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$!t ‘4P14flO flFPflRTt Vfl Domnqo, 1 de ‘ebrero de 1964

—Oye Rafa - habla Iznata, di-4giéndose a Piri, - ;sabes enué se parece un tren del Oeste ama silla?

Piri se encoge de hombros,mientras apura un taza de té conlimón.

El cicio ¡taUano del magokleno Herrera parece haberntrado en un extraio bache,,n,n visos de auténtica decadenda. Tras & último Derby manés, en el que et equipo deGipo Viani se impuso por dostantos a cero a su querido ygeneroso Internazionale, & pa-norama en torno al mago argentino se ha tornado en el término escaso de una semana,escabroso y entenebrecido porlos más funestos presagos dedimisión. El clima de nerviosimpuesto por Herrera al Interdesde su llega ‘i al mismo, seha roto de Ja forma más impresionante, dando suelta a unariada de censuras, antes calla-das por la fuerza de los triunfos, pero ahora liberadas porla mala marcha del equipo negrazul.

Todos los viejos conflictos yrivalidades se han visto resucitactos, el caso Maschio, Chinezinho, y otros muchos asuntoshan tomado otra vez popularidad, el poderío de Don Helenioempieza a resquebrajarse, ata-cacto por dverscs frentes. Deun lado la prensa anti-Herrerade ya larga tradición y porotro los reproches continuadosde los «fifosi» propios que ansían una victorL resonante so-bre su arcaico rival milanés.Pese a la marcia irregular dellnter, artes del artido con elMiLn, las fuerzas vivas interistas se encontraban agrupadas en torno s entrenador,quien por su parte, siguiendo suhabitual línea de publicidad, novaciló en anunciar la resonante victoria del Inter sobre e!actual campeón de Europa, en

—Muy fácil. El ti-en pasa porKansas City y la silla es por si tecansas.

El buen humor de iznata es pa-tente. Haciendo honor a su condi(,ión de malagueño, región en la

un brillante balance, Herreraexponía con cá!cu!os casi infalibles, segin él, las grandes po-sibilidades de! mier para al-zarse con un triunfo que, además de zanjar de forma satisfactoría la cuestión regional,serviría para auparles hacia elprimer lugar de la clasifica•ción, quedando así poco menosque virtuales vencedores delcampeonato, pasando por delanfe de adversarios tan califica-dos como la Juventus, del genial Omar Sivori y el Boloniadel famoso Nielsen. Pero parahacer realidad estos estupendos sueíios de fama y poder deNapoleón Herrera, era necesario triunfar en la batalla decisiva frente a las huestes de loAltafini, Rivera, Amari!do, Sani, Maldini, Mora, David, etc,una formación que por entonces pletórica de poder, se pro-paraba para enfrentarse al Ma-drid en su propio feudo de lacapital de Espaíía.

eA la pléyade de estrellas de!

MHán, H H. enfrentaba el brilb resplandeciente de sus espadachines más destacados, Jair,Suárez, Corso y Sandrino Ma-zzola, como s fácil compren-der, la valía de las fuerzas delmago interista es considerable-mente inferior a la de su ene-migo Carniglia. Si embargo.la torcida interista confiaba fo-davía en su mago Helenio, es-peraban confiados el recursogenial que les llevaría a la pelea en un estado de igualdadde condciones. Para e! Inter,1-1. H. era aún el prestdgitadorque sacaría de su manga lavictoria.

—Qué edad cuentas?—y e i n t e años, concretamente,

nací el 7 de julio de 1943.— ¿Fue tu primer equipo el Pviá

laga?—Sí. Los juveniles del club b’nn

quiazul.—Cómo pasaste al aficionado

del Real Madrid?—Tras ser seleccionado fai’a el

equipo nacional «junior; , el Reale interesó por mis servicios y elMálaga accedió a! traspaso.

