niño por nacer

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Liturgia para el día del niño por nacer

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LITURGIA XI Jornada Arquidiocesana de Oración

en Defensa de la Vida Humana En la solemnidad de la Anunciación del Señor

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DIA DEL NIÑO

POR NACER

Encuentro Eclesial con Madres Gestantes Marzo 26 del Año del Señor MMXII

Programa: Defensa de la Vida Humana

Revisado y aprobado P. JUAN DAVID MURIEL MEJIA

Delegado Arzobispal para la Liturgia y el Culto Divino

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“NIÑO POR NACER 2012”

El próximo 26 de marzo “día del Niño por Nacer” celebraremos en el umbral de las fiestas pascuales la XI Jornada Arquidiocesana de Oración en defensa de la vida humana en el marco de la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Esta fecha es anualmente esperada por nuestros fieles y en muchas comunidades aguardan con alegría esta fiesta que exalta el don de la maternidad y paternidad humana e implora la bendición de Dios para los niños y niñas que no han nacido. Espero que cada uno de ustedes, como responsable de una comunidad o movimiento, anime a sus cercanos a celebrar y a confirmar su compromiso en la defensa y protección de este valor. Las amenazas a la vida crecen cada día y se visten con trajes nuevos y desconcertantes. En el escenario de la moderna democracia diversa, plural y participativa, se habla de la vida de una forma extraña. Parece que un eclipse de la verdad se extiende sobre el significado real de las palabras, de este modo podemos entender que, a la vez que se habla de la vida como un valor, se reconoce la muerte como un derecho. Es más frecuente la proclamación de la muerte como un derecho en el discurso demagógico de nuestro tiempo que el reconocimiento de la vida como un valor fundamental. Este cambio radical que encubre o reelabora el significado de las palabras, lleva a mirar al niño aún no nacido como una persona carente de derechos, y a los que están en la playa final de la existencia, como personas cuya vida no tiene sentido o valor. En estas condiciones nos corresponde a los cristianos ser testigos de la Vida, de esa Vida que en Jesucristo hace visible la grandeza de Dios cuando se asoma al mundo en la realidad de una persona humana. Esta es la tarea y el compromiso que nos recuerda la fiesta del Niño por Nacer. Por ello, ante la proximidad de las fiestas pascuales, invito a todos los hombres y mujeres que aman la vida a que se esfuercen por anunciarla, proclamarla y defenderla como don y regalo para una humanidad nueva. Invito a todos los párrocos y líderes de la Arquidiócesis para que en sus parroquias y movimientos celebren en la tarde del lunes 26 de Marzo encuentros testimoniales o celebraciones litúrgicas que recuerden la santidad de toda vida humana. Es necesario motivar en las Eucaristías del Domingo para que las madres gestantes se inscriban y la comunidad participe activamente en esta fiesta de vida y de amor. Por los correos electrónicos les llegará el instructivo para esta celebración y la liturgia para la XI Jornada Arquidiocesana de Oración en defensa de la vida humana en el marco de la solemnidad de la anunciación del Señor. Por los Arciprestazgos les llegarán tres afiches conmemorativos que espero aprovechen para animar sus comunidades. La pascua es celebrar la vida, es experimentar la entrega de esta vida de una forma generosa y cargada de amor. La vida que se hizo carne nos ha visitado y se ha convertido para todos en motivo de redención. La muerte no redime, sólo la vida puede darle plenitud al hombre.

P. CARLOS ALBERTO MONSALVE SALINAS Director Secretariado para la Familia

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LITURGIA DE BENDICION

PARA LOS NIÑOS Y NIÑAS POR NACER EN EL AÑO DEL SEÑOR 2012

PROCEDIMIENTOS PREVIOS

ANTES DE LA CELEBRACION

1. Es necesario que antes del día de la celebración se explique claramente a la comunidad el sentido de esta

fiesta a favor de la vida humana. Sería positivo que en la semana anterior se hicieran catequesis que sensibilizaran a los fieles frente al valor de la vida del niño por nacer.

2. El sacerdote debe animar a la comunidad para inscribir a las madres gestantes que vivan dentro de ella, pero no debe impedir que otras madres que pertenezcan a otras comunidades se inscriban.

3. Las madres gestantes que piensan participar deben anotarse en el despacho parroquial o al terminar las eucaristías dominicales. Es importante pedir que asistan los padres de los futuros hijos si es posible.

4. El sacerdote debe reunirse con las madres gestantes el día anterior a la celebración, con el fin de catequizarlas sobre el sentido cristiano de esta fiesta y también para definir su forma de participación y las condiciones del encuentro

5. Recomendamos ensayar antes con las madres la forma de la ceremonia, esto las ubica a ellas y permite que el presidente de la asamblea prevea los detalles para el orden de la celebración. No olvidemos que el orden ayuda a la belleza.

