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REVISTA DE ESPIRITUALIDAD (61) (2002), 355-390 ESTUDIOS La misión en Marcos SECUNDINO CASTRO SÁNCHEZ (Universidad P. Comillas. Madrid) El concepto de misión aplicado a la existencia de Jesús, es decir, su ser de enviado, de tanto contenido en Juan 1 , se halla también en Marcos, aunque aquí de forma más críptica 2 . En Juan se explica de la manera siguiente: Jesús, como ser preexistente, ha contemplado al Padre en la eternidad, quien le ha enviado a revelar su amor al mundo 3 . La misión radica, pues, en un mandato expreso del Pa- dre. Por el contrario, en Marcos la idea de misión surge de una experiencia profunda de Jesús, de su inaudita cercanía de Dios (14,36), que le impele a proclamar que quiere darse a conocer como 1 «En Jn érjerthai aparece 156 veces en el evangelio, 8 en las Ep; los compuestos: exérjerthai, Ev 15. Como en el resto del NT tiene sentido físico y sentido traslaticio, pero este sentido teológico sobresale más que en los Si- nópticos y está más cerca del sentido físico. Jn da con ello una nueva imagen de Jesucristo» (J. M. CASABÓ SUQUÉ, La teología moral en San Juan, Madrid, 1970, 56); cf. pp. 56-58.65.282.427.443. 2 «Añádase a los matices de elección, el “envío” del “hijo amado”(hyion agapêton), en la parábola de los viñadores homicidas (12,6), establece el nexo entre la cristología de Marcos y el tema atestado en Rm 8,3, que desarrollará el cuarto evangelista» (S. LÉGASSE, El proceso de Jesús. La Pasión en los cuatro evangelios, Bilbao, 1996, 138). 3 Como veremos, esta forma de narrar de Juan, si se lee con profundidad, se acerca bastante al pensamiento de Marcos: «Está claro que Jesús habla como si hubiese visto cosas o hubiese oído palabras: “El Hijo no puede hacer nada, sino lo que ve hacer al Padre” (5,19)... Ahora bien, a la luz de lo que acabamos de decir de las visiones de la literatura apocalíptica, parece ser que nos encon- tramos frente a una manera de hablar para expresar la acción reveladora de Jesús» (J. O. TUNI VANCELLS, El testimonio del evangelio de Juan, Salamanca, 1983, 127).

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REVISTA DE ESPIRITUALIDAD (61) (2002), 355-390

ESTUDIOS

La misión en Marcos

SECUNDINO CASTRO SÁNCHEZ

(Universidad P. Comillas. Madrid)

El concepto de misión aplicado a la existencia de Jesús, es decir,su ser de enviado, de tanto contenido en Juan1, se halla también enMarcos, aunque aquí de forma más críptica2. En Juan se explica dela manera siguiente: Jesús, como ser preexistente, ha contemplado alPadre en la eternidad, quien le ha enviado a revelar su amoral mundo3. La misión radica, pues, en un mandato expreso del Pa-dre. Por el contrario, en Marcos la idea de misión surge de unaexperiencia profunda de Jesús, de su inaudita cercanía de Dios(14,36), que le impele a proclamar que quiere darse a conocer como

1 «En Jn érjerthai aparece 156 veces en el evangelio, 8 en las Ep; loscompuestos: exérjerthai, Ev 15. Como en el resto del NT tiene sentido físicoy sentido traslaticio, pero este sentido teológico sobresale más que en los Si-nópticos y está más cerca del sentido físico. Jn da con ello una nueva imagende Jesucristo» (J. M. CASABÓ SUQUÉ, La teología moral en San Juan, Madrid,1970, 56); cf. pp. 56-58.65.282.427.443.

2 «Añádase a los matices de elección, el “envío” del “hijo amado”(hyionagapêton), en la parábola de los viñadores homicidas (12,6), establece el nexoentre la cristología de Marcos y el tema atestado en Rm 8,3, que desarrollaráel cuarto evangelista» (S. LÉGASSE, El proceso de Jesús. La Pasión en loscuatro evangelios, Bilbao, 1996, 138).

3 Como veremos, esta forma de narrar de Juan, si se lee con profundidad,se acerca bastante al pensamiento de Marcos: «Está claro que Jesús habla comosi hubiese visto cosas o hubiese oído palabras: “El Hijo no puede hacer nada,sino lo que ve hacer al Padre” (5,19)... Ahora bien, a la luz de lo que acabamosde decir de las visiones de la literatura apocalíptica, parece ser que nos encon-tramos frente a una manera de hablar para expresar la acción reveladora deJesús» (J. O. TUNI VANCELLS, El testimonio del evangelio de Juan, Salamanca,1983, 127).

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ternura4. Obviamente, a partir de aquí, el sentido de muchos textosdel Antiguo Testamento han de comprenderse de otro modo (Mc12,17)5. El envío en Marcos, pues, está vinculado a la experienciapersonal. La primera pregunta entonces que suscita en nosotros estapalabra se refiere a qué pasaba en el corazón del Jesús de Marcos,es decir, necesitamos conocer qué tipo de persona era Jesús, cómose comprendió a sí mismo6.

Disponemos de tres momentos de especial importancia a esterespecto: el bautismo, el discurso escatológico y la experiencia deGetsemaní.

EL BAUTISMO

Para Mc se tiene la impresión de que en el bautismo (1,9-11)Jesús adquiere una experiencia fundamental. En primer lugar, está elrasgarse de los cielos. Es una teofanía que significa que Dios abresu seno, y comienza a revelarnos su misterio, hasta ahora oculto, apesar de tantas manifestaciones. Ese rasgarse (skhidsomenous)7 tanbrusco, resaltado por Marcos, pretende afirmar que en ese momentosurge (nace) Jesús, en quien Dios se expresa plenamente. Porque

4 Cf. X. PIKAZA, Pan, casa, palabra. La Iglesia en Marcos. Salamanca,1998, 33-34.

5 «El evangelista concibe, pues, la misión cristiana como una invitación ala “revolución” religiosa en el seno del pueblo hebreo de Palestina. No sepuede sostener que la iglesia de Mc fuera una “secta judía”. Era más bien unmovimiento que, en nombre de Dios, tendía a adueñarse de la dirección reli-giosa de Israel» (J. M.ª GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio según Marcos, Estella, Na-varra, 1988.

6 El secreto mesiánico o, más bien, como prefieren algunos denominarlo «lareserva mesiánica» (J. M.ª GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio según Marcos, o.c., 44-47) no se inscribe en un fraude de la comunidad primitiva, sino en la realidadde Jesús, que resultaba un profundísimo misterio para la comunidad y tambiénpara sí mismo, al situar la fuerza del mesianismo en la debilidad.

7 Es curioso que en Mc se rasgan tres cosas: los cielos (1,10), la túnica delsumo sacerdote (14,63) y el velo del santuario (15,68). Aunque para la túnicadel sumo sacerdote se usa un verbo distinto (diarrêxas). Pero también en estecaso significa rasgar con fuerza cf. V. TAYLOR, Evangelio según san Marcos,Madrid, 1979, 689. Lo llamativo es que en los tres casos se hace relación aJesús hijo. Es necesario que se rasguen esas cosas tan importantes para Israel,y el cielo, tan significativo para la naturaleza, para que surja Jesús hijo.

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Dios, al abrirse, derrama su Espíritu sobre Jesús, quien queda con-vertido en el hombre del Espíritu. De ahora en adelante se va amover bajo su impulso (to pneuma ekballei). Nos encontramos anteuna teofanía trinitaria. El texto marcano indudablemente tiene vin-culaciones muy precisas con el Antiguo Testamento8, pero ya estáinfluenciado por confesiones de la comunidad, que se explicitan enlas cartas paulinas9.

El Espíritu, que ahora se derrama en Jesús (eis auton), remite alespíritu presagiado por los profetas para los últimos días10, en losque la experiencia de Dios constituiría el fondo en el que se va amover la humanidad: «Todos los hombres serán enseñados por Dios»(Is 54,3). También el Espíritu debe relacionarse con la creacióngenesíaca cuando éste se cernía sobre la superficie de las aguas (Gn1,2). Adviene sobre el Jordán una nueva creación, el final de untiempo de cólera, pues la paloma pudiera hacer alusión al fin deldiluvio (Gn 8,8). Todo ese trasfondo indudablemente está ahí con supotencialidad significante. El Jordán, que por otra parte, nos traeecos de la tierra prometida (Js 3,14-17), se ha convertido en elevangelio de Marcos en el río más importante del mundo, en él lasaguas se han transformado en fuente de luz11; la historia se ha pa-rado un instante, cuando Jesús de Nazaret, ese desconocido, se acer-ca a escuchar la voz de un viejo profeta, que ha surgido del corazóndel desierto12.

Los gritos del Antiguo Testamento, desde las alusiones a Isaac(Mc 1,11) y al Siervo (Mc 1,11), se dejan sentir ahora, pero tambiénse hallan presentes las fórmulas trinitarias cristianas13; de modo queen el bautismo de Jesús se realiza el paso del Antiguo Testamen-to al Nuevo con imágenes, que en el Nuevo Testamento se perso-

8 Gn 22,2; Sal 2,7; Is 42,1s.9 Rm 1,1-4; 9,5; 1 Cor 6,11; Flp 2,1.10 Jr 31,31; Ez 36,27; Jl 3; Ha 1,11.11 De hecho en el pasaje paralelo de Mt en dos manuscritos de la V. L. se

ha introducido una lectura curiosa: «Y mientras era bautizado, una inmensa luzse difundió fuera del agua, hasta el punto de que todos los asistentes fueronpresa del temor» (BJ Mt 3,15).

12 «Apareció Juan Bautista en el desierto, proclamando un bautismo deconversión» (Mc 1,4).

13 El Padre, el Espíritu, el Hijo.

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nalizan14. En el bautismo nos encontramos con la Trinidad y lahumanidad de Cristo: el Padre, el Espíritu y el Hijo bajo la figu-ra de Siervo, en actitud escandalosa, pues se mezcla con los peca-dores (Mc 1,5-10), apareciendo como uno de tantos (Flp 2,7), perocon alusiones veladas al rey entronizado (Sal 2,7). Y ahí, con lallegada del Espíritu sobre él se explicita la misión del Hijo. Tén-gase presente que en Marcos la voz del Padre no invita a los oyen-tes a la escucha del Hijo, sino que la fuerza de la expresión recaeen ese famoso tú enfático (sy ei hyios mou) por el que toda lateofanía va orientada a proclamar que Jesús es el Hijo («tú eresmi Hijo»). La misión en Marcos está, pues relacionada con la pater-nidad de Dios; no en vano es el único evangelio que en un momentode gran solemnidad ética, como es Getsemaní (14,36), se pronunciala palabra mágica, que según los biblistas define al Padre de Jesús,Abbá.

Hemos dicho, que el bautismo es el lugar donde Jesús es procla-mado Hijo. ¿Qué significa esta proclamación? ¿Es una clarificaciónde su conciencia? Porque, si es cierto, que ahí se sitúa el momentosolemne en el que el Padre pronuncia su veredicto (Sal 2,7), habríaque interrogarse también por qué Jesús se dirige al bautismo deJuan. Aquí no tenemos respuesta, y no se resuelve la pregunta conformular determinadas hipótesis15. Acudir a los otros evangelios nosolucionaría gran cosa, pues aparte de que nos situaríamos en otrocontexto, y aunque hermenéuticamente no fuera del todo ilícito

14 «Pero, al final, todas las distinciones, aspectos y conceptos, signos, imá-genes, palabras y tiempos se abisman unos en otros en una inmensa “plenitud”,en ese Uno “en quien reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente”(Col 1,19), “a quien instituyó heredero de todo” (Hb 1,2). Por eso en este Unoqueda superada y eliminada también la distinción que hasta ahora se ha man-tenido entre imagen original de la gloria divina y su reflejo en la imagenhumana y, finalmente, la relación recíproca entre imagen original e imagenderivada en la gloria de la alianza de gracia» (VON BALTHASAR, H. U., Gloria.7. Nuevo Testamento. Madrid, 1989, 15).

