sorpresayalegría.

—¡Válgameelcielo!—exclamóroncamente—:¿Hasvistotúlamanada?—Sí,lahevisto,peronomuyclaro.—Amigo,somosricos.—Oh,no,Nevada;ahoraerestúquiendelira.Modocse retiró tambiéndelbordepara reunirseconsuscompañeros.Surostro

bronceadosecontorcíaenunasonrisaquepocasvecesseveíaenél.—Muchoscaballos,todosbuenos—dijo.—Ben,estomesacademiscasillas—dijoelvaqueroenvozbaja—.Hay,cuando

menos, ciento cincuenta caballos en esamanada, y creo que no los he visto nuncamejores.

—Echemosotramiraday luego,aprisa,alcampamentoparaempezara trabajar—dijoBen.

EstavezBenestuvomirandolargoratoyconserenidad,llegandoalaconclusióndequeNevadanohabíaexageradoal,hacerelcálculo.¡Quéespléndidamanada!Ben

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nopudollegarapercibirelgarañónquehizodeguía,masviobastantescaballosqueerantanhermososcomoaquél,ysucorazóndecazadorllenósedealegríaydegozo.

—Creoqueahoravapodemosdejarnosver—dijoNevada,poniéndosederechoenelbordedelprecipicio.

Benlevantósetambiénatiempoparaobservarqueloscaballos,alveraNevada,empezabanarelincharfuriosamente,dandoconfuerzaconloscascossobreeldurosueloycorriendodeunladoaotrolosqueteníansitioparahacerlo.Muchosdelosdeafueravolvierona internarseen laoscuracaverna,otros tratabandeescalar lapinapared;losquesehallabanenlapista,viéronseempujadosporotrosqueocupabansulugar.Unanubedepolvoblancoy rojizo levantóse,ocultándolosenparte.Nevadagritóhacialoscaballoscapturados,masBennoentendióloquedijo.Cogiéndoleporunbrazoleobligóaseguirle,yendotrasModoc,quecorríahaciaelcampamento.

Eldesayunotranscurrióalegremente,yluegoenviaronaModoc,conurgencia,aHammell;BenyNevadaempezaronenseguida la largaydura tareaquesehabíanimpuesto.

Durante aquel día dejaron muchas veces su trabajo de cortar estacas paraacercarsealbordedelprecipicioafindecontemplarlamanada,yqueéstalesvieraaellos.Cadavezquelohacían,sucedíaabajounaterribleescenadeinquietocorrer.Elsegundo día transcurrió del mismo modo, mas al tercero, los caballos salvajesempezaronaacostumbrarseaverasuscaptores.

Por fin llegó Modoc con los caballos de carga, anunciando que los carros,llegaríanAlfinaldelacarreralatardedelmismodía.

Lescostóalostrescazadorestresdíasparasubiralcampamentolasprovisionesdepaja,heno,granos,cuerdas,clavosyotrosefectos.Paraentoncesyaloscaballossalvajeshabíansevueltoflacos,masnotantoqueBensepreocupara.

Mientras el joven y sus compañeros estaban en el borde del precipicio, loscaballosnoqueríancomerelhenoy lapajaqueaquéllos les echaron,perocuandovolvieronaldíasiguiente,noquedabarastrodelasprovisiones.

Empezandodeestamanera,conéxito, losprimerospasosdesuplan,Benylossuyosmostrábansejubilososyconfiabanenllevarlotodoabuenfin.Construyeronungran corral cercade lapuertahacia la cual llevabauna sendade estacas.Principióentonceslatareadifícildedejarsalirunospocoscaballoscadavez,paracogerlosconellazoydomarloslosuficienteafindepoderllevarloshacíaloscamposdepastosqueBenposeíajuntoalRíoPerdido,paralocualeraprecisocruzarmuchasmillasdebosquesyladerasdeartemisa.

Trabajabantodalajornada,conpaciencia,sincansarsenunca.Hubocaballoquedurante el procedimiento se hirió o se causó alguna cojera, pero ninguno llegó abaldarse.LapartemásduradelatareafueladellevarloscaballosmediodomadoshastalospastosdeBen.Nevadalogróconducircuatrocadavez;encambio,ModocyBenteníansutrabajoparallevar,sanosysalvos,tres.

Una vez fuera del corral, los caballos echaban a correr, poniendo en tensión el

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lazoquelossujetaba,yarrastrandoasuscaptorestrassíenpeligrosacarrera.Corríanhasta quedar exhaustos, y después resultaba difícil y penoso arrastrarlos hasta sudestino. Cada viaje costaba medio día, tras lo cual los hombres descansaban y,montandoencaballosfrescos,volvíanalcampamento.

Ben perdió la cuenta de los días que pasaban; sin embargo, sabía que habíallegadoelverano,porquecadadía eramásgrandeel calory,por ende, aumentabatambiénlasequía.Lasituación,porloqueconcerníaalganadovacunaycaballarenloscamposyprados,eracadavezpeor.Sinoveníanaquelañolaslluviasotoñales,eraimposiblequelosanimalespudiesensobrevivir.

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VII

Las primeras semanas de aquel verano estaban para Ina Blame llenas de dulceencanto y plena satisfacción, a pesar de que los hilos delDestino iban lentamenteenredándoseyamenazabanformarunnudoinsoluble.

Lajovenadquiriólaseguridaddehaberllegadoaserunaayudaparasumadre.Su espíritu siempre alegre, su tactoy supaciencia, el afectoque lamostraba, ibanhaciendolavidamásfácilaaquellapobremujer.YtambiénvioInalagraninfluenciaque ejercía sobre. Dall y Marvie, en una situación cuya complejidad no podíancomprenderlasjuvenilesmentes.Porotraparte,habíaseconvertidoeníntimaamigadeHettieIde;enmutuobeneficio.CuantomástiempotratabaaHettie,másbuena,yencantadoraencontrabaa lasencillamuchachitaqueeraelconsueloysosténdesuafligidamadre.

Masentretantosmotivosdedicha,habíatambiénotrosdeamargura.ElpadredeIna,aldescubrirqueno leeraposibledominarla,habíasevueltoduroybruscoconella. Sus hermanos no la comprendían. Katie, celosa al principio, se le declarófrancamentehostil,situaciónque,porfortuna,durópoco,puestoquesecasócocíelabogado de la ciudad a la que fue a vivir. Sewell Macadam no se había dejadodesanimarporlamanifiestaindiferenciadeIna.Todoslosdomingosibaalaiglesiacon la familiaBlaine,pasandoel restodeldíaconella,muycomplacidodeque lagente lecreyeranoviode Ina.En talesocasionespegábasea lamuchachacomosusombra, tanto, que Ina no lograba ya ocultar su disgusto, convirtiéndose suresentimiento, poco a poco, en rebeldía. La última vez que su padre hablara delasunto del matrimonio de Ina con Sewell, insinuó que tenía contraída con losMacadam una obligación que iba poniéndose seria. Ina rehusó, suplicó, protestó,arguyó,mastodoenvano.YaempezabalamuchachaatemerquesupadrelacasaracontrasuvoluntadconSewellMacadam,aunquenocomprendíacómoseríaposibleobligarla.

Porúltimo,yenelloradicabalamayorpreocupacióndeIna,supadreestabacadavezmásmetidoconLessSetterengrandesnegociosdecaballos,ganadovacunoytierras,comotambiénendesahuciaralospequeñosrancherosalosquehabíandadodinero en hipotecas y que se veían ahora entre la espada y la pared a causa de lasequíasinprecedentes.Ina,siempreatentaatodo,habíaoídomuchascosasquenosehabíandichoparaella.ElquetodolomangoneabaeraLessSetter,maselpadredeInaproveíalosfondos.VariosrancheroshonradosybuenosviéronseenlaruinaporlasbrutalesmedidasdeSetter.Naturalmente,todaloqueBlainehizoeralegal,perolaopiniónpúblicaenlaregiónleeraadversa,debidoalamaneraexpeditaconquesusocioobraba.Por añadidura Ina teníaquejaspersonales contraSetter, todavezqueéstehabíahechoalajovenrequerimientosdeamor.Inanadadijoasupadre,puesenlaspalabrasdeSetterhabíapercibidociertasamenazascontraaquél.Estabalajovensiemprealertaparaapartarsedesucamino,mas,algunasveces,eraimposible.

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Undía,aprincipiosdejunio,Blaineanuncióalossuyosqueibaacerrarlacasadelahaciendaduranteelverano.

—HecompradounterrenojuntoallagodePatoSilvestre—dijo—.Aquelloestátodo en ruinas, y las cabañas no son utilizables paramujeres.Vamos a llevar nos,pues,unasbuenastiendasparatiylaschicas.

MarvieyDall,quesehabíancaptadolavoluntaddesupadre,estallaronenrisasygritos de alegría. Ina se quedó asombrada, pero supo ocultar su satisfacción. LaseñoraBlainenomostróelmenorsentimientoante la ideadecerrar lacasagrandeduranteelverano.

—Esunaespeciedeveraneoalairelibre—continuóelseñorBlaine—.Muchasfamiliaslohacenhoyendía.LosMacadamvanallagoSuperiordeKlamath…Bien;comotengograndesinteresesenlaregióndellagoPatoSilvestrey,probablemente,tambiénenladelRíoPerdido,lomejorseráqueempecemosporteneraquíunsitiodonde veranear. La distancia desde aquí es de unas cuarenta millas; el lugar esbastantemáselevadoymásfresco.Hay,allíunbosquecillo,apocadistanciadelasviejascabañas,yenélpiensoinstalarlastiendas.Elproblemaeselagua,masésteesunterribleproblemaentodaspartesesteaño.Hemandadoallípoceros.Sinolograndar con ningún manantial, entrará Setter en acción, pues ha dicho que tiene unproyectodelqueesperabuenosresultados.Demodoquelomejorseráqueempecéisaarreglarlascosasparairnosinmediatamente.

LaprimeracosaqueMarviedijoaIna,cuandolosdossehallaronsolos,revelólapasióndominanteenél.

—Ina,túnosabeslobienquesepuedepescarenelRíoPerdido.Ysólohaydiezmillashastalaotrapartedellago—dijoenvozbaja,losojosrelucientes.

—Pero.Marvie, el lagoy el río están secándose segúnmehandicho—repusoIna,conscientedeunaturbadoraperonodesagradableemoción.

—HayremansosymanantialesenelRíoPerdidodondelastruchasserecogen—aseveróelmuchacho—.BenIdenoslosenseñará.

Inasearrebolóy,aldarsecuenta,otraoladeruborlainvadiólasmejillas.—Oye,chica;¡sitehaspuestoencarnadacomolaremolacha!—declaróMarvie,

maravillado.—¿Ah,sí?…Noesnada—contestólajovenllevándoselasmanosalasardientes

mejillas.Marvieseinclinóhaciasuhermana,mirándolaconintensaternura.—Ben vive al otro lado del lago, junto al río. Desde nuestro campamento

podremosversucabaña.—Bueno,¿yqué?—preguntóInasonriendo.—¡Oh, nada!; pero puedes estar segura de queme escaparé para visitarle y te

llevaré,siquieresvenir.—Marvie,¿creesacasoquetengodeseosdeir?—continuólajoven,aparentando

indiferencia.

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—Sí,locreo—afirmóelmuchacho—.Yahoraescúchame,hermana.Yosabíalodelveraneoantesdequepapánoslodijera.LeoíhablarconSettercercadelgranero.Hablaban de apropiarse el terreno y el manantial de Ben Ide. Papá insistía encomprárselo,peroSetter jurabaque lo echaríade la región sinnecesidaddegastardinero. Y después oí decir a uno de los vaqueros que Setter tenía a papá entre laespadaylapared.

—¡Canastos! —exclamó Ina, logrando dominarse sólo con gran dificultad—.Marvie,nomegustaeso.

—Niamítampoco.Y,además,odioaSetterporelmodoconquetemira.Diossabe que ya es pecado tener que aguantar a ese tonto deMacadam, pero Setter esmuchísimopeor…¡Ojalátuvieseyomásañosyfuesemásfuerte!

—Noteapures,Marvie—dijoInasuavemente—.YoodioaSettertambién.Temoquenosealoquepapácree.YentrelosdosvanahacerdañoaBenIde…Marvie,Benera…,esungranamigo.Nocreoloquemedicendeél.

—¡Quévaaser!Yovoyensufavor,Ina.—Asímegusta,Marvie,ytenporseguroquenotearrepentirás.Túyyohemos

de estar alerta. No es una mala acción lo que hacemos, puesto que sabemos quecometenunainjusticiaconBen.Seamosvalientes,Marvie.

Ina nodijo a su hermano exactamente lo quepensaba; sin embargo,Marvie seaprestóconentusiasmoasecundarla.

—NoledigasnadaaDall—dijoelchicoalfinal—.Noesmásqueunaniñaynosepuedeunofiardeella.Además,letienemiedoapapá.

Despuésdelaconversaciónconsuhermano,InaseconvenciódequeLessSettereraunamalapersona,tantoporloquerespectabaalosnegociosqueleligabanasupadre, como por las intencionesmanifiestamente deshonestas que tenía respecto aellayaHettieIde:

Pasólajoveneldíaarreglandosuscosasparalamarcha,perodistrayéndoseconfrecuencia, experimentando momentos tan agradables y ensoñadores que se diocuentadequelaideadelveraneolahacíamuyfeliz.

Alamañanasiguiente,ellayMarviemarcharonacaballoalacabezadeunafiladecaballosde cargay carros.Marvie resultóno sólo serunbuencompañero, sinotambiénútilparatenerarayaavariosambiciososvaquerosqueseaproximabanaInaconcualquierpretexto.Inasimpatizabaconlosvaqueros, todosbuenosmuchachos,exceptocuandosemostraban«chiflados»porella,comodecíaMarvie.

El cabalgardurante lasprimerashorasde lamañana eradelicioso, y el largoypolvoriento camino hacia las colinas de artemisa no parecía desagradable. Mascuandoyalaregiónllanaquedabaatrásyloscabalgantesempezaronlaascensióndelaladerayelsoleramásfuerte,lacosacambiódeaspecto.Sinembargo,losjinetesestaban satisfechos de realizar aquel fatigoso paseo. Al llegar elmediodía, habíancruzadoladivisoriaentredosdelasgrandescolinasdeartemisa,yelcaminoempezóadescender.Pocodespués,Blainediolaordendehaceraltojuntoalúltimoranchoen

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lapartenortedellagoPatoSilvestre.EldueñodelranchosellamabaBlakey,comotodoslosrancherospobresdelaregión,sesosteníaalláporunverdaderomilagroderesistencia.Descansarontodosalasombradeungrupodeárboles,dondetomarontambiénlacomida.AInalecomplacióelespíritudeobservaciónquerevelóMarviealdecirenvozbaja:«¿Hasvistoquenonoshanrecibidomuybienaquí?EseBlakeletienemiedoapapá»;pueslajovenhabíareparadoenlomismo.

Lasdoshorasdecaminoquesiguieronaldescansofueronenextremopenosas;lacarretera era polvorienta y desigual y no se veíanmás que las peladas laderas dehierbaseca.MascuandoalfinllegaronaunaeminenciadesdelacualpercibieronellagoPatoSilvestre,Inasintiósedeprontomuyanimada.

Desdeelanchovalleenquesehallabaellagosubíaunabrisasuaveque,aunquecálida,erabrisaal finyrefrescabaa loscansadosviajeros.La laderaenaquel ladoera ancha, de suaves ondulaciones, hermosa a pesar de la aridez. A distancia, laartemisa teníauncolorgris aterciopeladoquemás lejosaparecíapurpúreo.El lagoPatoSilvestreeraunainmensasuperficiedeaguafangosa,rodeadoporunaplayademás de unamilla de ancho y de arenas blancas, desnudas, resecas. Las colinas deartemisaadquiríanenaquellaparteelaspectodemontañasdeenormes laderas.UnvaquerollamólaatencióndeInasobreunospuntosblancosynegrosqueseveíanenlapartealtadelaladera,diciendoquesetratabadecaballossalvajes.Inaseemocionóaloírlo,masestasensaciónerapocacosacomparadaconlaquesintiócuandoMarvieseñaló,más allá del ancho valle, hacia una cinta plateada y serpenteante…, elRíoPerdido. ¿Era posible hallar un nombre más acertado a aquella corriente? Ladesembocaduraeracasi invisible,parecíaqueel ríosehundieraen lasarenas,ynomuchomásperceptibleeralalenguadetierraque,consumanchaoscuradeárboles,constituíaelsolitariohogardeBenjamínIde.

Ina sintióse anudársele la garganta.No era extrañoqueBen amara aquel lugar,puesellamisma,aprimeravista,valoamaba,yunavagaydulceemociónembargólacuandoadvirtiólaatracciónqueelparajeejercíasobreella.MásalládelamonotoníagrisenlaqueserpenteabaelRíoPerdido,ycerniéndoseenloalto,veíanselasnegrassierrasdelasmontañasdeNevada.

EranlascuatrodelatardecuandolosBlainellegaronalranchoabandonado.Nuncahabía visto Ina un lugar tan escuálido. Cobertizos deshechos, cercas de estacaspodridas, derrumbadas, restos momificados de ganado muerto, dos cabañas, detroncos,muyviejas,remendadascontablonesyláminasdehojalata,polvo,suciedady piedras en todas partes…, he aquí las características salientes de la últimaadquisicióndeHartBlaine.

Congrancontentodelajoven,unodeloscarrosyalgunasdelasmulasdecargafueron llevados aun lugardistantedelmismo rancho, aunbosquecillode enebrosdiseminadossobreunaeminenciasituadajuntoaunbarrancollenodearbustosque

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dabasobreelvalledellago.Lasituaciónofrecíaunamaravillosavistadelosmontesymontañasarribayelvalleabajo.Elsueloestabaalfombradodehierbaáridayhojassecasdelosenebros,ylasombradeéstosbrindabarefugiodelcalortórridodelsol.

Media docena de oficiosos vaqueros terminaron pronto la tarea de descargarcarros ymulas y de construir unas cuantas tiendas para uso provisional.Marvie yDallhallábanseenelséptimocielodesusexperienciasjuveniles.Elviajedecuarentamillas,realizadoyendoenunodeloscarros,sólohabíaservidoparadarriendasueltaasualegría.Encambio,Ina,quefuetodoeltrayectomontadaacaballo,estabamuycansada.Sumadrerevelósorprendenteprestezayalegría,eIna,alobservarlo,sedijoqueaquélladebiódepasar,ensujuventud,bastantetiempoenlospastosdeganado,yestabaacostumbradaaaquellavidaalairelibre.

Ina seacostóaquellanocheconsuhermanitaDallbajounenebro, cubriéndosetan sólo con mantas. Era en realidad la primera vez que lo hizo y compartía laemociónantelonuevoquemostrabaDall.Lanocheeraoscura,sólosepercibíanlosdestellosdelasllamasdelafogatadelcampamento.Elvientomovíalascopasdelosenebrosy jugueteabacon loscabellosde lasdoshermanas;desde las laderasde lamontaña oíanse los gritos de los coyotes y por encimade los picos de la sierra sedivisaba el firmamento estrellado. ¿Dónde quedaba el calor que había hechoinsoportables lasnochesenlahaciendadel lagoTule?Dallacurrucábaseal ladodeInahablandoenvozbajadesualegría,delasmaravillasquelarodeabanytambiéndel mundo de insectos y de animales que adivinaba en la oscuridad. Mas prontoadvirtióInaqueungranpesoobligábaleacerrarlosojosysintióseinvadidadeunalánguidaydulcesensacióndecansancio.

Despertóse la joven a la salida del sol, advirtiendo que Marvie la golpeabacariñosamenteconlacañadepescar.

—¡Arriba, gandulona! —exclamó, burlándose—. ¿Qué especie de mujer derancherovasaserdurmiendoaestashoras?…Oye,levántate;tengoalgoquedecirte.

Inasentíaaúnelcansanciodel largoviajeyse levantóconpereza;mas trasunbreveejercicioseencontróaptaparalastareasquelaesperaban.Marviedesapareciórápidamente,loqueaumentólacuriosidaddesuhermana.

Ésta fue en compañía de Dall y su madre a desayunarse al carro-cocina;estacionado amedio camino entre las dos cabañas del rancho. No se entretuvo lajovenaltomareldesayuno,yexpresóelmismodeseoquesumadre,eldetenerunatienda-cocinaensupropiocampamento.Supadreprometiócumplirsusdeseosaquelmismo día, mostrándose además excepcionalmente jovial y activo. Su actitudconvencióaúnmásaInadequeteníagrandesesperanzasenaquellaregióndellagoPato Silvestre. Blaine ya había ordenado a su gente que empezasen a limpiar elescuálido ranchoy el olor amaderaydesechosquemados eraperceptible en todaspartes.Inavioquelosvaqueroslimpiabanel interiordelascabañas,derribabanlosviejos cobertizosy cercasy arreglaban todo loqueestabaendesorden.Era,pues,obvioquesupadreteníalaintencióndevolveraquelranchoasuantiguoestadode

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habitable.Desde lagoTulehabíase traídoelaguaengrandesbarriles.Oyó la jovenquesupadresequejabadequelospocerosnohubiesenvenido.

Al regresar al bosquecillo, halló Ina a varios vaqueros con tiendas, madera yherramientas,dispuestosa trabajary,depaso,averlaaella.Pocodespués llegarontambién su padre y su madre, empezándose en seguida la tarea de construir uncampamentoveraniego,cómodoyagradable.

—Hija,dinosdóndequieres tu tienda—dijoelseñorBlaine—,yharéqueesosgrandullonesempieceneltrabajo.

Inaeligióunlugarconvenientejuntoalgranenebrobajoelquehabíadormido.Ylamagiadelasrápidasmanosdelosvaquerosrealizóprontoelmilagrodeconstruirunbuensuelodemadera,unmaderamenfuerteysólidoparasostener la lonadelatienda.En lapartedelanteracolocaronuna lonasueltaqueservíade techumbredelporche.

InayDallhabíandeterminadodormir, alprincipio, al aire libre,bajo la ampliacopadelenebro,usandolatiendaparaotrascosas.Asíllevaronaellasusnumerosascajas y bultos, procediendo en seguida a abrirlos.Mientras así trabajaban entrarondosvaqueros,unoconmartilloyclavos,yelotroconunagrancajademaderadepino,encuyointeriorhabíatablasdispuestasamododeanaqueles.

—Bueno,señoritaIna,creoquenecesitaránustedesalgodondecolgarsuscosas—dijoeluno,empezandoaclavarclavosenlostravesañosdelmaderamen.

—Aquíletraigounacajaarregladaparaquelesirvadelavabo,señorita—ofrecióelotro—.Noesunamaravilla,peronohepodidoencontrarotracosa.Además,hevistouna jofainanuevaal ladodel carro-cocina,y se la traeré llenade agua, si notropiezoconsupapá.

—¿Quéimportaqueencuentreamipadre?—dijoInariendo.El vaquero, un joven de buen aspecto, limpio, aseado, estaba descubierto y

respetuoso,peroconlosojosmuyabiertos.—Esquehadichoquesetuviesecuidadoconelaguadelosbarrilesyque,sitan

necesarioeralavarse,ahíestabaellago.—Pero…¡quégracia!…¡Claroqueesnecesario!Yesonoesposiblehacerlocon

esaaguafangosa—protestóIna.—¡Seguramente!Yselodijimos.Peroyaconoceustedasupadre.Ynoserefirió

expresamenteanosotros,losvaqueros;demodoqueesprobableseincluyaatodoelmundoenlaprohibición.

—¿Por qué habrá compradomi padre este rancho?—preguntó Ina, extrañada,puessabíaquesupadreeracapazdeprohibirlesaellaselusodelagua.

—Loobtuvoporunabicoca,señoritaIna.YademástienelosojospuestosenRíoPerdido.Nosotrostratamosdepersuadirledequenoviniesenaquíenestaépocadesequía.Nohayagua, todoestásecoyquemado.Hacerpozosnoserviráparanada,porque no encontrarán agua.Y seguramente le hubiésemos convencido de que eramejor esperar la época de las lluvias, de no haber sido por el señor Setter. Éste

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insistióenvenirahora.—Bueno…muchas gracias,muchachos—repuso Ina, pensativa—.Traigan, de

todosmodos,uncubodeagua.Yoaceptolaresponsabilidad.Inahabíacasicedidoalatentacióndehaceralgunaspreguntaspertinentesacerca

deLessSetter,mas,reflexionando,sedijoqueeltonofrancodelvaqueroimplicabaciertaantipatíaparaelsociodesupadre.YaenotrasocasioneshabíaoídoopinionesdesfavorablessobreSetter,loqueconfirmabalasuyapropia,ycreyólajovenquelassemanasveniderastraeríanconsigointeresantesacontecimientos.

Pasó el día tan rápido, que Ina no se dio cuenta de nada. No hubo comida almediodía, pues su padre había impuesto en el campamento la misma ley queimperabaentrelosvaqueroscuandosehallabanenloscamposdepastos:sólohabíadoscomidasaldía,mañanaytarde.

Alanochecer,elapetitodeInahabíaseconvertidoenhambre.Tuvoelplacerdeayudar a sumadre, en la pequeña cocina del campamento, en la preparación de lacena.Al llegar lahora,vinoMarvie, sucioydesgreñado,conelaburrimientoenelrostro.

—¡Ca, no hay peces aquí! —exclamó, al preguntarle Ina solícitamente por lacausadesuenojo—.He recorridocuandomenoscuarentamilmillasynohevistomásquefangoymásfango.Aguaclaraylimpia,dondesepuedapescar,nolahayeneselago.

—¿Hasllegadoa…RíoPerdido?—preguntóInc.—Sí,perosólountrecho.FuialacabañadeBenIde.Malasuertelamía,porque

estaba fuera.Y,por loquevi,parecequehace tiempoqueestáausente. ¡Yyoqueconfiabaenél!

—Bueno,Marvie;Benvolverápronto—repusoInapeguntándose,sinembargo,dóndeestaríaBen.

Marvie semostró inconsolable y su desgracia subió de punto cuando le vio supadre.

—¿Dóndehasestado?—Pescando.—¿Esqueesnecesarioensuciarsetantoparapescar?—Claro.Nosoyunpescadordominguero.—Marvie,creoqueeresunchicogandul,queodiaeltrabajo—declaróelseñor

Blaineconseveridad.—Noesverdad,papá—repusoMarvieconcalor—.Túdijistequepodríapescar

todoel tiempoquequisiera.Ahoraestamosenvacacionesy, además,hehecho losexámenesconmuybuenasnotas.

—Sí,losé.Ynomevuelvoatrásenloquedije.SóloestabapensandoquetalvezconlapescaylacazallevescaminodeconvertirteenotroBenIde.

Marviesepusorojocomolagranayyaibaareplicarconviveza,cuandoviolamirada de Ina: A la hora de la cena, el muchacho se presentó lavado y peinado,luciendoblusalimpia,loquecausóbuenaimpresiónensupadre.Mástarde,Marvie

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fueaverasuhermana,quedescansabaenlahamacacontemplandolapuestadelsol.Conprofundidadinadecuadaasuspocosaños,dijoelmuchachoaIna:

—Oye,Ina.BenIdeeslaobsesióndepapá.Esmuyextrañoymegustaríasaberporqué.¿QuéharápapácuandosepaqueBennoesloquequierenquesea?

—Esomismoquisierasaberyo—murmuróIna,conganasdebesarasuhermanoporlafequeteníaenBenIde.

Losprimerosdíasdelveranopasaronrápidamente.Inateníahorasmuyatareadasyotrasdeabsolutaquietud,sintiéndoselajovenmuyfelizenaquelambiente.ElhechomássalientedeaquelveranoeraparaInaquesumadremejorabaespiritualmente.LaseñoraBlaine vióse de pronto frente a tareas de antiguo conocidas, costumbres detodaunavidaquetuvieronquedesaparecerantelarepentinariqueza;ylamadredeInaeraahoraotramujer.Suhijaadvirtióconcrecientecuriosidadelmodocómoelcambioafectóasupadre,aquiendiomuchoquepensar.ElseñorBlaineera,enelfondo, bueno y amante de su familia, y cuando una idea penetraba en su cerebro,solíadesarrollarlahastaobtenerunresultadopositivo.

El sábado siguiente, el rancho ruinoso había cambiado de aspecto; todos losdesechos habían sido quemados, las nuevas cercas, corrales, techos y cobertizosrelucíanal:solyestabaconstruyéndoseungrangraneroytambiénotrasinnovacionesdabanpruebadelaenergíaybuenadireccióndeHartBlaine.

Elfindetanmemorablesemanatrajoconsigootrosdoshechos;ambosdeefectoturbadorparaIna.Enprimerlugar,llegóLessSetter,másdominanteyatrevidoquenunca,mostrandoensumaneradeser, suaveyelegante,unaconfianzayunpoderquehastaentonceshabíamantenidooculto.PresentóseaInacontodalaseguridaddeSewellMacadam,comoigual,comoquiensabelograrsiempreloquesepropone.Inacomprendióquesupadre,tratándosedeSetter,estabaciego.

ElotrohechoreferíaseaunainformacióndeMarvie,yafectóaInaconlamismafuerza,perodeunmodomuydistinto.Marvieseleacercójubiloso,exclamando,sinpoderapenasrespirar,porlacarreraquehabíahecho:

—Ben Ide ha llegado hoy…Bill Sneed acaba de llegar y oí que se lo decía apapá. Bill dice que Ben y el indio Modoc han llevado una manada de caballossalvajesaloscamposdelospastosribereñosdeBen.Billsedeshacíaenelogiosdeloscaballos:dicequenoloshavistomejores.UnodeellosesungarañónnegroquelehagustadotantocomoelRojodeCalifornia…Yalosabes,Ina.

Ésta se alegró de que, a causa del crepúsculo, no se le viese el rostro, pues lasúbita noticia le había hecho subir los colores a la cara, tanta fue su inexplicableemociónaloírla.

—Y, además—continuó el muchacho—. Less Setter lo oyó también. Me fijémuchoenél;¡ojaláhubieraspodidoverlamiradaqueSetterechóapapá!;encambio,se limitó a decir: «Blaine, tomaré unosmuchachos yme irémañana a ver a Ide».

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Papá entonces le hizo entrar en la cabaña y cerró la puerta. Me puse junto a laventana,peronooínada.Ahoravoyavolverallíporsimeenterodealgomás.

—Cuidado,Marvie—murmuróIna,temblandonosabíaporqué.—¡Oh, me moveré como un piel roja!—afirmó el chico, muy ufano—. Less

Settersefiguraquesoyuntontoypapátampococreequeheinventadolapólvora.Dicho lo cual semarchócorriendo,dejandoa Inaentregadaa susvacilaciones.

Sin embargo; la joven se fue a dormir antes de queMarvie regresara del ranchoycuando despertó a la mañana siguiente, ya el chico se había marchado con losvaqueros.

InaechódemenosaMarvieporotromotivomuydistinto,puesconeldomingollegó también el inevitable SewellMacadam.Marvie siempre la había salvado entalesmomentosdetodaslassituacionesembarazosasyestavezsehabíamarchadoapescar.Ina,queconfiabaenverselibredelasediodeMacadamduranteelverano,sepusodeunhumorendiablado,agotándosecasisuenormepaciencia.

Macadamllegótempranoysedirigióenseguidaalacabaña,dondeelpadredeInaestabatrabajando,apesarde,serdomingoycontrarioasucostumbre.Ina,desdela hamaca enque estaba echada, vio que sucedía lo quehabía supuesto.Macadamvolvióasalirapocode lacabaña,dirigiéndosealbosquecillo.La joven leobservócon disgusto y desprecio. Hasta Less Setter se le antojó más hombre que Sewell.Cuandomenos,deaquélsentíaciertotemor.

CuandoMacadamestabayaapocosmetros,Inafingióestardormida,esperandoque el joven petimetre mostrase ciertos instintos de caballero. Mas Sewell, alacercarse,empezóaandardepuntillasyllegótansuavementequeInaapenasleoía.Sintió la joven haber recurrido al ardid, pero decidió continuar haciéndose ladormida.Depronto,notóqueMacadamestabaasulado…yqueolíaaalcohol.Inaabriólosojosytuvotiempodedarunrápidomovimientoalahamacaparaesquivarelbeso.Luegoseincorporó.Hubiéralaconsumidolacóleradenohabersidoporque,depronto,pensóqueMacadam,alfin,lahabíaofendidodehecho,yentoncescasisealegródeverle.

—Hola,Ina.Creíquedormía—saludóeljoven,sininmutarse—.¿Cómoestá?—Gracias,estoybien,señorMacadam—repusoInaásperamente—.Peroestaba

despierta.—Entonces, ¿por qué tenía los ojos cerrados?—preguntó Sewell perdiendo el

tonosonriente.Estabaencarnado,peronoparecíabebido.Deseabasaberquéesloqueustedharíasihubiesedormido.Ahorayalosé.—Bueno,sóloibaabesarla.¿Quéimporta?—¡Notoleroquemeinsulteusted!—exclamóInaponiéndoseenpie.—Noesuninsultocuandounhombretratadebesarasuchica—afirmóSewell

congrandescaro.—Yonosoylachicadeustednidenadie—replicóInaglacialmente.—Silodiceustedconsinceridad,malnegociohacemosmipadreyyo—dijoel

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joven,dudando, sin embargo,de la sinceridadde Ina, pues sonreía ampliamente almismotiempo,mostrándoseincrédulo.

—SeñorMacadam,measombrausted.Sisupadreyustedmismoestánhaciendounmalnegocio, lohacensinsabernadayo.Hesidosiempremuysinceraen todosmisactos.Nuncamehaparecidoustedmuyinteligentey,además,lacolosalvanidadquetieneleimpideverlascosas.Masahoramecomprende,¿noeseso…?Sino…

—Sí,lacomprendo,InaBlaine—contestóSewellconvozronca,enrojeciendo,almismo tiempo que levantó, amenazador, el puño enguantado—. Su padre nos hainducido a creer que usted y yo éramos novios, que nos íbamos a casar pronto.Debidoaellomipadresehametido,conmuchosmilesdedólares,enelnegociodeganadosydecompraderanchos.Yesmás…,sehaenredadoconesemalditoLessSetter.Usted…

Ina le hizo callar levantando la mano; la joven se había puesto intensamentepálida.

—No quiero sabermás—dijo con voz tajante—. No sé nada de lo que ustedacaba de decir. Simi padre ha hecho efectivamente lo que usted afirma…,me hahechomuchodaño.Sólomequedapordecirlosiguiente.Nomecasaríaconusted…niparasalvarmeamímismalavida.

—Ha cambiado mucho desde que la vi la última vez, Ina Blaine —declaróMacadamconamargurayciertodejeestudiadodecelos—.NoheolvidadoelmodocomosaludóustedaBenIdeaqueldíaenHammell.Siledebolacalabazaqueustedacabadedarme,lopasarámalesemalditocuatrero.

Inaestabayaapuntodedecirlequeteníarazónalsuponerlo,massedetuvo,yexclamó:

—NoseatreveríaarepetirlodelantedeBenIde.—Ahorasíséaquéatenerme—exclamóSewell—.Seleveenlacara.¡Esusted

unaembustera!Hayquever…,regresardelaciudadcontantaeducaciónyeleganciaparaliarseconunladróndecaballos.

Inanopudocontenerseanteelinsulto.Conelrevésdelamano,ypegandoconfuerza,lecruzólacara,haciéndolesangreenlaboca.

—LediréaBenIdeloqueustedhadicho—exclamó,gritando—.Yquisieraestarpresente cuando le encuentre. Y con esto, señorMacadam, hemos acabado; no ledirigirénuncamáslapalabra.

Dicholocual,Inasemetióensutienda,cerróyatrancólapuertadelona,bajandolapersiana.

OyócomoMacadamsealejabarenegandoypegandoalosárbolesconellátigo.Despuéssedejócaerenunasilla,cediendoalareacción.

—¡Cómome he enfadado! No sé qué me ha movido a encolerizarme tanto…Pero,no;Macadamsehaportadocomounbruto.Mealegrodequehayasucedido.Ahora,aprepararse,porquevendrápapáhechoun torobravo…Bueno, también ledirémiopinión.

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Nofueprecisoesperarmucho.Inanotuvonisiquieratiempodeserenarse.ProntooyólasreciaspisadasdelseñorBlaine.

—¡Ina!—exclamóconvozpotente.Ina esperó hasta que volvió a llamarla, esta vez más fuerte aún. Entonces le

contestó:—Papá,estoyaquíenlatienda.Bueno,sal.—Nopiensosalir,porahora.—¿Cómo?—gritósupadre,furioso,golpeandoelsueloconelpie.—Meparece queme voy a encontrarmal…pronto…Demodo que no quiero

salir.—¡ConquéaudacialodijoycuánseguraestabaInadesímisma!Casiledaban

ganasdeecharseareír.—AhoramismovasasalirypedirperdónaSewell—dijosupadreelevandoaún

máslavoz.—Noharénadadeeso—replicóInadeunmodoquesorprendióasupadre,pues

nunca lahabíaoídousarsemejante tono.Niellamismasehabíaoídohablarde talmanera.Contodo,estabaasustadalajoven.

—¿Quéhapasado?—ElseñorMacadammehainsultado.—¿Ah,sí?¿Ycómo?—Tratódebesarme.Después,hablando,volvióainsultarmeylecrucélacara;y

terminédiciéndolequejamáslevolveríaadirigirlapalabra.—Pero,Ina,túlehablarás,¿verdad?Setratadealgomuyserioparamí—suplicó

Blaineconvozronca.—Lo siento, papaíto. Hiciste mal en darle alas —re puso Ina—, porque no

volveréamirarlesiquiera.—¡Muchacha!¿Quiénerestúparacontrariarmedeesemodo?¡Exijoobediencia!

—dijosupadre,enfurecido—.Salenseguida,antesdequeechelapuertaabajo.Almismotiempoagarróelpasadorysacudiólapuerta.Inasedetuvounmomentoantesderesponder;habíallegadolacrisisyledolíamostrarsedesobediente.Masenelloleibalalibertad,sumismavida,yeraprecisooponersealaintoleranciaydurezadesupadre.Convozclarayfirme,dijo:

—Papá, si fuerzas la puerta y me sacas fuera, ante ese imbécil, iré después aHammellaunqueseaapiey…mebuscaréunempleoy,siespreciso,mecolocarédecamareraenunafonda.

Lajovenoyócomosupadreproferíaalgunaspalabrasincoherentes.Elpasadordelapuertasemovió,perosóloporquelapesadamanodeBlaineacababadesoltarlo.Apoco,lospasosreciossealejaban;oyósedeprontolavozdesumadre,rompiendoelsilencio.

—Hart, lo he oído todo. No le guardes rencor a Ina.—¿Rencor? ¡Ah, ah, ah!Estaba furioso, loco,peromehavencido…esahija tuya tan…académica…¡Vive

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Dios…!¡Hapodidoconsupadre!