6. Antes del encuentro es vital que se haga una distribución de funciones y responsabilidades a fin de que todo salga como está organizado

7. Antes de la celebración se debe disponer de todos los elementos necesarios para garantizar el buen desarrollo del encuentro. Es bueno hacer el listado de objetos o material que se usará y ubicarlo en los espacios o momentos indicados.

8. En la medida de las posibilidades económicas, sería positivo compartir al final del encuentro algún detalle con las madres asistentes. Este detalle, no es para las madres, debe ser un regalo o un signo para sus hijos aún no nacidos.

9. La presente liturgia le servirá para evitar cualquier improvisación. La improvisación hace daño a la belleza del encuentro, distrae a las personas y hace perder el sentido de la celebración que no es captado por quienes la viven.

10. Debe conseguirse una enfermera para una eventual emergencia. En este sentido es recomendable que contando con su experiencia sea ella quien indique que elementos son importantes a nivel preventivo. Es bueno recordar que asistirán madres en distintas condiciones de salud, es posible un bajón de azúcar, problemas de la presión, mareos, migrañas entre otros síntomas propios del embarazo y esto requiere atención básica.

11. Dispóngase de un lugar apropiado para la atención de la madre embarazada en el caso de ser necesario su retiro de la celebración

12. El sacerdote debe recordar a los fieles que deben llevar velas. Estas serán usadas dentro de la liturgia en el momento de declarar el credo de la vida

13. El credo de la vida debe estar fotocopiado para entregarlo en el momento indicado 14. Los cantos de la celebración deben ser acordes al sentido del encuentro y estos deben prepararse con

tiempo por el coro responsable PARA LA CELEBRACION

15. El templo debe estar hermosamente decorado 16. Adelante del altar debe colocarse sobre una cuna la imagen del Niño Dios 17. Las madres gestantes se ubican en el espacio previamente señalado para ellas 18. Si se quiere, se hace con ellas la procesión de entrada y luego detrás sale el sacerdote presidente

acompañado de sus ministros. 19. Las demás indicaciones se podrán mirar en el proceso mismo de la celebración.

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ELEMENTOS PARA LA CELEBRACION OBJETO ESPECIFICACIONES

CASULLA De color blanco para la solemnidad

CIRIALES Y CRUCIFERO Para la procesión de entrada y salida.

INCENSARIO Y NAVETA

Para la incensación al principio y para el momento de las ofrendas y consagración.

MISAL ROMANO

Se usarán las oraciones propias de la celebración. También están en el folleto de la liturgia preparada para esta solemnidad.

FOTOCOPIAS

Deben sacarse las siguientes copias: Credo de la Vida para toda la asamblea este documento se entrega al final como recuerdo de la celebración. Deben sacarse las oraciones de bendición para las madres y los niños pero solo para las madres inscritas.

LITURGIA N x N

La liturgia se puede fotocopiar para usar los comentarios, la oración de los fieles y las demás oraciones de presentación de las madres y bendición de los niños.

SILLAS

Suficientes para las madres gestantes. Se pueden también ubicar en un sitio cercano al presbiterio o en bancas previamente separadas.

MANTEL

De color blanco para el altar. No se debe usar mantel que tenga un color diferente.

FLORES

Se pueden preparar unos arreglos florales para el altar. También se puede decorar el altar de la Virgen y la cuna en donde se ubique la imagen del niño Dios.

CIRIOS DE LAS MADRES

Son 9 cirios para recordar los nueve meses de gestación humana. Estos cirios no deben ser altos sino pequeños y deben estar decorados con flores

VELAS PARA LOS FIELES

Se pueden pedir a los fieles para que ellos mismos las traigan o se les puede repartir por parte de la parroquia.

OBSEQUIOS

El obsequio que se quiera pero que sea un detalle bonito y práctico para el bebé. En los almacenes del hueco pueden encontrar productos muy bonitos y baratos para ellos. Este detalle es un signo de cariño que las madres no olvidan.

PUESTO DE ENFERMERIA

Es necesario preparar un espacio para la atención de las madres embarazadas. Debe tenerse un tensiómetro, una jarra con agua, aromática y otros elementos que sugiera la enfermera. Es necesario agregar vasos desechables suficientes.

CORO Debe asegurarse una buena animación litúrgica con cantos apropiados para la celebración.

IMAGEN DEL NIÑO DIOS

La imagen del Niño debe ubicarse delante del presbiterio y puede decorarse con flores.

