noción de canon lic. claudia mendoza /// 2014. ¿cómo se compuso la colección de obras que forman...
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Noción de
“canon”
Lic. Claudia Mendoza /// 2014
¿Cómo se compuso la colección de
obras que forman nuestra “Biblia”?
¿Por qué estos libros y no otros?
¿Cuáles fueron los criterios de discernimiento
para aceptar un libro como sagrado?
¿En base a qué razones se descarta una obra
como “apócrifa”?
Con este tipo de preguntas se
plantea la tan compleja como
importante cuestión del
“canon” “de las Escrituras”
Comencemos preguntándonos
por el significado
de la palabra “canon”
La palabra “canon” es la
transliteración del vocablo
griego “kanon”
cuyo sentido primario
era “caña” o “caña de medir”
El término designaba
originariamente
una medida o
un instrumento de medición
Ur-Nammu, soberano de Ur
de fines del III Milenio a.C., relató que su dios, al ordenarle que construyera
un templo para él
y al darle las instrucciones pertinentes, le habría entregado una vara de medir y un rollo de cuerda para el trabajo
La misma idea
aparece
en el Libro del Apocalipsis
Allí se indica que
a un ángel se le entrega
una “caña de medir”
y se le ordena
“medir” el santuario, el altar
y a los que adoran en él …
Plantade cálamo
“Luego me fue dada una caña de medir (kálamos) parecida a una vara, diciéndome: «Levántate y mide el Santuario de Dios y el altar, y a los que adoran en él”
(Apocalipsis 11,1)
Se entiende que el
término griego “kanon”
derivaría, a su vez, de
un término semítico
–probablemente del
sumerio “qanu”–
un patrón o unidad de
medida central
El sistema métrico sumerio
ha sido objeto
de importantes estudios…
…sobre todo debido a
las proporciones armónicas
de las esculturas de
“Gudea sedente”…
…conocidas como
“El Arquitecto del Plano” y
“El Arquitecto con Regla”
hoy conservadas en la Sala de
Antigüedades Orientales
del Museo del Louvre
Antigua Summer - III Milenio A.C.
GUDEA (“El Llamado”), importante
personaje del Renacimiento de Sumer,
fue gobernador de Lagash
(2141-2122 a. C.)
Es el primer gran arquitecto de quien
se ha documentado su existencia,
y ha sido el hombre más representado
de la antigüedad
Su capacidad constructora
queda reflejada en la estatua
del “Arquitecto del plano”,
donde aparece sentado con un
plano arquitectónico entre sus
piernas, incluidos estilete y
regla de medidas
y que personifica al príncipe
como arquitecto de su templo,
el Templo Sumerio de Eninnu
Qanu sería el equivalente a la altura de una persona de casi 1,65 m (1,6449) – ¿la altura de Gudea?–. Representaría la estatura “normotipo” para los cálculos antropométricos en dos sistemas de medición sumerios
Este sentido estaría en el origen de la palabra “canon” en cuanto regla de las proporciones antropométricas de la figura humana en las culturas de occidente
Canon de Durero
Canon de Vitruvio
según Leonardo da Vinci
No es de extrañar que el
sentido primario de “canon”
–en cuanto instrumento de medición–
derivara pronto en diversas
acepciones metafóricas…
Por ejemplo, cuando se emplea “canon” para indicar una “norma”, una “regla”, un “patrón”, un “modelo” destinado a determinar, “regular”, “medir” la calidad de ciertas actividades
Así, los filólogos alejandrinos
formularon un “canon de escritores”
en lengua griega que debía servir de
“norma”, de “modelo” para aquellos
que pretendían formarse literariamente
Otro significado metafórico de “canon” pronto
desarrollado fue el de “lista”, “registro”, “catálogo”
Así, por ejemplo, se hablaba
de los “pínakes” de Calímaco
(monumental catálogo crítico
de la literatura griega)
o de las tablas astronómicas
de Ptolomeo como “cánones”Quintiliano llamó “canon”
a la lista de autores “clásicos” establecida por
los alejandrinos
El Almagesto de Tolomeo en una
edición del siglo XVI
Cuando se habla del “Canon de las
Sagradas Escrituras” se tienen en
cuenta estos dos sentidos metafóricos…
El sentido (activo) de “norma”,
“regla”, “modelo”
El sentido (pasivo) de “colección”,
“catálogo”, “lista”
Desde esta perspectiva,
se dice que un libro
es “canónico”…
…tanto por ser “norma” activa
de fe y de vida…
…como por pertenecer
a la colección de los libros
“inspirados” que forman
la Sagrada Escritura
Ahora bien…
¿Cómo se determina
la “canonicidad” de un libro?
