notas biograficas de antoniorodrÍguez-moÑino
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NOTAS BIOGRAFICAS DE ANTONIO RODRÍGUEZ-MOÑINO P O R ENRIQUE SEGURATRANSCRIPT
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DIPUTACION PROVINCIAL DE BADAJOZ INSTITUCIÓ N DE SERVICIOS CULTURALES
PUBLICACIONES
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R
NOTAS BIOGRAFICAS DE ANTONIO
RODRÍGUEZ-MOÑINO
P O R
ENRIQUE SEGURA
B A D A J O Z
1971
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NOTAS BIOGRAFICAS DE
ANTONIO RODRÍGUEZ – MOÑINO
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Se han tirado
C i e n e j e m p l a r e s
DEPOSITO LEGAL SEP BA – 14 – 1958
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B A DA J O Z–I M P R E N T A D E L A D I P U T A C I O N P R O V I N C I A L
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NACIMIENTO Y JUVENTUD
Desde Badajoz a Calzadilla de los Barros, con mi querido hijo,
hemos realizado un viaje para visitar el lugar de Extremadura, donde nació
A. Rodríguez Rodríguez, que luego cambio su segundo apellido. Por la
carretera a Sevilla se llega al primer pueblo, La Albuera; sigue Santa
Marta; después Zafra y por último Calzadilla. En total, de la ciudad al
lugar, noventa y cuatro kilómetros.
El camino asciende y desciende suavemente casi paralelo a la
cabalgada de alturas a la derecha; algunas tan altas como en la que se sienta
el Castillo de Feria. Siguen otras, así la de Alconera hacia Llerena. Tiene el
campo sabores andaluces, primaverales, en esta tarde de sol.
Dehesas, encinares ya en declive, tierras labradas de viñas y olivos,
con manchas de siembra verdes, que se recortan en líneas de los barbechos:
una sinfonía de tonos celestes de la fecunda tierra de Barros.
Nació Moñino en la calle Fuente de Cantos (hoy General Aranda,
número 8), el 14 de Marzo de 1910, en una casona de labor, propiedad de
sus padres por herencia materna; luego pasó a una hermana de su madre, y,
a la muerte de esta señora, sus hijos la vendieron al actual propietario D.
Antonio Galván Rojas.
Sigue un largo pasillo desde el portal hasta la salida a una huerta, con
sus corraladas, tinajería y graneros. Techos con arcos y suelos
embaldosados. En una de estas habitaciones vino al mundo nuestro
Rodríguez-Moñino. Mansión de familia acomodada, que a los dos años del
nene, trasladose a Tarifa. Allí asistió a la sección de párvulos del Colegio
Concepcionista. Después pasaron a Dos Hermanas y continuó sus primeras
letras en el colegio del padre Faz.
Aprendió a leer prontísimo, y, le encantaba hacerlo en alta voz.
Siempre contaba que, siendo muy niño, se pasaba horas leyendo novelas a
una señora amiga de sus padres. Su tía María conserva un libro, quizás el
primero que le fuera regalado con dedicatoria “Al niño Antonio Rodríguez,
en prueba de admiración por su gran amor a los libros, le dedica este
recuerdo, su amigo Manuel Valera Montaque”. La dedicatoria va fechada
en 15 de Febrero de 1916, es decir, antes de que cumpliese los seis años. Es
una adaptación para niños de “El Conde Lucanor”.
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Desde San Fernando pasa al internado del Colegio de los Marianistas
en Jerez de la Frontera. Hace poco tiempo visitó el mencionado colegio de
Jerez y fué admirablemente atendido, recorriendo las aulas y dormitorios,
pudiendo hablar con algunos de sus antiguos profesores.
Pasando Zafra se extiende a la vista la llanada de horizontes lejanos,
donde se columbran los caseríos de Fuente de Cantos, Bienvenida,
Valencia de las Torres… Calzadilla es un pueblecito humilde, de origen
romano, próximo a la calzada, de casas de labriegos. Lugar como otros
muchos de emigrantes, aficionados a la caza. Me decía un amigo de
Moñino, que en la época del bibliógrafo estaba casi igual, sin callejas
empedradas. Hay una que es la mejor. Gente amiga de “política” y de
caciquear. No había luz eléctrica ni teléfono.