IMAGEN DE LA VIRGEN

Se hace en un sitio al lado del presbiterio y pueden decorarla con un ramo de flores

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PRIMERA PARTE

RITOS INICIALES

1.1 ACOGIDA Y BIENVENIDA:

1. Un comentador sube al ambón y antes de que salga el sacerdote de la sacristía hace la siguiente introducción.

Comentario Hermanos: La vida es siempre una fiesta, una oración abierta, un canto de alabanza que hace patente nuestra gratitud a Dios que se ha hecho presente en la historia a través de su hijo amado. Este es el misterio de la Encarnación que hoy celebramos, que los cristianos recordamos, que la Iglesia proclama con valor y profunda alegría. El amor de Dios se ha revestido de naturaleza humana, su eternidad ha entrado en el tiempo de los hombres al cubrirse de carne, al hacerse semejante a nosotros en la profundidad misma de nuestra humanidad. Este maravilloso encuentro entre la eternidad de Dios y la historia de los hombres constituye el motivo para ver en cada concepción humana, la presencia viva, el corazón palpitante, el rostro enamorado y la mirada penetrante de aquél que se hizo niño para redimirnos. En todo niño y niña que viene a este mundo, se hace visible la presencia de Dios que se glorifica en la realidad misma del hombre viviente. Por ello los cristianos nos oponemos al aborto y a cualquier pretensión de darle a la muerte reconocimiento especial como derecho. Esta oposición nace de un amor a la vida, y no cualquier vida, esa que en sus inicios por su fragilidad necesita de mas amor y cuidado, esa que en la pequeñez de una criatura, es imagen del amor eterno de Dios que se hizo uno de nosotros por medio de Jesucristo. Que esta celebración junto a las madres y padres aquí congregados nos permita comprender la santidad de este don, sin el cual, no es posible el futuro para una humanidad nueva. Que la vida no sea simplemente una palabra, sino el maravilloso escenario en el que nuestra condición humana sale al encuentro de Dios que viene a salvarnos.

2. Terminada el comentario se entona el canto de entrada, y el sacerdote sale de la sacristía acompañado de los ministros acólitos. Una vez llegue al altar hace la debida reverencia y los acólitos le pasan la naveta y el incensario. El sacerdote se acerca a la imagen del niño y lo inciensa, luego regresa al altar y da inicio a la celebración. Puede presidir desde el altar si así lo quiere o desde la sede.

3. El Sacerdote dice:

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

4. Luego el Sacerdote continua diciendo

Dios que se ha cubierto de humanidad en su Hijo querido y nos ha inundado el corazón de alegría por la acción de su Espíritu esté con todos vosotros.

5. El pueblo responde

Y con tu espíritu

6. Luego dice

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Para poder acercarnos al altar de la Vida y de la Gracia, humildemente dirijamos nuestra mirada al Señor reconociendo que hemos pecados e imploremos su misericordia y perdón

7. El sacerdote junto con la asamblea recita el confiteor, luego concluye diciendo

Dios rico en misericordia perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

1.2 ACTO PENITENCIAL:

8. Luego se entona el Señor ten Piedad

1.3 HIMNO DEL GLORIA:

9. El Sacerdote dice luego

Llenos de alegría por el don precioso de la encarnación del Hijo de Dios digamos…

10. El Sacerdote continúa:

Gloria a Dios en el cielo...

11. Terminado el Gloria el Sacerdote levanta las manos y hace la Oración colecta

1.4 ORACIÓN COLECTA:

adre Santo, Tú quisiste que Tu Verbo asumiera nuestra naturaleza humana en el Vientre de la Virgen María,

concédenos que, al recordarlo verdadero Dios y verdadero hombre merezcamos ser partícipes de su naturaleza divina Por Jesucristo Nuestro Señor

12. Concluida la oración, el Sacerdote y los fieles se sientan y un ministro comentador, invita a la asamblea para interiorizar la palabra de Dios.

Comentador María ha respondido “SI” al anuncio del Arcángel Gabriel y en este “SI”, Dios mismo se introdujo en la historia de los hombres con el poder arrollador de la vida. Los cristianos celebramos esta Vida, no cualquier vida, sino la VIDA auténtica, aquella que se hace visible en la forma de una criatura humana, aquella que hace evidente el rostro de Dios en el rostro de un niño o una niña por nacer. Al escuchar la palabra, abramos nuestro corazón agradecido para celebrar con María el don de la vida que vino a nosotros por el don de su maternidad.

13. Los ministros lectores y el salmista deben estar listos para pasar a hacer sus respectivas lecturas.

14. Antes del Evangelio se entona un canto interleccional.

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SEGUNDA PARTE

LITURGIA DE LA PALABRA

2.1 LECTURAS:

PRIMERA LECTURA: Isaías 7: 10-14

El Señor dijo también a Acaz “pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal, ya sea abajo en lo más profundo o arriba en lo más alto”. Acaz contestó: “no, yo no voy a poner a prueba al Señor pidiéndole una señal.” Entonces Isaías dijo: “escuchen ustedes, los de la casa real de David. ¿Les parece poco molestar a los hombres, que quieren también molestar a mi Dios? Pues el Señor mismo les va a dar una señal: la joven está en cinta y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel. PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL: 39(38): 7-11

R/ Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: "Aquí estoy. R/ Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón". R/ Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. R/ Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad No escondí tu justicia dentro de mí, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no oculté a la gran asamblea tu amor y tu fidelidad.

