notas sobre la inteligencia americana

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VI. NOTAS SOBRE LA INTELIGENCIA AMERICANA * 1. Mis OBSERVACIONES se limitan a lo que se llama la Amé- rica Latina. La necesidad de abreviar me obliga a ser lige- ro, confuso y exagerado hasta la caricatura. Sólo me corres- ponde provocar o desatar una conversación, sin pretender agotar el planteo de los problemas que se me ofrecen, y mucho menos aportar soluciones. Tengo la impresión de que, con el pretexto de América, no hago más que rozar al paso algunos temas universales. 2. Hablar de civilización americana sería, en el caso, in- oportuno: ello nos conduciría hacia las regiones arqueológi- cas que caen fuera de nuestro asunto. Hablar de cultura americana sería algo equívoco: ello nos haría pensar sola- mente en una rama del árbol de Europa trasplantada al suelo americano. En cambio, podemos hablar de la inteligencia americana, su visión de la vida y su acción en la vida. Esto nos permitirá definir, aunque sea provisionalmente, el matiz de América. 3. Nuestro drama tiene un escenario, un coro y un per- sonaje. Por escenario no quiero ahora entender un espacio, sino más bien un tiempo, un tiempo en el sentido casi mu- sical de la palabra: un compás, un ritmo. Llegada tarde al banquete de la civilización europea, América vive saltando * La VII Conversación del Instituto Internacional de Cooperación Intelec. fha 1 se desarrolló en Buenos Aires, del 11 al 16 de septiembre de 1936, sobre el tema: “Relaciones actuales entre las culturas de Europa y la América Lati- na.” Participaron en ella G. Duhamel, P. Henríquez Urefía, J. B. Terán, L. Pié- rard, F. de Figueiredo, J. Maritain, B. Sanín Cano, A. Arguedas, E. Ludwig, Keyserling (por carta), F. Romero, R. H. Mottram, C. Ibarguren, W. Envwistle, A. Peixoto, J. Estelrich, A. Reyes, C. Reyles, E. Díez-Canedo, G. Ungaretti, J. Roinains y S. Zweig. Duhamel abrió la plótica a nombre de Europa, y las notas que aquí se publican representan la iniciación del tema a nombre de América, que nos fue confiada. La imposibilidad de agotar en tan cortas se- siones un tema tan vasto y seductor, nos llevó m&s tarde a reunirnos con Pedro Henríquez Urelia y Francisco Romero para continuar la conversación por nues- tra cuenta. En varias reuniones, del 23 de octubre al 19 de noviembre de 1936, tomamos algunos apuntes de que tal vez podní salir algún día una obra en colaboración. (En efecto, de aquí salió La constelación americana, Archivo de Alfonso Reyes, D. 3, México, 1950.] Sur, Buenos Aires, septiembre de 1936. 82

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Alfonso Reyes

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VI. NOTAS SOBRE LA INTELIGENCIA AMERICANA *

1. Mis OBSERVACIONES se limitan a lo que se llama la Amé-rica Latina. La necesidadde abreviarme obliga a ser lige-ro, confusoy exageradohastala caricatura. Sólo me corres-ponde provocar o desataruna conversación,sin pretenderagotarel planteode los problemasque se me ofrecen,ymuchomenosaportarsoluciones.Tengola impresiónde que,con el pretextode América,no hagomásquerozar al pasoalgunostemasuniversales.

2. Hablar de civilización americanasería,en el caso,in-oportuno:ello nos conduciríahacialas regionesarqueológi-cas que caen fuera de nuestro asunto. Hablar de culturaamericanaseríaalgo equívoco: ello nos haría pensarsola-menteen unaramadel árbol de Europatrasplantadaal sueloamericano. En cambio, podemoshablar de la inteligenciaamericana,suvisión de la vida y su acciónen la vida. Estonos permitirá definir, aunqueseaprovisionalmente,el matizde América.