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VIII

Pocodespuésdelaltercadoconelpadre,Inarecibiólavisitadesumadre.—Se ha marchado, hija mía; no recuerdo haberle visto nunca tan furioso y

aturdidoalmismotiempo—dijoconinconscientesatisfacción.—Aúnestoytemblando,mamá—repusoInasonriendo—,perolascosashabían

llegadoyaa su límite.Estabanmadreehija sentadasenel escalónque formabaelporche de la tienda y desde allí veíanmuy bien las cabañas del rancho. Blaine yMacadam estaban ante una de ellas y era fácil interpretar la conversación por losademanes despreciativos del hacendado y los furiosos del petimetre. Lo que másasombróaInafuequesupadrevolviesedeprontolaespaldaaMacadam,entrandoenlacabaña.

—Hartsabesermuytercocuandoseenfurece—observólaseñoraBlainecomohablandoconsigomisma.

—Amímeextraña,mamá,queesemajaderonohayasoliviantadoantesapapá—repusoInariendo.

—Tu padre tiene mucha paciencia cuando hay que considerar la cuestión deldinero.

—TemoqueséhayametidomuchoconlosMacadam.—Blainesehaliadocontodosenesesentido,sobretodoconeseSetter—afirmó

lamadreamargamente—.Estácambiado.Noquiereescucharme.Hemossidopobrestantotiempoque,cuandohallegadolasuerte,eldineroletrastornó.

—Puesserábuenoparaélperderalgo—aseveróIna.—Esomismo lehedichoyo.Mas ¡nunca lohubiesehecho!Creíqueme ibaa

pegar…Bueno, sucederá lo que ha de suceder.No lo digas a nadie, hija, peromealegrodequenoquierascasarteconeseMacadam.Nomehagustadonunca;pero,comoennuestrasactualescircunstanciasnoencajobien,mecallomisideas.Cuandohace poco ese Sewell venía hacia aquí, estaba en la puerta demi tienda.Creí queestabas dormida, y al ver que de un salto te apartaste de él, deseaba que uno denuestrosmuchachos vaqueros viniese.Y cuando le cruzaste la cara…, pues…,meemocioné… Supongo que ya no volveremos a ver nunca más a ese tonto y quepodremospasarlosdomingosmásenfamilia.

—¡Qué buena eres, mamá, y qué comprensiva! Yo me sienta como si mehubiesenquitadounascadenas.Pero…nosolvidamosdeSetter.

—¿Quéquieresdecir,hija?—Noerami intención decirte nada,mamá;mas ya que he empezado…Setter,

últimamente,sehamostradomuyinconvenienteconmigo,muchomásqueMacadam.Éstemefastidiaba,peroSettermemolesta,casimeasusta.

—¡PorelamordeDios!¿Quéhahecho?—exclamólamadre,aturdida.—Basta decirte, mamá, que no tiene ni escrúpulos ni decencia —dijo Ina,

acalorada—.Lassemanasanterioresanuestrotrasladoaquímehaestadoacechando

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enelcomedor,entrelospinos,enlacarreteracuandoibaaencontraraDall,enfin,entodaspartesdondeestabasola.

—¿Acechar?¿Quéquieresdecir?¿Tehahechoelamor?¡Perosicasipodríasertupadre!

—Hacerelamoresunafrasemuysuave,mamá—dijoIna—.Hacerelamorllevaconsigohablardelmatrimonio,yelseñorSetternomehahechoelhonordeinsinuarsiquiera que desea casarse conmigo. Lo que pretende es otra cosa. Me he vistoprecisadaalucharconél,huirdeélcorriendo…¡Yaestádicho!

LaseñoraBlainepasódelasombroalenojo,surostroseensombrecióysusojos,siempretanbondadosos,centellearon.

—¿Cómonoselohasdichoatúpadre?—exclamó.—En dos ocasiones me permití decir algo duro a Setter y recibí una terrible

reprimendadepapá.Yen losúltimos tiemposestá tanenredadoconSetter,quehetenidomiedo.Seenfadaríamuchoynomecreería.Además,tengolasospechadequeSetter engañaría,más tarde omás temprano, a papá, y asíme las he ingeniado deesquivarcomohepodidoaeseganaderodonjuanesco.

—Mealegrodequemelohayasdicho.Esperoquetupadresabráaprovecharlalección.Sinosabeprotegerasupropiahijaydejaasusdoshijospervertirseenlaciudad, bueno… es una lástima. Yo de ti, tomaría por novio a uno de nuestrosfornidosvaqueros,paraqueteprotegiesedehombrescomoSetter.

—¡Pero,mamá!—exclamóIna,incrédula.—Esoeshablarenplata,Ina,yesposiblequeyoseaordinaria,comodijodemí

lamadredeSewellMacadam.Peronomeimporta.Lariquezanolosignificatodo,yyosédistinguirentrelobuenoylomalo.Ytardarépocoendeciratupadrealgunasverdades.

Enaquelmomento llegóDall arrastrandounamuñecayunconejode trapo,envistadelocuallamadredejóaIna,yendoasutienda.

—Ina,parecequeestásdemalhumor—dijoDall—.Venteconmigoajugar.La joven se fue con su hermanita y pasó el resto de la mañana de un modo

agradable.TalvezelmomentomásfelizdelamañanafueveralejarseaMacadamensu coche tirado por dosmagníficos caballos.Marvie no regresó. La señoraBlainesirviólacomidaalairelibre,alasombradeunenebro,eInasedijoqueaquéllaeralaprimera comida dominguera, desde muchas semanas, en que se encontraba bien.DespuésellayDallayudaronafregaryasecarlosplatos.

—Vuestropadresehaolvidadodequeestamosendomingo—observólaseñoraBlaine,complaciente—.Siempretomamoslacomidaalmediodíalosdomingos.Loecharádemenosytendráquecomerconlosvaqueros.

Ina pasó lamayor parte de la tarde echada en su hamaca, leyendo y soñando,tanto despierta como dormida. En efecto, un momento que soñaba dormida, ladespertóunvaquero,muyavergonzadoy respetuoso,que traía recadode supadrepara que la joven fuese inmediatamente a su despacho. Ina, un poco emocionada,

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acompañóalvaqueroyseaprovechódelmomentoparahaceralgunas:preguntas.Unade las cabañas había sido dispuesta para servir de sala y despachopara el

señorBlaine.Noeramuylimpia,pero,detodosmodos,eraunahabitaciónalegre,unremedodelamismaqueBlaineusabaparaoficinaensuhacienda.

ElpadredeInanoestaba;lajovenechóunamiradaalamesagrande,cubiertadecartas,papeles,documentos,contratos,todoeninexplicableconfusión.Muchasvecesla joven había rogado a su padre que le permitiese llevar sus libros y archivar suspapeles, mas Blaine había rechazado la idea. Él no necesitaba ningún tenedor delibros.

Ina,mirando lamesa llenadepapeles, sepreguntóporquésupadrenoquerríatenerla en laoficina.Luegooyó el ruidode caballos, ypor la ventanavio llegar aSetter y tres vaqueros. También apareció de pronto su padre, saliendo de la otracabaña. Setter lo detuvo, y despidiendo a los vaqueros, se apeó, yendo conBlainehacíalaoficina.

Laventanaestabaabierta,eInaseechóunpocoatrásparaquenolaviesen.Alacercarse su Padre y Setter, la joven se quedó quieta, escuchando, sinremordimientos,laconversación.

—…Veintecaballossalvajes,mediodomados—decía.Setterconentusiasmo—.Idedebiódesaliranoche,puesnolevi.Lapuertaestabacerrada,perologréabrirla.¡Buenaviviendatieneallí!,limpiayaseadacomosiunamujerleatendiera.Nohabíanadamásqueprovisionesdelasquenosservimos.

—ClaroestáquesiBenIdenoestaba,nohasidoposiblehablardenegocios—dijoBlaine,pensativo.

—No,peroiréotravezymequedaréhastaquevuelva—observóSetter.—Comoquiera,peroyasabequesoycontrarioaello.—Losé—dijoSettercanpaciencia—,pero¿porqué?Nomedaustedninguna

razónbuena.—Creoquetampocolatengo,exceptoqueconozcoalpadredelchico,AmosIde.—Mire,Hart,amímeimportaunbledotantoAmosIdecomosuhijo—repusoel

otro—.BenIdetienelallavedeestevalle.Suterrenoseráalgúndíadeinapreciablevalor.Can el suyoy el de los tres ranchosdel lagoMuleDeerdominaríamos todahasta los terrenos de usted en Silver Meadow. ¡Treinta millas a lo largo del RíoPerdido!Lomejorcitodeestaregión.¿Cómoesqueustedeslosganaderosnolohanvisto?

—Todoshemosestadotrabajandohastahacepoco—repusoBlaineásperamente—.Peroestoydeacuerdoconusted.HayunafortunaquehacerenelRíoPerdido.

—Vaya,ymuygrande.Idetieneunmanantialquevaleunmillón.Losvaquerosdeusteddicenquesiemprehaestadopordebajodelniveldelagua,asíesquenadieloconocía.YBenIde,silosabía,seguardódedecirlo.

—Creoquedebiódesaberlo.Siemprehasidounmuchachoespabilado.Talvezvioantesquenadieelporvenirdeestevalle,yporesoseopusotantoalasideasdesu

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padre.Siesasí,jamáslograremosquenosvendasuterreno.—Mireusted,Hart,esodecomprarleaIdeloquelepertenecesóloesunhablar

deusted—replicóSetterásperamente—.Nolecompraremosnada,leecharemosdeaquí.RecuerdequeledijequeBenIdeestáasociadoauncriminaldeNevada.Yoloconozco.Elranchoquetienen,lacazadecaballos,todonoesmásqueunardidparaencubrir el abigeato. Es un truco muy antiguo, lo he visto emplear en Montana,ArizonayNevada,peroesnuevoaquíenCalifornia.

—Yagastaustedotravezunlenguajefuerte—observóBlaine,malhumorado.—Sí, y es cosa natural enmí—contestó Setter con cierto dejo—.Yo haré los

proyectos respecto a los asuntosquehemoshabladoy los llevaré a cabo.Usted selimitaráaproveerlosfondosnecesarios.MeapuestocualquiercosaaquepodremoscomprarlosranchosdeSimsysusvecinosporcuatrocuartos.

—¡Pobres gentes! No me extrañaría.Mas, en verdad, no me interesa ya tantocomprar esos ranchos. Algunos demis amigasme han vuelto la espalda debido anuestrascompras.Mimujertambiénestáhaciéndomelaoposición.

—Yalohevisto,Blaine,ymehagocargo—observóSettersuavemente—.Peroelnegocioeselnegocio.Esospobresdiablosderancherosaúnestaríanpeorsinolescomprásemoslosterrenos.Terminemos,pues,estegranasuntodelRíoPerdidoycreoqueyatendremosbastante.

—¡Hum!Parécemequeyalotengoahora—exclamóBlaine—.Buendisgustohetenidohoy.

—¿Quéhapasado?—preguntóSetterconviveza.—Vino el joven Macadam esta mañana —explicó Blaine—. Estuvo

inconvenienteconInayéstalediounabofetada,despidiéndoleluego.Sewellvinoaverme hecho una furia. Al escucharle, me enfurecí y le dije unas cuantas de micosecha.Semarchó jurandoqueme llevaríaa los tribunales.Ahora tendréque iraKlamath para devolverle a su padre los treinta mil dólares que metió en nuestronegocio.LaquenolehedichoaustedesqueelviejoMacadamquierequesuhijosecaseconIna,yqueyo,comountonto,apoyélaidea,sinpensarnimuchonipocoenmichica.Sinembargo,medieronlostreintamildólaresabasedelmatrimonioentreSewelleIna.

—Yoaúnlellamaríacasapeor—declaróSetterconsarcasmo—.¿Porquénomeinformódelasunto?Mehubieseopuesto.¡SewellMacadam!¡Esemajaderoconcarade tonto!… Blaine, si usted hubiese insistido en casarlo con su hija, me habríaopuesto.

—¿Ah,sí?—exclamóBlaine.—Sí,señor.—¡Uncuernohubieseustedhecho!—dijoexasperadoelhacendado,revelandode

prontosuantiguocarácterdehombreindependienteyduroluchador.Inaseemocionóprofundamentealoírlo.

—¡Bah!, excusémonos discutirlo ahora—añadióSetter, conciliador otra vez—.

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Lo de Macadam ya pasó. Es muy seguro que más vale que nos hayamosdesembarazadodeeseastutovejete.

—Creoquesí,especialmenteporqueesmuyamigodelbanquerodeAmosIde.MecostómuchopersuadiraAmosparaqueentraraennuestracombinación.

—Noseapureenesesentido,Hart.AmosIdeestáconnosotroshastaelcuellomásdeloquesefigura…¡Hola!Ahívienenlosvaquerosquemandéal lagoMuleDeer.¡Aquí,muchachos!

UnodelosjinetessedestacódelgrupoysedirigióalsitiodondeestabanSetteryBlaine.

—No hemos encontrado a nadie en aquellos ranchos del lago Mule Deer —anunció—.Creoquelasequíalosdebióechardeallí.Nohayaguaenningunaparteytodoparecearrasadoporlasllamas.Haymuchosanimalesmuertosporhaberbebidodelaguafangosa.

—Esextraño—murmuróSetter—.Sehanmarchado…Sí,esnatural,nopodíanvivirallísinagua.Blaine,meapuestoaquemañanaencontraráustedaSimsyasusvecinosenHammell.

—Bien,preguntaréporellos—repusoBlainemarchándose.Cuando entró en la oficina, Ina estaba sentada en una silla en el fondo de la

habitación,alparecerleyendo.Blainesesorprendióalverasuhija.—Papá,túmehasmandadovenir.—Esverdad,peromeolvidé.Blaine estaba malhumorado y pensativo; se pasó la mano encallecida por el

cabellocomosiquisieraavivarvagasideas.—Ina,yaséquenitúnitumadreestáiscontentasdemí—empezócomoquien

comprueba un hecho—. Por lo que a ti concierne, quiero que sepas que creí quellegaríasaquereraSewellMacadam.TalvezaellomeindujoelcasodeKatieysunoviode la ciudad.Nocomprendí tu actitud, que atribuí adesobediencia, ymeencolericé.Ahora,loquedeseosaberessirealmenteteiríasdeaquíparasercamareradeunafonda.

—Sí,papá,hablémuyenserio.Pero,claro,seguramenteencontraríaotroempleomejorqueése.

—Bien, no hace falta que pienses más en ello. Me avergüenzo un poco deaquello,peroloquenomeparecebieneslaopiniónquetumadretienedemí.Alfinyalcabo,trabajopormifamiliaynoparamí.

—Losé,papá;peroamamá,amí, aDall,yaMarvie también,nosgustaría tubondadytucariñoahora,muchomásqueunapruebamaterialdeellosenelfuturo.

—¡Ajá!Laverdadesqueheandadomuypreocupadoúltimamente—repusosupadre, sin comprenderla del todo.Había recibidounagran impresión, peropara suobtusa mente se necesitaba mucho más para llegar a la clara comprensión de lascircunstancias—.Yporloquebarrunto,aúntendrémispreocupaciones.Contodo,novayasafigurartequetuviejopadreestévencido,apesardequesuhijapredilectale

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hayahechoretroceder.Inalebesólaatezadamejillaapoyandolamanoensuhombro.—Un día te alegrarás de que tuviese suficiente energía e independencia para

afirmarmeenmisderechos…Yocreo,papá,queelenriquecerteasídeprontotehacolocadoenunasituaciónenquetienesquedecidirsobrecosasquesonnuevasparati.Yalgunasdeesascosasestánempezandoadartedisgustos.

—Tú lo has dicho, hija. Esas cosasme tienen aturdido. Y nome refiero ni alganado ni a los terrenos, pues eso lo conozco bien. Pero tantos documentos, lashipotecas,losintereses…Meaturden.SinofueseporSetter,noséquéharía.

—Papá…, ¿has consultado con un buen abogado todos esos contratos? —preguntóIna,muyseria.

—Conninguno.¿Paraquépagarhonorariosalosabogados?Settersebastaparaeso.

—Pero,papá,¿cómosabesqueeshonrado?Supadreseincorporóconviolencia.—¿Cómo?¿Sieshonrado?Claroqueloes.Setteresunhombremuypoderoso,

tiene diez veces más que yo…Hija mía, ¿de dónde sacas tu extraña idea de queSetter…?

ElcrujirdelaarenaafuerayeltintineodeespuelasinterrumpieronlapreguntadeBlaine.Setteraparecióenelumbral.CuandovioaIna,susojosseanimaronyensurostrosedibujóunasonrisaquelefavoreció.Sualegría,alverla,erasincera.

—Buenas tardes, Ina; ahora mismo estaba pensando cuándo la vería —dijoacercándoseaella—.SupapámehacontadoelmodocomoenvióustedapaseoaaquelmajaderodeKlamath.Yomismolehubiesedespachadoenbreve.

—¡Oh!,creoquefuepapáquienledespachó—contestóIna,nerviosa.—Ahora,loshombresmaduroscomoyopuedenprobarsuerte,¿eh?—dijo,yal

mismotiempolecogióelbrazo,apretándolo.Estabasonriente,amable,peroensusojosysumaneradeserserevelabaclaramentesuaudacia.

InanosemoviónimiróaSetter.ObservabaasupadremientrasSetter la teníacogida.Loquevio,confirmósussospechas.Setterdominabaasupadre,éstelosabíaysedabacuentaenaquelmomentodequeesadominaciónalcanzabaasuhija.

Luego la joven se desasió, no sin cierta violencia, y salió de la habitación,dirigiéndose al campamento. Lo que hasta entonces no había pasado de ser unasituación molesta, era ahora una intriga. De momento sintióse Ina desamparada,comocogidaenunatrampa.SupadrenoeracontrincanteparaLessSetter.Laactituddeésteeraladelquedominalasituación.Luegolajovenseenfureció,olvidandosumiedoyrecordando,encambio,laadvertenciadesumadre.

—Unodenuestros fornidosvaquerosquepudiese lucharpormí—murmuró—.Parece cosa fácil; ¡son todos tan buenos y tan simpáticos…!Pero… ¡cómo podríadecidirmeahacerlo…siamoaBenIde!

Inasedetuvo,asombrada,aturdida.Seechódeprontoatemblar.Elcorazón,enunmomentodeincertidumbreyangustia,habíalereveladolaverdad.Unaconfesión

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sencillaynatural,dichaenvozalta,adquiriódeprontoproporcionesenormes.¡BenIde!Loamabadesdequeerapequeña.Laverdad la aturdió.Laamistad, la lealtadhaciaelviejoamigo, todohabía sidounamáscaraparaocultarel amor. Inaechóacorrer,miedosa,depronto,dequelaviesen,delaluzdelsol,desímisma.Corriendosemetióensutienda,cerrólapuertaysequedóconlasmanosoprimiendoelagitadopecho.Ibacomprendiendoelterriblealcancedelapuroenquesehallaba.

—¡Ben!¡Ben!—murmuraba—.¡Diosmío…siesmivida!Hasta el día siguiente no se recobró Ina de la tormenta de emociones que la

embargara.Delcaosespiritualsurgióunamujermuchomásseguradesímisma,unamujerquedespreciabaladebilidadsentidaantelosproblemasdeldíaanterior.

Desdeaquelmomento, la joven,atentaa todo,sededicóaemplearlashorasenlaspocasoportunidadesdeacciónytrabajoqueofrecíaelcampamento.Ayudóasumadre,cosió,leyó,estudió,jugóconDall,montóacaballoconMarvie,massiemprehubomomentosenquevagaba,soñando,enesperadealgoqueestabasegurahabíadesuceder.Yanosentíamiedo.YanotemíaaSetter,ynohizoningúnesfuerzopararehuirlo, circunstanciaque aquél advirtió concreciente curiosidad.Sin embargo, lanuevaactituddeInanoleafectóennada,puesestabaalavistaqueeraindiferenteala mentalidad que pudiera tener. Ésta vio que Setter no concebía el espíritu de lamujer.Eraunhombrevil,atrevido,brutal.Nodeseabaamornirespeto.Paraélnoerasinouncaballoqueseposeeysecastiga.

DeunamaneramuyhábilycasisindarsecuentaBlaine, lajovenselasarreglópara enterarse de los negocios de su padre, quien, al fin y al cabo, no negaba lainformaciónasuhija.QuienseresentíadelinterésylaintromisióndeInafueSetter,mas,conrespectoaello,elhombresehallabaentrelaespadaylapared,puestoque,porotraparte,leencantabanlasvisitasdelajovenalaoficina.

Pocodespués, por la tardedel día enqueSetter habíase idonuevamente aRíoPerdido,Inaseviosorprendidaporelruido,decascosdecaballocercadesutiendayluegoporungritoestentóreodeMarvie.Lajovensaliócorriendo.

Marvie se apeaba de una jaca sudorosa; el rostro delmuchacho, radiante, rojo,emocionóaIna,yantesdequepudierapreguntarle,Marvieexclamó:

—¡Oh…,nopuedohablar!…Vengoaprisaparallegarantes…Papágritabacomoun loco…cuandopasé…Meheescapado…Mematará…Estaba encasade…deIde…cuando llegó allí Setter… Ina, lo que ha pasado… te gustará…,pero nomehagashablarahora…HasdeestarenelranchocuandollegueSetter…Súbeteamijacay¡hala!…,¡hala!

Inanoibavestidaparamontaracaballo,masnoleimportó.Cuandomontóenlajaca,Marvieledijoaún:

—Esperoquepapá,coneljaleo,seolvidarádemí.Sino…tú…Ina,alalejarse,nooyóelfindelafrase,perosupusoloqueMarviehabíaquerido

decir.Estaba la jovenmuyemocionadaysentíacuriosidad.¿QuélehabíapasadoaSetter? ¿Y a Ben? Encontró a su padre y algunos hombres en el rancho, muy

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interesadosenelregresodeSetter,quienllegabacontresvaqueros.—¿DóndeestáesebandidodeMarvie?—preguntóBlaine,iracundo.—Creoquehaidoaveramamáparaqueleproteja—repusoIna.—¡Ajá!Puesnolevaldrá,lezurrarélomismo.—Y ¿por qué, papá? —preguntó Ina correspondiendo a las sonrisas de los

hombresquesehallabanpresentes.—Porque pasó por aquí en su jaca chillando como un piel roja y no quiso

detenerse.—¿Yquégritaba?—CreoquealgosobreSetter.Noleentendí.Nuncahevistoalchicodeesemodo.

Estáhaciéndosedemasiadosalvaje,serámenesterponerletrabas.—Espérate,papá,hastaquesepasloquehapasado.Marvieestabamuynervioso.

CreoquehahabidounapeleaenRíoPerdido.—¿Una pelea?… Bien, bien —exclamó Blaine—. Ya le dije yo a Setter que

tuviesecuidado.Uno de sus hombres señaló al grupo que entraba por la puerta del cerco del

rancho.—Miamo,parecequeBillSneedestásosteniendoaSettersobreelcaballo.Blaine,renegandoenvozbaja,diounospasosparainterponersealosjinetesque

sedirigíanalasegundacabaña.LaagudamiradadeInavioelgestodeimpacienciade Setter, su ademán imperioso indicando que no quería que le viesen en aquelmomento.

MasBlainecontinuóavanzandoysushombrestrasél.Inanoqueríaperdernaday les siguió también. Así Setter y los tres vaqueros viéronse detenidos frente a lacabaña.

—¿Quédiabloslehapasadoausted?—dijoBlainegritando,asombrado.Setternollevabaamericana.Sublancacamisaestabarota,sudada,manchadade

sangreydepolvo.Surostroestabadesconocido.Encimadeunodelosojosteníaunchichónnegroqueloocultaba;elotro,centelleabaconfuria.Teníalabocahinchada,echandosangre.

Levantandolamanotemblorosa,Setterempezóahablarconvozronca:—Ideysusbandidosmehanpegado.—¿Cómo?—preguntóBlaine,acalorado.—Me cogieron el revólver y se me echaron encima —dijo Setter apeándose

penosamente.Saltabaalavistaqueestabamaltrecho.—¡Malditos sean! ¡Eso sí que no lo puedo dejar pasar así como así! —gritó

Blaine,enfurecidoyasombrado—.SeráunasuntoparaStrobel…Pero,dígame,¿esquemisvaquerosestabanallíviendocomolepegabanentrélostres?

Uno de los vaqueros se irguió como herido por un golpe. Ina reconoció alsimpáticoBillSneed,muyamigodeMarvie.Eljovenalzólamanoenguantadaconfiero ademándenegación.Susojos azules centellearon. Ina, al verlo, se emocionó

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másaún.—Setter,cuentelascosasbien—dijoSneedconvozroncaytajante.—¡Cálleseustedoledespediré!—exclamóSetter.—Despida al diablo—repuso Sneed con calor—. A mí no me despide usted,

porqueyomeirédetodosmodos.Yahoravoyacontarloquehapasado.—Demodoque¿haciendocausacomúnconBenIde?Bueno,yamelaspagará

usted más tarde —carraspeó Setter temblando de debilidad y de furia. Su rostroensangrentadoexpresabahorriblemaldad.Luegosemetióenfurecidoenlacabañaycerrólapuerta.

—Bill, Setter es mi socio, pero no puede despedir a nadie aquí—dijo Blainemirandoalvaquero.

—Lomismoda,señorBlaine,porquememarcho.Noquierotrabajardondeestéesehombre.

—Muybien,Bill,comprendotumaneradepensar.Ahoraesperooírquéesloquehapasado.

—SetternosofrecióciendólaresacadaunosiledejábamosenlacreenciadequeBenysusamigoslehabíanatacadolostres.Peronosucedióasí.FueBensoloquienlohizo.LezurróaSetter,yelespectáculoeramuydivertido.

Bueno,¿quémotivohabía?Sneedsesentódenuevoenlasillademontar,menosbeligerante,alsaberquele

ibanaescuchar.—LlegamosaRíoPerdidoaesodelmediodía—empezó—.Benestabaencasa

con el indioynos invitó a comer con lamayor amabilidad.Nosdijo que su socioestaba en los campos de lava, donde habían cogido una gran manada de caballossalvajes. Él yModoc habían llevado algunos al rancho todos los días.Después decomerfuimosaver loscaballos. ¡Vayaun lote!Bendebedeserunamaravillaconesosanimales.Settersequedóviendovisiones,seexcitóy,pocodespués,dijo:«MisocioBlainedeseacomprar su terreno, lomismoque losdeSimsy susvecinos,ypuedeustedvenderlealmismotiempoesoscaballos.Benpusounacaraextraña,perocontestóconmuchacalmaquenopensabavendernadayque,encuantoaSimsysusvecinos…, tampocopodíanvender,porqueél,Ben,yahabíacompradosus ranchoshacíatiempo».

Sneedsedetuvo,echándoseareírconfuerza.—Bien,señorBlaine,habíaquevercómosaltóSetter.Estabaloco,ycuandoBen

volvióarehusar,breveyfríamente,Setterexclamó:«Ustedvenderáoleecharándeaquí».Ben quiso saber entonces quién haría esa faenita. Setter juró que élmismo.Ben contestó que aquél era un país libre y, constando como constaba que aquelranchoerasuyoyquehabíacompradolegalmentelosotrostres,noveíacómoselepodría echar de allí. Entonces dijo Setter: «Bien sabe usted que eso de la caza decaballosessólounpretexto».

Sneedvolvióadetenerse,mirandoaBlaineconsusojosdeazulacerado,y,como

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siquisieraaumentarlaexpectación,pasóunapiernasobreelpomodelasilla.Inaseemocionóalverlafuerzaqueteníaelvaqueroretardandoeldesenlacedelrelato.

—Venga, dígalo de una vez—gruñóBlaine apretando el puño. Sin duda ya losabíasinnecesidaddequeseloexplicarancontododetalle.

—Ben se puso un poco blanco —continuó Sneed— y se acercó a Setter,preguntando secamente: «¿Quépretexto es ése?»…A lo queSetter contestó: «Ide,máslevaleaceptarlaofertadeBlaine».Benexclamóentoncesconfuria:«¡Noyno!Quierosaberesodelpretexto»…Setterenrojeció,contestandoagritos:«¡Conocemosyalodelosrobosdeganado!».

»Benleasestóungolpeenelojo.¡Vayaunpuñetazo!Setterhubiesesalidocomoun proyectil, a no ser por la cerca. Setter sacó su revólver, pero Ben lo asió,apartándolo cuando salió el tiro.Si nohubiera sido tan rápido,mal lehubiese ido.ForcejearonyBenlearrancóelarma.CreíqueibaamataraSetter,perono;tirólejoselrevólver.YluegodioaSetter lapalizamásformidablequehevistoentodoslosdíasdemivida.Noscostóunahorahacerlovolverensíytodalatardeparatraerlodondeestamos…Esoestodo,señor,ymiscompañerosconfirmaránlodichopormí.

BlainenosedignómiraraloscompañerosdeSneedparaobtenerlaconfirmacióndelrelato.

—¡Ajá!Bueno,Bill,meharíaustedunobsequiosicambiasedeopiniónsobreesodemarcharse—dijo.

—Gracias,señorBlaine.Loconsultaréconlaalmohada—repusoSneed.Inaseapeódelajacaysiguióasupadrealaoficina.Noparecíaqueestuviese

furioso.—Bueno,hija,creoquelacenaaúnnoestáytendrétiempodezurrarleaMarvie.—¡Oh,papá!,nolepegues.Consideraqueestabamuyexcitado.Violalucha.—¡Hum!Tú tambiénestásalocada—respondiósupadreconacentocurioso—.

Creoquehubiesehechobienennodejarteoírelrelato.Marviequisoquelooyeses,¿verdad?

—Sí.—Bien, también recibirá lo suyo por eso. ¿Qué te pasa, hija, que estás tan

pensativa?—Hoy mucho, papá, y he de confesar que no es que me preocupe tu actitud

referenteaMarvie—dijoIna—.¿Notehadadoquepensarati?—¿Acercalequé?—preguntóBlainecerrandolapuertaparamarcharse.Ina llevó la jaca de Marvie de la brida, yendo al lado de su padre, hacia el

campamento.Inadeseabahallarsesolapararepasar los incidentesdelrelatodeBillSneed,paragozarenlavictoriadeBen,peroalmismotiempodeseabaconocerlospensamientosdesupadre.

—SobrelamaneradeprocederdeSetterconBenIde—contestóIna.—Puesnoveonadaenesoquepuedadarmequepensar.—Entonces,enelmodocomoBenzurróaSetter.

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—Tampoco.MeparecequeSettersemerecióesapaliza—respondióBlaineconsinceridad.

—¡Ohpapá!—Inasevioobligadaamorderseloslabiosparanohacersetraición—.Y¿notedaquepensarelmodocomomintióSetter?

—Hija, tengo miedo de pensar. Estoy metido en negocios con Setter hasta lacoronilla.Tienemifirmapormuchosmilesdedólaresynopuedodeshacerloahora.Es preciso continuar… En cuanto a la pelea, diré esto sabía que sucedería así.Aconsejé aSetter.Loqueme sorprendeymedaquepensar esqueBen Ideno lomatase.

—Papaíto, yo creo que sé por qué no lo ha hecho—murmuró Ina echando acorrerparaocultarsurostroenelsantuariodesutienda.

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IX

El padre de Ina salió paraKlamath Falls y estuvo ausente cuatro días, durante loscualeselseñorSetternosedejóver.

Marvieconsiderólazurrarecibidamáscomounadesgraciaquecomocastigoyestabamás rebelde que nunca.Quiso obligar a Ina a ir con él aRío Perdido y noadivinóquetraslaserenanegacióndesuhermanaseescondíauntremendotumultodetentación.InaanhelabaveraBenIde,peronosedecidíaaúnairaél,sabiendo,sinembargo,queélseacercaríaaellasininvitaciónexpresa.

ElseñorBlainevolviódesuviajeacompañadodelalguacilmayordeHammell,elseñorStrobel.Ina,alverlo,sellenódealarmayconsternación.Supadremostrábaseevasivoyhosco;talvezhabíasucedidoalgodesagradableenKlamathoHammellyla joven decidió averiguarlo. Procuró ver a Strobel cuando éste estaba solo en laoficinadelpadredeIna.

—Señor Strobel, ¿querrá concederme un momento de conversación? —lepreguntóseriamente,conlamásencantadoradesussonrisas.

—Yalocreo,señorita—repusoelrepresentantedelaLeyconamabilidad—.Megustaríaqueesosbuenosmuchachosvaquerostuviesencelosdemí.

—Hablo en serio, señor Strobel. Su llegada… me ha asustado —dijo Inamirándolealosojosacerados—.¿Lehamandadoabuscarmipadre?

—No.Meheinvitadoyosolo.—¿Lehacontadomipadrelode…aquellaterriblelucha?—continuólajoven.—Sí,peronolohizohastaqueestuvimosyaencamino.—¡Oh!Mealegro…Dígame,¿porquéhavenidousted?—Bien,señoritaIna,elcasoesquelosrancherosdeHammell,supapádeustedy

AmosTide,sobretodo,quierenqueseacabeconlabandadeabigeos.HemandadoagentesmíosatodaspartesyyomismoiréaSilverMeadow.Allíoperaunabandadeladrones.

—SilverMeadow,¿estáestocercadeloscamposdelava?—No.SilverMeadowestáRíoPerdidoarriba,aunascuarentamillas,creo.Los

camposdelavaestánaloestedelladoTule.LosojosescrutadoresdeStrobel inspiraronconfianzaa Ina.Parecíaunhombre

respetuosoycompasivo.—Señor Strobel —empezó la joven con calor—. Ben. Ide y yo hemos sido

condiscípulos.Alvolveramicasa,trasdecuatroañosdeausencia,meloencuentroconvertidoenunproscrito.Lenguasembusterasdicenqueélesun…unladrón.¡Esoesuncrimen!Benamalavidaselvática,lacazadeloscaballossobretodo,peroeshonradoacartacabal.Amímeconsta,señorStrobel.Nose tratade lacreenciadeunamuchachasentimental…HehabladoconBenymecolocoenteramenteasulado.

—Bueno, bueno, señorita Ina, paréceme que Ben no está tanmal en cuanto aamigos—repusoStrobelmirándolafijamente.

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Ina lecontóentonces lavisitadeSetteraBeny la luchaentablada, talcomolohabíaoídorelataraBillSneed,yprontoechódeverelefectoqueelrelatotuvosobreelalguacil.

—Supadrenolocontódeesemodo—observóStrobelconcalma.Claro que no, pero yo se lo he contado a usted tal como lo oí de boca deBill

Sneed —repuso Ina con calor—. Vaya a buscar a Sneed y que él se lo repita.Naturalmente, Setter jurará queBill Sneed hace causa común conBen, pero yo ledigoquenovioaBenhastaaqueldíadelalucha.Sneedesunhombrerecto.Setternolograríatorcerlo.

—Bien. Señorita Ina, ¿he de entender que usted será agente secreto mío? —preguntóStrobelconburlonasonrisa.

ElcorazóndeInalediounsaltocuandocomprendióelalcancedetalespalabras.—Siyo…,siustedquieretenerme—empezó,sorprendida.—Sí, señorita; deme la mano… Me enorgullece tenerla como agente y no

menosprecioennadasuvalor.Unamujercomousteddaquinceyrayaaloshombresen lo de ver ciertas cosas. Ahora dígame su opinión personal sobre Less Setter.Recuerdequesusconfidenciasnosaldránnuncademí.

—Muybien,ledarémiopiniónpersonal—contestóIna,animada—.LessSetteresunmalhombre,moralmentequierodecir.Eso lo sentí antesde saberlo. Insultóuna vez aHettie Ide…La asustó de unmodo terrible en otra ocasión. Por lo querespecta a las mujeres es atrevido, traidor y poco escrupuloso. Su modo de serconmigofuealprincipiohalagüeñoysuave.Mascuandovioquenoadelantabanada,cambiódetáctica.Mehizoelamordeunamaneraviolenta…Meacechabaentodomomento.Yanomefueposibleirsolaningúnsitio.

—¡SeñoritaIna!—exclamóStrobel,incrédulo—.¿Quieredecirque…lehubiesepuestolamanoencima?

—MiqueridoseñorStrobel—respondióIna,casiconimpaciencia—,selodigocontodalafranquezaquepuedo.Mehapuestolamanoencimamásdeunavez.Perosoyfuertey…,bien,logréescabullirme.

AlverquelasfaccionesatezadasdeStrobeladquiríanladurezadelaceroyaloírsusreniegosenvozbaja,lajovenobtuvoaúnmejorimpresióndelalguacilmayorqueantestuviera.

—Hacepoco,Setterhacambiadodeactitud—continuóIna—.Hayahoraensumododeserundejodedominio.Creoquepiensaenelmatrimonio.Antes,esonoentrabanuncaensuscálculos.

LacalladaaceptacióndeStrobeldetodocuantooíanodejóningunadudaenlamente de Ina acerca de que había hecho muy bien confiar en él. IntuitivamentecomprendiólajovenlaposicióndeStrobelmejordeloqueéstesedabacuenta.

—Ahora,encuantoaloqueyopienso—continuóella—,tomeloquedigaporloquevalga.Elsúbitoencumbramientodemipadredesde lamedianía,paranodecirpobreza,alaoportunidaddeganarmásdineroaún,lehatrastornado.Papáconocea

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fondolaagricultura,laganadería,peronadamás.Esunhombresencillo,confiadoyentusiasta como un muchacho. Setter le ha enredado, metiéndole en un sinfín denegocios.Papáhadadoeldinero,hafirmadodocumentos,hipotecas,letras,ySetterhadadosuingenio.Sinduda,parasuprovechopropio.NomesorprenderíanadaqueSetterhubierametidoapapáenhechoscriminosos.Lociertoesquelotienecogidoyprontotratarádehacerquepapámeobligueacasarmeconél.

—Yesoserámuydivertido,¿verdad?—exclamóStrobelrevelandodeprontolaprofundidaddesusimpatía.

—Vaya…Nocabeduda—repusoInariendo.—Bien, señorita Ina; lequedomuyagradecidopor cuantomehadicho.Meha

dadootroaspectodelasunto.Esustedmuyinteligente.MegustaríaestarmásenelpellejodeBenIdequeeneldesupadredeusted.

—¿Porqué lodice?…¿Pormí?—preguntóInasospechandodeprontoquesusesperanzasfuesenvanas.

—No, lo digo por el aspecto de las cosas—repuso Strobel, pensativo—. Sinembargo,nosesabenuncaloquepuedepasar.YorepresentolaLey,perosinologroprenderalosabigeosduranteesteverano,perderémipuesto.AmosIde,supadredeusted, Setter y otros rancheros pertenecen al Consejo yme lo han insinuado.Y sitraen policías de Redlands o de Klamath, el resultado podría ser fatal para Ben.Porque es a él a quien persiguen. Hasta el mismo padre de Ben dice que seríamenester echarlo de la región…En cuanto amí…, bien; aun antes de hablar conusted, hubiese sido preciso que yo cogiera a Ben Ide en flagrante delito de robarganadoparaarrestarlo.