Luego, sobre San Siro, lasilusiones del Inter quedaríandestrozadas a n t e el poderloarrollador del Milán, en unatarde gélida e invernal, con uncampo heL do y el público abarrotancjo los graderíos, HelenioHerrera tenía que rendir losestandartes de sus mesnadasante la superior capacidad artillera del gran Mflán de Gipoy a n i, los agajes quedaronabandonados sobre el campo debatalla, las banderas de los«tifosi» se batieron en retiradatristemente, como avergonzados por la claridad de la cierro-fa, las masas interistas regre.saron a sus lares con el rictusde la desilusión reflejado ensus semblantes, no era la de-rrota en sí, fue la sensación deimpotencia del Inter ante losgolpes perfectamente calculados d& Milán, erigido en dueño y señor del terreno de juegoa lo largo r’ noventa minutos de pelea, ulla i que enrcalicad n existió, ya que ellnter fue un excelente «sparring» para el campeón continental, en vispores de su peleacon los gigantes merengues.

—- --,. . -- U—-

---- .

— -Lo cual te ale’ró’!. Porque mejoraba en el terre(1 dcpoi-tivo. Pero sentí mucho

dejar los amigos, el trabajo, mispadres, en ijfl, todas las personasciue rodeaban mi vida particular,

¿ Para ti qué suponía el fútbol?Una distracción. Jugaba por

afición sin pensar en las alturas.

—LCuánto pensaste que podía serti.i porvenir?

----Al ingresar ci. el Real Madridy ser selecciondo para el conjunto nacional.

---CEra tu ilusión en aquel tiemPO llegar al titular del Málaga?

—Pues. ,. sí, por qué negarlo. Te-ola gran apego pol’ la ciudad y elequipo.

UN MALAGUEÑO MADRIDISTA

— ¿Cuánto tieiflI)O cutre los «me-rengues ?

- Una temporada. Allí cada año

Trebhi y después Corso, poridéntico acto a Mora, tomaronel camino cíe los vestuarios, nocon el ánimo contricto, sinodando la sensación de habersequtado un peso de encima, talera el ridículo del Inter frenteal potente cuadro del que seha dado en llamar «Riverissimo1964».

Como se puede observar cIa-ramente, la derrota fue total,Sin paliaflvos estúpidos que pretendan borrar lo que no tienedisculpa, el desenlace del par-tido en San Siro fue lógico ynatural entre dos equipos dediferente potencialidad, en es-tos choques, el noventa porciento de las veces se imponefácilmente el más fuerte, la leyde la jungla, es un cánon cierfo y ccmDrobado que el león,a la corta o la larga acabaSiempre con el combativo leo-pardo, la ‘ucha podrá ser máso monos rápida pero al fin elvigor del rey de la selva destrozará el valor de su felinoenemigo.

l:’e esta forma les bravuconadas de H. H. quedaron ensalvas mojadas, quizá e! peripb italiano de Herrera estépróximo a terminar, las aguasencrespadas de la crítica se le-vantan a su alrededor, haciéndele responsable de gran can-tidad de deUtos. Numerosos de-dos acusadores se han alzadoapuntando a po!ómica figuradel entrenador parlanchín, siempre sarcástico e ingenioso, peroque ahora ha enmudecido antesu reciente fracaso. Los acontecimientos sean c es fueran,están próximos, el tiempo darásolución ss ¡ncóc”itas ahoraphneadas, 13» cer.hros recto-res interistas serán los que itizçnirán c grado ci- culpabilidadde su entrenador, el fallo de-cretará la marcha o la ratifiCación de confianza en los métodos de PapoIeón Herrera.

Lo que sí queda para la histana en nuestro documento gráfico, en el cual Luisito Suárez,totalmente deshech . sus mr-vios araña a su marcador Trebbi. :n ese araiazo de impotencia queda fielmente refleja-da la lucha entablada en SanSiro, er.tr el desvaído histórico Inter de H. H. y el actualrya! 1- -r Mrdrid,

se renueva la plantifia de jugado-i’es aficionados y no tuve más re-medio que «sa1tar,

---Te supo mal el cambio deequipo?

-Te diré. Como el Real Madridme llevó al Osasuna en calidad decedido, pensó que no me habríanolvidado del todo.

—Qué tal lo hiciste?—.C r e o que bien. Llegamos a

campeones de España de nuestracategoría derrotando al Barcelona,por dos a uno en La Rornareda.Por cierto que Montesinos me mar-caba aquel día.

—Esperas volver a la capital?--Hasta que no prescinda de mí

de modo palpable mantengo la es-peranza, repito.

