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$!t ‘4P14flO flFPflRTt Vfl Domnqo, 1 de ‘ebrero de 1964 —Oye Rafa - habla Iznata, di- 4giéndose a Piri, - ;sabes en se parece un tren del Oeste a ma silla? Piri se encoge de hombros, mientras apura un taza de té con limón. El cicio ¡taUano del mago kleno Herrera parece haber ntrado en un extraio bache, ,n,n visos de auténtica decaden da. Tras & último Derby m anés, en el que et equipo de Gipo Viani se impuso por dos tantos a cero a su querido y generoso Internazionale, & pa- norama en torno al mago ar gentino se ha tornado en el tér mino escaso de una semana, escabroso y entenebrecido por los más funestos presagos de dimisión. El clima de nervios impuesto por Herrera al Inter desde su llega ‘i al mismo, se ha roto de Ja forma más im presionante, dando suelta a una riada de censuras, antes calla- das por la fuerza de los triun fos, pero ahora liberadas por la mala marcha del equipo ne grazul. Todos los viejos conflictos y rivalidades se han visto resuci tactos, el caso Maschio, Chine zinho, y otros muchos asuntos han tomado otra vez populari dad, el poderío de Don Helenio empieza a resquebrajarse, ata- cacto por dverscs frentes. De un lado la prensa anti-Herrera de ya larga tradición y por otro los reproches continuados de los «fifosi» propios que an sían una victorL resonante so- bre su arcaico rival milanés. Pese a la marcia irregular del lnter, artes del artido con el MiLn, las fuerzas vivas inte ristas se encontraban agrupa das en torno s entrenador, quien por su parte, siguiendo su habitual línea de publicidad, no vaciló en anunciar la resonan te victoria del Inter sobre e! actual campeón de Europa, en —Muy fácil. El ti-en pasa por Kansas City y la silla es por si te cansas. El buen humor de iznata es pa- tente. Haciendo honor a su condi (,ión de malagueño, región en la un brillante balance, Herrera exponía con cá!cu!os casi infa libles, segin él, las grandes po- sibilidades de! mier para al- zarse con un triunfo que, ade más de zanjar de forma satis factoría la cuestión regional, serviría para auparles hacia el primer lugar de la clasifica• ción, quedando así poco menos que virtuales vencedores del campeonato, pasando por delan fe de adversarios tan califica- dos como la Juventus, del ge nial Omar Sivori y el Bolonia del famoso Nielsen. Pero para hacer realidad estos estupen dos sueíios de fama y poder de Napoleón Herrera, era necesa rio triunfar en la batalla deci siva frente a las huestesde lo Altafini, Rivera, Amari!do, Sa ni, Maldini, Mora, David, etc, una formación que por enton ces pletórica de poder, se pro- paraba para enfrentarse al Ma- drid en su propio feudo de la capital de Espaíía. e A la pléyade de estrellas de! MHán, H H. enfrentaba el bri lb resplandecientede sus espa dachines más destacados, Jair, Suárez, Corso y Sandrino Ma- zzola, como s fácil compren- der, la valía de las fuerzas del mago interista es considerable- mente inferior a la de su ene- migo Carniglia. Si embargo. la torcida interista confiaba fo- davía en su mago Helenio, es- peraban confiados el recurso genial que les llevaría a la pe lea en un estado de igualdad de condciones. Para e! Inter, 1-1. H. era aún el prestdgitador que sacaría de su manga la victoria. —Qué edad cuentas? —y e i n t e años, concretamente, nací el 7 de julio de 1943. ¿Fue tu primer equipo el Pviá laga? —Sí. Los juveniles del club b’nn quiazul. —Cómo pasaste al aficionado del Real Madrid? —Tras ser seleccionado fai’a el equipo nacional «junior; , el Real e interesó por mis servicios y el Málaga accedió a! traspaso. Luego, sobre San Siro, las ilusiones del Inter quedarían destrozadas a n t e el poderlo arrollador del Milán, en una tarde gélida e invernal, con un campo heL do y el público aba rrotancjo los graderíos, Helenio Herrera tenía que rendir los estandartes de sus mesnadas ante la superior capacidad arti llera del gran Mflán de Gipo y a n i, los agajes quedaron abandonados sobre el campo de batalla, las banderas de los «tifosi» se batieron en retirada tristemente, como avergonza dos por la claridad de la cierro- fa, las masas interistas regre. saron a sus lares con el rictus de la desilusión reflejado en sus semblantes, no era la de- rrota en sí, fue la sensaciónde impotencia del Inter ante los golpes perfectamente calcula dos d& Milán, erigido en due ño y señor del terreno de juego a lo largo r’ noventa minu tos de pelea, ulla i que en rcalicad n existió, ya que el lnter fue un excelente «spa rring» para el campeón conti nental, en vispores de su pelea con los gigantes merengues. —- --,. . -- U—- ---- . -Lo cual te ale’ró’! . Porque mejoraba en el terre (1 