Haciaelfinaldelacharla,Strobelelevólavoz,hablandoconfuerzayconviccióntalqueInasequedómirando,agradecida,alhercúleoalguacilmayor.

—Yahoralediréporqué,señoritaIna—terminóStrobel,sonriente—.ConozcoaBendesdepequeño;leenseñéapescarymuchascosas:YBenjamínIdeestanladróndecaballosyvacascomoyo.

EstofuedemasiadoparaladignidadyreservadeIna,yabastantelimitadaporeléxito obtenido en ablandar atan poderoso personaje. Respondió sólo a un gozosoimpulso. Deseaba darle todo lo que podía; hubiera dado una fortuna si la hubieseposeído. Mas no tenía nada que dar a un hombre excepto gratitud, admiración ycariño.Inaalargódeprontolosbrazosylediounbesoenlaatezadamejilla.Luegoseechóatrás,avergonzadayrojacomolagrana,riendo,sinembargo,alveraaquelhombremadurohechounapiedra.

—Eso,señorStrobel,noesdesuagente…,sinodesuamiga…Hastasiempre—dijo,muycontenta,yechóacorrer.

Aldíasiguiente,CarlosStrobelsemarchópor lasendadel lagohaciaRíoPerdido,montadoensucaballo.SindudaibaavisitaraBenIdeensucaminohaciaelSur.Al

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principio,laideacomplacióaIna,mas,luego,laasustó,porqueteníaporseguroqueStrobelhablaríaallídesugraninterésporBenysusuerte.Esopodríaestarmuybien,pero también podría resultar muy mal. Todo de pendía de cómo Strobel hubierainterpretadolaíndoledesuinterés.Siendounhombredecorazóngrandeysencillo,talvezdaríapor seguroqueBensupieseel amordeella,pues la jovenya sedabaclaramentecuentadehaberreveladoaStrobelaquelamor.Ynoleimportabaquelosupiese.PeroBen…Inasufrióunincomprensibleataquedemiedo,temor,vergüenza,alegría, todomezcladodeunmodo inexplicable.Pasóunahoramala,ydespuésestuvotodoeldíacabizbajaypensativa.AlahoradelacenallegóMarvieconnoticiasque,enotrascircunstancias,hubiesenbastadoparahacerlafeliz.

—SettersehamarchadoaKlamath—anuncióelchicocongransatisfacción—.Le oí decir que estaría una se mana ausente por cuestiones de negocio, pero BillSneed dijo que iba a un dentista para que le pusiese los dientes que Ben Ide lerompió.

TeníaMarvieotrasnoticiasquesereservabaparaIna,yselascontócuandoéstasepusoenlahamaca,despuésdelacena,paracontemplarlapuestadelsol.AlgunosdelosvaqueroshabíanestadoenRíoPerdido.BenIdeacababaderegresardenuevo.Suspastosestabanllenosdeespléndidoscaballossalvajesamediodomar.DentrodepocosdíaselcompañerodeBenyelindiollegaríanconlosúltimoscaballoscazadosenloscamposdelava,yentoncessequedaríanunabuenatemporadaensupropiedaddeRíoPerdido.

—Ypuedes estar segura de que iré a ver aBen tan pronto semarche papá—aseveróMarvie—.Túsabíasquepapásevaamarchar,¿verdad,Ina?

—No, no lo sabía —repuso Ina incorporándose llena de interés—. ¿Cuándo?¿Dónde?

—Mañana,dicen losvaqueros.Yome levantarémuy tempranoparaestar fueracuandosemarche.Asínopodrádecirmequenohagatalocualcosa.Vaasalir,conel carro-cocina y unos cuantos vaqueros, para uno de sus ranchos, cerca de SilverMeadow. Los muchachos hablan mucho de Silver Meadow. A mí me pica lacuriosidad,porquesiemprequemevensecallan.

—¿Porquénotemantienesalejado,pues?—Avecesmeolvido.Oye, Ina; ahora seráunabuenaocasiónparaquevengas

conmigoaRíoPerdido—dijoMarviebajandolavoz.—¡Oye,Marvie!—murmuróIna—.Ahora…nopuedeser.—¿Cómo?¿EsqueletienesmiedoapapáoaeseSetter?—No,noesporellos—dijoIna—.No…,Marvie,nopuedeser.—Puestúhasdichoqueirías.¿Quétepasaahora?Bensealegraríamucho,nos

enseñaríaaquelmanantialyel remansoque losmuchachosdicenqueestá llenodetruchas. Nadie nos verá y papá no lo sabrá nunca… Ina, yo iría contigo a todas,partes.

Si Marvie hubiese sabido, no se habría esforzado tanto; Ina sentíase débil,

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desamparada,yerafácilconvencerla.—Muybien,iré…algúndía—repusolajoven,tratandodepretenderqueerala

persuasióndesuhermanoynosupropioanheloloquelaobligóacontradecirse.¡QuéaliviadasesintióInacuandoMarviesemarchósaltandodealegría!Conun

suspirorecostóseenlahamacaentregándosedellenoasuspensamientos.Sinembargo,lahamacalaretuvopocotiempo.Leinvadióunagraninquietud,y

selevantóparapasearsebajolosenebroshastaqueelejercicioyelrazonamientoledevolvieronpocoapocolacalma.

Entretanto,elsolhabíasepuestotraslasgrisesmontañasenlaartemisa;veíase,no obstante, aún luz en las lejanas laderas y en las altiplanicies que llegaban a lasnegrassierras.

Ina sedirigióa su sitio favorito,una rocaen lapuntadeunaeminencia,ocultadesde el campamento, y desde el cual tenía una amplia y hermosa vista sobre laregión.

—Nopuedo ir aRíoPerdido—sedijo—.Deseover aBen… ¡Oh! ¡Cuánto lodeseo!…Leamo.Ytalvez…,no,no…,élnomeama…Cuandomenosasímelopareció.Micorazónmelohubiesedicho…Nodeboverle.Sinembargo,lucharéporéldelamismamanera.

LadoradaluzdelsolretrocediódelpromontorioarboladoydelapequeñacabañaquehabíaalotroladodellagodondeBenteníasuhogar,eInaviociertasemejanzaentreaquelcambioyelhumordeella,porqueellaestabacambiandotodoslosdías,todaslashoras.Algoextrañolainvadía,talvezeraunainmensatristeza.

Comprendió bien en aquella hora solitaria por qué aquella región selváticahabíaseapoderadodesuimaginaciónydesucorazónentero.Hubiéralegustadovivirsiempre allí, rodeada sólo de lomás necesario de la vida. Sintió que para ella erapreferible la lucha con los elementos, con la dura y solitaria selvatiquez, a ladependenciaymalacomprensión,alodio,yalasantipatíasdelasgentesque,comosuhermanaKatie,preferíanlaciudad.

—Tengosangredeexploradores,deaventureros, enmisvenas—sedijo Ina—,puesasílodecíasiempretíoCarlos.Todoloquenecesitoesunexplorador.

Laidealecausórisa,perounarisa triste,sinalegría.Todoloqueeranecesarioparacompletarsuvida,parallenarlaporcompleto,parahacerlafeliz,eraquevinieseBenIdeylallevasecomoesposasuyaaaquellapequeñacabañagrisquemirabaalOeste.Yalcontemplardenuevolaamadacasita, la luzretrocediódel tododeella.¿EstabaBenallí,mirandopor encimadel lagohacia el campamento?SeguramentesabíaqueellasehallabaenaquelnuevoranchodelosBlaine.

—«¡Oh,no!,nodebosoñardeestemodo—murmurólajovensustrayéndoseasuensimismamiento—.Esunalocura.Bennuncalosabrá…ysilosupiese,jamásvendríaaquí».

AldíasiguientepasóInaporlasmismasluchasconsuamor,yasícontinuódíatrasdía,colmandosu inquietudMarvie,quien tantoqueríaasuhermanaydeseaba

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quevinieseconélaveraBen.—No te entiendo —dijo un día el muchacho con impaciencia—. Creí que te

gustabaBen.Quédate,pues,encasayjuegaconDall.Noeresparejaparaunhombre;eresunaveleta,nosabes,loquequieres.IrésoloyledirécosasaBen.

Ina,al,oírlo,seechóatemblar.—¡Cuidadosilohaces!—exclamólajoven,furiosa.—¡Caramba! Ina, eres un misterio. Casi temo que se lo dirías a papá, si me

escaparaotravez.—Claroque loharé,anoserquemeprometasnodecirnadaaBen—dijo Ina

aprovechandolacoyuntura.—Muy bien, prometo decirle sólo lo que tú quieras —contestó Marvie

capitulando—.Loquenopuedeseresquevayaynolediganada.—¿Yporquéno?—Porqueesprecisoqueledigaalgodeti.Estamosdesuparte,¿no?Yéllosabe.

¿NofuisteamableconélcuandohablabaisenelranchodeHettieIde?Cuandomenosmeloparecióentonces.¿Esque,depronto, tehascansado?¿Tevuelvescobardeyquieresofenderle?AhíestáesaluchaquetuvoconSetter,quetantonoscomplació.¿Noquieresquelosepa?

—¡Espérate,Marvie!—imploróIna,sucumbiendoanteelbombardeodepalabrasde lógica, desdén y lealtad. El chico tenía toda la razón. Ben interpretaríamal susilencio.Era,necesarioenviarun recado,decirlealgoque fuese taneficazcomo loque dijera aquella noche en casa de Hettie. Pero… ¿qué? Necesitaba tiempo parapensarlo,yallíestabaMarvie,mirándolaconcaradedisgusto.

—Dale recuerdos de mi parte —empezó, sin saber a dónde le llevarían suspalabras—.Dilequemealegromuchodequehayacogidotantoscaballossalvajes.DilequeelalguacilmayorStrobel…No,noimporta…

—¿Y eso es todo? —preguntó Marvie, al detenerse su hermana—. ¡Vaya unrecado!

—¡Oh, cállate! Eres el mismísimo demonio —exclamó Ina, desesperada—.PuedesdecirleaBenquecreímorirmederisaalveraSetter…,alsaberquiénfueelquelepegó…¡Yaestádicho!—PerolaemociónylaalegríaqueadvirtióenelrostrodeMarvielaobligaronadecirtodavíamás.

—Ydilequevengaaquí—exclamóapresuradamente.—Ahoraestáshablandocomosedebe—repusoMarviesatisfecho—.Yasabíayo

quetedeshelarías.¡Pero,cuidadoquemehastenidovacilando!IréaveraBentanprontocomocojaunodenuestroscaballos.

DespuésdemarcharseMarvie,ytraslareaccióndelmomento,Inaestabasegurade que se sentiría infeliz y enferma,mas nada de eso sucedió.No se conocía a símisma.¡Quéardorenlasmejillas!Deseabacorrer,cantar,bailar.¡Quéridiculeznegarla juventud, la esperanza, el amor! Sentíase feliz por primera vez enmuchos días,porquelaverdaddesucorazónhabíaabatidolavanidadyelorgullo…Estabafeliz

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porhaberenviadorecadoaBendequeviniese.Eraposiblequenoviniera,masesono cambiaba el hecho de su franca invitación.Además, no le gustaría que viniesemuypronto…,cuandomenos,nohastaquehubieralogradociertodominiosobreesanuevamodalidadqueenellahabíaserevelado.

A media mañana, sintióse atraída de pronto por su lugar favorito, el quefrecuentabararasveceshastallegarlatarde;yapenasacomodadaenlaroca,vioaunjinetequeremontabala laderaporel ladooestedel lago.Losvaquerosnotomabannunca aquella ruta. No había sendero alguno allí. Ina preguntóse, curiosa, quiénpodría ser. Lo cierto era que el jinete trataba de rodear el rancho entrar en él.Fijándosebien,Inanorecordóhabervistonialjinetenialcaballo.

Elhombre,alllegaralacima,aciertadistanciadellugardondesehallabaIna,sedirigióenderechuraaella.Nocabíaduda,lahabíavistoenlaroca.

Rápidamenteseaproximóelcaballo,sedetuvoanteellayel jineteseapeóconrapidezygraciasingular.Susespuelastintineaban.Inasedijoqueerael jinetemáschocantequehabíavisto.Alto,delgado,anchodehombros,tostadoporelsol,comounindio,conojosnegrospenetrantes…,nopodíasersinoelamigodeBenIde.Inalereconociópor ladescripciónquedeél lehabíadadoHettieIde,mas leparecióqueaunsintalesdetalleslohubierareconocido.

—Buenosdías,InaBlaine—dijoconlavozlentaysuavedelosyanquisdelSur,y, quitándose el sombrero, que dejaba al descubierto su cabello negro como elazabache,hizounacortésinclinación—.Mecomplacemuchohallarlaaquí.

—¡Nevada!—exclamóIna—.UstedesNevada,elamigodeBen,leconozco.—Paréceme que ninguno de los dos nos hemos equivocado, a pesar de no

habernosvistonunca.Nadamásnatural…,elamigodeBenylanoviadeBen.—¡Oh!Mealegromuchodeconocerle—repusoIna,sonrojándosealalargarlela

mano.—Y…yoausted,Ina—contestóNevadaquitándoseelguanteparaestrecharla

manodelajoven.—¿Vieneustedavermeamí?—Sí.—¿HaencontradoamihermanoMarvie?SalióparaRíoPerdidoestamañana.—No…,puesnohevenidoporelcaminodeél.—¿Es que Ben… le envía a usted? —continuó preguntando Ina,

apresuradamente.—No,no.Ysilosupiera,señorita,memataría.¡Vayasimemataría!—¿Marchatodobien…enRío.Perdido?—preguntólajovenvacilando.—Convientoenpopa,ycadadíamejor.Benyyoestamossubiendolacuestade

lasuerte.—¿LeshavisitadoStrobel?—Todalanochecharlamosconély…comosinofueserepresentantedela.Ley.—¿Habló…demí?

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—¡Vaya!Nohablódeotracosa.—¿Qué dijo? —preguntó Ina, a punto de desmayarse, porque temía una

indiscreción.—LaculpadequeStrobelhablara tantofuedeBen—observóNevadaconuna

sonrisaquedevolvióaInaunpocodesucalma—.Strobelquisohablarconnosotrossobre los caballos, sobre la región; pero Ben no le dejaba en paz, porque sólo leinteresaba saber de usted.Y todo lo que dijo Strobel fue que usted esmuy buenamuchacha,muybellayquelehabíatratadocontantaamabilidad.Bendijounayotravez: «¿Sabía ella que usted iba a venir aquí y no le mandó ningún recado?». YStrobelcontestaba:«Ben,nolorecuerdoexactamente,aunquehablódetideunmodocasual,refiriéndosealoscaballossalvajesyalalucha».YentoncesBensuspirabaysemesabaloscabellos,diciendo:«No,espropiodeInaBlaine».Haciaelfinaldesulento hablar, tan agradable en el tono de voz de Nevada, Ina iba recobrandorápidamentelaserenidad.

—Venga,sentémonosalasombra—dijocordialmentealvaquero—.Megustaríallevarasucaballodelabrida.¡Quémaravillosoes!Claroquesetratadeunanimalsalvaje,domado;loveoensusojos.Y,sinembargo,sabequenohedehacerledaño.

—Señorita, espérese hasta que vea elRojo de California—observóNevada—.Entoncespodráhablardeuncaballobueno.Yvaaserdeustedantesquetermineelaño.

—¡Ah!¿EsqueaBenleatraelaextravaganteofertademipadre?—preguntólajoven.

—Creoque,alprincipio,sí;peroahorajuraque,sicogealRoja,anadieselohadevender,sinoqueselovaaregalara,usted.

—Malnegocioesesaesplendidezparaunpobrecazador—repusoInamoviendolacabeza—.DígaleaBenqueseatengaalofrecimientodemipadre.

PocotardóInaenhallarsesentada,alasombradelárbol,juntoalamigodeBen,alegrándosedelhechoyhablándoleconenteralibertad:Además,ahoraleeraposiblemirarlesinpensarensímismaniensusecreto.YNevadaerabuenodemirar.Nuncahabía visto la joven un rostro como el suyo, alargado y enjuto, de cutis limpio yatezado,sinbarba,conalgunaqueotralíneaduraquedesaparecíaalsonreír.Susojoseranmaravillososensupenetrantenegrura.Inatemíalafuerzadesumirada,mas,almismo tiempo, sentíase protegida.Decididamente,Nevada le gustaba y tenía en élplena confianza. La lealtad del vaquero haciaBen y el orgullo que le inspiraba laamigadeéste,teníanparalajovenundulceencantoyofrecíanleciertaprotección.

Sucabeza,porsusenérgicasfacciones, teníaciertasemejanzaconladeláguila.Su indumentaria, tanto la parte de tela como la de piel, acusaban largo uso, yprecisamente por ello, sentábanle mejor. Llevaba pantalones de cuero de toscaconfecciónydeunestiloqueInanohabíavistoaúnentrelosvaquerosdesupadre.Deunbolsilloenlapiernaderecha,másbajoquedecostumbre,asomabalaculatadeun revólver de terrible aspecto. Los pies de Nevada eran pequeños, ibamuy bien

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calzadoyllevabaunasespuelasenormes.—NopuedollevarleningúnrecadoaBensindescubrirme—decía.—Nevada,ustednopuedehabervenidoaquítansólopormotivosdecuriosidad

—dijoInarecordandodeprontolasorpresaquelehabíacausadosuvisita.—¡Esverdad!, no fue eso,perode todosmodos sentíaunagran curiosidadpor

conocerla.—¿TalvezdeseasabernoticiasdeHettie?—preguntólajovencontimidez.Tocóle aNevada el turno de enrojecer, y el rubor no le sentabamal. Le quitó

momentáneamenteaquelsingularairedeserenidad.—Claro que lo deseaba, pero juro que no he venido a propósito para ello—

afirmóelvaquero.—Bien,mealegronotenerquedecepcionarle—repusoInaalegremente—.Via

Hettiehacedossemanas.Hablamoslargorato.Estababienyeradichosa.Sumadreestácadavezmejor.Mehablódeusted,lequiere,creequeustedesunlealamigodesu hermano Ben. También está segura de que los dos son ustedes honrados y sinceros,yquedesmentirán losvileschismesconsuconducta. ¡Ah!Sepondríaustedmuyvanidososiselodijeratodo.

A juzgar por la agitación que acometió a Nevada, la joven ya había dichobastante.Unespasmodeangustiapasóporsurostrocomounanegrasombra.

—¡Diosmío! ¡Siyopudieseolvidarelpasado, recordandosólo lopresente!—exclamó,desesperado.

—Nevada,consuconductapuedeustedborrarcualquierpasado—respondióIna,sorprendidayafligida.

—¿Aunqueseamuymalo?—Sí,apesardeello.—¿PodríallegaraserdignodeHettie?—Ya lo creo. Sea usted lo que ella desea…, lo que ella le suplicó que fuese.

Entoncesserádigno.—Laamo—repusoNevadacubriéndoseel rostroconambasmanos.Asíquedó

largorato,ycuandoalzólacabeza,habíaseserenado—.Noeramiintenciónhablardemímismo—dijo—.Masnohaydañoenello.Mealegrodequeustedsepaloquesiento.YtampocoleharádañosaberloquesienteBen.

—Y…¿quées?—preguntóInareteniendoelaliento.Elcentelleodesusojosnegroslasobrecogió.—Bensemueredeamorporusted.—¿Ben…semuerede…amor…pormí?¡Oh!Nevada,usted…,usted…—Seréloqueustedquiera,Ina,perohedicholaverdad.Benestámuriéndosede

amor.Esunmuchachomuyfuerteyresistente,pero…empiezaaflaquear.Nicome,niduerme,nidescansa…Estálocaporusted.

Inahabíaseencorvadocomobajolafuerzadeunhuracány,apoyadaenelenebro,temblabaauntiempodeangustiaydedicha.

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—Perdóneme, Iría, que se lo haya dicho así, de pronto —continuó Nevadatocándole la cabeza con mano suave—. Pero es preciso hacer algo. ¡Escúcheme!HettiemedijoquecreíaqueustedamabaaBenqueloamabayadeniñayquenuncacambiaría.Hettiesóloselofiguraba,peroyolosé.Lohevistoensurostro.Nomelonegaráusted,¿verdadqueno?

—No…Esladesdichada…,laterribleverdad—balbuceóIna.—Nodigoquenoseaterrible,perojamásdesdichada—repusoNevadaconvoz

distinta,rápidayvibrante—.Benyustedseunirán,nocabeduda.YovoyamataraeseLess.Setter…

—¡Nevada!—exclamóInaincorporándose,impulsiva—.¿Quédiceusted?¡Seríahorrible!

—PuesmataraSetterpuedequeseaelúnicomododesalvaraustedesdos.Setternomeesdesconocido, Ina.YanuestrospasossecruzaronenelEstadodeNevada.Dondequieraquevaya,eselhombremásdominadoryprepotente.Claroestáque,talvez,aquí,élmismosepondrálasogaalcuello,encuyocasonohabránecesidadde«sacar»elrevólversobreél.

—Sí,sí,Settercaeráensuspropiasredes—aseguróIna.—Acercadeesonocabeduda—convinoelvaquero—,perosi ledejamos,nos

arrastraráanosotrosensuruina.Yahorasetratadeloquehacenyestántramandoaquí…Ina,siyohubieseestadoenRíoPerdidoeldíaqueSettervisitóaBen…

—HubierausteddestrozadoelcorazóndelapobreHettie—interrumpióIna.La réplica desarmó a Nevada, quien bajó la cabeza. Mas a poco se irguió de

nuevo.—No,nohubiera sucedidoeso,pordosmotivos.Sino le intereso,pocopuede

importarle lo que yo haga.Mas si Hettie, ¡Dios mío, se necesita valor hasta parasuponerlosiquiera!,siHettiemeamase…,nomedespreciaríapormataraSetter.Yyo le digo, Ina, que las cosas pasarán así, y verá usted que la Ley y las gentesolvidarán pronto a Setter.Cuando se descubra quién es, celebrarán la presencia dealguienquesepamanejararmas.Ésesoyyo,aunqueenestaregiónnoseconozcaelhecho. Muy grande habría de ser su ventaja para atreverse a «sacar» un revólversobremícomolohizosobreBen.

—¿QuiereusteddecirquequisomataraBen,quetratabadequitarlodeenmediodeesemodo?—preguntóInaestremeciéndose.

—¡Hum!Yalocreo,yahíestámimalaestrella,pornohaberestadopresente—respondióNevada—.Peronosalejamosdelasunto.MitemorporBennoestribaenlaluchaqueseavecina.Puedeesquivarlasbalas,peronoelamor,elquererqueletieneencadenadoysujeto.Poresohevenidoaquí.ParadecirleaustedloqueBenjamásseatreveríaaconfesar,anoserqueseloarranqueporsorpresa.

—Dígalequevengaamí—murmuróInaalargandolamanohaciatanpersuasivoamigo.

—No se lo puedo decir. En seguida sabría que he, estado aquí. Busque otro

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medio.Creoquesenecesitaalgomásqueel ruegodeMarvieparaquevenga…YcuandovengaHettieaquí,permitaquelavea.Dígalequelaamo.DígalequeestaréalladodeBenhastaelúltimoaliento.DígalequeseremoshonradosyqueniSetternifuerzaalgunadelinfiernopuedetorcernos.Noshallamospróximosaunacrisis,Ina;seguramenteenelotoñosobrevendrá.Benyyotenemosuntriunfoquejugaremosasu tiempo. Ese piel roja amigo nuestro…, le llamamos Modos…, es el mejorrastreador que he conocido. Vamos tras esa pandilla de ladrones de ganado paracogerla con las manos en la masa. Puede usted decírselo a Hettie. ¿Qué diránentoncessupapádeustedyeldeBen?…Ina,estamosluchandocomounoslocosynosenospuedevencer,pero…sóloustedpuedeanimaraBen.¿Lohará?

—¡Oh, Nevada, qué bueno es usted! ¡Que Dios le bendiga! —murmuró Inaabrazándolo—.Sí,loharé…,loharé,aunquetengaqueiryomismaaRíoPerdido.

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X

BenIdepasabaunosdíasdegrancansancioyextremanerviosidad;pequeñosdetallesysinsaboresqueantessufríasinmentarlas,ahoraleponíanfueradesí.

Nevadahabíasealejadoaquellamañana,deunmodomisterioso,sindecirlenadaa él ni a Modoc. Su amigo tenía por costumbre hacer las cosas así y Ben no sehubiera molestado de haber estado en cualquier sitio, menos en Río Perdido. ElestablecimientodelcampamentodelosBlaineenelladoopuestodellagohabíasidounacatástrofeparaBen.

—Modoc,¿sehaidoNevadaaaquelcampamento?—preguntóasuamigo,elpielroja.

—Yonohallarningunahuellaenlasenda.NoentenderaNevada.Élhacerloquequerer.

—¡Caramba!,pueshasdichoalgo—gruñóBen—.Vea,mirarportodaspartes,Modoc,esprecisoquesepamosenseguidaadóndehaido.

El indiovolvió a poco con la noticia dequehabía encontradounashuellas delcaballodeNevadaenlaorillaopuestadelríoyquellevabadirecciónhaciaeloestedellago.

—Esmuyextraño.¿SeráposiblequehayaidoaHammell?—No.Sucaballoiragalope.Nevadanoempezarviajelargoalgalope.—Claroqueno.Yono le importounbledo,peroasucaballo loquieremucho.

Cualquiercaballo…Modoc,yalose…NevadahaidoalcampamentodelosBlaine,peronoporelcaminocorriente.

Elindioasintióconunfuertemovimientodecabeza.—¡Maldición!—dijoBen,pensativo—.Nevadava amatar a eseSetter, eso es

seguro.Nomevanaservirdenadamisamonestacionesysúplicas.Ytemiendolopeor,semostrócabizbajoytaciturno.—Alguien, en la senda—le interrumpió el indio señalando con ademán lento

haciaabajo.Benvioenel ladoizquierdodelPago,amuchadistancia,unanubedepolvoy,

bajoella,laoscurafiguradeunjinete.LaesperanzadeBendequeaqueljinetefueseNevadafuedepocaduración.Conayudadesusgemelosadvirtióquesetratabadeunmuchacho montado en una jaca, circunstancia que le alivió de su ansiedad. Sinembargo, pensó, bien podría ser unmensajero del campamento de losBlaine, y lapaciencia que era necesaria para esperar su llegada era superior a las fuerzas deljoven. Antes de que el jinete se acercara lo suficiente para poder reconocerlo,desaparecióbajoelbordedelpromontorio.Cuandovolvióaaparecer,yaenlaorilladelRíoPerdido,reconocióelalegrerostrodeMarvieBlaine.

—¡Hola,Ben!—saludóelmuchacho,radiantedealegría—.Elotrodíanopudequedarmeaquíyporeso,vuelvohoy.

—Bueno, muchacho, apéate y entra —repuso Ben, contento en alto grado—.

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Apenasteviaqueldía,pero¿verdadquenotefaltódiversión?—Claroqueno—replicóMarvieclavandoenélunamiradadeadmiración.—Marvie, me alegro mucho de que hayas venido a ver a este solitario, y en

agradecimiento,tevoyaregalaruncaballitoquenoestáaúndomadodeltodo.Hastaquepuedasoptarlo,loretendréenmicorral,pero,desdeluego,tuyoes.

—¿Perodeverdad,BenIde,queustedmevaadaruncaballosalvaje?—exclamóMarvie.

—¡Vaya!—Bensonrióalverlasatisfaccióndelchico.—¡Hurra!¡Quésuertelamía!,puessólohevenidoaquíparaverleaustedypara

irapescar.—Bueno,bájatedeeserocínmatalónyvenaverloquesoncaballosdeverdad.

¡Ajá!Yaveoquetehastraídounacañadepescardesmontable.¡Aver…!Noesmuyfuerte,Marvie…,nosirveparamistruchas.

—¡Caramba!—exclamóMarvie,asombrado,aloírasuamigo.—Modoc,cuídatedela jacadeMarvie—dijoBensentándoseparaexaminarel

aparejo de pesca delmuchacho—.Yo empleo una caña de una sola pieza fuerte ylarga,ytodalacuerdaquepuedoechar.Estastruchassontremendas.Sicogescontuanzuelounagrande,harátrizastuaparejo.¿Quieresarriesgarte?

—Seguro.Yoledijeapapáquenoeramuybuena.MelaregalóporNavidad.Sisemerompe,permítameusarladeusted.

—Bien.Ahoraarrollalacuerdaatumodo.Nohaynadaquecomplazcatantoaunpescadorcomoseguirsuscostumbres…Oye,Marvie,¿hasencontradoporcasualidadamisocioNevada?Semarchóestamañanaenaquelladirección.

—Noheencontradoanadieenelcaminoyesoquenoestuvedurmiendo.—Talvezhayaidoporlaotraorilladellago.—¿Nevada?¿Esqueibaanuestrorancho?—preguntóMarviecongraninterés.—Modoslocreeasíyyocasitambién.—¿Paraqué?Heoídohablara losvaquerosacercadeustedyNevada.Lesson

ustedes muy simpáticos desde que pegó usted a Less Setter. Aunque sienten máscuriosidadporNevada,porqueésteesundesconocido.¿Porquéhabíade,iralranchodemipadre?

—Nolosé,Marvie,peroestoypreocupado—repuso.—¡Bah!MeapuestoaquesepreocupapormiedoaqueNevadatratepeoraSetter

queusted—declaróMarque.—Hijo, casi has acertado—contestóBen, sonriendo al ver la clara inteligencia

delchico.—Bill Sneed dijo que estaba seguro de que Nevada no le hubiese quitado el

revólverparatirarlo.Hubiera«sacado»elsuyosobreSetter…Bueno,Ben,nohacefalta que piense en Setter ahora, porque está en Klamath para que le pongan losdientesqueustedlerompió.

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—¡Pues sí que le hepuestobueno aSetter!—dijoBen riendo—.Estaba comoloco,sóloconservélaserenidadparanousarmásquemispuños.

—Hablemosdeotraspersonas:PensarenSettermedarabia.Ayerdescubríquesu amabilidad conmigo, sus regalos, el prestarme caballos y fusiles, sólo es paraquitarmedeenmedio.

—¿Quitartedeenmedio?¿Porqué?—Sí, señor, porque persigue a Ina —afirmó el muchacho con vehemencia—.

Tienecogidoapapáenlasredesdesusnegocios,comodicenlosvaqueros,yahora…—¿Dicesqueva tras Ina?—exclamóBenmontandoencólera—.Nomedigas

eso,Marvie,nomelodigas…—Perosiesverdad—leinterrumpióMarvie—.Quisieratenermásaños…Ben,

nohacefaltaquepongaesacaradeentierro.InaodiaaSetter,leodialomismoquemiperroodiafamofeta.Y,eneso,pocoimportaloquemipadrepuedadecir.FíjeseloquehizoconMacadam.Esecurrutacosehabíaentendidoconpapáycreyóqueeranoviode Ina.¿Loera?—¡Claroqueno!¿Sabeusted loque Inahizocuandoquisobesarla? Mamá lo vio todo y me lo dijo porque no quiere que yo sea como eseMacadam.¿QuéleparecequehizoIna?

—Pronto…dime,¿quéhizo?—exclamóBen.—Pueslediounbofetón,haciéndolesangre,ydespuésledijoquejamásvolvería

adirigirle lapalabra.Elhombresemarchócon lacarahechaun tomate,papá tuvoqueirseaprisaycorriendoaKlamathparadevolvereldineroqueelviejoMacadamlehabíaprestado.SelooídecirapapácuandohablóconIna.TambiéndijoInaamipadrequeiríaahacerdecamareraaHammell,antesdecasarseconMacadam.Yavequehermanatanvalientetengo.

—¡Síqueloes!—repusoBenconvozahogada,inclinándosesobreelaparejodeMarvie,sinlograrquepasarainadvertidasuemoción.

—Ben,ustedquiereaIna—dijoMarvie,conmuchaseriedad.Alzandolamirada,Bencomprendióqueeramejorconfesarlaverdad,costaselo

quecostase.—Sí,hijo,sí,laquiero—contestó.—Me lo figuraba —continuó Marvie; muy satisfecho—. Lo averigüé aquella

nochequeencontramosaHettie.—¿Ah, sí?—Benhubiesequeridoabrazaralmuchacho,que le recordabaa Ina

cuandoeraunaniñaaún.—¿Sabeellaquelaquiere?—Noestoyseguro,Marvie…,creoqueno—repusoBensisaberquédecir.—Pues…convendríaquelosupiese,Ben—aseveróelmuchacho—.Inalopasa

ahoramuymal,porquetienequeanimaramipadreyevitarquemipadreseenfade.—Marvie,yatienesedadparasaberquenopuedoiratuhermanaparadecirle…

eso—afirmóBenhaciendounesfuerzo—.Mipadremeechódecasaylagentecreequelomerecí…,quenosoybuenoparanada,ycosasaúnpeores.

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—¡Tonterías!—exclamóMarvie,desdeñoso—.Inalohaoídotodoyestoyseguroqueprecisamenteporesolequieretodavíamás.

—¡Ay,hijomío!Túdebesequivocarte—murmuróBen,bajandolacabeza.—Pues simeequivoco, Ina se comportadeunmodomuyextraño—replicó el

chico con testarudez—. Creo que tengo razón. ¿Le mandaría un recado si no lequisiera?

—¿Unrecado?¿Porquién?—exclamóBen,dandounsalto.—Pues¿porquiénhadesersinopormí?—¡Mal amigo! Has estado aquí horas sin decirme nada. Habla, pronto, o me

volveréatrásconelregalodelcaballo.—¡Ajá!Yasabíayoqueibaustedaemocionarse—exclamóelmuchachoriendo

—.Bueno,sientomuchoquesehayaformadotantasesperanzasporque,enrealidad,Inanodijograncosa.Mandasusrecuerdos.

—¿Sí?—dijo Ben con ansiedad al ver queMarvie se detuvo para observar elefectodesuspalabras.

—Yquesealegramuchodequeustedeshubiesencogidotantoscaballossalvajes.—¿Quémás?—LavozdeBeneramenosesperanzadaqueansiosa.—Ysobre lapeleadeustedconSetteryelaspectodeéstecuando regresó,me

dijoqueledijeraque…Tuvoquehacergrandesesfuerzosparanosacudiralpequeñobribónqueponíasu

pacienciaatangranprueba.—¿Qué?—preguntó.—…Quesemoríaderisaalverlo.Benrespirómuyhondoymiró recelosoaMarvie.¿Acasoesechicode limpios

ojospodríasercapazdeduplicidad?—Marvie,simemintiesesenestascosas…,podríasdespedirtedecaballosyde

pescaydemiamistad.—Ben,ledigolapuraverdad—protestóMarvieconrapidez—.Inadijoesoylo

quedijoademásesaúnmuchísimomejor.—Entonces…¡porloquemásquieras!,habla—contestóBen.—Dijo:«DileaBenquevengaaverme…».Yahora,Ben,¿quédiceusted?—Mefaltanpalabras,hijomío—repusoBen,confusoyemocionado.Y en lugar de hablar, arrastró a Marvie llevándolo al patio, al corral, a los

graneros,y,porfin,aloscamposdepastosyalremansodondebrotabaelmanantialprodigioso.Allíenseñóalmuchachoelartedepescartruchas.ElaparejodeMarviese rompió como Ben había predicho, pero no sin que el chico hubiese hecho unabuenapesca.Cuandoregresabanalacabaña,Marvieestabacabizbajoporlapérdidadesucañadepescar,yBentratódeanimarle.

—Yate llevasbuenacosapara lacena.Cincotruchasydebuenpesotodas.Lapróximaveztetraesunaparejomásfuerteousaelmío.

La frase «la próxima vez» recordó al muchacho que, a pesar de la pena del

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momento, la vida aúnvalía la penadevivirseyque le quedabanmuchashorasdealegre pesca. Al penetrar en la vivienda,Marvie había recobrado por completo suhabitualalegríaydespuésdecharlarunratomás,elmuchachosedispusoaregresar.

—Ben,megustaríamásviviraquí,conusted,queennuestracasadellagoTule—dijo, montando en su jaca—. Yme apuesto cualquier cosa a que Ina piensa lomismo.

—No,amiguito,lasmuchachaspiensandedistintomodotratándosedelhogar—repuso Ben procuran o mostrarse natural, cuando de buena gana hubiese bailadocabezaabajo—.Nosotrosloshombresgustamosdelosespaciosabiertos,delacaza,de caballos, de la pesca, en fin, de trabajar al aire libre. Pero las chicas quierencomodidades,lujos,sociedades,diversiones…

—Esposiblequeseaasí,peroesonorezaconIna.Ellaamatodasesascosasqueusted ha dicho, lomismo que nosotros. Además, está loquita por usted, Ben. Esachicanomeengañaamí,losémuybien.

Yespoleóa su jaca,dejandoaBenclavadoenel suelo, aturdidoy asombrado.Luego entró en la cabañay estuvo largo tiempo echado sobre la cama,mirando altecho, pensando siempre en lomismo. Al fin levantóse, porque acababa de oír elruido metálico de los cascos de un caballo. A1 salir, vio que venía Nevada. Benhablase olvidado por completo de su amigo y, al verlo, volvió a sentir temor yansiedad.

—¿Dóndehasestado?—preguntó,cuandoelvaqueroseacercósobresumontura.—¿Cómoestás,Ben?¿Hastenidovisita?—dijoNevadaconcalma.Parecíamás

sereno,másfríoqueotrasveces.Bendiounsuspiro.—¿Dóndehasestado?,—tornóapreguntareljoven,estavezconimpaciencia.—¿Yo? ¡Oh!, he estado cabalgando por el solitaria país —replicó Nevada

apeándose.—¿Dóndediabloshasestado?—exclamóBengritando,irritadoantelacalmade

suamigo.Nevadasevolvióhaciaél,sonriendoconligeroasombro.—Puessíquetepicalacuriosidad,Ben.—Sí,ymallovasapasarsinomecontestasenseguida—declaróBen.—Parece, en efecto, que estés dispuesto a pegarme, pero, compadre, no tienes

tallaparamedirteconmigo.—Por amor deDios, nome atormentes ahora.Quiero saber dónde has estado.

¿FuisteabuscaraSetter?—Denadamehubiese valido. Segúnmehan dicho, Setter está enKlamath en

casadeldentista.—Contéstame,¿ibasabuscaraSetter?Siesasí,mevaadolermuchotuacción,

puestoquenadamedijiste.—Bueno,amigo,sihedesersincero,nohepensadoniunavezsiquierahoyen

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esecapitándeladronesdeganado.—Nevada,¿verdadquenomementirías?—No,anoserquesetratasedehacerteunbien.—HasllamadoaSettercapitándeladronesdeganado.¿Setratadealgomásque

dechismografíadevaqueros?—Yalocreo,yestevaqueroquetienesdelante,estáhablandocomoelEvangelio.

Algúndía,Ben,alfinaldelverano,siesqueentoncesaúnvivesmeoirásdecírseloalmismoSetterensumismacaradeembustero.