¿Qué criterios permiten
reconocer su carácter “normativo”,
(debido a) su “origen divino”?
¿Quién (o quiénes) tienen
autoridad legítima
para proponer
un “catálogo”
de “libros inspirados”?
Una respuesta adecuada a esta
cuestión requiere necesariamente
complejas consideraciones
de orden teológico
Implica nociones de Revelación,
de Fe, de Inspiración
Depende de problemáticas
eclesiológicas, pneumatológicas,
antropológicas…
Sin embargo, aceptando presupuestos
mínimos, cabe plantear esta cuestión
también desde la perspectiva
de la historia, la literatura y la sociología…
…es decir, desde “el acontecimiento”
que de hecho “se dio”
El establecimiento definitivo
de un “canon” de libros sagrados
–con exclusión de otros
no reconocidos como tales–
siempre es competencia
de una autoridad
religiosa legítima
Sólo que la decisión final de una autoridad
religiosa legítima y competente sobre el
“canon” de los libros sagrados es un momento
final, un punto de llegada de un largo
“proceso de canonización”
Viene a “sancionar”
algo que ya se había impuesto
de una u otra manera
con anterioridad
Si bien es muy importante analizar
en qué circunstancias históricas
y por qué motivos teológicos
se han producido las decisiones
de la autoridad competente…
…para comprender acabadamente
el sentido de la decisión final
es conveniente
–¿necesario?–
entender todo el proceso anterior
Mucho antes de que
una autoridad legítima
sancione definitivamente
el “Canon de las
Escrituras Sagradas”…
…existe un no menos determinante
proceso histórico…
–muy largo, complejo
y difícil de reconstruir–
…en el marco del cual
ciertos libros
se fueron imponiendo
a la conciencia creyente…
…sea por su autoridad y prestigio,
sea por el reconocimiento
de su “origen divino”,
sea por su particular utilidad
al momento de explicar y/o plasmar
la propia identidad de fe
Por ejemplo…
El Libro Segundo de los Reyes relata que
en tiempos del rey Josías (hacia el 622
a.C.) se encontró un libro en el Templo…
“El sumo sacerdote Jilquías dijo al
secretario Safán: «He hallado en la Casa
de Yahveh el libro de la Ley
(sefer hattôrah)»” (2Re 22,8)
El rey Josías convocó a todo pueblo
y, tras la lectura solemne del libro
en el Templo,
todos se comprometieron
“con todo el corazón”
a cumplir lo que allí estaba ordenado…
“El rey hizo convocar a su lado
a todos los ancianos de Judá
y de Jerusalén,
22,2 y subió el rey a la Casa de Yahveh
con… los sacerdotes, los profetas
y todo el pueblo desde el menor al
mayor; y leyó a sus oídos todas las
Palabras del libro de la alianza
hallado en la Casa de Yahveh.
22,3 El rey estaba de pie junto a la
columna; hizo en presencia de
Yahveh la alianza para andar tras de
Yahveh y guardar sus mandamientos,
sus testimonios y sus preceptos
con todo el corazón y toda el alma,
y para poner en vigor las palabras
de esta alianza escritas en este libro.
Todo el pueblo confirmó la alianza”
Otro ejemplo, de una época más tardía
Tras un duro tiempo de persecusión
en épocas de Antíoco IV Epífanes
(hacia el 167 a.C.), durante el que
fueron quemados libros sagrados…
–ver 1 Macabeos 1,50.56-57 “El que no
obrara conforme a la orden del rey,
moriría […] v56 Rompían y echaban al
fuego los libros de la Ley que podían
hallar. v57 Al que encontraban con un
ejemplar de la Alianza en su poder, o bien
descubrían que observaba los preceptos de
la Ley, era condenado a muerte por
decisión real” –
…el Segundo Libro de los Macabeos
refiere como Judas se ocupó
cuidadosamente de rescatar
todos los ejemplares que pudo…
“…Judas reunió todos los libros
dispersos a causa de la guerra que
sufrimos, los cuales están en
nuestras manos. v15 Por tanto,
si tenéis necesidad de ellos,
enviad a quienes os los lleven”
(2Mac 2,14-15)
En el versículo inmediatamente anterior
el texto también se refiere
al cuidado con que Nehemías
–hacia el siglo V a.C–
se ocupó de reunir diversos libros
“Lo mismo se narraba también en los
archivos y en las Memorias del tiempo
de Nehemías; y cómo éste, para fundar
una biblioteca, reunió los libros
referentes a los reyes y a los profetas,
los de David y las cartas de los reyes
acerca de las ofrendas”
(2Mac 2,13)
Esto significa que ya existía la convicción
de que determinados escritos eran
“regla de fe y vida” para el pueblo
de Israel y que debían, por tanto,
ser objeto de un trato muy especial
Estos pocos testimonios
muestran a las claras como,
mucho antes de que una autoridad
religiosa legítima determinara
el “canon” de “escritos sagrados”…
…se iba creando firmemente
la conciencia de que ciertos libros
tenían un valor sagrado
al momento de expresar
la propia identidad
¿Se puede intentar reconstruir
cómo se fue dando de hecho
el proceso que desembocó
en la determinación definitiva
de un “canon” de “Escritos Sagrados”?