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R/ Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad

SEGUNDA LECTURA: Hebreos 10: 4-10

Hermanos: Es imposible que sangre de toros y machos cabríos borre pecados. Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad! Dice primero: Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te agradaron - cosas todas ofrecidas conforme a la Ley - entonces - añade -: He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo. PALABRA DE DIOS

EVANGELIO:

Lucas 1: 26-38 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin." María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?" El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios." Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel dejándola se fue. PALABRA DEL SEÑOR 2.2 HOMILÍA:

15. Para la homilía recomendamos este mensaje del Papa Benedicto XVI para las Primeras Vísperas de la Jornada de Oración por la Vida Humana Naciente del 27 de Noviembre de 2010.

Queridos hermanos y hermanas: Con esta celebración vespertina, el Señor nos da la gracia y la alegría de abrir el nuevo Año litúrgico iniciando con su primera etapa: el Adviento, el período que conmemora la venida de Dios entre nosotros. Todo inicio lleva consigo una gracia particular, porque está bendecido por el Señor. En este Adviento se nos concederá, una vez más, experimentar la cercanía de Aquel que ha creado el mundo, que

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orienta la historia y que ha querido cuidar de nosotros hasta llegar al culmen de su condescendencia haciéndose hombre. Precisamente el misterio grande y fascinante del Dios con nosotros, es más, del Dios que se hace uno de nosotros, es lo que celebraremos en las próximas semanas caminando hacia la santa Navidad. Durante el tiempo de Adviento sentiremos que la Iglesia nos toma de la mano y, a imagen de María santísima, manifiesta su maternidad haciéndonos experimentar la espera gozosa de la venida del Señor, que nos abraza a todos en su amor que salva y consuela. Mientras nuestros corazones se disponen a la celebración anual del nacimiento de Cristo, la liturgia de la Iglesia orienta nuestra mirada hacia la meta definitiva: el encuentro con el Señor que vendrá en el esplendor de la gloria. Por eso nosotros que en cada Eucaristía «anunciamos su muerte, proclamamos su resurrección, a la espera de su venida», vigilamos en oración. La liturgia no se cansa de alentarnos y de sostenernos, poniendo en nuestros labios, en los días de Adviento, el grito con el cual se cierra toda la Sagrada Escritura, en la última página del Apocalipsis de san Juan: «¡Ven, Señor Jesús!» (22, 20). Queridos hermanos y hermanas, nuestro reunirnos aquí esta tarde para iniciar el camino del Adviento se enriquece con otro importante motivo: con toda la Iglesia, queremos celebrar solemnemente una vigilia de oración por la vida naciente. Deseo expresar mi agradecimiento a todos aquellos que se han adherido a esta invitación y a cuantos se dedican de modo específico a acoger y custodiar la vida humana en las distintas situaciones de fragilidad, especialmente en sus inicios y en sus primeros pasos. Precisamente el comienzo del Año litúrgico nos hace vivir

nuevamente la espera de Dios que se hace carne en el seno de la Virgen María, de Dios que se hace pequeño, se hace niño; nos habla de la venida de un Dios cercano, que ha querido recorrer la vida del hombre, desde los comienzos, y esto para salvarla totalmente, en plenitud. Así, el misterio de la encarnación del Señor y el inicio de la vida humana están íntima y armónicamente conectados entre sí dentro del único designio salvífico de Dios, Señor de la vida de todos y de cada uno. La Encarnación nos revela con intensa luz y de modo sorprendente que toda vida humana tiene una dignidad altísima, incomparable. El hombre presenta una originalidad inconfundible respecto a todos los demás seres vivientes que pueblan la tierra. Se presenta como sujeto único y singular, dotado de inteligencia y voluntad libre, pero también compuesto de realidad material. Vive simultánea e

inseparablemente en la dimensión espiritual y en la dimensión corporal. Lo sugiere también el texto de la primera carta a los Tesalonicenses que hemos proclamado: «Que él, el Dios de la paz —escribe san Pablo—, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo» (5, 23). Somos, por tanto, espíritu, alma y cuerpo. Somos parte de este mundo, vinculados a las posibilidades y a los límites de la condición material; al mismo tiempo, estamos abiertos a un horizonte infinito,

“…el misterio de la encarnación del Señor y el inicio de la vida humana están íntima y armónicamente conectados entre sí dentro del único designio salvífico de Dios, Señor de la vida de todos y de cada uno. La Encarnación nos revela con intensa luz y de modo sorprendente que toda vida humana tiene una dignidad altísima, incomparable”