—PerotúhasidoalranchodelosBlaine,¿eh?,—siguiópreguntandoBen,enlaesperanzadesonsacaraNevada,cuyaactitudleteníaexasperado.

—Eresmuyinteligente,Ben,adivinandolascosastancorrectamente.—¿Paraquéhasidoallí?—Teníamosundíadeasueto,¿no?Yyo,uncaballafresco.Queríaveranuestros

vecinos.Algo semehabíametidoentre cejay ceja acercadeHartBlaine,y comosiempre, acerté. Su intención es que aquel rancho, donde acampan ahora, sea elprimero de una serie, incluyendo el nuestro, que llegue hasta sus propiedades enSilverMeadow,yharátodoporconseguirlo.

—¿Aquiénhasvisto?—Bueno, para empezar, a Marvie Blaine, que venía de aquí. Dios sabe las

muchascosasquemeosobre lapescay loscaballos…Esunbuenmuchacho,Ben,eseMarvie.Ytequieremucho.

—Sí,sí.¿Aquiénmás?—Bueno,lasuertemefavoreció.ViendoqueSetteryBlainenoestabanallí,trabé

amistadconalgunosdelosvaqueros;quedabanpocos,sinembargo.Oye,Ben,¿atiqué tepareceque seproponeBlaineyendohacia elSur conel carro-cocinay casitodosuequipo?

—Setratarádeunviajedeexploración…paraverpordóndepuedeensancharsusterrenos.

—Bueno,bueno…,puesnohehabladoenbaldea esosmuchachosdel rancho.Blaine se llevó, además, otro carro lleno de herramientas, palas, picos, azadones,hachas,unaradoyunapequeñaapisonadora,améndealgunaslatasdepólvora.

—¡Ajá!Esoquieredecirquevanaconstruircaminos.—Mañana les seguiré para ver qué se proponen.Demomento,me asombró su

salida, pero, después, pensé que,, habiendo buenas carreteras, nuestras propiedadesvanavalereldoble.

—Es verdad. Me había olvidado ya de que somos propietarios de cuatroranchos…Bien,dime,¿aquiénmás:hasvisto?

—Creoqueanadiemás…¡Ah,sí…!Hevistotambiénatuchica,InaBlaine.Laconocí.¡Yalocreo!,aprimeravista.

—¿HasvistoaIna?—exclamóBen,agitado—.Pero,claro,nolehablarías.—¡Vaya!Habléunpoquitoconella.Metratómuybien,conmuchocariño.Ysi

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noestuviese tanchaladoporHettie, te laquitaría.Es tanhermosacomo…como…¡Diosmío, si no he visto nada tan lindo!No es extraño que no puedas dormir, nicomer,nitrabajar,nidescansar,nisiquieraseramablecontucompañero.Laverdadesquelasmujeressonelinfiernoparaloshombres,¿eh,Ben?

Eljovenmirabaasulocuazeimperturbableamigoenimponenteagitación.SabíaquetraslaspalabrasyloshechosdeNevadahabíasiempreuninescrutablemisterio.Bennopodíasinocontentarseconlopocoquecomprendíadelasfrasesdelvaquero.Mas,recordandoelpasado,sedijoquelosmóvilesdeNevada,porextrañosyoscurosquepareciesenalprincipio,siempreresultabanluegocristalinosypuroscomoeloro.BenveíaseanteelhechodequeNevada,alparecer,sólopensabaenél.

—Nevada—preguntóBenal fin,congraveacento—,¿hashabladoasolasconIna?

—Sí,unpoco.—¿Sobremí?—Claro, hombre. No supondrás que la chica tuviese interés en hablar de este

modestopersonaje,¿eh?¿Ycrees túque ibaaperder laocasióndeponertepor lasnubes?

—ElcasoesquetúyHettie,yMarvietambién,hacéisqueInamecreamillonesdevecesmejordeloquesoy—dijoBenconunsuspirodedesesperación.

—Pero¿cómopodríamoshacereso?—replicóNevadaconviveza,demostrandoquéfácilerasacarledesucalma.

—Me apuesto a que entre todas, vais a volverla loca pormí…, lomismo quehacéisconmigoporella.

—Nadaeso.Tú, cuandomenos,yaestabasantes locoperdidopor ella.Ben, loquetúeInanecesitáisesiraunsitiosolitarioenunanochedeluna…

—¡Cállate!—exclamóBengritando—.¿NocomprendesquenopuedohablarleaIna de eso sin ser unmal vado? Soy un proscrito, y puede que traten de ponermefueradelaley.

—Claro.Lomismoquetucompañero,¿eh?—dijoNevadaamargamente.—Oh,amigomío,nointerpretesasímispalabras.Esoquedetidicen,jamásha

tenido influencia sobre mí. No me importa lo que hayas podido ser. Lo que meimportaesloqueeresparamí…elamigo,elcompañeromásnobleymásbuenoquepuedahaber.

—Gracias—repusoNevadairguiendolacabeza—.Tuamigoytucompañerosoy,aunque lodenoblenomevabien.Ypor ser amigo tuyohehablado, ypor eso terepitoque loque tú e Inanecesitáis es estar enun lugar solitario enunanochedeluna,muyabrazaditos,hastaquecomprendáisquenoosesposiblevivirelunosinelotro.

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XI

A la segunda noche, después de la excursión deNevada,Ben se quedó levantado,contemplando la lunay entregándose a loque creía inútiles ensueños.Estandoasí,percibió débilmente el ruido de caballos sobre el sendero de duro suelo que corríajuntoallago.

Como la hora no era propia para hacer visitas, ni era de suponer que hubieseviajeros en aquella región, Ben, un poco receloso, cogió su rifle y traspuso elbosquecilloparaacercarsealbordedelpromontorio.Lanocheeracasitanclaracomoeldía.Lalunallenabrillabaaltaenelcielointensamenteazul.

Aproximábanse dos jinetes y Ben decidió interceptarles el paso, al ver quedejabanlasendaysedirigíanalapendienteoestedelacabaña.Eljovensedeslizósinhacerruido,porlaladera,hastallegaralasrocasdiseminadasqueundíacayerondelpromontorio.Cautelosamenteavanzóasusombra,preguntándosequiénesseríanaquellos jinetes y por qué habrían dejado la senda para acercarse a su cabaña, alparecer,pordaparteposterior.Apoco,elruidodeloscascosdecaballostrocóseenpisadasdepersonas,ligerasysuaves.LuegovioBenquealguiensalíadelassombrasalaluzdelaluna.¡Eraunmuchacho!¡EranadamenosqueMarvieBlaine!

La agitación deBen trocóse en asombro y alivio; y con paso rápido salió a suencuentro.

—¡Manosarriba!—ordenóconvozfingida.Marviesesobresaltó,dandounbrincocomounconejitosorprendido,yalzólas

manossobrelacabeza.—¡Oh…,señor!—exclamóMarvie—.Yo…,no…—SoyelbandidoBillHall.¡Labolsaolavida!—contestóBenconfiereza.La figura del muchacho, todo tembloroso y muy pálido, ofrecía un aspecto

grotesco.—Sólotengo…dosdólares.Lavozdelchicoeralastimosa.Benbajóelrifle.Hubiéraledivertidocontinuarelengaño,perodeprontorecordó

con intensa emoción que había visto dos, jinetes. ¿Quién era el compañero deMarvie?

—Hijomío, guárdate tus dos dólares—dijo—. ¿Quéhaces aquí a estas horas?¿Quiénvienecontigo?Marvieporpocosedesmayó.

—¡Oh!… ¡Es Ben! ¡Dios mío, cómo me ha asustado usted…! No debióhacerlo…,yohubiesepodidodispararsobreustedahora.

—¿Quiénvienecontigo?—preguntóBen ignorando la curiosaexclamacióndelmuchacho.

—Ina,naturalmente—repusoMarvie.—¿Tushermana?—murmuróBen.Claro.¿Quiéncreíausted?Yescúcheme,hasidoInalaquemehaalquiladopara

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traerlaaquí.¿Quéleparece?Claroquelahubiesetraídopornada,peroviunabuenaocasióndeganarmealgo.Medio loqueamímehacíamuchafalta:cincodólares,paraunnuevoaparejodepescar.

—¡Qué bandido eres! ¿Cómo has permitido que venga aquí sola, a esta regiónselvática?

—¿Que la he permitido venir? Pero, hombre, despierte de una vez —replicóMarvie—.Hasidoellalaquemehaobligadoavenirjuróquevendríasolasinolaacompañaba.

—Pero…¿paraqué,Diosmío?—preguntóBen,asombradoyaturdido.—Puesparaverleausted.Antesnoquisovenirapesardemissúplicas,peroalgo

4ehacambiadodepronto.Puedequesealallegadadeesosdosforasterosalrancho.Nomegustasuaspectoysumaneradeespiarportodaspartes.

¿DóndeestáIna?—Alláabajo,sentadaenunaroca.Noqueríasubiralacabañaporsialguienla

viese.Hasidomuyfácilveniraquí.Todos losvaquerosestánausentes,Setterymipadretambién.TeníamijacayelcaballadeInapreparados,ytanprontosedurmiómimadre,nosescapamos.Hemoshechoelcaminoenunahora…Bien,ahí tieneaIna.Yotraeréloscaballosaquíparaesperary…Ben,nohayprisa,¿sabe?

Ben vio primero los caballos, luego la esbelta figura de la muchacha que sedestacaba sobre el fondo claro. Latíale el corazón con violencia y sólo atinó aacercarse conpaso lento. Ina estaba sentada sobreuna roca lisa, bastante alta, y alpercibir el ruido de sus pisadas, se volvió.A poco, Ben la contempló, asiendo lasmanosqueellalealargaba;yleparecióaquélelmomentomásdulceyemocionantedesuvida.

—Buenasnoches,Ben…Marvietehaencontradopronto.Mecomplaceverte.—Hashechomalenvenir—repusoBensuspirando.—Oh, ha sido muy fácil.Marvie es un excelente muchacho. Tú puedes luego

acompañarnoshastacasa.Papánolosabránunca,demodoque¿paraquéreñirme?—Tepodrían…sorprender—contestóBenconvozinsegura,dándosecuentade

queellalemirabafijamentealrostro.—Nomeimportaríamucho…Ben,estásdelgado,tieneslasmejillashundidas—

ydesasiéndoseletocóelrostroconlamano—.¿Teencuentrasbien?—Claroquemeencuentrobien,exceptoqueenestemomentoestoyparacaerme

atuspies…Hetenidoseissemanasdedurotrabajo,Ina,yheperdidopeso.—Nosésicreerteono—repusoellamirándolefijamentealosojos.—¿EsqueesetontodeNevadatehadichoqueestoyenfermo?Inasobresaltóseunpoco.—Entonces,¿tedijoquemevio?—Naturalmente.—No,Nevadanodijoqueestuviesesenfermo…,sóloque…—Noquierosaberloquetehayapodidodecir—leinterrumpióBenaprisa.

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Era precisomantenerse sereno.Era necesario hacerle ver la locura de correr elriesgodeenojarasupadre, lomismoqueelpeligrodeaquellaexcursiónnocturna.Pero no era fácil hallar las palabras adecuadas. Ira estaba en cantadora, parecíadistintaahora,yBensintióalgoquenopudocomprender.

—MegustaNevada—dijolajoven—.Ysiteparecebien,lepermitiréquevengaalranchocuandomevisiteHettie.

—¿Vas a tener a Hettie a tu lado? ¡Qué buena eres, Ina! —exclamó Ben,agradablementesorprendido.

—Nome loagradezcas.Hettieesunabuenaamigay todose lomerece.Nosepuedereprocharanadiequeselaquiera.

—DemodoqueNevadaamaamihermana.Losospechaba,aunquecreíque,enesesentido,sucharlaeracomoladetodoslosvaqueros.Telohadicho,¿verdad?

—Yonoheafirmadoeso—repusolajoven,esquivándose.—Eressingularymepuedes.¿Quéhedehacerfrentea ti…nohablandoyade

Nevada,demihermana,deMarvie…detodos,enfin?—Hazquemipadreyel tuyoy todos los,demás, teveancomoelhombreque

nosotrossabemosqueeres—observóIna,firme,perosuave.Ben comprendió que Ina era lamisma que durante los últimos instantes de su

entrevista en el ranchode su padre…sólomásgrande ahora por un raro poder deconfianzaqueélnopodíacompartir.Loadivinaba.EInanohacíanadapordesasirselamanoqueélreteníaentrelassuyas.EnvistadelocualtratóBendesoltarse,peroalhacerlo,lasuaveycálidapresióndeellaleobligóaestrecharlamásqueantes.

—Escúchame, Ben—empezó la joven con gran seriedad—. Teníamis buenosmotivosparaveniraquí,conriesgosytodo.Ysiquisieramentirte,podríadecirqueaquéllos fueron la causa. Pero no, aun antes de saber lo que he descubierto hoy,estabadecididaavenir.

—¡Ina!—Sí…,esterrible,¿verdad?¡Cómoseencolerizaríamipadre!¡YelseñorSetter!

¡Me estremezco al pensar en su furia! Pero, vamos al caso… Ben, esta mañanallegaronanuestroranchodosdesconocidosyseestablecieronenél.Hubierapodidoevitarencontrarmeconellos,puestoqueelcampamentoestáalejadodelrancho,massentí curiosidad y, estando papá, Setter y los vaqueros fuera, me aproveché de laocasiónparaaveriguarquiéneseran.Fui,alranchoylespreguntéquiéneseranyquéquerían.Alprincipiomostráronsemuyevasivos.Elunoesunhombrealto,grueso,decararudayvozruidosa;sellamaJudd.Elotro,másdelgado,tieneelrostroenjutoyesnarigudo.Llevasombrerodeanchasalasqueescondensusojos,ynomeinspiróconfianza. Se llama Walker. Vienen de Redlands. Bueno, pues les pregunté porsegundavezyconmayorclaridadquéasuntolestraíaalrancho.EntonceselllamadoJuddmeenseñósuescudodeplatadiciendoqueeraelalguacildeRedlandsyqueWalkererasuagente,quehabíanvenidoacausadeunurgenteavisodeLessSetter,quien se decía representante de la Asociación de Ganaderos de Hammell. Venían

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preparados para arrestar a ciertas personas contra las cuales Setter presentaríapruebas.Nopudesacarlemás,peroyafuebastanteparapreocuparme.PoresoroguéaMarviequemeacompañaseenseguidaaquí.

—Ciertas personas debemos de ser Nevada, Modoc y yo —murmuró Ben,pensativo.

—Claroquesoisvosotros.Masnocreoquepapátengaalgoqueverconellos.Tedigo,Ben,quemipadretienemuchaspreocupaciones,sehametidotantoenciertosnegociosqueno sabe si está cabalgandoo andandoapie, comodiceBillSneed…Dime,¿puedenesospolicíasarrestartesóloporqueSetterlodiga?

—Siobranhonradamente,no.PerolomaloesqueSetterpuedehaberinventadoalgún truco o haber encontrado algo de qué acusar a Modoc o especialmente aNevada,poralgoquehayanhechomuchoantesdeveniraquí.Podríapresentar lascosasdetalformaparaenvolvermeamíenelasunto.Francamente,Ira,nomegustalallegadadeesospolicías.

—Pero,Ben…¿Estandoprevenido?—Sí,hashechomuybienenvenirparaavisarme.Tedebo…—Ya te he dicho que no he venido por eso—le interrumpió la joven—. Iba a

venirdetodosmodos.—¿Ah, sí?…, ¿por qué?—preguntó Ben con voz esforzada. El cambio de la

conversaciónhabíalepermitidoserenarse,peronohabíasoltadolamanodelajovenyahoraleparecíaqueestabatemblandoalbordedeunabismo.

—Cadacosaasutiempo,Benjamín—replicóIna—.Omejordicho…,elnegociaantesqueelplacer.—Ellaseechóareírtanto,queBennodabacréditoasusoídos—.¿Quépiensashacer?

—Pues…nopodemoshacernadasinocontinuarnuestrostrabajos—afirmóBen,perplejo—. Lo que ha de suceder, sucederá. No me importa que me arresten. Nopuedenprobarmenadaenabsoluto.Detodosmodos,mesabríamalpormimadreyporHettie.

—¡Ypormí!—añadióInarápidamente.Ben no se atrevió a sacar la consecuencia de la extraordinaria afirmación.

Pareciólequesucabezaestabaapuntodeestallar.—Por mí mismo…, no me importa el arresto —continuó apresuradamente—.

PeroestospolicíasnopuedenarrestaraNevada.Silointentan,olograráescaparse,olosmatará.Hayqueverlorápidoquees«sacando»elrevólver.Esunacosaincreíble.Aveces,debroma,«saca»su revólversobremí,pero…Ina,noescosaquepuedotomarenbroma…,medaescalofríos.Porquequieroaesehombreybarruntaquehasidoalgoterrible…nosédónde.

—Nevadatequiere,Ben—repusoInasuavemente—.Haráloquetúlepidas.—Sí,casisiempre.Nuncaolvidaréeldíaque,hacedeesocuatroaños,llegóaquí,

montadoacaballo.Estabaherido,extenuadoporelhambre,casimoribundo.Lollevéamicabaña,lecuidéhastaqueestuvobien.Desdeentoncessehaquedadoamilado

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yhemosllegadaaserverdaderoshermanos.Masnuncamehadichoquiénes.—Tuacción fuemuynoble,Ben.Yvuestraamistadesunacosamuyhermosa.

Estoyseguradequepuedesevitarquederramesangre.—Nolosé,perocreoqueno,sobretodosiesospolicíastratandearrestarme.Ysi

NevadadescubrequeesobradeSetter…Benterminólafraseconunsilbido.NolefueposibleaBenalejarsiemprelamirada;involuntariamentetornóamirar

a Ina. ¡Qué hermosa, qué dulce era! Y le estaba contemplando con sus ojosaterciopelados. Ben tuvo que hacer un violenta esfuerzo para no tomarla en susbrazos.Soltólamanodeella…yalinstantesintióvehementesdeseosdecogerlaotravez.

—Ben…¿te ha dichoMarvie de quémanerame ha perseguido ese Setter?—preguntóIna,cediendoaunimpulso.

—¡Cómo!—exclamóBen,furioso—.MarviehablómuchodeSetter,peroleodiaynolotoméenserio,tratándosedeunmuchacha.

—Nodebíhabértelodicho—dijolajovenarrepintiéndosedesupregunta—.Soymuyraraahora,yomismanomeconozco.OlvidaloquehedichosobreSetter.

—Dímelotodo,Ina—suplicóBenconvozapasionada,asiéndoladelosbrazos.Laviolenciaylarapidezdelhechosorprendieronalajoven,quehubiesecaídoen

losbrazosdeél,denosostenerlasusmanos.Benlocomprendióyseaturdió.¿Dequéleservía ladecisióndeser firme?Yotravezcreyóen laposibilidaddequeella leamase.

—Ben—murmuróIna—,nomemiresasí.Yonohehechonadaque…—HasdichoqueSetter te perseguía—le interrumpió el joven—.Dime en qué

formayquéhasqueridodecirconello.—Setteresunmalhombre—contestóIna—.Seatrevióahacermeelamor.Me

buscaba cuando sabía que estaba sola. Si le veía a tiempo, me escapaba. Perohallándomedesprevenida…eraprecisolucharconél.

—¡Diosmío!—exclamóBen,furioso—.¿Ytupadrepermitequeesavíboraestéenvuestracasa?MalditoseaSetter…,levoya…

—¡Cállate!—suplicó la joven, emocionada—. ¿Es que no puedes escuchar lascosas sin alterarte? Eso fue hace muchas semanas. Setter ha cambiado de táctica;ahoraparecequequiereobligarmeaquemecaseconél.

—¡Ina!—Benestabafueradesí—.YomismomataréaSetter.—¡Benjamín!—Lavozdeellaeraungemido.Surostropalidecióenormemente.

Susojosparecíanagrandarsealmirarlehorrorizada—.¡Oh…,Diosmío…!¿Quéhehecho?,—ylibrandosusbrazos,lerodeóelcuello.

—PorelamordeDios,Ina,¿quéquieresdecir?—SimatasesaSetter…te…ahorcarían…yyomemoriría—respondiólajoven,

angustiosa.—Nolemataré.Nisiquierairéabuscarle—dijoBenensuafándetranquilizarla.

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—¿Meloprometes?—suplicóIna.—Teloprometotodo…,todo—repusoBenflaqueando.LajovenlesoltóretirandolentamentesusbrazosycuandoBenseliócuentadela

realidad de sus sentimientos, ella le sonrió. Fue demasiado para el joven;inclinándose,exclamóconvozangustiosa:

—Me lo temí…, no debí hablarte… ¡Qué tonto soy! Ahora va lo sabes…, tequiero…,teadoro…ymiamormemata.

SintióqueInaleacariciósuavementeelcabelloyseestremecióalcontactodesumano.

—Nohacefaltaque temuerasporeso,queridoBen—repuso la jovenconvozhondaysuave—.Porqueyotambiénteamo.

—No…,no—:…,imposible—murmuróBen,sinsabersialegrarseodesesperar.—Pero… es la verdad…, te quiero lo mismo que cuando éramos novios, de

pequeños…ymuchomás ahora…con el amordeunamujer quepor ti lo sufriríatodo.

Benirguiólacabeza,decididoyaarendirsealaevidencia;unallamapeligrosaleconsumía.

—¡Quémujertanmaravillosa!—dijoenvozbajayronca.—¿Por qué no dices que esta maravillosa mujer es tuya? —murmuró ella

apoyándoseenél.—Porque no puedo creerlo… no puedo aceptar ese sacrificio tuyo, Ina,

reflexiona,¡piensa!Soyunproscrito…,estoyapuntodeserarrestado…ytú,mujernoble e ideal…, no, no, no…, no puedo hacerte desgraciada.No lo quiero…Diosmío,¿quédebohacer?

—Bueno,Ben querido, si quieres un consejo, espérame enHammellmañana opasado.

—¿EnHammell?¿Porqué?¿Paraquélagenteveaquetequieroyveatambiénmicobardía?

—No…,paraqueveatuorgullo—exclamóIna.—Ina,notecomprendo.Estoyaturdido.Noséquépensar.—Sí, pobre Ben, estás muy atontado hoy…, todo lo he de decir yo…Mas…

comprendo lascosas.QuierodecirquemeesperesenHammelly luegome traigasaquí,atucabaña…paracuidarmeyodetiylucharcontigo.

—¡Ina!¿Tecasaríasconmigo?—exclamóBen,incrédulo.—Meparecequesí,Benjamín…siesquemequieresporesposa.—Estásloca…,estamoslocoslosdos.—Eso tú tal vez…Lo que es yo, estoy conmis cinco sentidos…ymuy feliz.

Muchomásdeloquehesidodesdequeregreséacasa.—¿Eres feliz? ¿Te casarías conmigo? Dios mío…, nunca lo soné. Hettie me

escribióquetúnohabíascambiado.Marviemedijoqueestabaslocapormí,peronoquisecreeraninguno.Yahoratútambién…

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—Esverdad.Marvielohadescubierto.Teamoymeenorgullezcodeello.—Entonces,Ina,¿querráscasarteconmigocuando…?—Sí,Ben,ysincuandonisies—leinterrumpiólajovenconojosradiantes.—Ina,¿consentiráscasarteconmigocuandohayahechodesapareceresamancha

deminombre?Tuamor,tupromesamesalvará,meanimaráparalograrlotodo.Inaadorada,hadesercomoyotedigo,¿oyes?

—Muy bien, amado mío—repuso Ina volviendo, a rodearle el cuello con losbrazos,rojacomounapeonía,loslabiostrémulasylosojosfijosenél.Sicreesque—,eslomejor…,sinomequieresyamañana…paraayudarteasostenerlalucha…,bien,entoncestendréqueaguardarhastaqueleplazcaasuseñoría.Peronoolvidesqueestoydispuestaahoramismo.

—Meatormentas.Nopodréresistirmuchomás.—¡Oh…Ben!—suspiróInaysedejócaerensus,brazos.—¡Midulcebien!Inademisantiguosamores—murmuróBenconvozronca—.

Creoquemehassalvadoelalma.¡QueDiostebendiga!Contaldequeseadignodeti.

Ylabesóconfervor,escondiendoellaluegoelrostro,sobreelpechodeljoven,todatemblorosa.Asíestuvieronlargorato,estrechamenteabrazados,mientraslabrisajugueteaba con los rizos de Ina, acariciando el rostro de Ben, quien, estático,contemplabalacintaplateadadelcursodelRíoPerdido.

BenacompañóaInayaMarvieenelregreso,despidiéndosedelosdosalpiedelacolina,nolejosdelrancho.YaeradedíacuandollegódenuevoasucabañadeRíoPerdido.YNevadaleesperaba.

—Bueno, hombre…, ¿dónde has estado tú? —exclamó el vaquero, furioso yaliviadoalmismotiempo.

—¿Yo?Oh,heestadocabalgandoporelsolitariopaís—dijoBenimitandomuybienlavozdesuamigo.

—¡Ajá!Pueselcabalgar toda lanochesindormir teconvienemucho—replicóNevada—.Tienesmuybuenaspecto.

—Ymeencuentromuy,bien.¿DóndeestáModoc?—Acabandodeterminareldesayuno.—NevadamirabaaBendehitoenhitocon

susojospenetrantes—.Bueno…,quemeaspensinoséyaaquéatenerme.—¿Quées?—Respectoati.—¿De mí? Pero Nevada, no sé a qué te refieres. Yo soy diáfano en todo, el

misteriosoerestú.—Túhas:estadoconInaBlaine.Benseechóareír.—¡Maravilloso,Nevada! ¿Cómo lohas adivinado?…¡Quéhipócrita eres!Bien

sabestúloquehapasado.—No,no,Ben.¡Palabra!—¡Cuéntamelo!—suplicóelvaquero.

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—Sí,heestadocon Ina.Noshemosprometidoparacasarnos.Diosmío,parecementira…Y,sinembargo,esverdad.Nosécuántotecorrespondeatienellogrodemi fortuna y felicidad, pero paréceme que es mucho. Ina no ha querido hacertetraición.

ElrostrodeNevadarevelóunagranalegríaalverfelizasuamigo.—Venganesoscinco—exclamóconvozprofunda,ychocólamanodeBenhasta

hacerledaño.—Nevada…,amigo—dijoBen,emocionado—,notenemostiempodehablarde

cómoycuándosucedió.Tenemosdelanteunaduratarea.Loquemeinteresaahoraeslo siguiente: tú y yo somos, desde luego, socios por partes iguales en nuestrosasuntos,perohastaahorasiemprehasesperadodemílasdecisiones.¿Querráshacertambién,deahoraenadelante,todoloquetediga,noimportaloquesuceda?

—Bueno, Ben—repuso Nevada lentamente y pensativo—, claro que lo haré.Peroentiéndelobien,esprecisohacerunaexcepción.Unasola.CuandotropiececonLessSetter,elquemandasoyyo,¿estamos?

—Aceptado. Cuando suceda eso, tú serás el amo… ¡Chócala! Y ahoraescúchame.SetterhamandadoabuscardospolicíasdeRedlands.UnalguacilmayorllamadoJuddysuagente,Walter.AhorasehallanenelranchodelosBlaine.AInanolehagustadosuaspectonisuconversación,pero,comoesmuylista,lossonsacó.ParecequeSetter,asuregreso,harádeterminadaacusacióncontraciertaspersonas.Claroesqueesaspersonassomostúyyo,ynotenemostiempodeaguardarle.Tengounplan.MandaréhoyaModocaHammellconunacartaparaFrisbie.Yasabesqueestáempeñadoencomprarnosloscaballos,silospuedeobtenerbaratos.Lediréquemandemañanaasushombresaquíparaqueselleventodosloscaballosquedejamosenlospastos.PuedeponereldineroaminombreenelBancodeHammell.Túyyoharemosnuestroequipo,cogeremosnuestrosmejorescaballosynosencaminaremoshacialacañadaSilver,parabuscarlashuellasdeBillHall.ModocpuedereunirseconnosotrosenLosCedros,dondeestáelúnicomanantialdeesteladodelacañada.NoregresaremoshastahabercogidoaBillHallconlasmanosenlamasa.¿Quéteparecemiplan?

—Es lo mejor que podemos hacer en las presentes circunstancias —repusoNevada,frunciendoelceño—.Tiene,sinembargo,algunospuntosflacos.

—¿Cuáles?—Primero: vender los caballos a cien dólares por cabeza, cuando si esperamos

hasta domarlos bien, podríamos venderlos por doscientos en Klamath. Segundo,nuestra repentina marcha de aquí. Parecerá que estamos asustados y que nosescondemosenelmonte.Tercero,Settertendráocasióndehaceralgunadesussuciasmaquinacionesaquí,enRíoPerdido.Cuarto,losnuevospastosdeganadovacunodetupadrenoestánmuy,lejosdelacañadaSilver.ÉlyBlainehancompradotodoslospequeñosranchosalrededordeSilverMeadow.Paratupadre,yparaSettertambién,seríaunasorpresaquetevieseallíarriba,sobretodosiBillHallrobaseganadodetu

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padre.SeríamuynaturalquepensasenqueBenIderobaasupropiopadre.Meparecequeyameentiendes.

—Nevada, tu lengua es un látigo—declaró—.Me figuré que mi plan tendríaalgunospuntos flacos,pero jamáspenséenmipadre. ¿Podrían llegarhastahacerlecreerquesoycapazderobarleaél?

—Me parece que sí. Es cosa fácil para un abigeo joven empezar su carreraensayándoseconelganadodesupadre.Esunhechomuycomún.Además, todoelmundosabequetupadretehatratadomuymal,ynadieteloreprocharía.

—Pero,Nevada, la verdad es que yo, ni he robado a nadie, ni robaría jamás anadie, y mucho menos a mi padre. Créeme, amigo, la verdad es un factor muyimportanteenlavida,yelladebeserlacartasobrelaquehemosdejugárnoslotodo.Probablemente no se sabrá nunca la causa de todos los robos de ganado, pero detodosmodos, tenemos el derechoy la justicia de nuestro lado. Iname lo hizover.Hablómuchoconmigodeesoduranteel camino.Esmás,dijoquenopodríacreerqueDiosdejaraganaraldiabloentanjustacausa.Confiémoslo,puestodo,aquelaverdadsurjavictoriosa,yaqueInayHettietanciegaconfianzanostienen.

—Bien está, amigo; aunque las muchachas no nos hubiesen dado el consejo,siempre habría convenido en la verdad.Mirando atrás, ahora veo que la honradezhubiesesidosiempreelmejorcamino,pero…AhítienesaSetterporejemplo.Estátanfuerteytanricoquenocreequeselepuedacoger,Mas…sudíavendrá.

—Entonces…, ¿apruebas? —preguntó Ben, con prisa para dejar el asuntoarreglado.NolegustabanlasoscuraspalabrasdeNevada,nilassombrasqueveíaensurostro…

—Sí. Es el único modo. Y si logramos matar a Bill Hall, o mejor aún, si locogiésemosvivo…Laverdad,megustaríaveraeseBillHall.SiésteprocediesedeNevada,sabríaaquéatenermerespectoaSetter.

—Oye,Nevada—exclamóBen—,¿esquecreesquehayalgoentreBillHallySetter?

—Sí,señor,esocreo.Nomesaledelacabeza.—¡Diosmío!Quédescubrimiento tan terribleseriaparamipadreyeldeIna…

¡Oh,no,Nevada,noesposible!—Túnoconoceselnegociodeganadovacunoenunaregiónnuevacomoésta.El

trabajodeSetterescomolalabordelosfaquiresenelcirco.Loquemesorprendeesque Setter se empeñe en seguir aquí. Hace tiempo que debió marcharse, puesseguramentehabráhechoyasuagosto.Sinembargo,lasúbitariquezadetupadreydeHartBlaine,lopocoavezadosquesonlosdosenlosnegocios,puedeserlacausadesupermanenciaaquí.

—Sí,esoytambiénIna—contestóBen—,esdifícilcreerlo,peroellamismamelocontó.Porque,Nevada,sisecasaseesebandidodeLessSetterconIna,suposiciónseafirmaríadetalmodoquenadapodríamoshacercontraél,aunquedescubriésemossustrapisondas.

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—Esverdad,ySetterlosabe.Pero,amigo,tentambiénporseguroqueSetternose fía de las incertidumbres de la vida—repusoNevada, quehabía vuelto a ser elhombreecuánime,serenoyfríodesiempre.

—Losé.Eléxitoyeldineroselehansubidoalacabeza—dijoBen,ydepronto,sinpoderdominarelmiedoyloscelos,añadió—:PeroesposiblequeseapoderedealgunamaneradeIna.

—¡Imposible!—exclamóNevada—.A no ser que la rapte, y en tal caso, conModoc al lado, descubriría sus huellas hasta en la roca pelada.YSetter no viviríamuchotiempo.

Al día siguiente, a la caída de la tarde, terminaron Ben y Nevada la caminata detreinta millas hasta Los Cedros y acamparon bajo los árboles de corteza gris quedieronnombreaaquellugar.

HallábanseaunaalturamuchomayorqueenRíoPerdido,yelaire frío, traselcalorde la tierrabaja, fue saludadoconalegríapor losdos.Sus temoresdequeelmanantial estuviese seco resultaron infundados. Todavía borboteaba el agua de laarena, aunque escasa en volumen. A cierta distancia formaban un charco bastantegrande, alrededor del cual veíanse las huellas de animales de toda especie, queacudíanallíabeber,inconfundibleseñaldelasequíaquereinabaenlaregión.

—Aquí no ha, estado ningún caballo desde hace bastan te tiempo —observóNevada,despuésdeexaminardetenidamenteelsuelo—.Meapuestocualquiercosa,Ben, a que esos bandidos conocen otros manantiales de los que los vaqueros notienenidea.

—Claro.Estaregiónesmuyselvática.YoapostaríaaqueelRojodeCaliforniaysuhatajosabendemanantialesquenilosbandidoshan—visto.

—Caramba,¡puesnomehabíayoolvidadodeeseendemoniadocaballo!Afequesería un grave inconveniente si tropezásemos con el Raja en el momento desorprenderaBillHallysupandilla,¿eh?

—¡Cielos!¡Seríahorrible!Laruinaparanosotros—exclamóBen,sobrecogido.—¿Cómoeseso?Noteentiendo.—Biensabesquelodejaríatodoenabsolutoparacazaraesecaballo.—Mehabíaolvidado…—dijoNevada,yalpuntoempezóainsultaraBencomo

sólosabehacerlounvaquerodelOeste.Benbajólacabeza,avergonzado.SabíaquemerecíatodoloqueNevadaleestaba

diciendo ymuchomás. Pero… ¿Quién podría comprenderlo? El solo recuerda delRojodeCalifornialeemocionabasobremanera.

—Oye,BenIde—continuóNevada,inexorable—,situnoviaestuviesecolgandosobre ese precipicio, sosteniéndose sólo conunamano, y aquí viniese a abrevar elRojo…,iríasacogerelcaballo,¿verdad?.

—No,claroqueno,idiota—afirmóBenacaloradamente.

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—¡Ah!Mealegrodequenoseastanmalo.PeromeapuestounmillónaquesimañanahubiesesdecasarteconInaytuvierasocasióndecazaralRojo,noacudiríasalaiglesia.

Ben estuvo un momento pensativo, buscando una frase para hacer callar aNevada,ydeprontoexclamómuyanimado.

—Hablemosdebodas…InayyohemosdecididoretrasarlanuestrahastaquetúyHettieospodáiscasaralmismotiempoquenosotros.

Nevadadiounsaltoydepronto,cabizbajoytriste,sevolvióparaenfrascarseenlosdeberesdel campamento.Bendeseabaque callase en sus insultos, peronoquetomaselascosasalotrágico.SieratanfrancoenadmitirsuamorporHettie,comoInaleaseguró,¿porquélaideadelmatrimonioconellalecausabatantapena?DebíaserporqueNevadanopodía,honradamente,pensarenelmatrimonio,loquedisgustóa Ben. A poco, comprendiendo que era ocioso estar allí sentado soñando ypreocupándose,eljovensedijoquelomejorparaélyparasuporvenirseríaponerseseriamenteatrabajaryolvidarenloposibleasuhermanayasunovia.

Decididolocual,Benmostródenuevosuinnataalegríaeneltrabajoalairelibre.Latareaquesehabíanimpuestoteníatrazasdeserunagranaventura.

—Modoc debe estar aquí pasado mañana—observó Ben, después de la cena,cuandolosdosamigosestabansentadosalcalordelafogata.

—Antes.Eseindiosabemontaracaballocomopocos,cuandovasolo—repusoNevada.

—Dijo que vio a los bandidos desde una de las altas cimas y que volvería aencontrarlos—dijoBen, pensativo—.Y en el caso que los encontrásemos… ¿quédebemoshacer?

—Nadamasfácil.Nosacercaremoslostrescuandoduermany,apuntándolesconlasarmas,losdespertaremosylossujetaremos.

—¡Cielos!…Talvezpodríamoshacerlo—aseveróBendándoseungolpeen larodilla.

—SiModoc sabedóndeencontrar a lapandillayéstanonosveninosoye, lacosaescomocoserycantar.Compréndelobien,todolofíoenelindio.TengoparamíqueharámásquepagarteladeudadegratitudquecontigotieneporhabértelollevadoatucabañacuandoloecharondelatabernadeHammell.Modoctieneojosdeáguilayelolfatodeunperro.Comorastreadoresúnicoyesoqueyomehepasadolavidarastreando.Cuantomáslopienso,másmesorprendequenohayamoscaídoantesenla idea. La banda de Bill Hall es pequeña… sólo se compone de cuatro o cincohombres.Porfierosqueseantienenquedormir.YpuedestenerlacompletaseguridaddequeModocsabráencontrarlosyqueloscogeremosdurmiendo.

—Ojalálosatrapásemosconganadorobado.—Pues… ¿para qué estaría Bill Hall en estos contornos si no tuviera ganado?

Modochavistoalosbandidosyestásegurodequetienenocultoencualquiersitiopartedelganadorobado.Comosabes, todoloquerobanlollevanporlasierra,sea

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porelsur,seaporeloeste.NingunodelosrancherosdeHammellydelavecindadhavueltoaverjamásvacasrobadas.Sí,ésteesunparaísoparalosabigeos.

—¿Noesposibleque tropecemosconStrobel? Inamedijoqueha idoaSilverMeadow.HartBlaineestáporallíconpartedesusvaqueros.

—No tropezaremos con ninguno de ellos —declaró Nevada—. Tenemosdemasiadapupilaparahacereso.Además,estamosmuchomásaloeste.

Pero siHall aballaganadohacia lasmontañas,desdeSilverMeadow,nopuedemenosquedejarhuellas.StrobelpodríahacerquealgunodelosvaquerosdemipadrejureelcargodeagenteyconélpodríaseguirlashuellasyencontrarlapistadeHall.