dcpoi-tivo. Pero sentí mucho dejar los amigos, el trabajo, mis padres, en ijfl, todas las personas ciue rodeaban mi vida particular, ¿ Para ti qué suponía el fútbol? Una distracción. Jugaba por afición sin pensar en las alturas. —LCuánto pensaste que podía ser ti.i porvenir? ----Al ingresar ci. el Real Madrid y ser selecciondo para el conjun to nacional. ---CEra tu ilusión en aquel tiem PO llegar al titular del Málaga? —Pues. ,. sí, por qué negarlo. Te- ola gran apego pol’ la ciudad y el equipo. UN MALAGUEÑO MADRIDISTA ¿Cuánto tieiflI)O cutre los «me- rengues ? - Una temporada. Allí cada año Trebhi y después Corso, por idéntico acto a Mora, tomaron el camino cíe los vestuarios, no con el ánimo contricto, sino dando la sensación de haberse qutado un peso de encima, tal era el ridículo del Inter frente al potente cuadro del que se ha dado en llamar «Riverissimo 1964». Como se puede observar cIa- ramente, la derrota fue total, Sin paliaflvos estúpidos que pre tendan borrar lo que no tiene disculpa, el desenlace del par- tido en San Siro fue lógico y natural entre dos equipos de diferente potencialidad, en es- tos choques, el noventa por ciento de las veces se impone fácilmente el más fuerte, la ley de la jungla, es un cánon cier fo y ccmDrobado que el león, a la corta o la larga acaba Siempre con el combativo leo- pardo, la ‘ucha podrá ser más o monos rápida pero al fin el vigor del rey de la selva des trozará el valor de su felino enemigo. l:’e esta forma les bravuco nadas de H. H. quedaron en salvas mojadas, quizá e! peri pb italiano de Herrera esté próximo a terminar, las aguas encrespadas de la crítica se le- vantan a su alrededor, hacién dele responsable de gran can- tidad de deUtos. Numerosos de- dos acusadores se han alzado apuntando a po!ómica figura del entrenador parlanchín, siem pre sarcástico e ingenioso,pero que ahora ha enmudecido ante su reciente fracaso. Los acon tecimientos sean c es fueran, están próximos, el tiempo dará solución ss ¡ncóc”itas ahora phneadas, 13» cer.hros recto- res interistas serán los que itiz çnirán c grado ci- culpabilidad de su entrenador, el fallo de- cretará la marcha o la ratifi Cación de confianza en los mé todos de PapoIeón Herrera. Lo que sí queda para la his tana en nuestro documentográ fico, en el cual Luisito Suárez, totalmente deshech . sus mr- vios araña a su marcador Tre bbi. :n ese araiazo de impo tencia queda fielmente refleja- da la lucha entablada en San Siro, er.tr el desvaído histó rico Inter de H. H. y el actual rya! 1- -r Mrdrid, se renueva la plantifia de jugado- i’es aficionados y no tuve más re- medio que «sa1tar, ---Te supo mal el cambio de equipo? -Te diré. Como el Real Madrid me llevó al Osasuna en calidad de cedido, pensó que no me habrían olvidado del todo. —Qué tal lo hiciste? —.Cr e o que bien. Llegamos a campeones de España de nuestra categoría derrotando al Barcelona, por dos a uno en La Rornareda. Por cierto que Montesinos me mar- caba aquel día. —Esperas volver a la capital? --Hasta que no prescinda de mí de modo palpable mantengo la es- peranza, repito. —,;Eres madridista? ——Fuera del campo. Cuando ten- go que jugar soy del equipo cuyos colores visto. —,,Siempre ha sido tu puesto el de interior? ---Alternimdo con el de extremo. Mis preferencias se inclinan por una posición rezagada, no en pun ta - aclara. EN LA PLAZA DEL CASTILLO —-La temporada que estuve en el Osasuna, no fue muy satisfactoria :iertamente explica Antonio ---, ?rl primer lugar un agudo (lolor :le ciática rnermó mis facultades Jesde el inicio de la competición, -asta casi mediada. ---Extrañaste la diferencia de Iima entre Madrid o Málaga y Pamplona? —-Muchísimo. Nunca habla juga o a bajo cero, ni en un campo leno de nieve. Recuerdo aún el día :lel debut contra e] Valencia, que hicao llevaba guantes en las ma- -los, para protegerse dci frío. Fue rn partido desastroso. —-Estaba desahuciado el Osasu la Cfl aquellos tiempos? Sumábamos, eso si, tres nega ivos al final de la primera vuelta. ‘tuy a pesar nuestro, se vieron jo- rementados, por fallos colectivos. Como esfuerzo heroico aún me cuerdo, que empatamos en el Es- adio del Barcelona. —Sobre diez puntos, ,.quó peo- uación otorgarías a tu rendimien ti) individual? ---De seis y medio a siete. ¿Crees haber dejado buena im ,)resión entre los pamplonicas? —-Más que la buena impresión, lamento haber dejado otra cosa... —Mi novia —- dice, luego de una oausa prolongada. —,Eres perseverante en este s pecto? —-En extremo. Soy pe-rtsa de mucho sentimiento ---,No te gusta la segunda divi- sión? esquivo el tema. —. Lo dices, seguramente. porque referí el EspaiSolal O.asuna, ¿no? - Acertaste. --La verdad es que no me agra- cia el juego bronco, duro y, en neasiones feo, de dicha categoría. EL AGUA DE CANALETAS ---;,Cómo se gestionó tu pase al - Español? —Muy senci o. Se intc’iesó pur el vicepresidento señor Vilá Reyes y el Real l’iadrid aceptó la cesión. ; ---Por cuánto tiempo? —Dos años, prorrogable». , - -Me parece que si sigues a este paso vas a echar raíces en el han- quillo... —Una serie e circunstancia han influido negativamente en mi ren dimiento. —Sí, pero al comenzar la Liga, jugaste contra el Murcia, Toulou se. Levante y demás equipos. Des- de hace ti-es o cuatro meses, pa i’ece que ti- hayas esfumado. .