15 «Los aspectos contradictorios de las fuentes obligan a dejar abierta lacuestión de la intensidad del contacto de Jesús con el Bautista. Lo cierto es queJesús tuvo en gran estima al Bautista durante un tiempo (cf. Mt 11,7-15; Q; Mc9,9-13; 11,27-33 par.: Mtesp 21-28-32; EvT 46); pero en la enseñanza siguió supropio camino. Así se comprueba en una comparación de los dos personajes»(G. TEISSEN y A. MERZ, El Jesús histórico, Salamanca, 20002, 238).

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—pues la interpretación de un pasaje exige a veces salirse del mis-mo para localizarlo en su ambientación histórica—, en este caso,dado que el primer texto es el de Marcos, nos encontraríamos ya conuna interpretación, no propiamente con un dato. Por eso no es po-sible ir más allá, aunque siempre queda la sospecha de que esaspalabras del Padre en el bautismo no eran para Jesús algo inesperadoo novedoso. ¿No serían la respuesta a cuanto él sentía por dentro?O ¿palabras de ánimo para llevar adelante sus inauditos propósitos?

Cabe otra perspectiva de lectura, que yo no acepto, y es que elpasaje no fuera sino un relato de vocación, para aclarar la concienciamisional de Jesús. Sólo gozaría de historicidad el bautismo de Jesúspor parte de Juan. Pero si esto es así, ¿por qué la tradición sobreJesús no ocultó un suceso que resultaría de difícil interpretación?Admitido el hecho, los cristianos tendrían que aceptar que Jesús fuediscípulo de Juan. Por otra parte, en algún momento hay que situarla toma de conciencia de Jesús por decidirse a proclamar la pala-bra16. Y otra pregunta más honda: ¿De dónde le venía a Jesús todoese mensaje y esa autoridad tan singular? Si seguimos profundizan-do tenemos que llegar al Jesús místico. Los místicos han sentido launidad con Dios. Jesús se acerca al bautismo y mientras todos con-fesaban sus pecados, de él no se dice nada. Jesús, pues, se acercaporque se comprende Hijo y sabe que el Bautista es el último de losprofetas, aunque él sienta otras cosas en su corazón que difieren delas del Bautista. Críticamente no puede silenciarse la preguntade por qué Jesús fue al bautismo17 y por qué inmediatamente des-pués del bautismo comenzó una predicación de estilo muy distintoal del Bautista. Literaria y teológicamente los evangelios resuelvenla cuestión por la teofanía que allí se produjo. Jesús es declaradoHijo. Lo lógico es pensar que, si Jesús es declarado Hijo por la voz

16 «No hay razones para afirmar (ni para negar) que este paso de Jesúsconstituya la primera manifestación de su conciencia profética. Históricamenteno podemos decir nada sobre el “origen” de la conciencia que Jesús tenía desu vocación, pero sí podemos afirmar que su actividad pública como profetaestá relacionada con su bautismo en el Jordán»(E. SCHILLEBEECKX, Jesús. Lahistoria de un viviente, Madrid, 19832, 125.

17 La generalidad de los autores afirma, sin fundamento, que Jesús fuediscípulo del Bautista. Es una cuestión que críticamente no se puede afirmar ninegar.

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del Padre, esta manifestación es una confirmación de lo que él ex-perimentaba18.

Y volvemos a cuanto decíamos al principio; mientras en JuanJesús alude con relativa frecuencia a un mandato del Padre que leenvía, en Marcos, la misión surge del mismo Jesús que se siente hijoy urgido a proclamar la realidad del Padre (12,6). El mandato sehallaría en esa como advertencia del Padre de que Jesús es su Hijo(1,11). El Padre le deja en suma libertad para que revele al mundosu filiación. Desde esta experiencia de Hijo todo Israel va a sertrastocado19. Por tanto, hemos de concluir que en este caso, en laexperiencia del bautismo, la misión de Jesús surge de la concienciade filiación.

La diferencia con los pasajes del A.T. en los que se habla de losllamamientos o vocaciones de los profetas y otros personajes20, esnotable. El llamado opone resistencia por su debilidad o su impureza,como es el caso de Isaías (6,5). En cambio, Jesús acoge la proclama-ción de su filiación, como si fuera algo que el percibía; sin sorpresa,y sin más, se pone a actuar. Otro tanto hay que decir de las llamadasdel N.T. Incluso en el anuncio a María, la Llena de gracia, no se daesa inmediatez (Lc 1,26-38), ni en José (Mt 1,18-25) ni en Pablo(Hch 9,3-9 y par.). El caso de Jesús es único en toda la Biblia.

Apenas es proclamado Hijo, pronuncia la palabra mágica: «evan-gelio» (1,14-15), que aunque tiene resonancias veterotestamenta-rias21, en labios de Jesús, transporta un trasunto más fuerte, el delAbbá. Por tanto, la bella noticia que Jesús va a proclamar no es otracosa que su propia experiencia de Dios, es decir, su filiación, elsentirse Hijo22.

18 «Frente a la opinión de J. JEREMIAS, Teología del N.T., 67-74, la mayoríade los exegetas afirman que, según este relato, Jesús no tiene la “experienciade una vocación” como algo que le adviene de nuevo, sino como la percepciónde que debe comenzar a cumplir lo que ya es y conoce» (O. GONZÁLEZ DE

CARDEDAL, Cristología, Madrid, 2001, 41).19 Cf. X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, o.c., 34-35.20 Ex 4,10; Is 6,5; Jr 1,6.21 Is 40,9; 52,7; 61,1; Sal 96.22 «El testimonio del Padre se pronuncia desde la primera aparición de Jesús

y debe iluminar cuanto sigue. Tal es la riqueza de la “buena noticia”. Escúche-se su eco en la voz del centurión pagano [15,39]» (L. ALONSO SCHÖKEL, Bibliadel peregrino. Nuevo Testameno, III, Bilbao, 1996 106.

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Si examinamos la sección anterior al bautismo, la escena referi-da al Bautista, observaremos que los textos bíblicos que la introdu-cen se relacionan con la futura misión de Jesús, al que ya en el textoevangélico se identifica con Dios al atribuirle el camino de Dios. Elproyecto de Dios es el proyecto de Jesús. Este texto de Malaquías(3,1) combinado con Éxodo (23,20)23 viene acompañado de otro delsegundo Isaías (40,3) del libro de la consolación. Si aceptamos, porotra parte, que Mc 1,7 tiene reminiscencias de Rut 4,6, en el sentidode que a Jesús se le atribuyen las características del Esposo, obser-varemos que las relaciones del N.T. con el A. están trazadas porMarcos desde la idea de éxodo, que va a recorrer todo el proyectode Jesús, que se realizará en forma de camino, primero geográfico,y después bajo un ámbito de nupcialidad24 y filiación. No en vano,en el frontispicio del libro se le denomina a Jesús Hijo de Dios y en1,7, como hemos dicho, esposo. El evangelio de Marcos describiráel camino del Esposo-hijo, bajo la imagen del Siervo. Si en la pa-labra «principio»25, como pensamos, se insinúa que con Jesús seretorna a los inicios, a los títulos señalados habría que añadir el denuevo Adán. Según Marcos, pues, Jesús al sentirse proclamado Hijo,percibió que debía iniciar el proceso de una nueva creación26 bajo laimagen amorosa del esposo, llevándola a cabo con las actitudes delSiervo, sumisión total al Padre como Isaac. Sin duda, las palabras«amado» (agapetos) y en ti «me complazco» (en soi eudokêsa) (1,11)nos envían a esos dos personajes27. Estas figuras irán después reco-rriendo todo el evangelio, bajo la imagen de un Jesús kenótico, quesólo en un momento desgarrador va a invocar a Dios como Abbá(14,36) y en otro se denominará a sí mismo de forma enfática como

23 Cf. las atinadas observaciones de R. PESCH; Das Markusevangelium, Frei-burg, vol. I, 1980, 78.

24 La nupcialidad aparecerá expresamente en un pasaje en el que se deno-mina a Jesús el novio (2,19), y en otros, veladamente (5,40; 8,7,30).

25 Aquí los autores ofrecen multitud de propuestas. «Comienzo» con reso-nancias de Génesis [Gn1,1]» (L. ALONSO SCHÖKEL, Biblia del peregrino. NuevoTestamento, III, o.c., 106).

26 Cf. P. LAMARCHE, «“Commencement de l’Évangile de Jésus, Christ, Filsde Dieu” (Mc 1,1)»: NRT 9 (1970) 1026.

27 Cf. J. MATEOS y F. CAMACHO, El evangelio de Marcos. Análisis lingüísticoy comentario exegético, I. Córdoba, 1993,79.

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«el Hijo» (13,32). Cuando Jesús en el Jordán escucha las palabras«tú eres mi hijo amado, en ti me complazco» (1,11), percibe en ellasla proclama de una misión28, no funcional, sino constituyente, peroen todo caso, son el anuncio de una misión29. Está destinado a pro-clamar la filiación, desde la que proyectará una visión nueva a todala existencia.

Quizás desde esta hondura haya que leer aquella confesión deJesús, cuando después de buscarlo (perseguirlo), lo encuentran susdiscípulos: «Pues para eso he salido». En este mismo sentido abundala interpretación de la Biblia de Jerusalén: «Salido de Cafarnaún, v.35, tal es el sentido inmediato. Pero otro sentido más profundopodría referirse a la salida de Jesús de junto a Dios, Jn 8,42; 13,3;16,27s.30. Ver Lc 4,43». Hemos dicho que el evangelio de Marcosse realizará en forma de camino, primeramente geográfico30, que ensu sentido más profundo significa que toda la realidad: personas,instituciones y acontecimientos tienen que salir de sí mismos haciauna nueva orientación. Pues bien, este éxodo en alguna manera tam-bién le alcanza a Jesús, que ha salido de su familia (3,20-35), de lasinstituciones de Israel (2,23-28; 13,1-2) y ¡del Padre! (1,11; 14,32-42). Así, la misión es una experiencia de un éxodo total, de desga-rro31; se desgarran los cielos (1,10), la túnica del sumo sacerdote(14,63) y el velo del santuario (15,38), para proclamar una nuevarealidad —el Abbá de Dios—: a partir del cual todo se transformará.

28 La escena del bautismo ha dado lugar a multitud de interpretaciones: «Dela consagración mesiánica hablan Schmid; Wellhausen; Bultmann, Geschichte,268; de constituirle Hijo: Hahn, Hoheitstitel, 343; de relato de llamamiento:Berger (nota 94) 28; Taylor 618 defiende el interés histórico» ( J. GNILKA, ElEvangelio según san Marcos, I, Salamanca, 1986, 62, nota 96).

29 La misión no se señala expresamente como acontecer en la Biblia y asílo han puesto de relieve algunos autores: «Pero falta una palabra expresa demisión» (J. GNILKA, El Evangelio, I, o. c., 62). Es que en este caso la misiónse identifica con la realidad total del misionero.

30 Parece que el mismo evangelio da a entender que se recorre dos veces lazona de Galilea que, es donde Marcos sitúa la manifestación de Jesús (1,1-8,26;8,27-11,52). Judea o, mejor, Jerusalén es el lugar de la Pasión y de las reve-laciones dogmáticas o enfrentamiento definitivo con el judaísmo en la últimasemana.

31 Cf. M. CLÉVENOT, Lectura materialista de la Biblia, Salamanca, 1978,142-152.

LA MISIÓN EN MARCOS 363

En este sentido, dado que el Padre se concentra en él, Jesús no essólo un enviado o mensajero, sino la misma misión y su contenido.

EL DISCURSO ESCATOLÓGICO.