—,;Eres madridista?——Fuera del campo. Cuando ten-

go que jugar soy del equipo cuyoscolores visto.

—,,Siempre ha sido tu puesto elde interior?

---Alternimdo con el de extremo.Mis preferencias se inclinan poruna posición rezagada, no en punta - aclara.

EN LA PLAZA DEL CASTILLO

—-La temporada que estuve en elOsasuna, no fue muy satisfactoria:iertamente — explica Antonio ---,

?rl primer lugar un agudo (lolor:le ciática rnermó mis facultadesJesde el inicio de la competición,

-asta casi mediada.---Extrañaste la diferencia de

Iima entre Madrid o Málaga yPamplona?

—-Muchísimo. Nunca habla jugao a bajo cero, ni en un campoleno de nieve. Recuerdo aún el día:lel debut contra e] Valencia, quehicao llevaba guantes en las ma--los, para protegerse dci frío. Fuern partido desastroso.

—-Estaba desahuciado el Osasula Cfl aquellos tiempos?

Sumábamos, eso si, tres negaivos al final de la primera vuelta.‘tuy a pesar nuestro, se vieron jo-rementados, por fallos colectivos.Como esfuerzo heroico aún mecuerdo, que empatamos en el Es-adio del Barcelona.—Sobre diez puntos, ,.quó peo-

uación otorgarías a tu rendimienti) individual?

---De seis y medio a siete.— ¿Crees haber dejado buena im

,)resión entre los pamplonicas?—-Más que la buena impresión,

lamento haber dejado otra cosa...

—Mi novia —- dice, luego de unaoausa prolongada.

—,Eres perseverante en este specto?

—-En extremo. Soy pe-rtsa demucho sentimiento

---,No te gusta la segunda divi-sión? — esquivo el tema.

—. Lo dices, seguramente. porquereferí el EspaiSol al O.asuna, ¿no?

- Acertaste.--La verdad es que no me agra-

cia el juego bronco, duro y, enneasiones feo, de dicha categoría.

EL AGUA DE CANALETAS

---;,Cómo se gestionó tu pase al- Español?

—Muy senci o. Se intc’iesó purmí el vicepresidento señor ViláReyes y el Real l’iadrid aceptó lacesión.

; ---Por cuánto tiempo?—Dos años, prorrogable».

, - -Me parece que si sigues a estepaso vas a echar raíces en el han-quillo...

—Una serie e circunstancia haninfluido negativamente en mi rendimiento.

—Sí, pero al comenzar la Liga, jugaste contra el Murcia, Toulouse. Levante y demás equipos. Des-de hace ti-es o cuatro meses, pai’ece que ti- hayas esfumado.

.- En efecto. Te contaré algunosdetalles. Cuando marchaba haciaOviedo me notificaron la triste no-ticia de la muerte de mi madre.Estuve algún tiempo desrnoralizado. Ya te he dicho que soy un sen-timental Pci-di la confianza en mímkmo mas al poco tiempo tol k’i’Ofl a aliearme en Vallado-id.

—. igiis.-jueui r cxtienio. Mi actua

(‘jón no pasó de regular. Mas, allis-ves siguiente hicimos un en-cuenfro de entrenamiento contra

el Vich, en que sólo actuaban loisuplentes y me desplacé a dichpueblo.

—,;,Y qué quieres decir...?—Allí tuve el infortunio de lesio

narme. Un esguince que me apartó de la práctica del fútbol dosemanas. El equipo acusaba ligeraa mejoría y prefirieron no alinear-me, hasta que algún titular f a-llara.

—,,Acudes a los entrenos normal-mente?

—Y con absoluta seriedad.— Pues, hace quince días te bus-

caba para la presente entrevista yme dijeron que estabas en Pamplena.

—En ocasión dci encuentro con-tra el Bilbao, de vuelta pedí permiso al entrenador...

—A quién...?—A Kubala (sic) . Laszi me lo

concedió y estuve cuatro días endicha ciudad hasta que el permisoterminó.

—Cuántos partidos has jugadoeste año?

—Sólo tres. Levante, Valladolidy Bilbao.