—Claroqueesposible—admitióelvaquero—,perohastaahoranosehadadonunca.Además,ningúndañonossucederíasitropezamosconStrobel.Esunhombremuydiscretoquecallaloquepiensa.Tengoideadequesientesimpatíasporti.

—Sí, de niñome enseñó a pescar—repusoBen—.Bueno, es hora de dormir.Mañanasubiremosmásaltoyotearemos.¿Hasamarradoloscaballos?

—No.Nohace falta,porqueno sealejaránnidospasosdeese trozodehierbahúmedadelcharco.Heatadoalnegro.Afeque,porserungarañónsalvaje,domadohacepoco,seportamuybien.Tedigo,Ben,quealfinyalcaboelforrajeesloquedomaloscaballos.Alnegrolegustaeltrigo.

MientrasNevadaechabaunaúltimamiradaa loscaballos,Benapagólafogata;luegoabriólasmantasparahacerselacamaysesentóencimaysequitólasbotas.Pocodespuéssehallócómodamenteacostado,massinsentirporesoganasdedormir.Nevadaempezóaroncartanprontosetumbósobresusmantas,nolejosdesuamigo.

Elvientogemíaenloscedrosdeanchascopas.Elaireerafrío,amenazabahelaraquellanoche.Benrecordóqueelveranoestabatocandoasufin.Lalunaseguíaensucursolaondulantecimadelasierranegracomounbuqueplateado.Oíasecomolos caballos pacían; una zorra ladró desde losmatorrales.Ben, al revolverse en sulecho,sintióelfríocontactodelcañóndesufusilenlamejillayalinstanterecordósuintención de capturar al bandido, algunos de cuyos criminosos hechos se leimputabanaél.NadapodíareprocharaBillHall;peroodiabaaLessSetterylosque,comoél,lehabíandifamado:

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XII

BenIdelevantóseantesdelasalidadelsolparaencenderlafogata,puesel intensofríolehabíadespertado.Elcharcoestabacubiertodeunafinacapadehielo.

—Muchofríohaceparaserverano—murmuróBencalentándoselasmanosenlalumbre—.Pero,claro,estamosagranalturayelveranoempiezaadeclinar.

Después despertó a Nevada sacudiéndole enérgicamente. El vaquero se,incorporó,protestandoagrandesvoces.

—¿Cómoestás,viejocamarada?—respondióBen—.Bonitamañanadefríoparaponerselasbotas…Tú,prueba…¡Carambaconelsinvergüenza!¡Hasdormidoconlasbotaspuestas!,jamásllegarásacivilizarte.

—Esquemelasmojéanoche—explicóNevadalevantándoseperezosamente—.Estabasegurodenopoderponérmelassimelasquitaba…Bueno,hombre,dateprisaeneldesayuno.

—Túveabuscarloscaballos.Nevada,paralavarse,rompiólacapadehieloydiovariosalaridosdeplacer.—¿Hasmetido…tú…lacabeza…aquídentro?—Ya lo creo.El agua está bien—repuso el joven—, te quitará esa pereza que

tienes.MientrasNevadaatendióaloscaballos,Benpreparógalletas,cortócarneyllenó

lacafetera, terminandodehacereldesayuno.Cuandoelsolalcanzóelbordedelassierras,losdoscabalgabanyaladeraarriba.

Desde las vertientes bajas de la sierra, donde las lomas de las colinasdesplegábanseendirecciónalvalle,ibanlosdosviajerossubiendo.Entrelascolinashabíacañones,algunos,muyhondos,otrosdepocaprofundidad,ytodos,alparecer,secoscomolayescayquemadosporelsol.

Ninguna criatura viviente, ni pájaro ni bestia, revelóse a la penetrante vista deBen.Eraaquélunpaísmuysolitario; losciervosyloscaballossalvajesparabanenlaspartesmáselevadas.

El valle de Silver Meadow estaba hacia el Este, y Ben y Nevada deseabancontemplarlosantesdeempezararecorrerlasdesembocadurasdeloscañones.Alirsubiendo, adquirierongradualmentemayor visualidad sobre la región.El lagoPatoSilvestreyelRíoPerdidoparecíanhallarsecasi a suspies; la regióndel lagoTulebrillabaconmaticesamarillentosmásalláde lascolinasdeartemisa;el lagoMuleDeerparecíaunamanchaenuna llanuragris;más lejosaúnextendíanse losnegroscamposdelavahacialasvertientescuajadasdeverdesbosquesquellegabanhastalasdesnudascimasdelamontaña.AmayordistanciaaúnerguíaseelMonteShasha,alboysolitarioenlaluzmañanera.

Por fin llegaron Ben y Nevada al punto elegido, desde el cual, a más de milmetrosdealtura,podíancontemplarelinmensovalle,omejordicho,variasseriesde

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valles, separados entre sí por las colinas de las estribaciones. SilverMeadow[3] nodesmentíasunombre.Tratábasedeunvalleovalado,deunasseismillasdelargopordos de ancho, cubierto de artemisa blanca y hierba gris.Ben estuvo contemplandolargoratoconsusprismáticos,yluego,sincomentario,entregóéstosaNevada.

—Bien—dijoNevada, despuésdemirar algún tiempo el valle—,nohay tantoganadoallícomomefiguraba.Nofaltatampocolasequía.¿Creesquehabrávacasycaballosenlosbarrancos?

—Sinoestánallí,debendehabermuerto—repusoBen.—Oqueloshanrobado—dijoNevada—.Casiloaseguraría…Ben,siesteotoño

nollueve,todoelganadomorirá.—No lo digas. Debe llover. La naturaleza podrá mostrarse cruel, pero jamás

inexorable…Oye,Nevada, ¿sabes que esperaba ver en ese valle a Blaine y a susvaqueros?

—Noselesve.Supongoqueestaránmásalnortedelvalle.Hayallí,a lo largodel río, algunos ranchospequeños, perobuenos.Nopareceque aquello seaun río,¿verdad?Estarácompletamenteseco,Ben.

—¿VamosacontinuarhastaelcañóndeSilver?—preguntóeljoven.—Estámuy lejosydeberíamosesperarquevengael indio.Modocrecorreráun

lado,ynosotroselotro,delcañón.—¿Nopodríamoshacerloentrelosdos?—preguntóBenconimpaciencia.—Talvez,pero…¿seríacuerdohacerlo,persiguiendoaunosbandidos?Además,

quemeaspensisédesdeaquídóndeestáesecañón.—Yolosé,masseríaprecisotreparmucho.Lomejorserávolveralcampamento.

Modocdebedellegarestanoche.

Sin embargo,Ben se equivocó. El indio no apareció aquella noche, y cuando a lamañana siguiente tampoco se veía señal de él, el joven empezó a preocuparse.Esperarontodoeldía,siemprevigilando,y,alcaerlatarde,estabanconvencidosdeque algogravehabía sucedido a su fiel aliado.Bendevanábase los sesos envanasconjeturas.

—Paramí,escosadeSetter—dijoNevada.—Esoes—declaróBendandounsalto—.NosemeocurriópensarenSetter.Si

hatropezadoenHammellconModoc,lohabrádetenido.—Claro que trataría de hacerlo, pero es difícil detener a ese indio. No

desesperemosaún.PocodespuésdeoscurecerentróModocenelcírculodelavivaluzdelafogata,

apeándosedeuncaballo;habíamontadoenpelo.—¿Cómoestar?Yotenerhambre—dijo,sonriendoentredientes.—Hay comida en abundancia, pero deja que la calentemos antes. ¿Qué ha

sucedido?

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—SetterencerrarmecárcelenHammell—repusoModoc—.Yofugarme,buscarcaballoyveniraquí.

—¿Quétehedicho,Ben?—exclamóNevadaconfuegoenlosojos.—¡Caramba!¡ConqueSettertemandóarrestar!Pero¿porqué?—Yo preguntar carcelero. Este reír mucho. Dice hacer mucho tiempo yo

emborracharme…,hacerescándalotaberna.TanaliviadosintióseBenaloírlaabsurdaacusación,queseechóareír,mientras

Nevadarenegaba.—Modoc,¿esquetútehaspeleadodosvecesenHammell?—No;unavezynoestarborracho.Losotrossí.Poresopegarmeyecharmedela

taberna.Ustedencontrarme.—Lo recuerdo, Setter es un canalla. No ha podido encontrar otra cosa contra

Modoc. Nevada, ese Setter me sorprende por el modo estúpido con que procede.Debedefigurarsequesomosproscritosdeverdadyquenotenemosningúnamigoenelmundo.YtambiénquenosehacejusticiaenCalifornia.

—Yocreoqueacabadeforjarseotroclavoparasuataúd—dijoNevada—.VoyacuidardelcaballodeModoc.Suertequetenemosotrasilla.

—Modoc,¿hasvistoaFrisbie?—preguntóBenrecordandolaimportantemisiónencomendadaalindio.

—Sí.Frisbiemuycontento.Mandarmuchosvaqueros.—Muybien,esoestá,pues,arreglado…Mealegroquehayasforzadolapuertade

la cárcel; yo hubiera hecho lomismo…Modoc, tenemos delante una buena tarea.Mañana nos llevarás al lugar donde viste a la pandilla de Bill Hall. Si losencontramos…,bueno,alláveremosloqueconvienehacer.

Cuando Ben se asomó por primera vez a la cañada de Silver, se dijo que jamásolvidaríaaquelmomento.Sóloconocíalasestribacionesdeaquelcañónselvático,allídondeparecíamásbienunvallequeunbarranco.Desdeellugarenque,dirigidoporModoc,loestabaalasazóncontemplando,vioasuspiesunaenormegarganta,muyhonda,deparedes roqueñas,yencuyofondohabíauna líneaverdeantedeárboles.Un ramal del cañón, frente a ellos, era aún más frondoso. El cañón principal ibasubiendo gradualmente hacia unamella o escotadura en lamontaña, tan asequible,vistodesdedondeestabanlostres,queasombraba.Modocexpresólaopinióndeque,por aquel desfiladero llevarían los bandidos el ganado a otra región. Era lugarmaravillosocomocampodeacciónymadrigueraparalosladronesdeganado.Ben,aúnnocomprendíadel todocómohacíanpasar lasvacasporelabruptopaso,siesqueloutilizabanparaeso.Nevadaseinclinóacreerquellevabanelganadosintemoralgunoatodololargodelacañada.Sieraasí,losvaquerosjamáshabíancaídoenlaideadeseguirleslashuellas,cosaquehubierasidomuyfácil,hastaparalosnovatosen el arte de rastrear. Sin embargo, la cañada ofrecía muy buenos sitios para

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estableceremboscadasdesde lascualesunospocoshombresdecididos,con fusiles,podríanmantenerarayadiezvecessunúmero.

—Amigo, yo veo ganado —murmuró Nevada, quien tenía los prismáticos—.¡Caracoles…!QuemeaspensinollevanlamarcaAI.Anúmerouno,comodicenlosvaqueros,esdecir:AmosIde.Elganadodetupadre.

Bensufriótalemociónquelecostótrabajoreconocerelganado,mas,alfin,conlosprismáticoslovioclaramente.

—¡Cielos!—exclamómirandoasuamigo.Éstelesonreía.—Lasuertenosfavorece.¿QuéopinióntienesahoradeModoc?—Remontemosunpocomás,Nevada,para salvarese riscoquenos impidever

mejor.—Creoquedeberíamosprocederconcautela—avisósuamigo—.SilosdeHall

nosven,echamosaperdernuestroplan.MasBensentíagrandesdeseosdeexplotaraquelparaje,creyendoqueladistancia

les salvaba de ser vistos.Recorrieron el borde del cañón, dieron la vuelta al risco,atravesaronmatorrales y bosquecillos de cedros, hasta llegar a otro claro, desde elcualvieronunasdoscientascabezasdeganado,eneldelacañada,paciendoentrelosárboles.

—¡Fíjate!—murmuróNevada,depronto—.¡Humo!…Allí…abajo.—Yaloveo.Esdeunafogata—repusoBen,agitado.—Claroquesí…YahorarecuerdoqueModocnoshadichoquenodejáramosde

mirar el borde opuesto de esta cañada, porque él lo recorre. Nos hemos olvidado.Dame los gemelos.Aunquenosotros, a simple vista, no podamosverle, el indio sipuedevernosanosotros.

Nevada recorrió con lamirada,valiéndosede losprismáticos, todo lo largodelbordeopuesto,yBen tenía lavistapendientede losmovimientosde suamigo.Deprontoelvaquerosedetuvo,ajustólosgemelosysequedóinmóvil.

—VeoaModoc…directamentefrenteanosotros…Noestáenelmismoborde,sinounpocoatrás…ynosve.¡Quévistatieneeseindio!…Ben,nosestáhaciendoseñalesparaqueretrocedamos…,señalhaciaabajo…¡Caramba!LoqueModocdiceesqueHallnoshavistooquenosvaaver.¡Atrás!

Rápidamente se alejaron del borde para que desde el fondo de la cañada nopudiesendescubrirles.Apeáronsedesus,caballosybuscaronotravezaModosconlosprismáticos.Benloscogiótambiényprontosediocuentadequeelindiotratabade comunicarles algomuy importante. Sus ademanes eran enfáticos y pintorescos,comprendiendoBen,deellos,queabajo,enlacañada,sucedíaalgoinusitado.

—Nevada,creoqueModocnosquieredecirqueHallnoshavisto.Señalahaciaabajoyluegohaceunademáncomoqueriendodecirquesealejan.Vamosairhastaelborde,arrastrándonos.

Congrancautelaavanzaron,ocultándoseal fin trasunasmatas,donde,echadosdebruces, noeraposibledescubrirlesdesde abajo.Apesardemirar atentamente a

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todaspartes,novieronsinolasvolutasazuladasdelhumo.Cuandovolvióaenfocaralindioconlosgemelos,vioqueéstesealejaba,bordeabajo,montadoacaballo.

—Modocsemarcha,Nevada.¿Quéteparece?—Maldito si lo sé. Temoque nos hayan visto, pero pronto lo sabremos.Ellos,

naturalmente, no saben ni quiénes somos, ni cuántos, y no se atreverán a salir poraqueldesfiladero,ymuchomenosquedarseenlacañada.

—Lástimaquenoshayanvisto—dijoBenconamargura—.Yo tengo la culpa,me apresuré demasiado. Continuaron mirando durante algunos minutos más,reprochándoseBendehaberechadoaperderunamagníficaoportunidadparaatraparalosbandidos.

—¡Ajá! Los veo, Ben—murmuró Nevada, agitado, señalando con el dedo—.Debajo de nosotros…, aquel claro entre los árboles…Mira bien… uno…, dos…,tres…,cuatrojinetesyuncaballodecarga.Pueshanarregladoprontoelequipo,anoserqueestuviesenpreparados…¿Losves,Ben?

—Sí.Hecontadocincohombresysólouncaballoquelleveelequipo.Nevada,parecequetienenmuchaprisa.

—Naturalmente.Noshanvistoytienenmiedo.Esfácilvercuandohuyelagente.Porlomenos,yoloséporqueheestadoenelmismocaso.

—¿Quévamosahacer?Cojámoslesladelantera.—Desdeesteladoesimposible.Meapuestoaqueestaránenaquelramal.Siasí

lohacen,Modosnolosperderádevista.—Talveznoesténtanmallascosas.—Ben, dentro de un minuto pasarán frente a nosotros —aseveró Nevada—.

Tengo una idea. Ellos no saben cuántos somos. Vaciemos los dos nuestrosWinchesters, luego nuestros revólveres, todo lo aprisa posible. Hay más detrescientos metros hasta el fondo de la cañada y no podemos herir a nadie, perooyendo tantos disparos, creerán que hay un ejército de policías y vaquerospersiguiéndoles.Seasustaránmuchoylesseguiremosfácilmente.

—Venga—contestóBenamartillandosufusil.Cuandolasoscurasfigurasdelosjinetes atravesaron otro claro entre los bosques, Ben y Nevada dispararon unadescargadetreintaydostirosenpocossegundos.Losmurosdelacañadarepitieronelecodelosdisparosenatronadoraintensidad.

—¡Mira cómo corren! —gritó Nevada muy satisfecho, levantando el revólverhumeante—.Yanoseven.Caramba,síquesehanasustado.Ahora,atención.Estoysegurodequeentraránenaquelramal.

—Hasidogrande,¿verdad?—murmuróBendejandosusarmasenelsueloparaqueseenfriasen—juraríahaberheridoaunodeellos.Setambaleóenlasilla.

—Noesfácil,perotalvezseaverdad.¡Ojalá!Ahora,fíjatebien.Pocosmomentosdespuésvieronqueloscincojinetes,muydistanciadosentresí,

entrabanen ladesembocadurade lacañada lateral.Uncaballodecarga,quecorríaalocado;lesdiolapruebadequelosbandidospasabangrandesdificultades.

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—Se han dejado sus mantas en el campamento —dijo Nevada, satisfecho—.ParécemequeBillHalllohabíapasado,hastaahora,tanbienenestaregión,queseolvidóhastadelsonidodeunabala.¡Fíjatecómocorren!

Losjinetes,desaparecieronunmomentotrasunaelevaciónherbosa,yapocoselesviootravezenelfondollanodelacañada.Deprontooyéronserápidosdisparosderifleenlapartesuperiordelacañadaenquehabíanentrado.

—¿Oyes?Éseesel45deModos—exclamóNevada,fueradesídecontento—.Noshacomprendidoyesperabaquepasasenporallí…Uno,dos…¡Qué ruido taninfernalhaceeserifle,pareceuncañón!Ydi,¿dóndeestán,losbandidos?

—Sehan espantado y corren como locos—contestóBen, tan agitado como suamigo—. ¡Escucha los disparos de Modoc!… ¡Seis…, siete…, ocho…, nueve…,diez!Yahora,elecoenlaestrechacañada.Parecenotrostantosdisparos.

—La verdad es que hemos producido un ruido infernal. Están huyendo comoalmas que lleva el diablo.Me apuesto a que creen que hay un ejército en ambosbordesdelacañada.

—Me he divertido mucho, y seguramente nos servirá de algo, pero… ¿quéhacemosahora?

—Regresar al campamento—repusoNevada poniéndose de pie—. Carguemosnuestras armas, por si acaso. De nada sirve tenerlas descargadas… Largo es elcamino hasta nuestro campamento, y aunque nada podemos hacer ahora con elganadoque está en el fondode la cañada, hayquepensar quenos convienepoderprobar algún día las cosas. Dame tu pañuelo: lleva tus iniciales y lo ataré aquí alárbol,ydeestemodopodemosdemostrar,eldíaqueconvenga,quedesdeaquívimoselganadodetupadre.Cuandomenos,podemosprobarqueestuvimosaquí.Lacosaestáclara,sifuésemosladrones,estaríamosenelcañón,ynoaquíarriba.

—Nevada,estoysegurodeque losbandidoshanabandonadolamayorpartedesuscosasenelcampamento.¿Noteparecequedeberíamosiracogerlo?

—Nohaytiempo,emplearíamosundíaentero.Loquedebemoshaceresregresarrápidamenteparaarreglarunpequeñoequipo,yasípodremosmarcharnostanprontollegueModoc.Quisiera saber adónde va ese ramal de la cañada; según sea, puedefavoreceroentorpecerlapersecución.Modoclosabrá.Unacosaescierta;Billylossuyossedirigenalastierrasbajasdondeescaseaelagua;peroseleacabólasuertequehastaaquíhatenido.

TreshorasnecesitaronBenyNevadaparabajaralvallequecruzaronparasubiralbordeopuestode la cañada.Lapistadel ganadoquehabía en su caminoadquirióahora para ellos distinta significación. Probablemente Hall no había reunido losanimalesrobadosenunsolohatajohastatenerlosatodosenlacañada.

Subiendoybajandoladerasdeunacolinaaotra,llegaronlosdosamigosporfin,aloscurecer,asucampamento,dondeencontraronaModocconlacenadispuesta,loscaballosatendidosypartedelequipopreparadoparalamarcha.

—¡QuédemoniodehombreesesteModoc!—exclamóNevadaalverlo.

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Ben estrechó la mano del indio, obviando con el apretón de manos todaexplicación;Nevada,encambio,siemprelocuaz,continuóhablando.

—Modoc—dijo—, la verdad es que Ben y yo somos todos tontos. Ben, porrevelarnuestrapresencia,yyoporhabérselodejadohacer.Perolacosasucediócontantarapidez,queningunodelosdosnosdimoscuenta.Losiento,porqueustedhizounamaravillosalabor.

—Nosentirnada.Muchobueno—repusoelindiosonriendo.—¿Quéquiereusteddecir?—exclamóelvaquero,asombrado.—Hall tomarmaladirección.Salidabuenaporgrancañada.Hall creermuchos

hombres disparar tiros…, tener miedo…, escapar por cañada pequeña. Sin salidahasta lagoMuleDeer.Veintemillas.Nohaberagua…,nohaberhierba.Al llegaralagoMuleDeer,Hallmuycansado,noatreverseentrarenlosranchos.TenerqueircuevasModocporagua.Nosotrosirdetrás…cogerloscomoloscaballos.

Ésefueeldiscursomáslargoquepronunciaraelindio,siempreparcoenpalabras.Seguramenteimpulsáronleahablar tantola importanciadelasuntoylasatisfacciónque le produjo el hecho. Ben sabía que Modoc no se equivocaba nunca en susafirmacionesycálculossobreasuntosrelacionadosconlasregionesselváticas.Habíadichoqueencontraríanalosbandidos;ahoraafirmabaqueloscazarían;loprimerosehabíarealizado,ytambiénsucederíalosegundo.Afaltadeadecuadaexpresióndesualegría,Bendioalindiounafuertemanotadaenelhombro.

—Unbandido estar herido—continuóModoc—.Ben tirarle.Hombrequedarseatrás.Yoverbandidosmirar atrás…,gritar…,hacer señas.Peroheridono avanzaraprisamuchotiempo.

—Tengoelpresentimiento—gritóNevada,depronto,convozestentórea—quevamosacogeraHall…,vivoomuerto…,esonolosé,niimporta.Silematásemos,podemosprobarquerobóelganadodetupadre.

—Mira,lomejorserádejarsedeentusiasmos,ahora,ycenar.Luegoveremosloquesedebehacer—contestóBen.

—Ir pronto —dijo el indio con calma—. Llevar un caballo más…, muchacomida…,muchaagua…,muchotrigo.

—Modoc,viejojefe,ustedyyopertenecemosalamismatribuderastreadores—afirmóelvaquero—.Yaesapandilladebandidoslaseguiremosdedíaydenoche.

—¿Ydejarelrestodenuestroequipo,denuestroscaballosaquí?—preguntóBendudando—.Nomegustaeso.

—Niamí,peroespreciso.Detodosmodosnocreoque,aestasalturas,corramosmuchoriesgo.ApersogaréaBlackieconunacuerdamuylarga,cercadelmejorlugardeaguayhierbas;losdemáscaballosnoseirándeaquí.

Entrelosdoslograron,porfin,convenceraBen,quienllegóacomprenderquesupesimismode dejar los caballos abandonados nacía de su gran afecto por el noblecaballonegro,ytambiénquesupasiónporloscaballossalvajesharíaquealgúndíacometieseunterribleerror.

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En menos de una hora arreglaron todas las cosas, y se hallaron montados ensendos caballos y emprendieron lamarcha.Modoc iba delante comoguía yBenyNevadaatendíanaloscaballosdecargaytambiénalcaballodesillaquesellevabanademás.

Durantelaprimerapartedelanocheavanzaronlentamente,mastanprontocomosaliólaluna,recobraroneltiempoperdido.Modochabíaseapartadodelassendas,yBennosabíadóndesehallaban,exceptoquelaposicióndelasestrellasledecíaqueibaendirecciónalOeste.Volabanlashoraslomismoquelasmillas,yantesdequeeljovenpudieradarsecuentadeltiempoodeladistancia,lasestrellashabíanpalidecidoy la luna desvanecíase en el gris del amanecer. Cuando se hizo de día, contemplóBen, desde la altura en que se hallaban; el monótono panorama de la parduscahondonada en la que el lagoMule Deer brillaba con su color plomizo como unamiradademaldad.

Ben yNevada detuviéronse al llegar al pie de la ladera,mientras que el indiosiguióavanzandohasta labocade lacañadaenbuscadehuellas.Nohabía llegadoaúnalamitaddelcaminocuandolevantóunbrazoyseñalóluegolasuperficiedelaguaverdosa.BenyNevadaencamináronsehaciaellago,dándoseprontocuentadelolor nauseabundo de las carnes podridas. A poco vieron en la vecindad del lagomuchos cadáveres, que resultaron ser ciervos. Llevados por la terrible sed, losanimaleshabíanbebidoelaguavenenosa.

Modoc señaló las huellas de los caballos, que, en dos puntos, iban a la balsamaldita, como si varios caballos se hubiesen aproximado a ella para darinmediatamentelavuelta.

—Ningún caballo beber allí —dijo Modoc, y empezó a rodear el lago hastaencontrarlashuellasdelosbandidos,queibanendirecciónalNorte.

Habíanpasadopocashorasdesdequecruzaronlaorilladellago,yBenopinóqueconvendríaavanzarconmayorlentitud,afindequelosbandidosnosediesencuentade la estrecha persecución de que eran objeto. Descansaron, pues, en la primeraextensióndeartemisaqueencontraron;comieronunpoco,dieronaguayforrajealoscaballos y encincharon las sillas de montar. Poco después avanzaron de nuevo,teniendodefrenteelvientosecoyfragantederesinayartemisa.

Alapuestadelsolacamparonentrelospinos.—¿Seráposiblequeencontremossushuellaseneste terrenodepiedrapómezy

agujassecasdelospinos?—preguntóBenconansiedad.—Yo mismo soy capaz de hacer eso —replicó el vaquero—. Claro que con

lentitud, pero lo haría. Y Modoc encontrará sus huellas sin bajarse siquiera delcaballo.No,Ben,estavezlapandilladeHallllevalasdeperder.

—PeropodríasucederqueHallnospreparaseunaemboscada,disparandosobrenosotrosdesdealgunaespesuradelbosque.

—Claroquepodríasuceder,peronoesprobable.Nuncacreeráquehayquienlepersigatandecerca.Hemosrecorridomuchocaminoauñadecaballo,hemostomado

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muchos atajos también. No; no; Bill Hall ha acampado a unas cinco millas dedistancia, sin soñar siquieranuestraproximidad.Todo loque tenemosquehaceresfiarnosdelindio.Yonopiensoperderniunminutodesueño.

—Mejorserámontarlaguardiaporturno,¿no?—Esverdad,ahoraquelopienso:Noquisieradescuidarningunaprecaucióntal

comoestánlascosas.A lamañana siguiente los tres advirtieron queHall se daba yamásmaña para

ocultar sus huellas, y acaso un rastreador ordinario no hubiera podido seguirle. Elindio,encambio,noperdióunmomento.

—Bandido herido no cabalgar como otros —dijo Modoc, señalando ciertashuellasirregularesenelsuelocubiertodeagujasdepino—.Notenercuidado.Estarenfermo.Hacermuchashuellas.

Avanzar, rastreando de aquel modo, requería el empleo demuchas horas. Benmostrábase ahora serenoy frío, sabiendoque la persecución tocaba a su fin.SabíaqueModoc calculaba encontrar a los bandidos en su primer campamento, cerca odentrodeunadelasgrandescuevasdondehubieseagua.Elplandelindioerabueno,pero era de temer que Hall se dirigiese a la mañana siguiente a las más elevadasmontañasdelavadondeabundabalacazayelagua.

Amedia tarde,Modoc,quehasta entonceshabía llevadomuchadelantera a losdosamigos,sedetuvoparaesperarlos,ycuandollegaron,lesdijo:

—Verbandidos.Avanzar lentosparaayudarahombreherido.Éstecaerpronto.Bandidosdetenerseprimeravezcuevadondehaberagua.Yosaber.

—¿Cuántohayhastaallí?—preguntóBen.—A pie,mucho. A caballo, poco. Yo andar. Ustedes llevar caballos. No hacer

ruido.Mirarmucho.Ben y Nevada observaron en silencio cómo el indio se deslizaba a través del

bosque,conelqueestabatanfamiliarizadocomolosanimales.Nohacíamásruidoqueunpájaroalvolar,ysiempreparecíaescudarsetrasunárbolounamata.Cuandoelindiohuborecorridounoscienmetros,BenyNevadaavanzaronalpaso,conelfindenoperderlodevista.

AsísubieronlentamentelascolinasdepinoshastallegaraunpuntodesdeelcualModocempezóabajar.ProntovioBenlosnegrosyrojosbordesdelalavaquesobresalía en algunos sitios del terreno de pumita, manchando la suave belleza de losbosquesalrevelarsusiniestranaturaleza.Pocoapocoibanaumentandoennúmeroytamaño los hoyos en la lava, hasta que los viajeros llegaron por fin al sitio dondeempezabanlascavernas.

—Ben, nos vamos aproximando —murmuró Nevada—. Fíjate en el indio.¿Verdadqueesgrande?Teapuestouncaballoaqueyaloshavisto.¡Ylasganasquetengode«sacar»elrevólver!

—Tútirascuandoyotediga,antesno,¿estamos?—ordenóBen.—Pero¡maldición!Alomejor,tuavisollegaconunasemanaderetraso.Tengola

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costumbrede«sacar»…—¡Ssst!—BenasióaNevadadelbrazo—.Modocestáhaciendoseñas.—Bueno,yaloveo.¿Dequéestabayohablando?—Me parece, Nevada, que Modoc quiere que atemos los caballos aquí para

reunirnosconél.Nevadaapeóseenelactoyllevósucaballohaciaunarbusto,dondeloató.Ben

hizo lomismoconel suyo.Luego sujetaron también losdemáscaballos.Bennotóque Nevada le agarró de pronto del brazo y, al mirarlo, vio que sus ojos negrosechabanchispas.

—Amigo,loquevaapasarahoraserácosanuevaparati—dijoconvozronca—.Acuérdatequevamostrashombresquedispararánsobretialverte…yqueloharánatraición.

—Ya lo sé, Nevada. De todos modos, mis órdenes son éstas: no matar, sipodemoscogerlosvivos.

—Claro,yotambiéncreoquemásnosserviránvivosquemuertos.HaremosqueBill Hall hable… Vamos ahora. Ben llegó jadeante junto al indio, que estabaagachadoenelsuelo.Anteelloselsuelodelbosqueerallano,lospinoscrecíanallímuyseparadosunosdeotros.Aunosveintemetrosveíaseunadepresióndelterrenobordeado de arbustos, y que seguramente era la entrada a una caverna. Ben norecordabahaberlavisto,aunque,dada laabundanciadecavernas,eradifícildecirloconseguridad.

—Bueno.Yo conocer caverna—murmuróModoc—. Poca agua, pero siempre.Cavernahonda,honda.Otroagujerolejos.Hallnollegaraprisaallí.

—¿Hanbajado?—preguntóBen,emocionado.—Sí.Llevarcaballosyhombreherido.Ahoraestarabajo.Caballosbeberpronto,

luegosalircomerhierba.Modoccreemejorcorrerahora…,detenerbandidos.—Ahorahadichoustedalgo, amigoModoc—exclamóNevada fijándoseen la

recámaradesurifle.—¿Yquéhaydel otro agujero?—preguntóBen convoz aguda, ajustándose al

mismotiempoelcinturón.—Estar lejos. No llegar pronto. Yo ir después. Rodar piedra grande y cerrar

agujero.—¿Nohaymásqueunaentradaenesacueva?—Sí.Igualquetrampacaballossalvajes.Bueno—repusoelindio.—Vamos,pues,maspocoapoco,paranoperderelaliento.Si losencontramos

saliendodelacueva…,losdetendremosconlasarmas.Alllegaralbordedelacueva,rodeadodearbustos,asomáronserápidamente.Ben

violasgradasdelavafrentealsitiodondeestabaescondido,yasuderechaunagrancaverna cuyo suelo descendía en rápido declive hacia una negra abertura queconstituíaelfondodelacueva.

—Acabodever entrar el último caballo—murmuróNevada, quehabía sido el

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primeroenasomarse—.Yfíjateenelcaballodecarga.Pocacosapuedenllevardeprovisiones. ¡Con qué facilidad los cogeremos! Casi da vergüenza tomar luego eldinerodelacaptura…Yahora,Ben,escúchame.—Lavozdelvaqueroerafiera—.Nohevisto al herido.Tal, vez estédebajodenosotros sinque lepodamosver.Esseguro que no lo han llevado caverna adentro, de modo que debe de estar cerca.Vamosaesperarquebebanyquevuelvanasubir.Esprecisoquesalganloscaballosylosespantaremos.Loshombrespuedenalimentarsedecarnedecaballo,yomismolahe comido,y esprecisoevitarlo.Si los caballos salenprimero, tanprontocomoveamosloshombrestrasellos,empezaremosadispararparaquelosanimalessalgandeltodo,yentoncestendremosaBillHallanuestramerced.

Bennoencontróningúndefecto en el plande su amigoy, sinpoderocultar suemoción,esperópacientemente.Enelsilenciodelaesperaoyóapocoellejanoruidodecascosdecaballos,ydespués,vocesdehombres.Escuchóatentamente,reteniendolarespiración;losmomentosleparecíaninterminables.Modocestabaechadocomosidescansara,sinlamenortensióndenervios;Nevadahablabaconsigomismoenvozbaja,Porfinoyósemásfuerteelruido;Benviosombrasenlaaberturadelacaverna.¡Iban a salir! Seis caballos subían la pendiente sin hacer apenas ruido en el suelollenodepolvodepumita.Bentemblóunpocoalverotrasombra,queresultóserunhombredebajaestatura,corpulento,contrajeoscuro,elrostroocultobajoelaladesusombreronegro.

—Escucha,Bill—oyósedeciraunavozdébil,precisamentedebajodelostres—.Heoídoalgoalláarriba.

—¿Quéhasoído tú?—preguntóHalldeteniéndoseysacandoel revólver.Otrasfigurasaparecierontrasél,destacándosepronto.

—Parecíanpisadas…yluegounmurmullodevoces—contestóelherido.DeprontoelcuerpodeNevadapúsoseentensióncomasifueseadarunsalto.—¡Manosarriba!—exclamóconvozestentórea.LacontestacióndeHall fuedisparary saltar almismo tiempoparadesaparecer

trasun recodode lapared.Unabala tocóuna ramita encimade la cabezadeBen,rompiéndola.Nevadaempezóadispararsufusilconincreíblerapidez,entrandoluegoModocenacciónconsupesadorifle.Desdeabajorespondieronatirostambién.Loscaballos, aterrados, ascendieron relinchando y desaparecieron pronto en el bosque.Ben reservó las balas de su fusil. Al, ver que los disparos de los bandidos ibanacertandoelsitiodondesehallaban,eljovenseretiró,obligandoaModocyNevadaahacerlomismo.

Así terminó de momento el tiroteo. Modoc volvió a cargar su rifle con todacalma. Nevada empezó a sacar cartuchos de su canana, mirando a Ben con ojosbrillantes.

—Amigo, esto sí que es vida —dijo—. Ya sabes que no me gusta perder eltiempo,yhastaahoratodohasidounabroma.Desdeaquíveocercadelaentradauntrozode lava, traselcualpuedoescondermeyver loquepasaabajo.Tú tequedas

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aquísinmoverte.—Yoir—murmuróModoc;ysedeslizótraselvaquerocomounreptil.Bensequedóquietoenelsitiodesdeelcualpodíaverlarocaalaquesuamigo

sehabíareferido.Apocolevioallí,juntoalindio,yeljovensedijoqueaquéleraunbuensitioparadominartodalaentradadelacaverna.

—Escucha,Hall—exclamóNevadaconvozfuerteyvibrante.—¿Quiéndiablosesusted?,—oyósepreguntarunavozronca.—¿Yo? Pues formo parte de toda una tropa de alguaciles, agentes, vaqueros,

indios…yunciertopistoleroqueyoconozco.—Bueno…¿quédesea?—Que te entregues con los tuyos. Tira tus armas donde pueda verlas, y luego

saliddeunoenuno,manosarriba.—¡Ajá!¿Ysinosnegamos?—Es la última oportunidad que te ofrezco—replicóNevada—. Si no aceptas,

dispararemosamatar.—¡Disparaysémaldito!—gruñóelbandido.Elmurmullodevocesfuriosasera

pruebadequelosladroneshabíanempezadoadiscutirentresí.—Desdeaquíveoavuestroherido.¿Lealojounabala?—Disparaysemaldito…,

siesqueeresdeesosquehacenfuegosobreheridos.—Bueno…,parécemequevoyaperdonarlelavida.Otravez,¿vaisaentregaros

ahorrándonosasí a todosun sinfíndedisgustos?Porquepodemosdejarosmorirdehambreahídentro.

LarespuestaalretodeNevadafueunestallidodemaldicionestalescomonuncalas había oído Ben. Al es cuchar las terribles blasfemias que revelaban la difícilsituación de los bandidos, el joven tembló. La barahúnda infernal duró algunosminutosyluegocalmósepocoapoco.

—Bien…,¿quéhay?—dijoNevadaconvozlentaysuave.—Bueno, señorde ladulcevoz—repusoBillHall imitándolecon sarcasmo—,

aquíabajonollegamosaunacuerdo,peroyodigo:vengaustedycójanos.

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XIII

Nevadaaceptóelultimátumdeljefedelosabigeoscomosiésafueseexactamentelaactitud que hubiese esperado, y no se entretuvo enmalgastarmás palabras con él.HizoseñasaBenparaquevinieseasulado…yledijo:

—Hall sabe que le tenemos acorralado, aunque sus hombres tal vez no se dencuenta.Veamosahoraquéconvienehacer.

—Cuestióndetiempoydeestrechavigilancia—repusoBen,pensativo.—Sí.Unouotrodenosotrosdebeestarvigilandoesacavernadíaynoche.—Modoc,túhasdichoquetienenotrasalida,¿verdad?—Sí…YocerrarlayHallnopodersalir.—Muy bien. Cuando lo hayas hecho, sube aquí nuestros caballos y nuestras

cosas.Vamosaacamparbajoestospinos.Luegollevaremosloscaballosaotracuevaparaquebebanylosataremosdondehayahierbas.

Sindecirunapalabraalejóseelindio,arastras,delbordedelacaverna,yapoco,selevantóparaecharcorrer.

—Oye,Ben,¿hemostraídoclavos?—preguntóelvaqueroasuamigo.—Vaya.Hayunabuenacantidaddealcayatasenelsacodelasherraduras.—Puesvamosacortarestacasyhacerunaespeciedecercaconpuntasagudas,

para colocarla firmemente en la parte más estrecha de la bajada a la caverna. EsposiblequeHallintentehuirdenocheonosataque.Conlacercaloevitaremos,puesnohaysitioalgunopordondepuedasalir,sinoesporelangostosendero.¡Yluegodiráquenotenemossuerte!¡Sitodonossaleapedirdeboca!