Es uno de los pasajes (cap.13) de Marcos de más difícil interpre-tación. Pero es un hecho claro que en él aparece la majestad ymisión de Jesús de modo singular, pues aquí se constituye en árbitrode la historia del mundo, no sólo de Israel. Este capítulo, situadoantes de la Pasión y al final de la vida pública recoge el sentido deJesús32. Marcos ha creado una pieza literaria de gran calibre teoló-gico. Ha querido dar una respuesta a las ansias escatológicas y a lascuriosidades apocalípticas. La respuesta de Marcos ha de ser inter-pretada a la luz de las dos partes del evangelio: vida pública yPasión. Es una invitación a la vigilancia33. Precisamente el discursofinalizará con esta recomendación. También será una llamada a lapenetración del evangelio en la sociedad. El fin, no vendrá hasta queel evangelio se haya abierto paso en todo el ámbito del mundo(13,10). El discurso parte del apocalipsis de Daniel34, que, comotexto bíblico tiene que cumplirse. También se tienen en cuenta otrosoráculos proféticos, en que se da por asentado que todo el cosmosse tambaleará. El símbolo del desmoronamiento de Israel será laruina del templo, que quedará totalmente destruido35; y el del mun-do, la caída de los astros.

32 «Es, además, el único momento en que se pone en boca de Jesús unalarga exposición continuada; tiene por destinatario directo al grupo de discípu-los, pero su conclusión extiende lo esencial a todos los seguidores (v.37). Untítulo que refleja el contenido del discurso puede ser este: “el grupo cristianoen la historia”» (J. MATEOS, Marcos 13. El grupo cristiano en la historia,Madrid, 1987, 443).

33 Los discípulos deben más bien aguardar sin ningún temor ese final,empleando el tiempo presente en el trabajo constante de cada día. Abstenersede las actividades humanas para mejor prepararse al fin no es una interpreta-ción válida del discurso de Jesús» (J. M.ª GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio segúnMarcos, o.c., 201).

34 «Muchos críticos creen ver en ello un pequeño apocalipsis judío inspira-do en Daniel, vv. 7-8.14-20.24-27, completado con palabras de Jesús, vv. 5-6.9-13. 21-23.28-37» (BJ, 13).

35 Cf. R. PESCH, Das Markusevangelium, II, o.c., 271.

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El papel de Juez universal aparece en el hecho de que Jesús sesienta en el monte de los Olivos36 frente al templo. Sus discípulossiguen creyendo en las instituciones de Israel. Si el templo va aperder su sentido, pues no va a quedar piedra sobre piedra, para unjudío era la señal más clara de que los fundamentos del mundo sevan a tambalear. En el fondo, el discurso no afirma sino que elevangelio va a terminar con la realidad de este mundo viejo. Con lacaída del templo se pone en cuestión la misma realidad del A.T. queha de ser reinterpretado. Esta relectura se apoya en el mismo A.T.,pues Marcos está utilizando Daniel y otros oráculos proféticos, comopredicciones básicas de que con la llegada del evangelio alcanzaránsu cumplimiento37.

En este pasaje la misión de Jesús aparece clara: tiene por objetoalumbrar un mundo nuevo. Los discípulos piden una señal38. Jesúsles dice que todo esto va a tener lugar cuando el evangelio seapredicado en el mundo entero, a todas las naciones. Con estose apunta a que la escatología que enseña el evangelio de Mar-cos no tiene que ver con fenómenos atmosféricos ni con interven-ciones drásticas de Dios para acabar con las realidades mundanas.Aquí habría que acudir a las parábolas para explicar que la esca-tología se comienza a producir cuando se siembra la semilla. Eneste caso Marcos está pensando en la semilla que crece por sísola: «la tierra da el fruto por si misma; primero hierba, luegoespiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto loadmite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado lasiega»(Mc 4,28-29).

36 «El Jesús que está sentado en el monte de los Olivos frente al templo,pone de manifiesto autoridad de revelación y distancia respecto del santuariode Jerusalén...El monte de los Olivos es según Zac 14,4, lugar del juicio divi-no» (J. GNILKA, El evangelio según san Marcos, II, o. c., 214).

37 «Mc 13 ha recuperado y recreado desde Cristo, para bien de los cristia-nos, la esperanza escatológica judía. Ha tenido Jesús largas disputas con escri-bas y sacerdotes. Pero en su raíz es un judío apocalíptico, emparentado con elBautista en una línea cercana a Daniel. Por eso Mc 13,14 puede avisar: ¡Quienlea entienda!, es decir, interprete Dn 9,27 (cf. 11,31; 12,11) a la luz delevangelio»(X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, o.c., 367, nota 59).

38 «Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para cumplirse?»(13,4).

LA MISIÓN EN MARCOS 365

El capítulo 13 de Marcos expresa esencialmente la plenitud delevangelio en la historia39. Marcos desmitologiza la apocalíptica y laconvierte en escatología. Asume la apocalíptica de Daniel y le dauna respuesta escatológica. Los fenómenos atmosféricos (13,24-25)representan los poderes de este mundo que ante el avance del evan-gelio se desmoronan.

Todo va a tener lugar en la presente generación (13.30). Tampo-co aquí Marcos habla de épocas históricas, la presente generación esel tiempo del Mesías40. El día es incognoscible (13,32) porque de-pende de la colaboración de los hombres como ponen de relieve lasparábolas. Sólo al Padre (13,32), que habita en la eternidad, corres-ponde el señorío pleno de la historia. En algún sentido, este cono-cimiento de que habla Marcos, equivale a la famosa hora de Juan.En el discurso aparece también la Trinidad en relación con el proce-so del evangelio: el Hijo, que se identifica con esta buena noticia delPadre, el Padre que dirige todo el movimiento de la historia (13,32)41,a quien corresponde fijar el punto final del momento escatológico,y el Espíritu (13,11) que infundirá en los discípulos la palabra opor-tuna en el tiempo decisivo.

Se puede decir que el discurso escatológico consagra la misión deJesús en la historia. En contra de lo que ha significado la apocalíp-tica, que pretende describir la entrada violenta de Dios en el mundoal margen de los procesos históricos, la escatología de Marcos garan-tiza la historia como tal, aunque ésta tenga que ser trasformada. Lamisión de Jesús consiste en asegurar la estabilidad de la historia. Elproceso se habrá concluido cuando ésta se reduzca al evangelio; poreso el Hijo no conoce la hora. Es una forma de decir que el final novendrá en la época de los que le interrogan. Los antiguos interpreta-ban este desconocimiento del Hijo, como algo que el Padre no lehabía autorizado a revelar42. En el fondo, esa interpretación, que

39 Curiosamente contamos con una monografía que lleva este sugestivotítulo: Marcos, 13. El grupo cristiano en la historia. Obra de Juan Mateos, o.c.,1987, 570, pp.

40 Sobre las numerosas opiniones acerca del sentido de esta generación, cf.J. MATEOS, Marcos 13, o.c., notas 582-583.

41 Este versículo goza de una densidad especial: cf, E. TROCMÉ, L´Évangile,o.c., 330.

42 Otra lectura clásica: «Este “Hijo” que pone aquí no es el Hijo en cuanto

366 SECUNDINO CASTRO

partía de una cristología sesgada, era razonable. Marcos en este casono está pensando en la ciencia de Jesús, sino en que el mundo no seva tambalear de repente, ni siquiera la ruina del templo va a desen-cadenar de modo inmediato el derrumbamiento de la creación.

Se impone, pues, la vigilancia43, en el sentido de que ese final sepuede anticipar si los hombres se deciden a entregar la vida al evan-gelio44. La venida del Hijo del hombre en poder y gloria significaprecisamente eso, que los seres humanos han hecho del evangelio sucriterio esencial de vivir y de actuar. Mc 13 es la desmitologizaciónde toda actuación de Dios al margen del proceso que sigue la graciaen el corazón de cada hombre. La misión de Jesús es crear en elmundo una nueva humanidad invitando a todos a abrirse en su liber-tad a esa llamada de la gracia. Sólo el final, es decir, la plenitud delo humano se realizará enseguida si el hombre se mantiene vigilanteen no dejar que la libertad se ejerza ni un sólo instante al margende la gracia45. Todo hombre queda invitado a realizar en sí mismola plenitud de lo humano. Mc 13 en algún sentido constituye laclave del evangelio. Los capítulos precedentes muestran cómo elmundo se va transformando al paso de Jesús. Jesús recorre la tierrasagrada del A.T. y a su paso va surgiendo una nueva humanidad,basada en el señorío de la ternura de Dios (Abbá, evangelio), laigualdad de todos los hombres y la invitación al servicio como pro-yecto radical que hace que el ser humano madure, se encuentre a símismo como plenitud y descubra su sentido ante Dios. Se trataindudablemente de un proyecto existencial de gran magnitud46. Hastael capítulo 13 Jesús sumerge las instituciones de Israel y sus gentes

Verbo, sino el “Hijo del hombre” que se dice en el versículo siguiente» ( M.TUYA, Biblia comentada, Va. Evangelios, Madrid, 1977,395.

43 Cf. R. PESCH, Das Markusevangelium, II,o.c., 318.44 «Esquematiza así Marcos la dinámica de la salvación en la historia. Ésta

no tendrá lugar mediante una intervención divina portentosa (contra la ideolo-gía mesiánica del judaísmo), sino mediante la colaboración de los hombres que,siguiendo a Jesús, proclaman la buena noticia sin arredrarse ante la persecu-ción» (J. MATEOS, Marcos 13, o.c., 371).

45 «Vivir en la esperanza de la parusía es mucho más que la simple espera,perseverancia y mantenimiento de la fe; es una actitud activa y transformadora.Es vivir anticipando al que ha de venir, en una “espera creativa”» (J. MOLT-MANN, El camino de Jesucristo. Cristología en dimensiones mesiánicas, Sala-manca, 1993, 459).

LA MISIÓN EN MARCOS 367

en un profundo éxodo –desgarro-. Los capítulos que siguen consti-tuyen el éxodo del Mesías, sometido también a una intensa prueba.Aquí radica el sentido de la Pasión. Los sucesos van a mostrar queel mesianismo sólo puede serlo de verdad si se ejerce en debilidad47.La Pasión del Mesías especifica la fuerza del evangelio, que se basaen la ternura de Dios, que es la respuesta al orgullo y al odio delmundo. Jesús conducido a la muerte por predicar y vivir la ternuraentre los hombres, muestra que él es la encarnación del Abbá. Peroel odio no es capaz de vencer al amor48. Los sucesos pascualesproclaman que Jesús, puesto en pie por el Padre, es la prueba incon-trovertible de que el amor siempre vence.

Qué distante se halla esta realidad de la que esperaban los dis-cípulos, extasiados ante la majestuosidad del templo (3,1)49, símbolode la expresión del poder y de la fuerza de un Dios dominador. Poreso ellos no podían comprender el significado de la Pasión de Jesús.Ante ella sólo les cabía el escándalo.

El discurso escatológico supone la realización plena del evange-

46 «Este catecismo comunitario se convirtió en testimonio perenne de reve-lación, en norma de predicación y en preceptor de la Iglesia a través de lossiglos. Con ello pasó a ser también el manual de fe y de vida para cada cris-tiano, cualquiera fuese el lugar histórico en que se encontrase» (R. SCHNACKEN-BURG, El Evangelio según san Marcos, Barcelona, 1973, tomo primero, 7).

47 «Las palabras acerca del servicio especialísimo de Jesús hasta la entre-ga de su propia vida, que cierran la perícopa, merecen nuestra considera-ción por muchos aspectos: hablan del Hijo del hombre, de la misión de Jesúsy de su muerte expiatoria. En ella se ha condensado y formulado toda la cris-tología antigua, pero de manera que no se desfigura el pensamiento y conductade Jesús» (R. SCHNACKENBURG, El Evangelio según san Marcos, tomo, II,o.c.,119).

48 «Con las palabras del centurión insinúa Marcos que serán los paganosquienes interpretarán correctamente esa muerte, viendo en ella la supremamanifestación del amor de Dios. “Hijo de Dios” es la expresión usada porMarcos en el título del evangelio (1,1). Al llamarlo así el centurión da la ra-zón a Jesús contra los que lo han condenado y justifica toda su actividad»(J. MATEOS y F. CAMACHO, Marcos. Texto y comentario, Córdoba, 1994, 278.