3. Nuestrodramatiene un escenario,un coroy un per-sonaje. Por escenariono quiero ahoraentenderun espacio,sino másbien un tiempo, un tiempo en el sentidocasi mu-sical de la palabra:un compás,un ritmo. Llegada tardealbanquetede la civilización europea,América vive saltando

* La VII Conversación del Instituto Internacional de Cooperación Intelec.fha

1 se desarrolló en BuenosAires, del 11 al 16 de septiembre de 1936, sobreel tema: “Relaciones actuales entre las culturas de Europa y la América Lati-na.” Participaron en ella G. Duhamel, P. Henríquez Urefía, J. B. Terán, L. Pié-rard, F. de Figueiredo, J. Maritain, B. Sanín Cano, A. Arguedas, E. Ludwig,Keyserling (por carta), F. Romero, R. H. Mottram, C. Ibarguren, W. Envwistle,A. Peixoto, J. Estelrich, A. Reyes,C. Reyles, E. Díez-Canedo, G. Ungaretti,J. Roinains y S. Zweig. Duhamel abrió la plótica a nombre de Europa, y lasnotas que aquí se publican representan la iniciación del tema a nombre deAmérica, que nos fue confiada. La imposibilidad de agotar en tan cortas se-sionesun tema tan vasto y seductor, nos llevó m&s tarde a reunirnos con PedroHenríquez Urelia y Francisco Romero para continuar la conversaciónpor nues-tra cuenta. En varias reuniones, del 23 de octubre al 19 de noviembre de 1936,tomamos algunos apuntes de que tal vez podní salir algún día una obra encolaboración. (En efecto,de aquí salió La constelaciónamericana,Archivo deAlfonso Reyes,D. 3, México, 1950.] Sur, BuenosAires, septiembrede 1936.

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etapas,apresurandoel paso y corriendo de una forma enotra,sin haberdadotiempo aquemaduredel todo la formaprecedente.A veces,el saltoesosadoy lanuevaforma tieneel aire de un alimentoretirado del fuego antesde alcanzarsu plenacocción. La tradición ha pesadomenos,y esto ex-plica la audacia.Pero faltatodavíasabersi el ritmo europeo—queprocuramosalcanzaragrandeszancadas,no pudiendoemparejarloa su pasomedio—, es el único “tempo” histó-rico posible;y nadieha demostradotodavíaqueuna ciertaaceleracióndel procesosea contranatura. Tal es el secretode nuestrahistoria,de nuestrapolítica, de nuestravida, pre-sididaspor unaconsignade improvisación. El coro: las po-blaciones americanasse reclutan, principalmente,entre losantiguoselementosautóctonos,las masasibéricasde conquis-tadores,misionerosy colonos,y las ulterioresaportacionesdeinmigranteseuropeosen general. Hay choquesde sangres,problemasde mestizaje,esfuerzosde adaptacióny absorción.Segúnlas regiones,domina el tinte indio, ci ibérico,el grisdel mestizo,el blanco de la inmigración europeageneral,yaun las vastasmanchasdel africano traído en otros siglosa nuestrosuelopor las antiguasadministracionescoloniales.La gamaadmite todos los tonos. La laboriosaentrañadeAmérica va poco a poco mezclandoesta sustanciaheterogé-nea, y hoy por hoy, existe ya unahumanidadamericanacaracterística,existe un espíritu americano.El actoro per-sonaje,para nuestro argumento,viene aquí a ser la inte-ligencia.

4. La inteligenciaamericanava operandosobreunaseriede disyuntivas. Cincuentaañosdespuésde la conquistaespa-ñola, esdecir aprimera generación,encontramosya en Mé-xico un modo de ser americano:bajo las influencias delnuevo ambiente,la nueva instalación económica,los rocesconla sensibilidaddel indio y el instinto de propiedadquenacede la ocupaciónanterior,apareceentrelos mismoses-pañolesde México un sentimiento de aristocraciaindiana,que se entiendeya muy mal con el impulso arribista de losespañolesreciénvenidos. Abundanal efectolos testimoniosliterarios:ya en la poesíasatíricay popularde la época,yaen las observacionessutilesde los sabiospeninsulares,como