—¿Túcreesqueserendirá?—Absolutamente—repusoNevadapronunciandosufrasefavoritaconlentitudy

énfasis—.Claroqueestaremosmuchotiempoaquí,porqueHallrecurriráatodaslastretasparasalir.Talvezsearriesguetambiénalucharantesdequeseleacabenlasprovisiones,pero,cuandoéstashayanterminado,serendirápronto.

—¿Túcreesquedurantelanocheseatreveránarecoger,susprovisiones?—Sí, porque es fácil. Claro que probablemente oiremos el ruido. Si no me

equivoco, he visto además un montón de leña en la pendiente. Desde aquí loveríamosmejor,peronoesprudentehacerdejirafa.

—Modoc,nohacometidonunca,queyosepa,ningúnerror—dijoBen,comosiquisieraconvencerseasímismodetanexcelentecualidad.

—El indio es nuestra cartamás fuerte—repuso su amigo con aplomo,Nuestraprobabilidaddeganarestáenproporcióndemilcontrauno.

—Esnecesarioganar,Nevada.Paranosotrosestrascendental.—Tu padre y el de Ina llevan ahora las de perder —aseguró el vaquero con

fiereza—.YparaSetter…,¡malditosea!…,elasuntosepresentamuchopeor.—AunqueJuddysuagentenossiguiesenhastaaquí,nadanospasaría.—¡Ojalá vinieran! Los mandaríamos a la caverna para que arrestasen a los

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bandidos.¡Ah!¡Ah!¡Ah!—¿Ylodelaotrasalida?¿PodráModocponerallípiedrasdesuficientetamaño

paraimpedirlafugadelossitiados?—Tú ten confianza en ese indio, Ben. Supongo que cubrirá aquel agujero con

estacas y arbustos, poniendo en cima tantos bloques de lava, que ni cien hombrespuedanlevantarlos.

DesvaneciéronselostemoresdeBenaloírhablarasuamigo.—Tododependeahoradenuestravigilancia.Nodebemosdormirniunmomento.—¡Bah!Yopuedoestaraquívigilandodocehorasseguidassinpestañearsiquiera.

Lomejorseráqueseansiempredaslosquevigilen;entretanto,eltercerodenosotrospuede dormir, buscar agua, preparar las comidas, cuidar de los caballos y todo lodemás.Luego,tanprontovuelvaModoc,vamosahacerlacercaparacerrarlasalida.

Lashorasdeaquelmemorabledíapasaronrápidas,ynunca,enningúnmomento,dejabandevigilarlacavernacuatroojosdeagudamirada.

Llegó la nocheBenyNevada estaban tras la eminencia de lava, a lo larga delbordedelacaverna.Laentradasehallabaenvueltaendensastinieblas.

ElvaquerooyóalgoqueleobligóaadvertirloaBen.Éste,escuchandocontodaatención, percibió un débil sonido, del que dedujo que abajo arrastraban algocolocadoenunalonasobrelasuperficiedesigualdelabajada.

—Están retirando sus provisiones —observó Ben. Nevada, al oírlo, se apoyósobreunarodillaydisparórápidamentevariostirosendireccióndelacaverna.Ben,echadodebrucesaladerechadelarocadelava,conelriflesobreelborde,violosvivosdestellosdelosdisparosconquelosbandidosrespondieron.Alinstanteapuntóendireccióndelúltimodisparoyapretóelgatillo.Ungritoangustiosodesdeabajoleprobóquehabíaapuntadoconacierto,hiriendoseguramenteaalguien.Luegosehizootravezprofundosilencio.

—Oye,¿hasoídoelsilbidodelasbalas?—preguntóNevada.—No.—Pues yo sí. Una a cada lado. Hall estaba atento y disparó con increíble

velocidad.Talveznomeresguardéatiempo…AfequeahorayasabemoscómolasgastaesebandidodeBillHall,¿verdad?

—Noteexpongasmás—aconsejóBen—.Esmejorevitartodoriesgo.

Modoc relevó a Ben a medianoche, y cuando llegó el amanecer, el joven hizo eldesayuno y lo llevó a sus compañeros, relevando luego a Nevada para que éstepudieradormir.Losbandidoshabíanretirado,enefecto,susprovisiones,llevándoseademás a su compañero herido al interior de la caverna. Así quedó establecido elsitio;ésteimponíaalossitiadoresunaconstanteyenormevigilancia,maselpremioera tan grande, que, ni un instante siquiera perdieron los ánimos. Las horastranscurrieron con rapidez. Cada uno de los tres se ocupaba, cuando le tocaba el

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turno,delosdeberesdelcampamento;Modocsecuidaba,además,deloscaballosyde acarrear el aguanecesaria.Al tercer día del sitio regresó al campamento con labuenanoticiadehaberpodidocogeraloscaballosdelosbandidos.

—¡Hurra!—exclamóNevadaaloírlo,ydioaBentanformidablepuñetazoenelcostadoqueeljovensintióeldolorvariashoras.

Durantelaprimerapartedelsitio,Benysusamigosobtuvieronmuchaspruebasdelapresenciadesusprisioneros.Elolordehumoyaveceslasazuladasvolutasdeéste, emergían de la caverna. También oíanse de cuando es cuando sus voces y,aunquerarasveces,el ruidodelhachaconquepartían leña.Conalguna frecuenciasucedía que los vagos rumores que se percibían en la entrada de la caverna, en laquietud de la noche, obligaban a los vigilantes sitiadores a disparar sus armas.Nevadasolíadispararsurifledetiempoentiempo,sóloparallevaralossitiadoselconvencimiento de que la vigilancia era tenaz y firme como el primer día. Sinembargo,cuantomás tiempo tardabaHall en intentar lahuida, tantomás suplicabaNevadaasusamigosquenocesasenunsegundoenlavigilancia.

Así transcurrieron dos semanas.Ben se sorprendió a contar los trocitos demaderaquehabíaguardado,unoporcadadía,parallevarlacuentadeltiempo.Noobstante,hubierapodidoadvertirlaproximidaddelotoñofijándoseenlasfríasmañanasyenelcolorcambiantedelashojas.Modocavisóqueelmanantialdelacavernadelaquesesurtían de agua tenía ya una gruesa capa de hielo. Otra prueba del cambio de laestaciónlatraíaconsigoelhechodequelacazabajabadelasalturas.Modoclogródarmuerteaunciervoenelmismocampamento,yBenlosviomuchasvecesylosoíatodaslasnoches.Losanimalesconocíanlapistaquellevabaalacavernadondeseocultabanlosabigeos,porqueallíabrevabansiempreeninvierno.

Una tarde volvió Modoc al campamento, después de su visita diaria a loscaballos,conelrostroensombrecido.

—Caramba, Modoc, ¿qué le pasa? —preguntó Nevada. Ben miró a su fielcompañeroconelcorazónoprimido.

—Malo—repusoelindiolentamente—.Modocnoquererdecir.—Nomeocultesnada—dijoBen.—Caballorojobeberennuestracavernadelatrampa.—¿ElRojodeCalifornia?—exclamóBenlevantándosedeunsalto.—Sí.—Oigausted, señorpiel roja, ¿porquéha tenidoquedecírselo?—dijoNevada

gritandoenfurecido.—Yosiempredeciralamo—contestóelindio.—¡Ay,Dios!…¡Quémalasuerte tenemos!—exclamóNevadaen tono lúgubre,

dejándosecaeratráscomositodohubieraacabado.Ben se quedómirando fijamente al indio, temblando como un azogado.Había

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comprendido, de pronto, al saber que el codicioso garañón iba al fin a beber a lascavernas,quesiahoravacilabaunsoloinstante,estaríaperdidoparasiempre.

—Modoc—dijoconvoz ronca—, tomaelhachayveadestruir aquellapuertaquehicimosparacazarcaballos.Ysinañadirunapalabra, seentregóa su tareadevigilaralosbandidos.

—Agua caverna acabar pronto —observó Modoc—. Entonces caballo rojo irlejos.

Bennocontestó,yNevadasequedósinsaberquédecir,casoraroenél.EljovenapartódecididamentedesupensamientolanoticiaquetrajeraModoc;sabíaqueerapeligrosopensarenelRojodeCalifornia,ysólopensandoenInapodríaalejardeélaquelobsesionante recuerdodelmásnoblede losgarañones salvajes.Yapesardehaberseprometidoalejar tambiéna Inadesumentemientras realizaba la tremendatareadesuliberación,evocóahoraeldulcerecuerdoyelgranamordeella.

Llegóeldía enquede la cavernadeBillHallno salíani ruidodevoces,ni elhumo de sus fogatas. Ben y Nevada empezaron a hacer conjeturas. ¿Acaso losbandidoshabíanacabadotodalaleña?¿Porquénohablabanyaenvozalta?¿Seríaposibleque,alfin,hubiesenhalladootrasalidaporlaquehuir?

—Yoestoyenqueesunardid—aseveróNevada—.Meapuestoaqueseguiránesatácticahastaquesemuerandehambre.Naturalmente,elnosaberaquéatenernossobrelacausadesusilencio,noshadeponernerviosos.Hall losabe,puesesmuylisto.Acasocreaquenosomoscapacesderesistirlaincertidumbre.Hayqueadmitirqueesmuydura.

—El que no tengan leña, no implica que se les hayan acabado también lasprovisiones—dijoBen,pensativo.

—Claroqueno.Precisamentenuestroflacoestáennosabernada,en tenerqueesperarsinsaber.Muchoscaeríanenelerrordeintentarbajaralacuevaparasalirdelaincertidumbre.Nosotrosno.Aquíestamosyaquíestaremoshastaelfin.

Transcurrierondiezdíasmás…Díasdepacientevigilanciaeintranquilidadcadavezmayor.Habíallegadoelmesdeseptiembre.Yanoteníanlossitiadoresniazúcar,nicafé,yvivían tansólodepan,carne,aguaymanzanassecas.Ben llegóhastaelpuntodenocomermásqueunavezaldía.

Así pasaron otros días, interminables, deprimentes. Los bandidos no dabanninguna señal de vida. Parecía imposible que estuviesen aún allí abajo y vivieran.PeroBen,quiensufríamásquenadielaincertidumbre,comprendióqueseguramenteeramásfácilparalossitiadospermanecerquietos,queparalossitiadoresaguantarlainseguridad.Hallnosufríaningunaincertidumbre.Suúnicaesperanzaeraquelosdearribasecansasenysemarcharan,ocorriesenelriesgodeentrarenlacaverna.

Por fin,unamañana, cuandoBen fuea relevaraModocen laguardia,Nevadadijoenvozbajaasuamigo:

—Meparecequeheoídopisadasabajo.Bennotuvosiquieratiempoparacontestarle,manifestandosualegría,porqueal

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puntoseoyóunavozroncadesdeabajo.—¡Eh!¡Losdearriba!—Buenosdías,Bill—exclamóNevadaconvozestentórea,ycogiendoelrifle,se

inclinósobreelborde.—¿Todavíaestánahí?—¡Vaya!Precisamentenosdisponíamosacomenzardeverdadlaespera.—¡Maldición!Estamosmuertosdehambre.¿Cuálessonsuscondiciones?—Nohaycondiciones,Bill.Salganustedesdeuno enuno, y tiren sus armas a

cincooseismetros.—¿Prometennodispararsobrenosotros?,continuólavoz.—Sí,señor,anoserqueempleenalgúnardid—repusoNevadaconvozfirme.—Estábien…¿Tienenalgodecomer?—¡Yalocreo!Tenemosbistecdevenado,cafépurocon lecheyazúcar,patatas

adobadas,tortademanzanay…—¡Cállese,embustero!—exclamóHall,másroncoquenunca—.Nosrendimosy

vamosasalir.LaagudamiradadeBenpercibióprontounasombraquesemovíayqueresultó

ser el corpulento capitán de los bandidos, quien penetró sin miedo en el círculoiluminado de la parte exterior de la caverna, llevando su revólver cogido por elcañón.Alllegaralexterior,echólejosdesíelarma.Descubierto,despeinado,sucioymacilentocomoestaba,revelabaplenamenteelresultadodelasterriblessemanas¿leasedio?

—Muybien,Bill—dijoNevadagritando—.Déunospasos…,esoes…;ahoraaladerecha…, levante lasmanos…,así.Yahora llameasushombresydígalesquehaganlomismo,peroquesalgandeunoenuno.

—Sal,Jenks,yhazcomoyo—dijoelcapitán.Aparecióestavezunbandidodeestatura elevada, harapiento de aspecto, el cual tiró su revólver con un terriblejuramento,colocándosedespuésalladodeHall,elmacilentorostroexpuestoalaluzdeldía.Eltercerbandidoeraunjovenalto,depelorubioybarbaamarilla;elcuarto,flacoydepielmorena.Elúltimosaliólentamente,cojeandounpoco;eraelquehabíaestadoherido.

—¿Dóndeestánsusfusiles?—preguntóNevada,alquenoseleescapódetalle.—Abajo—repusoHallmoviendolacabezaendirecciónalacaverna.—Puesvayaunodeustedesytráigalos,poniéndolosjuntoalasdemásarmas.Cumplidalaorden,Nevadaselevantó,elrifledispuesto,yrogóaBenyaModoc

quequitasenlacercaqueobstruíalaestrechapendiente.—Ahora,Hall,subausted—continuóelvaquero—.Ytú,Ben,cuandollegue,le

apuntasconelrevólveryleobligasaquesesienteenelsueloparaqueModocleatelospies.

ABenIde,contentoyemocionadoporlavictoria,lepareciócortoeltiempoqueloscincobandidostardaronenhallarsefueradelacaverna,atadosdepiesymanos,

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sinpodersemover.Todoelaspectodeellosatestiguabalaterriblepruebaporlaquehabíanpasadoantesderendirse.

—¿Sólosoistres?—preguntóHallconaspereza.—Claro.¿Quéquería?—repusoNevada—.Perovanavenirotros.Éstedeaquí

esBenIde,elhijodelhombrecuyoganadoteníaustedenaquelcañón.—¿Usted esBenjamín Ide?—preguntóHallmirándolo de hito en hito con sus

ojosvivos.Benasintióconunmovimientodecabeza,perosinentusiasmo.LechocóqueBill

Hallhubieseoídohablardeél.—Bueno…, ahora que nos tienen cogidos, ¿qué van a hacer con nosotros?—

preguntóelcapitándelosbandidos,volviéndosedenuevoaNevada.—LosvamosallevarprimeroalranchodeHartBlaineparacarearleaustedcon

unhombrellamadoLessSetter.¿Leconoce?—Nopiensohacerningunadeclaraciónporahora.—¡Ajá!Claroquenohayprisa.Amítambiénmegustacallarme.—Estábien.Dénosdecomer.—Oigausted,Hall,¿hacedíasquenocomen?—Nopasandecincooseis,perotenemosmuchahambre.—¿No será mejor andarse con tiento al principio? Comer demasiado podría

matarles. He oído decir que… —Correremos el riesgo. Venga un poco de esasgolosinasquehadichotenían.

—No, no; nosotros no vamos a arriesgar nada —afirmó el vaquero—. Lesdaremosunpocodecomida…,tresveceshoy;mañanaalgomás,yluegoyacomeránlodetodos.

Nevada se dedicó, acto seguido, a avivar la fogata ayudado por Ben. Modocmarchóenbuscadelosriflesysillasdemontardelosbandidos,despuésdelocualfueporsuscaballos.MientrasNevadatrabajaba,noperdiódevistaasusprisioneros.BenobservómásdeunavezqueBillHalllemirabaconcuriosidad.

La agitación y la dura labor hizo que las horas pareciesen a Ben fugacesmomentos. Sólo cuando se vio en la silla de montar, a retaguardia de la fila debandidos,sólidamenteatados,tuvotiempodecontemplarlaadmirabletarearealizadaydepensaren la increíble trascendenciaque representabaparaél.Nosintióya lasfatigaspasadas;atrevióseapensardenuevoenIna…,enelpreciosopremioqueellale concedería por su hazaña. Había derrotado al astuto Setter. Podría demostrar alpadredeInaloquevalíaelhombrealquesuhijaamaba.Podríaponersealfrentedesupropiopadreparaverleavergonzadoyarrepentido.Podríademostrarasumadrequehabíacumplidosuspromesas.Dulceseransuspensamientos…,másdulcesqueningunaemociónsentidahastaentonces.

Nevadaibadelanteabriendoelcamino;habíaasumidoelmandoentodo,yBenestabacontentodeobedecersusórdenes.

—Enelbordede losbosquesharemosalto—habíadecididoelvaquero—.Allí

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daremos a los caballos todo el forraje que nos queda y vaciaremos los pellejos deagua.Asíviajaremosconmenospeso.CabalgaremostodalanocheparaencontrarnosalamanecerenRíoPerdido.

Pocodespuésdeoscurecerhallábanseotravezencamino,encontrandoelviajardenochemásagradablequededía.Hallmostrábaselocuazydabapocaimportanciaalacapturadesubanda.NosedirigíaaNevada,peroeraobvioquedeseabahablarconBen. Éste también tenía ganas de hablar con Hall, pero estaba decidido a esperarhastaqueelbandidoseviesefrenteaSetter,yaqueconfiabamuchodelcareodelosdos.

A1avanzarlanocheaumentabaelfrío.Laescarchablancarutilabaalaluzdelasestrellas.Lasherradurasdeloscaballosarrancabansonidosmetálicosalchocarconlaspiedras.Modoccabalgabaenlavanguardiaconloscaballosdecarga.Nevadaibadelantedelosbandidos,suriflecruzadosobrelasilla,ydevezencuandosevolvíaparamirarlos.BencabalgabaamuypocadistanciadeHall,quieneraelúltimoenlafiladebandidossólidamenteatados.

Benobservóconatencióncómoibanpalideciendo lasestrellas.Elamanecernoestabalejos.ProntoestaríaensucasaynomuydistantedelranchodelosBlaineydeIna.

El lagoMuleDeer apareció blanco y desolado a la última luz de las estrellas,helada su superficie.Al verlo,Ben se dio perfecta cuenta de frío que reinaba y lecausó sorpresa el hecho; mas al reflexionar, se dijo que había visto helarse RíoPerdidoenfechaanterioraaquélla.LaNaturalezamostrábaseinexorable.Lasequíahabíasidoterribleylasituaciónempeorabaacausadelasheladas.¿Quéseríadelacaza, qué del ganado? Le dolió pensar que los caballos salvajes pudieran llegar amorirsedesed.

Elavanceeramuylento,noporfaltadevigorenloscaballos,pueséstosestabanfrescosaún,sinoporelbandidoherido,que,pocoapoco,sedebilitaba.

LaluzdeldíallegócuandolacomitivaseaproximabaalranchodeBen.Pasóporentrelospastosvacíosyelríohelado.Todaslaspuertasdelgraneroylasdelcorralestaban abiertas. Frisbie no podía haberlo hecho. También la puerta de la cabañaestaba abierta. Ben iba a chillar a causa del inexplicable hecho, cuando vio queModoc se levantaba de la silla como para mirar la superficie helada del lago, ydejándose caer otra vez rápidamente. Ben, barruntando algo inusitado, puso sucaballo al galope, para alcanzar aModoc, el cual habíase vuelto. Nevada tambiénmirabaallago.

—¿Quéesloquehasvisto?—preguntóBen.—Caballorojo…sobreelhielo—repusoelindioconvozforzada.—¡ElRojodeCalifornia!¿Yestásobreelhielo?ExclamóBen,sorprendido.—Tan seguro como el sol nos alumbra, amigo—contestóNevada—. Sólo hay

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seis caballos con él. El lago está helado, excepto en el centro. Los caballos estánbebiendo.Míralos.

—No—murmuróBen,perosintenerlafuerzaderealizarloquecomprendióerasudeber.

SepusoderechosobrelosestribosymiróporencimadelaeminenciaqueaúnlesocultabaellagoPatoSilvestre.Ésteestabablanco,helado,y,acosadedosmillas,enél, había algunos caballos. Eran salvajes; sus graciosos contornos, sus crinesflotantes,elmaravillosocontinente,todoloconfirmaba.ElRojodeCaliforniaestabajunto a la parte abierta del lago.Nobebía.A la distancia en que se encontraba, loreconocióeljoven.

—Nevada,vigilaaHall—dijoBen,y,conmanotemblorosa,desató lascorreasconquesusgemelosestabansujetosalasilla.Tuvoquehacerungranesfuerzoparapoderlosgraduar,tantaerasuemoción;porfinpudocontemplarelcodiciadocaballoatravésdelosprismáticos.

Erarojocomounallama;suaspectoeradelomássalvaje.Benlovioclaramente,destacadosobrelablancuradelhielo,grandeyfuerte,masdepiernasesbeltas,comoun caballo de carrera de pura sangre. Mientras su manada bebía, él vigilaba. Laterriblesequíahabíaleobligadoadescenderhastaallíparanomorir.

Ben se dejó caer en la silla, anonadado. ¡Qué ironía delDestino!Brindarle tanmaravillosaocasiónenelprecisoinstanteenquenopodíaaprovecharsedeella.Peroalmomentoseleocurrióque,costaseloquecostase,nopodíadejarlapasar.

—Laverdad,amigo,estoeslomásterriblequesenoshapresentadohastaahora—dijo Nevada, desanimado—. Siempre hemos soñado con coger al Rojo cuandoestuvieseabrevandoenunlagohelado,yahoraestáahíynadapodemoshacer.

—Sí,podemoscogerlo—exclamóBenconvozroncayemocionada.—No,nopodemos—repusoNevada en tono trágico.Ben sintió deprontoque

algoenélserompió,nosabíaquéera,peroconlarapidezdeunapanterasaltódelcaballoyseencaróconNevada.

—Tenemosaquícuatrohombresútiles,connosotros,sieteentotal.—¡Dios!¡Ben!…¿Túharíaseso?—Sí,señor.Quieroesecaballo.¿Mevasaayudar?—¡Nunca!—exclamóNevadaavozengrito;surostroseensombrecióysusojos

centellearon.—Hastaahorano tehe recordado ladeudaqueconmigo tienes—continuóBen

sinpiedad—.Ahoratelarecuerdo.—Está bien—repusoNevada gritando—, si te pones así. Pero… estás loco…,

nuncateperdonaré.—Aflojad las cinchas de los caballos; preparad los lazos—ordenó Ben, quien

sacódespuéslanavajaysedirigióconellahaciaHall.Eljovensabíaquesehallababajolainfluenciadeunapasiónpoderosa,desconocidahastaentonces.

—Hall—dijo al capitán de los bandidos—, en el lago helado hay un garañón

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salvajequehedeseadotenerdesdehaceaños.Sileprometolalibertadaustedylossuyos,¿meayudaráacazarlo?

HallseinclinóparamirarmásdecercaaBencomosiquisieraasegurarsedelaveracidaddeljoven.

—Sí,loharé—aseveróluego.Sinañadirpalabra,Bencortólasligadurasdelbandidoehizoluegolomismocon

lasdelosdemás.—Nohacefaltaquenosacompañeusted—dijoallisiado.—Siaustedleeslomismo,irétambién—repusoelbandidoalegremente—.No

puedocabalgarmucho,peropuedogritarparaespantaraloscaballos.Además,yahecazadocaballossalvajes.

Ben volvió corriendo a su montura y la preparó para la persecución. Losbandidos,entretanto,apeáronseparadesentumecerlosateridosmiembros.

—Pronto—exclamóBen,jadeante—.Nevada,tomatúdoshombresyvetehacialaizquierda,peroquenoosvean.YotomaréaHallyotrohombre.Cruzaremoselrío.Modoc, tú te quedas aquí hasta que estemos en la orilla; entonces sales hacia allí.Rodearemos lentamente al Roja… En cuanto empiece a correr, resbalará sobre elhieloysecaerá.Entonceslocogeremos.

Nevadasealejócondosdeloshombres,mientrasBen,llamandoaHallyaJenks,retrocedióhastaelgraneroybajóhaciaelrío.Elhielo,aunquecrujía,sostuvoelpesodelosjinetes.Unavezenlaorillaopuesta,Bensedirigióenrápidogalopehaciaeloestedel lago,manteniéndosefueradelalcancede lavistade loscaballossalvajes.Cuando creyó haberse alejado lo suficiente, remontó la altura y desde allí vio queNevadaysusdoshombresestabanyaenelotroladodellago,mientrasqueModoc,conlossuyos,aparecióenladesembocaduradelrío.

Elcaballo rojoestabaaunamilla, lagoadentro,viniendohaciaél.Avanzabaaltrote,perodecuandoencuando,perdíaelpaso;surojacrinflotabaalviento.Losseiscaballosrestantescorríanenlargahileratrasél.AlveraBen,elgarañóndiounfuerterelincho y se volvió, emprendiendo veloz carrera. Mas, apenas iniciada, el noblecaballoresbaló,dandoconelcuerposobreelhielo,dondehizoesfuerzosfrenéticosparalevantarse,sinconseguirlo.

—¡VivaelRojo!—exclamóBencontodalafuerzadesuspulmones—.Noesunacazalegal…,peroesmío…,mío.

Los demás caballos dieron la vuelta sin resbalar y se alejaron rápidamente delgarañón. Al cabo de un rato, pudo éste ponerse de pie, mas aunque siguió a lamanada,noseatrevióacorrer.Acadapasoresbalabaysóloavanzabaconlentitud.Benoyóen aquel instante losgritosde losdemás cazadores, que sedirigían todoshacia el caballo por distintas partes del lago. Dos caballos salvajes más cayeronresbalandoylesfuecasiimposiblealzarse.

Entre tanto,Ben, rápidocomoelviento, cabalgabahacia el lago, alejándosedesushombresqueleseguíangritando.LafuertevozdeHalldestacábaseentrelasde

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más,plenade salvaje espíritude la caza.Al llegar al hielo, éste empezaba a cederbajo las afiladas herraduras de su caballo, pero al entrar en la parte más sólida,sostuviéronsebien.Bensujetó lasriendasparaque losdemáspudiesendistanciarsesuficientementeycompletarelcírculo.Nevadayaestabamuylagoadentro,sobreelhielo,ycerrabalaampliaavenidadeloeste.Pocodespués,losochojineteslograronformarunarcodemediamilla,conellagoabiertoenfrenteporelqueloscaballosnopodíanhuir.

ElRojo deCalifornia retrocedió entre la abertura, cadavezmás estrecha, entreNevada y el lago. Cuando se di rigió al este, el grupo deModoc dejó un espacioabiertoparaloscaballossalvajesqueestabanmáscerca,losque,despuésderesbalarylevantarse,pudieronalfinlograrla libertad.Deestemodoquedarondoscaballossalvajes,ademásdelgarañón,sobreelhielo.Ladesventajadelgarañóneraobvia;apesarde sumaravillosavelocidad, apesarde su fiereza,nopodíahuir.Los jinetesibanestrechandoelcírculo.NevadasemetióentreelRojoylapartedellagoquenoestabahelada.Otrodeloscaballossalvajeslogrósalvarse.

—Ahora,acerrarlentamente—bramóBenmanejandosulazo.El momento era emocionante para el joven. El resultado era seguro. El gran

garañóntrataríadecorrerparasalvarse,yBennodeseabaotracosa,puesvolveríaaresbalarsobrelabrillantesuperficie,yalcaer,quedaríacogidoporloslazos.

Ibaahoratrotandodeunladoaotro,lacabezaerguida,lascrinesvolantes,lacolaagitada,semejandounallamaviva.Prontoledominaríaelterror.Susrelinchoserancada vezmás fuertes, como si quisiera protestar contra la aparente deserción de lamanada.

—Más a la derecha,Modoc—bramóBen—.Y túmás a la izquierda,Nevada.Encerrarlo en un triángulo… ¡Ahora! ¡Adelante!… A gritar como demonios. Ycerrarleelpaso,sicorre.

ElRojoavanzóhaciaBenconincreíblevelocidad,resbalando, inclusoechandoespumaporlaboca,dandogolpessobreelhieloconruidosemejanteadisparosdepistola.Parecíaquesusalvajismoledabalaposibilidaddevencerhastaaquelinvencibleobstáculodehielo,porquemanteníaseerectoapesardelavelocidad.

Cuandoaquéllaeramayor,resbaló,cayendosobreunladoconterriblerelincho;siguióresbalandosobre laespalda, laspatasalaire.Benaprovechóel instanteparaechar el lazo. La lazada cayó sobre lasmanos del caballo y la cuerda se puso entensión.

Gritos estentóreos de alegría celebraron la hazaña. El Rojo estaba cogido, nopodía levantarse. Cuando alzó la cabeza, el lazo del indio le rodeó el cuello. Lacarrerahabíaterminado.

Nevadaseaproximó,lazadaenmano,blancoelrostroyfieroslosojos.—Amigo,elRojohasidonuestraperdición,pero…lovale—exclamógritando.Bencontemplócasiestupefactoalgarañónvencido.ElRojodeCaliforniaestaba

asuspies;laincreíblehazañaeraunhecho.

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—Bueno,señorIde—dijoBillHalldándoleunmanotazoenelhombro—,mealegroquehayacogidoaesegrancaballo…Esustedtodounhombre;choqueestoscinco…Si tuviese tiempo, le diría ciertas cosas, pero veo que allí vienen algunosjinetesquenomeinspiranconfianzayvamosamarcharnosrápidamente.

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XIV

Altranscurrirlosdíassinque,HartBlainevolviesealrancho,Inaesperabasuregresocadavezconmásanhelo.TemíaqueSettervolvieseestandoella sola.No lo temíapersonalmente,perolehorrorizabala ideade tenerqueconvivirconél.Además, laincertidumbreladesesperaba.

DosdelosvaquerosdeBlainellegaronalranchoconloscaballosdecargaparabuscarprovisionesparaotrasemana.DijeronquelasituaciónenSilverMeadowerades favorable y queHart Blaine estaba demal humor.Marvie cogió unas cuantaspalabrasquenofuerondichasparaqueéllasoyese.Alparecer,Strobelhabíatenidounchoqueconlosvaqueros.

AldomingosiguientellegóSetter.Marviellevólanoticiaasuhermana.EllayelmuchachoestabancadavezmásunidosenlaoposiciónaLessSetteryalasfuerzasquetendíanaarruinaraBenIde.

Ina se preparó para lo peor. Su padre y Marvie no podían protegerla en todomomento. Elmuchacho tenía su trabajo y sus juegos; privarle de la pesca hubierasidounagrandecepciónparaél.PordosveceshabíaregresadodeRíoPerdidoconelaparejodepescahechopedazosycontandorelatosfantásticosacercadelastruchas.

Inavigilabasincesarelranchodesdesutienda.Poseíaunosgemelosdecampañacon los que todo lo examinaba. Así vio varias veces aquel día a Setter, quien, alparecer,celebrabagravesconsultasconJuddysuagente.Lajoven,alverlos,odiabacadavezmásalastutointrigante.

Contrariamente a lo que temía, Setter no se acercó a ella ni por la tarde, nidespuésdeanochecer.Marvie,quehabíaescuchado,oculto,laconversacióndeSettercon Judd y Walker, la informó de que no había podido en tender nada, porquehablabandemasiadobajo,peroque,conseguridad,estaríantramandoalgograve.

Alamañanasiguienteelmuchachollamóalatiendadelajoven,yéstasaliópocodespuésparasaberquéqueríasuhermano.

—¡Hola,madrugador!¿Estásbuscandogusanosparalapesca?—No, busco reptiles —replicó el chico con su simpática sonrisa—. Mira,

hermana,allávanJuddyWalkercondoscaballosdecarga.VanhaciaRíoPerdido.La hermana deMarvie contempló con atención la ladera y vio que, en efecto,

cuatrocaballosibancaminodellago.—¿Quésepropondránesosdos?—murmurólajoven.—VanabuscaraBen—exclamóMarvie—.Yantesdeperseguirlo,vanasaquear

surancho…Ina,sitúmeprometesdecirapapácualquiermentira…,llegadoelcaso,montaréacaballo,parairalotroladodellagoparaverquéseproponeJudd.

—Diré queyo te lo hemandadoy te defenderé,Marvie.Ve, queridohermano.Llévateestosgemelosymantente fueradelalcancedesuvista—contestó la jovenconvozdecidida.

Unahoradespuésdeldesayuno,comoteníaahoraporcostumbrehacerlotodaslas

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mañanas,Inaseencaminóalaoficinadesupadre.Habíayaterminadolaspequeñastareasqueéstelecediódemalagana,masnoporesodejabadeir.Másaún,deseabaprecipitarlosacontecimientosqueleparecíaninevitables.

Ycomosiemprehabíaalgúnvaqueroenlavecindad,laoficinadesupadreseleantojabaellugarmásseguro.Estabalajovensentadaalamesadesupadre,elDiarioabiertoanteella,laplumaenlamano,cuandoentróSetter.

—Buenosdías,querida—dijosuavemente.Inanoalzólosojos,nicontestó;siguióescribiendo.Setterseechóareír,ylarisa

del malvado desconcertó a la joven. Setter avanzó lentamente y, por fin, se sentósobrelamesa,cercadeella.

—Ina,¿noquieredarmelosbuenosdías?—preguntóconamabilidad.—Austedno—replicóInalevantandolosojos,alparecermuyserena.ElaspectodeSetterhabíamejoradomuchodesdelaúltimavezquelevio,aunque

todavía llevaba en su rostro las señales de su pelea con Ben. Lo que másdesconcertaba a Ina, lo que la predispuso a la lucha, era la rara confianza queexpresabasurostro.

—SeñorSetter,¿quierehacermeelfavordesalirdelaoficina?—rogólajoven,añadiendo—:Tengoquetrabajarynopuedohacerloestandoustedaquí.

—¿Porquénoseacostumbraamicompañía?—Nadaenelmundopodríainducirmeaello.—Gasta usted un lenguaje fuerte esta mañana —murmuró Setter mirándola

descaradamente—.¿Quélehapasado?—Missentimientosnadaleimportanausted—exclamóIna—.¿Quiereirse?—No.Ytampocopuedeustedecharme—repusoSetterconinsolencia—.Yaque

meobliga,ledaréqueestedespachomepertenecemásamíqueaHartBlaine.Ina no reveló sorpresa alguna. Aquello era precisamente lo que esperaba oír.

AunqueeloponerseaSetterpodríaconducirla auna situaciónembarazosa, cuandomenostendríalaventajadeenterarsedealgunascosasqueleinteresabanconocer.

—¿Ah,sí?Creoquemienteusted—respondiólajovenconlamismainsolencia.—Noesmentira—exclamóSetteralzandolavoz—.Tengolafirmadesupadre

enundocumentomuyimportante.ElnegocioconMacadamnoserealizó;AmosIdeseechóalfinatrás.ElBancodeHammelltienepagarésconlafirmadeHartBlainepor doscientos mil dólares, y cuando a mí me dé la gana, los harán efectivos.Entoncesperderásuhaciendaysuganado.

—Bien…Supongamos que todo eso fuese verdad…¿Qué pasaría?—preguntóIna.

—Pues…,osecasaustedconmigo…oyoarruinaréasupadre—contestóSetterinclinándosehaciaella.

—¿Pero todavía piensa usted en eso, señor Setter? —dijo Ina, pretextandoasombro.

—¿Aquéserefiere?

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—Al matrimonio conmigo. ¡Es tan ridícula la pretensión! Aunque no ledespreciase,tampocomecasaríaconusted.

—Le digo que arruinaré a su padre—dijo Setter gritando con furia—. Puedohacerdeélunmendigo.

—¡Hágalo!—exclamóInacongrancalor—.¿Quéimporta?Mimadreyyonosalegraríamos de la pobreza. Odiamos la riqueza que de pronto alcanzó mi padre.Porqueesolehaarruinadomásqueloshombresmalvadoscomousted.

—¡Bah!Nometragoyoeso,señoritaInaBlaine—observóSetter,maseraobvioque la inesperada indiferencia de ella ante la ruina de su padre le había aturdido,enfureciéndolohastaelparoxismo.

—Nomeimportaloqueustedse«trague»ono—repusoIna—.Perosalgausteddeaquí,odéjemesalir.

—Espérese hasta que haya acabado de hablar —contestó Setter mirándolafijamente—.Aúnnolehedichoquepuedoponerasupadreenlacárcelporhaberalquilado a ladrones de ganado. Pues bien, puedo hacerlo. Ina vio en el rostro deSetterqueéstedecíalaverdad,aunquenotoda.Ésehabíasido,pues,elsecretodesuoculto poder, y ahora se desenmascaraba porque creía que ella no se atrevería ahacerle traición. El pensar en la posible desgracia de su padre llenó a Ina deamargura,peronolahizoflaquear.Trasunmomentodevacilación,hízosefuerteotravez.

—¡Oh!,yacomprendo—dijoconacentoburlón—.HacepocoeraelpobreBenIdequieneracómplicede losabigeos;ahora loesmipadre…Supongoque loqueustedquieredeciresqueBenymipadresoncómplicesdelmismocrimen.

—Yo echaré aBen Ide de este país o lometeré en la cárcel—exclamóSetter,hechounafuria.

—¡Noharáustedtal!—¡Ajá!EstodeBenIdelemolesta,¿eh?Lotomaustedmásapechoquelodesu

padre.Yaempiezoaverclaroeneseasunto.—Simipadrehasidotantonto…,tancodicioso,paraseguirlosconsejosdeusted

y se ha deshonrado…,me rece la desgracia y la cárcel también—declaró Ina concalor—. Pero Ben Ide es bueno. Le han despedido de su casa, está lejos de susamigos…,peroeshonradoyleal.Ylaverdadprevalecerá.Lasvilesinsinuacionesdeusted,susmentiras,suspruebasfalsas,todosederrumbaráanteunjuezhonrado…Esusted,LessSetter,quienharábienenhuirdeestepaís.Porqueyoestaréal ladodeBenhastaque,quedevindicado.

¿Quédiceusted?—exclamóSetterconestridencia;yconrápidomovimientolacogiódelbrazo—.¿QuéesBenIdeparausted?

—¡Suélteme!Austednadaleimporta,perosiquieresaberlo,selodiré.BenIdeesminovio…,leamo…,ynosvamosacasarpronto.

—¡Conque esas tenemos! ¡Ben Ide!—rugió Setter, furioso, al verse derrotado.Lívido,conlosojosdesencajados,laatrajoconmovimientosalvaje,exclamando—:

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¡PuesqueleaprovechenaBenIdelosdespojosquevoyadejarle!EnlugardeflaquearbajoelfuriosoabrazodeSetter,Inasesintióposeídadeun

podercasisobrehumano.Apretandolospuños,leasestóvariosgolpesenlacara,conintención de darle en el ojo, maltrecho aún. Y acertó de pleno, hiriéndoloterriblemente,puesSetterdioungritodedoloryperdióelequilibrio.Inaaprovechóla ocasión para desasirse, empujándolo luego con toda la fuerza que pudo reunir.Setter tropezó con una silla y se cayó pesadamente al suelo.La joven huyópor lapuertaabierta,corriendohaciaelcampamento,jadeanteytemblorosa,jurandoquesiSettervolvieseotravezaatacarla,lomataría.