49 «Para un judío, el ser del mundo se vincula al templo... si falla el temploel mundo pierde su sentido y los humanos quedan desfondados... ¿Cómo sepodrá vivir sin templo? En realidad, Jesús había respondido: Más allá de leyy templo hay evangelio; donde acaba la familia israelita viene a desplegarseel Reino. Así lo había ya mostrado en 11,20-26. Así lo ratifica ahora en unlargo discurso eclesial sobre la meta de la historia» (X. PIKAZA, Pan, casa,palabra, o.c., 350).

368 SECUNDINO CASTRO

lio. Resulta enigmático si no se lee desde el final50. Es, como hemosdicho, su mejor clave interpretativa. La majestuosidad del Hijo delHombre surge de la entrega. Por eso, Jesús recordará a sus discípu-los que antes del final tendrá que ser entregado a los diversos po-deres (13,9). En esta línea han de ser leídas las grandes tribulacionesque irán preparando el nacimiento escatológico. Cuando el jovenvestido de blanco anuncie a las mujeres la mañana de Pascua laalegre noticia, tendrá en cuenta la doble realidad que fracciona eldiscurso escatológico: Jesús de Nazaret, el crucificado; éste es elque ha resucitado. Para llegar a la exaltación del Hijo del hombre,es decir, a la resurrección, es necesario recorrer primero las dospartes del evangelio: la anterior y la posterior al capítulo 13.

LA MISIÓN DE JESÚS EN EL SÍ DE GETSEMANÍ

Aunque es en la cruz donde el evangelio de Marcos alcanza sumáxima tensión teológica, podemos decir que ésta de alguna formaes todavía más intensa en Getsemaní, ya que aquí aparece más cla-ramente, en cierta manera, la debilidad del Mesías51. En esos mo-mentos se muestra con más crudeza la realidad interna de Jesús.Quien le ha seguido a lo largo del evangelio, sin duda, le sorpren-derá esa debilidad. El desear que pase de largo la copa de amarguraque se cernía sobre él (14,34-36) con la Pasión inminente. Hastaahora parecía un héroe invencible al desaliento, con rasgos de divi-nidad52, transformador de las Instituciones y superior a cualquierprotagonista del A.T.(7,1-23). Porque para Marcos Jesús es más queun profeta, es el Hijo (13,32), con el que el Padre se identifica porcompleto y en quien se concentra (1,11)53.

Marcos quiere acercarnos a la interioridad de su héroe. ¿Qué

50 Cf. en este sentido la monografía ya citada, donde se podrán ver lasdistintas opiniones de los autores: J. MATEOS, Marcos 13.

51 «El momento en que él se muestra más humano es cuando manifiesta sufiliación divina» (P. LAMARCHE, Évangile du Marc, Paris, 1996, 334).

52 4,35-41; 6,45-54; 8,14-21. ,53 «Pues bien, Mc ha entendido el título en clave de elevación teológica.

Podría afirmar, por un lado, que Jesús es Hijo de David a nivel de genealogíaisraelita (cf. Mt 1,6; Lc 3,31). Pero, al mismo tiempo, sabe que ha desbordado

LA MISIÓN EN MARCOS 369

sucede en realidad en Getsemaní? Sin duda, ahí se pone en cuestiónel sentido de la misión de Jesús. Porque su turbación, su miedo y suangustia hay que situarlas más bien ante la duda del sentido de sumisión que ante el dolor físico que le amenaza. ¿Por qué le alcanzana Jesús esas angustias de muerte? Porque pasa por su mente la in-utilidad de su sacrificio. En el proceso se va a tergiversar su men-saje, su muerte no va a ser expresión de lo que él experimenta y dela causa que movió toda su vida. El sentido de su misión va a quedaroculto en la cruz, ya que oficialmente será ajusticiado por otrosmotivos. Además, sus discípulos no creen en su palabra54. Siguenanclados en visiones del pasado. Todo para él se sumerge en el másoscuro sin sentido.

Marcos hace aflorar un misterio tremendo en la relación entre elPadre y el Hijo55. Nos deja intuir una cierta incomprensión56. Cuan-do el Hijo pide que, si es posible, aparte de él esa copa, es claro quetiene conciencia de que todo está en manos del Padre y también quela misión que le ha encomendado entra dentro de los márgenes delmisterio. La condición que Jesús antepone, manifiesta que no sientedel todo que su misión carezca de sentido. Cristo se abre así a laprofundidad del Padre. Getsemaní es tanto el lugar de la manifesta-ción del Padre como del Hijo. El Padre se cierne como total misterioen el evangelio de Marcos. La confianza ilimitada de Jesús en él,

ese nivel, pues el título del libro y sus momentos principales le presentan comoHijo de Dios (1,1.11; 9,7). Desde ese fondo resuelve el enigma, en la línea deRm 1.3-4 que también presenta a Cristo como Hijo de David e Hijo de Dios[=Señor de David]» (X. PIKAZA, Pan, casa, palabra, o.c., 343.

54 «Uno llega a entender quién es Jesús sólo después de conocer Getsemaní.Jesús comienza a horrorizarse y a angustiarse delante de los tres. No se indicael motivo de la angustia. Pero se habla el lenguaje de los salmos de padeci-miento, aunque los dos términos griegos elegidos sean infrecuentes» (J, GNI-LKA, Evangelio según san Marcos, o.c., 303).

55 «Pero si en Jesucristo se desveló una vez el misterio del amor divino,entonces podemos inferir que es que Dios podía hacer lo que en realidad hizo:que su abajamiento y despojo no contradecían su propia esencia, sino que leeran incluso —de manera insospechable— apropiados» (VON BALTHASAR, H.U., Gloria. 7. Nuevo Testamento, o.c., 177).

56 «Caso de que la petición pudiera dar la impresión de cierta inseguridaden la postura de Jesús frente al sufrimiento, la oración es la expresión de lasubordinación completa de su voluntad a la divina» (J. GNILKA, El Evangeliosegún san Marcos, II, o.c., 305).

370 SECUNDINO CASTRO

que le proclama Abbá, no se basa en que el Jesús terreno conozcatodos sus designios, sino en la seguridad de su amor. Amor hasta lamuerte, como lo vive en Getsemaní. Todo se ha puesto en cuestiónmenos el amor. Jesús, como dijimos, ha sentido en su interior quees Hijo; esta evidencia no se borra en él. La filiación le ha proyec-tado a una misión que no es otra que entender el mundo desde ella.Y ahora en este instante percibe que el mundo no quiere un Dios deesta índole. Aquí posiblemente radica la crisis de Jesús. La percep-ción de que el mundo rechaza el amor. Quizás también el cáliz queJesús pide al Padre que pase, sea éste.

El evangelista presenta a Jesús ahora profundamente abatido, sinfuerzas, caído por tierra (epipten epi tês gês), en profunda depresión(perilypos...eôs thanatou) o si, se prefiere en inmensa noche oscuradel alma y del cuerpo (14,35)57, donde todo se desvanece menos queDios es amor. Esto no puede extinguirse porque la psicología enterade Jesús se asienta en esa realidad inmensa de Dios58. La expresiónde la carta a los hebreos que define a Jesús en todo semejante anosotros menos en el pecado (4,15), cobra ahora su significado másespecífico. Se siente perdido en los proyectos de Dios, pero muyseguro en su amor, por eso le proclama Ternura (Abbá), en untiempo en que Dios aparece cruel. Quizás estemos asistiendo a lasuprema revelación de Dios y de Jesús59. ¿Es posible que se nosquiera decir que de Dios sólo sabemos que es amor? Que todasnuestras construcciones sobre él se derrumban, que no son ni siquie-ra aproximaciones, sólo juegos mentales. Únicamente sabemos conseguridad que es amor, acogida, ternura y que reposamos en susmanos. La crisis de Jesús, su Hijo enviado, así parece demostrarlo.

Quizás el acudir a su ternura para que pase lejos de él esa noche

57 «Jesús se separa del grupo de los tres, pero a poca distancia; se deja caeren tierra, como derrotado; no es una postura de oración sino de abatimiento»(J. MATEOS y F. CAMACHO, Marcos, o.c., 252)

58 Cf. E. TROCMÉ, L´Évangile, o.c., 34759 «Mas no sólo en la oración, en toda su vida prolonga Jesús lo que ese

“abba” implica; y la absoluta confianza y el dolor aceptado hasta el extremo enGhetsemani son la traducción real e histórica de esa fijación y de esa paterni-dad... Hasta el punto de que al final de la comprehensión neotestamentaria dela revelación de Dios y de la autorrevelación de Jesús, aquél será designadocomo “el Padre”, y éste, sin más, como “el Hijo” (O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL,Jesús de Nazaret. Aproximación a la cristología, Madrid, 1975, 98).

LA MISIÓN EN MARCOS 371

que se cierne sea también una súplica de Jesús para convencer alPadre, a la vez que muestra que su misma humanidad necesitaba,como realidad ¡finita! esta purificación para llegar a «entender» ensu profundidad total qué significa que Dios es amor. Aquella expe-riencia que había comenzado en Nazaret, ahora se va complemen-tando. Allí, decíamos que había experimentado ese amor, que consus años infantiles y jóvenes había ido creciendo: «tu amor crecióconmigo». La experiencia de Getsemaní se sitúa en ese proceso decrecimiento que tendrá su cenit en la cruz, donde hay que situar elfin de la noche oscura.

Getsemaní es con toda su crudeza la expresión de la revelacióndel Abbá, que muestra en su Hijo, reducido a la forma más débil delo humano60, que la ternura sólo puede expresarse en el vaciamiento,en el entregarse, y la entrega alcanza su máxima donación cuandoel que la ofrenda la realiza en totalidad. Ése no reservarse nada semanifiesta de forma dramática cuando se pierde incluso la razón dela entrega61. Y es perfecta cuando en el que la efectúa sólo queda elamor. En Getsemaní todo se extinguió en el ser de Jesús, menos lallama de amor viva.

Así, la misión del Hijo adquiere un nuevo sentido. Ya no sereduce sólo a proclamar que Dios es Abbá, sino que ese Abbá seexpresa en la existencia de Jesús. En su anonadamiento, Dios serevela no como el Señor del hombre o su dueño, sino como el que

60 El miedo en la muerte de Jesús era necesario porque es el miedo sola-mente el que nos impide ser auténticos. Estas horas de Getsemaní fueron indis-pensables para mostrarnos que no debe haber ningún miedo que pueda separar-nos de Dios, de nosotros mismos y de los otros. A partir de ese momentopodemos ya pronunciar la plegaria que la Iglesia nos propone el viernes santo:Te damos gracias y te bendecimos, Señor Jesucristo, porque con tu santa cruzhas redimido al mundo; cf. E. DREWERMANN, Il Vangelo di Marco. Imagini deredenzione, Brescia, 1994, 418.

61 Entonces el hombre toca al abismo. «¿Qué es el abismo? ¿Acaso es lapresencia de un Dios demasiado grande que desgarra la mente de quien intentacomprenderlo? O, por el contrario, ¿no será la total ausencia de Dios y elsinsentido de la existencia? ¿O simplemente la espantosa distancia que separaal hombre de Dios? O quizás nada de todo eso. Tan sólo hay una certeza: quienno se enfrenta al abismo no conoce a Dios ni se conoce a sí mismo» (J. O.CATALÁN, Vigias del abismo. Experiencia mística y pensamiento contemporá-neo, Santander, 2001, 149). Estas palabras las escribe el autor a propósito desus reflexiones sobre las horas de Jesús en Getsemaní.

372 SECUNDINO CASTRO

se reduce a servirlo. Sólo era posible proclamar que Dios es ternuraen el anonadamiento total del Hijo. La misión adquiere en él sutalante más específico.