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Juan de Cárdenas.La crítica literaria ha centradoeste fe-nómeno,como en su foco luminoso,en la figura del drama-turgo mexicanodonJuanRuiz de Alarcón, quien a travésdeCorneille—quela pasóaMoliére—tuvo la suertede influiren la fórmula del modernoteatro de costumbresde Francia.Y lo quedigo de México, porsermemásfamiliar y conocido,podría decirseen mayor o menor grado del restode nuestraAmérica. En este resquemorincipientelatía ya el anhelose-cular de las independenciasamericanas.Segundadisyunti-va: no bien se logran las independencias,cuandoapareceelinevitable conflicto entreamericanistase hispanistas,entrelos quecarganel acentoen la nuevarealidad, y los que locargan en la antigua tradición. Sarmientoes, sobre todo,americanista. Bello es, sobre todo, hispanista. En Méxicose recuerdacierta polémica entreel indio Ignacio Ramírezy el españolEmilio Castelarquegira en torno a igualesmo-tivos. Esta polémica muchasvecesse tradujo en un dueloentre liberales y conservadores.La emancipaciónera tanrecientequeni el padreni el hijo sabíantodavíaconllevarlade buenentendimiento.Terceradisyuntiva:un poio estáenEuropay otro en los EstadosUnidos. De ambosrecibimosinspiraciones.Nuestrasutopíasconstitucionalescombinanlafilosofía política de Franciacon ci federalismopresidencialde los EstadosUnidos. Las sirenasde Europay las de Nor-teaméricacantana la vez paranosotros. De un modogene-ral, la inteligencia de nuestraAmérica (sin negar por elloafinidadescon las individualidadesmás selectasde la otraAmérica), parecequeencuentraen Europaunavisión de lohumanomás universal, más básica, másconforme con supropio sentir. Aparte de receloshistóricos,por suertecadavez menosjustificadosy que no se debentocar aquí,no noses simpática la tendenciahacia las segregacionesétnicas.Parano salir del mundosajón,nos contentala naturalidadcon queun Chesterton,un Bernard Shawcontemplana lospueblosdetodoslosclimas,concediéndolesigual autenticidadhumana. Lo mismo hace Gide en el Congo. No nos agradaconsiderara ningún tipo humanocomo meracuriosidad ocaso exótico divertido, porqueésta no es la basede la ver-daderasimpatíamoral. Ya los primerosmentoresde nuestra

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América, los misioneros,corderosde corazónde león, gentede terrible independencia,abrazabancon amor a los indios,prometiéndolesel mismocielo queaellos les era prometido.Ya los primerosconquistadoresfundabanla igualdaden susarrebatosde mestizaje:así, en las Antillas, Miguel Díaz ysu Cacica,a quienesencontramosen las páginasde Juande Castellanos;así aquelsoldado,un tal Guerrero,que sinesterasgoseríaoscuro,el cual se negó a seguira los espa-ñoles de Cortés,porqueestababien halladoentre indios y,como en el viejo romanceespañol,“tenía mujer hermosaehijos como una flor”. Así, en el Brasil, los célebresJo~oRamaihoy el Caramurú,que fascinarona las indias de SanVicente y de Bahía. El mismo conquistadorCortésentraenel secretode suconquistaal descansarsobreel senode DoñaMarina; acasoallí aprendea enamorarsede su presacomonunca supieronhacerlootros capitanesde corazónmás frío(el César de las Galias), y empiezaa dar albergueen sualma aciertasambicionesde autonomismoque, apuertace-rrada y en familia, había de comunicar a sus hijos, mástardeatormentadosporconspirarcontrala metrópoliespaño-la. La Iberia imperial, mucho másque administrarnos,nohacía otra cosa que irse desangrandosobreAmérica. Poracá,en nuestrastierras, así seguimosconsiderandola vida:en sangríaabiertay generosa.