Estos cambios de lugares obedecían a los varios destinos que
ocupaba su padre, el Ilmo. Sr. D. Rafael Rodríguez-Moñino, como
funcionario del Estado, hasta que alcanzó el nombramiento de Jefe
Superior de Administración en el organismo oficial de Badajoz. Su madre,
Dª Rosario Rodríguez Mateos de Porras, era natural de Calzadilla de los
Barros. Este matrimonio tuvo otro hijo, Rafael, funcionario también del
Estado en Badajoz durante algún tiempo, que aún vive. Persona inteligente
y muy querida por sus cualidades morales.
LA IGLESIA DE CALZADILLA Y SU RETABLO
No se sabe de cierto cuándo ni por quién se construyó esta iglesia,
que en la actualidad ha sufrido un corte del exterior de la fachada y está a
punto de destruirse un magnífico retablo del Altar Mayor.
Ramón Mélida, en su Catálogo Monumental de Badajoz, lo describe.
Ocupa los tres lienzos del ábside y está compuesto de tablas pintadas
góticas y ornamentación mudéjar en los doseletes de los recuadros y de los
pilares, donde faltan las figurillas correspondientes. En medio hay una
hornacina, ocupada por la imagen del Salvador. En la arquitectura de
algunos fondos de advierten recuerdos de obras italianas.
Mide de altura este retablo 7’50 metros, 4’80 metros de fondo y 2’80
metros cada lado. Al pie del lado derecho y formando conjunto con el
retablo, hay tres huecos de sillería con la Cruz de Santiago en los respaldos.
Frontal del altar revestido de azulejos sevillanos, a la cuerda seca, del siglo
XVI.
Rodríguez-Moñino, desde Madrid, en carta fechada el 1954, le da su
opinión sobre el retablo a su sobrino:
“Querido José Antonio:
“A vuela pluma te pongo cuatro líneas sobre lo que me preguntas.
“El retablo de Calzadilla lo tiene descrito técnicamente Ramón
Mélida en su Catálogo Monumental.
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“También Adelardo Covarsí trató de él (aunque de pasada) en un
artículo de la Revista del Centro de Estudios Extremeños antes de 1936.
“Yo no creo que sea del siglo XIV ni aún del XV. Me parece obra de
comienzos del XVII, sólo que hecha por un artista muy apegado a los
modos antiguos castellanos (seguidor de lejos de la Escuela de Fernando
Gallegos) y que no había visto pintura italiana.
“Tu tía perfectamente y ambos deseamos que te vaya bien, trabajes,
y a fin de curso hagas un papel decoroso.
“Un abrazo de tu tío.”
Es una pena el estado de abandono en que se encuentra este
magnífico retablo, ennegrecido y con algún desarreglo. El Marqués de la
Encomienda solicitó de las autoridades de Bellas Artes de Madrid su
restauración y enviaron un arquitecto de Badajoz, enfermo y caduco, quien
informó la Superioridad que por su escaso valor artístico no valía la pena
restaurarlo. ¡Pobre Extremadura!
¡Qué bien harían sus autoridades para que se deshiciese tan tremendo
error y consiguiesen su restauración!
El señor cura párroco, tuvo la atención de enseñarnos toda la iglesia
de un buen valor artístico.
Después fuimos a visitar la ermita fuera del pueblo para contemplar
el paisaje. Nos acompañó el joven Galán, hijo del actual propietario de la
casa donde nació Moñino, que fué nuestro cicerone.
EL BACHILLER RODRÍGUEZ
Hemos visto el breve expediente del alumno del Instituto de
Enseñanza Media de Badajoz, D. Antonio Rodríguez Rodríguez (no había
cambiado aún el segundo apellido por el de su padre, Moñino).
Ingresó en el Instituto de Jerez de la Frontera el día 19 de Septiembre
de 1918 y se matriculó de 1919 a 1920, en las siguientes asignaturas:
Lengua Castellana; Geografía General y de Europa; Nociones de
Aritmética y Geometría; Caligrafía y Latín, primer curso.
Hay una certificación académica del Instituto General y Técnico de
Jerez, del 19 de Abril de 1924, en donde se dice que don Antonio
Rodríguez Rodríguez, natural de Calzadilla de los Barros, provincia de
Badajoz, tiene aprobado, en ese Centro, el Ingreso y veintiuna asignaturas
del Bachillerato.
Se conserva una solicitud, firmada por Antonio Rodríguez Rodríguez
con fecha 30 de Abril de 1934, pidiendo examen en el Instituto General y
Técnico de Badajoz en el mes de Junio del mismo, de las asignaturas:
Fisiología e Higiene; Dibujo (2.º curso); Etica y Rudimentos de Derecho;
Química, Agricultura y Técnica Agrícola.