LA MUERTE DE JESÚS COMO CULMINACIÓN DE LA REVELACIÓN

DE QUE DIOS ES ABBÁ

La cruz de Jesús (15,24-34), donde muere, constituye el vérticedel proceso de revelación de Dios y, por consiguiente, de su envia-do62. La donación total, esencia del envío de Jesús se produce en lacruz, no solamente porque allí muere, sino porque se trata de unamuerte en cruz «¡y muerte de cruz!», recalcará Pablo (Flp 2,8)63. Lacruz es la suprema abyección. Marcos ha sido muy lacónico en lanarración de la crucifixión. Se limita a decir: «y le crucifican» (kaistaurousin auton). Ante las injurias, el Enviado guarda un silencioimpresionante. Delante de él, torturado de dolores, se le señala cuá-les debieran ser las actitudes de su mesianismo para creer: todascontrarias a cuanto él ha vivido y predicado. El silencio de Jesús aeste respecto es de una elocuencia grandiosa. En medio de ese silen-cio sorprendente, las palabras que dirige al Padre y el modo deexpirar nos revelan el secreto que se ocultaba dentro de su corazóny hasta dónde había llegado el sentido de su misión.

En el silencio de la cruz, se dan dos signos que esclarecen porcompleto la vida de Jesús: las palabras que pronuncia y el gesto desu muerte. Las palabras que Jesús pronuncia están tomadas del co-mienzo del salmo 22. Marcos las transcribe en arameo hebraizado,

62 «Todo el escándalo de la existencia terrena de Jesús, debido a su esencialocultamiento, está destinado a condensarse y hacerse visible allí donde alcanzala meta y el objetivo de todo este ocultamiento: en la Pasión y muerte» (VON

BALTHASAR, H. U., Gloria. 7, Nuevo Testamento, o.c., 183).63 «Sin ninguna duda, Pablo entiende por ello la muerte histórica de Cristo,

que éste ha sufrido en la humillación más profunda, como un criminal en lavergüenza (Flp 2,8; 2 Cor 13,4), y no un símbolo intemporal y paradójico.Ningún hombre de la antigüedad hubiera tenido la idea de exaltar precisamentela cruz, haciendo un símbolo religioso del método de ejecución más ignominio-so que las autoridades romanas aplicaban sólo a los esclavos y a los rebeldes»(G. BORNKAMM, Pablo de Tarso. Salamanca, 1979, 212).

LA MISIÓN EN MARCOS 373

pero al traducirlas al griego no lo hace al pie de la letra «por quéme has abandonado», sino «para qué (eis ti) me has abandonado»64

(15,34). El «para qué» suaviza bastante el clamor. Jesús ve sentidoa su muerte, pero lo desconoce en concreto65. Por otra parte, ¿pro-nunció Jesús en realidad estas palabras? La generalidad de los exe-getas así lo piensa, pues en caso contrario difícilmente el evangelistase hubiera atrevido a poner en sus labios tal expresión66. La dudasurge porque algunos creyeron entender que llamaba a Elías. Noparece probable que de las palabras pronunciadas por Jesús algunosde los presentes entendieran esa llamada67. Todo sería más posiblesi Jesús en realidad pronunció una frase del versículo 11, del mismosalmo, que dice : «mi Dios (eres) tú»; en hebreo «Eli atah». Estafrase salida de labios de un crucificado, difícilmente podía ser pro-nunciada con total claridad; de ahí la confusión posible con la ex-presión aramea (la lengua de los allí presentes) «Eliaj tha»: Elias,¡ven!. Si esto fuera así, ¿por qué el evangelista cita el primer ver-sículo del salmo? Se dan dos posibilidades: o bien, porque Jesúsrecitó el salmo entero o porque sólo recitó el versículo 11. En amboscasos el evangelista fijó la cita con las primeras palabras del salmo

64 «Insistir en las palabras eis ti, apoyándose particularmente en Mc 14,4,donde el sentido es final, y ver aquí una pregunta sobre el fin de la muerte deJesús (y no sobre su causa) es, sin duda, legítimo desde un punto de vistaestrictamente filológico (aunque eis ti pueda ser también causal: Mt 14,31). Sinembargo, pensar que Marcos ha leído en los labios de Jesús una pregunta real,cuya respuesta habría que buscar en 10,45... es de la más elevada fantasía» (S.LÉGASSE, El proceso de Jesús. La Pasión en los cuatro evangelios, o.c., 107,nota 97).

65 «Jesús, con las últimas palabras pronunciadas durante su vida terrena, seconfía —en oración— a su Padre celestial, quien, según la confesión de fejudía y según su propia confesión, es el Dios que resucita a los muertos (cf. Mc12,27). La última exclamación de Jesús: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué...?»remite, más allá de la cruz, a un divino por eso... Pablo confiesa: «Porque paraeso murió y resucitó Cristo: para ser el Señor de vivos y muertos» [Rom 14,9](P. ESTHULMACHER, Jesús de Nazaret, Cristo de la fe, Salamanca, 1996,71).

66 Sin embargo, otros lo niegan basándose en que Jesús siempre se hadirigido a Dios con el nombre de Padre, cf. en este sentido P. LAMARCHE,Évangile, o.c., 373-375.

67 «Algunos de los allí presentes entendieron equivocadamente el grito deoración. Pensaron que Jesús había llamado a Elías. La confusión de Eloi porElías es casi imposible acústica y filológicamente. Habrá que pensar en unadistorsión voluntaria» (J. GNILKA, El evangelio, o.c., 378).

374 SECUNDINO CASTRO

como era costumbre entonces. El autor vendría a decir que Jesúsmurió con el espíritu que refleja ese salmo68, pero lo que confundióa los allí presentes, fue esa expresión del versículo 11: «A ti meconfiaron al salir del seno/ desde el vientre materno (Elí atah) túeres mi Dios». Estas expresiones se aproximan en gran manera al«Abbá» pronunciado por Jesús en Getsemaní. Lucas ha creído vermejor reflejada esta actitud en el salmo 31,6, al que ha añadido lapalabra Padre: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu».

Las primeras palabras que Jesús escuchó al dar comienzo a sumisión fueron: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco», pro-nunciadas por el Padre. Si tomáramos el texto de Lucas, sus últimaspalabras van dirigidas al Padre. Desde la interpretación que hacemosde Marcos, se puede decir algo parecido. La expresión «Tú eres miDios», relacionada con el vientre materno de que habla el salmo22,11, llevan tal contenido de ternura, que son fácilmente equivalen-tes a Abbá. Las primeras palabras que escuchó Jesús fueron: Tú eresmi Hijo amado»(1,11) y las últimas que pronunció fueron: «Desdeel vientre materno Tu eres mi (Abbá), Dios» (15,34).

Como venimos diciendo, la misión de Jesús en el evangeliode Marcos se identifica con su conciencia de filiación. Ésta pa-recería un tanto oscurecida en la cruz, pero, si damos fe a los nu-merosos indicios del evangelista, la lectura tradicional debe sercorregida por la que nosotros presentamos. En este sentido, tambiénsu experiencia de filiación aparece patente en la cruz. La compren-sión de filiación ha sido profundamente purificada a lo largo de suexistencia, y ha tenido dos puntos estelares: Getsemaní y la cruz.Por eso su grito final ha de ser interpretado como un grito69 detriunfo70, de entrada en la auténtica vida, el descubrimiento total del

68 «¡Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado? (15,34). Es inútiltodo intento de entender o explicar esta palabra. En nombre de Dios ha actuadoJesús, en su busca se ha mantenido [escuchando la voz que decía ¡Eres miHijo...! 1,11]. A Dios llama al final de su camino de abandono, en gesto desoledad absoluta, de angustia dolorida. Le llama con palabras de un salmo queindica honda confianza dividida. De esta forma se vincula con los hombres ymujeres que buscan y gritan, que sufren y no logran descubrir la verdad» (X.PIKAZA, Pan, casa, palabra, o.c., 410).

69 «Nuevo grito potente de Jesús impropio de un agonizante (lanzando unagran voz): No está vencido. Marcos no emplea la palabra “muerte”, que con-nota pasividad. Jesús no se apaga en el suplicio y la debilidad; su muerte es el

LA MISIÓN EN MARCOS 375

Padre, es el llanto del niño que nace. Marcos comenta: «Y el velodel Santuario (tou naou) se rasgó71 en dos de arriba abajo» (15,38).Dios (el Santuario era el lugar que le representaba), como una mujerse rasga para dejar salir al niño72, que aparece en la vida gritando.El grito de Jesús es la entrada en la vida. ¿Por eso Marcos no narrala resurrección?

EL PROYECTO DEL MISIONERO.

El evangelio de Marcos es un proyecto existencial. A través dehechos de Jesús y de sus enseñanzas centrales, el evangelista con-juntando admirablemente los datos y su significación simbólica73,nos traza el camino que debe seguir el discípulo. Es un evangeliosumamente ordenado y tan profundo, gracias a la experiencia deCristo que subyace y a la capacidad catequética de su autor, que esun auténtico manual del cristiano para su proceso vital, esencial-mente cristológico74.

La idea de filiación, elemento constituyente de la misión de

momento cumbre de su vida y de su plenitud; el verbo “expirar” (gr. exepneu-sen) está emparentado “con espíritu” y significa “exhalar el espíritu”; la muertees el momento en el que Jesús efunde su Espíritu sobre los hombres» (J. MATEOS

y F. CAMACHO, Marcos, o.c., 277).70 «Mateo habla inequívocamente de un nuevo clamor (27,50). Si Marcos lo

entiende también así, es posible que haya interpretado este nuevo grito inarti-culado de Jesús como un signo de superación y de victoria» (R. SCHNACKEN-BURG, El evangelio, tomo segundo, o.c., 325

71 Las opiniones de los autores en la interpretación de este suceso son muynumerosas; cf. P. LAMARCHE, Évangile, o.c., 375-387.

72 Ya hemos recordado que en las tres escenas (1,9-11; 14,61-63;15,38-39),que se habla de rasgar, siempre se alude a Jesús “Hijo”.

73 «Parece posible demostrar que en este escrito existen dos planos querecorren toda la obra. Uno viene dado por ciertos datos referidos a Jesús. Y elotro, por la lectura simbólica, mejor, profunda, con que son entendidos porMarcos. Este segundo nivel da por supuesto la realidad del primero globalmen-te considerado, aunque algunos detalles hayan sido modificados para resaltarmejor la intencionalidad del otro. Como en los demás evangelios, Marcos enocasiones, hace una reasunción de datos y los tipifica en algún personaje, quebajo esta consideración, resulta ficticio» (S. CASTRO, «El sorprendente Jesús deMarcos», en Revista de Espiritualidad 47(1988), 10.

74 Cf. R. AGUIRRE MONASTERIO y A. RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios Sinóp-ticos y Hechos de los Apóstoles. Estella (Navarra), 1992, 140-143.

376 SECUNDINO CASTRO

Jesús, recorre de forma implícita cada una de las perícopas, pues notienen otra pretensión que alumbrar una humanidad nueva, fraterna,de hijos de Dios, e iguales. Una humanidad de iguales, en la quedesaparecen todos los privilegios75. Para ello se impone la transfor-mación de Israel, el núcleo de donde parte Jesús. El A.T. tiene queser leído desde nuevos parámetros. (12,24). Con esta nueva lecturamuchos de sus pasajes quedarán abolidos, pues estaban orientados auna nueva luz, su cometido era transitorio. El Jesús de Marcos sesepara en casi todo de la interpretación rabínica de su tiempo, sin-tiendo una predilección especial por los paganos76.

Como hemos dicho, Marcos parte de la historia real de Jesús,que ordena con vistas al proyecto que se ha prefijado, a través de unprofundo sentido simbólico. Así el ciego de Betsaida (8,22-26) quees curado en dos momentos, explica el doble proceso del evangelio:hasta la crisis de Galilea (8,31ss) y desde la crisis de Galilea a laresurrección ( 8,34-16,8)77. El ciego de Jericó (8,46-52), que está alas afuera de la ciudad mundana, y arrojando su manto se pone deun brinco ante Jesús, que le cura y al que sigue en el camino,representa el proceso de renuncia que debe hacer el auténtico discí-pulo. La hija de Jairo (5,21-43), resucitada por Jesús, en un relatolleno de colorido y de belleza con alusiones veladas al Cantar de losCantares78 (5,40), significa la comunidad cristiana surgida del ju-daísmo. La Hemorroísa (5,25-34), que se extingue en sangre, repre-senta a la sinagoga79 traumatizada por las purificaciones que nohacen otra cosa que sumergirla más en su enfermedad; por eso los

75 Cf. J. MATEOS y F. CAMACHO, El evangelio de Marcos, o.c., 19-22.76 Cf. J. MATEOS y F. CAMACHO, El Evangelio de Marcos, o.c., 26-27.77 Cf. S. CASTRO, El sorprendente Jesús, o.c., 14-15.78 J. MATEOS y F. CAMACHO apoyados en la opinión de Derrett, escriben: »La

presencia de la “madre” indica también el sentido nupcial de la escena (Cant 3,4:“en la casa de mi madre”); el padre y la madre han de entregar a la esposa. Losdiscípulos que habían ido con Jesús son los “amigos del esposo” (2,19), que loacompañan en la boda y hacen de testigos» (El evangelio de Marcos, o.c., 493).