Marvienoregresóhastadespuésdesobrevenirlanoche.DijoquehabíavigiladoaJuddyWalker,valiéndosedelosgemelos,yquelosdossehabíanposesionadodela cabaña de Ben, de la que, al parecer, no pensaban alejarse por ahora. Tambiénhabíavistoque llevabanunsacopesadoalgranero,delquesalieroncon lasmanosvacías.

Además;habíandejadoabiertastodaslaspuertasdelgraneroydelcorral.—SeguramentesequedaránallíhastaqueBenregrese—opinóMarvie.—Bennovolverátanpronto—repusoIna.—¿Adóndehaido?—Marvie,niunapalabradeestoanadie,¿oyes?Benhaidoacogeralosmismos

bandidosconquiendicenestáaliado.—¿La banda de Bill Hall? Los vaqueros dicen que Ben es aliado de Hall…

PareceextrañoqueBensemarche,ahoraprecisamente,cuandoquierenarrestarlo.Ydime, Ina, ¿cómo podría Ben, con sólo dos amigos, coger a toda una banda deladrones?¡Imposible!

Marvie se alejó dudando. Lo que el muchacho había dicho hizo tremendaimpresiónenIna.ApesardesugranfeenBen,nopodíasinoadmitirquelalógicadesuhermano,auntratándosedeunmuchacho,eraincontestable.MascontodalealtadapartóInaladudadesupensamiento;noloentendíanileimportabaentenderlo.Sudebereraclaro.

Alamañanasiguiente,congransorpresaparaIna.Settersemarchódelrancho,solo, llevando un caballo de carga con provisiones. También él se dirigió a RíoPerdido.¿IríaareunirseconJudoyWalkeroconsupadre?Lajovensedijoqueharíaambascosas.Yasí, la intrigaenderredordeBenIdeadensábasecadavezconmásintensidad.

Lavidadelcampamento,enelmesdeagosto,eradeliciosa,excepto,talvez,muyde mañana, porque entonces el aire era frío en las altiplanicies. Los días volabanveloces,eInatratódepasarlolomejorposible.Comoantes,encontróqueeltrabajoyel juego eran preferibles a la ociosidad.Así, cuandomenos, lograba apartar de sumente el temor al porvenir.Celebró queHettie Ide hubiese renunciado a su visita,puesnohubieratenidofuerzasparacallarlaverdadasuamiga.

Aprincipiodeseptiembre,elpadredeInavolvióalrancho,encompañíadesus

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vaquerosydeSetter.Inasufrióungravedisgustoalverasupadre.Si lossinsaboresdelosnegocios

habíancomenzadoaangustiarleantesdesumarcha,ahoraleteníanabatido.Paranoaumentarlos, Ina secalló, intuyendoclaramentequeprontoquedaría todo revelado.Apenasveíaahoraasupadre,niaunalashorasdecomer,ynadahizotampocoparaencontrarlo.Loquemásexcitabasucuriosidaderasaberqué lehabríadichoSetteracerca de ella. Era probable que las dificultades de Hart Blaine harían prontonecesarioquedeclaraseasuhijasuverdaderasituación.

Conlallegadadelagentealrancho,empezaronacorrerloschismes;MarvieeraquienlecontabatodoaIna.

SedecíaqueJuddysuagentehabíanencontradoenelranchodeljovenpruebasdefinitivas de su culpa respecto al robo de ganado. Además habían empezado aseguirloalamontaña.ElganadodeAmosIde,enSilverMeadow;habíasufridounagranmermaconelroboefectuadoenelmesdejulio.Strobel,elalguacilmayordeHammell,habíaencontradoaHartBlaineenunadelasparcelascompradasporéste,ylosdoshabíantenidounchoqueterribleacercadeunasuntoquenoseconocía.Losvaqueros pensaban que Strobel había exigido algunas explicaciones a Blaine,haciéndolecambiardeplanes.Porfin,lallegadadeSetterhabíasumidoalhacendadoenunestadodenerviosidadtalquecasiveníaaserunaenfermedadgrave.BillSneedafirmabaqueSetter,consuspretensiones,quitabalavidaaBlaine.

LasituaciónempeorócuandolaseñoraBlainecayóenferma,seguramenteporlasmuchastribulacionesdesumarido;DalleInaviéronseobligadasacuidarla,ademásdetenerquehacertodoeltrabajo.

—Papá,vámonosacasa—suplicóIna,cuandotuvoocasióndehablarasolasconsupadre—.Hacedemasiado frío aquí paramamá.Las noches ya no sonpropiciasparadormirentiendas.

—Hijamía,hacetiempomehubiesegustadovolveraLagoTule—repusoBlaine,con rostro sombrío—. Pero puede que ya no sea mío. Cuandomenos, así lo diceSetter.Esteranchoestodoloquetengolibredehipotecasygravámenes.

—¡Papaíto!¿Esposible?—exclamólajoven.—Nosé.Mehagounlíocontodosesosnegocios.ElcasoesqueSettermetiene

cogido,yahora insisteenque teobligueacasarteconél.Creoquenomegustaríaquelohicieras,aunqueestuviesesdispuestaaello.

—Gracias, papá—repuso Ina, satisfecha—.Tú lo quedebeshacer ahora es nocederyaunsolopalmopornadanipornadie.¡Espera!

—¿Quéespere?…Bueno,hijo,adecirverdad,yaestabaflaqueandoyapuntodecederotravez,peroahora…esperaré,cuesteloquecueste.

Alavanzarelmesdeseptiembre,losbordesdellagoamanecíancadamañanaconescarchayhielo,aumentando lasuperficieheladadedíaendía.Elcielootoñaleraespléndidoconsudiáfanocolorazul,lasblancasyvelocesnubesquelocruzaban,yelvientofrescoyfragante.

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Una mañana olvidóse Ina de los negros nubarrones que se cernían sobre elrancho, pues el día presentábase espléndido, y cuando más encantada se hallabacontemplandoelpaisaje,aparecióMarviecorriendo.

—Judd yWalker acaban de regresar—exclamó jadeante—. Están esperando apapá…antesdecelebrar…,antesdereunirseentribunal.

Inasedirigióconpasorápidoalatiendadesumadre,laqueyasehallabamejor,peroqueaúnnotrabajaba,yencontróallíasupadre.

—Papá, esospolicíasdeRedlandshanvueltoydeseanquevayas—anunció lajoven.

—Bueno,mealegro—repuso supadre convozcansada—.Ojalá supresenciasirvaparaaclarartodoelenredo.

Inalecogiódelbrazoy,contemplandosurostro,reflexionóunmomentoantesdehablar.

—Papá,¿quieresescucharme?—suplicó.—Claroquesí,hijamía.—Quiero decir, escucharme de veras—continuó Ina siguiendo de pronto a un

extrañoimpulso—.Nopuedehacerdañoytalvezsirvaparaalgobueno.—Bien,hijamía, tristeseríamicasosinopudieseescucharconseriedad,ami

hijapreferidaporcuyaeducacióntantomedesvelé.—Escucha, pues, lo que se me ha ocurrido—repuso la joven rápidamente—.

Settertienelaintencióndearruinartey,contigo,alpobreBenIde.Porqueyonomecasaré con él, aunque túoBenme lopermitieseis…Pero, papá, pormaloque seaSetter, no es posible que se salga con susmaquinaciones.Algo ha de suceder.Nopuedoexplicarlo…, lopresiento…Por realesqueparezcan laspruebasquepuedanaduciresospolicías,nohagascaso;notecomprometasanada.¡Espera!

—Hija,heescuchadolaspalabrasmelosasdeSetterylasdeotrostantasvecesynomehefijadoenlastuyas,nilasdetumadre,queyaeshoraqueosescucheavosotras.Asíloharé,teloprometo.

Juntosllegaronalacabañadondeestabalaoficina.Habíamuchosvaquerosenlavecindad sin hacer nada. Había también varios caballos, polvorientos y cansados,esperando ser conducidos al corral. Bill Sneed estaba sentado en las gradas, e Inacreyó que el vaquero le hacía señas. Setter estaba dentro, hablando con Judd yWalker.InaentrójuntoconsupadreynodejódeverlaoscuramiradadeSetter.

—Buenos días, señor Blaine —contestó Judd con voz ruidosa—. Ya tenemospruebas de los robos cometidos por Ben Ide. Las hallamos en su propio granero.Tambiénleseguimoslapistayhemosvistoquesehaidoalmonte.Dealgúnmodosupo de nuestra llegada y se marchó la noche antes de aparecer nosotros en RíoPerdido.Dejóatrássusprovisiones,susvestidos,suscaballos,entreellosungarañónnegro acabado de domar. Perdimos sus huellas, pero continuamos recorriendo laregión y un día encontramos las huellas de ganado en una profunda cañada. Lasseguimos y tropezamos con un hatajo de doscientas cincuenta cabezas de ganado.

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Casi todas llevaban lamarca AI deAmos Ide; pero había entre el hatajo algunosmachosconlamarcadeusted.

—Entonces,¿hanencontradoustedespartedelganadorobado?Pero¿cómovanademostrarquelorobóBenIde?—observóBlaine.

—Nohagomásquereferir loshechos—repusoJudd,conaspereza—.Además,hemosencontradouncampamentocontodaslascosasdeBenIde,muycercadelacañadadondehayganadorobado.

—Eso no impresionaría a ningún tribunal. Puede que sea culpable Ide y puedeque no. El alejarse de su campamento nada significa. Es un cazador de caballossalvajesquenoseestáquieto.¿Quéotraspruebastienencontraél?

EnaquelmomentoseadelantóSetterconairedeautoridad.—SonpruebasqueguardaremoshastaqueIdeestéenpoderdelapolicía.Espero

queusteddeclararácontraél.—Pues…noharétalcosa—exclamóBlaine.—Puedoobligarle.Soysociodeusted.Harobadonuestroganado.—Mire,Setter,cuandoyovayaalostribunales,serápararecobraralgomásque

unaspocascabezasdeganado—contestóconenigmáticatestarudez.—Haré que el propio padre de Ide declare contra él —exclamó Setter

palideciendoyfurioso.—Eso… sería una verdadera felonía—manifestóBlaine, asombrado ante tanta

maldad.Setterblasfemóenvozbaja.Ina,almirarlo,comprendióqueelcasodeélcontra

supadreyBenIdenoera tanperfectocomoel intrigantepudieradesear.Nocabíadudadequehabíaundefectoenalgunaparte.

—Señor Blaine, ¿quiere usted enviar sus vaqueros a aquella cañada para quesaquendeallíelganadorobado?—preguntóJudd.

—¿Quétalestálacañadadeaguaypastos?—Muybien,nolahaymejorentodoelpaís.

—Pues lodejaremosallí,mientrasAmosIdediga loquedeseahacer—decidióBlaine.

—EnviaremosaalguienparaqueinformealseñorIde,aconsejándolequevengaaquí—observóJuddmirandoaSetter.

—Buenaidea—dijoéste—.Idetambiénestámetidoenesto.Lascosasquedarondemomentoennada.Inasaliódelaoficina,emocionadapor

el aparente cambio de actitud de su padre, y llena de dudas acerca de lascontradiccionesquehallabaenelprocederdeBen.Masenelmismoinstantededarsecuentadesusdudas,rechazóconviolencialoqueconsiderabaunadeslealtad;ellanopodía,nodebíacaerenlabajezadedudardesuamado.

El día se hizo muy largo, cada minuto parecíale una hora, y la espera fueangustiosa. Era preciso que sucediese algomuy pronto. Preocupábanle además lasrelacionestirantesrespectoalaverdaderasituación.Masalfinterminóelinfaustodía

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y la joven halló en el sueño el anhelado olvido. Hacia el amanecer despertóse,temblandodefrío.SuhermanitaDallhabíaseapropiadodeunaapartemayordelasmantasdelaquelecorrespondía.Volvióadormirse,cuando,depronto,ladespertóMarvie,llamandoalapuerta.

—¡Ina,despiértate,porelamordeDios!—Hola,Marvie.¿Quésucede?—contestóInaincorporándose.—Sientohabertedespertado,Ina,peroerapreciso.Aúnnohasalidoelsolyhace

unfríotremendo.—¿Queno séyoel fríoquehace? ¿Porquémehasquitadoel sueña?¿Esque

papá…?—No; que yo sepa, hay paz en todas partes, pues todos duermen. Ha sido

necesario despertarte porque si yo fuese una muchacha y amase a mi cazador decaballossalvajes,megustaríaverloqueestoyviendoahora.

—¡Marvie!Yote…—exclamóIna,medioenfadada,medioriéndose.—Ina,ellagosehaheladoestanocheyloscaballossalvajesestánsobreelhielo.

Haysiete,yestánmuycercadelsitiodondeviveBenIde.—¿Palabra,Marvie?—preguntólajovenemocionada.—¡Palabra!—Voya levantarmeapesardel frío.Veabuscarmeaguacaliente.Yo tedejaré

misprismáticos.ApenastuvoInatiempodeponerseropadeabrigo,cuandoyaMarvieregresócon

elagua.Lajovenleentrególosgemelos,yoyócomoelmuchachobajódeunsaltolosescalones.Despuésleolvidó,mas,apoco,susexclamacioneslerecordaronqueaúnestabacerca.

—¡Diosmío!¡Diosmío!—decíaextático.—¿Qué te sucede, Marvie? —exclamó su hermana de teniéndose en sus

abluciones.—¡Diosmío!¡Diosmío!—continuódiciendoelmuchachoenelmismotonode

admiración.Aquello fuedemasiadopara Ina, lacual terminóapresuradamentedevestirse,y

cubriéndose además con un grueso abrigo, se precipitó al exterior. Marvie estabasentadosobreunescalón,losgemelospegadosalosojos,mirandoallago.Inamirótambiénhaciaallí,violasuperficieheladaycercadelcentro,dondeaúnhabíaagua,algunoscaballosnegrossobreelfondoblanco.

Parecíanpequeños,peroapesardeladistanciaenlaquesehallabalajoven;pudoverquesemovían.

—Soncaballossalvajes.LástimaqueBenestéausente—murmuró.—¡Diosmío!¡Diosmío!—siguióMarvie.—Pero¡quétontoeres!¿TeestásvolviendolococomoBenporloscaballos?—Ina, mira…, mira al guía de ellos, aquél que está delante —exclamó el

muchachoponiéndosedeunsaltoenpieyentregándolelosprismáticos.

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AInalecostóalgúntiempoparaajustarlosasuvistaypoderdivisarotracosaquela brillante y blanca superficie. De pronto, apareció en el campo de los lentes uncaballomagnífico,rojocomounallama,mássalvajequeotrocaballoroja…Eraungarañón…

—¡Oh,Marvie!¡Uncaballorojo!…¿Esestoloquehasvisto?Noesextrañotuentusiasmo…¡Quémaravillosoes!

—¿Y es eso todo lo que ves?—preguntóMarvie con desdén—.Es un caballorojo…,esungarañón.

—Sí,Marvie,bienloveo.—¿Yqué?—¿Quéquieresdecir,tontuelo?—Pues…queéseeselRojodeCalifornia…,laobsesióndeBenIde—exclamó

Marvieconénfasis.La joven casi dejó caer los gemelos; perdió objeto y dirección, pues sus dedos

estabanateridos,seechóareír…yluego,dominándose,hallódenuevoelcaballo,ylocontempló largamente.Ahora loveíaconojosdistintos,yadmirabacadaunodesusdetalles,sucolor,sunobleza,suaspectosalvaje.

—No…,ahorayanadapuedoreprocharaBen—murmuró.—¿Quédiablospasa?—exclamóMarvievolviéndose—.¿Quiéngrita?—Son losvaqueros—afirmóIna—.¿Losvesallíen lapuertadesucabaña?…

Estáncontemplandotambiénloscaballos,yporesogritan.—Sientoquevean alRojo sobre el hielo.Ahora sería fácil cogerlo, pero nadie

másqueBendeberíaserdueñodelRojo—declaróMarvievolviéndoseotravezhaciaellago—.¡Caramba,máscaballossalvajes!Pero…,no…¡Ina,damelosgemelos!

Apenas habíase colocado los gemelos ante los ojos, Marvie empezó a decir,gritando:

—Hayalgunosjinetesquesedirigenallago…,Ina,ésosvanacazaralRojo.—¡Déjamever,Marvie…,damelosprismáticos!—Unminuto,porfavor…Tresjinetesenestelado;dos,quévienendelrío…,tres

másenelotrolado…¿Quiéndiablosseránésas?…MeapuestoaqueBenestáallíytienequienleayude…¡Diosmío!,esBen,avanza…,yaestásobreelhielo.

Inaarrancólosgemelosdelasmanosdesuhermano,y,mientrasseentretuvoenajustarlos,oíalosgritosdeentusiasmodelosvaquerosque,comoMarvie,dabanporseguroqueBenestabaentreaquellosjinetes.Inaseemocionóprofundamente.

Loscaballossalvajesmovíansedeunladoaotrovacilando,alparecer,sobrequépartido tomar. La joven no lograba sostener los gemelos con firmeza, y tantotemblaba,quesevioobligadaasentarseparaapoyarloscodossobresusrodillas.Asílogróenfocarbienaloscaballosypudoseguirlaacciónconcorazónpalpitante.

ElRojodeCaliforniacorríadeunladoaotro,luegoempezóunavelozcarreray,resbalando,cayósobreelhielo,sinpoderselevantar.

Los jinetes ibanacercándose; InavioelcaballogrismencionadoporMarvie,y,

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aunsinreconocerlodeveras,creyóreconoceraljinete.Lafiguraaquéllasólopodíaser ladeBenIde.No le fueposible incluiraBenyalRojoalmismotiempoenelcampodevisióndelosgemelos.Alcambiardedirección,costábaletrabajovolveraencontraralquebuscaba.PorfindecidiónomirarsinoalRojodeCalifornia.

Éste,queentretantosehabíalevantado,obrabadeunmodomuyraroparaseruncaballosalvaje.¿Porquénohuía?Sieraelreydetodosloscaballosveloces,podríaescapar. Inadeseabaparaél la libertad,mas tambiénanheladaqueBenpudiesevercumplidoeldeseodesucorazón.ElRojomovíasedeunmodotorpe,perogracioso.Másalládeélaparecíanahoraotrosjinetes,cerrándoleelpaso.Entonceselgarañónsedirigióenfrente,peromostrandosiempreinseguridad.

De pronto, pareció agacharse, luego empezó a correr, las rojas crines y la rojacolavolandoalviento.Erarápido,velozcomolaflechadisparadaporelarco.Inadioungritodealegríaalverlotanlibre.Deprontoéstetropezóyresbalósobreelhielo,cayendo.El caballo gris entró en el campo de visión de los gemelos de Ina; otrosjinetes siguieron. Bajo los cascos del caballo gris salía un polvo blanco,probablementedelhieloquearrancabansusafiladasherraduras.DerepentevioqueBensealzóenlosestribosy,apoco,elRojocesódedeslizarse,patasarriba,sobreelhielo.

—¡Oh,Marvie,Benlohacogido!—exclamóIna,enuntransportedealegría.—¡Dame los gemelos! —exclamó Marvie—. Sí…, está en el suelo… Ben lo

sostiene por el lazo. Hay otro jinete cerca. Está moviendo la lazada… ¡Hala!, yoconozco esemodo de agitarla… Ina, elRojo deCalifornia ya no puede escaparse.¡Hurra!,¡hurra!

Losgritosdealegríadelmuchachoapagáronse,súbitamente.Inavioqueseponíarígido,mirando hacia el rancho y, al mirar también en esa dirección, advirtió quevariosjinetessealejabandeél.

—¡Diosmío!—gimióelmuchacho—.¡Fíjate…!JuddyWalkersemarchanparaarrestaraBen.

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XV

Elrestodeaquellamañana,quehabíacomenzadocontantaemoción,fueparaInaunlargoyodiosoperíododeespera.Pasólamayorparteensutienda,echada,cubiertoelrostroconunamantaparaevitarlaluz.

Unpocoantesdelmediodía,Marvie,deacuerdoconsus instrucciones, regresó,llamandoalapuerta.

—Ina…,quevienen—dijo,demalagana.—¿Tienen…,traenaBen?—preguntólajovendescubriendolacara.—Sí.Aúnestámuyabajoenelcamino,peroloheVistoconlosgemelos.Tienen

aBenyalindio.—Voy.Esprecisoqueestéallí—balbuceóInalevantándose.—No faltabamás, a pesar deque será terrible.Espérate a queveas aSetter…,

fumaungranpuro…,sehinchacomounpavoysefrotalasmanosdegustocuandocreequenoleven.

LaspalabrasapasionadasdeMarvieactuarondetónicoparaIna;éstasintiósedeprontovalienteydecidida.Searreglóelpañueloysalió.

Marvielaviovenirhaciaélconmiradadeorgulloyconfianza.—Ven, es preciso no perder detalle alguno —dijo, cogiéndole de la mana—.

Mamá está en la oficina. Setter y papá quieren obligarla a firmar no sé quédocumentos, pero ella se niega. Setter dijo cosas feas, y papá se enfureció.EstabachillándolecuandollegóelseñorIde.

—¡ElpadredeBen!—exclamóIna.—¡Vaya!,ypareceunalechuzadeveras.Detodosmodos,suaparicióncalmólos

ánimos.SettersellevóalseñorIdeasucabaña,dondesehallanahora.Papámelargódelaoficina,peroyomiréporlaventana.Leoídeciramamáquesealegrabadequenoquisierafirmar.YpapávolvióainsultaraSetter,diciendoquenoestababiendelacabeza.Mamá le contestó: «No te debía sor prender, no es nuevo». Y papá dijo:«Bueno,ahorayaestarde,peronocederédeningúnmodo.IréalacárcelconBenIde.PrecisamenteloquenomecabeenlacabezaeselmodocomoSetterpersigueaesechico.Nomehuelebieneso».

—¡OhMarvie!¿Esohadichopapá?—murmurólajovenapretandolamanodesuhermano—.¿Haspodidooíralgomás?

—No. Uno de los vaqueros gritaba que Judd estaba a la vista, y entonces hevenidoabuscarte.

Pocotardaronlosdosencruzarelcampodeartemisa,yentraronenelrancho.Enlaplazuelaformadaporlascabañashabíaunadocena,omás,decaballosensilladosyvariosgruposdevaqueros,todoscuchicheando.Habíadesaparecidoelaspectodepazydecalmaquesiempreimperabaenelrancho.

—Losvaqueroshan tenidounapelea—murmuróMarvie—.BillSneedestádepartedeBenysuactitudcausóunaescisiónentretodos.¡Buenaseestápreparando,

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Ina!Los dos hermanos dirigiéronse directamente a la oficina, donde hallaron a sus

padressolos.—Ina,elseñorSetterhadichocosasterriblesdetupadre—dijolaseñoraBlaine,

casillorosa—.Sinofirmalosdocumentosysitúnotecasasconél…—Queridamamá,notepongasasí—interrumpióInaasumadre—.Yaheoído

las amenazas de Setter y nada me importan. Nosotros estaremos unidos, y si esprecisoiralacárcel,iremostodos.

—Peroseríaterrible.—Claroquesí,peronosucederá—aseveróInaconcalor.—Hijamía,ahoravieneelalguacilconBenIde—dijosupadre.—Yalosé.Marviemelohadicho.—Yaquí estáAmos Ide.Para él esto esmuyduro.EsemalditoSetter lo tiene

entre laespaday lapared. Ina seaproximóa supadrey le rodeóel cuellocon losbrazos,murmurandoasuoído:

—Papá,porloquemásquieras…,piensa,reflexiona,séloquesiemprehassidoydirigetúesteasunto,sealoquefuere.Túestásaquíentucasa,elranchoestuyo.NodejesqueSetterlodominetodocomosiempre.Noledejeshablaraélsolo.SélealconBenIde,porqueyo…,yoleamo.

La joven temía que su padre se sobresaltase, que se mostrase furioso ante larevelación. Mas no hizo nada de eso, mostrándose tan sólo profundamenteconmovidoporloqueacababadeoír.PocoapocofueirguiéndoseymiróasuhijaconojostandulcescomoInanuncaloshabíavistoenél.

—Hija mía, siento no haberme dado antes cuenta de todo —dijo con gransentimiento—.Marviemehizouna insinuación,perono laaproveché…¿DemodoquetúquieresaBenIde?

—Sí,papá—contestólajovenconorgullo.—Bueno…,creoqueademássabesqueeresunaBlaine,¿verdad?—¿Esquetúmehasdominadoalgunavez,papá?—Inareía.—¡Hum! Claro que no… Pero debiste decírmelo. Las cosas hubiesen sido

distintas,apesardequeseatestarudocomodicen…Ahoraestarde.HarándeBenunladróndeganadoaunquenolosea.Pero…

—Papá—gritóMarvieenaquelmomentodesdelapuerta—,yaestánaquí.Blaine salióde laoficina, seguidode Inayde sumadre.En laplazuelahabían

entradocuatrojinetes.Blaineavanzó,ylosvaquerosseagruparontrasél.InasintióqueMarvielacogíadelamanoyquemurmurabapalabrasrápidas,peronadapudoentender.Sumadreapareciónerviosatambién.Depronto,lostresnopudieronseguiravanzando,acausadelosgruposdevaqueros.Inamiróconojosfijosporencimadelhombrodeuno.

Juddacababadedeteneruncaballo;suanchorostroeratodounasonrisa;estaba

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haciendoademanesconlamanoenguantada,quecorrespondíanalaexpresióndesusojos.

Ina vio un caballo gris, cubierto de sudor; luego vio al jinete,Ben Ide. Estabalívido;parecíaaturdido,ysuposiciónextrañaeradebidaalasesposasquellevabaenlas muñecas. Junto a él, montado sobre su caballo, estaba el indio, maniatadotambién.Walker,elagentedeJudd,quedabaunpocoatrásconsucaballo.InavolvióamiraraBenylesorprendiósuaspecto.Teníalosojoshundidos.Lajovensintiósedesfallecer. ¿Por quémiraba así? ¿Es que le faltaba esperanza? ¿Su caso no teníadefensa?

—Aquítieneustedasuhombre,señorBlaine—exclamóJuddavozengrito—.Yalehemoscogido,yprecisamenteconlasmanosenlamasa…

—Oigausted,señorJudd—dijoBlaineconvozáspera,casi ruda—,sepaustedqueésenoesmihombre.Yonadahetenidoqueverconelarresto.

—Perosusocio,elseñorSetter,sí,yesoeslomismo—protestóJudd,aturdidoyconfuso.

—No, señor, no es lo mismo. Setter y yo no somos socios. ¿Ha comprendidousted?

—¡Quemeaspensiloentiendo!—exclamóJudd,furioso—.Settermedijoqueéllerepresentabaaustedyqueustedofrecíamildólaresdepremio…

—¡Cállese!—bramóBlaineconunavozqueInarecordabamuybien—.Tengolaintencióndehablarmuchoymuyaltoenesteasunto…Noheofrecidoningúnpremioynopagaréniundólar.

Judd bajó la cabeza, y no sabiendo qué hacer ni qué pensar,miró en derredor,obviamente buscando a Setter. Blaine se dirigió a Ben y puso unamano sobre surodilla.

—Ben,sientomuchoqueestésaquí—dijoásperamente,peronosinundejodebondad.

BensemostrósorprendidoydirigióunamiradadegratitudalpadredeIna.—Muchasgracias,señorBlaine.Nosabeustedcuántolosientoyo—repuso.—TupadreestáaquíconelseñorSetter.ElrostromacilentodeBensepusorojo.—Sí,señor,ya…losuponía—contestóconvozronca.—Muchacho,¿eresculpable?—continuóBlaine.—Sí…, soy culpable… —confesó Ben, avergonzado y arrepentido—. Pero…

estabaloco…,nosabíaloquehacía.Nuncacreí…Inasufrióunchoqueterrible;parecíaquetodosehelabaenelladepronto…,que

ibaacaer;mashaciendounesfuerzo,logródominarse.SequedómirandofijamenteaBen.Violaangustiadesurostro.LasterriblesPalabrasdesuconfesióntronabanaúnenlosoídosdelajoven.¡Eraculpable!Habíahechotraiciónasímismo,peoraún…,aella…,asuamor;Inaquedóconelcorazóndestrozadoalcomprenderlaamargaverdad.Masanhelabavolaraél,estarasuladoaunquefuesemilvecesculpable.

—Bien,muchacho—oyódecir a supadre, asombradoydolorido—,meparece

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quenadapuedohacerporti.Hubounmovimientoenelcírculodelosvaqueros,alaizquierdadeIna.Setterentróenlaplazuela,pálido, losojosllameantes.Trasél ibaAmosIde,ocultoporelprimero.

—¡Ah, Judd!…, sólo trae usted a dos, Ide y el indio. ¿Dónde está el tercero?¿AquelquellamanNevada?—preguntóSetterconvozfuerteyautoritaria.

—Seescapó—repuso,Judd.—¡Cómo! ¿Se dejó usted escapar a ése? ¡Vaya un policía! —exclamó Setter,

furioso.—Haga el favor de estuchar antes de formar Juicio —protestó Judd—. Ese

Nevada se mostró bastante tratable hasta que vio las esposas que sacó Walker.Entonces exclamó: «¿Pero tenéis la desfachatez de querer ponerme eso amí…?».Walker se empeñó en esposarle y recibió tal puñetazo que cayó al suelo. Luego,Nevadamontódeunsaltoensucaballoyhuyó.Disparétresvecessobreél,perosinherirle.SefuetrasBillHallysusbandidos.

Ina,quenoquitabalavistadeSetter,viodeprontoqueésteseestremecía,aunquesurostronorevelaranada.

—¡BillHall!…¿Quéquiereusteddecir?…¿QueNevadasefuetrasBillHall?—Quierodecir loquedigo—replicóJudd,amoscado.Sentíasezaheridoporque

su gran hazaña no había encontrado el entusiasmo que esperara—:BillHall y lossuyos estaban con Ide. Todos habían contribuido a cazar ese garañón salvaje quellamanelRojodeCalifornia.

—¿BillHall con Ide, cazando caballos salvajes?—exclamóSetter, como si nohubieseoídobien.

—Oigausted,señorSetter—repusoJuddconsoma—,¿esqueustednoesperabaqueBillHallyBenIdeestuviesenjuntos?

—No…,todavíano—contestóSetterhaciendounesfuerzo—.Él…,yo…Peronoimporta…SiHallestabaallí,¿porquénoloarrestótambién?

—¡Ah!,¡ah!,¡ah!—Elpolicíaseechóareíracarcajadas.La risa de Judd podía interpretarse que consideraba ridículo esperar de él tan

magnaempresa,ytambiénpodíaverseenellaundoblesentido.Inaseinclinóacreerlo último, diciéndose que el asunto estaba muy embrollado. En aquel momentoMarvieleapretólamano,y,soltándola,semetióporentrelosvaquerosparareunirseconsupadre.

—Blaine—dijoSetterdirigiéndosealpadredeIna—,tenemosaquíadosdelosladrones y, al condenarlos a su justo castigo, desharemos una de las bandas másformidablesdeabigeos.¿DeclararáustedeneltribunaldeHammellcontraellos?

—No,Setter,noharéeso—contestóBlainesecamente.—Muybien,apareceráustedalláenotracalidad—exclamóSetter,furioso.La alta figuradeAmos Ide cruzó el círculo.Dirigiósehacia suhijo.Lasvoces

apagáronse.Nadiesemovió.Hastaloscaballosparecíanpresagiarlacatástrofe.—Benjamín,misprediccionessehancumplido.

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—Sí,contuayuda—respondióBen.—¡Hijodesnaturalizado!¡Amigodelagentebaja…!¡Preso…,esposadoteveo;

prontoaserjuzgadoenlaciudaddóndenaciste!¡Ladróndeganado!—Loúltimoesunavilmentira—gritóBencontodassusfuerzas.—De nada sirve negar ahora. Más te vale confesar diciendo quiénes son tus

cómplicesparalibrartedelcastigo.Podríasahorraratufamilialavergüenzadetenerunhijoyunhermanoenelpresidio.

UnespasmodedolorpasóporelpálidorostrodeBen;tratódehablaryalzósusmanosesposadasenademándeprotesta.

—Nohehechonada,ninadatengoqueconfesar—logródeciralfin.—Noseasperjuro.Nomientasatupadre.—Yonotementiríaniparasalvarmivida—repusoBenirguiéndoseenlasilla,

blancosloslabios.—Todos hemos oído que te declarabas culpable. ¿Por qué negarlo ahora? Te

repitoqueunafrancaconfesióntesalvará.Nossalvaráatodos.—Diossabequesoyculpable,peronodeloquetútefiguras.—¿Niegashaberrobadoganado?—¿Si loniego?¿Esqueesprecisoque loniegueparaquemipropiopadreme

creainocente?—exclamóBenconojosllameantes.—Temoqueseanecesario.Pero…¿loniegas?—Sí,sí—bramóBen,cuyorostrosepusorojoporlaviolenciadelesfuerzo.La tajantenegativaaturdióporunmomentoal inexorablepadre,mas lapasión,

hasta entonces comprimida, surgió también en él, y de nuevo volvió a atacar a suhijo.

—¿Niegashaberdadorefugioaunproscritoindio?—No.Peroloconvertíenunhombrehonrado.—¿NiegastucamaraderíaconuncriminaldeNevada?—Nopuedo negarlo, puesto que no lo sé.Nevada nadame dijo de su pasado.

Peroencontréenélunamigoquemehaayudadomásquetú.—¿Quéoponesalhechodehabersidoencontradoeneldesvándetugraneroun

sacodeorejasdetoro?Bensequedómirandoasupadreconmudaconsternación.—Sí,lashanencontrado;lashanvisto—continuóIdedespiadadamente.Parecía

dominadoporlapasióndéprobaralgoasímismo—.Esasorejasestabanhendidasyalgunas melladas. Sabemos por tales marcas a quién pertenece el ganado del queproceden.Ytútambiénlosabes.Sacrificastelosanimalesparacomeryguardastelasorejasparallevarlacuenta.Esunaviejacostumbredelosabigeos.

—¿Túdicesqueyohehechoeso?—preguntóBenenvozbajayronca.—Sí,porquehevistolasorejasqueencontraronentugranero.MarviediounsaltoysecolocójuntoaAmosIde.Estabapálidoytemblabade

justacólera.—SeñorIde—exclamógritando—,nohabíaningúnsacodeorejaseneldesván

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delgranero.Heestadoocultandoahímiaparejodepescatodoelveranoyjuroquenohabíanada.

Settertratódedarunpuntapiéalmuchacho,sinlograrlo.—¡Saldeaquí!—exclamóconvozamenazadora,olvidandoloscircunstantes.—Venaquí,Marvie—ordenóBlaine—.Sisabesalgo,puedesdecírmeloamí.—Pero,papá—contestóelmuchachoconcalor—,ahoraesocasióndedecirlo.—Blaine,hagaquelodijorapazsecalle—ordenóSetter,ycontantafierezalo

dijoqueMarvieseocultódetrásdesupadre.—Sí,Setter,porelmomento,sí—respondióBlaine.Settertemblaba,cadavezera

menosdueñodesureprimidapasión.—SeñorIde—dijo—,esechicoesunembusteroynorespetaniausted.Hurta

loscaballosparairsesolodepaseo.Esunmuchachoindomable,salvaje.—Siguiendo los pasos de mi hijo—observó Amos Ide con amargura—. Hart

Blaine,másvalequenoahorrelaspalizasosufriráalgúndíaloqueyo.Seconvertiráenuncazadodecaballossalvajesyenunladróndeganado.

—Bueno…, haga lo que haga, yo jamás le abandonaré —declaró Blaine consarcasmo.

Amos Idevolviesedenuevohacia suhijoparacontinuarel interrogatorio.Benmirabaasupadreconojosapenados,noveíaenélsinoasumayorenemigo.

—¿LlevasteganadoalacañadadeSilver?—No.—Esosoficialesencontrarontucampamentoallí.—Ésaesotravilmentira.Desdemicampamentoaesacañadahaymediodíaa

caballo.—¡Evasivas!—bramóJudd—.Señor Ide,ustedmismohavisto lascosasdesu

propiedad que encontramos en el campamento, pero aún quedamás allí. Si quierepruebas,vengaconnosotrosalacañadadeSilver.

—¡Canallas!…, ¡canallas!—exclamóBen, al darse cuenta de la trampa que lehabíanpreparado.Sepusodepieenlosestribos,masalinstantesedejócaer,comosifueraadesmayarse.

AmosIdelevantólamanoenademánacusador.—¡Túmehasrobadoamí!—¡Oh,Diosmío!Padre,¿túcreeseso?—Tuspalabras revelan tu locura.Fíjate en laspruebas.Siquieres salir de aquí

comohombre,dilaverdad…Yoentonces…—¿Pruebashasdicho?Nosonpruebas,sonmentiras…,vilesmentiras—exclamó

Benconangustia.Estabalívido,teníalosojosarrasadosenlágrimas.Retorcíaselasesposa dasmanos. Parecía haber olvidado a todos, excepto a aquel hombre que leacusaba y que era su padre—. ¡Escucha…, por favor…, por amor de Dios…,escúchame! ¡Papá, no te vayas! ¡Óyeme!… Soy inocente de lo que tú crees.¡Jamás…, jamás he robado nada…! ¡Nunca! ¡Nunca! Culpable si lo soy, y nome

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importa lo que hagan conmigo, pero no creas que te he robado a ti. ¡Es horrible!¿Crees que tu hijo es un criminal endurecido?… Soy inocente… Escúchame…Nevada,Modocyyo…,fuimosenbuscadeBillHall,paracogerleaélyasubanda.Modochabíavistosushuellas.EncontramosganadoenlacañadadeSilver,delaqueechamos a los bandidos. Los seguimos hasta los campos de lava, ellos se vieronobligadosameterseenunacavernaalaquepusimossitio.Acampamosallívigilandosemana tras semana, hasta que Hall y los suyos, muertos de hambre, se vieronobligados a rendirse. Losmaniatamos y nos dirigimos con ellos a este rancho.Mideseo era que Hart Blaine se convenciese de mi honradez…Mas al llegar a RíoPerdido,elindiovioalRojodeCaliforniasobreellagohelado…¡Diosmío,fueunmomentoterribleparamí!Haceañosquevengobuscandoaesegarañón,apasionadoporél.Eraprecisoquefuesemío.Túnopuedescomprenderlo,perocréeme,poseerloerami obsesión. Sólo éramos tres y no podíamos acorralarlo. Pensé enHall y sushombres…,lesofrecílalibertadsimeayudaban…Dijeronquesí.CogimosalRojode California… Fue como un sueño… Luego Hall vio venir a esos policías, quellevaban uno de mis caballos de carga. Hall y los suyos se alejaron…, sin pedirsiquierasusarmas…Esoestodo,papá…,yeslaverdad…¡Diosesmitestigo!

Amos Ide había escuchado temblando, incrédulo, terriblemente agitado, elemocionanterelatodeBen.

—¿Cómo quedan, pues, esos policías…Less Setter, hijomío?—preguntó convozronca.

—¡Por el amordemimadre…,por el deHettie…,di queme crees!—suplicóBen—.Quememetanenlacárcel.Todo…,todolosabréresistircontaldequetúnocreasqueyoteherobado.