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Obtuvo las calificaciones habituales en el transcurso de sus estudios
del Bachillerato. A petición suya ruega se le tramita el título del Grado de
Bachiller. Recibido del Doctorado de la Universidad de Sevilla el título a
que se refiere esta inscripción, el día14 de julio de 1924. Y al día siguiente
se verifica, por escrito, la entrega del título de Bachiller, firmada por el
Secretario y el interesado.
En las dos o tres firmas que aparecen en el expediente de Rodríguez
Rodríguez se observa una letra clara y decidida, sin apenas ningún adorno.
Da idea y confirma el cuidado que en sus escritos puso Moñino, tanto que
parecen sus escritos breves de caracteres tan iguales y perfectos, como los
que usó siempre toda su vida.
Hemos conversado con algunos de sus compañeros de estudio en el
Instituto de Badajoz y nos cuentan algunas anécdotas de Antonio, en las
que se iniciaban sus estudios bibliográficos y un carácter y manera de ser
muy personal.
A N É C D O T A S
Se cuentan noticias graciosas del estudiante del Instituto de Badajoz,
A. Rodríguez-Moñino. Una de ellas, en compañía de su amigo Pepe Alba,
el simpático humorista, se marchaba de noche con la capa puesta a
diferentes sitios, por ejemplo: a las Adoratrices y a la Capilla protestante en
la calle Arco Agüero, y entraban los dos embozados, sembrando un poco el
desconcierto, especialmente en las Adoratrices, en donde la hermana
portera al verlos encapados y tendidos, llamaba a la Superiora y cuando
llegaba ésta se habían marchado, con el consiguiente susto para la portera y
la extrañeza de la misma, así como el pensamiento de la Superiora de que
la portera veía visiones.
* * *
Cuando Moñino de muy joven iba a Calzadilla le gustaba irse a la
sierra a rebuscar y a descubrir ruinas romanas y de cualquiera otra clase.
Una vez estaba en la iglesia con su madre y tenía entonces menos de
seis años y como lo vieron tan aplicadito con el libro en la mano,
exclamaron: – Fíjate, parece que está leyendo. Y con su pronto de siempre,
dicen que contestó: – No, estoy haciendo como que leo. Es que sé leer y
sigo la misa en mi libro.
RODRÍGUEZ-MOÑINO EN BADAJOZ
Terminado el Bachillerato, Rodríguez-Moñino, por indicación de su
padre, se inició en el estudio de la carrera de Leyes. Pero desatendiendo un
poco sus libros de texto, continuó con más afán, casi exclusivamente, por
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seguir paso a paso la obra de Bartolomé José Gallardo, maestro de
Bibliografía, que descubrió como un tesoro escondido y lo adoptó como su
maestro del siglo XIX.
La vida intelectual por aquellos años 20, se desenvolvía en una
actividad de estudios, iniciada la década anterior por un grupo numeroso de
personas y funcionarios enamorados de la ilustración. Según valían ellos,
las capitales de provincias han tenido estas fluctuaciones.
Así en Badajoz, La Real Sociedad Económica de Amigos del País,
desde su creación, fué uno de los focos intelectuales de más potencia. Se
crearon entidades de cultura y económicas, como el Monte de Piedad y la
Caja Ahorros. Se celebraron certámenes y exposiciones a los que acudieron
otras provincias. Nos interesa señalar, sobre todo, la Biblioteca nutridísima
a la que acudían a las horas de su funcionamiento público asiduos lectores,
entre ellos Moñino, como si fuese su propia casa.
Por otra parte, la Excma. Diputación Provincial, dirigida por el
Presidente D. Sebastián García Guerrero, fundó a sus expensas el Centro de
Estudios Extremeños y la REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS, donde
colaborábamos presididos por su director J. López Prudencio, de Secretario
el que suscribe y colaboradores de fuera y dentro de Extremadura, cuya
publicación, al cabo de cuarenta años, sigue en pie, sin haber sufrido
interrupciones de ninguna clase.
No olvidemos el notable Ateneo de Badajoz, donde sus más
distinguidos directores y colaboradores desarrollaron una serie de fiestas de
arte, con obras premiadas en Madrid a Eugenio Hermoso y Adelardo
Covarsí, entre los demás conspícuos (sic); conferencias y diálogos
interesantísimos, a cargo de funcionarios muy competentes, sin distinción
de ideales políticos, sobre temas de intereses extremeños. Se llenaba el
salón de la calle de San Juan de un público entusiasta y amigo.