5. Talessonel escenario,elcoro, el personaje.He dicholas principalesdisyuntivasde la conducta. Hablé de ciertaconsignade improvisación,y tengoahoraqueexplicarme.Lainteligencia americanaes necesariamentemenosespecializa-da quela europea.Nuestraestructurasocialasí lo requiere.El escritor tiene aquímayor vinculación social, desempeñageneralmentevariosoficios, raroes quelogreserun escritorpuro, es casi siempreun escritor“más” otra cosau otrasco-sas. Tal situaciónofreceventajasy desventajas.Lasdesven-tajas: llamadaa la acción, la inteligencia descubreque elorden de la acciónes el orden de la transacción,y en estohay sufrimiento. Estorbadapor las continuasurgencias,laproducciónintelectuales esporádica,la menteandadistraí-da. Lasventajasresultande la mismacondicióndel mundocontemporáneo.En la crisis, en el vuelco que a todos nos

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sacudehoy en día y que necesitadel esfuerzode todos, ysingularmentede la inteligencia (a menosquenos resigná-ramosadejarquesólo la ignoranciay la desesperacióncon-currana trazarlosnuevoscuadroshumanos),la inteligenciaamericanaestámásavezadaal airede la calle;entrenosotrosno hay, no puedehabertorresde marfil. Estanuevadisyun-tiva de ventajasy desventajasadmitetambién una síntesis,un equilibrio queseresuelveen unapeculiarmanerade en-tenderel trabajo intelectual como servicio público y comodebercivilizador. Naturalmentequeesto no anula,por for-tuna,las posibilidadesdel paréntesis,del lujo del ocio lite-rario puro, fuenteen la quehay que volver a bañarseconunasaludablefrecuencia. Mientras que, en Europa,el pa-réntesispudo ser lo normal. Naceel escritoreuropeoen elpiso másalto de la TorreEiffel. Un esfuerzode pocosme-tros, y ya campeasobrelas cimasmentales.Naceel escritoramericanocomoen la región del fuego central. Despuésdeun colosal esfuerzo,en quemuchasvecesle ayudaunavita-lidad exacerbadaquecasi se pareceal genio, apenaslograasomarseala sobrehazde la tierra. Oh, colegasde Europa:bajo tal o cual mediocreamericanose escondea menudounalmacénde virtudesquemerececiertamentevuestrasimpatíay vuestroestudio. Estimadlo,si os place,bajoel ángulodeaquellaprofesiónsuperioratodaslas otrasquedecíanGuyauy JoséEnriqueRodó: la profesióngeneralde hombre. Bajoestaluz, no hayriesgode que la ciencia se desvinculede losconjuntos,enfrascadaen susconquistasaisladasde un milí-metro por un lado y otro milímetro por otro, peligro cuyasconsecuenciastanlúcidamentenosdescribíaJuiesRomainsensudiscursoinauguraldel PENClub. En estepeculiarmatizamericanotampocohay amenazade desvinculacionescon res-pectoaEuropa. Muy al contrario,presientoquela inteligen-cia americanaestállamadaa desempeñarla másnoble fun-ción complementaria:la de ir estableciendosíntesis,aunqueseannecesariamenteprovisionales;la de ir aplicandopronta-mentelos resultados,verificandoel valor de la teoría en lacarneviva de la acción. Por estecamino,si la economíadeEuropaya necesitade nosotros,tambiénacabarápor necesi-tarnosla mismainteligenciade Europa.