- En efecto. Te contaré algunos detalles. Cuando marchaba hacia Oviedo me notificaron la triste no- ticia de la muerte de mi madre. Estuve algún tiempo desrnoraliza do. Ya te he dicho que soy un sen- timental Pci-di la confianza en mí mkmo mas al poco tiempo tol k’i’Ofl a aliearme en Vallado-id. —. igiis. -jueui r cxtienio. Mi actua (‘jón no pasó de regular. Mas, al lis-ves siguiente hicimos un en- cuenfro de entrenamiento contra el Vich, en que sólo actuaban loi suplentes y me desplacé a dich pueblo. —,;,Y qué quieres decir...? —Allí tuve el infortunio de lesio narme. Un esguince que me apar de la práctica del fútbol do semanas. El equipo acusaba ligera a mejoría y prefirieron no alinear- me, hasta que algún titular fa- llara. —,,Acudes a los entrenos normal- mente? —Y con absoluta seriedad. Pues, hace quince días te bus- caba para la presente entrevista y me dijeron que estabas en Pam plena. —En ocasión dci encuentro con- tra el Bilbao, de vuelta pedí per miso al entrenador... —A quién...? —A Kubala (sic) . Laszi me lo concedió y estuve cuatro días en dicha ciudad hasta que el permiso terminó. —Cuántos partidos has jugado este año? —Sólo tres. Levante, Valladolid y Bilbao. -.--,.Esperas una oportunidad? —El equipo va muy bien. No creo sustituyan a nadie por ¡ni. —Estás en forma? —Entreno a diario se limita a responder. —Cómo has visto al Español es- tas diecisiete jornadas? —Cada vez mejor. Lo que nos faltaba era m o r a 1 de victoria. Creer en nuestras posibilidades. Ahora ya lo tenemos. —--,Gracias al cambio de entre- riador? —Ha beneficiado al equipo, es indudable. Con ello no quiero de- cir que el señor Areso desconocie ra sus funciones, pero a veces otro método de entrenamiento hace re- accionar e inspira mayor confian za. —Te supo mal el relevo? -. -Como curiosidad has de saber que fui el último de enterarme. La dimisión acaeció en viernes y hasta el martes no lo supe. —Por qué? inquiero. —Al día siguiente marchó el equipo hacia el desplazamiento de turno y no volvió hasta el mar- tes, día en que al saltar al campo, vi el cambio. ¿Esperas proseguir el año pró ximo? —Yo estoy satisfecho del Espa ñol y el Español, supongo, igual de mí. Por tanto... ¿Has cumplido tus deberes mi- litares? —En junio entro como volunta rio en artillería. —-.En Barcelona? —Sí. ea el cuai-tel de San An drés. —Ahora comprendo tu interés por estar un año más en Barce lona. —Ya has pensado mal. No se os puede decir nada. —Otro tema. ¿Cómo te conside ras en cuanto a jugador? —Tranquilo. rápido y con sen- tido del pase. —En cuanto a persona? —Normal y corriente. SI, NO, POCOY MUCHO —Te gusta el cine? -Si. ¿La televisión’? —Sí. —POCO. —Bebcs? —Poco - ¿.Lees? —-Poco. —-Prefieres el teatro? —No. - -El fútbol es para ti un fin! No. Entonces será un medio para vivir. Si. Promocioiiaiá el Español? —-No. —-j,Escribes a tu novia? —Mucho. Llegamos al fin del diálogo. Iz nata me invita a bajar en su Gor dini». Subo. Conduce pausadamen te. sin i-isas. Por aligo Izada es hombre tranquilo... , que vive para su pro- cesión o afici’n. Como prefieran... (loa y otra vez s ha re- petido que el fútbol actual es una cai-rera loca de miflo nc .s , en la que gana quien más exnone. El fdtbol se ha convertido en algo más que en un pasatiempo domingue ro, Se manejan cantidade8 fa bulosas ; se nia nejan intere se.s. que asombraría a cuc1 guiar sociedad anónima Pero es que en los nego (705. como en el fútbol • - y .50 hUroc’IátjcQ sistema actual tiene sos reminiscenciax co- ¡enrejales , no se trata so- lamente de movilización de fortunas paro c’onseguir la meto ambicionada. Se nos puede combatir y hasta argumentar que el fói bol español tiene colores blan (‘os y azulqrana desde hace aíios: exoc’tainente desde que comenzó esa desaforada ca- rrera de contratos a base de millones e importaciones a base de cantidad ingente de divisas. Pero también se pue de replicar que, proporcio nal?nente. a tenor de los ca- pitales movilizados, han con- seguido mucho más nuestros clubs de segunda fila que el Madrid o el Barcelona, como