En este amable ambiente, fuese desenvolviendo la amorosa
capacidad hacia la Bibliografía de Moñino, hasta el punto que las
bibliotecas y archivos de Badajoz fueron visitados y estudiados a
conciencia por él. Nuestro grupo nos dimos cuenta, muy pronto, que a su
futura profesión de Abogado, prefería sentarse horas y horas confrontando
expedientes, manuscritos, libros y ficheros con un entusiasmo impropio de
su edad. Sus primeros trabajos fueron todos de temas extremeños. Y sus
éxitos y nuestras recomendaciones lo llamaron a los pocos años a Madrid,
donde más tarde en España y en el Extranjero, consagraron su gran
capacidad y competencia de muy distinguido bibliófilo.
Dice Pérez Ferrero, y es cierto, que los españoles que hemos dejado
de ser jóvenes, habíamos vivido una de las eras más singulares, más plenas,
más saturadas de interés que haya gozado jamás pueblo alguno de la tierra.
Cuando lo estábamos viviendo apenas lo sabíamos.
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En cambio ahora, sin duda, debido a la evolución de hábitos sociales,
a la radio y a la televisión, entre otras causas, hemos sufrido un retroceso
sobre todo en las relaciones sociales de la cultura. En Extremadura, en
Badajoz por ejemplo, los conciertos musicales organizados por las
juventudes Musicales y la Excelentísima Diputación, de entrada gratuita,
acude muy escaso público, y lo mismo en las conferencias y otros actos
interesantes donde apenas asisten curiosos.
Si son conciertos de música no van ni músicos de profesión. Y
sucede lo propio en los demás, no concurren los que debieron. Es un
ambiente de solitarios, de distraídos y de diseminados.
Viene a nuestra memoria unas palabras de Galdós, recogidas por
Navarro Ledesma: “España es una redoma de peces a los cuales se les ha
olvidado mudarles el agua, y están los pobres pececillos con sus boquitas
abiertas comiéndose unos la sustancia de los otros, respirando y
manteniéndose con mil trabajos en aquel líquido medio corrompido”. Y
andan por ahí duendecillos que quieren aprovecharse para salir a flote,
alabándose genios.
DESPEDIDA DE MOÑINO
El día 9 de Diciembre de 1968 se inauguró el II Congreso de
Estudios Extremeños. Asistieron distinguidas personalidades extranjeras y
españolas. Anotemos a D. Fernando de Almeida, Director del Museo
Arqueológico de Lisboa; el Catedrático de la Universidad de California e
hispanista D. Jolh Polt, que acaba de publicar el libro sobre Forner en la
Editorial Castalia, que dirigía Moñino; Mrs. George Demersón, de la
embajada francesa en Madrid, como agregado cultural.
Bajo la alta dirección de D. Antonio Rodríguez-Moñino, extremeño,
Académico de la Lengua, sabio bibliófilo y erudito investigador, estuvieron
presentes y colaboraron: Don Pedro Caba, escritor y filósofo; D. Antonio
García Bellido, del Instituto Español de Arqueología y escritor; D. Manuel
Martín Lobo, Ingeniero de Montes y escritor; el Marqués de Gauna,
escritor y dilecto conferenciante; D. Juan Alsina, Catedrático e
investigador; D. Juan Martínez Quesada, D. Juan Sánchez Montes, D.
Carlos Villareal, don Carlos Caba Landas…
De la Alta Extremadura tuvieron representación activa en el
Congreso, el Alcalde de Cáceres, D. Alfonso Díaz de Bustamante y
Quijano; Excmo. Sr. Miguel Muñoz de San Pedro, Conde se Canilleros y
de San Miguel; Marqués de la Ceverana; D. Carlos Callejo, publicista y
director de la revista Alcántara, y todas las autoridades oficiales de
Extremadura; D. Julio Cienfuegos Linares, actual Presidente de la
Diputación de Badajoz; D. Enrique Segura Covarsí, Delegado de Cultura
de la Diputación Provincial; D. José María Alvarez y Sáenz de Buruaga,
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Director de los Museos Arqueológicos de Mérida y de Badajoz y otras
muchas representaciones de distintos centros culturales de ambas
provincias.