-.--,.Esperas una oportunidad?—El equipo va muy bien. No

creo sustituyan a nadie por ¡ni.—Estás en forma?—Entreno a diario — se limita

a responder.—Cómo has visto al Español es-

tas diecisiete jornadas?—Cada vez mejor. Lo que nos

faltaba era m o r a 1 de victoria.Creer en nuestras posibilidades.Ahora ya lo tenemos.

—--,Gracias al cambio de entre-riador?

—Ha beneficiado al equipo, esindudable. Con ello no quiero de-cir que el señor Areso desconociera sus funciones, pero a veces otrométodo de entrenamiento hace re-accionar e inspira mayor confianza.

—Te supo mal el relevo?-. -Como curiosidad has de saber

que fui el último de enterarme.La dimisión acaeció en viernes yhasta el martes no lo supe.

—Por qué? — inquiero.—Al día siguiente marchó el

equipo hacia el desplazamiento deturno y no volvió hasta el mar-tes, día en que al saltar al campo,vi el cambio.

— ¿Esperas proseguir el año próximo?

—Yo estoy satisfecho del Español y el Español, supongo, igualde mí. Por tanto...

— ¿Has cumplido tus deberes mi-litares?

—En junio entro como voluntario en artillería.

—-.En Barcelona?—Sí. ea el cuai-tel de San An

drés.—Ahora comprendo tu interés

por estar un año más en Barcelona.

—Ya has pensado mal. No se ospuede decir nada.

—Otro tema. ¿Cómo te consideras en cuanto a jugador?

—Tranquilo. rápido y con sen-tido del pase.

—En cuanto a persona?—Normal y corriente.

SI, NO, POCO Y MUCHO

—Te gusta el cine?-Si.

¿La televisión’?—Sí.

—POCO.—Bebcs?—Poco- ¿.Lees?—-Poco.—-Prefieres el teatro?—No.- -El fútbol es para ti un fin!— No.— Entonces será un medio para

vivir.Si.

— Promocioiiaiá el Español?—-No.—-j,Escribes a tu novia?—Mucho.Llegamos al fin del diálogo. Iz

nata me invita a bajar en su Gordini». Subo. Conduce pausadamente. sin i-isas.

Por aligo Izada es hombretranquilo... , que vive para su pro-cesión o afici’n. Como prefieran...

(loa y otra vez s ha re-petido que el fútbol actual esuna cai-rera loca de miflonc .s , en la que gana quienmás exnone. El fdtbol se haconvertido en algo más queen un pasatiempo dominguero, Se manejan cantidade8fa bulosas ; se nia nejan interese.s. que asombraría a cuc1guiar sociedad anónima

Pero es que en los nego(705. como en el fútbol • - y.50 hUroc’IátjcQ sistema actualtiene sos reminiscenciax co-¡enrejales , no se trata so-lamente de movilización defortunas paro c’onseguir lameto ambicionada.

Se nos puede combatir yhasta argumentar que el fóibol español tiene colores blan(‘os y azulqrana desde haceaíios: exoc’tainente desde quecomenzó esa desaforada ca-rrera de contratos a base demillones e importaciones abase de cantidad ingente dedivisas. Pero también se puede replicar que, proporcional?nente. a tenor de los ca-pitales movilizados, han con-seguido mucho más nuestrosclubs de segunda fila que elMadrid o el Barcelona, comoejemplo de primeras peten-cias económicas del fútbolhispano.

La temporada pasada, porejemplo, el Valladolid y elOviedo, con una plantillo inferior en coste a alguna pierno blanca o azulgrana, ¡le-varon el interés a la competi(-ión y la incertidumbre a losdos grandes. Esta temporada, el ejemplo se reproduce

, en un Elche o un Betis, quetampoco han dicho su últimapalabra. Y que, sin embargo, dan motivo para pensarque el derroche de millonesqastados por el Valencia pa-ra querer ser esta temporadael tercero en discordia, haconstituido una operación fa-Pida.

No; en el fútbol, como enla vida, con ser mucho el di-nero, no lo es fado. La constancia, el trabajo y la ilusiónpueden más que esa fuerzaque, pese a macer el mundo,sólo lo hace a empujones.

El tema nos ha venido acuento con lo sucedido enSan Siro, pero, especialmente, con lo acontecido en elestadio Comunale, de Turin.El Madrid ha eliminado al po-deroso Milán; el Zaragoza, ala poderosa Juventus.