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somos capaces de dialogar con Dios y de acogerlo en nosotros. Actuamos en las realidades terrenas y a través de ellas podemos percibir la presencia de Dios y tender a él, verdad, bondad y belleza absoluta. Saboreamos fragmentos de vida y de felicidad y anhelamos la plenitud total. Dios nos ama de modo profundo, total, sin distinciones; nos llama a la amistad con él; nos hace partícipes de una realidad por encima de toda imaginación y de todo pensamiento y palabra: su misma vida divina. Con conmoción y gratitud tomamos conciencia del valor, de la dignidad incomparable de toda persona humana y de la gran responsabilidad que tenemos para con todos. «Cristo, el nuevo Adán —afirma el concilio Vaticano II— en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación... El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre» (Gaudium et spes, 22).

Creer en Jesucristo conlleva también tener una mirada nueva sobre el hombre, una mirada de confianza, de esperanza. Por lo demás, la experiencia misma y la recta razón muestran que el ser humano es un sujeto capaz de inteligencia y

voluntad, autoconsciente y libre, irrepetible e insustituible, vértice de todas las realidades terrenas, que exige que se le reconozca como valor en sí mismo y merece ser escuchado siempre con respeto y amor. Tiene derecho a que no se le trate como a un objeto que poseer o como a algo que se puede manipular a placer, que no se le reduzca a puro instrumento en favor de otros o de sus intereses. La persona es un bien en sí misma y es preciso buscar siempre su desarrollo integral. El amor a todos, si es sincero, tiende espontáneamente a convertirse en atención preferente por los más débiles y los más pobres. En esta línea se sitúa la solicitud de la Iglesia por la vida naciente, la más frágil, la más amenazada por el egoísmo de los adultos y por el oscurecimiento de las conciencias. La Iglesia subraya continuamente lo que declaró el concilio Vaticano ii contra el aborto y toda violación de la vida naciente: «Se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción» (ib., n. 51). Hay tendencias culturales que tratan de anestesiar las conciencias con motivaciones presuntuosas. Respecto al embrión en el seno materno, la ciencia misma pone de relieve su autonomía capaz de interacción con la madre, la coordinación de los procesos biológicos, la continuidad del desarrollo, la creciente complejidad del organismo. No se trata de un cúmulo de material biológico, sino de un nuevo ser vivo, dinámico y maravillosamente ordenado, un nuevo individuo de la especie humana. Así fue Jesús en el seno de María; así fue para cada uno de nosotros, en el seno de nuestra madre. Con el antiguo autor cristiano Tertuliano, podemos afirmar: «Ya es un hombre aquel que lo será» (Apologético, IX, 8); no existe ninguna razón para no considerarlo persona desde su concepción.

Lamentablemente, incluso después del nacimiento, la vida de los niños sigue estando expuesta al abandono, al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación. Las múltiples violaciones de sus derechos, que

“…la vida naciente, la más frágil, la más amenazada por el

egoísmo de los adultos y por el

oscurecimiento de las conciencias.”

«Ya es un hombre aquel que lo será»

«¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad»

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se cometen en el mundo, hieren dolorosamente la conciencia de todo hombre de buena voluntad. Frente al triste panorama de las injusticias cometidas contra la vida del hombre, antes y después del nacimiento, hago mío el apremiante llamamiento del Papa Juan Pablo II a la responsabilidad de todos y de cada uno: «¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad» (Evangelium vitae, 5). Exhorto a los protagonistas de la política, de la economía y de la comunicación social a hacer cuanto esté dentro de sus posibilidades para promover una cultura siempre respetuosa de la vida humana, para procurar condiciones favorables y redes de sostén a la acogida y al desarrollo de ella. A la Virgen María, que acogió al Hijo de Dios hecho hombre con su fe, con su seno materno, con atenta solicitud, con el acompañamiento solidario y vibrante de amor, encomendamos la oración y el empeño en favor de la vida naciente. Lo hacemos en la liturgia —que es el lugar donde vivimos la verdad y donde la verdad vive con nosotros— adorando la divina Eucaristía, en la que contemplamos el Cuerpo de Cristo, ese Cuerpo que tomó carne de María por obra del Espíritu Santo, y de ella nació en Belén, para nuestra salvación. Ave, verum Corpus, natum de Maria Virgine!