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6. Paraestahermosaarmoníaquepreveo,la inteligenciaamericanaaportaunafacilidadsingular,porquenuestramen-talidad,ala vez quetanarraigadaanuestrastierrascomoyalo he dicho, es naturalmenteinternacionalista.Esto seexpli-ca, no sólo porquenuestraAmérica ofrezcacondicionesparaserel crisol de aquellafutura “raza cósmica”queVasconce-los ha soñado,sino tambiénporquehemostenido que ir abuscarnuestrosinstrumentosculturalesen los grandescentroseuropeos,acostumbrándonosasí a manejarlas nocionesex-tranjerascomosi fuerancosapropia. En tantoqueel europeono ha necesitadode asomarsea América paraconstruir susistemadel mundo, el americanoestudia,conocey practicaaEuropadesdela escuelaprimaria. De aquíunapintorescaconsecuenciaqueseñalosin vanidadni encono:en la balanzade los erroresde detalleo incomprensionesparcialesde loslibros europeosque tratan de Américay de los libros ame-ricanosque tratande Europa,el saldonoses favorable. En-tre los escritoresamericanoses ya un secretoprofesionalelquela literaturaeuropeaequivoquefrecuentementelas citasen nuestralengua, la ortografía de nuestrosnombres,nues-trageografía,etc. Nuestrointernacionalismoconnatural,apo-yado felizmenteen la hermandadhistórica quea tantasre-públicasnos une,determinaen la inteligenciaamericanaunainnegableinclinaciónpacifista. Ella atraviesay vencecadavez con mano más expertalos conflictos armadosy, en elorden internacional,se dejasentirhastaentrelos gruposmáscontaminadospor cierta belicosidadpolítica a la moda. Ellafacilitará el graciosoinjerto con el idealismo pacifista queinspiraa las másaltasmentalidadesnorteamericanas.Nues-tra América debevivir como si se preparasesiemprea rea-lizar el sueñoque su descubrimientoprovocó entrelos pen-sadoresde Europa: el sueñode la utopía, de la repúblicafeliz, queprestabasingularcalor alas páginasdeMontaigne,cuandose acercabaacontemplarlas sorpresasy las maravi-llas delnuevomundo.*

* Penséque estasexplicacionesbastaríanparaesclarecerel sentido que yodaba al conceptade la síntesisde cultura. síntesisnarala cual nuestraAmé-rica parecesingularmentedotada. En los volúmenespublicadospor el InstitutoInternacionalde CooperaciónIntelectualen españoly en francés,y en BuenosAires y en París, respectivamente.el año de 1937. donde aparecela reseñadelas conversacionesa que estasnotas sobre América servían de introducción,

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7. En las nuevasliteraturasamericanases bienpercep-tibie un empeñode autoctonismoquemerecetodo nuestrorespeto,sobretodocuandono se quedaen el fácil rasgodelcolor local, sino queprocuraecharla sondahastael senodelas realidadespsicológicas. Esteardor de pubertadrectificaaquellatristezahereditaria,aquellamalaconcienciacon quenuestrosmayorescontemplabanel mundo,sintiéndosehijosdel granpecadooriginal, de la capitis diminutio de serame-ricanos. Me permito aprovecharaquíunaspáginasque es-cribí haceseis años:*

La inmediata generaciónque nos precede,todavía secreía nacidadentro de la cárcel de varias fatalidadescon-céntricas.Losmáspesimistassentíanasí:en primer lugar, laprimera gran fatalidad,queconsistíadesdeluegoen serhu-manos,conforme a la sentenciadel antiguo Sileno recogidaporCalderón:

Porqueel delito mayordel hombrees habernacido.

Dentrode éste,veníael segundocírculo, queconsistíaenhaberllegadomuy tardeaun mundoviejo. Aún no se apa-gabanlos ecosde aquel romanticismoque el cubanoJuanClementeZeneacompendiaen dosversos:

Mis tiemposson los de la antiguaRoma,y mis hermanoscon la Greciahanmuerto.

puede verse que Francisco Romerocoincidía conmigo en apreciarcierto donde síntesisen la mentalidadamericana,coincidenciaque no era el resultadodeun previo cambio de ideas,lo que la hace más expresiva. Pero, al hablarde “síntesis”, ni él ni yo fuimos bien interpretadospor los colegasde Europa,quienescreyeronque nos referíamosal resumeno compendioelemental de lasconquistas europeas. Según esta interpertación ligera, la síntesis sería unpunto terminal. Y no: la síntesises aquí un nuevo punto de partida,una es-tructura entrelos elementosanterioresy dispersos,que —como toda estructu-ra— es trascendentey contiene en sí novedades.H