ejemplo de primeras peten- cias económicas del fútbol hispano. La temporada pasada, por ejemplo, el Valladolid y el Oviedo, con una plantillo in ferior en coste a alguna pier no blanca o azulgrana, ¡le- varon el interés a la competi (-ión y la incertidumbre a los dos grandes. Esta tempora da, el ejemplo se reproduce , en un Elche o un Betis, que tampoco han dicho su última palabra. Y que, sin embar go, dan motivo para pensar que el derroche de millones qastados por el Valencia pa- ra querer ser esta temporada el tercero en discordia, ha constituido una operación fa- Pida. No; en el fútbol, como en la vida, con ser mucho el di- nero, no lo es fado. La cons tancia, el trabajo y la ilusión pueden más que esa fuerza que, pese a macer el mundo, sólo lo hace a empujones. El tema nos ha venido a cuento con lo sucedido en San Siro, pero, especialmen te, con lo acontecido en el estadio Comunale, de Turin. El Madrid ha eliminado al po- deroso Milán; el Zaragoza, a la poderosa Juventus. El poderoso Agnelli, copa- trón de la Fiat, soñó con la mejor escuadra italiana. Y se inició la campaña Juve, en la que se han gastado dos- cientos millones de pesetas. Omar Sívori, el desconcertan te, irregular y excéntrico ar gentino, se convirtió de la noche a la mañana en el fút bolista mejor p a g a d o del inundo. Hacía falta un tra bajador infatigable que cola- horaro con el «divino» Sívori, II se buscó el mejor medio- a. . - .. LI canáa cfr4 moqnento. Lssts . .1 del Sol. Nené también crazó t et a’.arco, Ii hasta el mismo Pelé, si se hubiera puesto precio a sus piernas. Y, sM is embargo, la Juventus ni to,t - siquiera ha podido contimar t en la Copa de Ferias. Le ha cortado el paso uit Zaragoza, cuya plantilla, po- sibleinente, no tenga un pre cio n del diez por ciento de la Juventus, aunque teniendo en cuenta su juego, puede te- ner ano cotización, por lo me- nos, a la par. Y el Zaragoza ha conseguido ese extraño milagro en el d e s o r bitado mun& del fútboL de cerrar sus ejercicios con superávit. César trabajó sin prisas. So- bre esperanzas que se has convertido en esa realidad que viéramos hace unos días en el estadio barcelonista ¡t que ahora ha reeditado en el Comuwile turinés. La coas- tanela, el trabajo y la sensa tez se han impuesto al dina- fl ro. La cantera le ha ganado claramente la partida a la cartera, y ahora la Juventus r4 ni tan siquiera puede luchar por el «scudetto», a cuyo pri- vilegio aspira con el máximo . de posibilidades el modesto Bolonia, que, con una políti- - ca similar a la del Zaragoza, ahora encabeza la tabla tra salpina con una regularidad q u e ha comenzado a asom- , brar u a hacer cavilar a . quienes creían que una gran escuadra sólo se conseguía a base de millones. El Milán de los Maldini, Sani, Amarildo, Altafini y compañía, es un caso bastas- Le similar. Cierto es que e Madrid es otro de tos cl.ub€ que se han distinguido siem pre por sus ansias de impar- tación, pero los fracasos si teaernos en cuenta su rendi miento, así hay que catalo garlo» de los Kopa y Di- di, ha hecho rectificar a las directrices blancas, llevándo les al convencimiento de que en la Península hay nativos menos caros sin ser bara- tos que rinden más que la.s i m p o r t a ciones. Y los ejemplos de Zoco, E. Ruiz y Amwzcio, son pruebas bien concretas, Y si se piensa lo que se pagó a su club de crí- gen por Amarildo, se llega al convencimiento de que A Stefano y Puskas han ressl todo u-ea ganga de divisas. En el fútbol, como en te- dos los órdenes de la vida, el dinero con ser mucho, no lo es todo, y los ejemplos bro tan sin cesar. Nuestra con»- petición de cada temporada, con esos equipos revelación y sorpresa que no lo son tan- to, nos lo demuestra constan- temente. Y por si faltaba ,n detalle más convincente, la Copa de Ferias acaba de de- mostrarlo, aunque se cierren timpanos y ojos para no un- tentar comprenderlo... cual se desconocen las preocupa- clones y tristezas. En medio del legocijo genci-al interpelo a mi pei-sonaje. ----Un inornc’nto que termino de y e s t i r ni e e inmediatamente me pongo a tus órdenes. Pasa el momento. Salimos del vestuario y nos sentamos en la tribuna blanquiazul. UN MALAGUEÑO DE MALAGA : . ANO nnD!co —DE H1 It? Y. por si fuera poco, tras e! gol relámpago de Fortunato, secundado rápidamente por otro genial de Rvera, qu decretaba el K. O. del Inter, sobrevinie ron las exp!Isiones de los cen trocampistas del equipo de He- rera, nada menos que Suárez y Corso, los dos cerebros rec tores del ntei-, los verdaderos cimientos sobre los que s asienta la potencialidad de la escuadra de don Helenio. Pri mero Suárez, por agresión a;1] A.VALLUGEÑA;0] £ LO’*Z VALLS LL,L: WLR