2.3 PROFESION DE FE

16. Concluida la homilía, se hace la profesión de fe y cuando se llegue a la parte que dice “y se hizo hombre”, toda la asamblea se pone de rodillas. Es importante que el signo del niño Dios sea visible para toda la asamblea

reo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo,

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recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

2.4 ORACION DE LOS FIELES

17. El sacerdote

Hermanos: Delante del Señor que por amor se hizo hombre, elevemos nuestras súplicas confiadas a las cuales respondemos. R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por la Iglesia, el Papa, los Obispos y Sacerdotes, los hombres y las mujeres consagradas para que ante los cambios cada vez más desafiantes en contra de la vida, ninguno se acobarde en el anuncio y proclame con valor y verdadero testimonio la verdad de la vida. Roguemos al Señor.

R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por los gobernantes de todos los pueblos para que promuevan el desarrollo,

la justicia y el bienestar desde un decidido compromiso que defienda la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Roguemos al Señor.

R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por quienes tienen en sus manos el poder de elaborar las leyes, de interpretarlas y de aplicarlas para el bien de la sociedad, para que no se sustraigan de la necesaria moralidad que debe iluminar el espíritu de la norma y busquen el bien de la persona humana mas débil e indefensa. Roguemos al Señor.

R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por los educadores y quienes tienen la tarea de orientar a las nuevas

generaciones, para que se esfuercen en promover y sembrar en sus corazones valores auténticos que alienten y comprometan en la defensa de la vida de toda persona. Roguemos al Señor.

R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por aquellos que tienen acceso al poder del dinero o del conocimiento, para que renunciando a intereses egoístas se esmeren promover una cultura que respete y honre la dignidad inviolable de la persona humana. Roguemos al Señor.

R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por la familia para que no renuncie jamás a su responsabilidad intransferible de ser santuario de la vida y forjadora de hombres y mujeres nuevos. Roguemos al Señor.

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R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por los esposos para que se abran a la vida de manera generosa y vean en ella la expresión concreta de su amor encarnado en la presencia de los hijos. Roguemos al Señor.

R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por las madres que sufren desamparo, por quienes son rechazadas en su gestación, para que encuentren el consejo oportuno, la palabra adecuada, la orientación precisa y la ayuda necesaria y puedan dar a la vida la oportunidad misma de vivir. Roguemos al Señor.

R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por los que tienen la responsabilidad grave de cuidar la vida, de proporcionar los medios para garantizar la salud para que no se presten a la eliminación de la vida humana en ninguna de sus formas. Roguemos al Señor.

R/ Tú que te hiciste hombre y eres la vida verdadera, escúchanos

• Por los que estamos aquí reunidos para que inspirados por la acción del Espíritu, asumamos de esta celebración el compromiso sincero de ser discípulos de la vida que se ha hecho carne entre nosotros. Roguemos al Señor.

2.5 PRESENTACIÓN DE LAS MADRES GESTANTES:

18. Un comentador interviene diciendo:

La vida se hizo carne en las entrañas de una mujer. Esta gozosa noticia fue anunciada a la Santísima Virgen María por el Arcángel Gabriel y es para nosotros un alegre recuerdo de nuestra misma concepción, dulce eco de la voz de Dios que nos llamó a la vida. De esta manera en cada vientre se desarrolla una maravillosa historia, única y extraordinaria, porque cada persona es única para Dios, lo que hace que su vida sea verdaderamente valiosa. En el “SI” de María, toma forma el “SI” de muchas mujeres que han abrazado con amor la vida dispuestas a darlo todo por ella. En este “SI”, la vida ha quedado bajo custodia como un don, como un regalo precioso, como una promesa que debe conservarse. En este “SI” de María, estas madres se donan a sus hijos para darles la vida y los hijos se convierten en regalo de Dios para la humanidad. Acompañemos a estas madres en este momento de oración para implorar de Dios para ellas y sus hijos la gracia de su amor y de su misericordia. Acérquense las madres que van a pedir la bendición sobre sus hijos e hijas por nacer.

19. Inmediatamente se llaman por su nombre y se ubican al frente del presbiterio en la forma que haya dispuesto el maestro de ceremonia

20. Una madre se acerca donde está el sacerdote y de pié le dice estas palabras

Padre y pastor de esta comunidad:

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En nombre de las madres aquí congregadas me dirijo a usted para pedir nos conceda su bendición, una bendición que necesitamos para nosotras, para poder asumir esta maternidad con alegría, con entrega, con verdadero amor.

21. El sacerdote dice: Entonces en el nombre del Señor, que por nosotros se hizo hombre en el vientre de la Virgen María, invocaré a Dios para que cubra sus cuerpos con el aliento de su Espíritu y les ayude a ser para estos niños y niñas reflejo de su presencia amorosa.

22. Las madres gestantes se ponen de rodillas mientras el resto de la asamblea permanece en silencio. Si se quiere se coloca un fondo musical apropiado. Luego el sacerdote, levantando sus manos sobre las madres, pronuncia la siguiente bendición.