El poderoso Agnelli, copa-trón de la Fiat, soñó con lamejor escuadra italiana. Y seinició la campaña Juve, enla que se han gastado dos-cientos millones de pesetas.Omar Sívori, el desconcertante, irregular y excéntrico argentino, se convirtió de lanoche a la mañana en el fútbolista mejor p a g a d o delinundo. Hacía falta un trabajador infatigable que cola-horaro con el «divino» Sívori,II se buscó el mejor medio-

a.

.

-

.. LIcanáa cfr4 moqnento. Lssts . .1del Sol. Nené también crazó tet a’.arco, Ii hasta el mismo Pelé, si se hubiera puesto precio a sus piernas. Y, sM isembargo, la Juventus ni to,t -

siquiera ha podido contimar ten la Copa de Ferias.

Le ha cortado el paso uitZaragoza, cuya plantilla, po-sibleinente, no tenga un precio n del diez por ciento dela Juventus, aunque teniendoen cuenta su juego, puede te-ner ano cotización, por lo me-nos, a la par. Y el Zaragozaha conseguido ese extrañomilagro en el d e s o r bitadomun& del fútboL de cerrarsus ejercicios con superávit.César trabajó sin prisas. So-bre esperanzas que se hasconvertido en esa realidadque viéramos hace unos díasen el estadio barcelonista ¡tque ahora ha reeditado en elComuwile turinés. La coas- tanela, el trabajo y la sensatez se han impuesto al dina- fl

ro. La cantera le ha ganadoclaramente la partida a lacartera, y ahora la Juventus r4ni tan siquiera puede lucharpor el «scudetto», a cuyo pri- vilegio aspira con el máximo .

de posibilidades el modestoBolonia, que, con una políti- -

ca similar a la del Zaragoza, ahora encabeza la tabla trasalpina con una regularidadq u e ha comenzado a asom- ,

brar u a hacer cavilar a .

quienes creían que una gran •

escuadra sólo se conseguía abase de millones.

El Milán de los Maldini,Sani, Amarildo, Altafini ycompañía, es un caso bastas-Le similar. Cierto es que eMadrid es otro de tos cl.ub€que se han distinguido siempre por sus ansias de impar-tación, pero los fracasos — siteaernos en cuenta su rendimiento, así hay que catalogarlo» — de los Kopa y Di-di, ha hecho rectificar a lasdirectrices blancas, llevándoles al convencimiento de queen la Península hay nativosmenos caros — sin ser bara-tos — que rinden más quela.s i m p o r t a ciones. Y losejemplos de Zoco, E. Ruiz yAmwzcio, son pruebas bienconcretas, Y si se piensa loque se pagó a su club de crí-gen por Amarildo, se llegaal convencimiento de que AStefano y Puskas han ressltodo u-ea ganga de divisas.

En el fútbol, como en te-dos los órdenes de la vida, eldinero con ser mucho, no loes todo, y los ejemplos brotan sin cesar. Nuestra con»-petición de cada temporada,con esos equipos revelación ysorpresa que no lo son tan-to, nos lo demuestra constan-temente. Y por si faltaba ,ndetalle más convincente, laCopa de Ferias acaba de de-mostrarlo, aunque se cierrentimpanos y ojos para no un-tentar comprenderlo...

cual se desconocen las preocupa-clones y tristezas.

En medio del legocijo genci-alinterpelo a mi pei-sonaje.

----Un inornc’nto que termino dey e s t i r ni e e inmediatamente mepongo a tus órdenes.

Pasa el momento. Salimos delvestuario y nos sentamos en latribuna blanquiazul.

UN MALAGUEÑO DE MALAGA

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ANO

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Y. por si fuera poco, tras e!gol relámpago de Fortunato,secundado rápidamente por otrogenial de Rvera, qu decretabael K. O. del Inter, sobrevinieron las exp!Isiones de los centrocampistas del equipo de He-rera, nada menos que Suárezy Corso, los dos cerebros rectores del ntei-, los verdaderoscimientos sobre los que sasienta la potencialidad de laescuadra de don Helenio. Primero Suárez, por agresión a;1]

A.VALLUGEÑA;0]

£ LO’*Z VALLS

LL,L: WLR

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