79 No se trata, como se pensaba en la antigüedad, de una interpretaciónalegórica al margen del pensamiento de Marcos. Nosotros pensamos que ése esel sentido que Marcos da al hecho que narra. Junto con el dato histórico elevangelista descubre un sentido más hondo, simbólico, que forma parte delentramado del libro. Sobre la interpretación alegórica, cf. J. GNILKA, El Evan-gelio, I, o.c., 257.

LA MISIÓN EN MARCOS 377

médicos —los enviados del A.T—, lejos de curarla, la han puestopeor. La hija de la mujer sirofenicia (7,24-30) representa a la iglesiapagana. Las dos iglesias cristianas son simbolizadas por dos joven-citas. Contrasta esta vitalidad con la de la Hemorroísa (representa-ción de la sinagoga) que se extingue.

Pero el sentido simbólico no sólo se halla en los personajes,también puede encontrase en los lugares, en las situaciones y lasnarraciones. Así, la doble multiplicación de los panes (6,30-44; 8, 1-10), con diversos número de panes y de peces, de comensales y degestos, expresan la realidad de las dos iglesias antes mencionadas.En fin, Marcos es imprevisible y muy concentrado. Se puede decirque los relatos remiten a dos perspectivas: la así llamada históricay la simbólica, que corre por debajo. Marcos en este sentido son dosevangelios. Es difícil encontrar algún dato que no trasparente unarealidad simbólica. En una palabra, con datos acerca de Jesús, nostraza un auténtico proyecto teológico. La insistencia, por otra parte,en poner las narraciones en presente, lejos de ser un elemento gra-matical de la koiné, «presente histórico», equivalente al pasado, esun modo de hacer llegar la narración a cada discípulo trascendiendola circunstancia histórica80.

LA TRANSFORMACIÓN DE ISRAEL

Con lo dicho anteriormente nos encontramos capacitados paraemprender este aspecto que hemos llamado el proyecto del misione-ro o el sentido de la misión81.

Antes de proclamar el anuncio de la buena nueva, Jesús se su-

80 «A pour but de faciliter l´appropriation par les lecteurs des activités etdes paroles de Jésus et de ses disciples historiques en effaçant la distancechronologique» (E. TROCMÉ, L´Évangile selon Saint Marc. Genève, 2000, 10).

81 Ahora trazamos una visión muy personal del evangelio en el que hacemosver que en Marcos existe un proyecto teológico-espiritual-cristológico. Hoyexiste unanimidad entre los exegetas en este presupuesto. Cf. R. AGUIRRE MO-NASTERIO y A. RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios sinópticos, o.c., 129-164. Notodos los especialistas coinciden en identificar el proyecto de Marcos y sonmuy pocos los que logran integrar todas las unidades de su evangelio en esavisión de conjunto.

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merge en lo más profundo de Israel: en el Jordán y el desierto (1,1-8), aunque él ha surgido del Israel más abierto, de la zona deGalilea (1,9), donde los judíos vivían mezclados con otros pue-blos82. La salvación como más tarde dirá Jesús en Juan viene de losjudíos (Jn 4,22), pero todo el entramado judío debe desmontarse.Es cuanto va hacer el Jesús de Marcos. Su primer acto será la elec-ción de cuatro discípulos (1,16-20) junto al mar (lago). Con lo quese indica que su llamada va a tener un carácter universal: cuatrojunto al mar. Sin demora purificará la sinagoga (1,21-28), que ajuicio del evangelista está endemoniada. También purificará la casade Pedro (1,29-31), que él va utilizar para su predicación, liberán-dola del nacionalismo ardiente que la aqueja y, finalmente, liberaráa los leprosos de la marginación del desierto (40-45). Un aire fres-co de liberación y de vida recorre la zona de Galilea en esta pri-mera salida de Jesús83.

Israel queda así preparado para abrirse a los gentiles. Es cuantose significa en el paralítico (2,1-12), al que introducen en la casa,por el techo, en la casa en la que Jesús estaba exponiendo el mensaje(ton logon) 84. La casa de Israel ha sido destechada, abierta a nuevoshorizontes. Por eso Jesús añade a Leví (2,13-14), de carácter gentil,a sus cuatro discípulos. Ya son cinco: el nuevo Israel, gentiles yjudíos. Es el momento de celebrar un banquete con judíos y paganos(2,15-17). Ya tenemos la nueva comunidad85, que el evangelistaadorna de carácter nupcial (2,18-22) —llama a Jesús el novio—,86 yde talante festivo y libre (2,23-3,6). Ante esta nueva forma de ser lagente se siente entusiasmada por Jesús (3,7-12). Llega el momentode dar un mínimo de institucionalidad a este movimiento ya tan

82 Cf. E. TROCMÉ, L´Évangile, o.c., 40-41.83 «La “jornada de Cafarnaún” no se sostiene por sí sola; está señalando

algo que ocurrió antes (“entran en Cafarnaún”): luego Jesús no está solo; serecuerda la vocación de los discípulos y se abre a un “después” (“vayamos aotra parte”: 1,38). De hecho, la unidad comienza en el versículo 14» (J. DELOR-ME, El evangelio según Marcos. Estella, 1986, 35).

84 Esa expresión significa ya la predicación cristiana; cf. R. PESCH, DasMarkusevangelium, I, o.c., 154.

85 El remiendo de tela nueva sobre el vestido viejo pone de relieve laincompatibilidad del proyecto de Jesús con el pasado Cf. R. PESCH, Das Mar-kusevangelium, I, o.c., 176.

86 Cf. P. LAMARCHE, Évangile, o.c., 106-107.

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distante del mundo judío. Y Jesús al igual que Moisés87 sube almonte y allí instituye a su doce discípulos (3,13-19). En algunossobrenombres que les otorga se adivina su comportamiento a lolargo de su proceso religioso al lado de Jesús88. Los Doce no logra-rán integrar el mensaje hasta después de Pascua. Serán una auténticapesadilla para el Maestro. El distanciamiento que se está producien-do entre el movimiento de Jesús y el judío es tan grande que elevangelista lo pone de relieve mostrando el enfrentamiento entreJesús y sus familiares (3,20-21.31-35), que llegan a afirmar que estáfuera de sí. Efectivamente, Jesús está fuera de todo: salido del Padre(1,35-39), de su familia carnal, de la mentalidad de Israel (3,22-30),lejos de sus discípulos, y fuera de él mismo, pues no tiene ningunapretensión egocéntrica. Su yo está orientado a proclamar a todos labuena noticia; el evangelio, el Abbá.

Y es ahora cuando Jesús se decide a exponer la dinámica de suevangelio en forma de parábolas (4,1-36). Las parábolas no son lasenseñanzas de Jesús, sino la estrategia que preside toda actuación delReino. Es la presencia de Dios y de su gracia cuando un hombre seha abierto al evangelio89. Son llamadas que intentan hacer salir alhombre de los estrechos márgenes de su concepción de los valores,de la alegría y de la comprensión de uno mismo. Es el nuevo estiloque impone la gracia. Con esto Jesús ha configurado ya un tanto sunueva comunidad.

Por eso este mismo día (4,35-41), el de las parábolas, intentaatravesar el mar y dirigirse a regiones semipaganas90 para llevarlesel mensaje. Allí, a la otra orilla, se encuentra con el endemoniado

87 Cf. J. MATEOS y F. CAMACHO, El Evangelio, I, o.c., 310-311.88 Así a Simón a quien puso el nombre de Pedro. Para la generalidad de los

autores este nombre significaría el puesto y la función centrales que va a des-empeñar Pedro. Pero este puesto no está nada claro en Marcos. Incluso en unmomento se opone a Jesús. Por eso para otros autores Pedro=Piedra significaríala obstinación, para otros piedra vacilante: «Jesús cambia de nombre a tres desus discípulos: a Simón le llama Pedro (=el Piedra), para indicar quizá contono irónico (piedra vacilante que nunca está firme), su función ulterior en laIglesia; los zebedeos reciben el nombre de Boanerges (=Truenos), quizás tam-bién con ironía, pues serán violentos en provecho propio [cf 9,38; 10,37]» (X.PIKAZA, Pan, casa, palabra, o.c., 84, nota, 6).

89 Cf. R. PESCH, Das Markus evangelium, I, o.c., 256.90 Cf. E. TROCMÉ, L´Évangile, o.c.,142.

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de Gerasa (5,1-20), que representa este tipo de gente, y después decurarlo de su extremismo religioso, no le permite que le siga, y leenvía a su tierra, a los suyos, para que predique ese nuevo mensaje91.El endemoniado será el primer misionero, que más tarde abrirá elcamino a Jesús en tierra de gentiles (7,24-37).

Después de regresar de la otra orilla, es decir, de la parte orientaldel mar, a la parte más judía, Jesús se encuentra con que la hija deljefe de la sinagoga, Jairo (5,21-43), se muere y la Hemorroísa (5,25-34) se extingue en sangre. Ambas mujeres, como ya hemos dicho,expresan bien la situación de Israel. Las dos forman un todo92. Sonmuchos los datos que las unifican, pero representan aspectos diver-sos de la realidad judía. La Hemorroísa es la sinagoga y la niña, hijade Jairo, es la hija de la sinagoga. Marcos no lo dice, pero en elrelato, la niña hace las veces de hija de la Hemorroísa. Jesús cura ala sinagoga y de ella saca su comunidad judía, la niña, hija de Jairo,jefe de la sinagoga. Jesús ya tiene su comunidad judeo-cristiana. Alresucitarla, Jesús dice algo sorprendente: que den de comer a laniña. Pronto hará para ella la primera multiplicación de los panes(6,30-44). El pasaje, como ya explicábamos está narrado a base deelementos de la tradición judía.

Pero antes, a causa de la fundación de esa comunidad extraída deljudaísmo, la gente se preguntará lógicamente por la realidad de estehombre. Cuáles son sus orígenes (6,1-6a)93. Al principio, el evange-lista le presentó como Hijo de Dios, ahora la gente dirá que es hijode María; no se le reconoce padre alguno. José está totalmente ausen-te del evangelio de Marcos. ¿Es que José ha muerto ya? ¿Se trata deuna crítica de la gente a la confesión cristiana de la concepción vir-ginal?: ¿Hijo de María Virgen? ¿Hijo de Dios e Hijo de María?

Ante la realidad de Jesús que se impone, Juan Bautista ya notiene sentido 6,14-29)94. Su mensaje y su martirio, sin embargo,sirven para luz de los discípulos de Jesús. De ahí que se relate su

91 Con acierto titula Gnilka el pasaje: «Un poseso se convierte en predica-dor» (El Evangelio, I., o.c., 231).

92 Cf. J. DELORME, El evangelio, o.c , 48-49).93 Es éste uno de los pasajes más difíciles de Marcos.94 Otros piensan que Marcos inserta aquí esta narración porque tiene cos-

tumbre de presentar a Jesús siempre junto con sus discípulos; pero como ahora

LA MISIÓN EN MARCOS 381

ajusticiamiento cuando Jesús envía a sus discípulo a la misión (6,6b-13), en la que como todavía no predican el evangelio, sino el men-saje de Juan, se les permite ver en la vida de éste algo que tambiénles puede acontecer a ellos.