2.6 BENDICIÓN DE LAS MADRES GESTANTES:

eñor, que renuevas el mundo y el universo entero por la acción de tu Espíritu, concede a estas hijas tuyas la ayuda de tus auxilios divinos,

haz que tu bendición se derrame sobre ellas y sobre sus hijos creados por tu amor. Santifica con tu presencia los vientres que llevan la vida que tu iniciaste y sopla en cada niño y niña que viene en camino el aliento de tu poder. Consagra el vientre de cada una de estas madres como santuario abierto al milagro de la vida. Acompáñalas en su gestación y protégelas de todo mal. Concede a estas mamás postradas en tu presencia, gozar de salud de alma y cuerpo, para que no sólo vean nacer a sus hijos, sino que también los puedan ver crecer hasta el final de sus días. Sean espejo de tu amor de Padre, y reflejo de tu maternidad cercana a los hombres. Dales entrañas de misericordia y un rostro idéntico al tuyo para que sus hijos al abrir sus ojos por vez primera, puedan contemplarte en ellas Padre Bueno Imprime en su alma la fortaleza para resistir las pruebas, valor para no declinar ante el desaliento, decisión interior para sostenerse ante los vientos del mal que soplen sobres ellas y sobre sus hijos. Sean para estos Niños y Niñas por Nacer, en el mar turbulento de la vida, brújula que señale el norte en el sendero,

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muralla infranqueable que los proteja, escudo que los defienda de los dardos venenosos del maligno. Conviértelas en testigos tuyos, defensoras decididas por la causa de la vida que es la causa de la nueva humanidad. Sean portadoras de esperanza para una sociedad desesperada, ahogada por el mal y la muerte. Que tu Espíritu las confirme en la fe recibida, se adhieran a ti como único Señor y te sirvan para prolongar tu obra en los hijos que les has regalado. Así sea.

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TERCERA PARTE

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

23. De inmediato acompañado este momento por el canto de ofertorio, nueve madres suben al presbiterio llevando en sus manos un cirio encendido que colocan sobre el altar, luego dos madres suben y presentan las ofrendas del Pan y del Vino. Las demás partes de la liturgia eucarística continúan de acuerdo a las indicaciones del Misal Romano. El prefacio es propio de la Solemnidad. Se puede usar el Canon Romano.

24. Una vez terminada la doxología, y colocados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote con las manos

juntas, dice: Antes de participar de este banquete de vida, dirijamos a Dios nuestro Padre la Oración que nos enseñó su Hijo Jesucristo:

3.1 ORACIÓN DEL PADRE NUESTRO:

25. Es importante que este momento sea explicado a los fieles para no repetir de una manera superficial esta oración.

3.2 COMUNIÓN

26. Luego del Cordero de Dios, el sacerdote retira del Sagrario la reserva y luego de presentarla al pueblo, distribuye la sagrada comunión con los ministros extraordinarios. Mientras se reparte el alimento sagrado, puede entonarse un canto apropiado al sentido de la celebración.

27. Una vez termine la distribución de la Sagrada Comunión, se guarda la reserva en el Sagrario y los vasos

sagrados purificados se retiran del altar. El sacerdote se ubica en la sede e invita a la asamblea a permanecer en un momento de oración. Luego se ora con la oración después de la comunión:

3.3 ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

or la comunión que acabamos de recibir, confirma, Señor, en nuestro espíritu la verdadera fe para que confesando que el Hijo de la Virgen María, es Dios y hombre verdadero, merezcamos llegar a la felicidad eterna,

por el poder salvífico de su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.

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CUARTA PARTE

RITOS CONCLUSIVOS

4.1 COMENTARIO

28. Un comentador dice:

Nos acercamos al final de la celebración de la vida, pero esta vida se hizo carne en las entrañas de estas mujeres y es por esta vida que miramos el futuro con esperanza y alegría. Pidamos a Dios su protección y cuidado para estos niños y niñas aún no nacidos y todos los que esperan nacer.

29. El sacerdote que preside se pone de pie y levantando las manos sobre las madres dice la siguiente oración. Las madres inclinan su cabeza:

4.2 ORACIÓN SOBRE LOS NIÑOS Y NIÑAS POR NACER

ios de nuestros padres, en ti se alegra nuestro corazón, porque no sólo nos das fuerzas, sino que siempre estás a nuestro lado, a pesar de nuestros pecados.

Sólo tú eres Santo, digno de alabanza y gloria. Tú eres nuestro Padre, nuestro protector ante el peligro, tú sales siempre a defendernos cuando nos sentimos amenazados. Tú eres el pozo de amor inagotable en el que bebemos siempre fresca, siempre saludable el agua de la vida. Señor mírame, y a pesar de mi condición indigna para hablarte, escucha atentamente esta oración que te dirige un hombre pecador.