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Page 1: nnD!cohemeroteca-paginas.mundodeportivo.com/./EMD01/HEM/... · der, la valía de las fuerzas del mago interista es considerable-mente inferior a la de su ene-migo Carniglia. Si embargo

$!t ‘4P14flO flFPflRTt Vfl Domnqo, 1 de ‘ebrero de 1964

—Oye Rafa - habla Iznata, di-4giéndose a Piri, - ;sabes enué se parece un tren del Oeste ama silla?

Piri se encoge de hombros,mientras apura un taza de té conlimón.

El cicio ¡taUano del magokleno Herrera parece haberntrado en un extraio bache,,n,n visos de auténtica decadenda. Tras & último Derby manés, en el que et equipo deGipo Viani se impuso por dostantos a cero a su querido ygeneroso Internazionale, & pa-norama en torno al mago argentino se ha tornado en el término escaso de una semana,escabroso y entenebrecido porlos más funestos presagos dedimisión. El clima de nerviosimpuesto por Herrera al Interdesde su llega ‘i al mismo, seha roto de Ja forma más impresionante, dando suelta a unariada de censuras, antes calla-das por la fuerza de los triunfos, pero ahora liberadas porla mala marcha del equipo negrazul.

Todos los viejos conflictos yrivalidades se han visto resucitactos, el caso Maschio, Chinezinho, y otros muchos asuntoshan tomado otra vez popularidad, el poderío de Don Helenioempieza a resquebrajarse, ata-cacto por dverscs frentes. Deun lado la prensa anti-Herrerade ya larga tradición y porotro los reproches continuadosde los «fifosi» propios que ansían una victorL resonante so-bre su arcaico rival milanés.Pese a la marcia irregular dellnter, artes del artido con elMiLn, las fuerzas vivas interistas se encontraban agrupadas en torno s entrenador,quien por su parte, siguiendo suhabitual línea de publicidad, novaciló en anunciar la resonante victoria del Inter sobre e!actual campeón de Europa, en

—Muy fácil. El ti-en pasa porKansas City y la silla es por si tecansas.

El buen humor de iznata es pa-tente. Haciendo honor a su condi(,ión de malagueño, región en la

un brillante balance, Herreraexponía con cá!cu!os casi infalibles, segin él, las grandes po-sibilidades de! mier para al-zarse con un triunfo que, además de zanjar de forma satisfactoría la cuestión regional,serviría para auparles hacia elprimer lugar de la clasifica•ción, quedando así poco menosque virtuales vencedores delcampeonato, pasando por delanfe de adversarios tan califica-dos como la Juventus, del genial Omar Sivori y el Boloniadel famoso Nielsen. Pero parahacer realidad estos estupendos sueíios de fama y poder deNapoleón Herrera, era necesario triunfar en la batalla decisiva frente a las huestes de loAltafini, Rivera, Amari!do, Sani, Maldini, Mora, David, etc,una formación que por entonces pletórica de poder, se pro-paraba para enfrentarse al Ma-drid en su propio feudo de lacapital de Espaíía.

eA la pléyade de estrellas de!

MHán, H H. enfrentaba el brilb resplandeciente de sus espadachines más destacados, Jair,Suárez, Corso y Sandrino Ma-zzola, como s fácil compren-der, la valía de las fuerzas delmago interista es considerable-mente inferior a la de su ene-migo Carniglia. Si embargo.la torcida interista confiaba fo-davía en su mago Helenio, es-peraban confiados el recursogenial que les llevaría a la pelea en un estado de igualdadde condciones. Para e! Inter,1-1. H. era aún el prestdgitadorque sacaría de su manga lavictoria.

—Qué edad cuentas?—y e i n t e años, concretamente,

nací el 7 de julio de 1943.— ¿Fue tu primer equipo el Pviá

laga?—Sí. Los juveniles del club b’nn

quiazul.—Cómo pasaste al aficionado

del Real Madrid?—Tras ser seleccionado fai’a el

equipo nacional «junior; , el Reale interesó por mis servicios y elMálaga accedió a! traspaso.

Luego, sobre San Siro, lasilusiones del Inter quedaríandestrozadas a n t e el poderloarrollador del Milán, en unatarde gélida e invernal, con uncampo heL do y el público abarrotancjo los graderíos, HelenioHerrera tenía que rendir losestandartes de sus mesnadasante la superior capacidad artillera del gran Mflán de Gipoy a n i, los agajes quedaronabandonados sobre el campo debatalla, las banderas de los«tifosi» se batieron en retiradatristemente, como avergonzados por la claridad de la cierro-fa, las masas interistas regre.saron a sus lares con el rictusde la desilusión reflejado ensus semblantes, no era la de-rrota en sí, fue la sensación deimpotencia del Inter ante losgolpes perfectamente calculados d& Milán, erigido en dueño y señor del terreno de juegoa lo largo r’ noventa minutos de pelea, ulla i que enrcalicad n existió, ya que ellnter fue un excelente «sparring» para el campeón continental, en vispores de su peleacon los gigantes merengues.

—- --,. . -- U—-

---- .

— -Lo cual te ale’ró’!. Porque mejoraba en el terre(1 dcpoi-tivo. Pero sentí mucho

dejar los amigos, el trabajo, mispadres, en ijfl, todas las personasciue rodeaban mi vida particular,

¿ Para ti qué suponía el fútbol?Una distracción. Jugaba por

afición sin pensar en las alturas.

—LCuánto pensaste que podía serti.i porvenir?