Y es ahora, al regreso de la misión, cuando viene la prime-ra multiplicación de los panes (6,30-44), que representa la cenapara la comunidad judeo-cristiana95, simbolizada en la hija de Jairo.Todos los elementos que la constituyen son de carácter judío. Enla multiplicación de los panes se encierran muchas cosas. Se ponede relieve ante todo el sentido del evangelio, que es fundamen-talmente comunidad. La comunidad encuentra sentido en la perso-na de Jesús, que se preocupa en seguida por el alimento del gru-po96. En los panes se reflejan la Eucaristía97, la comunidad debienes y la unión entre la palabra y el alimento. Es un anticipode lo que será la cena pascual de la comunidad cristiana, al mis-mo tiempo que el pasaje ya está leído desde allí. Pero los discípu-los no comprendieron su misterio. Así lo indican los sucesosque tuvieron lugar durante la travesía del mar (6,45-52)98. Jesúspretende que vayan a Betsaida, hacia territorio gentil, y ellos sevolvieron a la parte occidental del lago, hacia sus instituciones(6,53), su mundo. Se niegan a hacer el éxodo. Y en este territoriode puro judaísmo Jesús queda reducido casi a hacer de un merocurandero (6,53-56).

Pero aquí va a tener lugar el enfrentamiento más duro con elrabinismo (7.1-23). El evangelio se opone a considerar que hayacosa buenas y cosas malas. La bondad y la maldad no están en loexterior, sino en el corazón99. Ante la casuística judía Jesús adopta

se van a predicar y Jesús se queda solo, no sabe qué hacer con su personaje,y resuelve la dificultad narrando el martirio del Bautista; cf. J. DELORME, ElEvangelio, o.c., 55-56).

95 Cf. J. MATEOS y F. CAMACHO, El evangelio de Marcos, o.c., 59-90.96 Aunque no sea lo primordial; cf. R. PESCH, Das Markusevangelium, I,

o.c., 350.97 Aunque la opinión de los autores no es unánime al respecto. Gnilka

considera insegura la vinculación de la multiplicación con la última cena. «NiMarcos ni la tradición anterior a él se esforzaron lo más mínimo por estableceruna armonización con la tradición de la cena» (El Evangelio, I, o.c., 305).

98 R. Pesch observa en la oscuridad en que se halla la barca sentidos mis-teriosos; Das Markusevangelium, I, o.c., 360.

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una actitud de soberanía. Habla, como en otras ocasiones confirmaMarcos, con autoridad. Con este enfrentamiento, Jesús rompe con elrabinismo. Por eso, terminada la discusión, se marcha a regionespaganas (7,24).

En la curación de la hija de la sirofenicia (7,25-30), Marcosdescubre la Iglesia pagano-cristiana de Jesús. También aquí se de-nota algún rasgo de posible conexión con el Cantar (7,30)100. Eldiálogo de la pagana con Jesús es sumamente encantador y denotaque ya tiene fe en Jesús101. Ella le va a pedir que le conceda sola-mente comer las migajas que caigan de la mesa (del judaísmo o dela comunidad judeo-cristiana de Jesús) y éste le promete un nuevobanquete para ella, que será la segunda multiplicación de los panes.A esta curación hay que unir la del tartamudo sordo (7,31-37) situa-do también en contexto pagano. La mención de la Decápolis (7,31)quizás nos remita al endemoniado de Gerasa (5,20) que se marchópor esta región predicando a Jesús. El semipagano de Gerasa, fue elmisionero que condujo a los paganos a la fe. El tartamudo102 sordoexpresa la situación en que se hallaba el paganismo, de quien se diceque al curarlo Jesús se le soltó la atadura de la lengua y hablabacorrectamente; frase muy parecida a la que Jesús dijo de la sirofe-nicia. Las dos figuras, femenina y masculina, muestran la situacióndel paganismo, mientras que en la niña se refleja el icono de laIglesia pagano-cristiana de Jesús.

La segunda multiplicación de los panes (8,1-10)103, toda ellasalpicada de referencias paganas, está orientada a esta comunidad.Terminada la multiplicación, Jesús regresa a la parte occidental,

99 Magníficas las observaciones de X. Pikaza a este capítulo, Pan, casa,palabra, o.c., 174-186.

100 Anota Marcos «que la niña estaba echada en la cama»; posible alusióna Ct 3,1, aunque no se usa el mismo término griego en Mc que en los LXX paranombrar el lecho, quizás porque se trate de una pagana.

101 «Por lo que has dicho» (dia touton ton logon).102 Sobre el sentido del tartamudo sordo véase la propia opinión y las de

otros autores en J. MATEOS y F. CAMACHO, El evangelio, II., 184-186.103 «Para los lectores cristianos del evangelio de Mc la sentencia de Jesús

acerca del pan de los hijos traía a la memoria la primera multiplicación de lospanes, en la que fueron saciados los miembros del pueblo de Dios, los hijos.En la segunda multiplicación, participaron también los paganos de la Decápo-lis. Así el episodio de la mujer pagana sella la transición entre estos dos ban-

LA MISIÓN EN MARCOS 383

donde ante un hecho tan inaudito —el haber abierto su mensaje nosólo a los judíos, sino también a los paganos— los fariseos ya no lepiden un milagro, sino una señal del cielo, y se ponen a discutir conél (8,11-13). El los abandona, sube a la barca y se dirige con susdiscípulos a Betsaida (8,13), a donde había querido ir después de laprimera multiplicación (6,45), pero que, como sabemos, se opusie-ron sus discípulos. Y en el camino les explica el misterio de lospanes104 y les acusa de no ver ni oír teniendo ojos y oídos. Siguencon su mente embotada, como antes nos ha recordado Marcos.

EL PROYECTO MORAL DEL ENVIADO.

La narración del curioso milagro del ciego de Betsaida (8,22-26)105 con la confesión equívoca de Pedro (8,27-33), que confiesa aJesús Mesías, pero de índole terrenal, divide el evangelio en dosmitades: lo anterior y lo posterior: segunda sección de Galilea (8,34-10,52) y la de Jerusalén (11,1-16,8). En esta segunda sección deGalilea Jesús expondrá sus enseñanzas morales. La de Jerusaléncomprenderá tres partes: enseñanzas dogmáticas (11,1-12,13,36)Pasión (cap. 14-15) y Resurrección. (cap. 16).

Como los discípulos por boca de Pedro (8,32-33) están identifi-cando la misión de Jesús con un proyecto judío terrenal, de poder yde dominio, al estilo de este mundo, Jesús comienza a exponer cla-ramente las exigencias del seguimiento. Y sin más preámbulos, diceMarcos: «Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debíasufrir mucho» (8,31). Se trata del primer anuncio de la Pasión (8,27-33). Ante tales palabras, Pedro se enfrentará a Jesús. Con esta acti-tud Pedro muestra claramente que su visión del mesianismo no era

quetes mesiánicos; los paganos desde ahora toman parte en el banquete mesiá-nico, que para la comunidad cristiana se renueva en la mesa eucarística»(A.PRONZATO, Un cristiano comienza a leer el evangelio de Marcos, Salaman-ca,1982, II,362).

104 Cf. R. PESCH, Das Markusevangelium, I, o.c., 414-415.105 Creo que pocos han interpretado tan honda y bellamente este pasaje

como J. Mateos. Lo hace en varios de sus escritos: cito como muestra su obra:Los «Doce» y otros seguidores de Jesús en el evangelio de Marcos, Salamanca,1982, 268-269.

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la de Jesús106. Estas enseñanzas van a estar jalonadas por tres anun-cios de la Pasión107, con lo que se significa el sentido de las mis-mas108. Jesús propone la renuncia más absoluta (8,34-38). Hablaráde negarse a sí mismos, de perder la vida para recuperarla. Pero setratará de algo con lo que el hombre no se autodestruye, sino quepor el contrario, al donarse, se encuentra a sí mismo. Marcos parahacer ver el sentido cristiano de la renuncia narra a continuación deestas palabras tan severas de Jesús la transfiguración (9,1-14), comoqueriendo advertir que hacia ahí se dirige la negación propuesta109.De todos formas, no pretende aminorar la radicalidad de ésta, poreso nos inserta el milagro del niño epiléptico (9,14-30), que echandoespumarajos y retorciéndose, muestra el esfuerzo que supone laentrada en el reino, a la que sólo con el grito de la oración y por elpoder de Jesús se consigue franquear110.

Jesús aborda en seguida la cuestión sobre quién es el mayor,anhelo que se esconde en el corazón de todo hombre. En la casay en una escena verdaderamente encantadora y llena de simbolismo(9,33-37), Jesús sentencia que el mayor es aquel que más sirve. Larenuncia a la que antes se refería se reducirá a esto. La misión noconsiste primeramente en predicar, sino en servir. El servicio habráque llevarlo hasta su totalidad. Incluso hasta no adueñarse de ladignidad de ser discípulo, aunque ésta sea la más alta, a condición

106 «Pedro representa el papel del diablo al sugerir que Jesús debe compor-tarse como el libertador político de las esperanzas populares»( E. J. MALLY,Evangelio según San Marcos, en «Comentario Bíblico San Jerónimo», III, Ma-drid, 1972 ,111).

107 8,31-33; 9,30-32; 10,32-34).108 En la segunda y tercera se hablará de «ser entregado»; expresión que

algunos autores leen como un pasivo divino; cf. R. PESCH, Das Markusevan-gelium II, o.c., 99-100.

109 Cf J. GNILKA, El Evangelio, II, o.c..,42-44.110 El relato significa la situación extrema en que se hallaba Israel. El que

sola la oración pueda dar una respuesta al problema indica que Marcos sitúa elmilagro dentro del proceso de renuncia que Jesús va exigiendo a sus discípulos.Pueden verse algunas interpretaciones en J. MATEOS y F. CAMACHO, El evange-lio de Marcos, II., o.c., 347-348.

111 «Los cristianos tienen siempre, como grupo, la tentación de dominar,siendo así que la ley que da Cristo a la existencia de su grupo es la de servir.Este texto sigue siendo actual en nuestro debate sobre la Iglesia en medio delmundo»( J. DELORME, El evangelio, o.c., ,84).

LA MISIÓN EN MARCOS 385

de que se entienda como entrega111, que se expresa magníficamenteen los pequeños (9,38-50). Ya más en concreto, Jesús va abordartres temas que de una forma o de otra absorben la vida del hombre:la sexualidad (divorcio), las riquezas (el hombre rico) y el poder(la pretensión de los Zebedeos)112. Entre la sexualidad y las rique-zas se inserta el pasaje de los niños. La frase: «El que no recibael Reino de Dios como un niño, no entrará en él» (10,15), explicael pensamiento de Jesús con respecto a esas otras dos realidades.Jesús no condena la sexualidad (10,1-12) ni las riquezas (10, 17-31), pero al igual que el niño no acepta nada a cambio de la madre(10,13-16), así, las cosas de este mundo adquieren sentido en lamedida en que no nos separen de Dios. Para Jesús sólo existen dosvalores, reducibles a uno: Dios y los otros. La sexualidad y lasriquezas sirven en la medida en que estén en función de Dios y delhermano. Jesús condena el divorcio (10, 1-12) y a los ricos (10,17-31) porque considera a los hombres que se hallan en esa circuns-tancia como seres que han puesto ahí su corazón. Si se lee enprofundidad la cuestión del divorcio, tal como la plantea Marcos,va más allá de un problema jurídico; es todo un hecho afectivo yde amor.

En cuanto al problema del poder, Jesús ya le había dado res-puesta (9,33-37). Ahora se plantea de nuevo porque los discípulosquieren los primeros puestos en el reino futuro (10,35-45)113. Quizásestemos ante un deseo de poder más espiritual. La respuesta de Jesúses la misma. Tendrá el primer puesto el que sea el último (el esclavode todos), es decir, el máximo servidor. La sección de Galilea ter-mina con el servicio. Y como ejemplo de cómo debe ser el discípuloMarcos narra el milagro del ciego de Jericó (10,46-52)114. La gene-ralidad de los exegetas observa en este ciego la imagen del verda-

112 «Esta enseñanza debe comprenderse, como la precedente, dentro de laperspectiva del segundo anuncio de la Pasión y resurrección, que van a ponera los discípulos dentro de una condición nueva» (H. TROADEC, Comentario a losevangelios sinópticos. Madrid, 1972,318).