No es tarea nada fácil,
dada la escasez
de testimonios
Indicaremos los datos sobre los cuales existe razonable consenso
El “hallazgo” del “Libro de la Ley” en el Templo significa el primer acto de constitución progresiva de un cuerpo de libros sagrados
En el período llamado del
“Segundo Templo”, en la época persa
(538-333), entre otras cosas…
- Se promulga la TORÁ como PENTATEUCO (ver Nehemías 8)
- Se separa el Deuteronomio de la “Historia Deuteronomista”
- Se comienza a reconocer
el valor normativo
de los “Libros Proféticos”
Luego se afirmará
que en esta época
“se extinguió” la profecía
- Se comienza a reconocer
el valor normativo de algunos
de los “sapienciales”
En el período “del Segundo Templo”,
en la época “macabea” (167-37 a.C.)
A este período corresponde
una delimitación cada vez más clara
de las tres colecciones que
se impondrán en
el “canon” de la Biblia Hebrea”
Época “macabea” (167-37 a.C.)
El traductor del “Libro de Ben Sirá”
(o “Eclesiástico”), nieto del autor,
atestigua la devoción con la que
se conservaban y traducían
las colecciones de "la Ley",
"los Profetas" y "los otros Libros“
(un tercer grupo no bien definido)
Ver el “Prólogo” de la obra
Texto Hebreo del Libro de
Ben Sirá
Época “macabea” (167-37 a.C.)
En ese mismo libro,
–escrito presumiblemente hacia el 180 a.C.–
se encuentran claras alusiones a la existencia
de colecciones de libros sagrados,
por ejemplo, la de los
“Doce Profetas Menores” (ver Sirácida 49,10)
En el período “del Segundo Templo”, época “herodiana” (37 a.C. - 70 d.C.)
En algunos ambientes judíos
–por ejemplo, el del
judaísmo helenista–
se observa una tendencia a ampliar
la colección de libros sagrados
Época “herodiana” (37 a.C. - 70 d.C.)
Los manuscritos de Qumrán
parecen poner de relieve
no sólo la variedad de formas textuales
sino tambien la imprecisión
de la frontera entre “lo canónico”
y lo más tarde considerado
como “apócrifo”
Época “herodiana” (37 a.C. - 70 d.C.)
Los hallazgos
de Qumrán
no permiten hablar
de un “canon cerrado”
El período cercano a la “Guerra” entre los judíos y los romanos (ca. 70 d.C.)
La situación cambia
radicalmente…
ca. 70 d.C.
Se va imponiendo
la tendencia
a limitar la cantidad
de libros recibidos
como “sagrados”…
ca. 70 d.C.
…aunque sin llegar al extremo
de la posición samaritana,
que sólo recibió como sagrado
el libro de la Tora
Veamos el testimonio de FLAVIO JOSEFO
“No existen entre nosotros infinidad de libros
en desacuerdo y contradictorios entre sí, sino
solamente 22 […] De la muerte de Moisés
hasta Artajerjes …los profetas que vinieron
después de Moisés han contado la historia de
su tiempo en 13 libros. Los 4 últimos contienen
himnos a Dios y preceptos morales para los
hombres” [Contra Apión I 8.38-41]
Esos 22 libros que menciona Flavio Josefo
son, probablemente…
- Los 5 del Pentateuco
- Josué // Jueces + Rut // Samuel // Reyes // Isaías // Jeremías // Lamentaciones // Ezequiel // Profetas Menores // Daniel // Esdras // Nehemías // Crónicas
- Salmos // Proverbios // Job // Cantar
Quedan fuera sólo
Qohélet y Ester,
cuya “canonicidad”
será discutida en los años siguientes.