20 no es sólo una juntadehidrógeno y oxígeno,sino que —además—es agua. La cantidad 3 no sóloes una sumade 1 + 2, sino queademáses lo que no son ni 1 ni 2. Estacapa-cidad de asomarsea la vez al incoherentepanoramadel mundo y establecerestructurasobjetivas,que significan un pasomás,encuentra,en la mente ame-ricana,un terrenofértil y abonado. Ante el americanomedio, el europeomedioaparecesiempre encerradodentro de una muralla china, e irremediablemente,como un provincianodel espíritu. Mientras no se percatende ello y mientrasno lo aceptenmodestamente,los europeosno habránentendidoa los america-nos. No setrata de vulgarescalificacionesentre lo que pueda ser superior oinferior en sí mismo, sino de puntos de vista diferentessobre la realidad.

* Monterrey. CorreoLiterario de A. Reyes,Río de Janeiro,octubrede 1930,

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En el mundo de nuestrasletras, un anacronismosenti-mentaldominaba a la gentemedia. Era el tercer círculo,encimade las desgraciasde serhumanoy sermoderno,lamuy específicade ser americano;es decir, nacido y arrai-gadoen un suelo queno erael foco actualde la civilización,sino unasucursaldel mundo. Parausarunapalabradenues-tra Victoria Ocampo,los abuelosse sentían“propietariosdeun alma sin pasaporte”. Y ya que se era americano,otrohandicapenlacarrerade lavida erael serlatino o, en suma,de formacióncultural latina. Era la épocadel A quoi tienila superioritédesAnglo-Saxons?Erala épocade la sumisiónal presenteestadode las cosas,sin esperanzasde cambiode-finitivo ni fe en la redención. Sólo se oíanlas arengasdeRodó, nobles y candorosas.Ya que se pertenecíaal orbelatino, nuevafatalidaddentro de él perteneceral orbe his-pánico. El viejo león hacía tiempo que andabadecaído.Españaparecíaestarde vuelta de sus anteriores grande-zas, escépticay desvalida. Se había puesto el sol en susdominios. Y, paracolmo,elhispanoamericanono seentendíacon España,como sucedíahastahace poco, hastaantesdelpresentedolor de España,que a todos nos hiere. Dentrodel mundohispánico,todavíaveníamosa serdialecto,deri-vación, cosasecundaria,sucursalotra vez: lo hispano-ameri-cano, nombreque se ata con guioncito como con cadena.Dentro de lo hispanoamericano,los queme quedancercatodavía se lamentabande haber nacido en la zona cargadade indio: el indio, entonces,era un fardo, y no todavíaunaltivo deber y una fuerte esperanza.Dentro de esta región,los que todavía más cercame quedanteníanmotivos paraafligirse dehabernacidoen la temerosavecindadde unana-ción pujantey pletórica, sentimientoahoratransformadoenel inapreciablehonor de representarel frente de unaraza.De todosestos fantasmasqueel viento seha ido llevandoola luz del día ha ido redibujandohastaconvertirlos,cuandomenos,en realidadesaceptables,algo quedatodavíapor losrinconesde América,y hayqueperseguirloabriendolas ven-tanasde par en par y llamandoa la supersticiónpor sunom-

núm. 3, pp. 1-3, y Sur, BuenosAires, 1931, núm. 1, pp. 149-158: “Un pasodeAmérica”.

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bre, quees la manerade ahuyentarla. Pero, en sustancia,todo ello estáya rectificado.

8. Sentadaslas anteriorespremisasy trasesteexamendecausa,me atrevoaasumirun estilo de alegatojurídico. HacetiempoqueentreEspañay nosotrosexisteun sentimientodenivelacióny de igualdad. Y ahorayo digo anteel tribunalde pensadoresinternacionalesqueme escucha:reconocemosel derechoala ciudadaníauniversalqueya hemosconquista-do. Hemosalcanzadola mayoríade edad. Muy pronto oshabituaréisacontarconnosotros.

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