30. El sacerdote inclina su cabeza y hace un momento de silencio. Luego levanta las manos y dice Te ruego concedas a estas madres y a sus hijos e hijas por nacer, la riqueza del amor que nos ha dejado tu Hijo único y por su sangre, te pido, sean protegidos de todo mal. Que tú presencia envolvente los rodee, tu poder los cubra, tu amor les guarde y cuide ahora y siempre. Igual que en las entrañas de la Virgen María, mira en cada uno de estos niños y niñas a tu propio Hijo que se hizo hombre para nuestra salvación; y al poner tu mirada en ellos, consérvalos como tuyos, sé dueño de todo su ser y toma posesión de sus cuerpos y de sus almas amenazados por las corrientes del mal que ahora nos sacuden.

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Estos niños por nacer, ahora limpios de corazón, heredarán tu reino, y tomarán en propiedad el cielo preparado para quienes son como ellos. Estos ángeles en la tierra, son aún sin nacer, presencia entre nosotros de tu gloria, imagen de tu rostro amoroso dibujado en la fragilidad de una criatura humana que por ser débil necesita de tu ayuda. Fortalece a sus padres para que sean custodios de la vida que pusiste en sus manos y que deben cuidar con tu mismo amor. Haz de las madres y padres de estos niños, maestros de probada virtud, y por su testimonio, conviértelos para sus hijos e hijas en escudo contra los dardos envenenados del maligno. Acepta esta ofrenda viva, y consagra a estos niños y niñas para que vivan en tu servicio. Por Jesucristo Nuestro Señor.

31. Todos responden:

Amén.

32. Es importante que la sede se ubique en un lugar visible para toda la asamblea (si no lo está ya).

33. Las madres se colocan de pie y un ministro las va subiendo organizadamente hasta la sede en donde está sentado el sacerdote. La madre permanece de pie, y el sacerdote pone sus manos sobre el vientre haciendo la señal de la cruz.

34. Si hay varios sacerdotes pueden organizarse varias filas. Es importante que sólo el sacerdote haga este

gesto que complementa la bendición.

35. Mientras pasan se entonan varios cantos alusivos a la vida como don. Una vez bendecida, la madre regresa al puesto y permanece en oración.

36. Una vez concluida la bendición de los niños por nacer, se retira la sede del lugar y se ubica en su puesto, el sacerdote pasa al altar o desde la sede da la bendición.

37. El sacerdote acompañado de los ciriales y de la cruz sale procesionalmente hacia la sacristía. Al final se entona un canto de salida.

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CREDO DE LA VIDA

reo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra de cuyas manos poderosas salió todo cuanto existe y que del polvo de la tierra modeló con sus delicadas manos la imagen del primer hombre y de la primera mujer y que sopló sobre ellos dándoles en la fusión de sus cuerpos abrazados por el amor, el regalo de la vida, herencia que en la fecundidad de

esta unión ha sido transmitida a todo el género humano.

reo en Jesucristo su Único Hijo, Nuestro Señor, que por nosotros y por nuestros pecados vino al mundo y desde el seno de la virgen madre en la pequeñez de un niño nos mostró a todos el rostro misericordioso de Dios, que vivió en el calor de un hogar y bajo el ejemplo de sus padres creció en santidad y justicia. Creo firmemente que su muerte nos ha redimido de todos nuestros pecados y que con su resurrección la vida ha triunfado

sobre la muerte. Creo que a pesar de las fuerzas que desean aniquilar la vida, el amor puede más que el odio, la misericordia que el desprecio, la bondad que la crueldad, y que la victoria definitiva Dios nos la ha entregado anticipadamente en su querido Hijo.

ero también creo que Dios espera de mi, fidelidad en esta lucha y entrega sincera para que la vida sea conservada y defendida. Creo en la victoria absoluta sobre el mal cuando Jesucristo esté sentado a la diestra de Dios Padre y le sean entregadas todas las cosas. Creo que Dios nos juzgará a vivos y muertos y que después del juicio podremos disfrutar en el cielo de la plenitud

de su vida que no tiene fin.

reo en el Espíritu Santo que sostiene con su poder el aliento vital de todas las criaturas y conserva con su presencia la belleza y santidad de la vida humana esperanza para todas las generaciones, creo en su poder que enciende en nuestros corazones la búsqueda de la verdad y de la justicia, y que nos anima a buscar el bien que consiste en vivir de acuerdo a la

voluntad de Dios Padre.

reo en la Santa Iglesia Católica a la que pertenezco por la aguas del bautismo y en la que he crecido para ser testigo de la vida. Creo en la comunión de todos aquellos que murieron al servicio de aquél que es la vida misma y que desde el cielo interceden por nosotros para no desfallecer contra las insidias del mal. Creo en el mundo futuro que nos espera, en donde la muerte

desaparecerá para siempre y en donde comenzará el reino de la vida por toda la eternidad.