También el director entonces del diario regional Hoy, D. Gregorio
Herminio Pinilla Yubero, invitado especialmente como congresista;
Inspector de Enseñanza Primaria, D. Antonio Zoido, escritor y crítico de
Arte, y D. Tomás Rabanal Brito, periodista redactor de Hoy y corresponsal
en la provincia de los diarios La Vanguardia, de Barcelona y El Correo de
Andalucía, igualmente congresista, de cuya magnífica crónica de este acto
tomamos estas notas, sintiendo no publicarla íntegra.
MISA EN LA SOLEDAD
A las once y media, después de una breve recepción dispensada a los
artistas, se celebró una misa en la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad,
oficiada por el Obispo administrador apostólico D. Doroteo Fernández y
Fernández, con asistencia de las autoridades y la totalidad de los
congresistas. Se firmó, después, en el libro de Oro de la Hermandad de
Nuestra Señora de la Soledad.
PEDRO CABA
Actuaba como mantenedor del Congreso el filósofo Pedro Caba.
Realizó una disertación magistral, pero no podemos dedicarle muchas
líneas al Congreso porque nuestro objeto no es otro que el poner de relieve
la actuación de Rodríguez-Moñino, considerándolo como un acto de
desagravio a Badajoz en una de sus actuaciones más sinceras y más
brillantes que tuvimos la fortuna de escuchar. (1)
DISETACIÓN MAGISTRAL DE RODRÍGUEZ-MOÑINO
Precedieron a la intervención de Rodríguez-Moñino un breve
discurso del escritor, brillante estilista y cronista oficial de la provincia,
Julio Cienfuegos Linares (en la actualidad Presidente de la Diputación de
Badajoz), quien dió a conocer los nombramientos de Presidente de las
correspondientes sesiones de trabajos del II Congreso al meritísimo
académico Rodríguez-Moñino, haciendo un elogio del mismo;
Vicepresidente a D. Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros;
Secretario D. Enrique Segura Covarsí y Presidente de honor el que
suscribe.
Seguidamente de constituirse la mesa, el señor Rodríguez-Moñino
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(1) La reseña completa del II Congreso de Estudios Extremeños la hizo muy bien D. Tomás Rabanal
Brito (REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS, Tomo II, Año 1969)
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dió comienzo al desarrollo de un tema “Historia literaria extremeña”, desde
los siglos más remotos hasta los tiempos actuales, llenando con precisión
de fechas, hondura conceptualista de pensamiento e ideas ortodoxamente
analíticas, los muchos espacios vacíos que en tan largo recorrido estaban
por estudiar y esclarecer. Una larga disertación, que por su contenido y su
amor a Extremadura nos pareció brevísima. Planteó su disconformidad del
dictado de “Literatura extremeña” como impropia, pronunciándose por la
de “aportación de Extremadura a la Literatura española”, fuente
extraordinaria en cuanto a cifra y calidad.
“Todo ello –afirma con razón Rabanal Brito– fué algo más humano,
profundo y sentido: No “fue un alarde de erudición bibliográfica”, no; era
el fruto de su trabajo sin desmayos, perseverante y muchas veces amargo:
fué la verdad de un hombre de ciencia histórica-erudita que no se fijaba
únicamente en el bosque, sino en la raíz de tan intrincada selva literaria.”
Importantes fueron las comunicaciones presentadas al tema “Historia
literaria extremeña” las de D. Teodoro Fernández Sánchez; la de D.
Antonio Carrasco García; la de D. José Miguel Lodo Mayorazgo y muchos
más imposible de señalar; de John H. R. Poolt; de Jorge Demerson; de
Antonio Manzano Garías; de Antonio Zoido; de Luis Alvarez Lencero; de
Jesús Delgado Valhondo, etc., etc.
El Secretario, señor Segura Covarsí, pronunció unas palabras para
elogiar la actuación tan precisa en muchas de las comunicaciones, en medio
de entrañable afecto y amenidad, gracias a la dirección y tacto del ilustre
ponente, señor Rodríguez-Moñino, ya que –según testimonio escrito de
Dámaso Alonso– definió a Moñino “como el mejor bibliófilo actual”.
También al finalizar la primera jornada de trabajo, se acordó enviar
telegrama de felicitación a la Real Academia Española y a su Presidente D.
Dámaso Alonso.
MAS INTERVENCIONES
El Marqués de Lozoya y Caro Baroja fueron conductores de las
ponencias sobre Historia y Arte.