----Al ingresar ci. el Real Madridy ser selecciondo para el conjunto nacional.

---CEra tu ilusión en aquel tiemPO llegar al titular del Málaga?

—Pues. ,. sí, por qué negarlo. Te-ola gran apego pol’ la ciudad y elequipo.

UN MALAGUEÑO MADRIDISTA

— ¿Cuánto tieiflI)O cutre los «me-rengues ?

- Una temporada. Allí cada año

Trebhi y después Corso, poridéntico acto a Mora, tomaronel camino cíe los vestuarios, nocon el ánimo contricto, sinodando la sensación de habersequtado un peso de encima, talera el ridículo del Inter frenteal potente cuadro del que seha dado en llamar «Riverissimo1964».

Como se puede observar cIa-ramente, la derrota fue total,Sin paliaflvos estúpidos que pretendan borrar lo que no tienedisculpa, el desenlace del par-tido en San Siro fue lógico ynatural entre dos equipos dediferente potencialidad, en es-tos choques, el noventa porciento de las veces se imponefácilmente el más fuerte, la leyde la jungla, es un cánon cierfo y ccmDrobado que el león,a la corta o la larga acabaSiempre con el combativo leo-pardo, la ‘ucha podrá ser máso monos rápida pero al fin elvigor del rey de la selva destrozará el valor de su felinoenemigo.

l:’e esta forma les bravuconadas de H. H. quedaron ensalvas mojadas, quizá e! peripb italiano de Herrera estépróximo a terminar, las aguasencrespadas de la crítica se le-vantan a su alrededor, haciéndele responsable de gran can-tidad de deUtos. Numerosos de-dos acusadores se han alzadoapuntando a po!ómica figuradel entrenador parlanchín, siempre sarcástico e ingenioso, peroque ahora ha enmudecido antesu reciente fracaso. Los acontecimientos sean c es fueran,están próximos, el tiempo darásolución ss ¡ncóc”itas ahoraphneadas, 13» cer.hros recto-res interistas serán los que itizçnirán c grado ci- culpabilidadde su entrenador, el fallo de-cretará la marcha o la ratifiCación de confianza en los métodos de PapoIeón Herrera.

Lo que sí queda para la histana en nuestro documento gráfico, en el cual Luisito Suárez,totalmente deshech . sus mr-vios araña a su marcador Trebbi. :n ese araiazo de impotencia queda fielmente refleja-da la lucha entablada en SanSiro, er.tr el desvaído histórico Inter de H. H. y el actualrya! 1- -r Mrdrid,

se renueva la plantifia de jugado-i’es aficionados y no tuve más re-medio que «sa1tar,

---Te supo mal el cambio deequipo?

-Te diré. Como el Real Madridme llevó al Osasuna en calidad decedido, pensó que no me habríanolvidado del todo.

—Qué tal lo hiciste?—.C r e o que bien. Llegamos a

campeones de España de nuestracategoría derrotando al Barcelona,por dos a uno en La Rornareda.Por cierto que Montesinos me mar-caba aquel día.

—Esperas volver a la capital?--Hasta que no prescinda de mí

de modo palpable mantengo la es-peranza, repito.

—,;Eres madridista?——Fuera del campo. Cuando ten-

go que jugar soy del equipo cuyoscolores visto.

—,,Siempre ha sido tu puesto elde interior?

---Alternimdo con el de extremo.Mis preferencias se inclinan poruna posición rezagada, no en punta - aclara.

EN LA PLAZA DEL CASTILLO

—-La temporada que estuve en elOsasuna, no fue muy satisfactoria:iertamente — explica Antonio ---,

?rl primer lugar un agudo (lolor:le ciática rnermó mis facultadesJesde el inicio de la competición,

-asta casi mediada.---Extrañaste la diferencia de

Iima entre Madrid o Málaga yPamplona?

—-Muchísimo. Nunca habla jugao a bajo cero, ni en un campoleno de nieve. Recuerdo aún el día:lel debut contra e] Valencia, quehicao llevaba guantes en las ma--los, para protegerse dci frío. Fuern partido desastroso.

—-Estaba desahuciado el Osasula Cfl aquellos tiempos?

Sumábamos, eso si, tres negaivos al final de la primera vuelta.‘tuy a pesar nuestro, se vieron jo-rementados, por fallos colectivos.Como esfuerzo heroico aún mecuerdo, que empatamos en el Es-adio del Barcelona.—Sobre diez puntos, ,.quó peo-

uación otorgarías a tu rendimienti) individual?

---De seis y medio a siete.— ¿Crees haber dejado buena im

,)resión entre los pamplonicas?—-Más que la buena impresión,

lamento haber dejado otra cosa...

—Mi novia —- dice, luego de unaoausa prolongada.

—,Eres perseverante en este specto?

—-En extremo. Soy pe-rtsa demucho sentimiento

---,No te gusta la segunda divi-sión? — esquivo el tema.

—. Lo dices, seguramente. porquereferí el EspaiSol al O.asuna, ¿no?

- Acertaste.--La verdad es que no me agra-

cia el juego bronco, duro y, enneasiones feo, de dicha categoría.

EL AGUA DE CANALETAS

---;,Cómo se gestionó tu pase al- Español?