El período rabínico sin Templo (70 – 135 d.C.)
En este período se reconoció el
“carácter canónico” de los libros
de Qohélet, Ester y
Cantar de los Cantares
–sobre los que pesaban algunas
dudas hasta entonces–
70 – 135 d.C.
…se excluyó expresamente
el Libro de Ben Sirá
(Eclesiástico)
y se impuso definitivamente
en llamado “canon breve”
(TaNak)
Este debate sobre la
“canonicidad”…
–iniciado con
Hillel y Shammai
a comienzos del s. I d.C.–
…se prolongó al menos
hasta Rabi Aquiba,
quien, con su autoridad,
parece haber cerrado
el debate a comienzos del s. II
–aunque sus discípulos
continuaron la polémica
durante la segunda mitad del s. II–
¿Qué criterios se emplearon
en el debate?
No es fácil de determinar,
dada la escasez de testimonios
Pero sin duda se ha tenido en cuenta
la antigüedad y la autoridad
del (presunto) autor de la obra
Se reconoció
carácter «sagrado»
a aquellos libros
que podían acreditar
un origen mosaico o profético…
…y que se remontaban a una
época anterior al momento en que
la cadena sucesora de los profetas
habría quedado
definitivamente interrumpida…
…es decir, según se creía,
a la muerte de Malaquías,
en tiempos de Artajerjes
Además, se entiende que también se tenía enconsideración…
Si el contenido concordaba con la Ley de Moisés y no era herético Si había sido escrito anteriormente
a la época de Esdras Si había sido escrito en Palestina Si había sido escrito en lengua hebrea o aramea
Pero esto no significa
que todos
los grupos judíos
tuvieron
los mismos criterios
En el ámbito rabínico
de la época
no se hablaba
de “canonicidad”
Cuando un libro
era recibido como “sagrado”
se decía que “manchaba”
o “volvía impuras”
las manos”…
…debido a la necesidad
de purificación
que conllevaba su uso
Veamos algunos testimoniosde estas discusiones…
“R. Yismael dice que en tres cosas
sigue la escuela de Shammai la
interpretación más indulgente,
mientras que la escuela de Hillel
sigue la más severa…
…Según la enseñanza de la escuela
de Shammai, el libro de Qohélet
no vuelve impuras las manos,
mientras que la escuela de Hillel
afirma que sí las vuelve…”
[Tratado “Eduyot” de la Mishnah 5,3]
“…R. Yosé afirma… que
Qohélet vuelve impuras las
manos, mientras que respecto
al Cantar de los Cantares
está controvertido […]
R. Simeón ben Azay dice: …que
Aquiba exclamó: «¡Dios me libre!
Que nadie en Israel
ponga en discusión
que el Cantar de los Cantares
no vuelve impuras las manos…
…ya que el mundo
entero no es digno del día
en que fue dado a Israel
el Cantar de los Cantares…
…todos los escritos
son santos, pero
el Cantar de los Cantares
es santísimo…”»
[Tratado “Yadayim” de la Mishnah ,35]
En los debates
de estas épocas,
como es de esperarse,
también se hace referencia
a los escritos cristianos…
Por ejemplo, se lee en el tratado
“Yadayim” de la Tosefta:
“Los evangelios y los libros
de los minim no manchan las manos.
Los libros de Ben Sirá y todos los
libros escritos de aquí en adelante
no manchan las manos”
“Los evangelios y los libros de los
minim no deben ser salvados de un
incendio, sino que se les deja arder
donde estén con sus menciones del
nombre divino […]
Y el tratado “Sabbat” de la Tosefta 13,5 dice
R. Tarfón dijo:
«¡Me quede yo sin hijos si,
cayendo en mis manos,
no lo quemo
con sus menciones
del nombre divino!»
“[…] R. Yismael dijo:
«…del mismo modo que no
se les salva del fuego,
tampoco se les salva del deterioro,
del agua ni de cualquier tipo
de destrucción»”
No es de extrañar que la Iglesia Cristiana naciente no participara activamente en estos debates…
…ni se sintiera irresistiblemente vinculada a las decisiones tomadas por el “judaísmo rabínico”