113 «Su deseo de sentarse a derecha e izquierda de Jesús “en tu gloria”,apenas puede entenderse si no se supone que esperaban un reino mesiánicosobre la tierra. De todos modos, la Iglesia primitiva ha referido “en tu gloria”al reino de Jesús trascendente y escatológico [cf. 8,38]» (R. SCHNACKENBURG, Elevangelio, tomo segundo, o.c., 114).

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dero discípulo. Solo cuando está desasido de todo, después de haberabandonado la ciudad del confort (Jericó), la Niza de Judea segúnLagrange —le queda únicamente el manto y también lo tira—, pue-de dar un brinco y ponerse junto a Jesús, quien le otorga la vista yle sigue de inmediato en «el camino» (en tê hodô). Está preparadopara ir con su Señor a afrontar la Pasión en Jerusalén. Galilea es ellugar del seguimiento. Aquí serán invitados los discípulos a regresarsi quieren ver resucitado a Jesús (16,7).

ENSEÑANZAS DOGMÁTICAS EN JERUSALÉN

Marcos presenta a Jesús entrando en Jerusalén de forma solemne(11,1-11)115, pero no comprendido por las turbas que lo aclaman yreciben como rey davídico, rey triunfante, cuando en Jerusalén va asoportar todo género de humillaciones. Su entrada en el templo ypurificación del mismo junto con el símbolo de la higuera (11,12-25) que se seca significan que el templo116 ya carece de sentido. Elmensaje de Jesús hace inútil el templo117. De ahí que se interroguenlos rabinos sobre el hecho de su autoridad. ¿Dónde radica ese po-der? (11,27-31) La parábola de los viñadores homicidas (12,1-12)nos da la respuesta. Jesús es el Hijo del dueño de la viña, de Israel.Se coloca así por encima de todos los profetas e instituciones vete-rotestamentarias, y también por encima de todo poder civil; estácapacitado incluso para determinar el poder del César (12,13-17).

114 «Un itinerario ejemplar de fe e iluminación, llamada y seguimiento»(L. A. SCHÖLKEL, Biblia del peregrino, II, o.c., 132).

115 «Se trata de la entrada de Jesús como Mesías, aun cuando algunos co-mentaristas se sientan inclinados a negar este aspecto del acontecimiento. Larelación con el monte de los Olivos, el encargo de ir a buscar el borrico, laalusión al “reino de nuestro padre David” dan a la entrada un matiz mesiánicoimplícito. Mc no ha introducido alusiones al cumplimiento del A.T. como lasque encontramos en Mt» (E. J. MALLY, Evangelio, o.c.,123).

116 El monte que puede ser sepultado en el mar por el poder de la oraciónjuzgamos que es el monte del templo, en contra de algunos que piensan que esel monte de los Olivos; cf. R. PESCH, Das Markusevangelium, II, o.c., 204.

117 «Conforme a su sentido habitual, Mc ha sustituido el templo judío porJesús, que es principio y sentido de la casa/nave de Dios, lugar de reunión(plegaria) y de salvación para los humanos»(X. PIKAZA, Pan, casa, palabra,o.c., 319).

LA MISIÓN EN MARCOS 387

Dentro de estos poderes y en medio de estas declaraciones afirma laeternidad del hombre: la resurrección de los muertos (12,18-27),como proyecto adonde se dirigen las Escrituras y el mandamientoprincipal (12,28-34) de las mismas: el amor total a Dios y al hombre(prójimo). Y en pleno Jerusalén termina proclamándose Señor deDavid (12,35-37)118. No es su descendiente, sino su Señor. Su rea-leza tendrá otro contenido.

Y una vez más, se finaliza esta nueva sección mostrando que lasuprema grandeza se halla no en la búsqueda del interés propio comohacen los letrados (12,38-40), sino en la entrega de la vida comomuestra el pasaje de la viuda (12,41-44)119. Este relato hace inclusióncon la segunda sección de Galilea cuando empezó a hablar a susdiscípulos de la renuncia (8,34-38) como algo necesario para la sal-vación. El pasaje de la viuda concluyendo una sección de temasdogmáticos nos indica dónde se hallan las pretensiones teológicas deMarcos. La fe sólo se puede dar en un corazón vacío y desasido.

LA MISIÓN EN LA PASIÓN.

Ya hemos visto algunos elementos centrales, como Getsemaní yla muerte de Jesús. Son la cumbre donde la misión se expresa conmáxima intensidad. Los otros sucesos ponen de relieve el talante delmisionero que ha llegado a esa meta120. En la Pasión121 Marcos re-calca lo dramático y chocante del dolor de Jesús. Se abre con la

118 «Jesús no se ha designado personalmente de ese modo, sino que másbien descubre y expresa de manera indirecta sus pretensiones; pero la comuni-dad postpascual esclareció después estas pretensiones de Jesús» (R. SCHNAC-KENBURG, El evangelio, tomo segundo, o.c., 187).

119 «Con estas palabras termina el ministerio público de Jesús en el evan-gelio de Marcos. Ha querido conservar para todas las edades(...) la figura deesta pobre viuda anónima: Una lección y una denuncia»(L. A. SCHÖKEL, Bibliadel peregrino, III,o.c., 137).

120 «El relato de la Pasión según san Marcos se presenta como culminacióny acontecimiento que corona la vida de Jesús, finalmente, reconocido comoMesías; constituye por tanto, el clímax de su euanggelion»(E. J. MALLY, Evan-gelio, o.c., 140).

121 Como en otros relatos hace algunas alusiones misteriosas de no fácilinterpretación: «¿Qué sentido puede tener la huida del muchacho desnudo enGetsemaní (14,51-52), el rechazo del narcótico (15,23) y, entre los prodigios

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unción de Betania122 (14,3-11), que es el único suceso positivo. Unamujer, en nombre de la comunidad auténtica unge a Jesús con losmejores de sus perfumes en agradecimiento a su entrega. Sigue lapreparación a la cena (14,12-16), la cena misma (14, 17-31) envuel-ta en la incomprensión de los discípulos, el anuncio de la traición yde las negaciones de Pedro. La cena y la Eucaristía se desarrollan enun ambiente de suma tristeza. Son la preparación al prendimiento(14,43-52). Entre el encuentro con las autoridades judías123 que lecondenan a muerte y con Pilato que decide la ejecución (14,53-15,20) se hallan las negaciones de Pedro; todos terminan con eldesprecio más absoluto, burlándose y mofándose de él. Marcoscontempla la Pasión de Jesús como el ámbito donde éste quedareducido a la ignominia más profunda. «Abandonado por el Padre»en la agonía, y ahora despreciado por las autoridades políticas yjudías. En la cruz se alcanza ese aniquilamiento que no es capaz dedesestabilizar el amor de Jesús al Padre, que se muestra ahora másfuerte que nunca, como ya explicamos.

Decíamos que al principio la mujer que le ungió (14,3-11) repre-sentaba la comunidad cristiana futura, que en germen comprendía elamor de Jesús. Pero ahora, todos los futuros seguidores de Jesús:José de Arimatea (judío:15,42-47) y el grupo de mujeres (represen-tantes de la comunidad cristiana:15,40-41) han perdido la esperan-za124, pero no han dudado de su amor, aunque el ha guardado silen-cio absoluto, de igual modo que él no dudó del amor del Padre, que

que envuelven la muerte de Jesús, esas “tinieblas” que caen sobre la “tierra” ola desgarradura del velo del templo? O aún, ¿a qué alude el evangelista cuandoescribe a propósito del centurión del calvario: “Al ver que [Jesús] había expi-rado así” (15,39)?» (S. LÉGASSE, El proceso de Jesús, o.c., 23).

122 «Ante la inminencia de la muerte de Jesús, Mc señala la actitud de dosgrupos de seguidores: el primero está representado por una mujer que unge aJesús, figura de la perfecta respuesta a su amor; el segundo, por los que pro-testan por el gesto de la mujer. En la perícopa no aparece el término “discípu-los”» (J.MATEOS y F. CAMACHO, Marcos, o.c., 239).

123 Es curioso que Marcos no nos ofrece el nombre del sumo sacerdote; cf.R. PESCH, Das Markusevangeliun, II, o.c., 425.

124 «[José] cierra el sepulcro con la losa: la esperanza que él y el pueblohabían puesto en Jesús ha terminado con su muerte... Dos de las mujeres (cf15,40) presencian la sepultura; actúan como testigos del carácter definitivo dela muerte» (J. MATEOS y F. CAMACHO, Marcos, o.c.,280).

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también enmudeció a lo largo de su Pasión. Sólo un rayo de luzilumina la cruz: el centurión (gentil: 15,39)125. A pesar de tantastinieblas, a Jesús no le faltó el amor del hombre, al principio (14,3-11) y al final de su tragedia (15,39-47), aunque fue un amor noteologal, terreno, de amistad. Aun así, el Misionero terminó en elmás absoluto desamparo, pero el amor de su corazón fue más fuerteque la muerte y proclamó que esas tinieblas no eran capaces deocultar su amor al Abbá o, mejor, que en esas tinieblas era dondemás brillaba el amor de ése que Jesús llamaba Ternura.

EL MISTERIO DEL EVANGELIO DE MARCOS

El final de Marcos sumerge a su evangelio en un profundo in-terrogante126. ¿Se trata de una proclamación de la Teología de laCruz? Todo lo anterior resulta atractivo y bello. Pero que el Mesíastenga que morir para que esto se realice y también como se deducedel evangelio tengan que hacerlo sus seguidores, ¿implica que latransformación de los hombres y de las instituciones debe ser per-manente? ¿Que el gozo evangélico nada tiene que ver con las rea-lidades mundanales que siempre deben ser sobrepasadas? ¿Estamosen el núcleo más puro de San Juan de la Cruz y de los místicos? Esopienso. Hacia ahí se dirige el sentido de la misión en Marcos. LaMisión consistió en manifestar a los hombres su propia historia. El

125 La mayoría de los exegetas ven en esta proclamación de un pagano juntoa la cruz de Jesús uno de los momentos más encumbrados de la teología deMarcos y del proceso creciente de su evangelio; en contra de esto, puede verseE. TROCMÉ, L´Évangile, o.c., 370).

126 Como se sabe el texto de Marcos termina en 16,8. Ninguno de losdiversos finales que se conservan fue escrito por él. 16,7-8 los dos versículosfinales de Marcos ofrecen gran dificultad a la hora de su interpretación. Pareceser que la orden de ir a Galilea no debe entenderse geográficamente, sino quese trata de una visión teológica: los discípulos deben ahora hacer en su vida lomismo que un día realizara Jesús: todo un proceso de renuncia. Hecho estocomprenderán de verdad que el Señor ha resucitado. Esto evidentemente noniega las apariciones en Galilea, pero supone que la experiencia pascual requie-re la experiencia de la cruz: «Hemos advertido ya desde el principio que lageografía de Marcos es una geografía teológica: Galilea se convierte en el lugardel anuncio del reino, en la cuna del evangelio. Judea es el lugar del rechazo»(A. PRONZATO, Un cristiano comienza, o.c., 143).

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envío del Padre se expresó en la toma de conciencia de ese misterio,y la ternura, eso que constituye lo más hondo del hombre, se dejóver en el abandono, el desamparo y en la muerte, y ¡de cruz!127. Laresurrección supone la confirmación de todo el proyecto del misio-nero. De hecho, el mandato del ángel a los discípulos y a Pedro deir a Galilea para verle, de cualquier modo que se interprete, suponela confirmación de la actuación y predicación de Jesús.

127 Escribe A. R. CARMONA hablando del evangelio de Marcos: «La estruc-tura de conjunto pone de relieve el carácter de revelación trágica que tuvo laobra de Jesús» (R. AGUIRRE MONASTERIO y A. RODRÍGUEZ CARMONA, Evangeliossinópticos y Hechos de los Apóstoles, o.c., 144).