Se incorporaron a las sesiones de trabajo el culto escritor y
Gobernador militar de Cáceres, general Galindo y su distinguida esposa, la
conocida escritora D.ª María Mercedes Ortoll.
Sentimos que la falta de tiempo y de espacio nos impida detallar las
magníficas intervenciones de los comunicantes y la intervención constante
y afortunada de Rodríguez-Moñino, que desarrolló en este Congreso una
capacidad de memoria, de inteligencia y de voluntad, que sólo alcanzan las
personas que como él ascienden al trono de la sabiduría.
No son elogiosas porque sí las palabras dedicadas al amigo y maestro
Rodríguez-Moñino en su extraordinaria intervención por haber fallecido,
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que suelen ser honras fúnebres, es la verdad, la pura verdad de su fecunda
intervención, como queriendo recoger en ella todo el entrañable amor
sentido por Extremadura y especialmente por la provincia de Badajoz, en
una despedida emocionantísima hacia la inmortalidad.
PALABRAS DE RODRÍGUEZ-MOÑINO
Terminamos estas líneas recogiendo el pensamiento de Moñino al
final del homenaje en su honor. “Sería yo no bien nacido si no manifestara
la gratitud enorme, inmensa, intensa, que en estos momentos siento antes
ustedes. No estoy nada emocionado; estoy entusiasmado, que es cosa
totalmente distinta. Estoy entusiasmado de encontrarme aquí, otra vez entre
mis paisanos, mis amigos, entrañables amigos de toda la vida y para
compartir con ellos unas tareas tan gratas como han sido las del II
Congreso de Estudios Extremeños. Después de la torrentera cordial y
verbal de nuestro querido D. Pedro Caba, después de las cariñosísimas
palabras de nuestro Presidente de la Diputación de Badajoz y de mi gran
amigo el señor Alcalde de Cáceres, yo me he sentido un poco achicado;
parecía que todas las enormes piedras laudatorias caían sobre mí y me iban
aplastando. Yo no merezco en absoluto tanto; yo no soy más que un
hombre lleno de pasión y de tesón. De pasión por las cosas de mi tierra –
Extremadura– y de tesón por no olvidar esto nunca y seguir siempre un
camino duro de trabajo. Esto es lo único que hay si hay algún mérito en mí.
Agradezco estos primeros obsequios que van a quedar siempre en mi casa y
que voy a mirarlos de una vez con melancolía, cuando los traslados a mi
paraíso terrenal de mi casa de California. Casi hubiera preferido, porque
hubiera sido mucho más justo, que se hubieran acordado ustedes del primer
cuarteto de un soneto de Carolina Coronado, que cuando sus entrañables
paisanos quisieron hacerle un homenaje y regalarle aquello que era tan
corriente entonces, una corona de laurel de oro para sus méritos, contestó –
y transformó un poco el cuarto verso– con lo que yo ahora hago
entrañablemente mío:
“Una corona, no, dadme una rama
de la adelfa del Gévora querido,
un galardón más firme que su fama
y mi tesón igual habrá obtenido.”
Muchas gracias otra vez a todos. Muchas gracias de todo corazón.
Estoy ahora sí, antes no lo estaba, un poco emocionado”.
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FINAL
He puesto todo mi espíritu en estos pensamientos que ofrezco a la
memoria eterna de Antonio Rodríguez-Moñino y a cuantos le han dedicado
magníficas biografías, especialmente a ese nutrido grupo de maestros y
discípulos de la ilustre Universidad de California (EE. UU.), donde terminó
brillantemente su sabiduría profesional. De este su final de vida, queda ese
estupendo testimonio en los dos gruesos tomos en cantidad y calidad,
editados por la Editorial Castalia, dirigida por Moñino.
Faltaba el recuerdo del despertar de sus primeros pasos, en su cuna
extremeña, en su Calzadilla de los Barros, y ello he pretendido decir con
los modestos medios a mi alcance.
El homenaje de la Diputación Provincial de Badajoz, organizado por
su ilustre Presidente, Excmo. Sr. D. Julio Cienfuegos Linares, ofrecido a la
inteligente y esclarecida compañera de Moñino, Excma. Sra. María Brey,
puesta en sus manos por las de la Presidencia la Medalla de Oro, de que
dimos cuenta en la REVISTA a nuestros lectores, ponemos punto final. Ello
y esto queda en el aire puro de Extremadura para recuerdo y ejemplo de las
generaciones futuras.