AcasoelcorazóndeAmosIdehubiérasedejadoconvencer,masnofueposibleromperenaquelmomentodeencontradaspasioneslacorazadehondadecepciónquelehabíacausadosuhijo.

—Loquedicesesfantásticocomotuvida—contestó,rechazandoconamarguralasaseveracionesdeBen.

Ina vio que la angustia del rostro deBen trocóse en severidad y que bajaba lacabeza.Sólohabíapedidounaúltimamerced,ladequeunimperdonablecrimennotuvieselaaprobacióndesupadre,yahorasentíasemaldecido.SiInahubieraposeídolafuerzanecesariasehubiesecolocadodeunsaltoalladodeBenpararevelarlesuamor, su lealtad. Pero no podía moverse. Había dudado de él; había creído en laacusaciónque élmismo se dirigió, y ahora se odiabapor su flaqueza. ¡Demasiadotarde!Elmomento había pasado.Aunque ahora pudiera ir a él para suplicarle quealzase el rostro, sería demasiado tarde, pues ella se daba cuenta de su propiadeslealtad. No supo elevarse a su altura en aquella terrible hora de prueba. Y laangustia la estaba consumiendo cuando sintió que alguien la cogía. Era Marvie,tembloroso,incapazdehablar,Señalabacaminoabajo.LosojossorprendidosdeInavieronuncaballo…,unjinetequeseaproximabaconlavelocidadquecaracterizaa

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losvaquerosensuscarreras.¿Quiénpodríaser?¡Conquéincreíblerapidezavanzaba!¡Ya alcanzaba la puerta, cruzaba el corral! El rítmica batir de los cascos eraininterrumpido.

Viounalargacabelleranegraflotaralaire…¡EraNevada!E Ina se quedó inmóvil, abrazada a Marvie. El caballo rompió el círculo de

hombres.Dandogritosestridentes,éstosapartábanse,escapandoapenasalosvelocescascos.

Ina vio aNevada en el aire, quedando de pie casi junto a ella.Al pasarla, consobrenaturalpalidezenelrostro,losojosterriblesparecíanclavarseenIna.

Oyóseunadetonacióntronante…,otra…Judd saltó de la silla y se cayó, hundiendo el rostro en el polvo.Su caballo se

encabritó.Walkerlanzóhorriblesgritos,elrostroensangrentado.Sumontura,dandounsalto,leechóatierra,dondeseagitóbrevesmomentos,quedandoluegorígido.

Bill Sneed, cogiendo la brida de lamontura deBen, que iba a encabritarse, lasujetó,apartándola.

—¡Quenadiesemueva!—bramóNevadaconvoztajante.Elrevólvernegro,humeante,temblabaenladesnudamano.—¡Tú! —dijo Setter, jadeante, saltándosele los ojos. Nevada asintió con un

movimientodecabeza.—¿Todoeltiempo…hassido…amigodeBenIde?—preguntóSettercomosise

ahogara.—¿Sihesidosuamigo?Ahítieneslaprueba.MiraaJuddyWalker.Settersetornólívido.—¡Dios.Todopoderoso!—Setter,fíjateenelcamino—exclamóNevada—.Fíjateenquiénviene.¿Verdad

que ves muchos jinetes? ¿Qué están demasiado lejos?… Pues son Strobel y susagentesquevienenconBillHall.HeayudadoaStrobelacogera losbandidos.Heobligado a Bill Hall que dijera a Strobel quién eres. Y les he dicho que viniesenaquí…¡CómonosvamosadivertircuandoHalldigaalseñorBlaineyalseñorIdequiénerestú!

ElpánicohabíaseapoderadodeSetter,maséstenoparecíafijarseenladenunciadeNevada.Habíaensuactitudalgomásvital,másíntimo.Surostrorevelabaelalmaperversa de un hombre de tremendas pasiones que se, ve traicionado, derrotado,vencido, Sus ojos salían de sus órbitas como globos negros.Había en él algo queindicabaqueunafuerzainteriorpugnabaporsalir.SetternoignorabaloqueNevadasabía.

Conademánespasmódicotiródesurevólver.¡Pam! ¡Pam!El revólverdeNevadahablódosveces, con tanta rapidezque los

dosdisparosparecíanunosolo.Lasbalasremovieronelpolvode la tierraaalgunadistanciadeSetter.Habíanletraspasadolimpiamente.Setterparecíaparalizado…,susojospusiéronsevidriosos;luegocayócomounsacovacíoalsuelo.

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Nevadaseacercóconrápidospasos,elrevólverhumeante,ymiróalvencido.—¡Ajá! —exclamó, como poniendo fríamente un punto final a un hecho

consumado.Luegovolviéseysedirigióconpasolargohaciasucaballo.NovioaIna,alaque

pasórozando.DeunsaltosepusoenlasillaycontemplóconmiradaagudaaBen,queestabaaturdidoydecaído.Unasonrisamaravillosaanimólasdurasfaccionesdelvaquero.

—Adiós, amigo. Estamos, en paz —exclamó espoleando su caballo—. Medetendréennuestracabañaeltiempojustoparareuniralgunasprovisiones…yparaecharunaúltimamiradaalRojodeCalifornia.

Pasóraudoporlapuertadelcorralysedesviódelcaminoparaalejarsedelgrupodejinetesqueseaproximaba.Elpolvosearremolinababajoelvelozcaballo.Nevadanosevolvióy,apoco,desaparecióenlahondonada.

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XVI

Ben siguió contemplando la pardusca ladera por la que Nevada desapareciera tanraudo.Adiós,amigo.Estamosenpaz.Eternamenterecordaríaesadespedida.Nevadaacababa de salvarle, mas obtener la liberación a costa del amigo antojábasele unpreciodemasiadofuerte.Deentresusencontradasemocionessobresalióelanhelodevolarenseguimientodelamigovenerado.

OtrassensacionesarrancaronaBendesuturbación.Alguienletirabadelpie.EraMarvie,quelecontemplabacomoquiencontemplaaunhéroe.Enelotroladohabíaalguienquecogíasusesposadasmanos.EraIna,que,sollozando,seapoyabacontraelcaballo.Susojosrevelabansuprofundaemoción,susindeciblespensamientos.

También estaba allí Bill Sneed, descubierto, ceñudo, un rictus de dureza en laboca.

—SeñoritaIna,suéltelelasmanos—dijo,haciendounesfuerzo—.EstasllavesdeJuddestánllenasdesangre…Yaestá,Ben.

—Gracias, amigo—repusoBen abriendo los brazos, lleno de extraña emociónanteloquerepresentabalalibertad.

Albajarlasmanos,Inacogióladerechaentrelassuyasyselallevóaloslabios,el rostrobañadoen lágrimas.Lasgentes rodeabanelgrupo,estrechandoelcírculo,sinquitarlosojosdellibertado.

InafueseparadadeBenporunamujer,talvezerasumadre.Marvieempeñábaseendeciralgo,masentre labarahúndadevocesagitadasy roncas,Bennopodíaentendernada.Deprontosehizoelsilencio.

—¡Paso,paso!¡Atrás,vaqueros!—EralapotentevozdeStrobel.Benviollegaralalguacil,apie,revólverenmano,seguidodeungrupodejinetes.

Elcírculoabierto reveló loscuerposexánimesde los treshombres, echadosallí engrotescainmovilidad.

—¡Maldición!—exclamóStrobelalzandolamanoenseñaldehorror.—La verdad, señor Strobel—dijo Blaine avanzando—, no hubiéramos podido

hacernadaaunquehubiesesidonuestra intención.EsehombrecayóaquícomounatrombaymeparecequedisparósobreJuddyWalker;apeándose,yantesdellegaralsuelo. Después provocó a Setter hasta que éste sacó el revólver…Ya ve usted elresultado.

Strobel se detuvo junto al cuerpo de Setter, mirándolo con ojos de curiosidad,pero sin compasión; después, con el pie, hizo que el cuerpo inerte queyacía en elsuelodieralavueltaquedandodeespaldas.

—Dosagujeros…auncentímetrodedistancia,enelladoizquierdo.Pero¿quiéneraeseNevada?

—Nolosabemos.EljovenIdedicequetampocolosabe—repusoBlaine—.PeroSetterloconocía…,esoestanciertocomoelEvangelio.

—El caso es—dijo Strobel— que Nevada estaba tan amable que no llegué a

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sospechar siquiera sus intenciones.Mas cuando de pronto partió como una flecha,barruntéquelacosaacabaríamal.

—Acasolosucedidoleparezcamalausted,peroparamítieneunaspectomuydistinto—aseveróBlaine.

—Y ésos de ahí, ¿quiénes son? Sé que se llamaban Judd y Walkerrespectivamente.

—UnalguacildeRedlandsysuagente.—¡Hum! Nunca he oído hablar de ellos. Debe de tratarse de nombramientos

recientes,porqueelinviernopasadoestuveenRedlands.Esextraño.—Strobel,¿esverdadquetraearrestadoaBillHall?—Ahíletiene…Esehombrecorpulentoconlacabezadeoso…,éseesHall.Los

otros sonsuscómplices…Ysihedeserle franco,Blaine, lediréqueelarrestohasidocosadeunasuerteloca.

—Bien,bien,mealegro—repusoBlaine,conunsuspirodealivio—.Lomejorseráaclarartodoellíoahoramismo.

Ydioordenasusvaquerosparaquecubriesenalostresmuertos.—SeñorIde,hagaelfavordeentrarenmioficina—continuóBlaine—.Strobel,

llevé usted allí también a Hall y a quien crea conveniente. Marvie, tú te vienesconmigo…Ben,creoquetenecesitamos.

Lahoramássingulardeaquelterribledía,tantristecomollenoderegocijo,fueéstaenqueBensehallabaenlaoficinadeHartBlaine.Unamiradaalrostrodesupadre habíale bastado. Su amargura, su resentimiento, que casi era odio, sufrió unchoqueviolento.

Blaine contrastaba de un modo maravilloso con Amos Ide. Si bien su rostrorevelabaeltumultodesualma,nopodía,sinembargo,apagarelbrillodesusojos,laexpresión de alivio, el resurgimiento de la voluntad fortalecida por el dolor y laexperiencia.

—Señores—dijo,sentándosesobrelamesa,elbrazoapoyadoensuhijo—,voyadecirprimerolomíayserébreve.Setterhasidoelcausantedetodoslosnegociosenque me metí. No quiero acusarle a él del pecado de la codicia. Con vergüenzaconfieso que el codicioso era yo.Mas, había sido pobre durante tantos años que,cuandollególasuerte,yconellaelpoderquedaeldinero,perdílacabeza.Jamásfuemiintencióncometeractosdeshonrosos.Siempremedoliótenerquedesahuciaralospobresrancheros.Simehemetidoennegocioscontrariosalaley,ytemoqueseaasí,todoesdebidoamiignoranciayamiceguera.Deseohacerlaspacescontodoslosrancherosconquieneshetratado,devolviéndoleslosuyo.CreoquepodrésalvarmihaciendadelagoTule,deldesastre,peroesoserátodo,anoserquelosdocumentos,conmifirma,queSetterteníaensupoder,nolospuedanhacerefectivoslosBancosyparticularesconlosqueéltrabajaba.

—Señor Blaine, es para mí una satisfacción poderle decir que todas lastransaccionesdeSettersonnulas—afirmóStrobel.

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—Pues en tal caso tengo más suerte de la que merezco—repuso Blaine confervor—.Amos…,¿cómoquedaustedeneseasunto?

—Sólo la muerte de Setter podía salvarme de la ruina, si no de cosa peor—contestóAmosIdesolemnemente.

—¡Caramba! ¡Y yo que creí que no habíamás tonto en lago Tule que yo!—exclamóBlaine—.Amos,talvezalgunasdenuestrasdiferenciaspuedanachacarseamanejosdeesebribóndeLessSetter.

—Esomismoestabapensandoahora—dijoIde,contristeza.—Strobel, ¿quiere usted relatarnos lo que sepa del asunto?—preguntó Blaine

dirigiéndosealalguacilmayor—.HagaelfavordepasarporaltonuestradiscusiónenelranchodeWelch.Entoncesyomeequivoqué,ustedteníarazón.

—Encuantoaesadiscusión,señorBlaine,hededecir,cuandomenos,queahoraestoymejor informadoqueentonces—repusoStrobelconentera franqueza—.Mascomoustedhadichomuybien,yoestabasobrelapistaverdadera…Bueno,todaslaspérdidas de ganado sufridas en esta región durante los últimos dos años puedenresumirseenunasolapalabra:Hall.Ahílotenemos;élmismoloafirmaasí.Deestemodo,pues,pasaréporaltoloanteriorymereferirésóloalodehoy…CabalgandoaalgunasmillasdeRíoPerdidoarriba,meencontréconunvaquerollamadoNevada.Alverme,diotreshurrasyechóelsombreroalaire.Creíqueestababorracho,perono, no había nada de eso.Agritosmedijo queBillHally su banda estaban cerca,sobrecaballoscansados,ysinarmas…Aloírle,penséqueestabaloco,pero…noloestaba.Ledijequenosguiase,ypocotardamosencaersobrelabandadeBillHall,laqueserindiósinresistencia.Esoestodo;creoqueBillHallpuededarnoslaclavedemuchosenigmas.

—Hall,vengaustedaquí—ordenóBlainealbandidomaniatado.Hallavanzóconpasotardo,colocándosefrenteaBlaine.Despedíahedordesudor

y de tabaco, su aspecto era rudo, salvaje y desharrapado, pero en su rostro habíafranquezaysusojosnorevelabantemoralguno.

—Hall, dígame si la promesa de una sentencia ligera le persuadiría a declararcontralosinductores,confesandoaquítodalaverdad—preguntóBlaine.

—Meparecequesí—contestóelabigeo.—Bueno, tiene usted mi promesa. Y si Amos Ide y Strobel están de acuerdo

conmigo,sucondenaserábreve.—Amíme parecemuy bien—opinóStrobel.Volviéronse los dos haciaAmos

Ide. Éste seguía de pie, en la misma actitud que asumió al entrar, y sus agitadasfaccionesdabanfedelconflictoqueselibrabaenél.Blainevióseobligadoarepetirlapregunta.

—NodenunciaréaHall.Noapareceréeneljuicio—contestó.—Yave,Hall,tieneustedtantasuerte…comotodosnosotros.Yahora,dígame,

quéopinade lasafirmacionesdequeBen Ido robóganado,especialmenteeldesupadre.

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—¡Tonterías! —replicó Hall, con sarcasmo—. Deben ustedes de haber estadolocosaldarfeataleschismografías.Setterlesllenólacabezaconsusartimañas.Asíhacíasunegocio.

—¿Setter?…¿Esqueéleraunabigeo?—exclamóBlaine.—Claroquesí.Élyyotrabajábamosdecomúnacuerdo.Yorobabaelganadoyél

lo vendía. Cinco años atrás, trabajábamos en Arizona, pero allí la vida se le hizoimposible,yentoncessefuealEstadodeNevada.Luego,alveniraCalifornia,memandóabuscar.

—¿Cuántohacedeeso?—Haráunostresaños.—¿Hayotrasbandasdeladronesporaquí?—No; lamíaes laúnica,perohacíamos lascosasde tal formaqueparecíaque

operabanmuchas.FueunaideadeSetter.LamayoríadelganadolosacamosporeldesfiladerodelacañadadeSilver.

—¿SabeustedquiéneseranJuddyWalker?—No—repusoHall—,nolosconocía.PerolaúltimavezquehabléconSetter,

hacemásdeunmes,nocesabadehablardelgrangolpequepreparaba.Nodijoenquéconsistía,aunqueahorayaseveloqueera.EstabaempeñadoenqueesejovenIdo apareciese como ladrón de ganado, y eso por motivos que entonces nocomprendí.ÉsafuelacausadellevarpartedelganadodeAmosIdeaaquellacañada.AquíesdondeentranJuddyWalker.Cuandoloshevistohacepoco,muertosenelsuelo,comprendíclaramentesuoficio.TalvezJudderaunalguacildeverdad,perosivan ustedes al condado que representa, verán que sólo le conocen allí desde hacepoco y que, gastando el dinero amanos llenas, fue como se hizo nombrar policía.OtrotrucoyamuyconocidodeSetter.

Hart Blaine echó una mirada llena de piedad y de sarcasmo a Amos Ide, ydespuéssedirigióaMarvie.

—Ahorapuedeshablar,hijomío—ledijoconcariño—.Allífueranohastenidoocasión, pero tu padre estaba dispuesto a oírte desde el primer momento. ¡Habla,pues! Cogí un caballo y me escapé para vigilar a Judd y Walker —empezó elmuchacho,llenodemiedo.

—¡Ajá!Creoqueeslaprimeravezquedeunaescapadasalealgobueno.Estaveztesalvasdelapaliza.¡Continúa!

Cogí los gemelos de Ina yme fui al lado oeste del lago, dondeme apeé paraescondermeentrelaartemisa.DeestemodoavancéhastaverlacabañadeBen.Mepuse a vigilar. Vi que Judd yWalker llevaban un saco pesado al granero de Ben.Cuandosalieron,nolotenían.Y…

—Strobel—dijoBlainealalguacil,interrumpiendoasuhijo—,hadesaberustedqueJuddtrajoaquíalgunasorejas,marcadas,detoros,jurandoqueprocedíandeunsaco que estaba en el granero de Ben. Dijo que habían dejado el saco allí paraenseñárnoslo.

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—Puesbien,papá,el saconoestabaallíantesde ir Judd—exclamóMarvie—,porqueyoheocultadosiempremiaparejodepescareneldesvándelgranero.Heidoallí,cuandomenos,doceveces,ynunca,nunca,hevistoesesaco.

Blainemiróasuhijocongravesonrisa.—Marvie,entreotrascosasquesalenahoraalaluzdeldía—observó—,parece

que está el hecho de que tú has cogido un caballo y te has ido a Río Perdido,digamos,cuandomenosdoceveces.

—Sí…,papá—balbuceóMarvie,asustado.Blaineatrajoasíalmuchachoylediounabrazo,brillandoensusojosacerados

unacuriosaluz.—Hijomío,yoteregalaréunbuencaballoparaquemontesenélcuandoquieras

—dijo—,yencuantoapescartruchasycazarcaballossalvajes…Bien,talvezamíya mi amigo Amos Ide, aquí presentes, a los dos nos ha faltado algo en nuestrajuventudquenoshubiesepodidoconvertirenhombresmásbuenos…yenmejorespadres.

Despuéssepusodepie.—Strobel,creoquenuestrapequeñaconfabulaciónhaterminado—dijo—.Puede

usteddisponerdelcarroydelosmuchachosparairaHammell…Buenosdías,BillHall.Quisierasaberquéesloqueleconvirtióenabigeo…Bien,bien,enmiéndese…,comoatodosnoshacefalta.

DicholocualsevolvióhaciaBen,ofreciéndolesucallosamano.—Creo que querrás quedarte a comer, antes de volver a Río Perdido y a ese

caballorojo.BenestrechóconfuerzalamanodeBlaine,nosabiendoquécontestar.—Gracias, señorBlaine—dijo,haciendounesfuerzoparadominar suemoción

—. Comeré un poco, y luego iré. Me había olvidado por completo del Rojo deCalifornia.

—¿Recuerdaselofrecimientoquehicedepagardiezmildólaresporél?—No.Noloheolvidado.Peroyo…,ahora…,señorBlaine,nopuedotomarese

dinero.—¿Porquéno?Telohasganado,ysinotú,Nevada…—¡No…,no!—interrumpióeljovenaBlaine—,nopuedosepararmedelRojo.—Bien,bien;de todosmodos tendrásque tomareldinero—repusoBlainecon

disimulo—.Asíloespero,ytúyelRojodeCaliforniaformaréispartedelafamilia.Ysemarchórápidamente.Ben,henchidoelpechoporsuvictoria,emocionadoporloqueacababadeoír,se

apresuróaseguiraBlaine.Yalpasar,vio,dereojo,asupadre,queseguíaclavadoenelsuelo,inmóvilcomounaestatua.Bencontinuósucamino.

—¡Benjamín!—exclamósupadreenunavozqueBenjamáshabíaoído.Y,sinembargo,nohizocaso.

—¡Ben!

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PeroBensalió,sordoaaquellavoz.El joven se dirigió corriendo hacia el campamento de los Blaine. Marvie le

alcanzó,acompañándole.—¿MedejairconustedaveralRojodeCalifornia?—suplicóelmuchacho.—Situpadretelopermite,sí.—¡Huy!Papáme asustómucho cuando tuveque confesarmis escapadas.Pero

ahoraséque,entreusted,Inayyo,hemosvencido.—Así parece, Marvie —dijo Ben avanzando con paso rápido, mientras el

muchachocorríaasulado.—Ben,asupadredeustedlepasaalgopeor—continuóMarvieconsucharla—.

¿Havistoustedquécarapusocuandoelmíoacabósudiscurso?—No…Marvie…,nomehefijado—contestóBenroncamente.—Puesdebióustedhaberlevisto…Estabaterrible…Peroluegolehablaríausted,

¿verdad?—No,Marvie;meechéacorrernadamás.—Perolohará,¿verdad,Ben?—preguntóMarvieconmuchaseriedad—.A1fin

yalcabo,essupadre…Mire,ahíestáInaensuhamaca…,yestállorando.Aproximáronse los dos al enebro y a la hamaca. Ben pensó que los ojos de

Marvieeranmejoresquelossuyoso,cuandomenos,veíanmejorenaquelinstante,porqueélnoveíasinounrostroagradableyunosojosmuytristes.

—¡Ina!Marviemoviólahamaca.—Escuchad.Voyavolvermeunmomento—exclamóconmalicia.Ben le oyó, pero no pudo aprovecharse de la fina apreciación del muchacho.

Acercóseunasillarústicaycogiendolasmanosdelajovenentrelassuyas,sesentóasulado.

—¡Oh…,Ben!—balbuceóIna.—¡Qué terrible ha tenido que ser todo eso para ti, Ina mía!—exclamó—. La

ansiedad…, la espera…, luego…Nevada… ¡Diosmío! ¡Qué hombre!…Ahora loveo todo claro. Estaba escrito desde el principio… Pero tú debes olvidar…, nopienses…

—Ben,tú…nosabes—sollozóIna—.Noeslaansiedad,nilaespera,nisiquieraNevada,loquemeabate…¡Estoyasíporque…,porque…creíque…erasculpable!

Bensintióhelárseleelcorazón.Deunsaltosepusoenpie.Marviesealejódelahamaca,atolondradoysobrecogido.—Ben,éstenoesmi:sitio.Voyaprepararloscaballos.—¿Qué?—murmuróBenmuybajo,lamiradafijaenloshermososojosdeIna.—«Sí,soyculpable»,dijiste—respondióéstaconungemido—.Yyalocreí…,

creí que esa exclamación significaba que confesabas ser culpable de las robos…¿CómohabíadeserdelodelRojodeCalifornia?

—Y,sinembargo,túmequerías—exclamóBen,acometiéndoleungrantemor.

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—Noloparecíaenaquelmomento.—Yahora,¿meamas?—¡Ben!… Tú…, te amo tanto…, que si no dejas de mirarme así y no me

perdonas…memoriré…Eljovencayóderodillasylacogióensusbrazos,conhamacaytodo.Traslargo

ratodehondaemoción,Inalellamóalarealidad.—¿Mi padre te dijo que los diezmil dólares… y tú… y elRojo… formaríais

todospartedelafamilia?—preguntólajoven,llenadealegríacuandoBenlehubocontadoloquesucedieraenlaoficinadesupadre.

—Sí.¡Yfigúratecómomequedé…!Ademásmedijoquemequedaseacomer.Peronopuedo…,esprecisoqueModosyyovolvamosenseguidaavercómoestáelRojodeCalifornia.Ahorasehallaatadoenelcorral.

—Parecequenopuedeserverdadtantadicha—murmuróIna—.Supongoquemipadreaprovecharálalecciónqueharecibido.Yeltuyotambién.

Benbajólacabeza.—Desdeluego,túlehabrásperdonado.—No…Nisiquieramevolvícuandomellamó—repusoBenconvozextraña.—¿Te llamó? ¡Oh,Ben, debiste de ir a él!Es viejo y fue precisamente el gran

cariñoquetetieneloquecausósudecepción…,loquelehizosertanduro…Mehasperdonadoamí.Ahoraperdónaleaél.

Creoquenolopodréhacernunca.—Ben, no digas eso. Sería una crueldad, no obrarías como buen cristiano. Sé

magnánimo…,ségrandecomoNevada.—Nomehablesdeél—murmuróeljoven.—Perdóname,querida—suplicóIna—.Esprontoparaquepiensesenél…yen

tupadre…Ahora,loquedebeshacer,esvolveratutrabajo…,alavidaqueamas…Loquetúhagas,loharéyo…,loquetúames,loamarétambién.

—Entonces,¿escosahecha?¿Tecasarásconmigo?—Sí—respondióellasuavemente.—¿Cuándo?—Cuando vengas a buscarme. Papá ha dicho que nos iríamos enseguida a la

haciendadel lagoTule, loque implica trabajo…Tanprontocomo lleguemos, iréaver a tu madre y a Hettie. Figúrate la alegría que tendrán. ¡Qué dicha para mípodérselocontartodo…!Mehallarásencasa…esperándote.

—Ina adorada —murmuró Ben irguiéndose a poco con renovada energía—.Corroalladodemicaballo.Soyelhombremásricodelatierracontigoyconél…Yesomerecuerda,Ina,quedebodetenermisdiezodocemildólaresenelBancodeHammell. ¡Todopor caballos salvajes!Pobrepapá, quisiera enseñarle esedinero…Demaneraqueno te casarásprecisamente conunpobre…Tanpronto como logredomaralRojo,iréabuscarte,Ina.QuisieraentrarenHammellmontadoenelRojodeCalifornia.Sí,deseoquemipadreveaesecaballo;pero,Ina,nopodríavenderlo.

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—Claraqueno,puestoqueesmío—repusolajovenconciertaironía.—Esoesindiscutible,perotúmepertenecesamí—contestóBen—.Yahorahe

de irme, Ina.Veo queMarvie yModosme están esperando con los caballos. Pero¿qué veo?…, si es mi garañón negro el que está allí…, un hermoso caballo quecogimosenlascavernas.

Judd lo encontró en nuestro campamento y lo ha traído aquí. Suerte en todaspartes…Ahorasólofaltaquellueva.

—Lloverá,Ben,losé.Unviejopatosilvestremelodijohacemuchotiempoconsusgraznidos.

De todos los caballos salvajes que Ben domara en su vida (y eran algunoscentenares),elRojodeCaliforniaresultóserelmásinteligente,elquemásrespondiócomounhechomuynotable,puestoquedurantemuchosañoshabíasidoelgarañónmássalvajedetodalaregiónselvática.Supusoqueelloeraenpartedebidoalhielotraidorenelque,acausadelresbalón,sucapturaresultótanfácil.Ben,queconocíaafondoloscaballossalvajes,sedijoqueelRojonoseaventuraríanuncamássobreelhielo.

Con infinita paciencia y gran cariño, mas con mano de hierro e inflexiblevoluntad,domóBenalgarañóncomosóloélsabíahacerlo.

Alacaídadelsoldeundíadeaprincipiosdeoctubre,cuandoeltrabajodiurnoestabarealizadoyBensepermitiósoñarensupróximaentradatriunfalenlaciudad,vioqueModocobservabacongranatenciónelvuelodelosúltimaspatossilvestres,cuyograznidofamiliarescuchabaBenconsingularplacer.

—¿Quédicen,Modoc?—preguntóalindio.—Prontomucha tormenta.Mucha lluvia…,nieve…, inviernohúmedo—repuso

Modoc,conelbrillodesuinescrutablemirada,yunademánlento,majestuoso,haciaelhorizonte.

En medio del inmenso regocijo que sintió, tuvo Ben, de pronto, un recuerdodoloroso. Su amigoNevada no estaría allí para compartir su alegría de ver que elganadoenlospastosylosanimalessalvajesdelosmontesestarían,alfin,salvadosdelasequía.Nevadahabíasemarchado,seguramentehaciaregionesdesconocidasynovolveríanuncamásasuantigua,vida.ElqueSetterreconocieraaNevada,habíatenidoparaBenunasignificaciónterrible.

A lamañana siguiente, el cielo amaneció encapotadoy a poco comenzó a caerfinallovizna.Lasnegrasnubesdelatormentaibanacumulándosedurantetodoeldía,comosilasfuerzasdelaNaturalezasemoviesenpausadamenteantesdecumplirlatarealargotiempo,descuidada.

Porlanocheabriéronselasesclusasdelcielo.Tanenormefueelaguaquecaía,queBentemióqueeltechodesucabañasederrumbase.Almismotiempo,escuchabaconinmensoplacerelruidodelvientoylasfuriosasrachasdeaguacerosquebatían

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contralasventanas.Siguió lloviendo toda la noche, al día siguiente y duran te seis díasmás, día y

noche,consólocortísimosintervalos.De las colinas bajaban arroyos fangosos; por las vaguadas de las cañadas

precipitábanse torrentes de imponente caudal; las elevaciones de terreno en losalrededoresdellagoMuleDeerquedabaninundadas:elRíoPerdidovertíaunaanchaavenidadeaguasamarillentasenellago,elcualagrandábasepormomentos.

Cuandoalfinseabrióelnegromurodelasnubes,elsolinundódenuevoconsusáureosrayosaquellahermosaregión,másbrillanteymásfrescaahora.Lasnubesselevantaron, dispersándose, barridas por el viento fortificante de octubre. Tras sieteañosdeuna sequía sinprecedentes, par finpudoconsiderarse como salvadapor lalluvialafértilregióndelnortedeCalifornia.

Un día de veranillo de San Martín, cuando la policromía de la flora otoñalrevestía las colinas y los prados, Benjamín Ide entró, montado en el Rojo deCalifornia, en su pueblo natal, del que $emarchara comoproscrito y al que ahoravolvíacomohéroe.ElhermosagarañóncreóunasensaciónmayorqueelmejordeloscircosquevisitaraHammell.

Porcasualidadopor increíblefortuna,o talvezporuncaprichodelDestino—Ben no sabía por qué—, el joven encontró en la calleMayor de Hammell a Ina,Marvie y Hettie, que llegaban en aquel instante de la hacienda en un magníficobirlocha nuevo. Marvie chilló y Hettie gritó, mientras que Ina, con las manoscruzadas sobre el pecho, contemplaba el caballo deBen con tanmudo éxtasis queparecíanohabersedadocuentadeljinetequelomontaba.

LaestrelladeBensiguióaqueldíasucursóascendente.Lasorpresadelencuentroaturdió a Ina; el obvio y manifiesto cambio de la opinión pública sobre Ben laabrumó. Ben, por su parte, no supo nunca qué había sido lo que le impulsara arogarla, tan pronto como la vio un momento a solas, que se casase con élinmediatamente.

Inanopudoresistir.Susojosnoseapartabandeél,estabafascinada.—Ina,nohasidomiintenciónhacerlascosasasí—continuóBen,rápido—.Éste

esundíafelizparamí,cólmalatú,casándoteahoramismo.TenemosaquíaMarvieyaHettie,quepuedenirconnosotrosalaiglesia.

—¡Oh,Ben!…Tandepronto—repuso Ina—.Yo…séque loprometí…,debocumplirlo…;pero…novoyvestidaparaunaboda…y¿quédiríanencasa?

—Tú fíjate, Ina mía, lo que significa para mí poder ir ahora a Hart Blaine ydecirle:«Lepresentoamimujer…».Estoyporencimadetodavenganza…,peroesaideamevuelveloco.

—¿Yesoteharíamuy…muyfeliz?—balbuceóIna.—¡Quépregunta!Nosécómodecírtelo.Porfavor,Inaadorada,consiente.¿Qué

importaqueseaundíaounasemanaantes?La joven estaba pálida, y en la blancura de su rostro destacábanse sus ojos

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profundos.Bentemblóalverlatangrave,tanseria.—Siconsiento…,despuésdehabérselodichoamispadres…,¿mepermitesque

teacompañeaveratupadre?—exclamóelladepronto.—¡Ina!—dijoeljovenconagudodolor.Elpensarensupadreancianoquenunca

quisocomprenderle,quenuncacreyóenél.Y,conelrecuerdo,tomóelviejodolor,nacióunnuevoconflictoqueledestrozabaelcorazón.

—Hevistoa tupadre—continuóIna—.Estádescorazonado.Al fincomprendequedebiódejarteseguirtucamino…Diqueleperdonas,Ben.

Y le cogió de las manos, mirándole con dulce expresión, prometedora de unventurosoporvenir.

—Sí…,sí,leperdonoeirécontigo—exclamó.Ben,yalmismotiemposintióqueelrencorylaamargurasealejabandesucorazón.

Efectuado el enlace, Ben montó en el Rojo de California y cabalgó junto albirlochoenqueibanMarvie,InayHettie.Elmuchachoconversabaalegrementeconsu nuevo cuñado; Ina estaba ensimismada, soñadora; Hettie sonreía de un modoenigmático,comositambiénellatuviesesecretosdeamor.

Al llegara lahacienda,Benseadelantó,hallandoelpatio llenodeuna ruidosapandilla de vaqueros, que acababan de regresar del trabajo. Con Bill Sneed a lacabeza, rodearon elmagnífico caballo, llenando, con su gritería de admiración, unvacíoenelcorazóndeBenlargotiemposentido.

Enmediode laagitaciónyelbarullo,apareciódeprontoBlaine,con lacabezallena de canas, descubierta, su curtido rostro animado por una franca sonrisa deasombro.

—¡Cielos! De modo que éste es el Rojo de California… Creo que ahora tecomprendoporfin,Ben…VeaenseñárseloaAmosIde.

LlegóenaquelinstanteMarvie,llevandolasriendasdeltroncodecaballos.Avozengritóexclamó:

—Ben…,¿yaselohasdichoapapá?Ben sintió de pronto un gran pánico; Ina empeoró la situación, arrebolándose

deliciosamentealoírlaspalabrasdeMarvie,mientrastratabaderefugiarseenlacasa.—¿Qué sucede, Ben? —preguntó Blaine, como sor prendido, pero sonriendo

entredientes—.Parecequetengasmiedo,muchacho.—Me he olvidado de decírselo… Ina y yo… acabamos de casarnos en

Hammell…Hubiesehabladoenseguida,peroloolvidaba.—¡Ah!¡Ah!Ah!—Blainenopudocontenerlarisaysegolpeabalaspiernascon

su ancha mano—. Bueno, bueno…, paréceme que es propio de un cazador decaballos salvajes ser tan súbito… Entra, muchacho, y díselo a su madre… y esechequequetedaréporelRojodeCaliforniameahorraelregalodeboda.

Aúnno se había puesto el sol cuado Ina, llevando alRojo deCalifornia de lasriendas,caminabaal ladodeBenyHettie,cruzandoloscamposdelahacienda.Lacercateníaahoraunapuertadondeantesestabalaviejasenda,ylanuevarevelabaun

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atareadoiryvenirentrelasdoshaciendas.DabaelcaminosobreelpatioenelquesehallabaahoraAmosIde,enmangasdecamisa,partiendoleñaconunhacha.Nooyólospasoshastaquelostresestuvieroncercadeél.Entonces,irguiéndose,dejócaerelhachaysequedóinmóvil.

UnamiradalebastóaBenparaquesucorazónsellenaraderemordimientos,masseciñóalplanpreconcebidoparaelprimerencuentroconsupadre.

—Hola,papá—dijoalegremente,comosisólohubieseestadoausentepocosdías,comosiningúnobstáculohubieraexistidoentreellos.

—¡Hijomío!—exclamóelseñorIde,conmovido.—Te traigo a mi mujer y al Rojo de California —continuó Ben alargando la

mano.Elancianoluchóconvalentíaparacorresponderalaideadereconciliacióndesu

hijo…,paracomprendersusúbitallegadasindejarsevencerporlaemoción.—Ben…, ¿tu esposa?… ¿La hija de Hart Blaine? —exclamó, asombrado, su

padre.—Sí, papá. Volvemos a ti y a mamá, para visitaros… Siempre pensé venir…

Toma,papáfíjateenmilibretadeahorros,yenestechequequeHartBlaineacabadedarme…¡Yfíjateenestamuchacha…!¡Todoenundía,papá!Yahora,¿quieresdarunabrazoaestecazadordecaballossalvajes?

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ZANEGREY(Zanesville,Ohio,31deenerode1872-Altadena,California,23deoctubrede1939)fueunescritorestadounidensequeconvirtiólasnovelasdelOesteenungéneromuypopular.

Su nombre auténtico era Pearl ZaneGray.Más adelante prescindiría de su primernombre, y su familia cambiaría el apellido de «Gray» a «Grey». Se educó en sulocalidadnatal,Zanesville,unaciudadfundadaporsuantepasadomaternoEbenezerZane.Enlainfanciaseinteresóporelbéisbol,lapescaylaescritura.EstudióenlaUniversidaddePensilvania,graciasaunabecadebéisbol.Segraduóenodontologíaen1896.LlegóajugarenunaligamenordebéisbolenVirginaOccidental.

Mientrasejercíacomodentista,conoció,enunadesusexcursionesaLackawaxen,enPensilvania,dondeacudíaconfrecuenciaparapescarenelríoDelaware,asufuturaesposa, Lina Roth, más conocida como «Dolly». Con su ayuda, y los recursoseconómicos que le proporcionaba la herencia familiar, empezó a dedicarseplenamente a la escritura. Publicó su primer relato en 1902. En 1905 contrajomatrimoniocon«Dolly»,ylajovenparejaestableciósuresidenciaenunagranjadeLackawaxen. En tanto que su esposa permanecía en el hogar, encargándose de lacarrera literaria del autor y educando a sus hijos, Grey pasaba a menudo largastemporadasfueradecasa,pescando,escribiendoypasandoeltiempoconnumerosasamantes.Aunque«Dolly»llegóaconocersusaventuras,mostróunaactitudtolerante.

En 1918 los Grey se mudaron a Altadena, en California, un lugar que habíanconocidodurantesulunademiel.Alañosiguiente,elautoradquirióenMillionaire’s

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Row(MariposaStreet)unagranmansiónquehabíasidoconstruidaparaelmillonarioArthurWoodward. La casa destacaba por ser la primera en Altadena construida apruebade fuego,yaqueWoodward,quehabíaperdidoaamigosy familiaresenelincendiodelteatroIroquoisdeChicago,ordenóquefueraconstruidaconcemento.Elamor deGrey porAltadena se resume en una frase que es citada amenudo en laciudad:«EnAltadena,heencontradoaquellascualidadesquehacenquelavidavalgalapena».

ElinterésdeZaneGreyporelLejanoOesteseinicióen1907,cuandollevóacaboconunamigounaexpediciónparacazarpumasenArizona.

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Notas

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[1]abigeato:Robodeganado.<<

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[2]fiancé:novio,prometido.<<

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[3]Pradoplateado.<<

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