—Muy senci o. Se intc’iesó purmí el vicepresidento señor ViláReyes y el Real l’iadrid aceptó lacesión.

; ---Por cuánto tiempo?—Dos años, prorrogable».

, - -Me parece que si sigues a estepaso vas a echar raíces en el han-quillo...

—Una serie e circunstancia haninfluido negativamente en mi rendimiento.

—Sí, pero al comenzar la Liga, jugaste contra el Murcia, Toulouse. Levante y demás equipos. Des-de hace ti-es o cuatro meses, pai’ece que ti- hayas esfumado.

.- En efecto. Te contaré algunosdetalles. Cuando marchaba haciaOviedo me notificaron la triste no-ticia de la muerte de mi madre.Estuve algún tiempo desrnoralizado. Ya te he dicho que soy un sen-timental Pci-di la confianza en mímkmo mas al poco tiempo tol k’i’Ofl a aliearme en Vallado-id.

—. igiis.-jueui r cxtienio. Mi actua

(‘jón no pasó de regular. Mas, allis-ves siguiente hicimos un en-cuenfro de entrenamiento contra

el Vich, en que sólo actuaban loisuplentes y me desplacé a dichpueblo.

—,;,Y qué quieres decir...?—Allí tuve el infortunio de lesio

narme. Un esguince que me apartó de la práctica del fútbol dosemanas. El equipo acusaba ligeraa mejoría y prefirieron no alinear-me, hasta que algún titular f a-llara.

—,,Acudes a los entrenos normal-mente?

—Y con absoluta seriedad.— Pues, hace quince días te bus-

caba para la presente entrevista yme dijeron que estabas en Pamplena.

—En ocasión dci encuentro con-tra el Bilbao, de vuelta pedí permiso al entrenador...

—A quién...?—A Kubala (sic) . Laszi me lo

concedió y estuve cuatro días endicha ciudad hasta que el permisoterminó.

—Cuántos partidos has jugadoeste año?

—Sólo tres. Levante, Valladolidy Bilbao.

-.--,.Esperas una oportunidad?—El equipo va muy bien. No

creo sustituyan a nadie por ¡ni.—Estás en forma?—Entreno a diario — se limita

a responder.—Cómo has visto al Español es-

tas diecisiete jornadas?—Cada vez mejor. Lo que nos

faltaba era m o r a 1 de victoria.Creer en nuestras posibilidades.Ahora ya lo tenemos.

—--,Gracias al cambio de entre-riador?

—Ha beneficiado al equipo, esindudable. Con ello no quiero de-cir que el señor Areso desconociera sus funciones, pero a veces otrométodo de entrenamiento hace re-accionar e inspira mayor confianza.

—Te supo mal el relevo?-. -Como curiosidad has de saber

que fui el último de enterarme.La dimisión acaeció en viernes yhasta el martes no lo supe.

—Por qué? — inquiero.—Al día siguiente marchó el

equipo hacia el desplazamiento deturno y no volvió hasta el mar-tes, día en que al saltar al campo,vi el cambio.

— ¿Esperas proseguir el año próximo?

—Yo estoy satisfecho del Español y el Español, supongo, igualde mí. Por tanto...

— ¿Has cumplido tus deberes mi-litares?

—En junio entro como voluntario en artillería.

—-.En Barcelona?—Sí. ea el cuai-tel de San An

drés.—Ahora comprendo tu interés

por estar un año más en Barcelona.

—Ya has pensado mal. No se ospuede decir nada.

—Otro tema. ¿Cómo te consideras en cuanto a jugador?

—Tranquilo. rápido y con sen-tido del pase.

—En cuanto a persona?—Normal y corriente.

SI, NO, POCO Y MUCHO

—Te gusta el cine?-Si.

¿La televisión’?—Sí.

—POCO.—Bebcs?—Poco- ¿.Lees?—-Poco.—-Prefieres el teatro?—No.- -El fútbol es para ti un fin!— No.— Entonces será un medio para

vivir.Si.

— Promocioiiaiá el Español?—-No.—-j,Escribes a tu novia?—Mucho.Llegamos al fin del diálogo. Iz

nata me invita a bajar en su Gordini». Subo. Conduce pausadamente. sin i-isas.

Por aligo Izada es hombretranquilo... , que vive para su pro-cesión o afici’n. Como prefieran...

(loa y otra vez s ha re-petido que el fútbol actual esuna cai-rera loca de miflonc .s , en la que gana quienmás exnone. El fdtbol se haconvertido en algo más queen un pasatiempo dominguero, Se manejan cantidade8fa bulosas ; se nia nejan interese.s. que asombraría a cuc1guiar sociedad anónima

Pero es que en los nego(705. como en el fútbol • - y.50 hUroc’IátjcQ sistema actualtiene sos reminiscenciax co-¡enrejales , no se trata so-lamente de movilización defortunas paro c’onseguir lameto ambicionada.

Se nos puede combatir yhasta argumentar que el fóibol español tiene colores blan(‘os y azulqrana desde haceaíios: exoc’tainente desde quecomenzó esa desaforada ca-rrera de contratos a base demillones e importaciones abase de cantidad ingente dedivisas. Pero también se puede replicar que, proporcional?nente. a tenor de los ca-pitales movilizados, han con-seguido mucho más nuestrosclubs de segunda fila que elMadrid o el Barcelona, comoejemplo de primeras peten-cias económicas del fútbolhispano.

La temporada pasada, porejemplo, el Valladolid y elOviedo, con una plantillo inferior en coste a alguna pierno blanca o azulgrana, ¡le-varon el interés a la competi(-ión y la incertidumbre a losdos grandes. Esta temporada, el ejemplo se reproduce

, en un Elche o un Betis, quetampoco han dicho su últimapalabra. Y que, sin embargo, dan motivo para pensarque el derroche de millonesqastados por el Valencia pa-ra querer ser esta temporadael tercero en discordia, haconstituido una operación fa-Pida.

No; en el fútbol, como enla vida, con ser mucho el di-nero, no lo es fado. La constancia, el trabajo y la ilusiónpueden más que esa fuerzaque, pese a macer el mundo,sólo lo hace a empujones.

El tema nos ha venido acuento con lo sucedido enSan Siro, pero, especialmente, con lo acontecido en elestadio Comunale, de Turin.El Madrid ha eliminado al po-deroso Milán; el Zaragoza, ala poderosa Juventus.

El poderoso Agnelli, copa-trón de la Fiat, soñó con lamejor escuadra italiana. Y seinició la campaña Juve, enla que se han gastado dos-cientos millones de pesetas.Omar Sívori, el desconcertante, irregular y excéntrico argentino, se convirtió de lanoche a la mañana en el fútbolista mejor p a g a d o delinundo. Hacía falta un trabajador infatigable que cola-horaro con el «divino» Sívori,II se buscó el mejor medio-

a.

.

-

.. LIcanáa cfr4 moqnento. Lssts . .1del Sol. Nené también crazó tet a’.arco, Ii hasta el mismo Pelé, si se hubiera puesto precio a sus piernas. Y, sM isembargo, la Juventus ni to,t -

siquiera ha podido contimar ten la Copa de Ferias.

Le ha cortado el paso uitZaragoza, cuya plantilla, po-sibleinente, no tenga un precio n del diez por ciento dela Juventus, aunque teniendoen cuenta su juego, puede te-ner ano cotización, por lo me-nos, a la par. Y el Zaragozaha conseguido ese extrañomilagro en el d e s o r bitadomun& del fútboL de cerrarsus ejercicios con superávit.César trabajó sin prisas. So-bre esperanzas que se hasconvertido en esa realidadque viéramos hace unos díasen el estadio barcelonista ¡tque ahora ha reeditado en elComuwile turinés. La coas- tanela, el trabajo y la sensatez se han impuesto al dina- fl

ro. La cantera le ha ganadoclaramente la partida a lacartera, y ahora la Juventus r4ni tan siquiera puede lucharpor el «scudetto», a cuyo pri- vilegio aspira con el máximo .

de posibilidades el modestoBolonia, que, con una políti- -

ca similar a la del Zaragoza, ahora encabeza la tabla trasalpina con una regularidadq u e ha comenzado a asom- ,

brar u a hacer cavilar a .

quienes creían que una gran •

escuadra sólo se conseguía abase de millones.

El Milán de los Maldini,Sani, Amarildo, Altafini ycompañía, es un caso bastas-Le similar. Cierto es que eMadrid es otro de tos cl.ub€que se han distinguido siempre por sus ansias de impar-tación, pero los fracasos — siteaernos en cuenta su rendimiento, así hay que catalogarlo» — de los Kopa y Di-di, ha hecho rectificar a lasdirectrices blancas, llevándoles al convencimiento de queen la Península hay nativosmenos caros — sin ser bara-tos — que rinden más quela.s i m p o r t a ciones. Y losejemplos de Zoco, E. Ruiz yAmwzcio, son pruebas bienconcretas, Y si se piensa loque se pagó a su club de crí-gen por Amarildo, se llegaal convencimiento de que AStefano y Puskas han ressltodo u-ea ganga de divisas.

En el fútbol, como en te-dos los órdenes de la vida, eldinero con ser mucho, no loes todo, y los ejemplos brotan sin cesar. Nuestra con»-petición de cada temporada,con esos equipos revelación ysorpresa que no lo son tan-to, nos lo demuestra constan-temente. Y por si faltaba ,ndetalle más convincente, laCopa de Ferias acaba de de-mostrarlo, aunque se cierrentimpanos y ojos para no un-tentar comprenderlo...

cual se desconocen las preocupa-clones y tristezas.

En medio del legocijo genci-alinterpelo a mi pei-sonaje.

----Un inornc’nto que termino dey e s t i r ni e e inmediatamente mepongo a tus órdenes.

Pasa el momento. Salimos delvestuario y nos sentamos en latribuna blanquiazul.

UN MALAGUEÑO DE MALAGA

: .

ANO

nnD!co

—DE

H1 It?

Y. por si fuera poco, tras e!gol relámpago de Fortunato,secundado rápidamente por otrogenial de Rvera, qu decretabael K. O. del Inter, sobrevinieron las exp!Isiones de los centrocampistas del equipo de He-rera, nada menos que Suárezy Corso, los dos cerebros rectores del ntei-, los verdaderoscimientos sobre los que sasienta la potencialidad de laescuadra de don Helenio. Primero Suárez, por agresión a;1]

A.VALLUGEÑA;0]

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LL,L: WLR